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ESTUDIOS EIDÉTICOS
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ESTUDIOS EIDÉTICOS
Una conversación desde el Sur
sobre la vida de las ideas y la
reconiguración de un espacio
disciplinar
Eduardo Devés y Andrés Kozel
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ISBN: 9789874268921
Estudios eidéticos
Compaginado desde TeseoPress (www.teseopress.com)
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Colección Pensamiento
Lainoamericano
La colección Pensamiento Latinoamericano pone a disposición de los interesados los resultados de la labor de los
investigadores y becarios del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín (CEL-UNSAM), así como de
las redes académicas e intelectuales de las cuales el espacio forma parte.
Prioriza la publicación de indagaciones cuyos objetos
de estudio aludan a las tramas y debates –categoriales y
simbólicos– que se han ido suscitando y enhebrando en
torno al significante “América Latina”.
Director
Andrés Kozel (CONICET-UNSAM, Argentina)
Comité editorial
Martín Bergel (CONICET-UNSAM / UNQui, Argentina)
Horacio Crespo (UNSAM, Argentina / UAEM, México)
Gustavo R. Cruz (CONICET-UNJu, Argentina)
Eduardo Devés (USaCh, Chile)
Marcelo González (UNSAM, Argentina)
Bernal Herrera Montero (Universidad de Costa Rica)
Soledad Jiménez Tovar (CIDE, México)
Hernán G. H. Taboada (UNAM, México)
Ana María Vara (UNSAM, Argentina)
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8 • Estudios eidéicos
Inés Yujnovsky (UNSAM, Argentina)
Diseño
Imagoipo
Damián Bayle (con base en antiguos ideogramas mesoamericanos e imágenes del Zodíaco Mariano)
Portadas
Teseopress con la colaboración de Laura Dos Santos
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Índice
Introducción .................................................................................. 11
Andrés Kozel
1. Itinerarios, temas, relaciones ................................................ 17
2. Los estudios eidéticos como propuesta de
reconfiguración disciplinar ....................................................... 39
3. Entidades y sistemas eidéticos: definiciones y formas
de clasificar..................................................................................... 71
4. Ideas, realidad y sociedad: ¿una relación simbiótica? .. 115
5. Pensando los cambios en el nivel eidético ...................... 137
6. Redes intelectuales y circulación eidética ....................... 169
7. Desarrollo eidético y eidología aplicada ......................... 203
8. Más allá del centro................................................................. 223
9. Inmersión en el futuro.......................................................... 243
10. Cajón de sastre ..................................................................... 271
Epílogo .......................................................................................... 317
Eduardo Devés
Bibliografía................................................................................... 321
Anexo 1.......................................................................................... 329
Anexo 2.......................................................................................... 333
Anexo 3.......................................................................................... 335
9
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Introducción
ANDRÉS KOZEL
Este libro pone a disposición de los interesados en la vida
de las ideas una serie de conversaciones sostenidas al respecto entre sus autores. Hay, como es sabido, una diferencia generacional entre los protagonistas. Hay, también, una
diferencia en lo que cabría designar como su coeficiente
de centralidad dentro de este ámbito de estudios. Desde el
principio del recorrido debe quedar claro que la propuesta
relativa a los estudios eidéticos pertenece a Devés. Mi papel
personal en esta aventura ha sido el del lector empático y
crítico que, teniendo la oportunidad de poder conversar en
reiteradas oportunidades con el autor, busca conocer mejor
su propuesta, contribuyendo eventualmente a su esclarecimiento y desarrollo.
Las conversaciones iniciaron en 2011 en Buenos Aires,
en ocasión del viaje intelectual por 100 ciudades latinoamericanas que entonces encaraba Eduardo Devés; prosiguieron en Talca (Jornadas de las Ideas), en Viena (54°
Congreso de Americanistas), en Santiago de Chile (2016),
y nuevamente en Buenos Aires y en Santiago (2017). También, desde luego, por correo electrónico, a lo largo de
todo el periodo.
Particularmente rico resultó un contrapunto sostenido
con motivo de la preparación, por mi parte, de unas notas
relativas a la actualidad de los estudios sobre el pensamiento latinoamericano solicitado por la revista Prismas para
su número aniversario (Kozel, 2015a). Para elaborar dichas
notas entrevisté a algunos especialistas, entre ellos a Devés.
Esa experiencia comenzó a fines de 2014 y tomó un par de
meses. Durante el intercambio aprecié que, al insistir sobre
la noción “estudios eidéticos”, Devés estaba proponiendo
11
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12 • Estudios eidéicos
una reconfiguración del espacio disciplinar, buscando abrir
perspectivas nuevas, que incluso podían situarse más allá de
los puntos de llegada de sus libros más conocidos. Seguidamente, acordamos ampliar las conversaciones, transcribirlas, editarlas y volcarlas en un pequeño volumen. A Devés
le pareció que el formato conversacional le ayudaría a organizar mejor los materiales referidos a la temática que había
ido acumulando y produciendo en los últimos años, sin llegar, empero, a plasmarlos en un libro.
De manera que las conversaciones versan sobre una
temática vertebradora: la historia, las realidades y las perspectivas del amplio espectro de abordajes que se dedican
al estudio del pensamiento y de las ideas, en principio en
América Latina, aunque, según se irá viendo, no solamente en ella.
Interesa aclarar que el contenido del volumen no se
limita a ser la simple transcripción textual de una serie
de conversaciones. Si es cierto que hay algunas zonas que
conservan genuinamente esa marca de espontaneidad, hay
muchas otras que fueron revisadas y retocadas en más de
una oportunidad. En varios momentos se acudió incluso
a materiales escritos por Devés –tanto previamente como
ad hoc–, destacando en este sentido las definiciones, las
propuestas clasificatorias y las enumeraciones ilustrativas.
Finalmente, en el momento de la edición, se realizó un trabajo específico de estilización, orientado a arribar a un grado de eslabonamiento argumentativo que, aun si distante
del tratado sistemático, no es exactamente el que caracteriza a la dinámica coloquial. En dicha fase se eliminaron
reiteraciones, se aclararon puntos, se despejaron referencias, se reubicaron pasajes. En suma, aun cuando preserva bastante del ánimo coloquial, el resultado es, más que
una conversación transcrita, una serie de transcripciones
re-trabajadas, re-dispuestas, enriquecidas. Se aproxima, así,
más a alguna variante del género ensayo que a una entrevista tradicional.
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Estudios eidéicos • 13
Una de las novedades centrales que se introducen es,
según anticipé, la noción de estudios eidéticos, finalmente
decantada como título de la obra. Buena parte de las conversaciones giran en torno a precisar en qué consiste esta
propuesta, cómo se relaciona con tradiciones preexistentes,
en qué se parece a y en qué se diferencia de otros enfoques más o menos emparentados, cómo cabe pensar sus
vínculos con otras disciplinas. Importa aclarar desde ahora
que la noción de estudios eidéticos es ofrecida tanto para
caracterizar lo que ha sucedido y sucede en este ámbito de
estudios como para incidir en los debates relativos a lo que
se desea que allí suceda. De este modo, la propuesta posee
una doble dimensión: junto a describir y analizar, perfila
una heurística y un programa.
Múltiples elementos de la labor de Devés me han
parecido interesantes desde mi toma de contacto con su
obra El pensamiento latinoamericano en el siglo XX, cuyos tres
tomos recorrí durante mis años mexicanos (2000-2010),
utilizándolos, entonces y después, para organizar mis cursos (Devés, 2004b, 2003, 2000).
El primero es su relación respetuosa con el legado
intelectual de América Latina y, más en particular, con lo
que habitualmente se designa como estudios sobre historia
del pensamiento y de las ideas latinoamericanas. En varias
oportunidades Devés se ha auto-situado en el cauce abierto por los aportes de figuras como Leopoldo Zea y Arturo Andrés Roig. Como podrá verse, la propuesta asociada
a los estudios eidéticos perfila una recuperación críticosuperadora de ese legado, aunque no una operación de tabula rasa, tan inconveniente en medios culturales como los
nuestros, donde tanto ha costado y cuesta todavía acumular
y potenciar densidades dialógicas.
Otro elemento valioso de la labor de Devés, que a la vez
empalma con los afanes del mejor Zea, es su preocupación
por pensar a América Latina, en particular a su dinámica
eidética, como parte del mundo periférico. Su libro Pensamiento periférico ha aportado importantes elementos en esa
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14 • Estudios eidéicos
dirección, siendo la propia noción de pensamiento periférico una hipótesis de trabajo audaz y estimulante (Devés,
2017a, 2014) Devés estudia las redes intelectuales y el fenómeno de la circulación de las ideas, a la vez que es un protagonista señaladamente activo de ambas cosas. Co-fundador
del Corredor de las Ideas y de la Internacional del Conocimiento,
es además un viajero incansable.
Otro de los elementos de interés es la disposición de
Devés a interrogarse con franqueza sobre el sentido de
los estudios de esta naturaleza, entendiendo la noción de
sentido en todos sus sentidos, incluso en aquel que tiene
que ver con la utilidad práctica. A Devés le importa desde luego la historia, pero le importa también, y quizá ante
todo, ayudar a que en nuestras sociedades se “piense más
y mejor”. La introducción de las nociones de “desarrollo
eidético”, “eidología aplicada” y otras conexas se desprende
de dicha inquietud, que no es exclusiva ni tampoco principalmente historiográfica. En estrecha relación con esto hay
que situar su insistencia a trabajar en el delineamiento de
una “agenda propia” y en la consolidación de una “intelectualidad auto-sustentada”. Su disposición a adentrarse en
terrenos asociados a la prospectiva eidética también ha de
computarse aquí.
Otro elemento estimulante tiene que ver con la apertura de Devés a pensar los estudios eidéticos en relación con
lo que sucede en otras disciplinas, tanto las más próximas
–filosofía, historia, estudios literarios y culturales, ciencias
sociales, lingüística, ciencias cognitivas–, como otras en
principio más alejadas, cuyos desarrollos pueden, a sus ojos,
ayudar a la mejor formulación/comprensión de una serie
de problemas cruciales. Tal es el caso, por ejemplo, de la
biología, varias veces convocada a lo largo de estas conversaciones sobre la vida de las ideas. Son expresivos de esta
apertura devesiana su voluntad de adentrarse en los territorios abismantes ligados al origen de la especie humana, su
dilección por el trazado de analogías entre lo que sucede en
el plano eidético y lo que acontece en otros ámbitos vitales,
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Estudios eidéicos • 15
su conocimiento y recuperación de aspectos de la obra de
pensadores como Francisco Varela y otros, que serán mencionados quizá más veces de lo que cabría esperar en una
tentativa de esta naturaleza.
El panorama actual de los estudios sobre pensamiento
latinoamericano es vasto y abigarrado. Existe una profusión
prácticamente inabarcable de obras, enfoques y espacios. La
propuesta de los estudios eidéticos aspira, según se anticipó, a participar de los debates sobre la materia aportando elementos para repensar los legados, para entender qué
está sucediendo y, también, para orientar al menos parte de nuestros esfuerzos en ciertas direcciones específicas,
centrando la atención en el delineamiento de una agenda
propia que ayude a pensar “más y mejor”.
Las conversaciones comprenden diversos planos de
discusión: qué son las ideas o sistemas eidéticos, cómo
caracterizar su “vida”, cómo estudiarlas, cómo clasificarlas,
cómo han vivido en Suramérica y en otros lugares, cuál ha
sido, cuál es, cuál puede ser el papel de las intelectualidades, en qué tipo de medioambientes tienden a prosperar las
ideas, qué cabe esperar que suceda en los planos eidético y
de los estudios eidéticos en los próximos años.
La organización del volumen no solicita mayores
comentarios. Está patentizada en el índice y en el diseño
tipográfico de los capítulos.
En un contexto como el actual, tan polifónico y exuberante cuanto alejado de las consonancias y de las armonías,
interesa escuchar la voz de Devés. El profesor chileno se ha
ganado ese derecho, entre otras cosas, por aquello que el
escritor argentino Roberto Arlt llamara, en un recordado y
flamígero prólogo, “prepotencia de trabajo”.
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1
Iinerarios, temas, relaciones
1.1. Es lícito suponer que quienes conocen tu obra han recorrido sobre
todo los tomos de El pensamien
pensamientto lainoameric
lainoamericano
ano en el siglo XX
XX. También,
que han visitado tus aportes posteriores, donde estudias las redes
intelectuales y donde amplías el foco para explorar el vasto territorio
del pensamiento periférico.
Algo que me he preguntado es por qué y cuándo “te volviste”
lainoamericanista, cuándo tomaste contacto con las obras de Zea,
de Roig… Más en paricular, cómo llegaste a concebir El pensamien
pensamientto
lainoameric
lainoamericano
ano en el siglo XX
XX. O, en otras palabras, ¿cuáles fueron,
en términos del iinerario intelectual personal, los factores que
te condujeron a planear y concretar esa obra? Por supuesto, con
esto apunto a tu formación académica, lecturas e intereses; más
ampliamente, a tu “circunstancia”, a tu posicionamiento en la cultura
del Chile de la dictadura y de la pos-dictadura.
Me fui acercando al pensamiento latinoamericano en la
preocupación por ligar la filosofía (mis estudios de comienzos de los años setenta) con nuestra historia, con nuestra
realidad sociopolítica, con la lucha contra las dictaduras que
aniquilaban a nuestros pueblos. Así como me distanciaba
de los autores clásicos de la filosofía europea, me acercaba a algunas figuras latinoamericanas y a las preguntas
en torno a qué significaba filosofar en Suramérica y, más
ampliamente, a cuál era la tarea intelectual, más allá de la
filosofía como disciplina.
En este marco se desarrollaron simultáneamente dos
líneas: pensar la realidad político-social regional desde la
trayectoria de nuestro pensamiento a la vez que entender
la propia trayectoria de este pensamiento y sus especificidades respecto de la europea, desde la cual, queriéndolo o
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18 • Estudios eidéicos
no, se ninguneaba esta trayectoria. Se trataba entonces de
detectar especificidades, aportes, grandes temas, conceptos
relevantes, figuras importantes.
En otras palabras, se hizo clave estudiar la historia de
nuestro pensamiento y los criterios a partir de los cuales
entender esa historia, es decir no limitarse a rememorar la
misma sino detenerse en las maneras de entender la trayectoria eidética latinoamericana: escuelas, períodos, denominaciones y así construir-cuestionar un aparataje teórico.
Este proceso me llevó a concebir que el estudio de las ideas
consistía en mucho más que rememorar las ideas y que
podía ofrecer potencialidades al propio pensamiento de la
región y del mundo.
Simultáneamente fue apareciendo la pregunta por
aquello que “no se había hecho” en los estudios sobre nuestro pensamiento: países poco estudiados, ámbitos disciplinares no considerados, sectores sociales poco atendidos,
asuntos no detectados, cuestiones teóricas no relevadas, etc.
Así se fue constituyendo, por un lado, la formulación de
lo que se han llamado los estudios de las ideas o estudios
eidéticos y, por otro, el afán por ir más allá de las maneras
como se recortó históricamente el quehacer.
Esto en parte me ha identificado como un especialista
en temas latinoamericanos, indoamericanos, afroamericanos, nuestramericanos, americanos del Sur, a la vez que
como un especialista de las circulaciones de estos pensamientos hacia el mundo, y también de las similitudes con
los de otras regiones del sur. Desde allí ha derivado mi
preocupación por pensar las periferias y el mundo desde el
punto de vista de éstas, si puede formularse así. Para esto
había que innovar, intentando transitar caminos que otras
personas no hubieran trillado.
1.2. Al pensar en los años previos a la elaboración de El
pensamien
pensamientto lainoameric
lainoamericano
ano en el siglo XX
XX, me es diícil no recordar
tu libro Esc
scép
épic
icos
os del sen
senido
ido, publicado en 1984. Inspirándote en
Descartes, e introduciendo cierto nivel de experimentación formal
(en la tradición de los diálogos ilosóicos, aunque también de
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Estudios eidéicos • 19
cierta literatura), escudriñaste allí la experiencia de tu generación,
chilena y lainoamericana, escépica “por pasmo”, tras el gran embate
propugnado por la realidad.
¿Hasta qué punto tu adentramiento en el estudio del pensamiento
lainoamericano tuvo que ver con el diagnósico trazado en ese
libro, con su conclusión, que desesima, no el escepicismo del
senido prácico o “realmente existente”, sino el supuesto fundamento
ilosóico del mismo? ¿Fue la comprobación según la cual “no todo da
igual” un acicate para seguir adelante tras el pasmo y el pos pasmo
y encarar un proyecto de semejante alcance? ¿Visualizas algún ipo
de nexo entre la sensibilidad caracterísica de la generación de los
escépicos del senido y la propuesta de los estudios eidéicos y, más
en paricular, del desarrollo eidéico?
No me parece que lo haya. Se trata de asuntos de diversa
índole y no guardan relación uno con el otro. Podría decir,
sin embargo, que después de la dictadura perdió algo de
sentido para mí seguir escribiendo sobre temas chilenos a la
manera en que lo había hecho en la década anterior. También, que para mí fue necesario tentar desafíos de mayor
alcance, que no se limitaran al espacio chileno. Puede ser
una pedantería de mi parte, pero entonces pensaba, y sigo
pensando, que, en mi medio, no había entonces mucha
gente que pudiera escribir a escala latinoamericana, y que
hacerlo podía tener sentido.
1.3. En más de una oportunidad has reconocido en Leopoldo Zea
y en Arturo A. Roig a iguras inspiradoras de tu quehacer. A ambos
podríamos considerarlos representantes emblemáicos de la tradición
asociada a la historia de las ideas lainoamericanas o a la historia del
pensamiento lainoamericano. ¿Está viva hoy esa tradición?, ¿en qué
senidos?, ¿hasta qué punto?, ¿cuál es tu relación con ella?
Claro que está viva, y agreguemos: Arturo Ardao, Francisco
Miró-Quesada, Abelardo Villegas, Ricaurte Soler, José Luis
Romero. Para mí está completamente viva, aunque con
esto no quiero decir que estén vigentes todos sus temas,
todos sus procedimientos o conceptos, todas sus maneras
de hacer.
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20 • Estudios eidéicos
Lo menos vigente a mi juicio es la inexistencia de pensadoras mujeres y de intelectualidades indígenas. Tampoco
está vigente esa cuasi sinonimia del pensamiento con el
ensayo imaginado como “filosofía”, dejando de lado la producción de tantas disciplinas o campos (economía, género,
asuntos internacionales) ya existentes cuando ellos escribían y de otros nuevos (ambientalismo, globalización). Otra
cosa tampoco vigente es identificar los estudios eidéticos
exclusivamente como parte de la historiografía, entendidos
como historia de las ideas [1.5; 2.1 y 2.9 a 2.11].
Lo que más reivindico de autores como Leopoldo Zea
o Arturo Roig es la capacidad de innovar en la apertura de
espacios para estudiar nuestro pensamiento, especialmente
en la época temprana de sus carreras. Luego, ya maduros,
la capacidad de inspirarse en la trayectoria del pensamiento
de Suramérica para pensar la realidad.
Digo que está viva porque existe un amplio discipulado
que continúa trabajando inspirado en esa trayectoria,
tomando ideas de allí como también peleándose con ella.
Sería completamente inadecuado negar esta vigencia argumentando que la historia de las ideas de Arthur Lovejoy
tiene muchas deficiencias. Estos autores recibieron algunas influencias de Lovejoy, pero en ningún caso trabajaron
con la noción de la “gran cadena”, que es lo más refutado
del usamericano.
1.4. ¿Dirías entonces que la propuesta de los estudios eidéicos se sitúa
en la tradición de estudios que suele emblemaizarse acudiendo a los
nombres de José Gaos, Leopoldo Zea, Arturo A. Roig, Arturo Ardao?
Por cierto, aunque no de manera servil, sino creativa y proyectivamente, creo yo. Tampoco podría ser estrictamente
servil o repetitiva, pues cada uno de ellos tuvo una serie de
especificidades… Tengo un artículo sobre el maestro Zea,
donde señalo algo de la herencia que recojo de él; puede
encontrarse en internet (Devés, 2010a).
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Estudios eidéicos • 21
1.5. Tengo presente ese arículo. Sobre algunos de sus énfasis iremos
hablando a lo largo de estas conversaciones, por ejemplo, sobre la
capacidad de Zea para elaborar agendas intelectuales tendientes a
“sacar” a cada uno de los países lainoamericanos y al conjunto de la
región de su ensimismamiento, para pasar a pensarse, decididamente,
como parte, primero, de América Laina, y, enseguida, del mundo
periférico. También, y en estrecha relación con ello, sobre su capacidad
para promover redes intelectuales meta-nacionales.
Hace un par de décadas la historia intelectual emergió como una
iniciaiva renovadora en este ámbito de estudios en América Laina.
La renovación supuso un gesto de desmarque con respecto a los
afanes, esilos y procedimientos asociados a la historia de las ideas
“tradicional”. Nada de esto ha borrado del mapa aquella otra herencia,
aunque los impulsos asociados a la historia intelectual y a la historia
de los intelectuales no pueden desconocerse. En América Laina, la
noción de la historia de las ideas tradicional alude, no exclusivamente
aunque sí sobre todo, a la tradición a la que hicimos referencia recién,
la del historicismo mexicano, más en paricular, a la obra de Zea y
sus ramiicaciones.
En tres palabras, la diferencia entre tu propuesta y la de la historia
intelectual, ¿remite simplemente a una cuesión de conformación del
canon o involucra asuntos relacionados, también, con el enfoque
analíico, con la perspeciva epistemológica, con cierto ipo de
militancia lainoamericanista?
Mi propuesta es que al hablar de estudios eidéticos se agrupan varias expresiones del quehacer de quienes se interesan por los estudios de las ideas, de las intelectualidades
que las hospedan, como también de sus relaciones con las
sociedades con las cuales entran en simbiosis, en perspectiva histórica o presente, en perspectiva básica o aplicada,
en perspectiva más referida al contenido de las ideas o en
quienes estas se expresan.
¿Por qué llamar “eidéticos” a estos estudios? En un texto interesante y sugerente, Antonio Ariño Villarroya (2007)
sostiene que la noción “ideología” se referiría tanto al estudio de las ideas como al contenido las ideologías, así como
“psicología” sirve para designar a la ciencia y a la psiquis.
Por mi parte, creo que eso pudo ser así en Destutt de
Tracy. Sin embargo, con el paso del tiempo, el primer sentido de ideología se perdió totalmente. Precisamente por
ello es necesaria otra denominación para el estudio de la
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22 • Estudios eidéicos
gran pluralidad de entidades eidéticas existentes, las cuales además no se reducen a lo que la denominación más o
menos consensual considera como “ideologías”, que son sistemas eidéticos específicos, que apuntan a la organización
de una sociedad nacional, y que se expresan en agrupaciones correspondientes a diversos sectores sociales [2.1; 2.7;
3.12-3.14; 3.30; 4.15; 9.30-9.31; 10.12].
Me parece clave la constitución de una disciplina o,
mejor, de un ámbito disciplinar con suficiente solidez e
identidad teórica para generar grados razonables de consenso en las categorías. Es decir, que sea capaz de reunir
las diversas expresiones de quienes nos dedicamos a estos
asuntos. A la hora de constituir el ámbito disciplinar de los
estudios eidéticos, es decisivo independizarlo de su identificación con la historiografía. Se trata de una cuestión clave,
y que no se resalta suficientemente. Los estudios eidéticos
pueden realizarse, entre otras maneras, como estudios de
historia intelectual o como historia de las ideas propiamente tales, como sociología del conocimiento o de otras
formas, pero en ningún caso deben asumirse como rama de
la historiografía [2.1 y 2.9 a 2.11].
Los estudios eidéticos constituyen un ámbito disciplinar específico que, como sucede en tantos casos, puede
establecer y de hecho establece asociaciones con otras especialidades, para mejor explorar un problema. Pero los estudios eidéticos no deben asumir la perspectiva diacrónica
necesariamente, sino también la sincrónica. Mucho menos
deben restringirse al estudio del pasado. Tampoco podrían
entenderse solamente como historia “intelectual”, y menos
en la versión de ésta como historia “de los intelectuales”. Es
necesario focalizarse en las ideas más que en quienes las
hospedaron, en la dinámica de las ideas más que en los
portadores. Por otra parte, los estudios eidéticos también
deben ocuparse del desarrollo eidético.
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Estudios eidéicos • 23
Por cierto, hay quienes identifican al pensamiento suramericano como un “pensamiento político” y ello lo parcializa y empobrece. No es únicamente un “pensamiento
operativo”, ni mucho menos sólo de barricada.
Los estudios eidéticos se toman en serio las ideas y
sus huéspedes y las maneras en que las hospedan. En este
sentido, existe una cierta “militancia latinoamericanista”.
Militancia es tomar en serio nuestra trayectoria eidética y
no reducirla a influencias, a disculpas, a justificaciones, ni
menos a frutos espurios de intereses mezquinos, sin dejar
de asumir que todo esto existe y también entre quienes
realizamos estudios de las ideas.
1.6. ¿A qué te reieres con desarrollo eidéico?
Una clave para pensar esto consiste en que los estudios
eidéticos no se plantean como objetivo de su quehacer solamente conocer el pasado eidético, intelectual u otro, sino
que también buscan propender al desarrollo de las ideas, al
desarrollo del pensamiento. Esto es fundamental para dar
un vuelco a la especialidad, asociando la disciplina con la
economía, la ingeniería, las ciencias de la vida, la lingüística,
y en particular con las ciencias cognitivas, sin necesidad de
cortar con las vinculaciones tradicionales: filosofía, historia
y estudios literarios.
Estudiar el pensamiento no puede entenderse siempre
separado del objetivo de pensar mejor, aunque tampoco
creo que este objetivo deba literalmente inspirar todos los
estudios acerca del pensamiento.
La analogía con la ciencia económica parece aquí la
más acertada: esta disciplina no apunta únicamente a entender cómo funciona la economía sino también a que funcione mejor. De modo similar, los estudios eidéticos deberían
propender en algún sentido a que se piense más-mejor.
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24 • Estudios eidéicos
1.7. Es probable, sin embargo, que quien hace historia del pensamiento,
intelectual, de los intelectuales o de los conceptos, se piense más
como pracicante de una rama de la historia que como un estudioso
de las ideas o como alguien deseoso de incidir de manera directa
en el desarrollo de las mismas. Es probable, también, que entre las
razones por las que se ha hecho pracicante de la disciplina histórica se
encuentre aquella especial forma de neurosis a la que hacía referencia
Georges Duby (1980): refugiarse en el pasado, en las huellas del pasado,
tomar distancia de un presente vivido como abrumador, sofocante…
En este plano creo que los enfoques (y asumo estos planteamientos más como enfoques que como paradigmas inconmensurables, lo que sería por demás presuntuoso) son más
complementarios que alternativos. Diversos enfoques revelan dimensiones diferentes de los asuntos que nos interesan
y me parece que debemos aprovechar esas potencialidades.
Se inventan y se continúan inventando procedimientos que
revelan diversos aspectos, incluyendo el estudio de quienes
estudian el asunto.
Lo que sería lamentable es imaginar que un enfoque
debe eliminar a todos los demás. Sería casi como pretender
que la realidad se estudia mejor desde la física que desde
la psicología y por tanto debemos hacer desaparecer esta
última disciplina. Esa cosa amplia y vaga que llamamos
“realidad” puede ser estudiada desde múltiples perspectivas.
Algo parecido ocurre con las ideas. Pueden ser estudiadas
desde múltiples enfoques, enfoques que poseen legítimas
acentuaciones y perspectivas. Sería ridículo pretender que
algún enfoque pueda dar cuenta cabalmente de determinado fenómeno, mucho menos de toda la realidad. Dicho
de otra manera: si lo que me interesa es el discurso de la
derecha en la prensa de Porto Alegre, los aportes de Teun
Van Dijk serán más interesantes o pertinentes que los de
María Luisa Rivara Tuesta, pero si me interesan los aportes
de José Acosta al pensamiento de su época, María Luisa será
notoriamente más pertinente que Teun. Sería lamentable,
pensar que debemos optar entre una u otro. Y que no se
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Estudios eidéicos • 25
interprete esto como relativismo, sino como búsqueda de
pertinencia, por un lado, y como lucha contra la arrogancia
de la moda intelectual, por otro.
Voy a ser más fuerte en esto estimado amigo. Como ya
hemos conversado en otras oportunidades, estas disputas
más que sobre los enfoques y su validez apuntan a posicionarse en el campo, pretendiendo levantar legitimidad descalificando el quehacer de otras personas. Y probablemente
ni tú ni yo estamos completamente libres de esto tampoco.
1.8. En un arículo reciente intenté trazar una suerte de balance de los
estudios actuales sobre el pensamiento lainoamericano. Propuse un
bosquejo clasiicatorio donde disinguí, básicamente, cuatro grandes
constelaciones: 1) la de la historia de las ideas o del pensamiento
lainoamericano, en la cual me incliné a ubicar, como instancia
renovadora, tu propuesta de los estudios eidéicos, 2) la de la
historia intelectual y de los intelectuales, 3) la asociada a los estudios
poscoloniales/ decoloniales, 4) la historia del pensamiento críico
lainoamericano en clave marxista (Kozel, 2015a).
En el propio texto reconocí que el bosquejo ofrecido no era plenamente
saisfactorio, entre otras cosas porque había iguras y obras que podían
formar parte de más de una categoría. También señalé allí que no había
demasiado diálogo entre los grupos, y que abundaban los gestos de
refundación, las apelaciones a diversos giros (“síndrome de Copérnico”),
etc. Me gustaría que formularas algún comentario a este bosquejo
panorámico. Por ejemplo, que comunicaras tus impresiones sobre
las obras de Saniago Castro-Gómez, de Enrique Dussel y de Pablo
Guadarrama, entre otros…
Pienso que Castro-Gómez y Dussel son más bien pensadores que estudiosos de las ideas. Entiendo que ambas
dimensiones se traslapan en ocasiones, pero lo que conozco de sus obras no apunta a estudiar el pensamiento de
terceras personas como sí sucede en El Positivismo en México de Zea o en el Esquema para una historia de la filosofía
ecuatoriana de Roig.
Por mi parte, he preferido la perspectiva geográficoinstitucional para cartografiar la comunidad de quienes nos
ocupamos de estudios eidéticos, señalando los grupos de
México-UNAM, México-El Colegio de México, Mendoza,
Quilmes, Chile, Río Grande do Sul, etc. Me ha parecido más
Ex libris: anita.gallardo@usach.cl.TESEOID: 5acaaf4b0605a. Sólo para uso personal
26 • Estudios eidéicos
simple, aunque menos profunda que la tuya. Sobre todo
me evita el problema que haya personas que caben en más
de una clasificación: de hecho mis pequeños aportes sobre
redes intelectuales, me pondrían en dos de tus grupos, desde
ya, y creo recordar que así figuro allí.
En favor de una perspectiva como la tuya deberé decir
que puedes incorporar a gente que trabaja en lugares relativamente aislados y no constituye grupo, en tanto que la
empleada por mí ha intentado describir los principales grupos reconocibles en la geografía intelectual de la región,
reconociendo que hay en Colombia, Brasil, Venezuela, Perú,
Cuba y Costa Rica, entre otros lugares, gente trabaja en
estos temas y que no aparece. Por cierto, también hay gente
fuera de la región que trabaja sobre nuestro pensamiento,
como hay gente que no clasificaría en ninguna de tus cuatro posibilidades. Pienso en particular en personas que han
trabajado el pensamiento más asociado a la literatura: Bernardo Subercaseaux y Ana Pizarro por ejemplo, cercanos a
los estudios culturales.
1.9. De acuerdo. En su Críic
ríicaa de la raz
azón
ón lainoameric
lainoamericana
ana CastroGómez embisió contra las propuestas de Zea y Roig. Pienso que una
propuesta de renovación ilosóica con esas pretensiones y alcances
no podría dejar de tener “efectos” sobre el modo de encarar el
estudio del pensamiento o de las ideas. Por otra parte, Zea y Roig
hicieron historia de las ideas, pero también fueron pensadores. ¿Podrías
ahondar sobre esta disinción, en general, y también en paricular, es
decir, considerando tu propio iinerario y el senido y el alcance de
tu propuesta?
De acuerdo también, pero entonces podríamos hablar más
de los enfoques y de las discusiones teóricas que de los
grupos que estudian las ideas, porque si Castro-Gómez les
ha criticado ha sido para proponer cuestiones alternativas,
pero él no ha hecho un trabajo alternativo al de éstos, que
yo conozca.
Estudios eidéicos • 27
Entre quienes han intentado una discusión teórica,
además de mi propio quehacer, podría señalar a Horacio
Cerutti, a Elías Palti; antes, a Ángel Rama, a Miró Quesada
y hasta a Antonio Cándido.
1.10. ¿Qué piensas de la propuesta de Pablo Guadarrama? ¿Estarías
de acuerdo en ubicarla como un caso híbrido entre las tradiciones 1)
y 4) que mencioné antes?
Pablo Guadarrama, además de ser un pensador, es
también el más importante estudioso actual del pensamiento cubano. Conozco parte de su obra, lo conozco a él, hemos
compartido en el seno del Corredor de las Ideas y es reconocido por buena parte de la comunidad de quienes nos
ocupamos de estos asuntos en la región como un especialista. No creo sin embargo que la comunidad reconozca a
los otros dos como estudiosos de nuestras ideas. Dentro de
tu clasificación, me parece pertinente ubicar a Guadarrama entre el 1 y el 4.
1.11. Reiriéndonos a otra igura clave, ¿qué piensas de la producción
de Horacio Cerui?
Con Horacio Cerutti nos conocemos hace unos veinticinco
años y por muchas conexiones pertenecemos a las mismas
redes. Su tesis doctoral y libro sobre el liberacionismo me
parece un trabajo muy importante y me ha inspirado en el
tratamiento de esta tendencia. Nos acerca también el discipulado en relación con Zea y Roig, aunque él estuvo más
tiempo y más cerca de ambos maestros. Pienso que es un
referente en los estudios eidéticos suramericanos, tanto por
su obra como por su discipulado. Sus trabajos acerca de
cuestiones teóricas y su diccionario me parecen relevantes.
Aprovecho esta pregunta para ampliar mi respuesta a
otras figuras que se han ocupado de estos mismos asuntos. Horacio Cerutti se ha orientado más especialmente a
la confluencia de la filosofía y el ensayo en nuestras tierras y, en este sentido, lo acerco particularmente a Pablo
28 • Estudios eidéicos
Guadarrama, a Clara Jalif, a David Sobrevilla, a Adriana Arpini, a Yamandú Acosta, a Hugo Biagini y a Mario
Magallón entre otras figuras, que se han focalizado principalmente en esta confluencia, interesándose menos por
la producción de las ciencias económico sociales, de los
estudios internacionales, del pensamiento político y teológico, aunque Yamandú se ha interesado ampliamente en
el pensamiento político uruguayo y suramericano y Cerutti escribió tempranamente sobre Lacunza. El ensayo ha sido
un ámbito privilegiado para estos autores y agrego en esta
ocupación a Liliana Weinberg, por cierto, a Javier Pinedo
y a Fernando Ainsa.
1.12. ¿Qué opinión te merece la obra coleciva El pensamien
pensamientto ilosó
ilosóic
icoo
lainoameric
lainoamericano
ano del Caribe y ‘laino
‘laino’’ (1300-2000)
(1300-2000), coordinada por Dussel,
Mendieta y Bohórquez?
Pienso que se trata de una obra meritoria, aunque no la he
estudiado con detención. Me parece que es un grano más
de arena en una playa inmensa, donde se van agregando y
sedimentando unos trabajos sobre otros. Con sus más y sus
menos debe ser mencionada junto a la obra, también relevante, de Carlos Beorlegui. No sé si conoces este chascarro.
Se ha dicho, aludiendo a las manías de ciertos hermanos
suramericanos que si se quiere hacer un negocio óptimo,
una forma sería esta: comprarlos por lo que valen para luego venderlos por lo que ellos creen que valen.
1.13. Me consta que ienes vínculos con varios espacios brasileños.
¿Cuál es tu apreciación de los estudios sobre ideas en Brasil? ¿Conoces
iniciaivas brasileñas con escala lainoamericana que valga la pena
comentar? Justamente, uno de los espacios que en mi intento de
balance no aparece es Brasil…
Conozco numerosos intentos pero que se auto-conciben
como estudios del pensamiento social brasileño, sea de la
filosofía brasileña, sea de las ciencias sociales brasileñas, sea
de quienes han forjado un pensamiento brasileño, pero que
no son encarados como parte de lo latinoamericano, en sus
Estudios eidéicos • 29
conexiones o paralelos. Es el caso de trabajos como el estudio de la filosofía en Brasil de Antonio Paim, ese otro acerca
de las ciencias sociales de Sergio Miceli, o la formación del
pensamiento brasileño de Otavio Ianni.
1.14. ¿Quiénes son los colegas/discípulos que actualmente sientes
como más próximos en cuanto a enfoque, esilo de trabajo, deinición
de/asedio a un determinado canon?
Creo que debemos hacer una distinción entre cercanía
afectiva-laboral y cercanía de enfoque. Por ejemplo, yo me
sentía más cerca afectiva y laboralmente de Roig, aunque, en
cuanto a enfoque, me sentía más próximo al maestro Zea.
A la hora de hacer cartografías de las redes creo que
es importante distinguir eso. La persona más cercana a mí
es Javier Pinedo, por la larga amistad y cariño, la organización de encuentros, la discusión permanente, la circulación
de información, la asistencia a congresos, la similitud de
nuestros contactos y amistades, las afinidades de sensibilidad, tanto intelectual como ideológica. Sin embargo, hay
muchos temas, conceptos o métodos que a mí me interesan y a él no, y viceversa. Por otra parte, hay trabajos de
Fernanda Beigel que aprecio especialmente, aunque con ella
nos encontramos poco y dialogamos poco, a pesar de la
admiración que le tengo. Con Pinedo dialogamos semanalmente sobre trabajos, programas, métodos, tendencias y
otras cosas. Menos frecuentemente, aunque bastante, conversamos con Bernardo Subercaseaux, Carlos Ossandón y
Ricardo Salas.
En el trabajo acerca de las redes intelectuales he estado más cercano a Marta Casaús, Ricardo Melgar-Bao y
Claudio Maíz. En relación al tema de la circulación de
las ideas desde Suramérica hacia África y Asia debo destacar a mi colega y amigo César Ross. En el estudio de
las ideas ambientales he unido mis pasos a los de mi otro
colega y amigo Fernando Estenssoro. Sobre las ideas acerca de temas internacionales, yendo desde la producción
30 • Estudios eidéicos
latinoamericana hacia otras regiones como Estados Unidos,
Europa Occidental y China y el Pacífico con Raúl Bernal
Meza y César Ross, además de la joven Constanza Jorquera.
Debo destacar también en Mendoza a Adriana Arpini,
Clara Jalif, Marisa Muñoz, Marcela Aranda y Dante Ramaglia, gente con la cual dialogo todos los años o cada dos,
en buena cantidad de encuentros. En Brasil ha sido relevante mi cercanía con María Elena Capelato y, sobre todo,
con Claudia Wasserman. En México, con algunos herederos
de Zea, como Alberto Saladino García, Mario Magallón y
Horacio Cerutti y con otros que no lo son, como Carlos
Marichal. En Uruguay, con Yamandú Acosta.
1.15. ¿En qué temas has estado trabajando úlimamente?
He trabajado por años en algunas circulaciones de nuestro
pensamiento con África, Asia y el Pacífico y cómo se han
reelaborado aquí y allá. He tratado de tomarme en serio
el pensamiento del Caribe, sobre todo del no-hispanófono.
Con esto he querido cortar ese cordón umbilical de la referencia exclusiva y receptiva con Europa, hacer también un
aporte tendiente a romper esa dependencia afectiva naturalizada con Europa.
Esto se ha combinado con el deseo de avanzar hacia
la comprensión de los grandes espacios y los grandes procesos, lo que voy denominando “pensar en grande” y que
me parece se ubica, en algunos sentidos, no en otros, en la
línea de Leopoldo Zea, pero que también puedo aproximar
a Dussel y Mignolo entre otras figuras de nuestra región
y del mundo periférico, como Gandhi, Fanon, Ali Mazrui
y Vandana Shiva, para romper o, mejor, para suplantar la
noción “modernidad” como manera de caracterizar la historia de los últimos siglos.
Estudios eidéicos • 31
Es decir, voy tratando de sumar conocimientos sobre
diversos ámbitos, del pensamiento, para inspirar nuevas
maneras de pensar la globalidad espacio-temporal y ello
desde el punto de vista de las periferias. Proyecto ambicioso, por demás, y difícil y abstracto como no lo he intentado.
Paralelamente, investigo acerca de cuestiones que son
más teórico-metodológicas que empíricas. La más importante ha sido cómo sentar una disciplina de estudios de las
ideas, entendidas como entidades eidéticas.
1.16. Estas cuesiones las retomaremos enseguida… Pero antes no
quería dejar de preguntarte lo siguiente: ¿no podría suceder que
avanzar sobre estos temas (“pensar en grande”) acabe por perilarte
más como pensador que como estudioso de las ideas? Has hablado
de suplantar la noción de modernidad como manera de caracterizar
la historia de los úlimos siglos, de repensar la globalidad espaciotemporal: ¿esto todavía es parte de los estudios eidéicos o forma ya
parte de otra agenda?, ¿estás pensando en reproducir la secuencia que
constataste en los casos de Zea y Roig, estudiar el pensamiento primero
para luego pensar la realidad?
¿Qué mejor destino tendría un enano que el de montarse
sobre hombros de gigantes? Y si así fuera, enhorabuena. Dicho esto, mi actividad intelectual no se ha limitado al
estudio de las ideas, que ha sido ocupación principal, pero
no exclusiva. Numerosos trabajos se han orientado hacia los
movimientos obreros y sociales, hacia la edición de antologías, hacia la agenda y la gestión de las redes, hacia la
integración regional, hacia la historia del tiempo presente,
sin esa denominación, y hacia algún problema filosófico,
entre otros asuntos.
1.17. ¿Qué balance has hecho de tu recorrido por las
ciudades lainoamericanas? ¿Tuvo alguna relación con los intereses
invesigaivos que acabas de enumerar o se trató de otro ipo de
experiencia?
Aunque tuvo el sentido de un viaje intelectual, trascendía con mucho mis afanes relativos a los estudios eidéticos. Fue una vivencia, una experiencia, una militancia, una
32 • Estudios eidéicos
convivencia, pero en ningún caso un viaje de investigación
sobre estudios eidéticos en sentido estricto. Sea como fuere, escribí un informe (Devés 2012), más que un “balance”
como dices tú. “Informe” porque solo informa y no evalúa
esa experiencia, por lo demás tan difícil de evaluar en el
corto plazo. Tengo pendiente escribir algo más, precisamente en el ámbito de la evaluación, aunque todavía no
me ha venido la inspiración para hacerlo. Correlativamente,
quizás todavía no es momento de decir ciertas cosas.
1.18. Cosas que ienen que ver con…
Tú me quieres llevar permanentemente a hablar de las
cosas, de las cosas más variadas y hasta de mis motivaciones
personales, que son poco interesantes. Yo quiero llevarte a
hablar de un solo asunto: las ideas.
Para decirlo de forma algo pedante: ha sido para mí
un esfuerzo sistemático de epojés y epojés llegar a hablar
de las ideas propiamente tales, como substancia y no como
accidentes, precisamente en la línea de entender su entidad.
Para la inmensa mayoría de la gente, incluso de nuestro
campo, las ideas son accidentes pegados a los seres humanos como la estatura, el color, las camisas o los programas
de TV. Creo que la mayoría de esta gente sabe de la existencia de la lingüística, como ciencia que estudia las lenguas, y
asume que la lingüística se ocupa de las lenguas específicamente. A esa misma gente, sin embargo, le cuesta enormemente asumir que las ideas puedan estudiarse en tanto que
tales. Por alguna quizás falta de capacidad de abstracción,
no puede entender la razón de ser de los estudios eidéticos
como estudio de las entidades eidéticas, sino que se imagina
usos de las ideas, artilugios, mentiras, medios y accidentes,
que por tanto no merecen estudios específicos, pues nada
son en tanto que tales. Sociología de las ideas, sí, psicología
de las ideas, sí, etc. No proponen anular la lingüística fundiéndola en la antropología, como quisieran en ocasiones
anular los estudios de las ideas fundiéndolos en la sociología
Estudios eidéicos • 33
o la historiografía. Y se confunden al decir que no habría
ideas sin humanos, cosa obvia en un sentido como decir
que no habría humanos sin vegetales y minerales. Pero bien
practican la antropología en versiones y más versiones y no
hablan nunca del carbono o de las lechugas.
1.19. Hace un momento apareció la palabra “militancia”. Creo que
en dos senidos disintos. Primero, hablaste de “tomar en serio
nuestra trayectoria eidéica”. Luego, al evocar tu viaje por las ciudades,
señalaste que la gira fue más una “experiencia militante” que otra cosa.
¿Militante de qué causa eres hoy?
La militancia por la constitución de una intelectualidad
orgánica y sustentable de Suramérica y de las regiones periféricas, que se conozca y reconozca recíprocamente; la militancia por la independencia afectiva respecto del eurocentrismo; la militancia por la afirmación de un pensamiento
autónomo, por sus interconexiones múltiples y variadas;
la militancia por una intelectualidad más auto-crítica que
crítica y más propositiva que crítica.
Pero qué pueden interesar aquí todas estas limitadas
formulaciones, cuando de lo que se trata es de cómo estudiar las ideas. Mucho menos otras militancias en favor de
la dilución del poder, contra el consumismo y todo neomaquiavelismo de los “gobernanzos” mundiales y en favor
de la acracia, la paz u otras buenas causas, como el amor,
en primer lugar.
1.20. ¿Cómo conectan estos elementos con tu proyecto de “suplantar”
el concepto de modernidad, de repensar la globalidad…?
Estas preguntas que me haces son muy difíciles y nos llevarían por caminos muy distintos al de estas conversaciones.
He querido trabajar siempre en diversos niveles y aunque
tienen grados de imbricación, no dan cuenta cabalmente
unos de los otros. Conversar aquí sobre repensar la globalidad nos aleja de los asuntos de este volumen. Pero diría
34 • Estudios eidéicos
que elaborar una teoría general de la circulación es superar
y negar la teoría de la modernidad, como interpretación del
mundo en los últimos siglos.
1.21. Dices “superar y negar la teoría de la modernidad como
interpretación del mundo” y me pides que dejemos el asunto fuera de
estas conversaciones… No es fácil aceptar tu sugerencia, pero podemos
intentarlo y centrarnos disciplinadamente en el tema de este libro,
aunque descuento que esa enorme y desaiante cuesión reaparecerá
de alguna manera.
¿Cómo ves el presente/futuro de los estudios sobre el pensamiento
lainoamericano en relación con los enfoques y las líneas
predominantes, con las agendas pendientes? ¿Qué sería lo deseable?
Veo varias cosas no muy sistemáticas y sobre esto podría
responderte muy latamente pues he pensado, repensado y
escrito varias cosas, en la tensión presente/futuro y en la
tensión pensamiento/estudios del pensamiento. Hace algunos años publiqué un artículo donde intentaba sistematizar
algunas ideas (Devés, 2005). También en el tomo III de mi
Pensamiento Latinoamericano trato de evaluar algunos de los
grupos que trabajan acerca de pensamiento latinoamericano. Otro acercamiento es el que he hecho a propósito de
Zea, que mencioné hace un momento.
Algo que debo decir desde ya y es que en esto nos
estamos topando con un problema que quizás hará explotar la categoría “pensamiento latinoamericano”, que voy
tratando de reemplazar por “suramericano”. A la hora de
estudiar el pensamiento de las intelectualidades indígenas, la noción “pensamiento latinoamericano” nos traiciona. Entiendo que esto de “latino” es algo convencional más
que “esencial”, pero es duro decir que el sumak-kausay es
pensamiento “latino”-americano. Ello incluso si en Estados Unidos a quienes se denomina latinos son más bien
étnicamente americanos y afrodescendientes y poco y nada
tienen de europeos o de latinos propiamente. En relación a éste y otros asuntos pendientes, hemos montado en
IDEA-USACH hace unos años el proyecto “Intelectualidades Emergentes”, con Pedro Canales Tapia y Alejandra Ruiz,
Estudios eidéicos • 35
entre otras personas. Trabajamos también para montar una
colección de volúmenes cuyo nombre es “Estudios de las
Ideas” y que posiblemente aloje estas conversaciones dentro de un tiempo.
Otra cuestión clave es la generación de una agenda
propia (no aislada). Soy muy contrario a la agenda europeizada de quienes llegan con la novedad, por ejemplo de
la “historia conceptual”, y pretenden convencernos que esta
receta aclara casi todo. Eso es tan provinciano o aldeano
(quien cree que su aldea otorga al mundo la medida) como
“epocano” (quien cree que su época otorga su medida a la
historia), y ello sin menoscabo de los aportes de Koselleck.
Además, posiciones como éstas no hacen sino desconocer
los diversos géneros o niveles de entidades y sistemas eidéticos, que no deben ser confundidos ni tratados de manera
arrebatada como “discurso político”. Pues no se trata de lo
mismo cuando se habla, por ejemplo, de la Ilíada, de la cosmovisión islámica o del último speech del principal agente
del imperio, ni vale para unos y otros la palabra “ideología”
ni el barato deus ex machina “contexto”.
Los temas que se discuten actualmente son numerosos:
el estatuto teórico de las escuelas de pensamiento que se han
desplegado entre nosotros, el problema de las ideas fuera
de lugar, las redes intelectuales, la constitución de un pensamiento suramericano, la circulación de las ideas, el valor
de ciertas nociones clásicas como “influencia”, la confección
de cartografías eidéticas, la relación de nuestra especialidad
con otras disciplinas…
Por lo demás, los aportes más importantes de los estudios eidéticos de esta región son algunas de estas cosas:
primera, haber puesto nuestro pensamiento en el mapa
mundial; segunda, haber instalado el estudio de las redes
intelectuales como factor muy relevante para trabajar las
ideas; tercero, haber reabierto la polémica acerca de las
ideas fuera (o no) de lugar; cuarto, haber consolidado la
noción pensamiento latino (sur) americano, siendo capaces
de proyectarla hacia la noción pensamiento periférico.
36 • Estudios eidéicos
Se dirá ciertamente que es poco y quizás haya algunos
aportes más. En los últimos años me ha interesado mucho
introducir una conceptualización proveniente de otras disciplinas como la lingüística, las ciencias de la vida o la
economía, para enriquecer-desafiar-subvertir a los estudios
eidéticos. El tema de las importaciones y exportaciones, el
tema de los medioambientes y los ecosistemas, el tema de
las sensibilidades, el tema de la circulación, el tema de los
ciclos, el tema de las mutaciones y cruzamientos, de las
hibridaciones, de las ampliaciones del objeto hacia las ciencias económico-sociales, hacia los estudios internacionales,
hacia el pensamiento ecológico, hacia las intelectualidades
indígenas, hacia el impacto en otras regiones, el de la utilidad de los estudios eidéticos para el desarrollo del pensamiento, y la aproximación entre los estudios eidéticos y los
estudios cognitivos, son cuestiones que deben ser abordadas por quienes se ocupan de estos asuntos y que debemos
incluir en estas conversaciones.
Estudios eidéicos • 37
1.22. No quisiera que concluyese esta primera parte de nuestra
conversación sin volver a preguntarte acerca del pensamiento
lainoamericano actual, aunque ahora en otra clave. Recuerdo la tesis
cíclica que preside tu Pensamien
ensamientto lainoameric
lainoamericano
ano: fases idenitarias
seguidas de fases centralitarias (esto, desde luego, con sus maices y
complejidades). Recuerdo también que en el tomo tercero deslizaste
que los estudios poscoloniales/decoloniales consituían uno de los
grupos más acivos, y que su prédica podía caracterizarse como neoarielista, o mejor, neo-calibánica. La pregunta iene que ver con la
relación entre pensamiento y proyecto políico: ¿cómo piensas el
acople/desacople de los planos cultural y políico?, ¿puede haber
pensamiento idenitario bajo proyectos políicos de orientación
centralitaria, en otras palabras, puede haber políica neoliberal con
académicos neo-calibánicos, y viceversa?, ¿qué implicancias iene eso
para tu conceptualización? Y, más allá de eso: ¿estarías de acuerdo
en que en la América Laina de los úlimos años hay una suerte de
escisión, en el senido de que coexisten tensamente proyectos políicos
y orientaciones culturales idenitarias y centralitarias? ¿Has tratado de
conceptualizar esta situación con base en la matriz interpretaiva de tu
Pensamien
ensamientto lainoameric
lainoamericano
ano?
Por cierto que puede haber desacoples y coexistencias.
Siempre ha habido tensiones entre el ámbito eidético y el
ámbito político, teniendo por lo demás en cuenta que ni uno
ni otro son completamente homogéneos, y menos si nos
referimos al conjunto de la región. Lo que intenté fue poner
de relieve una simple alternancia en las figuras que emergían en el pensamiento de la región, pero las que emergían
y que fueron luego reconocidas, no hicieron desaparecer
lo que antes se pensaba ni lo que se pensaría después. Por
ejemplo, Martí y Rodó escribieron cuando mucha política
estaba inspirada por orientaciones positivistas y asociadas
al darwinismo social.
El objetivo era entender la dinámica de las ideas y
los vaivenes de sus emergencias, no los proyectos políticos
y menos las acciones de los gobiernos. Me parece que es
interesante elaborar interpretaciones para el ámbito eidético propiamente tal, como también para esclarecer sus
conexiones con los ecosistemas en los que dicho ámbito
se desenvuelve.
2
Los estudios eidéicos como propuesta
de reconiguración disciplinar
2.1. ¿Cómo se deinen los estudios eidéicos? ¿Cómo se sitúan en
relación con disciplinas como la historia de las ideas, la historia
intelectual, la sociología del conocimiento, que hacen, también, aunque
con sus respecivas especiicidades, de las ideas su objeto de estudio?
Se ha inventado las expresiones “estudios eidéticos”, “estudios eidológicos” y “eidología”, todas a partir de la noción
griega “eidos”, que significa idea, para designar los estudios
que tienen por objeto las entidades eidéticas. Con el paso
del tiempo, he ido prefiriendo la primera expresión, para
evitar la confusión que puede suscitar el parecido de las
otras dos con el concepto clásico “ideología” [1.5]. En las
Jornadas de Talca de 2017, nuestra colega y amiga Cecilia
Sánchez observó que la noción de eidético/eidética podía
inducir a confusión en la medida que evoca a Husserl, la
segunda reducción fenomenológica, donde su sentido es
claramente otro. Sin embargo, pienso que este riesgo es
muy bajo. Es claro que estamos hablando de cosas muy
distintas, que en este espacio disciplinario las ideas de Husserl son poco conocidas, y que, además, aquí se trata de
ampliaciones.
Los estudios eidéticos comprenden aquellas disciplinas que tradicionalmente se han llamado “historia de las
ideas”, “historia de la filosofía”, “historia de la ciencia”, “historia intelectual”, todas pensándose como tributarias del
39
40 • Estudios eidéicos
quehacer historiográfico, aunque en numerosas ocasiones
sus contenidos no hayan correspondido efectivamente a la
dimensión temporal.
Un aspecto muy importante de esta propuesta es que
el paradigma historiográfico es uno de los pertinentes pero
en ningún caso el único. Los estudios sobre las entidades
eidéticas no se circunscriben a la dimensión histórica, que
por otra parte, y casi de suyo, los ha constituido en ciencia básica, inhibiéndoles el carácter aplicado, que podrían
igualmente desarrollar. Otras sub-disciplinas han sido por
ejemplo la “sociología del conocimiento” y los “estudios culturales”. Al estudiar los mitos, la antropología y las ciencias
de la religión también se abocan parcialmente al estudio de
entidades eidéticas. De hecho, los estudios eidéticos extraen
elementos de numerosas disciplinas, además de inventar los
propios, no obligándose a un divorcio de la historiografía,
aunque obligándose, eso sí, a la multidisciplinaria poligamia
o poliandria, como se quiera [1.3; 1.5; 2.11].
Los estudios eidéticos, que enfatizan el estudio de las
ideas más que de las intelectualidades, apuntan a estudiar
las entidades eidéticas en tanto que tales, es decir, en sí mismas, parecido a como la lingüística estudia las lenguas.
A los estudios eidéticos les interesa entender muchas
cosas relativas a las entidades eidéticas: cómo se componen, cómo se articulan, cómo mutan, cómo se cruzan, cómo
pueden clasificarse, cuáles son sus características, según su
clase, cómo y cuáles entran en simbiosis con las sociedades… Ello en nada obsta a que se practiquen formas como
la psico-eidología o socio-eidología, Sin pretender que una
especialidad sea mejor que otra, pues cada una explota un
nicho. Sería como decir que la biología, la zoología o la
botánica son mejores que la ecología o viceversa. Viva la
disciplina como también la interdisciplina…, y esta declaración no es eclecticismo sino más bien pragmatismo y
sentido común. Nuestra capacidad de pensar es muy amplia
y vamos elaborando muchas maneras de hacerlo.
Estudios eidéicos • 41
2.2. Entonces los estudios eidéicos quedarían
primordialmente por su objeto, las enidades eidéicas…
deinidos
En realidad, vengo pensando en tres aproximaciones, las
cuales se traslapan y complementan. No creo que sea necesaria una definición única ni menos que se pretenda cerrada y exclusivista. Lo repito, el quehacer intelectual tiene
tal vitalidad que revienta las definiciones cerradas. Por eso
hablo de un ámbito disciplinar donde se entrecruzan formas de trabajo y no hablo de una disciplina y menos de una
ciencia, en sentido estricto.
La primera aproximación focaliza su atención en el
objeto. De acuerdo con ella, los estudios eidéticos se ocupan de las entidades eidéticas y de éstas en relación a sus
realidades inmediatas.
Pero si los estudios eidéticos están obligados a darnos
un ámbito de ocupación privilegiado, no serían tanto sus
objetos que los definirían, sino una específica aproximación
al quehacer simbólico, a los comportamientos inteligentes e
incluso a la cultura material, en vistas a ser analizados desde
la pregunta por las ideas que se expresan.
Por otro lado, también pueden ser caracterizados como
aquel ámbito del que se ocupa el conjunto de estudios que
practica, ha practicado y practicará la comunidad de quienes se consideran y son considerados cultores esta área
de estudios.
Algunas personas consideran que la formulación “estudios eidéticos” es sofisticada o críptica y me han sugerido
que la resuma en “eidética”, que es homogénea con lingüística y con química.
42 • Estudios eidéicos
2.3. Objeto, mirada, quehacer/comunidad, es interesante pensar en
esta triple deinición de un ámbito que parece ser, consituivamente,
abierto. En tu opinión, ¿cuáles son aquellas disciplinas con las que
los estudios eidéicos establecen o debieran establecer vínculos
signiicaivos?
La respuesta sería demasiado larga y, en el trascurso de
la conversación, iremos haciendo precisiones. Por ahora,
puede decirse que el comercio con la historiografía debe
continuar, pero sin celos, que el parentesco con la economía y con la sociología es irrenunciable y que también
debe continuar el contacto con los estudios literarios que
ha sido igualmente tradicional. Curiosamente los estudios
literarios y la lingüística, su parienta cercana, han asumido varios conceptos que provienen o que se utilizan también en las ciencias de la vida: generaciones (José Ortega
y Gasset), lingüística generativa (Noam Chomsky) estructura genética (Lucien Goldmann), entre otros. Pero incluso
en los propios estudios eidéticos se han usado expresiones
genéticas para el estudio de las ideas africanas (Boele van
Hensbroek, 1999).
Los estudios eidéticos se han ligado, buscando interpretar o explicar sus objetos, a la sociología, la economía,
la politología, historiografía e incluso la ecología. En su
afán por encontrar un lenguaje y formulaciones adecuadas,
también se han inspirado en la lingüística, en los estudios
literarios y filosóficos, en los estudios culturales e, incluso,
en la geografía y la biología, sin menoscabo de adecuaciones
y adaptaciones. Una de las principales potencialidades de la
disciplina es su capacidad para hibridar lenguajes e incluso
para utilizar e hibridar paradigmas y enfoques provenientes
desde orígenes bastante lejanos.
La expresión estudios eidéticos permite pensar un gran
espacio de intersecciones disciplinares, que carecía de nombre, donde se entrecruzan surcos cultivados por diversas
especialidades. Conceptualizar el conjunto puede posibilitar el mejor encuentro sinérgico entre quienes cultivan las
diversas especialidades, a la vez que organizar una institu-
Estudios eidéicos • 43
cionalidad que las potencie recíprocamente y, sobre todo,
plantearse la elaboración de agendas de trabajo amplias y
relativamente fáciles de pensar con un concepto común.
Por otra parte, se puede entender esto mejor a la luz de
lo que ha ocurrido, en un plano mayor, con la noción “estudios culturales” que fue clave para potenciar esa área del
conocimiento y sin la cual no era posible coordinar a gente
que trabajaba sobre los media y otra que estudiaba la danza,
con gente que trabajaba sobre fundaciones de apoyo al arte,
y otra que trabajaba sobre historia del libro y así…
Las diferentes aproximaciones al interior de los estudios eidéticos equivalen a sub-disciplinas que apuntan a
obtener tipos diversos de respuestas. Así como la física no
es mejor que la química tampoco es mejor la historia de
las ideas que la historia intelectual. Puede discutirse, eso sí,
dado cierto problema, cuál de estas u otras podría responder mejor. Aunque sería más adecuado decirlo así: ante tal
problema una ofrecería tal tipo de respuestas y la segunda
tal otro, sin necesariamente ser mejor o peor. Una releva
ciertos elementos que la otra no y viceversa.
2.4. Sucede con frecuencia que al diseñar un programa de curso
o seminario muchas cuesiones “hallan su siio” y, al organizarse en
relación con otras, se esclarecen. ¿Tienes elaborada una propuesta
de curso de eidéica o de estudios eidéicos? ¿Cuáles serían sus
caracterísicas?
Tengo una serie de puntos que son los que he ido introduciendo a lo largo de mi propia docencia y que podrían
constituir algo así como un curso de “Introducción a los
Estudios de las Ideas”:
• Conceptos fundamentales con los cuales funcionan las
disciplinas que se entrecruzan en este ámbito.
• Maneras de hacer al interior del campo: tendencias
y figuras.
• Definición de las entidades eidéticas.
44 • Estudios eidéicos
• Clasificación de las entidades eidéticas (sistemas eidéticos y otras) y comparativismo: mitos, sistemas ideologías, dispositivos, etc.
• Clasificación de escuelas y tendencias eidéticas en las
diversas regiones del mundo (“100 nombres”).
• Metodologías: Las maneras y condiciones para trabajar
sobre lo eidético y sus conexiones: definiciones, conceptualizaciones, métodos de las sub-especialidades,
disciplina-interdisciplina.
• Mutación, cruzamiento, adherencia y simbiosis en/de
las entidades eidéticas.
• Circulación, difusión de las entidades eidéticas.
• Relaciones entre lo eidético y lo no eidético (lo que la
gente llama la “realidad”: neuronas, cerebros, organizaciones, estados, sociedades, personas…).
• Pendientes y agendas para la disciplina.
2.5. Vamos a ir tocando varios de los puntos que has mencionado recién
a lo largo de estas conversaciones…
Y si tuviera que confeccionar un programa de “Estudios
eidéticos aplicados”, comenzaría por algo más o menos así
(nunca he realizado un curso sobre esto, apenas he apuntado algunos de estos elementos en cursos dedicados a otros
asuntos). El objetivo general sería contribuir a la generación
de ideas que permitan pensar mejor, mediante la “programación” y el “aceleramiento artificial” de aquello que la
intelectualidad o la sociedad de modo “natural” lleva a cabo
lentamente. Los objetivos específicos serían los siguientes:
• Discutir en qué sentido los estudios de las ideas y sus
realidades inmediatas pueden considerarse como “aplicados”, tratándose de un ámbito tan abstracto.
• Fomentar la transferencia de conceptos y paradigmas
entre las disciplinas.
• Estudiar la circulación de las ideas.
Estudios eidéicos • 45
• Contribuir (mediante procedimientos de la ingeniería
geneidética) a la elaboración de conceptos “traductores” o “esperánticos” que operen como “puntos en
encuentro” entre discursos diversos.
• Contribuir a la elaboración de paradigmas y metodologías para el estudio de los fenómenos eidéticos (orientándose particularmente hacia la capitalización de los
paradigmas y conceptos existentes en otras disciplinas).
• Establecer instancias de diálogo entre discursos diversos: disciplinas, ideologías, teologías-religiones.
• Contribuir a la elaboración de procedimientos para
el desciframiento de códigos geneidéticos y su posible aplicación.
• Confeccionar cartografías eidéticas (de acuerdo a
regiones geográficas, áreas geo-culturales, épocas,
escuelas, etc.).
• Suministrar “ideas artificiales” para ser testadas.
• Contribuir a la creación de los criterios para elaborar
“informes eidéticos” y elaborarlos realmente.
2.6. Vamos a volver más adelante sobre la dimensión aplicada de los
estudios eidéicos [7]. Ahora me interesa que sigas presentando tu
propuesta en el senido más amplio posible. ¿Qué líneas de relexión
vienes culivando úlimamente en relación al robustecimiento de la
misma?
Mencionaría cuatro líneas principales. En primer lugar,
he estado trabajando algo sobre la noción “medioambiente
intelectual”, sobre la cual expuse en las Jornadas de las Ideas
en Talca en 2013 y que tú escuchaste. Esta noción quiere dar
cuenta de una dinámica de las comunidades intelectuales,
donde los agentes asumen roles que adquieren sentido y
desarrollan aptitudes que se hacen comprensibles al interior de dicho ecosistema, cosa que podría no ocurrir en
otros. A ver si me explico mejor: los ecosistemas adquieren
dinámicas que envuelven a los agentes, que no se explican
solamente por sus antecedentes biográficos, individuales o
sociales ni por su formación intelectual.
46 • Estudios eidéicos
Este mismo asunto de los ecosistemas intelectuales me
ha interesado en relación a la eclosión de la creatividad en
éstos. Intento trabajar en el asunto de la creatividad, aunque
con poca velocidad y, peor, con escasa creatividad yo mismo. Se trata de pensar de qué maneras puede potenciarse la
creatividad en el pensamiento de América del Sur. Mi percepción es que el pensamiento en Suramérica no pasa por
su momento de mayor creatividad en estos primeros lustros
del siglo XXI, aunque pueden tenerse en cuenta numerosas innovaciones. He estado leyendo a Randall Collins, su
monumental Sociología de las filosofías (2005), para afinar la
mirada en este asunto. ¿Por qué existen ecosistemas intelectuales donde eclosiona en alto grado la creatividad y en
otros no? ¿Qué conjuntos complejos de causas son necesarios para producirla? Ya conversaremos más de esto. En
todo caso, insisto que, en algún sentido, quienes estudian
el pensamiento deben aportar a “mejorar” el pensamiento,
cosa que puede entenderse de variadas formas [7.4].
En tercer lugar, en las Jornadas de Talca de 2014, donde
no estuviste, expuse acerca de los estudios sobre redes intelectuales y los criterios para hacerlos funcionales al mejoramiento del quehacer de las propias redes intelectuales. Esto
se refiere a lo que mencioné hace un momento acerca de los
estudios eidéticos aplicados o eidología aplicada. Intentando generar un acercamiento entre los estudios intelectuales
y las ciencias (o técnicas) de la administración. Esto de las
redes intelectuales es importante, pues su estudio me parece
el mayor aporte latinoamericano a los estudios de las intelectualidades [6.16-6.18].
Otro tema que intento es el acercamiento entre los
estudios eidéticos y las ciencias cognitivas, intentando mostrar que algunos sistemas eidéticos han prosperado según
principios evolutivos, es decir, son funcionales al desenvolvimiento de la especie, o dicho mejor, han prosperado
aquellos que han facilitado el desarrollo de la especie, incluyendo el proceso de “hominización”. Todavía con mayor
radicalidad, me atrevo a aventurar una hipótesis: hemos
Estudios eidéicos • 47
alcanzado la calidad de homo sapiens debido a sistemas
eidéticos que nos desafiaron a pensar mejor, oficiando de
mecanismos de selección natural. Hubo sistemas eidéticos
que facilitaron que se aumentaran determinadas destrezas
de nuestro cerebro y de nuestro organismo y que oficiaron
como agentes de selección. Ello en dos sentidos: llamaron
al cerebro a desarrollarse e impulsaron a eliminar a quienes
no podían asumir tal sistema eidético por demasiado sofisticado. Por otra parte, concebir algunos géneros de sistemas
eidéticos como entidades en simbiosis con las sociedades de
seres humanos permite acercar los estudios eidéticos a las
ciencias de la vida, invita a hacerlo.
2.7. Alguien podría preguntarse por el senido de introducir una (otra)
nueva denominación, como es el caso de la fórmula estudios eidéicos,
en un ámbito de alguna manera saturado de propuestas programáicas
y gestos fundacionales. ¿Cuál sería el “beneicio” epistemológico de
arribar, pongámoslo así, a un consenso en torno a tu propuesta? ¿No
estaríamos ante una nueva manifestación del síndrome de Copérnico al
que hice referencia anteriormente [1.8]?
La noción estudios eidéticos quiere por una parte mejorar
la precisión del ámbito de estudio. Se trata de una formulación que alude a un ámbito disciplinar, no a una disciplina
ni mucho menos a una ciencia. Es preferible a la noción
estudios “ideológicos”, porque las ideologías son apenas una
de las formas que asumen las entidades eidéticas, aunque
sea la más conocida.
Al centrar la discusión en las ideas, estos estudios se
distinguen de otras disciplinas (sin evitar traslapes e interconexiones) y pueden abocarse a su estudio en sus diversos
niveles o expresiones: lenguas, mitos, cosmovisiones, sistemas filosóficos, ideologías, cuerpos legales, pero también
en diversos recortes disciplinarios, como es el caso de las
ideas jurídicas, económicas, sociales, sobre asuntos internacionales, pero también mentalidades y sensibilidades, o
bien según los agentes (pueblos, etnias, gremios, agrupaciones, estamentos, clases, etc.). Si pensamos en el mito,
48 • Estudios eidéicos
encontramos una amplia familia de leyendas, cuentos populares, historias de personajes sobrenaturales, tradiciones y
creencias, por mencionar algunos parientes. La pluralidad
y variedad de lo eidético es inmensa y sería un despropósito identificarla exclusivamente con alguna o algunas de
sus manifestaciones: los conceptos políticos, por ejemplo. Y
dado el caso, la historiografía de los conceptos puede ser
una fórmula muy interesante para estudiar el 1% o el 5%
del universo eidético, para el 95% restante tiene muy poco
valor. Esto no le invalida, sólo le ubica como un método
para alcanzar determinados objetivos. Lo anterior nos conduce de golpe al omni-eidetismo: las ideas están por todos
lados, se trata de relevarlas y en muchos sentidos de potenciar su desarrollo. De más está decir, por otra parte, que a un
mismo corpus eidético podemos hacerle diversas preguntas
y según éstas acudiremos a unos procedimientos u otros,
dialécticamente, pues cada procedimiento nos permite ver
unas cosas y no otras.
Estudios eidéicos • 49
2.8. Eniendo entonces que con la introducción de la expresión estudios
eidéicos estás proponiendo agrupar iniciaivas ya existentes. Como
toda propuesta de esta naturaleza, iene un coeiciente de polemicidad.
Veo aquí dos problemas. Uno es que los estudios eidéicos son algo
que indudablemente existe, aunque no como tal, con esa denominación
ni, tampoco, exactamente, con el senido y los alcances que propones.
Esto vendría a ser revelador de tensiones entre la descripción de un
estado de cosas y el perilamiento de una heurísica y de una suerte
de utopía.
El otro problema es cómo podría relacionarse una iniciaiva como ésta
con la enmarañada insitucionalidad ya existente, con la diversidad de
perspecivas y formas de trabajo. Para ponerlo de otro modo: una
opción no menos legíima sería la de admiir la heterogeneidad radical
e insuperable en este ámbito de estudios y preconizar, por ejemplo, una
especie de minimalismo. La propuesta de los estudios eidéicos parece
orientarse a la búsqueda de una suerte de comunión relaiva, de arribo
a un consenso amplio, de dotación de algún ipo de orden para el cuasicaos imperante, de agrupamiento y capitalización de logros, de acceso
a mayores niveles de densidad. En este senido, es diícil no verla como
una construcción englobante, a la que podría atribuírsele una vocación
megalómana, hegemonizante, hasta imperial/ista…
Pienso que al hablar de estudios eidéticos se agrupan variadas expresiones de quienes se interesan por los estudios de
las ideas, de las intelectualidades que las hospedan como
también de sus relaciones con las sociedades con las cuales
entran en simbiosis, en perspectiva histórica o presente, en
perspectiva básica o aplicada, en perspectiva más referida al
contenido de las ideas o en quienes estas se expresan.
Me parece clave la constitución de un ámbito disciplinar que agrupe estas expresiones así como a la comunidad
de quienes nos dedicamos a este asunto, promoviendo a la
vez la maduración de un lenguaje, entre otras cosas. Este
ámbito disciplinar se encuentra muy poco constituido, lo
que hace que opinen en un mismo plano personas que,
si se tratara de hablar del cosmos, podríamos considerar
ptolemaicas, ufológicas, teológicas, astrológicas y astronómicas, entre otras. Como ves, si por un lado me muevo
hacia la ampliación del ámbito disciplinar, por otro busco
destacar la necesidad de constituirlo con ciertas definiciones más precisas.
50 • Estudios eidéicos
La insistencia en los “enfoques” diversos, en el “cruce
de caminos”, en la noción “ámbito o área disciplinar”, pienso
que impide ver esta propuesta como hegemonizante, precisamente porque plantea la coexistencia, no la exclusión. Por
otra parte, ello puede decirse de cualquier propuesta. No
me preocupa mucho. Epistémicamente, me gusta la noción
de “punto de encuentro”. Entender un área disciplinar como
un encuentro entre líneas de trabajo o enfoques que se
entrecruzan en un punto. Ese punto y sus regiones cercanas
constituyen un área disciplinar. Así como van divergiendo,
en el otro extremo, se encuentran otros puntos de confluencia, que son otras áreas disciplinares.
Sí me preocupa, en cambio, que sea una propuesta que
fecunde el quehacer en vez de inhibirlo, y correlativamente,
que le ofrezca cierto status de profesionalización, elevando
el nivel de las discusiones, sacándolo del nivel de las “opiniones”, donde cualquier persona las entrega sobre el contexto, confunde ideologías con mitos originarios o refiere
como miembros de una misma generación a personas que
nacieron con 100 años de distancia.
Te lo cuento como anécdota. Hace poco, me tocó escuchar una persona que hacía un contraste entre lo que llamaba “la generación de Bolívar, Sarmiento y Rodó” y los
autores decoloniales, o algo así.
2.9. Queda claro, entonces, que la diferencia entre la propuesta de los
estudios eidéicos y la de la historia intelectual remite a una cuesión
de enfoque y, también, de teoría de conjuntos, en el senido de que,
para la primera, la segunda es algo así como un sub-conjunto suyo…
La historia intelectual (entendida normalmente más bien
como historia de las intelectualidades que de lo intelectivo) es un sub-campo en más de un sentido. Los estudios
eidéticos se interesan por la historia (por el pasado y por
la historicidad del pensamiento y de sus huéspedes) pero
también por el presente; se interesan tanto por las intelectualidades como por otros ámbitos sociales y sobre todo se
interesan por las ideas en tanto que tales.
Estudios eidéicos • 51
Estudiar los fenómenos eidéticos en la dimensión sincrónica y en el presente es clave. Se trata de renunciar a
la formulación historiográfica como única. Además, si los
estudios eidéticos quieren realizar estudios aplicados, ello
es muy difícilmente compatible con una perspectiva exclusivamente historiográfica.
En verdad, los estudios eidéticos desde siempre, por
así decirlo, han trabajado con diversas disciplinas pero por
alguna razón se han denominado “historia de…”, no habiendo hecho verdadera historiografía en numerosas oportunidades. La dimensión diacrónica o evolutiva no siempre ha
estado presente. En numerosas oportunidades se han realizado estudios sincrónicos incluso sobre el pasado, como
fotografías.
2.10. Este punto de la no restricción historiográica o diacrónica
aparece como algo crucial en tu propuesta, y es algo que no le resulta
tan claro a todos los colegas. En las Jornadas de Talca de 2017,
donde presentamos una versión de esta propuesta, Dante Ramaglia
solicitó precisiones en este senido. ¿Puedes dar ejemplos de estudios
eidéicos no diacrónicos?
Pienso en distintos tipos de investigaciones eidéticas. En
primer lugar, todo lo que se refiere a las discusiones teóricas, tanto sobre la disciplina y su entorno como acerca de
definiciones de sus objetos de estudio y pertinencia, de sus
herramientas conceptuales. En segundo lugar, lo concerniente al estudio de las ideas en el presente. En tercer lugar,
lo relacionado con las agendas proyectivas (hacia el futuro)
en diversos ámbitos eidéticos. En cuarto lugar, lo que alude
a trabajos de asesoría. Finalmente lo que se trabaja en el
ámbito de la ingeniería eidética.
Como ejemplos para cada uno de los tipos mencionados sugiero:
1. Discusiones sobre si debe hacerse historia intelectual o conceptual o de las ideas. Las discusiones en
torno al sentido de este quehacer o de alguna de sus
52 • Estudios eidéicos
2.
3.
4.
5.
expresiones. Por ejemplo, propuestas para una mejor
historiografía de las ideas…; Estudios sobre cómo conceptualizar las ideas o entidades eidéticas, los sistemas
de ideas, las ideologías, las intelectualidades, las redes
intelectual; Los estudios acerca de los instrumentos
conceptuales de la disciplina, que la emparientan o distinguen de otras cercanas: por ejemplo, las distinciones
entre escuela de pensamiento y tendencia.
Estudios como: “Últimos desarrollos del pensamiento
neoliberal” o “Las ideas en Chile en la actualidad” o
“Tres maneras de pensar el desarrollo económico hoy”,
o “Análisis de los discursos del presidente de turno”
o “Estado de la cuestión en las teorías antropológicas
contemporáneas”.
El quehacer proyectivo o prospectivo se realiza frecuentemente al interior de diversos ámbitos disciplinares y es muy cercano a los “estados de la cuestión”
o “estados del arte”, que frecuentemente se hacen sin
método ni oficio, sino de manera impresionista y amateur. Ejemplo: “Tareas y desafíos para el pensamiento
sobre democracia”.
Un encargo de una editorial: “Estudio acerca de las
tendencias futuras en las ciencias sociales”, en vistas a
elaborar una política editorial.
Proyecto: “Puntos de encuentro entre el pensamiento
islámico progresista y el socialismo para la elaboración
de una agenda común”. Investigación de laboratorio:
“Introducción de genes del pensamiento ácrata en el
pensamiento integrista católico”.
Los ejemplos anteriores no se refieren al pasado, no
contemplan necesariamente la dimensión temporal, no se
realizan con los métodos de la historiografía, no requieren
del oficio historiográfico, no se producen al interior de la
institucionalidad historiográfica; además, las personas que
los escriben no han estudiado historiografía ni se ven a sí
mismas como historiadores.
Estudios eidéicos • 53
Todo esto parece muy claro, salvo para personas que
sostienen posiciones “pan-historiografistas”, como aquella
que calificó a su madre de historiadora, pues le preguntó de
dónde venía y ella le contó que había ido a comprar pan a la
esquina. “En el fondo mi madre es una historiadora”, afirmó.
Estaba entusiasmada, en su primer semestre de estudios.
De hecho, esta conversación entre nosotros podría ser
considerada como parte del acervo de los estudios eidéticos
y no es un libro de historia de las ideas, aunque en el futuro quienes se ocupen de la disciplina de las ideas puedan
trabajarlo como un libro ya histórico. Claro, si tenemos la
suerte que pase a la historia.
Es destacable que varias de estas labores ya se hacen
y ni siquiera se consideran parte de los estudios eidéticos,
en la medida que el campo no está suficientemente considerado. No es algo raro, ha ocurrido por todas partes.
En el pasado, los juristas oficiaron de sociólogos, cientistas
políticos y economistas, entre otros oficios.
2.11. Resumiendo, ¿la propuesta de los estudios eidéicos consisiría
en reformular este ámbito disciplinar en tanto “punto de encuentro”,
una suerte de paraguas amplio que deje claramente establecido el
no monopolio historiográico y que permita avanzar hacia un mejor
planteamiento y hacia una mejor deinición de la pluralidad de
enfoques, énfasis y esilos de trabajo implicados?
Me parece una muy buena formulación. Los estudios eidéticos pueden tener tantas expresiones diversas como las ingenierías, los estudios económicos o psicológicos. De hecho,
quienes se ocupan de ello ya lo hacen de maneras muy
diversas: sobre ámbitos muy variados de la realidad eidética
(regiones, épocas, especies) y también con métodos, enfoques y paradigmas diferentes. Las disciplinas ya existentes
que serían agrupadas en los estudios eidéticos son: la historia de las ideas, de la filosofía, de las ciencias, de las mentalidades, la historia conceptual, los estudios del discurso y de
las mentalidades, la sociología del conocimiento, la sociología de la intelectualidad, la sociología de la ciencia, las
54 • Estudios eidéicos
ciencias de la religión, numerosas expresiones de la antropología que se refieren a los mitos y a las formas de pensar
de los pueblos ancestrales y originarios. Se traslapa con la
gnoseología y con la epistemología. Se emparienta con las
ciencias de la vida, con las otras ciencias del conocimiento,
con las ciencias sociales y, por cierto, con la filosofía y con
la historiografía, desde donde emerge como una más de las
disciplinas que van encontrando entidad propia e independizándose de las disciplinas madres. Las ciencias del conocimiento, por su parte, se emparientan con las ciencias de la
vida por un lado y con las humanas por otro.
El terreno puede ser amplísimo. Casi cualquier producción inteligente puede concebirse como expresión de ideas,
así como la ciencia química puede estudiar toda la realidad
en su dimensión química.
2.12. ¿Cuáles serían los objeivos de los estudios eidéicos entendidos
de esta forma?
He pensado que se pueden plantear los siguientes:
• Estudiar las entidades eidéticas y sus componentes,
relaciones y evoluciones, en su especificidad de entidades eidéticas, es decir, no concibiendo a las ideas
como productos neuronales ni psíquicos, aunque haya
terrenos fronterizos;
• Estudiar las entidades/sistemas eidéticos en sus conexiones con realidades no eidéticas (neuronas, cerebros,
sociedades), sabiendo siempre distinguir lo uno de lo
otro, dicho en forma distinta: estudiar las maneras en
que las poblaciones eidéticas se articulan (negocian sus
simbiosis) con las poblaciones inteligentes en ecosistemas en movimiento;
• Entender cómo las entidades eidéticas han constituido
a los seres humanos, cómo los seres humanos se han
hecho mamíferos capaces de elaborar entidades eidéticas, mamíferos con un cerebro capaz de contener entidades complejos, mamíferos con un cerebro en el cual
Estudios eidéicos • 55
se pueden implantar estas entidades eidéticas que le
“exigen”, a un mismo cerebro, como una dulce pedagoga, como un entrenador riguroso, como un tirano
implacable…
• Construir o reparar entidades eidéticas que contribuyan a aumentar y mejorar la vida;
• En relación a todo lo anterior, constituir un ámbito disciplinar que estudie las entidades eidéticas en su especificidad, logrando constituirse como tal, sin aislarse y
siendo capaz de dialogar con otros ámbitos disciplinares, especialmente con las ciencias humanas y sociales,
con las ciencias cognitivas y las ciencias de la vida.
2.13. ¿Has pensado en avanzar en una sistemaización de la variedad
interna de los estudios eidéicos?
He pensado en el siguiente esquema de enfoques y escuelas
al interior de los estudios eidéticos, y seguramente se me
escapan opciones:
Las “historiografías”:
•
•
•
•
•
•
De las mentalidades
La conceptual
De las ideas
De la ciencia
De la filosofía
La intelectual
Las “sociologías”
• Del conocimiento;
• De los intelectuales;
• De la ciencia.
Las “antropologías”
• Las ciencias de la región
• Los estudios del mito
• Los estudios de las pueblos ancestrales
56 • Estudios eidéicos
• Los estudios de los pueblos originarios
Otras formas del quehacer
• El análisis de discurso y de los contenidos de los
medios de comunicación
• El estudio de las visiones de mundo
• Los estudios clásicos e incluso arqueológicos, por sus
abordajes de los mitos, el pensamiento y la cultura de
los pueblos de la antigüedad
• Los estudios sobre la institucionalidad de organización
del trabajo intelectual
• Los trabajos epistemológicos sobre el área disciplinar
• Las ingenierías eidéticas, los estudios prospectivos y
los aplicados.
También he pensado que en los estudios eidéticos existen subdivisiones de dos tipos: paradigmáticas y temáticodisciplinarias. Paradigmáticas porque las ideas se estudian
con diversos paradigmas e incluso más, en su sentido
amplio, mucha gente no estudia ideas sino intelectuales, o
géneros literarios como el ensayo, o historia de la ciencia
u otros quehaceres que, podría decirse, no son estrictamente estudios eidéticos, pues no se ocupan propiamente
de estudiar ideas, pero están en las fronteras. Pero entre
quienes estudian propiamente ideas también existen paradigmas: así la historia conceptual y la sociología del conocimiento abordan las ideas desde diversos puntos de vista;
podríamos agregar o inventar la socio-eidética, la psicoeidética (inspirándome de las escuelas lingüísticas: socio y
psicolingüística).
Asimismo, pero en parte atravesándose con la cuestión
de los paradigmas, debemos ver la cuestión las temáticas.
Hay gente que estudia pensamiento político o ideologías;
hay gente que estudia la historia de los paradigmas científicos; gente que estudia las mentalidades y otra las grandes
cosmovisiones; hay gente que estudia el pensamiento de
Estudios eidéicos • 57
alguna región del mundo en particular y gente que estudia
el pensamiento de alguna clase social, grupo o gremio, entre
otras muchas subdivisiones. Esto, evidentemente, puede
remitir a la formación disciplinar del especialista.
También tenemos gente que hace investigación básica y
otra que hace investigación aplicada y gente que se interesa
por los períodos o ámbitos geo-culturales amplios y otra
gente que se aboca a cuestiones muy específicas o monográficas.
2.14. ¿Dirías que hay/debiera haber un lenguaje propio de los estudios
eidéicos?
Los estudios eidéticos han elaborado históricamente un
lenguaje que ha ido constituyendo la disciplina, aunque no
siempre haya sido pensado de esta manera ni menos con
este objetivo. Los principales elementos de este lenguaje
están constituidos por la denominación de l@s:
• Escuelas: cepalismo, idealismo, arielismo, pragmatismo, funcionalismo, panislamismo, negritud…
• Períodos históricos: presocrático, helénico, medieval…
• Ámbitos geográficos: filosofía alemana, filosofía árabe,
pensamiento latinoamericano…
• Géneros eidéticos: ideología, mentalidad, disciplina
científica, pensamiento, cosmovisión o visión del mundo, tendencia de pensamiento, escuela…
• Ámbitos disciplinares: ciencias sociales, humanidades,
filosofía, física…
• Instrumental conceptual: paradigma, concepto, categoría, sistema, estructura, historia de las ideas, historia
conceptual…
• Grupos, generaciones y redes intelectuales: Generación
de 1837, Círculo de Praga, Jóvenes Otomanos, red
Internacional del Conocimiento.
58 • Estudios eidéicos
Este lenguaje no siempre ha sido creado ad-hoc y
muchas veces se introdujo sin ninguna intención académica ni menos propia de la disciplina. Pero en esto no hay
ninguna novedad, en todos los ámbitos del quehacer ocurre
así. La disciplina toma conceptos de donde puede y les va
otorgando un carácter académico.
Este lenguaje, que se encuentra también en otras disciplinas y, por de pronto, en las disciplinas madres, la filosofía y la historiografía, es clave para la constitución de
los estudios eidéticos. Más aún, éstos se constituyen en la
confluencia de este lenguaje, en su maduración y densidad.
No podría decirse que los estudios eidéticos son fundados en algún momento y luego “crean” un lenguaje. Por el
contrario, el lenguaje existe y su densidad constituye a los
estudios eidéticos que, a su vez, progresivamente continúan
avanzando en la reelaboración y creación de este lenguaje.
Por ejemplo, en los estudios del pensamiento de las regiones
periféricas me he encontrado con gran cantidad de conceptos definitorios de tendencias de pensamiento que no
se manejan entre quienes cultivan la disciplina en nuestra
región y que muestran la eclosión de conceptos al interior
de este ámbito disciplinar: panasiatismo, pannegrismo, panturquismo, teología minjung, teología del búfalo de agua,
eslavofilia y salafismo, entre tantos más.
Este lenguaje, que por cierto no es siempre consensual
y depende de las escuelas, de los paradigmas, puede ser
reunido y mejor constituido a través de la realización de un
diccionario que lo reúna, lo sintetice y lo critique.
El asunto de los conceptos adecuados es muy importante por varias razones: una, porque para entender la realidad es clave utilizar conceptos que “den cuenta” de ésta;
otra, porque la constitución de un espacio disciplinar pasa,
en buena medida, por la creación de una conceptualización específica.
Otro lugar de un lenguaje específico lo constituye la
propia reflexión sobre el ámbito disciplinar. Este mismo
libro da cuenta de ello, precisamente, en las más amplias
Estudios eidéicos • 59
dimensiones, cosa que se refleja en las discusiones sobre el
significado o alcances de la disciplina, en las tareas de ésta,
en sus objetivos y en su historia.
2.15. En tus respuestas has hecho varias referencias a otras disciplinas,
incluso has tomado prestadas imágenes y palabras de ellas. Algunas de
esas disciplinas son, al menos a primera vista, muy distantes de las que
conformarían el ámbito de los estudios eidéicos. ¿Podrías explicar las
razones que te han llevado a establecer analogías de esta naturaleza?
¿Qué esperas obtener de este ipo de operación?
Hay dos cuestiones muy importantes que quisiera señalar
en relación con este punto. En primer lugar, que es clave
el traspaso de conceptos desde varias disciplinas hacia los
estudios eidéticos. En segundo lugar, que los estudios eidéticos pueden ser propuestos como agentes singularmente
activos en los traspasos conceptuales a través de las disciplinas.
El traspaso de nociones y métodos entre las disciplinas
no es privativo de los estudios eidéticos, por cierto. El trabajo de unas personas inspira a otras y a veces cierto concepto o cierta concepción, incluso entre disciplinas bastante
alejadas, sirve, metafóricamente, para iluminar o ilustrar un
aspecto. Más profundamente, existen traslapes disciplinares y temas donde varias disciplinas se encuentran. Todavía
más, el trabajo de unas disciplinas inspira el de otras. Todo
esto permite entender dicho traspaso.
Ahora bien, existe una posición prudente y una timorata. La prudente: los traspasos deben ser útiles y razonables.
La timorata: no hay que contaminarse y además las disciplinas son inconmensurables y todo lo que venga de una ajena
destruye la especificidad de la propia.
Por ello, para hablar prudentemente sobre traspasos
conceptuales es clave la noción de “modelo”, pues permite
hacer estos traspasos conceptuales sin ocuparse de cuestiones antropológicas ni ontológicas, sino manteniéndose
60 • Estudios eidéicos
el nivel de lo instrumental. Ello no elimina la discusión
sobre la pertinencia de los conceptos o la validez de los
modelos empleados.
Con estos traspasos quiero fecundar los estudios eidéticos, trayéndoles aire y exogamia, para no continuar pegados solo a las ideologías liberales, a la historia del positivismo en el propio país, a los estudios sobre el ensayo de
1950, a la obra de Sarmiento… Asumiendo, por lo demás,
que investigar sobre estos temas me parece completamente
legítimo, aunque algo trillado. También pretendo iluminar
problemas que, pienso, se ven mejor con algunas categorías
de otras disciplinas: exportaciones eidéticas, cruzamientos
eidéticos, cartografías eidéticas, entre tantas otras. Obviamente, plantear problemas nuevos, como el origen de los
sistemas eidéticos entre los sapiens y antes. También generar diálogos, como el que he reiterado entre los estudios
eidéticos y las ciencias cognitivas. Y finalmente, instalar la
discusión sobre asuntos sincrónicos, para lo cual la inspiración en la lingüística ha sido clave [10.26].
2.16. Hace un instante ubicaste a la noción de “modelo” en el centro de
tu argumentación. ¿Qué quieres decir exactamente con “modelo”?
La palabra “modelo” quizá está algo viciada. Digo “modelo”,
como modelo a escala, como analogía e incluso metáfora,
es decir como constructo que se emplea para graficar mejor
algo sin pretender que sea real. Una maqueta de un edificio,
el dibujo de un átomo, la analogía del cuerpo con una organización social, permiten ilustrar ciertas cosas. Llevadas al
literalismo tergiversan lo mismo que pretendían aclarar.
Cuando traemos conceptos de un ámbito disciplinar a otro
deberían mejorar la comprensión, si lo hacemos mal, confunden más que aclaran.
Estudios eidéicos • 61
2.17. ¿Qué papel le atribuyes a la cuesión metodológica? ¿Los estudios
eidéicos ienen una metodología que podríamos considerar propia o
caracterísica de ellos?
En sentido estricto, no. Los estudios eidéticos no tienen
propiamente una metodología, porque consisten en un
campo donde se cruzan varias perspectivas disciplinarias y
metodológicas: los estudios del mito, de los sistemas filosóficos, de las ideologías y otras expresiones de sistemas eidéticos, estudios con sentido histórico y otros que se interesan
por el presente, estudios con carácter descriptivo, otros con
carácter operativo, estudios de carácter teórico, otros de
tipo empírico, estudios enfocados hacia las intelectualidades, otros que se ocupan de individuos. Es decir múltiples
perspectivas disciplinares que se cruzan y entrecruzan, pero
que no pueden pretender una metodología única.
Cuando digo estudios de carácter “teórico” me refiero
a preguntas en torno a qué llamamos sistemas eidéticos,
cómo circulan las ideas, cómo mutan, cómo se instalan
en las sociedades, cómo se articulan las diversas entidades
eidéticas con realidades no eidéticas, cómo avanzar en la
constitución de conceptualizaciones para estudiar las ideas
y sus portadores, etc.
¿Qué sería entonces lo que les otorga unidad a las
diversas expresiones de los estudios eidéticos? El hecho de
ser trabajos significativos para un conjunto de gente que se
reconoce en este ámbito de cruce disciplinar, gente que se
lee recíprocamente, que se cita, a la cual estudios cercanos
le hacen sentido, gente que podría participar en un mismo
coloquio o encuentro académico. En este sentido los estudios eidéticos no constituyen un paradigma, sino en sentido
muy vago. Tampoco poseen una metodología, sino que en
su interior convergen personas que acuden a metodologías
muy diversas. Lo que los constituye es un campo de conversaciones e intereses compartidos. En este sentido hay
sub-espacios de mayor convergencia y lugares de menor
convergencia y donde algunas expresiones de los estudios
62 • Estudios eidéicos
eidéticos se encuentran con otras disciplinas: sociología,
historiografía, filosofía, ciencias cognitivas, ciencias de las
religiones, etc…
2.18. ¿Cuáles serían los riesgos o peligros a los que se enfrentan
quienes culivan los estudios eidéicos?
Uno es precaverse de los magos de la “sospecha” y de la
“sobre-suspicacia”. Se trata de una actitud que se muerde
la cola. Sus planteamientos son muy fáciles de reducir al
absurdo en la medida que pretenden estudiar a todos los
demás de acuerdo a un criterio que no se aplica a quienes
viven en el reino de la sospecha y de la suspicacia.
Otro es la extrapolación acrítica y extemporánea. Por
ejemplo, los aportes de Van Dijk para estudiar la prensa y
el discurso mediático-político, aplicados simplemente a la
obra de Martí, que tanto escribió en la prensa, son desproporcionados. Menos adecuados todavía para estudiar la
obra de L. Senghor sobre la negritud o para estudiar las
propias obras de Van Dijk.
Por otra parte, se nos presenta la angustiante sobreteorización. Me permito copiar un texto de Jacques Guilhaumou (2004, 50).
“En el plano más estrictamente teórico, y más allá del
desacuerdo entre un enfoque hermenéutico, que privilegia
‘el movimiento de la interpretación’ en el seno de ‘la unidad
dividida’ de toda formación discursiva históricamente comprobada (Michel Foucault), y un enfoque más ‘dialéctico’, que
pone el acento en ‘el interdiscurso’ (Michel Pecheux), es decir,
en formaciones discursivas interrelacionadas por lo que puede y debe ser dicho en una coyuntura determinada, se trata de
destacar el carácter ‘transvaluador’, de un momento histórico
a otro, de la noción-concepto de formación discursiva”.
Pido que se lea detenidamente el pasaje y se piense
quién podría manejarse en estas disyuntivas y practicar algo
como esto. Solo falta a Guilhaumou agregar una pizca de
Estudios eidéicos • 63
Lacan y espolvorearlo con Derrida para que los lectores se
vayan directo a un manicomio, por un lado, y para la delicia
de Alan Sokal, por otro.
2.19. De acuerdo. Sin embargo, una buena canidad de disputas
al interior del campo disciplinar se ha producido justamente por
diferencias de método.
A la hora de explicitar un campo disciplinar debemos situar
las polémicas en relación a los sub-campos. Las polémicas y
aportes más innovadores en los últimos tiempos provienen
del sub-campo de estudios del “discurso” (más que del “pensamiento”) político de los siglos XVIII y XIX. Los aportes
de R. Koselleck, Q. Skinner, J. G. A. Pocock y los que han
girado en torno a éstos, como J. Fernández Sebastián, se
refieren a ese período y sólo consideran unos pocos países
de Europa Occidental, aunque muy influyentes en otros
lugares del mundo. Es como si un lingüista supusiera que
el lenguaje político es el único del que hay que ocuparse
y, aunque no lo explicitara, nunca hiciera comparaciones o
contrastes con otros para esclarecer las especificidades de
su campo de interés.
Pero lo cierto es que poca significación (aunque no
carece absolutamente de interés) tiene esta discusión para
otras épocas y para otros espacios geo-culturales y para
otras maneras de “pensar”. La oralidad, el mundo islámico,
la trayectoria del pensamiento chino, coreano y japonés,
las intelectualidades indígenas en América y en el Pacífico
sur, el pensamiento de los esenios, de los cátaros y de los
kataristas, de los seguidores de Abd al Wahhab, o de los
identitarios de Papúa Nueva Guinea.
2.20. Frente a esto, ¿qué propones?
La metodología de las aproximaciones múltiplesconsecutivas. Más sencilla, pragmática y factible. Consiste
en realizar diversas lecturas de las obras y de las otras obras
de la misma persona y de la bibliografía sobre dichas obras
64 • Estudios eidéicos
para ir escuchándolas y comprendiéndolas. Es una metodología simple y por ello practicable y no mentirosa. La
sobre-sofisticación teoricista sirve a menudo de cobertura
para el trabajo ramplón.
Cuidando que el quehacer no se sobrecargue de vicios
teoricistas y de sofisticaciones que lo hagan impracticable,
que la posición crítica no se transforme en suspicacia y que
esos marcos teóricos, que parecen haber alcanzado conclusiones a priori, no tiendan a suplantar la empiria, que en
este ámbito consiste en la lectura de los textos, la toma de
contacto con las obras.
2.21. Tengo la impresión, de todos modos, que la simpleza de la que
hablas no equivale a decir que trabajar de esta forma suponga “poco
trabajo” ni, tampoco, resultados relevantes “automáicos”…
Mi objeción al sobre-teoricismo o al sobre-metodologismo
es que deriva en afirmaciones que, ante todo, buscan ser
coherentes con los principios. Para llegar a conclusiones así,
el estudio de la realidad (de las cosas) carece prácticamente
de importancia. Por el contrario, para elaborar una sola
proposición relevante acerca de algo son necesarias horas,
días, meses de trabajo empírico. Y ésta no es en ningún caso
una negación de la necesidad de pensar, de hipotetizar, de
imaginar. Las buenas ideas no salen simplemente del trabajo empírico, sino de elaborar buenas preguntas, buenas
conclusiones. El punto es que quienes tienden al sobreteoricismo no quieren investigar sino simplemente ofrecer
pruebas que reafirmen sus preconceptos.
Alguna vez llamé a la forma de trabajo que propongo
“revoloteo”, pero no en el sentido de superficialidad, sino
en el de mirar, remirar y volver a mirar las “cosas” en sus
relaciones. Este revoloteo o reincidencia permite una perspectiva, una profundidad de mirada. A partir de esto es
que es posible entender, comprender, y formular las buenas
preguntas y las buenas conclusiones de las que hablé hace
un momento. Revolotear, reincidir, de eso se trata.
Estudios eidéicos • 65
Pongamos, por caso, el estudio de la incidencia de los
viajes en los cambios eidéticos de las figuras intelectuales,
tema al que acabo de dedicarle un curso en el Doctorado en Estudios Americanos de la Universidad de Santiago
de Chile. Cabe presuponer que los viajes inciden sobre las
ideas. Pero sería liviano afirmar, simplemente, que el viaje
“cambia” las ideas. Hay muchas ideas que no cambian con el
viaje. Sólo algunas son reelaboradas en relación a las nuevas
vivencias, nuevos contactos, nuevas lecturas. Determinar
con precisión el alcance de los cambios es un largo proceso
de investigación (entre biográfica, de redes, de estudio de
los ecosistemas “de origen” y “de destino”), para establecer en qué sentido, hasta qué punto, esa nueva experiencia
motivó reelaboraciones eidéticas específicas.
Pero, además de estas consideraciones generales, trato
de proponer la elaboración de métodos específicos para
resolver cuestiones también específicas.
2.22. ¿Por ejemplo?
Puedo ofrecerte dos posibilidades que he trabajado. Una es
en torno al asunto de la recepción y cuáles son los métodos
para determinar cómo se ha recibido y reelaborado una
obra en un medioambiente diferente a aquel en el cual ha
aparecido. En esto he querido ir más allá de las propuestas
de H. R. Jauss. La segunda se refiere a las redes intelectuales.
2.23. ¿En qué senidos quisiste ir “más allá” de Jauss? ¿Cuál es tu
distancia principal con este autor?
Jauss piensa en el público lector, lo que me parece del todo
legítimo, pero no piensa en las comunidades intelectuales
que leen para trabajar intelectualmente y producir conocimiento, no para buscar placer estético, y ello aunque las
personas que integran estas comunidades también puedan
66 • Estudios eidéicos
leer buscando placer estético. Para esto he distinguido cinco
modos de lectura, de los cuales el público lector en el que
piensa Jauss, es uno.
Elaborando un artículo sobre la teología de la liberación y su recepción en Sri Lanka, quise desarrollar un
modelo de reelaboración de un sistema eidético importado desde otro ecosistema intelectual. A propósito de esto
me ha interesado desglosar esta circulación y reelaboración
eidética en cinco momentos y, a su vez, cada momento
en varias operaciones. Sería largo exponer eso ahora. Valga señalar que los momentos que he distinguido son los
siguientes: selección externa, selección interna, reelaboración simple, reelaboración compleja y bautizo del nuevo
sistema eidético [5.13]. Creo que esto debe mejorar sustancialmente la algo ingenua observación de la copia, de la
apropiación y de otros conceptos que se han manejado sin
suficiente precisión.
2.24. Hablabas de modos de lectura, o de ipos de lectores. Dijiste
que había cinco. Uno es el público lector de Jauss; otro, el de
las comunidades intelectuales que leen para producir conocimiento.
Faltaría mencionar los otros tres.
Sí. Los estudiantes no leen por placer ni para producir
conocimiento, los técnicos que leen manuales lo hacen para
operar máquinas o procedimientos y los profesores, jueces
de concursos y censores, lo hacen para entender-apreciar
las obras. Ahí tienes los cinco modos. Entonces sumemos al “horizonte de expectativas” el “interés de lectura”
o el “modo de lectura”. Además al público lector agregaría, como extremo, los infantes que no saben leer sino que
escuchan los cuentos que les leen, y que son los buscadores
de placer estético por antonomasia, de modo tan radical,
que casi quiebran el esquema por el otro lado. A todo esto
podríamos agregar otra categoría: los “niveles de agencia”
con que se lee, las intelectualidades leen con mayor grado
Estudios eidéicos • 67
de agencia que los infantes, que incluso se molestan cuando se cambia una coma del cuento que se les ha leído, en
otras ocasiones.
Precisamente para ir más allá del planteamiento de R.
Jauss y W. Iser es necesario agregar la noción “figuras de
personas lectoras” en relación a “perspectivas de lectura”, el
para qué se lee, puesto que de ello dependerá el carácter de
los horizontes de lectura. En otras palabras, sin quitar validez a la noción “horizonte de expectativas”, debe agregarse
la noción de “objetivos de lectura” que no la refuta, sino que
la complementa, pues diversos tipos de personas se acercan
a una obra desde sus respectivas funciones, especialmente
cuando no se trata de obras literarias sino de prosa de ideas
(obras de pensamiento, conceptuales, científicas, académicas). La pregunta que se formula en ese caso es cómo fueron
recibidas las obras por un conjunto de personas que no eran
solamente “lectoras” sino, a su vez, productoras de ideas,
y que las leyeron como insumos para su propio quehacer
y no como pasatiempo, divertimento, curiosidad o placer
estético, sino como parte de una actividad profesional, en el
entendido que no son dimensiones completamente cerradas una hacia la otra, pues todos los seres humanos, simultáneamente, son “consumidores” y “creadores” de pensamiento. Esto tiene algo que ver con el nivel de agencia en
la perspectiva con la cual se enfrenta una lectura, es decir
como consumidor o como insumos o materiales a procesar
para nuevas elaboraciones.
2.25. Más adelante, cuando conversemos sobre los cambios en el nivel
eidéico, volveremos sobre aspectos de esa contribución [5.13]. En
cuanto a las redes intelectuales, es un tema al que le dedicaremos un
capítulo íntegro, el sexto. Pero tal vez convenga recordar ahora los
grandes trazos de tu propuesta teórico-conceptual sobre las redes.
Se trata de un método simple y que permite obtener mucha
información relativa a cómo circulan las ideas y a cómo
se asocian a ciertos medioambientes intelectuales y sociales. La noción “redes intelectuales” la fui madurando en
68 • Estudios eidéicos
conversaciones múltiples con tanta gente… Debo reconocer
particularmente a Marta Casaús y a Ricardo Melgar Bao,
con quienes he dialogado ampliamente sobre estos asuntos,
sobre aprismo, teosofía, centroamericanismo, sobre Vasconcelos, Gabriela Mistral, Joaquín García Monge, Haya de
la Torre y otras figuras importantísimas en la constitución
de una intelectualidad suramericana, y que se reconocía
como tal.
2.26. Una pregunta que no quisiera dejar de hacerte antes de
cerrar esta parte de nuestra conversación iene que ver con indagar
cuáles son los cultores del ámbito disciplinar de los estudios eidéicos
a los que consideras fundamentales. Hemos hablado algo de los
lainoamericanos, aunque poco de iguras de otras procedencias.
¿Cuáles han sido y son tus “autores de cabecera”, si cabe la expresión?
No cabe propiamente la expresión. Pero puedo decirte
enorme cantidad de cosas sobre esta cuestión, que además
puede ser abordada desde tantos puntos de vista. Ya han
aparecido algunos nombres y aparecerán muchos más así
como vayamos tocando otros temas.
Te respondo a medias por lo que se dice, a medias por
lo que ha sido mi propia trayectoria. Como fundador de
este ámbito: Arthur Lovejoy. Como sistematizador de una
línea de trabajo: Mircea Eliade. Como innovadores sobre el
estudio del discurso político europeo clásico: Q. Skinner y
J. G. A. Pocock. Como inventor de la historia conceptual:
R. Koselleck. Tratando el tema de la recepción: H. R. Jauss.
Sobre el tema de la circulación de las ideas, como concepto: Pierre Bourdieu. Sobre los discursos: Teun Van Dijk.
Por sus aportes para establecer paralelos entre regiones del
mundo: David Curtin y E. Górski. Sobre las mentalidades: Georges Duby y Roger Chartier. Sobre la sociología del
conocimiento: Karl Mannheim. Diccionarios que ayudaron
a formarme: José Ferrater Mora y Nicola Abbagnano. Sobre
la noción de intelectual orgánico: Antonio Gramsci. Grandes estudios comprehensivos: Michele Federico Sciacca y
Randall Collins. Sobre pensamiento árabe: Anouar Abdel
Estudios eidéicos • 69
Malek, José Antonio Pacheco, Mohamed Arkoun y Nazib
Ayubi. Sobre pensamiento africano sud-sahariano: Robert
July y Pieter van Hensbroek. Sobre pensamiento chino:
Lucien Bianco, Anne Cheng y Wang Hui. Sobre pensamiento eslavo: Isaiah Berlin y Andrzej Walicki. Sobre las redes
intelectuales en el Pacífico: Marius Jansen. Sobre ideas y
cognitivismo: Francisco Varela y Yuval Harari. Sobre varios
de ellos, y sobre algunos otros, estamos hablando aquí.
3
Enidades y sistemas eidéicos:
deiniciones y formas de clasiicar
3.1. En el capítulo anterior ha quedado claro que el objeto de estudio
de los estudios eidéicos son las enidades eidéicas. Esta úlima noción
es clave en tu propuesta. Se impone, por lo tanto, preguntarte qué
eniendes por enidad eidéica, con el propósito de ir perilando, en la
medida de lo posible, una deinición.
En principio, entiendo por entidad eidética a un conjunto
de nociones articulables como frases, con posibilidad a su
vez de articularse entre sí, que apuntan a describir y/o
explicar y/o analizar y/o programar. La noción entidad
eidética comprende una gran variedad de formas, por ejemplo: mitos, doctrinas, filosofías, cosmovisiones e ideologías,
como también las partes que las componen y los modos
como se articulan. La forma privilegiada de formularse de
las entidades eidéticas es “en”, “a través” de las lenguas, pero
no es su forma exclusiva. El lenguaje de los gestos, los sonidos no vocalizados, la plástica y la cultura material también
permiten o contribuyen a expresar entidades eidéticas, aunque de manera menos apropiada.
Se advierten entidades eidéticas en Vida de Juan Facundo
Quiroga y en el Corán. Casi cualquier producción inteligente
puede “concebirse como entidad eidética”, así como la ciencia química puede estudiar toda la realidad en su dimensión
química. Esto se mencionó en la segunda definición de estudios eidéticos, cuando los visualizamos como aproximación
o mirada específica [2.2].
71
72 • Estudios eidéicos
Con estas nociones busco desmarcarme de la noción
“idea” tal como la comprenden la psicología, la neurología,
el platonismo y el habla cotidiana, sin negar los amplios
traslapes. Que casi cualquier producción inteligente pueda
“concebirse como entidad eidética” quiere decir que los estudios eidéticos pueden estudiar la agronomía en tanto construcción teórica, las ideas presentes en las pinturas rupestres de las cavernas, los manuscritos del Mar Muerto y los
ensayos de Octavio Paz, las narraciones de los mitos originarios y los discursos de los diputados. Más allá, los estudios eidéticos pueden interrogarse sobre las ideas que sustentan las prácticas y no sólo estudiar la agronomía como
disciplina o el discurso de las personas que la ejercen, sino
la propia práctica agrícola como expresión de una determinada cosmovisión.
Pero cuidado, esto no significa que los estudios eidéticos pretendan imperializar y ser algo así como una disciplina omni-comprensiva, que rija o excluya a las demás.
En un sentido, “todo es idea”, como en otro sentido “todo
es economía” o “todo es política”. Más que una cuestión
de territorios se trata de una cuestión de perspectivas. La
realidad puede mirarse desde diversas ópticas. Debe recordarse que incluso algunas gentes han pretendido estudiar
las ideas de los dioses en sus designios para crear el universo. Se trata, en definitiva, de estudiar las entidades eidéticas
dondequiera se encuentren, y de hacerlo considerando las
ideas en tanto que ideas.
3.2. Mencionaste al Corán y a la Vida de Juan Facundo Quiroga.
¿Cualquier discurso o cualquier libro sería un sistema eidéico?
En sentido estricto, no. Aunque los discursos y libros
expresan entidades eidéticas y casi siempre son tributarios
de sistemas eidéticos. Un diccionario no expresa un sistema eidético, un libro de historia del imperio romano no
Estudios eidéicos • 73
necesariamente lo es, un libro de recetas de cocina no lo es,
aunque todos ellos dejan traslucir conceptos constitutivos
de entidades eidéticas.
Entiendo por entidad eidética un conjunto de palabras,
articuladas en juicios a su vez articulados sistemáticamente.
Son frases o proposiciones del tipo “x es y”, en la medida
que componen un conjunto donde no se trata únicamente
de frases de tipo descriptivo, sino que apuntan simultáneamente hacia la explicación y/o la normatividad y/o la
prospectiva. Estas apuntan a distinguir lo correcto de lo
incorrecto, lo que debe y no hacerse en cierto ámbito de la
existencia, distinguiendo para ello dos polos básicos, el sí/
no, en sentido normativo amplio, dando explicación acerca
de “por qué sí” y “por qué no”.
Entiendo por “sentido normativo amplio” tanto la
dimensión ética, de lo bueno, como la dimensión pragmática, es decir, lo que debe hacerse si se quiere alcanzar un
objetivo, pudiendo incluirse aquí también el criterio de la
calidad y/o de la belleza. Es decir, existen otras normatividades que pueden articularse a la dimensión estrictamente
ética, como la normatividad de lo estético, la del trabajo
bien hecho y la de lo saludable. Este conjunto suele ser
suficientemente “complejo” para ser sistemáticamente acrecentado y reinterpretado, dando lugar a respuestas para
situaciones no previstas.
“Me gusta tomar el sol” o “voy a la playa de Oriente”
son frases que no tienen valor eidético, pero si junto a ellas
viene otra del estilo “el sol es la fuente de la vida” adquieren
una dimensión que por sí solas no alcanzaban, asumiendo
así un carácter eidético. En tal sentido, lo que interesa a los
estudios eidéticos es el conjunto organizado de proposiciones, donde las partes interesan en la medida que integran un
conjunto y no son meras frases sueltas y, desde este punto
de vista, “vacías de pensamiento”.
Dicho esto, podrá asumirse que no existen casi frases o
proposiciones absolutamente “vacías” pues en esas incluso
pueden aparecer partículas de substancia eidética y más nos
74 • Estudios eidéicos
interesará ese tipo de fragmentos cuando menos información tenemos, por ejemplo, en el caso de un pueblo desaparecido. El código de Hamurabi gana toda su importancia
por ser el primero. Una porción igual de frases de una constitución o código entre los miles del siglo XX no tendría en
absoluto su mismo valor.
Por sistema eidético entiendo una entidad eidética
compuesta por suficiente cantidad de eidas y de combinaciones para dar cuenta en sentido holístico de aquello necesario para la existencia de una sociedad. Está compuesto por
nociones (conceptos, “eidas”) que se articulan, intentando
entender una parte de la existencia-realidad (y la propia
noción “realidad” o la definición de realidad depende del
propio sistema eidético) y ofrecer criterios para actuar en
relación a dicha realidad. Ello puede ser explícito o no.
Pero insisto, en sentido estricto, no todo conjunto de
palabras es un sistema eidético y ni siquiera todo conjunto
de palabras con sentido es un sistema eidético. La distinción
entre sistema eidético y entidad eidética busca llamar la
atención sobre el hecho que hay entidades eidéticas que no
“hacen sistema”, aunque todas las entidades pueden formar
parte de sistemas y más aún su condición es ramificarse y
articularse con otras formando entidades más complejas.
Para que un conjunto de palabras pueda ser concebido
como entidad eidética debe, además de tener sentido, ser
suficientemente extensa para ofrecer criterios respecto de
algo. Un sistema debe ofrecer una explicación acerca de
algo y ofrecer criterios para actuar en consecuencia, distinguiendo el “sí” (hágase) del “no” (no se haga) en sentido ético,
operativo u otro: bien/ mal, correcto/ incorrecto, adecuado/ inadecuado, pertinente/no pertinente, conducente/no
conducente. Pero existen unidades simples de conjuntos
de palabras con sentido (entidades) que asumen, traslucen
o comparten, como se quiera, algunos conceptos de sistemas eidéticos, sin alcanzar tales conjuntos a constituirse
como sistemas.
Estudios eidéicos • 75
Propongo distinguir entre “sistema eidético”, definido
como sistema de pensamiento con sentido holístico, y “artefacto eidético”, caracterizado como entidad que no comprende un conjunto de conceptos que tienden a interpretar
la realidad o una parte de ella. Por ejemplo, un manual
para arreglar computadores o cortadoras de pasto no es su
sistema eidético, porque no tiene pretensión de entender el
sentido de una parte del mundo sino que se orienta apenas
dar a entender cómo opera una cosa, también son artefactos eidéticos un formulario para pasar una encuesta y un
recetario para curar enfermedades, y ello aunque detrás de
la encuesta haya toda una interpretación de la sociedad. En
cambio, un catecismo sí expresa un sistema eidético, ya que,
siendo igualmente un manual, es una versión simplificada y
resumida para entender un sistema eidético.
Me doy cuenta que quedo corto en estas formulaciones
y que no soy capaz de ofrecer una propuesta enteramente
satisfactoria. Quizá no todas estas distinciones sean plenamente válidas o pertinentes…
3.3. De tu planteamiento parece desprenderse que el objeto de los
estudios eidéicos sería la idea en sí, no importa cuál. ¿Se puede
estudiar la idea como una “cosa en sí”, ajena a las relaciones sociales
en las que se inscribe y vive?
Se pueden estudiar en sí mismas, autónomamente, y en
sus relaciones, es decir, simultáneamente. La existencia de
interrelaciones no impide estudiar las ideas en su entidad.
De lo que se trata es de ocuparse de las ideas en tanto que
tales, buscando leyes que den cuenta de su evolución, sus
mutaciones, sus tipos, sin centrarse de modo exclusivo en
los casos particulares. Pero, como cualquier disciplina, los
estudios eidéticos no debieran quedar reducidos a la casuística. Para su constitución resulta clave que se den un objeto.
En todo caso, “idea” es una noción problemática, por
eso he preferido “entidades eidéticas”. La psicología estudia
las ideas y también lo hace la neurología y la lógica. En los
estudios eidéticos, la noción idea se refiere a las entidades
76 • Estudios eidéicos
eidéticas y no, por ejemplo, a cómo aparecen las nociones
“madre”, “mesa” o “yo” en el niño. La psicología y la neurología se ocupan más bien de la génesis de las ideas en el
cerebro o en relación con la personalidad, o se ocupan de
las ideas (ilusiones) como producto de enfermedades. No
en tanto que procesos cerebrales, biológicos o químicos, no
en tanto que productos del cerebro, asociados a determinadas regiones de éste y con un papel en la formación de
la personalidad del individuo como tampoco como se formulan o encadenan los juicios de manera válida. La lógica
se ocupa del encadenamiento válido de las ideas en tanto
juicios o proposiciones.
En consecuencia, creo que es razonable hablar de entidades eidéticas para definir grosso modo el objeto de nuestros estudios. Con base en las distinciones que venimos
trazando, pueden pensarse investigaciones sobre entidades,
sistemas, artefactos o especímenes eidéticos. En todos los
casos, los estudios eidéticos encontrarán terrenos fronterizos con otras disciplinas que, en algún sentido, se ocupan de las ideas.
Intento explicarme mejor. Cuando hablo de estudios
eidéticos y de entidades eidéticas no estoy pensando la
función fisiológica cerebral que permite la elaboración de
“ideas”, no me refiero a las relaciones neuronales, o a cómo
éstas se producen. Más bien, estoy pensando en una necesidad específicamente antropológica: la de construir “ideas”,
en el mismo sentido imperativo de la necesidad fisiológica
de “respirar” aire para poder vivir como organismos biológicos, al decir de Althusser (1967). Althusser desarrolla
este tema de la “necesidad antropológica” en su intento de
construir una teoría general de la ideología. Con igual sentido al de Aristóteles cuando definió al hombre como un
animal político, Althusser señala que el hombre es un “animal ideológico” por definición. Formula este planteamiento precisamente al revisar críticamente los planteamientos
de Marx, señalando que la ideología no es solamente falsa conciencia o enajenación del sujeto social, sino que es
Estudios eidéicos • 77
inherente al sujeto. El sujeto humano, cualquiera que sea, no
puede desarrollar una práctica concreta sin una ideología.
La definición althusseriana de ideología es que ésta es “una
‘representación’ de la relación imaginaria de los individuos
con sus condiciones reales de existencia”. Luego, si la “idea”
finalmente es la expresión de esa necesidad inherente del
ser humano de “relación imaginaria” con sus “condiciones reales de existencia”, lo imaginario, o lo abstracto, o la
“idea”, es el medio obligado por el cual ser humano intenta comprender las “condiciones reales de la existencia”, o,
más aún, la realidad que existe más allá de su subjetividad.
Incluso, a su propia subjetividad también necesita transformarla en “idea” para poder comprenderla. Si aceptamos
lo anterior como premisa válida, ¿podemos hablar de una
ciencia de la “idea” a secas, sin definir las condiciones que
provocan a una determinada idea? Vale decir, ¿cuáles son
esas condiciones de la realidad que provocan la necesidad
de tener que representarla imaginariamente porque necesitamos generar una acción frente a ella? Por otra parte,
Althusser queda preso de la incapacidad para establecer una
diferencia entre los ámbitos “eidético” e “ideológico”, los
cuales no son equivalentes.
No me refiero al cerebro fisiológico sino al “cerebro
eidético”, a la mente como capacidad de quehacer “intelectual”, en un sentido más estricto que “intelectivo”. Pero no
quiero deslizarme por la cascada de las palabras, que tanto
mutan sus sentidos, y donde aquello que es esclarecedor
para uno, puede no serlo para otras personas [10.3-10.4].
3.4. De acuerdo. Pero tomo nota de la expresión “cerebro eidéico”: me
gustaría que explicaras mejor en qué estás pensando. Ahora quisiera
preguntarte qué implicaciones especíicas iene el postulado según el
cual las ideas no son substancias, pero de alguna manera conviene
tratarlas como si lo fueran.
Al trabajar sobre estos asuntos se me ha ido haciendo
cada vez más patente la recurrencia frecuente a metáforas y modelos para pensar y para explicarme. Trabajar
78 • Estudios eidéicos
sobre objetos como las ideas es sumamente abstracto y
cuesta mucho asirlas. Esto apunta a dar consistencia a las
ideas, indicando que podemos pensarlas como “sustancias”,
como bacterias, moléculas o tantas otras cosas, y no como
“accidentes” o “características”, que estarían adheridos a las
cosas, como el color. En realidad prefiero hablar de modelos
más que de metáforas. Aunque cercanos, modelo y metáfora
no son sinónimos. En todo caso, prefiero suspender el juicio
respecto al carácter “óntico” de estos asuntos.
Las lecturas de Lakoff y Johnson (2001) me han entusiasmado en un doble sentido: para reflexionar sobre las
maneras como piensa el cerebro y para expresarme yo mismo en este ámbito abstracto, que le cuesta tanto asir a la
gente que no tiene formación en filosofía. Me parece que
quienes nos hemos formado en filosofía podemos tratar
más fácilmente con las ideas en tanto que ideas. Quizás,
como contraparte, tengamos mayor dificultad en asumirlas
como operantes, pues luego de haber estudiado a Aristóteles, Plotino y Averroes es tan difícil imaginarlos como
operantes en el mundo real.
3.5. En los capítulos que siguen vamos a volver sobre tus críicas al
instrumentalismo en el terreno eidéico, pero no quisiera coninuar
sin preguntarte cómo plantearías la respuesta a la diícil pregunta de
si podemos hablar de una “ciencia de la idea” a secas. ¿Los estudios
eidéicos quisieran ser eso –la ciencia de las enidades eidéicas a
secas–, o no se trata exactamente de eso?
Sí. Pero el concepto “ciencia” prefiero cambiarlo, según
vimos, por el de ámbito o área disciplinar. Sí. Pero ¿por qué
“a secas” habiendo tantas relaciones, traslapes y fronteras
por cruzar? Pero sí. Eso es lo que quiero afirmar, y determinar en qué sentidos, porque las ideas pueden estudiarse
también “no eidéticamente”; por ejemplo, desde la psicología o las ciencias cognitivas.
Estudios eidéicos • 79
3.6. Vienes haciendo referencia a la necesidad de que los estudios
eidéicos dispongan de una serie de conceptos básicos, de un lenguaje
común para trabajar… Hace un momento mencionaste el concepto
“eidas” [3.2]. ¿Qué lugar ocupan las “eidas” en tu propuesta, en el
delineamiento de dicho lenguaje común?
¿Cuáles son los “elementos” básicos que componen una
entidad eidética? La “eida” es esa unidad básica. Se la ha
nombrado de maneras diversas y casi siempre en plural:
“conceptos fundamentales”, “nociones básicas”, “componentes”, “ideas matrices”; es decir aquellas nociones sin las cuales tal entidad no sería tal.
Cada entidad está compuesta por un conjunto de
nociones o conceptos fundamentales –eidas– articuladas
entre sí y también con otros conceptos presentes en los
ecosistemas donde se han desarrollado, aun sin ser específicos de aquéllos, sino parte de lenguajes compartidos.
Entiendo por conceptos fundamentales aquellas nociones
sin las cuales el sistema eidético no puede caracterizarse
como específico. Si estas nociones “entran” o “salen”, más
elegante, se acoplan o desacoplan, se producen mutaciones.
Digamos que son como los átomos de una molécula.
Por ejemplo, en el cepalismo, las eidas son: centro/periferia, desarrollo, deterioro en los términos del intercambio, distribución heterogénea de la ciencia y la tecnología,
industrialización sustitutiva de importaciones… Son conceptos presentes en el ecosistema: América Latina, materias
primas, productos elaborados. Por ejemplo, en el marxismo, las eidas son: socialismo, comunismo, capitalismo, relaciones de producción, fuerzas productivas, modo de producción, capital, dialéctica… Son conceptos presentes en
el ecosistema: Edad media, economía esclavista, economía
mercantil, liberalismo.
Las eidas para adherirse entre sí requieren de ciertas
afinidades. Un sistema eidético no es simplemente un saco
con muchas eidas. Las eidas tienen características que les
permiten componerse como conjuntos con sentido.
80 • Estudios eidéicos
Para responder mejor a esta pregunta puede recurrirse
al modelo lingüístico. Tal como los idiomas, las entidades
eidéticas complejas están compuestas por conceptos básicos que se combinan, a través de una gramática, formando
frases u oraciones.
En todo caso, esto de las eidas me parece lo menos
elaborado dentro de lo que vamos conversando. No me
siento plenamente satisfecho con lo que te respondo, porque no tengo claridad ni suficiente coherencia para darte
mejores formulaciones.
3.7. Cabe preguntarse si hay una única gramáica de las ideas o si cada
enidad eidéica posee una gramáica especíica…
La gramática consiste en el sistema de afinidades que permite a las eidas cohesionarse y formar conjuntos con sentido y no solo amontonamientos. Es aquello que les “busca
ajustes”, para hacerlas coherentes como conjunto (si se pensaran como piedras que componen una pared); aquello que
explicita las cargas, permitiéndoles atraerse (si se pensaran
como átomos de una molécula); aquello que las “potencia”
como cierta coherencia haciendo que el conjunto sea más
que la suma de las partes (si se pensaran como un equipo),
aquello que las excita como hormona permitiéndoles acoplarse (si se pensaran como una orgía).
Pero esa unión no es completamente cerrada, pues
los sistemas mutan, reciben nuevas eidas y desechan también. Por otra parte, las eidas en sí mismas mutan y no
sólo de manera individual (o aislada) sino que van mutando
al interior de los sistemas, interactivamente. En el pensamiento marxista la eida “dictadura del proletariado” ha ido
disminuyendo su importancia casi hasta desaparecer, por
ejemplo. Pero, para que esto ocurra, y el sistema eidético se
mantenga, las otras eidas deben mutar haciendo coherencia
y eventualmente deben ajustarse o reforzarse eidas, o bien
incorporarse nuevas.
Estudios eidéicos • 81
Si existen sistemas eidéticos con gramáticas suficientemente diversas, entonces se hacen inconmensurables, aunque creo que ello prácticamente no ocurre porque los cerebros traen instalada la capacidad traductora de hacerlos
conmensurables. Por eso es posible el cruzamiento de las
entidades eidéticas, aunque pertenezcan a familias muy
lejanas, cosa que no ocurre con los seres vivos biológicos.
Dicho de otro modo: los cerebros sapiens vienen formateados de modo que producen entidades coherentes con dicho
formato y son todas conmensurables, en algún nivel.
3.8. Has mencionado varias veces la palabra “senido”. ¿No hay riesgo
de que se vuelva un término “comodín”, que por su plurivocidad permite
al interesado, en este caso tú mismo, “sacar las castañas con la mano
del gato”, para usar una expresión que te oí en alguna ocasión? A esto
hay que sumarle que antes has respondido evasivamente a mi sobre si
te consideras un ex escépico del senido que se reencontró con éste al
abrazar la causa del desarrollo eidéico nuestramericano…
Me doy cuenta que sumas a tu perspicacia cierto desenfado.
Esperemos que ello no le quite credibilidad intelectual a
nuestras conversaciones.
Avanzar en una definición y, más allá, en una reflexión
sobre el tema del sentido, nos llevaría muy lejos de lo que
interesa a estas conversaciones. Baste para este caso definirlo como aquello presente en un signo, palabra o grupo
signos y/o palabras que hacen comprensible ese conjunto
para otra persona y que lo diferencia de otro conjunto que
no es comprendido.
Asumamos que para mí la palabra “sentido”, como
orientación, motivación y dirección ha sido clave… Pero
nunca he sido un escéptico. He escrito sobre el escepticismo para describir formas recientes y para refutarlas filosóficamente, afirmándome en un criterio clave y radical: el
“cogito del sentido”.
3.9. Resumiendo, podríamos decir que el objeto de los estudios
eidéicos son las enidades eidéicas tal como las has deinido
y, más privilegiadamente, los sistemas eidéicos, que son un ipo
82 • Estudios eidéicos
especíico, aunque extendido, de enidad eidéica. Nociones como
espécimen y artefacto eidéico son de menor alcance, y pueden
pensarse como variantes o modulaciones, de cuya delimitación no
depende en absoluto la orientación general de la propuesta. Está, por
otro lado, el tema de la composición de los sistemas, donde juegan
un papel las eidas, la gramáica y, de alguna manera, el senido.
En general, de tu argumentación parece desprenderse que no hay
un único ipo de enidad/sistema eidéico. Comprendido esto, se
vuelve inevitable preguntarte cómo podrían clasiicarse las enidades/
sistemas eidéicos…
Clasificar entidades tan abstractas es un trabajo muy arduo.
Para intentarlo disponemos del uso de quienes se ocupan
de este campo disciplinar y de todas las otras ciencias y
disciplinas, e incluso de una trayectoria cultural que ya ha
fijado numerosos criterios de clasificación. De hecho, existen múltiples maneras de clasificar los sistemas eidéticos.
Intento ofrecer algunos avances que adolecen en primer
lugar de la falta de conocimiento detallado de las entidades
a través de las cuales se ha expresado el pensamiento en
tantos lugares del mundo. Vengo trabajando en cuatro, o
quizá cinco, criterios posibles para clasificar las entidades
eidéticas. Estos criterios no son, por supuesto, los únicos
posibles.
En primer lugar, podemos clasificar las entidades eidéticas según lo que cabría llamar el “grado de agencia”, es
decir, según el grado de conciencia (digo “conciencia” como
designio o decisión explícita) con que las personas elaboran
ideas, de manera individual o social. Desde este criterio
señalo tres grados de agencia: cuasi nulo, bajo, alto.
En segundo lugar, podemos subdividir las entidades
eidéticas como si se tratase de “géneros literarios”. De
hecho, en su evolución, las entidades eidéticas se han ido
diversificando de forma similar a los géneros literarios. No
es lo mismo una cosmovisión que un sistema filosófico, o
una ideología; no es lo mismo un paradigma científico o
disciplinario que un manifiesto o proclama…, y aquí estoy
mencionando apenas algunos géneros, los más fáciles de
conceptualizar y más consensuales.
Estudios eidéicos • 83
En tercer lugar, las entidades eidéticas pueden clasificarse por su “código gen-eidético” o sus conceptos fundamentales. Clasificamos a los sistemas de pensamiento por
especies o familias; así, distinguimos el positivismo del marxismo y del islamismo. Cada uno de ellos posee conceptos
fundamentales que los distinguen, como si se tratara de un
código geneidético.
En cuarto lugar, las entidades eidéticas pueden clasificarse según su “función”, es decir, considerando la función
que cumplen en sus relaciones con las sociedades.
Todavía podría agregar, en quinto lugar, una clasificación según el “grado de complejidad” de las entidades, o,
en otros términos, según la cantidad de eidas de que estén
compuestas las entidades. Así, existen unidades eidéticas
básicas que son conceptos o disyuntivas. Éstas se articulan
unas con otras, formando entidades mayores, o adhiriéndose a entidades preexistentes más complejas (compuestas
por múltiples eidas). Luego, podría hablarse de uni-eidas
y pluri-eidas. Ejemplos de uni-eidas pueden ser: la noción
“bien hecho”, que es primaria, o la noción “identidad”, que
no es tan primaria, sino que contiene cierta sofisticación,
la disyuntiva “bien-hecho/mal-hecho”, que es una noción
básica [véase Anexo 1].
3.10. Vayamos por partes, siguiendo el ordenamiento que acabas de
introducir. Le toca el primer turno al “grado de agencia”. Mencionaste
tres de esos grados: cuasi nulo, bajo y alto.
El primero consiste en aquellas nociones más elementales:
hay mejor y peor (previo a bueno y malo), denotando un
cierto grado de preferencia. Éste es un nivel de base presapiens, manifiesto en la condición móvil-animada de los
“animales” que les permite acercarse al alimento y al sexo
y huir del peligro, y que va siendo asociado progresivamente en algunos mamíferos a estructuras zoo-culturales
donde establecen formas de zoo-organización, como las
zoo-jerarquías. Esto se ha constituido en parte de nuestra
84 • Estudios eidéicos
genética. Aquí interesa no confundir genética ni naturaleza
con “esencia”, pues los seres vivos somos naturales y tenemos genética, y en ella evolucionamos, pero no tenemos
esencia. Los sapiens en sus lenguas tematizan y amplían
las nociones de mejor/peor hacia ámbitos culturales, ramificando el mejor/peor por una gran cantidad de cuasisinónimos: bueno/malo, correcto/incorrecto, bien hecho/
mal hecho, pertinente/no pertinente, bello/feo y que se
expresa en la estructura elemental de las lenguas: sí/no,
aunque todo ello asentado sobre esta base pre-humana de
especies notoriamente más antiguas en la vida, como también y especialmente en la herencia genética de humanos
pre-sapiens. Sea como fuere, este nivel es la base sobre la
cual se asientan otros niveles de mayor complejidad, que no
pueden sino tenerlo en cuenta, aunque en formas no lineales, sino alambicadas, tanto que, en muchas oportunidades,
creencias y razonamientos pueden, al perder el sentido de
la inmediatez primaria en sociedades numerosas y en vistas a fines lejanos, elaborar opciones muy opuestas sobre
lo que definen como mejor/peor, y ni qué decir acerca de
los medios para discriminarlos, pudiendo llegar incluso a la
negación del propio principio.
Un segundo nivel de mayor agencia, aunque nada consciente, en el sentido de elaboración programada de ideas,
lo constituyen las lenguas originarias (o con cierto nivel de
aislamiento a lo largo de generaciones, dando lugar a una
cuasi fusión entre lengua y cosmovisión), las creencias y las
mentalidades. Se trata de entidades eidéticas asumidas en
la socialización de cada nuevo integrante de una cultura y
en ese sentido, para el individuo son “a priori”, recibidas,
dadas por sentadas, vividas “espontaneas” e incluso inconscientes. Este segundo nivel no podría existir sin el primero.
En rigor, se trata de la ramificación-reelaboración normalmente no programada de aquél, realizada a lo largo de los
siglos, por múltiples personas anónimas, por la existencia
social, en relación con los medioambientes, en sus formas
de trabajo y convivencia en los que se van desenvolviendo
Estudios eidéicos • 85
y sobreviviendo y con las otras sociedades (de animales,
de pre-sapiens y de sapiens, según los casos). Debe tenerse en cuenta aquí el aprendizaje de los sapiens cazadoresrecolectores de las astucias de los animales y de su zoocultura, cosa que incluso continúa durante las sociedades
de agricultura y ganadería de aldeas, con muy bajo nivel
urbano, incluso con grados de trashumancia o traslado por
agotamiento de suelos.
Para definir este nivel retomo la distinción de Ortega
y Gasset entre creencias e “ideas” propiamente tales. No
podría decirlo mejor que como lo dice Ortega en Creer y
pensar, de 1940. Él define así estas creencias:
Estas ‘ideas’ básicas que llamo ‘creencias’ no surgen en tal
día y hora dentro de nuestra vida, no arribamos a ellas por
un acto particular de pensar. Todo lo contrario: esas ideas
que son, de verdad, ‘creencias’ constituyen el continente de
nuestra vida y, por ello, no tienen el carácter de contenidos
particulares dentro de ésta. Cabe decir que no son ideas que
tenemos, sino ideas que somos. Más aún: precisamente porque son creencias radicalísimas, se confunden para nosotros
con la realidad misma.
Son “ideas en que nos encontramos, que parecen estar
ahí ya antes de que nos ocupemos en pensar”. E insiste:
Las creencias constituyen la base de nuestra vida, el terreno
sobre que acontece. Porque ellas nos ponen delante lo que
para nosotros es la realidad misma. Toda nuestra conducta,
incluso la intelectual, depende de cuál sea el sistema de nuestras creencias auténticas. En ellas ‘vivimos, nos movemos y
somos’. Por lo mismo, no solemos tener conciencia expresa
de ellas, no las pensamos, sino que actúan latentes, como
implicaciones de cuanto expresamente hacemos o pensamos.
Cuando creemos de verdad en una cosa, no tenemos la ‘idea’
de esa cosa, sino que simplemente ‘contamos con ella’.
86 • Estudios eidéicos
Estas son las entidades eidéticas que establecen simbiosis con las sociedades, las modulan largamente, se van
adaptando a los sucesos y a los cambios, van interactuando
con ellas a lo largo de la historia y, a menudo, las conducen a su ruina, pues quedan demasiado fijadas en fórmulas
obsoletas, de las cuales las sociedades no son capaces de
desprenderse o sacudirse a tiempo. Este último punto viene
a poner en cuestión cualquier funcionalismo vulgar, según
el cual las ideas cumplen siempre alguna función social
útil. Las sociedades van dando forma a entidades eidéticas
que les parecen beneficiosas, pero que no necesariamente
lo son, sino que en ocasiones pueden volverse “camisas de
fuerza” eidéticas.
Ahora, contra Ortega, quien postula que este nivel es
el “estrato más profundo de nuestra vida, el que sostiene
y porta todos los demás” y que estas creencias “son, pues,
la tierra firme sobre que nos afanamos”, mi propuesta es
que estas entidades no son el estrato más profundo, sino
el segundo, y que éste es menos básico, menos extendido,
menos inmutable que ese otro proto-eidético, que es tanto idea, creencia, instinto, genética, aunque tampoco tan
inmutable que no pueda ser traicionado o realizado de
manera inversa por las y los sapiens: lo mejor es lo peor,
la muerte por suicidio.
El tercer nivel lo constituyen los razonamientos programados y, en este sentido, conscientes. Estos se desarrollan eminentemente en sociedades sedentarias, a partir de
la invención de la escritura, con diferenciación de roles,
entre una intelectualidad profesional-letrada y casi siempre masculina y una población analfabeta y ya segmentada,
de campesinos, artesanos y militares. Ello no obsta que se
encuentren afincados en los dos anteriores y, más importante aún, que logren penetrar los anteriores. Señalo, en
relación al primero, el caso del suicidio por honor. En relación al segundo, el ingreso del cientificismo en las creencias
de algunas sociedades: la ciencia y la tecnología son buenas
Estudios eidéicos • 87
y mejoran la vida, cosa que pasa a ser asumida como creencia, ello especialmente en relación a la medicina que llega a
actuar hasta por sugestión.
3.11. Siguiendo esta línea de razonamiento, ¿no te parece que
correspondería introducir otro nivel o subnivel, caracterizado por
un todavía mayor grado de agencia, o de elaboración consciente o
programada, que tendría que ver con el trabajo “cieníico” sobre las
ideas, en un senido próximo a lo que tú has denominado “ingeniería
eidéica”, y que bien puede remiir a derivas de signo negaivo,
manipuladoras y hasta perversas?
Me parece que es importante tu sugerencia. Probablemente
nos podría llevar a sub-clasificaciones más finas. Entiendo
que dentro del trabajo intelectual consciente-programado
puede haber diversos niveles de agencia.
Este podría ser un cuarto nivel, y podría corresponder
a lo que vagamente he denominado la ingeniería eidética,
sin imaginar para nada que, al introducir esta noción, pretenda estar descubriendo la realidad a la que alude. En todo
caso, se trata de un nombre que trata de patentizar algo que
hacemos permanentemente.
3.12. Siguiendo el orden que tú mismo propusiste, correspondería
abordar ahora la clasiicación de las enidades eidéicas según
“géneros”. Me consta que le has dado numerosas vueltas a este asunto,
al cual percibes como importante y fascinante, a la vez que como
sumamente complejo.
Es cierto lo que dices sobre la complejidad o diré mejor en
este caso la dificultad. Las respuestas que le vengo dando a
este punto han sido elaboradas muy recientemente, incluso, en este mismo proceso, durante el cual las he escrito y
reescrito, dicho y desdicho, en compañía de tus preguntas,
observaciones y objeciones que tanto me han ayudado. El
nivel de los géneros eidéticos remite a las ciencias literarias, estableciendo un paralelismo con los géneros literarios: novela, cuento, poesía, entre otros, entendiendo que
88 • Estudios eidéicos
estoy forzando la noción de género literario, puesto que lo
que ofrezco no es estrictamente equiparable. Insisto en que
es difícil ser exhaustivo en este terreno.
Concretamente, en relación con este nivel de los géneros he trabajado en una propuesta de clasificación que distingue, por ahora, cinco clases de entidades: proto-sistemas
eidéticos, sistemas eidéticos propiamente tales, paradigmas
y trabajos científicos, artefactos, dispositivos.
Un proto-sistema eidético, es un compuesto de nociones con las que estamos formateados genéticamente. Es el
caso de nociones en torno al ser (ser/no-ser, presencia/
ausencia), espaciales (arriba/abajo, cerca/lejos) y temporales
(pasado/futuro), tanto como valorativas: positivo y negativo, deseable e indeseable, amigo y enemigo, placer y dolor.
Varias de estas las poseen algunos mamíferos y se encuentran estudiadas en primates. En este punto, me interesa
especialmente enfatizar la ruptura con un “esencialismo de
homininos”, que acentúa las diferencias con los animales,
asumiéndolos como un paquete indiferenciado, negándoles a todos las formas de zoo-cultura, como también, por
esa vía, negando la cuestión ética y de los derechos de los
animales, que no es tema de este libro, aunque no carece
de relevancia.
En lo relacionado con nuestro interés, destaco que
chimpancés y bonobos pueden individualizar claramente a los miembros del clan, así como imaginar estrategias elaboradas de asociación en vistas a objetivos distantes, que comprenden amistad, seducción, amenaza, castigo y recompensa (Goodall, 1986; Romero de Solís, 2003).
Como muchas otras especies, pueden transmitir el patrimonio “zoo-cultural” del grupo. Acudo a este neologismo
para decir la inmensa cantidad de comportamientos que se
inventan, descubren y transmiten en las especies animales,
habiendo gradaciones importantes de elaboración. En el
proceso de zoo-cialización, esto opera para la gallina que
enseña a los pollitos a huir del peuco, para el buey almizclero que enseña a los jóvenes la “zoo-técnica” de hacer
Estudios eidéicos • 89
una circunferencia con las grupas hacia el interior y las
cornamentas hacia fuera, para defenderse de los lobos y las
de pesca colectiva de las orcas, y para el clan chimpancé,
con sus zoo-estrategias de alianzas para desplazar al macho
dominante… Según Goodall,
Los chimpancés fabrican y utilizan gran variedad de herramientas. Los elementos más utilizados para la fabricación
de estas herramientas son ramas, piedras, hierbas y hojas.
Estos son modificados para obtener termitas, hormigas, miel,
nueces y agua. Algunos de estos objetos también pueden
ser utilizados para limpiarse o como arma. Hay diferencias
regionales en el tipo de herramientas utilizadas. Por ejemplo,
el uso de dos piedras o troncos como yunque y martillo para
partir frutos de cáscara dura es realizado solo por los chimpancés del oeste de África. Estos conocimientos son aprendidos y traspasados socialmente de generación en generación,
por lo cual hoy día se habla de ‘culturas’ de chimpancés en
diversas regiones.
El descubrimiento de las “neuronas espejo” ha venido
a esclarecer parcialmente algunas dimensiones del proceso
de imitación y transmisión cultural, claves en la existencia de algunas especies sociales. Me tienta considerar este
proto-sistema eidético como una estructura profunda sobre
la cual se asientan las lenguas y los demás sistemas eidéticos.
Como un conjunto de criterios que la evolución ha llegado
a imprimir y que son innatos, ojo no “esenciales”. Por ello
mismo no son completamente cerrados o inmutables, ni
absolutamente homogéneos.
La estructura profunda de los sistemas eidéticos ya
estaría presente en muchos animales y con desarrollo en
varios mamíferos. No la del lenguaje humano, sino una
anterior, aquella compuesta de esas polaridades que acabo de mencionar, sin las cuales un animal “superior” y
sobre todo un animal “zoo-cial” no puede tomar decisiones imprescindibles: sobre lo que debe y no en relación a
los demás y al medio en que vive, como el recuerdo de
90 • Estudios eidéicos
fuentes de agua, pasturas o presas y guaridas. Todo esto
asociado a la facultad de la memoria, sin la cual estos criterios no podrían funcionar, permaneciéndose en la pura
inmediatez instintiva.
3.13. Ahora, este nivel proto, ¿no es parecido al primer nivel de agencia,
donde, según decías, ese nivel era nulo?
No es que se parezca. Es lo mismo. Lo que sucede es que se
enfatizan dimensiones distintas, precisamente porque ahora estoy clasificando desde otra perspectiva, siguiendo otro
criterio, aunque me esté refiriendo a la “misma cosa”.
3.14. Retomemos el hilo. Corresponde abordar ahora la segunda
clase, las enidades eidéicas a las que les cabe más propiamente la
designación de sistemas eidéicos. Tengo la impresión de que aquí
resultará más clara la aplicación del criterio genérico.
Estoy de acuerdo contigo. Los sistemas eidéticos tienen
pretensión de dar cuenta de amplias zonas de la realidad,
que comprende cuestiones históricas y presentes, naturales y sociales, indicando siempre los modos correctos y no
de actuar, en un determinado ámbito. Por cierto, existen
sistemas eidéticos que abordan dimensiones más o menos
amplias y así como se van desarrollando incluyen más y más
dimensiones. Claro que nunca las comprende a todas, y es
característico de unos sistemas eidéticos cubrir prioritariamente unas dimensiones u otras, ello implica que diversos
sistemas eidéticos se alojen en comunidades e individuos
cubriendo diversas necesidades. Así puede haber personas
que asumen la ideología neoliberal y el cristianismo luterano. Dichos sistemas eidéticos negocian, en un tira y afloja, en la existencia de las personas, alcanzando acuerdo y
manteniendo conflictos cuyas características varían según
los casos.
Un primer tipo es la lengua, con estructura básica proto
eidética, asentada en los cerebros sapiens que históricamente han evolucionado para asumir-crear idiomas, que debe
Estudios eidéicos • 91
considerarse una sintaxis y una cosmovisión básica o elemental, donde esos sistemas binarios operan y se desenvuelven y llenan de sinónimos y asociaciones por ejemplo:
luz/oscuridad. Ello no excluye características específicas de
familias lingüísticas. Una distinción importante aquí es la
que puede trazarse entre lenguas de pueblos originarios o
con altos niveles de aislamiento por generaciones e idiomas
cosmopolitas en pueblos con alta circulación especialmente
las lenguas de pueblos colonizadores. Las primeras tienden
a identificarse con la visión del mundo de ese pueblo, conteniendo palabras específicas que apuntan a representar las
realidades y creencias de un pueblo específico (esto es desde
luego una abstracción, pues es inconcebible un pueblo que
no se encuentre y comunique de alguna manera con otros).
Los idiomas cosmopolitas de pueblos colonizadores, más
parecidos a pidgins, representan el caso opuesto, en el cual
la circulación mundial ha incorporado multitud de conceptos y significaciones recogidas en los múltiples contactos,
cosa que si bien puede haber enriquecido la lengua le fue
quitando especificidad eidética.
Un segundo tipo, también muy amplio, es la
mentalidad-creencia que se identifica con el back-ground,
con la cosmovisión de una cultura. Aquí cabe distinguir
varios niveles, al menos tres. El de las breves narraciones, moralejas, fábulas, plegarias, invocaciones, entendidas
como conjuntos de frases con sentido que dan cuenta de
breves casos reales o imaginarios que explicitan casos cotidianos, eventualmente transformados en epónimos, y que
apuntan a distinguir lo correcto de lo incorrecto, lo prudente de lo imprudente, ofreciendo enseñanzas, criterios,
comportamientos. El de los mitos orales, definidos como
series de narraciones, moralejas y fábulas articuladas por un
sentido temporal normalmente referido a un tiempo excepcional donde se creó ese pueblo (y la humanidad). Finalmente, el de los grandes libros que expresan e inspiran a una
cultura determinada: la Ilíada, la Biblia, el Corán, el Chilam
Balam, las Upanishad, comprenden múltiples narraciones
92 • Estudios eidéicos
de autoría colectiva que fueron comprimiéndose y sistematizándose por quienes “editaron” estos libros. Fueron
editados por intelectualidades de culturas letradas-urbanas,
es decir con relativamente alto grado de agencia pero, por
una parte están constituidos en la trayectoria de los pueblos
más que de esas figuras, por otra parte, con las décadas
y los siglos lo que esas figuras pusieron ha pasado a ser
el patrimonio compartido ancestral de esos y otros pueblos en la circulación global. Estas son expresión de las
mentalidades de una cultura: entendidas como conjunto de
criterios muchas veces no explicitados (aunque otras veces
sí) de amplia difusión, que se dan por subentendidos en
el quehacer de las sociedades y que comportan creencias,
modos de convivencia, costumbres, actividades permitidas
y no, tabúes, entre otros.
Un tercer tipo lo constituyen las visiones del mundo,
que son dadoras de sentido de la acción. Ejemplos de ello
pueden ser, en parte, las cosmogonías y los mitos mencionados en el punto precedente, pero también las teologías
y los sistemas filosóficos con sus conceptos, deontologías,
epistemologías: historicismo, positivismo, idealismo, marxismo. Muy ligado a este nivel puede aparecer otro, el de las
sensibilidades, que parecen ser un terreno intermedio entre
determinados conjuntos de ideas y una suerte de estado
de ánimo colectivo.
Un cuarto tipo lo constituyen las ideologías en el sentido específico del término. La palabra “ideología” presenta
complicaciones. Ha querido significar: ciencia de las ideas,
falsa conciencia, sistema de representaciones (imágenes,
mitos, ideas o conceptos según los casos). Mi acepción no es
ninguna de éstas: a la primera la llamaré “eidología” o estudios eidéticos o eidológicos o más sintéticamente la eidética, como quien dice la estética; a la segunda, a la que prácticamente no me referiré, prefiero llamarla directamente
falsa conciencia; y a la tercera entidades eidéticas. Retomo una cuarta acepción, que alude a lo que más comúnmente se llama “ideologías políticas”: sistemas eidéticos que
Estudios eidéicos • 93
comprenden un conjunto de propuestas para organizar una
sociedad o federación de sociedades con estado y divisiones
sociales, y que se expresan en agrupamientos y organizaciones políticos que se disputan la dirección de la sociedad.
Este conjunto de propuestas se articulan normalmente a
un proyecto relativamente totalizante de sociedad, comprendiendo numerosas dimensiones filosóficas acerca de
los seres humanos y su vida en sociedad. También dadoras
de sentido, su rasgo definitorio es que están focalizadas
en el modo de organización de los estados y del sistema
internacional en tanto que vida colectiva (haciendo escasa referencia al plano correspondiente al comportamiento
individual). Las ideologías fundamentan, justifican u orientan el quehacer de las sociedades en lapsos relativamente
breves (décadas). Pienso en los liberalismos, los socialismos,
los socialcristianismos, los liberalismos o la economía del
desarrollo, por ejemplo, que van apellidándose cada cierto tiempo para tomar nuevas significaciones y ponerse a
tono con las dinámicas de las sociedades. Podrían ubicarse
también aquí lo que muy recientemente he llamado “cotidianías”, aunque no parece algo obvio, dado que éstas no
tienden a ofrecer explicaciones holísticas del mismo tipo
que las otras entidades aludidas.
3.15. ¿A qué te reieres exactamente con “coidianías”?
Esta expresión pretende agrupar aquellas entidades eidéticas que contrastan con las ideologías en la medida que
pretenden dar sentido a las existencias en tanto existencias
privadas. No derivan en programas ni en partidos políticos,
puesto que la cuestión en juego no es el modelo de sociedad
o de Estado, sino el modelo de existencia cotidiana en el
domus. Las cotidianías suelen referirse a dimensiones muy
específicas de la existencia, aunque puede darse el caso que
deriven de religiones, que al transformarse en cotidianías se
dejan de lado “n” factores que tuvieron en sus ecosistemas
originarios. Esto ocurre, por ejemplo, con las personas que
94 • Estudios eidéicos
asumen la meditación inspirada en el budismo de manera
pragmática, buscando un grado mayor de equilibrio emocional, sin asumir la totalidad de la visión del mundo implicada en el budismo. El budismo no es una cotidianía, sino
un sistema eidético. El “budismo light” si lo sería, como
también lo serían el vegetarianismo, o su versión extrema,
el veganismo, el hipismo, la meditación “trascendental”, el
fisicoculturismo y tantos más. Su parcialidad, su liviandad
y su brevedad me llevan a dudar de que se trate de sistemas
eidéticos en sentido estricto.
3.16. Es un concepto original e interesante. Me pregunto en qué medida
estas coidianías son propias de las sociedades actuales, más o menos
exclusivas de ellas.
Las cotidianías no son exclusivas de las sociedades urbanas
de masas, posindustriales. Pero, sin duda, las sociedades de
alta circulación son terreno fértil para ellas, puesto que en
tales escenarios las inteligencias y los sentidos deben reinventarse permanentemente. En este tipo de sociedades, la
misma semilla en el mismo suelo parece producir agotamiento existencial. Se hacen necesarias nuevas semillas, y
rotación de cultivos para hacer existencias más intensas, de
allí esa apertura a experiencias y a innovaciones eidéticas
[9.31; 10.6; 10.9].
En tanto creencias compartidas en el corto plazo, las
cotidianías no permiten la familiarización y la internalización de los conceptos duros que manejan sus respectivos gurúes, a quienes cabría llamar gurúes cotidianistas o
intelectuales de las cotidianías. Ese cortoplacismo, sumando a que sus cultores suelen ser personas neófitas, hace
que las mismas acudan a conceptos de su propia trayectoria para decir cuestiones que no son capaces de formular
en términos técnicos. Entonces, por ejemplo, van modulando las creencias de origen hindú a las cuales se enganchan con conceptos cristianos o freudianos, o los principios
biológico-nutricionales del vegetarianismo con categorías
Estudios eidéicos • 95
deportivas. No se trata propiamente de balbuceos eidéticos
sino más bien de “mazamorras” o, más precisamente, de
mazamorras en constante revoltura, porque mazamorras
son al fin y al cabo todas (o casi todas) las entidades eidéticas. A estos pidgins eidéticos cabría llamarlos “eidgins”.
Los eidgins están presentes por todas partes, en diversos
niveles del quehacer eidético, aunque son particularmente
frecuentes donde existe alta mutación y tanto más importante es esto cuando la lengua originaria de la especie eidética recibida es muy lejana de aquella en que vive el ecosistema receptor. Existen especies eidéticas de muy larga
permanencia como los libros fundadores de religiones, por
ejemplo; otras especies eidéticas son de altísima mutación,
como las cotidianías y los artefactos eidéticos. Estas últimas
especies mutan de manera más rápida que las lenguas y ello
contribuye a la aparición de eidgins.
3.17. Una vez más, retomemos el hilo. Corresponde hablar ahora de los
paradigmas y estudios cieníicos. ¿Por qué le asignas un tratamiento
separado, es decir, aparte de los sistemas eidéicos?
Los paradigmas científicos y el discurso científico en general quiere (más bien) producir juicios verdaderos sobre la
realidad; los dadores de sentido, en cambio, pretenden (más
bien) producir criterios que orienten el quehacer. En el
entendido también que existen traslapes y que no puede ser
sino así. Los paradigmas científicos que se han ido “secularizando”, no buscan ser holísticos ni dar sentido, sino ser
explicativos de un ámbito específico de la realidad.
Pienso en la teoría de la relatividad, en el psicoanálisis, en teorías formuladas sintéticamente, muchas veces
en lenguajes artificiales: fórmulas matemáticas, ecuaciones. ¿Quién dudaría que allí hay ideas, e ideas por antonomasia, muchas veces de inmensa duración y amplitud?
¿Quién dudaría que Einstein nos presenta importantes elaboraciones eidéticas sobre el universo, diferentes a las que
presentara Newton? Sin embargo dudo en decir que sean
96 • Estudios eidéicos
entidades eidéticas del mismo tipo la formulación e=mc2
que un artículo científico acerca de las especies de crustáceos del Mediterráneo oriental, u otro acerca de las tendencias literarias en el África contemporánea, u otro sobre
la composición mineral de las lunas de Júpiter. Pero todos
deberían ser considerados cuestiones científicas.
He pensado en la conveniencia de situar aparte este
tipo de entidades porque, como dije, no tienen pretensión
holística en tanto dadoras de sentido. Por eso no parecen
ser sistemas eidéticos, al menos no del mismo tipo de los
tratados hace un momento. Pero no deben confundirse los
paradigmas y las investigaciones científicas con la creencia cientificista. Esta última sí puede considerarse un sistema eidético. Pretendiendo extraer inmensa cantidad de
juicios de diversas disciplinas y quehaceres, llega a constituir una suerte de cosmovisión, frecuentemente reñida
con los descubrimientos más recientes, puesto que se alimenta de viejos clichés derivados de antiguos paradigmas.
Pronostico que esta creencia se hará más extendida en las
próximas décadas, alimentándose de la vasta y creciente
producción de divulgación científica, en todos los planos.
Varias “cotidianías” se alimentan, con simplismo, de este
tipo de literatura.
3.18. Artefactos, disposiivos…
Los “artefactos eidéticos” son conjuntos utilitarios de informaciones e indicaciones y conceptos para operar en un
ámbito práctico específico, como destrezas, procedimientos e instrumentos. Cabe ubicar aquí los catecismos y los
manuales y, dentro de éstos, los libros de texto. Los manuales en general: de medicina, ganadería, mecánica de motores
de combustión, programación de computadores y pesca en
los ríos del Amazonas.
Al hablar de “dispositivos eidéticos”, pienso en entidades de menor complejidad que los sistemas, que se agregan
a ellos para potenciar alguna de sus dimensiones. Dicho
Estudios eidéicos • 97
de otro modo, se trata de un conjunto de ideas articuladas
sobre la base de una noción fundamental, que no alcanza
a constituir un sistema eidético por sus pequeñas dimensiones, en términos de no contemplar afanes holísticos, y
que puede articularse a otras entidades, especialmente a
sistemas, para mejorar su funcionamiento. Se trata de un
conjunto simple de ideas focalizado en alguna dimensión
específica, lo cual otorga al sistema eidético pre-existente
capacidades con las cuales no contaba.
También es importante abrir otra clase, bajo el título
amplio de “otros”. Porque toda expresión inteligente es, o
puede ser vista como, entidad eidética: pinturas rupestres,
cultura material, toda la literatura y las artes, y en general
todas las expresiones que no están destinadas a transmitir
ideas, sino a despertar sentimientos, emociones, a divertir
o a distraer. Insisto, incluso las que no están formuladas en
frases, como las pinturas o el amplio espectro de cuestiones
ligadas a la cultura material. En todos esos casos se expresan, sin quererlo, asuntos eidéticos. Para que no se asuma
como una contradicción lo que acabo de señalar, puede
hacerse una precisión entre un círculo de estudios eidéticos propiamente tales (más restringido), y otro de estudios
eidéticos ampliados [3.2].
3.19. Coninuando, es necesario pasar ahora a la clasiicación
según código geneidéico, que pareciera ser la que requiere menos
aclaraciones, por ser de uso más habitual.
La propuesta de clasificar entidades/sistemas eidéticas
según su código o parentesco gen-eidético se inspira en
la biología y en la lingüística. Tiene que ver con los criterios de clasificación de las lenguas, que se agrupan por
las similitudes de los sonidos, por cuestiones gramaticales
u otras. ¿Es posible determinar el código de los sistemas
eidéticos? Me inclino a pensar que debería serlo. Esto pasa
por determinar nociones básicas. Por ejemplo, en el caso del
marxismo: lucha de clases, fuerzas productivas, relaciones
98 • Estudios eidéicos
de producción, capitalismo, socialismo, comunismo, proletariado, burguesía, plusvalía, revolución, alienación, crítica de la religión, progreso, dialéctica, civilización, historia, materialismo, idealismo, religión como opio del pueblo.
También debería ser posible establecer las relaciones entre
dichas nociones, señalando proposiciones simples del tipo:
existe lucha de clases entre burguesía y proletariado, la
revolución del proletariado conducirá al socialismo, y así
sucesivamente. Algunas de estas nociones se encuentran en
otras entidades eidéticas, en el positivismo, en el hegelianismo, en la economía del siglo XIX, así se determinan
parentescos.
Pensar en esta clave supone asimismo determinar cuáles son los cambios cualitativos que permiten hablar de
especies diferentes. Aquí debe establecerse una diferencia
clara con lo que ocurre en los seres vivos, donde la especie diferente equivale, grosso modo, a la imposibilidad de
cruzamiento con descendencia. En el ámbito eidético todo
cruzamiento es posible y ad infinitum.
Pero estos parentescos o clasificación por familias geneidéticas pueden remontarse a mucho antes de los sistemas
filosóficos y las ideologías, cuyos ejemplos he dado. Por
ejemplo: la noción de una divinidad única, omnipotente y
masculina es un trazo eidético con varios miles de años y
del cual podemos seguir filiaciones e hibridaciones. Esta
ha sido la clasificación que más ha empleado la historiografía de la filosofía y más ampliamente la historiografía
de las ideas, donde a cada familia y sub-rama geneidética
corresponde un nombre y en muchas ocasiones un apellido:
positivismo comteano, positivismo spenceriano, positivismo lógico y así.
Estudios eidéicos • 99
3.20. Esto en cuanto al código o parentesco gen-eidéico. Corresponde
tratar el cuarto criterio que enunciaste, la función. Me consta que
también a este punto le has dado más de una vuelta, y que
te interesa sobremanera. ¿Dónde podría conducirnos clasiicar los
sistemas eidéicos según su función?
Me ha interesado, inspirándome en un modelo darwiniano,
entender por qué ciertos sistemas eidéticos pueden cumplir
las mismas funciones que otros, con remoto o ningún
parentesco geneidético, en diversos ecosistemas. Algunos
pueden funcionar como predadores mayores perteneciendo a líneas o familias geneidéticas distintas y establecer
los argumentos legitimadores para la dominación o para la
lucha contra la dominación en términos muy similares a
otros sistemas eidéticos, aunque provengan de líneas geneidéticas muy diversas. Ello puesto que podría imaginarse
que existen entidades eidéticas “esencialmente opresivas”
y otras “esencialmente liberadoras”. Esta clasificación es la
que entrega más argumentos al herramentismo, pues lo
“intra-eidético” pierde valor en tanto que lo “extra-eidético”
adquiere mayor presencia. De aquí es donde derivan los
mayores equívocos por universalizar esto. Equívocos del
tipo: “Un cuchillo y un computador son iguales, con ambos
puedo asesinar a alguien, uno lo entierro en el corazón del
enemigo, con el otro le machaco la cabeza”. Y la conclusión estrecha y falsa: “esto prueba que un computador no
es sino un arma”.
De hecho es posible, de manera pragmática y algo
esquemática, establecer unas diez funciones, que pueden
ponerse como oposiciones o tensiones:
•
•
•
•
Identitaria /centralitaria
Disciplinadora /de rebelión
Unión internacional / nacionalismo
De cohesión social / de confrontación social (Cristo
predicó el amor al prójimo / Cristo no vino a traer la
paz sino la espada).
• De expansión imperial-colonial /de expulsión del invasor
100 • Estudios eidéicos
Las posiciones identitarias y centralitarias, claves en las
discusiones que han inspirado a la intelectualidad periférica, han emergido en el seno de intelectualidades con formación bastante distinta. Dentro del cristianismo: protestante, anglicano, católico, copto, ortodoxo, hugonote; dentro
del islamismo: sunitas y chiitas, al interior del sunismo, el
wahabita y el neo-salafí; dentro del hinduismo: el brahmosamajismo, el ario-samajismo, dentro del budismo: el sen;
dentro del confucianismo; dentro de las filosofías modernas: ilustración, romanticismo, positivismo, neo-tomismo,
socialismo no marxista, socialismo marxista, existencialismo, darwinismo social, y en varias combinaciones. En
suma, diversas tendencias de pensamiento geneidéticamente muy diversas han contribuido a realizar las funciones
identitarias y centralitarias.
Algo parecido ha ocurrido con la función disciplinante.
Ha sido clave en la modernidad, pero mucho más antiguamente en todas las sociedades que aspiraban a eficiencias de
variado tipo. La función de rebelión, que no ha sido menos
clave, se ha inspirado igualmente sistemas eidéticos de muy
diversa procedencia.
La función para justificar las invasiones de expansión
por parte de los imperios ha recurrido a numerosas entidades eidéticas, desde tiempos inmemoriales. Incluso más,
el desarrollo eidético ha estado muy íntimamente ligado a
intelectualidades letradas que se han pensado a sí mismas y
han pensado sus respectivas sociedades como encargadas de
misiones providenciales de dominar-civilizar-salvar a los
pueblos con los que tienen contacto: entre los chinos, los
griegos, los españoles y los británicos.
Estudios eidéicos • 101
3.21. Posicionado en este ángulo de mira, alguien podría argumentar
que los sistemas eidéicos carecen inalmente de relevancia. Porque
parecería que, al inal, los seres humanos pueden hacer “las mismas
cosas” con cualquier sistema eidéico, y que dichos sistemas serían
simples adornos de esas cosas, que remiirían a las funciones sociales.
Sería una primera pero apresurada conclusión. Las confrontaciones entre humanos son previas al sapiens y para
confrontarse (robarse, raptarse, matarse) no se requieren
entidades eidéticas elaboradas. Pero no todo se reduce a eso.
Y no es que se requieran entidades eidéticas elaboradas para
llevar a cabo programas elaborados de disciplinamiento o
de rebeldía. Es más que eso. Son las entidades eidéticas elaboradas las que conciben esas tareas. Las tareas son posteriores y derivadas de las ideas. Existe poca diferencia entre
esas actividades de pillaje entre sapiens y las que realizan las
sociedades de leones versus las sociedades de hienas, robarse recíprocamente los alimentos, pero no ocurre lo mismo
con otras formas de agresión. La disyuntiva identitarismo
/centralitarismo requiere de sistemas eidéticos elaborados
y sería impensable explicarla sin tenerlos en cuenta.
Por otra parte, el carácter aparentemente secundario
de los sistemas eidéticos en las confrontaciones sapiens, no
quiere decir que no los haya más proclives hacia una que
hacia otra alternativa, en cada una de las disyuntivas, y no es
nada baladí descubrir cuáles son los sistemas eidéticos más
proclives a impulsar la invasión o a expulsar a los intrusos.
No menos importante que descubrir la proclividad es la
descubrir la posibilidad de potenciar tales o cuales funciones y trabajar en ellas.
3.22. ¿Existen todavía otros criterios de clasiicación además de los
cinco que has desplegado hasta aquí?
Por supuesto. En realidad, existen numerosas (en última
instancia, infinitas) maneras posibles de clasificar las entidades eidéticas de acuerdo a los objetivos de conocimiento
de cada persona o grupo.
102 • Estudios eidéicos
Estas maneras operan muchas veces con el sistema
del tercero excluido, como en las clasificaciones utilitarias
de cualquier objeto. Por ejemplo, el cuatrero clasifica los
animales en dos grupos: carneables y no-carneables (entre
los “no-carneables” se agrupan los bueyes muy flacos, las
moscas y las lombrices), así como el intelectual fundamentalista clasifica las posiciones en dos tipos: la verdadera
(por ejemplo, el feminismo en la versión Judith Butler) y
todas los demás. Otros criterios de interés podrían ser los
siguientes: por relación a la época o a la región geo-cultural
en que se gestaron: el pensamiento antiguo, pensamiento
medieval y así; por quién los aloja: clases sociales (sistemas
eidéticos proletarios, sistemas eidéticos burgueses, etc.), o
regiones del mundo, culturas o pueblos (sistemas eidéticos
orientales, filosofía francesa, etc.); por relación al ámbito de
realidad a que se abocan: pensamiento social, pensamiento
económico, pensamiento internacionalista, etc. Esta última
forma de clasificación casi se identifica con las disciplinas
académicas.
En la cotidianeidad académica, de hecho acudimos a
criterios muy disímiles. Podemos decir simultáneamente:
pensamiento social, pensamiento africano, pensamiento
argentino, pensamiento antiguo, pensamiento positivista,
pensamiento reaccionario, pensamiento de Mao, con lo
cual mostramos que estamos utilizando variados criterios
de clasificación de los tipos de pensamiento, acercándonos
más a la manera en que clasifican los animales los míticos
chinos de Borges que a fórmulas rigurosas. Este trabajo prelineano nos llevaría a clasificar las plantas así: las que me
pertenecen, las que están en el jardín de al lado, aquellas en
que se detienen muchos pajarillos, las que están (entrando)
al lado izquierdo de la casa, las que crecen altas, las perfumadas, las de hojas grandes o las que he visto sólo en
libros. Creo que incluso a quienes se ocupan de las ideas y
no tienen ni remota idea de botánica, una clasificación de
ese tipo les parecería ridícula, aunque se aceptará que para
fines domésticos y no científicos podría ser útil.
Estudios eidéicos • 103
3.23. Me pregunto si un ámbito disciplinar no podría avanzar
razonablemente sin detenerse en este ipo de disquisiciones sobre
criterios clasiicatorios. ¿No hay algo bizanino en el afán de procurar
despejarlo todo apriorísicamente? ¿No sería más saludable construir
objetos de estudios pariculares y dedicarse a invesigarlos con
propiedad evitando adentrarse en estos meandros, tan fascinantes
como laberínicos y, en úlima instancia, insolubles? Más directamente,
¿por qué te parece tan importante clasiicar las enidades/sistemas
eidéicos?
No estoy muy seguro pero, en todo caso, no es nada apriorístico, como dices. Puede ser una monería derivada de la
trayectoria del pensamiento occidental. Ya Aristóteles clasificó los sistemas políticos: monarquías, repúblicas, tiranías… Por otra parte, pareciera que no podemos vivir en
la cotidianeidad y tampoco avanzar en el mundo del conocimiento si no somos capaces de ir nombrando las cosas
con conceptos que nos permitan entenderlas en sus diferencias, características, similitudes. ¿Cómo vivir sin distinguir un cerro de un río, y un cerro grande de uno chico?
Una de las funciones del lenguaje es nombrar, distinguir,
clasificar. En cierto sentido, hablar es clasificar. Yendo más
a lo específico: en el medio de quienes se ocupan de las
ideas una gran cantidad de equivocaciones y malentendidos
derivan de la incapacidad de darse una conceptualización
mínimamente consensual y precisa. Hubo uno que intentó
una teoría del beso, clasificándolos en dos grupos: el primero y todos los demás…
3.24. Pero no me respondes suicientemente en términos especíicos.
Una cuestión clave es arribar a cierto consenso (relativo)
en el lenguaje de un ámbito disciplinar. Otra es avanzar en
la determinación de los objetos a los que nos abocamos,
para evitar confusiones, cosa que permitiría escoger mejor
las metodologías según los tipos de entidades que se estudien. Ello es especialmente necesario para la gente que hace
historia intelectual (que mejor debería llamarse historia de
los discursos políticos) que pareciera creer que existe un
104 • Estudios eidéicos
solo tipo de entidad eidética: el discurso político occidental
moderno. Otra todavía consiste en avanzar en esto como
forma de expresar las tareas de los estudios eidéticos, una
de las cuales, como en la dinámica de cualquier disciplina,
es ir configurando un objeto de estudio, dándole vueltas
y procesándolo.
3.25. De acuerdo. Me gusta pensar que una dosis adecuada de este afán
puede volvernos mejores constructores de objetos de invesigación
especíicos. Sin duda. Retomando el hilo de tu argumentación, dirías
entonces que los estudios eidéicos realmente existentes están en una
etapa pre-lineana en lo que respecta a la consistencia de sus criterios
clasiicatorios…
¿Debe formularse un paradigma que permita clasificar, a la
manera de Linneo? Obviamente, no debemos imaginar que
haya sólo un tipo de clasificación posible, un criterio único.
Como en todo quehacer, puede haber diversos criterios y
habrá discusión entre quienes afirmen uno u otro y cada
uno se validará, al menos a la larga, por los rendimientos
que pueda entregar, sin que sea necesario, por otra parte,
renunciar absolutamente a los demás, que pueden generar
importantes rendimientos en casos específicos.
Los criterios de clasificación son más bien utilitarios y
dependen de los objetivos de conocimiento. El sistema de
Lineo ha sido extremadamente productivo para la ciencia.
El descubrimiento de la genética ha permitido clasificaciones muy finas y trabajos en ingeniería genética… Pero, ¿qué
haría un cuatrero conocedor de Lineo en profundidad e
incapaz de distinguir por su valor carneable un buey suculento de otro tuberculoso y flaco, o un intelectual nacionalista incapaz de distinguir la multitud de ideas foráneas del
auténtico pensamiento nacional?
Cuánta discusión inútil, o casi, deriva de confundir
la discusión política cotidiana a través de los medios de
comunicación con un sistema filosófico como el de Tomas
de Aquino o de ambos con un mito sobre la creación del
mundo entre los quechuas. Se trata de entidades eidéticas
Estudios eidéicos • 105
diferentes, cuyo origen, autoría, objetivos y estructura son
diferentes y que por tanto si, en un sentido, se pueden
agrupar como entidades eidéticas, por otro, deben distinguirse para decir cosas pertinentes sobre cada una y sobre
su género.
3.26. Me gustaría saber en qué estás pensando, concretamente, cuando
sosienes que la lingüísica le lleva ventaja a los estudios eidéicos
en materia de, entre otras cosas, delineamiento de propuestas de
clasiicación.
Voy a intentar responderte con una referencia a un caso.
Últimamente aprendí que la evolución de las lenguas oceánicas no es comparable a la de las lenguas continentales.
Una serie de estudios realizados desde 1970 lo ha puesto de
relieve. La evolución de las lenguas continentales se puede
esquematizar en árboles genealógicos al uso. Por el contrario, para entender la genealogía de las lenguas oceánicas,
habladas en multitudes de islas e islotes diseminados por
el Pacífico, es necesario recurrir a varios tipos de clasificaciones, que no son excluyentes sino complementarias. Es el
único modo posible de aproximarse a la compleja diversidad cultural, lingüística y geográfica de la Oceanía prehistórica. Los especialistas nos enseñan que, para reflejar tanto
las herencias verticales como las interrelaciones horizontales entre los diversos subgrupos, resulta imprescindible
combinar árboles genealógicos, cadenas dialectales, redes
de interrelaciones y estructuras reticulares (Green, 1999).
Creo que los estudios eidéticos están todavía lejos
de plantearse estos problemas en forma sistemática y, sin
embargo, se trata de una dirección hacia la que podrían
y deberían encaminarse, dadas las características del universo eidético, que recuerda aquella compleja diversidad,
solicitante de una paciente combinación de criterios. En
relación a esto, debe plantearse que la rapidísima evolución de las entidades eidéticas contemporáneas hace que
106 • Estudios eidéicos
muchas clasificaciones queden obsoletas. Otra cosa ocurre,
sin embargo, en el caso de sociedades sin intelectualidades
grafas diferenciadas de la masa de la población.
3.27. Hace un momento señalaste que la disputa entre los disintos
criterios clasiicatorios se resolvería tomando en consideración los
rendimientos especíicos que su respeciva uilización arroje. Con base
en tu experiencia en estos estudios, ¿qué puede hacer que un criterio
de clasiicación de las enidades/sistemas eidéicos sea más o menos
producivo?
La ecología ha clasificado las especies por su función en el
medioambiente y ello ha sido muy productivo en términos
de la conservación. Insisto en la pluralidad en este plano:
la formula genética o la ecológica pueden ser igualmente
válidas, de acuerdo a los objetivos que se persigan.
Me han interesado tres cosas a la hora de clasificar:
la lucha contra el eurocentrismo, y allí he clasificado en
pensamiento europeo y de las regiones periféricas; la comprensión del funcionamiento de las sociedades periféricas
en los últimos siglos, y allí he acudido a la distinción básica
entre lo identitario y centralitario; la lucha contra el herramentismo y la lucha contra el “contextualismo perezoso” o
“contextus ex maquina”.
En relación a esto, enviar a l@s jóvenes a hacer estudios
de campo con el fin de descubrir especímenes eidéticos:
en los discursos de la gente, en bibliotecas, en archivos,
en grabaciones antiguas, etc. Es algo muy importante y
del mayor interés. Un buen artículo sobre un espécimen
eidético recién descubierto puede poner a un joven en el
mapa de la disciplina.
3.28. Me da la impresión de que, al menos en cierto senido,
una de tus propuestas clasiicatorias –correspondiente a niveles o
géneros eidéicos– porta una suerte de historización, es decir, se va
desplegando del pasado más remoto hasta el presente: de los protosistemas llegamos a la época de la ciencia, pasando por los mitos y
la religión. Alguien hasta podría percibir resonancias comteanas en
tu esquema. Esto no signiica, desde luego, que en todos los casos
los niveles más aniguos hayan desaparecido del todo: pueden seguir
Estudios eidéicos • 107
exisiendo, como aniguas capas geológicas, e incluso operando de
alguna manera. En relación con esto, quisiera preguntarte qué piensas
acerca de la consitución y del desarrollo de las enidades/sistemas
eidéicos.
Las etapas en el proceso de constitución pueden pensarse
como una secuencia que va de lo simple a lo complejo, distinguiendo saltos y pasos. Un salto clave fue la aparición del
lenguaje hablado. Otro, la aparición de la escritura. Otro, la
aparición de las intelectualidades profesionalizadas. Otro, el
proceso de secularización. Pareciera que en las sociedades
arcaicas existen poquísimos tipos de entidades eidéticas, en
el sentido de “géneros eidéticos”: narraciones breves, mitos
sobre la creación del mundo, lenguas y poco más.
Por esto mismo un quinto criterio de clasificación
puede realizarse atendiendo al grado de complejidad, o la
cantidad de eidas [3.22]. Este criterio puede ser relevante
para quienes se ocupan de trabajos muy puntuales o monográficos. Las entidades pueden entenderse como compuestas de células (así, pueden ser unicelulares y pluricelulares)
o en términos químicos (así, pueden verse como átomos
separados, como moléculas simples como la del agua, como
moléculas altamente complejas como algunas orgánicas). La
entidad eidética mínima es una eida y puede ser trabajada
en tanto que tal.
La primera entidad propiamente tal sería la narración
de breves historias. Estas no comprenden todavía culto al
sol o a la luna, ni narración sobre los orígenes del mundo
ni manejo de las técnicas de magia –aunque tampoco se
excluyen totalmente estas posibilidades, porque este género
de narraciones coexisten con entidades eidéticas más elaborados–. Malinowski reproduce varias de estas narraciones
en Magia, ciencia y religión. Citemos algunas, para ilustrar
lo que intento decir:
108 • Estudios eidéicos
Un piojo y una mariposa salen a volar un rato, el piojo como
pasajero y la mariposa como piloto y avión. A la mitad del viaje, mientras vuelan sobre el mar, precisamente entre la playa
de Wawela y la isla de Kitava, el piojo emite un agudo chillido,
la mariposa se tambalea y el piojo se cae y se ahoga.
Un hombre cuya suegra es caníbal es suficientemente descuidado como para irse y dejar a su cuidado a sus tres hijos.
Naturalmente, ella trata de comérselos; sin embargo, se dan
a tiempo a la fuga, trepan a una palmera y la entretienen
hasta que el padre vuelve y acaba con ella. También existe un
relato sobre una visita realizada al Sol, otro sobre un ogro
que devastaba los huertos, otras sobre una mujer tan voraz
que robó toda la comida en unas distribuciones funerarias y
muchas otras similares. (Malinowski 1948, 37-38).
Existen relatos creados en torno a apenas un par de
eidas, por ejemplo, la fábula infantil de los tres chanchitos,
articulada sobre la base de dos polaridades: seguridad/amenaza y trabajo/pereza. Es cierto que a esta fábula, y a sus
diferentes versiones, se les podría sacar más jugo, pero su
carácter moralizante es muy simple, tanto en lo que respecta a los recursos eidéticos como a la trama narrativa.
Este tipo de entidades suelen ser no-conceptuales.
Al ser no-conceptuales, y organizarse sobre la base de
nociones algo indeterminadas, pueden conceptualizarse de
muchas maneras. En todo caso esta de los tres cochinillos es
más elaborada que la del piojo y la mariposa de los papuanos, que puede leerse así: el impertinente pone en peligro
su vida, aunque también podría leerse de esta otra manera:
pueden realizarse acciones muy osadas pero debe hacerse
con mucha precaución.
Es este aspecto, los estudios eidéticos pueden inspirarse en lo que ha hecho la sub-disciplina denominada filosofía para niños. Sea como fuera, existen entidades eidéticas
de una eida, de dos eidas, de unas cuantas y de “n” cantidad de eidas. Las entidades eidéticas potencian su propio crecimiento, multiplicación, ampliación, mutación. Las
Estudios eidéicos • 109
entidades/sistemas eidéticos sólo mutan en su simbiosis
con comunidades humanas. La latencia los deja estáticos,
aunque relecturas (re-interpretaciones) posteriores pueden
revitalizarlos.
Ligado al criterio del grado de complejidad, puede
introducirse el criterio adicional del “grado de conceptualización” o, mejor dicho, de “conceptualidad”. Existen entidades eidéticas no-conceptuales, semi-conceptuales y conceptuales. Las que acabo de mencionar, junto a muchas otras
(en general, a todas las expresadas en lenguajes no hablados) forman parte de las no-conceptuales. El trabajo de los
estudios eidéticos “propiamente dichos” tiende a realizarse
realiza principalmente sobre las conceptuales.
3.29. Hablaste de crecimiento, ampliación, ramiicación, mutación…
Por definición, los sistemas eidéticos son “crecedores”. Les
van saliendo ramificaciones que se aplican a cosas nuevas,
agregando sueños y fantasías, personajes, en libre asociación. Esto debe entenderse en relación a la manera que
funciona el cerebro, y aquí estamos, claro, en un terreno
fronterizo con las ciencias cognitivas. Traen mil relatos asociados en potencia, recuerdan a las infinitas frases construibles con un idioma. Las entidades eidéticas buscan cerebros
donde ramificarse, están ansiosas por reproducirse. En dos
sentidos: como ramificación y como difusión hacia otros
cerebros-sociedades [10.6 y ss.]. Se trata de un modo de
decir, pues, obviamente, no tienen voluntad, como no la tienen las bacterias o los hongos cuya vida es reproducirse.
Un ejemplo para ilustrar esto: Imaginemos el cristianismo de los primeros siglos, algunos evangelios, partes
del antiguo testamento, las epístolas de Pablo, los textos de
la primera patrística un corpus que va creciendo, con un
núcleo que es el sermón de la montaña y a partir de ello una
relectura cristiana de los profetas donde conceptos como
amor, perdón, salvación, comunidad, pueblo de creyentes, resurrección, apocalipsis, parusía, se van articulando a
110 • Estudios eidéicos
nociones como sacrificio, de Ignacio de Antioquía, del dualismo neoplatónico de Orígenes, entre otras cosas, armándose un entramado con capas y subgrupos de conceptos
asociados unos con otros según las interpretaciones de tal
o cual. De este modo, se va constituyendo un conjunto
amplio, más o menos armónico, aunque con muchas notas
discordantes. Es a esa altura un sistema eidético suficientemente grande, una constelación con racimos o subsistemas,
que se van traslapando e hibridando y mutando a lo largo
de tres o cuatro siglos y donde ya se encuentra constituido un inmenso corpus eidético. En tal caso, tomando seis,
ocho o diez elementos –y con ello basta–, se puede construir nuevas interpretaciones notoriamente diferenciadas
aunque pertenecientes a la misma línea geneidética. Según
el orden y la importancia que se otorgue a cada una de
las eidas, podrán elaborarse interpretaciones o versiones
autoritarias o libertarias, jerárquicas o igualitarias, metafísicas o pragmáticas, dualistas o monistas, individualistas o
colectivistas, centradas en la fe o en la caridad, más machistas o menos. Es decir, podrán producirse discursos cada
vez más diferenciados y combinarse versiones anteriores,
y con mayor razón si aparece un autor capaz impregnado
en algún sistema eidético externo (por ejemplo, el neoplatonismo), que logra una nueva interpretación o síntesis.
Así se puede elaborar una nueva ramificación o familia
(de nueva generación) que unifique versiones autoritarias
con jerárquicas, metafísicas y monistas, y otro que retome,
versiones autoritarias, igualitarias, metafísicas, dualistas y
centradas en la fe y así… Si a cualquiera de estas versiones
le agregamos la noción “barbarie”, por ejemplo, o ciudadpolis, o yihad, imagina la inmensa variedad o cantidad de
combinaciones posibles. La eida nueva, proveniente de otra
constelación, puede doblar la cantidad de interpretaciones
o versiones de un día para otro.
Estudios eidéicos • 111
3.30. ¿Cuándo aparecen las ideologías en este esquema? Esimo que la
secularización iene algo que ver en ello.
Cuando se desacraliza el aparato del Estado, cuando se asume su no-divinidad, las personas pueden imaginar sociedades alternativas a la existente. Así se formulan diversos
modelos de sociedad: indigenismo, panafricanismo, anarquismo, agrarismo, cepalismo, dependentismo, socialismo,
social-cristianismo, neo-liberalismo.
Las ideologías en formas “proto” existen desde milenios
y ya podemos detectarlas entre griegos y latinos. Existen
antecedentes de esto: los escritos de crítica, que apelan a
una reforma en las acciones de los gobernantes; también los
escritos o libelos en que se expresa el descontento, aunque
sean circunstanciales sin formular un discurso alternativo.
En sentido estricto, las ideologías se van desarrollando
en conjunto con la práctica de un Estado-nación. Allí motivan por una parte y son fruto, por otra, de esta nueva forma
de organización social. El surgimiento de la polis-estado
nación, con gran cantidad de participantes grafos y con
diferencias importantes (socio y/o étnico y/o genérico y/o
económico y/o cultural), y donde hay un poder central que
apela a ellos como sostén, como comunidad, etc., es clave
para que aparezcan las ideologías. En sociedades insuficientemente segmentadas y/o donde muy pocos tienen acceso
a alguna forma de participación activa y acceso al poder
no surgen ideologías.
Algunas entidades eidéticas se sustentan en un equilibrio entre dos partes, la “explicativa” y la “proyectiva”.
Deben poseer eidas que aludan a ambos aspectos. Esto
ocurre particularmente con las ideologías. En esa medida aportan sentido a la vida, especialmente en tanto que
existencia social-política. Por otro lado, las ideologías no
poseen finalidades holísticas, por ejemplo, no se refieren a
la muerte ni mucho menos a una vida de ultratumba, por
ejemplo. Digamos que eso no es de su competencia, aunque a veces, al traslaparse con sistemas eidéticos a partir
de los cuales se han desarrollado, como ha ocurrido con el
112 • Estudios eidéicos
social cristianismo o el socialismo islámico, puedan referirse también a esos planos de la existencia. El liberalismo debe
proveer de sentido a las sociedades en las cuales se inserta,
como el caso de la eida “libertad”. Esto es clave para los sistemas eidéticos que apuntan no sólo a la interpretación de
la realidad de esas polis sino también a su transformación.
De algún modo deben convencer de su validez.
Positivismo autóctono, liberacionismo, nacionalismo,
feminismo, negritud, integracionismo: no les considero
ideologías porque si bien pueden combinarse con algunas
no permiten organizar el quehacer de la polis por sí solas.
Positivismo autóctono y liberacionismo: diría más bien que
son sistemas filosóficos. Feminismo, negritud y nacionalismo diría que son más bien dispositivos eidéticos, pues se
adhieren a cualquier ideología.
Las ideologías normalmente se organizan sobre cuatro
o cinco dimensiones: lo económico, lo social, lo cultural, lo
político y lo internacional, en la medida que se imaginan
como opciones válidas para un Estado y sobre la base de las
cuales pueden organizarse partidos. Estas dimensiones no
son fijas o únicas: la dimensión ambiental se ha incorporado
completamente en las últimas décadas, aunque se asuma
más como programa y para ganar electores que como parte
de los sistemas. Por su parte, el ecologismo ha ido completando un conjunto de dimensiones que originariamente
como ambientalismo a secas no poseía. El feminismo difícilmente puede considerarse con ideología, aunque existan
partidos feministas y en muchos se contemplen reivindicaciones feministas, lo mismo que el nacionalismo, pues
comprenden sólo algunas dimensiones de lo señalado más
arriba, no pudiendo conformar eidéticamente por sí solos
un programa de gobierno. Al integracionismo lo consideraría como parte del pensamiento internacionalista. Como
puede verse, en este terreno hay mucho para precisar y
para debatir.
Estudios eidéicos • 113
3.31. Como decíamos hace un momento, el hecho de que aparezca
un nuevo género eidéico no necesariamente conlleva la desaparición
de los demás…
Claramente no, aunque les quita cierta importancia relativa.
Debe tenerse en cuenta que unas dimensiones de lo eidético se superponen, social e incluso a nivel individual. Que
aparezcan las ideologías no significa que abandonemos el
nivel de lo mítico. Esos niveles coexisten contradiciéndose
y también negociando formulas combinatorias. Analizarnos sólo como humanos-ideológicos y no como humanosmíticos o humanos con creencias y mentalidades, es equivocarnos. Los géneros anteriores siguen como el cerebro
lagarto existiendo en la base de los sistemas eidéticos más
conceptuales y los ancestrales en los actuales. Es interesante
como terreno de estudio determinar cómo se articulan estas
diversas entidades.
3.32. Antes de cerrar esta parte de nuestra conversación, quisiera
consultarte sobre un concepto al que aludiste, pero que quedó sin
tratamiento especíico. Me reiero a la noción de disposiivo eidéico.
En cierto momento la mencionaste. Por un momento pensé que la
estabas pensando como sinónimo de artefacto. Luego apareció en tu
listado de géneros, en forma diferenciada. ¿Qué sería exactamente un
disposiivo eidéico?
Puedo tratar responder con un ejemplo. He señalado que el
cristianismo conllevó una innovación radical en la difusión,
respecto de los sistemas eidéticos anteriores, al desarrollar
en su interior la noción de proselitismo como parte de su
corpus. Los sistemas eidéticos anteriores nunca habían contemplado en su interior, como parte de sus componentes,
que fuera necesario difundirlos. El islamismo heredó esta
característica y luego varios otros sistemas, en particular,
algunas ideologías.
Me ha parecido interesante estudiar otra operación
funcional a la difusión, que se expresa en la relación entre
cristianismo evangélico y autoayuda. Ha tenido un éxito
inmenso en algunos lugares donde se producen rápidos
114 • Estudios eidéicos
procesos de ascenso o movilidad social: Corea del Sur, Brasil, Chile, entre otros, en las últimas décadas del siglo XX.
Por así decir, un sistema incorpora un dispositivo eidético,
que lo recubre, como una píldora de remedio recubierta de
una capa de miel o, mejor, como una semilla recubierta de
una jugosa pulpa que la hará tremendamente más atractiva
para ser consumida.
4
Ideas, realidad y sociedad: ¿una relación
simbióica?
4.1. Me gustaría abrir esta parte de nuestra conversación con un par
de interrogantes interconectados. ¿De dónde dirías que proviene tu
disposición a repensar cuesiones clave de la vida de las ideas con
base en aportes de las ciencias de la vida? Derivadamente, ¿cuáles
son los elementos más importantes que has considerado úil tomar
en préstamo de estas ciencias para robustecer la propuesta de los
estudios eidéicos?
Lo más importante de tu pregunta, a mi juicio, es eso de la
“vida de las ideas”, y merece que le demos varias vueltas.
Numerosas entidades eidéticas, especialmente las
ancestrales, las que se constituyen como mentalidadescreencias y se van constituyendo colectivamente a lo largo
de siglos (un mito sobre el origen de un pueblo), así como
también las que tienen amplia repercusión (las propuestas
acerca del desarrollo económico), adquieren una existencia muy autónoma, a diferencia de aquellas otras entidades
eidéticas “recién elaboradas”, por una persona con nombre
propio, en una fecha y lugar.
Esas entidades han ganado tal peso al interior de una
comunidad que van mutando independientemente de las
voluntades individuales, pues son muchísimos los cerebros
que interactúan. Más aún, pasan a transformarse en paradigmas que se apropian de los cerebros y los condicionan
en el modo de pensar, pues les instalan sus categorías inhibiendo en muchas oportunidades la instalación de otras.
115
116 • Estudios eidéicos
Estas entidades eidéticas me han interesado enormemente pues conforman las mentes, se apropian de ellas,
adquieren tal dinámica que pueden entenderse como fuerzas vivas con un designio, una estrategia de reproducción,
a un punto tal que parecen estar compuestas por “memes”
altamente replicativos. Me han interesado también pues no
pueden concebirse como “productos” o “herramientas” de
individuos sino como marcos referenciales con los que los
individuos piensan, interpretan el mundo, imaginan soluciones, y de los cuales no pueden escapar sino a costa de
crisis, rupturas, traiciones, dolores, desorientaciones, pérdidas de sentido, etc.
El caso de las lenguas, sobre todo aquellas de pueblos
originarios, y su relación con las mentalidades quizá sea un
buen ejemplo. Las personas nacen, se forman, aprenden a
hablar y a comportarse al interior de una lengua, a partir de
una mentalidad, con una mentalidad. No es que la lengua o
la mentalidad sean eternas ni inmutables, pero permanecen
por décadas y en muchas oportunidades por siglos y hasta milenios, y todo pensamiento se da al interior de éstas.
Son los marcos referenciales a los que me refiero. Trabajar el concepto “mentalidad” permitió a los historiadores
sociales y económicos franceses ocuparse de la dimensión
eidética en la larga duración y de las ideas compartidas por
diversos sectores sociales en vez de ocuparse únicamente
en la historia corta de las ideas de grupos o movimientos
determinados. Tanto así que pretendieron asociar las mentalidades a la psiquis, y su estudio a la psicología. Esto no
me oculta sin embargo que hay padres e hijos que viven en
distintas lenguas, a veces muy diversas, y alcanzan grados
importantes de comunicación y de confrontación, porque
logran entenderse y descifrar los sentimientos del otro.
Estudios eidéicos • 117
4.2. ¿Cuál sería el papel de las ciencias de la vida en todo esto…?
Bueno, si podemos entender al menos algunas entidades
eidéticas como dotadas de “vida autónoma”, entonces parece obvia la recurrencia a las ciencias de la vida para entender algunos de sus procesos. No se entienda, sin embargo,
autonomía como autarquía o solipsismo.
Las ciencias de la vida ofrecen variados instrumentos
conceptuales para imaginar los asuntos eidéticos. Entre los
más importantes, la noción de ecosistema o medioambiente, con la cual elaboramos la de “ecosistema o medioambiente intelectual o cultural”; la de genes, que podemos
emplearla para elaborar la de “gen-eidas”; la de ingeniería
genética, con la que podemos construir la “ingeniería (gen)
eidética”. ¿Por qué no concebir un sistema eidético como
un compuesto de conceptos-nociones-eidas que equivalen
(aproximadamente) a genes que contribuyen a otorgarle su
entidad?
4.3. Has hecho airmaciones acerca de la relación entre las ideas y
las sociedades con las cuales entran en simbiosis. En algún momento
me hiciste llegar el borrador de un arículo en el que buscabas ir
todavía más allá, planteando que ciertas enidades eidéicas crearon
a los seres humanos…
En ningún caso como lo han concebido algunas “teologías”,
según las cuales un espíritu habría creado a los seres humanos. Pero posiblemente sí en el sentido que en esta simbiosis
las entidades eidéticas fueron encontrando (seleccionando) cerebros mejores para alojarse y para ser cultivados,
cerebros que podían cultivar (servir) mejor a tales o cuales entidades.
Quizá la formulación no sea totalmente clara. Para
no incurrir en confusiones idealistas, prefiero decir que
las entidades eidéticas han ido constituyendo a los seres
humanos y a las sociedades en los vaivenes de su relación recíproca con tales entidades. Esto puede afirmarse de
las sociedades e incluso en cierto modo de los individuos.
Ya sabemos cómo las personas cuando asumen un nuevo
118 • Estudios eidéicos
sistema eidético o se incorporan a un ambiente nuevo donde se “respira” un nuevo sistema eidético no únicamente
cambian aspectos exteriores sino que comienzan a reconstruir su entera existencia a partir de nuevos criterios. Es
en este sentido que ciertas entidades eidéticas constituyen,
construyen o “crean” a los seres humanos.
También puede decirse que algunos sistemas eidéticos
contribuyeron a seleccionar a los humanos. Hubo sistemas
eidéticos “perversos”, como algunos tabúes que impedían
casarse con personas que no pertenecieran al mismo linaje.
Esos sistemas eidéticos generaron un grado de consanguinidad tal que produjo la extinción de aquellas comunidades
que los cultivaban. Hubo otros sistemas eidéticos que incorporaban otros tabúes, por ejemplo uno que ordenaba matar
a todos los hijos. El clan que lo adoptó también se extinguió y muy pronto. Hubo otro que ordenaba deformarles
seriamente el cráneo, los hijos igualmente murieron y el
clan también se extinguió. Hubo otros sistemas eidéticos
que colaboraron a que los seres humanos perseveraran en
la existencia, por ejemplo, aquel que llamaba a emparejarse
con personas de otros clanes. Este sistema eidético generó
la reproducción y la selección de sus huéspedes y no su
extinción. Pero a la vez casarse con personas de otros clanes
supuso recibir bienes culturales, tanto de cultura material
como simbólica. El discurso de la exogamia no apuntaba
solamente a lo “natural” sino también “cultural”, e hizo que
esos clanes fueran más abiertos y adaptables al medio. El
buen sistema eidético (el del bien-pensar) produjo la sobrevivencia por exogamia, evitando la extinción del clan. En
este sentido, los “buenos” sistemas eidéticos produjeron a
los seres humanos. Los “malos” sistemas extinguieron a sus
huéspedes.
Pero podrían citarse muchas otras posibilidades: sistemas eidéticos que permitieran entender mejor el comportamiento del clima, de las presas, de las plantas y de sus
posibilidades alimenticias y curativas, y sobre todo que los
sistemas eidéticos incentivaran la posibilidad de aprender
Estudios eidéicos • 119
(o capitalizar) de la zoo-sabiduría (y digo bien, “sabiduría”)
de todos los animales del medio ambiente en que est@s
human@s pre-sapiens o sapiens recientes se iban desenvolviendo como tales: rutas, cavernas, plantas medicinales,
lugares de agua, pesca y alimentación, protección de las
inclemencias, uso de herramientas, destrezas y astucias. La
capacidad cerebral de “almacenar” un sistema eidético que
permitiera capitalizar la sabiduría animal sería tremendamente funcional al proceso evolutivo de l@s pre-sapiens
y sapiens. Entidades eidéticas que permitieran capitalizar
todo eso les conducirían más rápido que otros menos aptos
desde la proto-hominidad hacia la condición de sapiens.
Ahora bien, esto, que puede ser válido para pequeñas
sociedades simples, no puede ser extrapolado automáticamente a las sociedades grandes y complejas. Basta una
simple ley como el mandamiento de practicar el incesto
para extinguir un clan, pero un mandamiento de ese género
es impensable en una sociedad compleja y menos en una
sociedad que además de compleja tiene alta circulación de
bienes, personas, ideas, mensajes, etc.
Por otra parte, podemos imaginar que una evolución
rápida, con una acumulación suficiente de mutaciones
sapiens, fue favorecida por una entidad eidética que ordenaba cruzarse únicamente con otros sapiens que habían
alcanzado la condición de hablantes, por ejemplo, marginando y discriminando a quienes no la alcanzaban.
4.4. En suma, no cabe hablar, desde esta perspeciva, de un sapiens
pre-eidéico.
No existe un estadio originario de tabula rasa absoluto. No
lo hay para una sociedad, ni para una escuela o generación
y ni siquiera para un individuo. Es imposible imaginar a un
individuo o grupo que decida asumir tales o cuales ideas,
sin encontrarse ya en simbiosis con (o inmerso en) algún
sistema eidético. El estado cero o de tabula rasa, como un
cerebro o un conjunto de cerebros que dialogan y toman
120 • Estudios eidéicos
decisiones sin acudir para ello a ningún tipo de ideas, es
un absurdo. Por otra parte, para entender al neandertal es
necesario acudir a ciertas entidades eidéticas que permiten nociones complejas como elaborar ropas, armamentos,
administración del clan, algunos ritos funerarios y quizás
algunas formas de arte o al menos ornamentación.
4.5. “Vida” también es un concepto complejo. ¿Qué noción de vida
estás manejando para pensar estas cuesiones?
Una cierta existencia autónoma, reproductiva, que se despliega, que establece relaciones con otros seres vivos.
No debemos entenderla de manera exactamente igual
a las ciencias biológicas, que tampoco poseen un consenso completo y menos una ortodoxia rígida. Se escucha a
menudo la expresión “vida, tal como la conocemos hasta
ahora en la Tierra”.
Digo “vida” en sentido de una dinámica independiente,
que está más allá de las decisiones de la gente, donde tales
decisiones afectan pequeñas parcelas o quizá mayores, pero
en muy largo plazo y de manera muy incierta. Digo vida en
el sentido de una eclosión que no depende solamente de la
voluntad, sino en grado muy importante de una multiplicidad de cerebros que van operando en el mundo en relación
a situaciones diversas.
Quizás hay mejores expresiones que “vida”, pero no
he dado con ellas. En todo caso: eclosión, reproducción,
dinámica independiente, que depende en pequeña medida
de las voluntades…
Estudios eidéicos • 121
4.6. ¿En qué momento una sociedad o un ser humano (o ser vivo)
pasa a “necesitar” un sistema eidéico? ¿Cuándo se produce eso que
denominas simbiosis? Sociedades relaivamente complejas como el
clan de chimpancés, la miríada de hormigas o la jauría de lobos parecen
no necesitarlos…
Aunque los clanes de chimpancés poseen algunos elementos
zoo-culturales, inventados y transmitidos, que no tienen
otros clanes, y que tampoco los manejan chimpancés en
cautividad, todo parece indicar que no estamos en presencia de sociedades con sistemas eidéticos complejos y
ni siquiera simples como aquellos compuestos por unos
cuantos mandamientos de comprensión básica: matar a la
gente del clan, no; robar a la gente próxima, no; desafiar
al jefe de los próximos, no; seducir la pareja del próximo,
no; emparejarse con personas del clan, no; colaborar con la
alimentación del clan, sí; participar en la defensa del clan,
sí; entre otras ideas.
Estos elementos zoo-culturales constituyen sistemas
proto-eidéticos, que no son hablados, no son conceptuales,
pero que vienen en potencia en la genética y son “actualizados”, “puestos en acto”, “enactados” por la existencia en
zoo-ciedad. Puede decirse que están, grosso modo, asumidos en el clan de chimpancés y que no se respetan en cautividad, porque allí no hay clan. Son los principios básicos
para la existencia de un clan viable o para una jauría de
lobos, entre otras agrupaciones de animales. Hay allí un
rudimento de cultura y de proto entidades eidéticas, cuya
posibilidad está en la genética pero que no son innatas, en
el sentido de automáticas, sino elaboradas en los millones
de años del clan y luego aprendidas-enactadas, como una
fórmula viable de supervivencia. Por ejemplo, no todos los
cánidos la practican y ni siquiera todos los lobos viven en
clanes. La invención del clan entre los lobos es una expresión zoo-cultural, como zoo-ciedad relativamente compleja
y viable para la supervivencia, que permite cazar grandes
presas, defender un territorio e incluso alimentar a algunos
heridos y minusválidos. Ese clan respeta un conjunto de
122 • Estudios eidéicos
mandamientos básicos, pero no puede imaginar, formular
ni transmitir un mandamiento del tipo: –“Adorarás al señor,
tu dios”, como tampoco contarse un mito acerca de la creación originaria del clan junto con el mundo.
4.7. Parece inevitable preguntar cómo puede pensarse, desde este
enfoque, el gran tema de las rupturas eventualmente consituivas de
lo que llamamos la condición humana…
Me temo que una pregunta de este tipo conlleve una concepción algo esencialista y quizás por eso se satisfaga sólo
con una respuesta tautológica. En verdad, no tengo una respuesta clara. Tiendo a pensar que los pre-humanos (como
pre sapiens) poseían sistemas eidéticos más o menos complejos. Me parece que en este punto estamos en la frontera
con la antropología, la arqueología y la paleo-antropología.
Mi información no es suficiente para responder. Más allá
de esto, lo que me interesa destacar que, en lo que respecta a los elementos culturales y particularmente eidéticos,
no parece haber un salto tan radical de la animalidad a la
humanidad, especialmente si consideramos los mamíferos
que viven en sociedad, que deben darse zoo-reglas y, sobre
todo, los humanos pre-sapiens.
4.8. Son temas abisales; seguramente por eso nos fascinan tanto.
En mis anotaciones tengo destacada una idea tuya según la cual
los sistemas eidéicos (o algunos) se relacionan con los humanos
como su lora intesinal. Se trata, evidentemente, del recurso a una
analogía, a un modelo, del ipo que explicaste anteriormente [3.4].
Tengo subrayado, también, que la introducción de esta imagen iene
estrecha relación con tu críica a la visión instrumentalista de las ideas.
Me parece importante que desarrolles el punto.
El problema se plantea así. La noción “las entidades eidéticas son instrumentos que crean los seres humanos para
fines predeterminados” supone una decisión teórica preeidética, en la cual la conciencia transparentemente decide
“utilizar” tales ideas para un objetivo que se ha propuesto.
La objeción más fuerte que puede hacerse a esta concepción
Estudios eidéicos • 123
es que no es posible imaginar un ente inteligente haciendo
una operación mental antes de tener ideas, pues no es imaginable pensar pre-eidéticamente para tomar la decisión de
instrumentalizar las ideas. Toda decisión en tal sentido es
un proceso que tiene lugar en el marco de la existencia
de entidades eidéticas previamente implantadas. Cualquier
determinación de objetivos, de crítica, de cambio, etc. sólo
se da en el marco de entidades eidéticas previas. Es decir,
muchas de estas entidades no son cosas, como un martillo o un cañón, que pueden emplearse para un objetivo
predeterminado.
Existen, como vimos, entidades eidéticas que poseen
vida propia, por así decir, en simbiosis con sus huéspedes, y que por ello no son estrictamente “utilizables” como
instrumentos: los proto sistemas eidéticos y las lenguasmentalidades-creencias. Ni siquiera son pensables como
miembros del cuerpo: me corto las ideas como me corto las
uñas o una oreja, ni tampoco me amputo las ideas como me
puedo amputar un dedo o una pierna, y ni siquiera puedo
extraérmelas como si fueran una muela o un riñón. Si mato
mi flora intestinal me muero con ella, salvo que sea capaz
de crear un sistema artificial de digestión que cumpla con
las funciones que desempeñaban esas bacterias en simbiosis
con mi organismo. En este sentido, algunas entidades eidéticas no son “partes” ni “apéndices” de los seres humanos.
Son realidades diferentes que se articulan simbióticamente
a éstos y que han evolucionado junto a los seres inteligentes,
como la flora intestinal que no existe sin los organismos
digestivos, pero que no es un miembro, sino un huésped. Ha
evolucionado con-en éstos.
Advierto un problema de lenguaje del cual no es fácil
escapar. Pues diríamos que los seres humanos usan las
manos para trabajar, usan los pulmones para respirar, usan
el corazón para que circule su sangre, usan su sangre para
que oxigene sus células y usan su cerebro para pensar.
Pero esos usos del verbo “usar” son excesivos. Tan excesivos como decir que un bebé usa la teta de la madre para
124 • Estudios eidéicos
alimentarse, o que un feto usa el cordón umbilical para el
mismo fin, o que usé a mis hermanos para jugar con ellos en
mi niñez. Ese tipo de expresiones pervierten no solamente el sentido del verbo usar, sino también los sentidos del
cuerpo, de las relaciones humanas y del idioma, como los
postmodernos que hablaban de los usos de la historia, sin
asumir que estamos inmersos en la historia como un pez
en el océano. Y un pez no usa el océano, un pez no puede
pensarse sin el océano, un pez vive en el océano, es parte
del océano, es el océano, junto con el agua, la sal, las algas,
la arena, las corrientes, las mareas, las estrellas de mar y
los demás seres vivos. De este mal uso del lenguaje, de este
mal uso de la palabra “uso”, de estos equívocos, deriva el
instrumentalismo barato y tantas confusiones.
Todo lo anterior, sin menoscabo que un pescador puede usar un pececillo como carnada en un anzuelo…
4.9. Recuerdo que una referencia a la lora intesinal de los elefantes
iba en la misma dirección…
Los individuos nacen sin flora intestinal, por eso no pueden
vivir independientemente de sus madres hasta que no se
desarrolla dicha flora en ellos. Los seres humanos nacen sin
sistemas eidéticos y adquieren la capacidad de pensar complejamente en la medida que internalizan parte de los sistemas de ideas de sus comunidades. Los elefantitos para desarrollar su flora intestinal deben ingerir excrementos de los
elefantes adultos. En todo caso esas bacterias y hongos que
viven en nuestro organismo y que establecen simbiosis con
nosotros son mucho más antiguas que los seres humanos
e incluso más antiguas que los mamíferos. Seamos coherentes entonces y pensemos bien quién utiliza a quién para
la supervivencia, aunque la simbiosis suponga beneficio
mutuo. Algo así debemos hacer, consumiendo los “excrementos” eidéticos de nuestros mayores para poder alcanzar
un pensamiento relativamente autónomo y complejo, y que
Estudios eidéicos • 125
no se escandalicen los de estómago débil, que no acusen de
coprolalia, que en el terreno de la vida la generación y la
descomposición son dos caras de la misma cosa.
Ahora bien, para no dar lugar a malos entendidos, lo
que quiero decir es que algunas entidades eidéticas pueden ser pensadas como flora intestinal y no que las ideas
sean bacterias. Aquí no hay nada de organicismo. Sería tan
abusivo como decir que el planeta Tierra está hecho de
números, porque se dice que la circunferencia mide 40.000
kilómetros. En este caso, al menos, las matemáticas son sólo
epistémicas y no ónticas. Sin embargo, se han concebido las
ideas como memes, cuyo sentido es reproducirse buscando
los espacios para hacerlo (Harari, 2015).
Y, por supuesto, no se trata sólo de los elefantes.
Inmensa cantidad de animales necesitan para vivir la flora
intestinal dentro de sus aparatos digestivos. Si esa premisa
es válida, ¿podemos hablar de la flora intestinal a secas?
Obviamente que podemos. Por ejemplo, podemos estudiar
cuáles son los tipos de bacterias que se encuentran en simbiosis con nuestros aparatos digestivos, podemos estudiar
los componentes químicos de esa flora y muchas otras
cosas. Por otra parte, ello no significa afirmar que no existen en simbiosis con tales o cuales animales. Pero la distinción entre ambos niveles es elemental.
4.10. Más allá de los modelos que ofrecen las ciencias de la vida,
¿qué inspiración pueden hallar los estudios eidéicos en otros ámbitos
disciplinarios?
Las ciencias de la vida nos ofrecen numerosas formulaciones útiles para imaginar las ideas. Podemos pensar en un
modelo proveniente ahora de la física, más particularmente de la óptica. Así como la luz se comporta de maneras
diversas, sea como partículas o como ondas, puede decirse
que algunas entidades eidéticas se comportan como cosas
126 • Estudios eidéicos
diferentes. Por ejemplo, en muchas ocasiones, aunque no
siempre, las entidades eidéticas pueden pensarse como instrumentos.
4.11. Me gustaría que ofrecieras algunos ejemplos de esta dialécica,
que es indudablemente compleja.
Existen entes eidéticos que, sin haber sido creados como
instrumentos, son instrumentalizados por alguien para
obtener información y/o para ejercer el poder y/o para
manipular y/o para motivar y/o para justificar y/o para
otros objetivos.
El instrumento no debe entenderse únicamente como
un “arma” para matar, someter u obligar a otro a hacer lo
que deseo. Puede igualmente imaginarse como un “bisturí”
para operar, como un “microscopio” para observar, como
unas “pinzas” para tomar algo muy fino, como un “rayo
láser” para realizar operaciones de precisión, como una
gran maquinaria para hacer más fácil el transporte, como
un “robot” para realizar operaciones rutinarias. Es decir,
cuando se alude a las “ideas como instrumentos” no debe
pensarse sólo en una especie de maquiavélico designio por
dominar a terceros, aunque como en cualquier quehacer
tecnológico esto puede también estar presente.
Se crea un constructo eidético para obtener información: una pauta para hacer encuestas, por ejemplo, o una
pauta para entrevistas en profundidad; se crea un constructo eidético para enseñar mecánica: un manual de mecánica automotriz; se crea otro para armonizar a las parejas
mal avenidas: un texto de terapia; se crea otro para guiar
a los estudiantes: un breve programa para el curso sobre
Historia del Feminismo en Afganistán; y todavía uno más,
para reglamentar el tránsito vehicular: la ley del tránsito.
Todos estos son casos de elaboración de constructos eidéticos como instrumentos guiados por un objetivo utilitario de plazo inmediato. Estos casos agrupan lo que llamo
“artefactos eidéticos”.
Estudios eidéicos • 127
No podría decirse lo mismo, por ejemplo, de la redacción del Facundo, por Domingo Faustino Sarmiento, donde
se combinan objetivos y niveles de discurso variados. El
Facundo no es un manual de instrucciones, un programa,
un recetario, aunque la racionalidad instrumental no esté
completamente ausente de la obra. Es una obra que pretende explicar el funcionamiento de una sociedad, generar
conciencia respecto de la situación que aquejaba a la Argentina, pero también es un dejarse llevar por la imaginación
contando mitos, historias e historietas, buscando el sentido
y coherencia. Es decir, trasciende con mucho la racionalidad instrumental y esto con mayor razón podría decirse
del conjunto de la obra de Sarmiento o del conjunto del
pensamiento latinoamericano del siglo XIX.
Pero los programas de cursos, los manuales, los formularios de encuestas y los libros de autoayuda no son
los únicos constructos eidéticos que pueden concebirse
“herramentalmente”. Es posible construir otros tipos de
entes eidéticos asumiendo también la finalidad instrumental. Ejemplos privilegiados provienen de dos campos: la
construcción de idiomas artificiales (como el lenguaje de las
matemáticas o el esperanto) y la ingeniería genética. Estos
dos ámbitos nos entregan pistas acerca de cómo concebir
instrumentos eidéticos complejos.
Imaginemos un problema complejo cualquiera como,
por ejemplo, la necesidad de profundizar la democracia, el
deseo de fomentar el respeto a los derechos humanos, la
protección del ambiente o cualquier otro objetivo complejo,
en el sentido de amplio, de no unívoco o de obtención no
inmediata. ¿Podemos imaginar una empresa eidética que
contribuya a alguno de estos objetivos? ¿Cómo construir
instrumentos eidéticos que contribuyan a alcanzar estos
fines (que se encuentran en otro plano que lo instrumental)? Es posible hacerlo o, al menos, concebirlo. De hecho,
quienes se abocan al derecho, a la politología o a la filosofía muchas veces se han propuesto elaborar trabajos tendientes a satisfacer objetivos como éstos. En tal sentido,
128 • Estudios eidéicos
lo propuesto no ofrece novedad alguna: la novedad radica
en concebirlos como una tarea de eidología aplicada, guiada por la racionalidad instrumental y siguiendo, en cierto
modo, el modelo de quienes construyen lenguajes artificiales o de quienes practican la ingeniería genética.
4.12. Queda claro que hay ideas-instrumento, pero también que
piensas que no todas las ideas son instrumentos y, más allá, en que no
conviene demasiado pensar la vida de las ideas con base en esa imagen.
Más importante, el conjunto de las entidades eidéticas no
puede ser concebido como instrumento, pues sería como
concebir el universo como instrumento, lo que nuevamente
pervierte completamente el concepto “instrumento”.
Pensar los sistemas eidéticos como instrumentos de los
seres humanos es lo mismo que concebir de ese modo a
la cultura o a las lenguas. Casi resulta más fácil pensar a
la inversa: los grandes sistemas eidéticos se sirven de las
personas como instrumentos para su beneficio, como el
budismo-zen aliado al panasiatismo se sirvió de los kamikazes (los pilotos suicidas) para su lucha contra otros sistemas
eidéticos. Las ideas pueden concebirse como una especie,
o algo así, de seres que andan buscando cabezas donde
instalarse y desarrollarse. Ideas a la búsqueda de cerebros
donde prosperar, cerebros que sean conquistables, colonizables para que se dediquen al “cultivo” de ciertas ideas.
Digo “cultivo” en el sentido de elaborar tales ideas, sistematizarlas, cuidarlas, reproducirlas, ramificarlas, hibridarlas,
injertarlas, combinarlas. En definitiva, servirlas.
Pero obviamente no podría haber una relación unilateral donde apenas una de las partes obtuviera beneficios.
En consecuencia, esos cerebros son, en cierta forma, como
las colonias de hormigas que cultivan hongos. Sin duda,
las hormigas se sirven de los hongos, pero los hongos en
su afán reproductivo se sirven igualmente de las hormigas.
¿Qué es antes? ¿La planta que difunde su polen a través de
aves e insectos o éstos que se alimentan de la dulzura de la
Estudios eidéicos • 129
planta? ¿Puede aquí haber un antes y un después? ¿Puede
decirse que únicamente la planta se sirve del polinizador o
que únicamente el pájaro o insecto se sirven de la planta con
néctar? Claramente, no. En el largo proceso de evolución
de las sociedades, se han desarrollado aquellas que no pueden existir sin los sistemas de ideas. Es decir, es imposible
pensar para una sociedad compleja o un grupo humano
complejo un momento cero, de tabula rasa, un momento en
que piensa pero piensa sin ideas, sin categorías, y en el cual
sin ideas, por así decirlo, decide libremente qué ideas va a
cultivar porque le son útiles o más útiles que otras.
Por qué no mirar las cosas del otro lado, desde el
hongo (es decir, desde el sistema eidético), y decir: –“¡Mira
qué hongo más inteligente! Encontró un hormiguero o el
cerebro de un intelectual burgués dispuesto a cultivarlo y
propagar sus genes”.
Debe tenerse en cuenta que las diversas variedades de
hongos, que compiten por ser cultivados por las hormigas,
deben prestarles servicios a éstas para que los cultiven y
deben ser mejores que otros, de modo de seducir a las hormigas, por así decirlo. Los hongos deben desenvolver una
estrategia para lograr la propagación de sus genes. Ello no
es algo automático ni necesario. En tal sentido, las agentes no serían unas hormigas que decidirían cultivar hongos
para su beneficio, sino los hongos (ideas), que buscan a las
hormigas para que los sirvan, cultivándolos. Son los hongos los que “diseñan” una estrategia (no consciente, ojo) de
seducción, en su propio beneficio, de las hormigas, claro,
ofreciéndoles algunas migajas.
4.13. Vuelves a estar muy cerca de airmar que los sistemas eidéicos
podrían pensarse como anteriores a los seres humanos…
Al menos en algún sentido, sí. Es razonable pensar que
no todas las entidades eidéticas aparecen con el sapiens
que es el ser humano que somos. Es fácil imaginar luego de las muchas pruebas de la paleo-antropología que
130 • Estudios eidéicos
los neandertal, que no son sapiens, aunque son indudablemente humanos, ya alojaban entidades eidéticas, como lo
prueban la muy probable existencia del habla, por la presencia del hueso hioides, y los ornamentos y ceremonias
funerarias. Más allá de eso, numerosos trabajos de etología animal muestran existencia de zoo-culturas materiales
y zoo-simbólicas (Goodall, 1986; Romero de Solís, 2003).
Ello indica existencia proto-sistemas eidéticos [3.10].
¿Por qué sería abusivo imaginar que las mutaciones que
fueron “produciendo” al sapiens no consistieron parcialmente en la capacidad de aprehender mejor los constructos
simbólicos, tanto los que se manejaban antes de su aparición
en tanto especie, como los que iban apareciendo en este
proceso de construcción recíproca? Que no se confunda,
esto no es idealismo, en todo caso, es cognitivismo y genética, cuestiones que remiten a lo material, tal como cabe
entenderlo a comienzos del siglo XXI [10.13].
Las entidades eidéticas ancestrales (narraciones breves,
cosmovisiones, “teologías” ancestrales, mentalidades, mitos
fundacionales), que son siempre colectivas y no creaciones individuales, en el sentido de atribuibles a una persona
específica y datadas en el momento en que dicha persona las inventó, no pueden ser concebidas como productos
(ni como productos excretados, ni como productos fabricados), ni como miembros amputables. La mejor forma de
concebirlos es como organismos en simbiosis con los seres
humanos, organismos ancestrales, y hasta más antiguos que
los sapiens, que no sólo no son “productos” de los humanos,
porque están tan asociados a la especie, a la constitución
colectiva de la especie, que no cabe imaginar a ésta sin
estas entidades ancestrales. Ello sin menoscabo que puedan amputarse (podarse) porciones, que podamos cuestionar algunas partes y que podamos huir de prejuicios.
Las entidades eidéticas ancestrales se crearon con la
especie e incluso, en algún sentido, puede decirse que contribuyeron a crearla. La especie sapiens es también “producto” de las proto entidades eidéticas y de las entidades
Estudios eidéicos • 131
primigenias, pues sin estas no habría alcanzado su ser (no
habría llegado-a-ser), como tantas ramas evolutivas o clanes de sapiens tempranos que se extinguieron. Los sistemas
eidéticos ancestrales son condiciones de posibilidad para la
existencia de las sociedades realmente existentes. Por eso
es que se puede afirmar que los “mejores” sistemas eidéticos “crearon” al ser humano, le permitieron “alcanzar la
humanidad sapiens”.
4.14. Uno podría preguntarse por las razones de la perdurable
simbiosis. No parece fácil elaborar una respuesta, entre otras cosas
porque justamente estás poniendo abiertamente en cuesión el
“herramenismo”, punto que conduce a tomar distancia de cualquier
ipo de explicación funcionalista…
Así es. En este sentido, quizás convenga recordar una serie
de reflexiones de Yuval Harari sobre lo que pudo haberles permitido a los sapiens disponer del lenguaje ficticio.
Harari dice algo así como: “El lenguaje ficticio, los mitos y
las leyendas pueden ser vistos como una desventaja de los
sapiens en relación con otros animales, en la medida que
distrae a los primeros de las cosas más importantes, ocupando su precioso tiempo en fantasías sin sentido” (2015).
Y sin embargo –prosigue–, parece que el modo correcto
de plantear la cuestión no es ése, sino el inverso: el lenguaje ficticio pudo ser la más importante ventaja de los
sapiens en relación con otras especies, tanto humanas como
animales, por la sencilla razón de que les permitió a los
sapiens imaginar cosas no sólo individualmente, sino además colectivamente. Esto es lo que habría abierto paso a la
forja de relatos comunes y, más allá, a la inusitada habilidad
de cooperar flexiblemente en empresas de diversa índole.
Muchas personas que no se conocen entre sí pueden cooperar exitosamente si comparten creencias comunes: mitos,
historias, dioses. Harari va todavía más lejos y señala que
el mundo moderno se apoya sobre creencias en entidades
que son ficticias, imaginarias, como las corporaciones, los
132 • Estudios eidéicos
Estados, podríamos agregar el dinero. Pienso que en estas
tesis de Harari hay elementos inspiradores para pensar el
papel de las entidades eidéticas a lo largo de la historia.
Pero no quiero tomar distancia de las explicaciones
funcionalistas en todos los planos. Así como existe variedad
de entidades eidéticas, existe variedad de relaciones entre
los seres humanos y sus comunidades con esas variadas
entidades. En definitiva, se trata de entender cómo las lenguas y los lenguajes y las entidades eidéticas en general se
han ido constituyendo en simbiosis con las comunidades.
4.15. Al inicio de este capítulo quise llevarte a hablar del origen de tu
disposición a repensar toda esta problemáica acudiendo a categorías
tomadas de las ciencias de la vida. Pero enseguida la conversación
derivó hacia el tema de la vida de las ideas. Retomo entonces la
inquietud. En alguno de los encuentros que fueron perilando este
volumen te pregunté por la presencia de Humberto Maturana y
Francisco Varela entre tus inspiraciones.
Propiamente, la obra de Maturana tiene mínima presencia
en lo que venimos conversando. No así el libro Connaitre,
de Francisco Varela (1989), que ha sido importante para mí,
desde hace ya un par de décadas, al que he dado vueltas y
vueltas y que me ha inspirado numerosas reflexiones que se
han ido hilvanando y dando forma a varias de las cuestiones
sobre las que conversamos, en particular sobre las ciencias
de la vida y cognitivas.
Hay otra dimensión que ha sido importante, que se
emparienta con esto y se trata de la inmensa cantidad de
documentales científicos en general y sobre naturaleza y
animales que he visto en TV, a lo largo de los años.
Desde antes y luego con el TV cable, los documentales
sobre ciencia y tecnología se hicieron una pasión. Esto me
permitió dar un vistazo a la genética, a la robótica, al funcionamiento del cerebro, al big-bang, a los exterminios en
masa de especies por cataclismos, a la inteligencia artificial y otras cosas.
Estudios eidéicos • 133
A propósito de esto, he conversado con colegas acerca
de cómo creen ellos que impactan sus experiencias (vivencias, viajes, otras lecturas, noticias, TV, cine, etc, excepción
hecha de los cambios políticos y del diálogo con academic@s) en su obra. Me ha sorprendido cómo algunos son
casi impermeables y su trayectoria académica es casi cerrada a lo no académico, en el sentido más estricto. Fue relevante, por el contrario, la experiencia de otro colega que,
luego de lidiar con las manadas de perros dentro del campus, por el cargo que ostentaba, presentó un proyecto de
investigación de varios años sobre perros y cultura, mostrando cómo esa experiencia vital había tocado de forma
importante su quehacer intelectual.
No creas que se trata de mí, pero el largo trato con los
mamíferos y otras familias zoológicas, además de las humanas y los humanos, me ha instruido sobre la existencia de
una zoo-psicología de aves y mamíferos domésticos. Cómo
algunos animales aprenden, cómo establecen sus jerarquías,
como se desarrolla su afectividad, cómo dudan y deciden.
Por cierto, esto lo he hecho en diálogo con algunas lecturas dispersas y con documentales de TV. Los documentales
acerca de los chimpancés de Jane Goodall me han impactado y me han ayudado a pensar el tema de los valores y
la comunicación entre algunos no humanos y sobre cómo
el sí/no (como hágalo/no-lo-haga) se asocia a la permisión/
prohibición, al placer/dolor y a las jerarquías, a la zoohistoria del clan o manada o jauría. Lo que más me ha
interesado es la creación de un lenguaje gestual y de sonidos asociados. Esto, que es muy ancestral, y millones de
años pre-sapiens, nos ayuda a entender los proto-sistemas
eidéticos en los primates y en los humanos pre-sapiens. Por
eso he querido hablar de zoo-culturas. Existe un salto con
el progresivo desarrollo de los músculos faciales: la sonrisa y el enojo, sobre todo la sonrisa, porque el enojo es
bastante manifiesto en muchos animales. La sonrisa es más
“humana”, aunque podamos advertir antecedentes en chimpancés y perros. La sonrisa es un salto evolutivo humano,
134 • Estudios eidéicos
para ganar simpatía o clemencia del superior. Primero será
súplica, después benevolencia. Esto nos aleja de los temas
en discusión, pero es simplemente para aludir a la posibilidad de establecer conexiones, dejándose inspirar por otros
ámbitos académicos y existenciales.
Esto me ha llevado a discutir el contextualismo mal
entendido que deriva de una confusión entre la parte y el
todo, la confusión entre un género de entidades eidéticas
y toda entidad, como si toda entidad pudiera parangonarse
a la ideología alemana. Observaciones inteligentes sobre la
ideología alemana, no son extrapolables a los relatos sobre
el león de los bosquimanos y no sólo porque sea una sociedad sin clases (ver Prada, 2009). Aunque el saber esté siempre marcado también por el poder, también el poder está
marcado por el saber. Nuestro trabajo teórico ha permitido,
al ir creando conceptos, ir realizando distinciones y precisiones que recogen y superan lo que hicieron Destutt de
Tracy, Karl Marx y Friedrich Engels, quienes a comienzos y
mediados del siglo XIX acuñaron la noción “ideología”.
4.16. También has postulado que los estudios eidéicos pueden ser
pensados como parte de o, mejor dicho, en interrelación con, las
ciencias del conocimiento o las disciplinas cogniivas, junto a otros
abordajes aines.
Los estudios cognitivos se realizan en diferentes niveles,
desde perspectivas disciplinarias muy diversas, con procedimientos e instrumentos muy variados. Más que abocarse
a un área de la naturaleza, por así decir, se abocan a un
problema. Muchas disciplinas se ocupan del conocimiento:
los estudios de la inteligencia artificial, los estudios lingüísticos, los estudios neurológicos o de la fisiología cerebral: funcionamiento del cerebro, los estudios psicológicos:
como desarrollo de la inteligencia, de la memoria, de los
procesos de aprendizaje, los estudios filosóficos: como lógica, gnoseología y epistemología, apuntando hacia las reglas
del bien pensar y los procedimientos teóricos del conocimiento y de las ciencias. Los estudios eidéticos pueden
Estudios eidéicos • 135
considerarse también, en la medida que se ocupan de cómo
funcionan los sistemas eidéticos o cómo operan las comunidades intelectuales como cerebros eidéticos, entre otras
dimensiones.
4.17. Voy a insisir: ¿en qué senido o senidos puede decirse que los
estudios eidéicos forman parte de las disciplinas cogniivas?
Considero que los estudios eidéticos forman parte de estas
disciplinas al menos en cuatro sentidos:
En primer y especial lugar, al estudiar cómo se forman
las entidades eidéticas, incluso antes de la constitución del
sapiens y sobre todo del sapiens actual (asumiendo los cambios en el funcionamiento del cerebro del sapiens a lo largo
de decenas y decenas de miles de años), y cómo el sapiens
llega a serlo en la medida que se hace capaz de manejar
el lenguaje que es la otra cara de entidades eidéticas elaboradas.
También lo hacen, aunque de forma secundaria, al estudiar las entidades eidéticas en tanto que tales, asumiéndolas como sujetos: cómo emergen, cómo se estructuran o
componen internamente, cómo se desenvuelven en la historia, cómo funcionan o evolucionan, como se reelaboran,
cómo se cruzan, mutan, cambian, crecen, se desarrollan o
decaen, quedando obsoletas, siendo superadas o reemplazadas, cómo circulan, se mueven al interior de un sociedad
o entre dos o más sociedades o comunidades intelectuales,
cómo se relacionan con las sociedades en que se desenvuelven. Todo ello en relación a las operaciones cerebrales y en
particular la articulación del cerebro en tanto que base de la
eidética con el cerebro fisiológico.
En tercer lugar, al concebirse como quehacer de ingeniería eidética: de producción, reelaboración, cruzamiento
o procesamiento de entidades eidéticas o conocimientos.
Por último, al estudiar cómo proceden las personas en
tanto entes sociales y las comunidades intelectuales para
producir conocimiento y al estudiar, también, de qué for-
136 • Estudios eidéicos
mas es posible mejorar la producción-productividad de las
comunidades intelectuales. Los estudios del conocimiento
no se ocupan únicamente de cómo produce conocimiento
el cerebro sino de cómo producen conocimiento las comunidades intelectuales, considerándolas de algún modo como
cerebros colectivos.
5
Pensando los cambios en el nivel
eidéico
5.1. Has retomado unas formulaciones de Yuval Harari, en las cuales
se establece un paralelismo entre las caracterísicas de los memes
replicaivos y la vida de los sistemas eidéicos. Si no entendí mal,
con la introducción de esta analogía buscaste llamar la atención sobre
el hecho de que las ideas viven y se reproducen siguiendo unas
pautas que no necesariamente ienen que ver con lo que hagan o
dejen de hacer conscientemente los individuos o cerebros huéspedes
o portadores. De ello pareciera desprenderse que convendría concebir
a los sistemas eidéicos como seres vivos que despliegan estrategias
especíicas de auto-propagación…
Me parece una buena concepción o una buena formulación
de las cosas, aunque sería mejor referirse a Richard Dawkins, en cuyos aportes se ha inspirado Harari. Del mismo
modo que los naturalistas hablan de “estrategias” en las
especies animales o vegetales, atribuyéndoles una suerte de
“inteligencia” en la lucha por la vida, puede concebirse a
algunas entidades eidéticas como seres vivos que se asocian,
se simbiotizan con los seres humanos, para un supuesto
mutuo beneficio. En la evolución (y no se entienda evolución como progreso, necesariamente), nada importa que en
la relación entre la abeja y la planta con néctar haya una
especie más antigua que la otra; o que la simbiosis sea entre
especies de diversas familias, muy alejadas genéticamente;
en ambos casos se va produciendo un encuentro.
Hemos dicho que existen ciertas formas zoo-culturales,
relevantemente aunque no de modo único en los primates.
Las entidades eidéticas son tan antiguas (¿o más?) que los
137
138 • Estudios eidéicos
seres humanos o, al menos, que el sapiens-sapiens. Entonces ¿quién ha creado a quién? En todo caso, las entidades
eidéticas no han creado a los sapiens como parte de un plan,
como decisión preestablecida, ni los humanos han creado
las entidades eidéticas, como tampoco las partes han planeado conscientemente una estrategia de simbiosis. Ello es
parte de un largo proceso evolutivo.
Esto interesa porque conduce a visualizar que cualquier decisión relativa al cambio de las entidades eidéticas
a las cuales se adhiere o se usa o se adscribe, etc. sólo es
posible a partir de otras entidades eidéticas en o con las
cuales se ha estado antes. En ese sentido la noción “usar
un sistema eidético para defender intereses” puede ser válida, salvo para aquel sistema que me permite discriminar
cuáles son mis intereses. La visión utilista-herramentista
proviene de una racionalidad instrumental, que en este caso
no corresponde aplicar. La racionalidad instrumental se
entiende como una aproximación practicista de medios a
fines que está determinada por una decisión previa, consciente, de minimización del esfuerzo para la obtención de
un objetivo.
Para ilustrar este asunto suelo acudir a dos formulaciones. Una, que a mi juicio no procede, es la expresión de
Mark Bevir (2003) en su, por otra parte muy interesante
trabajo sobre la teosofía y el Congreso Nacional Indio. Allí
escribe: “Annie Besant, como Hume y Sinnett, usó la teosofía para resolver la crisis victoriana de fe, después que ella
pasara cierto tiempo investigando los fenómenos espiritualistas espiritistas”. No se “usa” una fe para reemplazar otra,
no se “usa” un sistema eidético implantado desde la más
tierna infancia, para reemplazar otro, sino que se “alcanza” o se “llega” o se descubre o se inventa y, en todo caso,
se va resolviendo oscuramente, a tanteos, orientándose y
extraviándose. Pero en ningún caso puede imaginarse como
un proceso equivalente al de la racionalidad instrumental,
que decide ocupar una herramienta para realizar un objetivo, como clavar un clavo, bombardear un puesto enemigo,
Estudios eidéicos • 139
realizar una encuesta o una campaña publicitaria. De nuevo,
formular las cosas en tales términos sería no conocer las
profundas dudas, crisis existenciales y angustias que significan para las personas los cambios de sistema eidético.
El segundo ejemplo muestra una expresión más feliz.
Se trata de una formulación de Raquel Sánchez García
(1999, 305), quien señala que “uno de los periodos más
interesantes en la evolución del nacionalismo ruso son precisamente los años en que tuvo que convivir con el sistema comunista, años en los que contemplamos desde la
simbiosis entre ambas ideologías (dando lugar a productos
teóricos bastante peculiares) hasta la separación y diversificación de las mismas tras la muerte de Stalin. El interés
de este periodo histórico viene dado por la relación determinante que se establece entre nacionalismo y poder político, relación que se ha conformado en toda la historia de
Rusia como un juego de interdependencias y sutiles manejos, alianzas y justificaciones ideológicas”.
5.2. En cierto momento introdujiste la imagen según la cual los sistemas
eidéicos se apropian de los cerebros. Más allá de su valor retórico,
una airmación así ¿no diiculta pensar los cambios en el nivel eidéico?
Quiero decir: la imagen es fuerte, y ayuda a visualizar algo que es
relevante, pero quizá no ayuda a entender del todo cómo ienen lugar
las transformaciones de las ideas, los márgenes de maniobra de quienes
trabajan con ellas…
Para entrarle a esta cuestión, pienso que es clave distinguir
las entidades eidéticas que se encuentran en simbiosis con
sociedades, que generalmente provienen de larga trayectoria cultural con aportes de muchas personas nónimas y
anónimas, de aquellas otras que son creaciones de individuos o pequeños grupos. En otras palabras, distinguir ente
las entidades eidéticas que se han hecho cultura social y
las que no han alcanzado ese nivel. Por cierto, no todas
lo alcanzarán.
140 • Estudios eidéicos
Que sea imposible pensar un estado de tabula rasa
absoluto, no quiere decir que sea inconcebible la existencia de razonamientos que modifiquen (que cuestionen, que
relativicen) parcialmente esa misma entidad con la cual se
está en simbiosis.
También cambian (se reemplazan y hasta mutan) los
microorganismos de la flora intestinal, sea por cambios
en la alimentación, por cambios en el medio ambiente en
general, por tratamientos médicos, por modificaciones de
la edad y la salud. Lo hacen, por supuesto, sin ninguna
conciencia.
Es decir, no pueden concebirse las entidades eidéticas
ni los ecosistemas como completamente cerrados y clausurados para siempre. Si no se concibe cierta “apertura”
del sistema no es posible pensar cambios (mutaciones) en
éste. En el nivel eidético, muchos cambios no involucran
la gestión consciente. Las catástrofes, por ejemplo, inducen,
motivan, provocan cambios en las ideas de las colectividades afectadas, que no son conscientes-programados, ni fruto de la actividad de un único individuo o de un think tank.
Toda entidad eidética tiene al menos dos aperturas:
la primera alude a que, dada su complejidad, está sujeta a
interpretaciones que no son únicas ni unívocas; la segunda
concierne a que hay situaciones que no cubre o que no
explica. Cuando las personas experimentan situaciones no
previstas por una concepción, pueden hacerle agregados o
correcciones (mutaciones) que hagan posible explicar (dar
cuenta de) esos nuevos hechos. De modo que el sistema
va cambiando por agregados, modificaciones, adaptaciones,
ampliaciones, parecido como una casa a la cual se agregarían o modificarían partes para responder a nuevas necesidades, o mejor, como ocurre con la tecnología que va
creando nuevos recursos, a partir de los que posee, pero
recibiendo desde afuera nuevos aportes de inventiva, de
acuerdo a desafíos que antes no habían sido abordados.
Estudios eidéicos • 141
Por cierto, estas entidades también, y principalmente,
mutan por los cruzamientos con otras, en muchas oportunidades, completamente al margen de la decisión de quienes las hospedan.
Las entidades muy cerradas enclaustran y ahogan a las
personas; las personas de sensibilidad e inventiva débil se
dejan atrapar por las entidades en-con las que viven.
5.3. Las dos fuentes de cambio que señalaste recién –posibilidad de
disintas interpretaciones y aparición de situaciones no previstas y
no explicadas– autorizan una puesta en relación con las nociones de
bricolaje o gesión consciente y de contextualidad. Se trata de nociones
en relación con las cuales vienes desarrollando un intenso trabajo
polémico. Quisiera que desarrollaras con mayor amplitud estos puntos
y algunas de sus implicaciones.
Son cuestiones clave para los estudios eidéticos. Se trata
de avanzar en la explicación de cómo surgen nuevas ideas,
cómo aparecen, y por qué mutan. Las preguntas sobre la
génesis remiten a una zona donde intersectan las ciencias
cognitivas y los estudios eidéticos. En cuanto a por qué
mutan las ideas, hay disponibles distintos tipos de explicaciones. Uno destaca la mayor capacidad de las nuevas
ideas para explicar la realidad, los nuevos problemas que
eventualmente se detectan, en ocasiones, esto tiene que ver
con lo decíamos sobre las catástrofes. Otro pone de relieve
que las nuevas ideas expresan mejor el espíritu de la época.
Otro llama la atención sobre el hecho de algún poder está
forzando su presencia.
Parafraseando a Lucien Goldmann, un sistema eidético
supera o reemplaza a otro cuando logra dar cuenta de
hechos que el anterior no contemplaba, una teoría, que
logra explicar lo que la anterior no explicaba. Por otra parte,
los cambios se dan dentro de las posibilidades de las entidades eidéticas existentes y de los “formatos” de los cerebros
comprometidos.
142 • Estudios eidéicos
Una vez más, esto puede ser gestionado conscientemente o no. Hay que recordar que, históricamente, la mayoría de las sociedades no contaban con intelectualidades
“profesionales” que se plantearan la necesidad de resolver
este tipo de problemas teóricos. Estos problemas se resolvían en los diálogos cotidianos, a nivel coloquial, colectivo.
Frente a la erupción de un volcán, no se reunía un grupo de
geólogos para explicar las razones del suceso.
Una cosa que vengo pensando es que las entidades
eidéticas crecían, en una medida importante, en los sueños.
La no-vigilia ha jugado, y juega, un papel central aquí. Es
muy razonable pensar que los pre sapiens soñaron, y tuvieron miedos y deseos, antes de hablar, o al mismo tiempo en
que se iban conformando las proto-lenguas. De ahí derivaron mandamientos trasmisibles.
No se me oculta, no obstante lo dicho, que numerosos
elementos culturales y, entre ellos, algunos eidéticos son
reemplazados por la presencia y la presión de poderes de
diversos tipos. La adopción de las maneras de vestir y las
formas llevar el cuerpo cambian en las colonias por el deseo
de mimetizarse con el colonizador, por ascender socialmente, por recibir aceptación y aprobación, para participar mejor de la información y los negocios, por destacarse
entre los demás colonizados, por asumir el “buen tono”,
entre otras razones.
5.4. ¿A dónde apunta exactamente la referencia a lo onírico?
Me interesan los sueños como aportes a la constitución de
las entidades eidéticas, especialmente de las más básicas:
breves historias, mitos y relatos cosmogónicos. Me pregunto en qué medida los estados de no-vigilia pudieron dar
forma, en esa confusión del consciente y del inconsciente
que los caracteriza, a entidades que se iban constituyendo
con múltiples fragmentos para dar luego forma a un relato.
En ese nivel parecieran expresarse de manera más vívida
o más clara que en la vigilia los deseos y los temores, la
Estudios eidéicos • 143
tensión entre deseable e indeseable. Hay que recordar que
muchos pueblos concibieron a los sueños como mensajes
de proveniencia superior y por tanto más atendibles que los
mensajes del nivel consciente, con mayor razón si venían
luego de ceremonias cargadas con alucinógenos, capaces de
radicalizar los estados de ánimo.
Se trata, por una parte, de productos de un cerebro
(no necesariamente de la conciencia) previamente formateado por la cultura y, especialmente, por el idioma. Estos
nuevos productos, por otra parte, se alojaban (o instalaban,
o cargaban) nuevamente o reforzadamente en el cerebro
como marcos (o programas) y como posibilidad y exigencia (como semilla que podía y “quería ser” árbol frondoso),
como instrumento y como obsesión, como fantasía de lo
deseado. [10.6-10.11]
5.5. Es cierto que en el nivel abisal al que vienes aludiendo es
diícil imaginar a un intelectual profesional-diferenciado urdiendo
conscientemente un sistema eidéico con determinadas caracterísicas,
persiguiendo ciertos ines. Reconocido esto, es también indudable que
el intelectual profesional-diferenciado o gestor consciente de eidas
es una igura realmente existente, y especialmente importante en los
úlimos siglos en sociedades como las nuestras…
Acepto plenamente lo que dices, pero entendamos esto en la
larga y en la “larguísima” duración. Las entidades eidéticas
ancestrales, por lo general simplísimas (formuladas seguramente como tabúes, slogans o mandamientos), fueron
creadas inconsciente y aleatoriamente por diversos clanes
pre-sapiens o de sapiens recientes, apareciendo unos sistemas eidéticos mejores y otros peores (en vistas al proceso
de hominización), unos más simples y otros más complejos, unos capaces de articular más información y otros con
menor capacidad y, por cierto, todo esto asociado a la capacidad de manejar lenguajes orales.
Debe imaginarse el tremendo salto que puede significar
para una sociedad el asumir que el centro de la existencia,
por decirlo de alguna manera, reside en el “corazón” (esta
144 • Estudios eidéicos
cosa que parece dotada de vida propia, más allá de la conciencia, del sueño, de los golpes, de la inercia del cuerpo), y
no en la mano, ni en el colmillo. Que sea el “corazón” el que
piensa, siente y organiza la existencia, es un salto tremendo
en la capacidad de un clan de erectus, neandertal u otro
pre-sapiens o de una sociedad de sapiens-sapiens para asumir la importancia del conocimiento. Un sistema eidético
centrado en el colmillo o en la mano era muy inepto para
dar importancia al conocimiento y a la selección social por
conocimiento y capacidad de comunicación.
En un momento, seguramente por ensayo-error, aparecen personas que asumen la posibilidad, ahora consciente,
de modificar los sistemas eidéticos existentes, mejorando
los juicios existentes y/o las capacidades para transmitirlos. Así, de productores-productos inconscientes de entidades eidéticas los seres humanos se fueron transformando
en gestores más conscientes de estas entidades, probablemente en primer lugar respecto a asuntos de contenido
empírico, luego más abstractas, acerca de las maneras de
medir distancias o calcular la construcción de una pirámide,
y luego, desde Aristóteles, en asuntos formales, acerca de
manejar las reglas del pensar. Este proceso de modificación y de toma de conciencia de lo que son las entidades
eidéticas permitió a la gente irse transformando desde criaturas a creadoras de entidades eidéticas y luego imaginar
un quehacer programado de modificación y creación de
nueva entidades. Mientras más recientes y de creación más
individual son, más pueden ser concebidas como productos
y hasta como miembros ortopédicos, aunque esta visión
tampoco dé cabalmente cuenta de su carácter.
No conozco estudios que nos muestren cómo apareció
la figura intelectual individual. Puede que los estudios bíblicos nos proporcionen información acerca de figuras, con
nombre propio, particularmente los profetas, figuras que
fueron identificadas como quienes formulaban juicios autónomos, relativamente “desviados” de la tradición, que innovaban en relación a lo que se asumía como “creencia”.
Estudios eidéicos • 145
5.6. Estas airmaciones me parecen de la mayor importancia, por
varias razones, en paricular, porque vuelven a situar tu planteamiento
“en las aguas de la Historia”, si cabe la expresión. Entre otras cosas,
me llevan a preguntarte en qué medida y en qué senido piensas
que tus relexiones acerca de los sistemas eidéicos ancestrales y
su condición de creadores de humanidad (“hominidad”) pueden ser
producivas para abordar sistemas eidéicos más contemporáneos,
los cuales pueden ser considerados en una clave más consciente,
programada, incluso uilista-herramental, es decir, productos de la labor
de los bricoleurs profesionales-diferenciados o gestores conscientes.
Me llevan a preguntarte, también, si no puede ser que, en ciertos casos,
airmaciones como la de Mark Bevir, a quien recién aludiste, tengan
senido. De hecho, hay a nuestro alrededor gestores conscientes de
las ideas que trabajan sobre y con ellas para conseguir determinados
ines; tanto, que a veces nuestro mundo da la impresión de ser “el
reino del herramenismo”…
Pienso que las reflexiones que se sitúan en el nivel en
que venimos conversando pueden ser productivas en varios
sentidos. Sobre todo, ayudan a tener en cuenta que esas
dimensiones no han desaparecido, sino que continúan
vigentes. Y ello conduce a preguntarse en torno a las maneras cómo se imbrican con las fórmulas de más reciente
aparición.
Considero importante destacar que la gestión consciente o programada de las ideas no cubre la totalidad de
lo que sucede en las sociedades actuales. Todos los niveles de agencia están presentes. Me tomo de la imagen del
iceberg para decirte que si bien entiendo tu sugerencia y
tus preocupaciones no pienso que este nivel haya suplantado a los otros, sino que alegremente convive con ellos,
empinándose sobre sus hombros. Puedo aceptar que en
numerosas sociedades actuales existe un nivel de “híper”
conciencia-programación que consiste en pensar sobre el
pensamiento, en general, y también pensar sobre el pensamiento consciente-programado. No es adecuado creer que
la punta externa del iceberg es lo único que existe y todo lo
bajo el agua no existe.
Por otra parte, este trazo de híper concienciaprogramación no podría ser confundido con manipulación
o simple herramentismo, en primer lugar porque este nivel
146 • Estudios eidéicos
está imbricado a todos los niveles anteriores y sólo es comprensible sobre dicha base; como también, porque el quehacer del pensamiento acerca del pensamiento no puede ser
interpretado como una suerte de manipulación maquiavélica. Esto no únicamente porque el asunto de la ética está
hoy más presente que nunca en la discusión acerca del
quehacer científico e intelectual, sino además porque sería
abusivo identificar conciencia o programación con perversión [9.23-9.26].
“Nuestro mundo es casi el reino del herramentalismo”,
dices tú. Al menos, mi mundo es muy grande, variado y en
él coexisten múltiples sociedades y, en estas y sus relaciones,
múltiples niveles. Has sugerido que sería el predominio del
herramentismo. No me convences a mí, pero a ver si convences al mundo islámico de eso, a los cristianos romanos o
a los bosquimanos o a los quechuas ecuatorianos del sumak
kausai. A ver si les convences que los mensajes transmitido
por el Profeta son herramientas de algún grupo para manipularles por quince siglos. ¿Qué grupo sería el que logra
organizar un complot por tanto tiempo para manipular a
1000 millones de personas?
Precisamente hemos hecho esta epojé para que tú no
creas que el islamismo es una herramienta de alguien que
manipula a 1000 millones. Y si la CIA ha creído que puede
hacerlo le han salido mil tiros por la culata, muchos más
de los que creyó Rubén Darío, cuando declamó acerca de
los 1000 cachorros sueltos de león. Esto apunta a tomar
en serio las ideas y precisamente no desvirtuarlas como
simples herramientas de las cuales se sirve una consciencia
transparente y “des-eidetizada”.
Por otra parte, asumo completamente el hecho de la
herramentalidad, en algún sentido, y asumo también que los
estudios eidéticos deben ocuparse de esto y este tema viene saliendo permanentemente en estas conversaciones que
vamos sistematizando. Se trata de una palabra que no me
es simpática por esto del utilitarismo, del uso y abuso, del
cinismo que ello implica, pero más allá de eso, me interesa
Estudios eidéicos • 147
el asunto de la ingeniería eidética, nombre más elegante que “instrumentalismo”, “instrumentalización” o “herramentismo”. Me interesa mucho que conversemos sobre esta
ingeniería, que es una de las maneras de reformular los
estudios acerca de las ideas, tan anclados y acoquinados en
lo historiográfico.
5.7. Has hecho referencia a la posibilidad, e incluso a la conveniencia,
de concebir a los sistemas eidéicos (al menos, algunos de ellos)
como compuestos por conceptos-nociones-eidas aproximadamente
equivalentes a genes que les otorgan sus respecivas idenidades [3.9;
3.19]. En tu perspeciva, esta analogía permiiría avanzar en una mejor
comprensión de cómo se producen los cambios en el nivel eidéico.
Pero también es la que te ha permiido formular tu propuesta de
una ingeniería (gen)eidéica, en parte ligada al afán de promover el
desarrollo eidéico.
En efecto, la profesión del conocimiento consiste en producir ideas nuevas, en este sentido un profesional del conocimiento es un ingeniero geneidético. En un cruzamiento
eidético, las eidas se combinan como moléculas o genes
dando lugar a especímenes eidéticos modificados o inexistentes previamente.
Se suele definir esto como una “influencia”, una noción
tan amplia como vaga, que deja contentos a quienes se conforman con poco, o carecen de mentalidad analítica. Los
modelos del gen y de la molécula sirven particularmente
para pensar la evolución de las ideas y para suplantar o
mejorar esa noción tan básica e insuficiente como es la
noción de “influencia”.
5.8. Mencionaste la palabra inluencia… Hagamos, si te parece, un
paréntesis para introducir tus puntos de vista sobre esta noción. Varias
veces te he escuchado ponerla en cuesión, darle vueltas, uilizarla de
una cierta manera, polemizar al respecto…
“Influencia” es una noción floja y vaga, aunque no por ello
completamente desechable. En el empleo que se hace de esta
palabra aparecen envueltas al menos tres ideas: el cambio
en las ideas, la circulación de las ideas y, sobre todo, cómo
148 • Estudios eidéicos
se combinan las ideas. En el caso de la circulación, normalmente la noción de influencia se combina con “expansión” y “difusión”.
La noción influencia es tan amplia y vaga que pierde
valor a la hora de realizar análisis finos, pues los juicios
que la comprenden pueden pasar siempre por verdaderos,
impidiendo discriminar casos específicos o delicados.
Sucede con ella algo similar a lo que ocurre con la
noción “contexto” y “enfermedad”, noción ésta tan amplia
y vaga que permite designar a un cáncer mortal y a un
resfrío, a la infección de una mano y a la locura e incluso, en
muchos lugares, la menstruación y la preñez de las mujeres.
Sería ridículo que la medicina actual se refiriera a todos
esos casos únicamente con el concepto enfermedad pues,
permitiendo hacer juicios verdaderos, ellos son tan vagos,
tan carentes de información, que no permiten entender la
dolencia ni menos curarla. Así de ridículo es manejarse en
nuestro ámbito apenas con la noción influencia.
Por otra parte, influencia es también “causa”, y para la
confección de cartografías eidéticas es una noción que me
ha sido decisiva. Una clave para confeccionar estas cartografías ha sido la flecha, la cual representa algún nivel de
influencia entendida como origen-causalidad-proyección.
He trabajado con este criterio por décadas; algunas cartografías han sido publicadas en mi libro sobre el pensamiento africano sudsahariano; pueden verse en Internet (Devés,
2008). [Véase el Anexo 2]
Estudios eidéicos • 149
5.9. Retomemos el tema de los cambios. Me da la impresión
de que, para robustecer la propuesta de los estudios eidéicos,
sería fundamental contar con herramientas que permitan establecer
con relaiva claridad cuándo estamos ante cambios dentro de un
determinado sistema eidéico (ajustes, adaptaciones) y cuándo nos
hallamos frente a un cambio de sistema eidéico (desplazamiento,
susitución, fagocitación, mutación). A su vez, pareciera que un
sistema eidéico puede ser desplazado de una situación digamos
hegemónica a otra menos protagónica sin ser completamente “borrado
del mapa”, sino viendo reducida su centralidad y pasando a cumplir,
eventualmente, nuevas funciones sociales, políicas o culturales.
Desbrocemos un poco el asunto para entrarle mejor. La
pregunta por qué surgen las ideas no es la misma que acerca
del procedimiento como surgen, ni la misma acerca de por
qué se hacen hegemónicas, dicho de otra manera, la pregunta por la génesis de la idea, no es la pregunta por la hegemonía. Una cosa es explicar por qué ocurren los cambios
y otra diferente es explicar el proceso de mutación eidética
propiamente tal. La mutación eidética es por reemplazo de
eidas y antes por incorporación o reemplazo de componentes de las eidas. El origen y la mutación son dos problemas
que van muy pegados. No se trata tanto de la búsqueda
de un punto cero, sino de la aparición de mutaciones, del
proceso de cambio. Las ideas nuevas se van formando sobre
la base de las antiguas como los árboles, que se ramifican
o se van recubriendo cada año de nuevos anillos. Una idea
in nuce comienza a ser desarrollada, ramificada, elaborada o
se van deduciendo nociones que, a la manera de corolarios,
pueden derivarse desde allí.
El asunto de la mutación es un elemento clave para
los estudios eidéticos. Se trata de determinar qué significa
mutación y cuáles son los procesos internos que se generan (y los externos con los cuales se acentúa, ralentiza o
re-orienta) y que dan cuenta de ello. Las entidades eidéticas están mutando permanentemente en inmensa variedad
de formas. Cada nuevo ejemplar reformula, agrega, recorta, cruza, elementos eidéticos. Otra cuestión muy distinta
consiste en indagar cuáles lograrán replicarse de manera
150 • Estudios eidéicos
masiva por las sociedades, y todavía diferente a esto es preguntarse por qué tales lo lograron y otros no, en lugares y
momentos específicos.
5.10. Pero lo cierto es que las ideas siempre mutan en alguna relación
con los seres humanos y con las realidades no eidéicas…
Las entidades eidéticas mutan en relación con los seres
humanos. Sin embargo, cuando se trata de las mutaciones eidéticas debemos estudiarlas en el plano propiamente
eidético, sin menoscabo de mostrar conexiones con elementos no eidéticos, pero nunca reemplazando lo propiamente eidético con no eidético. Puede decirse que el
chiismo ha mutado en las últimas décadas del siglo XX
en relación a los procesos de descolonización y ello puede
ser verdadero. Sin embargo, esa afirmación nada nos dice
sobre las mutaciones del chiismo como sistema eidético y
por tanto es cuasi irrelevante para quienes se ocupan de
los estudios eidéticos. Mientras no se explicite qué elementos cambiaron, cuales fueron reemplazados por otros,
cuales disminuyeron y cuales aumentaron, qué elementos
procedentes de otras entidades eidéticas fueron incluidos
en el o los nuevo(s) chiismo(s), entre otras cosas, la afirmación acerca de los procesos de descolonización es completamente abstracta desde el punto de vista de este ámbito
disciplinar.
La relación de lo eidético con lo no-eidético puede
ser pensada a partir de considerar los distintos niveles noeidéticos implicados:
• Órganos de producción y recepción de ideas y órganos
de alojamiento y reproducción de ideas: lo corporal,
neuronas, cerebros, recepción: oídos, ojos…
• Modulaciones de las lenguas para expresar estas ideas,
cambios en las lenguas, referencias en éstas, todo lo que
tiene que ver con dar cuenta de las situaciones específicas de expresión: imágenes, símbolos, evolución de las
Estudios eidéicos • 151
•
•
•
•
•
•
•
lenguas, significaciones, por las asociaciones, géneros
de lenguas, posibilidades y limitaciones para expresar
tales ideas…
Soportes y medios físicos a través de los cuales se
expresan y difunden las ideas: papel, tinta, imprenta,
prensa, electrónicos…
Ecosistemas y nichos en que se alojan y desarrollan
tales ideas: instituciones, agrupaciones, redes, organizaciones, corporaciones, pueblos, sectores sociales, clases, estados, organismos internacionales, regiones del
mundo, en unas épocas más que en otras…
Motivaciones (biográfico-psíquicas-etc) de los seres
humanos para alojar-circular tales ideas: militancia,
convicción, intereses económicos, afanes de poder…
Temas no-eidéticos de los que se ocupan las entidades
eidéticas: explicarse cuestiones naturales, sociales,
acerca de la ciudad, del calentamiento global, de la
lucha de civilizaciones, del origen del universo, de por
qué sale el sol…
Personas-sectores y situaciones históricas que son consideradas protagonistas-promotoras de lo positivo y de
lo negativo: el campesinado, la Revolución Mexicana,
el Estado, el empresariado…
Personas que recepcionan la obra favorablemente y las
que no: los medios de comunicación del empresariado,
el público japonés…
Energizadores que aportan energía, dinero, recursos
para la circulación de las ideas: corporaciones, iglesias,
partidos, estados, instituciones, agrupaciones, gremios,
empresas, fundaciones, organizaciones, organismos,
reparticiones públicas, municipios…
5.11. En América Laina ha habido varias aproximaciones al tema
de cómo pensar los cambios en el nivel eidéico. Las mismas fueron
elaboradas desde la ilosoía, la críica literaria, la historia. En un senido
importante, las disintas posiciones parecen remiir a concepciones
diversas sobre la “biología de la cultura”, para emplear libremente
una noción introducida por André Reszler (1984, 77ss.), en paricular,
152 • Estudios eidéicos
a cómo caracterizar nuestra cultura periférica, a cómo entender las
implicaciones de esa condición. Está la clásica polémica entre Salazar
Bondy y Zea, próxima a cumplir medio siglo; está el texto, también
clásico, de Roberto Schwarz sobre las ideas fuera de lugar (que en los
úlimos años ha sido revisitado, recuperado y debaido, en paricular
por Elías Pali, dando lugar a intercambios polémicos); está el aporte
de Bernardo Subercaseaux, que en los años ochenta contrapuso lo que
llamó el “modelo reproducivista” al “modelo de la apropiación cultural”,
reproduciendo en otra clave aspectos de la polémica entre Salazar
Bondy y Zea y de las implicaciones de la formulación de Schwarz…
El listado podría ampliarse. Eniendo que estás, al igual que yo mismo,
ideniicado con el modelo de la apropiación cultural, esto es, con
Zea y con la segunda variante de Subercaseaux, así como con aquella
implicación, resaltada por Pali, según la cual ninguna idea está, en
senido estricto, fuera de lugar, sino que todas están en su lugar,
debiendo indagarse cómo es que ello va produciéndose en cada
circunstancia…
En parte, me he dedicado a los estudios del pensamiento
de la América del Sur por un disgusto con un mimetismo
eidético pedante, vacío e incapaz de conectarse con la realidad. Así una de mis tareas ha consistido en la denuncia del
mimetismo, de la alienación, de la esquizofrenia de parte de
nuestras intelectualidades, cosa que advertí particularmente
en los reductos de la filosofía.
Sin embargo, esto no lo inventé o descubrí yo obviamente. Debe constatarse que en nuestra región es algo bastante aceptado que repetimos y copiamos ideas mucho más
de las que inventamos y de lo que otros nos copian. Es un
tópico de la cultura latinoamericana: hemos inventado poco
y copiado mucho. En términos eidéticos es algo relevante.
Se ve también en los nombres de los sistemas eidéticos. Por
mucho tiempo, y todavía hoy, se han pensado las entidades
eidéticas con nombres europeos: liberalismo, positivismo,
marxismo. Es más difícil ver estudiosos hablando de arielismo, cepalismo, etc. Por otra parte, en cualquier ecosistema
intelectual se pueden dar las dos cosas. Son antagónicos
como modelos, no como realidades. Y es probable que no
se trate tanto de optar cuanto de trabajar sus dinámicas
y combinaciones.
Estudios eidéicos • 153
No creo en el “contextus ex-maquina”, que pretende
que un libro o una idea por llegar a otro lugar automáticamente se acriolla. Sería suponer que no existe alienación,
ni esquizofrenia, ni tampoco la pedantería de decir aquí
cosas prestigiadas en los centros y hacer recomendaciones
basadas simplemente en el efecto demostración o, en otras
ocasiones, recomendaciones pagadas por quienes se benefician con esas opiniones, pertenezcan o no a los imperios.
Todo eso existe, al menos eso nos dice el sentido común,
aunque me parece de la mayor importancia determinar por
qué, entre los libros de tal figura, se leyeron en tal parte
unos y no otros y por qué, en algunos lugares o momentos,
tuvieron más éxito unos que otros.
He estado dándole muchas vueltas al asunto de esta
dependencia intelectual que he pretendido relacionar con
cuestiones psíquicas y de psicología social, expresadas en el
concepto “dependencia afectiva” y en el concepto manejado por muchos de sentimiento o complejo de inferioridad
intelectual, que tratan de ahondar y explicar esto.
5.12. Quisiera hacerte un par de preguntas adicionales sobre esta
cuesión. La primera, sobre el esquema que introdujiste en El
pensamien
pensamientto lainoameric
lainoamericano
ano en el siglo XX
XX. Un esquema exógenamente
determinado de ciclos en los que alternaron disposiciones idenitaristas
y centralitarias. Es una propuesta que publicaste hace ya buen iempo
y que, en algún senido, podría ser objeto de tu propia críica al
contextualismo. ¿Qué piensas a este respecto? Más en paricular,
¿cómo recuperarías esta propuesta en el marco de los que venimos
conversando sobre cómo conviene pensar los cambios en el nivel
eidéico?
Con respecto a los ciclos, introduje elementos propios
de la dinámica eidética y otros de carácter no-eidético,
especialmente asumiendo lo que he denominado grandes
acontecimientos puntuales, asumidos como “catástrofes”
(guerras, revoluciones, invasiones, grandes crisis económicas) que descolocan o desconciertan a las intelectualidades,
dejándolas sin respuesta ante tales acontecimientos y que
hacen parecer no-válidas las propuestas existentes hasta ese
154 • Estudios eidéicos
momento. Pero ello precisamente no desvirtúa la presencia
de elementos no-eidéticos, sino que por su especificidad les
otorga todo el sentido. Mi observación no apunta a destruir la noción de impacto de lo no-eidético en lo eidético
sino a situarlo en su medida y sobre todo a especificarlo
y mediarlo teniendo en cuenta el elemento “sensibilidad”
(algo de lo que no hemos hablado en estas conversaciones), que es lo que he querido hacer, superando la noción
vaga de “contexto”.
Mi crítica al contextualismo ex-maquina o perezoso es
radical porque éste pervierte, con su vaguedad o indeterminación, las relaciones entre lo eidético y lo no eidético, que
son múltiples y en principio determinables, como lo hemos
visto antes. Los cambios en las ideas, cambios entendidos
como reemplazos, están relacionados con lo no-eidético de
muchas formas. Por ejemplo, los cambios en los ecosistemas
intelectuales muchas veces tienen que ver con la alternancia
generacional, los cambios en la sensibilidad de las nuevas
generaciones, la búsqueda de voz y su posicionamiento en
los ecosistemas, tienen que ver con las diferencias entre las
clases, tienen que ver con importantes cataclismos bélicos,
sociales o naturales, que impactan sobre la sensibilidad de
las intelectualidades, tienen que ver con las invasiones y las
migraciones de personas provenientes de otras culturas, tienen que ver con programas organizados por los imperios,
los estados o ciertos grupos de poder, tienen que ver con
las formaciones económicas y las formas de trabajo. En otro
sentido los cambios tienen que ver con diversas dimensiones de la cultura material y simbólica, la evolución de las
lenguas por cierto, y seguramente mucho con las mutaciones del cerebro… Si todo esto se llama contexto, o una de
estas cosas es contexto, o la segunda y la cuarta o la primera
y la quinta, entonces es un concepto que carece completamente de valor analítico. Esto no significa, de ninguna
manera, descalificar a quienes, en nombre de un contextualismo bien entendido, se esmeran en articular realidades
sociopolíticas y entidades eidéticas, y en particular algunos
Estudios eidéicos • 155
sistemas, artefactos, dispositivos. A lo que apunto es a que
tal vez convenga abandonar una palabra que conduce a
más equivocaciones que a esclarecimientos a estas alturas
del conocimiento.
5.13. La segunda pregunta iene que ver con tu presentación en las
Jornadas de Talca de 2016, sobre la que ya hablamos en una sección
previa [2.22-2.24]. Abordaste allí el tema de la elaboración eidéica
acudiendo a elementos de la teoría de la recepción de textos literarios,
aunque tomando justa distancia de ella, en virtud de que se trata
de dinámicas disintas. El tema de la elaboración consciente, tratado
allí, iene evidentemente relación estrecha con los cambios en el nivel
eidéico.
Hace ya mucho tiempo que me pregunto por el cambio a
nivel eidético, el cambio como reemplazo o suplantación
de un sistema eidético por otro y, más recientemente, el
cambio al interior de las entidades eidéticas. Entiendo que
son dos cosas muy distintas, aunque se den juntas o simultáneas en ocasiones.
Sobre el cambio como suplantación me interesó explicar cómo se produjo por ejemplo el cambio desde un identitarismo culturalista (el arielismo) por un identitarismo
social (el aprismo indigenista) hacia 1920, poco antes poco
después. Qué se produjo para que esto ocurriera, qué fue
necesario, cuáles fueron causas y condiciones. Se trata de
un problema espinoso y que requiere precisión. Por ejemplo, creo que la revolución mexicana y la soviética jugaron
un papel pero no bastan para explicar y quizás ni siquiera
fueron “necesarias”. El protagonismo social venía claramente manifestándose antes en movimientos de campesinos y
sobre todo de artesanos y obreros, pero estas revoluciones
no sólo les animaron sino que además les permitieron a
ellos y a la sociedad tomarlos más en serio. Por otro lado,
ello supuso un cierto recambio generacional. Pienso además
que el cataclismo de la Primera Guerra Mundial trastocó
de tal manera algunas convicciones que permitió espacios
donde instalarse las nuevas ideas, dejó obsoletas o descolocadas a personas…
156 • Estudios eidéicos
Sobre este trabajo que me preguntas. Lo focalicé en
la reelaboración de la teología de la liberación en Sri Lanka, por parte de Aloysius Pieris, pero el objetivo no era
la cuestión teológica propiamente tal sino el proceso por
el cual un miembro de la intelectualidad profesional, con
un corpus consciente de ideas, recibe y reelabora un nuevo corpus que procede desde fuera de su ecosistema intelectual. Para esto elaboré un modelo con cinco momentos
y varias operaciones, que copiaré, pues punteado es más
didáctico (Devés, 2017).
• Primer momento: Recepción a partir del filtrado
externo, previo, a la recepción por parte del ecosistema
en estudio. Aquello que fue disponibilizado por agentes
exteriores al ecosistema, aquello que había sido editado, traducido, enviado, distribuido, circulando en las
redes. Operación de lectura de obras previamente traducidas donde se expresa el sistema eidético en cuestión. Operación de recepción de un canon establecido
en el ecosistema emisor, donde se establecen las obras
claves del sistema eidético, las que serán eventualmente
republicadas, antologadas y traducidas. Operación de
incorporación a redes establecidas que, inicialmente al
menos, no dependen del ecosistema intelectual receptor. Operación de incorporación a la institucionalidad
y programas de formación a los cuales pueden concurrir personas del ecosistema receptor.
• Segundo momento: Recepción por filtrado interno y
proactivo para la recepción-selección-aproximación de
acuerdo a criterios provenientes del ecosistema receptor. Este es el primer nivel de apropiación con un
“horizonte de experiencias-expectativas”. Operación de
lectura selectiva de aquello que es más aprovechable, de
acuerdo al horizonte de expectativas, a partir de sistemas eidéticos ya instalados en el ecosistema. Operación
Estudios eidéicos • 157
de búsqueda de contactos, traducción de otras obras,
creación de contactos y hasta aprendizaje de lenguas
partir de la iniciativa del receptor.
• Tercer momento: De elaboración simple, de aprovechamiento de las ideas de manera más inmediata y sin
que medie creación conceptual. Operación de lectura
del sistema eidético recepcionado a partir de las categorías pre-existentes en el ecosistema de recepción,
partiendo por lo más amigable y familiar. Operación
de reinterpretar la realidad y la historia de la propia
sociedad y más allá con el sistema eidético recepcionado. Operación de asociar el nuevo sistema eidético a las
disyuntivas del ecosistema intelectual.
• Cuarto momento: De reelaboración compleja y creación conceptual. Operación: De detección en la realidad de problemas susceptibles de ser interpretados
(privilegiadamente) con el sistema eidético recepcionado, ello en tensión con el tercer momento, de recepción
ingenua, podía parecer que toda la realidad era interpretable con el sistema eidético importado. Operación
de creación de conceptos inspirados en el sistema eidético recepcionado, para entender fenómenos específicos que no estaban en la versión originaria-importada,
porque no era relevantes para el ecosistema en el cual
fue plasmado. Operación de cruzamiento es decir, de
encuentro y articulación de nociones de diversas procedencias, sean ancestrales del propio ecosistema y/
o provenientes de otras importaciones recientes, con
elementos del sistema eidético en proceso.
• Quinto momento: De bautizo, articulación, crítica y
agenda, donde se apunta a una nueva denominación,
que se alcanzar en la articulación, fusión o cruzamiento
entre componentes del sistema eidético arribado (y
eventualmente otros foráneos) y uno o más de los presentes en el ecosistema de recepción, en la crítica al
sistema eidético arribado como insuficiente y en la formulación de una agenda de trabajo coherente con esta
158 • Estudios eidéicos
novedad. Operación de denominación de bautizo del
nuevo sistema eidético. Operación de crítica y detección de insuficiencias y limitaciones del sistema eidético recepcionado para entender la realidad de quienes recepcionan, en ruptura explícita con la ingenuidad primera que lo adoptaba como paquete y panacea.
Operación de elaboración de categorías de articulación
o de síntesis que permitan el encuentro, fusión o cruzamiento entre elementos de sistemas eidéticos diversos.
Operación de formulación de una agenda del nuevo
sistema eidético como expresión de su novedad.
5.14. Me interesa retomar el tema del intelectual, entendido como
el profesional diferenciado que trabaja con ideas, en tus palabras,
gestor consciente –¿elaborador?–. En algún momento de nuestra
conversación dio la impresión de que este trabajo de bricolaje o
gesión consciente se sitúa en niveles supericiales. Sin embargo,
también hemos admiido que la elaboración eidéica consciente, e
incluso profesional, es crecientemente importante. De hecho, de ese
ipo de trabajo, de sus frutos, es de lo que tratan mayor, aunque
no exclusivamente, los estudios eidéicos realmente existentes, si me
permites uilizar esta expresión. Lo que deseo plantear es lo siguiente.
Si bien es cierto que a nivel teórico y epistemológico interesa tomar
conciencia de que los estudios eidéicos realmente existentes se
ocupan de un segmento limitado del mundo eidéico que se rige por
“leyes” pariculares, también lo es que se impone la pregunta por la
perinencia y el senido actual del énfasis colocado sobre el nivel de las
estrategias reproducivas de los sistemas eidéicos por sobre el nivel
de la elaboración consciente de sistemas eidéicos por parte de los
intelectuales. ¿Qué es lo que podemos “ver” gracias a ese énfasis que
de otro modo nos perderíamos?
No me gusta “superficial”, como reciente, en términos de la
larga duración eidética. Y la respuesta anterior precisamente se focaliza en el quehacer de un intelectual profesional,
que trabaja con bibliografía y cuya tarea explícitamente es
producir y reelaborar ideas. Por tanto quiero despejar dudas
respecto de este asunto.
Se trata de considerar un ámbito disciplinar que trasciende con mucho las maneras de hacer de nuestra comunidad de especialistas. Por señalar otros espacios, lo que
Estudios eidéicos • 159
ha hecho y con tanto reconocimiento Mircea Eliade o en
Suramérica, Miguel León-Portilla o Rodolfo Kusch y que
ha sido recogido en antologías sobre la filosofía América.
Tenemos gente que trabaja en otras líneas de investigación
aunque a sí mismo no se consideren cabalmente parte de
la historia de las ideas, la intelectual o la conceptual, que
parecen ser las más explícitas en las últimas décadas.
5.15. Un tema de gran relevancia aquí es la políica. Me reiero a las
condiciones o límites políicos para la enunciar o, mejor dicho, para
que prosperen o no determinados sistemas eidéicos. Por ejemplo, para
que prosperen sistemas eidéicos asociados a la idea de revolución
se requirió de ciertas condiciones políicas; hoy, la idea de revolución
sigue viviendo, pero de una manera disinta a la vida que tuvo medio
siglo atrás. Otro ejemplo, más reciente, es el neo-desarrollismo. Este
sistema eidéico tuvo una centralidad notoria en Nuestra América en
torno a 2010, momento en el cual pareció tornarse una suerte de
centro gravitacional en Brasil, en Argenina y en otros espacios; no
obstante, con la crisis políica brasileña y otros cambios a nivel regional,
parece haber perdido no sólo centralidad, sino también consistencia.
Quizá siga viviendo, pero en otras condiciones. En suma, lo que sucede
en la políica parece imponer ciertos límites o parámetros para que
prosperen o no los sistemas eidéicos, al menos ciertos ipos de
sistemas eidéicos. ¿Cómo se puede pensar esta problemáica sin caer
en las limitaciones del contextualismo mal entendido? En otro senido,
¿qué sucedió con esos sistemas eidéicos, por qué sus estrategias
reproducivas se revelaron ineicaces?
Quiero decirte en primer lugar, que es una de las preguntas
más importantes de los estudios eidéticos, tan fundamental
para la disciplina como difícil de responder. Distingamos
para comenzar el por qué aparecen del por qué prosperan.
No soy capaz de responderte cuáles son las condiciones
para que prosperen los sistemas u otras especies eidéticas.
Se han elaborado hipótesis estudiando casos específicos, sin
poseer creo suficiente información y sin realizar una distinción básica y cuestionable… entre las entidades eidéticas de
larga duración y las “domésticas”. Porque no se explica de
la misma forma que los cocodrilos hayan prosperado 500
millones de años y que los caniches prosperaran en la corte
de Luis XV de Francia. Esta distinción clave no la hacen los
160 • Estudios eidéicos
historiadores intelectuales que creen que los caniches (o en
todo caso los animales domésticos) representan la realidad
de todas las especies.
No se puede pretender explicar cómo han prosperado
los mitos de la exogamia de la misma manera que explica
por qué ha prosperado el neoliberalismo. No es lo mismo
preguntar por qué un sistema eidético prospera a lo largo y
ancho de siglos y sociedades como lo ha hecho el Islam que
interrogarse por qué ha prosperado el neoliberalismo en
Chile durante 25 años, como política económica. Distinguir
las preguntas es clave para dar buenas respuestas. Me parece
que la bibliografía ni se ha formulado bien el problema para
responderlo adecuadamente.
Voy a intentar dos respuestas diferentes: las ideas prosperan porque generan buenos métodos de replicación, las
ideas prosperan porque establecen simbiosis provechosas
con sus sociedades hospederas.
Los mejores casos son los del cristianismo y del islamismo e incluso del budismo, quizás en algo menor grado.
El judaísmo nos sirve de testigo para esta argumentación.
He señalado que una innovación clave del cristianismo, luego heredada por el islamismo, fue incorporar el dispositivo “proselitismo” como parte del sistema eidético [3.32].
El método “replicativo-proselitista” le otorgó una forma de
difusión tremendamente superior al sistema “replicativovegetativo” de otros sistemas eidéticos. Sin ese dispositivo,
el judaísmo, aun perteneciendo a una matriz geneidética
muy similar al cristianismo y al islamismo, ha prosperado
por mayor cantidad de siglos pero reducido a una etniacultura, aunque con una variada diáspora por el mundo.
El segundo criterio consiste en la feliz simbiosis que
potencie a ambas partes. Estos sistemas eidéticos (y téngase en cuenta que dentro del cristianismo y el islamismo ha habido numerosas tendencias y bifurcaciones, no
todas igualmente exitosas) han potenciado a sus sociedades
impulsándolas a florecer y desenvolverse en vez de maniatarlas o inhibirlas como otros sistemas eidéticos que las
Estudios eidéicos • 161
ahogaban con tabúes o les imponían tantas obligaciones que
las agotaban o les mentían tan descaradamente que no había
manera de llevarlos en medio de las contingencias y protestas de la realidad. Cuando digo que eran simbiosis beneficiosas lo digo pensando en la ampliación poblacional de las
comunidades, en la eficiencia en el trabajo, en la apertura
a las innovaciones e hibridaciones en diversos planos, en la
afirmación de la identidad, en la destreza para defenderse
y ampliarse. Entre paréntesis, debe señalarse que las intelectualidades periféricas se han preguntado insistentemente
acerca de estos asuntos. La pregunta: ¿por qué nuestras
sociedades han sido arrasadas por la expansión europea?, ha
sido la pregunta por la validez de las ideas en-con las cuales
estamos o nos desenvolvemos en nuestras relaciones con
otras sociedades, si tales ideas nos potencian o son camisas
de fuerza y en qué dimensiones. Es decir, ello no significa
que estos sistemas eidéticos sean completamente benéficos
y que algunas o muchas de sus gen-eidas no puedan ser (o
transformarse en) “nocivas” (como contrario a “aptas”) para
esas sociedades, en nuevas situaciones.
La consideración de estos sistemas eidéticos de larga
duración y amplia expansión permite elaborar buenas teorías globales. Ello es así, aunque la mayoría, no la exclusividad, de las entidades eidéticas que nos interesan son las
actuales de corta duración y a veces amplia expansión y
frecuentemente localizadas en las intelectualidades no acopladas a las sociedades, en la forma de mitos, mentalidades,
ideologías hegemónicas, etc. Esta variedad casi no permite
establecer teorías sino casuísticas, por lo que es mejor establecer una tipificación abstracta. Por ejemplo, los sistemas
eidéticos pueden prosperar porque:
• Permiten expresar la oposición al poder, como el marxismo en África colonial.
162 • Estudios eidéicos
• Son sostenidos sistemáticamente por el poder, pasando
desde los grupos dominantes a amplios sectores sociales a lo largo de las décadas, como el neoliberalismo en
Chile de Pinochet o el marxismo en la versión Cuba.
• Son apoyados por poderes coloniales, como el cristianismo en condiciones de colonización. Desde aquí se
deriva otra pregunta: ¿por qué algunos sistemas eidéticos se mantienen luego de la desaparición del colonialismo?
• Satisfacen necesidades explicativas mayores que otros:
las teorías científicas, y las sobre cuestiones naturales
más que sociales, aunque todas en cierta medida. La
relatividad versus Newton, es el ejemplo clásico para
este género. Ocurre algo similar con las ideologías, que
son frecuentemente testadas por sus opositores (y por
la población en general) por no ser capaces de alcanzar
los objetivos que se proponen. Es decir se testean por
resultados de análisis y sobre todo de logro de objetivos, más que por su capacidad explicativa.
• Sus representantes o difusores reciben sistemático apoyo externo, en recursos humanos o materiales y porque
dan beneficios directos o prestan servicios indirectos la
población. Es el caso de misiones de diversas religiones
y particularmente claro el caso del mormonismo.
• Ofrecen una opción fácilmente asimilable y que parece
coherente con los tiempos: el cepalismo.
• Representan intereses y ofrecen identidad a grupos
intelectuales con baja consideración: el liberalismo en
la Suramérica de primeras décadas y mediados del XIX,
el socialismo en la Europa de la segunda mitad el XIX
y primeras décadas del XX.
• Permiten a pequeños sectores intelectuales posicionarse en un nicho al interior de ecosistemas, expresando valores y oposición a otros y satisfaciendo también los requerimientos de pequeños sectores sociales
Estudios eidéicos • 163
disidentes: esto se ve en el trotskismo, en sectas del
cristianismo, en grupos que cultivan religiones orientales en regiones no-orientales, entre otros.
• Llegan figuras proselitistas con suficiente carisma para
sembrar algunas semillas y cuidar sus plantas por algún
tiempo, sean misioneros de sistemas eidéticos religiosos, de las ciencias (naturales, sociales y humanidades)
o de ideologías.
Por otra parte, podría distinguir, en términos más abstractos, tres tipos de explicación: la evolucionista, que pretende explicar por cierta selección natural entre las entidades eidéticas; la funcionalista-contextualista, que explica
los cambios atendiendo a la capacidad de satisfacer funciones o necesidades de una sociedad, y la instrumentalistaherramentista, que explica los cambios por la acción del
poder (propaganda, armas). Por cierto, cualquiera de estas
explicaciones aceptará combinaciones y casos excepcionales. Las dos últimas apuntan a explicar las ideas como productos de las sociedades y se refieren en general a entidades eidéticas de breve duración y localizadas en espacios
pequeños, como la elite en el poder en alguna capital de
un país dependiente.
El contextualismo mal entendido es aquel perezoso que
no pretende explicar específicamente sino que se satisface
con la palabra “contexto”, sin tener que dar razón de lo específico. Por cierto, puede haber un intento completamente
honesto y mal logrado, por ejemplo por carencia de información y sobre todo por carencia de finura en las distinciones necesarias, llevando a confusiones que distorsionan.
En todo caso, gran cantidad de realidades no-eidéticas
inciden sobre lo eidético y por cierto, ello no se reduce a
lo político. Un gran cataclismo natural o de causa humana, como la detonación de bombas nucleares, afecta enormemente a las sociedades. Los paradigmas se desarman,
y se buscan desesperadamente alternativas. Otro ejemplo:
el éxito económico de un Estado que hasta hace poco era
164 • Estudios eidéicos
atrasado motiva una revisión de las teorías económicas,
revisión que no habría ocurrido si todo hubiera seguido
igual. Otro ejemplo: la existencia de un gran poder geopolítico, militar y cultural generará acciones de difusión
de sus propuestas a la vez que provocará admiración en
muchas personas. En esto es muy manifiesto el caso de
la URSS, que llegó a ser un fenómeno internacional, más
que político, motivando, financiando, inspirando partidos
comunistas por tantos lugares, que luego declinaron con
su implosión.
Notoriamente menos frecuente en la actualidad es la
explicación individual-psicológica, que pretende tener en
cuenta la condición de quienes piensan, del “sujeto” pensante y de las maneras en que éste quiere o decide posicionarse en el escenario intelectual, buscando su propio nicho,
y las dinámicas psicológicas de reacción inconsciente, por
ejemplo, de las generaciones jóvenes contra las mayores,
buscando “espacio bajo el sol”.
5.16. A diferencia de quienes se centran en el estudio de
los intelectuales en tanto intelectuales, de las redes o de
los condicionamientos impuestos o sugeridos por las disintas
materialidades, siempre me ha interesado –sin negar la importancia de
lo anterior– poner de relieve el trabajo que un determinado pensador
realiza con la materia eidéica, la trabajosa forja, la orfebrería de
las eidas. De hecho, la mayor parte de mis estudios han sido sobre
autores considerados en singular, aunque en relación con un tema más
amplio. Mi libro La Ar
Arggen
enina
ina como desilusión aborda la obra de cinco
intelectuales. Otro de mis libros, La idea de Améric
Américaa en el hist
historicismo
oricismo
mexic
mexicano
ano, tres. También estudié a fondo otras iguras, aparte de las
consideradas en esos volúmenes, es el caso, por ejemplo, de Carlos
Pereyra. Actualmente estudio a Darcy Ribeiro. Incluso en estudios
donde he intentado pensar en términos de momentos o de procesos
seguí siendo tributario de esa predisposición ilo-biográica.
Como fruto de habitar tanto iempo ese modo de trabajar, me inclino
a ver el trabajo con las ideas por parte de cada intelectual como
una suerte de epopeya asociada a la trabajosa forja de “algo para
decir”, generalmente con derivaciones parenéicas. Así, visualizo en
cada intelectual a un elaborador bricoleur deinido por una unidad
de propósitos, que va disponiendo y re-disponiendo los materiales
con los que cuenta, sobre sucesivos telones de fondo o contextos.
Nociones como las de forjarse un nicho, posicionarse, etc. juegan un
Estudios eidéicos • 165
papel aquí, por cierto. También la idea de raigambre bajiniana según
la cual una obra, cualquier obra, es ante todo, un diálogo de múliples
voces y, paralelamente, una ecuación inestable, cambiante, desgarrada
por tensiones, entre ellas, la muy crucial entre la mentada unidad de
propósitos y el incesante luir histórico, el cual presiona, por así decir,
hacia la volubilidad. Estas disposiciones me ubican a relaiva distancia
de quienes ienden a borronear la igura del autor, bajo el supuesto
según el cual los autores son algo así como muñecos de ventrílocuo,
hablados por discursos o por dinámicas estructurales que los rebasan.
Perdona la interrupción, pero el herramentismo alude, en
buena medida, al ventrilocuismo, aunque no sean sinónimos.
5.17. Puedo admiir perfectamente que no todo aquí es “gesión
consciente” y, sin embargo, esta forma de mirar me ha permiido
perilar periodizaciones especíicas, que no siempre se ajustan
a los grandes panoramas, sino que más bien los maizan, y a
veces los cuesionan. Situándonos en este nivel, hay diferimientos,
resonancias, obsinaciones y otros fenómenos que constantemente
parecen conducirnos a minar los esquemas de los manuales, los cuales
son, con todo, imprescindibles, porque son los que permiten ideniicar
los intersicios, las grietas.
En principio, no creo que radicalizar la disyuniva autor o discurso (o
sistema eidéico) conduzca a algo demasiado interesante; pienso, más
bien, que es una cuesión de acentuación; personalmente, me llama
más la atención qué hac
hacee alguien con todo eso, cómo resuelve los
conlictos y dilemas morales, cómo reformula la ecuación. Las ideas
ienen una vida, pero sólo a través de, sólo en, quienes las hacen vivir.
Tú mismo hablaste hace un momento de desgarramientos, de crisis
existenciales. Claro que todo esto también es algo histórico, es decir,
el intelectual profesional-diferenciado es un producto histórico, que
existe solamente en algunas sociedades…
Digo todo esto para introducir dos cuesiones. La primera, en qué
senidos esta manera de entender las cosas puede intersectar con la
propuesta de los estudios eidéicos. Es decir, qué lugar hay para el autor
y su epopeya en esta propuesta.
Existe la obra de autores reconocidos por su nombre, años y
circunstancias a partir de cierta época, que se va identificando con la aparición de la escritura en las diversas sociedades. No entiendo cuál sería el problema. Muchas entidades
eidéticas tienen fecha de creación y autor-a. No obstante,
los ismos, las ideologías contemporáneas se reconocen en
166 • Estudios eidéicos
general como tendencias de pensamiento en las cuales han
ido incidiendo numerosas personalidades. Claro, los técnicos en estas materias establecemos un canon de figuras,
y me ha interesado mucho hacerlo, realizamos distinciones, fijamos sub-escuelas, determinamos fechas claves en
su constitución.
Me han interesado los grandes movimientos eidéticos
como también casos muy específicos, por su carácter representativo. Por ejemplo, el identitarismo de la América del
Sur, desde Argentina a México, distinguiendo momentos y
figuras. No dudo de la importancia de las figuras y cada
vez más hacia el presente, donde una carrera académica se
afirma en la posibilidad de hacer aportes innovadores, y
más todavía en la literatura y en la plástica.
En relación a la importancia del autor en la gestación
de entidades eidéticas, he hablado de la posibilidad de
psico-eidética, en equivalencia con la psico-lingüística, y
hacer esto me parece totalmente razonable, aunque no
sea mi experticia ni mi afinidad y sí puede ser la tuya.
Aunque me interesa determinar un espacio disciplinar,
creo que debe serlo muy abiertamente, por eso el multiperspectivismo, porque estamos tratando de constituir un
campo sobre la base de una inmensa cantidad de trabajos reconocidos como válidos por nosotros mismos, y cuya
unidad está dada por un reconocimiento de los y las pares,
no por la adscripción a un método específico y menos a
un paradigma.
En esto de la psico-eidética, sería particularmente
importante trabajar en conexión con las ciencias cognitivas
y con el estudio de lo inconsciente. No lo digo únicamente en sentido psicoanalítico. Me refiero a que continuamos trabajando intelectualmente mientras dormimos y
que el cerebro trabaja “intelectualmente” o “académicamente” al margen de la conciencia o de nuestras decisiones.
En el cerebro poseemos muchos archivos de los cuales no
somos conscientes. Cuando le hallamos la punta a la madeja comienzan a desenredarse y a emerger, permitiéndonos
Estudios eidéicos • 167
escribir en esa clave. Esto lo asumen particularmente quienes escriben novelas y guiones, que deben ponerse en la
mente de diversos personajes que no son ellos mismos.
5.18. La segunda cuesión iene que ver con un racimo de ideas
que perilé en un estudio reciente. Allí aparecen algunas imágenes o
metáforas –no sé si equivalentes a lo que tú llamas modelos– que
intentan apresar aspectos orientados a caracterizar la vida de las ideas
yendo quizá “más allá” de la voluntad paricular de los intelectuales. Me
reiero, en concreto, a las nociones de sagas simbólicas y de estaciones
culturales.
Con la primera noción, quise llamar la atención sobre la persistencia o,
mejor, la aparición/recreación recurrente, en nuestra historia cultural,
de determinados moivos o tópicos: la saga de Shakespeare (Ariel/
Calibán/Próspero); la saga de Hegel; la saga de Marx (Marx y Bolívar);
la saga de Las Casas; la saga del barroco; la saga onomásica, y podrían
agregarse otras. Aquí sí pareciera tratarse de sistemas eidéicos con
vida propia…
Con la segunda noción, que no se reiere a la estación en senido
meteorológico sino ferroviario, he intentado poner de relieve que,
considerando un determinado tema o cuesión, hay momentos clave
en los cuales se entrecruzan intelectuales, signiicados, símbolos,
temporalidades.
Como sé que conoces estos intentos, porque me has oído exponer
sobre ellos, y como sé que llamaron de alguna manera tu atención, me
gustaría escuchar tus relexiones al respecto. La idea sería avanzar unos
pasos en desentrañar qué relación guardan o podrían guardar con una
propuesta como la de los estudios eidéicos. A sabiendas, claro, de que
estas imágenes no ienen, al menos por ahora, grandes pretensiones
teóricas; son apenas tentaivas de alguien habituado a trabajar en un
plano ilo-biográico por ir unos pasos “más allá” de ese registro. A
sabiendas, también, de que estamos hablando de cuesiones menos
abisales que la del origen de la especie, muy contemporáneas, donde
lo consciente y lo herramental juegan, como lo venimos resaltando,
un papel importante.
La propuesta del multi-perspectivismo abre la posibilidad
de cantidad de entradas a un campo disciplinar y si, por una
parte, estas múltiples perspectivas contribuyen a mirar de
modo más completo y complementado un objeto, por otra
parte, abren la vía a un relativismo perezoso. Para evitar
este relativismo, cada mirada debe mostrar su validez, sus
aportes a la discusión al interior del campo, en diálogo con
personas que trabajan desde otras perspectivas.
168 • Estudios eidéicos
Dicho esto, lo que has propuesto me ha parecido
interesante, menos en lo de “apresar” porque los estudios
eidéticos pretenden “liberar”, formando parte de las epistemologías libertarias, si enhorabuena las hubiere.
Lo que propones puede contribuir a conceptualizar
problemas que desde otras perspectivas no habían saltado a
la vista. En un sentido la cuestión de las sagas, podría emparentarse a la propuesta de Lovejoy: temas de larga duración
que van apareciendo y reapareciendo en la discusión intelectual y que constituyen una trayectoria al interior de un
ecosistema intelectual o más ampliamente de una cultura. El
conjunto de estos asuntos va creando cierto espesor, como
sucesivas capas de sedimentos o anillos.
Lo de las estaciones en sentido ferroviario me parece
una analogía imaginativa, que puede ser fructífera. Digo
más, expresiones como estas pueden convocar reinterpretaciones de fenómenos eidéticos que releven nuevas dimensiones y permitan hacer otras lecturas de fenómenos que
han sido casi pasados por alto. Creo que ya lo hemos conversado, pero la cuestión de las ideas fuera de lugar es uno
de estos asuntos que ha vendido siendo tratado y vuelto a
tratarse y que puede asumirse parte como saga, parte como
estación. Es una cuestión que otorga, por ello mismo, consistencia y trayectoria a un quehacer.
6
Redes intelectuales y circulación
eidéica
6.1. En un momento previo de estas conversaciones mencionaste al
estudio de las redes intelectuales entre los aportes más importantes
que han hecho los estudios eidéicos lainoamericanos [2.6; 2.25].
Tus contribuciones en este senido fueron numerosas. Está, por
ejemplo, el libro Redes in
inttele
electuales
ctuales en Améric
Américaa Laina
aina, publicado
en 2007 y reimpreso en 2014, donde reuniste intervenciones de
disinta naturaleza relacionadas con esta temáica, incluyendo estudios
especíicos –de las redes arielista, teosóica, cepalina–, así como
perilamientos de agendas para desarrollar “las fuerzas producivas
intelectuales” (Devés, 2007a).
Ese conjunto textual está precedido por una Introducción, en cuyas
páginas buscaste establecer parámetros conceptuales y metodológicos.
Allí deiniste las redes intelectuales como “un conjunto de personas
ocupadas en la producción y difusión del conocimiento, que se
comunican, en razón de su acividad profesional, a lo largo de los años”.
Seguidamente propusiste una metodología para estudiarlas, centrada
en la consideración de disintas formas de comunicación y en el
establecimiento de la frecuencia y densidad de los contactos. También
señalaste que la categoría se revelaba úil para complementar otras,
como “inluencia”, “generación”, “campo”.
Pregunto, en primer lugar, qué balance haces de aquella propuesta,
tanto de sus términos como de su deriva ulterior, es decir, si la
consideras vigente, si la has visto fruciicar de alguna manera. En
segundo lugar, si tu enfoque ha ido incorporando nuevos conceptos o
temas de interés asociados a la problemáica de las redes intelectuales.
Redes intelectuales es un concepto vigente, que ha tenido
una recepción amplia y favorable. Es un concepto amplio y
hasta laxo. Ello permite que distintas personas acudan a él
desde diversos intereses de trabajo. Esta laxitud ha llevado
al extremo de que cualquier agrupación de académicos se
169
170 • Estudios eidéicos
denomine red intelectual, en cualquier sentido. Las palabras
van mucho más allá de sus definiciones iniciales. Las personas las dicen coloquialmente, no siempre se preocupan que
sean las consistentes, críticamente.
Por otra parte, revisando Google puede percibirse que
muchas personas han realizado tesis y artículos en los últimos años, donde debe destacarse el trabajo de colegas y
discípulos, especialmente quienes han trabajado este tema
con Marta Casáus y Teresa García Giraldez, con quienes
yo mismo he trabajado. En particular, el concepto ha sido
importante en los trabajos del grupo de Mendoza, especialmente en el caso de Claudio Maíz y de Alejandro Paredes.
Otras personas cercanas, con las cuales dialogamos, han
hecho aportes: Ricardo Melgar Bao, Fernanda Beigel, Paola
Bayle, entre muchas.
En verdad, este concepto ha venido a satisfacer una
necesidad: la de referirse, en términos amigables y proyectivos, al quehacer intelectual. Digo amigables en contraposición al concepto “campo”. De hecho, las redes intelectuales
pueden ser pensadas como campo intelectual o como agentes del campo intelectual. Pero la especificidad de la noción
es que acentúa más la colaboración y la cooperación entre
los intelectuales que las disputas y los conflictos, sin negar
por supuesto su existencia.
Digo “proyectivos” porque el concepto permite hablar
hacia el futuro en términos de colaboración programática.
Otra gente habla de “comunidades intelectuales”, de “comunidades epistémicas” o de “el intelectual”. Quizás éstas son
nociones menos amigables. Redes e intelectualidad son
conceptos femeninos. Esto no es baladí.
Carlos Tulio Medeiros ha organizado, en el seno de la
Internacional del Conocimiento, unas jornadas sobre redes
intelectuales, no como investigación histórica o sociológica
acerca de las redes, sino como programación de actividades
en el seno de las mismas. Esto también ha sido pensado
como lugar de “negocios académicos”, para dar a conocer
proyectos y establecer formas de asociación. Me ha tocado
Estudios eidéicos • 171
participar en dos ocasiones de estas jornadas, ambas tuvieron lugar en Colombia. Hugo Biagini también ha cultivado
la noción en este sentido más proyectivo, en el marco del
Corredor de las Ideas.
Pese al éxito del constructo, los trabajos recientes sólo
muy limitadamente han logrado conectar los estudios del
pasado con las coyunturas del presente y menos aún con los
desafíos de nuestras intelectualidades en el espacio global.
Existe un déficit de intención de trabajo que nos facilite
capitalizar la experiencia de las redes. Si se me permite una
analogía con los estudios económicos, en ese ámbito cada
día se nos informa sobre las posibilidades, los altos y los
bajos, las performances y las deficiencias, las inversiones
y las mejoras, para decirnos: “Si usted quiere que le vaya
bien, tenga en cuenta tales y cuales factores”. Respecto del
conocimiento y de quienes lo acompañamos no existe algo
ni remotamente similar que nos permitiera ser más eficientes, más reflexivos, que nos permita aprovechar lo que está
ocurriendo, manejar opciones. Así y todo, muchos estamos
convencidos de la importancia del conocimiento y de su
gestión para la vida. Pero los estudios eidéticos no están
contribuyendo todo lo que podrían al desarrollo eidético en
Suramérica. Esta es una cuestión sobre la que deberíamos
conversar más [7].
6.2. De tu esfuerzo de deinición tengo anotadas algunas
caracterísicas clave de las redes intelectuales: perdurabilidad,
densidad, internacionalidad…
Para que haya redes intelectuales tiene que haber tiempo
acumulado, años transcurridos. No cualquier grupo de gente que se reúne es una red. Una red supone relaciones de
confianza y reconocimiento.
La cuestión temporal, la necesidad de los años, es decisiva para distinguir los contactos esporádicos o casuales, de
la real constitución de una red, que requiere la frecuencia o
172 • Estudios eidéicos
la densidad en la comunicación. La densidad permite entender cuáles son los núcleos más activos de la red, así como
los momentos de mayor o menor vitalidad.
A nivel nacional se puede hablar también de redes.
Sin embargo, como mis estudios han buscado comprender
espacios grandes, que trascienden los estados nación, me ha
interesado más estudiar redes internacionales. Claramente,
las redes nacionales me han interesado menos. Entendiendo
que hay países que son enormes, mundos en sí mismos,
como China, India o USA, entre otros.
A propósito de esto, he intentado graficar las redes de
personas e instituciones, de modo parecido a las cartografías de relación, recepción y emisión de las que conversamos antes [5.8] [Véase el Anexo 3].
6.3. ¿Qué podrías decir con respecto a la segunda parte de la
pregunta con la que abrimos este capítulo? ¿Qué nuevos conceptos
o temas asociados a la problemáica de las redes intelectuales has
ido incorporando úlimamente? Te he escuchado hablar de rediicación
intelectual, de circulación eidéica…
Separaría estas nociones. Redificación es un concepto que
apunta a expresar la acción de constituir redes. Fácilmente
puede convertirse en verbo: “redificar”. Creo que es mejor
que otras expresiones como forjar redes, construir redes e,
incluso, tejer redes. Además de esto, la noción me ha servido para avanzar en la idea de que es necesario “redificar
la intelectualidad suramericana” que, además de señalar la
necesaria articulación de personas que trabajan en regiones
distantes del continente, alude indirectamente a una labor
de edificación, de construcción, dada la cercanía idiomática.
Claro está, las redes intelectuales tienen mucho que ver con
la circulación de las ideas.
Estudios eidéicos • 173
6.4. También te he escuchado hablar de difusión eidéica, incluso
en estas mismas conversaciones y, también, y más en paricular, de
“estrategias de difusión de las enidades eidéicas”.
La antropología y la arqueología han discutido ampliamente acerca del difusionismo de ciertas ideas o prácticas, aunque no conozco en profundidad esa discusión. Las ideas
simples –la idea de rueda, de hacha o de arco de flechas–
se difunden en primer lugar por la simple observación de
la cosa. Los procedimientos de fabricación y del mejor uso
derivan en cambio de un aprendizaje relativamente elaborado. A una persona, para entender una ruca, casi le basta
con mirar una ya hecha. Con la idea de rueda ocurre algo
muy parecido, se difunde, en primer lugar, con solo verla
funcionando. Muchas ideas de cosas o de procedimientos se
trasmiten así, por solo verlas, así como las breves melodías
se trasmiten con solo oírlas. Las representaciones de cosas
son simples y no pueden elaborar estrategias de difusión.
La idea de rueda no es un sistema eidético, aunque pueda
formar parte, como metáfora, de diversos sistemas. Sólo las
inteligencias pueden difundirlas.
Las entidades eidéticas no son representaciones de
cosas, no son deícticas, son conceptuales, referidas a cuestiones “invisibles” (aunque en ocasiones se vean, en tanto que operantes, en sus derivaciones), y para transmitirse
necesitan de otros métodos. En gran medida, necesitan de
las lenguas y de los conceptos, aunque no siempre sea así
y puedan existir fragmentos que se transmiten con solo
verlos, pero esta es la excepción; por ejemplo, un tatuaje
o una ceremonia funeraria pueden transmitirse con solo
verse, pero van casi vacíos de significación eidética.
El nivel más básico de reproducción remite a que
las entidades eidéticas ya modificaron o domesticaron a
los humanos y a las comunidades (incluso en niveles pre
sapiens) en forma tal que unas y otros no pueden funcionar
sin dichas entidades. Funcionar sin éstas sería el retorno a la
animalidad pre-clánica, como ocurre con los niños lobos y,
en cierto modo, con los chimpancés en cautividad. Privados
174 • Estudios eidéicos
de tales sistemas, esos individuos se encuentran incapacitados para la vida en sociedad. Sus capacidades cerebrales
innatas se han atrofiado, al no “enactarse” oportunamente.
Por tanto, diremos que las sociedades humanas y las agrupaciones pre sapiens clánicas se han hecho adictas a esta
simbiosis con las entidades eidéticas, no pudiendo funcionar socialmente sin ellas.
De este modo, las entidades eidéticas han generado
mutaciones en los sapiens. Esto es muy difícil de probar,
aunque es muy fácil probar que han producido inmensas
mutaciones en la organización de las sociedades. En todo
caso este “innatismo” no debe entenderse de modo esencialista. Ciertas enfermedades y los niños lobos son el mejor
antídoto contra eso. Los cerebros son inmensas potencialidades que deben ser “activadas” o “enactadas” por la comunidad de los mayores para que funcionen; de otra manera,
esas inmensas potencialidades se atrofian. Para decirlo de
un modo conciso: sin simbiosis, humanos, chimpancés o
cánidos pueden existir como individuos biológicos, pero
morirían en tanto seres zoociales o sociales.
Asumido lo anterior, es decir, que no puede haber
sociedades o clanes sin entidades eidéticas de algún tipo,
cabría sostener que una primera estrategia de reproducción/difusión de dichas entidades consiste en servir, en
algún modo, a las comunidades hospederas. Ofrecerles
interpretaciones, filtros y hermenéuticas de la información,
criterios, consuelos, satisfacciones, otorgarles sentido, entre
otros beneficios posibles. De esta manera, si entendemos
que muchas entidades eidéticas están normalmente en simbiosis con las comunidades humanas en las cuales viven, su
instancia más frecuente de reproducción es por la transmisión de los mayores hacia los menores, en la cotidianeidad,
lo cual remite al crecimiento vegetativo.
Es así como se difunde la inmensa mayoría de las entidades eidéticas que no han incorporado la “dimensión proselitista”, y que poco y nada se interesan en difundirse hacia
otras comunidades, más allá de la transmisión vegetativa, de
Estudios eidéicos • 175
modo “espontáneo” y “no programado”. Su propia dinámica
evolutiva las llevará a reproducirse mejor si son exitosas
en permitir la ampliación cuantitativa de su sociedad hospedera. Si permiten funcionar bien a sus sociedades, éstas
prosperan, si no, éstas se debilitan y hasta desaparecen y,
con ellas, tales entidades. El tabú que prohíbe la exogamia
es el caso más claro en este sentido.
6.5. Pero, ¿puede haber enidades eidéicas que se reproduzcan y
difundan sin prestar ningún ipo de “beneicios”?
Han existido y existen entidades eidéticas que operan sólo
como “parásitas”. Simplemente viven como la caspa o la
sarna, se reproducen en individuos y comunidades, y mutan
para reproducirse mejor, sin aportar beneficios, sino solo
siguiendo su propia racionalidad reproductiva. Los aportes
de Dawkins han sido fuertes en este sentido. Los memes son
egoístas y pueden reproducirse sin beneficiar al hospedero, incluso destruyéndolo progresivamente, aunque no tan
rápido que no permita a la propia entidad eidética reproducirse y contagiar a otros. Los computadores y la inteligencia
artificial muestran elocuentemente este tipo de memes destructivos y altamente replicantes.
También puede haber entidades beneficiosas en el corto plazo y nefastas en el mediano o largo plazo. Por ejemplo,
una entidad eidética que comprende el tabú que prohíbe la
exogamia puede tener efectos socialmente cohesionadores
en el corto plazo, pero, con el tiempo, acabará extinguiendo a la sociedad hospedera. Ahora bien, sistemas eidéticos
dadores de sentido que no reporten beneficios de algún tipo
no parecen concebibles.
Las entidades eidéticas tienden a su reproducción
como cualquier ser vivo que lanza sus esporas y que requiere de vectores directos (como personas-hospederas), o indirectos (como periódicos, servicios de correos, vehículos que
transporten libros, entre otros además de energizadores
que impulsen esa circulación, como lo hace la energía del
176 • Estudios eidéicos
viento o de los insectos con las esporas). Las semillas de
las plantas necesitan de vectores como animales, vientos,
aguas corrientes, entre otros. Muchas plantas coadyuvan a
esto, recubriendo sus semillas de pulpas dulces, invitando a
que los animales las coman y las deyecten en otros lugares.
En todo caso, solamente pueden difundirse las entidades
que están implantadas en inteligencias, cuando tienen vida
activa. Las que se encuentran en latencia no pueden hacerlo. Existen estrategias de difusión “directa”, que operan a
la manera de las semillas. Existen estrategias que llamaré “indirectas”, que consisten en modificar los terrenos de
modo que la propia especie eidética pueda prosperar mejor.
Ello, por cierto, hará el terreno más fértil también para otras
entidades que requieran de terrenos similares.
6.6 Me da la impresión que hasta aquí has tratado únicamente el nivel
espontáneo, y más básico, de reproducción/difusión eidéica. Eniendo
que hay otros niveles. Convendría desarrollarlos más ampliamente.
Algunas entidades eidéticas, además de servir a sus comunidades huéspedes, contribuyendo a su reproducción y supervivencia, establecen estrategias específicas de difusión, para
ir a otras comunidades, migrando de unos a otros ecosistemas de pensamiento. Es decir, algunas entidades también
han descubierto procedimientos “proselitistas”, el principal
es ofrecer, a quienes las transporten, gratificaciones de sentido: –Si me difundes, te haré sentir que eres bueno y te haré
sentir realizado por esta acción, además serás un héroe para
quienes conviertas, pues te considerarán su salvador. Estas
entidades descubrieron y acentuaron la vocación “altruista” que comprenden los sapiens (y seguramente también
los humanos anteriores), y se aprovechan y fomentan esto
para su difusión. Por cierto, esa vocación altruista debe ser
entendida en relación dialéctica con el egoísmo: me reproduzco mejor si soy altruista que si soy egoísta; a la larga, el
egoísmo puro sería mal negocio. El altruismo puro también,
salvo en sociedades donde la eida “sacrificio por una causa”
Estudios eidéicos • 177
ha logrado tal hegemonía que puede solicitar el sacrificio
radical (la muerte) de algunos por la colectividad, ofreciendo una inmensa recompensa por ello a los inmediatos
(parientes cercanos, compañeros de tarea, etc.). Esto podría
ser muy ancestral, como ha tratado de probarlo Romero
de Solís en el sugerente artículo sobre religión y moral en
los chimpancés (2003).
El tipo de recompensa por promesa de reproducción
de los genes biológicos: “Si te sacrificas por el clan, este
ofrecerá seguridad y mayores chances reproductivas a tus
parientes”, es menos radical que la segunda formulación
notoriamente más abstracta: “Si te sacrificas por el propio
sistema eidético, serás premiado en ultratumba”. Esta fórmula inhibe generalmente toda capacidad reproductiva del
individuo hospedero, cuyos genes no van a reproducirse,
pues no copulará, reservando todo su esfuerzo a la difusión
de la entidad eidética y además morirá pronto, sacrificándose por la entidad que ha logrado convencerlo que así hace
el mejor negocio posible, pues su sociedad lo exaltará como
lo ha hecho con otros que le antecedieron en la misma tarea
y, sobre todo, que en ultratumba recibirá el ciento por uno
de lo que ha entregado como sacrificio. Esto han querido
parcialmente replicarlo entidades eidéticas que no contemplan la eida “recompensa divina en ultratumba” y han sido
notoriamente menos exitosas en lograr sacrificio por la
difusión, porque, en dicho marco, los hospederos no tienen
derecho a esperar recompensa tan magnífica al sacrificarse
por estas entidades eidéticas. No es equivalente el ofrecimiento a “sentarse a la diestra del Padre que está en los
cielos”, al de “contar con una fotografía en blanco y negro en
el salón del comité central del partido”. Ambas recompensas
son demasiado desiguales a cambio de entregar la vida para
la difusión de la entidad eidética hospedada.
En todo caso, se trata de un juego maestro de la entidad
eidética que puede exigir el sacrificio total del hospedero, aunque el asunto debe ser manejado por esta entidad
con buen criterio, pues si “se le pasa la mano” podrían
178 • Estudios eidéicos
desaparecer todos sus hospederos en una poco eficiente
fiebre sacrificial. La entidad eidética no debe explotar (parasitar) demasiado a sus hospederos a riesgo que éstos se den
cuenta o a riesgo que se suiciden todos llevando con ellos a
la extinción a la entidad descriteriada.
La estrategia es parecida a la de las plantas que dan
frutos comestibles. Claro, estas plantas no son altruistas
queriendo alimentar a los animalitos, sino que los seducen
con la pulpa de sus frutos para que estos siembren después
el cuesco-semilla que va disfrazado dentro de la pulpa. Los
expertos en frutales le han “torcido el cuello” a la estrategia
de la planta: la han manipulado para que produzca una deliciosa pulpa y la han castrado de su capacidad reproductiva
directa, pues hasta las semillas le han quitado.
El mejor ejemplo de la estrategia proselitista a nivel
eidético me sigue pareciendo el que remite a la diferencia
entre judaísmo y cristianismo, tema que ya hemos mencionado [3.32; 5.15]. Siendo dos sistemas que comparten
inmensa cantidad de su código geneidético, el cristianismo
protagonizó la tremenda mutación que consiste en la incorporación del proselitismo, la eida: “difundirás esta entidad
eidética”. Ello constituye un salto evolutivo con un tremendo impacto de difusión (no se entienda evolutivo como
positivo, salvo que se mida por la cantidad de adherentes
o, en otros términos, por la replicación de sus memes: la
diferencia en la cantidad de adherentes es de uno a mil, o
poco menos). Esto supone igualmente mutaciones de otras
eidas asociadas: la eida “pueblo de Dios” en el cristianismo
pierde el sentido étnico.
Sistemas eidéticos que han incorporado la eida proselitista deben ofrecer también retribuciones para sus
portadores-difusores: inmediatas, la realización personal
que supone estar haciendo lo correcto; mediatas, las grandes recompensas que obtendrás en ultratumba, gracias a
tu esfuerzo actual.
Estudios eidéicos • 179
6.7. ¿Existen, desde tu punto de vista, innovaciones eidéicas
equivalentes en radicalidad a la incorporación del componente o,
mejor dicho, disposiivo “proseliismo” por parte del sistema eidéico
crisiano, fenómeno al que hiciste referencia hace un momento?
Me parece que no hay ninguno tan radical. Un caso interesante es el de cristianismo evangélico, que integró el dispositivo de autoayuda. También lo hemos mencionado [3.32].
En parte, se trata de mutación eidética por hibridación o
asociación, aunque también vale aquí la imagen de la semilla que se recubre con pulpa dulce, para ser así tragada y
mejor difundida. En este caso, el dispositivo une sus fuerzas al proselitismo.
El proselitismo no es el único procedimiento empleado
por las entidades eidéticas para difundirse. Otro procedimiento muy eficiente es el prestigio que otorgan al portador
por llevarlas, como si se tratara de una joya, que no presta
utilidad “práctica”, como lo hace un cuchillo o un paraguas,
sino que simplemente cumple funciones de ornato o distinción. Ello ocurre paradigmáticamente con las entidades
eidéticas que se llenan de frases efectistas y de vocablos
altisonantes que sirven a los necios para lucir cierta erudición y buen tono. Ello puede complementarse con lo que
ocurre con la “marca país”. Si una entidad eidética consigue
ser llevada en libros, por autores o escuelas de pensamiento
asociadas a Francia, se beneficia de la “marca país”. Opera
como un toque de distinción. La cultura francesa, entre
unas pocas más, ha logrado ganar un prestigio del que se
benefician las entidades eidéticas que consiguen asociarse
a ella, y que pueden hacerlo, no tanto por convicción, sino
instrumentalizándolo como quien se pone una joya, mientras Francia, por su parte, utiliza a todos los portadores para
difundir sus ideas, cultura y su propia marca país.
180 • Estudios eidéicos
6.8. Volvamos al tema de la rediicación y la circulación eidéica.
Pareciera que rediicación conecta naturalmente con el tema del
desarrollo eidéico… Pero dijiste que circulación aludía a otra cosa.
Efectivamente, la redificación puede ser un instrumento
del desarrollo eidético, uno de los principales. Por su parte,
la circulación es un problema distinto. Es un tema que se
articula al de las redes, puesto que uno de los canales privilegiados para estudiar la circulación eidética es considerando las redes intelectuales. Por ejemplo, recientemente
he querido mostrar la importancia de una red estudiando
el caso de la Ecumenical Association Third World Theologians (EATWOT) y su papel en la circulación de la teología
latinoamericana hacia África, Asia y Oceanía.
6.9. ¿Cuáles fueron las principales conclusiones de esa aproximación
desde el punto de vista de la relación entre redes intelectuales y
circulación eidéica? ¿Existen otros canales para estudiar la circulación
eidéica aparte de la consideración de las redes intelectuales?
Claro que sí, y muchos. Las redes intelectuales constituyen
un “medio” o un “vehículo” de circulación o de propagación
de las ideas, pero éstas y su circulación son muy anteriores
a la constitución de redes intelectuales propiamente tales,
que son relativamente recientes.
Aquí nuevamente se hace necesario distinguir los tipos
de entidades eidéticas para hablar con mayor propiedad de
la circulación. Las cosmovisiones, las teologías y sus ritualidades han circulado hace decenas de miles de años, en los
encuentros entre clanes y etnias, las guerras y las capturas
de esclavas y esclavos, con sus respectivos idiomas y concepciones, las rutas comerciales, la circulación de embarcaciones comerciales desde hace 7 mil u 8 mil años, fueron
vehículos que circularon entidades eidéticas normalmente
sin que fuera su designio.
Recordemos por otra parte que hay hasta la actualidad sociedades en que la noción de una intelectualidad
profesional casi no existe o es rudimentaria y donde la
Estudios eidéicos • 181
circulación de las ideas, de algunas ideas, funciona por
medios de comunicación, por migraciones laborales u otras
formas “no-profesionales”.
Respondo algo desordenadamente pues la pregunta es
demasiado amplia y si desglosamos la respuesta sería demasiado larga. Pero lo que interesa destacar es que las redes
obviamente no agotan el tema de la circulación eidética.
6.10. Si nos restringimos a las sociedades actuales, ¿cómo
caracterizarías lo que acontece?
Insisto en que hay hasta la actualidad sociedades en que
la noción de una intelectualidad profesional casi no existe y en que éste no es un fenómeno exclusivo del pasado. Tampoco debe olvidarse que existen entidades/sistemas
eidéticos que no se difunden a través de la labor de “intelectualidades académicas articuladas en redes”. Piénsese en
educadores populares, pastores, predicadores, divulgadores
de cotidianías…
Las ideologías se difunden simultáneamente en los
medioambientes académicos y sus redes, aunque principalmente a través de medios de comunicación en soporte papel
o electrónico. Las ideas asociadas a asuntos científicos y
académicos se difunden a través de las instituciones de educación y las más recientes a través de la educación superior.
Allí las personas que van recibiendo, alojando, tales o cuales ideas, suelen articularse en grupos, círculos y en redes
internacionales, que son importantes medios de circulación
de ese género de ideas.
Por cierto, no pueden separarse del todo estos niveles,
pero ciertamente existen énfasis en las formas de circulación de tales y cuales entidades eidéticas y por cierto estas
aprovechan en diversos momentos históricos unos medios
u otros para difundirse, creando innovaciones propiamente eidéticas como utilizando simplemente las tecnologías y
formas de organización o gestión disponibles.
182 • Estudios eidéicos
6.11. Me gustaría preguntarte cómo conceptualizas al intelectual, al
académico/a, al pensador/a. Por momentos me parece que los empleas
como sinónimos; por momentos, que tus desarrollos están atravesados
por maices no explicitados a este respecto. ¿Hay diferencias entre
estas iguras? Además, ¿qué opinas de la igura del intelectual
librepensador, solitario, francoirador?, ¿todavía existe esa igura?
Mi convicción es que la mayor parte de quienes se incluyen
en la intelectualidad se gana la vida en la universidad,
sin menoscabo que sus ingresos puedan provenir también
de otras fuentes: medios de comunicación, función pública, organizaciones no gubernamentales, otras instituciones
culturales (públicas o privadas).
Por otra parte, lo que se ha llamado tradicionalmente
“intelectualidad”, es decir, el conjunto de personas que ejerce cierta conciencia crítica, interviniendo en la discusión
pública, normalmente no lo hace de manera constante ni a
lo largo de toda la vida. Hay personas en la academia que en
ciertos momentos participan activamente en debates públicos, y en otros momentos no. No veo una diferencia sustantiva suficientemente clara entre ambos grupos, intelectuales
y académicos. Vería esto más como funciones distintas, no
como personas distintas.
En cuanto a la noción de “el intelectual” clásico, de los
siglos XVIII y XIX europeos, a la Emile Zola, es, en primer
lugar, una figura machista y, en segundo lugar, refiere a
una proporción mínima de quienes participan de la discusión pública y de la producción eidética en sentido amplio.
Ahora bien, esto que señalo no es homogéneo en todas las
sociedades ni en todos los momentos. No lo es tampoco
en las sociedades estrictamente actuales. Esta figura, la del
intelectual, pudo por caso tener relevancia en América Latina durante las dictaduras de hace algunas décadas, puesto
que el trabajo en las universidades públicas les estaba vedado. Pero actualmente, para ser intelectual es cada vez más
importante contar con credenciales universitarias, con posgrados, salvo que uno tenga medios económicos propios, lo
que constituye un caso más bien excepcional.
Estudios eidéicos • 183
En América Latina se desarrolló con fuerza una intelectualidad inserta en los llamados think tanks o centros académicos independientes. Por lo general, sus participantes
no estaban del todo divorciados del medio universitario.
En el caso del Cono Sur de América Latina, se vio manifiestamente como, terminadas las dictaduras, esas personas
se volcaron, en su gran mayoría, a las universidades. Otras
personas se fueron a la función pública, abandonando, en
gran medida, su quehacer intelectual. De más está decir que
los think tanks siguen existiendo, especial, aunque no exclusivamente, en la derecha.
6.12. Hace un instante airmaste que el concepto clásico de “el
intelectual” es un concepto machista. ¿En qué senido lo dices?
Primero, porque se refiere a “el intelectual”. Segundo, porque es un concepto que aparece en una sociedad en un
momento donde la mujer no tiene participación pública,
salvo contadísimas excepciones. Lo público está restringido
además a pocos hombres, que tienen poder y acceso a la
palabra. Las discusiones son eminentemente “entre pares”,
a través de la “prensa seria”, aunque esta convive con el
pasquín satírico y de denuncia. Se trata de personas próximas al poder de las instituciones. Tercero, hoy sería casi
una agresión decir: “el papel del intelectual”, a una comunidad universitaria predominantemente femenina, en tantos
lugares. Éstas son las razones por las que prefiero hablar
de intelectualidad. Todavía esta noción suena un poco elitista. La noción de redes intelectuales parece mejor. Aunque entiendo que, a veces, los afanes pragmáticos van en
desmedro de la capacidad y de la precisión analítica asociada al concepto.
184 • Estudios eidéicos
6.13. Da la impresión de que acercas hasta casi confundir las nociones
de intelectual o intelectualidad al ámbito de la universidad.
No sólo a las universidades sino al amplio mundo de las
profesiones del conocimiento, gente que se dedica profesionalmente a la generación y transmisión de ideas y conocimientos, gente que opina desde la experticia, gente que
asesora a las entidades ciudadanas y organismos internacionales, gente que propone modelos de sociedad. Esto
en sociedades con profesiones y actividades diferenciadas
socialmente.
Octavio Paz o Mario Vargas Llosa, reconocidos como
intelectuales importantes de nuestro medio suramericano,
son personas demasiado excepcionales, por su talento, por
su legitimación, por los medios económicos de que disponen. Asociados a ellos han trabajado personas con algo
menos de reconocimiento como Enrique Krauze o Hernando De Soto, en el marco de fundaciones, centros de investigación y grupos editores apadrinados por los primeros.
En general, este tipo de personas circulan también por la
universidad, salvo cuando tienen edad avanzada y pueden
prescindir de hacerlo. Pero la excepcionalidad recién señalada permite pensar el fenómeno intelectual en Suramérica
precisamente por contraste, más aun teniendo en cuenta la
longevidad de algunas de aquellas figuras de referencia, que
ya no podrían estar en la actividad académica en las últimas
décadas de sus vidas.
Algunas de estas figuras han creado y sostenido equipos, revistas y centros de investigación y opinión sobre
cuestiones públicas. Hernando de Soto, por ejemplo, creó,
junto a otras personas, el think tank “Libertad y Democracia”, de gran producción eidética y de enorme incidencia. Es
un tema muy relevante de estudiar, en la medida que esos
think tanks producen ideas con financiamiento de grandes
empresas y de la internacional neoliberal.
Estudios eidéicos • 185
6.14. Intentemos avanzar unos pasos más en la conceptualización…
Esto no es una cuestión puramente técnica, como podría
serlo elaborar un modelo de circulación, de recepción de
las ideas. Son conceptos de la vida cotidiana culta, en la
discusión académica, en los medios de comunicación. No
me interesa tanto proponer definiciones rígidas. Entiendo
que hay énfasis que es necesario tener en cuenta. No es
fácil consensuar plenamente sobre todos los componentes
involucrados en las definiciones, menos en sociedades de
alta circulación movilidad social y cambios rápidos.
Tengo claro que mi propósito central no es hacer una
sociología de los intelectuales. Me ocupo de las personas
que trabajan en el ámbito de las ideas y el conocimiento, que
no son nociones completamente equivalentes. Alguna vez
hablé de los “profesionales del conocimiento”. Reconozco
que pensador/a e intelectual no son sinónimos; tampoco
lo son científico e intelectual; tampoco, profesor/a e intelectual, al menos no necesariamente. Por otra parte, estos
conceptos, por ser de uso común en ambientes cultos, tienen significación diferente según los países o momentos. El
significado de la noción maestro/a, y profesor/a varía de
ambiente en ambiente.
Un punto interesante, que nunca ha dejado de preocuparme, es el siguiente: si se trabaja con una noción demasiado restringida de intelectualidad, se haría una sociología centrada en el estudio de muy pocos casos, con lo que
pierde significación. En este plano, la consideración de la
excepcionalidad distorsiona más de lo que aclara. Retomando lo que decíamos hace un momento: Octavio Paz no es un
ejemplo de la intelectualidad latinoamericana, es la excepcionalidad completa.
Por momentos he introducido la idea de redes intelectuales y académicas, intentando captar la enorme cantidad
de personas, que debe contarse por miles, que se dedican a
estas actividades, incluyendo a los estudiantes, al menos a
los de posgrado, o a los que han decidido seguir la carrera
186 • Estudios eidéicos
académica. Un cálculo estimativo arrojaría un millón de
profesores/as en educación superior y cien mil investigadores/as en América Latina. Esas personas llevan adelante proyectos, organizan actividades, circulan. ¿Cómo los
denominamos? ¿Qué les decimos?
Me resisto a pensar que intelectuales son solamente
Emile Zola o, para América Latina, Octavio Paz, Mario
Vargas Llosa, Eduardo Galeano. Si pensamos que intelectuales son solamente Umberto Eco y Noam Chomsky, estamos operando con una noción demasiado restringida. Hay
casos, como estos últimos, o como el de Wang Hui en China
o Yuval Harari en Israel, que son académicos, intelectuales
y pensadores, al mismo tiempo.
Reconociendo que hay diferencias, que hay matices,
que hay énfasis, insisto en que es conveniente contar, en
este plano, con conceptos inclusivos. Sin olvidar lo ya dicho
sobre que conviene prestar atención más a las funciones que
a las personas. En otras palabras, una misma persona puede,
a lo largo del tiempo, jugar más de un papel.
En este sentido, redes intelectuales es, más que un concepto estrictamente analítico, un concepto funcional, con
finalidad proyectiva, apuntando a ofrecer agendas de articulación, de acción, de quehacer hacia el futuro. En este
sentido, no me interesa entrar en disquisiciones muy finas
que perdería vigencia demasiado pronto. Parcialmente, me
auto-concibo también como un gestor o, mejor dicho, como
un redificador. Para esto, el concepto redes intelectuales
es muy pertinente.
Resumiendo. En la actualidad, la noción “intelectual”
comprende de manera primordial a quienes ejercen la
investigación y la docencia a nivel superior, incluyéndose
también en numerosas oportunidades a escritores, políticos, diplomáticos, profesionales liberales y líderes sociales
que, por su trabajo, son reconocidos como pares al interior
del campo. La determinación de quién es, de quién no, y de
quiénes componen redes intelectuales, es parcialmente histórica, pues, dependiendo del grado de profesionalización
Estudios eidéicos • 187
del quehacer intelectual, se aceptará con mayor o menor
facilidad la integración de ciertas personas. Como noción
para trabajar hacia el futuro tiene la ventaja de ser amplia
y colaborativa, enfatizando la comunicación entre profesionales del conocimiento, permitiendo conectar el quehacer
propiamente intelectual con las actividades en el espacio
público.
En todo caso, me interesa privilegiar la noción “intelectualidad”. Esta categoría no lleva una connotación elitista,
machista, apegada al soporte papel, y en consecuencia, se
opone a la noción “el intelectual”, no estando tampoco marcada por “la maldición afrancesada” del affaire Dreyfus.
6.15. Recién aludiste de alguna manera a tu propia autopercepción en
la escena. Dijiste que iendes a pensarte como gestor y rediicador.
¿Esas iguras son parte de la intelectualidad? ¿Hay otras formas de ser
intelectual? ¿Cuál sería la especiicidad del gestor y rediicador frente
a otras iguras? ¿Se trata de un rol, papel o función que puede variar
a lo largo de un iinerario?
Has cuestionado y no sin razón mi falta de precisión en
esto de hablar de la intelectualidad. Si te entiendo bien, mi
versión sería hasta algo “populista”, como hablar del pueblo
sin aludir a las diferencias de clase. Esto es especialmente
sensible, en estas conversaciones, habiendo hecho tal cantidad de clasificaciones, enumeraciones y distinciones respecto a otros asuntos.
Reconozco distinciones dentro de las profesiones del
conocimiento, reconozco roles y cambios. Hemos hablado
en numerosas oportunidades de intelectualidades de sociedades “orales” versus sociedades con escritura. Esta distinción es decisiva y tiene que ver con la cultura urbana y con
la institucionalidad. Quizás la distinción más fuerte, aunque
casi no la hemos abordado, es el énfasis en la investigacióndocencia en educación superior versus énfasis en la discusión pública. Se alude al “intelectual” como énfasis en la
188 • Estudios eidéicos
segunda opción. Pero esto no sería válido para la imagen
colectiva y masiva de “la intelectualidad”, que en su amplitud o vaguedad, pretende superar esa tensión.
Otra tensión puede advertirse entre figuras de trabajo
aislado versus formadoras de equipos y redificadoras.
Hemos hablado mucho de redes, sin aludir a estas diferencias. Otra tensión todavía se advierte entre quienes viven de
institucionalidad estatal versus el trabajo en ONGs, fundaciones e instituciones privadas. Por cierto, pueden señalarse otras tensiones posibles, en relación a institucionalidad,
financiamiento, roles, tipo de sociedad, género y etnia. Este
es un tema que aborda una sociología de las intelectualidades, la academia y la universidad y que se topa por muchos
lados con la historia intelectual, la circulación de las ideas,
la historia de las ideas, la sociología del conocimiento.
6.16. En más de una ocasión te he escuchado referirte a la necesidad de
avanzar en el establecimiento de criterios para evaluar el éxito/fracaso
de las redes intelectuales. ¿Podrías desarrollar este punto?
Me interesa que la investigación pueda ser útil al proceso
de “redificación” de las intelectualidades. Como dijimos, la
noción red intelectual posee una doble dimensión. Por un
lado, se crea como unidad de análisis para estudiar la realidad eidética, intelectual y cultural y la circulación de las
ideas. Por otro, se emplea como noción para organizar e
imaginar el quehacer del mundo académico hacia el futuro.
Los estudios existentes sobre redes intelectuales constituyen en general estudios de casos particulares, sin ocuparse
de teorizar sobre el asunto, ni menos de entender de qué
maneras mejorar o potenciar el quehacer de dichas redes.
Destaco cuatro criterios para ello:
•
•
•
•
Potenciación de la actividad intelectual
Organización y gestión
Interconexión con el medio
Recursos
Estudios eidéicos • 189
Las redes intelectuales son muy importantes por varias
razones. Son claves en la circulación de conocimientos e
ideas, en la producción y difusión de los saberes y en la
innovación del conocimiento y, por cierto, en las relaciones entre intelectualidad y sociedad. Su estudio es de la
mayor importancia para entender mejor estos asuntos, así
como para entender el funcionamiento de las propias redes
intelectuales, haciéndolo más fluido. En consecuencia es
necesario evaluar el “desempeño” de las diversas redes y la
necesidad de una reflexión que mejore su funcionamiento. Por cierto, el discurso acerca de la “internacionalización” es clave en la administración y en el quehacer de las
universidades, y el protagonismo de las redes en este proyecto de internacionalización, que no se reduce a la intelectualidad presente en la academia, sino también en think
tanks, ONGs, organismos internacionales, partidos políticos
y otros nichos donde se aloja.
Entre paréntesis. Hemos hablado poco del protagonismo y la agencia de las intelectualidades y las redes. Una de
las ideas más fuertes, en la actualidad, al interior de lo que
algunos llaman la “comunidad científica” es que para hacer
“ciencia” en el sentido de “actividad intelectual programada”
es clave la conexión a las redes. Otra idea fuerte es que
la presencia del conocimiento en la sociedad deriva de la
asunción de cierta agencia protagónica de las redes en la
opinión pública global.
Prácticamente ninguna actividad humana puede ser
evaluada de manera cerrada, sobre la base de un criterio
único y de una sola vez. Incluso los objetivos explícitos,
siendo decisivos, no bastan por sí mismos en la larga duración. Sea como fuere, una empresa es exitosa si produce
dinero para quienes la crean, un partido político si obtiene votos, un equipo deportivo si gana competencias y/o
permite enriquecer de modo ilícito a quienes lo gestionan,
un artículo científico si tiene un buen índice de impacto.
Pero ¿qué permite evaluar el funcionamiento de una red
intelectual?
190 • Estudios eidéicos
Antes de proseguir, conviene distinguir dos tipos extremos de redes intelectuales. De un lado, existen redes intelectuales “espontáneas” que se acercan al club de amistades
y que no se han “fundado” oficialmente ni se han dado
objetivos explícitos y cuya vida consiste simplemente en
conversar y circular información. De otro lado, existen
redes más “programadas”, que se formulan sobre la base
de objetivos, se dan denominaciones y se piensan a sí mismas. Dentro del primer caso puede ubicarse al círculo de la
negritud, en el París de los años treinta del siglo XX; dentro
del segundo, la Unión Democrática Centroamericana en el
México de los años cuarenta.
Aquí nos interesan, sobre todo, las segundas, aunque se
subentiende que los límites entre ambas puede ser difusos
e ir mudando con el tiempo. Ahora bien, en tanto que red
intelectual, existen objetivos necesarios y otros que quedan
excluidos por principio, aunque no sean declarados o negados: la promoción del quehacer intelectual en cierto plano
es algo necesario, la aniquilación de todo quehacer intelectual es algo contradictorio, porque reduciría la red intelectual al silencio y a sus participantes al suicidio intelectual.
Los criterios para evaluar el desempeño de las redes
intelectuales debieran manejarse con elasticidad, de acuerdo a las condiciones de cada una, pues no estando instituidas por alguna normativa no deben cumplir condiciones
para existir, salvo las que implica su definición, muchas
veces no consciente entre quienes participan. Por lo demás,
siendo una agrupación difusa y poco diferenciada, tanto
más difícil será evaluar su desempeño, por lo que los criterios ofrecidos deben asumirse solo como indicaciones hacia
una evaluación.
A modo de ejemplo puede señalarse que una red constituida con el fin de propiciar los estudios futurológicos o
prospectivos podrá considerarse exitosa si lo logra, aunque siendo esto algo vago y progresivo, si persevera en el
tiempo, si crece en cantidad de nodos y sinapsis, si logra
poner mayores recursos en pos de sus objetivos, si aumenta
Estudios eidéicos • 191
la cantidad de quienes reciben sus productos, si acrecienta
y diversifica su oferta académica, si abre programas, si crea
publicaciones, si éstas reciben contribuciones y son leídas
entre otras muchas cosas más (o algunas menos).
Insisto en la importancia de distinguir entre aquellas
redes intelectuales con objetivos declarados y aquellas otras
redes “de hecho”, sin objetivos, considerando toda la gama
intermedia. Las primeras, por un extremo se acercan a una
organización como una sociedad científica, las segundas a
un círculo de estudios y hasta un grupo de amigos.
Debe distinguirse también red intelectual de círculo
de estudios, siendo este último menor y compuesto apenas por un puñado de personas y normalmente de breve
duración. De más está decir que estos conceptos se emplean
de maneras elásticas, máxime cuando se trata de traducciones y desplazamientos temporales. Un caso célebre es
el círculo de Praga.
Aunque una red intelectual no se gestiona de manera
exactamente igual que una empresa, ni que un servicio
público, ni que una ONG, ni siquiera como una universidad
u otra institución educacional o de investigación, existen
elementos y un lenguaje en común para medir su éxito o
su fracaso, su eficiencia o su impotencia. El carácter altamente descentralizado y no piramidal de una red necesita
de elasticidad extrema para hacerla exitosa. Puesto que los
beneficios son mediatos e intangibles, no monetarios ni de
poder o sólo indirectamente, sino académicos y de relaciones, ello obliga a un tratamiento diferente de las redes
intelectuales respecto de agrupaciones con otros fines, que
ofrecen beneficios inmediatos y por tanto pueden colocar
exigencias de otro orden, garantizando adhesión con salarios, además de tantas prestaciones suplementarias, como
en el caso de las universidades.
192 • Estudios eidéicos
6.17. Sé que te ha interesado avanzar en el delineamiento de una
ipología de modelos de gesión para las redes intelectuales.
Existen modelos de gestión de tipo autocrático, que son de
imposible aplicación en las redes intelectuales, en razón de
que no hay coerción posible, ni por premios suculentos ni
por garrotes equivalentes.
Una forma suavizada podría ser el modelo semiautocrático o populista-clientelar, donde los nodos poseen
una cantidad de bienes a repartir, asociados al cariño y la
transmisión de saberes. Esto ocurre con frecuencia en universidades organizadas sobre la base del sistema de “titulares de cátedra”, con auxiliares, adjunt@s, ayudantes, becari@s y otras formas de trabajo semi-servil.
Mejor procede el modelo de apoyo, fórmula mitigada
del modelo clientelar, que opera entre personas de diverso
estatus, donde las más jóvenes reciben-heredan prestigios y
saberes a cambio de trabajos y homenajes.
Por su parte, el modelo colegiado-igualitario opera
entre los nodos principalmente, compartiéndose decisiones
y responsabilidades y de cuya comunicación, consenso y
buen sentido, depende el funcionamiento de la red. Aquí
opera la comunicación, el consenso y la democracia inter
pares, basada en claves de solidaridad. Los nodos (figuras
articuladoras) principales de la red no dependen, en general, de designaciones ni elecciones, sino de disposicióncapacidad-reconocimiento. Ello, a diferencia de una designación o de una elección, les condiciona una legitimidad
de otro carácter, estando sujeta a la capacidad-voluntad de
mantenerla.
Estudios eidéicos • 193
6.18. Me gustaría que recordásemos las fortalezas/debilidades que has
formulado para cada criterio: potenciación de la acividad intelectual;
organización y gesión; interconexión con el medio; recursos. Puede
ser perinente hacerlo aquí; la propuesta se acerca bastante al diseño
de un sistema de indicadores, con base en el cual se podría construir
una suerte de índice.
Por razones de practicidad, quizá convenga presentar estas
fortalezas/debilidades en forma de esquema, del modo
siguiente:
1. Fortalezas/debilidades en la potenciación de la actividad intelectual
2. En tanto investigación
3. En tanto publicaciones
4. En tanto calidad de la docencia
5. En tanto extensión y/o transferencia
6. En tanto aportes a la discusión pública.
7. Fortalezas/debilidades en la comunicación, organización y gestión
8. En la densidad de comunicación entre sus participantes, cosa que redundaría en la densidad de las sinapsis
9. En la creación de una institucionalidad, organización,
medios de comunicación, equipos de trabajo
10. Para elaborar un programa pertinente de trabajo que
muestre-ofrezca un norte a sus participantes
11. Para entender la realidad y aspiraciones (identidad,
valores, intereses) de quienes participan y de la dinámica generada
12. Para aprovechar todo el potencial de quienes participan, como individualidades y del conjunto
13. El manejo de un lenguaje pertinente para el desarrollo
de las redes intelectuales
14. Para ampliar su radio de acción, incorporar a sectores
más numerosos, intelectualidades emergentes.
15. Fortalezas/debilidades en la interconexión con el
medio
194 • Estudios eidéicos
16. Para ligarse a las instituciones de producción y difusión
cultural, como universidades revistas sociedades científicas y otras
17. Para asociarse a los organismos estatales e internacionales relacionados con la cultura, ciencia y tecnología
18. Para acceder a los medios de comunicación, a la prensa,
al mundo editorial, a las revistas masivas
19. Para establecer conexiones con organizaciones sociales
y políticas, de la sociedad civil
20. Para captar o relacionarse con figuras intelectuales con
alto capital social
21. Para expresar una voz que represente el sentir de sectores de la intelectualidad, que satisfaga intereses o
expectativas o necesidades, como la de internacionalizarse y publicar.
22. Fortalezas/debilidades en los recursos
23. En los recursos humanos con capacidad de gestión,
difusión, comunicación, manejo de idiomas y otras
destrezas
24. En la obtención-generación y manejo del financiamiento.
Es clave realizar los estudios empíricos imprescindibles
para determinar la validez y los alcances de esta pauta
de evaluación. Esta pauta ha emergido desde mis propias
investigaciones y labores en la práctica “redificadora”. Sin
embargo, los casos estudiados son todavía muy pocos como
para dar por sentada su validez y para plantearse la necesidad de ajustes o correcciones que puedan hacerla mejor.
Estudios eidéicos • 195
6.19. Ha quedado suicientemente claro que rediicación intelectual
y circulación eidéica son conceptos que apuntan a cuesiones
diferentes. Hemos hablado bastante de redes; enseguida, cuando
abordemos el desarrollo eidéico, hablaremos más de rediicación. En
cuanto a la circulación, ¿hay aquí una nueva analogía con las ciencias
de la vida?
En este caso, no hay analogía con las ciencias de la vida.
Por el contrario, he querido instalar el neologismo circulacionista, precisamente para no confundir con circulatorio,
que alude específicamente al flujo de la sangre dentro del
organismo. Lo circulacionista alude a lo que se da fuera del
organismo, aun cuando se trate de seres vivos, por ejemplo,
migraciones animales, humanas.
6.20. Es claro que te interesa la circulación eidéica. Pero también te
has propuesto pensar la circulación en un senido general, es decir,
considerando esferas no eidéicas. ¿Cuál es exactamente el senido
de esta inquietud?
Propongo pensar la circulación eidética como clave para
pensar la circulación de lo no eidético. Fíjate que la expansión europea generó reacciones semejantes en las intelectualidades de todas las partes que no eran el centro: la disyuntiva “ser como el centro” versus “ser nosotros mismos”.
La constatación de esta similitud me permitió visualizar la
unidad del mundo periférico. Lo eidético me abre a pensar
los otros tipos de circulación a nivel global, de bienes, de
personas. La expansión europea es un fenómeno de circulación que rebasa lo eidético, que constituye una periferia
global. Todavía con mayor razón, podría decirse que la condición periférica es un producto de la circulación, más que
de la modernidad.
En esta línea, he planteado que el sapiens es genéticamente circulacionista, es decir que existiría una propensión
genética (nunca confundir “genética” con “esencia”, la genética muta, la esencia es fija) a circular, asociada a la curiosi-
196 • Estudios eidéicos
dad y al prejuicio (o presunción) que habría lugares mejores
que este que habitamos. Rapa-Nui es el ejemplo extremo.
Muchas especies no pudieron ir “más allá” en este sentido.
De ser otro el caso, sería difícil explicar cómo, en
un lapso relativamente breve, el sapiens llegó a todos los
confines del globo, echándose tantas veces a navegar en
mares cuyas orillas del otro lado eran invisibles. El afán
de conquista, de búsqueda, de recompensa, de reconocimiento, asociado a la capacidad de ilusionarse, de perseguir
una promesa, de romper fronteras, parece ser distintivo
de la especie.
Obviamente, aquí ya no estamos hablando de circulación eidética en sentido estricto. Algo que me ha interesado
en los últimos años es el giro internacional en la historiografía y en la historia de las ideas. Se trata de algo que es
post giro lingüístico, y que tiene que ver, entre otras cosas,
con los aportes de David Armitage (2013). Un tema fascinante es de la relación circulación-difusión.
En varios trabajos he intentado abordar esta conexión
más allá de las ideas propiamente tales: las redes, los viajes
intelectuales, las instituciones energizadoras de la circulación, las relaciones entre los estudios de la circulación y las
ciencias de la comunicación y del lenguaje (Devés, 2016).
El tema de las redes intelectuales en relación al de la
circulación de las ideas ha sido clave para mí, en particular
de la circulación de las ideas Sur-Sur, para ir llegando a la
cuestión de la comunicación de emisores, receptores, antenas retransmisoras, viajes intelectuales, etc.
6.21. ¿Cuáles fueron tus fuentes de inspiración en relación con el
desarrollo de estos intereses? Recién mencionabas a David Armitage,
eniendo que se trata de una lectura más reciente.
He llegado a estas formulaciones a partir del estudio de
los aportes de Leopoldo Zea, de su obra y de su vida, de
su manera de hacer agenda intelectual, de sus redes, de
las cuales soy hijo y parte, de sus maneras de estudiar el
Estudios eidéicos • 197
pensamiento e ir viendo las similitudes y los parentescos, las
coyunturas y contextos donde florecían especies eidéticas
similares con y sin circulación.
Quizá lo más importante de todo esto fue comenzar
a concebir el pensamiento de Suramérica como emisor de
ideas y no sólo como receptor. En tiempo de la obra de
Zea, se pensaba que sólo recibíamos, uno de los grandes
saltos desde allí ha sido mostrar que emitimos pensamiento
y que lo hacemos desde hace décadas y que existen redes
que articulan regiones y que circulan ideas desde dentro
hacia fuera y, obviamente, desde fuera hacia dentro.
Se trató de ampliar la agenda. Estas ampliaciones han
ido en muchos sentidos: mejorar la conceptualización para
definir las tendencias eidéticas de nuestra región; buscar a
través de los nombres la originalidad, los aportes, las innovaciones, las diferencias y similitudes con el pensamiento de
otras regiones, Asia, África, USA, el mundo eslavo, Europa
Occidental; unir las ideas con las redes intelectuales y con la
institucionalidad; otorgar espacios a las emergencias: mujeres, indígenas, afrodescendientes, países insuficientemente
representados, Brasil en especial, aunque también el Caribe
y Centro América, Paraguay y Ecuador; avanzar mucho más
en los paralelos entre las regiones periféricas, en lo que él
maestro Zea ya había insistido, y en las circulaciones entre
estas, para cuyo estudio no le alcanzó el tiempo. Armitage es
un hombre joven. El texto a que he aludido es de 2013.
6.22. Tratemos de establecer mejor el alcance del concepto. ¿Cuándo
hay circulación?
Puede decirse que una idea ha circulado cuando se ha
implantado en otro ecosistema, cuando sus semillas han
echado raíces en nuevas tierras. Un conteiner lleno de libros
de Mao puede llegar a Valparaíso y quedar allí, o distribuirse y nunca ser leídos. Diremos que los libros como
cosas circularon, no las ideas, como si llegaran cuerpos
muertos incapaces de vida y, por tanto, de reproducción.
198 • Estudios eidéicos
Es la diferencia entre importar carne de vacuno congelada
o especímenes vivos, para su reproducción. Son las personas que leen quienes dan vida en acto a la circulación
de las ideas. Si éstas faltan, aunque lleguen toneladas de
libros o megabytes de mensajes, las ideas que traen nunca
habrán llegado a destino. Los libros pueden haber llegado
a muchas partes y echado raíces, pero también llegaron a
otras donde no ocurrió lo mismo. Es quien lee que con su
acto de lectura (recepción) y comunicación otorga vida a
esas ideas que vivían sólo en latencia (en dormancia), quien
otorga el espíritu, el agua y la tierra, a la semilla que llegó ensacada a un puerto y otorga nueva vida a las ideas
cuando las expresa ante otras personas. Las ideas realmente
tienen vida cuando se adhieren a las inteligencias naturales,
no a las artificiales (por ahora), es decir, a la gente y sus
comunidades. Todo ello, como conjunto, sería parte de la
circulación de las ideas de Mao.
6.23. Insisto, ¿cuál podría ser exactamente el estatuto teórico del
concepto de circulación?
Partamos por distinguir las nociones “circulación de las
ideas” ampliamente referida en la bibliografía de la más
amplia “circulación” a secas, que si bien guardan relación y
en cierta forma una es parte de la otra, creo que tu pregunta
va hacia la cuestión más comprehensiva.
En un sentido el concepto “circulación” funciona como
teoría, en otros casos como dispositivo. En tanto que teoría, he querido elaborar una que supere la teoría de la
modernidad-modernización, que ha sido tan exitosa entre
las intelectualidades del mundo, como engañosa para las
intelectualidades de las periferias. A propósito de esto diría
tres cosas:
1. La noción circulación apunta a entender grandes espacios y procesos, y ello desde el punto de vista de las
periferias, de los correteados y expulsados que buscan
Estudios eidéicos • 199
mundos mejores, de los “circuladores” y los “circulados”. En relación a esto, pues permite articular fenómenos de diversas épocas históricas con la condición
sapiens.
2. Una teoría de la circulación debe ser capaz de asumir
una multi-dimensionalidad, explicativa, que no se afirma en un elemento mono-causal, sino en un conjunto
donde inciden cuestiones existenciales, genéticas, culturales, económicas y de información, en la medida que
la circulación se afirma en nuestra condición humana.
3. La circulación es movimiento y en consecuencia debe
tener en cuenta como clave la energía y el espaciotiempo. La circulación necesita la energía. La aceleración de la circulación implica mayor consumo de energía. Para lo cual debe obtenerse y moverse más energía,
entrando en el círculo vicioso del calentamiento.
Sin embargo, el constructo circulación, carece de un
objetivo meta-histórico, como la modernización. Salvo que
se asuma la “circulación costo cero” como objetivo. Asumirlo para la cuestión económica y ambiental es posible, para
la dimensión psico-vital es difícil o imposible, porque si los
sapiens somos genéticamente circulacionistas necesitamos
de grandes dosis de permanencia y estabilidad, incluso la
requieren los pueblos nómades. Es decir, no puede suponerse una circulación con cero costo psíquico.
6.24. Todo esto es fascinante, pero parece que nos lleva bastante
más allá de los límites de los estudios eidéicos. Recién decías que
circulación eidéica sería un “concepto-disposiivo”? ¿Qué quiere decir
eso exactamente?
Cabe en primer lugar preguntarse si tiene valor alguna formulación que no sea una teoría. Se ha hablado de teorías
de alcance intermedio, que tendrían menor nivel explicativo que las teorías a secas. ¿Qué otro constructo teórico, que no sea teoría, puede tener alguna validez explicativa (u otra)? En ocasiones, podría ser más provechoso
200 • Estudios eidéicos
elaborar un concepto que contribuya a esclarecer un problema, que mejore una teoría, a la manera de un dispositivo
que aumente la eficiencia de una máquina. Si se acepta esto,
circulación puede ser un dispositivo de esta clase. Así entendido, sería un concepto que podría tener un rango similar al
de “hegemonía”. Un concepto útil, con pretensiones menores a las de una teoría. Claro que habrá que ver cuál sería
su rol, qué factor podría mejorar, cuáles serían sus alcances.
Por otra parte, parece muy fácil que un concepto de este
tipo se transforme en “ex maquina”.
¿Cómo se construye un concepto como dispositivo?
¿Los conceptos “dialéctica” o “hegemonía” pueden ser ejemplos? Pueden pensarse, parcialmente, como similares a las
teorías de alcance intermedio, y quizás hasta de menor
alcance todavía. Gramsci reelaboró la noción “hegemonía”
80 años después de inventarse el marxismo.
El concepto “circulación” apunta a mejorar las interpretaciones de las teorías marxistas, estructuralistas, de
la dependencia, del imperialismo y de la modernidadmodernización, quitándoles y poniéndoles. Ello porque
permite articular fenómenos de diversas épocas históricas con la condición sapiens, por un lado. Por otro, permite establecer los quiebres históricos y las dimensiones
de supervivencia con las económico-sociales y las psicoafectivas. En suma, el concepto puede asumirse como una
suerte de dispositivo teórico de rango medio, que puede
implantarse o combinarse con otros constructos (teorías,
paradigmas).
Estudios eidéicos • 201
6.25. ¿Cómo podemos relacionar el estudio y centramiento de las redes
intelectuales con lo que conversamos en los capítulos precedentes
acerca de los cambios en el nivel eidéico y la simbiosis ideassociedad? ¿Has pensado conceptos que permitan tender puentes entre
el estudio de la “vida autónoma” de las ideas o de las enidades/
sistemas eidéicos (aproximación meméica) y el estudio y proyección
de las redes intelectuales?
Sí, claro. Por ejemplo, las ideas colonizan las redes intelectuales y a través de las redes van difundiéndose los
memes, pues estas son lugares privilegiados de “contagio”.
Las redes son aprovechadas por algunas entidades eidéticas
para difundirse y circular. Las redes intelectuales pueden
estudiarse como activas, “agentes” y como pasivas, “pacientes”, según la pregunta que se plantee.
6.26. Quisiera preguntarte sobre la relación entre redes y creaividad.
Pareciera que el vínculo podría marchar bien dentro de marcos
suicientemente plásicos, lexibles. Pero, ¿qué sucede con la
ruinización, con la burocraización, que al parecer acompañan de
manera inevitable a la insitucionalización? La profesionalización y la
insitucionalización burocraizan; la burocraización puede sofocar, de
hecho lo hace en numerosas ocasiones. En este senido, no siempre
la insitucionalización puede ser “amiga” del desarrollo eidéico ni,
tampoco, de la creaividad.
No quisiera caer en una respuesta metafísica. Por cierto
que la institucionalización tiene una tendencia a la rutinización, irse hacia la letra más que al espíritu, cumplir con
las formalidades más que aquello que estarían indicando.
Pienso que un peligro de la institucionalidad académica
es ser devorada por la burocracia de los formularios, de
cumplir condiciones que sean anotables por duplicado o
triplicado, que ahogan y que van castrando a la actividad
intelectual. Y no sólo eso, también permite que personas
astutas cumplan con los requisitos e incluso manipulen los
indicadores para aparecer con altos estándares sin producir
nada de mucho valor.
Por otra parte, la actividad intelectual, académica, científica es cada día más fuerte: la producción de artículos, libros, papers, inventos, patentes, proyectos, equipos,
202 • Estudios eidéicos
coloquios, y esto no sería posible sin esta institucionalización, sin la administración de la actividad universitaria y
científica y sin fórmulas de financiamiento transparente.
La actividad intelectual es una actividad de masas,
no de figuras selectas, aunque sigan existiendo las grandes
figuras e inmensa cantidad de modestas figuras como nosotros. Es miope imaginarse la actividad académica contemporánea como la narración romantizada de lo que ocurría
en tiempos de Newton, aunque algo de ello perdure y se
haya reproducido mucho más allá de Cambridge y Londres.
Todo esto es bastante obvio, pero vale la pena recordarlo
en este lugar.
7
Desarrollo eidéico y eidología aplicada
7.1. Me gustaría que avanzaras en esclarecer en qué estás pensando al
hablar de “mejorar” el pensamiento. Las ideas de “desarrollo eidéico”
y de “eidología aplicada” me llamaron la atención desde que te las oí
mencionar, dado que conectan a este ipo de estudios con pasiones
disintas de las historiográicas, e incluso de las eruditas en senido
amplio.
Me parece importante comenzar distinguiendo el tema del
“bien pensar” o del “pensar más y mejor”, de los trabajos
eidéticos “aplicados”. No son sinónimos, aunque puedan
traslaparse en ciertos casos.
Ya hablé de la ciencia económica y de su pretensión de
mejorar la economía. No sería comprensible la arquitectura
sin el objetivo de producir diseños más bellos y/o económicos y/o eficientes en aprovechamiento de la energía, entre
otras posibilidades. Tampoco sería comprensible la investigación biológica si no tuviera repercusiones en medicina,
agronomía, ganadería, ingeniería forestal, entre otros ámbitos. ¿Por qué los estudios eidéticos tendrían que desentenderse de mejorar el pensamiento, en algún sentido?
En resumen, me parece que esto podría formularse
así: el estudio de las ideas puede y, en algún sentido debe,
contribuir al mejor desarrollo de las ideas. No hay necesidad de concebir los estudios eidéticos sólo como una simple curiosidad acerca de las ideas. Incluso quien se ocupa
de la filatelia, una de las ocupaciones que se consideran
más ociosas, puede aspirar a que ello contribuya al mejor
funcionamiento de los correos, o a entender otras cosas.
203
204 • Estudios eidéicos
En numerosos ámbitos disciplinares, existen objetivos de
conocimiento que tienen que ver con la mejoría del quehacer en ese ámbito y la economía ha sido el ejemplo mejor.
Más claro puede ser el caso de la medicina: sería completamente absurdo si no contribuyera a la salud de la gente.
Ahora bien, si ya la noción “mejorar el funcionamiento
de la economía” es harto inasible, la noción “mejorar el funcionamiento de las ideas” lo es todavía más. Ello me parece
muy digno de tenerse en cuenta. Sin embargo, la proposición contraria sería bastante indefendible: “estudiamos las
ideas sin esperar que esto, en cualquier sentido, contribuya
a las mismas”. Pienso que esta reducción al absurdo es la
mejor prueba de la validez de mi aserción; aunque ilustre poco lo que pretendo argumentar, porque yo mismo
no lo tengo completamente claro y en los años que llevo
dándole vueltas al asunto, no he mejorado suficientemente
la formulación.
Para avanzar en su esclarecimiento, debe tenerse en
cuenta que otras disciplinas han formulado las cosas de
otras maneras. Quienes estudian química, por ejemplo, no
pretenden que la química orgánica funcione mejor. Pretenden, en otro sentido, que el conocimiento de la química
orgánica sea útil a quienes puedan descubrir utilidades para
dicho saber. Si la cuestión se formula de este modo, puede
pensarse que los estudios de las ideas pueden contribuir en
muchos planos a que especialistas en muchas cosas (no sólo
en estudios eidéticos) aprovechen este saber en sus respectivos quehaceres, incluso sin que los especialistas en estudios
eidéticos lo podamos imaginar.
Ahora bien, desde ya pueden imaginarse algunos ámbitos posibles:
• El de las ciencias cognitivas, pues los estudios eidéticos
podrían contribuir a entender cómo se elaboran las
entidades eidéticas en el cerebro.
Estudios eidéicos • 205
• El de los estudios de la evolución humana, pues los
estudios eidéticos podrían contribuir a entender como
ciertas entidades eidéticas influyeron en los procesos
de selección de ciertas características del sapiens.
• El de los estudios de administración universitaria, pues
el estudio de las redes intelectuales podría contribuir a
los procesos de inserción internacional.
• El de los estudios internacionales, pues el estudio
de ciertas redes de intelectuales y políticos permitiría
entender mejor la constitución de actores no estatales
en el espacio regional o mundial.
Es clave, además, discutir qué podría significar mejorar
el pensamiento: mejorar la gestión de las intelectualidades
y/o pensar con mayor pertinencia y/o ser capaces de responder a las necesidades de los pueblos y/o generar un
saber que potencie identidades y/o pensar acogiendo la trayectoria del propio ecosistema intelectual y/o contribuir a
la creatividad en los ecosistemas intelectuales, entre otras
manera de formular estos asuntos.
7.2. ¿Has intentado deinir lo que eniendes por “bien pensar”?
En las Cartas a la Intelectualidad, destinadas en buena medida
a potenciar el mayor-mejor pensar de nuestra región, intenté una descripción de los niveles en que podía imaginarse
ese bien-pensar. Allí escribía:
Me animo a sugerir los siguientes criterios: Pensar con lógica
y método; pensar con honestidad intelectual, en el sentido de
escuchar auténticamente las ideas, propuestas y argumentos
de otras personas y en el sentido de trabajar sobre la base
de datos y pruebas, es decir, manejar suficiente cantidad de
información para elaborar teorías o realizar recomendaciones; pensar con inventiva y creatividad evitando los caminos
trillados de las repeticiones y las modas; pensar con radicalidad y profundidad evitando las frases con sentidos diversos
206 • Estudios eidéicos
que se usan para hablar sin decir nada; pensar con sentido
común, que es algo tan decisivo como difícil de comunicar.
(Devés 2007 b)
Creo, sin embargo, que podrían agregarse otros niveles,
como el de potenciar la creatividad, que tiene mucho que
ver con el funcionamiento del cerebro y de esa especie de
cerebros colectivos que son los medioambientes intelectuales (soy consciente que abuso algo hablando de “cerebros
colectivos”, pero todo cerebro se desarrolla y funciona en
relación a otros cerebros y al mundo en general, y sería
robinsonada imaginar cerebros completamente aislados…).
7.3. Lo anterior en cuanto al desarrollo eidéico. Pero, ¿qué sería
entonces “eidología aplicada”?
Lo aplicado alude más bien a la tensión entre conocimiento
básico y conocimiento aplicado. En este sentido me refiero
a estudios sobre entidades eidéticas y otras realidades relacionadas que tengan un carácter utilitario, focalizado, cercano. Así, entiendo por estudios eidéticos aplicados o eidología aplicada, aquellos estudios que se orientan a mejorar
aspectos específicos, en sentido analógico a los aportes tecnológicos, que no se refieren a cuestiones teóricas o a investigaciones básicas o generales.
He ofrecido el ejemplo de una solicitud de una editorial
para determinar los criterios de publicaciones futuras. Ese
es un estudio aplicado, con finalidad inmediata. Existen
también demandas de editoras para hacer textos educacionales, demandas de museos para realizar sus muestras o
exposiciones, demandas de organismos que necesitan conocer las ideas de sus partners, demandas de medios de comunicación sobre lo que piensan diversos agentes políticos,
entre otras. La educación y la extensión son entidades que
demandan frecuentemente este género de estudios. A todo
este quehacer lo llamo estudios aplicados, porque tiene
finalidades específicas y solicitadas por quienes encargan
Estudios eidéicos • 207
los trabajos. Es algo similar a una encuesta, a un estudio
de mercado o a la fabricación de un robot para la industria
automotriz, en otras disciplinas.
Todavía puedo ofrecer un ejemplo de ejercicio aplicado
en que me ha tocado participar: el estudio de redes intelectuales históricas en vistas a mejorar la gestión de la red
Internacional del Conocimiento.
Se trataría de investigaciones que tienen finalidades
inmediatas, apuntando a hacerse útiles en un plano específico y pre-fijado. Imaginemos que un organismo como
CLACSO encargara un estudio sobre la trayectoria de las
redes de cientistas sociales en la región desde la pregunta:
cómo la historia de estas redes puede inspirar y fortalecer la
“redificación” actual y futura. Este sería un estudio aplicado
y podría precisarse más, en el sentido de ofrecer recomendaciones a partir de casos históricos (exitosos y fracasados).
Es lo que he tratado de hacer comparando las redes arielista,
aprista y cepalina.
7.4. Hace un instante, y también en otro momento de estas
conversaciones, hiciste referencia a la “potenciación de la creaividad”,
poniéndola en relación con el “modelo ecosistémico”, dentro del cual
desempeña un papel el concepto de “medioambiente intelectual” [7.1;
7.2; 2.6]. Conozco bastante bien tu intento de pensar el ecosistema
intelectual de Saniago de Chile entre 1968 y 1972 en estos términos.
En dicho aporte te propones caracterizar la singularidad de aquella
experiencia, creaiva y resonante, tratando de establecer sus causas y
ofreciendo una relexión sobre la posibilidad de “replicar” situaciones
de análoga “vitalidad eidéica”. Me da la impresión de que este afán
está estrechamente ligado al tema del desarrollo eidéico. Me gustaría,
si fuera posible, que repusieras aquí el núcleo de tus argumentos.
Lo primero que habría que decir es que operar con el modelo ecosistémico conduce a privilegiar la búsqueda de ciertas explicaciones por sobre otras posibles. Dicho modelo
permite explicar mejor algunos hechos que otros modelos,
porque las preguntas que nos permite formular son coherentes con él. Se trata de explorar todas las posibilidades del
modelo sin asumirlo de manera literal, mecánica o ingenua
208 • Estudios eidéicos
y sin transformarlo en dogmático. Privilegiar un modelo
u otro depende de los intereses de conocimiento y de una
actitud ante la existencia, de modo que quienes apuntan a
desarrollar el conocimiento y la eido-diversidad acudan al
que sirva mejor para pensar eso. En este caso, me parece que
estas entidades eidéticas pueden pensarse como instrumentos. Las personas con propensión belicista acudirán más
bien al modelo del campo de batalla, en tanto que las personas amantes de la vida más bien al modelo ecosistémico.
Trabajar con el modelo ecosistémico significa ante
todo asumir un conjunto de criterios, considerando nociones como “nichos”, “equilibrios eidéticos”, biodiversidad
(eidética) o “eido-diversidad”, entre otros.
Dicho así rápido: si el dependentismo no hubiera sido
tan importante en el ecosistema de Santiago tampoco lo
habría sido el neoliberalismo. Ambas entidades eidéticas
deben ser entendidas en sus equilibrios…
En el caso de la aproximación al ecosistema intelectual
de Santiago de Chile 1968-1972 trabajé varias dimensiones
e hipótesis, con base en un esfuerzo de cartografía intelectual gracias al cual resultó posible identificar unos 30
nichos, así como precisar que fueron unos diez los que alojaron la mayor cantidad de personas llegadas del extranjero,
siendo éstos, en general, los que lograron posicionar ideas
con mayor receptividad inmediata. Una de las principales hipótesis del estudio sostiene que, dada la densidad de
vida intelectual, el ecosistema Santiago 1968-1972 alcanzó
una capacidad de atracción y de potenciación de muchas
figuras, desarrollándose todavía más en tanto que tal. Para
decirlo de un modo más rotundo: numerosas personas llegaron al ecosistema sin poseer antes producción importante, alcanzándola sólo al interior de este, y con esos aportes ayudaron a conformar el ecosistema. Si esas personas
hubieran muerto antes de llegar al ecosistema, o a otro muy
similar, no habrían existido como figuras intelectuales y, en
cambio, salieron de este unos años después existiendo como
figuras reconocidas internacionalmente.
Estudios eidéicos • 209
La gran afluencia de gente recién llegada del extranjero,
fueran chilen@s o no, implicó el desarrollo de una buena
cantidad de redes que sinergizaron entre sí, vigorizando al
ecosistema. Además el ecosistema santiaguino, o algunos
de sus nichos, desarrollaron contactos con otros ecosistemas o nichos en diversas regiones del mundo. La presencia
de gente de Alemania, Argentina, Bélgica, Bolivia, Brasil,
España, Perú, Uruguay y chilenos con postgrados en Francia, Bélgica, Italia, USA-Chicago, favoreció tales contactos,
transformándose algunos en redes de larga duración.
No todas estas redes se constituyeron durante el lapso
1968-1972. Muchas de ellas eran pre-existentes. La CEPAL,
ILPES, FLACSO poseían buena cantidad de redes (Devés,
2004a) y ello precisamente había permitido atraer numerosos extranjeros y enviar jóvenes a estudiar; la red jesuita
muy amplia y vigorosa, la Democracia Cristiana, asociada a redes eclesiásticas, la Conferencia Episcopal (Devés,
2010b), el Partido Socialista asociado a algunas redes apristas (Subercaseaux, 2008) y de la Segunda Internacional. Por
cierto, varias figuras poseían amplias conexiones mucho
más allá del país y la región, como Pablo Neruda, en primer lugar, Raúl Prebisch, Felipe Herrera, Osvaldo Sunkel o
Roger Veckemans, entre los más “redificados”.
Simultáneamente con ello, debe entenderse que las
ideas no circulan por la agencia única de quienes las producen. De hecho, otra capacidad del ecosistema consistió
en elaborar ideas que despertaron alto interés fuera del
mismo, incentivando la importación desde otros ecosistemas. Es decir, las redes que circulan ideas no se originan
únicamente en el ecosistema productor, sino que las ideas
son también activamente importadas desde otros ecosistemas. Ante ello parece interesante determinar qué productos
eidéticos y por qué eran demandados desde el exterior. Es
destacable que en esos años, poco antes y poco después, factores como la radicalidad política, la búsqueda de ideas que
contribuyeran al desarrollo de África y Asia y que no provinieran de los países colonizadores (Devés y Ross, 2009),
210 • Estudios eidéicos
la existencia de un clima de simpatía hacia Suramérica que
constituía un a priori favorable a su producción intelectual
y cultural, y la búsqueda de exotismo, dimensión frecuente en ciertos ámbitos del centro, hizo que se demandaran
numerosos productos de factura chilena y latinoamericana: para el caso, el cepalismo-social, el dependentismo, el
cristianismo socialista, el liberacionismo, y, en general, el
discurso político revolucionario por una parte, y, por otra,
la literatura macondiana. En numerosas ocasiones, se trata
de redes extranjeras que llevan a cabo una exitosa tarea
de importaciones eidéticas que a su vez re-exportan hacia
otros lugares, actuando como antenas retransmisoras de
las ideas suramericanas. Esto es particularmente relevante
en algunos nichos de las capitales coloniales o neocoloniales que poseen contactos en Suramérica, Asia y África
(Devés, 2006).
7.5. ¿Cuáles fueron las conclusiones de este esfuerzo de aproximación?
Pregunto esto tanto en el senido del “rendimiento” explicaivo o
interpretaivo del enfoque o modelo como en lo que respecta a derivar
“recomendaciones concretas”, directamente asociadas a la cuesión del
desarrollo eidéico.
En el ecosistema Santiago 1968-1972 eclosionaron nuevas
ideas, se renovaron algunas de las existentes, hubo cruzamientos y mutaciones eidéticas, se diversificaron las formas
de vida-pensamiento y varias de éstas se proyectaron hacia
fuera. Los ecosistemas intelectuales de alta productividad
se miden, entre otras cosas, por la aparición vertiginosa de
nuevas especies eidéticas, con mutaciones y ramificaciones
varias. Ése fue el caso. Las derivaciones del cepalismo clásico y del cristianismo social fueron varias y rapidísimas y
los cruzamientos no se hicieron esperar. La biodiversidad
intelectual potenció la vitalidad.
Ahora bien, tras haber explorado las potencialidades
del modelo ecosistémico en relación a las preguntas formuladas –una, sobre la alta productividad, la otra, sobre la
alta exportación de ideas– he concluido que la constatación
Estudios eidéicos • 211
de una serie de condiciones para la vitalidad eidética no
permite explicar satisfactoriamente todas las dimensiones
implicadas. No he sido capaz de avanzar suficientemente
en la formulación de una explicación completa del fenómeno. Me parece que varias de estas dimensiones deben ser
explicadas tanto por el azar que reunió a tantas figuras de
alto potencial, al interés inusual por productos culturales y
eidéticos de Chile, Suramérica y el Tercermundo y por la
ola de creatividad que inundó el planeta por aquellos años,
generada y generante de altísimos niveles de tensión que
dinamizaron los ecosistemas, como viento cósmico.
Si, como se ha planteado desde el inicio, una de las
inquietudes que motivan este trabajo es aprender de, y
eventualmente replicar, el caso en estudio, debe asumirse
que gran parte de la experiencia no es replicable y lo que
puede aprovecharse como “lecciones” es poco. La unión de
los factores señalados más arriba podría explicar los altos
niveles de vitalidad intelectual, de creatividad, de cruzamientos eidéticos exitosos (cristianismo social, dependentismo y marxismo francés estructuralista que produjeron
cristianismo socialista), de mutaciones (una parte del cepalismo social o de segunda generación mutó en dependentismo), pero ciertamente la totalidad de las condiciones no
es replicable o repetible.
Desde el punto de vista de una estrategia de desarrollo
eidético sólo puede, por tanto, trabajarse con algunas variables que sí parecen replicables y, quizás, generarlas artificialmente en condiciones similares a las que existían en el
Chile de esos años. Pero la experiencia en su conjunto no
es repetible a voluntad, pues no parece razonable pensar
que la dinámica interna del ecosistema, por sí sola, pueda explicar la creatividad y las exportaciones. Además, si
la exogamia y la convergencia de personas de alto nivel
de creatividad es muy importante, se requiere demasiada
suerte para que converjan figuras con las potencialidades de
Prebisch, Furtado, Freire, Cardoso, Gunder Frank, Sunkel,
Frei M., Allende, Neruda y muchas otras de tanto nivel, en
212 • Estudios eidéicos
un mismo ecosistema, incluso si no eran en ese momento
la imagen que nos hacemos hoy de ellas. Tampoco procesos
tan importantes como la Guerra de Vietnam en el marco
de la Guerra Fría o el ascenso de los movimientos sociales
y derechos humanos en USA y Europa son reproducibles
a voluntad. Finalmente, la coincidencia de factores como
éstos, hace muy azarosa e improbable la repetición del caso.
Sin embargo, si es preciso reconocer la no replicabilidad a voluntad, también cabe aceptar que el modelo ecosistémico posee no sólo limitaciones, sino también algunas
fortalezas para entender este tipo de fenómenos. Una lección clara es que acercar los estudios eidéticos a las ciencias
de la vida y a las ciencias económicas puede ayudar a la
potenciación de la eido-diversidad y al desarrollo eidético.
Vuelve a plantearse la pregunta relativa a si con este
estudio podemos aprender algo que no habríamos podido
aprender acudiendo a otros modelos. Pienso que podemos
aprender unas pocas cosas y, principalmente, que el enfoque
es apropiado para decir el crecimiento de los ecosistemas
intelectuales, expresándolo en términos de la potenciación
de la vida intelectual. Esta formulación es más correcta y
sobre todo más amable que aquella otra de la rentabilidad
académica y todavía mucho más que aquella otra de alcanzar la hegemonía en el campo intelectual. La vida es mejor
amiga de las redes, de la comunicación y la circulación
de las ideas, del intercambio y del encuentro entre académic@s, de la proliferación de las actividades, de la integración horizontal y sobre todo la “frutalidad” es mejor que la
hegemonía, que alegan los realistas masoquistas que tanto
gozan de las propias derrotas como imaginando remotas
revanchas sanguinarias.
Es mi convicción, sin embargo, que todos estos modelos, con sus fortalezas y debilidades, no logran explicar
suficientemente la excepcionalidad de Santiago 1968-1972
y, en todo caso, no logran mostrarnos cómo repetirla. No
logran explicarla bien, tal como no logramos explicar o
predecir el movimiento de las placas tectónicas con toda
Estudios eidéicos • 213
su acumulación de energía y los tremendos remezones que
producirá ni las grandes tempestades solares y los efectos sobre los ecosistemas de nuestro planeta en el corto
y largo plazo.
7.6. ¿Has pensado acerca de la especiicidad del ecosistema saniaguino
en relación a otros ecosistemas, contemporáneos o no?
Sin duda, la comparación con otros casos puede ayudarnos
a entender mejor una serie de cuestiones. Siempre es relevante tener presentes varios ecosistemas intelectuales a la
vez, algunos con “vibratos” políticos extraordinarios y otros
no.
Un primer “ecosistema testigo” es La Habana, donde
se gestó el pensamiento socialista cubano, que se exportó
profusamente. Pero este ecosistema fue demasiado pequeño, con bajo desarrollo de las ciencias económico-sociales
y con escasa libertad de pensamiento como para generar
nuevos sistemas eidéticos. Por eso, su dinámica creativa
decayó pronto.
Otro “ecosistema testigo” es la capital mexicana. De
hecho, varias de las figuras que constituyeron el ecosistema santiaguino migraron a México sumándose luego otras,
particularmente procedentes de Argentina. Sin embargo,
no logró producirse un movimiento suficientemente fuerte
e innovador. Las personas más brillantes que se instalaron allí, como Néstor García Canclini, Enrique Dussel, Ruy
Mauro Marini y Hugo Zemelman, junto a otras, algunas de
las cuales habían estado en Santiago, no fueron capaces de
re-generar la dinámica santiaguina en ese inmenso y algo
esclerosado ecosistema, incluso si algunas se articularon a la
importante red liderada por Pablo González Casanova.
Es verdad que ninguna de las figuras que habían originado las propuestas más relevantes de Santiago se estableció en México (Prebisch, Furtado, Medina Echavarría,
aunque antes había vivido allí, Freire, Cardoso ni los neoliberales obviamente). Pero quizás, más importante que eso
214 • Estudios eidéicos
fue que la euforia sesentista iba desvaneciéndose rápidamente, para decirlo en términos astrológicos: la influencia
de Saturno se desvanecía, las saturnales terminaban y los
comportamientos mudaba. Venía el tiempo de sufrir. También hay que considerar las dimensiones tan grandes del
ecosistema mexicano. En un ámbito así, las nuevas presencias pueden tender a diluirse. Santiago de Chile 1968-73
fue más similar a la capital mexicana de inicios de los años
veinte, la de José Vasconcelos, que a la del licenciado Luis
Echeverría.
Managua puede ser otro “ecosistema testigo”. Poseyendo condiciones políticas excepcionales y buena cantidad de
migración de jóvenes estudiantes solidarios con el proceso,
carecía de una institucionalidad comparable. Por tanto, no
logró alcanzar la masa crítica necesaria.
En mejores condiciones se encontraba la Caracas de
la primera década del siglo XXI, durante el gobierno del
presidente Hugo Chávez. Pero aunque allí emergió con bastante visibilidad el “socialismo siglo XXI”, lo sucedido no
guarda proporciones con lo que fue el dependentismo o
el liberacionismo, por ejemplo. En ese momento, no hubo
dictaduras que espantaran a sus intelectualidades para que
fueran a refugiarse en Caracas.
Un elemento que quizá contribuya a explicar lo que
está ocurriendo es que USA está drenando parte de nuestra intelectualidad más creativa y ejerce una gravedad que
distorsiona el funcionamiento de nuestros ecosistemas suramericanos.
La no repetibilidad no es algo exclusivo de Santiago de
Chile, ni de Suramérica. Algo parecido ha ocurrido en ecosistemas relativamente pequeños como la Viena o la Praga
de los años veinte. Aquellos fueron “momentos de gloria”,
que no han vuelto a repetirse. Por otra parte, existen ciudades excepcionales, como París o Nueva York-Boston: se
trata de ecosistemas tan grandes e interconectados y con
tal cantidad de exogamia, donde diversos sub-ecosistemas
pueden estar casi en estado de continua ebullición.
Estudios eidéicos • 215
A fines de los años sesenta, nos tocó la varita mágica
de la historia: fuimos el ecosistema intelectual correcto en
el momento correcto. No teníamos la densidad de Paris, de
Viena o Nueva York que alcanzaron su propia dinámica, ni
tampoco la densidad de Buenos Aires, Sao Paulo, Río de
Janeiro o México, capitales intelectuales tanto mayores que
Santiago de Chile, pero en ese momento tuvimos más suerte
que estas últimas, más suerte digo por la mayor eclosión de
creatividad per capita…
7.7. ¿Qué conclusiones o recomendaciones puedes derivar de tu
paricipación en el estudio de redes intelectuales históricas en vistas
a mejorar la gesión de la red Internacional del Conocimiento,
experiencia a la que hiciste referencia, de paso, hace un momento? En
este caso, da la impresión de que, al menos en principio, se aproximan
mucho eidología aplicada y desarrollo eidéico.
Uno de los tópicos más relevantes de la trayectoria del
pensamiento suramericano es el que emerge de la obra de
Martí: “el libro importado ha sido vencido por el hombre
natural”. La intelectualidad del siglo XIX pensó mal pues
creyó que era posible importar e implantar soluciones sin
conocer la realidad nuestra. Dicho así resulta muy obvio y
he citado cantidad de veces este tópico. Ahora bien, Martí
ofrece una solución: para actuar mejor es necesario estudiar
nuestra realidad. Esto también resulta obvio hoy día, pero si
bien conocemos notoriamente más la realidad de Suramérica que en tiempos de Martí, no es obvio que entreguemos
mejores soluciones. En otras palabras, el conocimiento puede ser necesario, pero nunca suficiente para pensar-actuar
mejor. Por ejemplo, podemos poseer megas y gigas de información y carecer completamente de sentido común para
organizarlas y transformarlas en propuestas viables. A los
letrados artificiales no solamente les faltaba información,
sino sobre todo sentido común.
¿Pueden los estudios eidéticos contribuir a pensar con
sentido común? Creo que poco o nada. Aunque creo que el
cultivo del sentido común es clave para cualquier persona
216 • Estudios eidéicos
y superlativamente para las intelectualidades que quieren
transformar la realidad en un sentido de libertad, acracia,
equidad y buen-vivir, precisamente para que sus iniciativas
no sean tiros por la culata, que perjudiquen o hagan retroceder estos mismos objetivos, como ocurrió por ejemplo en
Chile en 1973. Pero esto nos lleva en otras direcciones que
no son propiamente las que nos orientan en estos diálogos.
7.8. También te ha interesado comparar el éxito relaivo de las
redes intelectuales. ¿No se desprenden de esas aproximaciones
recomendaciones prácicas, asociadas a la cuesión del desarrollo
eidéico?
Quizás sea interesante señalar los criterios que pueden permitir comparar el éxito de las redes intelectuales. En un
artículo sobre los cientistas económico-sociales chilenos y
su inserción proponía cuatro elementos para explicar cómo
había sido posible la alta productividad de Chile entre, digamos, 1960 y 1973:
1. La existencia de una intelectualidad con un carácter “periférico” notable: cosmopolita, conocedora de idiomas, viajada,
con estudios en universidades del primer mundo a la vez
que con un sentimiento muy claro de su diferencia, de su
marginalidad.
2. La existencia de una intelectualidad con apoyos en el Estado, en la sociedad civil (Iglesia Católica, masonería, partidos y
agrupaciones) y en organismos internacionales (ONU, OEA),
cosa que permitió la circulación abundante de ideas y personas, así como una sensación de seguridad que provenía de un
ambiente suficientemente amplio y pluralista, con múltiples
instituciones y fuentes de financiamiento.
3. La existencia de una política estable capaz de dar espacios
a la intelectualidad chilena o residente tanto como de atraer
intelectuales extranjeros, a la vez que marcada por un amplio
juego político, con un sesgo de centro-izquierda, que concitó
confianza e interés en el país. Quizás sea en parte corolario
de esto la fluidez de la comunicación entre el ámbito político y el intelectual.
4. La existencia de un Estado sólido y estable con políticas
Estudios eidéicos • 217
económicas razonablemente nítidas, focalizadas y planificadas hacia el desarrollo; un Estado que se planteaba esto
mismo y otras cosas como desafíos: la industrialización, la
reforma agraria, la ampliación de la cobertura educacional, la
planificación.”(Devés, 2006)
7.9. Insisto: ¿cómo piensas concretamente el papel de las redes
intelectuales en relación al desarrollo eidéico? Me parece que, en tu
concepción, la rediicación –su promoción en determinados senidos–
juega un papel clave aquí.
Pienso que el contacto fluido entre personas que trabajan en
el conocimiento-pensamiento mejora la calidad del quehacer. Ello es un consenso en la actualidad, sin menoscabo que
no todo contacto sea igualmente productivo y que pueda
haber exceso de circulación que inhiba la producción.
Dicho esto, las redes y sus quehaceres (encuentros, viajes, cotidianidad) generan sinergia intelectual así como estados psíquicos de empatía, euforia y sentimiento de seguridad por la colaboración, que son elementos que coadyuvan
al trabajo intelectual.
Creo, sin embargo, que podrían aumentar las experiencias de redificación, que deberían ponerse de relieve
las diversas posibilidades, destacando las formas más exitosas, y que debe proseguir la innovación en las fórmulas.
Nuevas disciplinas, nuevas preguntas, nuevas instituciones,
nuevas generaciones, nos invitan a buscar nuevas formas
de redificación que pueden mejorar todo nuestro quehacer. Sobre todo han de inventarse nuevos procedimientos
(tipos de encuentros, financiamientos, objetivos) para hacer
las redes más eficientes o productivas en términos de los
objetivos propuestos.
7.10. En general, tus aportes sobre esta temáica poseen una tonalidad
un poco melancólica. Quiero decir, da la impresión de que piensas que
hubo en la historia lainoamericana momentos de mayor desarrollo
eidéico, asociados a cierta vitalidad (de algunas) de sus espacios y
redes, y que en actualmente nuestra labor no está a la altura ni de
los antecedentes ni de los desaíos. De alguna manera sugieres que
218 • Estudios eidéicos
nuestros ecosistemas intelectuales son, en términos relaivos, “poco
vitales”, o que podríamos estar haciendo más y mejores cosas, más
allá, o más acá, de los condicionamientos estructurales que pudieran
limitarnos…
¿Que podríamos estar haciendo más y mejores cosas? Claro
que sí. Y muchas.
No creo que haya habido momentos de mayor producción eidética, si esto lo medimos de acuerdo a los indicadores de producción de investigación. Nunca se publicó tanto
como ahora en términos relativos y absolutos. No conozco, sin embargo, los indicadores de impacto. Sí conozco el
impacto de los más importantes pensadores de la región
dentro de la propia región y más allá de ésta y creo que
produjimos más impacto durante los años sesenta y sobre
todo setenta que en la actualidad, en términos relativos. En
ese tiempo, el pensamiento suramericano impactó más en la
región y en el mundo, e incluyo Asia y África, por cierto.
7.11. Sobre la vitalidad ¿qué piensas? Es una palabra que
evidentemente posee otras connotaciones.
Si lo pusiéramos en términos de indicadores, te respondería
que nunca se publicó más, nunca se pusieron en marcha más
postgrados, nunca se organizaron tantas redes, nunca hubo
tantos proyectos de investigación, entre otros indicadores.
Pero esto no es lo mismo que la originalidad y la innovación. Si me preguntas por esto, creo que hubo al menos
un momento mejor (los largos años sesenta), en que nosotros reconocimos y también desde fuera se nos reconoció
como generando un pensamiento más innovador y original, interesante, válido o como se quiera decir. Me inclino
a hacer un pequeño matiz, no sé si muy válido: la actual
vitalidad va más a la letra que al espíritu de lo que es real
vitalidad intelectual, que es creatividad y originalidad.
Estudios eidéicos • 219
7.12. Además de la rediicación, pienso que la conformación de
agendas consistentes es otro de los elementos que cabe integrar en
una estrategia de desarrollo eidéico. Esto nos devuelve a lo que
conversamos al inicio sobre tu recuperación del legado de Leopoldo
Zea.
¿Cuáles piensas que debieran ser actualmente los componentes clave de una agenda latinoamericana, no ya para
los estudios eidéticos, sino para el desarrollo eidético de la
región? En otras palabras, ¿con base en qué elementos componer una agenda de potenciación de la vida intelectual?
Me preguntas, muy específicamente, por una agenda
para el desarrollo eidético de la región. En verdad los objetivos pueden formularse de diversas maneras y converger.
Esto del desarrollo eidético puede traslaparse mucho con el
desarrollo o la proyección intelectual, con el desarrollo del
pensamiento o de la investigación.
La noción de agenda intelectual de la América del
Sur es clave en este caso y la noción de una “intelectualidad orgánica” de la región. Mucho se ha avanzado
en las agendas y en una cierta integración intelectual y
científico-tecnológica de la región, si comparamos con finales o mediados del siglo XX o antes. Los consorcios universitarios, los sistemas SCIELO y REDALyC, la inmensa
ampliación de redes, el papel de CLACSO, constituyen una
base en la cual se van formulando agendas de colaboración
y de proyección de nuestras intelectualidades.
En 2016 en una conferencia en la Universidad de la
República del Uruguay planteaba lo siguiente, que aprovecho de reproducir aquí:
No estamos produciendo un saber que permita una
mejor proyección global; no estamos produciendo un saber
con suficiente pertinencia y fidelidad a una trayectoria, que
parezca interesante o un aporte a las comunidades intelectuales de Asia, África, Oceanía y tampoco de Europa, aunque entiendo que hay unas pocas excepciones; no estamos
generando saberes innovadores que sean capaces de revolucionar las disciplinas e interpelar al quehacer global.
220 • Estudios eidéicos
Al interior de la Internacional del Conocimiento se
ha discutido permanentemente sobre la proyección de los
quehaceres y particularmente sobre las maneras de continuar el proceso de redificación de la intelectualidad regional con la del resto del mundo. Son tantas las cuestiones
en juego que llegan a traslaparse temas y agendas: institucionalidad, financiamiento, disposiciones psico-afectivas,
condiciones de autonomía y libertad, formación y postgrados, cultura académica… Más allá de eso, mencionaría las
siguientes tareas:
Asunto decisivo es que nuestra intelectualidad ame y
admire, en algunos sentidos al menos, a Nuestramérica,
se imagine, se sienta, se asuma como suramericana y no
como “occidental”.
Una tarea asociada al aumento de creatividad y autonomía, y que debe entenderse como mayor apertura al
mundo real, consiste en avanzar hacia la ampliación y desoccidentalización del canon de lecturas, aumentando la presencia del pensamiento de nuestra región en las bibliografías y otorgando presencia a las ciencias sociales y al
pensamiento de Asia y África.
Una tercera tarea consiste en aumentar los estudios
de área con carácter interdisciplinario: estudios sobre Asia,
África, pueblos indígenas y afrodescendientes, sobre el
Pacífico, sobre el Atlántico Sur. Completamente asociado
a esto, se trata de crear y fortalecer los postgrados por
áreas, con especialidades en sectores sociales y regiones
geo-culturales y no puramente con carácter disciplinar.
Pensar con pertinencia. Con esto me refiero a la elaboración de nuevas maneras de pensar, con mayor capacidad comprensiva, organizando las formas del conocimiento desde necesidades y aspiraciones nuestras, tanto a nivel
epistémico (la disciplinariedad) como a nivel institucional
(de la educación y la investigación).
Potenciar un quehacer intelectual propositivo, es decir
que no se define en primer lugar como crítico, desde la
protesta o la resistencia, esperando que otros acierten con
Estudios eidéicos • 221
las buenas opciones, sino desde su capacidad para ofrecer
aportes. Para ello es imprescindible superar, de manera dialéctica, el nivel del pensamiento crítico-perezoso, orientándose hacia el pensamiento alternativo. Es decir, superar el
nivel de los estudios que continúan cansándose en diagnósticos y críticas de lo que ocurre, y plantearse como criterio
fundamental la elaboración de propuestas específicas.
Contribuir a la presencia de esta región en el espacio
mundial. Para este efecto, entiendo la integración como
integración del conocimiento. Ello permitiría avanzar en
la conformación de una intelectualidad orgánica de Suramérica.
Avanzar hacia la elaboración de criterios y de instituciones para afirmar la calidad-pertinencia-fidelidad del
quehacer hacia la construcción de la trayectoria de quienes investigan, de acuerdo a criterios de nuestra región y
del Sur.
8
Más allá del centro
8.1. En mi opinión, uno de los aportes más interesantes de tu libro
Pensamien
ensamientto perif
periféric
éricoo es la extrapolación de la tesis de la tensión/
alternancia entre las disposiciones centralitarias y las idenitarias desde
ámbito lainoamericano a la totalidad del espacio periférico. ¿Cómo fue
que arribaste a esa formulación?
Los países periféricos tenemos evidentemente problemas
similares de dependencia, imperialismo, pobreza, marginalidad, democracia/dictadura. También tenemos el problema de la poca presencia de nuestros pensamientos a nivel
global.
Sin embargo, al ser vistos como continentes distintos
con culturas distintas, se nos ha hecho creer que somos muy
distintos a otras periferias, que nunca nos hemos dicho nada
y que no tenemos nada para decirnos.
Pero la reacción ante la expansión europea y occidental
ha sido y es extremadamente parecida en todas las periferias. De hecho, en todas las periferias se ha venido constituyendo un pensamiento de estructura similar, cuyo patrón
es el que has mencionado: ser como el centro o ser como
nosotros mismos. Se trata de un patrón común, más allá de
las diferencias de religiones, de lenguas, de etnias.
Hemos mencionado la importancia de los aportes de
Leopoldo Zea en este sentido. Pero también debo destacar
otra obra que fue de la mayor importancia a la hora de
concebir la noción de un “pensamiento periférico” con esas
características. Se trata de los aportes del polaco Eugeniusz
Górski, quien establece una comparación de paralelos y
223
224 • Estudios eidéicos
tensiones entre el pensamiento suramericano y el de Europa del Este. La obra de Górski, inspirada a su vez en la de
Zea y, también, en la Andrzej Walicki, logra un conjunto de
formulaciones que fueron decisivas para mí (Górski, 1995).
También cabría mencionar planteamientos clásicos
como el de Isaiah Berlin. Este autor hizo indudablemente
un gran aporte en la comprensión del pensamiento ruso
“occidental” contemporáneo, relevando con maestría autores y tendencias. Su planteamiento es uno de los que me
llevaron a imaginar la noción de un pensamiento periférico
que compartía un mismo patrón o estructura en las diversas periferias. La insistencia de Berlin en la contraposición
entre “eslavófilos” y “occidentalistas” es clave a la hora de
marcar el identitarismo y el centralitarismo. Por supuesto,
Berlin nos habla sólo de Moscú y de Petersburgo; Rusia y la
URSS han sido mucho más y él no fue demasiado sensible a
eso. Más recientemente, Marlene Laruelle, una autora francesa que ha trabajado en USA, ha ampliado la versión que
los trabajos clásicos de Berlin nos habían ofrecido sobre el
pensamiento ruso. Uno de los logros de Marlene es conectar el pensamiento ruso con el turco y con el islámico,
enriqueciendo y pluralizando el panorama sobre lo que es
eidéticamente ese gran país, con tantos ecosistemas intelectuales diferentes (Laruelle, 2008; 2007).
8.2. En pocas palabras, ¿cómo caracterizarías ese “patrón común” del
pensamiento periférico? ¿Cuáles dirías que son los “denominadores
comunes” de las intelectualidades periféricas?
Se entiende por “pensamiento periférico” el que emerge en/
por parte de intelectualidades que piensan por relación al
centro y que grosso modo se mueven en la disyuntiva sercomo-el-centro versus ser-nosotros-mismos. Esta noción
la he formulado para entender un tipo de pensamiento que
se da en los últimos siglos en la mayoría de los espacios
culturales mundiales. Una intelectualidad periférica es una
intelectualidad impresionada por lo que es el centro, que
Estudios eidéicos • 225
admira el poder y la belleza de dicho centro, un centro que
además descalifica a los otros como infrahumanos, decadentes o bárbaros (por lo demás, como lo ha hecho inmensa
cantidad de culturas). Esta intelectualidad así impresionada
genera un tipo de pensamiento completamente distinto al
de las intelectualidades de aquellas mismas regiones que
todavía no se han percatado de la presencia del centro y
que continúan pensando en los términos ancestrales de sus
propias culturas o cosmovisiones. Históricamente ha sucedido que estas culturas y cosmovisiones sufrieron una especie de terremoto al tener lugar el contacto con el centro,
apareciendo por todas partes una nueva intelectualidad que
piensa estructuralmente con relación al centro. Este tipo de
pensamiento sólo es comprensible a partir de un tipo de
sensibilidad cuyo carácter se emparienta con el complejo
de inferioridad,
En resumen, la idea central es la siguiente: en numerosas regiones del mundo, desde el siglo XVIII, pero sobre
todo durante los siglos XIX y XX, va apareciendo una intelectualidad que piensa la realidad en el marco de la “disyuntiva periférica”. La perspectiva de “imitación” versus “diferenciación” ha inspirado las más importantes polémicas en
gran parte del mundo. La fascinación por el modelo del
centro versus el rechazo de ese modelo es lo que constituye
la disyuntiva periférica.
8.3. ¿Cuáles han sido, a tu juicio, los principales aportes de las nociones
“pensamiento periférico” e “intelectualidad periférica” a los estudios
eidéicos lainoamericanos? ¿Cuáles pueden ser sus proyecciones?
Estos conceptos han permitido avanzar en tres direcciones.
En primer lugar, han ayudado a comprender una gran parte
del quehacer intelectual de los últimos siglos. En segundo,
han contribuido a entender las similitudes entre Suramérica, Asia y África que no se dejaban entender con la noción
Oriente/Occidente, como también con partes de Oceanía
e incluso de Europa, donde la intelectualidad ha pensado
226 • Estudios eidéicos
“periféricamente”. En tercer lugar, han servido para comenzar a asumir desde dónde, o desde qué nivel, es necesario
partir para dar un salto hacia una dialéctica que rompa con
la disyuntiva del ser-como-el centro versus ser-nosotrosmismos.
Una cuestión adicional para la que me han sido útiles
estos conceptos, aunque más indirectamente, tiene que ver
con permitirme trabajar mejor la circulación de las ideas
y para formular esta noción en el marco de las “corrientes
de circulación” sur-sur.
8.4. La tercera dirección que mencionaste hace referencia a la
posibilidad de situarse en alguna especie de plataforma o umbral con
base en la cual emprender un salto hacia una “nueva dialécica”, capaz
de quebrar la disyuniva del ser-como-el centro versus ser-nosotrosmismos. Da la impresión de que con esto estamos, de nuevo, en los
territorios de la formulación de agendas y del desarrollo eidéico. ¿En
qué consisiría concretamente esta dialécica superadora?
No tengo buenas respuestas para esto, sino apenas rudimentos, quizás la voluntad de salir de esta disyuntiva más
que propuestas acerca de cómo hacerlo realmente.
Esta disyuntiva ha sido la que ha constituido lo medular del pensamiento de las regiones invadidas, colonizadas,
imperializadas a partir de la expansión de Europa Occidental. Aunque este proceso no ha terminado, la perseverancia
del tema creo que puede inhibirnos más que proyectarnos,
incluso a las intelectualidades que somos mestizos productos de dicho proceso.
Plantear las cosas en otros términos parece clave para
no quedar fijados en el pasado o en un presente que se niega
a terminar. Sobre esto escribí en Pensamiento Periférico:
Probablemente la mayor observación que debe hacerse a
quienes se mantienen pensando en el marco de la disyuntiva periférica es ser incapaces de cortar el nudo gordiano de
dicha disyuntiva, emancipándose de ella para asumir otras
maneras de pensar. Es decir, que esta discusión, en torno
a si debemos o no ser como el centro y en qué sentido,
Estudios eidéicos • 227
en verdad impide ver la disyuntiva más importante y más
radical: mayor o menor felicidad, realización y autonomía,
más allá de toda creencia, toda cultura, toda costumbre, todo
modelo y todos los intereses creados. Es decir, un pensamiento y una intelectualidad que apunta al bien-pensar y que
se ocupe de aquellos elementos que van en pro del mayor
conocimiento, de mejores niveles intelectuales, de educación
y pensamiento, de mayor bienestar y calidad de vida, mejor
práctica de la democracia y de la política, mayores niveles de
igualdad y libertad, mejor situación en lo que respecta a la
nutrición, a la salud, al medioambiente; tener mejor o peor
calidad de vida, mejor expresión de lo que se es y se desea,
mayores niveles de felicidad, de realización, de trato amoroso
y amistoso entre las gentes.
8.5. Frente a esto, un lector críico podría decirte que esa disyuniva
que introduces como más importante y radical es una variable
dependiente de la condición periférica y dependiente de nuestros
países.
Habría que razonar de esta manera creo yo: el pensamiento
periférico sólo es comprensible en relación a cierta situación periférica, por otra parte, que una situación sea comprendida como periférica, deriva de un pensamiento que
cuenta con las bases para percibir esta condición… Existen
bases eidéticas en diversas entidades que hacen más posible
asumir esta condición de marginalidad y minusvalía y estas
bases pueden ser muy ancestrales.
228 • Estudios eidéicos
8.6. En mis notas tengo apuntada una airmación según la cual tus
lecturas de los úlimos años han tendido a focalizarse en una serie
de autores que vienen buscando establecer conexiones entre diversas
partes del mundo y, sobre todo, en lo que respecta a la circulación
sur-sur. El listado de nombre es extenso. Incluye algunos que has
mencionado al pasar a lo largo de estas conversaciones, como el de
David Armitage y otros, así como varios más que hasta ahora no han
sido convocados aquí. Me gustaría que dedicásemos un momento a
comentar qué vienes leyendo y con cuáles acentuaciones.
Una de las principales razones por las que me han estado
interesando aquellos autores que logran establecer conexiones entre diversas partes del mundo y sobre todo en
materia de circulación sur-sur es porque considero que nos
ayudan a salir de la noción de influencia, tan productiva
como peligrosa. La noción “influencia” denota una serie de
cuestiones y connota muchas más. En particular, en nuestra
región connota una especie de naturalización respecto a
que siempre somos influidos o influenciados y nunca influyentes, si bien esto no se encuentra en la denotación de la
palabra influencia. Al referirse a la circulación sur-sur, en
cambio, no damos por subentendido que el centro emite y
nosotros solo recibimos.
Lo que David Armitage (2013) plantea como más innovador, aunque en cierto sentido es algo obvio desde el punto de vista de los estudios eidéticos en Suramérica, es la
idea acerca del “giro internacional”. Los estudios de historia
intelectual van perdiendo el carácter nacional que frecuentemente se les había dado, pues la cuestión espacial traspasa
las fronteras, para asumir la consideración de los contactos
trasnacionales y de las circulaciones en amplias regiones.
Sin embargo, para los estudios del “pensamiento latinoamericano” por emplear la formulación más convencional, la constatación de Armitage no parece tan novedosa.
Siempre habíamos imaginado un espacio que trascendía
los estados nacionales, no solamente por la fuente europea
desde donde procedían las ideas, sino también porque en
muchas oportunidades se estudiaron tendencias eidéticas
que eran regionales y no nacionales. Esto desde el periodo
Estudios eidéicos • 229
colonial hasta nuestros días. Con mayor razón si vamos a
los planteamientos de las intelectualidades indígenas contemporáneas, inspirados en concepciones previas a la llegada de los europeos.
Dicho esto, la formulación de Armitage me parece relevante. Aunque capaz que ingrese a nuestros medio como
una moda y no falten quienes crean y sostengan que sólo
ahora se ha empezado a practicar esto y lo traigan como un
descubrimiento. Quizá esté simplificando un poco su planteamiento cuyas aseveraciones están muy bien formuladas.
8.7. ¿Qué otros autores y autoras te han llamado la atención?
Algun@s turc@s: Selçuk Esenbel, Cemil Aydin, Arif Dirlyk
(ver bibliografía). Estas tres figuras, la primera mujer, los
otros dos varones, han publicado en inglés numerosos trabajos, por eso me resultó posible conocerles. Su gran aporte
ha sido relacionar el pensamiento otomano y turco y, más
ampliamente, el pensamiento de las regiones islámicas, con
el de otros ecosistemas intelectuales del Asia.
En esta misma línea me ha interesado la obra del
alemán Thorsten Botz-Bornstein, quien ha trabajado sobre
pensamiento musulmán, japonés, chino y más allá. Precisamente a partir de tus preguntas he estado googleando a
Botz-Bornstein, conociendo otros trabajos suyos, de otro
tipo, dado que posee intereses múltiples e innovadores. Uno
que me ha interesado mucho discute las nociones “memes”
y “genes” en relación al concepto chino “wen”. Polemizando
con Richard Dawkins (1976), Botz-Bornstein (2010) cuestiona la noción meme como mecanicista y estrechamente
adaptacionista para levantar como alternativa el concepto
wen. A su juicio, wen es una noción intraducible. Su significado sería “pattern”, “structure”, “writing” y “literature”.
Por mi parte, pienso que quizá esto nos ayude a entender de qué manera en las simbiosis entre sistemas eidéticos
y sociedades las partes implicadas en el proceso negocian su
relación, sin que ninguna simplemente “se adapte” a la otra.
230 • Estudios eidéicos
La obra de Dawkins me parece tan interesante como
provocadora y pienso que abre una multitud de sugerencias
para entender la difusión de las ideas y más ampliamente la
cultura, pero que precisamente no tiene en cuenta el modo
en que los seres vivos modifican sus medioambientes, no
quizás como individuos ni en el corto plazo, pero sí como
comunidades en el largo plazo, haciendo sus medioambientes mejores para la supervivencia de la propia especie. Lo
mismo hacen muchas veces las comunidades humanas, aunque la mayoría de las veces su crecimiento demográfico es
tal que destruyen los medioambiente haciéndolos invivibles
para sí mismas.
Debo mencionar igualmente a Pieter Boele van Hensbroek (1999), un autor holandés que ha trabajado sobre
África Sudsahariana, sobre pensamiento político y filosofía.
Su libro fue muy inspirador para escribir el mío sobre pensamiento sudsahariano y para pensar cuales eran algunos
niveles en los cuales yo podía innovar respecto de lo ya
hecho en estas materias.
También cabe aludir nuevamente a la francesa Marlene
Laruelle, a quien hemos recordado hace un momento al
hacer mención del aporte de Isaiah Berlin sobre el pensamiento y la cultura rusos.
8.8. Tras tu nueva mención a Boele van Hensbroek, la pregunta sobre
el libro que le dedicaste al pensamiento africano sudsahariano cae por
su propio peso. ¿Qué fue lo que te llevó a encarar ese esfuerzo?
He querido hacer un libro sobre el pensamiento africano
por varias razones. Una primera respuesta, aunque claramente insuficiente, es que muy poco de eso se encuentra en
español y en otros idiomas, salvo el inglés. Más importante
que eso es que el breve esquema que ofrecí, sin pretender
alcanzar los grados de erudición de algunos de los trabajos existentes, ni su detallada profundización en el África
Estudios eidéicos • 231
Occidental anglófona (que ocupa normalmente dos tercios
de los trabajos), apuntó a los cuatro objetivos principales
indicados en la Introducción al volumen:
1. Alcanzar una esquematización del pensamiento africano sudsahariano, destinada a personas que desde
múltiples disciplinas y procedencias geo-culturales se
interesan sobre la producción intelectual de la región.
2. Cubrir un espectro notoriamente más amplio que el
cubierto por los textos antes mencionados, concibiendo al pensamiento sudsahariano con sus necesarias
ampliaciones.
3. Mostrar algunos paralelos y las conexiones existentes
entre el pensamiento sudsahariano y el de otras regiones del mundo, particularmente con otras expresiones
del pensamiento periférico.
4. Contribuir a la constitución del pensamiento sudsahariano aportando conceptos, definiendo escuelas
de pensamiento, mostrando herencias y conexiones y
destacando focos de emergencia de ideas.
Quizá convenga ahondar y explicitar mejor el segundo
de estos puntos, esto es, el tema de las “necesarias ampliaciones”, especialmente porque entiendo que los estudios
sobre el pensamiento africano han concebido un África Sudsahariana demasiado pequeña, dejando de lado una
enorme cantidad de focos o fuentes de emergencia de pensamiento.
Es cierto que mi “esquema” se mantiene en dos coordenadas que han sido las de otros trabajos: la escritura y la
producción en idiomas europeos o derivados, pero apunta
a cubrir ampliamente el campo que recortan dichas coordenadas. Esto último en varios sentidos. En primer lugar, el
de cubrir un amplio periodo, ocupándose de los 150 años
que van entre 1850 y 2000. En segundo lugar, el de asumir
la diferencia entre africano y negro, para abarcar al espacio intelectual sudsahariano atendiendo a la producción de
232 • Estudios eidéicos
intelectualidades negras, blancas y asiáticas. En tercer lugar,
el de buscar dar cuenta de una producción que no se genera únicamente en el África Occidental anglófona sino en
otros países y lenguas: en la región de Sudáfrica, apenas
abordada en otras historias del pensamiento, en los países
con intelectualidad francófona más allá de Senegal y en los
países con intelectualidad lusófona. En cuarto lugar, el de
ampliar los ámbitos disciplinares, avanzando más allá del
ensayo y del pensamiento político hacia disciplinas como el
pensamiento pedagógico, historiográfico, económico, filosófico, teológico, estético. En quinto lugar, el de abrirse
a sectores no convencionales, como el pensamiento femenino, buscando los focos de su emergencia; el pensamiento
de la intelectualidad oriental, especialmente de procedencia
india o indo descendiente; el de la producción de profesores
e investigadores extranjeros residentes en África por años
e insertos en el medio intelectual sudsahariano. En sexto
lugar, el de asumir aunque sea en una pequeña porción
aquello que se está produciendo en los espacios islámicos,
en esa otra academia, que guarda pocas relaciones con la
“reconocida” universitariamente, pero que incide cada vez
más sobre la realidad de la región. En séptimo lugar, el de
ocuparse de las conexiones con el pensamiento no africano,
sin restringirse a las más conocidas con el Caribe y USA.
En definitiva, de lo que se trata es de reconocer, cartografiar y exponer el pensamiento sudsahariano, de una forma incompleta y esquemática sin duda, aunque más amplia
que la convencional. Los estudios convencionales dan la
impresión de no sospechar siquiera la inmensa variedad
de ecosistemas intelectuales existentes en esa gran región
(Párrafos tomados de Devés 2011).
Estudios eidéicos • 233
8.9. Recién decías que el libro de Boele van Hensbroek te sirvió de
inspiración y apoyo en este caso. ¿En qué senido/s dirías que tu
esfuerzo le ha aportado algo nuevo al estudio de la temáica?
Como te decía en la respuesta anterior, lo más importante
de mi aporte personal fue incluir más ampliamente el pensamiento en francés y sobre todo el pensamiento en portugués, que Boele no consideró en su obra. Por otra parte,
él se focalizó en el pensamiento político, en sentido amplio,
y yo quise ir claramente más allá de eso apuntando a cuestiones culturales más ampliamente e incluyendo también
temas internacionales, étnicos y teológicos, para cerrar con
las discusiones sobre globalización, intentando ofrecer un
panorama más comprensivo. Y por cierto, destacar el papel
de algunas pensadoras sudsaharianas.
Aprovecho de decirte algo que no proviene del libro
en cuestión y es la gran diferencia entre la intelectualidad
afrodescendiente usamericana y la suramericana, especialmente brasileña. La intelectualidad afrodescendiente usamericana es más independiente, más precoz, más creativa,
más capaz de concertarse en redes. Muchas razones pueden dar cuenta de esa especie de círculo virtuoso. Creo
que el desarrollo de la sociedad civil, la religión protestante, los medios económicos, el alfabetismo, las instituciones religioso-educacionales, son algunas de las razones
para esta ventaja.
8.10. ¿Puede decirse que para estudiar el pensamiento africano sea
necesario acudir a paradigmas o metodologías disintas a las que se
emplean para abordar el pensamiento lainoamericano?
Una diferencia importante, aunque no me parece obvio que
pueda llamarse “de paradigma”, es la que se refiere a la relación entre el pensamiento del África Sudsahariana y el pensamiento usamericano (y en parte caribeño), particularmente el pensamiento de la intelectualidad afro-descendiente,
considerado mucho más relevante que el europeo para
234 • Estudios eidéicos
entender el de dicha región. En América Latina y el Caribe,
por el contrario, las referencias al pensamiento europeo son
mayores que al pensamiento usamericano.
8.11. Pero ¿qué desaíos teóricos especíicos dirías que supuso aquel
esfuerzo de esquemaización del pensamiento africano subsahariano?
Prefiero “sudsahariano”. Ya se les atribuyen muchos sub a
los africanos para agregarles uno más y en todo caso, como
mi norte es el sur, no serían sub, sino “supersaharianos”.
Lamentablemente, en la edición en portugués, que fue la
primera, la portada del libro indica “subsaariano”, contradiciendo el contenido.
Parece inevitable que la construcción del “esquema” de
un pensamiento implique desafíos de orden teórico. Pienso que, en este caso, los más relevantes fueron tres. En
primer lugar, tematizar las “fuerzas motrices”. En segundo, formular los “motivos más importantes”. En tercero,
avanzar en la elaboración de una serie de conceptos que
permitieran designar a cada especie dentro de la amplia
diversidad eidética.
Tematizar las “fuerzas motrices” significa descubrir y
formular conceptualmente aquellas “intenciones” u “objetivos”, o “designios” o “tópicos” que hacen moverse al pensamiento africano y que permiten entender el “sentido” de
su movimiento.
Los “motivos” son aquellos elementos recurrentes, que
se van modulando con matices en lugares o épocas por personas diferentes, y que se hacen reconocibles como reiteradas preocupaciones en el espacio sudsahariano, a la vez
que compartidas con otros pensamientos, particularmente
emanados de otras intelectualidades que piensan periféricamente.
La elaboración de conceptos para designar a las distintas especies eidéticas se topó, en este caso, con el “monotematismo” de algunos estudiosos que han identificado
prácticamente “pensamiento africano” con “nacionalismo”,
Estudios eidéicos • 235
mostrando por una parte falta de imaginación y, por otra,
desconocimiento de la “variedad semántica” que existe para
denominar a las escuelas de pensamiento de la región.
8.12. Aquí parece haber una controversia interesante. ¿A qué te reieres
exactamente con la contraposición entre “monotemaismo” y “variedad
semánica”?
La explosión del pensamiento africano de las últimas décadas hace cada vez más interesante para quienes nos dedicamos a los estudios eidéticos el recoger, nombrar y clasificar
una variedad de manifestaciones que van proliferando, por
ejemplo en el seno de la filosofía y de la teología y por todas
partes. Tanto más interesante se hace esto en la medida que,
aumentando la longevidad intelectual, hay personas que a
lo largo de su existencia acogen y cultivan varias especies
eidéticas, en una proliferación parecida a la Friedrich Schelling quien, a lo largo de sus décadas, se dice, dio vida a
cinco sistemas distintos. Es clave asumir y nombrar esta
eido-diversidad. Por eso, utilizar casi únicamente la noción
“nacionalismo” para referirse al pensamiento sudsahariano
es empobrecer el pensamiento de la región y mostrar poca
imaginación.
8.13. En aquel libro no solamente abordaste el pensamiento
africano, sino que además pretendiste estudiar las conexiones con los
pensamientos de otras regiones…
Tan importante como ampliar el estudio del interior es
ampliar el estudio de las conexiones con el exterior: sus
paralelos, relaciones y parentescos, cosa que intenté profundizar, o al menos ampliar, en el Pensamiento Periférico.
En el caso del pensamiento africano, esta dimensión ha
sido tradicionalmente abordada en su aspecto más importante, el de las relaciones del pensamiento africano con el
pensamiento negro americano, tanto caribeño como usamericano, pero dejando otras múltiples relaciones casi sin
tratamiento. Y debe entenderse que relaciones son tanto “de
236 • Estudios eidéicos
afuera hacia adentro” de la región como a la inversa. También debe entenderse que tales relaciones no se dan sólo
mediando contactos personales sino que existen paralelos,
similitudes o parentescos donde hubo pocas relaciones personales o ninguna.
Quizás aclare algo de esto el hecho que este libro lo
escribí como parte de mis avances sobre el pensamiento de
las regiones periféricas y luego vino a fundirse casi completo, y algo corregido y aumentado, en el otro sobre el
pensamiento periférico. En ese sentido, fue un avance de
un proyecto mayor. Fue producto del gran salto que dio mi
investigación sobre estos asuntos en el año que di clases en
la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, invitado por
el querido amigo Jorge Rodríguez Beruff, periodo de gran
creatividad, y el cual se gestaron las Cartas a la Intelectualidad
y se engendró también este trabajo que ahora se lee, durante
un breve viaje que hice desde allí a Dominicana.
8.14. Hablando de conexiones, de circulación y de difusión, te he
escuchado en un par de oportunidades referirte a tus invesigaciones
sobre la recepción de la teología lainoamericana en Asia, en paricular
en Corea del Sur. ¿Qué lecciones has extraído de esa no menos
“exóica” incursión?
Me preguntas por “lecciones”. No sé qué lecciones y si he
extraído alguna o no. A ver si lo que te respondo alude
a tus “lecciones”.
Ya antes había trabajado algo sobre esto. Lo más importante han sido los acápites incluidos en el libro sobre el pensamiento periférico y algunos artículos sobre las proyecciones del pensamiento cepalino-dependentista en Bangladesh, India y Sri Lanka. Tengo un trabajo sobre la influencia
de Gandhi en Suramérica y antes, con Ricardo Melgar,
habíamos escrito sobre la presencia del pensamiento asiático en nuestra región y también otro artículo, en conjunto,
sobre el pensamiento teosófico, que toca apenas tangencialmente aspectos del pensamiento asiático.
Estudios eidéicos • 237
Más recientemente, he querido incursionar en el Pacífico, mirar hacia otros lados. No mirar el mundo viajando
sobre el Atlántico y pasando por Europa para ir al mundo,
sino mirar directamente el Asia-Pacífico. El estudio sobre el
impacto del liberacionismo en la teología minjung fue una
de las formas de hacerlo (Devés 2016).
8.15. ¿Cuáles fueron los principales hallazgos?
Se ha dicho y reiterado que la teología minjung se inspiró
de la teología latinoamericana y/o que fue una expresión
coreana del sur análoga a la teología liberacionista de acá.
La idea entonces fue detectar cómo se habían enterado la
teología coreana de lo que se hacía en esta región en los
1970s, pues estaba claro que ambas intelectualidades no
tenían prácticamente conocimiento ni relaciones una con
la otra. Lo más interesante de poner en relieve al respecto,
creo, fue el papel de la red EATWOT de teología del Tercer
Mundo, como “vehiculizadora” de ideas entre Asia, África
y América del Sur.
Más ampliamente, diría que mi interés en el pensamiento asiático debe asociarse a varias preocupaciones: por
el pensamiento periférico; por la ampliación de los estudios
sobre pensamiento latinoamericano, en lo que tiene que
ver con las inspiraciones recibidas, que van claramente más
allá del pensamiento europeo occidental, que es lo que más
(casi lo único) que se ha estudiado; por las proyecciones del
pensamiento latinoamericano a Asia, particularmente de las
ideas económico-sociales hacia el subcontinente indio.
8.16. ¿Que ha aportado esto a tus estudios y más en general a tu
quehacer académico?
Una tarea desde el 2000 aproximadamente ha sido irme
ubicando en la dinámica del pensamiento en las diversas
regiones del mundo de los últimos 200 años. En lo que llamamos “Asia”, un continente tan heterogéneo, se concentra
238 • Estudios eidéicos
la mayor parte de la humanidad por lo que nada se podría
decir de la totalidad sin asumir estas regiones. Esto, que es
una obviedad, no lo es en absoluto para quienes se ocupan
del estudio de las ideas en Suramérica.
Lo primero que me ha aportado fue una visión más
global, permitiéndome decir algo al menos sobre el pensamiento de China, India, Japón, Indonesia, Turquía, Bangladesh, Filipinas, Pakistán y varios otros lugares. Más que eso
poder establecer conexiones y paralelos que otras personas
no habían visto entre esas regiones y Suramérica, privilegiadamente con México, Argentina, Brasil y Chile, aunque
también con varios otros países de la región como Perú,
Costa Rica y Nicaragua.
Podría mencionar también una motivación por la promoción de encuentros académicos y la ampliación de las
redes, aunque en forma mínima, en el marco de nuestras actividades en IDEA-USACH y en la Internacional del
Conocimiento.
Me ha permitido sobre todo conocer ideas y figuras
que antes apenas ubicaba, digámoslo así, por cultura general. En especial, como figuras históricas, a Gandhi y Sun
Yat-sen, y como figuras vivas a los subalternistas…
8.17. Mencionaste a Gandhi y a los subalternistas y, hace un momento,
al subconinente indio. ¿También en este caso tan complejo la “variedad
semánica” se deja apresar en la disyuniva periférica? ¿Qué dirías, en
dos pinceladas, sobre la posibilidad de comparar la dinámica eidéica
india con la de otros espacios inmensos como el africano, el chino,
el lainoamericano? ¿Has ideniicado alguna “nota caracterísica” en
ese espacio?
Responderte que no he identificado alguna nota característica podría sonar a superficialidad o estupidez. A la vez,
sonaría pretencioso suponer que yo haya estado en condiciones de captar una característica común a intelectualidades tan heterogéneas, expresivas de sociedades que suman a
comienzos del siglo XXI más de mil millones de personas,
con tantas culturas diversas, con ecosistemas intelectuales
Estudios eidéicos • 239
tan diferentes y que sólo recientemente se engloban en el
Estado que hoy llamamos República de la India, algo tan
superficial para ellos, tan reciente, para una trayectoria
varias veces milenaria de intelectualidades letradas.
No quiero hacerlo porque sería ramplón. Bastaría con
pensar en Bengala y Mumbai (Bombay) o en Delhi y Kerala para estar ante diferencias mayores que las existentes
entre México y Sevilla o entre Buenos Aires y Nueva York.
Se trata de intelectualidades que alojan entidades eidéticas
emergidas-de y/o formuladas-en lenguas sino-tibetanas,
dravidianas, iranias o indo-arias, algunas más alejadas entre
ellas que el español del polaco o que el portugués del sueco.
Por otra parte, si algo he leído de R. M. Roy, de Rabindranath Tagore, de M. Gandhi, de Amartya Sen, de Gayatri
Spivak o de Vandana Shiva, ¿qué reflexión común podría
establecer sobre estas figuras y que fuera válida para la intelectualidad india como tú me pides?
Más fácil me parece caracterizar las intelectualidades
americanas y sudsaharianas, como intelectualidades letradas de muy reciente data y originarias, en tanto letradas, de
la trayectoria europea. Sobre todo la suramericana, porque
las intelectualidades sudsaharianas en varios lugares de esa
región, ya existían como letradas antes del siglo XV, en lo
que hoy es Mali, Mauritania, Senegal, Sudán del Norte y
ciertamente Etiopía, tanto como dos mil años y, por cierto, no me refiero a la amplitud geo-cultural de lo que hoy
llamamos República Democrática Federal de Etiopía, sino
más bien a los amharas y tigray. Algo parecido ocurre con
lo que llamamos hoy República Federal de Somalia, Eritrea
e incluso Tanzania, o específicamente Zanzíbar.
Por ejemplo, me parece fascinante como la intelectualidad amara-cristiana junto al patriarcado de Alejandría se
distanció de la europea luego del concilio de la Calcedonia,
quedando afiliada al monofisismo. Puede imaginarse a la
intelectualidad amara, la copta e incluso la zanzibareña o
zanzibarí (desde hace algunos años debo lidiar con los gentilicios de tantos y tantos pueblos del mundo para los cuales
240 • Estudios eidéicos
nuestros diccionarios de español no tienen nombres) como
algo detenidas en el tiempo, al menos hasta las primeras
décadas del siglo XX, cosa que dificulta pero no impide
que alimenten y hasta promuevan innovaciones como ciertas formas de marxismo en las márgenes del Mar Rojo, el
Cuerno de África y hasta las islas africanas del Índico.
En América, si entre los mayas hubo una intelectualidad letrada, esta trayectoria se cortó relativamente pronto y al parecer no existe una trayectoria letrada que haya
perdurado hasta la llegada de los europeos, lo que hace
a las intelectualidades letradas americanas claramente más
homogéneas, desde este punto de vista, y ni qué decir las
suramericanas. Por otra parte, las intelectualidades incluidas dentro de lo que hoy llamamos República Popular China, han sido más homogéneas que las indias por el grado
de centralización tan antiguo del imperio, con un sistema
de mandarinato regular y extendido entre el 600 y el 1900
aproximadamente.
Te quejarás posiblemente que me fui por la erudición
escamoteando la necesidad de responderte. ¿Qué más podía
hacer ante una pregunta de esa magnitud? Por cierto, no
podía responderla en media página sin hacer generalizaciones ofensivas por su simpleza, para la intelectualidad de ese
gran espacio, que acaso leyera estas líneas.
8.18. ¿Por qué has querido estudiar úlimamente la cuenca del Pacíico?
También te he escuchado intervenciones al respecto, y hasta el anuncio
de un gran proyecto de invesigación.
Nada de un “gran proyecto”… Ya te decía que ha sido para
mí un desafío eso de ir llenando el globo de ideas, con algo
de su historia, al menos los dos últimos siglos.
Hace ya varios años publiqué un primer artículo (2009),
inspirado en el trabajo de Marius Jansen (1976), sobre
redes pan-asiáticas en el Pacífico hacia 1900, comprendiendo a chinos, japoneses, filipinos, coreanos, vietnamitas y
unos pocos más. Luego, en el libro sobre el pensamiento
Estudios eidéicos • 241
periférico (2014, 2017) he ampliado ideas y pueblos, anotando varias cosas sobre el Pacífico Sur: Nueva Zelanda,
Papúa, Fiyi, Nueva Caledonia y así. Más tarde, he trabajado la circulación de la teología de la liberación a Corea
del Sur (2016).
Siento este llamado desde hace ya décadas en el seno de
mi IDEA-USACH y de nuestras redes por abrirse progresivamente a nuevos espacios y tener algo que decir sobre esta
inmensa región. Existe una deuda del pensamiento de Suramérica con el Pacífico, si puede decirse así. Hemos pensado
demasiado poco sobre este espacio. Las conexiones atlánticas han monopolizado el interés, dejando las conexiones
a través el Pacífico muy en segundo plano y entiendo que
para ti, como argentino y como porteño, será todavía más
difícil que para mí. Pero esto debería ir cambiando así como
“se desplaza el poder” hacia acá, como dice alguna gente.
Precisamente el concepto “circulación” del cual ya
hemos hablado bastante, contribuye mucho a esto de pensar el Pacífico, este Pacífico “en nosotros”, para retomar a
Epeli Hauofa, del cual somos navegantes. Por otra parte,
me ha parecido relevante detectar cómo en ese mundo tan
desconocido para nosotros, el pensamiento liberacionista,
en pedagogía y teología, ha tenido bastante presencia y
cómo, desde los años setenta en adelante, numerosas figuras
que lideraron las independencias de esos territorios fueron
herederas de este pensamiento.
9
Inmersión en el futuro
9.1. ¿Cómo abordarías la cuesión del futuro de las ideas, de los
estudios eidéicos, del desarrollo eidéico?
Creo que son problemas distintos.
Consideremos primero el futuro de las ideas. ¿Te refieres a intentar predecir lo que será el “escenario eidético”
regional o el global? ¿En qué ámbitos? Así como lo has
formulado se trata de una pregunta demasiado difícil por
indeterminada.
Tú sabes bien que la prospectiva puede trabajar de
varias maneras. Una es consultando expertos, otra es proyectando tendencias, otra, combinando éstos y otros criterios. En estudios eidéticos no contamos, por ahora, con
tendencias del tipo “crecimiento demográfico” o “precios
del petróleo”.
Por razones sobre las que hemos conversado aquí,
los expertos en estudios eidéticos tienen escasa voz sobre
el presente/futuro, sus intereses están más anclados en el
pasado. Pero justamente una de mis propuestas es que nuestros estudios deben ocuparse, también, de la prospectiva
eidética. Es necesario, entonces, decir algo sobre el método, algo sobre qué puede ocurrir y, también, algo sobre
los imponderables.
243
244 • Estudios eidéicos
9.2. Comencemos entonces por las cuesiones de método.
Algo fundamental tiene que ver con la construcción de
instrumentos adecuados. La prospectiva no puede ser solamente un conjunto de intuiciones de alguien informado.
Debe tener como base información empírica contrastable.
Esto se liga a cuestiones teóricas acerca de cómo se desenvuelven las dinámicas eidéticas: progreso científico, ciclos
generacionales, cuestionamientos a los maestros, modas
intelectuales.
Por ejemplo, dentro de veinte años, los principales
agentes eidéticos van a ser quienes hoy están haciendo sus
tesis doctorales. Los autores no citan veinte años después
lo que consideraban “top” veinte años antes. Por lo tanto,
hay razones para pensar que aquello que hoy es el “top” de
citaciones no lo será en veinte años. Es un criterio negativo:
lo actualmente relevante no va a serlo dentro de veinte años.
Pero aquí también hay que ver los distintos ecosistemas y
el “efecto delay”, que seguramente no opera de igual forma
en la moda del vestir que en las modas eidéticas. De este
modo, es posible avanzar en consideraciones interesantes
acerca del futuro estudiando los temas y las citaciones en
las tesis doctorales actuales y sometiendo esta información
a procedimientos estadísticos elementales.
También debiera estudiarse, bajo estos criterios, la venta de libros por temas o autores. Igualmente, y cada vez
más, lo que sucede en internet, con la circulación de temas
y libros, las citaciones, bajadas, referencias, etc. Lo mismo con los temas de los congresos, simposios, jornadas,
encuentros. En la segunda década del siglo XXI, por ejemplo, han crecido los encuentros sobre pos/decolonialidad.
Ésta es una tendencia muy clara. Sin embargo, por lo que
sabemos sobre la dinámica eidética, es altamente probable
que esto descienda notoriamente en el primer lustro de la
tercera década.
Estudios eidéicos • 245
El mundo académico tiene una dinámica de innovación
constante. Sistemáticamente hay que decir cosas nuevas.
Por razones psicológicas, que no sé bien cómo llamar, pero
que tienen que ver con los ciclos generacionales, las ideas
envejecen muy rápido. Además, van apareciendo fenómenos nuevos y se destacan nuevos hitos.
Por lo demás, están los grandes temas que van a
inquietar a la opinión pública. Estos grandes temas no son
completamente “objetivos”, ni derivan exclusivamente de
“grandes acontecimientos”. Su captación tiene que ver con
percepciones y sensibilidades, con distintos “filtros”. Tiendo
a pensar que un tema como el calentamiento, ya instalado
como gran tema global, superando incluso a la globalización, va a seguir vigente aunque probablemente se modifique alguna de sus formulaciones, quizá incluso su nombre.
Va a seguir vigente porque no lo vamos a solucionar ni a
detener. ¿Qué haría que esto cambiara? Un inmenso cataclismo ambiental, donde mueran cientos de miles o millones de personas, que no creo que ocurra mucho antes de
2050, y no me refiero a uno principalmente nuclear, porque éste puede ocurrir en cualquier momento. También,
una sucesión de cataclismos menores, que podrían diferir la
ocurrencia de un cataclismo a gran escala.
9.3. Algo así entraría dentro de lo que hace un momento designaste
como imponderables…
Sí, porque este tipo de fenómenos puede dejar sin validez
toda proyección de tendencias. Al menos en los espacios
donde el imponderable ocurra o directamente afectados por
él. Estos acontecimientos rompen los ritmos habituales de
la intelectualidad. Pueden hasta dejarla enmudecida.
La historia del arielismo enseña bastante sobre esto. El
arielismo perdió su vigencia antes de que se cerrase su ciclo
histórico natural, por decirlo así. Acontecimientos como la
Revolución mexicana, la gran guerra y la Revolución rusa
dejaron prácticamente muda a la intelectualidad arielista,
246 • Estudios eidéicos
que debió ser reemplazada por una intelectualidad joven,
que pasó a hablar en nombre de lo social, y en contra de
lo culturalista.
Algo parecido ocurrió con el pensamiento económico
liberal pre-keynesiano en torno a la crisis de 1929. Este
pensamiento se quedó sin habla. Entonces irrumpieron
voces nuevas. La estrategia de la intervención del Estado
en la economía fue la estrategia de grupos intelectuales que
hasta ese momento tenían poca presencia, y que lograron
entonces responder a la perplejidad causada por la inmensa
y no prevista crisis, y a partir de ello ganaron protagonismo.
Esto explica parcialmente algunos cambios por reemplazo
en las ideas, como hemos conversado antes [5.13].
9.4. Centrémonos ahora en lo que piensas que puede ocurrir en
materia de ideas en los próximos veinte años. ¿Cuáles pueden ser las
tendencias, los temas, los problemas, las novedades insitucionales,
más destacables?
Para comenzar, se pueden mencionar algunas tendencias
que no son duras o estrictas, pero que son de sentido
común. Una es que el marxismo ha “bajado”. Probablemente
siga bajando, o teniendo una “tasa de crecimiento negativo” a nivel global. Otra es que han surgido una cantidad
de tendencias eidéticas que ponen en cuestión la noción
“desarrollo”. También han proliferado los dispositivos eidéticos de autoayuda, que se han adherido a numerosos sistemas eidéticos.
La vasta información disponible permite distinguir
algunas tendencias, aun cuando las mismas no estén “traducidas” a coordenadas cantidad/tiempo.
En América Latina, el foucaultismo, que estuvo tan a
la moda en la primera década del siglo XXI, prácticamente
ha desaparecido. Duró diez o quince años y seguirá en este
camino descendente.
Estudios eidéicos • 247
Como se señaló, es presumible que una tendencia
vigente, y en ciertos lugares en alza, como el pos/decolonialismo, no dure más que lo que duran las modas. Ya lo he
señalado, descenderá claramente en la próxima década.
Parece haber aquí una especie de teoría, según la cual
las modas duran más o menos eso. Una hipótesis es que
la duración normal de las modas puede verse tergiversada por acontecimientos que hacen mutar la sensibilidad de
las intelectualidades. Por cierto, sería necesaria una teoría
especial de las modas entre las intelectualidades letradas y
profesionales, donde éstas parecen operar de modo distinto
a la ropa femenina masiva, por ejemplo, a las modas musicales también masivas, o a los tipos de autos.
9.5. Entonces, ¿hacia dónde van las ideas en los próximos veinte años?
Hablando exclusivamente de Suramérica, destacaría la presencia mayor de lo que hoy llamamos intelectualidades
emergentes: intelectuales de procedencia indígena y afrodescendiente. Pienso que, en general, la presencia de la intelectualidad indígena va a ser mayor que la de la intelectualidad afrodescendiente. La intelectualidad afrodescendiente
es de menor tamaño relativo. También, mayor presencia
de mujeres en los rangos “top”. Hoy las mujeres ya son
mayoritarias en la academia latinoamericana, pero no en los
rangos “top”. Creo que en veinte años habrá más mujeres
“top” en la intelectualidad, no sólo una Beatriz Sarlo o una
Elena Poniatowska. Sin embargo, las mujeres continuarán
siendo bastante minoritarias entre las mayores citaciones.
Los temas relacionados con lo indígena y lo afro tendrán
mayor presencia. No creo que pase lo mismo con los temas
de género.
248 • Estudios eidéicos
9.6. ¿Por qué?
Pienso que los temas de género ya han experimentado un
crecimiento importante, una especie de apogeo. Con esto
no quiero decir que vayan a desaparecer ni que no puedan pasar por reelaboraciones. Sólo que no van a seguir
creciendo.
Dicho mejor: disminuirán su crecimiento y en términos generales decrecerán, aunque se reconvertirán, y entre
sus modificaciones tendremos temas asociados como lo
transgénero, que de “perversión” pasará a moda, y no sólo
moda intelectual. Entre la juventud de muy diversos lugares
del mundo, dentro de poco tiempo una décadas, tendremos un boom de operaciones, trasplantes y hormonas hacia
formas de androginia y sexo opuestos y complementarios:
quiero decir personas que querrán cultivar ambas posibilidades, las intermedias y otras por inventar: pene, ano, clítoris, tetas y más, si fuera posible, un verdadero “combo”
sexual. Esto será una expresión de y una motivación para
cambios en el nivel eidético: las ideas van primero, las convicciones amplias y más compartidas vendrán después.
9.7. ¿Otros temas?
Temas ambientales, como el calentamiento global, van
a tener mayor presencia, aunque esto no será exclusivo
de América Latina. Probablemente “lo internacional” va a
ganar espacio en la forma de pensar los problemas, que
serán abordados más “planetariamente”. Esto parece obvio,
pero es importante. Ya existe, pero va a aumentar. El tema
del Pacífico: en América Latina va a crecer la “conciencia
del Pacífico”, disminuyendo la “conciencia del Atlántico”. La
presencia del océano Pacífico va a ser mayor en los discursos. América Latina se va a poner algo más de espaldas
al Atlántico. Parece una obviedad, aunque es muy difícil
de probar. Por otra parte, será un proceso inevitablemente
desparejo, distinto en Chile a Uruguay o Argentina. Tiene
Estudios eidéicos • 249
que ver con China, con Asia, con Australia, con los cambios
geopolíticos. También tendremos más centros de estudio
sobre estos temas.
9.8. ¿Qué puede pasar con la contraposición idenitarismo/
centralitarismo en los próximos años en la región y en el mundo?
Esta pregunta es muy pertinente, y sin embargo no me
siento en condiciones de responderla en forma satisfactoria. En primer lugar, porque no logro establecer una forma de medición suficientemente clara de la preeminencia
de lo identitario o de lo centralitario en un determinado
lugar, en una determinada fase. En parte, porque nuestro
auditorio se niega a establecer las distinciones necesarias.
Por ahora prefiero hablar de una tensión permanente, más
que de ciclos. No tanto porque no piense en esto, sino
porque no me siento capaz de probarlo ni de trasmitirlo
adecuadamente. Me he dado cuenta en varias ocasiones que
cuando digo cosas a este respecto me malentienden y las
ideas se tergiversan. Por ejemplo se confunden las ideas de
las nuevas generaciones intelectuales con las prácticas y las
políticas de los Estados.
9.9. ¿Y qué piensas que va a suceder a nivel global?
En la conformación de entidades eidéticas y en las discusiones a nivel global va a haber mayor presencia de elementos
eidéticos provenientes de las trayectorias china, india, árabe, africana, de lo que se advierte ahora. Sin duda habrá
más presencia de “lo chino” en las academias: temas, investigadores, figuras, problemas. Incluso del idioma, lo cual
plantea que más personas van a estudiar mandarín, incrementando las referencias.
Entre los temas de creciente interés a nivel global
mencionaría: ambiente, agua, energías alternativas, derechos humanos internacionales, violencias ligadas al narcotráfico, redes sobre temas consensuales, aunque en este
250 • Estudios eidéicos
último caso se trataría de redes más bien livianas. Entre las
corrientes crecientes, los estudios de la cultura y del fenómeno religioso, las alternativas al capitalismo, las ciencias
cognitivas, que incidirán en todos los cruzamientos imaginables. Referencias a las ciencias de la vida, a las ciencias
del conocimiento.
Debo resaltar todavía la importancia en las últimas
décadas de la intelectualidad india, en particular de la que
escribe en inglés y está conectada a las redes internacionales, una buena parte de la cual reside en los países del centro.
Creo que esto crecerá todavía en la tercera década del siglo
XXI y probablemente en la cuarta.
9.10. Hasta aquí hemos hablado más del futuro de las ideas que del
futuro de los estudios eidéicos propiamente dichos. ¿Cómo podría
abordarse este tema?
El futuro de los estudios eidéticos podría abordarse desde
varios puntos de vista. Uno relevante consiste en pensar
lo que “queda por hacer”, como tareas pendientes, en el
marco de lo relativamente consensual para nuestras comunidades de trabajo.
Otra manera de enfrentar el problema consiste en interrogar lo que otras comunidades están haciendo y nosotros
no hemos hecho todavía.
Otra manera podría ser imaginar reformulaciones de
los estudios eidéticos que interroguen acerca de otras cosas,
poco convencionales: aquí podría mencionarse lo del desarrollo eidético o la eidología aplicada.
Otra todavía se refiere a asuntos no temáticos sino al
planteamiento de nuevos problemas o formulaciones para
el sentido de la disciplina: aquí destaco la profundización
de las relaciones con otras disciplinas, como por ejemplo
las ciencias cognitivas.
No podría dejar de mencionar que estas conversaciones aluden por todos lados a una agenda. Más aún, constituyen una agenda, son una agenda como la mar es el océano.
Estudios eidéicos • 251
9.11. Pero si tuvieras que decir qué aspecto futuro de la disciplina
posee mayores potencialidades innovadoras, ¿qué dirías?
Quizás su propia constitución/reconfiguración y la construcción de su propia autonomía, abandonando la condición de hija de la historiografía.
9.12. Pero, esto úlimo ¿lo conceptualizarías como una tendencia o,
más bien, como un anhelo personal?
Bueno…, se trataría de una profecía que estoy tratando
de auto-cumplir.
9.13. Y sobre iniciaivas puntuales, como encuentros o publicaciones,
¿qué piensas?
Me gustaría un encuentro acerca del futuro de este ámbito
disciplinar, conversaciones más frecuentes sobre la innovación, sobre el sentido, sobre cómo nuestras investigaciones
contribuyen al bien-pensar.
9.14. ¿Qué podría ser en el futuro la historia del pensamiento
lainoamericano o, mejor dicho, los estudios sobre el pensamiento
lainoamericano? Has hablado de “paneideismo”, que las ideas están
en todas partes…
Uno de los criterios que me he propuesto en el estudio de
las ideas es ir abriendo nuevos espacios de estudio, ampliando aquello que hicieron las personas que nos precedieron.
Sería en extremo limitante entender las ideas latinoamericanas solamente como “filosofía” o como “ensayismo”, a la
manera de los primeros estudiosos. Las ideas que emergen
en el seno de la producción politológica, económica, pedagógica o de temas internacionales y mucho más allá, deben
ser ciertamente abordadas. Pero no se trata únicamente de
ampliaciones disciplinarias, sino genéricas, étnicas, geográficas y otras que permitan verdaderamente dar cuenta de lo
que se piensa en la región.
252 • Estudios eidéicos
Es necesario hacer estas ampliaciones porque las personas que iniciaron el estudio de las ideas entre nosotros
provenían de una formación filosófica y querían hacer “historia de la filosofía” como sus maestros europeos. En un
primer momento se daban cuenta que la producción filosófica latinoamericana era escasa y muy inaccesible, pues
los trabajos ni siquiera habían sido convenientemente editados. Además tenían problemas para leer las lenguas clásicas –griego y latín– y desconocían completamente las
lenguas indígenas.
Entonces encontraron un primer recurso que consistió
en decir que debía cambiarse la noción de filosofía pues
nuestra filosofía estaba en los pensadores políticos o jurídicos del siglo XIX. Así encontraron el camino de la filosofía
política o de la cultura y a través de ese camino fueron recorriendo nuevos campos. En el propio medio filosófico esta
tendencia provocó reacciones, por parte de quienes argumentaban que eso no era filosofía ni menos lo era la labor de
quienes lo estudiaban. Ello produjo una discusión filosófica,
sobre el sentido de la filosofía en América Latina, lo que
contribuyó a ampliar el espectro de esta ocupación.
Hay personas que continúan trabajando sobre estos
temas, pero su época dorada fue en los cincuentas y sesentas. Fue, a mi juicio, la aparición del concepto “pensamiento
latinoamericano” aquello que en buena parte cortó el nudo
gordiano. La pregunta por si era o no y en qué sentido
filosofía, quedaba superada al hablarse de “pensamiento”,
noción más amplia y vaga, que permitía incorporar muchas
manifestaciones eidéticas sin tener que adscribirlas a la
organización disciplinaria europea.
Es esta noción, la de “pensamiento”, la que permite
concebir justamente el “paneidetismo”.
9.15. Mencionas nuevamente el “paneideismo” y el tema de las
“ampliaciones”. Quisiera aprovechar para pedirte que profundices, en
la medida de lo posible, sobre el tema de las “ampliaciones”. Me da la
impresión de que tu valoración de la incorporación de áreas de interés,
o del ensanchamiento del objeto de estudio, es mayormente de signo
Estudios eidéicos • 253
posiivo. Esto es consonante con las justas demandas de inclusión de
diversos grupos y de visibilización de múliples problemáicas. Pero
es diícil de conciliar con otra tendencia pesada de nuestra época: la
híper-especialización.
Mi posición a este respecto es muy positiva. Estas ampliaciones nos permiten imaginar, estudiar, capitalizar, dar
espacios, otorgar voces a numerosas agencias eidéticas, a
niveles y formulaciones, a sub-disciplinas y a sectores sociales. Ello, por cierto, comporta nuevos desafíos, pues es
necesario formarse específicamente para estudiar entidades
eidéticas desconocidas en el propio ecosistema.
9.16. Hablemos entonces sobre las “ampliaciones”, las que han tenido
lugar y las que consideras necesarias.
En los hechos, lo que se considera objeto de estudio ha
ido creciendo. Se han realizado importantes ampliaciones
que han otorgado a la disciplina una categoría y un interés que antes no tenía. En el nivel geográfico, la región va
“ampliándose”, considerando territorios sobre los que antes
poco y nada se decía: Brasil, América Central como también
El Caribe, y no solamente de habla hispana.
En el nivel de los grupos humanos, de un pensamiento
generado sólo por varones se ha avanzado en la presentación de algunas pensadoras; de un pensamiento generado
únicamente por ensayistas se va avanzando para ampliar
la noción de los grupos que generan pensamiento: intelectuales en el más amplio sentido. Mejor dicho, en todos los
conjuntos humanos se va buscando la dimensión de “productores” de pensamiento, para decirlo de otra manera, se
ha ido asumiendo una “democratización” eidética.
En el nivel disciplinario, la más importante innovación
ha sido la incorporación de las ciencias económico-sociales
como objeto de estudio. Tradicionalmente los trabajos se
ocuparon del ensayo y de algo que llamaban “filosofía latinoamericana”, pero pasaban en gran medida por alto la producción de las disciplinas económicas y sociales, sin considerarlas productoras de “pensamiento”.
254 • Estudios eidéicos
A nivel temático, han ido apareciendo objetos como
los asuntos internacionales, la defensa y la seguridad, la
inserción en el escenario global; la cuestión estética, curiosamente muy poco tratada desde las ideas; la condición y la
expresión de la mujer, su papel y sus especificidades.
Como ya se ha dicho, el trabajo específico de la “eidética” es más la utilización de una perspectiva que la búsqueda
de un tema. El pensamiento se produce por todas partes,
el desafío es ser capaz de captarlo y procesarlo. Es tarea de
los especialistas en la disciplina, ampliar su destreza para
estudiar toda la producción de ideas. Los déficits de captación y procesamiento han dado lugar a una afirmación fácil
y perezosa: el pensamiento latinoamericano se encuentra
privilegiadamente en la literatura. Igualmente han aparecido nuevas preguntas, como la pregunta por la circulación
de las ideas, la pregunta por el impacto de nuestras ideas a
nivel global o la pregunta por las redes intelectuales.
9.17. Transcurridas varias décadas de ampliaciones del objeto de
estudio, ¿te parece que éstas coninuarán en el futuro?, ¿quedan
todavía ampliaciones pendientes?
Me preguntas por cuáles serían los territorios hacia los que
podrían aventurarse quienes se interesan por el pensamiento de la región. Todo lo que se ha hecho puede hacerse
nuevamente y mejor. Por lo tanto, el campo de trabajo es
infinito, luego creo que puede satisfacerse del mismo modo
que nos hemos referido a las ampliaciones. Se ha hablado de
ampliaciones geográficas, genéricas, disciplinarias, de conexiones y de proyecciones.
Respecto de las regiones geográficas: sobre la región
amazónica, hasta donde conozco, prácticamente nada se
ha escrito en términos eidéticos; sobre el ámbito genérico: no tenemos una historia del pensamiento femenino en
América Latina; sobre ámbitos disciplinarios: el tema de los
trabajos sobre la ciudad o más ampliamente el pensamiento
de la ingeniería, arquitectura y urbanismo, un ámbito en
Estudios eidéicos • 255
el cual el asunto de la modernización ha sido fundamental,
está muy virgen; respecto de la cuestión étnica: el pensamiento indígena, producido en las lenguas autóctonas, ha
sido muy poco estudiado entre nosotros, a diferencia de los
grandes aportes que están haciendo los estudiosos africanos, por ejemplo con miradas como la de la sage philosophy,
por ejemplo; sobre las relaciones entre el pensamiento latinoamericano y el no latinoamericano está casi todo por
decirse, fuera de lo poco que se ha hecho con relación al
pensamiento de la Europa extremo occidental; lo recientemente dicho se emparienta obviamente con las proyecciones y reelaboraciones del pensamiento latinoamericano
más allá de las fronteras, y que ha sido un aspecto en el
cual me he interesado particularmente en los últimos años,
en particular las proyecciones hacia África, como también
hacia el subcontinente Indio y hacia el Pacífico.
Estos me parecen algunos de los territorios hacia los
cuales orientarse, pero insisto, las posibilidades para innovar en los objetos de investigación, sin contar con las posibilidades a partir de la renovación de metodologías o perspectivas, son inmensas.
Se ha avanzado en la conceptualización sobre nuestras
ideas. Se habla menos de “espiritualismo”, “romanticismo”,
o “positivismo”, conceptos generalmente tomados prestados, para desarrollar formulaciones más originales como
“arielismo”, “indigenismo”, “cepalismo” o “liberacionismo”.
Probablemente el cambio más importante, y derivado de
lo mismo, es que las personas que miraban “filosóficamente” las ideas latinoamericanas, por su formación estricta
(¿estrecha?) en la filosofía europea, no podían ver aspectos de nuestro pensamiento que no se conformaban a ese
paradigma. De este modo iban utilizando para definir las
tendencias de pensamiento aparecidas en esta región, que
además poseían bajos niveles de originalidad, conceptos
como “ilustración”, “romanticismo”, “positivismo”, “espiritualismo”, “idealismo”, o “comtismo”, “spencerismo”, etc. De
256 • Estudios eidéicos
este modo, el pensamiento producido en América Latina
era visto sólo como proyección de las escuelas europeas
de pensamiento.
El primer y mayor problema que esto conllevaba era
impedirnos ver la cabalidad de nuestro pensamiento; el
segundo era reforzar el convencimiento acerca de nuestra
inferioridad secular; el tercero era dificultar el propio desarrollo de los estudios eidéticos. Para explicar la dificultad
de ver a cabalidad nuestro pensamiento, podemos acudir al
modelo óptico. Las lentes utilizadas permitían ver solamente una parte de la realidad, para la cual estaban especializadas, pero dejaban en la sombra otras dimensiones. No voy
a abusar, como tantas personas, de la palabra “invisibilizar”,
puesto que pienso que no existía un designio por ocultar
esas otras dimensiones. Esto es muy claro, por ejemplo en
la concepción del pensamiento de Rodó como espiritualismo. Sin duda existen una serie de dimensiones del rodoísmo, o más ampliamente del arielismo, que corresponden a
patrones espiritualistas, empero existen también patrones
antisajones no menos importantes y que no pertenecen al
pensamiento espiritualista. Por así decir, el arielismo está
compuesto por una dimensión espiritualista y por otra antisajona. La mirada filosófica, con la lente europea, nos permitía solo advertir la dimensión espiritualista, dejando la
otra como completamente marginal.
Sin duda, a nivel territorial, de los grupos humanos,
disciplinario y temático pueden y deben continuar realizándose ampliaciones. Sin embargo, para que ello ocurra más
fluidamente es imprescindible dar un salto en cuestiones
teórico-metodológicas que permitan avanzar.
Estudios eidéicos • 257
9.18. Eniendo que buena parte de tu propuesta de reconiguración
disciplinar está orientada precisamente en esta dirección. No quisiera
dejar de preguntarte si la imagen de “salto en cuesiones teóricometodológicas” remite a imaginar el advenimiento de nuevos
paradigmas en este ámbito de estudios.
La cuestión de los paradigmas está íntimamente ligada a la
manera en que se recorta el objeto de estudio. Por ejemplo, la identificación del “pensamiento” con el ensayo y la
filosofía, permitió hacer importantes avances en los años
cuarenta, pero ya en los años setenta era un tremendo obstáculo, e incluso hoy continúa siéndolo, aunque en general
se ha superado. Por otro lado, la utilización de la categoría “influencia” para armar las corrientes de pensamiento entre nosotros permitió esbozar el romanticismo y el
positivismo, pero progresivamente esto se hizo camisa de
fuerza para pensar el arielismo, el indigenismo o el cepalismo. Todavía más, concebir los estudios eidéticos como
“historia” o “historiografía de las ideas” ha conducido a la
disciplina a ocuparse demasiado de autores ya fallecidos,
dificultándole aproximarse al presente y por ello mismo
haciéndole más difícil, aunque no imposible, la incidencia
sobre las discusiones del presente.
Los paradigmas también compiten por la comprensión
del fenómeno intelectual interpretándolo como sucesión de
generaciones, como campo o como redes intelectuales. Por
ejemplo, la teoría de “campo” quiere descubrir cómo operan
el poder y el capital; la de las “redes intelectuales” apunta
más bien a estudiar como colabora la intelectualidad, cómo
se transforma en agente y cómo circulan las ideas; “generación” sirve para entender los cambios y los ciclos. En
alguna medida, son paradigmas contrapuestos, sin embargo, simultáneamente son instrumentos que echan luz sobre
dimensiones diferentes del fenómeno y en ese sentido pueden ser complementarios.
Pero me refiero también a varias otras cosas. Por ejemplo, a asumir que estos micro-paradigmas son bastante conmensurables y cada uno está diseñado para estudiar una
258 • Estudios eidéicos
dimensión específica, lejos de abarcar la totalidad. Por otra
parte, que concebir los estudios eidéticos también como
ingeniería eidética podría potenciar mucho el quehacer, y
ni qué decir de nuevas alianzas interdisciplinares…
9.19. ¿En qué senido sosienes que concebir los estudios eidéicos
también como ingeniería eidéica podría potenciar el quehacer en
nuestro ámbito de trabajo? Por lo demás, ¿en cuáles nuevas alianzas
interdisciplinares estás pensando?
Las alianzas interdisciplinares, por su parte, nos abren a
otras dimensiones, nos sensibilizan sobre nuevos campos
de estudio afines a estas disciplinas y sobre todo platean
preguntas que no se han hecho los estudios eidéticos, muy
amarrados al pensamiento político, y gastados en autores
y preguntas de la historia conceptual e intelectual… En
este sentido los estudios internacionales nos abren a preguntas tanto acerca del pensamiento internacionalista, relativamente poco estudiado, como a problemas nuevos: la
circulación internacional de las ideas Sur/Sur o la noción
de acervos globales de ideas, por ejemplo. La alianza con
las ciencias cognitivas llevaría a cuestiones como el origen
de los fenómenos eidéticos en relación a la aparición del
sapiens y su evolución, entre otras cosas.
La alianza con las ingenierías abriría puertas hacia el
estudio de la compleja composición y hacia la construcción de nuevas entidades eidéticas. Lo potenciaría, pienso,
al formularle nuevos desafíos, sacándolo de cierto esclerosamiento historiográfico. La ingeniería permite pensar
quehaceres diversos, permite pensar unos estudios eidéticos orientados más bien a determinar lo que ha ocurrido
u ocurre y otros más proactivos, orientados más bien a
generar prácticas eidéticas. Y precisamente quiero señalar
que ambas posibilidades no son excluyentes. La posibilidad
de reinventarse de los estudios eidéticos de tantas maneras posibles, yendo por tantos caminos diferentes, permite formularse cuestiones también diferentes e innovadoras. En este caso, por ejemplo, hemos hablado de cierta
Estudios eidéicos • 259
ingeniería geneidética. También podríamos hablar de las
relaciones entre la eidética y la informática, o de tecnologías eidéticas, en relación a los dispositivos de que también
hemos hablado. Posiblemente te sientes tentado de pedirme
si podría proponer al menos un programa para un curso
sobre eidética e ingeniería. En verdad, no sería capaz de
hacerlo, por ahora.
9.20. ¿Hay más?
Muchas más. Por ejemplo, la relación entre la estructura
de los fenómenos eidéticos y los formatos cerebrales; las
relaciones entre las propiedades cerebrales, las lenguas y las
entidades eidéticas; las relaciones entre la “evolución eidética” convocando la “evolución cerebral” en una dinámica de
recíprocas exigencias, aunque me interesa específicamente
la exigencia eidética para la evolución cerebral. Pienso, en
particular, en cierta eutanasia realizada a través de los milenios por los cultores e idealizadores del lenguaje oral, de la
palabra, sobre los cerebros menos aptos para este manejo,
por ejemplo la probable eutanasia sobre los descendientes (híbridos) de neandertal o erectus incapaces de hablar
(silábicamente) con la misma destreza por el insuficiente
desarrollo del hueso hioides, si así fuera.
9.21. Tu mirada de balance y perspecivas de los estudios eidéicos se
instala justo en la tensión entre la imagen del “se ha logrado mucho” y la
imagen del “todavía no es suiciente”, o del “no estamos aprovechando
del todo nuestras capacidades o potencialidades”.
Es cierto. Creo que no estamos dando cuenta o asumiendo
suficientemente, el “capital eidético” con que contamos y
mucho menos lo posible, dentro del infinito de posibilidades.
Existe una inmensa cantidad de elementos en los saberes indígenas, en sus ecosistemas intelectuales actuales, en
sus lenguas, un repositorio/acervo que no estamos aprovechando, desde el punto de vista de la producción eidética
260 • Estudios eidéicos
y que la investigación sobre estudios del pensamiento ni
siquiera conoce suficientemente. No necesitamos ir a China
o a Etiopía. No hemos hecho gran cosa para aprovechar
esto. También por esto es que veo como algo tan importante
la cuestión de la democratización de nuestras intelectualidades, para refrescarnos del ahogante europeísmo.
Por otra parte, yendo más allá de cualquier autoctonismo o estrechez, nuestro capital eidético es el del mundo entero. Tenemos que ver qué somos capaces de hacer
con esto que se encuentra de algún modo (ojo, no de cualquier modo) a nuestra disposición. Entre otras tareas, si
los estudios eidéticos pueden imaginarse como trabajo en
pro del pensar más-mejor, pienso que es muy importante hacer una cierta prospección de los recursos globales
de ideas. Entiendo que es una manera de decir y que no
puede ser realizada literalmente, dadas diversas limitantes
y entre ellas las conceptuales. Por ello ha sido uno de los
motivos más recurrentes de mis agendas recientes aquello
de ampliar las bibliografías de los currículos más allá de lo
que se produce intelectualmente en cuatro o cinco países y
que deja de lado más del 90% de la humanidad, aun cuando
esos cuatro o cinco países produzcan más del 50% de lo
que hace la humanidad.
Se trata de promover una apertura a los mensajes eidéticos del mundo, la orientación de nuestras antenas a captar
las voces del universo eidético, más allá de convencionalismos, dependencias, complejos, prejuicios y mezquindades.
Por ejemplo, escuchar, mixturar, combinar, cruzar, mezclar,
probar, sensibilizarse, adiestrarse para conocer y entender
las categorías con que los pueblos del Pacífico Sur piensan el océano.
La propuesta de los estudios eidéticos ha sido imaginada en parte como un quehacer de estudio de las ideas
tendiente a pensar más-mejor. No es fácil definir con precisión esta última expresión, pues constantemente el pensamiento, por su mismo desarrollo, va desarmando los
esquemas anteriores. Se trata, por eso, de una intención de
Estudios eidéicos • 261
movimiento mucho más que un punto de llegada. En las
periferias este más-mejor se expresa, entre otras dimensiones, en un afán de autonomía. Pensar más-mejor es pensar
con mayor autonomía y ello se relaciona con la posibilidad
de manejar una mayor variedad de información eidética,
que haga más viable eso de cortar cordón umbilical de
la dependencia afectivo-cultural que suele aquejarlas. Pero
quizás no aludías a esto con tu pregunta. Pero quizás no
aludías a esto con tu pregunta.
9.22. Es cierto. No aludía propiamente a eso sino a otra cosa, que
enseguida voy a retomar. Ahora quisiera preguntarte por qué imaginas
el acervo eidéico como un capital y no de otras formas.
No se trata de eso. Es uno de los lenguajes posibles para
interrogarse, pero existen muchos otros. Te lo digo de otra
manera: No hemos contribuido desde América del Sur sino
escasamente a cartografiar el acervo eidético del mundo y
menos a procesarlo de forma innovadora. De otra manera
todavía: cómo aprovechar todos los descubrimientos para
patentar nuevos inventos tecnológicos, o de otra: cómo
ampliar el corpus de la filosofía en los currículos timoratos,
u otra: cómo organizar programas que formen estudiantes
con destrezas para trabajar con la innovación eidética.
9.23. Otro tema de interés es cómo pensar, no digamos en leyes,
sino en lógicas o conexiones, que permitan dar cuenta de la vida de
las ideas en nuestro iempo, siendo que lo que se aprecia por todas
partes es una diversidad pasmosa, indicaiva, al parecer, del reinado
de la coningencia, de la arbitrariedad, del oportunismo eidéico, si se
me permite la expresión. No quiero deslizarme hacia el decadenismo
cultural, pero no sería totalmente franco si no dijese que, para pensar
en nuestro iempo, suelo recostarme, al menos en un plano coloquial,
en la imagen de la “edad folleinesca” temaizada por Herman Hesse en
la Introducción a su novela El jueg
juegoo de los abalorios
abalorios.
No te deslices hacia el decadentismo que no es cosa buena.
Por otra parte, es mejor pensar esta diversidad a la que te
refieres como el florecimiento de mil flores que como en el
caos, e incluso si fuera algo caótico ¿qué importaría?
262 • Estudios eidéicos
¿A qué te refieres con lógicas y conexiones que den
cuenta de la vida de las ideas en nuestro tiempo? No alcanzo
a entender esta parte de la pregunta.
9.24. Me reiero a la posibilidad de formular hipótesis explicaivas más
o menos saisfactorias sobre la dinámica eidéica. No parece un desaío
fácil dar cuenta cieníicamente de tanta diversidad.
No es necesario imaginar una teoría omnicomprensiva que
valga para todos los niveles posibles. Es perfectamente posible y necesario realizar intentos por entender parcialidades
de la realidad. Sería un despropósito focalizarse en una
especie de teoría omnicomprensiva acerca de lo eidético.
Correspondería más bien a un personaje enloquecido de
Borges que a ti o a mí.
Por cierto, no estoy hablando de tesis del tenor siguiente: “Para entender la realidad eidética es necesario articularla adecuadamente con la no eidética”. Eso no es una teoría
sino una perogrullada. Quizás puedas enunciar algún ejemplo del tipo que estás pensando para entenderte mejor. En
todo caso los esfuerzos que hemos hecho por clasificar las
entidades eidéticas, entre tantas otras cosas, están colmados
de teorías al respecto.
Estudios eidéicos • 263
9.25. “Edad folleinesca” es una idea acuñada por el historiador
literario Plinio Ziegenhals, personaje inventado por Hesse, y alude
a una época que no carece de espíritu, pero que no sabe qué
hacer con él, resultando la inaudita libertad espiritual insoportable
para el propio espíritu. La edad folleinesca de Ziegenhals/Hesse se
caracteriza por el parloteo incesante e insustancial en los medios
masivos, por la producción industrial y carente de senido de arículos
cieníicos (a veces atravesados por la ironía y la auto-ironía), por la
fabricación constante de bagatelas intelectuales, por una inundación
de fragmentos de saber aislados y desituidos de signiicación, por
la degradación, la venalidad, la claudicación. Es una imagen distópica.
Ziegenhals/Hesse aluden a una dinámica eidéica industrial, vacua,
oportunista, por la que se fabrican coninua y conscientemente (malas)
ideas para su consumo masivo. ¿Qué piensas de ese ipo de disposición,
por la que se pone en cuesión no solamente la “opinología”, o tal o cual
aspecto de ella, sino el entero espíritu de nuestro iempo?
La opinología no es propiamente un problema de estudios
eidéticos, aunque entiendo que guarda relaciones. Es un
fenómeno de la comunicación más que de las ideas. La
opinología podría estudiarse como mentalidad y no como
ideología. Pero no veo bien qué podría responderte acerca de esto.
Con tu pregunta pareciera que quieres llevarme a tragar el anzuelo del decadentismo, a ver si hago juicios que
afirmen la idea que la nuestra es la peor de las épocas o al
menos una muy mala y que conservadoramente aludiera a
algún pasado más o menos dorado. Pero, diré, más sensiblemente, que yo no siento así: ni me asustan los caos, ni
la abundancia de información me abruma, ni el despliegue
alocado de la creatividad me intimida.
264 • Estudios eidéicos
9.26. Pienso que, como toda distopía, la imagen de la edad folleinesca
no se reiere tanto al futuro como al presente, en términos críicos.
Además, no se reiere apenas a la opinología comunicacional, sino al
espíritu de la época. Se la podría interpretar, creo que legíimamente,
en clave simmeliana, es decir, como una críica a la trágica saturación
de la esfera cultural, y, más prosaica pero no menos justamente, como
una críica a los criterios producivistas de sectores importantes de
la academia o de la burocracia académica. Otro tema conexo es la
interrogación sobre el signiicado de la eclosión de la diversidad. ¿No
hay algo así como una “industria” de la diversidad?
En principio podría pensarse que el productivismo no tiene
que ver tanto con la academia como con la sociedad. Por
otra parte, el medio es el mensaje, y el productivismo y
la saturación podrían ser más propicias al desarrollo de
ciertas entidades eidéticas que de otras. Ciertamente, sería
más propicio al desarrollo de entidades eidéticas del género
reciente que del género ancestral. ¿Qué quiero decir con
esto? Entidades gestionadas conscientemente, herramentistas, instrumentales, ingenieriles. El alto productivismo,
la aceleración, el bombardeo eidético ¿serán más proclives
a ideas de innovación? Tampoco hay que olvidar aquí el
gatopardismo. O las pequeñas innovaciones permanentes
sin sustancia.
Pero hace generaciones que en el ámbito urbano de las
ciudades occidentales y de las grandes ciudades periféricas
la cantidad de información programada que se recibe es
claramente mayor a lo que los seres humanos pueden llegar a procesar. No es un fenómeno de comienzos del siglo
XXI. Hace más de un siglo existían en dichas ciudades decenas de periódicos en circulación. Además de periódicos,
había otros medios: imprenta, cine, etc. El atiborramiento
de información no es algo exclusivo de este tiempo.
Agrego a esto que en mis lecturas de historia de las
disciplinas, principalmente de la filosofía, frecuentemente
se trata el pasado como algo transparente y fácil. Suele
decirse: “En el siglo tal había dos o tres tendencias, en tanto
que en la contemporaneidad la multiplicidad es completa y
radical”. Pero ello no es así. Sucede que quienes dicen esto
Estudios eidéicos • 265
no se animan, por distintas razones, entre las que se cuenta
el afán de quedar bien con todos, a cartografiar seriamente
su propio tiempo. Por otro lado, la multiplicidad es mejor
que peor. Se liga con la especialización. También debe haber
personas capaces de hacer conexiones amplias, capaces de
responder preguntas diversas a las que responden quienes
se ocupan de temas monográficos.
9.27. Con respecto al desarrollo eidéico, es decir al pensar más y
mejor. ¿América Laina o el Sur Global alcanzarán niveles superiores de
desarrollo eidéico?, ¿de qué depende que los alcancen o no?
Una cosa es el conocimiento; otra, las ideas. Son cuestiones
relacionadas, pero no son sinónimos. Si aumentan las ideas,
aumenta el conocimiento. Los nuevos paradigmas, conceptos, métodos, tienen mucho que ver con que hay más información o conocimiento. Pero no son lo mismo. Cualquier
trasmisión de información gasta megabytes.
Con base en estas distinciones, en términos prospectivos pienso que América Latina y las regiones periféricas
en general van a aumentar su presencia aparente en los
indicadores de producción de conocimiento (artículos científicos, académicos, en revistas indexadas). Primero, porque
la academia no deja de crecer en términos cuantitativos
y, en términos relativos, más que en el centro. Esto, hace
cincuenta años, no era así. Segundo, porque el sistema de
indexación estaba en pañales y además se mantenía artificialmente restringido porque las instituciones implicadas
no eran sensibles a lo que ocurría fuera del centro. Desde
2000 se han ido sensibilizando, produciéndose recientemente una especie de boom en este sentido. Se transforman
en negocios, que tienen que mostrar lo que se produce en
el mundo para venderse. Se tergiversa así el sentido de la
producción académica.
Sin embargo, a nivel de ideas, es mucho más difícil
predecir. Pero sobre todo, es más difícil de tergiversar en
términos comerciales. Ahora bien, producir conocimiento
266 • Estudios eidéicos
subsidiario, pequeños artículos indexados sobre cuestiones
pequeñas, es tanto más fácil que producir grandes ideas.
Una predicción sería que va a haber mayor crecimiento
de artículos científicos empíricos que en la producción de
nuevas ideas o sistemas eidéticos o paradigmas.
9.28. En términos de desarrollo eidéico, este panorama que trazas es,
como mínimo, ambiguo…
Sí, porque sólo excepcionalmente conseguimos tener intelectualidades capaces de elaborar/ presentar/madurar/circular ideas a nivel de amplias regiones. Esto no cambiará
mucho en los próximos veinte años, aun cuando la producción de artículos indexados se cuadruplique en ese lapso.
Que no se malentienda: esto último es algo bueno. Vamos a
conocer mucho mejor distintas realidades y, así, la realidad
global, en todos los ámbitos: agrícola, social, climático, etc.
De alguna manera, Martí nos pedía esto. Pero no es suficiente. Porque no es el único aspecto del desarrollo eidético.
Seguramente, la cantidad de ideas producidas en el mundo
periférico también crecerá, pero no creo que ocurra en la
misma proporción que los artículos indexados. Este crecimiento no va a alcanzar el 30% del global.
9.29. ¿Te parece que los estudios eidéicos van cambiando en relación
con transformaciones más amplias, como las que supone la emergencia
de la sociedad del conocimiento y la información? ¿Tendrían mayor
signiicación hacia el 2000 que en 1900 o 1800? Dicho de otra manera:
¿los estudios eidéicos adquieren mayor o menor relevancia en este
ipo de sociedades?
Una respuesta algo simple es que si en este tipo de sociedades la presencia del conocimiento y la información es tan
grande, manejarse en este plano, saber desenvolverse, tener
instrumentos, es más importante que en otras sociedades.
Otra más elaborada podría decir que estoy confundiendo
cosas e incluso tergiversando, pues la sociedad del conocimiento e información parece ser un tipo de sociedad que
debe ser entendida por disciplinas que no son los estudios
Estudios eidéicos • 267
eidéticos, al menos no en primera instancia, y más aún que
si el conocimiento y la información tienen más presencia
es porque las ideas poseen menos y por ello los estudios
eidéticos pierden relevancia, sugiriendo que en tiempos del
ideologismo los estudios eidéticos tenían particular vigencia… Pero, más que pensar en una disminución de lo eidético prefiero pensar en la aparición de nuevas entidades
eidéticas. Una vez más, estas nuevas entidades no necesariamente harán desaparecer las antiguas sino que se agregarán,
posiblemente restando importancia relativa a otras.
9.30. ¿Te atreves a pronosicar qué nuevas especies eidéicas podrían
aparecer?
Hace ya más de medio siglo se pronosticó el fin de las
ideologías, por lo demás en el momento del máximo ideologismo, los años sesenta. Hacia fines del siglo XX se actualizó
mucho esta noción, luego de la caída del Muro. Por cierto,
las ideologías en sentido estricto, ni las entidades eidéticas
en sentido amplio, no han desaparecido.
Me atrevo a sugerir el desarrollo de “ideologías-cortas”.
Lo que denomino ideología corta es un sistema eidético
muy parecido a la ideología tradicional aunque más lejano
del sistema filosófico y más focalizado en cuestiones específicas, que no necesita responder a una filosofía de la historia, sino que se basta con un conjunto de lemas o máximas
articuladas, con poca sofisticación y con suficiente simplicidad para funcionar en los medios. No es completamente
nuevo. Los catecismos operaban así, simplificando un sistema eidético para consumo masivo y sobre todo de niños.
Podría decirlo de este modo: una ideología corta es aquella
que puede ser asimilada en el marco de programas televisivos, para gente que ama el deporte o que puede ser repetida por tiras animadas y por conductores de programas
para la hora del desayuno. Ello propicia programas políticos
de menor envergadura dogmática que se conforman con
alianzas a corto plazo, que pueden recomponerse pronto
268 • Estudios eidéicos
y donde las ideologías están más cerca de lo programático
que de las creencias de fe. Pero ojo con esto, no se trata de
una predicción para el resto de los tiempos, sino para un
par de décadas. Ya lo creo que volverán las ideologías duras,
del dar la vida por ellas.
Estas ideologías para prosperar deben asumir el tipo de
sociedades en las cuales se alojan y en que nichos dentro
de tales sociedades. Ciertos nichos favorecen unas otros
favorecen otras. El soporte técnico banda animada no en
abstracto sino en el marco de millones de bandas animadas
existentes, en el marco de una cultura de bandas animadas
existentes permite que se desenvuelvan ciertas entidades
eidéticas con más facilidad y otras con mayor dificultad.
9.31. ¿Otros pronósicos?
Más que pronóstico lo que estoy haciendo ahora es explicitar el presente y apenas señalar que esto perdurará por
décadas. La ideología se refiere eminentemente a la cosa
pública y tiene que ver con el proyecto de sociedad. En
tensión, de diferencia y encuentro, se han desarrollado cantidad de entidades eidéticas que pretenden ser dadores de
sentido a las existencias y conductas cotidianas. Un espacio
que era cubierto por otros sistemas eidéticos como los religiosos, los filosóficos o los mitos cosmogónicos. Claro que
esto que digo no es muy original si no logro caracterizar
mejor este pensamiento que es “débil”, no en el sentido de
“no dogmático” de Gianni Vattimo, sino más bien en el de
“simplificado y poco elaborado”, y en sentido muy opuesto
a las matrices francesas y más afín a matrices sajonas, para
decirlo en términos europeos. Para avanzar en este terreno
he introducido el concepto “cotidianías”. El hipismo fue
un movimiento que se articuló a una “cotidianía”, con alta
capacidad de asociación con otras, el naturismo, las religiones orientales de consumo occidental, cierto naturismo,
nudismo, ecologismo y anti-consumismo. Otra es el veganismo, deriva en una línea desde el hipismo, y se aloja en
Estudios eidéicos • 269
nichos universitarios principalmente, contribuye a disciplinar a sus adherentes, les da sentido de militancia, les ayuda
a sentirse superiores y establece relaciones con otras como
el ecologismo, el naturismo, el anti-consumismo, formas
neo-fisiocráticas y versiones simplificadas de sistemas eidéticos religiosos de culturas diferentes a aquella que mora
en la persona envuelta. Florece en medios universitarios,
allí prospera y se desenvuelve, colonizando. Otra cotidianía es el fisicoculturismo, ultra-corta, prospera más bien
entre personas no universitarias, y coloniza bandas o maras
más que sectas, se emparienta con militarismos. Estas cotidianías se asumen con diversos niveles de adhesión y no
faltan quienes pretenden seguirlas hasta la muerte, como
quienes por seguir un principio de alimentación sana terminan suicidándose prácticamente por falta de proteínas o de
minerales o de alguna vitamina pues su ortodoxia les impide “envenenarse” consumiendo alimentos que los contengan. Ello les da un alto sentido de militancia y pertenencia,
identidad con fuerte diferenciación, con sus marcas de distinción, más que militancias, aunque ello sea variable… El
veganismo asociado al ambientalismo genera mayor militancia que el fisicoculturismo en la versión cultivada en las
bandas de motoqueros, con sus atuendos de falsos guerreros de utilería, sus tatuajes y su masculinidad forzada…
10
Cajón de sastre
La imagen del cajón de sastre alude a un rincón integrado por
restos de insumos y retazos de telas, cosas que todavía no han
hallado un lugar nítido en el quehacer del artesano, pero que
éste decide empero no desechar, en parte porque sospecha que
alguna vez podrán serle útiles, y hasta eventualmente sacarlo de
apuros. En forma análoga, hemos decidido disponer aquí, con
un nivel algo menor de estilización al de los capítulos precedentes, fragmentos de conversaciones que, por razones diversas, no
encontraron sitio en las zonas más consolidadas del volumen, y
que nos pareció conveniente no descartar. Dichos fragmentos no
encontraron en su momento sitio por haberse suscitado en forma
extemporánea, por ser algo menor su nivel de elaboración, por
aparecer como difícilmente ensamblables a las líneas principales,
por haber tenido lugar luego de que el libro solicitaba cierres, y no
nuevas aperturas. Se mantiene en esta sección el hábito de colocar
entre corchetes algunas remisiones a pasajes previos directamente
vinculados con los temas que se abordan.
271
272 • Estudios eidéicos
10.1. Una primera cuesión que quedó sin abordar, y que es
relevante, es la onomásica. Tu estudio mayor se itula Pensamien
ensamientto
lainoameric
lainoamericano…
ano…, luego te he leído y escuchado hacer referencia
a Nuestra América, úlimamente, tal vez a parir de la factura y
publicación de Pensamiento periférico, estás marcando cada vez más
lo suramericano, y llegas incluso a hablar de Suramérica para referirte
a la región que usualmente denominamos América Laina. ¿Qué
elaboraciones subyacen a estos desplazamientos?
Ha sido una decisión de los últimos años y tiene que ver con
no concebir Nuestramérica como “latina”, en primer lugar,
porque es una denominación excluyente de otras manifestaciones étnico-culturales, pero además porque, en mi campo de trabajo, la irrupción de las intelectualidades indígenas
es una cuestión importante y de reivindicación identitaria.
Es cierto que mi estudio se titula Pensamiento latinoamericano, y no nuestro o suramericano. Cuando inicié este trabajo, estaba muy apegado al canon tradicional de la filosofía
latinoamericana, que, en los años noventa, todavía era la
mirada predominante en el quehacer de los estudios eidéticos de la región. Sucesivas aperturas a los distintos ámbitos
del quehacer eidético me han llevado a ampliar, entre otras
cosas, los grupos emisores del pensamiento.
Recuerdo que cuando redactaba el tomo primero, viajé
a Cochabamba y presenté algunos de mis avances. Me consultaron entonces por qué en mi panorama no había presencia de las intelectualidades indígenas. Solamente pude
ofrecer una respuesta insuficiente, casi tautológica: “Por
una parte, no leo las lenguas indígenas; por otra, en el canon
que manejo, esas intelectualidades y expresiones de pensamiento tienen una presencia muy baja”. Es cierto que el
libro toca esos temas, pero, visto desde hoy, lo hace escasamente. Es evidente que habría que hacerlo de otra manera.
En la Presentación al tomo II de la edición en portugués
aludí a esta deficiencia. La creciente presencia de intelectualidades indígenas y afrodescendientes es una de las grandes irrupciones de los inicios del siglo XXI.
Estudios eidéicos • 273
Con respecto a la expresión Nuestramérica, la retomo
para el nosotros, pero quienes no forman parte de ella no
podrían nombrar legítimamente a esta región de ese modo,
sí en cambio como Suramérica, desde México hacia el sur.
Prefiero sur a sud porque, tradicionalmente, sud ha aludido
a la América del Sur, distinta y contrapuesta a Centro y
Norteamérica (y al Caribe), dejando fuera más de la mitad
de los países. En cambio, sur alude al Sur global, que es otra
manera de decir lo periférico, más allá de la latitud en sentido estricto. Es probable que este acento guarde relación con
la elaboración de Pensamiento periférico.
10.2. En mis anotaciones aparecen destacadas dos ideas, con las cuales
has intentado superar la noción de las ideas-instrumento. Me reiero a
las nociones de ideas-producto y de ideas como sistema tecnológico.
Ambas imágenes llamaron mi atención, en especial la segunda.
Algunas ideas pueden pensarse como productos. De hecho,
en el lenguaje académico se habla frecuentemente de “producción intelectual”, aunque, obviamente, no todo producto
es un instrumento. Los estudios eidéticos aplicados tienen
por objetivo fundamental (como ha sido en buena parte el
objetivo de las universidades, think-tanks, centros de investigación, etc.) la “producción” de ideas.
He distinguido en otra parte el comportamiento de
las entidades eidéticas como explicadoras-dadoras de sentido del mundo y como instrumentos, pero por otra parte también podemos conceptualizarlas como “productos”.
Esto alude a otra manera posible de clasificar las entidades eidéticas. Las tres modalidades (explicadoras-dadoras
de sentido, instrumentos y productos) en algunos espacios
se traslapan, aunque pienso que pueden distinguirse y para
ello hay que realizar una definición rigurosa de lo que se
está hablando. Este tipo de definiciones, por otra parte, son
las que constituyen la especificidad de la disciplina.
Pero también el conjunto de las entidades eidéticas
puede parangonarse al conjunto de los sistemas tecnológicos que, en tanto conjunto, no puede caracterizarse como
274 • Estudios eidéicos
“herramienta”. Las tecnologías son demasiado antiguas y
demasiado variadas, están demasiado incorporadas a la vida
de las sociedades para concebirse, a estas alturas, como simples herramientas. El sistema tecnológico está en simbiosis con las sociedades. Eso no quiere decir que el sistema
tecnológico no permita crear herramientas, como designio
consciente y específico; pero eso mismo permite entender
que el sistema como conjunto ya no puede ser considerado
una “herramienta”. Por lo demás, esto se ha dicho y re-dicho
en la historia del pensamiento contemporáneo.
Esta conceptualización se mueve entre dos polos que
podrán considerarse contradictorios, pero que remiten a
una distinción fundamental entre las entidades eidéticas.
Por una parte, se las concibe como creadoras de los seres
humanos y, por tanto, trascendiendo tremendamente las
intenciones de quienes las portan y, por otra parte, se concibe a los seres humanos como creadores de entidades eidéticas, llevando esto hasta la radicalidad del trabajo ingenieril
con ellas. ¿Cómo conciliar estos dos extremos aparentemente tan opuestos? Se trata más bien de una esfera con
dos polos –“Norte y Sur”–, antípodas que no se excluyen
sino que funcionan por el propio sentido circular de esta
realidad.
¿Debería acaso la Tierra para respetar la coherencia ser
sólo norte o puro sur o, para evitar contradicción, realizarse
en la abstracción de la línea del Ecuador? Esto no es simplemente un sofisma. Si se asume que los seres humanos
son productos y productores simultánea y circularmente,
entonces ¿por qué no podría aceptarse lo mismo de las
ideas: ser creadoras de los seres humanos a la vez que ser
producidas, circularmente, por nosotros? El único asunto
reside en entender adecuadamente la noción de “productoras” y “producidas”. Ocurre también algo similar a la relación que tenemos los seres humanos con el planeta. Tierra
somos, completamente productos de él, y hemos sido capaces de modificarlo. Incluso, visualizamos la posibilidad de
abandonarlo algún día migrando hacia cuerpos siderales
Estudios eidéicos • 275
más hospitalarios (o más inmunes a nuestras influencias
contaminantes). Con las entidades eidéticas no podría ocurrir lo mismo: podremos modificarlas, pero no abandonarlas. Sería tan absurdo como migrar y migrar pretendiendo
abandonar el universo. Porque, en verdad, no somos productos del planeta Tierra sino del universo y somos incomprensibles sin él, aunque podamos emanciparnos de este
planeta que circunstancialmente nos vio nacer. No podemos huir del universo ni librarnos de él, asimismo, estamos
condenados a vivir con entidades eidéticas, hospedándolas
en nuestro seno, en simbiosis con ellas, porque nos han permitido alcanzar la hominidad, pues en ellas reside nuestra
vida humana, nuestra mejor vida y nuestra emancipación.
10.3. En cierto momento perilaste una disinción entre lo que llamas
el “origen eidéico” y el “origen neurológico” de las ideas. Sin embargo,
no hubo entonces oportunidad de desarrollar suicientemente el punto
[3.3].
Existen diversas perspectivas para interrogar. Los estudios
eidéticos tienen una perspectiva específica para preguntar
sobre las ideas, equidistante del abordaje de la neurología
y de las ciencias de la comunicación. Es decir, no se trata
de interrogar acerca de cómo se conectan las neuronas o
sobre cuáles son las regiones del cerebro que se ocupan de
la articulación entre ideas y lenguaje hablado. No se trata
de preguntar sobre la anatomía, las funciones o las áreas
del cerebro que inciden en la gestación o procesamiento
de las ideas. No se trata del cerebro fisiológico, sino del
“cerebro eidético”.
10.4. Insistes con la noción “cerebro eidéico”. Es tu oportunidad para
explicarla más ampliamente.
El cerebro no puede pensar de cualquier manera. Piensa
según los formatos que ya trae, como si se tratara de un “disco duro”, que condiciona compatibilidades e incompatibilidades. A Francisco Varela, que sostenía la inconveniencia
276 • Estudios eidéicos
de homologar el cerebro humano a un computador, no le
gustaría esto. Pero no encuentro otra manera de expresar
lo que quiero decir.
Claramente no me estoy refiriendo a las “áreas del
cerebro” de las que hablan quienes lo estudian en clave fisiológica. Me preocupa, en cambio, entender de qué manera
los parámetros cerebrales permiten que se implanten, se
elaboren y se procesen las entidades eidéticas. La noción
“cerebro eidético” alude a las compatibilidades/incompatibilidades entre, de un lado, las eidas y las combinaciones de
eidas y, de otro, los parámetros básicos, “duros”, del cerebro.
¿Cómo procede el cerebro en la combinación de las eidas?
¿Cómo procesa, como reelabora? Éste es el cerebro que nos
interesa. Eidéticamente, no operamos de cualquier manera,
operamos dentro lo que nos permite el cerebro humano,
sapiens (¿y pre sapiens…?).
Es necesario no perder de vista que, en este plano, no
estamos hablando de motivaciones psicológicas o sociales
ni, tampoco, de las decisiones o presiones del poder, cualquiera sea, o de la labor de los “energizadores eidéticos”.
Podría ser del mayor interés científico determinar si
cuando un cerebro eidético recibe una idea opera simultáneamente (y digo cualquier cosa, pues soy un ignorante en
esto) el área de Broca, y si cuando se produce una hibridación eidética opera más bien el área de Wernicke, y si
ello tiene que ver con cuestiones que, por otra parte, lindan
con la psicología, como son la atención, la concentración,
la capacidad de escuchar y de hablar. Esto implicaría un
importante trabajo interdisciplinar, pero no ya no sería,
propiamente, tema de los estudios eidéticos.
Para hacer una vez más un deslinde, señalo que en cambio sí es un problema de los estudios eidéticos determinar,
por ejemplo, cuál es el procedimiento por el cual se forma
una nueva entidad eidética a partir de componentes de otras
anteriores: cuáles eidas quedan, cuáles eidas salen, cuáles
eidas se modifican y cómo tiene lugar la recomposición de
Estudios eidéicos • 277
las eidas para dar forma a la nueva entidad, y ello todavía
en relación a los programas del “disco duro del cerebro”, ése
que traemos “instalado” desde los pre-sapiens.
A propósito de estos asuntos, valga decir que algunos
textos sobre el origen del lenguaje hablado y la evolución de
los cerebros no tienen suficientemente en cuenta la importancia de las entidades eidéticas en este proceso. Parecen
referirse a un lenguaje hablado desprovisto de contenidos,
de criterios, de valores, como si se tratara simplemente de
cuestiones deícticas y utilitarias.
10.5. Todo esto parece devolvernos al tema de la relación entre
estudios eidéicos y ciencias cogniivas.
Claro que sí. Nos permite asociar los estudios eidéticos, en
tanto estudios que toman por objeto la vida de las entidades eidéticas, a la psicología cognitiva, al psicoanálisis, a la
lingüística cognitiva, a la genética, a los estudios cerebrales,
para entender cómo se elaboran las ideas y de qué modo
entran en simbiosis con los seres humanos. Para entender,
también, cuáles son las mutaciones de las entidades eidéticas una vez que se va perfeccionando el uso del lenguaje
hablado que, como un cauce, les permite una fluidez cualitativamente mayor. Vasto campo que no es terreno de los
estudios eidéticos propiamente tales pero para el cual es
muy importante que existan especialistas con varias formaciones que les permitan participar de este diálogo interdisciplinar.
278 • Estudios eidéicos
10.6. Pasemos a otro asunto. Recuerdo que cuando conversamos sobre
la clasiicación de las enidades eidéicas hiciste referencia a los sueños
[3.29]; también, al hablar de los cambios en el nivel eidéico [5.3-5.4].
Cuando retocábamos la trascripción de lo conversado, airmaste que la
cuesión de los sueños, de sus relaciones “originarias” con la dinámica
eidéica, era un punto que te interesaba sobremanera, y que te
habría gustado desarrollar más ampliamente. Éste puede ser un buen
momento para hacerlo.
Es un buen momento, pues respecto de pocos problemas
se pone tanto en evidencia la necesidad de un tratamiento
interdisciplinar. Por otra parte, si todo lo que hemos conversado es inseguro y tentativo, esto lo es todavía más.
A mi juicio, los sueños contribuyen a dar forma a las
entidades eidéticas. Es una afirmación que requiere explicación. Ello me parece especialmente claro para las entidades eidéticas ancestrales en su eclosión y arbitrariedad,
pero también para otras de más reciente aparición, como
las ideologías y las cotidianías. No me refiero solamente a
la mejor caracterización de los procesos de “confección” de
las entidades, sino también a entender mejor el procedimiento de elaboración del cerebro eidético (y fisiológico).
La atención en los sueños puede contribuir a dar sentido
o explicar los numerosos y estrafalarios tabúes de tantos
pueblos, tabúes que no requieren de explicaciones utilitarias y funcionales en un 100%. Claro está, debe distinguirse
aquí el quehacer cerebral durante la no vigilia (aquello que
sucede invariablemente mientras dormimos) del quehacer
cerebral durante los sueños narrativos (esos que a veces
recordamos), aunque son similares en aquello de que no
tenemos, como inteligencias conscientes, autoridad total
sobre ello. Aquí campean los procedimientos de las metáforas, las metonimias y las analogías, entre otras fórmulas. Es
frecuente que las ideas evolucionen, muten, se desarrollen
alegóricamente más que de manera “lógica”, y ello sucede
tanto en las sociedades como en los individuos, sean profesionales del conocimiento o no.
Estudios eidéicos • 279
10.7. Introduces nociones que requieren explicitación y
esclarecimiento. “No vigilia”, “sueños narraivos”; “procedimientos
de metáforas, metonimias y analogías”; “desarrollo alegórico del
pensamiento”…
Hemos dicho antes que el cerebro piensa en gran medida
sobre la base de metáforas. Los sueños operan por metáforas y analogías, y esto vale para los sueños amables y
para los desagradables o pesadillas, aunque también existen
sueños que no son ni una cosa ni la otra. Los sueños son
lugares privilegiados de la creatividad dislocada, porque no
los controlamos y el cerebro se deja llevar a su modo, por
así decirlo, en asociaciones libres, sin la conciencia que pretende manejarlo y focalizarlo en ciertas cosas “útiles”.
Mencioné las investigaciones de Lakoff y Johnson
(2001) acerca de la importancia de las metáforas, no solamente para hablar, sino además para pensar, y como significativas para el quehacer cotidiano. Afirman estos autores:
“Los procesos del pensamiento humano son en gran medida
metafóricos. Esto es lo que queremos decir cuando afirmamos que el sistema conceptual humano está estructurado y
se define de una manera metafórica” (2001, 42).
10.8. ¿Dónde nos llevaría esto?
Intento decir que en la no-vigilia, sea en sueños narrativos
o no narrativos, o en ensoñaciones psicodélicas, o en distintas combinaciones de estas modalidades, el cerebro es un
campo fértil donde las entidades eidéticas pueden “hacer de
las suyas”, ramificándose de forma alocada (“alocada” por
lo rápido y por lo estrambótico), dando lugar a resultados
insospechados que no provienen exclusivamente de planes
eidéticos previamente elaborados.
Este fenómeno es particularmente relevante en el marco del chamanismo, donde las “intelectualidades” de esas
culturas que existen desde hace algunas decenas de miles
de años hasta la actualidad han expresado sus ideas en el
marco de ceremonias donde la presencia de alucinógenos
280 • Estudios eidéicos
es frecuente y donde el trance es una “prueba” del valor de
los discursos. El aumento de ciertas capacidades cerebrales
como efecto de los alucinógenos opera como un fertilizante
que propicia que prosperen las entidades eidéticas, y probablemente unos tipos más que otros. Por ejemplo, prosperan
mejor en esa situación las entidades eidéticas que aluden a
la fusión entre los humanos y la naturaleza que las investigaciones acerca de la aceleración de partículas. Por otra
parte, es razonable pensar que estas substancias han tenido algún efecto de largo plazo en la evolución del cerebro
como lo sugieren Rodríguez y Quirce (2012). Estos autores
han argumentado acerca del papel que habrían tenido los
alucinógenos en el proceso de hominización, mencionado
el antecedente de Terence Mckenna. Desde mi punto de vista, es otro modo de aproximarse al asunto de cómo el nivel
eidético es decisivo en el proceso de hominización y evolución cerebral del sapiens. Ello sin menoscabo de recordar la
zoo-farmacognosia, como quehacer pre-humano.
Durante los estados de no vigilia y distracción, el cerebro cumple, además de otras posibles, estas dos funciones:
continuar trabajando en los asuntos que nos preocupaban
durante la vigilia (sean asuntos cotidianos y existenciales
o asuntos teóricos) y, por otra parte, desplegar fantasías,
deseos, temores, asociaciones libres, locuras, fobias y todo
aquello que nuestro cerebro no se atrevería a pensar sensatamente. Se dice que con alucinógenos ello se acentúa. Esta
segunda dimensión permite construir relatos míticos sobre
la base de imaginaciones, seres medio reales y fantásticos,
pasos a través de dimensiones, épocas e identidades, sin
por ello despegarse completamente de lo que se vive en
la cotidianeidad: referencias a personas, animales, plantas,
lugares, situaciones, criterios de lo deseable y lo indeseable,
del bien y del miedo. Que esto ocurra más en ciertos ámbitos disciplinares que en otros, o más en algunos niveles del
trabajo eidético que en otros, o más en algunas sociedades
que en otras, no hace desaparecer esta dimensión ni la vuelve menos importante.
Estudios eidéicos • 281
Todo esto adquiere una relevancia particular si una
sociedad cree que los sueños son palabras, expresiones
o comunicaciones que provienen desde otros mundos de
mayor sabiduría. Por ejemplo:
Se dice que los pensamientos también suceden en el corazón,
y la teoría toba los ubica como viniendo casi siempre de afuera, lo que nos muestra una imagen muy porosa de la persona
en su interrelación con el mundo. La frase más común que
se escucha en relación con esto es ‘me vino un pensamiento’.
(Wright, 2015: 38).
Entre paréntesis. Es interesante esta concepción del
pensamiento como cuestión no “creada” por la mente individual sino “recibida”, “venida”, que “se instala”. Hay un
parecido con la noción “influencia”, en la medida que se
trata de algo no producido sino recibido. Encuentro aquí un
(otro) valor relativo de esta noción, cuando asume el pensamiento como un objeto que se instala en nuestro medio
y del cual no hemos sido propiamente creadores. Esto se
liga a su vez con el tema de la “ideas fuera de lugar” [5.8 y
5.11]. En el caso del chamanismo, como quien recibe revelaciones del más allá; en el caso periférico, como quien las
recibe de allende el océano, de un lugar lejano, prestigioso,
desde otro lugar.
Retomando, los sueños representan la posibilidad de
una fuga fantasiosa y los relatos pasan a ser atribuidos a
seres sobrenaturales. Así, ganando un plus de capital simbólico, debido a esta comunicación privilegiada con un
supuesto más allá, se elaboran entidades dadoras de sentido
para la sociedad y/o se defienden los criterios del poder o
de algún eventual contrapoder. Pueden aparecer los relatos
más arbitrarios, de costumbres atrabiliarias, supuestamente
dictados por seres superiores. Existen sociedades que laicizan estas fantasías transformándolas en expresiones de
arte, permitiéndoles desplegarse sin atribuirles un carácter
sobrenatural ni normativo.
282 • Estudios eidéicos
Lo que es clave aquí es que las personas no inventan
esto necesariamente con un designio ni menos pueden prever si su relato, junto a muchos otros de diversos orígenes
y con diversas trayectorias y versiones, va a tener buena
recepción. Es decir que el corpus de mitos se va constituyendo de manera espontánea, multi-causal, aleatoria y
por tanto no programada. Prueba de ello es la inmensa
variedad de los relatos míticos conocidos. Y seguramente es
mucho mayor la cantidad de relatos desconocidos todavía
e, inmensamente, la de los desaparecidos. Sea como fuere,
la apertura a los sueños permitió una explosión de creatividad intelectual.
10.9. Estas airmaciones parecen importantes para entender la
conformación de las enidades eidéicas ancestrales. ¿Se limitan a esa
esfera, o pueden “traerse” a las aguas de la contemporaneidad?
Me interesan los estados de no vigilia y los sueños narrativos como aportes a la constitución de las entidades eidéticas, especialmente de las más primordiales o básicas: los
relatos breves, los mitos y los relatos cosmogónicos. Pero
también me interesa estudiar cómo esos patrones se mantienen hasta en el quehacer académico, en la formación de
ideologías y de cotidianías, especialmente en esas entidades
que inspiran movimientos como el hipismo, el ecologismo
profundo, el orientalismo light y hasta el veganismo.
¿De qué manera los sueños pudieron contribuir a la
constitución de entidades eidéticas? ¿En qué medida pudieron dar forma, en la confusión del consciente y del inconsciente, a entidades que se iban constituyendo con múltiples fragmentos para dar forma a un relato que, siendo
por una parte producto del cerebro (no necesariamente de
la conciencia), por otra se alojaba en este como un marco
(un programa), como una posibilidad y como una exigencia
(una semilla que podía y quería ser árbol frondoso), como
un instrumento y como una obsesión, como fantasía de lo
que se desea? ¿Cómo se expresaron allí, de manera más
Estudios eidéicos • 283
vívida o más clara que en la vigilia, los deseos y temores, la
tensión entre lo deseable y lo indeseable? Con tanta mayor
fuerza cuanto que muchos pueblos concibieron a los sueños como mensajes de proveniencia superior y por tanto
más atendibles que los mensajes del plano consciente, con
mayor razón si venían luego de ceremonias cargadas con
alucinógenos, capaces de radicalizar los estados de ánimo.
En sociedades donde opera el chamanismo, con alucinógenos, los sueños y visiones adquieren mayor importancia,
como una caja de resonancia nimbada de prestigio y sacralidad. ¿Cuántos tabús habrá que procedan de prohibiciones
soñadas por una mala digestión, en medio de ronquidos y
gritos, un mal recuerdo, una mala cara, una caída casual, un
tropiezo en raíz o piedra impertinente…?
10.10. ¿Qué papel tendría la no-vigilia en la construcción eidéica,
especialmente en el quehacer de la intelectualidad profesional?
No soy capaz de determinar un modelo válido para
todos los casos. En numerosas ocasiones las personas,
incluso quienes ejercen las profesiones del conocimientopensamiento, realizan las actividades de reelaboración,
de combinación, de hibridación, de recomposición, entre
otras, de modo no programado y hasta completamente
inconsciente, tal como operan los sueños. Y esto último no
es una mera analogía: los procesos de elaboración eidética (y artística y matemática) operan de modo importante
fuera de la conciencia, de modo más o menos “automático”. Puede decirse así: la conciencia propone al cerebro
una tarea que éste va a realizar de modo consciente y también inconscientemente. Aunque el trabajo de elaboración
eidética contemporáneo pretende dar cuenta de la manera
más explícita posible de su proceso de creación (explicitando métodos, citando fuentes y bibliografías), ello para nada
agota el hecho que tales y cuales cosas pudieron procesarse
o combinarse de maneras infinitamente diversas y que no
284 • Estudios eidéicos
todo deriva siempre de decisiones conscientes-explícitas,
sino que muchas veces procede de niveles inconscientes,
que acaso tratamos luego de justificar.
Trato de hacer patente que el quehacer intelectual funciona parcialmente como “proyecto” pre-determinado pero
que en muchas oportunidades lo que va resultando no era
algo previsto ni previsible. No es como construir un edificio, para lo cual contamos, desde antes de comenzar, con
un plano.
Esto, que es fácil de aceptar para las sociedades chamánicas, es notoriamente más difícil de aceptar para el quehacer intelectual profesional e institucionalizado propio de las
sociedades urbanas y letradas. Me interesa acentuar esto,
en dos sentidos: el cerebro continúa trabajando mientras
dormimos y ello en conexión con las dimensiones oníricas;
las entidades eidéticas no requieren para desplegarse del
pensamiento consciente en estado de vigilia, se desarrollan
aprovechando todos los estados.
10.11. Si no eniendo mal, esta serie de consideraciones sobre la
signiicación de la no vigilia en sus disintas modalidades permite
inscribir, una vez más, el quehacer eidéico letrado, académico,
“programado”, más recientemente emergido y más caracterísico de
nuestro iempo, en el más vasto telón de fondo ilo-primordial y de
larguísima duración que tanto te interesa poner de relieve.
Claro que sí. Esto es muy relevante, puesto que nos habilita
a conectar el funcionamiento del cerebro pre-sapiens con
el funcionamiento del cerebro de un intelectual que imagina modelos post-neoliberales de sociedad. Evidentemente,
estamos aludiendo no a la larga duración, sino a la larguísima, que supera los diez mil años. Algo similar sucede con
lo que hablamos sobre la circulación. Se trata de procesos
constitutivos de la especie, de la condición hominina. Son
naturales, aunque no esenciales, como ya distinguimos. Los
estudios eidéticos deberían poder abarcar todas las sociedades de inteligencias y todas las épocas donde estas sociedades se despliegan.
Estudios eidéicos • 285
10.12. Hemos hablado de las ideologías como sistemas eidéicos [3.14],
pero casi nada sobre la “ideología” en el senido marxista de la palabra.
La noción “ideología” entendida como falsa conciencia,
como discurso ocultador, se asocia normalmente con la
noción de “justificación” o “legitimación”, nociones casi
sinónimas. Se dice que se difunden principios ideológicos para justificar. En esto debe establecerse una distinción radical: justificar en tanto legitimar las acciones de
los dirigentes que las emprenden ante los otros, es decir,
ante los desfavorecidos por esas iniciativas, o justificar en
tanto legitimar al interior del propio grupo de los agentes de tales acciones. En otras palabras, interesa distinguir
las justificaciones “ad-extra” (hacia afuera) de las justificaciones “ad-intra” (hacia adentro), aunque no sea ésta una
distinción absoluta.
Quiero, sin embargo detenerme en la ad-intra pues,
frecuentemente, los discursos que los críticos llaman “ideológicos”, no llegan a los subordinados o subordinables. Esto
ocurre en gran parte con los discursos acerca de la barbarie
del otro. El supuesto bárbaro, nunca o casi nunca conoce esos discursos que además muy poco sentido le harían.
Habría que ser muy insensato para decir: “Dado que soy
bárbaro me conviene ser esclavo de un civilizado”. Esto no
es tan obvio en formas menos directas en que los países
subdesarrollados (una cierta forma de barbarie) aceptan la
dirección de los países desarrollados (una cierta forma de
civilización).
En esto es muy relevante asumir la justificación desde
otro punto de vista. Asumirla ad-intra, como discurso políticamente correcto al interior de una sociedad y que sirve
para proyectarla hacia el exterior, en tareas de dominación, de expansión, de hegemonía. Es el caso de la ideología
de cristianización del mundo que ha manejado Occidente.
Esta ideología sirvió desde Enrique el Navegante para legitimar, por parte de la elite y en sus diversos sub-grupos
una labor de inversión del Estado y de expansión. Darle un
carácter cristianizador a sus empresas de ultramar permitió
286 • Estudios eidéicos
legitimarlas antes quienes no estaban de acuerdo y también
entre quienes las emprendían, agregando a la codicia un
carácter de cruzada. No tenía sentido sin embargo ante africanos, americanos y asiáticos, que bien dispuestos estaban
a pasarse el resto de sus vidas sin recibir la buena nueva
que los europeos les traían junto con la esclavitud. Otra
cosa diferente ocurrió con los hijos mestizos y con los cautivos “amaestrados” en sus colegios desde muy temprano.
Estos sí podrían asumir que la expansión europea sobre sus
pueblos había sido una misión providencial de beneficios
salvíficos y por ello serían aliados de los conquistadores
en las nuevas tierras.
Pero nuevamente la teoría de la esclavización de la
barbarie será para ganar la voluntad de los aliados que
no serán esclavizados como consecuencia de esas acciones, sino que serán socios en la tarea esclavizadora de los
barbaros que se encuentran fuera de los márgenes y que
no conocerán-entenderán esa ideología. Es decir, en los
casos coloniales-imperiales la ideología opera en primer
lugar como discurso legitimador entre quienes emprenden
la empresa de conquista-explotación más que entre quienes habitan las regiones invadidas y sufren o sufrirán la
invasión-explotación desde los centros.
10.13. Louis Althusser apareció mencionado un par de veces en
nuestras conversaciones. En su momento no quisimos extendernos
demasiado. Pero recuerdo que, a micrófono cerrado, comentaste algo
sobre la atmósfera para respirar, la toxicidad…
Sucede que Althusser tiene una expresión muy fuerte e
interesante, tan biológica como ambigua, pero precisamente su ambigüedad la hace especialmente notoria: “Las sociedades humanas secretan la ideología como el elemento y
la atmósfera misma indispensable a su respiración, a su
vida históricas” (1967). El punto es que las secreciones son
tóxicas y, por tanto, no pueden ser “atmósfera para su respiración”. Lo tóxico no ayuda a la vida. La secreción consiste
precisamente en deshacerse, en limpiarse de lo que no sirve.
Estudios eidéicos • 287
Pero este tipo de contradicciones en las metáforas
introducidas por alguien como Althusser nos indican cómo
intenta aproximarse a un problema relevante, tratando de
emanciparse de la camisa de fuerzas eidética con la que
operaba. Considero que la imagen de simbiosis es mejor
que la de secreción, al menos para el nivel de las lenguasmentalidades-creencias. En la concepción de Althusser la
sociedad pareciera ser anterior a la ideología. De otra forma
no podría preciarse de materialista, en su esquema. Felizmente hoy se puede ser materialista sin asumir ese tipo de
materialismo. Las entidades eidéticas, al menos en su forma proto y más allá, como la arqueología lo va mostrando
respecto de los neandertal, son anteriores a los humanos
sapiens y ya habían “modulado” los cerebros, haciéndolos
aptos para conceptualizar cosas no captables inmediatamente por los sentidos. Las sociedades sapiens sólo pudieron constituirse teniendo en cuenta estas dimensiones eidéticas. Pero atención, esto no tiene nada de idealismo tal
como lo concebían Marx y Althusser, cuyo materialismo
fue más cercano al de Demócrito que al que estamos en
condiciones de manejar hoy, gracias a los inmensos saltos
de los estudios genéticos, de los estudios del cerebro y de
tantas otras disciplinas, incluidos los estudios eidéticos.
10.14. En las conversaciones dispuestas en el capítulo sexto abordaste
in extenso las estrategias de difusión de las enidades eidéicas. Sin
embargo, apenas aludiste a la cuesión de los “terrenos” o ecosistemas
en los cuales dichas enidades se difunden. ¿Qué hace que un terreno
sea mejor que otro?
Los ecosistemas intelectuales pueden ser entendidos como
terrenos donde prosperarían mejor unas u otras entidades eidéticas. Esta es otra de las dimensiones que el pensamiento tosco atribuiría al contexto. El terreno se forma con el conjunto de entidades eidéticas anteriores que
han sedimentado, además del efecto que hacen las propias entidades, en simbiosis con humanos, sobre el terreno,
para hacerlo más funcional-proclive-propicio a su propio
288 • Estudios eidéicos
desenvolvimiento, y ello junto a lo que proviene de elementos extra eidéticos, unos vivos –como las condiciones socioeconómicas (de larga duración) o como una revolución (de
corta duración)–, y otros no vivos –sucesivas catástrofes
naturales, por ejemplo–.
10.15. En ese mismo capítulo sexto airmaste que una enidad eidéica
no debía explotar o parasitar demasiado a sus hospederos so pena
que éstos se dieran cuenta y/o se suicidasen todos, llevando así a la
exinción de la enidad descriteriada. ¿Puede haber humanos que por
su parte exploten a las enidades eidéicas, destruyéndolas?
La mejor manera de destruir una entidad eidética es “silenciándola”, no comunicándola. En las sociedades orales, esto
tiene como consecuencia la extinción de la entidad. En
las sociedades con escritura, ello puede dejarla en estado
de latencia, sin necesariamente extinguirla. Otro modo de
destruir una entidad es matando a todos sus portadores,
como tanto se ha intentado hacer, como cuando se decide
quemar un bosque de pinos para matar todos los gérmenes
de polilla e impedir que se difundan a otras plantaciones.
Otro todavía, es refutando sus principios y mostrando que
esa entidad no merece la pena, que no debe ser difundida
porque es errónea o nefasta.
Sin embargo, creo que tu pregunta no apunta a esto,
sino a otra cosa más sutil: si puede destruirse una especie
eidética sin intención de hacerlo, sino por tratarla de modo
inadecuado, como si se tratara de un problema de “mal
manejo” o algo así, como quien alimenta a su mascota con
cariño pero de forma inadecuada, terminando por matarla.
Se ha dicho, por lo demás, que los hombres matan lo que
aman… Si a una entidad le injerto con la mejor intención
eidas perjudiciales termino por debilitarla y matarla, pues
le genero contradicciones insoportables. Existen hibridaciones que son tremendamente tóxicas para un organismo
eidético, que lo minan por dentro. Ello ocurre con el dispositivo “crítica” en las entidades teológicas y en las ideológicas apegadas a sistemas filosóficos muy cerrados. Por
Estudios eidéicos • 289
ejemplo, al pretender que una religión sea crítica. Solo una
crítica encapsulada en ciertas dimensiones muy restringidas
es posible. Si la crítica se sale de madre hace colapsar esa
entidad teológica. Dicho más en general, si a una entidad
se le injertan eidas de modo artificial, sin respetar sus equilibrios, colapsará por sus contradicciones internas. No se
puede cultivar la crítica abierta y a la vez creer que un libro
tal o cual ha sido “revelado”.
10.16. Es sumamente interesante esto que señalas, pues remite al tema,
ciertamente relevante, del grado de plasicidad o elasicidad de las
enidades eidéicas. Pero destacar ese punto te llevó a irte un poco “por
las ramas” y a no responder saisfactoriamente a la pregunta referida
a si puede haber humanos que por su parte exploten a las enidades
eidéicas, destruyéndolas.
Pienso que sí. Si las entidades eidéticas en su afán de propagación explotan a los humanos, los humanos en su afán de
supervivencia explotan a las entidades eidéticas. En ambos
casos el peligro es que la explotación sea tal que se destruya
al explotado. Si una persona instrumentaliza una entidad
eidética para su beneficio, con un cálculo tan frío como el
que hacen las entidades eidéticas con los humanos ingenuos, terminaría por debilitarla y hasta destruirla.
Existen humanos que “usan”, ahora sí acojo el término,
entidades eidéticas como banderas, como instrumentos de
auto-promoción. Quienes hacen esto, levantan la entidad
eidética como noción “salvadora” para los demás, a condición que se les otorgue a ellos un papel clave en la comunidad, o dinero, o cualquier otro tipo de beneficios. ¿Cómo se
reconoce esto? Por ejemplo, cuando esa persona identifica
esa entidad con ella misma, cuando al hablar de esa entidad
está hablando de sí misma, cuando al presentar la composición de esa entidad casi únicamente habla de la manera
como su persona ha construido esa entidad. Es decir, se
trata de la capacidad de algunos sapiens de parasitar una
entidad eidética, buscando exclusivamente el beneficio personal: “Te liberarás si me otorgas beneficios a mí”. Esta es
290 • Estudios eidéicos
la figura en primer lugar de la charlatanería eidética: convencen a la gente, con el prestigio de los conceptos, prometiendo supuestos beneficios a los portadores. Para que
ello ocurra la entidad eidética debe estar bien posicionada,
de modo que al identificarse con ella la persona se marque
de ese prestigio. Por ejemplo, aludiendo permanentemente a la solidaridad, que es algo positivo, quienes escuchan
deben creerle noble. En definitiva, esto se dice de muchos
predicadores, gurúes o filósofos de diversas liberaciones
que explotan a sus seguidores. Por ejemplo: “Serás parte
de la liberación si me ayudas a conseguir un doctorado
honoris causa”.
Pero dirás tú que, en un caso así, la entidad eidética es
utilizada a la manera de una suerte de captatio benevolentiae,
de mascara bella para una cara fea, pero no se está abusando tanto de la propia entidad, cuanto de unos congéneres
ingenuos, y hasta podría decirse que la entidad se aprovecha
de ese tipo de figuras megalómanas para difundirse mejor.
Así es, pero una cosa no quita la otra: al explotar a esta
entidad eidética más allá de lo razonable se la destruye, al
manosearla se la abarata, se la banaliza y se la desacredita,
cayendo en el círculo vicioso. Al desacreditarse el divulgador, se desacredita la entidad. Dicho de otra forma: quienes parasitan al extremo una entidad eidética prestigiosa, a
fuerza de explotarla y ser inconsecuentes, la hacen caer en
tal descrédito que entonces ya nadie confía en ella, quedando la entidad en categoría de mascarada y majadería.
El parasitismo excesivo de una entidad la hace inviable
para la existencia. La entidad queda extenuada, carente de
fuerza para establecer simbiosis, pues los humanos normales crean anticuerpos y prefieren, en su necesidad eidética,
otras opciones de asociación, en el subentendido que numerosas entidades eidéticas se encuentran compitiendo por
esas simbiosis. Esto ocurrió con la entidad eidética del catolicismo renacentista, que vendía demasiadas indulgencias y
perdía credibilidad en tanto sistema eidético inspirador de
una existencia buena.
Estudios eidéicos • 291
10.17. Me gustaría retomar la cuesión de tu interés en el Pacíico.
¿Tu único objeivo es avanzar en una cartograía global de las ideas
o has unido otros propósitos o formas de aprovechamiento de esa
aproximación? ¿Han aparecido novedades teóricas y metodológicas
que valga la pena comunicar?
El interés por el Pacífico tiene que ver con varias inquietudes. Ya hemos hablado de algunas [8.18]. Ir haciendo estudios acerca de las ideas sobre numerosos lugares del mundo
ha sido una manera de asumir la circulación mundial de
las ideas. Poder decir algo sobre cada gran región, conocer algunos puntos, tener algunas referencias, son maneras
de ir confeccionando un mapamundi, un atlas de las ideas,
antigua aspiración para mí y que se ha frustrado por falta
de energía y/o de astucia para implementarla. Esto tiene
que ver claramente con el deseo de pensar el Pacífico como
conjunto, como cuenca, avanzando en lo que se puede decir
sobre esta macro región. Contribuir a poner el Pacífico Sur
en el mapa eidético global. Pensar globalmente las ideas,
asumir el mundo en sus diversas manifestaciones, regiones,
pueblos, culturas es algo que ya intenté en Pensamiento periférico, pero que he querido continuar, yendo hacia aquellas
regiones menos conocidas para mí y, me atrevo a decir, para
los especialistas en estudios eidéticos de cualquier lugar. Y
sin embargo, no hay mejor lugar para pensar la “condición
oceánica” (de océano, no de Oceanía, que sería una obviedad). Esta perspectiva nos ofrece nuevas posibilidades para
pensar mejor la circulación y los mitos sapiens, eso del “ir
más allá, lo más pronto posible”. Esto no se ha visto creo
en otros pueblos más patentemente, más dramáticamente,
más obsesivamente. Aunque por el momento lo ha revelado
mejor la antropología que la eidética, por lo demás emparentadas disciplinariamente.
Otro tema que ha aparecido y que apenas comienzo a
sistematizar gira en torno a la pregunta: ¿Qué hace que las
ideas de un autor como Paulo Freire, a mi juicio el pensador
suramericano más reconocido internacionalmente de todos
los tiempos, lleguen y germinen en lugares tan inusuales,
292 • Estudios eidéicos
como Fiyi, Papúa Nueva Guinea, Vanuatu, y Timor Leste,
entre otros…? Sobre Freire, he ido elaborando un primer
listado de criterios de respuesta que te propongo:
• Fue capaz de pensar un problema que afectaba por
todas partes a las regiones periféricas: las ausencias o
deficiencias de educación en los adultos;
• Realizó una interesante asociación entre alfabetización
y conciencia socio-política, permitiendo correlativamente pensar el cambio social no asociado a partidos
políticos, facciones guerrilleras o fuerzas internacionales;
• Fue capaz de formular conceptos muy felices y que no
sólo presentaban su propuesta sino que además eran
de fácil comprensión: concientización, pedagogía del
oprimido, educación como práctica de la libertad;
• Logró compatibilizar dos sistemas eidéticos muy en
boga en su momento: el cristianismo social y el marxismo, en particular el del joven Marx;
• Se articuló a redes y a instituciones con alta circulación
global como el Consejo Mundial de Iglesias;
• Tuvo una postura ética que lo hizo particularmente
creíble-confiable;
• Visitó lugares hacia los cuales nuestra intelectualidad
no suele ir en África y en el Pacífico Sur, y escribió
sobre algunos de esos lugares y sus experiencias.
No tengo mucho que decir para sistematizar mejor
estos elementos o jerarquizarlos o articularlos. Sirvan como
una aproximación algo ingenua para pensar sobre esto. En
verdad, son tantos los nuevos temas que se nos abren… No
es posible abordarlos a todos en este libro, al menos no en
esta primera edición.
10.18. Otro tema al cual le has dado varias vueltas iene que ver con
la deinición, caracterización y ejempliicación de disposiivo eidéico.
Hemos conversado al respecto al inal del capítulo 3, pero me consta
que lo decantado en ese lugar no agota tus relexiones al respecto.
Estudios eidéicos • 293
¿Qué más quisieras agregar, pensando en ayudar al lector a entender
mejor en cuáles cosas sí estás pensando y en cuáles no? Por otra parte,
me parece que esa noción te parece paricularmente apta no tanto por
lo que denota per se, sino por el amplio arco de problemas relaivos a
la vida de las ideas que su consideración permite apreciar.
Antes hemos dicho que un dispositivo es una pequeña
entidad eidética sin pretensiones holísticas y que ofrece un
sentido muy definido. A ver si otro ejemplo me ayuda a
darme a entender. En este caso, recurro a la inspiración
en una analogía mecánica. He pensado en los dispositivos
economizadores de combustible que pueden colocarse en
un motor, y que permiten regular con la mayor exactitud
la cantidad de oxígeno a la temperatura adecuada para la
perfecta gasificación y aprovechamiento del combustible.
Por supuesto, el dispositivo eidético no opera exactamente
de esta manera.
También he tenido muy presente que las lenguas también cuentan con dispositivos que permiten mejorarlas. Por
ejemplo, la letra ese (s) para hacer los plurales, es un dispositivo tremendamente útil, que facilita el funcionamiento
de las lenguas romances respecto del latín y el griego. El
apóstrofe ese (’s) en inglés para denotar la pertenencia es
otro dispositivo que no tiene la importancia de la ese plural
pero que también ayuda y simplifica una lengua, sobre todo
hablada. No sé si sería oportuno pensar al cero (0) en las
matemáticas como un dispositivo. De ser así, sería de los
más importantes.
10.19. Voy a insisir sobre un punto que tocaste sin profundizar: ¿cuál
sería la función de los disposiivos eidéicos? ¿Todo se reduce aquí a
volver más atracivo el sistema eidéico en cuesión?
El dispositivo autoayuda contribuye a la difusión de algunos
sistemas eidéticos. Gracias a esa incorporación, el sistema
eidético en cuestión produce una satisfacción adicional a
quienes lo consumen-portan-alojan, dígase como se quiera, para el caso.
294 • Estudios eidéicos
En realidad, para instalarse en una sociedad todo sistema eidético debe ofrecer ciertas recompensas en el corto
y beneficios en el largo plazo o su comunidad desaparecerá con él (como ciertos sistemas que mandaban deformar seriamente los cuerpos de quienes los adoptaban) o la
sociedad lo abandonará como una infección que le impide
desenvolverse, (como ocurrió con sistemas que oprimían
el pensamiento y la vida de las sociedades, entrando en
una contradicción entre dicho sistema y el desarrollo de las
fuerzas productivas de esa sociedad). Más recompensas y
beneficios deben ofrecer los sistemas eidéticos cuando se
confrontan con otros, en sociedades abiertas. En sociedades cerradas, un sistema eidético único, sin competencia,
puede perdurar más tiempo ofreciendo menos. En sociedades abiertas, los sistemas eidéticos deben mutar más rápido
para adaptarse a los cambios de sus sociedades, por una
parte, y por otra, para potenciarlas en la carrera global. Una
estrategia de difusión es recubrirse de dulce jugosa pulpa,
que si bien no garantiza larga permanencia, garantiza adopción y rápida difusión.
En este plano, el aporte del dispositivo autoayuda consiste en convencer a quien adquiere el paquete que está
entrando en una nueva vida de armonía con las fuerzas
cósmicas por una decisión de dar un vuelco en su existencia, en asociación mutuamente benéfica con divinidades que le ayudarán más y mejor mientras la persona se
ayude más y mejor y difunda más y mejor el sistema eidético. Es decir, le aporta a quien lo asume un plus de autovaloración, de ego, de respeto, de estatus, al ser parte de
una asociación con divinidades, cosa que dignifica, otorga
importancia y hace sentirse poderoso y parte del bien. Una
opción valorada, además, contra quienes habían traicionado
el verdadero cristianismo, el original, el evangélico, el de
los pobres. Una base de esto se encontraba en el cristianismo anterior, aunque en buena parte lo había perdido.
El catolicismo romano en regiones coloniales llegó, en un
sentido, a perder su ethos de compromiso difusor. La masa
Estudios eidéicos • 295
era simplemente cristianizada y, al comportarse como rebaño, perdía, o no asumía activamente, éticamente, el papel
de “ayudar a las divinidades” y ser parte de una empresa
común en el orden cósmico.
El tipo de articulación entre el sistema eidético cristianismo evangélico y el dispositivo eidético autoayuda puede
explicarse en dos sentidos, específico y general. En sentido
específico, la autoayuda opera con una importante disminución de la condición teológica para acercase a la psicología e incluso al quehacer de las comunicaciones, la publicidad, la orientación y la terapia (personal, de pareja, de
grupo). La autoayuda se articula al pensamiento cristiano
evangélico eliminando aristas, ofreciendo una moralidad
light, una solidaridad social, en el sentido de fiestas, convivencias, tocando mínimamente cuestiones de sexualidad,
sin muchas exigencias de estoicismo. En sentido general,
la autoayuda opera como un dador de sentido, con baja
ortodoxia, permitiendo que las ideas sean interpretadas de
acuerdo con la visión de las cosas de cada cual, sin involucrar juicios externos constrictores, sumiendo lo eidético
en la convivencia amable y en una reivindicación ética de
baja conflictividad. En este sentido, el dispositivo autoayuda es la negación de lo eidético duro y una maravilla para
la sociedad de masas. Ello no quiere decir que el evangelismo no tenga principios, pero hemos de convenir en que
son incomparablemente menos duros que los del chiismo
iranio de 1980.
10.20. ¿Es la autoayuda el único disposiivo que se ha agregado a
un sistema eidéico?
No. A comienzos del siglo XXI es uno de los más
visibles, unas décadas antes lo fue el nacionalismo. El
nacionalismo-antiimperialista se adhirió al marxismo, al
liberalismo, al cristianismo, al islamismo entre otros. No es
que todos los liberales o marxistas se hicieran nacionalistasantiimperialistas pero esta asociación permitió crecer enor-
296 • Estudios eidéicos
memente al marxismo, así como lo vivificó y también a
otros sistemas eidéticos. Ello muestra precisamente que lo
propio de estos dispositivos es adherirse a sistemas eidéticos muy opuestos y hasta irreconciliables. El caso del
nacionalismo-antiimperialista suele ser “belicoso”, el caso
del autoayudismo es “armonizante”.
10.21. ¿Cómo se adhieren o se implantan los disposiivos eidéicos a
los sistemas eidéicos? La imagen de un disposiivo que se integra a
una máquina es ingeniosa, pero no consigue explicar qué acontece en
los seres vivos y especialmente en los eidéicos. La noción de simbiosis
podría operar si ambos tuvieran la misma enidad, pero al quitarle tú al
disposiivo el carácter de sistema la analogía pareciera improcedente.
Tu observación es muy aguda. Veamos este asunto que
requiere palabras muy justas y distinciones sutilísimas, cosa
que lo hace por otra parte algo impracticable, pues mucha
gente de la academia pretende realizar algo así como operaciones a la córnea con guantes de box, no con guantes de
cirujano y menos con rayos laser.
En las ciencias de la vida se habla enormemente de
las mitocondrias, éstas son un dispositivo que contribuye a
la producción de energía para algunas células. No son una
parte, en el sentido de “miembro”, de la célula porque las
mitocondrias tienen otro código genético que las células en
las cuales se alojan y asocian. La biología habla de “orgánulo” para describirlas, distinguiéndolas de un “órgano”, aunque para las mitocondrias y las células se habla de simbiosis,
cosa que no podría decirse propiamente de un dispositivo
instalado en el motor. Pero los ejemplos, sean mecánicos o
biológicos, apuntan simplemente a ir esclareciendo y sobre
todo a ir esclareciéndome a mí mismo qué es lo que quiero
decir. Mi baja capacidad de abstracción me lleva a pensar
en estos casos análogos, células o motores, tanto más fáciles
de comprender que aquello que ocurre con los sistemas
eidéticos, entidades tan inasibles, abstractas dicen otras personas, tan difíciles de concebir… En parte ello es la causa
del éxito del sociologismo, que haciendo una simplificación
Estudios eidéicos • 297
y acudiendo a palabras de uso cotidiano en la política pretende entender la dificultad de estos fenómenos, entendiéndolos como accidentes o aditamentos de los seres humanos,
sea en la forma de “accidentes”, como la pigmentación de la
piel o el tipo de cabello, o como “miembros” o peor “herramientas”: puños, tenazas, fusiles.
10.22. ¿Podrías darle todavía otra vuelta al asunto? ¿Cómo se adhiere
o combina o asocia, o cómo se implanta en el sistema?
Entiendo que no quieres más metáforas, sino una respuesta
eidéticamente rigurosa y específica. Pues por el momento,
no soy capaz de ofrecerla y posiblemente esto deriva de que
no he sido capaz de definir suficientemente la noción “dispositivo eidético”. Imagina cuantas otras clases de entidades
eidéticas habrá que conceptualizar para el mayor conocimiento de la realidad y para el mejor funcionamiento de
la disciplina.
En todo caso, a la hora de hablar de ingeniería eidética
la noción “dispositivo” adquiere una importancia mayor. Es
clave la construcción de dispositivos para hacer más productivas las ideas. Pienso que el dispositivo “crítica” es el
mejor ejemplo de lo significativas que pueden llegar a ser
este tipo de entidades.
10.23. ¿Podrías explicar más ampliamente esto úlimo? ¿Cómo ha
funcionado, cómo funciona, el disposiivo “críica”?
El dispositivo “critica” juega un rol similar, en un sentido, al
del dispositivo “autoayuda”; en otro sentido, aparece como
diverso y hasta antagónico. Se ubican en ámbitos diversos:
“autoayuda” va a la convivencia y la vida cotidiana armónica, mientras que “crítica” va al quehacer de trabajo de investigación, principalmente. Ambos operan como lubricantes
para facilitar el quehacer.
La autoayuda apunta a que todos somos buenos, bonitos y hermanos, nos queremos y debemos convivir armónicamente con nuestras muchas fortalezas y pequeñas debi-
298 • Estudios eidéicos
lidades porque las divinidades nos aman y quieren que
seamos felices y buenos, chicos y chicas. Entiendo que simplifico algo. El dispositivo “crítica”, por su parte, apunta a
superar un quehacer intelectual autoritario, dogmático y
prepotente hacia un quehacer no dogmático, democrático
y precisamente crítico, es una especie de lubricante para
hacer más fluido el quehacer intelectual, así como la autoayuda lubrica las relaciones humanas cotidianas. Pero si
nos cambiamos de plano es fatal. Por ejemplo, si empieza
a operar la crítica en la vida cotidiana (como esas personas
que quieren cuestionarlo, explicitarlo, aclararlo y psicoanalizarlo todo y se hacen insoportables) y la autoayuda en
el quehacer académico (como esas figuras docentes comprensivas, para las cuales los estudiantes son como nietos
consentidos a los cuales hay que aceptarles todo, que no
necesitan estudiar sino que hay que ayudarles con notas
óptimas para no producirles frustraciones, porque en verdad la culpa de todo la tienen otros), entonces se produce
una catástrofe: una vida cotidiana de paranoia y una cultura
académica perezosa y autocomplaciente.
La noción “crítica” se ha introducido entre otras razones para lubricar el quehacer intelectual, evitando que algunas entidades eidéticas se sobrecalienten, derivando en dogmatismo o fanatismos. El dispositivo “crítica” se encuentra
en el pensamiento europeo, tematizado así, al menos desde
la obra de Kant, aunque por cierto es anterior en la práctica intelectual. Tomás de Aquino da cuenta profusamente
de ello, entre muchos otros autores y, mucho antes, en los
diálogos de Platón se advierte parecido procedimiento.
El dispositivo crítica es un método para poner en cuestión los juicios. El quehacer de las disciplinas académicas
no podría funcionar sin este cuestionador sistemático. Digo
disciplinas académicas para no decir quehacer científico,
pues pienso que las humanidades grosso modo acuden al
mismo tipo de raciocinio y ello en la cultura europea y
sus derivaciones pero también en la trayectoria intelectual
musulmana se encuentra presente, en las elaboraciones a
Estudios eidéicos • 299
partir de la filosofía griega por ejemplo, pero también en las
lecturas posibles del Corán que son sometidas sistemáticamente a crítica por otros comentadores.
Los criterios básicos de este dispositivo son: que la formulación debe ser coherente en sus diversas partes o que la
formulación debe ser consistente con los datos conocidos.
Otro que no opera de modo muy diferente, aunque cuenta
con un elemento a priori: la formulación debe ser consistente con los relatos sagrados. El cuarto es práctico: la cosa
fabricada debe corresponder a lo que se espera.
In nuce, este dispositivo se encuentra en el quehacer
intelectual del erectus, del neandertal y del sapiens, y es
clave por ejemplo para perfeccionar un hacha de piedra y
clave en una educación de destrezas, por simples que sean
como son las artesanales en general. Ello es así, aunque
muchos sapiens tengan la tentación de creer que sus propias formulaciones son, ahora sí, definitivas o inmejorables,
por lo que la crítica en dicho caso debe suspenderse. Esta
noción es manipulada para criticar a todos los sistemas
eidéticos, menos al propio. Me ha tocado conocer estalinistas, racistas, cristianos y otros que carecen de “honestidad intelectual” y manipulan tendenciosamente la noción
“critica”. Por ello, es muy importante agregar a la crítica
otros dispositivos para posibilitar un funcionamiento más
eficiente. Quizás el mejor hasta ahora es la noción “autocrítica”, que aunque ayuda, está lejos de salvar de la crítica
ingenua o tendenciosa. La noción “conocer el estado de la
cuestión” también contribuye a que las personas informándose de lo que otras conocen-piensan pueda absolutizar las
propias versiones-convicciones, evitando el vicio de “personas de un solo libro”.
Podría objetarse la alusión a la “honestidad intelectual”,
argumentando que es algo que se ubica en el nivel ético y no
eidético. Pero pienso que no es una distinción correcta. La
noción “honestidad intelectual” es también un constructo
eidético que, aunque no se implanta a una entidad eidética,
sí opera en un ecosistema intelectual determinado como
300 • Estudios eidéicos
un dispositivo que contribuye al buen funcionamiento (a su
creatividad, a su fortaleza). La noción “honestidad intelectual” (no ocultar información, informarse acerca de obras
que tratan sobre los mismos o parecidos asuntos, recibir los
argumentos contrarios, dialogar con las posiciones contrarias, detenerse en los argumentos y no en las personas que
los sostienen, admitir evaluaciones anónimas, entre otras
cosas) es clave para el funcionamiento de la academia y más
allá. Este constructo eidético tiene amplios antecedentes en
la cultura occidental, tanto en la trayectoria semítica, como
en la griega pero es de reciente formulación. Podría hablar
de un dispositivo eidético pero, es más propio decir que se
constituye en relación a una cultura académica que a otra
entidad eidética mayor y esto me dificulta entenderlo como
dispositivo, en el sentido que los he definido.
Esta posición ética no es universalmente compartida
y ni siquiera es necesario presumir que sea comprensible
por todas las culturas, a pesar de los buenos esfuerzos de
K. O. Apel, J. Habermas y otros en torno a la argumentación. Por ejemplo, es una noción casi incomprensible para
quienes imaginan su quehacer directamente inspirado por
fuerzas sobrenaturales y por quienes consideran su quehacer intelectual como arma. Cualquier crítica o auto-crítica
es percibida por tales personas como traición a esas fuerzas
y como una manera de ofrecer armas al enemigo. Este criterio debilita enormemente estos quehaceres intelectuales
y esos ecosistemas, afectándolos en cada uno de sus niveles y raquitizándolos: ejemplos de ello son la España del
siglo XVIII y la Rusia de gran parte de la época soviética,
con intelectualidades apologéticas, temerosas, incapaces de
pensar, comprometidas-controladas, por dirigentes de partidos, iglesias o estados.
Debe agregarse, por otra parte, que para este efecto,
el dispositivo “honestidad intelectual” es sólo esto, un dispositivo y no se pretende atribuirle sentido “trascendental”, como válido más allá de toda experiencia posible. La
referencia en este caso es a un principio pragmático con
Estudios eidéicos • 301
el cual funcionan algunas comunidades intelectuales y que
favorece la información, la argumentación, la comunicación, haciendo avanzar el trabajo intelectual, los descubrimientos, la creación de nuevos conceptos y, en general, la
eclosión de nuevas ideas. Es decir no se trata de un criterio
“ideológico” sino “procedimental”.
Debo recordarte que nada me has preguntado por los
“artefactos eidéticos”. Al parecer esta noción te pareció irrelevante. Y eso que estas conversaciones que vamos entrelazando tendientes a un libro, pueden aproximarse a un
artefacto más que a otras entidades.
10.24. Queda algo de espacio para que te reieras a alguna cuesión
que te parezca relevante y que no hayamos abordado hasta ahora. Sería
como “hablar ahora o callar para siempre”, o al menos, como recién
decías, por esta primera edición.
Podría hablar sobre la utilidad de los estudios eidéticos,
acerca de sus cultores, sobre la posibilidad de programas de
estudios, o de la interdisciplina, las agendas de investigación, la necesidad de abrir nuevos campos de trabajo…
302 • Estudios eidéicos
10.25. Pero no puedes excederte. Estamos rozando el umbral de
espacio disponible. Solamente podemos abordar brevemente un par
de temas. No quisiera que el libro se cierre con una referencia a los
artefactos eidéicos, proponiendo que este libro es equivalente a los
manuales que enseñan cómo manipular una cortadora de césped. Me
parece que una imagen así, tan cerca del inal, no dejaría una impresión
esimulante. Por eso, propongo los dos temas siguientes. En primer
lugar, creo que puede ser interesante que ofrezcas más elementos para
situar la propuesta de los estudios eidéicos en tu iinerario académico
e intelectual: ¿cómo has llegado hasta aquí? De hecho, un lector que
te conociera solamente gracias a algún capítulo de este libro podría
imaginar que eres una especie de émulo de Mircea Eliade en América
Laina, y ése no es el caso, dado que tus aportes precedentes no han ido
exactamente en esa dirección… En segundo lugar, me parece que puede
ser relevante insisir sobre las caracterísicas y las potencialidades de
este ámbito disciplinar en Suramérica.
Mis artículos sobre estudios eidéticos van disminuyendo el
“contenido” para ser cada vez más relativos a respuestas a
preguntas teóricas o epistémicas, que deberían contribuir
al desarrollo del ámbito disciplinar. Por ejemplo, trabajos
que van incorporando un nuevo lenguaje y que tratan de
explicitar alguna dimensión: la circulación, la noción de
redes intelectuales, la recepción-reelaboración, la noción de
medioambiente intelectual.
Los estudios eidéticos, tal como los hemos practicado
en nuestra región desde hace un siglo, han estado particularmente cerca de la filosofía, de la historiografía, de
los estudios literarios y de la sociología. Se han acercado
notoriamente menos a la antropología, a la lingüística, a la
psicología, a la economía y a otras posibilidades a la mano.
Digo “a la mano”, pues para la comunidad de quienes nos
ocupamos de estas cosas no son disciplinas tan remotas.
Menos todavía se han acercado a otros ámbitos disciplinares: las ciencias naturales en general, las ciencias cognitivas
y las tecnologías, disciplinas con las cuales intento construir
algunos precarios puentes.
¿Cuáles serían agendas posibles? He realizado agendas
temáticas apuntando a las tareas de los estudios eidéticos al
interior de Suramérica, señalando la necesidad de actualizar
las historias nacionales, de abrirse a los sistemas eidéticos
Estudios eidéicos • 303
alojados en nuevos grupos o en sectores ausentes de las
obras canónicas. He destacado también la necesidad de articular ideas con redes intelectuales como formas de ligar
lo eidético propiamente tal con otras dimensiones paraeidéticas y no-eidéticas. Por otra parte, he señalado la necesidad de estudiar paralelos y circulaciones entre las regiones
del Sur. He sugerido abrirse a nuevas conceptualizaciones,
especialmente provenientes de ámbitos disciplinares tan
diversos como alejados del nuestro, aunque por la vía de
las analogías y metáforas (tan importantes para pensar, para
explorar y ampliar nuestro pensamiento) pueden ser muy
inspiradoras. Dicho esto, no es menos cierto que existen
otros espacios, y son numerosos, en los cuales los estudios
eidéticos pueden formular agendas de exploración y de trabajo. Pienso en tantos niveles de quehacer como traslapes
con otros ámbitos disciplinares.
Formular estas agendas es parte de la labor de constitución de este espacio disciplinar donde se entrecruzan
diversas líneas de trabajo que se asumen como interlocutoras, como conversantes. Sugerir nuevos caminos es una
manera de invitar a quienes se inician es estos asuntos a
asomarse a oportunidades que son múltiples, más allá de
los trillados caminos, y es, también, un modo de señalar
tareas incumplidas, que parecen tan remotas que ni siquiera
poseen un nombre, una intención, un interés. Por ejemplo,
mis intentos de clasificar los sistemas eidéticos incluyendo
expresiones mucho más allá de las filosofías e ideologías,
como también la reivindicación de una conceptualización
específica que tanto otorgue identidad a este campo disciplinar (emancipándolo de su servilismo respecto de otras
disciplinas) como le permita dialogar con otros.
Esto nos pone ante problemas teóricos claves: ¿cuáles
son los métodos específicos que pueden permitirnos estudiar las manifestaciones eidéticas de los sapiens de hace
50.000 años como la noción de “circular” o de “ir más allá
de las fronteras”, o estudiar las entidades eidéticas alojadas
en sociedades “neolíticas”, constructoras de megalitos desde
304 • Estudios eidéicos
hace 10.000 años y hasta el siglo XX, o estudiar los sistemas eidéticos más convencionalmente aceptados del siglo
XX y XXI, con sus cambios, mutaciones, permanencias y
formas de expresión? Pero no quiero derivar nuevamente
hacia el cognitivismo y la neurociencia, sobre lo cual conozco tan escasamente.
10.26. Me gustaría volver sobre un tema importante. Me reiero
al paralelismo que trazaste entre estudios eidéicos y lingüísica [2].
Recuerdo que hubo conversaciones en las cuales mencionamos los
aportes de Vladimir Propp; sin embargo, ellas no quedaron registradas
en los capítulos precedentes. Me parece que en tu recuperación de
Propp hay elementos que ayudan a entender mejor el senido del
paralelismo.
La lingüística y los estudios eidéticos tienen multitud de
traslapes. Lenguas e ideas están íntimamente relacionadas.
Las ideas se formulan con palabras. A la vez, las lenguas en
gran parte son expresión (plasmación) de sistemas eidéticos. Me he inspirado en numerosos estudios de lingüística
para avanzar en esta propuesta. Menciono, por ejemplo, la
distinción clásica entre lo diacrónico y lo sincrónico, que
es clave para distinguir los estudios eidéticos como espacio
disciplinar englobante de la “historia de las ideas”, que es
un área específica de los mismos. Un elemento que me ha
interesado son las “funciones” identificadas por Vladimir
Propp en el cuento popular ruso. Con base en el trabajo de
Propp, de su identificación de las 37 “funciones”, se puede
imaginar, en el terreno más amplio de nuestros estudios, la
existencia de ciertas “funciones” o eidas que podrían componer sistemas diversos y pensar así en distintas posibilidades de combinación. Imagina 37 × 37 o 37³³: es una cantidad
fabulosa. Por supuesto, esto no funcionaría exactamente así
en el plano eidético, pero puede servirnos como inspiración
para pensar. A la vez, interesa otra cosa de Propp. Las “funciones” pueden pensarse como genes, y esto tiene que ver
con lo que hablamos sobre la clasificación según código y,
también, sobre la ingeniería.
Estudios eidéicos • 305
10.27. En varias oportunidades señalaste que ciertas metodologías y/o
perspecivas para estudiar ciertas enidades eidéicas no serían válidas
para acercarse a otras. Quizá sea producivo exponer algunos ejemplos.
Es cierto. Aunque me temo, sin embargo, que no hay
espacio para darle muchas vueltas al asunto, porque, como
recién decías, se nos acaba el espacio-tiempo de este libro.
Para comenzar, quiero responderte con unas palabras de
Javier Fernández-Sebastián:
Es seguro, como observa Lucien Jaume, que ‘las preguntas
propias del filósofo no son las del historiador de las ideas
políticas’ (‘europeas’, agrega en otros lugares Fernández).
Concedamos, asimismo, que ‘las dos aproximaciones’ pueden resultar ‘complementarias’, y que, sin duda, ‘ambas partes
salen ganando con el diálogo con el otro’. Aun así, sigue siendo cierto que se trata de un diálogo difícil, en el que a menudo
uno se enfrenta a dilemas y disyuntivas incompatibles, y que
si ese debate tiene lugar en el interior de un mismo individuo
el riesgo de una esquizofrenia metodológica es probablemente muy alto. (Fernández-Sebastián, 2004, 142).
Es criterioso Fernández cuando acota la discusión a
dos perspectivas solamente, habiendo tantas otras que no
considera en estas precisiones, aunque estas dos y poco más
son las que aparecen en su estrecho horizonte de discusión.
Dicho esto, no se estudia igualmente una obra de filosofía política de dimensiones y de larga gestación y maduración que una opinión publicada en un periódico o en internet sobre la coyuntura de la semana. Esto ocurre porque, en
general, no nos interesa saber lo mismo acerca de esos dos
tipos de entidades eidéticas las cuales ofrecen, por lo demás,
potencialidades muy diversas. No se estudia igualmente una
obra de filosofía política que una obra que trata de describir
la identidad de Lima, de Quito o de México DF; no se trata
igual un texto publicado en internet acerca de la corrupción
en un municipio que una carta de un amigo a otro en la
306 • Estudios eidéicos
cual describe su acercamiento a la cotidianía vegana. No
se estudia esa carta de la misma manera que un mito de la
creación del mundo entre los incas.
Por otra parte, no se trabaja con la misma metodología
al tratar de averiguar cuáles son los conceptos principales
que constituyen o arman un pensamiento que al indagar
cuál es el sentimiento o la sensibilidad que embarga a una
generación. Porque no es igual la pregunta por la gestación
o las mutaciones de la noción “retorno a África”, que la
pregunta por los debates más importantes en la metafísica
en lengua alemana del siglo XVIII. No se estudia igual el
problema de la reproducción vegetativa de las ideas, que el
de la reproducción proselitista, porque, entre otras cosas,
en el primero no está el gran problema del idioma y en el
segundo sí. No se estudia igualmente una generación, que
un individuo en una de sus obras, ni se estudian de igual
modo, para llevarlo al extremo, las pinturas rupestres que
las declaraciones del capo mafioso del cartel de Medellín,
porque normalmente no interesa hacerles las mismas preguntas ni podemos acceder a esas fuentes del mismo modo.
No se hace igual una investigación sobre un autor inglés
del siglo XVII que otra sobre el pensamiento chino a lo
largo de 3000 años.
¿Por qué “no”? Porque los niveles de elaboración conceptual son diversos, porque en algunos casos los conceptos
constituyen la clave para responder y en otros casos las
entidades están construidos sobre la base de imágenes, porque los intereses de conocimiento son diversos al acercarse
a unas u otras entidades, porque en ocasiones nos interesa
entender esas entidades y en otras oportunidades más bien
conocer los tipos de simbiosis que establecieron con tal o
cual comunidad o como articularon a una red intelectual.
10.28. Esta insistencia de tu parte en ampliar el alcance del
ámbito disciplinar de los estudios eidéicos parece contar entre sus
consecuencias la puesta de relieve del carácter parcial de enfoques
como la historia de las ideas políicas modernas, la historia intelectual,
Estudios eidéicos • 307
la historia de los intelectuales, la historia de los conceptos o conceptual.
Eniendo que esto subyace a cierta reicencia de tu parte a referirte con
detenimiento a estos enfoques y a sus “autores insignia”.
Esos quehaceres son historiográficos, y hemos dicho que los
estudios eidéticos no tienen que pensarse como una rama
de la historiografía. Dentro de lo historiográfico, se refieren solo a la historia política de las sociedades urbanas de
Europa occidental entre los siglos XVI y XIX. Estos aportes tienen menor relevancia para quienes se interesan por
las mentalidades, o para quienes se interesan por las ideas
económicas en esas mismas sociedades o grupos. Ni qué
decir de las ideas científicas. Menos relevancia tienen para
quienes estudian a los cronistas de la conquista de América
o las entidades eidéticas asociadas a los grupos indígenas
que se alzaron durante la época colonial. Muchísimo menos
para quienes estudian especies eidéticas de otras sociedades,
como el pensamiento de Agustín de Hipona, de la Biblia, de
Confucio, de Parménides, de Avicena, o las estelas mayas.
Con esto no quiero decir que no existan aportes del contextualismo bien entendido capaces de orientar investigaciones sobre Avicena o Agustín. Los hay. Pero a la vez,
si estudiamos las expresiones del pensamiento político del
siglo XX y actuales –asociadas a la prensa, a Internet–, parecen más relevantes los aportes de Van Dijk. Se trata, por
supuesto, de entidades eidéticas de un tipo distinto.
Tal como los concibo, los estudios eidéticos no pueden
centrarse de manera exclusiva y ni siquiera prioritaria en
una sola gama de entidades eidéticas. Deben ser capaces de
acogerlas a todas. Además, deben hacerle a esas entidades
todas las preguntas posibles. Por otra parte, no deben hacer
únicamente historia, sino que además deben abordar el presente, y aún preguntarse por el futuro de las ideas.
Precisamente no he querido detenerme en esos autores
porque se habla demasiado de ellos. Inicialmente, fueron tus
preguntas más inmediatas. He querido resaltar que los estudios eidéticos no se reducen a la historia de las ideas políticas, vista como historia intelectual o conceptual, durante
308 • Estudios eidéicos
la época de la circulación expansiva de Europa, que vienen
siendo pequeñísimas parcelas de las amplias ocupaciones
de los estudios eidéticos. Es algo así como creer que los
océanos se reducen a “la Mar Chiquita”.
Por otra parte, no han sido inspiradores importantes
para mis trabajos. No he realizado estudios en profundidad
de autores de siglos atrás, sino que más bien me he centrado en el periodo que inicia a fines del XIX, es decir, en
autores que se manejan dentro de un ámbito de un lenguaje bastante contemporáneo. Sobre todo me ha interesado
confeccionar trabajos panorámicos, más que detenerme en
obras particulares de algunas figuras. He apuntado más bien
a describir las épocas y los ecosistemas intelectuales yendo
hacia factores comunes, donde la hermenéutica y los lenguajes de uno u otro autor en particular tienen importancia
relativamente menor.
A propósito de esta búsqueda de regularidades de sectores intelectuales amplios, podría aludir a temas como la
muerte del autor, la historia intelectual y el estudio de las
intelectualidades. Sobre algo de esto hemos conversado en
conexión a las redes. Otro tema frecuente en estos asuntos es el ya tan antiguo “giro lingüístico” y lo que aludí en
relación al reciente “giro internacional”, tema que no hemos
tocado suficientemente. Por cierto, del giro internacional
he participado más.
¿Qué quiero decirte con todo esto? Que en verdad mis
quehaceres han tenido y tienen poco que ver con las obras
de J. Pocock, de Q. Skinner e, incluso, de R. Koselleck, sobre
quienes al parecer te hubiera gustado conversar. Acerca de
los aportes de Pocock, cuya obra conozco muy superficialmente, puedo señalarte que al leerlo he querido discriminar
lo mejor posible los criterios del (¿nuevo?) contextualismo,
que él propone hace ya muchas décadas, y el contextualismo que he caracterizado como “contextus ex machina”. Lo
más criterioso de Pocock apunta, me parece, a destacar que
una entidad eidética no es comprensible sino en relación
al marco lingüístico de la cultura en la cual se inscribió.
Estudios eidéicos • 309
Por lo demás, diría que esto es una conclusión propia del
contextualismo laborioso, es decir, del contextualismo que
contrapongo al perezoso y facilista.
Ya he señalado que, en general, al plantear una propuesta diferente a menudo caricaturizamos a las anteriores
para refutarlas más fácilmente o las fundimos en un solo
bulto, como si criticando los defectos de una las refutáramos a todas. Recuerdo una crítica de Elías Palti a Zea,
argumentando contra Arthur Lovejoy. Si de hecho ambos
hablan de historia de las ideas, no lo hacen asumiendo iguales concepciones del quehacer. Zea en ningún momento
acogió la noción de cadena del ser o algo similar.
Por lo demás, hay ciertas tendencias marcadas por ocasiones. Por ejemplo, el “giro internacional”, el “giro lingüístico”, la importancia del contexto o de la infraestructura, se
han acentuado en ciertos momentos, viniendo a ampliar los
horizontes de investigación. Su sobre-acentuación en otros
casos, ha generado reacciones contrarias o rápido abandono
de posiciones que no eran productivas y hasta oscurecían
la índole de las ideas, presentándolas, por ejemplo, como
excrecencias humanas.
10.29. Aun así, sigue pareciéndome que buena parte de lo que has
tratado de plantear en estas conversaciones guarda no demasiada
relación con tu propio quehacer, más centrado en la dinámica eidéica
del siglo XX. Aquí nos has llevado, a mí y a los lectores, a épocas
remotas, prehistóricas, pre-sapiens. No es la idea que un lector de tus
libros más conocidos se hace de i, al menos no a priori…
Hemos abordado asuntos relativos a mi quehacer propiamente tal en múltiples oportunidades: sobre pensamiento suramericano y periférico, sobre redes y circulación,
sobre reelaboración e hibridaciones, sobre la trayectoria de
los estudios eidéticos en la región, entre numerosos temas
específicos. He querido, sin embargo, plantearte y plantear en general aquí muchos otros temas que nunca he
abordado empíricamente y que seguramente no abordaré,
porque lo que nos ha interesado principalmente en estas
310 • Estudios eidéicos
conversaciones es la manera de diseñar este ámbito disciplinar, mucho más que ocuparnos de mi trayectoria. Para ello
ha sido necesario hablar de la amplísima duración, remitir
a múltiples casos históricos y a expresiones de numerosas
sociedades y, sobre todo, referir a las más variadas modulaciones del ámbito disciplinar.
10.30. El tema de “la muerte del autor” no ha aparecido a lo largo de
nuestras conversaciones. Por momentos, tu acento en la preexistencia
de lo eidéico, en la larga y la larguísima duración, etc., me llevó a
imaginarte cerca de esas formulaciones. Sin embargo, a medida que
nuestras conversaciones avanzaron, y que fuiste introduciendo nuevos
conceptos y acentos, aquella impresión inicial fue cambiando. ¿Qué
valor le asignas a esa cuesión, que ocupó un lugar tan central hace
unos años?
Sabemos que, frecuentemente, quienes relevan un problema
nuevo hacen planteamientos efectistas para resaltar el
hecho. Así, para llamar la atención sobre el contexto del
lenguaje o sobre el acervo intelectual, señalan que el autor
aportaría poco y nada. Pero quienes así hablan difícilmente
habrían aceptado esa muerte para ellos mismos. Foucault
o Derrida probablemente no habrían aceptado que nada
de lo por ellos escrito se debía a ellos, sino a la historia
universal del pensamiento. Un método clave para entrar
en los autores de una manera no ingenua es aplicarles su
propio método. Esto, que es superlativamente relevante con
los escépticos y relativistas radicales, es también importante
a todos quienes proponen un método para entender una
expresión de la cultura.
Barthes, refiriéndose a Mallarmé ha señalado que “para
él, igual que para nosotros, es el lenguaje, y no el autor, el
que habla”. Insiste Barthes en que “toda la poética de Mallarmé consiste en suprimir al autor en beneficio de la escritura
(lo cual, como se verá, es devolver su sitio al lector)” (Barthes
1968). Esto que destaca Barthes debe ser entendido como
una forma de decir su innovación. Sin embargo, se trata de
una cuestión de perspectiva, que no se zanjará definitivamente sino en términos de mejores formulaciones, porque
Estudios eidéicos • 311
está mal planteada. No habrá solución si no es diciendo
que ambas partes inciden: autor y lector. Esta idea, según
la cual es el lenguaje y no el autor el que habla, viene a
empalmar, aunque no se dice en el mismo sentido, con
aquello que se ha reiterado respecto a que l@s autore@s
son, en ciertas condiciones, portavoces de las ideas; como
contrapartida, viene a silenciar otras dimensiones, donde
está precisamente la innovación, la capacidad de articular
de maneras diversas y relativamente originales los acervos
eidéticos que se habían formulado anteriormente, como he
querido destacar hace un momento [10.2].
10.31. Hace un instante volviste a mencionar el tema de la recepción
y la reelaboración eidéica. Creo recordar que esta dimensión no llegó
a formar parte de tus propuestas de clasiicación de las enidades
eidéicas. ¿Podrías decir algo en este senido?
En términos simplistas, las entidades eidéticas se podrían
clasificar según la recepción entre las que han tenido amplia
y/o larga acogida y aquellas que la han tenido breve y/o
escasa. Esta primera distinción, más coloquial que académica, puede mejorarse de acuerdo a regiones y tiempos específicos y a sectores sociales, distinguiendo para comenzar
aquellas que han llegado a un público amplio y aquellas que
ha sido recepcionadas-reelaboradas en las comunidades de
profesionales del conocimiento, o aquellas que han sido
recepcionadas de manera acrítica y aquellas que lo han sido
como insumos para nuevas reelaboraciones.
Algo hemos conversado sobre esto [2.22-2.23; 5.13],
y me temo que si le entro a estos asuntos sugerirás que
mejor los dejemos para otra ocasión. Por otro lado, el criterio de las “funciones” apunta también a esto, en la medida
que se refiere a la manera en que tales y cuales entidades eidéticas han sido moduladas y re-moduladas por los
agentes sociales. Hemos hablado de esto [3.20]. Pero también hemos dicho algunas cosas sobre cómo clasificar los
modos de recepción [5.13]. No quisiera hablarte desde el
eurocentrismo, puesto que hacerle el quite ha sido y es una
312 • Estudios eidéicos
tarea permanente. ¿Por qué no preguntarse por las innovaciones indias o chinas? A propósito de esto me vienen a
la mente las formulaciones de Anne Cheng (2002) acerca
de las formas de proceder del pensamiento chino, que no
sería lineal o dialéctica sino en espiral. Preguntarse por el
alcance de afirmaciones como ésta sería clave para quienes
nos interesamos en investigaciones englobantes.
10.32. Pasemos entonces al úlimo punto pendiente. Consisía
en insisir sobre las potencialidades de este ámbito disciplinar en
Suramérica.
Creo que, como cualquier avance en el conocimiento y en
sus formulaciones, el desarrollo de los estudios eidéticos
podrá tener consecuencias positivas (y negativas), dependiendo de la perspectiva de evaluación, y que no sospechamos siquiera en la actualidad. Lo más importante pienso
que debe formularse en torno a cómo este ámbito disciplinar contribuye a pensar más-mejor. En el marco de
sociedades donde el conocimiento y el pensamiento son
progresivamente decisivos, contribuir a gestionar mejor las
ideas es también decisivo. Sea esto en el sentido de trabajar mejor con las ideas, asumir mejor los capitales eidéticos, y hacer presentes los acervos disponibles, entre otras
maneras de decirlo.
Con respecto a las profesiones del conocimiento pienso
que en nuestro caso suramericano los estudios eidéticos
deben acercarnos a Asia y África. Contribuir a hacernos
presente el inmenso acervo de esas regiones, así como a
buscar elementos de diálogo, detectando puntos de encuentro.
Cuestiones específicas apuntan a que si estudiamos las
redes intelectuales ello debiera contribuir también, en algún
sentido, a gestionarlas mejor. Y si estudiamos la circulación
de las ideas, ello también debiera contribuir a que circulen
más libre y fluidamente.
Estudios eidéicos • 313
Por otra parte, es muy claro que no todas las investigaciones o todas las formulaciones de los estudios eidéticos podrán incidir de las mismas formas. También, que
no todas las personas buscarán los mismos fines. Por ejemplo, la recuperación de patrimonios eidéticos o los insumos
para pensar el desarrollo de los estados-nación son criterios
diversos para entrarle a investigaciones en este ámbito.
Por cierto, si nuestras conversaciones continuaran,
irían saliendo otras formulaciones posibles que podrían
satisfacer de otras formas tu pregunta, que es clave a la hora
de sentar un espacio disciplinar.
10.33. Esta cuesión podría plantearse de otra manera, más concreta o
prácica: ¿cómo argumentarías ante las autoridades de una universidad
para incitarlas a instrumentar un programa de estudios eidéicos?
Creo que lo haría principalmente desde la noción de
aumentar las destrezas para trabajar con el pensamiento y
aumentar los insumos para que la universidad piense másmejor. Si todos trabajamos con ideas, formar especialistas
en el estudio de éstas es de la mayor relevancia. Será un
espacio disciplinar que seguramente se traslapará con otros,
pero que estará lejos de confundirse con la filosofía o con
la historiografía, ya que estas disciplinas no tienen por tarea
trabajar con la gestión y desarrollo de las ideas. Potenciará
varios otros campos del saber, entre los cuales destacan
las ciencias cognitivas y los estudios internacionales. Creo
que es muy importante que nosotros pensemos los estudios eidéticos como sinergizadores del quehacer intelectual. También argumentaría a propósito de las posibilidades
de comunicación con los otros países de Suramérica y del
mundo, teniendo en cuenta que el conocimiento de la trayectoria eidética de regiones permite un mejor encuentro
intercultural.
314 • Estudios eidéicos
10.34. Más en general: ¿cómo, de qué manera, habríamos de estudiar
las ideas desde Suramérica?
A ver si te entiendo. ¿Estás pensando en qué sentido la
condición suramericana conlleva una perspectiva en los
estudios eidéticos? O, en otros términos, ¿si acaso existe
alguna especificidad de nuestro quehacer en estas tierras?
Ante esto diría que no se imagine una respuesta del tipo
esencialista, como que tendríamos una perspectiva única –o
privilegiada– debida a nuestra condición, o algo así. Ese
género de perspectivas no me suena bien, me dice poco. Si
puede hablarse de algo particular más que específico, diría
que nuestro quehacer debe realizarse en primer lugar mostrando las expresiones eidéticas de la región y, por cierto, no
solamente las realizadas en lenguas occidentales; también,
mostrando las formas de circulación desde/hacia la región;
asimismo, poniendo de relieve lo que ha ocurrido en otras
regiones periféricas, especialmente en aquellas expresiones
más relacionadas con las nuestras.
10.35. ¿Dirías que allí estarían nuestros principales/potenciales aportes
o podría haber algo más?
Inmediatamente entonces vienen otras cuestiones que no
se refieren a contenido. Por cierto, no podemos hacer lo
anterior sin marcar nuevos conceptos, que permitan expresar nuestra trayectoria eidética, y ello no podría hacerse si
no logramos cierta densidad conceptual y un desarrollo de
este ámbito disciplinar con suficiente identidad. Simultáneamente, se trata de precisar qué preguntas le hacemos
a la trayectoria de nuestro pensamiento que no repliquen
simplemente las formuladas en otras regiones y, más allá,
qué preguntas aportamos desde nuestra trayectoria para
interrogar el pensamiento del mundo. Me viene desde ya
a la mente un tema que hemos abordado, ¿por qué cuando
Occidente define la modernidad nunca menciona la esclavitud, tan propia de nuestra región colonial? Como ves, se van
encadenando muchas cosas. Tú podrías ahora interrogar
Estudios eidéicos • 315
sobre cuáles serían esas preguntas y esos conceptos necesarios para expresar lo propio y tendríamos que empezar
nuevamente nuestra conversación para ir respondiendo a
cada una de las preguntas que se vendrían en cascada, en
un intercambio circular, con sus reiteraciones y variaciones,
con sus acentuaciones y diferencias, con sus evoluciones y
sus galaxias de ideas, donde navegaríamos de manera infinita por territorios infinitos, quizá aburriendo infinitamente
a quienes nos leyeran.
Epílogo
EDUARDO DEVÉS
Hemos optado por la fórmula de la conversación para decir
cosas de una manera que no podría emplearse en revistas
indexadas. Creo que la evaluación ciega (realmente existente) es un buen método y que debe ser profundizado y
mejorado, pero no creo que deba operar en todos los casos
y para todos los géneros del quehacer intelectual. En esta
ocasión hemos tratado de avanzar a través de un procedimiento menos controlado, que ha permitido decir cosas
que no podrían probarse rigurosamente, ni desarrollarse en
toda su extensión o profundidad.
Llevo años dándole vueltas a este trabajo. Sin embargo,
he publicado poco de modo específico, aunque han venido
saliendo muchos fragmentos en lo publicado desde ese
momento. Comencé a escribirlo en 2007 en República
Dominicana. En la Biblioteca de la Universidad de Santo
Domingo se me encendió la avara ampolleta y escribí por
horas páginas y más páginas de lo que sería el núcleo inicial
del trabajo. Sólo otra vez en la vida me ocurrió algo parecido. Fue en Bélgica, en Corroy le Grand (cerca de Lovaina
La Nueva), en diciembre 1981. Allí se me encendió también, como tan pocas veces, y diseminé a la carrera unos
diez pliegos que dieron el embrión de Escépticos del Sentido,
que se publicaría en una primera edición breve en 1983
y luego en una segunda mejorada en 1984. Claro, me ha
ocurrido otras veces, aunque no con la misma nitidez, no
como larga cascada de ideas que hacen cansar la mano en el
ritmo del calamo currente. Ahora ya sólo escribo en computador y soy su adicto.
317
318 • Estudios eidéicos
El volumen ha crecido en páginas, pero sobre todo
y enormemente en conceptualización, en distinciones, en
conexiones, en formulaciones innovadoras. Las conversaciones con Andrés Kozel me han animado y llamado a ser
más claro, espero, más explícito y consistente en las argumentaciones, pero no tanto que entonces las conversaciones no debieran ser hechas, rehechas y nuevamente rehechas… Especialmente porque hay tantos razonamientos que
a ambos nos parecen insuficientes.
El objetivo fundamental de estas propuestas ha sido
sentar un ámbito disciplinar que se asuma con autonomía y
con un gran espacio de traslapes temáticos e interdisciplinares. En este plano distinguir los estudios de las ideas, de
la historiografía, de la sociología, de los estudios del mito y
las religiones ha sido clave, para así retomar los contactos
desde la diferencia, la interdisciplina y desde la referencia a
muchas otras especialidades como la lingüística, las ciencias
de la comunicación, las cognitivas, la administración, las
ciencias de la vida, entre otras.
Mi temor más importante de asustar a quienes se aproximen a esta obra ha sido la recurrencia a la biología y a la
zoología que se respira en estas conversaciones, así como la
recurrencia a tantas otros ámbitos disciplinares lejanos del
discurso de las humanidades, como la economía, la ingeniería, la química, la administración, entre otras. Temor de
asustar y espantar, pero también intuición, o convicción,
que puede avanzarse transitando ese tipo de tipo de conexiones y analogías.
Pudo haberse conversado más de esto y de esto otro.
Por cierto, como siempre sucede. Pudo ser un libro infinito
si hubiéramos dispuesto de energía, imaginación y tiempo
infinitos y si quienes lo leyeran dispusieran igualmente de
infinita paciencia…
Fue pensado como un libro de intuiciones o hipótesis
o sugerencias para pensar. Si hubiera creído que debía –y
podía– dar cuenta de todos los juicios y ocurrencias habría
empleado la fórmula de artículos para revistas indexadas.
Estudios eidéicos • 319
No ha sido el caso. Por el contrario, el libro fue pensado
desde el inicio en un tono algo ensayístico, y cuando contacté a Kozel para organizarlo como una secuencia de conversaciones, ésa fue una clave de nuestro acuerdo. Se trataba
de interrogar, proponer y polemizar, no era necesario llegar
a consensos fuertes de contenido, sino sólo a acuerdos de
forma. Y así ha sido y creo que fue una excelente decisión.
Su perspicacia me ayudó a formular mejor las ideas, sin
tener que conceder en los muchos desacuerdos ni sugerirle
a él que fuera moderado en las preguntas, para parecer que
aceptaba lo que yo decía.
No es imposible que saquemos otra edición, seguramente motivados por las observaciones y críticas que espero, y que tanto más fecundas serán si estas conversaciones
son capaces de provocarlas, junto al escozor que deben producir entre quienes cultivan pacatamente en algunos de los
surcos que se intersectan en este espacio disciplinar que
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KOZEL, Andrés (2012) La idea de América en el historicismo
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KOZEL, Andrés (2008) La Argentina como desilusión. Contribución a la historia de la idea del fracaso argentino
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Anexo 1
Criterios de clasiicación de las enidades
eidéicas
329
330 • Estudios eidéicos
Estudios eidéicos • 331
Anexo 2
Ejemplos de cartograía eidéica: “inluencia”
como recepción y como emisión
333
334 • Estudios eidéicos
Anexo 3
Ejemplos de cartograía eidéica: circulación de
ideas, redes intelectuales, insituciones
335
336 • Estudios eidéicos
Estudios eidéicos • 337