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Pátzcuaro, historias en el olvido

2016

La historia de Pátzcuaro es riquísima, pero imposible de conocer en su totalidad. De los acontecimientos relevantes o cotidianos, sólo una ínfima parte ha quedado en la tradición oral o plasmada en documentos que yacen en diferentes repositorios del país o del extranjero; el resto se han perdido irremediablemente. Así, las historias quedan incompletas, desatadas, confusas, distorsionadas, o con suerte, en espera a que alguien las recupere y las de a conocer. Por fortuna, durante décadas, numerosos investigadores nacionales y extranjeros han invertido su tiempo y esfuerzo en develar partes del pasado de Pátzcuaro, abocándose a determinados temas y periodicidad. Muchos de ellos han hecho aportaciones importantes al conocimiento, agregando trozos de tejido histórico de la ciudad lacustre. La finalidad de este libro es aportar a lo que ya se ha escrito, recuperando noticias de Pátzcuaro que hemos localizado en distintos repositorios, con una temporalidad que va desde el siglo XVI hasta el XX. Son cincuenta pequeñas historias, olvidadas o poco conocidas, que puede ser de interés para todo el público, al igual que las fotografías, poco conocidas, que fueron obtenidas de diversos repositorios.

Pátzcuaro Historias en el olvido 1 2 José Manuel Martínez Aguilar Pátzcuaro HISTORIAS EN EL OLVIDO 3 Portada: Comerciantes indígenas en la plaza mayor de Pátzcuaro, Fototeca del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, Fondo Manuel González Galván, CMGG000007. © José Manuel Martínez Aguilar Diseño: José Manuel Martínez Aguilar Primera edición. ISBN: en trámite Impreso y hecho en México. Morelia, Michoacán, México, 2016. 4 A los patzcuarenses interesados en la historia de su ciudad, a mi esposa “lupita”, a mis hijos Alan, Alexis y Vanessa, a mis padres y hermanos . Pátzcuaro, 2016. 5 6 ÍNDICE Agradecimientos………………………………………………… 13 Introducción……………………………………………………… 15 La Tarasca y Santa Marta……………………………………… 23 Mesones del virreinato…………………………………………. 27 Una placa en honor a fray Miguel de Gornales……………… 31 El cuerpo incorrupto y la capilla del Rosario…………………. 35 Las capillas desaparecidas de Pátzcuaro……………………. 41 Los frailes arrendadores………………………………………... 43 Que se casen las que pasan de catorce años……………….. 47 Mercaderes deshonrados..…………………………………….. 49 El colegio jesuita y el hospital a punto de colapsar………….. 51 Que arreglen sus fachadas por la coronación de Fernando Sexto……………………………………………………………… 53 Francisco Menocal y el regimiento de Dragones……………. 55 El discurso del padre Lloreda en apoyo a Iturbide………….. 58 El primer hotel de la ciudad……………………………………. 52 La justicia del siglo XIX…………………………………………. 62 Los “Polkos” de Pátzcuaro……………………………………... 64 El gran terremoto………...……………………………………… 66 7 La fuente de los pescados “caimanes”……………………….. 70 La talentosa familia Jáuregui…………………………………... 72 El primer fotógrafo de la ciudad………………………………. 74 ¿De qué morían los patzcuarenses?..................................... 77 El “vaporcito” Mariano Jiménez……………………………….. 83 Janitzio recibe a Porfirio Díaz…………………………………. 85 La visita del gobernador Mariano Jiménez a Pátzcuaro……. 87 Dos accidentes en el lago……………………………………… 89 El mesón de San Agustín hace 150 años……………………. 94 Maquinistas mal educados…………………………………….. 97 El flamante hotel “De la Concordia” y sus camas que “daban miedo”…………………………………………………… 99 Profesores olvidados…………………………………………… 104 El supuesto fraude del señor Carranco………………………. 107 Turistas en el lago de Pátzcuaro……………………………… 111 Las visitas del gobernador Aristeo Mercado…………………. 115 Explotación de la Banda Infantil José María Morelos………. 123 Amantes al teatro……………………………………………….. 125 Periódicos antiguos de Pátzcuaro…………………………….. 129 Francisco Villa en la isla de San Pedrito……………………… 133 Juegos de cartas en el Apolo………………………………….. 135 Un proyecto para derribar la pila de San Miguel…………….. 137 La fuente bautismal del convento de San Agustín………….. 139 Las quintas de “la estación”……………………………………. 141 8 El museo de Artes Populares, un proyecto de la posrevolución……………………………………………………. 143 El arrendamiento del teatro Emperador………………………. 145 Jorge Braniff y la casa hogar Providencia……………………. 150 La posada “Don Vasco” y el club de “Pingüinos”……………. 154 Que se hiciera un grandioso monumento al ilustrísimo Vasco de Quiroga……………………………………………….. 156 La plaza principal se convertiría en pista de patinaje……….. 158 El “vampiro de” Pátzcuaro…………………………………….. 160 Los recuerdos del presidente Cárdenas……………………… 162 El palacio de Huitziméngari sería un lujoso hotel……………. 164 La Basílica a punto de ser consumida nuevamente por un incendio…………………………………………………………... 166 La construcción del nuevo mercado municipal………………. 168 Conclusión……………………………………………………….. 170 Fuentes consultadas……………………………………………. 172 Índice de fotografías Portal Hidalgo……………………………………………………. 30 Santuario de Nuestra Señora de la Salud………................... 39 Equipo de fútbol “Vasco”……………………………………….. 40 Exconvento y templo de San Agustín…………………………. 42 Andrés Avelino Valencia del Toro y María Álvarez Moreno.. 46 9 Familia patzcuarense…………………………………………… 48 Jardín G. Arriaga………………………………………………… 61 Quinta Eréndira………………………………………………….. 65 Fotógrafo en el lago de Pátzcuaro…………………………….. 76 Agustina Arias García y niño muerto………………………….. 82 Pescador del lago de Pátzcuaro………………………………. 92 Dos vistas del lago de Pátzcuaro……………………………… 93 Movimiento de los revolucionarios de Luviano Rentería a su salida de Pátzcuaro el 28 de abril de 1913………………….. 96 Personas caminan afuera del Hotel “De la Concordia”…….. 103 Narciso Servín Calderón y Narciso Servín García………….. 106 Ramón Carranco y Luis Ortiz Lazcano en la inauguración de una obra hidráulica en Pátzcuaro………………………….. 110 Lago de Pátzcuaro………………………………………………. 114 Comerciantes frente a la pila del torito………………………... 122 Templos de la Compañía y el Sagrario……………………….. 128 Isla de san Pedrito………………………………………………. 132 Salón Apolo………………………………………………………. 136 Salvador Solchaga………………………………………………. 138 Fuente Bautismal en el exconvento de San Agustín………... 140 Quinta El Fresno………………………………………………… 142 Antiguo Colegio de San Nicolás, hoy museo de Artes 130 Populares………………………………………………………… 144 Calle san Juan de Dios…………………………………………. 148 10 Comerciantes en la plaza principal de Pátzcuaro…………… 149 Calle de la Esperanza y Lloreda………………………………. 153 Revolucionario maderista colgado la noche del primero de julio de 1913 por la gente de Cárdenas………………………. 155 Inauguración de gasolinera de Juan B. Carvajal…………….. 161 Lázaro Cárdenas se corta el pelo en su quinta Eréndira…... 163 Cuartel de Pátzcuaro……………………………………………. 165 Mercado después del incendio………………………………… 167 Tabla. Causas de defunción en Pátzcuaro, oct. de 1818 – ene. 1919………………………………………………………… 80 11 12 AGRADECIMIENTOS A todos los responsables y personal de los distintos repositorios consultados; quienes fueron muy amables y serviciales. A Enrique Soto “El Chino”, por compartir sus valiosos conocimientos. A Dante Servín, por facilitarme material hemerográfico y fotográfico de su colección familiar. A José Antonio Guerrero, Martha Suárez Carranza, Mario Báez, Manuel O. Valencia, Bernardo Ramos y familia Servín Martínez, por permitirme reproducir algunas fotografías de su colección. A todos los que me brindaron su apoyo moral. 13 14 INTRODUCCIÓN La historia de Pátzcuaro es riquísima, pero imposible de conocer en su totalidad. De los acontecimientos relevantes o cotidianos, sólo una ínfima parte ha quedado en la tradición oral o plasmada en documentos que yacen en diferentes repositorios del país o del extranjero; el resto se han perdido irremediablemente. Así, las historias quedan incompletas, desatadas, confusas, distorsionadas, o con suerte, en espera a que alguien las recupere y las de a conocer. Por fortuna, durante décadas, numerosos investigadores nacionales y extranjeros han invertido su tiempo y esfuerzo en develar partes del pasado de Pátzcuaro, abocándose a determinados temas y periodicidad. Muchos de ellos han hecho aportaciones importantes al conocimiento, agregando trozos de tejido histórico de la ciudad lacustre. La finalidad de este libro es aportar a lo que ya se ha escrito, recuperando noticias de Pátzcuaro que hemos localizado en distintos repositorios, con una temporalidad que va desde el siglo XVI hasta el XX. Son cincuenta pequeñas historias, olvidadas o poco conocidas, que puede ser de interés para todo el público, al igual que las fotografías, poco conocidas, que fueron obtenidas de diversos repositorios. 15 Se cree que Pátzcuaro fue fundado por los caciques chichimecas Páracume y Vápeani, alrededor del año 1324, aunque se han encontrado en el lugar vestigios de cerámica de más de 2000 años de antigüedad. Una vez que el cacique Tariácuri asumiera el título de caltzontzin o cazonci, equivalente a monarca, este lugar se convirtió en la primera capital de los tarascos, aunque más tarde el poder se concentró en Tzintzuntzan y Pátzcuaro quedó como centro ceremonial y de recreo.1 Tras la llegada de los españoles a Michoacán, un grupo de indígenas que no aceptaban su rendición se atrincheraron en un lugar que más tarde fue conocido como “Barrio Fuerte”. Pero el cazonci Tanganxoán II negoció con el militar español Cristóbal de Olid, su rendición del pueblo tarasco a cambio de ciertas consideraciones y privilegios. Pocos años después, las acciones violentas e injusticias del presidente de la primera audiencia Nuño de Guzmán hacia los naturales ocasionaron que estos huyeran hacia las montañas y Pátzcuaro, como otros lugares de la región, quedó semi abandonado. En 1538, Vasco de Quiroga fue nombrado primer obispo de Michoacán, con sede en Tzintzuntzan, pero al poco tiempo trasladó la capital de la provincia y la sede episcopal a Pátzcuaro, que por 1 Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, Estudio preliminar y notas de francisco Miranda, Morelia, Fimax publicistas, 1980. 16 entonces era un barrio sujeto a Tzintzuntzan.2 Una vez establecida la diócesis de Michoacán, comenzó el repoblamiento de la nueva capital, con cientos de familias de indios y españoles. En los próximos años, Quiroga puso orden social en la región, inició la construcción de la catedral, el colegio de San Nicolás, el hospital de Santa Martha, la capilla del humilladero y otras obras. Para entonces, los franciscanos, encabezados por fray Martín de Jesús, ya habían fundado un convento en este lugar. Mediante real cédula de fecha 26 de julio de 1539, se había autorizado el cambio de capital de la provincia y el 8 de julio de 1550 el papa Julio II autorizó trasladar la diócesis.3 Para 1553 Pátzcuaro obtuvo la confirmación del título de ciudad y su escudo de armas. Sin embargo, en pocas décadas disminuiría su jerarquía, pues con la muerte de Vasco de Quiroga en 1565 se facilitaron los trámites para llevar a cabo el cambio de sede provincial y catedralicia a Valladolid en 1575 y 1579-1580, respectivamente. A principios del siglo XVII, una gran parte de la población indígena había sucumbido ante las constantes epidemias ante las cuales no tenían defensas naturales. De cualquier manera, Pátzcuaro se mantuvo como un importante centro de intercambio comercial, debido a su estratégica ubicación geográfica. Su jerarquía 2 Benedict Warren, La conquista de Michoacán 1521-1530, Morelia, Fimax publicistas, 1977. 3 Mariano Cuevas, Historia de la iglesia en México, tomo 1, México, Porrúa, 1992, p. 302. 17 política adquirió un nuevo nivel a partir de 1718 cuando un grupo pudiente de comerciantes españoles, representados por el licenciado Gerónimo de Soria Velázquez, lograron recuperar la capital de la provincia, hasta 1767 cuando regresó el poder a Valladolid.4 Fue por este tiempo (1766-1767), que la ciudad atestiguó una fuerte protesta social encabezada por el gobernador de indios Pedro de Soria Villarroel, a raíz de la creación obligatoria de milicias provinciales, el incremento de impuestos y la expulsión de los jesuitas. Esta insurrección fue disuelta con severos castigos, incluyendo la ejecución de Soria Villaroel y otros de los líderes, como escarmiento para la plebe.5 Para entonces las familias adineradas de Pátzcuaro poseían importantes haciendas en Taretan, Acumbaro, Chapultepec, Ajuno, Ixtaro, Aranjuez, Charahuén, Jongo, Cheretaro y Urecho, además de estancias, ranchos y minas. Sus productos eran transportados hacia tierra caliente, Valladolid, la ciudad de México y el norte de la Nueva España. Como muestra de la bonanza de la ciudad aún quedan Louise Enkerlin, “La ciudad de Pátzcuaro cabecera de la Provincia de Michoacán durante la primera mitad del siglo XVIII”, en Tzintzun, julio – diciembre 1998, núm. 28, Morelia, UMSNH, IIH, 1998, pp. 57 - 59. 5 Felipe Castro Gutiérrez, Movimientos populares en la Nueva España. Michoacán, 1766-1767, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1960. pp. 120129. Ofelia Mendoza Briones, “Los tumultos de Pátzcuaro, 1766-1767. Una propuesta de investigación histórica”, tesis para obtener el grado de licenciada en historia, Morelia, UMSNH, Escuela de Historia, 1995. 4 18 muchas de las casonas que hoy se pueden ver alrededor de la plaza principal.6 El sometimiento e injusticias del gobierno español hacia los nacidos en la Nueva España ocasionó un malestar en amplios sectores, que derivó en la lucha de la independencia, Durante este periodo de la historia, Pátzcuaro tuvo una participación destacada con personajes como el padre Manuel de la Torre Lloreda, José María Ansorena y doña Gertrudis Bocanegra. Con la división política que sufrió el estado en 1824, Pátzcuaro quedó como cabecera del distrito XII del departamento oeste, y el 10 de diciembre de 1831, se elevó a la categoría de municipio. En la guerra de Reforma, predominaba en la ciudad un grupo de conservadores que en 1867 se pronunciaban a favor del segundo imperio mexicano. El 4 de enero de este mismo año, se desarrolló en la ciudad un sangriento enfrentamiento cuando el general Régules, luchador republicano, atacó y tomó la ciudad. Durante el periodo conocido como porfiriato o porfirismo, la ciudad pasó por un proceso de modernización. En 1886 se inauguró el ferrocarril Morelia-Pátzcuaro; al siguiente, comenzó a navegar por el lago un barco de vapor; el 5 de mayo de 1899 la ciudad estrenó alumbrado eléctrico y más tarde se arreglaron edificios, plazas y 6 Gabriel Silva Maldujano, La Casa Barroca de Pátzcuaro, Gobierno del Estado de Michoacán, Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, Morelia, Morevallado, 2005, pp. 39-41, 57 y 223. Louise Enkerlin, op. cit. p. 57. 19 paseos, entre otras mejoras materiales. Sin embargo, como ocurrió en todo el país, existía entre la población una gran desigualdad social y económica que fue parte de las razones para iniciar una nueva lucha armada en el país. Durante la Revolución Mexicana, la ciudad fue un punto estratégico para tomar la capital del estado. El 21 de abril de 1913, alentados los revolucionarios por el triunfo obtenido en Tacámbaro, dispusieron el ataque a la ciudad, donde fueron recibidos con regocijo. Cinco años después, en el mes de julio, el bandolero Inés Chávez García atacó y tomó la ciudad, pero en poco tiempo fue rechazado por un grupo de soldados dirigidos por Benigno Serrato. Luego de la revolución se inició la recuperación de Pátzcuaro. Mediante acciones y decretos impulsados principalmente por el general Lázaro Cárdenas se hizo un esfuerzo por conservar la imagen “típica”, de la ciudad y ser promocionada como destino turístico. Entre 1930 y 1950 se levantaron monumentos, se abrieron hoteles, se restauraron o remodelaron edificios públicos y se aderezaron paseos públicos. Entre los eventos más importantes que tuvieron lugar en los últimos 75 años, se encuentra la realización del Primer Congreso Indigenista Interamericano en 1940, la fundación del Centro Regional de Educación Fundamental para América Latina (CREFAL) en 1951; en el año de 1990, el Centro Histórico de la ciudad de Pátzcuaro fue decretado por el INAH “Zona de Monumentos” por sus edificaciones con valor patrimonial. Para el año 2002, fue declarado “Pueblo 20 Mágico” por la SECTUR Federal.7 En 2007 formó parte de la Ruta Don Vasco, junto con pueblos como Santa Fe de la Laguna y Tzintzuntzan. En este amplio contexto se insertan nuestras historias. Los temas están relacionadas con sociedad y arquitectura: desde vida cotidiana, visitas de personajes importantes, edificios deteriorados y destruidos, acontecimientos relevantes, patzcuarenses destacados y olvidados, proyectos realizados y frustrados, lugares de hospedaje, legislación y justicia, muerte y delincuencia, periódicos desaparecidos, organización social, entre muchos otros, como pequeños trozos de la historia patzcuarense. 7 Periódico Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo, Morelia, 15 de marzo de 2010. Plan estratégico para el desarrollo turístico de Pátzcuaro, p. 8. 21 22 LA TARASCA Y SANTA MARTA Los cronistas del siglo XVI señalaron con cierta duda que el término “Tarasco” podía haberse originado de "taraskue" o “tharascue”, que significa "yerno" o "suegro". Al respecto, se cree que los nobles de la élite uacusi o uacúsecha (guerreros águila) concedieron a los españoles sus doncellas para poder emparentarse y constituir alianzas, por lo que los europeos utilizaron el término tarascos para referirse a los Michoacanos. Otra posibilidad, dicen los estudiosos del tema, es que el término estuviera relacionado con la deidad Taras, es decir, los tarascos eran "los descendientes o adoradores de Taras".8 La verdad es que no existe evidencia de la manera en cómo se hacían llamar los habitantes de la región lacustre de Pátzcuaro, ahora conocidos como tarascos o purépechas, ni siquiera es seguro que esta palabra fuera utilizada por los nativos de Michoacán antes de la llegada de los españoles, pues en los primeros diccionarios de esta lengua elaborados a partir de la segunda mitad del siglo XVI, sólo refieren el término tarasco como el idioma que hablaban los michoacanos. 8 Pedro Márquez Joaquín, Tarascos O Purepecha?: Voces sobre antiguas y nuevas discusiones en torno al gentilicio michoacano, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, El Colegio de Michoacán, 2007. 23 En coincidencia con el término “taraskue”, en Francia existe una población llamada Tarascan, cerca de la cual, según una leyenda, habitaba una criatura llamada Tarasca (en francés tarasque), la cual atacaba a los que transitaban por el camino que va de Arles a Avignon, ahogando a sus víctimas y devorando sus cuerpos. Se describe como una especie de dragón con seis patas cortas parecidas a las de un oso, un torso similar al de un buey con un caparazón de tortuga a su espalda y una escamosa cola que terminaba en el aguijón de un escorpión. Su cabeza era descrita como la de un león con orejas de caballo y una desagradable expresión. El rey de Tarascón había atacado sin éxito a la Tarasca con todas sus filas y arsenal, hasta que Santa Marta de Betania, hermana de Lázaro, quien había llegado a Francia huyendo de los romanos, encantó a la bestia con sus plegarias y volvió a la ciudad con ella. Los habitantes aterrorizados atacaron a la criatura al caer la noche, la cual murió allí mismo sin ofrecer resistencia. Entonces Santa Marta predicó un sermón a la gente y convirtió a muchos de ellos al cristianismo. Una vez que los Reyes Católicos de España completaron la reconquista con la toma de Granada en 1492, se comenzó a venerar a Santa Marta como símbolo de la región católica que venció a los moriscos infieles. En la fiesta del Corpus Christi se acostumbraba en todos los pueblos de España, incluyendo Madrigal de las Altas Torres, lugar de origen de Vasco de Quiroga y de Isabel la Católica, sacar en una procesión a la imagen de Santa Marta parada sobre la 24 Tarasca, acompañada de “gigantes”, “cabezudos”, “diablillos” y una Tarasca hueca maniobrada por una persona. Tanto los diablillos como la tarasca molestaban a los asistentes, principalmente a los niños, como representación del mal que atosiga a los seres humanos. En la actualidad, la procesión de la Tarasca subsiste sólo en Granada y en unas pocas localidades españolas y francesas. A la llegada de los españoles a América, algunos grupos de nativos, como los que habitaban en Tzintzuntzan y sus alrededores eran considerados como salvajes, principalmente por sacrificar seres humanos y devorar partes del cuerpo de sus enemigos vencidos en las guerras. Estos “seres”, que en ocasiones fueron imaginados del otro lado del atlántico como monstruos deformes con un solo ojo, según los conquistadores, tenían que ser convertidos y “librados de los engaños del demonio”.9 En este sentido, nos preguntamos si los habitantes de Michoacán podrían haber sido llamados tarascos por los europeos, haciendo alusión a aquel ser mitológico que encarnaba la maldad y el pecado o el hecho de que existieran palabras iguales en dos continentes tan lejanos y desconocidos el uno del otro es sólo una coincidencia. Una vez que Vasco de Quiroga mudó la capital del obispado de Tzintzuntzan a Pátzcuaro fundó el hospital de Santa Marta, en honor a la Santa que venció a la Tarasca y logró la conversión de 9 Isidro Félix de Espinosa op. cit. pp. 57-58. 25 numerosas personas a la religión católica.10 Durante las siguientes décadas, la fiesta de Santa Marta, el 29 de julio, tuvo gran importancia para los indios de la ciudad. Esta incluía una misa solemne acompañada de música y una procesión con cohetes y luminarias, en la que participaba gente de la ciudad y de los pueblos vecinos.11 Es probable que Quiroga hubiera iniciado la tradición de utilizar a los gigantes y cabezudos (conocidos ahora como mojigangas) en las fiestas relacionadas con el hospital de Santa Marta, aunque hasta ahora no se tiene evidencia. Lo que se sabe es que a finales del siglo XVIII el rey Carlos III prohibió el uso de gigantes en las procesiones de los territorios españoles y fue hasta finales del siglo XIX que se volvieron a utilizar en Pátzcuaro con motivo de la coronación de la Virgen de la Salud, la cual había estado originalmente en el hospital de Santa Martha y luego en el Santuario de Nuestra Señora de la Salud. Estas figuras de gigantes eran acompañadas, como ahora, por diablillos y una “tortuga”, que de acuerdo a que se ha visto, se trata de la Tarasca: la encarnación del mal. 10 Los dragones que se pueden ver en un muro de la calle Madrigal de las Altas Torres y en la puerta del convento de las monjas dominicas, en la calle Serrato, representan a la Tarasca, que se relaciona con Santa Marta. 11 Josefina Muriel, Hospitales de la Nueva España, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1990. 26 MESONES DEL VIRREINATO Son conocidos los nombres de los mesones que había en Pátzcuaro a finales del siglo XIX y principios del XX,12 pero las posadas y mesones existieron desde el siglo XVI. Un documento de 1554 habla de una persona de nombre Benito de Varela, quien era el mesonero de la ciudad.13 Otro de 1567 se refiere a un tal Hernando Ortega y a un Francisco, como el dueño y mozo de una posada, respectivamente.14 Un manuscrito de 1570 habla del dueño de una posada, de nombre Fernando Gutiérrez, quien acusa a Alonso Gómez de Alfaro de haber dejado tres caballos en dicho lugar y no pagar lo que se comieron.15 En 1580, el gobernador Juan Puruata y otros funcionarios, dieron testimonio de haber arrendado a Pedro de Aramburo dos tiendas en “La casa del Mesón”: En 1605, Juan Calvo decía que arrendaba a los naturales de Pátzcuaro un mesón para forasteros, que los naturales debían darle para recaudo y zacate y que hacía dos semanas que no cumplían, por lo que él no alcanzaba a cubrir el arrendamiento que eran sesenta pesos. Hacia 1627 se 12 José Manuel Martínez Aguilar, El Pátzcuaro de ayer en el imaginario, Pátzcuaro, impresiones Garcés, 2012, pp. 51-54. 13 Rodrigo Martínez Baracs y Lydia Espinosa Morales, La vida michoacana en el siglo XVI. Catálogo de documentos del siglo XVI del Archivo histórico de la ciudad de Pátzcuaro, México, INAH, 1999, p. 41. 14 Ortega fue teniente de alcalde mayor. Ibid, pp. 72, 88 15 Ibid, p. 104. 27 dice que en el mismo mesón se daba zacate para los animales y era un lugar para descargar y descansar. 16 Para 1709 se tiene noticias de otro mesón que se encontraba en la calle de las Palmas –Ibarra-, casi esquina con la plaza mayor, que era conocido como “el mesón de la ciudad”, quizá se trate del que después llevó el nombre de “mesón de las Diligencias”.17 En 1712 un solar que se encontraba a un lado de las Casas Reales, que pertenecían al gobernador y regidores indígenas, fue adquirido por el capitán Don Francisco de Soria Villaroel, regidor depositario y procurador general, a nombre del Ayuntamiento, previa licencia del Duque de Linares, para convertirlo en alhóndiga y mesón para los mercaderes que acudieran a la ciudad. Su renta ascendía a 150 pesos y era administrado por el cabildo para pagar las fiestas anuales de la ciudad, el empedrado de sus calles, así como la manutención y fabricación de los conductos de agua para las fuentes principales. Para el año de 1749 el edificio de la alhóndiga se componía de once piezas, con construcción humilde, muros de adobe, suelo de terrado, entresuelos de vigas y tablas y el techo de tejamanil. En ese entonces el edificio de las Casas Reales se encontraba en muy mal AHCP, C-8(8), 1605, AHCP, C-9(3), 1627, apud Laura G. Flores, “El universo, la casa y los rincones. El uso del espacio público y privado en Pátzcuaro durante los siglos XVII y XVIII”, en Carlos S. Paredes Martínez y Marta Terán (coord.) Autoridad y gobierno indígena en Michoacán, vol. 1, México, El Colegio de Michoacán, CIESAS, INAH, UMSNH, 2003, p. 68. 17 Esperanza Ramírez Romero, Catalogo de monumentos y sitios de la región lacustre. Pátzcuaro (tomo I), México, Gobierno del Estado de Michoacán, UMSNH, 1986, p. 235. 16 28 estado de conservación, por lo que el Ayuntamiento consideró necesario rematar tanto la alhóndiga como el mesón en 3000 pesos, para reconstruirlas y levantar los portales; la propiedad fue comprada por el comerciante Nicolás Martínez.18 Siete años después, el cabildo no tenía dinero para pagar la reparación de los caminos por lo que se pidió contribución a los caminantes, arrieros y hacendados. En 1791 se abrió otro mesón en la calle del Truco, esquina con la plaza principal, en el fondo de la casa donde vivían y que habían heredado Doña María Ana Juana y Doña Manuela Viscarra. El segundo patio, que servía como mesón, tenía una cochera empedrada, con capacidad para dos coches, una caballeriza, un pajar, un cuarto amplio con tapanco para guardar misiones y aderezos de coches, un cuarto para almacenar maíz y cebada, y otros cuartos con corredores.19 Como se puede apreciar, poco se habla de los nombres de los mesones; más bien se referían a ellos como la “casa del mesón”, “el mesón de la ciudad” o el mesón de “fulano de tal”. 18 Gabriel Silva Maldujano, La casa barroca de Pátzcuaro, Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán, SUMA, UMSNH, Instituto de Investigaciones Históricas, Morevallado, 2005, pp. 40, 187. Louise M. Enkerlin, “La ciudad de Pátzcuaro cabecera de la Provincia de Michoacán durante la primera mitad del siglo XVIII”, en Tzintzun, julio – diciembre 1998, núm. 28, Morelia, IIH, UMSNH, 1998, 71. 19 Gabriel Silva Maldujano, op. cit., pp. 180 - 181. 29 Portal Hidalgo. Fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, CONACULTA – INAH, Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, M 84. 30 UNA PLACA EN HONOR A FRAY MIGUEL DE GORNALES Una mañana del 11 de octubre de 1977, autoridades patzcuarenses y representantes de Mallorca, España, colocaron sobre la fachada lateral del templo de San Francisco una placa en honor a fray Miguel de Gornales. Muy poco se sabe de este fraile, en comparación con algunos religiosos que se tienen en la memoria histórica, como fray Martín de Jesús, el fundador de la primera capilla católica en Michoacán20 fray Jerónimo de Alcalá, el escritor de la Relación de Michoacán,21 fray Ángel de Valencia, el primer provincial de Michoacán,22 fray Jacobo Daciano, el primero en administrar la 20 Fray Martín pasó sus últimos momentos en Pátzcuaro, donde falleció un 25 de septiembre de 1557, a los 75 años de edad. Alonso de la Rea, Crónica de la orden de Nuestro Seráfico Padre San Francisco Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán en la Nueva España, México, La voz de México, 1982. p. 99. Espinosa da la fecha de 25 de septiembre cuando cita el Martirologio franciscano de Arturo, Isidro Félix de Espinosa, Crónica de la provincia franciscana de los santos apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán, apuntamientos bibliográficos de Nicolás León, IIH, UMSNH, Morelia, Morevallado, 2003, pp.121, 123. 21 El padre Beaumont presentó una pintura donde se ve a fray Jerónimo como uno de los que acompañó a Quiroga en su traslado a Pátzcuaro, en 1538, junto con fray Ángel. Pablo Beaumont, Crónica de Michoacán, Morelia, Balsal, 1985, vol. 2 p. 218. Un testimonio señala que fue el primer guardián de Pátzcuaro (al menos se sabe que era guardián en 1541). J. Benedict Warren, “Writing the language of Michoacan: sixteenth century franciscan linguistics”, en Francisco Morales (ed.) Franciscan presence in the Americas, essays on the Activities of the Franciscan Friars in the Americas, 1492 – 1900, Maryland, Academy of American Franciscan History, 1983, p. 310. J. Benedict Warren, Estudios sobre el Michoacán colonial. Los inicios, Morelia, IIH, UMSNH, Fimax publicistas, 2005. 22 Fue guardián entre 1534 a 1538. Isidro Félix de Espinosa op. cit. p. 267. 31 eucaristía a los indios,23 o fray Juan Bautista de Lagunas, escritor de cartillas en tarasco,24 quienes residieron en el convento franciscano de Pátzcuaro en el siglo XVI. Sobre fray Miguel de Gornales al menos se tiene noticia que nació en la isla de Mallorca, alrededor de 1527; que a los 28 años llegó al convento de Xochimilco, perteneciente a la provincia del Santo Evangelio, donde se desempeñó como un destacado profesor de artes y teología. Posteriormente pasó a Jalisco y más tarde a Michoacán, aprendiendo y administrando en la lengua tarasca. En el último cuarto del siglo XVI fue guardián del convento de Pátzcuaro, donde acaeció su muerte. Sus restos fueron depositados en el templo franciscano, cerca del altar, junto a los de otros insignes religiosos. Como él, los nombres y obras de la mayoría de frailes que fueron guardianes y predicadores del convento franciscano de Pátzcuaro han quedado en el olvido. Aquí recuperamos al menos algunos de sus nombres y la fecha en que se les ubica en Pátzcuaro: fray Luis González (1581),25 fray Diego de Fuenllana (1582), fray Mateo Castro (1584), fray Lorenzo Matías (1598),26 fray Juan de 23 Era predicador y probablemente guardián en 1562. El convento de religiosos de San Francisco con la Iglesia Catedral de la misma provincia sobre la administración de la pila de bautismo; julio de 1573; AGI, justicia, leg. 178, núm. 1, ramo 2. Jerónimo de Mendieta, Vidas franciscanas, México, UNAM, 1994, pp. 77-78. Isidro Félix de Espinosa, op. cit., pp. 251-253. 24 Quien escribió en el convento de Tzintzuntzan, por el año de 1574, Arte y dictionario, con otras obras en lengua Michuacana. 25 AHCP, serie Pátzcuaro, siglo XVI, caja 131, legajo 3, 1f. 26 APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 5. 32 Aguilar (1619), fray Francisco Martínez, fray Miguel Tolón (1631), 27 fray Ildefonso de Contreras (1640), fray Ildefonso García (1642), fray Alonso Diez, fray Francisco Oyando (1643), fray Antonio Osorio (1644), fray Joseph de la Cruz (1644-1646), fray Ludovico Baños (1644 y 1655), fray Tomás Mejía (1654), fray Luis Baños (1656), fray Nicolás Gómez (1658-1659), fray Juan Gutiérrez Gómez (1658, 1666-1668, 1671-1672, 1676 y 1682), fray Sebastián de Uceda (1660-1662 y 1669), fray Melchor Mejía (1663), fray Melchor del Carpio (1665), fray Sebastián de Viceda (1669), fray Tomas de Larrauri (1674-1675 y 1679), fray Juan de Peñaloza (1678), fray Mateo de la Trinidad, fray Sebastián Alemán, fray Jhonas de Adriden (1680), fray Emmanuel de los Santos Bravo (1683-1685), fray Gaspar López (1690), fray Francisco de Conteras (1685-1688, 1691-1692), fray Ildefonso Ramos (1694), fray Andrés de Salazar (1694), fray Pedro Medina (1694-1696, 1706), fray Antonio Torres (1698), fray Pedro Lobato (1699-1700), fray Manuel de Cuadros (s. XVII), fray Nicolás de Rivera (1702), fray Emmanuel Gómez (1703), fray Didacus de Vargas (1705), fray Paulo Montero (1708-1710), fray Francisco Herraro (1712), fray Emanuel López (1713), fray Pedro de Lugo (1714), fray Francisco Ponce de León (1718-1719, 1721 y 1725), fray Francisco Verdiguel (1719), fray Antonio Núñez (1722), fray Francisco de Moya (1724), fray Juan López Aguado (1725), fray José de Cintora (1726-1627 y 1729-1731), fray Antonio Blanco 27 APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 8. 33 (1733), fray José de San Francisco (1734), fray Joseph Bernardo Fontana (1736-1738), fray Emmanuel Ruiz (1739-1740), fray Francisco Escandón (1741-1743 y 1751), fray Marcos Ramírez de Berar (1745), fray Francisco Araujo (1746), fray José Rosas (17481749), fray Jerónimo de Sandatigui (1749), fray Jacobo Aldrete (1761), fray Simón E. (1761), fray Luis Vicente de Iturralde, fray Manuel Núñez, fray Joseph Vicente Villanueva (1765), fray Nicolás de Araujo (1765), fray Marcos Saenz, fray Juan Ferrer (1773),28 fray Benito Folgado (1792-1793), fray Sebastián Garrido (finales del siglo XVIII), fray José María Chávez (1846, 1847),29 fray Vicente Aguirre (1854),30 fray Antonio de Villareal (1864), fray Juan B. Pérez (1892), fray Francisco Manríquez, fray Buenaventura Chávez (1904)31, fray Luis Chávez Garibay (1908) y fray Bernardino de la Cruz, entre otros.32 28 APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 13. APFM, fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 42. En 1847 donó las campanas del templo para que se construyeran piezas de artillería. 30 Carlos Juarez Nieto, Índices documentales del Archivo Casa Morelos, religiosos, S. XVII-XX, INAH, UMSNH, 2009, p. 468. 31 Jorge Bay Pisa, Los rincones de Pátzcuaro, Pátzcuaro, La Pluma de oro, 1930, p. 35. 32 AGN, Instituciones Coloniales, Inquisición, Inquisición (61), Volumen 123, exp. 3, fs. 68, 1582. APFM, sección Gobierno, vol. 1, Libro Becerro, Tablas capitulares I, 1626-1692 y II, 1694-1752. Copia de los religiosos de la santa provincial de San Pedro y San Pablo de Michoacán, (1694-1696); BNAH, vol. 134, f. 101-102. Informe del venerable definitorio de la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán, sobre el número de conventos cabeceras y religiosos que residen en ellos. BNM, fondo franciscano, caja 52, 3404, f. 10-17 v. Tabla congregación, 1680, AHCMO, Franciscanos, caja 17, exp. 33, doc. 3, 3 f. 1679. 1643; AHCP, caja 11-1 y 12-2. Tabla capitular, 1669, 1688, 1689, 1679, 1692, 1713, 1724, 1731, 1733 y 1745; BNAH, vol. 98. Tabla capítulo provincial, 1676, AHCMO, Franciscanos, caja 17, exp. 48, doc. 6. Isabel González Sánchez, El Obispado de Michoacán en 1765, Morelia, 29 34 EL CUERPO INCORRUPTO Y LA CAPILLA DEL ROSARIO En un interesante artículo, Juan Carlos Ruíz nos habla sobre las reacciones sociales y la interpretación religiosa que se le dio al hallazgo de un cuerpo incorruptible en Pátzcuaro el 9 de mayo de 1631. El cadáver de quien en vida llevaba el nombre de Francisco Quintana fue encontrado cuando se pensaba inhumar el cadáver de Lázaro González, al abrir una fosa que se encontraba junto al altar principal de la capilla del Rosario en el Santuario de Nuestra Señora de la Salud, esto es, en la actual capilla de Nuestra Señora de la Soledad del templo del Sagrario.33 Investigaciones Históricas, Gobierno del Estado de Michoacán, 1985, p. 291. Lista de los religiosos de la provincia de Michoacán, 1765; Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (en adelante BNAH), vol. 134, f. 93-100. Alberto Carrillo Cázares, Partidos y padrones del obispado de Michoacán, 1680-1685, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1996, p. 102. 1806; AGN, inquisición (61), vol. 529, exp. 7, 1694, fs. 16; AHCP, fondo colonial, caja 64-A, exp 2. fs. 384. Enrique Soto González, Antología de Pátzcuaro, Morelia, Impresos Hurtado, 1983, op. cit., p. 43. Enrique Soto González, Riendo, riendo y Pátzcuaro comiendo, Pátzcuaro, talleres gráficos del CREFAL, 2004, p. 48. Enrique Soto González, Relatos y leyendas de Pátzcuaro, narración y fantasía de un pueblo, Litho Quality, 2005, pp. 19-21. Antonio Salas León, Cosas de antaño y de ogaño, Morelia, Impresos Hurtado, 2010, p. 168. Esperanza Ramírez Romero, op. cit. p. 110. Mónica Pulido Echeveste, “Las ciudades de Michoacán. Nobleza, memoria y espacio sagrado en la disputa por la capitalidad. Tzintzuntzan, Pátzcuaro, Valladolid. Siglos XVI-XVIII”, tesis de doctorado en historia del arte, México, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2014, p. 274. 33 Juan Carlos Ruíz Guadalajara, “El cuerpo, la muerte y lo sagrado en la Nueva España del siglo XVII: un caso inconcluso en Pátzcuaro, 1631”, en Relaciones, vol. XXIV, núm. 94, primavera de 2003, pp. 92-124. 35 El antiguo convento de Santa Catarina de Siena tenía una tribuna que daba hacia la capilla dedicada a la Virgen del Rosario, donde las religiosas podían orar a través de una reja.34 A raíz de un incendio provocado por fuerzas del General Régules el 5 de enero de 1867, el templo sufrió serios daños, quedando cerrado por cinco años. En una obra hecha en 1874, se amplió el Santuario, quitando la doble reja de fierro y se abrieron las dos pequeñas puertas que dan hacia el atrio.35 A partir de 1890 el edificio fue restaurado y transformado. Para la gestión de recursos y la contratación de trabajadores se comisionó a Tomás Torres, Abundio Barriga, Eduardo Alcázar, Espiridión Melgoza y Juan de Dios Arriaga. Las obras de cantería y albañilería quedaron a cargo de los hermanos Longinos y Antonio Ríos, quienes sustituyeron techos de teja por cubiertas de terrado, abrieron 6 ventanas laterales, ampliaron la claraboya del coro y abrieron dos puertas en el presbiterio en la capilla de la Virgen del Rosario; ampliaron el arco del camarín para colocar un altar de cantera en lugar del que estaba de madera, realizaron dos altares laterales y uno en el camarín de cantera. Para renovar toda la madera se contrataron a varios de los mejores carpinteros: la decoración estuvo a cargo de Julio Vázquez, mientras 34 Sobre la historia del convento de Santa Catarina se recomienda José Martín Torres Vega, “La incidencia de la orden dominica de mujeres en el espacio urbanoarquitectónico de Pátzcuaro y el obispado de Michoacán, 1747-1867”, tesis de doctorado, Aguascalientes, Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2013. 35 J. Galván Zavala, Apuntes históricos de la ciudad de Pátzcuaro, Morelia, Tip. Mercantil J. Zavala y Cia., 1924. 36 que Joaquín Villegas se encargó de la construcción del púlpito, los confesionarios, la cancelería de la puerta principal y estantería del ante camarín, mientras que Urbano Vázquez terminó el camarín. Estanislao Vázquez, Maximiliano Salas, Salvador Pérez y Joaquín Victoria, se hicieron cargo de todo lo demás. Este último fabricó el nicho de la Virgen. Catarino Martinez fabricó las puertas de hierro, Francisco Villanueva hizo los alambrados de las ventanas, mientras que José Jenney y Diego Román se encargaron de reformar el órgano que contaba de 892 tubos. El nuevo camarín de cantería adjunto al altar principal sustituyó al original de madera. En este aposento fue depositada la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Salud en lo que se reconstruía el altar mayor principal.36 Fue hasta el 7 de septiembre de 1893 que se celebró el final de las obras.37 Una vez que la imagen de la Virgen de la Salud fue llevada al templo parroquial, el 8 de diciembre de 1908, la imagen de la Virgen del Rosario fue colocada en el altar principal y en el altar de la capilla se colocó la imagen de la Virgen de la Soledad, como se puede ver en la actualidad. En cuanto al camarín, este se dedicó por un tiempo a San José, como lo revela un periódico de 1901.38 36 Anónimo, Crónica de la solemne coronación de la imagen de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro, Morelia, imprenta y librería de Agustín Martínez Mier, 1899, p. 15. 37 María Magdalena Guzmán Flores, “El convento de monjas dominicas de Nuestra Señora de la Salud de Pátzcuaro. 1747-1810”, tesis de maestría en historia, Facultad de historia, UMSNH, 2015, pp. 102-105. 38 El tiempo Ilustrado, 2 de septiembre de 1901, pp. 420-428. 37 Volviendo al tema del cuerpo encontrado, ya había un antecedente en Pátzcuaro. En 1585 se encontró en el colegio jesuita el cuerpo incorrupto de una mujer, que al parecer perteneció a una de las beatas indias que había muerto al menos veinticinco años atrás. En el caso del hallazgo del cuerpo de Francisco Quintana, fue al cura bachiller Diego Martínez de Borja,39 a quien le tocó tomar las riendas del asunto, el cual tenía posibilidades de tratarse de un milagro, decían. Aunque no se sabe con precisión el veredicto, Ruíz Guadalajara nos dice que el cuerpo fue revisado con detenimiento, que maravilló a propios y extraños y que por muchos años estuvo expuesto en una caja de madera por orden del obispo Francisco de Ribera. 39 Es probable que el cura perteneciera a una de las ramas de la familia de San Francisco de Borja, como también pudieron serlo Diego Naranjo de Borja, quien estudió en el colegio de San Nicolás, Agustina de Borja, su madre, o Fernando de Borja, rector del mismo colegio entre 1646-1649. Un estudio nos dice que con seguridad Gonzalo de Borja, quien se casó con Juana de Vargas en Pátzcuaro en 1598, pertenecía a la familia de San Francisco de Borja. Carlos Sarthour Carreres, “La estirpe borjana de San Francisco en México”, en La Hormiga de oro, año LI, núm. 43, 25 de octubre de 1934, pp. 14-15. 38 Santuario de Nuestra Señora de la Salud (hoy Sagrario). Fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, CONACULTA – INAH, Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, 0110, 081. 39 Equipo de fútbol “Vasco”. Foto Zavala. 25 de julio de 1944. Archivo particular de Enrique Servín. 40 LAS CAPILLAS DESAPARECIDAS DE PÁTZCUARO Hace pocos años aún se tenían vestigios de la capilla del barrio de San Agustín, con nombre de Santa Catarina, en la calle del mismo nombre -ahora avenida Álvaro Obregón-, frente al antiguo templo de San Agustín.40 Lo mismo sucedió con la capilla antigua de La Ascensión, que se encontraba en una de las entradas a la ciudad. No queda rastro de estas primitivas construcciones ni de otras capillas que en algún momento existieron. La investigadora Laura Gemma Flores nos dice que en el siglo XVII los viajeros que llegaban a la ciudad por el camino de Valladolid -calle Real- encontraban la capilla de San Mateo, la capilla de San Joseph cercana a la parroquia y, atrás de esta, la ermita de San Pedro.41 También se dice que en el lugar en donde está la casa que habitó el profesor Salas León, es decir, la cuesta del Chapitel -ahora Buenavista- y la plazuela de la Basílica, se encontraba la capilla del Chapitel, y que en la esquina de la cuesta de la Paz y la calle Árciga, donde vivió la señora Josefa Galván, se ubicaba la capilla del Prendimiento.42 En el siglo XVII también se menciona que existía en Pátzcuaro una ermita dedicada 40 Originalmente el frente del templo daba hacia esta calle. Laura G. Flores, op. cit., p. 64. 42 Vida, año II, núm. 45, domingo 14 de septiembre de 1952, p. 5. 41 41 a Santa Cruz y Jesús Nazareno.43 Seguramente eran capillas modestas con poco valor arquitectónico y artístico, pero sin duda sería interesante tener más detalles de ellas. Exconvento y templo de San Agustín. Ca. 1911-1915. Fototeca Manuel Toussaint – Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, fondo Manuel González Galván, 000044. 43 En 1678 estaba a cargo del cura Antonio Leal. Archivo Histórico Casa Morelos (en adelante AHCMO), fondo diocesano, sección gobierno, serie sacerdotes, subserie licencias, caja 23, exp. 49. 42 LOS FRAILES ARRENDADORES Los frailes agustinos de Pátzcuaro llegaron a ser propietarios de las haciendas de San Nicolás, Sanabria, San Juan de Urecho, La Parota e Intzatzicu, Jongo, Calunga, Aparícuaro, el puesto de Santa Rosa, Tamaquaro, El Potrero de los Negros, El Molinito, Intzatzicu, Los Potreros, Curinguícharo, y de las estancias de Cacanguio, Los Pareos y Santa Efigenia.44 Además poseían numerosas fincas en la ciudad y los alrededores. Para beneficiarse de las casas que tenía en las primeras cuadras de Pátzcuaro, las rentaban a personas de comprobada honestidad. En 1692, por ejemplo, hicieron un contrato de censo vitalicio a favor de Juan de Grijalva,45 vecino de la ciudad, el cual especificaba que éste pagaría renta por una casa que se encontraba en una de las calles que iba del convento de San Agustín a la Plaza Mayor, por el “relox”,46 a 32 pesos y 4 tomines.47 44 Guadalupe Salazar González (coord.), Espacios para la producción, obispado de Michoacán, México, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, CONACYT, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2006, pp. 512-515. 45 46 Homónimo del conquistador español que vivió de 1498 a 1527. La calle Portugal llevó el nombre de calle del relox, por el reloj del templo de la Compañía, pero la torre del relox que conoció y dibujó Ajofrin en 1764 probablemente se encontraba entre las Casas Consistoriales y la casa del Marqués de Villahermosa de Alfaro. Bartolomé de Umendia, alcaide de la cárcel, pide se la pague por el cuidado del reloj que se halla en las casas reales. AHCP, C-6, carpeta 11, 3 f. 47 Censo vitalicio que otorga el padre prior del convento de San Agustín de Pátzcuaro a favor de Juan de Grijalva, 1692, AHCMO, Diocesano, Justicia, Procesos legales, Censos, caja 84, exp. 27, doc. 5, fs. 8. 43 Los jesuitas, por su lado, también llegaron a tener gran solvencia económica gracias a los préstamos de dinero a rédito que hacían, a donaciones y limosnas recibidas o a sus negocios de compra venta de propiedades, pero, sobre todo, a las ganancias de sus haciendas agrícolas, tierras y estancias de ganado mayor y menor en Taretan, Tzurumútaro, Cuinitembaro, Echuén, Tzacaporo, Urecho, Vuirunan, Tzicúripu, Matlazingo, Tarímbaro, Pamo, Tzecuparátaro, Tejao, y 14 sitios en Cinagua.48 Para algunos de los religiosos franciscanos y personas recatadas de la ciudad no era bien visto que los padres de la Compañía de Jesús manifestaran su opulencia organizando “ejercicios espirituales” donde había regalos, merienda y música para sus asistentes. Incluso, fray Francisco Contreras, quien era el guardián de San Francisco en 1693, acusó a los jesuitas, mediante varios testigos, de apariciones demoniacas en su Colegio y de que había sospechas de que enseñaban las doctrinas de Lutero y Calvino.49 No todos los frailes eran buenos y honorables, algunos de ellos llegaron a ser acusados de comportamientos inadecuados, 48 Francisco Ramírez, El Antiguo Colegio de Pátzcuaro (estudio, introducción, notas y apéndices de Germán Viveros), Zamora, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, pp. 123-147. 49 AGI, Inquisición, vol. 718, exp. 19, 1701, 313-123, apud Carlos Alfonso Ledezma Ibarra, “El templo y colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús en Pátzcuaro”, tesis de doctorado en Historia, México, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2012, p. 48. Mandase castigar a los jugadores de naipes, 1670; APFM, libro becerro, tomo II, fol. 163a. 44 pecados y delitos, como jugar cartas, beber vino antes de decir misa, revelar confesiones, tomar dinero de las limosnas para fines personales,50 tener trato con mujeres,51 casarse siendo religiosos,52 o de ser herejes.53 Los expedientes de muchos de ellos no se conocen porque a los cinco años de la muerte de los implicados, los documentos debían ser quemados para evitar futuros malentendidos o que la información se usará para fines perjudiciales de la orden religiosa.54 50 Enrique Soto González, Pátzcuaro en la noche de los tiempos, Pátzcuaro, Impresiones Garcés, 2005, pp. 97-102. 51 A algunos frailes se les detectaron enfermedades venéreas por frecuentar a prostitutas. Otros tenían relaciones sexuales con sus feligreses. Se sabe, por ejemplo, de una denuncia hecha en 1615, por fray Alonso de Bribiesca en contra de su hermano franciscano fray Pedro de Leyva, por encontrarlo con una mujer en su celda, en el convento de Acahuato. Un caso más es el de un tal fray Esteban que fue denunciado en Tancítaro, en 1622, por el indio Antonio Juan Apatzi por haberlo llevado a su celda y obligarlo a tener sexo con él. Patricia Escandón, “La provincia franciscana de Michoacán en el siglo XVII”, tesis de doctorado en historia, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1999, pp. 131 y 132. 52 AGN, inquisición (61), vol. 799, exp. 7, fs. 402, El sr. fiscal del santo oficio contra Luis Antonio de Mendoza, alias José Francisco Vidaurre, por haberse casado siendo religioso de Santo Domingo, Pátzcuaro 1723. 53 AGN, inquisición (61), vol. 529, exp. 7, fs. 16, 1694. AGN, indiferente virreinal, caja 1038, exp. 006 (inquisición, caja 1038), 1699, 2 fs. AGN, inquisición (61), vol. 728, exp. 3, 1704, fs. 154-175, 164-168. AGN, indiferente virreinal, caja 5133, exp. 034 (inquisición caja 5133), 1794-1796, vol. 906. Patricia Escandón, op. cit., p. 106 54 APFM, Fondo: Provincia, Sección: Gobierno, Serie: Libro de gobierno 1, Tema: Gobierno. 45 Andrés Avelino Valencia del Toro y María Álvarez Moreno. Archivo particular de la familia Valencia. 46 QUE SE CASEN LAS QUE PASAN DE CATORCE AÑOS Desde la época prehispánica hasta principios del siglo XX era común que las personas se casaran durante la adolescencia. La iglesia no sólo aprobaba esta práctica sino que la impulsaba. En las ordenanzas para los pueblos hospitales de San Fe, escritas por el obispo Vasco de Quiroga, por ejemplo, se contemplaba que los padres debían velar por el matrimonio de sus hijos e hijas, estando en edad casadera, es decir, los muchachos a los catorce años y las muchachas a los doce. Otro ejemplo interesante es una instrucción que dio el visitador fray Alonso de Soria cuando en 1667, en nombre del Obispo fray Marcos Ramírez del Prado, visitó varios pueblos de Michoacán, entre ellos Pátzcuaro, y dijo “haber reconocido que entre las muchachas había mujeres grandes sin tomar estado (por lo que) mandó al gobernador y alcaldes, y exaltó a todos los naturales de este dicho partido y a los padres de las dichas muchachas, dispusieran que dentro de dos meses estuviesen casadas todas las que pasaren de catorce años”. También “rogó y encargó al dicho reverendo padre guardián hiciese toda diligencia de su parte, y que, de no tener efecto, fueran llevadas a la ciudad de Valladolid, al convento de religiosas y a otras casas de personas virtuosas donde fuesen depositadas hasta tanto tomasen estado, y lo mismo se 47 hiciese con las indias viudas de este partido para evitar los daños que se siguen y ofensas contra Dios Nuestro Señor.”55 Aunque sigue habiendo matrimonios jóvenes, recientemente se propuso que, por ley, la edad mínima para casarse sea de 18 años cumplidos. En 2012, según datos del INEGI, la edad promedio en que los varones se casaban era de 29, mientras que en las mujeres llegaba a los 27.56 Familia patzcuarense. Ca. 1920. Foto Hugo Brehme. 55 AHCMO, diocesano, sección gobierno, serie visitas, subserie asientos, 1665, caja 56, exp. 9, fs. 53 - 57. La principal intención era la de evitar amancebamientos, embarazos indeseados y escándalos. Además había un interés de orden fiscal en los enlaces tempranos para que los jóvenes casados afrontaran sus obligaciones y responsabilidades de adulto. Felipe Castro Gutiérrez, Los tarascos y el imperio español 1600-1740, México, UNAM, UMSNH, 2004, p. 173. 56 INEGI, censo de población y vivienda 2012. 48 MERCADERES DESHONRADOS En el Pátzcuaro colonial siempre había buenos arrieros que viajaban por todo el obispado para vender sus mercancías. Los viajes llegaban a durar varias semanas o meses, por lo que se daban casos en los que los caminantes encontraban en algún pueblo a otra mujer con la que se amancebaban y abandonaban a su familia, o se casaban ilegalmente por segunda vez, dando un nombre falso. También llegaba a suceder que cuando estaban de vuelta encontraban que su mujer tenía un amante, lo que solía ser causa de crímenes pasionales. Esto le sucedió a Francisco de Arévalo, quien al llegar de Puruándiro encontró a su mujer con un pintor indio de nombre Francisco Lorenzo, con quien tuvo una sangrienta pelea.57 Otro caso fue el del mulato libre Joseph Clemente Nava y la india Josepha Antonia Saucedo, quienes se habían amancebado, a pesar de que Antonia estaba casada con Juan Antonio de Ibarrola. Como Juan Antonio había consentido el adulterio, él y Antonia fueron condenados a la pena de muerte; a Joseph Clemente se le dieron 50 azotes y se le desterró por dos años.58 Soto González, Enrique, Riendo riendo…, op. cit. pp. 21 y 22. Flor de María Mora Magallanes, La esclavitud en el debate jurídico en torno a la conquista: el caso de los grupos de negros de Pátzcuaro. Siglos XVI-XVIII, UMSNH, H. Ayuntamiento de Pátzcuaro, SECUM, CONACYT, 2015, pp. 75-80. 57 58 49 En el Primer Concilio Provincial de México, de 1555, las autoridades religiosas se quejaban de que “muchos indios con título de mercaderes y tratantes andan vagabundos por muchos pueblos y provincias y tianguis y minas, fuera de sus casas, dejando a sus mujeres, e hijos desamparados…” 59 En el siglo XVIII, el comercio de la ciudad tuvo un gran auge y el número los arrieros patzcuarenses aumentó. A pesar de los castigos que eran impuestos a los que llevaban una doble vida bajo la clandestinidad conyugal, las situaciones deshonrosas siguieron siendo parte de la cotidianeidad. Hombres como Antonio Tamayo y Tomás Santillán fueron enjuiciados por casarse dos veces.60 Paredes Martínez, Carlos S. “El mercado de Pátzcuaro y los mercaderes tarascos en los inicios de la época colonial”, en Carlos S. Paredes Martínez (coord.) Historia y sociedad, ensayos del Seminario de Historia colonial de Michoacán, México, UMSNH – Instituto de investigaciones históricas, 1997, pp. 143-182.159. 60 Autos sobre la denuncia contra Antonio Tamayo por haberse casado dos veces… Pátzcuaro, 1739; AHCM, Inquisición, S-sub, Siglo XVIII, 0327, c. 1235, exp. 2, Fs. 78. Autos sobre acusación hecha contra Tomás Santillán de calidad mulato por haberse casado dos veces… Pátzcuaro, 1752; AHCM, Inquisición, S-sub, Siglo XVIII, 0327, C. 1236, exp. 34, Fs. 22. Carlos Juárez Nieto, Índices documentales del Archivo Histórico Casa de Morelos, Fondo diocesano, México, INAH, UMSNH, 1998, pp.307, 315. 59 50 EL COLEGIO JESUITA Y EL HOSPITAL A PUNTO DE COLAPSAR El antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, fundado en 1573 por el Padre Juan de Curiel, estuvo en varias ocasiones en riesgo de desplomarse. Desde finales del siglo XVII, la falta de mantenimiento ocasionó que el inmueble comenzara a deteriorarse, hasta que sus vigas y algunos muros empezaron a vencerse. En 1708, el padre Ambrosio de Villa Castin, rector del colegio, informó al cabildo y sede vacante sobre la ruina en que estaba convertido su edificio, por lo que había que tenido que hospedarse en el hospital de Nuestra Señora de la Salud.61 Lo mismo les pasó a los padres Juaninos en 1822, cuando tuvieron que ser hospedados por varios meses en casas particulares, debido a que el convento estaba en peligro de venirse abajo y no podían regresar hasta que se reparara.62 Desde 1799 el perito Manuel de Espinoza había reportado que el edificio tenía urgente necesidad de reparo y que para hacerlo se requería de 4939 pesos y 61 Informe sobre la ruina del edificio y su hospedaje en el hospital de Nuestra Señora de la Salud, AHCMO, religiosos, Jesuitas, 1708, caja 281, exp. 1, fojas 2. 62 Noticia de los conventos de regulares y de las cofradías que existen en el curato de Pátzcuaro… marzo de 1822; AHCMO, parroquial, diocesano, cofradías, informes, s. xix, 0715, caja 833, exp. 13, f. 14. 51 3 tomines, aunque no se sabe si se concretó la reparación.63 Todavía en 1873 se hablaba del mejoramiento que se debía dar al hospital.64 En la actualidad, el excolegio Jesuita se mantiene en buen estado de conservación, gracias a que fue adquirido por el municipio y que fue restaurado mediante las gestiones del Patronato pro Restauración y Conservación del ex Colegio Jesuita A. C., a principios de la década de 1990. Sin embargo, el hospital civil, antes convento de los Juaninos, se encuentra tristemente deteriorado, alterado en sus características originales y con serio riesgo de sufrir desplomes. 63 Situación de la fábrica del convento-hospital de San Juan de Dios; Pátzcuaro, 1799, AHCMO, fondo diocesano, sección justicia, serie testamentos, capellanías y obras pías, caja 1157, exp. 296, fs. 27, apud José Martín Torres Vega, y Guadalupe Salazar González, Documentos para la historia del espacio habitable en el Archivo Histórico Casa de Morelos, San Luis Potosí, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Conacyt, 2011, pp.192-193. . 64 Soto González, Enrique, Riendo riendo…, op. cit. p. 38. 52 QUE ARREGLEN SUS FACHADAS POR LA CORONACIÓN DE FERNANDO SEXTO En el siglo XVIII era muy común que los reyes de la dinastía borbónica mandaran cartas a todas las parroquias y alcaldías de la Nueva España pidiendo apoyo económico para financiar sus guerras, solicitar oraciones por la salud de familiares, agradecimiento por el nacimiento de príncipes, o para invitar a celebrar la coronación de algún rey español. Armando Escobar describe en un artículo como se organizó una gran fiesta en las principales calles de la ciudad, del 1°al 9 de mayo de 1701, con motivo de la jura y aclamación de Felipe V, la cual incluía la representación de una lucha entre moros y cristianos, escaramuzas, desfiles, obras teatrales, toros, juego de cañas, encendido de farolas, adorno de balcones, música y celebración de una misa.65 Para 1748 el alcalde de Pátzcuaro Don Timas de Casas Navarrete y el regidor Don Juan de Revoian, pidieron a los vecinos de la entonces capital de la Provincia de Michoacán que arreglaran sus fachadas para celebrar la coronación y jura del rey Fernando 65 Archivo General de Indias (en adelante AGI), Audiencia de México, leg. 1116, fol. 276, apud Armando Mauricio Escobar Olmedo, “Las fiestas en Pátzcuaro de 1701 por la aclamación del rey Felipe V”, en Tzintzun, núm. 9, enero-diciembre, 1988, pp. 139-166. 53 Sexto. Entre otras cosas, se invitaba a que las pintaran con cal y adornaran sus balcones, que pusieran luminarias, farolas, cuetes, corredizos, cámaras, bombas, buscapies y todas las artes de fuego que fueran necesarias, por tres días.66 Seguramente se prepararían para una fastuosa fiesta como la de 1701 o la de 1808 cuando se proclamó Fernando VII. Sólo en los asentamientos importantes de la provincia de Michoacán como Pátzcuaro y Valladolid se preparaban estos festejos, que eran un orgullo para sus habitantes, pues con ello se manifestaba el privilegio que les daba ser una ciudad de españoles, con título, escudo de armas, derecho a portar pendón, tener receptoría de alcabalas, carnicerías, mercado, alhóndiga y gobernadores. De este festejo importantísimo que incluyó procesiones, repiques de campanas, cañonazos, cohetes, castillos, iluminación, música, misas de gracias, adorno de calles y casas, entre otras disposiciones, también se han publicado los detalles.67 66 AHCP, caja 34 c, exp. 3, 14 f. Guadalupe Nava O. Cabildos de la Nueva España en 1808, México, SepSetentas, 1973. Enrique Soto González, op. cit., pp. 39-44. 67 54 FRANCISCO MENOCAL Y EL REGIMIENTO DE DRAGONES A la muerte de Don José Andrés Pimentel en 1768, la casa conocida como “del Gigante” fue heredada a su hijo Don Pedro Pimentel, quien ocho años después la traspasó a Don Ignacio de Barandiarán. Este, a su vez la vendió al teniente coronel Don Francisco Menocal en 1796: un rico hacendado de la región, que llegó a ser corregidor de la jurisdicción de Ario.68 Se sabe que este personaje nació en la Habana en 1748 y siendo muy joven tuvo una formación militar. Más tarde pasó a la Nueva España y participó destacadamente en cinco campañas contra los indios apaches.69 Para el último cuarto del siglo XVIII fue el encargado de reunir los fondos para formar el regimiento de Dragones de Pátzcuaro. Esta institución, que tenía el objetivo de reclutar jóvenes españoles de manera obligada para formar una milicia y defender a la Nueva España en caso de ataques extranjeros, fue una de las primeras en Michoacán y llegó a contar con 11 compañías. A 68 El 16 de septiembre de 1803, se hospedaron en esta casa, el barón Alexander von Humboldt y dos acompañantes de apellidos Montúfar y Bonpland. Entre sus posesiones se encontraba la hacienda de Araparícuaro y Los Pareos, en la jurisdicción de Ario, las cuales fueron heredadas a su hijo Felipe. 69 Josefa Vega Juanino, La institución militar en Michoacán en el último cuarto del siglo XVIII, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1986. 55 propósito de este regimiento, en 1801 se hizo un proyecto para alojarlo en el exconvento de San Agustín. El plano fue enviado al Virrey Don Félix Berenguer de Marquina junto con un manuscrito donde se exponían las ventajas y desventajas que tendría al acuartelarse en ese sitio debido a las largas distancias que habría entre cada compañía de esa zona a Valladolid.70 La idea fue aprobada, pero los militares ocuparon el exconvento muy poco tiempo porque las condiciones del edificio eran malas y no hubo el suficiente apoyo para su adecuación. De hecho las obras que se habían empezado en 1802 salían del bolsillo del coronel Menocal.71 Para 1808 y 1809 el regimiento de Dragones había tenido que mudarse al mesón de Nuestra Señora del Socorro, para lo cual el regimiento pagó a Don Isidro Rueda, dueño de dicho mesón, la cantidad de 30 pesos con uno y medio reales por concepto de la renta de cuartos y caballerizas.72 Se dice que Francisco Menocal asistió a la junta que tuvo lugar en la ciudad de México el primero de septiembre de 1808, convocada por el virrey Iturrigaray a todos los ayuntamientos. Su nombre aparece entre los que votaron para que no se reconociera 70 AGN, Instituciones Coloniales, Colecciones, Mapas, Planos e Ilustraciones (280). Paulina Rosas Ortiz, 71 Paulina Rosas Ortiz, “Catálogo documental del Archivo Histórico de Pátzcuaro. Siglo XIX (1800-1853)”, Tesis para obtener el grado de licenciado en historia, Morelia, UMSNH, IIH, 2012, p. 44. 72 Jaime Reyes Monroy, “Las élites de Pátzcuaro y Valladolid, negocios y política en la transición del antiguo régimen al estado nacional (1808-1825)”, Tesis de maestría en Historia, Morelia, División de estudios de posgrado, Facultad de Historia, UMSNH, marzo de 2006, p. 154. 56 por el momento, soberanía a las juntas de Sevilla y Oviedo. Cuando el general Cruz reconquistó Valladolid, el 28 de diciembre de 1810, muchos de los insurgentes que habían demostrado simpatía a Hidalgo solicitaron indulto; entre ellos se cita al coronel del regimiento de Pátzcuaro Francisco Menocal, quien a pesar de no haber tomado parte activa en la revolución de independencia en algún momento había demostrado empatía con la causa insurgente.73 73 José Ma. Miquel i Vergés, Diccionario de insurgentes, México, Porrua, 1980, p. 375. 57 EL DISCURSO DEL PADRE LLOREDA EN APOYO A ITURBIDE Después de que Agustín de Iturbide hizo su entrada triunfal a la ciudad de México con el Ejército Trigarante el 27 de agosto de 1821, hubo manifestaciones de júbilo en Pátzcuaro. El 12 de diciembre del año siguiente, debido a su aclamación como Emperador de México, se llevó a cabo en la iglesia mayor de la ciudad una misa de acción de gracias, donde el padre Manuel de la Torre Lloreda dio un discurso solemne, que en 1823 fue publicado en un folleto por el Ayuntamiento de la ciudad. En él manifestaba la paz y la felicidad que inspiraba el establecimiento del trono mexicano. Asimismo invitaba a la concurrencia a apoyar y reconocer al emperador constituido. Alentaba a su feligresía a que no hubiera temor al despotismo de otros tiempos y que estuvieran felices por el gobierno del señor Iturbide, quien defendería sus derechos y garantizaría la libertad de la Nación. Explicaba que no se hubiese podido constituir una república en un pueblo tan heterogéneo por lo que los expertos se habían decidido por la instauración de un imperio, y cuestionaba: ¿quién era mejor para ocupar el cargo si no el libertador de la patria? “Un hombre valiente, piadoso, prudente y sabio, como los grandes reyes bíblicos” –decía-. Finalmente hizo una oración a la Virgen por 58 el emperador Agustín a quien, según Lloreda, ella misma envió a redimir a su pueblo.74 Poco después, en agradecimiento, no a su discurso sino a su apoyo incondicional en la lucha de independencia, el emperador llamó al cura a la ciudad de México. Para que se trasladara le regaló un carruaje y mil pesos para viáticos. En la capital, Lloreda figuró como ministro de Iturbide y redactó el primer periódico oficial que vio luz en México. En 1824 fue electo diputado al Primer Congreso Constituyente de Michoacán, y de 1825 a 1830 se desempeñó como párroco de Pátzcuaro, lugar que lo vio nacer en 1776 y donde moriría en 1836. 74 Manuel De la Torre Lloreda, Discurso que en la misa de gracias celebrada en la iglesia mayor de la ciudad de Pátzcuaro el día 12 de diciembre de 1822 a consecuencia de la aclamación religiosa del señor Don Agustín I, emperador de México, dijo Manuel de la Torre Lloreda. Lo publica el Ayuntamiento constitucional de la misma ciudad, México 1823, imprenta imperial del Sr. D. Alejandro Valdés. 59 EL PRIMER HOTEL DE LA CIUDAD Para algunos, el Hotel “De la Concordia”, abierto en 1884, fue el primero de la ciudad; no obstante, se tienen datos para dudar que esto sea cierto. Independientemente de los mesones y posadas, el primer hotel del que se tiene noticia fue el que llevó el nombre de hotel “Acha”, que se encontraba al inicio de la calle Ibarra, del lado izquierdo, partiendo de la plaza principal, lugar que también se conoció como Hotel “Diligencias” o la “Casa de las Diligencias”, porque los carruajes foráneos llegaban hasta sus puertas. En esta casa, que perteneció a Don Miguel Acha,75 se hospedó la Marquesa Calderón de la Barca en 1843,76 al igual que el abogado y político estadounidense Alfred Roscoe Conkling en 1883, después de salir de Morelia, viajar en diligencia hasta llegar a una loma desde donde pudo observar el oriente del hermoso lago de Pátzcuaro y detenerse media hora después en frente del Hotel 75 Miguel Eugenio de Acha, fue propietario de las minas de San Bartolomé Inguarán y llegó a pertenecer, junto con su primo Juan de Dios Acha, a la “Junta de defensa contra los enemigos del Rey”. Jaime Reyes Monroy, “Las élites de Pátzcuaro, op. cit., pp. 83, 105, 113 y 128. Antonio Salas León, op. cit., pp. 31-33. 76 Frances Erskine Inglis, Marquesa Calderón de la Barca, “Un viaje a caballo de México a Morelia, Pátzcuaro y Uruapan”, en Brigitte Bohem de Lameiras, et al. (coord.), Michoacán desde afuera visto por algunos de sus ilustres visitantes extranjeros siglos XVI a XX, Zamora, El Colegio de Michoacán, Gobierno del Estado de Michoacán, IIH, 1995, pp. 212, 213, 225. 60 Diligencias.77 Según Antonio Salas, en esta propiedad fue precisamente donde pusieron presa a doña Gertrudis Bocanegra antes de ser pasada por las armas el 11 de octubre del mismo año.78 Jardín G. Arriaga. Ca. 1911-1915. Fototeca Manuel Toussaint – Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, fondo Manuel González Galván, 000056. 77 Conkling, Alfred R. Appleton´s Guide to Mexico, New York, Appleton and Company, 1884, pp. 215-216. 78 Antonio Salas León, op. cit., pp. 48-54. 61 LA JUSTICIA DEL SIGLO DEL XIX Después de consumarse la independencia de México, Michoacán experimentaba un aumento en los casos de bandidaje y homicidios. El gobernador José Salgado manifestaba su preocupación al respecto, por lo que promovió una “Ley penal para los delitos de robo y homicidio”, que se concretó en 1829 y se ajustó en 1848. Las nuevas leyes imponían castigos, desde un año de cárcel hasta la pena capital, dependiendo de la gravedad del delito.79 En Pátzcuaro, las sentencias iban desde una multa, trabajos en obras públicas, unos días de cárcel, una tanda de azotes en público, hasta la pena capital.80 Un periódico de 1869 refirió el caso de unas mujeres que fueron condenadas a barrer la Plaza Principal para pagar una falta; hecho que fue criticado por algunos puristas, quienes alegaban que ni siquiera se les hizo un juicio y consideraban que ese tipo de penas era absurdo.81 Seguramente, como ocurrió en el siglo anterior, la 79 Laura Solares Robles, Bandidos somos y en el camino andamos. Bandidaje, caminos y administración de justicia en el siglo XIX, 1821-1855. El caso de Michoacán, Morelia, Instituto de investigaciones Dr. José María Mora, 1999, pp. 305308. 80 Don Juan Esteban Ibarrola a José Antonio Torres, a quien tiene preso por el hurto de una vaca, póngalo en libertad corregido con doce azotes, 1802; Archivo Histórico de la Ciudad de Pátzcuaro (en adelante AHCP), fondo colonial, caja 65-B, exp. 1, f. 44. 81 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo II, núm. 236, Morelia, 11 de noviembre de 1869, p. 4. 62 intención de las autoridades era satisfacer la vindicta pública, es decir, se trataba de demonstrar que había autoridades que funcionaban en la corrección de castigos y delitos.82 Caso extremo fue el de unos ladrones que después de ser aprehendidos en las inmediaciones de Pátzcuaro y “conforme a la ley”, fueron pasados por las armas.83 Las autoridades declararon que lamentaban esta noticia, pero que era necesario, pues debía servir como advertencia a otros delincuentes.84 María Isabel Marín Tello, “Los castigos en Michoacán en la segunda mitad del siglo XVIII”, en María Concepción Gavira Márquez (coord.), América latina: entre discursos y prácticas, vol. I: La Colonia, UMSNH, Facultad de Historia, 2009, pp. 118-119. 83 “Ladrones”, El constitucionalista, tomo I, núm. 47, Morelia, lunes 30 de abril de 1868, p. 4. 84 Unos años antes, entre 1836 y 1838, se habían detectado gavillas de delincuentes en Pátzcuaro, cosa que preocupaba bastante a las autoridades. 82 63 LOS “POLKOS” DE PÁTZCUARO A mediados del siglo XIX, en plena guerra México – Estados Unidos, surgió un grupo de guardias e intelectuales discordantes con el vicepresidente Gómez Farías, que eran conocidos como los “polkos”, por la afición que tenían a bailar al ritmo de la polka en eventos cerrados. Un licenciado y diputado de Pátzcuaro, reconocido como partidario de este grupo, dio a Melchor Ocampo la idea de mandar una partida violenta a aquella ciudad para sustraer de sus casas y apresar a más de una docena de hombres del mismo grupo de “polkos”, partidarios de Santa Anna, obviamente donde él no figuraba. Ocampo tomó como buena la idea y envió al sargento Miguel Bernal a Pátzcuaro, quien arribó con un grupo de personas a las 4 de la madrugada, cuando todos dormían tranquilamente y la ciudad estaba desierta. Como lo habían planeado, entraron a las casas, tomaron a los prisioneros y prepararon la fuga. Sin embargo, su misión no debió ser silenciosa, pues en poco tiempo se corrió la alarma entre los vecinos, que salieron armados con lo primero que tuvieron a la mano para enfrentar a los agresores. En las afueras de la ciudad, 25 o 30 64 hombres de a caballo dieron alcance a los intrusos, quienes al ver que los seguían liberaron a los presos y emprendieron la huida. Dice la nota que el sargento Bernal fue el primero que entró a Morelia, porque fue el primero en escapar. Éste aseguraba que los habían atacado miles de hombres, disparando más balas que en la batalla de Waterloo, aunque no hubo un solo herido.85 Quinta Eréndira. Foto Valdés. Fototeca del Instituto de Investigaciones Históricas UMSNH. 85 Legislación mexicana, México, Octubre 26, 1842, p. 313. 65 EL GRAN TERREMOTO Durante el siglo XIX, el templo parroquial de Pátzcuaro sufrió fuertes daños por el incendio de 1867 y por los terremotos de 1801, 1829, 1837, 1841, 1845, 1858 y 1868. Respecto al de 1858, el periódico el “Eco Nacional” del día 28 de junio, número 33, publicó una nota con el título de: “El terremoto en Pátzcuaro”, la cual aseguraba que a causa de un temblor la mayor parte de los edificios de la ciudad se habían desplomado y que entre sus escombros habían sacado multitud de cadáveres.86 Otro publicó que: “los edificios crujieron arrebatados por una especie de remolino y sucumbieron al cabo de un minuto de horrible estrépito”.87 Se sabe que el terremoto inició el 19 de junio, poco después de las nueve de la mañana, con una duración de más de dos minutos. En el templo parroquial se hundió todo el artesón y el tejado, a excepción de la parte que cubría el presbiterio. Asimismo, el púlpito el antiguo órgano y unos bellos candiles de cristal quedaron destruidos. Debido al siniestro, cinco personas murieron, entre las 86 Un periódico de Vermont, Estados Unidos, publicó que se habían encontrado 16 cuerpos, entre los que se encontraban los de Don Jesús Sotura. “The earthquake in Mexico, Orleans independent standard, vol. 3, núm. 30, Vermont, July 23, 1858, p. 2. 87 El Siglo Diez y Nueve, 29 de junio de 1858, p. 4. 66 que se encontraba Norberto Cásares de 48 años y Trinidad Villafán de 60. Dos personas más quedaron seriamente heridas, pero sobrevivieron. El señor cura Don Luis Árciga y el padre sacristán Santiago Velasco pasaron el temblor en el presbiterio, por lo que no sufrieron daño alguno.88 Milagrosamente, ese día se había adelantado la misa y la mayoría de gente ya había abandonado el recinto, de otra manera, el número de muertos y heridos habrían sido mucho más alto. Por otro lado, el templo de San Juan de Dios, el Santuario y la Compañía, se vieron seriamente afectados. Algunas casas, como la de Mariana García y la de Santiago Velasco, quedaron casi en ruinas; muchas otras sufrieron daños diversos. El templo parroquial había quedado inutilizado por la caída de la torre en 1758; después de funcionar un tiempo, volvió a quedar en malas condiciones tras el terremoto del 7 de abril de 1846. El infatigable cura Don Rafael Ortiz hizo gran esfuerzo por reconstruirla con los donativos de Don Francisco Iturbe por 120 mil pesos, pero fue al cura Don Agapito Ayala a quien le tocó la conclusión de la obra el primero de enero de 1857.89 A causa de los temblores y la falta de mantenimiento, la mayoría de los edificios religiosos de la ciudad quedaron casi en 88 El cañón de la iglesia tenía 78 varas de largo, de las cuales 29 varas estaban ocupabas por el presbiterio, único que quedó en pie 89 Tenía 20 varas de ancho y 19 de alto desde el pavimento hasta el término de las columnas y cornisas; las paredes tenían tres varas de espesor. “El terremoto de Pátzcuaro”, Las Garantías Sociales, año 4, No.437, Mérida, 11 de agosto 1858, p. 4. Virginia García Acosta, Los sismos en la historia de México, UNAM, CIESAS, Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 234. 67 ruinas y poco se hizo para repararlos. Tras el decreto de nacionalización de los bienes eclesiásticos, las propiedades que pertenecieron a distintas órdenes religiosas quedaron en manos del gobierno y de particulares, pero ninguno se ocupó de su conservación. Unos años después de ejecutada la ley, en 1868, un artículo informaba que el exconvento de monjas catarinas de Pátzcuaro se encontraba en condiciones regulares de conservación, pero con riesgo a tener fuertes daños en las próximas estaciones de lluvias y de quedar en ruina en pocos años. Como el exconvento de San Agustín estaba inservible, el ayuntamiento ofreció repararlo y establecer ahí sus oficinas, pero el gobierno del estado se negaba a dárselas. Fue hasta 1882 que finalmente se pudieron instalar en el edificio las casas municipales.90 El excolegio de los Jesuitas y el exconvento de San Francisco estaban prácticamente en ruinas, en tanto que el templo de San Francisco ya había sido cerrado parcialmente después del temblor de 1846. Entonces el alcalde primero y presidente del ayuntamiento de Pátzcuaro José Miguel Lazcano, había solicitado al guardián fray José María Chávez que se hicieran urgentemente las reparaciones necesarias al templo o se cerrara, por riesgo de una desgracia. Sin embargo, el fraile le informaba que las condiciones del edificio no eran malas porque unos años atrás se habían hecho varias 90 AHCP, Actas del Ayuntamiento, Libro No. 17, años 1881-1885, f. 77, “sesión del 21 de octubre de 1882”. 68 reparaciones en el artesón, tejado y “obra material”. El alcalde pidió entonces que se cerrara el portón principal y que se hicieran las revisiones pertinentes.91 En lo que respecta al exconvento franciscano, este se pensaba acondicionar como hospital civil, pero nunca se concretó tal proyecto. Ante la falta de atención a la reparación de los edificios había bandos de conservadores que pregonaban que para los republicanos el progreso era la destrucción.92 Hay que decir que después de la secularización de mediados del siglo XVIII, los edificios que habían pertenecido a las órdenes mendicantes ya presentaban graves problemas. En 1792, por ejemplo, el convento de San Francisco y su iglesia presentaban estado ruinoso, por lo que su guardián fray Benito Folgado presentó una solicitud para realizar una rifa que le permitiría obtener fondos para su reparación. Pero la petición fue rechazada, de acuerdo a una ley que prohibía los juegos de azar en los territorios de ultramar.93 El excolegio jesuita, por su lado, en 1789 se encontraba “poco menos que ruinoso”, según el obispo fray Antonio de San Miguel, no sólo en sus finanzas, sino en su estado material.94 91 Archivo de la Provincia Franciscana de Michoacán (en adelante APFM), fondo provincia, sección conventos, serie Pátzcuaro, caja 7, Núm. 42-44. 92 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 50, Morelia, lunes 27 de abril de 1886, p. 4. 93 AGN, Real hacienda, lotería (067), caja 01, vol. 9, exp. 18, fs. 294-303. 94 Francisco Ramírez, op. cit., p. 46. 69 LA FUENTE DE LOS PESCADOS “CAIMANES” En abril de 1868, la fuente de la plaza principal de Pátzcuaro se encontraba dañada y sin servicio, por lo que se comenzaron los trabajos para su rehabilitación. En el cabildo se discutía si se debía colocar en el templete de dicha fuente una estatua a Hidalgo o una maceta de flores. Lo de la estatua parecía a algunos un peligro porque al fin de cuentas Hidalgo era un político. Por otro lado, la maceta era “más inofensiva y daba la idea de perfumes, de brillantes colores y de adorno de peinado”. Después de acaloradas discusiones se determinó que la fuente sería un monumento a la independencia, así que el cabildo municipal determinó demoler la pila existente e iniciar la construcción de la nueva, para lo cual se contrató a canteros maestros que contaban únicamente con un presupuesto de 250 pesos. La obra concluida era una amplia taza, de cuyo centro destacaban unas columnas de orden compuesto, formando un templete que se remataba con una cúpula. Sobre ésta estaba la estatua de una india que representaba a América y en el templete el busto de Hidalgo, de palo de colorín. Servían de surtidores unos 70 pescados, que a decir de algunos, parecían caimanes o algo raro que era difícil de clasificar.95 La inauguración de la fuente se hizo el 16 de septiembre del mismo año, en medio de la fiesta de independencia, el paseo del pendón, un discurso del mandatario local Anselmo Rodríguez y una pronunciación poética de Nemesio G. García. Las dianas, los gritos de entusiasmo, los cohetes y los repiques a vuelo aparecieron cuando se hizo brotar el agua de la fuente. Todo el evento terminó con la toma de posesión del nuevo ayuntamiento y con una concurrida serenata nocturna. Un día antes se había develado una escultura a la independencia: una diosa que pisaba la cerviz de un león, mientras que sostenía con la mano izquierda una cadena rota y con la derecha el pabellón nacional. El diseño de la obra fue autoría de José María Rodríguez y los trabajos de cantería de Severiano Pérez y Luis Zavala.96 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 95, Morelia, 10 de agosto de 1868, p. 4. 96 “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 113, Morelia, 21 septiembre de 1868, p. 4. El profesor Salas León dice que el autor de la fuente fue Agustín Aguirre y erróneamente, que fue inaugurada en 1869. Antonio Salas León, op. cit., p. 28. Eduardo Barriga y Fernando Mendoza dicen que inició después de julio de 1880. Se desconoce si entre la fuente se trata de otra fuente que se tuvo sólo 2 años de uso. Eduardo Barriga Rivera y Fernando Mendoza Molina, Pátzcuaro en breve, Pátzcuaro, Ayuntamiento de Pátzcuaro, Secretaría de Cultura, 2010, p. 120. 95 71 LA TALENTOSA FAMILIA JÁUREGUI Numerosos artistas que han visto la luz de su primer día en Pátzcuaro pusieron el nombre de esta ciudad en alto. Incluso se sabe de familias cuyos miembros poseían un talento especial, como el caso de los Cerda, quienes se distinguían por ser extraordinarios pintores, decoradores y artesanos. La familia Jáuregui también tenía miembros con grandes talentos. A mediados del siglo XIX, Don Miguel Jáuregui y doña Clara Valdovinos Arango tuvieron tres hijos: Braulio, Aurelio y María Concepción. Al crecer los tres se interesaron por desarrollar sus habilidades artísticas. Braulio, quien se fue a vivir a la ciudad de México, era un maestro en el arte plumario, una técnica prehispánica para crear mosaicos decorativos con plumas de distintas aves; sus cuadros eran expuestos en el extranjero con gran éxito. Aurelio, quien radicaba en Pátzcuaro, era un pintor reconocido por su habilidad para retratar personas y paisajes. Tanto Braulio como Aurelio habían estudiado fotografía en el Colegio Primitivo de San Nicolás de Hidalgo en 1884. María Concepción, por su parte, tenía un especial talento para escribir poesía. María Concepción Adelaida Jesús fue bautizada en Pátzcuaro el 25 de mayo de 1857. Desde pequeña estuvo en 72 contacto con importantes obras literarias, como las de Sor Juana Inés de la Cruz. Gracias a la calidad de sus versos y prosas, muy joven se convirtió en una destacada poetisa que escribía en periódicos de Michoacán como: “El Prisma”, “El Iris” y “La Lira”, editados entre 1881 a 1886. En este último, Mariano de Jesús Torres dio a conocer varias de sus composiciones, como: “Al partir”, “Ven”, “A Marina” y “Al lago de Pátzcuaro”, entre otras.97 Murió en Morelia el 20 de octubre de 1917. A finales del siglo XIX, dos miembros de la misma familia: Guzmán y Urbano Jáuregui, eran de los pocos que dominaban el arte plumario. Se dice que Urbano elaboró un retrato de Don Porfirio Díaz en esa técnica y lo regaló personalmente al presidente.98 97 Mariano de Jesús Torres, “María Concepción Jáuregui”, La Lira, 1896, 92-94. Entre otros de los que hicieron poesías a Pátzcuaro y a su lago se encuentran Juan José de Lejarza, Agustín Abarca, Manuel de la Torre Lloreda, Arturo Paz, Manuel Gutiérrez Nájera y Agustín M. Lazo. La Juventud literaria, núm. 10, 15 de mayo de 1887, p. 6. La Juventud literaria, núm. 11, 23 de octubre de 1887, p. 4. 98 Teresa Castello Yturbide, Pátzcuaro cedazo de recuerdos, Pátzcuaro, Talleres impresos Hurtado, 1983, p. 118. 73 El PRIMER FOTÓGRAFO DE LA CIUDAD Cuando el señor Cayetano Macías comenzó a tomar las primeras fotografías en Pátzcuaro, alrededor de 1866, la novedosa tecnología mediante las técnicas de ambrotipo y ferrotipo, hizo que muchos acudieran a él para solicitar sus servicios. Ya fuera de manera individual o en grupo, ya fuera de perfil o de frente, todos pagaban el costo, que para entonces era considerable, dejándole buenas ganancias al fotógrafo. Los retratos eran colocados en álbumes, en los secretos de los necessaires (especie de cartera), en las almohadillas, en relicarios y en cintillos, es decir, pequeñas fotografías que llevaban consigo.99 Conforme se fue popularizando el uso de las cámaras se instalaban estudios provisionales en las plazas con un caballito de madera y un fondo escenográfico, o bien, estudios formales, aunque muchos tomaban fotografías de pueblo en pueblo, capturando escenas de la vida cotidiana, eventos relevantes, paisajes o arquitectura. A principios del siglo XX, se sabe que numerosos fotógrafos profesionales y aficionados retrataron a Pátzcuaro (incluyendo el lago y Janitzio) y a sus habitantes. Algunos de los más conocidos fueron “Pátzcuaro”, El constitucionalista, tomo I, núm. 116, Morelia, 28 septiembre de 1868, p. 4. 99 74 el francés Abel Briquet, el norteamericano Charles Burlingame Waite, Edward Weston y David Douglas Duncan, el mexicano-alemán Hugo Brehme,100 los hermanos Casasola, los michoacanos Juan y Antonio Cachú, Paul Strand, Enrique A. Cervantes,101 Rafael Saucedo, Gabriel Zavala Garibay, Guillermo Valdés M., Gonzalo Melgoza González, los que firmaron como Díaz, Navarro, L. Márquez, Alanís, Mejía, R. Raya, Chávez Ruíz, Acosta, Floresll y Desentis Jr., entre otros; además de los que trabajaban para agencias como “México fotográfico”, FEMA, CEPSA y POSTAMEX, o los que publicaron en periódicos,102 revistas,103 guías turísticas,104 libros nacionales105 y extranjeros,106 sin contar los fotógrafos de películas como Jack 100 Quien publicara un libro con fotografías de México. Hugo Brehme, México pintoresco, México, Banco del Pequeño Comercio, 1990. 101 En uno de sus muchos trabajos publicados de fotografías se encuentra uno dedicado a Pátzcuaro. Enrique A. Cervantes, Pátzcuaro, (álbum de fotografías en blanco y negro). 102 Como La Libertad, Vida, Carácter, etc. 103 P. Saavedra, “En tierra de Tarascos”, en Magazine de Geografía Nacional, tomo I, Núm. 2, México, 1925. Manuel González Galván, “La arquitectura de Pátzcuaro” en Artes de México, Núm. 120, Año XVI, México, Foto ilustradores, 1969. 104 Como Rafael García, fotógrafo de la revista “Mapa” o Nelson Morris de “Modern Mexico”. Mapa, revista de turismo, tomo I, Núm. 8, noviembre de 1934. Modern Mexico, Mexico, vol. 19, Núm. 10, marzo, 1947, apud Eder García Sánchez, “Entre el imaginario y lo imaginado. Pátzcuaro y el turismo a principios del siglo XX”, en Catherine R. Ettinger (coord.), Imaginarios de tradición y modernidad, México, MAPorrúa, 2015, pp. 150, 154. 105 Manuel Toussaint, Pátzcuaro, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1942. 106 Por ejemplo Frederick Starr, En el México indio, Prólogo de Beatriz Scharrer Tamm, traducción de Gloria Benuzillo Revah, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1995. (Título en inglés: In Indian Mexico, Chicago, Chicago Forbes & Company, 1908). 75 Draper,107 J. Sierra,108 Gabriel Figueroa,109 Luis Osorno Barona,110 Max Liszt,111 etc. La realidad es que la mayoría de fotografías antiguas que se conocen no tienen firma. Un buen número fueron publicadas o se conservan en archivos particulares y en diversos repositorios fotográficos del país y el extranjero.112 Fotógrafo en el lago de Pátzcuaro. Colección particular de J. Antonio Guerrero. Película “Janitzio”, 1935. Documental “Morelia, Pátzcuaro y Uruapan”, 1945. 109 Película “Maclovia”, 1948. 110 Documental “Pátzcuaro”, 1949. 111 Documental “Así es Michoacán”, 1950. 112 Como el AHCP, IIH-UNAM, INAH-CONACULTA, AGHPEM, AGN, IIH-UMSNH, CREFAL, Fundación Televisa, USLA, UTexas,Penn Museum, entre otros. 107 108 76 ¿DE QUÉ MORÍAN LOS PÁTZCUARENSES? En la actualidad, enfermedades como la diabetes mellitus, padecimientos cardiovasculares y cerebrovasculares, cirrosis, homicidios, problemas del sistema respiratorio, tumores malignos, accidentes automovilísticos, suicidios, entre otros males, son de las principales causas de mortandad entre los patzcuarenses.113 En el pasado las causas variaron. Después de la llegada de europeos y durante toda la época virreinal, los pobladores fueron víctimas de constantes epidemias de tifus, tabardete, sarampión, viruela, paperas, gripe hemorrágica, fiebres y hambrunas, sin contar los que morían en las minas o por una condena, considerablemente el número de pobladores indígenas. mermando 114 Se cree que sólo la peste extendida entre 1574 a 1580 provocó una baja del 65% de los habitantes de la ciudad.115 Nuevas epidemias azotaron la región lacustre en la década de 1630 y a finales del siglo XVII. Hacia 1737 a causa de una peste, el cura Don José Eugenio Ponce juró a 113 Secretaría de Salud, Dirección General de Información en Salud. Elaborado a partir de la base de datos de defunciones 1979-2008 INEGI / SS. 114 De ahí la grande devoción a la Virgen de la Salud y del Divino Rostro que estaba en el portal Juárez. 115 Nicole Percherón, “Colonización española y despoblación de las comunidades indígenas” en Thomas Calvo y Gustavo López (coords.), Movimientos de población en el occidente de México, México, El Colegio de Michoacán, Centre d´etudes mexicaines et centramericaines, 1988, p. 145. 77 la Virgen de la Salud como patrona de la ciudad. Entre 1785 y 1786 se presentaron epidemias que se propagaron por toda la Nueva España, incluyendo Pátzcuaro.116 En 1833 y 1850 se presentaron oleadas de cólera morbus en Michoacán, matando a numerosas personas, a pesar de las campañas de información e higiene: Pátzcuaro, una vez más, fue seriamente afectado.117 Años después, informes oficiales declaraban que las principales enfermedades que causaban la muerte en la ciudad eran viruela, tifoidea, hidropesía, fiebre, disentería, tisis, inflamación del hígado, pulmonía, dolor de costado, muertes violentas, partos y enfermedades desconocidas.118 En las primeras décadas del siglo XX, el número de muertos a causa de la Revolución Mexicana aumentó significativamente, pero fue más implacable la gripe española de 1918 que en sólo dos meses (noviembre y diciembre) mató un gran número de personas. Las actas de defunción del archivo parroquial de Pátzcuaro muestran que durante el mes de octubre de 1918 murió sólo una persona por gripe y once por enfermedades respiratorias y fiebre, casi las mismas cifras que se habían registrado en los meses de enero y febrero del mismo Oziel Ulises Talavera Ibarra, “La crisis de los años 1785-1786 en Michoacán: ¿El gran hambre o las grandes epidemias?” en Tzintzun, núm. 61, enero-junio, 2015, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Instituto de Investigaciones Históricas, pp. 83-129. 117 Véase Antonio Salas León, op. cit., 2010, pp. 57-60. 118 La voz de Michoacán, Morelia, domingo 5 de febrero de 1843, p. 5. “Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 198, Morelia, octubre 4 de 1869, p. 4. “Distrito de Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 225, Morelia, octubre 4 de 1869, p. 4. “Distrito de Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 225, Morelia, octubre 4 de 1869, p. 4. “Distrito de Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 231, Morelia, octubre 25 de 1869, p. 4. 116 78 año. Es decir, que para octubre aún no se presentaba la pandemia como lo había hecho en muchas localidades de la república. No obstante, el 6 de noviembre aparece el registro de un hombre de 45 años de edad fallecido por gripe. A partir de esta fecha y durante los siguientes 60 días se asientan numerosos casos de defunción a causa de la gripe, también llamada influenza, neumonía, (o pulmonía), bronquitis y fiebre, en la cabecera de Pátzcuaro y los pueblos que correspondían a su municipio. En noviembre fueron 234 muertos por influenza o gripe, 35 por enfermedades respiratorias y 45 por fiebre. En diciembre se registraron 215 muertes por influenza, mientras que los muertos por enfermedades respiratorias aumentaron a 77 y por fiebre llegaron a 85. En enero, las cifras vuelven al rango normal de 12 muertos de gripe y enfermedades respiratorias. Sin considerar las cifras normales que se venían dando en meses anteriores, el número de muertos por causas directas o indirectas de la influenza española sólo entre noviembre y diciembre se estima en 670 personas en el municipio de Pátzcuaro, quizás un poco más considerando que, a diferencia de otros meses, se registran numerosas defunciones “mal definidas”, es decir, por causas desconocidas, algunas de las cuales pudieran estar relacionadas con la influenza. 79 Causas de defunción en Pátzcuaro, oct. 1918 - ene. 1919. influenza enf. respiratorias fiebre enf. estomacales inhanición viruela bilis causa desconocida todas las demás 0 100 200 300 400 500 Elaboración propia con base en los registros de defunciones del APP. De las 670 personas que se estiman murieron por gripe, el 57% eran mujeres y 43% hombres. Se ha dicho que distintos tipos de influenza atacan más a jóvenes de entre 25 y 45 que a niños y ancianos; lo que se pudo observar en nuestro estudio estadístico es que en cantidad afectó casi por igual a niños y jóvenes de entre 0 a 40 años, pero menos a las personas de mayor edad. Para ese año, el municipio de Pátzcuaro tendría unos 19,000 habitantes, de los cuales habría muerto el 3% en dos meses sólo a causa de la influenza. Aparte de los que morían de enfermedades respiratorias, para este tiempo las causas de morbilidad en el municipio eran las que tenían que ver con 80 enfermedades estomacales, bilis, viruela, inanición de recién nacidos y causas desconocidas.119 A finales de la década de 1960 y casi toda la de 1970 las principales causas de defunciones eran las relacionadas con neumonías, enfermedades diarreicas, problemas cardiovasculares y muertes por lesiones accidentales o infringidas.120 119 APP (Archivo parroquial de Pátzcuaro), libros de actas de defunción 1918. Pablo G. Macías, Pátzcuaro, Morelia, Gobierno del Estado de Michoacán, 1978, pp. 345-347.. 120 81 Agustina Arias García y niño muerto. Colección particular de J. M. Martínez Aguilar. 82 EL “VAPORCITO” MARIANO JIMÉNEZ El 7 de mayo de 1887 comenzó a navegar por el lago de Pátzcuaro el buque bautizado como “Mariano Jiménez”, en honor el gobernador del estado, el cual estaba destinado al recreo de excursionistas y al transporte mercantil que provenía de la ciénaga de Zacapu y otros lugares.121 Había sido posible gracias a la Compañía de Navegación del Lago de Pátzcuaro, cuyos concesionarios eran Wallerio Mórcom y Anastacio Obregón.122 En una carta dirigida al gobernador Mercado, con fecha de 5 de noviembre de 1886, le pedían su consentimiento para que llevara su nombre y le informaban que el buque llegaría a mediados del mismo mes, proveniente de Inglaterra. En respuesta, el mandatario estatal expresaba su gratitud y reconocimiento por “tan señalada muestra de su leal estimación…” La firma inglesa Bowes Scott, Read Campbell y Co. fue la responsable de la construcción del barco, cuya capacidad era de 100 pasajeros y podía navegar a una velocidad de 20 a 22 kilómetros por hora. Su recorrido ordinario iba de la hacienda Ibarra (por el actual muelle de Pátzcuaro) a Quiroga, pasando por los puertos de 121 En un artículo de la época se decía que la intención de la compañía era hacer de Pátzcuaro el destino de recreo más popular de la República. “El lago de Pátzcuaro. Compañía de navegación”, La Libertad, año 9, tomo 9, Morelia, Michoacán, viernes 24 de mayo de 1901, núm. 21, p. 2. Esperanza Ramírez Romero, op. cit., p. 47. 122 El siglo Diez y Nueve, México, 8 de noviembre de 1886, p. 2. 83 Charahuen, Erongarícuaro y San Andrés, con una duración de 5 horas y 20 minutos. Su costo era de 75 centavos en primera clase y 37 en segunda, o 3 centavos por kilómetro en primera clase y 1.5 centavos en segunda.123 Por cierto, en día de su inauguración, el 5 de mayo, destacados personajes se dieron cita en la estación de Pátzcuaro para abordar el vapor.124 Entre los invitados estaba el licenciado Agustín M. Lazo, quien recitó una poesía con alusión a la patria, al progreso y al lago.125 123 Gaceta Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo, tomo II, núm. 127, Morelia, 12 de diciembre de 1895, p. 211. 124 Tiempo después el mismo vapor fue rebautizado como “Navidad”. 125 “Composición por el C. Agustín M. Lazo, en la inauguración del vapor “Mariano Jiménez”, La Juventud literaria, núm. 10, México, 15 de mayo, 1887, p. 6. 84 JANITZIO RECIBE A PORFIRIO DÍAZ Con motivo de la exaltación del general Mariano Jiménez al gobierno del estado de Michoacán, el presidente Porfirio Díaz visitó Morelia y después se dirigió a Pátzcuaro, acompañado de una importante comitiva. Un periódico relataba que la mañana del martes 25 de noviembre de 1889, los acordes del himno nacional mexicano anunciaron la llegada de los supremos jefes de la Federación y del estado: el general Porfirio Díaz y el general Mariano Jiménez, junto con su comitiva, a la estación de ferrocarril de Ibarra. En el muelle, el grupo de visitantes se embarcó en el vapor Mariano Jiménez y comenzó un viaje de recreo a través del lago. A corta distancia, una flota de 109 canoas acompañaba al remolcador ondeando la bandera tricolor, mientras se escuchaban los ¡hurra! para el mandatario supremo.126 A las once de la mañana llegaron a la bella isla de Janitzio, donde un grupo de pobladores, encabezados por un señor de noventa y seis años de edad los recibieron “con ovaciones espontáneas y sinceras”, decía otro periódico.127 El anciano preguntó ingenuamente al general Porfirio Díaz si él era el presidente, a lo que “Excursión al lago de Pátzcuaro”, Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, año 5, núm. 257, Morelia, diciembre 1 de 1889, pp. 5-6. 127 La Patria Ilustrada, año VII, núm. 48, México, 2 de diciembre de 1889, p. 3. 126 85 este último asintió sonriendo. Al invitarlos a pasar a la isla, el mandatario caminó estrechando entre su brazo al nonagenario y “saludando las manos encallecidas de los indígenas”. Después de ofrecer algunas palabras al pueblo de Janitzio, la comitiva regresó a la estación de Ibarra, donde les esperaba un gran almuerzo, con acompañamiento de la música del octavo regimiento de caballería. En el lugar, tomó la palabra el licenciado Carlos López para dar la bienvenida a los visitantes a nombre del distrito de Pátzcuaro y para recitar una poesía a la memoria de Ocampo. Después de dos horas de cariñosas expresiones se llegó el momento de la despedida, y los distinguidos visitantes se dirigieron a tomar nuevamente el tren que los llevaría a Morelia. El 15 de septiembre de 1905 se colocó en Janitzio una placa conmemorativa de la vistita del presidente Díaz con la leyenda: “El C. Gral. Porfirio Díaz, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, fundador y sostenedor de la paz, visitó esta isla el 25 de noviembre de 1889.” 86 LA VISITA DEL GOBERNADOR MARIANO JIMÉNEZ A PÁTZCUARO En sus quince años como gobernador de Michoacán, Mariano Jiménez visitó Pátzcuaro en varias ocasiones. El 30 de diciembre de 1885 llegó a la ciudad y fue recibido con grandes honores -decía un periódico-. Una numerosa comitiva de jinetes salió a su encuentro, entre el alboroto de repiques, cohetes, música y entusiasmo popular. La casa del coronel Victoriano Torrentera, prefecto de Distrito, estaba elegantemente preparada para acoger a su amigo. La autoridad municipal hizo presencia dando la bienvenida y poniéndose a sus órdenes para cualquier cosa que necesitara. Por la noche se llevó a cabo una serenata musical en la plaza principal, frente a la casa donde se alojaba el gobernador. Al día siguiente, un grupo de vecinos organizaron una comida a sus distinguidos visitantes y, por la noche, una fiesta de fin de año en la casa de Antonio Larragoiti, en donde se reunieron las familias de la “culta sociedad”, decía el diario, hasta las tres de la mañana.128 Un día “Visita del Estado”, Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, Morelia, 7 de enero de 1886, tomo 1, núm. 32, p. 5. Entre ellos se encontraban Luis Solchaga, Francisco Solórzano, Nicolás Luna, Juan García, Gorgonio Rodríguez, José María Arriaga, Juan Arriaga, Abundio Barriga, Pablo Plata, M. Méndez, E. Quintana, Ignacio E. Cazo y Antonio Larragoiti. 128 87 después le organizaron un banquete en la hacienda de Ibarra y un viaje a Janitzio. El día 3 se llevó a cabo una tertulia de despedida en la casa del señor Torrentera, con canto, piezas de violín y piano. El gobernador se llevó un “agradabilísimo recuerdo de tan alegres y hospitalarios habitantes”.129 No sería la única vez que el gobernador llegara a Pátzcuaro y a Janitzio, ya que tres años después arribó a la ciudad acompañando a un importante empresario y al siguiente volvería a la estación Ibarra con el presidente Porfirio Díaz. El 9 de marzo de 1894 estuvo también en la ciudad atendiendo asuntos relacionados con el mejoramiento de escuelas y compostura de caminos -decía una nota-.130 129 Gaceta Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, Morelia, 25 de febrero de 1886, tomo 1, núm. 46, pp. 3-4. 130 “La visita del Sr. Gobernador de Pátzcuaro a Santa Clara”, La Libertad, año 2, tomo 2, núm. 12, Morelia, marzo 24 de 1894, p. 1. 88 DOS ACCIDENTES EN EL LAGO Algunos viajeros del siglo XIX y XX, escribieron sobre lo traicionero que podía ser el lago de Pátzcuaro y que sólo algunos indígenas tenían la pericia y el conocimiento de cómo, a qué hora y por dónde dirigir sus canoas para que no fueran volcadas. No obstante de la experiencia de los remeros, algunos descuidos causaron accidentes y la pérdida de vidas humanas. Aquí recuperamos dos historias impactantes que se habían perdido en la memoria. La primera, descrita por el “Diario Oficial de Puebla” dice lo siguiente: He aquí la relación de la catástrofe ocurrida en el lago de Pátzcuaro, al terminar el mes pasado, y que publica un apreciable diario de la capital. En la noche del 28 del pasado septiembre, bogaban en frágil canoa en el lago de Pátzcuaro, con dirección al islote donde está el pueblo de Janicho, un conocido cohetero, Jesús Alonso, acompañado de su esposa, su dos hijos, los cuales, entre ambos, apenas sumarían 20 años, y cinco individuos más. El objeto del viaje era bien patriótico: llevaban un castillo para la fiesta que, año por año, el 30 de septiembre, en honor a Morelos, celebran los buenos indígenas de aquel lugar. El modo de anunciar el arribo de la canoa a éstos, fue encender un cohete; aquí empezó la fatalidad. Algunas chispas incendiaron el castillo, y fue de verse el espectáculo horrible que en medio del lago presentaban aquellos infelices, iluminados por luces de bengala, entre nubes de chispas y ruido siniestro de bombas que estallaban. Aquello fue algo digno de una página de “La pesca”, de Núñez de Arce… ¡El trabajo 89 de muchos días perdido en un momento! Esto trataban de salvar los infortunados, cuidándose poco de los peligrosos vaivenes del barquichuelo… Sucedió lo que era de esperarse: la canoa zozobró, se oyeron mil gritos de desesperación, y luego se vieron cuerpos que luchaban con las aguas, manos crispadas que se asían con horrible angustia a débiles tablas que quedaron flotando. De la horrible catástrofe sólo se salvaron: la esposa de Don Alonso, dos de sus oficiales que le acompañaban y los remeros. Desaparecieron en el oscuro abismo de las aguas, el padre infeliz, sus dos tiernos hijos y tres de los oficiales mencionados al principio de estas líneas. Los cadáveres no habían sido encontrados hasta la fecha en que se comunicó al Gobierno tan triste drama.131 Hasta aquí la primera historia. La otra, originalmente publicada por el Diario Oficial del Estado de Michoacán y retomado por la otros periódicos, narra lo siguiente: El viernes de la semana próxima pasada, se dirigían catorce personas de la estación de Ibarra al pueblo de Ihuatzio, en una de esas ligeras canoas que usan los indígenas habitantes del lago de Pátzcuaro. Repentinamente comenzó a hacer agua la pequeña embarcación, por haberse descubierto un agujero que tenía; los pasajeros desaparecieron al poco rato en el lago, y perecieron María Rita, Cecilia Santoyo, Cecilia Ignacia, Francisca Trinidad, Gertrudis Santiago y un niño de tres años. El teniente de justicia de Ihuatzio, Sr. Don Esteban García, que iba a doscientos metros de la canoa, en una frágil chalupa, pudo salvar a ocho de las personas que naufragaron, pero le fue imposible hacer lo mismo con las demás. Sobre el 131 Periódico Oficial del Estado de Puebla, 12 de octubre de 1890, p. 4. 90 agua se encontró poco después el cadáver de Francisca Trinidad, al cual iba fuertemente abrazado el cadáver de su pequeño hijo. Lamentamos esa desgracia, y en estos momentos nos ocurre la conveniencia de que el Ayuntamiento de Pátzcuaro tomara ciertas providencias para inspeccionar el servicio de canoas en el lago, pues entendemos que en muchos casos, como el presente, la imprudencia de los indígenas es la causa de las desgracias que algunas veces se lamentan.132 132 La Voz de México, tomo XXV, núm. 68, México, 25 de marzo de 1894, p. 3. El Siglo diez y nueve, 21 de marzo de 1894, p. 2. Otros periódicos extranjeros publicaron breves notas al respecto. “Six women drowed”, The weekly tribune, vol. 15, núm. 245, March 23, 1894, p.1. The Herald, vol. XLI, núm. 132, March 22, 1894, p. 3. The Iola register, vol. XXVIII, No.17, Topeka, March 30, 1894, p. 2. 91 Pescador del lago de Pátzcuaro. Fototeca del CREFAL. 92 Dos vistas del lago de Pátzcuaro. Fototeca del Instituto de Investigaciones Históricas – UMSNH. Abajo foto Zavala. 93 EL MESÓN DE SAN AGUSTÍN HACE 150 AÑOS En la esquina de Zaragoza y el portal Régules de la Plaza de San Agustín, se encontraba en 1893 el Mesón de la Reforma, que unos años antes había llevado el nombre de mesón de San Agustín. Hasta este mesón arribaban diariamente diligencias que provenían de Morelia, antes de que se cambiara la terminal al hotel Ibarra, de Don Manuel Escoto.133 A este mesón llegó el viajero inglés William H. Bullock en 1865, quien se refirió al inmueble de manera despectiva. Según él era: …desagradablemente sucio el patio donde llegamos en el mesón de San Agustín, que si la diligencia hubiera regresado ese día, no habríamos vacilado en darle la espalda enseguida al lugar. Sin embargo como el vehículo no volvería hasta mañana, no teníamos más alternativa que reservar la única esquina vacante en ese lugar: un sucio cubil sin ventanas en el patio, algo como una carnicería y una perrera…134 Gerardo Sánchez Díaz, “Viajes por tierras de Michoacán en el siglo republicano” en Brigitte Boehm de Lameiras, op. cit., p. 163. Entre los distinguidos huéspedes de este hotel se encuentra el poeta Manuel Gutiérrez Nájera, quien hiciera una bella composición a “El lago de Pátzcuaro”, como lo hizo Agustín Abarca, María Concepción Jáuregui, entre muchos otros. La Libertad, año 13, tomo 13, núm. 5, Morelia, martes 17 de enero de 1905, p. 4. 134 William H. Bullock, Across Mexico, in 1864-65, London and Cambridge, McMillan and Co. 1866. 133 94 Tiempo después, la propietaria Leocadia Treviño vendió el inmueble a José María Mercado, quien lo convirtió en el “Gran Hotel Mercado”.135 En 1895 el hotel pasó a manos de Ricardo Tena quien anunciaba en los periódicos nacionales que se había puesto a cargo del hotel Mercado, al cual le había hecho mejoras notables. Entre otras, le había agregado una agencia de información que proporcionaba a los agentes viajeros cuantos datos deseaban saber sobre Uruapan, Ario, Tacámbaro, Taretan y demás de ese rumbo.136 Al siguiente año se publicitaba como un hotel de amplias habitaciones, salón de recreo con magnífico piano, restaurante, billares y cantina.137 Eventualmente este hotel pasó a manos de Francisco A. Sierra y de los Larragoiti. Estos últimos lo vendieron a María Herrera, viuda de Guízar, en los años 20´s del siglo pasado, con lo que volvió a cambiar su nombre, ahora a “Gran Hotel Guízar”, y luego, “hotel Guízar y México”. Posteriormente pasó a manos de Miguel Leal, quien le cambió el nombre a hotel “Ocampo”, siendo por varios años administrado por Hipólito Rodicio y por doña Esperanza García, la primera alcaldesa del país. Eligio Cuitláhuac González Farías, y David Eduardo Ruiz Silera, “Catálogo documental del fondo de protocolos notariales del distrito de Pátzcuaro (18911893)”, Tesis de licenciatura en historia, Morelia, Facultad de Historia, UMSNH, mayo de 2004, pp. 55 y 325. 136 María Teresa Cortés Zavala, “Pátzcuaro”, en Gerardo Sánchez Díaz (coord.), Pueblos, villas y ciudades de Michoacán en el porfiriato, Morelia, UMSNH, Instituto de Investigaciones Históricas, 1991, p. 33. 137 “Gran Hotel Mercado”, El comercio de Morelia, 20 de diciembre de 1895, p. 4. 135 95 Movimiento de los revolucionarios de Luviano Rentería a su salida de Pátzcuaro el 28 de abril de 1913. Foto hermanos Cachú. Fundación Televisa. 96 MAQUINISTAS MAL EDUCADOS Cuando circulaba el tranvía de Pátzcuaro, más de un usuario se quejó de las malas palabras que ciertos pasajeros empleaban y del mal ejemplo que daban a los niños, o de que subían con equipaje, ocupando los asientos sin querer pagar por ello.138 En una ocasión, un señor cuyo nombre no se dice –sólo que sus iniciales eran J. M. R. S. fue obligado a descender de un tranvía porque el conductor necesitó dar cumplimiento a una prevención expresa del bando de policía. Molesto, el pasajero amenazó con sacar la pistola, pero el conductor lo asió fuertemente. Tuvo que intervenir el señor Francisco Solchaga, administrador de la línea de tranvías, amonestando a ambos y dando fin a la escena.139 Algunos conductores no eran del todo profesionales, por lo que no faltaba el que los denunciaba por ser poco amables o porque no conducían bien, sin contar a los mismos pasajeros que en ocasiones eran groseros y decían malas palabras, por lo que más de una persona denunció el mal ejemplo que daban a los niños. Pero no sólo en los tranvías había pasajeros o conductores incómodos. Con frecuencia la gente se quejaba de un maquinista de ferrocarril quien “Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XII, núm. 46, 18 de junio de 1905, p.1-3 “Atropellos en Pátzcuaro”, La Libertad, año 8, tomo 8, núm. 14, Morelia, marzo 3 de abril de 1900, p. 3. 138 139 97 tenía mal carácter y poca educación. ¡Ojalá hubiera sido lo único!, decía un periodista: “el individuo solía llegar a sus destinos con retardo y era algo torpe”. Un día, se olvidó de proveer agua a la máquina y, para surtirla, tuvo que avanzar hasta Lagunillas. A consecuencia de su descuido el tren se descarriló, quedando varias personas heridas. En opinión del reportero de “La Libertad”, el maquinista no hubiera sido bueno como pescador pues habría olvidado el anzuelo.140 140 3. “Pátzcuaro”, La Libertad, año 2, tomo 2, núm. 12, Morelia, marzo 24 de 1894, p. 98 EL FLAMANTE HOTEL “DE LA CONCORDIA” Y SUS CAMAS QUE “DABAN MIEDO” El hotel “De la Concordia”, fue abierto al público en 1884 por Juan García Abarca.141 Uno de sus primeros clientes fue el escritor belga Jules Leclercq, quien dijo haber dormido en la cama de un flamante hotel nuevo que estrenó y que había sido construido por un “empresario que previó un brillante destino con la próxima llegada del ferrocarril a la ciudad.” Para este viajero, el tren y los steamers (barcos de vapor), serían en poco tiempo medios de transporte que atraerían a miles de turistas en perjuicio de la fauna del lago de Pátzcuaro.142 En 1886 Don Cipriano Mendoza compró el hotel en 4593.56 143 pesos. En 1892 la viuda de Don Cipriano, doña Socorro Díaz Barriga, vendió la propiedad a Ramón Solórzano Magaña por 6653 pesos,144 quien a su vez la vendió en 1897 al señor Ignacio Escandón Murió dos años después. “muerte repentina”. El monitor republicano, julio 8 de 1886, p. 3. El hotel se ubicaba en el portal Juárez, como hasta ahora. 142 Jules Leclercq, Voyageau Mexique de New York à Veracruz. En suivant des rutes de terre, Paris, Librairie Hachette et Cie, 1884, pp. 325 - 330. 143 Yesenia Rosiles Bruno, “Catálogo documental Fondo de Protocolos Notariales del Distrito de Pátzcuaro 1885 – 1890. Archivo General de Notarías del Estado de Michoacán”, Tesis de licenciatura en historia, Morelia, UMSNH, Facultad de Historia, 2004, pp. 103-104. 144 Eligio Cuitláhuac González Farías, y David Eduardo Ruiz Silera, op. cit. 224. 141 99 y a Teófila Estrada de Escandón por 6000 pesos.145 Para 1898, un nuevo propietario: Alejandro Macías, anunciaba que contaba coches para conducir a los pasajeros del hotel a la estación de ferrocarril, así como restaurante, cantina y billares.146 En 1911 el propietario del inmueble era Jesús Medina Ojeda.147 Sobre el mismo hotel, Adalberto de Cardona señalaba en sus memorias que en la estación del ferrocarril había generalmente uno o dos carruajes, los cuales debían ser de antediluviana (antigua) construcción y estilo, que esperaban la llegada del tren para conducir a sus pasajeros a la población, cobrando 25 centavos por pasaje. Dijo también que el único hotel que había en la ciudad era el “De la Concordia”, y que sus precios eran de 25 centavos por cada comida, 50 centavos por cuarto y 1.25 pesos al día por hospedaje completo. Otra huésped fue Susan Hale, quien llegó a Pátzcuaro el 17 de marzo de 1886 y fue llevada de la estación del ferrocarril al hotel “De la Concordia” en una diligencia conducida por el señor Pablo Plata. Del hotel dice lo siguiente: …es precioso, limpio, extraño y diferente, pero las camas ¡dan miedo! […] en la parte superior, una especie de colchón delgado y 145 Mayra Medina Silva, “Catálogo documental Fondo de Protocolos Notariales del Distrito de Pátzcuaro 1885 – 1900. Archivo General de Notarías del Estado de Michoacán”, Tesis de licenciatura en historia, Morelia, UMSNH, Facultad de Historia, 2007, p. 59. 146 La Libertad, año. 6, tomo 6, Morelia, mayo 10 de 1878, núm. 19, p. 3. La Libertad, año 6, tomo 6, Morelia, miércoles 13 de Abril de 1898, núm. 15. 147 Esperanza Ramírez, op. cit., p. 271. 100 dos refuerzos como troncos de madera […] La comida es también muy singular y los estómagos delicados recomiendan no tocar nada. No me importa eso, pero tengo que decir que lamento lo de la cama, ya que ha puesto en marcha mi nervio ciático y será una agonía para la vuelta”.148 En el mismo tenor, un viajero había dicho antes (1889) que el hotel Concordia era el más deseable, pero que las camas eran muy duras y la comida pobre. También dijo que en el hotel “Quiroga” la comida era un poco mejor pero las recámaras no eran muy buenas.149 Este hotel se encontraba en la calle Ponce de León y pertenecía a Luis Solchaga en 1886.150 Se sabe que en 1905 se hospedó en el de la Concordia William Seymour,151 y para el primero de noviembre de 1907, pernoctaron 43 personas miembros del “Club Gimnástico Alemán”. Para este año, el administrador era el señor Gerardo Wolburg, quien había pertenecido a dicho club 18 años atrás.152 Para 1935 se solicitó la ampliación del hotel, ocupando el inmueble del mesón “Del Volador”, que se ubicaba a sus espaldas, en el entendido que ambos 148 Susan Hale, Letters of Susan Hale, Boston, Caroline P. Atkinson, 1919, pp. 155 156. 149 Thomas A. Janvier, The Mexican guide, New York, Charles Scribner´s Sons 1890, p. 463. 150 Yesenia Rosiles Bruno, op. cit., p. 107. 151 William Seymour Edwards, On the mexican highlands, Cincinnati, Press of Jennings and Graham, 1906, p. 167. 152 “Por la ciudad del lago”, La Libertad, año 15, vol. 15, núm. 89, Morelia, martes 5 de noviembre de 1907, p. 2. 101 inmuebles pertenecían a la misma persona.153 Dos años después, en 1937, el hotel se encontraba descuidado. Alfredo Maillefert dejaría testimonio de ello después de su estancia en la ciudad. …con sus enormes cuartos, sus destartalados cuartos en que sus muebles –el catre, el ropero, el lavabo-, casi se perdían como las conoitas en la laguna; con sus corredores enladrillados: bailaban sueltos algunos ladrillos, escalera ancha en donde colgaba un farol y había un enorme cuadro devoto, y los dos anchos patios, empedrados, a donde llegaban las diligencias. El hotel Concordia, el primero en que sentí de muy chico el encanto melancólico de los viaje. El primero en que bajé a un restaurante y paladee una cerveza. Restaurante obscuro el del Concordia…154 153 Miguel Villicaña era el administrador. AHCP, Libro de Actas de Cabildo del H. Ayuntamiento de Pátzcuaro (1924-1933), 6 de diciembre de 1935, f. 42, apud Eder García Sánchez, “Pátzcuaro pintoresco, entre imaginarios y turismo (1920-1950)”, Tesis de maestría en Arquitectura, Investigación y Restauración de Sitios y Monumentos, Morelia, Facultad de Arquitectura, División de Estudios de Posgrado, UMSNH, noviembre de 2013, p. 60. 154 Alfredo Maillefert, Laudanza de Michoacán, Morelia, Pátzcuaro, Uruapan, México, Ediciones de la UNAM, 1937, pp. 131-134. Para 1950 el hotel le pertenecía a Juan Magaña. Carácter, núm. 127, año I, domingo 15 de enero de 1950. 102 Personas caminan afuera del Hotel “De la Concordia”. Colección particular de J. Antonio Guerrero. 103 PROFESORES OLVIDADOS Todos recordamos a los instructores que dejaron huella en nuestras vidas. De los profesores y profesoras de hace medio siglo o más ya pocos dan testimonio. Para muchos se debe destacar la labor que tuvieron Antonio Salas León, Narciso Servín, Josefina Estrada, Carmen Hernández de Espinosa, María y Virginia Cázarez Solorio, Ana María Corral de Reyes, Salvador Carranza, Baldomero Reyes Villagómez, Martha Espinosa, las señoritas Isabel y María Servín, entre otros. A los maestros del siglo XIX prácticamente se les ha olvidado, a no ser por algunos documentos archivados y notas de periódicos. Tenemos, por ejemplo, los nombres de José María Rodríguez, quien daba clases de dibujo gratis en la escuela de niños del gobierno y en la escuela de artes de la ciudad;155 el bachiller Asencio Robledo, quien impartía gratuitamente una cátedra del idioma latín y contaba con numerosos alumnos;156 Juan Buitrón, quien se distinguía por dar clases particulares a las jóvenes patzcuarenses y después abrió una 155 El Progresista, Morelia, marzo 2 de 1871, p. 4. “Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo I, núm. 77, Morelia, lunes 29 de junio de 1868, p. 4. Progresista, año I, núm. 11, Morelia, 6 de febrero de 1871, p. 4. 156 104 academia de música en Santa Clara del Cobre; el señor Zamora, quien abrió un colegio donde llegó a tener unos treinta alumnos que pagaban de tres a cinco pesos;157 así como el reconocido músico José Isabel Altamirano Jiménez, quien fue profesor de violín en 1889.158 A principios del siglo XX, los profesores Jesús Martínez y el pianista Franco Chávez Iriarte daban clases de música a las señoritas de la sociedad.159 El mismo profesor Jesús daba clases en el Colegio del Seminario de la Arquidiócesis, al igual que Luis Huerta, Roberto Reyes, Jesús Díaz Barriga, Fiacro Pérez y José Rico.160 Por estos años, eran también profesores de instrucción primaria Julio Malagón y la señorita Gabriela Robles. “Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 155, Morelia, Febrero 1 de 1869, p. 4. No dice el nombre. Quizá se refiera a Ruperto Zamora fundador del Instituto Científico de Pátzcuaro. Jesús Romero Flores, Michoacán histórico y legendario, México, Costa-Amic, 1970, p. 102. 158 Álvaro Ochoa Serrano, Repertorio Michoacano 1889-1926, Zamora, El Colegio de Michoacán, 1995, p. 51. 159 María Teresa Cortés Zavala, “Pátzcuaro”… op. cit. p. 134. 160 Julián Bonavit y Carlos Treviño, Breve guía histórica de la Ciudad de Pátzcuaro, Morelia, Talleres de la Escuela Industrial Militar Porfirio Díaz, 1908, pp. 32-34. 157 105 Narciso Servín Calderón y Narciso Servín García. Archivo particular de la familia Servín Martínez. 106 EL SUPUESTO FRAUDE DEL SEÑOR CARRANCO En el último año del siglo XIX, Pátzcuaro comenzó a tener luz eléctrica incandescente, gracias a los esfuerzos de Ramón Carranco, Antonio Larragoiti y María del Socorro Díaz Barriga, quienes formaron una sociedad para tal fin con el nombre de “Compañía Limitada de Luz Eléctrica de Pátzcuaro S. Cop. A.”, con capital inicial de 2000 pesos en diversas acciones, de las cuales la mayor parte le correspondía al señor Carranco.161Este personaje guanajuatense fue gerente de la compañía de tranvías de Pátzcuaro,162 vocal de la “Sociedad de obreros católicos”, cuya finalidad era fundar una escuela nocturna y una caja de ahorro para su sostenimiento.163 También fue miembro de la sociedad mutualista “Amigos del trabajo”; gerente general del banco Mutualista164 y tesorero la de “Compañía 161 Archivo de Notarias de Morelia (en adelante ANM), Alcocer, núm. 55, f. 75 – 76, 30/12/1899, sociedad para la explotación de la luz eléctrica, en Mayra Medina Silva, op. cit., p. 87. Ramón Carranco nació en 1856 en el Estado de Guanajuato y murió el 3 de diciembre de 1912 en Pátzcuaro. Hijo de Ramón Carranco y María Guadalupe Aldama. Casado en 1884 con Dolores Monroy. Fueron sus hijos María Dolores Guadalupe, José Ramón Vicente, María Salud Natalia, María de los Ángeles Jesús. Los primeros dos nacidos en Guanajuato y las últimas en Pátzcuaro. 162 “Tranvías de Pátzcuaro”, La Libertad, año 7, tomo 7, núm. 19, Morelia, martes 16 de mayo de 1899, p. 3. 163 El Tiempo, México, 16 de octubre de 1901, p. 1. 164 “Regular service to be established on lake Patzcuaro”, The Mexican Herald, Aug 12, 1905, p. 2. 107 de Navegación del lago de Pátzcuaro”. Desde finales del siglo XIX dirigía la casa de préstamos Ramón Carranco y compañía. Como era común en este tipo de negocios, se enrolaba continuamente en litigios a causa de deudas insoluta con personas como Amado Espinosa, Eduardo Quintana y Santiago Arredondo, entre otros. En la sociedad se distinguía también como una persona que participaba activamente en obras de caridad y en la organización de eventos civiles y religiosos. En 1894, por ejemplo, fue comisionado, junto con el licenciado Eduardo Alcaráz, para organizar las fiestas patrias de 1894, que fueron todo un éxito.165 Como miembro de los “Caballeros de honor de la Santísima Virgen”, formó parte de la comisión para los arreglos del Santuario de la Virgen de la Salud, con motivo de los 25 años de vida episcopal del Sr. Arzobispo Don José Ignacio Árciga Ruiz de Chávez; evento que tuvo lugar el 13 de septiembre de 1892.166 De la misma manera, fue comisionado para organizar las bodas de oro del presbítero Rafael Bustamante, el 17 de enero de 1897.167 Se sabe que a principios del siglo XX fue acusado de fraude relacionado con el banco mutualista que dirigía, por lo que se abrió un juicio en su contra, llevado por el juez Federico Tena. El prestigio de este empresario se había visto seriamente dañado en una 165 La Patria, año XVIII, núm. 5350, México, 21 de septiembre de 1894, p. 2. Soto González, Enrique, Riendo riendo…, op. cit. p. 47. 167 “Bodas de oro del presbítero Don Rafael Bustamante”, La Voz de México, tomo XXVIII, núm. 60, 30 de enero de 1897, p. 2. 166 108 sociedad donde la burguesía era sumamente elitista, por lo que decidió limpiar su nombre redactando un documento dirigido a la opinión pública, por medio del cual se defendía de las acusaciones en su contra y del “injustificado procedimiento de que había sido objeto”. El texto editado en 1903 fue pagado de su bolsillo y repartido entre la sociedad.168 Para 1911 un señor de apellido Rionda, a través de su apoderado, demandaba a la sociedad “Ramón Carranco y Cia”, cubrir un pagaré por 4722.84 pesos. Décadas después, el licenciado Tena y el señor Carranco habían fallecido, pero las demandas continuaban, ahora contra su hijo José Ramón Vicente Carranco, quien por cierto fue presidente municipal en 1914. Para 1934, el licenciado Adolfo Alvarado, apoderado de “Azúcar S. A.” hizo publicar en el Periódico Oficial del Estado que, como resultado de la demanda contra el señor Ramón Carranco, se remataron varias de sus casas ubicadas en la calle de La Paz, núm. 5, en el callejón del Paje y en la segunda de Ibarra No. 50, al igual que un terreno que formaba parte del rancho “Nueva York”, de 6340 m2, por 19300 pesos.169 Los problemas del señor Carranco permearon en su familia, ya que después de fallecido, sus 168 Ramón Carranco, Vindicación de Ramón Carranco ante la opinión pública como motivo del proceso que de oficio abrió en su contra el Juez letrado de 1ª instancia de Pátzcuaro Don Federico Tena e injustificado procedimiento de que fue víctima, Morelia, impresión de Agustín Martínez Mier, 1903. 169 “Demanda contra Ramón Carranco”, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, tomo LV, núm. 68, jueves 27 de diciembre de 1934, p. 4. Precisamente, 50 varias de este terreno habían sido arrendadas en 1887 a la compañía de ferrocarriles nacionales. 109 hijas, hermanas de José Ramón, quienes eran conocidas por manejar una casa de asistencia en el edificio que actualmente alberga el hotel “Iturbe”, terminaron penosamente siendo víctimas de las habladurías de la sociedad y sin un peso en la bolsa. José Ramón V. Carranco (de sombrero y traje claro, detrás de los niños) y Luis Ortiz Lazcano en la inauguración de una obra hidráulica en Pátzcuaro. También se encuentran en la foto Juan Carvajal, Roberto López, Diodoro Torres, Mauro Martínez, José Carillo Arriaga y José Guízar. Atrás trabajadores sin identificar. Foto Rafael Saucedo, 1923. Cortesía Bernardo Ramos H. 110 TURISTAS EN EL LAGO DE PÁTZCUARO Durante siglos, el lago de Pátzcuaro ha atraído a numerosos viajeros nacionales y extranjeros. A partir de 1886 el ferrocarril llevaba a los viajeros en la estación de Ibarra, y del muelle que se encontraba a poca distancia, los visitantes contrataban remeros que los transportaban en canoa a la isla de Janitzio o a Tzintzuntzan, donde se encontraba una famosa pintura de caballete que se creía era obra del pintor italiano Tiziano Vecellio.170 Desde 1887, el vapor Mariano Jiménez hacía viajes a través del lago, teniendo casi siempre un lleno total. En poco tiempo, más empresarios hicieron gestiones para implementar nuevos medios de comunicación y servicios de hospedaje. En 1901 la Compañía de Navegación del lago de Pátzcuaro, en voz de Fernando Wiegan, entabló comunicación con el gobernador del estado para manifestarle su interés de adquirir embarcaciones pequeñas de vapor y gasolina en el extranjero para que circularan en el lago de Pátzcuaro.171 José Manuel Martínez, “El “Tiziano” de Tzintzuntzan, el lienzo que se convirtió en leyenda”, en Espiral, en prensa. 171 Fernando Wiegand le informa que desean adquirir unas embarcaciones pequeñas de vapor y gasolina, para el lago de Pátzcuaro, por lo que le solicita le mande información de los requisitos que se necesitan para hacer esas 170 111 Cuatro años después, el tesorero de misma compañía: Ramón Carranco, junto con Julio Yas, buscaron a J. N. Zermeno, de San Francisco California, para comprarle un nuevo barco de vapor.172 El mismo año, los señores Ramírez y Tena, de la Sociedad de Navegación, se propusieron construir una vía de ferrocarril con máquina eléctrica que circulara alrededor del lago, comunicando los pueblecillos y fincas del campo.173 La misma empresa construyó un lujoso chalet, al que le siguieron otros cinco, que tenían vista al lago y su propio embarcadero. En esta área se ofrecía una especie de balneario, que se le conoció como “La Playa”. En la isla de San Pedro se construyó, unos años después, una mansión veraniega, mientras que en una fracción de lo que había sido la hacienda Ibarra se comenzaba a construir un soberbio hotel que llevaría el nombre de “Ibarra”.174 Poco después de la inauguración del ferrocarril, se conformó una compañía para construir una línea de tranvía de tracción animal, de Pátzcuaro a la estación de Ibarra, cuya junta directiva la conformaban Victoriano Torrentera, Agustín Villanueva, Nicolás Luna y Amado Espinosa, con un presupuesto inicial de 26000 pesos. Al importaciones, Centro de Estudios Histórico de México Carso (en adelante CEHM), CDLIV. 2a. 1901. 16. 26731. 172 “Regular service to be established on lake Patzcuaro”, The Mexican Herald, Aug 12, 1905, p. 2. 173 “Un ferrocarril eléctrico en Pátzcuaro”, El economista mexicano, 10 de julio de 1905, p. 2. 174 “El lago de Pátzcuaro”, El pueblo orden y progreso, tomo XI, núm. 82, Morelia, martes 11 de abril de 1911, p. 2. 112 consorcio se unió el señor Diego Díaz Barriga, quien consiguió en 1889 que la legislatura del estado de Michoacán expidiera una ley concediéndole autorización para la construcción y comercialización de la vía.175 Por su parte, los empresarios Eduardo y Alfredo Noriega, dueños de la hacienda de Cantabria en la región de Zacapu, inauguraron en 1909 un remolcador de 40 caballos de fuerza que llevaba el nombre de la antigua capital purépecha. Unos años después, el hotel “Del Lago” puso en servicio lanchas de motor.176 La apuesta de los empresarios era seria, pues se publicitaban los viajes al lago en los diarios más importantes del país. En uno de ellos se podía leer: “Try lake Patzcuaro for an outing it´s fine, fine!!177 175 El Diario del hogar, año VII, N. 50, 13 de noviembre de 1887, p. 3. El fronterizo, año XI, núm. 548, Tucson, July 06, 1889, p. 2. El fronterizo, año XI, núm. 546, Tucson, June 22, 1889, p 2. 176 Thomas Philip Terry, Terry´s Mexico Handbook of travelers, New York, Houghton Miffin Company, 1909, p. 213. 177 “The national lines of Mexico”, The Mexican Herald, June 8, 1905, p. 2. 113 Lago de Pátzcuaro. Ca. 1930. Colección particular de J. Antonio Guerrero. 114 LAS VISITAS DEL GOBERNADOR ARISTEO MERCADO El 18 de octubre de 1893, el gobernador en turno, Aristeo Mercado, y una comitiva de funcionarios, visitaron Pátzcuaro. En la estación del ferrocarril fue recibido por un gran número de personas y una banda de música de aliento de Pichátaro que interpretaba el himno nacional. Un grupo de hombres a caballo lo condujo hasta el centro de la ciudad donde los vecinos lo ovacionaban, mientras se escuchaban los repiques de las campanas y los estallidos de cohetes. Más tarde, el gobernador fue hospedado en la casa del coronel Eduardo Mendizábal, donde fue atendido magníficamente. Al atardecer se ofreció un banquete, ambientado con música de cuerda de destacados músicos de la región. Siguieron los brindis, las expresiones poéticas, los discursos y los aplausos. Terminó el día con una serenata en la plaza principal, que se encontraba magníficamente iluminada. Los honorables huéspedes se despidieron llenos de agradecimientos y se retiraron a descansar en los confortables alojamientos que habían ofrecido las familias más acomodadas de la ciudad, de donde saldrían hacia Zirahuén al amanecer.178 Enrique Soto González, Riendo riendo… y Pátzcuaro comiendo, Pátzcuaro, Ediciones Letrasuelta, 1999, pp. 52-57. 178 115 En abril de 1901 el gobernador Mercado volvió a Pátzcuaro a la estación de Ibarra, donde fue recibido por los señores Luis G. Arriaga, presidente del Ayuntamiento, y el Lic. Carlos Alcocer y Piña. Inmediatamente pasaron a comer a la casa del señor Alcocer, donde asistieron también, entre otras personas, el prefecto del Distrito de Pátzcuaro, José Trinidad Navarrete, el licenciado Federico Tena, juez de primera instancia, el coronel José Cruz Guerrero, jefe del cuerpo de rurales, y Francisco de la Rocha, administrador de rentas de la localidad.179 Al año siguiente, el gobernador arribó una vez más a Pátzcuaro, donde fue recibido por un grupo de las personas “más caracterizadas” de la ciudad -dice la fuente-. En esa ocasión se le ofreció un concierto en la casa del señor Abundio Díaz Barriga, quien vivía en la esquina de la plaza mayor y la primera de la calle Portugal, aunque no se dice si se alojó en su casa.180 Para noviembre del mismo año de 1902, el gobernador Mercado estuvo nuevamente en la ciudad, acompañado del capitán de ingenieros Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega, hijo del presidente Díaz. A su paso por la estación de Ibarra fueron recibidos por el “En la estación de Ibarra”, La Libertad, año 9, tomo 9, núm. 17, Morelia, Michoacán, viernes 26 de abril de 1901, p. 1. 180 “Gobernador visita Pátzcuaro.” La Libertad, año 10, tomo 10, núm. 8, Morelia, Michoacán, viernes 28 de febrero de 1902, p. 1. El señor Abundio Díaz Barriga era el propietario del molino de San Rafael Chapultepec, manantial y ojo de agua, los potreros de la Isla y la Huertita, los potreros de la casa de teja y Chilar, casa de Piedra y otros terrenos y casas en el municipio de Quiroga y Pátzcuaro. Mayra Medina Silva, op. cit., pp. 17 - 18. 179 116 prefecto del distrito, el juez de la primera instancia y el presidente municipal. Una buena banda que llevó la comisión ejecutó escogidas piezas, mientras un grupo de personas daba demostraciones de respetuosa estimación –decía un periódico-.181 El día 4 de mayo de 1905, el mandatario estatal arribó a la ciudad, acompañado de su hija Maclovia Mercado, su nieto Salvador Martínez, y el jefe de la sección de Fomento de la Secretaría del Despacho, Rafael Ramos, teniendo una “entusiasta y cariñosa recepción”. Lo esperaba una comitiva encabezada por el presidente municipal de Pátzcuaro Luis G. Arriaga, los señores Carlos Alcocer Piña, Ramón G. Gutiérrez, Salvador Cortés, Silviano Martínez, Gustavo Menocal, Estanislao Monge, Ramón Caballero, Vicente Mendoza, los jóvenes José Victoria, Rafael y Gabriel Arriaga, las señoras Victoria Parra de Mercado, Dolores Méndez de Gutiérrez, las señoritas María de Dolores y María de Jesús Arriaga, Alicia de la Rocha y Julia Gutiérrez, así como una sección de caballería de las fuerzas de seguridad del estado y un grupo numeroso de personas a caballo que marcharon en correcta formación de la hacienda de Ibarra a la ciudad. Para ello, las calles y la plaza fueron adornadas, se blanquearon desde las fincas pertenecientes a las personas acomodadas hasta las de las más humildes. “Gobernador visita Pátzcuaro.” La Libertad, año 10, tomo 10, núm. 48, Morelia, Michoacán, viernes 28 de noviembre de 1902, p. 1. 181 117 En la plaza se situaron tres bandas de música: la de la localidad, la de las fuerzas de seguridad del estado y la del pueblo de Naranja.182 Por la noche, el gobernador se hospedó en la casa de Luis G. Arriaga Iturbe quien, además de ser presidente municipal por segunda vez, fue miembro del “Comité Democrático”183 y presidente del club “porfirista de Pátzcuaro”, desde donde apoyó la gubernatura y la reelección de Aristeo Mercado en 1982 y 1903 respectivamente.184 La casa que era de su propiedad se encontraba en el portal Guerrero 27 y era conocida como la casa de la “escalera “El señor Gobernador en Pátzcuaro. entusiasta y cariñosa recepción”. La Libertad, año 13, tomo 13, núm. 35, Morelia, viernes 6 de mayo de 1905, p. 1. “El Sr. Gobernador en Pátzcuaro”, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán, tomo XIII, núm. 37, Morelia, domingo 7 de mayo de 1905, p. 5. 183 La Libertad, año 11, tomo 11, núm. 47, Morelia, sábado 21 de noviembre de 1903, p. 3. Álvaro Ochoa Serrano, op. cit., p. 111. 184 La Libertad, año 11, tomo 11, núm. 47, Morelia, sábado 21 de noviembre de 1903, p. 3. Junto con los señores Domingo Narvarte, Diego Díaz Barriga, C. Mendoza y Eduardo Alcázar, gestionó la introducción de la línea de ferrocarril a Pátzcuaro. Georgette José Valenzuela, Los ferrocarriles y el general Manuel González, México, Universidad Iberoamericana, 1994, pp. 141-143. Álvaro Ochoa Serrano, op. cit., p. 111. Cuando fue regidor, entre 1907-1908, se encargó de los trabajos para embellecer la plazuela de la Colegiata, colocando bancas de fierro, farolas, jardinería y una fuente, por lo que poco después la plazuela llevó su nombre. En mayo del siguiente año falleció dentro de un pulman al dirigirse a la ciudad de México, en la estación conocida como “González”. Su muerte fue muy sentida por gente de Pátzcuaro y otras localidades. El gobernador Mercado envió sus condolencias a la familia, junto con una palma de flores y dijo lamentar la pérdida de su amigo. “Por la ciudad del lago”, La Libertad, año 15, tomo 15, núm. 89, Morelia, martes 5 de noviembre de 1907, p. 2. “Pátzcuaro”, El pueblo orden y progreso, tomo I, núm. 8, Morelia, lunes 10 de agosto de 1908, pp. 2 y 3. “El señor Luis Arriaga”, El pueblo orden y progreso, tomo IV, núm. 223, Morelia, martes 11 de mayo de 1909, p. 2. El Tiempo, año XXIV, núm. 8562, México, 15 de mayo de 1909, p. 3. En 1910 se colocó en el jardín de la colegiata, una placa con el nombre de Luis G. Arriaga, en honor a quien dedicó toda su energía al embellecimiento de esta ciudad. Se plantaron 700 cedros que donó el Ayuntamiento y 500 que mandó el Gobierno del Estado. La Patria, año XXXIV, núm. 19706, México, 8 de julio de 1910, p. 3. 182 118 panda”, ahora llamada “escalera chueca”. En esta gira, se dio tiempo para visitar Janitzio, Cucuchucho, Tzintzuntzan y Quiroga.185 El 9 de enero de 1907, el mismo gobernador visitó Pátzcuaro por invitación del H. Ayuntamiento, con el fin de inaugurar la cárcel de mujeres y las mejoras de la Plaza de San Agustín. Fue recibido como siempre, con gran entusiasmo, estando a la cabeza el diputado Luis G. Arriaga, quien fue el encargado de que se llevaran a cabo dichas obras, así como por el diputado Silviano Martínez y los señores Celedonio Sánchez Cerna, Francisco de la Rocha, Federico Tena, Estanislao Monge, José Arriaga y Ramón Caballero.186 A la plaza de San Agustín se lo colocaron nuevas luminarias, pavimentación y lunetas, mientras que a la cárcel inaugurada, se decía, era limpia, contaba con dos amplios ambulatorios provistos de camas, sala, oratorio, cocina, excusados, baño con regadera y lavaderos, así como un amplio corredor. No debe omitirse que el acaudalado patzcuarense Don Tirso Sáenz, quien radicaba en la ciudad de México, aportó mil pesos para completar el gasto de la construcción de la cárcel. Al finalizar la visita a las obras, el señor Arriaga ofreció un banquete en su casa, donde Don Francisco Rocha pronunció un brindis y el gobernador elogió el interés de los vecinos por el progreso 185 1. 186 La Libertad, año 13, tomo 13, núm. 37, Morelia, viernes 12 de mayo de 1905, p. La Libertad, año 15, vol. 15, Morelia, viernes 11 de enero de 1907, núm. 4. 119 y la paz de Pátzcuaro.187 Por la noche se verificó una audición en el kiosco de la plaza principal, que terminó a las 23 horas. El día 5 de noviembre del mismo año, el señor Mercado y su familia hicieron escala en Pátzcuaro antes de dirigirse a Uruapan. En la estación del ferrocarril ya los esperaba una muchedumbre, haciéndole ovaciones antes de que tomaran nuevamente el tren.188 El 19 de enero del siguiente año, el gobernador arribó una vez más a Pátzcuaro, en compañía del vicepresidente de la República, Don Ramón Corral y los gobernadores del Distrito Federal, Don Guillermo de Landa y Escandón, y de Puebla, general Don Mucio P. Martínez; así como de los licenciados Francisco Alfaro y Luis G. Valdés. Esta vez las autoridades y los habitantes más influyentes de la ciudad recibieron a los importantes invitados a las 6 de la tarde en la estación de Ibarra. De ahí, un tranvía bellamente adornado los condujo al centro de la ciudad para ser alojados en la casa de Don Abundio Barriga y de Don Luis G. Arriaga. Al día siguiente hicieron un recorrido a través del lago, hacia Tzintzuntzan, en un magnífico bote de motor a gasolina de nombre “Victoria”. Al regresar de Tzintzuntzan se sirvió una exquisita comida en la hacienda Ibarra, propiedad del señor Ramón Solórzano, con asistencia de los visitantes y un grupo de personas de la ciudad. Ahí, el vicepresidente tomó la palabra para agradecer el caluroso 187 La Patria, año XXXI, núm. 9021, México, 16 de enero de 1907, p. 1. “El señor Aristeo Mercado y su honorable familia en Uruapan”, La Libertad, año 15, vol. 15, Morelia, viernes 11 de enero de 1907, núm. 4, p. 1. 188 120 recibimiento. Finalmente, a las 4:10 de la tarde tomaron el tren que los llevaría a Morelia.189 El martes 21 de abril de 1908, el gobernador volvió a visitar Uruapan y Pátzcuaro. En la estación de la ciudad del lago, el mandatario bajó de su automóvil, mientras una multitud lo aclamaba y se mezclaban las notas del himno nacional con los cohetes y cañonazos. Los tranvías, como los frentes de las casas, estaban muy bien adornados con flores. De ahí los visitantes y los anfitriones se dirigieron a la Colegiata, donde un organista tocaba una bella melodía. Después de llevarse a cabo un banquete en la casa del señor Luis G. Arriaga, se dirigieron al balcón del calvario, para disfrutar de la bella vista que ofrecía el paisaje lacustre. Por la noche el pueblo de Pátzcuaro se dio cita en la plaza principal para presenciar una serenata ofrecida por la banda infantil José María Morelos. El miércoles por la mañana, el dirigente estatal y sus acompañantes se dirigieron al muelle de Pátzcuaro donde abordaron el bote automóvil de nombre “Victoria”, que era remolcado por el vapor “Vasco de Quiroga” y acompañado por el bote automóvil “Deba”, al igual que por un centenar de canoas para atravesar el lago con dirección a Erongarícuaro y de allí a Janitzio. En la isla se ofreció un banquete para 300 personas y al terminar se llevó a cabo el 189 El Mundo Ilustrado, año XV, tomo I, núm. 3, México, 19 de enero de 1908, pp. 6 y 7. “El señor vicepresidente de la República en Uruapan”, La Libertad, año 16, tomo. 16, núm. 6, Morelia, martes 21 de enero de 1908, p. 2. 121 brindis, antes de volver a Pátzcuaro.190 El 19 de mayo Aristeo Mercado se encontraba en Pátzcuaro nuevamente. Llegó a la estación de Ibarra y junto con Ramón Gutiérrez, administrador de rentas de la ciudad, Carlos Chagollán, Federico Tena, Luis G. Arriaga, Luis G. Arriaga Jr., Luis Ortiz Lazcano, Ramón García, Alberto Martínez y otros, subieron a los botes “Cantabria” y “Victoria”, rumbo a san Andrés Ziróndaro.191 Comerciantes frente a la pila del torito. Archivo particular de J. Antonio Guerrero. “El señor Gobernador en Uruapan y en Pátzcuaro”, La Libertad, año 16, tomo. 16, núm. 34, Morelia, martes 28 de abril de 1908, p. 3. 191 “El viaje del señor Gobernador a Puruándiro”, La Libertad, año 16, tomo. 16, núm. 40, Morelia, martes 19 de mayo de 1908, pp. 2 y 3. 190 122 EXPLOTACIÓN DE LA BANDA INFANTIL JOSÉ MARÍA MORELOS En 1884, a iniciativa del señor Pedro Fajardo, se formó en Pátzcuaro una banda de música que llevaba el nombre de “Porfirio Díaz”, la cual dio su primer concierto en el mirador conocido como paseo de “Los Balcones”, con motivo de la celebración de las fiestas patrias.192 Sin embargo, cuando se levantó el kiosco de la plaza principal para que ahí se llevaran a cabo las serenatas, como las que se acostumbraban en la mayoría de ciudades del porfiriato, la ciudad ya no contaba con ninguna filarmónica. Así que para inaugurar la obra, el 5 de mayo de 1905, tuvieron que invitar una de la ciudad de Morelia. Poco después, se formó una banda militar infantil que llevaría el nombre de “José María Morelos”, dirigida por el profesor Jesús Martínez. En su visita de Pátzcuaro, el arzobispo Atenógenes Silva se entusiasmó con el proyecto, por lo que hizo una donación de cien pesos para los niños aprendices de músico. Más tarde se corrió el rumor de que los padres de los niños eran amenazados y obligados a prestar a sus hijos para que ensayaran y que del dinero que aportó 192 La Patria, año XVIII, núm. 5350, México, 21 de septiembre de 1894, p. 2. 123 el prelado no les llegó ni un centavo a los infantes.193 Por desgracia nunca se sabrá lo que realmente sucedió. Para 1909, la banda infantil y una escuela pública militar eran manejadas por el señor Luis G. Guzmán, con ayuda del señor Tomás Eguiza.194 Bajo su dirección, la banda tuvo presentaciones majestuosas. Una de ellas tuvo lugar en la plaza principal de Pátzcuaro la noche del 23 de febrero de 1909, dejando un grato sentir entre la nutrida concurrencia.195 Después de la muerte del señor Arriaga, se nombró como encargado de la misma banda al doctor Gabriel García. Los fondos que le fueron entregados ascendían a 76.25 pesos.196 “Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XIII, núm. 23, 24 de diciembre de 1905, p. 3. En la escuela se les enseñaba el uso de las armas y estrategias militares. 195 “Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo III, núm. 165, Morelia, jueves 25 de febrero de 1909, p. 2. 196 “Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo IV, núm. 236, Morelia, jueves 27 mayo de 1909, p. 2. 193 194 124 AMANTES AL TEATRO La cultura teatral de Pátzcuaro es muy añeja. Desde la época virreinal los frailes impulsaron las representaciones teatrales como medio de evangelización, con grupos de actores indígenas. Más tarde se formaron compañías teatrales, ya no con propósitos religiosos sino como medio de expresión cultural. La mayoría de las veces, las obras buscaban dejar un aprendizaje de vida o moral entre los espectadores, pero también había representaciones cuyo único fin era entretener y divertir a la concurrencia. Se sabe, por ejemplo, que a finales del siglo XVIII se encontraba en Pátzcuaro una compañía que se conocía como “El Pastillero”, donde actuaba una actriz de nombre María Dolores Tenorio.197 También se tiene noticia que el 26 de abril de 1868, se presentó la compañía teatral “Esparza” con la comedia de Breton “Un novio para la niña”, que fue satisfactoriamente desempeñada, según un artículo.198 Dicha compañía había llegado a tener presentaciones en la ciudad de México y en varias poblaciones del estado. Un domingo presentaron “La Maruja” y el drama “Perlas y flores”, de Luis 197 Enrique de Olavarría y Ferrari, Reseña histórica del teatro en México, México, 1895, p. 159. “Pátzcuaro”. El progresista, Morelia, febrero 2 de 1871. 198 “Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo I, núm. 52, Morelia, viernes 1 de mayo de 1886, p. 4. 125 Mariano de Larra. Este último, en opinión del periodista Juan Pérez, fue “asquerosa”.199 En otra ocasión se hizo la representación de la tragedia “Ángelo Malipieri” donde se presentó una concurrencia numerosa. En 1871 se anunciaba que se había formado una compañía dramática y que los productos de estas funciones se destinaban a obras materiales.200 Las compañías teatrales viajaban por toda la república y se presentaban en teatros fijos o montaban una carpa en las plazas. En Pátzcuaro, varias de las compañías de espectáculos utilizaban la plaza de San Agustín. En 1899, por ejemplo, se presentó ahí la compañía Nodain-Andrade-Seda; en 1905, se presentaron el circo “Jáuregui” y el circo “Treviño”, con una gran concurrencia. Años antes, había dado funciones el circo “Prado” y después el “Atayde”. En el mismo lugar se presentó uno de los primeros cinematógrafos del país, que causó mucho revuelo, indicador de que la gente estaba ávida de diversiones.201 Al respecto, un columnista opinaba que era una pena que Pátzcuaro, siendo una ciudad importante en el estado, donde había mucha gente que gustaba del espectáculo culto, no tuviera un teatro fijo. Aseguraba que una persona de la ciudad había ofrecido un predio para que se construyera uno, y que un ingeniero había hecho el plano, pero que por desidia de las autoridades no “Pátzcuaro”, El Constitucionalista, tomo II, núm. 155, Morelia, Febrero 1 de 1869, p. 4. 199 200 201 “Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XII, núm. 46, 18 de junio de 1905, p.1-3 126 daba inicio la obra.202 De hecho, desde 1902 se hablaba de que en Pátzcuaro estaba próximo a construirse un teatro. Supuestamente, el gobernador Mercado había dado instrucciones al ingeniero Porfirio Díaz de León para que pasara a la ciudad a medir el terreno donde se construiría el teatro.203 Por lo visto, dicho proyecto se postergó y cuando comenzó la revolución mexicana seguía sin ejecutarse. En 1908 la compañía dramática que dirigía el señor Cachú se presentaba de manera exitosa los domingos.204 Al año siguiente se presentó la compañía cómico-dramática que dirigía el primer actor Pedro de la Torre, con el drama “Malditas sean las mujeres”, la cual tuvo muy buena acogida por parte de la sociedad. Al menos esta última se sabe que se presentó en un salón con el nombre de “Allende”.205 No se sabe en donde se ubicaba este salón, probablemente se trataba de una casa adaptada que estaba cerca del Santuario o uno que se montó provisionalmente al norte de la plaza principal. Lo que seguro es que ninguno fue tan formal ni tan lujoso como el Salón Apolo abierto en 1913 y demolido en 1932, del “progresista”, como lo llamaban en la época, Luis Ortiz Lazcano.206 “Pátzcuaro”, El Centinela, tomo XII, núm. 41, 14 de mayo de 1905, p.3 “Por Pátzcuaro”, La Libertad, año 10, tomo 10, núm. 35, Morelia, viernes 29 de agosto de 1902, p. 3. 204 “Drama en Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo I, núm. 10, Morelia, Miércoles 12 de agosto de 1908, p. 2. 205 Se desconoce su ubicación del teatro, posiblemente se trate de uno que se localizaba cerca del templo del Sagrario. “Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo V, núm. 306, Morelia, sábado 21 de agosto de 1909, p. 3. 206 En sus primeras presentaciones de cinematógrafo fue muy concurrido. A decir de un artículo de la época, este nuevo salón podía servir también para representaciones escénicas para Pátzcuaro, donde hacía tanta falta desde hacía 202 203 127 Templos de la Compañía y el Sagrario. Archivo particular de J. Antonio Guerrero. muchos años. “Fiestas en Pátzcuaro”, El Centinela, año XX, núm. 21, Morelia, diciembre 15 de 1913, p. 2. 128 PERIÓDICOS ANTIGUOS DE PÁTZCUARO Pátzcuaro ha sido por mucho tiempo una ciudad donde se editan periódicos, folletos, revistas publicitarias, circulares y otros medios impresos en papel de información política, social, cultural, comercial y deportiva. De algunas de las publicaciones periódicas que han circulado desde el siglo XIX hasta la actualidad se han rescatado algunos datos. Nicolás León nos dice que el 21 de octubre de 1814 el doctor Cos imprimió y publicó en Pátzcuaro un folleto dirigido a los gachupines. Como este, debió haber otros que se desconocen. En 1870, al fundarse la escuela de artes en el antiguo colegio jesuita, se estableció una pequeña imprenta que subsistió varios años imprimiendo folletos y avisos.207 Uno de ellos era “El Escrutador Incógnito”.208 En 1883 y 1884 se editaba “Aurora”, cuyo director era Francisco González; en 1886 “El Eco del Distrito”, que dirigía Juan Medal; en 1887, “Mefistófeles”, siendo responsable Ignacio de la Rocha; en 1871 se anunciaba que el gobierno del estado había regalado una imprenta a la escuela de artes de Pátzcuaro y que Nicolás León, “Historia de la imprenta”, en El Tiempo ilustrado, tomo X, núm. 452, México, domingo 6 de mayo de 1900, p. 143. 208 Al menos se sabe que se publicaba en 1887. Eduardo Barriga Rivera y Fernando Mendoza Molina, op. cit., p. 106. 207 129 estaba en funcionamiento. También anunciaba que se había iniciado una revista en esa ciudad, pero no dice el nombre.209 1892 “El Enano” y “La Violeta”, entre 1893 y 1895, “La Municipalidad”, bajo la dirección de Rafael Carrillo y Francisco Pérez Gaona;210 en 1896, “La Unión”; en 1900, “Juan Panadero”; en 1904, “El Cruzado”; en 1910, “Pedro Recio”; en 1911, “Ideal Patrio”: en 1911, “El Ideal”; en 1917, “El Botón Rojo”; en 1919, “Esperanza”, dirigido por Ignacio Solchaga; en 1936, “Vanguardia”, que dirigía Policarpio T. Sánchez; en 1938 el primer periódico con el nombre de “Vida”, cuyo director era Hilario Reyes; de 1944 a 1950, “Carácter”; de 1950 a 1951, una nueva versión de “Vida”; de 1955 a 1962, “Record”, estos últimos tres bajo la dirección de Enrique Servín González. De 1953 a 1955 el semanario “Vida” fue administrado por J. Raúl Silva Zaragoza; en 1953 se editó “Pátzcuaro cultural” por José Villa M.;211 de 1960 a 1961, “Cuauhtemoc”, que dirigía Valdemar Colín;212 para 1969 surgió la “Crítica Regional”, dirigido por J. Inés Vieyra Lázaro, más tarde por J. Raúl Silva Zaragoza, y en 1984 comenzó una nueva etapa a cargo de Lucio Herrera Alonso; en la década de 1970 se distribuyó “El Sol del Sur”, de Francisco Franco;213 en 1984 salió a la luz el “Avance”, de Ruperto 209 Progresista, año I, núm. 10, Morelia, 2 de febrero de 1871, p. 4. Progresista, año I, núm. 42, Morelia, 25de mayo de 1871, p. 4. 210 Adriana Pineda Soto, Registro de la prensa política michoacana, siglo XIX, Morelia, UMSNH, CONACYT, Universidad de Guadalajara, 2005. “El Comité Democrático y el Comité de la Paz”, La Municipalidad, Tomo I, Año 3, Núm. 49, 3 de marzo de 1982, p. 3. 211 Pátzcuaro cultural, año I, núm. I, Pátzcuaro, septiembre de 1953. 212 Cuauhtemoc, Pátzcuaro, año I, núm. I, diciembre 17 de 1960. 213 Pablo G. Macías, op. cit. pp. 286-287. 130 Alcalá; por estos años se publicaba también “Libertad y Expresión”. En las últimas décadas circularon el semanario “Con-ciencia informativa”, de Eugenio Calderón, “Cuarto Poder” (1997), dirigido por Ramón García Aguirre,214 “Punto y Aparte”, a iniciativa de Malinali Hernández Rivera (2001), “Expresión de Michoacán”, de José Luis Contreras (2001), “Nueva Generación de Michoacán (2003)”, de Mateo Parra, “Deportes: ayer y hoy”, de Gerardo Ornelas, “Resumen de Michoacán” (1992) y “Evidencia de Michoacán” (2003), de Gabriel Cornejo; “Reflejo”, bajo la dirección de Aurora López Nambo; así como las revistas de publicidad “Su Promotor” (1993), de Joaquín Garcés Aguilar; “Mundo de Ventas”, de Juvenal Acosta y José M. Martínez (1999); “Éxito Comercial” de José M. Martínez (1999) y posteriormente de Isabel Martínez A.; entre otros.215 Sin duda que los patzcuarenses les gusta estar informados de lo que sucede en la ciudad y fuera de ella; pero también hay interés de informar. 214 Falleció el 30 de enero de 2012. Adriana Pineda Soto, Catálogo de la hemerografía de Michoacán, Universidad de Guadalajara, CONACYT, Pandora, 2004. Álvaro Ochoa Serrano, Repertorio michoacano (1889-1926), Zamora, El colegio de Michoacán, 1997, pp. 69, 196, 203. María Teresa Cortés Zavala, “Pátzcuaro”… op. cit, p. 138. Vida, tomo II, núm. 3, Pátzcuaro, Mich., julio 1° de 1938. Esperanza, año I, núm. 5, Pátzcuaro, 27 de abril de 1919. 215 131 Isla de san Pedrito. Foto Valdés. Fototeca del Instituto de Investigaciones Históricas – UMSNH. 132 FRANCISCO VILLA EN LA ISLA DE SAN PEDRITO En la isla llamada antiguamente Apupato,216 se erigió una capilla dedicada a San Pedro y San Pablo, probablemente alrededor de 1539, la cual desapareció en el siglo XIX.217 Algunos le atribuyeron su fundación a Don Vasco de Quiroga, mientras que otros aseguraron que se hizo a expensas de Pedro Pantze y Antonio Huitziméngari. En la época virreinal, el día 29 de junio de cada año, los pobladores de Pátzcuaro realizaban una procesión desde Pátzcuaro hasta la isla con el estandarte de San Pedro y San Pablo, en remembranza del día en que, según la tradición, entraron los 216 Se decía que el Cazonci guardaba en este lugar parte de sus numerosos tesoros. Jerónimo de Alcalá, La Relación de Michoacán, Estudio preliminar y notas de francisco Miranda, Morelia, Fimax publicistas, 1980, pp. 323 – 325. En este día de 1522 se implantó la fe en Michoacán, Archivo General de la Nación (en adelante AGN), indios 26 (158) f. 144v. Unas tierras cercanas a Tzurumútaro también fueron conocidas como puesto de Apupato en la época colonial, bien diferenciadas de la isla de Apupato. Felipe Castro Gutiérrez, “Tzintzuntzan: la autonomía indígena y el orden político en la nueva España”, en Carlos Paredes Martínez y Marta Terán (coords.), Autoridad y gobierno indígena en Michoacán, vol. I, Morelia, El colegio de Michoacán, CIESAS, INAH, UMSNH, 2003. 217 Hans Roskamp, “La heráldica novohispana del siglo XVI: un escudo de armas de Tzintzuntzan, Michoacán”, en Herón Pérez Martínez y Bárbara Skinfill Nogal (Ed.), Esplendor y ocaso de la cultura simbólica, Zamora, El Colegio de Michoacán, CONACYT, 2002, p. 232. Esta isla y capilla aparecen en el escudo de la ciudad de Pátzcuaro. 133 españoles a Tzintzuntzan (1522) y los michoacanos aceptaron voluntariamente la “verdadera fe” y el vasallaje al rey de España.218 En una quinta que se encontraba en esta isla a principios del siglo XX, el general Francisco Villa estableció su cuartel general por unos días. En la parte superior de la casa se encontraba un mirador, desde el cual el famoso revolucionario contemplaba el lago por largas horas. Cuando sus subalternos le hacían un comentario sobre la belleza del lago, él cambiaba el sentido de la plática diciendo que lo que le importaba era vigilar que no se acercara el enemigo al fuerte. Esta casa veraniega construida entre 1910 y 1911 era entonces propiedad de la familia Iturbide, de Morelia.219 En la actualidad quedan pocos vestigios de aquella vieja casa; la isla dejó de serlo y el cristalino lago se ha alejado de San Pedrito. 218 Felipe Castro Gutiérrez, Los Tarascos y el imperio español 1600-1740, México, UNAM, UMSNH, 2004, p. 321. 219 José L. Cossio, “Tzintzuntzan”, Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tomo 42, México, 1930. 134 JUEGOS DE CARTAS EN EL APOLO En el Salón Apolo de Pátzcuaro se llevaban a cabo obras de teatro, zarzuela y cinematógrafo, algunas de las cuales fueron muy aclamadas por los patzcuarenses,220 mientras que otras se criticaron y causaron escándalo porque, según algunos, iban en contra de la moral. A causa de esta situación, al menos dos veces fue clausurado el edificio. En ocasiones especiales, como el día 8 de diciembre, se organizaban juegos de cartas dentro y fuera del teatro. Un año se prohibía, al siguiente se autorizaba, pero para los tahúres las leyes no les impedían jugar al menos una partida, muchas veces apostando fuertes cantidades de dinero o bienes.221 En 1918, el señor Joaquín Sánchez Aldama, quien fuera presidente municipal apenas un año atrás, solicitó el general Francisco J. Múgica que influyera para que el presidente Venustiano Carranza suspendiera el permiso para organizar juegos de cartas en el salón Apolo, el cual había otorgado a Pátzcuaro. La razón era que estas apuestas habían llevado a muchos a la ruina. ¿Acaso algunos “Zarzuela”, Esperanza, año I, núm. 5, Pátzcuaro, 27 de abril de 1919, p. 2. “Fiestas en Pátzcuaro”, El Centinela, año XX, núm. 21, Morelia, diciembre 15 de 1913, p. 2. 220 221 135 de los adictos al juego eran familiares o amigos del señor Sánchez o en realidad se preocupaba por el bienestar de los ciudadanos?222 Salón Apolo. Fototeca del Instituto de Investigaciones Históricas – UMSNH. 222 CEHM CARSO, XXI.128, 14677.1, diciembre 24 de 1918. 136 UN PROYECTO PARA DERRIBAR LA PILA DE SAN MIGUEL En 1935, el perito de la Coordinación de Monumentos, Salvador Solchaga, informaba a la Dirección de Monumentos de México que el Ayuntamiento de Pátzcuaro pensaba demoler las ruinas del templo de la Tercera orden y la fuente de San Miguel. La noticia se confirmó cuando los trabajos comenzaron a ejecutarse, por lo que de inmediato la Sociedad de Historia de Pátzcuaro, conformada por Luis Ortiz Lazcano, Manuel Arriaga, Rosendo Ortega, Domingo Toro y otros personajes, solicitaron al presidente de la república, el general Lázaro Cárdenas, que interviniera para que se suspendieran las obras. Ante la inconformidad de la sociedad local, el mandatario nacional envió un oficio al presidente municipal de Pátzcuaro José Ramos Chávez, ordenándole que detuviera los trabajos iniciados, quien a su vez firmó de enterado y tuvo que acatar. A decir del señor Solchaga, la pintura de la pila de San Miguel se encontraba semi destruida por lo que se tuvo que restaurar.223 Ya en 1930, cuando también era presidente Ramos Chávez, se había querido hacer “reformas” a la pila de la cruz verde, según lo denunció Jorge Enciso. CDAGJE, Expedientes de Pátzcuaro, exp. VIII-2/141.1 (VIII-22 “4”), X-100 No. 30.55/50. 223 137 Salvador Solchaga. Cortesía de Mario Báez. 138 LA FUENTE BAUTISMAL DEL CONVENTO DE SAN AGUSTÍN Los edificios primitivos de San Agustín (templo y convento) se edificaron en la década de 1570 por iniciativa de fray Alonso de la Veracruz y fray Francisco de Villafuerte. Sin embargo, en 1782 ambos fueron reconstruidos totalmente. Aunque el templo (actual biblioteca pública Gertrudis Bocanegra) conserva hoy gran parte del aspecto del siglo XVIII, el convento, que se encontraba en mal estado de conservación, fue demolido en 1936 para construir el teatro Emperador Caltzontzin. En la portada de este nuevo edificio, proyectado por Alberto Le Duc, se utilizaron los arcos que tenían los corredores del claustro bajo, pero una bella fuente bautismal que encontraba en el interior fue demolida. Lo único que quedó de la fuente es una fotografía que se conserva en la fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, de la ciudad de México. 139 Fuente Bautismal en el exconvento de San Agustín. Fototeca “Constantino ReyesValerio”, CONACULTA - INAH. Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, 63. 140 LAS QUINTAS DE LA ESTACIÓN Después de que el general Cárdenas repartió los terrenos cerca de la estación de ferrocarril a los altos militares que habían participado con él durante la Revolución mexicana, se construyeron varias quintas. Además de las conocidas quinta “Eréndira” del mismo Lázaro Cárdenas, y la quinta “Tzipecua”, del general Francisco J. Múgica, se construyeron en la actual colonia Morelos, la quinta “San Ángel”, la quinta “El Fresno”, la quinta “Calimaya”, la quinta del general Carlos Moya y la quinta “Los Tres Reyes”, de Efraín Buenrostro,224 entre otras. En esta última, el general Cárdenas acudía a conversar con su amigo y a tomar una copa de whisky o a festejar algún onomástico, mientras un grupo musical tocaba sus guitarras, contrabajos y violines desde la terraza. Cuando se fundó el CREFAL, las quintas “Tres Reyes” y “El Fresno” se acondicionaron para residencia de los funcionarios de la misma institución y para dormitorios de becarios. Aunque estas propiedades con tendencias neocoloniales y art-decó, construidas entre los años treinta y 224 Fue amigo de infancia de Lázaro Cárdenas, compañero de escuela, testigo de bodas y funcionario en su gobierno, desempeñándose como director de Petróleos Mexicanos y secretario de Economía, entre otros cargos. 141 cincuenta del siglo XX, han adquirido un lugar en la historia de la ciudad, han sido poco estudiadas y ni siquiera están catalogadas. Quinta El Fresno, 1969, Fototeca del CREFAL. 142 EL MUSEO DE ARTES POPULARES, UN PROYECTO DE LA POSREVOLUCIÓN Las gestiones para que se montara el Museo Etnográfico, que después fue llamado museo de Artes Populares de Pátzcuaro, comenzaron desde 1926, pero fue hasta 1932 que se le encargó al inspector de la Coordinación de Monumentos, Salvador Solchaga, que supervisara la restauración del primitivo Colegio de San Nicolás, que inició el ingeniero Rodolfo Ayala en 1936. Este último tenía el puesto de conservador auxiliar y recibía un sueldo de 152 pesos mensuales. Para la adquisición de artesanías de la región que se exhibirían se invirtieron 529 pesos antes de 1948, siendo la encargada del museo, la señorita María Refugio Cerda, quien se encargó de recolectar un gran número de piezas artesanales de la región lacustre de Pátzcuaro. Más tarde, el director de Monumentos Coloniales Manuel Toussaint, tuvo interés de ampliar el museo, por lo que, a través de su dirección, adquirió un terreno que se encontraba a espaldas del mismo inmueble. El propietario era el señor Luis Barriga, quien lo había adquirido como herencia de su padre Don Abundio Barriga. La propiedad que era conocida por haber sido un depósito de ganado 143 mostrenco a finales del siglo XIX y por haber sido la casa que habitó el obispo Vasco de Quiroga en el siglo XVI, tenía un costo de 3000 pesos.225 Por cierto, las excavaciones realizadas en el sitio, unos años después, revelarían en este terreno parte del antiguo centro ceremonial de Pátzcuaro. Antiguo Colegio de San Nicolás, hoy museo de Artes Populares. Fototeca Manuel Toussaint, Instituto de Investigaciones Estéticas – UNAM, Fondo Manuel González Galván, CMGG000053. 225 CDAGJE, Expedientes de Pátzcuaro, exp. 1-32. 144 EL ARRENDAMIENTO DEL TEATRO EMPERADOR Una de las obras públicas que se inauguraron en 1938 en Pátzcuaro, gracias a las gestiones del general Lázaro Cárdenas, fue el Teatro Emperador Caltzontzin, estrenándose con un lleno total al exhibir la película “No basta ser madre”, de Sara García.226 Por decreto del Congreso de la Unión, el 27 de noviembre de 1939, se aprobó el contrato de arrendamiento por 25 años que el Ejecutivo celebró con la “Junta Administradora del Teatro Emperador Caltzontzin”, conformada por los señores José Ramos Chávez, Benito Mendoza Nambo y Rafael Cortés Rentería. Esta tenía como principal finalidad obtener recursos económicos para el sostén y mejoramiento del Hospital civil “Doctor Gabriel García”.227 La Junta subarrendó al señor Neif Jury,228 por 500 pesos al mes, y, a partir del primero de enero de 1947 –según contrato celebrado el 20 de 226 Vida, tomo I, núm. 3, Pátzcuaro, julio 1°de 1938, p. 3. El teatro, obra del arquitecto Alberto Le Duc y el ingeniero H. Gómez, fue iniciado en 1936 e inaugurado el primero de enero de 1938. 227 Diario Oficial de la Federación, martes 7 de noviembre de 1961, p. 3. 228 Quien más tarde sería accionista de la empresa “Espectáculos de Morelia”, y del cine “Colonial”, de Morelia, Luis Uriel Soto Pérez, “Desarrollo de una empresa familiar la Organización Ramírez, siglo XX”, tesis de licenciatura en historia, Morelia, Facultad de Historia, UMSNH, 2010, p. 130. 145 diciembre de 1946-, al señor Enrique Guízar Herrera, por mil pesos mensuales.229 A pesar de los recursos obtenidos para el sustento del hospital, este se encontraba cada vez en peores condiciones, por lo que un grupo de ciudadanos fundaron en 1948 un patronato de beneficencia en pro del mismo. Tanto esta agrupación como una parte de los patzcuarenses se quejaban de que la renta por el teatro –que para este año era de 1,500- era muy baja, por lo que pedían que el señor Guízar la incrementara o que dejara de administrarlo. No faltó quien ofreció hacerse cargo del inmueble, como el señor Leopoldo Sandoval, quien ofreció pagar de renta 2,500 pesos mensuales. El descontento de la sociedad no se hizo esperar cuando se supo, en mayo de 1951, que el cine “Aladino”, que se hallaba en Santa Clara del Cobre, propiedad del señor Guízar, se había incendiado, y con el inmueble se habían destruido los aparatos de proyección del teatro de Pátzcuaro que él había tomado sin autorización.230 En una de las reuniones de la Junta Administradora, a la que asistió la señora Carolina Escudero de Mújica y los señores José Ramos Chávez, Benito Mendoza, Rafael Cortés Rentería, Joaquín 229 Vida, año II, núm. 41, Pátzcuaro, julio 20 de 1952, p. 3. Vida, año II, núm. 39, Pátzcuaro, julio 22 de 1952, p. 1. “El general Cárdenas, juez en el asunto del hospital”, Vida, año II, núm. 40, Pátzcuaro, julio 6 de 1952, pp. 1 y 5. 230 146 Arreola Calderón, José Gómez y Eduardo Solórzano, se revisó el supuesto incumplimiento del contrato que había hecho el señor Guízar Herrera seis años atrás. También se acordó ratificar el subarrendamiento, con el compromiso de que este pagaría 36000 pesos al año. Ante tal resolución no faltó quien se sentía burlado ya que los ingresos del teatro iban de unos 10800 a 21000 pesos al mes.231 El 4 de septiembre de 1960, la Junta expresó su voluntad de terminar el contrato de arrendamiento e hicieron entrega del inmueble a la Secretaría del Patrimonio Nacional,232 quien, a su vez, en noviembre del siguiente año, dio permiso a los señores Enrique y Raúl Guízar Mercado, de arrendar el teatro por 4000 pesos mensuales;233 pero cuatro años después se determinó que se arrendaría a otra persona, quien se comprometía a invertir más de 120,000 pesos para hacerle mejoras. Ahora las ganancias no sólo se destinarían únicamente al hospital, sino que se repartirían equitativamente entre este, el asilo de niñas huérfanas, las escuelas del municipio y el Programa de Desarrollo Turístico. A partir de entonces, empresarios como Ignacio Leal Corona, Agustín “Guízar Herrera insiste en burlar al pueblo”, Vida, año II, núm. 44, Pátzcuaro, noviembre 9 de 1952, pp. 1 y 12. 232 Diario Oficial de la Federación, martes 7 de noviembre de 1961, p. 3. 233 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Michoacán de Ocampo, tomo CCXLIX, núm. 6, 6 de noviembre de 1961. AGHPEM, Sala Municipios, Distrito de Pátzcuaro, caja 2, exp. 3. 231 147 Palomares, Antonio Infante y Arturo García, entre otros, se alternaron la administración del teatro. Recientemente el edificio fue restaurado y equipado con tecnología de punta. Gracias al esfuerzo de un grupo de ciudadanos, el teatro recuperó su esplendor como escenario, al ofrecer a la población conciertos, obras de teatro, ciclos y festivales internacionales de cine y música, conferencias magistrales y todo tipo de eventos culturales de gran calidad. Calle San Juan de Dios. Fototeca “Constantino Reyes-Valerio”, CONACULTA INAH. Álbum 18, tomo IV, Pátzcuaro, 280. 148 Comerciantes en la plaza principal de Pátzcuaro. Ca. 1911-1915. Fototeca Manuel Toussaint, Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, fondo Manuel González Galván, CMGG000007. 149 JORGE BRANIFF Y LA CASA HOGAR “PROVIDENCIA” Entre 1890 a 1940 existió en Pátzcuaro un rancho llamado “Nueva York”, propiedad que el señor Jorge T. Braniff Ricard compró a Luis Giraud en 1907.234 Este se encontraba en lo que había sido el barrio de San Bartolomé, es decir, colindando al norte con el lago y con propiedad de Santiago Valdovinos, al sur con propiedad de Francisco Ortiz, al oriente con predio “La Pisperama”, por donde se emplazaban unos bellos chalets, y al poniente con propiedad de Armando Martínez, porcioneros del rancho de San Agustín y con la hacienda de Ibarra.235 Sobre el dueño Jorge Braniff (1874-1954), se sabe que era el hijo mayor del acaudalado neoyorkino Thomas Braniff Woods (18301905) y de Lorenza Ricard Werdalle (1845-1934), quienes para el 234 Este a su vez vendió una fracción de 6348 metros cuadrados del terreno a Ernest Herbert Campell Bald el 12 de marzo de 1911. AGHPEM, Duplicados, escrituras públicas, 1909-1911, Registro Núm. 1758. 235 Jorge Braniff solicita permiso para aprovechar el agua del lago por dos años, Diario Oficial del Estado de Michoacán de Ocampo, Martes 1° de febrero de 1944, p. 5. Pocos años después el rancho Nueva York fue embargado a causa de una deuda que tenía el Instituto Científico Mexicano, por 30,000 pesos. El internado Melchor Ocampo quedó en posesión del Gobierno Federal. AGHPEM, fondo municipios, distrito Pátzcuaro, caja 3, exp. 4, Morelia, Michoacán a 22 de septiembre de 1953. 150 último tercio del siglo XIX vivían en una lujosa mansión marcada con el número 85 del Paseo de la Reforma en la ciudad de México. Al igual que su padre y sus hermanos Oscar, Tomás, Arturo, Rafael, Lorenza Isabel y Alberto, Jorge T. Braniff fue un destacado empresario, dueño del lujoso hotel “Imperial”, que se ubicaba entre la avenida Reforma y Morelos en la ciudad de México. Fue socio de la empresa G. y O. Braniff, fundada en 1895 por su padre y por Henry T. Bischoff, así como miembro del consejo de la fábrica de papel “San Rafael”, propiedad también de Don Tomás. Tras la muerte de su padre, fue nombrado, junto con su hermano Tomás, apoderado general de sus negocios. Posteriormente adquirió con sus hermanos Oscar y Arturo, varias minas de cobre, plata y otros minerales en Querétaro. Siendo la familia muy cercana a Porfirio Díaz, Jorge ocupó un puesto en el Ayuntamiento de la ciudad de México y fue miembro de la caja de préstamos para obras de irrigación. Tras los conflictos de la Revolución Mexicana, la familia se vio inmiscuida en problemas políticos. En 1914 se le confiscó el hotel, una casa y tres automóviles. Al tener nacionalidad estadounidense, Jorge fue al país del norte para quejarse ante su gobierno de las injusticias de que había sido objeto, pero estando allá se le prohibió la entrada al México. 236 236 María del Carmen Collado, La Burguesía mexicana: el emporio Braniff y su participación política, 1865-1920, México, Siglo XXI editores, 1987, pp. 41, 68, 76, 77, 85, 129, 130. 151 Unos años después, el señor Braniff regresó a México y adquirió la hacienda de San Juan del Rancho viejo en Guanajuato. El rancho Nueva York lo adquirió después de que estuvo en Pátzcuaro para practicar la famosa casa de patos en el lago y quedó encantado con el lugar. En esta ciudad también se hizo de una resinera -que administraba Miguel Gómez de Parada-,237 y del molino de trigo “La Providencia”, en la calle de Los Molinos, que hace unos años fue demolido y ahora es ocupado por el Ayuntamiento. El señor Jorge también se distinguió por favorecer obras de beneficencia. Cuando se inauguró la capilla el templo de la colonia Ibarra, por ejemplo, donó unas imágenes religiosas que tenía en su rancho de Guanajuato.238 Poco antes, viendo la necesidad de un hospicio para huérfanos Jorge y su esposa María Concepción Lascurain Landa (1877-1959) pidieron a Don Lázaro Cárdenas un lugar para instaurar una casa hogar. El lugar que les fue ofrecido era una fábrica de escobas, que resultó ser el exconvento de San Francisco. Después de hacerse las reparaciones y adaptaciones necesarias se fundó el “Hogar Providencia de Don Vasco”, en 1943. “El lago de Pátzcuaro”, El Pueblo Orden y Progreso, tomo XI, núm. 82, Morelia, martes 11 de abril de 1911, p. 2. 238 Melchor Ramos Montes de Oca, La colonia Ibarra de Pátzcuaro, Morelia, Morevallado, 2014. 237 152 Calle de la Esperanza y Lloreda. A la derecha el cuartel militar. Aún no existía la calle Efrén Urincho. Foto Edward Weston, 1953. 153 LA POSADA DON VASCO Y EL CLUB DE PINGÜINOS La construcción del hotel “Posada Don Vasco” fue iniciada por la “Azteca Compañía Mexicana de Seguros S. A.” a principios de 1938, misma que se encontraba restaurando y remodelando el hotel que llevaría el nombre de “Virrey de Mendoza”, en Morelia. Sus puertas se abrieron al público en enero de 1939 y en 1950 se inauguró el Boliche, teniendo como clientes frecuentes a Luis Ortiz, Francisco Núñez, Mario Iturbide, Maurilio Flores, Miguel Zamora, Benito Mendoza y Jorge Stamatio, entre otros.239 Poco después, los administradores del hotel prohibieron la entrada a los visitantes locales porque consideraban que alteraban la tranquilidad de los huéspedes. Esto motivó a que el grupo de amigos de la élite patzcuarense acondicionara un espacio en la calle Iturbe, donde pudieran jugar, beber y convivir a placer, sin ser amonestados. Fue así como surgió el exclusivo Club “Pingüinos”. Ahí, como es sabido, llegaron a presentarse artistas de renombre nacional, ante la presencia de los miembros del club que llegaban vestidos con sus mejores galas o con disfraces, si así había sido acordado. 239 Carácter, año II, núm. 130, Pátzcuaro, domingo 5 de agosto de 1945, p. 7. 154 Revolucionario maderista colgado la noche del primero de julio de 1913 por la gente de Cárdenas. Pátzcuaro, Mich. Foto hermanos Cachú. Fundación Televisa. 155 QUE SE HICIERA UN GRANDIOSO MONUMENTO AL ILUSTRÍSIMO VASCO DE QUIROGA En el semanario “Carácter” del 22 de octubre de 1944, José Amézquita abogaba por que se construyera en la ciudad un “grandioso monumento al ilustrísimo Vasco de Quiroga”.240 La estatua que se había erigido sobre una fuente de agua en la esquina de Federico Tena y Navarrete era modesta y en realidad tenía más una función decorativa que conmemorativa. Fue así que en marzo de 1956 se formó un comité que trabajaría para erigir un monumento digno a la memoria del primer obispo de Michoacán, encabezado por el señor abad Don Ramón Acebedo (sic), el profesor Antonio Salas León, secretario, y Don Luis Díaz Barriga, tesorero. Una vez constituido el comité se convocó a un concurso para que distintos escultores presentaran proyectos. El 14 de marzo de 1965, con motivo de los cuatrocientos años de la muerte de Don Vasco de Quiroga, en una ceremonia muy concurrida se colocó sobre la pila de la Plaza Principal una estatua 240 Carácter, año I, núm. 15, Pátzcuaro, domingo 22 de octubre de 1944, pp. 3 y 4. 156 de cuerpo completo del fundador de la ciudad, obra del costarricense Francisco de Zúñiga Chavarría.241 Dos años antes, una asociación denominada “Patronato pro escuela-monumento a Don Vasco de Quiroga”, cuyo presidente era el arquitecto Bernabé León de la Barra, planteaba llevar a cabo el proyecto de una escuela de capacitación industrial, dentro del programa federal de la República. Esta se construiría en los terrenos anexos al internado “Melchor Ocampo”, estaría compuesta por aulas y talleres para la enseñanza de la elaboración de distintas artesanías, un local para exposición y venta de los productos, y en el patio del edificio se erigiría un monumento a Don Vasco de Quiroga.242 Con monumento o no, Quiroga ocupa un lugar importante en la memoria de los patzcuarenses. 241 AHCP, Actas del Cabildo, Libro 16, apud Eduardo Barriga Rivera y Fernando Mendoza Molina, op. cit., p. 121. 242 AGHPEM, Sala municipios, distrito de Pátzcuaro, caja 5, exp. 2, 2 de abril de 1963. AGHPEM, Sala municipios, distrito de Pátzcuaro, caja 5, exp. 10, 3 de octubre de 1963. 157 LA PLAZA PRINCIPAL SE CONVERTIRÍA EN PISTA DE PATINAJE En 1944 sucedió algo insólito: en un informe se leía que al Ayuntamiento de Pátzcuaro le parecía muy grande la Plaza principal, por lo que resolvió dividirla en tres partes, dejando en el centro una gran pista de patinaje terminada con cemento rojo. El licenciado Antonio Arriaga, director del Museo Regional Michoacano, se percató de lo insensato del proyecto y buscó al señor Salvador Solchaga, quien fungía como inspector de la Coordinación de Monumentos en Pátzcuaro para preguntarle sobre este proyecto. Para sorpresa del señor Arriaga, Don Salvador había autorizado las obras que ya empezaban a ejecutarse, al ser presionado por el diputado Ochoa Rentería. Gracias a la mediación del gobernador del estado, los trabajos se suspendieron; pero el diputado Ochoa, cuñado del presidente municipal Maurilio Flores, ordenó su reanudación. Desesperado, el señor Arriaga escribió al director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM: Manuel Toussaint -quien por cierto tenía poco de haber publicado un libro sobre Pátzcuaro-, para que interviniera en el asunto. Igualmente se dirigió al director de la Coordinación 158 Nacional de Monumentos Coloniales: Jorge Enciso, para informarle del caso y pedirle que parara las obras.243 En pocos días, varios periódicos de prestigio nacional publicaron notas al respecto. El “Excélsior”, por ejemplo, con fecha del 15 de abril de 1944, dio a conocer un artículo con el título: “Reliquia amenazada. La bella plaza colonial de Pátzcuaro va a convertirse en pista de patinaje.”244 Por fortuna, la intervención del licenciado Antonio Arriaga, del señor Jorge Enciso, de Don Manuel Toussaint, de los miembros de la recién formada Junta para la Protección de la ciudad de Pátzcuaro: Luis Ortiz Lazcano y Antonio Salas León, y a la presión de los medios, las autoridades fueron persuadidas de que se detuvieran las obras que dividirían a la bella plaza de Pátzcuaro. Centro de Documentación Archivo Geográfico “Jorge Enciso” (en adelante CDAGJE), Expedientes de Pátzcuaro, Telegrama del 10 de abril de 1944, núm. 16, 066,001, p. 3. 244 Excélsior, año XXVII, núm. 9885, México, México, 15 de abril de 1944. 243 159 EL “VAMPIRO” DE PÁTZCUARO Cientos de historias de malhechores y dementes se pueden contar en la historia de Pátzcuaro. Esta no es leyenda ni cuento de terror. En la década de 1940, un hombre sembró el pánico en la ciudad, ya que por las noches salía disfrazado de vampiro para asustar a los transeúntes que se atravesaban por sus escondites. Después de hacer su fechoría, se quitaba el disfraz y llegaba a su domicilio como una persona común y corriente. Por varias semanas hubo denuncias de señoras y señoritas respecto a que este personaje las acosaba y les aseguraba que era un vampiro real. Alguien debió reconocer al malhechor y alertó a las autoridades, quienes detuvieron a un individuo llamado Juan Alejandre Ramírez. Éste rentaba un cuarto en el mesón “Del Retoño”; ahí se encontró la prueba de su culpabilidad: unos disfraces de vampiro. Cuando el encargado del ministerio público le preguntó su nombre, el individuo todavía se atrevió a contestar de manera insolente: ¡Qué le importa!245 245 José María Ochoa Rentería informa la detención de Juan Alejandre Ramírez, AGHPEM, fondo municipios, distrito Pátzcuaro, caja 3, sección justicia, exp 6, f. 58. 160 Inauguración de gasolinera de Juan B. Carvajal. 23 Abril de 1926. Archivo particular de J. Antonio Guerrero. Foto Alanís. 161 LOS RECUERDOS DEL PRESIDENTE CÁRDENAS Cuando el general Lázaro Cárdenas ofreció su quinta “Eréndira” para fundar el CREFAL, con ayuda de su esposa Amalia empacó todos sus objetos personales y los libros de la biblioteca para mudarse a una modesta casa, a unos pasos de ahí (que hoy es ocupada por el Centro Dramático de Michoacán), donde pasó los últimos años de su vida trabajando en proyectos de riego, clínicas y escuelas gratuitas. En la nueva casa conservaba los objetos que le traían los más gratos recuerdos: desde medallas ganadas en su carrera militar, presentes, cartas de amigos y familiares, hasta objetos de arte, como lo fue una de las dos pinturas de Gandhi que le encargó a José Clemente Orozco en 1944. La otra pensaba obsequiársela al mismo Gandhi, a quien admiraba profundamente, pero la muerte del líder hindú acaeció poco después, por lo que el cuadro fue regalado a su discípulo Nehru. Entre los objetos de gran valor sentimental que guardaba el general en su casa de descanso se hallaba una cajita musical que había comprado en Ginebra, Suiza, la cual tocaba uno de sus valses favoritos: “Los Bosques de Viena”, de Strauss. Frente a un escritorio se sentaba por las noches a escribir sus memorias, mientras 162 escuchaba esta y otras piezas en un tocadiscos que su esposa le había regalado. En uno de sus escritos lamentaba la dolorosa muerte de su amigo, el general Múgica.246 Tal vez no imaginaba que la suya sería similar. Lázaro Cárdenas se corta el pelo en su quinta Eréndira. Fototeca Casasola - INAH. 246 Lázaro Cárdenas del Río, Apuntes: una selección, México, UNAM, 2003. 163 EL PALACIO DE HUITZIMÉNGARI SERÍA UN LUJOSO HOTEL A mediados del siglo pasado, la familia Borbolla era la propietaria de la casa conocida como Palacio de Don Antonio Huitziméngari. Una buena suma de dinero logró que la finca fuera vendida a la escritora Judith Martínez Ortega, esposa del norteamericano Frederick Van Beuren, quien se decía era el último descendiente de los fundadores de la ciudad de Nueva York. La nueva propietaria de una de las casas más antiguas de Pátzcuaro deseaba convertirla en el hotel más lujoso de Michoacán, para lo cual invertiría un millón y medio de pesos. Supuestamente, el proyecto no alteraría su arquitectura original, pues su esencia era bella. Algunas personas aseguran que lo que en realidad buscaba la señora de Van Beuren era el tesoro del príncipe tarasco, por lo que hizo demoliciones y excavaciones en la casa, y que al no encontrarlos, vendió la casa a la señora Esperanza Correa de Guízar, en unos 60000 pesos. Lo cierto es que de la esplendorosa casa, que desde 1989 está en manos de un grupo de comerciantes indígenas, queda sólo una vieja finca muy deteriorada en espera de ser restaurada para recuperar su antigua dignidad. 164 Cuartel de Pátzcuaro, 1913, Foto hermanos Cachú. Fundación Televisa. 165 LA BASÍLICA A PUNTO DE SER CONSUMIDA NUEVAMENTE POR UN INCENDIO A través de los siglos, la Basílica de Nuestra Señora de la Salud ha sufrido graves daños en su estructura debido a incendios y temblores. El 5 de enero de 1867, por ejemplo, el inmueble fue dañado fuertemente por un incendio ocasionado por la lucha entre imperialistas y liberales.247 El techo se vino abajo, los retablos quedaron destruidos y se perdieron valiosos objetos. La madrugada del 22 de abril de 1951, el fuego pudo haber destruido nuevamente el templo. Por fortuna, un vecino llamado Urbano Figueroa pasaba por ahí cuando se percató de un resplandor que cobraba fuerza en el archivo parroquial. De inmediato fue a avisarle al profesor Salas León, que vivía a unos pasos del templo; ya juntos, se dirigieron a tocar las campanas para que los vecinos acudieran a apagar el incendio con baldes de agua. Además se ordenó a los policías caminaran por las calles perimetrales haciendo disparos para dar aviso a la población.248 Afortunadamente la concurrencia fue mucha y en poco tiempo se pudo sofocar el incendio, evitando que se repitiera una tragedia como la del siglo XIX. 247 Antonio Salas León, op. cit. pp. 123-125 José Reyes. “Voraz incendio estuvo a punto de acabar con nuestro templo máximo”, Vida, año 1, núm. 14, 9 de mayo de 1951, pp. 1 y 7. 248 166 Mercado después del incendio. 1969. Fototeca del CREFAL. 167 LA CONSTRUCCIÓN DEL NUEVO MERCADO MUNICIPAL Muchos recordamos la terrible quemazón del mercado municipal de Pátzcuaro el sábado 25 de marzo de 1995, donde milagrosamente no hubo muertos, aunque sí cuantiosos daños materiales. En 1969 un mercado provisional que se encontraba en la plaza Gertrudis Bocanegra también fue afectado por un fuerte incendio. Este inició durante la noche en un puesto de alimentos que se había dispuesto al oriente de la plaza y que atendía la familia Villegas. Por suerte, todo quedó en susto y no hubo heridos. Se tiene información que para entonces se encontraban en la plaza Bocanegra 51 puestos comerciales y otros 50 en los alrededores, mientas se terminaba de construir el nuevo mercado. El presidente Lázaro Cárdenas había dado instrucciones para que se construyera este mercado municipal en Pátzcuaro desde 1935. Para ello, se expropió la manzana novena del cuartel primero el 21 de septiembre del mismo año,249 demoliéndose diez casas que pertenecían a José Refugio Orta, Ángela Ruiz Patiño, J. Trinidad Martínez, J. Trinidad Ramírez, Victoriana Valdovinos, Marcela Valdovinos, Josefina Velázquez, Sebastián Martínez, Marcos Orta, 249 Eduardo Barriga Rivera y Fernando Mendoza Molina, op. cit., p. 77. 168 Andrés y Diego Rivera, respectivamente. El mercado se construyó rápidamente y se inauguró el 20 de marzo de 1937 con una fiesta, siendo presidente municipal Norberto Alcántar. El costo total del edificio fue de 90026.59 pesos y el crédito otorgado por el Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Públicas para Pátzcuaro se terminó de saldar hasta 1943.250 Sólo 21 años después, el mercado ya no era suficiente para albergar a la cantidad de comerciantes de la ciudad, entre los que se encontraban algunos propietarios de los estanquillos que habían sido retirados de la plaza Vasco de Quiroga. Por esta razón, en la administración del presidente municipal Jorge Stamatio se iniciaron las gestiones para un nuevo mercado, que llevaría el nombre “Vasco de Quiroga”, iniciando con un estudio de suelos realizado por la compañía “LIASA”, por el cual se pagaron 4000 pesos. Hasta el año de 1967 se iniciaron las obras formalmente, siendo presidente municipal Avelino Valencia Ochoa. Se terminaron en 1969, estando a la cabeza de la presidencia del municipio Efrén Talavera Godínez, con un costo total de más de 2 millones de pesos. La empresa que lo construyó fue “S. y S. Construcciones S. A.”, del Ingeniero Mario Soler Castro, bajo la supervisión de Humberto Velázquez de León.251 250 Después de que un número considerable de cantinas fueron retiradas de la Plaza principal, los alrededores del mercado acapararon a la mayoría, convirtiéndose esta zona en un lugar de mala fama. En 1951 se clausuraron todas las cantinas en las cercanías del mercado y las escuelas, pero al poco tiempo poco volvieron a instalarse sin que se les impidiera. Vida, año I, núm. 10, 11 de marzo de 1951, p. 1. 251 AGHPEM, Sala Municipios, Distrito de Pátzcuaro, Caja 1, exp. 1-4. 169 CONCLUSIÓN Las narraciones traídas aquí son pequeños trozos desprendidos del lienzo de una historia de larga duración. Tanto los sucesos relevantes, como los eventos excepcionales y la vida cotidiana forman parte de esta historia amplia de la ciudad y de su gente. Como pudo leerse, los relatos abordan diversas temáticas: eventos que causaron asombro y fueron considerados milagrosos; personajes olvidados que hicieron obras sociales y materiales a la ciudad, que destacaron por su talento o que fueron pioneros en sus oficios, así como aquellos indeseables que llegaron a causar temor entre la población; leyes, justicia e injusticias; visitas de políticos distinguidos; pasatiempos y costumbres pasadas; epidemias, enfermedades, accidentes y crímenes pasionales; edificios que fueron los primeros en su género, monumentos históricos que han sido conservados y restaurados por la población, o que cambiaron de uso, pero también aquellos que estuvieron a punto de ser demolidos, que se destruyeron a causa de luchas armadas, incendios, temblores, por falta de recursos económicos o por decisiones políticas; entre otros temas. En la revisión que se hizo de numerosos documentos inéditos se obtuvo información valiosa, que puede dar pie para entender más diversos aspectos de la historia de la ciudad, al tiempo que abre posibilidades para desarrollar investigaciones más profundas. Las 170 fotografías aquí publicadas son de por sí documentos que nos revelan algo de lo que fue Pátzcuaro y su gente en tiempos pretéritos. En el tintero quedaron muchos otros temas que deberán desarrollarse en una futura publicación. 171 FUENTES CONSULTADAS Archivos históricos Archivo Histórico Casa Morelos (AHCM). Inquisición, S-sub, Siglo XVIII, 0327, C. 1235, exp. 2, Fs. 78. Inquisición, S-sub, Siglo XVIII, 0327, C. 1236, exp. 34, fs. 22. Diocesano, justicia, procesos legales, censos, caja 84, exp. 27, doc. 5, fs. 8. Diocesano, sección gobierno, serie visitas, subserie asientos, 1665, caja 56, exp. 9, fs. 53 - 57. Franciscanos, caja 17, exp. 33, doc. 3, 3 f. franciscanos, caja 17, exp. 48, doc. 6. 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