La inteligencia militar ecuatoriana
en la sociedad del riesgo
The ecuadorian military intelligence
in the risk society
María Dolores Ordóñez1 y Galo Cruz 2
Fecha de envío: 1 de septiembre del 2017
Fecha de aceptación: 13 de noviembre de 2017
Resumen
La evolución y las nuevas lecturas de los riesgos que azotan al mundo obligan a reconfigurar el rol de las instituciones militares y por lo tanto sus funciones de inteligencia. El salto desde la llamada modernidad hacia
unas formas que rebasarían los postulados de esta y en la que las sociedades están sometidas a las lógicas del
mercado y de la burocracia, las consideraciones sobre los riesgos y la seguridad, no siempre tienen que ver
con las condiciones que ponen en peligro la vida humana, sino también con la gobernabilidad, la estabilidad
económica, la opinión pública, entre otras problemáticas. Desde la perspectiva de Anthony Giddens y Ulrich
Beck, se hará una reflexión sobre las dimensiones que deben tomar en cuenta la inteligencia militar en los
ejércitos contemporáneos, ajustadas a realidades en que los “sistemas abstractos” predominan y que exigen
desarrollar una inteligencia estratégica que no se constriñe únicamente al ámbito nacional y de soberanía
territorial. Para esto se tomará como ejemplo las prioridades actuales de la inteligencia militar en Ecuador
y las necesidades de reinventarse cuando se encuentran en unas condiciones de transición de un modelo
tradicional hacia uno global, más aún cuando tienen que actuar en este contexto de riesgo, con medios que
no se ajustan a esta realidad, toda vez que la capacidad científico-tecnológica y, por tanto, las concepciones
doctrinarias de inteligencia, no se inscriben todavía en las dinámicas globalizadoras.
Palabras clave: modernidad; riesgo; inteligencia militar; seguridad; defensa; amenazas.
Abstract
Development and new lectures regarding world’s current risks compel us to reconfigure the role of military institutions and, therefore, their purpose regarding intelligence. The transition from modernity to
new forms that would exceed its postulates , in which societies are summited to the logics of market
and bureaucracy, as well as the analysis about risks and security are not always related to the conditions
that could be considered a threat to human life, but also to governability, economic stability, public
opinion, among other problems. From the perspective of Anthony Giddens and Ulrich Beck, there will
be a reflection about the dimensions that must be considered by military intelligence of contemporary
army forces, adjusted to realities where the “abstract systems” dominate and demand the development of
1 Analista de Inteligencia Estratégica en el Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de las Fuerzas Armadas
(ESPE). Magister en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar. Correo: mdordonez4@
espe.edu.ec
2 Director del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE). Integrante del grupo
de estudios de seguridad FES- ILDIS. Máster en Estudios Estratégicos y de Seguridad Internacional por la Universidad de
Granada, España. Correo: ggcruz@espe.edu.ec
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URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad
No. 21 - Quito, diciembre 2017 - pp. 56-69 - © RELASEDOR y FLACSO Sede Ecuador ISSN 1390-4299 (en línea)
URVIO, Revista Latinoamericana de Estudios de Seguridad, No. 21, Quito, diciembre 2017, pp. 56-69
RELASEDOR y FLACSO Sede Ecuador • ISSN 1390-4299 (en línea) y 1390-3691
DOI: http://dx.doi.org/10.17141/urvio.21.2017.2964
La inteligencia militar ecuatoriana en la sociedad del riesgo
se modifica y acorta cada vez más los ciclos
de cambio, la inteligencia estratégica tiene
que adaptarse ya que de su eficiencia, eficacia
y oportunidad dependen las decisiones más
complejas sobre el destino de pueblos enteros.
Al mismo tiempo, se ponen en cuestión
los roles tradicionales de los ejércitos, la arquitectura de la defensa y de las relaciones internacionales, ya que los conflictos han puesto en
la escena a nuevos actores, en contextos que
rebasan la concepción clásica de los estados
como se habían configurado en el anterior siglo y el presente. Esta realidad, llevada a un
país suramericano, merece precisas reflexiones, pues el desarrollo del pensamiento sobre
la seguridad y la defensa, aplicado al mundo
occidental hegemónico donde están en juego
las dinámicas de conflictos e intereses, y donde se hace más evidente una sociedad conducida por un sistema de mercado y de burocracia, tiene a su vez matices genuinos en la
subregión suramericana, sobre los que vale la
pena detenerse.
Los ámbitos de la inteligencia, la defensa y
las relaciones internacionales se encuentran en
un esencial debate sobre los alcances de estas
disciplinas en un contexto en que las fronteras
de la conflictividad es cada día más difusa e
ilegible. Esta época, que algunos pensadores
califican como “posmoderna” en concordancia con las rupturas que han vivido los modelos tradicionales de la modernidad, puede
apreciarse como una nueva versión de la modernidad, pues aún subsisten los esquemas
de los sistemas establecidos por los modelos
hegemónicos y entre los más visibles, el sistema de mercado. Se podría decir que esa lógica
inquebrantable, simplemente se ha ido propagando tanto en los sistemas formales y legales
así como a los sistemas marginales, subterráneos, en suma fuera de lo formal.
a strategic intelligence that doesn’t constrict itself to
cover national and territorial sovereignty issues only.
In order to achieve this there will be an examination
of nowadays priorities for the military intelligence of
Ecuador and the necessity to reinvent itself during
the transition from a traditional to a global outline,
moreover, when they have to act in this risk context,
with sources that do not adjust to this reality, since
the scientific-technological capacity and, therefore,
the intelligence doctrinal conceptions, are not still
inscribed in the globalizing dynamics.
Keywords: defense; military intelligence; modernity; risk; security; threats.
Introducción
El mundo contemporáneo se caracteriza por
una condición cada vez más compartida: la
incertidumbre sobre el futuro. La constante
ruptura de paradigmas, de tradiciones, de versiones sobre el mundo, la versatilidad de las
creencias además de la velocidad de los flujos
de la información hace más dificultosa la labor de esbozar rasgos que permitan definir un
posible futuro, prever eventos y así anticipar
sus consecuencias. Pero si bien es difícil, no
es imposible y hace que la inteligencia estratégica, como práctica desde las más antiguas
civilizaciones se convierte hoy, en una herramienta que exige una especialización cada vez
más aguda.
La práctica de la inteligencia ha estado íntimamente ligada a la evolución de las concepciones y formas de gobernar desde las monarquías e imperios a las repúblicas y democracias
modernas. Además, ha sido utilizada ampliamente por ejércitos y círculos políticos para
identificar a potenciales enemigos y aliados,
anticipar sus acciones y así diseñar estrategias
para neutralizarlos o sumar sus ventajas. Y es
esa relación que está en permanente actualización, pues si la configuración del mundo
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Dentro de este debate, en el que las condiciones de seguridad han sufrido modificaciones en su conceptualización, advertimos
una evolución de paradigmas que abren el
abanico para leer el mundo y los fenómenos
que lo aquejan. La introducción y desarrollo
de la tecnología y la ciencia a todas las esferas
de la vida humana y procesos de producción,
si bien han facilitado el cotidiano de la humanidad, también han traído con sí nuevos
fenómenos que ponen en riesgo la vida sobre el planeta. Además, el pensamiento lleva a una mayor reflexión sobre estos riesgos
que nos aquejan y convierte al estudio de las
amenazas en una preocupación científica y
académica.
¿Cuál es el rol que tiene que adoptar la inteligencia militar ecuatoriana en este contexto?
La respuesta a esta pregunta no puede plantearse sin antes revisar las importantes convulsiones
que afectan al mundo y que alteran el papel de
la defensa y sus objetivos en el contexto de cada
país. En ese sentido, Suramérica ha vivido, paralelamente a los procesos que han sucedido en
el orden mundial, una modificación visible en
las prioridades que se han visto obligada a atender sus fuerzas armadas, debido a la calificación
y clasificación que se hacen alrededor de los
“riesgos” y las concepciones de seguridad. Para
este análisis, nos proponemos plantear en una
primera instancia, una revisión teórica de la
herencia contemporánea de la llamada modernidad en las sociedades actuales para así caracterizar el componente de riesgos desde la perspectiva de Anthony Giddens y Ulrich Beck.
Esto nos permitirá dilucidar los grandes retos
conceptuales a los que se enfrenta la seguridad
y la defensa en el Ecuador. A su vez, esta premisa podrá aclarar el panorama de los desafíos
de la inteligencia militar que ya no puede solo
actuar en función de la soberanía territorial y
los enemigos externos, entendidos estos como
otros países, sino más bien acoplarse a una nueva arquitectura de las necesidades de defensa.
En un segundo momento, nos adentraremos a la evolución de la inteligencia militar ecuatoriana, para señalar los importantes cambios institucionales que ha sufrido y
afectaron de distintas formas a la estabilidad
de los resultados en el nivel operativo, y que
por tanto han llevado a disminuir las condiciones de seguridad del Ecuador, especialmente, en función de precautelar los intereses nacionales y los recursos estratégicos del
país así como los de sus ciudadanos. Se hará
por tanto la revisión de algunos hitos que
han llevado a esta preocupante situación. Por
último, esbozaremos algunas consideraciones
sobre los imperativos para fortalecer el sistema de inteligencia estratégica en Ecuador,
del cual la inteligencia militar es un componente esencial.
Aproximación a la sociedad
del riesgo
El desarrollo industrial en primera instancia
y el pos industrial luego, si bien tenían como
premisa la dominación del hombre sobre la
naturaleza y que ponían en evidencia la supremacía de la racionalidad humana, desprendiéndose de las condiciones más animales,
vive ahora un retorno como bumerang con
efectos devastadores sobre la humanidad misma. Y es que pese al avance del conocimiento
que pretendía lograr certezas y explicaciones racionales para todos los fenómenos, la
construcción de sistemas sociales para lograr
la convivencia entre humanos que al mismo
tiempo normarían incluso las formas de luchar entre sí, con rasgos de legitimidad para
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organizar territorios y riquezas, son hoy día
estructuras puestas en cuestión. En efecto, si
se buscaba de manera incansable crear condiciones óptimas para la supervivencia humana
y la reducción de la vulnerabilidad del hombre
frente a la naturaleza buscando controlarla, se
han creado condiciones que están poniendo
en riesgo la persistencia en el tiempo, de la
misma humanidad.
Desde el punto de vista de la sociedad
moderna, la carrera por empujar en sus máximas expresiones al desarrollo y así protegerse
de la posible escasez llevó a la exacerbación
del desarrollo de los medios para garantizar esta protección y al mismo tiempo facilitar la vida. Así, los avances de la ciencia y
tecnología pusieron al alcance del hombre
fuertes herramientas como el poder nuclear
y la potenciación de todo tipo de armas de
destrucción masiva, la organización cada vez
más científica de los ejércitos, las conexiones
virtuales, que posibilitarían un sistema económico transnacional y facilitarían los intercambios, una sobreexposición a la información en
tiempo real que vuelve difusa a la realidad, por
citar algunas de ellas. Ahora, estos elementos
y muchos otros, pensados con el fin de que la
humanidad como especie sobreviva a las condiciones naturalmente adversas del planeta,
se convirtieron en los mayores riesgos para su
permanencia en el futuro.
Esta premisa resume lo que para Ulrich
Beck es la transición de la sociedad industrial
hacia la Sociedad del riesgo, que puede asemejarse a la exacerbación de la modernidad y de
la ambición del hombre, que creó condiciones que sobrepasaron su control y que ahora
ponen en riesgo su propia existencia. En este
contexto se hace cada vez más impredecible el
futuro y por tanto, más necesario desarrollar
un pensamiento con la capacidad de conjugar
todas las contingencias del entramado complejo de la Sociedad del riesgo para poder anticipar algunos de sus efectos.
La modernidad descrita tanto por Beck
como por Anthony Giddens pone de manifiesto que los riesgos que antes parecían ser
reservados o categorizados en cierta medida a
una cuestión de clase, ahora se convierten en
más domésticos, cercanos y plurales. Esta idea
se materializa, particularmente, por cuanto el desarrollo de la modernidad, calificado
por Beck como la de las fuerzas productivas,
ha creado condiciones que hoy son riesgos
potentes y potenciales, pero que al mismo
tiempo son imperceptibles, irreversibles e invisibles ya que, se diferencian de las riquezas,
y también, solo son conocidos por quienes detentan el conocimiento. Entre estos menciona
a la “radioactividad”, las “sustancias nocivas y
tóxicas presentes en el aire, en el agua y en
los alimentos” (Beck 1998, 28). Estos riesgos
trascienden fronteras tantos nacionales como
sociales y exponen en un mismo rango a todos. Nadie ahora está a salvo de ellos (Beck
1998, 42).
Estos riesgos no guardan siempre relación
directa con los permanentes peligros a los
que la humanidad está expuesta, sino que la
sociedad del riesgo empieza a pensar a manera
de Giddens como que “la idea de riesgo está
ligada a la aspiración de controlar, y particularmente con la idea de controlar el futuro”
(Giddens 1998, 521). Por tanto, esta es una
noción que aparece constantemente en la modernidad y pone en evidencia que el riesgo es
una categoría de lo racional, de la forma en
la que la modernidad necesita anticipar los
eventos y reducir la incertidumbre. Este tipo
de definición del riesgo y que surge según
Giddens, cuando la humanidad superó tanto
su estado de naturaleza (control sobre esta)
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sar a los ambientes de calma, paz y seguridad.
Esto interpela sobre el rol que cumple la inteligencia estratégica en nuestro tiempo pues, la
necesidad de saber, inherente a la modernidad
y más aun a la modernidad avanzada, crea la
necesidad de una práctica de la inteligencia
más precisa y consistente, al mismo tiempo, la
modernidad crea más incertidumbre, por tanto
crea más necesidad de inteligencia.
Esta idea está ligada a las concepciones de
seguridad, especialmente, las que imperan en
el entorno actual cuyos preceptos consisten
en inmiscuirse en todas las dimensiones de la
vida humana. Cuando Giddens habla del riesgo
manufacturado y su relación con la ciencia y la
tecnología, se refiere a que el desarrollo de esta
ciencia y tecnología como lo dijimos anteriormente, crea más riesgos en lugar de disiparlos,
por tanto, más incertidumbre. Esta incertidumbre que también Giddens (1998, 522) califica
de manufacturada “incide en la vida personal
y social no está confinada a los contextos más
colectivos del riesgo”. Es así que la manera de
esta modernidad avanzada, para tratar de anticipar o contener estos riesgos también consiste
en adentrarse en los confines más íntimos de
las personas, convirtiendo a veces los aspectos
domésticos, en aspectos de seguridad.
Es en este contexto que, si bien los riesgos
aparecen a medida que la sociedad del riesgo
los construye, a través de las transformaciones
que opera en permanencia sobre la naturaleza
y el desarrollo de los medios de producción,
se convierten también en una oportunidad
discursiva para crear necesidades que son propias de esta época. Y a este propósito Beck
menciona que los riesgos se constituyen como
un gran negocio ya que son “un barril de necesidades sin fondo” (Beck 1998, 29), y por
tanto, su construcción no se distancia de una
lógica capitalista en la que su exposición per-
como también la tradición,3 y que él califica
de riesgo manufacturado es “un riesgo creado
por la progresión misma del desarrollo humano, especialmente por la progresión de la
ciencia y la tecnología” (Giddens 1998, 522).
La sociedad del riesgo cumple con algunas
condiciones que explican la dimensión de la
época en que vivimos y que nos obliga a pensar de manera concreta y precisa las nociones
de seguridad, el rol de las Fuerzas Armadas,
especialmente, en su papel de inteligencia.
Entre esas condiciones se plantea como central el debate sobre la complejidad de la constitución de los riesgos, que al estar ligados entre sí, tienen como resultado el que un evento
lleva a una cadena de efectos. Pero también,
la noción de riesgos se convierte en una posibilidad infinita de sumergirse en una lógica
política y una oportunidad de negocio como
lo plantea Beck (1998, 200).
Lo anterior se explica de manera más explícita por cuanto, si bien la modernidad construyó nuevos riesgos, la percepción de los peligros se traduce sobre todo por la construcción
discursiva que se hace alrededor de estos y que
aprovecha el espesor de sus alcances para mantener un control indudable, ya que paralelamente
se va fortaleciendo la noción de los miedos. En
esta lógica, como lo señala Beck (1998, 87), el
“estado de excepción amenaza por convertirse
en el estado de normalidad”, puesto que en el
discurso y los imaginarios se alimentan de la
latencia de las amenazas que al estar en todas
partes y en todo momento tienden a sobrepa3 El fin de la naturaleza para Giddens se refiere a que en
el planeta ya quedan pocos lugares que no hayan sufrido la
intervención del hombre y al mismo tiempo se refiere a una
época en que el hombre empieza a generar preocupación sobre su intervención sobre la naturaleza. El fin de la tradición
por su parte refiere al momento en que la concepción de
la vida dejó de mirarse únicamente como destino (Giddens
1998, 521).
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dad del riesgo por Giddens y Beck nos plantea fuertes problemáticas en cuanto a una (re)
conceptualización tanto de la seguridad y de la
defensa, definidas paralelamente en un nuevo
contexto del rol del Estado-Nación frente a las
amenazas y riesgos. La modernidad avanzada
y el fin de la tradición trajeron una era que
se podría denominar “posmilitar” que obliga a
nuevas configuraciones de los roles y misiones
de las fuerzas militares y por ende de su labor
de inteligencia.
En efecto, como señala Beck, en la sociedad del riesgo “ya no se trata de alcanzar algo
“bueno” sino ya solo de evitar lo peor” y “ser
protegidos del veneno” (Beck 1998, 55). Los
riesgos transnacionales explícitamente abordados, borraron de alguna manera los límites
en lo que se contenían los peligros. Llevado al
campo de lo militar, la prioridad de protección actual y por tanto, de actuación de los
ejércitos, se centra entonces en los grandes fenómenos que afectan a la humanidad y en la
anticipación de sus efectos devastadores. Los
medios que desarrollan no consisten más en
la identificación del enemigo tradicional, sino
que analiza y proyecta sus vulnerabilidades y
ventajas frente a las contingencias y consecuencias creadas por el propio hombre. Ergo,
el principal proyecto de la sociedad del riesgo es
la seguridad y contradictoriamente, ya no en
la defensa de un territorio en concreto.
Y es que específicamente, la naturaleza de
los conflictos violentos y su abordaje desde lo
militar, por todo lo que hemos señalado, sin
duda conocen nuevos matices. Si bien la idea
tradicional nos demostraba en forma general
que el ejercicio del poder, mediante la fuerza
era eficaz, ahora esto se pone en duda por la
“capacidad cada vez mayor de pequeños y ágiles
grupos de combatientes para defender sus intereses, al tiempo que causan daños importantes
manente significa un potencial político. Esta
idea es medular pues pone el dedo sobre una
problemática permanente, pues las definiciones de los riesgos están atravesadas por los intereses de que o quienes los ocultan, o los que
alertan sobre estos. Por ejemplo, a las grandes
industrias de toda índole, les conviene minimizar la magnitud de los daños de su producción sobre el medio ambiente, así como sobre
sus trabajadores y finalmente sus consumidores. A los vendedores de armas en cambio, les
conviene alertar, de manera indirecta, a través
de la vocería de gobernantes, sobre los riesgos
emergentes de grupos irregulares y amenazantes para el orden global.
La contradicción que surge sin embargo
es que
al final ya nadie sabe si el “problema” no
será la “solución” o al revés, quién se beneficia de qué, dónde se descubren u ocultan autorías mediante conjeturas causales
y si lo que se dice de los riesgos no será
expresión de una dramaturgia política que
en realidad pretende algo completamente
distinto (Beck 1998, 53).
En tal sentido, la sociedad del riesgo está atravesada por una confusión de discursos, muchas veces emitidos por quienes detienen el
poder político y que tienden a invisibilizar los
verdaderos peligros para la humanidad y que
además impiden que el resto de la humanidad
tome consciencia y actúe en un sentido político contra estos, Como lo señala Beck, se frena
la conformación de una comunidad del riesgo.4
La contundencia de la descripción de la socie4 La comunidad del riesgo para Beck identifican a las comunidades de personas que se movilizan para alertar sobre
los riesgos y cuyo potencial político aún es muy débil pues
su palabra en defensa de los más afectados muchas veces es
calificada como de alarmista o productor de riesgos, además
de poco técnica y científica.
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riesgo, es conveniente poner en escena algunos
antecedentes clave que son necesarios para
comprender la situación en la cual la inteligencia militar ecuatoriana ingresó a este período histórico y en ese sentido, se presentan algunos hitos que marcaron ese tránsito, a partir
del retorno a la democracia en el año1979. El
centro de gravedad en el funcionamiento de la
inteligencia militar estuvo orientado a la concepción de seguridad y defensa que establecía
como prioridad, como elemento central de
dedicación y de acción las hipótesis de guerra
y conflicto, que eran concebidas en los altos
niveles de planeamiento político-estratégico
del Estado y el papel de la inteligencia era
orientado a obtener información oportuna y
relevante sobre las capacidades, intenciones y
motivaciones de las amenazas a la soberanía
del Estado y específicamente, a la consecución
y mantenimiento de sus objetivos nacionales.
En este contexto, los principales hitos que
marcaron el funcionamiento de la inteligencia
militar fueron los siguientes:
a enemigos militares mucho mayores” (Naím
2015, 165). Es así que los conflictos asimétricos dejaron la lógica de la guerra convencional
a un lado, pues estos se diferencian de esta por
cuanto su adversario ya no es una fuerza militar
regular, no poseen el mismo poder militar y sus
fines pueden oscilar entre ideológicos, criminales, religiosos o económicos. Como lo menciona Moises Naím en su reflexión sobre el fin
del poder, hoy podemos hablar de guerras de
“Cuarta Generación” que describen un tipo de
“conflicto caracterizado por el difuminado de
los límites entre la guerra, la política, lo militar
y lo civil” (Naím 2015, 179).
¿Cuál debería ser el papel de la inteligencia
militar cuando el mismo poder militar está en
una transición indudable? Por lo visto, debe
acoplarse a lo que los roles de la sociedad del
riesgo le exige, es decir, tomar en cuenta la
nueva arquitectura del mundo que ha dado
nacimiento a nuevas tipologías de conflictos y
actuación de nuevos actores. También, la consciencia de que el ambiente será cada vez más
incierto y difuso hará que la importancia de la
inteligencia en el ámbito militar, en países de
menor estatura política estratégica y que se encuentran en Suramérica como Ecuador, seguirá
teniendo un rol primordial ya que el entorno
social y político aún no ha superado del todo la
naturaleza y la tradición que describe Giddens
y por tanto, conserva en sus fuerzas armadas un
referente institucional de la protección de los
intereses nacionales y estratégicos.
• La probabilidad de ocurrencia de un conflicto bélico con la República del Perú y
cuya hipótesis de guerra se la había configurado después del conflicto armado del
año 1941; esto adquirió mayor consistencia con los conflictos fronterizos de Paquisha5 (1981) y del Cenepa6 (1995).
• La probabilidad de ocurrencia de conflictos internos como producto de elementos
La inteligencia militar hacia la
sociedad del riesgo
5 En el año 1981 tuvo lugar una serie de enfrentamientos armados entre los ejércitos de Ecuador y Perú en la cordillera del
Cóndor, los mismos que cesaron una vez que en febrero del
mismo año, por actuación diplomática de la Organización de
Estados Americanos (OEA) y los países garantes del Protocolo
de Río de Janeiro de 1942, se llegó al cese de fuego.
Realizada ya una aproximación a la complejidad teórica y a la clarificación de los elementos centrales que caracterizan a la sociedad del
6 Ecuador y Perú se enfrentaron militarmente en lo que se
conoce como ”Conflicto del Alto Cenepa”, en el año 1995
y que tuvo como epílogo la firma de la paz entre los dos
países en 1998.
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inteligencia, la misma que tenía que preocuparse por el escalamiento y probable
desbordamiento del conflicto interno colombiano, en especial cuando el espacio
fronterizos en los departamentos de Nariño y Putumayo pasaron a convertirse en
santuarios de las FARC-EP y del Ejército
de Liberación Nacional (ELN). Así, los
países vecinos se veían inmersos en los flujos logísticos y también funcionaban como
zonas de escondite temporal o de descanso
de esos grupos guerrilleros.
• La operación militar “Fénix”8 realizada
por el Gobierno colombiano del entonces
presidente Álvaro Uribe sobre un campamento ilegal de las FARC-EP en el territorio ecuatoriano (Angostura) en marzo de
2008, significó un antes y un después para
la inteligencia militar. A partir de entonces
comienza una etapa de fricciones entre el
Gobierno ecuatoriano y los organismos de
inteligencia, a los cuales se les atribuía el
estar actuando para favorecer influencias e
intereses extranjeros. Entre las decisiones
del entonces presidente Rafael Correa,
las mismas que se dieron sin vislumbrar
el daño que se le hacía al sistema, la principal consistió en la reorganización de la
inteligencia militar. Posteriormente, con
la salida del Grupo Militar de los Estados
Unidos (EE.UU), se dejó de contar con
el apoyo económico, tecnológico y de entrenamiento del que se beneficiaba la inteligencia militar ecuatoriana. El Estado
ecuatoriano no tuvo la capacidad de reemplazar este apoyo económico.
y grupos que, en ese entonces, se consideraban antagónicos al Estado y que alcanzó
cierto grado de certeza con el surgimiento de Alfaro Vive Carajo y las Montoneras Patria Libre, que fueron incipientes
organizaciones que se extinguieron con
rapidez;7 esto motivó un segunda preocupación para la inteligencia militar, la misma que culminó cuando estos movimientos dejaron de ser una amenaza.
• El año 1983 pasa a ser una etapa de mayor
complejidad para la seguridad y defensa
del Estado ecuatoriano, debido a que los
esfuerzos de inteligencia ya no solo debían orientarse a lo que se consideraba
tradicionalmente como amenaza externa.
Había surgido otro evento estratégico de
marcada complejidad en la frontera norte:
el conflicto interno colombiano ya comenzaba a hacerse sentir. El ataque de elementos guerrilleros de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia-Ejército del
Pueblo (FARC-EP) a los destacamentos
militares ecuatorianos de Cuembí (1987),
Ballesteros (1988) y la emboscada a militares y policías ecuatorianos en Peña Colorada (1993), evidenciaban que una nueva
amenaza y por tanto una nueva prioridad
para inteligencia militar, se hacía presente.
• Con la firma de la paz entre Ecuador y
Perú (1998), la anterior amenaza externa
deja de ser la prioridad para la seguridad
y defensa del país y por tanto, ya no fue
el objetivo principal de las actividades de
7 El grupo Alfaro Vive Carajo alcanzó notoriedad con el
robo de la espada de Eloy Alfaro en 1983 y cesó su lucha armada con la entrega pública de armas en 1991. Por su parte,
las Montoneras Patria Libre aparecen en la escena pública en
1986 con la ocupación del Templo de la Libertad en Quito
y no se acogieron a los diálogos de paz durante el gobierno
de Rodrigo Borja, sin embargo, ese grupo se diluyó en la
misma década.
8 Esta acción militar constituyó una violación a la soberanía
territorial ecuatoriana y en ella murieron 25 personas, entre
ellas el número 2 de ese grupo guerrillero, alias Raúl Reyes.
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nos si en realidad existe actualmente una real
inteligencia estratégica nacional. El rol de la
Secretaría de Inteligencia (SIN) –como se denomina actualmente– es el de “planificar, normar y coordinar la búsqueda, procesamiento
y producción de inteligencia, para los fines de
la conducción y seguridad integral del Estado
[…]” (Secretaría de Inteligencia 2015, 6). En
la actualidad se considera que
La inteligencia de la Senain
(Secretaría Nacional de
Inteligencia) y la inteligencia militar
La sociedad del riesgo ha marcado nuevos paradigmas e imperativos para la inteligencia
estratégica y consecuentemente para los sistemas que forman parte de ella, como es la inteligencia militar. Los más importantes, en una
época en que la complejidad e incertidumbre
gobiernan el funcionamiento y las previsiones
sobre las actividades de los Estados, organizaciones y personas, se orientan a reducir los niveles de incertidumbre y por tanto, acortar los
tiempos en la toma de decisiones. Una característica distintiva de los organismos de inteligencia militar, en cualquier escenario que se
presente, debe ser su funcionamiento permanente y eficaz, así como el respeto a los derechos de las personas y la plena observancia de
las leyes y normas vigentes. En tiempos de creciente complejidad, de relativa estabilidad, es
necesario actuar ante la incertidumbre y como
nos refiere Luis Martínez Viqueira (2016, 4):
las estructuras de inteligencia deben ir más
allá de evitar sorpresas estratégicas y proporcionar un producto diferente a los decisores políticos. Generar un verdadero conocimiento del entorno e, incluso, intentar
su modificación son tareas que se requieren
ahora de los servicios de inteligencia (Díaz
2013, 35)
Desde la misma creación del actual ente rector del sistema de Inteligencia, la SENAIN
(2009), hoy Secretaría de Inteligencia, comenzaron las afectaciones y problemas. Los
funcionarios que asumieron las delicadas funciones de direccionar y controlar el funcionamiento de la inteligencia estratégica estaban
recién iniciándose en el conocimiento de las
actividades que se cumplen en este campo;
prueba de ello es el hecho de que mientras
en el Ecuador se producía una seria crisis que
involucró a efectivos policiales y se puso en
peligro la estabilidad democrática y la integridad del entonces presidente Correa, el 30 de
septiembre de 2010. En esos precisos momentos, los funcionarios de la SENAIN estaban
siendo capacitados en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede
Ecuador. Un experto peruano que participaba
en dicho evento académico, Andrés Gómez de
la Torre, manifestaba lo siguiente: “Prueba de
fuego para la SENAIN […] que se estrena con
su primer fiasco” (Molina, 2014).
La incertidumbre es un estado habitual del
hombre y en ella se ha de vivir y combatir.
Reducir esa incertidumbre es la clave del
éxito. El no ser consciente de esto en cada
nivel, supone una grave responsabilidad
que se suele pagar con sangre.
En términos generales, las reformas en el
ámbito de la inteligencia ecuatoriana se han
reducido generalmente a cambios legales, perdiendo de vista el sentido e importancia estratégica, continuando con esa práctica ecuatoriana legalista y normativista, asumiendo que
con nuevas leyes e instituciones mejorarán las
cosas y lo que muchas veces hacen, es generar
tensiones e incluso contradicciones (Rivera
2011, 48). Esto nos lleva incluso a cuestionar64
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La inteligencia militar ecuatoriana en la sociedad del riesgo
Algún tiempo después, la Contraloría
General del Estado establecía indicios de responsabilidad penal por “mal uso de fondos
públicos” sobre el sociólogo Pablo Romero
Quezada, quien fuera Secretario Nacional
de Inteligencia (2012-2014) (El Comercio
2017).9 Cuando nos referimos a la flamante
nueva institucionalidad del sistema de Inteligencia, la cual tiene como premisa fundamental “el nuevo enfoque de inteligencia del Estado que se plantea la Secretaría de Inteligencia,
para todo el sistema, es el de una Inteligencia Proactiva (IP)” (Secretaría de Inteligencia
2014, 9), entonces es necesario hacer una real
evaluación del Sistema ya que algunos de los
temas trascendentales y estratégicos del Estado no han sido advertidos con la suficiente
anterioridad para paliar sus efectos.
Prueba de aquello, se evidenció en la trama
de corrupción, denunciada por órganos externos al Ecuador, correspondientes a los sectores
estratégicos del Estado con los casos de Petroecuador10 y la participación de la empresa brasilera Odebrecht11 en esquemas de millonarios
sobornos. La Secretaría de Inteligencia ha dispuesto de importantes recursos presupuestarios. Tal es así que en los cinco últimos años,
el Estado asignó a este organismo más de 270
millones de dólares,12 lo que no se compadece
con las serias restricciones presupuestarias que
enfrentó inteligencia militar en este mismo
período, en especial en los tres últimos años.13
El funcionamiento de la
inteligencia militar
En el Ecuador, así como en muchos países latinoamericanos, la política y estrategia de seguridad y defensa se aparta de las constantes
tradicionales de otras regiones del mundo, en
especial, debido a que el rol de las Fuerzas Armadas incorporan una multiplicidad de tareas
y funciones, las mismas que en el caso ecuatoriano están en expansión; por ello, la inteligencia militar debe adaptarse a esta compleja
realidad. Para desarrollar una aproximación al
funcionamiento actual de la inteligencia militar en el Ecuador, lo realizaremos desde la
perspectiva de los decisores en este ámbito, es
9 En documento público de la Función Judicial, se sigue
en contra del señor Pablo Romero Quezada el proceso No
17721-2017-0139 por presunción de peculado. Este juicio
sigue en curso en la actualidad (Juicio por presunción de
peculado en contra de Pablo Romero Quezada ex-Secretario
de Inteligencia del Ecuador 2017).
gar sobornos a funcionarios estatales de muchos de los países
donde estaba presente, para que le otorgaran contratos de
obras importantes. Según el Departamento de Justicia de los
Estados Unidos que investiga el caso, el Ecuador también
está involucrado pues, altos funcionarios habrían recibido
más de 30 millones de dólares en sobornos por adjudicar
las obras a la empresa brasilera entre los años 2007 y 2016.
En septiembre 2017 se vincula al vicepresidente del Ecuador Jorge Glas y se lo detiene para investigaciones el 02 de
octubre 2017, fecha desde la cual permanece privado de la
libertad.
10 Caso Petroecuador: A mediados del año 2016 una investigación periodística pone al descubierto el modus operandis de un buffet de abogados en Panamá (Mossack Fonseca)
dedicado a crear empresas ficticias para colocar y blanquear
dineros de la corrupción por parte de personajes políticos
de 22 países. Este caso denominado como Panama Papers
evidenció, en el caso del Ecuador, una trama de corrupción
en los contratos de la Empresa Pública de Hidrocarburos
Petroecuador (Petroecuador) cuyos directivos fueron parte
de esquemas de sobornos y sobreprecios en obras ligadas a
la empresa petrolera. En estos casos que siguen en proceso
de investigación estarían involucradas autoridades como exministros, ex gerente y demás funcionarios que tenían importante poder de decisión.
12 Sobre la base de los presupuestos generales del Estado en
el período entre 2013 y 2017, la Secretaría de Inteligencia
recibió 270.179.994,11 de dólares, siendo en este período
el año de mayor asignación el 2014 con 66.690.070,30 de
dólares, según información del Ministerio de Finanzas.
13 Los datos referentes al presupuesto de inteligencia militar
no son de carácter público por lo que no se incluyen en el
presente artículo.
11 Caso Odebrecht: En el año 2015 se hace público que la
empresa constructora brasilera Odebrecht incurría en entre-
65
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María Dolores Ordóñez y Galo Cruz
organismo rector. Esta circunstancia es crítica porque aquel Plan es el llamado a direccionar el esfuerzo de inteligencia, establecer
prioridades estratégicas y operativas, además
de orientar la planificación de los subsistemas. Sin este, la práctica de inteligencia sigue
siendo discrecional, con los peligros que esto
conlleva.
Lo anterior acarrea una falta de claridad de
las especificidades y capacidades de cada uno
de los subsistemas y genera una ambigüedad
de los roles dentro del sistema por lo que se
confunde la inteligencia para la defensa con
la investigación criminal y con la seguridad
de autoridades. Es así, que la prioridad del
sistema estuvo orientada posiblemente a la
inteligencia para la práctica política, lo que
distorsionó los objetivos y finalidades de la
inteligencia estratégica nacional e incidió en
el funcionamiento de sus componentes. Otra
de las complejidades que afectan al funcionamiento del subsistema de inteligencia militar,
es la discrecionalidad con que la SIN asigna
los recursos financieros a sus órganos operativos, lo cual se complica aún más por las demoras burocráticas propias de la gestión pública.
Adicionalmente, el sistema de inteligencia adolece de un marco legal específico para
su funcionamiento y las diferentes iniciativas
para contar con una ley de inteligencia han
fracasado. Este vacío legal complica la protección y garantía que deben tener los profesionales que ejercen actividades de recolección,
procesamiento y análisis de información, en
especial en los subsistemas militar y policial.
El no contar con esta legislación, no permite
marcar límites y responsabilidades en cuanto
a aspectos críticos como control de recursos, atribuciones y esferas de actuación. Sin
embargo, se puede señalar como un aspecto
positivo, el apoyo brindado por el sistema de
decir, aquellos oficiales generales que en los
últimos cinco años desempeñaron las funciones de Director General de Inteligencia en el
Estado Mayor Operativo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y comandantes
del Comando de Inteligencia Militar Conjunta (COIMC).14
La entrevista realizada a los ex decisores de
inteligencia militar se orientó a los siguientes
elementos centrales de análisis:
• Los principales problemas de inteligencia
militar en el relacionamiento con el sistema de inteligencia nacional, en cuanto a
los aspectos políticos, legales, operativos y
financieros; las oportunidades y aspectos
positivos de este relacionamiento.
• El empleo de la inteligencia militar, en lo
referente al cumplimento de expectativas
profesionales, problemas en el cumplimiento de misiones y tareas, lo relacionado a equipamiento, entrenamiento, formación y posible injerencia política.
• Finalmente, las opciones futuras para el
mejoramiento y fortalecimiento de la inteligencia militar.
Del análisis antes mencionado, se desprenden
los siguientes resultados. En lo referente al
relacionamiento de inteligencia militar con
la Secretaría de Inteligencia (SIN), posiblemente, una de las principales debilidades que
enfrenta el SIN, en su planificación y funcionamiento, es el no contar con un Plan Nacional de Inteligencia, pese a que su elaboración
es una de las obligaciones fundamentales del
14 Entre los decisores de inteligencia militar entrevistados
no se incluye aquellos oficiales generales que cumplieron sus
funciones por un período menor a un año, los que están
desempeñando actualmente funciones de alto nivel en la estructura jerárquica militar y aquellos que no se encuentran
en el país.
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La inteligencia militar ecuatoriana en la sociedad del riesgo
aún presente en el subsistema, ciertas prácticas
como aquellas que tienden equivocadamente a
proporcionar información en forma limitada y
controlada. Se informa a la autoridad requirente solo lo que se considera pertinente, mermando así las posibilidades de ofrecer un escenario
completo sobre un problema determinado.
También, la inteligencia militar, en cuanto
a la organización, presenta una complicación
no superada en lo referente a su estructura profesional, ya que en el Ejército se constituye en
un arma de apoyo, mientras que en la Armada
y en la Fuerza Aérea, sus efectivos conforman
una especialidad, lo que incide en la diversidad
de formación, capacitación, especialización y
designación de funciones. Es importante relievar que el Ejército aporta con la casi totalidad
de los componentes del COIMC.
Es evidente de igual forma, que los procesos de selección para integrar los cuadros
profesionales del Arma de Inteligencia dentro
del Ejército, presentan determinadas falencias que se evidencian por la no adaptación
de algunos elementos de oficiales y tropa a las
normas y exigencias profesionales. En lo referente a la conducción estratégica y operativa
de la inteligencia militar, el Director General
de Inteligencia del Comando Conjunto de
las Fuerzas Armadas (CC.FF.AA), es el decisor fundamental del subsistema e incide en
el mismo a través de su liderazgo, por lo cual
depende mucho de su personalidad el estilo
de conducción efectiva del subsistema de inteligencia militar. Finalmente, se puede señalar
que el funcionamiento del COIMC es ideal
porque constituye una importante estructura
operativa y táctica; sus limitaciones se derivan
de las escasas asignaciones presupuestarias y
de algunas deficiencias en adaptarse a la cultura organizacional que demanda el funcionamiento conjunto de las Fuerzas Armadas.
inteligencia para la conformación y funcionamiento del Comando de Inteligencia Militar
Conjunta (COIMC),15 organismo que permitió mejorar el empleo operativo conjunto
y lograr la unidad de educación y doctrina en
este campo, así como la optimización de medios y recursos.
En cuanto al empleo de la inteligencia militar, la implementación del Sistema de Inteligencia suscitó importantes cambios que en
algunos casos influyeron decisivamente en el
empleo propio de la inteligencia militar. Entre las situaciones más críticas, y antes señalado, la escasa y lenta asignación de recursos,
determinó que, importantes operativos no se
hayan podido efectuar, afectando directamente el cumplimiento de la misión de sus órganos operativos. Si bien, aduciendo razones de
soberanía, el gobierno ecuatoriano decidió el
retiro del Grupo Militar de los EE.UU, en el
año 2014, el mismo que ofrecía apoyo financiero permanente, rápido y efectivo al subsistema de inteligencia militar, al mismo tiempo, no fue capaz de reemplazar e igualar este
apoyo. Esto afectó con dureza a la inteligencia
militar, disminuyendo sus capacidades de empleo e incidió además en el funcionamiento
de las redes de información que constituyen la
arquitectura del sistema y que son esenciales
para el trabajo operativo.
En este contexto, todavía perviven dentro
del subsistema militar, esquemas antiguos que
no permiten superar un modelo tradicional,
cuando, al mismo tiempo, se tiene que enfrentar una realidad compleja, incierta y difusa,
propia de esta sociedad del riesgo. Encontramos
15 El Comando de Inteligencia Militar Conjunto fue creado el 28 de septiembre del 2010 mediante Resolución del
comando Conjunto de las Fuerzas Armadas No 2010-69,
constituyéndose en el organismo de naturaleza conjunta que
realiza la conducción de operaciones de inteligencia militar.
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relevante. El sistema de inteligencia debe proporcionar la libertad de acción a los subsistemas que lo conforman, en especial al militar y
policial, toda vez que estos constituyen la razón de ser y el centro de gravedad de la inteligencia ecuatoriana. Además, la configuración
organizacional actual de la inteligencia militar
es consecuente con la naturaleza de la institución, la concepción estratégica y operativa que
guía el cumplimiento de sus misiones y tareas
y, en ese sentido el funcionamiento de la Dirección General de Inteligencia del CC.FF.
AA. así como del COIMC ha sido eficaz, a
pesar de las limitaciones presupuestarias.
La compleja situación económica que experimenta el Estado ecuatoriano obliga a los
organismos rectores de los sectores y de los
sistemas, a entregar las limitadas asignaciones
de manera justa y oportuna, evitando la discrecionalidad en esta distribución. Los organismos que deben tener la mayor prioridad,
constituyen los subsistemas de inteligencia
militar y policial porque sobre ellos descansa
la seguridad y defensa de la nación.
Perspectivas de la inteligencia
militar ecuatoriana
Así como el Ecuador ingresó en posición desventajosa a la aceleración de la globalización,
así también, la inteligencia ecuatoriana ha tenido dificultades para adaptarse al cambiante
escenario de seguridad y defensa propio de la
sociedad del riesgo, en la cual la ambigüedad
e incertidumbre exige una perfección de los
organismos responsables de cumplir con un
proceso de anticipación estratégica que permita vislumbrar y si es posible, actuar eficazmente frente a las amenazas y riesgos y así,
garantizar condiciones de defensa y seguridad
aceptables para sus ciudadanos. Sobre la base
de los criterios obtenidos y expresados, se proyectan algunos imperativos que contribuirían
a afirmar y fortalecer el funcionamiento de la
inteligencia militar ecuatoriana en esta sociedad del riesgo.
En este sentido, advertimos que la principal falencia del Sistema de inteligencia ecuatoriano reside en la ausencia del Plan Nacional de Inteligencia como documento legal y
fundamental para el funcionamiento democrático del sistema y como una herramienta
eficaz para direccionar y articular los esfuerzos
que se realizan en este ámbito. Por tanto, el
funcionamiento del sistema se ha restringido
a lo establecido en agendas políticas y lo que
es peor, a la discrecionalidad de sus decisores.
Es necesario definir la especificidad y compartimentación de la información estratégica
y operativa que maneja el sistema, evitando
interferencias o interrupciones en el funcionamiento de sus componentes. Es vital para
que el sistema cumpla con su misión y propósitos, fortalecer la integración y cooperación
internacional en materia de intercambio de
información e inteligencia oportuna, veraz y
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