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La presencia de ánforas romanas itálicas en Hispania durante el Alto y Medio Imperio1 The presence of Roman Italic amphorae in Hispania during the Early and Middle Empire RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ORCID: 0000-0002-5250-2841; rjarrega@icac.cat) ENRIC COLOM MENDOZA Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ORCID: 0000-0002-0969-9327; ecolom@icac.cat) Resumen: Presentamos un estado de la cuestión sobre la difusión de ánforas itálicas en Hispania durante el Alto y Medio Imperio romano. Básicamente se trata de productos vinarios, distribuidos por la costa mediterránea, pero también con una importante expansión en Portugal siguiendo la ruta atlántica. Además, ofrecemos un nuevo estudio tipológico de las formas Dressel 2 medio-imperiales a partir de los ejemplares que hemos podido documentar en Hispania. Palabras Clave: Ánforas itálicas; Difusión; Hispania; Alto y Medio Imperio Romanp. Summary: We present a state of the question about the diffusion of amphorae in Hispania during the Early and Mid Roman Empire. Basically, it corresponds to amphorae for wine, distributed by the Mediterranean coast, but also with an important expansion in Portugal following the Atlantic route. We also offer a new typological study of mid-imperial Dressel 2 forms, based on the specimens that we have been able to document in Hispania. Key Words: Italian amphorae; Diffusion; Hispania, Early and Mid Roman Empire. 1. INTRODUCCIÓN El objetivo del presente trabajo es ofrecer un estado de la cuestión sobre la difusión de ánforas itálicas en Hispania en el período alto y medio imperial. Después de la importante presencia de vinos itálicos que inundaron las costas del Mediterráneo occidental en los siglos II y I a. C. (representada por las ánforas greco-itálicas, Dressel 1 y en menor medida, Lamboglia 2), su difusión se vio considerablemente mermada a partir de la época de Augusto (en buena parte a causa de la competencia de los productos provinciales), pero aun así se manifiesta una continuidad que pasamos a analizar seguidamente. Por otro lado, hemos optado por incluir las áreas de Sicilia y las Lípari en este trabajo, dado que actualmente pertenecen a Italia, aunque somos conscientes de que, strictu senso, en época romana Italia designaba solamente el territorio de la península. 2. LA FORMA DRESSEL 2-4 Las ánforas Dressel 2-4 itálicas presentan una amplia dispersión en Hispania (Fig. 1), que contrasta con la escasa cantidad encontrada en cada lugar donde aparecen. Hace varias décadas, A. Tchernia expuso una visión de conjunto sobre su distribución (Tchernia 1986: 46 y 126-140). Se documentan a lo largo de la costa mediterránea, (incluyendo las Baleares y las Pitiusas) destacando, entre todas, la presencia de la producción pompeyana, acreditada por la presencia de un sello de Lucius Eumachius en Emporiae (Almagro Basch 1952: nº184). Más al sur se identifica un asa con marca Q·OCL (correspondiente a Quintus Oclatius) hallada en Can Jalpí (Arenys de Munt, Barcelona), que fue publicada erróneamente por R. Pascual (1991: 124, nº 194 y lám. XXII/440) como un ejemplar de producción tarraconense. En Baetulo (Badalona) se han documentado 10 fragmentos de ánforas Dressel 2-4 a las que se atribuye una procedencia campana, frente a 31 itálicas (Comas 1985: 104, figs. 34 y 126, fig. 56). En un contexto augusteo del teatro de Tarraco se documenta un solo borde de Dressel 2-4 itálica (Gebellí ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019) 397 RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA Figura 1. Mapa de distribución de las Dressel 2-4 itálicas en Hispania. 2008: 49-51 y 52, fig. 1.1) lo que supone solo el 0, 37% del total de las ánforas, todas de época republicana y altoimperial. Considerándolo todo de forma conjunta con otro fragmento hallado en la plaza de la Font de la misma ciudad (Gebellí 2015: 113, tabla 2), el porcentaje de esta producción sigue siendo tan bajo como un 1, 09% del total de las ánforas, en el último cuarto del siglo I a. C. En Sagunto, tanto en el núcleo urbano como en el área portuaria, conocida como Grau Vell, se hallaron cuatro fragmentos de ánforas Dressel 2-4 itálicas, además de un pivote, con el típico perfil de “cola de milano” propio de las Dressel 2-4 itálicas, con un sello, con texto GRAECO, con nexo entre la E y la C (Ribera 1977: 16, fig. 5; Mantilla 1986: 33; Mantilla 1987-88: 386, fig. 3; 388, fig. 4; 405 y 406, fig. 13.13; y lám. II, 2, si bien esta última nos parece más bien una producción saguntina; Márquez y Molina 2005: 236-237, nº 166), atribuido al ager Falernus. En la costa de Valencia se han hallado también algunos ejemplares de Dressel 2-4 itálicas (Fernández Izquierdo 1984: 71, 74, fig. 29.220 y 221). En Cartagena se señala una presencia minoritaria, reducida al parecer a dos ejemplares (Pérez Bonet 1996: 42). 398 En Palma de Mallorca se ha documentado un borde de Dressel 2-4 con la marca TIS [-], en cartela rectangular, en posición in collo (López Mullor et alii 1996: 15 y lám. VIII5). En Portocolom, también en la isla de Mallorca, entre diversos hallazgos submarinos, se ha identificado un fragmento de borde, cuello y asas de Dressel 2-4 itálicas (Riera y Martín 2014: 564, 569 y 573, lám. 2, nº M14-6). En la cavidad subacuática de la Font de ses Aiguades (Alcúdia, Mallorca), situada en el ager de Pollentia, se halló un ejemplar completo de Dressel 4 itálica con un titulus pictus que hacía referencia a unos tria nomina (Colom Mendoza y Járrega Domínguez, en prensa), así como dos tercios superiores de ánfora de esta misma tipología, representando un ínfimo porcentaje entre el total de ánforas caracterizadas. En el área mediterránea, algunos lugares presentan unos porcentajes altos, como el 21.4% del total de las ánforas en Ilici y el 22.2% en Baetulo (Molina 1997: 16-18), pero en general su presencia es esporádica. En la provincia de Cádiz, en la zona del Estrecho de Gibraltar se han documentado diversos ejemplares: una Dressel 2-4 de procedencia vesubiana y de época flavia, hallada en la Venta del Carmen; otra de procedencia no vesubiana y con la interesante marca EX FIGLIN(IS) ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019) LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO CAESAR(IS) documentada en el Parque Natural de San Fernando, quizás correspondiente al vino de Falerno; otras dos, una con el sello AGATHOPV.F, en Los Cargaderos (San Fernando); así como algunos fragmentos en la villa romana del Puente Grande (Algeciras) (Bernal, García Vargas y Sáez 2013: 364 y 365, fig. 7). Por otro lado, hay que destacar la importante distribución que presentan en la costa atlántica, penetrando hacia el interior de Portugal y por el noroeste de la península ibérica hasta Segovia, lo que se puede relacionar con la presencia militar en enclaves como Asturica Augusta y Legio. En Portugal las Dressel 2-4 itálicas tienen una difusión importante, si bien siempre en escasas cantidades en los lugares donde aparecen. Se documentan en la zona costera, en Olisipo (Lisboa), villa de Povos, Vila Franca de Xira, Ilha do Pessegueiro, Quinta de Marim, Olhão, Setúbal, Tróia; en el interior aparecen en la civitas Igaeditanorum (Idanha-a-Velha), Bracara Augusta (Braga), Briteiros, Scallabis (Santarem), villa Cardílio, Torres Novas, Conímbriga (Coímbra), Lomba do Canho (Arganil) y Monte da Cegonha (Selmes, Beja) (Filipe 2019: 40-41, con bibliografía anterior). En el río Arade, junto a Portimão, se conoce un ejemplar de Dressel 2-4 itálica (Avelino 2015: 118 y 127), que constituye únicamente el 3, 6% de un total de 68 ánforas examinadas (Avelino 2015). En Setúbal se han hallado dos ejemplares, de los cuales al menos el primero de ellos, es claramente itálico por su tipología y descripción (Coelho-Soares y Da Silva 1978: 175-176 y fig. I, 1 y 2). En el teatro romano de Lisboa están también presentes, en poca cantidad (Filipe 2015: 139; 141, fig. 5, nos 596 y 153; Filipe 2019: 138-139). En Balsa se han hallado solo dos fragmentos de Dressel 2-4 itálica (Fabião 1994: 33, an.5; Viegas 2011: 362, fig. 65; 384-385), que representan el 4,8 y el 2% respectivamente en dos contextos. En Sines se ha documentado un solo fragmento (Diogo 1999), mientras que, en la villa de Sao Cucufate se conocen dos ejemplares de Dressel 2-4 itálica (Pinto y Lopes 2006: 202-23 y 205, fig. 5.10). En las costas gallegas esta forma también aparece, aunque en cantidad muy inferiores a las Dressel 1, en A Forca, Santa Tegra, Troña y A Coruña (Naveiro, 1991: 66). En Lucus Augusti las Dressel 2-4 itálicas tienen una representación apreciable, dado que se han documentado 27 fragmentos (Carreras, Morais y González 2011: 35 y 48). En Asturica Augusta, también 27 fragmentos (Carreras y Berni 2003: 638 y 645; Carreras 2010: 240), y 45 en Legio, según C. Carreras (2010: 241), si bien en un trabajo reciente se reduce esta cantidad a 18 fragmentos, que representan el 5, 19% de las ánforas altoimperiales (Morillo et alii 2020: 32, tabla 1). En Campa Torres (Gijón) se han identificado 10 fragmentos (Carreras 2010: 242). En cambio, hacia el interior son inusuales, habiéndose recogido solamente 2 ejemplares en Uxama Argaela y uno solo en Tiermes, estando ausentes en el campamento de Petavonium (Carreras 2010: 242-243). Sin embargo, como se ha indicado, su presencia es poco numerosa en cada contexto (p. ej., el 1, 33% de las ánforas de la época imperial en el teatro de Lisboa, según V. Filipe); por tanto, podemos confirmar una amplia difusión, pero no en grandes cantidades. Probablemente, el contenido era el vino de Falerno y el de Campania. Un interesantísimo ejemplar, correspondiente a la parte superior de un ánfora Dressel 2-4, posiblemente Dressel 4, fue hallado en Segovia. Presenta en la campana un titulus pictus en tinta negra, con el texto GLABRIONE ET HOMVLLO COS / T FLAVI ATICI FI, que se ha interpretado como (M. Acilio) Glabrione et (M. Valerio) Homullo co(n)s(ulibus) / T. Flavi Atici (in) fi(glina). Titus Flavius Aticus debió ser el propietario de la figlina; la datación consular remite al año 152 d. C. (Marqués y Hoces 2009). Ello nos permite certificar la continuidad en la importación de estos tipos anfóricos a mediados del siglo II d. C., y su llegada esporádica al centro peninsular, sin duda para transportar vinos preciados. 3. LAS DRESSEL 2 ITÁLICAS EVOLUCIONADAS Debemos destacar que esta tipología ha recibido diferentes denominaciones a lo largo de la historia de la investigación, como Campanian almond-type, por la presencia de bordes de sección almendrada, o anfore a bastone (Panella 1989) por la sección de las asas documentada hasta ese momento, redonda u ovalada. Como veremos más adelante, pensamos que estas dos denominaciones no se ajustan a la realidad existente, ya que la inmensa mayoría de contenedores pertenecientes a esta tipología presentan asas de sección bífida o pseudobífida, al igual que sus antecesoras, así como bordes de sección redondeada. Proponemos, por ello, utilizar la nomenclatura Dressel 2 itálicas evolucionadas o medio- DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA 399 RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA imperiales, ya que no resulta ser una denominación excluyente. Se trata de producciones poco estudiadas y sin sistematizaciones tipológicas exhaustivas, si bien cuentan con una cierta trayectoria historiográfica, que trataremos brevemente a continuación. Uno de los primeros autores que dieron a conocer esta nueva forma fue P. Arthur (1982; 1987) tras estudiar diferentes contextos en el área de Roma y Nápoles. Seguidamente, C. Bencivenga (1987) presentó los ejemplares documentados en la necrópolis de Gricignano (Caserta, en Campania) indicando que se trataba de un tipo de ánfora desconocida, pero que guardaba muchas similitudes con las ánforas Dressel 2-4 altoimperiales. Poco después, esta tipología centró la atención de los investigadores quienes fueron publicando los ejemplares que documentaban, como las Dressel 2-4 tardo-antoninianas halladas en las Terme del Nuotatore de Ostia (Panella 1989), en excavaciones en la Via Gabina de Roma (Freed 1998), en diferentes contextos de Saint-Romain-en-Gal (Desbat y Savay 1990), en el Palmar Hotel (Premià de Mar), situado en el ager Iluronensis (Coll y Járrega 1993), y en estudios sobre la exportación de ánforas itálicas en Britannia (Arthur y Williams 1992), entre otros. En cuanto a su cronología, la mejor referencia con la que contamos es una datación consular en un titulus pictus, hallado en la iglesia de San Clemente de Roma, con una cronología absoluta del 216 d. C. El resto de contextos arqueológicos a los que hemos aludido presentan, mutatis mutandis, cronologías situadas entre finales del siglo II d. C. y a lo largo del III d. C. En el pecio Ouest-Embiez 1, naufragado en la región francesa de Var, se ha documentado un importante contexto cerrado, formado por un cargamento de estas ánforas itálicas procedentes del ager Falernus, junto con Gauloise 4, ánforas orientales Agora F 65/66, Käpitan I y Knossos 18, además de contenedores del tipo Africana I. Nuevamente, la cronología del conjunto permite fechar su hundimiento en torno a inicios del siglo III d. C. (Bernard et alii 2007). La epigrafía asociada a estas producciones nos permite conocer a ciertos individuos involucrados en el proceso de fabricación de ánforas y el envasado del vino campano. Éstos aparecen siempre en marcas en posición in collo, en cartela rectangular y normalmente bilineales, exceptuando algunos casos puntuales. Contamos con varios ejemplos de sigilla que hacen referencia a la gens Caedicia, concretamente a una mujer llamada Caedicia Victrix (Tchernia 1996). Es 400 interesante destacar que es uno de los pocos casos en los que aparece una mujer citada en la epigrafía anfórica. Además conocemos a Cornelius Pollio y Claudius Claudianus, asociados a sendos officinatores a su servicio, llamados Silvanus y Ampliatus respectivamente (Freed 1989), si bien, Claudius Claudianus también aparece en otras marcas asociado a otro personaje de nombre Redemptus. El cognomen Martialis es conocido en varios sigilla, apareciendo él solo como en el caso de Augusta Emerita (Fabiao et alii 2016: 128, fig. 2.4), o junto a otro sujeto de nombre desconocido, ya que la marca aparece fragmentada, en Saint-Romain-enGal (Desbat y Savay 1990: 209, fig. 6.8). En Gades, en la Casa del Obispo, se halló un ejemplar con dos sellos, CAEDICIAE / M.F. VICTRICIS y MARTIALIS, datable a inicios del siglo III, por paralelos epigráficos (Bernal et alii 2005: 210 y 212, fig. 12.32; Bernal, García Vargas y Sáez 2013: 364-365, fig. 7). Por ello, podemos relacionar las marcas de Caedicia Felix y Martialis, aunque aparezcan por separado en otros ejemplares, como hemos visto, pudiendo ser este último un officinator al servicio de Caedicia Felix. Por los tituli picti que hacen referencia a su contenido, hallados en Roma (Arthur 1986: 404, fig. 1) y en Saint-Romain-en-Gal (Desbat y Savay 1990: 211, fig. 8), podemos afirmar que estas ánforas se utilizarían para envasar, al menos, vino del ager de Falerno y del de Sorrento. El ámbito de distribución parece centrarse en la península itálica (Campania, Tivoli, Roma y Ostia), en el curso del Ródano (Saint-Roman-en-Gal), en Britannia (Claydon Pike, York y South Shields), en el campamento de Xanten (Remesal Rodríguez 2018: 380, nº 239), en Germania, y en Hispania (Fig. 2), principalmente en la costa mediterránea o en ciudades y enclaves con acceso al mar desde la fachada atlántica, ya sea por vía marítima o fluvial, como Augusta Emerita, Hispalis (García Vargas 2015: 398, fig. 1.1), Gades (Bernal et al. 2005: 210), o Setúbal (CoelhoSoares y Da Silva 1978, fig. 1, nº 1). En Hispania hemos podido documentar un buen número de ánforas completas de esta tipología que, sin duda, ayudarán a establecer los rasgos morfológicos típicos de las producciones de Dressel 2 itálica evolucionada o medioimperial. Contamos con los ejemplares hallados en el núcleo urbano de Barcino (Fig. 4.1), y del Palmar Hotel de Premià de Mar, en el Maresme, asociados a inhumaciones (Coll y Járrega 1993), así como la posible imitación local documen- ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019) LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO Figura 2. Mapa de distribución de las Dressel 2 itálicas evolucionadas en Hispania. tada en Coma-ruga (Vendrell, Tarragona) ya que presenta una pasta cerámica totalmente diferente a la documentada en el resto de ejemplares, y presenta abundantes chorretones de arcilla pegados en el cuerpo. Aun así no podemos descartar totalmente que se trate de una producción itálica (Fig. 4.5). En la necrópolis de la villa romana de La Carrova (Amposta, Tarragona) aparecieron dos individuos más (Figs. 4. 2 y 4. 3), asociados a inhumaciones, igual que, posiblemente los tres ejemplares de la villa de la Boella, que actualmente tenemos en proceso de estudio. También contamos con un ánfora procedente de un contexto arqueológico subacuático (Fig. 4. 4), posiblemente un pecio, naufragado en la costa norte de la isla de Mallorca, en algún lugar cercano al puerto de Sóller que nos permite, junto al pecio Ouest-Embiez I, dilucidar cuáles serían las rutas de distribución de estas ánforas. Finalmente, el yacimiento que más contenedores ha aportado ha sido el de Augusta Emerita, con un total de cuatro ánforas completas (Fig. 5. 1-4). En cuanto al análisis morfológico de estas ánforas, respecto a los bordes, comprobamos que la sección predominante es la de tipo redondeado, con un total de cinco de los nueve ejemplares aquí analizados, seguido de tres bordes de sección almendrada y uno ligeramente cuadrangular. Por este motivo, como ya hemos indicado anteriormente, pensamos que la denominación Campanian almond-type no tiene razón de ser, ya que, si bien es cierto que muchos ejemplares presentan esta sección en el borde, también hay que recalcar la existencia de un gran número de sección redondeada. Las asas son mayoritariamente bífidas o pseudobífidas (o semibífidas), en una proporción mucho mayor a las de sección oval o circular, es más, tan sólo uno de los nueve ejemplares analizados presenta asas abastonadas. Por este motivo, reiteramos que la denominación anfore a bastone para esta tipología no puede seguir aplicándose a día de hoy. Podemos ver que todos los individuos analizados presentan el arranque de las asas justo en la línea de carena, en la unión entre el cuerpo y la campana. Normalmente se encuentran bastante alejadas del cuello, aunque en algunos casos esta separación es más acentuada. El ángulo superior de las mismas suele formar un ángulo recto, aunque en ocasiones muestra una ligera curvatura. Los cuellos son largos y robustos, de tendencia cilíndrica y, generalmente, y el diámetro mínimo se encuentra a aproximadamen- DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA 401 RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA te media altura del mismo. En la mayoría de casos, la marca de unión entre el cuello y la campana no es muy acentuada, siendo esta última de escasa longitud. Las líneas de torneado han dejado profundas estrías en el cuerpo que, como puede comprobarse, cuenta con una morfología de tendencia cilíndrica, con líneas de carena suaves y en ángulo recto, aunque en ocasiones ésta es un poco más pronunciada, precisamente en los ejemplares que tienen las asas más separadas del cuello. Los pivotes presentan cierta variabilidad en cuanto al grosor y longitud de los mismos, así como en el tipo de remate. Algunos muestran un engrosamiento externo justo en el límite inferior, del tipo “cola de milano”, mientras que, en otros no aparece esta característica. Tal y como hemos podido comprobar, la mayoría de estos casos aparecen asociados a contextos funerarios, ya sea como contenedores de inhumaciones, como se ha indicado en Gricignano (Bencivenga 1987), en La Boella y posiblemente en el caso del Palmar Hotel (Coll y Járrega 1993). En Augusta Emerita, en cambio, aparecen en la zona de los columbarios, por lo que podía tratarse de posibles testimonios de ofrendas, como parece ser también el caso de La Carrova (Esteve Gàlvez 1999: 268). En definitiva, podemos concluir que la morfología general de estas producciones presenta un cambio radical respecto a las Dressel 2-4 del período altoimperial. La erupción del Vesubio en el 79 d. C. habría arrasado con la mayor parte de la infraestructura vitivinícola de la zona y los caldos procedentes de Pompeya, Sorrento y Falerno habrían visto paralizada su exportación (Williams y Peacock 2005). Resulta interesante comprobar cómo ésta se recuperó, con más fuerza si cabe, a finales del siglo II y principios del III d. C. 4. ÁNFORAS ADRIÁTICAS DE LA FORMA DRESSEL 6 Las ánforas Dressel 6 contienen productos vinarios, fechados en el siglo I d. C. procedentes de la zona adriática de Italia. Las que tuvieron mayor difusión corresponden a la variante Dressel 6A. Esta tipología tiene una mínima distribución en Hispania que se concreta en: un fragmento de borde con el sello GAESAT (asociable a sellos GAESAT·LVCR conocidos en otros ejemplares), que se halló en la villa romana de Els Antigons (Reus, Tarragona) (Berni 2010: 183, nº 146; Carreras y Berni 2014: 185-187), y otros en Olisipo, Scallabis, Setúbal y Augusta Emerita (Filipe 2019: 464), en la antigua Lusitania. 402 5. ÁNFORAS ITÁLICAS DE BASE PLANA (SPELLO, FORLIMPOPOLI, PRODUCCIONES SICILIANAS) A partir de la época flavia se generalizó la elaboración de ánforas de base plana, de las cuales las más significativas son las producciones galas denominadas Gauloise 4, que fueron manufacturadas en varias figlinae de la costa meridional mediterránea de la Provincia Hispania Citerior. Asimismo, podemos destacar la denominada Dressel 2-4 de base plana, que se conoce solamente en la zona de Pompeya. Dentro de este grupo anfórico existen algunas producciones itálicas de base plana, que generalmente no sobrepasan los límites geográficos de la provincia donde fueron producidas, pero que eventualmente llegaron a Hispania. Destacamos un ejemplar semicompleto de ánfora del tipo conocido como Forlimpopoli (por el nombre de la población donde fue identificada por primera vez, en la región italiana de la Romagna), o Agora K114, relacionable tipológicamente con las ánforas denominadas de Spello (localidad de la región italiana de Umbria), que fue hallado en El Morer (Sant Pol de Mar, Barcelona). Perduran hasta inicios del siglo III d. C., y probablemente, como en el caso de las otras producciones de base plana, servían para transportar vino. Se difundieron especialmente hacia el Mediterráneo oriental, pero en Hispania contamos con 4 casos, el citado de El Morer (que presenta un interesante grafito post cocturam en griego, con el texto DIONOS, es decir, relativo a un cierto Dion), así como otro de procedencia submarina, identificable como un ánfora del tipo A de Forlimpopoli, hallado en aguas de Sagunto (Mantilla 1987-88: 397 y 399, fig. 11.4). En el solar de Quevedo, en la misma ciudad de Sagunto, se halló un fragmento de tercio superior que parece corresponder a esta tipología (Melchor 2013: lám. XXXVII, 3). Asimismo, en la costa de Valencia se hallaron algunos fragmentos que podrían ser atribuidos a estas producciones (Fernández Izquierdo 1984: 95, fig. 41). Recientemente se ha señalado también la presencia de un ejemplar de esta forma en León (Morillo et alii 2020: 32, tabla 1). Existe un grupo de ánforas de base plana, de tipificación controvertida, que podemos denominar (a partir de las diversas tipologías propuestas) Robinson M 254 / Benghazi Mid Roman 1 / Ostia II, 523, a partir de los estudios de los contextos del ágora de Atenas, Bengasi (Libia) y Ostia (Italia) donde apare- ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019) LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO Figura 3. Mapa de distribución de las ánforas de base plana, Dressel 6, Richborough 527, Dressel 21-22 y Schorgendorfer 558 en Hispania. cen (Robinson 1959; Riley, 1979; Panella 2001: 247 y 255, fig. 5, nos 31 a 34). Aunque parece ser que estas ánforas pudieron ser manufacturadas en Libia, la mayor parte de la producción se sitúa en Sicilia, donde en la localidad de Naxos se ha documentado la elaboración de las mismas (Wilson 1990: 264, fig. 224a). Presentan una cierta variedad tipológica, sobre todo en los bordes, pero en general tienen un perfil globular, como en la mayoría de los casos de ánforas de base plana. Sin embargo, hemos documentado una variante en Dertosa (Tortosa, Tarragona) que presenta un atípico estrechamiento en la parte inferior del cuerpo (Járrega y Ferré 2018: 176-178; Járrega y Ferré 2019). Se han hallado en Pompeya, lo que nos da una datación ante quem al año 79 d. C.; el ejemplar de Dertosa antes citado apareció en un contexto muy homogéneo (formado por piezas completas, tanto de ánforas como cerámica común), datado a finales del siglo II d. C, lo que nos proporciona el marco cronológico para estas ánforas, aunque en los contextos de Ostia pueden fecharse desde época tardoantoniniana hasta mediados del siglo III d. C. (Panella y Rizzo 2014: 143). Por su área de producción y su tipología, creemos que constituyen el precedente de época altoimperial de las posteriores ánforas de la forma Keay 52. Además del atípico ejemplar de Tortosa, sabemos de otro, más canónico, hallado en la Casa del Mitreo de Mérida, sin contexto estratigráfico conocido (Fig. 5. 5), así como el documentado en los niveles severianos del Patio de Banderas de Sevilla (García Vargas 2015: 399, fig. 2.5) 6. ÁNFORAS DE LA FORMA RICHBOROUGH 527 Estas ánforas, conocidas a partir de 1968 por su hallazgo en la ciudad inglesa que les da nombre, son fusiformes (de perfil similar a las ánforas púnicas) procedentes de las islas Lípari, en Italia, que se subdividen en cuatro tipos, denominados Lipari 1a (del segundo cuarto del siglo I a. C. hasta la época de Augusto), Lipari 1b (época de Augusto a los flavios), Lipari 2a (época flavia a inicios del siglo II) y Lipari 2b (desde la primera mitad del siglo II hasta finales del III o inicios del IV) (Borgard 2005). DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA 403 RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA Figura 4. Ejemplares de Dressel 2 itálica evolucionada documentados en Hispania. 1-2: Museu d’Historia de Catalunya; 3: Museu de les Terres de l’Ebre; 4: Museu del Vi de Vilafranca del Penedés; 5: Museu de la Mar de Sóller (Dibujos y ortofotos elaborados por Enric Colom) Su contenido era el alumen, que servía pare teñir tejidos y curtir pieles, además de tener también un uso medicinal; sin embargo, el hecho de haber hallado ejemplares resinados permite suponer el propósito de dedicarlo, además, a contener vino. Su difusión es relativamente amplia (Fig. 3), si bien, como ocurría en el caso de las Dressel 2-4 itálicas, en escasas cantidades; así, en Olisipo (Lisboa) representan únicamente el 0, 38% de las ánforas altoimperiales y el 0, 92% de las importaciones de dicho período (Filipe 2019: 471). Se han documentado también en Empúries (Arthur 1987: 255), Barcino (Carreras 2009: 19, tabla 2), Iesso (Carreras y Berni 2003: 647), Tarraco (Aliende, Díaz y Bru 2004, anexo 1.5), El Vendrell (Tarragona; Díaz y Roig 2016: 223), Valentia (Fernández Izquierdo 1984: 53 y 54, fig. 21, nº 151), Baelo Claudia (Domergue 1973: 47 y 113), Hispalis (García Vargas 2007: 334; García Vargas 2012: 257-258, fig. 12.5, nº 9), Segobriga (Cebrián y Hortelano 2018), Conimbriga (Alarcâo 1976: 88 y 91) y Asturica Augusta (Morillo et alii 2003: 128). 7. ÁNFORAS DRESSEL 21-22 Las Dressel 21-22, o cadi, se han estudiado en profundidad sólo recientemente, con los estudios de 404 E. Botte (2009), y se mantiene abierta la cuestión de las áreas de manufactura. Su producción itálica parece haberse llevado a cabo en diversas zonas del Lacio, Campania y Calabria, y también en Sicilia. Se documenta una producción hispana en El Rinconcillo (Algeciras, Cádiz) (Bernal y Jiménez-Camino 2004). En Hispania conocemos algunos casos en Barcino (Aguelo et alii 2010: 179), Lucentum (Molina 1997: 39), Caesar Augusta (Cebolla et alii 2004: 468; Botte, 2009: 122, fig. 4-09) y Olisipo (Filipe 2019: 465-466). 8. ÁNFORAS SCHORGENDORFER 558 También denominadas «ánforas troncocónicas para olivas», se trata de contenedores de pequeño tamaño con un marcado perfil troncocónico, que las asemeja a algunas producciones orientales. Los análisis arqueométricos han posibilitado determinar que se produjeron en el área septentrional o central adriática de Italia, concretamente del Piceno. Los tituli picti han permitido documentar que su contenido eran olivas, conservadas en sapa, defrutum o miel. Se fechan entre mediados del siglo I y finales del II d. C. En Hispania se han hallado solamente en Olisipo, donde se conoce un único ejemplar estudiado por V. Filipe (2019). ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019) LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO Figura 5. Ejemplares de Dressel 2 itálica evolucionada y ánfora de base planta hallados en Augusta Emerita (Museo Nacional de Arte Romano de Mérida) (Dibujos y ortofotos elaborados por Enric Colom) 9. CONCLUSIONES Las Dressel 2-4 itálicas, si bien tienen una amplia difusión en las costas hispánicas, sufren una importante recesión si tomamos como referencia la masiva importación de ánforas vinarias de la forma Dressel 1 distribuida por estas zonas en época republicana. Las Dressel 2-4 itálicas transportaban vinos campanos y probablemente también del Lacio. Cuentan con una importante distribución en la costa mediterránea hispana, así como en Lusitania, en la ruta hacia Britannia. En el noroeste peninsular presentan también una abundante presencia, probablemente en relación con la presencia militar, penetrando ocasionalmente por el interior hasta Segovia. Sin embargo, pese a su amplia distribución geográfica, aparece en cantidades poco importantes, lo que denota, bien su competencia con los productos hispanos, o bien que envasaban vinos de reputada calidad, como el de Falerno y los vinos campanos. En los siglos II-III d. C. se comercializaron las que proponemos denominar Dressel 2 evolucionadas itálicas, que presentan una difusión inferior a las Dressel 2-4 del siglo I d. C. Se documentan en la costa catalana y balear, así como en la fachada atlántica; asimismo llegaron en el interior a Asturica Augusta y a Augusta Emerita. Esto permite constatar la recuperación de la industria vitivinícola en el área vesubiana y campana después de la erupción del Vesubio. Su presencia en ámbitos funerarios permite pensar que se importaron por contener vinos preciados que podían ser utilizados en rituales funerarios. Por otro lado, el estudio de los ejemplares hallados en Hispania, nos ha permitido establecer las características tipológicas de estas producciones. Las ánforas vinarias Dressel 6 se introducen en Hispania, con una muy escasa difusión, en la villa romana de Els Antigons (Reus, Tarragona), así como Olisipo, Scallabis, Setúbal y Augusta Emerita, en la antigua Lusitania. También minoritarias son las ánforas itálicas de base plana; conocemos dos casos de ánforas del tipo Forlimpopoli, en El Morer (Sant Pol de Mar) y en aguas de Sagunto; servían probablemente para transportar vino de la zona del Piceno. Así mismo, está presente un grupo de ánforas de base plana, que podemos denominar Robinson M 254 / Benghazi Mid Roman 1 / Ostia II, 523, producidas en Sicilia, que se fechan entre finales del siglo I y el III d. C, que tienen diversas variantes formales, y que se documentan en Dertosa, Augusta Emerita e Hispalis, aunque en proporciones muy reducidas. Otras producciones son las Richborough 527, ánforas de Lípari con amplia cronología entre época de Augusto y finales del siglo III o inicios del IV d. C., que transportaban alumen de dichas islas, y que presentan una discreta distribución en la costa mediterránea y en DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA 405 RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA Lusitania, con una penetración hacia el interior en Asturica Augusta y en Segobriga. Las Dressel 21-22, o cadi, se identifican en escasas cantidades en Barcino, Lucentum, Caesar Augusta y Olisipo. Finalmente, las ánforas Schorgendorfer 558, contenedores datados entre mediados del siglo I y finales del II d. C., que transportaban olivas de la zona adriática de Italia, y de las que se conoce en Hispania un único ejemplar, hallado en Olisipo. En definitiva, aparte de los tipos minoritarios a los que nos acabamos de referir, debemos reseñar la dispersión de vinos laciales y campanos envasados en las Dressel 2-4 itálicas, que tienen una amplia difusión tanto en la costa mediterránea como en la atlántica de Hispania, lo que debe explicarse tanto por el aprovisionamiento de los enclaves militares del noroeste peninsular como por la continuidad del transporte hacia la Galia y Britania. Sin embargo, la cantidad en que aparecen en los distintos yacimientos es escasa, y contrasta vivamente con la abundancia de las Dressel 1 de época tardorepublicana, lo que probablemente una pérdida de competitividad frente a los productos hispánicos, así como que posiblemente envasaron vinos itálicos de calidad, como el de Falerno. En los siglos II y III d. 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