LOS PAISAJES
CULTURALES EN
EL VALLE DEL
CIGÜELA
ED. CIENTÍFICO: JORGE MORÍN DE PABLOS
Madrid, 2014
DIRECCIÓN CIENTÍFICA
Jorge Morín de Pablos
DISEÑO Y MAQUETACIÓN
Auditores de Energía y Medio Ambiente, S.A.
Coordinación técnica y diseño gráfico: Jorge Morín de Pablos y Esperanza de Coig-O´Donnell.
Maquetación: Esperanza de Coig-O´Donnell.
Impresión y encuadernación:
EDITA
Auditores de Energía y Medio Ambiente S.A.
ISBN: 978-84-942592-5-8
Depósito Legal: M-22648-2014
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incluido fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento de información sin el previo permiso escrito de los autores.
LOS PAISAJES
CULTURALES EN
EL VALLE DEL
CIGÜELA
c
Créditos
Coordinación general: Jorge Morín de Pablos.
Secretaría científica: Esperanza de Coig-O´Donnell Magro.
COORDINADORES CIENTÍFICOS DE ÁREA
Prehistoriay Protohistoria: Dionisio Urbina Martínez.
Mundo Romano: Jorge Morín de Pablos.
Antigüedad tardía: Isabel M. Sánchez Ramos.
Mundo Andalusí y Edad Media: Antonio Malalana Ureña.
COLABORADORES
Geoarqueología: Fernando Tapias Gómez.
Prehistoria Antigua: Mario López Recio.
Prehistoria Reciente: Germán López López.
Protohistoria: Catalina Urquijo Álvarez de Toledo.
Mundo Romano: Rui Roberto de Almeida.
Antiguedad Tardía y Alta Edad Media: Rafael Barroso Cabrera.
Militaria: Antxoka Martínez Velasco.
Hidráulica de la Antigüedad: Jesús Carrobles Santos.
Zooarqueología: José Yravedra Sainz de los Terreros y Verónica Estaca Gómez
Palinología, Carpología y Antracología: Manuel Casas Gallego.
Morteros: Pablo Guerra García.
AUDITORES DE ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE S.A.
DIRECCIÓN PROSPECCIONES ARQUEOLÓGICAS
Conducción Principal: Marta Escolà Martínez y Francisco José López Fraile.
Préstamo de El Esplegar: José Manuel Illán Illán y Francisco José López Fraile.
DIRECCIÓN SONDEOS ARQUEOLÓGICOS
La Quebrada: Dionisio Urbina Martínez.
La Peña I-II: Laura Benito Díez y Francisco José López Fraile.
Rasero de Luján: Ernesto Agustí García.
Casas de Luján II: Raúl Luis Pereira y Rocío Víctores de Frutos.
Pinilla I - Los Vallejos: Ana Ibarra Jímenez.
Arroyo Valdespino: Laura Benito Díez y José Manuel Curado Morales.
DIRECCIÓN CONTROL ARQUEOLÓGICO DE LOS MOVIMIENTOS DE TIERRAS
Marta Escolà Martínez, Antxoka Martínez Velasco, Marta Muñiz Pérez, Raúl da
Silva Pereira, José Antonio Gómez Gandullo, Rebeca Gandul García, Ivan González
García, Alfredo Rodríguez Rodríguez, Gonzalo Saínz Tabuenca.
DIRECCIÓN EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS
El Esplegar: José Manuel Illán Illán y Francisco José López Fraile.
La Quebrada II: Jorge Morín de Pablos y Laura Benito Díez.
La Quebrada III: Jorge Morín de Pablos y José Manuel Illán Illán.
Madrigueras II: Jorge Morín de Pablos y Dionisio Urbina Martínez.
La Peña I: Jorge Morín de Pablos y Laura Benito Díez.
La Peña II: Francisco José López Fraile y Rui Roberto de Almeida.
Llanos de Pinilla: Jorge Morín de Pablos y José Manuel Illán Illán.
Los Vallejos: Jorge Morín de Pablos y Pablo Guerra García.
Los Vallejos II: Marta Escolà Martínez, Gonzalo Sainz Tabuenca e Iván González García.
Los Vallejos III: Marta Escolá Martínez.
La Excavación - Los Mausoleos: Jorge Morín de Pablos y Ernesto Agustí García.
Las Lagunas I-II: Jorge Morín de Pablos y José Manuel Illán Illán.
Casas de Luján I: Jorge Morín de Pablos y Dionisio Urbina Martínez.
Casas de Luján II: Jorge Morín de Pablos y Ernesto Agustí García.
Rasero de Luján: Jorge Morín de Pablos y Ernesto Agustí García.
Rasero de Luján II: Marta Escolà Martínez, Gonzalo Saínz Tabuenca e Iván González García.
Ermita de Magaceda II: Jorge Morín de Pablos y Dionisio Urbina Martínez.
Villajos Norte: José Antonio Gómez Gandullo y Javier Pérez San Martín.
Villajos: Javier Pérez San Martín y Ana Ibarra Jiménez.
Pozo Sevilla: Jorge Morín de Pablos y Marta Escolà Martínez.
Arroyo Valdespino: José Manuel Curado Morales.
i
Índice
METODOLOGÍA ARQUEOLÓGICA: PROSPECCIÓN, EXCAVACIÓN,
INVESTIGACIÓN, DIFUSIÓN Y DIVULGACIÓN
13
EL TERRITORIO. DE LA PREHISTORIA A LA EDAD MEDIA
51
PREHISTORIA ANTIGUA
Los primeros Pobladores
53
PREHISTORIA RECIENTE
Los primeros asentamientos humanos
54
LA EDAD DEL HIERRO
El mundo indígena
59
LA ÉPOCA ROMANA
La presencia de Roma
61
LA ÉPOCA TARDOANTIGUA Y VISIGODA
La cristianización del Territorio
64
LA ÉPOCA ANDALUSÍ
La articulación del territorio hispanomusulmán en la cuenca
del rio Cigüela (Provincias de Cuenca y Ciudad Real)
70
LOS REINOS CRISTIANOS
La repoblación temprana de la cuenca del Cigüela
(Provincias de Cuenca y Ciudad Real)
76
Los Yacimientos
GEOARQUEOLOGÍA
89
El Valle del Cigüela
LAS OCUPACIONES HUMANAS EN
LA VEGA DEL VALDEJUDÍOS
99
LAS LAGUNAS
La producción de miel en época romana en
el territorio de Segóbriga. Saelices. Siglos I
y II d.C.
373
CASAS DE LUJÁN
Una villae romana en el ager de Segobriga.
Saelices. Siglos I-III d.C.
393
CASAS DE LUJÁN II
Notas sobre el fin de la Guerra Civil española
en la provincia de Cuenca. Saelices. 1939
415
EL ESPLEGAR
Nuevos datos para el conocimiento de la Edad del
Bronce en la submeseta sur. Carrascosa del Campo.
III-II milenio B.P.
105
MADRIGUERAS II
Un vicus en el territorio segobricense.
Carrascosa del Campo, siglos V a.c. al V d.C.
121
RASERO DE LUJÁN II
Las producciones cerámicas en el territorio
segobricense. Saelices. Siglos I-III d.C.
425
LA QUEBRADA III
Nuevos datos para el estudio del poblamiento de
la Prehistoria Reciente en el entorno del arroyo del
Valdejudíos. Carrascosa del Campo. III al I milenio B.P.
141
RASERO DE LUJÁN
Rasero de Luján, Casas de Luján y Vallejos.
Vías y caminos en el entorno de la ciudad de
Segóbriga. Saelices. Siglos I-III d.C.
481
LA QUEBRADA II
Una granja hispanomusulmana en la vega del
Valdejudíos. Carrascosa del Campo. Siglos IX-XI
159
499
LA QUEBRADA II
Un asentamiento hispanovisigodo en la vega del
Valdejudíos. Carrascosa del Campo. Siglos VI-VIII d.C.
ERMITA DE MAGACEDA
Un asentamiento frustrado de la primera
repoblación de Uclés en el cauce del Cigüela.
Villamayor de Santiago. Siglos XII-XIII d.C.
175
LAS OCUPACIONES HUMANAS EN EL
TERRITORIO DE SEGÓBRIGA
LAS OCUPACIONES HUMANAS
EN EL CURSO BAJO DEL CIGÜELA
197
LA PEÑA I
El sistema hidráulico de abastecimiento de aguas
a la ciudad de Segóbriga. Carrascosa del Campo y
Saelices. Siglo I d.C.
207
LA PEÑA II
Una explotación vitivinícola en el ager
segobricense. Saelices. Siglos I-III d.C.
239
LLANOS DE PINILLA
Un espacio productivo altoimperial en el territorio
segobricense. Saelices. Siglos I-III d.C.
271
LOS VALLEJOS
Una villa en el territorio segobricense. Saelices.
Siglos I-III d.C.
305
CAMINO DEL ESCALÓN - MAUSOLEOS
Nuevos datos para el conocimiento del suburbium
segobricense. Saelices. Siglos I-VIII d.C.
355
511
VILLAJOS NORTE
Una necrópolis de los inicios de la Edad del
Hierro de Villajos. Campo de Criptana. Siglos
VII-V a.C.
515
VILLAJOS
Un hábitat hispanomusulmán en la Mancha
alta. Campo de Criptana. Siglos IX-XI d.C.
537
POZO SEVILLA
Una casa-torre en la Mancha. Alcázar de San
Juan. Siglos I-IV d.C.
549
ARROYO VALDESPINO
Nuevos datos para el estudio de la
Protohistoria y la época andalusí en la
Mancha. Herencia. Siglos V-IV a.C. y
XI-XII d.C.
593
BIBLIOGRAFÍA
611
CASAS DE LUJÁN
RASERO DE LUJÁN
RASERO DE LUJÁN
RASERO DE LUJÁN, CASAS DE LUJÁN
Y VALLEJOS. VÍAS Y CAMINOS EN EL
ENTORNO DE LA CIUDAD DE SEGÓBRIGA
Jorge Morín de Pablos , Rafael Barroso Cabrera, Jesús Carrobles Santos y Pablo Guerra García1
Área de Arqueología Clásica y Tardoantiguedad de AUDEMA
Con motivo de la construcción de la “Conducción principal del abastecimiento de agua potable a la Llanura manchega” se han excavado diferentes yacimientos en el ager de la ciudad de Segobriga. Este conjunto de yacimientos se encuadra en los típicos enclaves
hispanorromanos de tipo agrícola/transformador, con una pars rustica y fructuraria, algunos con posible pars urbana, lo que permite
clasificarlos sin mayores problemas como villae. Estos enclaves productivos se sitúan en dos zonas claramente diferenciadas. La primera de ellas, localizada al sur de la ciudad, siguiendo el curso del Cigüela. Este sería el caso de Casas de Luján y Rasero de Luján o
de otros de menor entidad como Las Lagunas. Este primer grupo presenta muy probablemente una cronología más antigua -algunos
como Rasero de Luján de época del Principado- y están en relación con el curso del río y la vía que accedía a la ciudad desde el Sur,
que también se ha podido documentar en las excavaciones efectuadas. El segundo grupo posee con una cronología posterior y parece
estar directamente relacionado con el sistema de abastecimiento de agua a la ciudad. El acueducto que transportaba el agua a Segóbriga aprovechaba los manantiales del curso del Valdejudíos, situado a más de diez kilómetros al Norte de la ciudad, así como otros
manantiales que va agregando caudal a medida que se aproxima a la ciudad. Los yacimientos localizados estarían en función de esta
construcción y la van jalonando a un lado y a otro. Éste parece ser el caso de los yacimientos de La Peña II, Llanos de Pinilla y Los Vallejos. En el caso concreto de La Peña II se ha podido documentar cómo en la segunda fase del yacimiento, fechada en torno a finales
del siglo I d.C., se produjo la incorporación de dos de los spiramina dentro de un gran patio, seguramente para su aprovechamiento
privado. Finalmente hay que señalar que ambos casos la ocupación no parece superar una cronología más allá del siglo III d.C., lo que
parece avalar la "clara conexión de los mismos con la vida económica de la ciudad", que sufre una crisis importante en este periodo.
1. EL MEDIO FÍSICO: GEOLOGÍA E HIDROGEOLOGÍA
La zona de estudio se encuadra dentro del curso alto la cuenca alta del río Cigüela. Éste tiene una longitud de 225 km y nace unos 35
km aguas arriba de la zona de estudio, cerca del puerto de Cabrejas a 1.080 m de altitud. El Cigüela presenta un régimen netamente
pluvial, determinado por una fuerte dependencia con respecto a la estacionalidad de las precipitaciones, llegando a quedar seco en
algún mínimo mensual. Este régimen de precipitaciones sería, sin embargo, algo diferente en época romana, ya que para esta época
se produjo un óptimo climático caracterizado por un régimen de precipitaciones algo más elevado que el actual.
1 Departamento de Arqueología, Paleontología y Recursos Culturales
Auditores de Energía y Medio Ambiente, S.A.
Calle Santorcaz, 4. 28002 Madrid.
www.audema.com jmorin@audema.com
El Greco 2014.
Museo Sefardí.
483
La red hidrográfica actual empezó a instalarse a finales del Plioceno, con la consiguiente disección del relieve, al tiempo que se
producía su basculación hacia el oeste. Ya durante el Pleistoceno se afianza el encajamiento de la red principal y se inicia el de la
red secundaria. El encajamiento de la red hidrográfica afecta desde los relieves mesozoicos de la Sierra de Altamira, aflorantes en
el yacimiento de Los Vallejos, el cerro de Cabeza del Griego donde se asienta el yacimiento de Segóbriga o el cerro a cuyo pie se
encuentra el enclave de Casas de Luján. Los yacimientos de Casas y Rasero de Luján se situaron en una posición elevada respecto
a la llanura de inundación, aunque la vía transcurre en parte dentro de dicha llanura, en un tramo donde ésta se estrecha desde los
350 ms. hasta los 100 ms. Estos estrechamientos se producen cuando el curso fluvial atraviesa los afloramientos mesozoicos de las
alineaciones de la Sierra de Altamira.
El nivel medio de inundación para un ancho de unos 350 m se encuentra entre 1 y 5 m, aunque en períodos de recurrencia de 50 o
100 años este nivel puede ser mayor, al igual que en zonas de estrechamiento del fondo de valle, como es el caso de la zona objeto
de estudio, donde los depósitos asociados a la avenida pueden alcanzar mayores cotas.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de entender la topograf ía de la ciudad es el fenómeno de las avenidas del Cigüela. En este
sentido, Segobriga parece haber tenido una topograf ía muy similar a la de la antigua Toletum, caracterizada por su situación en un
cerro prácticamente rodeado totalmente por el curso del Cigüela a excepción de un punto que es precisamente por donde tendría
lugar la entrada principal a la ciudad. Esta entrada estaba jalonada por necrópolis de diferentes épocas, así como por los principales
edificios públicos. Esto explicaría el sorprendente abandono de las obras de construcción del circo, cuya causa principal debió ser
el hecho de que se dispuso en parte sobre la llanura de inundación del río y varios de sus afluentes.
2. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA INGENIERÍA VIARIA EN ÉPOCA ROMANA
La civilización romana estaba ligada ineludiblemente a la creación de un eficaz sistema de calzadas que pusiera en comunicación
todo el vasto territorio sujeto a su dominio. La economía romana descansaba en buena parte sobre esa red de carreteras aptas para
el transporte pesado que, además de una función militar de control de territorio evidente, posibilitaba la redistribución de bienes
de consumo a lo largo de territorios muy alejados entre sí. Existían diferentes tipos de vías, aunque pueden distinguirse dos tipos
principales en atención al promotor de la obra, esto es, vías públicas o vías privadas. Curiosamente en las excavaciones arqueológicas desarrolladas en el territorio de Segóbriga se han podido documentar ambos tipos. Las primeras, aunque en ocasiones
hayan podido tener un origen militar, estaban más bien orientadas hacia intereses puramente económicos y comerciales. En este
sentido, la vía documentada en los yacimientos de Casas y Rasero de Luján parece seguir el curso del Cigüela con el fin de conectar
la ciudad de Segóbriga con Consabura. En principio habría que desechar la idea de una reutilización del antiguo camino de época
prerromana para defender una configuración del mismo a partir del Principado, aunque seguramente siguiendo una ruta transitada
desde tiempo atrás.
Durante la construcción de una calzada romana se seguían diferentes fases que van desde la deforestación inicial del terreno, la
explanación previa del mismo o la ejecución de terraplenes en terrenos llanos, la delimitación del firme mediante bordillos, la
cimentación de la calzada con una capa de piedras (hérisson), el relleno de las capas intermedias con el consiguiente apisonado
para compactarlas y la cubierta con capa de rodadura de materiales de menor grosor, bien de zahorra o de jabre. A pesar de que la
imagen de las calzadas romanas se asocia a trazados enlosados, sólo en el interior de las ciudades y en sus alrededores inmediatos
las calzadas iban recubiertas de una capa superior de losas o adoquines. Sin embargo, como apunta Moreno Gallo, hay que aclarar
que las calles de las ciudades no pueden ser consideradas como carreteras, sino como vías urbanas y, por tanto, con una función
distinta. Este autor recuerda un texto muy explícito del emperador Juliano en el que se describe de manera detallada el proceso de
construcción de una carretera y que sirve para entender el proceso en el caso del ejemplo documentado en Segóbriga:
(…) La marisma estaba sembrada de piedras que se veían echadas en estos sitios intencionadamente, pero bien rejuntadas sin argamasa y contrariamente a la forma en la que proceden en las ciudades para acabar las calzadas, acumulando sobre estos cimientos
grandes cantidades de tierra, a la vez que ciñendo las piedras unas contra otras como en un muro.
484
Otro autor, Estacio (Silvas 4 3 40-45) describe con exquisito detalle en forma versificada el proceso de construcción de la vía Domitia. Según el testimonio de Estacio, en primer lugar se trazaban los surcos (sulcos) y se marcaban los bordes (limites). Luego se
rellenan las trincheras (fossas) y se consolidaba el cimiento (gremium) para asentar la capa superior (summum dorsum) con objeto
de que el suelo no ceda, y sobre ésta se disponía una capa de cantos (saxis) que se aprietan. Finalmente, se colocaban los bordillos
(umbos) y las cuñas (gomphis) que delimitaban los lados del firme. En este caso, además, se empleó material de cementación (una
argamasa de cal y cemento procedente de cenizas volcánicas) semejante al hormigón (Moreno Gallo, 2004: 125ss y 144ss).
En realidad, tal como refieren las diversas descripciones literarias, las vías romanas se construyeron con materiales sueltos (áridos
o piedras de procedencia natural), normalmente sin utilización de conglomerantes (cemento, cal, betún). La capa de cimentación
estaba compuesta por un relleno de piedras de tamaños gruesos y su espesor o potencia variaba en relación a la calidad del suelo
sobre el que se asentaba la calzada. Por encima de esta cimentación se colocaba una capa intermedia de piedras de mediano diámetro y potencia variable también. Sobre esta última capa se colocaba la capa de rodadura, compuesta por materiales pétreos de
menor diámetro, generalmente rodadas y de gran dureza (cuarcitas, dioritas o, en su defecto, calizas duras). Este material se solía
encontrar bien en graveras o bien en lechos fluviales y, por sus características, constituían un elemento fundamental para el transporte tanto de bestias como de carruajes (Moreno Gallo, 2004: 118ss.).
En este punto conviene rechazar una vez más las ideas formuladas por Bergier en 1622, discutidas ya por autores como Chevallier
o Adam y que, sin embargo, continúan muy extendidas en la arqueología española. Bergier, supuestamente basado en los escritos
de Vitrubio, planteaba la existencia de tres tipos de vías romanas: calzadas enlosadas (stratus lapidibus), afirmadas (iniecta glarea)
y explanados sin firme (terrenae). Al mismo tiempo suponía la construcción a base de sucesivas capas de firme, desde el cimiento
de piedra de gran grosor (statumen), el rudus de piedra machacada y el nucleus de tierra. Después de los estudios de Chevalier y
Adam, fuera de nuestras fronteras, o de Moreno Gallo en España, la teoría de Bergier ha sido rechazada por completo, incluyendo
la pretendida autoría de Vitrubio (Adam, 2002: 300ss.; Chevalier, 1997: 108ss.; Moreno Gallo, 2004: 121).
En general, los ingenieros romanos actuaron guiados por principios prácticos en función del tipo de terreno que debían atravesar,
aunque siempre siguiendo un esquema similar en cada caso: una regularización previa del terreno, una capa de cimentación de
espesor variable y una capa superior de rodadura compactada. Precisamente uno de los principales problemas con los que tuvo que
lidiar la construcción de calzadas fue el de los efectos indeseados que provoca el agua. De hecho, puede decirse que si hubo una
constante en la construcción viaria romana no fue otra que la de evitar terrenos mal drenados. Para ello se recurría muchas veces a
la colocación de la vía en alto, sobre un terraplén cimentado sobre grandes rocas. Esto era lo habitual cuando no había más remedio
que cruzar grandes extensiones de llanuras inundables que, es el caso que nos ocupa en uno de los tramos documentados en las
excavaciones de Segóbriga. Otras veces se evitaba en lo posible construir obras de drenaje transversal a base de cruzar los cursos de
agua cuando éstos habían recibido todos o la mayor parte de sus afluentes. A este respecto conviene señalar que se ha documentado
la construcción de tarjeas para el paso de escorrentías y arroyos bajo el trazado de muchas de las vías romanas. Más frecuente, sin
duda, era el drenaje de zonas pantanosas a base de zanjas de desagüe o canales. Sin duda la excavación de cunetas de drenaje para
evitar la erosión del agua fue un recurso bastante habitual en la ingeniería romana.
Más excepcionales, aunque contamos con buenos ejemplos, era el recurso a la construcción de puentes. En España apenas se conoce poco más de una treintena de puentes que puedan ser catalogados con seguridad de época romana. Los ejemplares conservados
son todos ellos de gran calidad constructiva, si bien de una variedad mayor de la que se presume con frecuencia: los hay de pequeño
aparejo (puente de los Esclapes en Frejús), de sillares de gran tamaño (Cerezo de Río Tirón, Burgos) o ejemplares en los que se mezclan múltiples aparejos: ladrillo, granito y hormigón (Alcantarilla de Mérida). Existe además una cierta homogeneidad en cuanto
a las técnicas y materiales empleados para la construcción de puentes de carreteras y puentes de acueductos, como se observa en
los ejemplos de Alcantarilla de Mérida y Frejús (Durán Fuentes, 1996 y 2001; Moreno Gallo, 2004: 100-107). En el territorio de
Segóbriga parece clara la existencia de un puente en Casas de Luján, ya que en ese punto se produce un encajamiento del curso del
Cigüela que coincide con el paso de la vía desde la margen derecha a la izquierda. Con todo, los restos arqueológicos documentados
no son sin embargo concluyentes y sería necesario un estudio más detallado de los mismos.
485
3. LAS VÍAS ROMANAS EN LA PROVINCIA DE CUENCA
Las vías romanas del territorio correspondiente a la actual provincia de Cuenca fueron objeto de estudio a finales de la década de
los 80 por S. Palomero Plaza2. Este autor describe las dos calzadas romanas que atravesaban el territorio conquense, sirviéndose
para ello del estudio de las fuentes y del seguimiento de los restos arqueológicos a ellas asociados.
La primera de ellas se dirigía desde la Bética hacia Caesaraugusta y se corresponde con la vía XXXI del Itinerario de Antonino
(Item a Laminio Alio Itinere Caesar Augusta……249 m.p.). Esta vía aparece recogida también en los Vasos de Vicarello (CIL XI 3
281), donde se citan tres mansiones (Libisosa, Parientinis y Salticis) que, aunque situadas en la provincia de Albacete, son punto
de partida para reconocer el trazado de la vía por Cuenca. En parte aparece citada también en el Ravennate, donde se nombra a las
mansiones de Saltigi y Lebinosa.
Desde la mansio de Laminio, en Ciudad Real, esta vía entraba en la provincia de Cuenca por ad Putea, paraje reducido a algún
punto entre Ledaña e Iniesta, desde donde se divide en tres tramos: el primero de ellos, probablemente una ruta secundaria, llega
hasta Valeria después de atravesar Campillo de Altobuey y Almodóvar del Pinar. Desde Valeria se encaminaba hacia Bílbilis o Molina de Aragón atravesando la serranía conquense por Albalate de las Nogueras y Priego. El segundo trayecto se correspondería
con la vía XXXI del Itinerario de Antonino: ad
Putea-Valebonga (entre el balneario de Yémeda y
Cardenete)-Urbiaca (entre Carboneras y Reíllo)Albonica (en Salinas del Manzano)-Agiria (en el
límite provincial con Teruel)-Carae (cerca de Albarracín) y desde allí a Daroca y Caesaraugusta.
El tercer itinerario se dirige hacia el levante desde
Iniesta hasta Valencia por Requena y Utiel y apenas afecta a la provincia de Cuenca.
La segunda calzada es la que más nos interesa
por su relación con Segóbriga. Se trata de la vía
Carthago Nova-Segóbriga y su bifurcación hacia
Complutum y Ercávica-Segontia. Es una calzada
de importancia vital, dado que comunicaba el interior peninsular con uno de los más importantes
puertos de Hispania. Según Palomero, esta vía se
bifurcaba en las cercanías de Segóbriga en dos ramales: uno que pasaba por Ercávica y se dirigía
hacia Segontia y otro que iba hasta Complutum.
El Anónimo de Rávena es la única fuente antigua
que recoge esta vía:
4. LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en los yacimientos de Rasero de Luján, Casas de Luján y Vallejos han aportado
interesantes datos para ampliar nuestro conocimiento de la red viaria en el entorno inmediato de la ciudad de Segóbriga, así como
de las diferentes técnicas empleadas.
2 S. Palomero Plaza, Las vías romanas en la provincia de Cuenca. (Cuenca, 1987).
486
4.1. RASERO DE LUJÁN II AMPLIACIÓN. ¿UNA VÍA EN LA LLANURA DE
INUNDACIÓN DEL CIGÜELA?
Durante el desarrollo de los trabajos de control arqueológico de los movimientos de tierra se detectó la presencia de nuevos restos
arqueológicos al sur del Sector Suroeste. Los
niveles arqueológicos aparecieron a 2 metros
de la cota de superficie y se encontraban colmatados por sedimentos correspondientes a la
llanura aluvial del Gigüela, donde se acumulan
sucesivos niveles de inundación (lodos y arcillas plásticas).
La retirada de los lodos entre las piedras de
las mismas configura una superficie en planta de aproximadamente 3,50 metros de longitud (todo el fondo de la zanja) por 2 metros
de anchura (de extremo a extremo de la planta
documentada). Intercalado al mampuesto se
localizan los materiales arqueológicos (hueso, cerámica, metal y material constructivo).
A ambos lados de la estructura se documenta,
en el perfil Norte, una bolsada de material arqueológico de grandes dimensiones. Este nivel
se caracteriza principalmente por la alta plasticidad de los sedimentos donde se contextualizan los materiales.
En el perfil Sur también se documenta una bolsada de materiales arqueológicos pero con un
sedimento más suelto y arenoso. Los perfiles
Este y Oeste (los que forman parte de la propia zanja) no presentan elementos destacables
más que la continuidad de la estructura por
debajo de éstos.
Localización del yacimiento.Planta y sección de las
estructuras de Rasero de Luján.
487
Vista de planta con indicación de las unidades estratigráicas.
Las unidades estratigráficas documentadas durante la limpieza de la estructura son las siguientes:
U.E. 100: unidad estratigráfica de superficie. Se caracteriza por una fuerte alteración fruto de los desmontes ejecutados en toda la
zona.
U.E. 110: estrato de relleno formado por abundante material arqueológico precipitado desde la cota superior hasta prácticamente
el nivel freático. Esta bolsada queda en forma de talud, teniendo el apoyo superior en la estructura de mampostería (en concreto
la U.E. 300). La matriz del sedimento es muy arcillosa con abundantes aportes de lodos. La potencia aproximada es de unos 2,50
metros hasta la superficie, mientras que la anchura es de 2,20 metros desde el desmonte hasta el contacto con la U.E. 300.
U.E. 111: estrato arqueológico de relleno situado en talud, paralelo a la mampostería de la estructura principal, y simétrico a la U.E.
110, también de relleno arqueológico. Las características son prácticamente las mismas que ésta, salvo por tener una matriz ligeramente menos limosa. Los materiales arqueológicos hallados se caracterizan por tener la misma cronología del conjunto, siendo
sobre todo fragmentos de galbo de cerámica común, fragmentos de terra sigillata y hueso de macro-vertebrados. Tiene la misma
potencia que la U.E. 110 (unos 2,50-3 metros) y una anchura ligeramente inferior (1-1,70 metros). Apoya directamente sobre la
estructura de mampostería, generando un talud hacia la cota de obra. Se caracteriza también por tener soterrados un grupo de
estacas de profundidades variables, dos de ellas trabando el mampuesto a modo de tablestacado.
U.E. 200: estructura construida formada por una mampostería de cantos calzados y trabados con juntas de arcilla. La limpieza y el
rebaje de las U.U.E.E. 100 y 111 (estratos de relleno) ha permitido la documentación en planta de un mampuesto de 3,50 metros
de longitud por 1 metro de anchura aproximado. En el perfil Sur quedan
documentadas cuatro hiladas de dicha edilicia, las cuales apoyan directamente sobre un nivel muy limoso, el cual corresponde al nivel geológico de
llanura aluvial. Apoyado a la U.E. 200 se documenta una serie de estacas,
dos en el perfil Sur (U.E. 202 y U.E 203) y una tercera (U.E. 204) en el parapeto Norte de la estructura, entre ésta y una segunda edilicia que responde a la U.E. 300. En el perfil Noroeste (límite de la zanja de excavación) la
estructura se adosa a una tercera (U.E. 201), la cual se pierde por el corte.
U.E. 201: estructura de mampostería de idénticas características a la U.E.
200. Se adosa a ésta en el perfil Noroeste y se pierde por fuera del corte de
Vista de la estaca de la U.E. 202.
488
excavación. Las longitudes aproximadas son de 2,20 metros de longitud. La anchura es desconocida,
ya que queda fuera de la zanja de
excavación. Queda esta estructura
solapada también a la U.E. 111 y
soterrada por la U.E. 100.
U.E. 202: estructura identificada
como una estaca de madera a modo
de pilar basto, de sección rectangular
y ligeramente alabeado. Sobresale de
la U.E. 111 unos 25 cm. pero su profundidad debe ser mayor (al menos
hasta los niveles de limos de la terraza). Tiene una sección de 7-9 cm.
U.E. 203: segunda estaca identificada
en el parapeto Sur de la mampostería
principal (U.E. 200), con similares
características formales y materiales.
Sobresale algo menos del estrato, por
estar más deteriorada.
Vista general de la estructura una vez excavada.
U.E. 204: tercera estaca situada entre el parapeto Norte del muro de mampostería (U.E. 200) y una segunda estructura muy deteriorada, también de mampostería (U.E. 300). Esta estaca queda prácticamente al mismo nivel en planta que la anterior, formando
un tablestacado lineal a ambos lados del mampuesto. Se hinca en el nivel geológico de los limos aluviales.
U.E. 300: estructura construida de mampostería de cantos con traba de arcilla en las juntas. Su estado de conservación es peor que
el mampuesto al que se adosa (U.E. 200), pero comparten un mismo ámbito de actuación. Las dimensiones son aproximadas a éste
(3 metros de longitud por 2 metros de anchura), aunque la profundidad es menor, ya que se han perdido las hiladas superiores.
Tiene una forma irregular, con una alineación en el perfil Sur más o menos lineal (coincidente con la U.E. 200) mientras que en el
perfil Norte es angulada, con sendos salientes a 1 metro de distancia uno del otro. Junto al perfil Sureste se pierden los paramentos,
a modo de derrumbe, mientras que por el perfil Noroeste se mete por el corte.
U.E. 301: estrato de relleno localizado en una oquedad generada en el mampuesto de la U.E. 300. Dicho relleno es muy limoso,
acompañado de algunos fragmentos cerámicos, y con una profundidad aproximada de 40 cm. La interfaz y el fondo coincide con la
última hilada de mampostería de la U.E. 300.
U.E. 302: estrato arqueológico correspondiente a un derrumbe de la estructura de mampostería de la U.E. 300.
U.E. 400: oquedad y lastra de piedra
situados en un punto central del pontón, sin relación con la estructura general y parcialmente derruido.
U.E. 401: interfaz de la oquedad generada en un punto intermedio de la
U.E. 300. Tiene unas dimensiones
aproximadas de 1,10 metros de longitud por 0,65 metros de anchura. Su
profundidad es de unos 40 cm.
Vista de alzado del muro (U.E. 201).
489
ESTUDIO DE MATERIALES DE RASERO DE LUJÁN II
En lo relativo a las cerámicas, se pueden distinguir dos grandes bloques, típicos de dos momentos cronológicos distintos.
El conjunto de materiales más antiguos se encontraba mezclado de forma indiferenciada con los más recientes, y se recuperó de los
estratos que se apoyaban y amortizaban la estructura identificada. Se trata de cerámicas comunes, de cocina y de mesa, bien como
grandes y pequeños contenedores de almacenaje y/o de cocina -tinajas, ollas/urnas, cuencos - con pastas y cocciones bastante
similares.
En lo que se refiere al repertorio cerámico típicamente romano, se pueden distinguir fragmentos de bordes, fondos y asas pertenecientes a ollas de cocina, y sobre todo otros atribuibles a contenedores de mayor dimensión, seguramente destinados al almacenaje,
como pueden ser ollas de despensa, tinajas y dolia.
La pervivencia en el tiempo de la mayoría de estas formas y tipos es considerablemente amplia, por lo que apenas se puede avanzar
una cronología relativa para las mismas, grosso modo comprendida entre el siglo I y el III d.C.
En lo que concierne al segundo bloque, el de las cerámicas finas de mesa, la terra sigillata es, sin lugar a dudas, el tipo predominante, aunque sea un tipo cerámico con escasa representatividad numérica y porcentual en Rasero de Luján, al contrario de lo que
suele ser común. El análisis preliminar de las mismas revela que son en su gran mayoría de origen hispánico, particularmente del
valle del Ebro, muy probablemente con origen en los alfares del gran complejo productor de Tricio. Están seguramente presentes
las producciones decoradas, que tienen sus orígenes en las formas decoradas gálicas, concretamente el cuenco Drag. 37A (70-300
d.C.). La mayor parte de los fragmentos de Drag. 37A son delgados y cortos, más característicos de una primera fase (70-200 d.C).
A pesar de que algunas de estas formas tengan también una cronología de producción y uso algo dilatada en el tiempo, como puede
ser el caso de la Drag. 37A, la gran mayoría de los motivos y gramáticas decorativas documentadas hasta el momento (decoraciones
metopadas, alternadas con motivos vegetales y animales, estando igualmente presentes, pero en número claramente inferior, las
decoraciones con círculos concéntricos y aras), así como la calidad de las pastas y los engobes aplicados en las mismas indican una
adscripción altoimperial.
Respecto al tercer bloque, el de las cerámicas de
construcción, a la par de los fragmentos de ímbrice
recogidos destaca la presencia de tegulae, la característica teja plana, que, en conjunto con la anterior,
era utilizada en las típicas techumbres de época romana. Por otra parte, hay que indicar la existencia
de pequeños ladrillos romboidales, frecuentemente
utilizados en la construcción de opus sectile.
Detalle cerámicas U.E. 110.
490
El análisis conjunto del material nos revela que las
formas y tipos presentes son típicos de dos momentos cronológicos distintos, pero que se han podido
suceder de manera continua en la ocupación del
yacimiento. Asimismo, tenemos por un lado un
conjunto artefactual que podríamos genéricamente atribuir a un momento tardío de la II Edad del
Hierro -propios o con claras connotaciones de un
Celtibérico o Ibérico Tardío- o al inicio de la romanización local, y por otro un conjunto de cerámicas de producción local y de importación típicas
del mundo romano, seguramente atribuibles a la
dinastía julio-claudia y flavia, o quizá a momentos
posteriores relativamente cercanos.
4.2. CASAS DE LUJÁN III. DESMONTES EN ROCA
Los zanjeos previstos en la zona afectaban a
un total de 132 m2, que se han dividido en 4
sectores:
1) Sector A: Es el sector más septentrional de
la excavación, con una superficie estimada
de 39,88 m2.
2) Sector B: Se corresponde con el sector
centro-occidental de la excavación, con
una superficie estimada de 101,04 m2.
3) Sector C: Se corresponde con el sector
centro-oriental de la excavación, con una
superficie estimada de 74,70 m2.
4) Sector D: Es el sector meridional de la excavación arqueológica, con una superficie
estimada de 43,5 m2.
Plano de situación del área excavada y plantas de los sectores.
El camino documentado en Casas de Lujan III (Saelices) es un camino de unos 3 metros de anchura, salvo en la zona de la peña
recortada, donde probablemente se ensanchaba hasta los 5 metros para facilitar las maniobras de los carros. Como puede verse en
la sección el camino drenaba de manera natural desde la roca o peña hacia el río con un pequeño desnivel creado artificialmente.
Respecto a la longitud del camino empedrado, los trabajos arqueológicos han conseguido documentar un total de 32,20 metros, y se
sabe que la estructura continuaba hacia el norte. Hacia el sur los perfiles evidencian que el camino no bordea la peña para dirigirse
hacia el Este, como evidencia claramente el corte D-1, por lo que el camino enlazaría necesariamente con el puente.
El corte de la roca se realiza para dar una solución al trazado del camino romano. El recorte de la piedra se hizo para que el camino
siguiera a la misma cota. En el camino se detectó en las zonas más deprimidas del terreno un importante relleno de piedra. Estos
rellenos se identificaron en varios de los perfiles, como en el corte B-2. Además se utilizó para el relleno posterior tierra de las
inmediaciones del cerro, donde hubo posiblemente una ocupación protohistórica, refrendada por los materiales cerámicos de la
Edad del Hierro documentados.
Tras nivelar el terreno con estratos fuertemente compactados (UU.EE. 20, 21 y 22), se procedió a pavimentar con piedra de pequeño
tamaño. Son pequeñas piedras de caliza grisácea algo redondeadas.
El camino antiguo no dispuso nunca de mortero. No obstante, la presencia puntual de un fino mortero muy duro evidencia la
existencia de algunas reparaciones posiblemente posteriores. Posteriormente, el camino fue finalmente amortizado en el siglo XX,
momento en el que se construyó un nuevo camino con bloques calizos, muy aristados de color rojizo. Finalmente, la estructura se
cubrió en parte con un pavimento de cemento de unos 10 cm de anchura, justo en la zona central del Sector B.
Restos del puente romano y vista general del desmonte en roca.
491
A continuación se incluye un listado con las Unidades Estratigráficas definidas en el proceso de excavación arqueológica:
UE. 10: Se trata del camino propiamente dicho, compuesto por pequeños cantos calizos y cuarcíticos. En lo que se refiere a las
relaciones estratigráficas la UE. 10 está cubierta por las UU.EE. 100, 101, 102 y 150, y cubre a las UU.EE. 20, 21 y 22.
UE. 20: Se trata de una superficie horizontalizada en el sector A. Es un estrato de color marrón claro, de textura arcillosa, muy
compacto. Destaca la presencia de cerámica oxidante fina y algún fragmento de terra sigillata. Esta unidad estratigráfica está cubierta por la UE. 10.
UE. 21: Es una estructura de preparación del camino, conformada por un manto de color marrón claro, de textura arcillosa, muy
compacto, con presencia escasa de piedras. Los materiales recuperados son análogos a los de la UE. 20. Esta unidad estratigráfica
está cubierta por la UE. 10 y cubre a la UE. 31.
UE. 22: Se trata del estrato de preparación del terreno para la construcción del camino. Es de color marrón claro, con textura arcillosa,
compacto, con materiales análogos a los de la UE. 20. Esta unidad estratigráfica está cubierta por la UE. 10 y cubre a la UE. 32.
UE. 30: Es un estrato de color amarillo, estéril desde el punto de vista arqueológico, ya que no conserva materiales. Esta unidad
estratigráfica está cubierta por la UE. 20 y cubre a la UE. 40.
UE. 31: Es un estrato de pequeña potencia de color amarillento con gravillas sueltas sin compactación alguna, y sin materiales
arqueológicos asociados. Esta unidad estratigráfica aparece cubierta por la UE 21 y cubre a la UE. 48.
UE. 32: Se trata de un estrato de escasa potencia (3 cm. de grosor), con gravillas en un sedimento de color amarillento, sin compactar, y sin materiales arqueológicos. La unidad estratigráfica está cubierta por la UE. 22 además de cubrir 3 estructuras diferentes,
las UU.EE. 43, 44 y 47.
UE. 40: Se trata de un estrato potente correspondiente a la colmatación natural del terreno, procedente de arrastres aluviales y desprendimientos de la peña contigua, de color marrón-negruzco, sin compactación y presencia esporádica de material pétreo. Han
aparecido algunos fragmentos rodados de cerámica de cocción oxidante adscribible a la Edad del Hierro. La unidad estratigráfica
aparece cubierta por la UE. 30 y cubre a las UU.EE. 45, 50 y 70.
UE. 41: Es un estrato natural, formado por depósitos fluviales con fragmentos del desprendimiento de roca de la peña que se cortó.
La potencia del estrato es notable, teniendo más anchura cerca del río, donde existe una acumulación mayor de raíces. Por tanto tiene un color negruzco-marrón,
de textura suelta, donde se han documentado grandes bloques de piedra. También se han documentado
cerámicas de cocción reductora de
la Edad del Hierro. La unidad estratigráfica aparece cubierta por la UE.
48, colocándose por encima del sustrato geológico.
Corte de la excavación en inmediaciones del desmonte en roca.
492
UE. 42: Se trata de una colmatación
natural del terreno, proveniente de
arrastres aluviales y fragmentos de
roca procedente del desprendimiento de la peña contigua. Es un estrato
potente, de color marrón-negruzco,
de textura suelta, sin compactación,
con presencia esporádica de material
pétreo. Se ha documentado algún
fragmento de cerámica reductora.
Este nivel aparece cubierto por las
UU.EE. 43, 44 y 47 y cubre a la UE.
46.
UE. 43: Se trata de un nivel natural,
de color gris oscuro, de textura arcillosa, compacto, con ausencia de
pedregosidad, sin materiales arqueológicos asociados. Esta unidad estratigráfica cubre a la UE. 42 y aparece
cubierta por la UE. 32.
UE. 44: Es una unidad estratigráfica
correspondiente a un relleno de color
ocre, de textura arenosa y suelta, con
abundancia de fragmentos pétreos
de diferentes tamaños. No se han
encontrado materiales arqueológicos
asociados. Esta unidad estratigráfica
está cubierta por la UE. 32, y cubre a
su vez a la UE. 42.
UE. 45: Se trata de un estrato natural
de color gris claro, con textura arcillosa, muy compacto, con escasez de
piedras, algún caliche y sin materiales
arqueológicos asociados. Esta unidad
estratigráfica aparece cubierta por la
UE. 40 y cubre a la UE. 60.
UE. 46: Se trata de un estrato natural
de color gris claro, de textura arcillosa, muy compacto, con escasez de
piedras, algún caliche y sin materiales
arqueológicos asociados. La unidad
estratigráfica aparece cubierta por la
UE. 42 y cubre a la UE. 62.
UE. 47: Es un relleno con conglomerado de bloques de piedra, de color
marrón, de textura arcillosa, poco
compacto y suelto, y no dispone de
materiales arqueológicos asociados.
Este nivel aparece cubierto por la UE
cubre a la UE 42.
Plantas y secciones de los sectores.
32 y
UE. 48: Relleno de color ocre, de textura arenosa, suelta, con piedras de diferentes tamaños. No se han encontrado materiales arqueológicos asociados. La UE. 48 está cubierta por la UE 31 y cubre a la UE 41.
UE. 50: Nivel de relleno con una gran concentración de piedras dentro de un paquete de sedimentos arcillosos sueltos de color
negro, sin compactar. No se han documentado materiales arqueológicos en esta unidad estratigráfica. La UE. 50 aparece cubierta
por la UE. 40 y cubriendo a la UE 60.
UE. 60: Estrato de color ocre, de textura arcillosa, muy compacto y netamente plástico y estéril en lo que se refiere a materiales
arqueológicos. Se ubica por encima del sustrato geológico y está cubierto por las UU.EE. 45, 50 y 70.
UE. 62: Nivel de color ocre, de textura arcillosa, compacto y plástico, sin materiales arqueológicos. La UE. 62 aparece por encima
del sustrato geológico.
UE. 70: Se trata de un estrato de relleno natural, de textura arcilloso-limosa, compacto, de color negruzco, con muy poca pedregosidad, sin materiales arqueológicos. La unidad estratigráfica cubre a la UE 60 y está cubierta por la UE. 40.
UE. 100: Se trata de un nivel de coloración amarilla, de textura arcillosa y con bloques de pequeño tamaño, muy compacto. Entre
los materiales arqueológicos recuperados destacan algunos fragmentos de cerámicas de cocción reductora. Este estrato está cubierto por la UE 200 y cubre a la UE 10.
UE. 101: Se trata del pavimento moderno localizado en el sector D. Es de color amarillento, con una textura arcillosa, muy compacto, con presencia de bloques de mayor tamaño que los del camino antiguo, de color rojizo. En lo que respecta a los materiales
arqueológicos este estrato ha sido completamente estéril. La UE. 101 cubre a la UE. 10 y está cubierta por la UE. 201.
UE. 102: Se trata del pavimento moderno localizado en el sector D. Es de color amarillento, con una textura arcillosa, muy compacto, con presencia de bloques de mayor tamaño que los del camino antiguo, de color rojizo. En lo que respecta a los materiales
arqueológicos este estrato ha sido completamente estéril. La UE. 101 cubre a la UE. 10 y está cubierta por la UE. 201. Entre los
materiales arqueológicos merece la pena destacar la presencia de piezas de metal (algunos fragmentos de hierro y un casquillo de
latón), así como fragmentos de cerámicas comunes de cocción oxidante. La UE. 102 aparece cubierta por la UE. 150 y la UE. 202,
cubriendo a su vez a la UE. 10.
UE. 150: Se trata de la unidad estratigráfica que se corresponde con el nivel de cemento del siglo XX, sin materiales arqueológicos.
La UE. 150 está cubriendo a la UE 102 y está cubierta por la UE. 202.
UE. 200: Es el nivel superficial, de color negruzco, con alto contenido en material orgánico, sobre todo raíces y algunos carbones,
de naturaleza arcillosa aunque suelto, donde se documenta cerámica de cocción reductora. La UE. 200 no está cubierta por ninguna
unidad estratigráfica y cubre a la UE. 100.
UE. 201: Es el nivel superficial, de color negruzco, con alto contenido de material orgánico, sobre todo raíces y algunos carbones, es
de naturaleza terrosa-arcillosa, suelto, poco compacto, de pedregosidad escasa. No se han documentado materiales arqueológicos
en este nivel. La UE. 201 cubre a la UE 101, pero no está cubierta por ninguna estructura estratigráfica, pues es el tope superior de
la estratigraf ía.
UE. 202: Es el nivel superficial, de color negruzco, con alto contenido de material orgánico, sobre todo raíces y algunos carbones,
es de naturaleza terrosa-arcillosa, suelto, poco compacto, de pedregosidad escasa. Documentación de cerámica reductora.
En cuanto a la UE. 202 no está cubierta por ninguna estructura, y cubre las UU.EE. 102 y 150.
UE. 203: Es el nivel superficial del sector C, único documentado en este sector, de color negruzco, con alto contenido de material
orgánico, sobre todo raíces y algunos carbones. Es de naturaleza arcillosa, suelto, poco compacto, de pedregosidad escasa. Ausencia
de materiales arqueológicos en esta unidad estratigráfica.
La UE. 203 se ubica sobre el sustrato geológico (roca) y no está cubierta por ninguna estructura arqueológica.
5. CONCLUSIONES
Las excavaciones arqueológicas desarrolladas en el ager segobricense han aportado nuevos datos que permiten documentar la articulación del mismo a través de la construcción de diferentes vías de comunicación, tanto públicas como privadas.
En el caso del tramo localizado en Rasero de Luján, éste parece corresponderse con la vía que viene desde Consabura -Consuegray que discurre por la margen derecha del Cigüela. Esta vía se construyó sobre la llanura de inundación del río, ganando terreno
firme a base de clavar estacas de madera y colmatando el terreno con el fin de garantizar un firme seguro y alejado de las crecidas
estacionales.
Al llegar a Casas de Luján, la vía cambia su trazado a la margen izquierda del Cigüela, presumiblemente a través de un puente.
Aquí, la técnica empleada es muy diferente, ya que se rebaja la roca para mantener una pendiente constante y con una altura suficiente con objeto de evitar las crecidas del río. Los taludes que se dejaban en la roca eran prácticamente verticales. En roca firme
494
y dura, de composición homogénea y estable por su buzamiento, el tallado era costoso por su dureza, pero muy vistoso y con gran
permanencia en el tiempo. En estos casos se esmeraba el trabajo realizándolo de forma verdaderamente artesanal. Los ejemplos
más espectaculares se conservan en Italia: en Donnas, en la vía Item a Mediolano per Alpes Graias Viena, Vía Franccigena o Strada
delle Gallie en Italia-Val de Aosta, en el recorrido desde Eporedia (Ivrea) hasta el Collado del Pequeño San Bernardo por Vitricum
(Verrés), Augusta Praetoria (Aosta), la Vía Salaria en Antrodoco, la Vía Apia en el Taglio de Terracina, la Vía Consular Campana
entre Capua y Puzol. En la Galia existen ejemplos tan interesantes como el tallado en las calizas blancas de la vía de Sommières a
Boiserón en la Provenza o en la vía de montaña que comunicaba Cularo (Grenoble) con Italia a través de Brigantium (Briancon) y
el Col de Mongenevre. En Hispania destacan los llamados Codos de Larouco en Orense y varios vestigios de desmontes originales
en roca con tallados espectaculares de la vía romana de Asturica (Astorga) a Bracara (Braga), como en Peña Tallada y la Ruterta
(Retuerta). Destacan a su vez los entalles de pizarra efectuados en la Vía de la Plata conservados en la provincia de Cáceres. En la vía
romana de Caesaraugusta a Laminio, en la provincia de Zaragoza, destaca también un tramo de desmonte en roca de pizarra sobre
la que fue entallada taludes a doble escalón y con doble berma entre los pueblos de Cariñena y Mainar. En la vía romana de Lérida a
Huesca se pueden observar entalles en roca arenisca muy bien trabajados como en Alcalá del Obispo (Huesca). Otros ejemplos de
desmontes en roca, en este caso en yeso, se encuentran en el curso medio del río Ebro, en la vía de Italia a Hispania, entre Belsinone
(Mallén) y Cascantum (Cascante) y entre Calagurris (Calahorra) y Pompaelona (Pamplona) (Moreno Gallo, 2004).
Finalmente, en el caso de los tramos localizados en el yacimiento de Los Vallejos nos encontramos con un camino privado de acceso
a la villa. Se han podido localizar el acceso principal a la parte residencial, que cuenta con un firme parecido a las calzadas, así como
un camino secundario para los carros.
En los dos sectores excavados (este y oeste) de la excavación de “Vallejos III”, situados al este de “Vallejos I” se han documentado
dos tramos de un camino empedrado y su muro de contención en zonas de vaguada.
495
El muro lateral es una obra especial para salvar las vaguadas existentes. Es muy común la construcción de muros laterales de caminos a media ladera. Se conocen imponentes muros de contención, sobre todo en Italia (ej. en la Vía Flaca, para sujetar la carretera
a media ladera entallada en roca; entre Terracita y Formia, en el lugar llamado Punta de Trepani, etc.), y Francia, aunque el muro
objeto de estudio es de pequeña entidad, ya que la función era contener el terreno en zonas de vaguada de arroyuelos y pequeñas
escorrentías. En la Península Ibérica se conservan también pequeños muros en algunas vías, si bien la mayoría de los muretes que
se conocen hacen dudar de si se trata de bajos muros o de altos bordillos debido a sus reducidas dimensiones. La Vía de la Plata, en
el tramo al norte de Cáceres, es probablemente uno de los sitios en los que aún pueden encontrarse mejores ejemplos de este tipo
de construcción en la Península Ibérica. El llamado “Lomo de la Plata” en Garrovillas constituye un excelente ejemplo de muretes de
gran longitud, o los que presenta la misma vía en las laderas del Cerro Garrote, al norte del río Tajo. En aquellas zonas donde se han
efectuado excavaciones arqueológicas es donde se han podido apreciar mejor este tipo de muretes laterales, sobre todo en las zonas
de mayor altura donde eran necesarios para mantener la rasante. Otro ejemplo de este tipo de obra se encuentra en la vía de Julia
Lepida Celsa (Velilla de Ebro) a Ilerda (Lérida), junto a la Balsa de Velilla, cerca de la primera ciudad romana (Moreno Gallo, 2004).
En el caso de Los Vallejos, el camino parece ser un ramal o camino secundario (acti) de época altoimperial que parte de forma
rectilínea desde la calzada romana que parte de Complutum (Alcalá de Henares) y se dirige a Carthago Nova (Cartagena), pasando
por Segóbriga en dirección este-oeste hacia el área de producción y transformación de “Vallejos I”. Aunque sólo se ha excavado una
parte del área meridional de Vallejos I, este camino secundario llegaría por el este hasta la zona intermedia del enclave.
Del mismo modo, se ha documentado un camino privado (Iter privata) en el área Norte de excavación del yacimiento de “Vallejos
I”, entre el p.k. 6+300 y 7+320. Este camino, que inicia su recorrido en la pars urbana de “Vallejos I”, discurre en dirección suroeste,
siguiendo las curvas de nivel y una vaguada existente, para llegar a Segobriga. Se trata de pequeños caminos privados que comunicaban las villas y áreas de producción y transformación del ámbito rural. Los Magistri pagi se encargaban de recaudar entre los
particulares los fondos para el mantenimiento de los caminos. La anchura media de una vía privada venía a ser de unos 2,50 a 4 m
de anchura, sensiblemente menor que la de una vía pública.
La intervención ha permitido detectar en dicho camino una serie de rebajes realizados sobre el terreno producidos por el tránsito
de carruajes. Hay que decir, sin embargo, que en las calzadas, incluso en aquellas emplazadas sobre lechos de roca, se colocaban
capas de firme para la necesaria regularización y la consecución de una rodadura cómoda. Ejemplos claros de rodadas en carretera
romana se hallan en la Puerta de Donnas (Aosta-Italia) (1,60 m.), la Puerta de Bons (Mont de Lans-Francia) (1,40 m), la Vía Apia,
el tramo enlosado al sur de Roma (1,44 m, 1,46 m. y 1,49 m.), en la Vía Domitia, en Mèze (Francia) (1,30 m), en la Vía Domitia en
varios puntos del ascenso al Col de Panissars y en el propio Col (1,50 m.), en la Vía de Italia a Hispania, en Huesca-San Jorge (1,30
m) y en la Vía Nova, en Oulego (Orense) (1,40 m.) (Moreno Gallo, 2004).
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LÓPEZ FRAILE, F.J.; GUERRA GARCÍA, P. y RODRÍGUEZ-AVELLO LUENGO, L. (2012): Rasero de Luján, Casas de Luján y Vallejos. Vías y caminos en el entorno de la ciudad romana de Segobriga. Nuevo Miliario, 14, Julio 2012, 3-19.
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URQUIJO ÁLVAREZ DE TOLEDO, C. y URBINA MARTÍNEZ, M. (e.p.): La producción de vino y aceite en el territorio de Segóbriga: Espacios Productivos y comercialización, en Conferencia Internacional TICCIH (Requena, 2011).
497