Preindustrial Imperialism
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En la cosmovisión tarasca prehispánica el universo estaba dividido en tres planos (cielo, superficie terrestre e inframundo), y en cuatro partes correspondientes a los solsticios, equinoccios y puntos cardinales. El mundo de los seres... more
En la cosmovisión tarasca prehispánica el universo estaba dividido en tres planos (cielo, superficie terrestre e inframundo), y en cuatro partes correspondientes a los solsticios, equinoccios y puntos cardinales. El mundo de los seres humanos, la superficie del mundo. salía “de las espaldas de una diosa que los dioses pusieron en la tierra, que tenía la cabeza hacía poniente, y los pies hacía oriente, y un brazo a septentrión, y otro a meridión; y el dios del mar la tenía de la cabeza; y la madre de los dioses [Cueráuaperi] de los pies; y otras dos diosas, una de un brazo y otra de otro, porque no se cayese.” Con esta información podemos vislumbrar la geografía cósmica presente en la religión tarasca. En la “Relación de Michoacán” se menciona a un gran número de dioses que habitaban y delimitaban las diversas partes del universo, compuestas por el cielo, el mundo y el inframundo, así como cuatro direcciones asociadas a los puntos cardinales, conformados por las extremidades de la Diosa recostada: los pies a Oriente, la cabeza a Poniente, la mano derecha a Septentrión y la izquierda a Meridión.
Cuando los señores uacúsecha (“águilas”), conquistaron la cuenca de Pátzcuaro y más allá del actual Michoacán entre los siglos XII y XVI, fundaron un poderoso Estado denominado actualmente como Tzintzuntzan Irechequa (“Reino de Tzintzuntzan”), que señoreó el Occidente de Mesoamérica y se convirtió en una potencia militar, expansionista y extractora de tributos, hasta la llegada de los conquistadores europeos. Al extenderse el territorio dominado por los tarascos, se ampliaron las fronteras, y se establecieron enclaves fronterizos para vigilar las fronteras de enemigos. La “Relación de Michoacán” menciona varias veces las cuatro fronteras, y los señores que estaban encargados de ellas, aunque el mismo texto no proporciona mucha información al respecto.
En el presente texto hacemos una revisión de los enclaves que han sido considerados como las cabeceras de las cuatro partes, y exponemos cual es nuestra propuesta a partir del análisis de las fuentes conocidas sobre estos lugares, partiendo de investigaciones históricas y arqueológicas previas, que permiten comprender la evolución del territorio tarasco hasta 1522. Está propuesta está abierta a la crítica, y nuevos datos e interpretaciones podrían mejorarla para entender el control territorial que los señores uacúsecha impusieron en el Michoacán antiguo.
CARVAJAL MEDINA, RICARDO. “Las cuatro cabeceras de las fronteras del Estado tarasco. Una geografía cósmica”, conferencia presentada en la 12ª sesión plenaria del Seminario permanente de Geografía Histórica, Historia Ambiental y temas afines, “Entre territorios, paisajes y lugares nos movemos”, Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, Universidad Nacional Autónoma de México, ENES-Campus Morelia, Michoacán, 18 de septiembre de 2019.
Cuando los señores uacúsecha (“águilas”), conquistaron la cuenca de Pátzcuaro y más allá del actual Michoacán entre los siglos XII y XVI, fundaron un poderoso Estado denominado actualmente como Tzintzuntzan Irechequa (“Reino de Tzintzuntzan”), que señoreó el Occidente de Mesoamérica y se convirtió en una potencia militar, expansionista y extractora de tributos, hasta la llegada de los conquistadores europeos. Al extenderse el territorio dominado por los tarascos, se ampliaron las fronteras, y se establecieron enclaves fronterizos para vigilar las fronteras de enemigos. La “Relación de Michoacán” menciona varias veces las cuatro fronteras, y los señores que estaban encargados de ellas, aunque el mismo texto no proporciona mucha información al respecto.
En el presente texto hacemos una revisión de los enclaves que han sido considerados como las cabeceras de las cuatro partes, y exponemos cual es nuestra propuesta a partir del análisis de las fuentes conocidas sobre estos lugares, partiendo de investigaciones históricas y arqueológicas previas, que permiten comprender la evolución del territorio tarasco hasta 1522. Está propuesta está abierta a la crítica, y nuevos datos e interpretaciones podrían mejorarla para entender el control territorial que los señores uacúsecha impusieron en el Michoacán antiguo.
CARVAJAL MEDINA, RICARDO. “Las cuatro cabeceras de las fronteras del Estado tarasco. Una geografía cósmica”, conferencia presentada en la 12ª sesión plenaria del Seminario permanente de Geografía Histórica, Historia Ambiental y temas afines, “Entre territorios, paisajes y lugares nos movemos”, Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, Universidad Nacional Autónoma de México, ENES-Campus Morelia, Michoacán, 18 de septiembre de 2019.
A large number of complex hypotheses exists that aim to explain aspects of the Roman economy, consisting of many explanatory factors that are argued to affect each other. Such complex hypotheses cannot be compared or tested through the... more
A large number of complex hypotheses exists that aim to explain aspects of the Roman economy, consisting of many explanatory factors that are argued to affect each other. Such complex hypotheses cannot be compared or tested through the traditional practice of qualitative argumentation and comparison with selected small sets of written and material sources alone. Moreover, these hypotheses often draw on different conceptual frameworks to abstract the same past phenomenon under study, hampering formal comparison. There is a need in the study of the Roman economy for more formal computational modelling for representing and comparing the many existing conceptual models, and for testing their ability to explain patterns observed in archaeological data where possible. This paper aims to address this need. It argues that communicating the potential contribution of computational modelling to scholars of the Roman economy should focus on providing theoretically well-founded arguments for the selection of the included and excluded variables, the conceptualisation used, and to address those elements of conceptual models that are at the forefront of scholarly debates. This approach is illustrated in this paper through MERCURY (Market Economy and Roman Ceramics Redistribution, after the Roman patron god of commerce), an agent-based model (ABM) of ceramic tableware trade in the Roman East. MERCURY presents a representation of two conflicting conceptual models of the degree of market integration in the Roman Empire, both of which serve as potential explanations for the empirically observed strong differences in the distribution patterns of tablewares. This paper illustrates how concepts derived from network science can be used to abstract both conceptual models, to implement these in an ABM and to formally compare them. The results of experiments with MERCURY suggest that limited degrees of market integration are unlikely to result in wide tableware distributions and strong differences between the tableware distributions. We conclude that in order for the discussion on the functioning of the Roman economy to progress, authors of conceptual models should (a) clearly define the concepts used and discuss exactly how these differ from the concepts used by others, (b) make explicit how these concepts can be represented as data, (c) describe the expected behaviour of the system using the defined concepts, (d) describe the expected data patterns resulting from this behaviour, and (d) define how (if at all) archaeological and historical sources can be used as reflections or proxies of these expected data patterns.
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