Julio - Diciembre 2015 / No. 4
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UNJVERSmAD DE GUADALAJARA
Emp esarial
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REVISTA
La reforma fiscal mexicana del 2014 y sus
implicaciones en la clase media
Las Relaciones fiscales Intergubernamen
tales y su Impacto en el Estado de Jalisco
2009-2014
Algunas reflexiones en torno a la meto
dología básica para la interpretación de
normas fiscales. (Primera parte)
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Deuda pública y estructura financiera en
la alternancia política del municipio de
Tampico Tamaulipas, México (19932011)
, Importancia de las bolsas de valores en la
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economía
• UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
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Diseño de Portada
Deuda pública y estructura financiera en la
alternancia política del municipio de Tampico
Tamaulipas, México (1993-2011)
Héctor Alberto Fernández Morales*
Eder Noda Ramírez**
Resumen
Abstract
En la última década la alternancia política en México ha ido
involucrando un nuevo escenario en la competencia de partidos y el manejo de las políticas públicas. El endeudamiento
en los estados y municipios es un tema central en la agenda
pública, el cual juega un papel fundamental para el desarrollo
de las finanzas públicas locales como parte de los procesos de
descentralización y coordinación fiscal entre los diferentes niveles de gobierno. El objetivo de este documento es analizar
la deuda del Ayuntamiento de Tampico, localizado al sur del
estado de Tamaulipas desde la cuenta pública, en un contexto de alternancia política; de esta manera, reflexionar sobre
la problemática del endeudamiento desde lo local y la propia
política de deuda que está relacionada con el manejo general
de la estructura financiera del municipio.
In the last decade the politic changes in Mexico has been
involving a new scenario in party competition and public
policies management. Debt in the states and county is a
central issue on the public agenda, which plays a key role
on the development of local public finance as part of the
decentralization and fiscal coordination processes among
different levels of government. The aim of this document
is analyze the debt of Tampico County located at the south of Tamaulipas state, from the public account on an alternating politic context; thus, reflect on the debt issue
from a local perspective and the own debt policy which is
related with the general management of county financial
structure.
Key words: Debt, Alternation, Public Finances.
Palabras clave: Deuda, Alternancia, Finanzas Públicas.
Introducción
La deuda pública municipal es una temática que ha recobrado importancia a raíz de las leyes de coordinación fiscal y
el federalismo hacendario que impera en el sistema político-financiero mexicano, mismos que ofrecen un papel más
protagónico a la autonomía de los municipios en el manejo
de su cuenta pública.
En este trabajo, se analiza el comportamiento de la deuda pública en relación a la estructura de la cuenta pública
local en un periodo de alternancia política por la que ha
pasado últimamente el municipio de Tampico localizado al
*
*
hfernandez@uat.edu.mx
eder.noda@gmail.com
sur del estado de Tamaulipas. Actualmente, los resultados
de Fitch Ratings para el 2010, ubican al municipio como “estable”, situación que implica un bajo riesgo (Fitch Ratings,
2010); sin embargo, la evidencia empírica demuestra que
tal estabilidad, involucra una cuenta pública con ahorros
nulos en sus balances operacionales y un alto endeudamiento público, aunque lo anterior no implique una crisis
financiera local o un alto riesgo municipal, no significa que
la deuda pública deje de ser un tema central en la agenda
política.
Problemática
La hipótesis central es, demostrar que la alternancia en el
poder entre el Partido de la Revolución Institucional (PRI)
y el Partido de Acción Nacional (PAN), no ha modificado la
42 Finanzas
Julio • Diciembre 2015
estructura financiera de la deuda pública, continuando con
una política fiscal descentralizada pero ajustada a las reglas del nuevo juego de la coordinación fiscal, lo que trae
consigo una fuerte dependencia municipal de las transferencias federales y por lo tanto un efecto negativo en los
ingresos propios. Por tal motivo, conviene relacionar el endeudamiento local con la estructura financiera de la cuenta
pública, la cual está circunscrita en un escenario político de
alternancia en el poder y el imperativo de la normatividad
federal, dentro de los procesos de descentralización y federalismo hacendario.
Desarrollo
Federalismo y descentralización
De acuerdo con Méndez (1994), los estados federados, deben estar simétricamente coordinados para garantizar la soberanía nacional bajo un sistema federal de apego al marco
normativo constitucional y a las leyes que se deriven.
El Federalismo como modelo de gobierno en la actualidad, es desarrollado principalmente en un régimen democrático, cuyos poderes se dividen en ejecutivo, legislativo y judicial, que son ejercidos en el territorio nacional,
estatal y municipal como en el caso de México (Dávila y
Martínez-Loaeza, 1995). Las características principales del
mismo son: a) principio de territorialidad: Reconocimiento
de las divisiones políticas en la Constitución; b) principio
de autonomía: cada nivel de gobierno es autónomo en su
territorio; c) principio de participación: cada nivel de gobierno debe ser representado y elegido de acuerdo a su
división política.
Considerando esto, el federalismo contemporáneo es
un modelo de gobierno coordinado desde sus tres niveles, los cuales son autónomos para el ejercicio del poder
nacional, considerando aspectos de la administración y
las finanzas públicas en el marco del Derecho. Una definición más formal, menciona que el federalismo es “una
forma de organizar el poder político y estructurar al Estado mediante un ordenamiento supremo que permite la no
subordinación entre, al menos, 2 órdenes de Gobierno”
(Guillén-López, 2001: 13), lo cual implica una relación primeramente política y posteriormente organizativa-jurídica, en
donde la competencia política por el poder debe incorporarse como variable de incidencia en las decisiones.
En este sentido, el surgimiento de la descentralización
como sustentante del nuevo federalismo, a partir de este
proceso de democratización en un contexto de la globalización, suponía en primer instancia, la transferencia del
poder del gobierno central para el logro de gestiones y
decisiones autónomas de los municipios que conforman
el territorio federal (López-Valladares, 2001; Uvalle, 2010).
La Reforma del Estado en México fue uno de los factores más influyentes para el desarrollo de la descentralización, cabe mencionar, que ésta es un proceso histórico y
no puede definirse un génesis exclusivamente a la Reforma, sino a todo un cambio estructural en la sociedad moderna. La descentralización busca incrementar el poder y
la autonomía en la toma de decisiones de los gobiernos locales que están en constante coordinación con el gobierno
central y las instituciones federales (Falleti, 2004). No obstante, está circunscrita en la regla del juego político de la
propia reforma, la cual como explica Contreras y Sánchez
(2011), sostuvo a la reforma administrativa y política como
sus dos ejes centrales. En la primera se establecieron mecanismos y procesos políticos-técnicos que dieron pauta a
la nueva coordinación fiscal y a las funciones de los municipios expresadas en el artículo 115º de la Constitución, así
como importantes cambios en la estructura orgánica de la
administración pública; la segunda tiene que ver con la reforma electoral, apertura a la competencia política entre
partidos, autonomía de organismos reguladores, equidad
en los procesos de elección, leyes electorales y control
constitucional.
Sin embargo, ¿en qué tipo de descentralización se
elaboró el discurso de la reforma? De acuerdo a Villareal
(2009), destaca tres perspectivas generales acerca de la
descentralización: la neoliberal, la neoestructuralista y la socio-participacionista. La primera minimiza el rol del Estado
en la economía, propone en libre comercio en sus políticas
económicas, y siempre busca la eficiencia en los procesos
gubernamentales, la disminución del gasto público, la privatización y la focalización de políticas sociales. La segunda
reconoce a un Estado regulador que promueve el desarrollo -estado social de derecho- y se enfoca a una sólida política fiscal o políticas de bienestar. En la tercera, el Estado
es un principal actor regulador del bienestar social y busca una reconfiguración de la gestión pública desde abajo,
atendiendo a las necesidades de los sectores populares. En
el caso de México, se construyó una descentralización en
el seno neoliberal con la incorporación de las políticas de
ajuste estructural impulsadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en la década de los ochenta,
situación que dio paso a la neodemocratización del Estado, reestructurando los mecanismos redistributivos de las
transferencias de recursos públicos, así como el impulso de
la gestión y autonomía local pero dentro de jerarquías específicas (Vargas-Hernández, 2002; Finot, 2000).
Julio • Diciembre 2015 Finanzas
La descentralización puede ser dividida en dos, la política y la administrativa. La primera hace referencia a los
mecanismos redistributivos de las transferencias -recursos
públicos- hacia la división territorial representada por los
estados, municipios y localidades, de acuerdo a sus necesidades y a la disposición de la cantidad de los recursos
existentes, de la misma forma consiste en la delegación del
poder central a los organismos subsidiarios y subsecuentes
que componen al Estado federal. La segunda está enfocada más a un sentido de operación de los diferentes niveles
político-territoriales, que le permite impulsar el poder de
gestión y de toma de decisiones en las acciones públicas de
índole cada vez más local, su relación es lineal puesto que
reconoce jerarquías específicas.
Dicha distribución de funciones y normas en los niveles
de gobierno, también incorpora la variable geográfica de la
región que conjuga factores económicos y políticos, lo cual
constituye un regionalismo-federalismo fiscal, que vincula
el desarrollo territorial con la administración de recursos
de los gobiernos locales (Montecinos, 2005). Estas características es muy común en el contexto mexicano, dado que
la distribución de las funciones está diseminada en una extensión territorial bastante grande y que por otro lado, hay
micro regiones que acumulan gran parte del poder político
y económico del país.
Pero también la descentralización puede entenderse
desde otras dos formas: la sociedad civil y las reformas
políticas. En la primera, la democracia es una plataforma
de reforzamiento de los vínculos sociales de los actores
locales, lo cual no está exento de la formación de clientelismos como indica Boisier (2004); en la segunda, las
reformas políticas que concentran temas centrales (partidos políticos, procesos electorales, etc.), tratan de articular el sistema institucional con la Nueva Gestión Pública (New Public Managment) orientada a los gobiernos
eficientes y de calidad, paradigma también impulsado en
el caso nacional.
Refiriendo nuevamente el sentido de territorialidad,
conviene señalar lo relacionado al desarrollo local, el cual
es comprendido en un marco de descentralización. El desarrollo local implica una competencia entre territorios
locales y ya no solamente por empresas, es decir, “existe una concentración de factores económicos -capital y
trabajo- localizados en pequeños territorios emergidos:
las empresas requieren de otras empresas de su entorno
para adquirir mayor eficiencia y competitividad” (Finot,
2003: 9).
Esta premisa es fundamental, porque la descentralización en la transferencia del poder a los territorios federa-
43
dos encuentra como prima de acción el acondicionamiento
a las demandas diferenciadas de cada región, por lo que
sus mecanismos financieros y administrativos buscan por
una parte, atender las necesidades regionales y por otra,
generar las condiciones de eficiencia y competencia de los
territorios. Así por ejemplo, las transferencias federales
aluden a fortalecer el desarrollo local por medio de una
distribución del gasto equitativa en función a la demanda
colectiva que representa a una sociedad específica y que
influye en la toma de decisiones públicas.
El gasto es categorizado sectorialmente, lo que involucra la sistematización de la acción pública, coordinada
entre el gobierno central y los gobiernos locales, definiendo las competencias correspondientes a cada nivel de gobierno. Pero la decisión política de “descentralizar”, es una
racionalidad también política en donde se evalúan los costos de oportunidad si esta decisión es más eficiente que
centralizar, siempre pensando en lo óptimo (Oates, 1972).
Verbigracia, si un municipio que se endeuda teniendo el
respaldo de un marco regulatorio descentralizado –bajo
los principios de autonomía y eficiencia- no dirige su acción
a la atención de la demanda, entonces no es mejor que una
acción centralizada.
Finot (2003) demuestra que en países latinoamericanos
como México, Brasil, Colombia, Chiley Argentina, entre
otros, las transferencias tienen mayor vinculación al impulsar el “esfuerzo local”.
Federalismo hacendario y deuda pública
Ahora bien, el juego político de la descentralización y el federalismo mexicano, ha impactado en los mecanismos técnicos de coordinación fiscal, sobre todo para superar las diferencias ideológicas y promover un sistema eficiente de las
finanzas públicas entre los gobiernos-territorios.
En este sentido, “la teoría normativa del federalismo
fiscal” se vuelve relevante, debido a que comprende al
federalismo fiscal como “los procesos de transferencia de
competencias y recursos desde la administración nacional
o central de un determinado Estado, hacia las administraciones subnacionales: estatales y municipales en los países
federales” (CEPAL, 1993: 3).
Dicha postura deja en claro la separación y coordinación entre los niveles de gobierno de un Estado federado:
los recursos naturales y sobre la renta son gravados por
los gobiernos centrales –movibles-, los impuestos sobre la
propiedad inmobiliaria -no movibles- son recaudados por
los gobiernos locales. A esta coordinación fiscal entre los
diferentes órdenes de gobierno, se le conoce como taxono-
44 Finanzas
Julio • Diciembre 2015
mía de potestades tributarias (Reyes, 2012), la cual también
permite una construcción horizontal de la normatividad en
materia fiscal y como producto de la descentralización.
La idea principal de la taxonomía tributaria consistía en
evitar las dobles funciones recaudatorias, así como, evitar
competencia desleal entre los municipios en materia de impuestos. Lo anterior es explicado por la propia movilidad
de los factores de la producción, es decir, un municipio que
modifique sus tasas impositivas de tal manera que privilegia cierto sector, tendrá una atracción principal de dicho
sector a que se localice en el municipio, situación que desfavorecería al municipio del cual, el sector tuvo que desplazarse.
Entonces, al fijar reglas generales entre los municipios,
los gobiernos estatales y el federal, ocurre un proceso de
compensación: los gobiernos locales renuncian a algunos
derechos fiscales, apoyando la recaudación del orden federal a cambio de ser retribuidos por medio de transferencias
financieras.
Por consiguiente, en esta negociación, los gobiernos
locales dejan que el gobierno central adquiera los derechos de la recaudación fiscal a cambio de que una mayor
recaudación provoca un efecto distributivo a través de
aportaciones -condicionadas o block grants- y participaciones federales -no condicionadas o categorical grantsque se verán reflejadas en los niveles de ingreso en las
finanzas públicas locales. Bajo este criterio, la distribución
fiscal de los recursos públicos busca impactar en la inversión y el ahorro local, es decir, estos aportes condicionados de contrapartida -matching grants-, promueven tanto
el esfuerzo recaudatorio como la rendición de cuentas –
accountability- para lograr dicho objetivo (Wiesner, 1992;
Reyes, 2012).
Hasta el momento, el problema de coordinación eficiente en un marco legal de las jurisdicciones locales y la
federal, estaba resuelto, mientras los municipios por ejemplo, colaboraban fuertemente con la recaudación de impuestos federales, el gobierno central distribuía recursos
condicionados o no condicionados para el fortalecimiento
institucional y social de los ayuntamientos. Sin embargo,
apunta Piffano (1999) que en el proceso histórico de la taxonomía recaudatoria, el gobierno federal ha mejorado
sus ingresos, caso contrario al de los gobiernos locales; de
esta forma, la dependencia financiera constituiría una importante problemática de las haciendas locales, perdiendo
así, la capacidad y habilidad de gestión financiera.
Lo anterior, representa dos tipos de disparidades, la
vertical y la horizontal. La primera hace referencia a que,
de acuerdo a los criterios de distribución del gasto, las can-
tidades no son suficientes para cubrir las responsabilidades financieras de los gobiernos locales; la segunda, tiene
que ver con la calidad y cobertura cada vez más baja de
los servicios públicos que estos gobiernos locales ofrecen
a la población porque sus presupuestos son limitados, derivado de los decrementos de sus recaudaciones fiscales
(Wiesner, 1992).
Por lo tanto, la relación entre transferencias y recaudación fiscal tal como está planteado actualmente desde un
modelo federalista y centralizado avalado por la normatividad fiscal y constitucional, desemboca una problemática
residida en el modelo racional.
Este elemento teórico explica que, racionalmente los
gobiernos locales maximizan sus beneficios por medio de
las transferencias con un menor esfuerzo recaudatorio:
siempre reciben ingresos aunque su recaudación propia
sea baja, lo que implica mayores costos administrativos y
financieros.
Aunque existe otra punto teórico que explica lo contrario: el efecto flypaper, el cual explica que las transferencias
no impactan en mínima recaudación propia de los gobiernos locales, sino en el aumentos de los gastos: a mayor
transferencias, mayor gasto local (Reyes, 2012); por tal
motivo, las jurisdicciones locales son más sensibles a los
cambios de las transferencias que a la baja recaudación. En
este texto, se asume que hay municipios en México que
presentan alguno de estos dos casos, dado que son diferentes en población, economía y política.
Dada cualquier condición, los gobiernos locales aprovechan su autonomía política para recurrir al endeudamiento
público y así cubrir sus respectivos déficits fiscales. Esta
lógica, es explicada por Cabrero y Carrera (2004) cuando
mencionan el problema de los comunes, el cual surge en el
momento en que las jurisdicciones locales no pueden cubrir los costos de sus programas, recurriendo a la deuda,
que como se ha planteado en el anterior capítulo, es interna, trayendo efectos descompensatorios para el desarrollo
regional, como el sobrendeudamiento y sobregasto.
Entonces, la deuda pública en un modelo federalista,
pasa a ser tema del federalismo hacendario, el cual tiene
que ver con toda la administración fiscal de los recursos públicos, así como la planeación propia del gasto. Bajo esta
lógica, cada gobierno local es autónomo para la determinación de impuestos que ayuden a mejorar sus finanzas
públicas, como es el caso del predial en los países latinoamericanos. Así mismo, se tendría la capacidad autónoma
del endeudamiento, lo que deja entrevisto una libertad de
direccionamiento de las políticas fiscales locales y ver por
su propio desarrollo local (Nolasco, 2002).
Julio • Diciembre 2015 Finanzas
El modelo taxonómico de la teoría normativa del federalismo ofrece mecanismos técnicos y legales para la coordinación fiscal de los diferentes órdenes de gobierno; esta
simbiosis hacendaria ha sostenido los canales administrativos y políticos de las jurisdicciones participantes. Esta pauta negociada y consensada en el congreso desde la década
de los ochenta, madurando en la década siguiente, provocó una dependencia financiera de los ayuntamientos, así
como serias problemáticas de recaudación propia y capacidad de gestión pública.
Sin embargo, se trata una instrumentalización legal no
pensada en el largo plazo; aquí, es importante señalar, que
la teoría normativa de la hacienda democrática, tiene la posibilidad de instrumentar de mejor forma las actuales disparidades fiscales que han provocado un endeudamiento
público interno de las jurisdicciones locales, situación cuyos efectos afectan al desarrollo institucional y regional de
los municipios.
Estructura financiera municipal
De 1993 al 2011, en el municipio se ha presentado una distribución alta en los servicios personales, los servicios de la
deuda pública y la cuenta de obra pública; no obstante, en el
Plan Municipal de Desarrollo del municipio de Tampico (PMDT) 2011-2013, se expone una fuerte necesidad por “buscar
opciones financieras para hacer frente al rezago económica
por la deuda heredada” (GMAT, 2011: 5).
Lo anterior se ajusta a los resultados más recientes
de los evaluadores del riesgo. De acuerdo Fitch Ratings
(2010), la calificación del municipio de Tampico en su situación crediticia es de “estable”; asegurando que en años
anteriores, se deterioró la flexibilidad financiera, producto
de la alta demanda de servicios públicos. Así mismo, concluyó la calificadora, el municipio de Tampico cuenta con
baja recaudación fiscal, ausencia de un sistema formal de
pensiones (parte del gasto personal) y consecutivos déficits financiados con obligaciones a corto plazo (FR, 2010).
La administración del municipio de Tampico desde 1993
hasta el 2010, ha gastado mayormente en la cuenta corriente, dejando la inversión de capital muy por debajo de
los niveles de la primera cuenta señalada.
Si por ley constitucional-artículo 117, fracción VIII- los estados y municipios no pueden contraer obligaciones financieras a no ser para su destino a la inversión pública -gasto
de capital-, entonces ¿por qué el endeudamiento público
ha aumentado en relación al gasto corriente y no al gasto
de capital?
Es claro que existe una pérdida de capacidad recaudatoria y una dependencia financiera de las participaciones y
aportaciones federales del gobierno central, así como una
normatividad descentralizada que impulsa la autonomía
política de los municipios con la finalidad de lograr una mejor coordinación fiscal y un sistema eficiente del gasto y el
presupuesto; si estas condiciones están dadas, ¿por qué el
municipio de Tampico presenta altos niveles de endeudamiento y dependencia financiera?
Gráfico 1. Impuestos y deuda pública como porcentaje del gasto total*
25
20
15
10
5
*
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
0
Impuestos
45
Deuda pública
Los datos financieros fueron tomados del Sistema de Finanzas Públicas Estatales y Municipales (SFPEM) del Instituto Nacional
de Estadísticas, Geografía e Informática (INEGI).
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
46 Finanzas
Julio • Diciembre 2015
Gráfico 2. Estructura financiera del gasto municipal,1993-2010*
700
600
500
400
300
200
100
Gasto
corriente
Gastos de
capital
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
0
Otros gastos
programables
* Millones de pesos.
**Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
sLa fuerte tendencia por el crecimiento del gasto corriente en los últimos diez años, demuestra que el gasto
público municipal constituye tanto una burocracia fuerte
como una alta carga de pasivos u obligaciones financieras,
dejando el gasto de capital productivo al gobierno sub nacional y federal. Este planteamiento inicial de la estructura
financiera viene a establecer una relación entre descentralización y gasto federalizado: eficiente solamente en la
distribución federal del gasto y responsabilizando al municipio de su propio mantenimiento y preservación. En otras
palabras, el municipio al ser autónomo, contrae obligaciones financieras como nómina, que en los últimos años se
ha ido incrementando notablemente.
Fue justamente en un periodo panista que el gasto
corriente subió a altos niveles en efecto contrario al gasto de capital, propiciando la interrogante: ¿hay un cambio
ideológico en la política de endeudamiento o financiera del
municipio o simplemente fueron circunstancias específicas
del momento para que se diera el cambio mencionado? Es
difícil responder esa pregunta sin el conocimiento de las
variables explicativas del efecto aquí señalado, sin embargo, existe una ruptura general con la política de endeudamiento pasada que se reprodujo a lo largo de los siguientes
ocho o nueve años por los presidentes del PRI.
De esta manera, la autonomía versa más en el manejo
de la política de endeudamiento que en la mejora productiva por medio de una política fiscal más eficiente. Si bien,
existe un deterioro notable del gasto de capital, la justificación de mantener sus propios gastos administrativos,
obstaculiza el desarrollo estratégico y la gestión pública
conveniente para la canalización productiva del endeudamiento; provocando un deterioro del capital en el largo
plazo por el pago de los intereses y servicios. Remarcando
más en el territorio de la autonomía, existe un efecto paradójico: entre más reconocimiento jurídico ha habido en
los últimos catorce años a la autonomía municipal descentralizada, más dependencia hay de los ingresos federales
por medio de los Ramos 28 y 331 como muestra el siguiente
gráfico.
La recaudación propia del municipio solamente tuvo
un auge en año 2000, posteriormente ha mantenido una
tendencia bastante baja, en contra parte con el caso de las
transferencias federales -aportaciones y participaciones federales-. ¿Existe una autonomía financiera municipal? Este
primer diagnóstico, ofrece una respuesta a priori: lo que
existe es un marco jurídico regulador de las decisiones políticas autónomas de los municipios en el ejercicio del gasto.
El gasto descentralizado parece establecer una relación
interdependiente entre el mayor volumen de ingresos representado por el gobierno central y las redes o satélites
de su operación, los tomadores de decisiones del gasto
que son los municipios.
Este binomio tiende a causar un efecto degenerativo en
el capital financiero del ayuntamiento dado que, la política
1
El Ramo 33 toma en cuenta las demandas de la población en materia
de: educación, salud, desarrollo municipal, seguridad pública. El
ramo 28 es destinado al fomento de los impuestos sobre la producción, fiscalización y compensación entre otros. Véase: Ley de
Coordinación Fiscal (2013).
Julio • Diciembre 2015 Finanzas
47
Gráfico 3. Ingresos públicos municipales, 1993-2010*
600
500
400
300
200
100
Recaudación
propia
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
0
Transferencias
federales
* Millones de pesos.
**Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
prioritaria para la autonomía del gasto, no es la decisión de
ejecutarlo, sino de robustecer la administración del mismo
por medio de una política fiscal local fuerte y de alto impacto.
Otro efecto negativo en este tipo de relación autonomía-dependencia, es la garantía de la deuda pública; por
ejemplo, el gasto descentralizado aunque respaldado por
el teórico control financiero por medio de la aprobación legislativa de los gastos municipales, es limitada por la flexibilidad que tienen los ayuntamientos para endeudarse con
terceros poniendo en garantía las propias transferencia federales a razón de una recaudación débil y poca capacidad
de resolver sus obligaciones financieras administrativas.
Indicadores financieros y política de endeudamiento
Desde 1993 la administración municipal de Tampico ha mantenido en promedio un 0.6% su balance operacional en relación al gasto neto, lo que significa prácticamente un ahorro
muy bajo en los periodos de gobierno hasta el 2010. Esta
Gráfico 4. Balance operacional como porcentaje del gasto neto
15
10
5
0
-5
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
-10
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situación puede estar asociada con el factor de dependencia hacia las transferencias federales y la insuficiencia recaudatoria de sus sistemas fiscales, así como sus altos gastos
corrientes.
La gráfica anterior mide la capacidad de ahorro en función a su gasto, sin contar pagos a cuentas de deuda. Existe una dinámica cíclica de este indicador, la cual es superior
a inicios de los periodos gubernamentales y muy inferior
a la mitad de la gestión. En otras palabras, los gobiernos
buscan gastar el máximo a mediados del trienio y buscan
saldar cuentas a finales del mismo como estrategia política
de finanzas sanas, lo que implicaría un factor importante
de imagen política para prevalecer el poder.
En este caso, la alternancia política no modifica el ciclo,
siendo los mayores periodos el inicio de la reforma municipal a finales de los noventa y el bajo endeudamiento del
2005 con el que inició el municipio. Nótese que este superávit financiero tuvo como antecedente la finalización de un
gobierno panista justo en un cambio política hacia el regreso del PRI. El promedio del balance operacional del ayuntamiento de Tampico desde el 1993 ha sido de $75,691.40, lo
que significa que no hay un ahorro-después de descontar al
ingreso neto el egreso neto- como tal, sino que el gasto público tiende a generar déficits en la cuenta, aunado de una
recaudación fiscal baja. Pero ahora, ¿el balance operacional
puede ser una garantía de pago a la deuda?
Observando el gráfico 5 puede inferirse que un tiempo
de bonanza y alta solvencia financiera fue en los periodos
de 1994, 1999 y sobre todo en el 2005 (periodos del PRI),
el ayuntamiento podía cumplir sus pasivos de manera flexible e inclusive tomar decisiones sobre inversión financiera
o real. Sin embargo, en promedio ha perdido la solvencia,
provocando fuertes déficits también en gobiernos del PRI.
Los gobiernos panistas, en su caso, impulsaron una política
administrativa de bajo perfil y de restauración de saldos heredados por la administración anterior. En cuanto el ahorro
se aproxime a la equivalencia 1:1, hay solvencia financiera.
La serie histórica demuestra un deterioro del balance operacional, lo cual establece dos escenarios: a) riesgo del ejercicio del balance operacional en garantía de los pagos del
costo de la deuda, y b) si la equivalencia es muy desigual
con tendencia a cero o negativos, hay déficit que implica
que los pagos de deuda no puedan ni cubrirse -el riesgo
aumenta-.
Como la clasificación de cuenta corriente involucra el
concepto de deuda, ésta fue descontada de tal rubro. Aunque desde un punto de vista técnico, facilita la observación
proporcional de la deuda en la cuenta corriente -mantenimiento y burocracia-. Los periodos panistas son los de mayor proporcionalidad de endeudamiento en relación a las
obligaciones corrientes a diferencia de los periodos donde
gobernó el PRI. En términos constantes, las más altas proporcionalidades se dan a finales de los periodos de gobierno, esto obliga a preguntar ¿por qué se endeudan más los
municipios en la culminación de los periodos gubernamentales? ¿Lo anterior tiene relación con los cambios políticos
del poder? Por otra parte, es importante notar que los niveles de inversión municipal con relación a la deuda son muy
bajos; que el endeudamiento represente más del cien por
ciento en un año -1997- significa que hubo más endeudamiento que gasto de capital en términos nominales, situación suavizada en los próximos años por el incremento de
las transferencias federales, lo que aumentó el volumen
financiero en gasto de capital.
Gráfico 5. Balance operacional como porcentaje de la deuda pública
500
400
300
200
100
0
-100
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
-200
2002
48 Finanzas
Julio • Diciembre 2015 Finanzas
49
Cuadro 1.- Indicadores financieros de la deuda pública municipal: 1993-2010
Año
Deuda pública
Deuda pública como Deuda pública como Deuda pública como Deuda pública como Deuda pública como
como porcentaje del porcentaje del gasto
porcentaje de los
porcentaje de los
porcentaje de las
porcentaje del gasto
gasto corriente (sin
de capital
ingresos propios
ingresos federales
participaciones
no programable
deuda)
federales
1993
1994
10.13
8.72
7.25
10.75
10.75
100.00
1995
26.92
46.70
52.90
32.45
32.45
100.00
1996
20.51
64.93
36.22
24.81
25.04
100.00
1997
22.87
118.41
48.81
34.11
35.80
100.00
1998
25.73
63.45
59.73
30.70
44.77
99.73
1999
10.85
30.57
25.86
10.54
16.78
99.51
2000
8.38
4.44
4.62
8.60
13.49
99.57
2001
21.60
11.79
26.95
10.36
16.30
98.93
2002
8.12
20.98
17.13
9.49
15.06
50.17
2003
27.31
156.70
84.79
39.84
58.74
99.99
2004
22.60
83.41
58.73
29.03
42.53
94.48
2005
3.71
16.47
9.61
3.98
6.07
100.00
2006
13.80
57.12
39.00
16.08
23.83
100.00
2007
15.41
62.87
46.70
19.55
29.62
100.00
2008
16.36
69.48
74.16
17.88
32.78
24.25
2009
13.45
60.89
53.05
16.58
29.23
99.87
2010
18.02
81.98
81.33
19.34
32.34
25.95
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
Un indicador importante es de la deuda en relación a la
recaudación propia. De acuerdo al cuadro resumen anterior, el promedio proporcional en todos los periodos es de
42.8%, lo que significa que por cada peso recaudado, 0.4 pesos se deben, existiendo una pérdida de liquidez gubernamental y el aumento del riesgo financiero. Periodos como
el 2005, 2008 y 2010 son ejemplos de pérdida de liquidez
e inclusive la incapacidad de cumplir con las obligaciones
financieras, lo cual ha sido crítico en los últimos años.
Desde la operación y aumento de los montos de las
transferencias federales a finales de la década de los noventa, el municipio de Tampico ha mantenido una significativa proporcionalidad con la deuda pública lo que implica una relación de garantía; es decir, las participaciones
financieras pueden aumentar las posibilidades de garantía
de la deuda. Esto viene a contradecir la idea de beneficios
de la descentralización, dado que-como se abordará en el
siguiente punto-, el volumen financiero de las transferencias federales ha ido aumentando periódicamente. Un municipio descentralizado y con autonomía política-financiera
que recibe un mayor apoyo del gobierno no central no implica un saneamiento estructural de sus finanzas públicas
ni la disminución sustancial de su endeudamiento.
Por último, la deuda pública viene a ser equivalente a
todo el gasto no programable -dentro de esa clasificación-,
que es lo mismo a ser el gasto programado per se, lo que
implica un menor volumen financiero de otras cuentas
como la recursos reasignados a municipios o por cuenta de
terceros. Entonces, la deuda pública municipal está siendo
categorizada en las cuentas no programables y corrientes
de la estructura financiera local. Hay que preguntarse: ¿a
qué cuenta principalmente es destinado el volumen financiero de la deuda?, si los ayuntamientos reciben un gasto
público central, ¿por qué la tendencia a un mayor gasto en
la cuenta a la que se destina la deuda? Entendiendo esta
situación, ¿qué ha motivado en la toma de decisiones legislativas, la aprobación de los montos de endeudamiento?
¿Tiene relación la ideología impulsada por el partido político en el poder?
Política fiscal municipal
En la planeación municipal de Tampico, el tema fiscal no ha
sido central y se deja a una función automática de la administración pública. Por ejemplo, el Plan Municipal de Desarrollo 2008-2010, menciona como objetivos el desarrollo
Julio • Diciembre 2015
turístico, la austeridad administrativa, énfasis en ciertas
obras públicas prioritarias –centro de convenciones, canal
de la cortadura, centro histórico, entre otros–, y el reconocimiento hacia la coordinación administrativa con el gobierno
estatal principalmente (PMD, 2010). La lógica de austeridad,
también es una constante en la planeación del 2005-2007,
sin embargo, en este periodo existió una fuerte inclinación
hacia la modernización de los mecanismos recaudatorios.
En la planeación municipal el tema de la recaudación está
estrechamente ligado a los servicios de agua potable, siendo un área estratégica en la captación de recursos propios.
En términos generales, el planteamiento neoliberal de
austeridad racional de los recursos ha sido producto de un
desmantelamiento financiero del Estado planeado desde
la década de los ochenta, en donde se comienza a centralizar la captación de los recursos locales por parte del gobierno federal en compensación a la pérdida financiera que
dejó la privatización de áreas estratégicas como Teléfonos
de México (TELMEX) y el cambio ideológico del papel del
gobierno en la economía. El punto es que, el tema recaudatorio del ayuntamiento representa una problemática
severa. Solamente en 1994 y el año 2000, el volumen fiscal
fue alto en relación a los ingresos totales, en términos nominales, sin embargo, en suma el promedio recaudatorio
como porcentaje de los ingresos totales es de 30.5%. En los
últimos nueve años, el ayuntamiento ha perdido capacidad
fiscal, sus ingresos propios disminuyeron a niveles muy por
debajo del promedio como puede observarse en el último
periodo de análisis.
¿Por qué la capacidad recaudatoria ha disminuido
en los últimos años en relación a los ingresos totales?
La precariedad financiera del municipio derivada de la
debilidad de sus ingresos propios, está ligada centralmente
a la dependencia del gobierno subnacional y federal; una
política cuya prioridad del gasto ha centrado su atención
en las cuentas corrientes, lo que ha repercutido en un deterioro de las estructuras fiscales. Esta discusión viene a presentar una problemática generalizada de la recaudación:
los principales impuestos, por ejemplo, son recaudados
por la federación y no por el ayuntamiento, dejando impuestos menores como los del predio o cobro de servicio
de ciertos servicios públicos (agua potable) no ha logrado
el mecanismo eficiente para la sostenibilidad financiera.
Esta descapitalización de los ingresos propios por el
actual régimen fiscal nacional ha provocado mediante el
consenso político y la gestión pública, un efecto de dependencia financiera por parte de los ayuntamientos de las
transferencias federales, específicamente de los Ramos 28
y 33 del gasto público descentralizado.
La idea de la descentralización ha compuesto una dicotomía de índole jurídica-financiera: por una parte ha mejorado las regulaciones jurídicas de los ayuntamientos en
cuanto al manejo financiero de su gasto; y por otra parte,
en materia financiera, existe un efecto de dependencia financiera que está deteriorando la base fiscal del municipio,
lo que influye en la adaptación de su política fiscal (Arellano, 1999) y de endeudamiento hacia el auto sostenimiento
administrativo.
Desde las reformas de 1980 y en la década de los noventa, surgió la centralización de los ingresos fiscales por parte
del gobierno federal (Rowland, 2003), cuyo efecto compensatorio sería la descentralización del gasto por medio
Gráfico 6. Ingresos propios como porcentaje del ingreso total
70
60
50
40
30
20
10
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
0
2002
50 Finanzas
Julio • Diciembre 2015 Finanzas
51
Gráfico 7. Ingresos federales como porcentaje de los ingresos netos
80
70
60
50
40
30
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
20
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
de programas federales –antes señalados-, sin embargo, la
fórmula cambiaría y el desarrollo social más la población
serían factores importantes en la distribución del gasto, situación que viene a confirmar lo que se menciona en este
punto: la falta de un incentivo fiscal local a cambio de la
gestión política de las transferencias federales.
La influencia de la política fiscal federal ha generalizado
la política financiera municipal, es decir, la macro estructura jurídica supera la ideología política del partido en el
poder en turno del ayuntamiento e implica un solo manejo de la cuenta pública. Si en un principio se estableció la
reforma fiscal para eficientar los mecanismos de recaudación, ¿por qué existe una problemática seria de endeudamiento público local aún con los incentivos generados por
las transferencias federales? ¿Los gobiernos locales han
podido hacer eficiente su gasto público? El financiamiento
público del municipio en relación a sus ingresos propios es
muy representativo. En el siguiente gráfico puede notarse
que el crédito administrativo es alto en cuanto a la capacidad recaudatoria del municipio, en algunos casos -1993,
2008- supera en más del treinta por ciento a los ingresos
propios.
En la gráfica 8, nótese que son periodos de crisis
contractuales en la economía nacional, desde el efecto
tequila hasta la última crisis financiera internacional del
2008 en relación al aumento del endeudamiento público,
lo que predispone que en ciertas coyunturas de crisis del
ciclo macroeconómico, los gobiernos locales tienden a
Gráfico 8. Financiamiento como porcentaje de los ingresos propios
160
140
120
100
80
60
40
20
Fuente: Elaboración propia con información del INEGI, 2013.
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
0
52 Finanzas
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endeudarse más y recaudar menos. El financiamiento también ha sido progresivo en relación a los ingresos propios
y esta evidencia empírica denota lo que el balance operacional ha mostrado: déficits fiscales o cifras aproximadas
a cero en términos generales, situación que deteriora la
estructura financiera del municipios desde hace ya más de
una década.
Por último, la fuente de los financiamientos que consigue el ayuntamiento no está del todo clara, esto se debe al
aprovechamiento del marco regulatorio actual observado
desde el artículo 124º constitucional, en donde es fundamentada la autonomía de los gobiernos subnacionales, lo
que hace heterogéneo el manejo de la deuda y su marco
regulatorio local al expresar que “las facultades que no están expresamente concedidas por esta constitución a los
funcionarios federales, se entienden reservadas a los estados”. En esta ocasión, la laxidad financiera tiende a ser sinónimo de opacidad en la cuenta pública, dado que no hay
una declaración tácita y profunda de las finanzas locales,
ni tampoco existen organismos que establezcan límites de
endeudamiento así como la propia evaluación del mismo.
Este diagnóstico explica que el problema de la deuda
pública está anclado a un sistema articulado de la propia
cuenta pública municipal y la coordinación descentralizada
que hay con los gobiernos subnacionales y centrales. Históricamente, el endeudamiento ha sido progresivo y como
mostraron los gráficos, en todos los periodos con excepción del año 1993 -gobierno del PRI-, los montos de deuda
se incrementaron en el último año de gestión, tal como se
presentan en esos resultados. Por lo mismo, los balances
operacionales tuvieron las cifras más negativas, es decir,
el déficit fiscal fue mayor en la cuenta pública municipal,
indistintamente del partido gobernante en turno.
Con base en lo anterior, puede afirmarse que la deuda pública no solamente es el producto histórico de las
deudas acumuladas, sino que es un producto histórico en
tanto ha sido la gestión política que muestra altos déficits
fiscales al finalizar el ciclo de gobierno y hereda pasivos a
la próxima gestión, sin diferenciar que el cambio político
involucre o no alternancia en el poder. Es así como puede
comprobarse la hipótesis de que “la deuda se incrementa
mayormente al finalizar cada periodo gubernamental del
PRI y el PAN”. Por otra parte, también puede mencionarse
que hay una intensificación del gasto corriente al finalizar
los periodos; en el caso del gasto de capital, se encuentra
evidencia en donde los mayores montos son aplicados a
mediados de la gestión y que no corresponde a la inversión
propia del municipio. Parece ser que no ha habido controles en los cambios políticos del poder, ni mecanismos de
negociación democráticos para la regulación del endeudamiento a finales de los periodos, por lo tanto no es asunto de “agenda política” de los partidos que ascienden al
poder, sino de un orden normativo-estructural que sobrepone los intereses federales y cerrados sobre los intereses
locales por medio de los sistemas de coordinación fiscal y
la reforma administrativa.
Por último, si los resultados indican una mayor relación
del endeudamiento y el gasto corriente, significa que el
gasto de capital adquiere una menor relevancia en la política de la gestión, o bien, derivado de la dependencia financiera, el destino de inversión es financiado por los ingresos
federales, lo que implica un apalancamiento para cubrir el
gasto corriente y no para generar un efecto multiplicador
desde la política financiera local.
Conclusiones
Abordar la deuda pública municipal, implica analizar en conjunto a la estructura financiera de la cuenta pública, dado
que no es una cuestión aislada a lo que sucede de manera
general en las finanzas públicas municipales. En Tampico,
Tamps. el tema de la deuda es de suma importancia dado
los reportes del 2010 de calificadores con alto prestigio como Fitch Ratings que demuestran altas cifras de pagos por
servicios de deuda y altos financiamientos por empréstitos
de organismos privados y públicos.
A lo largo de este trabajo, se observó un problema de
los altos montos financieros en el gasto corriente y la baja
recaudación fiscal. La evidencia empírica de la cuenta pública indica que los déficits fiscales, traducidos en bajos
niveles de ahorro del ayuntamiento, han obstaculizado el
direccionamiento de empréstitos en materia de inversión
pública, provocando una mayor dependencia de las transferencias federales debido al delgado aparato recaudatorio, reduciendo entonces la política administrativa a una
política de gestión encapsulada por los trámites del gasto
y sus problemas al interior de la cuenta pública. Es decir,
existe todo un sistema gestor que centra sus objetivos
en la vigilancia y solicitud del gasto en la formulación del
presupuesto, y no hay evidencia de la concentración de esfuerzos administrativos en estrategias específicas de desarrollo local y saneamiento fiscal, tanto de los mecanismos
recaudatorios como de financiamientos con sostenibilidad
financiera.
La administración pública de Tampico, ante el incremento de la demanda de bienes y servicios públicos provocado
por el crecimiento urbano acelerado que se fue dando en
Julio • Diciembre 2015 Finanzas
las últimas décadas del siglo XX, ha incrementado la complejidad para lograr una eficiente administración pública
sostenida en ingresos propios suficientes que se ajustan a
los cambios modernos del municipio circunscrito a una metropolitización que involucra otro tipo de problemáticas y
gestiones.
Sin embargo, ante este escenario, la política de endeudamiento se mantiene coherente no a una planeación específica que determina cada uno de los partidos en el poder en turno.
La tendencia creciente de la demanda, trae consigo, necesariamente, un aumento de su gasto público dados sus
actuales déficits fiscales, situación que también conviene
canalizar al tema de la construcción de mecanismos eficientes y diversos en materia de recaudación fiscal.
En la alternancia del poder, tanto el PRI como el PAN establecen sus propias dinámicas para cubrir la demanda pública, sin embargo, en las políticas gubernamentales para
operar las finanzas públicas prácticamente no hay diferencias sustantivas -salvo la excepción del año 2000-, lo cual
implica una notoria centralización normativa que condiciona y restringe la política financiera en función a una visión
de Estado general, que es reproducida a nivel municipal.
Lo anterior también se refiere a que el proyecto político
de los partidos en el municipio de Tampico no ha mostrado
evidencia de establecer estrategias financieras autónomas
y distintivas de las propuestas de cada grupo en el poder,
sino el ejercicio continuo de la coordinación fiscal derivada
de la Reforma del Estado y la incorporación neoliberal a las
estructuras políticas y jurídicas.
De ahí que la autonomía municipal sea trivial y se concentre en ejercicios alejados del desarrollo local y se enfoque sobre todo a sectores administrativos, en otras palabras: se emigró de la política del bienestar a la política
empresarial –valores políticos de los partidos en el poder
ante la incorporación neoliberal-, hay un coaching financiero que sobre pasa la agenda política de desarrollo de los
gobiernos locales y que reduce la autonomía a una dinámica de gestión de recursos. Sea el partido cual sea, la cuenta
pública continua con una administración rígida rediseñada
desde el poder central.
En este escenario, cabe mencionar, que la deuda pública circunscrita a la cuenta púbica y los mecanismos de
coordinación fiscal y en relación a los cambios en el poder
del municipio, presenta dos contradicciones:
La normatividad propone el direccionamiento de deuda al gasto de capital para generar efectos multiplicadores
en la economía local, sin embargo, no es el caso del Ayuntamiento, cuyos empréstitos dado el historial de la cuenta
53
pública, están mayormente relacionados al gasto corriente, porque el gasto en obra pública, por ejemplo, generalmente lo solventan con las transferencias federales.
La práctica administrativa, al no contar con financiamientos sustanciales derivados de sus ingresos propios,
sostiene un aumento progresivo del gasto corriente, involucrando también un endeudamiento mayor en niveles históricos. En ese sentido, la política de deuda del municipio
de Tampico Tamaulipas, no mantiene diferencias derivadas
de proyectos únicos de los partidos políticos que compiten por el poder. Las políticas administrativas del municipio
no presentan estrategias de diversificación en función a la
agenda política y proyecto ideológico dentro de sus autonomías, sino más bien, se ajustan a las reglas del juego de
la administración central (federal).
Los anteriores planteamientos impulsan la necesidad
de una regulación democrática de la deuda pública municipal. Si bien, la competencia política está dentro de un marco democrático, aún no hay mecanismos de regulación de
la cuenta pública. Hacen falta organismos autónomos de
vigilancia de la deuda a nivel regional o metropolitano, de
tal manera que tenga una personalidad jurídica, así como
también conviene pensar en instancias locales de representación por medio de la participación ciudadana. Por último ampliar la cartera de inversión en mercados internos
como estrategia de financiamiento de la cuenta pública. En
suma, recapitalizar al ayuntamiento transparente e institucionalmente para asociar sus cuentas financieras directamente al desarrollo local.
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