Arqueología yTerritorio Medieval 21, 2014. pp. 105-123 I.S.S.N.: 1134-3184
Análisis histórico, territorial y constructivo
de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Historical, territorial and constructive analysis of the fortress of Peñalcázar (Soria)
Ignacio Javier Gil Crespo*
RESUMEN
ABSTRACT
La fortaleza de Peñalcázar, situada en el sureste de
la provincia de Soria, formó parte tanto del sistema
fortificado hispanomusulmán de la Marca Media
como de las plazas-fuertes protagonistas de los
enfrentamientos bajomedievales entre las coronas
de Castilla y Aragón. El carácter de paso de este territorio, más que de frontera, explica las inquietudes y
la preocupación histórica por su control. El artículo
recopila todos los datos históricos dispersos sobre
esta ciudad fortificada para elaborar un discurso
que permite comprender su importancia histórica.
La fortaleza tuvo un uso continuo desde su probable
fundación califal hasta finales de la Edad Media y
supuso un importante punto fuerte en la Raya en
los momentos de la primera definición fronteriza. El
estudio atento de ciertos abultamientos de evidente
origen antrópico en la inmensa explanada sobre el
otero que defiende naturalmente la villa y su relación
con la trama urbana han permitido percibir unas
estructuras ocultas que pueden corresponder con
la antigua fortaleza hispanomusulmana. Los únicos
restos conservados son parte de las murallas. El análisis comparativo y constructivo de estas fábricas con
otros grupos constructivos revela que se trata de un
tramo de muralla de factura cristiana con probable
construcción entre los siglos XII y XIII, aunque con
reparaciones tardías. Estos resultados revisan la
datación comúnmente aceptada.
The fortress of Peñalcázar, placed in the Southeast
of Soria, was part of the Muslim fortified system of
the Marca Media and also was one of the fortified
cities in the frontier of Castile and Aragon during
the late medieval wars. The character of natural
pass, rather than border, explains the historic
worry for its control. The article collects all disperse
historical data about this fortress to elaborate a
discourse. Thus, the importance during all the
Middle Ages is understood. This fortress was in
use from its probable Muslim foundation since
the finish of the Middle Ages. The fortress was an
important point in the border in the moment of
the first border definition. The study of several
piles in the ground in the large plain over the hill
that defenses the city and the relationship with
the urban net have allowed to notice the hidden
plan of the ancient Muslim fortress. The unique
conserved rests are part of the city-walls. The comparative and constructive analysis amongst these
masonries and other constructive groups reveals
that its building was approximately in the 12th and
13th Centuries, but also late repaired. These results
change the date commonly accepted.
Palabras clave: Tapia de cal y canto, mampostería
Keywords: Formwork masonry, fortification,
encofrada, fortificación, historia de la construcción
construction history
Peñalcázar fue una gran fortaleza cuya
fundación parece remontarse a los últimos
años del califato (ZAMORA LUCAS, 1961; LÁZARO
CARRASCOSA, 2007). Durante los enfrentamientos
fronterizos bajomedievales tuvo un protagonismo especial y en numerosas ocasiones
aparece nombrada junto a las villas fortificadas de Serón de Nágima y Deza. Sin embargo,
su alta capacidad defensiva –que fue alabada
desde su primera reconquista por el Cid– perdió importancia desde la unificación de las
coronas hispánicas bajo el común gobierno
de los Reyes Católicos.
De la antigua ciudad fortificada de Peñalcázar no quedan hoy sino unas ruinas del despo-
* Dr. Arquitecto. Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Universidad Politécnica de Madrid
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Ignacio Javier Gil Crespo
blado y algunos lienzos de murallas. Tanto el
tramo de muralla perimetral como el muro que
algunos autores identifican como un lado de
una antigua torre (LORENZO CELORRIO, 2003: p. 165),
están construidos con fábrica de mampostería
encofrada en la que se conservan algunas agujas e improntas constructivas que permiten su
estudio detallado a nivel constructivo. De esta
atribuida torre vigía musulmana de planta rectangular sólo se conserva el muro occidental
y el arranque del orientado al norte. El muro
oeste ha sido reaprovechado para albergar un
lagar. La torre se ubica en la parte que vigila el
valle del río Peñalcázar que une esta población
con la de Almazul.
posible fortaleza hispanomusulmana, se describen detalladamente desde un punto de
vista constructivo y arquitectónico los lienzos
de murallas y la torre conservados. Este texto
supone una primera aproximación al conocimiento de la fortaleza previo a un anhelado
estudio arqueológico 1.
ESTADO DE LA CUESTIÓN
La plaza fortificada de Peñalcázar, que
aparece en las crónicas y los documentos coetáneos nombrada sólo como Alcázar –Alcaçar,
Alcoçer, Penna Alcaçar...– junto con las de Deza
y Serón de Nágima y que fue conquistada
por el Cid, sufre del olvido bibliográfico. La
documentación sobre esta villa amurallada
es bastante reducida. Zamora Lucas (1961: pp.
259-268) menciona algunas noticias del siglo X.
Esta misma mención de la fortaleza aparece
en otras publicaciones sobre la organización
territorial andalusí de esta zona (CODERA, 1917:
En Peñalcázar también hay restos de las
murallas en el extremo nororiental de la población, en las que se conserva el hueco del ingreso,
pero no el arco ni las jambas ni ningún elemento arquitectónico de la entrada a la población
amurallada. Hay otra posible puerta con restos
de cubo cilíndrico hacia la mitad del lienzo sur.
pp. 209-222; SERRANO-PIEDECASAS FERNÁNDEZ, 2007:
pp. 277-300). En el Corpus de los castillos medievales de Castilla (ESPINOSA DE LOS MONTEROS Y
MARTÍN-ARTAJO SARACHO, 1974: p. 451) no ofrece
Las diferencias constructivas entre las fábricas de las murallas revelan varias fases en su
construcción y su mantenimiento como plaza
fuerte a lo largo de la Edad Media, revelado
también por su estudio documental.
más que una vaga descripción del entorno en
que se asienta y nombra algunos restos y objetos arqueológicos encontrados en su interior.
La técnica constructiva predominante en
los muros de Peñalcázar es la tapia de cal y
canto o mampostería encofrada y a través de
la lectura atenta de sus paramentos se pueden
estudiar sus fundamentos constructivos.
Entre las diversas obras generales o compendios sobre los castillos de la provincia
de Soria, tan sólo el completo estudio de
Lorenzo Celorrio (2003: pp. 163-165) le dedica
unas páginas. En ellas describe los elementos
defensivos conservados y da algunos detalles
constructivos de los muros en base a los cuales
aventura su datación.
Este artículo ofrece un estudio monográfico
sobre los restos arquitectónicos conservados
de la fortaleza. Con el fin de comprender la
dimensión territorial de la fortaleza se realiza
un análisis del medio físico, así como se expone la permanencia de la población fortificada
durante toda la Edad Media reconstruyendo
un discurso histórico a través de noticias
diseminadas. Por último, y tras enunciar una
hipótesis sobre la situación y trazado de la
Es la página web castillosdesoria.com,
elaborada y mantenida por Jaime Fernández
de Sosa, la que más información histórica,
que no constructiva, ofrece. Aparentemente,
dado que no cita directamente las fuentes de
las que se nutre, está documentado sobre las
1 Este artículo se desprende de la tesis doctoral del autor titulada Fundamentos constructivos de las fortificaciones fronterizas entre
las coronas de Castilla y Aragón de los siglos XII al XV en la actual provincia de Soria, dirigida por los profesores Santiago Huerta
Fernández y Luis Maldonado Ramos. La tesis fue leída en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en noviembre de
2013 y calificada con sobresaliente cum laude.
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
referencias históricas extraídas de la obra de
Pérez Rioja (1985: T. 1, pp. 234, 237; T. 2, pp. 30-31),
como se verá a continuación. Por su parte,
Cobos Guerra y Castro Fernández (1998: p. 58)
tan sólo citan que junto a los castillos de Ciria
y Cihuela formaba parte de la defensa de la
frontera entre los siglos XII y XV.
llegar a la villa amurallada de Deza, de la que
hay constancia de la existencia de un castillo
o casa fuerte, en lugar de remontar el curso
del río hacia Gómara –cabeza importante
durante los últimos años del califato, pero
que pierde repercusión tras la reconquista–
se asciende la sierra de Deza por la ermita de
San Roque para continuar por los páramos
que circundan la sierra de Peñalcázar hasta
La Alameda. Desde la ermita de San Roque de
Deza hay comunicación visual directa con el
castillo de Cihuela. Este hecho es un posible
indicativo de la posible existencia de una torre
vigía que pudo ser reaprovechada más tarde
como ermita.
Es a través de fuentes secundarias como
se encuentran algunas descripciones, como
el Nomenclátor... (BLASCO, 1909). Las crónicas
de los reyes de Castilla mencionan en diversas ocasiones la villa y su fortaleza ya que fue
escenario de batallas, tomas y devoluciones
tanto durante la Guerra de los Dos Pedros
(1356-1369) como durante el enfrentamiento
con Navarra y Aragón a mediados del siglo
XV. No obstante este protagonismo, la villa y
su fortaleza –la cual se describe siempre con
adjetivos como «fuerte» y «grande»– permanece olvidada en los principales textos de
castellología, en parte debido a la ruina y
desaparición de la fortaleza, hasta el punto de
obviarla y dudar de su emplazamiento.
La villa de Peñalcázar se sitúa sobre una
extensa muela calcárea de superficie plana y
altos cantiles excepto por su extremo occidental, donde la ladera cae suavemente. En este
punto es donde se ubicaba la entrada y aquí
se conservan los restos fortificados.
La muela forma parte de los pliegues provocados por una de las fallas longitudinales
que configuran el terreno de estas sierras ibéricas orientales: las sierras de Deza, Costanazo,
Bigornia, Corija y Miñana. Por los corredores
abiertos entre ellas, por los que discurre la
red fluvial que los ha erosionado, se realiza la
comunicación natural entre la fosa de Ariza y
el valle del Jalón con los Campos de Gómara.
A pesar del periodo de calma que vivió la
villa fortificada desde el final de la Edad Media,
volvió a ser escenario de enfrentamientos a
principios del siglo XVIII con la Guerra de la
Sucesión. Este episodio lo narra Rabal (1889:
pp. LXXX-LXXXI).
ANÁLISIS TERRITORIAL
Peñalcázar tiene relación con la villa amurallada de Deza, si bien la comunicación visual
directa se tiene desde Almazul, La Alameda, La
Quiñonería, Carabantes y Sauquillo de Alcázar.
La altura relativa de esta muela respecto a
las sierras bajas alineadas que la rodean y el
hecho de estar circundada por corredores por
los que discurren el río Peñalcázar y el arroyo
del Collado Hondo entre suaves pliegues del
terreno, así como su forma de apéndice o
proa, la dotan de unas cualidades poliorcéticas inigualables.
La ciudad fortificada de Peñalcázar se
encuentra hoy fuera de las rutas principales,
ya que la actual carretera N-234 que comunica
Soria con Calatayud transita desplazada más
al norte que la ruta histórica. Sin embargo, hay
numerosos relatos en las crónicas medievales
en los que se comenta que tras atravesar
desde Aragón la Raya o frontera se pasa por
Peñalcázar, y eso explica su papel importante
durante los enfrentamientos fronterizos entre
Castilla y Aragón. La antigua vía de comunicación entre tierras aragonesas y castellanas
debía entrar, por lo tanto, por el valle del río
Henar, que se encuentra protegido por el castillo roquero de Cihuela por la parte castellana
y por el de Embid de Ariza por la aragonesa. Al
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Al contrario que otros casos donde la ubicación del castillo corresponde claramente
con el valle que sirve de comunicación, la
situación de Peñalcázar responde más a las
magníficas cualidades de su emplazamiento
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natural y a servir de puente entre dos de las
principales vías: los valles del Manubles y del
Henar (Fig. 1). En cualquier caso, los corredores
de las sierras entre los pliegues característicos
de este terreno formaban los accesos naturales al valle del Jalón. Como señala Carrión
Figura 1. Análisis territorial de
los valles de los
ríos Manubles y
Carabán en torno
a la fortaleza de
Peñalcázar
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Matamoros (1998: pp. 95-96), uno de estos accesos lo constituye el trazado del río Carabán.
Esta antigua ruta estaba controlada por la
fortaleza de Peñalcázar y sus dependientes
como Sauquillo de Alcázar o Carabantes que
completan su dominio visual.
ñola (CODERA, 1917: 209-222) y recogido también
por Manzano Moreno (1989: p. 285) y SerranoPiedecasas Fernández (2007: 277-300). Manzano
sugiere que Budiel puede ser Pozuel de Ariza
y al-Sujayra es probablemente Peñalcázar.
Los sistemas serranos situados en la margen exterior de la curva del Duero –sierras del
Madero, de la Pica o del Costanazo– en torno a
las cuencas del Rituerto y Araviana y el Campo
de Gómara alojan un significativo número de
torres que han merecido la atención de diversas investigaciones (GAYA NUÑO, 1932; DOMÍNGUEZ
El desplazamiento de las vías principales
de comunicación hacia los valles del Manubles y del Henar y el fin de los hostigamientos
fronterizos, a finales de la Edad Media, colaboraron a que la villa fortificada de Peñalcázar
perdiese su carácter de nodo para quedar en
segunda línea y, a pesar de los hechos acaecidos durante la Guerra de Sucesión, a llegar
irreversiblemente a la despoblación y el olvido.
ELEMENTOS HISTÓRICOS
HERNÁNDEZ, 1984; 1984-85; LORENZO CELORRIO, 1994;
BERNAD REMÓN, 1997; JIMÉNEZ ESTEBAN, 1997; COBOS
GUERRA Y CASTRO FERNÁNDEZ, 1998; RETUERCE VELASCO Y COBOS GUERRA, 2002; LORENZO CELORRIO, 2003;
LÁZARO CARRASCOSA, 2007; SERRANO-PIEDECASAS
FERNÁNDEZ, 2007). Estas torres campesinas –así
La Peña de Alcázar formaba, junto con
Ágreda, Almenar, Almazán, Berlanga, Gormaz,
Medinaceli, San Esteban y Osma, el conjunto
de plazas fuertes musulmanas para el control
territorial de la cabeza del Duero y su valle y
la divisoria entre éste y el del Ebro (RABAL, 1889:
pp. XXVII-XVIII).
las denomina Serrano-Piedecasa (2007: p.
286)– se diferencian de las atalayas-vigías en
que, aun habiendo conexión visual directa
entre ellas, no jalonan vías de comunicación
ni se sitúan en lugares altos de gran dominio
visual. Estas torres están situadas en los llanos
y se relacionan directamente con entidades de
población a las que otorgan protección.
Los datos históricos conocidos relativos a
esta fortificación son escasos. En el siglo X era
una plaza bajo el dominio del valí del Campo
de Gómara y el Jalón Medio, Amril Ben-Timlet
–‘Amrīl ibn Tīmlīt–, de origen beréber y muerto
en 972 y «cuyo nombre se conserva en el arroyo
de Torambil –o de la Torre de Amril– que baja
a juntarse con el Araviana. Sus hijos, cuyos
nombres no son conocidos, gobiernan la torre
paterna y Noviercas, Peñalcázar, Ateca, Deza y
Ribarroya» (PÉREZ RIOJA, 1985: T. 1, p. 234). A la muerte del gobernador, se repartieron cinco fortalezas entre sus hijos que, según Zamora Lucas
(1961: pp. 267-268), fueron Deza y Ateca –con toda
probabilidad, según Zamora–, Buberos, Peñalcázar y Villarroya. Este episodio está narrado en
el informe de Codera (1887, 187-193), recopilado
en su Estudios críticos de Historia árabe espa-
Las características formales y constructivas
son su planta preferentemente cuadrangular o
rectangular y el perfil sensiblemente troncopiramidal. Están construidas con tapia de cal y
canto o mampostería encofrada –a juzgar por
los agujales aún visibles en sus fábricas– y por
huecos no tienen más que la entrada en altura
y algunas aspilleras.
El territorio fronterizo entre el avance de
Castilla y el retroceso califal no dejó de estar
poblado por comunidades beréberes de los
Banū Madā de la tribu Maṣmūda (MANZANO
MORENO, 1989: p. 285-291, RETUERCE VELASCO Y COBOS
GUERRA, 2002; SARR, 2013), cristianas o musulma-
nes que necesitaron de un sistema fortificado
para su protección y la de sus cosechas ante
las continuas aceifas y razias 2.
2 Manzano Moreno (2008, pp. 65-74) reflexiona sobre el desmoronamiento de la estructura territorial ocurrida en el valle del Duero
por su condición fronteriza, ponderando la tesis de Sánchez Albornoz de que esta franja territorial se despobló conscientemente
por los reyes astures contrariamente a otras tesis como la de Menéndez Pidal. El autor lamenta la ausencia de nuevas investigaciones y la pérdida de ocasiones que se ha tenido para sacar a la luz restos arqueológicos que la rapidez en terminar determinadas
infraestructuras tal vez haya destruido.
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Existe un debate sobre si estas torres forman parte de un sistema califal de organización territorial dependientes de un ḥiṣn
(castillo) –modelo que aún en el siglo X sigue
en vigor en los territorios fronterizos (MANZANO
MORENO, 2006: pp. 433-434)– o si por el contrario
se trata de torres de presura de comunidades
mozárabes levantadas tras el abandono de
Ágreda tras su reconquista y la inclusión del
territorio en los alfoces de las comunidades
de villa y tierra nacidas tras la reconquista en el siglo XII (BERNAD REMÓN, 1997: p. 1158,
COBOS GUERRA Y CASTRO FERNÁNDEZ, 1998: p. 45).
Serrano-Piedecasas (2007: pp. 299-300) ofrece
una interpretación que intenta aclarar este
confuso panorama y explica la organización
poblacional del territorio, en el que cada
aldea o alquería tagarina o fronteriza tenía su
torre refugio de ganado y producción agraria y
dependía de un castillo o fortaleza con función
fiscal y militar. Entre estas cabezas administrativas se encuentra Peñalcázar:
fato y los últimos años de dominación islámica
sobre el oriente soriano. De ella dependerían
diversos husun rurales, en expresión de Acién
Almansa que son estas torres refugio y que, a
excepción de las zonas fronterizas, desaparecerán con la instauración del control territorial
califal en al-Ándalus (MANZANO MORENO, 2006: pp.
433 Y SS.; ACIÉN ALMANSA, 2008: p. 151-152).
La plaza de Peña Alcázar o Peñalcázar,
como es nombrada más recientemente 3,
vuelve a ser citada en el siglo XI cuando el Cid
la asedia y conquista –era todavía territorio
de dominio islámico– para después venderla
a los musulmanes del Jalón (PÉREZ RIOJA, 1985:
T. 1, p. 237). En el Cantar aparece nombrado
como Alcoçer y se refiere a él como una gran
fortaleza:
553 Y sobre Alcoçer mio Çid iba posar,
En un otero redondo, fuerte y grande;
574 Quando vio mio Çid que Alcoçer no sele
daba,
En este castiello grande haber habemos
preso,
En este territorio, en la retaguardia de la
frontera disputada de San Esteban, se
ordenó un espacio de cultivo entre la sierra del Madero al norte, la del Moncayo al
este y el Duero al oeste, que se constituyó
focalizado hacia el sur, poblado en parte
por musulmanes, posiblemente radicados allí desde la conquista en las tierras
quinteadas, y por quinteros cristianos
sometidos; dominados por una familia
beréber mediante una red de explotaciones agrarias, de posesiones, nucleadas en
torno a torres granero/rediles, que recogían el excedente destinado a sus señores
territoriales, ubicados en Peñalcázar, Deza,
etcétera, a donde eran transportados los
frutos de la renta agraria que percibieron
los Banu Amril ... La orientación estratégica
hacia el sur es evidente, focalizándose en
Peñalcázar el control visual de toda la red
de torres campesinas.
630 Vino posar sobre Alcoçer, en un tan fuerte
logar,
Sacolos a çelada, el castiello ganado ha.
La importancia relativa de Peñalcázar no
decrece durante la siguiente etapa de gobierno realengo castellano, sino que de ser una
posible cabeza administrativa de un territorio
de importancia circunstancial –como sugiere
Manzano Moreno (1989: p. 291): «su práctica
ausencia de las fuentes escritas mueve a pensar que a todos los efectos debía de tratarse
de un territorio de importancia marginal»– se
convierte durante la Baja Edad Media en una
de las fortalezas protagonistas de las diversas
guerras y litigios fronterizos entre Castilla y
Aragón.
La fortaleza de Peñalcázar formaba, por lo
tanto, parte de la estructura territorial del cali-
Es reconquistada a principios del siglo XII
por Alfonso I el Batallador de Aragón cuando
3 Tanto Miñano (1826-1829) como Madoz (1845-1850) y Blasco (1909) transcriben el topónimo de la villa como Peña Alcázar. No es
hasta época reciente cuando se produce la contracción entre ambos términos al coincidir las vocales final y primera de cada uno.
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
se hace con todo el territorio que hoy forma el
oriente soriano. Se encuentra entre las fortalezas que fueron devastadas y, a este respecto,
escribe Zamora Lucas (1961: p. 268):
tera con Aragón. Así se vería obligado a
devolver Serón, Almazán, Alcázar y Deza, y
Jaime II, promete solemnemente a Fernando IV, no prestar ayuda al infante Alfonso
en el caso de que éste quiera retener
dichos lugares, o no cumplir cualquiera
de los extremos de la sentencia arbitral.
A finales del siglo XII, el papa Alejandro III,
apremiaba por su bula, dada en Preheste,
a los Obispos de Ávila y Sigüenza para que
restituyesen al de Tarazona los derechos
que le correspondían en compensación
de la Villa de Soria, y cita expresamente
Turrem Ambrel, Boroviam, et Achacher o
Alcacer (que debe ser Alcázar, Peñalcázar)
que le devastaron y aun destruyeron sus
iglesias.
Durante la guerra de los Dos Pedros, Peñalcázar tiene un papel relevante junto con otras
fortalezas cercanas. En las primeras escaramuzas de esta guerra intestina entre hermanos, don Enrique conde de Trastámara trata
de hacerse con la villa tras pasar la Raya en
1357, pero ha de retroceder a Aragón ante el
socorro del monarca castellano. Este episodio
está narrado en las diversas crónicas. En la
Descripción histórica del Obispado de Osma
(LOPERRÁEZ CORVALÁN, 1788: T. 1, p. 301) se lee que el
Conde de Trastámara, don Enrique: «entró por
tierra de Soria, y tomó por combate á la villa
de Seron: de allí pasó á un lugar inmediato que
llaman Alcázar, del que no se pudo apoderar
por tener un castillo muy fuerte».
Con el avance de la Reconquista y el desplazamiento del frente allende el Tajo, este
territorio sostiene un período de relativa paz
en el que procede a organizarse políticamente y jurisdiccionalmente. Se estabilizan y se
organizan los núcleos urbanos al amparo de
los Fueros y se organizan en torno al concejo
de la ciudad de Soria donde se administra el
poder (MONSALVO ANTÓN, 2003; MALALANA UREÑA,
2009). Junto a Borobia y Tordeambril, Peñalcázar queda anexionada a la Tierra de Soria
como puesto fronterizo bajo el mando de los
caballeros sorianos (DIAGO HERNANDO, 1992: pp.
358-359), si bien hacia 1296 ya se había separado de dicha jurisdicción (DIAGO HERNANDO, 2005:
p. 57). El infante Alfonso de la Cerda albergaba
ambiciones sobre Castilla y en 1304 tiene un
pleito por el que debe entregar a Fernando
IV las villas de Almazán, Serón, Deza y [Peña]
Alcázar en el plazo de un año (MASIÁ DE ROS,
1994: pp. 122-123):
Su importancia durante la guerra entre las
Coronas aparece ligada a la de Serón, Monteagudo y Deza. En la Crónica de Pedro I (LÓPEZ
DE AYALA, 1779: p. 494; TAMBIÉN CITADO POR MARTÍNEZ
ALONSO, 2012: p. 109) se lee que en 1358:
el Conde Don Enrique era entrado en
Castilla por tierras de Serón ... é que el
dicho Conde llegara a la villa de Serón, e
la robara: é como dende fuera á un lugar
é castillo fuerte que dicen Alcazar, que es
de Soria, é que le combatió, cuidandole
tomar, para poner y gentes para facer de
alli guerra; pero non lo pudiera tomar; é
que se tornára á Aragon.
Dos días después de esta sentencia, el
10 de agosto, el rey Fernando promete
que si los lugares cedidos a Alfonso de la
Cerda no alcanzan a producir una renta
anual de cuatrocientos mil maravedises, le
aumentará las donaciones hasta alcanzar
dicho límite. Coincidimos con el parecer
expresado por Zurita, acerca del cuidado
que se tuvo al elegir las villas que se dieron
al infante Alfonso, buscando que en lugar
de formar un todo compacto, estuviesen
repartidas por toda la geografía castellana, gallega, y andaluza, lejos de la fron-
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La paz de Terrer de mayo de 1361 supuso
para Castilla la devolución de las plazas y
castillos ocupados en Aragón, en especial
aquéllos situados cerca de la frontera. A cambio, Aragón se comprometió a que los rehenes
castellanos y los caballeros que se pasaron
al bando aragonés volviesen a Castilla. Entre
estos castillos que retornan a poder castellano
se encuentra la fortaleza de Peñalcázar, señalada en los textos como Alcázar:
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Peñalcázar perteneció a las tierras de jurisdicción realenga, aunque por su posición
fronteriza, sus tenentes gozaban de cierta
independencia, lo que llevó a una señorialización no oficial de esta tierra. La familia Torres
fue la depositaria del derecho de tenencia y
gobierno de la villa fortificada y sus aldeas
de La Quiñonería, La Alameda y Carabantes a
finales de la Edad Media (QUINTANILLA RASO, 1986:
p. 887; DIAGO HERNANDO, 1988: pp. 23-43).
Los rehenes personales fueron por Castilla
Fernando de Castro y Martín Gil de Alburquerque. Por Aragón el conde de Osona y
Pedro de Luna. Los castillos entregados
por el mismo concepto, fueron por Castilla
Deza, Alcázar y Cigüela. Por Aragón, Ariza,
Alhama y Verdejo. Todos ellos debían ser
puestos en poder del cardenal legado
para que pusiese en ellos alcaydes, que
no podían ser ni castellanos ni aragoneses
(MASIÁ DE ROS, 1994: p. 284).
Peñalcázar fue de las tierras realengas que
no sufrió enajenación ni vio trastocado su régimen jurídico, ya que siempre gozó de cierta
independencia por su importante labor defensiva de la frontera. Diago Hernando (1987: p. 204)
menciona un documento de 1484 en el que se
enumeran los lugares segregados del realengo
de la Tierra de Soria para ser convertidos en
señoríos: Magaña, Ciria y Borobia, Hinojosa
de la Sierra, Tejado, Almenar, Castil de Tierra,
Nomparedes, Bliecos y Pinilla: «el documento
incluye en la relación a la Penna de Alcaçar,
la actual Peñalcázar, fortaleza defensiva de la
tierra de Soria frente a Aragón, y que como tal,
junto con sus aldeas de Caravantes, La Quiñorenía y La Alameda, gozaba de un estatuto
especial, sin estar transferida al señorío de
ningún noble». La villa de Peñalcázar estaba
eximida del pago de impuestos por su labor
de vigilancia y defensa de la frontera y su
poder lo ejercitaba el tenente designado, que
sin ser propiamente un señorío, en la práctica
actuaba como tal ya que había cierta relación
de vasallaje con respecto a los vecinos de las
aldeas del término además de por la sucesión
hereditaria de los Torres en la tenencia de la
fortaleza a finales de la Edad Media (DIAGO
HERNANDO, 1987: p. 204 Y 217).
En 1434, el castillo es donado a Beltrán de
la Cueva. Poco tiempo más tarde, en 1445 las
fortalezas de Atienza y Peñalcázar se vuelven
el escenario de los enfrentamientos entre el
infante don Juan, rey de Navarra posteriormente, y don Juan de Luna. En 1445, Juan II,
poco antes de la batalla de Olmedo, separa de
la jurisdicción de la ciudad de Soria, entre otras
villas y lugares, la villa y fortaleza de Magaña y
se la concede como merced a su guardamayor
Juan de Luna (DIAGO HERNANDO, 1991: p. 70). El 3
de marzo de 1446 don Juan de Luna, sobrino
de don Álvaro y heredero de sus señoríos, es
nombrado capitán mayor de la frontera de
Aragón. En 1447, Juan de Barrionuevo, «alcaide
de la fortaleza de Peñalcázar por el concejo de
Soria, no pudo evitar que los partidarios del
rey de Navarra se hiciesen con el control de
la citada fortaleza, desde la que en adelante
sembrarían la violencia en Tierra de Soria para
infortunio de los campesinos residentes en las
aldeas próximas a la frontera». Para recuperarla,
Juan II envió sus huestes a Soria ese mismo
año, aunque no es hasta algunos años más
tarde cuando Enrique IV devuelve la fortaleza
aragonesa de Verdejo a cambio de la de Peñalcázar (BLASCO, 1909: p. 405; PÉREZ RIOJA, 1985: T. 2, pp.
30-31; DIAGO HERNANDO, 1991: pp. 69 Y 76-77) 4.
El último episodio bélico que soportó la
fortaleza fue el saqueo durante el avance del
archiduque en 1706 durante la Guerra de la
Sucesión. Rabal (1889: pp. LXXX-LXXXI) describe
los hechos. Las tropas –«ocho mil hombres
y diez piezas de artillería a las órdenes del
conde de Sástago»– que buscaban apoderarse
En 1459-60 el concejo de Soria designa a
su regidor, Juan Torres, para que solicitase a la
reina la devolución del castillo de Magaña que
estaba en manos de Juan de Luna. Juan Torres
era señor de Almenar y alcaide de Peñalcázar
(DIAGO HERNANDO, 1991: p. 79).
4 Sobre la ocupación navarra de la fortaleza de Peñalcázar, queda registro, según Diago Hernando (1991: p. 83, nota 37) en el Archivo
General de Simancas, leg. 84-1.
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AyTM 21, 2014 pp. 105-123 I.S.S.N.: 1134-3184
Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
de Burgos entraron por la frontera soriana.
Precisamente la toma por capitulación de
Peñalcázar supuso la necesidad de fortificar
Soria y armar a la población «con chuzos y
lanzas por falta de fusiles, y resueltos á resistir
de cualquier modo» en noviembre de 1706.
pes verticales en casi todo su perímetro. Sobre
estos escarpes se elevaba una muralla –de la
que se han mantenido muy pocos restos– que
cerraba y protegía la población que se desarrollaba en su interior, hoy día un despoblado
(Fig. 2).
La que fue una plaza importante en la
época medieval se quedó reducida a una
pequeña población de 70 casas en el siglo XIX
(MADOZ, [1845-1850] 1993: p. 188), con una población de 148 almas a principios del XX (BLASCO,
1909: p. 406) y hoy se encuentra despoblada.
De lo que debió ser una extensa muralla
que posiblemente rodeaba gran parte de la
muela, de unos 725 m de longitud por 300
de anchura en su punto de mayor dimensión
–tiene una forma de lágrima con el ápice hacia
el sureste– no quedan sino pocos restos aislados, principalmente en el flanco occidental y
septentrional. Sin embargo, Lorenzo Celorrio
(2003: p. 165) opina que no debió estar totalmente rodeada de murallas, como sí lo están
otras villas amuralladas de asentamiento
similar como es el caso de Rello, sino que se
RESTOS CONSERVADOS
La villa fortificada de Peñalcázar se asienta
sobre una extensa muela calcárea con escar-
Figura 2. a. Mapa topográfico del entorno inmediato de la muela calcárea sobre la que se asienta la
fortaleza y la población de Peñalcázar, en la que se ha señalado la posible ubicación de la fortaleza con
líneas a trazos. b. Planta de detalle de los restos conservados de las murallas de Peñalcázar. M1: muralla
donde se sitúa el ingreso al recinto amurallado, de la que se conservan dos tramos; M2: tramo del lienzo
noroccidental de la muralla; M3: lienzo suroccidental de la muralla perimetral, de la que se conservan
aproximadamente 117 m de su trazado y que se encuentra divida en dos tramos por el hueco de un
posible portillo; T1: muro occidental de una torre. c. Vista desde el noroeste con indicación de los restos
amurallados conservados. d. Diversos abultamientos del terreno alineados y perceptibles desde la ortofotografía señalan el amontonamiento de ruinas de procedencia antrópica que pueden corresponderse con
las de la fortaleza. Vista de la explanada donde probablemente se ubicó el alcázar y, al fondo, la iglesia y
el caserío de la población.
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Ignacio Javier Gil Crespo
FUNDAMENTOS CONSTRUCTIVOS
levantaron murallas en aquellos puntos donde
el escarpe natural no ofrecía una defensa suficiente. Así, es en el extremo occidental donde
se concentran los restos conservados, alrededor del camino de subida y entrada. El autor
antes citado sitúa la fortaleza en este extremo
en el que se conservan los escasos muros en
pie. Sólo una exploración arqueológica de la
ciudad permitiría saber qué tramos pudieron
estar amurallados así como la extensión y
dimensión máxima de la villa.
Se han seleccionado tres muros y los restos
interpretados tradicionalmente como una
torre para el análisis de la construcción de las
murallas de Peñalcázar. El lienzo que cerraba
el acceso desde el noroeste, ejecutado con
dos caras de mampostería careada rellenas de
cal y canto y cascotes en el primero de ellos.
El segundo se encuentra en la parte más septentrional de la muela, paralelo al camino que
sube a la puerta antes mencionada. Por último,
el tercer muro a estudiar es un lienzo almenado que se alza sobre el cantil y del que se conserva algo menos de 120 metros de su trazado.
Sin embargo, al analizar la ortofotografía
servida por el SIGPAC, se pueden apreciar las
huellas de unas estructuras lineales al sureste
de los restos de la población, en la parte central de la meseta. Resulta significativo que la
orientación de esta estructura visible desde
la ortofotografía –paralela al eje mayor de la
mesa natural– es la misma que el caserío, entre
el cual aparece girada la iglesia que mantiene
su tradicional orientación hacia el oriente.
No hay razón topográfica para que el caserío
tenga una orientación distinta que la de la
iglesia. Cabe la posibilidad de que estas huellas pertenezcan al antiguo alcázar o fortaleza.
Las dimensiones que se pueden tomar desde
este medio gráfico revelan que se trata de una
estructura rectangular de unos 105 x 75 metros,
desplazada unos 30 m de otra línea transversal
a la muela de unos 95 m de longitud. Son unas
dimensiones considerables si se tienen en
cuenta las de otras fortificaciones cercanas. No
obstante, las crónicas y los datos históricos de
los que se dispone siempre hacen referencia a
esta fortaleza como fuerte y grande.
Muro M1
La muralla de la ciudad tiene varias fases
constructivas. El tramo que cierra la rampa
natural hacia la meseta superior de la muela
se ha denominado como muro M1 (Fig. 3).
La gruesa muralla –2,40 m de espesor– en la
que se abre el hueco de entrada septentrional
conserva dos tramos de unos 34,40 metros el
tramo más occidental y unos 28,70 el oriental,
éste con una brecha que lo vuelve a partir en
dos lienzos de unos 17 y 8,20 metros. Entre
ellos se abría la puerta, de la que no quedan
restos más que el hueco donde se alojaba una
de las trancas de madera interiores. Se puede
suponer, como ha sido habitual en otras
ocasiones, que si la fábrica de este elemento
estaba más trabajada que la mampostería
de los lienzos, se ha podido reutilizar en las
construcciones de la población. Blasco (1909: p.
405), que conoció la villa en 1840 y se lamenta
69 años después del proceso de despoblación
que estaba ocurriendo en ese momento, habla
de que la muralla se cerraba con una puerta de
hierro, pero no se puede saber si era la puerta
original ni sus características.
Por último, sobre el extremo suroriental
de la meseta, con forma de proa, se ubica
la ermita de San Roque, que en vez de estar
orientada hacia el este como es habitual en
las construcciones religiosas cristianas, sigue
la misma orientación que las huellas de la
posible fortaleza. Es posible que esté asentada
sobre alguna torre vigía que controlaba tan
singular y estratégico punto de observación.
Desde este punto se controlan los valles del
arroyo del Collado Hondo y de los ríos Peñalcázar y Carabán, teniendo comunicación
visual directa con La Alameda, Carabantes,
Sauquillo de Alcázar y La Quiñonería.
La construcción de los lienzos de esta
muralla es de mampostería careada rellena
de cascotes y es similar a la de otras murallas
como las de Almazán o Ágreda. Las únicas
improntas constructivas aparecen tras la
primera capa de mampostería, que se ha desprendido accidentalmente o ha sido sustraída
en las partes bajas del muro. Tras el paramen-
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Figura 3. a. Tramo M1a del lienzo noroccidental de las murallas de Peñalcázar. b. Tramo M1b del lienzo
noroccidental de las murallas de Peñalcázar.
to de mampostería se advierte una fábrica de
cal y canto en la que se observa una serie de
mechinales con una sección aproximada de
4,5 x 4,5 cm y distribuidos cada 70-75 cm. Estos
mechinales no son pasantes y su profundidad
alcanza los 95-100 cm. Es significativo que no
tengan proyección en el exterior de la fábrica,
si bien es posible que fueran taponados una
vez retiradas las agujas.
Los agujales son apreciables en la parte
inferior del muro, casi a ras del terreno (Fig. 4),
Figura 4. Detalle de la parte baja del muro M1a del lienzo noroccidental de las murallas de Peñalcázar
donde se aprecian los mechinales de las agujas de la fábrica de tapia de cal y canto que rellena el espesor
del muro.
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Ignacio Javier Gil Crespo
por lo que no se corresponden con las huellas de un posible andamiaje, además de ser
pequeños para tal fin. No se aprecia desde el
paramento exterior ningún resto de cuñas,
espartos, cruces de San Andrés ni ningún
dispositivo de arriostramiento. Sin embargo, el
considerable espesor del muro –240 cm– parece excesivo para unas agujas de tan pequeña
sección, por lo que no parece plausible que las
agujas fuesen pasaderas. En el trabajo sobre
las fortificaciones de cal y canto levantadas
entre mediados del siglo XII y el primer tercio
del XIII en la frontera entre los reinos de León
y Castilla se incluye una sección de la disposición de los tapiales del muro de Almanza en
León en el que se construyeron sus muros con
medias agujas en la base ancladas con una
cuña (COBOS GUERRA, CASTRO FERNÁNDEZ Y CANAL
ARRIBAS, 2012: p. 108). Esta disposición constructiva puede formularse como hipotética para
el muro M1 de las murallas de Peñalcázar a
falta de catas en el muro que destapen otras
improntas constructivas.
de mampostería entre los que se vertía el
hormigón de relleno.
Muro M2
Se ha nombrado como muro M2 al tramo
de muralla más septentrional del conjunto
(Fig. 5). Casi alineado con el muro de la posible torre vigía hay un tramo de 16,80 m de
longitud construido con mampostería y cal
y canto encofrado en cuatro hilos constructivos –extramuros hay uno más que salva el
desnivel– de unos 90-110 cm de altura y un
espesor de 125 cm. La fábrica conserva restos
de las agujas de madera contenidas en los
mechinales. Estas agujas, no pasaderas, tienen
una sección cuadrangular de 10 x 10 cm. Se
observan en la parte superior de la oquedad
unas lajas dispuestas para evitar la adhesión
de la aguja a la fábrica y poderla retirar después para reutilizarla. De ahí la homogeneidad
en las dimensiones de las oquedades. En la
parte superior del muro y visible gracias a
su ruina se aprecia la huella de un puntal o
codal inclinado que quedó embebido en el
interior del muro.
En el paramento de mampostería del muro
apenas se aprecian los niveles constructivos y
no hay ningún mechinal superficial. Además,
la mampostería está careada para mantener la
planeidad del paramento. Estos datos parecen
indicar la ausencia de tapiales o encofrado y
es posible que estas agujas pudieron emplearse como guías para sostener tendeles o unas
tabicas que asegurasen la horizontalidad de
los niveles y la verticalidad de los paramentos
La tapia se forma por cajones constructivos
con junta vertical de una longitud que oscila
entre los 280 y los 310 cm. Estas juntas se
aprecian a partir del tercer nivel. Del análisis
del paramento se observa que el proceso de
construcción se inició en el extremo norte y
continuó hacia el sur, al menos en los niveles
Figura 5. a. Vista intramuros del muro M2 de las murallas de Peñalcázar.
b. Alzado extramuros del muro M2 de las murallas de Peñalcázar, con indicación de los niveles constructivos y las juntas entre los sucesivos cajones de tapia de cal y canto, así como de los agujales visibles. La
secuencia constructiva revela que la construcción procedió de norte (izquierda) a sur (derecha).
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Figura 6. a. Detalle de una aguja de madera de sección cuadrangular conservada en el muro M2.
b. Detalle de la cabeza del muro M2, en el que se advierte la huella inclinada de un codal o puntal interior.
Muro M3
tercero y cuarto. Cada tapial se soportaba por
tres costales apoyados en sendas agujas, las
cuales distan entre sí unos 90- 110 cm.
El muro asignado como M3 es el muro que
se eleva sobre el cantil occidental y del que se
conserva un lienzo de planta quebrada –se
adapta al perímetro de la muela– de 117,5
metros de longitud. Esta muralla, con tramos
almenados, presenta varios estados constructivos diferentes (Fig. 7).
En el corte meridional del muro se aprecia la marca de una pieza de madera que se
introduce de manera inclinada en el grosor
de la fábrica (Fig. 6). Aunque podría tratarse
de un puntal interior de los tapiales, el rebajado ángulo de inclinación y el hecho de no
arrancar desde el inicio del nivel constructivo
podrían indicar que no se trata de un puntal
provisional para evitar el vencimiento del
interior de los tapiales sino que pudo ser
un fragmento de madera de sección circular
caído dentro de la masa de cal y canto cuando
ésta se vertió para formar el muro. No se han
observado más improntas de este tipo, por lo
que no se puede aventurar si se trata de un
puntal o no.
El primer tramo, el más cercano al muro
M1, se levanta con cinco hilos constructivos, correspondiendo el último al remate
almenado, siendo la altura de los tapiales de
unos 100-110 cm de altura. Se observan unos
mechinales pasantes de perfil rectangular vertical de 8,5 x 6 y 14-15 x 9 cm separados cada
130-140 cm. El espesor del muro en su primer
tramo es de 115 a 130-150 cm. Este tramo
conserva 15 almenas alternativamente aspilleradas. El quinto nivel tiene menor grosor para
formar un estrecho adarve y los mechinales se
sitúan sobre este nivel del adarve. Es posible
que estos mechinales, una vez cumplida su
función auxiliar durante la construcción de las
tapias de cal y canto, fuesen utilizados para
sostener tanto una defensa vertical avanzada
de madera como un cadalso como para formar una plataforma hacia intramuros sobre la
que permitir la movilidad de los defensores y
su maquinaria de defensa como, por ejemplo,
algún trebuchet de pequeño tamaño.
Así como la fábrica de mampostería del
paramento extramuros guarda cierta planeidad merced a la labra superficial de los
mampuestos, la cara interior del muro parece
haber sido despojada de la capa externa de
mampostería, sirviendo quizá como cantera
que haya suministrado de piedra con algo de
labra para las construcciones de la población
intramuros cuando ya no hubo razón defensiva de mantener las murallas.
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Ignacio Javier Gil Crespo
Figura 7.
a. Vista intramuros del muro M3 de las murallas de Peñalcázar. b. Ubicación de la segunda puerta abierta
en una cremallera del tramo meridional del muro M3 de las murallas de Peñalcázar. c. Vista extramuros
del tramo septentrional del muro M3 de las murallas de Peñalcázar sobre el alto cantil formado por la
costra calcárea que corona la muela sobre la que se asienta la ciudad.
En la parte media la construcción difiere,
ya que los mechinales reducen su sección y
no son pasaderos. En este caso se utilizaron
agujas de 4,5 x 4,5 cm cada 65 cm. Algunos de
estos mechinales tienen una sección de sector
de circunferencia correspondiente al empleo
de agujas planas de rollizos aserrados (Fig. 8).
dentro del muro. El paramento extramuros
de esta fábrica es de mampostería, siendo
encofrada sólo la parte intramuros.
Torre T1
El tramo que algunos autores identifican como un lado de una antigua torre hispanomusulmana (LORENZO CELORRIO, 2003: p.
165) –designada como T1–, es de fábrica de
mampostería encofrada en la que además se
conservan algunas agujas (Fig. 9). Se considera
que este muro corresponde a una torre porque
se conserva el arranque de los cuatro primeros
niveles del muro septentrional que acomete
con el lienzo principal, no habiendo además
un posible encuentro trabado con el muro M2
que discurre más al norte: la esquina noroccidental de esta torre presenta unos paramentos
Por último, el tramo más meridional tiene
unos mechinales de 14-15 x 9 cm no pasantes
de unos 50 cm de profundidad separados
horizontalmente cada 155 cm. Hay una junta
constructiva a los lados de la cual se repiten
los mechinales. El espesor del muro en esta
parte es de 140 cm. En este caso, los mechinales no son pasaderos, sino que se introducen
en el muro unos dos pies o 60 cm. Las escuadrías de las agujas son más pequeñas y, en
algunos casos, éstas se han dejado perdidas
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Figura 8. Mechinales del muro M3. a. Mechinal rectangular y pasante del tramo septentrional. b.
Mechinales rectangulares pareados correspondientes a una junta constructiva. c. Mechinal de sección cuadrangular en el tramo medio. d. Mechinal correspondiente a una media aguja formada por
un rollizo fajado en el tramo meridional.
Figura 9. a. Los restos T1 desde el noreste, donde se aprecia el arranque del muro perpendicular a la
muralla y la reducción del grosor del muro a partir del quinto nivel. b. Alzado extramuros del muro occidental de los restos T1 de las murallas de Peñalcázar, con indicación de los niveles constructivos y las
juntas entre los sucesivos cajones de tapia de cal y canto, así como de los agujales visibles.
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limpios sin ninguna señal de traba con ningún
muro que pudiera acometer contra ella.
para un estudio cronotipológico –por lo que
se podría datar tanto este último nivel constructivo de la torre T1 y el castillo de Peroniel
como fábricas de mediados del siglo XII y
principios del XIII–, en el caso de las torresrefugio se presentan algunas dudas sobre su
construcción. Algunos autores (DOMÍNGUEZ HER-
De esta posible torre vigía, datada tradicionalmente como musulmana, de planta
posiblemente rectangular sólo se conserva el
muro occidental, de unos 12,5 m de longitud,
y el arranque del orientado al norte. El muro
orientado al oeste ha sido reaprovechado para
un lagar. La torre está situada en el extremo
orientado al valle del río Peñalcázar que une
esta población con la de Almazul, y con un
gran campo visual.
NÁNDEZ, 1984; 1984-1985; LORENZO CELORRIO, 1994;
2003) adelantan su construcción a mediados
del siglo X como una promoción califal para
vigilar y controlar el territorio ante el avance
castellano. Sin embargo, en otras investigaciones más recientes como las de Bernad Remón
et alii (1997), Cobos Guerra y Castro Fernández
(1998) o Cobos Guerra y Retuerce Velasco (2011)
se entienden como torres de presura o de temprana repoblación, por lo que su construcción
se puede retrasar hasta el siglo XII cuando
se reconquista definitivamente y se organiza
jurisdiccionalmente –a través de fueros que
instituyen el sistema concejil municipal– el
oriente soriano.
La fábrica conservada consta de siete hilos
constructivos en los que han quedado marcadas las improntas de los cajones con junta
vertical. Éstos alcanzan aproximadamente los
115-125 cm de altura, siendo la longitud total
del muro de 11,60 m y su espesor de 210 cm,
aunque se reduce con la altura a partir del
cuarto nivel. Las dimensiones de los cajones
varían entre 320 y 350 cm, habiendo algunos
de 280 cm. Por mor del solape –muy cercano
éste– de las juntas verticales entre los sucesivos hilos constructivos se puede inferir que
la construcción procedió en el mismo sentido
que el muro M2, esto es: de norte a sur.
El análisis mensiológico no arroja ningún
resultado concluyente que colabore a verificar
la hipótesis de que esta fábrica data del siglo
XII y es, por tanto, una obra de factura cristiana, ya que no hay una modulación evidente
en las fábricas de las fortificaciones cristianas.
En las torres-refugio las alturas de los tapiales
rondan los 100-110 cm de altura. En el caso
de Peñalcázar, este aspecto constructivo llega
a alcanzar unas dimensiones mayores, si bien
se mueve en el entorno de los 90-110-125 cm,
lo que podría corresponder, en algunos casos,
a dos codos de 55 cm. En la fortificación de la
frontera con León, la altura de los tapiales no
guarda ninguna constancia, ya que se mueve
en un rango muy amplio que llega a superar
los 140 cm en algunos casos (MAÑANES, VALBUE-
En el último nivel constructivo del muro,
los mechinales son circulares y pareados, lo
que es indicativo del empleo de varillas como
agujas. No hay cambio de grosor ni de material
y dimensionalmente es similar a la fábrica
inferior; la única diferencia apreciable es el
cambio en el sistema de agujas del encofrado. Este nivel se levanta sobre el último que
corresponde al muro M2, por lo que pudo ser
un recrecido.
La utilización de este tipo de agujas es
visible en algunas torres-refugio del Campo
de Gómara y la Tierra de Ágreda, en el cercano castillo de Peroniel del Campo y en las
fortificaciones fronterizas entre León y Castilla
levantadas durante la temporal separación de
los reinos entre 1157 y 1230 (COBOS GUERRA, CASTRO FERNÁNDEZ Y CANAL ARRIBAS, 2012: pp. 109-112).
Así como estas últimas están perfectamente
datadas en un corto y concreto ámbito temporal y pueden servir de parámetro de control
NA Y ALONSO, 1980; COBOS GUERA, CASTRO FERNÁNDEZ
Y CANAL ARRIBAS, 2012).
CONCLUSIONES
A pesar de la importancia relativa que este
significativo enclave fortificado desarrolló
durante los últimos años del califato, su primera reconquista por el Cid, sus asedios, tomas
y devoluciones durante la Guerra de los Dos
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Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Pedros en el siglo XIV y durante la guerra con
Navarra durante el XV, además de otros episodios modernos como la guerra de Sucesión
en el XVIII, este análisis es el primer estudio
monográfico de tan destacada fortificación.
Sin embargo, al analizar constructivamente
los restos conservados de las murallas de
Peñalcázar se observa que no hay diferencias
significativas entre los parámetros constructivos de la fábrica de la torre T1 y del muro M2,
el cual continúa el mismo trazado. El proceso
constructivo de ambas fábricas, según se
desprende del solape de las juntas verticales
entre los cajones de los sucesivos niveles
constructivos, es el mismo: la construcción se
inicia desde el norte y prosigue hacia el sur.
La primera conclusión a la que se llega tras
la observación atenta de los abultamientos
visibles en la gran explanada vacía al sureste
del núcleo de población y su cotejo con las
ortofotografías y puesta en relación con la
trama urbana es que tales abultamientos
parecen pertenecer a estructuras antrópicas
ocultas que bien pudieran ser los restos de
la antigua fortaleza hispanomusulmana que
siempre citan las crónicas como fuerte y grande y que los restos conservados no parecen
cumplir con esos adjetivos.
En el sexto nivel de la torre T1 se cambia
el sistema de agujas, pues en lugar de agujas
planas o cuadrangulares o de sección de
sector de circunferencia se emplean varillas
pareadas. Cabe la posibilidad de un cambio
de operarios al llegar a ese nivel para elevar la
altura de la torre sobre el nivel del adarve de
la muralla. No obstante, no hay una diferencia
sensible ni en el material ni en las dimensiones de los tapiales ni en el grosor del muro;
tan sólo varía el sistema de agujas, por lo que
pertenecen a la misma etapa constructiva.
Por lo tanto, los restos conservados son
parte de las murallas y la torre donde algunos
autores han interpretado que se situaba la
fortaleza islámica no parece corresponder más
que con una torre de flanqueo o un tramo de
muralla. El estudio de las fábricas de las cortinas conservadas las pone en relación tanto
con las torres-refugio de presura del campo
de Gómara y la Sierra del Madero, el castillo
de Peroniel del Campo y las fortificaciones
fronterizas entre León y Castilla de los siglos
XII y XIII.
Las hipótesis planteadas a partir del estudio de las estructuras murarias aparentes en
las murallas de Peñalcázar sólo podrán ser
verificadas mediante el análisis de caracterización y datación por medios físico-químicos,
que urge realizar, de los restos lignarios conservados embebidos en los muros, además
de una prospección arqueológica que permita
descubrir las estructuras ocultas y rescatar
objetos numismáticos, cerámicos o de cualquier tipo que colaboren en la verificación
de la datación propuesta mediante las herramientas cronotipológicas y mensiológicas.
Las diferencias constructivas entre las
distintas fábricas de las murallas revelan
distintas fases en su construcción y su mantenimiento como plaza fuerte a lo largo de la
Edad Media, como se puede advertir tras su
estudio documental.
La fortaleza de Peñalcázar es una construcción representativa de las soluciones constructivas bajomedievales y, en concreto, de la
tapia de cal y canto o mampostería encofrada.
El empleo de la tapia de cal y canto tuvo su
apogeo en torno a los siglos XII y XIII, si bien
hay casos posteriores. Esta fortaleza tiene un
claro origen hispanomusulmán como acreditan las referencias históricas (ZAMORA LUCAS,
1961). Los restos de esta primera fortificación
islámica no se han conservado a excepción de
la torre T1, según Lorenzo Celorrio (2003: p. 165).
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123
21
UNIVERSIDAD DE JAÉN
2014
Revista editada por el Área de Historia Medieval y por el Grupo de Investigación del
Patrimonio de Jaén (GIPAJ). Universidad de Jaén
2014
Director: Vicente Salvatierra Cuenca
Subdirectora: Eva Alcázar Hernández
Consejo Editoral: Manuel Acién Almansa (U. de Málaga); Agustín Azkarate (U. País Vasco);
Juan Carlos Castillo Armenteros (U. de Jaén); Helena Catarino (U. de Coimbra); Patrice Cressier
(CNRS); Susana Gómez Martínez (Campo Arqueológico de Mértola); Joseph Mª Gurt (U. de
Barcelona); Sonia Gutierrez Lloret (U. de Alicante); Ricardo Izquierdo Benito (U. de Castilla La
Mancha-Toledo); Antonio Malpica Cuello (U. de Granada); Eduardo Manzano (CSIC-Madrid);
Mª Antonia Martínez Núñez (U. de Málaga); Alexandra Molinari Molinari (U. de Roma).
Consejo Asesor: Rafael Azuar Ruiz (Museo Arqueológico de Alicante); Gian Pietro Brogiolo
(U. de Padua); Alberto Canto García (U. Autónoma de Madrid); Javier Fernández Conde (U.
de Oviedo); Sauro Gelichi (U. Ca’ Foscari-de Venezia); Pierre Guichard (U. de Lyon. CNRS);
Lauro Olmo Enciso (U. de Alcalá de Henares); Ermelindo Portela (U. de Santiago); Antonio
Vallejo Triano (Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahara); Chris Wickham (U. of Oxford).
Secretaria: Mercedes Navarro Pérez
Dirección para envío de originales, correspondencia e intercambios:
Revista Arqueología y Territorio Medieval. Área de Historia Medieval, Facultad de Humanidades,
Universidad de Jaén. Campus Las Lagunillas S/N. 23071 Jaén (España).
Teléfono: (953) 212131; Fax: (953) 012195
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Arqueología y Territorio Medieval se intercambia con
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Historia y Etnología de todos los países. Los intercambios se solicitarán a la dirección de la revista.
La adquisición de números sueltos se realizará en
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nº 21
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4
AVISO
La Universidad de Jaén ha decidido cambiar el formato de todas las revistas que
edita, para convertirlas en exclusivamente digitales, y sujetas al sistema Open Acces
(OJR).
Nuestra intención es que este cambio no suponga un deterioro de la calidad ni de
las exigencias científicas alcanzadas sino, por el contrario, ocasión para mejorar
las deficiencias que aun existan y tratar de mejorar su posición en el escenario
científico internacional.
Como parte de esta transformación la Universidad de Jaén ha creado una nueva
plataforma y se ha modificado la página web.
Durante los meses de julio y agosto de 2014 se ha procedido a migrar los contenidos de la antigua página de la revista a la nueva; en la misma bastará registrarse
para poder bajar todos los textos publicados por la revista. La nueva dirección es:
http://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/ATM
El último número que se editará en papel será el nº 21, en el mes de octubre de
2014, y que ya se colgará en la nueva página.
5
POLÍTICA EDITORIAL
EDITORIAL POLICY
La revista Arqueología y Territorio Medieval
(AyTM) fue fundada por el área de Hª Medieval de la
Universidad de Jaén en 1993, apareciendo el primer
volumen en 1994, con el apoyo de un reducido grupo
de investigadores en arqueología de al-Andalus,
aunque desde el principio se propuso dar cabida
a toda investigación relacionada con la historia y
arqueología medievales. En 2007 se introdujeron
profundos cambios en la estructura y organización
de la revista, y en las normas de publicación, criterios
por los que se rige en la actualidad.
The journal Arqueología y Territorio Medieval was founded by the Departmental section
of Medieval History at the University of Jaén in
1993. The first volume appeared in 1994 with the
backing from a small group of researchers on the
archaeology of Al-Andalus, although from the very
beginning it was proposed that all research related
to history and medieval archaeology would be welcome. In 2007 profound changes were also introduced in the structure and organisation of the journal,
giving rise to the criteria which are now in force.
Arqueología y Territorio Medieval está dedicada a
la historia y arqueología de las sociedades medievales europeas y mediterráneas, en sus diversas formas
político-sociales, económicas, religiosas, culturales,
etc. entre los siglos V y XV, admitiendo sus prolongaciones en la Edad Moderna. Tiene periodicidad
anual, apareciendo el último trimestre del año. Se
estructura en secciones fijas dedicadas a estudios de
investigación, varia y reseñas. Se podrán enviar colaboraciones a todas las secciones, sometidas a los criterios de selección de la revista. Ocasionalmente se
incluirán secciones monográficas. La revista puede
incluir actas de coloquios o reuniones científicas, a
propuesta de sus organizadores y en las condiciones
que se establezcan por el Consejo Editorial.
The journal Arqueología y Territorio Medieval
is dedicated to the history and archaeology of
European and Mediterranean medieval societies,
in their different politico-social, economic, religious
and cultural forms, etc, between the Vth and XVth
centuries as well as their prolongations into the
Modern Age. It is an annual publication which
is published in the last trimester of the year. It
is structured around fixed sections dedicated to
research, variant and book reviews. Articles may
be submitted to any section of the journal. The
journal may also include proceedings of colloquia
or scientific meetings, at the suggestion of their
organizers and under the conditions established
by the Editorial Board.
La revista dispone desde febrero de 2008 de un sitio
web, en la dirección www.ujaen.es/revista/arqytm.
From February, 2008 the Journal maintains a
site web in www.ujaen.es/revista/arqytm.
En ella, además de las normas de edición y
otros contenidos, están disponibles todos los textos
publicados en los números anteriores de la revista,
en formato pdf, siendo la descarga libre. La versión electrónica de cada número será en principio
incluida seis meses después de aparecida la versión
impresa, aunque la Universidad de Jaén se reserva
el derecho de cambiar en un futuro el tiempo y las
condiciones de acceso.
There you can find, along with the publication
norms and related content, all the articles publicated in previous numbers of the journal, in PDF
format, free to read and/or download. The electronic version of each number will be available six
months after the publication of the printed version,
although the University of Jaen migth change this
lapse or the accessing conditions in the future.
Las opiniones y hechos consignados en cada artículo son
de exclusiva responsabilidad de sus autores. La Universidad de Jaén no se hace responsable en ningún caso de
la credibilidad y autenticidad de los trabajos.
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Arqueología y Territorio Medieval 21, 2014. I.S.S.N.: 1134-3184
SUMARIO
9
CAROLINA DOMÉNECH BELDA
Moneda y espacios de poder en el mundo visigodo. Los tremises de El Tolmo de Minateda
(Hellín, Albacete)
Titulo Inglés
39
JOAN NEGRE PÉREZ
La cerámica altomedieval de Tortosa (siglos VII-X). Una primera clasificación y análisis
interpretativo
Early medieval pottery of Tortosa (7th-10th centuries). A first classification and interpretative analysis
69
LUIS A. GARCÍA BLÁNQUEZ
Los arcaduces islámicos de Senda de Granada. Tipología y encuadre cronológico
The islamic arcaduces of Senda de Granada. Typological and chronological adscription
105 IGNACIO JAVIER GIL CRESPO
Análisis histórico, territorial y constructivo de la fortaleza de Peñalcázar (Soria)
Historical, territorial and constructive analysis of the fortress of Peñalcázar (Soria)
125 ESTHER TRAVÉ ALLEPUZ, Mª DOLORES LÓPEZ PÉREZ, KAREN ÁLVARO RUEDA
Circuitos de distribución de cerámica culinaria en el noreste peninsular:
una aproximación territorial a partir del estudio analítico de vajilla utilitaria
Distribution networks of cooking wares in north-eastern Iberia: an approach to the landscape organization from the analytical study of common vessels
155 RAFAEL J. PEDREGOSA MEGÍAS, JUAN MIGUEL RIVERA GROENNOU
Técnicas constructivas en las torres-atalayas de Montefrío (Granada): La Torre de Las Cabrerizas
Building techniques in the watchtowers of Montefrío (Granada): The tower of Las Cabrerizas
177 ANTONIO HERNÁNDEZ PARDOS
La cerámica feudal entre mediados de los siglos XIII y XIV, según el repertorio de la plaza
de la Judería de Teruel
Feudal pottery between mid-thirteenth and mid-fourteenth centuries, according to the code of the
square of the Jewish Quarter of Teruel
207 ANTONIO ORDÓÑEZ FRÍAS
La cerámica medieval y moderna de la alquería de la Villeta (Monda, Málaga)
Medieval and early modern pottery from “Alqueria de la Villeta”, Monda (Málaga)
241 NOÉ CONEJO DELGADO
La presencia de moneda medieval y moderna en la alcazaba de Reina (Reina, Badajoz)
The medieval and modern coins in the castle of Reina (Reina, Badajoz)
259 RESEÑAS
7