En 'Do fuir' (2000), el diarista Andrés Trapiello (León, 1953), relató su viaje a la Cuba del “periodo especial” en septiembre-octubre de 1995, en tanto que miembro de una expedición de escritores e intelectuales españoles que acompañaba... more
En 'Do fuir' (2000), el diarista Andrés Trapiello (León, 1953), relató su viaje a la Cuba del “periodo especial” en septiembre-octubre de 1995, en tanto que miembro de una expedición de escritores e intelectuales españoles que acompañaba la exposición Libros de España. Esta visita, patrocinada por el Ministerio de Cultura de Carmen Alborch, ejemplo característico del dirigismo cultural de los gobiernos de la democracia española, fue objeto de una viva polémica en la prensa del final del periodo socialista por el supuesto apoyo político ofrecido a la Cuba de Castro, polémica en que participaron intelectuales como Vargas Llosa y Cabrera Infante. La relación del viaje atiende a cuestiones que van desde La Habana como mito literario, a la recepción del castrismo por los intelectuales progresistas españoles, pasando por el turismo sexual. Para este estudio se utilizan fuentes literarias y periodísticas, así como documentación institucional procedente del Ministerio de Cultura español.
El análisis y el conocimiento de la imagen social del libro y del lector, los datos ofrecidos por las estadísticas, los aportes de la sicología y el actual requisito de un aprendizaje continuado ofrecen abundantes fundamentos para... more
El análisis y el conocimiento de la imagen social del libro y del lector, los datos ofrecidos por
las estadísticas, los aportes de la sicología y el actual requisito de un aprendizaje continuado
ofrecen abundantes fundamentos para reflexionar sobre el diseño y los contenidos de los
programas y planes destinados a la formación de los hábitos lectores, estos dispositivos
dejan al descubierto la necesidad de formalizar nuevas perspectivas y funciones para la
infraestructura cultural que proporcionen los recursos necesarios para la educación y
posibilidades de lectura permanentes y universales. Gestionar un plan o programa de
promoción de la lectura supone la disponibilidad de políticas culturales, la declaración y el
diseño de una planificación pautada, el análisis de los entornos, y la implementación de
procedimientos sistémicos. La combinación de estos elementos facilitadores conquistará el
predominio de programas con mayores posibilidades de éxito y logrará un mayor impacto en
términos de mejora de la calidad de vida de la población.