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www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 1 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Movimiento pretende intervenir en debates en torno a ideas políticas, a la democracia y la política, a los actores políticos y sociales no estatales, y a las políticas públicas, incluyendo normas, programas y provisión de bienes y servicios por parte del Estado. Los artículos y comentarios firmados reflejan exclusivamente la opinión de sus autores. Su publicación en este medio no implica que quienes lo dirigen o producen compartan los conceptos allí vertidos. La reproducción total o parcial de los contenidos publicados en esta revista está autorizada a condición de mencionar expresamente el origen y el nombre de sus autores. SUMARIO OPINIÓN LA PROGRESÍA, EL CINISMO Y LOS JUEGOS DE PODER JUAN PEDRO DENADAY ................................................................................ 5 DESAFÍOS POST 2019: RECONSTRUIR LA ESTRUCTURA SOCIOLABORAL PARA ENTRAR SIN MÁS ATRASOS A LA SOCIEDAD DEL FUTURO GUILLERMO ZUCCOTTI ................................................................................. 8 LA HERENCIA DEL NEOLIBERALISMO AUTÓCTONO ELÍAS QUINTEROS ....................................................................................... 10 LO QUE ESTÁ EN JUEGO ES DEFINIR LO QUE SE PONE EN JUEGO EN ESTAS ELECCIONES MARIANO TILLI........................................................................................... 13 AMAR A DOS MUJERES ROBERTO DOBERTI ..................................................................................... 23 POLÍTICAS CIENCIA, TECNOLOGÍA Y MODELOS DE DESARROLLO EN ARGENTINA FERNANDA DI MEGLIO ............................................................................... 24 CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y ESTADO NACIONAL-POPULAR MAXIMILIANO REY ..................................................................................... 27 2 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 NUEVO ACUERDO SOCIAL Y RENTA BÁSICA UNIVERSAL EDUARDO RICHTER ..................................................................................... 37 CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL PACTO HOMERO R. SALTALAMACCHIA .................................................................. 40 Y, PARA COLMO, EL ASBESTO JORGE AFARIAN .......................................................................................... 59 ARGENTINA: UNA POLÍTICA EXTERIOR JUSTICIALISTA PARA EL SIGLO XXI PABLO A. VÁZQUEZ .................................................................................... 61 HISTORIA EL PLAN PIBES DE LA GOBERNACIÓN DE EDUARDO DUHALDE ARITZ RECALDE .......................................................................................... 64 16 DE JUNIO: 1955 Y 2019. UN PUEBLO QUE RECUERDA, RESISTE Y SUEÑA SEBASTIÁN GIMÉNEZ .................................................................................. 67 NOTAS SOBRE LA PRENSA DE LA(S) RESISTENCIA(S): POLÍTICA Y POLÍTICOS DARÍO PULFER Y JULIO MELON PIRRO ....................................................... 68 DANIEL SANTORO: “AL ATRAVESAR EL RIACHUELO PARA PEDIR LA LIBERACIÓN DE PERÓN, EN EL 45, LOS OBREROS CRUZARON EL LÍMITE” ENTREVISTA DE LORENA SUÁREZ............................................................. 102 3 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 REVISTA MOVIMIENTO Director: Mariano Fontela Consejo de Redacción: Enrique Del Percio, Pablo Belardinelli, Florencia Benson, Kevin Axel Costa, Lucas N. Diez, Julio Fernández Baraibar, Juan Godoy, Aritz Recalde, Tomás Rosner, Pablo Adrián Vázquez y María Alejandra Wagner Entrevistas: Beto Emaldi Editor: Fernando Proto Gutiérrez Correo Electrónico: editor@revistamovimiento.com ISSN: 2618-2416 Arkho Ediciones. RL-2017-23569986-APN-DNDA#MJ. arkho@arkhoediciones.com. 54-11-6642-6798. Esta publicación está abierta a la colaboración de quienes deseen expresar en ella sus opiniones. Los textos serán publicados de dos maneras: a) individualmente en la página web de la revista, y b) agrupados por orden cronológico en archivos pdf, en números sucesivos que serán enviados por email a quienes se inscriban en el listado de distribución. En ambos casos será completamente gratuito el acceso a la publicación y a todas las secciones. ➢ Los escritos que se remitan para ser incluidos en la revista deben ser originales e inéditos. ➢ No se publicarán artículos que contengan opiniones en contra de personas o agrupaciones. ➢ Los escritos a ser publicados no deben tener una extensión mayor a 10.000 caracteres con espacios. ➢ No se deben usar negritas, subrayados o viñetas. La letra itálica o cursiva debe ser usada solo para indicar títulos de publicaciones y para palabras en otros idiomas, y el entrecomillado sólo para citas textuales. ➢ Las notas deberán ir al pie de cada escrito. ➢ Las referencias bibliográficas de los artículos académicos deberán estar incluidas dentro del cuerpo del texto, de acuerdo con la normativa APA, consignando los datos entre paréntesis. El formato requerido en la bibliografía al final del texto será el siguiente: “Apellidos, iniciales de los nombres en mayúsculas (año): título sin comillas en cursiva. Ciudad, editorial”. ➢ Si un escrito incluyera tablas, gráficos o mapas, deberá citarse en cada caso su fuente. ➢ Tablas o gráficos deberán estar incrustados en el texto para conocer exactamente su ubicación, pero además deberán remitirse en archivos separados para que pueda modificarse su tamaño, escala, color o letra. 4 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 LA PROGRESÍA, EL CINISMO Y LOS JUEGOS DE PODER Juan Pedro Denaday “Cuando lo vi a Perón el otro día, nada me impresionó realmente acerca de lo que decía. Sus ideas políticas no me deslumbraban, pero su fácil trato con la realidad era sorprendente. Tenía con la realidad una amabilidad de caballero y no era de extrañar que la realidad, dama casquivana, lo haya tenido entre sus favoritos. Los favoritos de la realidad caen en desgracia pero siempre conservan su condición de favoritos. Perón no parecía dramatizar en lo absoluto los reveses de la fortuna política. Cierta fuerza o cierta isla bajo sus pies lo retenía en superficie y no se hundía en la angustia del yo destinado y desbarrancado. En este sentido, y sólo en este sentido, era un hombre del pueblo. Vale decir, familiarizado con la realidad. La realidad comía en la mesa de Perón como come en cualquier mesa de vecino” (Gustavo Ferreyra, La familia). “Sólo se puede confiar en una estadística si la ha falsificado uno mismo” (Winston Churchill). Para el interesado en los temas públicos, la Argentina transita una situación paradójica. La realidad es insoportable en sus aspectos económico-sociales y es interesante en su dinámica política. Afirmar lo primero supone para el escéptico un acto de romanticismo, y afirmar lo segundo resuena en el oído del moralista a perversidad. En esa porosa frontera está compelido a moverse quien se proponga analizar los acontecimientos políticos combinando el compromiso y la distancia. Hay una conocida frase que había acuñado Romain Rolland y Antonio Gramsci gustaba repetir: se trata de hacer convivir al optimismo de la voluntad con el pesimismo de la inteligencia. Sólo así puede ejercitarse lo que Michael Walzer (1993 [1988]) define como la distancia crítica, que él recomienda que sea nacional y que sea popular, o sea, que hable el lenguaje situado de la historia local y que se interese por el destino de sus clases subalternas. Tanto más necesario es acompañar ese compromiso con la distancia crítica, en tiempos en que las nuevas tecnologías tienden a generalizar la función que antes cumplían las monolíticas prensas partidarias: escuchar sólo al que piensa igual con 5 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 el objetivo de reafirmar nuestras convicciones. Ya ni siquiera necesitamos ingeniárnoslas para ensimismarnos en nuestro pequeño submundo, porque los algoritmos hacen el trabajo por nosotros. Como lo plantea Christian Ferrer (2011), Internet facilita la posibilidad de una “narcotización hogareña” que nos permite experimentar una mayor sensación de confort. En esa desesperada búsqueda por huir del sufrimiento no trepidamos en anular al diferente mediante un simple click. Culminada su tarea discriminatoria, el sujeto virtual puede exhibirse siempre feliz, certero e identificado, desprovisto de contradicciones, o sea, de humanidad. Por eso el síntoma contemporáneo, razona Byung-Chul Han (2017 [2013]), ya no es tanto la destrucción negativa como la violencia por “exceso de positividad”. El colapso por exceso de lo mismo que anula lo diferente mediante la lógica de lo igual. El Perón real, contradictorio, fue un cínico y un comprometido. Sobre el cinismo de Perón no quedan mayores dudas y ni siquiera el más ferviente de sus partidarios estaría dispuesto a negarlo del todo, porque, como tal, más bien gozaría al reírse junto a él. Tampoco el caudillo justicialista parecía interesado en ocultarlo. Sus gestos pícaros, con la constante guiñada de un ojo que solía acompañar a su generosa sonrisa, se interesaban en sintonizar con una picaresca orillera que intuía difundida entre los sectores populares. Como lo explica el filósofo alemán Peter Sloterdijk (2014 [1983]), existe una larga tradición de cinismo plebeyo que hunde sus raíces en la antigüedad. La risa cínica ha operado como un desafío a los poderosos, a veces como burla redentora y otras, más seriamente, como una descalificación de las leyes diseñadas a su medida. Pero Perón era también un comprometido y allí está el testimonio de una serie de reformas sociales que le ganaron el odio estratégico de las clases dominantes. El cinismo de Perón sirvió apenas para escandalizar a las clases medias bienpensantes, a las que les gusta imaginarse impolutas. No tiene mayor sentido explicar por qué la realidad social actual es penosa: nadie que tenga dos ojos puede soslayarla. En cambio, decíamos que la política se ha puesto más interesante. Mi impresión es que, desde la lucha política entre Perón y 6 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Alejandro Agustín Lanusse que sucedió entre 1971 y 1973, no se desarrollaba un juego de poder tan complejo y ajedrecístico. Esto acontece porque tanto Mauricio Macri como Cristina Fernández entienden que deben correrse al centro para cosechar votos en una gran franja intermedia que deambula entre los polos de la escena política. Cristina hizo su movimiento cínico al bajarse a vicepresidente para colocar a un moderado en la cabeza de la fórmula y cerrar con Sergio Massa. La radicalización de un sector de la base kirchnerista es un escollo para el despliegue de los juegos de poder de Cristina. Se trata de un progresismo radicalizado. Muchos de ellos son jóvenes de reciente politización que están ideologizados pero entienden poco de política. En otras circunstancias más graves, un fenómeno semejante advirtió Perón al regresar de su largo exilio, cuando señaló que el país estaba politizado, pero carecía de cultura política. Hoy no se tiran tiros, pero algunas formas de razonamiento son igual de precarias. Ese progresismo –políticamente hablando semiculto– encuentra el quid de los asuntos públicos en una población presuntamente manipulada por los medios de comunicación. En realidad, ninguna teoría de la comunicación medianamente seria sostiene tal cosa. Todas suponen una compleja relación entre emisores y receptores de mensajes, que también desempeñan un papel activo. Un medio que repitiera hechos que la mayoría de la población no quisiera escuchar estaría destinado a perecer. Esto no significa que los medios de comunicación no manipulen: es evidente que, al igual que los políticos, lo hacen. Pero estancarse en un revival, por cierto tardío y devaluado, de la teoría marxista de la alienación –cuestionada aun dentro de esa misma tradición– y creer que todo el asunto radica en que los votantes se equivocan, no sólo es conceptualmente simplista, sino que es políticamente inconducente. Tal creencia puede servir para justificar derrotas, cuando de lo que se trata en política es de construir victorias. Y como –parafraseando a un dirigente peronista– suele decir el turco Asís: el problema no es perder, sino la cara de boludo que te queda… Macri está bien asesorado y en el oficialismo hay cabezas políticas sagaces. Su movida cínica de colocar a Miguel Ángel Pichetto de candidato a vicepresidente fue una buena respuesta a la jugada de Cristina. Por los graves problemas macroeconómicos y sociales que generó durante su gestión, Macri podría estar frente a la posibilidad de ser el primer presidente que fracasara en un intento reeleccionista. Pero subestimarlo sería un grave error: esta última movida ha consolidado su posición competitiva. Macri tiene más margen de maniobra que Cristina porque su base radicalizada de antiperonistas podrá rasgarse las vestiduras por la ubicuidad peronista, pero una vez dentro del cuarto oscuro no dudará. El peronismo opositor necesita ir pensando y repensando dúctilmente sus tácticas frente a un adversario políticamente perspicaz. Lo peor que podría hacer de acá a octubre es limitarse a repetir slogans tranquilizadores y cocinarse en su propia salsa. Bibliografía Ferrer C (2011): El entramado. El apuntalamiento técnico del mundo. Buenos Aires, Godot. Han BC (2013): Topología de la violencia. Buenos Aires, Herder, 2017. Sloterdijk P (1983): Crítica de la razón cínica. Madrid, Siruela, 2014. Walzer M (1988): La compañía de los críticos. Intelectuales y compromiso político en el siglo XX. Buenos Aires, Nueva Visión, 1993. 7 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 DESAFÍOS POST 2019: RECONSTRUIR LA ESTRUCTURA SOCIOLABORAL PARA ENTRAR SIN MÁS ATRASOS A LA SOCIEDAD DEL FUTURO Guillermo Zuccotti Los esfuerzos por plasmar la unidad de las distintas expresiones del peronismo abren un nuevo panorama de cara a las próximas elecciones. El estrepitoso e irremontable fracaso del gobierno de Macri solo tiene una opción para mantener viva una débil esperanza de renovar alquiler en Balcarce 50: la diáspora del peronismo y, con ello, posponer la urgente reaparición del movimiento nacional como solución a los acuciantes problemas. En efecto, el gobierno de Cambiemos “cambió” la estructura socio laboral sin necesidad de haber logrado la reforma laboral tantas veces anunciada. No hizo falta: las políticas económicas unidireccionales hacia los mercados financieros hicieron posible tamaño deterioro en cualquier indicador de la economía real. La caída del 13,3% del nivel de actividad económica interanual como último dato oficial remonta a ejemplos de una libanización económica. El mercado de trabajo presenta mes a mes signos de contracción. En el año 2018, el empleo formal cayó en más de 268.000 puestos de trabajo, llegando a niveles en el sector privado solo asemejables al año 2014. El único indicador usado durante los primeros años del gobierno macrista para mostrar el crecimiento o –mejor dicho– el cambio de empleos protegidos por formas atípicas de empleo institucionalizadas en el monotributo, quebró esa tendencia experimentando una caída de 125.000 “cuentapropistas” registrados ante la AFIP. La ocupación en la industria retrocede invariablemente desde el inicio del mandato y no discrimina sector-actividad, y la política de tarifas como única política de ingreso –negativo– erosionó el salario real medio de convenio en un promedio del 15% en términos generales. Las forzadas reaperturas de paritarias sirven solo a modo de recomposición, no llegando a revertir el deterioro en términos de la distribución del ingreso. Y como si esto fuera poco, el desembarco de las denominadas economías de plataformas institucionaliza la precarización del trabajo, engrosando en miles de trabajadores a la indomable economía informal. Este proceso de destrucción de la estructura socio laboral es el terreno con el que deberá lidiar el nuevo gobierno. Una vez más, no por obstinación, sino por necesidad, la complejidad social requiere de un gobierno de unidad nacional en el que el Movimiento exprese las múltiples demandas sociales. No se trata de una alquimia electoral. La fragmentación social, el retroceso en términos de derechos de todos los estratos sociales y el complicado frente externo en un contexto de economía globalizada necesitan gobernabilidad. Históricamente, el Justicialismo no concibe la gobernabilidad como tregua política: siempre la alcanza con gobernanza. Para reconstruir el escenario un buen gobierno necesitará de la voluntad política de todos los actores. La historia muestra que esta tarea no pudo hacerla nunca otra fuerza política. Es el peronismo como movimiento político, económico y social quien, además de conducirla, será capaz de la construcción de una agenda amplia. 8 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Esa agenda debe contemplar un modelo de producción, con la dinámica del mercado interno que permita salir de esta coyuntura, pero entendiendo que el desarrollo sostenible solo se alcanza teniendo una estrategia que piense en una frontera de producción más extensa. Este esquema, a mi juicio, lleva implícito la reconfiguración del trabajo en la Argentina. No como una rémora del pasado, sino como la forma de entrar sin más demoras a la sociedad del futuro. En un mundo que debate con preocupación el futuro del trabajo, la solución no puede ser la desprotección o la pérdida identitaria. Los trabajadores, como sujetos de derecho humano, y los sindicatos, con una institucionalidad empoderada, deben ser efectivos protagonistas del diseño, implementación y monitoreo de un plan de gobierno que, desde uno de los ejes del movimiento nacional, traccione las demandas de sectores que engrosaron las filas de la vulnerabilidad social, producto de las actuales políticas económicas. En definitiva, la reconfiguración del sindicalismo, con una base ampliada en los movimientos sociales y la inclusión de sectores de clase media empobrecida, devuelve el rol distintivo y el aporte del peronismo a la justicia social. Pero también requiere de un movimiento que no se agote en la reivindicación de la clase y que sea ícono de la movilidad social ascendente para un proyecto nacional que incluya a todos y todas. 9 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 LA HERENCIA DEL NEOLIBERALISMO AUTÓCTONO Elías Quinteros Cristina Fernández demostró su agudeza política y su grandeza moral, dos cualidades que no abundan en la dirigencia argentina, al diseñar una fórmula que tiene a Alberto Fernández como candidato a presidente de la Nación y a ella misma como candidata a vicepresidenta. Esto no sólo dejó en claro que la ex mandataria frustró los planes del gobierno y de las expresiones de la oposición que favorecen al oficialismo con la mezquindad de su conducta, a semejanza de una jugadora de ajedrez que anticipa las movidas de sus rivales o una jugadora de póker que no trasluce sus cartas mediante sus gestos. También renovó las fuerzas de los sectores de la sociedad que resisten la agresión cotidiana del macrismo y, por ende, de la manifestación autóctona del neoliberalismo, con la desesperación y, a la vez, el heroísmo de los que se encuentran a merced de un poder que los empuja hacia el abismo de la aniquilación. Pero nadie debe celebrar de antemano. El final de la noche macrista no está a unos metros de distancia. Y, por otra parte, no acontecerá naturalmente. Todos o, por lo menos, todos los que deseamos tal final, deberemos producir dicho milagro. Sin duda, Mauricio Macri, el empresario y dirigente deportivo que llegó a la Casa Rosada por el voto de la ciudadanía, va a dejar a la Argentina en un estado lamentable. Tan lamentable que el gobierno que asuma en diciembre va a tener que realizar una actividad titánica para resolver el problema de la deuda externa, atraer la inversión privada, reactivar la producción, atacar la desocupación, mover el mercado interno, reducir la inflación, controlar la cotización del dólar estadounidense y el nivel de las tasas de interés, financiar la educación y la salud públicas, garantizar la seguridad, transparentar la justicia, incrementar la ayuda social y, en especial, eliminar el hambre que afecta de una manera impiadosa a muchos hogares argentinos. A todas luces, ningún equipo gubernamental puede atender tantos asuntos por sí solo. Por ello, quienes triunfen en el proceso electoral de este año deberán obtener la mayor cantidad de votos. Y, además, deberán acordar con la mayor cantidad de organizaciones políticas, económicas y sociales los pasos a seguir en el tratamiento de los asuntos que requieran el apoyo del grueso de la sociedad. Al fin y al cabo, no debemos olvidar que no modificarán su forma de pensar los exponentes de la política, la economía, la justicia, la prensa y la cultura que legitimaron la transformación de la Argentina en un montón de ruinas y cenizas humeantes, aunque la realidad y el resultado de las elecciones exterioricen las nefastas consecuencias de la instrumentación de su pensamiento conservador. A raíz de esto, cualquier acuerdo, pacto o contrato que procure alcanzar la unidad del campo nacional y popular no puede pasar por alto que la concreción de un proyecto que no responda a los postulados del neoliberalismo no es posible sin un Estado que tenga como pilares a los derechos humanos, la democracia, el desarrollo económico, la inclusión social y la integración regional. Suponer lo opuesto equivale, lisa y llanamente, a pecar de ingenuidad. Y, en verdad, la situación de la Argentina ya no admite la existencia de dirigentes que incurran en esa clase de equivocación. 10 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 A pesar de los que tratan de convencernos de lo contrario, la idea de un gobierno no puede coincidir con la de una comunidad de negocios que beneficia al presidente de la Nación y a los parientes, los amigos y los socios de éste. O, en otros términos, no puede coincidir con la de una asociación que favorece a los miembros de una oligarquía decadente que practica un saqueo descontrolado, quizás porque intuye que su dominio sobre la sociedad es superficial y efímero. Un gobierno –en contraposición con el caso expuesto– debe ser un instrumento que, por una decisión política, cree las condiciones adecuadas para que cada individuo lleve a cabo su proyecto de vida sin impedir o dificultar el de los demás. Por ese motivo, quienes pretenden administrar los asuntos públicos deben comprender que la realización de millones y millones de proyectos personales dependerá en gran medida de una gestión adecuada, es decir, de una gestión responsable, honesta, transparente y eficaz que no desperdicie su tiempo con ensayos que estén condenados al fracaso desde un principio. Cualquier acuerdo, pacto o contrato que procure alcanzar la unidad del campo nacional y popular no puede pasar por alto que la concreción de un proyecto que no responda a los postulados del neoliberalismo no es posible sin un Estado que tenga como pilares a los derechos humanos, la democracia, el desarrollo económico, la inclusión social y la integración regional Las consecuencias de la actividad desarrollada por la alianza gobernante se encuentran a la vista: hombres y mujeres sin empleo, sin alimentos, sin medicamentos, sin vivienda o sin esperanza, que tratan de conservar un mínimo de dignidad y decencia en medio de un panorama que está modelado por la injusticia, la miseria y la muerte. Por ende, quienes se niegan a contemplar la realidad en la totalidad de su crudeza son los únicos que pueden negar la existencia de esos males o su gravedad. Ciertamente, estos son tiempos de oscuridad y desaliento. Por eso la Argentina necesita que el peronismo la gobierne. Y, a su vez, el movimiento social y político creado por Juan Domingo Perón necesita que las fuerzas que compatibilizan con su ideología y su práctica lo acompañen en dicha empresa. La satisfacción de esas necesidades no configura una quimera. Al contrario, constituye una meta alcanzable. Pero, para que eso pueda adquirir el carácter de una realización, los que nos identificamos con lo popular, lo nacional y lo latinoamericano deberemos trazar un rumbo que sintetice las expectativas del conjunto. Deberemos seguir el rumbo trazado, aunque eso no resulte sencillo en algunas ocasiones. Y deberemos demostrar a cada instante que la unidad no es algo que se plasma con palabras, sino con hechos. Ahora bien, ¿el triunfo del peronismo en el proceso electoral del año en curso es factible? Sí, lo es. Por lo tanto, la unión de las líneas internas y de las manifestaciones sociales y políticas que son afines en un frente común debe constituir el soporte de un proyecto de gobierno que seduzca a la sociedad y obtenga el apoyo mayoritario de la ciudadanía. Para ello, se debe tener en cuenta que el país padece una crisis de fe que provoca un descreimiento generalizado y desmoralizante. 11 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Unos no creen en la política. Otros no creen en la economía. Otros no creen en la justicia. Otros no creen en el futuro. Y otros, que no son pocos, no creen en nada. En verdad, tienen motivos de sobra para ver la vida con tal escepticismo. Pero su origen no está en la voluntad de Dios, ni en el destino, ni en la sociedad, ni en el Estado, ni en la genética de los argentinos. Está en la obra de una administración que horadó las esperanzas de millones de personas con una indiferencia que asombra, desconcierta y paraliza. Se debe tener en cuenta que el país padece una crisis de fe que provoca un descreimiento generalizado y desmoralizante. Unos no creen en la política. Otros no creen en la economía. Otros no creen en la justicia. Otros no creen en el futuro. Y otros, que no son pocos, no creen en nada. Desde las postrimerías del año 2015 padecemos los efectos de una gestión que acabó con los sueños de quienes supusieron que la Década Ganada iba a prolongarse indefinidamente y con las ilusiones de quienes imaginaron que el neoliberalismo iba a favorecerlos. Con toda franqueza, Mauricio Macri no dejó a ningún individuo sin decepcionar. No respetó ni a los miembros de su clase. Únicamente satisfizo las expectativas de sus parientes, sus amigos y sus socios: algo que excluye a la mayoría de la sociedad. Por esta razón, quien suceda al empresario que ejerce la presidencia de la Nación –y todo indica que Alberto Fernández tiene todas las chances para asumir dicha responsabilidad– va a tener que reavivar la fe de las personas y, a la par, va a tener que lidiar con el poder económico más concentrado, los medios comunicacionales más importantes, una parte de la magistratura, los partidos políticos de la oposición, el sector social que se beneficia con las resoluciones de una administración neoliberal y el sector social que, aunque no se beneficie, no comulga con los gobiernos peronistas como consecuencia de su elevado grado de “gorilismo”. 12 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 LO QUE ESTÁ EN JUEGO ES DEFINIR LO QUE SE PONE EN JUEGO EN ESTAS ELECCIONES Mariano Tilli Nosotros y ellos En cada proceso electoral los espacios políticos, a través de sus políticas comunicacionales, discursos y narrativas, intentan construir un “nosotros” identitario. Esta autodefinición de “nosotros somos esto” es constitutivo de todo discurso político. Y como la construcción de un “nosotros” es relacional, implica de manera directa construir un “ellos”, los que no son como son nosotros, nuestros adversarios. Durante la mayor parte del siglo XX los partidos políticos clásicos definían su “nosotros” –y por consiguiente el “ellos”– de manera dogmática e ideológica. Simplificando, los liberales se definían como los garantes de la “libertad”, los marxistas como los garantes de la revolución del proletariado, los conservadores como los garantes de las tradiciones histórico-culturales, etcétera. Y definían a sus opositores como la contracara de ello. Este “nosotros” no se modificaba fácilmente, ya que estaba construido generalmente por una ideología que canonizaba autores, pensadores y políticos de antaño. Ante cada contienda electoral se ponía en juego ese “nosotros” mediante una serie de propuestas políticas construidas en base a la coyuntura histórica. Porque cada vez que se definía quiénes eran ese “nosotros”, tomaban forma las cuestiones que se ponían en debate ante el electorado. Un “nosotros” clásico liberal debatía sobre las libertades, y así cada espacio político establecía los ejes del debate que intentaba hegemonizar en la arena política. Es decir que, mientras se constituía un “nosotros” y un “ellos” se construían los ejes sobre los que cada espacio pondría su foco. Ahora bien, cada “nosotros” interpela a la sociedad desde distintas propuestas. Son limitados los casos en que en los debates electorales las fuerzas políticas eligen una misma cuestión para debatir. En algunos procesos electorales hay un tema excluyente: como en 1983, donde el debate se centró en la construcción de una sociedad democrática, o en 1989, en que el eje de las campañas fue la crisis económica y la salida de la hiperinflación. En otros procesos electorales la fragmentación política permitió una multiplicidad de ejes sobre los que las fuerzas políticas deseaban debatir, como fue el caso de las elecciones de 2003. Con la consolidación del kirchnerismo –luego del amplio triunfo de 2011 ante una oposición fragmentada– se fueron consolidando dos polos identitarios que ponían en el centro del debate distintas cuestiones. Por lo tanto, lo que estaba en juego era sobre qué se iba a debatir. Esas dos identidades construyeron sus propios campos valorativos, definieron sus “nosotros” y sus “ellos”, y le dieron forma al campo discursivo en el que se constituyó el debate político durante la última década. No era la primera vez en la historia argentina que eso pasaba. Tampoco era la primera vez que cada una construía un relato en el que un “nosotros” era incompatible con “ellos”. Recurramos a un ejemplo: en febrero de 1946, luego de tres años de gobierno de facto, se realizaban elecciones para reestablecer el sistema democrático. El campo político estaba dividido entre el peronismo que había irrumpido tras el 17 de octubre 13 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 y toda la oposición que unificada se presentaba bajo el lema de “Unión Democrática”. Para estos últimos, explica Félix Luna, influenciados por el triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, lo que estaba en juego era si el país continuaba bajo un régimen autoritario o si entraba en una nueva etapa democrática. Ellos se consideraban la garantía de la democracia y consideraban que Perón era la continuidad del régimen autoritario.1 Pero el peronismo no discutió sobre el eje propuesto por sus opositores, sino que construyó otro campo discursivo para el debate electoral: para Perón y los peronistas, lo que estaba en juego era mantener los derechos económicos, laborales y sociales adquiridos durante su gestión en el gobierno de facto, frente a quienes querían limitarlos o eliminarlos. La defensa de estos derechos era la defensa de una democracia muy distinta a la postulada por sus opositores. Como queda claro, cada fuerza política ponía en juego distintos “nosotros” y distintos “ellos”. El peronismo para sí mismo era el garante de los derechos de los trabajadores y para sus opositores era el autoritarismo, mientras que la Unión Democrática era para sí misma la garante de la democracia y para sus opositores era quien quería recortar o eliminar los derechos adquiridos por los trabajadores. En ambos casos se apeló al miedo: votar al peronismo era para unos votar contra la democracia, y votar a la Unión Democrática era para otros apoyar a quienes venían a eliminar las conquistas sociales. El debate político no se dio en un mismo campo discursivo. Quienes lograran convencer a la mayor cantidad de votantes que lo que estaba en juego era lo que ellos sostenían y no lo que sus opositores proponían, ganarían la elección. La hegemonía discursiva era fundamental para lograr la hegemonía política. Félix Luna sostiene que ni el partido político más popular hasta ese momento –la Unión Cívica Radical– supo ver que para el electorado lo que estaba en juego era un gobierno que mantuviera sus derechos ante el temor, creíble en ese contexto, de que fueran eliminados. Los resultados electorales mostraron el éxito del planteo del peronismo: logró ser identificado como el abanderado de la inclusión de los trabajadores y logró desestimar las denuncias de ser una fuerza no democrática. Lo que se puso en juego fueron los derechos sociales y no el debate entre autoritarismo y democracia. Ganó en el campo discursivo, convenciendo sobre lo que se debía debatir y lo que estaba en juego. Por eso ganó el peronismo. La impronta de Cambiemos En este siglo muchas cosas han cambiado. Sin embargo, las contiendas electorales siguen debatiéndose en el terreno identitario de un “nosotros” y un “ellos”. Aunque los partidos –o las grandes agrupaciones de fuerzas políticas– hayan dejado de lado las identidades políticas dogmáticas fuertemente ideológicas –con excepción de la izquierda tradicional y algunas fuerzas políticas neoconservadoras–, los espacios políticos intentan construir identidades amplias buscando la mayor inclusión posible, con límites dinámicos y flexibles, pero sin olvidar de dejar bien en claro el límite con los “otros”. Para las elecciones de 2015, Cambiemos construyó un “nosotros” conformado por valores como la transparencia, la honestidad, la eficiencia, el republicanismo, la modernidad y la inserción internacional, frente a lo que 1 Tan consolidada estaba esta idea que, luego de la derrota en las urnas, durante la jura de Perón el 4 de junio de 1946 en el Congreso, los legisladores radicales se retiraron del recinto. 14 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 consideraban corrupción, populismo, atraso, ideologismo, ineficiencia y cerrazón del kirchnerismo. Para estos últimos, Cambiemos no era más que neoliberalismo, individualismo, ajuste, quita de derechos y beneficios sociales, y gobierno de ricos para ricos. Fue Cambiemos quien logró convencer al electorado de que lo que estaba en juego era, en síntesis, continuar con el populismo –como negatividad– o reconstruir una república moderna. El triunfo sobre lo que se debate, en este caso entre populismo o república, fue central para garantizar un resultado electoral favorable. Presentándose como lo nuevo y lo moderno contra el pasado arcaico, ese “nosotros” cambiemita interpeló de manera creíble y fue internalizado eficazmente por la mayoría de los ciudadanos, no solo como fruto de estrategias electorales exitosas, sino por ser expresadas en un contexto político que facilitó dicho éxito. Votantes identificados con las tradiciones políticas más tradicionales se vieron seducidos por la irrupción comunicacional de la “revolución de la alegría”, lo que, sumado al desgaste del oficialismo, los errores políticos, las deficiencias de su candidato, las denuncias de corrupción y un arrollador aparato comunicacional opositor le restaron eficacia a la propuesta oficial, que quiso identificar a su propio candidato como la garantía de la continuidad y la ampliación democrática. Dos años después, para las elecciones de 2017, la contienda parecía tener la misma lógica: Cambiemos había consolidado con éxito su “nosotros” basado en la transparencia, la honestidad, el desarrollo y la modernización frente al atraso, la corrupción, el clientelismo y la “vía venezolana” con la que identificaban al kirchnerismo, afectado además por los bolsos de López y la catarata de denuncias de corrupción en tribunales federales, amplificadas hasta el hartazgo por los medios hegemónicos. El éxito de la fórmula narrativa oficial no sólo les había permitido conseguir aliados legislativos y políticos –algunos ocasionales, como fue el caso de Sergio Massa durante el primer año de gestión, y otros menos coyunturales–, sino que había logrado mantener deshilachado al peronismo, sin un liderazgo fuerte y consolidado. Para esas elecciones la oposición no tuvo y no pudo imponer un eje discursivo alternativo: el kirchnerismo recurrió a los mismos ejes discursivos que en el 2015, quizás como estrategia defensiva ante la imposibilidad de construir un proyecto en común con los peronismos provinciales. Los gobernadores no se sumaron a ese relato, en parte porque para ellos lo principal era mantener una relación fluida con el gobierno –que se mostraba ganador, y ante el temor de que se incendien sus provincias– y en parte por la mala relación que habían tenido con Cristina durante su presidencia. Ante esta debilidad estructural, el kirchnerismo –reconvertido en Unidad Ciudadana en la Provincia de Buenos Aires y en muchos casos presentándose como opositor a los propios gobernadores peronistas– no tuvo la potencia suficiente como para cambiar el eje del discurso. Pese a que había claras señales de la crisis económica que se empezaba a gestar, el kirchnerismo no pudo modificar el eje discursivo planteado por Cambiemos, centrado nuevamente en que se estaba eligiendo entre el futuro y el pasado. Fue vano el intento de identificar a Cambiemos como una rémora oligárquica de los 90 que nos había desordenado la vida. Apelando al pasado, no logró captar que para el electorado las expectativas de futuro aún eran altas y que el relato de la “herencia recibida” aún se mostraba fuerte y creíble – recurso que ya habían utilizado De la Rúa en 1999 y el kirchnerismo durante todo su mandato. En síntesis, en 2017 el debate electoral se hizo en el campo discursivo planteado por Cambiemos y en los términos discursivos impuestos por Cambiemos. El fracaso de la oposición estaba garantizado. 15 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Pero a veces, pequeños errores se convierten en el inicio de una escalada difícil de contener: la campaña presidencial para 2019 se inició tempranamente. Dos meses después del triunfo de 2017, el gobierno intentó atacar los frentes políticos que siempre había querido abrir. En diciembre de ese año propuso una serie de reformas laborales, previsionales e impositivas que originaron una reacción popular que, acompañada por movilizaciones multitudinarias, comenzó a resquebrajar el hechizo del aparato comunicacional de Cambiemos. Este cambio no se debió solo a las masivas movilizaciones, sino que fue consecuencia de la ruptura del contrato electoral, de ese “nosotros” identitario cambiemita que venía a hacer más digna la vida de los argentinos. La reforma previsional aprobada afectaba los ingresos de los jubilados, es decir, a la vida de todas las familias, y por ello se convirtió en un límite y significó para muchos de sus votantes un acto de traición. Como pequeña digresión podría afirmarse que las elecciones no se ganan solo con los convencidos, sino que el centro está puesto en los “independientes”, cuyo apoyo siempre es crítico y que no dudan en cuestionar con firmeza a quienes votaron cuando cometen errores. Ese electorado “independiente” es el que marca la credibilidad de un gobierno. Años atrás, luego del triunfo por el famoso 54 por ciento y ante el temor al “vamos por todo” –muletilla de los opositores a Cristina que buscaba mostrar un supuesto poco apego institucional de su gobierno–, sumada a la poca flexibilidad política y la radicalización discursiva que exhibió el gobierno ante la crisis del campo, ese electorado muy rápidamente le quitó su apoyo al gobierno y le propinó la primera derrota en 2009. De manera similar, luego del triunfo de 2017, la reforma previsional le quitó a Macri el apoyo de ese electorado independiente que siempre es muy difícil de recuperar. La crisis cambiaria posterior al verano de 2018 terminó de romper definitivamente el idilio. De cara al 2019, el “nosotros” de Cambiemos expulsaba ciudadanos a ese limbo que se denominó “tercera vía”. El kirchnerismo, montado en la grieta, podría seguir movilizando y representando a los excluidos y a las víctimas de las políticas económicas del gobierno, pero no podía sumar a su “nosotros” a los decepcionados con el oficialismo. Para éstos, que el gobierno los haya defraudado no significaba que el kirchnerismo dejara de ser la corrupción, la falta de transparencia, el populismo y la demagogia con que Cambiemos lo había definido. Eran apátridas: no había un “nosotros” que los contuviera y el kirchnerismo se mostraba incapaz de sumarlos. La poca flexibilidad, la ausencia de dinamismo y especialmente la incapacidad de leer políticamente lo que pasaba en la sociedad –habilidad que el peronismo demostró tener durante muchos períodos de su historia–, sumado a cierto apego a preconceptos ideológicos, pusieron a prueba los propios límites que se había impuesto el kirchnerismo. El peronismo nunca había sido un partido apegado a las ideologías: fue fuertemente pragmático y había sabido reconstruir su “nosotros” frente a cada contexto histórico, lo que le había permitido sobrevivir a López Rega, Herminio Iglesias y el menemismo, y a resignificarse continuamente. Esta situación ya la habían vivido en 1985 durante la primavera democrática alfonsinista, y en 1997 frente al soplo de aire fresco que significó la irrupción de la Alianza. El peronismo nunca muere en la suya: se readapta a las nuevas circunstancias. Luego de 1985, de la mano de la renovación cafierista, y en 1997, de la mano del discurso productivista del duhaldismo. Pese a que ambos no lograron llevar al peronismo al éxito inmediato, se generaron rupturas discursivas que abrieron un campo político que pudo ser aprovechado por Menem en 1989 y por Kirchner en 2003, respectivamente. Por eso sobrevivió más de 70 años como actor político central de la 16 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 política argentina. La capacidad de leer el contexto político y de adaptarse a él es una de las características fundacionales del peronismo. El kirchnerismo modelo 2019 enfrentaba ese desafío. En plena crisis, el éxito de Cambiemos no era precisamente el poder de sumar nuevos apoyos propios –algo que se mostraba difícil–, sino el de mantener incólume la definición de quiénes eran “ellos”, sus significaciones y la identificación del kirchnerismo como el pasado, la corrupción y “Venezuela”. Esto no fue solo el logro de una campaña comunicacional: los bolsos de López, Moreno o la crisis de Venezuela eran hechos que le daban verosimilitud a esta identificación negativa de ese “ellos”. Este logro mantuvo con vida y con esperanzas al oficialismo. La crisis podía desilusionar a sus votantes, pero no convertía en virtuoso al kirchnerismo. Esa batalla estaba ganada. En un ballotage entre Macri y Cristina, los cambiemitas estaban convencidos de que su “nosotros” republicano podría ser reconstituido en base a las expectativas que generarían cierta estabilidad económica, algunas obras públicas y los tribunales abiertos para que desfilen la ex presidenta y sus ex funcionarios. Ese era el plan oficialista para 2019. Pero algo salió mal. Cuando el kirchnerismo se convenció de que, aún con una nueva corrida cambiaria como la de principios de marzo, no lograba constituirse en una alternativa ganadora, pero que asimismo ello no consolidaba un “tercer espacio” con identidad propia, la opción política fue ir en camino de una construcción más amplia, más flexible, que constituyera un “nosotros” que pudiera seducir a los desencantados del peronismo no kirchnerista. El giro neokirchnerista La fórmula Fernández-Fernández significó para el gobierno un golpe a la estrategia ganadora de la grieta. Era cuestionar lo que se debatía. Implicaba abrir el debate político por fuera de los términos discursivos exitosos impuestos por el gobierno. Ya no podía endilgársele al nuevo candidato a presidente el “cristinismo tardío” de 2015. No tenía denuncias de corrupción, había criticado el cepo y no había mostrado posiciones pro-Maduro. El “ellos” construido por Cambiemos perdía verosimilitud. La candidatura de Alberto Fernández modificó para siempre el “nosotros” identitario de Cambiemos y su narrativa político electoral. Tal fue el golpe, que luego de tres semanas difíciles para el gobierno, la única salida para contrarrestar esta debilidad fue ofrecerle la candidatura a vicepresidente al senador peronista Pichetto. ¿Qué significa la opción Pichetto? Desde el punto de vista táctico es indudablemente una ampliación simbólica de Cambiemos, que le sirve de excusa para enterrar su nombre, ya gastado y sin credibilidad. Pero llevar en la fórmula al jefe de los senadores oficialistas hasta 2015 significa tener que enterrar el modelo discursivo de 2015, la falaz teoría de los 70 años de decadencia y el antiperonismo furibundo de muchos de sus dirigentes. Se ve forzado, por primera vez en su existencia, a dejar de lado el discurso desideologizado de la “revolución de la alegría”. Ese es el gran triunfo del giro neokirchnerista: hacer que Cambiemos tenga que debatir en terrenos en los que nunca debatió, al desbaratar el campo discursivo en que había desarrollado su narrativa con éxito. Este giro también generó un terremoto político en la oposición peronista no kirchnerista. Como dijimos, a la luz de las últimas experiencias electorales, la falta de pragmatismo y de dinamismo ideológico –es decir, seguir mirando la realidad con los ojos de 2015 como si nada se hubiera modificado en estos años– hizo del kirchnerismo una fuerza que miraba más al pasado con melancolía que al futuro 17 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 como desafío. La candidatura de Alberto Fernández no solo lo movió hacia el centro, sino que en cuestión de horas terminó con el poder simbólico de Alternativa Federal, ante el apoyo de la gran mayoría de los gobernadores. Con un video en las redes sociales nació el neokirchnerismo y le puso fecha de vencimiento al peronismo federal, que se autodestruyó en un par de semanas, sin pena ni gloria. El “renunciamiento” de Cristina abrió la puerta a una nueva narración sobre el kirchnerismo y una apertura hacia la construcción de un nuevo “nosotros” de cara a las elecciones Ahora bien, este giro pragmático del kirchnerismo que construye un “nosotros” más inclusivo, que recurre al pasado pero para mirar el futuro de manera distinta, que suma voluntades que nunca habían estado cerca y que acercó a quienes estaban lejos desde hace años, modificó el campo del debate político. La arena del debate discursivo El “renunciamiento” de Cristina abrió la puerta a una nueva narración sobre el kirchnerismo y una apertura hacia la construcción de un nuevo “nosotros” de cara a las elecciones. Fue el propio Alberto Fernández el encargado de explicitarlo en su discurso inaugural de campaña. El nuevo eje se centró en mirar al futuro con la experiencia del pasado, enfocado en la experiencia de 2003. Propuso afrontar la crisis económica de un gobierno neoliberal, similar a la de 2001, con los actores que nos sacaron del pozo. Él mismo era el socio de Néstor Kirchner, su ladero en el laberinto en el que la Alianza había dejado a la Argentina y del que supieron salir airosos. Sostiene María Esperanza Casullo en su libro sobre el populismo recientemente editado que, narrativamente, la figura del ayudante del héroe es una figura providencial. Apelar al 2003 significó reconstruir la noción de una “unidad amplia” salvadora de la crisis y darle una nueva significación al kirchnerismo, revalorizando dicho período por sobre las etapas de la radicalización, como la herramienta necesaria en este contexto para reconstruir cierto orden político que evite una crisis como la de 2001. Alberto Fernández, como el ayudante del héroe, tiene los pergaminos simbólicos para sostener este discurso. Para ello es necesario emparentar la crisis actual a la crisis previa al 2001, una relación que hoy es verosímil y creíble –aunque no necesariamente cierta en lo que respecta a las causas–, apelando a la experiencia emocional y a lo que significa hoy en el imaginario social el recuerdo de 2001: disgregación social, violencia, desgobierno y hambre. Casi veinte años después, muchos cartoneros rondan por las noches por Buenos Aires: nuestra memoria recuerda a aquellas dantestas imágenes de finales de 2001. La sedimentación de nuestras experiencias, el dolor de lo que fue y la salida incruenta y virtuosa que logró el kirchnerismo es una apelación convincente para el electorado: hay que olvidar el cristinismo tardío de 2015 y explicar que estamos ante una crisis que puede generar consecuencias similares para toda la sociedad. Esta narrativa que inaugura Alberto Fernández corre definitivamente el campo del debate político: “ellos” son la entrada en el 2001 y “nosotros” somos la salida virtuosa de 2003 y la garantía de los derechos adquiridos. Del éxito de este discurso, que busca enterrar el kirchnerismo del “vamos por todo” de 2015 y recuperar al que nos sacó del abismo en 2003, dependen las reales chances 18 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 electorales de este neokirchnerismo. El “nosotros” planteado de esta manera es inclusivo y amplio, autocrítico, y acepta hasta a quienes hicieron todo lo posible por terminarlo. Una jugada arriesgada, pero la única posible si se quería tener chances de triunfo. El nuevo (viejo) discurso de ex Cambiemos Obviamente a Cambiemos no le conviene entrar en esta arena del debate. Ante el peligro de una derrota, el gobierno recurrió a Pichetto. El discurso que ex Cambiemos construyó ante este nuevo escenario fue apelar al dilema electoral de 2015 –república versus populismo– pero radicalizándolo, apelando a los viejos conceptos que había utilizado la Unión Democrática en 1946. Así lo planteó en sus primeros discursos el flamante candidato a vicepresidente: para él lo que se debate en 2019 es si continuamos por la senda democrática o si volvemos a caer en el autoritarismo. Lo que en 2015 era institucionalidad versus populismo trasmuta ahora a la radicalización: es democracia versus autoritarismo. El giro al centro del neokirchnerismo obligó a Cambiemos a radicalizarse: en su nuevo discurso, “ellos” no solo son corrupción y pasado, sino que ahora se convirtieron en un peligro para la democracia, porque además tienen entre sus candidatos a militantes comunistas. Lo dice quien fue jefe de la bancada del Senado de quienes ahora caracteriza como autoritarios. De este modo Pichetto, en primer lugar, pone en cuestión el lugar de enunciación discursiva que Marcos Peña tiene dentro de Cambiemos. Es él mismo quien comienza a construir la nueva narrativa oficial. Pero, en segundo lugar, en manos de Pichetto esta narrativa abandona definitivamente la languidez del discurso desideologizado y pasteurizado de una década, y apela a cuestiones fuertemente impregnadas de ideología, como el nacionalismo conservador, el discurso antiinmigratorio o el desprecio a lo que denomina progresismo, y hasta reaviva el macartismo setentista de señalar a quién se considera comunista, como si el anticomunismo fuese una categoría de análisis bien entrado el siglo XXI. Esta apelación, si se quiere “bolsonarista” –con las distancias que hay con el bolsonarismo–, no se le “escapan” a Pichetto sino que forman parte de una ideologización planeada por Cambiemos en su búsqueda de mayor apoyo político. Así como el giro neokirchnerista lo volvió centrista, el giro pichettista de Cambiemos lo volvió conservador, con apelaciones a la derecha más clásica. El debate electoral, hasta ahora, se plantea entonces en base a dos miedos: ex Cambiemos reconstruye el miedo al autoritarismo kirchnerista de 2015, radicalizándolo, y el neokirchnerismo construye el miedo a la crisis de 2001. ¿Qué miedo es más verosímil para el votante? ¿El miedo al 2015 del cepo, los patios militantes, las cadenas nacionales, las arengas contra los medios, 678? ¿O el miedo a la desintegración social que genera la falta de trabajo, la inflación, la recesión y el imaginario de la deuda? Hay un terreno fértil para que los dos miedos se desarrollen. Cada uno de los espacios políticos intenta minimizar el poder de estos fantasmas con sus aperturas políticas. El kirchnerismo intenta desbaratar el miedo al 2015 corriendo precisamente a Cristina Kirchner de la candidatura presidencial. Si Cristina no va a ser presidenta, ¿cuánto éxito puede tener apelar al miedo a sus supuestas conductas autoritarias, antirrepublicanas, corruptas? ¿Es realmente verosímil la creencia –que difunden periodistas-operadores oficialistas como Majul, Leuco o Lanata– de que lo que está en juego es la democracia? 19 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 En cambio, ¿cuánto éxito puede tener apelar al miedo al 2001 con sus consecuencias grabadas en las memorias de millones, en medio de una crisis económica que lleva más de un año y que hunde en el hambre y la pobreza a millones de argentinos? ¿Cuánto éxito puede tener asociar los desmanes de las políticas de seguridad de Bullrich a los asesinatos de Kosteki y Santillán? ¿Cuánto éxito puede tener la apelación a una figura presidencial moderada que invita a reconstruir una alianza política amplia, con el apoyo de casi todos los peronismos provinciales e incluso de su más grande opositor interno ante la gravedad de la situación? ¿Cuánto poder puede tener asociar a Alberto Fernández a Néstor Kirchner, aunque en realidad su rol deba ser más parecido al de Duhalde? ¿Podrá más el miedo al cepo y a Cristina retando por cadena nacional a un jubilado por comprar dólares, o el miedo al default cuyas consecuencias la vivieron millones de argentinos con sus ahorros? El éxito o el fracaso de los discursos políticos tienen que ver con la posibilidad de ser creíbles, verosímiles, de convencer al interlocutor. De construir una hegemonía discursiva. A priori, el discurso neokirchnerista de apelar al 2003 rompe la grieta de 2015. Porque la grieta de 2003 era entre orden y caos, y este último está más asociado a Cambiemos, no solo porque la UCR es uno de sus socios, sino porque algunos de los funcionarios actuales fueron protagonistas del gobierno que llevó a aquella crisis (Patricia Bullrich, Hernán Lombardi y Federico Sturzenegger, entre otros). Nadie quiere volver al 2001. Pero para que el planteo opositor sea creíble, es necesario demostrar que la crisis actual es tan grave como aquella. Si el gobierno reconstruye expectativas sobre la salida de la crisis en el corto plazo, el discurso opositor y su apelación al 2003 pierde eficacia. El éxito o el fracaso de los discursos políticos tienen que ver con la posibilidad de ser creíbles, verosímiles, de convencer al interlocutor. De construir una hegemonía discursiva. Desde el lado de ex Cambiemos, apelar a que estamos ante un peligro para la democracia, incluso sin que la candidata sea Cristina, pierde credibilidad rápidamente al mostrar que el neokirchnerismo no es solo ella, sino que agrupa a gobernadores e incluso a opositores al kirchnerismo de dilatada trayectoria democrática. La radicalización macartista en boca de Pichetto es una muestra de que la oposición está teniendo éxito en la construcción de un campo discursivo distinto al que el gobierno deseaba, en el que se sentían cómodos y que les había sido exitoso desde 2015. Si las condiciones del debate electoral van a estar dadas por la dicotomía propuesta por el neokirchnerismo –sintéticamente, entre 2001 y 2003–, al gobierno solo le queda intentar desbaratar esta idea buscando reconstruir las expectativas económicas de que es posible una salida sin caos. Para ello intenta, para mantener cierta paz cambiaria, construir un relato que postula que la inflación es alta pero que va bajando y que el poder adquisitivo del salario comenzará a recuperarse luego de las paritarias, junto a una serie de acciones que hace años tildaban de “populistaskirchneristas”, como los controles de precios, los subsidios a los créditos y a la compra de automóviles, acompañados de una gestualidad que les permita mostrarse como pilotos de la crisis, con poder para contrarrestar sus efectos nocivos y con la 20 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 capacidad de gestión que representa inaugurar obras públicas. En ello ponen todos los recursos disponibles: los propios y los prestados por el FMI. Si ex Cambiemos construye un relato creíble que logre convencer de que no estamos ante las puertas de un 2001, no le servirá de nada a la oposición tener un candidato que se muestra como garante de una salida como la de 2003. Pero tanto los números de la economía como la situación social, y principalmente la falta de fortaleza política para hacer creíble un relato de este tipo, hacen que este objetivo sea muy difícil de lograr. Las dificultades para reconstruir el debate electoral en torno al eje democracia-populismo autoritario y las dificultades para salir del eje propuesto por el neokirchnerismo debido a los magros resultados de la economía, llevan a ex Cambiemos a recurrir a estrategias discursivas de las que renegó desde su constitución. La irrupción de Pichetto, como ya dijimos, implicó tirar por la borda la “revolución de la alegría” de Durán Barba y el optimismo entre cínico e ingenuo “a la Marcos Peña”, para apelar a lo que siempre combatió: el discurso ideológico. Ante la crisis, intentado evitar que el gobierno sea identificado con el caos de 2001 y con la dificultad planteada para convencer de que su rival intenta poner en peligro la democracia, ex Cambiemos recurrió a la ideología de moda. De la mano del discurso populista conservador de Pichetto se modifica fuertemente la identidad del “nosotros” cambiemita. Fruto de estrategias de marketing, este discurso suma voluntades por derecha, pero también pierde a aquellos votantes apegados al liberalismo, a la ortodoxia económica y aquellos que militan el antiperonismo emocional. Así como el neokirchnerismo se corrió de la izquierda al centro, el neocambiemismo se corre del centro a la derecha como estrategia de supervivencia. Así como la inclusión de Alberto Fernández dejó sin sentido la candidatura de Massa por afuera del peronismo unificado, la inclusión de Pichetto en la fórmula intenta desarmar las candidaturas que por derecha quieren construir Espert o Gómez Centurión. Cuando las dos fuerzas políticas que se disputan el poder amplían su campo discursivo en la arena política y ocupan la mayor parte del arco ideológico, dejan poco espacio para terceras opciones y aumentan las posibilidades de polarización. Con el agravante de que el candidato mejor posicionado en este sector –el exministro de Economía que hasta 2005– fue socio del kirchnerismo en la recuperación económica. Ya dijimos que el socio del héroe hereda ciertos laureles y más cuando éste ya ha fallecido. Su candidatura podría haber sido más competitiva si, ante una crisis que podía identificarse con la de 2001, el kirchnerismo encabezaba su fórmula con Cristina. Lavagna tenía allí toda la legitimidad de auto-presentarse como el héroe de la salida de 2003 y adueñarse de los argumentos que hoy exhibe el neokirchnerismo. Había un espacio allí entre la ineficacia macrista y el golpeado kirchnerismo de 2015. Pero la nominación de Alberto Fernández ocupó el lugar simbólico que Lavagna quiso ocupar. Y lo desplazó de ese lugar. Hoy el discurso de Lavagna se reduce a captar los votos de los desencantados de Cambiemos que nunca votarían al peronismo, pero perdió el encanto de ser el héroe de 2003 que nos podría sacar del abismo similar al de 2001. Si lo que se pone en debate es cómo evitar el 2001 con los actores del 2003, la opción de Fernández, jefe de gabinete de aquel gobierno, acompañado por Cristina, todo el peronismo y la simbología nestorista, es mucho más atractiva que la del ex ministro de Economía de aquellos años. La candidatura de Fernández obliteró una narrativa que podría haberle dado muchos frutos a Lavagna en tiempos de crisis económica como la que vivimos. 21 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Algunas conclusiones En síntesis, estamos ante un panorama político que desarmó lo que Cambiemos había planeado para esta campaña electoral. La crisis económica y el corrimiento al centro del kirchnerismo los obligó a realizar un giro hacia la derecha conservadora popular que debilitó muy fuertemente el poder de la grieta como performativa del campo discursivo en el que se configuraban las identidades políticas y en el que se desarrollaban los debates electorales. Campo en el que Cambiemos había demostrado mucha destreza y de la que había salido con dos importantes triunfos. La entrada de ex Cambiemos al debate ideológico que siempre denostó y el intento del neokirchnerismo de despegarse del “nosotros” expulsivo de 2015, buscando reconstruir aquel ethos de ser fuerza política salvadora de la disgregación nacional y de la ampliación de derechos, modificaron el campo electoral de una manera que no preveían ni los más eximios analistas políticos y que hoy parece irreversible. Lo que está en juego es qué es lo que se va a poner en juego en estas elecciones. Si es la república frente al autoritarismo, o si es la salida de una crisis que recorta derechos frente a quienes quieren radicalizar el rumbo del ajuste. Quien construya una narrativa política hegemónica tendrá mayores chances de éxito. En este panorama volvemos a encontrar, reconstruido, el dilema de 1946. Así como la Unión Democrática apelaba a la dicotomía democracia-fascismo, ex Cambiemos quiere llevar el debate hoy a un enfrentamiento entre democracia y autoritarismo. Del otro lado, así como el peronismo había planteado en 1946 que el eje del debate electoral fuera garantizar los derechos sociales conquistados luego de décadas de gobiernos antipopulares frente a quienes querían eliminarlos, el neokirchnerismo apela hoy a la memoria histórica del primer kirchnerismo para garantizar los derechos conquistados, luego de una década de gobiernos antipopulares que habían dejado el país en su mayor crisis económica. En otro contexto socio histórico, la apelación a las dicotomías de 1946 resurgen nuevamente con nuevos formatos. Habrá que ver quién tendrá mayor éxito en convencer al electorado sobre lo que está en juego. Porque lo que está en juego es, precisamente, qué es lo que se va a poner en juego en estas elecciones. Si es la república frente al autoritarismo, o si es la salida de una crisis que recorta derechos frente a quienes quieren radicalizar el rumbo del ajuste. Quien construya una narrativa política hegemónica tendrá mayores chances de éxito. Esto es lo que se pondrá en juego en los próximos meses. Su resultado definirá los próximos años de nuestro país. Mariano Tilli es politólogo (USAL) y maestrando en Sociología de la Cultura (IDAES-UNSAM). 22 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 AMAR A DOS MUJERES Roberto Doberti En la escena política argentina hubo varias figuras descollantes, con distintos perfiles, propuestas y méritos. Algunas fueran decisivas para la creación de posturas y hasta de sujetos políticos, tal el caso de Yrigoyen y Perón. Algunos fueron respetados y lograron alineamientos perdurables. Pero hubo dos personas que además alcanzaron el amor de multitudes. Y aquí las dos palabras deben ser pensadas y pesadas en su extraordinario valor, sobre todo si van juntas. Evita y Cristina son las amadas. El hecho mismo que a ellas se las reconoce mejor con sus nombres sin aditamentos es señal de una relación de cariño, de afecto profundo, de amor apasionado. Sus obras y sus actitudes son perdurables, su visión de la realidad social, su conciencia de la injusticia, y también de la voracidad de los poderosos, son de una certeza sin fisuras. Pero en ellas el pueblo ve algo más que estadistas que crearon, restauraron o ampliaron derechos. En ellas ve, y ve bien, una pasión y una entrega que las hace “las amadas”. Pasados los años, el amor directo a Evita no es posible, pero ocurre que ese amor se comprende y se comparte. Amamos a dos mujeres, sin engaños ni subterfugios. También es cierto que son las figuras políticas más odiadas de la historia – dejando en claro que los dictadores no son figuras políticas, apenas usurpadores y a veces genocidas. Desde aquel aciago “viva el cáncer” hasta el perverso “morite yegua”, hay un reguero de manifestaciones del odio más cerril. La similitud de las acusaciones que se ponen en juego, o los más acendrados prejuicios de clase –muchas veces de la clase a la que no se pertenece, sino a la que se quisiera pertenecer, o de la que se quiere alejar– posibilitan un análisis político y social que no pretendo desarrollar. Sin embargo, la historia –digamos, la historia reciente– nos permite ver que mientras la figura de Evita, aún en algunos casos con distorsiones, se agiganta y aquel amor se entiende y se contagia, del otro lado aquel odio hoy revela sin tapujos su mezquindad, su vileza inexcusable, su envidia venenosa. Creo que el destino futuro de Cristina y de sus enemigos no será muy distinto. El 9 de diciembre de 2015 fue un multitudinario acto de amor, lleno de emociones y llantos, de risas y cantos. Hace pocos días, un renunciamiento –solo a los honores– las vuelve a asociar. Tal vez solo las mujeres son capaces de tanta entrega. Hoy el pueblo argentino tiene el privilegio de amar a dos mujeres. Roberto Doberti es profesor emérito de la UBA. 23 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 CIENCIA, TECNOLOGÍA Y MODELOS DE DESARROLLO EN ARGENTINA Fernanda Di Meglio Es indudable que el fomento a la ciencia y la tecnología se presenta como un elemento primordial para el desarrollo de los países, de ahí que las políticas públicas aplicadas en ese ámbito sean tan urgentes. En América Latina, el arraigo de un ideario –tanto en el seno del debate académico como en el referido a la determinación de las agendas de política estatal– que enfatiza los vínculos existentes entre las capacidades científicas y tecnológicas y el objetivo primordial del desarrollo económico-social se remonta a la década de 1950, al calor de los debates sobre las trayectorias de industrialización de los países de la región. A diferencia de los países con alto desarrollo industrial, los que componen la región latinoamericana presentan mayores debilidades en su entramado productivo y en la relación entre éste y los centros de producción de conocimiento científicotecnológico. Debido a ello, en países como Argentina asume una mayor trascendencia el papel del Estado como promotor de las actividades científicas y tecnológicas y de las vinculaciones entre los diferentes componentes del sistema orientados hacia la innovación. Sin embargo, la historia reciente muestra avances y retrocesos en este aspecto. Por ejemplo, en la década neoliberal las políticas científicas y tecnológicas se mantuvieron en un plano secundario de las prioridades del Estado y de la elite económica, y sus resultados exhibieron una tendencia hacia el laissez-faire en materia tecnológica basada en las tradiciones neoclásicas, tanto en lo que hace al rol de las políticas públicas como en el tratamiento de la cuestión tecnológica (Chudnovsky y López, 1996). Bajo este paradigma se sostenía que el arribo masivo de capitales y tecnología importada cerraría la brecha de productividad con las economías centrales, cuestión que no ocurrió. La apertura de la economía y la adquisición de capital y tecnología como ejes estratégicos de la modernización tecnológica no permitieron el avance hacia un mayor desarrollo de capacidades científico-tecnológicas locales. No obstante, a partir de la ruptura de la convertibilidad se da un reimpulso de la política estatal tendiente a la reconstrucción de las capacidades científicas y tecnológicas locales desarrolladas durante las presidencias de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), como objetivo estratégico de las políticas de desarrollo implementadas y como pilares de una trayectoria deseable que auspiciaba la necesidad del crecimiento económicoproductivo compatible con la expansión del empleo formal y la expansión de la demanda dinamizada por el consumo interno. En este marco, los esfuerzos del Estado se concentraron en recomponer las capacidades científicas tecnológicas fuertemente agredidas en la década previa, y para ello se focalizaron en políticas tendientes a la formación de recursos humanos, el incremento de la inversión pública en ciencia y tecnología y la jerarquización de las instituciones con incumbencia en ese campo. En materia de gastos en investigación y desarrollo se impulsó un sostenido crecimiento, pasando de representar el 0,41% del PBI en el año 2003 al 0,65% en 2015. Pero sin lugar a dudas, lo que permitió el despliegue de las potencialidades de una activa política estatal en la promoción de la investigación 24 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 científica orientada al desarrollo productivo fueron las transformaciones apreciables en el modelo de desarrollo de esa década (Avendaño y Di Meglio, 2015). Como si fuera una película repetida, en los últimos tres años asistimos nuevamente a un proceso de desmantelamiento del complejo científico-tecnológico que se expresa en la disminución del financiamiento orientado a la promoción de la ciencia y la tecnología en sus diferentes planos y la desjerarquización de las instituciones con incumbencia en este campo que marcan el deterioro de este sector a la luz del ajuste estructural. Si bien la permanencia del ministro Barañao frente al MINCyT hacía pensar en una cierta continuidad respecto a las políticas desplegadas en el periodo anterior, lo cierto es que no hubo nada de eso. La drástica reducción del 60 por ciento del ingreso a la carrera del CONICET, la disminución de los subsidios y el congelamiento o desaparición de muchos proyectos tecnológicos marcaron el desinterés del gobierno de continuar desarrollando el sistema científicotecnológico consolidado en el período anterior. Sin embargo, es importante señalar que dicho deterioro no está exclusivamente asociado a las políticas de ajuste, sino principalmente a la escasa relevancia que adquiere la ciencia y la tecnología para el modelo de desarrollo y el patrón de inserción que se promueve desde el gobierno nacional. En rasgos generales, el gobierno actual no ve la necesidad de seguir invirtiendo recursos en la generación de conocimientos científico-tecnológicos, ya que apuesta a retornar al modelo agroexportador y adquirir en el exterior la tecnología y los conocimientos necesarios que requiera el país. Esta mirada exógena respecto a la ciencia y tecnología no hace otra cosa que dilapidar una vez más la única ventana de oportunidad que la Argentina tenía para consolidarse y retomar un sendero de desarrollo deseable. El soporte ordenador de toda política estatal de ciencia y tecnología es un determinado posicionamiento sobre el “desarrollo deseable de un país”. Por lo tanto, si el “desarrollo deseable” está relacionado con la apertura externa y un patrón de especialización basado en materias primas con escaso valor agregado, queda poco margen para el despliegue de la ciencia y la tecnología y sus potencialidades. Mientras el mundo debate la importancia del conocimiento como motor de desarrollo y las posibilidades que la ciencia y la tecnología generan en la realización de nuevos productos y procesos, Argentina vuelve a oscilar entre su incapacidad de sostener una política de largo plazo y los problemas urgentes a resolver. Sin embargo, resulta imperativo revertir el argumento y repensar el rol de la ciencia y tecnología como política de desarrollo y las posibilidades que este camino puede aportar para resolver los problemas estructurales de la economía argentina. Hoy encontramos países como Corea del Sur e Israel que, a partir de una sostenida inversión en ciencia y tecnología, lograron consolidarse en la economía mundial como importantes exportadores de tecnología de punta y con mejoras sustanciales en 25 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 su sendero de desarrollo. En la actualidad, estos países invierten el 4% del PBI en este campo, un porcentaje mayor que países como Alemania, Estados Unidos o Japón. En definitiva, como señalan Cimoli (2007) y Porta y Bianco (2004), el soporte ordenador de toda política estatal de ciencia y tecnología es un determinado posicionamiento sobre el “desarrollo deseable de un país”. Por lo tanto, si el “desarrollo deseable” está relacionado con la apertura externa y un patrón de especialización basado en materias primas con escaso valor agregado, queda poco margen para el despliegue de la ciencia y la tecnología y sus potencialidades. De esta forma, el debate principal en el futuro deberá orientarse a la discusión de ese posicionamiento y a revisar los marcos conceptuales o paradigmas económicos que están guiando las decisiones. Sin un cambio de modelo económico no hay ciencia endógena posible. Bibliografía Avendaño R y F Di Meglio F (2015): “El capitalismo argentino en la posconvertibilidad: un análisis de los alcances del desempeño productivo y de su relación con las políticas científicas y tecnológicas”. Revista de Gestión Pública, IV2, Julio-Diciembre. Chudnovsky D y A López (1996): “Política Tecnológica en la Argentina: ¿Hay Algo Más Que Laissez Faire?”. Redes, 6. Cimoli M, C Ferraz y A Primi (2007): Políticas de ciencia y tecnología en economías abiertas: la situación de América Latina y el Caribe. Santiago, CEPAL. Porta F y C Bianco (2004): Las visiones sobre el desarrollo argentino. Consensos y disensos. Buenos Aires, Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior. Fernanda Di Meglio es doctora en Ciencia Política (UNSAM), magister en Internacionalización del Desarrollo Local (UNIBO), licenciada en Relaciones Internacionales (UNICEN) e investigadora en el Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y Locales (CEIPIL), Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. 26 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y ESTADO NACIONAL-POPULAR: PROPUESTAS PARA NO REGALAR LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS AL NEOLIBERALISMO Maximiliano Rey ¿Algún cardiólogo preferiría diagnosticar sin usar electrocardiogramas? ¿Quién iría a una dirección desconocida sin apelar al GPS? ¿Alguien viajaría a otro continente en barco, como hacían nuestros abuelos? Parece una verdad de Perogrullo que, desde que el mundo es mundo, los avances tecnológicos facilitan la vida y aumentan el bienestar… pero bajo ciertas circunstancias, ¿no se podría afirmar todo lo contrario? La tecnología puede ser muy bien utilizada en beneficio del pueblo, pero también comporta grandes peligros para el buen vivir si es instrumentalizada desde una posición neoliberal. La uberización de la economía, proceso que comporta la conculcación de los derechos laborales, empujando al mundo hacia el trabajo precario, es el ejemplo más usual pero no el único. Formas de moldear opiniones y conductas también están a la orden del día en el capitalismo globalizado. En definitiva, hoy es difícilmente rebatible que el uso de las tecnologías digitales y la innovación se están convirtiendo en un artículo de primera necesidad para pensar el futuro cercano. Sin embargo, el consenso sobre la importancia de la temática, compartido por diferentes posturas sociales y políticas, no debe oscurecer que el contenido que le asigna el neoliberalismo no es el mismo que el que le debemos otorgar desde el proyecto nacional y popular. Nuestra perspectiva sobre la materia discrepa en varias cuestiones de la mirada neoliberal, siendo de primera importancia las siguientes: la relación entre técnica y política; el actor social incumbido; el ámbito de la construcción de las políticas; y como basamento de todos estos, el rol del Estado. Son estas directrices las que deben guiarnos en la elaboración de las herramientas concretas. El Estado es el ámbito de politicidad por excelencia de toda sociedad. En nuestra concepción, el Estado –sobre todo en América Latina– debe crear nación, identidad y ciudadanía, y constituirse en la locomotora del desarrollo. Si, por el contrario, se pretende al Estado sin un gran rol, o a lo sumo como mero proveedor de servicios o regulador de la empresa privada, la digitalización tal cual la utiliza la mirada hegemónica neoliberal es funcional puesto que tiende a favorecer esa interfaz. Tanto las propuestas que no contemplan la relación Estado-economía –dejando ver ahí su posición pro mercado–, las que emasculen al Estado, como las que generan subjetividades tendientes al aislamiento, quedan fuera de nuestra posición. Surge entonces la pregunta: ¿de qué manera un Estado nacional-popular puede obtener ventaja de instrumentos tecnológicos que, de otro modo, puedan llevar a que la globalización neoliberal termine de imponer sus términos contra la soberanía popular? La respuesta general es simple y directa: politizar estos instrumentos en favor del pueblo. En nuestro pensamiento situado, desde el Sur, desde la América que busque su segunda independencia, el problema sigue siendo el desarrollo y el empoderamiento democrático-popular. Debemos politizar la tecnología y las relaciones sociales que permea, haciendo explícitos los roles a jugar por el Estado y por los colectivos populares, para un proyecto de desarrollo con justicia social. Sólo de esta forma se alcanzará la soberanía tecnológica que cada vez 27 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 más se convertirá en un aspecto clave de la soberanía nacional. En consecuencia, en nuestro proyecto la conducción de la política debe quedar establecida sin lugar a dudas, lo cual marca una tajante separación con la preeminencia de la automatización sin diseño ni control político. Por lo mismo, sin negar la existencia del espacio virtual, es imprescindible no endiosarlo como el único posible, puesto que “el barrio”, “la fábrica” y tantos otros espacios siguen siendo las expresiones más firmes de los sectores populares. En consecuencia, el desafío es buscar la posibilidad de articulación o complementación entre ellos. De allí se sigue la necesidad de un Estado que vaya a diferentes ritmos en lo digital, que sepa convivir con sus sociedades con temporalidades diferentes: siglos XXI, XX y aún XIX. Incluso fuera de nuestra región existen varios tiempos, como muestra la victoria electoral de Trump en una de las sociedades más digitalizadas del mundo. De lo anterior también queda claro que el “ciudadano digital” es un reduccionismo del que debemos escapar, reconstruyendo la capacidad de la política de interpelar a los distintos sectores del pueblo. En este sentido, los problemas de la representación de los diferentes –y algunos novedosos– colectivos y de su participación política están a la orden del día, por lo cual nuestro reto es –otra vez– poner las nuevas herramientas al servicio de la victoria popular. Aquí queda el desafío de generar una cultura digital que no se aísle de lo nacional y lo popular: “El movimiento digital-popular”.2 En definitiva, un proyecto nacional y popular no puede quedarse fuera de estas herramientas-dispositivos-enfoques, pero tiene que redefinir sus términos para que no mellen su objetivo principal. Por ello, se trata de apostar a un Estado constructor del desarrollo que, sin caer en los cantos de sirenas de la digitalización individualizante y vaciada de política, rediseñe y se apropie de la innovación para logar una Patria Libre, Justa y Soberana. Teniendo en cuenta que bastante poco se ha escrito sobre los desarrollos o herramientas de gestión pública desde las corrientes críticas o nacional-populares, este artículo pretende aportar algunas ideas generales para atender este vacío conceptual y práctico que es imprescindible llenar. Ciertamente hay abundante pensamiento crítico sobre el proceso societal más general, el pasaje de las sociedades fordistas o de la vigilancia y sus Estados de bienestar hacia el capitalismo cognitivo –o de plataforma–, sus sociedades líquidas – o del control– y sus Estados neoliberales. En esta dirección, es necesario tener presente la forma en que el neoliberalismo utiliza las herramientas digitales provechosamente en sus intentos de desarticular las luchas y proyectos populares. Sólo de tal forma le podremos seguir dando batalla y desarmando sus estrategias. O aún mejor, “darlas vuelta” y aprovecharlas en nuestro beneficio. Capitalismo cognitivo y sociedad de control Las primeras dos décadas del siglo XXI han presenciado una gran aceleración del cambio societal iniciado en la segunda mitad del siglo previo, por la cual una parte importante de la actividad humana está cruzada por alguna tecnología informática. Es tan cierto que es fácil comprobarlo, por ejemplo, pensando en la importancia que ha adquirido el celular en la vida cotidiana de muchas personas. Sin embargo, así como es difícil desconocer tal situación, no menos real es la llamada “brecha tecnológica”, por la cual gran parte de los sectores populares tienen menor acceso –en cantidad o calidad– que otra parte de la sociedad, sobre todo en los 2 Estamos en deuda con Arturo Laguado por esta ingeniosa definición. 28 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 países en desarrollo.3 Esta situación dispara una primera conclusión para pensar el Estado y sus políticas: la perentoria necesidad de atender la desigualdad digital. Ahora bien, pensando que somos un país de desarrollo medio que apunta a continuar creciendo y beneficiando a nuestro pueblo, tan necesario como atender hoy mismo aquella brecha es imaginar la situación a que arribaremos cuando la amplia mayoría de nuestro pueblo esté incluida digitalmente y pensar en los peligros sobre la parte de la sociedad que ya es parte del mundo digital. Estos riesgos son varios. Aquí abundaremos sobre una amenaza vinculada al sujeto que construye la tecnología digital cuando es utilizada en clave neoliberal: “el ciudadano digital”. Bajo una supuesta democratización del acceso a la información, la “gobernanza neoliberal algorítmica” (Lojo, 2018: 8) –también llamada “gubernamentalidad4 algorítmica” (Costa, 2017; Gómez Barrera, 2017)– encubre la normatividad inmanente con la cual los algoritmos permiten dotar de sentido aquel acceso y cuyas derivas incluyen la posibilidad de pérdida de la privacidad y de la manipulación de la opinión pública, incluidas las preferencias electorales. La operación maliciosa sobre el conjunto de las preferencias ciudadanas se vincula con las fake news, el law fare y los golpes blandos, y prefiguran la idea de un totalitarismo 2.0, o feudalismo 2.0. Vale la pena detenerse brevemente en esto: la actual “sociedad del control” se basa en una serie de herramientas y dispositivos asociados a la comunicación y la informatización –entre ellos, algoritmos y big data– “que, lejos de remitir a la vieja idea de lo automático como repetición, genera incesantemente diferencia, establece rangos de acción, permite niveles cada vez mayores de interacción y, por ello mismo, suscita nuevas formas, sutiles y sofisticadas, de control social” (Costa y Rodríguez, 2018). Adoptando las preocupaciones y nociones de Michel Foucault pero adaptándolas a la actualidad digital, la filosofía política crítica apunta que ya no se trata de regular sólo los procesos biológicos (el nacimiento, la muerte, la producción, la enfermedad) y sus consecuencias socio-políticas (trabajo, consumo, etcétera), que el mencionado filósofo francés denominaba “biopolítica”, sino también el sistema social necesita una regulación de la construcción simbólica, asociada a los imaginarios sociales e individuales y, por tanto, a las corrientes de opinión, a las vivencias afectivas y al deseo social en general. Esta necesidad surge de la existencia de un colectivo distinto a la “población” con la que trataba Foucault. Según Mónaco (2018: 6), “población y público son dos formas diferentes de construir conjuntos gobernables a partir de las multiplicidades. En la actualidad, la multiplicidad ya no sólo exhibe su potencia productiva en los procesos biológicos de un gran cuerpo social (población) sino también en los procesos de producción deslocalizada y desmaterializada de un gran cerebro colectivo (público)”. La ya masiva utilización de los dispositivos a que dan lugar las nuevas tecnologías permite la comunicación remota y por tanto la “cooperación entre 3 Aunque con tendencia a la baja, hay dos variables que diferencian el acceso a cierta tecnología: edad y nivel socioeconómico. En el conjunto de adultos mayores de sectores populares hay menos teléfonos móviles inteligentes que entre los jóvenes de clases acomodadas. Según algunos estudios, en Argentina sólo un 68% de la población adulta posee smartphones. Ver https://www.perfil.com/noticias/sociedad/argentina-17-por-ciento-adultos-no-tienecelular.phtml. 4 La noción de gubernamentalidad excede a la de gobierno estatal, extendiéndose a toda práctica y dispositivo que conduce las conductas, y por ende comprende aquellas que se dan en el sector privado. 29 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 cerebros” –cuyo ejemplo más mencionado es el formato Wiki, pero que se extiende a una amplia variedad de formatos colaborativos– y ciertos “procesos de subjetivación” mediados por la formación de determinados colectivos “descentralizados”, como por ejemplo “un grupo de fanáticos de un libro que confluyen en una red social, los millones de espectadores de un evento deportivo alrededor de todo el mundo, un foro de opiniones políticas” (Mónaco, 2018: 7). Muy relevante para la política, esto significa que, así como en la modernidad los Estados establecieron los mecanismos para medir y predecir los comportamientos de la “población” –de allí el crecimiento de las técnicas de producción de conocimientos como la demografía, las encuestas, la estadística gubernamental, etcétera–, hoy la emergencia del “público” hace necesario el gobierno de una gran diversidad de individuos, localizados en lugares distantes pero vinculados de una manera más estrecha que nunca por diversos flujos de información y medios de colaboración. En esta gobernación de los “públicos”, el algoritmo y la big data son dos instrumentos vitales. Un algoritmo es un “conjunto de instrucciones programadas para ejecutar las funciones necesarias para el desarrollo deseado del sistema informático. Los algoritmos son codificaciones preestablecidas que estructuran la usabilidad de las plataformas y en la actualidad sus diseños privilegian los contenidos que refuerzan la identidad de los usuarios, porque así ‘garantizan mayor interacción’” (Lojo, 2018: 6). La big data –cuya traducción puede ser “datos masivos” o “macrodatos”– es la recopilación y almacenamiento de información a escala mayúscula para tomar decisiones. Se trata de “conjuntos de datos tan grandes y complejos como para que hagan falta aplicaciones informáticas no tradicionales de procesamiento de datos para tratarlos adecuadamente. Por ende, los procedimientos usados para encontrar patrones repetitivos dentro de esos datos son más sofisticados y requieren software especializado”.5 Se ha escrito mucho sobre el modo en que el neoliberalismo libra su puja por ponerse al frente de esta nueva gobernanza de la “sociedad de la información”. Sin embargo, para nuestro cometido, es necesario remarcar sólo algunos pocos rasgos centrales: a) Comercialización no sólo del conocimiento, sino incluso de la información de y sobre las personas, que alimentan a esta nueva economía. b) Construcción de una subjetividad individualizada, en la línea del emprendedorismo: cada quien debe ser capaz de diseñar su propio futuro, bajo un lógica empresarial y competitiva. c) Procesos de influencia sobre identidades, opiniones y conductas: la cantidad de datos accesibles y procesables hacen posible el perfilado de ciudadanos y calculables sus comportamientos y, a partir de allí, operar sobre los mismos es factible. d) Creación y fortalecimiento de “burbujas autoafirmativas” de usuarios que segmentan el conjunto social. La utilización de algoritmos que posean un sesgo específico lleva a la conformación de comunidades cerradas, conformadas por cierto tipo de personas con características semejantes en algunas variables especialmente elegidas, a la cual se la aísla de otras comunidades igualmente conformadas según alguna otra variable. La existencia de múltiples “burbujas” inconexas complica el propósito común de la sociedad. e) Automatización de las políticas: la acumulación de datos permite que la utilización de algoritmos haga innecesario el análisis humano, puesto que la 5 Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Macrodatos. 30 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 determinación de los procesos y las decisiones sobre determinada acción estatal surge de la propia aplicación de procesos maquinales de análisis de esos datos. Frente a funcionarios falibles –en el mejor de los casos, o corruptos en el peor–, los dispositivos digitales aparentan ser neutrales, transparentes, auditables y obviamente mucho más ágiles y por ende eficaces. Hay que subrayar que esto no es mero futurismo: “el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, contó que la provincia utiliza un mecanismo basado en Machine Learning para predecir y prevenir el embarazo adolescente. Dijo que el sistema –un plan piloto en el que trabajan Unicef, Microsoft y las fundaciones Conin y Techo para mi país– permite anticipar si una niña tiene un 86 por ciento de probabilidades de quedar embarazada cuando llegue a la adolescencia”.6 Sin una vigilancia crítica sobre el proceso de diseño e implementación, los sistemas informáticos desarrollados redundan en procesos de exclusión y vigilancia. Es conocido el caso de Estados Unidos, “cuyo sistema judicial recurre a un programa para predecir la probabilidad de reincidencia al momento de emitir una sentencia. [...] El algoritmo perjudicaba a los afroamericanos y les daba mayor probabilidad de volver a cometer un crimen, incluso cuando tenían los mismos antecedentes que una persona blanca”.7 Las falacias neoliberales sobre los instrumentos de gestión pública digital Sin problematizar la transformación social presentada en la sección previa, las propuestas neoliberales se vanaglorian con la supuesta utilidad de la tecnología para la participación de la ciudadanía. Las ideas de “colaboración” e “innovación” pueden ser manipuladas desde una gobernanza digital neoliberal. El paradigma de la “Gobernanza” afirma que el Estado ya no posee el monopolio de la agenda ni de la solución de los problemas sociales. Y ello no se debe a que algunos actores sociales o internacionales se lo hayan expropiado o condicionado, sino porque los problemas actuales son complejos y porque la sociedad, amén de querer ser protagonista de su resolución, tiene recursos y conocimientos que facilitan su abordaje –y que incluso exceden los del Estado. Hasta aquí la composición es plausible, tanto en términos de descripción como de proposición. El problema es que por detrás hay una visión de desvanecimiento del rol del Estado, puesto que esta sociedad –avanzada en sus potencialidades– es contrapuesta por esta literatura a una institucionalidad estatal que se ha quedado en el pasado.8 Frente a esta situación surge la idea de co-creación, según la cual la colaboración de diversos actores en la construcción de las políticas públicas genera un escenario en el que todos ganan. La idea central es que en cualquier cuestión los expertos y funcionarios públicos no son los únicos que pueden construir la solución, 6 Recuperado el 10-2-19 de https://www.infotechnology.com/labs/Sirven-los-algoritmos-paratomar-decisiones-sobre-politicas-publicas-20180608-0008.html. Ver la comunicación oficial del acuerdo con Microsoft en http://www.salta.gov.ar/prensa/noticias/el-gobierno-de-salta-ymicrosoft-aplicaran-inteligencia-artificial-en-la-prevencion-de-situaciones-sociales/52860. 7 Recuperado el 10-2-19 de https://www.infotechnology.com/labs/Sirven-los-algoritmos-paratomar-decisiones-sobre-politicas-publicas-20180608-0008.html. 8 Esta situación, al mismo tiempo que justifica la modificación, exculpa de su lentitud. En alguna medida, los promotores de estas ideas son conscientes de que sus avances son trabajosos –en “casi ningún gobierno del mundo”–, puesto que las instituciones y organizaciones de la democracia representativa “no están enfocadas en estas ideas” (Santalab, s/f). 31 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 sino que los aportes a la misma exceden a los actores estatales. De allí que formar una comunidad sobre el tema sea un eje esencial. Por tal se entiende un conjunto de actores de diferentes ámbitos que posean intereses semejantes, un “idioma” común, una cultura de la generación de valor compartido. Así se forma el trabajo en redes distribuidas, que permite aprovechar todos los recursos disponibles y asoma el “Estado red”, un ente que es un actor más en el juego de las políticas públicas, no el actor principal del desarrollo. Fruto de estas ideas también surge una gran cantidad de instrumentos o institutos concretos, plasmados en una serie de términos en inglés que utilizan los partícipes de la literatura sobre innovación, como Crowdsourcing innovation (apelar a un grupo indeterminado de personas de fuera de la organización que lanza la convocatoria para darle forma a una tarea compleja); Data collaborative (intercambio de datos para crear valor público); y Gamification (utilizar la lógica de los juegos para mejorar el funcionamiento organizacional). Otros tienen mayor presencia empírica y en los trabajos sobre la temática, como “laboratorios de innovación” (de los formatos más expandidos por todo el mundo, son caracterizados como espacios especialmente diseñados para dar lugar a la co-creación); o Design thinking (pensamiento de diseño: se dice que permite solucionar problemas a través de un proceso interdisciplinario y colaborativo por el cual se “conoce” al cliente y se prototipan soluciones en un proceso de experimentación dinámico). Si se indaga más profundamente que los promotores de estas novedades de gestión, ¿qué decir desde una perspectiva popular de estas últimas? Aunque la innovación o colaboración pueden ser pensadas en clave analógica y territorial, la mayoría de las propuestas que conforman esta nueva perspectiva lo asocian a la tecnología digital y la potencialidad que esta conlleva. De allí que, si bien en muchos casos no lo explicitan, el actor social paradigmático sea el “ciudadano digital”. Esta noción es problemática porque, como adelantamos, en nuestro país existe una brecha digital, porque en la política argentina los actores socio-políticos a movilizar no se inscriben en dicho soporte y por los motivos que siguen abajo. a) No problematiza el proceso socio-tecnológico que conforma a los sujetos que luego participan como “ciudadanos digitales”, puesto que la construcción de su subjetividad –individualizada– dista de ser libre y neutral. b) El “ciudadano digital”, construido previamente por la gubernamentalidad algorítmica, sufre en el proceso de participación en las políticas públicas las consecuencias de su propia naturaleza individual o dentro de “burbujas disgregadas”. Para decirlo con más detalle: en primer lugar, no sólo hay una construcción heterónoma, sino que el modo de participación digital ofrecido lo consolida como participante solitario, según sus intereses particulares o en el marco de una participación hipersegmentalizada9 y, por ende, de ambas formas lo termina de alejar de cualquier tipo de construcción colectiva. 9 En una interesante nota de coyuntura, Martín Rodriguez caracterizaba la estrategia electoral y de gobierno de la siguiente manera: “Cambiemos aspira a ‘ganar’, y no quiere una nueva mayoría, quiere ganar y replegarse. Quiere a esta sociedad atomizada, así como es, así como la vemos, este enfrentamiento entre clases medias, entre ‘planeros’ y ‘aristocracia obrera’, entre garantistas y punitivistas, entre pañuelos de colores. ¿Cómo gobierna? No es uniendo a los argentinos, sino con la etapa superior de la grieta: se propone avivar todas las grietas que sean posibles. Gobernar apoyando en cada desigualdad a la sociedad desigual. No se trata solo de dividir la sociedad ‘en dos modelos’, sino de acompañar la división de la sociedad en mil pedazos, atomizarla. Parece invertir la famosa oración que dice ‘la política es una herramienta 32 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 c) Aún si la utilización de la tecnología algorítmica no tuviera los problemas que presentamos hasta aquí, el funcionamiento de los algoritmos puede tener fallas y no alcanzar los resultados que, en sus propios términos, se plantea. d) Según la perspectiva neoliberal hegemónica, la recuperación de la confianza social y por ende de la legitimidad estatal deriva de la mejora en la eficiencia y eficacia en la prestación de servicios públicos. Sin menospreciar su importancia, debe notarse que esta perspectiva deja sin cubrir el rol estatal de potestad pública o imperium, vital para ordenar la sociedad. Esta principalísima tarea requiere el apego a normas que garanticen la imparcialidad y la previsibilidad, y por tanto el Estado de Derecho. En definitiva, en estas cuestiones se puede observar el contrapunto central entre la visión neoliberal y la nuestra, que encuentra su origen en el rol que se le asigna a la estatalidad y es tan claro que se puede escribir muy sencillamente: el Estado como una plataforma que brinda soporte a la interacción entre individuos heterónomos o el Estado como motor del desarrollo. La construcción de una perspectiva nacional-popular Ahora bien, ¿las críticas a la edulcorada perspectiva neoliberal sobre la digitalización y la “sociedad de la información” invalidan absolutamente la utilización de dispositivos digitales y de la innovación en general? Algo básico para cualquier proyecto democrático es la necesidad de regular el funcionamiento de esta “gubernamentalidad algorítmica” en el sector privado, dado que su capacidad de modelar y anticipar los comportamientos es realmente peligrosa, lo cual abre todo un campo de debate en el cual no nos ocuparemos aquí. En términos más generales, la tarea indispensable –y dificultosa– es imponer la autoridad estatal sobre el mundo digital. De lo contrario, estaremos cada día más cerca del tiempo en que Internet mate a la democracia, tal como titula su conocido libro Jaime Bartlett. La pregunta entonces radica en cómo lograr esa supremacía de la política sobre la tecnología. Una cuestión central es la apropiación de estos instrumentos por parte del propio Estado. Adoptando una perspectiva que desdeña el carácter técnico y neutral de los algoritmos, se puede aducir que el sesgo que tengan es intencional, dependiendo de cómo se construya su funcionamiento, especialmente la preselección de los datos que se consideran útiles para el procesamiento. Por ello Juan Gómez Barrera (2018: 11) explica que “hay una fuerte influencia en la asignación de valores y normas en la preselección de los datos que son analizados por los algoritmos; es decir, estos nunca reciben un dato enteramente puro o neutral y por lo tanto se puede indicar que trabajan ya con un material que está atravesado por una mirada específica”. Abundando en la cuestión, el mismo autor sostiene que este núcleo del perfilado “debe ser tenido en cuenta como un punto sustancial en el proceso de configuración de individuación de subjetividades que ellos formulan” (Gómez Barrera, 2018: 3). Según Lojo (2018: 8), habitualmente se encuentra la siguiente situación: “algoritmos diseñados por especialistas, en la mayoría de los casos ajenos a la administración pública y a los campos disciplinares sobre las cuales intervienen (derecho, trabajo social, economía, salud, etcétera). Trabajan sobre bases de datos para transformar la sociedad’ a ‘la política es una herramienta para mantener a la sociedad intacta’”. Recuperado el 13-2-2019 de https://www.lapoliticaonline.com/nota/martin-rodriguezel-ano-de-la-marmota-electoral. 33 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 inaccesibles para la población en general y cuando el software no es abierto es difícil saber qué elementos están siendo considerados para la toma de decisiones. Además, no siempre se tiene control sobre qué información es almacenada en las bases de datos. Por último, la eliminación de una instancia de revisión y análisis convierte a los resultados del sondeo en una política efectiva inmediatamente”. Este párrafo se vincula con una serie de investigadores que, frente a la ostensible ambivalencia de la automatización, proponen privilegiar el trabajo humano. Investigando sobre la interfaz entre humanos y tecnología digital, entienden que por más que avance esta última, siempre aparecen nuevas tareas que sólo las personas pueden realizar, lo que Mary Gray y Siddarth Sury (2017) llaman el trabajo humano detrás de la cortina de la inteligencia artificial. En definitiva, el punto central está en evitar que la automatización de las políticas signifique sacrificar la naturaleza decisoria de la política. Para ello, las características que posea la administración pública y las herramientas utilizadas para el despliegue de las políticas públicas también juegan un rol importante, como propondremos a continuación. Algunas ideas tentativas para la gestión pública Del enfoque presentado en las notas previas se pueden derivar algunas propuestas, más a modo de ejemplo que como un programa exhaustivo de acciones a implementar, y con el grado de generalidad propio de un artículo más inclinado al debate sobre la cuestión política de la tecnología y la innovación que a sus herramientas operativas. a) Revisitando a Foucault, Claudia Bernazza (2018) recuerda que el poder no persiste en base a ejércitos y políticas represivas, sino debido a que “produce sujetos. Produce creencias y cultura” y, frente a ello, “nuestro desafío, desde siempre, es fortalecer, ampliar o despertar la conciencia de sí mismos de los trabajadores”. Estas líneas responden la pregunta clave que elude la perspectiva neoliberal: ¿para qué sirven estas novedades? ¿Cuál es el objetivo político al que ayudarán a concretar? Esa tarea central para un proyecto democrático y popular tiene en el Estado un actor clave. Más aun teniendo en cuenta que en nuestro país, como en varios otros de la región e incluso Europa, el neoliberalismo de fines de siglo pasado produjo la liberalización de la producción de conocimiento sobre los asuntos públicos, favoreciendo la emergencia de un conjunto de think tanks de diverso tipo –entre los que sobresalen los financiados por empresas privadas nacionales y foráneas– cuya misión fue –es– influenciar tanto en la agenda pública como en las políticas estatales.10 Por ello, la reconstrucción de un aparato estatal de producción y divulgación de conocimiento público es de central importancia. La construcción de capacidad de lectura de la realidad a través del manejo de repositorios, de equipos que generen y traten con grandes datos, etcétera, es central. Proposición: en cada uno de los ministerios,11 contar con un área de creación y análisis de big data, tecnológicamente equipada, humanamente capacitada y políticamente fortalecida. 10 El diario La Nación afirma que, según un informe elaborado por la Universidad de Pensilvania que contabiliza los think tanks por país, “Argentina es el segundo país con más instituciones de ese tipo en todo el continente americano –después de los Estados Unidos– y el quinto a nivel mundial”. Recuperado el 31-1-2019 de https://www.lanacion.com.ar/2215963-laargentina-es-segundo-pais-america-mas. 11 O grandes divisiones administrativas, según sea el caso, como bien nos marca Horacio Cao en una comunicación personal. 34 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 b) La aplicación de herramientas digitales a las políticas públicas no tiene una inmanencia neoliberal. Bajo ciertas condiciones, la digitalización puede ser útil a un proyecto emancipador, aún con las precauciones del caso. Desde cuestiones sencillas como la robotización de respuestas simples hasta la construcción de datos complejos y la consecuente automatización de decisiones, pasando por la simplificación de procesos. Mención especial en este sentido amerita la construcción del poder estatal tanto para establecer el Estado de Derecho como para para traccionar el desarrollo industrial, que se compone, entre otros elementos, de la capacidad de análisis de las conductas empresarias. Por todo lo anterior es imperioso realizar análisis y experimentaciones, tanto para precaver sus efectos negativos como para fortalecer y extender sus consecuencias positivas en el seno de la Administración Pública, siempre teniendo en cuanta que al interior de ésta hay gran diversidad organizacional y por ende el enfoque para la digitalización no puede ser uniforme. Proposición: siguiendo el sendero de la propuesta anterior, diseñar unidades específicas de estudio de las posibilidades de automatización, lo cual incluye un fuerte énfasis en que hay tareas que deben ser dejadas en manos humanas, por más que los algoritmos las hagan más eficientemente. c) Siempre teniendo presente las advertencias realizadas a lo largo de estas notas, la tecnología digital no sólo permite construir patrones que ayudan a comprender a los destinatarios del trabajo estatal y a su contexto, sino que facilita la llegada a lugares y sectores que de otra manera sería más difícil. Una de las virtudes de los procesos populares de la primera década de este siglo es que acercan al Estado a los sectores populares históricamente olvidados. Sucedió en esos años la movilización del aparato estatal, e incluso de la militancia en el territorio, explicando hogar por hogar los derechos sociales a que podían acceder las personas visitadas. Estas iniciativas pueden ser ampliamente mejoradas con mecanismos digitales. Proposición: además de los canales digitales que facilitan la comunicación, estudiar las estrategias de acercamiento que permiten las nuevas tecnologías… lo cual, además se inscribe en la senda de cerrar la brecha digital. d) Si bien la innovación digital o tecnológica es importante, tan o más relevante lo es la social. Esta se construye con los actores sociales de las políticas. No es deseable para todas las ocupaciones del Estado, sino que es más dúctil para aquellas que implican servicios y en que haya una coincidencia programática entre los participantes. Proposición: analizar la utilidad de poseer una oficina de innovación social-estatal en las organizaciones estatales que brinden servicios. Este análisis debe incluir una rigurosa evaluación de las posibles vinculaciones del servicio con áreas en que la preminencia del Rule of law desaconseje lógicas flexibles de gestión. El diseño de estas oficinas es complejo. El sujeto social a empoderar por parte de un proyecto popular tiene que ser el más agregado posible, bien distinto de la hipersegmentación que propone la innovación neoliberal. Esto es muy diferente a la idea de “Gobernanza colaborativa”, en la cual los procesos y estructuras de toma de decisiones y gestión de políticas públicas comprometen personas, superando las fronteras de las agencias públicas, niveles de gobierno, lo público, lo privado y lo cívico. En el proyecto nacional y popular, el Estado no es uno más en un sistema horizontal, sino el eje de las propuestas de involucramiento social. e) En lo tocante al vínculo con la sociedad, si estas propuestas van direccionadas principalmente –aunque no únicamente, sino como parte de una construcción hegemónica global– a los sectores populares, deben incluir su empoderamiento, para que sean actores de innovación. Por ende, se debe fomentar una cultura pública en 35 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 torno del conocimiento generado en la articulación entre Estado y actores populares. Para ello es vital abrir datos relevantes y establecer una arquitectura de participación popular que exceda lo digital. Proposición: fuerte iniciativa estatal de ampliación de las capacidades de participación popular, que conste de acciones que fomenten el conocimiento para la innovación en la cosa pública y que, de nuevo, apunten a cerrar la brecha digital. f) Respecto de las potencialidades para el propio aparato del Estado, la innovación y las herramientas digitales pueden colaborar con el tema de la coordinación organizacional y política, de gran relevancia para la eficacia organizacional, pero para la capacidad estatal. Respecto de este último, Ana Castellani y Flavia Llampart (2012: 167) dan en el clavo cuando nos recuerdan la advertencia de Chibber sobre “que un Estado fragmentado por disputas entre agencias estatales también ofrece una situación apta para socavar la autonomía estatal, ya que puede incentivar el establecimiento de vinculaciones de tipo predatorias entre funcionarios y empresarios”. Si bien en muchos sectores de la administración pública la apropiación sobre los datos de las actividades que se producen es considerada, con razón, un capital invaluable, no es menos cierto que la disponibilidad de mayor cantidad de datos –surgidos de otras partes de la organización– puede producir un escenario de creación de acción conjunta en el que todos ganan (“win-win”). Ciertamente esto marida bien con las estructuras planas, cuestión que tiene sus beneficios pero también sus contras, y que por ende deben resolverse en cada caso puntual. Proposición: necesidad de un responsable –de generarlos y compartirlos– de datos abiertos en cada organización y de herramientas que reúnan información transversal. Bibliografía Bernazza C (2016): “Bienvenidos al pasado”. Perspectivas de Políticas Públicas, 11. Castellani A y F Llanpart (2012): “Debates en torno a la calidad de la intervención económica estatal”. Papeles de Trabajo del IDAES-UNSAM, 9. Costa F (2017): “Omnes et singulatim en el nuevo orden informacional. Gubernamentalidad algorítmica y vigilancia genética”. Poliética. Revista de Ética e Filosofia Política, 5-1. Costa F y P Rodríguez (2018): “Algoritmos, big data y automatización social”. Avatares de la Comunicación y la Cultura, 15. Gómez Barrera J (2018): “Segmentación, sesgo y normas sociales en la programación. Aportes a la teoría de la gubernamentalidad algorítmica”. Avatares de la Comunicación y la Cultura, 15. Gray M y S Suri (2017): “The humans working behind the AI curtain”. Harvard Business Review, 9. Lojo J (2018): “Big data, small democracy. Lo político bajo el imperio del algoritmo”. Avatares de la Comunicación y la Cultura, 15. Mónaco J (2018): “De las poblaciones a los públicos. Nuevos problemas de gobierno”. Avatares de la Comunicación y la Cultura, 15. 36 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 NUEVO ACUERDO SOCIAL Y RENTA BÁSICA UNIVERSAL Eduardo Richter Escribo las líneas que siguen movilizado por el artículo que el ingeniero Mario Cafiero ha presentado en el número 12 de la revista Movimiento y teniendo en cuenta unas ideas, ajenas, que he expuesto en la edición número 6 de la misma publicación. Entre estas últimas, básicamente sostuve que las reducciones en la jornada de trabajo o en la edad para acceder al beneficio jubilatorio –entre otras medidas posibles– no iban a ser suficientes en el futuro para que todas las personas que necesiten trabajar puedan hacerlo a cambio de una remuneración. Omití entonces aclarar que mi intervención era efectuada desde la óptica del actual Derecho del Trabajo, desde las inquietudes que nos vienen generando las vertiginosas transformaciones de los procesos productivos –tan precisamente descriptas por Mario Cafiero– y sus consecuencias en términos de organización y contención social. Se trata no sólo de la preocupación por la existencia de nuestra querida disciplina. Lo que está y estará en juego, fundamentalmente, es la subsistencia digna de millones de personas en nuestro país y en el mundo. Agrego aquí que parto de una postura “tecnopesimista”, aclarando que no concibo un futuro sin trabajo, pero sí un futuro en el que cada vez menos personas podrán trabajar a cambio de un salario. En realidad ese futuro ya es hoy, y nada indica que la tendencia, que se viene consolidando en estos últimos cuarenta años, vaya a revertirse en los próximos. Coincido con Mario Cafiero en que ese futuro impone la reconstrucción del pacto social, de un “nuevo acuerdo social donde los avances científicos y los procesos de innovación tecnológica apalanquen el desarrollo humano y social, y no solo los beneficios de los accionistas del capital”. También comparto que una medida posible, aunque no exenta de cuestionamientos, es la instauración de una Renta Básica Universal (RBU en adelante) para todos los habitantes. Sin embargo, disiento muy respetuosamente con el motivo que Mario Cafiero esgrime para calificarla de polémica, esto es, la supuesta desaparición del “actor del trabajo”. En las líneas siguientes espero poder sustentar ese disenso y aportar al debate algunas otras ideas que se encaminan a demostrar que la RBU, independiente e incondicional de cualquier prestación laboral, constituye una herramienta valiosa de cara a nuestro futuro como sociedad. Por qué una renta básica universal: algunos motivos económicos y políticos En perspectiva estrictamente económica, existe consenso respecto al carácter redistributivo de la RBU. Esa condición es la que, fundamentalmente, motiva las adhesiones desde la izquierda política más o menos radicalizada. Al mismo tiempo, la derecha no omite reconocer las bondades de la iniciativa, ponderando en este caso su potencialidad para estimular el consumo, contribuyendo de ese modo a la reafirmación del sistema de producción imperante en el mundo. Esas variopintas adhesiones conducen a muchos, por derecha y por izquierda también, a desconfiar en definitiva de la viabilidad y conveniencia de la RBU. Sin embargo, me parece que esa desconfianza –también en ambos casos– se nutre más del temor de estar de acuerdo con una posición ideológicamente contraria, que de motivos intrínsecos a la implementación de la RBU. 37 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Por mi parte, resalto los beneficios económicos que desde ambas tribunas ideológicas se pregonan –redistribución de la renta y estimulación del consumo interno– y consulto al lector si esas no constituyen, justamente, dos de las principales consignas económicas del peronismo. Quizá para abordar y responder la cuestión, en términos históricos y también en perspectiva actual y futura, pueda resultarle de utilidad la lectura de los artículos que en la edición número 12 de Movimiento se dedican a la “Unidad” y de las metas y desafíos que, en forma concordante, se exponen respecto del próximo gobierno. Sin embargo, existen también argumentos políticos de peso en favor de la RBU, que se relacionan con la genuina preocupación de los trabajadores como actores sociales. Me refiero, en primer lugar, a la incidencia de la RBU en la asimetría de poder que actualmente existe entre la mano de obra y el capital. Así, como es sabido, la mano de obra requiere vender su fuerza de trabajo para obtener lo necesario para sobrevivir. En estos días son muchas las personas que no pueden trabajar remuneradamente pese a pretenderlo y necesitarlo; menos son las que tienen permitido escoger qué trabajo desempeñar; muchísimas menos las que pueden elegir directamente no trabajar. La RBU modifica estas condiciones, otorgando a los trabajadores actuales –ocupados y desocupados voluntaria e involuntariamente– medios de subsistencia que no dependen de la demanda de mano de obra, permitiéndoles de ese modo elegir entre trabajar –en forma remunerada– o no. En definitiva, la RBU libera de los aspectos coercitivos al trabajo remunerado, desemercantiliza parcialmente la fuerza productiva y transforma la relación política entre mano de obra y capital, empoderando a los actuales sujetos trabajadores.12 Si bien una Renta Básica Universal puede parecer reformista en términos económicos –dada su directa incidencia en la redistribución de la renta y en la estimulación del consumo interno–, sus implicaciones políticas serían en el mediano y largo plazo muy significativas El segundo aspecto relacionado con la implementación de la RBU es que transforma la precariedad y el desempleo, claramente constitutivos de situaciones de inseguridad existencial para los trabajadores, en un estado de flexibilidad voluntaria –en este caso promovida por los propios obreros– que les permite compatibilizar labores productivas y creativas con proyectos personales, familiares y comunitarios. Estas circunstancias acarrean incluso valiosas consecuencias en términos de salud – 12 Michal Kalecki reconoció esto hace muchísimos años, cuando a mediados del siglo pasado explicaba las resistencias de los capitalistas a las políticas de pleno empleo: si todo trabajador estuviera empleado, la amenaza de ser despedido perdería su carácter disciplinario porque habría otros empleos esperando a ese trabajador. Los trabajadores tendrían la ventaja y el capital perdería su poder político. La misma dinámica puede sostenerse hoy para la RBU: al eliminar la dependencia respecto del trabajo remunerado, los trabajadores asumen el control sobre la cantidad de mano de obra que suministran, lo cual les da un poder significativo en el denominado “mercado laboral”. 38 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 costos sanitarios– y “productividad”, tal como lo han demostrado experiencias pilotos de RBU en distintos países.13 Otra cuestión relevante de la RBU se vincula con el necesario replanteamiento de los valores que se atribuyen al trabajo –al hecho de trabajar– en general, y a los distintos tipos de trabajo en particular. Lo primero ostenta aristas éticas y religiosas que deberían ser abordadas y debatidas para ampliar los consensos respecto a la viabilidad y conveniencia de la RBU. Sin embargo, ese tratamiento excede la pretensión de estas líneas. Por el contrario, la distinta valoración según los tipos de trabajo merece aquí algunas consideraciones adicionales, pues en definitiva se trata de reafirmar la presencia de los trabajadores como actores sociales, en conjunción con el inevitable desarrollo tecnológico. En la actualidad, quienes pueden trabajar muchas veces se ven forzados a aceptar cualquier empleo, sea éste muy mal pagado, denigrante o poco digno. Los empleos mal remunerados suelen hacerse en condiciones extremas y sin derecho alguno. Con un programa de RBU es poco probable que muchos trabajadores estén dispuestos a desempeñarse en ese tipo de empleos, lo que ocasionaría la suba de los salarios ofrecidos para ellos. La medida de valor del trabajo pasaría entonces a ser la de su naturaleza y no la de su rentabilidad, circunstancia que también incidiría en la valorización y visibilización de las tareas domésticas y de cuidado personal. El resultado de esa revalorización implicaría además que, conforme aumentaran los salarios para los peores trabajos, habría nuevos incentivos al capital para automatizarlos. De ese modo la RBU constituiría un ciclo de retroalimentación positiva junto con la demanda de automatización plena. Finalmente, la cuestión de género no estaría ausente en la RBU, y de allí que se afirme que se trata de una propuesta fundamentalmente feminista. El hecho que desestime la división de género en el trabajo le permite superar algunos de los sesgos del Estado de Bienestar tradicional, que se predicaban sobre la figura del varón proveedor. La independencia económica que vendría de la mano de una RBU sería crucial para desarrollar la libertad sintética de las actuales mujeres trabajadores, circunstancia de notable incidencia en la actual problemática de la violencia de género. En suma, si bien una RBU puede parecer reformista en términos económicos –dada su directa incidencia en la redistribución de la renta y en la estimulación del consumo interno–, sus implicaciones políticas serían en el mediano y largo plazo muy significativas, dando respuestas satisfactorias a varias de las cuestiones que hoy ya nos interpelan como sociedad. ¿Utopía? Sí, hoy sin dudas. Pero también alguna vez fueron utopías la jornada laboral de ocho horas, el derecho de los trabajadores a la huelga y el voto femenino. 13 Entre tales experiencias, puede citarse el proyecto quinquenal materializado con fondos federales en la localidad canadiense de Dauphin (entre 1974 y 1978), que se convirtió en un éxito imprevisto en todos los aspectos. Cuando se garantizó un ingreso por encima de la línea de pobreza (alrededor de 19.000 dólares anuales para una familia de cuatro personas), se observó una permanencia más prolongada en la escuela y más tiempo en familia, a la vez que se redujeron los casos de hospitalización, violencia doméstica y consultas por problemas de salud mental. 39 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL PACTO (PROPUESTA DE REFLEXIÓN SOBRE LA CONSTITUCIÓN DE NUESTRAS FUERZAS NACIONALES) Homero R. Saltalamacchia Los hermanos sean unidos Estamos ante elecciones fundamentales. No solo porque se cambia un gobierno que en cuatro años destruyó las bases de nuestro desarrollo como país autónomo, demoliendo al tejido productivo y social, y dejando al Estado Argentino en condiciones cercanas a un Estado fallido por las dificultades para pagar las deudas. Dichas elecciones también serán cruciales por la necesidad de volver a tejer una red de relaciones que nos fortalezca como pueblo. Es decir, una red que haga posible toda resistencia a los intentos de cobrar esas deudas mediante una mayor apropiación de recursos naturales y la destrucción social. Resistencia a la entrega que, contra lo que nos impuso el PRO como destino, podría resituarnos entre aquellas naciones que superarán, con cierta autonomía, las incalculables transformaciones que ocurrirán en el curso del siglo. Para ese resultado tendremos que aunar los esfuerzos de todos quienes asociamos lo nacional con lo popular, clases medias incluidas. Ahora bien, triunfar ante un gobierno rapaz como el de Cambiemos, ¿es equivalente a lograr una población que sea conciente de los sacrificios que deberá hacer, por mucho tiempo, para salir de la opresión de un sistema económico aplastado por las deudas y un poder financiero que utilizará esas deudas para condicionar todas y cada una de las políticas gubernamentales? ¿Repetiremos el justificativo de la pesada herencia o haremos que los ciudadanos participando se den cuenta directamente del modo en que dejaron vacías las arcas del Estado? ¿Alcanza con hacer un acuerdo entre dirigentes? ¿Podremos mantener el frente unido si éste solamente se constituye como una red de dirigentes? ¿O en cambio se inundará el ágora de discursos y cada facción utilizará las inevitables insatisfacciones para fortalecerse electoralmente? ¿Creemos realmente que al gobierno oculto pero eficaz de los personajes influyentes del mundo mediático, empresarial y militar lo podremos gobernar si los ciudadanos no se van acostumbrando a ser actores?14 ¿Temeremos más a los posibles desbordes Un excelente trabajo sobre el “gobierno oculto”, utilizando el método del estudio de redes complex, puede encontrarse en Villena-Oliver & Aldeguer-Cerdá (2017). Demasiado complejo para comentarlo aquí, en el estudio se verá lo multiforme y abigarrado de las redes que organizan el poder en el aparentemente unificado Poder Ejecutivo. 14 40 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 de “las masas” que a las presiones de guante blanco y a los sabotajes de manos negras? ¿Es que los peronistas no sabemos ya gobernar en una comunidad que se va tejiendo desde las unidades básicas, los clubes de barrio, los sindicatos, discutiendo y confluyendo en organizaciones intermedias hasta conectarlas con los técnicos de las burocracias, especializados en las cuestiones que ellos conocen como técnicos y profesionales? ¿Creemos en verdad que la fórmula Fernández-Fernández no tiene el carisma suficiente para mantenernos a todos afectivamente unidos por el amor a la patria y a nuestros líderes? Si a la mayor parte de las anteriores preguntas contestamos que no, podemos pensar en una sociedad que no vea a nuestro aparato burocrático como unos edificios lejanos y semi hostiles, con lenguajes diferentes, sino, como ocurre con los miembros del poder real –del gobierno oculto o criptocracia– que resuelven con una llamada de teléfono. ¿Podremos crear las condiciones para que las organizaciones ciudadanas también establezcan un tipo de relación directa, aunque más institucionalizada, con esas burocracias, intercambiando informaciones y saberes? El complejo organigrama que presentó Cristina Fernández en esa farsa del juicio sobre la Obra Pública muestra una parte de esa trama inmensa y multiforme 41 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 de organizaciones burocráticas. Si vemos bien, y sabemos cómo actúan los miembros del gobierno oculto, podremos comprender que cada uno de los rectángulos del organigrama es un punto sobre el que ellos actúan cuando lo necesitan, creando una densa red de relaciones e influencias “fácticas”. Ahora bien, si tomamos ese ejemplo y lo institucionalizamos, sacándolo de las sombras, de esas redes podríamos participar también nosotros. Y ese podría ser un aspecto importante del nuevo contrato social constitucional. Propósito para el que juegan a nuestro favor los aciertos y errores de la Comunidad Organizada peronista: una tradición que fue capaz de construir un movimiento que supo trascender la mítica y mentirosa división entre el Estado y la sociedad civil, creando las condiciones para que el Pacto Social fuese un hábito. Es bueno pensar en estos temas para asegurar el triunfo electoral y la posterior epopeya de reconstrucción, pues debemos llegar a las elecciones sabiendo cómo crear las condiciones institucionales que hagan posible un Pacto Social generalizado, reforzado por múltiples pactos parciales con las organizaciones intermedias. Lo que abriría huellas que contribuyan a superar los conflictos de perspectivas y de intereses que aparezcan entre nosotros. Camino indispensable para relanzar las actividades laborales, acordar sobre el modo y el tiempo en que se irán recobrando nuestros salarios reales y controlar que los empresarios hagan un balance razonable entre ganancias, ahorro argentino e inversión, de tal modo que podamos contrarrestar con acuerdos institucionales las pujas inflacionarias; pero también relanzar las juntas vecinales, los clubes de barrio y toda la trama de organizaciones que estrechan los lazos sociales, impidiendo la anomia; y así generar una fuerza que permita mantener a raya a la oligarquía de trasnacionales y de sus colaboradores internos, reconstruir la patria grande y conectarnos con esos movimientos de Europa y Estados Unidos que están en la misma batalla. Logros que constituirían una hazaña. Pues siempre quedarán restos de ese gorilaje tradicional argentino, organizado en el PRO –u otro partido–, que será apoyado por agencias, fundaciones y universidades o centros de estudio que, financiados por poderosas trasnacionales, producirán intelectuales que seguirán con este plan de convertirnos en una humilde granja de harapientos mundiales. Es ante ese desafío que me arriesgo a avanzar algunas ideas –no necesariamente originales– que seguramente deben ser perfeccionadas, pero que pretenden abrir una discusión entre los lectores de esta revista en torno a las condiciones institucionales necesarias para que el Pacto Social abarque a todos, según sus posibilidades y necesidades, renovándose sin cesar. Trabajo que introduciré criticando los basamentos del régimen liberal democrático representativo, para luego presentar ideas que, coherentes con esa crítica, tiendan a suturar las falsas separaciones introducidas por dicho régimen, activando a todas las instituciones en un doble juego de construcciones particularistas y de orden general. El Estado: relaciones de fuerzas institucionalizadas ¿Dentro de qué marco de ideologías, costumbres e instituciones hegemónicas debemos producir aquellas trasformaciones en esta nueva Argentina? Seguramente, no insistiendo en la envejecida tradición liberal, de la cual quiero hacer una breve reseña para que nos entendamos. La historia del Estado que sería el liberal representativo comenzó hacia el siglo XIV, cuando en la Europa meridional se produjeron acontecimientos de largo alcance que dieron por finalizada la denominada Edad Media. Antes del Renacimiento. Para que ello ocurriese, primero 42 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 confluyeron una serie de procesos que facilitaron la concentración del poder en monarcas con soberanía sobre territorios y poblaciones que eran considerados fragmentos de sus cuerpos reales. Luego, coincidiendo con la lucha de nuevos sectores de la población –artesanos, financistas, comerciantes y juristas–, los iusnaturalistas denominaron “sociedad civil” a esas poblaciones excluidas del ejercicio de la soberanía (Cuéllar & Cameselle, 2009). Siglos más tarde, esas disputas por derechos culminaron con las propuestas de John Locke, cuya virtud fue fundamentar el constitucionalismo moderno, legitimando el derecho de los propietarios y una serie de controles al poder de las monarquías soberanas. Así, mientras que para Hobbes (1980: 44) la primera ley natural obligaba a cada individuo a usar su poder para “la conservación de su vida” y el contrato social obligaba al Leviatán a resguardarla –a cambio de monopolizar el uso de la violencia legítima–, en Locke esa primera ley era “no dar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones” (Locke, 1980). Razón por la cual el gobernante debía limitarse a dirimir conflictos de interpretación sobre la ley natural, sin violar las propiedades individuales. Limitación a la soberanía de los monarcas que reclamaba un cuerpo de leyes que le recortaban el ejercicio de su poder: de ese modo culminó la primera fundamentación del Estado de Derecho, pero no de la democracia.15 Confusión entre formas de Estado promovida por el encantamiento literario de los intelectuales liberales, que dejaron de definir a la democracia según la pregunta: ¿quién es el soberano? Y la entendieron como un régimen de gobierno racional legal que desde siempre favoreció el gobierno de las minorías dominantes, aunque los gobiernos, debido a la lógica del regateo, siempre fueron presentados por los liberales como el locus del Poder.16 Idea que hasta hoy es acompañada por la insistente distinción entre política y economía: mientras que atribuyen a la última ser el reino de las inviolables leyes del mercado, ocultando el poder político que se juega en esas mismas leyes (Bourdieu, 2001; Saltalamacchia, 2015), lo que nos conduce a una perogrullada ignorada con frecuencia: que la dominación capitalista es asegurada por aquello que niega, la intervención jurídica17 y política del Estado y el escamoteo ideológico de las relaciones de poder (Burawoy, 2003) que se hacen efectivas en los lobbies, el cohecho (Caputo, 2011; George, 2014a y 2015) y otras formas de influencia propias del poder simbólico (Bourdieu, 2005). Recursos a los que se suma la posibilidad de condicionar a los gobiernos,18 produciendo caídas en las bolsas, desinversión y fuga de capitales, etcétera. Perogrullada que es preciso descubrir para disminuir sus efectos. Sobre todo hoy, cuando –no solamente para Estados Unidos– Punto en el que se confunden muchos liberales, que tienden a confundir “Estado de Derecho” –o constitucionalismo– con democracia. 16 Pues desde Benjamin Constant (1985) se entendió que la soberanía popular, comprendida como ejercicio del poder por las mayorías electorales –que no podía menos que ser la de los desposeídos– podía aplastar el poder de las minorías, conduciendo, según él, al despotismo de las mayorías. 17 Misión asignada al Poder Judicial que, desde El Federalista, y en particular desde Madison (Hamilton, Madison, & Jay, 2014), cobró la explícita misión de resguardar el derecho de los propietarios. 18 Todo ello facilitado por la capacidad de esas corporaciones trasnacionales para actuar desde dentro del Estado-nación y desde fuera de él, incluso con el apoyo de los países militarmente más poderosos (George, 2014b). Razón por la que, a contrario sensu, las corporaciones deberían estar sujetas al derecho público: al menos en aquellas acciones que afecten los derechos fundamentales de la población (Ferrajoli, 1995). 15 43 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 se aplica lo que denuncia Noam Chomsky (2005): “En el sistema angloamericano, los tribunales de justicia, los legisladores, otorgaron a las entidades corporativas derechos extraordinarios. Les otorgaron los derechos que tienen las personas; con esto quiero decir que tienen derecho a la libertad de expresión, pueden hacer propaganda libremente, publicitar, pueden llevar a cabo elecciones, y así sucesivamente, y tienen protección respecto a eventuales inspecciones a cargo de autoridades estatales, lo que implica que así como la policía, técnicamente, no puede entrar a su departamento y leer sus papeles, el público no puede averiguar qué es lo que pasa dentro de esas entidades totalitarias. Ellas son en gran parte inaccesibles al público. Por supuesto, no son personas reales, son inmortales, son entidades legales colectivas”. Con esas super-personas, gobernadas por gerentes cuya única misión es hacer que sus corporaciones ganen, sin que, en sus responsabilidades, pesen restricciones provenientes de cualquier consideración: ni sobre el interés general, ni sobre la necesidad de impedir que el odio o la desesperación conduzcan a guerras, ni sobre la necesidad de cuidar la vida sobre el planeta. Presos de sus propias quimeras, incluso los liberales progresistas reproducen esos juegos de ilusión que les permiten “desconocer” que las mayorías electorales no implican la suma del poder –incluso por la capacidad de las citadas minorías de producir intelectuales y opinión pública desde sus periódicos, universidades, fundaciones y el uso de la Big Data para conocer perfiles de votantes e influenciarlos, utilizando sus miedos y esperanzas (Dening & Salas, 2018; Feenstra & Pallarés-Domínguez, 2017; García-Marzá, 2013; Pedraza, 2013). Porque, incluso cuando reconocen todas las presiones e influencias antes citadas, les atribuyen un carácter excepcional, denominándolas “poderes fácticos”: noción intelectualmente residual –fáctico es lo que existe pese a la ley y la comprensión racional–, que no puede afectar sus principales supuestos liberales. Razón por la cual, inclusive los más progresistas y honestos, cuando ocupan posiciones de gobierno son incapaces de asegurar la vigencia efectiva de los derechos de segunda y tercera generación. Porque esos derechos son caros y se los debe financiar con impuestos que los empresarios son sabios en rechazar o evadir, y porque ellos están inermes ante la acusación de despotismo, pues están teóricamente obligados a aceptar que es “populista” o incorrecta cualquier acción represiva que obligue a pagar impuestos y a cumplir las obligaciones emergentes de aquellos derechos sociales que impliquen costos al erario público o privado (Holmes & Sunstein, 2001). Por ello, es equivocado representar a la sociedad como una pirámide, en cuya cima está el Poder Ejecutivo y los otros dos poderes y, por debajo, la “sociedad civil”. Por el contrario, el Estado-Nación19 debe ser representado como un complejo campo de fuerzas que se despliega en todas sus instituciones, incluso en las menos aparentemente políticas –como los clubes de barrio y los hospitales, por ejemplo. Institución diferenciable en organizaciones estatales gubernamentales y organizaciones estatales no gubernamentales, por el solo hecho de respetar la organización constitucional. Pero en las que, si se quiere una ciudadanía activa, la agencia política cotidiana no puede adjudicarse, principal ni exclusivamente, a las organizaciones gubernamentales. Esta propuesta no implica suponer que todos sabemos hacer las mismas cosas sino, justamente, pensar que la articulación, la superación de conflictos y la acción coordinada son las formas privilegiadas de la política, tanto en su aspecto de concepción de los objetivos, como en el de 19 Con mayúscula, por ser efecto de la soberanía del demos. 44 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 administración de procesos y resultados. En los que, como veremos, deben participar la pluralidad de las instituciones de la nación. Esta reunión de instituciones siempre en proceso nos obliga a pensar que el soberano –instituyente o instituido– es un emergente de relaciones de fuerzas – complejas y estructuralmente enraizadas en una infinidad de instituciones– que definen el carácter y la intensidad de la democracia existente. Afirmación que conduce a postular que, cuando el dominio se fortalece en tal grado que los dominados pierden toda capacidad de influencia, estaremos obligados a pensar que el estado-nación puede cambiar de signo, despegándose de toda democratización, convirtiendo sus instituciones −como en las viejas monarquías soberanas− en plutocracias. Tendencia de los actuales gobiernos neoliberales, basados en una conjunción entre un Poder Ejecutivo colonizado por las corporaciones y apoyados por: a) su cuasi-monopolio mediático; b) por un Poder Judicial que convalida las políticas del Ejecutivo, utilizando su poder de policía para reprimir; y c) partidos políticos dependientes del financiamiento empresarial. Esta organización institucional es propia de un nuevo tipo de Estado, parcialmente diferente a los burocrático-autoritarios, teorizados por Guillermo O’Donnell (1982). El tipo podríamos denominarlo Empresarial-Judicial, pues el Ejecutivo está en manos de los empresarios y la represión es monopolizada por la burocracia judicial, interpretando leyes y utilizando su policía. Forma de dominio oligárquico ante la que la oposición ya no se organizará políticamente como sociedad civil, sino como “el pueblo”: formación política en la que se irán constituyendo las necesarias oposiciones al poder oligárquico, usurpador de la soberanía, cuyo monopolio ejercen (Balibar, 2014; Laclau, 2005; Mouffe, 2007). Estas afirmaciones implican sostener que lo que diferencia los “tipos de Estado” es la forma en que se consolida la soberanía –tema que, sin duda, merece una investigación teórica mucho más acabada. Teorización obligada por la tradición monista del racionalismo occidental, y monismo que conduce a considerar que la soberanía es única, que en los estados nacionales la soberanía estatal no es el fruto de una serie de sesiones y acuerdos siempre contingentes, objeto de luchas, relativas a lo que debe ser el Estado nación (Arriola, 2012).20 Estas luchas siempre parten de estructuras institucionales que fueron resultado de conflictos y procesos instituyentes del pasado que, en cada coyuntura, son conducidas por instituciones que logran unificar parte de lo social y que por ello gozan de una soberanía limitada, que tienden al conflicto con sus adversarios –que disputan los modos en que se institucionalizan los diversos valores y necesidades dentro de la unidad del Estado nación– y enemigos –aquellos opuestos a la integridad del Estado-nación. Estos conflictos no son catastróficos en tanto las partes acepten aquellos valores, lazos afectivos, sentidos de pertenencia y acuerdos constitucionales que hacen a la soberanía estatal nacional. 20 Para comprender las aporías afrontadas por Bodin al fundamentar la unicidad de la soberanía, incorporando al mismo tiempo en su República el poder económico y legal de los cuerpos intermedios, ver Bernardo Ares (1984), quien termina diciendo: “Para comprender la República hay que prestar atención al poder soberano, desde luego, pero sin olvidar los fundamentales poderes legal y ejecutivo de los cuerpos políticos intermedios, tanto más importantes cuanto que son los que están más cerca de los gobernados”. Ver también Fernández-Albertos (2005). 45 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Del pluralismo a la organización social de los particulares Según la teoría jurídico-política edificada por la tradición liberal, el poder se concentra en el gobierno –al que denominan Estado, siguiendo la tradición de lucha antimonárquica antes evocada. El resto de las instituciones aparecen como parte, teóricamente poco diferenciada, de la sociedad civil. Desde la perspectiva del régimen político, esa sociedad civil está constituida por un agregado de individuos que, de tiempo en tiempo, eligen a sus gobernantes.21 Además de ocultar las relaciones de dominación, presentando a la economía como el lugar de leyes naturales y reduciendo el juego político a los procesos de gobierno y de elección de los gobernantes, la forma de Estado antes reseñada – mediante la separación entre Estado y sociedad civil–22 relega a todas las instituciones ajenas a aquella dinámica al campo de lo civil no político, estableciendo una división que efectiviza la desconexión de los gobernantes con los diferentes grupos que nuclean y satisfacen necesidades y demandas. Esta desconexión facilita las oscuras maniobras de los lobbies y otras modalidades de corrupción de funcionarios a los que suelen solamente acceder quienes tienen dinero y prestigio, a menos que esforzadas movilizaciones ciudadanas logren conmoverlos, haciendo peligrar sus posiciones. Por otra parte, esa separación entre dirigentes y civiles incrementa la ineficacia e ineficiencia de las “políticas públicas”, dado que ellas se producen en el seno de burocracias que, incluso cuando son seriamente conformadas por expertos, nunca llegan a poseer el conocimiento que tienen de sus problemas aquellos que, por sufrirlos, los han conocido, pensado y buscado soluciones y satisfactores eventuales, del mismo modo que pueden conocer los problemas que pueden presentar esas soluciones.23 Ante el hecho difícilmente ocultable de que existen asociaciones intermedias que organizan la vida cotidiana en toda la riqueza de sus posibilidades y necesidades, muchas de esas instituciones son, de un modo u otro, reconocidas y reguladas mediante leyes ad hoc. Pero están ausentes de la conformación constitucional, salvo como resultado de la libertad de asociación. Tal como puede leerse en la Constitución Argentina, la Primera parte se divide en dos capítulos. El primero de “Declaraciones, derechos y garantías” (artículos 1 al 35). Allí se establece la forma de gobierno, la religión sostenida por el gobierno, la residencia de las autoridades nacionales, la conformación del erario, las autonomías provinciales, las facultades del gobierno federal sobre las provincias, los derechos civiles y sociales, los derechos de los extranjeros, el estado de sitio, la reforma y la supremacía constitucional. Una extraña razón hace aparecer una organización no gubernamental (la religión) entre los subcapítulos, pero fuera de ella, entre el gobierno y los individuos –y sus derechos– no aparecen otras formas de asociación. 21 Gobernantes a quienes denominan representantes siguiendo esa misma tradición, con sesgos roussonianos o burkeanos. 22 Critiqué esta división más detalladamente en dos artículos anteriores (Saltalamacchia, 2017 y 2005). 23 Tal como ocurre con el maltrato a las “economías del interior del país”, con las cuestiones de género –que no enumero porque son conocidas, como es conocida la profunda discusión que ellas alientan–, con las condiciones de empleo o los regímenes remunerativos, y un largo etcétera. 46 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 El segundo capítulo, denominado “Nuevos derechos y garantías” (artículos 36 al 43) tiene por objetivo la garantía del orden constitucional y democrático, el ejercicio de los derechos electorales y políticos activos, el derecho de iniciativa y consulta popular, el derecho a un ambiente sano, los derechos del consumidor y la regulación de la acción de amparo, habeas corpus y habeas data. Se refiere al régimen de gobierno y a nuevos derechos ciudadanos individuales. Luego, en la Segunda Parte, el objeto es el de las autoridades de la Nación, y se divide en dos títulos: Gobierno Federal y Gobiernos de Provincia. En definitiva, siguiendo una tradición conocida, los actores de la constitución son, por un lado, los individuos y, por otro, las autoridades políticas –dos electivas y la otra no– y las formas de su selección. Sin embargo, una buena parte de nuestras vidas están regidas por una compleja, abigarrada y extensísima red de instituciones que nadie elige pero que están al tanto de casi todos sus aspectos, de una manera tal que ni siquiera llegamos a darnos cuenta en forma completa. De lo que resulta que esa parte solo está constitucionalmente organizada de forma indirecta y parcial. Pues en la Constitución ni siquiera hay referencias específicas al papel jugado por las organizaciones burocráticas en el ejercicio del gobierno. Es cierto, hay un derecho administrativo. Pero eso parece insuficiente si comprobamos el inmenso vacío jurisdiccional con el que se enfrentan las relaciones existentes entre esas organizaciones burocráticas y las organizaciones no gubernamentales. Difícil encontrar otras razones de esa independencia de controles ciudadanos que no provengan de sus orígenes. En efecto, esas burocracias se originaron en las cortes de los monarcas soberanos y son la forma más auténtica por la que muchos entienden que hay continuidades entre el Estado monárquico y las denominadas repúblicas representativas (Dreyfus, 2012). Esas estructuras burocráticas hacen de los ciudadanos meras entidades administradas, en un proceso que no deja de crecer. Al punto que, ya a principios del siglo pasado, Max Weber (1979) auguró un porvenir custodiado por lo que denominó una jaula o estuche de hierro (Fidanza, 2004). Metáfora con la que se mostró coincidiendo con el horripilante fresco de la burocracia que hiciese Franz Kafka (2003). ¿Cómo es que a los celosos guardianes de nuestras libertades individuales se les pasó por alto la emergencia ladina de esas oficinas que parecen emerger de sucesivas y vertiginosas divisiones cariocinéticas? ¿Cómo no vieron que, entre los individuos libres y aislados –compitiendo y consumiendo o luchando por sobrevivir– se iban colando las pegajosas ramificaciones de una hidra casi infinita en sus tentáculos que nos envuelven? Extraen de cada uno de nosotros –en forma crecientemente perfeccionada– toda información capaz de gobernarnos, de un modo en que Foucault, aunque utilizando otras metáforas, describió −alarmando a algunos y desesperanzando a casi todos− respecto a un futuro que, sin embargo, seguimos reflejando con el mito del gorro frigio o la estatua de la libertad. Despojadas de toda legitimidad democrática, su crecimiento se debió a la unidad de sus mandos y a la supuesta despolitización y profesionalización de sus cuadros, que la tradición ilustrada consideró como rasgos de su racionalidad. Gracias a esa valoración, el gobierno de los funcionarios cubre desde funciones fiscales, judiciales y militares hasta la salud pública, el ordenamiento territorial y todas las otras atribuciones que se le conocen. Instituciones que, por basar su legitimidad en ese tipo de saber que se entiende diferente al saber de sentido común, se relaciona con el sentido común de los usuarios desde el pedestal de lo secreto e indiscutible, lejos de toda subordinación al control electoral al que las autoridades políticas 47 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 tienden a someterse. Por lo cual, al decir de Félix Montiel (1965: 1): “El Estado moderno parece señalar al hombre dos esferas de acción más o menos distintas y, en cierto modo, dos ‘personalidades’ jurídicas y políticas de categoría diferente. En un caso tendremos el ciudadano; en otro, el administrado”. Cada uno de ellos actúa en esferas tan diferenciadas que parecen no poder coincidir en el mismo agente. En efecto, por una parte, en el sistema político, el ciudadano elige a sus representantes y al menos puede controlar sus desempeños reeligiéndolos o, por el contrario, votando por otros. En el sistema burocrático, por el contrario, en tanto “administrado”, el sujeto mantiene múltiples relaciones cotidianas como deudor o beneficiario, pero sin poder de control sobre el modo en que se calculan sus deudas o se le suministran sus beneficios. Impotente ante el rostro severo de agentes no elegidos, supuestamente idóneos: sin formas efectivas de control hacia quienes son, al mismo tiempo, ejecutores e informantes de sus ejecuciones. Encenagados en una institucionalidad política cuyo único medio de control radica en normas electorales y derechos individuales, los científicos y legisladores, presos en la alternativa poco soluble de dejar margen a la gobernabilidad y controlar a los gobernantes, apenas si logran proponer formas de control. Reducido a otras agencias: “que tienen autoridad legal y están fácticamente dispuestas y capacitadas (empowered) para emprender acciones que van desde el control rutinario hasta sanciones penales o incluso impeachment, en relación con actos u omisiones de otros agentes o instituciones del Estado que pueden, en principio o presuntamente, ser calificados como ilícitos” (O’Donnell, 2001: 11). Controles que tienen un límite claro. Pues son efectuados por otras agencias burocráticas. Haciendo posible no solo la influencia de “poderes fácticos” incluidos en las acciones dolosas importantes, sino incluso el contubernio de círculos de amistad. Reconocimiento de organizaciones intermedias En los albores racionalistas del capitalismo moderno, la ruptura con la organización estamental llevó a negarle legitimidad política a las organizaciones intermedias y solo fueron incorporadas en el pensamiento conservador tal como el que G.W.F. Hegel encarnó en forma paradigmática. Como se recordará, lo que Hegel denominaba vulgus es semejante a lo que Hobbes denominara “estado de naturaleza”, sobre el que –como Hegel– pensaba sólo suprimible mediante el Estado. Pero con una diferencia: alejado del contractualismo, Hegel no presenta al Estado como un punto de llegada, sino como un punto de partida, aunque lo hiciera en clave metafísica. De allí que la sociedad civil, más que una condición preexistente al Estado era un momento más de la vida, en tanto etapa de la razón y su despliegue. Las organizaciones intermedias eran momentos de organización que superan la sociedad de las necesidades y preparan la perfección racional alcanzada por el Estado, tal como lo sostiene en su Filosofía del Derecho. Esa inclusión ha permitido que el pensamiento más conservador haya tenido la virtud de registrar y llevar a la teoría las diversas formas de asociación gregarias que hoy es necesario tener nuevamente en cuenta, integradas a la teoría, pues permiten ir articulando formas de expresión ciudadana que fortalezcan la organización popular en contra del poder tanático de las corporaciones trasnacionales. Sin ir a esos linderos, una excepción más moderna a ese desprecio de las organizaciones intermedias ocurrió hacia la mitad del siglo pasado, en Europa y Estados Unidos. En efecto, por esa época se produjeron las luchas sociales de finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, junto al miedo detonado por las 48 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 grandes crisis económicas y el desafío revolucionario de Rusia y México (Bach, 1946). Esos acontecimientos marcaron una crisis del pensamiento liberal que contribuyó a incorporar a las asociaciones empresariales y gremiales al pacto gubernamental, como parte de las políticas keynesianas.24 Pero, por el contrario, pocas son las otras organizaciones populares (sindicatos, juntas vecinales, clubes barriales, iglesias, etcétera) que lograron ese mismo reconocimiento. Y de todos modos, al menos desde los años setenta, incluso los sindicatos y asociaciones empresariales volvieron a relegar sus participaciones al uso efectivo de sus recursos: dinero, huelgas, manifestaciones, relaciones personales con miembros de las burocracias gubernamentales: convenios secretos que a cambio de políticas favorables serían ocupados en puestos empresariales bien rentados al terminar sus funciones –puerta giratoria–, financiamiento empresarial de los partidos políticos, etcétera. Ciertamente, la estirpe conservadora de ese reconocimiento no fue ajena a que fuesen expresiones organicistas del corporativismo estatal las que heredaran más completamente el ideal hegeliano de un orden sin conflictos y la unificación expresada en un órgano superior, capaz de dirigir y controlar a toda la población mediante las relaciones orgánicas con las organizaciones intermedias. Una de esas expresiones organicistas fue la social-cristiana; la otra, el corporativismo estatal. El concepto “corporativismo” carga con las rémoras de esa tradición. Pero, en el otro extremo, el reconocimiento de las organizaciones “intermedias” se expresa en diversas versiones del corporativismo social y el pluralismo. Esos formatos proporcionan sugestiones interesantes para pensar un pacto social que no implique ignorar las contradicciones que el pacto supera y una constitución que supere la autonomización de origen liberal a la que me refiriese anteriormente. En tal articulación, organizaciones de diferente propósito, cada vez más diferenciadas y abundantes, son reconocidas como actores políticos coordinados con las organizaciones burocráticas correspondientes, cogestionando la satisfacción de las necesidades. Por lo que, si se quiere, a las organizaciones intermedias podrá vérselas desde dos facetas: a) como organizaciones que conforman a la organización política del Estado-nación –entendido como unidad en permanente construcción–; y b) como organizaciones que gestionan aspectos de la vida cotidiana, en su rol actual, en permanente proceso de reconstitución, negociación y conflicto.25 Instituciones que no conforman una ciudadanía primaria ni secundaria, como querría Philippe Schmitter (2005), sino parte de la compleja organización del Estado-nación que reconoce formas diferentes de conexión, articulación y negociación de finalidades y proyectos comunes, que deben ser defendidos por todos en cuanto tienden a conformar una unidad soberana frente a otros colectivos. No es necesario nombrar a Michael Polanyi (1966)26 ni recordar el uso del saber tácito de los empleados que utilizó Taylor para sus propuestas. Con ellos, y antes que ellos, muchos saben o sabemos que el día a día produce conocimientos que 24 Ese reconocimiento subordinado también se produjo en países como Alemania e Italia, tipo de régimen en el que las organizaciones corporativas comprendidas dentro de una ideología organicista terminaron controladas por un gobierno central que reprimía todo conflicto sectorial. 25 Trances que, en palabras de Chantal Mouffe (1996), serían agónicos y no necesariamente antagónicos. 26 Intelectual rescatado del olvido por Ikujirō Nonaka y Takeuchi (2007; 1999). 49 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 son indispensables para llevar a buen puerto obras de impacto comunitario. Sin embargo, los miembros de esas instituciones apenas si llegan a esas oficinas en las que, demasiado usualmente, los tratan manteniendo distancias gracias a las cuales sus miembros se resguardan: a) de las ansiedades producidas por la urgencia de los problemas; y b) del control sobre su trabajo que podrían ejercer emisarios avispados de las instituciones demandantes.27 Temores infundados, pues la experiencia indica que, si esas relaciones están institucionalizadas, muy difícilmente se produzcan desbordes, sobre todo si todos nos acostumbramos a esa cotidiana negociación entre posibilidades y necesidades, nuestras y de otros. Ese beneficio, que además hace efectiva la transparencia, es lo que obliga a un cambio institucional que haga de los diversos acuerdos un modo de gobierno de lo cotidiano en lo cotidiano. Pactos y contratos sociales rehechos según las necesidades de las circunstancias y de los actores involucrados, en unos campos institucionales en que los funcionarios electos puedan aportar a esas discusiones no solo su saber especializado, sino el punto de vista más general. Ya que ese interés general siempre puede ser puesto en riesgo ante las demandas de los diferentes particulares. Situaciones que obligan a producir arbitrajes. Pero que permitirán que todos los interesados conozcan el modo en que se llegaron a producir o proyectar las soluciones y el modo en que se concretó el arbitraje. Estos controles en el institucionalismo liberal no pueden solucionar las tecnologías del famoso “gobierno abierto”, a menos que ellas se combinaran con esa conjunción de actores implicados en lo cotidiano y representantes del común, equilibrando costos y beneficios, dentro de los límites garantizados por cierto nivel de ingreso y productos nacionales que siempre serán escasos ante la multiplicidad de demandas. La complejidad de ese equilibrio requiere modular, de maneras diferentes, las responsabilidades y posibilidades con los derechos y deberes de los ciudadanos y de sus representantes electos. Lo que no implica la creación de nuevas instituciones, ya que muchas han nacido pese a las ficciones liberales, como los organismos de planeación coordinada entre técnicos e involucrados (Helming & Göbel, 1998). En cambio, hará falta una nueva cultura de lo posible y una nueva forma de articulación entre esas mismas instituciones con las organizaciones burocráticas o electivas de los gobiernos. Lo que, posiblemente, produzca la necesidad de institucionalizar, legal y constitucionalmente, ese doble proceso de construcción de lo social: el del trabajo sobre diversos temas de interés de colectivos de menor extensión y los organismos electivos, representantes del interés general. De modo tal que la política, como forma de articulación y superación de conflictos, sea un aspecto siempre presente en el accionar de todas las instituciones (clubes de barrio incluidos). Esa politización legítima permitirá que la articulación o el contrato social se renueven en cada rincón y momento de la vida social. Nuevo modo de reconocer a las asociaciones particulares que en la Argentina pululan gracias a su rica tradición organizativa y que –junto otras instituciones que pueden ser más nuevas– conforman el entramado que todos habitamos. Moradas de los cotidianos, instituidos por organizadores y dirigentes que, por sensibilidad, experiencia y estudio conocen las problemáticas que han dado origen a esas 27 Pocos son los planes sociales participativos financiados por el BID, GTZ o el Banco Mundial que hicieron algo más que un simulacro de operaciones, aunque engordaron burocracias y consultorías, entre las cuales en algún momento me encontré como evaluador, y así aprendí. 50 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 instituciones y que pueden colaborar con los funcionarios del ramo, en el día a día de los proyectos, en la tarea de encontrar soluciones; al mismo tiempo que, desde sus posiciones y prestigios en sus áreas correspondientes, pueden colaborar en la proyección y articulación de iniciativas, en las negociaciones tendientes a unificar posiciones e incluso ayudar a resolver los conflictos que pudiesen producirse en el proceso.28 Formaciones tan diversas, reitero, como las integradas por agricultores de una cierta región, estudiantes universitarios de otra, dueños de campos con problemas de inundaciones o sequías, pobladores que protestan por las secuelas de las fumigaciones, obreros o empleados que negocian paritarias, y un largo y conocido etcétera. Institucionalizaciones que se deben articular –conviene también reiterarlo, pues esto las diferencias de los corporativismos-organicistas– con los ámbitos electivos del Parlamento, del Poder Ejecutivo y, eventualmente, del Poder Judicial reformado. Esta articulación permite resolver problemas particulares y generales, dando lugar a un Estado nación soberano e internamente fortalecido, capaz de enfrentar con fuerza propia las necesidades y urgencias producidas en la arena internacional. Comentando formatos institucionales semejantes a los que acabo de referir, Fernández Riquelme (2009: 39) decía: “Esta técnica corporativa superaba o completaba el principio cuantitativo del Individuo (sufragio universal) como criterio de participación; era el reflejo del principio de estabilidad que conllevaban los grupos sociales de naturaleza específicamente profesional, o de más amplia vinculación orgánica (‘cuerpos intermedios y naturales’ entre ‘Estado e Individuo’)”. Mientras que, refiriéndose al mismo tema, J. Reis (1995: 52) agregaba: “Nesse contexto, instituições corporativas de intermediação de interesses podem vir a cumprir a dupla função de incorporar ao processo decisório setores sociais anteriormente excluídos, ao mesmo tempo que canalizam institucionalmente essa incorporação. Naturalmente, isto significará o estabelecimento de controles e limites à atuação das organizações, como ressalta Offe, mas na medida em que se trata de buscar precisamente a edificação de mecanismos de articulação de interesses entre o estado e a sociedade, é inevitável que essa articulação –ao envolver compromissos e concessões de parte a parte– produza, simultaneamente à maior sensibilidade do estado em face dos grupos de interesses, algum constrangimento à liberdade de ação destes últimos”. Las necesarias relaciones público-privado Tal como indica Joselyne Bourgon (2009: 38): “En el gobierno, ninguna unidad, dependencia o departamento organizacional trabaja solo; ninguna actividad, servicio o programa es autosuficiente. (…) La consecución de resultados de elevado valor público en el gobierno es a menudo un esfuerzo colectivo que trasciende los límites de programas o dependencias. Más aún, los gobiernos logran resultados al trabajar a través de vastas redes de actores y organizaciones, que incluyen ciudadanos y grupos de la sociedad civil, que tienen interés en lograr efectos de política comunes”. A lo que agrega: “Los resultados de dependencias y programas específicos son importantes porque vinculan los insumos, como el dinero de los contribuyentes, a los productos y satisfacción del usuario. Sin embargo, los resultados que son más pertinentes para los ciudadanos y los funcionarios electos 28 Construcción social mal denominada de representación social, siguiendo lo que enunció la tradición contractualista de estirpe roussoniana. 51 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 por lo general rebasan el campo de acción de programas únicos, servicios distintos y organizaciones individuales. La verdadera medida del éxito de un programa de gobierno es la aportación que hace a los resultados de todo el sistema y de la sociedad”. De ese modo, mientras que en el párrafo anterior indica la necesaria colaboración con otras instituciones ciudadanas, en éste agrega la necesidad de coordinaciones que optimicen el uso del financiamiento público. Afirmación que la misma Bourgon completa del modo siguiente: “Un enfoque social y de todo el sistema es más prometedor que el énfasis que se puso en la medición y gestión del micro desempeño desde principios de los años noventa. (…) El hecho de que los resultados de la política pública y cívicos converjan en forma muy significativa a nivel de resultados sociales tiene particular importancia. Estos son resultados colectivos obtenidos por todos los agentes, ya sean de la esfera pública o privada o de la sociedad civil. Reflejan el estado de la sociedad a los ciudadanos y agentes de decisión, ayudándoles a conformar los intereses colectivos que, a su vez, informan de las acciones del gobierno y de los ciudadanos por igual. Cada vez más, las personas quieren tener voz y voto en la conformación y definición de los intereses colectivos; no se sienten satisfechos con poder ir a las urnas a votar cada cuatro o cinco años” (Bourgon, 2009: 40). Relación que por no estar estatuida no siempre es transparente ni es fácil de implementar, incluso porque, además de faltar entornos legales que lo faciliten, faltan costumbres que acerquen las organizaciones privadas a las públicas, usualmente protegidas por el secreto burocrático y otros rituales con que las burocracias frenan los “avances” de los privados sobre sus entornos. Del mismo modo y por las mismas razones, esta estructura ficcional que separa Estado de sociedad civil produce otras consecuencias que afectan las iniciativas progresistas que se expresan en las propuestas de Gobierno Abierto. “Es importante hacer notar que la vasta selección de iniciativas que apoyan un ‘gobierno más abierto e incluyente’ ha generado algunas inquietudes y confusión. Éstas incluyen la preocupación de que la consulta y participación ciudadana puede resultar costosa, demorar las decisiones e impedir la acción oportuna; la participación se convierte en un dogma de tal manera que una mayor participación ciudadana siempre se considera mejor y es la manera óptima de hacer las cosas en el gobierno; y que grupos con un solo interés pueden apropiarse de los procesos de consulta. Además, existe confusión entre los servidores públicos sobre lo que políticos y ciudadanos esperan de ellos” (Bourgon, 2009: 43). Reformar nuestras constituciones y mentalidades, abandonando la distinción liberal entre Estado y sociedad civil, puede crear costumbres que hagan menos esforzados los proyectos de transparencia, eficacia, eficiencia y participación ciudadana permanente en las áreas en las que se sienten interesadas. Del mismo modo que utilizan el sistema electoral representativo para nominar a aquellos que se ocuparán de armonizar los intereses particulares, impulsar la construcción de los generales y representarlos frente a otras unidades –sean Estados nación, empresas trasnacionales u organizaciones internacionales. Cuestiones de soberanía Antes fundamenté que el Estado-Nación debe ser representado como un complejo campo de fuerzas que se despliega en todas sus instituciones, incluso en las menos aparentemente políticas –como los clubes de barrio y los hospitales, como mencioné. Institución magna diferenciable en organizaciones estatales 52 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 gubernamentales y organizaciones estatales no gubernamentales, por el solo hecho de respetar la organización constitucional. Pero en las que, si se quiere una ciudadanía activa, la agencia política cotidiana no puede adjudicarse, principal ni exclusivamente, a las organizaciones gubernamentales. Esta propuesta no implica suponer que todos sabemos hacer las mismas cosas sino, justamente, pensar que la articulación, la superación de conflictos y la acción coordinada son las formas privilegiadas de la política, tanto en su aspecto de concepción de los objetivos, como en su aspecto de administración de los procesos y resultados. Para lograrlos, como vimos, debe participar la pluralidad de las instituciones de la nación. Reunión de instituciones siempre en proceso que nos obliga a pensar que el soberano es un emergente de relaciones de fuerzas –complejas y estructuralmente enraizadas en una infinidad de instituciones– que definen el carácter e intensidad de la democracia existente. La comprensión del tema de la soberanía es posible si, nuevamente, dejamos de lado el monismo racionalista que condujo a divinizar el ideal de soberanía indivisible propuesto por Jean Bodin y aceptado por tantos otros. Admitiendo la diversidad de orígenes y el hecho de que esas diferencias se articulan de modos también diversos, la cuestión de la soberanía es también un constructo. Pues, como diría Octavio Bueno Magano (1983: 56): “O pluralismo significa a livre atuação dos indivíduos e dos grupos componentes da sociedade civil, na persecução dos interesses que lhes são próprias. Numa síntese mais apertada, poderíamos dizer que o pluralismo corresponde à existência, no seio da sociedade civil, de centros autônomos de produção jurídica, entendendo-se que as normas deles oriundas possuem a mesma natureza das emanadas pelo Estado, com a diferença de que as do último são dotadas de mais intensa positividade. O aspecto de maior relevância do pluralismo é pois a negação da exclusividade normativa do Estado”. Siendo así, para construir la unidad del Estado-nación a partir de la diversidad de negociaciones y pactos particulares es preciso que cada una de las asociaciones delegue parte de su propia soberanía particular –expresada en su capacidad de auto-regularse dentro de los límites que las leyes generales de la nación prescriben o, a veces, yendo más allá de ellas o llenando sus vacíos. Únicamente acordando en lo que cada parte delega pueden concretarse los pactos. Pero, al mismo tiempo, esos pactos son posibles dentro de un orden institucional que reconozca a las fracciones y las incorpore a la negociación o acepte el campo de negociaciones que los contratantes, eventualmente, produjeron por sí mismos. Procesos que tenderán hacia la conformación de redes de articulación y colaboración –no ajenas a alguna forma de agonismo29 producido por diversas visiones y posiciones– con las agencias burocráticas especializadas en aquellos aspectos con los que las específicas misiones institucionales que les dan su razón de ser.30 Mientras que −vale la pena decirlo desde ahora− la permanencia y la regulación de las formas y alcances de esas relaciones con los organismos gubernamentales hacen posible el ideal de accountability que muchos liberales progresistas buscaron sin encontrar, para su realización, más que expresiones de 29 Conflicto entre partes no antagónicas y, por ende, de difícil capacidad de un acuerdo negociado sin que exista un previo conflicto en el que una de ellas termine derrotada o muy debilitada. 30 Las formas específicas de financiamiento de esas organizaciones no podrán ser objeto de este primer razonamiento, aunque son indispensables en la construcción general de la propuesta, pues no todas las instituciones de este tipo logran construirse solamente con el aporte de sus miembros, aunque ello fuese deseable desde la perspectiva de sus respectivas autarquías. 53 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 buenos deseos, fincados en la vigencia de una “cultura democrática”. La principal razón es que, si bien es cierto que ningún ciudadano es capaz de conocer todas las cuestiones relativas a la existencia del Estado nación y sus vinculaciones múltiples con los fenómenos ambientales y las instituciones trasnacionales o internacionales – para lo que se debe construir unos ámbitos de creación y pensamiento colectivos–, también es cierto que, al menos en forma parcial –pero que puede ser completada con el de otros ciudadanos con los que forman asociación–, conocen las necesidades que postulan como propias y su fundamentación, constituyéndose en actores e investigadores de esa problemática y sus formas posibles de solución. Incluso formando parte de negociaciones con otras instituciones que representan colectivos que se sienten afectados por las posibles soluciones propuestas por la institución en cuestión. Red de instituciones que, junto a ellas, deben reconocer y compaginar sus actuaciones con la vigencia e importancia del sistema político electoral en el que se representan a todos los ciudadanos y que permiten un sistema en el que se discuta y decida sobre las necesidades generales, que podrían ser afectadas por el triunfo de intereses particularistas, como sería el de que ciertas regiones o sectores sociales de un Estado se opongan a la redistribución del ingreso que imponen políticas de protección y vigencia de derechos de sectores con menores recursos de poder, o que diriman conflictos irresolubles entre particulares en pro de la unidad del Estado nación. Si bien ello ocurre en otro nivel y tipo de organización, la historia del movimiento peronista, tanto en sus momentos de gobierno como de oposición, muestran una fragua en la que la asociación entre ramas, unidades básicas y varios tipos de otras asociaciones junto al –o a los partidos políticos del– movimiento, muestran ensayos interesantes para continuar con dicha tradición de formas de articulación múltiples, muchas veces agonísticamente relacionadas, pero que usualmente son capaces de reconstituir la unidad en función del gobierno nacional y popular que los peronistas tenemos como objetivo fundante. Ante ese panorama, no creo que exista una propuesta institucional perfecta, que resuelva todos los problemas que el ordenamiento propuesto contempla. Es ilusión inútil de los teóricos invadir lo que es materia de quienes aprendieron a generar consensos y voluntades colectivas. Para ello hay que trascender la tendencia que ve en todas las instituciones el fruto de un acuerdo racional en el que las pasiones, las identificaciones o las convicciones cargadas afectivamente están ausentes, reduciendo los acuerdos a los frutos de un ideal cenáculo de intelectuales, conversando, a la manera de Rorty. ¡Vamos a volver y ser mejores! No es una consigna que conmueva nuestra racionalidad en forma inmediata. Por el contrario, es una consigna que, como otros muchos símbolos, como lo son la bandera y el himno argentinos o como, para nosotros, lo son Perón, Evita, Néstor y Cristina. Ellos no son entidades en toda la extensión de sus seres, sino también símbolos, a los que posiblemente atribuyamos significados parcialmente distintos, pero que nos conectan afectivamente con los colectivos a los que pertenecemos. Ellos son formas y expresión de nuestra gregariedad, como para otros los pueden incluir, además de los nacionales, otros símbolos, como la señal de la cruz, el Kipá o los colores de su club de preferencia. Normalmente, el ejercicio racional comienza a partir de esas emociones básicas, que solo para algunos son objeto de estudio racional, desapegado emocionalmente. De ese modo, lo que denominan razón se opone insosteniblemente a las emociones y pasiones, tal como criticara Damasio (1995) desde la neurobiología. 54 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Nada de lo dicho debería sorprendernos y no parece sorprender a los ciudadanos de otros países. Esa fuerza de los símbolos en la articulación nacional es la que muestran películas o fotografías en que los estadounidenses o los franceses despliegan los colores de sus símbolos patrios hasta el hartazgo, mientras que nuestros liberales han hecho gala de su cosmopolitismo, menospreciando el uso de nuestros símbolos a los que aprecian, despreciativamente, como muestra de un irracionalismo nacionalista. Esto es fundamental, pues sin ese espíritu patriótico, serán imposibles los pactos o contratos sociales indispensables para ir superando el eterno empate hegemónico. Porque lograrlos supondrá para todos los integrantes del pacto arduas negociaciones que implicarán resignación de autonomía, reconocimiento de relaciones de fuerzas y la aceptación de las posibles postergaciones de algunas reivindicaciones, válidas pero imposibles coyunturalmente. Y ello implica amor a la patria y a nuestros símbolos de unidad. Refiriéndose a la posible salida de ese tipo de puja en lo que hace particularmente a las reivindicaciones salariales, Reis (1995: 23) dice: “a fragilidade político-institucional parece ser, praticamente, condição necessária à emergência de um processo inflacionário crônico e relativamente acelerado –digamos, uma inflação de taxas mensais persistentemente acima dos 10% ao mês. Nesses casos, a estabilização monetária torna-se uma tarefa particularmente difícil, pois trata-se de convencer os agentes a abrir mão de ganhos imediatos em favor de ganhos (talvez até maiores) no futuro –só que, por definição, se há instabilidade política ou fragilidade institucional não há horizonte seguro no médio e longo prazos, e todos os agentes optam por estratégias que privilegiem ao máximo os ganhos imediatos. Por isso é necessário tratar com extremo cuidado as expectativas dos agentes econômicos cruciais, que em contextos como esses se comportam de maneira excepcionalmente ‘nervosa’”. No se trata solamente de un cierto tipo de reconocimiento de la diversidad de orígenes y misiones de las instituciones, ni exclusivamente de su reconocimiento. Para que el pacto sea posible debe haber un compromiso racional producido en un entorno en que cierta unidad de valores y de referencias simbólicas hagan posible un acuerdo en el que todos flexibilicen sus posiciones en vistas al logro de la estabilidad y el progreso nacional. Cuando la cuestión en discusión refiere a las luchas por mejorar la posición relativa de los ingresos o condiciones de trabajo de cada sector, se trata de que las partes compartan valores y símbolos comunes, indispensables para la construcción de un tipo de institucionalidad y de acuerdos entre las partes que beneficien al colectivo en el concierto de las otras naciones con las que se debe enfrentar y negociar, o confluir y aliarse. Sin ese acuerdo de afectos, valores y símbolos – incluso cuando cada sector atribuya contenidos diferentes a cada símbolo– no hay pacto posible. Pero tampoco lo hay si no existe el ámbito institucional en que las partes sean reconocidas. Del mismo modo, todas las otras posibilidades y necesidades de acuerdos entre partes deben reconocer la misma dinámica general. Ese podría ser, para citar solamente algunos de los tantos ejemplos, el campo de negociaciones que puede abrirse, en forma permanente, entre las instituciones que agrupan científicos y técnicos de una o de diversas esferas de conocimiento, y empresas o asociaciones empresariales que contribuyan a financiar investigaciones que contribuyan al progreso económico particular y nacional. O grupos de profesionales y trabajadores dedicados a la salud pública debatiendo –en ámbitos dedicados al tema–, 55 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 conciliando visiones y concertando intereses mediante acuerdos sobre las formas en las que conducir la atención sanitaria en ciertas localidades y en la nación. O grupos en los que empresarios y ambientalistas discutan sobre formas de inversión que, sin destruir sus ganancias, sean menos dañinas para el medio ambiente. Ejemplos que pueden ser multiplicados en forma exponencial y que permitirían que los ciudadanos participen en forma permanente –desde sus respectivas, posiciones, saberes y posibilidades– en y sobre aspectos que hacen al futuro de un Estado-nación, y unas relaciones inter y trasnacionales en las que todos nos sintamos comprometidos afectivamente. Conclusiones provisorias En su último libro, Democracia, agencia y Estado, Guillermo O‘Donnell (2010: 50) indica que, en la democratización, el factor determinante es el o la ciudadano o ciudadana:31 “dotado de razón práctica y discernimiento moral, que hace uso de su capacidad intelectual y motivacional para tomar decisiones que son en principio razonables en función de su situación y metas, de las cuales, salvo prueba concluyente en contrario, se considera que es el/la mejor juez/a”. Coincido sobre la importancia del ciudadano y su agencia e incluso en que dicho agente es el mejor juez respecto a las razones que lo conducen a pensar y actuar de cierto modo dentro de los límites de las leyes que regulan socialmente sus relaciones con los entornos institucionales en los que actúa. En cambio, no coincido con la perspectiva interaccionista en la que se apoya, con la concepción subyacente respecto a la unicidad y homogeneidad de dicho agente y de sus relaciones con sus entornos, tampoco con la implícita creencia en el predominio de elecciones racionales y de acuerdos fundados principalmente en argumentos; como tampoco con la idea de que el reconocimiento de la igualdad ante la ley baste para suponer una real semejanza de capacidades y posibilidades relativas de agencia en todos los ciudadanos por igual. De hecho, una parte importante de las estructuras de roles personales y sociales participan de la constitución del campo político y deberían ser contempladas en los procesos de organización social. Ya que, aunque las instituciones del régimen político no las contemplen, luego se hacen presentes bajo la forma de grupos de presión u otras formas de actuación que conforman la vida del municipio, la provincia o el país. Lo que me impulsará a encarar, en otro artículo, el tema de la agencia desde una perspectiva más compleja desde la que aquí puedo asumir. Pero que en definitiva se asocia a lo antes dicho. Pues también el rechazo del individualismo liberal es lo que me condujo a proponer modos de construcción social que incluyan formas de organización y de agencia social cuya entidad política no es reconocida en nuestra legislación, aunque hubo épocas en las que el movimiento peronista contribuyó a hacerlas posibles, prácticamente. Incluso las incorporó teóricamente en la idea de Comunidad Organizada presentada por Juan Domingo Perón en el Primer Congreso Nacional de Filosofía de 1949 (Perón, 2006). Idea poderosa pero que, por influencias de época, mantenía el ideal de armonización de las partes, sin tener presente la dupla conflicto-articulación, que es una invariante en la historia de la humanidad. Por eso es que el corporativismo social o el pluralismo son vías para pensar nuevas formas de organización que superen a este neoliberalismo que, del anterior, solo conserva una idea: el reino de esta tierra es de los grandes propietarios y accionistas. 31 En adelante, agréguese “o/a” cuando corresponda, lo evito pues hace cortada la lectura. 56 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Bibliografía Arriola J (2012): Apuntes sobre los antecedentes antiguos y medievales del concepto moderno de soberanía. (71), 27. Bach P (1946): De Keynes, el marxismo y la época de crisis, guerras y revoluciones. Balibar E (2014): “El inhallable populismo”. En ¿Qué es el pueblo? Buenos Aires, Eterna Cadencia. Bernardo Ares JM (1984): “Los poderes intermedios en la ‘república’ de Jean Bodin”. Revista de Estudios Políticos (Nueva Época), 42. Bourdieu P (2001): Las estructuras sociales de la economía. Buenos Aires, Manantial. Bourdieu P (2005): “El misterio del ministerio. 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México, Premia. 58 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Y, PARA COLMO, EL ASBESTO Jorge Afarian El 10 de junio de 2019, unos días después de la inauguración de numerosas estaciones de la línea E del subte, y gracias a la constante intervención de los Metrodelegados, se retiraron de circulación numerosos trenes de la marca CAF 5000, que circulaban principalmente en la línea B, debido a una peligrosa presencia de amianto en vagones y piezas que, si bien no afecta a los usuarios, puede tener implicancias fatales para trabajadores y trabajadoras del subterráneo. El último año, el servicio del subte fue una de las actividades más golpeadas por el despotismo empresario y gubernamental. Primero, la quita de la personería gremial en marzo de 2018 por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En segundo lugar, la represión y posterior detención de trabajadores y trabajadoras en el mes de mayo, y que incluyó el encarcelamiento de Néstor Segovia, Secretario General Adjunto de la AGTSyP. En tercer lugar, el intento de desfinanciamiento sindical por parte de la Secretaría de Gobierno del Trabajo, a través de una orden a los bancos del gremio que implicaba no recaudar las cuotas a afiliados y afiliadas del sindicato. El conflicto gremial fue la herramienta esencial de los trabajadores para frenar los embates del poder empresarial y estatal. A través del conflicto y la acción colectiva del subterráneo se logró la liberación y el sobreseimiento de los trabajadores suspendidos por ejercer su legítimo y constitucional derecho de huelga, además de arribar a un convenio colectivo superador al concertado por la UTA. Ahora, para colmo, está el asbesto. Este producto de la desidia patronal y los negociados estatales que buscan la reducción de costos y el aumento de privilegios a los amigos del poder afecta en forma directa la salud de los trabajadores. El enemigo es invisible, se mete en los cuerpos y los daña. El asbesto es aliado de la patronal y de las fuerzas de seguridad del Estado. Al invadir los cuerpos, el asbesto condiciona la lucha, pero definitivamente no la elimina. El miedo a las enfermedades graves y la espera por una respuesta de la empresa y del gobierno generan temor e incertidumbre. Es allí donde es mucho más necesaria la unidad colectiva, y eso es lo que ha demostrado el accionar de la AGTSyP, quien viene reclamando hace más de un año una respuesta, intentando saber cuáles son los peligros, en dónde se encuentran, quiénes pueden ser los compañeros afectados por esta sustancia cancerígena. Está en tela de juicio la salud de 160 trabajadores, principalmente de los talleres Rancagua y Villa Urquiza. Ahora no se trata –solamente– de condiciones de trabajo, de represión, de convenios colectivos de trabajo al servicio de las grandes empresas. Se trata de un tema de salud pública, porque si bien, como expresáramos, las formaciones y piezas que contienen amianto no están en contacto con los millones de usuarios que circulan por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hay trabajadores afectados. A los peligros a la salud que implica el trabajo subterráneo, que no es considerado un trabajo insalubre en sí mismo por parte de la Justicia del Trabajo, ahora debemos sumar el asbesto. Los Metrodelegados reclaman investigaciones sobre esta sustancia desde marzo de 2018. En aquella oportunidad ya habían adoptado medidas de fuerza a raíz 59 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 de la venta y adquisición directa por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y Metrovías –transacción que consideraron como “absolutamente escandalosa”– de 36 formaciones de trenes CAF 5000 que habían sido eliminados de circulación por parte del Metro de Madrid. A través de ellos se realizaban pruebas de explosivos por parte del gobierno español, lo que justifica aún más la presencia de amianto. Hubo reclamos y huelgas realizadas por los trabajadores del Metro de Madrid por la enfermedad y muerte de trabajadores. SBASE y Metrovías habían adquirido las mismas formaciones que la empresa madrileña, y el temor invadió a los trabajadores de la línea B. En medio de conflictos, paros, huelgas y represión estatal, el amianto volaba, invisible, sobre las narices de los trabajadores, afectando su salud en vilo por la violencia institucional. También el pasado año, los Metrodelegados habían denunciado la contaminación de los coches Fiat (de la línea A, B y principalmente la E), los General Electric (también de la E) y los Nagoya (que circulan por la línea C). Sin perjuicio de ello, comenzó una campaña de negacionismo sistemático por parte del gobierno, aseverando que no había peligro, o directamente ignorando los pedidos de información y análisis médicos por parte del sindicato. Finalmente, en diciembre de 2018 la empresa estatal SBASE reconoció la presencia de piezas con amianto en las formaciones españolas. Mucho antes de esta cínica admisión por parte de la empresa, la AGTSyP solicitó el análisis de las piezas de los CAF 5000 a la Universidad Nacional del Sur (UNS), de Bahía Blanca, que no sólo confirmó la presencia de asbesto en los trenes de la línea B, sino que el material sigue apareciendo en piezas de otras flotas, como los coches Mitsubishi que se encuentran en circulación desde hace más de 60 años. Sumado a todo ello, la UNS determinó que también hay contaminación en las formaciones Nagoya 300 de la línea C, y también en la línea E, por lo que la situación es aún más complicada. Al respecto, Leticia Lescano, docente e investigadora a cargo de los estudios en la UNS explicó: “Este año analizamos más de 100 muestras enviadas por la AGTSyP, todas pertenecientes a coches Mitsubishi, y en unas 20 piezas encontramos amianto. Está presente en apaga-chispas, en la cabina del conductor de las formaciones, en paneles eléctricos y partes eléctricas”. La salud de los compañeros es importante, crucial. Ellos sostienen el conflicto y las condiciones de trabajo, incluso poniendo en peligro su vida. Por lo pronto, los trabajadores de los talleres principalmente afectados están ejerciendo su derecho de retención de actividades hasta que haya una respuesta certera sobre su cuerpo. No basta el autoritarismo, no basta la negligencia patronal, no basta la violencia institucional disfrazada de legalismo. Ahora tenemos el amianto. Resistan por su salud. Jorge Afarian es abogado, docente de la Facultad de Derecho (UBA) y becario doctoral UBACyT. 60 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 ARGENTINA: UNA POLÍTICA EXTERIOR JUSTICIALISTA PARA EL SIGLO XXI Pablo A. Vázquez A un posible cambio de gobierno le sobrevendrá una necesaria reorientación de objetivos políticos para recuperar nuestra dignidad perdida por la imposición del recetario neoliberal que ha enfermado nuestras raíces del ser nacional. Toda política es política exterior. Siguiendo las intuiciones estratégicas de Juan Domingo Perón, debemos definir el espacio, campo de maniobras y relaciones que nos tocará vivir entre Estados, de cara a la tercera década del Siglo XXI. El mundo del siglo XXI se aparece como multipolar, o pluripolar, como definió Perón en el Modelo Argentino de 1974. La potencia hegemónica, Estados Unidos, lo es en términos militares, económicos y de hegemonía cultural. Será China, y en menor medida la Federación Rusa y la Unión Europea, quienes intentan disputar su primacía. Se asiste a la conformación de nuevos espacios regionales (Alianza del Pacífico) y otros en retroceso (UNASUR y ALBA), junto a otros grupos asentados décadas atrás (MERCOSUR), así como a países con un nuevo peso específico mundial propio: China, India, Rusia, Brasil y Sudáfrica. Y organismos como el Consejo de Seguridad, que cada vez le cuesta imponer una paz duradera a regiones en conflicto por los intereses contrapuestos de las potencias integrantes del grupo; o el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, quienes cada vez son menos representativos, máxime por los resultados de sus políticas monetarias impuestas a países donde el deterioro económico y social se agudizó, como en la actual Argentina. Ninguna nación tiene posibilidades de desarrollo si no dispone de un conocimiento adecuado de las relaciones actuales de poder en el mundo y el lugar que le corresponde o que le puede convenir a sus intereses en ese campo de relaciones de fuerza. La Argentina debe dejar de pensar su política exterior y de inserción internacional en los viejos parámetros de alineamiento automático con Estados Unidos y con Europa Occidental. No puede tener sólo una construcción de inserción en el Atlántico. Debe comenzar en serio a definirse como una Nación Bicontinental –americana y antártica–, una nación marítima y del hemisferio sur que debe buscar, primero, la vinculación con los estados suramericanos y luego con el resto. La Cuenca del Plata como espacio geoestratégico es fundamental pero insuficiente: debemos pensar en Suramérica como unidad, tratando de extender nuestros intereses y negociaciones con Centroamérica y las naciones del Caribe. La óptica Norte-Sur debe ser superada con una nueva inserción internacional más realista e inteligente, que supere la relación desigual y dependiente del mundo organizado. La Argentina debe profundizar aún más su participación en los grupos internacionales surgidos en la lógica de los países no alineados –como el grupo de los 77 más China– y también del BRICS, que nuclea a las nuevas potencias económicas China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. Los países del BRICS suman casi el 25% del Producto Bruto mundial, tienen alrededor del 43% de la población del planeta y el 20% de toda la inversión mundial. Esto los hace atractivos como ámbito de negociación regional, pues son mercados que demandan insumos 61 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 estratégicos, alimentos y bienes industriales. Otro aspecto importante del BRICS es la búsqueda de inversiones en otros países o espacios económicos emergentes. La integración latinoamericana debe abandonar utópicas declamaciones para lograr ser una “realidad efectiva” –y necesidad imperiosa–, principalmente con Brasil. Nuestro principal socio comercial debe contar con nuestra amplia colaboración, hasta el punto de imponerla inteligentemente por más que haya sectores en Brasilia que no vean la necesidad de sumarnos ya que su propia impronta podría hacerles ver que podríamos sobrar. Lo mismo desde Buenos Aires: que sientan que las políticas de Itamaraty nos superan y nos repleguemos a acciones de corto alcance y poco rendimiento efectivo como, sin desmerecer, vender limones a los Estados Unidos. Hoy Brasil, con su actual cambio político, puede ofrecer grandes ventajas a nuestro país, ya que negociando en bloque puede contribuir a ser una “cara amable y racional” para países como Rusia, China y el mundo árabe, frente a la posición brasileña de alineamiento –Bolsonaro mediante– a Estados Unidos, Israel e Italia, mientras que profundiza su crítica al régimen chino y a países comunistas o musulmanes por cuestiones ideológicas. La integración latinoamericana debe abandonar utópicas declamaciones para lograr ser una “realidad efectiva” –y necesidad imperiosa–, principalmente con Brasil También será importante replantearnos la relación con los países que conforman la Alianza del Pacífico, en especial Chile y Perú, por nuestra cercanía geográfica y lo vital de sus puertos para que nuestros productos crucen hacia Oceanía y el Oriente. El Medio Oriente y los países de la ex Unión Soviética, así como las naciones africanas, son mercados potenciales que deben ser trabajados en conjunto con Brasil y el Mercosur. Estados Unidos, en tanto potencia continental, a pesar de su política aislacionista en temas económicos y comerciales debe encontrarnos fortalecidos en bloque, ya que su elección natural es Brasil y Chile como socios. De todas formas, no es el ataque ni la diatriba lo que los acercará, ni el deponer nuestras banderas soberanas, sino el brindar oportunidades de relaciones fructíferas sin resignar nuestra dignidad nacional. Igualmente se aplica este análisis con el Reino Unido, más teniendo a nuestro favor su crisis política con relación a su permanencia o no en el espacio “europeo”. Negociando con empresas británicas a costa de nuestra soberanía no traerá dividendos ni soluciones. Insistir con el MERCOSUR es la mejor opción, pues es nuestro espacio de integración más cercano: conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay – con la perspectiva de inclusión de Ecuador y Bolivia, y la separación forzada de Venezuela– es un espacio de integración de más de 250 millones de habitantes y quizás el quinto Producto Bruto Interno entre espacios económicos regionales del mundo. Tiene ventajas que no sabe o no puede aprovechar por desigualdades estructurales en cada nación, ya que si bien tiene la potencialidad de autoabastecerse de alimentos y energía, y aun exportar ambos rubros. Además posee, en apariencia, nulas hipótesis de conflicto entre sus miembros, salvo por la presencia colonialista de Gran Bretaña en las Islas Malvinas y el futuro debate de nuestra soberanía antártica con Chile y el Reino Unido. 62 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Una política activa desde el MERCOSUR será la creación de empresas binacionales, plurinacionales o multilatinas (Techint, Arcor, Bimbo, Camargo Correa, etcétera) en extracción de minerales como el litio, fundamental en materia de celulares y comunicaciones, antes de que sean las multinacionales de siempre las que extraigan toda la riqueza de nuestros suelos y profundidades. Nuestros objetivos nacionales, según mi perspectiva, se podrían resumir en: a) Repensarnos como Nación ante un mundo multipolar, desde una perspectiva justicialista de “respeto de la soberanía de los Estados, autodeterminación de los pueblos y el pluralismo ideológico”, siguiendo a Juan Domingo Perón. b) Tercera Posición y Patria Grande son conceptos irrenunciables, así como la integridad territorial, en base a la reivindicación de nuestra soberanía en Malvinas y la Antártida. c) Defender nuestros recursos naturales: abastecimiento de agua potable y energía: petróleo, biomasa, hidroelectricidad, energía eólica, energía atómica, y nuevas formas de energía no contaminantes. d) Afincar un perfil industrialista, sin desdeñar el rol tradicional de productores agropecuarios, amén de lograr el desarrollo de la minería y el cultivo de soja sin contaminantes. e) Definir MERCOSUR como prioridad, afianzar la articulación con los países del BRICS y fomentar la relación con la Alianza del Pacífico. f) Definir segmentos estratégicos del comercio de exportación y núcleos de mercado con Estados Unidos y la Unión Europea. g) Consignar un papel activo del sector científico tecnológico, acompañando nuestro desarrollo económico y social “puertas adentro” y “fronteras afuera”. h) Replantear la educación, la cultura y la identidad propia, en base a nuevas demandas sociales, de cara a las próximas generaciones. i) Priorizar el rol de las fuerzas armadas y de las fuerzas de seguridad como agentes en comunión con su pueblo, en un contexto de paz y concordia, sin desdeñar su capacitación, financiamiento y aprovisionamiento. j) Cimentar, como señaló Perón, una “conducción de una política exterior auténticamente fundada en las grandes coincidencias nacionales, al servicio de nuestro pueblo, único protagonista y destinatario de la misma”. Pablo A. Vázquez es licenciado en Ciencia Política, docente de la UCES, miembro del Instituto Nacional Eva Perón y secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas. 63 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 EL PLAN PIBES DE LA GOBERNACIÓN DE EDUARDO DUHALDE Aritz Recalde En el año 1993 la Dirección General de Escuelas (luego Dirección General de Cultura y Educación) lanzó el Programa Infantil Bonaerense Educativo Solidario (PIBES). A partir de 1996 la iniciativa tuvo algunas modificaciones y pasó a denominarse Programa Pibes Bonaerenses. La iniciativa fue financiada por el Ente del Conurbano Bonaerense y la Coordinación estuvo a cargo de Ángel Oviedo. El propósito del PIBES era brindar una experiencia educativa y recreativa a estudiantes bonaerenses, con el objetivo de “conocer e investigar otros ámbitos de la Provincia, desde sus aspectos geográficos, históricos y socioculturales, con orientación ecológica”. Con esta finalidad eran llevados a la Costa Atlántica los alumnos de séptimo grado (primer año del tercer ciclo del EGB) de escuelas públicas y especiales de poblaciones de bajos recursos. Previo al viaje (Etapa Escolar) los responsables educativos de las áreas de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Formación Ética y Ciudadana y de Educación Física abordaban en clase diversos temas: problemas de discriminación, prevención de adicciones, convivencia, identidad, cuidado del ambiente y derechos humanos y del niño. Estos contenidos eran retomados para trabajar con los estudiantes durante la estadía en la Costa Atlántica (Lección Paseo). La permanencia en las ciudades balnearias era de seis días y cinco noches. Se visitaban las localidades costeras de Mar del Plata, Miramar, San Bernardo, Villa Gesell y Necochea (PIBES, 1995; 1996). La iniciativa incluyó juegos motores, excursiones al aire libre, vida en la naturaleza y actividades deportivas (PIBES, 1996). Entre los años 1993 y 1997 participaron 250.000 estudiantes: 1993 1994 1995 1996 1997 69.133 90.702 103.337 135.000 147.000 Elaborado en base a datos de Pibes Bonaerenses, 1998. La función social del PIBES Muchos de los niños que participaron de la experiencia no conocían la Costa Atlántica, no habían estado en un hotel o directamente no habían salido de viaje y de vacaciones. El PIBES buscó la igualdad de posibilidades y la equidad social para los hijos de las familias humildes. La maestra Adriana Pérez Garmendia intervino con sus alumnos en el Programa y escribió una emotiva reflexión. Mencionó que los adultos estaban más entusiasmados que los hijos, ya que “en su mayoría no han ido de vacaciones en toda su vida”. Destacó que todos los niños tenían que tener las “mismas oportunidades” y para eso debían poder “conocer” otra realidad, ya que “compartir una habitación bien arreglada, un baño confortable, una mesa bien servida puede ser un gran incentivo para no resignarse con lo que heredaron. Porque estoy convencida de que estos casi jóvenes podrán gozar de estas circunstancias como sus padres no pudieron hacer, y no por no merecerlas. Porque los únicos privilegiados son los niños, no como un dicho, sino como un derecho adquirido, por el mero hecho de ser niño. Y porque deseo que, dentro de un corto tiempo, poder hablar de la palabra mar no esté más vacío de contenido en poesía o geografía, sino 64 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 una vivencia feliz, tangible y real que marcará seguramente un antes y después del Programa Pibes Bonaerenses” (Pibes Bonaerenses, 1998). Los reportes pedagógicos elaborados por los profesores del Programa dieron cuenta de que los niños reforzaron vínculos de convivencia, de tolerancia y de cooperación, y que muchos menores problemáticos mejoraron el comportamiento con sus compañeros y con los docentes. Pibes Bonaerenses En 1996 la Dirección General de Cultura y Educación realizó reformas al programa inicial. A partir del formato “Pibes Bonaerense” participarían quinto, sexto y séptimo grados. El universo de estudiantes no sería meramente el de las escuelas del conurbano de zonas de bajos recursos, sino que se abrió a todos los establecimientos de la provincia. En quinto grado se incluyó una primera etapa recreativa, cultural y deportiva en las escuelas y el viaje se integró a una segunda parte del programa. De esta forma, el Pibes Bonaerenses cubría un ciclo de tres años, en los cuales las instituciones realizaban tareas en las áreas intelectual, artística y deportivo-recreativa. Las actividades eran ejecutadas en conjunto con las municipalidades, los centros de Educación Física, las escuelas y la Dirección General de Cultura y Educación (Pibes Bonaerenses, 1998). El Programa ejecutó acciones tendientes a edificar la “identidad personal y bonaerense” de los estudiantes. Se trabajó con la comunidad educativa y con las familias los conceptos de participación social y de solidaridad. La cultura bonaerense “Escuela y comunidad, estamos aquí reunidos formando la identidad de este suelo argentino” (Canción de Identidad escrita por alumnos de cuarto, quinto y sexto grados de Escuelas Bonaerenses). Las excursiones del PIBES y del Pibes Bonaerenses se orientaron a profundizar los conocimientos sobre ecología, historia, geografía y aquellos centrados en la cultura provincial. En el año 1995 las escuelas participaron del concurso “Buscando la Bandera Bonaerense”. El PIBES tomó dicha política educativa como parte de sus actividades. Resultado del concurso, más de 2.000 niños propusieron 500 modelos de banderas para la provincia (PIBES, 1995). Desde 1996 se incluyó el eje vertebrador “identidad bonaerense”. En palabras de Ángel Oviedo obtenidas en una entrevista personalizada en el año 2019, “el segundo ciclo de 3.019 escuelas de la EGB ahondó en esta mágica búsqueda de la identidad, nunca acabada y siempre enriquecedora, y entre compañeros, docentes, familiares y comunidad elaboraron actividades para desempolvar el recuerdo, mostrar raíces, celebrar la memoria” (PIBES Bonaerenses, 1998). Como parte del programa, en diversas escuelas se organizaron actividades tendientes a reflexionar sobre la identidad bonaerense. Los estudiantes realizaron entrevistas a sus padres y abuelos sobre la práctica de deportes y acerca de los juegos de “ayer y de hoy”; y ejecutaron consultas sobre la nacionalidad de origen de sus familias y acerca de cuáles eran sus actividades laborales. Una institución de Olavarría investigó sobre la familia de los pueblos originarios de los Catriel. Alumnos de una escuela de la localidad de Rojas mencionaron, con orgullo, que “nuestra identidad es bien argentina y sobre todo bonaerense”. Estudiantes y docentes de Lengua y Edición Artística hicieron dibujos y escribieron una emotiva poesía: 65 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Desde hace meses que estamos trabajando muy contentos, para aprender con los chicos, sobre cosas que yo entiendo. Lo sé porque vivo aquí, en esta bella provincia, donde se puede hacer todo, porque ella todo lo brinda. Nos da la Pampa ondulada, el trigo, el mar, las riberas, y el sueño eterno del hombre de hacer verdad sus quimeras. Es el lugar que, yo pienso, fue elegido para hacer de él un sitio distinto, de hombres con mucha fe. La fe que les da la tierra, tan fértil como ninguna, un sol y un cielo brillantes, que no lo asustan las brumas. Si hasta en el lugar que vivo, junto al Río Paraná, los ceibos cantan al viento, que son la Flor Nacional. Y los gauchos que estuvieron, en esta tierra bendita, nos legaron la guitarra, la huella y la sortija. Por eso espero que nunca ningún bonaerense olvide, que pertenece a esta tierra, que si la quiere, la cuide, que sólo el trabajo nuestro sin odios y sin rencores, hará que estemos al frente, ¡y seamos los mejores! La logística del Plan Dada la envergadura del programa se conformó una importante estructura logística que incluyó la capacitación del personal y la formulación de manuales de procedimiento. Se trabajó con mucho detalle la organización de la amplia comitiva del viaje y la planificación de la estadía de niños y docentes, y para eso se contrataron supervisores de servicios y de acompañamiento docente y pedagógico (un profesor cada diez alumnos). Se planificó con antelación la seguridad de los participantes y la cobertura sanitaria durante las 24 horas, entre otros temas. Luego de la primera experiencia de 1993, se tomó la determinación de utilizar los hoteles de los sindicatos que eran de mayor envergadura que los privados, tenían comedores más amplios y su personal estaba preparado para recibir turismo social. Estas características hoteleras facilitaban la organización y evitaban desdoblar los cursos o tener que movilizar a los jóvenes a la hora de comer. El menú fue evaluado nutricionalmente y los proveedores se obligaban a cumplir un servicio de calidad de almuerzo, cena y desayuno. La merienda que era preparada en viandas para facilitar las excursiones. A más de dos décadas de implementado el PIBES y en pleno siglo XXI, la deuda social con los niños de la provincia sigue siendo inmensa: la mitad de ellos es pobre. Para empezar a saldar este terrible problema es necesario forjar una identidad bonaerense que nos marque un rumbo, que nos dé una renovada ética de convivencia humana y que nos otorgue una nueva fe para encarar la necesaria e impostergable refundación de nuestra tierra. Bibliografía PIBES (1995): Informe General. La Plata, Dirección General de Cultura y Educación, Provincia de Buenos Aires. PIBES (1996): Programa Infantil Bonaerense Educativo solidario. La Plata, Dirección General de Cultura y Educación, Provincia de Buenos Aires. Pibes bonaerenses (1998): Años 1997-1998. La Plata, Dirección General de Cultura y Educación, Provincia de Buenos Aires. 66 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 16 DE JUNIO: 1955 Y 2019. UN PUEBLO QUE RECUERDA, RESISTE Y SUEÑA Sebastián Giménez El cielo gris no guarda contrastes con lo que en ese día sucede. La lluvia que se insinúa es preanuncio de otras lágrimas. 16 de junio de 1955. Se anuncia el desagravio de la bandera nacional por la quema de la enseña patria durante la procesión del Corpus Christi. Pero los aviones vienen a agraviar aún más esa bandera. El desagravio deviene conspiración. Matar a Perón, la obsesión. Las víctimas, un pueblo inocente. Gente que transitaba la Plaza como tantos otros días. Rumbo al trabajo. Trámites, punto de encuentro, estación final del subterráneo en la Plaza de Mayo, terminal de innumerables líneas de colectivo. Transitada como un hormiguero la Plaza. De laburantes. De gente del común. Que son quienes no saben lo que va a pasar. Totalmente vulnerables a lo que sólo el odio y el rencor volvió posible. La escena dantesca de una fuerza armada matando a su propio pueblo indefenso. No es una guerra civil, es un fusilamiento de civiles. De gente del común. De trabajadores. De los de abajo, de los inocentes que esperaban un desagravio pero fueron víctimas de una nueva afrenta. De una nueva carnicería. La Plaza se riega de sangre inocente, injustamente vertida. Como un espacio de tragedia y también de lucha. De resistencia a la adversidad. De obstinado querer ser. El pueblo vencido y resurgiendo una vez más. Porque algunos huyen y otros temerarios se quedan mirando el cielo, poniéndole el pecho a las balas. Porque la solidaridad, esa otra forma de resistencia, aparece y se despliega enseguida, incluso bajo la balacera. La asistencia a las víctimas no se demora, mientras los aviones culpables de la masacre huyen a Uruguay. El recuerdo carece de sentido si no se funde con otros recuerdos, con otras historias y el presente de nuestro querido país. Jornadas memorables de lucha y también de errores históricos, de sinsentidos. La Plaza como el espejo de la Argentina. Vacía, a medio llenar, rebosante de pueblo. En torno a la Plaza sigue la historia argentina como sujeto colectivo, sinónimo de pueblo organizado. Los ricos no llenan ninguna plaza, los de abajo sí. Los de arriba y los de abajo, una y otra vez. Los aviones que bombardean de múltiples maneras y los resistentes. Historia que va y vuelve en torno a la Plaza. Refugio de las mayorías argentinas, de un pueblo que recuerda, resiste y sueña. Sebastián Giménez es trabajador social y escritor. Publicó varios artículos de su disciplina y otros temas sociales y políticos en la revista Margen y en otras publicaciones virtuales y de papel. Colabora en revista El Sur. Es autor de los libros El último tren: un recorrido por la vida militante de José Luis Nell (19401974) y Veinte Relatos Cuervos. Alegrías y tristezas de vivir una pasión. 67 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 NOTAS SOBRE LA PRENSA DE LA(S) RESISTENCIA(S): POLÍTICA Y POLÍTICOS Darío Pulfer y Julio Melon Pirro Como hemos visto, tras el golpe de Estado del 16 de septiembre, continúan circulando El Líder y De Frente. Cuando el primero es intervenido junto con la CGT, salen a la palestra El 45, orientado por Jauretche, y Federalista, dirigido por José A. Güemes, desprendimientos de El Líder, cuando este medio es intervenido junto con la CGT. Norte aparece hasta que es clausurado y detenido su director, mientras Palabra Argentina hace su primer intento por salir y permanecer en los puestos de venta. Asimismo, aparece Lucha Obrera, dirigido por Esteban Rey, sosteniendo las posiciones de la “izquierda nacional”. Junto con estas expresiones del periodismo de la primera “resistencia” existen manifestaciones más artesanales y espontáneas. Aparecen El Grasita, hoja orientada por Enrique Oliva, que expresa la voz de los Comandos Coronel Perón. Otra publicación de época es El Descamisado, de accidentada vida y que, por imperio de la detención de su animador, la censura y las circunstancias políticas, fue rebautizado con el título de El Proletario para continuar con su prédica (Pulfer y Melon Pirro, 2018a, 2018b, 2018c, 2018d, 2018e, 2019a, 2019b, 2019c, 2019d). En estos emprendimientos rudimentarios, de corta vida, que buscan dar voz a sectores militantes o agrupamientos sindicales, aparecen figuras de segundo o tercera línea con actuación previa.32 Nos referimos a un saber que los habilita para la organización de una hoja, un semanario o simplemente panfletos para agitar el ambiente próximo. El trabajo en el ámbito periodístico o académico, la dirección de revistas, la militancia en organizaciones políticas que hacen culto del medio escrito se constituyen, entonces, en marcas o experiencias que se activan en las circunstancias complejas que deben afrontar ante la creciente animadversión que toman hacia sus espacios y representaciones los elencos que se suceden en el mando de la denominada “Revolución Libertadora” (Melon Pirro, 2018). La importancia de esta prensa puede ponderarse y entenderse si tenemos en cuenta que la gráfica era, además, el único espacio en que, con las dificultades del caso, podían aparecer informaciones e interpelaciones alternativas. Ni la radio, cuyos espacios pertenecían al Estado que las concesionaba, ni mucho menos aun la incipiente televisión, eran en este sentido permeables, y no existía tradición, además, de programas de discusión política (Carman, 2014). En este marco interesa recuperar una publicación que irrumpe en tiempos de la “Revolución Libertadora” desde posiciones nacionalistas y tras el naufragio lonardista se constituye en opositora al régimen militar, asimilada por otros espacios de la prensa resistente del peronismo como parte de sí. Se trata del semanario Política y políticos, animado por José Luis Torres. De efímera existencia –ocho números–, esta publicación será un antecedente de otras de esa orientación político ideológica, como Azul y Blanco y Revolución Nacional. Esto es: así como el peronismo había conseguido apoyo y simpatías de los compañeros de ruta de la 32 Varios autores se han interesado en esta prensa. Uno de los esfuerzos más atentos a la trayectoria de estos directores-gestores fue objeto de la tesis de Laura Ehrlich (2010). 68 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 “izquierda nacional”, ahora concitaba cierto apoyo, no exento de cálculos, de sectores que lo habían combatido duramente en las postrimerías de su gobierno por dos problemáticas conflictivas para esa sensibilidad: la cuestión de la Iglesia y las negociaciones por los contratos petroleros. Para comprender mejor la naturaleza del medio bajo análisis, en lo que sigue haremos un recorrido por la trayectoria y el perfil del animador exclusivo de la publicación, José Luis Torres, mostrando su vínculo con el mundo previo, tanto de la política como del periodismo. Trayectoria de Torres Reconstruir su trayectoria vital, sus campañas, su pensamiento y el tratamiento que ha tenido en la historiografía ha sido un desafío intelectual interesante, dado que partíamos de elementos fragmentarios. Las referencias en la bibliografía a sus intervenciones son episódicas. De manera general se vinculan a los momentos más importantes de lo que se considera su actuación pública – esencialmente el gobierno de Ortiz-Castillo–, quedando opacadas las que corresponden al tiempo del gobierno militar de 1943 y que se prolongan hasta agosto de 1946, cuando se discuten en el Congreso las Actas de Chapultepec y la Carta de las Naciones Unidas. Tibias son las referencias al entusiasmo de Torres con el peronismo en torno a los años 1949 y 1950 y su defensa hacia fines de 1953 (Pulfer, 2016). Se lo ha reducido, progresivamente, a la cita común y obligada referida a la denominación del período que se abre con el Golpe Militar de Uriburu en los años treinta, asociándoselo machaconamente con la categoría que se le atribuye y que será título de uno de sus más sonados libros: La década infame.33 Este recorrido nos fue llevando a otra constatación: su notoria actuación pública en determinados momentos de la historia argentina (fundamentalmente en los años 1940-1942) ha bloqueado otros procesos en los que Torres intervino en primera persona y que, aún, no han sido debidamente trabajados, profundizados y analizados. Nos referimos, sobre todo, al lugar de Torres en la conformación ideológica y la práctica del grupo militar que toma el gobierno en el golpe militar del año 1943. No es que no existan referencias a su relación con miembros del GOU o al uso de su material en la logia. Lo que afirmamos es que no ha sido reconstruido en 33 Aunque parece que la denominación se debe al poeta Lisardo Zía. 69 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 el detalle que se merece en el proceso previo y el abierto con el movimiento militar del 4 de junio. Otro aspecto a trabajar con mayor detenimiento es el que se refiere a la influencia de los motivos de Torres en la configuración ideológica del propio Perón. Con raras excepciones (Chávez, 1986; Buela, 2010), en los trabajos existentes34 Torres aparece como “fuente” de ese pensamiento. La caracterización de Torres como un “francotirador” de escasa figuración e incidencia prima en las referencias. Menos trabajadas aún resultan sus intervenciones en el proceso electoral del año 1946, su campaña en relación a la aprobación parlamentaria del Acta de Chapultepec, su participación en la Unión Revolucionaria, las relaciones con otros intelectuales a finales de los años cuarenta y el significado del “Centro Antiperduélico Argentino” en los años posteriores. Si bien podemos fechar el final de su carrera, no se conocen los motivos precisos por los cuales abandona el ejercicio periodístico cuando tenía 55 años. El aislamiento voluntario de los últimos diez años de su vida resulta, en cierto modo, enigmáticos. Somos conscientes de los vacíos y cuestiones que aún quedan por abordar en el trabajo, y en tal sentido señalamos la provisoriedad de las notas que estamos presentando. En ese marco y sentido constituye un trabajo abierto, que debemos seguir completando y para el cual esperamos recibir aportes testimoniales y documentales que ayuden a reconstruir momentos de su trayectoria que aún permanecen sin cubrir. Para el inicio de este trabajo contamos con una breve biografía (Buela, 2010), dos trabajos sobre su pensamiento inicial (Bravo de Salim y Campi,1986; Rubinelli, 2005) y un sintético trabajo de contextualización de su producción (Jara, sf). Cabe señalar que entre las recuperaciones recientes ha sido considerado uno de los “malditos” de la historia nacional en la categoría de “Defensores del patrimonio nacional” (Galasso, 2005). Podemos conjeturar que sus obras han tenido mejor suerte que su recuperación biográfica o los trabajos sobre su pensamiento. Son citadas profusamente en la reconstrucción de la restauración conservadora en autores como Ramos (1957), Puiggrós (1956), Ciria (1964) y Halperin Donghi (2004, 2003), constituyéndose en material histórico, como el mismo Torres señaló en alguna oportunidad. Por otra parte, sus obras han tenido reedición en dos oleadas que no podemos dejar de ligar a los contextos socio políticos de origen: a) en los primeros setenta, al calor del retorno del peronismo en las que se reimprimieron los títulos centrales de denuncia: Algunas maneras de vender la patria, Los perduellis, La Década Infame y La oligarquía maléfica en una serie que llevaba la leyenda: Apuntes históricos para el estudio del presente político (Torres, 1973a, 1973b, 34 El último de ellos, por cierto bien completo, es el de Piñeiro Iñíguez. Ubica a Torres en el “nacionalismo popular antes del nacionalismo popular” junto con FORJA (Piñeiro Iñíguez, 2013: 330) y luego refiere a la influencia ideológica de Torres en el GOU y al contacto personal con Perón, pero afirma que no tiene “mayores significaciones inmediatas” (Piñeiro Iñíguez, 2013: 343). En la bibliografía utilizada solo aparecen citados La patria y su destino, Nos acechan desde Bolivia y La oligarquía maléfica. Cabe decir que las referencias principalísimas para identificar esta influencia se encuentran en los textos previos de Torres (Algunas maneras de vender la Patria del año 1940, Los Perduellis del año 1943 y La Década Infame del año 1945, unidos a las cartas abiertas realizadas con periodicidad por el autor antes del golpe de 1943). 70 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 1973c, 1973d); y b) en tiempos del Bicentenario patrio, en el marco de una amplia y generosa iniciativa de recuperación de autores argentinos como Alberdi, Avellaneda, Sierra, Hernández Arregui, etcétera, se publican las Obras Selectas de José Luis Torres: La oligarquía maléfica, Los perduellis, La década infame, La patria y su destino, Nos acechan desde Bolivia. Esta reedición lleva un nuevo prólogo de quien se reclama seguidor y discípulo suyo. Sin embargo, es de hacer notar que algunas obras (por ejemplo Seis años después, en la que define su posicionamiento en relación al peronismo gobernante) no tuvieron reedición. José L. Torres no cuenta, a diferencia de otras figuras que tuvieron aproximaciones diversas al peronismo clásico,35 con una biografía orgánica,36 sin que se trate de una excepción.37 Entre los motivos que podemos inferir para explicar esta ausencia encontramos: su método de trabajo individual y su personalidad, que lo llevan, por momentos, al aislamiento; el privilegio de las relaciones de tipo horizontal con hombres de su generación, más que la transmisión a nuevas camadas organizando un discipulado; su distancia de espacios institucionales académicos o 35 A modo de ejemplo: Vida de Scalabrini Ortiz (Galasso, 1970); Jauretche y su época (19011955) (Galasso, 1984, 2004); Ramón Doll: del socialismo al fascismo (Galasso, 1984); José María Rosa, el historiador del pueblo (Manson, 2010); Fermín Chávez y su tiempo (Manson, 2011); Luis Soler Cañas. El asno del pensamiento nacional (Hernández, 1996). 36 Citamos los materiales que refieren a la trayectoria y pensamiento de José Luis Torres: Buela (2010, sf, 1983), Bravo de Salim y Campi (1986), Rubinelli (2005), Galasso (2005). 37 Vicente Domingo Sierra, Pedro de Paoli, Atilio García Mellid, Juan Pablo Oliver, Adolfo Silenzi de Stagni, Alejandro Olmos, J.L. Muñoz Azpiri, por nombrar ciertas figuras que no han tenido un exhaustivo tratamiento en la historiografía. 71 gremiales que preservaran su memoria; la ausencia de una editorial o un periódico al que estuviese ligado orgánicamente; las fracturas propias del campo político e intelectual argentino; y la ausencia de un repositorio documental personal-familiar. La afirmación acerca de la continuidad de su legado puede matizarse en el ámbito periodístico si tomamos los modelos de “denuncia” que se continúan en Alejandro Olmos,38 Rodolfo Walsh39 y García Lupo (Furman, 2014: 13). Pasemos a reconstruir su trayectoria personal, los rasgos centrales de sus intervenciones públicas y las líneas nodales de su pensamiento. Primeros años en el Noroeste Torres nació en la ciudad de Tucumán el 21 de enero de 1901. Su mamá era tucumana, Elvira Barrosa, de 14 años. De condición humilde, trabajaba de cocinera. Su padre era Domingo Torres, ingeniero recibido en Alemania. Al ser hijo natural fue anotado como José Luis Barrosa y recién reconocido formalmente por su padre en 1932 (Buela, 2010). Estudia hasta el cuarto grado de la primaria. Deja la escuela por un conflicto con su padre (Bravo de Salim y Campi, 1986). Participa en una huelga azucarera y va a la cárcel a los 17 años. La primera influencia ideológica le viene del anarquismo. Toma contacto con una sociedad desigual, desgarrada por violentos conflictos. Aprende en la acción y no habiendo realizado estudios sistemáticos. Su autodidactismo se completa con una dura experiencia de vida. Comienza a trabajar para el periódico tucumano El Orden. A los 18 años realiza su primera campaña periodística contra los propietarios azucareros. Se vincula al incipiente campo intelectual tucumano, ligándose al poeta Luis Eulogio Castro, quien se suicida en 1923. Publica Almas enfermas, en el Número 6 de La novela del Norte, en 1921, dedicado a Castro. La huelga azucarera de 1923, dirigida por la FORA local, lo encuentra militando activamente en esas filas. A fines de ese año se desplaza a Jujuy y trabaja en el periodismo. En 1924 recopila y prologa la obra póstuma de Luis Eulogio Castro, Angustias. Contrae enlace con una mujer del lugar, Margarita Herrera, con quien tiene dos hijos. El primero será Domingo, quien lleva el nombre de su padre. Recorre el noroeste argentino. Escribe en El Heraldo, entre 1925 y 1926, denunciando a los dueños de los ingenios azucareros y criticando al gobierno de la provincia. En octubre de 1925, Torres pronuncia una conferencia en la Asamblea del Partido Socialista celebrada en el Teatro Mitre. En el año 1927, estando la familia afincada nuevamente en Tucumán, nace su segunda hija, María Inés. Enviuda pronto. Junto con el reconocimiento y rechazo de la explotación y la injusticia, aparece otro elemento en el análisis de Torres: la presencia del capital extranjero y su influencia política en la zona. Se consolida como periodista y su figura comienza a adquirir dimensión propia, y así lo vemos en el año 1928 en una gira por Jujuy y Salta junto con Juan B. Justo. Constata que nada ha cambiado desde sus visitas realizadas años antes. También comparte recorridas con Alfredo Palacios, con quien traba amistad duradera. Del mismo modo integra la comitiva que viaja con el general Enrique Mosconi al campamento petrolero Vespucio, sobre el que escribe un informe (Torres, 1928) donde denuncia la penetración extranjera y remarca la potencial función industrial del Ejército. En esa visita comprueba el enorme poder de la Standard Oil y la cercanía con Mosconi lo acerca al nacionalismo económico Director de Palabra Argentina en tiempos de la “Revolución Libertadora”. Luego trabajará la temática del endeudamiento (Olmos, 1995). 39 Walsh (1996). Refiere a Torres en página 15. Para una reconstrucción global: Jozami (2008). 38 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 vinculado al pensamiento militar de entonces.40 Otra fuente para el conocimiento de la realidad local es la que le brinda su entorno familiar, ya que su padre, que había estudiado en el Politécnico de Berlín, estuvo vinculado siempre a la industria.41 En Tucumán a inicios de la restauración conservadora La “dictadura de las chimeneas” de los grupos propietarios consigue leyes nacionales de protección para el comercio del azúcar, solventadas por un impuesto indirecto, pretextando la finalidad social del empleo (Torres, 1953: 47). Ramón S. Castillo fue el interventor de la provincia de Tucumán tras el golpe del 6 de septiembre. Integra la intervención Enrique Loncán.42 En 1932 realiza su única experiencia en funciones oficiales. El gobernador Juan Luis Nougués, con quien traba relación como periodista de El Orden, llega al poder aprovechando el abstencionismo radical (Torres, 1943: 66) y lo lleva como ministro de Gobierno. En la foto del gabinete provincial Torres está a la derecha de Nougués (de blanco en el centro). Se enfrenta con el sector propietario por la generación de impuestos. Desde su cargo enfrenta a la Compañía Hidroeléctrica de Tucumán, de capitales ingleses y concesionaria de los servicios eléctricos. Otro punto que se agrega en esa situación y que queda en su recuerdo es el de la quiebra del ingenio “Santa Ana” (Torres, 1945: 108). Se produce la intervención federal de Justo.43 Esta experiencia le abre una lectura de otra escala sobre las problemáticas sociales, el comportamiento de los grupos elitistas y la vida política. 40 En El Ministerio de Agricultura ante la revolución (7 de abril de 1944) recupera la memoria de Mosconi. 41 Bravo de Salim y Campi (1986: 6) citan el testimonio de su hermana, Dora Torres. 42 De quien Torres (1941) guarda un sentido recuerdo. 43 Para una reconstrucción de la gestión de Nougués puede consultarse a Páez De la Torre (1975). 73 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 El ejercicio periodístico en la década del treinta Llega a la capital como periodista, con su fallido paso por el gobierno, antecedentes en el anarquismo, vinculaciones con referentes del Partido Socialista y una posición tomada a favor del nacionalismo económico. Se relaciona con algunas figuras del mundo de la política y el campo intelectual que tendrán significativa importancia para su trayectoria. Consolida su amistad con el senador por Jujuy, Benjamín Villafañe, a quien ya conocía de su primera estadía en el norte del país y a quien había combatido duramente. Frecuenta a Alfredo Palacios. Traba amistad estrecha con el radical yrigoyenista Diego Luis Molinari. Conoce al nacionalista popular Raúl Scalabrini Ortiz y trata al nacionalista republicano Ernesto Palacio. Se relaciona de manera estrecha con el general Juan Bautista Molina. En 1936 trabaja en la revista Ahora, permaneciendo en ese espacio hasta 1943. Realiza notas y en ocasiones elabora la línea editorial. Sigue su campaña contra la oligarquía azucarera durante 1938 (Torres, Ahora, 22-11-1938, citado por Bravo de Salim y Campi, 1986: 12) y a fines de ese año realiza otra campaña con Molinari criticando los intentos de instalar una base norteamericana en el Río de la Plata (Torres, Ahora, 10, 12 y 17 de diciembre de 1938, citado por Bravo de Salim y Campi, 1986: 13). Por ese tiempo se perfila en las notas y sus actitudes como pensador nacionalista, dirigista, estatista. Se diferencia del nacionalismo doctrinario de reminiscencias uriburistas, antiestatista y defensor del “productor pecuario agobiado con gravámenes”.44 Se acerca a ciertos planteos forjistas (Jauretche, 1961) a través de los Cuadernos (FORJA, 2015). Tiene convergencias con posiciones industrialistas y dirigistas del pensamiento militar (Yelpo, 1987). Para el año 1939, ya desatada la guerra, podemos ver una serie de notas en las que fija posición sosteniendo el neutralismo que lo distingue de los nacionalistas simpatizantes del Eje y lo acerca a la posición sostenida por Scalabrini Ortiz en el diario Reconquista. Por ese tiempo le acercan las denuncias por la conversión de la deuda pública. Intenta hacerlas avanzar en el Congreso. No lo logra. Alfredo Palacios se excusa: si toma estos asuntos tendría que dejar la Presidencia de la Universidad Nacional de La Plata. “Más tarde se me ofrecieron ventajas económicas considerables para guardar silencio sobre los mismos asuntos” (Torres, 1945: 38-55). En cuanto a su vida privada, el hecho más significativo por esa época es su enlace en el año 1940 con María Brígida Sal, de quien tendrá una hija, Julia, que nacerá en 1942. Las condiciones de la vida política y el agobio moral, con sus notas de corrupción, lo indignan y activan su perspectiva denuncialista. En 1940 denuncia el negociado de las Tierras del Palomar, a través del senador Villafañe. Hay autores que atribuyen la jugada a Manuel J. Fresco, por venganza con Ortiz.45 Para el 24 de mayo hay alerta por un golpe de corte nacionalista que no se concreta y se transforma en una manifestación en la que el principal referente es el general retirado Juan Bautista Molina. Ortiz envía al Congreso un proyecto para autorizar gastos militares con la intención de ganar apoyo militar. El 3 de julio Ortiz delega el mando en Castillo. Su salud se agrava. En la cena del 9 de julio con las Fuerzas Armadas, Castillo se define neutralista. En el mes de agosto de 1940, inmediatamente después de conocidas las conclusiones de las investigaciones sobre 44 Manifiesto del nacionalismo argentino, 31-10-1935, firmado por Raymundo Meabe y Roberto de Laferrere, aunque redactado por Carlos Ibarguren (Ibarguren, 1969: 327-333). 45 Fraga (1993: 450). Cabe consignar que Torres conocía a Fresco. 74 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 el caso de “El Palomar” y apenas resuelta la crisis total del gabinete provocada por las mismas, publica, recurriendo a su propio patrimonio y a la ayuda de algunos amigos, Algunas maneras de vender la Patria, con el subtítulo: Datos para la autopsia de una política de liquidación. La primera edición se agota en tres días y la segunda y tercera se publican por editorial Yunque. En ese libro denuncia a los Bemberg como poderoso consorcio, y en especial a la defraudación al fisco en las sucesiones de Otto Bemberg y Josefina Elortondo de Bemberg. Otra de las “maneras de vender a la patria” resulta del negociado de la empresa CADE, en 1936, cuando se le renuevan las concesiones eléctricas. Retoma la cuestión de las tierras de “El Palomar”. Caracteriza al régimen como fraudulento. La denuncia genera un gran impacto. Se difunde en los medios nacionalistas, aunque trasciende a sectores más amplios. “La policía del régimen oligárquico secuestró mi libro Algunas maneras de vender la Patria, me llevaron preso, y dos ministros del régimen me procesaron en consecuencia” (Torres, 1953: 25). Por el contenido del libro es acusado de desacato por el ministro de Justicia Guillermo Rothe y por el de Hacienda, Federico Pinedo. Ante esta situación se presenta ante el Congreso de la Nación, contraatacando y pidiendo Juicio Político a Pinedo. Entre la segunda y la tercera edición del libro, y para darle mayor difusión e impacto a la denuncia realizada ante la Cámara, José Luis Torres acuerda con un amigo, Rodolfo Lestrade,46 la publicación del texto de la carta con un breve prólogo en forma de folleto. Con ello inaugura una modalidad de intervención en la escena pública que se hará reiterada y de la que era plenamente consciente (Lestrade, 1940: 3). De manera simultánea, en la revista popular Ahora, Lestrade y Torres publicaban notas que rozaban estas cuestiones. En el año 1941 Torres se inclina por una solución de tipo militar y ve en Juan Bautista Molina (Torres, 1943), quien había complotado en sucesivas “levantamientos” que no se produjeron (Capizzano, 2013) y se había constituido en referente de distintas agrupaciones del nacionalismo argentino. En el mes de febrero de ese año fracasa el pronunciamiento más larga y cuidadosamente preparado (Potash, 1982). En ese marco Torres redacta el texto A las Fuerzas Armadas de la República que se publica el 17 de marzo, en un folleto de 5.000 ejemplares. El 46 Rodolfo Lestrade era un abogado porteño nacionalista que participaba del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Tiene una serie de trabajos referidos a demografía y economía en el período rosista, publicados en la Revista del Instituto. 75 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 doctor Diego Luis Molinari paga la factura del impresor. Poco después: “El 1 de mayo, la Alianza de la Juventud Nacionalista realizó su manifestación tradicional en la Plaza San Martín, previo desfile por la avenida Santa Fe. Desde la escalinata de la iglesia de San Nicolás de Bari, el general Juan Bautista Molina saludó a los manifestantes, que gritaban vivas a su nombre y al nacionalismo” (Chávez, 1975: 164). El 23 de mayo el general Menéndez presidió en el hotel Castelar una comida de camaradería. Dos días después, para el 25 de mayo, en el marco de la intensificación de las relaciones con las agrupaciones nacionalistas y en particular con la Alianza Nacionalista de Queraltó, se hace pública la Carta del General Juan Bautista Molina a la Alianza de la Juventud Nacionalista, que fue redactada por Torres (Chávez, 1975: 165). La carta enunciaba los motivos frecuentes de las posiciones nacionalistas –neutralidad, liberación y unidad nacional, justicia social– y recibe el apoyo de Queraltó. El 20 de junio, al inaugurar el local central de la Alianza en la calle Piedras al 126, Molina asiste. El 9 de julio de 1941 Torres dirige una carta abierta al presidente de la República, con el título de La Nación debe ser salvada (Mensaje de un argentino asustado y con angustias al ciudadano que preside la República). Del texto se pueden inferir muchos de los planteos centrales de su ideología: republicanismo, democratismo –denuncia el fraude–, antiimperialismo –critica a la dominación británica y al intento de Pinedo de comenzar a realizar el traspaso de bienes y dominación a Estados Unidos–, sensibilidad social –crítica a las condiciones sociales de los hombres del campo y la ciudad–, industrialismo –denuncia el primitivismo agrario de la elite– y una crítica moral por la venalidad y la corrupción en los negociados por él denunciados. Tiene una entrevista con el presidente de la Nación. Eso lleva a una consideración favorable del neutralismo de Castillo, su austeridad y su bonhomía, que demora la condena pública de Torres. El 23 de junio es creada en el Parlamento la Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas. En agosto de 1941 Molina es denunciado como partícipe de un movimiento sedicioso ante la Comisión y es vigilado por la policía, que da cuenta de sus encuentros con Torres y otras figuras como Molinari, Palacios, Villafañe y Fresco (Capizzano, 2013: 114). En su departamento de la calle Perú, José Luis Torres tiene su escritorio, en el que desarrolla sus análisis. Vive con su esposa y su hija recién nacida. Su 76 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 actividad se vincula al periodismo y al aliento a grupos de corte nacionalista. Por escepticismo no vota (Torres, 1953: 23). La logia militar de oficiales, conocida como GOU (Grupo Obra Unificación o Grupo Oficiales Unidos) comienza a organizarse a fines del año 1942. El nacionalismo organiza para los días 20 y 21 de diciembre un “Congreso de la Recuperación Nacional”, con el objetivo de fijar posición en relación a la próxima renovación presidencial, decidiendo participar en las elecciones. Las jornadas reunieron cerca de 500 figuras del movimiento, entre las que se contaba Torres. Por ese tiempo ingresa en la redacción de Cabildo, que funcionaba en Mitre y Maipú (Torres, 1945: 237). A inicios del año 1943 fallece súbitamente Agustín P. Justo y el conservadorismo pierde su referente para la renovación electoral. El 17 de febrero trasciende la candidatura de Patrón Costas, favorecida por Castillo. El GOU contaba con cuadros en lugares estratégicos del Estado. Una de las figuras del ámbito civil más frecuentada por los jefes del GOU era José Luis Torres. Su domicilio en Perú 971 reunió más de una vez a Perón, Enrique P. González (Gonzalito) y Emilio Ramírez con el dueño de casa.47 Otra figura mencionada es Diego Luis Molinari, historiador de origen radical yrigoyenista que para ese momento sostenía la neutralidad y animaba una corriente interna del radicalismo (Radicales del Gorro Frigio) y era amigo de Torres. Se menciona a Jordán Bruno Genta, filósofo nacionalista católico48. Más extrañas en las referencias de los autores resultan las declaraciones que realiza el padre Hernán Benítez, señalando que hay material del grupo militar que redactó él mismo en su carácter de borrador (Galasso, 1996). El 1 de mayo la Alianza de la Juventud Nacionalista realiza el acto del Día del Trabajo en la plaza San Martín, con unas 50 mil personas, que incide en las filas del Ejército (Chávez, 1975: 202). Torres, por la misma época, presenta una denuncia contra la familia Bemberg por defraudación del impuesto a la herencia (Torres, 1973c: 74). Torres desde Cabildo se enfrenta con el ministro del Interior, Miguel Culaciati, quien había tomado el compromiso con la Corporación de Transportes Urbanos de conceder un aumento de tarifas. El gobierno de Castillo notifica oficialmente a la dirección de Cabildo la clausura del diario por el término de diez días. “Planteadas así las cosas, y siendo yo el autor de los artículos que provocaron la ira del ministro del Interior en contra de Cabildo, entendí que no correspondía a mi honradez profesional una actitud parecida a la de Poncio Pilatos… Y escribí esa noche una carta al ministro del Interior, en una mesa del bar Edelweys, de la calle Libertad. Se la di a mi mujer y le dije: ‘En cuanto esta carta se publique, me mandan a los territorios del sur, aprovechando el estado de sitio. Pero no puedo dejar de publicarla. A este ministrillo se le está haciendo el campo orégano, y hay que sujetarlo agarrándolo de las astas’” (Torres, 1973b: 246). El 15 de mayo, entonces, José Luis Torres dirige al ministro del Interior su carta abierta. Las acusaciones impactan en el seno del Ejército y sirven de apoyo a los hombres del GOU, quienes la citaban como lectura obligatoria para sus miembros. Torres especula: “O Culaciati se va o el presidente Castillo se saca la careta”. Castillo declara que todas las medidas tienen su aval y el 23 de mayo Torres es encarcelado (Torres, 1973b: 251). Tres días antes había entregado los ejemplares de Los Perduellis a la imprenta. A instancias y bajo la protección del senador socialista Palacios, Torres se presenta a la 47 Referencias de B. Sal de Torres a Fermín Chávez. Confirmado por Bravo de Salim y Campi (1986). 48 Díaz Araujo (1971), quien sigue fuertemente a Lezica (1968). 77 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 sección “Orden Social”. Se le notifica que queda detenido a disposición del ministro del Interior. Lo envían a Devoto. A instancias de Palacios y por mediación de González Iramain ante Culaciati se lo deriva a la Justicia. Está seis días preso en Devoto y sale por la limpieza de sus antecedentes policiales el 28 de mayo. El GOU venía reuniéndose, organizándose, dándose las bases de su funcionamiento. Perón para ese entonces iba organizando su pensamiento y las lecturas de Torres estaban en un lugar significativo junto con Gálvez, Ibarguren, Scalabrini Ortiz, los Cuadernos de FORJA, las encíclicas papales, las intervenciones de monseñor De Andrea, Maritain (Chávez, 1986; Piñeiro Iñíguez, 2012), además de la literatura militar y los libros de historia que integraban su biblioteca (Swiderski, 1999). Torres y la revolución del 4 de junio de 1943 En el ambiente estaba la rebelión militar. Había diferentes revoluciones en marcha. Torres vive estos años en una vorágine político-ideológica extraordinaria, su vocación por influir sobre los acontecimientos políticos diarios está en su plenitud. En el momento en que se produce el golpe militar, Torres tenía en impresión el nuevo libro: Los Perduellis. El libro sale el 20 de julio. Se ve en la necesidad de anteponerle una breve Dedicatoria y una Noticia Preliminar en la que expone las razones de su apoyo al golpe militar del 4 de junio. En esos párrafos filia el golpe de junio con las intentonas de julio de 1936 y febrero de 1941. Se ubica entre los protagonistas. Con los elementos que tenemos a disposición –cercanía personal, involucramiento en ciertas acciones, apoyo al movimiento militar, referencias textuales– podemos conjeturar que Torres resulta una de las influencias ideológicas inmediatas de la revolución del 4 de junio de 1943 y en proyección en una de las fuentes nacionales del pensamiento en construcción de Juan Perón. Muchos de los temas y categorías usadas por Torres aparecen en la proclama militar del golpe del 4 de junio: venalidad, corrupción, peculado, fraude; la promesa de recuperar bienes mal habidos y hallar culpables; el tono moralizante muy común en sus escritos; y los temas referidos al orden político. Es de hacer notar la cercanía con quien se declarará más tarde autor49 material de la proclama: Perón lo visitaba junto a otros oficiales en su casa.50 En las actas secretas del GOU se aconseja la lectura de las cartas abiertas y de un libro de Torres (Potash, 1984). Son estos militares los que dan el golpe del 4 de junio de 1943, que despierta en Torres enormes expectativas y se pone al servicio de sus hombres, menudeando “las entrevistas, los memoriales, las cartas” (Torres, 1945: 121). El diario Cabildo, en el que colaboraba Torres, declara su satisfacción por lo sucedido el 4 de junio y lo considera “un poco obra de su prédica” (Cabildo, 5-6-1943). Se trata de un golpe de características y composición fuertemente militar. La intervención civil en su gestación resulta insignificante. 49 Montes y Perón se reúnen en el departamento del último. Montes lleva un borrador trabajado con sus amigos radicales. Perón redacta uno alternativo: “Esta proclama fue escrita en un plazo no mayor de quince minutos, a las 10 de la noche del día 3 de junio. Y digo esto, porque si hubiera sido el producto de una maduradísima reflexión, probablemente no habría reflejado la aspiración que sentíamos, porque las proclamas no han de pensarse, sino que han de sentirse”. 50 “El domicilio de José Luis Torres, sito en Perú 971, reunió más de una vez a Perón, Gonzalito y Emilio Ramírez con el dueño de casa” (Chávez, 1975: 201). Dirá Brígida Sal de Torres a los autores Bravo de Salim y Campi (1986): “Perón vino a almorzar tres veces a casa. Le gustaba el pollo con crema de leche”. 78 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Apenas se mencionan los nombres de algunas personas, entre las cuales se encuentra Torres. Los conspiradores civiles del nacionalismo ignoran las bases del movimiento militar y no conocen a las figuras centrales del mismo (Sánchez Sorondo, 2001). Torres analiza cuidadosamente los primeros pasos dados por el gobierno militar. Entiende que hay designaciones inconvenientes, que hay hombres del “régimen” que continúan en funciones y que de esa manera no se cumplen los objetivos revolucionarios (Torres, 1973c: 211). Le preocupa la designación del contralmirante Ismael Galíndez en la cartera de Obras Públicas –que el 8 de junio había renunciado al cargo de director de la ANSEC, empresa eléctrica dependiente de la Electric Bond and Share Co– y la del ministro de Hacienda Jorge Santamarina. Fiel a su estilo y modalidades, lanza sus críticas. “En los primeros días subsiguientes al pronunciamiento salvador, el gobierno cometió gravísimos errores, que luego fueron rectificados; pero esos errores entorpecieron y retardaron la acción revolucionaria” (Torres, 1973c: 75). El 29 de junio se publica en la revista Ahora, en la que Torres colaboraba desde hacía años, una nota encomiástica hacia la figura de Perón.51 Se dispone la detención de Federico Pinedo y pide por su libertad. Torres envía una carta al jefe de la Oficina de Prensa del gobierno, teniente coronel Héctor Julio Ladvocat, el día 14 de julio. De manera inmediata se presenta ante la Justicia del Crimen, haciendo denuncia formal de las transgresiones cometidas en Impuesto a los Réditos por la familia Bemberg. El 22 de julio se le entrega en mano un documento en el cual se había recogido una serie de acusaciones contra él, que Gasio (2014: 305). Ruiz (2014) señala: “uno de los periodistas claves de la época, José Luis Torres, director de Ahora, fue el que más hizo por su fama. Torres había sido nada menos que quién rotuló para siempre como ‘década infame’ los años treinta. Tenía una estrecha relación con Perón y el GOU, tanto que los libros de Torres se usaban para la formación de los hombres de la logia, en especial Una de las tantas maneras de vender a la Patria y Folleto a las Fuerzas Armadas. Torres le hizo una extraña entrevista pocos días después del golpe de 1943 para su periódico Ahora y lo presentó como el poder detrás del trono. El título fue ‘Ahora visita al jefe del Estado Mayor de la revolución del 4 de junio’. Fue extraña porque no era usual que se produjera en una dictadura semejante destaque mediático de quien no era su máxima autoridad”. 51 79 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 termina en Tribunales con una absolución y pedido de disculpas por parte de González, secretario de presidencia. Poco tiempo después escala en la estructura de gobierno y envía una carta al mismo presidente Ramírez con fecha 3 de agosto de 1943, insistiendo en un argumento: si el gobierno militar no castiga a los culpables y rectifica el rumbo, se convierte en un simple gobierno de fuerza usurpador (Torres, 1973c: 186). Por esos días, “uno de mis mejores amigos, el coronel D. Emilio Ramírez, que era entonces Jefe de Policía, me llamó a su despacho, y me aconsejó que me tomara unas vacaciones y me ausentara de la Capital Federal, invocando al hacerlo el profundo disgusto que el presidente de la Nación, general Ramírez, tenía conmigo. Ya me había advertido antes el mismo funcionario que en las altas esferas estaba calificado como un ‘exaltado y un apasionado’” (Torres, 1973c: 112). El 15 de septiembre, antes de ausentarse, envía una carta al coronel Juan Perón en la que muestra una cercanía y una confianza significativas. En ella muestra la aceptación del retiro, pero no sin antes señalar los “equívocos” de la situación del gobierno: la existencia de un canciller “rupturista” cuando se había prometido sostener la neutralidad; la entrega del manejo de la economía a un “representante” del conservadorismo como Santamarina; Galíndez como ministro de Obras Públicas cuando trabajaba para un monopolio eléctrico. Pide rectificaciones, argumentando que “aún se está a tiempo… para recuperar todo lo perdido por la vía del equívoco”. Ante la presión de un núcleo de generales en marzo de 1944 pidiendo el retorno al régimen electoral, Torres vuelve a la práctica de las cartas abiertas y señala que la revolución no puede desembocar en un acto electoral que devuelva el poder a los representantes de los partidos políticos actuantes en la década del treinta. Llama a profundizar la revolución, afirmar las reformas sociales y aplicar medidas de escarmiento a los responsables de los “bienes mal habidos” del régimen anterior. En abril de 1944 desde Cabildo desarrolla una campaña contra los monopolios cerealistas. Critica al ministro Mason con el folleto El Ministerio de Agricultura ante la Revolución que es secuestrado por la policía (Torres, 1973d: 26). El ministro del ramo lo procesa y cae preso por poco tiempo (Torres, 1973c: 126). A partir de ello es cerrado el diario Cabildo. Recibe una carta de Scalabrini que está retirado en la actividad particular y decepcionado del proceso político en curso. El 17 de agosto de 1944 lanza un folleto bajo el título La Economía y la Justicia bajo el signo de la Revolución. Se adentra en el análisis de las configuraciones del mundo económico y de la Justicia. Señala que si no se avanza en esos campos los riesgos de restauración son inminentes. Publica en folleto, el 20 de noviembre de 1944, un material titulado Consejeros de la antipatria. Manifiesta allí que antes del 4 de junio “reinaba la antipatria” y que tuvo esperanzas, a partir de ese día, pero que “ahora el gobierno acepta en la Comisión de Posguerra como asesor a Mauro Herlitzka del trust Electric Bond & Share, y al vicealmirante Galíndez como ministro de Obras Públicas, que es hombre de la CADE… y también está en funciones de gobierno García Victorica, hombre de Bemberg”. El 17 de diciembre escribe al general Farrell, presidente de la Nación, una carta pidiéndole que no firme un decreto por el cual se disponía la clausura definitiva del diario Cabildo.52 52 Dirigido por Lautaro Durañona y Vedia, era de orientación nacionalista, así como el posterior Tribuna. En el contexto de la guerra era neutralista pero crítico de los movimientos de la embajada alemana en Buenos Aires y condescendiente con el gobierno militar en muchos temas. 80 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Torres, en mayo de 1945, publica La década infame: “Jamás se me hizo caso, y casi siempre se procedió al revés de mis sugestiones” (Torres, 1945: 122). En ese texto recoge varias de sus intervenciones y cartas, y se posiciona críticamente, como decíamos, en relación al gobierno militar de entonces. Habla de la “revolución fracasada”. Compartirá este sentir con otros “nacionalistas” de la época (Sánchez Sorondo, 1945). Le dedica el último capítulo. Acuña una frase que hará historia: “El primer deber de un gobierno revolucionario es sin duda el de hacer la Revolución”, y sigue: “si ese deber queda incumplido, el pronunciamiento queda convertido en una farsa ante el juicio de la Historia”. Y remata: “En este caso, después del pronunciamiento, se ha hecho todo, hasta lo menos presumible, pero no la Revolución anhelada por el pueblo y ejecutada por el ejército”. Considera que el país está en peores condiciones: “la esperanza malograda y la fe languideciente, ante el triunfo de los mercaderes a quienes importa poco la angustia de los gobernantes y la desesperanza del pueblo” (Torres, 1973c: 217-218). El libro sale publicado con el sello de Editorial de Formación Patria. Es el mismo que por entonces publica Las canciones de Militis, textos de Leonardo Castellani en Cabildo con el seudónimo Jerónimo Del Rey (1945). En el momento en que es apresado Perón, entre el 9 y el 16 de octubre de 1945, Torres siente amenazada su vida. Se rumorea que será encarcelado y fusilado por lo que generan sus denuncias. La irrupción de Braden lo empuja a apoyar a Perón. Había sido incluido en la denuncia realizada por el Departamento de Estado: El libro azul sobre Argentina.53 Así lo atestigua: “Recién entré, junto con Braden, es decir, al mismo tiempo que él, a las ‘arenas del comicio’, y para mí del todo desconocidas, para votar, como era lógico y obligatorio hacerlo, contra los candidatos que el mismo Braden sustentaba, como lo hicieron conmigo todos los argentinos que mantuvieron la cordura suficiente para no olvidar sus deberes esenciales” (Torres, 1973d: 25). Los grupos que frecuenta Torres se inclinan a favor No era financiado por los alemanes, como frecuentemente se consigna. Varios autores afirman que era provisto por Fresco. Recibía la cuota papel del gobierno militar. Lautaro Durañona financia la salida de Los Perduellis, en el año 1943, según consta en la noticia preliminar. 53 “Jose Luis Torres served as editor of Cabildo and Ahora, associate of La Epoca, writer on the staff of Tribuna, and as a contributor to El Federal and El Pampero” (United States Government, 1946: 26). 81 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 del naciente peronismo, pero desde posiciones singulares. Llevan candidatos propios entre los cuales se cuenta su amigo el P. Castellani. Torres está cerca de la postura de la Alianza Libertadora Nacionalista y publica en sus medios. Otro amigo suyo, Ernesto Palacio, va como candidato a diputado nacional en la lista de la Junta Renovadora y el Laborismo. Cada cual tiene sus medios gráficos específicos. Por un lado la publicación semanal, inspirada por Ernesto Palacio, de nombre Política, que tenía un “estilo más ambicioso y propio de un semanario de ideas” (Zuleta Álvarez, 1975, II: 524). Palacio era por entonces un autor conocido, participaba del IIHJMR y tenía trato directo con Perón, a quien acercaba apoyos del mundo intelectual.54 Encabeza la lista de diputados nacionales por la Capital Federal por la alianza que apoyaba a Perón (UCR-JR -Laborismo), obteniendo más votos que todos sus compañeros de nómina. Por otro lado estaba el diario Tribuna55 donde colaboraban José María Fernández Unsáin, Juan Oscar Ponferrada, Luis Soler Cañas, Fermín Chávez, Julio Ellena de la Sota, Lisardo Zía y en el que tenían lugar especial Leonardo Castellani y José Luis Torres. Este rodeo es fundamental para entender el posicionamiento del pequeño grupo de amigos de Torres y de él mismo. Vemos, aquí, nuevamente al grupo de los almuerzos: Castellani escribía en Tribuna y se presenta en las listas de apoyo a Perón por la Alianza Libertadora Nacionalista; Palacio animaba Política y es candidato a diputado por la coalición que apoyaba la fórmula Perón-Quijano; Scalabrini Ortiz tenía relaciones con Perón desde junio de 1944 y después del 17 de octubre adhiere y colabora con el naciente peronismo (Scalabrini Ortiz, 1947); se acerca también Arturo Sampay que colaborara en la provincia de Buenos Aires instrumentando muchas medidas contra Bemberg y la CADE; Torres también escribía en Tribuna y ya citamos sus expresiones relacionadas con la coyuntura electoral. No es el caso de otros grupos que hablan de un “desencanto”, de un “distanciamiento”, o directamente de una “traición” desde el nacionalismo en relación a Perón. Estas posturas campean en la literatura de época (Sánchez Sorondo, 1945; Meinvielle, 1956; Irazusta, 1956), así como en reconstrucciones posteriores (Díaz Araujo, 1971; Zuleta Álvarez, 1975; Piñero, 1997). Luego, según rememora tiempo después, se separa voluntariamente del proceso político (Torres, 1949: 25). Surgimiento del peronismo: reconocimientos y distancias Gana el peronismo el 24 de febrero de 1946. En el mes de abril, Torres pronuncia una conferencia en el Salón Augusteo de la Ciudad de Buenos Aries, auspiciado por la Alianza Libertadora Nacionalista. Viaja a Mendoza. Después de la asunción de Perón vuelve al ruedo: la agitación del nacionalismo fue muy importante para la segunda quincena de agosto. Se trata de la consideración de las 54 Palacio le presenta a Manuel Ugarte y a Pedro Juan Vignale, que se desempeñarán como embajadores en México y Colombia-Venezuela, respectivamente, en el primer gobierno. 55 Luna (1968: 498). Se relanzó en octubre de 1945, aunque ya había funcionado con anterioridad, y tuvo una importante actuación tanto para las elecciones de febrero como más tarde en los debates relativos a la aprobación del Acta de Chapultepec y la Carta de las Naciones Unidas. “Tribuna continuaba a Cabildo, pero lo superaba en calidad periodística y alcance popular: su suplemento literario, por ejemplo, era excelente, y brindó a los nacionalistas la posibilidad de explayarse en los temas culturales –que eran sus favoritos– y competir en ese plano con los de otros grandes diarios, de los cuales estaban excluidos” (Zuleta Álvarez, 1975, II: 524). 82 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Actas de Chapultepec por parte del Congreso. Torres, el 19 de agosto de 1946, publica en el diario Tribuna un artículo crítico del propósito del Senado argentino de ratificar, sin discusión, las Actas de Chapultepec. Parafrasea a San Martín: “Una tal felonía, ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”. Envía una carta a un viejo amigo con el objetivo de disuadirlo, pidiéndole que lea un escrito de Carlos Ibarguren (h)56 publicado en el diario Tribuna y que por nada del mundo vote a favor de la aprobación de las Actas. Le toca a Diego Luis Molinari defender la posición del bloque oficial en la Cámara (Senado de la Nación, 1946). El 20 de agosto, tras la aprobación parlamentaria del Acta, escribe Torres en Tribuna fustigando a Molinari. Publica Una batalla por la soberanía en el que integra los textos e intervenciones que venía desarrollando con las denuncias contrarias a las Actas de Chapultepec. Hasta ese momento parece decepcionado por la política que lleva el peronismo, pero en La Patria y su destino, publicado en 1947, su posición es más comprensiva y recupera cierto optimismo. Se trata del libro más doctrinario de Torres. En el año 1947 presenta ante el ministro de Justicia e Instrucción Pública un nuevo alegato contra Bemberg.57 En 1948 el gobierno presidido por Perón retira la personería a 42 sociedades del grupo Bemberg. Entre 1949 y 1950, el grupo Bemberg es golpeado duramente en sus intereses: la Justicia le aplica una multa de 97.257.254 pesos moneda nacional y el gobierno de la provincia de Buenos Aires le expropia el campo “Los Manantiales” de Chascomús y la fábrica de quesos, propiedad de la subsidiaria, Santa Rosa Estancias, por un total de casi 8.000 hectáreas. En su departamento de Talcahuano 638, 7 “E”, en lugar del nombre de la familia hay un cartel que dice: “Centro Antiperduélico Argentino”. En su sala de trabajo, junto al escritorio, paredes completas de bibliotecas albergan libros clásicos de filosofía, política e historia. Entre ellos aparece una influencia importante de autores españoles, en particular Pío Baroja. En su escritorio se contaba la colección Espasa-Calpe completa, consulta frecuente y obligada de Torres. Además aparecen materiales sobre música que constituían un gusto para el escritor. Desde fines del año 1948 se aceleran los trabajos referidos a la reforma constitucional. Su amigo Arturo Enrique Sampay tiene un rol destacado en el proceso. Vive una situación de tensión y enfrentamiento con el secretario técnico José Figuerola, que había realizado el trabajo previo de antecedentes. Desde hacía tiempo –los años del golpe militar de 1943– Torres acusaba a Figuerola de ser personero de la CADE. En la elaboración del artículo 40 se menciona la colaboración de Torres y Scalabrini Ortiz, lo que es verosímil dada la proximidad, cercanía y afinidad entre los hombres que se frecuentaban en la casa de Torres. Al aprobarse la Constitución el día 11 de marzo hay una cena con empanadas tucumanas en el departamento de Talcahuano. Participan el dueño de casa, Sampay y Scalabrini Ortiz. Se celebra el contenido de la Constitución, fundamentalmente la inclusión del artículo 40, y la cláusula proscriptiva para el ejercicio de cargos superiores por parte de extranjeros –eliminación de hecho de José Figuerola como secretario con rango de ministro del gabinete. 56 Más tarde reunido en el libro de Ibarguren (1946). Torres (1947). A este folleto hace referencia Perón en tiempos de la “Revolución Libertadora” al hablar del “caso Bemberg” sin nombrar a Torres. 57 83 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Entusiasmo y apoyos Torres evoluciona, entonces, hacia un apoyo significativo al peronismo, en 1949. Lo expresa en su libro Seis años después, que se publica en junio. No afiliado, apoya, ejerciendo la tarea de escritura y buscando “persistir en publicar lo que se me ocurre necesario en beneficio de todos los argentinos, del país organizado, y del gobierno revolucionario por cuyo éxito algunos que no son afiliados al partido situacionista estarían dispuestos a dar hasta la vida, mientras muchos afiliados tratan solamente de vivir de ese gobierno. (…) Ningún gobierno ha concentrado en forma más intensa que el actual la esperanza del pueblo, porque ningún gobierno hasta ahora ha abordado la tarea que el gobierno de estos días ha afrontado con coraje civil innegable, y porque cualquier trastorno político de fondo nos arrojaría de bruces en la más triste de las humillaciones y en la peor de las infamias” (Torres, 1949: 10-11). La evaluación que realiza para 1949 reconoce al gobierno de Perón varios elementos favorables, englobándolos en la definición de “milagro extraordinario de la vida argentina de hoy” (Torres, 1949: 27). Otras consideraciones: “Viajando hacia el interior, he visto ocupar los trenes llamados de lujo y los aviones, reservados antes para uso de los grandes oligarcas y sus paniaguados, a los hijos del pueblo, con una inmensa alegría; he visto llenar los comedores de los restaurants del centro de Buenos Aires a trabajadores argentinos, allí donde ni por casualidad, podía verse un ‘cabecita negra’; he visto a largas caravanas de niños del interior realizar el sueño de hadas de un paseo por Buenos Aires, seguro de que esos niños han de querer ahora mejor a su país pues solamente se ama bien lo que se conoce. He asistido pues al abatimiento del privilegio y a la redención de los humildes… ¡Dios sea loado! Por todas las cosas enunciadas –y allí están mis escritos, mis folletos y mis libros– he luchado desde la juventud” (Torres, 1949: 28). No deja de criticar: “Verdad es también, y no he de ser yo quien lo oculte, que en lo episódico, en lo intrascendente, en lo que no tiene dimensión de historia ni mucho menos de eternidad, en lo que dentro de algunos años caerá en el olvido, se advierten fallas tremendas, que ponen tristeza en el alma y que hacen cerrar los puños con rabia. Y es porque esta revolución triunfante ha embarcado a su bordo muchos pasajeros clandestinos, entre los cuales se encuentra más de un traidor cerca del puente de comando. Verdad es que se roba en la función administrativa, y que la codicia, desenfrenada dentro de la jerarquía burocrática, continúa siendo uno de los peores males del país. Y verdad es también que por la acción de los codiciosos y de los traidores se advierten algunas nubes en el cielo sereno de la República” (Torres, 1949: 30). Embiste sin matiz con los desplazados del “régimen”. Remata: “No hay término de comparación. Aquello era la noche. Ahora, estamos viviendo la aurora. 84 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Es cosa de restregarse los ojos y pensar si no estamos viviendo el sueño de nuestras mejores esperanzas convertidas en realidades” (Torres, 1949: 47-48). En febrero del año 1951 va a publicar El Proceso Bemberg. Acción desarrollada por el denunciante, texto en el que realiza la reconstrucción de los trabajos realizados desde la década del 40 contra el grupo. A fines de 1951 escribe Nos acechan desde Bolivia, denunciando la acción de los grupos privilegiados unidos al interés norteamericano, para impedir que el MNR tome el poder. Este texto lo publica con los fondos obtenidos por los juicios contra Bemberg. Torres tenía una relación de amistad con Carlos Montenegro, intelectual nacionalista boliviano. Por esa vía tenía trato con Paz Estenssoro, a quien aloja. Torres financia el regreso de Paz a Bolivia por esos años. El Movimiento Nacionalista Revolucionario Boliviano llega al gobierno en el año 1952. Las relaciones con Torres se enfrían por entonces y el libro saldrá de circulación en territorio boliviano. En el año 1953, ante la aparición de un documento titulado El Partido Demócrata hace el análisis crítico de algunos aspectos del mensaje presidencial al Congreso de la Nación y del estado general de la República (Partido Demócrata Nacional, 1953), Torres dedica casi cuatrocientas páginas a refutarlo, ya que considera que fue redactado por Federico Pinedo. El libro, que se titula La oligarquía maléfica, es una diatriba contra esa clase58. De todos modos, desliza críticas hacia el gobierno59. Describe su posición bajo el peronismo en “la curiosa situación de un proscripto en su propia tierra” (Torres, 1953: 25). “Que se vayan a la puta que los parió. Frente a la insolencia y a la inconsciencia de pretender seguir impartiendo lecciones de buen y eficaz gobierno, de que se creen el ejemplo más bello y de su intento de saturar con moralina cívica fabricada con orines de zorrino la conciencia del pueblo, viene bien esa elocuente y conocida expresión criolla que no lleva ninguna intención de agravio para sus madres, porque va dirigida tan sólo a quienes les viene bien en virtud de su propio esfuerzo” (Torres, 1953: 27). 59 “Me parece advertir que en ciertas fisuras del régimen actual de gobierno, tan grato a mis sentimientos en muchos aspectos de su obra, se mueven cucarachas y están tejiendo la misma tela de siempre, con silenciosa urdimbre, las viejas arañas peludas del régimen caído” (Torres, 1953: 26). 58 85 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Entrega el texto el 29 de junio a la imprenta (Torres, 1953: 347), pero como le ha ocurrido otras veces, tiene que agregar un apéndice porque Pinedo ha vuelto al ruedo, ahora sí de manera pública y manifiesta: el 2 de julio envía una nota al ministro del Interior, Ángel Borlenghi, desde la cárcel (Sanguinetti, 1981: 403-412). La carta es reproducida en los grandes diarios del país. Ante esta salida pública Torres le dedica el apéndice que agrega al libro: Ante un nuevo manifiesto de Pinedo. Se trata de un análisis detallado de sus afirmaciones en relación a la coyuntura política del país que busca advertir acerca de su pasado, sus proposiciones y abortar toda negociación con el conservadurismo por parte del gobierno. “Yo, como Martín Fierro ‘dentro en todos los barullos, pero en las listas, no dentro’. Con el agravante de que yo ‘dentro’ en las listas de presos o de ‘prevenidos’ por la vigilancia policial, de cuando en cuando. Pero nada de esto importa nada. No habré de cambiar de guardia por cualquier cosa, porque en estos momentos se juega algo más alto que mi propio destino, y aún que el destino de muchos hombres eminentes y no insignificantes, como yo. Ni habrá nada que me saque de la huella, ni poder humano que logre hacerme defeccionar del servicio de una causa sagrada, por la cual, si estuve y estoy dispuesto a dar hasta la vida, bien puedo sacrificar un poco de la comodidad un tanto exagerada que Dios ha querido brindarme, tal vez porque yo siempre he tratado de ser amigo de Dios para merecer su protección altísima en una vida peligrosa” (Torres, 1953: 25). En 1954 adhiere a la expropiación de la Cervecería Quilmes de los Bemberg. En la segunda mitad de ese año, Torres reanuda sus críticas por las tratativas con las compañías petroleras norteamericanas. Entre sus contertulios se encuentra Adolfo Silenzi de Stagni, crítico de los contratos petroleros desde su cátedra de la Facultad de Derecho de la UBA (Silenzi de Stagni, 1955). Sumado a esto se agrega el conflicto con la Iglesia Católica. Su amigo Scalabrini defiende la posición del gobierno. Torres se enrola en la oposición. Sánchez Sorondo lo visita en su casa, buscando sumarlo a la conspiración en curso. Participa de la marcha del día de Corpus Christi. Su esposa integra el grupo que resguarda la Catedral metropolitana. No eran practicantes, aunque tenían sensibilidad y pertenencia cristiana por tradición. Su departamento forma parte de la red de espacios de encuentros de los opositores en los agitados días de junio a septiembre. 86 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Política y políticos en las diferentes etapas de la “Revolución Libertadora” Producido el golpe militar de septiembre de 1955, otorga su apoyo a Lonardi. Publica el periódico Política y políticos. Se trata de un semanario de cuatro páginas, tamaño tabloide, que redacta enteramente solo, utilizando diferentes estilos. Todos los números están encabezados con la frase de José E. Terza60 que dice: “El político nace con su verdad y muere con su mentira”. El primer número sale el 25 de octubre. En tapa lleva una especie de editorial con la enunciación de “un programa y un compromiso”, en sintonía con la tónica de la prédica lonardista de evitar el revanchismo y convocar a todos los sectores. Allí dice: “‘La historia no la hacen los hombres: los hombres soportan la historia como soportan la geografía’, afirma Guareschi con sobrada razón. Esa historia que soportamos los hombres es consecuencia de la política y de los políticos. No todos los políticos hacen Política histórica. Algunos políticos creen que hablar sobre política es hacer historia. Craso error. La política no se habla; se hace. Otros políticos entienden que ocupar un cargo público, dando órdenes y fabricando decretos, es hacer historia. Error mayor aún. La política no es un conjunto de órdenes ni un rosario de decretos. Los verdaderos políticos saben que la política es una ciencia de conceptos y un arte de realizaciones. Es teórica y práctica; intelectual e instintiva; racional y emocional; anécdota e historia; panorama y detalle. Quienes se producen como teóricos e intelectuales; quienes sólo razonan sobre la anécdota y el detalle, son políticos que no hacen Política. Los que a puro instinto y emoción pretenden captar la visión panorámica de los problemas nacionales, tampoco hacen Política, aunque se les considere políticos porque hablan o escriben sobe esos temas. Los males de nuestra Política producen los males de nuestra historia, cuando la Nación es conducida por políticos que no saben hacer Política. La evolución Política argentina se caracteriza por las dificultades que siempre se oponen a que los verdaderos políticos puedan hacer Política, es decir, historia. Talentosos políticos sin 60 Profesor de Derecho Penal de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, a quien entrevistan en el primer número. 87 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 masa electoral; grandes masas sin políticos verdaderos y políticos de verdad empeñados en dividir una y otra vez la masa electoral. Es como un eterno ensayo fragmentado de la gran sinfonía Política que espera ansioso el pueblo argentino. ¿Habrá llegado el momento? ¿Concluirá este dramático suspenso? Las actuales circunstancias son excepcionales. Vale la pena analizarlas. Hasta 1890 los políticos consideraban que la política era faena exclusiva de la aristocracia de sangre y patrimonio; excepcionalmente eran admitidos auténticos políticos criollos. Desde 1890 a 1945 actuaron los políticos que nacían de la clase media; hijos y nietos del torrente inmigratorio que consolidaba sus posiciones económicas. A partir de 1945 se suman a los anteriores los políticos prácticos, instintivos y emotivos, fecundados por los primeros talleres industriales y gestados en las modernas fábricas del progreso maquinista. Se inició entonces una nueva vida Política que, necesariamente, debía producir una nueva historia. No se trata de fuerzas de derecha, centro o izquierda; conceptos geométricos que tanto daño han hecho. Se trata de una lucha entre teoría y práctica; intelecto e instinto; razón contra emoción; anécdota versus historia; y panorama frente a detalle. Por eso tanta incomprensión e intolerancia. He ahí la causa del aparente odio o resentimiento. El instinto quiso imponerse a la inteligencia; la emoción pugnó por sujetar al raciocinio y la insistencia en la anécdota o el detalle impedían y sofocaban la visión del panorama. No hubo mala fe. Hubo exagerada pasión emotiva. No hubo resentimiento. Hubo excesivo apego al instinto político y desprecio a la ciencia y al arte políticos. Y hubo incomprensión, excesiva incomprensión. Nadie quiso perder el tiempo tratando de entender al adversario. Todos se miraban y nadie se conocía porque ninguno advertía que se piensa como se siente y se siente según la herencia y el mundo circundante. Nuestra Argentina ha tenido herencias étnicas varias y mundos circundantes de castas y clases sociales diferentes. Es humano, entonces, que se piense y se sienta en forma heterogénea. Todo lo que no se hizo antes debemos hacerlo ahora, si queremos que nuestra Política mejore para que mejore nuestra historia, que nació con tanta gloria y no debe empañarse más con sangre fratricida. Los argentinos tenemos un Dios que siempre nos ha asistido e iluminado. Si Él ha dicho ‘no juzguéis si no queréis ser juzgados’, nos está enseñando el camino del perdón y del amor. No supongamos en el adversario político a un enemigo de la sociedad. Necesitamos muchos políticos en este momento de la Política nacional. Todos deben actuar: los teóricos y los prácticos; los intelectuales y los instintivos; los que razonan y también los que se emocionan. Pero cada uno en su puesto y sin pretensiones de exclusividad, que la Patria es de todos y para todos. En fe de esos propósitos nace esta nueva tribuna abierta a todos los que se sientan políticos con vocación para la verdadera Política. Nuestro título no es un juego de palabras. Encierra un programa y un compromiso. El programa es con los hombres políticos. El compromiso es con la Patria” (“Política y políticos (Un programa y un propósito)”, Política y Políticos, 1, 25-10-1955: 1). Aunque comparte el tono impuesto al gobierno militar por Eduardo Lonardi con el lema “ni vencedores ni vencidos”, no deja de objetar la presencia de Raúl Prebisch en la política económica. Recuerda sus antecedentes en la “década infame” con la creación del Banco Central bajo directivas británicas.61 Le otorga la posibilidad de opinar como ciudadano, pero le quita el derecho a decir quiénes 61 Esta impugnación es simultánea y paralela a la que hace Scalabrini Ortiz desde El Líder o la que realiza el grupo de Lucha Obrera. 88 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 deben manejar la economía del país, tal como Prebisch se había ofrecido a hacer (“El Dr. Raúl Prebisch”, Política y Políticos, 1, 25-10-1955: 1). En otra nota continúa con el rechazo a la “restauración del Banco Central Mixto”: “Afirmamos dos cosas: que ningún argentino puede invocar con orgullo sus servicios a los planes ingleses de predominio económico en el Banco Mixto, como lo han hecho altísimos funcionarios del actual gobierno; y que la restauración del Banco Central que no era de la República, significa el retorno del detalle más oprobioso que caracteriza el régimen político del ‘fraude patriótico’. El Banco Central Mixto fue la lápida de Pinedo y de Justo. Y significará lo mismo para todos los que pretenden restaurar su dominio, pues para ello será cosa previa, de carácter indispensable, sacrificar la soberanía de la Nación y subordinarla a los intereses de la internacional dorada” (“Ante la restauración del Banco Central Mixto”, Política y Políticos, 1, 25-101955: 2). Tiempo antes que Prebisch y Lonardi hicieran públicos los contenidos del “plan”, Torres escribe en contratapa “Conjeturas sobre el Plan Prebisch”. Señala que éste no es funcionario público, pero “es aquí, en los momentos actuales, el hombre más poderoso, y ya ha colocado en situaciones estratégicas un equipo de adictos, seleccionados por él mismo para secundar sus planes en el campo de la economía, planes que nadie conoce en la Argentina, pero que ya han recibido la consagración de la prensa especializada en las grandes metrópolis imperialistas”. Ante ello dice: “No conocemos la obra que se planea, pero conocemos al autor que la está planeando”. Y augura: “supresión del trabajo de parte de la masa que actualmente se gana la vida en el campo de la industria”; “las exportaciones deberán ser aumentadas, para conseguir lo cual, si es preciso, serán reducidos los precios de venta, aunque para ello sea necesario elevar el costo de los elementos indispensables a la vida del pueblo”; “propiciará la contratación de empréstitos”. Concluye: “‘Por sus frutos los conoceréis’, dicen los Santos Evangelios. No conocemos el plan. Pero conocemos ampliamente al Señor Prebisch, sabemos su modo de pensar, y lo hemos visto ejecutar su pensamiento, en el que jamás se advirtió otra cosa que no fuera el cumplimiento cabal de los planes financieros urdidos en lejanas metrópolis imperialistas”. Con esos resultados –paralización parcial de nuestro desarrollo industrial; creación de una masa de desocupados; aumento del costo de vida; y concertación de empréstitos– su autor “quedaría consagrado como el primer saboteador de la revolución que ha venido a reparar los agravios inferidos al país por la tiranía recientemente depuesta”. En una nota breve plantea “Una reivindicación imposible”, refiriéndose al propósito de “reconstruir los intereses de los impresionantes monopolios que señoreaban en el país como en campos de viuda desamparada”, refiriéndose al propósito de reivindicar la ANSEC. En otra nota en página 2, Torres descalifica a Morixe, recordando su pasado en la década del 30. Lo mismo realiza con Erro, a quien el gobierno militar coloca a cargo de la Cadena ALEA, grupo empresario vinculado al peronismo gobernante orientado por Aloé. En la misma nota confronta con el rector de la UBA: “No tenemos prevención en contra de las palabras, como ha manifestado tenerla el señor interventor de la Universidad, doctor José Luis Romero, quien en el discurso que pronunciara al asumir sus funciones manifestara su rencor en contra de ‘triviales deformaciones nacionalistas’, afirmando que ‘no es tiempo de exaltaciones verbales de patriotismo’. Creemos, por el contrario, que la exaltación verbal siempre es buena, y hasta puede revelar excelencia de espíritu. Sobre todo, cuando el verbo exaltado ha de referirse a la Nación y a la Patria. Desde luego, si no hay idea previa, 89 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 al menos en política, no hay hecho. En el principio fue el verbo, diga lo que quiera el señor interventor de la Universidad”. En una nota de fondo en página 3 plantea: “¡Reparación, sí; regresión, no!”. Realiza una analogía entre el golpe de 1955 encabezado por Lonardi –“militar de limpios y honrosos antecedentes, y nadie puede poner en duda ni su patriotismo, ni su intachable honestidad, ni su arrojo para asumir una responsabilidad tremenda en una hora histórica”– y el de Uriburu que habilitó el ascenso de Justo y sus colaboradores. Advierte: “Y están volviendo a la función pública los mismos hombres que llevaron al general Uriburu por los caminos del error, y los mismos que colaboraron con el general Justo en la primera etapa, por demás decisiva, de la paulatina crapulización de la república”. Propone la “reparación” de los “revolucionarios que han dado su sangre y han entregado sus vidas” para ello y no para una “regresión”. En el desarrollo de las notas se va desprendiendo un cierto balance de la experiencia peronista: legado industrial, país sin deuda, consumo y empleo sostenido. De allí se desprende un “perdón” a los seguidores y una condena al “tirano” y la necesidad de la “reparación”, no de la “regresión”. Ese es el marco de la nota de contratapa titulada “Perón y los peronistas”. Acusa a Perón, “semidiós recién sacado del horno”, “solipsista”, “fácil a la adulación e impenetrable al buen consejo cerró los ojos y le cubrió la noche. Estaba loco”. Antes de ello “pudo meterse en el corazón del pueblo, supo personalizar en su figura una grande esperanza pública, sirvió un ideario patriótico que formó conciencia sobre los problemas argentinos antes de que el pueblo advirtiera su presencia”. Conclusión: “Entonces, le rodeó de buena fe todo el mundo”. Perón “levantó a los humildes hasta sitios a los que nunca soñaron en llegar, y abatió a los poderosos, humillando su soberbia. Fue el primer presidente que sonrió a su pueblo… Y le reconoció al pueblo cosas que nadie podrá quitarle nunca”. Tuvo colaboradores eficaces, reemplazados luego por bandidos. “Por eso proceden mal, con injusticia, quienes quieren poner al peronismo fuera de la ley. (…) No puede envolverse en un manto de condenación a todos los hombres de buena fe que creyeron en Perón, que le aplaudieron y estimularon, que le acompañaron en la realización de la obra que soportará el juicio de la historia”. Y cierra la nota diciendo: “hay quienes parecen estar convencidos de que ha llegado la hora de la revancha, que les autorizaría a proceder, al comenzar la tarea, como procedió Perón cuando estaba poniendo a la suya un final calamitoso, poseído por un odio satánico en contra de todo lo que intentaba escapar de su contralor. Y no. No puede ser, si es que el país ha de ser dichoso algún día”. Como norma del medio, habilita al derecho de rectificación y respuesta. En la segunda entrega, del 2 de noviembre, encabeza la tapa el pedido de “Restablecer la justicia”. Pide juicio y castigo para los “ladrones públicos” y la recuperación de los bienes “mal habidos”, y sugiere extender el período de análisis a la situación previa al 4 de junio de 1943, señalando que están pendientes de estudio los resultados de la investigación de la CADE.62 En el artículo de tapa titulado “Maniobras en la Universidad”, Torres se despacha contra la politiquería de “izquierda y derecha” que busca desplazar a los profesores que actuaron bajo el peronismo, intentando volver el estado de cosas al 3 de junio de 1943. Destaca la labor del ministro de Trabajo, Luis Cerruti Costa, que se concentra en “registrar” la 62 Este era un lugar común de la prensa y los reclamos nacionalistas por entonces, como los de Juan P. Oliver o Silenzi de Stagni en medios como Esto Es, y más tarde en Azul y Blanco. 90 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 libertad sindical y no la “vende” ni la “compra” (“Verdadera libertad sindical”, Política y Políticos, 2, 2-11-1955: 2). Vuelve a criticar a Morixe, ofreciendo las columnas de la publicación “para que diga en ellas cuándo hizo él algo por la prosperidad de Yacimientos Petrolíferos Fiscales” (“Cómo los expertos trabajaban estérilmente por la prosperidad de YPF”, Política y Políticos, 2, 2-11-1955: 2). En la nota “La reorganización de la justicia y el ‘callo profesional’”, luego de relatar una anécdota de Alfredo Palacios que trae esa figura, señala que la comisión asesora designada para la renovación de la Justicia tiene desarrollado su oficio “en el ejercicio de su profesión de asesores y abogados de empresas del más crudo tipo capitalista, y aún de organizaciones estatales que estuvieron al servicio de intereses que no eran precisamente los del pueblo”. Luego reseña los antecedentes al servicio del capital extranjero y de la elite económica local de Alberto Padilla, Mariano Drago, Adolfo Bioy y Héctor Lafaille, y consigna que “‘el callo profesional’ les impedirá tomarle el pulso a la hora en que vivimos, y el afán puesto de manifiesto por la revolución del 16 de septiembre, de consolidar las conquistas sociales obtenidas a partir de 1943 y aumentarlas”, siendo que quedaría en sus manos la designación de los jueces en orden de los “objetivos de justicia social que ha expresado el gobierno provisional”. “¡Bemberg!”, es el título de una larga nota en la que denuncia que “ya tiene pues Bemberg su representante en el elenco gubernativo de la restauración. Y esa presencia de un conspicuo abogado de Bemberg en las altas esferas del gobierno es el anuncio de que Bemberg intentará también lograr que en su beneficio, los ríos remonten la corriente, pues es de los que consideran que la revolución se ha hecho, con sacrificio de millares de vidas y derroche de heroísmo, para destruir todo lo realizado desde 1943 hasta hoy en beneficio del pueblo, y para restablecer en cambio todo lo malo que entonces quedó abatido”. Promete volver sobre el tema y divulgar “revelaciones de carácter sensacional sobre la tremenda lucha que hubo de desarrollarse durante más de una década para librar al país de la dictadura económica de los herederos de Bemberg”, siendo que él mismo fue uno de los protagonistas de ese proceso. En la nota titulada “El Jordán del exilio” realiza una crítica a los “salvadores de la nación, que para salvarla con tranquilidad saltaron a tiempo por sobre las aguas leonadas del gran estuario, para voracear desde lejos sus grandes verdades, y también –¿por qué no decirlo?– sus estupendas mentiras. No tienen derechos claros para asumir, después del triunfo, posiciones de apóstol martirizado y para pasar la cuenta por el servicio prestado en los gravísimos riesgos del exilio voluntario, bien lejos de la tiranía”. En dos notas de contratapa vuelve a atacar a Prebisch (“sabio de tan alto coturno”) por las gestiones que realiza ante la ONU para poder actuar en el país y por la indicación de personas que poco tardaron en asumir funciones públicas relevantes por decreto (“Ante la permanente conjetura del desastre” y “Perón y la ONU”, Política y Políticos, 2, 2-11-1955: 1). Dice: “Estamos en presencia de una nueva técnica, y vemos surgir un nuevo tipo de profesional. Es el profesional de la técnica al servicio de fuerzas internacionales, y la técnica internacionalizada, aplicada al servicio de los países insuficientes o necesitados de auxilio externo para la solución de sus problemas económicos internos”. En un recuadro aparece una entrevista a Sara F. de Barnetche, bajo el título “Habla una mujer argentina”: plantea que “toda mujer puede y debe ‘hacer’ política aún sin actuar públicamente en ella; desde la cátedra, proclamando libertad y 91 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 justicia, en su hogar y en múltiples obras sociales para mujeres y niños”, y finaliza pronunciándose a favor de la creación de un nuevo partido político que “una a los argentinos en un mismo ideal de paz, de libertad y de amor a los hermanos”. En el número 3 titula “La persistencia en el error es augurio de catástrofes” (Política y políticos, 3, 8-11-1955: 1). Señala que el golpe del 30 entronizó una clase “que no puede respirar otra atmósfera que no sea la del servicio de la internacional dorada”. Ante ello “la verdad se abrió paso, y se produjo lo que debía de producirse el 4 de junio de 1943”. Luego la “revolución fue traicionada después por un hombre”, pero “todo lo hecho por el hombre enloquecido que nos gobernaba hasta hace poco no son sino simples hechos policiales, insignificantes en relación con lo que cometieron los políticos cuerdos del régimen oprobioso en perjuicio de la República, hasta provocar la exasperación del pueblo, y la indignación de las fuerzas armadas”. Y “ahora quieren volver algunos a los orígenes de las más grandes calamidades, restaurando lo mismo que provocó la indignación del pueblo y el pronunciamiento del ejército con idénticas formas, características y maneras. Eso pudo instaurarse en el país, cuando en el país no existía conciencia de eso. Ahora será mucho más difícil lograrlo. Y ha de provocar, si se mantiene el propósito de hacer esta inaudita restauración, peligrosas reacciones de múltiple carácter”. Contrasta: “el pueblo alcanzó ocupación plena, salarios suficientes y reconocimientos oficiales de la dignidad de su trabajo por la prosperidad común”, y hoy aparecen “masas de desocupados, la congelación de los salarios y el aumento del costo de vida” propiciadas por insensatos –“bombas de dinamita cuando se los coloca en el poder”. Advierte: “No puede destruirse en ocho días lo que se ha logrado cimentar en diez años de actividad intensa y sostenida”. Llama a los “héroes” que “se han jugado la vida” a proteger su prestigio impidiendo tales políticas. En nota breve expone con citas del autor “Por qué el doctor Rafael Bielsa no es ministro de la Corte Suprema”: no considera a los gobiernos de facto para ser tratados en el ámbito del derecho constitucional. En otro suelto titulado “El ‘sabotaje’ más temible”, Torres cuenta que Scalabrini Ortiz había caracterizado en una humorada a Braden como instrumento de la política británica para indisponer a 92 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Argentina con los Estados Unidos, y aplica el juicio a los funcionarios de Lonardi que buscan indisponerlo con el pueblo: “Algunos ministros parecieran ser saboteadores de las simpatías populares en contra del gobierno de Lonardi, pagados por Perón, que ha de aspirar a decir: ‘Otro vendrá, que bueno me hará’”.63 En sendas notas recuerda las maniobras de la CADE (“Calote permanente y monstruoso de la CADE”, Política y políticos, 3, 8-11-1955: 3), critica la restauración de Bunge y Born en el monopolio de la exportación de cereales (“Piedra libre para Bunge y Born”, Política y políticos, 3, 8-11-1955: 1) y denuncia que “los equipos de la vieja oligarquía maléfica se han movilizado con violencia inusitada en una carga fulminante, ocupando los lugares estratégicos en los ministerios públicos, en las funciones directivas de una prensa monopolizada, en las subsecretarías de estado, en las funciones docentes de más preeminencia” (“De nuevo la vieja oligarquía”, Política y políticos, 3, 8-11-1955: 4). Torres vuelve a su vieja práctica de la “carta abierta” (“Carta Abierta al general Lonardi”, Política y políticos, 3, 8-11-1955: 3). Después del discurso del 26 de octubre sobre el plan económico dice que el informe es parcial, que no apunta al bienestar general, que la devaluación atenta contra los intereses populares y solicita convoque a un “Congreso Temporario de Economía Nacional” con representaciones sectoriales y profesionales para privilegiar medidas circunstanciales y permanentes centradas en el interés nacional. Ilustra la nota una caricatura de Prebisch, a quien bautiza como “profeta del hambre”. En recuadro de contratapa va la “carta angustiada” de un lector, “un espectador y actor del movimiento” decepcionado por las palabras de Lonardi al anunciar el plan con “citas de Avellaneda y juramentos pronunciados ante organismos internacionales”. En un recuadro de tapa agradece los saludos y apoyos, y aclara que “no leemos anónimos”, sino que basan las denuncias en pruebas documentadas. El número 4, correspondiente al 15 de noviembre, queda desfasado al entrar en imprenta antes del desplazamiento de Lonardi. En tapa postula la firma de un tratado con el objetivo de dejar “establecida la paz interna” (“En solemne tratado debe quedar establecida la paz interna”), siguiendo la línea conciliadora del primer presidente provisional de la “Revolución Libertadora”. En tapa descalifica abiertamente a Dell’Oro Maini por su ansia de “figuración y predominio” al servicio de cualquier gobierno. Al interior sigue con cuestiones esbozadas en números anteriores: CADE (“Interconexión”), “Reconstrucción de la universidad… al 3 de 63 Frase que Perón repetirá hasta el cansancio en años siguientes. 93 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 junio de 1943”, “actuaciones de Prebisch y la Cepal”, “Petróleo” y “‘Ascua’ en ascuas” (Política y Políticos, 4, 15-11-1955).64 Aplaude la medida del juez Botet haciendo valer “El imperio del derecho” con un fallo a favor de los recursos de habeas corpus que la Comisión Nacional de Investigaciones, por “un exceso de celo y patriótico empeño”, estaba invalidando. En el número 5 del 22 de noviembre de 1955 (“Los imperativos de Mayo y de Caseros”) enfrenta el hecho del desplazamiento de Lonardi y ve “una ofensiva de locos furiosos en contra de los que no piensan como ellos, calificando a todos los disidentes como nazis, totalitarios y traidores”. Y plantea de manera frontal: “Entre los que piensan al revés, frente a estos paladines esforzados del asalto a las posiciones políticas, a las canonjías del presupuesto, a las togas oficiales, a las poltronas de los ministerios públicos y a las secretarías rentadas de los hombres poderosos, todo ello logrado gracias al heroísmo de otros, que también son tachados de nazis, de reaccionarios, de totalitarios, hasta de creyentes en Dios, me encuentro yo, hombre humilde y sin partido que me ampare”. Dice que asumirá su propia defensa haciendo uso de la palabra para defender sus verdades. Llama a la prudencia, y ante el “imperativo de Mayo” dice que puede seguirse el camino de Rivadavia o el de San Martín. Luego señala que de Caseros puede hablarse haciendo referencia a la participación de ejércitos extranjeros o con el legado de la Constitución alberdiana, a la que de todos modos critica. Luego habla del “imperativo” de la Década Infame, aludiendo a los intentos restauracionistas. Cierra la larga nota diciendo: “quiera Dios que los dueños del poder no se enojen por la lectura de este artículo, inspirado en el servicio de la verdad y de la Nación, que no puede ser servida por nadie con mentiras. De todas maneras, heme aquí. Yo no sé hablar de otra suerte. ¡Que Dios me ampare!”. Esta argumentación ocupa tres cuartas partes de la entrega y en la contratapa vuelve con el tema Prebisch y Morixe, y un comentario sobre el funcionamiento de la Justicia. En un recuadro pequeño pide clemencia a los lectores, porque “escribimos en carrera con el tiempo, pródigo en acontecimientos que se imponen al análisis y al comentario. Dificultades técnicas nos ponen en la obligación de adelantar el material de redacción con una semana de antelación”, para justificar comentarios que quedan desactualizados. En el número 6, del 29 de noviembre, se entretiene en la primera página con la polémica suscitada entre Pinedo y Prebisch por los contenidos del informe elaborado por este último. Vuelve sobre sus antecedentes en la década del treinta y a ello le suma la intervención de Prebisch negando que su aporte fuera un “plan”. Cierra el artículo diciendo que el propósito del “profeta del hambre” es la firma de un empréstito (“A propósito de un plan negado por su propio autor”, Política y Políticos, 6, 29-11-1955: 1-3). En el cuerpo del semanario hurga sobre los motivos del desplazamiento de Lonardi, atribuyéndolo a conspiraciones de Rojas; habla de quienes son restituidos en los cargos universitarios (“Cuatro ejemplos”); se mofa del trato que los abogados prestan a los acusados “peronistas” (“Diálogos en los Tribunales”) y plantea la intención de Prebisch (“‘mago de Oz’, o de la ONU”, lo llama) de “cazar mistos” para crear una corriente de opinión a favor de la constitución de empresas mixtas (“Empresas mixtas, trampas para mistos”). En otro artículo de índole doctrinaria aboga por la democracia de base municipal. Señala la visita a Lonardi, subrayando su nula acción en la gesta de la “Revolución Nacional Libertadora” y llamándolos “vivos” que ahora “quieren participar en el presupuesto y en el gobierno”. 64 94 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 En la séptima entrega del 6 de diciembre encabeza el envío con el siguiente título: “Denunciamos y documentamos la realización de un plan monstruoso y perverso contra la independencia argentina”. Anota: “Quienes anduvieron por los soleados caminos de la Patria con los ojos abiertos en las últimas dos décadas, la ‘infame’ y la ‘peronista’, han podido ver mucho, pero lo más asombroso es lo que están viendo ahora mismo. El acontecer actual es insólito. Es como si el agua de los ríos retrocediera por el cauce, cuesta arriba, en un afán de retornar a sus fuentes lejanas. Hay muchos, sobre todo entre quienes ‘ayudan’ a gobernar sin tener la responsabilidad ejecutiva de ningún acto de gobierno y sí la ansiedad de sacar provechos políticos con los actos de quienes desempeñan tareas ejecutivas, un propósito bien manifiesto de dar por no producidos los hechos históricos que han venido ocurriendo mientras ellos estuvieron proscriptos de las funciones oficiales”. Y endereza hacia Prebisch: “El único que va aquí a lo suyo, es el Profeta del Hambre. Su responsabilidad es gravísima… como el frío realizador de un plan que tendrá tristísimas consecuencias para la Argentina”. En ese número aborda los orígenes del artículo 40 de la Constitución de 1949 y la suerte de Arturo Enrique Sampay. Todavía la Constitución no había sido derogada –lo será el 26 de abril de 1956, por un decreto de Aramburu. Torres la reivindica como obstáculo a los planes del liberalismo restaurado. A la vez que echa sombra sobre Perón, tanto en el momento de las tratativas de la Convención como en el trato hacia Sampay y en las negociaciones con la California, tan duramente censuradas por Torres: “el artículo 40 de la Constitución Nacional, que estorba los planes del colonialismo en la Argentina, fue sancionado por la Convención Constituyente a pesar de los deseos y de las intenciones de Perón. Acaso en el nódulo de la persecución iniciada por Perón en contra de los miembros más destacados de la Convención Constituyente que sancionó ese artículo 40, se encuentre precisamente haber redactado ese artículo y el haber propiciado su sanción. El doctor Arturo Enrique Sampay, difamado, procesado y perseguido por el gobernador Aloé y por el presidente Perón, redactó el artículo 40 sin intervención de nadie, en la convicción de interpretar los objetivos concretos de la revolución, que no eran otros que el de substraer a la codicia de la alta delincuencia financiera internacional los bienes básicos de la República Argentina”.65 En la nota “La infamia en marcha inalterable” denuncia las arbitrariedades de la “Revolución Libertadora” en materia de detenciones. Trae los casos de Ernesto Palacio –detenido por traición a la patria y rápidamente liberado– y de Juan Carlos Goyeneche, a quien acusan de malversación en su paso por el gobierno de Lonardi. En nota firmada por Theonas parece descubrirse a Leonardo Castellani66. En esa nota se coloca la problemática argentina en una serie de antinomias que Torres no usaba: catolicismo-anticatolicismo; socialismo-antisocialismo. En contratapa incluye un artículo de debate doctrinario en torno a las categorías de democracia y república, y profetiza un desencuentro entre Palacios –a “La verdadera historia del artículo 40 de la Constitución del año 1949” (Política y políticos, 7, 6-12-1955: 4). Contra la opinión de Torres, puede verse que Sampay viaja a Europa en misión encomendada por el mismo Perón para conocer lo que estaba pasando en el Viejo Continente, y el intercambio epistolar entre ambos con relación a los trabajos de Sampay en relación a la Constitución. 66 En “Cartas boca arriba” (Política y políticos, 7, 6-12-1955: 4) aluden a “nuestro colaborador y amigo R.P. Leonardo Castellani”. 65 95 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 quien conoce desde la década del treinta y rescata como “nacionalista”– y la “Revolución Libertadora”. En el número 8, del 13 de diciembre de 1955, insiste en tapa: “La paz interna debe quedar afirmada en un tratado”. En el margen derecho plantea que la pacificación propugnada por Lonardi en sendos discursos se aleja de las costas argentinas (“Pacificación”). En el interior del semanario reproduce in extenso “Una pieza forense”: la defensa de John William Cooke realizada por los doctores Federico Cooke y José E. Terza. En contratapa, temas conocidos: “¿Volvemos a la Universidad de la entrega?” y “El plan restaurador y los ferrocarriles”. Agrega un artículo a favor del cooperativismo. En un recuadro anuncia la salida quincenal por suscripción anticipada, denunciando problemas en la provisión de papel y distribución del material. Es probable que haya jugado una prohibición en la interrupción de la publicación, como estaba ocurriendo con otras del mismo género por entonces. La crítica a la política económica del gobierno encarnada en el “plan Prebisch”; la crítica al sector intelectual afín a la “Revolución Libertadora” a cargo de la “cadena”; la denuncia de limitaciones en la justicia; y la publicación, en el último número, de la defensa de Cooke –para entonces encarcelado por ser el interventor del Partido Peronista en Capital Federal– parecen razones suficientes para ese desenlace. Según Soler Cañas (1969: 46), Política y Políticos fue “su última expresión de lucha”. Cuenta éste un encuentro casual con Torres ese momento: “Más tarde, consumada la revolución de 1955, nos encontramos en la esquina de Corrientes y Talcahuano, al paso no recuerdo ya de qué manifestación libertadora. Torres, que vivía a pocos pasos de allí, había salido a contemplar el espectáculo. Ese día me dio la impresión de un hombre en cierto modo abatido y desengañado, sabe Dios por la certeza de qué irremediable infortunio para la patria. Sólo recuerdo que ante unas palabras mías, me dijo: ‘El pueblo nos ha fallado’, frase que todavía hoy constituye para mí un enigma”. Como ocurre con otros sectores del nacionalismo que habían combatido a Perón, ahora desplazados pasaban a ser perseguidos por los hombres de Aramburu y Rojas. Comenzaban entrelazamientos diversos en las publicaciones que constituían la oposición a la “libertadura”. Esos cruces, en el llano, se prestaban a juegos de alianzas con los peronistas en desgracia y abrían las puertas de sus publicaciones a hombres de los que hasta ayer habían sido enemigos. La inversa resulta cierta también: la revista Política y políticos es citada como referencia por publicaciones de neto corte peronista, como es el periódico Argentina que dirigió Nora Lagos (Moyano Laissue, 2000). Final del recorrido de Torres Por las condiciones políticas de la Argentina, Torres viaja. Sufre una gran desilusión. Está decaído. Molesto. Se va solo. Su familia queda en Buenos Aires. Va a España con el propósito de no regresar más al país. Es alojado por Generoso Gil. Según su esposa: “admiraba todo lo español”. Un resultado de su viaje es un encuentro con Pío Baroja. Sin embargo, a los dos meses regresa desanimado y sin fuerzas. Está deprimido. Decepcionado. Dice: “Como Carlos Guido Spano, me corto la coleta67 y me meto en la cama a leer. No escribo más” (Buela, 2010). Esta actitud 67 Refiere a dejar la actividad. 96 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 de corte, de retiro, de separación de la actividad política, parece común a otros escritores del nacionalismo, como Doll. Está encerrado en su casa. Recibe algunas visitas. Entre ellos sigue frecuentándolo el P. Amancio González Paz. Luego de casi una década de silencio fallece en Buenos Aires, en Arenales 1461, el día 4 de noviembre 1965 a las 21 horas, tras una operación de dos tumores benignos que tenía en su frente. El certificado de defunción, realizado en el Registro Civil el día 5 de noviembre, consigna su condición de hijo de Domingo Torres y Elvira Barroso, su estado de jubilado y su matrimonio con María Brígida Sal. Muere en la austeridad y la pobreza. Con su familia había tenido que dejar el departamento de Talcahuano para achicar gastos, mudándose a la calle Las Heras 3773. Sus amigos de entonces, entre ellos Pepe Taladriz, realizan una colecta para comprar el cajón. Sus restos son enterrados en el osario público del cementerio de la Chacarita. “Sólo un periódico hízose eco de ella. En la hora dolorosa del tránsito, el gran patriota, el periodista integérrimo no acongojó al país” (Soler Cañas, 1969: 47). Se refiere al artículo que escribió Jauretche en Prensa Argentina al día siguiente.68 El P. Castellani escribe a la viuda el 25 de noviembre, diciéndole que supo que estaba enfermo por Taladriz, y de la muerte de Torres por haberse topado por casualidad con el P. Amancio González Paz. “Ahora que sabemos qué enfermedad tuvo, vemos qué generoso, bondadoso y cortés fue José Luis toda su vida”. “Hay una deuda que pagar con José Luis Torres. Quienes lo conocieron, quienes fueron amigos o compañeros suyos, quienes lucharon por la misma bandera que él, no deben dejar desvanecerse su figura ni sus escritos, porque ambas fueron –son– una lección perdurable de patriotismo” (Soler Cañas, 1969: 47). Cabe consignar que en tiempos del rectorado de Rodolfo Puiggrós en la Universidad Nacional Popular de Buenos Aires, entre las medidas que se llevaron a cabo se nombra, por su aporte a la “liberación nacional”, como profesores eméritos post-mortem a Eva Perón, Ramón Carrillo, Raúl Scalabrini Ortiz, John William Cooke, Luis Dellepiane, Santiago del Castillo, Leopoldo Marechal, José Luis Torres, Juan José Valle, Diego Luis Molinari, Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo y Carlos Astrada (Resolución del Consejo Superior 91/73), junto a la designación como profesores eméritos, debido a su labor científica, política o profesional a Hernández Arregui, José María Rosa y a los presbíteros Hernán Benítez y Leonardo Castellani, entre otros (Resolución del Consejo Superior 92/73). Veinte años después de su muerte, sus restos fueron trasladados a Tucumán y descubrieron una placa el ministro de Gobierno de la provincia, José Cuneo Vergés, y la viuda de Torres, María Brígida Sal. Hicieron uso de la palabra la directora del Archivo Histórico Provincial, Ana María de Salim, y por la comisión de Homenaje, Daniel Campi (La Gaceta de Tucumán, 10-11-1985). Arturo Jauretche, Prensa Argentina, noviembre de 1965: “No hay ningún periodista argentino que no haya querido escribir su necrológica. Pero no hay ningún periódico argentino que haya querido recogerla. Este silencio que ha habido para la muerte de José Luis Torrres prueba simplemente que murió en su ley. Esto es lo que se llama aquí ‘libertad de prensa’. Libertad de los intereses antinacionales y antipopulares para impedir que tenga medios de expresión lo nacional y popular”. 68 97 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 Bibliografía Bravo de Salim MD y DEA Campi (1986): “El pensamiento político de José Luis Torres”. Actas del Congreso Cultural del NOA. Catamarca. Buela A (1983): La sinarquía y lo nacional (apéndice sobre José Luis Torres). Buenos Aires, Cultura et Labor. 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Su obra se caracteriza por una fuerte iconografía política. Sus posiciones son fuertes e interpelantes. Cuando da su opinión, no duda. Charlé con él en su taller del barrio de Congreso sobre las huellas del peronismo en el Riachuelo, el significado del Coloso de Avellaneda o “Descamisado” (escultura de hierro emplazada junto al Puente Pueyrredón Viejo, que contó con su participación en la etapa de diseño) y la importancia histórica de ese movimiento político que nombra y da sentido a diferentes aspectos del transcurrir del río y sus habitantes. ¡Antiperonistas, abstenerse! –Quería charlar con vos específicamente en relación a tu experiencia y tu saber sobre el peronismo. Me parece que el Riachuelo es un lugar muy interesante para leer el peronismo desde el territorio. –Justo estoy trabajando en un libro que está por salir, que se llama Peronismo, entre la severidad y la misericordia. Tiene de todo: es como un ensayo iconográfico. Y en un capítulo hablo del Riachuelo y de la relación del peronismo con el agua. Es un diálogo con Julián Fava, que es filósofo. Si querés te leo un poco... –Sí, dale, genial. –“Si pensamos en el río, las fuentes, las piletas, los balnearios, vemos que el agua es un elemento esencial en la ontología del peronismo. El río como límite es el emblema fundacional. Al cruzar un cauce de agua, se produce una irrupción en la historia. El agua es un vehículo doble, de vida y de muerte, según sus condiciones. Las aguas contaminadas como perímetro protector contrastan con las aguas puras que se encuentran en el centro de la Ciudad, siempre junto al palacio. Pensemos en ese pueblo esclavo que cuando cruza el curso de agua llega a la Tierra Prometida y se libera. Todos los ríos simbólicos constituyen un corte que define la vida del que realiza el cruce. Por ejemplo, Jesucristo se revela como lo conocemos después de su bautismo en el Río Jordán. Son los últimos tres años de su vida. Los treinta anteriores los desconocemos, porque quedaron del otro lado del río”. –Muy claro el paralelismo con el cruce de los obreros de la provincia en el año 45, cuando se movilizan para pedir la liberación de Perón y cruzan a nado o caminando el Riachuelo porque les habían levantado los puentes para que no ingresaran a la Ciudad. –Y sí, porque ese cruce simbólico de las aguas contaminadas que hace el peronismo, accediendo a la Ciudad Blanca, lo convierte en un actor político ineludible que transforma la ciudad que fue penetrada con ese cruce. Pero lo fundamental está en la manera en la que lo hace. Cuando va a cruzar están los puentes levantados para impedirlo. La memoria custodia esa imagen del puente levantado, tratando de impedir que la turba ingrese a la ciudad. Se pretendió que no 102 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 cruzaran el río pero de todas maneras lo hicieron, incluso contaminándose con esas aguas... Como hecho simbólico fue un: “estamos acá y ya no nos podrán ignorar”. –Muy interesante. Bueno, ya está, me respondiste todo lo que te quería preguntar... (risas) –Y acá hay un apartado especial del Riachuelo. “Hay una cierta ilusión conservadora en la vocación por regresar a un pasado incontaminado, y por otro lado el mandato de no seguir contaminando. Negar los restos materiales de una cultura, aunque esos restos sean lo oscuro que no se quiere ver, supone negar la memoria, implica negar las formas innumerables de habitar el suelo. Y por otro lado me pregunto si este gesto no expresa quizás un miedo constitutivo frente a lo que puede venir. Siempre estuve cruzando de un lado al otro el Riachuelo. Usé muchas camperas de cuero en la vida. Eran como un emblema generacional. Entonces pienso, ¿cuánto hay de esas camperas en el fondo del Riachuelo, cuánto de cromo, de metales pesados que han quedado ahí para siempre incrustados en el lodo? Restos de mis zapatillas, los zapatos y las pelotas de cuero, o sea gran parte de mi vida en sus sedimentos. Sí, están ahí abajo, en el fondo del Riachuelo. Yo también construí ese río y ahora el río está malogrado, está con problemas. Por eso tengo una relación con él, pero lo que no termino de entender es por qué ese río no es natural”. –Percibo una confrontación con las posturas ecologistas. –Los ecologistas dicen que hay que recuperar la naturaleza, volver la flora y la fauna a su estado primitivo. Ese sería su ideal, ¿pero por qué deberían volver? Si ese río está construido también por nosotros, por nuestra historia, por nuestras cosas, nuestros desechos... Los ecologistas ven en la tarea humana algo artificial que podría contaminar y destruir la naturaleza. Yo no lo vería exactamente así. El hombre puede construir otras formas de río con su intervención. Admito que esta tarea puede ser vandálica o abusiva. El problema siempre es de armonía. Hay una frontera que, si la pasamos, el río colapsa y se destruye. Eso puede pasar, pero manteniendo esa relación yo no tengo por qué ver a ese río contaminado como ajeno a mí. Me es exterior e íntimo a la vez. De última, el objetivo del ecologismo es hacer que las cosas duren más. Cabe la sospecha de que detrás de la ecología puede haber una ambición avara, como diciendo: “cuidemos esto porque todavía no obtuve lo suficiente”. La contaminación, en cambio, nos obliga a parar. Cosa que el sistema no tolera. Dejar el Riachuelo con huellas prudentes de contaminación es apelar a una memoria de la cual otras generaciones sacaron enseñanzas y asumirán con los hechos que es mejor detenerse un poco porque todo se termina. También se mueren los ríos, se muere la gente, se destruyen las camperas de cuero. Todo llega a su fin. La ecología tiene la ilusión de la eternidad y esa ilusión es el paraíso del codicioso, el que nunca va a parar. El cuidado de la casa común incluye la historia y las marcas de los desatinos que sus ocupantes nos legaron. En definitiva, nunca es la misma naturaleza la que se da en herencia. –Vos planteás la imposibilidad de un momento original, puro, incontaminado. –Ellos creen que el hombre no es parte de la naturaleza. Yo no estoy de acuerdo con volver a un momento originario, ¿porque cuál es ese momento? El problema es de qué manera se tramita con la naturaleza que viene dada, el saqueo. La ecología tiene que estar ahí como un garante. Si no, me parece una desgracia. Es distorsionador. Impone una lógica porque se cree que tiene una relación de saber por sobre la naturaleza que es superior al tipo que vive en la naturaleza. ¡Es un pelotudo! –¿Lo tuyo es una especie de defensa de la presencia obrera, trabajadora, peronista, en el Riachuelo, aunque un poco contamine? 103 www.revistamovimiento.com Revista Movimiento – N° 13 – Junio 2019 –(Se ríe) Es una defensa al río contaminado. En el 55, cuando se hace el golpe, tiran al Riachuelo las esculturas y los restos de peronismo que no querían que fuera reconocido. Es el límite: “bueno, hasta acá llegaron”. Como si haber decapitado a las estatuas fuera una consecuencia de haber cruzado el Riachuelo. –¿Y el Coloso recupera esa Historia, no? –El Coloso era una vieja idea mía, que con Arte en las Fábricas lo hizo Alejandro Marmo. La estética no me gustó tanto, pero bueno, recupera esa cosa monumental, esa amenaza permanente: “siempre estamos cruzando”. Es al pedo restablecer un límite que ya fue cruzado. Yo incluso lo quería hacer con un pie en el agua, pero bueno, no se pudo, por esta cosa de que contamina... –Es curiosa la figura de Evita en el Coloso, porque es como una interpretación artística de la historia, porque los descamisados cruzando no son contemporáneos a la figura de Eva: ella vino después... –Claro, no era una figura todavía relevante. Está historizado. Lo que vuelve es el retrato de Eva, recordando todo lo que vuelve. Volvemos con una memoria, pero hay también una maniobra conceptual. La vuelta del malón, el temor al descontrol en el territorio. El miedo al otro que está ahí y que nunca sabés... que siempre vuelven. Lo que angustia para el hombre blanco es que se lleven a la chica y se practique el mestizaje, es meter las patas en la fuente, es contaminarse, perder la blancura. Perder la identidad. –En ese esquema, el Riachuelo contaminado cumple su rol de barrera que no se puede pasar. –Y sí, porque actúa como barrera. Justifica que de un lado no es lo mismo que del otro, y todavía opera en cierta forma. Hay un tema con el ritual del cruce de un río. –Y para terminar: ¿cómo creés que debería expresarse el peronismo en el Riachuelo hoy? –Yo no soy muy adepto de producir transformaciones por fuera de la tendencia que eso tiene. El Riachuelo es un lugar fabriquero. A mí me gusta verlo así. Creo que los pequeños talleres tienen todavía un rol y que lo van a tener mucho más en el futuro, cuando toda esta ola hipertecnológica llegue a un punto culminante que es inevitable: va a volver una cuestión más artesanal, un reflujo que empieza a verse, sobre todo entre los más pudientes. Todo va a ir hacia eso, porque hay un gusto en la producción de las cosas. Y ese lugar va a ser de talleres, repoblado, con una conciencia en relación al ambiente. No soy adepto a forzar los paseos, porque no resultan. Me parece que el tema de los paseos es forzado, cosa de urbanistas… que de todo depósito se haga un museo de arte contemporáneo. Qué sé yo. Me parece que habría que direccionar menos las cosas, que las cosas se produzcan. No sé si hay que hacerle parques a la gente, quizá más puentes, clubes de barrio, pero no sé por qué hay que hacer paseos. Mantener el misterio es algo que me gusta. No se puede civilizar todo, que todo esté contabilizado. Hay cosas que no se sabe qué son. Me gustan los lugares intermedios, los callejones que no van a ningún lado. A mí me atrae mucho más. Le das lugar a que decida la gente. Hay que tener tranquilidad, y las cosas prosperan. Uno no puede ir a decir: “hagamos un paseo al lado del Riachuelo”. Yo qué sé si hay que hacer un paseo. Dejá que la gente vea lo que tiene que hacer: una canchita... Hay una tiniebla que ya se verá. La gente arma una trama urbana. Me gusta más la incógnita. Y bueno, por ahí vas y te asesinan, y bueno, mala suerte... 104