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Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad ISSN: 1852-8759 correo@relaces.com.ar Universidad Nacional de Córdoba Argentina Della Corte, Elisabetta La envidia en el trabajo: entre la competencia y la destrucción. Microfísica de la envidia Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, vol. 6, núm. 15, agostonoviembre, 2014, pp. 53-64 Universidad Nacional de Córdoba Córdoba, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=273231878005 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad www.relaces.com.ar Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad. N°15. Año 6. Agosto 2014 - Noviembre 2014. Argentina. ISSN: 1852-8759. pp. 53-64. La envidia en el trabajo: entre la competencia y la destrucción Microfísica de la envidia* Envy at Work: between Competition and Destruction Microphysics of Envy Resumen Esta contribución sobre las pasiones tristes, sobre la envidia en el trabajo, ha surgido en la trama de las presiones de la contingencia y en los hechos actuales. En este caso el tema de las pasiones tristes, tiene como trasfondo la crisis o mejor dicho, la crisis al interior de la crisis, aquella de la universidad dentro de la más amplia crisis financiera y política que comenzara en el 2008. Estamos presentando aquí los primeros resultados de nuestra investigación sobre la actualidad de las pasiones tristes en el trabajo cognitivo en tanto componente fundamental de la disolución de las acciones cooperativas y movimientos de protestas en el marco de la enbestida del individualismo que ha caracterizado estos últimos años. La intensión es hacer visible a la envidia como fenómeno social y se orienta a su “laicización” señalando su olvido, función y consecuencias en la sociedad en general y en la universidad en particular. Palabras clave: Pasiones Tristes; Envidia; Trabajo Cognitivo; Universidad; Crisis. Abstract This contribution on the sad passions, about envy at work has emerged in the plot of the pressures of the contingency and current events. In this case the subject of the sad passions, has as background the crisis or rather, the crisis within the crisis, that of the university within the broader financial and political crisis that began in 2008. We are presenting here the first results of our research on current sad passions in cognitive work as a fundamental component of the disolution of cooperative actions and movements of protest under the onslaught of individualism that has characterized recent years. The intention is to make visible to envy as a social phenomenon and his "secularization" pointing his forgetfulness, function and impact on society in general and in particular university aims. Keywords: Sad Passions; Envy; Cognitive Work; University; Crisis. Una primera versión de este artículo, fue presentada en el Congreso sobre la envidia en el Trabajo en Turín (Italia), 2010. Algunas partes han sido revisadas, otras re escritas y corregidas. He retomado el tema, con la distancia de algunos años, en un clima de plena crisis, que ha facilitado la difusión de una fuerte desconfianza en el destino progresista del sistema capitalista y sobre sus propias condiciones de posibilidad. Es en dicho clima que el tema de las pasiones ha reingresado en escena sosteniendo que eludir la mirada sobre ellas, y en particular sobre aquellas pasiones tristes (aunque con estas no se puede explicar todo) borra de algún modo la opacidad de la comprensión, de lo real que construimos y transformamos intersubjetivamente. Traducción del Italiano de Angélica De Sena. ** Doctora en "Ciencia, Tecnología y Sociedad" (Departamento de Sociología y Ciencia Política de la Universidad de Calabria), Licenciada en Filosofía con honores (Universidad de Urbino), Licenciada en Pedagogía, (Universidad de Salerno). Investigadora de la Facultad de Economía de la Universidad de Calabria. * [53] CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Elisabetta Della Corte** Departmento de Sociología y Ciencia Política, Universidad de Calabria. elisabetta.dellacorte@unical.it - http://www.sociologia.unical.it Cuerpos, Emociones y Sociedad La envidia en el trabajo: entre la competencia y la destrucción Microfísica de la envidia necesidad de comprender cómo la envidia atraviesa el trabajo intelectual, puesto en valor tanto en las universidades como así también en las redacciones de los periódicos. Se trataba de ambitos de trabajo “familiares” al interior de los cuales, la envidia, transformada desde las lecturas del management en una fuerza propulsiva para la competencia, tuvo por el contrario consecuencias destructivas para las relaciones de cooperación y en particular para las acciones colectivas de protesta. La oportunidad de centrarse en el tema de la envidia en el trabajo, se relaciona con la participación directa de las experiencias de protestas que había atravesado a las universidades italianas desde el 2008 hasta el 2010, con el movimiento contra la reforma Gelmini, que habia logrado durante algunos meses, unificar a los estudiantes y docentes (en su mayoría investigadores) en contra de la consolidación del modelo neoliberal de universidad-empresa. La reforma, que lleva el nombre del ministro de Educación del gobierno de Berlusconi, Maria Stella Gelmini, se ha convertido en ley: la reestructuración empresarial esta en curso, las protestas tranquilizadas, y la expresión del conflicto trasladado a los ámbitos de compatibilidad determinados por la empresa. De aquí surgieron algunas preguntas: ¿el fin de la protesta en la universidad, se podía explicar solo con la aprobación de una ley? ¿Por qué se retiraron aquellas subjetividades activas en la elaborción de una critica negativa? ¿Habian pesado las pasiones tristes y de qué modo? Si bien, no todo se explica por la envidia, nos pareció posible efectuar algunas lecturas de ciertos comportamientos, aparentemente inexplicables, mirando las pasiones tristes1. Indudablemente era el “En esta fase será superada la distinción histórica entre trabajo físico e intelectual y la concepción burguesa del derecho. Entonces, finalmente la sociedad podrá escribir sobre sus banderas a <cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades>”. Marx, Critica del programa de Gotha. “Comportase como si el envidioso debiera dictar las leyes a la política económica y social equivaldría a un suicidio”. Helmut Schoeck (1974) La envidia y la sociedad CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 “¡Oh envidia, raíz de infinitos males, gusano roedor de todas las virtudes!“ Miguel de Cervantes Saavedra. “No podemos saber, ni conjeturar de qué cosa es capaz la naturaleza humana puesta en circunstancias favorables“. Leopardi Introducción Esta contribución sobre las pasiones tristes, sobre la envidia en el trabajo, ha encontrado una veloz vía de condensación, luego de una larga incubación (en la que hemos estado constreñidos a seguir el tema a través de la literatura elaborada en varios ambitos disciplinares) en las presiones de la contingencia, en los hechos actuales, en ciertas vivencias personales y sociales. En este caso el tema de las pasiones tristes, tiene como trasfondo la crisis o mejor dicho, la crisis al interior de la crisis, aquella de la universidad dentro de la más amplia crisis financiera y política tal como se dio desde el 2008. Sin embargo, ha hecho que la lenta acumulación de conocimientos sobre el tema diera lugar a un primer curso de la escritura, que está vinculado a la 1 Nos referimos a la Etica de Spinoza. “Para el filosofo holandes explica Remo Bodei- la pasión, en tanto pasividad, no puede ser [54] poder el que estaba en juego, pero la cuestión era más amplia que aquella expresada en el disenso puesto en común respecto a un proyecto de ley, en muchos aspectos, sin sentido. Sin embargo, era difícil de explicar por qué, en algunas circunstancias, prevalecían las comparaciones de tipo envidioso, eficaces para boicotear la acción humana, tanto en una asamblea como en un seminario. En un esfuerzo por avanzar en esta hipótesis, hemos tratado de relacionar los efectos que los recortes tienen sobre el sistema de contratación y la promoción dentro de la Carrera -las mayores dificultades de acceso, la escasez de recursos- con la escalada de conductas individualistas marcadas por la envidia y el rencor. El segundo paso fue comparar el trabajo en las universidades con el de las salas de redacción de los periódicos -incluso aquellos que se caracterizan por una aburrida competitividad atravesados por procesos de reestructuración y precarización del trabjao cognitivo- con el fin de evidenciar similitudes y diferencias. Analizar algunos aspectos de estos y otros eventos, nos pareció que permitiría una mirada más realista sobre el comportamiento de organizaciones de trabajo. En resumen, la fenomenología de la innombrable envidia - tal como lo sugiere el sociólogo Paolo De Nardis- permite laicizarla, convirtiéndola en una categoría sociológica. Nos preguntamos, ¿cuál es la función de las pasiones tristes en las relaciones humanas?, ¿cómo nacen?, ¿cómo se manifiestan?, ¿qué estrategias in- dividuales y colectivas se adoptan: exclusión, fuga, venganza, compasión? El recorrido del conocimiento ha sido de tipo interdisciplinario, como se deduce de los autores referidos. Por otra parte, habría sido limitante observar sólo las contribuciones del campo sociológico o más marcadamente empresarial. Es conveniente considerar que, estamos presentando los primeros resultados de nuestra investigación sobre la actualidad de las pasiones tristes en el trabajo cognitivo, la misma se encuentra todavía en sus inicios; el agravamiento de la crisis económica, de hecho, ofrece un punto de vista privilegiado sobre el tema más amplio de la relación entre emociones-pasiones y funcionamiento social. Si la segunda globalización es el lugar de lo incierto y el fin del mito desarrollista, ¿como saldremos los commun vice?. ¿Cómo será la nueva gramática de las pasiones? ¿El escenario porvenir es el de la la comunidad o más bien aquel que Benasayag define como la era de la desolación? De modo rápido se podría argüir que depende de cuánto comprendamos de nuestro pasado y nuestro presente, pero también esta afirmación no es más que una de las posibles hipótesis a corroborar. Una nota respecto al método. En este trabajo participaron directa e indirectamente varios investigadores, cuyos nombres no siempre aparecen en el índice de autores. Se trata de los muchos y las muchas que nos han regalado los análisis puntuales y/o las historias vividas, los fragmentos respecto a la envidia en el trabajo, facilitándonos el delineado de la fisonomía y de la fenomenología de una pasión, como un presagio de la alienación y de la incomodidad, a menudo tácita, devenida invisible, a pesar de actuar como un ácido corrosivo en las relaciones humanas. Este viaje hacia lo negativo esperamos pueda abrir espacios de reflexión respecto los lados oscuros del trabajo, en particular, de aquellos cognitivos en tiempos de crisis. eliminada. El propone una transformación al interior, en los que denomina “afectos”, de las fuerzas activas que, en cambio de contrastar con la racionalidad o con el amor intelectual, nos permiten expandir nuestras fuerzas existenciales. Este es un punto central en Spinoza, para quien nuestro poder y nuestra libertad, entendidos como autonomía, crecen a medida que crecen nuestras vis existendi y vis agendi, es decir nuestra fuerza de existencia y de actuar. Existen gran cantidad de estudios realizados por filosofos y psicoanalistas, en los que se busca mostrar que la cura psicoanalítica del propio Freud es en lenguaje “espinoziano”, en efecto la traducción de la pasión, en otras palabras la transformación de aquello que nos hace sufrir, provoca algo que simplemente padecemos, algo que, al final, aceptamos y entendemos. Pero, ¿por qué las pasiones son malvadas? No por cuestiones de tipo moralista, porque ya no coinciden, como por ejemplo, en la tradición cristiana, con el pecado. Existen pasiones que nos arrastran hacia abajo, hacia la infelicidad, que nos obligan a permanecer en una condición de inferioridad psiquica y físicamente, es decir, a ser dependiente de fuerzas externas; y las pasiones que en cambio son capaces de regenerarse y convertirse en fuerzas activas, favoreciendo la razón, por ejemplo. Estas pasiones son, por ejemplo, “La Laetitia” - o la alegría, como se suele traducir - y sobre todo el amor”. Entrevista con Remo Bodei La filosofía de Spinoza: La importancia de las pasiones. http://www.emsf.rai.it/interviste/interviste.asp?d=118 La envidia ausente Al acercanos a los estudios sociológicos sobre la envidia o a aquellos sobre teoría del management, de inmediato aparece un coro de quejas por la falta o escasez de contribuciones sobre el tema; se trata de autores que, a diferencia de otros que lo señalan, consideran que es fundamental para comprender las motivaciones encubiertas en la cooperación laboral. Sin embargo, a pesar de la ubicuidad de la envidia, su relevancia como factor de motivación de la sociedad - [55] CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Elisabetta Della Corte CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Cuerpos, Emociones y Sociedad De Nardis lo evidencia en un texto del año 2000, titulado La envidia: Un rompecabezas para las ciencias sociales2- “es una especie de tabú para las ciencias sociales que en realidad puede sentar sus bases en un verdadero puzzle no resuelto por ellas (2000: 9)“. No obstante, en el curso de la historia la envidia, “de pecado incofesable, a pecado capital en la teología católica, ha desarrollado una función importante en la modernidad, pero a menudo también letal para las mediaciones sociales. Por lo tanto, la envidia como categoría sociológica con base en la pena existencial del sufrimiento, por la alegría o el éxito de otros en referencia a un publico que juzga...“ (De Nardis, 2000: 9). Del mismo modo Kets de Vries en un libro publicado en el año 1999 titulado Struggling with the Demon: Essay on Individual and Organizational Irrationality3 en el capítulo La envidia y sus vicisitudes, escribe: “Re-leyendo los textos de la teoría del management, he notado que la construcción de la envidia, que desempeña un rol fundamental en las motivaciones del comportamiento humano, es casi inexistente. Sin embargo, la envidia es una preocupación constante del hombre en su funcionamiento cotidiano, en todas partes alrededor nuestro podemos observar las consecuencias“ (Kets de Vries, 1999: 135). Y, todavía sobre el tema de la envidia “ausente“, “muda“, regresa Bénédicte Vidaillet con Les Ravages de l’envie au travail4 (2007) quien, después de haber descripto la génesis, las repercusiones devastadoras (ravages) en los ámbitos de trabajo y la difusión previsible, facilitada por las mismas técnicas y prácticas del management (comparación, evaluación, herramientas de medición del desempeño, el énfasis en la competencia, la explotación de los procesos miméticos), revela la aparente paradoja de este silencio en la literatura sobre el mangement: operan en la envidia detrás de la retórica sobre el rendimiento, la excelencia y la competencia. Este fenómeno es de carácter general y no se limita a la esfera del management.(Bénédicte Vidaillet, 2007:212). La envidia es un tema omitido, un poco como esas historias familiares que no se pueden evocar porque significaría poner en discusión el sentido de un determinado vínculo, mostrando los límites, los errores, las perversiones y fundamentando las razones por las cuáles se rehuye. Uno de los motivos, siguiendo a De Nardis, por lo cual la envidia no se “destaca“ en los estudios sociológicos se debe, antes que por su invisibilidad, a la amenaza que significa para las mismas ciencias sociales: La épica sociológica no la ha tratado, es cierto. La envidia, de hecho, emerge como la fealdad que tiende a destruir el objeto mismo de la sociología y su legitimidad para existir como ciencia: la sociedad y la posibilidad de su cohesión/integración, sobre todo en términos de solidaridad. ¿Es posible la sociedad? Y, si la respuesta es sí, ¿cómo es esto posible? Las dos preguntas trascendentales sobre las cuales se funda la ciencia social, no pueden dejar pasar por alto un campo minado como la envidia, que tiende al constante sabotaje de la dinámica misma del objeto, sobre todo del pequeño grupo [...] el aspecto negativo de los individuos sociales, en este caso la envidia, va en contra de una sublimación heróica de la teoría que inviste de belleza y pureza a las acciones sociales (en los heróicos conceptos de solidaridad, conflicto, cambio, confianza), removiendo sistemáticamente -aunque ya no siempre- la envidia, por el sútil motivo que amenaza con sabotear la legitimidad de algunas construcciones sociológicas ideológicamente cementadas por ciertas teorías de fondo, elemento esencial de una proyección preocupada en garantizar la cohesión entre los individuos no sólo en el equilibrio y el orden social sino también en el conflicto y el cambio; porque sin cohesión no existe el tejido social que legitima simplemente por qué existe, la misma sociología y el ácido de la envidia querría quemarla y dramáticamente disoverla. (De Nardis, 2000:10-11). Ello no obstante, la literatura del management no se pronuncia sobre el tema, que parece paradójico: la envidia es cada vez más dominante en la organización, sin embargo, se ignora en gran medida en la literatura teórica. En realidad, la paradoja es sólo aparente. De hecho, esta falta de reconocimiento teórico de la envidia, contribuye al desarrollo de esta emoción, disimulando los procesos que 2 L’invidia: un rompicapo per le scienze sociali. Traducido al italiano en el año 2001 con el título L’organizzazione irrazionale: la dimensione nascosta dei comportamenti organizzativi. 4 Traducido al italiano bajo el título: L’invidia al lavoro, un’emozione devastante, Ananke, 2011. 3 Después de algunos años, sin importantes contribuciones en el campo de la sociología y mucho menos en el de la teoría del management; el tema de [56] Elisabetta Della Corte la envidia permanece en los márgenes de la producción discursiva de la academia, comprometida -evidentemente- en otros frentes, aunque no faltan excepciones ocasionales de agradable lectura al respecto5. griega y la romana, el enemigo podía ser combatido y admirado al mismo tiempo, podía ser asesinado y al mismo tiempo reconocido en su valor8“ (2010: 2). En cambio, la envidia echa raíces y se desarrolla en los pliegues del pensamiento judeo-cristiano y desde allí el Estado da cuenta de su fundación sobre la igualdad, colocándolo como un derecho, e imprimiéndola en la organización social como su meta-matriz. Es en este contexto -hace notar Elena Pulcini- que emerge la pregunta clave respecto la envidia: “Si somos iguales, ¿por qué él/ella sí y yo no?, encuentra la más amplia legitimidad (2011:81)“. A partir de aquí, según la autora, se abre el camino de lo que Girard ha llamado “crisis mimética“, Historizar la envidia Además de las mentiras por omisión, en un intento de rastrear el origen de la producción discursiva sobre la envidia, debemos especificar la referencia a la tradición judeo-cristiana, si bien no faltan hasta en las constelaciones celestes, mitos paganos que hablan de casos de la envidia, el rencor, la violencia y las venganzas ejemplares. Acerca de los motivos por los cuales el sentimiento de envidia se arraiga mejor en el mundo judeo-cristiano, allí donde se extiende el principio de igualdad, Nietzsche escribe: “Dónde realmente la igualdad ha penetrado y se ha establecido de forma permanente, nace esa inclinación en conjunto inmoral, que en el estado de naturaleza sería difícil de comprender: la envidia.” (Nietzsche, Humano demasiado humano, (II: 29). El envidioso -continúa Nietzsche- cuando advierte la elevación social de alguien por encima de la medida común, lo que quiere es bajarlo6 a la altura común. Él sostiene que, la igualdad que el hombre reconoce, sea también reconocida por la naturaleza.Y por ello se irrita porque para los iguales las mismas cosas no son de la misma manera7. La autora se refiere a las patologías de la democracia que surgen cuando la alabanza de la igualdad es sustituida por las de similitud, del conformismo y de la masificación, de los cuales emergen nuevos puntos de apoyo para inéditas formas de poder “(...) que asumen la forma suave de la persuasión indirecta“ (2011: 88); y nos advierte que el antídoto inherente a la democracia como una forma social, que contrapone a la envidia el sentimiento de equidad, no es así tan obvio como parece. En la Grecia clásica, que consideraba como un don obtenido de los dioses los éxitos y las virtudes, la envidia era considerada ofensiva respecto a la voluntad de los dioses. De esta manera, al que sobresalía, se lo colocaba lejos de la envidia, de este modo podía ser venerado pero no envidiado. La adoración era un signo de reconocimiento, el reconocimiento de sus propias limitaciones, y sin que la distinción del otro, pueda en algo convertirse en una fuente de envidia o rencor. Y por eso, Galimberti escribe que “en el mundo antiguo, tal como esta documentado en la historia La envidia buena y la mala Por otro lado, también comparando entre diferentes modelos sociales, el comunista y el capitalista, la ubicuidad de la envidia es reconfirmada. Schoeck (1974), evidenció cómo actúa esta pasión, con diferentes resultados en ambas sociedades. Parte de asumir la universalidad de los motivos envidiosos que habitan como “(...) un impulso en el corazón de la vida del ser humano como ser social (132)“, listo para aflorar allí donde hay confrontaciones entre dos personas, alimentadas por la negativa del otro y por la necesidad 5 Por ejemplo, la historia de Alessandro Dal Lago, Alma Laurea del año 2008, es una guía útil para las pasiones tristes del mundo universitario. 6 Nota de traducción nivelarlo hacia la media 7 "Humano demasiado humano" (II, § 29). 8 Articulo on-line, Invidia. Quel sentimento inutile che ferisce e paralizza, 2010. [57] CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 la cual no encuentra salida, excepto dicho de modo neurótico, en la pasión de la igualdad: es decir en la tendencia afanosa y coercitiva, exacerbada por la envidia, la eliminación de cualquier diferencia [...] por ello la envidia se convierte en la expresión de la voluntad de reducir al otro al mismo nivel propio. Así, de este modo se instaura una suerte de vocación hacia la nivelación que se convierte en el sello distintivo de las sociedades democráticas y que encuentra en las pasiones tristes (o grises) su alimento emocional. (2011:83) CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Cuerpos, Emociones y Sociedad de igualdad. Aspecto este que, halla afinidad con las teorías motivacionales del management: la teoría de la equidad que toma en consideración de modo indirecto, el tema de la envidia. Ésta, de hecho, sostiene que a partir de la comparación entre los esfuerzos cumplidos y las recompensas recibidas con aquellas de otros dependientes, se tiene una situación de equidad cuando estos resultan equivalentes. En caso contrario, si los esfuerzos de alguien, similares a los míos, no se corresponden con un reconocimiento equivalente, prevalece el sentido de injusticia y ello tiene fuertes repercusiones en las motivaciones laborales. Las limitaciones de esta interpretación están evidenciadas por otros críticos, pero por el momento detengámonos en la “igualdad de oportunidades“ de la envidia en diferentes modelos sociales. Aquí, el autor indica como en las sociedades comunistas, la envidia proletaria es utilizada como función revolucionaria con el fin de lograr la igualdad y por lo tanto minimizar los motivos de la envidia. En las sociedades capitalistas, en cambio, resulta alimentada y vendida para estimular la emulación y por lo tanto el desarrollo del mercado. Sin embargo, a pesar de los beneficios para el mercado, no puede dejarse proliferar a la envidia sin límites así como a las desiguladades económicas, debido a que pueden animar el resentimiento y con ello el conflicto social. A partir de aquí, las medidas de contención: programas de asistencia social, las organizaciones benéficas, las inversiones para los sectores más débiles y aquellos para las regiones en crisis perennes de desarrollo, también son estratagemas útiles para contener el rencor y la rabia de aquellos que se sienten víctimas de una injusticia. Los disturbios en Londres, las luchas de los estudiantes y los trabajadores en Chile, la primavera árabe, ¿qué son sino una expresión de resentimiento que se opone a los caprichos de la crisis financiera, a la gestión embriagada de poder, ya dado sólo para algunos, a las opciones en la redistribución injusta de la riqueza social? Schoeck (1974) al igual que otros autores, hace hincapié en la ambivalencia de la motivación envidiosa que puede tener consecuencias de signos negativos y positivos. Todos, sin embargo, acuerdan en sostener la peligrosidad y la destructividad de la envidia y del rencor que radica en ella (del latín rancor, queja, deseo, reivindicación -el término tiene la misma raíz rancidus, rencoroso- y, aún más, rancio, cojo) De ello se desprende, al interior de la producción discursiva, la evidencia de un aspecto positivo de la envidia, una envidia buena, como respuesta a la pa- rálisis, a la derrota existencial, a una injusticia sufrida. Sobre la invidere está arraigado el rancor que alimenta el fuego de la venganza (pretención, reivindicación, liberarción de una violencia o de una injusticia sufrida). En cambio, la envidia mala, es aquella de alguien que sintiéndose disminuido, en comparación con otro, no tolerando la diferencia, sintiendo amenazada la propia identidad, utiliza el ácido corrosivo de la envidia, -versus el reconocimiento como en el mundo pagano- para protegerse de la competencia y del dolor de tener que tomar nota de los propios límites. La envidia, en este segundo caso, es una respuesta a una herida narcisista, a una disminución que en la mirada oblicua (invidere) puede volverse menos quemante. La envidia y el amor al mal Según Hannah Arendt (2006) -en su texto Algunas cuestiones de filosofía moral- es la sensación de pérdida de sí mismo lo que alimenta la envidia, como una respuesta agresiva y útil para fortalecer la propia, puesta en crisis por una disminución, por lo que la maldad es sólo una de las respuestas a la mediocridad. Por esta razón, dicho sea de paso, el juicio de Eichmann, del cual la autora sigue todas las sesiones, en lugar de hacer aparecer una figura diabólica, en realidad, dibuja un burócrata mediocre, expresión de la banalidad del mal, parte de aquella “(...) gente común que ha cometido crímenes, con más o menos entusiasmo, sólo porque recibió la orden de hacerlo“ (Arendt, 2006: 13). Es fácil comprender cómo el argumento de la filósofa, cambia el punto de vista común por el cual un hombre considerado conjuntamente responsable de la muerte de millones de judios, que personificaba los carácteres -para nada banales- de un feroz criminal, generó fuertes polémicas dentro de la comunidad judía y no pocas críticas adversas hacia Hannah Arendt; es su propia lectura, fuera de las esperadas, la que ha contribuido más que otras a hacer evidente algunos elementos constitutivos de aquel gran dispositivo de la “fábrica de la muerte“, como lo fueron los campos de concentración y el totalitarismo en general (Arendt, 2006). Pero esto no cierra el juego de la maldad humana, de hecho es la misma que Arendt, efectuando una critica a Kant respecto de la fragilidad del nexo entre el dictamen rationis que orienta la buena voluntad y la elusión flagrante del problema de la maldad humana, la que nos brinda algunas de las páginas más agudas sobre el mal realizado por amor al mal y sobre el tema [58] Elisabetta Della Corte de la envidia. Hannah Arendt (2006) parte de la observación de que en la filosofía moral, de Sócrates a Kant, no está contemplada la opción en la que: “el hombre realiza deliberadamente el mal, queriendo el mal por amor al mal (18)“. La naturaleza humana no se considera capaz de esto; los vicios identificados y sancionados por la Biblia “que presenta un catálogo casi completo de los defectos humanos” son otros, pero aquellos de hacer el mal por el mal no están previstos ni aún considerándoselos un vicio común9. En la tradición judeo-cristiana, se tiende a absolver tanto a Caín como a Judas, porque “no saben lo que hacen”, con la única excepción hallada -señala Arendt- en la enseñanza de Jesús, que aún perdonando a los pecadores “una vez afirma que hay algunos que son culpables de skandala, de injurias escandalosas por las cuales <sería mejor colgarse una piedra del cuello y arrojarse al mar>“ (Arendt, 2006:30). Resta el problema, no contemplado, del mal por el mal: “El sadismo, el puro placer de infligir y contemplar dolor y sufrimiento, curiosamente está ausente. Sin embargo, este es el vicio que tendremos razón en definirlo como el vicio de todos los vicios, aquel que durante siglos ha estado representado sólo en la literatura pornográfica y en el arte de la perversión“ (Arendt, 2006:29). Si el pensamiento religioso, elude el problema del mal por el mal, es entre las páginas de la literatura que podemos rastrear “algunos retratos de grandes malvados” delineados por Shakespeare, Melville o Dostoievski. Estos son algunos de los autores considerados por Arendt; en realidad incluso en el cruce narrativo de las fábulas descriptas por Propp, la envidia y el daño dan inicio a la historia: alguno tiene un don considerado especial, una espada, una joya (distinción), esto es sustraido y de aquí en adelante siguen los esfuerzos para reparar el daño y revertir el curso de la historia. Pero volvamos, a Arendt quien escribe: “En las profundidades de los personajes más malvados -Iago (en Macbeth o Ricardo III) Claggart (en Billy Budd de Melville)- entre los tantos malos descriptos por Dostoievski, encontramos siempre la desesperación asociada a su inseparable compañera: la envidia” (2006:30). La mezcla de los conceptos desesperación y envidia, de “lo mejor y lo peor”, el retorno de cierta nobleza hacia la envidia, no es de lo que se ocupa Arendt: el verdadero mal, es aquel desde el que se puede exclamar: “esto no debería haber pasado nunca”. Los personajes que observa no presentan rasgos de nobleza porque: “Claggart y Iago actúan por envidia en comparación con aquellos que son mejores que ellos; es la simple e innata nobleza del Moro que se envidia, o la aún más simple inocencia y pureza de un marinero de bajo rango, que en otros aspectos es inferior a Claggart“(2006:31). Entonces, nada de nobleza, el objetivo es dañar al otro porque es mejor. En un intento por ennoblecer la envidia se la encalla miserablemente en comparación con el verdadero mal. Al tema de la envidia, del rencor que lleva al daño del otro, se refiriárecientemente el filósofo Slavoj Žižek10. El autor, reclamando el ejemplo de Agustín sobre el niño envidioso que mira sombrío al hemanito en el acto de mamar del seno materno, señala como la envidia no se detiene frente a la mera posesión de algo que no se posee. La misma se extiende hacia el placer que el otro prueba, motivo por el cual no se puede limitar a robárselo, a privarlo del Otro, a tener la posesión: “(...) su verdadero propósito es aniquilar la habilidad/capacidad del Otro de disfrutar del objeto. Así pues, la envidia debe ser insertada en una tríada compuesta por la envidia, la avaricia y la melancolía, las tres formas que asumen la incapacidad de disfrutar del objeto y, naturalmente, por reflejo, las tres formas que asume la capacidad de obtener placer de la misma imposibilidad“. (Žižek 2008:94) A partir de aquí, retomando el pasaje en el que Rousseau plantea la diferencia entre amour- de -soi (el instinto natural para la conservación) y l’amourpropre evidencia como el polo opuesto al egoísmo, al amor propio de tinte egoísta. No es el altruismo, sino la envidia, aquel amour propre de donde brota el sentimiento “(...) cuyo placer -en terminos de Rousseaues puramente negativo y ya no trata de ser satisfecho por nuestro propio bien, pero si sólo para el mal de los demás“ (2008: 95). Rousseau, según Žižek, describe un minucioso mecanismo psíquico que produce 9 Respecto a los vicios comunes, puede verse el texto de Judith N. Shklar, Vizi comuni: Crudeltà, ipocrisia, snobismo, tradimento, misantropia, Il Mulino, 2007. Edición original: Ordinary Vices, Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1984. 10 [59] La Violenza Invisibile, publicado en Italia en el año 2008. CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 La “naturalidad” de ser envidiosos Cuerpos, Emociones y Sociedad CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 el desplazamiento de una inversión libidinal del objeto al obstáculo propio. La diferencia entre el malvado y el egoísta, reside, por lo tanto, en el hecho de que este último está demasiado ocupado en cuidar su propio bien como para participar en la destrucción de los otros, mientras “el vicio principal de cada persona mala está dado en el hecho de que se ocupa más de los otros que de sí mismo“( Žižek , 2008:95). Recapitulemos, hasta aquí nuestra discusión giró en torno al reconocimiento de una falta de teorías, aceptando la invitación de De Nardis hacia la laicización de la envidia, a los sistemas de pensamiento que han fomentado su proliferación; y tuvo en cuenta algunos de los autores que han tratado el tema (muchos han sido abandonados a pesar de su importancia). Hasta aquí, lo que emerge es la ambivalencia del concepto de la envidia. La envidia como un remedio a una herida narcisista, cuya utilidad social parece hallar el mejor suelo para proliferar en la sociedad capitalista, agudizando la competitividad y el individualismo hacia la gran prueba del éxito (sensu Natoli, Sennett); y la misma se presenta en las apariencias rencorosas no sólo por la posesión de lo que disfruta el otro sino también del mismo disfrute del otro, hasta el sadismo como el punto extremo, es decir, el disfrute por el dolor de los demás. Esta misma ambivalencia se encuentra en los estudios que se ocupan de modo más cercano a la envidia en los ámbitos laborales. modo grave con el impulso de destruir o dañar gravemente el objeto de la envidia, y aún actuar de modo malvado contra ello. Hay diferentes modos de reaccionar frente a los sentimientos o vicios comunes. En el caso específico de la envidia -a diferencia de la rabia, los celos y otros vicios que gozan de cierta justificación social- la fuerte desaprobación al comportamiento envidioso se hace sujeto de mayores enmascaramientos, y por ello, más difíciles de detectar. En particular, en el competitivo mundo de las organizaciones con diferentes formas de reconocimiento y mecanismos de recompensa -como lo hace notar Kets de Vries- la envidia posee una “excelente oportunidad para proliferar”. Las modalidades con las cuales las personas enfrentan la envidia son diferentes y no se excluyen mutuamente. Y, aún, las modalidades de gestionar la envidia pueden ser de tipo destructivo o de reparación. Entre las destructivas, el autor menciona: la idealización, el retiro, la desvalorización, la venganza, la envidia generacional. En cambio, desde el lado constructivo, nos encontramos con el deseo de sobresalir y la reparación. Claramente, se trata de una clasificación, algo así como indicar sobre una pizarra una lista de los buenos y una de los malos. El mismo autor nos advierte que, en la realidad, estas estrategias no pueden ser excluidas, y podríamos añadir, y/o mezclarse con otros sentimientos. El trabajo y los efectos de la envidia La anatomía de la envidia No faltan casos en la literatura que, fuera de la buena lectura, nos abren una puerta respecto a la vida y las pasiones tristes del trabajo cognitivo: Il professore va al congresso de David Lodge, y Alma Mater de Alessandro Dal Lago, se encuentran entre ellos. En términos laborales, en las redacciones de los diarios se halla un libro de Chiara Forti, titulado Le redazioni pericolose: come fare la giornalista e vivere infelicemente11, muy útil para comprender las dinámicas internas del trabajo en el mundo de las redacciones. En el texto mencionado la autora describe, desde el interior, las dinámicas “perversas“ y las técnicas de desvalorización halladas en el trabajo: Echemos un vistazo más de cerca respecto a cuáles son los elementos constitutivos de la envidia. Según Spielman (1971) es posible identificar, en la envidia, cuatro estados afectivos. El primero es el deseo de emulación, basado en la percepción de la superioridad del Otro que intenta igualarlo, imitarlo y superarlo. El segundo es el de la herida narcisista, como una sensación de falta, combinada con un sentido de inferioridad, inadecuación que socava la identidad, que la hace vacilar; la persona tiende a devaluarse a sí mismo en relación con el Otro o con una situación que debe enfrentar. El tercero refiere a la lujuria por la posesión de lo que desea, una especie de sentimiento depredador, dirigido hacia la apropiación.El cuarto, concierne al sentimiento de rabia hacia la persona que sostiene la cosa o la calidad deseada. Este sentimiento de rabia puede expresarse en diferentes intensidades: en modo leve con pesar o desagrado; moderadamente con resentimiento y hostilidad; en Las técnicas para inocular la ‘enfermedad’ son, en este caso, la difamación (dirán de tí: no eres capaz, lo que haces no es bueno, no sirves para nada; y 11 Las salas de redacción peligrosas: cómo ser periodista y vivir infelizmente. [60] aquello que no sea dicho abiertamente se hará de algún modo para que te enteres). La prueba de provocación (te asignarán un artículo sobre temas que nunca has tratado, reclamando un tono irónico y humorístico, aunque ello seacontrario a tu carácter, a tu formación, a tus intereses) [...] la descalificación (te confiarán tareas no sólo de escaso valor, sino abiertamente humillantes, tales como atender el teléfono, hacer fotocopias, tipear textos), la mortificación (las cosas que realizas nunca funcionan; y más ún la tarea asignada es banal, requiere de correcciones, y siempre te dirán: ‘no está bien, debes rehacerlo’). Este tratamiento puede durar meses, acompañado de períodos de total falta de trabajo como así también de total sobrecarga de tareas. Estas formas de persecución violenta hacia el personal, son alentadas por las empresas y funcionan como instrumentos para la reestructuración: renuncias, ausencias por frustración de las expectativas o por largas enfermedades que imposibilitan el regreso. Los comportamientos agresivos son un modo de advertir respecto a su inadecuación y como símbolo de la falta de preparación humana y cultural que conquistaron las empresas italianas, purificadas por la contratación externa y la reestructuración. Incluso, en el caso que no fuera la empresa quien sugiriera de modo directo dicho trato, esta práctica está siendo explotada en su total beneficio [...] La relación en apraciencias es cortés, políticamente correcta ... La solidaridad y los verdaderos sentimientos son un lujo que no puedes permitirte, hacen de ti una persona ridícula, frágil, border line” (Forti, 1999:47-48). contrar que las mismas personas que expresaron sus opiniones grandilocuentes respecto al propio coordinador o jefe, se ubican ahora en la estrategia de la desvalorización. Sin embargo vale aclarar, que en contextos jerárquicos y competitivos, criticar abiertamente a los líderes significa quedar expuesto al riesgo de exclusión. El retiro, delante del envidiado, es otra de las estrategias utilizadas, en particular frente al sentimiento de amenaza por las competencia envidiosas que a menudo encuentran lugar en los seminarios, talleres o reuniones públicas, allí donde el objetivo es el de disminuir al Otro frente a los ojos de un público que debería reconocerlo para luego evaluarlo. El envidioso en retiro puede funcionar, en cambio, como un marcador de la poca importancia que se le atribuye al pensamiento del otro, y dado que el número de participantes de un seminario es también un signo de prestigio, no presentarse y desalentar a los otros a participar es una de las maneras de hacer disminuir los niveles de aceptación. La desvalorización ocupa un lugar prominente en la microfísica de la envidia. Desde los seminarios a las cenas, no faltan ocasiones para insinuar la duda respecto a que el otro vale menos de lo que aparenta. La diferencia entre la esfera pública y privada no es un asunto nuevo. Muchas de las carreras académicas se establecen sobre la base de las impresiones personales que se juzgarán entre más personas. Ahora bien, hasta la competencia envidiosa que se hace en público, durante un seminario, siempre se puede rebatir, pero cuando ello se traslada hacia el debate en el bar o en la cena, el asunto es más difícil. Durante una cena se puede, de manera más o menos enmascarada, esgrimir opiniones negativas respecto del otro que se pretende dañar. Por lo tanto, puede suceder que antes de una competencia, en el transcurso de una cena, alguien abra la discusión respecto del candidato que se pretende desvalorizar, contando anécdotas aparentemente divertidas que en realidad son fuertemente desacreditantes. En cambio, en otros casos el sentimiento de venganza es enmascarado por un barniz de “científicidad“ y de eficiencia, por lo que la “producción” del Otro nunca es lo suficientemente científica; o también el Otro no se compromete lo suficiente con el trabajo en común. También hay casos en que, utilizando el malestar de las personas que están pasando por las dificultades reales -como dolor por un aborto o una muerte en la familia- para alimentar los rumores de una supuesta inestabilidad mental, y así sucesivamente. Si tratamos de analizar los contenidos de esta narración y aquellos que surgen del interior de la actividad universitaria y de las redacciones periodísticas, es posible observar algunas de las estrategias indicadas por Kets de Vries en el análisis de los comportamientos envidiosos y las consecuencias sobre las personas. Partimos de la primera, la idealización. Resulta frecuente registrar discuros en los que el “jefe” o “líder” sea idealizado. La idealización se basa en el reconocimiento de una diferencia positiva e implica la aceptación de la propia posición de subordinación, respecto de la misma. En otras palabras, el Otro resulta ubicado “fuera del alcance” respecto a sí mismo. Si las expectativas son exageradas, a la idealización le sigue la fase de la racionalización-desilusión, motivo por el cual en el transcurso del tiempo no es difícil en- [61] CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Elisabetta Della Corte CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Cuerpos, Emociones y Sociedad Otra forma de gobernar la envidia es despertar la envidia de los demás, informando de los propios éxitos, reales o presuntos, ello poco importa, lo que sí importa es a quién se lo comunica, cómo y dónde: entrar en una oficina, apoyar sobre el escritorio el último libro en el que aparece su nombre, dar visibilidad a cada pequeña actividad realizada; utilizar el mailing list para publicitar aquello que se considera puede atraer la fama y el prestigio, tales como invitaciones a otras universidades, el conocimiento directo de los académicos o intelectuales considerados ilustres, todo esto forma parte del kit para alimentar, o intentar hacerlo, la envidia de los demás. También, los comportamientos rituales, “(...) cuyos síntomas son la excesiva documentación de las actividades que transforma la empresa en una fábrica de papel y la constante búsqueda de chivos expiatorios (121)“, tal como señala Kets de Vries, no faltan en los contextos estudiados; es más la misma Reforma Gelmini, ha aumentado su importancia. Los nuevos sistemas de evaluación son una manera de controlar y ser capaz de colocar en un índice aquellos que en base a los estándares, son considerados poco productivos o no reconocidos sobre la base de las normas de las revistas internacionales. Está claro que, se trata de indicadores discutibles, si se considera el tiempo de elaboración y escritura de los pensadores “ilustres”, pero esto para la universidad-empresa no es tomado en cuenta, ni considerado por los estándares tenidos como válidos. La venganza que debería sanar el orgullo herido, restaurar la autoestima a un nivel aceptable, es ampliamente utilizada, aunque de diferentes formas (Karen Horney, 1948). Hay casos en los que el deseo de venganza es abiertamente agresivo, pero inhibidor de la acción. Luego está el deseo de venganza enmascarado con la utilización de medios indirectos y ambiguos, que cubre el atuendo de la víctima como un modo de estimular la culpa del otro y obtener ventajas de los demás. Por último, el deseo de venganza separada al que se puede llegar utilizando el descrédito progresivo hacia el otro y su exclusión de los “círculos de calidad” o más simplemente del mailing list . De esta manera, la persona envidiada es alejada y se construye la negación a ser escuchado. Es evidente que cada una de estas estrategias implica contra-ataques, el envidiado, de hecho, no es un objeto inamovible, y puede a su vez contra-argumentar, o adoptar estrategias exit o voice, u otros remedios como alimentar el deseo de sobresalir en la competencia reconociendo el mal y convertiéndolo en algo “productivo”. Están, también la compasión y la ironía para aquellos que están bajo amenza, hacia el encuentro del otro en un intento de compensar su “mal”. En este sentido, una de las contra-estrategias puede ser elogiar a aquellos que se comportan de manera desleal por envidia, o también ironizar respecto a lo acontecido con el objeto de contener la postura agresiva. En cambio, se nombra a la envidia de modo directo, se plantea lo que realmente es, seguramente para conllevar a la ira y al rencor ulterior. A diferencia de las soluciones indicadas por estudios del management (que apuntan hacia la competencia) el destacarse, -por haber sido envidiados y envidiosos- es a nuestro juicio solo una puesta en evidencia, un mayor conocimiento de la envidia, de las dinámicas que activan y de los efectos que produce para modificar los ámbitos laborales sin este querer negar los límites contextuales. Si la acción tiene lugar en entornos competitivos, esto debe ser tenido en cuenta; si el juego se basa en el éxito personal y no en el colectivo, difícilmente se podrá remediar, y esto es particularmente válido para el trabajo cognitivo que debe nutrirse de la cooperación. Quienes escriben han visto en más de una oportunidad proyectos de investigación que podrían ser experiencias interesantes y agradables, que naufragan gracias a las dinámicas destructivas desplegadas en el campo de los participantes. Con el beneficio de una mirada retrospectiva podría plantearse el tema y preguntarse “¿qué juego jugamos?”, utilizando las palabras de Eric Berne12, podría haberse hecho prevalecer el principio de realidad cambiando su curso. Conclusiones Por el momento detenemos aquí esta pequeña contribución sobre la “laicización de la envidia”. Para recapitular: la vida social, las relaciones humanas son entramados de emociones, sentimientos, pasiones, que están lejos de ser “naturales“ en el sentido de que estas se forjan dentro de los sistemas de pensamiento en diferentes formaciones económico-sociales, y están puestas en valor hoy -como ocurrpia con la fuerza de trabajo de los obreros, puesta en la vieja línea de montaje- en las nuevas formas de producción: aquello de alto valor cognitivo. También hemos visto cómo estas “pasiones tristes” pueden sabotear la acción colectiva que, como señaló Guido Viale13,se basa en una serie de 12 13 [62] Eric Berne, A che gioco giochiamo, Bompiani, 2008. G. Viale, Virtù che cambiano il mondo, Feltrinelli, Milano, 2013. Elisabetta Della Corte pasiones –virtudes que implican la solidaridad, el reconocimiento mutuo, la confianza mutua-. Es toda la organización social, por lo tanto, la que debe ser repensada más allá del individualismo y la abstracción conceptual del homo economicus. En este sentido, la crisis actual es sólo la continuación de una larga crisis ética, desarrollada a la sombra de la modernidad, y de aquella idea de progreso ilimitado que se refleja en el mito de la regulación del poder tecnocientífico. Se trata de aprovechar los efectos li- beradores de la tecnociencia, en términos de trabajo necesario, como actividad de beneficio y el bienestar, a través de la redistribución de la riqueza socialmente producida, nuevas formas del vivir en comunidad. Es difícil imaginar un real proceso de liberación de la vida y de sus potencialidades que no pase por la ruptura de los lazos de dependencia salarial. A diferencia de la envidia, la alegría se alimenta de altruismo, de relaciones benevolentes con la alteridad y del reconocimiento mutuo. Bibliografía AA.VV. (1973) Alienazione e sociologia, a cura di Alberto Izzo. Franco Angeli, Milano. GALIMBERTI, U. (2010) Invidia. Quel sentimento inutile che ferisce e paralizza, http://sivanart.altervista.org/ novembre10/invidia.htm ARENDT, H. (2006) Alcune questioni di filosofia morale, Einaudi, Turin. KETS DE VRIES, M. (2001) L’organizzazione irrazionale. La dimensione nascosta dei comportamenti organizzativi. Cortina Raffaello. Milan. BÉNÉDICTE, V. (2011) L’invidia al lavoro, un’emozione devastante. Editore Ananke. Torino LODGE, D. (2002) Il professore va al congresso di. Bompiani, Roma. BERNE, E. (2008) A che gioco giochiamo, Bompiani, Roma. BENASAYAG, M. E; SCHMITT, G., (2004) L’epoca delle passioni tristi. Feltrinelli, Milano. BODEI, R. (2002) Destini personali. Feltrinelli, Milano. NIETzSCHE, F. (1979) Umano troppo umano. 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Disponible en: http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/332 CUERPOS, EMOCIONES Y SOCIEDAD, Córdoba, N°15, Año 6, p. 53-64, Agosto 2014 - Noviembre 2014 Plazos. Recibido: 10/05/2014. Aceptado: 03/08/2014. [64]