Pátzcuaro
Historias en el olvido
1
2
José Manuel Martínez Aguilar
Pátzcuaro
HISTORIAS EN EL OLVIDO
3
Portada: Comerciantes indígenas en la plaza mayor de Pátzcuaro,
Fototeca del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Fondo
Manuel González Galván, CMGG000007.
© José Manuel Martínez Aguilar
Diseño: José Manuel Martínez Aguilar
Primera edición.
ISBN: en trámite
Impreso y hecho en México.
Morelia, Michoacán, México, 2016.
4
A los patzcuarenses interesados en la historia de su ciudad,
a mi esposa “lupita”,
a mis hijos Alan, Alexis y Vanessa,
a mis padres y hermanos
.
Pátzcuaro, 2016.
5
6
ÍNDICE
Agradecimientos…………………………………………………
13
Introducción………………………………………………………
15
La Tarasca y Santa Marta………………………………………
23
Mesones del virreinato………………………………………….
27
Una placa en honor a fray Miguel de Gornales………………
31
El cuerpo incorrupto y la capilla del Rosario………………….
35
Las capillas desaparecidas de Pátzcuaro…………………….
41
Los frailes arrendadores………………………………………...
43
Que se casen las que pasan de catorce años………………..
47
Mercaderes deshonrados..……………………………………..
49
El colegio jesuita y el hospital a punto de colapsar…………..
51
Que arreglen sus fachadas por la coronación de Fernando
Sexto………………………………………………………………
53
Francisco Menocal y el regimiento de Dragones…………….
55
El discurso del padre Lloreda en apoyo a Iturbide…………..
58
El primer hotel de la ciudad…………………………………….
52
La justicia del siglo XIX………………………………………….
62
Los “Polkos” de Pátzcuaro……………………………………...
64
El gran terremoto………...………………………………………
66
7
La fuente de los pescados “caimanes”………………………..
70
La talentosa familia Jáuregui…………………………………...
72
El primer fotógrafo de la ciudad……………………………….
74
¿De qué morían los patzcuarenses?.....................................
77
El “vaporcito” Mariano Jiménez………………………………..
83
Janitzio recibe a Porfirio Díaz………………………………….
85
La visita del gobernador Mariano Jiménez a Pátzcuaro…….
87
Dos accidentes en el lago………………………………………
89
El mesón de San Agustín hace 150 años…………………….
94
Maquinistas mal educados……………………………………..
97
El flamante hotel “De la Concordia” y sus camas que
“daban miedo”……………………………………………………
99
Profesores olvidados……………………………………………
104
El supuesto fraude del señor Carranco……………………….
107
Turistas en el lago de Pátzcuaro………………………………
111
Las visitas del gobernador Aristeo Mercado………………….
115
Explotación de la Banda Infantil José María Morelos……….
123
Amantes al teatro………………………………………………..
125
Periódicos antiguos de Pátzcuaro……………………………..
129
Francisco Villa en la isla de San Pedrito………………………
133
Juegos de cartas en el Apolo…………………………………..
135
Un proyecto para derribar la pila de San Miguel……………..
137
La fuente bautismal del convento de San Agustín…………..
139
Las quintas de “la estación”…………………………………….
141
8
El museo de Artes Populares, un proyecto de la
posrevolución…………………………………………………….
143
El arrendamiento del teatro Emperador……………………….
145
Jorge Braniff y la casa hogar Providencia…………………….
150
La posada “Don Vasco” y el club de “Pingüinos”…………….
154
Que se hiciera un grandioso monumento al ilustrísimo
Vasco de Quiroga………………………………………………..
156
La plaza principal se convertiría en pista de patinaje………..
158
El “vampiro de” Pátzcuaro……………………………………..
160
Los recuerdos del presidente Cárdenas………………………
162
El palacio de Huitziméngari sería un lujoso hotel…………….
164
La Basílica a punto de ser consumida nuevamente por un
incendio…………………………………………………………...
166
La construcción del nuevo mercado municipal……………….
168
Conclusión………………………………………………………..
170
Fuentes consultadas…………………………………………….
172
Índice de fotografías
Portal Hidalgo…………………………………………………….
30
Santuario de Nuestra Señora de la Salud………...................
39
Equipo de fútbol “Vasco”………………………………………..
40
Exconvento y templo de San Agustín………………………….
42
Andrés Avelino Valencia del Toro y María Álvarez Moreno..
46
9
Familia patzcuarense……………………………………………
48
Jardín G. Arriaga…………………………………………………
61
Quinta Eréndira…………………………………………………..
65
Fotógrafo en el lago de Pátzcuaro……………………………..
76
Agustina Arias García y niño muerto…………………………..
82
Pescador del lago de Pátzcuaro……………………………….
92
Dos vistas del lago de Pátzcuaro………………………………
93
Movimiento de los revolucionarios de Luviano Rentería a su
salida de Pátzcuaro el 28 de abril de 1913…………………..
96
Personas caminan afuera del Hotel “De la Concordia”……..
103
Narciso Servín Calderón y Narciso Servín García…………..
106
Ramón Carranco y Luis Ortiz Lazcano en la inauguración
de una obra hidráulica en Pátzcuaro…………………………..
110
Lago de Pátzcuaro……………………………………………….
114
Comerciantes frente a la pila del torito………………………...
122
Templos de la Compañía y el Sagrario………………………..
128
Isla de san Pedrito……………………………………………….
132
Salón Apolo……………………………………………………….
136
Salvador Solchaga……………………………………………….
138
Fuente Bautismal en el exconvento de San Agustín………...
140
Quinta El Fresno…………………………………………………
142
Antiguo Colegio de San Nicolás, hoy museo de Artes
130
Populares…………………………………………………………
144
Calle san Juan de Dios………………………………………….
148
10
Comerciantes en la plaza principal de Pátzcuaro……………
149
Calle de la Esperanza y Lloreda……………………………….
153
Revolucionario maderista colgado la noche del primero de
julio de 1913 por la gente de Cárdenas……………………….
155
Inauguración de gasolinera de Juan B. Carvajal……………..
161
Lázaro Cárdenas se corta el pelo en su quinta Eréndira…...
163
Cuartel de Pátzcuaro…………………………………………….
165
Mercado después del incendio…………………………………
167
Tabla. Causas de defunción en Pátzcuaro, oct. de 1818 –
ene. 1919…………………………………………………………
80
11
12
AGRADECIMIENTOS
A todos los responsables y personal de los distintos
repositorios consultados; quienes fueron muy amables y serviciales.
A Enrique Soto “El Chino”, por compartir sus valiosos
conocimientos.
A Dante Servín, por facilitarme material hemerográfico y
fotográfico de su colección familiar.
A José Antonio Guerrero, Martha Suárez Carranza, Mario
Báez, Manuel O. Valencia, Bernardo Ramos y familia Servín
Martínez, por permitirme reproducir algunas fotografías de su
colección.
A todos los que me brindaron su apoyo moral.
13
14
INTRODUCCIÓN
La historia de Pátzcuaro es riquísima, pero imposible de conocer en
su totalidad. De los acontecimientos relevantes o cotidianos, sólo una
ínfima parte ha quedado en la tradición oral o plasmada en
documentos que yacen en diferentes repositorios del país o del
extranjero; el resto se han perdido irremediablemente. Así, las
historias quedan incompletas, desatadas, confusas, distorsionadas,
o con suerte, en espera a que alguien las recupere y las de a conocer.
Por fortuna, durante décadas, numerosos investigadores
nacionales y extranjeros han invertido su tiempo y esfuerzo en
develar partes del pasado de Pátzcuaro, abocándose a determinados
temas y periodicidad. Muchos de ellos han hecho aportaciones
importantes al conocimiento, agregando trozos de tejido histórico de
la ciudad lacustre.
La finalidad de este libro es aportar a lo que ya se ha escrito,
recuperando noticias de Pátzcuaro que hemos localizado en distintos
repositorios, con una temporalidad que va desde el siglo XVI hasta el
XX. Son cincuenta pequeñas historias, olvidadas o poco conocidas,
que puede ser de interés para todo el público, al igual que las
fotografías, poco conocidas, que fueron obtenidas de diversos
repositorios.
15
Se cree que Pátzcuaro fue fundado por los caciques
chichimecas Páracume y Vápeani, alrededor del año 1324, aunque
se han encontrado en el lugar vestigios de cerámica de más de 2000
años de antigüedad. Una vez que el cacique Tariácuri asumiera el
título de caltzontzin o cazonci, equivalente a monarca, este lugar se
convirtió en la primera capital de los tarascos, aunque más tarde el
poder se concentró en Tzintzuntzan y Pátzcuaro quedó como centro
ceremonial y de recreo.1
Tras la llegada de los españoles a Michoacán, un grupo de
indígenas que no aceptaban su rendición se atrincheraron en un
lugar que más tarde fue conocido como “Barrio Fuerte”. Pero el
cazonci Tanganxoán II negoció con el militar español Cristóbal de
Olid, su rendición del pueblo tarasco a cambio de ciertas
consideraciones y privilegios. Pocos años después, las acciones
violentas e injusticias del presidente de la primera audiencia Nuño de
Guzmán hacia los naturales ocasionaron que estos huyeran hacia las
montañas y Pátzcuaro, como otros lugares de la región, quedó semi
abandonado.
En 1538, Vasco de Quiroga fue nombrado primer obispo de
Michoacán, con sede en Tzintzuntzan, pero al poco tiempo trasladó
la capital de la provincia y la sede episcopal a Pátzcuaro, que por
1 Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, Estudio preliminar y notas de
francisco Miranda, Morelia, Fimax publicistas, 1980.
16
entonces era un barrio sujeto a Tzintzuntzan.2 Una vez establecida la
diócesis de Michoacán, comenzó el repoblamiento de la nueva
capital, con cientos de familias de indios y españoles. En los
próximos años, Quiroga puso orden social en la región, inició la
construcción de la catedral, el colegio de San Nicolás, el hospital de
Santa Martha, la capilla del humilladero y otras obras. Para entonces,
los franciscanos, encabezados por fray Martín de Jesús, ya habían
fundado un convento en este lugar.
Mediante real cédula de fecha 26 de julio de 1539, se había
autorizado el cambio de capital de la provincia y el 8 de julio de 1550
el papa Julio II autorizó trasladar la diócesis.3 Para 1553 Pátzcuaro
obtuvo la confirmación del título de ciudad y su escudo de armas. Sin
embargo, en pocas décadas disminuiría su jerarquía, pues con la
muerte de Vasco de Quiroga en 1565 se facilitaron los trámites para
llevar a cabo el cambio de sede provincial y catedralicia a Valladolid
en 1575 y 1579-1580, respectivamente.
A principios del siglo XVII, una gran parte de la población
indígena había sucumbido ante las constantes epidemias ante las
cuales no tenían defensas naturales. De cualquier manera,
Pátzcuaro se mantuvo como un importante centro de intercambio
comercial, debido a su estratégica ubicación geográfica. Su jerarquía
2 Benedict Warren, La conquista de Michoacán 1521-1530, Morelia, Fimax
publicistas, 1977.
3 Mariano Cuevas, Historia de la iglesia en México, tomo 1, México, Porrúa, 1992, p.
302.
17
política adquirió un nuevo nivel a partir de 1718 cuando un grupo
pudiente de comerciantes españoles, representados por el licenciado
Gerónimo de Soria Velázquez, lograron recuperar la capital de la
provincia, hasta 1767 cuando regresó el poder a Valladolid.4 Fue por
este tiempo (1766-1767), que la ciudad atestiguó una fuerte protesta
social encabezada por el gobernador de indios Pedro de Soria
Villarroel, a raíz de la creación obligatoria de milicias provinciales, el
incremento de impuestos y la expulsión de los jesuitas. Esta
insurrección fue disuelta con severos castigos, incluyendo la
ejecución de Soria Villaroel y otros de los líderes, como escarmiento
para la plebe.5
Para entonces las familias adineradas de Pátzcuaro poseían
importantes haciendas en Taretan, Acumbaro, Chapultepec, Ajuno,
Ixtaro, Aranjuez, Charahuén, Jongo, Cheretaro y Urecho, además de
estancias, ranchos y minas. Sus productos eran transportados hacia
tierra caliente, Valladolid, la ciudad de México y el norte de la Nueva
España. Como muestra de la bonanza de la ciudad aún quedan
Louise Enkerlin, “La ciudad de Pátzcuaro cabecera de la Provincia de Michoacán
durante la primera mitad del siglo XVIII”, en Tzintzun, julio – diciembre 1998, núm.
28, Morelia, UMSNH, IIH, 1998, pp. 57 - 59.
5 Felipe Castro Gutiérrez, Movimientos populares en la Nueva España. Michoacán,
1766-1767, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1960. pp. 120129. Ofelia Mendoza Briones, “Los tumultos de Pátzcuaro, 1766-1767. Una
propuesta de investigación histórica”, tesis para obtener el grado de licenciada en
historia, Morelia, UMSNH, Escuela de Historia, 1995.
4
18
muchas de las casonas que hoy se pueden ver alrededor de la plaza
principal.6
El sometimiento e injusticias del gobierno español hacia los
nacidos en la Nueva España ocasionó un malestar en amplios
sectores, que derivó en la lucha de la independencia, Durante este
periodo de la historia, Pátzcuaro tuvo una participación destacada
con personajes como el padre Manuel de la Torre Lloreda, José
María Ansorena y doña Gertrudis Bocanegra. Con la división política
que sufrió el estado en 1824, Pátzcuaro quedó como cabecera del
distrito XII del departamento oeste, y el 10 de diciembre de 1831, se
elevó a la categoría de municipio.
En la guerra de Reforma, predominaba en la ciudad un grupo
de conservadores que en 1867 se pronunciaban a favor del segundo
imperio mexicano. El 4 de enero de este mismo año, se desarrolló en
la ciudad un sangriento enfrentamiento cuando el general Régules,
luchador republicano, atacó y tomó la ciudad.
Durante el periodo conocido como porfiriato o porfirismo, la
ciudad pasó por un proceso de modernización. En 1886 se inauguró
el ferrocarril Morelia-Pátzcuaro; al siguiente, comenzó a navegar por
el lago un barco de vapor; el 5 de mayo de 1899 la ciudad estrenó
alumbrado eléctrico y más tarde se arreglaron edificios, plazas y
6
Gabriel Silva Maldujano, La Casa Barroca de Pátzcuaro, Gobierno del Estado de
Michoacán, Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente, Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, Morelia,
Morevallado, 2005, pp. 39-41, 57 y 223. Louise Enkerlin, op. cit. p. 57.
19
paseos, entre otras mejoras materiales. Sin embargo, como ocurrió
en todo el país, existía entre la población una gran desigualdad social
y económica que fue parte de las razones para iniciar una nueva
lucha armada en el país.
Durante la Revolución Mexicana, la ciudad fue un punto
estratégico para tomar la capital del estado. El 21 de abril de 1913,
alentados los revolucionarios por el triunfo obtenido en Tacámbaro,
dispusieron el ataque a la ciudad, donde fueron recibidos con
regocijo. Cinco años después, en el mes de julio, el bandolero Inés
Chávez García atacó y tomó la ciudad, pero en poco tiempo fue
rechazado por un grupo de soldados dirigidos por Benigno Serrato.
Luego de la revolución se inició la recuperación de Pátzcuaro.
Mediante acciones y decretos impulsados principalmente por el
general Lázaro Cárdenas se hizo un esfuerzo por conservar la
imagen “típica”, de la ciudad y ser promocionada como destino
turístico. Entre 1930 y 1950 se levantaron monumentos, se abrieron
hoteles, se restauraron o remodelaron edificios públicos y se
aderezaron paseos públicos.
Entre los eventos más importantes que tuvieron lugar en los
últimos 75 años, se encuentra la realización del Primer Congreso
Indigenista Interamericano en 1940, la fundación del Centro Regional
de Educación Fundamental para América Latina (CREFAL) en 1951;
en el año de 1990, el Centro Histórico de la ciudad de Pátzcuaro fue
decretado por el INAH “Zona de Monumentos” por sus edificaciones
con valor patrimonial. Para el año 2002, fue declarado “Pueblo
20
Mágico” por la SECTUR Federal.7 En 2007 formó parte de la Ruta
Don Vasco, junto con pueblos como Santa Fe de la Laguna y
Tzintzuntzan.
En este amplio contexto se insertan nuestras historias. Los
temas están relacionadas con sociedad y arquitectura: desde vida
cotidiana, visitas de personajes importantes, edificios deteriorados y
destruidos, acontecimientos relevantes, patzcuarenses destacados y
olvidados, proyectos realizados y frustrados, lugares de hospedaje,
legislación
y
justicia,
muerte
y
delincuencia,
periódicos
desaparecidos, organización social, entre muchos otros, como
pequeños trozos de la historia patzcuarense.
7
Periódico Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo, Morelia, 15 de marzo de
2010. Plan estratégico para el desarrollo turístico de Pátzcuaro, p. 8.
21
22
LA TARASCA Y SANTA MARTA
Los cronistas del siglo XVI señalaron con cierta duda que el término
“Tarasco” podía haberse originado de "taraskue" o “tharascue”, que
significa "yerno" o "suegro". Al respecto, se cree que los nobles de la
élite uacusi o uacúsecha (guerreros águila) concedieron a los
españoles sus doncellas para poder emparentarse y constituir
alianzas, por lo que los europeos utilizaron el término tarascos para
referirse a los Michoacanos. Otra posibilidad, dicen los estudiosos del
tema, es que el término estuviera relacionado con la deidad Taras,
es decir, los tarascos eran "los descendientes o adoradores de
Taras".8 La verdad es que no existe evidencia de la manera en cómo
se hacían llamar los habitantes de la región lacustre de Pátzcuaro,
ahora conocidos como tarascos o purépechas, ni siquiera es seguro
que esta palabra fuera utilizada por los nativos de Michoacán antes
de la llegada de los españoles, pues en los primeros diccionarios de
esta lengua elaborados a partir de la segunda mitad del siglo XVI,
sólo refieren el término tarasco como el idioma que hablaban los
michoacanos.
8 Pedro Márquez Joaquín, Tarascos O Purepecha?: Voces sobre antiguas y nuevas
discusiones en torno al gentilicio michoacano, Universidad Michoacana de San
Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, El Colegio de Michoacán,
2007.
23
En coincidencia con el término “taraskue”, en Francia existe
una población llamada Tarascan, cerca de la cual, según una
leyenda, habitaba una criatura llamada Tarasca (en francés
tarasque), la cual atacaba a los que transitaban por el camino que va
de Arles a Avignon, ahogando a sus víctimas y devorando sus
cuerpos. Se describe como una especie de dragón con seis patas
cortas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey con
un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que
terminaba en el aguijón de un escorpión. Su cabeza era descrita
como la de un león con orejas de caballo y una desagradable
expresión. El rey de Tarascón había atacado sin éxito a la Tarasca
con todas sus filas y arsenal, hasta que Santa Marta de Betania,
hermana de Lázaro, quien había llegado a Francia huyendo de los
romanos, encantó a la bestia con sus plegarias y volvió a la ciudad
con ella. Los habitantes aterrorizados atacaron a la criatura al caer la
noche, la cual murió allí mismo sin ofrecer resistencia. Entonces
Santa Marta predicó un sermón a la gente y convirtió a muchos de
ellos al cristianismo.
Una vez que los Reyes Católicos de España completaron la
reconquista con la toma de Granada en 1492, se comenzó a venerar
a Santa Marta como símbolo de la región católica que venció a los
moriscos infieles. En la fiesta del Corpus Christi se acostumbraba en
todos los pueblos de España, incluyendo Madrigal de las Altas
Torres, lugar de origen de Vasco de Quiroga y de Isabel la Católica,
sacar en una procesión a la imagen de Santa Marta parada sobre la
24
Tarasca, acompañada de “gigantes”, “cabezudos”, “diablillos” y una
Tarasca hueca maniobrada por una persona. Tanto los diablillos
como la tarasca molestaban a los asistentes, principalmente a los
niños, como representación del mal que atosiga a los seres humanos.
En la actualidad, la procesión de la Tarasca subsiste sólo en Granada
y en unas pocas localidades españolas y francesas.
A la llegada de los españoles a América, algunos grupos de
nativos, como los que habitaban en Tzintzuntzan y sus alrededores
eran considerados como salvajes, principalmente por sacrificar seres
humanos y devorar partes del cuerpo de sus enemigos vencidos en
las guerras. Estos “seres”, que en ocasiones fueron imaginados del
otro lado del atlántico como monstruos deformes con un solo ojo,
según los conquistadores, tenían que ser convertidos y “librados de
los engaños del demonio”.9 En este sentido, nos preguntamos si los
habitantes de Michoacán podrían haber sido llamados tarascos por
los europeos, haciendo alusión a aquel ser mitológico que encarnaba
la maldad y el pecado o el hecho de que existieran palabras iguales
en dos continentes tan lejanos y desconocidos el uno del otro es sólo
una coincidencia.
Una vez que Vasco de Quiroga mudó la capital del obispado
de Tzintzuntzan a Pátzcuaro fundó el hospital de Santa Marta, en
honor a la Santa que venció a la Tarasca y logró la conversión de
9
Isidro Félix de Espinosa op. cit. pp. 57-58.
25
numerosas personas a la religión católica.10 Durante las siguientes
décadas, la fiesta de Santa Marta, el 29 de julio, tuvo gran
importancia para los indios de la ciudad. Esta incluía una misa
solemne acompañada de música y una procesión con cohetes y
luminarias, en la que participaba gente de la ciudad y de los pueblos
vecinos.11 Es probable que Quiroga hubiera iniciado la tradición de
utilizar a los gigantes y cabezudos (conocidos ahora como
mojigangas) en las fiestas relacionadas con el hospital de Santa
Marta, aunque hasta ahora no se tiene evidencia. Lo que se sabe es
que a finales del siglo XVIII el rey Carlos III prohibió el uso de gigantes
en las procesiones de los territorios españoles y fue hasta finales del
siglo XIX que se volvieron a utilizar en Pátzcuaro con motivo de la
coronación de la Virgen de la Salud, la cual había estado
originalmente en el hospital de Santa Martha y luego en el Santuario
de Nuestra Señora de la Salud. Estas figuras de gigantes eran
acompañadas, como ahora, por diablillos y una “tortuga”, que de
acuerdo a que se ha visto, se trata de la Tarasca: la encarnación del
mal.
10
Los dragones que se pueden ver en un muro de la calle Madrigal de las Altas
Torres y en la puerta del convento de las monjas dominicas, en la calle Serrato,
representan a la Tarasca, que se relaciona con Santa Marta.
11 Josefina Muriel, Hospitales de la Nueva España, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, 1990.
26
MESONES DEL VIRREINATO
Son conocidos los nombres de los mesones que había en Pátzcuaro
a finales del siglo XIX y principios del XX,12 pero las posadas y
mesones existieron desde el siglo XVI. Un documento de 1554 habla
de una persona de nombre Benito de Varela, quien era el mesonero
de la ciudad.13 Otro de 1567 se refiere a un tal Hernando Ortega y a
un
Francisco,
como
el
dueño
y
mozo
de
una
posada,
respectivamente.14 Un manuscrito de 1570 habla del dueño de una
posada, de nombre Fernando Gutiérrez, quien acusa a Alonso
Gómez de Alfaro de haber dejado tres caballos en dicho lugar y no
pagar lo que se comieron.15 En 1580, el gobernador Juan Puruata y
otros funcionarios, dieron testimonio de haber arrendado a Pedro de
Aramburo dos tiendas en “La casa del Mesón”: En 1605, Juan Calvo
decía que arrendaba a los naturales de Pátzcuaro un mesón para
forasteros, que los naturales debían darle para recaudo y zacate y
que hacía dos semanas que no cumplían, por lo que él no alcanzaba
a cubrir el arrendamiento que eran sesenta pesos. Hacia 1627 se
12 José Manuel Martínez Aguilar, El Pátzcuaro de ayer en el imaginario, Pátzcuaro,
impresiones Garcés, 2012, pp. 51-54.
13 Rodrigo Martínez Baracs y Lydia Espinosa Morales, La vida michoacana en el
siglo XVI. Catálogo de documentos del siglo XVI del Archivo histórico de la ciudad
de Pátzcuaro, México, INAH, 1999, p. 41.
14 Ortega fue teniente de alcalde mayor. Ibid, pp. 72, 88
15 Ibid, p. 104.
27
dice que en el mismo mesón se daba zacate para los animales y era
un lugar para descargar y descansar. 16
Para 1709 se tiene noticias de otro mesón que se encontraba
en la calle de las Palmas –Ibarra-, casi esquina con la plaza mayor,
que era conocido como “el mesón de la ciudad”, quizá se trate del
que después llevó el nombre de “mesón de las Diligencias”.17 En
1712 un solar que se encontraba a un lado de las Casas Reales, que
pertenecían al gobernador y regidores indígenas, fue adquirido por el
capitán Don Francisco de Soria Villaroel, regidor depositario y
procurador general, a nombre del Ayuntamiento, previa licencia del
Duque de Linares, para convertirlo en alhóndiga y mesón para los
mercaderes que acudieran a la ciudad. Su renta ascendía a 150
pesos y era administrado por el cabildo para pagar las fiestas anuales
de la ciudad, el empedrado de sus calles, así como la manutención y
fabricación de los conductos de agua para las fuentes principales.
Para el año de 1749 el edificio de la alhóndiga se componía
de once piezas, con construcción humilde, muros de adobe, suelo de
terrado, entresuelos de vigas y tablas y el techo de tejamanil. En ese
entonces el edificio de las Casas Reales se encontraba en muy mal
AHCP, C-8(8), 1605, AHCP, C-9(3), 1627, apud Laura G. Flores, “El universo, la
casa y los rincones. El uso del espacio público y privado en Pátzcuaro durante los
siglos XVII y XVIII”, en Carlos S. Paredes Martínez y Marta Terán (coord.) Autoridad
y gobierno indígena en Michoacán, vol. 1, México, El Colegio de Michoacán,
CIESAS, INAH, UMSNH, 2003, p. 68.
17 Esperanza Ramírez Romero, Catalogo de monumentos y sitios de la región
lacustre. Pátzcuaro (tomo I), México, Gobierno del Estado de Michoacán, UMSNH,
1986, p. 235.
16
28
estado de conservación, por lo que el Ayuntamiento consideró
necesario rematar tanto la alhóndiga como el mesón en 3000 pesos,
para reconstruirlas y levantar los portales; la propiedad fue comprada
por el comerciante Nicolás Martínez.18 Siete años después, el cabildo
no tenía dinero para pagar la reparación de los caminos por lo que
se pidió contribución a los caminantes, arrieros y hacendados. En
1791 se abrió otro mesón en la calle del Truco, esquina con la plaza
principal, en el fondo de la casa donde vivían y que habían heredado
Doña María Ana Juana y Doña Manuela Viscarra. El segundo patio,
que servía como mesón, tenía una cochera empedrada, con
capacidad para dos coches, una caballeriza, un pajar, un cuarto
amplio con tapanco para guardar misiones y aderezos de coches, un
cuarto para almacenar maíz y cebada, y otros cuartos con
corredores.19
Como se puede apreciar, poco se habla de los nombres de
los mesones; más bien se referían a ellos como la “casa del mesón”,
“el mesón de la ciudad” o el mesón de “fulano de tal”.
18 Gabriel Silva Maldujano, La casa barroca de Pátzcuaro, Morelia, Gobierno del
Estado de Michoacán, SUMA, UMSNH, Instituto de Investigaciones Históricas,
Morevallado, 2005, pp. 40, 187. Louise M. Enkerlin, “La ciudad de Pátzcuaro
cabecera de la Provincia de Michoacán durante la primera mitad del siglo XVIII”, en
Tzintzun, julio – diciembre 1998, núm. 28, Morelia, IIH, UMSNH, 1998, 71.
19 Gabriel Silva Maldujano, op. cit., pp. 180 - 181.
29
Portal Hidalgo. Fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, CONACULTA – INAH,
Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, M 84.
30
UNA PLACA EN HONOR A FRAY MIGUEL DE GORNALES
Una mañana del 11 de octubre de 1977, autoridades patzcuarenses
y representantes de Mallorca, España, colocaron sobre la fachada
lateral del templo de San Francisco una placa en honor a fray Miguel
de Gornales. Muy poco se sabe de este fraile, en comparación con
algunos religiosos que se tienen en la memoria histórica, como fray
Martín de Jesús, el fundador de la primera capilla católica en
Michoacán20 fray Jerónimo de Alcalá, el escritor de la Relación de
Michoacán,21 fray Ángel de Valencia, el primer provincial de
Michoacán,22 fray Jacobo Daciano, el primero en administrar la
20 Fray Martín pasó sus últimos momentos en Pátzcuaro, donde falleció un 25 de
septiembre de 1557, a los 75 años de edad. Alonso de la Rea, Crónica de la orden
de Nuestro Seráfico Padre San Francisco Provincia de San Pedro y San Pablo de
Michoacán en la Nueva España, México, La voz de México, 1982. p. 99. Espinosa
da la fecha de 25 de septiembre cuando cita el Martirologio franciscano de Arturo,
Isidro Félix de Espinosa, Crónica de la provincia franciscana de los santos apóstoles
San Pedro y San Pablo de Michoacán, apuntamientos bibliográficos de Nicolás León,
IIH, UMSNH, Morelia, Morevallado, 2003, pp.121, 123.
21 El padre Beaumont presentó una pintura donde se ve a fray Jerónimo como uno
de los que acompañó a Quiroga en su traslado a Pátzcuaro, en 1538, junto con fray
Ángel. Pablo Beaumont, Crónica de Michoacán, Morelia, Balsal, 1985, vol. 2 p. 218.
Un testimonio señala que fue el primer guardián de Pátzcuaro (al menos se sabe
que era guardián en 1541). J. Benedict Warren, “Writing the language of Michoacan:
sixteenth century franciscan linguistics”, en Francisco Morales (ed.) Franciscan
presence in the Americas, essays on the Activities of the Franciscan Friars in the
Americas, 1492 – 1900, Maryland, Academy of American Franciscan History, 1983,
p. 310. J. Benedict Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios,
Morelia, IIH, UMSNH, Fimax publicistas, 2005.
22 Fue guardián entre 1534 a 1538. Isidro Félix de Espinosa op. cit. p. 267.
31
eucaristía a los indios,23 o fray Juan Bautista de Lagunas, escritor de
cartillas en tarasco,24 quienes residieron en el convento franciscano
de Pátzcuaro en el siglo XVI. Sobre fray Miguel de Gornales al menos
se tiene noticia que nació en la isla de Mallorca, alrededor de 1527;
que a los 28 años llegó al convento de Xochimilco, perteneciente a la
provincia del Santo Evangelio, donde se desempeñó como un
destacado profesor de artes y teología. Posteriormente pasó a
Jalisco y más tarde a Michoacán, aprendiendo y administrando en la
lengua tarasca. En el último cuarto del siglo XVI fue guardián del
convento de Pátzcuaro, donde acaeció su muerte. Sus restos fueron
depositados en el templo franciscano, cerca del altar, junto a los de
otros insignes religiosos.
Como él, los nombres y obras de la mayoría de frailes que
fueron guardianes y predicadores del convento franciscano de
Pátzcuaro han quedado en el olvido. Aquí recuperamos al menos
algunos de sus nombres y la fecha en que se les ubica en Pátzcuaro:
fray Luis González (1581),25 fray Diego de Fuenllana (1582), fray
Mateo Castro (1584), fray Lorenzo Matías (1598),26 fray Juan de
23 Era predicador y probablemente guardián en 1562. El convento de religiosos de
San Francisco con la Iglesia Catedral de la misma provincia sobre la administración
de la pila de bautismo; julio de 1573; AGI, justicia, leg. 178, núm. 1, ramo 2. Jerónimo
de Mendieta, Vidas franciscanas, México, UNAM, 1994, pp. 77-78. Isidro Félix de
Espinosa, op. cit., pp. 251-253.
24 Quien escribió en el convento de Tzintzuntzan, por el año de 1574, Arte y
dictionario, con otras obras en lengua Michuacana.
25 AHCP, serie Pátzcuaro, siglo XVI, caja 131, legajo 3, 1f.
26 APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 5.
32
Aguilar (1619), fray Francisco Martínez, fray Miguel Tolón (1631), 27
fray Ildefonso de Contreras (1640), fray Ildefonso García (1642), fray
Alonso Diez, fray Francisco Oyando (1643), fray Antonio Osorio
(1644), fray Joseph de la Cruz (1644-1646), fray Ludovico Baños
(1644 y 1655), fray Tomás Mejía (1654), fray Luis Baños (1656), fray
Nicolás Gómez (1658-1659), fray Juan Gutiérrez Gómez (1658,
1666-1668, 1671-1672, 1676 y 1682), fray Sebastián de Uceda
(1660-1662 y 1669), fray Melchor Mejía (1663), fray Melchor del
Carpio (1665), fray Sebastián de Viceda (1669), fray Tomas de
Larrauri (1674-1675 y 1679), fray Juan de Peñaloza (1678), fray
Mateo de la Trinidad, fray Sebastián Alemán, fray Jhonas de Adriden
(1680), fray Emmanuel de los Santos Bravo (1683-1685), fray Gaspar
López (1690), fray Francisco de Conteras (1685-1688, 1691-1692),
fray Ildefonso Ramos (1694), fray Andrés de Salazar (1694), fray
Pedro Medina (1694-1696, 1706), fray Antonio Torres (1698), fray
Pedro Lobato (1699-1700), fray Manuel de Cuadros (s. XVII), fray
Nicolás de Rivera (1702), fray Emmanuel Gómez (1703), fray
Didacus de Vargas (1705), fray Paulo Montero (1708-1710), fray
Francisco Herraro (1712), fray Emanuel López (1713), fray Pedro de
Lugo (1714), fray Francisco Ponce de León (1718-1719, 1721 y
1725), fray Francisco Verdiguel (1719), fray Antonio Núñez (1722),
fray Francisco de Moya (1724), fray Juan López Aguado (1725), fray
José de Cintora (1726-1627 y 1729-1731), fray Antonio Blanco
27
APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 8.
33
(1733), fray José de San Francisco (1734), fray Joseph Bernardo
Fontana (1736-1738), fray Emmanuel Ruiz (1739-1740), fray
Francisco Escandón (1741-1743 y 1751), fray Marcos Ramírez de
Berar (1745), fray Francisco Araujo (1746), fray José Rosas (17481749), fray Jerónimo de Sandatigui (1749), fray Jacobo Aldrete
(1761), fray Simón E. (1761), fray Luis Vicente de Iturralde, fray
Manuel Núñez, fray Joseph Vicente Villanueva (1765), fray Nicolás
de Araujo (1765), fray Marcos Saenz, fray Juan Ferrer (1773),28 fray
Benito Folgado (1792-1793), fray Sebastián Garrido (finales del siglo
XVIII), fray José María Chávez (1846, 1847),29 fray Vicente Aguirre
(1854),30 fray Antonio de Villareal (1864), fray Juan B. Pérez (1892),
fray Francisco Manríquez, fray Buenaventura Chávez (1904)31, fray
Luis Chávez Garibay (1908) y fray Bernardino de la Cruz, entre
otros.32
28
APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 13.
APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 42. En
1847 donó las campanas del templo para que se construyeran piezas de artillería.
30 Carlos Juarez Nieto, Índices documentales del Archivo Casa Morelos, religiosos,
S. XVII-XX, INAH, UMSNH, 2009, p. 468.
31
Jorge Bay Pisa, Los rincones de Pátzcuaro, Pátzcuaro, La Pluma de oro, 1930, p.
35.
32 AGN, Instituciones Coloniales, Inquisición, Inquisición (61), Volumen 123, exp. 3,
fs. 68, 1582. APFM, sección Gobierno, vol. 1, Libro Becerro, Tablas capitulares I,
1626-1692 y II, 1694-1752. Copia de los religiosos de la santa provincial de San
Pedro y San Pablo de Michoacán, (1694-1696); BNAH, vol. 134, f. 101-102. Informe
del venerable definitorio de la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán,
sobre el número de conventos cabeceras y religiosos que residen en ellos. BNM,
fondo franciscano, caja 52, 3404, f. 10-17 v. Tabla congregación, 1680, AHCMO,
Franciscanos, caja 17, exp. 33, doc. 3, 3 f. 1679. 1643; AHCP, caja 11-1 y 12-2.
Tabla capitular, 1669, 1688, 1689, 1679, 1692, 1713, 1724, 1731, 1733 y 1745;
BNAH, vol. 98. Tabla capítulo provincial, 1676, AHCMO, Franciscanos, caja 17, exp.
48, doc. 6. Isabel González Sánchez, El Obispado de Michoacán en 1765, Morelia,
29
34
EL CUERPO INCORRUPTO Y LA CAPILLA DEL ROSARIO
En un interesante artículo, Juan Carlos Ruíz nos habla sobre las
reacciones sociales y la interpretación religiosa que se le dio al
hallazgo de un cuerpo incorruptible en Pátzcuaro el 9 de mayo de
1631. El cadáver de quien en vida llevaba el nombre de Francisco
Quintana fue encontrado cuando se pensaba inhumar el cadáver de
Lázaro González, al abrir una fosa que se encontraba junto al altar
principal de la capilla del Rosario en el Santuario de Nuestra Señora
de la Salud, esto es, en la actual capilla de Nuestra Señora de la
Soledad del templo del Sagrario.33
Investigaciones Históricas, Gobierno del Estado de Michoacán, 1985, p. 291. Lista
de los religiosos de la provincia de Michoacán, 1765; Biblioteca Nacional de
Antropología e Historia (en adelante BNAH), vol. 134, f. 93-100. Alberto Carrillo
Cázares, Partidos y padrones del obispado de Michoacán, 1680-1685, Zamora, El
Colegio de Michoacán, 1996, p. 102. 1806; AGN, inquisición (61), vol. 529, exp. 7,
1694, fs. 16; AHCP, fondo colonial, caja 64-A, exp 2. fs. 384. Enrique Soto González,
Antología de Pátzcuaro, Morelia, Impresos Hurtado, 1983, op. cit., p. 43. Enrique
Soto González, Riendo, riendo y Pátzcuaro comiendo, Pátzcuaro, talleres gráficos
del CREFAL, 2004, p. 48. Enrique Soto González, Relatos y leyendas de Pátzcuaro,
narración y fantasía de un pueblo, Litho Quality, 2005, pp. 19-21. Antonio Salas
León, Cosas de antaño y de ogaño, Morelia, Impresos Hurtado, 2010, p. 168.
Esperanza Ramírez Romero, op. cit. p. 110. Mónica Pulido Echeveste, “Las ciudades
de Michoacán. Nobleza, memoria y espacio sagrado en la disputa por la capitalidad.
Tzintzuntzan, Pátzcuaro, Valladolid. Siglos XVI-XVIII”, tesis de doctorado en historia
del arte, México, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Investigaciones
Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2014, p. 274.
33 Juan Carlos Ruíz Guadalajara, “El cuerpo, la muerte y lo sagrado en la Nueva
España del siglo XVII: un caso inconcluso en Pátzcuaro, 1631”, en Relaciones, vol.
XXIV, núm. 94, primavera de 2003, pp. 92-124.
35
El antiguo convento de Santa Catarina de Siena tenía una
tribuna que daba hacia la capilla dedicada a la Virgen del Rosario,
donde las religiosas podían orar a través de una reja.34 A raíz de un
incendio provocado por fuerzas del General Régules el 5 de enero
de 1867, el templo sufrió serios daños, quedando cerrado por cinco
años. En una obra hecha en 1874, se amplió el Santuario, quitando
la doble reja de fierro y se abrieron las dos pequeñas puertas que
dan hacia el atrio.35 A partir de 1890 el edificio fue restaurado y
transformado. Para la gestión de recursos y la contratación de
trabajadores se comisionó a Tomás Torres, Abundio Barriga,
Eduardo Alcázar, Espiridión Melgoza y Juan de Dios Arriaga.
Las obras de cantería y albañilería quedaron a cargo de los
hermanos Longinos y Antonio Ríos, quienes sustituyeron techos de
teja por cubiertas de terrado, abrieron 6 ventanas laterales, ampliaron
la claraboya del coro y abrieron dos puertas en el presbiterio en la
capilla de la Virgen del Rosario; ampliaron el arco del camarín para
colocar un altar de cantera en lugar del que estaba de madera,
realizaron dos altares laterales y uno en el camarín de cantera. Para
renovar toda la madera se contrataron a varios de los mejores
carpinteros: la decoración estuvo a cargo de Julio Vázquez, mientras
34 Sobre la historia del convento de Santa Catarina se recomienda José Martín
Torres Vega, “La incidencia de la orden dominica de mujeres en el espacio urbanoarquitectónico de Pátzcuaro y el obispado de Michoacán, 1747-1867”, tesis de
doctorado, Aguascalientes, Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2013.
35 J. Galván Zavala, Apuntes históricos de la ciudad de Pátzcuaro, Morelia, Tip.
Mercantil J. Zavala y Cia., 1924.
36
que Joaquín Villegas se encargó de la construcción del púlpito, los
confesionarios, la cancelería de la puerta principal y estantería del
ante camarín, mientras que Urbano Vázquez terminó el camarín.
Estanislao Vázquez, Maximiliano Salas, Salvador Pérez y Joaquín
Victoria, se hicieron cargo de todo lo demás. Este último fabricó el
nicho de la Virgen. Catarino Martinez fabricó las puertas de hierro,
Francisco Villanueva hizo los alambrados de las ventanas, mientras
que José Jenney y Diego Román se encargaron de reformar el
órgano que contaba de 892 tubos. El nuevo camarín de cantería
adjunto al altar principal sustituyó al original de madera. En este
aposento fue depositada la imagen de la Virgen de Nuestra Señora
de la Salud en lo que se reconstruía el altar mayor principal.36 Fue
hasta el 7 de septiembre de 1893 que se celebró el final de las
obras.37
Una vez que la imagen de la Virgen de la Salud fue llevada al
templo parroquial, el 8 de diciembre de 1908, la imagen de la Virgen
del Rosario fue colocada en el altar principal y en el altar de la capilla
se colocó la imagen de la Virgen de la Soledad, como se puede ver
en la actualidad. En cuanto al camarín, este se dedicó por un tiempo
a San José, como lo revela un periódico de 1901.38
36
Anónimo, Crónica de la solemne coronación de la imagen de Nuestra Señora de
la Salud de Pátzcuaro, Morelia, imprenta y librería de Agustín Martínez Mier, 1899,
p. 15.
37 María Magdalena Guzmán Flores, “El convento de monjas dominicas de Nuestra
Señora de la Salud de Pátzcuaro. 1747-1810”, tesis de maestría en historia, Facultad
de historia, UMSNH, 2015, pp. 102-105.
38 El tiempo Ilustrado, 2 de septiembre de 1901, pp. 420-428.
37
Volviendo al tema del cuerpo encontrado, ya había un
antecedente en Pátzcuaro. En 1585 se encontró en el colegio jesuita
el cuerpo incorrupto de una mujer, que al parecer perteneció a una
de las beatas indias que había muerto al menos veinticinco años
atrás.
En el caso del hallazgo del cuerpo de Francisco Quintana, fue
al cura bachiller Diego Martínez de Borja,39 a quien le tocó tomar las
riendas del asunto, el cual tenía posibilidades de tratarse de un
milagro, decían. Aunque no se sabe con precisión el veredicto, Ruíz
Guadalajara nos dice que el cuerpo fue revisado con detenimiento,
que maravilló a propios y extraños y que por muchos años estuvo
expuesto en una caja de madera por orden del obispo Francisco de
Ribera.
39
Es probable que el cura perteneciera a una de las ramas de la familia de San
Francisco de Borja, como también pudieron serlo Diego Naranjo de Borja, quien
estudió en el colegio de San Nicolás, Agustina de Borja, su madre, o Fernando de
Borja, rector del mismo colegio entre 1646-1649. Un estudio nos dice que con
seguridad Gonzalo de Borja, quien se casó con Juana de Vargas en Pátzcuaro en
1598, pertenecía a la familia de San Francisco de Borja. Carlos Sarthour Carreres,
“La estirpe borjana de San Francisco en México”, en La Hormiga de oro, año LI, núm.
43, 25 de octubre de 1934, pp. 14-15.
38
Santuario de Nuestra Señora de la Salud (hoy Sagrario). Fototeca “Constantino
Reyes-Valerio”, CONACULTA – INAH, Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, 0110, 081.
39
Equipo de fútbol “Vasco”. Foto Zavala. 25 de julio de 1944. Archivo particular de
Enrique Servín.
40
LAS CAPILLAS DESAPARECIDAS DE PÁTZCUARO
Hace pocos años aún se tenían vestigios de la capilla del barrio de
San Agustín, con nombre de Santa Catarina, en la calle del mismo
nombre -ahora avenida Álvaro Obregón-, frente al antiguo templo de
San Agustín.40 Lo mismo sucedió con la capilla antigua de La
Ascensión, que se encontraba en una de las entradas a la ciudad. No
queda rastro de estas primitivas construcciones ni de otras capillas
que en algún momento existieron. La investigadora Laura Gemma
Flores nos dice que en el siglo XVII los viajeros que llegaban a la
ciudad por el camino de Valladolid -calle Real- encontraban la capilla
de San Mateo, la capilla de San Joseph cercana a la parroquia y,
atrás de esta, la ermita de San Pedro.41 También se dice que en el
lugar en donde está la casa que habitó el profesor Salas León, es
decir, la cuesta del Chapitel -ahora Buenavista- y la plazuela de la
Basílica, se encontraba la capilla del Chapitel, y que en la esquina de
la cuesta de la Paz y la calle Árciga, donde vivió la señora Josefa
Galván, se ubicaba la capilla del Prendimiento.42 En el siglo XVII
también se menciona que existía en Pátzcuaro una ermita dedicada
40
Originalmente el frente del templo daba hacia esta calle.
Laura G. Flores, op. cit., p. 64.
42 Vida, año II, núm. 45, domingo 14 de septiembre de 1952, p. 5.
41
41
a Santa Cruz y Jesús Nazareno.43 Seguramente eran capillas
modestas con poco valor arquitectónico y artístico, pero sin duda
sería interesante tener más detalles de ellas.
Exconvento y templo de San Agustín. Ca. 1911-1915. Fototeca Manuel Toussaint –
Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, fondo Manuel González Galván,
000044.
43
En 1678 estaba a cargo del cura Antonio Leal. Archivo Histórico Casa Morelos (en
adelante AHCMO), fondo diocesano, sección gobierno, serie sacerdotes, subserie
licencias, caja 23, exp. 49.
42
LOS FRAILES ARRENDADORES
Los frailes agustinos de Pátzcuaro llegaron a ser propietarios de las
haciendas de San Nicolás, Sanabria, San Juan de Urecho, La Parota
e Intzatzicu, Jongo, Calunga, Aparícuaro, el puesto de Santa Rosa,
Tamaquaro, El Potrero de los Negros, El Molinito, Intzatzicu, Los
Potreros, Curinguícharo, y de las estancias de Cacanguio, Los
Pareos y Santa Efigenia.44 Además poseían numerosas fincas en la
ciudad y los alrededores. Para beneficiarse de las casas que tenía en
las primeras cuadras de Pátzcuaro, las rentaban a personas de
comprobada honestidad. En 1692, por ejemplo, hicieron un contrato
de censo vitalicio a favor de Juan de Grijalva,45 vecino de la ciudad,
el cual especificaba que éste pagaría renta por una casa que se
encontraba en una de las calles que iba del convento de San Agustín
a la Plaza Mayor, por el “relox”,46 a 32 pesos y 4 tomines.47
44 Guadalupe Salazar González (coord.), Espacios para la producción, obispado de
Michoacán, México, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, CONACYT,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2006, pp. 512-515.
45
46
Homónimo del conquistador español que vivió de 1498 a 1527.
La calle Portugal llevó el nombre de calle del relox, por el reloj del templo de la
Compañía, pero la torre del relox que conoció y dibujó Ajofrin en 1764 probablemente
se encontraba entre las Casas Consistoriales y la casa del Marqués de Villahermosa
de Alfaro. Bartolomé de Umendia, alcaide de la cárcel, pide se la pague por el
cuidado del reloj que se halla en las casas reales. AHCP, C-6, carpeta 11, 3 f.
47 Censo vitalicio que otorga el padre prior del convento de San Agustín de Pátzcuaro
a favor de Juan de Grijalva, 1692, AHCMO, Diocesano, Justicia, Procesos legales,
Censos, caja 84, exp. 27, doc. 5, fs. 8.
43
Los jesuitas, por su lado, también llegaron a tener gran
solvencia económica gracias a los préstamos de dinero a rédito que
hacían, a donaciones y limosnas recibidas o a sus negocios de
compra venta de propiedades, pero, sobre todo, a las ganancias de
sus haciendas agrícolas, tierras y estancias de ganado mayor y
menor en Taretan, Tzurumútaro, Cuinitembaro, Echuén, Tzacaporo,
Urecho,
Vuirunan,
Tzicúripu,
Matlazingo,
Tarímbaro,
Pamo,
Tzecuparátaro, Tejao, y 14 sitios en Cinagua.48
Para algunos de los religiosos franciscanos y personas
recatadas de la ciudad no era bien visto que los padres de la
Compañía de Jesús manifestaran su opulencia organizando
“ejercicios espirituales” donde había regalos, merienda y música para
sus asistentes. Incluso, fray Francisco Contreras, quien era el
guardián de San Francisco en 1693, acusó a los jesuitas, mediante
varios testigos, de apariciones demoniacas en su Colegio y de que
había sospechas de que enseñaban las doctrinas de Lutero y
Calvino.49
No todos los frailes eran buenos y honorables, algunos de
ellos llegaron a ser acusados de comportamientos inadecuados,
48
Francisco Ramírez, El Antiguo Colegio de Pátzcuaro (estudio, introducción, notas
y apéndices de Germán Viveros), Zamora, El Colegio de Michoacán, Gobierno del
Estado de Michoacán, pp. 123-147.
49 AGI, Inquisición, vol. 718, exp. 19, 1701, 313-123, apud Carlos Alfonso Ledezma
Ibarra, “El templo y colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús en Pátzcuaro”,
tesis de doctorado en Historia, México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2012,
p. 48. Mandase castigar a los jugadores de naipes, 1670; APFM, libro becerro, tomo
II, fol. 163a.
44
pecados y delitos, como jugar cartas, beber vino antes de decir misa,
revelar confesiones, tomar dinero de las limosnas para fines
personales,50 tener trato con mujeres,51 casarse siendo religiosos,52
o de ser herejes.53 Los expedientes de muchos de ellos no se
conocen porque a los cinco años de la muerte de los implicados, los
documentos debían ser quemados para evitar futuros malentendidos
o que la información se usará para fines perjudiciales de la orden
religiosa.54
50 Enrique Soto González, Pátzcuaro en la noche de los tiempos, Pátzcuaro,
Impresiones Garcés, 2005, pp. 97-102.
51 A algunos frailes se les detectaron enfermedades venéreas por frecuentar a
prostitutas. Otros tenían relaciones sexuales con sus feligreses. Se sabe, por
ejemplo, de una denuncia hecha en 1615, por fray Alonso de Bribiesca en contra de
su hermano franciscano fray Pedro de Leyva, por encontrarlo con una mujer en su
celda, en el convento de Acahuato. Un caso más es el de un tal fray Esteban que
fue denunciado en Tancítaro, en 1622, por el indio Antonio Juan Apatzi por haberlo
llevado a su celda y obligarlo a tener sexo con él. Patricia Escandón, “La provincia
franciscana de Michoacán en el siglo XVII”, tesis de doctorado en historia, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1999, pp.
131 y 132.
52 AGN, inquisición (61), vol. 799, exp. 7, fs. 402, El sr. fiscal del santo oficio contra
Luis Antonio de Mendoza, alias José Francisco Vidaurre, por haberse casado siendo
religioso de Santo Domingo, Pátzcuaro 1723.
53 AGN, inquisición (61), vol. 529, exp. 7, fs. 16, 1694. AGN, indiferente virreinal, caja
1038, exp. 006 (inquisición, caja 1038), 1699, 2 fs. AGN, inquisición (61), vol. 728,
exp. 3, 1704, fs. 154-175, 164-168. AGN, indiferente virreinal, caja 5133, exp. 034
(inquisición caja 5133), 1794-1796, vol. 906. Patricia Escandón, op. cit., p. 106
54 APFM, Fondo: Provincia, Sección: Gobierno, Serie: Libro de gobierno 1, Tema:
Gobierno.
45
Andrés Avelino Valencia del Toro y María Álvarez Moreno. Archivo particular de la
familia Valencia.
46
QUE SE CASEN LAS QUE PASAN DE CATORCE AÑOS
Desde la época prehispánica hasta principios del siglo XX era común
que las personas se casaran durante la adolescencia. La iglesia no
sólo aprobaba esta práctica sino que la impulsaba. En las
ordenanzas para los pueblos hospitales de San Fe, escritas por el
obispo Vasco de Quiroga, por ejemplo, se contemplaba que los
padres debían velar por el matrimonio de sus hijos e hijas, estando
en edad casadera, es decir, los muchachos a los catorce años y las
muchachas a los doce. Otro ejemplo interesante es una instrucción
que dio el visitador fray Alonso de Soria cuando en 1667, en nombre
del Obispo fray Marcos Ramírez del Prado, visitó varios pueblos de
Michoacán, entre ellos Pátzcuaro, y dijo “haber reconocido que entre
las muchachas había mujeres grandes sin tomar estado (por lo que)
mandó al gobernador y alcaldes, y exaltó a todos los naturales de
este dicho partido y a los padres de las dichas muchachas,
dispusieran que dentro de dos meses estuviesen casadas todas las
que pasaren de catorce años”. También “rogó y encargó al dicho
reverendo padre guardián hiciese toda diligencia de su parte, y que,
de no tener efecto, fueran llevadas a la ciudad de Valladolid, al
convento de religiosas y a otras casas de personas virtuosas donde
fuesen depositadas hasta tanto tomasen estado, y lo mismo se
47
hiciese con las indias viudas de este partido para evitar los daños que
se siguen y ofensas contra Dios Nuestro Señor.”55
Aunque sigue habiendo matrimonios jóvenes, recientemente
se propuso que, por ley, la edad mínima para casarse sea de 18 años
cumplidos. En 2012, según datos del INEGI, la edad promedio en que
los varones se casaban era de 29, mientras que en las mujeres
llegaba a los 27.56
Familia patzcuarense. Ca. 1920. Foto Hugo Brehme.
55 AHCMO, diocesano, sección gobierno, serie visitas, subserie asientos, 1665, caja
56, exp. 9, fs. 53 - 57. La principal intención era la de evitar amancebamientos,
embarazos indeseados y escándalos. Además había un interés de orden fiscal en
los enlaces tempranos para que los jóvenes casados afrontaran sus obligaciones y
responsabilidades de adulto. Felipe Castro Gutiérrez, Los tarascos y el imperio
español 1600-1740, México, UNAM, UMSNH, 2004, p. 173.
56 INEGI, censo de población y vivienda 2012.
48
MERCADERES DESHONRADOS
En el Pátzcuaro colonial siempre había buenos arrieros que viajaban
por todo el obispado para vender sus mercancías. Los viajes llegaban
a durar varias semanas o meses, por lo que se daban casos en los
que los caminantes encontraban en algún pueblo a otra mujer con la
que se amancebaban y abandonaban a su familia, o se casaban
ilegalmente por segunda vez, dando un nombre falso. También
llegaba a suceder que cuando estaban de vuelta encontraban que su
mujer tenía un amante, lo que solía ser causa de crímenes
pasionales. Esto le sucedió a Francisco de Arévalo, quien al llegar de
Puruándiro encontró a su mujer con un pintor indio de nombre
Francisco Lorenzo, con quien tuvo una sangrienta pelea.57
Otro caso fue el del mulato libre Joseph Clemente Nava y la
india Josepha Antonia Saucedo, quienes se habían amancebado, a
pesar de que Antonia estaba casada con Juan Antonio de Ibarrola.
Como Juan Antonio había consentido el adulterio, él y Antonia fueron
condenados a la pena de muerte; a Joseph Clemente se le dieron 50
azotes y se le desterró por dos años.58
Soto González, Enrique, Riendo riendo…, op. cit. pp. 21 y 22.
Flor de María Mora Magallanes, La esclavitud en el debate jurídico en torno a la
conquista: el caso de los grupos de negros de Pátzcuaro. Siglos XVI-XVIII, UMSNH,
H. Ayuntamiento de Pátzcuaro, SECUM, CONACYT, 2015, pp. 75-80.
57
58
49
En el Primer Concilio Provincial de México, de 1555, las
autoridades religiosas se quejaban de que “muchos indios con título
de mercaderes y tratantes andan vagabundos por muchos pueblos y
provincias y tianguis y minas, fuera de sus casas, dejando a sus
mujeres, e hijos desamparados…” 59
En el siglo XVIII, el comercio de la ciudad tuvo un gran auge
y el número los arrieros patzcuarenses aumentó. A pesar de los
castigos que eran impuestos a los que llevaban una doble vida bajo
la clandestinidad conyugal, las situaciones deshonrosas siguieron
siendo parte de la cotidianeidad. Hombres como Antonio Tamayo y
Tomás Santillán fueron enjuiciados por casarse dos veces.60
Paredes Martínez, Carlos S. “El mercado de Pátzcuaro y los mercaderes tarascos
en los inicios de la época colonial”, en Carlos S. Paredes Martínez (coord.) Historia
y sociedad, ensayos del Seminario de Historia colonial de Michoacán, México,
UMSNH – Instituto de investigaciones históricas, 1997, pp. 143-182.159.
60 Autos sobre la denuncia contra Antonio Tamayo por haberse casado dos veces…
Pátzcuaro, 1739; AHCM, Inquisición, S-sub, Siglo XVIII, 0327, c. 1235, exp. 2, Fs.
78. Autos sobre acusación hecha contra Tomás Santillán de calidad mulato por
haberse casado dos veces… Pátzcuaro, 1752; AHCM, Inquisición, S-sub, Siglo
XVIII, 0327, C. 1236, exp. 34, Fs. 22. Carlos Juárez Nieto, Índices documentales del
Archivo Histórico Casa de Morelos, Fondo diocesano, México, INAH, UMSNH, 1998,
pp.307, 315.
59
50
EL COLEGIO JESUITA Y EL HOSPITAL A PUNTO DE
COLAPSAR
El antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, fundado en 1573 por el
Padre Juan de Curiel, estuvo en varias ocasiones en riesgo de
desplomarse. Desde finales del siglo XVII, la falta de mantenimiento
ocasionó que el inmueble comenzara a deteriorarse, hasta que sus
vigas y algunos muros empezaron a vencerse. En 1708, el padre
Ambrosio de Villa Castin, rector del colegio, informó al cabildo y sede
vacante sobre la ruina en que estaba convertido su edificio, por lo
que había que tenido que hospedarse en el hospital de Nuestra
Señora de la Salud.61
Lo mismo les pasó a los padres Juaninos en 1822, cuando
tuvieron que ser hospedados por varios meses en casas particulares,
debido a que el convento estaba en peligro de venirse abajo y no
podían regresar hasta que se reparara.62 Desde 1799 el perito
Manuel de Espinoza había reportado que el edificio tenía urgente
necesidad de reparo y que para hacerlo se requería de 4939 pesos y
61
Informe sobre la ruina del edificio y su hospedaje en el hospital de Nuestra Señora
de la Salud, AHCMO, religiosos, Jesuitas, 1708, caja 281, exp. 1, fojas 2.
62 Noticia de los conventos de regulares y de las cofradías que existen en el curato
de Pátzcuaro… marzo de 1822; AHCMO, parroquial, diocesano, cofradías, informes,
s. xix, 0715, caja 833, exp. 13, f. 14.
51
3 tomines, aunque no se sabe si se concretó la reparación.63 Todavía
en 1873 se hablaba del mejoramiento que se debía dar al hospital.64
En la actualidad, el excolegio Jesuita se mantiene en buen
estado de conservación, gracias a que fue adquirido por el municipio
y que fue restaurado mediante las gestiones del Patronato pro
Restauración y Conservación del ex Colegio Jesuita A. C., a
principios de la década de 1990. Sin embargo, el hospital civil, antes
convento de los Juaninos, se encuentra tristemente deteriorado,
alterado en sus características originales y con serio riesgo de sufrir
desplomes.
63 Situación de la fábrica del convento-hospital de San Juan de Dios; Pátzcuaro,
1799, AHCMO, fondo diocesano, sección justicia, serie testamentos, capellanías y
obras pías, caja 1157, exp. 296, fs. 27, apud José Martín Torres Vega, y Guadalupe
Salazar González, Documentos para la historia del espacio habitable en el Archivo
Histórico Casa de Morelos, San Luis Potosí, Universidad Autónoma de San Luis
Potosí, Conacyt, 2011, pp.192-193. .
64 Soto González, Enrique, Riendo riendo…, op. cit. p. 38.
52
QUE ARREGLEN SUS FACHADAS POR LA CORONACIÓN
DE FERNANDO SEXTO
En el siglo XVIII era muy común que los reyes de la dinastía
borbónica mandaran cartas a todas las parroquias y alcaldías de la
Nueva España pidiendo apoyo económico para financiar sus guerras,
solicitar oraciones por la salud de familiares, agradecimiento por el
nacimiento de príncipes, o para invitar a celebrar la coronación de
algún rey español. Armando Escobar describe en un artículo como
se organizó una gran fiesta en las principales calles de la ciudad, del
1°al 9 de mayo de 1701, con motivo de la jura y aclamación de Felipe
V, la cual incluía la representación de una lucha entre moros y
cristianos, escaramuzas, desfiles, obras teatrales, toros, juego de
cañas, encendido de farolas, adorno de balcones, música y
celebración de una misa.65
Para 1748 el alcalde de Pátzcuaro Don Timas de Casas
Navarrete y el regidor Don Juan de Revoian, pidieron a los vecinos
de la entonces capital de la Provincia de Michoacán que arreglaran
sus fachadas para celebrar la coronación y jura del rey Fernando
65 Archivo General de Indias (en adelante AGI), Audiencia de México, leg. 1116, fol.
276, apud Armando Mauricio Escobar Olmedo, “Las fiestas en Pátzcuaro de 1701
por la aclamación del rey Felipe V”, en Tzintzun, núm. 9, enero-diciembre, 1988, pp.
139-166.
53
Sexto. Entre otras cosas, se invitaba a que las pintaran con cal y
adornaran sus balcones, que pusieran luminarias, farolas, cuetes,
corredizos, cámaras, bombas, buscapies y todas las artes de fuego
que fueran necesarias, por tres días.66 Seguramente se prepararían
para una fastuosa fiesta como la de 1701 o la de 1808 cuando se
proclamó Fernando VII. Sólo en los asentamientos importantes de la
provincia de Michoacán como Pátzcuaro y Valladolid se preparaban
estos festejos, que eran un orgullo para sus habitantes, pues con ello
se manifestaba el privilegio que les daba ser una ciudad de
españoles, con título, escudo de armas, derecho a portar pendón,
tener receptoría de alcabalas, carnicerías, mercado, alhóndiga y
gobernadores.
De este festejo importantísimo que incluyó procesiones,
repiques de campanas, cañonazos, cohetes, castillos, iluminación,
música, misas de gracias, adorno de calles y casas, entre otras
disposiciones, también se han publicado los detalles.67
66
AHCP, caja 34 c, exp. 3, 14 f.
Guadalupe Nava O. Cabildos de la Nueva España en 1808, México, SepSetentas,
1973. Enrique Soto González, op. cit., pp. 39-44.
67
54
FRANCISCO MENOCAL Y EL REGIMIENTO DE
DRAGONES
A la muerte de Don José Andrés Pimentel en 1768, la casa conocida
como “del Gigante” fue heredada a su hijo Don Pedro Pimentel, quien
ocho años después la traspasó a Don Ignacio de Barandiarán. Este,
a su vez la vendió al teniente coronel Don Francisco Menocal en
1796: un rico hacendado de la región, que llegó a ser corregidor de
la jurisdicción de Ario.68 Se sabe que este personaje nació en la
Habana en 1748 y siendo muy joven tuvo una formación militar. Más
tarde pasó a la Nueva España y participó destacadamente en cinco
campañas contra los indios apaches.69 Para el último cuarto del siglo
XVIII fue el encargado de reunir los fondos para formar el regimiento
de Dragones de Pátzcuaro.
Esta institución, que tenía el objetivo de reclutar jóvenes
españoles de manera obligada para formar una milicia y defender a
la Nueva España en caso de ataques extranjeros, fue una de las
primeras en Michoacán y llegó a contar con 11 compañías. A
68 El 16 de septiembre de 1803, se hospedaron en esta casa, el barón Alexander
von Humboldt y dos acompañantes de apellidos Montúfar y Bonpland. Entre sus
posesiones se encontraba la hacienda de Araparícuaro y Los Pareos, en la
jurisdicción de Ario, las cuales fueron heredadas a su hijo Felipe.
69 Josefa Vega Juanino, La institución militar en Michoacán en el último cuarto del
siglo XVIII, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1986.
55
propósito de este regimiento, en 1801 se hizo un proyecto para
alojarlo en el exconvento de San Agustín. El plano fue enviado al
Virrey Don Félix Berenguer de Marquina junto con un manuscrito
donde se exponían las ventajas y desventajas que tendría al
acuartelarse en ese sitio debido a las largas distancias que habría
entre cada compañía de esa zona a Valladolid.70 La idea fue
aprobada, pero los militares ocuparon el exconvento muy poco
tiempo porque las condiciones del edificio eran malas y no hubo el
suficiente apoyo para su adecuación. De hecho las obras que se
habían empezado en 1802 salían del bolsillo del coronel Menocal.71
Para 1808 y 1809 el regimiento de Dragones había tenido que
mudarse al mesón de Nuestra Señora del Socorro, para lo cual el
regimiento pagó a Don Isidro Rueda, dueño de dicho mesón, la
cantidad de 30 pesos con uno y medio reales por concepto de la renta
de cuartos y caballerizas.72
Se dice que Francisco Menocal asistió a la junta que tuvo
lugar en la ciudad de México el primero de septiembre de 1808,
convocada por el virrey Iturrigaray a todos los ayuntamientos. Su
nombre aparece entre los que votaron para que no se reconociera
70 AGN, Instituciones Coloniales, Colecciones, Mapas, Planos e Ilustraciones (280).
Paulina Rosas Ortiz,
71 Paulina Rosas Ortiz, “Catálogo documental del Archivo Histórico de Pátzcuaro.
Siglo XIX (1800-1853)”, Tesis para obtener el grado de licenciado en historia,
Morelia, UMSNH, IIH, 2012, p. 44.
72 Jaime Reyes Monroy, “Las élites de Pátzcuaro y Valladolid, negocios y política en
la transición del antiguo régimen al estado nacional (1808-1825)”, Tesis de maestría
en Historia, Morelia, División de estudios de posgrado, Facultad de Historia, UMSNH,
marzo de 2006, p. 154.
56
por el momento, soberanía a las juntas de Sevilla y Oviedo. Cuando
el general Cruz reconquistó Valladolid, el 28 de diciembre de 1810,
muchos de los insurgentes que habían demostrado simpatía a
Hidalgo solicitaron indulto; entre ellos se cita al coronel del regimiento
de Pátzcuaro Francisco Menocal, quien a pesar de no haber tomado
parte activa en la revolución de independencia en algún momento
había demostrado empatía con la causa insurgente.73
73 José Ma. Miquel i Vergés, Diccionario de insurgentes, México, Porrua, 1980, p.
375.
57
EL DISCURSO DEL PADRE LLOREDA EN APOYO A
ITURBIDE
Después de que Agustín de Iturbide hizo su entrada triunfal a la
ciudad de México con el Ejército Trigarante el 27 de agosto de 1821,
hubo manifestaciones de júbilo en Pátzcuaro. El 12 de diciembre del
año siguiente, debido a su aclamación como Emperador de México,
se llevó a cabo en la iglesia mayor de la ciudad una misa de acción
de gracias, donde el padre Manuel de la Torre Lloreda dio un discurso
solemne, que en 1823 fue publicado en un folleto por el Ayuntamiento
de la ciudad. En él manifestaba la paz y la felicidad que inspiraba el
establecimiento del trono mexicano. Asimismo invitaba a la
concurrencia a apoyar y reconocer al emperador constituido.
Alentaba a su feligresía a que no hubiera temor al despotismo de
otros tiempos y que estuvieran felices por el gobierno del señor
Iturbide, quien defendería sus derechos y garantizaría la libertad de
la Nación. Explicaba que no se hubiese podido constituir una
república en un pueblo tan heterogéneo por lo que los expertos se
habían decidido por la instauración de un imperio, y cuestionaba:
¿quién era mejor para ocupar el cargo si no el libertador de la patria?
“Un hombre valiente, piadoso, prudente y sabio, como los grandes
reyes bíblicos” –decía-. Finalmente hizo una oración a la Virgen por
58
el emperador Agustín a quien, según Lloreda, ella misma envió a
redimir a su pueblo.74
Poco después, en agradecimiento, no a su discurso sino a su
apoyo incondicional en la lucha de independencia, el emperador
llamó al cura a la ciudad de México. Para que se trasladara le regaló
un carruaje y mil pesos para viáticos. En la capital, Lloreda figuró
como ministro de Iturbide y redactó el primer periódico oficial que vio
luz en México. En 1824 fue electo diputado al Primer Congreso
Constituyente de Michoacán, y de 1825 a 1830 se desempeñó como
párroco de Pátzcuaro, lugar que lo vio nacer en 1776 y donde moriría
en 1836.
74
Manuel De la Torre Lloreda, Discurso que en la misa de gracias celebrada en la
iglesia mayor de la ciudad de Pátzcuaro el día 12 de diciembre de 1822 a
consecuencia de la aclamación religiosa del señor Don Agustín I, emperador de
México, dijo Manuel de la Torre Lloreda. Lo publica el Ayuntamiento constitucional
de la misma ciudad, México 1823, imprenta imperial del Sr. D. Alejandro Valdés.
59
EL PRIMER HOTEL DE LA CIUDAD
Para algunos, el Hotel “De la Concordia”, abierto en 1884, fue el
primero de la ciudad; no obstante, se tienen datos para dudar que
esto sea cierto. Independientemente de los mesones y posadas, el
primer hotel del que se tiene noticia fue el que llevó el nombre de
hotel “Acha”, que se encontraba al inicio de la calle Ibarra, del lado
izquierdo, partiendo de la plaza principal, lugar que también se
conoció como Hotel “Diligencias” o la “Casa de las Diligencias”,
porque los carruajes foráneos llegaban hasta sus puertas.
En esta casa, que perteneció a Don Miguel Acha,75 se
hospedó la Marquesa Calderón de la Barca en 1843,76 al igual que el
abogado y político estadounidense Alfred Roscoe Conkling en 1883,
después de salir de Morelia, viajar en diligencia hasta llegar a una
loma desde donde pudo observar el oriente del hermoso lago de
Pátzcuaro y detenerse media hora después en frente del Hotel
75 Miguel Eugenio de Acha, fue propietario de las minas de San Bartolomé Inguarán
y llegó a pertenecer, junto con su primo Juan de Dios Acha, a la “Junta de defensa
contra los enemigos del Rey”. Jaime Reyes Monroy, “Las élites de Pátzcuaro, op.
cit., pp. 83, 105, 113 y 128. Antonio Salas León, op. cit., pp. 31-33.
76 Frances Erskine Inglis, Marquesa Calderón de la Barca, “Un viaje a caballo de
México a Morelia, Pátzcuaro y Uruapan”, en Brigitte Bohem de Lameiras, et al.
(coord.), Michoacán desde afuera visto por algunos de sus ilustres visitantes
extranjeros siglos XVI a XX, Zamora, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado
de Michoacán, IIH, 1995, pp. 212, 213, 225.
60
Diligencias.77 Según Antonio Salas, en esta propiedad fue
precisamente donde pusieron presa a doña Gertrudis Bocanegra
antes de ser pasada por las armas el 11 de octubre del mismo año.78
Jardín G. Arriaga. Ca. 1911-1915. Fototeca Manuel Toussaint – Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM, fondo Manuel González Galván, 000056.
77
Conkling, Alfred R. Appleton´s Guide to Mexico, New York, Appleton and
Company, 1884, pp. 215-216.
78 Antonio Salas León, op. cit., pp. 48-54.
61
LA JUSTICIA DEL SIGLO DEL XIX
Después de consumarse la independencia de México, Michoacán
experimentaba un aumento en los casos de bandidaje y homicidios.
El gobernador José Salgado manifestaba su preocupación al
respecto, por lo que promovió una “Ley penal para los delitos de robo
y homicidio”, que se concretó en 1829 y se ajustó en 1848. Las
nuevas leyes imponían castigos, desde un año de cárcel hasta la
pena capital, dependiendo de la gravedad del delito.79 En Pátzcuaro,
las sentencias iban desde una multa, trabajos en obras públicas,
unos días de cárcel, una tanda de azotes en público, hasta la pena
capital.80 Un periódico de 1869 refirió el caso de unas mujeres que
fueron condenadas a barrer la Plaza Principal para pagar una falta;
hecho que fue criticado por algunos puristas, quienes alegaban que
ni siquiera se les hizo un juicio y consideraban que ese tipo de penas
era absurdo.81 Seguramente, como ocurrió en el siglo anterior, la
79
Laura Solares Robles, Bandidos somos y en el camino andamos. Bandidaje,
caminos y administración de justicia en el siglo XIX, 1821-1855. El caso de
Michoacán, Morelia, Instituto de investigaciones Dr. José María Mora, 1999, pp. 305308.
80 Don Juan Esteban Ibarrola a José Antonio Torres, a quien tiene preso por el hurto
de una vaca, póngalo en libertad corregido con doce azotes, 1802; Archivo Histórico
de la Ciudad de Pátzcuaro (en adelante AHCP), fondo colonial, caja 65-B, exp. 1, f.
44.
81 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo II, núm. 236, Morelia, 11 de noviembre de
1869, p. 4.
62
intención de las autoridades era satisfacer la vindicta pública, es
decir, se trataba de demonstrar que había autoridades que
funcionaban en la corrección de castigos y delitos.82 Caso extremo
fue el de unos ladrones que después de ser aprehendidos en las
inmediaciones de Pátzcuaro y “conforme a la ley”, fueron pasados
por las armas.83 Las autoridades declararon que lamentaban esta
noticia, pero que era necesario, pues debía servir como advertencia
a otros delincuentes.84
María Isabel Marín Tello, “Los castigos en Michoacán en la segunda mitad del
siglo XVIII”, en María Concepción Gavira Márquez (coord.), América latina: entre
discursos y prácticas, vol. I: La Colonia, UMSNH, Facultad de Historia, 2009, pp.
118-119.
83 “Ladrones”, El constitucionalista, tomo I, núm. 47, Morelia, lunes 30 de abril de
1868, p. 4.
84 Unos años antes, entre 1836 y 1838, se habían detectado gavillas de delincuentes
en Pátzcuaro, cosa que preocupaba bastante a las autoridades.
82
63
LOS “POLKOS” DE PÁTZCUARO
A mediados del siglo XIX, en plena guerra México – Estados Unidos,
surgió un grupo de guardias e intelectuales discordantes con el
vicepresidente Gómez Farías, que eran conocidos como los “polkos”,
por la afición que tenían a bailar al ritmo de la polka en eventos
cerrados.
Un licenciado y diputado de Pátzcuaro, reconocido como
partidario de este grupo, dio a Melchor Ocampo la idea de mandar
una partida violenta a aquella ciudad para sustraer de sus casas y
apresar a más de una docena de hombres del mismo grupo de
“polkos”, partidarios de Santa Anna, obviamente donde él no
figuraba. Ocampo tomó como buena la idea y envió al sargento
Miguel Bernal a Pátzcuaro, quien arribó con un grupo de personas a
las 4 de la madrugada, cuando todos dormían tranquilamente y la
ciudad estaba desierta.
Como lo habían planeado, entraron a las casas, tomaron a los
prisioneros y prepararon la fuga. Sin embargo, su misión no debió ser
silenciosa, pues en poco tiempo se corrió la alarma entre los vecinos,
que salieron armados con lo primero que tuvieron a la mano para
enfrentar a los agresores. En las afueras de la ciudad, 25 o 30
64
hombres de a caballo dieron alcance a los intrusos, quienes al ver
que los seguían liberaron a los presos y emprendieron la huida.
Dice la nota que el sargento Bernal fue el primero que entró a
Morelia, porque fue el primero en escapar. Éste aseguraba que los
habían atacado miles de hombres, disparando más balas que en la
batalla de Waterloo, aunque no hubo un solo herido.85
Quinta Eréndira. Foto Valdés. Fototeca del Instituto de Investigaciones Históricas UMSNH.
85
Legislación mexicana, México, Octubre 26, 1842, p. 313.
65
EL GRAN TERREMOTO
Durante el siglo XIX, el templo parroquial de Pátzcuaro sufrió fuertes
daños por el incendio de 1867 y por los terremotos de 1801, 1829,
1837, 1841, 1845, 1858 y 1868. Respecto al de 1858, el periódico el
“Eco Nacional” del día 28 de junio, número 33, publicó una nota con
el título de: “El terremoto en Pátzcuaro”, la cual aseguraba que a
causa de un temblor la mayor parte de los edificios de la ciudad se
habían desplomado y que entre sus escombros habían sacado
multitud de cadáveres.86 Otro publicó que: “los edificios crujieron
arrebatados por una especie de remolino y sucumbieron al cabo de
un minuto de horrible estrépito”.87
Se sabe que el terremoto inició el 19 de junio, poco después
de las nueve de la mañana, con una duración de más de dos minutos.
En el templo parroquial se hundió todo el artesón y el tejado, a
excepción de la parte que cubría el presbiterio. Asimismo, el púlpito
el antiguo órgano y unos bellos candiles de cristal quedaron
destruidos. Debido al siniestro, cinco personas murieron, entre las
86
Un periódico de Vermont, Estados Unidos, publicó que se habían encontrado 16
cuerpos, entre los que se encontraban los de Don Jesús Sotura. “The earthquake in
Mexico, Orleans independent standard, vol. 3, núm. 30, Vermont, July 23, 1858, p.
2.
87 El Siglo Diez y Nueve, 29 de junio de 1858, p. 4.
66
que se encontraba Norberto Cásares de 48 años y Trinidad Villafán
de 60. Dos personas más quedaron seriamente heridas, pero
sobrevivieron. El señor cura Don Luis Árciga y el padre sacristán
Santiago Velasco pasaron el temblor en el presbiterio, por lo que no
sufrieron daño alguno.88 Milagrosamente, ese día se había
adelantado la misa y la mayoría de gente ya había abandonado el
recinto, de otra manera, el número de muertos y heridos habrían sido
mucho más alto. Por otro lado, el templo de San Juan de Dios, el
Santuario y la Compañía, se vieron seriamente afectados. Algunas
casas, como la de Mariana García y la de Santiago Velasco,
quedaron casi en ruinas; muchas otras sufrieron daños diversos.
El templo parroquial había quedado inutilizado por la caída de
la torre en 1758; después de funcionar un tiempo, volvió a quedar en
malas condiciones tras el terremoto del 7 de abril de 1846. El
infatigable cura Don Rafael Ortiz hizo gran esfuerzo por reconstruirla
con los donativos de Don Francisco Iturbe por 120 mil pesos, pero
fue al cura Don Agapito Ayala a quien le tocó la conclusión de la obra
el primero de enero de 1857.89
A causa de los temblores y la falta de mantenimiento, la
mayoría de los edificios religiosos de la ciudad quedaron casi en
88
El cañón de la iglesia tenía 78 varas de largo, de las cuales 29 varas estaban
ocupabas por el presbiterio, único que quedó en pie
89 Tenía 20 varas de ancho y 19 de alto desde el pavimento hasta el término de las
columnas y cornisas; las paredes tenían tres varas de espesor. “El terremoto de
Pátzcuaro”, Las Garantías Sociales, año 4, No.437, Mérida, 11 de agosto 1858, p.
4. Virginia García Acosta, Los sismos en la historia de México, UNAM, CIESAS,
Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 234.
67
ruinas y poco se hizo para repararlos. Tras el decreto de
nacionalización de los bienes eclesiásticos, las propiedades que
pertenecieron a distintas órdenes religiosas quedaron en manos del
gobierno y de particulares, pero ninguno se ocupó de su
conservación. Unos años después de ejecutada la ley, en 1868, un
artículo informaba que el exconvento de monjas catarinas de
Pátzcuaro se encontraba en condiciones regulares de conservación,
pero con riesgo a tener fuertes daños en las próximas estaciones de
lluvias y de quedar en ruina en pocos años. Como el exconvento de
San Agustín estaba inservible, el ayuntamiento ofreció repararlo y
establecer ahí sus oficinas, pero el gobierno del estado se negaba a
dárselas. Fue hasta 1882 que finalmente se pudieron instalar en el
edificio las casas municipales.90
El excolegio de los Jesuitas y el exconvento de San Francisco
estaban prácticamente en ruinas, en tanto que el templo de San
Francisco ya había sido cerrado parcialmente después del temblor
de 1846. Entonces el alcalde primero y presidente del ayuntamiento
de Pátzcuaro José Miguel Lazcano, había solicitado al guardián fray
José María Chávez que se hicieran urgentemente las reparaciones
necesarias al templo o se cerrara, por riesgo de una desgracia. Sin
embargo, el fraile le informaba que las condiciones del edificio no
eran malas porque unos años atrás se habían hecho varias
90 AHCP, Actas del Ayuntamiento, Libro No. 17, años 1881-1885, f. 77, “sesión del
21 de octubre de 1882”.
68
reparaciones en el artesón, tejado y “obra material”. El alcalde pidió
entonces que se cerrara el portón principal y que se hicieran las
revisiones pertinentes.91
En lo que respecta al exconvento franciscano, este se
pensaba acondicionar como hospital civil, pero nunca se concretó tal
proyecto. Ante la falta de atención a la reparación de los edificios
había bandos de conservadores que pregonaban que para los
republicanos el progreso era la destrucción.92 Hay que decir que
después de la secularización de mediados del siglo XVIII, los edificios
que habían pertenecido a las órdenes mendicantes ya presentaban
graves problemas.
En 1792, por ejemplo, el convento de San Francisco y su
iglesia presentaban estado ruinoso, por lo que su guardián fray
Benito Folgado presentó una solicitud para realizar una rifa que le
permitiría obtener fondos para su reparación. Pero la petición fue
rechazada, de acuerdo a una ley que prohibía los juegos de azar en
los territorios de ultramar.93 El excolegio jesuita, por su lado, en 1789
se encontraba “poco menos que ruinoso”, según el obispo fray
Antonio de San Miguel, no sólo en sus finanzas, sino en su estado
material.94
91 Archivo de la Provincia Franciscana de Michoacán (en adelante APFM), fondo
provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 42-44.
92 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 50, Morelia, lunes 27 de abril de
1886, p. 4.
93 AGN, Real hacienda, lotería (067), caja 01, vol. 9, exp. 18, fs. 294-303.
94 Francisco Ramírez, op. cit., p. 46.
69
LA FUENTE DE LOS PESCADOS “CAIMANES”
En abril de 1868, la fuente de la plaza principal de Pátzcuaro se
encontraba dañada y sin servicio, por lo que se comenzaron los
trabajos para su rehabilitación. En el cabildo se discutía si se debía
colocar en el templete de dicha fuente una estatua a Hidalgo o una
maceta de flores. Lo de la estatua parecía a algunos un peligro
porque al fin de cuentas Hidalgo era un político. Por otro lado, la
maceta era “más inofensiva y daba la idea de perfumes, de brillantes
colores y de adorno de peinado”.
Después de acaloradas discusiones se determinó que la
fuente sería un monumento a la independencia, así que el cabildo
municipal determinó demoler la pila existente e iniciar la construcción
de la nueva, para lo cual se contrató a canteros maestros que
contaban únicamente con un presupuesto de 250 pesos.
La obra concluida era una amplia taza, de cuyo centro
destacaban unas columnas de orden compuesto, formando un
templete que se remataba con una cúpula. Sobre ésta estaba la
estatua de una india que representaba a América y en el templete el
busto de Hidalgo, de palo de colorín. Servían de surtidores unos
70
pescados, que a decir de algunos, parecían caimanes o algo raro que
era difícil de clasificar.95
La inauguración de la fuente se hizo el 16 de septiembre del
mismo año, en medio de la fiesta de independencia, el paseo del
pendón, un discurso del mandatario local Anselmo Rodríguez y una
pronunciación poética de Nemesio G. García. Las dianas, los gritos
de entusiasmo, los cohetes y los repiques a vuelo aparecieron
cuando se hizo brotar el agua de la fuente. Todo el evento terminó
con la toma de posesión del nuevo ayuntamiento y con una
concurrida serenata nocturna.
Un día antes se había develado una escultura a la
independencia: una diosa que pisaba la cerviz de un león, mientras
que sostenía con la mano izquierda una cadena rota y con la derecha
el pabellón nacional. El diseño de la obra fue autoría de José María
Rodríguez y los trabajos de cantería de Severiano Pérez y Luis
Zavala.96
“Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 95, Morelia, 10 de agosto de 1868,
p. 4.
96 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 113, Morelia, 21 septiembre de
1868, p. 4. El profesor Salas León dice que el autor de la fuente fue Agustín Aguirre
y erróneamente, que fue inaugurada en 1869. Antonio Salas León, op. cit., p. 28.
Eduardo Barriga y Fernando Mendoza dicen que inició después de julio de 1880. Se
desconoce si entre la fuente se trata de otra fuente que se tuvo sólo 2 años de uso.
Eduardo Barriga Rivera y Fernando Mendoza Molina, Pátzcuaro en breve,
Pátzcuaro, Ayuntamiento de Pátzcuaro, Secretaría de Cultura, 2010, p. 120.
95
71
LA TALENTOSA FAMILIA JÁUREGUI
Numerosos artistas que han visto la luz de su primer día en Pátzcuaro
pusieron el nombre de esta ciudad en alto. Incluso se sabe de familias
cuyos miembros poseían un talento especial, como el caso de los
Cerda, quienes se distinguían por ser extraordinarios pintores,
decoradores y artesanos. La familia Jáuregui también tenía
miembros con grandes talentos.
A mediados del siglo XIX, Don Miguel Jáuregui y doña Clara
Valdovinos Arango tuvieron tres hijos: Braulio, Aurelio y María
Concepción. Al crecer los tres se interesaron por desarrollar sus
habilidades artísticas. Braulio, quien se fue a vivir a la ciudad de
México, era un maestro en el arte plumario, una técnica prehispánica
para crear mosaicos decorativos con plumas de distintas aves; sus
cuadros eran expuestos en el extranjero con gran éxito. Aurelio,
quien radicaba en Pátzcuaro, era un pintor reconocido por su
habilidad para retratar personas y paisajes. Tanto Braulio como
Aurelio habían estudiado fotografía en el Colegio Primitivo de San
Nicolás de Hidalgo en 1884. María Concepción, por su parte, tenía
un especial talento para escribir poesía.
María Concepción Adelaida Jesús fue bautizada
en
Pátzcuaro el 25 de mayo de 1857. Desde pequeña estuvo en
72
contacto con importantes obras literarias, como las de Sor Juana Inés
de la Cruz. Gracias a la calidad de sus versos y prosas, muy joven
se convirtió en una destacada poetisa que escribía en periódicos de
Michoacán como: “El Prisma”, “El Iris” y “La Lira”, editados entre 1881
a 1886. En este último, Mariano de Jesús Torres dio a conocer varias
de sus composiciones, como: “Al partir”, “Ven”, “A Marina” y “Al lago
de Pátzcuaro”, entre otras.97 Murió en Morelia el 20 de octubre de
1917.
A finales del siglo XIX, dos miembros de la misma familia:
Guzmán y Urbano Jáuregui, eran de los pocos que dominaban el arte
plumario. Se dice que Urbano elaboró un retrato de Don Porfirio Díaz
en esa técnica y lo regaló personalmente al presidente.98
97 Mariano de Jesús Torres, “María Concepción Jáuregui”, La Lira, 1896, 92-94.
Entre otros de los que hicieron poesías a Pátzcuaro y a su lago se encuentran Juan
José de Lejarza, Agustín Abarca, Manuel de la Torre Lloreda, Arturo Paz, Manuel
Gutiérrez Nájera y Agustín M. Lazo. La Juventud literaria, núm. 10, 15 de mayo de
1887, p. 6. La Juventud literaria, núm. 11, 23 de octubre de 1887, p. 4.
98 Teresa Castello Yturbide, Pátzcuaro cedazo de recuerdos, Pátzcuaro, Talleres
impresos Hurtado, 1983, p. 118.
73
El PRIMER FOTÓGRAFO DE LA CIUDAD
Cuando el señor Cayetano Macías comenzó a tomar las primeras
fotografías en Pátzcuaro, alrededor de 1866, la novedosa tecnología
mediante las técnicas de ambrotipo y ferrotipo, hizo que muchos
acudieran a él para solicitar sus servicios. Ya fuera de manera
individual o en grupo, ya fuera de perfil o de frente, todos pagaban el
costo, que para entonces era considerable, dejándole buenas
ganancias al fotógrafo. Los retratos eran colocados en álbumes, en
los secretos de los necessaires (especie de cartera), en las
almohadillas, en relicarios y en cintillos, es decir, pequeñas
fotografías que llevaban consigo.99 Conforme se fue popularizando el
uso de las cámaras se instalaban estudios provisionales en las
plazas con un caballito de madera y un fondo escenográfico, o bien,
estudios formales, aunque muchos tomaban fotografías de pueblo en
pueblo, capturando escenas de la vida cotidiana, eventos relevantes,
paisajes o arquitectura.
A principios del siglo XX, se sabe que numerosos fotógrafos
profesionales y aficionados retrataron a Pátzcuaro (incluyendo el lago
y Janitzio) y a sus habitantes. Algunos de los más conocidos fueron
“Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 116, Morelia, 28 septiembre de
1868, p. 4.
99
74
el francés Abel Briquet, el norteamericano Charles Burlingame Waite,
Edward Weston y David Douglas Duncan, el mexicano-alemán Hugo
Brehme,100 los hermanos Casasola, los michoacanos Juan y Antonio
Cachú, Paul Strand, Enrique A. Cervantes,101 Rafael Saucedo,
Gabriel Zavala Garibay, Guillermo Valdés M., Gonzalo Melgoza
González, los que firmaron como Díaz, Navarro, L. Márquez, Alanís,
Mejía, R. Raya, Chávez Ruíz, Acosta, Floresll y Desentis Jr., entre
otros; además de los que trabajaban para agencias como “México
fotográfico”, FEMA, CEPSA y POSTAMEX, o los que publicaron en
periódicos,102 revistas,103 guías turísticas,104 libros nacionales105 y
extranjeros,106 sin contar los fotógrafos de películas como Jack
100
Quien publicara un libro con fotografías de México. Hugo Brehme, México
pintoresco, México, Banco del Pequeño Comercio, 1990.
101 En uno de sus muchos trabajos publicados de fotografías se encuentra uno
dedicado a Pátzcuaro. Enrique A. Cervantes, Pátzcuaro, (álbum de fotografías en
blanco y negro).
102 Como La Libertad, Vida, Carácter, etc.
103 P. Saavedra, “En tierra de Tarascos”, en Magazine de Geografía Nacional, tomo
I, Núm. 2, México, 1925. Manuel González Galván, “La arquitectura de Pátzcuaro”
en Artes de México, Núm. 120, Año XVI, México, Foto ilustradores, 1969.
104 Como Rafael García, fotógrafo de la revista “Mapa” o Nelson Morris de “Modern
Mexico”. Mapa, revista de turismo, tomo I, Núm. 8, noviembre de 1934. Modern
Mexico, Mexico, vol. 19, Núm. 10, marzo, 1947, apud Eder García Sánchez, “Entre
el imaginario y lo imaginado. Pátzcuaro y el turismo a principios del siglo XX”, en
Catherine R. Ettinger (coord.), Imaginarios de tradición y modernidad, México,
MAPorrúa, 2015, pp. 150, 154.
105 Manuel Toussaint, Pátzcuaro, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, 1942.
106 Por ejemplo Frederick Starr, En el México indio, Prólogo de Beatriz Scharrer
Tamm, traducción de Gloria Benuzillo Revah, México, Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, 1995. (Título en inglés: In Indian Mexico, Chicago, Chicago
Forbes & Company, 1908).
75
Draper,107 J. Sierra,108 Gabriel Figueroa,109 Luis Osorno Barona,110
Max Liszt,111 etc. La realidad es que la mayoría de fotografías
antiguas que se conocen no tienen firma. Un buen número fueron
publicadas o se conservan en archivos particulares y en diversos
repositorios fotográficos del país y el extranjero.112
Fotógrafo en el lago de Pátzcuaro. Colección particular de J. Antonio Guerrero.
Película “Janitzio”, 1935.
Documental “Morelia, Pátzcuaro y Uruapan”, 1945.
109 Película “Maclovia”, 1948.
110 Documental “Pátzcuaro”, 1949.
111 Documental “Así es Michoacán”, 1950.
112 Como el AHCP, IIH-UNAM, INAH-CONACULTA, AGHPEM, AGN, IIH-UMSNH,
CREFAL, Fundación Televisa, USLA, UTexas,Penn Museum, entre otros.
107
108
76
¿DE QUÉ MORÍAN LOS PÁTZCUARENSES?
En la actualidad, enfermedades como la diabetes mellitus,
padecimientos
cardiovasculares
y cerebrovasculares,
cirrosis,
homicidios, problemas del sistema respiratorio, tumores malignos,
accidentes automovilísticos, suicidios, entre otros males, son de las
principales causas de mortandad entre los patzcuarenses.113 En el
pasado las causas variaron. Después de la llegada de europeos y
durante toda la época virreinal, los pobladores fueron víctimas de
constantes epidemias de tifus, tabardete, sarampión, viruela,
paperas, gripe hemorrágica, fiebres y hambrunas, sin contar los que
morían
en
las
minas
o
por
una
condena,
considerablemente el número de pobladores indígenas.
mermando
114
Se cree
que sólo la peste extendida entre 1574 a 1580 provocó una baja del
65% de los habitantes de la ciudad.115 Nuevas epidemias azotaron la
región lacustre en la década de 1630 y a finales del siglo XVII. Hacia
1737 a causa de una peste, el cura Don José Eugenio Ponce juró a
113
Secretaría de Salud, Dirección General de Información en Salud. Elaborado a
partir de la base de datos de defunciones 1979-2008 INEGI / SS.
114 De ahí la grande devoción a la Virgen de la Salud y del Divino Rostro que estaba
en el portal Juárez.
115 Nicole Percherón, “Colonización española y despoblación de las comunidades
indígenas” en Thomas Calvo y Gustavo López (coords.), Movimientos de población
en el occidente de México, México, El Colegio de Michoacán, Centre d´etudes
mexicaines et centramericaines, 1988, p. 145.
77
la Virgen de la Salud como patrona de la ciudad. Entre 1785 y 1786
se presentaron epidemias que se propagaron por toda la Nueva
España, incluyendo Pátzcuaro.116 En 1833 y 1850 se presentaron
oleadas de cólera morbus en Michoacán, matando a numerosas
personas, a pesar de las campañas de información e higiene:
Pátzcuaro, una vez más, fue seriamente afectado.117 Años después,
informes oficiales declaraban que las principales enfermedades que
causaban la muerte en la ciudad eran viruela, tifoidea, hidropesía,
fiebre, disentería, tisis, inflamación del hígado, pulmonía, dolor de
costado, muertes violentas, partos y enfermedades desconocidas.118
En las primeras décadas del siglo XX, el número de muertos
a causa de la Revolución Mexicana aumentó significativamente, pero
fue más implacable la gripe española de 1918 que en sólo dos meses
(noviembre y diciembre) mató un gran número de personas. Las
actas de defunción del archivo parroquial de Pátzcuaro muestran que
durante el mes de octubre de 1918 murió sólo una persona por gripe
y once por enfermedades respiratorias y fiebre, casi las mismas cifras
que se habían registrado en los meses de enero y febrero del mismo
Oziel Ulises Talavera Ibarra, “La crisis de los años 1785-1786 en Michoacán: ¿El
gran hambre o las grandes epidemias?” en Tzintzun, núm. 61, enero-junio, 2015,
Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de
Investigaciones Históricas, pp. 83-129.
117 Véase Antonio Salas León, op. cit., 2010, pp. 57-60.
118 La voz de Michoacán, Morelia, domingo 5 de febrero de 1843, p. 5. “Pátzcuaro”,
El Constitucionalista, tomo II, núm. 198, Morelia, octubre 4 de 1869, p. 4. “Distrito de
Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 225, Morelia, octubre 4 de 1869, p.
4. “Distrito de Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 225, Morelia, octubre
4 de 1869, p. 4. “Distrito de Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 231,
Morelia, octubre 25 de 1869, p. 4.
116
78
año. Es decir, que para octubre aún no se presentaba la pandemia
como lo había hecho en muchas localidades de la república. No
obstante, el 6 de noviembre aparece el registro de un hombre de 45
años de edad fallecido por gripe. A partir de esta fecha y durante los
siguientes 60 días se asientan numerosos casos de defunción a
causa de la gripe, también llamada influenza, neumonía, (o
pulmonía), bronquitis y fiebre, en la cabecera de Pátzcuaro y los
pueblos que correspondían a su municipio. En noviembre fueron 234
muertos por influenza o gripe, 35 por enfermedades respiratorias y
45 por fiebre. En diciembre se registraron 215 muertes por influenza,
mientras
que
los
muertos
por
enfermedades
respiratorias
aumentaron a 77 y por fiebre llegaron a 85. En enero, las cifras
vuelven al rango normal de 12 muertos de gripe y enfermedades
respiratorias. Sin considerar las cifras normales que se venían dando
en meses anteriores, el número de muertos por causas directas o
indirectas de la influenza española sólo entre noviembre y diciembre
se estima en 670 personas en el municipio de Pátzcuaro, quizás un
poco más considerando que, a diferencia de otros meses, se
registran numerosas defunciones “mal definidas”, es decir, por
causas desconocidas, algunas de las cuales pudieran estar
relacionadas con la influenza.
79
Causas de defunción en Pátzcuaro, oct. 1918
- ene. 1919.
influenza
enf. respiratorias
fiebre
enf. estomacales
inhanición
viruela
bilis
causa desconocida
todas las demás
0
100
200
300
400
500
Elaboración propia con base en los registros de defunciones del APP.
De las 670 personas que se estiman murieron por gripe, el 57% eran
mujeres y 43% hombres. Se ha dicho que distintos tipos de influenza
atacan más a jóvenes de entre 25 y 45 que a niños y ancianos; lo que
se pudo observar en nuestro estudio estadístico es que en cantidad
afectó casi por igual a niños y jóvenes de entre 0 a 40 años, pero
menos a las personas de mayor edad. Para ese año, el municipio de
Pátzcuaro tendría unos 19,000 habitantes, de los cuales habría
muerto el 3% en dos meses sólo a causa de la influenza. Aparte de
los que morían de enfermedades respiratorias, para este tiempo las
causas de morbilidad en el municipio eran las que tenían que ver con
80
enfermedades estomacales, bilis, viruela, inanición de recién nacidos
y causas desconocidas.119
A finales de la década de 1960 y casi toda la de 1970 las
principales causas de defunciones eran las relacionadas con
neumonías, enfermedades diarreicas, problemas cardiovasculares y
muertes por lesiones accidentales o infringidas.120
119
APP (Archivo parroquial de Pátzcuaro), libros de actas de defunción 1918.
Pablo G. Macías, Pátzcuaro, Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán, 1978,
pp. 345-347..
120
81
Agustina Arias García y niño muerto. Colección particular de J. M. Martínez Aguilar.
82
EL “VAPORCITO” MARIANO JIMÉNEZ
El 7 de mayo de 1887 comenzó a navegar por el lago de Pátzcuaro
el buque bautizado como “Mariano Jiménez”, en honor el gobernador
del estado, el cual estaba destinado al recreo de excursionistas y al
transporte mercantil que provenía de la ciénaga de Zacapu y otros
lugares.121 Había sido posible gracias a la Compañía de Navegación
del Lago de Pátzcuaro, cuyos concesionarios eran Wallerio Mórcom
y Anastacio Obregón.122 En una carta dirigida al gobernador
Mercado, con fecha de 5 de noviembre de 1886, le pedían su
consentimiento para que llevara su nombre y le informaban que el
buque llegaría a mediados del mismo mes, proveniente de Inglaterra.
En respuesta, el mandatario estatal expresaba su gratitud y
reconocimiento por “tan señalada muestra de su leal estimación…”
La firma inglesa Bowes Scott, Read Campbell y Co. fue la
responsable de la construcción del barco, cuya capacidad era de 100
pasajeros y podía navegar a una velocidad de 20 a 22 kilómetros por
hora. Su recorrido ordinario iba de la hacienda Ibarra (por el actual
muelle de Pátzcuaro) a Quiroga, pasando por los puertos de
121
En un artículo de la época se decía que la intención de la compañía era hacer de
Pátzcuaro el destino de recreo más popular de la República. “El lago de Pátzcuaro.
Compañía de navegación”, La Libertad, año 9, tomo 9, Morelia, Michoacán, viernes
24 de mayo de 1901, núm. 21, p. 2. Esperanza Ramírez Romero, op. cit., p. 47.
122 El siglo Diez y Nueve, México, 8 de noviembre de 1886, p. 2.
83
Charahuen, Erongarícuaro y San Andrés, con una duración de 5
horas y 20 minutos. Su costo era de 75 centavos en primera clase y
37 en segunda, o 3 centavos por kilómetro en primera clase y 1.5
centavos en segunda.123
Por cierto, en día de su inauguración, el 5 de mayo,
destacados personajes se dieron cita en la estación de Pátzcuaro
para abordar el vapor.124 Entre los invitados estaba el licenciado
Agustín M. Lazo, quien recitó una poesía con alusión a la patria, al
progreso y al lago.125
123
Gaceta Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo, tomo II, núm. 127, Morelia,
12 de diciembre de 1895, p. 211.
124 Tiempo después el mismo vapor fue rebautizado como “Navidad”.
125 “Composición por el C. Agustín M. Lazo, en la inauguración del vapor “Mariano
Jiménez”, La Juventud literaria, núm. 10, México, 15 de mayo, 1887, p. 6.
84
JANITZIO RECIBE A PORFIRIO DÍAZ
Con motivo de la exaltación del general Mariano Jiménez al gobierno
del estado de Michoacán, el presidente Porfirio Díaz visitó Morelia y
después se dirigió a Pátzcuaro, acompañado de una importante
comitiva.
Un periódico relataba que la mañana del martes 25 de
noviembre de 1889, los acordes del himno nacional mexicano
anunciaron la llegada de los supremos jefes de la Federación y del
estado: el general Porfirio Díaz y el general Mariano Jiménez, junto
con su comitiva, a la estación de ferrocarril de Ibarra. En el muelle, el
grupo de visitantes se embarcó en el vapor Mariano Jiménez y
comenzó un viaje de recreo a través del lago. A corta distancia, una
flota de 109 canoas acompañaba al remolcador ondeando la bandera
tricolor, mientras se escuchaban los ¡hurra! para el mandatario
supremo.126 A las once de la mañana llegaron a la bella isla de
Janitzio, donde un grupo de pobladores, encabezados por un señor
de noventa y seis años de edad los recibieron “con ovaciones
espontáneas y sinceras”, decía otro periódico.127 El anciano preguntó
ingenuamente al general Porfirio Díaz si él era el presidente, a lo que
“Excursión al lago de Pátzcuaro”, Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de
Michoacán de Ocampo, año 5, núm. 257, Morelia, diciembre 1 de 1889, pp. 5-6.
127 La Patria Ilustrada, año VII, núm. 48, México, 2 de diciembre de 1889, p. 3.
126
85
este último asintió sonriendo. Al invitarlos a pasar a la isla, el
mandatario caminó estrechando entre su brazo al nonagenario y
“saludando las manos encallecidas de los indígenas”.
Después de ofrecer algunas palabras al pueblo de Janitzio, la
comitiva regresó a la estación de Ibarra, donde les esperaba un gran
almuerzo, con acompañamiento de la música del octavo regimiento
de caballería. En el lugar, tomó la palabra el licenciado Carlos López
para dar la bienvenida a los visitantes a nombre del distrito de
Pátzcuaro y para recitar una poesía a la memoria de Ocampo.
Después de dos horas de cariñosas expresiones se llegó el momento
de la despedida, y los distinguidos visitantes se dirigieron a tomar
nuevamente el tren que los llevaría a Morelia.
El 15 de septiembre de 1905 se colocó en Janitzio una placa
conmemorativa de la vistita del presidente Díaz con la leyenda: “El C.
Gral. Porfirio Díaz, presidente constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos, fundador y sostenedor de la paz, visitó esta isla el 25 de
noviembre de 1889.”
86
LA VISITA DEL GOBERNADOR MARIANO JIMÉNEZ A
PÁTZCUARO
En sus quince años como gobernador de Michoacán, Mariano
Jiménez visitó Pátzcuaro en varias ocasiones. El 30 de diciembre de
1885 llegó a la ciudad y fue recibido con grandes honores -decía un
periódico-. Una numerosa comitiva de jinetes salió a su encuentro,
entre el alboroto de repiques, cohetes, música y entusiasmo popular.
La casa del coronel Victoriano Torrentera, prefecto de Distrito, estaba
elegantemente preparada para acoger a su amigo.
La autoridad municipal hizo presencia dando la bienvenida y
poniéndose a sus órdenes para cualquier cosa que necesitara. Por
la noche se llevó a cabo una serenata musical en la plaza principal,
frente a la casa donde se alojaba el gobernador. Al día siguiente, un
grupo de vecinos organizaron una comida a sus distinguidos
visitantes y, por la noche, una fiesta de fin de año en la casa de
Antonio Larragoiti, en donde se reunieron las familias de la “culta
sociedad”, decía el diario, hasta las tres de la mañana.128 Un día
“Visita del Estado”, Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de
Ocampo, Morelia, 7 de enero de 1886, tomo 1, núm. 32, p. 5. Entre ellos se
encontraban Luis Solchaga, Francisco Solórzano, Nicolás Luna, Juan García,
Gorgonio Rodríguez, José María Arriaga, Juan Arriaga, Abundio Barriga, Pablo
Plata, M. Méndez, E. Quintana, Ignacio E. Cazo y Antonio Larragoiti.
128
87
después le organizaron un banquete en la hacienda de Ibarra y un
viaje a Janitzio.
El día 3 se llevó a cabo una tertulia de despedida en la casa
del señor Torrentera, con canto, piezas de violín y piano. El
gobernador se llevó un “agradabilísimo recuerdo de tan alegres y
hospitalarios habitantes”.129
No sería la única vez que el gobernador llegara a Pátzcuaro y
a Janitzio, ya que tres años después arribó a la ciudad acompañando
a un importante empresario y al siguiente volvería a la estación Ibarra
con el presidente Porfirio Díaz. El 9 de marzo de 1894 estuvo también
en la ciudad atendiendo asuntos relacionados con el mejoramiento
de escuelas y compostura de caminos -decía una nota-.130
129
Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, Morelia, 25 de
febrero de 1886, tomo 1, núm. 46, pp. 3-4.
130 “La visita del Sr. Gobernador de Pátzcuaro a Santa Clara”, La Libertad, año 2,
tomo 2, núm. 12, Morelia, marzo 24 de 1894, p. 1.
88
DOS ACCIDENTES EN EL LAGO
Algunos viajeros del siglo XIX y XX, escribieron sobre lo traicionero
que podía ser el lago de Pátzcuaro y que sólo algunos indígenas
tenían la pericia y el conocimiento de cómo, a qué hora y por dónde
dirigir sus canoas para que no fueran volcadas. No obstante de la
experiencia de los remeros, algunos descuidos causaron accidentes
y la pérdida de vidas humanas. Aquí recuperamos dos historias
impactantes que se habían perdido en la memoria. La primera,
descrita por el “Diario Oficial de Puebla” dice lo siguiente:
He aquí la relación de la catástrofe ocurrida en el lago de Pátzcuaro, al
terminar el mes pasado, y que publica un apreciable diario de la capital. En
la noche del 28 del pasado septiembre, bogaban en frágil canoa en el lago
de Pátzcuaro, con dirección al islote donde está el pueblo de Janicho, un
conocido cohetero, Jesús Alonso, acompañado de su esposa, su dos hijos,
los cuales, entre ambos, apenas sumarían 20 años, y cinco individuos más.
El objeto del viaje era bien patriótico: llevaban un castillo para la fiesta que,
año por año, el 30 de septiembre, en honor a Morelos, celebran los buenos
indígenas de aquel lugar. El modo de anunciar el arribo de la canoa a éstos,
fue encender un cohete; aquí empezó la fatalidad. Algunas chispas
incendiaron el castillo, y fue de verse el espectáculo horrible que en medio
del lago presentaban aquellos infelices, iluminados por luces de bengala,
entre nubes de chispas y ruido siniestro de bombas que estallaban. Aquello
fue algo digno de una página de “La pesca”, de Núñez de Arce… ¡El trabajo
89
de muchos días perdido en un momento! Esto trataban de salvar los
infortunados,
cuidándose
poco
de
los
peligrosos
vaivenes
del
barquichuelo… Sucedió lo que era de esperarse: la canoa zozobró, se
oyeron mil gritos de desesperación, y luego se vieron cuerpos que luchaban
con las aguas, manos crispadas que se asían con horrible angustia a
débiles tablas que quedaron flotando. De la horrible catástrofe sólo se
salvaron: la esposa de Don Alonso, dos de sus oficiales que le
acompañaban y los remeros. Desaparecieron en el oscuro abismo de las
aguas, el padre infeliz, sus dos tiernos hijos y tres de los oficiales
mencionados al principio de estas líneas. Los cadáveres no habían sido
encontrados hasta la fecha en que se comunicó al Gobierno tan triste
drama.131
Hasta aquí la primera historia. La otra, originalmente
publicada por el Diario Oficial del Estado de Michoacán y retomado
por la otros periódicos, narra lo siguiente:
El viernes de la semana próxima pasada, se dirigían catorce personas de
la estación de Ibarra al pueblo de Ihuatzio, en una de esas ligeras canoas
que usan los indígenas habitantes del lago de Pátzcuaro. Repentinamente
comenzó a hacer agua la pequeña embarcación, por haberse descubierto
un agujero que tenía; los pasajeros desaparecieron al poco rato en el lago,
y perecieron María Rita, Cecilia Santoyo, Cecilia Ignacia, Francisca
Trinidad, Gertrudis Santiago y un niño de tres años. El teniente de justicia
de Ihuatzio, Sr. Don Esteban García, que iba a doscientos metros de la
canoa, en una frágil chalupa, pudo salvar a ocho de las personas que
naufragaron, pero le fue imposible hacer lo mismo con las demás. Sobre el
131
Periódico Oficial del Estado de Puebla, 12 de octubre de 1890, p. 4.
90
agua se encontró poco después el cadáver de Francisca Trinidad, al cual
iba fuertemente abrazado el cadáver de su pequeño hijo. Lamentamos esa
desgracia, y en estos momentos nos ocurre la conveniencia de que el
Ayuntamiento de Pátzcuaro tomara ciertas providencias para inspeccionar
el servicio de canoas en el lago, pues entendemos que en muchos casos,
como el presente, la imprudencia de los indígenas es la causa de las
desgracias que algunas veces se lamentan.132
132
La Voz de México, tomo XXV, núm. 68, México, 25 de marzo de 1894, p. 3. El
Siglo diez y nueve, 21 de marzo de 1894, p. 2. Otros periódicos extranjeros
publicaron breves notas al respecto. “Six women drowed”, The weekly tribune, vol.
15, núm. 245, March 23, 1894, p.1. The Herald, vol. XLI, núm. 132, March 22, 1894,
p. 3. The Iola register, vol. XXVIII, No.17, Topeka, March 30, 1894, p. 2.
91
Pescador del lago de Pátzcuaro. Fototeca del CREFAL.
92
Dos vistas del lago de Pátzcuaro. Fototeca del Instituto de Investigaciones
Históricas – UMSNH. Abajo foto Zavala.
93
EL MESÓN DE SAN AGUSTÍN HACE 150 AÑOS
En la esquina de Zaragoza y el portal Régules de la Plaza de San
Agustín, se encontraba en 1893 el Mesón de la Reforma, que unos
años antes había llevado el nombre de mesón de San Agustín. Hasta
este mesón arribaban diariamente diligencias que provenían de
Morelia, antes de que se cambiara la terminal al hotel Ibarra, de Don
Manuel Escoto.133 A este mesón llegó el viajero inglés William H.
Bullock en 1865, quien se refirió al inmueble de manera despectiva.
Según él era:
…desagradablemente sucio el patio donde llegamos en el mesón
de San Agustín, que si la diligencia hubiera regresado ese día, no
habríamos vacilado en darle la espalda enseguida al lugar. Sin
embargo como el vehículo no volvería hasta mañana, no teníamos
más alternativa que reservar la única esquina vacante en ese lugar:
un sucio cubil sin ventanas en el patio, algo como una carnicería y
una perrera…134
Gerardo Sánchez Díaz, “Viajes por tierras de Michoacán en el siglo republicano”
en Brigitte Boehm de Lameiras, op. cit., p. 163. Entre los distinguidos huéspedes de
este hotel se encuentra el poeta Manuel Gutiérrez Nájera, quien hiciera una bella
composición a “El lago de Pátzcuaro”, como lo hizo Agustín Abarca, María
Concepción Jáuregui, entre muchos otros. La Libertad, año 13, tomo 13, núm. 5,
Morelia, martes 17 de enero de 1905, p. 4.
134 William H. Bullock, Across Mexico, in 1864-65, London and Cambridge, McMillan
and Co. 1866.
133
94
Tiempo después, la propietaria Leocadia Treviño vendió el inmueble
a José María Mercado, quien lo convirtió en el “Gran Hotel
Mercado”.135 En 1895 el hotel pasó a manos de Ricardo Tena quien
anunciaba en los periódicos nacionales que se había puesto a cargo
del hotel Mercado, al cual le había hecho mejoras notables. Entre
otras, le había agregado una agencia de información que
proporcionaba a los agentes viajeros cuantos datos deseaban saber
sobre Uruapan, Ario, Tacámbaro, Taretan y demás de ese rumbo.136
Al siguiente año se publicitaba como un hotel de amplias
habitaciones, salón de recreo con magnífico piano, restaurante,
billares y cantina.137 Eventualmente este hotel pasó a manos de
Francisco A. Sierra y de los Larragoiti. Estos últimos lo vendieron a
María Herrera, viuda de Guízar, en los años 20´s del siglo pasado,
con lo que volvió a cambiar su nombre, ahora a “Gran Hotel Guízar”,
y luego, “hotel Guízar y México”. Posteriormente pasó a manos de
Miguel Leal, quien le cambió el nombre a hotel “Ocampo”, siendo por
varios años administrado por Hipólito Rodicio y por doña Esperanza
García, la primera alcaldesa del país.
Eligio Cuitláhuac González Farías, y David Eduardo Ruiz Silera, “Catálogo
documental del fondo de protocolos notariales del distrito de Pátzcuaro (18911893)”, Tesis de licenciatura en historia, Morelia, Facultad de Historia, UMSNH,
mayo de 2004, pp. 55 y 325.
136 María Teresa Cortés Zavala, “Pátzcuaro”, en Gerardo Sánchez Díaz (coord.),
Pueblos, villas y ciudades de Michoacán en el porfiriato, Morelia, UMSNH, Instituto
de Investigaciones Históricas, 1991, p. 33.
137 “Gran Hotel Mercado”, El comercio de Morelia, 20 de diciembre de 1895, p. 4.
135
95
Movimiento de los revolucionarios de Luviano Rentería a su salida de Pátzcuaro el
28 de abril de 1913. Foto hermanos Cachú. Fundación Televisa.
96
MAQUINISTAS MAL EDUCADOS
Cuando circulaba el tranvía de Pátzcuaro, más de un usuario se
quejó de las malas palabras que ciertos pasajeros empleaban y del
mal ejemplo que daban a los niños, o de que subían con equipaje,
ocupando los asientos sin querer pagar por ello.138 En una ocasión,
un señor cuyo nombre no se dice –sólo que sus iniciales eran J. M.
R. S. fue obligado a descender de un tranvía porque el conductor
necesitó dar cumplimiento a una prevención expresa del bando de
policía. Molesto, el pasajero amenazó con sacar la pistola, pero el
conductor lo asió fuertemente. Tuvo que intervenir el señor Francisco
Solchaga, administrador de la línea de tranvías, amonestando a
ambos y dando fin a la escena.139
Algunos conductores no eran del todo profesionales, por lo
que no faltaba el que los denunciaba por ser poco amables o porque
no conducían bien, sin contar a los mismos pasajeros que en
ocasiones eran groseros y decían malas palabras, por lo que más de
una persona denunció el mal ejemplo que daban a los niños. Pero no
sólo en los tranvías había pasajeros o conductores incómodos. Con
frecuencia la gente se quejaba de un maquinista de ferrocarril quien
“Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XII, núm. 46, 18 de junio de 1905, p.1-3
“Atropellos en Pátzcuaro”, La Libertad, año 8, tomo 8, núm. 14, Morelia, marzo 3
de abril de 1900, p. 3.
138
139
97
tenía mal carácter y poca educación. ¡Ojalá hubiera sido lo único!,
decía un periodista: “el individuo solía llegar a sus destinos con
retardo y era algo torpe”. Un día, se olvidó de proveer agua a la
máquina y, para surtirla, tuvo que avanzar hasta Lagunillas. A
consecuencia de su descuido el tren se descarriló, quedando varias
personas heridas. En opinión del reportero de “La Libertad”, el
maquinista no hubiera sido bueno como pescador pues habría
olvidado el anzuelo.140
140
3.
“Pátzcuaro”, La Libertad, año 2, tomo 2, núm. 12, Morelia, marzo 24 de 1894, p.
98
EL FLAMANTE HOTEL “DE LA CONCORDIA” Y SUS
CAMAS QUE “DABAN MIEDO”
El hotel “De la Concordia”, fue abierto al público en 1884 por Juan
García Abarca.141 Uno de sus primeros clientes fue el escritor belga
Jules Leclercq, quien dijo haber dormido en la cama de un flamante
hotel nuevo que estrenó y que había sido construido por un
“empresario que previó un brillante destino con la próxima llegada del
ferrocarril a la ciudad.” Para este viajero, el tren y los steamers
(barcos de vapor), serían en poco tiempo medios de transporte que
atraerían a miles de turistas en perjuicio de la fauna del lago de
Pátzcuaro.142
En 1886 Don Cipriano Mendoza compró el hotel en 4593.56
143
pesos.
En 1892 la viuda de Don Cipriano, doña Socorro Díaz
Barriga, vendió la propiedad a Ramón Solórzano Magaña por 6653
pesos,144 quien a su vez la vendió en 1897 al señor Ignacio Escandón
Murió dos años después. “muerte repentina”. El monitor republicano, julio 8 de
1886, p. 3. El hotel se ubicaba en el portal Juárez, como hasta ahora.
142 Jules Leclercq, Voyageau Mexique de New York à Veracruz. En suivant des rutes
de terre, Paris, Librairie Hachette et Cie, 1884, pp. 325 - 330.
143 Yesenia Rosiles Bruno, “Catálogo documental Fondo de Protocolos Notariales
del Distrito de Pátzcuaro 1885 – 1890. Archivo General de Notarías del Estado de
Michoacán”, Tesis de licenciatura en historia, Morelia, UMSNH, Facultad de Historia,
2004, pp. 103-104.
144 Eligio Cuitláhuac González Farías, y David Eduardo Ruiz Silera, op. cit. 224.
141
99
y a Teófila Estrada de Escandón por 6000 pesos.145 Para 1898, un
nuevo propietario: Alejandro Macías, anunciaba que contaba coches
para conducir a los pasajeros del hotel a la estación de ferrocarril, así
como restaurante, cantina y billares.146 En 1911 el propietario del
inmueble era Jesús Medina Ojeda.147
Sobre el mismo hotel, Adalberto de Cardona señalaba en sus
memorias que en la estación del ferrocarril había generalmente uno
o dos carruajes, los cuales debían ser de antediluviana (antigua)
construcción y estilo, que esperaban la llegada del tren para conducir
a sus pasajeros a la población, cobrando 25 centavos por pasaje.
Dijo también que el único hotel que había en la ciudad era el “De la
Concordia”, y que sus precios eran de 25 centavos por cada comida,
50 centavos por cuarto y 1.25 pesos al día por hospedaje completo.
Otra huésped fue Susan Hale, quien llegó a Pátzcuaro el 17 de marzo
de 1886 y fue llevada de la estación del ferrocarril al hotel “De la
Concordia” en una diligencia conducida por el señor Pablo Plata. Del
hotel dice lo siguiente:
…es precioso, limpio, extraño y diferente, pero las camas ¡dan
miedo! […] en la parte superior, una especie de colchón delgado y
145 Mayra Medina Silva, “Catálogo documental Fondo de Protocolos Notariales del
Distrito de Pátzcuaro 1885 – 1900. Archivo General de Notarías del Estado de
Michoacán”, Tesis de licenciatura en historia, Morelia, UMSNH, Facultad de Historia,
2007, p. 59.
146 La Libertad, año. 6, tomo 6, Morelia, mayo 10 de 1878, núm. 19, p. 3. La Libertad,
año 6, tomo 6, Morelia, miércoles 13 de Abril de 1898, núm. 15.
147 Esperanza Ramírez, op. cit., p. 271.
100
dos refuerzos como troncos de madera […] La comida es también
muy singular y los estómagos delicados recomiendan no tocar nada.
No me importa eso, pero tengo que decir que lamento lo de la cama,
ya que ha puesto en marcha mi nervio ciático y será una agonía
para la vuelta”.148
En el mismo tenor, un viajero había dicho antes (1889) que el hotel
Concordia era el más deseable, pero que las camas eran muy duras
y la comida pobre. También dijo que en el hotel “Quiroga” la comida
era un poco mejor pero las recámaras no eran muy buenas.149 Este
hotel se encontraba en la calle Ponce de León y pertenecía a Luis
Solchaga en 1886.150
Se sabe que en 1905 se hospedó en el de la Concordia
William Seymour,151 y para el primero de noviembre de 1907,
pernoctaron 43 personas miembros del “Club Gimnástico Alemán”.
Para este año, el administrador era el señor Gerardo Wolburg, quien
había pertenecido a dicho club 18 años atrás.152 Para 1935 se solicitó
la ampliación del hotel, ocupando el inmueble del mesón “Del
Volador”, que se ubicaba a sus espaldas, en el entendido que ambos
148
Susan Hale, Letters of Susan Hale, Boston, Caroline P. Atkinson, 1919, pp. 155 156.
149 Thomas A. Janvier, The Mexican guide, New York, Charles Scribner´s Sons
1890, p. 463.
150 Yesenia Rosiles Bruno, op. cit., p. 107.
151 William Seymour Edwards, On the mexican highlands, Cincinnati, Press of
Jennings and Graham, 1906, p. 167.
152 “Por la ciudad del lago”, La Libertad, año 15, vol. 15, núm. 89, Morelia, martes 5
de noviembre de 1907, p. 2.
101
inmuebles pertenecían a la misma persona.153 Dos años después, en
1937, el hotel se encontraba descuidado. Alfredo Maillefert dejaría
testimonio de ello después de su estancia en la ciudad.
…con sus enormes cuartos, sus destartalados cuartos en que sus
muebles –el catre, el ropero, el lavabo-, casi se perdían como las
conoitas en la laguna; con sus corredores enladrillados: bailaban
sueltos algunos ladrillos, escalera ancha en donde colgaba un farol
y había un enorme cuadro devoto, y los dos anchos patios,
empedrados, a donde llegaban las diligencias. El hotel Concordia,
el primero en que sentí de muy chico el encanto melancólico de los
viaje. El primero en que bajé a un restaurante y paladee una
cerveza. Restaurante obscuro el del Concordia…154
153
Miguel Villicaña era el administrador. AHCP, Libro de Actas de Cabildo del H.
Ayuntamiento de Pátzcuaro (1924-1933), 6 de diciembre de 1935, f. 42, apud Eder
García Sánchez, “Pátzcuaro pintoresco, entre imaginarios y turismo (1920-1950)”,
Tesis de maestría en Arquitectura, Investigación y Restauración de Sitios y
Monumentos, Morelia, Facultad de Arquitectura, División de Estudios de Posgrado,
UMSNH, noviembre de 2013, p. 60.
154 Alfredo Maillefert, Laudanza de Michoacán, Morelia, Pátzcuaro, Uruapan, México,
Ediciones de la UNAM, 1937, pp. 131-134. Para 1950 el hotel le pertenecía a Juan
Magaña. Carácter, núm. 127, año I, domingo 15 de enero de 1950.
102
Personas caminan afuera del Hotel “De la Concordia”. Colección particular de J.
Antonio Guerrero.
103
PROFESORES OLVIDADOS
Todos recordamos a los instructores que dejaron huella en nuestras
vidas. De los profesores y profesoras de hace medio siglo o más ya
pocos dan testimonio. Para muchos se debe destacar la labor que
tuvieron Antonio Salas León, Narciso Servín, Josefina Estrada,
Carmen Hernández de Espinosa, María y Virginia Cázarez Solorio,
Ana María Corral de Reyes, Salvador Carranza, Baldomero Reyes
Villagómez, Martha Espinosa, las señoritas Isabel y María Servín,
entre otros.
A los maestros del siglo XIX prácticamente se les ha olvidado,
a no ser por algunos documentos archivados y notas de periódicos.
Tenemos, por ejemplo, los nombres de José María Rodríguez, quien
daba clases de dibujo gratis en la escuela de niños del gobierno y en
la escuela de artes de la ciudad;155 el bachiller Asencio Robledo,
quien impartía gratuitamente una cátedra del idioma latín y contaba
con numerosos alumnos;156 Juan Buitrón, quien se distinguía por dar
clases particulares a las jóvenes patzcuarenses y después abrió una
155
El Progresista, Morelia, marzo 2 de 1871, p. 4.
“Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo I, núm. 77, Morelia, lunes 29 de junio de
1868, p. 4. Progresista, año I, núm. 11, Morelia, 6 de febrero de 1871, p. 4.
156
104
academia de música en Santa Clara del Cobre; el señor Zamora,
quien abrió un colegio donde llegó a tener unos treinta alumnos que
pagaban de tres a cinco pesos;157 así como el reconocido músico
José Isabel Altamirano Jiménez, quien fue profesor de violín en
1889.158 A principios del siglo XX, los profesores Jesús Martínez y el
pianista Franco Chávez Iriarte daban clases de música a las
señoritas de la sociedad.159 El mismo profesor Jesús daba clases en
el Colegio del Seminario de la Arquidiócesis, al igual que Luis Huerta,
Roberto Reyes, Jesús Díaz Barriga, Fiacro Pérez y José Rico.160 Por
estos años, eran también profesores de instrucción primaria Julio
Malagón y la señorita Gabriela Robles.
“Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 155, Morelia, Febrero 1 de 1869,
p. 4. No dice el nombre. Quizá se refiera a Ruperto Zamora fundador del Instituto
Científico de Pátzcuaro. Jesús Romero Flores, Michoacán histórico y legendario,
México, Costa-Amic, 1970, p. 102.
158 Álvaro Ochoa Serrano, Repertorio Michoacano 1889-1926, Zamora, El Colegio
de Michoacán, 1995, p. 51.
159 María Teresa Cortés Zavala, “Pátzcuaro”… op. cit. p. 134.
160 Julián Bonavit y Carlos Treviño, Breve guía histórica de la Ciudad de Pátzcuaro,
Morelia, Talleres de la Escuela Industrial Militar Porfirio Díaz, 1908, pp. 32-34.
157
105
Narciso Servín Calderón y Narciso Servín García. Archivo particular de la familia
Servín Martínez.
106
EL SUPUESTO FRAUDE DEL SEÑOR CARRANCO
En el último año del siglo XIX, Pátzcuaro comenzó a tener luz
eléctrica incandescente, gracias a los esfuerzos de Ramón Carranco,
Antonio Larragoiti y María del Socorro Díaz Barriga, quienes
formaron una sociedad para tal fin con el nombre de “Compañía
Limitada de Luz Eléctrica de Pátzcuaro S. Cop. A.”, con capital inicial
de 2000 pesos en diversas acciones, de las cuales la mayor parte le
correspondía al señor Carranco.161Este personaje guanajuatense fue
gerente de la compañía de tranvías de Pátzcuaro,162 vocal de la
“Sociedad de obreros católicos”, cuya finalidad era fundar una
escuela nocturna y una caja de ahorro para su sostenimiento.163
También fue miembro de la sociedad mutualista “Amigos del trabajo”;
gerente general del banco Mutualista164 y tesorero la de “Compañía
161 Archivo de Notarias de Morelia (en adelante ANM), Alcocer, núm. 55, f. 75 – 76,
30/12/1899, sociedad para la explotación de la luz eléctrica, en Mayra Medina Silva,
op. cit., p. 87. Ramón Carranco nació en 1856 en el Estado de Guanajuato y murió
el 3 de diciembre de 1912 en Pátzcuaro. Hijo de Ramón Carranco y María Guadalupe
Aldama. Casado en 1884 con Dolores Monroy. Fueron sus hijos María Dolores
Guadalupe, José Ramón Vicente, María Salud Natalia, María de los Ángeles Jesús.
Los primeros dos nacidos en Guanajuato y las últimas en Pátzcuaro.
162 “Tranvías de Pátzcuaro”, La Libertad, año 7, tomo 7, núm. 19, Morelia, martes 16
de mayo de 1899, p. 3.
163 El Tiempo, México, 16 de octubre de 1901, p. 1.
164 “Regular service to be established on lake Patzcuaro”, The Mexican Herald, Aug
12, 1905, p. 2.
107
de Navegación del lago de Pátzcuaro”. Desde finales del siglo XIX
dirigía la casa de préstamos Ramón Carranco y compañía. Como era
común en este tipo de negocios, se enrolaba continuamente en
litigios a causa de deudas insoluta con personas como Amado
Espinosa, Eduardo Quintana y Santiago Arredondo, entre otros.
En la sociedad se distinguía también como una persona que
participaba activamente en obras de caridad y en la organización de
eventos civiles y religiosos. En 1894, por ejemplo, fue comisionado,
junto con el licenciado Eduardo Alcaráz, para organizar las fiestas
patrias de 1894, que fueron todo un éxito.165 Como miembro de los
“Caballeros de honor de la Santísima Virgen”, formó parte de la
comisión para los arreglos del Santuario de la Virgen de la Salud, con
motivo de los 25 años de vida episcopal del Sr. Arzobispo Don José
Ignacio Árciga Ruiz de Chávez; evento que tuvo lugar el 13 de
septiembre de 1892.166 De la misma manera, fue comisionado para
organizar las bodas de oro del presbítero Rafael Bustamante, el 17
de enero de 1897.167
Se sabe que a principios del siglo XX fue acusado de fraude
relacionado con el banco mutualista que dirigía, por lo que se abrió
un juicio en su contra, llevado por el juez Federico Tena. El prestigio
de este empresario se había visto seriamente dañado en una
165
La Patria, año XVIII, núm. 5350, México, 21 de septiembre de 1894, p. 2.
Soto González, Enrique, Riendo riendo…, op. cit. p. 47.
167 “Bodas de oro del presbítero Don Rafael Bustamante”, La Voz de México, tomo
XXVIII, núm. 60, 30 de enero de 1897, p. 2.
166
108
sociedad donde la burguesía era sumamente elitista, por lo que
decidió limpiar su nombre redactando un documento dirigido a la
opinión pública, por medio del cual se defendía de las acusaciones
en su contra y del “injustificado procedimiento de que había sido
objeto”. El texto editado en 1903 fue pagado de su bolsillo y repartido
entre la sociedad.168 Para 1911 un señor de apellido Rionda, a través
de su apoderado, demandaba a la sociedad “Ramón Carranco y Cia”,
cubrir un pagaré por 4722.84 pesos.
Décadas después, el licenciado Tena y el señor Carranco
habían fallecido, pero las demandas continuaban, ahora contra su
hijo José Ramón Vicente Carranco, quien por cierto fue presidente
municipal en 1914. Para 1934, el licenciado Adolfo Alvarado,
apoderado de “Azúcar S. A.” hizo publicar en el Periódico Oficial del
Estado que, como resultado de la demanda contra el señor Ramón
Carranco, se remataron varias de sus casas ubicadas en la calle de
La Paz, núm. 5, en el callejón del Paje y en la segunda de Ibarra No.
50, al igual que un terreno que formaba parte del rancho “Nueva
York”, de 6340 m2, por 19300 pesos.169 Los problemas del señor
Carranco permearon en su familia, ya que después de fallecido, sus
168
Ramón Carranco, Vindicación de Ramón Carranco ante la opinión pública como
motivo del proceso que de oficio abrió en su contra el Juez letrado de 1ª instancia
de Pátzcuaro Don Federico Tena e injustificado procedimiento de que fue víctima,
Morelia, impresión de Agustín Martínez Mier, 1903.
169 “Demanda contra Ramón Carranco”, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de
Michoacán de Ocampo, tomo LV, núm. 68, jueves 27 de diciembre de 1934, p. 4.
Precisamente, 50 varias de este terreno habían sido arrendadas en 1887 a la
compañía de ferrocarriles nacionales.
109
hijas, hermanas de José Ramón, quienes eran conocidas por
manejar una casa de asistencia en el edificio que actualmente
alberga el hotel “Iturbe”, terminaron penosamente siendo víctimas de
las habladurías de la sociedad y sin un peso en la bolsa.
José Ramón V. Carranco (de sombrero y traje claro, detrás de los niños) y Luis Ortiz
Lazcano en la inauguración de una obra hidráulica en Pátzcuaro. También se
encuentran en la foto Juan Carvajal, Roberto López, Diodoro Torres, Mauro
Martínez, José Carillo Arriaga y José Guízar. Atrás trabajadores sin identificar. Foto
Rafael Saucedo, 1923. Cortesía Bernardo Ramos H.
110
TURISTAS EN EL LAGO DE PÁTZCUARO
Durante siglos, el lago de Pátzcuaro ha atraído a numerosos viajeros
nacionales y extranjeros. A partir de 1886 el ferrocarril llevaba a los
viajeros en la estación de Ibarra, y del muelle que se encontraba a
poca distancia, los visitantes contrataban remeros que los
transportaban en canoa a la isla de Janitzio o a Tzintzuntzan, donde
se encontraba una famosa pintura de caballete que se creía era obra
del pintor italiano Tiziano Vecellio.170
Desde 1887, el vapor Mariano Jiménez hacía viajes a través
del lago, teniendo casi siempre un lleno total. En poco tiempo, más
empresarios hicieron gestiones para implementar nuevos medios de
comunicación y servicios de hospedaje. En 1901 la Compañía de
Navegación del lago de Pátzcuaro, en voz de Fernando Wiegan,
entabló comunicación con el gobernador del estado para manifestarle
su interés de adquirir embarcaciones pequeñas de vapor y gasolina
en el extranjero para que circularan en el lago de Pátzcuaro.171
José Manuel Martínez, “El “Tiziano” de Tzintzuntzan, el lienzo que se convirtió en
leyenda”, en Espiral, en prensa.
171 Fernando Wiegand le informa que desean adquirir unas embarcaciones
pequeñas de vapor y gasolina, para el lago de Pátzcuaro, por lo que le solicita le
mande información de los requisitos que se necesitan para hacer esas
170
111
Cuatro años después, el tesorero de misma compañía: Ramón
Carranco, junto con Julio Yas, buscaron a J. N. Zermeno, de San
Francisco California, para comprarle un nuevo barco de vapor.172 El
mismo año, los señores Ramírez y Tena, de la Sociedad de
Navegación, se propusieron construir una vía de ferrocarril con
máquina eléctrica que circulara alrededor del lago, comunicando los
pueblecillos y fincas del campo.173 La misma empresa construyó un
lujoso chalet, al que le siguieron otros cinco, que tenían vista al lago
y su propio embarcadero. En esta área se ofrecía una especie de
balneario, que se le conoció como “La Playa”. En la isla de San Pedro
se construyó, unos años después, una mansión veraniega, mientras
que en una fracción de lo que había sido la hacienda Ibarra se
comenzaba a construir un soberbio hotel que llevaría el nombre de
“Ibarra”.174
Poco después de la inauguración del ferrocarril, se conformó
una compañía para construir una línea de tranvía de tracción animal,
de Pátzcuaro a la estación de Ibarra, cuya junta directiva la
conformaban Victoriano Torrentera, Agustín Villanueva, Nicolás Luna
y Amado Espinosa, con un presupuesto inicial de 26000 pesos. Al
importaciones, Centro de Estudios Histórico de México Carso (en adelante CEHM),
CDLIV. 2a. 1901. 16. 26731.
172 “Regular service to be established on lake Patzcuaro”, The Mexican Herald, Aug
12, 1905, p. 2.
173 “Un ferrocarril eléctrico en Pátzcuaro”, El economista mexicano, 10 de julio de
1905, p. 2.
174 “El lago de Pátzcuaro”, El pueblo orden y progreso, tomo XI, núm. 82, Morelia,
martes 11 de abril de 1911, p. 2.
112
consorcio se unió el señor Diego Díaz Barriga, quien consiguió en
1889 que la legislatura del estado de Michoacán expidiera una ley
concediéndole autorización para la construcción y comercialización
de la vía.175
Por su parte, los empresarios Eduardo y Alfredo Noriega,
dueños de la hacienda de Cantabria en la región de Zacapu,
inauguraron en 1909 un remolcador de 40 caballos de fuerza que
llevaba el nombre de la antigua capital purépecha. Unos años
después, el hotel “Del Lago” puso en servicio lanchas de motor.176 La
apuesta de los empresarios era seria, pues se publicitaban los viajes
al lago en los diarios más importantes del país. En uno de ellos se
podía leer: “Try lake Patzcuaro for an outing it´s fine, fine!!177
175
El Diario del hogar, año VII, N. 50, 13 de noviembre de 1887, p. 3. El fronterizo,
año XI, núm. 548, Tucson, July 06, 1889, p. 2. El fronterizo, año XI, núm. 546,
Tucson, June 22, 1889, p 2.
176 Thomas Philip Terry, Terry´s Mexico Handbook of travelers, New York, Houghton
Miffin Company, 1909, p. 213.
177 “The national lines of Mexico”, The Mexican Herald, June 8, 1905, p. 2.
113
Lago de Pátzcuaro. Ca. 1930. Colección particular de J. Antonio Guerrero.
114
LAS VISITAS DEL GOBERNADOR ARISTEO MERCADO
El 18 de octubre de 1893, el gobernador en turno, Aristeo Mercado,
y una comitiva de funcionarios, visitaron Pátzcuaro. En la estación
del ferrocarril fue recibido por un gran número de personas y una
banda de música de aliento de Pichátaro que interpretaba el himno
nacional. Un grupo de hombres a caballo lo condujo hasta el centro
de la ciudad donde los vecinos lo ovacionaban, mientras se
escuchaban los repiques de las campanas y los estallidos de
cohetes. Más tarde, el gobernador fue hospedado en la casa del
coronel Eduardo Mendizábal, donde fue atendido magníficamente.
Al atardecer se ofreció un banquete, ambientado con música
de cuerda de destacados músicos de la región. Siguieron los brindis,
las expresiones poéticas, los discursos y los aplausos. Terminó el día
con una serenata en la plaza principal, que se encontraba
magníficamente iluminada.
Los honorables huéspedes se despidieron llenos de
agradecimientos y se retiraron a descansar en los confortables
alojamientos que habían ofrecido las familias más acomodadas de la
ciudad, de donde saldrían hacia Zirahuén al amanecer.178
Enrique Soto González, Riendo riendo… y Pátzcuaro comiendo, Pátzcuaro,
Ediciones Letrasuelta, 1999, pp. 52-57.
178
115
En abril de 1901 el gobernador Mercado volvió a Pátzcuaro a
la estación de Ibarra, donde fue recibido por los señores Luis G.
Arriaga, presidente del Ayuntamiento, y el Lic. Carlos Alcocer y Piña.
Inmediatamente pasaron a comer a la casa del señor Alcocer, donde
asistieron también, entre otras personas, el prefecto del Distrito de
Pátzcuaro, José Trinidad Navarrete, el licenciado Federico Tena, juez
de primera instancia, el coronel José Cruz Guerrero, jefe del cuerpo
de rurales, y Francisco de la Rocha, administrador de rentas de la
localidad.179
Al año siguiente, el gobernador arribó una vez más a
Pátzcuaro, donde fue recibido por un grupo de las personas “más
caracterizadas” de la ciudad -dice la fuente-. En esa ocasión se le
ofreció un concierto en la casa del señor Abundio Díaz Barriga, quien
vivía en la esquina de la plaza mayor y la primera de la calle Portugal,
aunque no se dice si se alojó en su casa.180
Para noviembre del mismo año de 1902, el gobernador
Mercado estuvo nuevamente en la ciudad, acompañado del capitán
de ingenieros Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega, hijo del presidente
Díaz. A su paso por la estación de Ibarra fueron recibidos por el
“En la estación de Ibarra”, La Libertad, año 9, tomo 9, núm. 17, Morelia,
Michoacán, viernes 26 de abril de 1901, p. 1.
180 “Gobernador visita Pátzcuaro.” La Libertad, año 10, tomo 10, núm. 8, Morelia,
Michoacán, viernes 28 de febrero de 1902, p. 1. El señor Abundio Díaz Barriga era
el propietario del molino de San Rafael Chapultepec, manantial y ojo de agua, los
potreros de la Isla y la Huertita, los potreros de la casa de teja y Chilar, casa de
Piedra y otros terrenos y casas en el municipio de Quiroga y Pátzcuaro. Mayra
Medina Silva, op. cit., pp. 17 - 18.
179
116
prefecto del distrito, el juez de la primera instancia y el presidente
municipal. Una buena banda que llevó la comisión ejecutó escogidas
piezas, mientras un grupo de personas daba demostraciones de
respetuosa estimación –decía un periódico-.181
El día 4 de mayo de 1905, el mandatario estatal arribó a la
ciudad, acompañado de su hija Maclovia Mercado, su nieto Salvador
Martínez, y el jefe de la sección de Fomento de la Secretaría del
Despacho, Rafael Ramos, teniendo una “entusiasta y cariñosa
recepción”. Lo esperaba una comitiva encabezada por el presidente
municipal de Pátzcuaro Luis G. Arriaga, los señores Carlos Alcocer
Piña, Ramón G. Gutiérrez, Salvador Cortés, Silviano Martínez,
Gustavo Menocal, Estanislao Monge, Ramón Caballero, Vicente
Mendoza, los jóvenes José Victoria, Rafael y Gabriel Arriaga, las
señoras Victoria Parra de Mercado, Dolores Méndez de Gutiérrez, las
señoritas María de Dolores y María de Jesús Arriaga, Alicia de la
Rocha y Julia Gutiérrez, así como una sección de caballería de las
fuerzas de seguridad del estado y un grupo numeroso de personas a
caballo que marcharon en correcta formación de la hacienda de
Ibarra a la ciudad. Para ello, las calles y la plaza fueron adornadas,
se blanquearon desde las fincas pertenecientes a las personas
acomodadas hasta las de las más humildes.
“Gobernador visita Pátzcuaro.” La Libertad, año 10, tomo 10, núm. 48, Morelia,
Michoacán, viernes 28 de noviembre de 1902, p. 1.
181
117
En la plaza se situaron tres bandas de música: la de la
localidad, la de las fuerzas de seguridad del estado y la del pueblo
de Naranja.182 Por la noche, el gobernador se hospedó en la casa de
Luis G. Arriaga Iturbe quien, además de ser presidente municipal por
segunda vez, fue miembro del “Comité Democrático”183 y presidente
del club “porfirista de Pátzcuaro”, desde donde apoyó la gubernatura
y
la
reelección
de
Aristeo
Mercado
en
1982
y
1903
respectivamente.184 La casa que era de su propiedad se encontraba
en el portal Guerrero 27 y era conocida como la casa de la “escalera
“El señor Gobernador en Pátzcuaro. entusiasta y cariñosa recepción”. La
Libertad, año 13, tomo 13, núm. 35, Morelia, viernes 6 de mayo de 1905, p. 1. “El Sr.
Gobernador en Pátzcuaro”, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán,
tomo XIII, núm. 37, Morelia, domingo 7 de mayo de 1905, p. 5.
183 La Libertad, año 11, tomo 11, núm. 47, Morelia, sábado 21 de noviembre de 1903,
p. 3. Álvaro Ochoa Serrano, op. cit., p. 111.
184 La Libertad, año 11, tomo 11, núm. 47, Morelia, sábado 21 de noviembre de 1903,
p. 3. Junto con los señores Domingo Narvarte, Diego Díaz Barriga, C. Mendoza y
Eduardo Alcázar, gestionó la introducción de la línea de ferrocarril a Pátzcuaro.
Georgette José Valenzuela, Los ferrocarriles y el general Manuel González, México,
Universidad Iberoamericana, 1994, pp. 141-143. Álvaro Ochoa Serrano, op. cit., p.
111. Cuando fue regidor, entre 1907-1908, se encargó de los trabajos para
embellecer la plazuela de la Colegiata, colocando bancas de fierro, farolas, jardinería
y una fuente, por lo que poco después la plazuela llevó su nombre. En mayo del
siguiente año falleció dentro de un pulman al dirigirse a la ciudad de México, en la
estación conocida como “González”. Su muerte fue muy sentida por gente de
Pátzcuaro y otras localidades. El gobernador Mercado envió sus condolencias a la
familia, junto con una palma de flores y dijo lamentar la pérdida de su amigo. “Por la
ciudad del lago”, La Libertad, año 15, tomo 15, núm. 89, Morelia, martes 5 de
noviembre de 1907, p. 2. “Pátzcuaro”, El pueblo orden y progreso, tomo I, núm. 8,
Morelia, lunes 10 de agosto de 1908, pp. 2 y 3. “El señor Luis Arriaga”, El pueblo
orden y progreso, tomo IV, núm. 223, Morelia, martes 11 de mayo de 1909, p. 2. El
Tiempo, año XXIV, núm. 8562, México, 15 de mayo de 1909, p. 3. En 1910 se colocó
en el jardín de la colegiata, una placa con el nombre de Luis G. Arriaga, en honor a
quien dedicó toda su energía al embellecimiento de esta ciudad. Se plantaron 700
cedros que donó el Ayuntamiento y 500 que mandó el Gobierno del Estado. La
Patria, año XXXIV, núm. 19706, México, 8 de julio de 1910, p. 3.
182
118
panda”, ahora llamada “escalera chueca”. En esta gira, se dio tiempo
para visitar Janitzio, Cucuchucho, Tzintzuntzan y Quiroga.185
El 9 de enero de 1907, el mismo gobernador visitó Pátzcuaro
por invitación del H. Ayuntamiento, con el fin de inaugurar la cárcel
de mujeres y las mejoras de la Plaza de San Agustín. Fue recibido
como siempre, con gran entusiasmo, estando a la cabeza el diputado
Luis G. Arriaga, quien fue el encargado de que se llevaran a cabo
dichas obras, así como por el diputado Silviano Martínez y los
señores Celedonio Sánchez Cerna, Francisco de la Rocha, Federico
Tena, Estanislao Monge, José Arriaga y Ramón Caballero.186
A la plaza de San Agustín se lo colocaron nuevas luminarias,
pavimentación y lunetas, mientras que a la cárcel inaugurada, se
decía, era limpia, contaba con dos amplios ambulatorios provistos de
camas, sala, oratorio, cocina, excusados, baño con regadera y
lavaderos, así como un amplio corredor. No debe omitirse que el
acaudalado patzcuarense Don Tirso Sáenz, quien radicaba en la
ciudad de México, aportó mil pesos para completar el gasto de la
construcción de la cárcel.
Al finalizar la visita a las obras, el señor Arriaga ofreció un
banquete en su casa, donde Don Francisco Rocha pronunció un
brindis y el gobernador elogió el interés de los vecinos por el progreso
185
1.
186
La Libertad, año 13, tomo 13, núm. 37, Morelia, viernes 12 de mayo de 1905, p.
La Libertad, año 15, vol. 15, Morelia, viernes 11 de enero de 1907, núm. 4.
119
y la paz de Pátzcuaro.187 Por la noche se verificó una audición en el
kiosco de la plaza principal, que terminó a las 23 horas.
El día 5 de noviembre del mismo año, el señor Mercado y su
familia hicieron escala en Pátzcuaro antes de dirigirse a Uruapan. En
la estación del ferrocarril ya los esperaba una muchedumbre,
haciéndole ovaciones antes de que tomaran nuevamente el tren.188
El 19 de enero del siguiente año, el gobernador arribó una vez
más a Pátzcuaro, en compañía del vicepresidente de la República,
Don Ramón Corral y los gobernadores del Distrito Federal, Don
Guillermo de Landa y Escandón, y de Puebla, general Don Mucio P.
Martínez; así como de los licenciados Francisco Alfaro y Luis G.
Valdés. Esta vez las autoridades y los habitantes más influyentes de
la ciudad recibieron a los importantes invitados a las 6 de la tarde en
la estación de Ibarra. De ahí, un tranvía bellamente adornado los
condujo al centro de la ciudad para ser alojados en la casa de Don
Abundio Barriga y de Don Luis G. Arriaga.
Al día siguiente hicieron un recorrido a través del lago, hacia
Tzintzuntzan, en un magnífico bote de motor a gasolina de nombre
“Victoria”. Al regresar de Tzintzuntzan se sirvió una exquisita comida
en la hacienda Ibarra, propiedad del señor Ramón Solórzano, con
asistencia de los visitantes y un grupo de personas de la ciudad. Ahí,
el vicepresidente tomó la palabra para agradecer el caluroso
187
La Patria, año XXXI, núm. 9021, México, 16 de enero de 1907, p. 1.
“El señor Aristeo Mercado y su honorable familia en Uruapan”, La Libertad, año
15, vol. 15, Morelia, viernes 11 de enero de 1907, núm. 4, p. 1.
188
120
recibimiento. Finalmente, a las 4:10 de la tarde tomaron el tren que
los llevaría a Morelia.189
El martes 21 de abril de 1908, el gobernador volvió a visitar
Uruapan y Pátzcuaro. En la estación de la ciudad del lago, el
mandatario bajó de su automóvil, mientras una multitud lo aclamaba
y se mezclaban las notas del himno nacional con los cohetes y
cañonazos. Los tranvías, como los frentes de las casas, estaban muy
bien adornados con flores. De ahí los visitantes y los anfitriones se
dirigieron a la Colegiata, donde un organista tocaba una bella
melodía. Después de llevarse a cabo un banquete en la casa del
señor Luis G. Arriaga, se dirigieron al balcón del calvario, para
disfrutar de la bella vista que ofrecía el paisaje lacustre. Por la noche
el pueblo de Pátzcuaro se dio cita en la plaza principal para
presenciar una serenata ofrecida por la banda infantil José María
Morelos.
El miércoles por la mañana, el dirigente estatal y sus
acompañantes se dirigieron al muelle de Pátzcuaro donde abordaron
el bote automóvil de nombre “Victoria”, que era remolcado por el
vapor “Vasco de Quiroga” y acompañado por el bote automóvil
“Deba”, al igual que por un centenar de canoas para atravesar el lago
con dirección a Erongarícuaro y de allí a Janitzio. En la isla se ofreció
un banquete para 300 personas y al terminar se llevó a cabo el
189
El Mundo Ilustrado, año XV, tomo I, núm. 3, México, 19 de enero de 1908, pp. 6
y 7. “El señor vicepresidente de la República en Uruapan”, La Libertad, año 16, tomo.
16, núm. 6, Morelia, martes 21 de enero de 1908, p. 2.
121
brindis, antes de volver a Pátzcuaro.190 El 19 de mayo Aristeo
Mercado se encontraba en Pátzcuaro nuevamente. Llegó a la
estación de Ibarra y junto con Ramón Gutiérrez, administrador de
rentas de la ciudad, Carlos Chagollán, Federico Tena, Luis G.
Arriaga, Luis G. Arriaga Jr., Luis Ortiz Lazcano, Ramón García,
Alberto Martínez y otros, subieron a los botes “Cantabria” y “Victoria”,
rumbo a san Andrés Ziróndaro.191
Comerciantes frente a la pila del torito. Archivo particular de J. Antonio Guerrero.
“El señor Gobernador en Uruapan y en Pátzcuaro”, La Libertad, año 16, tomo. 16,
núm. 34, Morelia, martes 28 de abril de 1908, p. 3.
191 “El viaje del señor Gobernador a Puruándiro”, La Libertad, año 16, tomo. 16, núm.
40, Morelia, martes 19 de mayo de 1908, pp. 2 y 3.
190
122
EXPLOTACIÓN DE LA BANDA INFANTIL JOSÉ MARÍA
MORELOS
En 1884, a iniciativa del señor Pedro Fajardo, se formó en Pátzcuaro
una banda de música que llevaba el nombre de “Porfirio Díaz”, la cual
dio su primer concierto en el mirador conocido como paseo de “Los
Balcones”, con motivo de la celebración de las fiestas patrias.192 Sin
embargo, cuando se levantó el kiosco de la plaza principal para que
ahí se llevaran a cabo las serenatas, como las que se acostumbraban
en la mayoría de ciudades del porfiriato, la ciudad ya no contaba con
ninguna filarmónica. Así que para inaugurar la obra, el 5 de mayo de
1905, tuvieron que invitar una de la ciudad de Morelia.
Poco después, se formó una banda militar infantil que llevaría
el nombre de “José María Morelos”, dirigida por el profesor Jesús
Martínez. En su visita de Pátzcuaro, el arzobispo Atenógenes Silva
se entusiasmó con el proyecto, por lo que hizo una donación de cien
pesos para los niños aprendices de músico. Más tarde se corrió el
rumor de que los padres de los niños eran amenazados y obligados
a prestar a sus hijos para que ensayaran y que del dinero que aportó
192
La Patria, año XVIII, núm. 5350, México, 21 de septiembre de 1894, p. 2.
123
el prelado no les llegó ni un centavo a los infantes.193 Por desgracia
nunca se sabrá lo que realmente sucedió.
Para 1909, la banda infantil y una escuela pública militar eran
manejadas por el señor Luis G. Guzmán, con ayuda del señor Tomás
Eguiza.194 Bajo su dirección, la banda tuvo presentaciones
majestuosas. Una de ellas tuvo lugar en la plaza principal de
Pátzcuaro la noche del 23 de febrero de 1909, dejando un grato sentir
entre la nutrida concurrencia.195 Después de la muerte del señor
Arriaga, se nombró como encargado de la misma banda al doctor
Gabriel García. Los fondos que le fueron entregados ascendían a
76.25 pesos.196
“Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XIII, núm. 23, 24 de diciembre de 1905, p. 3.
En la escuela se les enseñaba el uso de las armas y estrategias militares.
195 “Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo III, núm. 165, Morelia, jueves 25
de febrero de 1909, p. 2.
196 “Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo IV, núm. 236, Morelia, jueves 27
mayo de 1909, p. 2.
193
194
124
AMANTES AL TEATRO
La cultura teatral de Pátzcuaro es muy añeja. Desde la época
virreinal los frailes impulsaron las representaciones teatrales como
medio de evangelización, con grupos de actores indígenas. Más
tarde se formaron compañías teatrales, ya no con propósitos
religiosos sino como medio de expresión cultural. La mayoría de las
veces, las obras buscaban dejar un aprendizaje de vida o moral entre
los espectadores, pero también había representaciones cuyo único
fin era entretener y divertir a la concurrencia.
Se sabe, por ejemplo, que a finales del siglo XVIII se
encontraba en Pátzcuaro una compañía que se conocía como “El
Pastillero”, donde actuaba una actriz de nombre María Dolores
Tenorio.197 También se tiene noticia que el 26 de abril de 1868, se
presentó la compañía teatral “Esparza” con la comedia de Breton “Un
novio para la niña”, que fue satisfactoriamente desempeñada, según
un artículo.198 Dicha compañía había llegado a tener presentaciones
en la ciudad de México y en varias poblaciones del estado. Un
domingo presentaron “La Maruja” y el drama “Perlas y flores”, de Luis
197
Enrique de Olavarría y Ferrari, Reseña histórica del teatro en México, México,
1895, p. 159. “Pátzcuaro”. El progresista, Morelia, febrero 2 de 1871.
198 “Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo I, núm. 52, Morelia, viernes 1 de mayo de
1886, p. 4.
125
Mariano de Larra. Este último, en opinión del periodista Juan Pérez,
fue “asquerosa”.199 En otra ocasión se hizo la representación de la
tragedia “Ángelo Malipieri” donde se presentó una concurrencia
numerosa. En 1871 se anunciaba que se había formado una
compañía dramática y que los productos de estas funciones se
destinaban a obras materiales.200
Las compañías teatrales viajaban por toda la república y se
presentaban en teatros fijos o montaban una carpa en las plazas. En
Pátzcuaro, varias de las compañías de espectáculos utilizaban la
plaza de San Agustín. En 1899, por ejemplo, se presentó ahí la
compañía Nodain-Andrade-Seda; en 1905, se presentaron el circo
“Jáuregui” y el circo “Treviño”, con una gran concurrencia. Años
antes, había dado funciones el circo “Prado” y después el “Atayde”.
En el mismo lugar se presentó uno de los primeros cinematógrafos
del país, que causó mucho revuelo, indicador de que la gente estaba
ávida de diversiones.201 Al respecto, un columnista opinaba que era
una pena que Pátzcuaro, siendo una ciudad importante en el estado,
donde había mucha gente que gustaba del espectáculo culto, no
tuviera un teatro fijo. Aseguraba que una persona de la ciudad había
ofrecido un predio para que se construyera uno, y que un ingeniero
había hecho el plano, pero que por desidia de las autoridades no
“Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 155, Morelia, Febrero 1 de 1869,
p. 4.
199
200
201
“Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XII, núm. 46, 18 de junio de 1905, p.1-3
126
daba inicio la obra.202 De hecho, desde 1902 se hablaba de que en
Pátzcuaro estaba próximo a construirse un teatro. Supuestamente, el
gobernador Mercado había dado instrucciones al ingeniero Porfirio
Díaz de León para que pasara a la ciudad a medir el terreno donde
se construiría el teatro.203 Por lo visto, dicho proyecto se postergó y
cuando comenzó la revolución mexicana seguía sin ejecutarse.
En 1908 la compañía dramática que dirigía el señor Cachú se
presentaba de manera exitosa los domingos.204 Al año siguiente se
presentó la compañía cómico-dramática que dirigía el primer actor
Pedro de la Torre, con el drama “Malditas sean las mujeres”, la cual
tuvo muy buena acogida por parte de la sociedad. Al menos esta
última se sabe que se presentó en un salón con el nombre de
“Allende”.205 No se sabe en donde se ubicaba este salón,
probablemente se trataba de una casa adaptada que estaba cerca
del Santuario o uno que se montó provisionalmente al norte de la
plaza principal. Lo que seguro es que ninguno fue tan formal ni tan
lujoso como el Salón Apolo abierto en 1913 y demolido en 1932, del
“progresista”, como lo llamaban en la época, Luis Ortiz Lazcano.206
“Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XII, núm. 41, 14 de mayo de 1905, p.3
“Por Pátzcuaro”, La Libertad, año 10, tomo 10, núm. 35, Morelia, viernes 29 de
agosto de 1902, p. 3.
204 “Drama en Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo I, núm. 10, Morelia,
Miércoles 12 de agosto de 1908, p. 2.
205 Se desconoce su ubicación del teatro, posiblemente se trate de uno que se
localizaba cerca del templo del Sagrario. “Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso,
tomo V, núm. 306, Morelia, sábado 21 de agosto de 1909, p. 3.
206 En sus primeras presentaciones de cinematógrafo fue muy concurrido. A decir
de un artículo de la época, este nuevo salón podía servir también para
representaciones escénicas para Pátzcuaro, donde hacía tanta falta desde hacía
202
203
127
Templos de la Compañía y el Sagrario. Archivo particular de J. Antonio Guerrero.
muchos años. “Fiestas en Pátzcuaro”, El Centinela, año XX, núm. 21, Morelia,
diciembre 15 de 1913, p. 2.
128
PERIÓDICOS ANTIGUOS DE PÁTZCUARO
Pátzcuaro ha sido por mucho tiempo una ciudad donde se editan
periódicos, folletos, revistas publicitarias, circulares y otros medios
impresos en papel de información política, social, cultural, comercial
y deportiva. De algunas de las publicaciones periódicas que han
circulado desde el siglo XIX hasta la actualidad se han rescatado
algunos datos.
Nicolás León nos dice que el 21 de octubre de 1814 el doctor
Cos imprimió y publicó en Pátzcuaro un folleto dirigido a los
gachupines. Como este, debió haber otros que se desconocen. En
1870, al fundarse la escuela de artes en el antiguo colegio jesuita, se
estableció una pequeña imprenta que subsistió varios años
imprimiendo folletos y avisos.207 Uno de ellos era “El Escrutador
Incógnito”.208 En 1883 y 1884 se editaba “Aurora”, cuyo director era
Francisco González; en 1886 “El Eco del Distrito”, que dirigía Juan
Medal; en 1887, “Mefistófeles”, siendo responsable Ignacio de la
Rocha; en 1871 se anunciaba que el gobierno del estado había
regalado una imprenta a la escuela de artes de Pátzcuaro y que
Nicolás León, “Historia de la imprenta”, en El Tiempo ilustrado, tomo X, núm. 452,
México, domingo 6 de mayo de 1900, p. 143.
208 Al menos se sabe que se publicaba en 1887. Eduardo Barriga Rivera y Fernando
Mendoza Molina, op. cit., p. 106.
207
129
estaba en funcionamiento. También anunciaba que se había iniciado
una revista en esa ciudad, pero no dice el nombre.209 1892 “El Enano”
y “La Violeta”, entre 1893 y 1895, “La Municipalidad”, bajo la dirección
de Rafael Carrillo y Francisco Pérez Gaona;210 en 1896, “La Unión”;
en 1900, “Juan Panadero”; en 1904, “El Cruzado”; en 1910, “Pedro
Recio”; en 1911, “Ideal Patrio”: en 1911, “El Ideal”; en 1917, “El Botón
Rojo”; en 1919, “Esperanza”, dirigido por Ignacio Solchaga; en 1936,
“Vanguardia”, que dirigía Policarpio T. Sánchez; en 1938 el primer
periódico con el nombre de “Vida”, cuyo director era Hilario Reyes;
de 1944 a 1950, “Carácter”; de 1950 a 1951, una nueva versión de
“Vida”; de 1955 a 1962, “Record”, estos últimos tres bajo la dirección
de Enrique Servín González. De 1953 a 1955 el semanario “Vida” fue
administrado por J. Raúl Silva Zaragoza; en 1953 se editó “Pátzcuaro
cultural” por José Villa M.;211 de 1960 a 1961, “Cuauhtemoc”, que
dirigía Valdemar Colín;212 para 1969 surgió la “Crítica Regional”,
dirigido por J. Inés Vieyra Lázaro, más tarde por J. Raúl Silva
Zaragoza, y en 1984 comenzó una nueva etapa a cargo de Lucio
Herrera Alonso; en la década de 1970 se distribuyó “El Sol del Sur”,
de Francisco Franco;213 en 1984 salió a la luz el “Avance”, de Ruperto
209
Progresista, año I, núm. 10, Morelia, 2 de febrero de 1871, p. 4. Progresista, año
I, núm. 42, Morelia, 25de mayo de 1871, p. 4.
210 Adriana Pineda Soto, Registro de la prensa política michoacana, siglo XIX,
Morelia, UMSNH, CONACYT, Universidad de Guadalajara, 2005. “El Comité
Democrático y el Comité de la Paz”, La Municipalidad, Tomo I, Año 3, Núm. 49, 3 de
marzo de 1982, p. 3.
211 Pátzcuaro cultural, año I, núm. I, Pátzcuaro, septiembre de 1953.
212 Cuauhtemoc, Pátzcuaro, año I, núm. I, diciembre 17 de 1960.
213 Pablo G. Macías, op. cit. pp. 286-287.
130
Alcalá; por estos años se publicaba también “Libertad y Expresión”.
En las últimas décadas circularon el semanario “Con-ciencia
informativa”, de Eugenio Calderón, “Cuarto Poder” (1997), dirigido
por Ramón García Aguirre,214 “Punto y Aparte”, a iniciativa de Malinali
Hernández Rivera (2001), “Expresión de Michoacán”, de José Luis
Contreras (2001), “Nueva Generación de Michoacán (2003)”, de
Mateo Parra, “Deportes: ayer y hoy”, de Gerardo Ornelas, “Resumen
de Michoacán” (1992) y “Evidencia de Michoacán” (2003), de Gabriel
Cornejo; “Reflejo”, bajo la dirección de Aurora López Nambo; así
como las revistas de publicidad “Su Promotor” (1993), de Joaquín
Garcés Aguilar; “Mundo de Ventas”, de Juvenal Acosta y José M.
Martínez (1999); “Éxito Comercial” de José M. Martínez (1999) y
posteriormente de Isabel Martínez A.; entre otros.215
Sin duda que los patzcuarenses les gusta estar informados de
lo que sucede en la ciudad y fuera de ella; pero también hay interés
de informar.
214
Falleció el 30 de enero de 2012.
Adriana Pineda Soto, Catálogo de la hemerografía de Michoacán, Universidad de
Guadalajara, CONACYT, Pandora, 2004. Álvaro Ochoa Serrano, Repertorio
michoacano (1889-1926), Zamora, El colegio de Michoacán, 1997, pp. 69, 196, 203.
María Teresa Cortés Zavala, “Pátzcuaro”… op. cit, p. 138. Vida, tomo II, núm. 3,
Pátzcuaro, Mich., julio 1° de 1938. Esperanza, año I, núm. 5, Pátzcuaro, 27 de abril
de 1919.
215
131
Isla de san Pedrito. Foto Valdés. Fototeca del Instituto de Investigaciones
Históricas – UMSNH.
132
FRANCISCO VILLA EN LA ISLA DE SAN PEDRITO
En la isla llamada antiguamente Apupato,216 se erigió una capilla
dedicada a San Pedro y San Pablo, probablemente alrededor de
1539, la cual desapareció en el siglo XIX.217 Algunos le atribuyeron
su fundación a Don Vasco de Quiroga, mientras que otros
aseguraron que se hizo a expensas de Pedro Pantze y Antonio
Huitziméngari. En la época virreinal, el día 29 de junio de cada año,
los pobladores de Pátzcuaro realizaban una procesión desde
Pátzcuaro hasta la isla con el estandarte de San Pedro y San Pablo,
en remembranza del día en que, según la tradición, entraron los
216
Se decía que el Cazonci guardaba en este lugar parte de sus numerosos tesoros.
Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, Estudio preliminar y notas de
francisco Miranda, Morelia, Fimax publicistas, 1980, pp. 323 – 325. En este día de
1522 se implantó la fe en Michoacán, Archivo General de la Nación (en adelante
AGN), indios 26 (158) f. 144v. Unas tierras cercanas a Tzurumútaro también fueron
conocidas como puesto de Apupato en la época colonial, bien diferenciadas de la
isla de Apupato. Felipe Castro Gutiérrez, “Tzintzuntzan: la autonomía indígena y el
orden político en la nueva España”, en Carlos Paredes Martínez y Marta Terán
(coords.), Autoridad y gobierno indígena en Michoacán, vol. I, Morelia, El colegio de
Michoacán, CIESAS, INAH, UMSNH, 2003.
217 Hans Roskamp, “La heráldica novohispana del siglo XVI: un escudo de armas de
Tzintzuntzan, Michoacán”, en Herón Pérez Martínez y Bárbara Skinfill Nogal (Ed.),
Esplendor y ocaso de la cultura simbólica, Zamora, El Colegio de Michoacán,
CONACYT, 2002, p. 232. Esta isla y capilla aparecen en el escudo de la ciudad de
Pátzcuaro.
133
españoles a Tzintzuntzan (1522) y los michoacanos aceptaron
voluntariamente la “verdadera fe” y el vasallaje al rey de España.218
En una quinta que se encontraba en esta isla a principios del
siglo XX, el general Francisco Villa estableció su cuartel general por
unos días. En la parte superior de la casa se encontraba un mirador,
desde el cual el famoso revolucionario contemplaba el lago por largas
horas. Cuando sus subalternos le hacían un comentario sobre la
belleza del lago, él cambiaba el sentido de la plática diciendo que lo
que le importaba era vigilar que no se acercara el enemigo al fuerte.
Esta casa veraniega construida entre 1910 y 1911 era
entonces propiedad de la familia Iturbide, de Morelia.219 En la
actualidad quedan pocos vestigios de aquella vieja casa; la isla dejó
de serlo y el cristalino lago se ha alejado de San Pedrito.
218 Felipe Castro Gutiérrez, Los Tarascos y el imperio español 1600-1740, México,
UNAM, UMSNH, 2004, p. 321.
219 José L. Cossio, “Tzintzuntzan”, Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística, tomo 42, México, 1930.
134
JUEGOS DE CARTAS EN EL APOLO
En el Salón Apolo de Pátzcuaro se llevaban a cabo obras de teatro,
zarzuela y cinematógrafo, algunas de las cuales fueron muy
aclamadas por los patzcuarenses,220 mientras que otras se criticaron
y causaron escándalo porque, según algunos, iban en contra de la
moral. A causa de esta situación, al menos dos veces fue clausurado
el edificio.
En ocasiones especiales, como el día 8 de diciembre, se
organizaban juegos de cartas dentro y fuera del teatro. Un año se
prohibía, al siguiente se autorizaba, pero para los tahúres las leyes
no les impedían jugar al menos una partida, muchas veces
apostando fuertes cantidades de dinero o bienes.221
En 1918, el señor Joaquín Sánchez Aldama, quien fuera
presidente municipal apenas un año atrás, solicitó el general
Francisco J. Múgica que influyera para que el presidente Venustiano
Carranza suspendiera el permiso para organizar juegos de cartas en
el salón Apolo, el cual había otorgado a Pátzcuaro. La razón era que
estas apuestas habían llevado a muchos a la ruina. ¿Acaso algunos
“Zarzuela”, Esperanza, año I, núm. 5, Pátzcuaro, 27 de abril de 1919, p. 2.
“Fiestas en Pátzcuaro”, El Centinela, año XX, núm. 21, Morelia, diciembre 15 de
1913, p. 2.
220
221
135
de los adictos al juego eran familiares o amigos del señor Sánchez o
en realidad se preocupaba por el bienestar de los ciudadanos?222
Salón Apolo. Fototeca del Instituto de Investigaciones Históricas – UMSNH.
222
CEHM CARSO, XXI.128, 14677.1, diciembre 24 de 1918.
136
UN PROYECTO PARA DERRIBAR LA PILA DE SAN
MIGUEL
En 1935, el perito de la Coordinación de Monumentos, Salvador
Solchaga, informaba a la Dirección de Monumentos de México que
el Ayuntamiento de Pátzcuaro pensaba demoler las ruinas del templo
de la Tercera orden y la fuente de San Miguel. La noticia se confirmó
cuando los trabajos comenzaron a ejecutarse, por lo que de
inmediato la Sociedad de Historia de Pátzcuaro, conformada por Luis
Ortiz Lazcano, Manuel Arriaga, Rosendo Ortega, Domingo Toro y
otros personajes, solicitaron al presidente de la república, el general
Lázaro Cárdenas, que interviniera para que se suspendieran las
obras. Ante la inconformidad de la sociedad local, el mandatario
nacional envió un oficio al presidente municipal de Pátzcuaro José
Ramos Chávez, ordenándole que detuviera los trabajos iniciados,
quien a su vez firmó de enterado y tuvo que acatar. A decir del señor
Solchaga, la pintura de la pila de San Miguel se encontraba semi
destruida por lo que se tuvo que restaurar.223 Ya en 1930, cuando
también era presidente Ramos Chávez, se había querido hacer
“reformas” a la pila de la cruz verde, según lo denunció Jorge Enciso.
CDAGJE, Expedientes de Pátzcuaro, exp. VIII-2/141.1 (VIII-22 “4”), X-100 No.
30.55/50.
223
137
Salvador Solchaga. Cortesía de Mario Báez.
138
LA FUENTE BAUTISMAL DEL CONVENTO DE SAN
AGUSTÍN
Los edificios primitivos de San Agustín (templo y convento) se
edificaron en la década de 1570 por iniciativa de fray Alonso de la
Veracruz y fray Francisco de Villafuerte. Sin embargo, en 1782
ambos fueron reconstruidos totalmente.
Aunque el templo (actual biblioteca pública Gertrudis
Bocanegra) conserva hoy gran parte del aspecto del siglo XVIII, el
convento, que se encontraba en mal estado de conservación, fue
demolido en 1936 para construir el teatro Emperador Caltzontzin. En
la portada de este nuevo edificio, proyectado por Alberto Le Duc, se
utilizaron los arcos que tenían los corredores del claustro bajo, pero
una bella fuente bautismal que encontraba en el interior fue demolida.
Lo único que quedó de la fuente es una fotografía que se
conserva en la fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, de la ciudad de
México.
139
Fuente Bautismal en el exconvento de San Agustín. Fototeca “Constantino ReyesValerio”, CONACULTA - INAH. Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, 63.
140
LAS QUINTAS DE LA ESTACIÓN
Después de que el general Cárdenas repartió los terrenos cerca de
la estación de ferrocarril a los altos militares que habían participado
con él durante la Revolución mexicana, se construyeron varias
quintas. Además de las conocidas quinta “Eréndira” del mismo
Lázaro Cárdenas, y la quinta “Tzipecua”, del general Francisco J.
Múgica, se construyeron en la actual colonia Morelos, la quinta “San
Ángel”, la quinta “El Fresno”, la quinta “Calimaya”, la quinta del
general Carlos Moya y la quinta “Los Tres Reyes”, de Efraín
Buenrostro,224 entre otras. En esta última, el general Cárdenas
acudía a conversar con su amigo y a tomar una copa de whisky o a
festejar algún onomástico, mientras un grupo musical tocaba sus
guitarras, contrabajos y violines desde la terraza. Cuando se fundó el
CREFAL, las quintas “Tres Reyes” y “El Fresno” se acondicionaron
para residencia de los funcionarios de la misma institución y para
dormitorios de becarios. Aunque estas propiedades con tendencias
neocoloniales y art-decó, construidas entre los años treinta y
224
Fue amigo de infancia de Lázaro Cárdenas, compañero de escuela, testigo de
bodas y funcionario en su gobierno, desempeñándose como director de Petróleos
Mexicanos y secretario de Economía, entre otros cargos.
141
cincuenta del siglo XX, han adquirido un lugar en la historia de la
ciudad, han sido poco estudiadas y ni siquiera están catalogadas.
Quinta El Fresno, 1969, Fototeca del CREFAL.
142
EL MUSEO DE ARTES POPULARES, UN PROYECTO DE
LA POSREVOLUCIÓN
Las gestiones para que se montara el Museo Etnográfico, que
después fue llamado museo de Artes Populares de Pátzcuaro,
comenzaron desde 1926, pero fue hasta 1932 que se le encargó al
inspector de la Coordinación de Monumentos, Salvador Solchaga,
que supervisara la restauración del primitivo Colegio de San Nicolás,
que inició el ingeniero Rodolfo Ayala en 1936. Este último tenía el
puesto de conservador auxiliar y recibía un sueldo de 152 pesos
mensuales.
Para la adquisición de artesanías de la región que se
exhibirían se invirtieron 529 pesos antes de 1948, siendo la
encargada del museo, la señorita María Refugio Cerda, quien se
encargó de recolectar un gran número de piezas artesanales de la
región lacustre de Pátzcuaro.
Más tarde, el director de Monumentos Coloniales Manuel
Toussaint, tuvo interés de ampliar el museo, por lo que, a través de
su dirección, adquirió un terreno que se encontraba a espaldas del
mismo inmueble. El propietario era el señor Luis Barriga, quien lo
había adquirido como herencia de su padre Don Abundio Barriga. La
propiedad que era conocida por haber sido un depósito de ganado
143
mostrenco a finales del siglo XIX y por haber sido la casa que habitó
el obispo Vasco de Quiroga en el siglo XVI, tenía un costo de 3000
pesos.225 Por cierto, las excavaciones realizadas en el sitio, unos
años después, revelarían en este terreno parte del antiguo centro
ceremonial de Pátzcuaro.
Antiguo Colegio de San Nicolás, hoy museo de Artes Populares. Fototeca Manuel
Toussaint, Instituto de Investigaciones Estéticas – UNAM, Fondo Manuel González
Galván, CMGG000053.
225
CDAGJE, Expedientes de Pátzcuaro, exp. 1-32.
144
EL ARRENDAMIENTO DEL TEATRO EMPERADOR
Una de las obras públicas que se inauguraron en 1938 en Pátzcuaro,
gracias a las gestiones del general Lázaro Cárdenas, fue el Teatro
Emperador Caltzontzin, estrenándose con un lleno total al exhibir la
película “No basta ser madre”, de Sara García.226
Por decreto del Congreso de la Unión, el 27 de noviembre de
1939, se aprobó el contrato de arrendamiento por 25 años que el
Ejecutivo celebró con la “Junta Administradora del Teatro Emperador
Caltzontzin”, conformada por los señores José Ramos Chávez,
Benito Mendoza Nambo y Rafael Cortés Rentería. Esta tenía como
principal finalidad obtener recursos económicos para el sostén y
mejoramiento del Hospital civil “Doctor Gabriel García”.227 La Junta
subarrendó al señor Neif Jury,228 por 500 pesos al mes, y, a partir del
primero de enero de 1947 –según contrato celebrado el 20 de
226
Vida, tomo I, núm. 3, Pátzcuaro, julio 1°de 1938, p. 3. El teatro, obra del arquitecto
Alberto Le Duc y el ingeniero H. Gómez, fue iniciado en 1936 e inaugurado el primero
de enero de 1938.
227 Diario Oficial de la Federación, martes 7 de noviembre de 1961, p. 3.
228 Quien más tarde sería accionista de la empresa “Espectáculos de Morelia”, y del
cine “Colonial”, de Morelia, Luis Uriel Soto Pérez, “Desarrollo de una empresa
familiar la Organización Ramírez, siglo XX”, tesis de licenciatura en historia, Morelia,
Facultad de Historia, UMSNH, 2010, p. 130.
145
diciembre de 1946-, al señor Enrique Guízar Herrera, por mil pesos
mensuales.229
A pesar de los recursos obtenidos para el sustento del
hospital, este se encontraba cada vez en peores condiciones, por lo
que un grupo de ciudadanos fundaron en 1948 un patronato de
beneficencia en pro del mismo. Tanto esta agrupación como una
parte de los patzcuarenses se quejaban de que la renta por el teatro
–que para este año era de 1,500- era muy baja, por lo que pedían
que el señor Guízar la incrementara o que dejara de administrarlo.
No faltó quien ofreció hacerse cargo del inmueble, como el señor
Leopoldo Sandoval, quien ofreció pagar de renta 2,500 pesos
mensuales.
El descontento de la sociedad no se hizo esperar cuando se
supo, en mayo de 1951, que el cine “Aladino”, que se hallaba en
Santa Clara del Cobre, propiedad del señor Guízar, se había
incendiado, y con el inmueble se habían destruido los aparatos de
proyección del teatro de Pátzcuaro que él había tomado sin
autorización.230
En una de las reuniones de la Junta Administradora, a la que
asistió la señora Carolina Escudero de Mújica y los señores José
Ramos Chávez, Benito Mendoza, Rafael Cortés Rentería, Joaquín
229
Vida, año II, núm. 41, Pátzcuaro, julio 20 de 1952, p. 3.
Vida, año II, núm. 39, Pátzcuaro, julio 22 de 1952, p. 1. “El general Cárdenas,
juez en el asunto del hospital”, Vida, año II, núm. 40, Pátzcuaro, julio 6 de 1952, pp.
1 y 5.
230
146
Arreola Calderón, José Gómez y Eduardo Solórzano, se revisó el
supuesto incumplimiento del contrato que había hecho el señor
Guízar Herrera seis años atrás. También se acordó ratificar el
subarrendamiento, con el compromiso de que este pagaría 36000
pesos al año. Ante tal resolución no faltó quien se sentía burlado ya
que los ingresos del teatro iban de unos 10800 a 21000 pesos al
mes.231
El 4 de septiembre de 1960, la Junta expresó su voluntad de
terminar el contrato de arrendamiento e hicieron entrega del inmueble
a la Secretaría del Patrimonio Nacional,232 quien, a su vez, en
noviembre del siguiente año, dio permiso a los señores Enrique y
Raúl Guízar Mercado, de arrendar el teatro por 4000 pesos
mensuales;233 pero cuatro años después se determinó que se
arrendaría a otra persona, quien se comprometía a invertir más de
120,000 pesos para hacerle mejoras. Ahora las ganancias no sólo se
destinarían únicamente al hospital, sino que se repartirían
equitativamente entre este, el asilo de niñas huérfanas, las escuelas
del municipio y el Programa de Desarrollo Turístico. A partir de
entonces, empresarios como Ignacio Leal Corona,
Agustín
“Guízar Herrera insiste en burlar al pueblo”, Vida, año II, núm. 44, Pátzcuaro,
noviembre 9 de 1952, pp. 1 y 12.
232 Diario Oficial de la Federación, martes 7 de noviembre de 1961, p. 3.
233 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, tomo
CCXLIX, núm. 6, 6 de noviembre de 1961. AGHPEM, Sala Municipios, Distrito de
Pátzcuaro, caja 2, exp. 3.
231
147
Palomares, Antonio Infante y Arturo García, entre otros, se alternaron
la administración del teatro.
Recientemente el edificio fue restaurado y equipado con
tecnología de punta. Gracias al esfuerzo de un grupo de ciudadanos,
el teatro recuperó su esplendor como escenario, al ofrecer a la
población
conciertos,
obras
de
teatro,
ciclos
y
festivales
internacionales de cine y música, conferencias magistrales y todo tipo
de eventos culturales de gran calidad.
Calle San Juan de Dios. Fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, CONACULTA INAH. Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, 280.
148
Comerciantes en la plaza principal de Pátzcuaro. Ca. 1911-1915. Fototeca Manuel
Toussaint, Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, fondo Manuel
González Galván, CMGG000007.
149
JORGE BRANIFF Y LA CASA HOGAR “PROVIDENCIA”
Entre 1890 a 1940 existió en Pátzcuaro un rancho llamado “Nueva
York”, propiedad que el señor Jorge T. Braniff Ricard compró a Luis
Giraud en 1907.234 Este se encontraba en lo que había sido el barrio
de San Bartolomé, es decir, colindando al norte con el lago y con
propiedad de Santiago Valdovinos, al sur con propiedad de Francisco
Ortiz, al oriente con predio “La Pisperama”, por donde se emplazaban
unos bellos chalets, y al poniente con propiedad de Armando
Martínez, porcioneros del rancho de San Agustín y con la hacienda
de Ibarra.235
Sobre el dueño Jorge Braniff (1874-1954), se sabe que era el
hijo mayor del acaudalado neoyorkino Thomas Braniff Woods (18301905) y de Lorenza Ricard Werdalle (1845-1934), quienes para el
234
Este a su vez vendió una fracción de 6348 metros cuadrados del terreno a Ernest
Herbert Campell Bald el 12 de marzo de 1911. AGHPEM, Duplicados, escrituras
públicas, 1909-1911, Registro Núm. 1758.
235 Jorge Braniff solicita permiso para aprovechar el agua del lago por dos años,
Diario Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo, Martes 1° de febrero de 1944,
p. 5. Pocos años después el rancho Nueva York fue embargado a causa de una
deuda que tenía el Instituto Científico Mexicano, por 30,000 pesos. El internado
Melchor Ocampo quedó en posesión del Gobierno Federal. AGHPEM, fondo
municipios, distrito Pátzcuaro, caja 3, exp. 4, Morelia, Michoacán a 22 de septiembre
de 1953.
150
último tercio del siglo XIX vivían en una lujosa mansión marcada con
el número 85 del Paseo de la Reforma en la ciudad de México.
Al igual que su padre y sus hermanos Oscar, Tomás, Arturo,
Rafael, Lorenza Isabel y Alberto, Jorge T. Braniff fue un destacado
empresario, dueño del lujoso hotel “Imperial”, que se ubicaba entre
la avenida Reforma y Morelos en la ciudad de México. Fue socio de
la empresa G. y O. Braniff, fundada en 1895 por su padre y por Henry
T. Bischoff, así como miembro del consejo de la fábrica de papel “San
Rafael”, propiedad también de Don Tomás. Tras la muerte de su
padre, fue nombrado, junto con su hermano Tomás, apoderado
general de sus negocios. Posteriormente adquirió con sus hermanos
Oscar y Arturo, varias minas de cobre, plata y otros minerales en
Querétaro.
Siendo la familia muy cercana a Porfirio Díaz, Jorge ocupó un
puesto en el Ayuntamiento de la ciudad de México y fue miembro de
la caja de préstamos para obras de irrigación.
Tras los conflictos de la Revolución Mexicana, la familia se vio
inmiscuida en problemas políticos. En 1914 se le confiscó el hotel,
una casa y tres automóviles. Al tener nacionalidad estadounidense,
Jorge fue al país del norte para quejarse ante su gobierno de las
injusticias de que había sido objeto, pero estando allá se le prohibió
la entrada al México. 236
236
María del Carmen Collado, La Burguesía mexicana: el emporio Braniff y su
participación política, 1865-1920, México, Siglo XXI editores, 1987, pp. 41, 68, 76,
77, 85, 129, 130.
151
Unos años después, el señor Braniff regresó a México y
adquirió la hacienda de San Juan del Rancho viejo en Guanajuato.
El rancho Nueva York lo adquirió después de que estuvo en
Pátzcuaro para practicar la famosa casa de patos en el lago y quedó
encantado con el lugar. En esta ciudad también se hizo de una
resinera -que administraba Miguel Gómez de Parada-,237 y del molino
de trigo “La Providencia”, en la calle de Los Molinos, que hace unos
años fue demolido y ahora es ocupado por el Ayuntamiento.
El señor Jorge también se distinguió por favorecer obras de
beneficencia. Cuando se inauguró la capilla el templo de la colonia
Ibarra, por ejemplo, donó unas imágenes religiosas que tenía en su
rancho de Guanajuato.238 Poco antes, viendo la necesidad de un
hospicio para huérfanos Jorge y su esposa María Concepción
Lascurain Landa (1877-1959) pidieron a Don Lázaro Cárdenas un
lugar para instaurar una casa hogar. El lugar que les fue ofrecido era
una fábrica de escobas, que resultó ser el exconvento de San
Francisco. Después de hacerse las reparaciones y adaptaciones
necesarias se fundó el “Hogar Providencia de Don Vasco”, en 1943.
“El lago de Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo XI, núm. 82, Morelia,
martes 11 de abril de 1911, p. 2.
238 Melchor Ramos Montes de Oca, La colonia Ibarra de Pátzcuaro, Morelia,
Morevallado, 2014.
237
152
Calle de la Esperanza y Lloreda. A la derecha el cuartel militar. Aún no existía la
calle Efrén Urincho. Foto Edward Weston, 1953.
153
LA POSADA DON VASCO Y EL CLUB DE PINGÜINOS
La construcción del hotel “Posada Don Vasco” fue iniciada por la
“Azteca Compañía Mexicana de Seguros S. A.” a principios de 1938,
misma que se encontraba restaurando y remodelando el hotel que
llevaría el nombre de “Virrey de Mendoza”, en Morelia. Sus puertas
se abrieron al público en enero de 1939 y en 1950 se inauguró el
Boliche, teniendo como clientes frecuentes a Luis Ortiz, Francisco
Núñez, Mario Iturbide, Maurilio Flores, Miguel Zamora, Benito
Mendoza y Jorge Stamatio, entre otros.239 Poco después, los
administradores del hotel prohibieron la entrada a los visitantes
locales porque consideraban que alteraban la tranquilidad de los
huéspedes. Esto motivó a que el grupo de amigos de la élite
patzcuarense acondicionara un espacio en la calle Iturbe, donde
pudieran jugar, beber y convivir a placer, sin ser amonestados. Fue
así como surgió el exclusivo Club “Pingüinos”. Ahí, como es sabido,
llegaron a presentarse artistas de renombre nacional, ante la
presencia de los miembros del club que llegaban vestidos con sus
mejores galas o con disfraces, si así había sido acordado.
239
Carácter, año II, núm. 130, Pátzcuaro, domingo 5 de agosto de 1945, p. 7.
154
Revolucionario maderista colgado la noche del primero de julio de 1913 por la
gente de Cárdenas. Pátzcuaro, Mich. Foto hermanos Cachú. Fundación Televisa.
155
QUE SE HICIERA UN GRANDIOSO MONUMENTO AL
ILUSTRÍSIMO VASCO DE QUIROGA
En el semanario “Carácter” del 22 de octubre de 1944, José
Amézquita abogaba por que se construyera en la ciudad un
“grandioso monumento al ilustrísimo Vasco de Quiroga”.240 La
estatua que se había erigido sobre una fuente de agua en la esquina
de Federico Tena y Navarrete era modesta y en realidad tenía más
una función decorativa que conmemorativa. Fue así que en marzo de
1956 se formó un comité que trabajaría para erigir un monumento
digno a la memoria del primer obispo de Michoacán, encabezado por
el señor abad Don Ramón Acebedo (sic), el profesor Antonio Salas
León, secretario, y Don Luis Díaz Barriga, tesorero. Una vez
constituido el comité se convocó a un concurso para que distintos
escultores presentaran proyectos.
El 14 de marzo de 1965, con motivo de los cuatrocientos años
de la muerte de Don Vasco de Quiroga, en una ceremonia muy
concurrida se colocó sobre la pila de la Plaza Principal una estatua
240
Carácter, año I, núm. 15, Pátzcuaro, domingo 22 de octubre de 1944, pp. 3 y 4.
156
de cuerpo completo del fundador de la ciudad, obra del costarricense
Francisco de Zúñiga Chavarría.241
Dos años antes, una asociación denominada “Patronato pro
escuela-monumento a Don Vasco de Quiroga”, cuyo presidente era
el arquitecto Bernabé León de la Barra, planteaba llevar a cabo el
proyecto de una escuela de capacitación industrial, dentro del
programa federal de la República. Esta se construiría en los terrenos
anexos al internado “Melchor Ocampo”, estaría compuesta por aulas
y talleres para la enseñanza de la elaboración de distintas artesanías,
un local para exposición y venta de los productos, y en el patio del
edificio se erigiría un monumento a Don Vasco de Quiroga.242 Con
monumento o no, Quiroga ocupa un lugar importante en la memoria
de los patzcuarenses.
241
AHCP, Actas del Cabildo, Libro 16, apud Eduardo Barriga Rivera y Fernando
Mendoza Molina, op. cit., p. 121.
242 AGHPEM, Sala municipios, distrito de Pátzcuaro, caja 5, exp. 2, 2 de abril de
1963. AGHPEM, Sala municipios, distrito de Pátzcuaro, caja 5, exp. 10, 3 de octubre
de 1963.
157
LA PLAZA PRINCIPAL SE CONVERTIRÍA EN PISTA DE
PATINAJE
En 1944 sucedió algo insólito: en un informe se leía que al
Ayuntamiento de Pátzcuaro le parecía muy grande la Plaza principal,
por lo que resolvió dividirla en tres partes, dejando en el centro una
gran pista de patinaje terminada con cemento rojo.
El licenciado Antonio Arriaga, director del Museo Regional
Michoacano, se percató de lo insensato del proyecto y buscó al señor
Salvador Solchaga, quien fungía como inspector de la Coordinación
de Monumentos en Pátzcuaro para preguntarle sobre este proyecto.
Para sorpresa del señor Arriaga, Don Salvador había autorizado las
obras que ya empezaban a ejecutarse, al ser presionado por el
diputado Ochoa Rentería.
Gracias a la mediación del gobernador del estado, los trabajos
se suspendieron; pero el diputado Ochoa, cuñado del presidente
municipal Maurilio Flores, ordenó su reanudación. Desesperado, el
señor Arriaga escribió al director del Instituto de Investigaciones
Estéticas de la UNAM: Manuel Toussaint -quien por cierto tenía poco
de haber publicado un libro sobre Pátzcuaro-, para que interviniera
en el asunto. Igualmente se dirigió al director de la Coordinación
158
Nacional de Monumentos Coloniales: Jorge Enciso, para informarle
del caso y pedirle que parara las obras.243
En pocos días, varios periódicos de prestigio nacional
publicaron notas al respecto. El “Excélsior”, por ejemplo, con fecha
del 15 de abril de 1944, dio a conocer un artículo con el título:
“Reliquia amenazada. La bella plaza colonial de Pátzcuaro va a
convertirse en pista de patinaje.”244
Por fortuna, la intervención del licenciado Antonio Arriaga, del
señor Jorge Enciso, de Don Manuel Toussaint, de los miembros de
la recién formada Junta para la Protección de la ciudad de Pátzcuaro:
Luis Ortiz Lazcano y Antonio Salas León, y a la presión de los
medios, las autoridades fueron persuadidas de que se detuvieran las
obras que dividirían a la bella plaza de Pátzcuaro.
Centro de Documentación Archivo Geográfico “Jorge Enciso” (en adelante
CDAGJE), Expedientes de Pátzcuaro, Telegrama del 10 de abril de 1944, núm. 16,
066,001, p. 3.
244 Excélsior, año XXVII, núm. 9885, México, México, 15 de abril de 1944.
243
159
EL “VAMPIRO” DE PÁTZCUARO
Cientos de historias de malhechores y dementes se pueden contar
en la historia de Pátzcuaro. Esta no es leyenda ni cuento de terror.
En la década de 1940, un hombre sembró el pánico en la
ciudad, ya que por las noches salía disfrazado de vampiro para
asustar a los transeúntes que se atravesaban por sus escondites.
Después de hacer su fechoría, se quitaba el disfraz y llegaba a su
domicilio como una persona común y corriente. Por varias semanas
hubo denuncias de señoras y señoritas respecto a que este
personaje las acosaba y les aseguraba que era un vampiro real.
Alguien debió reconocer al malhechor y alertó a las
autoridades, quienes detuvieron a un individuo llamado Juan
Alejandre Ramírez. Éste rentaba un cuarto en el mesón “Del Retoño”;
ahí se encontró la prueba de su culpabilidad: unos disfraces de
vampiro. Cuando el encargado del ministerio público le preguntó su
nombre, el individuo todavía se atrevió a contestar de manera
insolente: ¡Qué le importa!245
245 José María Ochoa Rentería informa la detención de Juan Alejandre Ramírez,
AGHPEM, fondo municipios, distrito Pátzcuaro, caja 3, sección justicia, exp 6, f. 58.
160
Inauguración de gasolinera de Juan B. Carvajal. 23 Abril de 1926. Archivo
particular de J. Antonio Guerrero. Foto Alanís.
161
LOS RECUERDOS DEL PRESIDENTE CÁRDENAS
Cuando el general Lázaro Cárdenas ofreció su quinta “Eréndira” para
fundar el CREFAL, con ayuda de su esposa Amalia empacó todos sus
objetos personales y los libros de la biblioteca para mudarse a una
modesta casa, a unos pasos de ahí (que hoy es ocupada por el
Centro Dramático de Michoacán), donde pasó los últimos años de su
vida trabajando en proyectos de riego, clínicas y escuelas gratuitas.
En la nueva casa conservaba los objetos que le traían los más
gratos recuerdos: desde medallas ganadas en su carrera militar,
presentes, cartas de amigos y familiares, hasta objetos de arte, como
lo fue una de las dos pinturas de Gandhi que le encargó a José
Clemente Orozco en 1944. La otra pensaba obsequiársela al mismo
Gandhi, a quien admiraba profundamente, pero la muerte del líder
hindú acaeció poco después, por lo que el cuadro fue regalado a su
discípulo Nehru.
Entre los objetos de gran valor sentimental que guardaba el
general en su casa de descanso se hallaba una cajita musical que
había comprado en Ginebra, Suiza, la cual tocaba uno de sus valses
favoritos: “Los Bosques de Viena”, de Strauss. Frente a un escritorio
se sentaba por las noches a escribir sus memorias, mientras
162
escuchaba esta y otras piezas en un tocadiscos que su esposa le
había regalado.
En uno de sus escritos lamentaba la dolorosa muerte de su
amigo, el general Múgica.246 Tal vez no imaginaba que la suya sería
similar.
Lázaro Cárdenas se corta el pelo en su quinta Eréndira. Fototeca Casasola - INAH.
246
Lázaro Cárdenas del Río, Apuntes: una selección, México, UNAM, 2003.
163
EL PALACIO DE HUITZIMÉNGARI SERÍA UN LUJOSO
HOTEL
A mediados del siglo pasado, la familia Borbolla era la propietaria de
la casa conocida como Palacio de Don Antonio Huitziméngari. Una
buena suma de dinero logró que la finca fuera vendida a la escritora
Judith Martínez Ortega, esposa del norteamericano Frederick Van
Beuren, quien se decía era el último descendiente de los fundadores
de la ciudad de Nueva York.
La nueva propietaria de una de las casas más antiguas de
Pátzcuaro deseaba convertirla en el hotel más lujoso de Michoacán,
para lo cual invertiría un millón y medio de pesos. Supuestamente, el
proyecto no alteraría su arquitectura original, pues su esencia era
bella. Algunas personas aseguran que lo que en realidad buscaba la
señora de Van Beuren era el tesoro del príncipe tarasco, por lo que
hizo demoliciones y excavaciones en la casa, y que al no
encontrarlos, vendió la casa a la señora Esperanza Correa de Guízar,
en unos 60000 pesos.
Lo cierto es que de la esplendorosa casa, que desde 1989
está en manos de un grupo de comerciantes indígenas, queda sólo
una vieja finca muy deteriorada en espera de ser restaurada para
recuperar su antigua dignidad.
164
Cuartel de Pátzcuaro, 1913, Foto hermanos Cachú. Fundación Televisa.
165
LA BASÍLICA A PUNTO DE SER CONSUMIDA
NUEVAMENTE POR UN INCENDIO
A través de los siglos, la Basílica de Nuestra Señora de la Salud ha
sufrido graves daños en su estructura debido a incendios y
temblores. El 5 de enero de 1867, por ejemplo, el inmueble fue
dañado fuertemente por un incendio ocasionado por la lucha entre
imperialistas y liberales.247 El techo se vino abajo, los retablos
quedaron destruidos y se perdieron valiosos objetos.
La madrugada del 22 de abril de 1951, el fuego pudo haber
destruido nuevamente el templo. Por fortuna, un vecino llamado
Urbano Figueroa pasaba por ahí cuando se percató de un resplandor
que cobraba fuerza en el archivo parroquial. De inmediato fue a
avisarle al profesor Salas León, que vivía a unos pasos del templo;
ya juntos, se dirigieron a tocar las campanas para que los vecinos
acudieran a apagar el incendio con baldes de agua. Además se
ordenó a los policías caminaran por las calles perimetrales haciendo
disparos para dar aviso a la población.248 Afortunadamente la
concurrencia fue mucha y en poco tiempo se pudo sofocar el
incendio, evitando que se repitiera una tragedia como la del siglo XIX.
247
Antonio Salas León, op. cit. pp. 123-125
José Reyes. “Voraz incendio estuvo a punto de acabar con nuestro templo
máximo”, Vida, año 1, núm. 14, 9 de mayo de 1951, pp. 1 y 7.
248
166
Mercado después del incendio. 1969. Fototeca del CREFAL.
167
LA CONSTRUCCIÓN DEL NUEVO MERCADO MUNICIPAL
Muchos recordamos la terrible quemazón del mercado municipal de
Pátzcuaro el sábado 25 de marzo de 1995, donde milagrosamente
no hubo muertos, aunque sí cuantiosos daños materiales. En 1969
un mercado provisional que se encontraba en la plaza Gertrudis
Bocanegra también fue afectado por un fuerte incendio. Este inició
durante la noche en un puesto de alimentos que se había dispuesto
al oriente de la plaza y que atendía la familia Villegas. Por suerte,
todo quedó en susto y no hubo heridos.
Se tiene información que para entonces se encontraban en la
plaza Bocanegra 51 puestos comerciales y otros 50 en los
alrededores, mientas se terminaba de construir el nuevo mercado.
El presidente Lázaro Cárdenas había dado instrucciones para
que se construyera este mercado municipal en Pátzcuaro desde
1935. Para ello, se expropió la manzana novena del cuartel primero
el 21 de septiembre del mismo año,249 demoliéndose diez casas que
pertenecían a José Refugio Orta, Ángela Ruiz Patiño, J. Trinidad
Martínez, J. Trinidad Ramírez, Victoriana Valdovinos, Marcela
Valdovinos, Josefina Velázquez, Sebastián Martínez, Marcos Orta,
249
Eduardo Barriga Rivera y Fernando Mendoza Molina, op. cit., p. 77.
168
Andrés y Diego Rivera, respectivamente. El mercado se construyó
rápidamente y se inauguró el 20 de marzo de 1937 con una fiesta,
siendo presidente municipal Norberto Alcántar. El costo total del
edificio fue de 90026.59 pesos y el crédito otorgado por el Banco
Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas para Pátzcuaro se
terminó de saldar hasta 1943.250
Sólo 21 años después, el mercado ya no era suficiente para
albergar a la cantidad de comerciantes de la ciudad, entre los que se
encontraban algunos propietarios de los estanquillos que habían sido
retirados de la plaza Vasco de Quiroga. Por esta razón, en la
administración del presidente municipal Jorge Stamatio se iniciaron
las gestiones para un nuevo mercado, que llevaría el nombre “Vasco
de Quiroga”, iniciando con un estudio de suelos realizado por la
compañía “LIASA”, por el cual se pagaron 4000 pesos. Hasta el año
de 1967 se iniciaron las obras formalmente, siendo presidente
municipal Avelino Valencia Ochoa. Se terminaron en 1969, estando
a la cabeza de la presidencia del municipio Efrén Talavera Godínez,
con un costo total de más de 2 millones de pesos. La empresa que
lo construyó fue “S. y S. Construcciones S. A.”, del Ingeniero Mario
Soler Castro, bajo la supervisión de Humberto Velázquez de León.251
250
Después de que un número considerable de cantinas fueron retiradas de la Plaza
principal, los alrededores del mercado acapararon a la mayoría, convirtiéndose esta
zona en un lugar de mala fama. En 1951 se clausuraron todas las cantinas en las
cercanías del mercado y las escuelas, pero al poco tiempo poco volvieron a
instalarse sin que se les impidiera. Vida, año I, núm. 10, 11 de marzo de 1951, p. 1.
251 AGHPEM, Sala Municipios, Distrito de Pátzcuaro, Caja 1, exp. 1-4.
169
CONCLUSIÓN
Las narraciones traídas aquí son pequeños trozos desprendidos del
lienzo de una historia de larga duración. Tanto los sucesos
relevantes, como los eventos excepcionales y la vida cotidiana
forman parte de esta historia amplia de la ciudad y de su gente.
Como pudo leerse, los relatos abordan diversas temáticas:
eventos que causaron asombro y fueron considerados milagrosos;
personajes olvidados que hicieron obras sociales y materiales a la
ciudad, que destacaron por su talento o que fueron pioneros en sus
oficios, así como aquellos indeseables que llegaron a causar temor
entre la población; leyes, justicia e injusticias; visitas de políticos
distinguidos; pasatiempos y costumbres pasadas; epidemias,
enfermedades, accidentes y crímenes pasionales; edificios que
fueron los primeros en su género, monumentos históricos que han
sido conservados y restaurados por la población, o que cambiaron de
uso, pero también aquellos que estuvieron a punto de ser demolidos,
que se destruyeron a causa de luchas armadas, incendios,
temblores, por falta de recursos económicos o por decisiones
políticas; entre otros temas.
En la revisión que se hizo de numerosos documentos inéditos
se obtuvo información valiosa, que puede dar pie para entender más
diversos aspectos de la historia de la ciudad, al tiempo que abre
posibilidades para desarrollar investigaciones más profundas. Las
170
fotografías aquí publicadas son de por sí documentos que nos
revelan algo de lo que fue Pátzcuaro y su gente en tiempos pretéritos.
En el tintero quedaron muchos otros temas que deberán
desarrollarse en una futura publicación.
171
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