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Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Entre orgullos y resistencias Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 1 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 2 3 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú ÍNDICE Sobre la autora Presentación de la colección Saberes Inacabados - PDTG No estoy sola, complicidades transnacionales - Jules Falquet 7 9 11 Entre orgullos y resistencias: una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Entre orgullos y resistencias: una aproximación al movimiento LGTB en el Perú ISBN: Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 1. Contexto y antecedentes 17 2. Objetivos 20 © Lucero Cuba Programa Democracia y Transformación Global Av. 6 de agosto 838, interior E, Jesús María, Lima, Perú Teléfono: (51) (1) 7153450 • Fax: (51) (1) 7187526 www.democraciaglobal.org • e-mail: info@democraciaglobal.org 3. Metodología 22 4. Movimiento elegetebé: una reflexión introductoria 4.1. Movimiento 4.2. Elegetebé 4.3. Nuestro movimiento elegetebé 24 Cuidado de la edición: Verónica Ferrari Imagen de la portada: Sosó Carlin Calcina Diseño y diagramación: Claudia Denegri 5. Lesbianas en Lima 5.1. Sobre el taller de lesbianas 5.2. ¡La voz de las lesbianas no se vende ni se calla! Algo de historia del movimiento lésbico 5.3. Mujer contra mujer 5.4. Jóvenes y alocadas. Sobre los activismos jóvenes LGTB 32 6. Macro Región Norte 6.1. Sobre el proceso del taller 6.2. “Seguimos confundiendo movimiento con proyecto”. Sobre el rol político de la cooperación internacional 6.3. ¿Transformación social o incidencia política? Sobre el rol frente al Estado 53 7. Pistas de reflexión 71 8. Bibliografía 80 Los textos de este libro son copyleft. La autora y la editora autorizan la copia, distribución y citado de los mismos en cualquier medio y formato, siempre y cuando sea sin fines de lucro, la autora sea reconocida como tal, se cite la presente edición como fuente original, y se informe a la autora y ala editora. La reproducción de los textos con fines comerciales queda expresamente prohibida sin el permiso expreso de la autora y la editora. Toda obra o edición que utilice estos textos, con o sin fines de lucro, deberá conceder estos derechos expresamente mediante la inclusión de la presente cláusula de copyleft. Las ideas vertidas en el libro son responsabilidad exclusiva de la autora. Impreso en Perú 4 25 29 37 44 47 60 65 5 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Lucero Cuba Soy Bachiller en Sociología por la Pontificia Universidad Católica del Perú. A los 22 años, me considero lesbiana feminista (y no al revés), aunque soy machona desde que tengo uso de razón. He militado en el colectivo de izquierda Acción Crítica y he sido integrante de GPUC, el grupo universitario por la diversidad sexual de la PUCP. Asimismo, participé del Bloque Estudiantil LGTBI (articulación de organizaciones universitarias LGTB) desde su fundación. Investigadora del Programa Democracia y Transformación Global, actualmente activo en el Movimiento Homosexual de Lima. Tengo mis arrebatos contraculturales con las Lesbianas Vibrantes y el grupo de hip hop Machonas Asesinas. ¡La revolución será lesbiana o no será! 6 7 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Saberes Inacabados Con Entre orgullos y resistencias: una aproximación al movimiento LTGB en el Perú, el Programa Democracia y Transformación Global inicia la nueva colección Saberes Inacabados. Esta colección nos provee de una herramienta para difundir saberes construidos en las prácticas de la investigación militante y la sistematización de experiencias realizadas desde el PDTG en colaboración con las organizaciones y los movimientos sociales que acompañamos, desde un compromiso consciente y firme con ellos, que lejos de buscar producir conocimiento neutral, objetivo, completo o cierto, asume el reto de construir saberes inacabados, situacionales y transgresoras, que resultan de procesos de investigación y sistematización de experiencias de movimiento. Saberes inacabados responde a momentos y coyunturas especiales, a situaciones y posiciones determinadas, como también a procesos sociales que nunca acaban, y a cuya transformación se busca aportar. Son saberes que invitan a recorrer pistas de reflexión y acción, con el fin de revisar, evaluar y replantear las dinámicas que se dan dentro de los movimientos sociales en la búsqueda por entender y visibilizar los cambios actuales y potenciales que se están forjando en ellos. Estas reflexiones no pretenden ser correctas, ciertas o completas, por el contrario, se asumen como provocaciones e interpelaciones para pensar y actuar más eficazmente a favor del cambio. Por lo tanto, son textos que se asumen como aportes al debate en los movimientos y como lecturas desde adentro de ellos, en vez de entenderse como análisis o juicios sobre ellos desde afuera, como es la práctica hegemónica en las ciencias sociales. 8 9 Lucero Cuba Los aportes a la colección puedan tener autor o autora –ellos mismos activistas y militantes en los movimientos–, pero reconozcamos a sus textos como construcciones colectivas en los procesos del movimiento. El PDTG considera que son estos procesos los que generan nuevos conceptos, teorías y perspectivas que sirven, a la vez, para entender las lógicas de dominación y contrapoder que se disputan el futuro de nuestras sociedades, como también para potenciar los procesos de transformación de ellas. Finalmente, son saberes inacabados porque surgen desde los márgenes, las periferias y las fronteras, puesto que creemos que desde allí, desde esas posiciones precarias y a veces insostenibles, desde esas vidas que en algún momento se convierten en inhabitables, desde esas reflexiones que son usualmente invisibilizadas, es posible pensar y actuar creando mundos distintos, ellos mismos inacabados y contradictorios, pero intentos reales de afrontar los desafíos y crisis que caracterizan nuestro tiempo. Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú No estoy sola, complicidades transnacionales Soy lesbiana y feminista, ciertamente, pero también francesa y blanca. Por lo tanto, me sentí muy agradecida y honrada cuando me propusieron escribir esta presentación a Entre Orgullos y Resistencias; pero también un poco apenada, pues el imperialismo y la larga historia de colonización y racismo nos coloca a unas a un lado de las relaciones de poder que estructuran actualmente el mundo y a otras del otro lado. He vivido en México y en El Salvador en los 90 y he tenido el privilegio de estar muchas veces en diferentes países de la región, pero en Perú una sola vez y muy brevemente. No es mucho lo que conozco. Sin embargo, cuando leí el texto me quedé muy emocionada, porque sentí que allá en algún lugar entre Lima y el norte, entre la costa y el Amazonas, tenía cómplices, aliadas desconocidas, hermanas tal vez. Me dio mucho ánimo político y ganas de cruzar el charco para estar de nuevo con ellas en el proceso. Construir un movimiento… Pues ese es el tema de Entre Orgullos y Resistencias. Aquí, en Francia, la cultura política es muy distinta. Muchas activistas nos contentamos con pasar un bonito momento juntas y salir con las nuestras en las marchas. ¿Construir? Esa es una perspectiva que pocas veces tenemos, a muchas compañeras les suena muy partidario y nunca hacemos ni análisis de coyuntura ni reflexión sobre estrategias de alianzas con otros grupos o movimientos sociales. Por eso me fascinó la metodología de este trabajo y que la hicieran explícita. Primero, se hace presente la autora, explicitando el punto de vista situado desde el cual escribe. Luego, se coloca deliberadamente del lado de la construcción colectiva de saberes a partir de la experiencia encarnada: el documento es fruto de talleres, entrevistas, reuniones, etc. Hicieron esfuerzos para no invisibilizar a las lesbianas, como tantas veces ocurre en el movimiento LGBT, 10 11 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú respetando la voluntad de algunas de trabajar en grupos solo de mujeres, y logrando trabajar con miembros de 10 grupos e individuas en Lima. También incorporaron a lxs activistas del norte (15 grupos y varias personas a título individual), rescatando formas de organización que surgen directamente de la necesidad más palpable y cruel: «Las personas muchas veces se han empezado a organizar porque no había cómo enterrar al muerto». impacta leer cómo el movimiento feminista peruano traicionó sin miramientos a las lesbianas (y a lxs gays y trans) para obtener la promulgación de la Ley de Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres en el 2007. Me encantó conocer esta propuesta de los «Diálogos de saberes»: pienso precisamente que es desde el punto de vista situado y a partir de alianzas entre los movimientos sociales que se puede producir el conocimiento contrahegemónico, al que las feministas materialistas francófonas de los años 70-80 llamaron la «ciencias de lxs oprimidxs». Las reflexiones de Gramsci y de muchas lesbianas y feministas afroestadounidenses, chicanas y latinas llevan a pensar que dicha ciencia y coalición deberían lógicamente estar encabezadas por mujeres, feministas y lesbianas populares y racializadas del Sur. Nada más necesitamos para salir, por fin, del sistema neoliberal, racista, clasista y (hetero) patriarcal. Entre Orgullos y Resistencias ofrece información sobre el movimiento LGBT en Perú y sus procesos de construcción, a la vez que interroga sus estrategiasdesde adentro. La perspectiva decolonial y contrahegemónica del documento es muestra de la profundización y radicalización de parte del pensamiento y accionar lésbico feminista en el continente, también visible en el trabajo de grupos como el GLEFAS1 o Mujeres Creando Comunidad en Bolivia2, entre otros muchos. Gracias al proceso de recuperación histórica que se realizó, el documento deja ver un movimiento algo diferente del resto del continente: reciente (desde los años 80), hegemónicamente urbano, blanco y clase mediero, predominantemente varonil y sin mayor articulación con los demás movimientos sociales y populares. En una sociedad bastante conservadora, trans, lesbo y homofóbica, marcada por la dictadura fujimorista, el movimiento LTGB aún no ha conseguido conquistas jurídicas. Asimismo, 1 Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y Acción Feminista : http://www.glefas.org/ 2 http://mujerescreandocomunidad.blogspot.fr/ 12 El documento también analiza el peso del «imperialismo rosa». Primero, cuestionando la validez de las categorías occidentales y clasemedieras como gay, lesbiana y trans, para nombrar experiencias de género y sexualidad que en el Perú provienen de una historia en buena parte distinta. Segundo, visibilizando el imperialismo neoliberal de la cooperación y las agencias financieras que alientan la creación de grupos para prevención del VIH-Sida. Estos grupos son fundamentalmente masculinos y a menudo despolitizadores porque se hacen dependientes de los financiamientos, legalistas y volcados hacia demandas reformistas al Estado. Confortan las perspectivas médicas y victimarias, retomando conceptos como el de “poblaciones vulnerables”, desembocando a menudo en una suerte de rebeldía controlada, como dice la argentina Marian Pessah3. Es pertinente rescatar los análisis del “homonacionalismo” de la estadounidense Jasbir Puar4, quien subraya la derechización, el blanqueamiento, la clasemedierización y luego la instrumentalización del movimiento LGBT de EE.UU. y Gran Bretaña. Es preocupante esta tendencia, desde los 90, a la aparición de un movimiento LGBT transnacional “light”, que recibe financiamientos para luchar por lo legal desde una perspectiva de integración social de todas las preferencias sexuales y géneros. Volvernos respetables y que nos reconozca la sociedad neoliberal dominante, reforzándola: este parece ser el horizonte de las tendencias dominantes del movimiento LGBT. Aquí en Perú, como en otras partes, entrevemos otras tendencias, tal vez minoritarias, pero mucho más alentadoras. Por ejemplo, una búsqueda de transformaciones en la vida cotidiana, de creación de comunidades y solidaridades, una voluntad de transformación social anclada en las realidades materiales locales más que de incidencia política sobre el Estado, un deseo de construir alianzas contrahegemónicas 3 Pessah, Mariana. Algunas reflexiones sobre el movimiento LGBT. Escrito para la mesa de Movimientos LGBT en el contexto del Festival de la Diversidad Sexual en México-DF. Octubre, 2004 4 Puar, K, Jasbir. 2007. Terrorist Assemblages. Homonationalism in Queer Times.Durham and London. Duke University Press, p. 335. 13 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú con otros movimientos sociales, como cuando la Marcha limeña del orgullo de 2009 manifestó su apoyo a las luchas indígenas de Bagua. Son muchos puntos del documento los que merecerían más comentarios, pero me quedaré con dos, que tienen que ver con el amor político, y la construcción y la renovación del movimiento LGBT. El documento subraya la importancia de los lazos sexo-afectivos entre lxs activistas para el movimiento — como lo hizo en su momento la peruano-mexicana Norma Mogrovejo 9. Hay que trabajar la construcción de solidaridades, a la vez que la gestión de las emociones: bien pueden ser las parejas de activistas bases para el entusiasmo y el refuerzo mutuo que tanto ayuda para construir grupos y lanzar acciones, como también lo dicen algunas desobedientes del continente10. Pero la ideología dominante del amor como exclusivo genera muchas dificultades y debilita la construcción de alianzas, al generar rompimientos, dolores y hasta violencias entre mujeres en el marco demasiado estrecho de la pareja exclusiva, privatizada, que sigue finalmente un modelo heterosexual, clase mediero y occidental —que yo he llamado pareja nuclear neoliberal11. Nos queda reflexionar sobre cómo hacer para que el amor no-exclusivo entre nosotras nos dé fuerza en vez de restárnosla. Sobre el Estado, dice una activista: “¿de qué sirven solo las leyes si es que de pronto entra un gobierno ultra conservador y te quita las dos leyes que te han costado cuarenta años de lucha?”. Pues, para algunas lesbianas y feministas hondureñas, esta toma de consciencia es uno de los aprendizajes más crueles pero útiles que les ha dejado el golpe de Estado del que siguen sufriendo las consecuencias5. Queda entonces al desnudo la fragilidad de las conquistas a nivel de Estado. También demuestra la afrodominicana Ochy Curiel, a propósito de la Constitución colombiana del 19916, que el Estado no solo representa los intereses de la burguesía, de la población “blanca” y de los varones, pero que más profundamente construye activamente la heterosexualidad como institución sociopolítica fundamental y naturalizada de la Nación. También vale la pena que nos detengamos a pensar que las conquistas legales y la “tolerancia” hacia la “homosexualidad”, a menudo pueden ser percibidas como resultados de campañas impulsadas fundamentalmente desde afuera por las mismas instituciones internacionales neoliberales, imperialistas y bajo la hegemonía occidental que muchas feministas y lesbianas criticamos. Entonces: ¿seremos capaces de instrumentalizar a los financiamientos, la cooperación internacional y las instituciones gubernamentales, o será al revés? Ha quedado claro cómo el feminismo y la causa de las mujeres en general han sido instrumentalizados por muchos Estados para justificar sus guerras imperialistas afuera7 y su racismo adentro8, con el pretexto de que ¨Oriente¨ , o “los grupos étnicos maltratan a ‘sus’ mujeres”. El movimiento LGBT, especialmente su componente lésbico, debe andar con cuidado. 5 http://www.comisiondeverdadhonduras.org/?q=node/75. 6 Curiel, Ochy. 2012. La heteronación. Feminismo, discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la Antropología de la dominación. Bogotá-Buenos-Aires. GLEFAS-Brecha Lésbica. 7 Fue la gran justificación de la alianza pro-occidental contra Afganistán, por ejemplo. 8 Como en México, por ejemplo, al refugiarse detrás del supuesto bienestar de las mujeres indígenas para no reconocer los usos y costumbres y, sobre todo, el derecho a la tierra y al subsuelo, de las poblaciones indígenas, como se vio en 2001 con la reforma constitucional. 14 Finalmente, el texto menciona con esperanza a “los activismos jóvenes, con mayor capacidad de cuestionarse y de cuestionar, romper con el esencialismo identitario, y de reivindicar la impertinencia, la transgresión y el escándalo”, tal vez gracias al aporte de la teoría queer. Existen recelos y relaciones de poder entre las generaciones de activistas, que son estructurales y deben ser trabajados, pero pueden opacar debates de fondo sobre las orientaciones políticas. También debemos analizar el impacto de los financiamientos internacionales para formar grupos de jóvenes y nuevxs líderes, y el hecho de que cada vez más activistas vengan de una formación académica en la universidad o de diplomados por los que se paga. Si bien permite ampliar el horizonte y sistematizar experiencias, esta forma de hacer feminismo y de acercarse al movimiento LGBT significa una socialización política muy diferente de la militancia de 9 Mogrovejo, Norma. Un amor que se atrevió a decir su nombre, México, Plaza y Valdés, 2000. 10 Mogrovejo Aquise, Norma; Pessah, Marian; Espinosa Miñoso, Yuderkys; Robledo, Gabriela, compiladoras. Desobedientes: Experiencias y reflexiones sobre poliamor, relaciones abiertas y sexo casual entre lesbianas latinoamericanas, Buenos Aires: En la Frontera, 2009. 11 Falquet, Jules, 2006, “La pareja, este doloroso problema. Hacia un análisis materialista de los arreglos amorosos entre lesbianas”, en: Falquet, Jules. De la cama a la calle: perspectivas teóricas lésbico-feministas. Bogotá: Brecha Lésbica, p. 83. 15 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú decenios anteriores que se originaba más en las organizaciones barriales, populares, sindicales, religiosas o políticas. La creatividad y la curiosidad nos deben guiar, mas son la memoria histórica y el apego a consideraciones materiales, a la vida cotidiana de la gente, los que enraízan los grupos en las luchas populares. Si nos tomamos en serio lo de la imbricación de las relaciones sociales de poder de sexo, raza y clase, entonces las luchas cotidianas, invisibles, desde lo popular, son las que deben llamarnos la atención, mas que las conferencias internacionales, los eventos de las ONG y el academicismo estrecho. Entre orgullos y resistencias Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú ¡Feliz lectura y, sobre todo, adelante en la construcción! Jules Falquet 1. Contexto y antecedentes En el Perú, cada semana, una persona lesbiana, trans, gay o bisexual es asesinada por la única razón de mostrarse tal como es. Apenas hace veintidós años la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, mientras que la transgeneridad aún sigue siendo considerada una patología bajo la categoría de “disforia de género”. Y, según la Iglesia Católica, institución a la que está adscrita la mayoría de peruanas y peruanos1, la homosexualidad es una aberración. Históricamente, diversos discursos desde el Estado, la Iglesia y la Ciencia, que son quienes definen las vidas aceptables y deseables, han colocado a la heterosexualidad como la única posibilidad de vida, lo que se ha traducido en exclusión, discriminación, violencia y muerte para quienes escapan de los cánones hegemónicos de la sexualidad y el género. Cuando hablamos de lesbianas, trans, gais y bisexuales, tenemos que reconocer que se trata de una de las comunidades históricamente más invisibilizadas y excluidas en todos los ámbitos de la vida. Hablamos de una invisibilización que, al negarnos referentes positivos no heterosexuales, nos obliga a vivir etapas enteras de nuestras vidas, o toda la vida, desde una heterosexualidad impostada; nos referimos a niveles de exclusión que precarizan nuestras vidas hasta el punto de imposibilitarlas. La invisibilización consiste en la supresión de una existencia determinada; en nuestro contexto podemos entenderla como la casi total ausencia de presencias no heterosexuales en cualquiera de los campos socialmente legítimos. Asimismo, quienes 1 16 Según la medidora WIN-Gallup International, en un estudio sobre religiosidad y ateísmo, el Perú es el noveno país más religioso a nivel mundial, con un 86% de peruanos creyentes, de los cuales el 80% son católicos, según el INEI. Ver estudio: http://elcomercio.e3.pe/66/doc/0/0/5/0/0/500938.pdf 17 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú son visibles desde su disidencia sexual o de género, se ven expuestos a fuertes niveles de violencia y exclusión. no hay ningún avance. Los proyectos de ley orientados a proteger nuestras vidas no solo han estado en una eterna lista de espera o han sido archivados, sino que pocas veces han generado un debate público importante. Para las poblaciones que han sido más invisibilizadas, la visibilidad constituye una acción política de primer orden 2 , un punto obligatorio en la agenda de las organizaciones LTGB. Declararse abierta y públicamente homosexual o lesbiana en nuestro país sigue siendo un privilegio que pocas personas hemos tenido la posibilidad de realizar. Mientras desde una posición trans –tan marginalizada- resulta aún más complicado acceder al lugar de sujeto que pueda hablar sobre y por sí mismo. Cuando la gran mayoría de una comunidad oprimida y excluida no puede posicionarse pública y políticamente como sujeto ni posicionar sus demandas, resulta complicado hacer política, así como articular con otros movimientos y con partidos políticos puesto que estos no solo no reconocen las demandas del movimiento como legítimas, sino que suelen reproducir en su interior formas de discriminación y violencia homofóbicas. Por lo tanto, tenemos un contexto de precariedad en las condiciones de vida de una comunidad que ha estado apareciendo de manera incipiente en las últimas décadas en el escenario político mundial y nacional como movimiento LGTB. Tenemos además que el movimiento LGTB peruano, en contraste con lo que sucede en los demás países de Latinoamérica, aún no ha celebrado conquistas en el plano jurídico. Mientras que en Argentina se ha avanzado a pasos agigantados con la aprobación del Matrimonio Igualitario3, de la Ley de Identidad de Género4 y del reconocimiento de la paternidad a una pareja homosexual; en Ecuador, Bolivia, Chile, Brasil y Colombia se va avanzando también hacia la igualdad jurídica para lesbianas, trans, gais y bisexuales; en el Perú 2 Recordemos sino cómo el 12 de febrero 2011, en el acto “Besos contra la homofobia”, el simple hecho de visibilizar el afecto entre personas del mismo sexo resultó tan desestabilizador que la Policía Nacional del Perú respondió con una brutal golpiza a las y los activistas que llevaron a cabo la intervención. 3 En Argentina se usó la expresión “Matrimonio Igualitario” y, bajo la consigna “Los mismos derechos, con los mismos nombres”, no se aceptó la creación de otra forma de reconocimiento a las uniones homosexuales que no sea el matrimonio, ni se aceptó ningún tipo de recorte de derechos con respecto a los que tiene el matrimonio heterosexual. 4 La Ley de Identidad de Género permite a las personas trans la rápida rectificación legal del sexo y del nombre que les fueron asignados al nacer. 18 Por estas razones, se hace urgente hablar sobre y desde el movimiento LGTB en el Perú, contribuir desde la visibilización de diversas experiencias, aportar miradas desde distintas posiciones, y generar debate y diálogo en torno a una de las luchas más subalternizadas en la vida política del país. Es urgente hacer de “lo LTGB” un punto de agenda obligatorio en todo debate político, académico y social. Es con esa visión que en febrero del presente año, desde el Programa Democracia y Transformación Global (PDTG), iniciamos un proceso de interlocución denominado Diálogos con organizaciones y activistas del movimiento LTGB, partiendo de la relevancia que tienen la práctica del diálogo y el intercambio en la construcción de conocimientos desde y para fortalecer movimientos que buscan una transformación profunda de las relaciones de poder en la sociedad. Es desde este proceso de Diálogos… que se realizaron varias actividades (que serán posteriormente detalladas) y que se obtuvieron/obtienen como resultados el presente documento de debate y el material informativo “Tracas, Machonas y Maricas en Rebeldía: rutas, revueltas y demandas del movimiento LTGB en el Perú”5. Reconocemos como antecedente de esta propuesta a la investigación desarrollada por Marten Van den Berge y Giancarlo Cornejo, “Géneros y sexualidades en movimiento. Itinerarios activistas LGBT en el Perú” (2012), experiencia que se llevó a cabo entre el 2009 y 2010 con la colaboración del PDTG. Dada la escasa producción en investigación sobre el movimiento LGBT en el Perú, y siendo la investigación de Van den Berge y Cornejo el esfuerzo más reciente de aproximación al movimiento, se trata de un antecedente directo con el que se ha buscado dialogar. 5 Puede encontrarse este material informativo para su libre consulta y circulación en la página web del PDTG (www.democraciaglobal.org). 19 Lucero Cuba 2. Objetivos La propuesta de Diálogos con organizaciones y activistas del movimiento LTGB descartó cualquier pretensión de trabajar con los sectores “representativos” del movimiento LTGB peruano, dado que la representatividad siempre es un atributo relativo, contingente y basado en relaciones de competitividad. Desde el PDTG, decidimos apostar por procesos específicos, situados y contrahegemónicos. El proceso de Diálogos… finalmente se llevó a cabo principalmente con el movimiento de lesbianas en Lima y con el movimiento LGTB articulado de la Macro Región Norte6. Decimos que son procesos contrahegemónicos en tanto sabemos que el movimiento LTGB no está exento de reproducir lógicas de dominación patriarcales, misóginas, clasistas, racistas y centralistas que relegan a posiciones marginales a las lesbianas y a los activismos de regiones fuera de Lima, entre otros. Los objetivos del proceso fueron a) generar diálogos entre activistas que busquen ser provechosos para fortalecer la práctica política en el movimiento, y b) motivar metodologías participativas como forma de construcción de pensamiento y reflexión en el movimiento. Con este fin, se realizaron dos talleres de diálogo: uno con activistas lesbianas de Lima que se llevó a cabo el 5 de mayo del 2012 en Lima; y otro con activistas LTGB del Mecanismo Articulador LGTB y TS de la Macro Región Norte que se llevó a cabo los días 18 y 19 de mayo del 2012 en la ciudad de Chiclayo. A partir de estos talleres, así como de su proceso de organización previa y las dinámicas que posteriormente se generaron, es que se elabora estedocumento de debate, nutrido además de entrevistas puntuales a algunxs activistas y a la luz de los procesos políticos en el movimiento que han marcado el contexto de producción del texto. 6 20 La Macro Región Norte comprende las siguientes regiones: Tumbes, Piura, Lambayeque, Amazonas, Cajamarca, La Libertad y Ancash. Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú El presente documento, como uno de los productos finales del proceso de Diálogos…, tiene dos objetivos principales: 1) dar cuenta de los aspectos más resaltantes del proceso que se ha llevado a cabo intentando rescatar la diversidad de voces que lo han nutrido; y 2) plantear análisis, preguntas, dilemas y pistas que contribuyan a los esfuerzos de reflexión y construcción colectiva del movimiento LTGB, y de otros movimientos. Los tres ejes de análisis que han guiado el análisis han sido: a) el devenir del movimiento LTGB como un movimiento social a partir de sus imaginarios, acciones, agendas, dinámicas y perspectivas; b) la construcción del sujeto político del movimiento LTGB y su relación con las identidades que este aglutina; y c) la identificación de aportes que el movimiento deja con el fin de aproximarnos a la comprensión de las dinámicas actuales de los movimientos sociales. Es necesario explicitar que, como autora de este documento de debate, he sido quien ha coordinado y llevado a cabo el proceso de Diálogos… y escribo desde mi posición de activista lesbiana machona feminista de izquierda –pues no podría hacerlo de otra manera–. Esta posición constituye no solo una base para mi acción política sino, sobre todo, un determinado entendimiento del mundo y de las relaciones sociales. A pesar de ello, brindar una mirada sobre el movimiento LTGB se plantea como un reto enorme en tanto que me considero parte de este, con una identificación, involucramiento y sentido de pertenencia especialmente profundos con el movimiento de lesbianas. Por ello, las reflexiones se harán en primera persona plural por considerar que, a pesar de haber elaborado yo el texto, sin el apoyo de toda la comunidad, mi comunidad, no habría sido posible, y la mejor forma de representarla es con el integrador “nosotros”. Debe quedar claro que cualquier error u omisión es de mi completa responsabilidad. Por último, en esta búsqueda de compensación, justicia y miradas alternativas, no buscamos establecer conclusiones ni verdades, sino abrir puntos de reflexión en un afán de seguir construyendo. Deseamos que aquello que se plantea a continuación sea cuestionado, debatido y, de esa forma, enriquecido. 21 Lucero Cuba 3. Metodología Para los objetivos del proceso, decidimos usar una metodología participativa, emergente y ecléctica que se inscribe en los principios de la investigación militante, colaborativa y acción participativa, que usa tanto las herramientas de la investigación cualitativa como las de la educación popular. Usamos como herramienta principal a los Diálogos de saberes entendidos como espacios para el encuentro entre saberes y experiencias diversos, complejos y múltiples de los movimientos, de donde se construyen pensamientos situados sobre realidades de opresión, las cuales buscamos cambiar. Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú encuentro (lesbianas en Lima y LTGB de Macro Región Norte), en los que finalmente no pudimos acercarnos a las compañeras trans como inicialmente pensamos hacer. Pero, además de ambos talleres centrales, se realizó una reunión de reflexión con activistas lesbianas jóvenes de Lima, el 16 de junio de 2012, así como algunas entrevistas en el último tramo del proceso a compañeras lesbianas, una activista trans y un activista gay para complementar algunos puntos de la reflexión. Es interesante que las decisiones metodológicas que se fueron tomando en el camino tengan mucho que ver con las lógicas de funcionamiento del movimiento, con sus tensiones y relaciones de poder. Aproximarnos ha sido, literalmente, conocer el movimiento. Inicialmente pensamos en realizar dos talleres de diálogo: uno de lesbianas y trans en Lima; y otro entre activistas de la Macro Región Norte. Para esto llevamos a cabo un proceso compuesto por reuniones previas con activistas con quienes identificamos actores, temas y problemáticas de discusión, diseñamos las metodologías de los talleres y desarrollamos la facilitación de los mismos. En el caso de la Macro Región Norte, el proceso se dio prácticamente tal cual se planificó. No pasó lo mismo en Lima. La presencia de activistas trans en un taller de lesbianas generó reticencias entre algunas activistas lesbianas, por lo que finalmente decidimos realizar dos talleres en Lima para garantizar la participación de las activistas lesbianas en vista de que no somos muchas y de que los espacios de encuentro y diálogo son realmente escasos: un taller solo entre activistas lesbianas, y otro entre lesbianas y trans; de forma tal que quienes tuvieran reticencias de involucrarse en el segundo, podrían participar al menos en el primero, donde se buscaría, además, generar condiciones mínimas para un diálogo con las compañeras trans. Sin embargo, luego del taller entre lesbianas, evaluamos que no había condiciones para un segundo taller7, por lo que al final solo podemos hablar de dos momentos de 7 22 Más adelante, se amplía en la situación debido a la cual se llegó a dicha conclusión. 23 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú cotidianeidades y formas de relacionamiento social contrahegemónicas. 4. MOVIMIENTO ELEGETEBÉ - Una reflexión introductoria 4.1. Movimiento Para analizar las particularidades del movimiento LGTB es necesario explicitar qué entendemos por movimiento, pues cualquier posicionamiento teórico tiene implicancias en el ejercicio de interpretación del movimiento, y tiene, por lo tanto, un trasfondo político. De modo general, los movimientos sociales son sujetos colectivos de acción política que surgen de los conflictos sociales –expresados en enfrentamientos– generados por estructuras de opresión en nuestras sociedades. Hoetmer, Daza y Vargas plantean que: “Estos enfrentamientos –a veces directos, otras veces simbólicos– tienen el potencial de producir nuevos liderazgos, discursos, modos de organizarse, métodos de acción, relaciones y prácticas sociales, articulaciones y propuestas para la transformación social, que permiten la emergencia del movimiento social. Su esencia es la idea del movimiento mismo. Es decir, a través de la movilización y organización de grupos de personas se mueven ideas, propuestas políticas, relaciones de poder, códigos sociales y la propia organización del sistema social, abriendo los caminos de la emancipación” (Hoetmer, 2012). Esta definición nos permite ver el movimiento más allá de sus organizaciones y de los objetivos formales que estas se plantean. Es evidente que las organizaciones sociales son actores que juegan un papel clave en los movimientos de los que son parte en tanto constituyen espacios de acumulación, lo que permite la continuidad de la lucha, sin embargo, los movimientos sociales no se reducen a las organizaciones. Asimismo, mientras que teorías clásicas ubican al movimiento solo en su relación frente al Estado en busca de un mejor posicionamiento desde los marcos de una ciudadanía liberal; aquí concebimos que los movimientos sociales tienen, en sí mismos, capacidades de acción y de transformación más amplias y profundas en tanto forjan 24 Estas acotaciones son pertinentes para analizar el caso particular del movimiento LGTB por varias razones. Por un lado, porque nos permite rescatar que, si bien hasta la actualidad las acciones del movimiento LTGB peruano quizás no han logrado cambiar leyes e institucionalidades, sí han tenido un impacto importante en la sociedad. Aunque el odio y la violencia contra nuestras comunidades persisten, también hay más visibilidad, más discusión pública, más personas que salen del clóset. Estas pequeñas manifestaciones de cambio, que estamos seguros se traducen en la posibilidad de vidas más habitables para lesbianas, trans, gais y bisexuales, son producto de la lucha de lxs disidentes sexuales que a inicios de los 80 empezaron a organizarse, y de la lucha cotidiana de cientos de miles de lesbianas, trans, gais y bisexuales por generar espacios de libertad. La incidencia política frente al Estado ha sido una estrategia de acción sin duda importantísima, pero se trata de una entre tantas otras formas de acción. Por otro lado, una definición de este tipo permite entender otras dimensiones del movimiento que no tienen que ver con buscar cambios afuera de nuestra comunidad, sino que tienen que ver precisamente con la defensa de nuestra comunidad y la constitución de esta en un espacio que pueda forjar reglas de vida propias dentro de sí, prefigurando un mundo donde nuestros deseos, sexualidades e identidades de género no serían materia de opresión. Más allá de la consecución de los objetivos que las organizaciones del movimiento se plantean, la existencia de estas organizaciones como espacios de resistencia y de creación de formas más justas de relacionamiento entre sujetos justifica con creces la enorme importancia que tiene el movimiento LTGB en la construcción de una sociedad igualitaria y justa para todas y todos. 4.2. Elegetebé Sobre la construcción identitaria que sostiene al movimiento, es interesante recordar que el “movimiento LGTB” existe como tal desde hace muy poco, considerando además que su denominación es arbitraria y particularmente cambiante según se han ido visibilizando identidades: revisando la literatura sobre el tema, encontramos 25 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú diversas denominaciones del movimiento como “homosexual”, “gay”, “gay-lésbico”, “GLT”, “LGBT”, “LGTBI”, “LGTBQ”, “LTTTGBIQ”. Es curioso cómo finalmente se ha llegado a cierto consenso de mantener la denominación de cuatro identidades (lesbiana, gay, trans y bisexual). críticas del desarrollo con la forma en que las agencias de cooperación privadas del norte se han aproximado a los asuntos en torno a la sexualidad en el sur global. El Imperialismo Rosa actúa moldeando las identidades sexuales no occidentales en función de las identidades sexuales que se han configurado desde occidente, como lo son las identidades gay, lesbiana, trans y bisexual. Dichas categorías existen en nuestro contexto desde hace no mucho, y han sido utilizadas para nombrar experiencias sexo-genéricas disidentes que evidentemente preexisten a dichas categorías, para nombrar a sujetos que no necesariamente se identifican tras esas categorías. A partir de esta aglutinación de cuatro identidades específicas podemos preguntarnos: ¿qué tienen en común estas identidades?, ¿qué relación guardan entre sí?, ¿qué patrones de poder subvierten en su acción y qué relaciones de dominación reproducen? y ¿cuál es el sujeto del movimiento y qué disputas de poder implica ese posicionamiento? Sobre lo que guardan en común las cuatro identidades, podemos abstraer dos perspectivas diferentes, aunque estas no son excluyentes y más bien suelen encontrarse mezcladas en la realidad, según el contexto de enunciación. La primera de ellas plantea que lesbianas, gais, bisexuales y trans desafían un sistema sexo-género binario que coloca a la heterosexualidad como la única forma posible y aceptable de vida, por lo que tiene todo el sentido que los géneros y sexualidades disidentes se organicen y actúen en un movimiento que eventualmente se pretende unitario. La segunda busca problematizar “lo LGTB” y señala que se trata de una aglutinación ficticia, una impostación, una forma necesaria de denominarse para poder relacionarse con el Estado y/o con organizaciones internacionales. Se manifiesta que ni siquiera estamos hablando de un colectivo integrado, que tenga una agenda común, espacios comunes de organización política, o siquiera espacios comunes de socialización; así también, se intenta visibilizar las relaciones de dominación entre “identidades” al interior del propio movimiento que se expresan en que usualmente quienes han hablado desde posiciones aceptablemente legítimas por el movimiento han sido hombres gais limeños de clase media. Para empezar, las denominaciones que adoptan estas identidades no son nunca neutras, tienen una historia y un significado social en constante transformación. Al respecto, Van den Berge (2011) habla del Imperialismo Rosa, en un intento por conectar las teorías 26 La denuncia más ampliamente reconocida de occidentalización es con respecto a la identidad “gay”. Sobre esto, un grupo de activistas bolivianos ha expresado recientemente que “el término ‘gay’ se ha distorsionado y ahora tiene incluso connotaciones comerciales, elitistas y excluyentes. El gay es aquel joven musculoso, de primer mundo, blanco, que tiene dinero, que tiene la ropa de marca. Hay ciertos requisitos para ser gay”. Podríamos decir que la aceptación a “lo gay” se da sobre la base de la exclusión del maricón o marica, quien está marcado por una condición marginal en términos de clase y de raza, e incluso de edad, procedencia, lugar de residencia y modos de relacionamiento (ser activo o pasivo, femenino o masculino). La experiencia en el taller en Chiclayo también da cuenta de cómo formalmente (frente al Estado y frente al proyecto) lxs activistas tienen que identificarse como gais y trans –identidades construidas no solo como estables sino también como claramente diferenciadas–, mientras que en la cotidianeidad no es fácil identificar si una persona es gay o estrans, en la cotidianeidad todas son, en última instancia, mariconcitas. Tras estas críticas, varios activistas optan por autodenominarse maricones, maricas, mariconas –u otras identificaciones que den cuenta de una experiencia situada de clase y territorio– en lugar de gais. Actuar políticamente desde el ser maricón se interpreta como la potencialidad de subvertir los patrones de poder que engendran al maricón: la homofobia, el racismo y el clasismo, por lo menos. En esta misma lógica, algunas activistas lesbianas hemos empezado a levantar la denominación de “machona”. Como plantea una compañera activista lesbiana ayacuchana, “¿Lesbiana? Allá en Ayacucho no se conoce esa palabra, allá eres machona”. Cabe decir que estas 27 Lucero Cuba estrategias reivindicativas no son solo para subvertir órdenes patriarcales, heterosexuales, clasistas y racistas, sino también para tomar las palabras con las que se nos ha humillado, hacerlas nuestras, quitarles la carga negativa, y reivindicar aquello que se supone debería avergonzarnos: la masculinidad en las mujeres, la feminidad en los hombres, etc. Ahora, si nos detenemos “en cada letra” del elegetebé, encontramos brechas, relaciones de dominación y ausencias. Una activista trans ironiza la representatividad de lo “LGTB” en el movimiento y dice que “un grupo gay que incorpora una trans y una lesbiana ya se pretende LGTB”, llamando con esto la atención sobre la importancia de comprender que no se trata de incluir identidades, sino de constituir sujetos políticos con capacidad de generar agendas propias. Mientras que, cuando nos fijamos en el sujeto bisexual, queda en completa evidencia que lo LGTB se trata en realidad de un discurso que incluye diversos elementos y no de una construcción con representatividad de aquellas identidades que supuestamente abarca. Lo bisexual queda en la simple enunciación, las iniciativas de darle una voz propia han sido pocas y fugaces. La construcción del sujeto político del movimiento TLGB está en disputa constante e intensa, y en esta la identidad juega un rol central. La identidad puede entenderse desde concepciones esencialistas para las que los sujetos son, fueron y serán intrínsecamente “algo”, hasta definirla/enunciarla como sistemas de regulación y control de las subjetividades a partir de patrones de poder prestablecidos (Foucault, 1990). Entendiendo a las identidades dentro de patrones de poder, se puede pasar a reconocer en ellas elementos que pueden subvertir la configuración del poder que las constituye. Es posible entonces la agencia de sujetos que tienen una historia común de opresión a partir de la utilización de determinada identidad que los marca como sujetos oprimidos, cuyo potencial radica en la posibilidad de transformar la configuración del poder, con lo que el triunfo de esta lucha es, en última instancia, la desaparición de las identidades que sirvieron de vehículo para la subversión. En casi todo discurso y acción en el movimiento LTGB podemos reconocer ciertas conceptualizaciones de la identidad y su rol político. Cómo concebimos la identidad y la utilizamos en la acción y el discurso político marca el camino para la constitución 28 Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú de posibles sujetos políticos. 4.3. Nuestro movimiento elegetebé El movimiento LTGB es tributario de lo que es el país con todas sus dificultades, y de lo que son los movimientos sociales del país también con todas sus dificultades. Vivimos en un país en donde la ciudadanía es frágil, una sociedad en donde, incluso doscientos años después de la colonia, la discriminación racial y la influencia de la Iglesia siguen sosteniendo profundas desigualdades, una sociedad que recientemente ha vivido el conflicto armado interno y la imposición de una política neoliberal –hasta ahora vigente– que fue acompañada de deliberados intentos de desarticulación y cooptación de los movimientos sociales. Es tal vez por estas razones que hay una percepción de varixs activistas –tanto en los talleres como en las entrevistas– de que tenemos un movimiento débil, sin capacidad de articulación y diálogo. Por ejemplo, un activista gay dice que “no hay propiamente un movimiento LGBT, hay un conjunto de expresiones, muchas veces que no tienen ni siquiera capacidad de diálogo y de reconocimiento”; mientras que una activista lesbiana comenta que “no existe un movimiento LGTB: no tenemos capacidad de consenso, ni siquiera para interlocutar con una municipalidad”. Por otra parte, como señaló Mujica (2007), en el Perú no solo operan varios movimientos conservadores de carácter internacional, sino que nuestro país constituye un núcleo importante de acción y coordinación a nivel continental, lo que les permite promover, activamente y con alta capacidad de influencia en el Estado (confesional), políticas de control del cuerpo que finalmente van en desmedro de los derechos principalmente de mujeres y de lesbianas, gais, trans y bisexuales. Además, este es un movimiento que se articula recién a mediados de la década de los 80, mientras que en otros países de la región esto sucede una década antes. Un movimiento que surge en contextos urbanos, principalmente en Lima, en un país con profundas brechas y contradicciones entre lo rural y lo urbano, entre Lima y el resto de regiones, aspecto que tal vez haya contribuido a que las demandas hayan sido planteadas en buena medida hacia el interior de los propios procesos y dinámicas del 29 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú movimiento limeño, sin articulación con los procesos y dinámicas sociales y políticas de los otros movimientos de transformación social del país. No es mera casualidad que los fundadores de la organización homosexual más antigua que continúa en actividad, el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), hayan sido básicamente hombres blancos profesionales de clase media de Lima. Por lo cual, tenemos un escenario complicado. Considerando lo anterior, planteamos que sería interesante preguntarnos si un movimiento LGTB es el arreglo orgánico, discursivo y político adecuado para lograr las transformaciones que reclamamos. Es un ejercicio necesario dejar de preguntarse ¿por qué no hemos generado un movimiento como el de los demás países latinoamericanos?, y empezar a preguntarnos, por ejemplo, ¿qué formas de organización, de discurso y de acción política tenemos que generar para lograr los cambios que queremos y necesitamos en nuestro contexto? La relativización de la aparente necesidad de un movimiento LGTB nos permite historizar y evaluar en perspectiva la resistencia de géneros y sexualidades disidentes a la heterosexualidad. A continuación, se ordenarán las reflexiones en función a cómo han aparecido durante el proceso de Diálogos entre movimientos LTGB. Los procesos con las lesbianas en Lima y con lxs activistas de la Macro Región Norte han sido sumamente distintos, con diversos recorridos y provocando distintas preguntas y reflexiones, de las cuales desarrollaremos las principales. El primer segmento está constituido por el proceso de organización del taller de lesbianas en Lima (Sobre el taller de lesbianas); un recuento histórico sobre el movimiento lésbico a partir de lo trabajado en el taller (¡La voz de las lesbianas no se vende ni se calla!); una reflexión sobre las relaciones sexo-afectivas en el movimiento lésbico (Mujer contra mujer); y algunas consideraciones sobre los activismos jóvenes en el movimiento LGTB (Jóvenes y alocadas). El segundo segmento está conformado por el proceso de organización del taller de la Macro Región Norte (Sobre el taller de la Macro Región Norte); una reflexión sobre el rol de la cooperación internacional en el movimiento (“Seguimos confundiendo Movimiento con Proyecto”); y una reflexión sobre el rol del movimiento frente al Estado (¿Transformación social o incidencia política?). Finalmente, señalaré 30 Multitud reunida en la Plaza San Martín luego de la Marcha del Orgullo LTGB Lima 2012. Foto: Pdtg Perú 31 Lucero Cuba algunas pistas de reflexión pues aún queda mucho camino por recorrer en el proceso de pensar nuestro movimiento desde adentro. 5. Lesbianas en Lima 5.1. Sobre el taller de lesbianas El proceso previo, durante y después del taller entre activistas lesbianas en Lima fue complicado. Durante las etapas de convocatoria y presentación de la propuesta a las organizaciones lésbicas, hubo cierta desconfianza con respecto al PDTG como institución, en tanto se percibe que la instrumentalización ha sido y es una práctica común de relacionamiento entre ONG y organizaciones del movimiento social. Asimismo, como ya se había mencionado, la propuesta de una actividad junto con compañeras trans generó resistencias entre algunas lesbianas, por lo que se decidió realizar primero un taller solo de lesbianas para garantizar la participación de varias activistas lesbianas. Finalmente, participaron en la organización y convocatoria del taller todas a las que se lo propusimos, y en todo el proceso hubo una alta cuota de participación con respecto a los contenidos, objetivos, metodologías e incluso facilitación del taller. El taller se realizó el día sábado 5 de mayo del 2012 y participaron activistas de las organizaciones Diversitas USMP, Kolectiva Rebeldías Lésbicas (KRL), Lesbianas Independientes Feministas Socialistas (LIFS), Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), Grupo de Mujeres Diversas (GMD), GPUC - Grupo Universitario por la Diversidad Sexual, Batukada Feminista Ritmos de Libertad, Irreversibles UNFV, Comunidad Homosexual Esperanza Región Loreto (CHERL), LGTB Legal, así como lesbianas activistas no agrupadas. A pesar de que se había planificado trabajar más temas, el tiempo resultó corto y lo que se trabajó fue básicamente el compartir de experiencias a partir de una compleja presentación personal y la reconstrucción de una historia del movimiento lésbico a partir de un ejercicio de línea de tiempo. Sobre esto último es que se profundizará más adelante. 32 Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Con respecto a la dinámica misma del taller, como era de esperarse por ser un espacio no solo de encuentro sino también de disputa política, surgieron algunas tensiones. Por un lado, cierta “división” generacional se materializó en cómo espontáneamente se dispusieron espacialmente las activistas: de un lado se ubicaron las más jóvenes, varias de ellas sentadas o echadas en el piso, mientras que del otro lado se ubicaron las compañeras mayores, todas sentadas. Luego, cuando se hizo el ejercicio de reconstruir la historia del movimiento lésbico. Las compañeras mayores podían relatar crónicas de hitos sucedidos desde los años 80 o antes, y se les prestaba mucha atención pues se trataba de historias de las que habían oído hablar muy poco las activistas jóvenes que han vivido básicamente los últimos tres o cuatro años del movimiento, y algunas otras solo el último año. La experiencia de vida y militancia de alguna forma se tradujo en legitimidad política, en voces autorizadas para hablar sobre una importante historia de lucha. Este ejercicio fue interesante en tanto muchas activistas pudieron enriquecerse a partir de la experiencia de las activistas con mayor recorrido a las que en varios casos no conocían. Del mismo modo, el grupo de activistas más jóvenes, en tanto no conocían tantos hitos del movimiento, hizo una exposición de sus referentes culturales y políticos, lo que seguramente fue muy revelador para las demás compañeras. En última instancia, cada grupo aportó historias nuevas, y la línea de tiempo8 que se construyó colectivamente en el taller constituye un primer insumo de la historia del movimiento lésbico en Lima y, como tal, es una base sobre la cual seguir construyendo memoria. Luego del taller se generaron interpretaciones del mismo que se bifurcó entre, por un lado, quienes se lo reapropiaron, colgando en internet fotos de la jornada y empezando a comentar lo que sucedió en esta, y por otro lado, algunas compañeras 8 Los elementos más resaltantes de esa línea de tiempo están incluidas en el Material Informativo. 33 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú se sintieron agredidas por la diferenciación generacional que estuvo presente en varios momentos, se sintieron fuera del procesodurante la jornada, e hicieron expresos sus reclamos al PDTG, ante lo cual tuvimos una reunión para recoger sus impresiones y retroalimentar nuestra evaluación del proceso. De manera similar, el grupo de chicas más jóvenes también sintió en algún momento cierta hostilidad de otras compañeras, pero no hubo oportunidad para profundizar más en esas sensaciones/percepciones. Es en este punto que desde el PDTG concluimos que no estaban dadas las condiciones mínimas para el segundo taller con activistas trans, el que finalmente tuvimos que cancelar. A partir de ese taller surgieron algunas interrogantes que no resolveremos aquí, pero que sería interesante retomar en otros momentos y desde diferentes visiones. En primer lugar, ¿qué tanto tienen que ver el recelo a trabajar con una organización que no es del movimiento con el principio de “autonomía”? Y, sobre todo, ¿en qué consiste la autonomía dentro del discurso y la práctica política del movimiento lésbico? En segundo lugar, ¿qué implicancias políticas tiene esta división “generacional”?, ¿cómo se expresa en las formas de hacer política, de entender la identidad lésbica y otras identidades, de relacionarnos con nuestros cuerpos, etc.? Activistas lesbianas en el taller organizado por el PDTG (5 de mayo de 2012, Lima). 34 35 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 5.2. ¡La voz de las lesbianas no se vende ni se calla! Algo de historia del movimiento lésbico Las lesbianas, según Mogrovejo, nacen en Latinoamérica como un sujeto diferenciado de los homosexuales recién en los 70 con la influencia del feminismo latinoamericano, denominado de segunda ola, que lleva a las hasta ese momento “homosexuales femeninas” a pensarse en su particularidad de mujeres, a pensarse como lesbianas. El movimiento lésbico, desde sus inicios, ha mantenido esa relación estrecha, casi ontológica, tanto con el movimiento de hombres homosexuales como con el movimiento feminista heterosexual. Pero ha mantenido en esas relaciones sus críticas y resistencias tanto a la visión heterocentrada del feminismo como a la práctica misógina y patriarcal del movimiento homosexual. Mogrovejo se refirió a esta vocación autonómica como insumisión respecto a relaciones de poder que van en desmedro de las lesbianas, la que se tradujo en el separatismo como estrategia de organización y posicionamiento político. A continuación, se hará un breve recorrido a la historia del movimiento lésbico en Lima (1983-2007) a partir de la información recogida en el taller entre activistas lesbianas y, como hilo conductor, nos centraremos en la relación del sujeto lesbiano9 con los sujetos gay y feminista a través de este recorrido. Lesbianas en la construcción del Quipu de la Memoria por el Día de lucha contra la violencia y los crímenes de odio hacia lesbianas, gays, trans y bisexuales, en la casa del MHOL (31 de mayo de 2012, Lima). Foto: Verónica Ferrari Un hito que se considera muy importante en los inicios del movimiento es lo ocurrido en el II Encuentro Feminista de Latino América y el Caribe (Lima, 1983), en el que la gran sorpresa fue que el inicialmente denominado “minitaller” sobre patriarcado y lesbianismo resultó ser el evento más concurrido de toda la jornada y muchas mujeres “heterosexuales” salieron del clóset. Después de dicho Encuentro, surgió el Grupo de 9 36 Soy consciente que a lo largo de este apartado el tratamiento de “lo lésbico” es bastante homogeneizador, en tanto lo que se busca es una aproximación muy general al sujeto lesbiano como mera construcción analítica. Las diferencias y complejidades al interior del movimiento lésbico, que sin duda dan para una larga reflexión, serán tratados de forma tangencial. 37 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Autoconciencia Lésbica Feminista (GALF), del cual se dijo que “son lesbianas con una identidad clara y pública: las primeras [en el Perú] quienes se enuncian no solamente lesbianas sino lesbianas feministas”10. Las integrantes del GALF se identificaron como feministas y siguen la tradición feminista de la autoconciencia11, a la vez que su local fue el segundo piso de la casa del MHOL. El GALF se desactivó en 1989 por el clima de inseguridad generado durante el conflicto armado y sus integrantes pasan a las filas del MHOL e institucionalizan los hasta ahora vigentes lunes de lesbianas. Durante los años 90, las lesbianas activan principalmente en el MHOL. A finales de la década, resistir frente a la dictadura fujimorista fue una causa común de los movimientos sociales y de organizaciones de la sociedad civil en general. En este contexto, entre los años 96 y 99, las lesbianas empezaron a participar de espacios de articulación como el Movimiento Amplio de Mujeres (MAM) y Mujeres por la Democracia (MUDE), aunque casi siempre en posiciones marginales, pues su lesbianismo podría “contaminar” a las compañeras heterosexuales y deslegitimar las luchas. Como se comentó en el taller: las mujeres de otros movimientos “nos sacaban nuestras banderolas, unas se iban para atrás, otras para adelante, […] como si las estuviéramos contaminando: ‘Atrás, no se vayan a confundir’, nos decían los otros movimientos sociales”.13 El GALF es la primera organización política lésbica; sin embargo, durante el taller de activistas lesbianas, se definió colectivamente que un elemento importante de posicionar como hito del movimiento lésbico era el Café “La otra cara de la luna” (1982), donde se reunían feministas y desde donde se dice que se gesta el GALF. Se reconoce la importancia de este espacio de resistencia como el espacio en que las lesbianas se conocen, se identifican con otras mujeres y, a partir de esos lazos sexo-afectivos, nacen iniciativas de organización política. Es necesario recordar que estas lesbianas fueron en su mayoría de clase media, profesionales, blancas; es decir, dentro de la marginalidad de ser mujeres y lesbianas, estaban en una posición privilegiada. Existieron antes otros espacios de socialización entre lesbianas de sectores más populares y no necesariamente feministas como “La Ferre” (discoteca ubicada junto a una ferretería), y “La Lima que se va” (discoteca, “un espacio donde los estereotipos [femeninas/masculinas] estaban muy marcados”12). El movimiento lésbico lleva consigo al feminismo como herramienta teórica y de empoderamiento, desde los primeros años; sin embargo, la relación con el movimiento feminista ha sido mucho más compleja. Con encuentros y desencuentros, es una relación cuya historia y transformaciones marcan también la historia del movimiento lésbico. 10 Palabras de Ruth Ramos en el taller de activistas lesbianas. En el 2002, varias lesbianas vuelven a reactivar el GALF, que nuevamente funciona en el segundo piso de la casa del MHOL, pero lo reactivan con la particularidad de que la “A” dejó de ser de autoconciencia para ser autónomo. El énfasis en la autonomía política por sobre la tradición de autoconciencia del feminismo se da en buena medida porque se reconoce que existe una divergencia entre el movimiento de lesbianas y el recorrido del movimiento feminista. “En el año 2002 ya la época era diferente, el momento político era diferente, el recorrido del movimiento feminista era otro, los procesos históricos eran otros, […] decidió entonces llamarse autónomo, resaltando la autonomía política de autoconciencia”14. En ese mismo año se crearon nuevas organizaciones lésbicas y se inicia un proceso de articulación en lo que se denomina la Coordinadora de Lesbianas Feministas, que no solo estaba conformada por lesbianas de Lima, sino también por el Grupo de Lesbianas de Arequipa (GLA). El 2006 se produceuna división al interior de la Unidad de Lesbianas y Bisexuales (ULB) del MHOL (conocida entre las activistas como “el crack”), en el que un grupo de 11 La propuesta de la autoconciencia fue una metodología desarrollada por las feministas italianas y norteamericanas de la segunda ola que permitió al feminismo producir teoría y explicar la situación de opresión en la que las mujeres se encontraban. Esta metodología cuestiona la concepción tradicional de hacer política y le da una nueva dimensión a lo personal, evidenciando que en ello se encuentran lo colectivo, lo social, lo cultural, y evidenciando, sobre todo, que lo privado no está separado de lo público. La autoconciencia se vuelve un dispositivo de lucha (Falquet, 2005). 13 Palabras de Luisa Zanabria en el taller de lesbianas. 12 Según se comentó en el taller de lesbianas. 14 Como explicó Esther Rodríguez en el taller de lesbianas. 38 39 Lucero Cuba lesbianas renuncia a la organización, y pasa a conformar una nueva organización, las Lesbianas Independientes Feministas Socialistas (LIFS). Llegamos así al 2007, año en el que se promulga la Ley de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres (en adelante, LIO). Este fue un capítulo muy problemático, en primer lugar, porque para que la LIO fuera aprobada y promulgada, se recortó y eliminó toda alusión a las lesbianas15; y, en segundo lugar, porque a pesar de eso algunas feministas fueron a Palacio de Gobierno a celebrar la promulgación de la ley con el entonces presidente, Alan García. Ambos factores causaron un gran sinsabor entre las lesbianas pues la agenda lésbica mínima fue relegada a pesar de que se había tenido diez años de articulación con las feministas dentro del Movimiento Amplio de Mujeres y a pesar de que se había trabajado conjuntamente en la Mesa de Igualdad de Oportunidades. ¡Si no estamos las lesbianas, no estamos todas las mujeres! fue el pronunciamiento que emitieron las lesbianas16 denunciando la exclusión de las mujeres lesbianas en la LIO. La sensación de volver a ser “monedas de cambio” en la negociación para lograr ciertas políticas públicas fue tan intensa que ese mismo año la Marcha del Orgullo LTGB (2007) llevó la consigna “¡La voz de las lesbianas no se vende ni se calla!”17. La agenda no se vende, el descontento no se calla. La ruptura entre el movimiento de lesbianas y el movimiento feminista fue inevitable. A partir de este suceso, se dice que las lesbianas “decidimos que íbamos a dejar de ser las hermanas menores de las feministas”18. Cabe mencionar que entre las lesbianas también hubo ciertos quiebres en tanto algunas volvieron a afianzarse en su autonomía rompiendo con el feminismo institucional19; mientras que otras continuaron articulando de alguna u otra forma Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú con las feministas. Hace cinco años quedaron claras las diferencias entre las feministas (heterosexuales) y las lesbianas. Cinco años después, ¿qué hacemos con respecto a eso? Considerando los principios del accionar político de las lesbianas en Latinoamérica, los desencuentros con el movimiento feminista son más norma que excepción, y las rupturas a veces resultan inevitables. Sin embargo, no es atrevido pensar que hace ya algunos años debimos empezar a mirar y conversar en torno a lo sucedido, a ejercer un mínimo de capacidad de diálogo para poner las tensiones sobre la mesa, a superar ese hecho que hasta ahora causa conflictos y resentimientos, y a evaluar qué tipo de relación se quiere y se puede tener con el movimiento feminista, pues solo con una noción clara de ello podremos volver a articular entre lesbianas y feministas, volver a impulsar estrategias y acciones conjuntas respetando autonomías, volver a encontrar algo del potencial político de la solidaridad entre mujeres. A fin de cuentas, el enemigo siempre está del otro lado. 15 En concreto, se eliminaron los términos “orientación sexual” y “diversidad sexual”. Asimismo, se eliminaron también términos como “Estado laico” y “violencia de género”. 16 Las organizaciones firmantes del pronunciamiento fueron el MHOL (Movimiento Homosexual de Lima), GALF (Grupo de Activistas Lesbianas Feministas), GMD (Grupo de Mujeres Diversas), Colectivo Uniones Perú, LGTB Legal, LIFS (Lesbianas Independientes Feministas Socialistas) y LUAP (Lesbianas Unidas Activistas de Piura). 17 Se atribuye la frase a la compañera lesbiana Nydia Villavicencio. 18 Según comentó Ruth Ramos en el taller. 19 Noto esto claramente al llegar por primera vez a espacios de activismo lésbico en el 2008, en donde el rechazo a todo lo que tenía que ver con el movimiento feminista, con los derechos reproductivos, con “las institucionales”, está más que presente en la atmósfera. 40 41 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Lesbianas jóvenes alzando sus voces en intervención callejera (mayo de 2012). Foto: Lesbianas Vibrantes ¡LA VOZ DE LAS LESBIANAS NO SE VENDE NI SE CALLA! Activistas lesbianas llevando la banderola principal de la Marcha del Orgullo de Lima 2007. Foto: Bloque Lésbico 42 43 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 5.3. Mujer contra mujer. Sobre la construcción de vínculos político-afectivos entre lesbianas fortalecido procesos del movimiento, algunas de las tensiones y rupturas más importantes que han terminado configurando lo que es actualmente el movimiento lésbico se han originado justamente por tensiones y rupturas en el plano afectivo sexual. No nos cabe duda de que lo sexo-afectivo ha estado íntimamente relacionado con las dinámicas políticas. La pregunta es cómo hacemos para aprovechar las potencialidades de estos intercambios y minimizar las consecuencias negativas que podrían acarrear. Una potencialidad por explorar tanto en la teoría como en la puesta en práctica es el vínculo que existe entre la afectividad, el relacionamiento sexual y la construcción de solidaridades políticas en el movimiento LTGB. Al respecto, Cornejo (2012) afirma que los espacios de activismo LGTB cumplen una función clave como espacios de reparación a sujetos marcados por la vergüenza, la discriminación, la injuria y la violencia. Sostiene que “los afectos (o ciertos afectos) podrán reclamar el protagonismo que muchas veces se les niega en el espacio político. Tal vez muchxs activistas persisten en estas luchas por la producción de afectos al interior de estos colectivos”. Se trata entonces de un potencial político pero también de una necesidad, o más bien, se trata de una propuesta política/ideológica que nace de una necesidad concreta. En este apartado, nos centraremos en las lesbianas puesto que es la experiencia a la que se tiene más acceso y se trata además de un tema con cierto desarrollo teórico desde perspectivas lésbicas latinoamericanas. De esa tradición surge una frase que de vez en cuando hemos escuchado: “los pactos entre lesbianas se sellan en la cama”, con lo que queda claro que el intercambio sexual entre dos o más compañeras de lucha tiene el potencial de afianzar o abrir paso a ciertas confianzas políticas, si es que no el de generar una clara alianza (o “pacto”), lo que puede ser beneficioso para el movimiento. En esta misma línea, en el 2007, el Manifiesto Insurgencia Sexual de las LIFS sostenía que el logro de una democracia radical que garantizara la autonomía corporal y sexual debía estar basada en una revolución sexual y reproductiva, y se hacía una crítica a la noción de amor: “No aceptamos el uso del “amor” como una herramienta social y cultural para negar nuestra condición de individuas y ciudadanas. […] Proponemos una ética para construir un nuevo tipo de relaciones entre las personas basada en la solidaridad, el consenso, el afecto y el cuidado”. Pero también nos enfrentamos a la realidad de que, así como ciertas uniones han 44 Algunos aspectos de análisis que pensamos habría que tomar en cuentapara esbozar algunas hipótesis son, por un lado, identificar que el relacionamiento afectivo-sexual entre mujereses una energía que ha sido cercenada y contenida por el sistema heterosexual, una energía que encierra un incalculable poder de resistencia y de liberación colectiva pues, al escogernos entre sujetos oprimidos (mujeres) como compañeras, comunidad y aliadas, transformamos la posición de las mujeres y, de esa forma, las relaciones sociales entre los sexos. En una sociedad patriarcal y misógina, las relaciones entre mujeres son políticamente subversivas. Por otro lado, sin embargo, debe considerarse que las lesbianas, finalmente, hemos sido socializadas como mujeres, interiorizando fuertemente la culpa, el pudor, la ideología del amor romántico heterosexual y, a consecuencia de lo último, la dependencia emocional. La hipótesis que planteamos es que el potencial político que tienen las relaciones sexo-afectivas entre lesbianas activistas se ve medrado por componentes del amor romántico que aún dejamos que se impongan en nuestras relaciones, lo que es muy comprensible en tanto hemos sido socializadas como mujeres, interiorizando fuertemente la noción del amor romántico, el pudor, la culpa y la dependencia emocional. En este sentido, se hace necesario cuestionar al amor como usualmente ha sido entendido, interiorizado y practicado, y llevarlo al nivel de una ideología cultural que tiene un papel fundamental en el mantenimiento y perpetuación del sistema – especialmente, de la subordinación social de las mujeres (Esteban, 2005)– en tanto se configura no solo como heterosexual, desigual, sino también como estrictamente exclusivo entre dos personas, eliminando de esta forma la posibilidad de comunidades solidarias de amantes, y alimentando lógicas de competencia entre los sujetos por el acceso a determinados recursos. 45 Lucero Cuba Por ejemplo, uno de los mandatos del amor romántico es la exclusividad sexual y afectiva entre las parejas –que no es otra cosa que posesión/privatización del cuerpo de la mujer por parte de otra mujer–. Esta imposición de exclusividad pocas veces se cumple en la realidad, generando así problemas de engaños, celos, competencias, rivalidades y dolor que terminan minando la confianza, las confianzas políticas, y las organizaciones políticas en última instancia. Frente a esto, sin embargo, emerge como una potencialidad la efectiva puesta en práctica, sobre todo entre las jóvenes, de formas más solidarias y colectivas de establecer vínculos en el plano afectivo sexual: las relaciones abiertas (es decir, relaciones de pareja con libertad sexual); el poliamor, que pone en cuestión algo tan naturalizado como que el amor se da solo entre dos. Debe reconocerse que si bien estas son expresiones relativamente recientes de apostar por formas más solidarias de relacionamiento sexo-afectivo; estas apuestas se han venido intentando en la práctica desde antes y los resultados se han dado en lógicas de ensayo-error, generando a veces las condiciones propicias para la construcción política colectiva, y cercenando otras veces estas condiciones. Se trata de una apuesta que no es sencilla, de un potencial político que para llegar a realizarse requiere una profunda transformación de tal vez aquello que más nos han enseñado a naturalizar y a despolitizar que son nuestros sentimientos. En el camino seguirá habiendo caídas, tensiones, rupturas, dolor, pero se hace necesario continuar politizando los vínculos de amor, solidaridad, compromiso y cuidado entre lesbianas, continuar llevando nuestras utopías tanto a las calles como a las camas, establecer el continuo entre lo público y lo privado, separación que no ha hecho más que relegar a la marginalidad a los cuerpos de las mujeres. Desmantelar el amor como herramienta de opresión y generar amores y afectividades coherentes con lógicas de emancipación, empoderamiento y autonomía de las mujeres es un gran reto, pero es sobre todo una necesidad de resistencia. Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 5.4. Jóvenes y alocadas. Sobre los activismos jóvenes LGTB Si bien la idea de este apartado surgió a partir de la distancia generacional que insistentemente se dio en el taller de activistas lesbianas; la categoría “joven” es pertinente pensarla en función al movimiento LTGB como un lugar de posicionamiento distinto al adulto (que no se enuncia) y, en buena medida, de resistencia. Y es que la creciente visibilidad de activistas jóvenes principalmente lesbianas y gays constituye una emergencia importante en el movimiento. La conformación del Bloque Estudiantil LGTBI en el 2009 marca el inicio de una mayor visibilización y presencia de activistas jóvenes lesbianas y gais20. Además de lo brevemente mencionado sobre las jóvenes lesbianas y la crítica de las relaciones de pareja tradicionales, los activismos jóvenes constituyen una potencialidad en tanto se identifica que en el movimiento LTGB (aunque no solo en este) ha habido un vacío generacional, lo que no ha permitido una renovación del movimiento. Un activista gay sostenía que el movimiento LTGB “es un movimiento envejecido que arrastra toda la historia de las tensiones, conflictos, rupturas”. Entre los activismos jóvenes se reconoce una mayor capacidad de cuestionarse y de cuestionar21, de contaminarse, de romper con el esencialismo identitario, y de reivindicar el potencial político de la impertinencia, la transgresión y el escándalo, elementos que podríamos identificar como intrínsecos de las políticas LTGB, pero que han solido ser mesurados, ocultados o simplemente despreciados en pos de una visión de posicionamiento en busca de la normalidad. Constituye un elemento interesante también que entre las figuras más públicas y visibles de este activismo joven encontremos a más chicas lesbianas que chicos gais. Además, lxs jóvenes han incorporado exitosamente a sus activismos nuevos elementos como las diversas herramientas que ofrece el internet y las redes sociales virtuales, así como intervenciones transgresoras en los espacios públicos. 20 Son estas mismas personas las que recibieron la brutal golpiza frente a la Catedral de Lima en el acto “Besos contra la Homofobia” (2011) y protagonizaron quizás el “suceso LTGB” más sonado mediáticamente de los últimos años. 21 Tal vez esto sea un aporte de las teorías queer que ha sido un referente importante (y muy atractivo) de lxs activistas jóvenes. 46 47 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Aun así, lxs jóvenes en su mayoría aún mantienen posiciones subalternas en el movimiento LGTB. Sobre esto, es pertinente rescatar algunas reflexiones de Cornejo (2012), quien señaló que la subalternización de lxs jóvenes se sustenta discursivamente en la categoría “experiencia”, la cual jerarquiza activismos, y legitima ciertas voces en oposición a las más jóvenes, naturalizando estas relaciones jerárquicas basadas en privilegios de clase y acceso diferenciado a recursos económicos que algunxs adultxs han alcanzado, y que se convierten en una gran brecha en el activismo. o más bien pueden tener una carga negativa. La menor relevancia jóvenes que tiene la incidencia de cara al Estado en la cotidianeidad política de los activismos también constituye un reto, pues puede ser muy positivo y potente en tanto se entiende que el Estado es importante pero no el único o principal horizonte de cambio político, pero también puede llegar a ser todo lo contrario, y el desinterés en el Estado sea en algunos casos síntoma de despolitización, con lo que se corre el riesgo de quedarnos en propuestas de ingeniosas intervenciones callejeras sin un proyecto político de transformación social que le dé sustento, norte y continuidad. Sin embargo, como toda potencialidad, se corre el riesgo de que no llegar a realizarse y quedarnos con lo que pudo ser. Entonces, un peligro en estos activismos jóvenes es que su radicalidad y su frescura vayan apagándose con la necesidad de subsistencia y terminen insertándose en las lógicas del sistema. Y así como se ha mencionado que el movimiento LGTB arrastra una serie de tensiones y conflictos, si bien entre los activismos jóvenes no encontramos las mismas tensiones y conflictos, es porque probablemente aún no se manifiestan o porque se desarrollarán otros tipos de tensiones, que en su momento se canalizarán de alguna manera u otra. Por otro lado, hablamos de activistas jóvenes limeñxs que tienen acceso a educación universitaria, que provienen en varios casos de universidades privadas; es decir, está presente el riesgo de que, no reconocer ni renunciar a los propios privilegios, se reproduzcan las mismas prácticas de exclusión. No es casual que en las agrupaciones y articulaciones de jóvenes sea casi nula la presencia de compañeras trans, quienes por lo general viven condiciones extremas de precariedad, excluidas del sistema educativo, laboral, de salud, etc. Otro elemento al que lxs activistas jóvenes deben enfrentarse es a la despolitización que se ha vivido desde hace dos décadas y de la cual estamos empezando a despertar. Una gran diferencia con lxs compañerxs mayores es que lxs jóvenes ya no provienen de partidos políticos, casi ningunx milita en algún partido, casi nadie proviene de otras organizaciones políticas, a diferencia de lxs activistas del movimiento en las primeras décadas que provenían de o estaban vinculadxs con partidos de izquierda. Esto tiene repercusiones importantes en las formas de organizarnos y actuar. Conceptos como disciplina, por ejemplo, se difuminan 48 Una primera advertencia sobre lo que debe evitarse a futuro entre los activismos jóvenes se extrae de la experiencia de organización del reciente Encuentro Nacional de Jóvenes TLGB (junio del 2012). Este encuentro estuvo organizado por la Secretaría Nacional de la Juventud (SENAJU) y por una suerte de grupo impulsor que estaba conformado por activistas jóvenes –en su gran mayoría gais– únicamente de Lima. Entre otras varias críticas que recibió dicho proceso, una de las más resaltantes fue el hecho de que el Estado, con el aval de un amplio sector del movimiento TLGB joven de Lima, organizara un Encuentro Nacional de la sociedad civil, en el que la participación de activistas de regiones estuvo sujeta a una evaluación de la que se hacía cargo el grupo impulsor (limeño) que en ningún momento se sometió a evaluación alguna de su representatividad política22. Una noción de movimiento no solo poco orgánica sino también sumamente centralista, tutelar y patriarcal terminó marcando la pauta de dicho proceso, lo que plantea no solo el reto de salir de la lógica centralista23 para los activismos jóvenes de Lima, sino también el reto de tener una mayor habilidad política para posicionarse como movimiento social frente al Estado para los activismos jóvenes en general. 22 Finalmente, varias de las organizaciones limeñas se retiraron –aunque tardíamente– de dicho proceso por estas prácticas poco democráticas. Un segmento del comunicado que emitieron sostenía lo siguiente: “Rechazamos el turbio accionar de la Secretaría Nacional de Juventudes (SENAJU) que impuso un modelo organizativo tutelar y colonizador del Estado sobre la sociedad civil, de Lima sobre las regiones, y de los gais sobre las lesbianas y trans”. 23 “El problema del movimiento es Lima”, es una frase que últimamente se ha escuchado de activistas gais limeños, desde una mirada crítica a la propia tradición activista limeña y al centralismo capitalino que pocas veces se cuestiona. 49 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Estudiantes maricones de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la Marcha del Orgullo de Lima 2012 Integrantes del Bloque Estudiantil LGTBI en la Feria de Derechos Humanos de la Municipalidad Metropolitana de Lima (2009). Foto: Bloque Estudiantil LGTBI Perú 50 51 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 6. Macro Región Norte 6.1. Sobre el taller de la Macro Región Norte El segundo taller de diálogo, realizado el 18 y 19 de mayo del 2012, se llevó a cabo en la ciudad de Chiclayo y reunió a activistas de diferentes organizaciones del Mecanismo Articulador de la Macro Región Norte, que comprende a las regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque, Amazonas, Cajamarca, La Libertad y Ancash. El taller contó durante ambos días con la participación del MHOT (Movimiento Homosexual de Tumbes - LTGB y TS), Asociación Movimiento Homosexual de Piura AMHOPI, Red Trans Brenda Alayo, Asociación Viviendo en Positivo (Ferreñafe), Manos Unidas (Sullana), MOHOBE (Movimiento Homosexual Bellavista) Sullana, MHOPA (Movimiento Homosexual de Paita), Asociación Alma Chiclayo, Mesa de Concertación LTGB y TS, GHOL Grupo Homosexual Leonardino (Lambayeque), Movimiento Gay Lésbico de Trujillo MGLT Guadalupito, Asociación GLTB La Libertad, Asociación GLTB Cartavio, Asociación TGLB por la Igualdad - Trujillo, Asociación GTB Roma, Zona Caliente (Amazonas), y lesbianas independientes. “Marica escandalosa exige sus derechos”. Marcha del Orgullo de Lima 2012. Foto: Elba Becerra 52 A diferencia del proceso para llevar a cabo el taller con activistas lesbianas de Lima, este proceso fue más simple, en tanto existía un Mecanismo Articulador que canalizó la propuesta y centralizó los esfuerzos de organización, basándose en la experiencia reciente del III Encuentro Macro Regional LTGB y TS (febrero 2012). Además, el trabajo de este Mecanismo Articulador está muy vinculado al trabajo del Fondo Mundial en sus diferentes proyectos de prevención y control del VIH/SIDA, por lo que no hubo mayor reticencia a realizar un taller con el apoyo de una organización como el PDTG. Sin embargo, el nivel de participación a nivel de objetivos, contenidos y metodología del taller fue menor, en buena medida porque se hacía difícil coordinar estando en regiones distintas. 53 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú A pesar de haberse intentado promover una política de cuotas por identidad (gay, trans y lesbiana), para la participación en el taller, solo pudo contarse con la participación de dos lesbianas de la misma ciudad de Chiclayo y ninguna de otras regiones. Durante el taller se trató el tema de la ausencia de lesbianas y las principales causas que se identificaron fueron que las compañeras tenían problemas para activar por motivos de trabajo, por temor a la visibilidad y porque había discriminación entre la misma comunidad lésbica. Al respecto, una activista trans de Piura comentó que “ahora no hay grupo de lesbianas porque la compañera que tenía cargo empezó a trabajar en el objetivo y se tuvo que ir, […] creo que el trabajo obstaculiza parte de estas cosas”. Por su parte, una activista lesbiana de Chiclayo dijo que “lo que pasa con las chicas es que no quieren visibilizarse; y, entre nosotras, por decir, hay chicas femm y masculinas que no se quieren juntar tanto: nos vemos en la disco, en el fútbol, pero ahí queda, hay también discriminación”. Mientras que otra activista lesbiana en el taller mencionó que “para salir a jugar fulbito, tenemos que salir de noche, porque de día la gente te ve y te dice ‘machona’, ‘ahombrada’”. La visibilidad se reconoce como un desafío importante para los activismos lésbicos. reconocimiento de los derechos de las personas LGTB, existe el deseo de que esta acepte y legitime las uniones homosexuales. En diversos momentos de discusión colectiva, se hizo mucho énfasis en la importancia del compromiso y la constancia para lograr los objetivos trazados, exigencia mayor en tanto se habla no solo de activistas sino de líderes, y en tanto se está sosteniendo un proceso orgánico de articulación macro regional, esfuerzo para nada deleznable. En el taller también se habló del horizonte de lucha a partir de ejercicios grupales de graficar una sociedad deseada. Aparecieron así escenarios en los que las personas trans tenían el DNI que reconoce su identidad, en los que las parejas del mismo sexo estaban contrayendo matrimonio en iglesias, en los que las personas TLGB gozaban de seguridad y comodidad en los espacios públicos, frente a niños y adultos24. En general, el trabajo de las demandas tuvo una dirección clara de reformas planteadas hacia el Estado, así como un componente de cambio cultural donde las personas LTGB no sean vistas como anormales. Pero también aparece la Iglesia Católica como una institución frente a la que, si bien se le reconoció como un actor político opuesto al 24 Para ejemplificar mejor, cito parte de la exposición que hizo uno de los grupos sobre su representación (dibujo) del horizonte: “Lo que hemos plasmado es que no solamente nosotros podemos ser estilistas o decoradores sino que podemos ser profesionales. Por jemplo, aquí esta una travesti dando clases en una escuela pública. Por aquí tenemos a dos policías dándose un beso en una comisaría para que ya no lo vean anormal, porque siempre lo ven anormal, si a nosotros nos miran, nos critican, entonces en el futuro nosotros lo queremos ver así: ‘junto a ti me siento seguro’, le dice uno al otro. Aquí hay una iglesia católica donde se podrán casar libremente, o que también un padre gay puede oficiar la misa. Y aquí está la lesbiana bailando muy libremente en una discoteca heterosexual sin que nadie la discrimine.” 54 Entre las causas del insuficiente interés y compromiso de las y los activistas, se identificaron colectivamente las siguientes: En primer lugar, la necesidad de supervivencia es urgente para buena parte de lxs activistas LGTB, más aun cuando las oportunidades son escasas, lo que ocasiona que varias personas se alejen del activismo o no le dediquen las suficientes energías al activismo. Una activista trans señaló que “hay voluntad [de hacer activismo] pero se da prioridad a la economía, al trabajo. Las personas trans difícilmente pueden tener un empleo para subsistir, si se les invita a asistir a una reunión o taller, preferirían ir a trabajar para ganar dinero”. En segundo lugar, para articular entre activistas de diferentes regiones, es necesario contar con comunicación activa vía internet, y el acceso y manejo de los recursos tecnológicos también están marcados por variables de clase, el acceso a recursos, el acceso a la educación, la disposición de tiempo, etc. En este punto, se pone en evidencia que son las compañeras trans las que más dificultades tienen. Ante esto, ha habido iniciativas de capacitación en el manejo del internet -enfocado en las trans- para fortalecer la articulación macro regional. En tercer lugar, se aludió a la falta de autoestima. Por un lado, se afirma que a pesar de las adversidades, no se deberían dejar abatir y habría que ver la manera de salir adelante. En ese sentido, se dice que “tenemos problemas serios como el VIH, arrasa con nosotros, no hay gente que pase de los 40 años. Me agarra el VIH ¿qué hago? Me emborracho, me amanezco, eso no está bien. […] El problema es autoestima y proyecto de vida, si no lo hacemos a nivel individual o personal no lo haremos como 55 Lucero Cuba comunidad”. Sin embargo, también se identifica que la autoestima también depende de relaciones de poder, de posición en la sociedad y, por lo tanto, viene a ser más bien una suerte de privilegio: “las trans no podemos tener autoestima alta porque vamos a buscar trabajo y nos dicen no, si voy a un centro de salud me miran mal, si estoy en un espacio público también, no puedo salir con autoestima alta después de todo eso”, comentó una activista trans. Aun así, o tal vez por eso, se mantiene la estrategia constante de empoderamiento entre personas LTGB para paulatinamente superar una de las formas de violencia más sutiles y poderosas, la que se ejerce a nivel interno de los oprimidos. Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú en algunos temas y asumir compromisos también fue bien valorado. Los puntos en los que se consideró pertinente profundizar a partir de algunos Y, en cuarto lugar, un problema para el activismo es que la participación de varias personas en actividades de las organizaciones TLGB muchas veces ha estado supeditada a que se haga un pago, lo que es posible siempre y cuando se trate de actividades financiadas por –en el caso de la Macro Región Norte- el Fondo Mundial; pero esto ha desincentivado el activismo por compromiso. Uno de los representantes del mecanismo articulador de la Macro Región Norte manifestó que “al momento de hacer actividades, la gente se basaba en el dinero, que si va a haber comida, pasajes, polos, movilidad. Cuando había eso, las chicas regias ahí repartiendo los volantes y todo; es decir, había un compromiso condicionado. Pero de ahí la gente se desaparecía, entonces eso desvirtuaba un poco. Ahora estamos intentando trabajar con otra lógica: fuera reconocimientos económicos, fuera refrigerios, fuera cositas que finalmente terminan comprando tu activismo”. Por último, un ejercicio importante durante el taller fue el de rescatar hitos de los movimientos regionales. Con ese ejercicio se visibilizaron historias de lucha y resistencia para empezar a construir una memoria colectiva. Además, el análisis de esas historias también sirvió para complejizar ciertos elementos a lo largo del movimiento macro regional. El taller fue valorado positivamente por lxs participantes en general, aunque no se pudo hacer un seguimiento mayor por la distancia. Aunque el hecho de tener la oportunidad logística de encontrarse en un mismo espacio fue positivo, y el pensar 56 Activistas LGTB de diversas regiones en el III Encuentro Macro Regional Norte (febrero de 2012). Foto: Alma Chiclayo 57 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Activistas trans de Piura. Foto: Tonika Izamar Activistas líderes de la Macro Región Norte y equipo facilitador en el taller de diálogo (19 de mayo de 2012). Foto: Pdtg Perú 58 59 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú elementos del taller fueron: ¿qué tanto las dinámicas en torno al VIH/SIDA están facilitando solo ciertos activismos? y ¿cuál es la relación que se establece frente al Estado? justamente en el objetivo de prevención y atención del VIH/SIDA que se enmarca evidentemente en enfoques médicos. En ese sentido, los proyectos de no discriminación no parten de la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, sino que parten de la lucha contra la discriminación hacia personas que viven con VIH/SIDA, y ahí se está hablando de homosexuales, prostitutas y personas con VIH/SIDA en general. Manejando este enfoque, la lógica del proyecto no suele considerar que está trabajando con actores políticos ni, peor aún, con un movimiento social. 6.2. “Seguimos confundiendo movimiento con proyecto”. Sobre el rol político de la cooperación internacional Un actor importante en las lógicas y acciones del movimiento LGBT es la cooperación internacional. Esta ha intervenido en nuestro país (y en América Latina en general) con proyectos de desarrollo de diverso tipo, en los que las lógicas de intervención han estado íntimamente ligadas a la evolución del enfoque de desarrollo, centrado inicialmente en la pobreza definida en términos monetarios, e incluyendo cada vez más un discurso de derechos humanos que permite reconocer diferentes patrones de desigualdad. Sin embargo, hasta ahora, el enfoque de desarrollo manejado desde la gran mayoría de agencias de financiamiento sigue siendo heterosexual, lo que se materializa en las políticas de intervención que impulsan, invisibilizando e ignorando a personas LTGB. Uno de los actores más relevantes en el movimiento LTGB, en tanto cooperación internacional, es el Fondo Mundial, que se define como una asociación publico-privada mundial que se constituye como el principal organismo de financiamiento de programas de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria. Este fondo se basa en las donaciones gubernamentales de los países más ricos y en las donaciones de empresas transnacionales como Microsoft de Bill Gates o la Coca Cola Company, entre otras. El componente de fortalecimiento comunitario o de no discriminación de los proyectos en VIH/SIDA, al incluir capacitación de líderes y asesoría legal a organizaciones, hace que su relacionamiento con organizaciones LTGB sea constante y muchas veces central para el funcionamiento de estas. Hay algunos elementos en estas relaciones sobre los que conviene reflexionar. El financiamiento que llega desde el Fondo Mundial es canalizado por el Estado peruano y, para identificar a sus beneficiarios, maneja el enfoque biomédico de “poblaciones vulnerables”, entendiendo con estas a las poblaciones gais, HSH (hombres que tienen sexo con hombres) y trans. Van den Berge (2012) señaló que la categoría “población vulnerable” tiene intenciones políticas identificables, y es que para que un Estado homofóbico como el peruano tome acciones con respecto a la lucha contra el VIH/SIDA, le ha sido cómodo adoptar una categoría des-sexualizada, que invisibiliza y victimiza a las comunidades LTGB. “No somos vulnerables, somos vulnerabilizados”, mencionó un activista. Sin embargo, el enfoque de “poblaciones vulnerables” ha sido trasladado del ámbito médico al ámbito político, y varixs activistas han terminado identificándose a sí mismxs como poblaciones vulnerables. Resulta elocuente, en este sentido, que la principal lista de comunicación virtual entre activistas TLGB y TS lleve justamente el nombre de Poblaciones Vulnerables Perú. En general, las políticas de relacionamiento con organizaciones LTGB no se basan en objetivos más amplios de democratización o promoción de derechos humanos, sino Esta invisibilización y victimización, este no reconocer las capacidades de agencia y subversión de las personas TLGB puede entenderse como un primer impacto de estas Las agencias de cooperación han empezado a relacionarse con organizaciones LGTB a partir de las políticas de lucha contra el VIH/SIDA. Podría decirse que, las agencias de cooperación parecen haberse dado cuenta de que en los países “en desarrollo” no todos son heterosexuales a partir de que la epidemia del VIH/SIDA se convierte en un problema de interés mundial (Van den Berge, 2012). Es por esto que, en adelante, cuando hablamos de la intervención de la cooperación internacional en el movimiento LTGB, nos referimos básicamente a las políticas de lucha contra el VIH/SIDA. 60 61 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú políticas de lucha contra el VIH/SIDA en el movimiento LTGB. Un segundo impacto de este enfoque es la invisibilización de las “poblaciones” que no son especialmente “vulnerables” al VIH/SIDA como las lesbianas, por lo que no es mera casualidad que la presencia de lesbianas en el movimiento LTGB a nivel nacional sea escaso. reconocerse dos lógicas que, amalgamadas, en mayor o menor medida, han generado organizaciones TLGB con características muy específicas a nivel nacional. Por un lado, tenemos procesos muy locales y autónomos de iniciativa política, mientras que, por otro lado, tenemos procesos impulsados, apoyados y sostenidos gracias a los proyectos en prevención de VIH/SIDA. Intentaremos analizar cómo ambas lógicas se superponen a partir de algunos casos: “Mientras sigamos confundiendo proyecto con movimiento, estamos mal”, comentó una activista trans para advertir sobre la supeditación de los intereses del movimiento a los intereses de la cooperación. Y es que es muy distinta la lógica de acciones enmarcadas en un proyecto (con metas e indicadores que hay que cumplir y sustentar para validar el dinero que se recibe) que la lógica de movimiento que es intrínsecamente política, subversiva y crítica con los diferentes sistemas de opresión. En varios momentos específicos del movimiento podemos notar cómo las lógicas de intervención de la cooperación internacional resultan apolíticas e inmovilizadoras y tienen un impacto negativo en la constitución de agendas y discursos al interior del movimiento. Por ejemplo, hace muy poco, en el marco de la Ronda 10 del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, se realizó un estudio de percepción a nivel nacional, encargado a una prestigiosa consultora de investigación social como el Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IOP-PUCP), lo que significó una oportunidad de recojo de información muy importante en tanto no suele haber interés ni del Estado, ni de la academia, ni del sector privado para estudios sobre “temática LGTB” de este alcance, que en este caso incluyó una encuesta nacional. El estudio, finalmente, se redujo a percepción de la población sobre personas gais, trans y HSH. Con esto, no solo se excluyó a las lesbianas, sino que se pasó por alto un análisis de percepción desde la variable “género” que tendría que haber sido un eje central en tanto es una sociedad machista y patriarcal la que discrimina y violenta a personas TLGB. Además, se incorporó a una categoría médica como “HSH” en instrumentos de recojo de información como si se tratase de una categoría social. Todo bajo el argumento de que el proyecto, en tanto está orientado a trabajar con gais, trans y HSH, solo debe enfocarse en esas poblaciones. Otro de los impactos de la cooperación en el movimiento es a nivel organizativo. Pueden 62 El 23 de agosto de 1994 en Sullana (Piura), un grupo de ronderos capturaron a dos gais, los amarraron a un palo, los flagelaron, les raparon el cabello, les quemaron los genitales con cigarrillos y los botaron a la calle para que llegaran a sus casas horas después totalmente maltratados, adoloridos, desnudos, y a tientas25. A partir de este terrible suceso que conmocionó a la población, se reunieron por primera vez alrededor de cincuenta gais y trans de esa localidad, sentaron una denuncia a los agresores y formaron una organización, que, dos años después, realizaría la primera Marcha del Orgullo (1996) en el parque de la ciudad de Sullana. A partir de esa marcha, empiezan a aparecer en el relato, con más protagonismo, los proyectos en prevención del VIH/ SIDA y el apoyo que se recibía de estos. Vemos cómo la iniciativa de organización, motivada por la indignación colectiva, se da a partir de una coyuntura de agresión concreta y con el fin de llevar a cabo acciones inmediatas frente a esa coyuntura. Esta forma de organización marca ya una diferencia con un paradigma de organización más “lógico”, para el que primero se constituye la organización con su visión, misión, objetivos, y luego recién se llevan a cabo las diferentes actividades que están orientadas a los objetivos. Paradigma de organización que es más común ahí donde la presencia de financiamientos externos marca la pauta del proceso organizativo. Por otro lado, la actuación en conjunto de gais y trans, desde el inicio del proceso, también sienta una diferencia con los inicios del movimiento limeño, donde lo trans no solo fue una gran ausencia durante los 25 Todos los relatos sobre sucesos en regiones han sido extraídos de las exposiciones que realizaron los grupos regionales durante el Taller de activistas de la Macro Región Norte. El grupo de Sullana estuvo conformado por Manuel Becerra y Juan Nunjar Castillo. Por una cuestión de espacio, no podemos mencionar todas las historias, pero esas se encuentran también en el Material Gráfico Informativo. 63 Lucero Cuba primeros años, sino que en el mismo movimiento –inicialmente homosexual, enunciado en masculino–, reproducía y justificaba la exclusión de las trans en dichos espacios. Pero son estas iniciativas de lógicas más locales, de necesidad de respuesta inmediata y colectiva ante una coyuntura que genera indignación generalizada, por las que se reconoce que los activismos en regiones tienen la potencialidad de ser un activismo de compañerxs que viven diversas experiencias de exclusión, insertos en contextos sociopolíticos muy distintos al limeño, en varios casos más conservadores, despojados de varios privilegios que tenemos lxs activistas en Lima y de cuyas implicancias la mayor de las veces no somos conscientes. Un activista de Lima que es cercano a la experiencia del movimiento en el norte comentó que “la radicalidad [del movimiento fuera de Lima] no tiene que ver con la comprensión conceptual, sino con la experiencia cotidiana y práctica; es decir, las personas en muchos casos se han empezado a organizar porque no había cómo enterrar al muerto”. Finalmente, los efectos perversos que en el movimiento puede tener el financiamiento en VIH/SIDA son posibles en tanto hay organizaciones y activistas que lo permiten. Entonces, luego de identificar algunos de estos efectos, lo que debe pensarse es cómo aprovechamos lo positivo de los proyectos sin perder el norte político, en vista de que este tipo de iniciativas es, ante la inacción del Estado26, la única alternativa de lucha contra una epidemia que termina con las vidas de miles de trans y gais27. Debe tenerse en cuenta también las diferentes formas de apoyo financiero que intentan relacionarse de forma más horizontal con las organizaciones LGBT en el Perú y avanzando hacia enfoques más amplios que el del VIH/SIDA, para lo que es necesario un mapeo constantemente actualizado de las diferentes agencias de cooperación, hacer de la cooperación internacional un actor político más (en tanto tiene efectos políticos) y evaluar sus acciones y las formas de relacionamiento públicamente. Cómo manejamos el financiamiento estratégicamente manteniendo Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú la autonomía de la agenda del movimiento parece ser el principal desafío. 6.3. ¿Transformación social o incidencia política? Sobre el rol frente al Estado Una potencialidad que aparece como relevante para comprender las dinámicas del movimiento en regiones es la posibilidad de relacionamiento más directo con las autoridades locales, lo que se ha traducido en estrategias relativamente exitosas de incidencia en políticas públicas locales. Se ha encontrado en algunos casos que las autoridades locales son mucho más accesibles y cercanas a las organizaciones LGTB en otras regiones. Poniendo como ejemplo a las Ordenanzas regionales de No Discriminación que incluyen las causales de orientación sexual e identidad de género, en Lima esta aún no ha sido aprobada a pesar de tener un gobierno municipal que se comprometió públicamente con los derechos de personas lesbianas, gais, trans y bisexuales, mientras que en regiones como Apurímac, Loreto, Tacna, entre otras, ya se cuenta al menos con este dispositivo legal que permite cierto nivel de protección ante actos de discriminación28. 26 De hecho, esta inacción fue denunciada por el MHOL como “homosidio” por parte del Estado peruano, dada su inacción durante las tres décadas de epidemia en el Perú, entre otras cosas. Nuevamente, tomando el caso de Sullana (Piura), la organización que empezó a forjarse en 1994 luego de la tortura a los dos gais, finalmente logró ser beneficiada en 2010 del Presupuesto Participativo Ciudadano de la Municipalidad de Sullana, un hecho sin precedentes para una organización TLGB, que además tuvo cobertura en la prensa local. Ese mismo año (2010), en Paita (Piura), una organización homosexual se constituyó como Junta Vecinal y, un año después, marchó en el desfile cívico militar convocado por la Municipalidad de Paita, la cual ha apoyado algunas actividades de la organización. Hay una relación con el Estado más cercana en la que cabe la posibilidad de hallarlos en algunas circunstancias como un aliado estratégico. Claro está, los casos relatados no son representativos del movimiento en la Macro Región Norte ni mucho menos a nivel nacional. Los casos en los que las autoridades son indiferentes, si es que 27 Se calcula que 243 de cada mil travestis viven con VIH y que lo propio sucede con 171 de cada mil gais, en contraste con lo que sucede en la población general, donde de cada mil mujeres gestantes (donde el Estado concentra los recursos), dos viven con el virus. 28 Debe considerarse que en la mayoría de estos casos, las ordenanzas se dieron en el marco de estrategias de prevención del VIH/SIDA e ITS, y varias de ellas no hablan de población/comunidad LTGB, sino de “Poblaciones Vulnerables”. 64 65 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú no claramente homo/lesbo/transfóbicas, con las comunidades LTGB seguramente siguen siendo la mayoría. Pero así como reconocemos que un trabajo cercano al Estado resulta favorable para los objetivos que se proponen las organizaciones LTGB, no podemos dejar de preguntarnos ¿cuál es la función del movimiento LGBT como movimiento social en un contexto de capitalismo depredador, excluyente y violento? La “aceptación” de las personas TLGB en arreglos históricamente opresores y violentos –por ejemplo, el matrimonio–como meta final resulta decepcionante, por decir lo menos. Pessah (2004) advierte sobre la posibilidad, cada vez más real, de que el accionar político del movimiento LGTB se enmarque en lo que denomina “rebeldía controlada”, con lo que se refiere al comportamiento admitido, domesticado y limitado por el sistema como forma de impedir cambios radicales. Según Pessah, la rebeldía controlada es un “mimo a la conciencia”, es creer que se está haciendo algo por el cambio cuando en realidad se está siguiendo el guion al pie de la letra. En otras palabras, la igualdad jurídica –que constituye actualmente la agenda principal, y que podemos traducir como la búsqueda de reconocimiento e igualdad bajo una perspectiva de ciudadanía liberal frente al Estado– debe ser únicamente el primer paso (aunque no el único primer paso) en la lucha por una sociedad realmente igualitaria, con reparación y justicia para las comunidades históricamente oprimidas. Frente a esta situación en que es necesario posicionarse estratégicamente frente al Estado para exigir ciertos derechos, pero en la que tampoco se quiere perder de vista el horizonte de emancipación, la pregunta que conviene hacerse es ¿cuál es la centralidad de la incidencia de cara al Estado en nuestra acción y horizonte políticos? Ahora bien, críticas como las de Pessah se pueden plantear con un poco más de tranquilidad desde países como España29, México o Argentina, en los que los ansiados avances a nivel jurídico ya son una realidad. Situación muy distinta es la peruana en la que todas las comunidades históricamente violentadas y/o excluidas gozan de un marco de reconocimiento de sus derechos, todas menos la comunidad LTGB. En este contexto, resulta urgente lograr que el Estado reconozca que lesbianas, gais, trans y bisexuales también somos ciudadanas y ciudadanos, y que debe hacer algo para frenar y transformar las realidades de exclusión, discriminación y violencia a las que cotidianamente estamos expuestas. 29 Sobre esto, Gerard Coll-Planas (2010) analizó los costos que implicaron el alcanzar en España cuotas importantes de igualdad jurídica, y a qué expresiones del género y la sexualidad se han dejado en el camino. 66 Rescato en este sentido la preocupación de una compañera activista lesbiana por el rol aparentemente sumiso que nuestros movimientos estarían adoptando frente a un Estado al que más bien deberíamos exigir nuestros derechos plenos. A dicha relación de subordinación del movimiento frente al Estado le llama “la política del perro”. Dice lo siguiente: “¿Qué es lo que queremos, que el Estado nos reconozca como sujetas? ¿Esa es nuestra meta? Es como la política del perro: estamos esperando que el Estado nos dé algo, entonces nos da un hueso30, nos ponemos a comer el hueso y ya no ladramos porque la mandíbula está ocupada con el hueso. Lo peor es que a nosotros [LTGB] ni si quiera nos han lanzado el hueso, solo han simulado hacerlo, e igual hemos dejado de ladrar. Además, ¿de qué sirven solo las leyes si es que de pronto entra un gobierno ultraconservador y te quita las dos leyes que han costado cuarenta años de lucha?”. En la misma línea, otro activista sostiene que “no se debe reducir el accionar político del movimiento en función al Estado, sino en función a cómo nosotros nos emancipamos. La emancipación, lamentablemente, no es un concepto instalado como una práctica política cotidiana en el movimiento”. Pero el rol del movimiento LTGB como movimiento social no es para nada un consenso al interior del movimiento. Una pugna constante entre politización y despolitización (o “apolitización”) se deja entrever en diferentes momentos del movimiento, en discursos, acciones y agendas. Esta tensión ha sido muy vívida en los últimos años en que se ha tenido dos coyunturas importantes. En el 2009, luego de la represión estatal frente a las protestas en Bagua que terminó con la vida de más de treinta peruanas y peruanos, se propuso que la Marcha del Orgullo de Lima lleve la consigna de solidaridad con lxs hermanxs de Bagua. Ante 30 El hueso funciona como metáfora de lo que sería alguna política pública que incluya algunas de nuestras demandas. El hueso hace referencia a las sobras de un sujeto que es colocado como superior. 67 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú esto, se abrió una álgida discusión que evidenció las claras diferencias entre para quienes su activismo LTGB era una cuestión meramente ceñida a los “derechos LTGB”, y para quienes su activismo LTGB les llevaba necesariamente a plantearse como sujeto político crítico frente a las estructuras de opresión que rigen la sociedad, en solidaridad con otras comunidades oprimidas. En ese sentido, los primeros no creían que el colectivo LTGB debía involucrarse en esa coyuntura que, desde esta perspectiva, afectaba a “otros”. Finalmente, aunque con muchas tensiones de por medio, predominó la segunda posición y ese año la Marcha del Orgullo llevó la consigna de “Jamás podrán callarnos. En la diversidad, unidas y unidos: lesbianas, travestis, transgéneros, transexuales, gays y bisexuales por la paz, la vida y el respeto a nuestras hermanas y hermanos de la Amazonía”. en el ámbito de la sexualidad y en nuestras preferencias sexuales; mientras que con heterosexualidad hacemos referencia a un sistema político, cultural y económico de control de vidas, un sistema de organización social que se impone a los sujetos, sobre la base de una diferenciación sexual binaria, creando heterosexuales ahí donde no hay nada más que seres humanos que han sido mutilados de todos aquellos potenciales deseos homosexuales, que regula las relaciones de género, la distribución de la riqueza, la división sexual del trabajo, y que finalmente deja a las mujeres en posiciones de dependencia económica, social y emocional de los hombres, mujeres que han sido convencidas de que, aunque puedan resultar insatisfactorios u opresivos, el matrimonio y la orientación sexual hacia los hombres son componentes inevitables de sus vidas (Rich, 1986)31. Algo similar sucedió a mediados del 2011, en que había que elegir para Presidente de la República entre Ollanta Humala, que representaba una voluntad de transformación, y Keiko Fujimori, que representaba nada menos que la continuación del régimen dictatorial del líder de su corriente política, Alberto Fujimori. Un sector del movimiento decidió apostar sus fuerzas por la opción de Humala, ante lo que no se hicieron esperar las acusaciones de “rojos” y “politizados” del otro sector que creía que el movimiento no debía pronunciarse frente a ese contexto. Ante esto, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué estamos buscando como movimiento? Como se ha intentado señalar en el subtítulo, ¿queremos lograr una transformación real de la sociedad en sus diferentes ámbitos o nos resignamos con acciones de incidencia de cara al Estado, sin importarnos si es que este está gobernado por un dictador? La crítica a la heterosexualidad, como hemos visto, no se reduce a la sexualidad. De la misma forma, las políticas que el movimiento LTGB reivindica tampoco deberían reducirse a la sexualidad, sino más bien estar orientadas a un horizonte de lucha contra los órdenes culturales, políticos y económicos que la heterosexualidad sostiene y perpetúa, llámense patriarcado o capitalismo. Quisiéramos terminar esta reflexión conun aporte teórico fundamental desde el lesbianismo (o feminismo lésbico). Como señaló Falquet (2006), la palabra lesbiana –en el marco del movimiento LTGB– refiere a un lesbianismo político que se plantea como una crítica en actos y un cuestionamiento teórico al sistema heterosexual. Se habla de heterosexualidad y no de heteronormatividad para no perder de vista cómo esta se enraíza a un sistema patriarcal que a su vez sostiene un sistema capitalista. La heteronormatividad hace referencia a una norma que rige exclusivamente 68 31 “¿Debemos condenar todas las relaciones heterosexuales, incluyendo las menos opresivas?” Ante las inminentes reacciones que las afirmaciones de Rich (1986) causarían entre sus lectoras –de la misma forma en que creo que sucederá ahora–, cito su respuesta para ayudar a esclarecer algunas dudas: “Creo que este asunto, aunque con frecuencia emotivo, está mal planteado aquí. Hemos estado empantanados en un laberinto de dicotomías falsas que nos impide aprender la institución en su conjunto: matrimonios «buenos» contra «malos»; «matrimonio por amor» contra matrimonio arreglado; sexo «liberado» contra prostitución; relaciones sexuales heterosexuales contra violación […] Desde luego, dentro de la institución de la heterosexualidad existen diferencias cualitativas de experiencia; pero la ausencia de alternativa sigue siendo la gran realidad no reconocida, y por la ausencia de alternativa, las mujeres seguirán dependiendo de la oportunidad o de la suerte de relaciones particulares y no tendrán el poder colectivo para determinar el significado y el lugar de la sexualidad en sus vidas.” 69 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú 7. Pistas de reflexión El proceso de Diálogos entre movimiento LTGB ha dejado varios aprendizajes, ha invitado a diversas reflexiones y ha abierto más preguntas en torno a las cuales sería interesante retomar la reflexión desde otras miradas, para así seguir aportando algunas pistas en la construcción de un movimiento LTGB en el Perú. El movimiento lésbico, como ya se ha señalado, tiene una trayectoria de encuentros y desencuentros tanto con el movimiento homosexual de gaiscomo con el movimiento feminista heterosexual. Esto es algo compartido con otros países de la región y, habiendo hecho un intento de recorrido histórico del movimiento de las lesbianas en Lima intentando obtener algunas lecciones y superar viejos desencuentros, me queda la pregunta ¿qué lecciones podríamos rescatar del recorrido histórico los movimientos lésbicos de otros países de la región? Asimismo, considero necesario seguir explorando en las implicancias políticas de hablar de diferentes generaciones, y así ir vislumbrando futuros debates, agendas, tensiones y rumbos del movimiento, o por lo menos, tenerlos presentes. Aquí nos hemos centrado en la reivindicación y apropiación de lxs jóvenes de la política del escándalo, la transgresión y, al mismo tiempo, el reconocimiento de que la transformación social va más allá de la sexualidad, así como en llamar la atención sobre algunas limitaciones y desafíos. Pero las jóvenes escandalosas no solo tienen el potencial sino la obligación de construir un movimiento con perspectivas de emancipación y transformación social. No son el futuro del movimiento, ya están haciendo movimiento. Activistas TLGB en reunión con la entonces candidata a la alcaldía de Lima, Susana Villarán, quien fuera luego la primera autoridad pública en inaugurar una Marcha del Orgullo (setiembre de 2010). Foto: Mary Vargas 70 Una de las emergencias que va cristalizándose en la disputa identitaria al interior del movimiento es el posicionamiento de identificaciones locales por sobre identificaciones “importadas” como estrategia de subversión ante la amenaza de normalización e inserción a un sistema intrínsecamente opresor. El cuestionamiento de lo LTGB permite desvelar relaciones de dominación que, finalmente, parecen indicar que usualmente el sujeto del movimiento es el sujeto gay. 71 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Algo importante que se trabajó en los dos talleres del proceso de Diálogos… fueron ejercicios de rescatar memorias, las cuales no están documentadas, y cuyo rescate, transmisión y reapropiación es clave para forjar tradiciones, referentes, identidades rebeldes y analizar el desarrollo de nuestras luchas. gais y bisexuales. Desde mi experiencia en un grupo LTGB universitario, la organización se convierte en un espacio que ofrece la posibilidad de seguridad, reconocimiento y afecto sincero, lo que no se encuentra en los espacios heterosexuales, que más bien generan miedo, vergüenza e inseguridad. Durante el taller en Chiclayo, ante el comentario de una activista trans sobre cómo el rechazo de la familia las marca emocionalmente y les trunca el ya limitado acceso a la educación y al trabajo, otra activista respondió que “si la familia discrimina, entonces tenemos nosotros que ser el apoyo, tenemos que estar unidas”. Si bien se han señalado algunos “efectos perversos” de la cooperación internacional en el movimiento LTGB, también debe reconocerse que las agencias de cooperación son diversas, manejan políticas y formas de intervención distintas, y así como hemos visto que algunas manejan discursos médicos que finalmente invisibilizan las principales luchas TLGB, también hay otras formas de apoyo financiero que, dentro de discursos de desarrollo, intentan relacionarse de forma más horizontal con las organizaciones LGBT en el Perú (ver Van den Berge, 2012), lográndolo unas pocas y reproduciendo relaciones paternalistas otras32. Entonces, queda también en manos del lxs activistas y las organizaciones LTGB llegar a relacionarse con las agencias de cooperación sin vender la agenda y sin callar los descontentos. Desde cómo hacemos para que no nos instrumentalicen hasta cómo hacemos para instrumentalizar nosotrxs los fondos disponibles, pasando por un análisis más situado de cuál es el rol político del financiamiento en nuestras organizaciones para así ser conscientes de lo que se está poniendo en juego, y de en dónde marcar los límites de la autonomía. Ante esto, experiencias de organización autónomas y autogestionadas como de la organización de Sullana sobre la que se comentó, como organizaciones lésbicas en general y como organizaciones juveniles universitarias, podrían tal vez ir marcando el camino sobre qué demandas levantar y qué estrategias usar como movimiento LTGB. Es pertinente en este punto señalar algunos aportes del movimiento LTGB a la política, a otros movimientos y a la academia. En primer lugar, la noción de comunidad en el movimiento LTGB tiene una especial centralidad: muchas veces la organización LTGB funciona como una comunidad que hace más habitables las vidas de trans, lesbianas, 32 Aunque, en épocas de crisis en el norte como la actual, las agencias de cooperación más políticas son las que primero se quedan sin dinero. 72 Una visión tradicional de la política suele concebir a las relaciones políticas como una dimensión muy aparte de las relaciones sexo-afectivas, incluso se concibe como indeseable que ambas dimensiones se yuxtapongan; mientras que en el movimiento LTGB es muy común, y hasta deseable, que las personas terminen acercándose a la política cuando en un inicio solo buscaban sexo, amores y amistades. Politizar la sexualidad y sexualizar la política son sin duda aportes clave del movimiento LTGB. Elementos emergentes que podrían volverse contribuciones importantísimas podrían ser democratizar, socializar y emancipar el sexo, los cuerpos y los deseos. Ahora bien, toda noción de comunidad se vuelve problemática cuando, dentro de la comunidad, se pierden las individualidades y se invisibilizan las relaciones jerárquicas de poder que puedan existir. Entonces, cuando hablamos de comunidad LTGB, hay que reconocer la hegemonía gay y limeña en dicha construcción simbólica. Cuando nos referimos a comunidades LTGB, hay que reconocer también las ambiciones e intereses que los actores políticos tienen. Por otro lado, nociones de comunidad hay muchas y, si bien a lo largo de este documento se ha manejado constantemente una idea de comunidad que deviene luego en resistencias colectivas y organizaciones políticas, lo comunitario también puede entenderse apolíticamente cuando este funciona únicamente como un espacio de relativa comodidad apartado e invisible ante el resto del mundo, lo que definitivamente sucede. 73 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú En segundo lugar, y con el objetivo de interpelar el aprendizaje y la construcción de conocimientos que se hace desde la academia, quiero rescatar algo que suelo decir que es que yo soy más lesbiana que socióloga, como un intento de rescatar que realmente creo haber aprendido más del activismo lésbico que de cinco años de clases universitarias en las que básicamente he leído a hombres europeos y estadounidenses blancos heterosexuales. En el activismo no solo he encontrado textos fundamentales, sino sobre todo experiencias contrahegemónicas, hipótesis de cambio social y aprendizajes que se han dado siempre en procesos colectivos. Desde mi experiencia, he ido contaminando a mis compañeras de la misma forma y al mismo tiempo en que ellas me han contaminado a mí desde sus vivencias; de modo que me resulta imposible identificar qué ideas son mías, qué ideas son ajenas, pues todas ellas han surgido y madurado colectivamente. La construcción de conocimientos es un proceso colectivo. En este documento, por ejemplo, no podría identificar alguna de las ideas como mías. En tercer lugar, ubicar a la heterosexualidad no solo como la orientación sexual normalizada, sino como una forma de organización del pensamiento, la riqueza, los afectos, los roles y la cultura que ha sido diligentemente impuesta hacia todas y cada una de las personas desde antes de nacer, en cada instante de la vida y hacia pueblos no occidentales con el fin de reproducir la organización social patriarcal en un sistema capitalista, debería obligar a los movimientos sociales a repensarse en la medida en que se han construido a partir de una visión heterosexual, masculina y eurocéntrica. Y obligarse a evaluar qué tanto están siendo cómplices y están reproduciendo órdenes hegemónicos opresores al asumirse heterosexuales, al asumir a lxs demás como heterosexuales; al negarse a explorar su sexualidad y a desestabilizar su género; al entender la agenda LTGB como un “tema” secundario que, a lo mucho, tendría lugar en una mesa de trabajo, y no como una agenda que cuestiona las estructuras más arraigadas y naturalizadas del sistema; al concebir que lesbianas, trans, gais y bisexuales somos una minoría cuando lo que debería pensarse es ¿cómo es que la heterosexualidad se ha impuesto a una mayoría? Las teorías y reflexiones feministas, queer, LTGB comparten la base en común de haber sido construidas principalmente desde la experiencia encarnada en la que se intersectan y se desvelan relaciones de poder. No es casual que sean sujetos LTGBQ quienes hayan construido conocimiento que finalmente ha tenido un impacto en cuestionar a la ciencia en sí misma, al conocimiento occidental en sí mismo y, con este, a la razón moderna. Decía Wittig (1981) que “la conciencia de la opresión no es solo una lucha contra la opresión: supone también una total reevaluación conceptual del mundo social, su total reorganización con nuevos conceptos, desarrollados desde el punto de vista de la opresión. Es lo que yo llamaría la ciencia de la opresión, creada por los oprimidos”. Desarrollar esta “ciencia de la opresión” o construir conocimientos desde u na posic i ón pol í ti ca n o h etero s exual i m p l i c a de s e nt ra ñ a r e l p o de r col oni al, capitalista, heterosexual y patriarcal que se sostiene en saberes que invisibilizan, niegan y folclorizan dimensiones de la realidad que le resultan amenazantes. El movimiento LTGB, entonces, aparece como un espacio de aprendizaje y de construcción de conocimientos que visibilizan realidades, teorías e intuiciones que cuestionan, desmantelan y transforman sistemas de opresión. 74 Por último, si bien hablamos del “movimiento LTGB”, está claro que no somos un movimiento homogéneo; las identidades políticas se construyen de diferentes maneras, a diferentes ritmos, en diferentes procesos; las experiencias de las que provenimos y que vivimos son complejas y diversas. Si bien hablamos del “movimiento LTGB”, no somos una comunidad cerrada, estamos en todas partes, constantemente relacionándonos y contaminando otros espacios, ya sean otros movimientos, la academia, las calles, el Estado, etc.; seguir contaminándolos y con más intensidad es vital para todas las luchas. Aunque cuando hablamos de actores en el movimiento LTGB nos referimos básicamente a activistas y organizaciones TLGB que se reconocen como tales, cada acto de visibilidad es una acción subversiva y cada existencia disidente a la heterosexualidad es ya una resistencia, una vida que en su propia existencia ha rechazado adecuarse a la heterosexualidad y a reforzar su propia opresión y la opresión de otrxs. Aunque hablamos de comunidades LTGB, está claro que la politización de cada existencia disidente a la heterosexualidad constituye un reto, y el devenir de la 75 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú identificación LTGB en sujetos políticos capaces de transformar la realidad es un reto más grande aún. Y, aunque pudiera entenderse que cuando hablamos del “movimiento LTGB” como si fuera un movimiento más o un actor más, deseamos que las personas o movimientos que no se consideran “LTGB” empiecen a cuestionarse, a acercarse y a abandonar la posición hegemónica de la heterosexualidad. Deseamos también que las personas u organizaciones lesbianas, trans, gays y bisexuales que no se consideran movimiento, empiecen a cuestionarse, a acercarse y abandonar la inercia, porque si las de abajo nos movemos, los de arriba se caen. Reina de belleza y compañeras desfilan en la VII Marcha Iquitos Orgullo LGTB 2012 “Educando a Nuestras Familias”. Foto: David Gonzales 76 77 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Marcha del Orgullo LTGB de Lima 2012. Foto: Asalto Joven activista en la Marcha del Orgullo LTGB 2012. Foto: Max Lira 78 79 Lucero Cuba Entre orgullos y resistencias: Una aproximación al movimiento LGTB en el Perú Álvarez, Sonia E. “Repensando la dimensión política y cultural desde los movimientos sociales: algunas aproximaciones teóricas” en: Hoetmer, Raphael. Repensar la política desde América Latina. Cultura, Estado y movimientos (Lima 2009), pp. 27-37. Foucault, Michael. Historia de la sexualidad: la voluntad de saber. Buenos Aires: Siglo XXI, 1995. 8. BIBLIOGRAFÍA Berge, Marten van den y Giancarlo Cornejo. Géneros y sexualidades en movimiento. Itinerarios Activistas LGBT en el Perú (2012). Sin publicar. Bracamonte, Jorge (ed.). De amores y luchas: diversidad sexual, derechos humanos y ciudadanía. Programa de Estudios de Género, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. Lima, 2001. Kogan, Liuba. La insoportable proximidad de lo material: cuerpos e identidades en las ciencias sociales. En: Debates en Sociología N° 32 año 2007. 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