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10/2/2014 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México Trace Trav aux et recherches dans les Amériques du Centre 51 | 2007 : Comercio y Políticas Públicas La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México1 CAROLINE STAMM p. 83-93 Resúmenes Español English Français En el centro histórico de la Ciudad de México, el Program a de Mejoram iento del Com ercio Popular fue im pulsado a principio de los años 9 0 con el fin de reubicar a los v endedores am bulantes en m ás de v einte plazas de com ercio popular. A pesar del contexto nacional de dem ocratización del sistem a político y del cuestionam iento al corporativ ism o, esta política pública continúa situándose dentro de la regulación corporativ ista tradicional del am bulantaje, caracterizada por las negociaciones entre las autoridades políticas y las asociaciones de com erciantes am bulantes representadas por sus líderes. Sin em bargo, la presencia reciente de nuev as asociaciones sim patizantes del PRD o independientes en el caso particular de las plazas com erciales populares, nos perm ite reflexionar sobre los cam bios de las condiciones de gestión del com ercio am bulante. Así m ism o podem os postular una ev olución hacia una acción pública m ultiform e. At the beginning of the 9 0´s, the Program for the Im prov em ent of Street Vending was im plem ented in the historical centre of Mexico City , with the objectiv e of relocating street v endors in m ore than twenty popular com m ercial centres. Despite the national context of the dem ocratization of the political sy stem and the questioning of corporatism , this policy took place in the tradition of corporate regulation of street v ending, characterized by the negotiations between political authorities and the leaders representing street v endors’ associations. Nev ertheless, new associations, independents or sy m pathizers of the PRD, hav e m ore recently em erged, particularly in the case of popular com m ercial centers, which giv es rise to debate on the changes to the conditions of public m anagem ent of street v endors and speculate an ev olution towards a m ultiform public action. Dans le centre historique de Mexico, a été m is en place au début des années 9 0 le http://trace.revues.org/654 1/13 10/2/2014 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México program m e d’am élioration du com m erce populaire dans le but de relocaliser les v endeurs am bulants dans une v ingtaine de centres com m erciaux populaires. En dépit du contexte national de dém ocratisation et de rem ise en cause du corporatism e, cette politique publique se situe dans la continuité de la régulation corporatiste traditionnelle du com m erce am bulant, caractérisée par des négociations entre les pouv oirs publics et les associations de com m erçants am bulants représentées par des leaders. Cependant, plus récem m ent, de nouv elles associations sy m pathisantes du PRD ou indépendantes sont apparues dans le cas particulier des centres de com m erce populaires, ce qui nous perm et de réfléchir sur les changem ents des conditions de gestion du com m erce am bulant et de postuler une év olution en direction d’une action publique m ultiform e. Entradas del índice Palabras claves : am bulantaje, centro histórico, Ciudad de México, plazas de com ercio popular, políticas públicas Texto integral 1 2 3 4 EN LA CIU DA D DE MÉXICO, como en otras ciudades latinoamericanas, el comercio ambulante forma parte de la agenda política de las autoridades locales. 2 A principio de los años 90, en un contex to de protección y v aloración del patrimonio cultural del centro histórico de la Ciudad de Méx ico (Monnet 1 993), fue implementado el Programa de Mejoramiento del Comercio Popular, cuy o fin consistía en relocalizar a los 1 0000 comerciantes ambulantes instalados en las principales calles de la ciudad. Está política combinó dos medidas principales: por una parte, un bando fue proclamado en 1 993 con el objetiv o de prohibir el ejercicio del comercio en la v ía pública dentro del perímetro del centro histórico. Por otra parte, la construcción de infraestructura comercial (27 centros comerciales populares) fue diseñada para reubicar a los comerciantes de las calles del centro histórico. Este programa del Departamento del Distrito Federal se ubica en un periodo clav e de la historia política mex icana. Las transformaciones del sistema político mexicano y el proceso de democratización iniciado en los años 80, que se aceleró en la década de los 90, cuestionaron el corporativ ismo mexicano que caracterizaba la relación entre el Estado y la sociedad civ il. Después de la Revolución mexicana, el comercio ambulante se organizó en asociaciones incorporadas a la estructura corporativ ista del partido oficial. Su regulación consistía en la negociación bipartita entre el Gobierno y los representantes de las organizaciones priístas de comerciantes ambulantes. El propósito de este artículo es estudiar los cambios en el modo de regulación del ambulantaje a partir de los actores políticos principales que son las organizaciones de comerciantes ambulantes, a trav és del análisis de la política de las plazas de comercio popular. Los estudios contemporáneos de las políticas públicas conv ergen hacia la emergencia y la multiplicación de actores “organizados y pertinentes”, en donde “los que antes eran únicamente blanco de las políticas públicas” se transformaron en actores independientes y eficientes inv olucrados en los procesos de decisión y de puesta en marcha de las políticas públicas (Massardier 2003: 1 02), que actualmente se ex presan bajo el término de acción pública. En el caso de la política pública iniciada en 1 993, que permitió la creación de plazas de comercio popular, ¿cómo ev olucionaron los actores políticos? ¿Es posible observ ar la multiplicación de actores independientes y , por consiguiente, la instauración de las condiciones de una acción pública? A partir de un trabajo de observación, entrev istas y encuestas realizadas con http://trace.revues.org/654 2/13 10/2/2014 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México los agentes públicos, con los responsables de organizaciones y con los v endedores de las plazas de comercio popular, particularmente en “Artesanos del Centro” y “La Paja” durante el 2003-2004, intentaremos dar respuesta a estas preguntas en tres etapas: en primer lugar realizaremos una introducción a la organización política del ambulantaje, para enseguida efectuar una reflex ión sobre las condiciones de elaboración de la política de las plazas comerciales. Finalmente, presentaremos un estudio sobre las transformaciones de los actores políticos de las plazas de comercio popular. Algunos elementos de referencia: la organización política del ambulantaje 5 6 7 El comercio ambulante, entendido como las activ idades de v enta en el espacio público por medio de un puesto fijo, semifijo, móv il o sin puesto, es organizado en la Ciudad de Méx ico a partirde asociaciones civ iles. Los v endedores de cada calle o de v arias calles están generalmente constituidos en organizaciones de v endedores ambulantes reconocidas legalmente. Cuando poseen un puesto son identificables de acuerdo al color de las lonas de los mismos, marcando así su territorio en el paisaje urbano. Estas asociaciones, estudiadas sobre todo en el caso del centro histórico y del barrio de Tepito, se componen de una docena o de v a rios miles de miembros. En consecuencia, las asociaciones del centro histórico son muy heterogéneas (Azuela 1 990: 22). Esta heterogeneidad puede coincidir con lógicas espaciales, por ejemplo: las organizaciones de Tepito tienen un número menor de afiliados en comparación con las del centro histórico; como resultado ellas son más numerosas y dispersas, por lo que se puede inferir que para el centro histórico ex iste un sistema con concentraciones de tipo mafioso y para Tepito un sistema de dispersión (Tomas 2004: 208). La creación de una organización de comerciantes ambulantes consiste en un simple trámite notarial a fin de constituirse en una asociación civ il. No obstante, la importancia no radica en el reconocimiento oficial de ella, sino en el derecho de ocupar una parte del espacio público para v ender. En la práctica, las autoridades públicas realizan un acuerdo con las organizaciones para la designación de un área de v enta delimitada (Azuela 1 990: 23), el cual puede ser disputado enseguida por otro grupo de v endedores. 3 Como lo señala Antonio Azuela (1 990: 20), los ejemplos de ocupaciones de la calle por otra organización son frecuentes. Dicha situación se puede leer regularmente en los periódicos locales. Dentro del área de v enta de c ada organización, el afiliado dispone de un espacio de v enta propio en donde instala su puesto. En una gran parte del centro histórico, los puestos son en su may oría semifijos o mov ibles y están instalados en la v ía pública. Se pueden desmontar o desplazar en la noche y reinstalarse al día siguiente. Los comerciantes se benefician de un espacio en la calle a cambio del pago de una cuota diaria o semanal – según sea el caso –, a la organización, la cual transfiere una parte a las administraciones requeridas para el permiso de v enta. Esta suma es colectada por los miembros de la asociación y v aría según el tamaño del puesto, su ubicación y a la organización a la cual se pertenece. 4 En ciertos espacios como en Tepito por ejemplo, este mecanismo funciona de manera diferente: los puestos son fijos y los comerciantes deben comprar su puesto, es decir: una parte de la banqueta. http://trace.revues.org/654 3/13 10/2/2014 8 9 10 11 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México Esta cantidad 5 da a su “propietario” el derecho de v ender sus mercancías o de rentar su puesto a alguien más. Si bien la gran may oría de los v endedores pertenece a una organización, ello no essimplemente el resultado de una organización de base, que permite la regulación interna de las activ idades y de la representación del grupo frente a otros actores, es por el contrario, y fundamentalmente, el resultado directo de la formación del sistema corporativ ista mex icano y de procedimientos administrativ os cuy a combinación requiere que los indiv iduos pertenezcan a una asociación reconocida para ser autorizados a v ender en la calle (Cross 1 998: 1 20). La historia de las organizaciones de comerciantes ambulantes está relacionada con la corporativ ización del Estado mex icano después de la Rev olución mex icana. El partido oficial, el Partido Rev olucionario Institucional (PRI)– que se llamaba entonces Partido de la Rev olución Mex icana 6 estableció en los años 40 un proy ecto de Unidad Nacional (Castro Nieto 1 990). Uno de sus objetiv os era el de controlar a la sociedad a trav és de la integración de todas las fuerzas sociales en el partido oficial, gracias a la creación de organizaciones y de grupos integrados a la estructura del partido. Lázaro Cárdenas, presidente de 1 934 a 1 940, estructuró el PRI en sectores: los sectores Agrario, Obrero, Militar – que desaparece en 1 946 – y Popular. Las asociaciones de ambulantes se integraron al último sector, la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), junto con otros grupos gremiales, de jóv enes, de mujeres, etc. La creación de estos sectores y su integración al partido oficial ha permitido la legitimación de las organizaciones ex istentes 7 y la creación de nuev as asociaciones, transformando así el sistema político en un sistema apoy ado por las masas. Desde entonces, los indiv iduos estaban incorporados al PRI a trav és de su adhesión a un sindicato o a una asociación afiliada a un sector específico de ese partido según su estatus. La política de Ernesto P. Uruchurtu8 regente del Distrito Federal en los años 1 950-1 960, ay udó a la formación y al fortalecimiento de las organizaciones de comerciantes ambulantes (Cross 1 998 : 1 62). Su política de construcción de mercados públicos para los ambulantes le permitió crear y organizar una amplia clase de v endedores que pudiera manipular políticamente. Una sección del reglamento de mercados de 1 951 – el capítulo V I – autorizaba a los comerciantes a formar asociaciones civ iles para representar sus intereses, pero solamente los de más de 1 00 miembros eran reconocidos por el gobierno y tenían la obligación de afiliarse al PRI y de apoy ar las acciones políticas de este partido. A cambio, Uruchurtu garantizó la construcción de mercados y les autorizó a vender en las calles durante las obras. Este periodo se caracterizó por una v erdadera “politización” de los comerciantes ambulantes (Cross 1998: 1 86), así como la generalización del corporativ ismo como forma de relación entre los comerciantes ambulantes y las autoridades. Así, dos características fundamentales del corporativ ismo son presentes en el funcionamiento de las organizaciones (Azuela 1 990: 22): la “mediación forzada”, en la que los v endedores se v en obligados a pasar por una organización para obtener un permiso de v ender en la calle; y la afiliación obligatoria al PRI de parte de la asociación para obtener permisos para sus miembros. Las organizaciones y sus agremiados representaban v otos, apoy o y un potencial importante de mov ilización para el partido único; en contraparte, los líderes podían acceder a puestos políticos importantes. De este modo, el aparato político intentó cooptar a los ambulantes, dándoles al mismo tiempo la posibilidad de contrarrestar las tentativ as de control de parte de las autoridades gracias sobre todo al poder de los dirigentes de las organizaciones. http://trace.revues.org/654 4/13 10/2/2014 12 13 14 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México El sistema corporativ ista se combina con el clientelismo. Es frecuente que dentro de las asociaciones gremiales emerja un líder capaz de crear relaciones personales con las autoridades, quien en un principio era v endedor ambulante. Castro Nieto (1 990: 65) propone una tipología de estos líderes: el líder independiente, el líder tradicional y el líder moderno. El primero no es afiliado al partido oficial o al gobierno; obtiene permisos de v enta por canales oficiales. El segundo se apoy a en su origen local y sus relaciones de amistad, de compadrazgo o de parentesco. El último tipo comprende a líderes quienes tienen un estatus definido en la comunidad y que proponen prestaciones económicas como las cajas de ahorro. En todos los casos, el líder constituy e un “intermediario político” (Lomnitz 1 97 8; Cornelius 1 986; Castro Nieto 1 990). Este funcionamiento clientelista está relacionado con la jerarquía del sistema mex icano formado por un cierto número de camarillas de funcionarios los cuales compiten por la distribución de los puestos en el gobierno, lo que a su v ez depende en parte de su capacidad para distribuir recursos a las organizaciones populares. Sin embargo, como lo nota con razón Cross (1 990: 80), tomando en cuenta la competencia que ex iste entre los líderes por los espacios de v enta y los afiliados, los líderes no pueden reducir sus intereses propios a aquellos de su patrón. Por otro lado, las prácticas clientelistas son profundas entre los v endedores ambulantes. En algunos casos los v endedores ambulantes acabaron asumiendo esta dependencia frenteal líder, la negociación permanente y el no respecto de las normas, como “formas legítimas deintermediación entre la sociedad y el Estado” (Grisales Ramírez 2003: 7 6). No obstante, si el poder del líder es muchas v eces descrito como muy fuerte, incluso hasta hacer uso de la v iolencia, y el funcionamiento de las organizaciones como no democrático, se tiene que relativ izar este poder porque los ambulantes pueden rebelarse o liberarse de su líder, como lo enseña un caso comentado por Cross (1 998: 1 421 46). Por lo tanto, la capacidad del Estado para controlar el comercio en la v ía pública ha sido determinado por las relaciones políticas corporativ istas y clientelistas entre los comerciantes, representados por un líder, y las autoridades (Cross 1 998: 1 21 ). Es importante subray ar que el poder de las asociaciones de comerciantes ambulantes en el centro histórico de Méx ico es una particularidad del caso mex icano hasta los años 1980-1 990. En efecto, en comparación con lo que concluyen otros estudios realizados en otras ciudades mex icanas (Ramírez Sáiz & Mora 1 998) o latinoamericanas (Roever 2005), las organizaciones en Méx ico son importantes numéricamente, son poderosas y además tienen una v erdadera relación de fuerza con las autoridades. La política de las plazas de comercio popular: una regulación corporativista tradicional 15 El funcionamiento corporativ ista iniciado en los años 40, el cual implica la adhesión de las nuev as organizaciones al partido oficial, duró hasta la mitad de los años 80. A esta fecha, el pacto con el PRI fue cuestionado después de haber funcionado durante decenios. Algunos dirigentes abandonaron el PRI y otros amenazaron con la desafiliación masiv a. Las acusaciones mutuas entre funcionarios y líderes se v olv ieron más frecuentes y se empezó a hablar de una crisis del modelo corporativ ista (Azuela 1 990: 4). En la misma época, en http://trace.revues.org/654 5/13 10/2/2014 16 17 18 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México 1 989, se creó el Partido de la Rev olución Democrática (PRD), el cual nació de un proceso de conv ergencia entre la izquierda política, las organizaciones sociales y la corriente democrática del PRI (Combes 2000:59) y se constituy ó en el gran partido de oposición que junto al PAN desafiaron al PRI. Conjuntamente, el proceso de democratización empezó tanto a niv el nacional como a niv el local (Dav is 1 999) con la creación en 1 987 de una asamblea elegida: la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (ARDF). La constitución de la ARDF transformó el funcionamiento político local, y a que substituy ó a la CNOP – órgano central del sistema corporativ ista – como “mecanismo para la estructuración de la política local” (Dav is 1 999: 421 ). Según este mismo autor, la CNOP a partir de entonces y a no fue la fuerza política poderosa y representativ a del sector popular; por eso, la política de transformación de centro histórico y de ev icción del comercio ambulante a principio de los años 90 había sido posible. Sin embargo, eso no significa que las organizaciones populares perdieran todo su poder político y tampoco que las relaciones clientelistas desaparecieran. Al contrario, Manuel Camacho Solís, regente de la Ciudad de Méx ico bajo la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1 988-1 994), puso en marcha el Programa de Mejoramiento del Comercio Popular a partir de la negociación directa con las asociaciones de comerciantes ambulantes con un estilo clientelista tradicional (Dav is 1 999: 422). Las organizaciones, como representantes de los ambulantes y detentadoras del poder de negociación, fueron los interlocutores de primer plano en el Programa de Mejoramiento del Comercio Popular. De igual manera que lo había hecho Uruchurtu unos decenios antes, Camacho Solís insistió en que los v endedores formaran parte de una asociación – en caso de que no estuv ieran y a organizados– y en que esta agrupación se afiliara al PRI. Cross (1 998: 1 91 ) da el ejemplo de v endedores no organizados que fueron reubicados cerca de la Basílica de Guadalupe quienes siguieron la sugerencia de las autoridades de formar una asociación afiliada al PRI, gracias a la cual fueron posteriormente integrados al Programa. Casi todas las organizaciones eran priístas, salv o unas ex cepciones. Sin embargo, a pesar del fav oritismo hacia los grupos adherentes al PRI, el número de asociaciones afiliadas a un partido de oposición y sobre todo al PRD aumentó a partir de los años 1 980 (Cross 1 998: 1 27 ). Durante las negociaciones del Programa de Mejoramiento del Comercio Popular, las organizaciones simpatizantes del PRD fueron aceptadas en las mesas de negociación. Por ejemplo, la plaza de comercio popular La Paja fue planeada para albergar v endedores ambulantes de dos organizaciones diferentes bajo la dirección de dos líderes. La organización del primero era muy influy ente en el centro histórico y siempre ha estado afiliada al PRI. Pero la del segundo era una pequeña organización, disidente de la primera, y que se acercó en los años 1 980 al PRD. Al contrario del PRI, formalmente, ninguna agrupación de ambulantes está afiliada al PRD, porque este partido no acepta la adhesión corporativ ista de asociaciones; acepta solamente la adhesión indiv idual y v oluntaria. La simpatía hacia el PRD se ev alúa entonces a trav és del militantismo dentro de ese partido de los dirigentes de las organizaciones de comerciantes ambulantes. Las afiliaciones y a no serían por consecuencia decididas sobre las bases corporativ istas; pero ello no impediría que el funcionamiento clientelista prev alezca. http://trace.revues.org/654 6/13 10/2/2014 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México Foto: Caroline Stamm 19 20 Durante la realización del Programa, se llevaron a cabo 1 1 86 juntas con las organizaciones, con una duración total de 1 61 0 horas (DDF -COA BA STO 1994: 7 ). Las negociaciones se efectuaron con todas las asociaciones en diferentes etapas, escalonadas por la firma de acuerdos. La primera etapa fue la firma con cada una de ellas de un acuerdo de adhesión al Programa. La may or parte firmó, ev itando el riesgo de quedar fuera del Programa, de ser ex pulsadas del centro histórico o de no tener ninguna solución al final. Sin embargo, las negociaciones con los líderes más poderosos del centro de la ciudad fueron las más difíciles, porque ellos tenían un número importante de agremiados y con ello más peso en las negociaciones. Una segunda fase, menos decisiv a que la primera, fue necesaria con la firma de un segundo acuerdo: el acuerdo de reubicación. Los líderes más importantes obtuv ieron las plazas de comercio popular mejor ubicadas. El poder de negociación de la organización parece haber tenido una influencia considerable en la ubicación del centro comercial popular atribuido. Cada plaza comercial reúne los miembros de una o dos organizaciones de v endedores y los locales comerciales fueron distribuidos por los líderes entre los comerciantes. Por fin, cuando los centros comerciales populares estuv ieron listos para su apertura, un acuerdo de liberación de las calles fue firmado con las asociaciones. Las calles fueron v aciadas en tres etapas con fechas programadas y con el apoy o de la policía. En resumen, la política de Manuel Camacho Solís, en un primer contex to de cambios políticos, fue puesta en marcha según un esquema corporativ ista tradicional, a partir de negociaciones directas entre el gobierno del Distrito Federal y los líderes de las organizaciones de comerciantes ambulantes. Las plazas de comercio popular: espacios de emergencia de nuevos actores políticos 21 Entre 1 993 y 1 994, 24 plazas de comercio popular fueron inauguradas (posteriormente se crearían tres más). La may or parte de ellas están ubicadas http://trace.revues.org/654 7/13 10/2/2014 22 23 24 25 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México en el perímetro que marca el bando, salv o cuatro que están afuera de él: 1 0 plazas comerciales populares están ubicadas en el barrio de la Merced, 1 2 al sur y al oeste del Zócalo y cinco al norte del Zócalo. Este programa, sin embargo, ha sido v isto como un fracaso debido a que una gran parte de los comerciantes reubicados regresaron a v ender en la calle unos meses después de tomar posición de sus nuev os locales. Sin embargo en un estudio precedente (Stamm 2005), subray amos la div ersidad de situaciones en las que se encuentran las plazas de comercio popular (plazas especializadas, plazas en reconv ersión y plazas de prox imidad) y con ello la necesidad de matizar el balance del Programa. Cuando los v endedores salieron de nuev o a las calles, no abandonaron necesariamente su local, pues lo dejaron a cargo de un familiar, lo rentaron, o lo conv irtieron en bodega. Las plazas de comercio popular presentan un contex to espacial y legal particular. Las organizaciones no desaparecieron con la entrada en las plazas de comercio popular en 1 993. Cada plaza comercial tiene un administrador, el cual es en la gran mayoría de los casos un comerciante reubicado. Puede ser elegido por la asociación de comerciantes o por los ambulantes reubicados. Generalmente es el líder de la organización o uno de sus familiares, pero también hay casos en los cuales es un afiliado de la organización y no necesariamente un comerciante de la plaza. El administrador se encarga principalmente de la gestión de la plaza comercial y de los problemas administrativos y legales. En estas plazas, además del pago del préstamo para la compra del local comercial, los comerciantes deben asumir el pago de los gastos de mantenimiento.9 Sin embargo, las organizaciones de comerciantes reubicados son las mismas que las de la calle. Cuando en 1 994, numerosos v endedores salieron de las plazas comerciales para regresar a v ender sobre las banquetas, en las plazas y en otros espacios públicos del centro histórico lo hicieron con el apoy o de sus líderes. Las organizaciones se div idieron: una parte de los afiliados regresó a la calle y otra parte – a v eces los mismos ambulantes, en razón de sus estrategias de desdoblamiento – se quedó en sus locales. Por esta razón, es interesante y pertinente interrogarnos sobre las ev oluciones de estas organizaciones a trav és de estos espacios comerciales creados por el Programa de 1 993. La encuesta realizada en agosto de 1 995 por Cross (1 997 : 93-1 1 5) a 207 v endedores ambulantes reubicados ex ploraba la siguiente pregunta: ¿cuáles son las consecuencias de la reubicación en la lealtad de los comerciantes al PRI y de la capacidad de las organizaciones y de los líderes a forzar esta lealtad? Cross se enfocó en los cambios en la participación electoral y observ ó una clara disminución del apoy o de los v endedores al PRI en lo indiv idual pero también en lo colectiv o. Concluy ó que el programa de las plazas comerciales había sido un instrumento que fragilizó el apoy o clientelista al PRI de parte de los integrantes del programa. El objetiv o aquíes: primero, seguir esta reflex ión profundizando el estudio de la relación entre organizaciones y partidos políticos, completándolo, a su v ez, con el estudio de las relaciones entre v endedores y líderes; segundo: actualizarla en el contex to de democratización efectiv a del Distrito Federal. En 1 997 , la primera elección del jefe de gobierno del Distrito Federal v ía sufragio univ ersal – hasta 1 997 el jefe de gobierno del DF era designado por el presidente de la República y tenía el título de jefe del Departamento del DF – marca la v ictoria de Cuauhtémoc Cárdenas, el candidato del PRD y confirma así el v iraje y a iniciado hacia un régimen pluripartidista. Hasta entonces, casi todas las organizaciones de ambulantes estaban afiliadas al PRI, salv o unos casos aislados. La influencia del PRD comenzó a desarrollarse más y más: nuev os grupos simpatizantes del PRD se formaron como en la plaza comercial popular Artesanos del Centro, caracterizando lo que se puede llamar la http://trace.revues.org/654 8/13 10/2/2014 26 27 28 29 30 31 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México div ersificación y la multiplicación de los actores políticos. Los casos de las plazas Artesanos del Centro y La Paja lo v an a ilustrar así. Cuando Artesanos del Centro fue inaugurada, todos los comerciantes reubicados pertenecían a la organización priista Artesanos y Vendedores del Centro. Esta unidad alrededor del PRI se mantuvo hasta el año 2000 aprox imadamente. 1 0 Poco tiempo después, los v endedores de la plaza se dividieron políticamente en dos grupos: la asociación Artesanos y V endedores del Centro y la Unión de locatarios de la plaza Uruguay, formada en 2002. Esta última es cercana al PRD y cuenta alrededor de 7 0 miembros por un total de 17 9 locales. Uno de sus fundadores nos cuenta: Los motiv os de esta separación son en gran parte económicos, pero también esta separación se debe al funcionamiento de la plaza comercial y sobre todo al pago de las cuotas. Cada ocupante de un local da una cantidad de dinero al líder por medio del administrador para el mantenimiento de los espacios comunes. Esta cuota sirv e supuestamente para pagar las obras y el mantenimiento, pero la gestión de este dinero está lejos de ser transparente y muchos piensan que se utiliza para otros fines distintos a aquéllas. La cuestión de las cuotas es muy sensible en estas plazas. Así en 2002, los comerciantes de la Unión decidieron dejar de pagar las cuotas de mantenimiento, porque en ese momento la administración de la plaza pedía a cada comerciante pagar la suma de 1 000 pesos para la electricidad. Los motiv os económicos ocasionaron que los locatarios se separaran en dos grupos, como consecuencia de la llegada de un nuev o actor político: el PRD. Los opositores hablan de manipulación del PRD para atraer v otos. El cese de pagos duró hasta enero del 2004. En esa fecha, la plaza Artesanos del Centro fue cerrada durante dos días por la administración interna con el fin de obligar a los comerciantes disidentes a pagar los gastos de mantenimiento: “La administración y los compañeros que y a estábamos en desacuerdo con la falta de pagos de mantenimiento. Cerramos dos días hasta que los compañeros aceptaron una charla en el gobierno central. Hubo una mesa de discusión. Aprov echamos a las autoridades como mediadoras”. 1 2 Los dos grupos llegaron a un a cuerdo. Los miembros de la Unión aceptaron pagar 50% de su deuda con la condición de depositar el dinero en una cuenta de banco independiente y de usarlo para la reparación de los sanitarios y para obras de renov ación de la plaza; esta cuenta debía ser controlada por todos los comerciantes. Después de medir fuerzas entre los dos grupos, hubo cambios en la plaza: comisiones de cinco a seis personas de cada grupo fueron constituidas, es decir dos grupos según algunos y tres según otros. En efecto, ex iste un tercer grupo de una docena de personas, el cual es cercano de la Unión de locatarios de la plaza Uruguay , lo que ex plica que algunos consideren que forman un solo grupo. Estas comisiones deben reunirse de manera regular para abordar los problemas de la plaza comercial. Así observ amos una democratización de la gestión de Artesanos del Centro. El 1 9 de marzo de 2004, una asa mblea dirigida por las comisiones de los dos grupos, que tenía por tema principal las áreas comunes de la plaza, reunió a todos los comerciantes. En la ausencia del líder, se pudo observ ar los primeros pasos de una gestión compartida del espacio comercial. V arias decisiones fueron tomadas y aplicadas muy rápidamente, como por ejemplo, el hecho de trazar una línea de pintura fuera de cada local para ev itar que los comerciantes inv adan en demasía las áreas comunes. El caso de la plaza La Paja es muy diferente aunque ex isten similitudes, con el caso de Artesanos del Centro. Al principio ex istían dos organizaciones, una simpatizante del PRI y otra del PRD: “Antes había dos líderes (…) de dos organizaciones. Nos da aprox imadamente ochos años y no v eíamos que eso http://trace.revues.org/654 9/13 10/2/2014 32 33 34 35 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México funcionaba.” 1 3 Una docena de comerciantes decidió entonces en 2000 crear una organización civ il: la Asociación civ il de la plaza La Paja; tiempo después, la totalidad de la plaza se liberó de sus líderes. Este proceso fue sencillo gracias a la poca resistencia que opusieron los líderes y las organizaciones ex istentes hasta ese momento. De hecho, el fallecimiento de una lidereza del PRI unos años antes había alejado la atención de la organización hacia otros intereses más importantes. En el caso del otro líder, él mismo cuenta así la liberación de la plaza: “Gracias a que entramos en choque los dos representantes, y para que ninguno de los líderes tuv iera el poder, decidimos que los locatarios fueran los beneficiarios.” 1 4 Desde 2000, La Paja es auto administrada por sus comerciantes mediante una gestión transparente: los comerciantes no pagan ninguna cuota y ningún gasto de mantenimiento. La plaza comercial es autosuficiente: los ingresos de los sanitarios públicos permiten pagar a los empleados de la plaza, la electricidad, el agua y también los gastos de notario para la escrituración de los locales. Además, cada año los locatarios eligen a su administrador en la asamblea general de la plaza, implementando así las bases de una gestión democrática. Con el modelo del condominio, se infiere que una v ez que los comerciantes de las plazas fueran propietarios de su local y tuv ieran su propio patrimonio, los líderes perderían poder sobre sus afiliados. En efecto, si en algunas plazas comerciales los líderes han podido mantener la misma posición; en otras, el poder de las organizaciones y de sus líderes se ha fragmentado o se ha debilitado; en otras más, los v endedores se han independizado de sus líderes. En este último caso, en lugar de las organizaciones encabezadas por un líder, se formaron asociaciones únicas con todos los comerciantes, sin líder, pero con asambleas generales democráticas. Estas asociaciones son diferentes de las que ex istían antes porque no obedecen a lógicas clientelistas y corporativ istas; por el contrario, actualmente ellas se pueden definir como asambleas de copropietarios. De esta forma, tener una asociación civ il es indispensable para que los comerciantes sean representados y recibidos por las autoridades, adquiriendo así un poder de negociación. Las plazas comerciales populares Artesanos del Centro y La Paja son dos ejemplos significativ os entre otros, en los cuales la situación tradicional de una organización con un líder por plaza se transformó en una situación más compleja contando ahora con una pluralidad de actores o de grupos de actores. A manera de conclusión 36 A pesar de las transformaciones del sistema político mex icano a partir de los años 80, pero sobre todo en los años 90, la política de Manuel Camacho Solís se forjó en el marco clientelar y corporativ ista, que caracterizaba las relaciones entre el partido oficial y las autoridades con las organizaciones sociales. Las organizaciones de v endedores ambulantes han sido actores ineludibles de la política pública hacia el ambulantaje en el centro histórico de la Ciudad de Méx ico al principio de los años 90. Los representantes de las agrupaciones de v endedores participaron en los debates preliminares en la ARDF; negociaron con las autoridades competentes y sobre todo con el organismo encargado de la puesta en marcha del Programa de Mejoramiento del Comercio Popular. Las asociaciones de comerciantes, según su http://trace.revues.org/654 10/13 10/2/2014 37 38 39 40 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México importancia y los lazos clientelistas y corporativ istas ex istentes, contribuy eron a la selección de los terrenos, a la construcción de las plazas de comercio popular, a su distribución y a la repartición de sus locales. El proceso de democratización y la crisis del sistema corporativ ista modificaron la relación entre los v endedores y el Estado. El PRD div ersificó las posibilidades de alianza pero al mismo tiempo conserv ó lógicas clientelistas. A pesar de que el primer gobierno del Distrito Federal del PRD cuestionó el funcionamiento clientelista y corporativ ista típico del PRI, y que prefiere a las organizaciones civ iles sobre las organizaciones sociales (Combes 2000: 68), el PRD no parece romper con estas prácticas clientelistas. Por una parte, se observ a una politización de las organizaciones de vendedores ambulantes, la cual contribuy ó a fragmentarlas y permitió frecuentemente, en el caso de oposición con su líder, la escisión del grupo y un acercamiento al PRD. Esta fragmentación hace de la regulación del ambulantaje una situación más compleja para las autoridades, modificando las condiciones de la acción pública hacia el comercio en la vía pública. Por otra parte al parecer, las plazas de comercio popular se están despolitizando. Aun cuando se trate de un contex to espacial y legal diferente de la calle, los procesos de liberación de las plazas de sus líderes, situación que afecta directamente a las organizaciones de ambulantes en la calle: pierden afiliados y el liderazgo es abiertamente cuestionado. Este mov imiento de “independencia” fue observ ado por ejemplo en las calles de Guadalajara (Ramírez Sáiz & Mora 1 998: 1 31 ). 1 5 La emergencia de nuev os actores y la div isión de los actores políticos en las plazas de comercio popular, hacen que este proceso sea interesante de observ ar. Sus implicaciones generales nos permiten, al mismo tiempo hacer una reflex ión sobre los actores políticos del comercio callejero y directamente sobre los modos de gestión de estas activ idades. El replanteamiento del corporativ ismo, la permanencia del clientelismo y la democratización de las prácticas políticas de los ambulantes complican las modalidades de gestión del ambulantaje, traduciendo una ev olución en la dirección de la acción pública multiforme en el caso del comercio ambulante en el centro histórico de la Ciudad de Méx ico. Bibliografía Azuela, Antonio 1 9 9 0 – Fuera del huacal, aún en la calle. El com ercio y el espacio público en el centro de la ciudad. Trace 1 7 : 2 0-2 4 . Castro Nieto, Grisel 1 9 9 0 – Interm ediarism o político y sector inform al: el com ercio am bulante en Tepito. Nueva antropología XI (3 7 ): 59 -6 9 . Com bes, Hélène 2 000 – Entre protestas y apoy o al Gobierno del Distrito Federal (GDF). Las organizaciones sociales del entorno partidista del PRD 1 9 9 8-1 9 9 9 . L’ordinaire latino- américain 1 80: 59 -7 0 Cornelius, Way ne A. 1 9 86 – Los inmigrantes pobres en la Ciudad de México y la política. Fondo de Cultura Económ ica, México. 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A Marcelino Miranda y Edna Hernández por sus correcciones de idiom a y de estilo. 2 Véanse los trabajos de Jones y Varley sobre Puebla (1 9 9 4 ); Cross (1 9 9 8) y Harrison y McVey (1 9 9 8) sobre México; Melé sobre diferentes ciudades m exicanas (1 9 9 8). 3 Al m ism o tiem po, existen conflictos con los habitantes del barrio y con los com ercios establecidos. Grisales Ram írez (2 003 : 7 7 ) describe la lucha para el control de la calle Manuel Doblado en Tepito entre una organización de am bulantes y los residentes de la calle. De igual form a los com erciantes establecidos en ocasiones extienden su tienda hacia la calle, instalando un puesto en frente de su establecim iento para que este espacio no sea ocupado por un v endedor am bulante. 4 Por ejem plo, la cuota diaria de un v endedor de incienso cerca del Tem plo May or era en 2 004 de 3 0 pesos por día. 5 Oehm ichen (2 001 ), citado en Grisales Ram írez (2 003 : 7 7 ), da la cifra de entre 9 000 y 1 2 000 pesos (el salario m ínim o por día en 2 006 es de 4 0 pesos). 6 Adoptó su nom bre actual en 1 9 4 6 . 7 Las raíces de estas organizaciones se encontrarían al final del siglo XIX en el conflicto para los espacios públicos y las prácticas asociativ as inform ales desarrolladas por los am bulantes bajo el régim en de Porfirio Díaz com o lo enseña Jim énez en su estudio sobre Morelia. 8 Para m ás detalles sobre esta política, v éase Cross, 1 9 9 8, capítulo 6 . 9 El im porte es diferente según las plazas de com ercio popular, pero puede elev arse hasta 7 50 pesos por m es en una de ellas. 1 0 Entrev ista con un com erciante de Artesanos del Centro, 3 0 de m arzo de 2 004 . 1 1 Entrev ista con un dirigente de organización de Artesanos del Centro, 2 8 de m ay o de 2 004 . 1 2 Entrev ista con un com erciante de Artesanos del Centro, 3 0 de m arzo de 2 004 . 1 3 Entrev ista con el adm inistrador de La Paja, 2 5 de octubre de 2 003 . http://trace.revues.org/654 12/13 10/2/2014 La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México 1 4 1 0 de junio de 2 004 . 1 5 Los autores subray an en el caso de la m unicipalidad de Guadalajara el rechazo de num erosos am bulantes independientes por afiliarse a grupos corporativ istas. En este caso, la gestión del Partido de Acción Nacional (PAN) tuv o com o objetiv o elim inar la interm ediación de los líderes y de las organizaciones de v endedores am bulantes. Índice de ilustraciones Créditos Foto: Caroline Stamm URL http://trace.revues.org/docannexe/image/654/img-1.png Ficheros image/png, 6,6M Para citar este artículo Referencia en papel Caroline Stamm, « La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México », Trace, 51 | 2007, 83-93. Referencia electrónica Caroline Stamm, « La democratización de la gestión de las plazas de comercio popular en el centro histórico de la Ciudad de México », Trace [En línea], 51 | 2007, Puesto en línea el 14 agosto 2009, consultado el 09 febrero 2014. URL : http://trace.revues.org/654 Autor Caroline Stamm Obtuvo el doctorado en urbanismo por parte de la Universidad de Marne-la- Vallée. Fue becaria del Centre de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA) en México. Ha colaborado con el Instituto de Geografía de la UNAM. Fue coordinadora del seminario El amb ulantaje en la Ciudad de México: investigaciones recientes, mismo que se editó en su versión CD-Rom para el Programa Universitario de Estudios sob re la Ciudad (UNAM - CEMCA). Organizó una mesa redonda sobre el comercio en Lima, Perú para el IFEA (Instituto Francés de Estudios Andinos. stammcaroline@hotmail.com Artículos del m is m o autor Reflexiones [Texto integral] Publicado en Trace, 51 | 2007 Réflections [Texto integral] Publicado en Trace, 51 | 2007 Le commerce au Mexique à l’heure de la libéralisation économique [Texto integral] Publicado en Trace, 51 | 2007 Derechos de autor © Todos los derechos reservados http://trace.revues.org/654 13/13