Es eso que la fotografía tiene de mágico o de sagrado lo que le permite hacer visible lo invisible, traer al frente lo que está ahí delante de todos, pero nadie es capaz de percibir. No es “Dios lo ve”; es “la cámara lo ve”. Amy Arbus está detrás de esa cámara para ver y retratar lo que de otra forma no sería posible percibir. ¿Y delante? ¿Qué sitúa delante esta fotógrafa norteamericana a la que el mundo denomina maestra o reina del retrato? Situó a Madonna, cuando no era Madonna, sino alguien que pasaba por la calle. ¿La hubieras visto tú? Amy Arbus la vio. Colocó a bebés gritando enfurecidos en actitudes nada complacientes e inquietantes. ¿O es que piensas que la vida de los bebés es fácil y su deber es sonreír y ser achuchables? El sufrimiento empieza pronto. Arbus lo retrató. ¿Y los cuadros? ¿Y el arte? ¿Los clásicos? ¿No pierden un poco de fuelle colgados lánguidamente en los museos, observados a través de pantallas o vendidos detrás de cifras
SIN LÍMITES
AMY ARBUS
Aug 22, 2023
6 minutos
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