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METALURGIA Y EXPLOTACIÓN DE RECURSOS MINERALES EN EL ENTORNO DE LA CIUDAD-ESTADO CELTIBÉRICA DE SEGEDA I (MARA, ZARAGOZA) Salvador Rovira – Francisco Burillo – Raúl López – Javier Ibáñez I. — INTRODUCCIÓN La ciudad celtibérica de Segeda* aparece citada por los escritores clásicos con motivo de la declaración de guerra que expresamente le hizo Roma1 en el año 154. Este acontecimiento fue de tal importancia que marcó un hito en la Historia Antigua de Hispania por ser la fecha en la que, en palabras de Polibio (3, 4, 12), se inició «la guerra que los romanos hicieron contra los celtíberos y vacceos». Livio (Per. 47, 13-14) hace referencia a un hecho que trasciende a la propia Historia de Roma: El año quinientos noventa y ocho de la fundación de Roma, los cónsules comenzaron a entrar en funciones el día de las calendas de enero. La razón de cambiar la fecha de los comicios fue la insurrección de los hispanos. Comentario que también aparece recogido por Casiodoro (Chron., 384): «El comienzo del año consular se trasladó a enero debido a la Guerra Celtibérica». Dicho año de 598, tomando el 750 como el de la fundación de Roma, corresponde al 153, año en el que Nobilior tras ser elegido cónsul el 1 de enero emprende su campaña contra Segeda2. El cónsul Nobilior encabezó la tropa romana, formada según Apiano, por cerca de 30.000 hombres. Frente a ella se levantó la coalición de las dos ciudades estado celtibéricas más importantes, Segeda y Numancia, que lograron reclutar una tropa de 25.000 guerreros, e infligir una derrota al ejército romano de tal calibre que ese día, 23 de agosto del año 153, día de Vulcano, fuera considerado nefasto por Roma. La importancia política de Segeda queda ratificada en sus acuñaciones monetales, donde aparece su nombre en celtibérico, cuya lectura actual ha recibido algunas variaciones: sekaiza3, sekeida4. Comenzó a emitir moneda en unas fechas próximas a los pactos de Graco, año 179, siendo la única del territorio belo del Jalón que acuñó plata, y sus emisiones perduraron hasta las guerras sertorianas5. Se ha identificado la ciudad de Segeda atacada por Nobilior en la elevación de El Poyo (Mara, Zaragoza) y el terreno circundante, situada en la margen derecha del río Perejiles, afluente del Jalón6. Las características topográficas del lugar le confieren un papel estratégico indudable, que unido a su situación en la encrucijada de caminos que, por una parte, unen el interior del Sistema Ibérico Central y, por otra, comunican con la zona central de la depresión del Ebro, ayudan a entender su * Este trabajo se desarrolla dentro del proyecto I+D: HAR2010-21976 («Segeda y Celtiberia: investigación interdisciplinar de un territorio»). Las excavaciones arqueológicas realizadas en Segeda I han sido financiadas por la Diputación Provincial de Zaragoza y la Dirección General de Patrimonio y el INAEM del Gobierno de Aragón. 1 Apiano Iber., 44-47; Diodoro 31, 39-41; Floro 1, 34, 3. Salvo indicación contraria todas las fechas son anteriores a Cristo. 2 F. Villar, Estudios de celtibérico, n. 165. 3 Ibid. 4 J. Rodríguez Ramos, «Okelakom, Sekeida». 5 F. Burillo, «La ciudad estado celtibérica de Segeda»; M. Gomis, Las acuñaciones de la ciudad. 6 F. Burillo y M. Ostalé, «Sobre la situación de las ciudades de Bílbilis y Segeda». Almudena Orejas y Christian Rico (eds.), Minería y metalurgia antiguas. Visiones y revisiones. Homenaje a Claude Domergue Collection de la Casa de Velázquez (128), Madrid, 2012, pp. 27-42. 28 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez surgimiento y desarrollo en esta encrucijada. Tras el abandono de Segeda I, en el año 153, se construyó junto a sus ruinas una nueva ciudad, Segeda II, en Durón de Belmonte de Gracián7, a su vez destruida durante las guerras civiles que asolaron el valle medio del Ebro en el siglo i, momento en el que la población se concentró en Bilbilis Itálica en Cerro de Bámbola de Huermeda (Calatayud, Zaragoza)8. Las investigaciones arqueológicas realizadas tuvieron una primera fase en 1986 y su desarrollo con el Proyecto Segeda desde 1998 hasta la actualidad. Lo que ha permitido conocer diferentes aspectos del urbanismo de esta ciudad. Un núcleo primitivo en la elevación del Poyo de Mara. Una expansión de la ciudad en dirección Sudeste, alcanzando una extensión aproximada de 11/12 ha. Una ampliación en dirección nordeste en la zona sedimentaria, donde se ha identificado el asentamiento de las poblaciones vecinas, entre ellas los titos, citadas por las fuentes escritas, y que supone una extensión mínima de 6/7 ha. Un tramo de la muralla, identificada con la causante de la declaración de guerra por parte de Roma, cuyo desarrollo se desconoce, pero que crearía un perímetro mínimo de la ciudad de 40/42 ha, englobando la zona habitada y campos. Una construcción monumental, situada extramuros y de función no definida. Las recientes investigaciones han demostrado que las 17/19 ha que alcanzó Segeda la convirtieron en el oppidum más poblado del norte de la Península, frente a las 7,6 ha de Numancia o las 9/10 de Sagunto. También se ha dado una nueva interpretación al texto de Apiano referente a Segeda: Esta ciudad forzó a otras más pequeñas a establecerse junto a ella; se rodeó de unos muros de aproximadamente cuarenta estadios de circunferencia y obligó también a unirse a los titos, otra tribu limítrofe9. Ya que el acto sinecista no sólo debió implicar un incremento de la población de la ciudad de Segeda, sino también la inclusión de los territorios e incluso de ciudades y poblaciones rurales, que pueden continuar habitadas, en la pólis o ciudad estado de Segeda. Lo que en sí implica un aumento del territorio dependiente de Segeda. Por lo que la causa de la declaración de guerra por parte de Roma no sería tanto la construcción de una nueva muralla como su expansión territorial10. Pero el Proyecto Segeda investiga también el territorio del Sistema Ibérico central donde se sitúa esta ciudad, con el fin de poder comprender los procesos históricos que se desarrollaron durante la etapa celtibérica. La minería, la metalurgia y los posteriores procesos de transformación de los metales configuran una de las líneas de investigación específica. La aparición en las excavaciones del área 3 de Segeda I de un horno de fundición de hierro asociado a escorias, así como restos de escorias en otros puntos de la ciudad, ha llevado al desarrollo de una estrategia de investigación que va desde el estudio de estas evidencias metalúrgicas a la localización y estudio de minas en el territorio y a la realización experimental de los procesos de fundición descubiertos11. II. — ACTIVIDADES METALÚRGICAS EN SEGEDA I: RESULTADOS PRELIMINARES Ya en las primeras prospecciones de superficie efectuadas en El Poyo y sus alrededores se habían documentado escorias metalúrgicas que evidenciaban prácticas in situ de metalurgia extractiva, tanto de cobre como sobre todo de hierro, así como escorias de forja de talleres de herrero. Las excavaciones en el área 3 de Segeda I, situada a unos 40 m del pie del Poyo en dirección este, permitieron descubrir, debajo de una gruesa capa de sedimentos aluviales de entre 1,6 y 2,4 m, parte de una manzana o barrio de casas que, por sus características constructivas, podría corresponder a la ampliación de la ciudad mencionada por las fuentes latinas. Pero para el tema que nos ocupa, lo más interesante ha sido el hallazgo de lo que parece ser el pozo de escoria de un pequeño horno de fundición de minerales de hierro (fig. 1) y de abundantes escorias en su entorno inmediato, unas en forma de tortas plano-convexas de entre 12 y 15 cm de diámetro y espesores en torno a los 8 cm (fig. 2). 7 A. Schulten, «Segeda»; J. A. Asensio «Notas acerca de la arquitectura». F. Burillo, Segeda (Mara-Belmonte de Gracián). 9 Iber., 44. Traducción de Sancho Royo, 1980, p. 143. 10 F. Burillo, Segeda y su contexto histórico. 11 F. Burillo y S. Rovira, «Proyecto Segeda»; S. Rovira «Metalurgia celtibérica»; S. Rovira y F. Burillo «Iron smelting». 8 metalurgia y explotación de recursos minerales 29 Fig. 1. — Estructura residual del horno de fundición de minerales de hierro de Segeda I. Se conserva el pozo de escoria y el arranque de la pared (cliché F. Burillo) Fig. 2. — Torta planoconvexa de escoria de hierro de Segeda I (cliché F. Burillo, fotomontaje S. Rovira) A manera de resumen podemos apuntar aquí que se trata de escorias heterogéneas en su composición química y en la distribución de sus fases mineralógicas. Abunda el mineral de hierro sin reducir, intercalado entre zonas de fundido donde se ha formada fayalita entre abundante wustita de hábito globular. Todo hace pensar que son escorias formadas en el interior del horno que se van apelmazando en el fondo del pozo formando tortas o como nódulos más o menos aislados12. Por otro lado, su composición química indica que son pobres en sílice y excesivamente ricas en hierro, lo que, por una parte, supone una notable pérdida de hierro en la escoria y de otra, la reducción directa de los minerales ferríferos sin utilizar fundentes silicatados. Los minerales utilizados son una mezcla de óxidos e hidróxidos de hierro, de elevada pureza, con ganga escasa en la que se encuentran silicatos de aluminio y magnesio. También se han encontrado algunos nódulos del tamaño de una nuez o algo mayores, de hierro metálico con escoria, pequeñas lupias cuyo estudio metalográfico demuestra que se trata de acero al carbono con mayor grado de carburación en la superficie que en el núcleo, éste frecuentemente de ferrita prácticamente pura. 12 Un estudio preliminar de la siderurgia segedense puede seguirse en S. Rovira y F. Burillo «Iron smelting». 30 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez Fig. 3. — Horno experimental para fundir mineral de hierro (Segeda, octubre de 2005) [cliché S. Rovira] Fig. 4. — Escoria experimental de hierro mostrando abundante presencia de hierro metálico. Imagen tomada en el microscopio electrónico de barrido con electrones retrodispersados (cliché S. Rovira) Las evidencias de metalurgia del cobre son por ahora muy escasas y se limitan a algunos fragmentos de mineral cuprífero y a una escoria de características un tanto primitivas13. Se han llevado a cabo a cabo varios experimentos de fundición de minerales de hierro en un horno de características similares al hallado (fig. 3), obteniéndose una escoria con abundante hierro metálico (fig. 4), pero todavía, en principio, de poco rendimiento que esperamos ver incrementado en sucesivas experimentaciones14. III. — LA PLATA CELTIBÉRICA La minería de la plata y su consiguiente transformación metalúrgica debió ser una de las actividades mineras desarrolladas con éxito en el territorio del Sistema Ibérico central. Sin embargo, es un tema normalmente olvidado en el estudio de este territorio. Para comprender dicha margina13 S. Rovira «Metalurgia celtibérica», p. 67. Los primeros datos experimentales se han dado a conocer en S. Rovira y F. Burillo, «Experimentos de fundición de minerales». 14 metalurgia y explotación de recursos minerales 31 lidad debemos observar que en contra de su valoración han confluido una serie de circunstancias negativas. Y si bien la principal ha sido la ausencia de citas explícitas en las fuentes clásicas, no ha sido menos determinante la falta de trabajos de campo, sobre ésta y otras actividades mineras. De esta manera, los estudios de Domergue15 para la Península Ibérica muestran un vacío total sobre este territorio. De las posibilidades futuras puede ser un ejemplo lo ocurrido en el tema del hierro, ya que hasta que no se realizó el inventario arqueológico de Calamocha16 había pasado desapercibida la importancia de las minas de Sierra Menera en el entorno de Ojos Negros (Teruel), así como el sistema de explotación y control realizado por verdaderos fortines y ello a pesar de la evidencia de estas construcciones ciclópeas y los abundantes escoriales existentes en su entorno. Hoy puede decirse, tal y como reflejan las recientes investigaciones sobre Sierra Menera, que nos encontramos ante una de las explotaciones de hierro más importantes de la Antigüedad Hispana. ¿De dónde procedía la plata de los celtíberos? Una pregunta con respuesta No se pone en duda entre los investigadores la existencia de circulación de plata en la Celtiberia. Lo prueba la existencia de atesoramientos como el de Driebes (Guadalajara) con 13,84 kilos de peso17 o la de Salvacañete (Cuenca)18. También las emisiones de denarios realizadas por cecas celtibéricas, cuya abundante producción puede verse testimoniada en diferentes tesoros monetales19, o las referencias existentes en las fuentes clásicas sobre los botines y tributos que en este metal se llevaron los romanos cuando realizaron la conquista de este territorio20. Un simple ejemplo es la entrega en el año 152 por los arevacos a Marcelo de 600 talentos de plata, lo que equivaldría a 3,6 millones de denarios, o los 30 talentos que pagó la ciudad de Ocilis21. La mejor prueba de su abundancia en la Celtiberia es el hecho de que la plata de la Citerior fuera más barata que en el resto del Mediterráneo Occidental. Mientras en cecas del interior proporcionan una ratio de 1:80 en el valor de la plata con respecto al cobre, en Roma22 alcanzaba 1:120. Sin embargo, el problema se plantea a la hora de postular la procedencia de este metal. Con frecuencia encontramos la defensa de un origen exógeno, ya que se ha partido de la base de la total ausencia de minas de plata en este territorio23, unido, en ciertos casos a la creencia de pobreza de este territorio, hecho este último que ya mereció las oportunas críticas de M. L. Ruiz-Gálvez24. En este tema surgía la constante pregunta: ¿qué ofrecían los celtíberos a cambio de la plata? y la respuesta más común se acomodaba en el más importante de los recursos que se atribuían a los celtíberos: su poder militar, con lo cual se dejaba constancia del peso de una historiografía que remonta hasta la propia época romana. Así para Schulten25 se adquiriría mediante comercio o robo. Para Knapp26 se obtendría bien como pago a los mercenarios celtibéricos, bien como tributo de las tribus vecinas y Fernández Nieto27 señala que «la plata de las monedas era importada». Salinas resume en su propuesta una serie de tópicos al señalar: Puesto que Celtiberia era una región de recursos pobres y una economía escasamente desarrollada, no cabe otra posibilidad que suponer que estas ingentes riquezas fueron acumuladas como consecuencia de la expansión militar de las tribus celtibéricas que tuvo lugar durante los siglos iv y iii, con anterioridad a la conquista de los romanos28. 15 Cl. Domergue, Les mines de la péninsule Ibérique. F. Burillo, Patrimonio histórico de Aragón. 17 J. San Valero, El tesoro preimperial. 18 J. Cabré, «El tesoro de Salvacañete». 19 L. Villaronga, Tresors monetaris. 20 G. Fatás, «Un aspecto de la explotación de los indígenas»; E. García Riaza, «El cómputo del metal». 21 A. Schulten, Geografía y etnografía antiguas, p. 170. 22 Mª P. García-Bellido, «Sistemas metrológicos», p. 384. 23 Id., «Origen y función». 24 Mª L. Ruiz-Gálvez, «El mundo celtibérico». 25 A. Schulten, Geografía y etnografía antiguas, p. 281. 26 R. C. Knapp, «Celtiberian conflict with Rome», p. 469. 27 F. J. Fernández Nieto, «Revisión histórica del Bronce de Cortona», n. 30. 28 M. Salinas, «Conquista y romanización de Celtiberia», p. 133-134. 16 32 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez Actualmente se acepta la complejidad de la estructura política existente en la Celtiberia, con una aparición temprana del estado en un momento anterior a la conquista romana. Tanto en el marco de la estructura estatal previa, como en el nuevo modelo socioeconómico que se implanta tras la progresiva incorporación a la esfera romana, se produce una intensiva explotación de los recursos existentes, siendo los mineros los que alcanzarán una significativa importancia29. El análisis de un mapa metalogenético muestra la presencia de abundantes filones argentíferos diseminados a lo largo del Sistema Ibérico. El trabajo de campo, todavía incipiente, intenta demostrar su explotación en la etapa celtibérica, en consonancia con la circulación de la plata, y con la estructura socioeconómica de las ciudades estado celtibéricas, amén de la ausencia de este metal en las cuencas sedimentarias próximas, lo que convierten el Sistema Ibérico central no en lugar de llegada sino precisamente en punto de partida de este metal. Los centros de acuñación de plata en el Sistema Ibérico central Las acuñaciones de plata en la Península Ibérica tienen una distribución muy concreta y un proceso de avance cronológico claro, centrado en su última fase en el territorio del Sistema Ibérico central, donde se sitúan las cecas celtibéricas más importantes. Tal como ha estudiado Villaronga30 las primeras emisiones surgen en el siglo iv vinculadas a las colonias griegas de Emporion y Rhode, que emiten dracmas de 4,80 gr. La actuación romana en la Península a partir del 218 y la creación del denario romano de 4,50 gr. repercutirán en el peso de las dracmas emporitanas. A fines del siglo iii aparece una variada serie de acuñaciones indígenas en el NE peninsular, que por imitar las monedas emporitanas se denominan dracmas ibéricas y deben corresponder al denominado por Tito Livio argentum oscense31. En la primera mitad del siglo ii la acuñación de plata se centra exclusivamente en la Citerior. Se emiten denarios ibéricos con una metrología similar a los denarios romanos y una iconografía de cabeza viril y jinete. En un primer momento surgen las cecas de iltirta, kese y ausesken y muy poco después, tras las penetración romana por el doble eje del sur del Sistema Ibérico y del Ebro, las vinculadas con la Celtiberia. Ikalesken es una de las primeras cecas que emitió denarios ibéricos claramente relacionados tipológicamente con las primeras emisiones del actual territorio catalán. Su situación nos es desconocida y no está exenta de polémica. Si bien el estudio de la distribución monetal32 lleva a buscarla en el territorio conquense, esto es, en la zona de contacto entre la Celtiberia y los territorios ibéricos edetanos y contestanos, tanto las características de su leyenda, que emplea un alfabeto meridional33, como su iconografía la llevan al mundo púnico del sur peninsular donde, por otra parte, se encuentra el étnico Egelestani con el que se relaciona34. Los dos primeros centros vinculados indiscutiblemente con la Celtiberia emiten con las leyendas de sekeida y areikoratikos. Ambos se sitúan en los límites del territorio conquistado inicialmente por Roma, convirtiéndose en verdaderas cabezas de puente hacia el interior peninsular. Estas primeras emisiones de sekeida se acuñaron en la Segeda de las fuentes clásicas, en el Poyo de Mara. Convertida en el centro político y económico de los belos, su surgimiento y desarrollo fue fruto de varias circunstancias, una de ellas la potencialidad minera del entorno y las capacidades de esta ciudadestado para su control y explotación lo que explica no sólo su capitalidad dentro de un extenso territorio, sino también las características de sus emisiones monetales. Se desconoce la ubicación de la ceca de areikoratikos, perteneciente a la ciudad de Arecorata, pero debe buscarse en el entorno del Moncayo. Probablemente corresponda a Muro de Agreda y sea la antecedente de Augustóbriga y se localice junto a la población actual, en un yacimiento confundido erróneamente con un campamento romano35. La diversidad de sus acuñaciones y de los documentos indígenas conservados llevan a valorar una importancia similar de la ciudad de Segeda y ello a pesar de que no aparece citada, al menos por su nombre, en las fuentes escritas. Son las relaciones monetales existentes con otras cecas, entre ellas kalakorikos en Calahorra, las que ratifican su situación en la zona del Mon29 F. Burillo Mozota, Los Celtíberos. L. Villaronga, Numismática antigua de Hispania. 31 J. V. Amorós, «Argentum oscense». 32 L. Villaronga, Els denaris ibérics. 33 J. Untermann, «La latinización de Hispania», p. 305. 34 F. Quesada y Mª P. García-Bellido, «Sobre la localización de ikale(n)sken». 35 O. L. Arellano et alii, «Sobre el origen campamental de Augustóbriga». 30 metalurgia y explotación de recursos minerales 33 cayo - Rioja, entre el territorio de los lusones y los berones, en una situación geográfica similar a sekeida, esto es en la línea de contacto entre las sierras interiores y la cuenca sedimentaria. Un segundo momento de las acuñaciones de plata celtibéricas lo encontramos a partir del 133. Es importante señalar que en este periodo las cecas peninsulares que acuñan denarios ibéricos, excepción hecha de la problemática ikalesken, se restringen al entorno del valle del Ebro y sur del Sistema Ibérico, despareciendo otras cecas del NE peninsular. Continúan las emisiones de sekeida y arekorata, surgirán turiazo, situada en la Oruña en Vera del Moncayo, ciudad que se desplaza tras las guerras civiles del siglo i al casco urbano de la actual Tarazona donde se encuentra la ciudad romana del mismo nombre y donde, con frecuencia se sitúa también la ciudad celtibérica36 y belikio, en la Atalaya de Azuara37 y la carpetana konterbia karbika. Otras nuevas cecas se ubicarán en la margen izquierda del Ebro, adscritas a los grupos suesetanos y vascones. La clara jerarquización de las cecas de plata sobre las otras ciudades que sólo acuñan bronce que mostraban las primeras emisiones38, continúa con las nuevas cecas de turiaso y belikio que, por otra parte, presentan una similar situación geográfica que sekeida, en el límite fronterizo del área montañosa del Sistema Ibérico con la cuenca sedimentaria. Pero no se sitúan en las áreas de mayor densidad urbana, que coincide a su vez con los territorios de mayor potencialidad agrícola surgidos en torno a los suelos aluviales del Ebro y cursos bajos de sus afluentes. Todas ellas incluyen dentro del territorio teórico que les correspondería, según los polígonos de Thiessen, vetas de plata, aunque no en posición inmediata a las mismas, ya que en su surgimiento primó su posición en puntos de fácil comunicación y en un entorno inmediato a suelos de aprovechamiento agrícola, alejándose para ello de zonas de mayor cota en las que se encontrarían las minas. Una situación similar volvemos a hallarla en konterbia karbika, en su identificación con Fosos de Bayona39, aunque en este caso en la vertiente contraria del Sistema Ibérico, en el extremo de los carpetanos con los celtíberos, a destacar la presencia metalogenética argéntea en sus proximidades. Un tercer momento en las emisiones celtibéricas lo encontramos en el primer cuarto del siglo i. Finalizan las de plata de sekeida, konterbia karbika y arekorata, esta última sustituida por la próxima y también desconocida oilaunu. Pero la novedad más importante es la aparición de tres nuevas cecas: sekotiaz, kolounioku y sekobirikez. Su situación sigue el modelo geográfico ya visto en la Celtiberia, en este caso en la línea occidental del Sistema Ibérico con la depresión del Duero. Límite geográfico que a su vez se convierte en verdadera frontera étnica, al ocupar el extremo del territorio arevaco junto al vacceo. Aquí los filones argentíferos más próximos se hallan más distantes que los del valle del Ebro, pero la importancia de estas cecas es manifiesta. La frecuencia con que aparecen sus monedas en los tesoros vacceos nos indica, como insistiremos más adelante, que este territorio del Duero medio fue una de las grandes áreas de demanda de plata, uno de cuyos lugares de procedencia sería el Sistema Ibérico. Lo cual convierte a las anteriores cecas en verdaderos centros económicos de todo el valle del Duero, adelantándose en su situación a la de la próxima capitalidad política de este territorio en época imperial: Clunia. En conclusión, la emisión monetaria de plata nos muestra el último eslabón de un largo proceso, uno de cuyos aspectos económicos importantes ha sido la explotación minera. Pero estas ciudades que evidencian en sus emisiones una de las fases finales de dicha explotación no se ubican precisamente junto a las minas, donde se realizan las labores de extracción, ni incluso en su entorno inmediato donde se pudo realizar las primeras transformaciones metalúrgicas. La ciudad debe entenderse como capital de la ciudad estado, como centro de un amplio territorio en el que se realiza la explotación de sus recursos. En el caso de la minería de plata el control de la producción e incluso el monopolio de la misma sería objeto de la ciudad, hecho favorecido por Roma como fórmula de explotación económica del territorio conquistado. Pero estas ciudades, tras ser conquistadas contaron con total autonomía económica, como demuestra que la leyenda monetal fuera en signario indígena. Joyas y monedas, la demanda de la plata como riqueza El estudio de los tesoros vacceos ha llevado a defender que ciertas joyas, como torques funiculares de gancho sencillo, pulseras, cintas de cabello y espiraliformes, tenían un peso exacto lo que implica que esta orfebrería, además de servir para el adorno personal, podría intercambiarse por su peso y 36 J. A. García Serrano, «Turiaso-Turiazo». F. Burillo, «Sobre la situación de Bílbilis y Segeda». 38 Id., «La jerarquización del hábitat»; Id., Los Celtíberos, p. 295. 39 R. Gras et alii, «La ciudad de Fosos de Bayona». 37 34 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez por lo tanto ser considerada como dinero de carácter premonetal. Galán y Ruiz-Gálvez40 defienden la existencia de un patrón de 3,65 g, tomado del peso de los denarios romanos. Pero nos parece más correcta la opinión de García-Bellido41 que propone la existencia en el territorio vacceo de vínculos metrológicos con los ponderales aparecidos en Cancho Roano datados en el siglo v, donde existe un peso de 146 g con un glóbulo, que coincide con los torques de Padilla (Valladolid) de145 y 147 g, pero cuyas tres marcas indican una unidad de 45 a 55 g, y otra inferior de 9,4 g. Similar sistema metrológico defiende para los ponderales aparecidos en la Hoya (La Guardia, Alava), con una unidad de 18, 51 g, el duplo de la anterior. Un estudio de Curchin42 también defiende la existencia de un patrón de peso para el centro peninsular que tendría su base en la unidad de los 9 g. La conquista romana del valle del Ebro supuso el ingreso en el erario romano de una ingente cantidad de metales preciosos, oro y plata. Las cifras se ofrecen en libras y talentos, encontrándose indicaciones de su procedencia: metal en bruto o amortizado (infectum), monedas (signati) y joyas, posiblemente torques (coronae)43. Curiosamente sólo estas últimas aparecen enumeradas, lo que prueba que tenían un peso normalizado, al igual que las monedas. También realiza García-Bellido44 una interesante propuesta para el ámbito celtibérico que nos ocupa y es la posibilidad de que existiera un sistema vinculado con el anterior de 145/147 g, cuya décima parte, 14/15 g correspondería al peso de las monedas de bronce celtibéricas. El reciente hallazgo de un torques funicular en la serranía turolense, en concreto en el yacimiento de la Cerrada del Cabecico del Palomar de Camarillas45, confeccionado con tres alambres trenzados amplia el vacío territorial existente y nos proporciona un interesante peso de 150 g, y que coincide con el múltiplo exacto de 10 de la hipotética unidad citada de 14/1546. Múltiplos de esta unidad serían también los dos torques de Salvacañete, ocultos con las guerras sertorianas, con pesos de 74 y 102 g47 o las tortas de plata halladas en Driebes, con una media de 448 g. Esto es, una unidad de 15 g daría múltiplos de 75, 105, 150 y 450 g. La tesis doctoral de Manuel Gozalbes48 centrada en el estudio monográfico de las monedas indígenas de la ceca de Turiaso proporciona unas interesantes conclusiones sobre esta ceca. Sus acuñaciones se inician hacia el año 140 y culminan hacia el 72, en la etapa sertoriana, siendo los denarios de tipo ka-s-tu, los que se emitieron en grandes cantidades, estimando a partir del análisis de los cuños un total de 11.400.000 denarios. Si bien hasta el presente se pensaba que estos denarios estaban destinados a sufragar los gastos de uno de los bandos de las guerras sertorianas49, Gozalbes los data en una época de paz, hacia el año 120, planteando como destino el pago de las legiones y de otros gastos relacionados con la intendencia romana. Sin embargo, como ha expuesto recientemente uno de nosotros50, el hecho de que estas emisiones presenten una reducción de peso y un contenido de plata irregular, es demostración de que no se destinaba a pagos a Roma, ya que, de ser así, hubiera existido un control exhaustivo del peso y de la ley de la plata acuñada. Pero también deben valorarse las características de los depósitos donde se han localizado estos y otros denarios celtibéricos. Ya que la mayor parte de ellos se encuentran en la zona meseteña vaccea formando parte de los tesoros, asociados con frecuencia a joyas, mostrando que las monedas eran partes menores de la riqueza atesorable. La densidad e importancia de los hallazgos en las ciudades estado vacceas nos muestra la existencia de una demanda de plata que fue satisfecha por las cecas que emitieron plata en la Citerior. El hecho de que los denarios de tipo ka-s-tu de turiazu alcanzaran unas cifras muy superiores en sus emisiones que el resto de las cecas vecinas se debió, sin duda alguna, a la posibilidad que tuvo de explotar los filones metalogenéticos más importantes de la Celtiberia, como eran los existentes en el paraje de Valdeplata de Calcena51. 40 E. Galán y Mª L. Ruiz-Gálvez, «Divisa, dinero y moneda». Mª P. García-Bellido, «Sistemas metrológicos». 42 L. A. Curchin, «Celtiberian metrology». 43 E. García Riaza, «El cómputo del metal». 44 Mª P. García-Bellido, «Sistemas metrológicos». 45 M. A. Herrero et alii, «Excavaciones arqueológicas de urgencia». 46 F. Burillo, «Poblamiento celtibérico». 47 J. Cabré Aguiló, «El tesoro de Salvacañete». 48 M. Gozalbes, «Desarrollo y contexto». 49 Mª P. García-Bellido y C. Blázquez, Diccionario de cecas, t II, p. 374. 50 F. Burillo, «Origen y desarrollo de la ciudad en la Celtiberia». 51 E. Sanz, «La minería de plata en la Celtiberia», p. 26. 41 metalurgia y explotación de recursos minerales 35 Se ha hecho hincapié en que en la orfebrería aparecida en territorio vacceo, denominada celtibérica, las joyas más comunes y de mayor peso —torques y grandes brazaletes—, son sistemáticamente de plata, mientras que las piezas menores —arracadas, fíbulas, anillos— se funden en oro en contraste con joyería del noroeste donde los torques son invariablemente de oro y llegan a adquirir volúmenes asombrosos52. La ausencia de afloramientos metalogéticos de plata y oro en la zona sedimentaria del Duero obliga a pensar que la plata y oro existente en los tesoros procedería de los territorios próximos. El hecho de que el oro no sea dominante muestra que las relaciones se debieron realizar con los territorios donde domina la plata. En este aspecto, uno de los componentes de los tesoros, los denarios, muestran en sus leyendas las cecas de donde proceden, entre las que dominan las situadas en territorio celtibérico. Origen similar debe suponerse a la plata utilizada en la joyería o a la misma orfebrería argéntea. Un documento administrativo de una mina de plata La publicación de un bronce en lengua celtibérica que hacía referencia a la ciudad de Cortona53, redactado en torno a finales del siglo ii o principios del i, ha pasado de ser interpretado como una tésera de hospitalidad a ser considerado por todos los lingüistas que lo han estudiado como un excepcional documento relacionado con las explotaciones argentíferas. La transcripción del texto, según la versión de C. Jordán54 es la siguiente: rdas: otai: kortono: alatai: atiko: ueitui argatobezom: loutu lokaiteitubos: tures bundalos: kortonei J. Untermann y W. Bayer55 han hecho referencia a este texto por la presencia en el mismo de la expresión, por ellos leída como arkatobezom loutu, planteando la existencia de la raíz arkato-, que equivaldría a arganto-, plata, que permanecería en una serie de etnónimos y topónimos de similar raíz, vinculados al territorio astur y celtibérico, caso del nombre personal de Arganto en Riba de Saélices, o el topónimo Arganza en Soria. Interesa destacar que la lectura de Jordán como argatobezom respaldaría este apoyo etimológico. Completa la interpretación del bronce de Cortona la propuesta de Bayer de relacionar -bezom, con la raíz *bhedh- que en galo es bedo, con significado de mina. Por otra parte, identifica loutu con un nominativo en singular celtibérico, vinculado a la raíz *lou-tu-i-, cuya traducción literal, justificado en el contexto de otras lenguas célticas, sería ceniza y con un significado en este documento de agua para lavar en la preparación del mineral. W. Meid56 ha aceptado globalmente esta propuesta, añadiendo la posibilidad de que loutu, pudiera tener también la acepción de plomo, lo cual nos indicaría que nos encontramos ante un documento vinculado con la explotación de galena argentífera, por lo que el epígrafe sería una especie de pasaporte para inspeccionar las minas dependientes de la ciudad de Cortona. Respecto a la expresión final tures bundalos kortonei, y dentro de la línea interpretativa que ya manifestó G. Fatás57, nos encontraríamos con el responsable de la firma del documento, Buntalos de la ciudad de Cortona, en donde tures haría referencia al cargo político administrativo del mismo58, lo que convierte el bronce en un documento oficial de la ciudad estado. Hecho ratificado por la aparición en la primera línea de la ciudad del firmante, Kortono, que de esta manera avalaría su significado en torno a una mina de galena argentífera y los procesos de transformación de la plata. Existen dos interpretaciones recientes sobre este texto. Una del historiador de la Antigüedad J. Fernández Nieto59 que propone que la actividad en él relatada no sería la plata sino la obtención y aprovechamiento de la sal. Se apoya en la ausencia de minas de plata y en la abundancia de salinas, 52 G. Delibes «La orfebrería», pp. 150 y 156. G. Fatás, «Una tésera cortonenese». 54 C. Jordán, Celtibérico, pp. 297-302. 55 J. Untermann y W. Bayer, «Arganto-». 56 W. Meid, Kleinere Keltiberische. 57 G. Fatás, «Una tésera cortonenese», p. 430. 58 F. Burillo, «Un nuevo texto celtibérico». 59 F. J. Fernández Nieto, «Revisión histórica del Bronce de Cortona». 53 36 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez poniendo como modelo de referencia los sistemas centroeuropeos de obtención de sal por ebullición con fuego, cuyo proceso aparecería documentado en el epígrafe. Esta interpretación sería atrayente sino fuera porque estos sistemas de transformación de la sal, propios de zonas con poca insolación, no están testimoniados en el territorio celtibérico, donde el procedimiento tradicional ha sido la obtención de la sal por evaporación en las salinas. La otra propuesta es de la indoeuropeísta P. De Bernardo60, que continúa en la defensa de que nos hallamos ante un texto administrativo referente a una mina de plata. Desgraciadamente desconocemos tanto la procedencia exacta de este bronce escrito, como la ubicación de las citadas minas de galena argentífera. Pero la información de Fatás — quien indica que «que se hallaba en poder de gentes de Medinaceli»— proporciona un primer punto de partida. Si bien la aparente homofonía de la ciudad celtibérica de Ocilis con Medinaceli ha llevado a identificar ambas ciudades, lo más probable es que en este lugar se encuentre la ciudad de Cortona61. Sekobirikez Kolounioku Turiazu Sekontia Sekeida Belikio Recursos mineros Cobre (Cu) Cobre-Plata (Cu-Ag) Hierro (Fe) Plata (Ag) Plata-Plomo (Ag-Pb) Ciudades celtibéricas Emisoras de plata CECS 2006 Fig. 5. — Recursos metalogenéticos de la Celtiberia (mapa CECS, según datos del IGME) IV. — PROSPECCIÓN DE RECURSOS METALOGENÉTICOS DISPONIBLES: UN PROGRAMA EN SUS COMIENZOS Todos estos antecedentes hacían necesaria la elaboración de un programa de prospección de recursos minerales metalíferos a través del cual evaluar las posibilidades de aprovechamiento económico. Una primera aproximación orientativa puede extraerse de la cartografía del IGME (hojas 31, 32, 39 y 40 E 1:200.000, principalmente), cuya síntesis se ha reflejado en el mapa de la fig. 5. En ella puede verse que, al menos sobre el papel, la Celtiberia contaba en su subsuelo con mineralizaciones de plata, cobre, plomo y hierro, a distancias razonablemente cortas o muy cortas de los grandes centros urbanos62. 60 P. de Bernardo, «Cib. o.bo.i». F. Burillo, Los Celtíberos, p. 200. 62 Descripciones más detalladas de las minas de ciertas zonas han sido publicadas recientemente en los trabajos de E. Sanz Pérez et alii, «La minería y metalurgia antigua del Moncayo»; E. Sanz Pérez, «La minería de plata en la Celtiberia». 61 37 metalurgia y explotación de recursos minerales Así, durante la campaña de 2004 en Segeda iniciamos la prospección de algunas minas, que ha continuado en 2005 y seguirá en campañas sucesivas. Los resultados preliminares se expondrán a continuación, pudiéndose consultar en el mapa de la fig. 6 (p. 38) la localización geográfica de las minas prospectadas. Minas de hierro — Mina de Valdemingucho, Tobed (punto 8 de la fig. 6, p. 38). Es la más cercana a Segeda. Se trata de una pequeña explotación a cielo abierto, con estratos de hematites que afloran encajados en cuarcitas. A pocos metros de ésta hay una corta galería horizontal, probablemente un sondeo. Se han analizado varias muestras de mineral, con una riqueza media del 88,7% de hierro (analizado como FeO). La ganga, muy diseminada en las muestras, es cuarzo y feldespato. — Coto minero de Tierga (puntos 3, 4 y 5 de la fig. 6, p. 38). Se trata de una gran área con numerosos afloramientos de óxido de hierro, alguno de ellos todavía en explotación para la industria de los colorantes. — La Mineta, Munébrega (punto 12 de la fig. 6, p. 38). Afloran llamativos crestones de cuarcita ferruginosa. Explotación en pozo-galería. En las escombreras hay fragmentos de mineral de hierro de baja ley. Minas de cobre y cobre-plata — Mina de San Babil, Calcena (punto 2 de la fig. 6, p. 38). Situada a media ladera del valle, consiste en un pozo a cuyo alrededor se extiende una escombrera de tamaño mediano. No se han visto fragmentos cupríferos en el vacisdo. Pocos metros más arriba hay una galería horizontal de escasa longitud, quizás un tanteo. En su boca hay restos de mineralizaciones de malaquita. Se han recogido muestras, todavía no analizadas. El IGME la señala como de cobre-plata. — Mina de Valdejuela, Munébrega (punto 10 de la fig. 6, p. 38). Se conserva un pozo vertical y, a su alrededor, una escombrera de mediano tamaño. Abundan los fragmentos de mineral de cobre con aspecto de malaquita y azurita. La mineralización está encajada en la zona de contacto entre una faja de pizarra con un fuerte buzamiento y las cuarcitas dominantes. La tabla 1 recoge los análisis de una serie de muestras de mineral. Como puede verse, se trata de una mineralización compleja de plomo-cobre-antimonio-plata. La ley de mayor bondad en tales muestras es de unos 12 kg de plata por tonelada de plomo. Tabla 1. Composición elemental de minerales de la mina de Valdejuela (Munébrega). Análisis por fluorescencia de rayos x (% en peso) Análisis Fe Ni Cu Zn As Ag Sn Sb Pb Bi PA11438 0,12 nd 7,49 nd nd 0,083 nd 4,96 41,9 nd PA11439 0,22 nd 8,69 nd nd 0,388 nd 9,76 33,6 nd PA11440 0,23 nd 24,9 nd nd 0,049 nd 1,65 19,5 nd PA11441 0,33 nd 8,87 nd nd 0,274 nd 9,91 32,4 nd PA11442 0,39 nd 9,59 nd nd 0,149 nd 0,60 21,0 nd PA11443 0,45 0,07 8,08 nd nd 0,188 nd 11,3 43,8 nd PA11444 0,37 nd 15,1 nd nd 0,085 nd 6,16 23,9 nd PA11445 0,36 nd 17,4 nd nd 0,108 nd 4,25 40,2 nd PA11446 0,61 nd 6,85 nd nd 0,055 nd 2,88 31,0 nd PA11447 0,90 0,01 13,0 nd nd 0,163 nd 4,49 32,1 nd PA11448 0,27 nd 6,36 nd nd 0,135 nd 4,47 26,8 nd PA11449 0,26 nd 12,4 nd nd 0,127 nd 5,86 18,5 nd PA11450 0,14 nd 6,65 nd nd 0,107 nd 5,47 16,8 nd Nota: nd elemento no detectado 38 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez 1 2 4 Río 3 5 Aran d a n aló oJ Rí r va ue oH Rí 9 n Río ó Jal ío 10 ca Jilo R Segeda Río 11 8 6 7 Per ejil es Plata (Ag) Cobre (Cu) Hierro (Fe) Cobre-Plata (Cu-Ag) Plata-Plomo (Ag-Pb) 13 14 16 15 17 Río Huerva Recursos mineros 12 18 19 CECS 2006 Fig. 6. — Prospecciones del entorno de la ciudad estado de Segeda: 1. Minas de Valdelaplata (Calcena); 2. Mina de San Babil (Calcena); 3. Mina de óxido de hierro (Tierga); 4. Minas antiguas de Tierga (Tierga); 5. Mina del Cántaro (Tierga); 6. Camino de las minas (Tobed); 7. Minas de Valdetasancho (Tobed); 8. Mina de Valdemingucho (Codos); 9. La Mina (Sediles); 10. Mina de Valdejuela (Munébrega); 11. Mina de los Tablares (Munébrega); 12. La Mineta (Munébrega); 13. Arroyo de la Mina I (Montón); 14. Mina de Valdeontiga (Montón); 15. Mina del barranco del Platero (Montón); 16. Arroyo de la Mina II (Montón); 17. Mina de Valsain (Montón); 18. Minas de Fombuena (Fombuena); 19. Mina de la Fuentevieja (Luesma) [mapa confeccionado por el CECS] Fig. 7. — Escoria de cobre, probablemente moderna, de la Mina de la Fuente Vieja (Luesma). Imagen tomada en el microscopio electrónico de barrido con electrones retrodispersados (cliché S. Rovira) 39 metalurgia y explotación de recursos minerales — Camino de las Minas y mina de Valdetasancho, Tobed (puntos 6 y 7 de la fig. 6, p. 38). Conjunto de varias minas de pozo-galería o galería, de pequeña potencia, generalmente en zonas de contacto entre pizarras y cuarcitas. En los vaciados se recogen muestras de pizarra con intrusiones laminares de malaquita. — La Mina, Fombuena (punto 18 en la fig. 6, p. 38). En una zona amesetada hay tres socavones casi rellenos de sedimentos en cuyas inmediaciones hay fragmentos de azurita y malaquita. En la ladera del barranco inmediato se abre un gran pozo moderno con el fondo inundado. La mineralización cuprífera se encuentra en vetas de cuarzo ferruginoso encajadas en las cuarcitas. La tabla 2 muestra los resultados del análisis elemental de varios fragmentos cupríferos: se trata de mineral de cobre con ligeras impurezas de plomo y arsénico. En los alrededores de las posibles explotaciones a cielo abierto se documentan algunos fragmentos de cerámica ibérica. Tabla 2. — Composición elemental de minerales de La Mina (Fombuena). Análisis por fluorescencia de rayos X (% en peso) ANÁLISIS FE NI CU ZN AS AG SN SB PB BI PA11410 2,04 0,03 32,7 nd nd nd nd nd nd nd PA11410 2,04 nd 32,7 nd 0,10 nd nd nd nd nd PA11411 4,48 nd 65,6 nd 0,07 nd nd nd 0,07 nd PA11412 3,16 nd 44,5 nd 0,11 0,013 nd nd 0,09 nd PA11413 1,16 nd 46,8 nd nd nd nd nd 0,25 nd PA11414 0,45 nd 25,0 nd 0,19 nd nd nd 0,07 nd PA11415 0,64 nd 47,9 nd nd nd nd nd 0,26 nd PA11416 0,14 nd 70,0 nd 0,04 nd nd nd 0,05 nd PA11417 1,40 nd 37,0 nd nd nd nd nd 0,94 nd PA11418 11,7 nd 43,6 nd 0,25 nd nd nd 0,83 nd Nota: nd elemento no detectado — Mina de la Fuente Vieja, Luesma (punto 19 en la fig. 6, p. 38). Junto a un crestón aflorado de cuarzo se aprecia un pequeño socavón casi relleno de sedimentos. En los campos de almendros de los alrededores hay abundantes fragmentos de mineral cuprífero (malaquita, azurita y calcopirita con ganga de cuarzo), así como escorias de sangrado. Se ha documentado algún fragmento de cerámica ibérica. Del estudio analítico de varias muestras de escorias (tablas 3 y 4 p. 40) se deduce que casi todas son escorias fayalíticas (fig. 7), de sangrado, probablemente modernas dado que las pérdidas de cobre son muy bajas, inferiores al 0,3%, no detectables por tanto con la microsonda del microscopio electrónico de barrido. Este es un rasgo indudable de modernidad. La excepción es la escoria MFV-6, constituida por una matriz vítrea (análisis MFV-6/4 en tabla 3, p. 40) en la que han quedado atrapados algunos cristales de calcopirita (fig. 8, p. 40), que podría ser una escoria inmadura más antigua. En todo caso, es necesaria una prospección más cuidadosa y analizar más muestras, tanto de mineral como de escoria, antes de pronunciarse de forma más contundente. La presencia sistemática de inclusiones de sulfuros metálicos en las escorias (tabla 4, p. 40) permiten presuponer que la mineralización explotada contenía minerales sulfurados y oxidados. 40 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez Tabla 3. — Análisis de fases en escorias de cobre de la mina de la Fuente Vieja (Luesma). Microsonda MEB (% en peso, como óxidos) Análisis Fase MgO Al2O3 SiO2 K2O TiO2 CaO MnO FeO CuO SO MFV-01/2 Vidrio de relleno 0 21,2 41,9 2,48 0,88 2,06 0 29,6 0 1,88 MFV-01/3 Fayaliya 0 0 32,7 0 0 0 0 67,3 0 0 MFV-01/4 Análisis global 0 11,4 36,2 1,11 0 1,22 0 47,6 0 0 MFV-06/4 Matriz vítrea 0 11,3 43,7 1,25 0 0 0 43,7 0 0 MFV-10/2 Vidrio de relleno 0 16,2 46,9 1,56 0,84 0,79 0 31,5 0 0 MFV-10/3 Fayalita (ventana) 0 3,37 39,4 0,54 0 0 0 56,6 0 0 MFV-10/4 Fayalita (spot) 0 0 36,6 0 0 0 0 63,4 0 0 MFV-10/5 Análisis global 0 12,1 46,8 1,12 0,59 0,62 0 37,6 0 1,21 MFV-13/1 Matriz 0 20,2 51,1 2,00 0,80 2,67 0 21,7 0 1,52 MFV-13/2 Fayalita 2,01 4,99 37,0 0,69 0 0,68 0 54,0 0 0,60 MFV-13/5 Análisis global 1,58 13,4 44,2 1,63 0 1,33 0 36,5 0 1,30 Tabla 4. — Análisis de inclusiones en escorias de cobre de la mina de la Fuente Vieja (Luesma). Microsonda MEB (% en peso, como elementos) Análisis Fase S Fe Co Ni Cu As Pb MFV-01/1 Inclusión de sulfuro 28,2 14,9 0 0 56,9 0 0 MFV-06/1 Bolita de sulfuro 31,4 33,6 0 0 34,9 0 0 MFV-06/2 Cristal de calcopirita 29,5 17,5 0 0 53,0 0 0 MFV-06/3 Inclusión en cristal calcopirita 2,31 20,7 2,76 28,1 8,54 27,7 0 MFV-10/1 Cristales de mineral 26,7 28,3 0 0 31,9 0 13,1 MFV-13/3 Bola sulfuro (zona brillante) 36,9 0 0 0 63,1 0 0 MFV-13/4 Bola sulfuro (zona gris) 28,4 20 0 0 51,6 0 0 Fig. 8. — Escoria de cobre, probablemente antigua, de la Mina de la Fuente Vieja (Luesma). Imagen tomada en el microscopio electrónico de barrido con electrones retrodispersados (cliché S. Rovira) 41 metalurgia y explotación de recursos minerales — Minas del Arroyo de la Mina I, Valdeontiga y Valsaín, Montón (nos 13, 14 y 17 en la fig. 5, p. 36). Grupo de pozos y galerías excavadas en las cuarcitas. Se recogen muestras de malaquita infiltrada en cuarzo y como relleno fino entre planos de la roca encajante. Minas de plomo y plomo-plata — Minas de Valdelaplata, Calcena (punto 1 en la fig. 6, p. 38). Es el coto minero plumboargentífero más importante de la región, habiendo estado en explotación hasta hace pocos años. En el pozo posiblemente más importante se conservan las ruinas del malacate. Varios pozos y galerías se abren en las cuarcitas del entorno, pudiéndose recoger abundantes muestras de galena de buena ley. Están pendientes de análisis las muestras seleccionadas. — Mina de los Tablares, Munébrega (punto 11 en la fig. 6, p. 38). Mina situada a unos cientos de metros de la de cobre-plata de Valdejuela (véase más arriba). Se trata de un pozo en cuya escombrera no hemos hallado ninguna muestra de mineral metalífero en una primera prospección. El IGME la cita como de plomo-plata. — Minas del Barranco del Platero y del Arroyo de la Mina II, Montón (nos 15 y 16 en la fig. 6, p. 38). Galerías y pozos excavados en cuarcitas. Se han recogido algunas muestras, pendientes de análisis. — Mina de Badules (Badules). Se encuentra a pocos kilómetros al noroeste de la mina de cobre de Fombuena (punto 18 en la fig. 6, p. 38). Es una pequeña explotación formada por dos socavones a cielo abierto y un pozo de unos tres metros de profundidad con una galería lateral. Se abren en la zona de contacto entre pizarras y cuarcitas. Se han recogido fragmentos de cerámica ibérica. Los análisis de varias muestras de galena de esta mina arrojan los resultados anotados en la tabla 5. Aunque todas las muestras contienen algo de plata, la cantidad de metal noble está por debajo del límite de rentabilidad incluso para época romana63. En los campos de cultivo circundantes hay diseminadas varias toneladas de escorias de sangrado modernas, de hierro. Tabla 5. — Composición elemental de minerales de la mina de Badules. Análisis por fluorescencia de rayos X (% en peso) Análisis Fe Ni Cu Zn As Ag Sn Sb Pb Bi PA11404 0,03 nd 0,03 nd nd 0,023 nd 0,038 97,8 0,11 PA11405 2,40 nd 0,44 14,8 nd 0,017 nd 0,023 23,1 0,39 PA11406 0,06 nd 0,03 nd nd 0,035 nd 0,053 97,6 0,24 PA11407 0,25 nd 0,06 0,10 nd 0,017 nd 0,044 93,5 0,25 PA11408 0,12 nd 0,06 nd nd 0,015 nd 0,014 82,4 0,27 PA11409 0,03 nd 0,03 nd nd 0,013 nd 0,029 88,9 0,28 Nota: nd elemento no detectado V. — CONSIDERACIONES FINALES El programa de prospecciones de las minas del entorno inmediato de Segeda está todavía en sus comienzos, pero esta primera aproximación es alentadora porque ya permite calibrar la existencia de importantes recursos metalíferos. Los primeros análisis de muestras de mineral justifican ese optimismo. Conforme vayan avanzando, tanto las excavaciones arqueológicas como las prospecciones mineras, dispondremos de más datos para ir configurando una parcela de la economía celtibérica cuyos conocimientos actuales descansan más sobre la interpretación de las fuentes literarias que sobre las informaciones sólidas extraíbles del trabajo de campo. 63 S. Rovira, «Continuismo e innovación en la metalurgia», p. 118. 42 s. rovira – f. burillo – r. lópez – j. ibáñez Desde el punto de vista estrictamente arqueometalúrgico una inquietante pregunta planea sobre el ambiente. Si presuponemos una actividad metalúrgica importante en época celtibérica, ¿dónde están los escoriales de cobre, de hierro o de plomo derivados necesariamente de la obtención del metal? Es posible que tal actividad, aun siendo importante en términos económicos, quizás no lo fuera tanto a nivel del volumen de metal producido y, por tanto, de sus subproductos, las escorias. Pero éstas (y las contrarias) son todavía meras hipótesis cuya contrastación pasa ineludiblemente por una exhaustiva investigación de las variables tecnológicas.