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Antonia No 117

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PRESENTACIN

Machupiqchu estar maana?. Es una interrogante que surge ante el cotidiano trato que viene soportando nuestro Santuario, trato que corresponde a Disneylandia que es un centro de esparcimiento con fines de lucro, construido especialmente con ese fin. Los cusqueos y los peruanos en general, entendemos que nuestro Santuario es eso: Santuario, es decir, origen y proyeccin de nuestra identidad, pero, para los inversionistas un simple fin turstico. Son pues, dos actitudes diferentes con un rbitro: el Estado, ms preocupado en la inversin turismo tarea de todos. Ante esa realidad, la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, ms all de bizantinas discusiones sobre supuestos descubrimientos, adems de dar a conocer los trabajos de investigacin de nuestros docentes e intelectuales del Cusco, transcribe en El Antoniano, importantes documentos que circularon en la poca de su descubrimiento, para que cada lector, conforme corresponde, saque sus propias conclusiones.El tiempo o la actitud de los dueos de casa es la mejor salva guarda de nuestro Machupiqchu? Santuario de nuestra peruanidad y testimonio de la ingeniera y arquitectura inka que trasvasa siglos cada vez ms adversos, gracias a su grandeza que pone en evidencia esa su gran ciencia desarrollada al servicio del hombre en plena convivencia con sus dioses, todo lo opuesto de los ilusos desafos tecnolgicos de hoy, que alteran sistemas y eco sistemas en detrimento de la humanidad. Hoy como ayer, los cusqueos somos los DUEOS DE CASA y como tal, nuestro comportamiento jams ser el de simples inquilinos.

El Director.

INDICE DE CONTENIDO
El descubrimiento de Machupiqchu.........................3 Machu Picchu, Yale y la tica ....................................127
Jorge A. Flores Ochoa Mariana Mould de Pease

Sinopsis de Machupicchu ............................................17 Aspectos jurdicos de Machu Picchu........................131


Luis E. Valcrcel Elas Carreo Peralta

Sobre los trabajos de la expedicin cientfica Historia, sacralidad, identidad y gestin ...................141 David Ugarte Vega Centeno. de la Universidad de Yale.............................................24 Jos Gabriel Cosio La invencin de Machu Picchu.................................146 Yazmin Lpez Lenci Una excursin a Machupiccho....................................43 Jos Gabriel Cosio Realidad lingstica de Machupicchu........................155 Darwin Efran Payne Mora Misticismo y realidad urbanoarquitectnica ............59 Roberto Samanez Argumedo Homenaje botnico a Machupicchu.........................158 Cesar Vargas C. Reajuste del plan maestro de Machupicchu ...............65 Adolfo Saloma Gonzlez Machu Picchu a travs del tiempo ............................171 Alfonso Arstigue Peza Historia, misterio y revelacin.....................................81 Hugo A. Altamirano Vega Proteccin de picaflores ............................................175 Miguel Ayala Caldern, Silvia Enma Len Snchez Uso y conservacin de Machupicchu.........................91 Jorge Miguel Zegarra Balczar Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu .178 Washington H. Galiano Snchez y Mario Percy Nuez Vargas Machupicchu ................................................................99 Jorge Cornejo Bouroncle Piedra de los sacrificios..............................................195 Angel Anvendao Farfn El camino inca en Machu Picchu .............................106 Victor Angles Vargas Distancia y soledad de Machupicchu........................197 Dr. Gustavo Prez Ocampo Entrevista a Luis Rodrguez Carpio..........................117
Luis Barreda Murillo

El Antoniano
Tomo 21 N 117 1er trimestre Ao 2011

Director de El Antoniano:

Hugo Bonet Rodrguez


Jefa de Redaccin:

Guadalupe Angulo Saldivar


Maquetado y grafismo:

Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco


Av. De la Cultura 733 ciudad del Cusco Email: elantoniano@unsaac.edu.pe Rector

Fernando Oviedo Hinojosa


Apoyo tcnico:

Dr. Vctor Ral Aguilar Gallo


Vice rector Acadmico

Dario Dueas Bustinza, Aguedo Huamani Huayhua, Kelvin Jack Huaman Apaza, Moiss Loaiza Cereceda
Ilustraciones:

MSc. Lauro Enciso Rodas


Vice rector Administrativo (e)

Agradecimiento especial al Director del Parque Arqueolgico Nacional de Machupicchu, antroplogo Jos Fernando Astete Victoria y a la ingeniero Irma E. Sotomayor Castro.
Impresin:

Mgt. Guillermo Ugarte Berrio


Director del Consejo de Proyeccin Social

jEditores
LOS ARTCULOS SON RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES

Mgt. Eleazar Crucinta Ugarte 2

Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011

EL DESCUBRIMIENTO DE MACHUPIQCHU
TRADICIN ORAL Y ETNOHISTORIA
Jorge A. Flores Ochoa1

a creacin de la etnohistoria, como tcnica de inves ti ga cin an tro po l gi ca se disputa entre tradiciones de varios pases. Lo concreto es su utilidad para desarrollar cierto tipo de estudios, en los que la visin diacrnica es central. John V. Murra lo ha utilizado con maestra para esclarecer instituciones andinas del siglo XVI, motivo
1 Docente de la Facultad de Ciencias Sociales.

de gran debate. Lo ha realizado manejando infor macin documental, avances de arqueologa y continuidades y tradiciones orales andinas contemporneas. El propsito de este trabajo es utilizar la tcnica de la etnohis to ria, em plean do do cumentos histricos, mapas como infor macin visual y tradicin oral, buscando contribuir al es-

clarecimiento de parte de la historia de la llaqta inca. MACHUPIQCHU El centro arqueolgico inca de Machupiqchu, ha sido motivo de controversia, incrementada los ltimos diez aos. Han participado acadmicos peruanos, especialmente profesores uni ver si ta rios y au to ri da des,

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Jorge A. Flores Ochoa

tambin profesores de la Universidad de Yale, de Estados Unidos. La prensa nacional e internacional se ha hecho presente, difundiendo sus puntos de vista. Si bien el foco central del debate, es la devolucin del material arqueolgico recogido en Machupiqchu por el Dr. Hiram Bingham en la temporada de excavaciones de 19121915, que los llev a Estados Unidos en calidad de prstamo por doce meses, ampliado a dieciocho a su solicitud. Pese al tiempo transcurrido, ms de ochenta aos, la Universidad de Yale, donde se halla el indicado material arqueolgico, no ha honrado su palabra, reteniendo el material arqueolgico prestado. Se niega a devolver recurriendo a diversos medios y argucias, que impulsaron al Gobierno Peruano iniciar demanda judicial contra la Universidad de Yale en los tribunales norteamericanos. Al margen del proceso judicial y las relaciones entre el gobierno peruano y la universidad ya mencionada, surge la necesidad de esclarecer hechos relacionados con la presencia del Dr. Hiram Bingham en el Cuzco, sus andanzas y exploraciones por diversos sitios del Cuzco antes y despus de su descubrimiento de Machupiqchu. Las relaciones entre The Yale University y el gobierno peruano, han ingresado a una nueva etapa. Por mandato del Presidente de la Repblica, pasando a ser tratos entre la universidad nor teamericana y la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco, a quien se delega la representacin del Per. Esta etapa se halla en pleno desarrollo, por lo que no cabe adelantar opinin al respecto, hasta que no se conozcan los trminos del nuevo Convenio, que se

debe fir mar entre ambas universidades. Para esclarecer lo sucedido en 1911 y el significado que se le quiere dar, luego de trascurridos cien aos.2

prestigio. Profesaba las letras, siendo eximio conocedor de la gramtica del castellano, al mismo tiempo que autor de variada bibliografa y director de uno de los diarios de la localidad, es auEL DESCUBRIMIENTO DE tor de un artculo y un infor me que se incluyen en este nmero MACHUPIQCHU El Dr. Hiram Bingham al dar conmemorativo del medio siglo a conocer la existencia de Ma- de conocerse Machupiqchu. chupiqchu, fue prudente de atri- Es curioso que en vsperas de buirse el descubrimiento, que cumplirse otros cincuenta aos, luego fue cambiando hasta apa- nos hallemos enfrentando casi recer como descubridor. Este es los mismos problemas. Hay secel punto central del presente tra- tores ligados al sector empresabajo, mostrar que no es cierto, rial del turismo y la prensa nacioque el Dr. Bingham, fuera descu- nal y local, que siguen considebridor que se le adjudica, espe- rando al Dr. Hiram Bingham cialmente por la prensa nacio- como descubridor de Machupiqnal. Tampoco lo es algn resi- chu. Es la razn para que la Cdente en la zona de Machupiq- mara Nacional de Turismo solichu a quien se pretende atribuir cite organizar festejos por el la con di cin de des cu bri dor.Centenario del DescubrimienCon este propsito utilizo tradi- to Cientfico de Machupiqchu. cin oral, documentacin vi- Otro sector, mayoritariamente sual, infor macin escrita y bi- especialistas en ciencias sociablio gr fi ca con tem po r nea, les, como arquelogos, historiapara confir mar el punto de vista do res, an tro p lo gos, tie nen muy claro que en 1912 no se desplanteado cubri nada. Los sitios arqueolgicos eran visitados. Es cierto MACHUPIQCHU EN por ciudadanos que no tenienFUENTES ESCRITAS La Revista del Museo e Insti- do for macin cientfica, no valotuto Arqueolgico, hoy da Mu- raron la importancia de lo que seo Inka de la Universidad Na- conocan. Bingham difundi cional de San Antonio Abad del para el gran pblico, la existenCusco, edit en 1961 el N 19 cia de Machupiqchu. Esta tarea de su revista, como Edicin fue obra del equipo de acadmiExtraordinaria en Homenaje al cos que lo acompaaban, espeCincuentenario del Descubri- cialistas en ciencias naturales, miento de Machupiqchu. For - que fueron de gran utilidad para malmente el descubridor es el proporcionar acento cientfico Dr. Hiram Bingham, como indi- a las publicaciones que se realizacan algunos trabajos insertos en ron. Retomando al aporte de los esta publicacin. A pesar de esta mencin, ya haba suficiente evi- artculos del Dr. Jos Gabriel dencia para mostrar que la reali- Cosio, considero es mejor transdad era diferente, como indican cribir sus afir maciones, que nunartculos que se hallan en la mis- ca fueron aclaradas menos desma revista. La principal es auto- mentidas por otros profesionara del Dr. Jos Gabriel Cosio, re- les del momento. El primer arnombrado catedrtico universi- tculo en la revista indicada, lletario, que gozaba de merecido va por ttulo Una Excursin a

2 Medios periodstico han informado de un acuerdo entre la Universidad Nacional de San Antonio Abad y la Yale University. No conocindose los trminos, en el presente trabajo no se puede opinar al respecto. Este informe se ha concluido al 29 de diciembre del 2010, cuando la comunidad universitaria slo tiene informacin periodstica de lo acordado.

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El descubrimiento de Machupiqchu

Machupiqchu, pginas 26 a 59, como testimonio de lo que comprob en 1912, ao en que lo escribe. El Dr. Cosio viaj a la regin e n c o m p a a d e Ju s t o A . Ochoa, hijo del propietario de la hacienda que comprenda los sectores de Pampacahua, Cedrobamba y MandorCollpani. En este l ti mo lu gar es ta ba la casahacienda, construida con madera, sobre pilotes. Cuando la lnea frrea lleg a este lugar comenz a ser llamado Punta Rieles, tambin Mquina debido a restos de un aserradero instalado por extranjeros, al cual har men cin ms ade lan te. Otro nom bre del si tio fue Aguas Calientes, por la fuente de aguas termales, que incluso tena una poza sencilla, donde se podan baar. Esta hacienda y el casero se encuentran en la margen derecha, aguas abajo, del ro Vilcanota. El asentamiento arqueolgico de Machupiqchu, est al frente, en la orilla izquierda, como parte integrante de la hacienda Cutija. La principal produccin de esta zona fue madera, concretamente troncos para elaborar dur mientes, que se requeran para ampliar el ferrocarril del sur, que se haba quedado detenido en la poblacin de Sicuani, por falta de este material. El mismo Dr. Hiram Bingham cuenta que utiliz este ferrocarril para llegar al Cuzco. Ir a Machupiqchu no era viaje a lo imposible, siguiendo caminos escabrosos y llenos de peligros. Nada de tal cosa, puesto que la ruta estaba acondicionada para la circulacin y el transporte de dur mientes. La zona fue de haciendas. No existieron comunidades campesinas. Los trabajadores de las haciendas, fueron conocidos con el trmino regional, de arrendiris. Por este sistema los arrendiris entregaban trabajo a la ha-

cienda a cambio de parcelas en las que cultivaban para su manutencin. La regin no cuenta con zonas amplias para el cultivo, por lo que los arrendiris deban limpiar el monte para cultivar. A cambio prestaban trabajo en las tareas de la hacienda, como cortar rboles, elaborar los dur mientes y otras actividades agrcolas complementarias. Este sistema dur hasta la Refor ma Agraria que impuso el gobierno militar del general Velasco Alvarado. Los arrendiris pasaron a ser propietarios de sus parcelas. Los campesinos que encontr Bingham en Machupiqchu, estaban sujetos a este sistema anacrnico de trabajo. El Dr. Cosio busc a Justo Ochoa, a quien posiblemente tuvo como alumno en la Universidad Nacional de San Antonio Abad, conocedor de la zona, porque lo visitaba con frecuencia con sus hermanos. Se dedicaban a la caza, especialmente de venados. Es la razn por la que el Dr. Cosio pidiera lo acompaara. Sabedor de estas infor maciones el Dr. Cosio, ya entonces, dice: No es verdad que el doctor Bingham haya sido el descubridor de estos restos; l les ha dado la vida de la fama y del inters arqueolgico. Antes que l siempre suban, y an vivieron ah, muchas personas que cultivaban calabazas, yucas, camotes y caa de azcar. El finado seor Lizrraga suba con frecuencia en aos anteriores (1962:44.) El prrafo que sigue es de igual inters, tanto por lo que dice y como lo dice: El 14 de julio de 1902 (hace diez aos), subieron a Machupiqchu por el camino que sigui el doctor Bingham, un seor Gabino Snchez, vecino de Caycay, y los seores Enrique Palma y Agustn Lizrraga, quienes visitaron todas las ruinas y recorrieron sus compartimientos, pero, 5

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como ocurre siempre, no fueron por inters cientfico e histrico, sino en busca de lo que muchos pretenden y de aquello que a algunos les quita el sueo, para ir a excavar lugares donde hay monumentos antiguos [] Machupiqchu ha sido pues, conocido por muchas personas, aunque su celebridad tengamos que deberla al doctor Bingham (1962:44). El Dr. Cosio no slo aclara la supuesta accin del Dr. Bingham, sino tambin de otros a quienes se atribuye ser descubridores, el primero, como si el sitio arqueolgico, que fue parte de una hacienda, tuviera lugares que los mismos propietarios no las conocieran, mximo que all vivan colonos o arrendires. Reitero que en la regin slo hubo haciendas, no existieron comunidades campesinas, del tipo que estudia la antropologa nacional. Luego de la refor ma agraria del gobierno militar, pasaron a ser dueos de sus parcelas y se organizaron en for ma similar a las comunidades indgenas de las tierras altas. En la reedicin del Infor me elevado al Supremo Gobierno, sobre los trabajos de la Expedicin Cientfica de la Universidad de Yale de la Edi cin Extraordinaria de la Revista del Museo e Instituto Arqueolgico de 1961 va de las pginas 326 a 364 y tiene la fecha de 21 de diciem bre del mis mo ao de 1912. La comisin a la que refiere el Dr. Cosio fue la que se nombr a raz de rumores y denuncias que circulaban en el Cuzco por esa poca. Se comentaba se realizaban embarques de material arqueolgico, por el puerto arequipeo de Mollendo. Referencia de este tipo lo encontramos en la entrevista del Dr. Luis Barreda Murillo a Luis Rodrguez Carpio, que fuera arriero de Bingham en Machupiqchu y tambin 6

en su visita a Choquequirao (Cf Anexo VI en Mould de Pease, 2003: 211224). Este tipo de comentarios tambin los escuchbamos, con mis her manos, de nuestro to Jos Mara Ochoa que resida en Urubamba, por la dcada de los aos cuarenta del siglo pasado. Incluso narraba la existencia de rutas por las alturas que utilizaban los experimentados arrieros. Este giro de las alturas, se utilizaba para indicar la experiencia de los arrieros se seguir caminos que no pasaban por sitios poblados, porque lo hacan con reser va y sigilo. La mayor parte de las veces para transportar el alcohol producido en los caaverales de la cuenca del ro Apurmac. OTROS DESCUBRIDORES As como el Dr. Hiram Bingham no puede ser considerado descubridor, tampoco lo son otras personas a quienes se atribuye tal, no digo hazaa, sino hecho, porque como ya se ha indicado, la regin fue conocida y recorrida durante siglos. Reitero solamente existieron haciendas en la regin, por lo menos hasta el ro Vilcanota que la separa de la actual poblacin de Santa Teresa. Vuelvo a insistir no hubo comunidades campesinas, con familias propietarias de las tierras que ocupaban. La mano de obra era proporcionada por estos arrendiris. Al fallecimiento de Justo Zenn Ochoa Guevara, en 1926, la hacienda CollpaniMandor fue asignada a tres de sus hijas. Pampacachua y Cedrobamba a Estela CollpaniMandor fue dividida entre Ildaura y Ernestina. Ildaura vendi sus acciones al ingeniero N. Maldonado, Jefe de la Estacin del Ferrocarril CuzcoSanta Ana en la dcada de los aos cuarenta del siglo pasado. Los sectores de Estela y Ernestina fueron afectados por el proceso de refor ma agraria

del gobier no de las Fuerzas Armadas y entregados a los arrendiris, por mandato de la ley. As surgieron los actuales propietarios de estos sectores. Adi cio nal men te, lo ocu rri do nos per mite afir mar que los actuales residentes en Aguas Calientes en su inmensa mayora, proceden de diferentes lugares del departamento, del pas y del extranjero. As lo evidencia el incremento de su poblacin de 2000 habitantes a 5000 en menos de cinco aos. No pueden acreditar ttulos de propiedad sobre las tierras que ocupan, habindose for mado una tpica poblacin de frontera, sin historia ni tradicin comn, ni identidad propia, estando unidos por afanes mercantiles. Es poblacin for mada por el turismo, para prestar los ser vicios que demanda esta actividad. La mayor parte de los migrantes a Machupiqchu eran campesinos quechuas que buscaban donde asentarse con cierta libertad. Algunos huan de las condiciones de explotacin del valle del Vil ca no ta. Otros fue ron aventureros en pos de fortuna y no pocos buscadores de tesoros. Como se indic anterior mente, los recin llegados buscaban lugares apropiados para cultivar. Como con estas condiciones no abundaban, y no las hay en la actualidad, procedan a rozar el bosque para crear su propia chacra. En esta bsqueda era que exploraban el lugar. Fue gente que recorra la zona buscando este tipo de suelos. Atribuir a uno de ellos, el seor Lizrraga as lo llama el Dr. Cosio (1961) ser descubridor de Ma chu piq chu, te nien do por prueba mxima el grafiti que dej en uno de los muros incas, del que tambin da cuenta el Dr. Bingham (1948), es exagerado. Inscripcin de este tipo sera, hoy da, considerado atentado contra la intangibilidad del mo-

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El descubrimiento de Machupiqchu

numento, pasando a ser el pri- telegram home. Machu Picchu was mero que se cometi contra tan known locally, but the more difficult importante monumento de la question was whether any other schohumanidad. lar had published on it. Bingham neeContinuando con el autor del ded to go no further than the 1865 grafiti, las evidencias sealan map of the geographer Raimondi in que no fue originario del lugar, hi saddlebags to see that the mountain siendo un recin llegado, que of Machu Picchu had been documenevidentemente contaba con ins- ted for nearly a half century. The truccin superior al promedio mountain had appeared on many de los trabajadores de las hacien- maps since, including one published in das de la zona, puesto que saba 1910 by the English Inca expert Sir escribir y leer. El Dr. Bingham Cle ments Mark ham (Hea ney, utiliz sus ser vicios comentan- 2010: 92). do: From some scrawls on the stone Con mucho cuidado, pero de of a temple we lear ned that it was visi- manera fir me y clara, el autor cited in 1902 by one Lizarraga, a local tado, en otro prrafo donde ammuleteer. It must was been known be- pla lo que se ha insertado lneas fore because, as we said above, Wie- arriba, escribe: As for references to ner, who was in Ollantaytambo in the the ruins they too existed. Bing70s, speaks of having heard of ruins ham had already referred to the geoat a place named Mztcho Picchu, graphy of Charles Wiener, who in which he did no find (1913, repro- 1880 reported rumors of ruins at ducido el 2004). Machu Picchu and Huayna Picchu. Para tomar en cuenta la ver- Wiener had not visited them, but otsin de Lizrraga como el prime- hers perhaps had even if Bingham ro que ascendi al sitio arqueol- hadnt heard of them. In 1877 a Gergico de Machupiqchu, se debe man named Herman Ghring publisrecordar y tener presente que hed an account of a doomed expedieste centro arqueolgico, estaba tion down the Urubamba, in which he habitado por Melquiades Re- noted the existence of a fortress at charte y Anacleto lvarez, traba-Picchu (2010: 93). jadores de la hacienda Cutija, Es indudable que desde la sin duda arrendiris. A pesar de perspectiva de pases capitalislos apellidos muy hispanos que tas, en proceso de expansin ostentaban y no precisamente econmica y poltica, fue un desquechuas. cubrimiento llegar a MachupiqArteaga ascenda con frecuen- chu. Es lo que estaban haciendo cia a Machupiqchu para visitar y por la misma poca sus exploraper manecer un tiempo con sus dores y estudiosos, atravesando conocidos Recharte y Alvarez. el desierto de Gobi, tratando de Es a ellos que encontr el Dr. llegar al Polo Norte y cumplir Bingham cuando lleg al lugar otras hazaas similares. Pero el 24 de julio de 1911 acompaa- no podan ser descubridores de do del sargento Carrasco y de un lugar que contaba con habiMelchor Arteaga. Es evidente tantes, en una regin poblada de que ste conoca el lugar y el ca- campesinos, hacendados propiemino de acceso, que conduce de tarios de las tierras del lugar y de la base de la montaa a la llaqta los vecinos de las poblaciones inca. Este hecho dara para una de Ollantaytambo, Urubamba y buena pltica sobre qu es y a Maras. qu se debe calificar como des- En 1922 Bingham declar: I cubrimiento? spose that in the same sense off the Veamos la versin del histo- word as it used in the expression riador Heaney: Still Bingham re- Columbus discovered America it frained from firing off a triumphant is fair to say that I discovered MaRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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chu Picchu (En AB Explorer of MACHUPIQCHU EN Ma chu Pic chu: 26. En Hea ney, LA DOCUMENTACIN 2010: 93) HISTRICA El intercambio comercial fue Dejamos la primera dcada muy activo en esta regin, por del siglo veinte, para retroceder los productos de tierras clidas en el tiempo hasta el siglo diecique se traan a Urubamba y al sis. La irrupcin de los espaomismo Cuzco. Tambin se cono- les en los andes, dio origen al cocen de envos, por ejemplo de lapso de la civilizacin inca. Se panes desde Urubamba y Ma- destroz el sistema poltico, inras. Adems el camino no pre- cluyendo la estructura social de sentaba mayores dificultades la religin, la iglesia andina en cuando se contaba con mulas tr mi nos ms pre ci sos. La cargueras y caballos de paso. La gran tradicin se redujo, los arriera fue actividad intensa y gobernantes incas perdieron pomuy rentable, como describe el der, bienes, signos exteriores de mismo Dr. Bingham. estatus. Las haciendas reales de La his to ria do ra Ma ria na los incas, decir de Rowe (1997) Mould de Pease, con la tcnica comprendan tierras y edificacioy paciencia propia de los bue- nes de arquitectura imperial y nos historiadores, muestra y fueron distribuidas y entregadas prueba como el Dr. Bingham a los vencedores. Eso se hizo fue construyendo poco a poco con Machupiqchu. Esta hacienla imagen de descubridor de da real del Inca Yupanqui PachaMachupiqchu, ocultando o ig- cuti, es sin lugar a dudas lugar esno ran do de li be ra da men te la pecial, con caractersticas que documentacin y mapas, que bien corresponden a un mstico evidenciaban visitas anteriores como Pachacuti. Las razones a la suya. As es cuando, por para que eligiera este sitio dan luejemplo, muestra la referencia gar a lucubraciones, desde las de Wiener, en el prrafo de l- posibles hasta las ms fantasioneas arriba, que reproduce par - sas propias del new age, que tante de un ar tculo que public. tos seguidores tiene hoy da. Otro olvido del Dr. Bingham, Una nueva propuesta es que como indica la doctora Mould fue construido como mausoleo, de Pease, fue dejar de lado la re- destinado a conser var el mallqui lacin de Rodrguez de Figue- momia el cuerpo del gran roa de 1566, (2003). Este fun- y ms ti co inca (Lum bre ras, cionario espaol fue en busca 2005: 1442). Este autor identide Titu Cusi a su refugio de Vil- fica Machupiqchu como el Patacabamba, se nota que tuvo no- llaqta, del que dan cuenta docuticias de la existencia de Ma- mentos histricos Dice: En Machu Piqchu viva poca chupiqchu cuando acamp al pie de la montaa en la que se gente, tal vez no ms de 200 o encuentra este centro arqueo- 300 personas y, si la sospecha es lgico. Fue el historiador Car- cierta, todas ellas ligadas al linalos A. Romero quien dio a co- je o ser vicio del Inka, es decir nocer este documento al Dr. miembros de la panaca del priBingham. Cf Mould de Pease mer emperador del Tawantinsu(2003). El Dr. Rowe, afir ma yu y sus mamaconas y otros casi lo mismo (1985, 1990 y ser vicios. (Lumbreras, 2005: 14) 2003). La relacin tambin fue Sin embargo parece que el Pap u b l i c a d a p o r R i c h a r d tallaqta de los documentos, se Pietschman en 1912 (Rowe, encontraba en la vecindad de la 1985, 1990, 2003) ciudad del Cuzco. Es la opinin 8

de Donato Amado, historiador que maneja la documentacin escrita. Fue en este sitio donde se encontraba el cuerpo de Pachakuti. De acuerdo a las costumbres funerarias de la poca, estuvo acompaado de sir vientes que lo atendan, cambindole ropa, dn do le de co mer, como si estuviera con vida, tal como prescriba la tradicin de tra ta mien to de las mo mias mallquis de los incas. Que Machupiqchu no sea la residencia postmorten de Pachacuti, no afectada en lo mnimo su importancia como obra maestra de la arquitectura inca. Retornado a la Relacin de Diego Rodrguez de Figueroa se evidencia que Machupiqchu fue conocido por los espaoles del siglo XVI. No se lo haba olvidado, ni perdido por la memoria colectiva. Con referencia este documento el Dr. Rowe dice: La relacin de Diego Rodrguez fue publicada por Richard Pietschmann en 1910. Bingham la conoci en una tirada aparte, y la cit en un estudio sobre Vitcos publicado en 1912, pero se le escap la referencia a Picchu. Al escribir sobre Machu Pixcchu en 1948, transcribi porciones de la relacin, utilizando la traduccin inglesa de C.R. Markham, pero omiti la referencia clave a Picho, pues hubiera sido fatal para su fantasiosa identificacin con Machu Picchu con Vilcabamba la Vieja (Cf. Bing ham 1912: 8, 63, 1948: 6067 En Rowe 2003: 118). Llam la atencin la delicadeza del Dr. Rowe, que muestra como se comenzaron a ocultar referencias histricas que mostraban la ubicacin y existencia de la llaqta inca, que en los documentos histricos es identificado como Picchu, Piccho o Picho, de manera indistinta. Algo que deberan aprender quienes pretenden encontrar descubridores de ruinas, nada menos

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El descubrimiento de Machupiqchu

que dentro de los linderos de haciendas. Conviene tomar en cuenta otras referencias, incluidas por el Dr. Rowe en su artculo. Precisa ms referencias, como la que muestra que Piccho fue parte del repartimiento de Calca, Tambo y Amaybamba que Francisco Pi za rro en tre g como en comienda a su her mano Hernando en 1539. Parece no satisfizo sus expectativas, por lo que la hizo pasar a manos de Arias Maldonado. La referencia se encuentra en la provisin del Conde de Nieva de 1562, publicada en 1906, slo cinco aos antes del arribo del Dr. Bingham a Machupiqchu (Rowe, 2003: 118). Este documento pudo ser del conocimiento del Dr. Bingham? Bien vale insistir en este punto. Como se adelant pginas atrs anticip el historiador Donato Amado da cuenta de la existen cia de otros do cu men tos, dando cuenta de la presencia de Machupiqchu. Resaltan las infor maciones de 1578; 1658, ao de composicin de tierras. Existe un silencio de casi ochenta aos, que ser objeto de bsqueda de documentacin adicional. Ms referencias se encuentran a partir de 1706 y contina en 1776; 1782; 1830; 1834; 1849; con mayores precisiones. Por ejemplo en el fechado 3 de diciembre de 1782, cuenta que los her ma nos Pa blo y Anto nio Ochoa compraron a Manuela Almirn y Villegas [] unas tierras sin aperos, ganados, ni casas nombrados Quenti, Car menga, Pic chu, Ma chu pic chu y Guaynapicho [], que, pasado un tiempo y representados por su to Monseor Ochoa, vendieron estas tierras al capitn Marcos Antonio de la Cmara y Escudero el 3 de diciembre de 1782. El apellido Cmara del Corregidor de Urubamba, sigue vigente en la poblacin de Urubamba.

La referencia del Dr. Jos Uriel Garca Ochoa, publicada en Mxico en 1968, la da conocer el historiador cuzqueo Jos Tamayo Herrera (1978: 121). Es el mismo que seala la Dra. Mould de Pease. En sus palabras: [] Re cor de mos que en 1951 Jos Uriel Garca difundi en una publicacin mexicana una escritura pblica fechada en 1782, en la que se registra la venta de: unas tierras ms abajo del ro del pueblo de Ollantaytambo, nombrada Quenti, Mascacucho, Pacaymayu, Car menga, Yanacasa, Picchu, Machu Pic chu, Guay na Pic chu (Mould de Pease, 2008: 27) Como se ha indi cado, las fuentes documentales toman mayor precisin, a par tir de 1870. Las in for ma cio nes cubren semanas incluso das, ofrecien do ri que za in for ma ti va. Muestran cambios de propiedad, que se suceden en perodos muy cortos, como los de 1871, 1872, 1873, 1874. Este material est siendo elaborado por Donato Amado. Se espera el resultado de sus anlisis. Le debo la infor macin incluida en esta parte. Donato Amado detiene su investigacin en 1874. Considera que estando cercano el siglo XX, se est en el perodo que atrajo la atencin de la Dra. Mould de Pease. Adems esta historiadora cuenta con infor macin visual de gran importancia. Son los mapas que justamente ha ubicado trabajando con esmero en diversos archivos. Adems cuando se consolida la propiedad de la hacienda Cutija pasando a manos de la familia Abril Ferro. Los herederos de esos hacendados, han presentado reclamos pidiendo se les restituya sus derechos sobre las tierras de la hacienda, en las que se halla el sitio arqueolgico de Machupiqchu. 9

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la Imprenta del Estado en 1877, MACHUPIQCHU EN LA Lima. Lleva la leyenda: Mapa de CARTOGRAFA Esta parte muestra evidencias los valles de Paucartambo, Lares, que prueban que Machupiqchu, Ocobamba, y la Quebrada del Vilfiguraba en mapas desde el siglo canota. Levantado por Herman XIX. No fue desconocido. Todo Ghring. Ingeniero del Estado. lo contrario. Su existencia y ubica- Cusco. Diciembre de 1874. cin estaban detalladas con preci- El informe trae notas e inforsin, incluyendo los nombres de maciones de gran valor etnolgisus variados accidentes naturales. co y arqueolgico. Para terminar, Se opina que algunas de estas car- casi concluir el informe, proportas geogrficas fueron conocidas ciona afirmacin que adquiere espor el Dr. Bingham, incluso estu- pecial importancia. Son los covieran en su poder, como se ha mentarios a Ollantay, obra clsica mostrado en la seccin preceden- del teatro cuzqueo en quechua. Considera que la poblacin de te. La Dra. Mould inici la tarea Ollantaytambo, no pudo ser la de ubicar mapas, que dio a cono- fortaleza de la obra teatral. Con cer al gran pblico. Sorprende no sus palabras: [.] A primera vista aparece los mencionen publicaciones que se ocupan del descubrimiento absurdo del primer supuesto, de Machupiqchu. Esta realidad la pues es inconcebible la idea que motiv usar uno en la tapa de su li- su jefe rebelde erija la corta disbro Machupiqchu y el Cdigo de tancia de doce leguas del Cuzco tica de Arqueologa Americana. una fortaleza, cuya construccin El mapa contiene la siguiente le- ha exijido el empleo de centenayenda: Mapa de los valles de Pau- res de brazos por mucho tiempo. cartambo, Lares, Ocobamba y la El segundo supuesto es inadmisiQuebrada del Vilcanota, levanta- ble que un jefe elija por asiento a da por Herman Ghring. Ingenie- Ollantaytambo, cuando la situaro del Estado. Cusco, Diciembre cin zoogrfica de las cercanas 1874 (Ver Mould de Pease fortalezas de Chuquillusca, Torontoy o Picchu, le presentaba 2003). Hasta el presente, se han ubica- mayores ventajas a su propsito do seis mapas y existe fuerte evi- [1877:106). Las palabras de Ghring son dencia de la existencia de uno ms, por el momento. Con preci- de especial relevancia. Evidensin ubi can a Ma chu piq chu, cian estuvo en el centro arqueolcomo punto geogrfico, siendo gico de Machupiqchu, como en evidente que la informacin de Chuquillusco y Torontoy de la relas toponimias y otras designacio- gin. Al llamarlos fortalezas, pruenes los obtuvieron de la gente del ba estuvo en ellos. Como se refielugar que los conoca de manera re a otros sitios arqueolgicos. As procede cuando al referirse a tradicional. Estos mapas son: 1. Existen evidencias de un Pisaq y Ollantaytambo y otros mapa de 1868. No ha sido an centros arqueolgicos. 3. Mapa de 1880 preparado ubicado, por lo que no se tienen por Charles Wiener. Lo incluy ms referencias, faltando conocer en la edicin en francs que lleva sus caractersticas. 2. Mapa confeccionado por el ttulo de Prou Et Bolivie. Recit Hermann Ghring. Fue publica- De Vo ya ge Sui ve E tu des do en el Informe al Supremo Go- Archeologiques et Ethnographibierno del Per Sobre la Expedi- ques Et De Notes Sur Lcriture cin a los Valles de Paucartambo. Et Les Langues Des Populations En 1873 Al Mando del Coronel Indiennes. Hachette, Paris1880. D. Baltazar La Torre. Se edit en Fue traducido al espaol con el t10

tulo El Per y Bolivia. Relatos de Viaje, 1993. Como se mostr lneas atrs, fue conocido por el Dr. Bingham, como tambin indica Heaney, 2010: 93). 4. Mapa de Augusto R. Berns de 1881. Este ciudadano alemn instal un aserradero en lo que hoy es la estacin de Aguas Calientes en 1860. En el mapa figura en ingls como saw mill. Esta infor macin confir ma la afir macin de pginas anteriores, que la zona fue boscosa y la extraccin de madera una de las principales actividades econmicas. La tradicin oral, que todava se recordaba en el poblado de Aguas Calientes, en la dcada de los cuarenta del siglo pasado, narraba que una crecida del ro Alcamayo se lle v la mqui na. Como parte de la misma tradicin algunas personas, indicaban que el nombre del ro fue Salcamayu o sea Ro Salvaje, porque los efectos destructivos que tenan sus crecidas en la estacin de lluvias. El otro nombre de Mquina y/o Maquinayuq provena del aserradero destruido por el aluvin. Tampoco faltaban quienes contaban que fue una crecida del ro Alcamayo, que arrastr una locomotora hasta el ro Vilcanota. y/o Maquinayuq, usado alternativamente con los de Aguas Calientes y/o Punta Rieles. Este ltimo porque era donde concluan los rieles del Ferrocarril CuzcoSanta Ana. Berns reemplaz a Charles Ghring en los contratos ste tenan con el gobierno peruano. El mapa se conserva en la Biblioteca Nacional del Per en Lima. La referencia del mapa es Map of Torontoy & Cercado de San Antonio State. A.R. Berns (en Mould de Pease, 2008: 28). Hay un dato adicional. Por Resolucin Suprema de 1887 se autoriz a don Augusto R. Berns exportar las antigedades incsicas que se extraigan de la huaca del inca, es decir de Machupiqchu. En el Archivo del Dr. Hiran Bingham, que se

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encuentra en la Universidad de Yale se halla la traduccin al ingls de la Resolucin Suprema del 16 de junio de 1887: [] en que el sbdito alemn Augusto R. Berns se asocia al Estado Peruano, representado por el gobierno de Andrs Avelino Cceres para extraer antigedades incsicas de las huacas y construcciones gentilicias del departamento del Cuzco y exportarlas a Alemania (Mould de Pease, 2008:29. Cf. Contralora General, 2005) 5. El mapa indito de 1904. Se encuentra en el Archivo General y de Documentacin del Ministerio de Relaciones Exteriores del Per, Biblioteca Nacional. La noticia de su existencia corresponde a la Dra. Mariana Mould de Pease. 6. Mapa de 1910, slo un ao antes del descubrimiento de Machupiqchu. Fue publicado por el historiador ingls Sir Clemnts Markhm en el trabajo titulado The Land of the Incas, incluido en el Volumen XXXVII, No. 4: 381404 del The Royal Geographical Journal. El mapa tiene fecha anterior a esta publicacin. Gentileza de la Dra. Mariana Mould de Pease. 7. El mapa que corresponde al alemn George von Hassel. Fue utilizado por Carl Haenel en el alegato que escribi para probar que el Dr. Hiran Bingham no fue descubridor de Machupiqchu. Indicaba que ciudadanos alemanes estuvieron en el lugar mucho antes que el historiador norteamericano. 8. No se descarta la posibilidad de seguir hallando ms mapas. As evidencia el hallazgo del fechado en 1865. Aunque no figura Machupiqchu, bien vale la pena hacer referencia a su existencia, puesto que es una hermosa muestra de la cartografa de la poca, para indicar los accidentes geogrficos como cadenas de montaas y ros. Su leyenda indica: MAPA

Del Departamento del CUZCO Dedicado al Benemrito Seor General Don Jos Miguel Medina Prefecto de la Ciudad del CALLAO 1865 por Emilio Colpaert. Agradezco al historiador Donato Amado por la gentileza de darme a conocer este mapa. Los siete primeros mapas han sido puestos a disposicin de los investigadores y del pblico en general, con la edicin de un disco digitalizado. Es producto de la contribucin cientfica de la Dra. Mariana Mould de Pease y la Sociedad ProCultura Clorinda Matto de Turner. La primera ofreci las imgenes de los mapas y la institucin referida, financi la edicin del disco. El disco va en un sobre, en cuya tapa se ha incluido el siguiente prrafo de una de las obras de la escritora Clorinda Matto de Turner: El pueblo que no respeta ni glorifica a sus defensores, es pueblo muerto; puede respirar y moverse todava, pero lleva dentro del pecho el sepulcro de su porvenir. (En Boreales, Miniaturas y Porcelanas) MACHUPIQCHU Y LA TRADICIN ORAL En la antropologa la tradicin oral es fuente de primer orden. Su aparente fragilidad por efecto del transcurso del tiempo, no resta esencia de lo que se dice, sobretodo cuando se conoce a quien lo dijo como primer testimonio de la cadena de trasmisin. Jan Vansina muestra las posibilidades histricas de la oralidad. La oralidad es fuente de primer orden en la investigacin antropolgica. Principal fuente de informacin en el trabajo de campo, por tanto igualmente vlida en estudios urbanos, en los que testimonios escuchados en el pasado, se trasmitieron oralmente, muchos forman parte de tradiciones familiares, como muestra bien el Dr. Jos Tamayo Herrera et al (2008). 11

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Esta parte se basa en lo escuchado, que permaneci en el recuerdo, de conversaciones y testimonios de los mayores en la dcada de los aos cuarenta del siglo pasado. Como se indic anteriormente, el Dr. Justo Zenn Ochoa Guevara, abuelo materno, fue propietario de la hacienda que comprenda los sectores de Pampacahua, Cedrobamba, Collpani y Mandor. A su fallecimiento en 1923, pas a sus hijas Ildaura, Estela y Ernestina, correspondindoles los sectores de Collpani, Mandor y Pampacahua Cedrobamba respectivamente. Sus otros hijos recibieron otros fundos o casas en el Cuzco. As Oscar y Arstides obtuvieron la hacienda Piqchu, que se halla en las afueras de la ciudad del Cuzco y en el siglo XVIII fue hacienda de los jesuitas. A Mateo le correspondi la llamada Casa de Zelenque, sita en la Plaza Mayor del Cuzco Uno de los hijos mayores del matrimonio OchoaPacheco fue Justo A. el mismo que acompa y gui al Dr. Jos Gabriel Cosio en el recorrido que realiz, para investigar las denuncias que ya existan en el momento, de apropiacin de objetos arqueolgicos por el Dr. Bingham y que pudieran estar siendo enviados a Estados Unidos. Integraba la cabalgata el estudiante del Colegio Nacional de Ciencias Alberto Lpez Ochoa, primo de Justo Zenn, que ya de mdico, fue Ministro de Salud en el gobierno de Manuel A. Odra. En la hacienda Collpani, de propiedad de Justo Zenn Ochoa, se les unieron sus hermanos Luis Ochoa y Jos Mara Ochoa, acompaados del telegrafista N. Martnez. Esta larga referencia muestra, como contaba Jos Mara Ochoa, estudiante de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco, en el rectorado del Dr. Alberto Giesecke, que tena la costumbre de conversar con los estu12

diantes, preguntndoles de la existencia de sitios arqueolgicos, que luego lo comunic al Dr. Bingham, como se encuentra en la biografa de Giesecke. Por ello, cuando Bingham lleg, Alberto [Giesecke] le hizo un relato detallado de toda la historia y le sugiri entrar en contacto con Arteaga. Adems, por supuesto, puso a Bingham en contacto con muchos profesores y alumnos que posean tierras en el valle del Urubamba. Todo eso hara ms fcil el trabajo de la expedicin que era numerosa y no slo tenia finalidades arqueolgicas (Rubio Correa, 2007: 114115). Similares consideraciones refiere un trabajo publicado por el Dr. Rafael Aguilar Pez. Cuenta del viaje que realiz el Dr. Giesecke con el hacendado Braulio Polo y la Borda, propietario de la hacienda Echarati el mes de enero de 1911. Lluvias intensas no les dejaron seguir su camino, por lo que acamparon cerca del puente e San Miguel. Arteaga el cuidante del puente, cont que en la parte alta del cerro Picchu, haban ruinas. Propusieron subir, pero Arteaga indic que por la lluvia no sera posible, mejor esperar la estacin de secas y podran hacerlo en julio (Aguilar Paez, 1961). Retomando la tradicin oral familiar, coincide con lo que Justo y sus hermanos dieron aviso de la existencia de ruinas en la vecindad de la hacienda familiar. La biografa citada del Dr. Giesecke, prueba que fue uno de los que informaron y animaron a Bingham seguir la ruta del ro Vilcanota ms al norte de Ollantaytambo donde estaban ruinas que ellos conocan. Retomando la narracin, el to Jos Mara Ochoa estableci su residencia en la poblacin de Urubamba. Mi madre, her mana de aqul, con todos nosotros, siete her manos, excepto David el mayor que estudiaba medicina en Lima, pasbamos las vaca-

ciones de enero a marzo en Urubamba, en la casa solariega del to Jos Mara y toda su familia. Urubamba, poblacin provinciana, sin ser vicio elctrico, en noches alumbradas con lamparines y velas, sin radios ni noticias del mundo externo, las noches se dedicaban a tertulias nocturnas o a partidas de rocambor, juego muy complicado que los menores no entendamos. El palique, al decir entonces, trataba de historias de todo tipo. Aventuras de aparecidos, fantasmas, raptos de novias cuando existan prohibiciones de matrimonios, de cultivos, de las propuestas de to que propona sembrar truchas en el ro Vilcanota, o contar plantaciones de frutas para enlatarlas. Era el loco Mauricio, que se adelant mucho a su tiempo. Sea cual fuera el tema, con frecuencia se llegaba a las del gringo, que era como se referan al Dr. Hiram Bingham. En este punto las conversaciones desembocaban en el descubrimiento de Machupiqchu, que todos ellos conocieron desde siempre. Les pareca gracioso, cuando no pattico, que un extranjero, que no conoca la regin, a la que pudo llegar guiado de las manos por gente del lugar, hubiera descubier to las ruinas que haban visitado varias veces y conocan muy bien. Las excursiones que organizaban para conocer ms la zona, por supuesto sin nin gn in te rs cien t fi co, puesto que nadie fue historiador o arquelogo. En la estacin de se cas, sin llu vias, mayo a setiembre, se dedicaban a la caza. Cruzaban el ro Vilcanota por puentes improvisados y porque en la estacin de secas, fue ms fcil hacerlo. Uno de los escuchas de las veladas fue Justo Ochoa, hijo menor de Jos Mara y primo her mano nuestro. Con el tiempo estudi ingeniera, especializndo-

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se en ferrocarriles. Fue funciona- estuvo en el lugar. Pero de ningurio del Ferrocarril Cuzco San- na manera se puede considerar ta Ana que une el Cuzco con la como prueba mxima de un sues ta cin de Aguas Ca lien tes. puesto descubrimiento, de un Aos despus coment la exis-pri me ro. Los do cu men tos tencia de un puente de uso pea- que van saliendo a luz desde el sitonal, sobre el ro Vilcanota, glo XVI hasta el XX, prueban que per mita cruzar el ro sin todo lo contrario. De igual maproblemas. Posterior mente fue nera lo hace la infor macin vidi na mi ta do por in te re ses de sual que proporcionan docuquienes comenzaron a usar Ma- mentos tan valiosos como los chupiqchu como atractivo turs- mapas. Fueron trabajados por tico y para impedir la existencia personas que recorrieron los side otro acceso al sitio arqueol- tios incluidos en las cartas geogico. Public un artculo, comen- grficas, de espacios y en tiemt, en la Revista de los Ingenie- pos claramente identificados. ros, que sensiblemente no he po- Desde el ms antiguo que se indido consultar. Esta referencia for ma data de 1868 a los siguienmuestra la existencia de puentes tes que cubren la segunda parte peatonales, que per mitan pasar del siglo XIX, que adems fuede una orilla a la otra del ro Vil- ron conocidos y utilizados por canota. Tampoco el ro fue insal- el Dr. Hiram Bingham. vable, como comprob el Dr. Nuestro propsito es, solaBingham, cuando lo cruz el 24 mente, esclarecer lo que ocurri de julio, uno de los meses de la en el pasado cercano, desde una estacin de secas del ao andi- perspectiva cientfica, sin olvino, cuando las aguas descienden dar el acceso a las versiones oraconsiderablemente. les de quienes frecuentaban la Escuchar a quienes conocan zona y nos trasmitieron lo que la regin y que estuvieron en el conocan. Son testimonios de lugar de la supuesta hazaa de pri me ra mano. La cien cia un extranjero, que recin transi- avanza de esta manera, sin tetaba por esas regiones, nos per - mor de ir contra opiniones difemite recordar sus comunicacio- rentes, aunque sean difundidas nes, porque siendo testigos de y se las tome por versiones ofiojos, al decir del siglo XVI, de ciales. Establecer la veracidad lo que sucedi, invita, mejor es obligacin de quienes tenedir obliga a escribir estas lneas. mos la oportunidad de acceder Se debe establecer cuanto real- a documentos, como de haber mente sucedi, puesto que tam- escuchado versiones de actores, bin hay versiones interesadas que estuvieron en el lugar cuanpara tergiversar cuanto sucedi do sucedieron los hechos de los sin te ner el cui da do de bi do, que tratamos. cuando se trata de hechos que Si Machupiqchu posee el simsucedieron en el pasado. La in- bolismo que se le atribuye y la for macin escrita, es tratada importancia que tiene para nuescon cuidado. Los documentos tra sociedad, es necesario que la requieren de tcnicas que slo infor macin que se ofrece de tienen los profesionales. Tam- ella, sea verdica y seria. No recubin la oralidad, utilizada en for - rrir a invenciones, que pueden ma adecuada y con tcnica pue- satisfacer egos personales, pero de, incluso, superar lo escrito, de ninguna manera son cientficomo ha mostrado Vansina de cas. Slo la ciencia debe establemanera admirable (1966). cer la verdad histrica y no las Un graffiti en un muro prue- suposiciones o deseos, por muy ba que el autor saba escribir y justificados que puedan ser.
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P.S. Estando concluido el presente trabajo, se difundi la noticia que el 2011 ha sido declarado Ao del Centenario de Machu Picchu para el Mundo. Vale reconocer que se ha omitido descubrimiento, comenzando a reconocerse la verdad histrica, aunque ms bien luzca solamente como reclame comercial. Sin embargo la nominacin es para satisfacer expectativas empresariales. El anuncio de esta nominacin la hizo el Presidente del Consejo Directivo de la Cmara Nacional de Turismo CANATUR. Explic que se iniciaron las coordinaciones con los operadores de la va frrea que conduce al santuario para que preparen tarifas especiales, y se dialoga con los dueos de hoteles la posibilidad de promover ofertas de hospedaje. Estamos en plenas coordinaciones. Sera una campaa similar a la de Cusco Pone o el Norte Pone, que posiblemente se lance para Febrero o Marzo, manifest (El Diario del Cusco, 5 de enero de 2011). Por infor macin periodstica del extranjero, se ha difundido que la Universidad de Yale propondra que el 2011 se conmemore como El Centenario de la Expedicin de la Universidad de Yale. Si fuera cierto, estaramos frente a otro cambio saludable al que tiene todo el derecho dicha universidad. La edicin del sbado 1 de enero del 2011 del diario limeo El Comercio, ha publicado a toda pgina una nota sobre Machupiqchu, con la fir ma de Mara Luisa del Ro Labarthe. Un prrafo dice: En 1913 el mundo conoci el hallazgo de Machu Picchu a travs de la revista National Geographic. El mrito se lo llev Bingham, quien haba organizado una expedicin financiada por Yale y la National Geographical Society. Aos despus, en 14

la libreta de campo de Bingham, pudimos leer que haba sido Agustn Lizrraga el descubridor de la ciudad perdida de los incas. Lizrraga haba llegado en 1902 con Gabino Snchez y Enrique Palma, todos cusqueos. Pero Lizrraga, que en un segundo viaje resbal al ro Urubamba y muri ahogado, fue opacado por la fama de Bingham y cay en el olvido (El Comercio, sbado 1 de enero del 2011, pag. 2). Si los que subieron a Machupiqchu fueron tres personas, como bien indica la nota periodstica, por qu no considerar a los tres como descubridores? Tener presente que Enrique Palma, de instruccin superior, fue administrador de la hacienda de Justo Zenn Ochoa, que luego fue su suegro, por el matrimonio de Enrique Palma con Mara Ochoa. Sus hijos fueron Adriel, Fernando, Hortensia y Rebeca Palma Ochoa, mis primos her manos. La historia merece ser contada completa y adecua da men te. Rei te ran do que Machupiqchu estuvo siempre presente en la memoria colectiva, mucho ms por quienes posean haciendas en la regin, donde per manecan por mucho largas temporadas, especialmente en las vacaciones estudiantiles de medio y fin de ao. No hubo descubridores ni de all ni de aqu.
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MACHUPIQCHU

SINOPSIS DE MACHUPICCHU1
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LA REGIN TAMPU as construcciones militares levantadas en el pueblo y alrededores de Ollantaytambo estn dirigidas contra una posible invasin que pudiera seguir o el curso del mismo ro Urubamba o el de uno de sus afluentes, el pequeo Pachar que sir ve de desaguadero a la cenagosa pampa de Anta, pocillo o tazn de un antiguo lago.

El fuerte y dems baluartes auxiliares con la salvaguardia o cerradura de la zona que hoy conocemos por los valles de La Convencin y Okobamba, ayer como hoy sectores agrcolas de vasta produccin de nobles productos tropicales como la coca, el aj, el algodn, finas maderas y preciados frutos. La regin Tampu se inicia en Pachar y ms visiblemente en Ollantaytambo y se extiende por

la enorme hoya amaznica, perdindose en la selva. Caminos, acueductos, gigantesca canalizacin del Willkamayu, millares de terrazas, bastiones, verdaderas fortalezas, miradores o sitios de observacin, crecido nmero de pequeos pueblos, ciudades como Machupicchu sepultados por la maraa del bosque, son testimonios convincentes de que la regin Tampu fue centro de una densa poblacin.

1 Publicado en la Revista del Museo e Instituto Arqueolgico N 19 Universidad Nacional del Cuzco, de Julio de 1961.

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SIGNIFICADO DE TAMPU El pueblo de Ollantaytambo no ha sido jams conocido sino por Tambo, variacin de las voz Keswa TAMPU. No ha de ser mayor de un siglo la antigedad del uso de aquel nombre. Invariablemente en papeles coloniales se lee Tambo a secas, y los originarios del lugar le llaman tambin as. Tampu, convertido en tambo, es alojamiento o posada, segn la co rrien te eti mo lo ga. Mas, tampu posee otra acepcin muy poco vulgarizada: es el nombre de un ayllu o tribu antiqusima; precisamente de las que, segn tradicin, fundaron el Imperio de los Inkas. O Sol, padre mo, que dixiste aya cozcos y TAMBOS: sean vencedores tus hijos de todas gentes comienza un himno en keswa de data precolombina que ha recogido y nos ha trasmitido uno de los primeros y ms concienzudos historiadores: Cristbal de Molina, el autor de Fbulas y Ritos de los Inkas. En la conocidsima leyenda de los Hermanos Ayar, la voz Tampu, como nombre propio, se repite muchas veces. Es Tamputoko o la cueva de la que salieron los tampus; es Aputampu, o el seor y jefe de la tribu Tampu. En el xodo hacia el Cuzco de Maskas o Inkas, Maras y Tampus, los primeros se avecindan en el valle del Watanay, los segundos se establecen cerca de las salinas que conservan el mismo nombre y los ltimos dominan y se radican en la que propongo llamar REGION TAMPU. Tampu es el pueblo que nos aprestamos a estudiar.

das por todo el valle del Urubamba, a partir de este punto. Ollantaytambo es la clave del misterio de Machupicchu. Cuntos han visitado este yacimiento arqueolgico expresan su profunda emocin, ms intensa quiz que la que se experimenta en el Cuzco mismo. Los especialistas lo hallan tan interesante y complicado que prefieren su estudio como el ms atractivo por la serie de problemas que plantea. CAON DEL URUBAMBA Poco ms de treinta kilmetros de Ollantaytambo, ro abajo, comienza a estrecharse el valle hasta for mar un imponentsimo callejn de elevadas murallas, verdaderos acantilados que cierran el horizonte y lo contornean con sus agudos picachos. El Willkamayu, en estrecho y profundo cauce, rebota en sus granticas orillas y se deshace en espuma, llenando de estruendos el espacio. La vegetacin vecina del trpico cubre de verdes ropajes la montaa; el bosque trepa hasta las cimas, no importa lo abrupto, lo escarpado del talud. El ro serpentea y las cordilleras tambin, en un proceso de ajustamiento y completacin csmica. Mquina es un pozo abismal: Mantur, un respiro. En tiempos coloniales jams se aventuraron por esta temible, dantesca cima, los audaces invasores blancos. Para llegar a los cultivos de coca, a las ricas minas de Vilcabamba, los espaoles siguieron siempre la ruta del Puerto de Pantikalla. A las postrimeras del siglo XIX en pleno uso de la dinamita se abri el actual camino de la quebrada.

OLLANTAYTAMBO Sin el conocimiento previo de lo que es y de lo que significa este MACHUPICCHU primer centro arqueolgico, dif- En este pasadizo a tras mano, cilmente se puede descifrar el encaramada en una de sus altas enigma de las ruinas desparrama- murallas, aparece Machupicchu. 18
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Sinopsis de Machupicchu

(Razn haba de que la ignoraran los conquistadores y sus cronistas). Se llam as la misteriosa urbe de tiempos precolombinos? La toponimia de este sector es muy clara. Hay dos picachos que dominan la ciudad: el ms alto nombrndolo Machupicchu, el menor Waynapicchu. Ambas palabras pertenecen al keswa y significan respectivamente: El Pico Viejo y el Pico Joven. Porque Picchu es picacho o punta de monte: (Recurdese el Pichu pichu en Arequipa, una verdadera montaa dentellada o de muchas puntas). EL CAMINO DE LAS CUMBRES No era el acceso a Machupicchu por el talud que comienza a las orillas del Wilkamayu: Bingham, Abril Vizcarra, exploradores recientes, coinciden en la afir macin de que existe por lo alto de los montes, por las cumbres mismas, un ancho camino. Es el Inkaan, es la soberbia calzada que probablemente parta de las proximidades del Cuzco, va troncal que se extiende hasta Vilcabamba y de la que debieron partir numerosos ramales de comunicacin con el rosario de los pueblos distribuidos en la orilla izquierda del gran ro del Sol.

captaciones que dotaron de agua al pueblo. VISTA DE CONJUNTO Desde el mirador de piedra que se aparta un poco de la ra de ingreso, qu bien se contempla el maravilloso poblado. Descienden los anchos andenes y las breves escalinatas por el ddalo de pasadizos. Se adunan los edificios blancos en ringlera sobre planos de ar mnicos niveles. En cada grupo surge algn templo, algn palacio que preside y aglutina las comunes viviendas. Al fondo, la punta de flecha de Waynapicchu, a mano derecha el puo alzado de Putukusi, en la lejana otros picachos agudos, agudos como lanzas. Cumbres nevadas al poniente. Blancas, vaporosas nubes. Sensacin abismal. Lo escarpado y abrupto, la verticalidad en torno: geomtricamente vivimos en la atmsfera del tringulo issceles. La ciudad descansa, como por obra mgica de equilibrio, sobre las breves superficies de las terrazas. En el ms extenso espacio como la concavidad de la mano se mira desde aqu el templo central. Coronando el pequeo ribazo que se yergue al noreste, se perfila el Reloj de sol (intiwatana de los Inkas), con las airosas chapelles en pie. Entre el norte y el levante elvase, en conjunto aparte, un barrio popular, sin suntuosas fbricas, excepcin del edificio duplo pintado de rojo. Abundan las viviendas, los talleres, los depsitos y las mansiones sepulcrales. Aqu, ms cerca del observador, emerge del laberinto arquitectural el Torren, cifra y smbolo de Machupicchu, la ms bella, la ms perfecta construccin de la encantada capital Tampu.

LA ENTRADA A MACHUPICCHU Por un desfiladero que se abre a los pies del pico ms alto (3,100 metros sobre el nivel del mar), al medioda de la ciudad conecta la va de ingreso que sigue despus adornada en su curso por una serie de bellas portadas y salvando la escarpada colina por millares de escalones de piedra. Terrazas y edificios mltiples RESIDENCIAS SEORIALES No slo por la insuperable forman este barrio de entrada a Machupicchu, y en esta misma factura de la fbrica arquitectuzona se encuentran las fuentes y ral, sino tambin por su distribuRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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cin interior y enclavamiento es decir, un edificio de solo pueden ser identificadas cuando tres lados: hacia el sur no tuvo menos tres residencias seoria- nunca muros. les. En el macizo del fondo se adoA). El Palacio. As llamado sa a l un verdadero altar formapor los indios que habitan hoy do de gruesos bloques de una almismo en Machupicchu se tura media de 1.35 m. encima, siecompone de dos espaciosas salas te nichos y en los espacios intery dos pequeas recmaras, cuyas medios, muy prximos al entablapuertas de acceso dan a un patio. mento, seis clavos prismticos. SeToda la construccin es de piedra ries de cinco alhacenas adornan canteada y pulida. las paredes laterales. Megalitos de B). La Casa de la us ta doce metros cbicos sirven a snombre tambin impuesto por tas de base, y bellos poliedros de los indgenas corresponde a un granito blanco completan la sunedificio de dos pisos, de idntico tuosa construccin. cuidado estilo que el anterior. La A la izquierda de este santuapuerta de la habitacin de los al- rio, for mando escuadra, pero setos da a la plataforma en que se parada por un pasadizo, se levanabre un espacio libre unido al to- ta otra galera en cuyo muro de rren. El magnfico aparejo de fondo se abren tres magnficas piedra realiza el capricho de unir ventanas que miran a la salida la recta y la curba sin solucin de del sol; completan el adorno del continuidad. lienzo dos nichos, y en los lateraDebe considerarse como ane- les no se halla ninguno. Este edixo a ambos palacios al corredor ficio es llamado por Bingham el o Masma, galera incaica, desde Templo de las Tres Ventanas donde se contempla el panora- y le sir ve de punto de apoyo ma y se goza de las nuevas bri- para una ingenua hiptesis de sas que atemperan el rigor del que se tratar despus. trpico. En el barrio oriental hay una C). En el barrio de levante exis- reproduccin en arquitectura te una a manera de CITE con menos cuidada del templo abierpuerta nica de acceso y dentro to que se acaba de describir. del espacio enmurallado, de la KANCHA, se cuenta claramente EL OBSERVATORIO SOLAR dos aposentos de piedra fina recu- Ascendiendo por una escalibierta de arcilla, otro mayor la nata de 64 peldaos se llega a lo residencia principal, una doble ga- alto del promontorio o collado lera y uno como taller, aparte del sobre el que se alza un reloj de pequeo templo y algunas vivien- sol, el Intiwatana de los Inkas das ms. (eti mo l gi ca men te me di dor Aqu debi residir el curaca o del ao solar). Es una roca lasegundo jefe. brada en cuya superficie levntaTodos estos edificios acusan se, emergiendo del mismo pela presencia de alarifes inkas; de- asco, un prisma de base rectanbieron venir del Cuzco envia- gular que desempea las funciodos por el Emperador. nes de gnomon. Tiene estas medidas: alto 0.69, 0.55 de ancho y LOS TEMPLOS 0.39 m. de grosor. Su comprobaEl santuario de mayor im- cin requiere detenido estudio y por tancia era el centro de una repetidas obser vaciones, para esbarriada religiosa o sacra. Se tablecer la relacin de la sombra alza en el espacio libre que for - que proyecta el prisma con el cama como el lomo de Machupic- mino del sol. Los Inkas tenan chu. Fue una masma o galera, perfectamente marcados por 20
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Sinopsis de Machupicchu

este sencillo medio los solsti- bienestar que aqu se siente por cios y los equinoccios. En pue- el sortilegio del clima. blo de agricultores, el intiwatana El agua viene de las lejanas ofreca importantsimo ser vicio. cumbres. Baja por acueductos de piedra, saltando de una terraza a otra, y cuando se acerca al Palacio EL TORREN De cuanto ms impresiona se encauza por delicados canales por su belleza en Machupicchu que unen diecisiete piletas, cada este edificio es el primero. So- una en sucesivas terrazas. Las pebre una enor me roca ha sido le- queas y graciosas fuentes son alavantado con primor y perfec- do adorno del barrio central. El cin nicos. El sillar se engasta chorro cantarino, lmpido, de ininal roquedo, siguiendo sus irregu- terrumpido fluir, pondra frescor laridades. Cr vase el muro hasta en el tibio ambiente. for mar un herraje que por un extremo queda libre y por el otro LAS PORTADAS se une a un muro en escuadra. Con sus for mas trapeciales El torren presenta en la parte genuinamente incaicas se sucecurvilnea dos ventanas trapecia- den las portadas de blanco graniles decoradas exteriormente con to. Acceso a las Kanchas; acceso uno a manera de marco, en cuyas a la ciudad por las terrazas supeesquinas surgen las protuberan- riores. Muchas de doble jamba cias tan frecuentes en el Cuzco y como en pleno Cuzco. Todas muy raras en Machupicchu. En la con sus dinteles monolticos: alseccin rectilnea, hay una puer- gunas con la argolla superior de taventana excepcional por su cierre, con los cilindros de ajusforma: lejos de presentar la base te, con las salientes cornisas. el umbral sencillo de los vanos incaicos, termina en doble escalina- LAS ESCALINATAS ta lateral con cada peldao atrave- Bien se ha dicho que Machusado por canaletas y perforacio- picchu es la ciudad de las escalinanes que el seor Bingham ha cre- tas; tres mil peldaos cont uno do que son alojamiento y gale- de los pacientes exploradores de ra de serpientes. la expedicin Bingham. Sirven de Hacia el interior, el torren comunicacin a unos andenes tiene seis nichos en la semielipse con otros, facilidad el acceso a play doce en los muros rectilneos. zas y palacios, a templos y adoraParece que este recinto fue cu- torios, a sepulcros y piscinas. bierto; no ofrece huellas de te- Unas veces son labrados en la mischo, y es entre los de Machupic- ma roca, otras las forman labrachu el mejor conser vado. Toda dos sillares, en algunos casos son la fbrica es de poliedros regula- clavos salientes para escalar o salres pulimentados, muy semejan- tar con ligereza. tes a los de Cuzco y Pisaj. Trepan por rocas abruptas, se Bajo el torren, y en oquedad deslizan por grietas sospechonatural de la gran pea sobre la sas, descienden airosamente borque est construido, existe una deando abismos, las sigue por el cmara con nichos destinada a costado con el mur mullo de sus guardar los cuerpos venerados aguas el acueducto. La escalinade los habitantes epnimos de ta es en Machupicchu alegra, Machupicchu. movimiento, vida. LAS FUENTES CLAVOS DE PIEDRA Uno de los ms sugestivos as- Interior y exteriormente sobrepectos de la vida de la capital salen en los muros cilindros y pristampu es la plcida sensacin de mas de granito; afuera, son amaRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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rradores del techo, adentro qu objeto tenan? Entre las alacenas, en el espacio intermedio, ms arriba o ms abajo, los clavos de piedra siguen en una lnea, se repiten rtmicamente. Guardan quien sabe qu relacin con los nichos. El largo de cada clavo no llega a 30 centmetros. No seran destinados a colgadores de Khipus? FOSOS Y DESPEADEROS

No qued en los sepulcros ni un des per di ga do cr neo. Emigraron los tampus con sus huesos y sus cachivaches hasta las vitrinas y las cajas numeradas de los museos de Yanquilandia LOS CORREDORES Masma es la palabra keswa para designar estas construcciones que presentan un frente abierto, como nuestras galeras o corredores modernos. Las hay de tres clases en Machupicchu: a) Sin pilastra o machn central, como la que est prxima al palacio de la usta (o princesa); b) Con pilastra al centro, como la que mira desde el barrio de oriente al barrio de las tres ventanas; c) y construccin doble, con muro medianero, como la que aparece en la Kancha de este ltimo barrio. Las masma es un edificio apropiado al clima clido, en que las habitaciones necesitan aereacin.

En este nido de gerifaltes andinos que es Machupicchu, a cada paso se recibe la impresin abismal. Desde abajo, el hombre debi sentirse mucho ms pe que o o im po ten te. Tan altas montaas, inaccesibles picachos, cor tes ver ticales en roca, intimidan y amilanan al hombre de hoy. Para el tampu debieron ser acicate y aguijamiento. Ascendieron y dominaron la altura. Despus supieron vencer el horror del vaco, multiplicando la vecindad del peligro. Puestos de vigas, reductos, miradores, acercan al precipicio, nos conducen a l, y ahora tem- PLATAFORMAS INTERIORES blamos de miedo; ellos se desEn varios de los edificios recolgaban indiferentes, serenos, cmara del templo nmero uno, seguros de s mismos. masma de la usta el fondo de la habitacin, adosada al muro, se LAS TUMBAS alza una plataforma, sesenta centMirando a la salida del sol metros del piso, utilizada seguraabren sus bocas las cuevas fu- mente como asientos. Altura y annerarias. Bajo granticos peo- cho as lo demuestran, pues sobre nes, la oquedad natural ha sido ellas se puede descansar sentado aprovechada para guardar all o yacente. los restos sagrados de los pobladores, a quienes, segn su CONCLUSIONES im por tan cia, ren dan cul to. Estudiando la bibliografa soPor algunas de estas entradas bre Machupicchu, se llega a las defendidas por muros de cante- conclusiones siguientes: ra de bie ron in tro du cir las 1. Machupicchu es una ciuofrendas. Muchos de estos sar- dad preincaica, no conocida ni cfagos son verdaderos labe- por los incas ni por los espaorintos. Pasadizos y galeras ro- les. (Jos Gabriel Cosio). co sas con du cen a la tum ba 2. Machupicchu es Tampu principal enriquecida con to- Toko, de donde salieron los fundos los utensilios que guarda- da do res del Impe rio de los ron con el muer to. Incas (Hiram Bingham). 22
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Sinopsis de Machupicchu

3. Machupicchu pertenece a la edad de oro incaica, (Max Uhle). 4. Machupicchu es una ciudad incaica (Walter Lehmann). Frente a la autoridad de investigadores y maestros, he propuesto yo la hiptesis as formulada: MACHUPICCHU PERTENECE A LA CULTURA INCAICA, POSEYENDO CIERTAS CARACTERSTICAS LOCALES DEL ESTILO TAMPU Y afirmo que es incaica Machupicchu, por las siguientes razones: 1. Su estilo arquitectural no se diferencia en lo ms mnimo del estilo cuzqueo, universalmente conocido. Las construcciones de sillares pulimentados, de for ma regular; las megalticas, de perfectas junturas; los vanos siempre trapeciales; la frecuencia o idntico uso de las alacenas; la tcnica de la piedra; en fin, el ritmo esttico de la edificacin es uno solo en el Cuzco y Machupicchu. 2. Toda la cermica extrada por los miembros de la Comisin de la Universidad de Yale es pura y simplemente cermica incaica. Vase de preferencia Types of Ma chu pic chu Pottery de Bingham. 3. El conjunto de restos arqueolgicos hallados en las tumbas corresponde enteramente a un pueblo de cultura incaica. 4. Los topnimos de la regin son keswas por excelencia. Algunas de las particularidades de la regin tampu que se reconocen preferentemente en Machupicchu son: 1. Los clavos o cilindros salientes que comienza con un solo caso en el intiwatana de Ollantaytambo y siguen con el crecido nmero de edificios que los presentan en toda la zona de Urubamba. 2. Las galeras o masmas, edificios abiertos por uno de los lados, cuyos bellos ejemplares se

admiran en Machupicchu, Kenti, etc. 3. Los edificios sin techo como los templos y Kanchas. 4. La mayor frecuencia de las ventanas: en Machupicchu hay tres casas cada una con tres grandes ventanas, aparte de un crecido nmero con dos y cuatro. 5. Las casas de dos pisos. 6. El mayor nmero de escalinatas y terrazas. Como se ve todas estas particularidades no afectan la esencia del estilo arquitectural que es uno solo, y constituyen adaptaciones del arte de construir al medio ambiente. No hay un solo fundamento valedero para admitir la ingenua hiptesis del seor Bingham sobre la identificacin de Tampu Toko y Machupicchu. La tradicin de los Ayar tiene una gran base histrica y en el folklore de Paruro se confir ma totalmente. El itinerario PakarejtampuKosko, fijado en el mito, es comprobable en el momento. Las toponimias se conser van con toda nitidez. Una segunda conclusin sera la siguiente: MACHUPICCHU FUE LA CAPITAL DEL SEORO TAMPU Tengo ya demostrado en diversas publicaciones que en esta zona se form un pequeo reino, aliado primero, dependiente despus y por ltimo absorbido por el Incanato. Los tampus fueron cultivadores de los productos ms preciados: la coca, el aj y el algodn. Es muy posible que por merced de los Emperadores del Cuzco, los ms bellos palacios de la regin fueran construidos por arquitectos inkas, como ocurri en otros seoros del Per. Es insostenible el aserto de que los Inkas ignoraran Machupicchu. Si los espaoles no conocieron la maravillosa ciudad eso se debi a que el camino real a los valles de la

Convencin y Vilcabamba era exclusivamente el conocido por va del Puerto, que parte de Tankaj, asciende por Habaspampa y Kosiritioj, pasa por el abra de Pantikalla o puerto Mlaga y baja por Hiru. Al llegar a Chaullay se bifurca, siguiendo uno el curso del Wilcamayu y remontando el otro el del Chokechaka que conduce a Vilcabamba. No pudo ser Machupicchu lugar ms seguro que Witkus o Viticos, y si Manco II busc este ltimo refugio fue porque le ofreca seguridades mucho mayores. Por ltimo, Machupicchu no es el nico pueblo del seoro tampu, sino uno de la gran serie que concentr la densa poblacin de esta ubrrima hoya. Por la esplendidez y belleza de sus edificios, se puede suponer que fue la capital del pequeo reino tampu. Arqueolgica y artsticamente, Machupicchu es hoy la joya ms valiosa de las culturas precolombinas de Amrica. Cuzco, 1928.
BIBLIOGRAFA The
Discovery of Machu Picchu by Hiram Bingham Ph. D. F. R. G. S. (Reprinted from Harpers Magazine, april 1914). plished by the Peruvian Expedition of 1912 under Geographic Society by Hiram Bingham.

In the Wonderland of Per. The work accom(In


The National Geographic Magazine Washington, april 1913. Vol. XXIV, num. 4). dicin de la Universidad de Yale por el catedrtico doctor Jos Gabriel Cosio. Cuzco 1913.

Informe sobre los trabajos cientficos de la expeThe History of Machu Picchu by Hiram Bingham. (In The National Geographic Magazine, Washington, February 1915. Vol. XXVII num)

Types

of Machu Picchu Pottery by Hiram Bingham (Reprinted from The American Antropologyst, vol 7, n 2 apriljune 1915). by Hiram Bingham. In The National Geographic Magazine Washington . may, 1916. Vol. XXIX, n.

Further explorations in the land of the Incas

Staircase farms of the ancients astoudign farming skill of ancient Peruvians, who were among the most industrieus and Highly organized people in History by O. F. Cook. (Ibid)

The

Collection of osteological material from Machu Picchu by George F. Eaton. (In Memoirs of the Connecticut Academy of Arts and Sciences), vol. V, may. 1916.

Inca Land by Hiram Bingham.

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SOBRE LOS TRABAJOS DE LA EXPEDICIN CIENTFICA DE LA UNIVERSIDAD DE YALE


INFORME ELEVADO POR EL DOCTOR JOSE GABRIEL COSIO1 nforme elevado al Ministerio de Instruccin por el doctor don Jos Gabriel Cosio, Delegado del Supremo Gobierno y de la Sociedad Geogrfica de Lima, ante la Comisin Cientfica de 1912 enviada por la Universidad de Yale, acerca de los trabajos realizados por ella en el Cuzco y Apurmac.

Seor Director General de ploraciones y estudios en los deInstruccin: partamentos Cuzco y Apurmac. En cumplimiento de la ltima Por resolucin Suprema de 17 parte de la referida resolucin elede agosto del presente ao, cuyo vo al Supremo Gobierno, por el tenor lo conoc un mes despus rgano de US, el presente inforde su fecha, fui honrado en el car- me acerca de los datos obtenidos go de Delegado del Gobierno por aquella y de los diferentes espara acompaar la expedicin tudios y exploraciones que ha reacientfica enviada por la Universi- lizado, segn el programa que ha dad de Yale, la que ha hecho ex- servido de base a sus trabajos. Al

1 Cuzco, a 21 de diciembre de 1912. El Delegado del Gobierno. Jos Gabriel Cosio. Publicado en la Revista del Museo e Instituto Arqueolgico N 19 Universidad Nacional del Cuzco, de Julio de 1961.

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Sobre los trabajos de la expedicin cientfica de la Universidad de Yale

hacerlo, creo que no ser ocioso ni intil para la cultura del pas y para las Instituciones que tienen a su cargo cuidar por el conocimiento de nuestro pasado y por el desarrollo de los conocimientos histricos, descuidados, por desgracia, saber la clase de trabajos y estudios en que han estado empeados los de la comisin de Yale y los datos por ella obtenidos en los cinco meses que ha durado la expedicin. El 18 de setiembre, como oportunamente avis a US., me incorpor en la comisin yanqui, parte de la cual haca trabajos de exploracin en el valle del Cuzco. El 27 del mismo mes sal para MachuPicchu, la nueva ciudad antigua cuya fama actual es todava poca para su inapreciable significacin arqueolgica, donde permanec quince das presenciando la limpieza de los edificios y las excavaciones que se hacan, desde dos meses antes de mi llegada. Despus tuve que visitar las regiones de Vilcabamba, Pucyura y Arma, regresar al Cuzco para inspeccionar los trabajos del Gelogo y del Ostelogo de la Comisin y pasar a Ayusbamba, propiedad particular situada en la provincia de Paruro, en la cual se han hecho excavaciones con resultados de que tendrn que sacar gran provecho la Ciencia y la Historia Americana, pues los restos fsiles hallados en ese lugar, correspondientes al mastodonte y al caballo primitivo, son datos muy reveladores acerca de la formacin geolgica de estas regiones y de su antigedad. No obstante de que la Comisin haca trabajos en diferentes lugares, distantes unos de otros hasta 50 leguas, he procurado, en cuanto me ha sido posible ver y presenciar sus labores y tomar nota de sus resultados.

Director: Dr. Hiram Bingham, pro fe sor de His to ria de SudAmrica en la Universidad de Yale. SubJefe de la Comisin: Sr. K. C. Helad, Ingeniero de Minas. Ostelogo y Etnlogo: Sr. Jorge F. Heaton. Gelogo: Sr. Herbert E. Gregory. Ingeniero Arquelogo: Sr. Ellwood Carlos Erdis. Topgrafos: Sres. Alberto H. Bumstead, Jefe de la Seccin; Roberto Stephenson, Paul Osgood Heardy, Joseph Prescott Little, Carlos A. Duque, Ingeniero cuzqueo, recibido en la Universidad de Notre Dame de Indiana. Doy a conocer en seguida el programa conforme al cual la comisin ha verificado sus estudios, para informar sobre los resultados obtenidos en cada una de las secciones que l comprende: La expedicin cientfica de 1912 est organizada por la Universidad de Yale, una de las primeras, sino la primera, entre los doscientos grandes Colegios y Universidades de los Estados Unidos de NorteAmrica, y por la Sociedad Nacional Geogrfica que cuenta con 135,000 miembros, y la cual es una fuerza primaria para el desarrollo de los conocimientos geogrficos, arqueolgicos, etc. en el nuevo Mundo. El fin de la comisin es realizar estudios geogrficos y antropolgicos en el Per y continuar los trabajos hechos por la comisin de 1911, utilizando sus descubrimientos y haciendo nuevas exploraciones. El programa de los trabajos es el siguiente: Topografa: I. Hacer un mapa topogrfico del valle del Cuzco en la serie de INTRODUCCIN una pulgada por milla y la lnea de El personal de la Comisin de altura de cien pies. la Universidad de Yale ha sido el II. Unir el plano de Vilcabamsiguiente: ba levantado en 1911 con el de
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Abancay y Caman hechos en el mismo ao. III. Hacer el plano de Vilcabamba, al norte del Cuzco, con exclusin de los valles de Urubamba y del Apurmac. Parte de este plano fue levantado por el topgrafo de la comisin seor Hendriksen, que no lo pudo concluir por las dificultades que encontr en los caminos. Se agotar todo esfuerzo para concluir el mapa de Vilcabamba, con designacin de los pueblos y sitios antiguos que se harn en lo posterior. IV. Hacer planos de los caminos de Vitcos, la capital de los Incas, a las dems poblaciones del Per. V. Descubrir e identificar los lugares mencionados en las crnicas espaolas y en las ms antiguas leyendas del Per, especialmente los sitios que se refieren a los 35 aos del Reino de los Incas despus de la llegada de Pizarro, en muchos de los cuales han variado los nombres, siendo necesario identificarlos por el estudio detenido de su situacin y la de sus alrededores. Geologa: I. Hacer un detenido estudio del valle del Cuzco y sus cercanas, con referencia especial de los depsitos glaciales en los que se hallaron huesos humanos en 1911. II. Hacer iguales estudios en el valle de Vilcabamba para completar con los ya realizados. Meteorologa: I. Fundar y dotarlas convenientemente, estaciones meteorolgicas en el Cuzco y Santa Ana, para hacer obser vaciones continuas durante nueve a diez aos, las que sern completadas con las que se hagan en todos los lugares posibles. Patologa: I. Estudiar las enfermedades ms comunes en los lugares visitados. II. Estudiar los efectos producidos por el uso de la coca. 25

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Osteologa: I. Estudiar la quebrada de Ayahuaycco donde se encontraron depsitos de huesos humanos y de animales en 1911. II. Hacer una coleccin de materiales osteolgicos, no slo del Cuzco, sino de Vilcabamba. Estudios de Vilcabamba: I. Hacer estudios de la regin de Vilcabamba entre los ros de Apurmac y Urubamba. Antropologa: I. Fotografas y medidas de los tipos nativos en todas las regiones visitadas, con preferencia especial de los grupos ms importantes. II. Acopiar materiales para un estudio sobre la distribucin de tipos de desconformacin de crneos. Arqueologa: I. Hacer una completa investigacin en el Cuzco y sus cercanas y entre el Cuzco y Ppisacc, describiendo todo material arqueolgico que se encuentre. II. Continuar la investigacin de las ruinas descubiertas en el ao pasado. III. Penetrar en el interior del valle de Pampaconas para ver si se pueden hallar mas ruinas incaicas. PROGRAMA DE LA COMISIN Como se ve, el plan de la Comisin de la Universidad de Yale ha sido amplio y complejo y ha abarcado diversos campos de estudio y una extensin grande en la comprensin territorial de los Departamentos del Cuzco y Apurmac. El doctor Hiram Bingham, director de la expedicin, es la tercera vez que realiza exploraciones histricas en el departamento del Cuzco, especialmente, y en otros territorios de la Amrica espaola. Pues primero hizo, en 1909, un viaje a caballo del Cuzco a Lima, y entonces visit las celebradas ruinas de Choqqueqquirau, situadas sobre el ro Apurmac y acerca de las cuales escribi un fo26

lleto descriptivo que debe conocer el Gobierno, y el cual lo tradujo al castellano el doctor Alberto A. Giesecke, Rector de la Universidad del Cuzco; despus regres, en 1911 trayendo seis miembros comisionados por la Universidad de Yale para hacer mapas topogrficos de las distintas regiones histricas del Departamento, como el que se hizo desde el Cuzco, siguiendo la ruta de la Cordillera, hasta el Ocano Pacfico, del valle del Cuzco y del Vilcanota hasta el sitio denominado Mandorpampa, a 25 leguas de aquella ciudad y junto al cerro donde se hallan las ruinas de Machupicchu; explorar los lugares donde pudieran existir poblaciones y restos precoloniales; estudiar las enfermedades de los aborgenes y sus deformaciones fsicas y hacer una coleccin de los insectos raros en los valles de Apurmac y el Vilcanota. En este segundo viaje lleg el doctor Bingham al cerro de Machupicchu, en el camino del Cuzco a Santa Ana, distante de esta ciudad 27 leguas, y conoci la notable poblacin preincaica de ese nombre de la cual ilegtimamente se dice descubridor, como informar a US. ms despus, al tratar especialmente de los trabajos que los de Yale han hecho en este importantsimo lugar. Los trabajos de expedicin de 1912 enviada por la Sociedad Geogrfica Nacional de Estados Unidos de NorteAmrica y la Universidad de Yale, han sido, pues, complementarios y una continuacin de los realizados por la expedicin de 1911, que la presidi el mismo doctor Bingham, que ha viajado con iguales propsitos alrededor de SudAmrica. TOPOGRAFA En la seccin de Topografa, la comisin ha realizado los siguientes trabajos, cuya copia creo que el Gobierno peruano tiene el derecho de exigir, ya que no se le ha facilitado a su Delegado, como l la

solicit de aquella, por falta de tiempo. El Jefe de los topgrafos, seor Bumstead y sus ayudantes, Ard y Little, han levantado un mapa topogrfico, en una distancia de 85 leguas, desde la ciudad de Abancay, siguiendo la hoya del Apurmac, y en la escala de distancias y alturas sealada en el programa, hasta el sitio denominado Pasaje, en el mismo ro; de aqu han continuado el mapa en direccin recta hacia Santa Ana, capital de la provincia de la Convencin, pasando por regiones, como Huarancalla, Arma, Choqquetira y Cho que saf fra, Vil ca bam ba e Idma; es decir sin tocar las hoyas del ro Vilcanota y del Vilcabamba. El mismo topgrafo levant el mapa de Rosaspata, sitio que comprende un interesante grupo de los restos antiguos donde cree el doctor Bingham haber encontrado la tradicional e importante ciudad de Vitcos, ltima residencia de la ilustre progenie de los Incas, y en la cual sobrevinieron los ritos y las leyes de los hijos del Sol hasta el ao de 1571, en que gobernaba el Per don Francisco de Toledo, Marquez de Oropeza. Este mapa comprende tambin, la actual poblacin de Pucyura, comprensin del distrito de Vilcabamba de la provincia de la Convencin y sus alrededores, en una milla de extensin, fue hecho especialmente para ilustrar la obra que el doctor Bingham piensa escribir sobre Rosaspata, que est a un kilmetro de distancia de Pucyura, a ms del folleto que sobre este mismo tpico acaba de publicar en los Estados Unidos. El Ingeniero SubJefe de la comisin, seor Helad acompaado del ingeniero cuzqueo, seor Carlos Duque, recibido en la Universidad de Notre Dame y agregado a la comisin de Yale, levant un plano especial de Choqqueqquirau, en el valle del Apurmac, y donde existen restos de una po-

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Sobre los trabajos de la expedicin cientfica de la Universidad de Yale

blacin incaica, visitada, como dije antes, por el doctor Bingham en 1909. Todos los mapas contienen la designacin de alturas de los pueblos, y especialmente de las sierras y montes ms elevados. El mapa topogrfico del Cuzco y toda la parte comprendida en la semicuenca del Huatanay y en el valle de Huancaro y la quebrada de Ayahuaicco, hasta el pueblo de Oropeza, a cinco leguas de la ciudad, donde el Huatanay se une al Vilcanota, lo han hecho con la misma escala de distancias y de alturas que el de Vilcabamba, los topgrafos Bumstead y Stephenson. ltimamente, en los das del mes de noviembre, los comisionados de Yale, animados por los valiosos hallazgos de numerosos restos fsiles de animales gigantescos encontrados por los seores doctor don Alberto A. Giesecke y doctor don Romualdo Aguilar en la hacienda Ayusbamba de la provincia de Paruro, propiedad del seor Emeterio Calvo, fueron a este lugar, en nmero de cuatro: un gelogo, un ostelogo y dos topgrafos, a hacer estudios en esa regin y practicar algunas excavaciones. Los ingenieros Helad y Duque, levantaron el mapa de la quebrada y sus alrededores, donde se encontraron huesos fsiles, y el ostelogo excav durante slo dos das con el resultado que se dir al hablar de la seccin de Osteologa.

Sairy Ttupac, Ttitu Cusi y Ttupac Amaru, despus del desastre de Cajamarca, estudios que, necesariamente, tendrn que llamar la atencin del mundo cientfico y mostrar un punto claro en los fastos de nuestra Historia Colonial. Estas exploraciones, y sus primeras consiguientes deducciones, las hizo el doctor Bingham en su expedicin de 1911, pero las ha completado y confirmado con las nuevas investigaciones realizadas en el presente ao. Casi todos los historiadores y cronistas espaoles de la poca colonial hablan de Vilcabamba como de la ltima sede donde los descendientes de la estirpe Incaica gobernaron a los sbditos que les siguieron a su destierro y a los habitantes de esa montuosa regin. Garcilaso de la Vega, en el Captulo VII del Libro II de la segunda parte de los Comentarios Reales, refiere la infortunada muerte del Inca Manco en Vilcabamba, a manos del espaol Gmez Prez, a quien bondadosamente ampar en sus dominios, aunque, segn una relacin annima, el victimario fue Diego Mndez, tambin espaol. El agustino Calancha, en la Crnica Moralizada de su Orden, al referir las predicaciones de Fray Marcos Garca y Diego Ortiz, que se internaron en Vilcabamba durante el reinado de Ttitu Cusi, de quien sin embargo no hace mencin Garcilaso de la Vega, dice que el Inca Manco se intern en los IDENTIFICACIN DE VITCOS Andes de Vilcabamba, despus Uno de los actos ms interesan- de haber alborotado el reino, tes de la expedicin de la Universi-don de se for ti fi c cor tan do dad de Yale, y particularmente de puentes, cerrando pasos y posu Director, doctor Bingham, son niendo sobre montes y laderas los estudios de identificacin de ejrcitos de indios que derribalos lugares mencionados por la ban galgas y multitud de medias tradicin y por las crnicas espa- peas, hacan imposible el pasaolas del siglo XVI y del XVII, je, recogan espaoles que delincomo teatro de los acontecimien- cuentes se valan de su amparo, tos que se realizaron en las regio- obligndoles a que fuesen enenes de Vilcabamba, durante el ef- migos declarados contra nuesmero gobierno de Manco Inca, tros Reyes.
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Hasta Vilcabamba entraron tambin, sin obtener el resultado que apetecan, de apresar y sacar al Inca de sus dominios, Gonzalo Pizarro y Rodrigo Ordez. Cieza de Len en La Batalla de Salinas y Baltazar de Ocampo de una exposicin al Rey de Espaa, hablan tambin de Vilcabamba y de Vitcos, especialmente, como del centro principal del Gobierno de Manco II y sus sucesores, y como teatro de salteamientos, robos y asesinatos perpetrados por los indios rebeldes en esos profundos valles, en la persona y bienes de los espaoles que caan en sus manos. Es verdad que el nombre de Vilcabamba designa hoy un distrito de la provincia de la Convencin, y, particularmente, una poblacin a 50 leguas del Cuzco, que en los tiempos del coloniaje fue un centro minero de gran importancia, donde actualmente se explota una mina de oro, aunque en escala reducida; pero tambin lo es que no se conservan hoy muchos nombres consignados en las Crnicas, como Vitcos y Vticos, las provincias de Manaries, Momeris, Sapacarias y otros que formaban los dominios de los Reyes de Vilcabamba. Y este olvido ha hecho que sea difcil, y muchas veces imposible, identificar esas localidades y ubicarlas convenientemente, como ha sucedido con Vitcos, residencia de aquellos. Antes que hubiese visitado el doctor Bingham la regin de Vilcabamba, en toda su extensin, conocido en todos sus detalles geogrficos y llegado hasta las ruinas de Rosaspata, frente a Pucyura, al sitio de usttaccHisppanan, cerca de aquellas, IncaccHuaraccanan, en Lucma, capital actual del distrito de Vilcabamba se estaba generalmente en la seguridad que la Vitcos de los cronistas era Choqqueqquirau, en el Apurmac, y as lo aseveran el seor Raimondi que hizo un estudio minucioso de esas ruinas y re28

corri Vilcabamba y el seor Paz Soldn en su Geografa, opinin que al principio, en 1909, particip, aunque tibiamente el doctor Bingham, quien, sin embargo, para que la identidad del lugar con las diferencias historiales, fuese completa, advirti que faltaban algunos detalles. Como el mismo lo dice, esas ruinas no eran tan suntuosas ni parecan dignas de la residencia de Reyes Incas. El motivo que hizo pensar a muchos que Choqqueqquirau era Vitcos, fue la etimologa de este nombre, que significa Cuna de Oro, y que parece coincidir con la narracin de Cieza de Len, cuando afirma que el Inca Manco se fue a Vitcos con todos sus tesoros y cargas de ropa, aunque agrega que Vitcos estaba situada en la regin de Hunuco. Pero, para que Choqqueqquirau fuese Vitcos, faltaba aquel clebre detalle, que consigna Calancha, de una piedra blanca encima de un manantial, junto al Palacio del Sol edificado en Chuquipalpa, cerca de Vitcos, mochadero principal y predilecto de los indios, donde segn firme creencia de stos, se pareca al demonio con su legin de servidores. La piedra, que dice Calancha, estaba sobre un manantial y veneraban el agua como cosa divina, era demonio (el que all estaba) cruelsimo, pues en dejando de adorarlo, los mataba o hera, haca notables daos y horribles asombros y as era temido de todos y le venan a ofrecer ddivas y sacrificios de lejanas distancias y de los pueblos ms retirados de las montaas. Los padres agustinos Marcos Garca, que tena la misin de Pucyura, y Diego de Ortiz, a quin el Inca Inti Cusi le confi para adoctrinar el pueblo de Huarancalla, lograron ahuyentar el demonio en ceremonia solemne, que Calancha relata con pormenores, por supuesto inverosmiles, y llevado por la obsesin y fervor religioso que le hace ver hasta el huir de los espri-

tus diablicos, dejando el adoratorio o hua ca, lla ma do YURACRUMI (Piedra Blanca) libre de la terrfica influencia que le converta en un lugar de ferviente adoracin, aunque los padres misioneros tuvieron que sufrir la persecucin y el martirio cruel inflingido por las manos de los mismos indios, a quienes haban convertido; pues el padre Garca fue arrojado de Pucyura a pedradas, y el padre Ortiz, despus de afrentosa y dura va crucis, fue atravesado en un palo, a raz de la muerte de Ttitu Cusi, la cual se atribuy al ahuyentamiento del demonio de su residencia de YuracRumi. Adems, en Choqqueqquirau, parecen no existir los suntuosos edificios, cuyos dinteles son de mrmol segn refiere Ocampo al hablar de Vitcos. Posteriormente el doctor Bingham, despus de haber conocido la gran poblacin antigua de Machupicchu, donde todas las construcciones son de piedra blanca y hay suntuosos y admirables palacios primorosamente hechos y donde lo montuoso e inaccesible del lugar, hacen pensar en un refugio seguro buscado por un pueblo vencido, crey haber hallado la celebrada Vitcos, mucho ms que las ruinas se encuentran a una jornada de la entrada del valle de Vilcabamba; pero, con todo, faltaba el MOCHADERO de YuracRumi, la enorme piedra blanca situada sobre el sagrado manantial, pues en Machupicchu no hay absolutamente agua, ni menos una roca que, por sus dimensiones y el color de la piedra haga pensar en aquella huaca. GEOLOGA En un viaje que, tambin en 1911, realiz el doctor Bingham por toda la regin de Vilcabamba, penetrando casi hasta los valles de San Miguel, donde comienza la regin habitada por los salvajes, conoci el sitio que actualmente se llama Rosaspata, una colina am-

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plia rodeada de andenes y que da vista a las regiones de Vilcabamba y donde existen restos de casas, de una plaza, junto a la cual existen los muros de un gran palacio cuyos dinteles son de piedra blanca delicadamente labrada, y la vista que se tiene desde all abarca toda la cordillera nevada de Vilcabamba y sus alrededores, coincidiendo esto con lo que dice Baltazar de Ocampo de Vitcos: que estaba situada en la cumbre de una elevada montaa, desde la cual abarcaba la vista de una gran parte de Vilcabamba. Dentro de la misma colina de Rosaspata, a alguna distancia del sitio donde existen los restos de construcciones, hall el doctor Bingham la piedra que actualmente llaman los indios USTTAC-HISPPANAN, una inmensa roca errtica de 52 pies de largo, 30 de alto y 25 de ancho, rodeada de otras piedras de menores dimensiones pero talladas, con asientos y al parecer pequeos Intihuatanas; la piedra es blanca y debajo de ella hay un manantial, hoy pantanoso, de donde sale un chorro de agua que corre por el declive de la colina, por una acequia muy antigua. El doctor Bingham crey haber hallado la memorable Vitcos, puesto que haba logrado encontrar todos los detalles consignados por los cronistas al hablar de este pueblo. En la expedicin de este ao, volvi a Rosaspata, hizo limpiar la piedra colocada sobre el manantial que estaba cubierto de malezas y lleno de pantano, realiz nuevos estudios del palacio, casas y muros, y se confirm en su prime ra opi nin de que ROSASPATA era VITCOS. Yo, en cumplimiento de la comisin recibida del Supremo Gobierno, llegu y visit Lucma, Pucyura, Rosaspata, Huancancalle y Arma, en el valle de Vilcabamba, y pude constatar datos referidos por el doctor Bingham. Efectivamente: Rosaspata est frente a Pucyura, rodeado de los ros

Andenes, por un lado, Huadquia por otro y el Vilcabamba por el frente; tiene un hermoso plano lleno de vegetacin rodeado de andenes y en toda su extensin hay paredes, puertas y restos en su mayor parte de piedra blanca, de casas, palacios y templos. En la parte ms prxima a Pucyura existe la fachada de una casa, dando frente a un llano extenso, con seis puertas hechas con sillares regulares y delicadamente unidos, tiene de frente 166 pies de largo y 33 de ancho. Ascendiendo de este sitio se ve una hermosa playa a cuyo trmino todas estn en pie los restos de un gran palacio del que la comisin hizo un plano; tiene 245 pies de largo y 43 de ancho con 15 puertas de frente y otras 15 en la parte posterior; las puertas de cada divisin son notables y superiores a las de Machupicchu, con ser stas tan importantes, siendo casi todas ellas puertas de granito blanco, lo que pudo hacer pensar a Ocampo en que las construcciones fue ron de mr mol. Hay, como en Ollantaytambo y Machupicchu, algunas alacenas o nichos y clavos de piedra cilndricos que sobresalen de la pared. Cerca de estos restos y en su parte posterior quedan otros de 12 o 13 casitas de 16 a 10 o 40 pies de extensin, y cuyos materiales, como la ejecucin, no son tan notables como en las anteriores piezas. Hacia el ro Huadquia, se encuentra la c le bre pie dra YURACRUMI, o usttachisppanan, sobre un manantial, rodeada de una piedra blanca delicadamente pulida y en la cual se han labrado, sobresaliendo de la base 30 centmetros, unos clavos cuadrangulares que semejan asientos o intihuatanas, que dan frente al manantial. Naturalmente que este sitio tiene todas las apariencias de una huaca o adoratorio en que se renda culto al agua que brota debajo de la roca, que por sus dimensiones fue considerada como 29

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un objeto sagrado, puesto que los mochaderos existentes en todos los lugares histricos estn siempre junto a rocas y yacimientos de piedras. La opinin del doctor Bingham parece estar comprobada por muchos datos de valor, principalmente por el dato geogrfico de la regin de Vilcabamba que coincide en todo con la narracin de los cronistas, principalmente de aquellos que la recorrieron, como Figueroa Rodrguez. Segn Calancha, del Cuzco a Vilcabamba hay 50 leguas, y esta distancia es efectiva, si se tiene en cuenta que el camino seguido antiguamente debi ser el de Huiro, pues el que actualmente se lleva por Torontoy, se ha abierto hace pocos aos. Lo que podra considerarse, bien sea como inexactitud de Calancha, que no conoci Vilcabamba, o como una indeterminacin del nombre, es la afirmacin de aquel cuando al hablar del viaje del padre Marcos Garca a aquellos valles, de su representacin al Inca y del pueblo que le confi para su predicacin, dice: Lleg despus de varios trabajos a la presencia del Inca, que lo recibi enojado, sintiendo tanto el ver que podan entrar espaoles a sus retiros, como verdadero predicador contra sus idolatras en su pueblo. Fuese ganando la voluntad el padre fray Marcos, y tuvo licencia para predicar con lo que solt la capa y despleg el estandarte de la F. Edific iglesias dos jornadas largas de Vilcabamba, en Pucyura, pueblo en que el Rey Inca tena su corte, sus ejrcitos, siendo ste el primer templo de Pucyura a Vilcabama, es decir al pueblo de este nombre, slo hay dos leguas y no dos jornadas como asevera el cronista, a lo que slo podra asentirse si se trata de algn otro pueblo lejano del mismo valle que hubiese tenido este nombre, hoy variado, puesto que segn aquel mismo religioso, la extensin de los dominios de los 30

Incas refugiados era de 200 leguas. La palabra Vilcabama se presta a otras muchas hiptesis, porque actualmente hay ms de cinco poblaciones situadas en distintas regiones, que tienen esta misma denominacin. Pero fuera de esta pequea diferencia, todos los dems datos son exactos. El pueblo de Pucyura existe actualmente sobre el ro de Vilcabamba. Los indios conocen con el nombre de Chuquiquipallpa las inmediaciones de Rosaspata, donde segn los cronistas estuvo Vitcos. Con el mismo nombre de Choqquechaca (Puente de oro) se conoce hoy un puente de palos atravesado sobre el ro Vilcabamba al principio de este valle, y segn Garcilaso, Calancha y otros el sitio mencionado era el comienzo de los dominios de los Incas de Vilcabamba, y desde el cual se enviaban mensajeros anunciadores ante el Monarca, cuando iban algunas comisiones encargadas de tratar con ste obligndole a salir, como sucedi con Sairi Tupacc Garcilaso, copiando la versin del Palentino dice, en el captulo IX del libro VIII de la segunda parte de los Comentarios: Venidos, pues, al Cuzco, trataron el licenciado Muoz y la doa Beatriz, que se fuesen delante los embajadores con su hijo Juan Sierra, al Inga y que quedasen atrs (y en esta parte asegura), el fraile y Betanzos. Y as, siendo de este acuerdo, partieron del Cuzco, tres das antes, el fraile y Betanzos, diciendo aguardaran en el camino. Empero queriendo ganar la honra de primeros embajadores de esta hasta el puente que llaman Choqquechaca, donde comienza la jurisdiccin del Inca. La regin donde estn Lucma, Pucyura, Huarancalla y otros lugares, es muy montuosa, estrecha y atravesada por ms de doce torrentes de lecho pedregoso y pendiente, y cuyo paso se hace imposible con las lluvias y los aluvio-

nes, circunstancias muy favorables para una larga resistencia de parte de los sitiados o perseguidos, que hallan por all seguro refugio, como ocurre hoy mismo en que los que quieren sustraerse del servicio militar o de la accin de la justicia se pierden en esas montaas. Ocam po ha bla de Oya ra como de un sitio al cual le llev al Inca prisionero, cuando el Virrey Toledo hizo capturar a TupacAmaru, y Oyara se llama actualmente uno de los vallecitos situados entre Pucyura, al Norte y Paltaibamba, al Sur. Calancha al referir la llegada a Vitcos del mrtir agustino Diego de Ortiz, dice: Dile licencia el Inga, mostrando placer de acudir a su ruego, y escogi el pueblo de Garancalla, que era populoso, y tena estilage para acudir a otros pueblezuelos y reducciones, en cuyo medio estaba Guarancalla dos o tres jornadas haba de distancia de un convento al otro. En la actualidad hay dos pueblos, uno Huarancalla, a un kilmetro y medio de Pucyura, y Huarancalqui, a diecisis leguas del mismo. La distancia de dos jornadas que asigna Calancha a Guarancalla, parece indicar que la doctrina del padre Ortiz fue la actual aldea de Huarancalqui, y la variacin en el nombre puede explicarse fcilmente por el trastorno de las slabas en su pronunciacin. Cerca de Rosaspata, antes de pasar el ro Huadquia, se ven tambin algunas piedras, pozos y vestigios de un antiguo laboreo de minas, y de l habla Ocampo haciendo referencia a un minero llamado Albornoz, y Calancha de un Romero, que hall y explor unas minas de oro. An existe un dato ms en apoyo de la tsis del doctor Bingham. Sabido es que el Inca TtituCusi gobern por los aos de 1568 y habit un pueblo llamado Pampaconas, ms all de Vilcabamba, donde estn an fechadas las dos

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cartas que escribi este Inca al Prior del Convento de los Agustinos del Cuzco, como aparece de la publicacin que hace don Gabriel de Crdenas, en el prlogo de la segunda edicin de los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. Pampaconas existe en un valle montaoso a dos das de jornada de Vilcabamba, y a la cual se llega por caminos pantanosos llenos de dificultades. El seor Bingham en sus continuas excursiones por ese valle y por el de Concebidayoc, impulsado por la idea de que existen todava, restos de poblaciones incaicas en la regin montaosa, ms al anterior de Pampaconas, hall en un llano montuoso, que hoy se conoce con el nombre de EsprituPampa, las ruinas de una pequea poblacin evidentemente incaica, muy parecidas, en los rasgos ms generales, a las construcciones de Choqqueqquirau. Son, poco ms o menos restos de 45 casas hechas con piedra mezclada con barro y arcilla, y provistas de alacenas o nichos y de clavos salientes de piedra. Este sitio, segn el doctor Bingham, pudo ser la resistencia del Inca TtupacAmaru, pues, segn refiere Figueroa Rodrguez, cuando una comisin de espaoles fue en nombre del Virrey a obligarle a salir de Vilcabamba, aquel recibi a los comisionados en una pampa, afuera de la poblacin en que habitaba. Y por all seguramente huy TtupacAmaru de la persecucin de Martn Garca Loyola, comisionado por el Virrey don Francisco de Toledo para aprisionar al Inca y conducirlo al Cuzco, como hizo el Marquz de Caete con Sairi Ttupac. El doctor Bingham ha identificado el sitio denominado Salto de Loyola, de que se ocupan algunos cronistas, y el cual hoy tiene un nombre ms breve por la adulteracin que ha re ci bi do del vul go in d ge na

que habita en esas muy apar tadas regiones, y que ignorante del castellano corrompe las palabras de este origen. El sitio mencionado ya colinda con los valles y montaas habitados por tribus salvajes. Tanto Garcilaso de la Vega, en la segunda parte de sus Comentarios Reales, como Cieza de Len en la Batalla de Salinas, dicen que el camino ms frecuentado a Vilcabamba fue el que conduce por la va de Guamanga, que por la hoya del Vilcanota, por ser aquella de ms cmodo y fcil trayecto, y actualmente hay un camino muy transitado por Ayacucho a Vilcabamba, por el cual se hacen transacciones comerciales, aunque en pequea escala, entre las poblaciones del Departamento de Ayacucho y la provincia de Andahuaylas, con las muchas poblaciones esparcidas en las quebradas de Arma, Huarancalqui y Pampaconas, atravesando el Apurmac por el lugar llamado El Pasaje y penetrando en Vilcabamba des pus de atra ve sar la APACHETA de Chucuiton, a 15 mil pies sobre el nivel del mar. Hoy todava se v en muchas partes el camino incaico, marcado con las piedras que son la seal de las vas de este orgen. El Apurmac por esta regin puede atravesarse por tres puntos distintos, lo que confirma la facilidad con que los indios sbditos del Inca de Vilcabamba, podan asaltar a los viajeros que iban del Cuzco a Lima o al contrario, segn refieren uniformemente los cronistas. He aqu las conclusiones a que ha llegado el doctor Bingham respecto a la identificacin de Vitcos y Vilcabamba, despus de pacientes investigaciones y de deducciones rigurosas: 1) Tenemos la afirmacin de Calancha, de que cerca de Vitcos haba un templo del Sol, en el que haba una roca blanca sobre un manantial de agua. 31

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2) La descripcin de Vitcos por Ocampo, como un lugar situado en la cumbre de una elevada montaa, desde la cual abarcaba la vista gran parte de Vilcabamba. 3) La descripcin que hace Ocampo del palacio de Vitcos de mencionar que las puertas, tanto las principales como las dems, eran de mrmol blanco hermosamente tallado. To das es tas afir ma cio nes coinciden con las condiciones de Rosaspata. Cerca de all se encuentran las ruinas de un antiguo edificio, en el que existe una gran roca blanca sobre un manantial de agua: las ruinas de Rosaspata se encuentran en la cumbre de una elevada montaa o colina desde la que se percibe una her mosa perspectiva en todas direcciones, y se extiende hacia picos nevados, tanto al norte como al sur; las ruinas de Rosaspata a diferencia de las de Machupicchu, son notables porque tienen dos clases de puer tas, principales y corrientes, y las puertas son esmeradamente talladas en granito blanco, en tanto que las puertas de Machupicchu no son tan her mosas como el resto de la construccin, y no atraen la atencin de manera particular. Con respecto al templo del Sol, encontramos: 1 El nombre de Chuquipallpa, que todava se aplica a la vecindad de usttachisppanan. 2 El nombre de Pucyura que todava se da a la aldea donde existe una antigua Iglesia bastante grande a corta distancia de usttachisppanan. 3 Cerca de Pucyura existen los restos de una fundacin para acuar metales. 4 Y lo que es ms importante de todo, usttachisppanan contiene las ruinas de edificios de carcter claramente incaico, que circundan una gran roca blanca situada sobre un manantial de 32

agua, cosa poco comn. Ms an esta roca tiene en sus talladuras marcos que indican que en tiempos remotos fue indudablemente objeto de veneracin. Estos indicios me han infundido la conviccin de que en usttachisppanan se encontraba el santuario llamado YuracRumi, el principal mochadero de los indios de Vilcabamba, y que Vitcos, la capital del ltimo Inca, se encontraba en Rosaspata. La comisin de Yale contaba entre sus miembros al notable gelogo americano, doctor don Herbert Gregory, decano de la seccin de Geologa de la Universidad de Yale, quien ha realizado exploraciones en el valle del Cuzco, a partir de la quebrada de Huancaro hasta Oropeza, en la confluencia del Huatanay con el Vilcanota, recorriendo las alturas de San Sebastin y San Jernimo y levantando mapas y planos de las regiones ms principales, y en el valle de Ayusbamba, provincia de Paruro, sobre el ro Apurmac y muy cerca de Paccarectambo y MaukcaLlacta (Pueblo Viejo), donde, como manifest ms adelante, se han hallado abundantes restos fsiles de elefantes, mastodontes, megaterio y del caballo primitivo, esparcidos casi a ras del suelo y en un terreno que, segn opinin del gelogo, que confirma la primera asercin del doctor don Miguel Corazao, Catedrtico Adjunto de la Universidad del Cuzco, fue el lecho de un antiguo lago. El seor Gregory ha recogido una buena coleccin de piedras y tierras de todos los lugares visitados por l y ha tomado apuntes numerosos para aprovecharlos en el estudio que debe de hacerse en la Universidad de Yale. Sus opiniones confirman asimismo la del doctor Bingham, sobre la Geologa del Cuzco, emitida en el discurso que pronunci al incorporarse como miembro honorario de la Facultad de Le-

tras de la Universidad del Cuzco. Refirindose el Director de la Comisin de Yale al hallazgo de un hueso fsil hecho el ao pasado en la quebrada de AyaHuaicco (Quebrada de cadveres), dice as: Creo que su historia (la del Cuzco) es ms larga y que principia miles de aos antes que la de cualquier otro pueblo de Amrica. No hay ninguna ciudad que para el historiador, el anticuario, o el arquelogo tenga tanto de interesante como el Cuzco. El primer descubrimiento que hicimos fue probablemente de los huesos fsiles debajo de una capa de 80 metros de arcilla glacial, en la quebrada de Ayahuaicco. Mezclados con los restos humanos haban huesos de bisonte, de un lobo y una llama. No puede haber cuestin sobre hechos claros por lo que a la estratificacin respecta. Sin embargo se necesitar un examen ms detenido de la regin en donde se han encontrado los referidos huesos antes de que podamos hablar de manera ms concreta de la edad que tienen Los huesos encontrados cerca de la ciudad del Cuzco son contemporneos de las compactas arcillas dentro de las cuales fueron encontrados. Estaban dispuestos en la forma de un lente que tuviese 10 pies de largo por seis pulgadas de espesor. Primero por la disposicin que tenan los unos huesos con respecto a los otros. Segundo por sus relaciones con las capas que las cubran; y Tercero, por su desgaste. De aqu que el conocimiento de esas capas en cuanto a su edad vengan a ser un factor crtico en la interpretacin. Luego de hecho un detallado estudio geolgico de la parte superior de la hoya del Cuzco, con referencia especial a las formas glaciales, se puede llegar a la conclusin: 1 que estas capas pertenecen a las series glaciales; 2 que los huesos fueron depositados durante el perodo

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de aluviones pronunciados; y 3 que desde cuando estuvieron en aquel lugar los huesos, se deposit sobre ellos una capa de arcilla de 75 a 100 pis que los ha tenido sepultados, y ha quedado ms tarde derrumbado en parte La edad de los restos vertebrados puede calcularse aproximadamente desde 20,000 a 40,000 aos. Los estudios del gelogo de la comisin de 1912 han sido una continuacin de los que se hizo por la comisin de 1911, en que se realiz un trabajo de ese gnero, desde el encuentro del ro Urubamba con el Jipia ms abajo del pongo del Mainique, siguiendo el meridiano 73 oeste de Greenwich, hasta llegar al puerto de Caman en la costa del Pacfico. El seor Gregory no sali a los valles de Vilcabamba a hacer los estudios consignados en el programa. METEOROLOGA Segn el programa de los de la comisin de Yale, debi equiparse estaciones meteorolgicas para hacer obser vaciones, en el Cuzco y Santa Ana durante 9 a 10 aos; pero el doctor Bingham ha hecho arreglos con el gerente de la Inca Mining para que durante cinco aos se encargue la compaa de realizar dichas obser vaciones, instalando las tres colecciones completas meteorolgicas, que le ha entregado, en los lugares ms a propsito, y uno especial en Santa Luca, a 13,000 pies; todo por cuenta, y para transmitirlo a la Universidad de Yale que ser el centro de todos los estudios que han de hacer con los datos acopiados por la expedicin. OSTEOLOGA Uno de los primeros ostelogos de los Estados Unidos de Norte Amrica, al decir del doctor Bingham, el seor Jorge Eaton, profesor del ramo de la Uni-

versidad de Yale, ha sido el encargado de recolectar materiales en los yacimientos del Cuzco, Machupicchu, Choqqueqquirau y Ayusbamba, para la seccin de Osteologa, con resultados favorables. En el mes de junio, hall en la quebrada de Huancaro un hueso fsil correspondiente a un animal gigantesco, que an no ha llegado a identificarse y cuya antigedad, segn dicho ostelogo, podra ser de 70 mil aos, hueso de la regin pelviana que comparado con el correspondiente de un caballo moderno, era por lo menos 8 veces mayor en sus dimensiones. En Choqqueqquirau, hall el ostelogo algunos crneos de indios normales y huesos fragmentados en las tumbas, muchas de las cuales se encontraban ntegras, y otras ya vacas, no obstante estar cubiertas. En la hacienda Ayusbamba, del seor Emeterio Calvo, situada en la provincia de Paruro, sobre el ro Apurmac, el seor Eaton encontr un omplato de mastodonte, de 2 pies de largo por 1 pie y 2 pulgadas de ancho y de 8 libras de peso, fragmentos de colmillos tambin fosilados de elefante, dientes del mismo y fragmentos de mandbulas del caballo primitivo que se extingui en la Amrica al comenzar la Edad del Hombre. Este lugar debe ser estudiado por una comisin peruana, pues la abundancia de fsiles que en l se ha encontrado sin ms que remover ligeramente la arcilla, como ha sucedido con la excursin que realiz el Rector de la Universidad del Cuzco y el doctor Romualdo Aguilar, Catedrtico de la misma, y con la comisin de Yale, es tal, que seguramente los resultados sern ms provechosos y ms notables si se realizara un trabajo cientficamente organizado y hecho con paciencia y buen mtodo.

PATOLOGA Segn el programa de la expedicin de Yale, el mdico de ella, doctor don Martn Nelson debi de estudiar las varias enfermedades existentes en todos los lugares visitados, y los resultados producidos en el organismo del indio por uso de la coca. Los lugares donde ms obser vaciones ha hecho el mdico referido han sido en la regin de Arma, Vilcabamba y Santa Ana, precisamente en una poca en que ella produca estragos la epidemia de fiebre y viruela, que, no habiendo dejado hasta hoy, casi diezma la reducida poblacin de las aldeas, hasta las cuales no llega la accin amparadora de las instituciones llamadas a hacerlo. Ante esta circunstancia, el mdico de la expedicin yanqui lleva, como dato ms notable de las enfermedades comunes, las de fiebres, viruelas y pulmonas. Adems dice que en los pueblos de Vilcabamba y Arma se presentan, en cifra abundante, casos de enfermedades venreas (gonorreas y sfilis). Por no haber permanecido un tiempo suficiente para estudiar los efectos fisiolgicos y patolgicos del uso de la coca en nuestros indios, el doctor Nelson no ha hecho ninguna observacin cientfica, ni los experimentos que habra requerido el caso, sobre este punto de su programa. En la seccin Antropologa, el mismo mdico ha tomado muchsimas medidas de tipos nativos, en diferentes secciones, de la talla, proporciones fisonmicas, capacidad torxico y pulmonar, y la potencia visual, como tambin centenares de vistas fotogrficas de indios, datos de los que no ha sacado ninguna proporcin media, porque segn el contrato que tiene con la Universidad de Yale, debe llevarlos a ese centro para que sean estudiados por un notable Antroplogo. 33

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Ningn estudio, ni siquiera ensayo, se ha hecho sobre el punto relativo a tipos de deformacin de crneos.

baos, con sus restos de templos, palacios, casas y torreones, en la cspide de un elevado cerro y rodeado por montaas speras e inaccesibles, a cuyos pis corre el Vilcanota como poderoso obsESTUDIOS DE MONTAA Segn su primitivo propsito, tculo para llegar a tan singular los de la Universidad de Yale de- ruina. bieron de hacer un estudio detenido de la regin montaosa, entre DESCRIPCIN Y los ros Apurmac y Urubamba; APRECIACIONES pero no lo han llevado a cabo por Machupicchu se halla situado el grave percance que le ocurri al en los lmites de la provincia de Ingeniero SubJefe de la comi- La Convencin y de la de Urusin seor K. C. Helad, que se bamba, sobre el ro Vilcanota, a destroz la clavcula en una de 130 kilmetros del Cuzco, y es sus atrevidas excursiones, en bus- comprensin de la hacienda Cuca de ruinas antiguas desconoci- tija, propiedad del seor Ferro. das. Est a nueve mil veinticinco pis sobre el nivel del mar y a MACHUPICCHU dos mil pis sobre el ro. Las investigaciones que en ma- La mayor importancia de esteria de Arqueologa se han he- tos estudios estriba en que se tracho en el Cuzco, han tenido su ta de restos de los que no hacen mayor importancia en los descu- mencin ni los cronistas espaobrimientos y estudios realizados les, quienes daban la importanen los notables y extraos restos cia a la descripcin de los monude la antigua poblacin de Machu- mentos indgenas, ni los historiapicchu, que segn el doctor Bing- dores relativamente modernos y ham y el seor Erdis, ingeniero ar- contemporneos, no hallndose quelogo de la comisin, son ninguna noticia sobre ellos en preincaicos, y de un valor tal vez ninguna monografa, de las muinsuperable entre todos los restos chas que existen sobre pareciantiguos del mundo, por la magni- dos temas. tud de su conjunto y la curiosa pe- En la hoya del Vilcanota paculiaridad de sus detalles. rece que Ollantaytambo fue el El doctor Bingham visit lige- ltimo reducto en que las fuerramente Machupicchu en 1911, zas del Imperio que iba a derrihabiendo encontrado slo un gru- bar se, hi cie ron re sis ten cia a po reducido de casas y algunos los extraos elementos invasomuros que le llamaron la atencin res, y no hay datos siquiera por y le hicieron pensar en que esa po- la tradicin, que es fuerza manblacin, cuyos edificios son de te ne do ra de las fr mu las y piedra blanca bien bruida, pare- vida sociales, de la existencia cida a mrmol, pudiera ser la Vit- de una poblacin que ms all cos mencionada por Calancha y de aquellas for talezas, hubieOcampo, como el mismo lo mani- sen ser vido de baluar te para la fiesta; pero la comisin de 1912 defensa de los Incas, la que haha sido la que, realizando una bra sido larga y victoriosa, al plausible obra de limpieza, en un haberse encerrado el ejrcito bosque cerrado e impenetrable imperial en esas murallas insalde gigantescos rboles y excavan- vables de Machupicchu, dondo en el suelo hasta tres, cuatro y de la naturaleza misma del tecinco pis, ha logrado presentar rreno pregona lo estratgico la poblacin entera, con todo su de esas sierras para las luchas alineamiento de calles, graderas y mi li ta res. C mo se ex pli ca 34

que los indios descendientes de sangre real, y los que no sindolo fueron ser vidores de su Rey, no infor maron a los espaoles sobre la existencia de esa poblacin militar en las varias infor maciones oficiales y par ticulares que se tomaron sobre todo los puntos y an sobre los secretos de la estirpe, de la Historia Incaica? Cmo el mismo Garcilaso de la Vega, hijo de una Palla, nieta de Huaina Cpac, y sobrino de Sairi Tupacc que ostent la borla imperial en Vilcabamba, no supo nada de esos restos, l que era tan prolijo en narrar todo lo que significase prez, honor y gloria para la Historia del pas donde haba nacido, l que con tanto inters preguntaba a sus parientes mater nos sobre el pasado de los Incas? Al referirse a la retirada de Manco, ante las dificultades de la reaccin, despus de consignar su tierna despedida, dice, simplemente que se retir a la regin de los Antis, a un sitio llamado Vilcapampa, donde fue muerto por un espaol, a quin haba amparado: y ahora podemos estar ciertos de que Machupicchu no fue Vilcapampa. El nombre mismo es nuevo en la Historia. De Machupicchu nada se ha ledo ni se ha odo referencias, hasta hoy, en que la fama de su nombre ha salido del mbito nacional, y la grandeza de sus monumentos ha puesto una duda ms en nuestro pasado y un punto oscuro ms que esclarecer. No se puede decir, como lo afir man algunos, que el doctor Bingham haya sido descubridor de esa notable ciudad antigua y que antes de l no se la conoca ni se la haba visitado por alguno. El doctor Bingham tiene el indiscutible mrito de ser el primero en haberla estudiado cientficamente, haberla conocido en toda su amplitud, y dndole

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el inters arqueolgico que tiene; pero Machupicchu descubierta estaba hace muchos aos por agricultores y peones del valle de San Miguel, algunos de los cuales tenan junto a los palacios y casas, y sobre los andenes, cultivos de yucas, maz y otros productos. Hace 12 aos, el 14 de julio de 1901, llegaron a Machupicchu los vecinos de Ccolpani, don Enrique Palma y don Agustn Lizrraga, en compaa de don Gavino Snchez, que fue exclusivamente de Caycay, en la provincia de Paucartambo, a conocer esos restos, como le en una inscripcin que todava exista en uno de los muros cuando la excursin que hice en enero del ao pasado. Es verdad que los mencionados exploradores no fueron por inters cientfico, sino con el vulgar deseo de encontrar los tesoros fabulosos que crean estuviesen ocultos en esas alturas, como desgraciada y funestamente suponen muchos que an se precian de ilustrados, con irremediable dao de la integridad de los monumentos, que son demolidos y profanados por la pica y la dinamita, para satisfacer el ansia loca de riquezas imaginarias, tendencia arraigada que hizo proferir las siguientes frases al Marqus de Nadaillac en su obra: LAmrique Prehistrique. Desgraciadamente el hombre apura da a da su destruccin (la de los monumentos); alucinados por numerosas leyendas acerca de la riqueza de los Incas, los buscadores de tesoros o tapados, hacen excavaciones con ardor derrumbndose las murallas a golpe de pica, destruyndose las sepulturas, se hunden los subterrneos, desaparecen todos los recuerdos de un pasado glorioso y los hombres revuelven en un momento cuanto haban respetado largos siglos. No se conoce el verdadero significado etimolgico de Machupicchu, y el descifrarlo co-

rres pon de a los que chuis tas como sucede tambin con Vitcos, palabra cuya etimologa se ha perdido, tanto para los naturales, como para las personas de estudio. Machupicchu es una palabra compuesta de Machu (viejo) y Piccho que parece desinencia del ver bo cas te ll a ni za d o PICCHAR, que entre los indios significa mascar la coca. Eso de que el lado de Machupicchu haya otro cerro histrico, donde la comisin de Yale slo ha encontrado restos de casas al parecer de centinelas, llamado Huaina pic chu, pa la bra en la que Huaina significa joven, opuesto a Machu (viejo), debe despertar algn inters arqueolgico, si se tiene en cuenta que hay algunos lugares de importancia histrica que llevan nombres semejantes, como Huaynamurayaca y Machumurayaca, Huainaccorccor y Machuccorccor. Subiendo a Machupicchu por su lado norte, desde el puente de San Miguel, por un cerro escabroso y empinadsimo que apenas ofrece una senda estrecha de a pi, se corona la cumbre a ms de dos mil pis sobre el ro, y de ah se desciende para llegar a la poblacin unos ochocientos metros, por algo as como una calle estrecha defendida por la derecha por un muro de piedras brutas y toscamente unidas. La entrada a la poblacin es una portada muy semejante a la de Salapunco, en el camino de Ollantaytambo a Torontoy: Es la de mayores proporciones, relativamente a las de su gnero, que abundan en lugares donde existen monumentos antguos; las paredes laterales son de piedras cuadrangulares ligeramente trabajadas, y se hallan un tanto movidas, algunas ya por desmoronarse, a causa de las races que crecen en sus junturas. El pulimento y unin de las pie35

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dras en dicha portada son inferiores a la de la pequea portada que da acceso a la galera de Ollantaytambo, pero en la magnitud de las piedras del umbral, en la altura de ste, y en un detalle especial que mencionar luego, es superior a aquella. El umbral no est for mado, como ocurre generalmente, de una sola piedra, sino por dos horizontalmente unidas, de dos metros veinte centmetros de largo y de sesenta centmetros de espesor, cada una: La for ma aproximadamente puede reconstruise con los siguientes datos: Ancho de luz, por la parte superior; por dentro, un metro cincuenta centmetros; por fuera: un metro cincuenta y cinco, por la base: por fuera, un metro cincuenta y nueve centmetros, por dentro: un metro cincuenta. El detalle tpico de esta construccin, por no hallarse en ninguna de las que conozco, Tampumachay, Ollantaytambo, Pizca y Torontoy, y tampoco debe de hallarse en Choqqueqquirau, a juzgar por lo que dice el doctor Bingham, es una especie de collar o argolla de piedra de siete centmetros de dimetro, que arranca sobresaliente, de la parte posterior del umbral, semeja en for ma a las piedras agujereadas puestas como clavos en las cuadras y corrales para amarrar las bestias. Esta argolla no for ma un solo conjunto con la piedra de que arranca, como sucede en otros edificios de Machupicchu, sino que se ha encajado entre las junturas del umbral. Como ocurre en las alacenas y los cilindros o clavos de piedra colocados entre las primeras, no se conoce definitivamente el objeto de estos collares, aunque pueda conjeturarse que ser van para colgar de ellos algunas telas, hilos y tapices para indicar la hora en que el Monarca o personaje que resida en el edificio no estaba visible para los extraos, 36

como opina el Catedrtico de Antropologa de la Universidad del Cuzco doctor don Antonio Lorena, asercin confir mada por el Arquelogo de la comisin seor Erdis. Pa san do la por ta da se penetra en una ancha calle protegida a los dos lados por muros de piedra bruta, de carcter ciclpeo, que conduce en un descenso muy suave a unas graderas de piedras talladas en roca. Por stas se penetra en el centro de la poblacin, cuyas ruinas, desde este sitio, se ostentan ya en conjunto, con sus calles estrechas, sus pozos o baos, sus casas y palacios y las caprichosas cur vas de los andenes. Puede decirse que Machupicchu es la poblacin de las escalinatas. Existen 109 graderas con un to tal de TRES MIL GRADAS, que las ha contado una a una el Arquelogo yanqui. La primera habitacin que se encuentra es una de tres metros de largo por dos de ancho, que la primera vez que visit esas ruinas ser va de vivienda a un indio Melquades Alvarez, que haca ocho aos moraba en Machupicchu. Toda ella est hecha de piedras sillares almohadilladas y pulidas en los bordes, semejantes hasta en el color a las que for man la pared posterior de la casa que fue de las Acllas, hoy convento de las Monjas Catalinas, en el Cuzco. La casa est tan bien conser vada que el indio que la habitaba no tuvo ms necesidad que ponerle una empalizada por la par te posterior cuya pared se haba destruido, y techarla con hojas. De la puerta de esta habitacin se ve hacia la derecha una her mosa escalinata de piedra blanca, de ms de doscientos tramos que desciende hacia la poblacin diseminada en toda la andenera que rodea el cerro, y ter mina en el gran muro que sir -

ve como de lmite y parapeto al circuito de la ciudad. Al lado izquierdo de esta gradera troncal, y a treinta metros de ella, se encuentran los restos de un her moso templo que describ as en ocasin anterior: Lo pri me ro que lla ma la atencin es un inmenso monolito cuadrangular, que arrancando de la pared del fondo, sobresale a manera de un trono o altar destinado a alguna divinidad o persona de altas preeminencias, y a cuyos lados se ven dos piedras de menores dimensiones, que parecen sitios o puestos secundarios de una trinidad de dolos o personas. Dichas piedras se alzan del suelo y rematan en la tercera parte de la pared. El monolito es de roca ligeramente trabajada, tiene de largo 4 metros 36 centmetros, 1 metro de espesor, y su altura de ras del suelo es de un metro. Se trata seguramente de un templo o adoratorio principal. La pieza tiene la pared del fondo y las laterales completas, faltndole slo la principal o fachada, para dar idea de su for ma completa. No puede haber mayor primor de perfeccin; all se ha unido lo monumental y grandioso con lo regular y simtrico. Los muros laterales, puede decirse, que estn for mados solo de dos inmensos trabajados monolitos, que se sueldan o enchapan con la pared del fondo mediante tres piedras que tienen la for ma exigida por la colocacin de los monolitos y 43 centmetros de largo cada una. El monolito de la derecha tiene de largo tres metros diez centmetros; de alto 2 metros 30 centmetros, de espesor 82 centmetros. El de la izquierda es de 3 metros 93 centmetros de largo; 2 metros 30 de alto y 0.90 de espesor. El primero tiene doce esquinas. Todo el templo que as debe llamarse, est for mado de

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166 piedras, de las cuales las de pequeas dimensiones son aplanadas y paralelogrmicas y sus junturas son tan perfectas y delicadas, como de las paredes del templo del Sol del Cuzco. En esta pieza no haban de faltar ni las alacenas y nichos que hay en Ollantaytambo, Pisac, Torontoy y Choqqueqquirau, ni los clavos cilndricos de piedra que ornamentan estas al parecer hornacinas de dolos o divinidades. Existen 17 alacenas; 10 laterales y 7 en la pared del fondo. Los clavos y apndices slo existen entre stas ltimas. La habitacin tiene m. 6.43 de ancho. Las paredes laterales tienen de altura, la de la izquierda: m. 3.93; la de la derecha, m. 3.69: y la de fondo desde el altar que le est adosada, m. 2.50. Las paredes laterales en sus extremos libres demuestran claramente una especie de corte oblicuo que hace que la base quede sobresaliente con relacin a su remate, y as mismo presentan en las piedras de la cspide una casi profunda concavidad, que al parecer ser va de encaje y soldadura, con la piedra del umbral que ha desaparecido. Esta clase de huellas se notan casi en todas las construcciones de Machupicchu. La sala cuya descripcin he hecho, aunque deficientemente, es la mejor que hay en Machupicchu, entre las ruinas de palacios y casas que se alzan sobre la exuberante vegetacin de esas inhabitadas alturas, donde slo la vbora se enseorea con su terrible obra de ponzoa. En la parte posterior de la pared lateral derecha, se nota algunas estras que figuran culebras. Hacia la izquierda de la sala descrita, como a 6 metros de distancia, se encuentran los restos de un gran palacio, cuya pared principal tiene tres ventanas de

un pie y medio de alto, desde las cuales se domina una larga plaza y todo el resto de la poblacin que se escalona en la pendiente del cerro. Los muros estn for mados de piedras rectangulares bien pulimentadas, con las junturas de una perfeccin tan acabada, como las que se admiran en las paredes de la calle de Maruri en el Cuzco. Tiene m. 10.42 de largo y m. 4 de ancho. En la mitad de la pieza y hacia el crculo que for man y las otras habitaciones, hay un especie de columna o pilar que tiene m. 2.07 de alto y 77 cms. de ancho. En su parte superior se ve una huella muy clara de que soportaba un umbral, lo que parece indicar la for maban dos habitaciones, cuya pared medianera ha desaparecido. Inmediatamente a la anterior, y en frente del templo, hay una habitacin pequea con paredes de piedra bruta rellenadas con barro, provistas tambin de alacenas y clavos; stos tienen una for ma singular por estar encor vados en los extremos hacia abajo. Por la parte posterior del templo asciende una gradera de ms de 60 tramos perfectamente conser vados y cuidadosamente hechos, muchos de ellos de una sola pieza, por estar tallados en roca, la cual conduce hacia un inmenso Intihuatana situado en la parte ms dominante de la poblacin, y dando frente al oriente. Antes de llegar hasta el sitio sagrado del Intihuatana se pasa por una pequea pieza con alacenas y clavos de piedra que parece haber sido una capilla o lugar de purificacin, pues en una roca grande se ven tallados unos a manera de sofs, en los cuales aparecen rastros de rodillas en la actitud de prosternarse. En toda la extensin de la gradera principal que baja por el centro de la poblacin, se en37

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cuentra una serie sucesiva de pozos o baos de piedra de un metro a medio metro cuadrado de extensin y de 3 pis a 1 pi de profundidad que se comunican entre s por canales muy delgados de piedra blanca, de tal modo que el agua que debi contener cada pocito desaguaba en el siguiente. Se han descubierto y puesto en claro 17 pocitos cuya aplicacin es dudosa, pues mientras unos creen que son baos, otros dicen ser lavaderos de oro; pero si se tiene en cuenta que Machupicchu debi contener una muy densa poblacin, a juzgar por lo apiado de las casas y las muchas habitaciones subterrneas, y la falta de agua en esas alturas, como se ve claramente por el sistema de canales muy estrechos y de acequias delgadsimas que todava existen entre una calle y otra, entre un andn y otro, es posible suponer que esos pocitos eran reser vorios para depositar el agua que debieron traerla de muy lejos. Subiendo de la seccin de los pocitos, y a veinte metros, abajo del templo, se destaca dominando las andeneras una construccin sorprendente por lo rara, y reveladora por los detalles que la rodean. En esa construccin, lo rudo, lo primitivo, lo grandioso, que caracterizan las primeras manifestaciones de los grupos sociales, est mezclado, en curioso contubernio, con la obra delicada y artstica de los momentos de esplendor de una civilizacin. Junto a una gruta que semeja una vivienda de trogloditas, se admira una construccin parecida a una sala asiria o a una torre babilnica. All se ostenta la obra ruda de la naturaleza con la refinada del hombre. Es una roca inmensa, una mole for midable de 5 metros de altura, coronada por algo as como un Intihuatana de una mampostera de piedras delicadamente pulimentadas y unidas for mando 38

un crculo. Sobre la roca bruta se ha construido en for ma circular un torren que visto de abajo, tiene un inters especialsimo. En la parte inferior de la roca que mira hacia el ro, hay una puer ta oblicua triangular abierta en esa masa en for ma de piedra, y penetrando por ella en la cueva forjada en el seno de la roca, se encuentra una habitacin ornamentada con muros de piedras cuadrangulares, provistos de alacenas de doble fila y clavos de piedra, que dan a ese lugar un aspecto imponente y sombro. Parece que un titn se hubiese deslizado por una grieta de la roca, y la hubiese disgregado o dividido en dos partes al levantarse, con el esfuerzo colosal de sus espaldas. La parte de la izquierda se inclina hacia la otra, y para hacer como un juego de capricho, o impedir que se vuelvan a unir, se ha apoyado una fraccin sobre la otra mediante un muro de bloques de piedra, iguales a los que componen la coronacin del torren. Ese trozo de mampostera parece una chapa y soldadura de las dos fracciones de la roca. Penetrando en esa especie de gruta se llega a una pieza irregular y hmeda, de 8 metros cuadrados, y cuyo techo est for mado de piedras regulares labradas. Sus paredes son como dije antes de piedras pulidas que constituyen como el decorado de ese subterrneo curioso y extrao. Arrancando de ras del suelo se ven cuatro nichos o alacenas de mayores dimensiones que las que ordinariamente existen en ruinas semejantes. Su altura es de m. 1.77; su ancho en la parte alta, de m. 0.45; debajo de m. 0.20. Tienen exactamente las proporciones para contener a un hombre de alta estatura. Encima de estas alacenas hay dos pequeas cuya altura es

de m. 0.55; su ancho en la parte superior, de m. 0.33; y en la base, de m. 0.40; con una profun di dad de 28 cen t me tros. Del muro se destacan dos clavos de piedra delgados y pulimentados. Dentro de la cueva hay tres secciones de tronos regulares for mados o labrados en roca, y casi todo el circuito est rodeado de las alacenas o nichos grandes. En uno de los extremos hay un enor me agujero que delata las excavaciones que por all se han hecho. Las alacenas grandes, por sus dimensiones, por la par te en que se hallan, por el aspecto sombro del recinto hacen pensar en un lugar de castigo o de torturas. Es sabido que entre los antiguos peruanos los delitos atroces se castigaban con el emparedamiento. Es esta seccin la que ostenta construcciones ms notables, por la regularidad de los sillares de piedra blanca finamente labrada y por la delicadeza y perfeccin de las junturas. Todas las piedras son paralelogrmicas y sus lneas de unin for man ngulos rectos. Los muros de estas construcciones han sido esmeradamente lavados y presentados en majestuosa elegancia por los de la Comisin de Yale. An cuando parezca pedaggico, los restos de Machupicchu, expuestos a los ultrajes de la intemperie y alzndose en la soledad de esas inhospitalarias alturas, estn mejor conser vados que los que se encuentran en lugares frecuentados por el hombre, como el Cuzco, Ollantaytambo y Ppisac. La naturaleza menos destructora y ms prdiga en ciudades, ha guardado y conser vado mejor los monumentos encomendados a su sola custodia, que el hombre, cuya mano parece empeada en borrar la huella de los siglos y los rastros de la Historia. Solamente los arbustos y las

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races han desmoronado algunas piedras de los muros, y han hecho perder en parte la delicada ensambladura de los sillares. Como muy pocos y raras veces, pueden ascender a esos lugares y es imposible la traslacin de las piedras hasta las poblaciones y fincas prximas, la mano del hombre ha quedado y queda cohibida para arrancar y destruir las paredes con el deseo de utilizar los materiales de esos que son datos arqueolgicos, en la fabricacin de casas como des gra cia da men te ocurre en Ollantaytambo y Ppisac, donde la mayor par te de las casas de reciente construccin ostentan esos her mosos sillares que han sido criminalmente sustrados de los muros de que for maban par te. EXCAVACIONES Durante tres meses, el arquelogo de la comisin, a la vez que diriga los trabajos de desmonte y lim pie za de Ma chu pic chu, practic tambin impor tantes excavaciones, ya en el interior de las habitaciones y en las cuevas y sitios en los cuales haban vestigios de tumbas, habiendo encontrado y recogido inmensa cantidad de objetos de piedra, de barro, arcilla y champ, aunque casi todo roto e incompleto, muchos crneos y huesos de hombres y diversos animales, como habr tenido opor tunidad de conocer detalladamente el Supremo Gobierno por el inventario que envi, hace un mes, en cumplimiento de la orden que recib al respecto. El hecho de no haberse encontrado momias completas, ni tumbas ntegras, pues todas estaban vacas, en tres meses de infatigable bsqueda, hace colegir al arquelogo de la comisin, que Machupicchu fue una poblacin de la que sus moradores se retiraron pacficamente, habiendo tenido tiempo de trasladar

los cadveres al sitio a donde huyeron de la persecucin que les haca algn pueblo invasor, del cual pudieron defenderse algn tiempo gracias a las defensas naturales que les proporcionaba lo es tra t gi co de la po bla cin, como se defendieron y estuvieron a salvo de persecuciones, duran te trein tai cin co aos los Incas retirados a Vilcabamba, cuando se afir maba el dominio espaol en el Per. Tal vez esto pudo haber sucedido cuando la probable invasin de los Aymaras a los centros habitados por los quechuas, muchas de cuyas tribus tuvieron que huir hacia las montaas, pues el citado arquelogo, as como el doctor Bingham, calculan en mil aos la antigedad de Machupicchu. Esta opinin puede afir marse con los muchos restos de poblaciones que existen en toda la regin montaosa del Urubamba y en las regiones comprendidas entre el Apurmac y el Vilcanota, algunos de los cuales ha hallado el doctor Bingham, como infor mar ms adelante, y que delatan la marcha errante y dispersa de tribus que donde acampaban levantaban un templo, improvisaban un adoratorio, que tiene inmensos puntos de contacto con los de Machupicchu y otros restos de ese carcter. PALCAY, PAMPACCAHUANA Y MARANNIYOC No es Machupicchu, el nico lugar de la regin montaosa en que se encuentran restos histricos de inters; hay otros muchos que los indios conocen, unos de vista y otros por referencia, y que encierran poblaciones como la fantstica Plateriayoc, de la que refieren ser unos restos mejores que los de Machupicchu, pero nadie ha podido dar con ellos, porque lo abrupto de la montaa, la absoluta falta de caminos, y el egosmo de los que se niegan a 39

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servir de gua, por la creencia arraigada en ellos de que quin ensea a blancos una tumba desconocida cae en desgracia y es castigado por los MACHOS (viejos), hacen que no se haya descubierto ese lugar a pesar de los muchos esfuerzos del doctor Bingham. Sin embargo, este abnegado hombre de ciencia, en su afn de exploraciones y en su deseo de buscar algunos datos que sean luz para nuestro pasado, aunque engaado por los indios que con astucia lo abandonaban en pleno bosque, o la inclemencia de nevados desconocidos, despus de comprometerse a servirle de gua, lleg slo extraviado a encontrar a su paso, varios restos de inters, entre la montaa que divide el valle de Vilcanota y la regin de Limatambo en la provincia de Anta, as como otros en el valle de San Miguel, donde habitan ya algunas tribus salvajes. Entre ellos son notables: Palcay, Llactapata, Pampaccahuana y Maranniyoc, en los cuales hay restos de murallas, fortalezas y pequeas poblaciones incaicas. En Palcay, el doctor Bingham, ha encontrado una inmensa roca con inscripciones de escritura ideogrfica, de los cuales ha tomado una detallada copia. Es una serie de figuras que representan hombres, flechas en diversas posiciones, culebras y casas, todas ellas regular mente conser vadas. Sera conveniente como lo manifiesta el doctor Bingham, que el Gobierno dictando medidas adecuadas procure la traslacin de esa piedra al Museo del Cuzco, donde podra ser un ejemplar interesantsimo en la Historia antigua peruana, porque de permanecer como est no tardar en destruirse o desaparecer. De todos estos hallazgos hechos por los miembros de la comisin cientfica, se deduce, pues que lo que antes se crean bosques impenetrables que no guar40

daban sino tribus salvajes y regiones no holladas por las plantas del hombre civilizado, fueron en otro tiempo, que no se sabe cuando seguramente, centros de poblaciones correspondientes a las razas que precedieron a los Incas y fortalezas en los que tendran lugar las cruentas luchas de dominacin y sojuzgamiento. Es indiscutible que si se explorase por las regiones montaosas del Urubamba se encontraran vestigios de poblaciones tan importantes como las que hoy llaman la atencin del mundo cientfico. CONCLUSIONES Antes de terminar este informe en que sucintamente he dado cuenta de los trabajos de la comisin cientfica de la Universidad de Yale, debo llamar la atencin del Supremo Gobierno sobre la criminal rapidez con que se van destruyendo los monumentos que son gloria de nuestro pasado y fuente de nuestra Historia, en todos los lugares en que ellos existen, ya sea en los pueblos y aldeas, ya en las ciudades y fundos de propiedad particular. No hace mucho que la Asociacin Universitaria del Cuzco denunci ante el Concejo Provincial el hecho de que un grupo de picapedreros trabajaba en la fortaleza de Sacsayhuamn como en una cantera pblica, demoliendo los muros y labrando ah mismo las piedras que conseguan arrancar con mano audaz y atrevida, para trasladarlas a una casa que se levantaba en la ciudad; sin que esa denuncia hubiera producido los efectos que eran consiguientes a tan monstruoso atentado. No digamos ya nada de Ollantaytambo, Ppisac, Torontoy, Tampumachay, Kkenko y otros monumentos que dentro de diez o veinte aos habrn desaparecido al paso con que se les destruye. Cuando en las calles del Cuzco se desmoronan y demuelen paredes, que en otro tiempo eran Palacios

de los Incas, con el sutil pretexto de abrir puertas y ventanas para modernizar las casas y darles el barniz de la elegancia, no ser extrao que en poblaciones, en las que no se aprecia el valor arquitectnico de las construcciones, como Ppisac y Ollantaytambo, todas las casas de moderna apariencia estn hechas con el granito trado de las fortalezas prximas y labrado en el sitio mismo de que se le extrajo. Cuando el seor Squier lleg al Cuzco, hace cincuenta aos y fue a Ppisac encontr todava el gran Intihuatana de ese lugar con el apndice que sobresale de la plataforma completo, es decir con la gran argolla en que l remataba, como se ve en la fotografa que tom y que est publicada en su obra, pues, hace, por lo menos doce aos que esa argolla ha desaparecido, y cada ao el apndice disminuye de longitud hasta que hoy apenas mide unos treinta centmetros. Otro hecho reciente llevar al convencimiento del Gobierno la temeraria prontitud con que se destruyen los restos de nuestras primeras civilizaciones. En el mes de enero del presente ao (1912) visit por primera vez Machupicchu, y en el notable Intihuatana de que he hecho mencin, hall sobresaliendo de la base, un poliedro de piedra de cuatro caras que remataba en un collar trabajado en una sola pieza; cuando despus de nueve meses regres a aquella poblacin antigua, tuve la ingrata sorpresa de ver la desaparicin de ese collar, y mutilada la piedra sagrada. Toca al Supremo Gobierno que tan laudable inters manifiesta por la conservacin de nuestros monumentos, procurar, por todos los medios, que esta obra de destruccin cese y que se pongan a salvo las inapreciables joyas que todava quedan en diversos lugares del territorio.

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ORQUDEA DE MACHUPIQCHU

UNA EXCURSIN A MACHUPICCHO


CIUDAD ANTIGUA1
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s monomana de los que viajan contar sus impresiones, en pblico, los que escriben, y en privado los otros; as ha dicho un escritor. Y en verdad que, cuando uno que excursiona o viaja encuentra impresiones que merecen anotarse, cuadros que exigen ser descritos y paisajes dignos de retratarse; parece que contrae con su propia conciencia

la obligacin de dar a conocer lo que ha visto, mucho ms si ello puede ser til para desentraar profundos e insondables problemas que permanecen rodeados de misterios y dudas. Tal vez si el pasado primitivo de la Amrica Precolombina, hoy incierto y nebuloso, pueda resolverse en soluciones claras y definitivas, cuando del acervo de las in-

vestigaciones oficiales y particulares surja al conjunto del anlisis cientfico la anhelada clave de tantas incertidumbres y contradicciones y aparezcan dominando tan culminante posicin los Schielleman, los Botta y los Mariette de este continente. Los que apenas somos obreros modestsimos, perdidos en el inmenso trfago de la vida

1 Originalmente publicado en la Revista Universitaria. Tomado de la Revista del Museo e Instituto Arqueolgico No. 19. Julio 1961 UNSAAC.

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moderna, en la labor intensa de despejar las incgnitas que preceden a nuestra Historia, no tenemos ms misin que la de contribuir con modestsimos materiales, toscos, rudos e infor mes para que los incansables exploradores de los impenetrables mares de la Historia presenten el cuadro hecho, la obra perfecta, el edificio histrico con prtico y bveda de verdad. Cuntas cosas desconocidas, cuntos errores pasados, ante la exigidad de los datos a la categora de verdades, se han descubierto y se han salvado, merced a esta clase de investigaciones desde la segunda mitad del siglo XIX, as en el orden de la organizacin social, civil y poltica, como en el material y artstico de los antiguos peruanos. Merced a los hallazgos hechos en Pachacmac, Chanchan, Chincha, Tiahuanaco, Choquequirau y ltimamente en Machupiccho, han pasado a los rosados campos de la leyenda y del mito, los datos, que nimbados por la aureola del ms candoroso optimismo, nos mostraban nuestra pasada historia, como el campo paradisaco, como la bblica Tierra de promisin y como la Repblica soada por el filsofo de los Dilogos, concepto que hoy slo halagan la vanidad de viejos aficionados que se han quedado con sus estudios y lecturas de hace cincuenta aos, o de nios que acarician como un sueo las narraciones pintorescas de sus primeros maestros de la Escuela. Para muchos slo son incaicos o preincaicos los monumentos de piedras y sillares inmensos que muestran sus lneas en confusa desigualdad, en la pared de severo y majestuoso aspecto, siendo as que est probado que en el Per antiguo, como en toda la Amrica, el progreso de las Artes especialmente de la Arquitectura, ha seguido una lnea de evolucin semejante a la de todos los pueblos; 44

de tal modo que el lujo en la calidad de las construcciones, el material de stas dependa del objeto a que se las destinaba. El templo, el Palacio de los Emperadores, la residencia de los Curacas y Jefes de grupos, dominaba el resto de los edificios, los superaba por el esmero y majestad de su construccin mientras, que las viviendas de la masa de la poblacin eran rsticas, toscas y hechas con barro y arcilla; as no extraa que junto a edificios de la solidez y magnificencia de unos restos, hallemos otros que no tienen el mismo inters, de lo cual algunos suponen que estos ltimos tienen origen colonial, como ocurre con una poblacioncita llamada Pumahuanca que se halla a media legua de Ollantaytambo, siguiendo arriba del riachuelo que baja del nevado y donde hay un grupo de galpones hechos de piedras pequeas y barro. Se cree tambin que no emplearon la madera para umbrales y otros usos de construccin, cuando en muchas partes como en Torontoy y Machupiccho los hay de este material. Se cree y as lo dice, si no me equivoco, Valladar, que en el arte peruano antiguo, al menos en las construcciones, no se conoca o empleaba la lnea curva, y en Psac y Machupiccho la encontramos principalmente en los Intihuatanas. Antes que la comisin de la Universidad americana de Yale presidida por el doctor Bingham, hubiese llegado, no se oa hablar frecuentemente de Machupiccho, y si se nombraba este lugar era para designar simplemente una posicin de la hacienda Silque en cuyos linderos se encuentra, y no para designar como mantenedor de restos de la importancia y proporciones que en si encierran. Los americanos que vinieron en aquel viaje de estudio no hicieron conocer absolutamente en el Cuzco el xito de sus exploraciones cientficas. Solo sabamos que el

doctor Bingham vena con la seguridad de hallar vestigios de que la antigua civilizacin peruana se extendi hasta la regin de la montaa, donde haba tenido una de sus sedes principales. El infatigable y talentoso Rector de la Universidad del Cuzco, doctor don Alberto A. Giesecke, americano de altsimas dotes, fue el primero en avisarme por el mes de octubre, en carta que escribi de Lima, donde se hallaba enfermo, la noticia de que el doctor Bingham haba hallado varias ciudades antiguas, entre ellas dos superiores a Choqquequirau. Tan revelador aviso no pudo menos que resolverme inmediatamente a hacer una excursin por los valles de La Convencin, en busca de la ruta y lugares por donde hubiese pasado el doctor Bingham, aun cuando la estacin lluviosa no era la adecuada para mi proyecto. Habl con algunos discpulos y amigos mos en quienes halle igual inters. Posteriormente por los diarios de Lima conoca que el doctor Bingham, ya de regreso a su pas, dio en la sociedad Geogrfica de aquella capital una conferencia en la que hizo revelaciones por dems interesantes de Machupiccho, presentndolo como una completa ciudad antigua. Aprovechando de la poca de vacaciones, no obstante de las inmensas dificultades que las personas que conocan el camino me las presentaban como insuperables, emprend el viaje en compaa del seor Justo A. Ochoa, muy decidido por esta clase de excursiones, como sensato y precavido. Algunos compaeros, digo, que debieron serlo, no salieron con nosotros porque no siempre se realiza lo que uno desea. En Urubamba, donde preparamos todos los menesteres para el viaje, conseguimos un animoso y decidor nio, el joven Alberto Lpez, de sangre espaola, y mi alumno en el Colegio Nacional

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Una excursin a Machupiccho

de Ciencias, que se alist en la excursin resuelto a arrostrar las peripecias del viaje. Cuando salimos de Urubamba, el da 14 de enero, la desconfianza y cierto aire de conmiseracin, se dibujaba en los rostros de quienes saban nuestros propsitos. Qu van a llegar a Machupiccho!! No hay camino!! No se puede ahora pasar el ro! Es invadeable! Se los van a comer las vboras! Eran las exclamaciones que oamos; pero yo iba resuelto a llenar mi propsito; para algo viajaba con el seor Justo Ochoa, cuya hacienda Ccollpani, a tres leguas de Machupiccho, iba a ser el centro de nuestras operaciones, y quien como propietario de esas regiones habra allanado las dificultades que se nos atravesasen. A las 9 y 30 a.m. ya corran nuestras cabalgaduras por la verde y pedregosa alameda que no otra cosa debe llamarse, el camino entre Urubamba y Ollantaytambo. Seguamos por toda la margen del ro que a la sazn vena turbio y con fuerte y rara creciente, murmurando ledamente entre las hojas de los capules y los sauces que inclinaban su coposo follaje a las caricias del agua, que lama sus agobiadas ramas. A los lados, los robustos capules nos brindaban prdigamente sus pulposos y rojos frutos, y las aves saltaban inquietas de un rbol a otro. Por encima de los cerros pelados, dominndolos como gigante vencedor, los Andes mostraban su vestidura de nieves que semejan manto de armio cubriendo las encorvadas espaldas de un monstruo y alimentado con sus deshielos, muchos torrentes que se precipitan con rumor arrogante por los valles y encaadas para pagar el tributo de sus aguas al histrico Vilcanota. En Ollantaytambo supimos que muchos puentecillos de palos, colocados sobre los riachuelos procedentes de la cordillera, haban sido destruidos y arrastra-

dos por las avenidas. No tardamos en cerciorarnos de esta verdad. El ro de Tanccacc (el que empuja), habase llevado el puente, y la creciente haba aumentado sus aguas, que en todo tiempo son memorables por el capricho, a veces perjudicial, con que cambian de cauce. Pasamos el ro por un vado sin ms novedad, que el peligro que corri el muchacho de a pie que nos acompaaba, quien casi fue envuelto y arrastrado por la corriente. La cuadrilla de operarios que constantemente recorre el camino del valle para arreglar los desperfectos, no pareca todava para reponer el puente. Seguimos hacia Pisccocucho. En el ro denominado Huaittampo de corriente ms impetuosa y de cauce muy pedregoso, hallamos que en la banda contraria a la que nos hallbamos, paraba una recua de 15 mulas cargadas de coca, impedidas por un pen que no las dejaba pasar el puente, cuyo piso haba cado al ro y cuyos palos estaban para hundirse y caer muros y todo. All pude observar los grandes apuros en que se ponen los pobres arrieros a quienes acosa el deseo de hacer la jornada conocida a la aproximacin de la noche y la dificultad del trnsito. El patrn un Sr. Vecino de Urubamba, que caminaba a pie arreando su cabalgadura que no poda con el ginete de puro cansada, acompaado de otro muchacho se lanz a encaramarse en el puente y observar sus desperfectos; suba por la orilla del ro, escrut un vado por donde arrear sus mulas y ante la inutilidad de sus tentativas cogi piedras grandes, cort ramas de arbustos, los coloc sobre el esqueleto del puente tupidamente, sembr encima tierra en capa muy rala, coloc sobre ella piedras, y as, una por una hizo pasar las bestias y continu su camino. Nosotros aprovechamos de la obra del apu45

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rado viajero y pasamos el ro para seguir nuestro camino. Cuando manifest al seor Ochoa la impresin que me caus el suceso que habamos presenciado, me dijo riendo: "Esto no es nada, vieras cuando se intercepta un camino por un derrumbe o se destruye un puente. Los pasajeros que se quedan impedidos por ambos lados, se unen en un trabajo comn, y as abren un camino, limpian un derrumbe y construyen un puente. Amigo mo, por aqu el que viaja se abre camino, mientras que los valles pagan una contribucin fuerte y saneada". A mi regreso de la excursin el puente estaba en peores condiciones que en la primera vez, y me dijeron que cuatro veces haban construido un puente nuevo, y otras tantas se lo llev el ro Llegamos a Pisccocucho en medio de una gara y un viento helado que silbaba furiosamente. En ese sitio la cordillera Andina se quiebra, se rompe en su continuidad, parece haber dado un salto descomunal a la otra banda del ro, como si temerosa de humillarse y arrastrar su capa de armio por el lodo, hubiera pasado el abismo y pustose de un salto en la cresta del cerro de enfrente. All tambin para el gelogo est la muestra palpable de cmo el Vilcanota abatido en su curso por la mole de los Andes rompilo profan sus entraas y se precipit por un cauce que sus furias le abrieron Antes de llegar a Torontoy, trmino de nuestra jornada, hubimos de presenciar uno de tantos abusos que se cometen por los MISTES gamonales de distrito con los pobres indios, eternas vctimas de una plaga de exploradores inverecundos: cuando caminbamos por una ladera, un indiecillo de poncho y montera, asesando, jadeante rojo como una llana y baado en sudor, nos alcanz y aun se nos adelant en carrera desatentada, llevando dentro del 46

poncho una botella de licor, que le mandaron comprar de Pisccocucho, a donde haba ido de una legua de distancia. Le preguntamos de la causa que le haca correr tan violentamente y slo pudo contestarnos, entre una tos que le ahogaba la frase en la garganta. Alla abajo han peleado dos hombres y a uno de ellos traen preso. Al doblar de un recodo omos voces desaforadas, adelantamos y a la siniestra del camino percibimos una chocita junto a la cual haban dos bestias. Ochoa, como que ya estaba en sus dominios, dijo que haba que ver lo que pasaba y con l nos aproximamos hacia la casa. Un hombre de mirada torva, rechoncho, de cuello deprimido y nariz torcida, se adelant hacia nosotros saludndonos con aire arrogante. Exigi don Justo imperiosamente que le dijera lo que ocurra. En este instante salieron de la choza un pobre viejecito deTorontoy, con la cara ensangrentada, los ojos casi cubiertos por la hinchazn de los pmulos y echando sangre por las narices, las manos tena fuertemente atadas hacia atrs con una cuerda ruda. Tras aqul apareci una mujer cuyo rostro era monstruoso de puro maltratado, esa no era cara humana, era un dibujo grotesco, brbaro y horrendo hecho en un cntaro o en la superficie de una calabaza. Los dems que pasaban de cuatro, sentados en piedras beban ya el licor que haba llevado el indiecito, como festejando aquella orga de dolor y esa otra de beodez. El seor Ochoa, furioso, ante lo horrendo del cuadro, increp al individuo rechoncho preguntndole de la verdad del hecho. El Indio maniatado se adelant a decir que por una reyerta que tuvo con su mujer, que era aquella cuyo rostro era un cardenal vivo, lo traan en esa for ma y propinndole golpes furiosos, el miste que al lado se

mantena en pie, y el cual no era autoridad ni nada. El aludido dijo ser comisionado para capturar a ese indgena, del gobernador de Ollantaytambo, pero no tena ninguna orden escrita y antes bien, junto con el presunto reo se trajo una bestia de ste, por pago de sus ser vicios. La indignacin de mi compaero lleg a colmo de la rabia, y entre duras increpaciones capaces de conmover las piedras, cual nuevo deshacedor de agravios y amparador de doncellas, oblig al mozo a dar libertad a Chvez, que as se llamaba el galeoto. Cuntas cosas se cometen en la apartada soledad de los pagos y aldeas! Cuntas maldiciones proferidas por el indio contra su Historia y su destino! La tarde caa en una calma rumorosa, los cerros parecan prepararse al sueo rodeados de la obscuridad que los cubra; llegamos a Torontoy, lugar donde hay unos restos de los que me he ocupado en vez an te rior. Dor mi mos en una choza, junto con una familia de indios que nos atendieron con el inters y solicitud que pudieron, escuchando el montono chirrido de los grillos y percibiendo como rpidos pestaeos la luz inter mitente de las lucir nagas que revoloteaban en la atmsfera. HACIA CCOLLPANI. LOS ANDENES. LA NATURALEZA. GUAS PARA MACHUPICCHO. MUERTE INFORTUNADA DE UNO DE ELLOS Desde Ollantaytambo omos por boca de los indios, diversas noticias de los Chapetes, que as los nombraban al doctor Bingham y a sus colegas y de quienes decan andaban como locos por los cerros y matorrales, por las orillas del ro, y que se perdan semanas enteras, sin provisin ni cosa

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que les sustente. Unas veces se echaban en el suelo y con aparatos que no entendemos, miden la tierra, hacen segar las yerbas e intentan vadear el ro, donde muri ahogado un indio, a quien obligaron que probase un sitio y pasase a la otra banda llevando sus cosas (aparatos). Buscaron el cadver, lo hallaron con el grupo en que conduca los anteriores objetos, se alegraron de recobrarlos, y echaron el cadver al ro. As, en tono irnico, nos dijo una mujer de Torontoy, de los de la Universidad de Yale, cuya titnica labor tuvimos ocasin de ver desde el siguiente da. Amaneci ste con un poco de lluvia, nos apercibimos para el viaje, echamos las sillas a los caballos y proseguimos el viaje por una quebrada estrecha que cada vez pa re ca an gos tar se ms. Ya el ro desde ese lugar se precipita bramando y golpea sus mrgenes con la clera de sus olas. Pasamos otro puentecillo sobre un torrentoso ro, desde el cual puentecillo, haca pocos das de que se haba cado un nio pequeo, que no volvi ms a aparecer arrastrado seguramente hasta el Vilcanota, cuyas ondas fueron su mor taja. Cuando los padres preguntaron al her manito menor, que acompaaba al difunto, de regreso a la choza, dicen que contest: El ro se lo ha llevado. Lo que me llam la atencin fue la tranquilidad con que cuentan estas cosas los naturales, como si fueran las ms ordinarias de su vida tor mentosa. Pasamos Artilleruyocc, nombre grfico que se da a un cerro del cual frecuentemente se desprenden piedras inmensas de las que muchas derriban a los pasajeros o a las bestias, como ocurri ha algunos aos con el seor Fortunato Monteagudo, que pereci vctima de una galga que dispar el cerro, al cual por eso le llaman Artillero. La Literatura Popular es

frecuentemente muy acertada y lgica en la invencin de vocablos. Ya nos hemos internado en la montaa, cuya exhuberancia y grandiosa majestad son para ser descritas por un poeta, y para descritos con calor. All la Naturaleza se muestra prdiga, rica, fecunda, en toda su amenazadora grandeza. El ro corre impetuoso por un cauce profundo y el camino lodoso y estrecho serpentea por una ladera, que va por medio del cerro elevado, teniendo a sus pies el abismo y encima la inmensidad de las rocas crespas y erizadas por un nutrido boscaje: es una lozana viciosa, de la cual el hombre apenas puede aprovecharse. Los caminos por all seguramente, por la estacin lluviosa, son tan peligrosos que al transitar por ellos siente uno en todo su alcance el amor de la vida. Hay sitios en los cuales la senda apenas alcanza para que pase un caballo, de modo que un mal paso es para rodar 50 o 60 metros hasta el ro. Lo que los pasajeros llaman Barbacoa, es algo que inspira temor el pasarla. El ro ocasiona a veces el desgaje de una fraccin del camino, espacio vaco que queda por encima de las aguas que van lamiendo hasta el rincn. Para pasar semejantes sitios, remiendan, diremos sueldan, las partes separadas, que muchas veces tienen la extensin de cuatro metros, con una especie de puente de palos y chaclas con piso de tierra, de tal modo que es como un puente muy dbil. Hay barbacoas que se hallan a alturas considerables, como las hay otras, como una que ltimamente haba en el sitio denominado de la Media Naranja, que van casi tocando al ro. Antes de llegar al sitio denominado Mquina, llamado as porque es muchos aos que un espaol implant all una maquinaria de aserrar, algunas de cuyas piezas se hallan desparramadas como despojos de una lucha con47

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tra los obstculos de la Naturale- largo y al parecer ms firme por za. A la margen izquierda del ro, estar apoyado en un muro central vimos que el cauce de ste estaba de grandes proporciones y en cudefendido en gran extensin por yas paredes se rompen hirvientes un muro de piedras grandes ni las aguas del Vilcanota. San Mims ni menos que una parte de la guel es un sitio donde hay a amregin comprendida entre Pichin- bas mrgenes algunas chocitas, goto y Pachar. Cerca de este sitio, hechas de empalizadas y con tecomo a cosa de una legua de la chos de paja, de tal modo que el Mquina, dentro de un bosque in- aire y la luz penetran por todas las menso de rboles, en el cerro de rendijas que dejan las paredes de enfrente del camino que segua- chaclas tejidas. Es un lugar que mos, advertimos una andenera desde el primer momento llama que escalonadamente divida un la atencin del viajero, porque recerro. Esos andenes, que son del pentina y sbitamente, el ro que mismo carcter que los de Ollan- hasta all viene sin muchos saltos taytambo y Ppisacc, no han sido ni gran estruendo, despus de exconocidos ni siquiera vistos por tenderse arriba del puente, de persona alguna, y si ahora los con- frente, pasando por debajo de templbamos era porque el Dr. ste, se lanza con un mpetu y un Bingham trep por all, profan estruendo tal, por entre peas y la soledad de esos parajes e hizo piedras, que parece que desde all resonar en esos valles profundos, se diese cuenta de su poder y se despertando los ecos dormidos, anunciase ante los elementos con el hacha que derrib los seculares un rugido espantoso. Sus turburboles, ahuyent las vboras de lentas aguas abaten, azotan los peque abundan esos lugares y puso drones que se alzan en el cauce, se a la luz parte de la andenera que rompen con mpetu bramador y seguramente contina en toda la lanzan hacia el espacio su lluvia extensin del cerro, en claro. Este erizada de espumas y gotas, que colinda con Machupiccho, y al pa- por lo sutiles semejan tenue varecer forma parte del otro cerro por que se levanta de la superficie llamado Huainapiccho, que se ha- de las aguas. As atronador e inlla frente a aqul. Desde ah co- menso, parece correr ms rpidamenzamos a apreciar la inmensa mente al trmino de su jornada. labor de la comisin de la Univer- Y cuantos contrastes en la vida sidad de Yale, puesto que por ah y cuantas fatales condiciones: no hay caminos, comodidades ni Escriba estas lneas, recordando puentes. del gua Lizrraga, todo una bueEllos vadeaban el ro por diver- na persona, cuando recibo del cosos lugares, aprovechando de la rreo una carta de mi amigo y compoca creciente de las aguas. paero Justo A. Ochoa, que se enEstos andenes se ven frecuen- cuentra en Ccollpani y me anuntemente desde Ollantaytambo cia la trgica muerte de aqul, que por toda la extensin de la mar- era un gamo para trepar los lugagen izquierda del ro; a primera res ms inaccesibles y un valiente vista delatan la existencia de rui- para desafiar todos los obstcunas, pues, es casi seguro que los. El seor Ochoa me escribe: donde hay andenes deben de ha-Antier 11 de febrero hemos teniber restos de ciudades o fortale- do la desgracia de perderlo a nueszas. tro gua y compaero de excurA las 2 p.m. llegamos al puente sin don Agustn Lizrraga. Iba de San Miguel, cuyo piso se halla- muerto ahogado en el brazo del ba entonces en deplorables condi- ro que corre cerca de San Miciones. Es un puente de hierro guel, pasando el puentecito peliigual al de Urubamba, pero ms groso que te mostr para ir a ver 48

su chacra; segn me cuentan cay de medio puente, y como iba slo acompaado de un nio, no se le pudo auxiliar. El cadver no se ha podido hallar, sin embargo de haber sido buscado en la extensin de tres leguas. La desgracia ocurri a las 4 p.m. Como comprenders el suceso nos ha conmovido profundamente. Pobre Lizrraga! Ha muerto, como morirn veinte y treinta, y como habrn muerto cientos de personas, porque el puente de que me habla el seor Ochoa, y de los que hay varios en la extensin del Vilcanota, no puede llamarse tal, son palos o vigas atadas con lazos y cordeles que se echan de una parte a otra del ro sin muros ni sostn seguro. A m, cuando me mostraron el tal puente, me pareci ver el palo peligroso de un saltimbanquis. Seguramente Lizrraga pasaba hacia una especie de isla que hay en medio ro, en una pequea extensin y donde tena su sembro de maz. Las autoridades debieran prohibir el uso de esta clase de puentes que slo son un atentado salvaje contra la existencia; he visto uno que se ha echado en todo el cauce del ro. Ya cerca de Ccollpani encontramos a los seores Enrique Palma, el universitario Luis Ochoa y Jos Mara Ochoa en compaa de quienes y del telegrafista seor Martnez llegamos a la hacienda, donde tuve mi alojamiento cmoda y fui tratado con todo gnero de atenciones. Ccollpan es hacienda grande, productora de caa, coca y frutas diversas, se elabora licor, azcar y chancacas, y va tomando su producto gran incremento con el celo de los seores Ochoa que son muy emprendedores y laboriosos. Ya divisamos los campos cubiertos de caa en extensiones considerables, mostrando sus tallos nudosos y envueltos de sus lanceoladas hojas, y la coca de dbil crecimiento.

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UNA VISITA A HUADQUIA. LAS AGUAS TERMALES Esperbamos un da sin nubes y sin lluvia para subir a Machupiccho que queda a tres leguas de Ccolpani. Para ganar el tiempo de algn modo, el mircoles 17 hicimos una visita a la finca Huadquia, una de las primeras en produccin y comodidades en el Valle de La Convencin, propiedad de la seora Car men Vargas viuda de Romainville, y que est a media legua de Ccollpani, en la banda opuesta del ro. Pasamos el puente de Ccollpani que es de alambre, y cuyo entablado est muy destrozado, con grandes boquerones remendados con piedras, en casi toda la extensin, de modo que, segn grfica e ingeniosa frase del seor Jos Mara Ochoa, ya el puente en vez de piso de madera lo tena de piedras. Seguramente que los caminos y puentes del valle estn dolorosamente abandonados. Llegamos a Huadquia, despus de atravesar dos puentes de alambre colocados sobre los ros que pasan por las puertas de la finca, y mandados construir con fondos par ticulares del que fue acaudalado caballero seor Mariano Vargas que no fue 2 Vicepresidente de la Repblica, porque no quiso. El casero de Huadquia es cmodo, decente y con una dotacin completa de compartimientos y enseres. La finca, por sus habitantes y colonos, es una poblacin. Las maquinarias son de lo ms moderno. El seor Arteta nos dijo que hace poco montaron la Pelhton de gran poder que nos ense explicndonos la manera de elaborar el licor, el azcar y la chancaca. Dentro de una inmensa sala vimos el funcionamiento de las mquinas, y pudimos contemplar, como la

caa despojada de sus hojas, caa entre las rotaciones del cilindro y convertida en zumo, recorra una serie de transfor maciones pasando por multitud de actos, hasta quedar en los toneles depositada ya como alcohol. En medio de esa multitud de ruedas, poleas, correas y tornillos veamos moverse al seor Arteta examinando las piezas y dirigiendo el trabajo. Despus de per manecer en Huadquia toda la tarde, mereciendo las atenciones del seor Arteta, regresamos a Ccollpani. Cerca de esta finca, en la banda contraria, existen las aguas ter males muy salutferas que brotan de un manantial, prximo a una temperatura de 60 grados, por lo menos. Muchas personas van a baarse, all donde el seor don Mariano Vargas hizo construir unas cuatro pozas y una habitacin para los baan tes. Para ba ar se en las aguas mencionadas es menester que el agua se deposite 12 horas antes en las pozas para que puedan bajar a una temperatura conveniente. A MACHUPICCHO. LOS EXCURSIONISTAS. CAMINANDO A PI. NOCHE EN SAN MIGUEL. LA ASCENSIN. PERIPECIAS. LA LLEGADA En la tarde del 18 salimos hacia Machupiccho, con designio de pasar noche en San Miguel y subir hacia los restos de la ciudad antigua, con el alba del siguiente da, para tener el tiempo suficiente de visitar y conocer todo lo que encierra el lugar mencionado. Salimos de Ccollpani con el Sr. Enrique Palma conocedor de Machupiccho y muy atrevido explorador, Sr. Justo A. Ochoa, mi compaero, Sr. Luis Ochoa, mi alumno universitario y aficionado a la fotografa, Sr. Jos Mara Ochoa, hermano de los anteriores, un jo49

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ven regocijado e ingenioso espritu decidor y alegre y buen andarn y el seor Fernando Palma, vecino de los valles y un sportsman muy conocido en el Cuzco por sus aficiones a los juegos atlticos. Con prudencia que hubimos de aplaudir al da siguiente, persuadimos al jovencito Alberto Lpez que se quedara en Ccollpani, esperndonos, temerosos de que su corta edad sufriese las consecuencias de una penosa caminata, as como cuidadosos de las vboras que tienen, como su residencia favorita, los cerros y caminos que debamos recorrer. En Aobamba, a una legua de Ccollpani, tuvimos que desmontar para dejar las bestias y seguir a pie la legua que nos quedaba para llegar a San Miguel, pues el psimo estado de un puente que apenas se mantena temblando nos oblig a no exponer la vida de nuestras cabalgaduras. Con nuestras grupas a la espalda, en mangas de camisa, y con las carabinas, escopetas, machetes o alfanjes como los llamaba el seor Palma (don Enrique), hicimos el camino a San Miguel en 30 minutos. Nos alojamos en la casa del malogrado seor Lizrraga, donde hicimos transcurrir gran parte de la noche jugando a las cartas y riendo los chistes y chascarrillos de don Jos Mara, cuyo buen humor no decaa en los momentos de mayor fatiga y de inminente peligro. Lizrraga nos dijo que era dudosa nuestra llegada a Machupiccho, porque el camino por donde debamos ascender estaba completamente obstrudo por el ningn uso que se haca de l, desde haca mucho tiem po. Cuan do pre gun t bamos por la ruta que haba seguido el doctor Bingham, nos dijo que l fue por otro camino antiguo y ms fcil que sube por cerca de la Mquina o Mandor, el cual no podamos seguir por no poderse vadear el ro en tiempo 50

de lluvias, como lo hizo aqul por los meses de agosto y setiembre. Nos apercibi de que anduvisemos cuidadosos de las vboras que suelen hallarse en el camino, sin huir ni ofender pero, que pisadas inadvertidamente pican con resultados muchas veces funestos. A este propsito nos cont que todos los habitantes de esas regiones estaban picados, el que menos una vez, por aquel ponzooso reptil. Tal es la abundancia de ellos en esos lugares que una vez, segn nos cont tranquilamente Lizrraga, en un trabajo de cultivo de coca, hallaron, de paso y en media faena, en solo un da ciento cincuenta vboras a las cuales mataron. Los tres indios que nos acompaaban, llevando provisiones y aparatos necesarios para la excursin nos contaron tambin la frecuencia con que las vboras pican a las gentes y la manera como se curan, la cual es tan brbara como eficaz: Inmediatamente de ser mordidos cojen la cuchilla que siempre llevan consigo y rebanan una porcin de carne de todo el derredor de la parte en que han sentido el aguijn, dejando por supuesto una inmensa herida, la cual se queman con ascuas y se cauterizan impasiblemente con la sal que llaman de piedra. Esta curacin neutraliza el veneno, pero los deja inmovibles por cinco o seis meses. Los indios cuentan ancdotas interesantes relativas a la picadura de las vboras (Picacc), cuya ponzoa tambin se evita chupando la sangre en el punto de la herida. Se avisa que un alemn fue picado por una vbora en la palma de la mano, y no teniendo en ese momento ningn antdoto recurri al primer indio a quien hall en el camino y amenazndole con un revlver, le oblig a que le chupase la parte picada. De este modo salv su vida, poniendo en grave riesgo la del indio que felizmente no tena la menor herida en la boca.

Amaneci el da 19 con una lluvia copiosa que encharcaba el suelo y obligaba a los pajarillos a ocultarse en el umbro follaje. Abandonamos las improvisadas camas a las 5.30 a.m. Salamos con nuestras cargas, cubiertos de sendos ponchos, las mismas personas del da anterior ms don Agustn Lizrraga que armado de un inmenso cuchillo, nos serva de gua. Pasamos el puente y saltando por piedras y palos alcanzamos a encontrar la entrada de unos tupidos matorrales por donde, se nos dijo, deba de ser el camino. A ms de la menuda lluvia que nos mojaba, las ramas de los rboles y arbustos, al ser separadas por la manos y los palos nos regalaban tambin con nueva lluvia mojndonos con las gotas que fueron a cobijarse en sus verdes hojas. Camino no lo haba ninguno, seguamos ascendiendo por una pendiente empinadsima, por una senda bastante apenas para que corriese una pequesima cantidad de agua. Ya era un tronco de rbol que nos sera para encaramarnos o salvar un feo paso, ya las ramas cadas de los rboles nos servan de ascensores. La gradiente se haca cada vez mayor, y en el primer momento creamos encontrar algn abismo que nos hubiera detenido. Hacia media hora que subamos casi verticalmente llenos de sudor, y con los msculos de los pies que se nos adorman, por entre un bosque cerrado, a cuyos lados no se vean ms que el cerro crespo, erizado, inmenso y abajo el ro que entre alaridos ensordecedores arrastraba sus tumultuosas aguas. La lluvia segua insistente y el cielo brumoso y negro pareca un campo de luto y desolacin; una espesa neblina nos cubra impidindonos casi ver el camino. El seor Enrique Palma, con su machete, quitaba las ramas del paso y nos proporcionaba otras que inclinndose hacia nosotros nos serva para sus pen der nos. Esta ra mos a

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ochenta metros sobre el nivel del ro, cuando nos sorprendi ver bajo la concavidad de una roca algunos choclos de maz seco, ollas, pellejos y otros tiles de cocina, all donde apenas chirriaban insectos y piaban tristemente los pjaros. La subida se haca casi imposible, haban momentos en los cuales desmayaban nuestros nimos, pero viendo la voluntad y entusiasmo con que Lizrraga y Palma se perdan en el bosque buscando y sealadndonos la va, nos contemplbamos y seguamos la peregrinacin, comiendo algo de coca con chancaca, lo que nos salv de los efectos del soroche que nos haca vacilar. Contar las dificultades y peripecias del camino sera para parecer exagerados, es necesario ir, subir y fatigarse como los que excursionbamos, para comprender lo difcil de la ascensin. Baste decir que mirando de esas alturas, el vrtigo nos impeda seguir contemplando las casas, que humeaban desde las mrgenes del ro. En un momento en que yo iba subiendo agarrndome de las raicillas que se atravesaban el camino, me cog a algo que pareca un palo, cuando veloz, se desliz entre mis dedos de la mano algo muy fro y viscoso, cre haber tocado una vbora, y casi por una aprensin, muy explicable, sent que el dedo pulgar se me hinchaba y dola, despus vi que seguramente era alguna culebra que se hallaba dormida y al sentirse tocada huy hacia el matorral. Despus de una ascensin de tres horas, por fin llegamos a la cspide del cerro, desde donde se divisaba el ro como un hilo de cobre y la quebrada como una maroma negra. El grito de MACHUPICCHO! Lanzado por el seor Palma nos repuso de la inmensa fatiga que nos abrumaba. Desde all pudimos ver al otro lado del cerro una amplia meseta o explanada, siempre cubierta de enmaraado boscaje, en medio del cual se mostraban algunos

trozos que semejaban casas o ruinas de edificios. Descendimos hacia ese lugar, y repentinamente reparamos que caminbamos ya por unas galeras que hacia a la derecha estaban limitadas por una especie de cuarteles de piedra bruta y de carcter ciclpeo. Estbamos en Machupiccho. MACHUPICCHO. ANTECEDENTES. EL NOMBRE. LA CIUDAD. LOS EDIFICIOS. SUS DIMENSIONES. SU CONSERVACIN. SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS CON OTROS MONUMENTOS. LA OBRA DEL DOCTOR BINGHAM La vista general de Machupiccho puede decirse, parodiando una frase de Vctor Hugo, que semeja un conjunto de ruinas donde brotan flores y rboles. Tal es la fecundidad y exuberancia de esos lugares, que para poner en descubierto esos restos ha habido necesidad de tronchar numerosos e inmensos rboles que yacen tendidos entre las paredes y calles, y las ramas secas; los arbustos muertos, las plantas diezmadas dan al sitio un aspecto de imponencia y de sugestin histricas. Toda la poblacin, o sea todo el rea en que se hallan los restos de salas, habitaciones, torreones, casas e Intihuatanas, ocupar en clculo aproximado, unos mil quinientos metros de permetro, todo l siempre ocupado en su mayor parte por el boscaje tupido e impenetrable. Por entre las paredes y sobre ellas, se levantan arbustos que encaramados a los muros semejan guirnaldas que exornan la cansada cabeza de una vieja generacin. El lugar parece recordar la situacin de los antiguos castillos feudales, as en parte inaccesible, como nido de cndores, con puentes, rastrillos, puertas, que en Machupiccho estn subsanadas

por la casi inaccesibilidad de los cerros que le sirven de pedestal. Hacia arriba se divisa la regin de la Mquina, el lugar de Media Naranja, al frente Huaynapiccho, y hacia abajo Ccollpani y San Miguel que parecen emerger del abismo. Como dije antes, Machupiccho es comprensin de la finca Sillque de la familia Nadal. No es verdad que el doctor Bingham haya sido el descubridor de esos restos; l les ha dado la vida de la fama y del inters arqueolgico. Antes que l siempre suban, y an vivieron ah, muchas personas que cultivaban calabazas, yucas, camotes y caa de azcar. El finado seor Lizrraga suba con frecuencia en aos anteriores. El 14 de julio de 1901 (hace diez aos), subieron a Machupiccho por el camino que sigui el doctor Bingham, un seor Gavino Snchez, vecino de Caycay, y los seores Enrique Palma y Agustn Lizrraga, quienes visitaron todas las ruinas y recorrieron sus compartimientos; pero, como ocurre siempre, no fueron por inters cientfico e histrico, sino en busca de lo que muchos pretenden y de aquello que a algunos les quita el sueo, para ir a excavar lugares donde hay monumentos antiguos. El seor Palma nos dijo que hallaron una cuerda de cabuya, junto a una momia; tan bien hecha y conservada estaba la cuerda que la utiliz por mucho tiempo. Machupiccho ha sido pues, conocido por muchas personas, aunque su celebridad tengamos que deberla al doctor Bingham. Toca a los QUECHUISTAS descifrar la significacin etimolgica de la voz MACHUPICCHO, y de otras cuyo conocimiento pueden suministrar datos muy apreciables para el conocimiento de muchas cosas ignoradas o poco sabidas. Machupiccho es una palabra compuesta: Machu (viejo) y 51

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Piccho, que parece disinencia del verbo Picchar, que para los indios es el acto de mascar la coca. Eso de que al lado de Machupiccho haya otro sitio histrico, denominado Huayna piccho, palabra, en la cual Huayna (joven) es opuesta a Machu (viejo), parece ser algo interesante, si tenemos en consideracin que hay muchos lugares que tienen parecidos nombres, como Huaynamurayaca y Machumurayaca, en Quispicanchi, donde tenemos las voces Machu y Huayna formando el compuesto con Murayaca. Despus de bajar unos doscientos metros de la cspide del cerro, caminando por un desbrozado de hierbas y, como dije antes, por el algo as como una galera, se llega a una portada, muy semejante a la de SalaPunco, situada en el camino entre Ollantaytambo y Torontoy. Dicha portada es de mayores proporciones relativamente a las de su gnero y es visiblemente la entrada a la ciudad de Machupiccho. Las piedras de que estn formados los muros laterales de la portada son cuadrangulares y ligeramente trabajadas, y se hallan un tanto movidas, algunos por desprenderse por las races de arbustos que crecen de sus intersticios. El pulido y unin de las piedras seguramente que es inferior a la portada que da acceso a las notables galeras de Ollantaytambo, pero en la magnitud de las piedras del umbral, en la altura de ste y un detalle extrao de que hablar luego, es superior a la de ste. La altura de la portada es de dos metros cuarenta centmetros. Las paredes laterales estn formadas slo por cinco piedras y tienen un ancho de diez centmetros. La forma es siempre la de un trapecio. El umbral no est formado, como ocurre generalmente, por una sola piedra, sino por dos unidades, de dos metros veinte centmetros de largo y sesenta centmetros de espesor. La forma aproxi52

mada puede reconstruirse por los siguientes datos: Ancho de luz por la parte cercana al umbral, por dentro, un metro cincuenta centmetros; id, por fuera, un metro 55 centmetros. Por la base: por fuera 1 metro 59 centmetros; por dentro un metro 50 centmetros. El detalle de esta construccin que no se encuentra ni en Ollantaytambo, ni en Pizca ni en Torontoy, y es probable que tampoco lo haya en Choqquequirau, puesto que nada parecido aparece del diario del doctor Bingham, sobre estas ruinas, es una especie de collar o argolla de piedra de siete centmetros de dimetro que arranca en posicin horizontal de la parte de atrs del umbral, semejante, en for ma, a las piedras agujereadas y puestas como clavos en las cuadras y corrales, para amarrar las bestias. En la portada a que me refiero dicha argolla es distinta de la piedra del umbral, o mejor, est encajada en sta, pero en algunos otros grupos de construcciones for ma con el umbral un solo cuerpo, es decir que esas argollas se han for mado gastando el bloque de piedra. Como pasa con las alacenas, altares y los clavos o apndices cilndricos que existen entre las primeras, as en Choqquequirau como en Tonrontoy y Machupiccho se ignora y no es fcil saberlo el objeto de esos collares. Tuve ocasin de hablar sobre esta particularidad con nuestro sabio maestro doctor don Antonio Lorena, segn cuya opinin los collares seran para colgar de ellas algunas telas, hilos o ciertos signos que indicaban la hora en que el Inca o personaje notable que resida en el edificio no estaba visible para los extraos. Y esta presuncin se robustece ante el hecho de que los tales collares se hallan precisamente en la mitad de los umbrales, como si sirviesen para colgar alguna cortina o teln.

Cuando nos hallbamos contemplando la fortaleza encontramos a un indio que sala cargado de un gran bulto de la galera, cuya entrada es aquella. Quedse asombrado al vernos en esas alturas, a las cuales rarsimas veces, segn l, ascendan las gentes. Averiguamos por l y nos dijo que se llamaba Anacleto Alvarez y que hace ocho aos viva en Machupiccho, cuyas tierras de labranza conduca por doce soles anuales; agreg que cansado de la soledad y del aislamiento se retiraba al puente de San Miguel donde conduca sus pobres y miserables enseres y cosas. As supimos que el maz y los rastros que hallamos en la cueva del cerro que habamos subido eran de Alvarez, quien haca su traslacin escalonadamente por la gran dificultad del descenso. Pasando la portada se penetra en una ancha galera, protegida a los lados por muros de piedra bruta de carcter ciclpeo que conduce en un descenso muy suave a unas graderas de piedra talladas en roca, por las cuales, se ve claramente, se penetra en el corazn de la ciudad, cuyas ruinas se presentan ya en conjunto, con sus calles estrechas, torreones y ciudadelas, todo por supuesto cubierto en matorrales, arbustos y rboles diversos. Bajando hacia la derecha, obser vamos que de una choza de techo de paja sala una columna de humo negro, como si en ella se estuviese quemando algo. Llegados a la pequea puerta de for ma de trapecio, vimos que en dicha habitacin haba efectivamente moradores, ellos eran la mujer y tres nios del indgena Alvarez. Los tristes vecinos de esa pobre covacha no pudieron pronunciar una palabra luego que nos vieron, temerosos de que les hiciramos dao, pero repartimos pan entre los nios que estaban casi desnudos y convencidos de que ramos gentes

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de bien se repusieron de su estupor. La habitacin referida es una pieza de tres metros de largo por dos metros de ancho, toda ella es construccin antigua con piedras de sillera pulida en los bordes y parecen almohadillas, muy semejante en su forma de construccin y de ngulos a la pared del callejn de Loreto del Cuzco, de tal modo que su morador para habitarla no ha tenido ms trabajo que cubrir el techo con palos y paja, y por la parte de atrs, cuya pared est destruida, poner hasta el techo estacas que semejan una empalizada. Es, pues, una habitacin eminentemente precolonial, si con este nombre pueden bautizarse todas las construcciones anteriores a la conquista, bien sean anteriores al ltimo perodo de la civilizacin quechua representada por el Imperio de los Hijos del Sol, sirviendo de morada a los hombres del siglo XX. De la puerta de la habitacin, tomando la derecha se ve una escalinata hermosa de piedra con tramos anchos y regularmente formados que conducen hacia el grupo de construcciones que quedan en la parte baja de la ciudad. Antes de penetrar por esas graderas, por indicacin de nuestros guas nos dirigimos de frente por una senda muy abierta y llena de charamuscas entre callejas estrechsimas; a saltos de un tronco a otro, como a cincuenta metros ms all de la primera habitacin que hallamos, nos vimos frente a una hermosa y gran sala a la que rodean varias otras piezas, tambin de piedra, pero no tienen ni la magnificencia de los detalles ni la imponencia de los materiales, ni el primor de la perfeccin en la soldadura de los sillares, ni las proporciones ni dimensiones de aqulla. Lo primero que llama la atencin es un inmenso monolito cuadrangular que, arrancando de la pared del fondo, sobresale a ma-

nera de un trono o altar destinado a alguna divinidad o personaje de altas preminencias, y a cuyos lados se ven dos piedras de menos dimensiones, pero que semejan sitios o puestos secundarios de una trinidad de dolos o personas. Dichas piedras se alzan del suelo y rematan casi en la tercera de la pared. El monolito del fondo es de roca ligeramente trabajado, tiene de largo 4 metros 36 centmetros; 1 metro de espesor, su altura del ras del suelo es de un metro cincuenta centmetros; sale de la pared hacia delante, setenta y cuatro centmetros. Se trata seguramente de un lugar de adoracin o de un palacio. La sala tiene la pared del fondo y las laterales faltndole solo la principal o sea la fachada, para dar idea de su forma completa. No puede darse mayor primor de perfeccin; all se ha unido lo monumental y grandioso con lo regular y simtrico. Los muros laterales, puede decirse que estn formados solo de dos inmensos y trabajados monolitos, que se sueldan o enchapan con la pared del fondo mediante tres piedras de la forma exijida por la colocacin de los monolitos que tienen cuarenta y tres centmetros de largo cada una. El monolito de la derecha tiene de largo tres metros diez centmetros, de ancho y de espesor ochenta y dos centmetros. El de la izquierda tiene tres metros noventa y ocho centmetros de largo; dos metros treinta centmetros de alto y noventa centmetros de espesor; el primer monolito tiene 12 esquinas. Toda la habitacin esta formada de 166 piedras, de las cuales, las de pequeas dimensiones son aplanadas y paralelogrmicas. En esta sala no haban de faltar ni los nichos o alacenas que hay en Ollantaytambo, Pizca, Torontoy y Choqquequirau, ni los clavos cilndricos de piedra que ornamentan stas al parecer hornaciones de dolos y divinidades. Existen 17 53

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alacenas: 10 laterales y 7 en la pared del fondo. Los clavos o apndices de piedra solo existen entre estas ltimas. La habitacin tiene 6 metros 43 centmetros de largo, 7 metros 77 centmetros de ancho. Las paredes laterales tienen de alturas, la de la derecha 3 metros 69 centmetros; la de la izquierda, 3 metros 94 centmetros; la del fondo, hasta el plano altar formado por el monolito, 2 metros y medio. Las paredes laterales en sus extremos libres demuestran claramente una especie de corte oblicuo que hace que la base quede sobresaliente con relacin a su remate, y asimismo presentan en las piedras de la cspide una casi profunda concavidad, que al parecer serva de encaje o soldadura con la piedra del umbral que ha desaparecido. Esta clase de concavidades se notan casi en todas las habitaciones de Machupiccho. La sala cuya descripcin acabo de hacer, imperfectamente por supuesto, es lo mejor que hay en Machupiccho, entre las ruinas de salas o habitaciones que se alzan sobre la exuberante vegetacin de esas inhabitadas alturas donde slo la vbora se enseorea con su temible obra de ponzoa. Hacia la izquierda de la sala, como a diez metros de distancia, se encuentra otra habitacin larga, cuyos muros estn formados de piedras rectangulares de pequeas dimensiones, pero cuyas lneas de rincn son tan perfectas como las de Maruri, en el Cuzco. Tiene de largo 10 metros 42 centmetros y de ancho 4 metros. En la mitad de la pieza y hacia el crculo que forman la sala y las otras habitaciones, hay una especie de columna o pilar que tiene 2 metros 7 centmetros de alto del ras del suelo; 77 centmetros de ancho. En su parte superior muestra claras huellas de que soportaba el umbral, lo que prueba que esa pieza eran dos habitaciones, cuya pared medianera se ha destruido. 54

En ella se cuenta cinco alacenas laterales, que tienen la particularidad de ser de mayores dimensiones que las ordinarias. Inmediata a esa y enfrente a la sala principal, hay una habitacin pequea con paredes de piedra bruta rellenadas con barro, pero que tienen, as como las alacenas de las otras, los clavos cilndricos de piedra negra muy pulida y encorvados hacia abajo por los extremos, lo que les da una apariencia particular. A la derecha de la sala se ve un semicrculo for mado por una roca de muy escasa altura, semejante al crculo que como base del Intihuatana se ve en Pizca; a este semicrculo le falta el cilindro de piedra en que generalmente rematan los restos llamados Intihuatanas. Para pasar de un lugar a otro, visitando los restos que en grupos diversos se hallan en Machupiccho, es necesario subir o bajar graderas de piedra cubiertas de malezas y arbustos, pues que casi todos los compartimientos estn en distinto nivel. Subiendo por la parte de atrs de la sala se encuentra otro Intihuatana grande, de forma circular, en cuyo centro se alza una argolla, en vez del cilindro ordinario, muy semejante a la del umbral de la portada de que ya he hablado. Esta argolla tiene la particularidad de arrancar de la misma plataforma, con la que forma un solo conjunto. Cerca de ste se encuentra otro Intihuatana que remata en un pliedro de 4 caras. Estos Intihuatanas se hallan generalmente situados en las mayores eminencias del cerro. Desde el sitio ltimo en que nos hallbamos, divisamos, hacia la izquierda, y en la parte baja del andn otro grupo de ruinas en claros muy estrechos que parecen calles. El sitio es montuoso y donde se han derribado inmensos y gruesos rboles que tendidos en toda la extensin del campo y en todas

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las direcciones forman como un inmenso puente o una malla formidable sobre la cual hay que caminar para trasladarse a aquel lugar despus de bajar del andn dejndose caer por los troncos que hacen entre el lado superior y el inferior. Llegando al pie de los muros ms altos se encuentra uno con una pared hecha de piedras pulidas cuadrangulares, parecidas a las de la calle de Maruri y de unin muy delicada y perfecta. Desde el suelo, que es una calle, entre dos paredes muy cercanas mide el muro siete metros y medio de altura. Encaramados a un tronco subimos dicha pared que da acceso a un terrado de 50 metros cuadrados de extensin, donde en la actualidad crece el maz sembrado por el vecino de Machupiccho, Anacleto Alvarez. El muro tal como est parece servir de cuartel parapeto a ese terrado o plaza. Despus de correr unos trescientos metros y bajar del andn en que nos hallbamos, encontramos en la pendiente escalonada del cerro una especie de bao o pozo de piedra cuadrangular muy semejante al llamado bao de la ustta existente en Ollantaytambo. Tiene en su parte inferior una especie de desage que comunica con otro pocito o bao de igual forma que se encuentra en nivel inferior, en esta forma escalonada encontramos en el descenso del cerro seis de esos pozos, los que segn los indgenas, se suceden de idntico modo hasta el ro, es decir una pendiente de 200 metros de extensin, hoy cubierta por un bosque cerrado e impenetrable, pero cubierta toda ella de un sistema de andenes que circundan todo Machupiccho. Todos los naturales que conocen esos pozos aseguran que ellos eran lavaderos de oro; pero teniendo en cuenta que casi en todos los sitios o ciudades de importancia los antiguos peruanos construan canales, con intermedio de

recipientes o cubetas de piedra, creo yo que los pozos en cuestin no significan sino conductos por donde descendan, bien sea la chicha sagrada de las libaciones o la sangre de las vctimas de los sacrificios, para ir a perderse en la profundidad imponente de la quebrada. El hecho de que unos pocitos se comunican con los otros no puede darnos otra idea que el de acueductos para objetos de culto. Garcilaso relata que en diversos puntos estos canales servan para las grandes libaciones en honor del Sol. Subiendo del lugar de los pozos, casi al pie de la choza del indio habitante de Machupiccho, se destaca dominando las andeneras bajas una construccin sorprendente por lo rara, grandiosa por lo monumental, y reveladora por los detalles especiales que la rodean. En esa construccin es lo primitivo, lo rudo y lo grandioso que caracterizan los primeros pasos del hombre, mezclado, en curioso contubernio con la obra pulida magnfica y artstica de los momentos de esplendor de una civilizacin extraa inexplicable, pero efectiva y grande. Junto a una gruta semejante a una vivienda de Trogloditas, se admira una construccin parecida a una sola casera o a una torre babilnica. All se manifiestan en ntimo consorcio la obra grande de la Naturaleza, con la refinada del hombre. Es una roca inmensa, una mole for midable de siete metros de altura, coronada por una especie de Intihuatana de una mampostera de piedra acabada, por la regularidad y pulido de las piedras, como por la unin de stas. Sobre la roca que se alza enhiesta se ha construido en for ma circular un torren que visto desde abajo recuerda una construccin primorosa. En la parte inferior de la roca que mira hacia el ro, se ve una puerta oblicua triangular abier ta en esa 55

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masa infor me de piedra, y en esa gruta o cueva, en el seno disgregado de la roca se encuentra una habitacin ornamentada de muros de piedras cuadrangulares, iguales a los de Ollantaytambo, de alacenas de doble fila y de clavos de piedra que dan a ese lugar un aspecto imponente y sombro. Parece que un titn, un gigante se hubiese deslizado por una grieta de la roca, y con el colosal esfuerzo de sus espaldas, al levantarse la hubiera disgregado, quebrantado y dividido en dos partes desiguales, una la de la izquierda, mayor ms inmensa, y la de la derecha, un trozo mediano. La parte de la izquierda se inclina a la derecha pero para no dejar que se vuelvan a unir, para hacer un juego de capricho, esas dos fracciones se han unido con una especie de pared pequea, muro o columna de la misma construccin que la parte alta del torren. Ese trozo de mampostera semeja una chapa her mosa de dos fragmentos de roca separados, sobre la cual se mantuviese la mayor porcin de ella. Es un remiendo de piedra pulida y labrada, hecho en una roca bruta, tal como la hizo la Naturaleza. Penetrando en esa especie de gruta se llega a una pieza hmeda irregular de ocho metros cuadrados de extensin, cuyo techo est for mado de piedras labradas. Sus paredes estn, como dije antes, for madas por muros de piedras pulidas que constituyen como el decorado de ese subterrneo curioso y extrao. Arrancando del ras del suelo se ven cuatro nichos o alacenas de mayores dimensiones que las que ordinariamente existen en ruinas semejantes, su altura es de 1 metro 77 centmetros, su ancho en la parte de arriba de 47 centmetros y en la base de 65 centmetros, y su profundidad es de 20 centmetros. Tiene exactamente todas las dimensiones 56

para que se encaje un hombre de alta estatura, con un espacio suficiente por afuera, para poner un muro al mismo nivel de la lnea que el resto de la pared. Encima de estas alacenas se encuentra dos pequeas, cuya altura es de 55 centmetros, ancho en la parte de arriba de 32 centmetros, y en la base de 40 centmetros, con una profundidad de 28 centmetros. En el muro se destacan tambin dos clavos de piedra delgada y pulida. Al entrar en la cueva hay tres secciones de tronos regulares for mados o labrados en roca, y casi todo el crculo, tocando con la base de las alacenas grandes, est rodeado de una especie de corniza o platafor ma tambin de piedra. En la parte inferior hay un enor me agujero figurando un asiento que delata las excavaciones que en ese sitio se han hecho. En muchos lugares se notan vestigios de haberse hecho excavaciones, sin duda obsesionados por el inters del oro que se cree existir oculto en esas regiones, en proporciones fabulosas. Las alacenas mayores por sus dimensiones, por la gruta en que se hallan y por el aspecto casi sombro del recinto hacen pensar que ese sitio fuese un lugar de castigo o de torturas. Es sabido que entre los antiguos peruanos las faltas graves, las atroces, contra la pureza, santidad del culto, la castidad de las mujeres escogidas se castigaban con la terrible pena de emparedamiento. Tal vez, esos nichos lo eran verdaderamente para conser var y guardar hasta despus de la muerte el cuerpo de los infelices delincuentes. Al lado de este torren, se encuentra otro muy semejan te, pero sin la gruta, y ya muy destruido; en su coronacin ofrece el mismo carcter de construccin que el anterior, as en la cali-

dad y puli do de las piedras como en las lneas de unin. Encima de este ltimo existe un pocito o bao de piedra de 7 centmetros de profundidad y de dos metros de permetro. De este sitio se pasa a una habitacin que no tiene sino parte de sus muros de piedras cuadrangulares, con 16 alacenas pequeas y muchos clavos colocados entre aquellas. Prxima a la anterior y casi sobre el torren principal hay un espacio grande rodeado de muros, que parece una plaza circular de alguna importancia. Tiene seis alacenas pequeas y dos grandes y comunica con una habitacin muy semejante a la galera de Ollantaytambo; est ornamentada por nueve alacenas, con clavos cilndricos entre una y otra. En un extremo de esta pieza existe un hueco grande que penetra hacia adentro en for ma oblicua, y cuyo tr mino no se conoce. Es uno de esos subterrneos tan comunes en el Cuzco y otros puntos, que se conocen con el nombre de Chinganas, y sobre los cuales existen tradiciones populares fantsticas e inverosmiles. Tras las anteriores piezas, y casi comunicndose con ellas, se encuentra una portada de dos metros de alto que da entrada a una habitacin cuadrangular de paredes iguales a las de las ya descritas, pero que tiene la particularidad de contar con dos puertas, una de entrada y otra que sir ve de comunicacin con la siguiente y de tener las alacenas en doble fila, es decir unas superiores a otras inferiores. Tras de los muros de esta ltima pieza y caminando por la izquierda del andn en que se halla situado este grupo de construcciones, hay tres callejuelas apretadas y estrechas, suficientes para que pase un hombre medianamente gordo. Estas calles

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cortan transversalmente las habitaciones, por su parte posterior, y son paralelas entre s. Las paredes que las flanquean son de piedras unidas con barro y no presentan la grandiosidad y perfeccin de las otras. Por todas partes, entre los breales y el tupido encaje, se presentan vestigios de andenes, casas y calles todos los cuales no nos fue posible ver por lo impenetrable de los matorrales y por la gran altura de los andenes que separan esos lugares unos de otros. Habamos comenzado a visitar y medir las construcciones de que he hecho mencin a las 8.30 a.m. y despus de ver la ltima eran las 12.30 p.m., hora en que volvimos a la choza de Anacleto Alvarez, subiendo por la her mosa gradera, que por sus tramos, la colocacin de stos y an el color de las piedras es igual, a esa otra gradera existente en el Rodadero y que el vulgo conoce con el nombre de ccusillocc hinqquinan. Audacia sera en quien escribe estas lneas aventurarse a emitir opiniones sobre la significacin histrica y arqueolgica de los admirables restos de Machupiccho, a los cuales rodean, por otra parte, detalles y por menores extraamente reveladores. Pero no estar dems comparar ciertos antecedentes confir mados y conocidos, llevar una razn o prueba ms a las que ya se han aducido sobre la significacin y rol histrico de las diversas civilizaciones que se han desarrollado en este lado del continente, y sobre las diferencias y puntos de unin entre los restos encontrados en los diversos lugares del territorio, as como despertar el inters de los hombres de ciencia y del Gobierno, para hacer investigaciones y estudios sobre las regiones hoy desconocidas que en otro tiempo han podido ser teatro de leja-

nas y hoy perdidas civilizaciones. Lo que se crean selvas vrgenes bosques intocados y regiones puras, hacia los cuales el progreso dirige hoy sus miradas de exploracin y de conquista, ante los datos de la ciencia, van presen tn do se como es ce na rios que vieron desarrollarse inmensos y grandes hechos, como en estos sagrados y grandes tesoros de civilizacin, y como historias mudas que esperan para hablar el momento de la santa locura y de la obsesin inspiradora. An cuando parezca paradjico, los restos de Machupiccho expuestos a los ultrajes de la intemperie, y alzndose en la enhiesta soledad de esas inhospitalarias alturas estn mejor conser vados que los que se encuentran en lugares frecuentados por el hombre, como Ollantaytambo y Ppsacc. La naturaleza menos destructora y ms prdiga en cuidados ha guardado y conser vado mejor los monumentos encomendados a su sola custodia, que el hombre, cuya mano parece empeada en borrar la huella de los siglos. Slo los arbustos y las races de los rboles han desmoronado algunas piedras de los muros y han hecho perder la delicada ensambladura de los sillares. Como muy pocos pueden ascender a esos lugares, y es imposible la traslacin de las piedras hasta las fincas o poblaciones prximas, la mano del hombre ha quedado y queda cohibida de arrancar y destruir las paredes para utilizar esos elementos histricos en edificios y fabricacin de casas, ni aplicar la dinamita destructora a los monolitos para obtener piedras de las for mas y de las dimensiones deseadas, como descaradamente ocurren en Ollantaytambo y Ppsac, desde las casas de reciente for macin ostentan esos her mosos sillares de los monumentos que existen en sus cercanas y a inmediato alcance del hombre. 57

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Sera conveniente que las autoridades respectivas hicieran destrozar y limpiar anualmente, por lo menos, ese bosque que en un momento cubre con su follaje toda su existencia y duracin. Lo que desde el primer momento llama la atencin en Machupiccho es la absoluta carencia de agua; pero a poco se escudrie algo se ve que por la parte izquierda del ro y por toda la pendiente del cerro que colinda con aqul existe una acequia antigua obstruida como todas casi las de su clase, acequia que recorre una gran extensin y por donde seguramente corra ese precioso elemento de vida para los usos de los habitantes de esa poblacin antigua. Siguiendo casi la misma direccin de la acequia se ven tambin las huellas del antiguo camino que conduca de las regiones de Ollantaytambo a Machupiccho; atravesando las peas y los riscos por pendientes muy peligrosas. Segn noticias de las personas que conocen ese camino, puede todava hoy utilizarse mediante obras de reparacin que no seran difciles de ejecutar, por lo menos para el viaje de peatones. Es indudable, pues, que Machupiccho fue una poblacin de gran importancia, fue una ciudad cuya influencia en la vida de las poblaciones de la hoya del Vilcanota la pregonan esos for mi da bles res tos de pa la cios, esos numerosos Intihuatanas que en otro tiempo fueron siempre lugares de cita y romera para las tribus creyentes, esos torreones que a manera de otros castillos de la feudalidad medioeval, se levantan como protegiendo la augusta severidad de los edificios; esos canales y acequias por donde corran las aguas purificadoras de la libacin sagrada y la sangre caliente de las vctimas del sacrificio. 58

Pero por qu calla la Historia Colonial, por qu calla la tradicin, por qu callan todas las fuentes sobre la existencia, no digo de Machupiccho, sino de otros lugares por los cuales anduvo la civilizacin con su corte de monumentos y su tor mento de luchas? Ollantaytambo, en la misma hoya, fue el ltimo, donde Ollantay sostuvo su posicin rebelde y donde seguramente existan esos restos que hoy admiramos y estudiamos y que por otra parte, son casi idnticos, salvos, algunos detalles, a los de Torontoy y Machupiccho. Las huestes derrotadas por los espaoles, cuando las fuerzas vencedoras de Pizarro llegaron hasta el Cuzco, huyeron por las riberas del Vilcanota y las que pudieron escapar de la matanza, fueron a perderse en la oscura soledad de las selvas que por tales e impenetrables considerbase desde Torontoy. Los Incas descendientes de Manco Cpac no tuvieron pues conocimiento de Machupiccho, porque a haberlos tenido habran hecho desde esa explendida fortaleza una resistencia de titanes contra cualquier ejrcito enemigo. Adems, la tradicin trasmitida por los primeros conquistadores habra guardado la noticia de la existencia de esa ciudad y de otras vecinas, y de este modo habramos conocido y estudiado estos por hoy nuevos e ignorados lugares histricos. Explorando por toda la regin montaosa hasta la par te ocupada por las actuales tribus salvajes, se encuentran dentro de aquella regin vestigios de cons truc cin que ates ti guan que hubo un tiempo en que for maron par te de un pueblo grande, prspero y conquistador y que algn cataclismo geolgico o social, como una inva-

sin de otras razas, fraccion, quebrant y ahog la unidad de ese pueblo junto con su independencia y vida. Este fue el Imperio Incaico con su numerossima escala de reyes, generaciones que nos pinta Montesinos? Pero sabemos que las tribus que no queran someterse a la autoridad de los Incas huan hacia la regin montaosa, siendo la principal la del Amarumayo, y no hallamos siquiera vagas noticias de que Ma chu pic cho y Huay na piccho, se mencionasen como lugares comprendidos en los dominios de los Hijos del Sol. Pa re ce, pues, que poco a poco, pue blos de raza quechua, habitadoras de aquellas zo nas, fue ron aban do nan do sus residencias y emigraron en un movimiento de salida hacia el Cuzco y hacia las orillas del Apurmac, acosados ya por las irrupciones de las tribus salvajes, ya por las dificultades de la vida creadas por la Naturaleza, etc., etc. y esto debi ocurrir muchos siglos antes de la fundacin del Imperio de Manco, tal vez durante el predominio de los Aimaras chancas. La primitiva civilizacin quechua restaurada ya en una poca muy moderna por Manco Cpac, segn se va probando hoy, tuvo por lado, de la extensin y una excelencia a que no alcanz el Imperio de los Hijos del Sol. El Imperio seguramente abarc casi toda la regin montaosa donde tal vez tuvo su sede principal. Machupiccho y los restos de los lugares prximos pueden ser, pues, la obra de esa primera civilizacin quechua, y su memoria se perdi por la violencia de la sbita invasin de los Aimaras que procuraron llevar hacia Titicaca todas las poblaciones quechuas que vivan en esas apartadas regiones. Cuzco 1912.

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MISTICISMO Y REALIDAD URBANOARQUITECTNICA


DE MACHU PICCHU
Roberto Samanez Argumedo1

l impresionante marco natural que caracteriza al lugar escogido para edificar Machu Picchu, sobre una cresta rocosa a 2,400 m. de altitud, hace difcil percibir la presencia de la obra del hombre. Ni las parcelas de cultivo en terrazas escalonadas que caracterizan su zona agrcola, ni el conjunto de

p l a t a f o r m a s a s c e n d e n te s ocupadas por construcciones de piedra del sector urbano, parecen tener presencia en compara cin con la obra de la naturaleza. Si obser vamos con atencin veremos que las edificaciones se integran al entorno natural, por su original concepcin tridimensional de volme-

nes jerarquizados. A pesar que el empleo de andenes transfor ma el ambiente natural en cultural y que la com po si cin arquitectnica y paisajista est resuelta con tanto acierto, los visitantes extasiados contemplan el conjunto como si los muros y recintos siempre hubiesen sido parte de ese lugar, al igual que

1 Docente cesante de la Facultad de Arquitectura y Artes Plsticas.

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Roberto Samanez Argumedo

Aspecto del noreste de la plaza ceremonial, con los andenes que integran un afloramiento rocoso. El tratamiento de los volmenes impacta por su estudiado efecto de luz y sombra. .

las montaas, los farallones ptreos y las rocas. Protzen, un destacado investigador de la tecnologa de los incas, reconoce ese mismo aspecto con el siguiente comentario: la ntima integracin de la for ma construida y su entorno natural es maravillosa. La unidad de su arquitectura posee una insuperable ar mona, y la perfeccin de su sillera es extraordinaria. En resumen, es una obra maestra de arquitectura y planificacin urbana que rivaliza con los mayores logros de los griegos, romanos o de cualquier otra civilizacin2. En el presente artculo queremos llamar la atencin sobre la gnesis de esa concepcin urbana y el origen de las for mas volumtricas que generaron a su vez la arquitectura expresiva que ca-

racteriza al conjunto. Guardando las distancias cronolgicas y culturales, podemos decir que ese resultado se produjo por que existi un proceso creativo, del que result la imagen for mal convertida en una realidad constructiva y arquitectnica. Al razonamiento lgico de quien concibi la idea para edificar el conjunto, se sum una energa subconsciente contenida en la imagi na cin de los es pe cia lis tas, que secundaron a su lder, para cumplir su propsito en el lugar escogido. En la actualidad sabemos que ese visionario no es otro que Cusi Yupanqui, uno de los hijos del inca Viracocha, el prncipe de reconocida capacidad y aptitud, que destac como caudillo de la resistencia ante el ataque de los invasores Chancas que llegaron has ta el Cusco.

Convertido en soberano fue conocido como inca Pachacuti, el que transfor ma la tierra. Queremos destacar que en el siglo XV, con procedimientos que podramos llamar rudimentarios en comparacin con nuestras actuales herramientas proyectuales, pero dotados de intensa energa espiritual los especialistas fueron capaces de llevar adelante el proceso creativo de composicin arquitectnica y diseo de las soluciones funcionales y constructivas, que per mitieron materializar esa obra digna de admiracin. La notable coherencia for mal que la caracteriza, nos trae a la memoria el pensamiento del filsofo griego Platn, quien deca que la for ma alcanza su plenitud cuando todos los elementos participantes alcanzan la unidad. Es precisa-

2 Protzen, Jean Pierre, Arquitectura y Construccin Incas en Ollantaytambo. Pontificia Universidad Catlica del Per, Lima 2005, Pg. 21. Arquitecto suizo investigador del trabajo de la piedra en poca inca. Profesor de la Universidad de California en Berkeley.

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mente lo que percibimos en la arquitectura que confor ma diversos sectores de Machu Picchu, donde existe identidad en el diseo, que se manifiesta con facilidad y espontaneidad. Nos atre ve mos a pre ci sar que la concepcin urbanstica de espacios y sectores edificados y la propia arquitectura del com ple jo de edi fi cios sa grados, viviendas y dems edificaciones, sigui un proceso mental de gestacin creativa, en el que se deter min un esquema de ordenamiento, una idea rectora de zonificacin y distribucin. Ese proceso responda sin duda a la concepcin mgico re li gio sa de Pa cha cu ti, quien asumi el poder en calidad de Hijo del Sol instituyendo el culto estatal que daba ms impor tancia a la imagen del astro rey que al antiguo dios Viracocha. Un proyecto de hondo significado religioso, que vinculaba al sol con el sistema cosmolgico y geogrfico de altas montaas y alineamientos astronmicos, como el de Machu Picchu, demand no solamente una rdua labor de seleccin del lugar que reuniera todos esos requisitos, si no tambin una cuidadosa planificacin para que la idea rectora se cumpla en todos sus alcances. Se tuvo que desarrollar una distribucin proporcional y sectorizacin ar moniosa, como lo demuestra la precisa divisin entre la zona agrcola y la urbana o la ubicacin de la plaza como espacio central que divide las parcialidades Hanan y Hurin. Tampoco qued librado al azar el equilibrio de masas, la direccionalidad de lneas y el ritmo de las sucesiones volumtricas que

podemos admirar en el conjunto. El proceso mental de composicin debi ser plasmado en maquetas, cuyo empleo est bastante documentado para otros sitios incas. El cronista Juan de Betanzos refirindose a la transfor macin del pequeo seoro del Cusco en capital imperial, por Pachacuti el inca refor mador y conquistador, dice: que esto as fue hecho, Inca Yupanqui traz la ciudad e hizo hacer de figuras de barro, bien ans como l la pensaba hacer y edificar3 las figuras de barro representando la ciudad no eran otra cosa que maquetas, para concretar la concepcin idealizada. Confir ma la utilizacin de maquetas y dibujos el escritor cusqueo Inca G a r c i l a s o d e l a Ve g a (15391616) quien narra que los incas saban: pintar y hacer el modelo y dibujo de sus pueblos y provincias.4 Se puede entender la utilidad de los modelos a escala reducida en un lugar como Machu Picchu donde el relieve es muy accidentado y el trazado de calles, escalinatas y terrazas debe seguir la pendiente del terreno. Es muy aleccionador constatar como ha sido tratado el terreno natural del sector urbano, que presentaba dos promontorios y una depresin alargada, convertida en la Plaza Principal, amoldndola a la topografa. Al noreste de la referida plaza, el promontorio ha sido tratado de manera escultrica creando cuatro andenes que integran un afloramiento natural de rocas. Una gran escalinata asciende paralelamente a los ande nes, con fi na da en el lado opuesto por una elevada pared. Ese tratamiento de los volme-

nes de los andenes, la escalinata y la pared continua que une el nivel superior e inferior, genera un impactante efecto producido por la luz del sol y las sombras. No podemos dejar de vincularlo con la frase de Le Corbusier: la arquitectura es el juego sabio, correcto y magnfico de volmenes ensamblados bajo la luz5 sin lugar a duda esa composicin que abarca cerca de 200 metros lineales del lado norte de la plaza, tuvo que ser concebida y estudiada utilizando modelos tridimensionales. DETERMINANTES CSMICOS Y SIMBLICOS En 1983 se hallaron documentos que haban sido conser vados por la orden religiosa de San Agustn, que proporcionaron datos irrefutables sobre la ocupacin de Machu Picchu por los incas. Aunque los detalles de su existencia no lleguen nunca a ser conocidos, indican que esas extensas reas fueron conquistados por el inca Yupanqui, llamado despus Pachacuti, quien se adjudic territorios que estaban ubicados en la quebrada del ro Vilcanota, entre Ollantaytambo y Chaullay. Todos los terrenos desde Torontoy hacia abajo figuran como tierras del inca Pachacuti, lo que per miti saber que eran propiedades reales.6 Era prctica usual en el sistema social de los incas, que a la muerte de uno de sus soberanos las tierras que posea las heredara su Panaca o familia directa. Las moradas reales no pasaban al inca heredero que lo suceda y cada nuevo gobernante se vea en la obligacin de crearse propiedades, para utilizarlas y hacer

3 Gasparini, Graciano, Margolies, Luise. Arquitectura Inka. Universidad Central de Venezuela, Grficas Armitano. Caracas 1977, Pg. 47. Cita la obra de Juan de Betanzos, Suma y Narracin de los incas, edicin de 1968. 4 Gasparini Margolies. Obra citada 1977. 5 Frase contenida en el libro Hacia una arquitectura del arquitecto suizofrancs Charles Edouard Jeanneret conocido como Le Corbusier (18871965). 6 Glave, Luis Miguel, Remy, Mara Isabel. Estructura agraria y vida rural en una regin andina: Ollantaytambo entre los siglos XVIXIX. Archivos de Historia Andina 3. Centro Bartolom de las Casas. Cusco 1983.

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Plano del conjunto agrcola y urbano de Machu Picchu. Al lado derecho estn el sector urbano alto, la explanada o plaza ceremonial y el sector urbano bajo. Tomado de Gasparini 1977.

gala de lugares a tono con su elevado rango. Muchas se obtuvieron transfor mando la topografa de valles inhspitos, construyendo andenes y canales, para habilitar nuevas tierras. Las propiedades reales se convirtieron en palacios rurales y lugares de recreo con jardines y bosques. En el que Huayna Capac posea entre Urubamba y Yucay exista una reser va de animales de caza, estanque con totora y peces, adems de sembros exticos de aj, coca, algodn y man. Todas esas consideraciones per mitieron a Rowe concluir que el referido gobernante inca, que tena otras propiedades reales que rememoraban hazaas de su reinado, escogiera la cresta que desciende desde el nevado Salcantay para su morada real ms significativa e importante7. Su propsito era perennizar la derrota de los Chancas tras su campaa militar que lo llev hasta Vitcos, recorriendo las inmediaciones de Machu Picchu. El sitio escogido para edificar su retiro real sorprende mas que

por su topografa agreste, de cambios altitudinales notables, por estar circundado de imponentes cumbres y las montaas sagradas, apus de la mayor jerarqua en la cosmovisin andina. Adems de la imponente presencia del Salcantay (6,271 m.s.n.m) situado hacia el sur de Machu Picchu, destacan el Pumasillo (6,075 m.s.n.m.) situado al oeste y la silueta piramidal de la cumbre llamada La Vernica (5,750 m.s.n.m.) ubicada al este, adems de otras altas cumbres que for man parte de la Cordillera de Vilcabamba. El reconocido investigador de entierros ceremoniales en las altas cumbres andinas, Johan Reinhard postula la existencia de una geografa sagrada que for m parte del culto a las montaas, que se remonta en la cultura andina al primer milenio antes de Cristo. Estas se veneraban no solamente por su aspecto imponente, si no por considerarlas entes protectores, proveedores del agua para la agricultura y capaces de traer la lluvia del cielo8.

En el sitio escogido por el inca Pachacuti para crear su establecimiento real, hacen aproximadamente 540 aos, se hallaron los factores geogrficos y cosmolgicos buscados, en una conjuncin realmente sorprendente. Al margen de cualquier especulacin esotrica, que descartamos por no ser compatible con nuestro razonamiento, verificamos la existencia de factores que nos hacen entender el misticismo de los incas, que en su visin intuitiva crean fir memente en la comunicacin del hombre con la divinidad, dando origen a la ficcin alegrica de connotaciones mgicas y religiosas capaz de generar una enor me fuerza creadora, expresada en su arquitectura. Los factores a los que nos referimos se verifican en el percurso del ro sagrado Vilcanota, que cambia su nombre por el de Urubamba, fluyendo en direccin sur este a noreste, reproduciendo la trayectoria del sol, que en la zona de Machu Picchu sale y se pone detrs de los picos ne-

7 John Howland Rowe, Los Incas del Cuzco siglos XVI, XVII, XVIII. Instituto Nacional de Cultura. Regin Cusco, 2003. Artculo: Machu Picchu a la luz de documentos del siglo XVI, pginas 117 a 126. 8 Reinhard, Johan, Machu Picchu. El Centro Sagrado, Instituto Machu Picchu, Cusco 2002. Pg. 101.

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vados, considerados deidades poderosas. Por otra par te la Cruz del Sur, centro de la Va Lctea, el ro celestial en el pensamiento andino, se obser va encima del nevado Salcantay, la montaa ms venerada por los incas y relacionada directamente con el conjunto arqueolgico. Como si no fueran suficientes esas coincidencias, el lugar est ubicado al centro de montaas sagradas orientadas en torno a sus dos ejes, en el sentido de los cuatro puntos cardinales. Reinhard seala que se trata de un axis mundi, un centro sagrado que une conceptualmente la tierra con el cielo, tomando los conceptos de interpretacin de las religiones que hace Mircea Eliade. LA MIRADA SIMBLICA A TRAVS DE LA ARQUITECTURA La destacada arqueloga e historiadora norteamericana Catherine Julien, intrigada por conocer los significados que Machu Picchu tuvo para sus constructores incas, realiz un estudio que recogi en un memorable artculo denominado La metfora de la montaa9. Verific que enmarcada en una portada, en la actualidad incompleta y desde otros recintos, se canalizan las visuales hacia una montaa cnica de contornos escarpados rematada por un coronamiento curvo, conocida como la Cpula. El admirado templo de las Tres Ventanas, que destaca por la belleza de su mampostera de piedra, tambin enmarca una vista hacia la Cpula desde su ventana central. Julien ubic otro recinto de difcil acceso por una escalera de piedra, que tambin se construy para mirar esa montaa. El significado de esa imagen enmarcada por vanos de piedra,

estara relacionado con el mito de los Ocho Hermanos Ayar, de donde surgi el fundador de la dinasta de los incas. Con sus tres hermanos y cuatro hermanas salieron por tres ventanas de Paqaritampu situado al occidente del Cusco. Al parecer el lugar de origen de los incas inspir las ventanas de Machu Picchu. La relacin con la Cpula se explica por la veneracin de wiaq rumi, rocas que se proyectan de la tierra hacia las alturas, una manifestacin de la pachamama, deidad sobrenatural femenina asociada a la fertilidad de la tierra. La montaa escarpada y de extrao coronamiento sera manifestacin de la madre tierra relacionada con el origen de los incas, en una metfora compleja que se vale de la arquitectura para trasmitir su mensaje a travs de los siglos. Segn los cronistas que recogieron informacin directa sobre la historia de los incas, las huacas seres y lugares sagrados, comprendan deidades femeninas asociadas a obtencin de alimentos y actividades para producirlos. Varias divinidades eran tratadas como madres, es el caso del maz (Mama Sara), el mar (Mama Cocha) y la luna (Mama Quilla). La religin era monotesta y existan muchas divinidades locales o regionales. Segn la cosmovisin andina los seres vivos y objetos inanimados como montaas, rocas o lagunas, posean por igual la fuerza vital o primordial equiparada al concepto catlico de alma.10 La religin andina consideraba que los hombres haban surgido de sus pacariscas o lugares de origen en pocas remotas. Estas podan ser manantiales, cerros, lagunas o cuevas, en consecuencia no conceban la existencia de dioses para crear la humanidad. Cuando el inca Pachacutec instituy el culto oficial al

9 Julien, Catherine. La metfora de la montaa. Revista Humboldt, nmero 100, Bonn, Alemania, 1990. 10 Rostworowski, Mara, Incas, Enciclopedia Temtica del Per. Empresa Editora El Comercio S.A. Lima 2004.

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Sol como padre de los linajes reales, era un culto exclusivo de la clase noble, que no tena carcter absolutista y no exclua a los otros que veneraban un sin nmero de huacas pertenecientes a diferentes localidades y regiones. Una divinidad principal era Illapa que tena el poder de hacer llover, granizar y lanzar truenos. Se veneraba porque enviaba lluvias y alejaba el granizo. Se identificaba con el rayo y estaba asociado a las montaas nevadas. Todos esos referentes religiosos influyeron con su simbolismo en la construccin de Machu Picchu que tena carcter de santuario espiritual. La distribucin de espacios y conjuntos de edificaciones sigue los principios de simetra, oposicin y repeticin como tambin el de cuatriparticin. Muchos investigadores identifican como el Hanan o parte alta al sector donde habitaba la clase gobernante, primando sobre el Hurin o parte baja, donde moraban personas de menor jerarqua. Dentro de ese criterio de divisiones marcadas las dos zonas que comprende el conjunto, la agrcola y la urbana estn divididas por un foso seco que ingeniosamente se hizo coincidir con una falla geolgica. En la zona urbana se obser va tambin una marcada separacin entre los espacios ceremonial y residencial, ambos separados por la explanada o plaza principal. El sector urbano alto situado al oeste de la explanada, concentra las actividades al ser vicio del gobernante, la nobleza y los recintos de carcter ceremonial que se caracterizan por su calidad constructiva y fina cantera de piedra. Estn vinculados por sen de ros y es ca le ras El Torren, La Residencia Real, El Intiwatana y el Centro Ceremonial. El con jun to co no ci do como El Torren es una clara 64

manifestacin de la arquitectura empleada como medio de expresin cosmognico. Se ha utilizado como sustento de la edificacin una gran roca de granito para ubicar encima un templo con muros de cantera de for ma cur va, encerrando en su interior una huaca del mismo afloramiento de roca. Una puer ta orientada hacia el sol poniente muestra la relacin con el culto principal. En la parte inferior de la roca se ubica el Mausoleo Real, ricamente elaborado cubriendo el espacio natural de la cueva con paredes y hornacinas de fina cantera, junto a una roca esculpida con el signo escalonado, de profunda significacin en el mundo andino. En este breve recuento de las edificaciones del sector alto destacamos el recinto ms importante destinado a una funcin ceremonial. Se trata del Templo Principal orientado de este a oeste y teniendo detrs el promontorio elevado del Intiwatana. Tiene planta en for ma de u con un lado abierto, que toma el nombre de wayrana, presentando siete nichos trapezoidales en el muro de fondo y una gran piedra prismtica a manera de altar. Est a un costado del templo de las Tres Ventanas, al cual nos hemos referido en lneas anteriores. Ocupando una cumbre dentro del espacio ceremonial, los incas concibieron una montaa artificial transfor mando el promontorio en una impactante pirmide trabajada con una sucesin de platafor mas y andenes, con alineamientos diferentes en sus variadas facetas. En la cima del promontorio sagrado est el adoratorio, en el que destaca una composicin escultrica en el afloramiento de granito que emerga en el lugar. Est esculpida for mando una base escalonada con diversos planos canteados y pulidos, coronados por un

pilar prismtico de la misma roca. Se le conoce como el intiwatana o lugar donde el sol se amarra. Se cree que fue un obser vatorio solar para determinar los solsticios, en particular el de invierno que se presenta entre el 21 al 22 de junio y est vinculado a la pro duccin agr cola. Reinhard lo interpreta como rplica de una montaa, siguiendo el modelo del Huayna Picchu y supone que pudo ser usado como obser vatorio astronmico, para establecer los equinoccios. Otra expresin de la cosmovisin andina de los incas se muestra en las rocas granticas emergentes que afloran en diferentes lugares de Machu Picchu, con sus contor nos esculpidos para repetir la silueta lejana de las montaas que rodean la zona. Significaba que ellos estaban creando el orden entre los seres humanos, trasladando el orden de la naturaleza sagrada. Concluimos estas reflexiones haciendo mencin al Templo del Cndor, que sin duda sintetiza el espritu inca impregnado de simbolismos y gran capacidad para crear con sus tcnicas constructivas edificaciones que complementaban las formas naturales. Existan en el lugar dos grandes rocas de granito en posiciones opuestas e inclinadas, que debieron dar la impresin de alas abiertas. Erigieron una representacin del ave sagrada completando con un muro de mampostera la altura del ala derecha y labrando en el piso el cuello, la cabeza y el pico del cndor. El caracterstico collar blanco del ave fue injertado con roca de ese color, rodeando la cabeza. La composicin obtenida conjuga dos planos distintos, el volumen tridimensional de las rocas que forman las alas y el relieve plano y separado, que est en el piso, mostrando la capacidad de abstraccin que tenan los incas.

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REAJUSTE DEL PLAN MAESTRO


DEL SANTUARIO HISTRICO DE MACHUPICCHU
Adolfo Saloma Gonzlez1

El Plan Maestro del Santuario Histr ico de Mac hupicchu 20052015 ha cumplido cinco aos de aplicacin, la legislacin vigente indica que debe ser revisado mediante procesos participativos para su correspondiente reajuste. En lo fundamental, la concepcin del PMSHM mantiene vigencia, por lo que, su actualizacin debe reafirmar sus alcances. Paralelamente, se encuentra en vigor el Plan Estratgico Regional de Turismo del Cusco, aprobado por

el Gobierno Regional en agosto del 2009, el cual recoge algunos propsitos incompatibles con los que dieron sustento al PMSH, de ser introducidos estos en el reajuste del plan, es probable que pierda su esencia. ABSTRACT The Machupicchu Sanctuary Master Plan 20052015 has completed five years of application, current legislation states that should be reviewed

through a participatory process to its corresponding adjustment. In essence, the concept of PMSHM remains in effect, so its updating should reaffirm its scope. In parallel, is in force the Regional Strategic Plan of Tourism of Cusco, approved by the Regional Government in August 2009, which includes some purpose inconsistent with the underpinnings of the PMSH, to be entering this purpose in the readjustment of the plan is likely to lose its essence.

1 M. P. Arqtuitecto. Profesor Principal a Dedicacin E xclusiva de la Facultad de Arquitectura y Artes Plsticas.

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l primero de junio del ao 2005 el Instituto Nacional de Cultura mediante la Resolucin Directoral Nacional N 738/INC y el Instituto Nacional de Recursos Naturales a travs de la Re so lu cin Je fa tu ral N 1092005INRENA aprobaron los respectivos documentos de actualizacin del Plan Maestro del Santuario Histrico de Machupicchu (PMSHM) 20052015, los mismos que de conformidad a la normatividad actual tienen una vigencia de cinco (05) aos al cabo del cual deben ser revisados, segn precisa la Ley de reas Natura les Pro te gi das (26834), puntualizando en el artculo 20, que Plan Maestro constituye el documento de planificacin de ms alto nivel con que cuenta un rea Natural Protegida y que son elaborados bajo procesos participativos, revisados cada 5 aos y definirn por lo menos: a. La zonificacin, estrategias y polticas generales para la gestin del rea. b. La organizacin, objetivos, planes especficos requeridos y programas de manejo. c. Los marcos de cooperacin, coordinacin y participacin relacionados al rea y sus zonas de amortiguamiento. Los inicios de la preparacin del actual Plan Maestro se encuentran en la Propuesta General y Lineamientos Para el Plan Maestro del Santuario Histrico de Machupicchu presentado en noviembre de 2004 por el Lic. Soc. Manuel Dammert Ego Aguirre, coordinador general del Plan. La versin final fue entregada en junio de 2005. La elaboracin de los sucesivos planes maestros para el Santuario Histrico de Machupicchu (SHM) puede indagarse en el tiempo y no deben separarse al reconocimiento progresivo de los valores de Machupicchu y a la nocin de unidad territorial. Los primeros lineamientos de gestin y 66

planificacin fueron desarrollados por Hiram Bingham, asesores, investigadores y asistentes que trabajaron con l desde 1911 hasta cerca de 1920 (Misin Cientfica de la National Geog raphic Society y la Universidad de Yale). Para ese tiempo se reconoci el valor cultural de la ciudad inca de Machupicchu y se promocion el turismo sobre ella. Con la Ley N 6634 de 1929, se declar a Machupicchu como Monumento Arqueolgico. Posteriormente bajo la proteccin del Estado peruano fueron descubiertas ms edificaciones y complejos enlazados por caminos incas, proceso que contina en la actualidad. La casi totalidad de quienes rea li za ron es tu dios so bre el SHM la han vinculado a un lugar sagrado. Una antigua referencia es la que consigna el padre Agustino Antonio De La Calancha en su obra Crnica Moralizadora de la Orden de San Agustn. 1630. En la que relata las peripecias de dos monjes agustinos que fueron conducidos por el inca a una ciudad denominada Vilcabamba La Vie-

ja, que no era otra, sino Machupicchu, de la cual dice: siendo la ciudad muy grande donde estaba la Universidad de la Idolatra, donde vivan los profesores, hechiceros y seores de abominaciones, a la cual llegaron despus de un viaje de tres das por una regin spera y pasaron tres semanas all predicando y convirtiendo a los indios. Machupicchu estaba a tres das de distancia de Pucyura unido por un camino dificultoso. Para que los monjes no vieran la ciudad el inca dispuso que se les diera una habitacin fuera de ella y de ese modo no pudiesen ver las ceremonias y antiguos ritos. Sin embargo, esta parte de la crnica es imprecisa porque a los monjes s se les permiti ingresar a la ciudad e incluso predicar a las mujeres y algunos sacerdotes, a ello se refiere la sinttica referencia que hace el Agustino Calancha sobre la Universidad de la Idolatra. A respecto el Arqto. Oscar Ladrn de Guevara Avils en su ensayo Complejo Arqueolgico de Machupicchu. Posible Interpretacin comenta que la ciudad inca estara construida

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de tal manera que los monjes po- Amrico Rivas Tapia en su libro dan estar en la vecindad, sin ver Bodas de Oro de Santa Teresa lo que pasaba en la ciudad. Ma- Historia y Geografa pgina chupicchu responde admirable- 123, consigna que el Dr. Jos mente a los requerimientos del Gabriel Cosio manifest: Macaso. Vale decir por tanto que chupicchu descubierta estaba el se confir ma la existencia de la 14 de julio de 1902 por el seor ciudad inca, la que era parte de Agustn Lizrraga y sus vecinos un conjunto de asentamientos a de San Miguel seores Enrique la largo de la cuenca del ro Vil- Palma, Gabino Snchez y Toricanota e interconectados por bio RecharteEl seor Lizrrauna red de caminos con superfi- ga suba con frecuencia a Macie de piedra labrada y, que la chupicchu los aos anteriores (a funcin que cumpla no slo era 1911) y no es verdad que el Dr. religiosa sino educativa de alto Bingham haya sido el descubrinivel, porque en ella se prepara- dor de Machupicchu. l le ha ban los futuros gobernantes del dado la vida de la fama, su celeincario. bridad tenemos que deberla al Sobre el descubrimiento de Dr. Bingham.l tiene el indisMachupicchu Alfred Bingham, cutible mrito en haberlas estuhijo de Hiram Bingham da cuen- diado. ta de un sensacional hallazgo, se- Al cumplirse 100 de estos heala que en una de las libretas de chos el gobierno peruano ha decampo de su padre, estaba una nominado al ao 2011 como anotacin de puo y letra donde Ao del Centenario de Machu escribi textualmente Agustn Li- Picchu para el Mundo en conzrraga es el descubridor de Ma- me mo ra cin al mal lla ma do chupicchu y el vive en el puente descubrimiento cientfico de de San Miguel, justo antes de pa- Machupicchu por Hiram Bingsar. ham, des co no cien do de ese En consecuencia nueve aos modo el aporte de Agustn Lizantes que el explorador norteame- rraga Ruiz y la peticin de imricano Hiram Bingham llegara a portantes sectores del pas, para Machupicchu, sta ya haba sido que este ao se denomine Ao descubierta por el hacendado cus- del Centenario del Nacimiento queo Agustn Lizrraga Ruz, de Jos Mara Arguedas Altamiquien para dejar constancia de su rano, sin embargo, algunos godescubrimiento con un trozo de biernos regionales y locales lo carbn escribi sobre una de las han acogido, destacando que piedras del Templo de las Tres Arguedas fue el principal refeVentanas una inscripcin que de- rente de la integracin de todas ca: Agustn Lizrraga 14 de julio las sangres y de la cultura perua1902. na. Evidencia de la que tambin da cuenta el Dr. Jos Gabriel Co- VISIN DEL PLAN sio Medina catedrtico de Histo- MAESTRO DEL SHM ria Crtica de la Universidad Na- El Plan Maestro del SHM cional de San Antonio Abad del 20052015 propone como ViCusco el ao 1912, cuando tuvo sin que: El SHM es un rea naa su cargo la super visin y con- turalcultural protegida por el trol de los trabajos de deforesta- Estado, lugar de acceso al espacin, limpieza y excavacin de ciotiempo andino sagrado, de Machupicchu en su condicin identidad socio cultural regional de Delegado del Supremo Go- y nacional, eje de la red de parbierno y de la Sociedad Geogr- ques arqueolgicos y confor fica de Lima. Al respecto, el Ing. mante del sistema nacional de
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reas naturales protegidas, centro dinmico del desarrollo sostenible local, regional y nacional, de sabiduras y de conocimientos en la gestin territorial andina, con una gestin transectorial basada en los valores de conser vacin patrimonial y de la diversidad biolgica, con rectora y tutela cultural, con competencias definidas y sustentabilidad financiera, y participacin de los actores sociales. Identificando que el SHM es: 1. rea naturalcultural protegida por el Estado 2. Lugar de acceso al espaciotiempo andino sagrado 3. De identidad socio cultural regional y nacional 4. Eje de la red de parques arqueolgicos y conformante del sistema nacional de reas naturales protegidas 5. Centro dinmico del desarrollo sostenible local, regional y nacional, de sabiduras y de conocimientos en la gestin territorial andina 6. Con una gestin transectorial basada en los valores de conservacin patrimonial y de la diversidad biolgica, con rectora y tutela cultural. 7. Con competencias definidas y sustentabilidad financiera 8. Participacin de los actores sociales. El horizonte temporal para su ejecucin y gestin es: Largo Plazo: Debe ser de 10 aos, del 2005 al 2015. A este Horizonte corresponde la imagen objetivo que se busca alcanzar con las po l ti cas y li nea mien tos formulados. Mediano Plazo: Debe ser de 5 aos, del 2005 al 2010. A este horizonte debe corresponder el programa de inversiones del Plan Maestro. Corto Plazo: Debe ser de 1 ao, del 2005 al 2006. A este horizonte debe corresponder las acciones y proyectos presupuestales. 68

REVISIN Y REAJUSTE Sin pretender agotar el tema nos proponemos formular algunos alcances para la revisin y reajuste del Plan Maestro del SHM 1. La concepcin que el Plan tiene debe ser mantenida porque acertadamente deslinda con los anteriores planes que anteponan criterios de explotacin turstica no obstante que reconocan su carcter religiosocultural. 2. La Visin debe ser reajustada respecto a sus objetivos estratgicos, la mencin que hace sobre la participacin de los actores sociales es lrica, porque no participaron en las diferentes etapas del plan y no tienen representacin en lo que va de su implementacin. 3. Los responsables de la elaboracin del Plan excluyeron por razones polticas la participacin del Gobierno Regional as como a los gobiernos locales provincial y distrital, otro tanto sucedi con una importante parte del los operadores del sector

turismo, de la poblacin organizada, etc., debido a la sumisin del INC frente al centralismo. Los actores excluidos reclamaban que el INCCusco deba retornar a la competencia del Gobierno Regional como lo fue duran te el pe rio do 19901992, pero la burocracia dorada de Cusco y Lima del INC se opuso a esta justa aspiracin, porque para mantener sus golleras, convirtieron los ingresos propios del INCCusco en la caja chica del INC nacional. Esta situacin no ha cambiado. En la actualidad el Ministerio de Cultura sigue apropindose el 30% de los recursos propios generados en Cusco para el financiamiento del Proyecto Qhapaqan, de los cuales, la mayor parte est destinada para que la burocracia dorada disfrute de una vida cmoda en nombre del patrimonio cultural. Otro tanto ocurre con los re cur sos ge ne ra dos por el Camino inca que conduce a Machupicchu.

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MISIN El PMSHM fue aprobado como un instrumento tcnico normativo para la gestin integral del mismo, sin embargo, ha prescindido formular la Misin, que es concebida como la ideologa, filosofa, doctrina, comprensin, conceptos, principios y valores que la sustentan. Es decir se ha omitido el establecimiento de los propsitos que persigue la institucin encargada de implementar el PMSHM, los mismos que deben expresarse en los objetivos estratgicos, de tal modo, que se puedan evaluar y controlar mediante las variables de costos, tiempos y resultados. La Misin es la funcin que realiza la organizacin o entidad para conseguir los objetivos que se propone. El clsico esquema para la formulacin de la Misin es recreable para este caso en trminos de conceptualizar la organizacin, la naturaleza de sus actividades, la razn de su existencia, la gente a la que sirve y los principios y valores sobre los que se construye y, compartir con la Visin los rasgos de riesgo y motivacin que le otorgan sentido al PMSHM. Esta omisin debe ser subsanada en la revisin y reajuste que se haga.

OBJETIVOS DE DESARROLLO Y OBJETIVOS ESTRATGICOS El PMSHM plantea que los Objetivos de Desarrollo se derivan de la Visin, como ordenadores de las propuestas para transfor mar la situacin existente. Los Objetivos Estratgicos pre sen tan los re sul ta dos de transfor macin que deben conseguirse con la ejecucin de los principios orientadores del Plan Maestro. Se refieren a tres ejes temticos derivados de la Visin: la Autenticidad y Conservacin; la Territorialidad y Uso Pblico; y la Gestin, los cuales estn acompaados por sus Objetivos de Desarrollo. Seguidamente los tres (03) Ejes Temticos son desagregados en seis (06) Objetivos de Desarrollo, los que se constituyen en el n cleo cen tral d el PMSHM, el que es tratado mediante Objetivos Estratgicos por Ejes Temticos y Objetivos de Desarrollo. Posteriormente esta propuesta es trasladada al Programa de Inversiones, los que debern ser evaluados para el reajuste del Plan Maestro, habida cuenta que las metas del corto y mediano plazo no han sido alcanzadas.

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mien to del Ban co Mun dial, mientras que los tres restantes corresponden al INRENA: 1. Obras de sa nea mien to para descontaminar el ro UrubambaVilcanota 2. Tratamiento integral de los desechos slidos y lquidos en el rea del SHM 3. Reforzamiento de la base del cauce del ro Urubamba en las zonas de encajonamiento en ORDENAMIENTO el SHM TERRITORIAL 4. Tecnologas de manejo de Se busca organizar el uso del pisos ecolgicos territorio, asumiendo los linea- 5. Ges tin Inte gra da de mientos del Plan Maestro. Para Cuenca las reas crticas ms importantes han previsto tres proyectos: REDUCCIN DE 1. Ordenamiento Territorial DESASTRES del Valle Sagrado, que incluye Se busca generar la toma de Marco de Referencia, Diagns- conciencia sobre la situacin de tico, Propuestas (roles y fun- riesgo en que se encuentra gran ciones de los centros pobla- parte del SHM, poniendo espedos, zonificacin ecolgica y cial atencin al caso de Aguas econmica, sistema vial etc.), Calientes (Machupicchu PueProyectos de Inversin, Instru- blo), proyecto que es uno de los mentos Tcnico Nor mativos, componentes ms importantes For mulacin de un modelo de del Proyecto de Reordenamiengestin (en el marco del Plan to y Rehabilitacin del Valle del Maestro del SHM), as como la Vilcanota, con financiamiento asistencia tcnica a las munici- del Banco Mundial. Se tienen palidades y el proceso de con- dos proyectos: sultas para la aprobacin del 1. Reubicacin de los poblaPlan, de acuerdo con la nor ma- dores establecidos en reas crtividad vigente. Este proyecto ticas y de desastre en el SH, escuenta con par te del financia- pecialmente en Aguas Calienmiento del Banco Mundial, a tes travs del Proyecto de Reorde- 2. Sistemas de gestin de riesnamiento y Rehabilitacin del gos participativo Valle del Vilcanota. 2. Remodelacin ordenada de ACCESOS, TRANSPORTE Y Santa Teresa como Centro de SerVIALIDAD vicios Tursticos, que incluye el Se busca mejorar las condicioPlan Urbano Distrital. nes de acceso no solo al SHM, 3. Plano Urbano Distrital de sino tambin la articulacin enSan Pedro de Cachora tre la zona amaznica y la zona alta andina. Se tienen cuatro proUSO SOSTENIBLE DEL yectos, de los cuales, los dos priPATRIMONIO NATURAL me ros cuen tan con fi nan ciaDEL SHM miento del Banco Mundial. Pretende mejorar las condi- 1. Mejoramiento de la carreteciones ambientales del Valle Sa- ra de acceso a la Ciudad (Hiram grado, para lo que han sido iden- Bingham) tificados cinco proyectos, dos 2. Construccin de va de evide ellos cuentan con financia- tamiento en Ollantaytambo TERRITORIALIDAD Y USO PBLICO El PMSHM identifica un conjunto de programas y proyectos que estn a cargo del INC, del INRENA, del MINCETUR o de entidades regionales y locales, algunos en for ma compartida. Para lo que propone, por ejemplo en cuanto a: 70

3. Estudio de factibilidad de las estaciones del Tren CuscoMachupicchu 4. Estudios y ejecucin de vas de salida de la Provincia de La Conven cin a la zona Alto Andina. Las acciones identificadas en estos cuatro subprogramas nos permiten puntualizar que constituyen un conjunto de buenas acciones, pero que estn sobredimensionadas en sus alcances y al margen de lo que constituye el Ordenamiento del Territorio, por lo que deben ser revisadas y evaluadas para su reajuste. ORDENAMIENTO TERRITORIAL Es pertinente especificar que el Ordenamiento Ambiental del Territorio es una accin instrumental de la poltica ambiental y herramienta estratgica para la planificacin de la gestin ambiental nacional, regional y local que busca aprovechar en forma adecuada el capital natural, prevenir el deterioro de los ecosistemas y proteger la Biodiversidad; acta a travs de la identificacin y espacializacin de la zonificacin ambiental y de instrumentos legales, econmicos, sociales, polticos y administrativos. El Ordenamiento Ambiental del Territorio segn el reglamento de la Ley Marco del Sistema Nacional de Gestin Ambiental D.S. N 0082005PCM as como en la Ley General del Ambiente (Ley N 28611, artculo 19), se define como Un instrumento que forma parte de la poltica de Ordenamiento Territorial. Es un proceso tcnicopoltico orientado a la definicin de criterios e indicadores ambientales que condiciona la asignacin de usos territoriales y la ocupacin ordenada del territorio. El Ordenamiento Territorial es entendido como la proyeccin en el espacio de las polticas social, econmica, cultural y ambien-

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tal de una sociedad. El estilo de desarrollo determina, el modelo territorial, que es la expresin visible de una sociedad. En el Per el Ordenamiento del Te rri to rio es con ce bi do como: Un instrumento, que forma parte de la poltica de Estado sobre el desarrollo sostenible; un proceso poltico, en la medida que involucra la toma de decisiones concertadas de los actores sociales, econmicos, polticos y tcnicos, para la ocupacin ordenada y uso sostenible del territorio y; como un proceso tcnico administrativo, porque orienta la regulacin y promocin de la localizacin y desarrollo de los asentamientos humanos, de las actividades econmicas, sociales y el desarrollo fsico espacial, sobre la base de la identificacin de potencialidades y limitaciones considerando criterios ambientales, econmicos, socioculturales, institucionales y geopolticos, a fin de hacer posible el desarrollo integral de la persona como garanta para una adecuada calidad de vida. Distintas estrategias de desarrollo econmico, social, cultural y ambiental, implican usos, comportamientos y aprovechamiento del suelo que producen modelos di fe ren tes de ordenacin territorial. En este sentido el Ordenamiento Territorial trata los siguientes aspectos: La identificacin de los mejores usos de los espacios de acuerdo a sus capacidades y limitaciones ambientales. El establecimiento de criterios y principios que orienten los procesos de urbanizacin, industrializacin, desconcentracin econmica y asentamientos humanos. El establecimiento de criterios y principios que orienten el uso agrario, forestal, turstico, recrea-

cional, minero energtico del territorio. La definicin de los corredores viales y las grandes redes de transporte y de comunicaciones. La proteccin del ambiente, la conservacin y uso sostenible de los recursos naturales. La desconcentracin y descentralizacin administrativa. El fomento de la participacin ciudadana. EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL TIENE 3 COMPONENTES 1. Zonificacin Ecolgica Econmica (ZEE) Identifica las diversas alternativas de uso del territorio y de sus recursos naturales, sobre la base de sus potencialidades y limitaciones. En esta fase se identifica un abanico de posibilidades para el uso sostenible de cada sector del territorio. 2. Propuesta de Ocupacin del Territorio Orienta el establecimiento de un sistema jerarquizado de asentamientos, incluyendo el respectivo equipamiento, los sistemas de vinculacin fsica y de comunicaciones, el sistema de reas naturales protegidas, la demarcacin territorial y los sistemas productivos que sustentan dicha ocupacin. Esta propuesta debe ser concordante con la ZEE, a partir del cual, y teniendo como norte la visin de desarrollo que la sociedad ha definido, se seleccionan las diferentes categoras espaciales para el ordenamiento territorial de las diversas actividades socioeconmicas. 3. Instrumentos de Poltica Son los medios que permiten el cumplimiento de la propuesta de ordenamiento del territorio y se plasman en los Planes de Orde71

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namiento Territorial, que son elaborados sobre la base de la ZEE y de la propuesta de ocupacin del territorio. A partir de estas premisas podemos concluir que la propuesta de Ordenamiento del Territorio del PMSHM no ha sido formulado de acuerdo a la metodologa e instrumental que para tal efecto se utiliza, sino en base a la tcnicas de la superada planificacin fsica, por lo que, el plan sobre pasa sus alcances, sus acciones no guardan relacin con los horizontes temporales sealados ni con los objetivos que pretende lograr. ZONA DE AMORTIGUAMIENTO Son aquellos espacios adyacentes a las reas Naturales Protegidas (ANP), que por su naturaleza y ubicacin, requieren de un tratamiento especial que garantice la conservacin del rea protegida. Las actividades realizadas en estas zonas no deben poner en riesgo el cumplimiento de los fines del ANP promovindose actividades como el ecoturismo, el manejo o recuperacin de poblaciones de flora y fauna, el reconocimiento de reas de Conservacin Privada, las concesiones de conservacin o de servicios ambientales, la investigacin, la recuperacin de hbitat, el desarrollo de sistemas agroforestales, as como de otras actividades compatibles.

La Zona de Amortiguamiento da en los procesos de desarrollo debe permitir un manejo integra- local y regional, considerando las do de los ecosistemas. necesidades de las poblaciones y El INRENA ha propuesto la las restricciones ambientales de la ampliacin de la Zona de Amorti- zona, por ejemplo, vocacin del guamiento de las vigentes 71,589 suelo. Has a 193,334 Has, a travs de la La limitada comprensin de inclusin de las cuencas hidrogr- esta temtica y a pesar que el ficas inmediatas al SHM. De esta PMSHM prohbe la introduccin forma, se pretende la consolida- de especies exticas, Per Rail viecin integral del ecosistema singu- ne reforestando parte del SHM lar del rea. Comprende principal- con la especie Salix Babilnica mente las cuencas hidrogrficas sauce llorn, oriunda de Babiloinmediatas al SHM que tiene eco- nia y por tanto ajena a nuestra sis te mas ex cep cio na les de flora. contenido y necesidades de intervencin y conservacin. GESTIN DEL PLAN Se ha detectado la existencia MAESTRO de un rea importante de patrimo- La Gestin del PMSHM es nio arqueolgico, que est asocia- planteada a partir del cambio do directamente al SHM; pero la- del modelo de gestin, para lo mentablemente ubicado fuera de que propone sea transectorial, su delimitacin. Pero s est en la descentralizada, participativa e Zona de Amortiguamiento. Por infor matizada, sin embargo no la gravedad de la agresin a su est desarrollada, salvo en lo conservacin y autenticidad, en la que respecta a las orientaciones ZA se ha formado un rea de que la deben guiar, en un contextratamiento especial to centralista desde las direccioarqueolgica. nes nacionales tanto de los ex La ZA por su naturaleza y ubi- INC e INRENA, por ello, cuancacin requiere de un tratamiento do se cre el Ministerio de Culinconfundible para que contribu- tura su dependencia se intensifiya a la conservacin del SHM, c, no obstante que el PMSHM para lo que se requiere la participa- pro pu so: ADECUAR Y cin de la poblacin e institucio- PERFECC IONAR LA nes involucradas en su conserva- UNIDAD DE GESTIN DE cin. La ZA constituye el princi- MACHUPICCHU (UGM) pal nexo de integracin del SHM La UGM debe adecuarse, en su con el desarrollo local y regional. estructura, organizacin y normatividad. De un organismo sin autoriPOR QU LA ZONA DE dad ni efectividad, la UGM deber AMORTIGUAMIENTO? ser transformada sustancialmente a Si buscamos mantener las fun- fin que se constituya en una autoriciones esenciales de los ecosiste- dad, desconcentrada y de participamas que sustentan el desarrollo cin descentralizada. Tiene carcter sostenible, debemos preocupar- de Unidad Transectorial Desconnos por la conservacin de la bio- centrada, a cargo de las atribuciodiversidad ms all de los lmites nes tcnicas y normativas compartide las 32,592 hectreas del SHM. das que corresponden al INC e Por ello se necesita integrar las INRENA, a travs de sus direccioreas Naturales Protegidas con nes regionales. La UGM es un orgael Ordenamiento del Territorio nismo de participacin descentralien el marco de sus planes de di- zada, que coordina las competenmensin regional y local de con- cias y actividades en relacin al servacin. Por esta razn, la ges- SHM de sectores, gobierno regiotin de la ZA debe estar enmarca- nal y municipalidades.
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El fortalecimiento de la UGM debe efectuarse a travs de: El reconocimiento de la UGM como un organismo transectorial desconcentrado, a cargo de las Direcciones Regionales del Cusco del INC y del INRENA. Debe oficializarse por los organismos competentes, el Comit de Gestin del Santuario Histrico de Machupicchu, con participacin de los sectores, regin y municipalidades, cuyas funciones sern establecidas en el reglamento que apruebe el INC y el INRENA. El nuevo Plan Maestro debe ser aprobado por Decreto Supremo, refrendado por los sectores Educacin y Agricultura El Plan Maestro del Santuario Histrico de Machupicchu debe orientar obligatoriamente en su jurisdiccin, a los planes sectoriales, regionales y municipales. La categora del Plan Maestro del SHM debe de prevalecer sobre otros planes. El Plan Maestro debe tener una estructura y un desarrollo normativo, que expresamente refiera su cumplimiento obligatorio. El Plan Maestro debe establecer proyectos prioritarios de inversin, precisando las responsabilidades de financiamiento de diversas entidades. La incomprensin del proceso de descentralizacin patticamente queda expresada cuando se destaca que el PMSHM debe orientar obligatoriamente en su jurisdiccin y prevalecer sobre los planes regionales, municipales y sectoriales. Sin embargo lo que se tiene avanzado es que la UGM es un ente burocrtico, atado al centralismo y sin ninguna iniciativa para concretar las competencias para los que fue concebido. Otras orientaciones de gestin y que tampoco se cumplen son:

Reestructuracin del INCCusco en funcin de la Red Patrimonial regional. Fortalecimiento institucional de la jefatura SHMINRENA: Mejorar y perfeccionar la Gestin del Parque Arqueolgico de Machupicchu (PAM). Programa de fortalecimiento institucional del SHMPAM como parte del fortalecimiento institucional del INCCusco. Al haber transcurrido ms del 50% de su temporalidad, las instrucciones que se dieron sobre la nueva Gestin del SHM no se han cumplido, por el contrario, los dos ltimos directores regionales del INC, por su sumisin ante el centralismo se encargaron de desmontar los pri me ros lo gros del PMSHM, como sucede con el sensible tema de la capacidad de carga de la ciudad inca fijada en 2500 visitantes por da, pero que en temporada alta ha sido duplicado bajo el consentimiento de las direcciones de Cusco y Lima y exhibido como un exitoso logro de gestin. Otro tanto ocurre con la red de caminos inca, dentro del SHM, cuya capacidad de carga fue establecida el 2004 en 500 personas/da, sin embargo, en temporada alta se duplica bajo el silencio cmplice de los funcionarios. En cuanto a los Lineamientos Estratgicos del PMSHM la revisin que se haga debera confirmarlos en lo fundamental, reajustndolos en funcin al horizonte temporal que falta, pero sobre todo, a partir de la transferencia del ex INC Cusco y de la Gestin del PMSHM al Gobierno Regional en el contexto de la descentralizacin. PLAN Q'ENTE Durante la gestin desastrosa de Hugo Gonzales Sayn el Gobierno Regional de Cusco y la Direccin Regional de Comercio Exterior y Turismo encomendaron a una consultora la elaboracin del Plan 73

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Estratgico Regional de Turismo dominio de los servicios centrales, del Cusco (PERTUR), denomina- origina un Perfilamiento del mercado tambin PLAN Q'ENTE do, que produce desproporcin en presentado en agosto del 2009, el el balance de Oferta y Demanda. cual constituye la antpoda del La dbil regulacin, ausencia de PMSHM, puesto que, segn sus acuerdos pblicoprivados y el inamentores aspira constituirse en: decuado balance OfertaDemanUn esfuerzo de reflexin estrat- da (por perfilamiento del mercado) gica y consensuada sobre la activi- provocan grandes sectores de presdad turstica y su significado econ- tacin de servicios para turismo mico y social en el Per y la Regin medio que operan en mercado del Cusco (Destino Turstico Cus- marginalizado: produciendo todo coMachupicchu), en una perspec- ello informalidad general. tiva de corto, mediano y largo pla- El Perfilamiento del Destino hazo; y cia un turismo de alto gasto proUn instrumento que convoque voca un interesante perfil de rentae integre las voluntades y capacida- bilidad global, pero a la vez impacdes institucionales regionales, en- tos sociales peligrosos, al limitar la marcadas en un proceso de apertu- participacin local en inversiones ra, integracin y descentralizacin; (capacidad financiera, poca cultura con el reto principal de hacer de la asociativa, etc.) y perfilar los serviRegin Cusco una sociedad compe- cios urbanos a estndares que se titiva frente a otros territorios y con vuelven cada vez ms excluyentes altos ndices de desarrollado huma- para los lugareos. no y social; bajo un marco institu- Siendo el Per y Cusco en particional y democrtico slido y una cular un destino turstico cultural regestin sostenible del territorio y su levante, los bienes que motivan el patrimonio natural y cultural. desplazamiento de visitantes (los Un resumen del PERTUR de lo atractivos) estn bajo el mandato contrapuesto que es al PMSHM, es del Instituto Nacional de Cultura, la transcripcin comentada, que a entidad que por su especialidad y recontinuacin se expone. gulacin sectorial est idneamente capacitada para la conservacin y puesta en valor de estos bienes, PERFIL DEL DESTINO pero que no resulta competente (ni TURSTICO A pesar de su variedad de atracti- facultada) para su implementacin vos, el Destino Cusco Machupic- turstica y para la articulacin de chu, desde la ptica internacional todo el espacio turstico y sus mertiene un corte bsicamente monote- cados. Es decir, el sector privado est mtico, pues Machupicchu tiene un peso superlativo sobre los de- de acuerdo que el Estado haga las ms, porque su modelo de opera- inversiones en infraestructura, incin desactualizado tiene proble- vestigacin, catalogacin, puesta en mas para soportar el flujo actual y valor, mantenimiento y operacin pone un techo prematuro a la del Patrimonio material e inmaterial, pero su administracin y gesoferta regional. Es decir, desde el inicio el tin debe hacerlo el sector privado, PERTUR no est de acuerdo con precisando que (el Estado) no rela capacidad de carga de 2500 per- sulta competente (ni facultada) sona/da para la ciudad inca de Ma- para su implementacin turstica y chupicchu y de 500 personas/da para la articulacin de todo el espapara el camino inca. Continan ar- cio turstico y sus mercados. Tratando de corregir este desatigumentando que: La situacin limitante de Machu- no expresan: Sin embargo, esta supicchu, junto a temas de operativi- perposicin no es solo negativa, dad de los clsteres y posiciones de pues trae tambin importantes ven74

tajas; la principal de ellas es contar con una entidad de alta especialidad e importantes recursos dedicada a recuperar el Patrimonio cultural existente. Resultado de ello es que en la actualidad se cuenta con un amplio sistema de bienes culturales, que permite configurar diversos destinos tursticos en la regin y alternativas temticas. A todo ello se suma el hecho de que esta puesta en valor en la mayora de los casos cuenta con su propio financiamiento. CARACTERSTICAS DEL TURISMO RECEPTOR En concordancia al Perfil del Turista Extranjero elaborado por PROMPER, en el ao 2007 el Per fue visitado mayormente por motivo de vacaciones, recreacin u ocio (59 %), debido al gran inters por conocer Machupicchu. En segunda instancia, resalt el viaje por negocios (17 %), mencionado por cerca de la quinta parte de turistas extranjeros. Un porcentaje significativo de turistas visit tambin el Per para visitar familiares y amigos (14 %). Somos pues con claridad un destino turstico que se posiciona progresivamente en el mundo. VISITANTES EXTRANJEROS AL DESTINO CUSCO MACHUPICCHU La evolucin de los visitantes internacionales al destino CuscoMachupicchu ha tenido un crecimiento muy superior al promedio observado en las Amricas (6.6% 2007/2006). Sin embargo, este crecimiento presenta una desaceleracin que es poco visible por sus altas tasas, pero que arroja seales que se deben observar. Esta desaceleracin podra estar sealando una maduracin anticipada del destino; es decir que, muchas de las condiciones estructurales de su modelo de gestin estaran llegando a cierta vejez desde la perspectiva del turismo

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(como le ha sucedido ya a otros A pesar de estas impor tandestinos del continente), a pesar tes cifras, el impacto directo de no haber llegado an a una del tu ris mo sue le pro vo car madurez como fenmeno social. FALLAS DE MERCADO en los suministros, con lo que muchos productos (de primera neTURISMO EN cesidad en muchos casos y de LAS CUENTAS DE LA conducta poco elstica) son imECONOMA NACIONAL Los indicadores nacionales sea- pulsados estacionalmente por lan que el turismo genera un movi- encima de su punto de equilimiento econmico que directa e in- brio, generando un efecto nedirectamente impacta en diversas gativo en el consumidor no actividades econmicas del pas, asociado a esta actividad. A como mecanismo de generacin eso se suma el reperfilamiende empleo en forma descentraliza- to de los ser vicios urbanos al da y medio para mejorar la redistri- estndar que induce el turisbucin de la riqueza en el pas, sien- mo; con lo que mu chos de do su efecto multiplicador de 1.811 ellos se hacen excluyentes para millones, es decir, por cada US$. la poblacin local. 1.00 que ingresa en la economa pe- Otro aspecto preocupante ruana, el turismo lo convierte en en el tema econmico, es la asimetra en la relacin ofer ta deUS$. 1.81. El ao 2007 el turismo genero manda; asimetra que provoca un total de 2,222 millones de dla- sobreofer ta en algunos sectores como divisas, siendo superado res (equivalentes a la hotelera nicamente por la exportacin de de 2 y 3 estrellas); los que en los productos tradicionales minera muchos casos ter minan opey petrleo (que no son renovables). rando en mercado marginalizaEn el 2006 la contribucin del Tu- do. Mientras tanto, otros segrismo al PBI del Per es del 5.9 por mentos de ofer tan (sobre todo ciento, con 17,850 millones de nue- en el segmento gasto alto) sintonizan mejor con la demanda vos soles. Respecto a la generacin de divi- in ter na cio nal; ms aun que, sas producidas por el turismo, se ha por su esquema selectivo lopresentado una evolucin muy rpi- gran acuerdos inter nos que les da concordante con la cantidad de perfilan un mejor mercado. llegadas de turistas internacionales al Per, sin embargo, es tan solo la TURISMO EN sexta parte de los ingresos genera- LAS CUENTAS DE LA dos por el turismo en Mxico y la ECONOMA REGIONAL mitad de los generados en ArgentiIngresos generados na y Brasil. Entre el 2002 y 2007 las divisas por el turismo La generacin de ingresos por han crecido aproximadamente 2.65 veces, lo que significa una variacin turismo para la regin se ha estianual promedio de 21.6 %, concor- mado tomando en consideracin dante con el crecimiento de las lle- el gasto de los visitantes nacionagadas de turistas internacionales y les y extranjeros. Este ingreso sulas demandas asociadas en servi- pera los 2,100 millones de soles cios tursticos. La contribucin de (valores corrientes) y dado que el las actividades caractersticas en la PBI regional est por encima de distribucin de la poblacin ocupa- 8,000 millones de soles, entonces da en la actividad turstica est re- el ingreso por concepto de turispresentada principalmente por los mo en la re gin representa restaurantes, seguido por el entrete- aproximadamente el 25% del PBI regional. nimiento y transportes.
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Considerando los datos del MINCETUR 2001; el total de empleos directos (37%) e indirectos (63%) que produce el Turismo, nos lleva a confirmar que 1 de cada 7 habitantes regionales est en alguna medida relacionado con esta actividad. A pesar de este indiscutible peso en el empleo y bienestar regional, la actividad turstica y el empresario turstico en particular, no consiguen una buena relacin con el colectivo social cusqueo en temas de legitimidad. Su aporte en empleo e ingresos se subvalora, en gran medida por causa de paradigmas sociales muy fuertemente arraigados respecto a luchas de clase y sentimientos de explotacin. Estos paradigmas incrustados por dcadas en el pensamiento de grupos radicales, toman a problemas como el perfilamiento urbano de Cusco, la transfor macin del Patrimonio edificado y la limitada derrama del fenmeno turstico, bajo un enfoque desproporcionado. En la retina social generalizada queda la sensacin de que el turismo trae ms problemas que beneficios. A ello se suma las malas seales que provocan las for mas de negocio de enclave y bajo contacto con la sociedad local que por deficiencias del modelo existen en singular cantidad y en elementos estratgicos del sistema. De igual manera los problemas de mala gestin y Aglomeraciones en Machupicchu, Camino Inca, Ollantaytambo y otros destinos, junto a posiciones de dom i n i o e i n e f i c a ci a e n l a regulacin. IMPACTOS DEL TURISMO Impactos sociales a nivel de estructura social Resultan ser tal vez los ms complejos, pues inciden en el tejido social y gestacin de clases so cia les. Pro vo ca asi me76

tras econmicas en sus efectos, los que sumados a privilegios del modelo per turban la paz social. El contexto social mal predispuesto y sus propios defectos en eficiencia social, le generan un soporte y legitimidad endeble. Provoca una notoriedad meditica y poltica que tiende a ser mal usada (desmanes). Acenta el riesgo sobre problemas morales en diferentes niveles de la sociedad (delincuencia, seguridad, prostitucin, drogadiccin, etc.) Riesgo para la integridad de nuestra niez y juventud. Impactos sociales a nivel de patrimonio y territorialidad En complicidad con la dbil planificacin, promueve cambios de uso que conllevan cambios y pr di da de Iden ti dad de territorios. Promueve formas de conservacin utilitarista (adaptaciones) Compite con otras actividades por el usufructo del patrimonio y territorio; en algunos casos resulta positivo al desplazar a actividades depredadoras. A consecuencia de la dbil planificacin y disposicin de medios, provoca sobre usos y distorsiones en la autenticidad de parte del patrimonio edificado. Impactos desde la dimensin ambiental Impulsa presiones por sobre usos ambientales de ambientes frgiles y ecosistemas aun no preparados para el turismo activo. Desde el lado de la operacin del turismo, el incremento en polucin, contaminacin y uso de energas no renovables tiene un impacto serio, que se incrementa por la dbil regulacin, pues hablamos de una regin que tendra la potencialidad de energas limpias y usos desconcentrados de la Plana Turstica si se planificara adecuadamente el desarrollo de sus actividades.

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Impactos ambientales a nivel de incrementales de actividad El incremento de habitantes (en trnsito) y de actividades y recursos humanos para atenderlos generan un Mayor volumen de residuos slidos y atmosfricos. Impactos ambientales en dimensin territorial e inmobiliaria Se trata del mismo impacto de cambio de uso de suelo en la dimensin social, pero enfocado en la perdida de activos sociales (reas verdes, cultivos, recursos hdricos, paisaje, etc.) Sin embargo, estas constataciones e impactos no llevan al PERTUR a plantear que una parte de las divisas que genera el turismo queden en Cusco, bajo la modalidad de canon turstico o con otra denominacin, por los altos costos sociales, econmicos y ambientales. TENDENCIAS DESDE LA PERSPECTIVA DEL ANLISIS FODA El cre ci mien to ve ge ta tivo que proyecta el flujo turstico (incluso si no se inter vine en el ajuste del destino), sealara un ascenso significativo para las prximas dcadas, por el arrastre de nuestro icono central Machupicchu (flecha verde 12); sin embargo el deterio-

SUPUESTOS TCTICOS PARA LA REFORMA DEL MODELO TURSTICO El Plan Q'ente, para reorientar el modelo de desarrollo turstico, debe partir reconociendo la realidad factual en la cual opera, de modo que se pueda administrar con eficacia los elementos claves de la conducta del turismo. Bajo esta visin, una primera afirmacin del Plan Q'ente es que el modelo de desarrollo turstico actual requiere de cambios profundos para lograr los ro de la calidad de la experien- efectos que la sociedad espera de l cia precisamente de este desti- y para estar a la altura del superlatino mayor, que por sus limita- vo potencial que la regin posee. ciones y debilidades de acondicionamiento va llegando a un VISIN DEL PLAN temprano lmi te estacionaria ESTRATGICO REGIONAL este incremento hacia el futu- DE TURISMO DEL CUSCO ro (23), pues Machupicchu Al 2021 CuscoMachupicchu (en la actualidad) es la razn es el Destino Turstico Lder en central de las visitas tursticas Per y Amrica Latina y brinda una a la Regin. Con ello quedara cartera de productos autnticos y desperdiciada la capacidad na- servicios tursticos de calidad, divertural de crecimiento del desti- sificados y competitivos, que aseguno, que este posicionamiento ran experiencias inolvidables a sus mundial es capaz de producir, visitantes; la gestin sostenible de incluso si no se acometieran los impactos ambientales y culturalos li nea mien tos pro pues tos les, proyecta confianza y garantiza por el Plan Qen te (2 3' una amplia inclusin y bienestar soOfer ta inelstica). cial en la regin bajo un moderno y La premisa de trabajo asumida fortalecido marco institucional propara el Plan Qente, seala que, con motor, regulador, concertado y parsu puesta en operacin y la inter- ticipativo. vencin en sus diferentes linea- El Destino Turstico CuscoMamientos estratgicos, el destino Ma- chupicchu: chupicchu estara en capacidad de 1. Es lder en Per y Amrica Latina albergar una ocupacin muy supe- 2. Brinda una cartera de productos autnticos y servicios turstirior; y lo que es ms importante, cos de calidad, diversificados y con mayores efectos econmicos y competitivos sociales positivos (y en condiciones 3. Gestiona los impactos ms sostenibles que las actuales) y ambientales y culturales de manera asegurando una satisfaccin mayor sostenible de la experiencia, con lo que no 4. Proyec ta se gu ri dad y solo se recuperara el crecimienconfianza a nuestros visitantes to natural desperdiciado (23'), 5. Garantiza una amplia sino que se incrementara conservainclusin y bienestar social en la redoramente este estndar de crecigin miento (flecha azul 14), en un ritSe conduce bajo un moderno y mo conveniente para la madurafortalecido marco institucional procin del sector como fenmeno motor, regulador, concertado y pareconmico y social (recreacin y ticipativo. ajuste del destino). 77

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ORIENTACIONES ESTRATGICAS El Gobierno Regional Cusco (GRC) y la Direccin Regional de Comercio Exterior y Turismo (DIRCETURCusco) y el Sector Empresarial Agremiado (Cmara de Comercio del Cusco), debern disear e implementar instrumentos de gestin que promuevan bajo un esquema asociativo y sostenible: la formulacin de proyectos de mbito regional para la participacin de la inversin privada; el desarrollo empresarial de los pequeos y medianos empresarios, comunidades campesinas y nativas locales; los mecanismos y procesos que faciliten la formalizacin e innovacin de las pequeas y medianas empresas; la creacin de instrumentos de gestin y financieros que posibiliten la ejecucin de proyectos mediante la modalidad de asociacin pblicoprivada; la orientacin e informacin a los inversionistas potenciales y los gobierno locales, as como, la promocin de la imagen de la regin como destino de inversin en relacin con otros mercados tursticos regionales competidores. INSTITUCIONALIDAD Y GESTIN DE DESTINOS. Crear una Unidad que gestione la ejecucin, evaluacin, medicin de impactos y actualizacin del PERTUR. Disear e implementar estrategias y herramientas que per mitan planificar las zonas tursticas actuales y potenciales. Promover las mejoras al marco legal turstico que facilite, simplifique, for malice, regule y mejore la competitividad de la actividad turstica. Promover la inversin y la asociatividad pblicoprivada. Brindar las condiciones de seguridad, proteccin e infor 78

macin que garantice la integridad de los turistas. For talecer las capacidades administrativas, tcnicas y de gestin de las instituciones pblicas de los diferentes niveles de gobierno vinculadas al turismo. Fortalecer la asociatividad y representacin gremial de las empresas tursticas. Promover la participacin y concertacin entre el sector pblico y privado para el desarrollo del turismo. UNIDAD DE IMPLEMENTACIN Y GESTIN DEL PERTUR La Unidad de Implementacin y Gestin del PERTUR delegada a DIRCETUR, como institucin que llevar adelante la gestin, monitoreo, ejecucin, super visin y evaluacin del plan, solicitar y convocar la participacin directa de las instituciones involucradas por competencia (segn su condicin estratgica y operativa) a ejecutar y gestionar los acuerdos contemplados en el proceso de la planificacin, por lo que las decisiones, se tomarn de manera colegiada (interinstitucionalmente) consolidando los acuerdos que posibiliten y faciliten la fase de ejecucin.

COLOFN El Plan Estratgico Regional de Turismo del Cusco o Plan Q'ente elaborado desde la perspectiva de los operadores de la actividad turstica, es incompatible con los alcances del Plan Maestro del Santuario Histrico de Machupicchu. La re vi sin y rea jus te del PMSHM al ao 2015 debe reafirmar el resguardo del patrimonio natural y cultural del SHM, para lo que se debe actualizar y mantener su Visin, objetivos y lineamientos estratgicos y, ampliar la oferta turstica con los proyectos de Vilcabamba y Choquequirao. Se debe revisar el Ordenamiento Territorial y reformularse a partir de la metodologa existente y de sus tres componentes: Zonificacin Ecolgica Econmica, Propuesta de Ocupacin del Territorio e Instrumentos de Poltica. Hay que elaborar la Misin, la que debe compartir con la Visin los riesgos y motivaciones que le otorgan sentido al PMSHM y, que orientar el quehacer de la Unidad de Gestin de Machupicchu. El PMSHM reajustado debe formularse de manera participativa, convocado y conducido por el Gobierno Regional, para lo que, el ex INC Cusco debe retornar a su administracin como lo fue en el periodo 19901992.

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EL TORREN

HISTORIA, MISTERIO Y REVELACIN


DE MACHUPICCHU
Hugo A. Altamirano Vega1

l referimos de Machupicchu, las primeras palabras que evoca la memoria estn relacionadas a la imagen de una ciudadela diferente y distinta a las que se conoce y registra la historia en el nacimiento y muer te de las ciudades du ran te los si glos pa sa dos, donde se for jaron y desarrollaron las Altas Culturas.
1 Docente de la Facultad de Educacin

Fueron los espacios geomorfolgicos de superficie llana, valles, mesetas y pampas donde se fundaron las ciudades, modelos clsicos que fueron quebrados por una nueva pero caprichosa eleccin del espacio que se acomoda a la topografa de los cerros y picos elevados de los andes, incluyendo los perfiles y flancos de abis-

mos y caones como par te estructural de la arquitectura de la ciudad ptrea Catedral de los Andes, de impresionante majestuosidad. Sin embargo, la historia nos alcanza el reconocimiento de la pater nidad de la construccin de dicha obra al Inka Pachacutec; luego de dichas precisiones escritas se cier nen una serie de interro-

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gantes que nos mecen en la incer tidumbre, la duda, que se asienta como un misterio sin tener los argumentos para una respuesta fir me y contundente que satisfaga la necesidad de co no cer la ver dad, rea li dad que se esconde en la nebulosa de lo inexplicable, su monumentalidad, siempre est encubier ta por un velo de ficcin y divinidad, queda como un enigma insondable en espera de una respuesta verdadera, despejando el misterio y los argumentos que no construyen la historia verdadera sobre la arquitectura, ingeniera y administracin. La revelacin ante el mundo se est dando por la atraccin turstica del lugar Santuario Histrico de Machupicchu, obra maestra de la arquitectura y la ingeniera, sus peculiares caractersticas arquitectnicas y paisajistas de ceja de selva y el velo del misterio que ha tejido a su alrededor las versiones orales y la publicidad, lo han convertido en uno de los destinos tursticos ms atractivos de la tierra. Machupicchu est en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecolgico, conocido bajo la denominacin Santuario Histrico de Machupicchu. El 7 de julio de 2007, Machupicchu fue declarado como una de las Nuevas Maravillas del Mundo, en una ceremonia realizada en Lisboa, Portugal; luego de la participacin de cien millones de votantes del mundo entero. LOCALIZACIN Se encuentra a 13947 latitud Sur y 723244 longitud Oeste, forma parte de una gran formacin orogrfica conocida como Batolito de Vilcabamba, en la cordillera central de los Andes Peruanos. Se encuentra en la rivera izquierda del can de Urubamba, 82

al pie de los cerros, prcticamente rodeando, corre el ro Vilcanota Urubamba. Su altitud es de 2,438 metros sobre el nivel del mar.. La superficie edificada es aproximadamente de 530 metros de largo por 200 de ancho, registrando 272 edificios dentro del rea urbana.

Enigma donde la mente y la creacin mantienen un equilibrio, donde los nmeros y toda opcin razonable en la mente humana sigue en estado embrionario. Machupicchu donde la majestad de la vejez y el embeleso de la belleza natural se exhiben en el altar de sus cumbres, donde la eter nidad descansa en sus ciHISTORIA Se encuentra indisolublemente mas, donde la eternidad tiene ligada a la sabidura, fuerza y capa- muros de piedra. cidad creadora del hombre quechua andino en la historia de la REVELACIN grandeza y extensin del Tahuan- La localizacin e identificatinsuyo que marc y consolid la cin de un universo escondido, poca Inka. el trance de un nivel material fsiPorque el pasado cobra fuer- co a un nivel metafsico, de un niza y vive en el presente, la histo- vel humano a un nivel divino. La ria no muere, la historia no tiene re ve la cin que da ins tau ra da espacio en el campo santo del ol- como un mundo visible, un esvido, es una continua resurrec- pacio dimensionable, tener que cin y se transporta en las andas conceder la insignia del reconodel recuerdo, el reconocimiento cimiento como Maravilla del y admiracin de las jvenes ge- Mundo. neraciones y los pueblos milena- La concepcin de la arquitecrios que visten de modernidad. tura y espacios de andenes en La grandeza de su obra y la las ciudades inkas preser vando memoria de su historia se mues- y conser vando un medio amtra inclume en los muros p- biente mstico y natural sustentatreos de la sagrada ciudad de Ma- ble y sostenible para su poca. chupicchu, donde las dimensiones de la eternidad y la gloria tie- MACHUPICCHU: ENIGMA nen inicio, donde el atardecer DEL NOMBRE descansa en misteriosa calma en- La denominacin de la gran tre sus elevaciones granticas. ciudad Inca es muy discutida hasEspacio sagrado donde se afe- ta la fecha: rran el tiempo y la eternidad. Tamputocco MISTERIO Hiram Bingham sostiene que Al encarnar esencias sobrena- en Ma chupic chu se ha lla el turales y energas espirituales que Tampu Tocco, por un recinto se extienden y descansan sobre su de tres ventanas y ser aquella esencia real, sobre su existencia una verdadera Ciudad Sagramaterial, sobre su grandiosidad in- da. Declara que, el nombre de descifrable. La majestuosidad del la parte ms antigua de Machupaisaje inconfundible con la que picchu era Tamputocco. ejerce un poderoso magnetismo para los que toman contacto a pri- Picchaq mera vista hasta sentirse apodera- Relacionado al acto de picdo de una sensacin irresistible y char, es otro de las conjeturas postrarse ante el altar del miste- propuestas sobre el origen del rio. Donde la mirada se detiene nombre de Machupicchu. Va ante el hechizo de su encanto in- asociada a la presencia de la descifrable. hoja de coca, en calidad de aliRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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mento del hombre andino des- como Picchu por el cronista de pocas ancestrales, va aso- Ocampo Conejeros. ciada al acto de introducir la Para el Dr. Luis A. Pardo: hoja de coca en la boca para La Etimologa de Machupicluego masticarlo y mantenerlo chu, anda sumida en la noche en constante succin el bolo de la conjeturas. Su verdadero de coca. Conocedores de las significado no se conoce Sosvir tudes naturales, restablece- tiene que es palabra compuesdor de las fuer zas humanas ta de dos tr minos quechuas: como de la capacidad de luci-Machu que significa viejo y dez intelectual, tambin consti-Picchu equivalente a punta tuye una de las primeras ofren- o cima. De manera que su tradas en los rituales y ceremonia duccin sera: La cima o punre li gio sas con sa gra das a los ta vieja. Revista del Museo e Apus, Auquis, la Pachamama, Instituto Arqueolgico. 1961 espritus de la naturaleza pro- El Dr. Luis E. Valcrcel. La tectores del ayllu y de la llacta toponi mia de este sector es (Llactay orcco) muy clara. Hay dos picachos El Dr. Jos Gabriel Cosio que dominan la ciudad: El ms dice: El nombre deviene de una alto nom brn do lo MACHUpalabra compuesta de la voz de PICCHU el menor WAYNAMachupicchu: Machu (Viejo) y PICCHU, ambas palabras per Picchu, que parece desinencia teneces al Keswa y significa resdel verbo picchar, que para los pectivamente: El Pico Viejo y indios es el acto de mascar la e l P i c o Jo v e n . Po r q u e coca. PICCHU es picacho o punta de Monte Pichiu. Canto Marccanay Machupicchu Machu pichiu Le variedad y abundancia de avecillas, el canto Marccanay, Lugar de descanso de las especies ms conocidas del tiempo y de la calma, atalaya de la ceja de selva, son fcilmen- de los andes, mirador de las prote identificables por su persisten- fundidades de paredes ptreas y te trinar en la vorgine de sus de las elevaciones de las montabosques, han ser vido de argu- as que se afirman en el lienzo cemento para atribuirle el nombre leste del cielo del mundo andino. de Machu Pichiu, de las aves Marka de las estrellas y del viento, dueas del corazn de las empi- marka de la frescura y coloridas nadas cumbres. orqudeas (Wiay huaynas), del inTodo parece confir mar que cesante vibrar de las frgiles alas el llamado Machu Pichiu (nom- del picaflor (Kente y el Paucar), bre puesto por decisin de Hi- marka de andenes y templo de ram Bingham), es el antiguo Vit- mujeres tiernas y bellas escogidas cos. Revista de Oro Inca Garcila- (acllas) so de la Vega Por los datos que se leen en la crnica de Alonso Borregn, reMachupicchu cientemente publicada, despus La traduccin de Machu Pic- de cuatro siglos de escrita, se chu equivale a cumbre mayor. sospecha que Marccanay o MaPero el nombre original del sitio chupicchu, fue visitada por el no debi de ser una denomina- propio Francisco Pizarro. Adecin genrica como esta que ms, como se ve de los papeles cay en el olvido con los siglos. escritos ahora, toda la regin El Dr. Luis Enrique Valcrcel aproximadamente de la provinopina que Machu Picchu podra cia de la Convencin, se denomiser el legendario Vitcos citado naba Vilcabamba.
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MACHUPICCHU IDENTIFICADA COMO VILCABAMBA POR LOS ESPAOLES. Parece ser el nombre original de la ciudad o santuario que hoy designamos por Machupicchu, tomndolo del cerro donde se hallan ubicadas las famosas estructuras arquitectnicas. Hiram Bingham, su descubridor al mundo, dice, fundndose en prrafos de las crnicas del Padre Calancha, que el nombre de la misteriosa ciudad era el de Vilcabamba Vieja o la Vieja y que desempeaba el papel de capital o centro tradicional y religioso de esta regin; siendo la otra Vilcabamba, la capital militar o poltica, durante el reinado de los ltimos incas Historia porque se encuentra indisolublemente ligada a la sabidura, fuerza y capacidad creadora del hombre quechua andino en la historia de la grandeza y extensin del Tahuantinsuyo `que mar c y con so li d la po ca Inka. El pasado cobra fuerza y vive en el presente, la historia no muere, la historia no tiene espacio en el campo santo del olvido, es una continua resurreccin y se transporta en las andas del recuerdo y el reconocimiento de las generaciones y los pueblos. Los Incas eran originalmente una pequea y belicosa tribu que habitaba la regin al sur de las tierras altas de la cordillera central en Per. En tor no a 1100 d. C. comenzaban a desplazarse hacia el valle de Cuzco, don de du ran te casi 300 aos llevaron a cabo incursiones, y all donde fue posible, impusieron tributos sobre pueblos vecinos. Hasta mediados del siglo XV, los Incas no llevaron a cabo ninguna gran expansin o consolidacin poltica. Su avance territorial ms im84

por tan te an tes de esa fe cha consisti en una penetracin de 32 Km. Al sur de Cusco. La expansin territorial se inici realmente con el octavo monarca, Viracocha Inca, que vivi a principios del siglo XV y que, en 1437, amplio el imperio en unos 40 Km. mas all del territorio de Cusco. Despus de esto, durante un periodo de 30 aos, dos personajes notables ampliaron y unificaron el territorio. El primero fue el hijo de Viracocha, Pachacutec Inca Yupanqui. El segundo fue el igualmente capacitado Tupac Inca Yupanqui, hijo de Pachacutec. El imperio, alcanz su mayor extensin con el hijo de Topa, Huayna Capac. Hacia 1525, el territorio bajo control Inca se extenda por la zona ms meridional de la actual Colombia, Ecuador, por Per y Bolivia y por zonas del norte de Argentina y Chile, abarcando un rea de ms de 3500 Km. de norte a sur y de 805 Km. de este a oeste. La muerte de Huayna Capac en 1525, antes de que pudiera designar a su sucesor, provoc la divisin del imperio. Sus dos hijos, los her manastros Huascar y Atahualpa, aspiraban al trono. La consiguiente y encarnizada lucha de ambos, que finaliz en 1532, con la captura de Huascar, debilitaron seriamente al imperio. En este critico momento el conquistador espaol Francisco Pizarro desembarc en la costa con una fuerza de unos 180 hombres dotados de ar mas de fuego. Pizarro, apoyado por distintos grupos de indgenas descontentos por la dominacin inca, logro controlar el imperio haciendo prisionero a su jefe, Atahualpa dio la orden de ejecutar a su antiguo rival, lo que sera una de las causas de su propia condena en el proceso al que lo sometieron los Espaoles un ao despus. El 29 de Agosto de 1533, todava se estaba acu-

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mulando un enor me depsito de ornamentos de oro procedentes de todos los rincones del imperio, Pizarro ejecut al garrote vil a Atahualpa. Ese mismo ao los Espaoles ocuparon Cusco y per mitieron a Manco Capac II (Manco Segundo) un her mano de Huascar, acceder al trono. Algunos aos ms tarde, Manco Segundo dirigi una revuelta contra los espaoles. Fue derrotado, obligado a buscar refugio en las montaas y asesinado. En aquella poca el imperio se desintegraba muy rpidamente. El ltimo pretendiente al trono fue Tupac Amaru I, hijo menor de Manco Capac II y descendiente por lnea masculina, que fue decapitado en 1572 por orden del virrey Francisco de Toledo. El Dr. Julio C. Tello, que realiz algunos sondeos en Machupicchu, nos afir m haber desenterrado un trozo trabajado de alabastro espaol, lo que comprobara que despus de la venida de los blancos al Per, fue llevado a la enigmtica ciudad. All, tambin, parece que fue donde se dio muerte al Inca Manco II.Revista del Archivo Histrico del Cuzco. N 2 1951. Universidad Nacional del Cusco.

era solamente el nombre del cerro. Fue hacienda real del Inca en la zona. Luego vino la fundacin posterior de una cadena de ciudades de gran importancia estratgica y belleza incomparable como: Wiay Waina, Phuyo Patamarca, Sayac Marka, Torontoy, Quenti, etc., todos camino a la selva. Haba empalmes con Markanay y Orongo y senderos que conducen al nevado Salkantay. Luis Enrique Valcrcel, el famoso historiador incaista, en su libro precisamente titulado Machu Pichiu sostuvo que esta ciudad fue la antigua Vitcos, idea que no abandon jams. MISTERIO REVELADO: CIUDAD BASE DE EXPANSIN A LA SELVA. 1,480 1,532 Metrpoli, eje de la penetracin incaica hacia la selva alta para el crecimiento y el desarrollo del Antisuyo como lo considera Federico Kauffman D., Machu Pichiu, el antiguo Vitcos, es un modelo a travs de la ms avanzada ingeniera y arquitectura. Toda la regin luce diversas maravillas, como la piedra de los treinta y siete ngulos en la vecina Torontoy, dos tneles, varios y diversos puentes, la ms perfecta red caminera de todo el Imperio y una audaz andenera, un tnel excavado en la roca y un templo tallado en caverna grande, como es el dedicado a la Luna.

LA GUERRA DE RECONQUISTA Se inici en abril de 1536 con Manco Inca. Tuvo desde un principio uno de sus ejes en Machu Pichiu, en virtud de su interconexin con todas las regiones del sur del Imperio Incaico, que LUGAR DE REFUGIO 1532. el Inca intentaba reconstruir. Ciudad de refugio de los sobrevivientes de la nobleza cusREVELACIN HISTRICA quea, cuando la matanza de los DE MACHUPICCHU Panacas Hanan y Hurin por los Apro xi ma da men te 1480, yanasinchis (generales ser viles) cuando asume al gobierno el atahualpistas victoriosos (noInca Pachacutec, fue el posible viembre de 1532). Sitio inexpugconstructor de Machu Pichiu nable y difcilmente ubicable (Machu Picchu), llamado por para quienes no conociesen sus los Incas Vitcos. Machu Pichiu accesos. Est como escondida
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por la montaas y el ro Urubamba y por su misma altura, porque desde abajo no es fcilmente divisible. DIEGO RODRGUEZ DE FIGUEROA 1565 En sus recorridos como embajador diplomtico para tratar con los reductos rebeldes Inkas, escribi, el 6 de mayo del ao 1565, pasajes de su recorrido por la zona de Machupicchu, nombre que hace mencin al incursionar a la zona de la selva de Vilcabamba: Esta noche dorm al pie de un cerro nevado, en un pueblo despoblado llamado Condor marca, donde haba un puente en tiempo antiguo que pasaba por el ro del Vitcos (actual ro Vilcabamba) para ir a Tambo (actual Ollantaytambo), a Sapamarca y a Picchu, que est en tierra de paz. Otros documentos confirman el relato de Rodrguez de Figueroa, por ejemplo una provisin del Conde de Nieva de 1562, en la que el pueblo de Pijchu aparece formando parte de un repartimiento de tierras, encomendadas primero a Hernando Pizarro y luego al espaol Arias de Maldonado. HISTORIADORES LUIS MIGUEL CLAVE Y MARA ISABEL REMY. MANUSCRITO DE 1568 El descubrimiento documental ms importante se da el ao de 1983 por los investigadores Luis Miguel Clave y Mara Isabel Remy. Los manuscritos en cuestin son cuatro copias y un
Cuadro 1:

original del ao de 1568, perte- MACHUPICCHU LA neciente a los frailes agustinos DESPOBLACIN PLENA del Cuzco, en donde aparece 1,572 una lista de terrenos cultivados por los pobladores inkas del va- Ciudad desierta a partir de la lle del Urubamba despus de la captura y muerte de Tpac Amaconquista espaola, indicando ru I. Quienes la visitaron en que dicho valle haba sido con- aos posteriores no encontratrolado y anexado por el nove- ron a nadie; es posible que as esno inca cusque o Pa cha cu ti tuviera desde varios aos atrs Inca Yupanqui ( 14371471).Ciudad Perdida, en esa regin En uno de los folios que contie- an inexplorable y remota, con ne el expediente se puede leer lo mapas en blanco y referencias siguiente: un poco ms arriba geo gr fi cas ex tre ma da men te de Pumachaca, el Cacique de confusas, en este perodo quizs Pic chu cul tiva ba coca. Esa se le empieza a confundir con coca era pagada en tributo a los Vilcabamba. espaoles, ya que segn los manuscritos Correspondi a los EL INFORME DE BALTASAR indios de Picchu la cantidad de DE OCAMPO. FINALES DEL 105 cestos de coca cada ao. SIGLO XVI El infor me del visitador BaltaJOS TAMAYO HERRERA sar de Ocampo y Conejeros soMANUSCRITOS DEL AO bre la ciudad de Vitcos constituDE 1,776. ye el nico testimonio directo y Por su par te, en su obra His- minucioso en cierta medida. El toria General del Cusco, 1992, relato coincide plenamente con el historiador Cusqueo, naci- el actual Machu Pichiu, (o Picdo en la ciudad de Urubamba chu). Jos Tamyo Herrera, dio a co- 1. Para los se a lamien tos, nocer una vieja escritura fecha- nos ceimos como Valcrcel a da el 8 de agosto de 1776, en la la nica descripcin del lugar, que hace referencia a una tal que como es dicho, consta en la doa Manuela Almirn Ville- Crnica de Baltasar de Ocampo gas, quien venda a los seores y Conejeros, funcionario espaPedro y Antonio Ochoa, en la ol en Vilcabamba desde aproxisuma de 350 pesos, los lugares madamente 1572 (Cuadro 1). 2. Otros elementos de juicio de Pij chu, Ma chu pij chu y Huaynapijchu. As mismo el que conducen a identificar el Maao de 1782 los indicados pro- chu Pichiu actual con el Vitcos de pietarios llegaron a vender di- las crnicas del siglo XVI: chos fundos en 450 pesos al co- a. Lo escabroso y empinado rregidor espaol del valle de del sitio b. La distancia del Cusco Urubamba.

1. est en un altsimo cerro 2. seorea gran parte de la provincia de Vilcabamba: 3. gran plaza de suma grandeza 4. y llanura en la superficie 5. edificios suntuossmos 6. piedra mrmol 7. famosamente obradas

nico caso, Machu Pichiu; con un cerro de tanta pendiente Obvio en Machu Pichiu nico caso orogrfico Superficie plana en la cumbre Obvio en Machu Pichiu El granito blanco de H. Bingham Obvio en Machu Pichiu
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c. Rodeada de abismos sobre LAS CHACRAS DE el ro, lo que explica el suicidio de MACHUPICCHU las esposas de Manco Inca 1,776 Y 1,782 d. Ro caudaloso (El Uru- Machu Pichiu y Huayna Pibamba) chiu se llamaron unas chacras e. El caballo sacrificado (datos en la orilla izquierda de Uruarqueolgicos recientes) enterra- bamba, vendidos all por los do en direccin al sol naciente. tiempos de Tupac Amaru el f. La altura del cerro; unos Gran de, en el Cus co en tre 600 m. 1776 y 1782. As consta en los g. Hallazgo de abundantes archivos de una notara, la de cenizas (Vitcos fue quemada Ambrosio de Lira, en la foja 20 por los espaoles). Datos de del Protocolo de 1782. Vio prilos arquelogos Manuel Ch- mero aquel documento el polvez Balln y Julinho Zapata, grafo cusqueo, siendo todaen 1980. va joven, Uriel Garca. All se h. Ajllahuasi: casas del Sol lee la transferencia de Pichiu, son sus mujeres, Cieza, Guerra Machu Pichiu y Guayna Pichiu de Salinas, cap. 21 (1533) amn de otros sitios. Esos troi. Era otra ciudad del Cusco zos de tierra cultivable, se enPedro Gutirrez de Santa Clara, t. tregaron por 350 pesos y se reIII, pg. 230. Coleccin BAE (cir- vendieron por 450, Por cier to ca 1544) sin gen te. La his to ria do ra Revelacin. La localizacin e francesa Simone Waisbard es identificacin de un universo es- quien ms ha sea la do este condido, el trance de un nivel asunto en su libro Machu Pimaterial fsico a un nivel metaf- chiu (1971) sico, de un nivel humano a un ni- Los Picchu Viejo y Joven, no vel divino. La revelacin queda eran desconocidos en la coloinstaurada como un mundo visi- nia. El distinguido estudioso ble, un espacio geogrfico e his- Uriel Garca descubri una antitrico dimensionable, conceder gua escritura donde Doa Mala insignia del reconocimiento ra Manuela Almirn Villegas, universal como Maravilla del vendi los lugares denominamundo dos Pic cho, Ma chu pic chu y Huaynacpicchu a Don Pedro MACHU PICCHU AISLADA Antonio Ochoa, el 8 de agosto DEL MUNDO (DESDE FINAL de 1776, en la suma de 350 peDEL XVI HASTA FINES DEL sos y ste a su vez vendi en el ao de 1782 al Comandante XVIII) La ciudad de Machu Pichiu Marco Antonio de la Cmara y continu hundida en el silen- Escudero, Corregidor de la Procio por su pobreza y aislamien- vincia de Urubamba en 450 peto, adems nadie la buscaba. sos. W i e n e r, en Por otro lado resultaba inubica- C h a r l e s ble, porque no se la divisa des- 18751878, tuvo noticias en de abajo y se encuentra en un Ollantaytambo de la existencia sitio esquinado, cerro de alta de ciudades antiguas indicadas elevacin ver tical, con la par te con los nombres de Machupicsuperior plana y cubier ta de chu y Huaynapicchu. maleza. Adems, fuera del sendero colonial que conduca a NUEVAS NOTICIAS, SIGLO las comarcas de Vilcabamba XIX en esa enor me regin, terra ig- Pobladores de Ollantaytambo nota. tienen noticias certeras sobre MaRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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chu Pichiu, ya con ese nombre. En 1848 se public en el Cusco un folleto dando informe al respecto, que no se encontr. En 1875 el notable viajero francs Charles Wiener, tiene referencias tan claras que hasta incluye a Machu Pichiu y Huayna Pichiu en su mapa de la regin. En los albores del siglo XX, en 1902, llegan a Machu Picchu Enrique Palma y tres compaeros, quienes escribieron sus nombres en ciertas piedras de los muros incas. En 1907 o antes, unos pocos campesinos haban empezado a cultivar los abandonados andenes bajos, cerca del ro. LEY DE CREACIN POLTICA DEL DISTRITO DE MACHUPICCHU D.L. N 9326 En la poblacin de Machupicchu antes llamado Mquina de Ollantaytambo, a los veintinueve das del mes de marzo de mil novecientos cuarenta y dos, se renen diversas autoridades, el Alcalde Luis Gonzales Her moza y sus regidores Ramn Moreno Daz, Roberto Rojas Fernndez, Hctor Zegarra Bravo y Daniel Caldern Pacheco, para dar lectura al siguiente documento: Un sello, Direccin General de Gobierno Lima Seis de octubre de mil novecientos cuarenta y uno nmero doscientos setenta y ocho Seor Alcalde del Concejo Provincial de Urubamba con fecha primero del presente se ha puesto en cmplase la siguiente Ley nmero nueve mil trescientos noventa y seis El Presidente de la Repblica por cuanto, el Consejo ha dado la siguiente Ley: Art. Primero: ELVESE A LA CATEGORA DE DISTRITO DE Ollantaytambo de la provincia de Urubamba en el departamento del Cusco. Art. Segundo: El nuevo distrito que se crea por la presen88

te Ley se denomina MACHUPICCHU y ten dr por ca pi tal, la po bla cin de este nombre que se ha for mado alrededor de la actual estacin Machupicchu. Art. Tercero: Los lmites del distrito de Machupicchu sern los siguientes: Por el Norte lmite entre las provincias de Urubamba y la Convencin y; por el Oeste el ro Qente afluente izquierdo del Urubamba hasta las cumbres de la cordillera. Art. Cuarto: Declrese de utilidad pblica los terrenos que circundando la actual estacin de Machupicchu del ferrocarril Cusco Santa Ana; estn comprendidos en un rea horizontal de un kilmetro de radio alrededor de dicha estacin. Dichos terrenos sern dedicados a la edificacin de la futura ciudad de Machupicchu a los fines que seale el Supremo Gobierno. Art. Quinto: El Poder Ejecutivo de confor midad a las disposiciones de Ley nmero nueve mil ciento veinticinco, expropiar los terrenos de que se trata el ar tculo anterior, Comunquese al Poder Ejecutivo para su promulgacin Dada en la Sala de Sesiones del Congreso de Lima a los treinta das del mes de setiembre de mil novecientos cuarenta y uno. J.A. Brandiaris, Presidente del Senado, Gerardo Ballenueva. Diputado Presidente C.A. Barreda Senador Secretario Al Seor Presidente Constitucional de la Repblica Por tanto, mando se publique y cumpla; dado en la Casa de Gobier no en Lima, el primer da del mes de octubre de mil novecien tos cua ren ta y uno. Manuel Prado Ugar teche.

Latitud: 130923 al Sur de la lnea ecuatorial Longitud: 723234 al Oeste del meridiano de Greenwich. La altura en el Punto de Referencia es de 1,495 metros sobre el nivel de mar. Tiene los siguientes lmites: Por el Norte: con la provincia de la Convencin Por el Sur: con la provincia de Anta Por el Este: con el distrito de Ollantaytambo Po el Oeste: con la provincia de la Convencin La zona arqueolgica de Machupicchu est ubicada en la margen izquierda del ro Vilcanota, desde el ro Kusichaka hasta la desembocadura del ro Aobamba, en la jurisdiccin del Distrito de Machupicchu, provincia de Urubamba, depar tamento del Cusco Per. El total de permetro que rodea a la Zona Arqueolgica de Machupicchu es 63,000 metros lineales. El rea total de la zona de Machupicchu, encerrado en el permetro del lindero que se ha descrito, es de diez mil setecientos veinticuatro hectreas (10,724 Ha). Por De cre to Su pre mo N 00181AA, fue declarado Santuario Histrico, abarcando la superficie de 32,592 hectreas. Los terrenos que encierra el rea de la Zona de Machupicchu co rres pon den exclu sivamente a la hacienda Qente, de propiedad de los herederos de Don Julio Zavaleta. Es una con for ma cin de montaa rocosa de escarpada topografa, elevada y poblada de exhuberante flora de ceja de montaa, de cuchillas y pendienLOCALIZACIN tes profundas, donde se asienta GEOGRFICA la ciudadela de Machupicchu, La Zona de Machupicchu tie- joya de la arquitectura del Per ne las siguientes coordenadas: Incaico. El paisaje grandioso
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que la rodea realza la belleza de el valle, que en algunos sitios pasus templos, adoratorios, recin- rece que las paredes tendiesen a tos, patios y de sus innumera- juntarse. Ah en ese laberinto de bles escalinatas que conectan crestas empinadas, los Incas los diferentes planos sobre las construyeron la majestuosa ciuque se levantan las construccio- dad ptrea de Machupicchu. En nes. realidad el declive es grandioso: Todo Machupicchu es una Entre Ollantaytambo (2,768 m.) exaltacin a la piedra. En uno y Huadquia (1,510 m.) hay una de sus sectores se aprecia un distancia de 44 Km. en lnea recafloramiento rocoso que repre- ta, pero un desnivel de 1,258 m. senta algo as como un monu- El can de Machupicchu sirmento a los peascos. ve de zona de transicin entre el Por tanto, Machupicchu est valle qheswa de clima templado, y ubicado en zona cordillerana, el valle clido o yunka. Por estas cubierta por vegetacin selvti- mismas razones, el paisaje vegetal ca, o sea en los Andes Amazni- tambin cambia al de ceja de cos. Ha dado pbulo a otra hip- montaa. La temperatura media tesis: habran constituido pues- anual, cambia apareciendo conseto de avanzada de los ejrcitos cuentemente cultivos tropicales Incas en sus incursiones por la en el fondo del can, como: la alta amazonia prxima al Cuz- yuca, el pltano, papaya y la coca, co. Las escenas en los quero(s) o etc. Las paredes del can se envasos de madera policromados cuentran empapadas permanentede los siglos XVI y XVII, inci- mente por las lluvias y en ellas se den una y otra vez en el tema mantiene la humedad por las inque retrata enfrentamientos que tensas neblinas persistentes. En tenan lugar entre tropas incai- las grietas ms estrechas surge la cas y combatientes selvticos o vegetacin y, hasta los contrafuerchuncho(s). La Gran enciclope- tes ms elevados se hallan cubierdia del Per Lexus. tos por densa vegetacin. AparePara Luis E. Valcrcel, Ma- ce una formacin tpicamente de chupicchu pudo ser Vitcos, la transicin, denominada por los legendaria for taleza que custo- botnicos como ceja de montadiaba Vilcabamba, atendiendo a, caracterizada por una riqueal parecido que presentan los za excepcional de especies y varievocables Picchu y Vitcos dades de plantas. Las laderas eso Pitcos. Luis Miguel Clave tn cubiertas de bosques, arbusy Mara Isabel Remy sostienen tos y matorrales, y una gran varieque Machupicchu correspon- dad de musgos, lquenes, helede al asentamiento Picho, men- chos, etc. Solamente en la zona de cionado en un antiguo docu- Machupicchu, el botnico Csar mento que hallaron en el Archi- Vargas lleg a coleccionar 75 difevo Histrico del Cuzco y que rentes especies de orqudeas por lo tanto habra estado ubi- El relativo aislamiento de Macado en los predios del sobera- chu Picchu y de los dems mono Pachacutec. numentos situados en el rea del Desde Qoriwairachina hasta Vilcanota como: Huiay HuayQolpani, el Can de Machupic- na, Sayaqmarca y Phuyupatachu toma caractersticas defini- marca, pudo ser la causa de que das y notables: paredes vertica- su existencia cayera en el olvido, les y elevadas, talladas en el duro y no que su existencia se mantugranito paleozoico (Marocco, viera en secreto. 1978) cuyas altitudes sobrepa- Machupicchu, al igual que los san los mil metros sobre el nivel dems centros arquitectnicos del ro. Tan encajonado se halla de la zona est dotado de espaRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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Vista panormica del Santuario Arqueolgico de Machupicchu.

cios aterrazados, destinados al cultivo. Estos provean de alimentos y de coca a los residentes, es probable que tambin fueron utilizados para experimentos dirigidos a aclimatar cultgenos. Por lo expuesto, Machu Picchu y en general los munumentos en el rea de Vilcabamba, pudieron haber sido levantados en el contexto de la necesidad que imperaba de ampliar la frontera agraria hacia zonas an eriazas de los Andes Amaznicos. De esta manera la funcin de los centros arquitectnicos vilcabambinos debi ser eje de la administracin de la produccin agraria, fungiendo naturalmente tambin como santuarios, bsicamente de ritos propiciatorios del agua o pluviomgicos y de imploraciones a la tierra cultivable venerada y simbolizada por la Pachamama. HIRAM BINGHAM Y ALBERT GIESECKE (1911) En 1910 el Dr. Albert Giesecke lleg al Rectorado de la Universidad del Cusco. Norteamericano progresista, fue promovido al cargo por el movimiento estudiantil. Entre las orientaciones que inspir estuvo el ahondamiento de estudios incastas. 90

Visitando haciendas de la Convencin, escuch en 1911 relatos certeros sobre las ruinas; y transmiti esta infor macin a Hiram Bingham, que preparaba en la Universidad de Yale (Estados Unidos) una expedicin a la regin del Vilcanota; Bingham, joven graduado en la referida universidad, ya haba visitado el Cusco en 1909. Con esas referencias generales y los datos especficos de los guas de la regin, el despus famoso norteamericano lleg a las tan buscadas ruinas el 24 de julio del mismo ao. Al ao siguiente, la Universidad de Yale y la National Geographic Society dieron respaldo para iniciar la investigacin con la venia entusiasta del Presidente del Per, Augusto B. Legua. Hiram Bingham buscaba los reductos de Vilcabamba la Vieja, y tuvo la propicia orientacin de Alberto Giesecke, quien le puso en contacto con Don Braulio Polo y la Borda dueo de Man dor, quien co mu ni c a Bingham que en el cerro del frente a su hacienda existan notables muros de piedra y andenes, lugar donde solan pastar vacas y toros, en este primer intento de explorar el can del Urubamba tuvo el feliz desenlace

del descubrimiento del complejo arqueolgico en la zona de Machupicchu. Suceso que se mantuvo en secreto, hasta que Albert Giesecke que se encontraba en la ciudad de Lima, escribi una carta dirigida a Jos Gabriel Cosio fechada el 11 de noviembre de 1911 y con la mayor reser va haca conocer el descubrimiento de Machupicchu. Ya posterior mente, y de regreso a los Estados Unidos dio una conferencia en la Sociedad Geogrfica de Lima, confir mando su descubrimiento. Quedando por aclarar el destino de 4,900 piezas culturales de manufactura Inka, encontradas en el lugar, fueron llevadas a la Universidad de Yale el mismo ao en calidad de prstamo para su estudio, la misma que fue autorizado por el gobierno de Augusto B. Legua. Desde la primera visita de Hiram Bingham al Cusco, ambos per so na jes se man tu vieron en contacto en tor no a las posibilidades de colaboracin interuniversitaria entre la Universidad de Yale y la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco UNSAAC. Este intercambio no se limit a la arqueologa en la regin.. En este sentido, las relaciones sociales y profesionales que tena su distinguido compatriota Albert A. Giesecke en el mbito cuzqueo, le facilitaron instrumental para avanzar primero, en el reconocimiento del lugar, luego para hallar el mismo lugar de Machupicchu y finalmente, para la espectacular y exhaustiva for ma como Hiram Bingham se arrog la presentacin inter nacional de Machupicchu. A pesar de haber estado prximos a celebrar el centenario de este descubrimiento cientfico, sin embargo, pocos recuerdan ya la par ticipacin de Albert A. Giesecke en este hecho.

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USO Y CONSERVACIN DE MACHUPICCHU


Jorge Miguel Zegarra Balczar1

l Patrimonio Cultural de la Nacin, constituye nuestra herencia distintiva ms preciada y que organiza la base ms importante sobre las que se sostiene nuestra identidad cultural y que nos permite adems, reco no cer nos en un pa sa do comn. Son alrededor de 250 lugares en el mundo las que figuran en la Lista del Patrimonio Mundial, pero slo 15 han sido cataloga1

dos como Patrimonios Culturales y Naturales, reconocindoseles un valor universal excepcional, por lo que deben permanecer intactos para las futuras generaciones; uno de estos es el Santuario His t ri co de Ma chu pic chu (SHM), ahora denominado Maravilla del Mundo siendo obligacin moral, legal e histrica protegerlo. El Santuario Histrico de Machupicchu es una Unidad de Con-

servacin creada con el Decreto Supremo N 00161AA del 8 de enero de 1981, por importantes especies de flora y fauna catalogadas como nicas en el mundo, en el que se ubican valiosos testimonios de la arquitectura y cultura inka conjugadas. El Patrimonio Cultural edificado del SHM, est compuesto por ms de 35 grupos arqueolgicos, enlazados por segmentos de la red del Qhapaq an (Caminos

Docente Principal de la Facultad de Arquitectura y Artes Plsticas.

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Inka) que parte del Cusco hacia el Antisuyo y que son diariamente visitados, estudiados y admirados por visitantes de todo el mundo, comprobando la irrebatible experiencia y desarrollo alcanzado por los antiguos peruanos. Es este uno de los ms preciados Territorios Arqueolgicos del Per conformado por testimonios edificados militares, agrcolas y utilitarios siendo La Ciudad Inka de Machupicchu, una de las expresiones ms elaboradas de la arquitectura en la cultura Andina y de su gran connotacin religiosa como principal Centro Ceremonial Pre Hispnico, basado en una concepcin mgico religiosa y la mayor y ms representativa expresin de la cultura e identidad nacional actual. La configuracin geogrfica, el entorno natural y la estratgica ubicacin de su arqueologa, hacen del SHM una fusin de belleza, armona y equilibrio entre la obra del antiguo peruano y el capricho de la naturaleza. Es precisamente esta ltima denominacin de Maravilla del Mundo hace que el presente documento, pretenda facilitar una propuesta para coadyuvar a su adecuado uso y conservacin, en la perspectiva de poseer la capacidad de controlar un considerable incremento de visitantes. ANTECEDENTES RESPECTO AL TURISMO Machupicchu es Santuario Histrico del Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad, est inscrito desde el ao 1983 en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO; esta ciudad pre his p ni ca o LLAQTA INKA y su entorno natural, representa una obra maestra del genio inventivo humano y aporta en testimonio nico de la produccin Cultural del Mundo Andino y en especial de la antigua civilizacin de los Inkas, que se asent en el siglo XV y 92

que en nuestro tiempo se constituye como un extraordinario atractivo cultural, reconocido como Primer Destino Turstico del Per desde el ao 2005, por lo que es visitado por peruanos y extranjeros y que para la gestin del turismo tienen como actores vitales al MINCETUR, PROMPERU, DIRCETUR y el Gobierno Regional del Cusco. Al cons ti tuir se en Pri mer Destino Turstico del Per, se ha presentado un incremento inicial en la visita turstica hasta en un 30%. Ello ha generado la necesidad de adoptar una serie de acciones inmediatas como precaucin en cuanto a su capacidad de carga que debe ser equilibrado mediante Planes de Manejo apropiados para la proteccin de este importante icono de la identidad nacional. PLANES ANTERIORES La UNESCO en octubre de 1997, a travs de una primera misin compuesta por expertos de la Unin Internacional por la Conser vacin de la Naturaleza y por ICONOS, que lleg al Per con el objeto de evaluar el manejo y estado de la conser vacin de Machupicchu, recomendando adoptar un Plan para Machupicchu y la Creacin de la Unidad de Gestin, en efecto se for mul el Plan Maestro de Machupicchu que luego de ser revisado, se revel la existencia entre otros de las siguientes debilidades. El Plan Maestro no inclua un Plan de accin para su Implementacin proyectos por realizar, ni cronograma de ejecucin. (Machupicchu Auditorios de Gestin Ambiental y de Patrimonio Ambiental Publicado el ao 2005). En el Plan Maestro no se defina los planes especficos por tipo de actividad y recursos necesarios.

No obstante, defender la ubicacin en el distrito de Machupicchu Provincia de Urubamba departamento de Cusco, no se detallaba, ni el aspecto demogrfico del citado Distrito, ni el de los pobladores que se encuentran asentados en su interior. En el Plan Maestro, no se especificaba ni el contexto socio econmico ni datos especficos acerca de las reas crticas del Distrito de Machupicchu. La Unidad de Gestin de Machupicchu se encargar de la gestin integral del Santuario y de dirigir la puesta en marcha de las estrategias contenidas en el Plan Maestro; funcion temporalmente y recientemente se ha vuelto a instalar luego de ms de un ao de desactivacin. En el ao 1975 el Plan COPESCO dentro de sus funciones como entidad promotora del desarrollo turstico en el Eje Cusco Puno, impuls el desarrollo y la ejecucin de la Puesta en Valor de Monumentos pero nicamente en funcin del Turismo Receptivo. Entre los aos 1989 al 2003 se elabor el Plan de Ordenamiento Urbano para el Centro Poblado de Aguas Calientes, pero este no lleg a validarse ni mucho menos a implementarse, por lo que no contempl el contexto de estar ubicado dentro de un territorio cultural y natural y su cercana a la ciudad Inka de Machupicchu, donde se presentaban procesos propios de su dinmica. De otra parte la ausencia de un Plan de Desarrollo Turstico Nacional o Regional, no permiti entender los procesos propios que generaba el principal destino turstico del pas. Actualmente se viene socializando el Plan de Desarrollo Turstico Regional, que tiene como uno de sus principales objetivos la conservacin del patrimonio cultural y natural en con-

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cordancia con la promocin y se tiene, etc. La planificacin oferta turstica. como ciencia, se desarrolla a par tir del pensamiento moder no, se origina como par te de DEFINICIONES otras ciencias, la planificacin PRELIMINARES econmica, administrativa y la PARQUE ARQUEOLGICO planificacin fsica territorial, Habitualmente los Parques es en esta ltima en la que los Arqueolgicos se interpretaban profesionales de la arquitectucomo territorios de proteccin, ra se han desempeado tradigestin y proyeccin del patrimo- cionalmente. Sabemos que la realidad es nio arqueolgico, sin embargo, se debe buscar procurar su formali- compleja por lo que todas las decizacin y seguridad jurdica, esta- siones territoriales tienen sus conbleciendo el funcionamiento y secuencias y sus motivaciones econmicas, sociales, religiosas, usos respectivos. A ello se debe agregar el con- etc. son en ltima instancia relacepto de paisaje arqueolgico que ciones de poder. tambin es un elemento de estudio que debe comunicarse, como PLANIFICACIN una expresin o aproximacin de TRADICIONAL la historia, de las relaciones socia- Planificacin por objetivos les que se desarrollaron. Los Par- Plan del equipo de planificaques Arqueolgicos no solamencin. te deben constituir muestrarios de objetos sino deben constituir- Planteamientos deter minstise en una sntesis de las relaciones cos de los elementos y sociedades Diagnstico objetivo que actuaron y que actan entre s Plan con una sola opcin y es parte del valor identitario de Se basa ni camen te en el los pueblos. clculo tcnico. Los Parques Arqueolgicos deben incluir la proteccin y poten- Considera actores como agenciacin de los paisajes como patri- tes pasivos. monio e incluirlo dentro de otros Teora de control de un sistecontextos mayores para permitir ma. el manejo adecuado del territorio y constituirse en una alternativa PLANIFICACIN totalmente distinta de exposicin ESTRATGICA o muestrario de carcter indivi- Planificacin que considera los dualobjetual, invitando a su per- problemas locales especficos. cepcin, apreciacin y accesibili Plan del equipo de inicio y acdad, donde las gentes vivan, trabajen, etc. y por tanto su calidad de tores relacionados con el rea vida debe estar asociada al desa- protegida. rrollo sostenido del mismo y don- Previsiones que consideran la de los pobladores locales partici- gobernabilidad y la toma de decipen en estas tareas como actores siones. de la proteccin y gestin. Diagnstico situacional. Plan con escenarios varias poLA PLANIFICACIN sibilidades. Es una de las acciones ms comunes del ser humano, uno Se basa en el clculo tcnico planifica como gastar el dine- poltico y de gestin. ro, como vestirse, como cons- Considera actores con sus intruir, como conser var lo que tereses y recursos en juego.
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Teora de par ticipacin en los recursos y en la distribucin social y territorial de sus benefijuego. cios econmicos, sociales y culturales. Por tanto el concepto desaPLANES MAESTROS PARA rrollo nos habla de equilibrio en PARQUES la distribucin de la riqueza, autoARQUEOLGICOS El Plan Maestro para un Par- noma en las decisiones y en mejoque Arqueolgico o Territorio rar la calidad de vida. Cultural, es un documento tcni- El patrimonio cultural y natuco normativo que tiene la finali- ral, es un recurso endgeno fundad de lograr y establecer un Plan damental para el desarrollo lode Gestin y/o manejo, para un cal. Este recurso debe ser conespacio temporal de aproximada- templado dentro del modelo del mente de 5 aos, donde se consi- desarrollo sostenible, es decir, deran un conjunto de programas, que su uso, por una parte, no exproyectos y acciones orientados a cluya a la poblacin local de su la conservacin y puesta en valor disfrute, y por otra, no comprodel patrimonio cultural y natural. meta la posibilidad de las generaEl Plan Maestro prev el dise- ciones venideras de satisfacer o de un Modelo de Gestin del sus propias necesidades. La relacin es evidente, la conParque Arqueolgico y considera ser el compromiso de la participa- vacin del patrimonio arquiteccin local institucional y de todos tnico, es uno de los campos dislos actores locales, con la finali- ciplinarios ms conocidos y recodad de asegurar la implementa- nocidos por los arquitectos. Lo cin de los proyectos identifica- que se va a conservar fsicamente es la arquitectura. dos, en la parte propositiva. El Plan Maestro est orientado a establecer la Tutela Cultural de PLAN DE CONTINGENCIA/ los objetos y recursos patrimonia- URGENCIA Plan de Contingencia: Identifiles existentes en el mbito del P.A. con la finalidad de evitar la ca riesgos potenciales y establece prdida, el deterioro y la posible acciones inmediatas y preventidesaparicin del patrimonio cultu- vas, considera la participacin de los actores involucrados. ral y natural. Plan de Urgencia: Identifica ries gos presentes; establece accioPLANES MAESTROS DE nes inmediatas, considera coordiPARQUES nacin interinstitucional. ARQUEOLGICOS COMO MODELO DE DESARROLLO CONCEPTUALIZACIN El desarrollo no puede conceDEL PLAN birse slo en trminos de progreLa Propuesta se constituye so tecnolgico y de crecimiento econmico, sino ms bien como en un Plan de Gestin del terriun conjunto de actividades que torio inmediato para el Santuagarantizan el bienestar de la pobla- rio Histrico de Machupicchu, cin, el fortalecimiento de los va- dentro del concepto de la ejeculores humanos y sociales que cin de un Plan de Manejo Conconstituyen su estrato ms pro- certado, que deter minan acciofundo, asegurando la participa- nes de Emergencia considerancin efectiva de la poblacin en do la unificacin de esfuerzos su propio progreso y la apertura a conjuntos de entidades pblicas y privadas, adems de otros actolas dems culturas. El desarrollo slo es posible si res involucrados en la conser vaes equilibrado en la utilizacin de cin del Patrimonio Cultural y 94

Natural del SHM que la lideran el INCCusco y el INRENA. En estas instancias es imperioso considerar el Manejo Territorial Macro identificado como el rea de Amortiguamiento del SHM y el Manejo Territorial Micro identificado como el propio Santuario Histrico de Machupicchu, como reas protegidas jerarquizadas pero de influyente conflicto de la primera hacia la segunda. Se trata por tanto de proponer un manejo apropiado del SHM ante la problemtica del incremento de visitantes y de las tendencias futuras que devendran en contra de la preservacin del patrimonio edificado y natural del SHM, considerando la ejecucin de acciones inmediatas de una estricta regulacin de visitantes. PROCESO METODOLGICO La metodologa en el proceso de elaboracin del Plan de Urgencia se basa en fases interrelacionadas entre s; se apoya y utiliza instrumentos de la Planificacin Estratgica que exige la participacin de todos los componentes o actores involucrados, se considera tambin como un proceso analtico y dinmico en la lectura e interpretacin del escenario y de cada uno de los contenidos especializados, todo ello dentro de un compromiso poltico institucional que garantice su manejo y ejecucin. La Planificacin Estratgica se concibe como instrumento que convoca la comunicacin entre todos los actores sociales y compromete su participacin y concertacin respecto a los problemas y soluciones; tiene la finalidad de establecer alianzas de trabajo en funcin de las temporalidades, plazos u horizontes (corto, mediano y largo plazo). Se traduce en un proceso analtico e intercambio, relacionado a la estructuracin y formulacin de criterios, puesta en funcionamiento y operacin de acciones y programas

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determinados y sobre todo con ciclos de retroalimentacin y de evaluaciones permanentes. El Plan Maestro como Proceso de Gestin considera adems de las competencias definidas por Ley, para el INC, la implementacin de comits de coordinacin que involucren a los principales actores del quehacer cultural regional para conseguir la implementacin del plan y el desarrollo de la propuesta integral. La Gestin considera tambin el aspecto financiero que permitir la ejecucin e implementacin de la propuesta del Plan Maestro. Como documento Normativo el Plan contempla la elaboracin de aspectos definidos a la regulacin de usos de suelo de acuerdo a la zonificacin y a los sectores de proteccin y de tratamiento, as como la necesidad de elaborar reglamentos especficos, principalmente aquel que regule las construcciones, el desarrollo urbano y sirva como instrumento de tutela para el Centro Poblado. UBICACIN DEL SANTUARIO HISTRICO DE MACHUPICCHU Est ubicado en el Distrito de Machupicchu, Provincia de Urubamba, Regin Cusco (PER), abarca una extensin de 32 592 hectreas. Est delimitado por las cumbres de la Cadena de Nevados de la Vernica a 5,750 m.s.n.m., baja por inconstantes cuchillas hasta Salupunku (km.83.50 lnea frrea CuscoHidroelctrica), sigue junto al ro Vilcanota hasta Qoriwayrach]na km. 88, donde cruza y toma el curso del ro Cusichaca dando vuelta a la Cadena de Nevados del Sal kan tay a 6,271 m.s.n.m., desde donde sigue el curso del ro Aobamba alcanzando al Vilcanota en el km. 122.50 para tomar nuevamente la Cadena de Nevados la Vernica esta vez cerca del Abra de Mlaga. (D.S. No. 00181AA).

PROPUESTA DEL PLAN TERRITORIAL DE URGENCIA DEL SHM MBITO DE ESTUDIO E IDENTIFICACIN DE LA PROBLEMTICA Se ha estimado y priorizado los problemas actuales que se tienen que resolver, mirando el futuro inmediato, y que se identifican como los factores principales de deterioro del monumento, para lo cual, se toma en cuenta el diagnstico del Plan Maestro del Santuario Histrico de Machupicchu, y el estudio objetivo, en cuanto a un resumen de la problemtica puntual a resolver y su posible solucin en los siguientes aspectos: Incremento y aspiracin de intereses en el uso y abuso del monumento decepcionado en la impresin de no haber coordinaciones interinstitucionales entre las entidades involucradas en el manejo del Santuario Histrico de Machupicchu. Inexactitud de la identificacin e insuficiente monitoreo de los accesos al SHM. Insuficiencia y carencia de Ser vicios de Infor macin general y especficos de cada zona del santuario (historia, funciones, descubrimiento, etc.), de Sealizacin adecuada, Ser vicios Higinicos, de Seguridad, de auxilio y atencin mdica bsica para el visitante. Congestin en temporadas de alta visita al ingreso, salida y estada al interior del Monumento. Carencia de rutas alternas que reduzcan nodos conflictivos dentro del monumento, durante el recorrido y la estada de los visitantes en temporadas altas. Limitadas rutas para la evacuacin de los visitantes hacia otros sectores de atractivo. 95

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Inexistencia de seguimiento y actualizacin de estudios e identificacin de capacidad de carga del Camino Inka y de la Ciudad Inka de Machupicchu. Insuficiente proteccin de elementos monolticos de calzadas en los monumentos del Camino Inka y en la Ciudad Inka. Carencia de imagen y presencia Institucional en las Casetas de Control de Acceso, Red de Caminos Inka y Monumento principal. Insuficiente preparacin de los Guas de Turismo particulares en estudios histricos e intervenciones restaurativas fidedignas. Limitada reglamentacin y difusin de los procedimientos existentes en cuanto a condiciones de visita al SHM y al mismo monumento de la Ciudad Inka. Carencia de Legislacin para la circulacin de Buses por la carretera Hiram Bingham desde el centro poblado de Aguas Calientes a la Ciudad Inka de Machupicchu, as como la reciente ruta del tramo Santa Teresa Hidroelctrica; por la construccin del puente de Carrilluchayoc que genera acceso incontrolado a la ciudad Inka de Machupicchu por Aguas Calientes. OBJETIVOS OBJETIVO GENERAL Plantear acciones de emergencia de inmediato y mediano plazo como previsin de la perspectiva de que Machupicchu, monumento emblema de iden ti dad na cio nal pe rua na, no corra el riesgo extremo de deterioro descontrolado por el incremento y la presencia de mayor cantidad de visitantes que podran sobrepasar los parmetros de capacidad de carga estimados en 2,500 personas en un mismo tiempo duran96

te las pocas de alta implementando estrategias de control de ac ce so y es ta da, el me jo ramiento de la presentacin del mo nu men to y los ser vi cios por su vista, sin desmedro de su proteccin y conser vacin, que como legado histrico de nuestros ancestros, posibilite la reafir macin de la identidad nacional asumiendo la responsabilidad de buscar perennizarlo para las generaciones futuras. OBJETIVOS ESPECFICOS Lograr la concertacin de criterios entre los actores de la promocin y difusin turstica del SHM con la entidad rectora y protectora del monumento. Perfeccionar el sistema de horarios y control de ingreso y salida diferenciados, para lograr una eficaz circulacin y un mejor manejo del flujo turstico de visita y estada en los diferentes sectores del monumento, al que se supeditarn los provenientes del Camino Inka, Va Frrea y carretera Hiram Bingham, en funcin a la capacidad de carga estimada en el Plan Maestro del SHM. Disear circuitos de recorridos y salidas alternas con tiempos de estada estudiados, diversificndolas hacia otros sectores de inters cultural y natural alrededor del monumento para lograr descongestionar nodos crticos de grandes grupos de visitantes. Mejorar y ampliar el Sistema de Sealizacin de circuitos e informacin identificando alternativas de solucin para la proteccin de elementos lticos de estructuras y calzadas de inevitable circulacin. Capacitar al personal del INC y a los Guas de Turismo sobre la historia cronologa, investigaciones e intervenciones fidedignas

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del SHM, para conseguir excelente imagen y presencia institucional y lograr una mejor presentacin del monumento. ACCIONES La Propuesta se constituye en los siguientes puntos especficos: 1. Consensuar acciones de urgencia conjuntas y participativas entre el INCCusco, Municipalidad de Machupicchu, INRENA, Per Rail, CONSETUR, DIRCETUR y Gobierno Regional, mediante el dilogo y la planificacin, el reconocimiento y la reafirmacin de roles y funciones inherentes de cada una de ellas. 2. Implementar y/o mejorar la infraestructura de Casetas de Control de ingreso y pernocte de personal del INC y PNP en: El Poblado de Mollepata. Soraipampa Poblado de Guayllabamba. Po bla do de Pis ca cu cho Km 82. Qorihuayrachina km. 88. Chachabamba km. 104. 3. Implementar y/o mejorar los servicios indispensables en las Casetas de Control de ingreso, y en puntos estratgicos dentro de las diferentes rutas del Camino Inka, en cuanto a: Informacin fidedigna a todo nivel (Casetas, rutas, monumentos, altitudes, distancias y tiempos de caminata, campamentos, etc.). Servicios higinicos (inodoros, lavatorios, duchas y/o bebederos). Servicio Mdico y de primeros auxilios. Garanta de Seguridad en todas las rutas de los Caminos Inka. Sistema de Sealizacin e informacin general y especfica. 4. En las vas de acceso Lnea Frrea y Carretera Hiram Bingham se debe monitorear y nor malizar frecuencias, intensidad y cantidades de unidades de

transporte y visitantes que acceden (coches desde Cusco, Poroy y Ollantaytambo Buses desde Aguas Calientes) estableciendo horarios de salida y retorno, de acuerdo a la capacidad de carga de la Red de Caminos Inka y del Monumento destino del SHM. 5.) Identificar y determinar los accesos y salidas diferenciadas. . Ingreso nico Por el Sector del estacionamiento de Buses Caseta de Control actual. Salida de Habilitacin inmediata (Camino Inka) Plataforma del Sector de las Qolqas Caseta de Control Actual. Salida de Habilitacin a Corto Plazo (Camino Inka) Por el Sector de las Qolqas Estacionamiento de Buses. Salida Ingreso de Habilitacin a Mediano Plazo (Camino Inka) Por el Sector del Templo del Condor Andenes al Este Museo de Sitio. Sec tor de los ka llan cas Andenes al Este Museo de Sitio. Salida de Habilitacin a Largo Plazo (Camino Inka) Waynapicchu Templo de la Luna Museo de Sitio. 6.) Establecer Tiempos de Estada Total y Parcial de la siguiente forma. Estada de Visita de tiempo total = 3 horas. Estadas de Visita de tiempos parciales. Caseta de Ingreso = Solo de paso. Andenes del Sector Agrcola Alto = Solo de paso Puerta de Acceso Original = Solo de paso Anden de lmites del Sector Agrcola = Solo de paso 97

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Va de las Fuentes Torren Tumba Real = 5 minutos. Plaza Sagrada Intihuatana = 5 minutos Casa del Guardin Cementerio = 15 minutos. Andenes del lado Suroeste = 10 minutos Camino al Puente Inka = 10 minutos Canteras del lado Este = Solo de paso Sector de 3 PortadasMorterosTemplo del Cndor = 10 minutos Andenes del Sector agrcola Bajo = 10 minutos Sector de las Qolqas = 10 minutos Plaza Secundaria Norte = 30 minutos 7) Acciones Complementarias que necesitan la elaboracin de proyectos. Sealtica de circuitos, de los diferentes sectores de permanencia e informacin en general. Propuesta de tres alternativas de circuitos de visita, en un solo sentido y sin retorno por el mismo. Proteccin de elementos lticos en las superficies de calzada inevitables (gradas de madera sin contacto con dichos elementos, superficies sintticas sin adherencia u obligatoriedad de zapatos con suela de goma). Mejorar la imagen y presencia institucional del personal del INC Dotacin de vestimenta apropiada y de identificacin del personal profesional, tcnico, obrero y administrativo que labora al interior del todo el SHM. Capacitacin del personal administrativo, de control anfitriones y vigilantes) sobre los tipos de circuitos, trato al visitante y cumplimiento de reglamen98

to de visita para la proteccin del monumento. Capacitacin en informacin histrica fidedigna. Idiomas, primeros auxilios, rescate y evacuacin en riesgos de derrumbe e incendios. Sensibilizacin al personal profesional, tcnico, obrero y administrativo, para elevar la identidad e identificacin para con el monumento y la institucin mediante Cursos de Capacitacin. Capacitacin del Personal de Gua Turstica Particular. Sobre reglamentos, tipos de circuitos, trato al visitante y cumplimiento del reglamento de vi si ta y com por ta mien to para la proteccin del monumento. Implementacin de indumentaria adecuada. Capacitacin en Cursos de Historia fidedignas, investigaciones e intervenciones restaurativas y de mantenimiento recientes del INCCusco. 8.) Desconcentracin de nodos crticos en la ciudad Inka, me dian te Cir cui tos Alter nos con destino a otros sectores de igual inters cultural y paisajstico dentro del monumento principal, estableciendo a la vez, reas estratgicas de miradores que eviten la contraccin de sectores crticos como la Va de las Fuentes, Tumba Real, Recintos del Inka. Circuito hacia el Intipunku Circuito hacia la Montaa Machupicchu Circuito hacia el Puente Inka Circuito hacia el Waynapicchu Circuito hacia el Templo de la Luna Circuito hacia el lado Este, por los andenes, fuentes, camino Inka plataformas y recintos.

9.) Difusin a nivel local, nacional e internacional (mediante el Internet) sobre los horarios de ingreso y salida, los medios de transporte disponibles, los circuitos de recorrido, lugar de solicitud de reser vas, venta de boletos, reglamentos de visita, etc. con la finalidad de otorgar al visitante toda la infor macin necesaria antes de su arribo al monumento, evitando conflictos o demoras por falta de infor macin previa.
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MACHUPICCHU1
Jorge Cornejo Bouroncle

La fama de este grupo de ruinas se extiende cada da ms y no sin razn, pues, no es nicamente la belleza de sus construcciones y el paisaje cautivante y embrujado que de aquellas cimas es dable contemplar, es, tambin, el misterio y el sortilegio de la leyenda encantada que se envuelve en estas piedras enig mticas y, contradictoriamente, para algunas almas, elocuentes y sabias.

Ningn cronista de la conquista, ni de la colonia, refirese a estas ruinas precisamente, ni a las casi in me dia tas de Puyupatamarca, Sayacmarca y Huiayhuaina, denominaciones modernas que se les ha dado al ser descubier tas despus de un sueo de cuatro siglos, en que las envolvi, poco a poco, la vegetacin y se escondieron en la maraa del bosque. Varios de estos nombres se han

tomado de los lugares o cerros en que se hallan. Todos estos grupos de construcciones, algunas completamente inexplicables, dadas las for mas arquitectnicas y su disposicin particular y general, estn unidos por una perfecta red de caminos y otras sendas penetran en el bosque y se pierden, as, en el misterio. A dnde van?, a qu santuarios, a qu ciudades o a qu inexplicables construcciones nos lle-

1 Publicado en la Revista del Museo e Instituto Arqueolgico N 19 Universidad Nacional del Cuzco, de Julio de 1961

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varan si pacientemente limpiamos las malezas y nos adentramos por ellos? Leyendas hay de ciudades de oro, de adoratorios cerrados por los siglos, caminos intencionalmente cortados en lo ms abrupto de los roquedales andinos, en medio de las nieves perpetuas de los Andes majestuosos y bellos. Quiz un da nos venga la noticia de sensacionales hallazgos por exploradores y aventureros atrados por las riquezas de la fama. Los caminos estn ah, slo hay que seguirlos penosamente por las sierras y las selvas Parece que varias de estas viejas construcciones, presentan restos de pocas diferentes, es decir, que al comienzo debieran haber sido santuarios de pueblos muy primitivos, construcciones toscas que, despus, se mejoraron con los progresos de la cultura, en un andar de siglos. De ah, tambin, la posibilidad de varios nombres, algunos agregados de palabras para sealar su prioridad: viejo, vieja. La propia capital del Imperio, el Cuzco, presenta construcciones de pocas diferentes, e indiscutiblemente restos de culturas milenarias, posiblemente, de varios milenios antes de Cristo. De ah confusiones y contradicciones, pero, en el fondo existe la prueba efectiva de que aqu, en el viejo Per, florecieron civilizaciones muy antiguas, que los siglos aventaron en el misterio del tiempo y de las que slo quedan ruinas imponentes y sagradas. Por aqu pasaron colonos atlantes? De qu pueblos son las ms viejas ruinas del Cuzco, Tiahuanaco, Pucar? Qu objeto pudo tener la construccin de la gigantesca for taleza de Sacsayhuamn, hecha para defenderse de ar mas ms poderosas an que la bomba atmica moderna? Quedan pruebas plenas de la sabidura de los gobiernos antiguos del Per, de modo que no hay expli100

cacin de haberse hecho trabajo tan enor me, en muchos aos de constante labor pesada y difcil, ya que slo se contaban con instrumentos muy relativos para el labrado y colocacin de moles que se calculan hasta en 200 toneladas cada una y para defenderse de ar mas de poder ofensivo muy pequeo: piedras arrojadas y flechas. Aqu hay un misterio que se arrastra en la obscuridad de muchos siglos; quince o veinte mil aos, debieron necesitar de evolucin los hombres que hi cie ron esas ma ravi llas. Exageracin? No parece cuando se estudian y contemplan con calma estas piedras enigmticas y los problemas que de ellas derivan. Piedras del Cuzco, aguas de Xochimilco, exclamaba el gran poeta Jos Santos Chocano. Machupicchu, queda a 120 kilmetros de ferrocarril del Cuzco, en lo alto del clebre can del Urubamba, por cuyo fondo corre bullicioso y soberbio el ro sagrado de los Incas, el Willcamayo o Willcanuta. Del fondo del valle, de la estacin ferroviaria, llena de hmedo calor de trpico, se asciende por una carretera que tendr unos ocho kilmetros, venciendo una altura de aproximadamente 900 metros. Antes de que el ferrocarril llegara hasta los pies de esas montaas, se ascenda por el lado de San Miguel, cuyo puente se ve perfectamente, desde lo alto de las ruinas. La ascensin era muy difcil y llena de peligros, haba que usar escaleras y cables y tener gran cuidado por las muchas vboras que infestan esa regin de so la da. Des pus de 1910, en que las ruinas fueron limpiadas y estudiadas por la expedicin de la Universidad de Yale, que las descubri al mundo civilizado, se construy un camino de herradura peligroso y agrio y ahora que el turismo aumenta atrado por la fama de las

ruinas y por el embrujo del paisaje inolvidable, se ha construido una carretera y existe un magnfico hotel para quienes desean pasar una tarde, una noche y un amanecer en esos parajes de indescriptible y salvaje belleza, paisajes que hablarn, despus, con suprema nostalgia, a lo largo de todos los nuevos das de la vida, pues, una vez contemplados ya jams se olvidarn y su recuerdo persiste en nuestras mentes al correr de los aos, como prestigiado por la distancia, la altura y el misterio. Al beso de la luna, esos parajes son de una belleza anonadante y nica. All en esas alturas encerradas por un cinturn de bosques y montaas imponentes, por cuyo fondo ruge el ro, que se interna a los llanos amaznicos, como gigantesca serpiente de plata que lentejuelea a los rayos del sol, se hallan las mltiples construcciones de este santuario de los Incas: templos, palacios, barrios residenciales de sacerdotisas y alojamientos de peregrinos, torreones de obser vacin e ignoradas ceremonias y cultos, orculos ofdicos, altares de sacrificios a dioses que se fueron, hace siglos, envueltos en el enigma del tiempo her mtico; pequeos estanques, pozas para abluciones sagradas y purificadoras, escalinatas de centenares de gradas, relojes de sol, sepulcros secretos y necrpolis subterrneas. Todo est all, despus de los centenares de aos en que el tiempo lo fue embelleciendo con la ptina de los siglos. Y, todo, habla y canta en el eco de nuestras almas; hay all una enor me sinfona de luz, de supremo embelezo, de arcano; de cambiantes colores, de matices increbles; trompetera de rayos y relmpagos que se repiten tronando de cumbre en cumbre hasta perderse en el confn remoto. Parece asistirse a los primeros aos del mundo; as sera

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Machupicchu

el Sina de Moiss. Realmente, all el alma penetra en un mundo que no es en el que vivimos todos los das, se comprende, entonces, por qu esos hombres pudieron haber elevado esas construcciones en tan abrupta regin. Eran seres que tenan cultura muy alta o muy honda, sentido muy desarrollado, raigambre telrica enraizada en el cos mos; eran ellos mis mos as se sentiran parte del misterio del rodar de los mundos en los espacios infinitos y eternos. Los egipcios moran, aspiraban a conser var simplemente sus cadveres en la eternidad de los aos; los peruanos no moran, simplemente cambiaban de for ma por eso construan para siempre. Los conquistadores blancos, por su ignorancia, no cuidaron de penetrar en la filosofa del alma peruana, fruto de su medio telrico, de all que a nosotros nos sea imposible comprender su sentido; todo ella ahora est casi perdido, abrumado por el palpitar importado de Europa. Slo poniendo sinceramente el corazn al lado de la tierra nuestra, tal vez, pudiramos, alguna vez, llegar a comprender el misterio de estas construcciones, el alma de estos montes, la filosofa de los hombres de entonces. La tradicin dice que ese fue un santuario dedicado a la fecunda mama quilla la luna, diosa femenina que tena muchos templos para su culto y a la cual le estaba destinada, como ofrenda, la blanca plata de las minas andinas. Mucho de esto debe ser cierto, pues, los ostelogos que han estudiado los restos humanos all encontrados, dicen que casi en su absoluta totalidad pertenecen a mujeres, es decir, a sacerdotisas y peregrinas que all moran. Todos los sepulcros importantes fueron encontrados va-

cos y los templos abandonados de sus ignorados dioses, los que emigraron hace ya tantos siglos a escondidos santuarios. Al ascenderse a Huaynapicchu, el cerro fortaleza que domina Machupicchu, se encontraron las habitaciones con una pirca de piedras menudas en las puertas y rociadas de ceniza, costumbre que tenan los peruanos antiguos para sealar que no se penetrara a esos recintos, porque sus dueos se ausentaban, pero, que volveran. Ma chu pic chu ce rro viejo est unido a Huaynapicchu cerro joven por un desfiladero muy angosto y peligroso, camino nuevo, pues, la comunicacin si exista entre estos dos grupos de construcciones, no ha sido hallada an: quiz si fue subterrnea, pues, existen algunos tneles de esa poca, labrados en roca viva, que no hacen im po si ble la sos pe cha. Huaynapicchu parece ser la fortaleza destinada a resguardar el santuario que domina y como ocupada por varones y dado el sentido mtico del lugar, hay quienes creen que, realmente, no existi comunicacin pblica con Machupicchu. En las faldas de Huaynapicchu, se han des cu bier to mag n fi cas construcciones aisladas, similares a las de Machupicchu y el camino se extiende hacia la regin del puente de San Miguel, por donde sera el punto de acceso. En este cerro, todo cubierto de espeso bosque, nidal de serpientes venenosas, nada se ha hecho an por descubrir for malmente lo que la maraa esconde. Sin embargo, la labor no es difcil. El camino incaico viene de las alturas y la puerta de acceso a Machupicchu, queda, pues, en la regin ms alta unida al macizo de la cadena andina. Luego se hallan una serie de habitaciones pe que as, po si ble men te, destinadas al alojamiento de pe101

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regrinos, tal vez, slo mujeres. sin ninguna dificultad, por el Prximas a esos alojamientos lado interno del torren, son hay unas construcciones mucho como gavetas. Se afir ma y as pams finas y delicadas en la labor rece, que all eran los nidos de varquitectnica, de for mas capri- boras sagradas y que el orculo chosas y raras, sobre todo para determinara su significado senosotros que ignoramos las ce- gn el orificio por donde apareremonias y el sentido religioso cieran las serpientes. Ahora esas de ellas; para nosotros que las vi- piedras huecas han sido obstruimos con otra alma. La gente ha das y ya no se pueden retirar fdado nombres a esas construc- cilmente, como antes. Al centro ciones como ha querido: el pala- del templo circular o torren cio del jefe, el de la usta, el to- que hemos sealado, queda una rren, etc. Hay algunos edificios roca emergente, roca que, poside dos pisos por un lado y de blemente, reciba algn culto, uno por el opuesto, en razn de pues, como afir mamos otra vez la for ma del terreno. Algunas de los antiguos peruanos tenan esestas construcciones estn co- pecial respeto por las rocas, a las municadas, otras aisladas. Se no- que es ta ban uni das mu chas tan en las principales proba- creencias y mitos de su religin. blemente templos unos ni- Debajo de este templo circular chos o alacenas interiores, desti- u orculo ofdico, quedan unas nadas a dolos y ofrendas. Sobre- tumbas regias, con grandes nisalen de las paredes unos clavos chos vacos, destinados segurade piedra redondos y cuadrangu- mente a la conser vacin de molares, donde se colgaran telas, mias de especial y sagrado valor. quipus, ofrendas. Los techos Sobre las pozas de aguas purifieran su ma men te in cli na dos cadoras, hay otra construccin para facilitar el deslizamiento de abierta por un lado, especie de las aguas pluviales; estos techos mirador, terraza o belvedere, eran de paja, puesta sobre tablo- pero seguramente templo para nes y sujeta con sogas -cables- la realizacin de ignoradas prcde mimbres o cueros, a los cla- ticas culturales. Las graderas vos de piedra que se pueden ver son muchas y muy bellas, alguan en la parte externa de los nas labradas en roca viva. Se mojinetes. Cuando nosotros vi- pasa luego a lo que los arquelositamos por primera vez las rui- gos han denominado el barrio nas, en 1928, encontramos que de los templos: all estn el de los muros que no estaban desti-las tres ventanas, por donde nados a ser cubiertos con te- se mira a la gran plaza central; inchos de paja, llevaban unas de- mediato al templo principal, fensas sobresalientes de lozas de for ma elemental, pero muy de piedra pizarra para resguar- bella, de paredes magnficas y darlos de la accin de las lluvias. en su fondo una especie de altar De este primer grupo de cons- de piedra; en las paredes existen trucciones, se seala especial- varios nichos y sobresalen clamente, por su for ma el torren vos de piedra, como en los del orculo. Hacia la parte que otros. Saliendo de este templo, a da a unos pozos de abluciones la vuelta, queda otra construcpurificadoras, queda una como cin parecida y una serie de peventana de for ma muy rara, en queas, largas, estrechas, altas, ella se notan unos orificios a los etc. salas de muy difcil explicalados y en la parte inferior y esos cin sobre su posible destino. canales van hacia el interior de All la prudencia aconseja admiunas piedras huecas, que, noso- rar la obra enor me, gigantesca, tros, entonces; pudimos retirar de los arquitectos indios, ms 102
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Machupicchu

que tratar de comprender el detalle de su objeto dentro de las prcticas de un culto que slo conocemos muy superficialmente. Por torcida gradera, se asciende a la parte ms saliente y elevada de este barrio. All hay otras enigmticas construcciones y al centro, en lo ms empinado, est una roca labrada, destinada a los sacrificios, a la que comnmente se denomina intihuatana, es decir, un reloj de sol. Esta piedra estaba encerrada por paredes, cuyos vestigios an se notan claramente y que, por lo tanto, impediran el que se pudiera medir la direccin de la sombra de la arista central, destinada, en realidad, parece que al cuello de las llamas o vicuas sacrificadas a los dioses antiguos. De esta parte, se pueden contemplar los muchsimos andenes que descienden hasta el ro, que de all se divisa como una angosta faja de plata. Al frente se yergue la fortaleza vigilante de Huaynapicchu, unida por una angosta garganta. Saliendo del valle, poco antes de estar a la altura de Machupicchu, desde un lugar del cual se divisan las construcciones en lo alto de las montaas, a la izquierda de la carretera, existe otra intihuatana, que hemos fotografiado. La gente del lugar dice y asegura que cuando se hacen tocar a esta piedra objetos metlicos, se oye en la otra intihuatana de Machupicchu. Es decir, que se tratara de una especie de telgrafo inalmbrico. En la costa se habla, tambin de cerros campana, con caractersticas parecidas. Hemos ledo datos sobre el particular, de hechos ocurridos u obser vados en las provincias de Canchis y Canas, por lo que creemos valdra la pena hacerse una investigacin de lo que de verdad pueda existir. En Ma chu pic chu, des cendiendo por las callejas en gradera, se llega a la plaza central,

que divide la ciudad, en dos grandes sectores. Atravesada esta plaza, se ven los andenes que a ella dan y luego las ventanas de construcciones dedicadas a otras deidades y los aposentos de las sacerdotisas y gentes de ser vicio. Este sector est encerrado por una muralla y tiene una nica puerta de acceso, a cuyos costados, se puede ver an el sistema de cerrarla. Un ddalo de salas, corredores, habitaciones, etc. que no pueden tener para nosotros explicaciones precisas y determinadas. En una de esas habitaciones, en el suelo, existan dos morteros de piedra, que, tal vez, ello indicara que ese era el lugar donde se preparaban o molan ciertos vegetales destinados a las prcticas curativas y mgicas. Ms abajo, quedan muchos andenes y lugares pedregosos y roquedales, destinados a cementerios, pues, los incas no hacan sus necrpolis en lugares posibles de utilizarse en la agricultura, lo que hace deducir que no obstante el inteligente trabajo de todas las tierras laborables y la construccin de andeneras y canales de regado, ya las tierras eran pocas para la enor me poblacin del Tahuantinsuyo, la misma que pasada la conquista, disminuy en muchos millones de habitantes. Si tuviramos que hacer de este santuario una descripcin arqueolgica, detallada y erudita, nos parece que resultara muy cansada y al final nada explicativa. Ello queda para estudios de otra ndole, que nosotros no queremos intencionalmen te ni to car, ni abar car, pues, con ven ci dos es ta mos que aqu no queda sino admirar y tratar de penetrar, a la comprensin, en conjunto, de todo el sentido global de los hombres que construyeron estos lujos de arte en las cumbres elevadas de los Andes. El fon do de esas creen cias, el 103

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alma de esos mitos, que inspiraron estos alardes de dominio de la materia, del espacio y de la for ma, son problemas en los que la razn nuestra quisiera penetrar, pero, que ante la pobreza de datos cier tos y seguros, ante lo anonadante del paisaje y de la filosofa profunda que de l surge, preferimos admirar y soar ante el enigma insondable de estos parajes de ensueo y de misterio; atalayas del ayer remoto, cimas altaneras cercanas al cielo, don de slo anidan las guilas y los cndores, que recor tan sus siluetas libres en el fondo inefable de los espacios infinitos, donde se pierde la luz de nuestra mirada y los lmites de nuestra inteligencia. Arqui tec t ni ca men te, Machupicchu y los otros grupos de construcciones citadas, per tenecen al sistema y a la for ma incsica. Los restos de cermica y textilia encontrados y sacados de las tumbas, son tambin, incas. Los objetos de metal, son igualmente del mismo pe ro do cul tu ral. De modo que s se puede afir mar que estos santuarios datan, en su apogeo, de los siglos en que dominaron y civilizaron estas tierras los sabios y altivos seores del Cuzco, los incas del Tahuantinsuyo. Las bases ms viejas, se pierden ya en lo inson da ble de ig no ra dos mi lenios. Los incas slo reestructuraron, reunieron y mejoraron, la tradicin de culturas primigenias. Ms all, siguiendo el camino a los valles de Willcabamba pam pa sa gra da exis ten otros grupos de ruinas, algunos muy pocos conocidos y otros, seguramente, totalmente ignorados todava. Esa regin tampu fue el ltimo refugio de los Incas y all se mantu vie ron sus des cen dien tes por cerca de 40 aos, sin reco104

nocer la autoridad de los conquistadores blancos. En el fondo de esos valles misteriosos, ms lejos de Vitcos y Rosaspata, deben hallarse los santuarios escondidos, donde duer men la noche del tiempo, los dioses que un da emigraron de Machupicchu; all estn, rodeados de las momias de sus sacerdotes, del alma de su raza y de los tesoros que la fe de los hombres les legaron. Se afir ma que los conquistadores espaoles, no conocieron estos santuarios de Willcamayo. Dcese que las ajllas, las vrgenes del sol, las vestales que conser vaban el fuego sagrado en el Ccoricancha, a la proximidad de los blancos al Cuzco, fueron llevadas a esconderlas en estos nidos de cndores y que all se fueron extinguiendo, una a una, sin que jams ojos de blanco las profanaran. Si los espaoles en 300 aos de dominacin no pudieron conocer estos lugares sagrados y escondidos por bosques y elevadas montaas, no obstante la sed de oro que les dominaba, por qu dudar de que los santuarios de los ltimos incas, los templos y ciudades de los Antis, se hallen an dur miendo en el seno de los bosques seculares que no hemos penetrado todava, ni en lo alto de montaas que jams han sido exploradas? Estamos, quiz, si slo en medio camino; nos falta la par te ms llena de sorpresas y por lo tanto, la que ms cautiva y atrae, por lo ignorada y enigmtica. Es bueno recordar, que muchos aos despus de conocida y visitada Ma chu pic chu, la ca sua li dad hizo que la expedicin Wenner Green, que segua el camino a Pu yu pa tamar ca, hi cie ra limpiar el bos que y sur gie ra, como por encanto, la bella Huiayhuaina, la misma que se halla unos 20 kilmetros antes de

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Machupicchu

Machupicchu, lugar traficado constantemente desde hace siglos. Al publicar nuestro ar tculo sobre Quispe Tito, el Cahuide de Lorente2, escribimos en una nota: Mar canay parece ser el nombre de la ciudad o santuario que hoy designamos por Machupicchu, tomndolo del cerro donde se hallan ubicadas las famosas ruinas. Hiram Bing ham, su descubridor al mundo, fundndose en prrafos de las Crnicas del Padre Calancha, dice que el nombre de la misteriosa ciudad era el de Vilcabamba Vieja o la Vieja y que desempeaba el papel de capital o centro tradicional y religioso de esa regin; siendo la otra Vilcabamba, la de Vitcos y Rosaspata, la capital o centro militar o poltico, durante el reinado de los ltimos incas. Por los datos que se leen en la Crnica de Alonso Borregn, soldado de la conquista recientemente publicada, despus de cuatro siglos de escrita, se sospecha que Mar canay o Machupicchu, fue visitada por el pro pio Fran cis co Pi za rro. Ade ms, con vie ne te ner pre sen te que antiguamente se conoca por provincia de Vilcabamba, casi toda la extensin de la actual provincia de La Convencin y an ms. El doctor Julio C. Tello, que realiz algunos sondeos en Machupicchu, nos infor m haber desenterrado un trozo de alabastro espaol, lo que comprobara que despus de la venida de los blancos al Per, fue llevado a la enigmtica ciudad. All, tambin, parece que fue donde se dio muerte al Inca Manco II. Hemos indagado a vecinos de La Convencin y nos dicen que actualmente no existe ruina, poblacin o casero que se denomine Mar canay y no hay que olvidar que se trataba de toda una ciudad, que no poda haber desaparecido. Copiaremos, ahora, lo que Borregn es cri bi en su Cr ni ca: y como el gover nador Pizarro ava embiado al inga aquel cuartago arriba dicho y el inga lo ava embia-

do a llamar fuymos all con l a un tambo que est en las espaldas de Biticos, arriba de Tambo entre unas sie rras y en via mos men sa je ro al ynga para que viniese a verse con l y el ynga hech una celada que tomase un passo para matar al gober nador Pizarro, fue Dios ser vido que andvamos ciertos soldados en un pueblo de indios y vimos pasar unos indios por la sierra a tomar el paso benimos avisar al gober nador y salmonos huyendo y aorc el ynga el quar tago de una pea y como lo supiese el gover nador Pizarro embi a su her mano Gonzalo Pizarro tras el ynga y prendiole la mujer que era una seora coya e hzola aor car y quemar, deca tantas lstimas aquella seora que a todos puso gran lstima. Parece, pues, que el punto que visit Pizarro, arriba de Tambo, es decir, de Ollantaytambo, fue Marcanay o Machupicchu actual. La coya apresada y asesinada vilmente por sus captores, fue la sublime herona de la liber tad del Per, Ccori Ocllo, no mujer de Manco II, sino su her mana y de la cual nos hemos ocupado en nues tro li bro San gre Andina. Asesinado Manco II por obra de dos espaoles fugitivos que asil, Marcanay o Machupicchu, sera abandonada y los espaoles que, posiblemente, lo visitaron despus, al no encontrar resto alguno y tratndose de una atalaya muy peligrosa para ellos, no volvieron ms por all, dejando a los siglos que borraran toda huella de camino a las alturas perdindose, despus, en la maraa del bos que es tos san tua rios bravos, nidos de cndores, refugios del alma peruana. Fuera de Machupicchu, tal vez, jams se ver tan variada coloracin con el cambio de las horas y de las estaciones; cromatismo exuberante y completo, donde todos los tonos y

matices se pueden encontrar. Sinfonas azules, verdes, oro, violeta; locuras de color, tocadas por no s qu inexplicable, de enigmas, de embrujo metafsico y anonadador, que envuelve el espritu y lo mece en cavilaciones que algo tienen del comn de nuestras almas con el alma in son da ble del pai sa je, que se extiende y se pierde en los lmites vaporosos de horizontes lejanos y brumosos, imprecisos, vagos, colmados de mis te rio y de in te rro ga cin. En las noches de luna, el panorama es realmente grandioso; felices los ojos que lo han visto, las almas que lo han contemplado! Para explicarse la variedad de color en los trajes de los indios, es necesario haber contemplado estos paisajes para ver cmo son ellos los que los inspiraron con sus notas de alegra y de vida. Para gozar de la msica indgena, para poder retener la fuerza de una kachampa guerrera, hay que haber visto estas cumbres y estos abismos; para tratar de penetrar en la explicacin de las religiones na tu rales, es, tam bin, in dispensable haber meditado en estas alturas y haberse visto envuelto en el mando de estos mirajes de ensueo y de esperanza. Machupicchu y su paisaje, no puede ser descrito, ni su color retenido por ningn pintor, ni su msica comprendida, ni su filosofa entendida, es necesario contemplarlo personalmente y abismarse en su alma y en el panorama inabarcable, lleno de suprema belleza, inspiradora y profunda. All todo es grande, majestuoso, nico; se puede comprender el infinito matemtico de Kant, la fuerza de la vida, el misterio de la muer te; el rodar de los mundos, el nacer de los dioses

2 Revista del Archivo Histrico del Cuzco. No. 1 1950.

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EL CAMINO INCA EN MACHU PICCHU1


Victor Angles Vargas2

n las 32.592 hectreas del Santuario Histrico de Machu Picchu, hay muchos caminos incaicos, en todas direcciones y con variados caracteres. Pero las Agencias de Turismo, desde hace dcadas le ha denominado Camino Inca, a aquel que discurre a partir del kilmetro 88,4 de la lnea frrea, contados desde Cusco, des pla zn do se por

Llan ta pa ta, Way lla bam ba, Runturaqay (o Runcuracay en forma espaolizada), Phuyupatamarka, Sayarmarka, Wiaywayna, Intipata y Machu Picchu. Nosotros, aqu, para evitar confusiones, al referirnos a este sendero, le llamaremos tambin Camino Inca. Todo el Parque Arqueolgico o Santuario Histrico fue cientfi-

camente3 descubierto por el norteamericano Hiram Bingham, includo el Camino Inca, que fue deforestado y limpiado, entre 1912 y 1915; posteriormente la expedicin al mando de Paul Fejos hacia 1941, para la fundacin Viking, volvi a limpiar aquel camino y todo el Parque durante 4 meses. Entre 1940 y 1942, el sabio peruano Julio C. Tello, trabaj en Wi-

1 Del libro Mis recuerdos a pedazos, Studio Creativo Punto Com SAC. 2006. 2 Docente cesante de la Facultad de Ciencias Sociales. 3 En nuestros libros sobre Machu Picchu, explicamos pormenores de los diversos caminos en el Santuario, de si fue o no descubierto por Bingham, y detalles de las 34 localidades antiguas.

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El camino inca en Machu Picchu

ay Wayna (localizado a 5 km al sur de la ciudad inca de Machu Picchu), no se ocup de otras zonas ni de deforestar todo el camino, que tiene alrededor de 45 a 50 km. de longitud. Por ese tiempo, los jvenes e inquietos profesores Sergio Quevedo, Manuel E. Cuadros y alguno ms, con profunda inquietud cusqueista, visitaron Machu Picchu caminando hasta Phuyupatamarca, 10 km. Desde entonces todo el mbito del monumento qued a su suerte, soportando el intemperismo, nadie discurra por sus alturas, y no hubo ni hay pueblos vivientes en la zona. En junio de 1,965 ingres a la docencia universitaria y siempre inquieto, sin tener obligacin alguna, previos los trmites pertinentes, organic y realic un viaje con mis alumnos de Derecho Romano, a Lima para visitar los penales. Dej la Faculta de Derecho quedando como profesor en Ciencias Sociales que inclua a Historia, fue all que naci en mi, la idea de recorrer el camino de altura de Machu Picchu; pues, el otro camino inca de la quebrada, haca mucho tiempo era utilizado por la lnea frrea; busqu bibliografa y slo existan breves referencias del camino de altura; es ms, se haba perdido por derrumbes y vegetacin, buena parte del camino recorrido por Bingham y Paul Fejos, slo quedaba algo, los dos extremos, del km. 88 de la lnea, se avanzaba a Llaqtapata (3 km.) y de all 7 a 8 km. hasta Patawasi llamada tambin Wayllapanpa o Guayllabamba, totalizando 10 km. Por el otro lado, saliendo de la ciudad inca de Machu Picchu hacia el sur, se ascenda a Intipunku (1 km.), Wiaywayna (4 a 5 km.), de aqu a Phuyupatamarka (5 km.), y finalmente a Sayaqmarka (5 km.), totalizando alrededor de 15 km. Sumando las longitudes desde los dos extremos un estimado de 25 km., los mismos que no eran transitados, pues, no

existen pueblos vivientes, no haba turismo, no existan aventureros en la zona, y finalmente, la Segunda Guerra Mundial ocupaba la atencin y los quehaceres de las grandes naciones. Si aquellos 25 km. podan ser transitados, quedaban alrededor de 20 km. ignotos, que a nadie interesaba caminarlos ni sacarlos a luz. Me propuse organizar un viaje de reconocimiento de toda la ruta. Expuse mi Plan de Trabajo escrito ante la UNSAAC, solicitando permiso incluso para los estudiantes que me acompaaran; solicit en prstamo suero anti ofdico y anti arcnido del Ejrcito, (que no haba en farmacias para la venta, slo tena el Ejrcito) ms 60 mochilas usadas, cantimploras. Habl al arquelogo de mucho prestigio Doctor Manuel Chvez Balln, por entonces Presidente del Patronato Departamental de Arqueologa (en esa poca no haba Instituto Nacional de Cultura, slo el Patronato presidido por ley, por el Rector de la Universidad Nacional, quien delegaba funciones, en este caso al Doctor Chvez) pidindole alguna informacin, gustoso acept e hizo que yo convocara a mis futuros acompaantes a la charla que nos dara, llegado el momento conforme a la invitacin nos constitumos en la Casa de los Cuatro Bustos (que estaba a cargo del Patronato), en San Agustn, all en el piso del patio nos mostr un croquis que haba tomado del libro titulado Machu Picchu del Doctor Luis E. Valcrcel y dio una charla, ofreciendo acompaarnos en el viaje, lo que acogimos con beneplcito. Prosegu mis preparativos. Fij fecha para la partida. LA PARTIDA Fue el sbado 8 de junio de 1968. Hoy que escribo viendo mis apuntes, recapacito y me admiro de lo hecho, considerando que han transcurrido, nada menos y nada ms que 38 aos hasta

el 2006, me embarga la nostalgia. Muchas de aquellas personas ya no estn entre nosotros. Seleccion a mis alumnos, ellos fueron: Rodolfo Ybar, Rodolfo Zegarra, Uberto Gutirrez, Wilfredo Ypez, Efran Fuentes, Jacinto Achata, Toms Morales, Flavio Pomalasa, Csar Cornejo, Julio Campana, Marino Snchez, Mximo Ochante, Rosaura Vargas, Juan Peralta, Leonardo Valencia, Pedro Lpez, Julio Gamarra Velarde, Italo Bonino, Oswaldo Lanza, Rubn Malpartida, Wilbert Galindo, Ral Zambrano, Pedro Ojeda, Ral Ybar, Nicols Aguilar, Juan Morn, Jorge Escobar, Luis Villasante, Renato Dvila, Oscar Murillo, Nemesio Quispe, Carlos del Pozo, Oscar Vidal, Porfirio Quinte, Cirilo Mamani, Fausto Cornejo, Vladimiro Valer, Jaime Ladrn de Guevara y Angel Santilln. Llegamos en tren a Qoriwayrachina, que corresponde al Km. 88,4, transpusimos el ro Vilcanota o Urubamba por el puentecito colgante que la familia Zavaleta haba mandado construir, aos atrs, pasamos por el casero de Qente y venciendo 3 km ya estbamos en el enorme conjunto arqueolgico de Llaqtapata, hicimos un corto descanso para observar. En mi libro Machupijchu, publicado en 1972, he pormenorizado todos los datos, de los dos primeros viajes inaugurales por aquella ruta; de sus pginas tomo la Relacin que antecede y lo siguiente: Las personas e instituciones que nos brindaron ayuda, para factibilizar este primer viaje, fueron: La UNSAAC, mediante la Facultad de Letras y Ciencias So cia les, cuan do ejer can el cargo de Decano, en for ma suce siva, los Doc to res Ser gio Quevedo y Alber to Delgado; la Facultad colabor con material fotogrfico. 107

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Victor Angles Vargas

La Comandancia de la IV Regin Militar, nos prest carpas, mochilas, cantimploras y suero antiofdico, y destac personal de auxilio, al Alfrez Edmundo Silva Tejada, Suboficial Uriel Luna Casapino, Sargento Segundo Jorge Zavaleta Mamani, y Cabo Uriel Pacheco. Doctor Manuel Chvez Balln (QEPD), alent el viaje, nos proporcion de buena fe un apunte topogrfico (cuyos datos resultaron equivocados), envi guas de auxilio que partieron de Machu Picchu, para darnos alcance. Concludo el viaje, habindonos esperado en Machu Picchu, nos invit con su peculio un almuerzo. La familia Zavaleta, propietaria de la hacienda Qente, nos proporcion un gua para el tramo Qente a Guayllabamba, pues, slo hasta este punto se conoca, ni los obreros del Patronato conocan lo que nosotros de sea mos ca mi nar, era zona ignota. El profesor de la Escuela Unidocente 7,154 de Patawasi o Guayllabamba, don Augusto Durn Escajadillo, nos cobij en el local de la escuela, que era una habitacin deteriorada y en estado precario, un cobertizo, no haba ms. El anciano profesor no titulado, sala de Guayllabamba a Cusco o Urubamba, a recibir su sueldo, cada tres meses, segn nos dijo. El Director del Centro Artesanal de Machu Picchu, seor Eufemio Pizarro Len (QEPD), partiendo de la ciudad de Machu Picchu nos alcanz hasta Runcuracay, junto con los obreros del Patronato De par tamental de Arqueologa: Manuel Huillca Ziga, Erasmo Wilson Mujica, Florencio Hurtado, y N. Acostu108

pa, por orden de su jefe Doctor Chvez Balln. Los seores Santiago Vucetich Bejarano y Alberto Morales, topgrafos. Santiago, entraable amigo, dej de existir hace unos aos. Dirigiendo la expedicin estuve V.A.V. con mi hija Victoria Tania Angles Huambo, brillante estudiante de secundaria, con sus 12 aos de edad, era una gacela caminando; aos despus, la cruel guadaa muy temprano cercen su vida. El Doctor Chvez Balln, nos endilg a una extranjera, con la que apareci en el tren, la maana del viaje, fue la periodista francesa seorita Genevieve Hoffer, con su maleta, persona que nada tena que hacer en la expedicin que yo exclusivamente organic, ni se me pidi autorizacin para integrarla. Ella sufri mucho en el camino, no tena costumbre de caminar ms con maleta a cuestas, los militares la ayudaron a llevar. Fatigada por el cansancio lloraba la dama, y nada podamos hacer por solucionar el caso. Nunca ms supe de su persona. UN PROCEDER INCORRECTO En momentos que hacamos el primer y breve descanso, en el sitio arqueolgico de Llaqtapata, el Dr. Chvez Balln (que no llevaba mochila ni cama), hizo uso de la palabra ante todos nosotros, dijo, que el que estaba a su lado era don Julio Zavaleta, hijo de su compadre Julio Zavaleta (padre), y propietarios del fundo Qente, y que dicho amigo suyo, acababa de informarle que no haba paso por el camino que bamos a seguir, se haba producido un enorme derrumbe y que era mejor quedarnos en el lugar, donde existan muchos vestigios antiguos para observarlos. Me inmut, us de la palabra casi a gritos y dije que no haba

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preparado yo la expedicin para caminar 3 km y que iba a seguir hasta el lugar del derrumbe, lo iba a limpiar y como fuere deba continuar por encima o por debajo de tal derrumbe, encorajinado arengu invitando a toda la delegacin imperativamente a ponerse las mochilas a la espalda y proseguir al instante. As fue, continuamos en fila por el sendero ntido y sin atajos, porque es zona transitada, y en efecto todos nos pusimos en marcha, incluso el joven Zavaleta que haba esperado a Chvez en su fundo. A los diez o quince minutos, mis alumnos atentos a lo que ocurra, me comunicaron que el Dr. Chvez y su acompaante, se estaban ocultando en un recodo del camino, minutos despus, me dijeron se han quedado los dos! PROSEGUIMOS Se pasa un puentecito sobre el Cusichaca, que propiamente ya es un ro, que uno o dos kilmetros abajo, ingresa en el Urubamba por su banda izquierda; los detalles de los sitios, estn descritos como ya dije, en mis libros. Llegamos a Patawasi llamado tambin Guayllabamba, los pocos campesinos moradores del lugar y el nico profesor de la escuelita fiscal unidocente don Augusto Durn Escajadillo, se sorprendieron con nuestra presencia, nos presentamos, explicamos nuestro propsito, nos sentamos en el piso en la especie de plazita o lugar cntrico; conversamos largamente con el profesor, que nos brind conversacin y amistad, al tiempo que nos dijo que ese lugar era el ltimo en la posible direccin a Machu Picchu, pues, desde que l conoci el sitio, haca mucho tiempo, nadie haba intentado la locura de proseguir por donde nada se conoca; aconsejando el ingenuo seor, que si queramos llegar a la ciudad inca, lo hicira-

mos por la lnea frrea o tomando el tren. Como ancdota tenemos el siguiente hecho: all en Guayllabamba apareci un seor a caballo, tena fachada de pequeo hacendado, result ser un amigo de Ollantaytambo, her mano de magistrado de segunda instancia de la Corte Superior de Justicia del Cusco, su apellido, Carazas, nos saludamos, l se detuvo al ver por primera vez tanta gente en el lugar, y cuando le dije que bamos a Machu Picchu por las alturas, muy orondo, nos dijo con naturalidad y aplomo, que conoca la ruta, la ciudad inca estaba cerca, y que en el camino haba una escuelita y que la profesora incluso era muchacha bonita. Todo fue fal so, minti aquel se or, por ha cer nos dao?, no s. SEGUNDO DA DE VIAJE Las dos damas (la periodista y mi hija), ms dos personas dor mimos en el aula, las dems, a la intemperie, afuera, no exista otro sitio; amaneci el domingo 9 de junio de 1968. Los muchachos se ocuparon de hacer her vir agua, tomamos un desayuno franciscano y partimos de Guayllabamba en pos de un grupo arqueolgico cuyas referencias nos dio el profesor; avanzamos rectamente en terreno tendido, por decir, sin cuesta, con el rumbo del da anterior, siempre por la orilla del riachuelo Cusichaca o Kusichaka, aguas arriba, vencimos un kilmetro y medio ms o menos de camino inca, y ya estbamos en territorio de la Comunidad Campesina de Paucarcancha o Puqarkancha y grupo arqueolgico de Inka rqay, a 3,200 m.s.n.m. Es un conjunto arquitectnico grande, de for ma peculiar cual un caracol; est al oeste de Guayllabamba encajonado entre dos riachuelos, el Pampa qhawana mayu y el Khesqa mayu, que en el lugar se unen 109

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y for man el Kusichaka o Cusichaca, modulando un tringulo de terreno, en el que precisamente estn las construcciones antiguas. Por las infor maciones que tomamos de inmediato, los dos senderos que proseguan por las orillas de los riachuelos conducan a la zona del nevado Salcantay, por cmodos caminos de data incaica, ruta que no era la que deseamos seguir. Retor namos a Guayllabamba, all por su lado izquierdo el Cusichaca, recibe las aguas del riachuelo Jtun Wayruru o Hatun Huayruro. Eran las diez de la maana, tomamos algn alimento y nos encaminamos en fuerte subida hacia el norte, por zona desconocida por todos, nuestros pasos los encaminamos for mando ngulo de 90 en relacin al que transitamos da anterior por la orilla del Cusichaca. A poco de salir, con sorpresa encontramos a dos trabajadores del Patronato de Arqueologa, con sede en Machu Picchu, que el Dr. Balln haba enviado por Qente, anticipndose a nosotros, como a exploradores, ellos estaban desconcertados por las cercanas de Guayllabamba, porque nada conocan ni haba sendero a Machu Picchu. Conversamos, interesados ellos como nosotros, su versin nos caus desaliento, pues, nos dijeron que saban de nuestro viaje, por eso estaban explorando, pero que no haban podido pasar a la zona de Machu Picchu, adems estaban a la espera de la aparicin de otros trabajadores que el mismo doctor Chvez deba enviar desde Machu Picchu por la altura, para que se encontraran en algn lugar del trayecto. Este segundo da de viaje, fue el peor para nosotros, por dos motivos: por la incertidumbre de no hallar camino, ni gente que infor mara, y por la fatiga que nos agobi. Incorporamos a nuestro cuerpo de viajeros a 110

los dos peones que hallamos, y con valiente mpetu proseguimos el duro ascenso por zona deshabitada, no haba ni vestigio de camino, slo pedrones, arbus tos, yer bas de sa rro lla das, enor mes cangilones era lo que tenamos, pliegues naturales en suelos desiguales, con zanjas, producto de agentes fsicos, erosin pluvial, erosin elica. A nuestro lado derecho creca en profundidad la quebrada y un riachuelo, despus nos enteramos era el Jtun Huayruro. Avanzamos por terreno sumamente inclinado, por consiguiente fortsima la cuesta a trepar, por decir, cada cien metros nos detenamos un minuto por la fatiga, para tomar aire, y dirigamos la mirada atrs, para ver cunto avanzbamos, la caminata resultaba ms difcil por que era a campo traviesa, por ac y por acull, sin huella de camino, en momentos por las porciones erosionadas por las lluvias, y cuando era ms cmodo, por los irregulares lomos que dejaban las torrenciales lluvias. Con mi brjula, mi sentido comn y con lgica en el enrumbamiento, en tr minos generales avanzbamos al norte. En nuestra subida no podamos desviar a nuestra derecha, porque la quebrada era ms profunda, oscura, irregular, impasable, y ms all, en la misma direccin se alzaba la montaa, pero s podamos desviarnos en otras direcciones especialmente a la izquierda. Una mquina fotogrfica, paseando el que la porta por una avenida citadina, es agradable, tenida en la mano o colgada al cuello con su correa, no irroga molestia; pero la misma mquina, en la misma persona, en viaje como el que narramos, es elemento sumamente molestoso, que da deseos de tirarla por el camino, porque las manos reclaman estar libres, la correa en el cuello y el balanceo del aparatito

es agrabante superlativo para quien a tropezones, con enor me mochila a la espalda, sudoroso, camina todo el da, y otro da. Parece que cuanto ms cansada est la persona, el peso se multiplicara. Para los no acostumbrados a llevar un peso en la espalda, sea una enor me mochila o algo similar, con cuerdas, o tirantes o soguillas sujetadas al cuello y hombros, es una tortura, sumada al piso irregular y a las distancias a vencer; el hecho se torna grave, cuando la persona ha tropezado y cado. Por la altura, el sudor se haca fro emplasto pegado a la piel, pero haba que continuar, qu hacer!, temblequeaban las piernas, la preocupacin creca. Una vez ms nos tendimos al suelo a descanzar un momento y luego sentados sobre lo que fuera, piedra, tierra, yerba, procedimos a comer y tomar algo. Aqu, tenemos lo que sigue: A Santiago Vucetich, la amorosa esposa le haba preparado una mochila repleta de alimentos, eran galletas, quesos, chocola te, fr u tas, con ser vas, etc. como si el viaje fuere a ser en automvil. Y como la subida era grave, el peso nos doblaba la espalda. Santiago, tal vez pensando tambin en lo que haba gastado en las compras su cnyuge, en voz alta, propuso vender parte o todo cuanto llevaba, a algn compaero que tuviera flaca la mochila, ms ante la incertidumbre de no saber cuntos das tendramos de viaje; nadie contest, todos estaban con el mismo problema de peso; ms arriba, en otro descanso, medio en broma y en serio, causando hilaridad, propuso siempre a todos en voz alta, vender aquellos comestibles en mitad del precio, y nadie contest, estaban o estbamos ms cansados. Finalmente, ms arriba, cerca de la cumbre, Santiago volvi a ofrecer diciendo: bueno pues, carajo, les ob-

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sequio las galletas y quesos y nadie contest, estbamos cansados hasta el languidecimiento, con ganas de botar todo y quedar tendidos en el piso. Despus del descanso proseguimos dirigindonos a lo que pareca un abra, es decir, arriba, una porcin de montaa, la menos alta, a los costados de la cima, nos dimos con terrenos me nos em pi na dos, fan go sos, con aguadas que discurran lmpidas, en suelo algo negruzco, vegetacin a ras de suelo, despus supimos que los vegetales se llaman llullucha, y por eso, tal vez los hombres de Bingham o los de Paul Fejos, le llamaron al sector Llulluchapampa. Proseguimos sin perder tiempo, encaminndonos a lo que haca buen rato veamos, el abra. Mirando atrs, haca horas haban desaparecido del horizonte hasta los cerros de ese lado. Con cierta desesperacin, peleando contra el tiempo, proseguimos, no se acercaba el abra, pareca que no avanzbamos, quedaba poco aliento, ya no haba ni sudor que expeler. Qu sera si la lobreguez de la noche nos cubriera a ms de 4,200 m.s.n.m. de altitud, con el viento huracanado que soplaba.

casi un metro de altura, marchando contra el tiempo, nos apresuramos por el peligro que la noche nos hallara en puna tan alta, advert a todos en voz alta TENER CUIDADO CON LOS FSFOROS, no fuera que por encender un cigarrillo, muriramos achicharrados, la paja tan desarrollada y seca era peligrossimo combustible. La tarde llegaba a su fin, avanzbamos a veces en hilera, no haba otra for ma, por la configuracin de los suelos, en otros momentos, dispersos. La noche y el cansancio nos venci, no hubo for ma de hallar sitio plano para acampar, estbamos cansados hasta el extremo, las piernas se negaban a sostener el cuerpo, con magulladuras por las cadas y porrazos sufridos en tan inhspita zona, los que bamos delante nos quedamos en el suelo, no pudimos levantarnos, los que llegaban luego, se lanzaron tambin sobre sus bultos extendidos, cerca unos de otros, los relegados fueron llegando hasta despus de las siete de la noche. No haba sitio para ar mar carpas, ni energa para hacerlo. Muchos, como el que esto escribe, tiramos la peque a car pi ta em plen do la como cama y sobre ella pasamos la noche, cubier tos con POR FIN EL ABRA A las 16 horas llegamos al algo. No hubo modo de prepaabra, que haban llamado dece- rar algn alimento. La noche fue nios antes, Huar mihuanusca o sumamente incmoda y fra. War miwausqa, significa en espaol Mujer Muerta (al parecer TERCER DA DEL VIAJE Fue el lunes 10 de junio de por la for ma de la lnea superior de la montaa vista de lejos), 1968. Amanecimos con el cuer muy cerca aparecan pequeas po dolorido, cada cual se haba porciones de nieve. El fro era arro ja do sim ple men te en el intenso, el viento fuerte, cansan- suelo, sobre algo cubrindose cio y seria preocupacin, de no desordenadamente con lo que saber dnde nos hallbamos y si pudo, la ma a na br u mo sa, era conveniente avanzar por fra, ms fra todava con la anuna ruta o un poco a la derecha gustia sobre nuestro destino, o hacia la izquierda. Transpusi- estbamos en altura, tiritbamos el abra, nos aventamos por mos, ms de uno pensaramos profunda quebrada, con paja en tal vez te ner que vol ver, que haba desarrollado hasta pues, jams llegaramos a MaRevista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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chu Picchu, por estar en otra ruta, que mientras ms caminramos, ms lejos estaramos de la ciudad inca, y alguien de nosotros espet, carajo, aqu no hay ni alma para preguntar; en cualquier for ma hicimos fogatas para tomar algo caliente de desayuno, un t o un mate con panes o galletas, o tostado de maz. Oh sor presa, se hizo la luz!. Despejndose la niebla matinal, mirando una y otra vez la asamblea de cerros enhiestos que nos rodeaban, nos dimos con la sorpresa de que all lejos, al otro lado de la profunda quebrada que tenamos delante, casi en el lomo de la montaa de enfrente, haba humo, seal de que haba gente, desde Guayllabamba no vimos humano alguno, ni siquiera animales mayores, todo era zona despoblada. Avanzamos hacia el sitio del humo, para eso bajamos hacia lo que decenios antes le haban llamado PACAYMAYU, all halla mos agua y reiniciamos el ascenso hacia la fogata. Desde cier ta distancia vimos a dos hombres que nos obser vaban, nos llenamos de contento; eran los dos trabajadores que por Machu Picchu haba enviado el Dr. Balln, con el Di rec tor de la Escuela Artesanal, don Eufemio Pi za rro. El en cuen tro para nosotros fue muy agradable, la salvacin, no as para los tres guas que oteaban cansados, hambrientos y mal humorados; estaban aler tas haciendo fuego, obser vando en toda direccin, desde el sitio que es estratgico, un espoln natural cual inmensa narigada dominando la hondonada; all los antiguos peruanos fascinados por la rspida belleza de la profunda quebrada y los enhiestos cerros, haban construido algo as como un fuer te, con muro perifrico de for ma ovoide, al 112

que los hombres de Bingham ha ban nom bra do RUNTU RAQAY, runtu es huevo, y rqay algo as como campo cercado, tr mino castellanizado a RUNCURACAY. Des can sa mos, con ver samos, comimos, nos revestimos de contento. De Runcuracay continuamos el ascenso con viva alegra, pues, estbamos alcanzando lo deseado, no haba for ma de perderse, el nimo fue distinto, haba seguridad en el proseguir, por el enlace tomado con los guas que nos comandaban en el caminar. Despus de una hora de ascenso, ya en la cumbre, hallamos dos lagunillas pequeas de aguas estancadas y casi negras, era Yanacocha; ms arriba llegamos al Abra de Runcuracay. Toda la zona siempre deshabitada. Delante, ya de bajada, hallamos tres torreones antiguos semidestruidos, avanzamos, se haca notorio recin el viejo camino inca. Llegamos a Sayacmarca, siendo las 12:30 del da. All descansamos algo de media hora, tomamos algn alimento y continuamos hacia el siguiente e impor tante conjunto arqueolgico, pasamos por el tnel ltico. Siendo ms o menos las cuatro de la tarde lle ga mos a Phu yu pa ta mar ca, donde acampamos y per noctamos. Llovi, nos moj, la noche fue muy incmoda, pero estbamos entusiasta y alegres. CUARTO DA DE VIAJE Mar tes 11 de junio de 1968. Salimos de Phuyupatamarca a las 8 a.m. despus de un regular desayuno; los nuevos amigos recin sonrieron, les brindamos nuestro alimento, ellos haban agotado el suyo. No pudimos fotografiar por la persistente lluvia y la neblina. Las deyecciones de los osos estaban a vista nuestra. A las 10 a.m. llegamos a Huiayhuayna ya con

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buen tiempo, fotografiamos y tra ba ja mos dos ho ras ob ser vando; dentro de los recintos haban crecido rboles, prueba del abandono. Par timos luego hacia Machu Picchu, a las 3 p.m. llegamos a Intipata con mucha alegra porque desde aqu se divisa Machu Picchu. Una hora despus ingresbamos triun fal men te a Ma chu Picchu. El Alfrez Silva hizo disparos de fusil al aire, por la alegra. Fuimos entendiendo la verdad del caso, que el doctor Chvez y sus trabajadores, desconocan totalmente aquellos territorios, y como Angles organiz la expedicin y fij fecha para el viaje, haba que anticiprsele para no quedar mal y para decir que el Patronato de Arqueologa, y sus ser vidores conocan aquello. Por esto haba enviado personas, das antes de la par tida nuestra, tanto por el lado de la ciudad antigua de Machu Picchu, como por el lado del casero de Qente, peones que como tenemos dicho no pu die ron co nec tar se, los unos que da ron me ro dean do por Patahuasi, y los otros comandados por el profesor Pizarro, llegaron hasta Runcuracay. Debi remorderle al Dr. Chvez, el pretender frustar la expedicin de VAV, con el cuento de que no haba paso, comprobamos que no haba derrumbe alguno. Sin embargo subsan su error, preparando una bandera peruana para el momento en que nosotros ingresramos en la ciudad inca de Machu Picchu, y nos la hizo alcanzar, bandera que con honor port y enarbol Victoria Tania Angles, como la ve la fotografa que ofrecemos. Y como ya dije, mand preparar alimentos y chicha cusquea, con su peculio, que saboreamos todos los expedicionarios con fruicin minutos despus de nuestro ingreso en la bella ciudad inca.

ALGUNOS PEQUEOS DETALLES En los preparativos y conversaciones que tuvimos los expedicionarios, antes del da de par tida, hablando de pelcula y fotos, dos de los muchachos se ofre cie ron ex pre san do co nocer el arte; efectivamente, uno de ellos era fotgrafo profesional, en cuanto iniciamos el viaje me entreg dos mquinas filmadoras, grandes, antiguas, explicndome el complicado mecanismo para obtener buen resultado, tuve que aceptar, aunque nunca haba realizado tal labor, obr como pude y todo haba salido mal. El otro fotgrafo llev su maquinita, le entregu rollos para slides o vistas fijas, encargndole que tomara lo que l como profesional que dijo ser, creyera conveniente; al final del trabajo, le reci b los ro llos ya to ma dos; cuando los hicimos revelar y reproducir enviando a Lima o al extranjero tal material, apareci que no haba una vista buena; asombroso el proceder de este segundo fotgrafo, algo de 200 vistas se haba hecho fotografiar en los slides con algn compaero, apareca l a 3 m de la cmara, bloqueando media fotografa con su figura, increble. Estas fotos a nadie sir vieron, pues, no le entregu ni una sola de ellas al malvado pre sun to fo t gra fo. Cuan do ya en Cusco proyect y exhib aquel material ante el Decano de Le tras Doc tor Que ve do, con ra zn me gri to ne, me dijo que para nada ser van, me bot la pelcula que an la conser vo, igual men te los sli des. Tuve que sopor tar la clera y el enojo del Decano, porque estaba en su razn. Despus en casa he quemado los slides. A otro de los mu cha chos ex pe di cio na rios, en car gu sir vie ra de Se cre ta rio to man do nota de to dos los por me no 113

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res del via je, gus to so acep t; estudiar detalles del camino y pero ya en el cam po, el f si co de los distintos grupos arqueolo trai cio n, l y su ami gui to, lgicos de aquel territorio; par no po dan avan zar en las ca - timos el vier nes 4 de setiembre mi na tas, re sul ta ron los que de 1970, con ocho estudiantes pri me ro se can sa ban, no les del ltimo ao de la facultad al can za ba el tiem po ni ener - de Ingeniera de la UNSAAC, ga. No te nan cul pa, no era cuatro funcionarios del Patrone gli gen cia ni fal ta de vo lun - n a t o D e p a r t a m e n t a l d e tad. Hubo mo men tos en que Arqueologa, diez peones por con clu yen do al gn des can so, teadores del equipo; retor name de ca: Pro fe sor, d ga me mos el lu nes 14 del mis mo por dn de se gui re mos, para mes. Fruto de este viaje fue el ir ade lan tn do me y ga nar te - libro publicado como todos, a rre no, para no que dar me. expensas exclusivas de quien Otro de los estudiantes, el esto escribe. Datos del libro: expedicionario Porfirio Quin- MA CHU PIJ CHU, ENIG M TIte, asombr por sus especiales CA CIUDAD INCA, 450 pgicualidades de maratonista, con nas, un encar te a todo color soespontaneidad y sin fatiga ac- bre el Parque Arqueo l gi co, tu ayudando a los que pudo, otro corresponde a un Mapa sir vi de mucho, especialmen- de la ciudad Inca, ms muchas te la segunda tarde y noche, ilustraciones. Editorial Induscuando casi todos estbamos trial Grfica S.A. Lima. 1972. exhaustos, como el que esto es- Fue xito de Librera. cribe; en el momento que ms Y sur gi el Ca mi no Inca se le requiri, en la bajada de para el Turismo. Los comentaWar mi Wa us qa, co rra acu- rios de las personas que inter vidiendo a uno y otro, como si el nieron en los viajes, la publicaterreno de fuer te ladera, con cin del li bro, las mlti ples huecos, prominencias, piedras, charlas brindadas por VAV, la fuera un llano, ayudando la mo- difusin reiterada en clases en chila, tomando del brazo a uno las Carreras Profesionales de y al otro, regresando a la carre- Tu ris mo, His to ria, y Edu cara para aliviar el peso al compa- cin, y las clases prcticas in ero, etc. No me canso de nom- situ, sobre Machu Picchu, y el brar lo en cada opor tu ni dad Camino Inca repercutieron faque comento los viajes, por- vorablemente en el ambiente que fue enor me y valiosa su in- turstico, resultando atractivo ter vencin. de sor prendente impor tancia, Aquel ca mi no, pos te rior - tanto que al presente, quinienmente ha sido limpiado por tos turistas por da, se apresupersonal del Instituto Nacio- ran a transitarlo, movilizando nal de Cultura, debidamente guas, por teadores, etc. Ahora arreglado, no hay peligro de resulta, que el autor de estos des ba rran ca mien to, ni de in- viajes y estudios VAV soy Don cendio, ni de luxacin de tobi- Nadie en aquel mbito, nadie llos, nadie lleva suero antiofdi- comenta los viajes semestrales co porque no es necesario; exis- con mis alumnos por la zona, te personal de auxilio. los aos han evaporado cualRealic sobre la marcha un quier remembranza. Nos aleSEGUNDO VIAJE POR EL gra cons ta tar la al ga ra ba y CAMINO INCA, con auspi- abrumador efluvio de visitancio del SINAMOS, presidida tes. Me grita el dato: para mis por el General Luis Uztegui iniciales viajes por el Camino Arte; esta vez con el objeto de Inca, yo contrataba en el distri114

to de Coya, provincia de Calca, a mi gran colaborador el comunero Genaro Mamani Puma, atrevido devorador de distancias, al que apodbamos Trzan (imi tan do la pro nun ciacin peliculense, no Tarzn) por su gran capacidad fsica, inteligencia y puntualidad, que a su vez contrataba otros colabora do res (por tea do res, to dos con re mu ne ra cin y ali mentos), y ahora, son cientos o acaso mi lla res los por tea do res que atienden a diario los ser vicios en aquel camino. Con Genaro estuvimos ene veces en aquel ca mi no; via ja mos tambin a Vilcabamba, hasta Espritu Pampa, en expedicin que dur 15 das (sin auspicio alguno, que a nadie solicit) y a otras zonas. Genaro, vencido por los aos, enjuto de car nes, viudo, vive su invier no en su Coya. Gracias Generito. Los mos, con el co ra zn en la mano, y el des ti no echa do al vien to para ven cer los ries gos, apun ta la ron su apor te y su pre sen cia; ya co men t Ta nia Vic to ria, es tu vo con su pa dre en el pri mer via je inau gu ral al Ca mi no Inca; en casi to das las otras opor tu ni da des es tu vo su se o ra ma dre Con cep cin Huam bo, y mi hija Ma ga li Adria na Angles Huam bo, cui dan do la aten cin a los ex pe di cio na rios, y ali men tan do psi co l gi ca men te al Di rec tor de arries ga das como one ro sas em pre sas. Gra cias con todo el alma. Fi nal men te, me sa tis fa ce ha ber apor ta do con un gra ni to de are na en la gran Re for ma Agra ria, he cha por los pro pios cam pe si nos, re co no ci da ofi cial men te por el go bier no del Ge ne ral Ve las co Alva ra do, per so na je acre men te de nos ta do por los re za gos del la ti fun dis mo. Pero el fu tu ro le har el re co no ci mien to de bi do.

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WAYNAPICCHU

ENTREVISTA A LUIS RODRGUEZ CARPIO


ARRIERO Y COMPAERO DE CARPA DE HIRAM BINGHAM1
Luis Barreda Murillo2

on Luis naci en Pau car pa ta (Are qui pa) y des de muy jo ven se de dic al ar rieraje. Al mo men to de esta en tre vis ta, efec tua da el 15 de mar zo de 1973 en su do mi ci lio de la Av. Pro gre so s/n en el dis tri to de Huan chac, Cuz co, apa ren ta ba una edad de ms de 80 aos.

Trabajbamos junto con mis compaeros: Benigno Pantigoso (jardinero de la UNSAAC) Marcos Arenas, Julio Victorio. Nuestro trabajo era en la especialidad del arrieraje. Nuestros servicios estaban vinculados con la Casa Lomellini de Cuzco, cuya casa comercial estaba en la esquina de Marquez y Mesn de la Estrella.

Prestbamos ser vicio transportando mercadera de Cuzco a Cosipata. Yo conoc al seor Bingham era un gringo alto y flaco de buen carcter, trabajamos para l durante tres aos. En Cuzco, exploramos con el Dr. Isaas [Isaiah Bowman] en el sector de Huancaro donde encontramos un hueso muy grande,

1 Machupicchu y el Cdigo de tica de la Sociedad de Arqueologa Americana. Lima 2003. 2 Catedrtico de la UNSAAC.

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Luis Barreda Murillo

era una canilla de ms o menos 90 cm. de largo y el gringo nos dijo que eran de un animal antidiluviano. La Casa Lomellini era un almacn comercial muy grande que venda productos de toda la regin y algunos de Europa y Estados Unidos que llegaban por los puertos de Arequipa al Cuzco en mulas. Tambin realizamos un viaje con el Dr. Bingham, el Dr. Isaas, el Dr. Erdis [Ellwood C. Erdis] a Yaurisqui y Paqareqtambu en Paruro. Tambin nos acompa el mdi co Dr. Ford [David E. Ford]. Llevamos las cosas en mulas junto con Benigno Pantigoso, yo y algunos peones, que eran proporcionados por las gobernaturas de los pueblos por donde pasbamos. Permanecimos 5 das en Yaurisque. Llegamos al pueblito a caballo y los grupos empezaron a explorar la zona. Viajamos otro da de vuelta de Yaurisqui y Tambo, al sitio de Limatambo donde visitamos las ruinas de Tarahuasi y nos desviamos hasta Mollepata. Cuando estuvimos en Mollepata, el Dr. Bingham orden que siguiramos viaje a Choqekirau. El viaje dur ms de un mes. Pasamos por el abra del nevado Soray. Las mulas resistieron muy bien, los caballos tenan dificultades, tambin los gringos. En otro via je lle ga mos a Huadquia. Luego al puente San Miguel y de ah a Machupicchu. En Choqekirau estuvieron una semana, explorando y regresamos despus del largo viaje que dur casi dos meses y esto suceda en el ao 1911. Cuando llegamos a Mollepata el gobernador, cuyo nombre no recuerdo, nos proporcion peo118

nes campesinos que al llegar a Choqekirau empezaron a limpiar de las malezas y hierbas que cubran todas las ruinas. De Choqekirau recogimos de 20 a 30 cajones de piedras, huesos y cermica. Champis amarrados a unos mangitos de madera dura, que pareca chonta. Estos champis (bronce) tenan forma de bachillas. Estuvieron cubiertas de xidos y moho de color verde caf. Volvimos despus a Choqueqekirau y los obreros campesinos se quedaron limpiando las ruinas por ms de 3 meses. Luego para este trabajo se instal 5 campamentos. En la direccin de estos trabajos de Choqekirau estuvieron los doctores: Bingham, Erdis, Ford, Little [Joseph Little] y Bestor [Paul Bestor]. Yo pasaba das ntegros acompaando a Bingham para visitar los campamentos. Tena un secretario que se llamaba Carlos Duque, hijo de don Pedro Duque, de la zona de Santa Ana (hacienda). Este secretario hablaba ingls y haba estado en Estados Unidos, hablaba castellano, pero, no hablaba quechua. El seor Ard [Osgood Hardy] hablaba quechua, era un gringo bueno y era el ms joven de todos. Tambin nos acompaaba un joven qolla de Puno, Ricardo Charaja (Distrito de Santa Rosa, Prov. Melgar, Puno) que le enseaba quechua al gringo Hardy. Todas las cosas que encontraron en Choqekirau los gringos se las llevaron a Estados Unidos tambin haba marfil, tiestos, chasis, piedras pulidas, huesos. Todos estos hallazgos los empaquetamos cuidadosamente en cajones que haba que llevar en mulas hasta Arequipa y de ah se embarcaba en unos barcos grandes.

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Entrevista a Luis Rodrguez Carpio

Llevamos cerca de 300, en cada campamento haba diez mulas y arrieros. Las recuas de mulas eran de don Valentn Rondn, de Jos Paz y de Jos Cuba, eran cerca de 60 mulas. Don Luis Rodrguez contina narrando y nos dice: Despus era difcil la situacin, cuando el mundo estaba en la Primera Guerra Mundial cuando estbamos en Huancarama, los grupos estuvieron muy preocupados y tenan su radio y escuchaban noticias. En Andahuaylas, Santa Ana, Puqyura, comentaban a cerca de la Guerra Mundial. Era curioso, con un aparatito pequeo se comunicaban con los Estados Unidos. Cuando nuestro gobierno declar la Guerra, nos llamaron a todos para volver al Cuzco. Estuvimos mucho tiempo en Cuzco buscando antigedades y luego de encajonarlas en cajas de 0.60 x 1.00 x 1.00 m. las llevamos a despachar a la estacin de ferrocarril de Sicuani para despachar a Arequipa y de all a Estados Unidos. Continua Don Luis Rodrguez: El puente de San Miguel lo conoc un ao antes o sea en 1910 y saba que era un puente para llegar tambin a la hacienda Machupicchu. Mi trabajo en 1910 era traer cosecha de don Braulio Borda, dueo de la hacienda Echaraty, me acuerdo que en el puente vendan rocotos en bateas sin contar, solo en montoncitos. Cerca del puente me encontr con uno de mis amigos que viva en ese sector. El que viva ah era mi amigo y me dijo descansa aqu y vamos a visitar algo que no conoces. Empezamos a subir una ladera muy parada con un amigo que apellidaba Monroy y viva cerca al

puente y tena sus chacras arriba en los andenes de Machupiqchu. Era un camino muy difcil, lleno de matorrales de una legua de subida y pasamos por una serie de escalinatas, la mayor parte de piedra y algunas de madera de troncos cortados y puestos sobre la tierra, amarrados con bejuco (fibra vegetal de la zona). All arriba mi amigo Monroy cultivaba en los andenes antiguos, rocotos rellenos, yuca, calabazas, virracas y en los alrededores todo estaba enmontado, rboles grandes y pequeos arbustos cubran los dems andenes no cultivados. Ms arriba estaban unos galpones de piedra muy fina y blanquecina, tenan mojinetes y se vea bien claro junto con los arbustos. No se poda entrar. No se saba cuantas vboras haba por los matorrales. Era peligroso. Al ao siguiente, 1912, llegaron varios doctores de EE.UU. a la Casa Lomellini y como los dueos nos conocan, nos contrataron para ayudar a trasladar sus equipajes en una expedicin. A don Luis Rodrguez, hombre fuerte y alto, de ms o menos 1.78 m., de barba blanca y con sus ochenta aos y acento characato (campesino arequipeo), le gustaba hacer estos recuerdos de antao: Visitamos varios sitios con ruinas y andenes, siempre acompaando a los gringos junto con mi amigo Benigno Pantigoso y Julio Victorio. Exploramos Llacqtapata y los sitios con ruinas del frente de Machupiqchu. Al llegar a Machupicchu, 20 trabajaron seis meses cor tando rboles, limpiando la maleza. Cada semana se cambiaban los peo nes que ve nan de Chinchero, Maras, Ollanta y Huarocondo. Cada gober nador se encargaba de traer a los 119

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Luis Barreda Murillo

peones de su tierra y los gringos les pagaban dos soles peruanos por da. Adems, les daban premios si encontraban tupus, un chumpi, (hacha de bronce). El premio consista en un Sol peruano. En el Cuzco tambin llegu a saber que haba una hacienda llamada Piqchu de igual nombre que en las cercanas de Machupiqchu, donde haba otra hacienda llamada Piqchu y donde estn las ruinas, le llamaban los campesinos del sector, como Machupiqchu (machu = antiguo y Picchu = cerro elevado y pedregoso). En Cuzco, encima de la casa hacienda de Piqchu encontramos muchos tupus de champi, en un sitio donde haba una planicie que serva para la era. TEJIDOS Y MOMIAS Don Luis Ro dr guez, nos cont que descubrieron pedazos de tejidos en psimo estado de conser vacin, dentro de las cuevas, haban momias enteras de paja (tejidos y trenzados de paja). En ese momento pens en mi desgracia de no haber estudiado en la universidad para saber todo lo que hacan los doctores gringos con Bingham a la cabeza, pero, la Universidad era para gente con mucho dinero acota. Los tejidos mal conservados y podridos los dejamos en las cuevas solo sacamos los huesos de las momias. Las momias estaban atadas con redecillas de paja. Encontramos momias en las cuevas de rocas y en cada cueva haba 10 o 15 momias. El mismo Dr. Erdis se descolgaba por sogas para ingresar a las cuevas y sacar las momias. Se trabajaba desde las 7 a.m. hasta las 4 p.m. y haba un descanso solo para el almuerzo. Haba oportuni120

dades en que trabajaban hasta 40 hombres. Eran tantos los rboles y las malezas cortadas, pero, como estaban hmedas no se poda quemar y fue preferible tirar los troncos y la maleza barranco abajo. En todo este sitio que limpiamos no hemos encontrado ningn edificio ni pared hecho de adobes, pero s encontramos muros interiores de casas y edificios grandes con revoque de barro. Todos estos muros que presentan revoques los hemos respetado. Este revoque era de barro con mucha paja y pintado de rojo y bien pegado a los muros de piedra. A la sombra de rboles y arbustos se haba conservado y la lluvia no lo destroz ni lo remoj; pero, en parte si lo haba remojado y se haba cado, dice don Luis Rodrguez. Los muros de los edificios son de piedra blanquecina con jaspes negros y la llaman granito. Es bastante dura para partir y pulir. Los muros tenan finos acabados y los bloques de piedra bien pulidas estaban unidos a otros bloques unos con otros sin barro. Pero algunos si tenan barro. Estos muros eran de piedra toscas sin mucho pulimento. LAS TRES VENTANAS Al limpiar encontramos un edificio con sus tres ventanas y los doctores se emocionaron al ver tan lindas ventanas y la piedra tan bien pulida. Tena mojinetes a cada lado. Algunas piedras se haban cado y nos dieron orden de no reconstruir sino amontonar cerca al muro lateral las piedras que cayeron. En frente a las tres ventanas, encontramos excavando restos de huesos humanos o sea dos o tres tumbas y fragmentos de cermicas. VBORAS Haba muchos remedios, pastillas e inyecciones en el campamento. Cada vez que las vboras picaban a los peones inmediata-

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mente el mdico de los gringos curaba las heridas. Haban muchas vboras y por escapar de ellas yo y mis compaeros Anselmo Celis y Justo Montaaz, dormamos en la plataforma del Templo Mayor. Pantigoso tena su carpa con el gringo Erdis, dor man juntos. Despus cuando llegaron las carpas grandes yo dorma con el Dr. Bingham y con el Dr. Ford. TELEGRAFA SIN HILOS El Sr. Bumstead, era especialista tambin en telegrafa. Tena unos aparatos de radio, telegrafa para comunicarse con Estados Unidos. Muchas veces tuvimos que colocar unos alambres de cerro a cerro para que se comunique el Dr. Bumstead (posiblemente eran cables de antes de la radio comunicacin). LAS COMIDAS El gringo Ard andaba siempre con el Dr. Bingham y hasta le cocinaba. Ard haba ser vido en el ejrcito en 1910 y tena su grado de sargento. Los vveres llegaban cada quince das desde Cuzco.

MAPAS Los doctores Bumstead y Ford saban hacer mapas y se dedicaron a hacer mapas de todos los sectores de Machupiqchu y al final juntaron todos los mapas de MAPAS, FOTOS Y METALES sectores y armaron el mapa gran- Bumstead [Albert C. Bumsde de todas las ruinas del sitio. tead] y sus ayudantes topgrafos levantaron planos, hacan MI SUELDO mapas y todos los doctores sacaYo ganaba S/. 80.00 al mes sin ban fotos, para ello haban tramesa (sin comida) y semanalmen- do mquinas fotogrficas de te se me daba un cajn de vveres todo tamao. Mientras que el para cocinarme y estos tenan que Dr. Erdis junto con sus ayudantraerlos del Cuzco. tes viajaba todas las semanas a De Machupiqchu llevbamos buscar metales y los acompaacajones de tiestos de cermico ba Evert Gil, un mejicano que (fragmentos) que guardbamos era minero. en habitaciones de la Casa de Lo- Paul Bestor tambin los acompamellini y de regreso llevbamos v- aba en busca de metales y me converes en las mismas mulas. taron que estaban alegres por que
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TRES AOS EN MACHUPIQCHU Los doctores gringos vivieron tres aos en Machupiqchu desde 1911 hasta 1913 y el nico que volva a los Estados Unidos era el Dr. Bingham. Los gringos se acostumbraron a vivir en Machupiqchu. Haba un boliviano, Justo Montaez, que hablaba castellano e ingls era el traductor y luego el gringo Bestor aprendi castellano y parte del quechua y tambin era traductor. Los gringos no saban montar mulas. Algunos gringos vivan en Cuzco por temporadas en el Hotel Coln, ubicado en el sitio donde ahora est el Hotel de Turistas del Cuzco (El Cuadro), all tenan que llevar las mulas ensilladas para que viajen al Cuzco a Machupiqchu y a los alrededores del Cuzco a explorar ruinas. Me acuerdo mucho que era un problema conseguir mulas altas para Bingham y Bestor que eran los ms altos. Un da compraron una mula grande para Bestor. Cuando la mont se espant tanto con las carretas que haba en Cuzco y la mula apret la carrera y desapareci junto con el gringo. Se lo haba llevado hasta el ro Watanay. All encontraron al gringo Bestor muy asustado.

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encontraron en el nevado Salkantay una veta cerca de la cumbre, dijeron que era una veta grande como la de Cochasaywas de buen oro. El doctor Bingham no quiso que se exploraran las minas, deca: no queremos riqueza si no antigedades. Sin embargo, los gringos se llevaron muestras de molilbdeno, tungsteno, cobre y oro. Me contaron que para subir al Salkantay fueron hasta Limatambo, por Tarawasi empezaron a subir o sea por la parte de atrs del nevado y lo hicieron en dos das. Hardy el secretario de Bingham aprendi castellano y tambin quechua de un seor apellidado Charaja de Puno, del distrito de Santa Rosa, provincia de Melgar. Este Ricardo Charaja era el encargado del teodolito y tanto que andaba junto con Bingham y los otros gringos que se lo llevaron a Estados Unidos por que quera aprender bien ingls. Este Charaja regres a los dos aos y medio y en su pueblo no quera comer chuo, ya no quera hablar quechua y finalmente volvi a Estados Unidos. El gringo Little, ayudante del mejicano Gil, junto conmigo y mis compaeros arrieros viajamos hasta Caravel, en Arequipa para entregar las carpas a la empresa Dupont de Chile que se dedicaba a exportar el salitre de los chilenos. All vendieron los gringos todas las cosas del campamento que las llevamos en 80 mulas que las conducimos con los arrieros Enrique Santos, Marcos Arenas, Benigno Pantigoso, Julio Victorio y yo. Llegamos a Caravel el 1 de enero de 1913 llevando la carga de carpas y equipos importados a los chilenos que administraban la Compaa exportadora del salitre y que haban comprado todo el equipo a la expedicin Bingham.

con paja y luego pintada con rojo. Generalmente esto se observaba por dentro, por donde se haba conservado este revoque y la lluvia, ni la maleza haba destruido. Posiblemente algunos muros exteriores tambin tuvieron acabado con revoque pero al verse los edificios sin techo la lluvia destroz con facilidad este revoque. El Dr. Bingham orden que se conserve dicho revoque y no se limpie. Haba sectores grandes del muro interior que conservaba este revoque y sacaron muchas fotografas. Nuestra atencin se concentr en documentar fotogrficamente las puertas y ventanas trapezoidales que les llamaron mucho la atencin a los doctores. Este estilo de forma trapezoidal de edificios, puertas, ventanas y nichos se encontraron a Machupicchu, Vilcabamba, Ollanta, Pisaq, usta, Ispana, Rosaspata. El Dr. Bingham ordenaba que se mida, que se fotografe, sigue informando don Luis Rodrguez Carpio. EL TEMPLO DE LA LUNA Aqu no haba nada ms que unas piedras de ro que las dejamos en un rincn, prosigue don Luis Rodrguez Carpio. El Dr. Erdis tom fotografas y orden que se limpie sin daar las paredes interiores. En esta cueva haban muchas serpientes y quemando la maleza las espantamos.

MULA ESPECIAL Y ALTA Tuvimos que bajar hasta Tiabaya en Arequipa para comprar mulas altas para los gringos porque eran muy altos. En Tiabaya pagamos S/. 500.00 por cada mula de estimacin cruzadas con mulas de Tucumn, Argentina. Las mulas argentinas eran muy cotizadas por los hacendados cuzqueos por ser altas y de PAREDES CON REVOQUE buena estampa. Estas mulas lleMuchas paredes de muros esta- gaban tambin arriadas en reban recubiertos por una gruesa cuas al Cuzco cargando vino capa de revoque de tierra arcillosa desde Tucumn. 122
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BINGHAM NO GUSTABA ALOJARSE EN LAS CASAS HACIENDA Siempre gustaba que lo acompae para cuidar de las mulas y el equipaje y conjuntamente con Charaja viajamos a varios sitios en mulas y a pie y nuestro jefe Bingham siempre esperaba que armemos la carpa para dormir, no le gustaba alojarse en casa de los hacendados. Era buena gente, regalaba propinas a los campesinos en todas partes donde los encontraba. CAZADOR NOCTURNO El Dr. Ellwood era un exper to cazador, sala en las noches a cazar con una lmpara especial cazaba toda clase de aves y animales silvestres para disecar los y lle var los a Esta dos Unidos para su estudio infor m don Luis Ro dr guez. El Dr. Ellwood deca que muchos animales, gusanos y aves as como plantas no se conocan en la Universidad de Yale en Estados Unidos y tena que estudiarlos. PIKILLAQTA Y CHOQUEPUJIO Viajamos con el Dr. Bingham y el Dr. Erdis al valle de Lucre, recorrimos las orillas de la Laguna y subimos a las ruinas de Pikillaqta, donde encon tra mos mu chas pa re des ms altas que en Machupiqchu y estaban totalmente cubier tas con vegetacin y rboles de resinas alisas, chachacomos y rboles pequeos con frutos rojos y maleza. All orden el Dr. Bingham que se excave, lo mismo en Choquepujio lugar con ruinas al otro lado del ro Watanay, viendo desde Pikillaqta. En los dos sitios se excav y encontramos huesos humanos y pedazos de tiestos, as como tambin encontramos tupus sacaron fotos y dejamos el sitio, acota don Luis Rodrguez Carpio.

NO VIVA NADIE EN MACHUPIQCHU Eran las 10.30 a.m. del da 28 de setiembre de 1973 cuando prosigue nuestra entrevista al Sr. Rodrguez, quin nos relata que nadie viva en la parte alta de Machupiqchu, o sea en el sitio donde estaban las ruinas. Este sector lo llamaban Intiwatana y perteneca al Sr. Monroy y l le llamaba Hacienda Intiwatana, Melchor Arteaga no viva en las mismas ruinas si no en la ladera del cerro donde haca chacras de yuca, virracas y rocotos. YO, LUIS RODRGUEZ VINE DE AREQUIPA Mi Padre vino al Cuzco en 1901, se llamaba Manuel Rodrguez Castelo y vino a trabajar, pero recin en 1906 entr a trabajar en la empresa que tenda los rieles del Ferrocarril y ese ao el tren lleg a Sicuani. Me acuerdo que de Sicuani a Cuzco bajamos con mi amigo Velarde, hijo de la familia Velarde que hoy tiene su ferretera, en la calle Luego de que mis padres se vinieron a vivir en el Cuzco, me pusieron en el Colegio Salesianos, de all pas al Colegio de la Merced donde conoc como profesores al Dr. Aquiles Chacn, al Dr. Pareja, al Dr. Luis Paredes, al Dr. Valer de Cotabambas, al padre Soto, al padre Troncoso y otros profesores del Colegio. Estudi solo hasta el 4to. de primaria y me puse a trabajar. RECUERDO ALGO DEL CUZCO DE 1900 Por 1907 vi trabajar la Plaza de Armas de Cuzco. La empedraron y se instalaron los toldos de lona para el mercado. Cada seora que venda carne, papas, maz, tena toldo en la Plaza del Cuzco. Estos trabajos los mand a hacer el prefecto del Cuzco que era arequipeo, el Sr. J. P. Nez. Despus en 1908, el prefecto Eduardo Arenas mand rellenar y empedrar la Plaza de 123

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las Nazarenas con faenas y los campesinos llegaban para trabajar gratis. No se les pagaba porque decan que era faena para el Cuzco. En 1908 se fund la Empresa Arequipea de Cer veza. En 1909 ingres al Ejrcito en el Cuzco cuando trabajaba en la cer vecera y estaba de gerente el Sr. Frailer y me despacharon a Lima y despus de 10 meses regres a Cuzco y me reincorpor a mi trabajo en la Cer vecera. No me gust. Me fui a Puno, a Tambopata, donde iba a continuar el trazo del ferrocarril de Tirapata a Puer to Legua. No le pagaron a la Peruvian y se dej solamente las estacas. Mi seora trabajaba en la Casa Lo melli ni y mi suegro, don Mariano Arenas, me garanti z ante el Dr. Bing ham y cuando lleg a Cuzco en octubre de 1910. El primer campamento ya estaba en la finca de Santa Brbara, frente a Zurite, en la hacienda de Nez de la Torre. En no viem bre se ins ta l otro campamento en Anta y el mismo Dr. Bingham empez a hacer mapas de la Pampa de Anta y se suba a los cerros con su teodolito. Desde Anta caminbamos hasta el cerro Mama Simona cerca de Qorqa, buscando fragmentos de cermica y llegamos a Huancahuanca de donde bajamos al pueblo de Huall pa cha ca. Encon tra mos muchos fragmentos de cermica y llegamos hasta las orillas del Ro Apurmac y haban tambin mor te ri tos de pie dra y con ti nua mos has ta Pa qa riqtambu por la quebrada de Qorqa y seguan apareciendo tiestos. De esta zona pa sa mos a Ollanta y se alquil una casa del Sr. Zamora y el Dr. Bingham empez a estudiar las ruinas que le gustaron mucho y se 124

qued un mes. El gober nador tra cin de una ex pe di cin de de Ollanta, era el Sr. Luis Valle ex plo ra cin, y todo sin co que orden se limpiara todas brar nos nin gu na co mi sin ni las ruinas de los matorrales al qui ler, aun cuan do ocu pa que cubran los muros. mos un cuar to gran de en sus Luego de estudiar Torontoy al ma ce nes como nues tro cen de donde sacaron 8 momias, tro de ope ra cio nes du ran te tiestos y champis (tupus). mu chos me ses. (Bing ham H. Se dirigieron a Huadquia. 1913: 530, 537, 573). Despus de explorar las lade- Be nig no Pan ti g o so, ayu ras de los cerros no encontra- dan te de co ci na de la Expe di ron nada y decidieron regresar cin Pe rua na de la Univer si al Cuzco. Fabricamos cajones dad de Yale fue en tre vis ta do de madera especiales para colo- por El Co mer cio del Cuz co el car cada momia en su cajn res- 22 de ju lio de 1961 con mo tipectivo, para no destrozarlas. vo de los 50 aos de la lle ga da Volvimos con los 40 cajones de Hi ram Bing ham a Ma chu hasta Torontoy y empaqueta- Pic chu. Pan ti go so por en ton mos las momias y como el ca- ces por te ro de las de pen den mino es estrecho cada mula cias de la Fa cul tad de Agro no cargaba un solo cajn con su ma de la UNSAAC, dice al momia. Avanzbamos muy len- res pec to: to y lo que se haca en dos das con tra ta ron 44 peo nes lo hicimos en 5 das, por que para que limpiaran la yerba de en el camino recogimos las de- las ruinas. Recuerdo que al esms momias que dejamos guar- carbar la tierra encontraban dadas. Los campesinos ayudan- muchas barretas, bachillas, y tes no queran cargar las mo- objetos de champu. Nunca dimias en las mulas, tenan mie- jeron que hubiera oro y si lo hudo, deca que lo que hacamos biera sido no podra haber me con los gringos era malo y les dado cuenta por que el champtraera desgracias y perderan u es metal amarillo. Lo que si sus cosechas y ellos mismos s es que por cada objeto que los cam pe si nos en fer ma ran encontraban los trabajadores hasta morir. eran gra ti fi ca dos con dos o Una vez que lle ga mos al tres soles que yo mismo les enCuzco, las momias en sus cajo- tre ga ba por en car go del Sr. nes, las dejamos en la Casa Lo- Bingham mellini en cuyo interior se al- Las relaciones econmicas y quilaron cuatro habitaciones financieras de la Yale Peruvian para guardar las cosas de la ex- Expedition y sus contactos lopedicin. cales no son punto especialHi ram Bing ham alu de a mente relevante aqu, aun cuandon Luis Ro dr guez Car pio do si es per tinente destacar su como su fiel arrie ro Luis y impor tancia para alcanzar una ex pre sa en los si guien tes tr - plena comprensin de la histomi nos su re co no ci mien to: A ria de Machu Picchu en el siglo los se o res C sar Lo me lli ni y XX. En ese sentido, hay que teC. de quie nes du ran te dos ner presente que Hiram Bingaos han ac tua do como nues - ham llev un minucioso registros agen tes y han pues to a tro de los gastos para rendir nues tra dis po si cin sus exce - cuentas a sus auspiciadores y len tes ins ta la cio nes para el patrocinadores. Esta documenma ne jo de las si tua cio nes di f - tacin se encuentra en los Paci les que sur gan en co ne xin peles de Hiram Bingham (Grucon la or ga ni za cin y ad mi nis - po 664; Serie VII).
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KOREKENKE

UKUMARI (OSO DE ANTEOJOS)

MACHU PICCHU, YALE Y LA TICA


DE LA ARQUEOLOGA ESTADOUNIDENSE1
Mariana Mould de Pease

l se gun do prin ci pio de la ti ca de la ar queo lo ga es ta dou ni den se es ta ble ce las exi gen cias de la res pon sa bi li dad arqueo l gi ca ac coun ta bi lity , en los si guien tes tr mi nos: La inves ti gacin arqueolgica res pon sa ble, que in clu ye to dos los ni ve les de la ac tivi dad, requiere de un

conocimiento de las exi gen cias de la res pon sa bi li dad p bli ca y un com pro mi so para ha cer todo es fuer zo ra zo na ble, de bue na fe, para ac ti va men te con sul tar con el/los gru po/s afec ta dos/s, con la meta de es ta ble cer una re la cin de tra ba jo que be ne fi cie a las par tes in vo lu cra das.

Es des de este mar co de re fe ren cia que con tri bu yo a ha cer via ble la res ti tu cin cul tu ral a Ma chu Pic chu que Yale y el Per tie nen pen dien te con esta llac ta inca, en vs pe ras del pri mer cen te na rio en que Hi ram Bing ham pre sen t al mun do su pri me ra vi si ta, efec tua da el 24 de ju lio de 1911, a Ma chu Pic chu cmo el l ti -

1 Una primera versin de este texto se public: en Lundero. Publicacin cultural de La Industria. ChiclayoTrujillo. Octubre del 2010.

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mo lu gar en Am ri ca que que da ba para ex plo rar en so le dad. As aho ra cito al his to ria dor es ta dou ni den se Chris top her Hea ney, gra dua do en la Univer si dad de Yale, por que en su li bro so bre Ma chu Pic chu y Hi ram Bing ham pu bli ca do en in gls en abril del 2010 y to dava sin tra duc cin al cas te lla no dice: A primera vista, es difcil no simpatizar con los arquelogos de Yale. A tra vs de su trabajo y el de sus colegas, ahora sabemos mucho sobre el sitio y sus pobladores ms humildes. A ellos, la aparicin (la reaparicin en el 2003) del Decreto Supremo de 1912 les puede parecer sospechosa, cmo si se hubiera sido producido por conveniencia poltica. Tambin les era frustrante el hecho que los peruanos ocasionalmente involucrados (en esta restitucin cultural) confundieran el decreto de 1912 con el decreto de 1916. Los arquelogos de Yale insinuaron que el gobier no del Per estaba haciendo juegos polticos con los artefactos, instando a la prensa hacia una frentica bsqueda de los tesoros de Machu Picchu. A pesar que la coleccin contiene unos verdaderamente delicados bronces, platera, cermica y otras piezas de piedra, no es nada parecida a los artefactos de oro que fueron saqueados de la costa nor te peruana en los aos de 1980 y 1990. Yale sealaba que los museos peruanos no eran seguros, mientras la uni versidad acababa de comprometerse con una exposicin muy costosa, garantizando su exhibicin continua. Y, adems, estaba el asunto del paso del tiempo que Yale y sus abogados luego exgrimiran, (afir mando que) el Per estaba amarrando a Yale con un acuerdo despus de no hacerlo en cas un siglo. La historia, sin embar go, tiene una sugerencia distinta. El Per haba pedido los crneos, huesos y ar tefactos antes y Bingham no los haba devuelto. El explorador haba ciertamente dejado esqueletos en el clset de Yale: el decreto que mandaba 128

el regreso de la coleccin Machu Picchu. Ms an, la coleccin de Yale contiene los artefactos por los que Bingham haba pagado a los peruanos para sacarlos de contrabando. El reclamo del Per estaba ms respaldado por la historia de lo que saban sus negociadores. Esta pre ci sin de Hea ney es he ri da abier ta y san gran te en tre el go bier no y las so cie dad pe rua na or ga ni za da en tor no a te mas de res ti tu cin cul tu ral; en este caso, la de vo lu cin que Yale no quie re hon rar con Ma chu Pic chu, San tua rio His t ri co de la Hu ma ni dad. En el lar go pro ce so de re cu pe ra cin del sa queo de esta hua ca del Inca in ter vie ne aho ra nues tro pri mer Mi nis tro de Cul tu ra, ya que ha anun cia do en sep tiem bre pa sa do que es la voz prin ci pal en el re cla mo de las pie zas de Ma chu Pic chu a Yale; asi mis mo, que ha te ni do la suer te de co no cer al se na dor Chris top her Dodd quien aho ra ocu pa el cu rul de Bing ham quien se ha com pro me ti do a ayu dar al Per. Hay que te ner pre sen te que el Dr. Juan Ossio, es un dis tin gui do an tro p lo go y exa lum no de la Pon ti fi cia Univer si dad Ca t li ca del Per con quin Fran klin Pea se G.Y. (193999), mi es po so y yo com par ti mos mu cho por lo que pu die ra ser que al gu na vez con ver sa ra mos so bre los ma nus cri tos pe rua nos que ac tual men te es tn en la Bi blio te ca Ster ling de la Univer si dad de Yale y que Fran klin bien re cor da ba que Bing ham ha ba com pra do de la fa mo sa Co lec cin de Fran cis co P rez de Ve las co. Esta in for ma cin oral es co rro bo ra da por Jerry E. Pat ter son, bi blio te ca rio de Yale quien pu bli c en mayo de 1956 que es tos do cu men tos ha ban sido pa ga dos por el Fon do de Explo ra cio nes de

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Machu Picchu, Yale y la tica

Sur Am ri ca, adems, que se co no ce su ori gen y pro ce den cia ya que en tre cor che tes tie ne las si glas SAEF que pre ci san que per te ne cie ron a P rez de Ve las co. Estos ma nus cri tos fue ron ci ta dos por Hi ram Bing ham en un ar tcu lo de 1908 re cuer da el bi blio te ca rio Pat ter son quin ade ms ex pli ca que al gu nos de los do cu men tos re la tivos al Per es tu vie ron an tes en otras bi blio te cas es ta dou ni den ses. LA TICA ARQUEOLGICA Y SU PROYECCIN POLTICA La Coleccin Machu Picchu que Hiram Bingham for mara para Yale es cier tamente un extraordinario tesoro de infor ma cin, co no ci mien tos y reflexiones que en la larga duracin de la Historia ya se va desplegando por la investigacin interdisciplinaria y bilateral sobre Machu Picchu. Este conjunto de materiales arqueolgicos, archivsticos y bibliogrficos constituye un tesoro que debe ser presen ta do lo ms cerca posible a esta llacta inca en mutuo entendimiento entre el Cuzco, el Per, Yale y los EEUU para contribuir a que tengamos un mundo libre de sa queos y de pre da cio nes culturales. Recordemos que el senador Christopher Dodd declar en junio del 2010: Los ar tefactos de Machu Picchu no per tenecen a ningn gobier no, institucin o universidad; per tenecen al Pueblo del Per. Mi plan es trabajar con las dos par tes para resolver esta disputa rpida y amistosamente y devolver los ar tefactos a sus dueos legtimos. La mediacin del senador Dodd ante Yale requiere que el Dr. Ossio, haga salir airoso al Per del juicio que a travs del Ministerio de Relaciones

Exte rio res abrie ra en el 2008 ante una cor te estadounidense (y que venimos perdiendo) ha cer le gal men te via ble esta devolucin a Machu Picchu. En esta tarea inherente a la diversidad cultural, el Ministro de Cultura del Per tiene como referente nacional la Ley de repatriacin de los objetos arqueolgicos que for man par te de la Coleccin Machu Picchu de la Universidad de Yale, N 28778 que dispone proceder en concordancia con la propuesta de colaboracin expresada por dicha Universidad. El Dr. Ossio, profesor honorario de la UNSAAC, no par ticip en las reuniones de la Comisin de alto nivel de repatriacin de los objetos arqueolgicos que for man par te de de la Coleccin para Machu Picchu (CANEMP), constituida por la ley 28778, como se puede verificar en la memoria escrita a ttulo personal por el representante del Congreso de la Repblica ante esta Comisin, el historiador Dr.Fer nando Aylln Dulanto, director del Museo del Congreso de la Repblica. El Dr. Ossio a travs de la revis ta de di fu sin im pre sa y electrnica de la Pontificia Universidad Catlica del Per titulada PuntoEdu del 15 de septiembre del 2010 ha infor mado que haba conocido recientemente al senador Christopher Dodd, asimismo, que las negociaciones deben llevarse de manera cordial, no imperante. Si encontramos un camino, debe ser a travs de la concordia. De volver las piezas, podemos es ta ble cer acuer dos de cooperacin para que los tiestos, que no se van a exhibir y son objetos de estudio, sean inves ti ga dos por los arque logos peruanos, de Yale o de otras universidades nor teameri ca nas, pero guar da dos en nuestro pas. Podra ser en el 129

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Mariana Mould de Pease

mismo Cuzco en for ma de un secke (18831968), cmo recmuseo. tor de la UNSAAC en 1912 le Este museo tambin deber propona a Hiram Bingham la ser un centro de investigacio- cons truc cin de un mu seo nes que ar ticule la arqueologa cmo se puede verificar en la con la historia y antropologa, do cu men ta cin ad jun ta, sin para lo cual debe incluir los do- embargo, fue la empresaria micumentos ya sean papeles nera y filntropa seora Anita oficiales o publicaciones perio- Fe r n a n d i n i d e N a r a n j o dsticas sobre las negociacio- (19081982) quien financi su nes o el juicio que registran edificacin cincuenta aos deslos hechos as como las accio- pus dentro del rea protegida nes respectivamente de Yale y de este Santuario de la Humaniel Per puesto que son funda- dad, mediante una donacin a mentales para preser var la au- la UNSAAC cmo registra y diten ti ci dad de Ma chu Pic chu, funde el ingeniero Vctor Maen la larga duracin de la histo- nuel Chvez Gonzlez, en su ria. Esta es una de las finalida- defensa de la intangibilidad del des de incluir las copias de la estadio universitario, como vedocumentacin que he podido remos a continuacin. El doclocalizar sobre Machu Picchu tor Ma nuel Ch vez Ba lln y Hiram Bingham en la Colec- (19182000) cmo di rec tor cin Franklin Pease G.Y. para del Parque Arqueo l gi co de la his to ria an di na del Per Machu Picchu en la dcada de que es tn sido cla si fi ca das 1970 im pul s su aper tu ra y para su puesta en valor en la Bi- fun cio na mien to, la men ta bleblio te ca Na cio nal, en Lima, mente a su retiro de la adminiscon el apoyo de clientas y clien- tracin pblica este museo de tes de Super mercados Perua- sitio entr en una fase de detenos S.A. mediante el programa rioro hasta que en el 2005 fue de re don deo del vuel to. recuperado por el antroploEsta es prctica que se ha ex- go Dr. David Ugar te Vega Centendido por todos lados y que teno siendo director del Instidolosamente manipulada por tuto Nacional de Cultura. algunos malos negocios afecta Por razones an por estunegativamente a las y los con- diar desde el cambio de gobier sumidores, pero, que ejercida no central llevado a cabo en juho nes ta men te por los ne go- lio del 2006 el INC ha descuicios hace posible que la respon- dado otra vez el Museo de sitio s a b i l i d a d s o c i o c u l t u r a l Manuel Chvez Balln. Es as como en ese caso sea ejer- que la historiadora Dra. Cecicida masivamente. lia Bkula, como directora naUn equipo de voluntarios y cional del INC pretendi exvoluntarias vinculados de una propiar el deteriorado estadio u otra manera a la Pontificia de la UNSAAC en la ciudad Universidad Catlica del Per del Cuzco y proceder a su deapoya esta clasificacin docu- molicin para construir en ese mental de la Coleccin Pease terreno el museo y centro de inque es entidad receptora de do- ves ti ga cin que el go bier no naciones, gracias a los aboga- del Per ya ha debido consdos doctores Humber to Me- truir para promover tanto la drano Cor nejo y Sandro Fuen- conser vacin cultural y natutes Acurio as como el estu- ral del Santuario Histrico Madiante Francisco Balden. chu Picchu as como para inEs per tinente tener presen- centivar su uso turstico respete que ya el Dr. Albert A. Gie- tuoso. Este museo, que en 130

mi opinin debe estar ubicado dentro del rea de proteccin de esta llacta inca, es indispensable para que la Universidad de Yale y el gobier no del Per, en sus niveles central, regional y/o local busquen y encuentren el mutuo entendimiento intercultural para lograr rei tero, con jun ta mente la preser vacin de esta llacta inca. Cier tamente, soy perfectamente consciente que todava es tarea pendiente entre nosotros y nosotras poner las condiciones para estabilizar el Museo de Sitio Manuel Chvez Balln. CELEBRAR O CONMEMORAR? Ma chu pic chu, que as apa re ce es cri to en la do cu men ta cin his pa no an di na des de 1565, fue edi fi ca da por Pa cha cu tec Inca Yu pan qui o qui zs por su pa dre Wi ra co cha Inca para su pa na ca unos cien aos an tes de la lle ga da de los es pa o les a los Andes; y, por su ubi ca cin en las al tu ras del va lle del Uru bam ba fue quedando marginal ms no ig no ra da por el Per his pa no an di no que sur ga por en ton ces. Hi ram Bing ham, con el apoyo del pre si den te Au gus to B. Le gua (190812), lle v a cabo las pri me ras in ves ti ga cio nes in ter dis ci pli na rias que sus ten ta ron su co mu ni ca cin al mun do des de la Univer si dad de Yale en 1911 que ha ba ha lla do la ciu dad per di da de los in cas, ini cian do as un flu jo de vi si tan tes en cons tan te au men to. Por ello, el sec tor tu ris mo quie re ce le brar este he cho his t ri co que pro pon go con me mo rar para que sea un mo men to de re fle xin so bre la con ser va cin cul tu ral y na tu ral de Ma chu Pic chu cmo sm bo lo del Per del si glo XXI.

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ASPECTOS JURDICOS DE MACHU PICCHU


Elas Carreo Peralta1

ratar los aspectos jurdicos sobre Machu Picchu es asunto muy complejo por las diversas cuestiones y problemas que tiene el Santuario Histrico de Machu Picchu (SHM). Por ello, abordaremos en este ensayo de investigacin, los aspectos principales siguientes: El rgimen de propiedad estatal del patri mo nio ar queo l gi co, el rgimen jurdico de los suelos, la condicin de rea natural pro-

tegida, la gestin del patrimonio cultural y el turismo, la institucionalidad y la repatriacin de las piezas arqueolgicas desde la Universidad de Yale.

arqueolgico por su procedencia prehispnica, es de exclusiva titularidad del Estado y de la Nacin, incluyendo por cierto, a los principales monumentos arqueolgicos como la ciudad inca de Machu Picchu. As lo deRGIMEN JURDICO DEL ter min para empezar, el DecrePATRIMONIO to Supremo No. 089 del 22 de ARQUEOLGICO abril de 1822, una de las primeSiempre ha sido parte de la le- ras nor mas de la Repblica, en gislacin especial y ha dejado el sentido de que los monumenmuy en claro que el patrimonio tos que quedan de la antigedad

1 Profesor asociado de la Facultad de Derecho y Ciencias Polticas de la UNSAAC y magster en derecho ambiental por la Universidad de Andaluca. Email: ecarrenop@hotmail.com

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del Per son propiedad de la Nacin. Luego, la primera Ley del Patri mo nio Cul tu ral de la Nacin, Ley N 6634 de 13 de junio de 1929, reafir m el dominio del Estado sobre los bienes cul tu ra les prehis p ni cos, principalmente inmuebles y, la primera nor ma suprema que consagr esta poltica fue la Constitucin de 1933 cuyo ar tcu lo 82 de ter mi n que: Los tesoros arqueolgicos, ar tsticos e histricos estn bajo la salvaguarda del Estado. En ese mismo sentido, el artculo 36 de la Constitucin de 1979 estableci que los yacimientos y restos arqueolgicos, construcciones, monumentos, objetos artsticos y testimonios de valor histrico, declarados como Patrimonio Cultural de la Nacin, estn bajo el amparo del Estado y que la ley regula su conser vacin, mantenimiento y restitucin. La vigente Constitucin de 1993 a travs de su Art. 21 prescribe tambin que: Los yacimien tos y res tos arqueo l gicos, cons truc cio nes, mo numentos, lugares, documentos bibliogrficos y de archivo, objetos ar tsticos y testimonios de valor histrico expresamente de cla ra dos bie nes cul tu rales, y provisionalmente los que se presumen como tales, son patrimonio cultural de la Nacin, independientemente de su condicin de propiedad privada o pblica. Estn protegidos por el Estado. Al respecto, hay que aclarar que Machu Picchu ha sido declarado expresamente como Patrimonio Cultural de la Nacin a travs de Ley No. 23567. No debe con fun dir se Nacin con Estado, pues el primero es el conjunto de personas que vi ven en un te rri to rio, mientras que el Estado es la Nacin jurdicamente organi132

zada. Lo impor tante de ambos concep tos, en todo caso, es que consagran un rgimen jurdico pblico para los bienes arqueolgicos, excluyendo un rgimen de propiedad privada, sobre todo para los inmuebles prehis p ni cos, como ca sas, canchas, andenes, acueductos, con jun tos ur ba nos, ca mi nos, puentes y ciudades procedentes de todas las culturas precolombinas de nuestro pas. His t ri ca men te, la le gis lacin civil del Per ha prescrito lo mismo. As, por ejemplo, el Cdigo Civil de 1936 al regular la clasificacin de los bienes inmuebles del Estado, en el Libro de los Derechos Reales, inclua a las aguas, puentes, caminos, plazas pblicas y de modo expreso a los monumentos arqueolgicos. El Art. 954 del vigente Cdigo Civil de 1984, promulgado por Decreto Legislativo No. 295, en lo referente a la propiedad predial y sus alcances, deter mina que comprende el suelo, el subsuelo y el sobre suelo a par tir de los linderos de la propiedad hasta donde sea til al propietario, exceptundose del subsuelo, a los recursos naturales y los yacimientos arqueolgicos que se remiten a su legislacin especial. Con lo que queda muy claro entonces, que en la historia del derecho nacional, a nivel constitucional, civil y de la legislacin especial, se ha consagrado siempre la titularidad pblica de los vestigios y bienes arqueolgicos inmuebles en todas sus expresiones, incluyendo por cierto, en primer nivel a las ciudades y centros po bla dos prehis p ni cos como es la ciudad inca de Machu Picchu y las otras zonas, conjuntos y sitios arqueolgicos de la Red de Caminos Inca del Santuario Histrico de Machu Picchu y del territorio nacional en su conjunto.

RGIMEN JURDICO DE LOS SUELOS Muy a pesar de que el ar tculo 3 del Reglamento de Investigaciones Arqueolgicas, aprobado por Resolucin Suprema N 0042000ED es ta ble ce que las zonas, sitios, paisajes arqueo l gi cos y otros in muebles, que tienen la categora de mo nu men tos ar queo l gi cos prehispnicos, son intangibles y estn protegidos por el Estado, no hay nor ma alguna, en toda la legislacin cultural, que deter mine la condicin jurdica de propiedad estatal de los suelos adyacentes a los inmuebles arqueolgicos. Por ello, el rgimen de propiedad pblica de los monumentos e inmuebles arqueolgicos ha coexistido siempre con el rgimen de propiedad privada de los predios vecinos. Y ese ha sido tambin el caso de Machu Picchu, el cual, antiguamente, se encontraba en el mbito de la hacienda Sillque del distrito de Ollantaytambo que perteneca a la familia Ferro y que estaba inscrita a fojas 60 del tomo 1 del Registro de Predios del Cusco. Posterior mente los herederos de la seora Lourdes Ferro de Abrill realizan e inscriben en el asiento 9 del precitado tomo, la divisin de dicha hacienda en 4 lotes, incluyendo a los predios Santa Rita de Qquente y Qquente. El predio Qquente de 22,000 hectreas que era el lote 4, se adjudic al seor Emilio Abrill Vizcarra. Luego, por Escritura Pblica del 12 de setiembre de 1944, don Emilio Abrill Vizcarra vende a Julio Zavaleta Flores las 22 mil hectreas, estableciendo en la clusula quinta del contrato, una reser va de venta, que exclua de la misma, a las indemnizaciones que se seguan ante el gobierno por la expropiacin de las ciudadelas incaicas de Machu Picchu, Huayna Picchu, Wi-

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ay Waya, Sayaq Marka y Phuyupatamarca. En base a dicha reser va o exclusin de venta, que persigue asegurar, el pago del justiprecio respectivo, la sucesin Abrill ha iniciado sendos procesos judiciales en contra del Estado para intentar reivindicar la propiedad y las rentas generadas por la ciudad inca de Machu Picchu y los otros gru pos ar queo l gi cos, muy a pesar de que la legislacin especial del patrimonio cultural y la propia legislacin civil de todas las pocas, as como los mandatos constitucionales, siempre excluyeron del rgimen de propiedad privada, a los inmuebles arqueolgicos, con lo que la propiedad de stos siempre fue del Estado y no era necesario por lo tan to, que fue ran ex pro piados siendo entonces absolutamente improcedente, reclamar un justiprecio por el dominio y la administracin estatal de las ciudadelas incaicas y el patrimonio arqueolgico de Machu Picchu, Huay na Pic chu, Wi ay Waya, Sayaq Marka y Phuyupatamarca. En todo caso, en el momento, al respecto de la propiedad predial, su reivindicacin y el cobro de frutos civiles o reclamacin de ganancias, se tienen, entre las partes, los siguientes casos judiciales: Causa N 1032003 seguida ante la 1 Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Cusco por Roxana Dominga Abrill Nuez en representacin de la sucesin Abril en contra del INC, hoy Ministerio de Cultura y el INRENA , hoy el SERNANP sobre reivindicacin e indemnizacin. Epediente N 22282005 seguida ante el 3er Juzgado Civil del Cusco por Blanca Anglica Zavaleta Zavaleta contra el Ministerio de Cultura sobre reivindicacin.

Causa N 19492006 seguida ante el 2 Juzgado Civil del Cusco, por Blanca Anglica Zavaleta Zavaleta y otros contra el Minis te rio de Cul tu ra y el SERNANP sobre cobro de frutos civiles. Causa No. 19542006 seguida ante el 3 Juzgado Civil del Cusco por Roxana Dominga Abrill Nez contra el Ministerio de Cultura sobre reivindicacin. Expediente N 17912006 seguido por Julio Carlos Zavaleta Zavaleta sobre nulidad de asiento registral contra el Ministerio de Cultura. El Estado, a su vez, intent sanear legalmente el rgimen de propiedad de los suelos e inici procesos de expropiacin mediante la Direccin General de Refor ma Agraria, habindose expropiado paulatinamente las siguientes porciones de predios: Expropiacin de 11,636.01 hectreas. Expro pia cin de 1,134.00 hectreas. Expro pia cin de 5,369.00 hectreas. Expropiacin de 1,567.00 hectreas. Por lo que, el total expropiado del ex fundo de Qquente alcanza a la extensin de 19,706.01 hectreas debidamente registradas en la SUNARP Cusco con un saldo a favor de la sucesin Zavaleta de 2,293.99 hectreas, cuya ubicacin, sin embargo, en el terreno, no ha podido ser precisada por la SUNARP en base a la sucesin de asientos registrales que no siempre incorporan datos claros. Al mismo tiempo, el Estado ha conseguido la inscripcin registral de todo el Santuario Histrico de Machu Picchu con 32,592 hectreas en la Ficha N 17699 del Libro de la Propiedad Inmueble de los Registros Pblicos del 133

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Cusco, con lo que el dominio pblico del Santuario Histrico y Parque Arqueolgico Nacional de Machu Picchu est garantizado. CONDICIN JURDICA DE REA NATURAL PROTEGIDA Por otro lado, en el contexto de lo establecido por el Art. 2, inciso 22 de la Constitucin de 1993 que reconoce el derecho fundamental de toda persona a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida y lo dispuesto por el Art. 68 de la misma Constitucin, en el sentido de que el Estado tiene la obligacin de promover la conservacin de la diversidad biolgica y de las reas naturales protegidas, Machu Picchu tiene tambin la condicin de rea natural protegida en la modalidad de Santuario Histrico, cuyo reconocimiento formal se dio todava mediante De cre to Su pre mo N 00181AA con una superficie de 32,592 hectreas. De hecho, el fundamento principal para el reconocimiento de Machu Picchu como rea natural es la rica diversidad biolgica de ceja de selva que tiene, incluyendo el ecosistema de bosques hmedos de nubes y singulares muestras de flora y fauna como las variedades de orqudeas, el oso de anteojos, el gallito de las rocas, entre varios otros. En este caso, adems de las normas constitucionales, el rgimen legal aplicable est contenido en la Ley de reas Naturales Protegidas, Ley N 26834, su Reglamento aprobado por Decreto Supremo No. 0382001AG y el Plan Director de las reas Naturales Protegidas. El instrumento principal de planificacin de un rea natural es su Plan Maestro, que define la zonificacin del espacio, capacidad de carga y otras nor mas tcnicolegales. As, por Resolu134

cin Jefatural N 08598INRENA del 02 de octubre de 1998 se aprob el primer Plan Maestro del SHM por 5 aos hasta el 2003, ao en que empieza a ser actualizado y es aprobado luego por Resolucin Jefatural N 1092005INRENA y Resolucin Directoral Nacional No. 738/INC del 1 de junio del 2005 de parte de la entidad cultural. Hoy, habiendo transcurrido otra vez, el plazo de 5 aos, el Plan Maestro del SHM tiene que volver a ser actualizado. Asimismo, cabe aclarar que el SHM es incorporado en la Lista del Patri mo nio Mun dial de la UNESCO el 9 de diciembre de 1983 como patrimonio cultural y natural de la humanidad en base a las disposiciones de la Convencin de la UNESCO para la Proteccin del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, que el Per ha ratificado a travs de Resolucin Legislativa N 23349 del 21 de diciembre de 1981. Por ello, esta convencin ha sido incorporada en el ordenamiento jurdico de nuestro pas, a mrito de lo establecido por el 55 de la Constitucin que determina que los tratados ratificados por el Per forman parte del derecho nacional, lo que implica que sus clusulas pueden ser utilizadas ante todas las autoridades administrativas, policiales y judiciales. Sobre este aspecto cabe aclarar, por ltimo, que la condicin de Machu Picchu como Maravilla del Mundo no es oficial, aunque si tiene gran repercusin por el reconocimiento, que un comit internacional privado realiz en Lisboa, el 7 de julio del 2007 para lanzar las nuevas 7 Maravillas del Mundo. GESTIN DEL PATRIMONIO CULTURAL Y EL TURISMO Adems de la condicin de rea natural protegida, Machu Picchu tiene la categora de reserva

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turstica nacional a mrito de lo establecido por Resolucin Ministerial N 10592ICTI/DM del sector Turismo, debindose aclarar que estas reservas se llaman hoy zonas de desarrollo turstico prioritario, conforme a lo precisado por los artculos 22 y siguientes de la vigente Ley General de Turismo, Ley N 29408, que en su artculo 3 incorpora el Principio de Conservacin, por el cul, se estipula que el desarrollo de la actividad turstica no debe afectar ni destruir las culturas vivas ni los recursos naturales. Por su parte, la Ley Orgnica del Mi nis te rio de Co mer cio E x t e r i or y Tu r i s m o (MINCETUR), Ley N 27779, fija las fun cio nes del MINCETUR, siendo las principales de stas: Nor mar, fiscalizar y sancionar la actividad turstica; orientar y coordinar los programas que realicen las entidades regionales y gobiernos locales, coordinar programas y acciones destinadas a la creacin de la conciencia ciudadana e incentiva la conversin de recursos tursticos a productos tursticos, sin que, por cierto, figure entre ta les fun cio nes, la con ser vacin, preser vacin y gestin del Patrimonio Cultural de la Nacin que es funcin exclusiva del Ministerio de Cultura de confor midad a los artculos 4 y 5 de su ley de crea cin, Ley No. 29565. Empero, por mandato del inciso r) del Art. 7 de su ley de creacin, el Ministerio de Cultura coordina con el MINCETUR, la elaboracin y ejecucin de la poltica de promocin del turismo cultural. Lo que no puede hacer el MINCETUR en ningn caso, es administrar, proteger o gestionar los bienes inmuebles que integran el Patrimonio Cultural de la Nacin, porque dicha funcin es exclusiva de la autoridad cultural a partir del mandato constitucional del Art. 21, complementado

por el Art. VII del Ttulo Preliminar de la Ley No. 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nacin y el Art. 14 de la Ley de creacin del Ministerio de Cultura que confan la administracin, promocin, difusin y proteccin del Patrimonio Cultural de la Nacin, al Viceministerio de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura. Por ello mismo y de acuerdo a lo dispuesto por el inciso b) del Art. 5 de la Ley No. 29565, los planes, programas y proyectos de promocin, defensa, proteccin, difusin, manejo y puesta en valor de los bienes y manifestaciones culturales deben ser elaborados, aprobados e implementados por el Ministerio de Cultura. Al respecto, el MINCETUR solamente puede coordinar y emitir opinin tcnica en materia turstica a propsito de la elaboracin de los instrumentos de gestin del patrimonio cultural inmueble de la Nacin, conforme lo aclaran los incisos 8 y 13 del Art. 5 de la Ley General del Turismo. Es necesario dejar muy en claro que los planes de manejo y uso turstico deben ocuparse solo de la actividad turstica y no pueden ni deben ser confundidos con los planes de gestin cultural como ha de ser siempre el Plan Maestro del SHM. Los planes de manejo turstico se deben limitar a la ordenacin de los circuitos, la planta turstica o ubicacin de los servicios, las operaciones, rutas, el transporte, la promocin, la descongestin de los lugares muy visitados, entre otros aspectos propios del turismo y tambin pueden referirse a la capacidad de carga, pero en tal caso, en cuanto a sitios culturales, deben basarse en la capacidad de soporte o carga establecida por la autoridad cultural para no rebasarla y causar el deterioro de los bienes culturales. Solo as el turismo ser realmente sostenible, como se persigue que sea en el SHM. 135

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tantes nacionales de estas entidaINSTITUCIONALIDAD EN des, el Comit Alterno integrado MACHU PICCHU De hecho, la primera institu- por los representantes regionales cin que tuvo presencia en Ma- y la Gerencia que, sin embargo, chu Picchu fue la entidad cultural, fue desactivada. Cada entidad todava en la dcada del 40 del si- debe conducir la UGM por un peglo XX con el nombre del Patro- riodo de 2 aos. Cuando la connato de Arqueologa, seguida de duccin de la UGM corresponla Casa de la Cultura y el Instituto di al INC y al INRENA las reuNacional de Cultura que ahora se niones eran peridicas y se tomaha fusionado en el Ministerio de ron muchos acuerdos. Empero, Cultura y que a travs de su ente cuando correspondi el turno al desconcentrado, la Direccin Re- MINCETUR y al Gobierno Regional de Cultura Cusco tiene la gional del Cusco las convocatocompetencia de conservar y ges- rias registraron una sensible baja tionar la ciudad inca de Machu que hay que revertir en pro de la conservacin del Santuario. Picchu. Con el establecimiento de la ca- Junto a las categoras nacionategora de rea natural como San- les de Santuario Histrico y Partuario Histrico de Machu Pic- que Arqueolgico existe el Districhu, el ente competente para con- to de Machu Picchu creado por servar la diversidad biolgica del Ley No. 9396 del 30 de setiembre rea fue el Instituto Nacional de de 1941 y que se sujeta a la vigenRecursos Naturales (INRENA) te Ley No. 27972, Ley Orgnica adscrito al Ministerio de Agricul- de Municipalidades, cuyo artculo tura, ahora derivado al Ministerio 82, inciso 12 precisa, que en matedel Ambiente como el Servicio ria de cultura, las municipalidades Nacional de reas Naturales Pro- tienen la funcin especfica de: te gi das por el Esta do, el Promover la proteccin y difusin del patrimonio cultural de la SERNANP. Por su parte, la promocin del Nacin, dentro de su jurisdicturismo corresponde a la Direc- cin, y la defensa y conservacin cin Regional de Turismo y Co- de los monumentos arqueolgimercio Exterior (DIRCETUR) cos, histricos y artsticos, colaboCusco como parte del Gobierno rando con los organismos regioRegional del Cusco. La concu- nales y nacionales competentes rrencia de estas entidades pbli- para su identificacin, registro, cas en Machu Picchu, implic en control, conservacin y restauraun momento, perfeccionar la insti- cin. tucionalidad encargada del mane- De lo que deviene en claro, jo del SHM crendose la Unidad que la Municipalidad Distrital de de Gestin del Santuario Histri- Machu Picchu en materia cultural co de Machu Picchu (UGM) a tra- y natural debe coordinar con el vs de Decreto Supremo N Mi nis te rio de Cul tu ra y el 02399AG. Cabe aclarar que la SERNANP respectivamente, deUGM es estrictamente una instan- biendo precisarse entonces que el cia de coordinacin, concerta- gobierno local no puede pasar cin y de facilitacin, no reprodu- por alto la autoridad de dichas ence las competencias de los cuatro tidades nacionales, ni del Gobierentes que lo integran que son el no Regional del Cusco en cuanto Mi nis te rio de Cul tu ra, el a la promocin del ordenamiento SERNANP, el MINCETUR y el territorial, pues no debe olvidarse que la autonoma municipal (mal Gobierno Regional del Cusco. La UGM se rene peridica- invocada o entendida por casi tomente y est organizado en el Co- das las gestiones ediles en Machu mit Directivo con los represen- Picchu al haber fomentado el ca136
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tico crecimiento urbanstico de Aguas Calientes) se ejerce con sujecin al ordenamiento jurdico del pas , conforme lo determina el propio Art. II del Ttulo Preliminar de la Ley No. 27972. Ello implica tambin que el 10 % de los ingresos, que por visita turstica, se derivan a la Municipalidad de Machu Picchu, deben invertirse en proyectos y actividades de conser vacin del patrimonio cultural y natural del distrito, coordinando con los entes competentes, confor me lo determina la Ley No. 28100 que orden dicha transferencia. Por otro lado, en cuanto a servicios pblicos, en el SHM, tiene aeja presencia el ser vicio de transporte ferroviario, hoy a cargo de la empresa Ferrocarriles Trasandino S.A. que es la concesionaria de la ruta de los ferrocarriles del sur y, Per Rail S.A. que hasta hace poco era la nica empresa operadora del servicio. Hoy tenemos a otras 2 empresas que tienen permiso de operacin que son Inka Rail y Machu Picchu Trail. De otra parte, la dotacin de energa elctrica para toda la regin, viene de la Central Hidroelctrica de Machu Picchu que se encuentra en pleno SHM y cuya presencia es anterior al establecimiento del rea natural protegida, aunque posterior a la categora de parque arqueolgico. La normatividad del sector Energa y Minas obliga tambin a las empresas prestadoras de los servicios elctricos a conservar el ambiente y las reas protegidas. A propsito del aprovechamiento de las aguas del ro Vilcanota de parte de EGEMSA para la obtencin de energa elctrica, el dispositivo directamente aplicable de este sector para el SHM, es el Reglamento de Proteccin Ambiental de la Actividades Elctricas aprobado por Decreto Supremo N 0292004EM, cuyo artculo 42 determina que las em-

presas elctricas deben minimizar los efectos de sus proyectos sobre los recursos naturales, bienes patrimoniales y culturales de las comunidades nativas y campesinas, as como sobre el patrimonio histrico y arqueolgico. REPATRIACIN DE LAS PIEZAS ARQUEOLGICAS DE MACHU PICCHU La extraccin de numerosas piezas arqueolgicas de Machu Picchu a cargo de Hiram Bingham luego del descubrimiento cientfico de la ciudadela inca en 1911 y la larga permanencia de stas en el Museo Peabody de la Universidad de Yale en Estados Unidos, implic un largo debate y acciones de protesta que conducirn, a travs de un reciente memorndum de entendimiento, a su repatriacin mediante un proceso que durar hasta el ao 2012. Al respecto, la normatividad ha sido clara en cuanto a prohibir las excavaciones arqueolgicas no autorizadas, impedir la salida o exportacin de piezas arqueolgicas sin la debida autorizacin, as como la exigencia de repatriacin para el caso de bienes arqueolgicos muebles que por el trfico ilcito fueron a parar al extranjero. As, el Decreto Supremo No. 089 del 22 de abril de 1822 prohibi la extraccin de piedras minerales, obras antiguas de alfarera, tejidos y dems objetos que se encontraban en las huacas. Del mismo modo, el Decreto Supremo No. 433 del 3 de junio de 1836, suscrito por el presidente provisional del Per Lus Jos Orbegoso por orden de Mariano de Sierra, declara vigente la prohibicin de extraer minerales y antigedades en los trminos del Decreto Supremo 89 del 2 de abril de 1822. Por Decreto Supremo del 27 de abril de 1893, se reitera la prohibicin de excavar en huacas, fortalezas y templos sin licencia, declarando, a la vez, como monumentos, a las antiguas cons137

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trucciones anteriores a la conquista y de inters pblico su conservacin. Seguidamente, por Decreto Supremo N 2612 del 19 de agosto de 1911, se establece que son de propiedad del Estado, todos los objetos que se encuentren en asen ta mien tos arqueo l gi cos, prohibiendo toda exportacin de antigedades, mientras el Congreso no dicte las leyes sobre la materia, salvo para el caso de duplicados. En ese contexto nor mativo, Hiram Bingham tuvo que pedir permiso para realizar los trabajos de exploracin y excavacin arqueolgica en Machu Picchu y Choquequirao. El primer permiso de exploracin le fue otorgado mediante Resolucin Ministerial de fecha 12 de octubre de 1912. Luego, de modo excepcional, el Gobierno autoriz, la salida temporal de los bienes arqueolgicos de Machu Picchu por el trmino de 18 meses al amparo de Resolucin Ministerial N 1529 del 31 de octubre de 1912 y Resolucin N 31 del 27 de enero de 1916, por el plazo de 18 meses, que venci en julio de 1917. Luego, el gobierno peruano reclam pocas veces la devolucin de las piezas arqueolgicas hasta que el 13 de julio del 2006 se promulga la Ley N 28778 declarando de inters pblico la repatriacin de los bienes culturales de Machu Picchu. Sin embargo, seguidamente, contraviniendo la citada ley, por Decreto Supremo N 1502007PCM se nombr una comisin encargada de promover la repatriacin de los bienes arqueolgicos presidida por el ex ministro de Vivienda, Construccin y Saneamiento, economista Her nn Garrido Lecca Montaz, quien ciertamente no era el ministro competente para firmar un acuerdo o memorndum de entendimiento entre el Per y la Universidad Yale de fecha 14 de setiembre del 2007, que 138

contena disposiciones muy lesivas al inters nacional, como fueron: Un reconocimiento de derechos de usufructo del material arqueolgico de Machu Picchu a favor de la Universidad Yale por el trmino adicional de 99 aos. Una grosera subvaloracin de todas las piezas arqueolgicas de Machu Picchu en la suma de 200,000 dlares americanos. El sometimiento del Per a que cualquier disputa que surja del acuerdo, sea resuelto por los magistrados nor teamericanos del Distrito Judicial de Connecticut. El nico aspecto positivo posterior a dicho acuerdo, fue el inventario de los bienes arqueolgicos de Machu Picchu que por primera vez, en marzo del 2008, hizo una misin peruana, habiendo registrado ms de 4,000 piezas y fragmentos. Este inventario ha ser vido tambin de base para la devolucin de las piezas arqueolgicas que se ha acordado a travs del reciente y de fi ni ti vo Me mo rn dum de Entendimiento, suscrito el 23 de noviembre del 2010 entre el Ministro de Relaciones Exteriores del Per y el Presidente de la Universidad Yale, que tiene los principales acuerdos siguientes: Invalida el Memorndum de Entendimiento del 14 de setiembre del 2007. Determina el retorno de las piezas museables para el centenario del descubrimiento cientfico de Machu Picchu, o sea, para el 24 de junio del 2011. Establece que a fines del 2011 se devolver otra cantidad de vestigios arqueolgicos, aunque no se precisa el nmero de piezas a devolverse. El tiempo lmite para el retorno de los objetos arqueolgicos ser el ao 2012.

El costo de la devolucin de los materiales arqueolgicos corre a cargo de Yale. El Per facilitar el acceso a los materiales devueltos y el Congreso aprobar una partida extraordinaria para habilitar un Museo y un Centro de Investigacin. La Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco ser la depositaria y custodia de los materiales. El acuerdo se rige por las disposiciones del derecho peruano. El proceso judicial seguido por el Per contra la Universidad Yale ante el Juzgado Federal de la Corte de Connecticut, quedar en suspenso con la aplicacin del memorndum y terminar con la devolucin de las piezas. Cualquier desacuerdo en la apli ca cin del me mo rn dum, ser resuelto en privado o por las reglas de arbitraje de la Cmara Internacional de Comercio. La fir ma e implementacin del ci ta do me mo rn dum ha sido saludada a nivel regional, nacional e internacional. Para albergar las piezas museables que retornarn para junio del 2011, la UNSAAC ya ha puesto a su disposicin la Casa Concha que est siendo restaurada en convenio con la Direccin Regional de Cultura Cusco y junto a una misin de Yale, las partes ya han expresado su confor midad con dichas instalaciones. De este modo, luego de 100 aos, se repatriarn los bienes arqueolgicos que de hecho, ya registraban una permanencia ilegal en la Universidad Yale, dado que el permiso otorgado por el Per ya haba expirado en 1917. La repatriacin de las piezas arqueolgicas de Machu Picchu tras un centenario es un hito para la historia del Per y el Cusco que fortalece la identidad cultural de todos los peruanos.

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TUNKI (GALLITO DE LAS ROCAS)

INKILL (ORQUDEA)

HISTORIA, SACRALIDAD, IDENTIDAD Y GESTIN


APUNTES Y REFLEXIONES SOBRE EL SANTUARIO HISTRICO DE MACHUPICCHU
David Ugar te Vega Centeno1

l Santuario Histrico de Machupicchu debe ser apreciado desde variadas dimensiones, es icono de la identidad nacional de los peruanos. Est declarado patrimonio cultural y natural de la humanidad. Ha sido consignado como principal destino turstico del mundo. Constituye eje sus tan ti vo para el desarrollo de la regin Cusco y
1 Docente de la Facultad de Ciencias Sociales.

del sur andino en donde se ubica. Forma parte de las cadenas de hierotopos, de los lugares sagrados, en las montaas de los andes surandinos. Machupicchu, es todas estas dimensiones y muchas ms. Su historia, sacralidad e identidad, constituye, como lo evidencian los estudios presentados, por sobre todo, un nexo de encuentro entre sabiduras para afirmar el

respeto, hacer fluir la energa vitalizante, entre el cosmos y la humanidad y lograr apreciar el patrimonio naturalcultural en su autenticidad irrepetible. Machupicchu, es, por ello, una fuente de autoestima, sustentada en su carcter de espacio andino sagrado. Con Machupicchu, accedemos a las sabiduras de la originaria civilizacin andina, una de las cunas

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de la humanidad. Nos permite apreciar los desafos del futuro para una vida mejor, desde los retos de su correspondencia con la democracia dialogante, las naciones pluriculturales y la armona entre todas las formas de vida. Estas dimensiones son las que hacen de Machupicchu un patrimonio de la humanidad, reconocido por la Unesco. El INC Cus co ha de cla ra do el 2005, que el 7 de diciembre de todos los aos es un Da Cvico del Patrimonio, en homenaje a las luchas en su defensa y en convocatoria a continuarlas fir me y responsablemente. Esta decidida afir macin y defensa del patrimonio cultural, ha tenido sus principales batallas en las movilizaciones ciudadanas en torno a Ma chu pic chu, como las que tuve el honor y orgullo de conducir a fines del siglo XX junto a Jorge Flores y el Departamento Acadmico de Antropologa, Arqueologa e Historia de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, contra los intentos de construir un telefrico, darle sobreuso turstico, privatizar la gestin y afectar irremediablemente el Santuario Histrico. Gracias a estas movilizaciones, es que se ha dado notable impulso a la lucha por salvar el Santuario y los otros patrimonios culturales y naturales. Uno de los ltimos avances es el aprobado Plan Maestro 20052015, del Santuario Histrico, que per mitir afianzarlo como espacio andino sagrado. Es un Plan Maestro abierto al desarrollo de una humanidad ms justa, ms libre y ms solidaria. Plan sustentado en un pueblo, una regin y visitantes, los que se apropian de su significado y sabidura, para conser varlo y ponerlo en valor, para el desarrollo humano. Desde Machupicchu, se da el eco planetario, con el compromiso ciudadano, asumido para 142

la afir macin, conser vacin y puesta en valor de todos los patrimonios de la humanidad. Machupicchu es tambin, emblema de los diversos valores culturales del mundo. El patrimonio cultural es un bien de autenticidad de la humanidad, en su historia social y de vnculo con el cosmos. Los diversos pueblos de la humanidad, hacemos habitable el planeta, estableciendo vnculos con la naturaleza, dando for ma a los territorios, forjando bienes muebles e inmuebles y afianzando lazos sociales y espirituales de carcter inmaterial. La diversidad cultural se expresa en esta multiplicacin de patrimonios en todos los continentes. La defensa de estos afianza la autoestima social, multiplica las seas de identidad y los hace ejes de desarrollo para una vida mejor. Existen patrimonios que, asumindose en su singularidad, son declarados de toda la humanidad, otros se ratifican caractersticos de naciones, regiones y pueblos. Todos expresan, en su originalidad, en sus rasgos singulares nicos, irrepetibles, intransferibles, no renovables el vasto y diverso patrimonio cultural y natural de la humanidad. Des de Ma chu pic chu y el Cusco, se afir ma los valores del patrimonio, sus seas de identidad y la correspondencia con la justicia y la liber tad. De igual for ma, los bienes muebles e inmuebles, as como los inmateriales, son patrimonios que expresan valores, pues en ellos se manifiestan las seas de identidad y las relaciones sociales de los diversos pueblos. Por eso rechazamos que se califique al patrimonio como ruinas, como si se tratase de desechos fsicos del pasado. El patrimonio de los pueblos diversos, son emblemas que expresan valores y muestras de identidad, con los cuales se la-

bra el futuro. En cada uno de ellos la humanidad ha marcado cada paso de la esforzada marcha hacia una vida digna, en plena ar mona con el cosmos. La pers pec tiva an di na, nos seala que en los espacios territoriales, bienes y costumbres, existen vnculos espirituales de sacralidad, reciprocidad, autoestima, ar mona, los cuales al afir marse hacen que fluya la ar mona del cosmos y se logre un buen vivir. Se resguarda, se protege y se pone en valor el patrimonio, cuando son afir mados estos valores y las seas de identidad. Es la nica va para que los pueblos los reco noz can como su yos, apropindose de sus significados. De esta for ma se afianza la cor res pon den cia con nue vas prcticas sociales del desarrollo hu mano, lo que per mi te que la salvaguarda del patrimonio sea par te sustantiva de la pugna tenaz porque impere la justicia y reine la liber tad. El patrimonio de los pueblos, como el Santuario de Machupicchu, est amenazado, y debe promoverse amplias movilizaciones ciudadanas para afir marlo y defenderlo. Existen tres graves amenazas contra sus valores y seas de identidad, a las que debe responderse: PRIMERA AMENAZA Se pretende afectar la autenticidad del patrimonio para incluirlo como un bien de entretenimiento vaco, que afecte su significado cultural, aplastando las civilizaciones y culturas que lo sustentan, cuando stas en su diversidad son ms bien las que concitan la presencia respetuosa del mundo global. SEGUNDA AMENAZA Se pretende ocupar y sobreusar los bie nes pa tri mo nia les rompiendo sus vnculos de ar mona con la naturaleza, lo que

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Historia, sacralidad, identidad y gestin de Machupicchu

afectara irremediablemente al patrimonio y ocasionara un gravsimo dao a los ecosistemas de vida. TERCERA AMENAZA Se trata y se busca reducir la gestin del patrimonio a fuente para reparto de ingresos hacia otros m bi tos, ac tivi da des y usos, sean privados o pblicos, lo que destruye su condicin de eje cultural del desarrollo. Para evitar estas amenazas, convocamos a que todos los ciudadanos afir men los valores del patrimonio a favor de la humanidad y su diversidad cultural. Machupicchu es un lugar sagrado de la civilizacin andina, nexo entre lo alto andino y la Amazona. Esta ubicado cerca de la ciudad del Cusco, con accesos complementarios del Qhapaq an Continental. Fue construido en el perodo de apogeo del Tawantinsuyo, y est relacionado con el culto andino a Pachactec y al sol. Es una de las maravillas universales de la obra humana, pues fue edificado con las mejores tcnicas de construccin en piedra, de adecuacin amable del suelo, laderas y agua en alta montaa y de interrelacin sustentable de los ciclos del sol y el agua con las diversas for mas de vida del eco sistema singular. Las investigaciones arqueolgicas estn precisando sus funciones como espacio sacro. Si bien se menciona en algunas crnicas y exista alguna referencia al sitio, estuvo largos aos escondido. En el Siglo XIX varios peruanos y estudiosos extranjeros hacen mencin a Machupicchu. Corresponde a Hiram Bingham haberlo puesto en 1911 en la escena nacional y mundial. Se le redujo a solo la ciudad inca. Se ha resignificado el conjunto de su espacio vinculado, y mltiples investigaciones, en la que han tenido decisiva participacin investigadores

nacionales, incluidos del Cusco y peruanistas, dando sustento al Plan Maestro, han ido precisando sus caractersticas, como se puede apreciar en el libro editado por el INCCusco respecto a su historia, sacralidad e identidad. Han sido diversas las interpretaciones respecto al significado de Machupicchu. Se han for mulado propuestas y desarrollado importantes debates. Las principales for mulaciones han sido las siguientes. Para Hiram Bingham, Machupicchu tena un doble significado. Era el lugar de origen de la etnia Inca. El Templo de las Tres Ventanas era Tamputoco, La Ciudad perdida de los primeros Incas, que tendra su origen en la Amazonia y no en el Lago Titicaca. Seala Bingham que posterior mente se construy en la Capital de la resistencia con Manco Inca, confundindola con Vilcabamba, que corresponda ms bien a Espritu Pampa. Sus primeras investigaciones, lo llevaron a sostener que era una Ciudadela con poca poblacin, bsicamente compuesta por mujeres dedicadas al culto solar, protegida militar mente y con una lite religiosa al mando. Las hiptesis de Bingham han sido rectificadas por investigadores posteriores. Julio Cesar Tello, as como Paul Fejoos, investigaron el rea en los aos 40. Sostenan que era un Centro Ceremonial Religioso de la Etnia Inca y no una Ciu da dela mi li tar for ti fi ca da. Desde esta ptica resignificaban los diversos aspectos de su arquitectura ltica. Tello descubri Wiay Huayna y seal que se trataba de una estacin previa para la purificacin de los que arribaban a Machupicchu. Distinta fue la perspectiva de Luis E. Valcrcel, seguido por Vctor Angles. Para Valcrcel, quin construy Machupicchu era Pa143

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chacutec, como un centro sagrado Imperial, a partir de la Conquista del Seoro Tampu, quines go ber na ban una am plia zona. Indica que se mantuvo como Ciudad activa y secreta durante todo el periodo de la resistencia Inca. El arquelogo Manuel Chvez Balln afianz la renovacin en estos estudios, sostuvo que Machupicchu era otro Cusco, construido por Pachacutec en el proceso de expansin del Tawantinsuyo. Seala que en la Ciudad Inca Machupicchu se vean una arquitectura y tcnicas constructivas en piedra, que correspondan al perodo de Pachacutec y la afir macin del Imperio. Era un hierotopo que reproduca las orientaciones sagradas, bsicas con las que se haba edificado el Coricancha. Se edificaba como nexo entre los andes y la Amazona. Mara Rostworowski y John Rowe, en base a sus estudios sobre haciendas reales de las panacas incas y de documentos descubiertos por Luis Miguel Glave y Marisa Remy, han sostenido que era mas bien una especie de hacienda real de Pachacutec, que tena fines de descanso y meditacin, y que le proporcionaba riqueza material para participar en el poder del Imperio. Los Arquelogos y Antroplo g os a car g o del Par que Arqueolgico o ligados a sus trabajos ligados en los ltimos 20 aos como Alfredo Valencia, Fernando Astete, Alfredo Mor montoy, Octavio Fernndez, Julinho Zapata entre otros han profundizado en la tesis de Chvez Balln. Luis Lumbreras, destacado arquelogo peruano, acaba de publicar un trabajo en el que sustenta que la ciudad Inca de Machupicchu debi ser la que se conoca como Patallaqta, pueblo de las alturas. En sta Ciudad es144

taba el Mausoleo del emperador Pachacutec, el mismo que lo edifico con este fin. Su ubicacin sagrada, sus nexos entre el espacio altoandino y el amaznico, la magni ficen cia de tcnicas constructivas en piedra, el revestimiento posible en oro, las vinculaciones con los ritos del culto solar, expresan su condicin en las construcciones del Imperio del Tawantinsuyo, que el propio Pachacutec diseo para seguir su gobierno al pasar mas all de la muerte. El Santuario Histrico de Machupicchu es una muestra fundamental de la civilizacin andina, una de las seis civilizaciones originarias de la humanidad. Constituye en la actualidad un icono de la identidad nacional peruana y un valor de autoestima de la civilizacin andina. Es una puerta de acceso a nuestro aporte civilizatorio a la humanidad. En 1983 es declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, reconociendo su singular simbiosis cultural y natural, de una construccin humana en ar mona y equilibrio con su entorno natural. Para su pro tec cin, con ser va cin y puesta en valor, el estado peruano for ma el parque arqueolgico y el rea natural protegida, que tienen la misma definicin y mbito y que se denomina Santuario Histrico de Machupicchu. Pese a su carcter de lugar sagrado, de simbiosis natural Cultural y de elemento de identidad, Machupicchu ha sido gestionada, desde los trabajos de Bingham y sobre todo en las ltimas dcadas, priorizando su valor turstico. De esta for ma, se ha convertido en el principal atractivo turstico nacional y regional. Se estima que en pocos aos la demanda pueda crecer hasta 4 5 mil turistas diarios que pretendan acceder al Santua-

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Historia, sacralidad, identidad y gestin de Machupicchu

rio Histrico de Machupicchu, superando largamente su carga mxima soportable de 2,500 visitantes por da, a la que llegar en 2 o 3 aos ms. Al empezar a denunciar se que se afectaba su autenticidad, es que se plantea la necesidad de elaborar un Plan Maestro para su adecuada Gestin. En 1998 el Gobierno de estos aos impulsa y hace aprobar un Plan Maestro, para el periodo 1998 2003. Dicho Plan estaba organizado en torno a 2 ejes: darle prioridad absoluta al valor turstico y sus accesos ms amplios afir mndolo como enclave; y entregar a manos privadas su gestin, esto se concreto en relacin al tren de acceso, el Hotel de turistas, ser vicios a los visitantes. Se pretenda adems, imponer la privatizacin de caminos inca, un telefrico y la construccin de otros hoteles y equipamientos recreacionales en medio de una desordenada ocupacin urbana y ser vicios tursticos en el rea. La conciencia cultural del pueblo cuzqueo y peruano, y el rechazo mundial a la afectacin del patrimonio, impidi que se impongan mayores medidas de afectacin de la autenticidad. El santuario qued sujeto al vaivn de la oferta y demanda turstica, manejada desde el acceso por tren y los paquetes de turistas internacionales, sin haberse establecido su capacidad mxima de visitantes, ni darse prioridad a la investigacin y acciones en torno a sus valores arqueolgicos culturales y de resguardo del entorno natural, que defendan sus trabajadores, funcionarios y el pueblo cusqueo. El deterioro del Santuario Histrico de Machupicchu se extendi al valle sagrado del Urubamba y otras zonas aledaas, incluyendo sus sitios arqueolgicos ah existentes y sus recursos naturales de agua

y suelo, los cuales estn afectados por una intensa presin urbanizadora y de enclave turstico. El escenario inercial previsible para los prximos aos, de continuar esta tendencia, es de polarizacin afectando la autenticidad, pues frente a su reduccin a enclave turstico, de altas ganancias, los pobladores herederos de sus constructores y que sustentan su autoestima e identidad en sus valores cul tu ra les, que den en con dicin de excluidos, sometidos a la expropiacin de su cultura, condenados a la pobreza. De esta for ma, el patrimonio natural y cultural sera llevado al colapso. En Di ciem bre del 2003, el INC Cus co hace un lla ma do de aten cin y acuer da li nea mien tos para el Nue vo Plan Maes tro, a par tir de su va lor cultural. El 2004 la UNESCO hace un se rio lla ma do de aten cin al Esta do Pe rua no, que dan do el San tua rio His t ri co de Ma chu pic chu a puer tas de ser in clui do en la lis ta de bie nes en pe li gro. Con la nue va vi sin de es pa cio sa gra do se ha ela bo ra do el nue vo Plan Maes tro 20052015. De Agos to 2004 a Abril 2005, los equi pos tc ni cos del INC e INRENA han rea li za do es tu dios es pe cia li za dos y con la ac tiva par ti ci pa cin del Con se jo Re gio nal de Cul tu ra del Cus co y el Con se jo Re gio nal Ambien tal, as como de diver sas ins ti tu cio nes p bli cas y priva das, se ha efec tua do un am plio pro ce so par ti ci pa tivo de con sul tas, di fu sin, apor tes y su ge ren cias. Se ha lo gra do de esta for ma cons truir el con sen so b si co del plan, su vi sin, li nea mien tos y proyec tos. Se ha con clui do el Plan Maes tro, apro ba do por Re so lu cio nes de las ms al tas au to ri da des de las ins ti tu cio nes com pe -

ten tes el INC y el INRENA. Plan Maes tro que ha sido res pal da do por la Asam blea de la UNESCO. Como todo Plan per fec ti ble se han re ci bi do diver sos apor tes y su ge ren cias, te nien do el acuer do con la UNESFCO para rea li zar un se mi na rio Inter na cio nal, en el cual se con ti nua r per fec cio nn do lo, a par tir de sus con sen sos fun da men ta les adop ta dos por el Plan en eje cu cin. La vi sin del nue vo Plan Maes tro para el De sa rro llo de Ma chu pic chu, como lu gar an di no sa gra do, se for mu la des de la ho mo lo ga cin del es pa cio tiem po an di no sa gra do con las nue vas con di cio nes de mo cr ti cas y so cia les del de sa rro llo de la hu ma ni dad, ha cien do de la apro ba cin so cio cul tu ral de su sig ni fi ca do sa gra do el fun da men to del P l a n . L a s i m b i o s i s c u l t uralna tu ral de Ma chu pic chu se sus ten ta en una sin gu lar re l a c i n d e r e s p e t o s o c i edadna tu ra le za, en ar mo na de vida de am bas par tes or ga ni za da des de la pers pec tiva del tiem po en el es pa cio y la cons truc cin de un lu gar sa gra do, para per mi tir la re pro duc cin del cos mos y su con ti nui dad. No se pue de re du cir Ma chu pic chu a la ciu dad, sino debe apre ciar se el con jun to del es pa cio del San tua rio, cuya sim bio sis cul tu ral na tu ral est or ga ni za da des de esta pers pec tiva, que el plan se pro po ne po ner en va lor y con ser var. Esta ra cio na li dad an di na, no es aje na a la ra zn. Cons ti tu ye, ms bien, un en fo que dis tin to al de la ra cio na li dad oc ci den tal euroame ri ca na, que se pa ra y en fren ta so cie dad/na tu ra le za. Es, des de el Per, un apor te civi li za to rio an di no a la hu ma ni dad, del cual Ma chu pic chu es una ex pre sin em ble m ti ca. 145

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LA INVENCIN DE MACHU PICCHU1


Yazmin Lpez Lenci

achu Picchu, declarado con ello marcar el inicio de lo que San tua rio His t ri co sus protagonistas autoproclamay Zona de Reserva Turstica Na- ron como un momento refundacional en 1981, Patrimonio Cul- cional de la patria, despus del tural de la Nacin y Patrimonio perodo dictatorial fujimorista de Mundial, Cultural y Natural en la dcada de 1990. 1983, tuvo a lo largo del siglo XX Nuestra historia que pudiera una historia poco santa. El siglo evocar las andanzas de sudor y que se inicia la convirti en esce- sangre de un proftico Indiana Jonario de una simblica toma de nes, la que quiero contarles, emmando presidencial en julio del pieza a comienzos del siglo XX 2001, indita en la historia republi- con el encuentro en el pueblo sucana del Per, y que pretenda randino de Challabamba, entre
1 Apumarka Ao Viii N 5, Puno 2003

Hiram Bingham y el Prefecto de Apurmac Juan Jos Nez. Esto sucede cuando el primero viajaba del Cusco a Lima para completar su recorrido de la antigua ruta colonial entre Lima, Potos y Buenos Aires, con el fin de recoger informaciones sobre la gente, la historia, la economa, la poltica y el ambiente fsico de Sudamrica. El Prefecto, por su parte, haba patrocinado la fundacin reciente de una compaa de buscadores

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La invencin de Machu Picchu

de tesoros para inspeccionar las ruinas de Choqquequirau, a la que se atribua ser Vilcabamba o Vitcos, la ciudad refugio del ltimo Inca. Hiram Bingham, nacido en 1875 en Hawai, hijo y nieto de pioneros misioneros protestantes en las islas, casado con Alfredo Mitchell, la nieta de Charles Comfort Tiffany, era un encargado de cursos en la Universidad de Yale en el rea de Historia y Geografa de Sudamrica cuando en 1909 llega al Per, despus de haber participado como delegado de los Estados Unidos en el Primer Congreso Cientfico Panamericano de Santiago de Chile. El encuentro en Challamba propicia que el repertorio de historias locales sobre el acceso a la ciudadela de Choqquequirau y la insistencia del Prefecto en visitarla, despertara la mediana curiosidad de Bingham. Este delegado oficial no buscaba ruinas incas ni tena referencial alguna de Choqquequirau, slo quera llevarse consigo un catlogo de rasgos sudamericanos cuya informacin acerca de las dificultades sociales, geogrficas y raciales entendidas como obstculos al progreso, sera de utilidad para la poltica comercial externa de los Estados Unidos. Bingham, que se presenta como observador privilegiado, regres en 1910 a Yale con tres crneos y otras antigedades halladas por l en Choqquequirau, y sobre todo, con una visin optimista para capturar el mercado sudamericano. La pretensin de una apreciacin inteligente de Sudamrica que favoreciera las relaciones internacionales en el continente, se remonta a 1907, ao en que presenta en Yale su levantamiento de 25,000 fichas bibliogrficas referidas a las colecciones sudamerica-

nas de las bibliotecas de Harvard, del Congreso, de Princeton y de Yale2. El fichaje servira de base para construir un catlogo temtico de historia poltica y geografa latinoamericanas3. Aunque lamentaba la escasez de obras confiables en ingls, su listado aspiraba a mostrar la gran cantidad de material bibliogrfico accesible en los Estados Unidos para la investigacin sobre Sudamrica, una regin del continente que, segn l, contaba con ciudades de mayor historia que Chicago en 1907 antes del desembarco de los primeros peregrinos en Plymouth. Hasta esa fecha, la temtica latinoamericana se reduca para el bibligrafo de Yale, a las vidas de los conquistadores espaoles, a las campaas emancipadoras y a la evolucin de la prctica poltica en el siglo XIX. Temtica que lea en ingls porque no haba aprendido espaol, carencia que puede rastrearse en la bibliografa compilada que inclua citas en francs o en alemn, pero ninguna en espaol. Slo a partir del encuentro en Choqquequirau, que recorre con el manual Consejos para viajeros (Hints to Travellers), publicada por la Royal Geographical Society, y gracias al cual aprende la ne ce si dad de tomar abundantes fotografas, de hacer mediciones cuidadosas y describir con exactitud los hallazgos, que Bingham se enfrenta por primera vez a la Amrica precolombina. La lectura en 1910 de una nota a pie de pgina del libro de Adolph Bandelier The Islands of Titicaca and Koati, le refiere la existencia de la montaa Coropuna como el punto culminante del continente; dato que corrobora en el mapa del Per de Antonio Raimondi, donde se la considera

como la ms alta del hemisferio occidental. Dos aos antes una mujer exploradora estadounidense, Annie Peck, haba reclamado haber alcanzado la cumbre de Amrica al escalar el Huascarn en la Cordillera Blanca de los Andes peruanos. Cuando Bingham descubre en el mapa que el inexplorado Coropuna est al sur de la ciudadela de Choqquequirau, se le presenta la oportunidad para demostrar el fraude feminista, pudiendo as justificar una expedicin cientfica con el discurso de la bsqueda de la ciudad perdida de los Incas, siendo el fin ltimo llegar a la cima del Coropuna. As logra idear su primer proyecto expedicionario financiado por la Universidad de Yale bajo el pretexto de la bsqueda de ruinas incaicas en el valle del ro Urubamba, aunque el financiamiento privado (del petrolero Edgard Harkness, la United Fruit Company, la W.R. Grace & Company, la Winchester Arms Company, el cauchero Stuart Hotchkess) lo obtuvo gracias a la posibilidad de explorar una regin no mapeada que abarcaba desde el Cusco hasta el Ocano Pacfico. La obra cartogrfica fue encargada al topgrafo de la USA COSAT and Geodetic Sur vey por el Presidente de los Estados Unidos, William Howard Taft. De manera que el propsito declarado y con el que llega a Lima en 1911 es el de encontrar la perdida Vitcos, cuyo rastro en los valles de Vilcabamba y Urubamba le es dado por el historiador peruano Carlos Romero, quien a partir de su conocimiento de las primeras crnicas coloniales y sobre todo de su descubrimiento de un volumen viejo de la crnica del padre Calancha (Coronica moralizada de la orden de San Agus-

2 Hiram Bingham., The posibilitis of South American history and politics as a field for research. En: The American Political Science Association. Monthly Bulletin. International Bureau of the American Republics. Washington, D.C., John Barret, Director, February 1908. 3 Este trabajo se integraba a la nueva poltica de la Unin Internacional de Repblicas Americanas (1890), rebautizada a partir de 1910 como Unin Panamericana, que promova el nuevo director John Barret. De acuerdo a sta, el objetivo de la institucin fue redefinido como la creacin de una industria de informacin latinoamericana, mediante la coleccin y procesamiento de materiales originales de Mxico, Amrica Central y Sudamrica, as como la aplicacin de la experiencia reciente obtenida en el oeste de los Estados Unidos.

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tn, 1639) discute la identificacin de Choqquequirau con la ltima residencia inca hechas en el siglo XIX por Antonio Raimondi y por el explorador francs Conde de Sartiges. En Lima recibe el apoyo gubernamental del Presidente Augusto B. Legua porque el encargado de cursos de Yale presenta su expedicin como de especial inters para el presidente norteamericano Taft; apoyo que se materializ en la concesin de credenciales para exonerarlo del control de equipaje en las aduanas, y en la asignacin de una permanente escolta militar. A ello se sumaba la asesora que le brindan la Sociedad Geogrfica de Lima, de donde recibe mapas, y el director del Museo de Historia Natural, Max Uhle. Pero el informante ms importante en el Cusco ser el recin designado rector norteamericano de la Universidad San Antonio Abad, Albert Giesecke, quien le facilita informaciones y contactos claves, como el campesino Melchor Arteaga y el hacendado Alberto Duque, por quienes habra sabido de la existencia de ruinas en el bajo Urubamba, entre Torontoy y San Miguel. En la tarde del 23 de julio de 1911 Bingham y su escolta, el sargento e intrprete Carrasco, llegan a Mandor Pampa para ubicar a Melchor Arteaga quien referir en quechua la existencia de ruinas incas en la cima de la montaa Machu Picchu, aceptando guiar al viajero por el precio de un sol, es decir centavos de dlar. El 24 salen el explorador, el gendarme y el gua (el naturalista Harry Foote se queda coleccionando mariposas cerca del ro, y el cirujano Irving prefiere lavar y coser su ropa), y despus de dos horas de haber cruzado el ro y escalado la cuesta escarpada, llegan a medioda a la cima donde encuentran tres familias de agricultores arrendatarios de Arteaga, instalados all haca ocho aos. Ser un nio campesino el 148

que mostrar a Bingham los edificios incaicos en la cima de Machu Picchu, adems de las desenterradas terrazas sembradas con maz, papas, camotes, caa de azcar, pimientos, tomates, frijoles y grosellas. Anota en su diario la existencia de casas, calles y graderas ms finas que en Choqquequirau, toma muchas fotografas para despus hacer un esbozo con las partes visibles de la ciudad: el cerro con el Intihuatana, la Plaza Sagrada, la gradera con piscinas, el templo circular y los bloques de casas que flanquean las graderas. Despus de pocas horas abandona las ruinas, llega al campamento en Mandor Pampa y no informa a sus compaeros sobre lo visto en la cima. Hiram Bingham haba llegado a Machu Picchu, sin embargo no valor la dimensin de su encuentro y continu indagando por la ubicacin de otras ruinas a travs de su intrprete Carrasco. Adems, su inters primario estaba concentrado en las preciosas fotografas de los huesos glaciares que haba encontrado dos semanas antes en los alrededores del Cusco, y que portaran la prueba de la llegada del hombre al hemisferio occidental haca 40,000 aos. Das despus, el encuentro con Duque en la hacienda Santa Ana, donde instala su campo de operaciones, y las historias contadas por ste estimulan la imaginacin de Bingham al punto de identificar lo visto en Machu Picchu con la perdida Vitcos. Semanas despus deja en la cima del lado oeste de la montaa Coropuna una bandera de los Estados Unidos y otra de la Universidad de Yale, creyendo ser el primer hombre que lleg al punto ms alto del hemisferio occidental. A fines de 1911 en Lima y Nueva Cork nuestro bibligrafo y escalador de montaas difunde en crculos cientficos y de prensa de ambos pases sus descubrimientos, de los cuales destaca en pri-

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mer plano el de los huesos glaciares porque, segn su discurso, cambiaran la historia del hombre en Amrica, y su indito ascenso al Coropuna. Sin embargo, la estela de estos records de 1911 se desvanecer pronto: la seora Peck, de 62 aos, quien adems le haba reclamado a Bingham que el Per es su pas particular, lleg das antes que l a una de las cimas en donde erigi una bandera amarilla de la Liga Sufragista Juana de Arco con la inscripcin votos para la mujer. Adems de ello, ya en 1912 los supuestos huesos glaciares ms antiguos del hemisferio occidental, resultaron siendo restos de ganado vendidos en el mercado de abastos del Cusco, dato que se mantuvo cuidadosamente en reserva. Pero a pesar de estos fiascos, el explorador de Yale ya haba nombrado en 1911 a Machu Picchu como mi nue va ciu dad inca y haba detectado que encerraba la posibilidad de construir una excelente historia, como lo muestra una carta escrita a su esposa Alfredo. As va naciendo el relato del descubrimiento de una ciudad perdida que se acrecentaba en la medida que se narraban las mil y una aventuras, accidentes y tormentos del hroe escalador, buscador de ruinas incas y fotgrafo. Era tambin el nacimiento de un personaje: el del descubridor. As en su primer informe publicado por National Geographic Magazine4 en abril de 1913, En el maravilloso pas del Per, Bingham se presenta como el descubridor de Machu Picchu, como el escritor que visita por primera vez la ciudadela desconocida por los conquistadores espaoles. En su libro de 1922, El Pas de los Incas, anota
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que gracias a las crudas inscripciones que encuentra en las paredes de granito de uno de los edificios ms finos, puede enterarse que la ciudad fue visitada por el seor Lizrraga en 1902. Sin embargo en la versin final de su historia, La Ciudad Perdida de los Incas, de 1948, Bingham desaparece el nombre de Lizrraga para adjudicarse con exclusividad la primicia del encuentro. La construccin del discurso del descubrimiento es evidente cuando leemos en una pgina de su propio diario, escrita al da siguiente de haber subido por primera vez a las ruinas, el 25 de julio de 1911, que Agustn Lizrraga es el descubridor de Machu Picchu. El discurso del descubrimiento construido por el explorador, se edifica sobre la eliminacin del cusqueo Lizrraga en un proceso de dos etapas: primero se trata de borrar su nombre y de limpiar las hermosas paredes de granito de los graffitis de ste, y despus de inscribirlo dentro de la categora negativa de buscador de tesoros o huaqueros, para insistir repetidas veces en que ningn cusqueo conoca la ciudadela. A ello se sumaba el silenciamiento de la informacin segn la cual las ruinas ya haban sido objetos de operaciones de limpieza y despeje por los pobladores que la habitaban, como lo muestran fotografas tomadas por l mismo el da 24, pero nunca publicadas en sus libros. Pero la eliminacin de sujetos y memorias locales, mritos y datos, es paralela a la elaboracin de un subrelato histrico aparecido por primera vez en el Nacional Geographic Magazine: Machu Picchu es identificado con Tampu Tocco, el lugar de nacimiento

del primer inca Manco Cpac, pero es al mismo tiempo la ciudad sagrada de los ltimos incas. Basndose en el relato del cronista espaol Fer nando Montesinos5, que acababa de ser editado y traducido al ingls, Bingham describe a su ciudadela como el refugio elegido hacia el 800 d.c. por los seguidores de los Amautas que huan despus del saqueo del Cusco de una invasin surea. Estos Amautas habran construido un imperio que ocup los Andes durante sesenta generaciones, y posteriormente convertido al refugio en la capital de un nuevo reino, Tampu Tocco. En sta se habra inventado la escritura, pero debido a la clera de los dioses que asesin a los embajadores de Pachacuti VII, sta fue abolida sustituyndose por el sistema de los quipus. Pero hacia 1300 d.c. Tampu Tocco fue abandonada cuando el Cusco ya gozaba de la gloria de ser la capital del Imperio Peruano. A partir de una traduccin al ingls hecha por Markham6, nuestro descubridor cita al cronista indgena Pachacuti Yanqui Salcamayhua para sustentar que Manco Cpac y sus hermanos abandonan Tampu Tocco, se instalan en el Cusco y fundan la dinasta incaica; pero como homenaje a la casa de sus padres construyen en la vieja ciudadela un templo con tres ventanas. Pero adems, tras la invasin de Pizarro en 1534, Machu Picchu nuevamente se convirti en la casa y refugio de las Vrgenes del Sol, sacerdotisas del ms humano culto de la Amrica aborigen, en el relato de Bingham. Relato que construy bajo la vida lectura de las traducciones al ingls que Markham hizo de las crnicas es-

La revista National Geographic Magazine era el rgano de prensa de la Nacional Geographic Society, institucin que fundada en 1888 en Washington D.C. por distinguidos exploradores e inspectores del Oeste de los Estados Unidos, emprender hacia 1907 una poltica de expansin de la frontera de informacin en Amrica Latina. 5 Montesinos, uno de los cronistas ms fabuladores, atribuye a Ofir, nieto de No, la poblacin del territorio peruano. Cf. Fernando Montesinos, Memorias antiguas historiales del Per, fue traducido y editado por Philip Ainsworth Jeans de la Universidad de Harvard, con introduccin de Clements Markham. London: Hakluyt Society, 1920. 6 El libro de C.R. Markham, Narratives of the rites and laws of the incas, with notes and introduction (1873), contiene la traduccin al ingles del manuscrito de Pachacuti, aunque no hay traduccin de los textos en quechua y los dibujos se reproducen de manera aproximativa.

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paolas y de las viejas obras de viaje y exploracin editadas tambin por Markham desde la Hakluyt Society. La Historia del Per (1892) de Markham, y La Historia de la Conquista del Per (1847) de William Prescott, fueron las guas bibliogrficas bsicas de las fabulaciones histricas de Bingham. El desarrollo del relato del descubrimiento en los diferentes informes de la revista sobre las expediciones al Per de 1912, 1913, 19141915, y en los posteriores libros de Bingham que consolidan la lnea narrativa inaugurada en 1913, articular una serie de adjudicaciones construidas desde el primer encuentro con Machu Picchu. La ficcionalizacin de este primer encuentro en la identificacin con el legendario Tampu Tocco configura un espacio mtico imperial desde el cual se edificar una gran narrativa. Este espacio ser materializado en rasgos fsicos gracias al destape o proceso develatorio del supuesto descubrimiento cientfico, mitologizacin fsica de un principio y de un fin, de manera que los dos ejes temporales del Imperio americano aborigen son transformados en categoras fsicotemporales desenterradas por el propio descubridor, narrador, fotgrafo y explorador norteamericano. El desentierro de Machu Picchu como la ciudad cuna y ciudad refugio del imperio incaico ser entramado con la heroica y exitosa hazaa del personaje, que slo quiere ser comparable a la de Coln y a la de los conquistadores espaoles del siglo XVI. Machu Picchu es inventada como la ciudad cuna del Imperio Incaico, como el mtico Tampu Tocco al identificarse en ella el Templo de las Tres Ventanas del cual habrn salido las tribus que fundaran el Cusco; y como la ciudad refugio construida en una estrecha loma flanqueada en todos los lados por escarpadas 150

cuestas por una poblacin altamente civilizada. Dentro de la elaboracin textual del mito de origen y de un paradigma imperial americano, se ubica el discurso de la energa y del esfuerzo del expedicionario Bingham, el que reorganiza los relatos de la bsqueda de caminos y ruinas incaicas, del trabajo de construccin de puentes y trochas, de la obra de limpieza de caminos y ruinas, del levantamiento de mapas, de las excavaciones, y de las dificultades tanto con los trabajadores peruanos como con las condiciones geogrficas y climticas. Y alcanza fruicin con la final posesin de la belleza y grandeza de las vistas panormicas, no slo en el Can del Urubamba sino cuando despus de haberse quedado sin guas porque stos y los cargueros desertaron, descubre diez glaciares en el valle de Aobamba gracias a la ayuda de un nio quechuahablante de la zona. Este nuevo descubrimiento construye otro deslizamiento semntico: los glaciares no han sido vistos anteriormente por ningn sujeto civilizado. Por ello los posee bautizndolos con los nombres del Presidente de los Estados Unidos (Taft Glaciar), del presidente de Yale (Hadley Glaciar), del presidente de la Sociedad Geogrfica Nacional (Gannet glaciar), del Embajador britnico (Bryce Glaciar), del petrolero Edgard Harkness (Harkness Glaciar), de su esposa (Alfredo Mitchell Glaciar), del Presidente peruano (Legua Glaciar), y del presidente de la Peruvian Corporation (Morkill Glaciar). A los que se aade el Bingham Glaciar. La posesin de las vistas panormicas remite tambin a una instancia discursiva definitiva: la invencin de lo sublime como categora esttica. Dentro del proyecto de monumentalizacin emprendido por los exploradores, el mismo que los convierte en descubridores, al pasado se le adju-

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dica la cualidad de inefable absolu- de antigedad descubierta por l, to. La sublimacin del pasado y como la ciudad que pertenece a como categora esttica que apare- una cultura cuyo sentido esttico ce en los relatos narrativos adquie- slo es paralela a la de los griegos. re primer plano en los relatos fo- El Tibet Americano contendra togrficos, los que se edifican so- en las ruinas de sus caminos, acuebre la monumentalizacin del pai- ductos, muros, fortalezas y terrasaje e historia andinas tanto en las zas, la historia escrita de los primevistas panormicas de la ciudade- ros ingenieros y arquitectos amerila de Machu Picchu, del Can canos as como de los primeros del Urubamba y de los glaciares metalrgicos y artesanos del como en las fotografas que continente. enfocan la arquitectura peruana La apropiacin de estas marimperial. cas de excelencia americanas denEl desentierro, revelacin y po- tro del proceso develador y difusesin del espacio mtico imperial sor de los vestigios materiales de aborigen americano se convirti un imperio aborigen dirigido por en el eje constitutivo de las expedi-expediciones cientficas de los ciones de 1912, 1914 y 1915, lo Estados Unidos, tiene como interque explica la dinmica de oculta- texto a la Doctrina Monroe7 y al miento de objetivos. Mientras se Panamericanismo. La ideologa anunciaba pblicamente en la panamericana inventada por los prensa limea y cusquea las con- Estados Unidos tena como objetribuciones de los cientficos nor- tivo la creacin de un instrumenteamericanos en el esclarecimien- to econmico y poltico para salto de la historia y geografa ameri- vaguardar la hegemona de este canas y en la difusin de las ma- pas en Latinoamrica, y se fundaravillas del Per y de su futuro tu- mentaba sobre la creencia en su rstico. En la prensa estadouniden- pro pia su pe rio ri dad cultural se se anunciaba desde 1912 que evolutiva, en la supremaca explorador busca tesoro en el Ti- econmica y en la bsqueda de bet de Amrica, considerndola una seguridad geopoltica. como la regin que posea a la lle- La recoleccin y posesin de gada de los conquistadores euro- vestigios fragmentarios de un pripeos, el Imperio ms extenso, me- migenio imperio americano justijor organizado y ms ampliamen- ficaba la implementacin de un te administrado en la Amrica proyecto de excavaciones sistemaborigen. Pero ser a partir de ticas en todo el territorio de la re1914 que una serie de titulares y pblica peruana, y de exportaartculos periodsticos anuncian cin de objetos. A ello responde el descubrimiento y encuen- que en 1912 el Presidente Taft tro de la cuna del imperio incai- gestione a travs del Departamenco por americanos, las posibilida- to de Estado, confidencialmente des de desentraar el misterio con el presidente Legua, una conde la civilizacin sudamericana cesin exclusiva a la Universidad as como el origen del hombre de Yale, de exploracin y excavaamericano, y el esfuerzo por cin en todos los sitios del Per revelar los se cre tos por un perodo de 20 aos, y su precolombinos del Hemisferio respectiva exportacin, como reOccidental. curso que burlaba los decretos peMachu Picchu es recreada por ruanos de 1893 y de 1911. Segn Bingham en diversas conferen- stos se prohiba toda exploracias en los Estados Unidos como cin sin un permiso oficial, y en el la ciudad perdida de 2,000 aos caso que se autorizase la exporta7

cin slo poda hacerse de duplicados de especial inters. Aunque bajo las presiones del Departamento de Estado y de la Embajada en Lima, se consigui que Legua emitiese un contrato de concesin por 10 aos un mes antes que termine su mandato, ste no pudo entrar en vigor porque nunca fue aprobado por el poder legislativo. Sin embargo, la expedicin realiz en 1912 la excavacin completa de Machu Picchu y otras ruinas, solicitando permiso slo al final de sta para exportar cientos de cajas con huesos y cermicas y 700 fotografas, al que accedi el gobierno peruano por excepcin, despus de ser inspeccionados oficialmente y bajo la condicin que se devuelvan cuando se solicite. Ms accidentada fue la expedicin de 1914 y 1915, pues al mes de su llegada al Cusco empieza a circular en la prensa local una serie de denuncias sobre excavaciones en el valle de Urubamba, vindose el Prefecto obligado a ordenar el cese de ellas, orden que Bingham decide ignorar. Sin embargo, esta vez enfrentar una fuerte oposicin en el Cusco cuya prensa publica titulares como la criminal excavacin en Machu Picchu, y sobre todo de parte del Instituto Histrico del Cusco, la que enva una comisin al campamento de los exploradores, bautizado como Yanquihuasi por los pobladores locales, para exigir el cumplimiento de la orden prefectural y acusarlo de contrabandear tesoros nacionales va Bolivia. Frente a una inminente accin legal y su posible arresto, Bingham y parte del grupo logran huir del Per gracias a la proteccin de las embajadas norteamericana y britnica. A estas alturas el cuestionamiento del carcter cientfico de las expediciones norteamericanas era no slo opinin generalizada

La Doctrina Monroe surge a partir del discurso del Presidente James Monroe (2.12.1823) y se vinculaba al determinismo geopoltico y al ideal de un sistema americano en el cual los Estados Unidos demandaba la posicin hegemnica considerndose a s mismo como protector del hemisferio occidental.

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sino que se expres en la abierta cubridores reconocidos por los censura del director del Museo cusqueos sern los agricultores Nacional, Emilio Gutirrez de del valle de San Miguel, Agustn Quintanilla, al comprobar que ta- Lizrraga y Enrique Palma, que les expediciones nunca haban llegaron el 14 de julio de 1901, tal contado con resoluciones ministe- como lo comprueba Cosio al leerriales que autorizaran excavacio- lo en una inscripcin en uno de nes. La expedicin, segn Quinta- los muros; articulando as una disnilla, recorri el departamento cursividad local cusquea en comdel Cusco, en demanda de anti- petencia con el discurso transnagedades peruanas, despreocu- cionalizador de los exploradores pndose de la soberana nacional norteamericanos. del propio modo que los expedi- El discurso de Bingham frente cionarios de Corts y de Pizarro a la opinin pblica y acadmica escudriaron los Estados de Moc- cusquea promova una comunitezuma y Atahualpa, en nombre dad cientfica internacional como de la religin y del erario de Car- la supraentidad de la nacionalilos V8. El editorial del peridico dad y buscaba legitimar la equivalimeo La Prensa respalda el in- lencia entre ciencia y nacionaliforme del director del Museo, al dad, ignorando totalmente la naafirmar que extraer los tesoros ar- turaleza del debate sobre nacin e queolgicos del pas para engala- historia en el pas y en el Cusco en nar y enriquecer museos extranje- par ti cu lar. Las ex pe di cio nes ros es un atentado de lesa civiliza-Yale National Geographic imcin en quien lo comete y una pa- pugnan los imaginarios y saberes sividad suicida para el pas que lo locales para introducir otra cateconsiente.9 gora que subsumira y diluira a La reaccin cusquea es per- stos, bajo los parmetros de una ceptible desde que Jos Gabriel cartografa universal y cientfica. denunciara que los resultados de El intento de proponer otra catelos trabajos de 1911 no fueron co- gorizacin enfrentaba directamunicados en el Cusco a pesar mente al regionalismo cusqueo del apoyo recibido, y desde que que ya desde 1890 patrocinaba la ste organizara con un grupo defensa de una economa local, y compuesto por alumnos, un ha- discuta las posibilidades de la excendado, y campesinos de la re- plotacin racional de riquezas nagin, una improvisada excursin turales y de la colonizacin de la a los valles de la Convencin, selva, en una serie de estudios sopara seguir los rastros por donde bre la geografa regional. Este mohaba pasado Bingham y que lo vimiento regional significaba una habra conducido a Machu Pic- crtica de la posicin dirigente de chu. Como resultado del recono- la lite limea como respuesta a la cimiento de la ciudadela realizada prdida de territorios durante la el 19 de enero de 1912 bajo la Guerra del Pacfico y al fracaso gua de Agustn Lizrraga, Cosio del proyecto econmico guanero. niega que Bingham haya sido el Pero ya a partir de 1909, a raz de descubridor de los restos para atri- la Reforma Universitaria, la articubuirle el mrito de ser slo el di- lacin del regionalismo pas a sigvulgador internacional y propaga- nificar el estudio de los probledor del inters arqueolgico, por- mas regionales, la afirmacin de que la ciudadela ya era conocida la originalidad de la cultura de por muchas personas que cultiva- cada localidad, la defensa de los inban parte de sus terrazas. Los des- tereses locales sin anteponerlos a
8 9 Emilio Gutirrez de Quintanilla., Riqueza arqueolgica peruana. En: La Prensa, Lima, 8011916. Ib. dem.

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los intereses nacionales, y el patrocinio del progreso de las respectivas regiones. Dentro de ello, los valores del pasado y la constitucin de un nacionalismo histrico adquirieron la categora de agente renovador de la contemporaneidad, lo que motiv el crecido inters en la investigacin histrica de la tradicin andina quechua y de la tradicin colonial. La for macin de la nacionalidad, para el movimiento cusqueo, slo poda pasar por la reconciliacin del impulso modernizador con esta doble tradicin, premisa que explica la reconstruccin de la propuesta totalmente renovadora del proceso emancipador y de la Independencia. Dentro del discurso cientfico y universal del descubrimiento de los exploradores estadounidenses, la invencin de Machu Picchu ser tambin procesado como un hito modernizador que inauguraba la irrupcin del turismo en la regin del Cusco y des de esta pers pec tiva, como el smbolo internacionalizador del Per. Pero ya desde el Per, cuando a comienzos de la dcada de 1920 el rector estadounidense Albert Giesecke, se encarg de promover a la ciudad y departamento del Cusco y re gio nes ale da as como la meca del turismo de Sudamrica, a travs de artculos publicados en la Revista Universitaria y de guas tursticas. La institucin universitaria (rector y algunos profesores) ofreca y distribua infor maciones precisas sobre la ubicacin y caractersticas de los sitios arqueolgicos de los departamentos del Cusco y Abancay. El itinerario recomendado por Giesecke inclua la visita de ruinas en la ciudad del Cusco, y en otros poblados ubica-

dos en el valle del Urubamba como Pisac, Calca, Urubamba, Ollantaytambo, Torontoy y Machu Picchu. Es iluminador la propuesta del itinerario a Machu Picchu recomendado por Giesecke al turista por venir en las siguientes lneas: Aqu hai algunas casas, i familias de indios, que atendern por una suma mui mdica, a viajeros i bestias. El clima ya es notablemente mejor, porque ya estamos cerca de la cabecera de montaa. Ya principia la verdura ms tupida, los pjaros aumentan en nmero, se oyen a cada paso gritos de aves i animales, las flores asumen colores peregrinos, i los cerros encajonan el cauce del ro en quebradas a veces estrechas i en otros momentos algo abiertas. Son recuerdos sempiter nos que se reciben, especialmente en Medio Naranjo, i la Mquina. A cinco leguas de Torontoy el viajero ya est cerca de las famosas ruinas de Machupicchu, que descubrieron y examinaron cientficamente los miembros de las expediciones lideradas por el profesor norteamericano Hiram Bingham. Es una agrupacin maravillosa de edificios y gradas a ms de 2,000 pies sobre el lecho del ro Urubamba. Puede visitar el turista este sitio, haciendo colocar en el sitio denominado Putucusi un puente provisional, con peones de la finca cercana de Mndor, que corre por cuenta de Melchor Arteaga. En tal caso se descansa un par de das en este arriendo, pues hai forraje abundante para las bestias; i el ro est a la mano para tomar dos o tres baos diarios. La colocacin del puente es obra de corto tiempo, i pueda costar unas tres libras, pero vale la pena, pues la subida por esta ruta es mucho ms corta i menos expuesta. Se llega de esta manera en menos de una hora a las ruinas. [] El turista deber hacer llevar algo de comer i de beber para todos los acompaantes, i de ninguna manera dejar de llevar su Kodak. Si es posi-

ble, un capataz con peones deber adelantarse desde el da anterior para cortar las malezas por la senda i por el sitio de las mismas ruinas. Sera mui ventajoso llevar tambin consigo un ejemplar del informe en ingls de la obra del Profesor Hiram Bingham (In the Wonderland of Peru, Nacional Geographic Magazine, April, 1913), pues, aunque no sea dable leer en ingls, los doscientos cuarenta y cuatro fotograbados sern excelentes como base para comprender mejor Machu Picchu.10 Se han creado as a los agentes tursticos: el rector y su crculo de profesores ms cercano como los creadores de guas de turistas y distribuidores de infor macin; los gobernadores y hacendados que facilitan la mano de obra (capataz y peones), caballos, hospedaje y orientacin geogrfica; y ciertas familias campesinas las que deban ofrecer servicios baratos. Se asiste al desplazamiento, reproduccin y legitimacin de la obra de las expediciones norteamericanas en el espacio recin creado del turismo, de modo que la servidumbre local exigida al trabajo cientfico se transforma en promocin turstica a travs de los agentes; los turistas siguen el itinerario de Bingham de acuerdo al relato In the Wonderland of Peru, ven y constatan las marcas fsicas del descubrimiento, legitiman el discurso y lo celebran con una cmara fotogrfica. El turismo proyecta, divulga y multiplica los discursos de la desterritorializacin de la grandiosa historia andina legitimada por la presencia cientfica de los descubridores, y de la mercantilizacin de Machu Picchu como un hito imperial americano en el momento del fracaso del proyecto modernizador liberal. La invencin del Machu Picchu turstico11 despoja-

10 Albert Giesecke. El Cuzco: Meca del Turismo de la Amrica del Sur (Cuzco, 2261920). En: Revista Universitaria, Cuzco, No. 35, agosto de 1921. Pgs. 1415. 11 El primer paso normativo de fomento turstico se dio en 1932 con la promulgacin de la Ley No. 7663, por lo que se autoriz al exMinisterio de Fomento y Obras Pblicas ocuparse de la atencin turistica especialmente del Cusco; a ello se agrega la Ley No. 9031 de 1939, por la que se encomienda al Touring y Automvil Club del Per el fomento oficial del turismo. Entre 1942 y 1946 la Compaa Hotelera del Per se ocupa del desarrollo turstico de manera oficial. Entre 1945 y 1948, el Hotel de Turistas del Cusco bajo la direccin del ciudadano suizo Jean Paul Fluir, organiza los primeros viajes de grupos de turistas

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ba a los sujetos peruanos de la vinculacin con los saberes locales, con las memorias, con la contemporaneidad y en ltima instancia con la articulacin de una modernidad propia. Supona congelar en el pasado la obra de una civilizacin andina derrotada, y difundir la imagen del atraso y arcasmo contemporneos para reproducir un cuerpo histrico-social dislocado, fragmentado y sepulcral de la ciudad, de la regin y del pas. Pero a travs de los canales de comunicacin inter nacionales abier tos por Giesecke se difundir tambin el nacionalismo histrico de los regionalistas cusqueos como Luis E. Valcrcel y Uriel Garca, concebida como la discursividad local en competencia que a travs de una disputa sostenida cumpla el objetivo fundamental de quebrar el aislamiento provinciano y depar tamental, crear una red nacional y latinoamericana y ar ticular otra moder nidad sobre una memoria recuperada. Antes de la llegada de las expediciones nor tea me ri ca nas Ma chu Pic chu no se consideraba ni como el puente entre el presente y el gran pasado antiguo, ni como una historia silenciosa magnfica que es preciso descifrar, ni tampoco como una presencia histrica que cuestione la moder nidad occidental. La pe que a bur gue sa co mer cial de la re gin cus que a

vea en la ex pan sin y con - con quis tar o re cu pe rar a traquis ta de la re gin ama z ni ca vs de la ex hi bi cin de pie zas la puer ta de ac ce so a la mo der - dra m ti cas y mu si ca les, o de ni za cin eco n mi ca, pero lo los es tu dios de len gua que que pa re ca sel va vir gen y re - chua, de las ves ti men tas, de cin to de v bo ras que de ba co - las cos tum bres y las creen cias lo ni zar se, a par tir de 1912 se del mun do re gio nal an di no. des cu bre como un en clave de En conclusin, antes que la me mo ria de con ti nui da des de difusin inter nacional de Mala ci vi li za cin pe rua na an ti - chu Picchu y el repentino integua. A par tir de en ton ces dis - rs que la antigua capital del imcu tir so bre na cin e his to ria perio incaico pudiera desper im pli ca ba pro bar la con ti nui - tar, la transnacionalidad de la dad de la exis ten cia co lec ti va revelacin de un tesoro aboripe rua na a tra vs del tiem po, gen americano trajo como efecadu cien do que la po si bi li dad to en el Per y en especial en el de una con cien cia de co mu ni - Cusco, la bsqueda de una medad de pen de de la me mo ria moria histrica y sagrada unifide un ori gen co mn y un de sa - cadora de las culturas andinas, rro llo con jun to. E im pli ca ba considerada a su vez como el en el Cus co re cons truir la his - fundamento de la moder nidad to ria in yec tan do vi ta li dad al nacional peruana. Proceso que ma te rial que ofre ca no slo se inicia despus de haber celela arqueo lo ga sino la fi lo lo - bra do en Ma chu Pic chu la ga que chua y las li te ra tu ras obra esttica de construir al ora les. Es por ello que se asig - medio ambiente, haber presenna prio ri dad a las vi si tas de ciado la materializacin de un los si tios his t ri cos y al es tu - rito de creacin, transfor madio de nue vos res tos arqueo - dor del caos en cosmos, y con l gi cos. Pero tam bin los es t - ello adquirido conciencia de mu los es t ti cos del pro pio lo universal, y finalmente, hatra ba jo cien t fi co, como el en - ber reconocido en la ciudadela tu sias mo fren te a la vi sin de el Imago Mundi o el ncleo los res tos arqueo l gi cos o el de todas las hierofantas12 de gozo de un des cu bri mien to, la regin cusquea. Resulta suse en ten dan como con tri bu - gestivo seguir la lectura del cacin al cui da do de los da tos mino olvidado, intrincado y pehis t ri cos sor pren di dos di - ligroso de la excursin cusquerec ta men te en las fuen tes de a a la ciudadela como la alegoes tu dio y a su in cor po ra cin ra de una discursividad que al sis te ma de co no ci mien tos hurga desmesuradamente en lo ca les. O con ti nui dad y per - la car tografa y pliegues de las sis ten cia de una na cin por re - propias memorias nacionales.

acompaados por guas de turismo, mientras en 1946 se fundaba la Escuela de Guas de Turismo del Cusco (primera de Sudamrica). En octubre de 1948 el gobierno de Manuel Odra inaugura el tramo carretero entre el Puente Ruinas sobre el ro Urubamba y la entrada de la ciudadela bajo el nombre: Carretera Hiram Bingham, con lo que el Estado peruano inici la preocupacin oficial por Machu Picchu como creciente atractivo turstico. De 1949 data la fundacin por Fluir de la primera agencia de viajes y turiusmo del Cusco bajo el nombre del Inca Land. En 1952 un decreto supremo ordena la restauracin del complejo arqueolgico de Machu Picchu, y en 1962 se crea el Museo de Sitio, museo menor porque los objetos de las excavaciones extranjeras fueron llevadas a Yale. Entre 1964 y 1969 el Estado asume directamente la administracin pblica del turismo, crendose la Corporacin de Turismo del Per. El gobierno del General Juan Velasco Alvarado emiti en 1972 el Decreto Ley 19567 en donde se declaraba de necesidad y utilidad pblica la construccin de un complejo hotelero en Machu Picchu, la misma que se encarg a la Empresa Nacional de Turismo (ENTUR). Este decreto gener el reclamo de la poblacin del departamento del cusco, el mismo que gener la declaratoria oficial de intangibilidad de 1,400 hectreas, en las que no se deba construir, y la demarcacin de 2,500 hectreas como Reserva Arqueolgica, dentro de las cuales podra construirse el Hotel de Turistas. En 1981 el gobierno de Belande emite el Decreto Supremo que declara a la ciudadela Santuario Histrico, dentro del rea del distrito de Machu Picchu (creado en 1941 y de 32.592 hectreas), y constituye una comisin encargada de estudiar la participacin del sector privado en la ejecucin del Proyecto de Construccin y Explotacin del Complejo Hotelero Machu Picchu, el que ya planeaba la instalacin de un telefrico o funicular entre el hotel y las ruinas. Tambin en 1981 se declaraba a los distritos de Machu Picchu y Ollantaytambo Zona de Reserva Turstica Nacional. En 1983, ao en que es inscrito en el registro de la UNESCO como Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, se le declara por la Ley 23765 Patrimonio Cultural de la Nacin y al Cusco Capital turstica del Per. 12 Luis E. Valcrcel., Sinopsis de Machupijchu. En: Revista Universitaria, Cusco, Segunda Epoca, Primer Semestre de 1929. Pgs. 89103; Machu Picchu. Lima: Serie Perulibros, 1988, Pgs. 9195.

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REALIDAD LINGSTICA DE MACHUPICCHU


Darwin Efran Payne Mora1

achupicchu fue un santuario de rango superior erigido en un lugar privilegiado. Se sita a 2,360 m.s.n.m. y a unos 112 Km. por ferrocarril al norte de la ciudad del Cusco. Segn las crnicas, Machupicchu debi ser construido bajo la direccin de Pachakuteq. No se conoce la secuencia del proceso de su construccin, pero parece haber sido la obra de un solo proyecto equivalente al de un santua-

rio o una urbanizacin donde los espacios, niveles y formas fueron previamente establecidos, aun cuando en el curso de su existencia se hubieran corregido entradas o agregado recintos. En Machupicchu, vivi la lite del Tahuantinsuyu, o sea la casta gobernante del Imperio Inca, y su lengua oficial fue el quechua. El Tahuantinsuyu fue multilinge, pluricultural y politnico,

marcado por la diversidad; es decir, aparte de la lengua quechua, en el antiguo Per se hablaban muchas lenguas con sus respectivos dialectos. Al respecto, el lingista peruano Juan Calos Godenzzi seala en el documento base del Taller: lengua, cultura y regin sur andina peruana que en el antiguo Per exista una gran di ver si dad de ci vi li za cio nes con sus lenguas y culturas ca-

1 Docente Asociado a Dedicacin Exclusiva del Departamento Acadmico de Lingstica de la UNSAAC.

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Darwin Efran Payne Mora

ractersticas. Intentan do una rpida localizacin de las lenguas, tendramos la siguiente distribucin: el quechua, entre la costa central y las reas comprendidas en los actuales depar tamentos de Ancash, Huanuco, Pasco y Junn; el aru, entre la costa sur y la regin de Huancavelica y Ayacucho; el culli, entre la costa nor te (reino Moche) y Cajamarca. En el Collao se propag el puquina, lengua del reino Tiahuanaco (Torero, 1974). Du ran te la ex pan sin del Imperio Huari (siglos IXXII de la era cristiana) se da una difusin de la lengua aru, cuyos descendientes hoy da son el jacaru, el cauqui y el aymara (CerrnPalomino, 1982). El crecimiento del reino Pacha ca mac ha bra per mi ti do que el quechua, ya expandido en la costa central y sierra central, se introduzca y desarrolle en la costa nor te (en su variedad Yngay) y en la costa sur (en su variedad Chnchay). El podero del reino Chnchay, su intenso desarrollo comercial y sus in ter cam bios de mo gr ficos podran explicar cmo el quechua en su variedad Chnchay habra podido extenderse tanto a las serranas contiguas a la costa sur como al litoral del extremo nor te del Per y del Ecuador. Cuando los Incas establecieron su poder en el Cusco (siglo XIV o XV), el quechua Chnchay se encontraba ya muy expandido en los Andes. Esto hizo que los Incas la escogieran como lengua ofic i a l d e l I m p e r i o ( To r e r o, 1974). Entonces, el quechua habra tenido su origen en una lengua de la regin central y occidental del Per. Esta protolengua habra generado dos variantes, las cuales a su vez originaron las dos ramas de la familia que fueron extendindose y diversi156

ficndose a travs del territorio andino en oleadas sucesivas des pla zan do o su per ponindose muchas veces a un sustrato aimaraico precedente. Hacia el siglo XV, el llamado quechua clsico se convir ti en una impor tante lengua vehicular del Antiguo Per y fue adoptado como lengua oficial por el Imperio Incaico. El quechua, probablemente cumpla la funcin de lingua franca entre las diversas poblaciones del Antiguo Per. La lingua franca es el idioma adoptado para el entendimiento comn entre personas que no tienen la misma lengua mater na. La aceptacin puede deber se a mu tuo acuerdo o a cuestiones polticas, econmicas, etc. La lengua quechua se halla aislada de las dems familias lingsticas del mundo en cuanto a su origen. El quechua tuvo, desde antes de la inva sin es pa o la, una intensa relacin con el aimara, sobre todo los dialectos meridionales, con algunas lenguas amaznicas como el ashninka y otras lenguas del sur del Imperio Incaico. La situacin de multilingismo pone a las lenguas en contacto. Este contacto puede ser de convivencia, ocasionar conflictos lingsticos, producir interferencias lingsticas, dar lugar a la sustitucin de un idioma por otro o, incluso, a la aparicin de nuevas lenguas. As pues, el contacto entre lenguas puede dar lugar a diversos fenmenos lingsticos, entre los cuales se pueden sealar como ms impor tantes los siguientes: el bilingismo, la diglo sia, las in ter fe ren cias lingsticas, la aparicin de lenguas francas, etc. Gustavo Sols Fonseca manifiesta que los contactos diacrnicos y sincrnicos entre len-

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Realidad lingstica de Machupicchu

guas peruanas de las distintas bre actitudes de personas y soregiones geogrficas tiene un bre relaciones interculturales. gran inters, tanto por las cues- La Educacin Intercultural tiones sociolingsticas actua- debe ser el modelo pedaggico les que son el resultado del pro- que posibilite el trnsito desde ce so de con tac to his t ri co, una diversidad que fragmenta cuan to por sus im pli can cias hacia una diversidad que crea diacrnicas. mbitos de encuentro, en la La in ter cul tu ra li dad es la pers pec tiva de con so li dar el conducta cultural para desen- gran Estado peruano. volverse en contextos de rela- Los pe rua nos, los cus quecin de culturas. Es una con- os y los moradores del misducta de las personas o de los mo Ma chu pic chu pue blo o grupos humanos en situacio- Aguas Ca lien tes, pa ra d ji canes de multiculturalidad. Se tra- mente, nos hemos mostrado ta de un saber manejarse entre orgullosos ante el mundo por miembros de diferentes cultu- la diversidad ecolgica y biolras con quienes se interacta. gica; y avergonzados por la diLa globalizacin ha catapul- versidad cultural y lingstica. tado la conveniencia de la inter- Si los peruanos somos orgullocul tu ra li dad como con duc ta sos de Machupicchu, deberade los seres humanos, pues ha mos tam bin ser or gu llo sos puesto frente a s a personas del pensamiento, de la cultura de diferentes culturas, generan- y de la lengua con los que se do como consecuencia convic- construy esta maravilla del ciones sobre conductas apro- mundo. piadas para desenvolverse en Imelda VegaCenteno indiel mundo globalizado. Si bien ca que la identidad cultural y pareciera que nos dirigimos ha- lingstica est atravesada por cia un mundo de interculturali- las interferencias de la moder dad plena, tal vez con todas las nidad por vivir en un depar taculturas del mundo en contac- mento que se supone ya no to; avi zo ra mos sin em bar go debe ha blar que chua ten deque no todas las culturas ahora mos a aban do nar la len gua, existentes tienen la misma po- igual en la ciudad o en el camsibilidad de ser componentes po. En lugares donde hay turisper manentes en la relacin in- tas que tienden a valorar las tercultural, ya que algunas es- costumbres y la lengua, se entn condenadas a la desapari- cuentra rentable mantener la cin debido a las relaciones de- lengua, hoy muchos pueblos insiguales entre las sociedades dgenas lamentan la prdida de respectivas. su lengua. El ndice de SustiLenguas y culturas son reali- tu cin Lin gs ti ca (SL) dedades que se implican de mane- muestra cmo la mayora de ra mutua: la extincin de una los migrantes en Lima o Arees tambin la extincin de la quipa, incluso en la ciudad del otra, de all que es necesario Cusco, slo ensean el castellaevitar que ninguna lengua ni no a sus hijos, el que viene a cultura especfica de cualquier ser lengua mater na. Hay casos rea de la tierra se vea amenaza- iguales en la Amazonia, pero da por la extincin que convier -hay zonas donde s se ensea te en nada a una experiencia hu- el quechua o aimara a los hijos, mana irre petible e insustitui- porque es la lengua de la comuble. nidad social, salvo en la admiUna poltica intercultural es nistracin pblica (Chirinos, en lo fundamental poltica so- 2001).
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Machupicchu, es hoy el centro del contacto de lenguas y culturas por ser el principal atractivo turstico del Per. Finalmente, invitamos al lector a reflexionar y reaccionar a travs de los siguientes interrogantes: El multilingismo en Machupicchu es el mismo en el pasado y hoy? Se pro du ce real men te la in ter cul tu ra li dad en tre la cul tu ra que chua y la de los vi si tan tes de di fe ren tes pa ses del orbe? Qu polticas lingsticas deberan implementar el Estado peruano, las agencias de turismo y la poblacin en general para for talecer, consolidar e irradiar al mundo la cultura y la lengua quechuas? Los nios, jvenes y adultos habitantes de Machupicchu pueblo y zonas aledaas que estn en contacto lingstico con los turistas hablantes de diversas lenguas del mundo poseen identidad lingstica y cultural? En qu medida es impor tante, en el siglo XXI, la revaloracin y el cultivo de la lengua y la cultura quechuas en Machupicchu, en el Per y en el mundo entero? Los cusqueos adultos hablamos y enseamos a nuestros hijos o alumnos la lengua y la cultura quechuas?
REFERENCIAS CERRNPALOMINO, Rodolfo. La cuestin lings ti ca en el Per, Sig no uni ver si ta rio, Lima,1982.

TORERO, Alfredo. El quechua y la historia social an di na, Uni ver si dad Ri car do Pal ma, Lima,1974. CHIRINOS RIVERA, Andrs. Atlas lin gs ti co del Per, Mi nis te rio de Edu ca cin y Cen tro Bar to lo m de Las Ca sas, Cus co, 2001.

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HOMENAJE BOTNICO A MACHUPICCHU


Cesar Vargas C.1

The present ar ticle, written in honor of the 50th anniversary of the discovery of Machupicchu, is dedicated as well to the memory and admiration of Dr. Hiram Bingham, the citys discoverer. It describes mainly the botany of Machupicchu its rich flora that extends over the flanks of the mountains and in all directions across its rocky mass, as well as the group of Chokesuysuy, Yunciupta, Wuiaiwaina, Puyupatamarca and Sayacmarca; wich have all been explored on numerous occasions by the writer. The variety and richness of the
1 Prof. de Botnica

flora are certainly of sufficient interest dedicated various of them to the disto justify the name he has given it, The coverer and Head of the Expedition Paradise of Botanists. an example of which is the Plagiochila Since just as in the scenery and the Binghamieae, named in honor of Dr. archaeological remains themselves, all Binghams wife. Finally there is informs a harmonious whole, in which cluded a systematic list of the species the plant impressively add to and in- collected by the author in this archaeological region. creases its magnitude and beauty. Because of the special occasions, it is worth noting that the botanist who accompanied the Bingham Expedition found several new species as they collected plants at the site; and as a natural and significant tribute they

ace ms de trein ta aos llegu por vez primera a Machupicchu, todava cuando el acceso a la clebre ciudadela arqueolgica era por dems dif cil; a travs de una

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Homenaje botnico a Machupicchu

senda tortuosa, perdida entre la maraa del monte secular y umbro y cruzado de trecho en trecho por troncos cados que hacan aun ms penoso el ascenso. En aquel entonces tampoco haba albergue alguno y se tena que pernoctar a cielo abierto y dor mir en colchn de ramas y hojas secas. La flo ra na tiva do mi na ba todo el ambiente, los andenes, las estrechas callejas y cubra tambin las venerables murallas, con manto verde. Se trataba de una ciudadela verde florida, policroma, que justificaba como hoy en da aun, el nombre de Paraiso de los Botanicos, que yo puse a tales lugares. En efecto, desde el piso mismo del can y extendindose a las laderas o, contemplando los farallones y roquedales imponentes, confor mados de inmensas masas de granito, todo se halla cubierto por una densa y tupida vegetacin, variada, rica y por tanto interesante flora, en toda la gama imaginable de la sistemtica botnica: algas flotantes en los depsitos de agua, aqu y all hongos de for mas y colores diversos; musgos cual mantos verdes que cubren las rocas, el suelo y tambin epifitas; helechos, desde especies diminutas pegadas fuertemente a los peascos, o cubriendo los tallos de arbustos y rboles, hasta for mas de tamaos gigantes arboreos, de grciles y llamativas, como Cyathea, otras delicadas y transparentes como Hymenophyllum, mientras Blechnum occidentale, especie arbustiva, aparece entre los 2,300 a 3,700 m. en lugares abiertos frecuentemente. Desde luego que las fanergamas dominan el paisaje florstico, con numerosas especies, unas humildes de pequeas y sin atractivo alguno y que por esto no llaman la atencin del profano y s de los que tienen afanes botnicos, otras de flores her mosas, de co-

lores y tamaos variados; todas dis pu tan a por fa el pai sa je, como tratando de sobresalir sobre las dems. De ah que Machupicchu a su singular atractivo de historia y tradicin, hechura magnfica del hombre, debe agregarse lo admirable de la naturaleza que junto con el paisaje y lo imponente del can profundo e impresionante, con intrincadas montaas, cual laberinto sin fin, se engrandece y adquiere belleza inenarrable por las plantas que cubren desde sus flancos y alcanzan hasta sus picos ms enhiestos, bajando hacia las mrgenes mismas del Wilkanuta, en multicolor caricia a las aguas del ro sagrado. Por todo esto, atrado y cautivado, por tantos encantos naturales, he visitado Machupicchu con fer vor renovado, siempre y cada vez que la ocasin me ha sido propicia. Porque para m, como a peruano y cuzqueo y adems como a cientfico, la conjuncin maravillosa de la obra gigante y perdurable del hombre y de la naturaleza, a ms del deleite consiguiente, tiene un arraigo, no slo profundo, sino tambin de conviccin y responsabilidad en el tiempo y en el espacio. As pues esta regin he visitado y explorado botnicamente en muchas ocasiones, incluso los aledaos grupos arqueolgicos situados hacia el S.O., comprendidos entre Choquesuysuy en la margen del ro, Kilmetro 104 del F.C. a Quillabamba, luego subiendo las laderas, Yuncaipata, Wuaiwaina, Puyupatamarca y Sayacmarca, estos cuatro ltimos conjuntos com pren di dos en al tu ras de 2,350 a 3,700 m.; como Machupicchu, incluidos en la for macin denominada Ceja de la Montaa que visit asimismo en ocasiones sucesivas, despus que la Comisin arqueolgica Wenner Green puso al descu-

bierto tan her mosas agrupaciones histricas. Hemos pues, en las diversas ocasiones de visita botnica pernoctado en diferentes lugares, los cuales se caracterizan por el clima casi siempre muy hmedo, con neblina constante y lloviznas persistentes, en casi todas las estaciones del ao, donde la ventisca cordillerana sopla glacialmente. Tales exploraciones sucesivas he realizado en las diferentes estaciones del ao, primavera, invierno, otoo, verano; cualesquiera haya sido el tiempo reinante, tal como se podr recordar en mis apuntes publicados en mi artculo, La Flora de la regin descubierta por la expedicin de The Viking Fund, (Rev. Universitaria, N 84, 1943), tomamos alojamiento en una casa ruinosa de sillar grantico, donde hallamos todava al gu nos en se res de la Expedicin del Dr. P. Fejos. Tal habitacin no poda ser ms botnica, pues por dentro y por fuera, hallbase or namentada con musgos, lquenes y helechos. Dentro, apenas disponamos de unos pocos metros cuadrados para instalarnos, ya que el techo falto de cuidado y reparacin dejaba paso libre al agua de lluvia por varias partes. As y todo la pieza botnica cumpli su misin de hospedarnos por dos noches. Ms arriba se encontraba un pequeo bosquecillo el cual nos invita a explorarlo la tarde de nuestro arribo y, aun cuando la gara y la neblina nos persiguen insistentes, cedemos a la tentacin de explorarlo y nos internamos entre el boscaje hmedo y saturado de agua. Colectamos principalmente plantas epifitas, orqudeas, helechos, musgos. A la luz mortecina que se filtra al travs del ramaje espeso, el bosque se nos presenta extraamente iluminado con colores fantasmagricos, rayos que brillan entre las plantas, ramas, troncos viejos cados. Las gotas 159

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Cesar Vargas C.

de agua, temblorosas, sobre las El lmite inferior, de acuerdo a plantas menudas o debajo de ta- obser vaciones de autoridades les, toman coloraciones y for - en la materia, as como de las mas variadsimas. El lugar as nuestras propias, se encuentra descrito se nos antoja por mo- en los 2,000 m., bordeando el mentos de ensueo aladinesco, ro Urubamba en este caso conpor el colorido de piedras pre- creto, el sector medio entre los ciosas dispersas que tales gotas 2,300 2,500 m., o sea donde se ofrecen; olvidamos a ratos la hu- halla enclavado Machupicchu y medad que nos cala y el agua otros pequeos grupos, y el lmique gotea incesante de la vegeta- te superior, entre Sayacmarca y cin, la que parece una lluvia de Puyupatamarca, 3,200 3,650 brillantes. Alguna vez nos senti- m. De donde los elementos flomos tentados de palparlas y rsticos que confor man dicha comprobar la realidad, desvane-ceja per tenecen sistem ticacindose la ilusin al menor con- mente a tal for macin fitogeotacto. As ambulamos entre hu- grfica. mus, barro y tallos rodos por la El aspecto analtico de la flopodre y el tiempo y por el suelo ra daremos ms adelante. Ahora cubierto por el verde esmeraldi- no pretendo sino presentar una no de las plantas criptogmicas. visin rpida descriptiva de la suEn verdad nuestros esfuerzos cesin de los principales taxoson hartamente recompensados nes que se encuentran sucesivacon la variedad de motivos co- mente for mando parte de la flolectados y sensaciones gozadas. ra del piso inferior expresado alTales horas en el bosque enri- titudinalmente entre los 2,000 quecen nuestra visin con multi- m. y 2,300, altura esta ltima tud de for mas mirficas, ilusio- donde se encuentra Machupicnes de ensueo y engaos de co- chu. En las laderas bajas son colores. Al atardecer cuando las munes: Pennisetum bambusifor aves y otros animales vuelven a me que alcanza considerable desus moradas, recordamos enton- sarrollo, casi dos metros, Chasces que tambin nosotros debe- quea scandens junto al ro, en mos retor nar al campamento; densas asociaciones colgantes, en llegando a ste recin nos da- decumbentes que caen sobre las mos cuenta de que estamos aguas del ro; varias especies de completamente hmedos y que Bromeliaceas, de los gneros: Tiel fro nos ataca despiadadamen- llandsia, Pitcairnia, Puya, que se te; as buscamos refugio a la lum- acomodan en los farallones embre de una hoguera que nos sir - pinados. Numerosas especies ve de rstica estufa. Como esta de Orquidaceas epifitas o colaventura, otras muchas se han gando de las rocas, o en el piso sucedido en nuestras exploracio- ofrecen sus galas y for mas varianes, cuyos resultados botnicos das, siendo las ms notables: han sido siempre satisfactorios, Phragmipedium caudatum, cufor mando parte del Herbario yas tpalos laterales son largos Vargas. apndices colgantes a veces hasBotnicamente la regin de ta de 40 cm. de largo, la especie Machupicchu y los dems gru- erec ta, So bra lia di cho to ma, pos arqueolgicos vecinos nom- Lycaste fimbriata, L. locusta de brados, se hallan situados en la grandes flores blanquecinas, vafor macin tpicamente peruana rias especies de Epidendrum y llamada Ceja de la Montaa, muchas ms. Tambin bordeanhacia las vertientes orientales de do el ro, son frecuentes Eritrina los Andes, cuyas aguas todas edulis, Cecropia, Nectandra Hevan al gran sistema amaznico. rrerae, asociaciones de Tessaria 160

integrifolia, en las playas de aluvin; y apartndose hacia las laderas de ambas mrgenes, Escallonia Pilgeriana, Inga, Weinmannia bfica, Cassia vargasii, Desmodium vargasianum, Myrica pubescens, Miconia, Lantana camara, Phenax rugosus, Piper, Clusia, Croton, Acalypha, Piper, Abutilon, Abatia, Pasiflora ligularis; llamada granadilla, de fruto comestible, Miconia Herrerae, M. sclerophylla, Fucsia, Begonia bracteosa, florece todo el ao, B. par viflora, Calceolaria, varias especies, Rubus, etc. Muchas de las especies mencionadas trepan las laderas y alcanzan o sobrepasan el nivel de la ciudadela de Machupicchu; aadindose otra ms, Lupinus de flores violceas, gramneas de varios gneros, Zeugites mexicana, Axonopus scoparius, abunda entre las murallas petreas, junto a numerosas especies criptogmicas. Aparece a la altura de 2,150 m. Begonia Veitchii, de grandes flores rojas, que emergen de los farallones y de las fisuras de los muros durante la primavera y el verano; igualmente Masdevallia Veitchiana de flores rojo anaranjadas, muy bonitas, son frecuentes en los andenes y los precipicios rocosos, como recor dan do, cada pri mave ra a los Amautas que construyeron esta joya arquitectnica; otras especies comunes son: Tibouchi na, Triump he ta, Brachyotum, y venciendo el lmite superior de la ciudadela, Puya Weber baue ri y otras Bro me lias, Bejaria glauca, arbusto de ms de dos metros que florece en el invier no con numerosas y grandes flores rosadas o violaceas que or namentan el paisaje florstico, as como tambin Abatia, Embotrium grandiflorum, tambin arbolillo, de tallo delgado, gusta habitar en lugares abier tos; Gynandropsis Mathewsii de flores rojas. Cu-

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Homenaje botnico a Machupicchu

bre reas considerables, como csped, Fragaria vesca, la cual es introducida; Crotalaria incana, Pavonea, Sphaeracele mandonii, Cuphea cordata, Clethra obovata, Thibaudia Herrerae, Siphonandra elliptica, Hyptis odorata, Nicotiana tomentosa, sta prefiere lugares ms bien bajos, Solalum Hawkesii, Justicia andina, Alonsoa cauliata, Bartschia inaequalis, Gerardia lanceolada, Semana sylvatica, Calceolaria Hertzogii, la ms atrac ti va del g ne ro, en el Per, por el tamao de las flores y las for mas de las hojas, florece en invier no, encontrndose a la vera del camino con alguna frecuencia, Siphocampilus Krauseanus. De la familia Compositae abundan varias especies y gneros, como Ver nonia, Eupatorium, Mikania, Stevia He rra rae, Cos mos, Inabum. Material y bibliografa revisadas: Her ba rio Var gas; Si nopsis de la Flora del Departamento del Cuzco, obra pstuma del Dr. F.L. Herrera. J. F. Mac bri de, Flo ra of Peru, varios tomos. C. Schweinfurth, Orchids of Peru, 4 volmenes. C. Vargas C., La Flora de la regin descubierta por The Viking Fund. A. Weberbauer, El Mundo Vegetal de los Andes Peruanos. Enseguida se da lista de los taxones, en orden sistemtico, del material colectado en la regin arqueolgica de Machupicchu, incluyendo los grupos aledaos ya nombrados antes. Con esto no pretendo afir mar, en ningn momento, que tal lista sistemtica es completar; slo la ms amplia que posiblemente se ha obtenido porque el autor ha explorado, en repetidas ocasiones, dicha zona y en diferentes estaciones del ao.

THALLOPHYTA Myxomycophyta Xilaria sp., encontrada en tallo descompuesto. Rara. Eumycophyta Son comunes varias especies de: Polyborus, siendo ms frecuente Polyborus sanguneos. Lentinus crinitus, L. villosus. Schizophyllum commune. Auricularia polytricha. Coriolus pinnitus. Lichenes Usnea florida. U. uliginosa. Physcia clematiana. Cladonia pycnoclada. Par melia tinctorea. P. altsima. P. cirrhata. Peltigera rufescens. Stereocaulon myriocarpum. S. ramulosum. Cora pavonia. BRYOPHYTA. HEPATICAE Marchantiae Marchantia chenopoda. Plagio chi la adiantoides. P. alternans. P. an di co la. PLAGIOCHILA BINGHAMIEAE; especie dedicada por el botnico Evans, quien la describi, en honor de la seora Alfredo M. Bingham, y colectada por el botnico Foote, agregado a la expedicin de Hiram Bingham, que descubri Machupicchu. Radula andicola. Radula ramalina. Frullania laxiflora. Porella arborea. Marchesinia brachiata. Muscineae Bryum an di co la. B. bi for me, Breutelia tomentosa. Polytrichium juniperum. P. aristiflorum. Meteriopsis remotifolia. Fu na ria hi g ro me tri ca. Ento don ja me so nii. Se mat o p hy l l u m c a e s p i t o s u m . Brachythe cium ste reo po ma. Mei li cho lo fe ria mi me tis si ma. Fissidens asplenoides. Porotrichum necke rae for me. Mit tenothaminium reptans. 161

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Cesar Vargas C.

PTERIDOPHYTA Filicales Ophioglossum reticulatum. (2,000 m.) Hymenophyllum polyanthes. H. gobl me ri. Cyat hea divergens?, (2,000 m.) Dryopteris macrotis. D. ner vo sa, 2,000 m. Poly sti chum montevidensis, 2,200 m. Tectaria mar tinicensis. Nephrolepsis pec ti na ta 2,300 m. Blechum loxcense. B. buchtienni 2,300, B. occidentale, 2,300 3,700. Asplenium cicutarium. A. dimidiatum. A. lactum A. praemorsum 2,000 2,300 m. Pe llae ter ni fo lia. P. ova ta, 2,000 2,300 m. Notholaena bonariensis. N. aurea. N. pectinata, 2,000 2,300 m. Cheilanthes poeppigiana. Ch. marginata. Ch. myriophylla, 2,000 2,300 m. Adiantum patens. A. pe ru via num. A. poi re tii. A. polyphyllum. Pteris coriacea P. mu r i c a ta . P. q u a d r i a u r i ta , 2,000 2,300 m. Pte ri dum arachnoideum, 2,000 2,300 m., este helecho es rudeal crece for mando densos matorrales no slo en el piso del can, sino que trepa las laderas aledaas a Machupicchu, invadiendo los terrenos abandonados por el hombre, despus de sus cultivos o la tala de los bosques. Poly po dium an gus ti folium. P. char taceum. P. fraxinifolium. P. lachniferum. P. lanceolatum. P. loriceum. P. ophiocaulon. P. plumula. P. polypodioides P. filicaule, 2,000 2,300 m Dor yop te ris con color. D. palmata, 2,000 2,300 m. Adian top sis chlo rophylla. A radiate, 2,000 2,800 m. Pitirogramma calomelana. P. ochraceae. P. tar tarea. Elaphoglossum piloselloides. E. tectum. E. barbatum. E. cuspidatum. E. longipes. Ttrachypteris pinna ta. Ane mia f le xuo sa. A. phylli ti dis. Lygo dium polymorphum, 2,000 2,300. 162

Equisetaceae Equisetum bogotense. E. giganteum, 2,000 2,300 m. Lycopodiaceae Lycopodium clavatum, 2,000 3,600 m. L. complanatum. L. jussieae, 2,300 m. Selaginellaceae Se la gi ne lla Poep pi gia na, 2,300m. EMBRYOPHYTA SIPHONOGAMA Angiospermae Monocotyledoneae Gramineae: Pas pa lum Hum bol tia num. P. pallidum, 2,000 2,300 m. Pen ni se tum bam bu si for me, 2,000 2,000 m. muy comn, en par ticular en el verano for mando asociaciones ralas, en las laderas prximas, alcanzando cerca de 2.50 m. de alto, algu nos lla man, sarasara, por la semejanza al maz en su hbito. Stipa ichu, es una gramnea de amplia distribucin altitudinal, pues llega cerca de los 2,000 m. y sube hasta ms de los 4,000 m. es la frecuente paja o Ichu de las punas altas y cordilleranas; Axonopus scopa rius, sarasara, al can za hasta 1.40 m. alto, abunda desde los 2,100 m. hasa los 2,300 m. en la misma ciudadela de Machupicchu; Axonopus mathewsii, de menor talla que la especie anterior, tambin comn en lade ras abier tas, 2,000 2,600 m. Bri za mo nan dra, 3,500 m. Muhleabergia tenusim a . A n d r o p o g n l a t e r a l e s. Agros tis to lu cen sis. Cor ta deria bifica, 2,100 2,400 m. Zeugites mexicana, 2,300 m. Bromas pitensis 2,200 m. Chasquea dombeyana 2,200 2,550 metros.

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Cyperaceae: Cyperus her mafroditas. Carex cladostachya. Araceae: Anthurium alienatum. A. rigidissimum. Bromeliaceae: Tillandsia latisepala. T. rubra. T. seemanii. T. usneoides Puya den si flo ra. P. We ber baue ri, 2,100 3,400 m. Guzmana morreniana. Pitcairnia. Palmae: Chamoedorea lanceolada. Commelinaceae: Commelina elegans. C. longicaulis. Tinanta erecta, 2,000 2,300 metros. Amaryllidaceae: Bomarea aurantiaca, 3,100 3,600 m. B.sanguinea, 2,400 3,600 m. B. ovata. B. brevis, 2,400 3,400 m. B. pumila 3,300 m. B. densifolia sp. Nova, es una especie nueva colectada y descrita por el autor. Iridaceae: Sisyrinchium chilense. S. palmifolium, Capella peruviana. Musaceae: Heliconia affinis, crece en grupos numerosos en pleno bosque, muy llamativa y florece en invierno, 2,000 2,200 m. Cannaceae: Canna iridiflora, tambin crece en pleno monte, 2,000 m. Orchidaceae: En esta regin arqueolgica el autor ha logrado colectar hasta 75 taxones de esta familia, lo que ilustra la riqueza de la flora en esta zona; no obstante es posible que todava dicho nmero puede aumentar con exploraciones prximas. Es interesante comparar con el nmero total de especies que da

F. L. Herrera para esta familia en su Si nop sis para todo el depar tamento del Cuzco, que alcanza a solo 55 taxones. Adems hemos encontrado varias especies nuevas y taxones que antes no se conocan para esta zona. Se da enseguida lista de las especies: Phrag mi pe dium cui da tum, 2,040 m. Ha be na ria li gu la ris H. mo nor r hi za. H. par vi dens. H. un ca ti lo ba, 2,200 2,400 m. Po lo nia Var gas si sp. Nova. 2,500 m. Elleant hus au ran tia cus. E. co ni fer, 2,300 2,500. So bra lia di cho to ma, 2,000 2,400 m. Gomp his plan ta gi ni fo lia, 3,200 m. Ste n o p t e r a c i l i a r i s, 2 , 0 0 0 m . Altens tei nia fim bria ta, 2,000 m. Pres cot tia stachyo des. P. te nuis 2,400 3,400 m. Pte ri chis sil ves tres, 3,200 m. Cra ni chis ci lia ta 2,500 m. C. pic nant ha 2,000 m. Pont hie va dip te ra 2,500 m. P. mon ta na, 2,500 m. Spi rant hes cory mbo sa 3,200 m. S. or chioi des. S. Ulaei, 2,000 3,100 m. Eryit ho des sim ples 3,200 m. sp. N ova . E . c u r v i c a r i n a , s p. Nova. 2,100 2,300 m. E. den si flo ra 2,300 m. E. eu blep ha ris 2,100 m., E. Lin de nii 2,100 m. E. pur pu rea 2,100 m. E. rhom bi fo lia 2,300 m., Mas de va llia bar ba ca na 2,300 m. M. Veit chia na 2,300 m. Le pant hes cau da ti se pa la 2,650 m. L. trachyse pa la 3,200 m. Pleu rot ha llis an gus ti fo lia 2,500 m. Pleu rot ha llis cau da ti pe ta la 2,040 m. P. ci lia ris 2,040 m. P. pha lan gi ra 2,800 m. P. rhynchant ha 2,040 m. P. se cun da v. lon gi ra ce ma, v. nova. Li pa ris ra mo sa, 2,000 m. L. re tu sa 2,500 m. Epi den drum aqua ti coi des, sp. Nova. 3,600 m. E. ar dens 2,400 3,400 m. E. bam bu si for me 2,600 m. E. bi ros tris, 3,200 m. E. cras si la bium 2,040 m., E. di cho to ma 2,000 2,700 m. E. fri gi dum 3,500 m. E. 163

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Han kea num 2,600 m. E. Herre rae, sp. Nova, 3,000 m. E. ina moe num, v. ro bus tum, vr. Nova. 2,040 m. E. pachychi lum 2,400 m. E. pa ni cu la tum 2,040 m. E. so ra tae 3,500 m. Ble tia ca tenu la te 2,300 m. B. man do nii, 2,300 2,700 m. Lycas te fim bria ta 2,100 m. L. lo cus ta 2,040 m. Ma xi lla ria flo ri bun da 2,800 m. M. na su ta 2,100 m. M. ro tun di la bia 3,300 m. M. tri go na, 2,800 m., Odon to glos sum an gus ta tum 3,200 m. O. au reo pur pu reum 3,200 m. O. obs cu rum 2,000 m. O. praes tans 2,000 m. O. pus si llum 2,000 m. Oci dium glo bu li fo rum 2,000 m. O. re tu sum, 2,300 m. Leck har tia ho lo glos sa 2,000 m. Te l i p o g o n Pa p i l l o 2 , 5 0 0 m . Pachyphyllum g ra ci lli mum 2,800 3,200 m. P. Pas tii 3,600 m. DICOTYLEDONEAE. Piperaceae:

Chenopodiaceae: Chenopodium ambrosioides, 2,000 3,400 m. Amaranthaceae: Amaranthus spinosus: Alternanthera Brasilia; Alternanthera microcephala; A. repens; Iresine celosia, 2,000 3,100 metros. Caryophyllaceae: Arenaria lanuginosa, 3,600 m. Ce ras tium mo llis si mum, 3,200 metros. Ranunculaceae: Clematis dioica, 2,100 m. Berberidaceae: Berberis boliviana; B. dryandriphylla, 2,100 2,400 m. Monimiaceae: Siparuna harongifolia, 2,100 m.

Piper elongatum 2,300 m. Pi- Lauraceae: per machupijchense 2,300 m. P. sinoclaussum, 2,350 m. Pepero- Nectandra Herrerae, 2,100 m. mia maransera, 2,000 m. Papaveraceae: Myricaceae: Bocona frutescens, 2,000 2,300 m. Myrica pubescens, 2,000 2,250 m. Capparidaceae: Ulmaceae: Gynan drop sis Mat hew sii; Trema micrantha, 2,000 m. Urticaceae: Cleome Herrerae, 2,100 m. Cruciferae:

Boeh me ria cau da ta 2,000 Sisymbrium pe r u via num; m. Phe nax ru go sus 2,300 Sisymbrium hispidulum, 2,100 2,800 m. 2,300 metros. Proteaceae: Embo trium gran di flo rum 2,300 3,000 m. Aristolochiaceae: Saxifragaceae: Escallonia Pilgeriana, 2,000 m. Cunioniaceae:

A r i s t o l o ch i a K i l l i p i a n a , Weinmannia bifida; W. crenata. 2,040 m. Ribes. Ribes incarnatum. 164


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Miconia alpina, 3,400 m. Tibouchina gayana, T. incarum, Rubus acanthophyllus R. ade- Acaly pha ma cros tach ya, T. mollis, T. pleromoiodes, T. nothallus. R. robustus, R. bogo- 2,100 m. Euphorbia Poeppigii, saxsa. tensis, R. roseus, R. urticaefo- Phyllanthus lathyroides, Croton lius. Bayllinoanus. Oenotheraceae: Fragaria vesca, especie introTiliaceae: Fucshia boliviana, (arbusto ducida, vegeta ampliamente. pe ren ne de 2 m. de alto, borTriump he ta acuminata, (B. Leguminosae: dean do el monte bajo), 2,000 bogotensis?). 3,000 m. F. aus tro mon ta na, Inga adenophylla, 2,100 m. Malvaceae: 3,200 m. F. Brittonii. Oenothera Mimosa cuzcoana, 2,100 2,300 m. M. revoluta, 2,100 m. Abutilon molle, Anoda crista- campylocalyx. O. rosea, 2,100 Cassia Cookii, Cassia Varga- ta, 2,100 2,300 m. Sida rhombi- 2,300 m. Jus sieae pe ru via na. folia. Pavonia paniculada, P. spi- Epilobium denticulatum, 2,100 sii, 2,100 m. Crotalaria nitens. C. pilosa, nifex. Malvastrum peruvianum, metros. 2,100 2,300 m. 2,100 m. Araliaceae: Lu pi nus uru bam ben sis. L. Violaceae: Oreopanax sp. Ynesiae, 2,100 m. Des mo dium in tor tum, D. Viola Wedellii, 3,200 m. Umbelliferae: molliculum, D. Vargasianum v. Flacourtiaceae: Hydrocotyle alchemilloides, typicum, 2,100 m. Cologania pulchella. Astra- Abatia macrophylla, 2,000 2,100 3,400 m. H. filipes. Bowle sia acu tan gu la, 3,200 m. ga lus gar ban ci llo, 2,900 2,300 m. Oreomyrrhis andicola. Neonel3,550 m. Psoralea glandulosa. Passifloraceae: sonia acuminata. Hydrocotile Da lea ayava cen sis, 2,100 m. Collaea speciosa, arbusto de P. ligularis, (granadilla comes- palmata. H. acutifolia, 2,100 gran des flo res azu les, muy tible), P. mollissima, P. quadriflo- 2,300 m. atractivo. Eritrina edulis, rbol ra, P. menisper mifolia, 2,100 Cletrhaceae: ribereo que crece a lo largo 2,300 m. del ro Urubamba, desde CeCletrha obovata, 3,000 m. drobamba, 2,300, hasta S. Mi- Loasaceae: guel, 1850 m. Phaseolus boli- C a j o p h o r a m a r r e q u i s c a, Ericaceae: vianus, 2,100 m. 1,850 3,200 m. Loasa picta Gault he ria gla bra. Be ja ria 2,300 m. glauca, 2,300 3,600 m., (arGeraniaceae: Begoniaceae: busto de 3 m. muy atractiva, Geranium tablacense; G. fili- Begonia bracteosa, (perenne, florece en invier no). Orthaea pes, 2,300 3,200 m. Erodium florece todo el ao); 2,000 Weberbaueri, 2,100 m. Thibau2,400 m. B. glabra; B. par viflora, dia regularis. T. Herrerae. Cacicutarium. B. Pennelli, B. peruviana, B. Veit- vandissia mar tii. C. acuminata. Oxalidacea: chii, 2,100 3,600 m. C. beckmaniana. Demostenesia Pear cei. Sphyros per mum O. coraleoides, O. Herrerae, Lythraceae: cordifolium. Gaultheria remyaO. peduncularis, O. Sanmigueli, Cup hea ci lia ta, C. cor da ta, n a . D e m o s t e n e s i a m iO. villosula, 2,000 2,400 m. 2,100 2,550 m. Cuphea sp. crophylla. Per nettya pur purea. Vaccinium floribundum v. mar2,600 m. Tropaeolaceae: gi na tum. Thi bau dia bi flo ra, Tro paeo lum We ber baue ri, Myrtaceae: 2,100 3,400 m. 2,000 2,300 m. M y r t e o l a We b e r b a u e r i , Myrsinaceae: 3,600 m. Polygalaceae: Rapanea Jelskii, 2,100 m. Polygala Pearcei. Monnina sa- Melastoseaes licifolia, M. conectisepala, 2,100 Brach ytun quin que ner ve, Loganiaceae: 3,600 m. M. pach yco ma, 2,000 2,400 m. B. Traneal Buddleia americana, 1,800 3,600 m. 3,600 m. 2,300 m. Rosoideae: Euphorbiaceae:
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Gentianaceae: Che lo nant hus acu tan gu lus, 2,300 2,500 m. Hallenia Weddelliana, 2,350 3,600 m. Gentianella umbellate, 2,900 3,200 m. Ascleopiadaceae: Me li nia sp. Sar cos tem ma campanulatum, 2,100 2,300 m. Convolvulaceae: Ipomea alba; Ipomea dumetora, 2,000 2,300 m. Verbenaceae: Lantana camara; L. foetida; L. trifolia. Limpia virgata. Labiatae: Lepechinia codon, 1,800 2,100 m. Salvia coccinea; Salvia Herrerae, sp. Nov.; S. penduliflora, 2,100 m. Sphacele lancifolia. S. vesciculosa, 2,100 m. Hyptis pectinata; H. Tafallae o H. arborea? 2,100 2,300 m. Solanaceae: Nicandra phisaloides; 2,000 m. Solanum Bessi sp. Nov. ; S. Hawkesii sp. Nova, (ambas tuberferas) 2,300 2,600 m. Solanum Poeppigii, S. saponaceum. Nicotiana tomentosa, 2,040 2,100 m. Scrophulariaceae: Alonsoa caulialata; Calceolaria atawallpae; C. chelodonifolia, C. chrysocalix, C. engleriana; C. furcata sp. Nova., C. Hertzogiana; C. hirsutula; C. procera s p. N ova . ; C. t r i p a r t i t a ; Bartschia inaequalis, B. tiantha, Gerardia lanceolada, 2,100 3,600 m. Como puede obser varse de la lista de especies de Calceolaria, este gnero est representado por varias especies, algunas de ellas muy ornamentales y, junto 166

con las especies de Begonia, Ti- lia. M. mi crant ha; Ste via He bouchina, Fucsia, y otras ms, rre rae; Eri ge ron ca na des nis; constituyen el atractivo or na- 2,100 2,400 m. Di plos tep mental de la regin de Machu- hium Haen kei, 3,200 m., bor picchu, agregndose lgicamen- dean do los mon tes de la te diversas especies de Orqu-Ceja, muy atrac tiva por sus deas, que en nmero de especies nu me ro sas ca be zue las y flo y de individuos cubren las rocas res vio la ceas, como casi to y los aledaos de las laderas en das las Com po si tae, flo re ce a un alarde de colores y for mas fi nes del invier no y pri mave exticas. ra, as tam bin como D. Lech le ri. Gesneriaceae: Bac cha ris flo ri bund; B. ge nis te lloi des; B. odo ra ta, B. Seemania sylvatica, 2,000 pos tra ta, 2,300 3,600 m. 2,300 m. Achyro cli ne ala ta; A. sa tu reoi des, A. al bi cans; 2,300 Acanthaceae: 3,500 me tros. Justicia cuzcoensis 2,100 Ageratum latifolium, 2,300 m. de flores azules, fre2,000 m. Aster mar gi na tus, cuente en la primavera y verano. 3,000 m. Bi dens an di co la, B. Stenandrium triner ve. se ge tum, v. pa tu la; B. pi lo sa, 2,000 2,300 m.; B. tri pli ner Plantaginaceae: vis, 2,900 m. Cony za ple be ya; Plantago hirtella; P. major. Clibadium surinamense, 2,350 m., Cos mos peu ce da ni Rubiaceae: fo lius v. ti ra quen sis, 2,000 Cinchona pubescens, (cascari- 3,700 m. lla), Manettia Vargasii, 3,200 m. Erech tit hes hie ra ci fo lia; sp. nova., Pa li cou rea ma cro- Elephantopus spicatus; Erigebotrys, Relbuninium croceum, ron pusillus, 2,100 m. Gynoxis cusilluyocana, 3,500 m. R. hypocarpium. Gnap ha lium pur pu reum. Valerianaceae: Gn. Poep pi gia num, Gn. Ele Valeriana cephalantha, 3,200 m. gans, 2,300 3,600 m. Hypo chae ris an di na 3,400 m. Jae ge Cucurbitaceae: ria hir ta, 2,300 m. L. He rre Cyclant he ra brach ybotrys, rae, sp. Nova., Lia bum an gus ta tum, 2,000 m. L. has ti fo 2,100 m. lium, 2,000 m., L. so li da gi Campanulaceae: neum. L. sa git ta tum, 2,300 Siphocampylus corynoides, 3,600 m.; Mu ti sia bi pon ti na, 2,100 2,300 m. S. Krauseanus, (plan ta tre pa do ra), Poly mnia 2,200 m. S. tu paee for mis, gla bra ta, 2,100 2,450 m. Se ne cio Jels kii 2,100 m.; S. 2,300m. teph ro sioi des, 3,600 m. Se ne Lobelia tenera, 2,450 m. cio sub mul ti ner vis, sp. nova, Compositae: Spi lant hes ocy mi fo lia; Sie ges Ver no nia arg yro pap pa, V. beckia Man do nii, 2,100 m. Pe scor pioi des; Eu pa to rium cre - re zia coe ru lens, 3,650 m.; Ta nu la tum. E. an di num; E. ro - pe tes man do nii, 2,100 m.; Si do teph rum; E. uber; E. Gil - guie ra Pflan zii 2,100 2,350 ber tii, E. lae vi ga tum, E. lep to - m., (la de ras abier tas), Ver be cep ha lum, Ophryos po rus pi - si na mi nu ti ci pes, 2,000 m.; que rioi des. Mi ka nia fi li ci fo - Wer ne ria nu bi ge na, 3,400 m.
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El camino inca llega desde el Sureste a Machupiqchu, por el sector agrcola, el cual est constituido por un vasto sistema de terrazas de cultivo, equipada por una red de caminos y depsitos localizados estratgicamente, destaca un enigmtico instrumento ltico, y la hoy denominada casa del vigilante.

el Camino Inca atraviesa el umbral principal del complejo para llegar un grupo de edificaciones y equipamientos de talleres, depsitos y otras estructuras de cuyo uso se ha perdido memoria; se aprecia la lmpida fuente de agua, pulcras escalinatas talladas en la roca madre, un usnu enigmtico y debajo un mausoleo de maravillosa esttica,

Fotografas: Fernando Oviedo

La amplias vas que organiza los sectores de Machupiqchu, llegan al sector donde se encuentra la magnfica talla ltico del cndor,, la configuracin de conjunto, la existencia de edificios de hasta tres pisos, la infraestructura atpica con magistrales tallados enigmticos, y la orientacin hacia el este del complejo, dilucidan el carcter ritual y simblico de este sector.

Se llega primero a la gran kancha, constituido por tres edificios muy distintos, uno de muros ciclpeos y tres ventanas, otro ordinario pero no menos interesante, y uno tercero de dos habitaciones contiguas con majestuosos paramentos; de all nace la pulcra escalinata que lleva hacia una atalaya con recintos que resguardan al enigmtico Intihuatana .

En el sector urbano, las construcciones son organizadas comunitariamente por calles y, orientadas convenientemente para obtener un eficiente hbitat, para asegurar el bienestar de sus habitantes. La importancia de este sector viene mostrada por las jambas dobles en sus accesos, as como por la monumental escalinata que la precede

Fotografas: Fernando Oviedo

Waynapiqchu muestra impresionantes escenarios al cual se asciende por antiguos peldaos esculpidos en el batolito, conviviendo con el vrtigo edificado en armona con la naturaleza; en la cumbre, es indescriptible el escenario que premia al caminante, inundando su universo con la inmensidad de la montaa andina, la fuerza del ro Willcamayo y el asombroso escenario inca.

MACHU PICCHU A TRAVS DEL TIEMPO


Alfonso Arstigue Peza1

engo la suer te de conocer esta ma ravi lla del Mundo desde 1969, cuando comenc mis estudios en la segunda Universidad ms antigua del Per, la San Antonio Abad del Cusco, con trescien tos die cio cho aos de antigedad; a la ciudadela de Machu Picchu visit una treintena de veces, ya sea con los estudiantes de las carreras pro fe sio na les de Bio lo ga,

Zootecnia, Agronoma o con di fe ren tes inves ti ga do res de Universidades Peruanas o extranjeras, siempre con el afn de ver las especies vegetales exis ten tes en las di fe ren tes pocas del ao, ya que Machu Picchu es el Paraso de los Bot ni cos. Quie ro re fe rir me al cambio que esta sufriendo en lo referente a la flora fundamentalmen te las que presentan las flo res ms vis to sas

como son las Orqudeas y Begonias, o las que tienen alguna uti li dad en la far ma co pea como medicamento para la humanidad, plantas como el sano sano que son helechos arbreos y la cascarilla o quinina que son r bo les co no ci dos como el rbol de la quina utilizados para la cura del paludismo. Desde la llegada a la cima de Machu Picchu por Hiram

1 Profesor Principal a D.E. Depto de Biologa. Email: Arestegui@yahoo.es

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Alfonso Arstigue Peza

Bingham el 24 de julio del ao personalidades a recibir el tan 1911, dio a conocer al mundo preciado galardn. entero la existencia de una ciu- Antes de ser no mi na do dadela Incaica ubicada en el ce- como maravilla del Mundo, la rro Machu Picchu, considera- ciudadela de Machu Picchu redo como el ltimo refugio de ciba ms de 2,000 visitantes. los Incas rebeldes de Vilcabam- Las personalidades que llegaba, con un maravilloso entor - ron en los meses anteriores a no natural de plantas de vegeta- su nominacin se encuentran, cin sub arbustiva, arbustiva la actriz de Hollywood Camearbrea y rboles y clima exu- ron Diaz, la modelo Kenita Laberante. Anterior a esta fecha, rran, el magnate de la infor mel Seor Agustn Lizrraga en tica Bill Gates. afn de ampliar su territorio La ciu da de la Inca el ao agrcola, repor t la existencia 2010 ha recibido 1500,000 vide ruinas Incaicas a las autori- sitantes segn la estadstica lledades de la provincia y el De- vada por el INC, publicado el par tamento. 30 de diciembre del 2010. Por la exis ten cia de los re cur sos cul tu ra les y na tu ra les ESPECIES VEGETALES QUE que al ber ga esta ciu da de la, el HAN SUFRIDO Go bier no Pe rua no a de cla ra - REDUCCIN do como rea Na tu ral Pro te - En esta ocasin en la que se gi da, bajo la ca te go ra de San - recuerda los 100 aos de la tua rio His t ri co, en 1981, puesta en valor cientfico de la con una su per fi cie de 32,592 Ciudadela Inca de Machu Pichec t reas. chu, debo sealar que en los En 1983 sobre la base de di- aos sesenta hasta el ochenta versos estudios que reiteraban existan especies vegetales en el valor cientfico de sus recur- plena ciudadela tales como las s o s, f u e d e c l a r a d o p o r begonias y orqudeas, las misUNESCO, con la noble catego- mas que han sido depredadas y ra que gozan 23 zonas protegi- han sufrido una reduccin condas en el mundo de Patrimo- siderable en la ciudadela Inca nio Natural y Cultural de la Hu- ya sea por su belleza o por sus manidad. propiedades medicinales. El ao 2007 UNESCO pro- Muchos investigadores en pone varias reliquias existen- plantas han dado la denominates para que sean declarados cin al Santuario Inca como como integrantes de las mara-Machu Picchu, paraso de los villas del mundo, en la que Ma- Botnicos por la gran diversichu Picchu tuvo la mayor vota- dad de especies existentes por cin y fue declarado como Ma- las condiciones ambientales faravilla del Mundo el 07 de julio vorables, tales como el clima, del mismo ao, donde se con- las pre ci pi ta cio nes flu via les centraron ms de 40,000 perso- que casi son constantes por su nas que llenaron el estadio de ubicacin de ceja de selva. la Luz de la ciudad de Lisboa Por tugal, fue declarada como FAMILIA BEGONIACEAE una de las maravillas del mun- Las begonias tienen valor do. A la que asistieron el Alcal- econmico y son muy apreciade de Ma chu Pic chu Se or das como plantas or namentaEdgar Miranda, Alcaldesa del les, tanto por el colorido de Cusco CPC Marina Sequeiros, sus tpalos, tamao que puede Viceministro de Turismo Se- variar desde 0.40, 0.60m hasta or Eduardo Arrar tre y otras alturas de 2 a 3 metros de longi172

tud, el colorido de sus tpalos, as como por las hojas ligeramente crazas; es una especie de po li ni za cin ha l ga ma y pueden hibridarse con suma facilidad, de esta for ma aparecen plantas con flores her mosas. Co mn men te se le co no ce como achankara y se puede culturizar con suma facilidad en los jardines y parques. Entre las especies mas apreciadas tenemos: Begonia veitchii Hook. Begonia bracteosa A. DC. Begonia par viflora Poepp.& Endl. Begonia pennellii Smith & Schubert. FAMILIA RUBIACEAE En esta familia se encuentra la planta conocida como rbol de la quina, que fue muy utilizada en el pasado para la cura del paludismo o terciana, para ello se descor teza el rbol y se seca para tomar como mate, esta especie es frecuente encontrar en Wiay Wayna. Cinchona officinalis L. Cinchona coordifolia Mutis Tambin en esta Familia se encuentra el gnero: Palicourea macrobotrys (R & P) Roem. arbusto de ramas pendientes de 2 a 3 m, con flores tubulares pequeas, numerosas en pancula de color rojo y amarillas. FAMILIA SCROPHULARIACEAE Calceolaria atawallpae Kranzl, herbcea, tallo marrn oscuro, alcanza 1.50 m. Ramificado, hojas pequeas, numerosas flores anaranjadas, cliz pequeo de corola grande, florece casi todo el ao. Cal ceo l a ria her t zo gia na Kranzl, herbcea, erecta, anual alcanza a 1 m de tallo piloso

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Machu Picchu a travs del tiempo

robusto, hojas largamente pe- Bomarea densifolia Vargas cio la das, den ta das, f lo res Bomarea brevis (Herb.) Baker. grandes en racimo ter minales Bomarea sanguinea Kranzl. o axilares. FAMILIA AMARYLLIDACEAE FAMILIA ACANTHACEAE Por el color y for ma del pe Justicia cuzcoensis Lindau, rianto, son flores muy apreciaherbcea, alcanza 1 m de altu- das como or na men ta les, hara, flores azules, hojas opues- biendo sido muchas de ellas tas sentadas, lminas de 4 a 8 mejoradas por hibridacin natural, por esta razn estas planlbulos, angostos aserradas. tas han ganado gran aprecio y A p h e l a n d r a e u r y s t o m a su cultivo se ha extendido, del Milbr. Herbceo, flores en pe- mismo modo su propagacin queos racimos axilares o ter - es fcil utilizando sus bulbos, minales, con pednculos de 4 a mientras cuando se propagan 5 cm de largo, inflorescencias por semilla el primer ao solo tubulares en racimo con 7 a 11 vegeta y acumula reser vas, la florees de color rosada a pr- floracin es al segundo o tercer ao. pura. Amary llis ma chu pij chen sii FAMILIA VALERIANACEAE Vargas. Plantas gephytas que sur- Amaryllis forgetti Worsley gen cada estacin de primave Stenomesson pearcei Baker. ra, las races con propiedades far macopeas: FAMILIA HELICONIACEAE Va l e r i a n a c e p h a l a n t h a Hierbas perennes, hojas dstiSchlecht cas con una larga vaina basal, l Valeriana variabilis Graebn mina con ner vacin media pronunciada y numerosas ner vaduras secundarias per pendiculaFAMILIA res, inflorescencias ter minales, ALSTROEMERIACEAE Las reser vas de las races de erguidas o pndulas, con brcestas plantas que se encuen- teas coloreadas y vistosas, flores tran en el suelo como reser va zigomorfas, con 3 spalos y 3 pde agua almacena principios talos, con uno de los spalos cardiotnicos, por esta razn conspicuos diferente de los deesta siendo depredadas para la ms, y es el nico que se abre en for mulacin de sus principios la antesis. Heliconia affinis Loes. activos. Herbcea a veces tre pado- Heliconia roseoflava Loes. ras, ho jas fre cuen te men te Heliconia cannoidea A. Rimembranosas alter nas u opues- chard. tas, simples enteras, inflores- FAMILIA ARACEAE cencias en racimo en captulos Plantas herbceas, perennes ter minales o axilares, ovario s- rizomatosas, a veces arbustivas pero unilocular, basal, campil- o arborescentes, terrestres, epifitro po, fru to usual men te en tas, acuticas, con presencia de aquenio utrculo monos- catfilas, hojas generalmente disper mo dehis cen te o in dehis- puestas en espiral a lo largo del cente o incluido en el perianto tallo, inflorescencia en espdice, acrescente, semillas con endos- protegidas por una bractea o esper mo copioso. pata, las flores despiden un aro Bomarea aurantiaca Herb. ma fuerte agradable.
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A n t h u r i u m h u a nu c e n s e Engl. Anthu rium ri gi dis si mum Engl. FAMILIA ORCHIDACEAE Plan tas her b ceas, pe ren nes, te rres tres epi fi tas o sa pro fi tos, al gu nas acau les, cau les cen tes o con pseu dobul bos, las te rres tres con ra ces fi bro sas o en gro sa das y las epi fi tas con ra ces a reas, ho jas sim ples al ter nas, ds ti cas a ve ces im bri ca das, oca sio nal men te re du ci das a es ca mas, flo res ter mi na les o axi la res, en es pi gas, ra ci mos, pa n cu las o so li ta rias, ini cian la flo ra cin de noviem bre a mar zo. Las con di cio nes am bien ta les de Ma chu Pic chu favo re cen el de sa rro llo de una rica flo ra, en tre la cual las orqu deas lla man la aten cin de ma ne ra es pe cial. En la ac tua li dad se han re gis tra do 372 es pe cies, en al ti tu des com pren di das en tre los 1500 a 3000 me tros, se pue de en con trar en tre los ro que da les, hu mus y va rias de ellas son epi fi tas, las flo res de co lo res bri llan tes de ma tiz ama ri llo, ro jas, cyclam, vio l ceos. En Ma chu Pic chu , hay las que flo re cen todo el ao, lle van do por ello el nom bre que chua de Wi ay way na (siem pre joven), por esa be lle za ma ni fies ta han su fri do una re duc cin con si de ra ble, las flo res de las or qu deas al can zan cos tos muy al tos en el ex te rior fun da men te en Eu ro pa, Asia y Nor te Am ri ca. Masdevallia veitchiana Reichb. M a s d e va l l i a b a r l a e a n a Reichb. Sobralia dichotoma R. & P. Sobralia violacea Lindl. Epidendrum paniculatum R. & P. 174

Epidendrum aquaticoides C. Schweinf Pleurothalis cordata (R.& P.) Lindl Pleurothalis serripetala Kraenzl. Onci dium glo bu li fe r um H.B.K. Telipogon papilio Reichb. Phrag mi pe dium cau da tum (Lindl.) Rolfe Odon to glos sum praes tans Reichb. Maxillaria floribunda Lindl. Maxillaria nasuta Reichb. Stelis purpurea (R. & P.) Will. Stelis tricardium Lindl. PTERIDOPHYTA Los he le chos son plan tas sin flores con presencia de esporas en la cara abaxial con las que se reproducen en for ma asexual. Plantas vasculares por presentar tejidos conductores, terrestres, epifitos, acuticos, con ho jas co no ci das como frondas enteras o pinnadas, tallos sub te rr neos, a reos y acuticos. Las especies codiciadas por sus propiedades far macolgicas son: Cyathea caracasana (Kl.) Doming. Estas especies se conocen como sano sano Cyathea delgadii Phragmipedium

Las especies indicadas a medida que la afluencia de los visitantes va en aumento tienden a desaparecer, fundamentalmente las plantas que presentan las flores ms bellas o exuberantes que se encuentran a inmediaciones de los restos arqueolgicos. Hasta los aos 1984 era frecuente obser var la orqudea del gnero Masdevalia spp. que es una especie litofita es decir que vive adherido a las rocas; QUE MEDIDAS DEBEMOS ADOPTAR Para evitar la depredacin de la biodiversidad, se requiere alcanzar car tillas de infor macin con jun ta men te que los boletos de ingreso al parque, infor mando la prohibicin de realizar colecciones de plantas, insectos, aves entre otras especies bajo pena de mul ta y arresto. INRENA, debe des ta car per so nal es pe cia li za do para sancionar a personas que tomen muestra de las especies vegetales. Debe deter minarse la carga diaria de visitantes, para un mejor control de los visitantes. El ingreso por Santa Ana de turis tas debe merecer mejor control por personal especializado. Sino adoptamos estas medidas solo tendremos estas plantas or namentales en la margen derecha, la par te inaccesible de la empinada del cero que comienza en Machu Picchu pueblo y ter mina en puente ruinas.

VISITANTES CADA AO AUMENTA A mayor n me ro de vi si tan tes, gran pr di da de la diver si dad de plan tas na tivas exis ten tes en el San tua rio His t ri co de Ma chu Pic chu, no todo los vi si tan tes tie nen co no ci mien - BIBLIOGRAFA. to que es tn en un rea pro te - Vargas C. C. (2001) Machu Picchu, Paraso de los Botnicos, Cusco Per. gi da y la diver si dad bio l gi ca exis ten te lla ma la aten cin a Valenzuela G. L. Et all., Calatayud H.G, Monteagudo M. A., Farfn V. J. Suc lli M. E., Huamu chos cu rio sos de di ca das al mantupa Ch. I. (2007) FLRULA DE LA man te ni mien to de plan tas or - RESERVA ECOLGICA INKATERRA. Missouri Botanical Garden. na men ta les y me di ci na les.
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PROTECCIN DE PICAFLORES
Miguel Ayala Caldern1, Silvia Enma Len Snchez

os picaflores o colibres pertenecen al Orden Trochiliformes y a la familia Trochilidae, exclusiva de Amrica que incluye a ms de 320 especies. En el Per existen 115 especies de picaflores, de las 360 especies que existen en el mundo. En nuestro pas el picaflor de cola ahorquillada (Rhodopis vesper), es una de las aves ms pequeas y hermosas del planeta y vive en simbiosis con las flores extrayendo su nc-

tar, gracias a su pico delgado, curvo y su lengua larga, especialmente desarrollado para polinizar flores y orqudeas. El picaflor cola ahorquillada es una especie representada en los textiles de la Cultura Paracas, y en el Cusco se puede ver pinturas en las paredes interiores de la Capilla del distrito de Andahuaylillas, del departamento del Cusco. Resulta interesante saber que los picaflores generalmente cons-

truyen sus nidos con telaraa o lanas de cactus que recubren con lquenes y musgo protegindolos de los depredadores, siendo estos visitantes constantes de las cactceas porque all se desarrollan. Los picaflores son polgamos, la construccin del nido y el cuidado de las cras son exclusividad de las hembras. En la prctica, no existen instituciones ni personas que protejan a los picaflores en el Cusco y Ma-

1 Docente en la Facultad de Agronoma y Zootecnia.

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Miguel Ayala Caldern, Silvia Enma Len Snchez

chupicchu y porque no decirlo en el Per, por ello es importante la Proteccin de reas reproductivas del Picaflor en el Cusco, es decir proteger las reas donde anidan y se alimentan estas aves mgicas, con el objetivo de disminuir las visitas de picaflores a plantaciones agrcolas, porque tienen productos qumicos txicos para estas aves; fomentar la alimentacin natural de los picaflores y evitar que estas aves sean alimentadas mediante alimentadores artificiales, como por ejemplo esta prctica de alimentacin se ve en un hotel en Machupicchu, donde alimentan a los picaflores con alimentadores artificiales. Esto trae como consecuencia, que estas aves se vuelvan adictas a los alimentadores artificiales y con ello se fomenta, peleas entre estas aves y una competencia desleal entre ellas, porque son eminentemente territoriales. Por otro lado, con esta prctica los picaflores no cumplen el rol que les da la naturaleza de polinizar las flores; entonces lo que se

Foto de Oscar Mujica en su jardn. Cusco.

est haciendo en Machupicchu es cortar el ciclo de polinizacin de las flores, especialmente de las Orqudeas, ya que en Machupicchu existen una gran variedad de estas plantas hermosas, como la Orqudea (Sobralia dichotoma), que es una enorme planta con caas de 3 a 4 metros, que producen decenas de flores por cada planta, que se puede apreciar en el Parque Nacional de Machupicchu.

Tambin estas aves por esta mala prctica alimentaria artificial, dejan su herencia gentica a sus descendientes y lo mas grave es que estos polluelos sern adictos a los alimentadores artificiales, siendo necesario evitar definitivamente el uso de alimentadores artificiales por las razones expuestas y capacitar a la poblacin en el uso racional de pesticidas que disminuyan la alteracin del

Madre picaflor empollando, Kayra 2010.

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Proteccin de picaflores

Fotos de picaflores de Oscar Mujica en su jardn. Cusco.

proceso reproductivo de estas aves, tambin es importante evitar los ruidos fuertes en las zonas de vida de los picaflores en Machupicchu, evitando el vuelo de Helicpteros en esta zona. Siendo importante promover actitudes de proteccin de la poblacin a estas aves a travs de la educacin ambiental, por las grandes bondades que brindan a la naturaleza de ser polinizadores de las flores las que posterior mente se fructifican, qu rol ms importante le toc al Picaflor en la naturaleza? La abundancia de picaflores depende del lugar, estacin y de la

presencia de flores que adornan la naturaleza, tienen buena capacidad de orientacin para hallar las flores con nctar y como se les adhiere el polen a su cuerpito, esto permite la polinizacin cruzada en la naturaleza. (polinizacin ornitfila). Para lo grar la pro tec cin de es tas aves, de be mos rea li zar las si guien tes ac tivi da des: plan ta cio nes de es pe cies con ca rac te rs ti cas or ni t fi las ade cua das para la es pe cie; plan ta cin de es pe cies or ni t fi las en zo nas lim pias para man te ner ale ja dos a los pi ca flo res de lu ga res con apli ca cin de pes ti ci das; rea li za cin de edu ca cin am bien tal y cur sos agro n mi cas orien ta das al uso efi cien te en do sis y pro duc tos de me nor toxi ci dad; pro gra ma cin de cur sos so bre los as pec tos del pro ce so re pro duc tivo; cur sos y ta lle res de edu ca cin am bien tal a la co mu ni dad, or ga ni za cio nes so cia les y es cue las y ela bo ra cin de ma te rial edu ca ti vo para pro te ger a es tas aves. Para lograr esta proteccin debemos cultivar mdulos con plantas ornitfilas a lo largo del camino Inca hacia Machupicchu y otros lugares estudiados que son hbitat de los picaflores, en reas pequeas de 2.000 m2, como mdulos educativos de proteccin, cultivando plantas or nitfilas, identificando sobretodo los sitios de nidificacin de la especie, para su proteccin. As mismo, debemos producir videos de los picaflores en las zonas de vida del Cusco, para que la comunidad adquiera conciencia de la problemtica ambiental y adopte actitudes de proteccin hacia las especies de picaflores. En la zona de vida del Cusco, especialmente desde Huancaro, Granja Kayra y la Laguna de Huacarpay se tienen al Picaflor ms grande del mundo, el Picaflor Gigante o Colibr Gigante

de los Andes (Patagona gigas), es el de mayor tamao dentro de su familia, alcanzando los 20 gramos de peso y unos 18 cm de longitud, as como los cubanos tienen el Picaflor ms pequeo del mundo, del tamao de un abejorro, que llega a pesar casi 2 gramos y alcanza una longitud de 5 cm, llamado Picaflor Abeja de Cuba (Mellisuga helenae). Por lo que consideramos que no es correcto que en un hotel del pueblo de Machupicchu, se per mita que los turistas se deleiten viendo a los picaflores consumiendo su alimento de alimentadores ar tifi ciales estticos, porque un picaflor debe recorrer diariamente 200 flores al da para recolectar nctar, consumiendo insectos y perforando frutos maduros como alimento y de esta manera cumplir su funcin que tienen en la naturaleza, por ello es una prctica negativa, con esto no se est contribuyendo a la proteccin natural de los picaflores. Asimismo no estaramos permitiendo que los picaflores desarrollen su vida biolgica normal, ya que estas aves se baan en las hojas mojadas por el roco, en la lluvia y en las cadas de agua, atravesando y volando, estos baos le sirve para eliminar el lquido pegajoso de las flores. En la zona de vida de la Granja Kayra, de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, en la Carrera Profesional de Zootecnia se ha comenzado a trabajar en la caracterizacin de los picaflores, con estudiantes del crculo de estudios de la carrera profesional de Zootecnia, dirigidos por el estudiante Nils Flores Huarco y como resultado de ello mostramos algunas fotos del seguimiento que se realiz a este picaflor que mostramos en su nido en la fotografa, para luego proponer a futuro un plan de proteccin de estas aves de gran valor en la naturaleza. 177

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SINOPSIS DE LAS ESPECIES ARBREAS


DEL SANTUARIO HISTRICO DE MACHUPICCHU Y SU ZONA DE AMORTIGUAMIENTO
Washington H. Galiano Snchez1 y Mario Percy Nuez Vargas2

ABSTRACT We estimate that the tree and woody flora of the Machupicchu Historical Sanctuary has more than 550 species: in the core area and buffer zone. Field work and the density of such collections are all studying the Andean forests, except that in this investigation, increases the number of species. The Torontoy Canyon which crosses the Sanctuary boundaries
1 wgalianos2000@yahoo.es 2 mpercynunezv@hotmail.com

from southeast to northwest between Chillca and Collpani and the presence of the Urubamba and Vilcabamba mountain ranges with its complex of glaciers in the area are the determining factors for high tree diversity. The study results reported over 550 tree species distributed in 74 families and 192 genera. The lack of interest in long-term research affects the risk of misuse and little knowledge of the

tree flora that applies to biological conservation in the country. Key words; Machupichu Historical Sanctuary, trees. Woody, RESUMEN Estimamos que la flora arbrea y leosa del Santuario Histrico de Machupicchu tiene ms de 550 especies: en el rea ncleo y la Zona de Amortiguamiento. El trabajo de campo y la densidad de colecciones son semejan-

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Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu

tes a todos los que estudian las selvas andinas, excepto que en esta investigacin, se incrementa el nmero de especies. El Caon del Torontoy que atraviesa el Santuario de sus lmites sureste a noreste entre Chillca a Collpani y la presencia de las Cordilleras de Urubamba y Vilcabamba con su complejo de glaciares en el rea son los factores determinantes para la alta diversidad de rboles. Los resultados del estudio reportan sobre 550 especies arbreas distribuidas en 74 familias y 192 gneros. La escasez de inters en investigar a largo plazo afecta el mal uso y peligro de no conocer bien la flora arbrea que se aplica a la conservacin biolgica del pas. Palabras Claves: Floristica, rboles, leosas, inventarios, densidad de coleccin, selvas, bosque Andino.

a presente contribucin comprende el estudio de las especies arbreas y leosas registradas para el Santuario Histrico de Machu Picchu y su zona de amortiguamiento a travs de las colecciones botnicas de los proyectos: Ampliacin del inventario de biodiversidad botnica en el Santuario Histrico de Machupicchu UNSAAC PROFONANPE INRENA 20002002 (Galiano et al; 2002) Diversidad florstica de las reas Naturales Protegidas y reas adyacentes del sur del Per, Convenio UNSAAC MOBOT Mis sou ri Bo ta ni cal Gar den

20022008 (Galiano et al. Mobot.org TROPICOS 2010) y Biodiversidad de la Ruta Salkantay Zona de Amortiguamien to SHM. UNSAAC CCMOBOT y Mountain Lodges of Peru (MLP). HISTORIA Las primeras colecciones de especies arbreas y leosas en el mbito territorial de lo que hoy es el SHMP, fueron realizadas por Cook & Gilbert (1915). Herrera (1933) en su estudio de la Quebrada de Machupicchu registra 15 especies arbreas. West (1936). Weberbauer (1945) para la ceja del valle del Urubamba cerca a Machu Picchu hace referencia alrededor de 30 especies de rboles y arbolillos para los montes entre altitudes de 1800 - 2350m y los montes sin rboles o con rboles pequeos entre los 3000 - 3900m. Vargas (1992) de sus innumerables exploraciones botnicas a Machupicchu iniciadas en el ao 1941 hasta el ao 1979 y plasmadas en su magno estudio sobre la Flora del Santuario Histrico de Machupicchu (1992) que comprende 822 especies para la flora en general, registrando cerca de 90 especies arbreas. A partir de 1982 tomando como base de investigacin la Estacin Biolgica de Wiay Wayna, iniciamos colecciones de la flora del Santuario a travs de diversos estudios de investigacin sobre la diversidad florstica y problemtica ambiental de la conservacin del rea Protegida, a travs de trabajos de seminarios, tesis y proyectos de investigacin como los desarrollados por Ricalde (1984), Galiano, Tupayachi & Nuez (1986) recapulativo en Tupa ya chi y Ga lia no (1990), Gamarra (1986), Dueas (1992), Nuez (1992), Galiano & Nuez (1992) Uno de los estudios trascendente es el de Peyton (1984) a tra179

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Washington H. Galiano Snchez y Mario Percy Nuez Vargas

vs de colecciones botanicas entre 1982 a 1984, realizo varios transectos para determinar la dieta alimentaria del oso de anteojos, comprende ms de 1581 nmeros de coleccin y reporta cerca de 70 especies arbreas. De las colecciones mas notables son las de: Gentry (1983), Gentry & Galiano 1984. En 1986 se desarrolla el convenio de cooperacin cientfica entre el Herbario Vargas CUZ y el Missouri Botanical Garden desarrollando las colecciones de Nez et al en el Santuario a partir del ao 1987 a 1992. El ao 1994 a travs del proyecto multidisciplinario Consejo de Investigacin UNSAAC: Tasas de deforestacin y diversidad arborea del SHMP. (Galiano et al 1994) e Impacto ambiental sobre la diversidad arbrea del SHMP (1995) el mismo que auspicia y propicia resultados en los trabajos de: Palomino (1994), Pozo (1997) y Monteagudo (1997). MATERIALES Y MTODO

do los especimenes de herbario proveniente de las diversas colecciones de los autores y todos los colaboradores de los proyectos, que han dado como resultado el presente estudio. Tambin el material colectado en diversas expediciones desde el ao 1986, transeptos y parcelas. El material colectado depositado en diversos Herba rios: CUZ, MO, USM, MOL, AMAZ. La determinacin de las especies se realiz mediante la revisin de floras y monografas, as como la consulta de diversos especialistas.

de Machupicchu, provincia de Urubamba, depar tamento del Cusco, entre los 131019 y 131400 de latitud sur, y los 723005 y 723633 de longitud oeste. La zona de amortiguamiento incluye las cuencas hidrogrficas inmediatas continuas al rea del SHM: que se constituye en una perspectiva integral para la conservacin de ecosistemas singulares del rea, no inmersos en la zona ncleo del SHM, habindose incrementado al rea de la ZA de 71,589 Ha. a 193,334 Ha. En el presente estudio las reas donde se han desarrollado las colecREA DE ESTUDIO ciones comprenden las reas aleComprende el Santuario Histdaas a la Estacin Biolgica de rico de Machupicchu (SHM) que Wiaywaynay reas con vacios de abarca una superficie de 32,592 informacin en el rea ncleo del hectreas ubicadas en el distrito
Cuadro 1. Representatividad de las especies de rboles del SHM y ZA en diferentes categoras taxonmicas de plantas vasculares.

Clase Pteridophytas Gimnospermae Angiospermae

Familias 01 01

Gneros 02 02

Especies 15 04

La lista de especies en la que se basa este trabajo, fue elaborada to- Magnoliopsidae 70 mando como base rboles del Liliopsidae 02 Santuario Histrico de MachupicTotal 74 chu (Galiano et al: 2000) revisan-

180 08 192

515 16 530

Cuadro 1. Representatividad de las especies de rboles del SHM y ZA en diferentes categoras taxonmicas de plantas vasculares.

Familias Rubiaceae Rosaceae Asteraceae Solanaceae Lauraceae Urticaceae Fabaceae Melastomataceae Moraceae Salicaceae Total

Gneros (%) 12 (6.25) 12 (6.25) 11 (5.73) 10 (5.20) 07 (3.64) 07 (3.64) 07 (3.64) 06 (3.12) 05 (2.60) 05 (2.60) 82 (42.70)

Familias Solanaceae Melastomataceae Rubiaceae Asteraceae Urticaceae Lauraceae Rosaceae Moraceae Cunoniaceae Fabaceae

Especies (%) 36 (6.92) 32 (6.15) 30 (5.76) 23 (4.42) 23 (4.42) 22 (4.23) 21 (3.81) 19 (3.45) 18 (3.27) 17 (3.09) 221 (40.18)

Gneros Miconia Solanum Weinmannia Piper Ficus Symplocos Cyathea Siparuna Hesperomeles Nectandra

Especies (%) 21 (3.81) 18 (3.27) 18 (3.27) 15 (2.72) 15 (2.72) 15 (2.72) 15 (2.72) 13 (2.36) 10 (1.81) 10 (1.81) 146 (25.45)

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Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu

SHM y la ZA en el lmite sur presentes resultados demuestran oeste del Santuario. la relevante diversidad florstica arbrea del SHM y su ZA y contienen la necesidad de continuar RESULTADOS La flora arbrea del SHM y estudios similares que aseguren la ZA comprende ms de 550 espe- conservacin de la diversidad cies distribuidas en 192 gneros y biolgica 74 familias en su mayor parte pertenecen a las Angiospermas, clase DISCUSIN En bosques nubosos o de ceja Magnolipsidae (Cuadro 1). Las Familias con ms gneros y espe- de selvas tropicales similares la dicies son: Rubiaceae (12 y 30 res- versidad de rboles es de un propectivamente); Rosaceae (12 y medio de 50 especies por hect21); Solanaceae (10 y 36); Astera- rea. En el SHM esta diversidad es ceae (11 y 24); Melatomataceae (6 mayor por que llega a cerca de 90 y 33). El mayor porcentaje de G- especies de rboles por hectrea neros (42.70%) y de especies de 10 cm de DAP. (Galiano y N(40.20 %) se concentra, slo en ez: 1992). La diversidad arbrea 10 Familias (Cuadro 2). Un total en parcelas de BTES es baja en de 33 Familias (44.59%) son reas degradadas y estndar en la mono genricas y 12 se mayora de lugares evaluados y encuentran con una sola especie. alta en localidades en buen estado Los 10 gneros con mayor n- de conservacin, como en las cermero de especies representan canas del Puente Ruinas y Ao(25.45%) (Cuadro 2) ocupando bamba2 donde en transeptos de los primeros lugares: Miconia 100 m se ha encontrado de 35 (22); Solanum (18); Weinmannia 38 especies y revelan una diversi(18); Piper (15); Symplocos (15) y dad alta de (H) de 4.408 y (H) Siparuna (15). En relacion a la dis- 5,035 respectivamente (Monteatribucin geografica existen 62 es- gudo: 2000). pecies endmicas de la flora peruana que vienee a ser en un or- FACTORES DE LA den del 11% del total de especiee DIVERSIDAD BIOLGICA arbreas del SHM, ZA, las Fami- El en tor no sur oes te del lias con ms especies endmicas SHMP y la ZA se encuentra una son: Melastomataceae (09), Aste- de las cuencas ms importantes ra ceae (08), Pi pe ra ceae (07), del Per, en razn de que alberga Symplocaceae (06), Lauraceae al valle de Urubamba o "Valle Sa(05), Araliaceae (04) y grado de los Incas" cuyas zonas alto andinas y meso andinas poVerbenaceae (04). En este estudio la ZA ha sido seen uno de los mayores niveles abordada en un porcentaje mni- de diversidad florstica con relamo que llega a un 20% de su su- cin a lugares similares a lo largo perficie, la importancia de su pro- de los Andes y gran extensin de teccin y conservacin radica en sistemas agrcolas desarrollados que muchas especies y formacio- por los antiguos peruanos: andenes bos co sas ca rac te rs ti cas neras y pata-patas. En seguida se como los tastales (Escallonia encuentra el Santuario Histrico myr ti lloi des) y un ca les de Machupicchu, del que hace(Myrcianthes spp) se encuentran mos un tratamiento amplio para fuera del rea ncleo del SHM; sealar que el factor determinanun ejemplo tpico es las especies te de la alta diversidad biolgica de helechos arbreos del Gnero existente, es la orografa singular Cyathea (Cyatheaceae) que contie- originada por la presencia de las ne 15 especies, de las que 09 espe- cadenas de Vilcabamba con su necies se encuentran en la ZA. Los vado culminante del Salkantay
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(6,271 m) en el lmite suroeste, y la Cordillera de Urubamba con su nevado Wakaywillke o La Vernica (5,900 m.) en el lmite noreste, y casi en la parte media atravesada de este a oeste por el ro Urubamba, el cual irrumpe cortando la cordillera abruptamente y serpenteando para formar el Can del Torontoy (Machupicchu) entre el Km 82 - 127 de la lnea frrea, presentando pendientes graves y altitudes superiores a los 2 600 m., y que en su curso genera una diversidad de hbitats y microclimas, los cuales en espacios reducidos presentan una diversidad florstica considerable. No es coincidencia que los mayores centros culturales en los Andes se desarrollaran en reas de alta diversidad biolgica. Existe una positiva relacin entre las condiciones que son importantes en los procesos de diversificacin biolgica y aquellas que parecen contribuir al establecimiento de los centros de poblados humanos. Un caso es la relacin entre la concentracin local de aves endmicas y los centros de desarrollo de las grandes culturas tempranas en los Andes (Fjelds y Rahbek, en prensa). Estos patrones son similarmente reflejados en los centros de diversidad biolgica de las plantas (Vavilov 1992; National Research Council 1988; Galiano 1990, Galiano et al. 1995b; Chepston-Lusty et al. 1998) De acuerdo a Gentry (1986), gran parte de esta dramtica diferencia en diversidad en el bosque montano neotropical se debe probablemente a especiacin reciente explosiva y asociada a la orogenia andina en taxa de epfitos, arbustos y "palmettos". "En los "ncleos o centros-andinos" (Andean-centered) existe un endemismo local tremendo y cada gnero tiende a poseer mayor nmero de especies que los rboles del dosel del "cen tro-ama z ni co" (Ama zo182

Bosque de tasta Escallonia myrtilloides

Piscacucho: Bosque Mesoandino de Unca Myrcianthes oreophila

Bosques altoandinos de Polylepis spp. (queuales)

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nian-centered). Asimismo, en los grupos de los "centros-andinos" las interacciones coevolutivas con polinizadores especializados, tales como los picaflores y murcilagos nectarvoros, han sido muy importantes en la historia evolutiva de estos taxa. Interpreto esta gran concentracin de especies existentes en esta regin, principalmente a lo largo de las laderas hmedas a baja altura de los Andes, pero tambin en menor medida en las selvas nubladas, como resultado de una especiacin muy activa, aparentemente relacionada de alguna manera con la particularidad del terreno quebrado y/o una compleja yuxtaposicin de diferentes tipos de vegetacin. Muy probablemente la evolucin de estos taxa, que es extremadamente dinmica, aun explosiva, es un accidente de la orogenia andina asociada a la genetic transilience y a fenmenos asociados con la deriva gnica. En tales grupos la especiacin parece ser en conjunto un fenmeno sin fin carente del ms mnimo indicio de que va a

llegar a un equilibrio ecolgico o a un lmite en la diversidad de especies. Casi la mitad de la flora neotropical est constituida por grupos ncleo o centros-andinos y ellos son los responsables de la mayor parte de exceso de la diversidad florstica del Neotrpico comparado con el Paleotrpico. Segn Fjeldsa (1993) En los Andes existe un rango de correlacin estadsticamente sinificativo entre el nmero de especies neo-endmicas versus el nmero de relictos geogrficos antiguos, pero ninguna de estas categoras se correlacionan con el nmero total de especies. El patrn sugiere que los eventos vicariantes estaban asociados con problemas locales pequeos que sobreviviran en reas ecolgicas que permanecieron estables a travs de los cambios de los periodos climticos, en lugar de estar asociados a barreras fsicas del aislamiento. Caones profundos que se encuentran en el bosque montano). Las reas ecolgicamente estables parecen caracterizarse por lluvias persistentes, nubosidad y ne-

blina causadas por inversiones atmosfricas bastante estables. Patrones del endemismo en reas montaosas pueden indicar funciones del ecosistema muy importantes. TIPOS DE BOSQUES BOSQUES ALTOANDINOS DE POLYLEPIS SPP. (QUEUALES) Considerados los bosques ms altos del mundo y su rango de distribucin altitudinal en el SHMP y ZA, esta entre los 3,200 4,880 msnm. En la zona ncleo existen bosques en una extensin de 316 Ha. de las que 177 Ha. (56%) son bosques homogneos y 131 Ha. (41%) como bosque heterogneos. (Arce & Toivonen: 2002). Estos bosques en apariencia homognea en su flora asociada presentan una considerable diversidad, a nivel de musgos epifitos y terrestres presentan un promedio de 13 especies pertenecientes a 10 gneros diferentes (Galiano: 1990). A continuacin detallamos los bosques presentes en la zona ncleo del Santuario:

Cuadro 3: Bosques presentes en la zona ncleo del santuario.

Bosque

Ubicacin

Extensin 4.1 Ha. 8.5 Ha. 2.5 Ha. 3.1 Ha. 64.5 Ha. (ho) 49.3 Ha. (he) 23.9 Ha. 0.1 Ha. 0.6 Ha. 0.1 Ha. 3.8 Ha. 0.2 Ha. 1.2 + 0.6 Ha. *3.2 + 25.5 + 41.1 76.00

Altitud 4,200 4,400 4,250 4,500 4,250 3,300 3,880 3,600 3,900 3,500 3,750 4,000 3,800 3,550 3,220 3,200 3,500 3,840 4,300 4,090 4,180 3,450 3,600

Especie P. pepei P. pepei P. pepei P. pauta P. sericea P. pauta P. sericea P. pauta P. pauta P. pauta P. pauta P. besseri P. racemosa *P. sericea P. pepei, P. pauta

Warmiwauska Margen derecha del Abra Chaupiwayqo y Qda. Chaupiwayqo Quinsacocha Pakaymayu Mesada Yanacocha Runkurakay Chakiqocha Caracol Chakimayu Pampakawana Paljay e Inkatambo Abra Chaupiwayko Bajada abra Warmiwa. parte alta rio Aobamba y alrededor de Laguna Yanacocha Margen derecha Runkuraka. Margen derecha Cam. Inka Margen Izquierda C. Inka Base Nevado Bonanta De Wayllabamba hacia Nevado Salkantay. Base Nvdo. Sullunku Salkantay alt. Aobamba

Fuente: Elaborado en base a Arce & Toivonen 2002 Revista El Antoniano N 117 primer trimestre de 2011

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BOSQUES ALTOANDINOS DE ESCALLONIA MYRTILLOIDES L. F. (TASTALES) Este tipo de bosque se encuentra en pequeos relictos en el rea ncleo y es mas notable en la zona de amortiguamiento sur oeste hacia la ruta Salkantay entre altitudes de 3,600 a 4,200 m., en valles estrechos y morrenas de los glaciares de la cordillera de Vilcabamba, donde se puede ver el ascenso de la vegetacin como consecuencia del retroceso de los glaciares debido al calentamiento global. Los bosques mas notables estn ubicados en: auyhuayco (rea de Conservacin Privada del Mountain Lodges of Peru) y Sayllapata (Qoyllor y Q'ellounun), en las cabeceras de la subcuenca del Ro Blanco, afluente del Ro Apurmac, y est prximo a los Nevados Salkantay (6 270 m), Umantay (5 460 m), Tukarhuay (5 920 m) y Soray (5 430 m). Es un ecosistema poco conocido y tratado en la ecologa de los altos Andes, que contienen una notable densidad y considerables extensiones de bosques. En cuanto a su composicin de flora arbrea y arbustiva asociada a los rboles de t'asta Escallonia myrtilloides var. myrtilloides (Escalloniaceae), son frecuentes: torkohuay o q'iswar Buddleja montana Britton (Scrophulariaceae), ollantay Saracha punctata Ruiz & Pav. subsp. punctata (Solanaceae), tuta huia Monnina densecomata Chodat (Polygalaceae), qoto q'iswar Gynoxys longifolia Wedd., tanta q'iswar Gynoxys nitida Muschl., Gynoxys sp., tayankas Baccharis obtusifolia Kunth, Baccharis peruviana Cuatrec., Baccharis johnwurdackiana H. Rob. (Asteraceae), checches Berberis commutata Eichler, Berberis carinata Lechler (Berberidaceae), jamukaray Ribes cuneifolium Ruiz & Pav., suphu Ribes brachybotrys 184

(Wedd.) Jancz. (Grossulariaceae), hacia la parte sur opuesta del bosque es ms xerfito y son frecuentes los rodales de q'ayara Puya sp. (Bromeliaceae), en tanto que la flora herbcea y trepadora es diversa. El estudio devela que gran parte de la biodiversidad de la Zona de Amortiguamiento no se encuentra protegida en el rea ncleo del Santuario, por lo que urge declarar intangibles y bajo proteccin legal este tipo de bosques relictuales con una antigedad mayor a los 500 aos y evitar su extincin BOSQUE MESOANDINO DE UNCA MYRCIANTHES OREOPHILA (DIELS) MCVAUGH (MYRTACEAE) Uno de los relictos ms grande es el de Piscacucho en la zona de amortiguamiento entre los 2,900 y 3,400 m otros en el Camino Inca entre Huayllabamba hacia Llulluchapampa. Existen relictos en pequeos valles de la zona de amortiguamiento como Walankay, Waytampo, Chillka, Tiaparo, Runtumayo BOSQUES HMEDOS MONTANOS O CEJA DE SELVA Se denominan tambin bosque hmedo montano, las zonas ecolgicas que contiene son: (bmhMBS, bhMBS, bhS, bpMS y bmhMS). Estrato Andino II entre 1,5003,500 m.s.n.m. (Gentry en Brako & Zarucchi: 1993). La estratificacin es compleja y generalmente se desarrollan varios estratos, siendo muy notable el epifitico que ocupa los troncos y la copa de los rboles. El epifitismo de las brifitas y liqenes es general y abundante en los bosques andinos de la ceja superior; en cambio el epifitismo de las orquideas y bromeliceas es general, en los niveles me-

dio e inferior de la Provincia (Marin 1961) Por encima de los 1700 msnm el bosque hmedo andino se caracteriza por la predominancia de Lauraceae como la familia de plantas leosas ms rica en especies, reemplazando a las Fabaceae en su predominio. Igualmente importantes en la flora leosa Andina son las Melastomataceae y Rubiaceae, con especies de ambas familias especialmente bien representadas en el sotobosque. Otras familias de plantas leosas de importancia en los bosques montanos de Per son Myrsinaceae, Myrtaceae, Araliaceae y Solanaceae, acompaadas por varios gneros andinos pequeos caractersticos pertenecientes a varias familias: Saurauia, Ilex, Alnus, Brunellia, Viburnum, Hedyosmum, Clethra, Weinmannia, Morus, Ceroxylon, Podocarpus, Prunus, Rham nus, Me lios ma, Styrax, Symplo cos y Gor do nia. Tal como ocurre en los bosques de la Selva Baja, grupos herbceos, incluyendo muchas monocotiledneas, son ms ricos en especies que los grupos de plantas leosas en estas zonas de bosques de altitud in ter me dia (Len et al., 1992). Las orchdeas y otras epfitas son tambin ms comunes y aparentemente son ms diversas en los bosques andinos de elevaciones medias que en otros sitios (Gentry & Dodson, 1987) y contribuyen en gran parte a la riqueza florstica de estos bosques, especialmente en los bosques andinos peruanos (Len et al., 1992). BOSQUES MESO ANDINOS, BOSQUES TROPICALES ESTACIONALMENTE SECOS (BTES) Denominado tambin bosque estacional seco. Sabana pluvifolia de La Convencin (Weberbauer: 1945), Bosque seco de Valle interandino. Este es un trmino genrico que cubre varios de bosques

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secos, como bosque tropical caducifolio, bosque espinoso tropical. Se da en climas estacionales con una precipitacin media anual de menos de 1.600 mm., una larga estacin seca de al menos 6 meses con menos de 100 mm de lluvia al mes y una temperatura media superior a 20 C. Se trata esencialmente de una vegetacin leosa, que contiene principalmente rboles de hojas caducifolias y arbustos de 3 a 10 m. de altura, con rboles emergentes de 15 m., con o sin un dosel cerrado. Se carece de una capa continua de hierba, y con frecuencia tiene poco de tierra por lo que la cobertura permanente del suelo puede ser desnuda durante gran parte del ao. La falta de una capa de hierba se distingue de la sabana, que tienden a ocurrir en suelos ms pobres (Pennington: 2002). Es el ecosistema mas afectado por la ampliacin de la frontera agrcola se encuentra a una altitud de 3,3003,700 m), esta bajo el bosque de Polylepis y contiene un mayor diversidad de especies arbreas

de los gneros: Escallonia, Citharexylum, Hesperomeles, Vallea, Gynoxys, Alnus, Aegiphila, Myrsine que se desarrollan en suelos profundos. En el Santuario estos bosques se encuentran entre el Km. 82 a 87 en la zona de Cusichaca hacia Huayllabamba. En este ecosistema estn inmersas las zonas de vida: estepa, estepa espinosa, bosque seco Montano Bajo Subtropical (eMBS, eeMBS y bsMBS) y bosque muy seco Tropical (bsT), se encuentran entre altitudes de 1,7502,600 msnm, las especies indicadoras de rboles pertenecen a los gneros: Spirotheca, Llagunoa, Zanthoxylon, Caesalpinia, Anedanthera, y las Cactaceae: Echinopsis, Austrocylindropuntia, Corryocactus y Cereus, esta zona es objeto de agricultura intensiva y sobre pastoreo. Las escasas reas que pueden ser tomadas coma base de recuperacin estn ubicadas entre el Km. 8296 (Piscacucho a Torontoy) en el limite sur este y la zona ubicada entre el Km. 120127 en el lmite noreste.

REGISTRO DE ESPECIES ARBREAS ENCONTRADAS EN EL SANTUARIO HISTRICO DE MACHU PICCHU Y LA ZONA DE AMORTIGUAMIENTO PTERIDOPHYTA CYATHEACEAE
Alsophila erinacea (H. Karst.) D.S. Conant Cyathea boliviana R.M. Tryon Cyathea caracasana (Klotzsch) Domin. Cyathea caracasana var. boliviensis (Rosenst.) R.M. Tryon Cyathea carolihenrici Lehnert ZA Cyathea catacampta Alston ZA Cyathea conjugata (Hook) Domin Cyathea delgadii Sternb. Cyathea dintelmanii Lehnert ZA Cyathea divergens Kunze ZA Cyathea pallescens (Sodiro) Domin ZA Cyathea pilosissima (Baker) Domin ZA Cyathea squamipes H. Karst. Cyathea ruiziana Klotzsch Cyathea xenoxyla Lehnert ZA

GIMNOSPERMAE PODOCARPACEAE
Podocar pus glomeratus D. Don Podocar pus ingensis de Laub. Podocar pus oleifolius D. Don ex Lamb. Prumnopitys harmsiana (Pilg.) de Laub.

ANGIOSPERMAE ACANTHACEAE
Sanchezia peruviana (Nees) Rusby Killip & Smith Viburnum triphyllum Benth. Viburnum witteanum Graebn.

ACTINIDIACEAE
Saurauia biserrata (Ruiz & Pav.) Spreng. Saurauia natalicia Sleumer Saurauia prainiana Buscalioni var. prainiana

ANACARDIACEAE
Astronium fraxinifolium Schott ex Spreng. Mauria denticulata J.F. Macbr. Mauria ferruginea Tul. Mauria heterophylla Kunth Mauria subserrata Loes. Schinus microphyllus I.M. Johnst. Schinus molle L. Schinus pearcei Engl. Toxicodendron striatum (Ruiz & Pav.) Kuntze

ADOXACEAE
Sambucus nigra subsp. peruviana (Kunth) Bolli Viburnum ayavacense Kunth Viburnum hallii (Oerst.) Killip & A.C. Sm. Viburnum incarum Graebn. Viburnum jelskii Zahlbr. Viburnum seemenii Graebn. fo. bolivianum (Gand.)
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ANNONACEAE
Annona cherimola Mill. Guatteria glauca Ruiz & Pav.

AQUIFOLIACEAE
Ilex andicola Loes. Ilex boliviana Britton Ilex cuzcoana Loes. Ilex elliptica Kunth Ilex hippocrateoides Kunth Ilex nervosa Triana Ilex teratopis Loes. Ilex uniflora Benth. Ilex uniflora var. paramensis Cuatrec.

ARALIACEAE
Oreopanax apurimacensis Harms Oreopanax artocar poides Standl Oreopanax capitatus (Jacq.) Decne. & Planch. Oreopanax cuspidatus Harms Oreopanax ischnolobus Harms Oreopanax ruizii Decne. & Planch. ex Harms Oreopanax stenophyllus Harms (MO). Oreopanax urubambanus Harms Oreopanax weberbaueri Harms Schefflera herzogii Harms

Cyathea delgadii CYATHEACEAE

ARECACEAE
Bactris Jacq. ex Scop. Ceroxylon weberbaueri Burret Chamaedorea pinnatifrons (Jacq.) Oerst. Geonoma helminthoclada Burret Geonoma undata Klotzsch Geonoma undata ARECACEAE

ASTERACEAE
Baccharis latifolia (Ruiz & Pav.) Pers. Barnadesia corymbosa (Ruiz & Pav.) D. Don Critoniopsis jelskii (Hieron.) H. Rob. Gynoxys baccharoides Cassini Gynoxys cusilluyocana Cuatrec. Gynoxys infralanata Cuatrec. Gynoxys longifolia Weddell Gynoxys marcapatana Cuatrec. Gynoxys nitida Muschl. Gynoxys oleifolia Muschl. Gynoxys pillahuatensis Cuatrec. Gynoxys pog geana Mattf. Gynoxys rugulosa Muschl. Kaunia longipetiolata (Sch. Bip. ex Rusby) R.M. King & H. Rob. Nordenstamia repanda (Wedd.) Lundin Pseudogynoxys sp. Quechualia fulta (Griseb.) H. Rob. 4m. Smallanthus parviceps (S.F. Blake) H. Rob.

Geonoma undata ARECACEAE


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Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu

Smallanthus glabratus (DC.) H. Rob. Tessaria integrifolia Ruiz & Pav. Verbesina arborea Kunt Verbesina cabrerae Sagst. Vernonanthura patens (Kunth) H. Rob. Vernonanthura yurimaguasensis (Hieron.) H. Rob.

Carica pubescens Lenn & C. Koch

CELASTRACEAE
Maytenus apurimacensis Loes. Maytenus peruana (Loes.) Liesner Maytenus conferta (Ruiz & Pav.) Reissek ex Loes. Maytenus cuzcoina Loes. Maytenus theoides (Bentham) Urb. Maytenus verticillata (Ruiz & Pav.) DC. Schaefferia argentinensis Speg. Sin, Schaefferia dietheri Herter

BERBERIDACEAE
Berberis peruviana Schellenberg Berberis commutata Eichler

BETULACEAE
Alnus acuminata subsp. acuminata

CHLORANTHACEAE
Hedyosmum angustifolium (Ruiz & Pav.) Solms Hedyosmum cuatrecazanum Occhioni Hedyosmum maximum (Kuntze) K. Schum. Hedyosmum racemosum (Ruiz & Pav.) G. Don Hedyosmum scabrum (Ruiz & Pav.) Solms

BIGNONIACEAE
Delostoma integrifolium D. Don Jacaranda acutifolia Bonpl. Tecoma stans var. sambucifolia (Kunth) J.R.I. Wood Tecoma stans var. stans Tecoma stans var. velutina A. DC.

CLETHRACEAE
Clethra cuneata Rusby Clethra castaneifolia Meisn. Clethra ferruginea (Ruiz & Pav.) Link ex Spreng. Clethra macrostachya Lois. Clethra obovata (Ruiz & Pav.) G. Don Clethra revoluta (Ruiz & Pav.) Spreng.

BIXACEAE
Bixa orellana L.

CLUSIACEAE
Chrysochlamys Poepp. Clusia flaviflora Engl. Clusia loretensis Engl. Clusia pavonii Planch. & Triana Clusia sphaerocar pa Planch. & Triana Clusia thurifera Planch. & Triana Clusia trochiformis Vesque Vismia mandurr Hieron. Vismia tomentosa Ruiz & Pav.

BORAGINACEAE
Varronia cylindrostachya Ruiz & Pav.

BRUNELLIACEAE
Brunellia cutervensis Cuatrec. Brunellia cuzcoensis Cuatrec.

BURSERACEAE
Protium montanum Swart.

BUXACEAE
Styloceras columnare Mll. Arg. Styloceras laurifolium (Willd.) Kunth

COLUMELLIACEAE
Columellia oblonga Ruiz & Pav. Columellia oblonga subsp. oblonga Columellia weberbaueri Schltr.

CACTACEAE
Austrocylindropuntia subulata subsp. exaltata (A. Berger) D.R. Hunt Cereus vargasianus Crdenas Echinopsis cuzcoensis Cereus vargasianus CACTACEAE

CORNACEAE
Cornus peruviana J.F. Macbr.

CUNONIACEAE
Weinmannia auriculata D. Don ZA Weinmannia balbisiana Kunth Weinmannia crassifolia Ruiz & Pav. Weinmannia cochensis Hieron. Sin: Weinmannia brachystachya Willd. ex Engl. Weinmannia glomerata C. Presl ?? Weinmannia heterophylla Kunth Weinmannia latifolia Pamp. Weinmannia laxiflora Pamp. Weinmannia lentiscifolia C. Presl. Weinmannia microphylla R.& P. Weinmannia ovata Cav.

CANNABACEAE
Celtis iguanaea (Jacq.) Sarg. Trema micrantha (L.) Blum

CAPPARACEAE
Andinocleome lechleri (Eichler) H.H. Iltis

CARICACEAE
Carica glandulosa (A. DC.) Solms. Carica papaya L.
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Weinmannia pentaphylla Ruiz & Pav.. Weinmannia pinnata L. Weinmannia producta Moric. Weinmannia pubescens Kunth ZA Weinmannia sorbifolia Kunth Weinmannias pruceana Engl. ZA

Otholobium pubescens (Poir.) J.W. Grimes

MIMOSOIDEAE
Anadenanthera colubrina var. cebil (Griseb.) Reis Inga adenophylla Pittier Inga feuillei DC. Inga hirsutissima Rusby Inga marginata Willd. Inga microcoma Harms Inga oerstediana Benth. ex Seem. Mimosa cuzcoana J.F. Macbr. Mimosa insidiosa Mart. Mimosa revoluta (Kunth) Benth.

ELAEOCARPACEAE
Vallea stipularis L. f. Vallea ecuadorensis J. Jaram. Vallea ecuadorensis J. Jaram. ELAEOCARPACEAE

ERICACEAE
Bejaria oblonga (Ruiz & Pav.) Pers. Demosthenesia mandonii (Britton) A.C. Sm. Gaultheria erecta Vent. Siphonandra elliptica (Ruiz & Pav. ex G. Don) Klotzsch

CAESALPINIODEAE
Tara spinosa (Molina) Britton & Rose, Senna multiglandulosa (Jacq.) H.S. Irwin & Barneby Senna vargasii (Schery) H.S. Irwin & Barneby Mimosa cuzcoana FABACEAE

ESCALLONIACEAE
Escallonia herrerae Mattf. Escallonia myrtilloides L. f. Var myrtilloides Escallonia paniculata (Ruiz & Pav.) Roem. & Schult. Escallonia patens (Ruiz & Pav.) Killip Escallonia pendula (Ruiz & Pav.) Pers Escallonia resinosa (Ruiz & Pav.) Pers.

JUGLANDACEAE
Juglans boliviana (C. DC.) Dode Juglans neotropica Diels

ICACINACEAE
Citronella ilicifolia (Sleumer) R.A. Howard Citronella incarum (J.F. Macbr.) R.A. Howard

EUPHORBIACEAE
Acalypha macrostachya Jacq. Acalypha bullata Mll. Arg. Acalypha macrostachya Jacq. Acalypha peruviana Mll. Arg. Alchornea glandulosa Poepp. Alchornea grandis Benth. Alchornea triplinervia (Spreng.) Mll. Arg. Croton baillonianus Mll. Arg. Croton callicar pifolius Vahl ex Geiseler Croton glabellus L. Croton perspeciosus Croizat Croton quadrisetosus Lam. Croton rehderianus Croizat Hieronyma andina Pax & K. Hoffm. Hieronyma oblonga (Tul.) Mll. Arg. Hieronyma scabra Mll. Arg. Hieronyma scabrida (Tul.) Mll. Arg. Sapium glandulosum (L.) Morong Sapium laurifolium (A. Rich.) Griseb. Sebastiania obtusifolia Pax & K. Hoffm. Tetrorchidium macrophyllum Mll. Arg. Tetrorchidium rubrivenium Poepp.

LAMIACEAE
Aegiphila mortoni Moldenke Hyptidendron arboreum (Benth.) Harley Hyptis odorata Benth. Hyptis tafallae Benth.

LAURACEAE
Beilschmiedia tovarensis (Klotzsch & H. Karst. ex Meisn.) Sa. Nishida Cinnamomum triplinerve (Ruiz & Pav.) Kosterm. Endlicheria paniculata (Spreng.) J.F. Macbr. Licaria pucheri (Ruiz & Pav.) Kosterm Nectandra acutifolia (Ruiz & Pav.) Mez Nectandra cissiflora Nees Nectandra furcata (Ruiz & Pav.) Nees Nectandra globosa (Aubl.) Mez Nectandra herrerae O.C. Schmidt Nectandra longifolia (Ruiz & Pav.) Nees Nectandra membranacea (Sw.) Griseb. Nectandra obtusata Rohwer Nectandra reticulata (Ruiz & Pav.) Mez Nectandra utilis Rohwer Ocotea minarum (Nees & C. Mart.) Mez Ocotea balanocar pa (Ruiz & Pav.) Mez Ocotea munacensis O. Schmidt Ocotea oblonga (Meisn.) Mez.
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FABACEAE PAPILIONOIDEAE
Erythrina falcata Bentham Erythrina edulis Triana ex M.Micheli Otholobium munyense (J.F. Macbr.) J.W. Grimes

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Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu

Nectandra obtusata Rohwer Persea americana Mill. Persea caerulea (Ruiz & Pav.) Mez Persea subcordata (Ruiz & Pav.) Nees

MALVACEAE BOMBACOIDEAE
Ceiba pubiflora (A. St.Hil.) K. Schum. Spirotheca rosea (Seem.) P.E. Gibbs & W.S. Alverson

MALVOIDEAE
Abutilon peruvianum (Lam.) Kearney Abutilon sylvaticum (Cav.) K. Schum.

TILIOIDEAE
Heliocar pus americanus L. Spirotheca rosea MALVACEAE

Mimosa cuzcoana FABACEAE

MELASTOMATACEAE
Axinaea dependens Ruiz & Pav. ex D. Don Axinaea lanceolata Ruiz & Pav. Axinaea weberbaueri Cogn. Graffenrieda cucullata (Triana) L.O. Williams Meriania cuzcoana Wurdack Meriania tomentosa (Cogn.) Wurdack Meriania vargasii Wurdack Miconia adinantha Wurdack Miconia alpina Cogn. Miconia aurea (D. Don) Naudin Miconia barbeyana Cogn. Miconia bullata (Turcz.) Triana Miconia chionophila Naudin Miconia cookii Gleason Miconia cyanocar pa Naudin Miconia densifolia Cogn. Miconia dipsacea Naudin Miconia dumetosa Cogn. Miconia ferruginea (Desr.) DC. Miconia galactantha Naudin Miconia herrerae Gleason Miconia hygrophila Naudin Miconia latifolia (D. Don) Naudin Miconia media (D. Don) Naudin Miconia rugifolia Triana Miconia salicifolia (Bonpl. ex Naudin) Naudin Miconia setulosa Cogn. Miconia theizans (Bonpl.) Cogn. Miconia vargasii Wurdack Tibouchina gayana (Naudin) Cogn. Tibouchina incarum Gleason Tibouchina saxosa Gleason Tibouchina weberbaueri Cogn.

Maclura tinctoria MORACEAE. Foto W. Galiano.

MELIACEAE
Cedrela lilloi C. DC.
Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011
Myrrhinium atropurpureum var. octandrum MYRTACEAE. Foto: M.P. Nunez.

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Washington H. Galiano Snchez y Mario Percy Nuez Vargas

Cedrela saltensis M.A. Zapater & del Castillo Cedrela odorata L Guarea kunthiana A. Juss. Ruagea glabra Triana & Planch. Ruagea hirsuta (C. DC.) Harms

MONIMIACEAE
Mollinedia pulcherrima Sleumer

MORACEAE
Clarisia biflora Ruiz & Pav. Ficus apollinaris Dugand Ficus casapiensis (Miq.) Miq. Ficus crassiuscula Warb. ex Standl. Ficus cuatrecasana Dugand Ficus eximia Schott Ficus gigantosyce Dugand Ficus killipii Standl. Ficus machupicchuensis C.C.Berg Ficus maxima Mill. Ficus mutisii Dugand Ficus pallida Vahl, Ficus pertusa L. f. Ficus subandina Dugand Ficus tonduzii Standl. Ficus trigona L. f. Maclura tinctoria (L.) D. Don ex Steud Morus insignis Bureau Pseudolmedia laevis (Ruiz & Pav.) J.F. Macbr. Ficus machupicchuensis MORACEAE

Llagunoa nitida Ruiz & Pav. SAPINDACEAE

MYRICACEAE
Morella pavonis (C. DC.) ParraO. Morella pubescens (Humb. & Bonpl. ex Willd.) Wilbur,

MYRISTICACEAE
Osteophloeum platyspermum (Spruce ex A. DC.) Warb.

MYRTACEAE
Calyptranthes bipennis O. Ber. Myrcia fallax (Rich.) DC. Myrcia splendens var. splendens Myrcianthes indifferens (McVaugh) McVaugh Myrcianthes hallii (O. Berg) McVaugh Myrcianthes oreophila (Diels) McVaugh Myrrhinium atropur pureum var. octandrum Benth. Myrteola microphylla (Humb. & Bonpl.) O. Berg Siphoneugena dussii (Krug & Urb.) Proena

Symplocos weberbaueri SYMPLOCACEAE

OLACACEAE
Schoepfia flexuosa (Ruiz & Pav.) Schult.

PAPAVERACEAE
Bocconia frutescens L. Bocconia integrifolia Bonpl.
Citharexylum laurifolium VERBENACEAE

190

Revista El Antoniano Nro 118 Primer trimestre 2011

Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu

PENTAPHYLACACEAE
Ternstroemia Mutis ex L. f. Ternstroemia jelskii (Szyszyl.) Melch. Freziera cf. alata A.L. Weitzman Freziera lanata (Ruiz & Pav.) Tul. Freziera reticulata Bonpl.

Myrsine pearcei (Mez) Pipoly Myrsine pellucida (Ruiz & Pav.) Spreng. Myrsine pseudocrenata (Mez) Pipoly Stylogyne micrantha (Kunth) Mez

PROTEACEAE
Oreocallis grandiflora (Lam.) R. Br. Oreocallis mucronata (Willd. ex Roem. & Schult.) Sleumer Roupala meisneri Sleumer Roupala montana Aubl.

PHYLLONOMACEAE
Phyllonoma weberbaueri Engl.

PHYTOLACCACEAE
Schindleria tomentosa Ricketson

RHAMNACEAE
Rhamnus sphaerosperma var. polymorpha (Reissek) M. Johnston

PICRAMNIACEAE
Picramnia sellowii subsp. spruceana (Engl.) Pirani

PIPERACEAE
Piper acutifolium Ruiz & Pav. Piper aduncum L. Piper amazonicum (Miq.) C. DC. Piper crassinervium Kunth Piper bangii C. DC. Piper dumosum Rudge Piper elongatum Vahl Piper lineatum Ruiz & Pav. Piper machupicchuense Trel. Piper marequitense C. DC. Piper mercens Yunck. Piper moccomocco var. angustum Trel. Piper ollantaitambanum Trel. Piper santaritanum Trel. Piper sumpi Trel. Piper urubambanum Trel.

ROSACEAE
Hesperomeles escalloniifolia (Schltdl.) C.K. Schneid Hesperomeles ferruginea (Pers.) Benth. Hesperomeles gayana (Decne.) J.F. Macbr. Hesperomeles heterophylla (Ruiz & Pav.) Hook. Hesperomeles escalloniifolia (Schltdl.) C.K. Schneid Hesperomeles ferruginea (Pers.) Benth. Hesperomeles lanuginosa Ruiz & Pav. ex Hook. Hesperomeles latifolia (Kunth) M. Roem. Hesperomeles palcensis C.K. Schneid. Hesperomeles pernettyoides Wedd. Kageneckia lanceolata Ruiz & Pav. Polylepis lanata (Kuntze) M. Kessler & SchmidtLeb Polylepis pauta Hieron. Polylepis pepei B.B. Simpson Polylepis sericea Wedd. Polylepis triacontandra Bitter Prunus integrifolia (C. Presl) Walp. Prunus rigida Koehne Prunus rotunda J.F. Macbr. Prunus pleiantha Pilg. Prunus stipulata J.F. Macbr.

POACEAE
Chusquea pubispicula Pilg. Chusquea delicatula vel sp. aff. Hitchc.. Chusquea dombeyana Kunth Chusquea huantensis Pilg. Chusquea scandens Kunth Chusquea tarmensis Pilg Chusquea tessellata Munro Aulonemia hirtula (Pilg.) McClure Aulonemia humillima (Pilg.) McClure Aulonemia longiaristata L.G. Clark & Londoo Arthro stylidium Rupr. Arthro stylidium harmonicum Parodi Gynerium sagittatum (Aublet) P. Beauvois

RUBIACEAE
Cinchona calisaya Wedd. Cinchona hirsuta Ruiz & Pav. Cinchona officinalis L. Cinchona pubescens Vahl Condaminea corymbosa (Ruiz & Pav.) DC. Chiropetalum ruizianum (Mll. Arg.) Pax & K. Hoffm. Cosmibuena grandiflora (Ruiz & Pav.) Rusby Faramea candelabrum Standl. Faramea flavicans (Kunth ex Roem. & Schult.) Standl. Faramea glandulosa Poepp. & Endl. Faramea multiflora A. Rich. ex DC. Gonzalagunia dependens Ruiz & Pav. Guettarda boliviana Standl. Guettarda crispiflora Vahl Guettarda crispiflora subsp. sabiceoides (Standl.) C.M. Taylor

PRIMULACEAE
Geissanthus bolivianus Britton Myrsine andina (Mez) Pipoly Myrsine coriacea (Sw.) R. Br. ex Roem. & Schult. Sin: Myrsine jelskii Zahlbr Myrsine latifolia (Ruiz & Pav.) Spreng.
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Washington H. Galiano Snchez y Mario Percy Nuez Vargas

Guettarda hirsuta (Ruiz & Pav.) Pers. Guettarda ochreata Schltdl. Hamelia patens Jacq. Palicourea amethystina (Ruiz & Pav.) DC. Palicourea attenuata Rusby Palicourea microcar pa (Ruiz & Pav.) Zappi Palicourea subtomentosa (Ruiz & Pav.) C.M. Taylor subsp. subtomentosa Palicourea thyrsiflora (Ruiz & Pav.) DC. Psychotria carthagenensis Jacq. Psychotria reticulata Ruiz & Pav. Psychotria tristis H. Winkl. Randia armata (Sw.) DC. Randia boliviana Rusby Randia spinosa (Thunb.) Blume Rudgea cf. hospes Standl. & Steyerm.

Buddleja coriacea Remy Buddleja incana Ruiz & Pav. Buddleja longifolia Kunth Buddleja montana Britton

SIPARUNACEAE
Siparuna aspera (Ruiz & Pav.) A. DC. Siparuna cuspidata (Tul.) A. DC. Sin. Siparuna lepidiflora Perkins Siparuna cuzcoana Perkins Siparuna holtonii A. DC. Siparuna muricata (Ruiz & Pav.) A. DC. Siparuna olivaceovelutina Sleumer Siparuna petiolaris (Kunth) A. DC. Siparuna pyricar pa (Ruiz & Pav.) Perkins Siparuna suaveolens (Tul.) A. DC.: Siparuna subinodora (Ruiz & Pav.) A. DC. Siparuna thecaphora (Poepp. & Endl.) A. DC. Siparuna tomentosa (Ruiz & Pav.) A. DC.

RUTACEAE
Zanthoxylum lepidopteriphilum Reynel Zanthoxylum mantaro (J.F. Macbr.) J.F. Macbr. Zanthoxylum lepidopteriphilum RUTACEAE

SOLANACEAE
Brugmansia arborea (L.) Lagerh. Brugmansia sanguinea (Ruiz & Pav.) D. Don Cestrum conglomeratum Ruiz & Pav. Cestrum humboldtii Francey Cestrum megalophyllum Dunal Cestrum racemosum Ruiz & Pav. Cyphomandra betacea (Cav.) Sendtn. Markea sp. Dunalia obovata Dammer Dunalia sp. Nicotiana glauca Gram. Nicotiana tabacum L Nicotiana tomentosa Ruiz & Pav. Nicotiana tomentosiformis Goodsp. Saracha punctata Ruiz & Pav. Saracha punctata subsp. punctata Sessea weberbaueri Bitter Sessea dependens Ruiz & Pav. Solanuma lbidum Dunal Solanuma ligerum Schltdl. Solanuma phyodendron S. Knapp ZA Solanum asperolanatum Ruiz & Pav. Solanum daphnophyllum Bitter Solanum hispidum Pers. Solanum iltisii K.E. Roe Solanum incarceratum Ruiz & Pav. Solanum maturecalvans Bitter Solanum nutans Ruiz & Pav. Solanum ochrophyllum Van Heurck & Mll. Arg. Solanum riparium Pers. Solanum saponaceum Dunal Solanum selachophyllum Bitter Solanum sessile Ruiz & Pav. Solanum sumacaspi S. Knapp
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SABIACEAE
Meliosma boliviensis Cuatrec. Meliosma caldasii Idrobo Meliosma peytonii A.H. Gentry Meliosma frondosa Cuatrec. & Idrobo

SALICACEAE (Incluy. FLACOURTIACEAE)


Abatia spicata (Turcz.) Sleumer Banara guianensis Aublet Casearia aculeata Jacq. Casearia decandra Jacq. Casearia sylvestris Sw. Casearia zahlbruckneri Szyszyl. Pineda incana Ruiz & Pav. Salix humboldtiana Willd. Salix humboldtiana var. martiana (Leyb.) Anders.

SANTALACEAE
Cervantesia tomentosa Ruiz & Pav.

SAPINDACEAE
Allophylus peruvianus Radlk. Cupania americana subsp. latifolia (Kunth) T.D. Penn. Llagunoa nitida Ruiz & Pav. Sapindus saponaria L Llagunoa nitida Ruiz & Pav. SAPINDACEAE

SAPOTACEAE
Pouteria bangii (Rusby) T.D. Penn. Pouteria lucuma (R. & P.) Kuntze Pouteria cinnamomea (Diels) Baehni

SCROPHULARIACEAE
Buddleja americana L.

192

Sinopsis de las especies arbreas de Machupicchu

Solanum tenuispinum Rusby Solanum velutinum Dunal Vassobia dichotoma (Rusby) Bitter

STAPHYLEACEAE
Tur pinia occidentalis (Sw.) G. Don

SYMPLOCACEAE
Symplocos arechea LHr. Symplocos baehnii J.F. Macbr. Symplocos dolichopoda B. Sth Symplocos fimbriata B. Sthl Symplocos incahuasensis Sagst.&M.O. Dillon Symplocos melanochroa Sleumer Symplocos psiloclada B. Sthl Symplocos nana Brand Symplocos nuda Bonpl. Symplocos quitensis Brand Symplocos cf. quitensis subsp. Boliviensis Brand Symplocos sandiae Brand Symplocos reflexa A. DC. Symplocos venulosa Cuatrec. Symplocos weberbaueri Brand Symplocos weberbaueri

Myriocar pa stipitata Benth. Phenax angustifolius (Kunth) Wedd. Phenax bullatus Rusby Phenax hirtus (Sw.) Wedd. Phenax laevigatus Wedd. Phenax rugosus (Poir.) Wedd. Pouzolzia poeppigiana (Wedd.) Killip Myriocar pa stipitata Benth. Urera baccifera (L.) Gaudich. ex Wedd. Urera caracasana (Jacq.) Gaudich. ex Griseb Urera simplex Wedd. Cecropia tacuna

URTICACEAE VERBENACEAE
Citharexylum pachyphyllum Moldenke var. pachyphyllum Citharexylum punctatum Greenm. Citharexylum laurifolium Hayek Citharexylum quercifolium Citharexylum dentatum Tafalla ex D. Don Citharexylum herrerae Mansf. Citharexylum argutedentatum Moldenke Duranta armata Moldenke Duranta mandonii Moldenke Duranta serratifolia (Griseb.) KuntzeCitharexylum laurifolium VERBENACEAE

SYMPLOCACEAE STYRACACEAE
Styrax argenteus C. Presl Styrax cordatus (Ruiz & Pav.) A. DC. Styrax foveolaria Perkins Styrax pentlandianus J. Rmy Styrax pavonii A. DC.

THEACEAE.
Gordonia fruticosa (Schrad.) H. Keng

ULMACEAE
Ampelocera edentula Kuhlm. Lozanella permollis Killip & C.V. Morton

URTICACEAE
Cecropia angustifolia Trcul Cecropia latiloba Miq. Cecropia leucophaea Poepp. ex Miq. Cecropia membranacea Trcul Cecropia multiflora Snethl. Cecropia strigosa Trcul. Cecropia tacuna C.C. Berg & P. Franco Boehmeria brevirostris Wedd. Boehmeria caudata Sw. Boehmeria celtidifolia Kunth Boehmeria fallax Wedd. Boehmeria pavonii Wedd. Boehmeria ulmifolia Wedd.
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AGRADECIMENTOS Al WWF - EFN Beca Russell E. Train proporcionada al primer autor para la elaboracin de la tesis doctoral "Bosques Tropicales Estacionalmente Secos (BTES) de Valles Internadinos en el sur del Per: Apurmac y Urubamba". Al Convenio de Cooperacin Cientfica: UNSAAC - MOBOT (Missouri Botanical Garden) a travs del Proyecto: Diversidad florstica de las reas Naturales Protegidas y reas adyacentes del Sur del Per". Al Programa Machupicchu, por el desarrollo del proyecto: "Ampliacin del inventario de la biodiversidad Botnica del Santuario Histrico de Machupicchu", un reconocimiento especial al Embajador de la Republica de Finlandia Excelentsimo Sr. Miko Pyhala por su invalorable apoyo a la investigacin del SHM. Al Proyecto Biodiversidad de la Ruta Salkantay con el Mountain Lodges of Peru, mediante el cual ampliamos el conocimiento de la Zona de amoriguamiento del SHM. A todos los especialistas en las diversas familias tratadas del MO y otros herbarios, a los colegas botnicos, estudiantes ahora excelentes discpulos y amantes de la Scientae amabile, que sin su apoyo en innumerables expediciones botnicas, no hubiera sido posible estos resultados. En Homenaje a los doctores Alwyn H. Gentry y J. Cesar Vargas Caldern. 193

Washington H. Galiano Snchez y Mario Percy Nuez Vargas

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PIEDRA DE LOS SACRIFICIOS1


Angel Anvendao Farfn

Caminando en sentido inverso a la vida vuelvo a encontrar te Machupiqchu: regreso a la hor miga, a la piedra primera, a la noche secreta que te habita. Regreso a mi muer te en tus arenas, a la oscura pobredumbre de los sacrificios. Regreso a la semilla Machupiqchu. Te conozco Machupiqchu, soy el hombre que repta entre tus grietas, el que sold con sangre la grava de tus muros. Soy el lodo, la supersticin que te sostiene, el abuelo y el hijo recosidos con las mismas coyundas. No me interesa tu posteridad ni las ficciones de la palabra que te inventa. Soy el llaqtaruna, el que puli la piedra con su piel, el que dej los ojos en la fosa comn de tus alturas. No me engaas Machupiqchu: conozco quines son los dueos. S de los alquimistas que convierten en oro nuestra sangre, del pual y la hostia y su reino de escombros, de lentsimo cuchillo de tus tardes. No me engaas Machupiqchu, yo hech a correr los siglos de fantasmas que galopan en ti. Te alc desde el incesto, te ocult entre mis ojos y mi vida: yo templ las vigas maestras de tus sueos. Soy el hombre que mora en tus cavernas, la hierba que levanta su tiempo de subsuelos hasta el cielo. Soy la cal calcinada entre tus huesos, tu sed ajena, tus piedras rencorosas de estos das: (colmillos de hechizados comensales gruendo sus destiempos turisteros).
1 Del libro Mitos Descalzos, 1988.

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Angel Anvendao Farfn

Mrame Machupiqchu, no me engaa tu arrogante sustancia, las crines de tu sol ardiendo para nadie! No me atae la doble jamba de tu doble tiempo. Te llamen otros rosa nutica, espiga de los tiempos, burbuja sideral. Para mi eres las llagas que llevo en las espaldas, los das salpicados de castigos. Para m eres la tierra donde desollaron hasta mi sombra. Para mi eres la muerte que aprend a resistir. No me interesa si Dios se desorienta en tus alturas, ni los apus sembrando manantiales de fuego. A mi slo me incumbe la msica que llor entre tus piedras, los ichus donde tanteaba el subconsciente del viento, las brujeras de la mano desasida, las lneas concentradas de las manos. No me interesan las formas, los volmenes, la lnea urea, los candiles sumisos de la piedra acatada. Yo slo busco la rosa y la serpiente que te habitan, slo te busco a ti; busco la lava insomne de mi ser perseguido, para que halle mi sombra lo que no hall mi cuerpo

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DISTANCIA Y SOLEDAD DE MACHUPICCHU


Dr. Gustavo Prez Ocampo

ABRIENDO DE EN PAR EL HORIZONTE... 1 Este es el poema de una Ciudad hecha de espuma de luz; de verdeazul; sangre de tiempo. Esquirlas de Luna. Le rodean rboles seculares. Lentos rboles. Silencio de desvelos. Lentos desvelos Cielo! Cielo! Cielo! Prpado abierto sobre la Vida i la Muerte... Solo una nube que desafa la arquitectura celeste; una sombra que evoca el viento; un gajo de retama y chachacomo que insiste su perfil sobre el horizonte; un torren clarividente que se alza testigo de pasiones i adioses sobre el terso cristal del Wilcamayo. Todo ello, i la iridiscencia infantil del roco; la selva cruel, sonora; los k'enkos i las adivinanzas de viejos filsofos que fueron testigos de la primera luz sobre la noche del Universo. As comienza esta fbula forjada sobre silencios i soledades; con aguaceros i partos siderales. Historia i templo erguido sobre el vaci del mundo...
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Dr. Gustavo Prez Ocampo

2 Este es el poema de Machupicchu i su siglo transparente Es la historia de sus laberintos; la crnica historial de la piedra sobre el sueo, i el sueo sobre la eternidad Machupicchu cima del tiempo es un nombre de races delirantes verderojo, azulceleste en la comba de su cielo oro del tiempo, hueso secreto de la tierra Machupicchu palabra fcil como una caricia; alucinacin bullente sobre la piedra febril en la entraa misma del Cusco, calcinado de adioses i retornos 3 I as fue: siempre entre la terquedad del abismo i la sumisin del espanto; mas all de la ansiedad i el llanto; de tumbo en tumbo sobre el rumor inacabable i lejano de las aguas: testigos rumorosos de una gesta sin fin El hombre cargado de greas i sudores; crucificado sobre cristales de silencio, se ha acercado a sarcfago de sus sueos, i all Ma chu pic chu como el invierno sobre el ujchu victorioso, como el corazn fabricado de fuego i aromas andinos; callado como bosque de edades adnicas; Ma chu pic chu, entre la bruma I la brisa solitario como un chachacomo de piedra prendido sobre el Huill Ca Ma Yo (cliz sediento) 198
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Distancia y soledad de Machupicchu

4 Amautas i laik'as amasaron la fortaleza; su alero indestructible, su cancin ltica, i la noche abatida de acllas en trance de amor i aves encerradas en su diminuta agona Machupicchu: raz i fruto; isla i huerto soterrado en el asombro de sus propias memorias. Machupicchu: la pulpa del misterio pinta de sangre I lgrimas tus muros de utopa I milagro. siglos I relojes perdidos guardan historia, la alquimia i el recio manantial de tus aguas solitarias 5 Machupicchu! Machupicchu! Mi corazn desolado abre sus alas para ir en busca de tus laderas siderales. Cielo: ventana al ms all! Tu crculo de oquedades! Callejuelas, adoratorios, andenes, caminos perdidos, serpientes, i el vrtigo innumerable sobre los vestigios de Huaynapicchu, Huiayhuayna, Phuyupatamarca, Intipata, Sallacmarca, la Soledad, la eternidad i el silencio. 199

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EN LA TRAMA SALVAJE DEL MISTERIO Machupicchu: recia teora de vegetales I asombros; de hombres aprisionados en la trama salvaje del misterio; magia o brujera de caminos I horizontes clavados en el umbral del tiempo; mucho antes de siempre I nunca, cuando el Cusco le dio sentido al Gnesis inaugural. Machupicchu: territorio sagaz de incas I regncolas; willacumus, curacas, soldados I alarifes; haravicus, alfareros, chasquis I amautas; donde los hombres amasaron con sus manos i sus lgrimas I su sangre este santuario de sueos. Machupicchu: en el laberinto de la libertad haz del sufrimiento humano En sus lares adquirieron solidez de piedra lo innmero i lo absoluto. Machupicchu: en la lengua musical del nio; en la sombra sin tregua de las madres, i en la vorgine atroz de los sufrimientos. Machupicchu: de los smbolos, las hondas cicatrices del olvido, i la dichosa matriz sobre amores I furias. orga I perpetuidad. Exaltacin i renunciamiento Machupicchu: En el querer de la Rosa de los Vientos; En la plenitud csmica de la raza; En el vrtice de la embriaguez I el llanto. Brjula andina Intihuatana: columpio de Sol I Luna Arcoiris entre el silencio i la soledad

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Distancia y soledad de Machupicchu

ENTRE LA UTOPA I LA BRUMA Solo un relmpago en la noche de tormenta atroz, pudo iluminar aquella soledad de musgos I orqudeas Hundidas En la seda de la niebla insomne: Brujera de lianas i escorsoneras, donde la noche de reptiles i aguaceros, levanta un vaho de nichos i oquedades inmemoriales. Cumbres i escalinatas que trepan a la Luna. Flora cruel I pertinaz como la muerte. Fuente tendido entre adoratorios I hornacinas, i la teora de una arquitectura tierna i melanclica. Memoria de una raza suspendida entre el Intihuatana i la sola, nica i ltica palabra que designa arcanos, maderas sombras, metales sangrientos, sin medida ni progenie: Machupicchu! flama I memoria de Dios sobre sus cielos i sus abismos aprisionados en la mudez solar de su silencio i lejana
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Machupicchu! Es Machupicchu, donde Dios tard en llegar i se quedo a soar una eternidad de tardes selladas por la muerte. Machupicchu! donde una fauna rumorosa ensaya salmos del Gnesis; donde los templos i los adoratorios cumplen la misin de privarnos del habla; donde los Amautas i Aravicus; alumbran la noche con la luz estelar de sus sentencias I Jarahuis; i donde los nombres de Manco Pachacutec i Huayna Cpac, sealan derroteros que se enredan i pierden en el laberinto de la tragedia americana

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