TRAMPAS Nov 07•58
4/2/08
12:51 PM
Page 40
Alejandra Ceriani
A N C L A J E S
Sobre “El bonaerense”, un film de Pablo Trapero
Tram[p]as
40
El ojo que piensa
Alejandra Ceriani
Lic. y Prof. en Artes Plásticas. Docente
de la Facultad de Bellas Artes,
UNLP. Maestrando en Estética
y Teoría de las Artes.
El visionado de este film nos sugiere adentrarnos en busca de
los interrogantes que se plantean con respecto a la mirada, el
rostro y a su particular construcción fílmica: el Primer Plano. Tomamos la secuencia de los festejos de Año Nuevo; dentro de la
secuencia, los planos que van
desde los disparos al aire, pasando por el Primer Plano del comisario, plano en cuestión, hasta
el final de la secuencia marcado
por la música. Esta secuencia a
nuestro parecer está compuesta
para este PP, o más bien, al misterio que esconde, ese enigma
que la mirada introvertida custodia, pero que la cámara registra,
saca de debajo del retrato: ceremonias, actitudes del rostro y de
la mirada. Miradas, tipos de miradas que movilizan esta lectura
aproximativa.
¿Qué está viendo el personaje en
primer plano? La dirección de la
mirada que sus ojos indican nau-
Noviembre de 2007 • Nuevo cine argentino: las formas de su irrupción
fraga por el límite izquierdo del
encuadre. ¿Qué aguarda más
allá? Si el relato construyera un
flash back, ¿qué cosa mostraría?
¿Qué imágenes temibles o banales suspenderían su atención?
Tras ese rostro de abandonada
inexpresividad podemos imaginar múltiples sentimientos, provocados por la contemplación de
un algo que no vemos y que se
prolonga por el espacio omitido.
Ahí es donde radica el sentido de
ese rostro: nuestra expectación
está aguardando por ese sentido, por la significación de esa
presencia única, nítida y penetrante de las imágenes de su
pensamiento.
El film de Trapero y en concreto
la construcción de la secuencia
en cuestión, parece querer mostrar el carácter ficticio de la continuidad del plano al contraplano;
y no por transgredir sino por desmontar la naturaleza insustancial
de aquello que se aguarda.
TRAMPAS Nov 07•58
4/2/08
12:51 PM
Page 41
¿Qué es lo que ve?
Facultad de Periodismo y Comunicación Social • Universidad Nacional de La Plata
41
Tram[p]as
se escapen del contorno para
promover otras producciones,
otras conexiones, otra intensidad
creativa. La intensidad hace variar, mutar funciones y regularidades para afectar luego todo el ordenamiento corporal. Por el contrario, estaremos ante un rostro
reflexivo o reflejante, cuando los
rasgos permanezcan agrupados
bajo la denominación de un pensamiento fijo o terrible, inmutable y sin devenir. Pero el rostro
reflejante no se contenta con
pensar en algo. La relación entre
un rostro y aquello en lo que él
piensa es a menudo arbitraria;
habría que ir al encuentro de un
nexo asociativo entre el rostro y
el pensamiento cada vez.
También un rostro puede enlazarse con un paisaje: el tema del
paisaje-rostro trazado por J.L.Godard: “Un paisaje es un estado
del alma”. Fisonomía del paisaje,
expresividad interna del paisaje:
sus arrugas, sus muecas. A lo
que J. Aumont completa la representación de lo que alcanzaría
ser paisaje siguiendo este trazo:
“Su cine es un arte del paisaje,
no del espacio. Por otra parte, el
paisaje no es el espacio, sino
una cualidad del mismo. El paisaje es calificable, no cuantificable;
no tiene que ver con la medida sino con el sentimiento. Mostrar o
dejar ver: el eterno dilema del cine”5. Hay “un paisaje” en la secuencia que formula Trapero que
muestra y deja ver su universo, su
urbanidad, su principio irracional.
Una cámara en contrapicado permite ver el cielo, un “ojo de volcán” desde cuyo encuadre surgen
brazos y manos que empuñan y
disparan a mansalva. Hay un personaje que se desprende del grupo, se abre paso entre las detonaciones de las armas. La cámara
en mano lo persigue; cuando él se
A N C L A J E S
Para tratar de hallar una forma de
abordaje apropiada es preciso
detenerse por un breve instante
en la configuración del Primer Plano; ciertas cuestiones sobre la estructura, el funcionamiento de la
mirada y su incidencia en la construcción del plano-contraplano.
Jacques Aumont1 comienza su libro haciendo alusión al hecho de
que el rostro es la única parte de
nuestro cuerpo que no podemos
vernos sino sólo reflejada en una
imagen. También sabemos que
un rostro, como el espacio, no
preexiste: hay que construirlo.
Planos cercanos del rostro ha habido desde siempre, pero la
construcción del concepto de Primer Plano en su potencialidad expresiva resultó un proceso lento
y complejo. Para hacer del rostro
la expresión de una intensidad,
de una afección, que va más allá
de la pantalla y del propio cuerpo, hay que efectuar justamente
una labor de descomposición de
esa unidad cuerpo y rostro, en
primera instancia.
El cine descubrió en el primer plano, entre otras cosas, eso que
aparta categóricamente a la actuación cinematográfica de la
teatral: la función de la mirada.
Rostro y mirada. El rostro es la
super ficie, figura y fondo de los
ojos, el Primer Plano el territorio
de la mirada, y la mirada el estado de las cosas. Es esa placa
nerviosa porta órganos que ha
sacrificado lo esencial de su movilidad global para recoger y expresar toda clase de pequeños
movimientos, comunicando estados emocionales par ticulares
que el resto del cuerpo mantiene
por lo general obviados. Para cada emoción hay una zona concreta de la cara que la enfatiza2.
Hay inclusive expresiones faciales micro momentáneas tan fugaces que raramente se las advierte en la interacción cotidiana.
Pero que una cámara, una imagen pueden atrapar. Es, pues, el
destino del rostro en el cine lo
que aquí se instala. El cine como
cazador y exhibidor del rostro y
su singularidad. El cine entre la
exposición y la presencia de una
subjetividad.
Se plantean a través de diferentes autores sugestivos abordajes sobre pensar y sentir a través
del rostro, y lo hacen a modo de
Hegel y la crítica del rostro como
expresión de la personalidad; Artaud y el rostro humano como un
campo de muerte; Levi-Strauss y
el rostro máscara de los primitivos; Deleuze y Guattari y la crítica a la universalidad del rostro;
Levinas y el rostro como un abrirse al otro y lo Otro; Agamben y el
rostro como apertura a la comunidad política; Deleuze y la dimensión del rostro y las afecciones; etc3. Parafraseando diríamos: Trapero y el rostro privado,
o, el rostro y su espejo negro; o,
el despropósito de la mirada y el
encuadre, o el rostro inhabitado;
o el rostro y la inmovilidad de la
mirada; o la “rostrificación” como paisaje, etc.
Según las circunstancias, a un
rostro se le pueden formular dos
tipos de preguntas: ¿en qué piensas? O bien: ¿qué te pasa, qué
tienes, qué sientes o experimentas?
Es indudable que la reflexión
mental es el proceso por el cual
se piensa en algo. En el cine se
expresa por un rostro que tiene
esa idea, o por un objeto que la
lleva, o por un cuerpo sobre el
que se ejerce.
Deleuze4 distinguirá al rostro intensivo cada vez que los rasgos
TRAMPAS Nov 07•58
4/2/08
12:51 PM
Page 42
Alejandra Ceriani
A N C L A J E S
Sobre “El bonaerense”, un film de Pablo Trapero. El ojo que piensa
Tram[p]as
42
tambalea por el estado de embriaguez produce un movimiento en
consecuencia que se expresa por
un cambio leve de tamaño de plano, con corte en el eje montado en
cámara. Una planificación que
condensa el apogeo de lo tribal.
Podemos percibir en resumen la
siguiente planificación que va
dando carácter al estado del rostro-paisaje:
• Corrimientos leves de la posición de cámara respecto a un
centro compositivo en profundidad, sostienen el estado cautivo
de los elementos en campo.
• Una puesta en cuadro cuyos
bordes dinamizados por el movimiento interno de las formas,
(flujos contrapuestos o reforzados marcados por los desplazamientos), revelan los estados
psíquicos individuales y grupales.
• Los cortes sobre el plano montados por corte directo más los
movimientos de cámara, acrecientan el “estar ahí”, un tiempo
en directo, presencia voyeurística
en busca del blanco.
• El carácter de la cámara en mano que da la impresión de: asir
los objetos y lanzarlos, perseguirlos sigilosamente para penetrarlos con la mirada cada vez.
Hay que dar mucha importancia a
la banda sonora que proporciona
a esta secuencia su espesor temporal; prolongando y vaticinando
la función de articulación entre
planos. Primero la fiesta, luego la
ida del personaje, su aislamiento, su rostro, corte, plano de un
auto policial estacionando, corte,
plano general corto de una garita
otro día en donde por intermedio
de un diálogo nos damos por enterados del suicidio del personaje/comisario del primer plano. Di-
lata tiempos, reubica espacios a
través de la banda sonora que
franquea la discontinuidad temporal entre secuencias. La no correlación del primer plano y su contra
plano desdobla el acto del suicidio en pre-acto y consecuencia,
dejando fuera la causa.
Un relato es la puesta en acción
de dos nociones: acontecimiento
y causalidad. Hay acontecimiento:
la acción de suicidarse; pero queda oculta entre el plano-contraplano. Hay causalidad; pero queda
atrapada entre el rostro y la mirada. La expectativa de lograr ver la
“causa” se derrumba. Esto resulta
enfatizado por la construcción espacio-temporal diferente al montar
el primer plano del comisario aún
en la fiesta con el plano general de
la garita otro día.
¿Qué genera una mirada
ausente en campo a la dinámica
compositiva del encuadre?
Desde la perspectiva interior al
plano y desde la coherencia geométrica del espacio del encuadre,
al rostro y a la acción de mirar se
les involucran algunas construcciones, articulaciones de tipo: dirección de mirada, fuera de campo,
fuera de cuadro, raccord de miradas, figuras de montaje internas al
plano, plano-contraplano, etc.
Se concede asimismo una importancia decisiva al marco. El marco
se define tanto por lo que contiene como por lo que excluye. Trapero juega con los bordes del marco,
los roza ligeramente con la mirada
vaga que profesa el personaje. Esto ocasiona una conjunción entre
el efecto de un fuera de campo
“suspendido” o no concretado y,
el efecto de distancia que media
Noviembre de 2007 • Nuevo cine argentino: las formas de su irrupción
entre la cámara y el rostro. El tema de la proximidad, estilos de la
proximidad definen estéticas: distancias focales cortas, neutrales,
etc.
Pero esa proximidad puede volverse relativa en consecuencia de la
dirección de la mirada en cuadro:
“El primer plano clásico asegura
una reflexión parcial en la medida
en que el rostro mira en una dirección diferente a la cámara, y de
este modo fuerza al espectador a
rebotar sobre la superficie de la
pantalla”6.
La mirada (dirección, trayectoria),
el tamaño del plano y la proximidad, inciden en la composición de
la imagen, constituyéndose en la
interacción de fuerzas céntricas y
excéntricas, proyecciones que generan relaciones causales visibles, efecto y conducta de una cosa sobre la otra. Un PP es un tipo
de encuadre que detalla y expone
al máximo esas trayectorias virtuales de la mirada fuera del rostro. Al ser una mirada introspectiva la línea de proyección que acciona en la imagen se torna flexible e indirecta. El esquema compositivo comienza a gravitar y esa
leve dependencia sujeta inestablemente la mirada al rostro. Ya
no se trata de líneas virtuales que
destila la mirada, de fuerzas y tensiones entre la superficie de la
imagen y el marco sino de un destello que se esfuma sin dejar traza. La cuestión se engendra precisamente por la ausencia de tensiones, como si la mirada hubiera
sido robada al sujeto y transformada en un objeto que deambula
por ahí.
La imagen actual no retiene sino
que se prolonga y se encadena entrando en contacto tácito con una
TRAMPAS Nov 07•58
4/2/08
12:51 PM
Page 43
específico, con estructuras del
mirar, para describir el modo en
que la visión y el deseo están implicados en la construcción del
discurso audiovisual. Un sistema
de miradas constituido a través
de las figuras del plano-contraplano y el punto de vista, instalan en
la diégesis del relato un efecto
combinado entre ser sujeto u objeto de mirada. El juego de miradas de los personajes “lugar desde donde se mira”, “lugar adonde se mira” refiere a proyecciones que unen la estructura narrativa de un film y sitúa la lectura
del mismo.
El cine es un arte que corta la mirada en dos: uno de nosotros mira a otro, no hace más que eso:
tiene el derecho y el deber de mirar; el otro no mira nunca; lo mira todo; salvo a nosotros. El
“misterio” de la mirada, lo turbio
que la compone, se sitúa evidentemente en una zona de desbordamiento, de exceso. La ciencia
interpreta la mirada de tres maneras (combinables): en términos
de información (la mirada informa), de relación (las miradas se
intercambian), en términos de
posesión (toco, alcanzo, apreso,
soy apresado): tres funciones:
óptica, lingüística, háptica. Pero
la mirada siempre busca: algo,
alguien. Es un signo inquieto: singular dinámica para un signo; su
fuerza lo desborda8.
La función de la mirada aparta
categóricamente a la actuación
cinematográfica de la teatral; el
cine descubrió en el primer plano, entre otras cosas, eso: Rostro y mirada. El rostro es la superficie, figura y fondo de los ojos, el
Primer Plano el sitio de la mirada,
y la mirada el estado de las cosas, el estado del rostro. En
Bresson el primer plano no tiene
una función narrativa clásica,
Facultad de Periodismo y Comunicación Social • Universidad Nacional de La Plata
43
Tram[p]as
otro, el relato hace palpitar en el
espectador un cierto sentido de espacio oculto.
El anclaje de ese tramo del relato
que emplaza Trapero concluye en
otra secuencia, en otro tiempo y espacio, en la secuela narrativa de
ese acto no visualizado ni oído. El
testimonio, la justificación del acto
suicida nunca será visible. Todo está siempre, pues, en la mente del
personaje, y lo que presenciamos,
lo que la imagen nos muestra, no
nos permite establecer ni una razón dramática, ni el pliegue de un
destino: el rostro no expone, el fluir
de la narración ante esta situación
demuestra que no es posible hallar
una razón postrera, una eclosión
moral que permita argumentar a
unos y reparar a otros. No vemos
un cuerpo auto eliminándose, no
conocemos el porqué de ese acto,
sino que vemos un rostro y una mirada soltándose, ausentándose, y
esa es la conmoción lograda: somos testigos del acabamiento aún
antes de que el propio personaje lo
patentice.
Trapero invita a una planificación
que atraviesa la dirección continua
de lo temporal para suspender el
juicio, para dejarse tomar por la
ambigüedad de la mirada que nos
lleva hasta el límite del sentido en
donde poder, así, escuchar el silencio que ocupa el vacío. Se expone al personaje y en su exposición
se esconde, pero cuando lo hace
se muestra. Exige que aceptemos
su propia trampa como condición
para develar su verdad: es siempre escritura de una avidez, momento de una retirada.
La imagen, dice J.LGodard, la única capaz de aniquilar la nada, es
también la mirada de la nada sobre nosotros7.
Por otra parte, cada realizador cinematográfico se apropia y luego
designa “la mirada” de un modo
A N C L A J E S
imagen recuerdo que el rostro convoca. Este personaje está abandonando su oficio, renuncia a su rol
social, ya no puede o no quiere comunicarse. Se impone un mutismo casi absoluto. En efecto estas
connotaciones del rostro suponen
un estado de cosas que se perciben. Se establece de este modo
lazos más complejos con supuestas imágenes y sonidos aparecidos del tiempo o del pensamiento
coexistente. La subjetividad ya no
es material sino temporal y psíquica. Lo que se bifurca no es el espacio sino el tiempo, como el estallido visual de un calidoscopio, una
unidad circular y cambiante. El pasado no es solamente el antes del
presente también es su pieza ausentada, lo inconsciente. Hay además, una constitución de la memoria, hay un umbral visual y auditivo para contar no exclusivamente
por la acción sino por la inacción.
¿Qué significa Pensar? no es la
sola facultad registrada por la psicología de conservar en la imaginación cosas pasadas. En definitiva, la memoria es lo mismo que el
pensar; pensar es pensar en, es
recordar. Ante un film hay un juego
de enlace permanente entre lo ya
capitalizado como memoria, metaforizable espacialmente, y lo que
de nuevo sucede y busca su lugar
en esta memoria, en este espacio.
Esto sería un primer sentido en el
que el relato, el acontecimiento,
implica un espacio. Pero en otro
sentido puede decirse también
que el relato indica el espacio, lo
marca.
¿Dónde ver esas marcas? Casi
por todas partes. En los elementos del lenguaje técnico-expresivo,
y por supuesto en el cuerpo mismo, en los gestos, en las miradas
de los personajes. Por un lado,
pues, el relato exterioriza el espacio de la representación; por el
TRAMPAS Nov 07•58
4/2/08
12:52 PM
Page 44
Alejandra Ceriani
A N C L A J E S
Sobre “El bonaerense”, un film de Pablo Trapero. El ojo que piensa.
Tram[p]as
44
cumple una misión distinta, no
aísla las cosas en par te, sino
que hace de cada par te el campo, para evitar de ese modo la
representación. Bergman es el
autor que más insistió en el nexo fundamental que une cine,
rostro y primer plano. Las funciones del rostro suponen la actualidad de un estado de cosas en
que unas personas actúan y perciben. La fragmentación actuaría
aquí como la suspensión de la
individuación: los rostros convergen, toman unos de otros sus recuerdos y tienden a confundirse.
Dreyer, en La pasión de Juana
de Arco, define su relato, su poética a partir del desnudo de los
rostros, (y no es una cuestión de
mero des-maquillarse) dado que
piensa que el juicio a Juana es
un juicio desde el espíritu sometido. El mundo es la FalconettiJuana. Su rostro es el cine. Nos
miramos a través de las miradas
de los inquisidores, de los burócratas, de la santa. Todo eso es
un complejo tramado de primeros planos que configuran el es-
pacio-tiempo de Dreyer. Se refiere a lo que vemos para poder referirse a lo que sentiremos9.
En Kieslowski, llamado el retratista
ético del cine, la cámara no persigue las acciones, sino los estados
de ánimo, por ello, permanecen a
menudo en el rostro del personaje,
porque para el director ese rostro
es intensamente expresivo. Hacía
cine no para dar respuesta, sino
para hacer preguntas y lanzar sentidos.
”La sociedad, según parece, desconfía del sentido puro: quiere sentido, pero quiere al mismo tiempo
que este sentido esté rodeado por
un ruido (como se dice en cibernética) que lo haga menos agudo”10.
¿Qué se ve?
En el fondo, la mirada del personaje en cuestión es subversiva,
conspiradora, y no porque se ausente, se disuelva o flote sino
porque es una mirada pensativa.
La “mirada con pensamiento” parece producir, por un lado, en la
nuestra expectación, un sentido
de inmersión en imágenes posibles que no están y que debemos
re-construir; por otro, en la mirada del personaje, parece producir
la suspensión de las imágenes
de su mente en el espacio propio
de lo inmóvil. Rostro y mirada como “pose de la muerte”.
Ficha técnica de
“El bonaerense”
Dirección y guión: Pablo Trapero.
Año: 2002.
Duración: 105 min.
Interpretación: Jorge Román (Zapa),
Mimí Ardú (Mabel), Darío Levy (Gallo),
Víctor Hugo Carrizo (Molinari), Hugo
Anganuzzi (Polaco), Graciana Chironi
(Madre de Zapa), Luis Vicat (Pellegrino), Roberto Posse (Ismael), Aníbal
Barengo (Caneva), Lucas Olivera (Abdala), Gastón Polo (Lanza), Jorge Luis
Giménez (Berti).
Producción ejecutiva: Pablo Trapero.
Música: Pablo Lescano.
Fotografía: Guillermo Nieto.
Montaje: Nicolás Golbart.
Dirección artística: Sebastián Roses.
Vestuario: Marisa Urruti.
Notas
1
AUMONT, J. “El rostro en el cine”, Comunicación Cine, Ediciones Paidós, 2006.
2
KNAPP, M. “La comunicación no verbal”, Paidós Comunicación, 1992.
3
CANGI, A. Seminario Poéticas del cine moderno: “El rostro y el
gesto, profecías del cinematógrafo”, MALBA, marzo de 2005.
6
ROSE-PAULE VINCIGUERRA. “Tu no has visto donde yo te miro”, Pág. 153, Las tres estéticas de Lacan (Psicoanálisis y Arte), Ed.
Del Cifrado, Argentina, 2006.
7
GODARD, J.L. Cita extraída del film “Elogio del Amor” (Éloge de
l’amour), Dirección y guión, 2001.
8
BARTHES, R. “Lo obvio y lo obtuso- Imágenes, gestos, voces”,
Paidós Comunicación, 1986.
4
DELEUZE, G. “La imagen-movimiento”, Estudios sobre cine,
Paidós Comunicación, 1991.
9
5
AUMONT, J. “El ojo interminable, Cine y Pintura”,
Paidós Comunicación Cine, 1997.
10 BARTHES, R. “La Cámara Lucida. Nota sobre la fotografía”, Paidós Comunicación, 1992.
VALLINA, C. Cita extraída de una supervisión del actual escrito.
Noviembre de 2007 • Nuevo cine argentino: las formas de su irrupción