Revista OnOba
2017, Nº 05, 103-121
ISSN: 2340-3047
Trabajo del hierro en la CeuTa islámiCa
Smithing work in Islamic Ceuta
juan aurelio Pérez maCías
josé manuel Pérez rivera
FranCisCo Pereila molina
silvia nogueras vega
Recibido: 13/03/2017
Revisado: 29/03/2017
Aceptado: 19/05/2017
Publicado: 23/06/2017
resumen
absTraCT
Se estudian en este trabajo los artefactos
metalúrgicos exhumados en una excavación
arqueológica preventiva llevada a cabo en el casco
urbano de Ceuta, en conexión con una estructura
de combustión que se ha interpretado como un
hogar de forja. En paralelo a lo que sucede en otros
asentamientos islámicos medievales de las costas de
la Península Ibérica, se relaciona este tratamiento
de minerales de hierro con la construcción naval.
Se incide en la importancia de esta actividad desde
al menos el siglo VI d.C. y su etapa de apogeo a
partir de la segunda mitad del siglo XII con el
establecimiento de la escuadra almohade en esta
ciudad.
In this article are studied the archeometallurgical
remains exhumed in an archaeological excavation
located in the centre of Ceuta (Spain, North Africa),
in connection with a structure of combustion that
has been interpreted like a forging workshop. As
happens with other medieval Islamic settlements on
the coasts of the Iberian Peninsula, the treatment
of iron ores is related to shipbuilding industry. The
importance of this activity is palpable since the
6th century, but even more in the second half of
the twelfth century with the establishment of the
almohade leet in the city.
Palabras Clave
Key words
Norte de África; Ceuta; forja; medieval islámico;
construcción naval.
North Africa; Ceuta; forge; medieval islamic
times; shipbuilding.
japerez@uhu.es
ceutadreams@gmail.com
lerzolita@hotmail.com
103
104
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
inTroduCCión
Ceuta es una ciudad con una ubicación
privilegiada (igura 1) y un largo recorrido histórico
que ha generado una copiosa bibliografía (Villada
Paredes, 2000). Los primeros signos de poblamiento
prehistórico se han detectado en el abrigo de Benzú
y en la cueva de Benzú (Ramos, Castañeda y Bernal,
2005). Por su posición adquiere relevancia durante
la colonización fenicia, tal como ha puesto de
maniiesto la excavación en la Plaza de la Catedral
(Villada, Ramón y Suárez, 2010), y su importancia
comercial se evidencia ya en época prerromana en
las ánforas recogidas en la bahía de Benzú (Bernal
Casasola, 2000), que relejan un intenso tráico
comercial entre los siglos V y II a.C.
En época republicana debería pertenecer al reino
mauritano. A partir de Augusto el reino mauritano
pasó a formar parte de Roma, que puso al frente al
Figura 1. Ceuta y el Estrecho de Gibraltar.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
rey Juba II, pero tras la revuelta mauritana contra
Roma, se conquista deinitivamente Mauritania y
Claudio la divide en dos (42 d.C.), la Mauritania
Caesarensis y la Mauritania Tingitana, a la que
pertenecía Ceuta, que aparece denominada como
Septem Fratres en C. Plinio (Naturalis Historia,
5, 2, 18). Con este nombre es también recogida por
C. Ptolomeo (Geographica, 2, 4, 10) y como statio
en el Itinerarium Antoninianum (I, 2,2). Era
una ciudad estratégica en el paso del Estrecho de
Gibraltar y alcanzó su mayor proyección económica
a partir de época imperial gracias a las industrias
de salazones. Fue promocionada a la categoría
de municipio (Bernal, Pérez y Hoyo, 1999), y la
ocupación romana está certiicada además por
abundantes materiales arqueológicos, restos de un
acueducto (Arcos Quebrados), epígrafes, sarcófagos
y variado material cerámico (Hernández Guerra,
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
2005), entre los que destaca la evidencia epigráica
de un Iseum (Pérez y Bernal, 1995).
Diversos materiales avalan la importancia
comercial de la ciudad en época bajo-imperial
(Bernal Casasola, 1999), siendo signiicativas
también las ánforas (Bernal Casasola 1996a y
1996b), que testiican el volumen de producción y
comercialización de las industrias de salazones en
estos siglos que se prolongan hasta la antigüedad
tardía (Bernal y Pérez, 1996). La circulación anfórica
demuestra las estrechas relaciones comerciales de
Ceuta con otras localidades del Norte de África
y Oriente. En la antigüedad tardía se construyó
además una basílica paleocristiana y a su alrededor
se extendió un área cementerial, que conirman la
consolidación del cristianismo (Fernández Sotelo,
1995 y 2005).
Sería ocupada y saqueada más tarde por los
Vándalos, pero fue recuperada por las tropas
bizantinas a comienzos del siglo VI (Vallejo Girvés,
2005). Dentro de los planes de recuperación de
Justiniano, entre los años 533 y 534 el general
Belisario conquista el reino vándalo del norte
de África. Belisario envió a un legado, Juan, con
el encargo de tomar Ceuta, abandonada por los
vándalos, y la incorpora al imperio bizantino.
Procopio, quien fue assesor de Belisario,
nos comenta la conquista de Ceuta (De bello
vandalico, IV, V, I), y nos dejó también la noticia
de que Justiniano mando restaurar la muralla de
Ceuta y construyó una iglesia dedicada a la Madre
de Dios -Theotokos- (De Aediicis, VI, VII). La
posición destacada que mantenía en la Mauritania
Secunda (Vallejo Girvés, 2012), se acrecentó al
ordenar Justiniano que estuviera bajo el mando de
un tribuno militar y que fuera una estación para la
lota de buques ligeros- dromones- (Cod. Iust. I,
III, 27, 2, 2).
Esta ocupación bizantina debió preocupar a
los visigodos, pues según S. Isidoro el rey Teudis
organizó una expedición a Ceuta, para debilitar el
poder bizantino y evitar la invasión de la península.
La expedición debió realizarse entre los años 542 y
548, pero fue un rotundo fracaso (Fita, 1916).
Se desconoce si siguió siendo una plaza
bizantina o entró en la órbita visigoda, pero según
las controvertidas noticias del Conde Julián fue
también una plaza clave para la invasión musulmana
de la Península Ibérica en el 710 (Vallvé Bermejo,
1989), y parece que en este momento el reino
visigodo de Toledo ejercía una cierta inluencia
105
en la zona (Gozálbes Gravioto, 2011). Desde este
año vuelve a ocupar una posición de privilegio en
las comunicaciones entre la Península Ibérica y el
Norte de África. Así ocurrió ya en la época emiral,
cuando sirvió de refugio a las tropas sirias de Baly
después de su derrota ante los beréberes. Destruida
por los beréberes, es vuelta a conquistar por ‛Abd
al-Rạmān IIII al Nasir en 931 para hacer frente
a la política de los fatimíes (Hita y Villada, 2003).
Por su importancia geoestratégica para el paso
del Estrecho, su puerto adquirió gran desarrollo
comercial y se construyó una nueva muralla (Hita
y Villada, 2004; Villada y Gurriarán, 2013).
Tras la época omeya formó parte de la taifa de
Málaga, de la que se separó en 1061 al convertirse
en reino independiente, hasta que fue conquistada
por los almorávides. En época taifa llegó a
acuñar moneda, a organizar una poderosa lota
y a convertirse en un activo puerto comercial
(Torremocha Silva, 2012).
Finalmente, los almorávides tomaron Ceuta con
la ayuda de al-Mu‘tamid, que había solicitado su
auxilio para hacer frente a las tropas de Alfonso VI
de León. En un principio Yusuf Ibn Tašuin instaló
en Ceuta su corte, donde nació su sucesor Ali Ibn
Yusuf en 1084. En esta época al-Idrīsī la describe
como una ciudad de loreciente comercio gracias a
la pesca del atún y a las industrias de coral (Hita
y Villada, 2011). El paso del Estrecho se realizaba
desde Algeciras hacia Ceuta o Tánger, y Ceuta
destacó entre las ciudades del Estrecho junto con
Tarifa, Algeciras y Tánger (Cherif, 2011). La ciudad
experimentó grandes transformaciones (Martínez
Enamorado, 1998; Ferhat, 1993) y se convirtió en
el principal puerto del Mediterráneo occidental.
Esta prosperidad continuó en época almohade,
momento en el que se construirán más arrabales y
otros ediicios en Ceuta, entre ellos unas atarazanas
(Terrase, 1962).
Desde 1232 Ceuta sufrió los ataques de Ibn Hud
de Murcia y en 1242 los hafsíes tunecinos tomaron
el control de la ciudad, hasta 1249, en el que la
dinastía local de los azafíes se hizo con el gobierno.
Mantuvo su independencia de los meriníes a
cambio de pagar tributo, y en 1278 colaboraron con
ellos para el traslado de tropas para la invasión de la
Península Ibérica. Los azafíes se mantuvieron en el
poder hasta el 1310, en que pasaron a formar parte
deinitivamente del imperio meriní. En 1415 sería
conquistada por los portugueses.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
106
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
A lo largo de esta historia Ceuta ha sido una
ciudad volcada al mar (Pérez Rivera, 2005), y fue
adquiriendo protagonismo, sobre todo como puerto
para el paso del Estrecho de Gibraltar.
inTervenCión arqueológiCa en la Calle
eduardo Pérez orTiz nº 2 (CeuTa).
Los restos metalúrgicos que se estudian en
este trabajo se localizaron en una intervención
arqueológica preventiva llevada a cabo en una
parcela formada por dos terrazas, situada entre las
calles Eduardo Pérez Ortiz y Serrano Orive, en la
zona alta de la Almina (igura 1). La realización de
esta excavación estuvo motivada por un proyecto
de construcción de viviendas, locales comerciales y
garajes, ya que esta zona se encuentra en un área
clasiicada con Nivel 1 de Protección del Patrimonio
Arqueológico por la Ordenanza Reguladora de la
Disciplina Urbanística.
De manera previa se realizaron dos sondeos
estratigráicos por medios mecánicos. El Sondeo
1 tenía unas dimensiones de 0,60 m de anchura
por 6 m de longitud, y se alcanzó una potencia
de 3,80 m. La estratigrafía registrada sobre el
substrato de esquistos alterados estaba formada por
dos muros (M-101 y M-102), que conservaban un
alzado de 1,80 m y tenían una anchura de 0,45 m,
construidos con una fábrica mixta de mampostería
y ladrillos con mortero de cal. Estos muros
estaban relacionados con unidades sedimentarias
de cronología bajomedieval. Sobre estos estratos
medievales descansan niveles contemporáneos muy
ricos en cerámica, vidrios y restos faunísticos, y un
pozo de 0,70 m de profundidad. El Sondeo 2 tenía
unas dimensiones de 6 por 2 m y fue estéril desde el
punto de vista arqueológico.
Tras estas labores de sondeo se realizó una
excavación. La ocupación arranca con un nivel
con estructuras contemporáneas (tuberías y
suelos). Bajo él se encontró un nivel homogéneo de
coloración castaña con restos de fauna y cerámica
medieval (UE 1004). Tras la eliminación de los
restos contemporáneos, emergieron los muros de
una estancia rectangular (M-101, M-102, M-104 y
M-105). M-101 tenía una anchura de 0,50 m, una
longitud de 3 m y una orientación suroeste-noreste.
M-102 tenía la misma dirección y anchura que el
anterior, y una longitud de 1,6 m. De M-104 solo
se conservaban 0,80 m de longitud y apenas unos
0,30 m de anchura. M-105 era el más ancho, junto
al que se identiicó un sedimento compacto con
Revista OnOba, 2017, Nº 05
inclusiones de cal, tejas y ladrillos (UE 1017). La
fábrica de estos muros es de mampostería mixta,
con mampuestos y una verdugada de ladrillos
dispuestos a soga.
En el interior de la estancia formada por estos
muros se localizó una estructura de combustión, de
funcionalidad metalúrgica, que por la abundancia
de escorias se interpretó como un horno de planta
circular (igura 2 y 3). Según la estratigrafía
se construyó en una zona que marcaba un
Figura 2. Pormenores del horno.
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
107
pronunciado buzamiento en dirección este-oeste.
Los muros M-105 y M-101 se levantaron sobre una
fosa de cimentación de 0,40 cm, rellena por tierras
de textura arcillosa-arenosa de color grisáceo (UE
1044), de las que se recuperó un candil de piquera
(igura 4). Sobre este nivel se depositó otro nivel
de unos 10 cm de potencia y buzamiento al norte
(UE 1043), de textura más gravosa, en el que hay
que destacar una gran cantidad de fragmentos de
escoria, que sirven de base al horno (HO 101).
La cámara del horno tiene unos 2,20 m de
diámetro, y está abierta en el espacio entre los
muros M-102 y M-105. Es de forma abovedada, de
una altura de unos 0,5 m, y en su parte superior
presenta una abertura rectangular de 0,46 m por
0,38 m, que haría las veces de chimenea. Sobre el
suelo del horno había un nivel con abundantes
escorias (UE 1045) y sobre ellas un estrato de
colmatación formado por un sedimento de textura
arenosa y color grisáceo, con inclusiones de
carbones, material cerámico, entre los sobresale un
fondo de una jarrita con decoración de cuerda seca
parcial (igura 4), dos anafes y una torre de rueca en
hueso, que deben ser materiales que amortizaron el
uso de la cámara del horno. La estructura del horno
fue construida con una gruesa capa de arcilla que ha
adquirido un intenso color rojo como efecto de la
rubefacción, pero no está escoriicada, es decir, no
ha servido de cámara de reducción.
Por encima del horno aparecía un sedimento
de color verdoso e inclusiones de fragmentos de
mortero blanquecino (UE 1040). Todo ello estaba
relleno por una unidad de textura compacta, con
carbones, restos de fauna, fragmentos de lebrillos y
tejas (UE 1027).
Figura 3. Pormenores del horno.
Figura 4. Materiales arqueológicos asociados al horno.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
108
En los alrededores del horno lo más signiicativo
es un pequeño muro de ladrillos (M-106), que sirve
de soporte a un suelo de ladrillos rectangulares (S102). El muro crea de este modo dos huecos rellenos
por la UE 1033, de textura suelta, arenosa, con
gran cantidad de fragmentos de ladrillos, piedras y
material cerámico. Lo reducido del área excavada
no permite relacionar la funcionalidad de estas
estructuras con el horno.
Por otro lado, la estructura del horno se
localiza entre dos calles (CA 101 y CA 102) y dos
canalizaciones (C-101 y C-102). La primera conserva
una longitud de 4,20 m y una anchura de 0,28, y
continúa fuera de la zona de la intervención.
En la parte meridional del solar se exhumaron
estructuras bajomedievales (M-103), con un nivel
de suelo con fragmentos de ladrillos (S-101) y el
sedimento de derrumbe de los muros de esta fase
(UE 1025), muy ricos en materiales de construcción.
Sobre ellos se encuentra la UE 1022, de textura
arenosa y color castaño, cuyos materiales remiten
a una cronología de ines del siglo XIV y principios
del siglo XV.
Según las intervenciones llevadas a cabo en la
zona de Almina, ésta comienza a ocuparse en un
momento previo al período omeya (siglo X d.C.),
como demuestran los materiales de las calles
Fructuoso Miaja y Real (Hita y Villada, 2007,
116), y desde este sector la ciudad se extendería en
primer lugar hacia el este-norte y posteriormente
hacia el eje norte-sur. Toda esta zona de Almina se
abandonaría a raíz de la conquista portuguesa de
1415 y no volvería a ser ocupada hasta inales del
siglo XVII, momento que coincide con el cerco de
Muely Ismail (1694-1727), pero no acabaría por ser
urbanizada hasta el siglo XIX.
analisis
de los
maTeriales meTalúrgiCos y
CaraCTerizaCión del horno.
De todos los fragmentos de escorias recogidas en
la excavación se han seleccionado cuatro muestras
procedentes de las unidades estratigráicas 1043
y 1045: 1043/1, 1043/2, 1045/1 y 1045/2. Su
analítica se ha realizado en los Servicios Generales
de Investigación y Desarrollo de la Universidad
de Huelva mediante Microsonda de Electrones
(EMPA), con un análisis general mediante ventanas
de muestreo y análisis puntuales de las fases
metalúrgicas y mineralúrgicas presentes en su
espectro microscópico.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
Por su aspecto se podían asociar a la metalurgia
del hierro debido a la intensa oxidación exterior,
propia de las escorias siderúrgicas. Algunas de
ellas daban la sensación de corresponder más bien
a hierros oxidados que se habían convertido en
una masa remineralizada. Su análisis conirma en
parte esta primera autopsia, pero nos detalla otros
pormenores que ofrecen también gran interés.
-1043/1. Es un fragmento de escoria que
conserva aún casi toda la supericie vitriicada.
Su composición general es homogénea, con la
característica composición fayalítica (silicato de
hierro), pero con índice de hierro muy elevado
que la relaciona con el tratamiento de minerales
de hierro. La ausencia de valores detectables de
cobre, plomo y plata conirma está clasiicación. Su
análisis general es el siguiente: 4,67% Al, 20,43%
Si, 67,39% Fe, 1,32% Mg, 1,08% Mn, 1,85% Ca,
1,01% K, y 2,22% Ca (igura 5).
Dentro de la muestra se han diferenciado
varios espectros correspondientes a diversas fases
metalúrgicas y mineralúrgicas. La más abundante
es la de ferrosilicatos, con una composición de:
28,82% Si O2, 64,53% Fe O, 0,09% Al2O3, 0,01% Bi2
O3, 0,007% Cu O, 3,08% Mg O, 0,03% Pb, 1,90%
Mn O, y 1,06% Ca O.
Otra de las fases más abundantes es la wüstita
(óxido ferroso), con una composición muy cercana
al hierro metálico (ferrita): 0,26% Si O2, 97,12% Fe
O, 0,59% Al2O3, 0,02% Cu O, 0,15% Mg O, 0,06% Pb
O, 0,028% S O3, y 0,03% Ca O. Los valores de cobre,
plomo y sulfuro nos informan que en el mineral
de partida se encontraban pequeñas formaciones de
sulfuros de cobre-plomo.
Le siguen en importancia fases de silicatos de
hierro con: 34,78% Si O2, 0,35% Sb2 O5, 20,83% Fe
O, 15,83% Al2O3, 0,20% Cu O, 0,16% Mg O, 0,003%
Pb O, 0,64% S O3, 0,40% Mn O, y 10,75% Ca O.
Junto a estas fases metalúrgicas hemos detectado
también algunas drusas microscópicas de sulfuros
de hierro-cobre (calcopirita) con la siguiente
composición: 0,87% Si, 37,78% Fe, 0,09% As,
51,64% Cu, 0,06% Ag, 68,83% S, y 0,39% Ca. Este
análisis nos ofrece la composición de los minerales
primarios del yacimiento explotado, sulfuros de
hierro-cobre con valores reseñables de arsénico,
plomo y plata. La plata tiene una riqueza de unos
600 ppm (partes por millón) y debe proceder de la
presencia de sulfuros de plomo en la mineralización.
Aunque el mineral dominante es la calcopirita,
109
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
Figura 5. Espectro e imagen microscópica de la escoria 1043/1.
Al2 O3
Si O2
4,67
20,43
67,29
0,09
28,82
64,53
0,03
0,26
97,12
20,83
15,83
34,78
Sb2 O5
0,35
Fe O
Pb O
Bi2 O3
Mn O
Ca O
K
1,32
1,08
2,22
1,01
0,007
3,08
1,90
1,06
0,06
0,02
0,15
0,028
0,003
0,20
0,16
0,64
0,01
Cu O
Mg O
Zn O2
S O3
0,03
0,40
10,75
Tabla 1. Fases metalúrgicas en 1043/1.
en la paragénesis del yacimiento se incluía una
composición más compleja con plomo, arsénico y
antimonio, que aparecen como elementos trazas en
los análisis de las distintas fases metalúrgicas.
-1043/2. Esta escoria está muy oxidada y en
algunos puntos se encuentra remineralizada. Su
composición general tiene efectivamente menor
cantidad de sílice y más hierro, aunque todavía
Revista OnOba, 2017, Nº 05
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
110
Figura 6. Espectro e imagen microscópica de la escoria 1043/2.
Al2 O3
Si O2
Sb2 O5
3,60
20,07
73,78
0,08
27,07
68,64
0,06
0,97
0,31
98,00
0,05
21,34
33,51
0,35
Fe O
29,98
Tabla 2. Fases metalúrgicas en 1043/2.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
Pb O
Bi2 O3
Cu O
Mg O
Zn O2
S O3
0,77
Mn O
Ca O
KO
0,69
0,27
0,73
0,41
0,01
0,58
0,17
0,007
0,22
0,01
0,49
0,41
3,28
0,01
0,05
0,11
0,01
0,05
0,01
0,05
111
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
mantiene su naturaleza fayalítica: 3,60% Al,
20,07% Si, 73,78% Fe, 0,77% Mg, 0,69% Mn,
0,27% Ca, 0,63% K, y 0,14% Na. El cobre y plomo
no tienen valores detectables, y el alto contenido
de hierro asegura su relación con la producción
siderúrgica (igura 6).
Dentro de sus fases metalúrgicas destacan
también los ferrosilicatos: 27.07% Si O2, 68,64%
Fe O, 0,08% Al2O3,0,002% Ag2 O, 0,41% Mg O,
0,06% Pb O, 0,03% Sn O2,0,01% S O3,0,58% Mn
O, y 0,17% Ca O. Como en la muestra anterior, en
esta fase queda parte de la composición de la ganga
original del mineral, un sulfuro de plomo-plata.
A continuación le sigue una fase de wüstita,
muy limpia de elementos de ganga y de una gran
riqueza en hierro: 0,31% Si O2, 98,00 Fe O, 0,97%
Al2O3, 0,01% Bi2 O3, 0,05% Cu O, 0,11% Ag2 O,
0,11% Mg O, 0,05% Pb O, 0,007% S O3, 0,22% Mn
O, y 0,01% Ca O.
En menor cantidad se encuentran las fases
de silicatos de hierro: 33,51% Si O2, 0,35% Sb2 O5,
29,98% Fe O, 21,34 % Al2O3, 0,01% Bi2 O3, 0,05%
Cu O, 0,01% Mg O, 0,05% Zn O2, 0,49% S O3, 0,41%
Mn O, y 3,28% Ca O.
También aparecen pequeñas drusas de hierro
metálico (ferrita) con algo de arsénico (0,1% As),
bismuto (0,02% Bi), cobre (0,08% Cu), y plata
(0,04% Ag).
-1045/1. Escoria que conserva su forma vítrea,
aunque se encuentre oxidada. Su composición
general destaca por el alto porcentaje de hierro,
Al2 O3
Si O2
8,09
29,01
0,53
29,01
0,53
0,37
19,73
34,66
Sb2 O5
Fe O
Pb O
Bi2 O3
pero el sílice se mantiene en unos valores normales
dentro de este tipo de escorias metalúrgicas: 8,09%
Al, 29,11% Si, 55,35% Fe, 1,00% Mg, 0,90% Mn,
1,72% Ca, 1,88% K, y 1,91% Na (igura 7).
Dominan las fases metalúrgicas de ferrosilicatos
con: 29,01% Si O2, 0,01% Sb2 O5, 64,95% Fe O,
0,53% Al2O3, 0,01% Cu O, 3,66% Mg O, 0,02% Pb
O, 0,01% Zn O, 0,009% S O3, 1,43% Mn O, y 0,34%
Ca O.
Son también muy abundantes las fases de óxido
ferroso, con: 0,37% Si O2, 96,94% Fe O, 0,53%
Al2O3,0,01% Cu O, 0,006% Mg O, 0,009% Pb O,
0,04% Sn O2, 0,008% S O3, 0,42% Mn O, y 0,04%
Ca O. En menor cantidad se encuentran las fases
de silicatos de hierro: 34,76% Si O2, 0,36% Sb2 O5,
24,29% Fe O, 19,73% Al2O3, 0,32% Cu O, 0,006%
Mg O, 0,74% S O3, 0,32% Mn O, y 5,39% Ca O.
Aunque las fases de wüstita delaten que el origen
de la muestra se encuentra en la reducción de un
óxido o carbonato de hierro, los testimonios de
antimonio, cobre, plomo y sulfuro coinciden con
las analíticas anteriores.
-1045/2. Es una muestra mucho más oxidada y
remineralizada, y la composición general demuestra
que se debe a la menor proporción de sílice: 3,01%
Al, 14,93% Si, 76,65% Fe, 1,51% Mg, 0,61 Mn,
2,86% Ca, 0,35% K, y 0,05% Na (igura 8).
Las fases metalúrgicas dominantes son las de
ferrosilicatos, con: 27,50% Si O2, 0,004% Sb2 O5,
Cu O
55,35
0,01
0,36
Sn O2
S O3
Mn O
Ca O
KO
0,90
1,72
1,91
0,009
1,43
0,04
0,74
0,32
5,39
1,00
64,95
96,94
Mg O
0,009
24,29
0,01
3,66
0,01
0,006
0,32
0,006
0,04
Tabla 3. Fases metalúrgicas en 1045/1.
Al2 O3
Si O2
Sb2 O5
Fe O
3,01
14,93
0,13
27,50
0,004
67,08
0,03
0,03
0,01
84,74
Pb O
Bi2 O3
76,65
Cu O
Mg O
Sn O2 S O3
1,51
0,08
0,003
Mn O
Ca O
KO
0,61
2,86
0,35
1,63
0,20
0,17
Tabla 4. Fases metalúrgicas en 1045/2.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
112
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
Figura 7. Espectro e imagen microscópica de la escoria 1045/1.
67,08% Fe O, 0,13% Al2O3, 0,08% Bi2 O3, 0,01%
Ag2 O, 0,003% S O3, 1,63% Mn O, y 0,20% Ca O.
Le siguen igualmente las fases de wüstita con:
0,03% Si O2, 0,01% Sb2 O5, 84,74% Fe O, 0,03%
Al2O3, 0,01% Bi2 O3, 0,05% Cu O, 0,005% Ag2 O,
0,58% Mg O, 0,01% Pb O, 0,03% Sn O2, 0,21% S
O3, 0,02% Mn O, y 0,17% Ca O. Existen algunas
fases intermedias con mayores porcentajes de sílice:
3,21% Si O2 y 64,91% Fe O.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
Se encuentran asimismo algunas drusas de hierro
metálico con impurezas de arsénico (0,1% As),
bismuto (0,02% Bi), cobre (1,11% Cu), plata (0,04%
Ag), estaño (0,03% Sn), manganeso (0,07% Mn), y
calcio (0,03% Ca).
Desde el punto de vista analítico las muestras
tienen una composición muy homogénea,
no hay grandes diferencias entre ellas, y sus
espectros microscópicos son muy monótonos, con
predominio de fases de ferrosilicatos muy ricos
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
113
Figura 8. Espectro e imagen microscópica de la escoria 1045/2.
en hierro y fases de wüstita, y en menor medida
fayalitas con valores normalizados de hierro y
sílice. Estas analíticas las identiican sin ninguna
duda con escorias siderúrgicas, formadas a lo largo
de una operación de reducción de minerales. En este
sentido, debe descartarse totalmente que el horno
al que se encuentran asociadas corresponda a otra
actividad productiva, hornos de cerámica, vidrio
o cal, que también dejan escorias. Estos hornos
también dejan escorias, pero no son de composición
fayalítica, es decir silicatos de hierro. La fayalita
se origina en el horno por la adición intencional
de sílice y óxido de hierro como fundentes, para
formar una fase metalúrgica diferenciada que
atrapa aquellos elementos no deseables de la ganga.
Las formaciones de fases de wüstita las relaciona
con la metalurgia del hierro (Bachmann, 1982), con
el tratamiento de un óxido o carbonato de hierro,
Revista OnOba, 2017, Nº 05
114
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
que en el proceso de reducción forma una mata de
óxido ferroso como paso previo a la formación del
hierro metálico (ferrita, hierro dulce). Las pequeñas
drusas de hierro metálico que aparecen en las
escorias conirman esta conclusión.
A pesar de su homogeneidad pueden señalarse
además otras dos cuestiones. Una de ellas es que
el valor del hierro es demasiado alto para ser
consideradas escorias de sangrado de un horno
de reducción de hierro. En estas escorias también
aparece wüstita como fase singular y determinante
de una operación siderúrgica, pero su abundancia en
relación con las fases de silicatos de hierro las acerca
a las escorias que se producen en los tratamientos
de forja, en la limpieza de la esponja de hierro. A
ello se debe también que las fases de ferrosilicatos
se encuentran mejor representadas que las de los
silicatos de hierro. El horno debe corresponder por
tanto a un hogar de fragua para la forja del hierro
(forja de puriicación) y no a un bajo horno de
reducción de hierro (Mangin, 2004). Sus dos metros
de diámetro también se adaptan mejor también a
este tipo de instalaciones de forja.
La segunda cuestión tiene que ver con la
presencia de algunas partículas microscópicas de
minerales remanentes, aquéllos que no llegaron a
transformarse a lo largo del proceso de fundición.
Hemos detectado que son básicamente sulfuros de
cobre-hierro (calcopirita) con ciertas cantidades
de arsénico, bismuto, antimonio, plomo, y
plata, metales que también aparecen en las fases
metalúrgicas de ferrosilicatos e incluso en las de
hierro metálico. Su baja representación porcentual
no permite considerar que eso se deba al tratamiento
de un sulfuro para la producción de cobre (Salkield,
1970), pero si es evidente que se encontraban en los
minerales tratados. Si la formación de wüstita se
debe al tratamiento de un mineral de hierro (óxido
y/o carbonato), esos minerales formarían parte
de un mineralotecto en el que también existían
relictos de sulfuros. Esto nos lleva a proponer que el
yacimiento del que proceden estos minerales es una
estructura iloniana de sulfuros de cobre-hierro, en
cuya paragénesis se encuentran también minerales
de plomo, arsénico, antimonio, y bismuto. La
presencia de estos minerales primarios nos indica
también que se está explotando la zona de oxidación,
donde se encuentran los minerales de hierro, pero en
las proximidades de donde comienzan a aparecer los
sulfuros primarios. Finalmente, es muy signiicativo
en todas las muestras el valor del calcio, por lo que
Revista OnOba, 2017, Nº 05
deberíamos buscar la mineralización explotada en
un yacimiento de contacto con calizas.
Las muestras minerales recogidas en la
excavación son fragmentos de cuarzo con pintos de
calcopirita, que coinciden por tanto con los sulfuros
predominantes en las fases mineralúrgicas presentes
en las escorias, donde además se encuentran
minerales de plomo, antimonio y arsénico, y en
menor medida bismuto, estaño y cinc.
Sobre las minas de Ceuta se conservan algunas
noticias antiguas. El cronista de Ceuta A. Ramos
Espinosa de los Monteros nos dejó algunas
pinceladas de ellas en su obra: “... en la playa del
Sarchal hay buenos pesqueros y en su rocha
piedras para construcciones y manifestaciones de
productos de minas...” (Ramos Espinosa de los
Monteros, 1998, 206).
En ese mismo año Celestino García Fernández
en su obra Geografía Médica de Ceuta nos comenta:
“...En las montañas del Hacho son notables las
calizas dolomíticas. En sus terrenos cretáceos se
hallan la serpentina y la esteatita y en la vertiente
sur de dicho monte, se distingue una roca azulada
vulgarmente conocida como piedra del Sarchal, que
viene a ser una piedra talcosa, cuyo color gris oscuro
la hace asemejarse al mármol negro. Esta roca
bastante dura, es fácil de labrar, untuosa al tacto y
capaz de pulimento...En algunos sitios se encuentra
el almagre, alguna pinta de cobre estratiforme,
la ampelita graica y ocres rojos y amarillentos”
(García Fernández, 1987, 48-49).
En la obra Abyla Herculana de Francisco Sureda
se amplían estas noticias:”...los estudios geológicos
han descubierto en la zona de Ceuta lo siguientes
minerales, de más o menos importancia comercial
e interés industrial, hematites en los estratos cristalinos, calcopirita en el gneis del Monte Hacho y
en las diversas perioditas....es indudable que todos
estos minerales, debidamente explotados por la industria española, constituirían fuente de riqueza...”
(Sureda Blanes, 1925).
Todos estos indicios mineros han sido
investigados y evaluados por la moderna exploración
geológica. Ceuta se encuentra dentro de la zona
geológica del Rif septentrional (Chalouan et al.,
2008). El Rif entra dentro de la zona más occidental
del Cinturón Orogénico Magrebide y forma la rama
sur del Arco de Gibraltar. El Arco de Gibraltar tiene
tres dominios estructurales, las Zonas Internas o
Dominio de Alborán, los Flyshs Magrebides, y las
Zonas Externas. Las Zonas Internas son una serie
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
de unidades geológicas desplazadas unos 500 km
hacia el oeste, y en función de la recristalización
metamórica alpina se han reconocido dos
complejos, uno inferior conocido como Sébtides,
derivado del nombre árabe de Ceuta (Sebta),
caracterizado por rocas de origen profundo de la
corteza (micaquistos, granulitas, etc.) y peridotitas
del manto superior, y otro superior conocido como
Gomarides, que cabalga sobre el anterior y que está
compuesto por rocas sedimentarias paleozoicas,
algunos relictos mesozoicos-cenozoicos y rocas
carbonatadas que se incluyen en la llamada Dorsal
Caliza, de origen sedimentario.
Los distintos estudios geológicos de Ceuta,
comenzados en 1846 por Coquand, han ido
catologando la presencia de distintos yacimientos
e indicios minerales/mineros, muchos de los cuales
ya no existen en la actualidad. Los relacionados con
nuestro estudio son:
- Yacimiento de antimonio Afriquita/San
Pancracio (Coquand, 1846; Dëtienne, 1972; Arana
et al., 1983). Situado junto al arroyo de las Bombas,
pertenece al dominio antimonífero Fnideq-Beni
Mezala (Sébtides), que está formado por doce minas
concentradas a lo largo de una banda de unos 400
m de ancho y 4 Km de largo de dirección NNE/
SSO (Chalouan, 2011). Las mineralizaciones son de
tipo iloniano, en las que predomina el antimonio
(Fkihech et al, 1990; Fkihech et al, 1991; Fkihech
et al., 1992), pero también contiene minerales de
hierro (pirita, arsenopirita, etc.), plomo (galena),
cobre (calcopirita, bornita), cinc (esfalerita), plata
(tetraedrita, pirargirita) y oro (Fkihech, 1997). Fue
explotada por la sociedad Antimonio S.A. entre los
años 1960 y 1979 (Arana y López, 1983).
- Yacimiento de antimonio Ayat (Morín, 1957).
Al igual que Afriquita, pertenece también dominio
antimonífero Fnideq-Beni Mezala (Sébtides). Se
desconoce su ubicación concreta.
- Filón del Barranco del Príncipe (Agard et al.,
1957), con calcopirita y galena en ganga de cuarzo
(Gomárides).
-Filón del Tarajal (Marín y Beltrán de Lis, 1956).
Plomo y cobre en rocas paleozoicas Gomárides.
- Filón de la Almadraba (Dupuy et al., 1917).
Impregnaciones de hierro en una cantera de caliza
en los alrededores de la playa de la Almadraba
(Gomárides).
-Filón del Jardín de San Amaro ( Dupuy et al.,
1917). Presencia de hematites en una cantera de
115
caliza marmórea o mármol en los ortogneises del
Hacho (Sébtides).
- Filón del barrio de San Amaro (Dupuy et al.,
1917). Contiene calcopirita y arsenopirita en los
ortogneises del Hacho (Sébtides).
- Filón de la playa del Sarchal (Coquand, 1846;
Dupuy et al., 1917). Filones de calcopirita y
arsenopirita en el contacto entre las peridotitas y el
ortogneis del Hacho (Sébtides).
- Filón de las peridotitas del Sarchal (Marín y
Beltrán de Lis, 1917). Inclusiones de magnetita en
las peridotitas (Sébtides).
-Yacimiento de cobre del Hacho (J.M. Pérez
Rivera y F. Pereila Molina, en estudio). Yacimiento
de mineral de cobre en la costa sur del Hacho,
asociado con ilones de calcopirita y pirita.
Los estudios para la realización del mapa
geológico de Ceuta escala 1:50.000 (Pineda et al.,
2013), sólo señalan dos de estos yacimientos e
indicios: Afriquita/San Pancracio y el barranco del
Príncipe.
Para la producción de hierro se habrían minado
los aloramientos de estas mineralizaciones, donde
predominarían los óxidos y carbonatos de hierro,
pero en el que también podían haber quedado
atrapados algunos minerales primarios de cobre,
como los que aparecen en las escorias en forma de
elementos traza. Aunque no podamos demostrar
con seguridad de qué mina proceden los minerales
de hierro empleados en esta herrería, conviene
señalar que los minerales de hierro no precisan de
una minería complicada. Se encuentran en forma
de carbonatos (siderita) y óxidos (gossan) en la
parte más supericial de los yacimientos minerales,
donde el contenido de hierro se ha concentrado por
pérdida de otros elementos presentes en los sulfuros
primarios. La presencia de contenidos residuales de
minerales primarios de cobre, antimonio, etc., no
es infrecuente en los yacimientos ilonianos, donde
suelen quedar retenidos restos de estos minerales
en sectores no suicientemente alterados por la
meteorización. Su minería no requeriría pues de
una ingeniería avanzada, de contramina, como la
que hay que llevar a cabo en la extracción de los
minerales del enriquecimiento secundario, que
necesita de medidas de planiicación y control para
el trabajo en profundidad y para la evacuación
de las aguas que se acumulan en el interior de las
labores. Teniendo en cuenta estas consideraciones,
los minerales de esta herrería podían conseguirse
con simples rafas supericiales que sigan el
Revista OnOba, 2017, Nº 05
116
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
crestón de las estructuras ilonianas, o bien con
sencillas galerías (cañas) que fueran recorriendo
longitudinalmente el ilón a escasa profundidad,
sin salir de la zona de oxidación, un tipo de
minería que deja pocos testimonios arqueomineros
susceptibles de ser datados de forma adecuada
por una simple catalogación tipológica. Por ello,
somos partidarios de considerar que pudieron ser
los propios yacimientos mineros del entorno más
próximo los que sirvieron para alimentar a esta
herrería, y entre ellos se encuentran las minas del
distrito antimonífero, como las cercanas de San
Pancracio, o las estructuras ilonianas del Barranco
del Príncipe, Monte Hacho y Sarchal (iguras 1, 9
y 10).
En este tipo de herrerías medievales siempre que
era posible se preferían minerales de hierro de altas
cualidades siderúrgicas, como la magnetita, pero
las técnicas siderúrgicas estaban tan desarrolladas
en época islámica que se podían obtener magníicos
hierros duros, perfectamente carburizados, a través
de operaciones de reducción y de forja (recocido,
templado y revenido), con las que era posible
Figura 9. Entorno minero de la ciudad de Ceuta.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
conseguir hierros ricos en austenita, cementita
y martensita (Percy, 1964), que aumentan las
propiedades del hierro, dotándolos de mayor dureza,
resistencia y ductilidad. En al-Andalus se fabricaba
el hierro al-hindī, el acero indio, que alcanzó justa
fama entre las manufacturas andalusíes (Vallvé
Bermejo, 1980).
Las dimensiones y características del horno de
Ceuta no se adaptan a los hornos de reducción,
es decir aquellos hornos en los que el mineral se
convierte en metal bruto. Estos hornos son de
cámaras de dimensiones mucho más reducidas,
para poder alcanzar temperaturas superiores a los
1000º C, la necesaria para la formación de la escoria
(fayalita), y más aún en la metalurgia del hierro, ya
que la formación del hierro metálico se produce a
partir de los 1200ºC (Pleiner, 2004). Además de sus
pequeñas dimensiones, las paredes de los hornos de
reducción conservan el interior escoriicado, la parte
que corresponde a la camisa de arcilla refractaria
del interior del horno, donde se forman vidrios
con la arcilla (silicatos de aluminio) o se pega a las
paredes parte de la escoria que se va formando en el
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
interior (escoria de horno), pues no toda la escoria
es posible eliminarla sacándola al exterior (escoria
de sangrado).
Su forma y limpieza de cualquier tipo de
escoriicaciones conviene mejor a los hogares de
forja, donde se manipula la esponja de hierro o
el hierro dulce (ferrita), que conserva partes de
escorias, para eliminársela, y para incorporarle
carbono (carburación) y convertirlo en un hierro
duro, al que se puede dar forma en caliente en el
yunque, en el que se puede seccionar, ensanchar,
estirar, curvar, torcer y soldar. Desgraciadamente,
no se conservan muchos paralelos para este tipo de
hogares en época islámica. Aunque los modelos de
la antigüedad no tienen la misma tipología, como
la conocida representación de una forja en un vaso
griego de iguras negras (Tylecote, 1984, 45), sí son
cámaras cerradas, abiertas en la parte delantera para
introducir el hierro con las tenazas y con chimenea
para la salida de humos. Más cercano en el tiempo
es la representación de una forja en la Catacumba
de Santa Domitila, que se encuentra en el Museo
Cristiano de Letrán, en la que se distingue su
hogar abovedado, abierto por delante y su yunque
(Veyne, 1987, 272). La única diferencia con ellos es
que el horno de Ceuta no es un elemento exento,
está protegido por tres muros, para favorecer su
resistencia, y es mayores dimensiones, un aspecto
que avala su relación con una actividad industrial y
no una producción doméstica para abastecimiento
local.
ConClusiones
La referencia más directa sobre esta minería y
metalurgia del hierro en Ceuta la encontramos en
la descripción de al-Ansari. Este autor menciona las
minas de hierro y las relaciona con la construcción
de barcos:”...las minas de hierro y rejalgar y otros
productos de los que se beneicia la región para la
construcción de barcos y para cuanto se reiere a la
guerra santa. Todo esto se encuentra en el territorio
próximo a la ciudad, que de ello se beneicia...”(Vallvé
Bermejo, 1962, 441). El mismo al-Ansari sitúa las
atarazanas en la zona de Madrib al-Sabika, en la
zona de las Murallas del Mar (Vallvé Bermejo, 1962,
436), construidas en época almohade por el califa
Jusuf I ‛Ibn ‛Abd al-Mu‛min. Otras atarazanas de
menos importancia se encontraban en la Bahía Sur
y Bahía Norte.
Más noticias de estos arsenales ceutíes se
encuentran en Mascarenhas (1995, 13-25): “...
117
Figura 10. Formaciones ilonianas de hierro-cobre en
Monte Hacho.
destos escollos para la puerta del Campo ai dos
playas grandes donde estuvieron las ataraçanas
antiguas, como muestran los vestigios que oi se
conservan.... Fue Ceuta de mayor grandeça en los
siglos anteriores, i oi se maniiesta de sus ruinas,
que como esta ciudad estuviese tan en el passo d’
Hespaña, a que concurrian todas las naciones del
mundo, por ser corta la trauiessa, passavan tambien
á ella, i assi de mercaderes como de corsarios
permanecen oi reliquias de ataraçanas, tanto en la
mar de Levante como de Poniente... En una Crónica
antigua manuscrita de los Reyes de Marruecos,
q`traducida de lengua arábiga en la Castellana, se
conserva entre los manuscriptos de mi estudio,
hallo q`Joseph Aben –Jacob Rey de Marruecos
ediicó la casa de las ataraçanas (que este autor dice
se conservaran en su tiempo) i q` hizo esta obra
el año de los Arabes de 572 iq`fue el mismo, en
q`empezó a fundar la mesquita mayor de Sevilla...”.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
118
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
No es éste el único caso de producción de hierro
en ciudades costeras relacionadas con la industria
naval. El mejor conocido es el de la ciudad de Saltés.
Sobre ella nos detalla al-Idrīsī:”...Ahí se trabaja el
hierro, tarea que se rechaza a menudo porque es
muy penosa, pero que es habitual en los puertos
y en los lugares donde fondean grandes y pesados
barcos de transporte...” (Roldán Castro, 2005). Igual
relato sobre esta ciudad nos ofrece al-Himayarī:”...
Hay allí un taller para la metalurgia del hierro,
difícil trabajo al que no se dedican las gentes del
interior y en el que se especializan los habitantes de
los puertos frecuentados por los navíos...” (Roldán
Castro, 2005), una noticia que es completada por
al-Malīkī:”...En esta isla hay un centro metalúrgico
donde se trabaja el hierro, que es una tarea para
la que se considera incapacitada la mayoría de
la gente. Ahí se fabrican las anclas con las que se
detienen las naves...” (Roldan Castro, 2005). Esta
actividad metalúrgica ha sido conirmada por las
investigaciones arqueológicas desarrolladas en esta
ciudad, en la que las escorias se encuentran dispersas
por toda su supericie, y los talleres se situaban en el
extrarradio urbano (Trauht, 2005)
La existencia de una lota en Ceuta se remonta
a época bizantina. Procopio da noticia de que
Justiniano coloca a Ceuta bajo la autoridad de
un tribuno militar y establece en Ceuta una lota
de barcos ligeros (dromones) para controlar el
Estrecho y el Mediterráneo occidental. Con esa
carpintería de ribera deben estar relacionadas las
actividades metalúrgicas de Ceuta en los siglos VI y
VII. En la parcela 21 de la Gran Vía se encontraron
gran cantidad de escorias que se interpretaron “...
como evidencia clara de actividades metalúrgicas
realizadas por los contingentes militares aquí
destacados, ... actividades de fragua/herrería para
la reparación de los enseres o armamentos” (Hita
y Villada, 2007, 106-107). Ceuta debería contar ya
con un arsenal, y eso explicaría que el Conde Julián
ofreciera a Tarif cuatro naves en el 710 para el paso
del Estrecho. El paso deinitivo lo daría Tariq en el
711 con un mayor contingente.
A raíz de la consolidación del estado omeya y
sobre todo a partir de los ataques normandos a las
costas de al-Andalus, se comprendió la necesidad
de contar con una lota que impidiera las periódicas
razias vikingas. Después de los ataques normandos
ʽAbd al-Raḥmān II construyó unas atarazanas en
Sevilla. Se ha considerado que en este tiempo los
movimientos de tropas en la región del Estrecho
Revista OnOba, 2017, Nº 05
se realizarían mediante el alquiler de naves a
particulares (Morales Belda, 1970, 84 ss.). Esto
explicaría por qué algunos formularios notariales
para el letamiento de barcos fueron redactados por
personajes de la zona, como al-Ŷazīrī y al Matị̄ī,
ambos de Algeciras (Lirola Delgado, 1990).
La necesidad de contar con una escuadra también
se hizo sentir en época de ʽAbd al-Rạmān III,
cuando en el 914 tuvo que realizar campañas contra
Málaga y Algeciras para interrumpir la ayuda que
recibía Umar Ibn Hafsún del Norte de África. A
partir de entonces se construyeron otras atarazanas
en Algeciras y Málaga para el control de las aguas
del Mediterráneo, y esto le permitió enviar una gran
lota al Norte de África en el 931 (Lirola Delgado,
1991). La construcción naval estaba dirigida a
proteger las costas de los ataques de normandos y
fatimíes, y para ello se construyeron atarazanas en
lugares estratégicos, en Alcácer do Sal, Almería,
y Tortosa. La parte principal de la lota estaba
fondeada en Almería, y es posible que continuaran
en actividad las de Sevilla y Algeciras. Hay noticias
también de que a comienzos del siglo XI había un
arsenal en Denia (Torres Balbas, 1946). En esta
época se reactivaría la lota de Ceuta debido a su
política africana (Hita y Villada, 2003). En el siglo
XII al-Idrīsī menciona las atarazanas de Tortosa,
Alcácer do Sal, Denia, Silves y Alicante. En época
almohade Abū Yaʽqūb Yūsuf mandó construir una
gran atarazana en Sevilla, y se sabe que continuaba
en actividad la de Denia.
La documentación de una importante
producción de hierro en Algeciras, que se abastece
de las minas de la zona Marbella, también pueden
relacionarse con sus atarazanas (Jiménez-Camino,
Suárez, Tomasseti, y Pérez, 2010). De igual modo,
la existencia de importantes minas de hierro en el
distrito de Denia, de las que se hicieron eco Estrabón,
Pomponio Mela e Ibn Marrākušī (Navarro Oltra,
1998), hubo de ser una de las razones para la
construcción de sus atarazanas.
En los siglos XI-XII al-Idrīsī menciona que uno
de los sectores de mayor importancia en Ceuta era
el de la construcción naval que se desarrollaba en
el arsenal, dada la importancia que tenía para ella
la defensa y el comercio (Hita y Villada, 2011).
Este panorama industrial continuaría en época
almorávide, cuando Ceuta se convierte en cabeza
de puente para el paso de tropas a al-Andalus,
especialmente desde la toma de Almería por los
cristianos (Hita y Villada, 2009, 223).
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
En época almohade Ceuta fue el centro de la lota
almohade, desde donde la escuadra hacía salidas a
donde era requerida. Así sucedió en 1179/80 para
atajar los ataques a las costas por los portugueses
según recoge Bayân al-Mugrib: “...En 577/1179-80
tuvieron lugar una serie de desmanes provocados
por los cristianos, tanto por tierra como por mar,
de forma que dio el emir al-muʽminin (‛Abd alMu᾽min) a Ganim b. Mardānīsh el mando de la
escuadra de Ceuta. Éste cruzó el mar en primer
lugar para atacar la ciudad de Lisboa, se apoderó en
ella de dos naves cristianas y se volvió a Ceuta...”
(Huici de Miranda, 1953, 32).
La importancia de las atarazanas en los puertos
del Estrecho también se hizo evidente en 1344,
cuando la ciudad de Algeciras cayó en manos
castellanas, lo que obligó a los meriníes a construir
las atarazanas de Gibraltar (Piñatel et al., 2001).
En conclusión, la producción de hierro en Ceuta es un relejo de la pujanza de su industria naval.
Sobre la cronología de esta forja nos ofrece elementos de datación el nivel de colmatación de la cámara del hogar, que nos indica una fecha ante quem
para su período de uso. Como ya se ha indicado,
entre los materiales de esta unidad estratigráica
se encuentra un fondo de jarrita de vidriado verde
en cuerda seca parcial. La decoración con cuerda
seca es una de las técnicas más características de
la cerámica andalusí. Se acepta su origen oriental, y su uso se extiende a partir del siglo XI por
todo al-Andalus y al-Mughrib (Moreno Garrido,
1987). El momento de apogeo de esta técnica se
produce en el siglo XI y primera mitad del siglo
XII (Aguado Villalba, 1983), momento en el que
se combina con otro tipo de decoraciones, como
el estampillado o las incisiones (Gómez Martínez,
2002). De este modo, podemos situar el periodo de
funcionamiento de esta forja entre mediados del siglo XI y primera mitad del siglo XII, y su probable
abandono en época almohade, coincidiendo con la
construcción de las nuevas atarazanas, donde se
concentrarían probablemente las operaciones de
reducción y forja del hierro que se necesitaba para
armar los barcos de la escuadra andalusí. Tampoco debemos dejar de reseñar que es la primera vez
que se documentan restos de una forja industrial
en al-Andalus, y sus características pueden servir
de modelo para otras instalaciones industriales de
este tipo.
119
bibliograFía
Agard, J. y Diouri, M., (1957), Les gîtes mineraux
de la zone nord, Rapport Service d’Études des
Gîtes Mineraux, Rabat.
Aguado Villalba, J. (1983), La cerámica Hispanomusulmana de Toledo, Madrid.
Arana, R. y López, V. (1983), “Características mineralógicas del yacimiento de antimonita de San
Pancracio (Ceuta)”, Boletín de la Sociedad Española de Mineralogía, 7, 249-256.
Bachmann, H. G. (1982), The identiication of the
slags from archaeologial site, Institute of Archaeology, Occasional Publications, nº 6, London.
Bernal Casasola, D.
(1991), “Lámparas bajo-imperiales de Ceuta”,
VIII Congreso Español de Estudios Clásicos,
III, Madrid, 85-90
(1994), “Marcas sobre materiales de construcción de época romana en Ceuta, y la problemática de la necrópolis de las Puertas del Campo”,
Transfretana, 6, 61-80.
(1996a), “Le anfore tardorromane attestate a
Ceuta (Septem Fratres) Mauritania Tingitana”,
L’Africa romana, 11, 1191-1233.
(1996b), “Las ánforas bajo imperiales y tardoantiguas del Museo Municipal de Ceuta”, Ánforas
del Museo de Ceuta, Ceuta, 61-129.
(2000), “Hallazgos arqueológicos y estado de
la cuestión sobre la presencia fenicio-púnica
en Ceuta”, IV Congreso Internacional de Estudios Fenicios y púnicos, III, Cádiz, 11371151.
Bernal Casasola, D. y Pérez Rivera, J.M. (1996),
“Nuevos datos sobre la presencia bizantina en
Septem: avance preliminar de la excavación arqueológica en el Paseo de las Palmeras nº 16-24”,
Caetaria, 1, 19-129.
Bernal, D., Pérez, J.M., y Hoyo, J. (1999), “Epígrafe inédito hallado en Ceuta. Acerca del estatuto
jurídico-administrativo de Septem Fratres”, Latomus, 58, 839-849.
Chalouan, A. (2011), “Le district á antimoine de
Fridep-Beni Mezala (Rif septentrional)”, Les
principales mines du Maroc (A. Mouttaqi,
E.C. Rjimati, L. Maacha, A. Michard, A. Soulaimani y H. Ibouh, Eds.), Notes et Mémories
Services Géologiques, 564, 351-355.
Chalouan, A., Michard, A. El Kadiri, K.H. y Negro,
F. (2008), “The Rif Belt”, Continental Evolution. The Geology of Marocco, structure straRevista OnOba, 2017, Nº 05
120
tRabajO del hieRRO en la Ceuta islámiCa
tigraphy and tectonics of the Africa-Mediterranean Triple Junction (A. Michard, O.
Saddiqi, A. Choulan y A. Mouttaqi, Eds.), Lee
Notes Earth Science, 116, 203-302.
Cherif, M. (2011), “La ciudad del Magrib al-Aq̣à: el
caso de Ceuta”, Congreso Internacional Escenarios Urbanos de al-Andalus y el occidente
musulmán, Málaga, 187-204.
Coquand, M. (1846), “Description géologique de
la partie septentrionale de l´Empire du Maroc”,
Bulletin de la Société Géologique de Françe,
2 Série, 6, 1188-1249.
Détienne, J. L. (1972), Gisements antimoniferes
de Beni Mezala. Etude geologique. Rapport
Service d’Études des Gîtes Mineraux, nº 943,
Rabat.
Ferhat, H. (1993), “Un monument almoravide: la
grande-mosquée de Ceuta/Sabta (aproche textuelle)”, Anaquel de Estudios Árabes, IV, 7785.
Dupuy De Lome, E. y Milans Del Bosch, J. (1917),
“Estudios relativos a la geología de Marruecos:
Zona de Ceuta”, Boletín del instituto Geológico de España, 18/2ª Serie, 27-63.
Fernández Sotelo, E.A. (1995), “La basílica tardorromana de Ceuta”, II Congreso Internacional
El Estrecho de Gibraltar, I, Madrid, 601-613.
(2005), “Testimonios del Cristianismo en Septem”, Ceuta de la Prehistoria al in del Mundo Clásico, Instituto de Estudios Ceutíes, Ceuta, 171-184.
Fita, F. (1916), “Ceuta visigoda y bizantina durante
el reinado de Teudis”, Boletín de la Real Academia de la Historia, LXVIII, 622-628.
Fkihech, A., (1997), Mineralogía, geoquímica y
metalogenia de los yacimientos de metales
base y de antimonio del Rif interno (Norte de
Tetuán, Marruecos). Tesis Doctoral. Universidad de Granada.
Fkihech, A., y Fenoll Hach-Ali, P., (1990), “Mineralizaciones de antimonio asociadas a calizas
devónicas del Rif en las regiones de Ceuta y Tetuán (Marruecos). Datos preliminares”, Boletín
de la Sociedad Española de Mineralogía,
13/1, 82-83.
(1992), “Composición mineralógica de los sulfuros
y sulfusales de los depósitos hidrotermales del
sector septentrional del Rif (N. de Marruecos)”,
Boletín de la Sociedad Española de Mineralogía, 15/1, 271-275.
Revista OnOba, 2017, Nº 05
García Fernández, C. (1987), Geografía médica de
Ceuta, Ayuntamiento de Ceuta, Ceuta.
Gómez Martínez, S. (2002), A cerâmica em corda
seca de Mértola, Mértola.
Hernández Guerra, L. (2005), “Epígrafes recuperados en la muralla romana de Ceuta”, Florentia
Iliberritana, 16, 353-363.
Hita Ruiz, J.M. y Villada Paredes, F. (2003), “Ceuta y la politica magrebi del califato omeya”, AlAndalus y el Mediterráneo en torno al año
mil: la época de Almanzor (A. Torremocha y
V. Martínez, Eds.), Algeciras, 141-156.
(2009), “Medina Sabta”, Historia de Ceuta. De
los orígenes al año 2000, I, Ceuta, 204-315.
(2011), “La Ceuta que vió nacer a al-Idrisi”, El
mundo del geógrafo al-Idrisi (F. Herrera Calvero, Coord.), Ceuta, 161-168.
(2007), Un decenio de arqueología en Ceuta
1996-2006, Ceuta.
(2004), “En torno a las murallas de Ceuta. Relexiones sobre el amurallamiento de Septem
Frates y la cerca omeya de Sabta”, Actas de las
I Jornadas de Estudio de las Fortiicaciones,
Ceuta, 17-52.
Huici de Miranda, A. (1953), Crónicas árabes de
la Reconquista, I, Tetúan.
Jiménez-Camino, R., Suárez, J., Tomasseti, J.M.,
y Pérez, J.A. (2010), “Herrerías en la Algeciras
Omeya”, Estudios de Minería Medieval en
Andalucía (J.A. Pérez Macías y J.L. Carriazo
Rubio, Eds.), Huelva, 63-98.
Lirola Delgado, J. (1990), “Modalidades del contrato de letamiento de embarcaciones en al-Andalus”, Miscelánea de estudios árabes y hebraicos, 38/1, 87-100.
(1991), El poder naval de al-Andalus en época
del Califato Omeya (siglo IV d la Hégira/X
era cristiana), Granada.
Mangin, M. -Dir.- (2004), Le fer, Collections
Archéologiques dirigée par Alain Frediére, Editions Errance, Paris.
Marín y Beltrán de Lis, A. (1917), “Estudio petrográico de las rocas hipogénicas de Marruecos:
Ceuta”, Boletín del Instituto Geológico de España, 18/2ª Serie, 329-333.
(1956), Memoria explicativa del mapa geológico
de la Zona del Protectorado español en Marruecos, Madrid.
Martínez Enamorado, V. (1998), Epigrafía y poder. Inscripciones árabes de la Madrasa alŶadīda de Ceuta, Ceuta.
juan a. PéRez maCías • jOsé m. PéRez RiveRa • FRanCisCO PeReila mOlina • silvia nOgueRas vega
Morales Belda, F. (1970), La marina de al-Andalus, Barcelona.
Moreno Garrido, Mª J. (1987), “La cerámica de
Cuerda Seca peninsular: origen y dispersión”, II
Congreso de Arqueología Medieval Española, III, Madrid, 33-42.
Morin, P., (1957), Quelques observations sur
les gîtes d´antimoine de la région de Ceuta,
Rapport Service d’Études des Gîtes Mineraux,
nº 547, Rabat.
Navarro Oltra, V.C. (1998), “Sobre el topónimo
Awr.ba del distrito de Denia islámica”, Anaquel
de Estudios Árabes, X, 85-95.
Percy, J. (1964), Metallurgy. Iron and Steel,
London.
Pérez Rivera, J.M. (2005), “Ceuta y el mar en la
antigüedad clásica”, Ceuta de la Prehistoria al
in del Mundo Clásico, Instituto de Estudios
Ceutíes, Ceuta, 147-170.
Pérez Rivera, J.M. y Bernal Casasola, D. (1995),
“Relexiones sobre la ocupación romana y tardoantigua de Septem. Las intervenciones arqueológicas en el Paseo de las Palmeras (Ceuta)”,
Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de
la Universidad Autónoma de Madrid, 22,
181-198.
Pineda, A., Sánchez, M., Salazar, A., Camarero,
Y., Navas, M. Delgado, B., y García, J. (2013),
Mapa Geológico de España escala 1:50.000.
Ceuta, Instituto Geológico y Minero de España, Madrid.
Piñatel, F., Gómez, Mª I., Giles, F. y Finlayson, C.
(2001), “Las atarazanas medievales de Gibraltar”, Almoraima, 2, 221-238.
Pleiner, R. -Edit.- (1989), Archaeometallurgy of
Iron, Praga.
Ramos Espinosa de los Monteros, A. (1998), Ceuta
1.900 (A. Baeza Herrazti, ed.), Ceuta.
Ramos, J.,Castañeda, V. y Bernal, D. (2005), “La
secuencia de la Calililla de Benzú (Ceuta) en
el contexto regional atlántico-mediterráneo”,
Ceuta de la Prehistoria al in del Mundo
Clásico, Instituto de Estudios Ceutíes, Ceuta,
21-44.
Roldán Castro, F. (2005), “Textos árabes haciendo
referencia a Saltés”, Excavaciones en la Isla de
Saltés (Huelva) 1988-2001 (A. Bazzana y J.
Bedia, Dirs.), Sevilla, 379-383.
Salkield, L.U. (1970), “Ancient slags in the South
West of Iberian Peninsula”, Minería Hispana e
Iberoamericana. Contribución a su estudio,
121
León (1970), 85-98.
Sureda Blanes, F. (1925), Abyla Herculana. Introducción al estudio de la etnología berberisca
y al de la historia de Ceuta, Calpe.
Terrase, H. (1962), “Monuments de Ceuta d’apres la
description d’al-Ansari”, Al-Andalus, XXVII,
442-448.
Torres Balbás, L. (1946), “Atarazanas hispanomusulmanas”, Al-Andalus, XI, 130-172.
Torremocha Silva, A. (2012), “El fenómeno urbano
portuario en el Estrecho Medieval”, II Congreso Internacional de la Ciudad en al-Andalus
y el Magreb, Granada, 319-325.
Trauth, N. (2005), “El sector 7. Los talleres y los
vestigios de una metalurgia medieval”, Excavaciones en la Isla de Saltés (Huelva) 19882001 (A. Bazzana y J. Bedia, Dirs.), Sevilla, 199212.
Tycolete, R.F. (1984), A history of metallurgy,
London.
Vallejo Girvés, M. (2005), “El Estrecho de Gibraltar
y Ceuta en la literatura bizantina de los siglos
VI-VII”, Ceuta de la Prehistoria al in del
Mundo Clásico, Instituto de Estudios Ceutíes,
Ceuta, 185-202.
(2012), Hispania y Bizancio. Una relación
desconocida, Madrid.
Vallvé Bermejo, J. (1962), “Descripción de Ceuta
musulmana en el siglo XV”, Al-Andalus,
XXVII, 398-442.
(1980), “La industria en al-Andalus”, Al-Qantara, 1, 209-241.
(1989), Nuevas ideas sobre la conquista árabe de España: toponimia y onomástica, Real
Academia de la Historia, Madrid.
Veyne, P.- Dir.- (1987), Historia de la vida privada, I. Del Imperio romano al año mil, Madrid.
Villada Paredes, F. -Coord- (2000), Historia de
Ceuta. De los orígenes al año 2000, Instituto
de Estudios Ceutíes, Ceuta.
Villada, F. y Gurriarán, P. (2013), “Recientes investigaciones sobre las fortiicaciones del Califato
Omeya en el Estrecho de Gibraltar (Tarifa, Algeciras, Tánger, Ceuta)”, Fortiicações e território na Península Ibérica e no Magreb (séculos VI a XVI), Lisboa, 51-62.
Villada, F. Ramón, J. y Suárez, J. (2010), El
asentamiento protohistórico de Ceuta.
Indígenas y fenicios en la orilla norteafricana
del Estrecho de Gibraltar, Ceuta.
Revista OnOba, 2017, Nº 05