V Congreso Chileno de Antropología. Colegio de Antropólogos de Chile A. G, San
Felipe, 2004.
¿Qué Fue lo que Resultó? Mehuín
(Chile, Décima Región) y su
Defensa del Medio Ambiente:
Proyecciones para la Protección
Comunitaria de los Recursos
Patrimoniales.
Debbie E. Guerra y Juan Carlos Skewes.
Cita:
Debbie E. Guerra y Juan Carlos Skewes (2004). ¿Qué Fue lo que
Resultó? Mehuín (Chile, Décima Región) y su Defensa del Medio
Ambiente: Proyecciones para la Protección Comunitaria de los Recursos
Patrimoniales. V Congreso Chileno de Antropología. Colegio de
Antropólogos de Chile A. G, San Felipe.
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¿Qué Fue lo que Resultó?
Mehuín (Chile, Décima Región) y su Defensa del
Medio Ambiente: Proyecciones para la Protección
Comunitaria de los Recursos Patrimoniales1
Debbie E. Guerra, Juan Carlos Skewes*
Resumen
Se discute acerca de la conversión de la naturaleza en
patrimonio local a partir de los procesos de resignificación
del entorno derivados de la confrontación simbólica de
las comunidades locales con empresas que encarnan el
proyecto modernizador. La historia exitosa de la comunidad de Mehuín en la defensa de su medio ambiente ilustra
la discrepancia de diversas lógicas en la ocupación, significación y construcción del paisaje. El caso es paradigmático puesto que las lógicas locales, en un pie de evidente desigualdad, logran imponerse ante el asedio
monolítico de un proyecto modernizador, estableciendo
como resultado una relación patrimonial con el entorno. El
ducto para la evacuación de los desechos líquidos de
una planta de celulosa encarna las visiones de mundo
que se ponen en juego en esta confrontación y el análisis
de sus significaciones pone en evidencia el carácter de
las diversas lógicas que se vinculan a través suyo. El
conflicto lleva a refundar el vínculo metabólico que la población tiene con su medio. Se sugiere que esta transformación ocurre a partir de episodios de violencia simbólica
que permiten a la comunidad trocar el universalismo que
le es impuesto por la genuina expresión sociomaterial de
su singularidad.
Palabras Claves: conflicto ambiental, patrimonialización,
comunidades costeras, plantas de celulosa, Décima Región, Chile.
Introducción
En este artículo nos proponemos explicar la conversión
del paisaje en patrimonio de las comunidades locales.
Para hacerlo nos situamos en el contexto del conflicto
de Mehuín, episodio a través del cual la población local
logró validar su definición de naturaleza por sobre el
modelo que, por la vía de una descomunal inversión
privada, se le pretendía imponer. Entendemos este des-
enlace como patrimonializador toda vez que la comunidad local re-elabora su relación con la naturaleza a partir de nuevas significaciones y de prácticas explícitas
para su protección.
Para los fines de nuestro análisis nos valemos del contraste del discurso comunitario con la lógica empresarial que amenazó en su momento con extinguir la vida
local. Este contraste pone en evidencia que la mirada
desde lo local: (i) es función de un vínculo orgánico con
el medio, (ii) se funda en la valoración de la vida, el
trabajo y la naturaleza por sobre el lucro, y (iii) es, por
definición, autocontenida. La transformación del medio
en patrimonio, desde un punto de vista local, corresponde a la refundación del vínculo metabólico que la población tiene con aquél. Nuestro análisis sugiere que esta
transformación ocurre a partir de episodios
confrontacionales en los que, haciendo uso de los recursos institucionales, la comunidad trueca el universalismo que le es impuesto por la genuina expresión
sociomaterial de su singularidad.
El fondo que sirve de contraste para el análisis lo constituye la lógica empresarial cuya huella en el paisaje
resulta profundamente perturbadora. En efecto, la presencia de una cuantiosa inversión privada en el norte de
la Región de Los Lagos se constituye en un hecho que
indefectiblemente ha de transformar la ecología de uno
de los territorios más apreciados del país. La instalación
de “la más moderna planta de celulosa de América del
Sur” está llamada a producir uno de los impactos de
mayor alcance en el sur chileno: a través de una demanda sostenida de diez mil hectáreas anuales de plantaciones forestales para la producción de celulosa no cabe
prever sino un reacomodo de las superficie cultivable en
función de la actividad maderera.
* Universidad Austral de Chile. dguerra@uach.cl; jskewes@uach.cl
594
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
Simposio Antropología y Patrimonio
Al igual que una buena parte de las materias primas que
alimentan la economía mundial, la pulpa de celulosa es
una de las más apetecidas sustancias para la creciente
industria del papel. Más todavía, las limitaciones impuestas a su producción por su alta toxicidad estimulan
la creación de plantas en países donde las restricciones
ambientales no son severas. De aquí que las expectativas para Chile sean las de un incremento de tales industrias. La presencia de intereses representados por industrias del papel estimula el encadenamiento jerarquizado de procesos económicos a través de los que se
ponen las economías locales al servicio del orden global (Kearney 1995). Fruto de tales encadenamientos el
orden territorial tiende a la estandarización y
homogeneización (Appadurai 1996). Los intereses locales, a su vez, tienden a operar en escalas menores y de
modo heterogéneo según sea la naturaleza de sus actores. Nos interesa poner de relieve la existencia de estas
dos tendencias en una situación histórica donde prevalece la una sobre la otra. Asumimos, desde esta perspectiva, que las situaciones locales están tensadas por
la presión externa que fuerza a la homogeneización y
las necesidades internas que reclaman espacio para
expresar su singularidad (Kearney op.cit.). Siguiendo a
Arturo Escobar (1999: 4), optamos por describir estas
configuraciones socioespaciales como regímenes de
naturaleza, a saber, como aquellas prácticas a través de
las que lo biofísico ha sido incorporado en la historia,
esto es, la forma como lo biofísico y lo histórico se implican recíprocamente.
Nuestro enfoque nos permite discernir, desde una perspectiva ecológica y paisajística, en un sentido, la existencia de diversos regímenes de naturaleza según sea
la predominancia de la lógica de mercado, por una parte,
o de la lógica local, de la otra, y, en el otro sentido, el
impacto que los actores locales puedan tener en su definición (Haenn 2000). ¿Cómo se negocian los contornos de esta ecología política? ¿Cabe la posibilidad de
constituir una otra naturaleza?
El avistamiento hacia fines del invierno de 2004 de
coipos, garzas y cisnes en el río Lingue invita a pensar
que es posible construir la naturaleza de un modo diferente. La coincidencia de estos avistamientos con la
puesta en marcha de la Planta Valdivia resulta especialmente provocativa. Más aún, el 23 de octubre de 2004, el
Diario Austral de Valdivia cita a Roberto Schlatter, cien-
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
tífico de la Universidad Austral de Chile: “Estamos en
una primavera silenciosa en los humedales de Valdivia”.2
“Preocupación existe”, señala el periódico, “por la inexplicable muerte de cisnes en el Santuario de la Naturaleza del Río Cruces” (El Diario Austral de Valdivia 2004).
Aún no se sabe si la muerte y redistribución de las especies silvestres tenga relación con la planta3 pero, en el
hecho, pone de manifiesto que la naturaleza, la naturaleza silvestre, se repliega hacia donde la comunidad local
resistió la operación de un importante componente del
proyecto celulosa: el ducto para la evacuación de desechos líquidos en la Bahía de Maiquillahue.
La presencia silvestre es emblemática de una contienda
donde se puso un límite no menor a la expansión capitalista. El Conflicto de Mehuín, como se dio en llamar,
representó, entre los años 1996 y 1998, una disputa
cosmológica por el poblamiento de la costa norte de la
provincia de Valdivia. A la propuesta modernizadora encarnada por la proyectada construcción de un ducto se
opuso la decidida acción de Mehuín y las comunidades
costeras que no tardaron en entender como maléfica la
señal que prometía marcar sus territorios.
En este artículo nos proponemos contrastar las miradas
que subyacen a esta épica confrontación de naturalezas
alternativas -o de regímenes de naturaleza si hemos de
usar la terminología de Arturo Escobar (ob.cit.)- y desentrañar los mecanismos que permiten negociar espacios de naturaleza que mejor sirvan a los habitantes de
un territorio. Nuestra aproximación pone de manifiesto,
por una parte, la variedad cosmológica de los argumentos esgrimidos, y, por la otra, la heterogeneidad de las
prácticas desarrolladas durante el conflicto. A partir de
tales concepciones y prácticas se explican los
ecosistemas actuales como expresión de las agencias
puestas en relación durante ese período (Milton 1997).
En lo sustantivo sugerimos que el acomodo complementario de los modos de imbricación de las prácticas
de vida, la cosmovisión y el medio ambiente permite
configurar escenarios locales cuya característica principal es la resiliencia, concepto con el que se designa la
capacidad que una comunidad tiene de sobreponerse a
una perturbación ambiental manteniendo sus funciones
y control, preservando aquellos elementos que permiten
su renovación y reorganización (Gunderson y Holling
2001).
Simposio Antropología y Patrimonio
595
La historia de un ducto
¡No al ducto, sí a la vida!
Comité de Defensa de Mehuín,
1 de septiembre de 1996
El trazado del ducto (ver Figura 1) testimonia una aventura moderna que se emplaza en un centro neurálgico en
el que se combinan los requerimientos productivos, las
vías para el transporte y el asiento administrativo de una
empresa que, a los ojos de la autoridad de la época, es
emblemática del tipo de desarrollo a que aspira la sociedad chilena. Desde esta perspectiva, el ducto es parte
de un sistema de eslabonamientos que se pone al servicio de un proyecto exportador, y que permite transferir
las externalidades a la trastienda del eje dinámico: el
ducto es el vínculo inevitable entre la vanguardia del
progreso y los costos sociales y ambientales que semejante progreso acarrea y que han de ser solventados por
las comunidades locales. No en vano la empresa, en su
afán de ganar apoyo para su iniciativa, ofrece programas e inversiones sociales orientadas a la reconversión
de la población local y a aminorar los inevitables efectos
del progreso.
figura 1: trazado del ducto.
La evacuación se proyecta en un espacio que contrasta
con el carácter rectilíneo de la tubería: allí, entre las
puntas de Maiquillahue y la de Nigue, se arremolina una
ecología que aglomera a poblaciones diversas que han
hecho del mar y su estuario los medios principales para
su sostenimiento. Es la geografía de estas poblaciones
las que se pone en juego a la hora de liberar a la empresa de su carga tóxica y es este el escenario donde unos
y otros disputan el derecho a transformar el medio en un
sentido u otro.
La materialización de este proyecto modernizante reclama la fanfarria que lo torna deseable para la comunidad
tanto nacional como regional. Es el Presidente de la
República, Eduardo Frei Ruiz Tagle, quien inaugura la
que se entiende como la inversión más grande de
596
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
Latinoamérica en el rubro. Cuesta identificar situaciones que, como la descrita, suscite un consenso de la
magnitud del proyecto en cuestión y al que se sumaron
de modo irrestricto políticos, empresarios y trabajadores.
La unidad programática en torno a la planta permitió sortear sin dificultad su primer escollo: la evacuación de
los desechos en el Santuario de la Naturaleza, evacuación que suponía transgredir acuerdos internacionales e
irritar a grupos ecologistas y a científicos. La opción del
ducto para evacuar hacia el mar los desechos fue sugerida por la Comisión Regional del Medio Ambiente y, a
pesar de los cincuenta y cinco millones de dólares que
ella involucraba, la disposición de la empresa fue la de
avanzar por esa vía. La ruta, sin embargo, resultó más
compleja de lo esperado. En efecto, la Bahía de
Maiquillahue no era sólo una curvatura en el relieve costero, era - en lo fundamental - un lugar poblado y un lugar
que puebla a la vez. De aquí que al ducto se opusiera
una resistencia aún mayor que la ofrecida por la de los
ambientalistas: la de los habitantes costeros quienes
presagian “nos convertiremos en BASURERO de dicha
Empresa” (Mehuín 1986).
La presencia de la Planta Valdivia
se hizo sentir de modo encubierto.
Accidentalmente un grupo de trabajadores dio a conocer a algunos
habitantes de Mehuín el verdadero
propósito de su presencia en la
zona: la construcción de un ducto
para la evacuación de desechos líquidos para una planta celulosa.
Referencias a este conflicto pueden encontrarse en la literatura, de
modo que no nos detendremos en
su descripción (Guerra y Skewes 2002, 2004; Skewes y
Guerra 2004; Skewes et al. 2004).
Método
A partir de la constatación del contradictorio posicionamiento de las poblaciones humanas en relación a su
entorno -encarnadas o desencarnadas- nos proponemos
contrastar las formas discursivas y prácticas a través
de las que la institucionalidad extralocal y la comunidad
de Mehuín se confrontan durante el conflicto. Asumimos
desde esta perspectiva que lo global se caracteriza por
la expansión capitalista que da lugar a líneas dendríticas
de comunicación que son replicadas a lo largo de ramificaciones jerarquizadas de clasificación y administra-
Simposio Antropología y Patrimonio
ción, las cuales son contestadas desde lo local (Kearney
ob.cit.).
Sobre la base de una concepción según la cual la realidad se construye a partir de modelos que se refrendan
en la práctica (Bird-David 1992, Sahlins 1985, Rappaport
1999), hemos discernido aquellos aspectos ideacionales
y prácticos que mejor nos permiten caracterizar la divisoria entre los actores participantes del conflicto. Los
interlocutores en este ejercicio analítico son el Comité
de Defensa de Mehuín y la empresa y organizaciones
del sector privado. En esta ocasión, y por razones de
espacio, no hemos considerado la acción del estado y
sus organismos, y la del gobierno local, ambas importantes a la hora del conflicto pero subsidiarias a la acción de uno u otro actor. Cada uno de estos actores tuvo
representación a través de personas cuyos nombres se
indican en el texto, y sus planteamientos han sido obtenidos a través de sus declaraciones de prensa, documentos y entrevistas efectuadas durante y después de
los eventos. El material periodístico ha sido obtenido
principalmente de los diarios Austral de Valdivia, Austral de Temuco, El Mercurio de Santiago y La Segunda,
todos los cuales generosamente autorizaron su uso. En
el caso de las entrevistas y discusiones grupales se ha
obtenido el consentimiento de sus participantes para
emplear sus nombres en publicaciones académicas.
La lógica empresarial
La forma como el ducto se presenta a la comunidad es
sintomática del ideario que se persigue mediante este
testimonio del progreso de un Chile dinámico y moderno, ideario que busca legitimarse ante los ojos de los
diversos sectores que componen la población local. La
lógica que subyace es la que se desprende de la expansión del sistema capitalista y que fuera explicada por
Karl Polanyi (1944) y desarrollada por Stephen Gudeman
(Gudeman and Rivera 1990, Gudeman 2001) en relación
al modelo de las corporaciones que pasa a hegemonizar
los procesos históricos de occidente. En lo sustantivo
se trata de la infatigable búsqueda del lucro que lleva, en
el contexto de las economías a escala, a la estandarización del paisaje (Scott 1998). La lógica en cuestión postula el culto al progreso y mediante los procesos
de dominación, primero, y de privatización, después,
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
forja mercados mundiales de los que se vuelven dependientes sectores cada vez más amplios de población y
cuya expansión depende, entre otras cosas, de una exacerbada explotación de los recursos naturales (Kearney
ob.cit.). En semejante contexto, la residencia humana
se establece “fuera” del paisaje, tal cual lo sugiere (Ingold
1995):
figura 2: dos miradas del ambiente.
A partir de su visión unilateral, los agentes de este multimillonario proyecto conceptúan su entorno en base a
su propio sistema de valores y obran en consecuencia.
En lo sustantivo lo que ellos perciben es la existencia de
un repositorio - el mar - habitado por gente pobre e indígena. Entre los sentimientos más intensos verbalizados
por nuestros interlocutores está haber sido definidos
como “pobres, indios e ignorantes”. Ante semejante diagnóstico, el modo de obrar no puede ser sino el seguido
por las autoridades y los representantes de la empresa.
La razón de ser del proyecto es la de brindar trabajo y
traer progreso. La oferta apunta, en este sentido, a crear
cursos de capacitación (principalmente en repostería),
habilitar la escuela y contribuir a un mejor desarrollo
comunitario. Asimismo, frente a los posibles impactos
de la iniciativa, la empresa ofrece programas de
reconversión laboral.
En la Figura 3 se muestra el plano del ducto bajo el agua
publicado por la prensa de la época. La figura resulta
curiosa: la percepción que ella revela es la de un mundo
vacío donde sólo existen un tubo, el relieve, el mar como
receptáculo y una sombrilla.
Simposio Antropología y Patrimonio
597
nivel de actividad, primero durante su etapa de construcción y luego cuando entre en funcionamiento. La planta tendrá todo un efecto multiplicador en el transporte y
la actividad forestal que no podemos desaprovechar”
(El Diario Austral de Valdivia 1997a).
Desde la costa
figura 3: diseño del ducto.
La figura de la sombrilla asociada al ducto encarna una
de las dos ideas desbordantes de las esgrimidas por las
autoridades de la época y por los representantes de la
empresa. Ambas, pese a haber sido presentadas a la
comunidad, resultan difícilmente imaginables. La primera sugiere que, dada la estructura de sostenimiento requerida por la tubería, se podría habilitar un paseo iluminado con faroles sobre la superficie: el ducto, mientras
descarga sus tóxicos, puede ser, se dice, un atractivo
turístico.
La segunda de estas ideas es aún más increíble: se
sugiere que las sustancias desparramadas en el mar
sirven de alimento a los peces y mariscos. El senador
de la Región, Gabriel Valdés, así lo indica: “…lo que si
tiene un abono que es el nitrógeno, que es un alimento
para plantas y peces. En Canadá y Suecia así se ha
estimado y así está funcionando; las aguas van a estar
con un tratamiento secundario lo cual las hace muy
inocuas para cualquier daño y comprende una preocupación y espero que haya un estudio sereno en esta
materia, que todos los problemas se despoliticen, que
se mire el bien de la provincia y no se detenga la construcción que tiene un significado espectacular para
Valdivia, para la zona sur, y para Chile. Es la planta más
grande de América Latina” (El Diario Austral de Valdivia
1996a, el destacado es nuestro). La intervención del
senador Valdés hasta el día hoy se recuerda con ironía.
En lo fundamental la lógica de la empresa y de las autoridades de la época se funda en una visión contagiosa en el sentido frazeriano del término - del mundo: la presencia del progreso hace crecer, como en la fábula del
Senador, incluso a las especies que contamina. En palabras del Presidente de la Cámara Chilena de la Construcción de Valdivia, Luis Oliva: “Creemos que es una
posibilidad muy especial que tiene la provincia de Valdivia
de contar con una industria que generará un muy buen
598
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
El ducto es un emisario y en ese sentido lo entienden los
mehuinenses. Se trata, según tempranamente lo captan,
de la opción por el progreso, pero de un progreso que no
los incluye. En uno de los planteamientos más dramáticos del Comité de Defensa de Mehuín (4 de septiembre
de 1996) atribuye al ducto caracteres telúricos. “¿Por
qué no interviene el gobierno para evitar este nuevo terremoto ambiental que quiere afectar a Mehuín? (Mehuín
ob.cit.)”. No puede haber referencia de mayor intensidad
emocional que la de un terremoto en un sector que fue
devastado por un tsunami de 1960.
La presencia del ducto no tarda en cargarse de significados numinosos hasta tornarse en objeto fatídico frente al
cual no cabe sino “demostrar la más firme y decidida
oposición”. Se trata, entonces, de “evitar que se materialice la construcción del fatídico ducto” (loc.cit., subrayado nuestro). Este es, no obstante, un ícono unificador
para una población heterogénea y dispersa.
La naturaleza ambigua de un estuario, donde las aguas
saladas y los regimenes de marea dominan el sobre el
curso fluvial, expresa la compleja configuración de la
geografía humana, geografía que hasta hace no más de
un decenio permaneció en condiciones de relativo aislamiento.4 En tales confines se albergaron habitantes que
han vinculado sus mundos de vida al mar y a los cursos
de agua, tanto a través de la pesca como la recolección
de orilla, el buceo, el cultivo de choritos, y el turismo. Al
mismo tiempo, confluyen sobre este escenario pueblos
ancestrales, inmigrantes del norte y jubilados del mundo
urbano. Cada uno de estos grupos construye la naturaleza a su modo y fruto de la interacción que históricamente
se establece entre ellos se va configurando el paisaje
que, a la llegada del ducto, se verá amenazado.
La forma como los habitantes de la costa van construyendo su entorno es la de un bricoleur en los términos
levistraussianos. En el ir haciendo han configurado su
territorio con una rugosidad que es propia de su naturaleza heteróclita. Sin embargo, no será sino hasta la llegada del ducto, o más rigurosamente, de la idea de un
ducto, cuando se plantea la necesidad de pensar la naturaleza. El cuerpo social se contrae, descubriéndose significados hasta entonces tácitos.
Simposio Antropología y Patrimonio
tan cruciales a la hora de asesorar a las comunidades
locales para la gestión de sus recursos patrimoniales,
de intervenir y de educar a la población. Asimismo, la
revisión de estos sucesos permite identificar debilidades y limitaciones que, eventualmente, pueden conspirar contra estos mismos fines.
Modelos en conflictos: la
ocupación simbólica del paisaje
figura 4: mapa de Mehuín y trazado del ducto.
Así, ante la llegada de este emisario, el heterogéneo
grupo local comienza a re-significar el medio del que es
parte, y, en tanto así obra, comienza a re-conocerse como
un colectivo5. La noción de contaminación invita a la
autoformación y a la búsqueda de explicaciones para un
fenómeno desconocido. La habitación de una nueva idea
-el ducto- fuerza a obrar de modos novedosos. Así, pues,
los vecinos, al salir a la playa, se reconocen recíprocamente y lo que eran ideas dispersas en torno al mar que
los circunda se traduce en una misma mirada. Como lo
señalamos en otra parte, la ciencia, la fe, la ideología y
el saber práctico confluyen generando un soporte
cognitivo para emprender una lucha sostenida contra la
empresa: mientras el conocimiento científico explica la
nueva realidad, significados mucho más profundos se
originan en las religiones católica y evangélica, además
de la cosmovisión lafkenche, mientras el conocimiento
local permite vincular los eventos al mundo de vida.
El Comité de Defensa crea un discurso que permite la
expresión de todos los grupos locales. Asimismo, el
comité define reglas localmente establecidas que estipulan: a) que lo local ha de prevalecer por sobre lo
extralocal, b) los dirigentes han siempre permanecer
ante la mirada vigilante de la comunidad, y c) los objetivos finales de la lucha no están sujetos a negociación
(“Mehuín no se vende”).
Nuestro análisis deja en evidencia que los paisajes locales encarnan la trayectoria de actores diversos y que
tales encarnaciones son productos más bien dinámicos
de la interrelación entre aquellos, y que su preservación
para fines locales depende del reconocimiento de tales
articulaciones, y de la resignificación que se haga del
paisaje según sean los entendimientos adquiridos a través de la defensa de los medios de vida. El análisis de
esta experiencia permite identificar aspectos que resul-
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
La división más profunda y trascendente entre los actores y su posicionamiento frente a la naturaleza lo constituye la forma como definen su relación con el entorno.
Los valores axiomáticos que orientan la conducta de los
grupos e individuos, los modelos (Bird-David ob.cit.),
son los que en definitiva se someten a prueba a través
de la práctica. De aquí que hayamos optado por iniciar
este recorrido a partir de los elementos fundantes del
discurso acerca de la naturaleza.
Víctor Renner, Gerente del Proyecto Valdivia, es quien
mejor encarna el ideario de la empresa. De hecho, aún
no concluido el proyecto Valdivia, en septiembre de 2003,
su preocupación principal es la futura planta de Itata y
luego la de Paraná. La vorágine del mercado de la pulpa
hace percibir a los empresarios del rubro que cada segundo que pasa es un segundo perdido. Desde su perspectiva, la naturaleza está ahí, dispuesta a su servicio.
La inversión, la ciencia y la tecnología son los medios
por los cuales se torna accesible y eficiente.
Una fe incuestionada acerca del progreso y el perfeccionamiento de la tecnología es lo que mueve a la empresa
a avanzar por esta línea. “Esta es la planta de celulosa
que será la mejor dentro de las mil que existen en el
mundo”, dice Renner (El Diario Austral de Valdivia.
1998c). “Estamos absolutamente convencidos que de
no produce daños en el medio ambiente. Es un proyecto
bien concebido a nivel mundial y honradamente creemos que va a traer trabajo para la provincia”.
La visión que se elabora a partir de esta definición de
naturaleza es mesiánica. La presencia de la empresa y
sus aliados es redentora para quienes sean privilegiados por su presencia. Un coro empresarial, liderado por
Luis Ibarburre, convoca a sumarse a la tarea redentora
del progreso (El Diario Austral de Valdivia. 1997a).
Pensamiento científico
El mundo, por así decirlo, cobra vida toda vez sea sujeto
al escrutinio científico y a su desmenuzamiento práctico. Renner podría haber dicho: “Traigan el mundo al
Simposio Antropología y Patrimonio
599
laboratorio para hacerlo funcionar”. Pero, al referirse a
la contaminación, fue más modesto. Dijo “que con modelos computacionales se observó el comportamiento de
los distintos contenidos de los efluentes… [pudiendo]
demostrar que nosotros no vamos a crear un impacto
significativo ambiental en la bahía” (El Diario Austral de
Valdivia. 1997). El laboratorio es el arma que se esgrime
en la promoción del progreso.
La comunidad, en cambio, se siente parte de la naturaleza. El Presidente del Comité de Defensa de Mehuín,
Jimmi Becerra, aclara: “Nosotros vivimos con lo que
nos dio la naturaleza”. A diferencia de lo que sus adversarios ven, Becerra subraya: “Tenernos mejor estándar
de vida que muchos lugares de la región, no tenemos
pobreza, el consultorio casi ni se necesita porque todos
somos sanos” (Las Últimas Noticias 1996).
Apelando a una lógica aún más profunda, “la Coordinadora de las Comunidades Mapuche Lafquenche, de la
comuna de San José de la Mariquina… expresó su rechazo no sólo a la instalación de un colector en Mehuín,
también a la planta de Celulosa en San José de la
Mariquina, basados en la armoniosa relación que ellos
sostienen se debe tener con la naturaleza” (Mehuín
ob.cit.).
Si a la ciencia concurre la empresa a objeto de demostrar la viabilidad ambiental del proyecto, es a ese mismo
conocimiento recurre la comunidad a fin de demostrar lo
contrario. El Boletín del Comité de Defensa arguye, por
ejemplo:
“¿Qué riesgos significa este ducto para Mehuín?
La planta de celulosa utiliza un proceso llamado
Kraft para producir pulpa blanqueada para papel.
Este proceso es en base a dióxido de cloro, de
otras substancias químicas y el uso de abundante
agua dulce que la planta tomará del Río Cruces.
Entre las substancias químicas que acarreará el
ducto se encuentran los compuestos organoclorados sintéticos (sustancias tóxicas, de las
cuales existen miles, muchas de ellas sin ser todavía identificadas)”.
Desde la comunidad, “polución o muerte”, pareciera ser
la consigna en este conflicto. La empresa tiene una consigna distinta: “Ver o no ver” pareciera ser la cuestión.
El texto que sigue es elocuente: Víctor Renner señala al
periódico que “en ninguna condición se ve la mancha
desde la playa u otro sector. En definitiva, recalcó, los
estudios realizados han podido demostrar que nosotros
no vamos a crear un impacto significativo ambiental en
la bahía. Esto está siendo sometido a los expertos, en
conformidad a la solicitud de la Corema para su revisión
600
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
y análisis” (El Diario Austral de Valdivia 1997c) (destacado es nuestro). De aquí que “Celulosa Arauco y Constitución S.A. ha estimado que estas mediciones no son
necesarias para la certificación del proyecto por tratarse de un efluente no tóxico y de rápida dilución” (El
Diario Austral de Valdivia 1998a).
Prácticas de conservación y
transformación del paisaje
El territorio se ofrece pues a la contradictoria expresión
de voluntades cuyos emisarios son la empresa y sus
asociados, de una parte, y la comunidad de Mehuín, por
la otra. La información proporcionada por el diario La
Segunda en su edición del 16 de octubre de 1996 es
elocuente. Bajo el titular: “Valdivia declara la Guerra a
Mehuín por millonario proyecto de celulosa”, se señala:
“Entre los bosques de la X Región soplan vientos de
guerra. Mientras los habitantes de Mehuín están dispuestos a amurallar el pueblo para que no entren los
funcionarios de Celulosa Arauco, la gente de Valdivia se
alinea en un ‘comité pro planta’, y la misma empresa se
encarga de avisar que el proyecto seguirá adelante, pese
a que ya está, atrasado en casi un año” (La Segunda
1996).
La guerra no es metafórica. Con dobles sonidos de sirenas y gente apostada vigilando en los “puntos estratégicos” de la caleta, los habitantes de Mehuín esperan evitar que “los de Celco lleguen y entren”, como sucedió
hace más de un mes, “cuando los pillamos haciendo
mediciones”, dice Teresa Castro (La Segunda 1996).
Uno de los temas más sensibles del Conflicto de Mehuín
fue el uso de la fuerza. El proyecto Valdivia no podía ser
detenido sin un acto de fuerza, pero cualquier acto de
fuerza podía desbaratar la resistencia de Mehuín y legitimar la intervención pública a favor de la empresa. De
modo análogo, la empresa no podía valerse sino de una
fuerza proporcional a la de la resistencia que ella misma
provocaba, desmedirse constituía un acto de
autodescalificación. Esta contradicción fue entendida por
ambas partes y lo que hicieron fue, por una parte, escenificar su poder, y, por la otra, valerse de subterfugios
para sortear los escollos que la situación les planteaba.
El uso de la fuerza permaneció durante todo el conflicto
como una posibilidad, alimentada por recursos retóricos
por ambas partes. Por el lado de la comunidad empresarial, la voz del dirigente Luis Ibarbure fue siempre amenazante: “nos hemos dado un plazo prudente y estamos
en conversaciones con la empresa para ver si efectivamente comienza a realizar los estudios” o “los gremios
Simposio Antropología y Patrimonio
estamos dispuestos a asumir todas las acciones que la
ley nos concede” (El Diario Austral de Valdivia. 1997a).
La comunidad mantuvo, a lo largo de todo el conflicto,
vigente la idea que los mapuches vendrían a atacar si
fuese necesario, trocando el estereotipo a su favor. “Equipos de seguridad vigilan el ingreso de vehículos extraños al balneario y cuando la situación se torna complicada la sirena del Cuerpo de Bomberos da la señal de
alerta . . . Además, si alguien extraño ingresa a alguna
casa, los encargados de la vigilancia acuden a dicho
domicilio e interrogan a los propietarios respecto al tenor de la conversación con el forastero y si tenía o no
relación con gente de Celulosa Arauco y Constitución
SA.”, asegura el Diario Austral (El Diario Austral de
Valdivia. 1996b).
“Fueron tres años”, se recuerda en el grupo de mujeres.
“Ha pasado rápido…ha pasado el tiempo, pero no nos
hemos olvidado. Siempre estamos a la defensiva, porque hemos vuelto escuchar los rumores, por lo menos
yo he vuelto a escuchar los rumores”. Ahora, “la gente
cada uno por su lado, porque es obvio que tiene que
cada uno vivir su vida, pero yo creo que en el momento
dado que vuelva a suceder algo así vamos a estar todos
otra vez”.
Conclusiones
Las garzas y cisnes han vuelto al Río Lingue. Los cultivos de choritos se mantienen en el fondo ribereño y la
costa se ha redefinido en función de las áreas de manejo
que consagra la ley para la explotación de los recursos
bentónicos. La planta no pasó por Mehuín o lo ha hecho
de modo más lateral: al igual que en Valdivia y, según
sean los vientos, puede percibirse el hedor de las emisiones. Sin embargo, el conflicto no resultó inocuo para
la comunidad. Por el contrario, las mismas articulaciones que sirvieron de base al frente único con que se
encaró la lucha contra el fatídico ducto se tornan grietas
y fisuras que adoptan nuevos contornos ecológicos.
En 1996, el Comité de Defensa declaraba contar “con un
amplio apoyo de oposición a la construccion del ducto
de parte de toda la comunidad de Mehuin”. Semejante
unidad no se corresponde con las flaquezas del momento actual. Las tres áreas de manejo existentes son reflejo de tal fisura: viejos, jóvenes y marginados han tomado
caminos diversos. Cabe, no obstante, preguntarse si
acaso no era esta misma debilidad condición necesaria
para la preservación de la naturaleza de la que la comunidad es parte.
Tomo I Actas 5º Congreso Chileno de Antropología
La acción colectiva se sujeta a las circunstancias que
les dan vida. Las articulaciones comunitarias se generan en torno a las representaciones que los actores se
hacen de la naturaleza. Es la construcción de una gramática basada en la confluencia de un pensamiento científico, religioso y práctico, lo que permite tales articulaciones. Semejante gramática tiene el doble carácter de
emergente y evanescente: surge en asociación con el
conflicto y se disipa con su fin. Sin embargo, su producto -la naturaleza pensada- alimenta los discursos posteriores al conflicto.
Nos resta en estas conclusiones por señalar el efecto
patrimonializador que la resistencia de Mehuín tuvo. Para
ello nos valemos del contraste con la lógica empresarial
que amenazó en su momento con extinguir la vida local.
Este contraste pone en evidencia que entre las miradas
desde lo local son aquellas cuya vinculación orgánica
con el medio, fundadas en la valoración de la vida por
sobre el lucro y de naturaleza autocontenida, las que
terminan por imponerse. La transformación de la naturaleza en patrimonio, desde un punto de vista local, corresponde a la refundación del vínculo metabólico que la
población tiene con su medio. Esta transformación ocurre a partir de episodios de violencia simbólica en los
que, haciendo uso de los recursos institucionales, la
comunidad trueca el universalismo que le es impuesto
por la genuina expresión sociomaterial de su singularidad.
Notas
PROYECTO FONDECYT F-1030324: “Contribuciones
desde la Antropología Ecológica Contemporánea para el
Estudio de un Conflicto Ambiental: La Resistencia de la
Comunidad de Mehuín frente a la Construcción de un Ducto
para la Evacuación de Desechos Industriales”.
2
Evocando el texto clásico de Rachel Carson (1962. Silent
Spring. Boston, Ma.: Houghton Mifflin) donde la autora expone los efectos del DDT sobre la cadena alimenticia,
abriendo un campo hasta entonces inusitado de preocupación ambiental.
3
Con posterioridad a esta ponencia, un estudio realizado
por la Universidad Austral de Chile por encargo de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Abril 2005), fue concluyente al identificar a la planta Valdivia de Celco como responsable del deterioro del Santuario (www.uach.cl)
4
En los albores del conflicto de Mehuín se había entregado
el camino asfaltado que une la localidad con San José de la
Mariquina, obra que los lugareños entienden como un “verdadero” progreso, toda vez que semejante obra sirvió a sus
intereses.
1
Simposio Antropología y Patrimonio
601
5
Expresando así la naturaleza procesual de la acción colectiva (Alberto Melucci, 1989).
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