Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 ESPACIO-ESPACIALIZADO: EL POLI-TERRITORIO DE LA EXPERIENCIA URBANA1 Diana Isabel Maldonado Flores. Mexicana. diana@maldonado.org.mx Arquitecta y Doctora en arquitectura. Profesora-investigadora de tiempo completo. Facultad de Arquitectura. Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Diana Karina Padilla Herrera. Mexicana. diana.kph@gmail.com. Arquitecta y Doctora en Filosofía con Orientación en Arquitectura de Asuntos Urbanos. Profesora-investigadora. Facultad de Arquitectura. Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). RESUMEN Este trabajo se enfoca en visibilizar la poli-experiencia espacial que se sucede, de manera simultánea y yuxtapuesta, en los ambientes construidos. Para ello, se analizan conceptos como espacio social, uso y territorialización, los cuales construyen un ensamble teórico que permite una mejor comprensión del habitar contemporáneo. Así se propone el concepto de espacio-espacializado como herramienta para la identificación de procesos de reapropiación; y usando las otras dimensiones del fenómeno espacial (Maldonado, 2020a) se reterritorializa la experiencia. Como métodos de investigación se utilizan la teoría crítica y la etnografía, y como herramienta se emplean hiper-relatos mediante los cuales se pliega el territorio genérico de la experiencia espacial; asimismo, se construyen mapas-collage para visibilizar el proceso de reapropiación. A partir del espacio-espacializado será posible enfrentar los retos de la actual crisis urbana. Palabras clave: experiencia espacial, territorio, reapropiación. SPATIALIZING-SPACE: THE POLY-TERRITORY OF URBAN EXPERIENCES ABSTRACT This paper focuses on making visible the spatial poly-experience that occurs in built environments. Hence, concepts such as social space, spatial using, and territorialization are analyzed, this theoretical assembly will allow a better understanding of contemporary urban space. The concept of spatializing-space is proposed as a tool for the identification of spatial reappropriation processes; thus, using the “other '' spatial dimensions (Maldonado, 2020a) we aim to reterritorialize spatial experiences. As a research method we used critical theory and ethnography; hence, hyper-stories (research tools) folding the generic territory of places; likewise, collage-maps are constructed to schematize spatial experience. From the spatializing-space it will be possible to face the challenges derived from the current urban crisis. Key words: spatial experience, territory, reappropriation 1 Recibido: 21-01-2021 ǀ Aceptado: 30-03-2021 ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 94 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 INTRODUCCIÓN La experiencia del espacio, como elemento de análisis, ha sido abordada desde diferentes perspectivas; en ese sentido, Charles Holahan (2011) explica que la psicología ambiental se encarga de analizar la conexión entre el espacio y el ser humano, es decir, la tesis del autor profundiza en la conducta del habitante frente al ambiente construido. Ante lo anterior, la percepción de los espacios puede incidir en el comportamiento del usuario, haciendo que éste se comporte de una u otra manera. Steen Eiler Rassmussen (2004) expone que no es suficiente ver la arquitectura, sino que es importante experimentarla, “hay que vivir los espacios, sentir cómo se cierran en torno a nosotros […] ser conscientes de los efectos de la textura, descubrir por qué se utilizaron precisamente esos colores...” (p. 31), entre otras variables de percepción. Por otro lado, Josep Muntañola (2001) menciona que la experiencia en torno al espacio puede darse a partir de una reinterpretación creativa, sensible y racional del artefacto arquitectónico, por ejemplo, cuando los signos confirman códigos de uso se habla de una experiencia racional, desde ahí se definen símbolos (enfoque creativo) y se construyen recuerdos espaciales (enfoque sensible), así la reinterpretación de los límites físicos del espacio norma el uso. Si bien los autores estudian la relación entre el espacio y el ser humano (experiencia), lo hacen desde una perspectiva unidireccional donde se prioriza la conducta que resulta de la percepción de la materialidad, sin considerar que existe un proceso a la inversa: desde la experiencia espacial se modifica la percepción de las formas de la arquitectura y la ciudad. La importancia que se le da a las características físicas del ambiente construido, resultan parciales para la exploración de la experiencia espacial. Autores como Henri Lefebvre (2013) y Edward Soja (1996), destacan que el espacio no solo es un receptáculo vacío o escenario en donde suceden cosas; sino que éste interactúa de manera directa en su producción y evolución, convirtiéndose en un actor importante durante el proceso. El objetivo del presente artículo es identificar la experiencia espacial y el impacto que ésta tiene en la creación de futuros territorios. Para ello se plantea como enunciado que el fenómeno urbano arquitectónico está constituido por memorias múltiples a través de las cuales se transforma el espacio configurado a priori; así, el concepto de espacio espacializado se propone como proceso de reapropiación que permite territorializar experiencias sucedidas en distintas dimensiones espaciotemporales. Metodológicamente se parte de la teoría crítica y la etnografía; la teoría crítica como método admite la utilización del análisis, la contextualización y las deducciones; mientras que la etnografía facilita el performance de hiper-relatos (Maldonado, 2020a) para la esquematización de territorios espaciales. Entre las técnicas utilizadas destacan la observación participante, recopilación de datos y la construcción de mapas-collage. El texto se estructura de la siguiente manera: el primer apartado El espacio múltiple de la experiencia, reflexiona en torno a la producción/creación de espacios múltiples que inciden en la configuración de nuevas experiencias espaciales. En el segundo apartado El uso y el territorio se propone que existe un uso por intención y otro como verbo que impera en el ambiente construido, en ese sentido, el uso como verbo se convierte en un proceso de resistencia que establece dinámicas diferentes a las articuladas desde las normas de uso. Así, los procesos de reterritorialización se muestran a través del concepto espacio-espacializado, ya que contiene procesos de reapropiación en torno al uso como verbo. En el tercer apartado Espacio-espacializado y las otras dimensiones, se ejemplifican los procesos de reapropiación a través de mapas-collage, es decir, se territorializan las experiencias sucedidas en distintas ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 95 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 dimensiones espacio-temporales. En el último apartado se mencionan conclusiones y bibliografía de apoyo. EL ESPACIO MÚLTIPLE DE LA EXPERIENCIA El espacio ha sido definido de muchas maneras, por ejemplo, se dice que es una extensión que contiene toda la materia existente; también se define como el área ocupada por la materia; capacidad de un terreno o lugar; distancia entre dos cuerpos; o transcurso de tiempo entre dos o más sucesos (RAE, 2020). Filósofos como Aristóteles, Pitágoras, Euclides y Platón, destacan que el entendimiento del espacio se da a partir de una estructura finita, así el espacio se visibiliza cuando está contenido por la materia, es decir, cuando se puede “tocar” o existen elementos que lo contienen, sólo entonces el espacio es medible (Eco, 2013). El límite del espacio se da a través de cuerpos y objetos físicos, en ese sentido, se cree que la arquitectura se convierte en un medio para hacer visible el espacio. Henri Lefebvre (2013) amplía la relación cuerpo-espacio al proponer una teoría espacial unitaria, donde la experiencia humana se da a partir de un “conjunto de relaciones” (p. 55); el conjunto de relaciones que menciona el autor se interpreta como los actos y acciones del sujeto; por ejemplo, comer, bailar o platicar; en donde al comer se desprenden otras acciones como la preparación de alimentos, la degustación de los mismos, entre otros. Así, Lefebvre (2013) sugiere que el espacio social “resulta de un proceso de múltiples aspectos y movimientos” (p. 164), por lo que se alude a la existencia de varios espacios sociales, una multiplicidad ilimitada en donde el espacio transforma y se transforma, convirtiéndose así en una herramienta de pensamiento y acción. La teoría unitaria propuesta por Lefebvre (2013) se configura a partir de la dialéctica de la triplicidad, donde simultáneamente actúa la práctica del espacio, la representación de espacios y los espacios de representación; en términos espaciales se puede hablar de espacio percibido, espacio concebido y espacio vivido. Los tres momentos, tienen la misma importancia (Schmid, 2008:33); sin embargo, los espacios de representación se convierten en las posibilidades de transformación, ya que modifica la práctica y la representación espacial, además de modificarse asimismo. La experiencia espacio-social necesita ser evidenciada para lograr decodificar la información que “esconde”. Considerar el espacio como parte fundamental de los procesos sociales, llevó a Edward Soja (1996) a proponer el tercer espacio, el cual define desde el aleph “el lugar donde están todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos” (Borges, 2014:202); en ese sentido, Soja expone la existencia de espacios complejos donde se suceden acciones humanas que configuran y moldean el espacio. Rob Shields (2013) menciona que el espacio social se da en múltiples dimensiones, las cuales podrían explicarse a través de la topología cultural; el autor define topología como el estudio de las formas y su transformación, entendiendo las formas como el resultado de la relación entre entidades; así, Shields establece que la topología cultural se relaciona con el pliegue es decir, que a partir de la topología la virtualidad crea reflexiones temporales modificando las relaciones entre el usuario y el espacio, en ese sentido, se crean nuevos mapas topológicos capaces de crear códigos, los cuales desvelan espacios distintos. La topología cultural “construye relaciones transitorias creando espacios liminales periféricos que actúan sobre la realidad cotidiana” (Maldonado, 2020:75). Michel Foucault (1984) explica que el siglo XX se considera la época del espacio, donde la multiplicidad de posibilidades se presenta a través de una red de “relaciones de vecindad entre puntos o elementos” (Foucault, 2010:65); así, se configura un espacio no homogéneo, ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 96 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 es decir, un espacio que adquiere cualidades diferentes. Para Foucault (2010) el espacio se constituye de emplazamientos de varios tipos, entre los que destacan los emplazamientos funcionales (Foucault, 2009) los cuales tienden a vigilar, aislar y localizar individuos, creando una deconstrucción del sujeto y una homogeneización del cuerpo social; a partir de aquí se construye una serialización de espacios que fabrica lugares, usos, actividades y experiencias. El autor señala que también existen los emplazamientos utópicos y heterotópicos, los cuales muestran espacios diferentes, que a pesar de estar conectados entre sí, se contradicen; en ese sentido, las posibilidades que se crean mediante las utopías y heterotopías, permiten identificar espacios irreales, simultáneos, múltiples o yuxtapuestos. De esta manera Foucault (2010) define las utopías como emplazamientos sin lugar real; mientras que las heterotopías describen espacios diferentes, “una especie de impugnación a la vez mítica y real del espacio en que vivimos” (p.71). Aunque Foucault explica el espacio heterotópico a través del desarrollo de seis principios, los apuntes relacionados con la configuración del espacio se muestran de manera muy general. La arquitectura se convierte en un objeto que regula la experiencia espacial, ya que moldea el espacio a partir de configuraciones particulares que funcionan como “modelos de racionalidad gubernamental” (Foucault, 2009) los cuales se aplican al territorio. Siguiendo a Foucault (2009) como consecuencia de la peste surgida en el siglo XVIII, la experiencia espacial se modificó y organizó de diferente manera, en donde los individuos fueron colocados en lugares fijos, controlando hasta el más mínimo de los movimientos; un esquema similar se desarrolló con la epidemia de la lepra, en donde existe una separación y exclusión de habitantes. Ambos esquemas muestran que la experiencia espacial está regulada bajo una estructura normativa que impide una práctica -espacial- real por parte de la gente, una experiencia donde no existe un ejercicio de la libertad (Foucault, 2009). La experiencia del espacio puede vincularse con esa práctica de la libertad que menciona el autor, la cual se desarrolla en un momento específico creando reapropiaciones espaciales de todo tipo. La dialéctica de triplicidad que propone Lefebvre (2013), los mapas topológicos planteados por Shields (2013) y los emplazamientos heterotópicos propuestos por Foucault (1984) evidencian que existen configuraciones y experiencias espaciales imperceptibles que no se mencionan dentro de los análisis urbano-arquitectónicos. A partir de lo anterior, se identifica que la transformación de la espacialidad humana ocurre durante el proceso de la produccióncreación espacial, ya que es a través de la experiencia que el espacio se convierte en producto-productor; sin embargo, la aproximación que señalan los autores mencionados no muestra el proceso deconstructivo de la experiencia espacial. El espacio de la escala humana existe a partir de la constante reapropiación del espacio; el uso y el territorio se convierten en piezas fundamentales. EL USO Y EL TERRITORIO Tanto en los artefactos arquitectónicos como en las ciudades, la función representa la utilidad del edificio o espacio urbano, en donde el uso asignado al espacio condiciona la experiencia espacial que ahí se desarrolla. De acuerdo con Vitruvio (2008), las primeras ciudades se organizaban a partir de su uso, dividiendo así personas, actividades, funciones y espacios de inclusión o exclusión. La zona pública o común muestra el espacio general donde cualquier persona puede ingresar, mientras que la zona privada se destina sólo a algunos cuantos. El uso dirige la intención del espacio, es decir, muestra prácticas concretas. Umberto Eco (2016) menciona que la función denota o connota algo, es decir, la primera comunica cuál es su ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 97 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 función; mientras que la segunda muestra algo distinto a la función principal. Las funciones connotativas y denotativas exponen las actividades que se desarrollan en un espacio. Lefebvre (2013) explica que existen espacios dominados y apropiados que permiten o prohíben ciertos usos y actividades. Los espacios dominados se convierten en espacios que se transforman a partir de una técnica y una práctica, espacios intervenidos para un fin en particular; por otro lado, los espacios apropiados se refieren a un espacio natural modificado. Shields (2013) argumenta que existe una organización espacial que engloba y crea “lugares para esto y aquello” (p.31); el autor señala que existen espacios para fines particulares donde se dan ciertas actividades. De acuerdo con Shields (2013), los espacios se proyectan o espacializan, es decir, se crean arquetipos arquitectónicos que resultan en una definición de áreas para identificar lugares, una tematización de lugares que se delimita a partir del uso y actividades. A manera de ejemplo, se pueden mencionar lugares románticos, duros, cálidos, aburridos, contaminados, etcétera. (2013:31). Al respecto, Foucault (1984) argumenta que, desde la edad media, existe una jerarquización de lugares localizados, donde se identifican “lugares sagrados y profanos, lugares protegidos, y lugares por el contrario abiertos y sin prohibiciones, lugares urbanos y lugares rurales” (Foucault, 1984:01); en ese sentido, se hace referencia a la existencia de espacios para ciertas actividades, donde los usos no se mezclan y se mantienen separados. A partir de lo anterior, se muestra que el uso actúa desde un archivo de memorias espaciales no explorado, en donde existen muchos posibles espacios. El uso como elemento de análisis expone la existencia de regulaciones o relaciones de poder (normas, códigos, conductas o disciplinas), pero también de apertura y resistencia donde se muestra una práctica de la libertad. De acuerdo con Foucault (1999a) la libertad se entiende como “la condición ontológica de la ética” (p.396), donde se ejerce la práctica de sí, o prácticas de libertad; así, el autor señala que las relaciones de poder no existirían si no es porque se desarrollan dinámicas de resistencia; en ese sentido, se propone el uso por intención y el uso como verbo (Padilla, 2019). El uso por intención se vincula con la función denotativa del edificio, es decir, evidencia la utilidad para la cual fue hecho, impidiendo que el espacio pueda utilizarse de otra manera. El uso por intención contiene códigos de comportamiento a seguir, normas que estructuran y delimitan el espacio; mientras que el uso como verbo, muestra una libertad en cuanto a la utilización del espacio: actividades, memorias o gestos espontáneos, diferentes y simultáneos que difieren de la función principal. Es a través del uso como verbo que se visibiliza el uso real del espacio; sin embargo, a veces el uso como verbo ocasiona “estar fuera de lugar” ya que el uso que se desarrolla es diferente al “original”; como se comentó en párrafos anteriores, el uso como verbo muestra que en todas partes hay libertad, una resistencia que evidencia diversas posibilidades de ocupación del espacio. A partir de lo anterior, se argumenta que el espacio que resulta del uso por intención configura territorios genéricos, los cuales mantienen una estructura normativa; mientras que el espacio que se construye desde el uso como verbo forma territorios espaciales superpuestos que constituyen la experiencia espacial. La apropiación del lugar se da a través del uso como verbo, ya que se crea un vínculo con el territorio, es decir, se desarrolla un proceso de reterritorialización que se desprende de memorias espaciales anteriores. Hablar de territorio, no solo es hablar de una forma física localizada sobre la tierra; sino que, el territorio se convierte en una delimitación de espacios a ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 98 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 partir de distintos usos. Según el diccionario la palabra territorio se define como 1. Porción de tierra (RAE, 2020); sin embargo, no específica extensión o superficie requerida, por lo que el territorio es la superficie donde se suceden muchas acciones. El espacio urbano se vuelve material a partir del territorio, y la geografía -como ciencia- apoya la concretización del espacio. El fenómeno de reapropiación inherente a la experiencia espacial muestra procesos de desterritorialización y re-territorialización que se desarrollan continuamente. La territorialización se vincula con asignar algo a un territorio determinado (RAE, 2020), donde existe un proceso mediante el cual, se configuran ciertas “formas” imperceptibles al ojo humano que crean nuevas experiencias individuales. Daniel Hiernaux y Alicia Lindón (2004) argumentan que el proceso de reterritorialización, se refiere a la construcción de un vínculo en el espacio, es decir, cuando se siente “suyo”; mientras que, la desterritorialización se relaciona con la falta de vínculo en el espacio que se habita, de acuerdo con los autores en este segundo proceso no existe una apropiación o reapropiación del espacio. Félix Guattari y Suely Rolnik (2006) explican que el concepto de territorio se relaciona a un espacio vivido, y mencionan que el territorio se convierte en sinónimo de apropiación. Respecto a la desterritorialización, lo definen como un proceso de recomposición de un territorio, en busca de nuevas morfologías (p. 372). Al respecto, Diana Maldonado (2020) explica que el concepto nómada-ser nómada engloba procesos de desterritorialización y reterritorialización, los cuales pueden ser políticos, de pensamiento, filosóficos y espaciales; para la autora, la nomadización se refiere a la identificación y apropiación temporal de aquellos espacios que transitan fuera de los códigos establecidos. Siguiendo a Lefebvre (2013) la idea de territorialización se vincula con la apropiación, en donde existe una reapropiación del espacio y del cuerpo, en ese sentido, el autor argumenta que la ciudad deja de percibirse como un objeto de consumo, volviéndose una creación colectiva que permite una repolitización del espacio. A partir de lo anterior se explica que el uso por intención específica una estructura normativa, condicionando la experiencia espacial; mientras que a través del uso como verbo se desarrollan procesos de reapropiación del espacio, donde la libertad se percibe como una práctica de resistencia que reterritorializa diferentes usos y experiencias. A escala urbanoarquitectónica, son pocos los instrumentos que posibilitan la deconstrucción de la experiencia, por lo que se propone el espacio-espacializado como herramienta teórica. ESPACIO-ESPACIALIZADO Y LAS OTRAS DIMENSIONES. De acuerdo con Maldonado (2020a) el ambiente construido representa un ensamblaje de mapas topológicos superpuestos donde la memoria actúa como un elemento para la transformación de experiencias. La autora señala que la experiencia espacial es polidimensional, y a partir de dicha experiencia, se realizan modificaciones virtuales sobre la materialidad del ambiente construido. Maldonado (2020a) explica que “en el artefacto arquitectónico se conjuntan tres dimensiones espaciales provenientes de la geometría euclidiana, el espacio vivido cotidianamente incluye una dimensión temporal” (p.73); en ese sentido, la autora hace referencia a que la experiencia es espaciotemporal, por lo que propone dimensiones posteriores a la tercera dimensión, ya que “la tercera dimensión es espacial y en las dimensiones subsecuentes el tiempo adquiere dirección espacial” (Maldonado, 2020a:73). Lo anterior hace referencia a otras cuatro dimensiones espacio-temporales que muestran memorias espaciales, las cuales inciden en la experiencia, uso y significación del ambiente construido. La autora explica que las otras dimensiones se refieren a un proceso simultáneo ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 99 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 donde lo real-real se soporta a partir de imágenes o recuerdos, en ese sentido, el presente se construye mediante dicho proceso. Maldonado (2020a) define cada dimensión de la siguiente manera: “La cuarta dimensión de la experiencia espacial (4D), llamada memoria actualizada, se refiere a la actualización en modo A de recuerdos espaciales, el proceso ocurre en el momento de estar usando el espacio, en esta dimensión los códigos se resignifican de manera inconsciente; en la quinta dimensión (5D) o memoria de lo posible, la experiencia espacial se actualiza en modo B a partir de la selección semi consciente de memorias virtuales o imaginarias, aquí las pautas de uso son configuradas mediante la recuperación de historias; las actualizaciones de la sexta dimensión (6D), o memoria del polipliegue, pertenecen al modo C, y ocurren con el doblez de recuerdos espaciales hiperreales; por último, en la memoria activa, o séptima dimensión (7D), el proceso de actualización ocurre en el circuito profundo de la interface, los hiperrelatos actúan como guías de la experiencia espacial; la repetición del simulacro o performance cotidiano realiza una reconstrucción topológica de la realidad del artefacto arquitectónico.” (p.73) Siguiendo lo anterior, el espacio se convierte en una prolongación del cuerpo en donde existe una ocupación-despliegue del espacio que se puede definir como la fusión del cuerpo-espacio que reproduce memorias paralelas. Para Foucault (2010) “el cuerpo es el punto cero del mundo” (p.16); sin embargo, éste se encuentra ligado a otras partes del universo, por lo que identifica al cuerpo como una ciudad del sol, que no tiene un lugar preciso, pero que de él salen todos los lugares posibles, utópicos o reales; en ese sentido, el “el cuerpo ocupa un lugar” (p. 17) por lo que se corporiza al espacio y viceversa. Siguiendo con Foucault (2009), el autor señala que en todas las sociedades, el cuerpo se convierte en objeto de control y manipulación, quedando atrapado a partir de las acciones u obligaciones que se le imponen, buscando una cierta docilidad del cuerpo humano y por lo tanto, un control de su experiencia espacial. Como se menciona en párrafos anteriores, el proceso de espacialización construye lugares (espacios arquetípicos) que dependen directamente del uso por intención; si bien los lugares configuran territorios espaciales, éstos son genéricos. El uso como verbo permite mover los límites impuestos desde la espacialización del lugar; los territorios resultantes del proceso de reapropiación espacial (reterritorialización-experiencia) desvelan los espacios contenidos en los lugares previamente definidos; así, el espacio-especializado muestra los territorios ocultos de los lugares, el espacio-espacializado es “el doblez del afuera sobre sí mismo” (Maldonado a, 2020: 73). A través de la ocupación-despliegue de los cuerpos se resignifican los nuevos territorios que se encuentran en distintas dimensiones espacio temporales. Para graficar el espacio-espacializado se retoman la cuarta dimensión (4D, memoria actualizada) y quinta dimensión (5D, memoria de lo posible); a partir de los hiper-relatos, se describe la combinación del uso como verbo y el uso por intención, así como el banco de memorias que resulta de las experiencias previas y que inciden/modifican los territorios genéricos. Para el desarrollo de mapas-collage se propone la consideración de lo siguiente: en la cuarta dimensión 4D se registran elementos arquitectónicos tales como planos verticales, planos horizontales; elementos estructurales, mobiliario, huecos, vegetación, texturas, colores, entre otros. En esta dimensión espacio-temporal, los rituales aprendidos se replican, en ese sentido, ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 100 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 normas, costumbres o reglas se muestran de manera intacta y son repetidas sin cuestionarse; aquí se registra la primera impresión material del espacio. En la quinta dimensión 5D se muestran elementos materiales e inmateriales, tales como sonidos, sabores, olores, actividades, sensaciones, emociones, movimientos del cuerpo, entre otros. Para realizar las hiperhistorias se describen experiencias personales de las autoras de este artículo, las cuales ocurrieron en Santiago de Chile durante el otoño e invierno de 2017; cada una de las hiperhistorias se acompaña de un mapa-collage que evidencia el territorio de la experiencia espacial. EJEMPLOS DE ESPACIO-ESPACIALIZADO En 2017 coincidimos en Santiago de Chile, una estaba haciendo una movilidad de investigación como parte del cursado doctoral, otra realizaba una estancia sabática; todos los fines de semana nos veíamos y hacíamos juntas un recorrido de la ciudad, uno de los paseos recurrentes era ir a comprar un helado y sentarnos en alguna banca del Parque Forestal: ahí platicamos de los avances de los proyectos individuales y de la vida en la nueva ciudad; sin embargo, en cada uno de aquellos encuentros, invariablemente terminamos hablando de nuestras andanzas en Monterrey; de esta manera la tarde transcurría superponiendo experiencias espaciales. Después de un tiempo nos dimos cuenta de que aquel ritual vespertino: ir por un helado al Emporio La Rosa, en el barrio de Lastarria, caminar hacia el Parque Forestal, seleccionar la banca adecuada y charlar por horas, era nuestra manera de actualizar el presente, las virtualidades de soporte eran variadas, por ejemplo, ambas, en diferentes períodos de tiempo, habíamos pasado tardes de verano sentadas en la plaza La Purísima comiendo paletas y conviviendo con amigas (Ilustración 1). Ilustración 1 Espacio-espacializado: territorializando la experiencia espacial. El mapa-collage muestra elementos correspondientes a la cuarta dimensión como: la banca, el local, la plaza; mientras que de la quinta dimensión se muestra el atardecer, el sabor de helado y la plática entre amigas. Elaboración propia, 2020 ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 101 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 Estar en la Universidad Pontificia Católica de Chile, me recordaba a diario a mi Monterrey querido: los cerros, el río seco que atravesaba la ciudad, los sabores de la comida, los sonidos urbanos, entre otros. La Casa Central (rectoría) tenía una vista privilegiada, la cordillera me recibía todas las mañanas en el instituto; el paisaje desde la terraza del edificio principal me recordaba el cerro de La Silla, en Monterrey; la geografía me ayudaba a superponer espacios. Algunas veces la cordillera chilena se vestía de blanco, lo que me recordaba las montañas de mi ciudad en tiempos de sequía. Como parte de mi rutina en La Católica, me reunía en la terraza con mis compañeros para tomar juntos el almuerzo, además de comer, compartimos risas e historias. Durante el camino de regreso a casa recorría el Río Mapocho, eje natural que atraviesa la ciudad de Santiago, eso me hacía sentir que iba a mi verdadera casa, ya que en Monterrey el Río Santa Catarina divide la mancha urbana en norte y sur; la otra Diana y yo coincidiamos en que allá como aquí, el río es contenedor de espacios infinitos. (Ilustración 2). Ilustración 2 Espacio-espacializado: territorializando la experiencia espacial. El mapa-collage muestra elementos correspondientes a la cuarta dimensión como: la ventana, el cerro, amigos; mientras que de la quinta dimensión se muestra el frío, el cielo y el almuerzo. Elaboración propia, 2020 Regresar a la ciudad siempre estuvo entre nuestros planes, la estadía en Santiago era temporal, por lo que aprovechamos al máximo cada uno de los recorridos que realizamos, ya no nos perdíamos entre las calles aledañas a Pedro de Valdivia, calle donde vivímos por 2 y 4 meses. En esa vía se encontraba una pequeña cafetería llamada Tea Connection, ahí fue el primer desayuno que comimos después de muchas horas de vuelo, nos gustaba mucho cómo ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 102 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 servían el café y el té; la cafetera italiana en donde lo preparaban y la variedad de tés herbales nos recordaba siempre a Monterrey. En ese mismo restaurante, preparaban pequeños pasteles, el molten de chocolate y el pay de tortuga se parecían a los pasteles de Las Delicias (comercio ubicado en nuestra ciudad origen) pasteles que siempre compramos en los cumpleaños de amigos y familiares. El gusto por los vinos lo adquirimos en Chile, había un restaurante al cual siempre asistíamos, nos gustaba mucho ir al Boca Nariz, donde vendían comida en “paquete”, que incluía vino. Cada vez que nos reunimos para cenar pizza, pasta y bebemos vino pensamos en esos días de Santiago. (Ilustración 3). Ilustración 3 Espacio-espacializado: territorializando la experiencia espacial. El mapa-collage muestra elementos correspondientes a la cuarta dimensión como: la cafetera, la calle; mientras que de la quinta dimensión se muestra los postres, el sabor, el vino y la reunión. Elaboración propia, 2020 CONCLUSIONES Si bien el primer acercamiento que se tiene del espacio resulta de la percepción de la materialidad urbano-arquitectónica, los acercamientos posteriores deberían priorizar la experiencia espacial y desde ahí redefinir el modo de habitar la ciudad contemporánea. Entender el espacio-espacializado como un proceso de reapropiación que reterritorializa experiencias sucedidas en distintas dimensiones permite concluir que: ● Las experiencias espaciales dicen de una producción del espacio que se configura desde el cuerpo, así, en un solo día se generan muchos nuevos territorios (espacioespacializado). ● El uso como verbo permite la reapropiación del espacio; la reapropiación reterritorializa el espacio codificado (lugar). ● La dinámica relacional entre intenciones y realidades del uso espacial, teje caminos de resistencia. ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 103 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 ● La resistencia espacial provoca el desdoblamiento del espacio visible (proceso de reterritorialización). ● A partir de la ocupación-despliegue de los cuerpos se transforma la espacialidad humana. ● Los nuevos territorios decodifican aquello que parece imperceptible en términos urbano-arquitectónicos. ● La dialéctica de la triplicidad, la topología cultural y los emplazamientos heterotópicos permiten que el hiper-relato actúe como performance, y con ello la posibilidad del mapeo del espacio-espacializado. ● Considerar las otras dimensiones visibiliza elementos tangibles e intangibles que pueden intensificar o debilitar la experiencia espacial, en ese sentido, ser conscientes del espacio que habitamos facilita la incorporación de un banco de memorias espaciales desde los cuales construir experiencias futuras. BIBLIOGRAFÍA. Borges, J. (2014) El Aleph. México: Debolsillo Eco, U. (2013) Historia de la belleza. (2ª ed.). México: Ediciones Debolsillo Eco, U (2016) La estructura ausente (2ª ed.) México: Ediciones Debolsillo Foucault, M. (1984). De los espacios otros "Des espaces autres". Architecture, Mouvement, Continuité. Foucault, M (1999) Estrategias de poder. Obras esenciales vol. II España:Paidós Foucault, M (1999a) Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales vol. III España:Paidós Foucault, M (2009) Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión (2a ed.) México:Siglo XXI Foucault, M (2010) El cuerpo utópico. Las heterotopías. 1a ed. Argentina: Nueva Visión Guattari y Rolnik (2006) Micropolítica: Cartografías del Deseo. España:Traficantes de sueños Hiernaux y Lindón (2004) Desterritorialización y reterritorialización metropolitana: la ciudad de México. En Doc. Anàl. Geogr. 44, pp 71-88 Doi: https://core.ac.uk/download/pdf/39021357.pdf Holahan, Charles (2011) Psicología ambiental. Un enfoque general, México: Limusa Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio (1ª ed.). Madrid, España: Capitán Swing Muntañola, J (2001) La arquitectura como lugar, (2a ed.) Alfaomega-ediciones UPC, Universitat Politécnica de Catalunya Maldonado, D (2020) Un espacio fantástico. Historia, teoría y descolonizción, primer ensayo en Apuntes sobre decolonización, arquitectura y ciudad en las Américas, Loredo, R. & Lara, F (editores)., pp. 49-80, México: Colofón Editores. Publicaciones UAT. Maldonado, D (2020a) Post Arquitectura Notas sobre geografías invisibles. USA: Nhamerica Press (en prensa) Padilla, D (2019) Los espacios otros en las ciudades latinoamericanas. Redefinición de la inclusión desde la exclusión espacial. (Tesis doctoral) Universidad Autónoma de Nuevo León, México RAE (2020) Real Academia Española. España. Versión en línea http://dle.rae.es/?id=bBV63BI Rasmussen, Steen (2004) La experiencia de la arquitectura, Barcelona:Reverté Soja, E. W. (1996). Thirdspace. Journeys to los Angeles and other real-and-imagined places. USA: Blackwell ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 104 Topofilia, Revista de Arquitectura, Urbanismo y Territorios Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego" | BUAP Año XIV | No. 22 | Abril - Septiembre 2021 Schmid, C (2008) Henri Lefebvre´s theory of the production of space: towards a threedimensional dialectic en Space, Difference, Everyday life. Reading Henri Lefebvre, USA:Routledge; pp. 27-45 Shields, R. (2013). Spatial Questions. Cultural topologies and social spatialisations. Londres: SAGE. Vitruvio. M. (2008). Los diez libros de arquitectura. Madrid: Akal. ISSN: 2594-0635 | Diana Isabel Maldonado Flores ǀ Diana Karina Padilla Herrera 105