8 y 9 de Mayo de 2015
Arquería Nuevos Ministerios
Madrid
Organiza:
Con la colaboración de:
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ORGANIZACIÓN
Institución organizadora:
Fundación Alejandro de la Sota, con la colaboración del Ministerio de Fomento.
Comité científico:
Félix Solaguren-Beascoa del Corral:
Catedrático de Proyectos Arquitectónicos. Universitat Politècnica de Catalunya.
Carlos Puente Fernández:
Universidad Politécnica de Madrid
Carlos Quintans Eiras:
Profesor de Construcciones Arquitectónicas. Universidad de A Coruña
Carlos Labarta Aizpún:
Profesor de Proyectos Arquitectónicos. Universidad de Zaragoza y Universidad de
Navarra.
Fernando Porras-Isla-Fernández Rodríguez de los Ríos:
Profesor de Proyectos Arquitectónicos. Universidad Europea de Madrid
Carmen Martínez Arroyo:
Profesora de Proyectos Arquitectónicos. Universidad Politécnica de Madrid
Carlos Asensio-Wandosell García:
Profesor de Proyectos Arquitectónicos. Universidad de Castilla- La Mancha
Carmen Díez Medina:
Profesora de Composición Arquitectónica. Universidad de Zaragoza
Débora Domingo Calabuig:
Profesora de Proyectos Arquitectónicos. Universitat Politècnica de València.
Gillermo Zuaznabar Urcudun:
Profesor de Arquitectura. Universitat Rovira i Virgili, Reus (Tarragona).
Rubén Cabecera Soriano:
Profesor de Construcción y de Instalaciones. Universidad de Extremadura
Luis Tejedor Fernández:
Profesor de Composición Arquitectónica. Universidad de Málaga
Sergio Martín Blas:
Profesor de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad Politécnica de Madrid
Dirección y coordinación del congreso:
Teresa Couceiro Núñez
Con la colaboración de:
José Manuel López-Peláez
Comité organizador:
Débora Domingo Calabuig
Carlos Asensio-Wandosell
Diego Palomares Gaspar
Ana Pascual Rubio
Marta Causapé Ruiz
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Actas del II Congreso Nacional
Pioneros de la Arquitectura Moderna Española
Aprender de una obra
Madrid, 8-9 de Mayo de 2015
Fundación Alejandro de la Sota
ISBN: 978-84-606-7879-3
índice de comunicaciones
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Alba Dorado, María Isabel y Eslava Cabanellas, Clara. Desvelando el
universo imaginario de Alejandro de la Sota a través del proyecto de la
urbanización en Alcudia, Mallorca.
Alfaro Lera, José Antonio. Megaestructuras Modernas: la Universidad
Laboral de Huesca
Almonacid Canseco, Rodrigo. “Cuatro sombras, un paisaje : los
apartamentos de Sostres en Torredembarra"
Alonso Rodríguez, Marta y Arrieta Berdasco, Valentín. El edificio de la
facultad de Ciencias Geológicas y Biológicas de Oviedo. La unión de lo
opuesto.
Ares Álvarez, Óscar Miguel. La conciliación de los opuestos. Lecturas
sobre el Pabellón de la Segunda República en París (1937).
Arévalo Rodríguez, Federico y Bosch Martín, Cristina del. El racionalismo
funcionalista y su capacidad de adaptación. Colegio San José, Padres
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Barrios Pérez, Roberto y Cepedano Beteta, Elisa. Vocación moderna de
la arquitectura: vivienda de vacaciones y ocio
Blanco Agüeira, Silvia y Río Vázquez, Antonio S. La fragilidad de un nido.
Estación de servicio en Doctor Esquerdo, Madrid.
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Sistemas de repetición. Pabellón de Bruselas, 1958.
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Bravo Bravo, Juan. Fernando Moreno Barberá: Escuela de Maestría
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Casares-Gallego, Amparo y López-Bahut, Emma. Andrés FernándezAlbalat: Tecnología y Arte en la Sociedad Recreativa Hípica (A Coruña,
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Centellas Soler, Miguel y García-Sánchez, José Francisco. Alcazaba
15 Gran Hotel: Fernando Cassinello y la arquitectura turística
6-16
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165-175
3
Coca Leicher, José de. El Palacio de la Agricultura: expresión y gesto
moderno. Francisco de Asís Cabrero y Jaime Ruiz: pioneros de la
16 arquitectura expositiva madrileña.
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Cueto Ruiz-Funes, Juan Ignacio del. Candela en Xochimilco.
Construcción y devenir del restaurante Los Manantiales, una obra
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Díaz Feria, Luis. Taro de Tahiche. La cueva y el laberinto en la
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Fernández Cueto, Pablo. «La Casa Balancín». Casa- Estudio de José
23 Gómez del Collado en Cangas del Narcea.
Fernández del Amo, Rafael y Centellas Soler, Miguel. Cañada de Agra,
24 pueblo de colonización de Fernández del Amo.
Ferraz-Leite Ludzik, Alejandro. Sobre la fenomenología intrínseca en
Sáenz de Oíza y su posible consecuencia en el proceso de proyecto. El
25 caso de Banco de Bilbao
176-186
187-202
203-211
212-226
227-237
238-251
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275-283
284-293
26 García del Monte, José María. Casa Echevarría- Oíza-1972
García-Asenjo Llana, David. José Antonio Corrales. Iglesia de la
Resurrección en Elviña. Las constantes de una arquitectura
27 transparente.
294-305
28 García Herrero, Jesús. La iglesia de Almendrales.
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modernidad. Francisco de Asís Cabrero, trovador de la entidad
29 arquitectónica.
319-329
González Díaz, María Jesús y González Díaz, Alicia. Nuevos programas y
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Gutiérrez Mozo, María Elia. El edificio Legorburo de Albacete. De la
32 euforia de una decisión a la penuria de una situación.
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Lizasoain Urcola, Joaquín. La bóveda y el hueco en la Basílica de
34 Aránzazu.
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35 Malaret. La casa sobre pilotis.
306-318
330-341
342-353
354-363
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376-387
388-396
397-406
4
López Martínez, José María y Aroca Vicente, Edith. El Conjunto
36 Hexagonal y la colonización de las dunas.
Marieges Busquets, Joan. La Escuela de Ingenieros Industriales de
37 Barcelona (1955 – 1964), obra de Robert Terradas Via.
Martínez-Medina, Andrés y Oliva Meyer, Justo. Vértigo de altura: elogio
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38 Benidorm, 1963-65.
Olalquiaga Bescós, Pablo; Vázquez Molezún, María y Gallo Gutiérrez,
39 Jesús. Reconstruyendo La Roiba.
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41
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43
Ortega Barnuevo, Gonzalo. Materialización de la luz. Nuestra Señora de
la Coronación de Vitoria.
Paz Agras, Luz. Modernidad y memoria. La casa Vigo Giraldo de Bar
Boo.
Peña Fernández Serrano, Martino. El “Teatro Ambulante” de Emilio Pérez
Piñero. Un viaje espacio-temporal.
Prieto González, Nuria. El centro Parroquial del Barrio de las Flores y sus
pequeñas cosas.
Ramos Jular, Jorge E. Capilla en el Camino de Santiago. Arquetipo de
44 un espacio metafísico.
Rincón de la Vega, Daniel; Rojo Montijano, Ana y Torre Fragoso, Ciro de
45 la. Más allá de las convenciones. El edificio Girasol de Coderch y Valls.
Romero de la Torre, Cristina. El Hipódromo de la Zarzuela de Madrid.
46 Carlos Arniches, Martín Domínguez y Eduardo Torroja.
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Salazar Lozano, María del Pilar. Colaborando con el amigo americano.
Embajada de Estados Unidos en Madrid.
Sánchez Lampreave, Ricardo y Bambó Naya, Raimundo. El Convento
del Rollo en Salamanca. Antonio Fernández-Alba.
Sebastián Franco, Sergio. Abracadabra.
Sebastián Sebastián, María. Un modelo turístico alternativo: el hotel
Araxa de Francesc Mitjans en Palma de Mallorca.
Serrano Machuca, David. El Hotel Recatí: el reencuentro con la
modernidad perdida
Sordo Ibañez, Laura. Aprender de una obra. Concurso para la Unión
Industrial Bancaria en Madrid.
53 Soriano Somovilla, Ignacio. “Comprendiendo Matemáticas”.
Tejedor Miralles, Cristina y Tomás Gabarrón, Lorenzo. Corrales y Molezún
en Bruselas; estructuralismo, organicismos y otros ismos presentes en el
54 primer mat-building español.
Tomás Gabarrón, Lorenzo y Hernández Beltrán, María de los Ángeles.
55 Organicismo y estructuralismo contemporáneo: Oiza en Torres Blancas.
Tomás Gabarrón, Lorenzo y Hernández Beltrán, María de los Ángeles. De
Cabrero a SANAA pasando por Mies a través del Pabellón de Cristal de
56 la Casa de Campo de Madrid.
Varela De Ugarte, Miguel. El colegio residencia para la Caja Postal de
57 Ahorros de Orense de Alejandro de la Sota.
407-417
418-425
426-437
438-448
449-460
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634-641
642-652
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Fernando MORENO BARBERÁ: Escuela de Maestría Industrial
Santiago de Compostela, 1956-1959
Autor: Juan BRAVO BRAVO, dr. arqto.
Departamento de Composición Arquitectónica
Universitat Politècnica de València (España)
jbravo@cpa.upv.es
Resumen
Al amparo de la nueva Ley de Formación Profesional Industrial de 1955, Fernando Moreno Barberá proyectó un
conjunto de tres Escuelas de Maestría Industrial en Galicia para Santiago, Vigo y Monforte. Todas ellas comparten programa y características similares aunque, probablemente, la de mayor interés por más temprana y completa, sea la situada en la ciudad compostelana que, durante largo tiempo, se preció de contar con talleres y
laboratorios mejor equipados que los de la vecina y prestigiosa Universidad de Santiago. Asimismo, comparte
características con proyectos coetáneos del autor, como el conjunto de edificaciones para el Campus de Blasco
Ibáñez de la Universitat de València. Por ejemplo, junto a invariantes habituales de la modernidad más ortodoxa
puede apreciarse su sintonía con determinadas revisiones contemporáneas en curso, consecuencia, en buena
parte, de la mayor atención prestada a determinadas particularidades locales, tales como las propias características climáticas, la adecuada inserción en el entorno social y cultural o la incorporación de elementos de la tradición material y arquitectónica.
Así, la articulación planimétrica deriva del exhaustivo análisis funcional que conduce a la discriminación del
programa de necesidades en conjuntos coherentes en razón de sus requerimientos dimensionales, estructurales,
de instalaciones, de acceso y circulación, etc. Cada uno de esos conjuntos ocupa unidades edificatorias distintas,
adecuadas a sus características específicas pero convenientemente articuladas para conseguir una planificación
orgánica donde cada zona disfruta de la forma, dimensión, orientación o emplazamiento más idóneo para el
correcto cumplimiento de sus funciones, sin menoscabar la claridad de circulaciones y una jerarquía claramente
reflejada en la composición general.
Esta organización, claramente moderna y de apariencia engañosamente simple, se conjuga con naturalidad
con elementos procedentes de la tradición local. Espacios porticados, recuerdo de los habituales soportales
compostelanos, interpretados mediante robustos pilotis; patios como complemento de luz y remanso de tranquilidad de determinados espacios interiores; masivos y pesantes muros de granito, procedente del propio solar,
contrapunto de los mayoritarios cerramientos ligeros prefabricados; o incorporación de la vegetación autóctona
como recurso compositivo adicional.
Ello no es óbice para una construcción basada en principios de sinceridad y economía presidida por materiales modernos —hormigón y acero— manejados con manifiesta vocación industrial, evidente en los recursos
técnicos y compositivos utilizados: modulación, seriación, estandarización y prefabricación, pese a las limitadas
capacidades de la incipiente industria nacional. Paralelamente, se procura una cuidada resolución de todos los
pormenores tecnológicos atendiendo a los requerimientos acústicos, lumínicos, de soleamiento y ventilación así
como a las numerosas y complejas instalaciones, consecuencia de una importante dotación de laboratorios y
talleres.
Trabajo eficaz en todas las escalas del diseño, desde la implantación y ordenación de volúmenes a escala
urbana hasta el detalle de los equipamientos de pequeña escala, previendo incluso la incorporación de piezas
artísticas en cumplimiento del obligado decoro exigible a toda obra pública.
Cabría, por último, destacar su flexibilidad, principio que ha garantizado la supervivencia de sus valores
más característicos por encima de los numerosos cambios de legislación, usuarios, renovación de instalaciones,... padecidos a lo largo de su más de medio siglo de existencia.
Palabras clave: Historia, arquitectura moderna, España, siglo XX
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Introducción
En aplicación de la nueva Ley de Formación Profesional Industrial, promulgada en 1955, Fernando Moreno Barberá levantó en tierras gallegas tres centros educativos de programa similar y parecidas características para las
poblaciones de Santiago de Compostela (A Coruña, 1956-59; 1961-67); Monforte de Lemos (Lugo, 1959-67) y
Vigo (Pontevedra, 1959-68) así como también planteó sendos proyectos (1962-63) de ampliación y mejora, finalmente no ejecutados, para las instalaciones preexistentes en Coruña y Ferrol. Paralelamente ejecutó también
un establecimiento análogo para el barrio de San Blas de Madrid (1964-68). De todos ellos, merecen especial
atención el primero y el último. En el caso de Santiago por su carácter seminal que marcó la orientación que
seguirían el resto de intervenciones gallegas. El ejemplo madrileño por responder a unas premisas de proyecto
claramente distintas que condujeron a resultados bien diferentes pese a compartir usuarios de parecido perfil y
programa de necesidades semejante.
Centrándose en Santiago, parece probable que el encargo surgiera como consecuencia de la reciente presencia del arquitecto en tierras compostelanas ocupado en la rehabilitación del antiguo Hospital Real, situado en
1
la emblemática plaza del Obradoiro, para su transformación en el nuevo Hostal Reyes Católicos con ocasión del
año santo compostelano de 1954. Para la Escuela de Maestría se preparó ya un proyecto preliminar en 1956 que,
finalmente, cristalizó en 1959 en un centro para una capacidad de unos mil trescientos alumnos. Las obras se
iniciaron a principios de 1961 y entraron en funcionamiento en enero de 1967 aunque su inauguración oficial se
retrasó hasta agosto del mismo año al objeto de contar con la presencia en la misma del propio Jefe del Estado
quien, acompañado por cuatro de sus ministros así como por el habitual séquito de autoridades civiles, religiosas
y militares, aprovechó su habitual estancia estival en tierras gallegas para inaugurar tanto sus instalaciones como
2
el Polígono Residencial de Elviña, construido por José Antonio Corrales en la vecina ciudad de A Coruña.
Como emplazamiento del centro se eligió una zona del antiguo Monte de Conjo, con fachada a la carretera
de Coruña a Pontevedra, que contaba con favorables condiciones para la futura extensión de la ciudad. Actualmente sus instalaciones están ocupadas por el Instituto de Enseñanza Media Monte do Conxo,3 cuyo funcionamiento resulta plenamente satisfactorio sin que se hayan efectuado modificaciones sustantivas sobre el proyecto
original.
(Fig. 1). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Vista general desde el acceso. © Archivo personal del Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia (en adelante, © AP-CTAV)
Se trataba de un solar irregular en ladera —con desniveles cercanos a los quince metros— estando su punto
más bajo al norte, en el linde con la carretera de acceso, y el más alto en la esquina sur. Dicha pendiente no era
uniforme sino que resultaba más pronunciada —superior a los diez metros— a lo largo del brazo de acceso,
hasta alcanzar la zona interior de manzana, en segunda línea con respecto a la calle principal, donde se abría la
parcela extendiéndose el grueso de su superficie. Allí, la pendiente resultaba mucho más suave, configurando
una especie de meseta ocupada por un desmonte consecuencia de una extinta explotación del terreno como
cantera.
En tales condiciones, desde el vial de acceso se dispuso un acceso en trinchera —cuya piedra se aprovechó más tarde en la construcción del edificio—, desde el que acceder en rampa hasta un estacionamiento de
vehículos situado delante del conjunto edificado. A partir de ahí, el trayecto continúa ascendiendo para desem-
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bocar en una zona elevada y ajardinada, que actúa como espacio de expansión y recreo de alumnos y se prolonga, a modo de atrio cubierto bajo el bloque docente, en una superficie pavimentada convenientemente protegida de las frecuentes lluvias de la localidad y desde donde se produce el acceso de manera tangencial.
(Fig. 2). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Planta general. © AP-CTAV
El encargo preveía satisfacer un ambicioso y completo programa de necesidades que, más allá de los espacios
estrictamente docentes —aulas teóricas y de dibujo, laboratorios y talleres de prácticas—, se complementaba
con una zona representativa —administración, dirección y profesorado; salón de actos y biblioteca— y otra destinada a servicios generales compuesta por cantina-comedor, con sus correspondientes espacios servidores,
vestuarios, gimnasio y campos deportivos.
Partiendo de ese planteamiento inicial, el arquitecto elaboró el programa de lo que denominaba unidades
funcionales, discriminando los diferentes locales según características afines de tipo dimensional, material, constructivo y estructural, de instalaciones, etc. para, a partir de ellas, determinar la mejor composición del conjunto
de acuerdo con principios de orientación, circulación, compatibilidad de usos, economía de construcción y mantenimiento, etc. para conseguir una articulación orgánica entre los diferentes volúmenes de edificación que resultase funcionalmente eficaz a la vez que morfológicamente satisfactoria.
Desarrollo
En la composición resultante de dicho estudio funcional, el vestíbulo aparece como el verdadero corazón del
conjunto, cruce de circulaciones horizontales y verticales, desde el que se articulan y distribuyen los distintos
sectores que lo configuran. Además, funciona también como espacio de desahogo y espera para alumnos y
público en general así como antesala del salón de actos que, como se verá, se abre a él en su tramo posterior.
Su geometría y dimensión son prácticamente idénticas a las del atrio exterior cubierto ya mencionado, que lo
antecede, a modo de alter ego interior que culmina el calculado itinerario exterior de aproximación y acceso que
va dirigiendo progresiva y gradualmente hasta la entrada.
Se trata de un espacio longitudinal —con una proporción de tres a uno— cuya estructura está constituida
por una serie de pórticos transversales de hormigón armado de vano único de unos once metros de luz separados unos tres metros entre sí. Recibe luz desde tres de sus frentes, los dos cortos —el de acceso y el opuesto—
y también desde el centro de uno de sus lados largos a través del patio definido, como se verá más adelante, por
los servicios de administración y dirección y el aula magna. Anejo a la entrada se situó el mostrador de conserjería e información y junto a él la escalera principal que, hacia arriba, conduce a las dos plantas del bloque de
aulas y laboratorios elevado sobre el atrio y, parcialmente, sobre el propio vestíbulo. Hacia abajo, dicha escalera
conduce hacia la planta semisótano donde, aprovechando los desniveles del solar, se encuentra la cantinacomedor y sus servicios anejos así como la centralización de instalaciones, próxima al centro de gravedad del
conjunto en aras de una mayor economía de sus redes de distribución. Volviendo al vestíbulo, frente a la conserjería y la escalera se abrió la conexión con la zona de administración, dirección y profesorado, funciones que,
dispuestas en ese orden, configuran un ala de edificación en «L» que define dos de las fachadas de ese mencionado patio interior ajardinado de iluminación y ventilación cuya tercera fachada está ocupada por el mismo vestí-
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bulo y la cuarta por el aula magna, transversalmente dispuesta al mismo. Anejo a la escalera, se abrió un segundo acceso que conduce a la biblioteca y a continuación a los vestuarios, estación previa en el camino hacia el
gimnasio y más allá hacia los talleres de prácticas, zonas ambas que precisaban de su servicio. Por último, en su
tramo posterior, el más alejado del acceso y con una generosa iluminación al fondo, el vestíbulo funciona también, como ya se adelantó, como antesala del aula magna cuya entrada principal se abre allí.
(Fig. 3). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Planta baja, detalle. © AP-CTAV
Resulta, de esta manera, un espacio enormemente rico e interesante, cargado de sugerencias e impresiones
contrastadas, cumplimiento de las intenciones expresamente manifiestas por el arquitecto ya en el momento de
la redacción del proyecto:
«Al venir del exterior, se entra en un espacio bajo techo, a continuación del cual se forma un ambiente transversal por la
escalera y los ventanales que aparecen enfrente. Aquí se termina la zona de circulación vertical. A continuación de ésta
el hall con luz al fondo, que sirve de desahogo a los alumnos y de antesala para el Aula Magna. De esta forma, al entrar,
el visitante recibe una serie de impresiones sucesivas y alternadas, formadas por los distintos espacios de ritmos opues4
tos que va recorriendo al penetrar en el edificio.»
(Fig. 4). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Atrio exterior y acceso al vestíbulo principal. © AP-CTAV
126
Según una solución habitual en el arquitecto,5 el aula magna se aloja en un volumen independiente de marcado
carácter protagonista y singular plasticidad, consecuencia de sus específicos requerimientos de orden espacial,
estructural, de acústica e iluminación, etc. Con capacidad para unas trescientas cincuenta plazas, ocupa una
planta de forma acampanada y altura libre superior a los cinco metros. Cuenta con doble iluminación y ventilación cruzada desde sus dos frentes largos y se encuentra alejada de los talleres y de las zonas de recreo más
ruidosas. También su acceso es doble. El principal, para público en general, se abre como ya se ha explicado al
vestíbulo de distribución del edificio y, el secundario, para el conferenciante o miembros de la mesa presidencial,
conduce directamente al estrado desde la sala de juntas que remata el brazo de edificación ocupado por la zona
de administración, dirección y profesorado.
Se concibió como un pequeño local para espectáculos públicos cuyos posibles usos previstos resultaban
numerosos: aula de exámenes, sala de conferencias, proyecciones cinematográficas, actos académicos y culturales, etc. Por esta razón, su acondicionamiento y equipamiento fueron diseñados con gran flexibilidad. Por ejemplo, las butacas individuales fueron provistas de pupitre y asiento rebatible y sobre el estrado se dispuso, además
de la mesa presidencial, una segunda mesa lateral dotada de atril para servicio del conferenciante o profesor
ocasional. Sobre la pared del fondo, ocultos tras el revestimiento de madera, se instaló un encerado y una pantalla de proyección. En orden a optimizar las condiciones de visibilidad desde todo punto de la sala, el plano del
pavimento ocupado por las butacas, se construyó con una ligera pendiente. Se dotó de un equipo de proyección
para películas de dieciséis milímetros lo que, de acuerdo con la normativa entonces vigente, no precisaba la
construcción de una cabina de proyección independiente. Bastaba con la disposición de un pequeño mostrador,
donde alojar los proyectores, situado al fondo de la sala, junto al cuadro de luces, entre la doble puerta de acceso. Las dimensiones de la pantalla de proyección —unos cuatro por tres metros— se proporcionaron de acuerdo
con la geometría y la capacidad de la sala para conseguir una visibilidad correcta desde cualquier butaca de la
misma.
(Fig. 5). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Aula magna. © AP-CTAV
Puesto que, como se ha dicho, el destino previsto para la sala no era único, se optó por diseñar un acondicionamiento acústico para su funcionamiento como sala de conferencias, más complejo que el de una sala destinada
a proyecciones cinematográficas. Análogamente a lo efectuado en el resto de aulas ordinarias, se estudió el
tiempo de reverberación en relación con el volumen de la sala para garantizar la inteligencia silábica, aunque
esto resultase inadecuado para audiciones musicales, destino que no se preveía habitual. Para ello, se revistió la
parte posterior de la sala con un fuerte absorbente acústico mientras que los paramentos situados tras el conferenciante, en todo el ámbito del estrado, fueron revestidos con paneles reflectores de madera, estudiando su
disposición para evitar focos. Las paredes laterales, generosamente acristaladas para posibilitar la conveniente
ventilación e iluminación natural del recinto, se diseñaron divergentes para dificultar reflexiones repetidas del
sonido entre ellas como consecuencia del fuerte carácter reflectante del vidrio. Por su parte, el falso techo se
revistió parcialmente con materiales reflectantes —placas de escayola en su sector central— para reforzar la voz
hacia las últimas filas, y parcialmente con absorbentes —placas industrializadas sobre el estrado y en su sección
final— para ajustar el tiempo de reverberación a los valores deseados.
La sala dispone de ventilación transversal natural a través de amplias superficies de fenestración que perforan sus laterales largos enfrentados. Dichas ventanas fueron provistas de un doble mecanismo de control de
iluminación e insolación que permite alcanzar el preceptivo oscurecimiento total durante aquellas ocasiones en
127
que se realizan proyecciones en la sala. Tales mecanismos consisten en un primer sistema exterior a base de
parasoles fabricados en chapa metálica plegada —dotados de un movimiento de giro vertical—, reforzado mediante un segundo sistema interior constituido por tupidas cortinas correderas. Para esos casos de cierre y oscurecimiento, se previó la instalación de un sistema de ventilación mecánico por extracción forzada al objeto de
conseguir la indispensable renovación del aire interior. En cuanto al necesario acondicionamiento térmico, se
consiguió mediante la instalación de un sistema de convectores de aire caliente distribuidos en el zócalo de los
dos frentes acristalados.
De la suma de características anteriormente consideradas, desde el acondicionamiento acústico y térmico a
los sistemas de iluminación y ventilación, pasando por la situación de accesos y fenestración o la adecuada
disposición y equipamiento para el correcto cumplimiento de las funciones asignadas, se desprende la justificación de esa singular solución formal adoptada por el recinto a la que queda poco de gratuita estando, por el contrario, fuertemente condicionada para dar cumplimiento a todo ese cúmulo de determinaciones de carácter funcional y técnico.
Por último cabe decir que, como consecuencia de la obligada diafanidad que debía presidir un espacio de
generosas dimensiones, se trata del único lugar en todo el conjunto donde se recurrió a una estructura mixta.
Solución elegida por resultar más económica frente a la alternativa de hormigón armado preferida en el resto del
conjunto. En esta ocasión se adoptó un diseño a partir de cuatro vigas metálicas paralelas —separadas unos
cuatro metros y medio entre sí y cuya luz media ronda los dieciséis metros— que, apoyadas en robustos pilares
de hormigón, soportan una cubierta plana sobre forjado aligerado.
Como ya se ha adelantado anteriormente, la zona docente propiamente dicha —aulas y laboratorios—
ocupa un volumen de dos plantas elevado sobre el atrio y el vestíbulo de acceso para configurar una unidad de
trabajo tranquila y silenciosa, distanciada de otras zonas más ruidosas. Con acceso desde la escalera principal
del vestíbulo se distribuye en doble peine mediante un corredor central asimétrico que deja las aula teóricas con
una orientación aproximada hacia el sur y los laboratorios aproximadamente hacia el norte, de manera que unas
y otros disfruten de las condiciones de iluminación y soleamiento más adecuadas.
(Fig. 6). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Aula tipo. © AP-CTAV
Su estructura consiste en una serie de pórticos de hormigón armado de cuatro metros de altura libre entre forjados y sus cerramientos abundan en grandes superficies acristaladas para proporcionar buenas condiciones de
ventilación e iluminación naturales. En la banda ocupada por las aulas teóricas se dispuso una luz libre de vano
de unos seis metros, suficiente para dar cabida a tres filas de pupitres dobles con pasillos intermedios de distribución entre ellos. Se dispusieron de manera que los alumnos recibieran siempre la iluminación natural desde la
izquierda y se equiparon con tarima, encerado y tablón así como con la posibilidad de contar con vitrinas, armarios o estanterías para material ocupando los tramos entre pilares del paramento longitudinal enfrentado a las
ventanas. Por su parte, la banda destinada a laboratorios cuenta con una estructura semejante pero de mayor
anchura de vano, unos siete metros y medio.6
Del análisis de la configuración descrita es fácil deducir que la estructura de este bloque docente presenta
una discontinuidad en altura. El volumen se eleva sobre pilotis para liberar la planta baja dando lugar a ese atrio
ya comentado que precede al vestíbulo principal. Tales pilotis están constituidos por una serie de pórticos transversales de hormigón armado separados unos tres metros entre sí cuyo vano único alcanza una dimensión cer-
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cana a los once metros, con importantes vuelos simétricos en sus extremos de una longitud que ronda los tres
metros y medio. Sin embargo, en las dos plantas superiores —las ocupadas por aulas y laboratorios— se produce un cambio en el esquema estructural. En ellas aparecen pórticos de tres vanos que descargan sobre la jácena
del pórtico inferior de planta baja sin que exista continuidad vertical entre los soportes que aparecen en ésta y los
de las plantas superiores. En esos segundos pórticos los vanos son asimétricos, coincidiendo la dimensión del
vano sur con el ancho libre de las aulas —unos seis metros—, y la del norte —unos siete metros y medio— con
el de los laboratorios. El vano intermedio, más estrecho, ajusta su dimensión para adaptarse al trazado del corredor central de distribución, de unos tres metros de amplitud. Aplicando en este bloque análogo criterio al adoptado en el resto del conjunto, las fachadas de ambos frentes son libres, esto es, los planos de cerramiento son
independientes del plano definido por los soportes de la estructura para lo que se apoyan sobre un talón de los
forjados que vuela —treinta y cinco centímetros— más allá de la cara externa de los pilares.
(Fig. 7). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Laboratorio tipo. © AP-CTAV
Por lo que respecta a los servicios generales, compuestos por cantina-comedor, vestuarios, gimnasio y centralización de instalaciones, éstos han sido objeto, sin duda, de un mayor número de intervenciones a lo largo de los
años como consecuencia de los sucesivos y numerosos cambios derivados de modificaciones legislativas, de
denominación, de usuarios, de innovaciones tecnológicas, etc. Por ejemplo, la cocina industrial y sus anejos,
inicialmente diseñados para dar servicio a la cantina-comedor, ha visto fuertemente reducida su funcionalidad
actual. Por su parte, unos vestuarios inicialmente diseñados para una población exclusivamente masculina formándose en diferentes especialidades tipo carpintería, forja, construcción, mecánica o electricidad, por ejemplo,
ha tenido adaptarse a la decidida incorporación del alumnado femenino y al carácter mixto de todas las enseñanzas. Por último, el natural envejecimiento provocado por el intensivo uso de las instalaciones así como los progresos mecánicos, han derivado en numerosas reparaciones y sustituciones sobre las mismas.
En cuanto a los talleres, éstos constituyen la unidad más importante del conjunto, la que ocupa una mayor
superficie, dado el carácter profesional y eminentemente práctico de las enseñanzas en él impartidas. Al estar
destinados a actividades generadoras de ruido, se relegaron a la parte posterior del solar, con orientación suroeste, ocupando un emplazamiento apartado del resto de locales, sobre todo de aquéllos destinados a tareas
docentes y administrativas. Esta posición permitió también la apertura de un segundo acceso para suministros,
maquinaria, etc. desde las calles posteriores del solar para que su servicio no disturbase el funcionamiento cotidiano del resto de actividades del centro. Se trataba también, por último, del sector de parcela con menores desniveles lo que permitía disponer de una gran superficie a nivel con un mínimo de terraplenes y desmontes.
Constituyen una unidad con características propias voluntariamente asimiladas a las de las naves industriales e instalaciones fabriles: espacio diáfano, flexible, versátil, con generosa altura libre, iluminación uniforme,
ventilación generosa, un mínimo de confort climático, accesible y homogénea distribución de instalaciones, facilidad y economía de mantenimiento, etc. Precisamente por ello, tales establecimientos fabriles se utilizaron también como referentes funcionales y compositivos dado que, además, ellos habrían de constituir el más que probable ámbito de trabajo de los alumnos en su futura etapa profesional para la que estaban siendo formados y
con el que debían empezar a familiarizarse.
Aceptando ya desde su planificación que su distribución no iba ser permanente sino cambiante en función
no sólo de la propia evolución de las enseñanzas a impartir sino, lo que es más importante, de la transformación
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derivada del continuo progreso de la tecnología industrial, se optó por reducir al mínimo la cantidad de particiones, prescindiendo incluso de montar celdas para los monitores, a quienes únicamente se les proporcionó puestos de trabajos suficientemente diferenciados como para que estuvieran convenientemente localizados e identificados en el interior del recinto. De acuerdo con las prescripciones vigentes, o en atención a sus requerimientos
específicos, únicamente se situaron pequeños almacenes para materiales, instrumentos de medida y precisión,
trabajos terminados, cuarto oscuro para fotografía, etc. Bajo estas premisas, los distintos sectores se distribuyeron según un ordenamiento lógico y racional procurando satisfacer las necesidades específicas de cada especialidad.
(Fig. 8). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Nave de talleres industriales. © AP-CTAV
Ocupan una superficie cercana a los tres mil metros cuadrados, extendida en una única planta, excepto en su
frente norte, el orientado hacia el resto de dependencias de la escuela. En él se construyeron dos plantas destinadas a aquellas especialidades menos molestas y que requerían espacios más reducidos para que actuasen a
modo de colchón suplementario de separación entre las zonas de enseñanza teórica y el resto de talleres de
prácticas. De esta manera, la planta inferior se reservó para la especialidad de electricidad y radio y, en la superior se situaron las aulas de dibujo abiertas sobre el panorama general del conjunto de talleres a través de un
amplio frente acristalado, con el objetivo de mantener una referencia inmediata entre aquello que se dibuja y las
tareas a las que esos planos se destinan.
Para conseguir los deseables niveles de iluminación natural uniforme en tan gran superficie cubierta, se
imponía un sistema de lucernarios cenitales. Por economía y facilidad de construcción, frente al sistema de cubiertas en diente de sierra, habitual en numerosas naves industriales, se eligió un sistema denominado de «monitores», materializados en hormigón armado para asegurar un mejor comportamiento en caso de incendio. Dicho
sistema consiste en una cubierta plana escalonada a dos alturas diferentes de manera que se van sucediendo,
alternativamente, franjas longitudinales de cuatro metros de anchura por otros cuatro de altura libre, con otras de
seis metros de anchura y casi siete de altura libre que descansan sobre las primeras. Las bandas de cuatro metros apoyan directamente sobre la estructura portante —una especie de viga en doble ménsula de cuatro metros
de longitud total apeada en un único soporte central—, mientras que las bandejas superiores, aquéllas de seis
metros de anchura, soportan únicamente una cubierta ligera cuyo peso descarga sobre las bandas contiguas de
altura inferior. De esta manera, cada tramo alternativo de cuatro o seis metros, limita con sendos frentes acristalados longitudinales —de altura superior a los dos metros—, por los que penetra generosamente la luz natural.
Tal solución proporciona además doble orientación y ventilación cruzada, características que no ofrece la mencionada alternativa de los dientes de sierra. El perfil dentado resultante en cubierta no se evidencia en sus fachadas. Por el contrario, el remate de éstas se enrasó, en toda su longitud, a la altura de los tramos superiores,
esto es, por encima de los siete metros de altura.
De dicha solución resulta una superficie pautada mediante una retícula de pilares distantes diez metros
entre sí en dirección transversal y unos seis y medio en la longitudinal, disposición que proporciona la suficiente
flexibilidad para un cómodo y fácil emplazamiento de cualquier tipo de maquinaria o bancos de trabajo necesarios, resultando incluso adecuada para la maniobra de automóviles en la zona destinada a taller mecánico.
Los trazados de las distintas instalaciones —alumbrado, fuerza, etc.— se ejecutaron a la vista sobre la
estructura de hormigón, solución considerada más segura que la alternativa a través de canaletas en el pavimen-
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to y que, además, facilitaba futuras tareas de mantenimiento, modificación o ampliación. A partir de estos trazados se realizó una distribución uniforme de puntos de servicio y de iluminación, en coherencia con el criterio de
flexibilidad adoptado como premisa en todo el proyecto.
Conclusiones
El conjunto aparece con una disposición abierta a partir de esas distintas unidades funcionales que se han analizado, cada una de ellas alojada en un volumen de edificación independiente y adecuado tanto a sus características formales, dimensionales, de emplazamiento y orientación, como a las determinaciones constructivas y materiales o a sus específicas necesidades de uso. Tales volúmenes se dispusieron, según en esquema en hélice,
centrífugo en las tres direcciones del espacio, a partir del núcleo generador del vestíbulo, elemento central de
articulación y circulación.
La conveniente unidad del conjunto se consiguió reduciendo y unificando las características constructivas y
compositivas de todos y cada uno de los volúmenes y recurriendo a la participación de la vegetación como elemento unificador omnipresente. Salvo en el caso del aula magna, cuya singularidad formal en planta se ha visto
justificada a partir de sus requerimientos específicos, el resto de zonas ocupan volúmenes prismáticos rematados por cubiertas planas y dispuestos según las direcciones cartesianas.
(Fig. 9). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Espacio cubierto bajo el edificio docente. © AP-CTAV
El número de materiales se redujo a tres: la piedra de granito —procedente del propio solar— en cerramientos
eminentemente ciegos; el hormigón armado, en estructura y cerramientos ligeros prefabricados; y el vidrio para
las abundantes fenestraciones. A su vez, los temas compositivos se concentran en dos dominantes. Por un lado
en el contraste ofrecido entre paños completos de cerramiento macizo y pesante frente a otros de carácter mucho más ligero con predominio de grandes superficies acristaladas. Los primeros se elevan generalmente desde
el nivel del suelo y se materializan en granito con un despiece de sillarejo de disposición irregular, combinando
piezas de variadas dimensiones. Los segundos se tendieron normalmente en dirección transversal a los primeros,
entre los forjados de cada planta, y sus partes opacas se resolvieron mediante el recurso a elementos prefabricados de hormigón armado sobre los que se anclan las carpinterías asimismo metálicas y seriadas.
Precisamente este último aspecto, el de una construcción ensayada a partir de elementos prefabricados,
constituye el segundo de esos temas compositivos a los que se ha hecho referencia. Esos cerramientos, que
cargan sobre un talón que bordea los forjados de hormigón armado de la estructura y en los que predomina el
vano para acentuar su ligereza, están constituidos a partir de elementos prefabricados de hormigón de los que,
según referencias contemporáneas proporcionadas por el propio arquitecto, se fabricaban en la región gallega
con especial calidad. Tales elementos fueron adoptados no sólo para la obra de Santiago sino también para los
centros homónimos de Monforte de Lemos y Vigo que, aunque redactados algo más tarde, se construyeron de
manera prácticamente simultánea, buscando obtener con ello una notable economía basada en la utilización
masiva de un mismo elemento prefabricado de producción seriada.7 Probablemente, la experiencia acumulada
en la puesta en obra de tales elementos debió condicionar la solución constructiva adoptada para la Escuela de
Magisterio y Grupos Escolares Anejos de la misma ciudad de Santiago, cuyo proyecto fue elaborado a partir de
131
1967 en fechas inmediatamente posteriores a la inauguración de la Escuela de Maestría. En este caso, los cerramientos se proyectaron acudiendo de nuevo a elementos prefabricados, pero esta vez de mayor escala, de
manera que pueden entenderse como una extensión de los ya ensayados y expresión de una mayor confianza
8
tanto en la solución como en las garantías ofrecidas por una industria en claro crecimiento.
(Fig. 10). Escuela de Maestría Industrial, Santiago de Compostela: Detalles constructivos. © AP-CTAV
Esa voluntad de ir introduciendo criterios industriales en la construcción, emblemático empeño que puede encontrarse en buena parte de la producción arquitectónica de la modernidad desde sus orígenes, resulta indicativa de
los nuevos vientos que soplaban en la arquitectura española de esos años. Durante una primera etapa, coincidente, grosso modo, con la década de los cincuenta, los principales esfuerzos de aquellos profesionales más
atentos se habían concentrado en el análisis racional de los programas funcionales, explorando y planteando
alternativas tipológicas diferentes a las anacrónicas soluciones defendidas durante la década anterior. Nuevas
tipologías que, también en su expresión formal, se empezaban a alinear con las corrientes arquitectónicas internacionales. Una vez superados esos primeros años, con el cambio de década y el progresivo desarrollo de la
industria española a partir del Plan de Estabilización de 1959 primero, y de los Planes de Desarrollo que habían
de caracterizar económicamente la década de los sesenta, el foco de interés se trasladó hacia la tecnología, la
prefabricación y la industrialización, como expresión figurativa y simbólica, reflejo de los aires renovadores que
presidían claramente ya la arquitectura nacional. En ese sentido puede entenderse el número monográfico que la
revista Arquitectura dedicó, hacia finales de la década, a la industrialización de la construcción en España donde,
a modo de resumen de los resultados alcanzados durante la misma, aparecieron ejemplos de evidente voluntad
industrializadora entre los que se incluyó también la solución de fachada adoptada por Fernando Moreno Barberá
para la Escuela de Maestría Industrial de Monforte de Lemos, por otro lado idéntica, como ya ha sido señalado, a
aquellas otras empleadas en los centros homónimos y contemporáneos de Santiago y Vigo.9
Evidente asimilación del legado de la modernidad, convenientemente reinterpretado y nutrido con revisiones más contemporáneas que prestan mayor atención a las particularidades regionales tanto como a incorporar
cierta monumentalidad contenida, acorde con el carácter público de los programas. Magnífica lección metodológica presente tanto en el exacto funcionamiento de unas plantas de resolución aparentemente fácil como en un
exigente ejercicio profesional que cuida la incorporación de todos los pormenores técnicos, relativos al acondicionamiento térmico, acústico o visual o a la más económica integración de todas las instalaciones, de por sí
numerosas dado el carácter de las edificaciones.
Cabe destacar también, por último, cómo la vegetación representa un elemento compositivo más que no
solo rodea la edificación, cualificando de diferente manera los espacios libres entre ésta y los límites del solar,
sino que también se introduce en su interior colonizando patios donde su presencia resulta una invitación para
apropiarse de esos espacios abiertos como un ámbito proyectado más, con análogas exigencias funcionales que
los interiores a la edificación. En esta ocasión, además, dadas las condiciones climáticas locales y los materiales
constructivos adoptados, se contaba también con la colaboración de los líquenes que, con el paso del tiempo,
habrían de proliferar con la humedad para pigmentar las amplias superficies de granito y hormigón con su variada paleta de tonos verdosos y pardos, entroncando así, como finalmente ha ocurrido, con la atractiva tradición
cromática de la arquitectura compostelana.
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Notas:
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Cfr. Fernando MORENO BARBERÁ et. al.: «Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela», pp. 5-24 + II, en
Revista Nacional de Arquitectura, n.º 156, dic.-1954
Véase, por ejemplo, «Franco inaugura la Escuela de Maestría Industrial de Santiago y el Polígono Residencial de Elviña»,
p. 45 en ABC, 20 de agosto de 1967, ed. de la mañana, o también «La Escuela de Maestría Industrial de Santiago. Su
origen, su momento presente y su futuro inmediato. Puede considerarse como uno de los Centros de Formación Profesional más importantes de España», p. 6 en El Correo Gallego, 20 de agosto de 1967
La toponimia actual responde a calle de Santa María de Arriba —fachada principal—, Diego Xelmirez y avenida Doutor
Maceira, en las proximidades de la confluencia entre las avenidas Rosalía de Castro y Doutor Ángel Jorge Echeverri
Fernando MORENO BARBERÁ: «Memoria», fechada en 1959, que integra la documentación del proyecto de ejecución
definitivo
Véanse, por ejemplo, los salones de actos para las Facultades de Derecho (1959), Filosofía y Letras (1960-70) o la Escuela de Ingenieros Agrónomos (1960-68) de Valencia; los de las mencionadas Escuelas de Maestría de Vigo (1959-68),
Monforte de Lemos (Lugo, 1959-67) o San Blas (Madrid, 1964-68); o, especialmente, la imponente Aula Magna para la
Universidad Laboral de Cheste (Valencia, 1967-69) con un aforo superior a los cinco mil espectadores
En recientes conversaciones con algunos profesores cuya vinculación al centro databa de más antiguo, manifestaron con
evidente satisfacción cómo, durante muchos años, las dotaciones de laboratorios del centro resultaron superiores, en
cantidad y calidad, a aquéllas otras con las que contaba la vecina, antigua y prestigiosa Universidad de Santiago
Como se ha dicho al principio, las primeras propuestas para el centro de Santiago datan de 1956 mientras que los proyectos para Monforte y Vigo tienen fecha de 1959. Sin embargo, todos ellos se ejecutaron de manera simultánea, finalizando su construcción prácticamente a la vez, entre 1967 y 1968
Cfr. Fernando MORENO BARBERÁ: «Escola de Mestría» y «Escola de Magisterio», pp. 25-27, en Obradoiro, n.º 17, 1990.
La Escuela de Magisterio de Santiago, con un emplazamiento privilegiado próximo a la plaza del Obradoiro, fue uno de
los últimos centros de carácter universitario construidos por el arquitecto en España, cuya ejecución no finalizó hasta
1977
Cfr. Fernando MORENO BARBERÁ: «Escuela de Maestría Industrial, Monforte de Lemos», p. 47 en Arquitectura, n.º 110,
feb.-1968
Bibliografía
BLAT PIZARRO, Juan: Fernando Moreno Barberá. Modernidad y arquitectura. Barcelona: Caja de arquitectos, 2006
— (ed.): Fernando Moreno Barberá, arquitecto. Valencia: COACV, 2006
BRAVO BRAVO, Juan: Enseñanzas prácticas: espacios para la docencia y la investigación en la obra de Fernando
Moreno Barberá. Valencia: tesis doctoral inédita, Universitat Politècnica de València, 2007
— «Fernando Moreno Barberá (1913-98): Escuela de Ingenieros Agrónomos, Córdoba, 1964-68», Comunicación presentada al VIII Congreso Docomomo Ibérico, Málaga, 27-29 nov. 2013 (en imprenta)
— «Fernando Moreno Barberá: enseñanzas prácticas», pp. 155-167, en Actas del I Congreso Nacional de
Arquitectura: Pioneros de la arquitectura moderna española: vigencia de su pensamiento y obra. Madrid: 910 de mayo de 2014
«Franco inaugura la Escuela de Maestría Industrial de Santiago y el Polígono Residencial de Elviña», p. 45 en
ABC, 20 de agosto de 1967, ed. de la mañana
«La Escuela de Maestría Industrial de Santiago. Su origen, su momento presente y su futuro inmediato. Puede
considerarse como uno de los Centros de Formación Profesional más importantes de España», p. 6 en El
Correo Gallego, 20 de agosto de 1967
MORENO BARBERÁ, Fernando: «Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela», pp. 5-24 + II, en
Revista Nacional de Arquitectura, n.º 156, dic.-1954
— «Memoria» del Proyecto de Escuela de Maestría Industrial de Santiago de Compostela, 1959
— «Facultad de Derecho de Valencia», pp. 12-17, en Arquitectura, n.º 67, jul.-1964
— «Escuela de Maestría Industrial, Monforte de Lemos», p. 47 en Arquitectura, n.º 110, feb.-1968
— «Centro de Orientación de Universidades Laborales Jesús Romeo – Cheste, Valencia», pp. 17-24, en Arquitectura, n. 142, oct.-1970
— «Escola de Mestría», p. 25-26, en Obradoiro, n.º 17, 1990
— «Escola de Maxisterio», p. 27, en Obradoiro, n.º 17, 1990
Biografía
Juan BRAVO BRAVO, doctor arquitecto por la Universitat Politècnica de València, profesor titular EU del Departamento de Composición Arquitectónica de dicha Universidad. Sus campos de docencia, investigación y publicación se centran en el ámbito de la Historia del Diseño, principalmente sobre espacio y equipamiento domésticos;
y también en la Historia de la Arquitectura española del siglo XX, en particular sobre la recuperación de la modernidad tras la Guerra Civil y la autarquía. E-mail: jbravo@cpa.upv.es
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