Estudios sobre el Mensaje Periodístico
2000, n.º 6: 193-213
ISSN: 1134-1629
Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el
envés de la actualidad
MONTSE MERA FERNÁNDEZ
Colaboradora honorífica del Departamento de Periodismo I. UCM
RESUMEN
Cuando sólo faltan algunos meses para la celebración del vigésimo aniversario de su
muerte, Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo (Lugo) 1911-1981) es ya reconocido como uno de
los mejores escritores españoles de este siglo. Sin embargo, todavía son pocos los que conocen al mindoniense en su faceta de periodista. Ligado al periodismo la mayor parte de su
vida, fue director de Era Azul y Faro de Vigo, desempeñó tareas directivas en Vértice y Vida
Gallega, trabajó como redactor en Faro de Vigo, y colaboró casi a diario en numerosos
periódicos y revistas durante cincuenta años. De toda esta actividad, hoy sobreviven sus artículos, la mayor parte de ellos todavía vigentes a pesar del paso del tiempo, como muestra de
un articulismo moderno y de calidad.
Entre los miles de artículos que Cunqueiro nos dejó, destacan sobre todos los pertenecientes a la serie “El envés” –publicada en Faro de Vigo durante veinte años (desde el 4 de
junio de 1961 hasta el 22 de febrero de 1981)-, por constituir el más claro ejemplo de su
peculiar concepción del periodismo.
PALABRAS CLAVE: Historia del periodismo, periodismo literario, biografía literaria
ABSTRACT
When there are only a few months for the celebration of the twentieth anniversary of
Álvaro Cunqueiro's death (Mondoñedo (Lugo) 1911-1981), he's already recognized as one
of the best Spanish writers of this century. However, still there are only few who know him
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Montse Mera Fernández
Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad
in his facet of journalist. Linked to journalism for most of his life, he was the director of Era
Azul and Faro de Vigo, redeemed directive tasks in Vértice and Vida Gallega, worked as editor in Faro de Vigo, and collaborated almost daily in numerous newspapers and magazines
for fifty years. From all this activity, nowadays their articles survive as a proaf of a modern
and high quality articulism.
Among the thousands of articles that Cunqueiro left us, stand out above all the serie “El
envés” –published in the newspaper Faro de Vigo for twenty years (from June 4 of 1961
until February 22 of 1981)-, for constituting the clearest example of his peculiar conception
of journalism.
KEY WORDS: History of Spanish Journalism, Literary Journalism, Literary Biographhy
El hecho de que Cunqueiro eligiera el título de “El envés”. para la serie de
columnas publicadas en Faro de Vigo desde 1961 hasta su muerte, en 1981, no es,
ni mucho menos, un capricho. Cuando decide llamarlas así, revela una enorme coherencia entre su forma de entender el periodismo y la pretensión de demostrar la posibilidad de llevar a la práctica sus ideas sobre la información de actualidad. Las
columnas de “El envés” nacen para dar cuenta de la otra cara de la actualidad, del
envés de las noticias que, cada día, facilitan los medios de comunicación.
Para entender mejor estos artículos recurrimos, en primer lugar, a los significados que de la palabra envés aportan los principales diccionarios en lengua española
y, hecho esto, pasamos a estudiar cómo la entiende Cunqueiro, lo que nos servirá de
base para relacionar el sentido de la palabra envés con algunos de los rasgos principales del carácter cunqueiriano. De este modo, concluimos que el envés está estrechamente ligado a la forma de ser y de percibir la realidad de los nacidos en Galicia;
esto nos llevó a descubrir el envés en tres direcciones diferentes, en relación con la
imaginación y los sueños, en relación con el humor, y como parte de la propia concepción del mundo, un mundo al que hay que contemplar por el haz y por el revés
para que nuestro conocimiento sea completo.
SIGNIFICADO DE LA PALABRA ENVÉS
El estudio de los motivos que llevaron a Cunqueiro a elegir el título de “El
envés” para sus artículos en Faro de Vigo debe ser abordado desde varios frentes.
En primer lugar, es necesario precisar el significado exacto de la palabra envés.
Para la Real Academia Española, este término, derivado del latín inversum,
cuenta con tres acepciones: la primera o de uso más corriente, “parte opuesta al haz
de una tela o de otras cosas"; la segunda o familiar, “espalda” y la tercera, utilizada en botánica, “cara inferior de la hoja, opuesta al haz”.
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En el Diccionario del español actual elaborado por Manuel Seco, Olimpia
Andrés y Gabino Ramos, la palabra envés se presenta del siguiente modo: “En una
cosa plana o laminar: cara opuesta al haz. Tb. fig. Ybarra- Cabetas Ciencias 290:
El chopo… se distingue fácilmente de los demás por el pelo blanco que cubre el
envés de sus hojas. G. Pavón Hermanas 48: Halló en el envés de aquellas baldosas
de mármol antiguo… esta escritura: “Justo Martínez lo…". Delibes Madera 112:
“Rechaza, por otro lado, la ambigüedad del acto heroico, según se le mire por el
haz o por el envés".
Además de este primer significado, también recoge el de “reverso o cruz”:
“Reverso o cruz. Tb. fig. Pue 16.12.70, 30: El envés y revés de la misma moneda.
País 30.10.77, 8: Es una argumentación que tiene su envés: las dictaduras o las
autocracias también se distinguen por su desprecio (o por su codicia) hacia el arte
y el patrimonio de los pueblos. Aráuz S Ya 18.5.75, 15: Con este párroco, don
Alejandro, que es el envés del arcipreste manirroto de que nos hablara el Pascual
de Becerril, gataré un par de horas inolvidables”.
Y, como última acepción, la de “espalda”: “(raro) Espalda. Faner Flor 107:
Emilia volvió a mostrarse en el camino. Sonreía, avanzaba una pierna, los pechos
bamboleantes. Rasgaba la túnica impalpable y se ofrecía de envés”.
En el Diccionario de uso del español, de María Moliner, encontramos dos significados: “Revés. Parte de una cosa opuesta a la cara. Se emplea particularmente
refiriéndose a las telas” y “espalda”.
Por último, y para completar este breve repaso por las definiciones clásicas,
incluimos las que aporta el Diccionario de Autoridades de la Real Academia
Española:
“Lo que está a la vuelta o parte opuesta de alguna cosa, y es contrario a la
cara y haz de ella: como el envés de un paño, tela, tejido, etc” y “Lat. Tergum.
ANT. AUGUST. Dial. pl. 30. Se muestra primero la cara y después las espaldas o
el envés. GUEV. Menofpr. de Cort. cap. ult. Por manera que nos vendes, ó Mundo,
el envés por revés y el revés por envés”.
Resumiendo, puede decirse que envés es la parte de una cosa que se encuentra
opuesta a la cara o haz de la misma.
Aparte de la recopilación de los artículos de Álvaro Cunqueiro publicados bajo
el título de El envés, no existen muchas obras que contengan en su portada la palabra envés. En todas las que hemos podido localizar, este término es utilizado como
sinónimo de la otra cara de una cosa, opuesta al haz de la misma. Sin embargo, esta
otra cara, este envés, está dotado de diferentes matices, según el autor que lo analice. Veamos algunos ejemplos:
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En su libro El envés de la hoja, el académico Manuel Alvar nos habla de recuerdos, de todas las experiencias vitales que van formando a la persona. En definitiva,
muestra al lector la otra faz del profesional: sus vivencias y sus sentimientos. Alvar
identifica en esta obra el haz con su profesión, con lo que es conocido por todo el
mundo, y el envés con su vida personal, con aquello que sólo sabe él. Pero haz y
envés se complementan porque es imposible concebir el uno sin el otro. Así defiende el autor el título de este libro:
“Estas líneas son la justificación del título: esa otra faz, que el dialectólogo
acalla cuando trabaja y que, sin embargo, se acurruca, temblando y emocionada,
detrás de la membrana que hay –ya lo he dicho- rodeando el corazón para que la
sangre no se vacíe” (Alvar, 1982:8)
Antonio Ribera escribió un libro sobre ovnis y parapsicología titulado El envés
de la trama. En su prólogo, el autor explica el porqué de este título:
“(…) todo lo que ocurre pasa en esa otra dimensión mágica a la que la
pequeña Alicia se asomó: el País de las Maravillas… que no es más que la vieja
y cansada Tierra nuestra” (Ribera, 1987: 12)
Ribera sostiene que lo fantástico convive con lo cotidiano y que sólo es necesario contemplar atentamente la realidad para darse cuenta de ello. De esta forma, afirma: “El mundo en que vivimos es todavía un lugar lleno de cosas increíbles. Hay
“otra realidad” junto a la realidad cotidiana."(ibídem)
El último ejemplo en este corto repaso al sentido que algunos autores dan a la
palabra envés en sus obras es el del catedrático Joaquín Entrambasaguas. Su ensayo
La papelera volcada, el envés de las letras y algo más (1956), es el único libro que
incluye el término envés en su título con anterioridad a que lo hiciera Álvaro
Cunqueiro. En él, Entrambasaguas trata de la literatura mediocre o, lo que es más
exacto, de aquellos escritores ramplones que nunca llegarán a triunfar en las letras.
Según este autor, la literatura se divide en “los poetas geniales, los prosistas exquisitos, los dramaturgos extraordinarios, los críticos sagaces” y en “los mediocres,
los cursis, los mercenarios, los resentidos, los envidiosos…” (1956:101). Los primeros constituyen el haz de la literatura, mientras que los segundos forman su envés.
Él mismo afirma:
“es necesario conocer, lo mismo que la faz, el envés de las letras, para tener
una imagen exacta y clara de esa cabeza de Jano, bifronte del triunfo y del fracaso, para distinguir (…) perfectamente la faz del envés.” (Ibídem)
Hemos visto cómo tratan el envés tres escritores diferentes, y los tres coinciden
al entenderlo como la otra cara de algo que, además, se mantiene oculta. No obsEstudios sobre el Mensaje Periodístico
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tante, cada uno de ellos aplica este término a diferentes sujetos: Alvar se centra en
la persona, Ribera habla de la realidad y Entrambasaguas se fija en la literatura.
Las connotaciones que se derivan de sus obras también son desiguales pues, mientras que el primero muestra el envés como una parte de algo que conforma el todo y
el segundo se refiere a él como a una dimensión mágica, el último lo presenta como
la parte menos favorecida de una cosa, otorgándole un cierto sentido degradante.
SIGNIFICADO DE LA PALABRA ENVÉS PARA ÁLVARO CUNQUEIRO
Pasemos ahora a ver cómo entiende Álvaro Cunqueiro la palabra envés. Para él,
también es sinónimo de “otro lado” u “otra cara” de algo, y las expresiones que utiliza con más frecuencia para definirla son:
–
–
–
–
el otro lado de las cosas
otra parcela de la realidad
la cara secreta de las cosas
el otro lado de la vida
Así lo hace cuando trata de explicar a sus lectores por qué eligió el título de “El
envés” para sus artículos en Faro de Vigo, o cuando responde, en algunas entrevistas, a diversas preguntas sobre su forma de escribir:
“Hace un año que en esta misma página de FARO DE VIGO publico esta
breve sección cotidiana que titulé “El envés”, por un cierto gusto que yo tengo de
verle el otro lado a las cosas y dar noticias de él” (Faro de Vigo, 8.6.1962a)
“(…) da testimonio de otra parcela de la realidad” (Faro de Vigo,
29.5.1963a)
“Las cosas todas, además de su rostro, el haz, tienen una cara secreta, el
envés” (Cunqueiro, 1969a:8)
“Tengo siempre una tendencia (…) a verle a la vida su otro lado, el envés”
(cf. Molina, 1981 [Nicolás:1994: 89] )
Cunqueiro, como hemos visto, utiliza la palabra envés para denominar ese otro
lado de las cosas que permanece oculto. El envés es también la parte opuesta a la
cara, por lo que, para poder observarlo, es necesario darle la vuelta a lo que se está
mirando. Para ver el envés de algo, por lo tanto, hay que tener la intención de hacerlo, hay que ser consciente de que lo que se quiere ver es el envés.
A continuación veremos cómo esta visión tan personal de las cosas está estrechamente ligada, según el propio autor, al hecho de ser gallego, al carácter galaico.
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SIGNIFICADO DE LA PALABRA ENVÉS Y EL CARÁCTER GALAICO
Cunqueiro tiene la certeza de que todo posee un derecho y un revés. Para él, la
realidad no es plana sino que cuenta con dos rostros que es preciso conocer para así
poder aprehenderla en su totalidad. Esa otra cara de la realidad existe pero no resulta fácil de ver ya que, para conseguirlo, es necesario estar dotado de una mirada
especial. Y esta mirada especial, sin duda, la poseía él:
“Un mundo mágico es el haz del mundo, que nosotros, los pobres mortales,
estamos contemplando por el envés. Mago es quien sabe leer el anverso por los
hilos del reverso. En este sentido, los gallegos intentamos ser un poco magos.”
(Cunqueiro, 1968, cf. en Conte, 1969:3)
En esta afirmación, el propio autor establece una clara relación de causa-efecto
entre esta forma de mirar la realidad y la forma de ser del hombre gallego. La personalidad galaica, acostumbrada a convivir desde tiempos inmemoriales con fenómenos tan extraordinarios como la Santa Compaña, las meigas o los tesoros ocultos, siempre mantuvo una especial relación con el mundo de los muertos y con las
manifestaciones mágicas.
La irrupción del trasmundo en el mundo visible es un hecho que los gallegos
aceptan con toda naturalidad ya que, para ellos, ambos constituyen el haz y el envés
de una misma realidad. El escritor José María Castroviejo, paisano y amigo de Álvaro Cunqueiro, ratifica la existencia de esta otra cara de la realidad y afirma que los
gallegos son conscientes de ella porque saben mirar (1960:11):
“El mundo de la muerte penetra por todas partes en la vida real. (…) Nadie
muere sin haber sido prevenido. Todo consiste en saber “ver” el aviso."
El mismo Cunqueiro, en una conferencia titulada “O galego nas súas maxias”
pronunciada en Vigo el 21 de abril de 1963 (recogida por la Universidad de Santiago
de Compostela, 1991:39), alude a esta facultad de sus coterráneos. El hecho de que
los describa como racionales y escépticos aporta más veracidad a los testimonios de
sus paisanos sobre la existencia de ese trasmundo que ellos son capaces de percibir:
“Pobo moi racional e escéptico, sospeitou sempre, e pódese probar co
Dumiense, que existían relacións secretas entre o home e o mundo, entre o home
e a natureza, o home e o trasmundo. (…) Tamén si que o mundo estaba poboado
por moitas máis cousas que as visibles (…)"
Para él, la importancia de esta característica de los galaicos es tal que, en una
entrevista concedida a Antón Risco e Ignacio Soldevila, al ser preguntado por sus
libros de semblanzas o de retratos de gallegos, dice:
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“(…)retratos de galegos que a min me parece que, unha vez dados, sabemos
un pouco máis do galego cotián, do galego campesiño, coas súas supersticións
(…) e cos seus ritos, as súas crenzas, a súa capacidade de establecer relacións
entre o mundo e o trasmundo, o saber que hai cousas visibles e invisibles e que
nalgún momento é posible decatarse das relacións entre unhas e outras e mesmo
chegar a ver as invisibles” (Soldevila y Risco, 1989:110)
No es extraño, por lo tanto, que retrate al pueblo gallego –y a sí mismo– del
siguiente modo:
“Somos imaginativos, nostálgicos, apasionados del paisaje natal, creedores
en cosas invisibles, sujetos a dolencias espirituales que a algunos matan, etc (…)
Y también racionalistas, escépticos, supersticiosos, albergando entre nosotros uno
de los grupos más importantes de brujos y brujas de Europa” (Arriba dominical,
1977)
Esta forma de ser de los galaicos influye, lógicamente, en su manera de entender el mundo. La parte más visible de la existencia –lo que se denomina realidadresulta para ellos tan verdadera como su cara oculta –la imaginación y los sueños–.
Siendo realidad y fantasía dos caras tan distintas de una misma moneda, el choque
entre ambas da como resultado una actitud irónica ante la vida:
La colisión entre los dos rostros opuestos de la realidad es, por lo tanto, la
causa del humor y del cierto escepticismo con el que el gallego contempla la vida.
Cunqueiro y sus paisanos, conocedores no sólo del haz sino también del envés de
la existencia, pueden permitirse analizar los acontecimientos del haz con ironía y
una cierta distancia.
Franco Grande (1973:413) entiende este fenómeno como una forma de sabiduría propia de sus compatriotas:
“Os galegos temos unha especial facilidade pra vivir en dous mundos: o
mundo real, que se nos impón; e o mundo imaxinativo, o mundo da fantasía que
nós creamos. (…) Por esta capacidade de tránsito (…) somos capaces de contemplar irónicamente a realidade; podemos “estar de volta” das cousas, de onde nos
ven esa especial sabiduría que se chama “humor”, e que é a froi máis enxebre,
máis auténtica de liberdade espritoal do home"
Y Álvaro Cunqueiro, al analizar el humor en la obra de Wenceslao Fernández
Flórez, ratifica esta teoría: (La estafeta literaria, junio 1964a:4):
“Esas grandes diferencias entre lo real y lo soñado (…) son las que ponen en
nuestros labios una sonrisa (…) La filosofía de Wenceslao consiste en la aceptación de lo soñado como la vida más vivida y el tropezón del soñador en la reali199
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dad es el núcleo del argumento. Y entonces sonreímos para continuar teniendo
esperanza"
Apuntada ya la estrecha relación existente entre la visión del envés de la realidad y la idiosincrasia del pueblo gallego, analizaremos a continuación qué clase de
conexiones dan como resultado los binomios envés-imaginación y envés-humor.
EL ENVÉS Y LA IMAGINACIÓN/LOS SUEÑOS
Para empezar, insistiremos en el importante papel que juega la forma de ser de
los gallegos en su manera de enfrentarse a la realidad. Según afirma Cunqueiro, es
habitual que los hombres de esta tierra sustituyan la realidad por la ficción, el anverso por el reverso (1981: 48):
“Muitas veces,nos seus saberes e na súa vida, o galego sustituie unha realidade por unha ficción."
Pero dicha sustitución, en contra de lo que se podría pensar, no constituye una
fuga de la vida real puesto que, para él, la realidad y la imaginación son igualmente reales. Así lo prueban sus declaraciones a un periodista de La Estafeta Lteraria,
Rafael Cotta Pinto, el tres de marzo de 1961:
“Para mí, la realidad y la fantasía tienen que ser uno y lo mismo (…) Es
curioso que los que hablan de novela realista estén dispuestos a eliminar enormes
zonas de realidad, como el apetito de ficción o las vidas soñadas plenamente"
Fueron muchas las ocasiones en las que Cunqueiro, considerado por muchos
como un escritor de textos de evasión, se rebeló contra la llamada literatura realista. Él consideraba que los autores que seguían esta tendencia sólo presentaban a sus
lectores la cara más evidente de la realidad:
“Uno de los grandes fallos de eso que llaman literatura realista, es huir de la
vida cotidiana. Sí, hablan de lo cotidiano. Pero, ¿y los sueños…?” (cf. Pedro
Rodríduez, Arriba, 22.1.1969)
Sueños e imaginación, como partes integrantes del ser humano dotados del
mismo grado de realidad que cualquiera de las circunstancias palpables que le rodean, son también reivindicados por Cunqueiro para la propia existencia del hombre
en una entrevista concedida a Maribel Outeiriño y publicada por La Región (8 de
julio de 1979):
“La parte de los sueños del hombre es tan decisiva e importante como las
otras parcelas de la vida humana"
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La imaginación y los sueños son, además, una de las múltiples formas posibles
de alcanzar la sabiduría y el conocimiento. Sin llegar tan lejos como Políades, uno
de sus personajes de Las mocedades de Ulises (1960), que afirmaba que quizás
fuera mentira todo lo que no se soñara (1960:76), cree que la imaginación puede
aportar tanto al hombre como la más tangible de sus actividades:
“El apetito de lo desconocido y de lo misterioso, es una de las condiciones de
la lucidez mental, y en definitiva sabemos tanto por ciencia racional como por
imaginación” (Cunqueiro, en Faro de Vigo, 20.7.1973)
Realidad e imaginación como dos rostros de la verdad vuelven a mostrársenos
en estas declaraciones de un autor que, en su vida personal, también parecía debatirse entre uno y otro. En su poema titulado “Ese alguén de meu que nunca volve”,
Cunqueiro demuestra una vez más que esta idea de la imaginación como envés de
la realidad no es una pose literaria sino una actitud vital:
“Ese alguén de meu que nunca volve
á auga da infancia
sen saber saír do labirinto.
Ese que é outro home que eu levo
derrubado sobre min
(…)
Verdadeiramente é como levar un morto
nada apetece e de nada se lembra
perguizoso sombrío. A seu carón vivo
e o eu que canta e volve
mira de esguello pra onde xaz
e olla como podrecen nel os soños e os anceios
(…)
Pro o eu que vive e anda
resiste e non esquence ren,
despedíndose farto de vida
cando a vida de meu a maila súa acaben.
Pro eu resucitarei, que soio volven
os que recordan, compañeiros."
(Cunqueiro, 1991:181)
Profundizando en estos versos, encontramos a un hombre con dos “yos": el imaginativo y el realista. Resulta sorprendente que, tratándose de Cunqueiro –fantasioso y soñador donde los haya–, sea el “yo” imaginativo el que luche por deshacerse
del “yo” más práctico. ¿Es posible que pensara que no habían sido suficientes todos
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sus esfuerzos, toda su obra encaminada a mostrar a los demás el envés de la vida y
a enseñarles a mirar de ese otro lado?1
La fantasía de Cunqueiro no responde solamente a una intención de entretener
y divertir a sus lectores sino que se debe a algo más profundo. Para alguien que está
convencido de que la realidad posee múltiples rostros y de que sólo es posible aprehenderla en su totalidad cuando se conocen todos ellos, mostrar el envés de las cosas
a través de la imaginación significa aportar una visión más completa del mundo:
“Al final, con nuestras invenciones, damos un rostro más complejo del
mundo, y por ende más veraz. (…) componemos la imagen de un hombre o una
edad, yendo más allá de la figura o la crónica, a buscar perfiles y sombras en
el fondo de los espejos, o en la memoria parpadeante de las estrellas”
(Cunqueiro, 1970: 8)
EL ENVÉS Y EL HUMOR
El humor, como apunta Celestino Fernández de la Vega (1983:47-48) en uno de
los más interesantes estudios hechos por un gallego sobre este tema, es, fundamentalmente, una actitud del hombre ante una situación peculiar de la vida. A través de
esta sutil forma de sabiduría, la persona consigue afrontar “a súa tediosa condición”
de forma inteligente. De forma similar lo define Ramón Piñeiro (Ínsula, números
152-153:13) cuando afirma que el humor “nace de una experiencia radical del
hombre: el sentir los límites de lo individual”.
Como hemos visto anteriormente, el choque entre la realidad y lo soñado suele
desembocar en amargura y desencanto. Pero esta clase de sentimientos frustrantes
que experimenta el hombre ante tal situación es consecuencia, además, de una percepción mutilada de la realidad. Aplicando el humor ante este tipo de situaciones
podemos ver, además del haz, el envés de la realidad, lo cual permite afrontar los
problemas con una cierta lejanía y relativizar el fracaso.
No resulta extraña, por lo tanto, la afirmación de Santiago Vilas (1968:59), para
quien el humorista no sólo ha de saber vivir el pasado, el presente y el futuro a la
vez sino que también tiene que saber ver las dos caras de la realidad:
“El humorista necesita ver el derecho y el revés (…) y todo al mismo tiempo.”
1 Recordemos que, en algunas entrevistas concedidas en los últimos años de vida, Cunqueiro mostró cierto
pesimismo a la hora de valorar su obra literaria. En una entrevista concedida a Perfecto Conde y publicada en El
País el 20-IV-1980, p. 8, el escritor hace afirmaciones como esta: “Pude y debí haber escrito más libros. No sé, no
sé. A veces pienso que no hice nada. Que no tiene importancia mayor todo lo que llevo escrito. (…) pienso que debí
haber escrito quizá las mismas cosas, pero de otra manera. Debí montar un tinglado distinto al que monté”.
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El propio Cunqueiro reconoció, en numerosas ocasiones, que poseía una disposición especial para contemplar la vida por el envés a través de la ironía:
“Tengo siempre una tendencia, incluso en los momentos sentimentales o emocionales más hondos, irónica, a verle a la vida su otro lado, el envés.” (Entrevista
con César Antonio Molina, Diario Pueblo, 7.3.1981 [cfr. Nicolás, 1994:89])
Su inclinación por contemplar las situaciones difíciles por el reverso tiene una
clara intención liberadora, de consuelo y esperanza ante la pérdida del “paraíso perdido”. En este sentido, resulta muy acertada la expresión de Cristina de la Torre
Woodhouse (1988:89), quien define la ironía cunqueiriana como “el regalo de los
dioses para el hombre que ha de vivir de cara a la muerte”.
Cuando la realidad destruye a lo imaginado, el estrecho y sagrado vínculo que
une el haz con el envés se rompe. Es entonces cuando aparece esa sensación de desarraigo, de pérdida de referentes que dota a su humor de una constante melancolía:
“(…) á parte de que a ironía sexa un exercicio intelectual de primeira magnitude, eu teño un certo sentido do humor. Suponme un grande esforzo ver o lado
tráxico das cousas e, aínda no momento máximo de traxedia, paréceme que, tanto
ou máis cá purificación polo horror hai unha purificación polo humor (…)”
(Soldevila y Risco, 1989:110)
La contemplación de la vida por el revés es el gran esfuerzo de Cunqueiro por
seguir manteniendo la tensión entre lo real y lo deseado, aún cuando ésta tensión acabe
de romperse. Los sueños existen porque forman parte de la vida del hombre, las relaciones entre el mundo y el trasmundo están ahí tal como demuestran las creencias y
leyendas de su tierra. Sin embargo, los sueños no siempre se cumplen y el trasmundo
no se manifiesta de forma evidente. Ante las dudas que aparecen entonces, ante el
temor de la no existencia de ese “paraíso perdido” y deseado, se impone la visión irónica de la vida. El mismo Cunqueiro nos da las claves de esta percepción en un artículo dedicado a la obra de Vicente Risco, con quien tanto tiene en común:
“(…) un intelectual humano, con ironía que logra que vaia da esperanza á
desilusión, co humor de tolerancia que esa mesma desilusión impón.” (Cunqueiro,
1991:85)
Martínez Torrón, en su obra La fantasía lúdica de Álvaro Cunqueiro (1980:106),
describe muy acertadamente la intención “conservadora” y optimista de la ironía
cunqueiriana:
“(…) presenta la dualidad, el choque de opuestos; pero no los destruye o
disuelve, sino que los muestra a ambos (puestos en solfa)"
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Pero la actitud irónica que adopta Cunqueiro ante la ruptura del hilo que une el
anverso con el reverso de la existencia humana es la misma que caracteriza a sus
paisanos. El humor gallego nace de ese sentimiento de inseguridad que provoca el
repentino desmoronamiento del equilibrio de su universo particular. El mismo
Cunqueiro reconoce esta peculiar actitud de los galaicos:
“Condición común que parece indispensable al gallego: una cierta ironía
frente a la vida y una cierta indiferencia ante sus cambios” (entrevista con
Baltasar Porcel, Destino, 8 de marzo de 1969:25)
Y encuentra en ella las bases del humor típico de Galicia:
“O noventa por cen das historias galegas que un pode escoitar nas nosas
aldeas teñen todas un desenlace “chusco”, como din os nosos paisanos, cunha
descarga de tensión. Aí poden estar, supoño, (…) as raiceiras diso que se chama
o humor galego.” (Soldevila y Risco, 1989:115)
La forma en la que los gallegos se enfrentan a este tipo de situaciones que lindan lo real y lo imaginario, lo terrenal y lo sobrenatural, no siempre ha sido bien
comprendida. De hecho, en muchas ocasiones se califica de humorismo absurdo
algo que el gallego ni siquiera considera humor.
Y es que una mirada irónica puede ser una forma de mostrar, junto con la evidencia más patente, el “otro lado” de lo que todos conocemos. Una forma de entender el mundo que, según Cunqueiro, poseen los nacidos en Galicia y de la que ya
dejaron constancia dos de las más importantes figuras literarias de su tierra, Alfonso
Rodríguez Castelao y Vicente Risco2:
“Moitas cousas que algúns toman por humor e que non o son porque non hai
nin a intención do humor, senon que hai unha intención de veracidade (…) hai
unha maneira de velo mundo que é nosa propia, que a ten Castelao, que a ten don
Vicente Risco (…) e coido que a teño eu.” (Morán Fraga, 1982:375)
Conociendo la forma en que Cunqueiro utilizaba el humor fuera de sus textos,
es decir, en su vida cotidiana, resultará más sencillo encontrar el verdadero significado de ese humor. Veamos cómo responde el mindoniense, desde el envés, a la pregunta que le plantea un periodista sobre un tema de máxima actualidad y, por lo
tanto, sobre el haz más manifiesto de la realidad:
2 Vicente Risco defendía la existencia de una “civilización atlántica” formada por los pueblos de Galicia,
Irlanda y Portugal, a los que atribuía una "orixinal maneira de encarar a Vida e o Universo". Cfr. RISCO, Vicente,
Teoría d´o nacionalismo galego, Orense, 1920.
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Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad
“– ¿Qué piensa de ese lío del río Ulla?
– Es grave desde el punto de vista teológico
– Pero, ¿muy grave?
– Sí, porque si ponen allí la fábrica de papel ya no podrán ser bautizados
los salmones. San Corentín, obispo de Quinper, y otros obispos bretones, bautizaban a los salmones. Por otra parte, la fábrica va a impedir que éstos suban a
visitar al Apóstol. Ya se sabe que los salmones se han convertido al Cristianismo
en el siglo VIII. Por eso estoy contra la papelera. Y más ahora que viene el Año
Santo” (Entrevista con González Luengo, El Pueblo Gallego, 28 de junio de
1953:3)
EL ENVÉS COMO PARTE DE LA “REALIDAD TOTAL”
Acabamos de ver que ese universo que Cunqueiro crea en sus obras, y sobre el
que tanto se ha escrito, no es un solamente un mundo concebido para y/o desde la
ficción. Se trata de algo más hondo: de su propia concepción del mundo.
También hemos apuntado que esta noción suya del cosmos tiene su punto de
partida en el inevitable encontronazo entre el mundo de la imaginación y el mundo
“real” en el que se vive. De este enfrentamiento surge el universo cunqueiriano, un
universo abierto y cambiante que pretende conservar la esperanza restableciendo el
equilibrio entre el ser y el estar del hombre.
En su intento de participar a los demás la diferencia entre la realidad del hombre y la circunstancia que le toca vivir, Cunqueiro resalta la existencia del envés de
la realidad. De este modo, la amargura momentánea queda mitigada por una visión
globalizadora –casi eterna– del mundo, que incluye todos los tiempos, todos los
espacios, todas las muertes y todas las vidas de todos los hombres:
“Schuhl no seu denso estudio “Imaginer et Réaliser” parez pensar que a
angustia é artificial e paralizante, e que a ensoñación, a “rêverie, l´exorcise”,
sendo muito menos fuga do mundo que adentramento ditoso” (Cunqueiro en Grial
nº 2, 1963b:180)
La memoria de la Humanidad –con su anverso y su reverso– permite contemplar con cierto alivio los problemas actuales y, a través de una renovada confianza
en los sueños, mantener la esperanza:
“Toda realidade poder ser vulnerada, ferida nos mesmos rís, pola imaxinación creadora, que si o é verdadeiramente, é máxica, i entón siñala que aquela
realidade é cambiante, xira súpeta, amosa mil caras, está feita de cen séculos a
un tempo, e sigue sendo unha realidade que o home habita. É decir, o mundo real
no que nace, vive e morre o home esencial” (Ibídem:183)
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Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad
El mundo creado por Cunqueiro, por lo tanto, no pretende buscar el paraíso
fuera de la realidad cotidiana. Muy al contrario, su objetivo es el de mostrar la realidad en toda su extensión, para lo cual es necesario seguir creyendo en el envés de
las cosas una vez que se ha impuesto el haz de las mismas.
Nos encontramos, pues, en condición de rebatir la opinión de aquellos críticos
que acusan al escritor de Mondoñedo de confundir constantemente la realidad con
la ficción. Cunqueiro no sólo distinguía muy bien la una de la otra sino que, además,
fueron muchas las ocasiones en las que él mismo estableció las diferencias entre las
dos y explicó el motivo que le hacía seguir manteniendo la tensión entre ambas.
En este punto, hay que señalar el acertado enfoque de la obra Cristina de la Torre
Woodhouse, quien analiza la obra novelística de Cunqueiro basándose en algunos
aspectos principales de la teoría del “realismo total". La razón fundamental que la
lleva a incluir a Cunqueiro entre el grupo de escritores que siguen esta tendencia es
su intención de “trascender el realismo objetivista y captar la esencia del existir”
(1979:1). Para esta autora, el propósito de Cunqueiro es el siguiente:
“(…) penetrar no sólo en el aspecto circunstancial y tangible de las cosas, su
contorno puramente físico accesible a todo, sino también el fluir interno, la vivencia que conforma esa realidad” (1979:3)
Es decir, en los términos que nosotros estamos utilizando, lo que pretende
Cunqueiro es descubrir el haz y el envés de la existencia para mostrar la realidad
completa a aquellos que no han sabido verla todavía:
“El ideólogo, el comprometido, el angustiado (…) es natural que no escuche
la sirena –“diversidad sirena del mundo"–. Está a sus filípicas, encerrado en púlpito. Pero el vago transeúnte, el gozador del siglo, el amigo del hombre libre, el
creador, ese anda con los ojos abiertos y nadie puede evitar que lo vea todo.
Absolutamente todo.” (Cunqueiro, Faro de Vigo, 5 de julio de 1964b:16)
Tras completar esta explicación de cómo influye el carácter galaico en la concepción del término envés, pasamos a abordar el envés en relación con los artículos
periodísticos. En otras palabras, el envés aparece ahora como “la otra cara de las
noticias”.
LA COLUMNA “EL ENVÉS”: LA OTRA CARA DE LAS NOTICIAS
Hemos visto que, para Cunqueiro, la palabra envés se refiere a la otra cara de las
cosas, una cara que está oculta y que, consecuentemente, es secreta. Por lo tanto,
cuando el autor decide dar el nombre de “El envés” a su columna del diario Faro
de Vigo lo hace con la intención de informar a los lectores de la otra cara de las notiEstudios sobre el Mensaje Periodístico
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Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad
cias. Cunqueiro mantiene que las noticias –al igual que todas las cosas-, poseen un
haz y un envés. El haz sería la información de actualidad en sentido estricto, es
decir, todas las noticias que contiene el periódico. El envés, sin embargo, sólo se
encontrará en su columna. Por esta razón –y a diferencia del resto de periodistas
ilustres, en cuya obra puede estudiarse qué significa para ellos la actualidad–,
Cunqueiro es el único en cuyas columnas es posible analizar “la otra cara de la
actualidad”.
De este modo, con motivo de la publicación del libro titulado El envés, en el que
se recopilaban parte de sus “enveses”, se hace hincapié en esta peculiaridad de los
artículos cunqueirianos:
“Las cosas, los periódicos, la noticia, además de su rostro tipográfico, tienen
una cara secreta, el envés (…) Es la “otra cara” de la realidad, la sustancia de la
noticia, lo que queda, la salvación de los periódicos cuando los periódicos, una
vez hojeados, entran para siempre y escarmientan en el ¿merecido? territorio del
olvido.”3
El propio autor, en el prólogo al citado libro, presenta sus artículos del siguiente modo:
“En este volumen se recoge una selección de artículos que bajo el título general de “El envés”, yo publiqué durante años en la última página del diario “Faro
de Vigo” (…) Las cosas todas, además de su rostro, el haz, tienen una cara secreta, el envés, que a veces es la más significativa, y aquella por donde el suceso o el
objeto pueden relacionarse con otros, igualmente singulares, e incluso prodigiosos.” (Cunqueiro, 1969a:8)
Cuando se cumple el primer aniversario de la publicación de la serie “El envés”
en Faro de Vigo, Cunqueiro dedica un “envés” a recordar la razón de ser de esta sección tan especial:
“Hace un año que en esta misma página de FARO DE VIGO publico esta
breve sección cotidiana que titulé “El envés”, por un cierto gusto que yo tengo de
verle el otro lado a las cosas y dar noticias de él. He contado diversas historias
fantásticas y otras reales, advirtiendo con todas ellas de la riqueza y variedad del
mundo” (Cunqueiro en Faro de Vigo, 8 de junio de 1962a:12)
Y, si en alguna entrevista es preguntado sobre el significado de su columna, responde también aludiendo a la otra cara de las noticias:
3
Información sobre la publicación del libro El envés aparecida en Faro de Vigo, 4-I-1970, p. 28.
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Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad
“(…) da testimonio de otra parcela de la realidad. Una sección mucho menos
imaginativa de lo que la gente poco avisada pueda creer” (en El Faro de Vigo, 29
de mayo de 1963a)
Por todo esto, podemos afirmar que la serie de artículos que escribió en Faro de
Vigo bajo el título general de “El envés” sirvió a Cunqueiro para poner en práctica
su particular y poco académica concepción del periodismo, de la noticia y de la
actualidad.
Su ideal de la información periodística distaba mucho de lo que ésta es en realidad. Para él, que cuestionaba las ventajas de la transmisión inmediata de noticias,
que se mostraba escéptico ante la internacionalización de la información y que aseguraba que las únicas noticias verdaderas eran las que tenían más de trescientos
años, “El envés” se presentó como la oportunidad de compartir con los lectores de
Faro de Vigo su particular visión del mundo y del periodismo.
La columna aparecía cada día en la última página del periódico, en unas ocasiones con el fin de mostrar la otra cara de las informaciones que ocupaban la portada
del diario y, en otras, con la lúdica intención de fabular sin tener en cuenta la información de actualidad. Así lo expresa el propio Cunqueiro en el prólogo de El envés
(1969a:7):
“Muchos fueron sugeridos por noticias del día, que yo creí sorprendentes y
dignas de ampliar, y otros son hijos de mi gusto de fabular, de resucitar viejas historias, de narrar hechos curiosos, o de contar de gente de mi país”
Llegados a este punto, no está de más recordar que la serie “El envés” está
compuesta, como dice el propio Cunqueiro, por dos tipos de artículos muy distintos y fácilmente diferenciables. Uno de ellos se caracteriza por presentar la
otra cara de las noticias, el envés de la actualidad periodística, mientras que el
otro está formado por relatos que nada tienen que ver con la actualidad. El primer tipo de “enveses” conforma la verdadera esencia de la sección, pues ofrece
a los lectores el reverso de unas noticias que los medios de comunicación reflejan sólo por su haz. Además, a diferencia del segundo tipo, no son invenciones,
sino hechos reales que se han convertido en noticia y que el autor contempla por
su revés.
El propio Cunqueiro, en muchas ocasiones, se mostró muy interesado en explicar que la mayor parte de los artículos de “El envés” trataban de asuntos verdaderos que, además, eran noticia. Así, en una entrevista que se le realiza en El Faro de
Vigo el 29 de mayo de1963a, define “El envés” del siguiente modo:
“Una sección mucho menos imaginativa de lo que la gente poco avisada
pueda creer.”
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En uno de los artículos de esta sección, titulado “Del señor Aramisco”, en el
Faro de Vigo del 6 de diciembre de 1962b, Álvaro Cunqueiro reitera:
“(…) yo tengo mucha menos imaginación de lo que se supone, y que lo que
pasa es que ando muy atento a lo real, y siendo un creedor , me vienen las noticias”.
Con motivo del segundo aniversario de “El envés”, escribe una columna titulada “Volando con el trueno"(Faro de Vigo, 29 de mayo de 1963a) en la que vuelve
sobre el mismo asunto:
“(…) soy el ser menos imaginativo que ande por ahí, y que lo más propio mío
es sumar noticias que muestren lo vario que es el mundo, y lo ricamente, y con
cuántas sorpresas, se puede almacenar la memoria humana”.
También deja claro (ibíd.)que es un hombre informado y que le gusta estar al
tanto de lo que ocurre en el mundo, al tiempo que reivindica “El envés” como
muestra de una actitud personal ante la vida:
“Yo, que no desconozco los grandes temas del siglo, y estoy atento a eso que
llaman la coyuntura histórica (…) quiero ayudar, en lo que me sea posible y aún
bastante más, al hombre de estos días (…) no me dejo asustar por los profesionales de la angustia, y busco en la gran peripecia humana (…) la razón de continuar”.
Por último, declara que el hecho de contemplar las noticias por el reverso no
significa evadirse de la realidad, sino que responde a su intención de seguir manteniendo la tensión entre lo real y lo deseado, de modo que sea posible observar la
actualidad con una cierta distancia. Una distancia necesaria para poder apreciar
todo el significado de tal actualidad:
“Yo no me evado ni ayudo a nadie a evadirse: me enfrento, simplemente, con
los tristes, porque creo que la tristeza traiciona la condición humana"
Con lo que hemos visto, podemos decir que “El envés” muestra la otra cara de
las noticias, la menos evidente, aquella que los medios de comunicación no brindan
nunca y que, sin embargo, es tan real y tan parte de la propia noticia como la que se
difunde. Veamos, con un ejemplo, cómo descubría Cunqueiro ese revés de las informaciones.
El 18 de septiembre de 1964, día en el que contraían matrimonio Ana María de
Dinamarca y Constantino de Grecia, Cunqueiro dedicaba su “envés” a esta boda y
lo titulaba “La griega entre vikingos” (Faro de Vigo, 18de noviembre de 1964)) La
cara de esta noticia era la información sobre la ceremonia, los invitados, las respectivas familias, es decir, todo lo que reflejaban las páginas de los periódicos ese día.
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Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad
El dorso, sin embargo, se presentaba del siguiente modo en su columna “El envés”
(1964c):
“Acaso la historia de la reina Aigala (…), tenga alguna actualidad ahora que
una princesa danesa, es decir, una vikinga, va a reinar entre los helenos. Claro que
el Basileo que desposa Ana María no es un griego propio, sino un germano helenizado”
Aunque sus “enveses” son la máxima y quizás la más lograda muestra de su tendencia a buscar el otro lado de la realidad, lo cierto es que no son los únicos.
Repasando los títulos de las series de artículos que escribió a lo largo de su vida para
distintos medios, nos encontramos con que son muchos los que coinciden en apreciar un haz y un revés en la misma realidad. Por poner sólo algunos ejemplos, citaremos sus colaboraciones en Radio Nacional de España de La Coruña: “El mundo y
sus ventanas. Novedades de todo tiempo y lugar” (emitidas entre el 8 de agosto
de1960 y el 26 de agosto de1963) y “Estampas de mi mundo. Haz y envés de
Galicia” (del 18 de enero al 1 de marzo de 1981), y su columna de La Voz de Galicia
“El mundo y su sombra” (1956-1957)
La tendencia de Cunqueiro por penetrar en el reverso de los acontecimientos
puede ser comprendida más profundamente si tenemos en cuenta su obra literaria e
incluso su propia vida.
Relacionados con su obra, resultan sobradamente ilustrativos los siguientes
ejemplos: su devoción por las leyendas populares que circulan en Galicia sobre tesoros escondidos y su querencia por los mitos de todos los tiempos. De su debilidad
por las tradicionales historias de los “mouros”, que habitan y esconden inapreciables
tesoros en el subsuelo galaico, dan testimonio innumerables artículos, conferencias,
narraciones breves y hasta algunas entrevistas. Incluso habla de ellos en su discurso de ingreso en la Real Academia Galega, titulado “Tesouros novos e vellos"(1991,
IV:395-434). Consciente de que estos antiguos relatos de lo que sucedía bajo tierra
ayudaron a que muchos paisanos gallegos comprendieran lo que ocurría en la superficie, Cunqueiro escudriñaba el lado oculto de las cosas para entender y explicar
mejor su verdadera realidad.
También en los grandes mitos de la historia quiso buscar la cara más oculta. Con
sus conocidas desmitificaciones de héroes como Orestes (1969b), Ulises (1960) o
Sinbad (1961) pretendía algo más que una nueva recreación del mito: trataba de descubrir su otra cara, la que no está expuesta a la vista de la mayoría y sólo puede ser
descubierta por la mirada de un mago como él.
De su vida, es necesario remontarse a la niñez del autor, cuando en su
Mondoñedo natal disfrutaba leyendo el periódico a los clientes de la barbería del
“Pallarego”, para encontrar las raíces de esta actitud:
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“Era un niño feliz. (…) Me gustaba hablar con los mayores. Recuerdo, por
ejemplo, al “Pallareo” (sic.), que era barbero y violinista. Le agradaba que fuera
por la barbería; yo les leía a los clientes el periódico, pero a mí manera. Añadía
a las noticias cosas de mi cosecha, las que me parecían que habían de gustarles
más, o me las inventaba sencillamente” (En Mª Dolores Serrano, La Gaceta
Ilustrada nº 640, 12.1.1969:39)
Esta forma que, cuando era niño, tenía de contar a los demás lo que sucedía en
el mundo resultó ser algo más que un juego infantil y, con el paso del tiempo, hizo
de él un periodista al estilo de aquellos juglares del Medievo que iban de castillo en
castillo recitando noticias verdaderas adornadas con invenciones propias, de modo
que resultaba casi imposible distinguir lo cierto de lo fantaseado. Al igual que estos
trovadores, Cunqueiro transformaba constantemente el relato de la actualidad e
intentaba adecuar las noticias a los gustos de su público consiguiendo, con sus noticias y sus invenciones, informar y entretener al mismo tiempo.
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