Alteridad. Revista de Educación
p-ISSN:1390-325X / e-ISSN:1390-8642
http://doi.org/10.17163/alt.v12n1.2017.06
Vol. 12, No. 1, enero-junio 2017, pp. 68-78
Alfabetizando al alfabetizador: Mujeres
hispanas en un nuevo contexto social
Educating the Educator: Hispanic women in a new
social context
Investigación
Luis Javier Pentón Herrera
Doctorando
Concordia University Chicago - USA
luis.penton@gmail.com
Ángel A. Toledo López
Sistema Universitario Ana G. Méndez, Universidad del Este – Puerto Rico
atoledo@suagm.edu
Recibido: 7 de noviembre de 2016 / Aceptado: 13 de diciembre de 2016
Resumen
Abstract
La población hispana en Estados Unidos continúa
aumentando establemente y de forma rápida. Este incremento fértil y constante de hispanos ha reorganizado el
matiz social del país y expone a los inmigrantes a unas
realidades sociales, lingüísticas y educativas no conocidas
anteriormente. Estudiantes inmigrantes hispanos aprendices del idioma inglés son inmersos en un sistema educativo completamente desconocido y se enfrentan a un reto
lingüístico que necesitan rebasar de forma diligente para
tener éxito en sus escuelas. A su vez, los padres inmigrantes atraviesan otros retos similares en sus ambientes laborales en los cuales el idioma y otros componentes sociales
les dificultan el éxito profesional y el involucramiento en
las escuelas de sus hijos. Este artículo expone las realidades de los estudiantes hispanos y las madres hispanas en
Estados Unidos a través de los ojos de cuatro madres
hispanas inmigrantes. Mediante la entrevista profunda,
este trabajo expone el impacto que tiene la participación
parental en el desenvolvimiento escolar y académico de
los estudiantes hispanos en Estados Unidos.
Descriptores: ELL, HSS, BLL, consorcio parental,
inmigrantes hispanas, estudiantes hispanos.
The Hispanic population in the United States
continues growing steadily and rapidly. This fertile and
constant growth has reorganized the country’s social
milieu and exposes immigrants to social, linguistic and
educational realities that were previously unknown.
Hispanic immigrant English Language Learners are
immersed in a completely unfamiliar academic system,
and face linguistic challenges that must be overcome
if they are to be successful in school. In the same
way, immigrant parents undergo similar challenges in
their work environments in which language and other
social barriers impede their professional success and
involvement in their children’s academic life. This work
presents the experiences of Hispanic students and
mothers in the United States through the eyes of four
Hispanic immigrant women. In depth interviews were
used to test for the impact that parental involvement
has in the academic development of Hispanic students
in the United States.
Keywords: ELL, HSS, BLL, parental involvement,
immigrant women, hispanic students.
Forma sugerida de citar: Pentón Herrera, Luis & Toledo López, Ángel (2017). Alfabetizando al alfabetizador: Mujeres
hispanas en un nuevo contexto social. Alteridad, 12(1), pp. 68-78.
Alfabetizando al alfabetizador: Mujeres hispanas en un nuevo contexto social
Introducción
La población hispana se duplicará en cantidad
para el año 2060 (Buró del Censo de Estados
Unidos, 2014). Es alarmante que el sistema educativo estadounidense no brinda a muchos estudiantes hispanos las herramientas necesarias para
aprender inglés (Schneider, Martinez, y Owens,
2006), hacerse biletrados (Pentón Herrera y
Duany, 2016) o graduarse (Balfanz et al., 2014).
Esto provocará que, para el año 2060, se cree en
Estados Unidos una brecha social y educativa
aún mayor que dividirá generaciones de familias
hispanas iletradas cuyos abuelos, padres e hijos
no recibieron la educación necesaria para ser
exitosos en sus vidas profesionales (Putman, et
al., 2016). Contribuir al desarrollo de las futuras
generaciones de estudiantes hispanos en Estados
Unidos cobra, entonces, gran importancia.
La población actual de estudiantes hispanos
que asiste a las escuelas primarias y secundarias en
Estados Unidos se divide en dos grupos principales: (1) estudiantes inmigrantes hispanos aprendices del idioma inglés (ELLs por sus siglas en
inglés) y (2) estudiantes hispanos que nacieron y
crecieron en Estados Unidos, conocidos como hispanoparlantes por herencia (HSS por sus siglas en
inglés). A pesar de que existe una gran diferencia
en las realidades sociales y académicas de los ELLs
y HSS, estudios demuestran que ambos grupos de
estudiantes hispanos tienen un bajo rendimiento
académico (Jacobs, 2016; Sparks, 2015). Por su
parte, los HSS usan el español limitadamente. Esto,
unido a la fuerte influencia que tiene el idioma
inglés sobre sus vidas, tiene un impacto en el desarrollo de destrezas de alfabetización académica en
ambos idiomas (Viola y Stefan, 2014).
Estudiantes inmigrantes de México,
Guatemala, Honduras y El Salvador son actualmente la población de estudiantes ELLs de mayor
crecimiento en las escuelas primarias y secundarias en Estados Unidos (Ferris y Raley, 2016).
Una reciente publicación de Pentón Herrera y
Duany (2016) destaca las necesidades académicas y lingüísticas de esta población estudiantil e
introduce el concepto aprendiz binario de lenguajes (binate language learners o BLL por sus siglas
en inglés) para describir a una gran proporción
de estudiantes inmigrantes de estos países. Los
BLLs son estudiantes que, además de ser ELLs,
son iletrados, o tienen bajo aprovechamiento en
sus destrezas lingüísticas en su lengua materna
(L1), en este caso, español. Los BLLs llegan a las
aulas estadounidenses con grandes deficiencias
en destrezas lingüísticas en español que no fueron satisfechas en sus países natales. El problema
es que las escuelas en Estados Unidos no tienen
los recursos necesarios para llenar estas brechas.
Como consecuencia, los padres se convierten en
la fuente de apoyo más poderosa y en el puente
que contribuye a crear redes de apoyo entre sus
hijos, la escuela, la comunidad y el hogar. Estas
redes de apoyo brindan la fortaleza necesaria
para que los estudiantes se integren al proceso
académico, tomen control de su proceso educativo y salgan airosos en el desarrollo de destrezas
académicas y de lenguaje.
Muchos estudios sugieren que la participación de los padres en los asuntos académicos
de sus hijos menores es clave en el éxito de estos
últimos. Esto es particularmente cierto en el caso
de estudiantes hispanos que asisten a escuelas
en Estados Unidos (González et al., 2014; Hugo
López, 2009; LaBahn, 1995; Panferov, 2010). Por
el otro lado, otros estudios demuestran el impacto negativo que tiene la falta de participación
parental en nuestra sociedad, nuestras escuelas
y el éxito académico de estudiantes hispanos
(LaBahn, 1995). Sin embargo, no existen muchos
estudios que discutan las diferencias culturales y
definan específicamente qué significa la participación parental.
Este estudio se enmarca en teorías sociológicas sobre roles sociales y motivación para
auscultar cómo las madres hispanas se convierten
en vehículos catalizadores del éxito académico
de sus hijos. El estudio evalúa las posturas de
madres inmigrantes hispanas que participaron
de entrevistas profundas para analizar su sentir
acerca de la importancia de educarse como adul-
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tas. Llegadas a la adultez, estas mujeres tenían la
opción de trabajar o no y estudiar o no con el fin
de lograr sus propósitos. Algunas utilizaron su
propia educación como vehículo para promover
el éxito estudiantil de sus hijos. Otras, valoraron
su rol de madres dentro del núcleo familiar y
optaron no seguir sus metas académicas. El estudio proveyó una oportunidad particular para evaluar tres principios esenciales: cómo la educación
para adultos promueve el éxito académico de los
hijos; cómo la educación para adultos promueve
la participación parental en las escuelas de sus
hijos; y, qué motivaciones o situaciones viabilizan
que las madres inmigrantes hispanas opten por
educarse y busquen mejores oportunidades laborales al llegar a Estados Unidos.
Fundamentación teórica
El impacto del consorcio parental en el éxito académico de los estudiantes es un tema que ocupa
a maestros, administradores y generadores de
política pública. En el campo de la educación,
la participación o consorcio parental se define
como la interacción de los padres con las escuelas
y con sus hijos para promover el éxito académico
de estos últimos (Kim y Hill, 2015). La participación parental se extiende no sólo al ámbito escolar, sino también al hogar. Esto significa que el
consorcio parental incluye el compromiso de los
padres para proveer, constante y consistentemente, recursos necesarios para que sus hijos alcancen
el éxito en el ambiente académico
Varias investigaciones discuten la relación
que existe entre el consorcio parental y el éxito
académico de los hijos (Goodall y Montgomery,
2014; Harris y Goodall, 2008; Kim y Hill, 2015;
Wilder, 2014). Estudios destacan el compromiso laboral como uno de los impedimentos más
importantes para lograr que los padres se integren al proceso educativo de sus hijos (Harris y
Goodall, 2008). A este se le unen el desconocer
el idioma y el analfabetismo que impide que los
padres engranen en el proceso académico y se
involucren más en las escuelas. Como consecuen-
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cia, se han diseñado muchos programas para proveer a los padres la oportunidad de involucrase
activamente para promover el éxito académico
de sus hijos (Harris y Goodall, 2008). Estos programas identifican a los padres como agentes del
éxito académico de los menores y cuenta con ellos
para garantizar que los estudiantes tengan una
oportunidad equitativa y justa de lograr sus metas
educativas y profesionales.
El compromiso que los padres asumen en
el hogar establece los cimientos para la exitosa
ejecutoria académica de los hijos. Wilder (2014)
encontró que el involucramiento parental tiene
un impacto fuerte y positivo en el desarrollo de
hábitos de estudio en los menores y en su posterior éxito académico. Este estudio identificó una
correlación existente entre el involucramiento
parental en el hogar y el aprovechamiento académico de los hijos. Cuando los padres se involucran en la vida académica de sus hijos desde el
hogar, los estudiantes obtienen mejores calificaciones y son más exitosos en la escuela. De igual
modo, Harris y Goodall (2008) afirman que el
involucramiento parental en el proceso de aprendizaje de los hijos provoca enormes diferencias en
el aprovechamiento académico de estos últimos.
Esto implica que los padres tienen que involucrarse activamente en establecer normas, y guiar
y trabajar con sus hijos estudiantes en la casa. Este
compromiso activo por parte de los padres tiene
un efecto positivo en el aprendizaje subsiguiente
y en el éxito profesional de los menores (Harris y
Goodall, 2008).
Cuando los padres se involucran en la
escuela, se crea una sinergia padre, hogar y escuela. Goodall y Montgomery (2014) encontraron
que el involucramiento parental es instrumental en el proceso de regeneración de ambientes
escolares particularmente en escuelas en las que
los niños no están ejecutando según esperado.
Además, los padres, como coeducadores en las
escuelas, contribuyen a mejorar la cultura escolar. El involucramiento parental es un reflejo del
interés que tienen los padres en el éxito académico de sus hijos. Por tal razón, los padres que se
Alfabetizando al alfabetizador: Mujeres hispanas en un nuevo contexto social
involucran activamente, fortalecen las relaciones
familia-escuela y promueven el éxito de los hijos
desde el hogar. Tomando esto en consideración, es imperativo considerar qué motivaciones
viabilizan que los padres inmigrantes hispanos
desarrollen las destrezas necesarias para su mejoramiento y para brindar apoyo a sus hijos.
Este análisis obliga a revisitar el tema de la
sociología de la educación e integrar el tema de
la cultura y las normas sociales establecidas. Las
normas sociales que imperan en los países latinoamericanos se trasladan a Estados Unidos con
cada inmigrante y se ponen en práctica entre grupos culturalmente homogéneos. Indudablemente,
la cultura que se experimenta en el país de origen,
particularmente los países de habla hispana, es
diferente a la que se vive en Estados Unidos. Esto
implica que, en este proceso de adaptación, se fortalecerán las prácticas sociales y culturales que se
traen consigo. Los inmigrantes buscarán identificarse con grupos similares a los suyos de manera
que puedan integrarse más eficazmente y acelerar
el proceso de adaptación. Ahora bien, mientras
más el inmigrante busca asociarse con aquellos
grupos con los que se identifica, menos se integra
a la cultura del nuevo país y menos necesidad
tiene de aprender el nuevo idioma.
Uno de los rasgos que trae consigo el
inmigrante y que implementa en el país al que
inmigra es el de los roles de género. Lewis (2003)
afirma que la diferenciación entre masculinidad y
feminidad depende de temas de identidad nacional, clase, raza, religión y etnicidad, entre otros
factores. Desde esta perspectiva, la definición de
género es socialmente construida a la luz de las
diferencias percibidas entre los determinantes
biológicos de la mujer y el hombre. Esto implica
que los roles de género, o las expectativas sociales
que se les imponen a cada persona según su género, se crean culturalmente y se asignan a la luz
de la construcción social basada en tradiciones
y costumbres. Entonces, para entender algunos
comportamientos sociales que adoptan las personas en el ámbito educativo, profesional o familiar,
es imperativo conocer las diferencias sociales que
imperan entre la masculinidad y la feminidad
(Toledo López, 2002). Las expectativas sociales
que se les imponen a los hombres y a las mujeres
impactan sus comportamientos y las decisiones
que toman a lo largo de su vida. El proceso de
socialización lleva a los individuos a entender que
deben comportarse de cierta manera para llenar
las expectativas sociales que le han sido impuestas
por razón de su sexo.
Estos patrones de conducta se recrean y se
reviven en el extranjero cuando la familia hispana
emigra al exterior. La mujer, por su parte, permanece limitada a los confines de la comunidad
hispana donde escogió vivir para facilitar su integración, mientras que el hombre rompe las fronteras del barrio o la comunidad, para exponerse a
los retos sociales, lingüísticos y económicos con el
fin de proveer para su familia. Los roles de género
que vivían en sus países de origen se reconstruyen
en el nuevo ambiente en el que la mujer permanece
bajo el control del hombre –esposo, padre, hermano o hijo– y es más o menos tratada como menor
de edad (Bullough, 1979). Según Dávila (2013), la
relación hombre-mujer entre los hispanos es una
de hombre dominante y mujer sumisa en la que
la mujer se deja llevar por normas sociales que las
construyen dependientes e incapaces de asumir
grandes responsabilidades. Esto explica porqué
la mujer hispana, al llegar a Estados Unidos, se
encierra dentro de las fronteras de su comunidad y
no se expone a aprender el idioma. Se trata de un
mecanismo de protección que, eventualmente, tendrá impacto directo en su vida y en la de sus hijos.
Foster (1994) atribuye esta costumbre muy hispana
a tres factores importantes: la disciplina militar
que ha imperado en muchos países de Centro y
Sur América; la moral católica que predomina en
las sociedades hispanas; y las creencias familiares
tradicionales hispanas que hacen que la mujer se
circunscriba a unos roles claramente establecidos.
Este fenómeno cultural trae implicaciones
serias, particularmente para la mujer hispana,
dentro del nuevo contexto social al que se enfrenta. La mujer inmigrante hispana no encuentra
razones válidas para educarse ni lingüística ni
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profesionalmente ya que, dentro de los confines
de su comunidad, otro idioma además del español
resulta innecesario. Trabajar tampoco le es requerido ya que su esposo es quien suple. Sus necesidades se establecen dentro de su nuevo entorno
para garantizar la protección que alegadamente
necesitan. Dentro del ambiente resguardado y
protegido, se comunican en su idioma y cumplen
con las labores que sus costumbres y tradiciones
les permiten. Mientras el hombre exista, ellas
atienden el hogar no solo porque ahí están protegidas, sino también porque ese es su trabajo como
mujer. La crianza de los niños les compete a ellas,
lo que también representa un reto enorme porque
no pueden integrarse al ambiente escolar de estos
ni pueden asistirlos en su proceso de aprendizaje
e integración social, cultural y lingüística.
La ausencia del hombre en el cuadro familiar y social de la inmigrante hispana provoca que
sus estructuras y necesidades se redefinan. Sus
necesidades se reorganizan y asumen un nuevo
orden jerárquico. Según Maslow (1943), las necesidades humanas se organizan jerárquicamente
desde aquellas que plantean la plena subsistencia
hasta las que competen la autorrealización. Para
alcanzar necesidades de mayor jerarquía, es imperativo satisfacer aquellas que se encuentran en la
base y que garantizan la vida y otras necesidades
humanas básicas. Alcanzar determinadas metas,
afirma Maslow (1943), motiva a los seres humanos a progresar hacia nuevos horizontes y satisfacer otras necesidades. Por ejemplo, una vez que
se tiene garantizada la subsistencia, el techo y la
cobija, puede darse paso a otras necesidades como
el mejoramiento personal, el servicio comunitario y la acción creativa. Esta teoría nos permite
comprender porqué, ante la presencia de una
figura masculina en el hogar, la mujer hispana
inmigrante en Estados Unidos no tiene motivos
para educarse, aprender el idioma inglés y buscar
integrarse a la cultura general estadounidense.
Dentro de los límites comunales y de su hogar se
siente protegida. Este sentido de protección no es
tal que le permita moverse más allá para satisfacer otras necesidades, sino suficiente para sentir
que vive con lo mínimo necesario. Se dedica a su
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familia y cumple con su rol de género, según su
cultura lo establece. El reto comienza cuando el
hombre –esposo, hijo, padre– se ausenta bien sea
por muerte, mudanza, divorcio o cualquier otra
razón. Esto reta los estándares sociales establecidos y obliga a la mujer inmigrante hispana a asumir posturas que antes no le eran requeridas. Esto
rompe sus esquemas y les obliga a moverse de su
zona de confort en un ambiente que, por mucho
tiempo, le era desconocido. La motivación, entonces, surge a causa de un cambio en su situación
de vida –la ausencia de la figura masculina– y la
mueve a adelantar sus estudios y trabajar, lo que, a
su vez, crea las condiciones para su integración en
la vida académica de sus hijos. En fin, se presenta
como una cadena de eventos que unidos, producen el enlace entre mejoramiento académico y
profesional como adulta y el desempeño positivo
de sus hijos en el ambiente escolar.
En resumen, este estudio plantea que las
situaciones sociales y culturales de la mujer hispana inmigrante establecen el marco dentro del cual
ella actúa al llegar a Estados Unidos. Mientras
se perpetúan las circunstancias que le permiten
mantener y revivir los roles de género que su
cultura le impone, ellas se mantendrán ejecutando su rol de mujer cuidadora del hogar. Ahora
bien, cuando se altera su entorno y cambian las
situaciones, surgen las motivaciones necesarias
para que ella rompa esquemas y busque satisfacer
otras necesidades que no tenía como prioridad. Al
buscar satisfacer otras necesidades, como las educativas y profesionales, se crean ambientes más
propicios para que sus hijos menores también
alcancen sus metas académicas en un ambiente
saludable y estable. Con conocimiento del inglés,
la mujer hispana inmigrante puede insertarse
en el mercado del empleo y de la educación en
Estados Unidos lo que, a su vez, le permitirá
integrarse activamente en el proceso académico
de sus hijos. De este modo, la educación adulta se
establece como un mecanismo a través del cual se
promueven los éxitos académicos de los menores.
Gráficamente, se puede resumir esta hipótesis
situacional/motivacional de la siguiente manera:
Alfabetizando al alfabetizador: Mujeres hispanas en un nuevo contexto social
Fundamentación metodológica
Para corroborar esta hipótesis, se realizaron cuatro entrevistas profundas a cuatro mujeres hispanas que inmigraron a Estados Unidos. Se utilizó
la variable de trabajo como factor de clasificación.
Dicho de otro modo, sus características son esencialmente similares ya que todas son mujeres,
hispanas, inmigrantes y madres, pero dos trabajan
fuera del hogar y dos son amas de casa. Las entrevistas son en forma de estudios de caso sobre las
experiencias de estas mujeres en el manejo de su
entorno familiar. Los cuatro casos nos permiten
analizar cómo el involucramiento, o falta de éste,
de estas madres en los procesos académicos de
sus hijos ha impactado el posterior desenvolvimiento de los jóvenes en el entorno escolar. De
igual modo, las entrevistas arrojan luz sobre las
motivaciones que tienen las madres participantes
para buscar un trabajo, aprender el idioma inglés
e involucrarse en los procesos académicos de sus
hijos.
El estudio de caso resulta ser la metodología investigativa más apropiada para este análisis.
Esta metodología permite explorar el fenómeno bajo estudio desde múltiples ópticas, lo que
ayuda a ver el carácter multidimensional del tema
(Baxter y Jack, 2008). Además, nos permite analizar el contexto dentro del cual ocurre el fenómeno
bajo estudio (Yin, 2003). Ambas de estas fortalezas permiten que el estudio de caso se utilice con
eficacia en el presente análisis. Este estudio mira
porqué las mujeres hispanas inmigrantes optan
por trabajar y aprender inglés como segundo
idioma. Se enfoca en las condiciones contextuales de cada una de ellas y mira sus historias de
vida para identificar factores que las motivaron
o no a explorar alternativas laborales y lingüísti-
cas. El análisis de estos casos permite ver cómo
las diversas circunstancias impactan de diferentes formas a estas mujeres que participaron del
estudio. Naturalmente, el análisis parte de unas
variables control que permiten ver el impacto de
las variables de estudio sobre las motivaciones y
situaciones de las participantes. La decisión que
toman estas mujeres de aprender o no un segundo
idioma y de trabajar o no nos permite comprender las dinámicas de la educación para adultos
y entender cómo la educación de las madres y
su involucramiento en el proceso educativo de
sus hijos impacta el desarrollo académico de los
menores.
De modo que, las participantes de este
estudio se ubican en uno de dos grupos: aquellas
que trabajan y hablan inglés, y las que no trabajan
y no hablan inglés. Provienen estas participantes de cuatro países de habla hispana, dígase, El
Salvador, Cuba, Colombia y Honduras. Las preguntas efectuadas giraron en torno a la experiencia migratoria, el momento de entrada a Estados
Unidos, el contexto familiar y social bajo el cual
entraron y su conocimiento del idioma inglés al
momento de entrar. De igual modo, se exploró
su actual situación familiar, su conocimiento del
inglés en el momento actual, la situación laboral
y las motivaciones que tuvieron para cambiar su
vida o permanecer bajo situaciones similares a las
que existían cuando entraron a Estados Unidos.
Análisis y resultados
Participantes bilingües que trabajan
Dos participantes reportaron encontrarse trabajando al momento de la entrevista y capaces
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de comunicarse tanto en inglés como en español. Ambas llegaron a Estados Unidos hace más
de dieciséis años, pero una comenzó a aprender inglés antes que la otra. La participante de
Colombia, quien inmigró sola con sus hijas,
comenzó su proceso de aprendizaje del segundo
idioma tan pronto llegó a Estados Unidos. La
participante de Honduras, sin embargo, mostró
interés en aprender inglés a los nueve años de
encontrarse en Estados Unidos. La participante
colombiana indicó que el aprendizaje del inglés
le resultó indispensable toda vez que tenía que
proveer para sus hijas. Entendió que aprender
inglés le permitía crecer profesionalmente de
manera que pudiera ayudar a sus hijas a desenvolverse apropiadamente en un ambiente que
les resultaba extraño. De igual modo, indicó que
un factor de gran peso que la movió a aprender
inglés de inmediato fue su necesidad de comprender el sistema educativo estadounidense y
su funcionamiento. Ella valoró mucho el poder
comunicarse con las maestras de sus hijas para
identificar maneras en las que podía ayudar a las
menores que pasaban por un proceso difícil de
ajuste social, académico y lingüístico. Aprender
inglés le permitió integrarse más fácilmente a su
comunidad y emprender profesionalmente en un
campo laboral de difícil manejo. De igual modo,
le permitió comunicarse con las maestras de sus
hijas, explorar alternativas de estudios para las
menores y asistirles en su proceso académico. Le
sirvió ella de modelo a ambas de sus hijas quienes
hoy día son profesionales altamente capacitadas
y con destrezas lingüísticas en ambos idiomas,
inglés y español.
A su llegada, la participante colombiana
descansaba en sus dos hijas para comunicarse.
Las menores adquirieron destrezas en el idioma
inglés con relativa facilidad. Se comunicaban son
sus compañeros de escuela y con sus maestras, y
demostraban tener éxito académico y buen ajuste
social. En esa etapa, las dos menores asistían a su
madre a ajustarse al nuevo contexto social y económico. Le servían de intérprete y le ayudaban a
comunicarse efectivamente. Debido a que había
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llegado sola a Estados Unidos, la participante
colombiana entendió imperativo aprender el idioma y trabajar de manera que pudiera proveer el
sustento para sus hijas. Su motivación era clara y,
en esencia, la situación a la que se enfrentaba la
forzó a asumir roles importantes que, típicamente, nuestras sociedades asignaban a los hombres.
Por su parte, la participante hondureña,
abandonó su país de origen en búsqueda de mejores condiciones de vida para su familia. Llegó
a Estados Unidos con su entonces esposo y se
acomodó en un ambiente social y cultural que le
apoyaba sus raíces. Ante su desconocimiento del
idioma y de las normas sociales de un nuevo país,
la familia optó por buscar bolsillos culturales en
los que la participante se sintiera cómoda. Desde
ahí, podía cuidar a los hijos, conversar con personas de similar bagaje cultural y mantenerse en un
ambiente resguardado y poco intimidante para
ella. Su entonces esposo era quien se enfrentaba
al diario fuera de la burbuja cultural y fue quien
adquirió destrezas lingüísticas en inglés más fácilmente. Él se ocupaba de proveer para la familia y
trabajar a diario, mientras que ella cuidaba de la
familia y de la casa.
Su poca o ninguna exposición a contextos
sociales estadounidenses retrasaron en la participante hondureña el proceso de adquisición
de destrezas idiomáticas en inglés. Luego de la
ruptura de su matrimonio, aprender inglés y trabajar dejaron de ser opciones. La responsabilidad
parental de criar a sus hijos se complicó bastante
no solo porque estaba sola, sino también porque
no conocía el idioma. Indicó la participante hondureña que en Estados Unidos “quien no habla
inglés, no es nadie”. Ilustró su sentir explicando
que asistir a sus hijos, proveerles apoyo académico, comunicarse con las maestras y socializar en
los entornos de sus hijos le resultaba imposible.
De igual modo, obtener un trabajo que le remunerara lo suficiente para mantener la familia a
flote también era bastante cuesta arriba. Se vio
obligada a aprender inglés por las circunstancias
que le sobrevinieron luego de su separación.
Tuvo que salir de su burbuja social y cultural
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para enfrentarse a un mundo desconocido en
el que había vivido por espacio de nueve años.
Finalmente, tuvo que visitar las escuelas de sus
hijos para ponerse al día de los requisitos importantes, comunicarse con las maestras y ofrecer el
apoyo que sus hijos necesitaban. Indica la participante hondureña que su principal motivación
era ser un ejemplo para sus hijos. Posteriormente,
se matriculó en un programa universitario para
obtener una carrera y perfeccionar sus destrezas
de comunicación escrita en inglés. Sus hijos,
quienes ya se habían adaptado al sistema escolar
estadounidense, vieron en el esfuerzo de ella un
ejemplo de superación y de éxito. Hoy día continúan sus carreras escolares en búsqueda de un
grado académico profesional.
Participantes monolingües que
no trabajan
Dos participantes indicaron que actualmente no
trabajan y que no se comunican en el idioma
inglés. Ambas han vivido en Estados Unidos por
más de diez años y ambas indican que el español es su idioma materno. Ambas indican que la
razón primordial para no aventurarse a trabajar
ni a aprender el inglés es que prefieren dedicarse
a sus familias. Intentaron asistir a escuelas de idiomas para adquirir destrezas lingüísticas en inglés,
pero entendieron que esto les quitaba tiempo para
estar con sus familias. Irónicamente, la participante salvadoreña indicó que su desconocimiento
del inglés le impide asistir a su hija en su proceso
académico ahora que se encuentra en la escuela.
Sin embargo, ambas admiten que aprender un
segundo idioma promueve el crecimiento personal y profesional, y provee una herramienta esencial para alcanzar metas laborales.
Las dos participantes aclararon que se sienten muy incómodas de su incapacidad de comunicarse en inglés, pero que ya es muy poco lo que
pueden hacer porque les corresponde atender a sus
familias. La participante cubana indicó: “no me
siento cómoda con mi conocimiento del lenguaje.
Ahora, lo único que me restaría es quitarle tiempo
a mi hijo para aprender inglés, y no voy a hacer
eso”. Para ambas participantes, resulta muy difícil
manejarse en un ambiente extraño cuando no
conocen el idioma. Se sienten inseguras y, como
consecuencia, se han limitado a un ambiente muy
cerrado en el que comparten solo con la comunidad y con las personas del hogar. Todavía no ven la
necesidad de aprender el idioma, aun cuando esto
les impida involucrarse más en las escuelas de sus
hijos, establecer lazos con los maestros y contribuir
al proceso académico y éxito escolar de los menores. Ambas dependen de sus esposos para moverse,
comunicarse y socializar. Sus formas de sustento
están supeditadas a la capacidad económica que
puedan lograr los esposos y a lo que ellos puedan
proveer. Muestran lamento por no poder ayudar
más a sus hijos en sus faenas escolares porque ellas
mismas no están preparadas académicamente ni
conocen el inglés. Esta situación es particularmente más difícil para la participante salvadoreña
quien reside en el estado de Maryland, Estados
Unidos en donde imperan los sistemas escolares predominantemente anglosajones con algunos
bolsillos sociales y culturales que corresponden a
la comunidad hispana. El hijo de la participante
cubana no muestra tanta dificultad académica
como la hija de la participante salvadoreña porque
este y su familia residen en Miami, Florida, donde
la población y la cultura hispana está entronizada a
través de los inmigrantes cubanos. Esto no implica,
sin embargo, que el hijo de la participante cubana
no muestra dificultades académicas en la escuela,
sino que ella, debido a que algunas maestras de su
hijo hablan español, puede comunicarse con ellas
para conocer sobre los problemas que enfrenta su
hijo. Lo que no puede hacer, porque no tiene las
destrezas académicas ni lingüísticas suficientes, es
apoyar al menor desde el hogar para solidificar las
herramientas y el soporte que recibe en la escuela.
Discusión y conclusiones
La finalidad de este estudio es evaluar cómo los
cambios situacionales en la vida de las mujeres
inmigrantes hispanas pueden impactar su entor-
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no, romper sus esquemas y motivarlas a perseguir
metas académicas y lingüísticas que redundarán
en beneficios para ella y su familia. Más específicamente, el estudio busca identificar si la educación de adultos se convierte en vehículo para
fomentar la excelencia académica en los hijos y
propiciar ambientes de enlace entre el hogar y la
escuela. La teoría establece que una mayor participación o consorcio parental con la escuela provoca mayor aprovechamiento académico en los
hijos. Los padres que se involucran activamente
en las actividades escolares de sus hijos tanto en el
hogar como en la escuela, logran que los menores
se adapten más rápidamente al ambiente escolar y
que muestren mayor aprovechamiento académico
que sus contrapartes. Ahora bien, para que se dé
el consorcio parental, tienen que existir las condiciones que lo propicien entre aquellos llamados a
ocuparse de los menores.
En las culturas hispanas, son las madres
las que cargan con la responsabilidad de criar a
sus hijos menores. Un enfoque en las teorías de
asignación de roles de género permite ver que
las sociedades hispanas, debido a las tradiciones entronizadas, la moral religiosa y la cultura
militar, promueve que el hombre sea el jefe de
la casa y proveedor, mientras que la mujer cuida
de los menores y atiende las faenas diarias del
hogar. Cuando emigran a Estados Unidos, estas
familias traen consigo sus tradiciones culturales y
las recrean en un ambiente social que les resulta
cómodo y en el que la mujer está protegida. Es
el hombre quien se enfrenta al ambiente desconocido, aprende el idioma y se integra lo más
rápido posible al ambiente laboral. Esto implica,
sin embargo, que la mujer queda rezagada y, quizás, recluida en los confines comunitarios que le
resultan conocidos y familiares. El cambio situacional y, como consecuencia, esquemático-social,
ocurre cuando desaparece la figura masculina del
panorama familiar. Esto puede ocurrir por razón
de divorcio, muerte, viaje o cualquier otra razón
que separe al asignado proveedor del núcleo familiar al que alimenta y sostiene. Ante este nuevo
panorama, la mujer inmigrante hispana se ve en
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la obligación de adoptar roles que le son extraños
en un ambiente que, por su segregación, le resulta
también extraño. Consecuencia de esto es que
esta mujer ve en su educación adulta un vehículo
para alcanzar metas que anteriormente no podía
alcanzar. Valora, como resultado, el adaptarse
al ambiente social más allá de la comunidad y
aprender el idioma de la metrópolis para integrarse a un mundo laboral que le permitirá proveer el
sustento para su familia.
Este estudio valida el argumento situacional/motivacional y su conexión con las consecuencias académicas para los estudiantes menores
de edad dependientes de las madres participantes.
En los hogares en los que se produjeron cambios
en el ambiente familiar, las participantes se vieron
motivadas a aprender el idioma inglés y obtener
una carrera profesional. Ambos recursos, según
ellas, se convirtieron en el vehículo para alcanzar
mayor estabilidad económica y seguridad en el
hogar. Mientras aprendían el idioma, se integraban al mundo laboral de manera que proveyeran
para el sustento de sus menores. Ambas vieron
que este cambio les permitió crear lazos importantísimos con los maestros de sus hijos que
redundaron en beneficios para los menores. Estas
madres pudieron dar apoyo académico desde el
hogar. Esto facilitó la integración de los menores
al ambiente académico que desconocían. De igual
manera, las madres se hicieron más participativas
en las escuelas de sus hijos, lo que les permitió dar
más y mejor seguimiento al progreso académico
de estos. Ambas afirmaron que esta integración
les sirvió tanto a ellas como a los menores en sus
respectivos procesos de integración social, cultural y académica.
Por su parte, las participantes que optaron
por mantenerse en el hogar para cumplir con sus
roles femeninos hoy día resienten el no haber
aprendido inglés. Están felices porque pudieron
darles a sus hijos calidad de vida familiar en el
hogar, pero reconocen que no pudieron darles
soporte académico que facilitara su integración
a un ambiente escolar desconocido para ellos.
Ambas afirmaron la importancia de aprender el
Alfabetizando al alfabetizador: Mujeres hispanas en un nuevo contexto social
idioma como adultas y de educarse independientemente de su edad, pero coincidieron en que
se les había hecho demasiado tarde porque su
prioridad seguía siendo su familia. Es importante
señalar que en ambos de estos casos imperaba la
estructura familiar tradicional en la que el hombre ostentaba la posición de cabeza de familia y
proveedor de las necesidades del hogar.
Este análisis, preliminar de cierto modo,
evidencia el vínculo que existe entre la educación
para adultos y el éxito académico de los hijos.
Cuando alfabetizamos a la alfabetizadora, le damos
las herramientas que necesita para superarse y
para viabilizar la superación y el éxito de quienes
dependen de ella. La sinergia madre-hogar-escuela
permite que los hijos se desarrollen en un ambiente
protegido y resguardado que les dé la estabilidad
que necesitan para integrarse lingüística y académicamente al ambiente escolar dentro del nuevo
contexto. La madre (y el padre también), como
modelo y ejemplo, en la medida en que se educa
promueve el crecimiento propio y el de sus hijos.
Esta madre (y padre) busca integrarse al ambiente
escolar para traer la escuela a la casa y hacer al
maestro partícipe de las experiencias de sus hijos.
Esta combinación promueve el crecimiento y la
excelencia académica tan necesaria en un mundo
globalizado y competitivo como el de hoy.
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