German Romantic Medicine

Originally published in: Herausforderung Biologie: Fragen an die Biologie – Fragen aus der Biologie. Ed. Rüdiger Heinze, Johannes Fehrle, and Kerstin Müller. Münster; Berlin; Vienna; Zurich; London: LIT, 2010. 83–112. Print. --- This is an early study for my 'Habilitation' thesis "Natur / Poesie", in which I wrote about German Romantic scientists as literary writers. This particular article was inspired by an Ethics in Biology class at the University of Freiburg, where I presented on two of 'my' writers,  Johann Wilhelm Ritter and Gotthilf Heinrich Schubert - largely forgotten today, but highly regarded at their time. The organizers of this class then invited me to write up my results for a volume of selected contributions to their class - which I gladly did.

Si la Naturphilosophie romántica fue durante mucho tiempo expulsada del ámbito de la ciencia “respetable”, el caso de uno de sus defensores, el médico y naturalista alemán Lorenz Oken, es aún más sangrante, por cuanto él mismo tuvo que abandonar su patria por razones políticas. De este modo Oken resulta ser un “naturalista proscrito” por una doble vía: la puramente material y la intelectual, por más que en esta segunda dimensión no llegara a sufrir un auténtico exilio hasta después de su muerte, pues el prestigio que alcanzó en su tierra de adopción, Suiza, fue notable. Se analizarán los aspectos más notables de su biografía y de su personalidad, así como sus aportaciones más personales en el campo de las ciencias de la vida, que han permitido su recuperación para una historia de la medicina tradicional como “precursor” de la teoría de la evolución.

El romanticismo alemán no fue solamente un movimiento artístico. La nueva actitud ante la realidad alcanzó todos los ámbitos, y el pensamiento médico no podía ser una excepción. Los jóvenes formados en el magisterio de Schelling, creador de una filosofía de la naturaleza en parte nueva y en parte renovadora de la herencia presocrática, se sintieron profundamente atraídos por la vida del alma, hasta ese momento entregada como territorio legítimo solamente a filósofos y eclesiásticos, y consideraron llegado el momento de construir una “ciencia del alma” al servicio de la salud. Sentimientos y emociones se convirtieron, así, en tema de investigación para estos médicos románticos, estimulados además por el conocimiento de la reciente, y discutida, doctrina del magnetismo animal de F. A. Mesmer, que parecía poder servir de guía para la exploración de esta terra incognita. Apoyándonos en los textos más significativos de los autores más relevantes nos aproximaremos al panorama que contemplaron aquellos pioneros.

Christoph Hufeland, one of the most prominent and celebrated physicians of the late 1700s and early 1800s in Germany and the Western medical world, even to this day, is presented as having been critical of the vitalist stream of medicine at the time, in particular of the period of controversy over the so-called Brunonian system, based intially on the work of the Scottish physician, John Brown. Hufeland has become a symbol of medical orthodoxy. The various honors bestowed upon him then and since, as well as his continued positive references in medical history, attest to that perception.
And yet, a closer examination of what he himself called his ‘medical credo’ and “the key and commentary to my other works,” as it organizes the principles underlying them into a system,  is quite revealing. Contrary to what is generally held, Hufeland was a proponent of the stream in German medicine and physiology concerning the workings of a vital activity and energy system, termed Lebenskraft, and in particular the generative side of that life force, called by Blumenbach, Bildungstrieb. He was also cognizant of the scientific works of one of his patients, Wolfgang von Goethe, which also formed a major part of this dynamic stream in German scientific thought and medicine. A closer look at Hufeland’s 1800 masterpiece reveals a dedicated scientist, setting out the foundation for a truly rational system of medicine and understanding of physiology based on laws of vital nature that stand above, yet incorporate and integrate those related to inert nature, insofar as they operate within the living organism and bio-economy.

Frente al extendido prejuicio de que en el período gobernado por la Naturphilosophie romántica  apenas se prestó atención a la clínica, siendo esencialmente especulativa la medicina de la época,  se muestra cómo algunos de los médicos más representativos de dicha corriente apoyaron decididamente el aprendizaje a la cabecera del enfermo.

Historicism is a mode for explaining human affairs derived from post-Kantian idealism. This essay contrasts Enlightenment approaches to medical historiography with the writings of Heinrich Damerow who published his work in 1829. Influenced by the contemporary philosopher Hegel, this German psychiatrist and historian viewed the history of medicine in evolutionary terms as a gradual but inevitable unfolding of medical ideas and systems. His intention was practical: he wished to give fellow practitioners a polished synthesis that would guide their professional lives and suggest future lines of development. For Damerow, the past was divided into three major periods: from Hippocrates to Galen, Galen to Paracelsus, Paracelsus to the end of the 18th century, then ending with a final synthesis of all previous trends in romantic Germany’s version of the Brunonian system developed by the Scottish physician John Brown. The scheme set the tone for an approach to history of medicine anchored by “great doctors” and capable of telling physicians “where we came from, where we stand now, and what direction we are marching.” (Sigerist, 1951)

Si la Naturphilosophie romántica fue durante mucho tiempo expulsada del ámbito de la ciencia “respetable”, el caso de uno de sus defensores, el médico y naturalista alemán Lorenz Oken, es aún más sangrante, por cuanto él mismo tuvo que abandonar su patria por razones políticas. De este modo Oken resulta ser un “naturalista proscrito” por una doble vía: la puramente material y la intelectual, por más que en esta segunda dimensión no llegara a sufrir un auténtico exilio hasta después de su muerte, pues el prestigio que alcanzó en su tierra de adopción, Suiza, fue notable. Se analizarán los aspectos más notables de su biografía y de su personalidad, así como sus aportaciones más personales en el campo de las ciencias de la vida, que han permitido su recuperación para una historia de la medicina tradicional como “precursor” de la teoría de la evolución.

Si la Naturphilosophie romántica fue durante mucho tiempo expulsada del ámbito de la ciencia “respetable”, el caso de uno de sus defensores, el médico y naturalista alemán Lorenz Oken, es aún más sangrante, por cuanto él mismo tuvo que abandonar su patria por razones políticas. De este modo Oken resulta ser un “naturalista proscrito” por una doble vía: la puramente material y la intelectual, por más que en esta segunda dimensión no llegara a sufrir un auténtico exilio hasta después de su muerte, pues el prestigio que alcanzó en su tierra de adopción, Suiza, fue notable. Se analizarán los aspectos más notables de su biografía y de su personalidad, así como sus aportaciones más personales en el campo de las ciencias de la vida, que han permitido su recuperación para una historia de la medicina tradicional como “precursor” de la teoría de la evolución.

Frente al extendido prejuicio de que en el período gobernado por la Naturphilosophie romántica apenas se prestó atención a la clínica, siendo esencialmente especulativa la medicina de la época, se muestra cómo algunos de los médicos más representativos de dicha corriente apoyaron decididamente el aprendizaje a la cabecera del enfermo.

The purpose of this paper is to present a historical example of close interaction between medicine and philosophy. The analysis attempts to uncover some of the intellectual and social factors unique to early 19th century Central Europe. Indeed, Germany’s medicine, closely associated with idealist philosophical concepts, was labeled “romantic,” often a pejorative term since its practitioners sought to systematically reorganize and explain healing through precise armchair speculation rather than contradictory bedside observations and analysis. Inspired by ideas from philosophers such as Kant, Fichte, and especially Schelling, physicians attempted to construct a “pure science” of medicine based on universal principles obtained through introspection. This approach was attractive in a politically fragmented but intellectually active country with an extensive and distinguished university system creating a surplus of educated men. Moreover, Germany lacked extensive clinical facilities for the investigation of human diseases. Practitioners were forced to focus on causality, the relationship between theory and practice, as well as the limitations of empirical knowledge. The paper concludes by proposing that the philosophical search for a “science” based on a priori natural laws and principles of organic life, while unsuccessful, laid the groundwork for Germany’s notable achievement in biomedicine decades later.

One of the most important concerns of German physicians during the 1790s was to obtain greater medical certainty through the establishment of a ‘science’ of medicine with the help of philosophy. Practitioners seemed confused amid conflicting theories, disconnected clinical experiences and therapeutic impotence. The philosopher Immanuel Kant (1724-1804) encouraged the quest for a more solid foundation and approved of Brown’s medical system as a proper framework of vitality. This essay follows the path of a number of ‘philosophical’ physicians who employed Kant’s epistemology to establish a number of a-priori laws governing medicine instead of wallowing in speculations and myths. Seized by the human intellect, Brown’s excitability was deemed the essential and rational principle governing vitality, pillar for medicine’s scientific basis. Because of criticisms from practitioners that lofty theories were not useful in guiding medical practice, another philosopher, Friedrich W. von Schelling (1775-1854) sought to construct a broader philosophy of nature that embraced the need for rational vital principles that could harmonize with all the observed natural phenomena, including those related to human health and disease. However, demands for a ‘science’ of medicine based on natural laws governing organic life were premature given the lack of sufficient biomedical knowledge, thus plunging German medicine into obscurity for decades.