SEA UMN
CÓMO PUEDE LA ESCUELA ADVENTISTA
APOYAR A LA IGLESIA LOCAL
David Hernández Vanegas
Preparado para
La 1ra Capacitación para capellanes y liderazgo espiritual educativo
realizado en el Campamento La Morita, del 18-22 de noviembre de 2019
CÓMO PUEDE LA ESCUELA ADVENTISTA
APOYAR A LA IGLESIA LOCAL
Miguel nació hace siete años, no recuerda desde cuándo, pero cada sábado, él
y sus papás asisten a la iglesia. Ellos “a la grande” y él “a los departamentos”. Hace
tres años su tiempo se dividió en dos, entre la casa y la escuela. Así que, sábados en
la iglesia, mañanas en la escuela, y tardes en casa.
Este es Jesús, falleció a los 33 años, pero resucitó al tercer día, y antes de irse
al cielo le dejó a un puñado de seguidores suyos esta misión para cumplir en Miguel:
“vayan y háganlo discípulo […], bautizándolo en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándole a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les
aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:19-29 NVI).
Ahora bien, ¿en cuál de los tres lugares donde Miguel pasa su tiempo, deben
convertirlo en un discípulo? ¿En la casa, en la iglesia, o en la escuela? ¡Exacto! En los
tres.
Sin embargo, para desgracia de Miguel y de muchos otros, la sinergia entre la
escuela y el hogar se da casi natural, de la misma forma entre la iglesia y el hogar.
Pero cuando nos referimos al apoyo de la escuela a la iglesia y viceversa, pareciera
que la armonía no se da. Una situación grave, ya que “el éxito o fracaso de una
organización, iglesia, o escuela, o familia, depende en gran medida de las relaciones”.i
De hecho, Roland Hill mencionó cinco señalamientos que los profesores hacen a los
pastores.ii Y viceversa, cinco señalamientos que los pastores hacen a los maestros:
1. Falto de simpatía por los profesores que tienen el problema de responder ante
el director, los padres, el pastor, la junta escolar, los miembros de iglesia y el
director de educación. Los pastores son incapaces de darse cuenta que el
profesor no puede ser todo para todas las partes.
2. Incapacidad de ver al profesor como un obrero y miembro del equipo.
3. Solo se comunica con el profesor cuando existe un problema, y no es capaz de
felicitarlo cuando se lo merece.
4. Le falta comprensión para saber lo que sucede en la escuela de la iglesia, y en
algunos casos ve la escuela como responsable de los problemas financieros.
5. Es incapaz de comprender que los profesores también tienen problemas fuera
del aula, y que necesitan la atención pastoral como cualquier otro miembro de
la iglesia.
Por su parte, los pastores acerca de los maestros, manifestaron lo siguiente:
1. No apoyan al pastor delante de los miembros, padres y colegas.
2. No apoyan los programas de la iglesia porque no asisten, ni participan
regularmente.
3. Se mezclan con los grupos críticos y con los temas controversiales.
4. Piden apoyo pastoral solo cuando las cosas andan mal o cuando el trabajo no
está bien hecho.
5. Son defensivos si el pastor participa en la escuela.
Y aunque muchos de estos señalamientos son ciertos y tienen una causa más
allá de sus actores, Miguel sigue esperando quién lo discipule. Y nadie más lo va
hacer, porque después del hogar, implica a ambos. De modo que en esta ocasión, al
colectivo docente nos tocará tomar la iniciativa –no digo pastores, porque estoy
hablando para un público de maestros, a ustedes apelo; y no es que los pastores no
hagan nada por la educación, Billy Kerensoma recogió una serie de testimonios de
directivos escolares que fueron ricamente bendecidos por pastores comprometidos
con la educación. Sin embargo, ¡cuán beneficiado sería Miguel y otros alumnos, si las
actividades llevadas a cabo por la iglesia o la escuela, benefician a ambas! Después
de todo, “no somos nada sin la colaboración mutua”..iii Así que, si alguno aquí tiene
estos señalamientos en su mente, dejémoslo y hagamos de la misión de Cristo una
prioridad.
En última instancia, “no existen niveles en la obra de Dios. La misión del
profesor y la del pastor es buscar y salvar a aquellos que están perdidos. Las
funciones, los papeles y responsabilidades son diferentes, pero ambos pertenecen al
mismo equipo. Pero por si acaso no ha quedado claro, aquí están tres razones por las
que deberíamos apoyar las iglesias locales, en beneficio de Miguel:
Forma parte de la tarea de los colegios. En el documento
Compromiso total con Dios aprobado por el Concilio Anual de la
Asociación General en 1996, se establece: “[El compromiso total con
Dios para los colegios primarios y secundarios implica] trabajar con los
padres y las congregaciones locales para asegurar que cada alumno
conozca las demandas de Cristo y tenga la oportunidad de dedicarse en
favor de él y ser bautizado”.
Incrementa la posibilidad de retención en la iglesia de los niños y
jóvenes. Según el reporte de Valuegenesis, cuando la relación entre el
hogar, la iglesia y la escuela es sólida, incrementa la posibilidad de que
los niños y jóvenes crezcan en la fe y sigan comprometidos con el
mensaje, el estilo de vida, la misión y la iglesia.iv
Es un consejo divino. Elena G. White escribió, “El maestro no debe
divorciarse de la obra de la iglesia. Los que dirigen las escuelas de
iglesia y las escuelas mayores, deben considerar suyo, no solo enseñar
en la escuela, sino también dedicar a la iglesia con la cual están
relacionados los mismos talentos que usan en la escuela. Por su obra e
influencia se ha de comunicar poder a la iglesia. Se esforzarán por
elevarla a un nivel más alto” (Consejos a los maestros, padres y
alumnos, 412).
Así que sin más, les comparto 18 formas en las que podemos apoyar a la
iglesia de Miguel, para que juntos hagamos de él un discípulo:
1. Cumpliendo fielmente con la parte que le toca del discipulado. Haciendo a
Cristo el centro de sus clases y de toda la vida escolar. Siendo un docente
dedicado y eficiente. Haciendo un buen trabajo, como parte del equipo.v
2. Siendo un modelo e influencia positiva a través de sus docentes. Estos deben
ser miembros ideales de la iglesia, en asistencia, puntualidad, ofrendas y
diezmos.vi
3. No permitiendo que los miembros lo inciten a pelear con el pastor.vii
4. Orando por las iglesias locales y sus proyectos misioneros.
5. Establezca buenas relaciones con las iglesias y pastores locales, somos parte
del equipo.
6. Preocúpese y apoye las iniciativas de la Asociación e iglesia local. Hable bien
de ellas ante sus alumnos y los padres.
7. Funcione como apoyo en la promoción de la educación adventista en la iglesia
local.
8. Trabaje con los pastores distritales de las iglesias cercanas en el seguimiento
de los alumnos que son comunes a ambas instituciones.viii
a. Asiste a la iglesia.
b. Está activo en la iglesia.
c. ¿Qué necesidades tiene?
d. ¿Cómo está su desarrollo espiritual?
9. Favorecer la formación y el trabajo conjunto de los jóvenes de ambas
instituciones.ix
a. Un ejemplo de cómo lograr esto, es el caso de la Academia del Valle de
Shenandoah, junto con la iglesia cercana, en Virginia. Se invitó a los
oficiales de la iglesia a ser mentores y guías. Después de haber
recibido un breve entrenamiento. Se formaron parejas, de acuerdo a
dones espirituales semejantes. con estudiantes del nivel secundario.
Luego estos mentores y los estudiantes trabajaron juntos como
compañeros por nueve semanas del semestre. Los estudiantes
recibieron crédito académico por los elementos teóricos y prácticos de
esta experiencia. La clase fue voluntaria. Solamente participaron
alumnos que querían un entrenamiento para ser líderes.x
10. Formar y proveer líderes a las iglesias.xi
11. Intercambio entre la escuela y la iglesia.
12. Funcionando como nexo entre los alumnos no adventistas y sus familias y las
iglesias locales cercanas a ellos. Convertirse en un centro de influencia para la
comunidad. “Aunque las personas seculares tengan prejuicios hacia la iglesia,
con frecuencia pueden no tenerlos con la escuela local”.xii
13. Apoyando en las actividades de la iglesia:
a. Evangelismo.
b. Certificaciones.
c. Seminarios,
d. Vigilias,
e. Visitaciones con el coro, conjunto de cuerdas, etc.
f. Programas de sociedad de jóvenes o escuela sabática.
14. Apoyando a los departamentos de la iglesia local:
a. Clubes: Especialidades, facilitando las instalaciones.
b. Departamentos de divisiones infantiles: Proveyendo capacitación,
apoyando en la elaboración de materiales en conjunto con las
hermanas.
c. Elaborando programas de certificaciones para mujeres, escuela para
padres, departamento de música, etc.
15. Los docentes pueden ser un gran apoyo en las reuniones de los sábados,
domingo, viernes y miércoles. Colaborar siempre que sea posible en toda
campaña misionera de la iglesia, como la recolección, el evangelismo personal
y público.xiii
16. Invitando a los departamentales de la Unión o Asociación para conversar con
los muchachos sobre los desafíos y avances de la misión en el territorio, y orar
con ellos. Esto inspirará a los muchachos a participar como misioneros y orar
por su iglesia, y fortalecerá su identidad adventista.
17. Proveyendo un programa de visitación a las iglesias, con su equipo docente y
el capellán.
18. Visite a otros miembros de la iglesia a parte de los padres de sus alumnos, e
informe a su pastor, acaso él necesita que usted anime al miembro en algún
punto.
19. Genere diálogos con los ancianos y pastores para responder a las preguntas,
para generar iniciativas en conjunto.xiv
a. En un mundo idea, ¿cómo debe ser un equipo sólido de iglesias y
escuelas?
b. ¿Cuáles son algunas de las razones de por las que nuestros jóvenes se
desconectan de la iglesia?
c. ¿Cómo podemos juntos hacer un mejor trabajo para mantener a
nuestra juventud conectada a Dios y a nuestra iglesia?
20. Permitiendo que el capellán apoye otras actividades de la iglesia: Campañas,
cultos, visitaciones, entrevistas, etc. Siendo un embajador del colegio en las
iglesias.
Roland Hill, “Cómo mejorar las relaciones entre el pastor y el profesor”, Revista de
educación adventista, 4 (1995), 5-7.
ii
Ibíd, 6.
i
Bill Kerensoma, “Pastores y escuelas conforman un equipo ideal”, Revista de
educación adventista, 32 (2011), 21-25.
iv
Roger L. Dudley y V. Bailey Gillesie Valuegenesis: Faith in Balance (1992). Citado por
Jiri Moscala en “La Escuela de la iglesia: Cuando la iglesia y las escuelas colaboran con la
misión”, Revista de educación adventista, 46 (2018). Disponible en
www.jae.adventist.org/es/2018.4.2.
v
Ronald Hill, 7.
vi
R. Eduardo Gómez, Guía para Capellanes de escuelas, colegios y universidades
adventistas. Publicado por el Ministerio de Capellanía de la División Interamericana, 2008.
vii
Roland Hill, 7.
viii
Oscar Felix Tapia, “Diseño de una capellanía para instituciones adventistas”, Christ
in the Clasroom, Vol. 20 (1998), 293-310. Disponible en
http://christintheclassroom.org/vol_20/20cc_293-310.pdf
ix
Ibíd.
x
Sally Dillon y Becca Jackson, “De manos dadas: Un programa para guiar a
estudiantes a la vida de la iglesia”, Revista de educación adventista, 12 (2000), 20-23.
xi
Tapia.
xii
De hecho, Jiri Moskala concibe la escuela como un gran centro comunitario o de
influencia.
xiii
Gómez G.
xiv
Billi Keresoma.
iii
Cómo puede la escuela apoyar a la iglesia
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Internacional.