Pueblo tehuelche

Se estudian las contribuciones de la lingüística -especialmente en su orientación cognitiva- y de la psicología general al conocimiento de la mitología de los nativos patagónicos, particularmente aquella de los tehuelches y los onas. Mediante citas históricas, mitológicas y lingüísticas de fuentes diversas y con análisis textuales, mitológicos, psicológicos, lingüísticos y etimológicos se demuestra el origen solar/lunar de la religión de los mencionados nativos. Comenzando con numerosas citas de fuentes primarias, sin intervención del autor, se demuestra que el Sol y la Luna eran dioses. Seguidamente se estudian los nombres de los seres celestes, y el mito de Elal, héroe tehuelche, mostrando su filiación solar y su casi olvidado carácter divino. Se lo asimila a Kwanyip, héroe-antihéroe ona. Mediante pruebas mitológico-lingüísticas, ambos son relacionados con un antiguo mito, el del Hijo del Sol. Se asiste a una conflictiva relación paterno-filial, en una sucesión genealógica que demuestra que ambos son el Sol-Dios ellos mismos. Se demuestra que los varios nombres del Alto Dios se refieren a su carácter solar/celeste/luminoso, y que los gentilicios de las etnias implicadas aluden a una posible filiación solar auto-atribuida. Estudiando al Gualicho, el Maligno o Demonio tehuelche, y sus equivalentes, se señala una íntima asociación del mismo con el Alto Dios, apuntando a una arcaica y única Deidad bipolar benigno-maligna. Se prepara el terreno para demostrar el origen común de las mitologías tehuelches y onas, comenzando por los nombres de una antigua deidad solar masculina, y de su consorte y/o hermana, una deidad lunar femenina, evidenciando un posible origen conjunto de ambas a partir de una deidad probablemente indiferenciada.
Se incluiría futuramente un capítulo cotejando patrones de extensión semántica comunes a las lenguas tehuelches y onas por un lado, y a las indoeuropeas por otro, asumiendo un trasfondo psicológico-cognitivo común a toda la Humanidad.
Como rédito secundario, se rescatan citas de documentos poco conocidos en castellano, y se traducen otros en inglés, galés y francés, facilitando su acceso a investigadores y lectores en general.En esta obra se utilizan signos fonéticos, no usados en trabajos anteriores de divulgación.
El volumen preludia una extensa obra de cuatro o cinco tomos que incluyen de 20 a 25 capítulos sobre temas relacionados con el contenido de este tomo.

Este libro surge de la experiencia de un equipo de investigación en el que antropólogos e historiadores nos reunimos con el fin de repensar procesos de formación de colectivos indígenas en la Patagonia. A lo largo de años de trabajo fuimos acompañando distintos desarrollos: de reorganización o de reclamo de comunidades histórica-mente reconocidas como tales; así como de pertenencias invisibilizadas que comenzaron a hacer pública su auto-identificación. La meta siempre fue registrar la heterogeneidad de situaciones producidas en la historia, los efectos de las sucesivas políticas indigenistas, así como los recursos socioculturales propios desde los cuales se ha ido buscando habitar coordenadas de pertenencia indígena –como mapuches, como tehuelches o como mapuches-tehuelches. En lo empírico, buscamos ver cómo los límites comunitarios se abrían a y de colectivos más amplios, y/o se entramaban regionalmente. En lo que hace al enfoque, exploramos esos procesos desde metáforas provenientes de la topología, lo cual presupuso re-leer en términos de conexiones y desconexiones simultáneas ciertos caminos teóricos que veníamos transitando para dar cuenta de la capacidad de agencia de nuestros interlocutores y de sus prácticas de memoria, parentesco y política. Esperamos que tanto la apropiación etnográficamente anclada de la teoría que cada capítulo realiza, así como la heterogeneidad de trayectorias que nos ha tocado analizar, se hagan patentes con la lectura de los trabajos que aquí reunimos.

Abstract:
In the province of Chubut, the uses of the ―Tehuelche‖ and ―Mapuche‖ categories (as well as ―Mapuche-Tehuelche‖) have varied over time and in accordance with different socio-political and geographical contexts. We propose here to reflect on this process, paying attention to the changes that these uses and senses were generating in the language of contention with the state and with the academy, in the political subjectivities of those who identify with them and in the ways of positioning themselves To the state and between organizations or communities. From this brief historical report we reflect on the relationship between politics and ethnicity from a local perspective

Resumen:
En la provincia de Chubut los usos de las categorías "tehuelche" y "mapuche" (así como "mapuche-tehuelche") han ido variando a lo largo del tiempo y de acuerdo con los distintos contextos sociopolíticos y geográficos. Nos proponemos aquí reflexionar sobre este proceso, prestando atención a los cambios que estos usos y sentidos fueron generando en los lenguajes de contienda con el estado y con la academia, en las subjetividades políticas de quienes se identifican con ellos y en los modos de posicionarse frente al estado y entre organizaciones o comunidades. A partir de este breve racconto histórico reflexionamos sobre la relación entre política y etnicidad desde una perspectiva local.

Este trabajo es un primer acercamiento para comprender cómo incidió el entramado institucional historiográfico y etnográfico que se conformó en la ciudad de Viedma a partir de la provincialización de Río Negro en la visibilización e invisibilización de los pueblos originarios que han poblado la zona desde antes del establecimiento colonial. Propongo que los discursos queen el marco de la formación de alteridad rionegrina-, definieron a la población originaria local como exclusivamente tehuelche, y al mismo tiempo extinta, tuvieron una incidencia particular en esta zona, vinculada al rol de varios de sus principales enunciadores como gestores, directores y fundadores de las primeras instituciones historiográficas y antropológicas. El carácter conservador y nacionalista del discurso de estas instituciones y su fuerte impronta positivista aluden a una mirada hegemónica en la producción historiográfica que buscó legitimar el orden social existente, y hacer visible hacia afuera una imagen de una provincia joven, pujante, orientada hacia el desarrollo y, por ende, en la que no había lugar para los pueblos originarios definidos como bárbaros y atrasados. A partir del restablecimiento de la democracia, este discurso comenzaría a ser cuestionado por los mismos pueblos originarios y por profesionales que trabajaban en esas instituciones.
Palabras clave: mapuche-tehuelche-formación de alteridad-instituciones historiográficas y etnológicas-Río Negro

3as Jornadas de Historia de la Patagonia San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008 Mesa D1. La Patagonia en el imaginario político y social Patagonia, ficción y realidad Héctor Raúl Ossés Se aproximaba el invierno del año 1520. Un indio tehuelche vio unos toldos que flotaban en el mar. Unos hombres barbudos hacían señales que no podía entender: cantó y danzó sobre la playa y se echó tierra sobre la cabeza en señal de desesperación. En la nave capitana, Antonio Pigafetta, cronista de Magallanes tomaba nota de puño y letra sobre esa danza y ese canto. La mutación de la letra Considero que la Patagonia es Tierra Manuscrita. Que los relatos de navegantes y aventureros construyeron una biblioteca descomunal donde lo real escrito se lee mágico. Navegantes, geógrafos, marinos reales, la recorrieron por afuera y por adentro y tomaron notas y difundieron luego sus textos y sus mapas en las sociedades científicas, en las cortes. En este último tiempo han vuelto a ver la luz obras agotadas, buscadas sin esperanza en las librerías de viejo. La palabra mágica es Patagonia. También se ha publicado ficción. Pero en la mayoría de los casos, el autor busca el argumento en la Letra Manuscrita, es decir en las obras de no-ficción. Hay una dependencia de la narración previa. La base del cuento y la novela está todavía en aquellos volúmenes, en esa biblioteca innumerable. Hay mucho para descubrir, aún, en el relato escrito de puño y letra. Hay argumento suficiente, todavía, para abastecer las nuevas necesidades de la industria y de la gente. La letra manuscrita es un archivo insondable donde se puede acudir siempre. La Patagonia escrita a mano Los mapas, los dibujos e inscripciones de los mapas, las narraciones de los primeros navegantes y aventureros; más tarde los libros de los viajeros (que salieron a recorrer el otro lado), los informes de científicos y técnicos, los documentos militares (y un sinnúmero de textos) han sido el gran alimento de la fantasía, la leña al fuego que encendió Pigafetta cuando asentó el nombre patagoni en el relato de su viaje alrededor del mundo. Las viñetas de los mapas antiguos aludían a monstruos y gigantes en esta parte del globo. Las novelas de caballería hablaban de gigantes. Pigafetta, primero en anotar y ver, no tuvo más remedio que citar un hombre de estatura gigantesca (es que los habitantes de esta parte del planeta eran, así se sabía, los gigantes de la tierra incógnita). En el preciso instante en que escribió patagoni le dio nombre, en el mismo acto, al otro y al espacio. Abrió la puerta para allá. A partir de ese día de 1520 la fantasía adquirió un nombre propio: Patagonia. Y ese momento es un punto de encuentro entre aquellos textos y dibujos y lo que vendría después. Todo quedó escrito en un volumen fabuloso de narraciones que ha sido leído y releído, una y mil veces.

Nuestro desafío pasará por analizar cómo relaciones políticas y parentales forzadas a continuos desmembramientos logran reestructurar grupos para sostener pertenencias y trayectorias. Argumentaremos que la puesta en contexto de esos procesos y las distintas visiones sobre sus implicancias y efectos al momento de circunscribir el colectivo no se pueden explicar solamente como mero efecto de imposiciones o de pura agencia; tampoco desde la incidencia excluyente de categorías hegemónicas o de sentidos propios de memoria, parentesco y política. Apuntamos a mapear, desde un camino topológico, sucesivas conexiones y desconexiones para ver, por un lado, cómo se permanece juntos a pesar de desalojos y relocalizaciones parciales y, por el otro, cómo las experiencias de haber andado juntos no neutralizan sino que alientan lecturas antagónicas del proceso y distintas visiones de comunidad que no obstante se anclan y disputan un mismo evento fundacional.