Geografías de la revuelta
Geografías de la revuelta
Carlos Antonio Aguirre Rojas
Rosario, 2021
Aguirre Rojas, Carlos Antonio
Geografías de la revuelta / Carlos Antonio Aguirre Rojas. - 1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones, 2021.
116 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-4963-97-0
1. Sociedad Civil. 2. Pandemias. 3. Historia de América. I. Título.
CDD 303.401
Maquetación de interiores: Lorena Blanco
Maquetación de tapa: Estudio XXII
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reconocidos
especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
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HECHO EL DEPÓSITO QUE MARCA LA LEY 11723
© Carlos Antonio Aguirre Rojas
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Este libro se terminó de imprimir en Talleres Gráficos FERVIL SRL, Rosario, Argentina,
en el mes de julio de 2021.
Impreso en la Argentina
ÍNDICE
A MODO DE PRÓLOGO
El mundo en tiempos del COVID-19 ...........................................
9
CAPÍTULO I
Chile insurrecto. El derecho de vivir en rebeldía (2019-2020) ...
19
CAPÍTULO II
La economía moral de las multitudes latinoamericanas.
E. P. Thompson en América latina ...............................................
33
CAPÍTULO III
Los movimientos indígenas de América Latina ...........................
57
CAPÍTULO IV
México en el largo siglo XX histórico. Pistas wallerstinianas
para su reinterpretación...............................................................
77
CAPÍTULO V
México en tiempos del COVID-19 ...............................................
99
A modo de prólogo
El mundo en tiempos del COVID-19
oy, a más de un año de haberse declarado oficialmente que la enfermedad del COVID-19 era una verdadera pandemia, es decir, una epidemia
de impacto y alcance mundiales, está cada día más claro que el causante principal de esta terrible pandemia, que azota actualmente a la humanidad
entera, no es otro que el sistema mundial capitalista todavía vigente en escala
planetaria. Ya que lejos de las tramposas pseudoexplicaciones naturalistas o
biologicistas, que querrían como se ha dicho con ironía, “culpar a los murciélagos”, y presentar al COVID-19 como una azarosa e infortunada mutación
“natural” de un virus animal que migra, también de modo desafortunado y casual, hacia los seres humanos, se impone cada día más claramente la evidente
realidad de que es más bien el capitalismo, con su profunda e ineludible lógica
depredadora y destructora de la naturaleza y de la ecología, el que al arrasar
implacablemente con los ecosistemas, y al destruir todos los ciclos y los equilibrios ecológicos y biológicos del mundo natural, termina por provocar estas
mutaciones y migraciones de las enfermedades animales hacia la cada vez más
frágil y precaria especie humana.1
Porque además de desencadenar esa eliminación brutal, súbita y descontrolada de las fronteras naturales y transhistóricas entre el reino animal y el
reino humano, es también el capitalismo el que ha ido creando, durante varios
siglos, la indefensión y la debilidad de los cuerpos humanos frente a esas nuevas e inéditas enfermedades provenientes de los animales. Y esto por varias
vías simultáneas. En primer lugar, al deformar y pervertir sistemáticamente los
hábitos alimenticios de las vastas mayorías de todos los pueblos del planeta,
privilegiando su alimentación a partir de carbohidratos y azúcares, en lugar de
los vegetales y las frutas. Azúcares y carbohidratos que si bien son fuentes de
mucha energía inmediata, para hacer posible que los cuerpos soporten largas y
pesadas jornadas de trabajo, y para que mantengan vivo y en aumento constante
el acendrado productivismo capitalista, también son la receta segura para que al
paso del tiempo y en el mediano plazo, los seres humanos terminen enfermando
de obesidad e hipertensión, las que curiosamente son ahora dos de las comorbi-
H
1
Esta esencia depredadora y destructora de la ecología y de la naturaleza en general, caracteriza
al capitalismo desde su propio nacimiento, y lo acompañará hasta su cercano final, que ya se
perfila claramente en el horizonte. Al respecto, cfr. Alfred W. Crosby, Imperialismo ecológico.
La expansión biológica de Europa, 900-1900, Crítica, Barcelona, 1988.
10
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lidades más comunes, que complican y dificultan la efectividad del combate de
esos cuerpos humanos en contra de la enfermedad del COVID-19.2
En segundo lugar, al extender y difundir entre todas las personas esa excitación morbosa y desequilibrada que es el stress moderno, el que al sobreactivar a
los individuos y mantenerlos en una alerta artificial constante, permite los constantes incrementos de la productividad del trabajo, aunque siempre al precio de
ir minando, otra vez en el mediano plazo, las fuerzas generales y la capacidad de
resistencia global de esos organismos humanos, los que fatalmente, más tarde
o más temprano, terminan somatizando ese stress y convirtiéndolo en gastritis,
en úlcera y en descompensaciones orgánicas que muchas veces conducen a la
diabetes, pero también y por otro camino, a los falsos e igualmente destructivos
procesos del tabaquismo y hoy del vapeo, cuando no al consumo descontrolado
de calmantes, antidepresivos, somníferos o antiansiolíticos, entre muchos otros,
enfermedades todas estas que una vez más, son obstáculos significativos para
poder enfrentar con éxito al virus del COVID-19.
Además, y con lo que parecería ser un complemento macabro de este debilitamiento, precarización y deformación negativa de los cuerpos humanos,
por medio de la alimentación cotidiana y de la difusión generalizada del stress,
el capitalismo destruye y paraliza también al principal instrumento oficial colectivo que podría servir de posible paliativo a estos procesos destructivos y
degeneradores de la buena salud integral de los seres humanos, el sistema de la
salud pública. Ya que al privatizar los servicios de salud en todas las naciones
del globo, degradando a la par los servicios públicos sanitarios, el capitalismo
mundial convierte a la salud en una mercancía que se compra y que se vende, y
por ende, que está sometida a las leyes de la oferta y la demanda, y también a la
lógica de la mayor obtención posible de la ganancia capitalista. Lo que provoca,
como lo hemos visto ya tantas veces en el último año transcurrido, que también
la enfermedad del COVID-19 sea vista y manejada con fines de lucro, y que en
su manejo por parte de todos los Estados del planeta, aparezcan constantemente
y de manera predominante, criterios de rentabilidad económica, mucho más
que de genuina salud pública y de salvaguarda efectiva de la vida humana.3
Y puesto que el capitalismo ha transformado a los cuerpos humanos en una
fuente potencialmente rentable de más y más ganancias, aunque a condición de
2
Sobre los esquemas alimenticios de la humanidad, y cómo son transformados completamente
por la irrupción del capitalismo, siempre es útil regresar a Fernand Braudel, “Capítulo 2. El pan
de cada día”, en el tomo I, de Civilización material, economía y capitalismo. Siglos XV-XVIII,
Alianza Editorial, Madrid, 1984, pp. 75-146. Véase también, Azucena Silvestre, “La alimentación capitalista que hay que superar”, en revista Mingako, núm. 2, 2015.
3
Sobre la precarización de los servicios de salud pública por causa del neoliberalismo, y sus
efectos directos en el número de víctimas causadas por el COVID-19, véase el ensayo de
Barrera-Algarín E, Estepa-Maestre F, Sarasola-Sánchez-Serrano JL, y Vallejo Andrada A,
“COVID-19, neoliberalismo y sistemas sanitarios en 30 países de Europa: repercusiones en el
número de fallecidos”, en Revista española de Salud Pública, vol. 94, octubre de 2020.
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que ellos se enfermen cada vez peor y cada vez con más frecuencia, entonces
es lógico que la actual pandemia replique nuevamente y reproduzca de manera
amplificada las jerarquías sociales y de clase que también se hacen presentes en
este ámbito de la salud. Así, los ricos, los políticos y los poderosos, tienen todas
las condiciones para establecer y respetar las medidas preventivas prescritas
para enfrentar con éxito la pandemia, pudiendo quedarse tranquilamente en sus
casas sin trabajar durante meses, y confinándose socialmente, al mismo tiempo
en que guardan la sana distancia, y que se protegen con adecuados cubrebocas,
y con buenos lentes, guantes, caretas y geles eficaces y de buena calidad, cuando se ven obligados a salir de sus confortables y bien equipadas residencias.
En cambio, y en el otro extremo de la pirámide social, para los vastos sectores subalternos es muchas veces imposible, incluso en términos materiales,
respetar esas medidas sanitarias preventivas de la enfermedad, al vivir muchas
veces hacinados en pequeños departamentos, o en cuartos, o en espacios minúsculos de habitación, y al estar obligados frecuentemente a dormir varias
personas en una misma cama, además de verse realmente forzados a continuar
trabajando, bajo la amenaza de carecer de los medios mínimos indispensables
para la propia sobrevivencia física si suspenden su actividad laboral, y estando
obligados a usar cubrebocas baratos y de muy mala calidad, junto a geles diluidos y deficientes, y a salir sin caretas, guantes, etc., debido a sus precarios y
limitados ingresos económicos habituales.4
Terrible cuadro de la desigualdad social extrema de las condiciones para
prevenir eficazmente la pandemia, que se complementa con el hecho de que,
en caso de caer enfermas, las elites dominantes de todo tipo, cuentan una vez
más con las mejores medicinas, y con los médicos y enfermeras especializados
necesarios para poder curarlos, dentro de caros y bien equipados hospitales privados siempre a su servicio, para que sean capaces de enfrentar en las mejores
condiciones a dicha enfermedad, mientras que en cambio, y en las antípodas de
todo esto, los pobres y desposeídos de todo el planeta se mueren en las sillas o
en las bancas de los pasillos de los hospitales públicos, sin alcanzar siquiera lugar en una cama, cuando no terminan refugiándose en sus humildes casas, para
agonizar y morirse sin atención médica alguna, aunque no sin antes contagiar,
en muchas ocasiones, a su familia entera.
Frente a este crudo y brutal panorama mundial, todos los Estados y todas las
clases políticas del orbe, sin excepción alguna, hacen gala de indiferencia, de
hipocresía y de extrema torpeza, en el manejo político y social de la pandemia.
Pues atrapados todos ellos entre de un lado su real y permanente función de
servir al capitalismo y a los capitalistas, que es su principal objetivo y tarea, y
4
Sobre este punto, y sólo como un ejemplo posible, véase la situación que al respecto prevalece
hoy en México, retratada con cifras terribles y contundentes, en el artículo de Julio Boltvinik,
“Economía moral. Contar bien los contagiados. Cuarentena y hacinamiento en transporte y
casa”, en La Jornada, del 3 de abril de 2020.
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de otro lado su necesidad de gestionar de algún modo los efectos múltiples de la
pandemia, para evitar el descontento popular y los posibles estallidos sociales,
terminan siempre privilegiando a aquellos a los que realmente obedecen, a los
capitalistas, aunque al mismo tiempo y de modo puramente retórico e hipócrita, proclamen a los cuatro vientos el preocuparse y el ocuparse de las clases y
grupos subalternos de sus respectivos países. Y si como dice la sabia sentencia
popular, ‘no es posible servir bien a dos amos, al mismo tiempo’, ha sido claro
durante más de un año que el verdadero amo al que sirven todos los políticos y
todos los Estados de todos los países, no es otro que el sistema capitalista mundial y sus correspondientes encarnaciones nacionales. Situación que demuestra
la enorme sabiduría de los indígenas neozapatistas, cuando para caracterizar a
esos políticos que hoy mal gobiernan en todas las naciones del planeta, utilizan
la ingeniosa metáfora de que ellos son sólo los ‘capataces’, los ‘mayordomos’ y
los ‘caporales’ del verdadero patrón o dueño de las fincas, que son los capitalistas nacionales e internacionales de todo el sistema capitalista a nivel mundial.5
Por eso, y en virtud de ese sometimiento estructural de los Estados, los
gobiernos y los políticos de todo tipo hoy en el poder, a los grupos y a las clases
capitalistas del planeta entero, es que ellos sólo han sido capaces, a lo largo de
toda la pandemia, de proponer y concretar las siempre tibias, contradictorias,
parciales y fallidas políticas implementadas por esos mismos Estados, en la
lucha en contra del COVID-19. Políticas que se justifican todo el tiempo con el
absurdo e insostenible discurso de que “es necesario combatir la enfermedad,
pero sin descuidar la continuidad del funcionamiento regular de la economía”,
al mismo tiempo en que, en los hechos, se apuesta cínicamente al previsible resultado de que el nuevo darwinismo social así promovido e instaurado, afectará
sobre todo y en primer lugar a las poblaciones subalternas de todo el mundo,
a los “peatones de la historia”, causando sólo en ellos las muertes y todos los
efectos negativos de esta pandemia, mientras deja prácticamente intactos a los
ricos, a los poderosos y a todos aquellos que ocupan los puestos altos de todas
las diversas y múltiples figuras de la jerarquía social.
Mientras tanto, y repitiendo en otro escenario la sabida verdad de que las
guerras modernas las organizan y las ganan los ricos, mientras los pobres las
pelean y las sufren, poniendo solo ellos la correspondiente cuota de heridos y
de muertos, esta moderna guerra de la humanidad contra el coronavirus sigue
produciendo cada día más y más enfermos y más y más muertos, pasando de
la primera a la segunda ola y de la segunda ola a la tercera, mientras las compañías farmacéuticas más grandes y ricas del planeta controlan y manipulan a
sus respectivos Estados, para competir indiscriminadamente por el potencial
5
Sobre esta sabia e inteligente metáfora, que desnuda la esencia misma de todos los gobiernos y
de todos los políticos contemporáneos hoy en el poder, cfr. Subcomandante Insurgente Moisés,
“El mundo capitalista es una finca amurallada”, del 12 de abril de 2017, en el sitio de Enlace
Zapatista, en https://www.ezln.org.mx.
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mercado de la que sin duda será la vacuna más vendida en toda la historia
del capitalismo, al mismo ritmo en que los Estados-Nación más poderosos del
globo mezquinan y administran a su conveniencia la dotación o suministro de
dichas vacunas a todo el tercer mundo, vulnerable, desprotegido y precarizado
durante siglos, por la propia explotación económica y por el dominio político y
geopolítico de dichas naciones ricas y privilegiadas.6
Por todo esto, como dicen los sabios compañeros neozapatistas, la tarea
hoy prioritaria para todos los movimientos, las clases, los grupos y los individuos que luchamos en contra del sistema mundial capitalista, que hoy muestra
de manera descarnada su generalmente oculto rostro depredador, destructivo
y genocida de la humanidad, es la tarea de salvar la vida, para salvándola poder seguir ahora mismo y mañana luchando en contra de este mismo sistema
capitalista planetario.7 Pues más allá de las terribles y realmente catastróficas
consecuencias que esta pandemia mundial está teniendo para los pueblos y los
sectores oprimidos de todo el planeta, ella tiene también, a pesar de todo, algunos efectos positivos y potencialmente promisorios hacia el futuro cercano y
también de mediano plazo.
Porque los hechos son testarudos. Y esos hechos están despertando y enriqueciendo a pasos acelerados la conciencia crítica de todos los subalternos
del mundo. Ya que al observar la evidente y descarada hipocresía de sus clases
políticas y de sus gobiernos, junto a la pésima gestión de la pandemia y a la
cínica subordinación de esos malos gobiernos y esos políticos a los intereses
económicos capitalistas, a los que despiadadamente y sin contemplación alguna
se sacrifica a la gente, al bienestar público, a la defensa de la salud general y al
combate realmente efectivo de la enfermedad, todas las personas en todos los
países, terminan por esclarecerse y convencerse de que los políticos en general,
se digan de derecha, de centro o de izquierda, no sirven para nada bueno, y que
solo están enamorados del poder por el poder mismo, y entregados sin tapujos
a sus respectivos sectores y clases capitalistas, cumpliendo la función ya mencionada de simples capataces, mayordomos y caporales.
6
Para mencionar sólo uno entre los muchos ejemplos posibles, de esa manipulación de los gobiernos por parte de las grandes empresas farmacéuticas transnacionales, cfr. John McEvoy,
“Exclusive: Washington pressured Brazil not to buy ‘malign’ Russian vaccine”, del 14 de marzo de 2021, en el sitio: https://www.brasilwire.com. Y sobre el proceso histórico de siglos de
la ‘periferialización’ de todo el tercer mundo por parte de Europa y Estados Unidos, que a
través del mecanismo del ‘intercambio desigual’, crea simultáneamente la pobreza y precariedad crecientes de las periferias del capitalismo, y la riqueza y fortaleza concomitantes de los
centros hegemónicos del sistema, cfr. Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial, 4
volúmenes, Siglo XXI, México, 2011-2014.
7
Sobre esta postura neozapatista cfr. el Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario
Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, “Por coronavirus, el EZLN cierra Caracoles y llama a no abandonar las luchas actuales”, del 16 de marzo de
2020, en Enlace Zapatista, https://www.ezln.org.mx.
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También y al desnudar como todos los Estados del mundo eligen proteger
al capital en detrimento de las mayorías sociales, al costo que sea en términos
de víctimas fatales, los ciudadanos de a pie terminan por comprender que el
Estado en sí mismo es el problema y no la solución, y que no hay ni puede
haber Estados “buenos”, o “progresistas”, o “populares”, o “proletarios”, o
“socialistas”, sino que el Estado es en su esencia misma enemigo de los pueblos, y que debe ser destruido completamente y hecho añicos, para en su lugar
instaurar estructuras del “buen gobierno”, como las Juntas de Buen Gobierno
Neozapatistas, es decir, en general, las diversas formas posibles del verdadero
autogobierno popular.8
Al mismo tiempo, la verdadera situación-límite que esta pandemia mundial
ha creado, ha obligado a los capitalistas de todo el planeta a renunciar a sus
falsos discursos paternalistas, de conciliación de las clases sociales y de supuesta preocupación por sus trabajadores, para mostrarlos en su real naturaleza
y esencia, la que se hace evidente cuando ellos, con el pretexto de la pandemia,
corren a sus trabajadores sin indemnización ni compensación alguna, o cuando recortan personal y obligan a los pocos trabajadores que siguen en activo
a realizar el trabajo de sus compañeros despedidos, sobreexplotándolos sin
aumento alguno de salario, o cuando reducen los salarios, o las prestaciones, o
deterioran las condiciones generales de trabajo, siempre con la justificación de
“salvar la fuente de empleo” y de “sobrevivir a la pandemia”. Y esto, cuando
no llegan al extremo, para nada infrecuente, de forzar literalmente a sus asalariados a continuar trabajando bajo condiciones que implican un alto riesgo
real de contagio, a partir de la amenaza explícita de que de no hacerlo pueden
ser inmediatamente despedidos.
Medidas draconianas del capital contra el trabajo, que además de ilustrar y
confirmar por enésima vez la sabia tesis de Marx, de que el capitalista es solamente el “capital personificado”, y que su única brújula de comportamiento es
la búsqueda insaciable e infinita de la mayor ganancia, le abren los ojos progresivamente a todas las clases trabajadoras del planeta, llevándolas a la necesaria
conclusión de que, bajo el actual sistema capitalista mundial, es imposible enfrentar eficazmente todos los colosales problemas que hoy padece y confronta
la humanidad: hoy mismo, el de la pandemia planetaria del COVID-19, pero
mañana e incluso también ahora, el del cambio climático que amenaza cada
vez más con provocar una catástrofe ecológica de proporciones inimaginables,
con efectos devastadores que podrían terminar la vida misma de la especie humana, o también la salvaje y desenfrenada destrucción creciente de la naturaleza, con sus múltiples efectos de tsunamis, temblores, terremotos y también
8
Sobre este punto, que nos sea permitido remitir al lector a nuestros libros, Carlos Antonio
Aguirre Rojas, Teoría del Poder. Marx, Foucault, Neozapatismo, Prohistoria, Rosario, 2020
y Mandar Obedeciendo. Las lecciones políticas del neozapatismo mexicano, Contrahistorias,
México, 14a edición, 2018.
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de otras pandemias similares al COVID-19 posibles, junto a la polarización
social creciente, con sus múltiples y diversas consecuencias de multiplicación
de las jerarquías, y de ahondamiento del ya inmenso desfase entre los grupos
más privilegiados, más poderosos y más ricos, y los grupos más precarizados,
más pobres y más desprotegidos, e igualmente el terrible desbordamiento y
florecimiento sin límite de las más extrañas y enfermas formas de la violencia
destructiva y caótica que se esparce como reguero de pólvora a todo lo largo y
ancho del tejido de todas las sociedades actuales del mundo.9
Problemas sociales de magnitud realmente planetaria, igual que la pandemia actual, que son imposibles de enfrentar adecuadamente y de ser resueltos
inteligentemente mientras sigamos aprisionados en la lógica capitalista aun hoy
dominante. Lo que por ende nos conduce a todos a la obligada deducción de
que es necesario terminar de una buena vez con este sistema capitalista mundial, antes de que él termine con la humanidad entera, en la medida en que dicho capitalismo mundial se revela cada día, de manera más patética y escandalosamente evidente, como la verdadera fuente de todos nuestros males actuales.
Abolición total del capitalismo en todo el planeta Tierra, cuyo proceso ha
comenzado ya a desarrollarse de manera germinal y embrionaria pero muy clara y explícita, desde hace algunos lustros. Pues como bien lo dijo Marx, el
problema sólo aparece cuando ya existen las condiciones de su propia solución.
Y la pandemia mundial del COVID-19 nos confirma también la profunda corrección de este inteligente aserto. Pues al desnudar completamente el egoísmo,
la mezquindad, la miopía y la inutilidad de los Estados, de los gobiernos, de
los políticos, de los capitalistas, de los ricos y de los poderosos de este mundo,
esta pandemia potencia y acelera la conciencia crítica de que la humanidad ha
llegado a tal grado de madurez social y cultural, que ya no son necesarios, para
el adecuado funcionamiento global de las sociedades modernas, ni los Estados,
ni los patronos, ni tampoco los políticos o los ricos, igual que son totalmente
prescindibles y superfluos, los poderosos, los que ocupan los altos puestos de
la jerarquía social en todas sus figuras posibles, y todos aquellos que los sirven
y los protegen, como los policías, los carabineros, los ejércitos y los soldados,
junto a las guardias blancas, o los pistoleros y guardaespaldas de cualquier tipo,
entre muchos otros.10
9
Sobre estos complejos problemas, de magnitud realmente planetaria y de indudable escala
histórico-universal, véanse las distintas posiciones de Immanuel Wallerstein, La crisis estructural del capitalismo, Quimantú, Santiago de Chile, 2016, Carlos Taibo, Colapso. Capitalismo
terminal, transición ecosocial, ecofascismo, Los libros de la Catarata, Madrid, 2016, y Carlos
Antonio Aguirre Rojas, Para comprender el mundo actual. Una gramática de larga duración,
Instituto Politécnico Nacional, México, 2010.
10 Por eso, no es para nada casual que todas esas figuras de los patrones, los terratenientes, los
políticos, los jerarcas, o los ‘mandones’ de todo tipo, no existan dentro de los territorios neozapatistas de Chiapas, pero tampoco en las fabricas recuperadas o en los barrios piqueteros
argentinos, o en los Acampamentos y Asentamentos de los Sin Tierra brasileños, o en las selvas
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Geografías de la revuelta
Y es esta creciente y cada vez más aguda conciencia crítica de la inutilidad
e innecesariedad de la sobrevivencia actual de la explotación económica, de las
clases sociales, de la discriminación social, del racismo, del patriarcado y el
machismo, de los poderes antagónicos y excluyentes y de las jerarquías sociales
diversas, la que desde hace varias décadas se expresa en la múltiples revueltas
anticapitalistas y antisistémicas contemporáneas que son llevadas a cabo por
los distintos movimientos sociales, y por los sectores, y los grupos, y las clases
subalternas de todo el globo terráqueo. Y son estas revueltas radicales, hoy vivas y actuantes, las que a través de sus demandas y exigencias fundamentales,
nos muestran sin duda la verdadera salida del laberinto que hoy representa la
pandemia mundial del COVID-19.
Porque habiendo crecido y madurado mucho antes de esta pandemia, y al
haber detectado y asimilado también hace años, esa miseria y mezquindad de
los políticos, los capitalistas y los poderosos, que hoy es desnudada y mostrada
de forma evidente por los efectos del COVID-19, esos movimientos y las múltiples revueltas anticapitalistas y antisistémicas que ellos llevan a cabo en todas
partes, nos habían ya propuesto e indicado la estrategia y la solución posible
frente a los vastos problemas antes mencionados que hoy confronta la humanidad entera: la auto-organización popular.
Pues si el Estado y los políticos solo saben mal gobernar o no gobernar,
entonces la alternativa es la de aprender a autogobernarse. Y si los capitalistas
y los ricos solo explotan a todo el mundo, y viven del trabajo de los otros, la
opción posible y lógica frente a esto es la de expropiarles los medios de producción sociales, como las tierras y las fábricas, y hacerlas producir para nosotros,
para los que realmente las movemos y las hacemos trabajar, instituyendo en
los hechos la sabia consigna de los movimientos populares de que el que no
trabaja no come. Y si los poderosos y los jerarcas de todo tipo, sólo saben excluir, dominar, someter y discriminar, la salida natural es entonces la de abolir
todo tipo de jerarquías y de poderes antagónicos, e instaurar entre todos los
seres humanos relaciones horizontales, dialógicas, fraternas e igualitarias. Y
todo esto es posible si nos organizamos entre nosotros mismos, es decir, si nos
auto-organizamos.
Lo que ya ha comenzado a suceder en todo el mundo, como una respuesta
espontánea a los terribles y destructores efectos de la pandemia, y frente a la
torpeza y mezquindad de todos los gobiernos y los capitalistas. Pues frente a
esta torpeza y mezquindad, lo que los subalternos han hecho es auto-organizaramazónicas ocupadas por la CONAIE ecuatoriana, o en las montañas de Bolivia donde está
asentado el Movimiento Pachakutik, o un largo etcétera. Sobre estas experiencias, cfr. Raúl
Zibechi, Autonomías y emancipaciones. América Latina en movimiento, Bajo Tierra Ediciones,
México, 2008, y Carlos Antonio Aguirre Rojas, Antimanual del Buen Rebelde, Universidad de
San Carlos, Guatemala, 2017, y La tierna furia. Nuevos ensayos sobre el neozapatismo mexicano, Contrahistorias, México, 2019.
Carlos Antonio Aguirre Rojas
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se para crear todo tipo de redes de solidaridad popular, regalando por ejemplo
comida a quien la necesita, o también, organizando intercambios de productos
sin la mediación del dinero, o compensando con trabajos y servicios el apoyo de
los otros. Pero también creando fondos populares de ayuda y auxilio a los más
diversos sectores sociales, por ejemplo a los artistas y creadores de cultura, o
a los nuevos y viejos desempleados, o a los jóvenes en situación cada vez más
precaria, o al número cada vez más creciente de madres solteras cabezas de familia, o un muy largo etcétera, entre muchas de las distintas iniciativas surgidas
desde abajo, en todos los sectores populares y subalternos de los miles y miles
de pequeños rincones del planeta en su conjunto.
Iniciativas de autoorganizaciòn popular, a veces nuevas y a veces derivadas
de las experiencias previas realizadas por los movimientos antisistémicos, que
también se hacen presentes al organizar las revueltas populares y subalternas
que ellos impulsan, y que en las difíciles condiciones actuales, ayudan a madurar de manera subterránea, las condiciones generales de las cercanas y masivas
protestas populares por venir. Porque el ‘viejo topo de la historia’ trabaja muchas veces de manera soterrada y encubierta, esperando con paciencia las condiciones de su saludable irrupción pública. Tal y como lo ilustran y demuestran
el neozapatismo mexicano, o el movimiento mapuche chileno, igual que los
piqueteros autonomistas argentinos, los Sin Tierra brasileños, o los indígenas
ecuatorianos, peruanos, bolivianos o colombianos, realmente anticapitalistas y
antisistémicos, entre muchos otros.
Porque es claro que en la geografía universal de las revueltas antisistémicas,
que como lo demostró el año de 2011 tiene dimensiones realmente planetarias,
le ha tocado sin embargo a América Latina, el papel de ser hoy el frente de
vanguardia mundial de esas luchas y revueltas antisistémicas en curso. Papel
de vanguardia que, desde México hasta Chile, y pasando por Ecuador, Perú,
Colombia y Bolivia, se hizo otra vez clamorosamente evidente en las vastas
movilizaciones y revueltas del año de 2019, que antecedieron a la irrupción de
la pandemia del COVID-19.
Hoy los pueblos y los movimientos antisistémicos de toda América Latina,
y también del mundo entero, maduran con paciencia y de modo soterrado las
muy cercanas y futuras revueltas radicales que habrán de manifestarse e irrumpir en todas partes, en cuanto termine esta terrible pandemia actual. Mientras
tanto, e igual que alguna vez lo hizo Don Quijote de la Mancha, esos movimientos “velan sus armas”, es decir, las distintas herramientas de la compleja
lucha anticapitalista y antisistémica que habrá de escenificarse el día de mañana, cuando con el fin del COVID-19, dichos movimientos estén nuevamente en
condiciones de utilizar hábil e inteligentemente esas herramientas, en sus cercanos combates futuros. Con lo cual, será posible por fin derrotar eficazmente,
y borrar de la entera faz de la tierra, al cada día más atroz y destructivo sistema
capitalista mundial.
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Geografías de la revuelta
Y es precisamente de estos movimientos anticapitalistas y antisistémicos, y
de las revueltas radicales y profundas que ellos han protagonizado en los tiempos
recientes, que trata el pequeño libro que ahora el lector tiene entre sus manos.
Ciudad de México, abril de 2021