Parece estar muy extendida la idea de que la baja cualificación tecnológica de la España de los años cincuenta, fruto de una desastrosa política autárquica sumada a los estragos de una larga posguerra, lastró la producción de una...
moreParece estar muy extendida la idea de que la baja cualificación tecnológica de la España de los años cincuenta, fruto de una desastrosa política autárquica sumada a los estragos de una larga posguerra, lastró la producción de una arquitectura moderna equiparable técnica y estilísticamente a la que se hacía en otros países y, fundamentalmente, en Estados Unidos. Y al decir equiparable técnicamente, deberíamos decir tecnológicamente (y el matiz tiene su importancia), y podríamos añadir que, dada una (supuesta) identidad entre arquitectura moderna y tecnología avanzada (como este Congreso sugiere), esta carencia de técnica sería tanto más dramática en la medida que habría hecho retroceder la arquitectura española no solamente a un estadio (casi) preindustrial si nos atenemos a la propia construcción sino a un imaginario estético trasnochado que situaría al país en un tiempo y un lugar más cercano a la Carmen de Bizet que al Luigi Nono de Der Rote Mantel.
Es obvio que la cuestión no es tan sencilla, y que el aparato técnico de la época supo construir, sin embargo, dispositivos tanto o más avanzados que los que en otros lugares se estaban dando, y ahí está mucho del trabajo de la DGRD o del INC para demostrarlo.
Pero incluso aceptado parte de esta premisa como válida, parece que se nos ha escapado durante mucho tiempo que algunos, incluso muchos de aquellos modelos que se consideran como determinantes o paradigmas a los que tender en la arquitectura residencial de los años cincuenta, en los hoteles que una burguesía poco a poco más ilustrada se construye, es decir, las mitificadas casas californianas de Neutra (incluso Schindler) o de la costa este de Breuer, y salvo contadas excepciones, se diseñan y ejecutan mediante uno de los sistemas de más baja tecnología posible: la estructura, más o menos adaptada y modificada pero en esencia la misma, balloon frame usada en los anteriores ciento cincuenta años.
Y así, cuando Neutra viene en 1956 para realizar el famoso concurso para alojamientos de los militares americanos, es verdad que diseña sus casas junto a sus colaboradores españoles con sencillos muros de ladrillo, simples carpintería de acero y baldosín catalán y terrazo, pero no es menos cierto que esta forma de construir no es sino la análoga al entramado de madera que tanto usaba Neutra (y Schindler y Beuer) en esos soñados Estados Unidos de película.
Lo que esta comunicación propone, entonces, no es sino una revisión de esta relación, tan dada por sentado como no siempre examinada en detalle, entre técnica y modernidad en el contexto español de la década de los cincuenta.