Transnational Hispaniola

Este trabajo analiza el proceso de unificación de la isla de Santo Domingo bajo Haití en 1822.  Particularmente  sobre la naturaleza de este hecho y el debate que sobre el mismo ha existido. Básicamente hay dos posiciones, la de la historiografía dominante que considera que la unificación fue el resultado de una invasión armada y una imposición sobre la población dominicana.  Esta postura descalifica la existencia de los llamamientos, es decir, que diversas poblaciones hicieron llamados a Boyer para que  integrara sus poblaciones a la República de Haití.  La segunda posición, en la que nos inscribimos, corresponde a enfoques históricos no tradicionales que reconocen que hubo llamamientos y que porciones suficientemente importantes de la población dominicana apoyó la unificación lo que garantizó su éxito inicial. Igualmente abordaremos los enfoques contemporáneos a través de documentos en los que se hacen balances históricos sobre la unificación.

La peculiar evolución seguida por la República Dominicana dentro del contexto latinoamericano no ha pasado inadvertida a la historiografía más reciente, que mediante diversas investigaciones ha puesto de relieve la necesidad de profundizar aún más en el estudio de las causas de este fenómeno.

La existencia de al menos tres momentos en los cuales el pueblo dominicano se vio ante la tesitura de elegir entre ser independiente o no serlo revela la fragilidad de las conquistas alcanzadas a lo largo de su proceso de emancipación, que exigieron la sucesiva reafirmación de la misma.

En efecto, los tres períodos analizados en este trabajo, que abarca desde finales del siglo XVIII (1795-1822) hasta la segunda mitad del XIX (1861-1865), pasando por los decisivos años 1843-1844, suponen un recorrido por el accidentado camino de la sociedad dominicana hacia su definitiva consolidación nacional.

Cada una de estas tres etapas tiene una serie de aspectos específicos que la diferencia de las otras dos, pero todas ellas comparten un mismo elemento común que las define: la división entre los dominicanos en cuanto a la conveniencia de organizarse como estado independiente. Con base en este planteamiento, que si bien resulta ya conocido requiere nuevas interpretaciones y análisis, se aborda a continuación el titubeante y complejo desarrollo del proceso independentista dominicano.

Islanders and Empire examines the role smuggling played in the cultural, economic, and socio-political transformation of Hispaniola from the late sixteenth to seventeenth centuries. With a rare focus on local peoples and communities, the book analyzes how residents of Hispaniola actively negotiated and transformed the meaning and reach of imperial bureaucracies and institutions for their own benefit. By co-opting the governing and judicial powers of local and imperial institutions on the island, residents could take advantage of, and even dominate, the contraband trade that reached the island's shores. In doing so, they altered the course of the European inter-imperial struggles in the Caribbean by limiting, redirecting, or suppressing the Spanish crown's policies, thus taking control of their destinies and that of their neighbors in Hispaniola, other Spanish Caribbean territories, and the Spanish empire in the region.

- Provides a rare, on-the-ground study of a Spanish Caribbean society in the seventeenth century, a previously understudied period and region.
- Discusses significant examples of colonial peripheries and borderlands in shaping overall imperial governance.
- Features a strong narrative style as a key feature of historical inquiry.

En nombre de la Santísima Trinidad de Dios Omnipotente; honrando al legado del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte y al Juramento tomado por los miembros de la Sociedad Secreta La Trinitaria el día 16 de julio del año 1838; honrando a nuestra Bandera Nacional, a nuestro Escudo Nacional y a nuestro Himno Nacional, renuncio a la falsa identidad nacional dominicana e invito a todos mis conciudadanos a que hagan lo mismo. Esta renuncia es irrevocable y reto a cualquier autoridad o institución oficial a que me juzgue o condene por cualquier delito que la misma conlleve y que se pueda probar en mi contra. Esta acción no la considero una desobediencia a nuestra Constitución Nacional sino, más bien, como protesta al error cometido en ella desde su primera edición del 6 de noviembre del año 1844, al no dársele un nombre propio a nuestra república dominicana* y establecer en la misma que "dominicana" es nuestra identidad nacional. *(una república denominada así en el Juramento Trinitario, por estar en la isla de Santo Domingo) Como ciudadano de nuestra "República Dominicana", solo acepto la identidad nacional quisqueyana, amparada por nuestro glorioso Himno Nacional, consagrado en nuestra Constitución Nacional como eterno. Abogo, con esta renuncia, a que todo el pueblo reflexione y tome conciencia del error y del engaño en el que ha estado sumido, de manera consuetudinaria, por casi dos siglos, sobre nuestra identidad nacional. Nuestra identidad nacional está claramente expuesta en dos documentos escritos por Juan Pablo Duarte: El Juramento Trinitario y El Mensaje Quisqueyano. En el Juramento, además de asegurarnos la continuidad de seguir teniendo la identidad regional dominicana, "una república que se d e n o m i n a r á "República Dominicana" y no que se llamará República Dominicana, aplaza para un futuro, cuando se lograse su instauración, el darle nombre propio del que se derivaría la identidad nacional: "Mientras tanto seremos reconocidos los trinitarios por las sacramentales palabras de Dios, Patria y Libertad".