Victor Hugo Viscarra

Victor Hugo Viscarra

BORRACHO ESTABA, PERO ME ACUERDO

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Victor Hugo Viscarra

Cicatrices de la vida Nac viejo Mi vida ha sido un trnsito brusco de la niez a la vejez, sin trminos medios. No tuve tiempo de ser nio. Hay una pelota nuevita, guardada en algn rincn de mis recuerdos. Lo ms lgico ha de ser que yo sea un verdadero nio cuando me llegue la vejez. Para ella, es cierto, uno tiene tiempo de sobra. Presumo que ha de ser a los cuarenta y nueve aos, pues si llego a los cincuenta me suicido. Nacionalizo una pistola y me peg un tiro. Hablar de mi niez, si vamos a llamarla as, es muy fregado. Quisiera olvidar ese periodo, pero es imposible. No tengo nada grato que recordar y los nombres que recuerdan con tristeza su infancia---- no porque se les haya ido sino por que han sufrido mucho en ella---- nunca ms podrn ser felices Dnde andar porque caminos se extravi el nio que fui ? Si es cierto eso de que en cada hombre hay un nio, el que habita en mi debe ser muy triste. Vivamos en un departamento de la calle constitucin mi madre atenda una pensin, famosa por sus caldos de cabeza de cordero. Como no haba empleada que la aguantara, mi hermana y yo la ayudbamos. Dormamos en una sola cama: las dos mujeres en la cabecera y yo a los pies. Apenas empezaba a clarear y el casero de Challapampa emerga de entre las brumas, mi madre estiraba un pie con violencia y yo abra los ojos en el suelo, mi hermana era la ms perjudicada por ese sentimiento maternal, pues como estaba a mano despertaba de un pellizco. La pobre tambin a de esconder la nia triste que tiene en el fondo. Si como dice el refrn, quien bien te quiere te har llorar , mi madre exageraba en sus demostraciones de cario. Me levantaba frotndome los ojos para quitarme los restos del sueo e iba a la cocina a llenar de kerosn los anafes Y encenderlos para que hiervan las ollas del caldo de cabezas. Despus de tomar el desayuno, barra la pensin y alistaba las bolsas y los canastos para ir al mercado. A mi madre le haca algunas matufiaditas que me servan para comprar cualquier cachivache y distraer mis horas muertas. Esto lo haca agregando uno o dos pesos al precio de lo que compraba. Ella se encargaba de las cabezas, papas y condimentos; yo las tripas, las cebollas y la canalera. Los caldos que preparaba mi vieja eran muy recomendados, como si el olor que despedan las ollas se paseara por la ciudad. Hasta los viejitos desahuciados venan con la esperanza de prolongar su vida con un buen caldo de cabezas. Venia buena y mala gente. Por entonces mi madre ya estaba divorciada; A mi padrastro lo conquisto por el estmago. Aunque yo nunca disfrute con la comida, comprendo que para un hombre es importante que sepan acariciarle el estmago. No me hago cortar el cabello al ras, murukullu como se dice, porque tengo la cabeza llena de recuerdos de mi madre; Guardo varias cicatrices gracias a sus palizas. Ella era muy nerviosa padeca una especie de mal de rabia, cualquier cosa la pona furiosa, la sangre se le suba a la cabeza y ya no vea nada. Todo se le nublaba y empezaba el huracn. Acostumbraba pegarnos con palo de escoba. Rompi varias escobas en mis espaldas y en las de mi hermana; Y si no quedamos invlidos, fue porque, dicen, los nios son muy resistentes a los golpes. Al mismo tiempo era muy catlica>; asista cumplidamente a misas, confesaba y comulgaba, pasaba prestes y fiestas, mientras que a m me mandaba los fines de semana al culto de los Testigos de Jehov, agarrando mi Biblia, mis revistas Atalaya y Despertad. Todo eso fue decisivo para mi destino; por eso digo que no tengo nada grato que recordar de mi infancia. De lo nico que puedo agradecer a mi madre, si es que algo debo agradecerle, adems de haberme dado la vida, son sus caldos suculentos, que sirvieron para resistir mejor sus palizas, al frio Paceo y a los dems golpes que me dio la vida.

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Victor Hugo Viscarra Una vez que me puse bravo y le contest, se puso tan furiosa que me agarro como una cachascanista y me clavo las uas en la boca; de eso me queda una cicatriz, otro da que romp un cuaderno a mi hermana, todo porque no queran comprarme tiles igual que a ella (aunque todava no iba a la escuela), me hizo un tajo con un cuchillo en la mueca: aqu pueden ver la cicatriz. Tantas cicatrices tengo, que prefiero ignorarlas para no amargarme. Quiero borrarlas con la indiferencia. Pero eso no es posible. Una tarde saque veinte pesos de la caja del mostrador (con ese dinero se compraba cuatro botellas de cerveza), y me fui a pasear. Cuando volv a la casa, a eso de las siete de la noche, mi vieja me llevo al dormitorio y all me dio una paliza que no olvidare por el resto de mi vida. Pienso que hice mal al haber levantado ese dinero, pero tambin creo que el castigo fue exagerado. Luego de amarrarme las manos a la espalda y tumbarme en el piso, me echo alcohol de quemar y me prendi fuego. De no haber sido por uno de los caseros que entro en el dormitorio y la contuvo, me hubiera quemado los pies y quin sabe si hasta la conciencia. Una vez nos regalaron una cachorrita pastor alemn que se gan el cario de todos. Donde hay perros al menos hay sonrisa de nios. La bautizamos Gitana y cuando creci se convirti en nuestra defensora. Cuando mi madre se enojaba y quera pegarnos Gitana intervena mostrndole los dientes. Siempre que nos sentamos amenazados mi hermana y yo, la llambamos y la perra acuda inmediatamente. Gitana nos acompa por ms de medio ao hasta que se enferm grave. Tuvimos que hacerla matar para que no sufriera. Tambin tenamos una lorita llamada Pastora, era parlanchina y el nico nombre que repeta era el de Don Arturo, un cliente que vena con sus hijos a la pensin a tomar caldos de cabeza de cordero, no se cansaba de repetir Arturo trae la patita, y solo se calmaba cuando Don Arturo se la acercaba para rascarle la cabeza. Por ese entonces 1964, cono era muy nio, no entenda lo que pasaba en poltica. Pero se me quedaron grabadas las imgenes que vimos el 4 de noviembre. De la fbrica Soligno bajaban camiones y camionetas llenas de trabajadores fabriles armados de fusiles y ametralladoras. Desde mi casa escuchbamos el tiroteo y el rugido de los aviones, despus vimos como los mismos vehculos retornaban cargando muertos y heridos dejando huellas de sangre en las calles. En el corredor del segundo piso el dueo de casa y sus amigos festejaban el triunfo del golpe de Estado bebiendo cerveza y tocando msica. Mi primera escuela fue la Ismael Montes, a pocos pasos de la plaza Churubamba. Era tan pobre, como casi todas las escuelas fiscales. Los alumnos no tenan donde sentarse, para no sentarme en el suelo yo me lleve un banquito y una silla pequea que nunca recog, de la Ismael Montes pase al colegio Kennedy. Una o dos veces a la semana venia mi padre a recogerme para llevarme a casa, en el camino me compraba llauchas, al tiempo que me preguntaba acerca de la vida que llevbamos yo y mi hermana. Era militar y muy buena gente, aun as se refrenaba para no plantarle dos tiros a mi madre por el trato que nos daba. Mi Primer Arresto Uno se cansa de muchas cosas. Especialmente de las palizas. A mis 12 aos en noviembre de 1970 -, un da domingo me sent candado de soportar tanta paliza, aproveche que mi madre se fue a un preste en compaa de mi padrastro para cambiarme de ropa con la intencin de escapar y no volver, una vez cambiado, no s por qu me llamo la atencin el cuadro de un santo que haba colgado en la pared, al que siempre mi madre y mi padrastro le ponan velas y flores. Trepe hasta el cuadro y vi que atrs haba dinero, me lo met al bolsillo y Sal a la calle, fui al mercado Lanza a la casa de un compaero de curso cuyo padre me haba dicho que si tena problemas no vacilara en recurrir a l para que me eche una manito. All me quede dos das la tarde de ese mismo domingo me atrev a invitar al padre de mi amigo unas cervezas. Era una manera de demostrar mi solvencia, la cerveza costaba cinco pesos y yo tena 1.200 es decir, tena para comprar 240 botellas de cerveza. Respiraba con emocin el aire de libertad entraba al cine maana, tarde y noche, y coma hasta decir basta lo que se me antojara.

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Victor Hugo Viscarra La jauja me duro 6 das ya haba hecho pampa el dinero y fue entonces que me encontr con un compadre de mi madre, a l y a su mujer mi hermana y yo les decamos tos por cario. Ese mi to Carlos me hablo de la necesidad de que vuelva a mi casa, regateamos las condiciones y al final acepte, previo compromiso de que el evitara que mi madre me torturase como era su costumbre. Esa noche me recibieron con frialdad y cosa rara, me mandaron a la cama y me dejaron dormir tranquilamente. Al da siguiente me levante temprano y cuando me dispona a ir a la cocina a encender los anafes, mi madre me dijo que no lo hiciera. La empleada recin contratada se encargaba de eso, en cambio me pidi que me aliste para ir al mercado a ayudarla en sus compras. Cuando volvimos del mercado en la casa estaban esperndonos mi to Carlos, mi padrastro, un joven de terno (despus supe que era agente de la Direccin de Investigacin Nacional), y el to de mi padrastro que como l trabajaba como Comisario del DIN. Sonsacndome palabras, mi madre me hizo confesar donde haba estado los das que me perd de casa anotaron la direccin y salimos juntos. Fuimos a almorzar al Lido Grill y al terminar de comer mi madre me dijo Esta tarde vamos a ir al Cine pero antes le vamos a acompaar a don Jos (mi padrastro) a las oficinas del DIN para que firme su tarjeta de asistencia Como yo antes era un gil, les cre y fui con ellos. All me metieron en la oficina de menores y tras pasar sus puertas, se acab toda la amabilidad. Entonces mi padrastro mostro su verdadero rostro. Como hacedor y deshacedor de vidas, ordeno que me sacaran la infunda en otras palabras que me sentaran la mano. Una vez que la gente abandono la oficina, los agentes me trataron de tal manera, que yo no saba a ciencia cierta quien era ms sdico, si aquellos que me torturaban, o mi madre cuando estaba enojada. Varias horas despus me metieron a una celda y el propio Jilakata se compadeci al ver mi cuerpo hinchado y hecho un concilio ecumnico por la cantidad de cardenales, otros presos lloraban maldiciendo a la mujer que habindome parido permiti que me tratasen as. Mientras me friccionaban con alcohol tres jvenes me procuraron campito para que duerma esa noche entre ellos, ese trio de muchachos eran los famosos Rompemotos. Mi familia ni se acord de traerme por lo menos una frazada para protegerme del frio que haca en las celdas. Los verdaderos rompemotos eran unos acrbatas Argentinos que hacan maravillas en sus motocicletas, los que conoc en la Polica, eran tres jvenes que robaban motos para venderlas por partes. Recin al segundo da mi madre se acord de traerme comida y una frazada vieja que en pocos minutos se llen de piojos, y quien sabe si hasta de un poco de tristeza. Estuve cinco das entre delincuentes y presos comunes, un mircoles cerca del medio da me sacaron de la celda y me llevaron a la oficina de menores para ver a mi familia. Entonces me entere que a partir de ese da iba a estar bajo la tutela de mi Padre y que los lazos que me unan a mi madre estaban rotos. Mi padrastro don Jos Camacho quiso hacerse el tipo otra vez. Cuando mi padre lo amenazo con seguirle un juicio por haber dispuesto mi arresto y posterior golpiza se defendi diciendo que lo hizo porque yo le robe su dinero cuando mi padre supo que el monto era de 1,200 pesos, sobre la marcha saco esa cantidad y todava le increpo a mo padrastro; Y puedo darle otros 1.200 pesos, a cambio de tener el gusto de verlo a usted en la crcel. A la hora de almuerzo quede en libertad y fui con mi padre hasta el Arsenal del Ejercito, donde mi viejo era jefe de almacenes, me quede esperando que el charlara con su hija mayor para que me tenga en su casa mientras se arreglaba mi situacin, los Oficiales que trabajaban en el Arsenal se indignaron al saber lo que me haba pasado. M e invitaron a almorzar en el casino de Oficiales y me ensearon algunas reglas de los juegos de naipes.

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Victor Hugo Viscarra Por la tarde fui a la casa de Arminda, la hija mayor de mi padre, all me volvieron friccionar para curarme los cardenales que me hacan gemir de dolor. Mi Viejo Mi padre naci el 1 de Mayo de 1900. Al morirse su primera mujer qued con seis hijos todos mayores; Entonces se cas con mi madre, de cuya unin nacimos mi hermana y yo. Tendra unos cuatro aos cuando ellos se divorciaron al pasar a su tutela mi viejo ya se ava casado por tercera vez pero mi madrastra ya no tuvo hijos. Vivieron juntos 21 aos hasta la muerte de mi padre. A raz de un disgusto Sal de la casa de mi hermanastra y llegue a la casa que compartan mi viejo y doa Julia mala mujer como toda madrastra que se respete. En esta ltima casa, sin embargo la pase mejor que junto a la seora que gracias a los hados haba dejado de ser mi madre. Como los dos vivan solos me acomodaron en su mismo dormitorio y comenz una rutina muy distinta a la que conoca hasta entonces. Por la maana iba al colegio Boliviano Israelita y en las tardes sala a jugar con los muchachos del vecindario. El callejn donde fui a vivir se llamaba Manuel Lpez Ordoez era uno ms de los callejones sin salida que abundan en la zona Norte de La Paz, terminaba en un morro enorme de tierra donde se haba instalado un grupo de artilleros (bebedores empedernidos), que incluso asaltaban a los vecinos para mantener su vicio, como ya haba convivido con personas que teniendo peor fama demostraron ser solidarios y amables, pronto hice amistad con ellos, al extremo de que muchas veces me quedaba a comer lo poco que cocinaba doa Mara, una pobre mujer con ms cicatrices que das vividos, ella llego a remplazar la madre que no tuve, me aconsejaba y me enseaba a no fiarme de las apariencias, pues la gente que viste harapos puede ser ms buena que la que viste ropas elegantes. En el callejn habamos tres Vctor Hugos; yo era el Vico grande, el hijo de doa Gabriela era el Vctor Hugo, y el hijo de la sobrina nieta de mi viejo era el Vico Chico, un da se nos ocurri jugar a las espaditas y para darle un toque metlico a nuestras batallas bamos hasta los parques de autos para sacarles las antenas. Hicimos pampa con varios vehculos, a nadie se le ocurri sacarle provecho econmico a las antenas, para lo nico que nos servan era para jugar a las espaditas, una vez que nos aburramos las botbamos en un rincn y ah quedaban hasta que volvamos a recordarlas. Una noche me fui con mis amigos a recoger a mi viejo de su viernes de soltero, se nos ocurri sacarle la antena a un Mercedes Benz estacionado en la puerta del boliche donde mi padre farreaba. En mala hora los dueos se dieron cuenta agarraron a cuatro de nosotros y nos llevaron hasta transito donde nos entregaron como a peligrosos auteros (especialistas en robar accesorios de los vehculos). Cerca de media noche vino a sacarnos la mam de Vctor Hugo, quien dejo su vagoneta como garanta al da siguiente tenamos que presentarnos en compaa de nuestros padres. La oficina donde atendan nuestro caso quedo chica para recibir a tanta gente como la parte contraria no vino (era un teniente de ejercito con apellido japons), uno de los policas nos llev a los acusados a una pieza donde nos mostr las fotografas prontuariadas de todos los auteros, nos previno que si no nos corregamos bamos a quedar fichados igual que aquellos delincuentes y la bamos a pasar mal, todos hicimos la promesa de no volver a romper las antenas de los carros y de ser posible incluso nos negaramos a viajar en un vehculo, nuestros padres por su parte firmaron un compromiso de velar estrictamente por nuestro comportamiento es ms nos prohibieron que nos dirigiramos la palabra entre quienes estbamos en capilla, mi padre debido a la borrachera que se haba pegado el da anterior no estaba enterado del asunto y a cualquier consulta que le dirigan solo atinaba a decir si y se hacia el desatendido. Al salir de las oficinas y rumbo a la plaza de San Francisco, recin sali de su sopor viernes-solteristico y pregunto para que le avan citado a la polica, yo le respond en complicidad con mi madrastra que era para responder a la calumnia que le haban hecho a un amigo, mi padre mascullo y nos invit unas salteas para olvidar el ingrato asunto.

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Victor Hugo Viscarra Mi viejo tena los estados civiles de viudo, divorciado y casado, ramos en total ocho hermanos legtimos, ms uno achacado. Cuando fui a vivir a su casa l tena una enamorada de unos veintitantos aos a la cual visitaba cada vez que se aburra de mi madrastra, cosa que suceda muy a menudo. Era buena gente todos los viernes sola reunirse con sus amigos en un boliche de la final Loayza, yo era el encargado de recogerlo a las dos o tres de la maana, al llevarlo a casa en la esquina Colon y Ballivian compraba pasteles y queso de un quiosco que atenda toda la noche, para desenojar a mi madrastra, ella aparte de esperarlo en vela aprovechaba para reirle, cosa que no se atreva cuando estaba sano. Algunos fines de semana venan sus amigos a la casa lo que ms recordaban era sus peripecias en la campaa del Chaco, algunas veces me reataba duramente y la bronca le llegaba de rebote a mi madrastra pues era a consecuencia de sus chismes cuando la reta pasaba de oscuro a negro yo prenda el tocadiscos y hacia funcar el Long Play de boleros de caballera dndole bastante volumen, entonces la bronca se le pasaba, quedaba pensativo hasta se poda decir que una tristeza no catalogada en diccionario alguno se apoderaba de su alma y de su espritu. Don Hiplito era un hombre previsor al extremo de preparar todo para el da de su muerte desde la lpida y las flores hasta el nicho, un da me llevo al cementerio junto a mi madrastra para mostrarnos el nicho que le ava asignado en el Mausoleo de Artillera de los Excombatientes de la guerra del Chaco, tambin se encarg una lpida de bronce aprovechando que en el Arsenal disponan vainas vacas de municin, deca; El da que yo muera, nadie podr decir que ha gastado algo para mi entierro. Lo irnico es que en su lpida ahora dice que esta Es un recuerdo de su esposa y de sus hijos. Cuando falleci no quise reclamar herencia a mi madrastra le dejo un departamento y a los hijos de su primer matrimonio una casa en Viacha, el nico recuerdo que tengo de l es una fotografa que sali en su aviso necrolgico, mi hermana tampoco reclamo herencia a ratos me arrepiento de no haberlo hecho por lo menos hubiese podido abrir una cantina donde el nico dueo fuera yo y tambin el nico cliente. Mi padre tubo la delicadeza de arruinarme el da de mi cumpleaos 2 de Enero, al morir en esa fecha Qu caballero, no? Claro que yo me entere 19 das ms tarde, pues trabajaba en la Aduana, en la poblacin fronteriza de Charaa. Por unos sucumbs Una tarde de esas, vsperas de la fiestas del barrio fui con los muchachos del callejn a ver qu pasaba en el parque Rioshio, donde se celebraban los actos centrales del festejo, cuando menos lo esperbamos estbamos todos los llokallas frente a una ponchera tomado unos sucumbes que debido a la falta de experiencia etlica, nos dejaron medio tundiquis en menos de lo que canta un gallo. Seria media noche cuando llegue a mi casa, a la maana siguiente me despert el dolor de cabeza; Paso a explicar la causa. Tras lavarme la cara fui a la cocina a tomar mi desayuno y note cierta frialdad de mi madrastra, como buen entenado lo atribu al estado calamitoso en que me haba recogido. Terminado el desayuno, baje al patio para saber de los chismes que mis amigos divulgaban sobre nuestro comportamiento de la vspera. All me entere que la causante de mi dolor de cabeza no era otra que mi madrastra la cual emulando a mi madre, me haba golpeado con un palo de escoba y luego me haba cerrado uno de los ojos de un sopapo. Sobre la marcha sub a mi casa y sin darle tiempo a preparar una defensa formal la increpe violentamente por golpearme cuando ni mi propio padre lo haba hecho, ella se hizo la ofendida y cuando la invite a que volviera a pegarme, de un puetazo bien aplicado la mande a tierra, sin importarme para nada que fuera mujer. Dems est decir que el nico que perdi fui yo ya que cuando llego mi padre de su trabajo se arm una discusin tan violenta que tuve nomas que darle a elegir: La mujer que haba trado de la cantina del Arsenal o el hijo que haba recogido de la Polica. Mi madrastra se qued y yo sal con la intencin de no volver nunca ms. Mi primera noche en la calle la pase caminando entre el callejn y las calles adyacentes, tratando de dormir acurrucado en el portal de la casa de un curita nuestro vecino. No recuerdo lo que hice el da siguiente como entonces los que

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Victor Hugo Viscarra ocupaban el morro de tierra del callejn haban muerto, la segunda noche me anime a ir ms all de la avenida Buenos Aires y Max Paredes lo que iba conociendo a medida que caminaba por la zona, no haba visto ni en mis ms terribles pesadillas me impresiono de tal manera, que tuve miedo de enloquecer Frio en el alma Puedo decir que a los doce aos me sumerg de cabeza en la noche en sus oscuras entraas aprend muchas cosas buenas y malas, la noche en La Paz es un laberinto que al no tener principio tampoco tiene fin y uno puede perderse para siempre, aprend a vagar sin extraviarme por la noche pacea pero debo aclarar que ha sido a costa de un gran sacrificio, sea verano o primavera lo peor es el frio y por su puesto la soledad cuando uno no tiene compaa tampoco sabe dnde ir a descansar. Parece que el frio se encarniza con los que nada tienen a m me hiso zapatear las veces que quiso, el frio penetra hasta los huesos. Cuando uno cree que el cuerpo se ha adaptado a las inclemencias del tiempo, de pronto tiene la impresin de que los pulmones se le han congelado. El frio es artero sale como de un gigantesco refrigerador y lo envuelve entero, peor en las noches de invierno, ni siquiera en Charaa supuestamente la poblacin ms fra de Bolivia, sent tanto frio como en La Paz. Si uno camina las calles, todos los atractivos que puede tener la ciudad pierden su encanto y hace que empiece a tener cierta animadversin hacia ellos, uno se siente abandonado la mala alimentacin disminuye la resistencia al frio, entonces cuando uno anhela una cama, no importa que tenga frazadas viejas y llenas de pulgas, el chiste es que sea cama, pero adems uno siente hambre y sueo y le falta el amor de alguien, una amiga o una enamorada. El andar por esas calles con el frio adentro, hace que uno se sienta deprimido, un pobre miserable y como soy un tipo que vive de noche, el frio ha sido para m una terrible experiencia, o un problema depende de cmo se vean las cosas, con que ansiedad se desea que el sol aparezca. Solo el sol de la maana lo reanima a uno y le devuelve el optimismo, hay momentos en que no se puede aguantar y dan ganas de meterse en la primera cantina que aparezca en el camino el peligro que esto entraa es que uno termine como alcohlico consuetudinario o simplemente tirado en la calle intoxicado. El cuerpo se acostumbra a todo y as busca descansar de vez en cuando, creo que no hay peor va crucis que el recorrido por quienes no teniendo un lugar apropiado donde dormir vagan sin pausa por las calles buscando que se yo que cosas, hay noches que uno llega a la ceja del Alto y mira casi sin inmutarse el espectculo que ofrece la ciudad tachonada de millares de focos encendidos parece que el cielo estrellado hubiera descendido a nuestras plantas y nos hace sentir duelos de la creacin pero eso solo es una mentira piadosa la realidad es distinta as como observamos la luminosidad que se extiende a nuestros pies cuesta aceptar que esa ciudad nos trate con la peor indiferencia al extremo de hacernos sentir unos parias. Cuando el frio arrecia surge la pregunta: Dnde ir a dormir esta noche? Ante la falta de una respuesta, uno no puede hacer menos que seguir caminando mientras el amanecer parece que estuviera cada vez ms lejano y cuando amanece acaso el sol no salga y uno deba seguir caminado no hay peor cosa que caminar sin tener un techo donde descansar especialmente si uno no ha podido pegar los ojos durante toda la noche y lo que es peor an en la noche que se avecina tampoco habr descaso para ese cuerpo que envejece prematuramente as uno siente como se va acabando de a poquito nuestra existencia.

Y si la noche es lluviosa? Y si no hay un callejn desrtico donde uno pueda echarse un breve sueo porque todo esta mojado ah s que la cosa se complica el cuerpo pide descanso y uno no puede hacer menos que seguir caminando mientras la lluvia le moja y penetra a lo ms ntimo incluso amenazando ahogar nuestras esperanzas, los pocos recovecos clandestinos que acogen al que tiembla ms por el abandono que por el frio solo sirven para hacer un breve parntesis mientras nuestros agobiados cuerpos con su exiguo calor secan nuestras ropas la lluvia que cae nos lava la cara y nadie se da cuenta que los torrentes que riegan nuestras mejillas estn alimentados por las lgrimas.

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Victor Hugo Viscarra La lluvia es la peor enemiga de nuestros zapatos los moja, los remoja, los deforma y al final los pudre sin importarle nuestros pies, una persona marginada jams puede aspirar a comprarse zapatos nuevos eso est lejos de sus posibilidades y de sus sueos, los que calza pueden tener distintos orgenes, comprados en el barrio chino, robados a un borracho que dorma su borrachera en la calle obsequiados por una persona que necesitaba hacer ese regalo para tranquilizar su conciencia, o tal vez son calzados que arrojados a la calle con la esperanza de quien los halle se lleve las enfermedades que tena en los pies su original propietario. Dicen que la noche puede ser propicia para que la gente salga a la calle a contar estrellas y que una legin de poetas encuentra inspiracin en el flujo nocturno que desciende de las alturas. Yo conoc a alguien que durante una noche entera se pas intentando ver las estrellas sin importarle para nada que la lluvia caiga a raudales, a la maana siguiente fue recogido por agentes de Homicidios. El dictamen mdico fue que haba fallecido la tarde anterior por el abuso de bebidas alcohlicas. Una de las maneras de combatir el frio es haciendo fogatas en los basurales, desde chico soy aficionado a las fogatas justamente por esa necesidad uno se vuelve experto en esto, al extremo de hacer arder cosas que no arden. Entre las cinco y las seis de la maana es cuando el frio recrudece, pero vienen los carros basureros y se llevan la basura dejndonos sin combustible entonces el nico lugar donde se puede espantar el frio es en la cantina. Las puertas de las cantinas son las nicas abiertas a esa hora, creo que yo aprend a beber ms por necesidad que por vicio.

Fogatas Nocturnas Los trasnochadores prenden sus fogatas todas las noches aunque no todas las noches se celebra San Juan. Con la prctica uno se puede convertir en un experto fogatero, pero en los das lluviosos no cualquiera es capaz de encender una fogata y mantenerlo ardiendo, es todo un arte no hay que olvidar que la mayor parte de las cosas que se queman estn mojadas y hay que estar pendientes que los jamapichiris (Barrenderos de la Alcalda) no echen su basura sobre el fuego no les gustan las fogatas pues dicen que en el momento de barrer se les queman los manteles que usan para cargar la basura Para hacer una buena fogata lo primero que hay que hacer es juntar un tantazo de papeles se los enciende y mientras arden se coloca alrededor del fuego los cartones mojados para que vayan secando, entonces hay que buscar todo lo que sea de plstico (bolsas, bidones de aceite, etc.) para colocarlos encima de las fogatas ya que tras derretirse prolongan la duracin de las cosa que se queman. Tambin es bueno buscar maderitas que ardan fuerte y duren un buen rato, las que venden flores suelen botar arbustos que por ser verdes parece que no ardern, pero cuando se los coloca encima del fuego arden mejor que la lea. No hay que olvidar que alrededor de las fogatas se desarrollan dramas dignos de ser narrados. Quien se acerque a las fogatas, tiene que traer como contribucin los cartones sobre los que haba dormido es una especie de hereja el acercarse a la fogata sin aportar nada. Hace un tiempo, en una fogata que estuvimos haciendo el Nico Nicols le lanzo un manotazo a un gil que se pasaba de conchudo como estbamos atizando papeles el gil cay sobre el fuego y se levant envuelto en llamas, Cuando se agacho para apagar el fuego de sus piernas sus nalgas ardan como lea se le quemo por completo el pantaln y cuando termino de apagar el fuego de sus ropas el Nico se haba hecho pirelli del lugar. Los que llegan a arruinar la fiesta son los infaltables carabineros que ms que a calentarse se acercan a pedir plata a los fogateros. Su argumento preferido es que solo los maleantes que no tienen donde ir a dormir, son los que se dedican a quemar la basura. Cuando uno no les quiere dar dinero sacan sus bastones. Una madrugada se pasaron de la raya cuando a una tipa dedicada a la artillera pesada y que dorma en una de las tarimas del pasaje Tumusla le metieron un palo de escoba en la vagina, cuando la tipa se puso a gritar de dolor la golpearon ordenndole que se callase los que estuvimos presentes tuvimos que retirarnos porque uno de los carabineros nos amenaz con balearnos si es que no nos alejbamos. Naturalmente los dos carabineros que hicieron esto a pesar de estar de servicio estaban borrachos.

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Los Kepiris Todos los mercados de la ciudad tienen sus kepiris que se ganan la vida cargando sus bultos y atados, este grupo se ha incrementado en nmero por quienes emigraron del Norte de Potos mientras ellos cargan bultos, sus mujeres se dedican a la mendicidad, conoc a un kepiri que trabajo como una mula durante dos aos y despus volvi a su pueblo para pasar un preste, otro amigo oriundo de un pueblo perdido en el altiplano trabaja desde el amanecer en el mercado Rodrguez y tiene la mala costumbre de descuidar a las seoras cuyos vultos carga y desaparece con ellos que yo sepa, hasta la fecha no lo han pescado son los fines de semana cuando el mercado se llena de gente que ms hace llorar a las viejas. Hay un grupo apreciable de kepiris o aparapi-tas, que al no tener un techo propio, duermen entre las lminas del mercado negro y del pasaje Tumusla ellos tambin ganan un buen quivo pero como toda su plata se la tiran en farras no les queda ni para comprarse una Coca. El kepiri es uno de los personajes ms comunes de La Paz es normal verlo caminar llevando su lazo de cuero colgado al hombro y su mantel confeccionado de saquillos viejos anudado a la cintura, sus pies acostumbrados a las abarcas de goma, estn curtidos por las inclemencias del tiempo y por la frecuente transpiracin que les provocan las abarcas confeccionadas con llantas viejas, sus dedos estn abiertos como los de una mano, el dedo gordo parece mirar al cielo. El aparapita paceo es uno de los que ms abrigado camina ya que por las noches vaga esperando el amanecer, en muchas calles especialmente en las avenida Buenos Aires, es normal ver por las noche a varios aparapitas sentados en las puertas de calle con sus manteles a manera de poncho, pijchando coca, sin mirar ni hablar con nadie, y as estn hasta que amanezca. En el tambo del mudo, conoc a un campesino emigrado, el Chaymanta, que tendra unos dieciocho aos y trabaja cargando bultos, all tambin se alojaba Juanito Mallea, otro aparapita. Ambos se hicieron amigos y dorman juntos tapndose con sus manteles que a la vez les serva de frazadas. El Chaymanta era de muy pocas palabras y solo hablaba con el Juan Mallea. Una noche que el tambo estaba casi vaco mientras dorma en un rincn, despert al or una especie de jadeo que venia del lugar en que el Chaymanta y el Mallea estaban. Disimuladamente me di vuelta y vi que los dos garchaban al tocatoca, era sabido que ninguno haba conocido mujer y a causa de su ingenuidad en cuanto a lo sexual cohabitaban entre ellos. Hay Kepiris que nunca en la vida han conocido mujer y que sin necesidad de hacer votos de castidad se mantienen clibes hasta la muerte, cuando charlaba con ellos parecan tenerme envidia de las hazaas erticas que les contaba las cuales suponan increbles ya que ellos no saban cmo era tener relaciones ntimas con mujeres. Alguien me contaba que la mayora de los aparapitas tienen relaciones sexuales solo con ovejas o vacas. No quiero decir con esto que todos los Kepiris sean cartuchos porque tambin hay otros que tienen hasta dos mujeres, que viven de lo que ellos ganan en el mercado. Entre los aparapitas que duermen entre las tarimas de madera del mercado Negro, del pasaje Tumusla y en menor proporcin en los mercados Rodrguez y Uruguay se juntan en grupos para poder protegerse del frio, algunos cartones viejos les sirven de colchn tras sentase apoyados en la pared se ponen a charlas entre ellos al tiempo que pijchan su coca y de rato en rato toman sus tragos de alcohol que guardan en botellitas de plstico y as medio caas duermen hasta las cuatro de la madrugada y en que despiertan a quemar cartones y papeles viejos en el basural de la calle Tumusla. A la plaza Antofagasta cerca de la terminal de buses van aquellos que se dedican a otros trabajos pero que tambin son cargadores en coba les decimos los Masistes son los que trabajan en los camiones que realizan traslados o que recogen bultos enormes aqu trabaja el Aruquipa un campesino de unos cuarenta aos, que los lunes a la maana se va al putero de doa Carmen Rosa, para ponerse al da con la Moka Elena es la nica mujer con la que se acuesta y de

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Victor Hugo Viscarra la que es creo su cliente ms asiduo y no le falta ni una sola semana. El Aruquipa no es muy afecto a emborracharse, los sbados y domingos se van al Chume de San Jorge para lavar su ropa de trabajo y de paso remendar sus otras ropas.

Basurales No hay zona que no tenga por lo menos dos basurales, estos estos son importantes para los trasnochadores que aciden ah tanto para hacer fogata como para aprovisionarse de cosas que puedan servirles los principales basurales en La Paz son el de la esquina Tumusla y el del pasaje Ortega Avenida Buenos Aires esquina Alcoreza, Avenida Buenos Aires a la altura de las viviendas obreras mercado Strongest en tembladerani al frente del bao del mercado Rodrguez esquina graneros y Murillo al frente del cementerio y los que se improvisan cada madrugada en la plaza Prez Velazco. Aunque parezca innecesario creo que hay que hacer unas especies de anlisis de los basurales por que siendo los depositarios de los que desechan aquello que usan la noche para descansar, son fuente de sustento para quienes esperan la noche para buscar tanto su alimento como la materia prima para sus fuentes de trabajo, inicialmente hay quienes se dedican a recolectar todo objeto de vidrio desde botellas hasta fragmentos de vasos cristales, jarras envases de medicamentos etc. Dicen que luego los llevan hasta la fbrica de vidrios y all los venden por kilo las botellas sanas de vino y singani son revendidas en las agencias de bebidas otros se dedican a recoger solo huesos y desperdicios seos que votan las empleadas de los bares y pensiones cuando acumulan enormes cantidades, estos huesos son vendidos a las fbricas de alimentos balanceados tienen que ser ciertos estos porque son muchos los que noche tras noche van a los basurales a recolectar huesos de todo calibre mientras que en el da acuden a los mercados para apallar lo que votan las carniceras. Las latas de cerveza y otros envases tienen mucha de manda entre quienes fabrican desde agujas de anafes y mecheros hasta autitos Made in Universidad de San Pedro hay mujeres que recogen todas las cascaras y verduras daadas para dar de comer a sus chanchos muchos van tambin a los basurales para buscar algo que les pueda servir de alimento y si lo encuentran deben pelear con los perros para que estos no se los quiten y estn y este nmero de gente en los basurales se incrementan con los mocosos que llegan a alegrar con su presencia el ambiente. Torrante y Torranteros Sintiendo como el frio me iba marcando la cara y mientras aprenda como sea la manera de no morir de hambre sin llegar al delito, me convert en un torrantero, es que el frio obliga a buscar en los lugares ms increbles para dormir, esos lugares se llaman torrantes uno se vuelve torrantero cuando busca un rincn ms o menos abrigado para torrar o el lugar menos frio de la calle. En esa poca con solo 14 aos en mis espaldas llegue a ser uno ms de los sin cuenta mil torranteros de L a Paz. Cuando ve caminar por las calles a esos dementes felices en su locura porque para pasar la noche encontraron por lo menos un cartn corrugado uno no se detiene a pensar en los que sin tener nada tambin vagan por la ciudad buscando un lugar semi ms o menos cmodo para descansar cualquier callejn puede servir para echarse a dormir, pero si salen los dueos de casas aledaas y nos confunden con vulgares delincuentes la cosa se agrava. Quien solo quera dormir un poco puede terminar en una celada policial y con suerte, salir con libertad a los tres das. Un torrantero tiene que cumplir varios requisitos para ser considerado como tal, en primer lugar no ser conocido ni por los agentes de la Polica ni por los carabineros, en segundo lugar estar ms o menos abrigado de lo contrario corre el riesgo de enfermarse y sui descanso puede ser eterno. Otro requisito indispensable: que sea lo suficientemente discreto para llevar a una muchacha a fifar, tambin debe ser cuidadoso para ocultar las pocas cosas de valor que tiene pues hay el peligro de que se pierdan o que otro ms vivaracho se aduee de lo que no le pertenece y lo que es ms importante donde pernocta el torrante tiene que estar bastante abrigado como para protegerse en las noches de lluvia.

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Victor Hugo Viscarra Qu si no afecta el clima a los torranteros? En lo personal a consecuencia de mis karapampazos nocturnos padeci laringitis y sinusitis crnicas. De no haber sido porque le met cualquier cantidad de alcohol en vez de andar mantenindome a plan de ampicilinas y bactrines no estara contndoles mis fechoras. Entre los torrantes ms mentados entre 1975 al 80, puedo hablar del Cinturn negro, en villa Ftima, tambin el que est bajo el puente de la Avenida del Ejrcito, los champerios y matorrales de la Avenida del Poeta, el cerro Cotahuma, la calle o callejn Sajama y las mil gradas del conventillo de la calle murillo. El Cinturn Negro era la pendiente que baja desde el puente de Chuquiaguillo, hasta el puente del rio Orkojawira, que une la ciudad con las villas de San Antonio y Copacabana, era y sigue siendo una especie de basural donde la gente, adems de botar basura, hace sus necesidades biolgicas y sirve a los torranteros para dormir entre los matorrales, para drogarse con thiner o en el mejor de los casos, para fifar con las minitas que nunca faltan, usando a manera de colchn, la arena del rio. Al llegar al puente de Chuquiaguillo, al empezar el Cinturn Negro, haba una casa abandonada de dos pisos en la que por las noches, solamos dormir hasta veinte personas, hombres y mujeres, todos jvenes, lo ms divertido era que los vecinos, al ver que en las maanas de esa casa salamos cualquier cantidad de gente, crean que ramos los dueos, cuanto ms gente haba menos frio sentamos esa es una ventaja de la promiscuidad. El puente de la avenida del Ejrcito reuna todos los requisitos para un torrante. Como el nuevo puente esa construido sobre el viejo los albailes hicieron una especie de cuartito entre ambos, al que se entraba por una especie de ventana lindante con el vivero municipal, en las noches para entrar a dormir haba que descolgarse por la baranda como si bajara para descargar el estmago, y cuando no haba nadie a la vista, uno se trepaba al ventanuco y con breve impulso ya estaba adentro, el ms viejo de los torranteros que iba all no pasara de veinticinco aos, hay changos de seis siete aos. Sabemos que el rio Choqueyapu es uno de los ms contaminados de La Paz. Y como no haba ms hueco que la ventanilla, el olor all dentro era realmente insoportable, sumando esto al olor de los cuerpos sudorosos, del humo de los cigarrillos y de las emanaciones del thiner con el que se koleaban los drogos baratos, haba que ser muy valiente para dormir por lo menos unas horas. En el refugio pasa todo, fui testigo de muchas escenas de relaciones sexuales y se realizan verdaderos desfiles cuando una ata esta borracha o drogada. Si es as, chancaca para los dems por que pueden colar a su gusto, al da siguiente todos felices y aqu no pas nada, muchas minitas que tras salir de los chojchos crean que las iban a llevar aunque entrar a este torrante, de lo contrario sus galanes, que solo son delincuencillos en ciernes, les prolongaban la sonrisa y chau remilgos, as de simple. A veces venia la Polica y cuando sacaban a todos de bajo el puente, lo nico que haca era pedir plata, bastonear a los drogados y borrachos y ordenar que vayamos a dormir a otro lado, a sabiendas de cuando se fueran, los jovenzuelos volveran para continuar lo que estaban haciendo. Los artilleros, o artistas, tienen sus propias costumbres y sus propios torrantes, de da se los ve en la calle financindose sus pesos, de noche desaparecen de sus fortines citadinos para irse a dormir en cualquier recoveco callejero donde extendern sus cartones y se echaran para dormir, hay otros que prefieren las cantinas que atienden hasta el amanecer y duermen sobre las sillas son muy pocos los que esperan al amanecer corneteando en la calle. La federacin de benemritos es una casona viejsima ubicada a pocos pasos de la plaza de San Francisco, en sus corredores se puede ver una infinidad de artistas durmiendo sobre cartones o trapos viejos, el que se auto proclamo portero es el cabo Lanza, antiguo miliciano movimientista que tras averce vuelto un poco tojpi, se dedic a la artillera, l es quien cobra una determinada suma de dinero a los que van a dormir, a los que no quieren pagar no les dice nada, pero en la madrugada, al abrir la puerta indica a los tombos quienes no han pagado para que estos se lleven a los deudores al regimiento policial para las tareas de aseo, desde barrer patios hasta baldear baos. El Tambo del Mudo

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Victor Hugo Viscarra Otro tipo de torrantes son aquellos que tienen cierta legalidad y hasta horario para recibir alojados, generalmente son Tambos donde llegan campesinos, como a cualquier dueo de casa siempre le gusta ganar ms dinero, recibe nomas alojados que de honrados no tienen ni etiqueta. El tambo del mudo ubicado casi en la final Rodrguez, es propiedad de don Raymundo ex campesino oriundo de Rio abajo, digo ex por qu se dio cuenta de que con dinero suficiente, poda mandarse la parte con los que, siendo de piel blanca, pasaban necesidades, cuando estaba borracho y en especial cuando se caaba con sus alojados de ms confianza sola repetir que el antes era indio, pero ahora es gente y con harta plata. En el Tambo del Mudo dos piezas divididas en cuatro y un entretecho como mezanine, los alojados ramos ubicados de acuerdo a ciertos parmetros. En el cuarto que daba a la calle dorman las parejas casadas, en el fondo una especie de cueva oscura, dorman las mujeres solteras, en el cuartito del fondo, el portero y sus amigos en el corredor (considerado un cuarto ya que se hallaba dentro de la casa), los cargadores, mientras que en el mezanine dormamos todos los varones solteros. Para mayor seguridad es decir para que nadie baje a molestar a las solteritas se le quitaba la escalera una vez que todos estaban acomodados. Para subir a dormir a este lugar, haba que agacharse al final de la escalera, porque entre la base que serva como piso y techo haba no ms de un metro de altura, toda la base estaba cubierta de colchones de paja, ms conocidos como payasas. Como ramos ms de veinte los que cada noche nos acomodbamos lo mejor que podamos, todos nos colocbamos de cuchillo, es decir de costado, para conciliar el sueo. Las madrugadas de mircoles, viernes y sbado, solan llegar los camiones de Sapahaqui y Caracato, siempre con cholitas que eran alojadas en el cuartito del rincn. Una vez que se apagaban las luces (tres focos de poco amperaje), los de ms confianza bajbamos como monos del altillo y as noms empezaba la operacin arrastre. Los porteros que estaban sobre aviso y esto era ley, eran los que garchaban primero, y tras convencer a las imillas de que los que iban a venir despus tambin eran paisanos, dejaban el campo libre al resto de la guarda, a veces las imillas perdan la tranquilidad e intentaban gritar, entonces cualquiera de los dos porteros las amenazaban con votarlas a la calle sin importar que hora era, esta amenaza siempre surta efecto todas las imillas de Rio Abajo, sin excepcin saban que por esa zona, en la madrugada, los carabineros abusaban de las cholitas que no tenan donde alojarse, al otro da la gente sala del tambo como si nada hubiese sucedido. Una noche de domingo, llego el Portillo a alojarse en compaa de una chola. El portillo era ayudante de un camin que hacia viajes a los Yungas la chola era una especie de prostituta que todos los fines de semana iba hasta el Puente Nuevo a buscar giles que les inviten chicha, bailen hasta marearse con los giros de las cuecas y bailecitos que un do de no videntes arrancaba de un rgano electrnico y un batera y que la lleven a un alojamiento para que mientras el gil cabalgue sobre ella pueda aprovechar para vaciarle los bolcillos. Pues bien una vez que entro al tambo el Portillo que nos conoca de memoria, advirti que quien intente avanzar a su mina la iba a pagar muy caro, para mayor seguridad llevo una payasa hasta la puerta de entrada y poniendo el aguayo de la chola como sabana le abrazo fuertemente del cuello y al poco rato se qued dormido, como los que dormamos arriba ramos muchachos ranas, una vez que el cuate quedo con la guardia baja empezamos el desfile en el que la chola era la ms entusiasta, estoy convencido de que ella era buena gente, porque aguanto a toda la tojpa, cinco o seis tipos sin decir este cuerpo es mo, aunque a ratos cambiaba de posicin para facilitar la labor de sus ocasionales amantes, nuestro buen amigo Portillo segua durmiendo, acaso soando que l era uno ms de los ngeles que, en lugar de hacerle tocar un arpa, le hacan tocar un violn. Los sablistas Hay algunos macheteros que se dedican a hacer llorar a los encargados culturales de las embajadas, sacndoles libros, afiches, folletos, peridicos y revistas. El sablista (una variedad dentro de la fauna de los macheteros), presenta en la embajada una carta dirigida al agregado cultural, en la que se indica que el portador de la misma es profesor de una escuela ubicada en un lugar perdido del mapa, y que tiene entre sus inquietudes, la de establecer en dicha escuela una biblioteca que servir para que los alumnos aprendan cosas que los textos escolares no ensean; porque Ud. Muy bien lo sabe, la educacin en este pas es deficiente y los alumnos no aprenden casi nada, por lo que se ruega muy encarecidamente, a nombre de esa niez y juventud, tenga la amabilidad de obsequiar al colegio todo tipo de literatura,

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Victor Hugo Viscarra que servir para que la biblioteca empiece a funcionar en el presente ao lectivo. Para darle ms seriedad al asunto, el sablista se hace fabricar un sello con el nombre de la escuela, y sella la carta, a los pocos das recibe de manos del propio agregado cultural un stock enorme de folletera y libros. All por los aos 75-80, el Ganadero Rolando Zalles mando a la Embajada de Sud frica, que entonces tena sus oficinas en el Hotel La Paz, una carta en la que solicitaba todo lo que se puede pedir en cuanto a material impreso, aparte de eso, sabiendo que los diplomticos extranjeros no tienen tiempo para hacer viajes a lugares alejados de la capital, invito al embajador y su personal a visitar la escuela, en una poblacin de Alto Beni, para que conozcan el ncleo educativo, donde los alumnos tenan gran inters en conocer todo lo referente a Sud frica, cuando el ganadero fue a recoger el material solicitado tuvo que salir a pedir ayuda a los cuates que lo estaban esperando afuera, dada la magnitud de paquetes que le haban preparado incluso tuvo que alquilar un taxi para trasladar las cosas, esa misma tarde llevo la mitad de los paquetes al barrio chino donde tuvo una venta loca, ya que la guada quera comprar revistas especialmente aquellas que tienen fotografas a todo color, con toda la flora y fauna den ese pas.

Por aquel entonces la cerveza costaba 15 Bolivianos, vendiendo los folletos a 10, 5,1 boliviano, una vez que se hubo terminado de vender todo el Ganadero saco una ganancia liquida de ms de 10.000 bolivianos. El resto del material fue vendido en la feria de Alto Lima y en las del campo, lo cual permiti al Ganadero vivir tranquilamente por una buena temporada, una de las pocas cosas que se hizo quedar para s, fue la carta que dirigi el Embajador al Director de la escuela, donde se disculpaba por no poder aceptar la invitacin para visitar el establecimiento educativo, porque los das venideros deba ausentarse del pas. La pega sigue surtiendo hasta la fecha, no hay Embajada que se hubiera salvado de ser sableada, tanto por el Ganadero como por casi diez personas ms que le han pescado el negocio. Noches de Ronda Mi amigo julio Villalobos me deca cierta tarde que envidiaba mi libertad para pasear en la noche sin que nadie me pida explicaciones por mis actos, yo solo pude contestarle que para disfrutar de esa libertad, haba que pagar un precio que pocos se animaban a hacerlo, una noche le contaba estaba por la zona de Munaypata. Como saba que no tena donde ir a descansar, empec a caminar, pase por Villa Victoria, la Estacin Central, la zona Norte, la avenida Tejada Sorzano, la Plaza Villarroel y la avenida Las Amricas, hasta llegar a los prostbulos de Chuquiaguillo, al final de Villa Ftima, a modo de hacer hora entre al Redondo, a la Chawaya, al 111 y otros puteros ms para conversar con algunas amigas y ver si alguna me poda invitar unos tragos, despus regrese a pie hasta la plaza Villarroel, baje toda la avenida Buch hasta el parque Triangular de all sub al estadio y por la avenida Simn Bolvar me fui hasta el Obelisco donde llegue a eso de las 2 y media de la madrugada, an faltaban cuatro horas para que las puertas de San Francisco se abrieran y tena todo el cuerpo cansado, a pesar de haber caminado ms que el judo Errante, deba seguir hacindolo, para evitar que el frio castigara mi cuerpo mal abrigado y falto de aliento, en esos momentos lo que ms me antojaba era tomar una taza caliente de caf (aunque sea sin pan), pero desgraciadamente estaba sin un solo peso. El sueo quera cerrar mis ojos, estaba temblando y tena que caminar todava cuatro largas horas. Realmente, para disfrutar mi libertad, haba que pagar un precio y muy pocos, casi nadie, se animara a hacerlo, cuando uno amanece caminando por las calles y recorriendo cantinas, a las seis y media de la maana, puede ir a dormir por unas tres horas a San Francisco puede escoger entre los seis bancos que hay a los costados de la nave central y que tienen la ventaja de no estar orientados hacia el altar. Uno le echa una roncadita de tres horas, hasta las nueve y media, a esa hora viene Fray Condori, un viejito con su capa y su boina, a despertar a todos los caas que duermen ah, como a las diez empiezan allegar los turistas y los curas prefieren evitarles esos espectculos, que yo recuerde jams se han preguntado por qu tantos infelices vienen al templo a dormir sus tres horas reglamentarias, a veces el remedio el peor que la enfermedad, pues cuando nos sacan nos vamos a dormir en las gradas del convento, de ah ya no nos pueden botar porque estamos en va pblica y podemos torrar hasta el medioda, sin importar que la gante nos mire, si hace solcito, mejor, porque no hay nada ms lindo para un torrantero que dormir bajo el sol despus de haber tenido que soportar el frio dela noche.

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Victor Hugo Viscarra El sueo y sus demonios Algunas tiendas evanglicas de las muchas que abundan en La Paz, acostumbran celebrar vigilias una vez al mes, en la que los hermanos se renen para pasar la noche cantando, orando y predicando, sin echarle una pestaada, un amigo el gordo Marcelino de la noche a la maana se volvi evangelista no es raro verlo en las calles agarrado de su bombo hablando macanas para convencer a la gente que su secta es la nica y verdadera, y quien no se afilia a ella est condenado va a terminar sus das en el infierno, un da de esos me invito a que asistiera a una vigilia nocturna en la zona de Alto Chijini, donde estaran presentes los hermanitos y hermanitas, a ver si me converta. Era un da viernes y a eso de las diez dela noche para variar mi rutina fui a la direccin que el gordo Marcelino me haba dado. Un grupo apreciable de personas ya estaba en el interior del templo, y cuando vi a mi cuate, me acerque a preguntarle que segua a continuacin, ignoro mi pregunta y solo me invito a pasar, puesto que la vigilia ya haba empezado, antes de entrar al templo, no pude evitar las ganas de decirle a Marcelino que yo no actuara como los dems, en primer lugar porque mi religin no me lo permita, y en segundo lugar porque simplemente no me davala gana, fue una noche de tortura. Se imaginan una noche de viernes de soltero? Pero con el tiempo me acostumbre a este tipo de cosas, si estaba con sueo y el cuerpo molido buscando un lugar para descansar y sin dnde hacerlo averiguaba si haba una vigilia y me iba all. Tras acomodarme en uno de los bancos preferentemente los de ltima fila me dorma tranquilamente sin importarme en lo absoluto que los hermanos me miren o hablen mal de m. Volviendo a esta primera vigilia lo que ms me desagrado fue ver cuando la gente se pona a orar, algunos giles se hacan dar sus locuras de fanatismo, se ponan como en trance y repetan profecas celestiales que el resto escuchaba con atencin, aunque no fueran otra cosa que desvaros. Otras personas especialmente mujeres, al orar se ponan a llorar como si estuvieran dando a luz, ms que impresionar lo nico que hacan era impedir que uno duerma tranquilamente, un rato de esos tras haber orado un tantazo al Padre Celestial, el que diriga la reunin me imagino era el pastor, pidi a quienes estaban a punto de dormir, que expulsaran fuera de sus cuerpos al demonio del sueo que trataba de sabotear la vigilia. Yo, que tena el sueo atrasado y nos tan afecto a desechar a mis amigos, ped a mi demonio, si es que lo tengo, que me hiciera dormir tranquilamente sin que los gritos de los hermanos me despertasen. Con el tiempo, a mis cuates que no tenan donde echarle una pestaadita, les recomend que buscasen estas vigilias y que se metan ah, sin ninguna vergenza, porque adems, a eso de la media noche podan tomar un caf con pan, muy bueno a esa hora. La nica desventaja es que hay que abandonar los templos a las seis de la maana, y la cosa se pone fregada si a esa hora est lloviendo y no encuentras donde seguir durmiendo. Protectores de nios Estuve recluido en el patronato de menores desde Octubre de 1974 a febrero de 1975. Alberga entren sus paredes a ms de 150 varones entre los cinco y diecisiete aos, los menores son divididos en tres grupos, de acuerdo a sus edades, los de cinco a ocho aos estn alojados en el primer piso, los de nueve a doce en el segundo y los de trece a diecisiete en el tercero. Hay un agente para cada piso, el cual a su vez tiene un interno algo mayor, para que le ayude como bedel, son los encargados de mantener la disciplina entre los internos. Cada uno de los tres pisos consta de aproximadamente cuarenta camas, en muchos casos dos personas tienen que compartir una, lo cual es terreno para prcticas homosexuales, el patio no tiene ms de diez metros cuadrados, donde los internos deben jugar, formar filas y escuchar las frecuentes amenazas (que a veces se cumplen) de la Direccin o los regentes que no hacen otra cosa que amargarles la vida a los menores, como una manera estpida de justificar el sueldo que ganan. En la parte externa del edificio, hay una especie de stano, habilitado como taller de carpintera, las pocas veces que los internos ingresaron all, fue a fabricar tableros y fichas para jugar a las damas, los baos pequeos e insuficientes, son muchas veces escenario de aberraciones sexuales. El comedor resulta pequeo para la cantidad de comensales, a veces llegaban a entrar hasta 200 personas, mermando nuestra esculida racin alimenticia. Aunque las autoridades de JUNAS se jactaban de que los albergados reciban una buena atencin mdica, esto era falso, los que se enfermaban, solo en caso de empeorar eran llevados al Hospital General para ser curados, pero hasta los menores sanos eran vctimas de explotacin.

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Victor Hugo Viscarra El Severino En enero de 1975 internaron al Severino, quien en un acceso de rabia tratado de asesinar a su to. Como era menor, fue llevado al Patronato mientras cumpla la edad establecida para ser trasladado al panptico donde habra de cumplir su condena. Como l era robusto y sano, la Dra. Vicky, del personal mdico del patronato, lo llevo una maana al Hospital General donde le hizo extraer medio litro de sangre tras lo cual lo devolvi al Patronato donde ni la directora dijo nada.

La ngela y su sfilis Otro caso. A fines de 1974 fue internado el Remigio, quien haba sido detenido en la Ceja de El Alto por agentes de la Polica. En dependencias policiales y al descubrir que era homosexual le echaro9n alcohol de quemar en los ojos y estuvo a punto de perder la vista. En el Patronato, trabajo como ayudante voluntario de la cocina, fue uno de los internos, Eduardo, que con el tiempo se convertira en el Copacabanas, un monrrerro pesado quien descubri la debilidad de Remigio y lo bautizo con el nombre de la ngela, desde entonces todas las noches, cinco o seis internos hacan fila en los baos y esperaban tener relaciones con la ngela, incluso haba quienes lo pretendan como una especie de amante oficial y exclusivo, lo que ocasionaba peleas entre internos mayores. A poco tiempo cay preso el Pablo, con la misma inclinacin de la ngela, por lo que lo bautizaron como la Paola, suplente de la ngela cuando esta estuviese muy solicitada (hoy se lo conoce como Sandra). El regente, que ahora es agente de la Polica Tutelar del Menor, sabia de estas anomalas, pero se haca de la vista gorda para no tener que dar explicaciones a sus superiores. Todo iba bien hasta que un da la ngela no se pudo levantar de cama, cuando las enfermeras fueron a verla, corrieron a llamar a uno delos mdicos (que solo venan a marcar tarjeta), para que lo examinara mejor, la ngela tenia sfilis. Se arm un quilombo. Temblaron desde la Directora al portero por temor al contagio ya que ella era ayudante de cocina y all se haca tanto la comida del personal administrativo como la de los internos. Tuvieron que trasladar a todos incluso a la Directora al centro de salud de la Garita de Lima, para que all nos tomaran muestras de sangre. Seis internos se haban contagiado, de los cuales tres haban escapado cuando nos llevaron al centro de salud. Los otros tres junto a la ngela, fueron tratados con medicamentos, como ya no se poda tener relaciones con ella, fue remplazada por la Paola. De los males ms frecuentes que sufren los internos esta la famosa rascapalomita o sarcoptosis, esto viene a consecuencia de la molestia que ocasionan los piojos y como uno no puede aguantarse se rasca en exceso, al poco tiempo se forma en el cuerpo unas ronchas que parecen sarna y de paso contagia a quienes comparten la misma cama, aparte de esto, la gran mayora de los menores internos, sufre de paracitos en los intestinos, sin que el Departamento Medico haga algo para aliviar esas dolencias. Desviacin de alimentos Despus de las horas de las comidas, no es raro que algunos internos se dirijan a los turriles de basura para escarbar entre los desperdicios, en intil bsqueda de algo comestible. Acaso esto explique porque en horas de la noche, la Directora ordenaba a los regentes que nos manden temprano a la cama, para sacar alimentos del depsito de vveres. Esto suceda casi semanalmente y adems de vveres desaparecan tambin enseres de limpieza como escobas, jabones, jaboncillos y ambientadores.

Guillermo estaba detenido por violar a una menor, el momento de su captura sufri una terrible cada que casi le destroza la rodilla, y como no recio atencin medica caminaba cojeando y quejndose de dolor. En febrero de 1975 se inaugur el ao escolar. Vinieron al Patronato los profesores que trabajaran con los nios, nos hicieron formar, y uno de estos pregunto si haba alguna queja, para hacerla conocer a la direccin de DIRME. Como prometieron que no habra represalias, Guillermo sali al frente y denuncio que la comida que se nos daba era psima, y que en horas de la noche, la Directora se llevaba a su casa los vveres destinados a los internos. Hubo rumores de todo tipo; en la tarde, la Directora

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Victor Hugo Viscarra fue llamada a las oficinas de DIRME. En la noche, al dirigirnos en fila a los dormitorios, el regente del segundo piso, detuvo a Guillermo en el patio y lo obligo a realizar toda clase de ejercicios fsicos sin importarle que estuviera mal de la rodilla. A consecuencia de ello, nunca pudo sanar. Promiscuidad y perversiones As como el Patronato es una escuela de delincuentes tambin se pueden adquirir algunas perversiones sexuales. Hace tiempo pregunte a Valerio, que antes era regente de primer piso, porque trabajando para DIRME, no haca algo para que los menores recluidos no se degeneren. Me contesto era preferible hacerse el loco, ya que los internos olvidaran sus intenciones de fuga y de paso, al tener relaciones con otros muchachos, sus necesidades sexuales estaran satisfechas. No se acord que, por ejemplo, en su piso haba un mocoso de ocho aos, al que todos lo conocan como el Samburgo. Los mayores lo llevaban hasta el bao para que, a cambio de medio pan, les chupase el pene; si se prolongaba por ms de cinco minutos haba que darle un pan entero. Un da de esos, cayo un grupo de unos cuarenta muchachos, descubiertos en una fiesta consumiendo marihuna, y pasta base de cocana. Como las camas deban alcanzar para todos, el regente y la Directora optaron por hacer dormir a los muchachos de dos en dos, fue cuando el Chorcho y el Garca decidieron compartir una cama. A los dos das el Chorcho lucia la camisa que le haba dado el Garca, fue el pago por los favores recibidos. Tampoco era raro que nios sanos compartan las mismas camas con otros que estn enfermos o que hubieran perdido la razn, tales como los loquitos que Vivian en el Patronato. Despus la Directora decidi enviar a los locos a dormir en la lavandera, donde les dieron colchones ya podridos por los orines, frazadas viejas y catres que haban sido archivados, a sus seis aos, Walter sufra ataques epilpticos como l dorma en el primer piso, el regente se cans de atenderlo por lo que prefirieron mandarlo a dormir con los loquitos en la lavandera. Aos despus, viva en el INAI y, aunque todava sufra ataques, me dijo que estaba mucho mejor que en el Patronato, ya que aun cuando viva con retardados mentales, por lo menos poda salir a la calle y coma como la gente. El duende era otro mocoso de seis aos, constantemente castigados por los regentes y por los internos mayores. El motivo: se quejaba que era obligado a servir de mujer de los internos mayores. Escuela de delincuentes Gran parte de quienes pasaron por el Patronato, con el tiempo se volvieron delincuentes, la gran mayora tambin termino su existencia en las granjas correccionales de la Polica, los que no saban lo que era delinquir, aprendieron a hacerlo en el Patronato, al extremo que al salir en libertad, (lo correcto sera decir, huyeron), llegaron a destacar en el mundo del hampa. Marcelino Chino era el proveedor oficial de peines entre los internos, ya que ejercitaba sus habilidades como carterista sacando peines de los bolsillos de sus compaeros, al da siguiente los venda cobrando el pan que les daban en el desayuno. El dedos delincuente precoz , en cierta ocasin le dijo al regente que su pauelo le gustaba tanto, que le daba ganas de robrselo, este lo guardo prestamente; cuando terminamos de charlar, no supo en que momento el Dedos se lo haba sacado; este se lo devolvi: como estaba muy usado, haba dejado de gustarle. Miguel ngel, manco de la mano derecha, aprenda en el Patronato, el oficio de monrrero; por lo que con el tiempo, resulto uno de los delincuentes ms buscados. Cuando al Adolfito lo trasladaron desde las celdas de la Polica, el agente que lo escolto no se dio cuenta en que momento le haba robado su reloj, solo despus de varios das vino a reclamarlo en las oficinas del Patronato. Violencia: la necesidad de sobrevivir El Orureo, que con el tiempo llegara a ser un gran choro, tena en el Patronato una vctima a la que, vez que poda, cocacheava en la cabeza, Esa vctima era el Palito, un mocoso de unos seis aos, que siempre le peda que no se pase de abusivo. El Orureo iba por los quince aos y cada vez que vea distrado al Palito, se le acercaba por detrs y ZAS!

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Victor Hugo Viscarra llegaba el cocaho. Una tarde mientras los changos jugaban futbol, la pelota rompi uno de los vidrios del comedor, inmediatamente desaparecieron los vidrios rotos y nadie dijo nada al respecto, al da siguiente cuando yo bajaba con el Orureo del comedor al patio, se le acerc por detrs a su vctima y le aplico en la cabeza un coscorrn que le hizo lanzar un grito de dolor. Sin previo aviso, el Palito saco de uno de sus bolsillos un pedazo de vidrio y ah noms le tiro un corte en una de las rodillas al cocacheador. Fue rpidamente llevado a la enfermera y cuando regreso cojeando al patio se acerc al Palito para amenazarlo pero este le increpo sobre la marcha: Parece que no escarmientas. No? Sigues molestando, la prxima vez te voy a cortar el culo y a ver a quien te quejas. El Orureo no volvi a molestarlo, las peleas si bien no eran frecuentes cuando se producan siempre corra sangre, los changos esperaban que hubiera un perdedor antes de que llegaran los regentes a interrumpir la pelea. Las fugas, toda una hazaa Son muchos los intentos de fuga que tuvieron xito. Hubo los que resultaron trgicos, otros divertidos y hasta los dignos de un aprendiz de Papillon. La fuga del Tirulo, casi termina con su vida. Una noche lluviosa, en la que los internos dorman, l se meti en uno de los baos para ejecutar su plan. Se subi a uno de los inodoros y sali por la ventana, sostenindose de los tubos plsticos que cubren los cables de luz, empez a descender lentamente, siempre agarrado del tubo plstico, en una de esas sus manos resbalaron, en un desesperado intento por frenar la cada, se tir contra los vidrios dela ventana del primer piso, hirindose en las dos piernas y el pecho. Los regentes llegaron hasta donde haba quedado colgado, la cantidad que haba en el piso era sobrecogedora el pobre Tirulo pareca un mueco, lo llevaron al Hospital General donde lo sometieron a una operacin de emergencia, tras un mes y medio le dieron de alta y volvi al Patronato, pensando ingenuamente que haba escarmentado. Fue intil; el Tirulo espero una noche sin lluvia y escapo, esta vez con xito. Otros escaparon tambin por la ventana del bao, mirndola detenidamente, parece imposible que alguien pueda pasar atreves de ella. El Dedos y el Rojos eran amigos inseparables que fueron trasladados desde la Polica. El Rojos decidi quedarse para recuperar fuerzas y dormir como la gente, en una cama aunque est llena de piojos, en cambio el Dedos dijo que iba a quedar tan solo una semana, hasta que se le pasaran los dolores por las palizas recibidas en la Polica, despus pirara, no le gustaba la idea de pasar muchos das encerrado en el Trono, as le llaman en coba al Patronato. Justo a la semana, cuando bamos al comedor para almorzar, el Dedos me dijo que esa misma tarde se escapara, que ya haba descansado por dems y que los fines de semana le mandara una kumunta al Rojos, mientras permanezca en el Trono, mientras almorzbamos, el Dedos se comportaba normalmente, nadie sospechaba sus intenciones. Al terminar el almuerzo, al pasar por donde estaba, me dijo CHAU y bajo por las gradas como si fuera a jugar al patio, a los pocos minutos, el regente del tercer piso pregunto por l, todos empezaron a buscarlo. No lo hallaron. Tiempo despus me cont que haba hecho para desaparecer, cuando bajo del comedor se acerc a la puerta de entrada donde el portero, de apellido Laura, hablaba con su ayudante el Huanca. Sin hacerse notar, tranquilamente abri la puerta y sali, mientras los dos vigilantes seguan conversando. Los ms esperaban pacientemente unos dos meses, hasta que los incluyan en las listas para ir al Cine 16 de Julio en matin. Una vez en plena funcin, mientras los encargados de la custodia seguan la pelcula, tranquilamente se levantaban como para ir al bao y salan del cine como si aquello los hubiese aburrido. Cierto domingo, un interno sali del cine y fue a ganarse unos pesos lanceando en la calle, una vez que reuni cierto dinero, se fue a comprar ropa nueva y retorno al Patronato, deca que con ropa para cambiarse, poda aguantar de interno. Le sali mal el chiste, porque cuando volvi, su nombre ava sido borrado de la lista de quienes iban al cine los fines de semana. Negocios para sobrevivir Cuando dos menores jugaban a las damas, lo ms seguro era que el perdedor sacrificara el pan de su desayuno o la sopa de su almuerzo, la compra y venta de ropa estaba supeditada al poco dinero que disponan los internos o a la cantidad de panes que el interesado estaba dispuesto a pagar. No importa que la ropa no estuviese nueva, lo importante era que el que la comprara tena un trapo ms para abrigarse. Cuando la ngela fue internada trajo una bolsa llena de

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Victor Hugo Viscarra su ropa, una noche que se quej al regente por la prdida de sus prendas, sacaron el gangocho debajo del catre y lo nico que tena era una pollera de chola, una chaquetilla y un sombrero estrujado. El tantazo de chompas, pantalones, camisas y chamarras haba desaparecido como por encanto. Como nadie pudo dar referencia alguna, ni siquiera sometiendo a los internos a castigos fsicos, el asunto qued archivado. Despus se supo que el Ticona, que tambin trabajaba en la cocina y que por un buen tiempo fue el amante oficial de la ngela, aprovechando la salida de los domingos, se pona la ropa una sobre otra y ya en la calle, se las sacaba y las iba a vender al Barrio Chino. Con esa plata pasaba un buen fin de semana. Tras mi internacin, la Directora tubo un arranque de locura y me nombro su ayudante para repartir el pan en el desayuno y el t, yo entraba con ella al depsito para contar y pasar a una bolsa vaca los panes que se distribuiran, en una de esas me di cuenta que la vieja se distraa dando vveres las cocineras, y como tena que contar el pan en voz alta, aprend a hacerlo de manera correcta: 5, 10, 15, 20, 15, 20, 25, 30, 35.. Y as me sobraban unos diez panes, que entregaba a mis vendedores para que los financien entre los dems; luego de tomar l te, ellos me entregaban la ganancia, esto lo haca dos o tres veces a la semana, nunca me pescaron. El olor a sacrista En junio de 1975, trabe amistad con el sacristn de la iglesia de Jess del Gran Poder, se llamaba Francisco y era la anttesis del franciscanismo, cada vez que pasaba por la zona del Gran Poder en Chijini, entraba a la iglesia a saludarlo, una noche, Francisco se quej porque no saba qu hacer con tanta basura acumulada, pues quienes deban botarla dejaron de hacerlo hace tiempo, yo le dije Que gran cosa es botar la basura, si quieres yo lo hago y as dejas de quejarte como madre soltera Asunto concluido, entre al patio de la iglesia, agarre un nylon grande y me lo coloque como un poncho. Cargando un gangocho enorme de basura (que solo eran flores secas, mixtura aserrn etc.)Fui hasta el basural de la zona y ah la bote, esa noche creo que hice unos tres viajes hasta acabar con toda la basura reunida, Pancho me cancelo una buena suma y me rogo que le ayudara por lo menos unas dos veces a la semana, el me lo reconocera. As fue como quede ligado a la iglesia de Gran Poder, a las pocas semanas el secretario dela parroquia. Don German me pidi que trascribiese en un cuaderno algunas partidas bautismales. Cuando le entregue las copias el secre vio que mi letra era ms o menos aceptable y me contrato para que le ayudara a poner al da sus libros de bautismos porque se haba retrasado casi cinco aos y el cura le estaba apremiando, los das ordinarios se celebraban de tres a cinco bautizos, los sbados pasaban de los cincuenta, mientras que los domingos no llegaban a veinte se imaginan la cantidad de partidas que se le haban juntado a German? Este haba hecho paquetes con las partidas y como no tena ni registros, cuando una persona vena a sacar la partida bautismal de su hijo, tena que calcular en que libro poda estar y as al tunqui-tunqui, le extenda el certificado. Mi trabajo comenz con relativa regularidad y a los pocos das le dije a German que, para avanzar ms violentamente, era conveniente que me quedase a dormir en la parroquia, as podra trabajar incluso por las noches. Acepto mi propuesta y me traslado a un cuarto al lado del depsito de velas (un criadero de ratas para ser ms explcito), donde acomodamos una mesa y una silla. Tras meter en un rincn varios gangochos llenos de ropa que llego de los Yunaits para la gente pobre, pero que el cura prefera tenerla apolillndose en el cuarto, y con dos frazadas que me dio el secretario, quede posesionado para trabajar sin descanso en el copiado de las partidas bautismales. Cada semana le entregaba hasta tres libros llenos, y ya que haba hecho ms dela mitad del trabajo (habran pasado unas tres semanas desde que empec a botar basura), el cura boto a su secretario y trajo a su remplazo a una de sus sobrinas que era tan disparada como el to. La sobrina atenda la oficina y se encargaba de cobrar misas, bautizos y matrimonios, trabajo hasta fines de ese ao y fue remplazada por su hermano Pepe, el cura, aprecio de gran manera el trabajo que yo haba hecho y me permiti seguir ocupando el cuartito del patio. Los fines de semana dejaba que me cancheara algunos pesos ayudando a los bautizos y en los matrimonios dos hijos de doa Vicenta quien venda velas en la puerta de la iglesia, tambin venan a ayudar en estos quehaceres. El Antonio de unos quince aos y la Esperanza de catorce, tambin venia Ignacio que trabajaba en radio San Gabriel, y como era familiar del sacristn, ayudaba los sbados y domingos, otro de los ayudantes asiduos era el Antuco, un idiota con ms de veinticinco aos y que serva para que descargramos nuestra bronca en l. Todos hasta el prroco, se desahogaba con el Antuco.

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Victor Hugo Viscarra Tenamos una tcnica especial para ganarnos los billiquines, por ejemplo, en los bautizos, el cura los realizaba en grupos de diez o quince nios, y es fcil imaginar el alboroto que armaban los nios, padres, padrinos y familiares. Tras terminar el segundo grupo, el cura se meta en la sacrista a descansar, quienes se atrasaban, y venan preparados para la farra que seguira al bautizo, se asustaban cuando les decamos que el padre estaba enojado por su atraso y que tendran que volver al da siguiente. Ahora bien, si depositaban alguna colaboracin para los pobres de la parroquia (que ramos nosotros, incluido el sacristn), podamos rogar al padre para que salga a terminar de bautizar a los tunas. Cuando los padrinos aflojaban el quivo, entrabamos a la sacrista para avisarle al cura que ya avan llegado los atrasados. El que se encargaba de estos trmites en los matrimonios, era el hijo de doa Vicenta, se acercaba a los padrinos para que firmasen el pliego matrimonial y de paso les deca que haba que pagar una especie de cuota para ayudar a los pobres de la zona, como no podan quedar mal delante sus ahijados, los padrinos pagaban la suma requerida y si se negaban el Antonio les haca quedar mal ante el cura, dicindole que los padrinos se habran negado a cooperar con las obras de la iglesia, al cura le convena esa forma de financiarnos, ya que como fiel devoto de San Tacaa, le dola en el alma y en la billetera tener que pagarnos por nuestra ayuda. El padre Fernndez tena su despacho sobre la oficina parroquial all guardaba las cajas de vino y sus papeles personales, el da de Navidad mientras el tata celebraba la misa de gallo su sobrino, el sacristn, el Antonio y yo, nos echamos una borrachera tal que casi dejamos a la parroquia sin vino, mientras el tata estaba en misa, nosotros brindamos por la dicha y felicidad de todos, as estuvieron las cosas hasta enero, el sobrino del cura dejo de trabajar para seguir sus estudios y quien ocupo la secretaria fui yo, se confirmaba la teora de que cuando uno empieza abajo, como encargado de botar basura poda escalar posiciones hasta llegar a secretario de la parroquia. En lo econmico min posicin no mejoro nada, el cura ni se tom la molestia de fijarme un sueldo si como para subsistir yo solo necesitara las bendiciones del cielo. La esposa del sacristn era una gorda que ms que su mujer pareca su mam, como estudiaba hasta las 9:30 de la noche en una academia y la nica puerta de entrada era la de la iglesia su marido deba esperarla, varias noches lo acompae en la espera y a manera de matar el tiempo, solamos jugar loba en el altar. Una noche que lo desbanque, Francisco me llevo al bautisterio donde estaba la imagen del Seor del Gran Poder y abriendo la limosnera que haba all, me dijo: solo vas a meter y sacar la mano una vez. Yo le hice caso y tras meter la mano y sac ar los billetes que pude agarrar, el tambin meti la mano y saco lo que pesco a su alcance. Hecho esto, cerr con candado la limosnera y volvimos al altar para seguir jugando como si no hubiera pasado nada. Los sbados realizbamos la limpieza general del templo, tras parar los bancos contra las paredes, solamos jugar un partido de futbol antes de comenzar a barrer la iglesia. Fueron lindos das los que pase en la parroquia, y mucho ms cuando una tarde me declare a Esperanza, la hija de la seora que venda velas, y ella acepto ser mi enamorada, era una muchachita a la que le avan empezado a desarrollar todos sus encantos, y como solo tena catorce aos, daba gusto tenerla de enamorada, porque todo en ella respiraba virginidad e inocencia. Recuerdo que hacamos limpieza del cuarto de las velas, porque un seor compraba el cebo que se acumula en las mesas donde la gente encenda las velas, como haba que meter el cebo en unos gangochos, Esperanza convino en ayudarme, en lo mejor de esa tarea, ella empez a burlarse por que no poda mover uno de los gangochos, y como eso no me gusto, me acerque y la tumbe sobre un bal donde se guardaban ropas viejas desechadas por los curas desde la fundacin de la parroquia. Encima de ella, le dije que si hubiera sido mi enamorada, ah mismo la hubiera hecho acaycuchir. Como respuesta, me pregunto por qu no me animaba a declrame, a lo que no tuve ms remedio que hacerme el loco y le ped que me acepte. Nos arreglamos, y yo comet el error que ningn hombre debiera cometer respetarla y no mancillarla hacindole macanas. La cosa marcho bien hasta la tarde en que, al salir de la iglesia pregunte a su madre si saba dnde estaba su hija, dijo que tal vez estara en su cuarto, fui hasta all y al empujar la puerta que no haban trancado, vi adolorido, que la muchacha a la que respetaba, estaba en plena funcin con un fotgrafo al que conocamos con el nombre de Eloy.

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Victor Hugo Viscarra Esa fue mi primera decepcin sentimental, y como es de rigor que todo hombre decepcionado debe dedicarse a la borrachera, por las tardes me perda de la parroquia y me iba a cualquier pensin para echarle mis cervezas. Una noche decid alejarme de todo aquello, y tras comprar un pasaje a Cochabamba, me aleje sin despedirme de nadie, hace algunos aos me encontr con doa Vicenta, al preguntarle de su hija, me dijo que se haba casado y que tena dos hijos. Las cantinas y sus rincones Las cantinas o tragueros nos frecuenta la muchachada, los bohemios, noctmbulos, artilleros (artistas) y marginados, estn en zonas muy populosas y no se parecen en nada a los bares donde va la llamada gente decente, en estas cantinas se ven batallas campales, robos, violaciones, pero tambin romances apasionados. El Oriental En el Oriental se dan cita, los Kolos de El Prado y la Plaza Perez Velazco, funciona a puerta cerrada desde la media noche y aqu se puede comprar y fumar sobrecitos de base. No hay temor de que llegue la cana a fregar y eso que este boliche es conocido. Entre los clientes habituales est el Coco Suarez, declarado por los tribunales un adicto crnico el Coquito asegura que cuando se muera los mdicos se van a pelear por comprar sus pulmones, en ellos hay muestaras de todas las drogas conocidas: desde el cristal y la base, hasta el hachis, el LSD, el peyote los altaes y la marihuana. La Colorina Ubicada en la periferia de chijini, (en realidad se llama Beto), adems de Pamela, la Anglica, y la China Ojara, vienen a ganarse el pan de cada da, como meseras a parte de esa otra cosa que las hace vivir. En este boliche los jvenes se duermen ya sea por inexperiencia o por no estar acostumbrados a los tragos cortos, entonces corren peligro de que algunas de estas chicas los hagan quedar hasta la madrugada y se los morfen sexualmente. La Casa Blanca La Casa Blanca es la nica cantina que atiende las 24 horas y de domingo a domingo, el nico da que hay algo de comer es el lunes, para evitar posibles males estomacales, los clientes le echan nos cuantos tragos. En esta cantina desde la madre hasta las nietas son rastrilladoras, no falt quien se cobr venganza hacindole un par de gemelitas a la hija mayor, la Gladys, sin importarle que sea jorobada, y con el tiempo tubo nomas que casarse pese a ser fea con ganas. La Casa Blanca me trae gratos recuerdos porque fue la primera cantina donde beb las 24 horas del da, aqu bat mi record de borrachera por 19 das y 19 noches consecutivos, despertaba para desayunar con alcohol y, si esos das coma algo, no me acuerdo. Las Cortinas Bajando una cuadra de la Colorina, esta, Las Cortinas, su dueo es el Chancho, ex Viscacha del Barrio Chino, que se dio de que poda ganar ms plata vendiendo trago que rebuscando con sus chivas, el apodo le vino por que una vez lo encontramos en un basural completamente borracho y, se pasa de gordo, pareca un chancho durmiendo. En esta cantina no se puede entrar con reloj, pues si el Chancho ve a algn tipo con ese artefacto se acuerda de sus tiempos de vizcacaha y olvida su honradez. El callejn Tapia Ubicado en el callejn del mismo nombre, es el lugar de reunin de todos los artilleros de Tembladerani y la avenida Buenos Aires, ah uno puede ver como el alcohol destruye, a hombres y mujeres, hay tipos que ya tienen el rostro, las manos y los pies completamente hinchados, aun sabiendo que se pueden morir si es que siguen tomando, no les interesa siguen tomando. El bao de este local est siempre ocupado, si no es por gente que hace sus necesidades (no hay pero cosa que cuando un artillero entra a defecar en el bao, deja todo hediondo muy hediondo), es por las parejas que han entrado a ponerse al da. Los carabineros que patrullan la Avenida Buenos Aires, ocupan gran parte de su ronda en

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Victor Hugo Viscarra este local y uno puede ver como reciben su parte correspondiente de los robos que suceden all. Aqu es donde tuve mi bautizo de fuego en cuanto a tragos se refiere, ya en cierta noche, al ver salir a algunos ebrios y ver que no temblaban, comprend que con alcohol en el cuerpo, el frio nocturno es ms llevadero, entonces entre a tomar los primeros tragos fuertes de mi vida. Fue en agosto de 1974, tena 16 aos. El Abismo y la Kumu Ubicado en Munaypata, cerca del bosquecillo de Pura Pura, Abismo es lugar de reunin de todos los Chojcheros del Rod Stewart y del Casanova Disco, los dos chojchos ms famosos de la zona, tambin paran todos los volteadores de Villa Victoria, la gran atraccin de esta cantina es la hija del dueo, la Vicky. Al lado de El Abismo, est el boliche de la Kumu, hermana de la Simona, donde venden los tragos ms fuertes: alcohol y samapa, la nica desventaja de estas dos cantinas es que cuando uno ya est caa, en vez de bajar por el camino que va al puente de Villa Victoria, puede resbalar por el barranco hasta la avenida, eso me paso una madrugada. Resbale y aparec tirado como sapo en la avenida que conduce a El Alto, tuve la suerte de no caer bajo las ruedas de un auto. El Volcn En la famosa Villa Balazos, donde se defini la Revolucin del 52 en Villa Victoria, la nica cantina que se hace respetar entre las dems es el Volcn, es un lugar de cita para noctmbulos y choros de la zona, sus tragos no son tan mortales como la duea, quien mato a mi amigo Silvico. Ocurre que ambos vivan un romance apasionado, y la vieja para tenerlo a su lado le mantena el vicio. El Silvico andaba ebrio en forma permanente, hasta que una madrugada tras una pelea, la duea boto al Silvico como a perro, sin considerar que apenas vesta una palera, apareci muerto de frio, a media cuadra de la cantina, acurrucado en el suelo en posicin fetal. El 222 y la Curva En El Tejar los boliches ms mentados son el 222 y La Curva, donde los fines de semana uno puede ir a comer un chicharrn, echarse unos tragos bailar con orquesta y recogerse llevndose uno o dos agujeritos a la casa o al alojamiento. Todo el sector delincuencial de la ciudad se cita en estas cantinas incluidas la Polica. Sin embargo El Tejar es famoso sobre todo por sus cantinas sin nombre, donde se sirven botellas de alcohol aguado y se renen hasta ms de un centenar de artilleros. El Avin y Las Linderas En Chijini, entre las cantinas ms fregadas est El Avin, donde generalmente no pasa nada, de vez en cuando le cortan la cara a algn cliente o un polica conchudo, recuerdo que una noche, un teniente vino a fregar al local; Fue tanta su prepotencia que no falto un pendejo que lo puso en su lugar cortndole una de las mejillas. Las Linderas es el punto de inspiracin de algunos artistas y compositores como Pepe Betancourt y Dino Maido; tena entre sus clientes a Jos Zapata, Carlos Palenque, Pepe Murillo, Ernesto Cavour y otros Las Cadenas A esta cantina de mala muerte iban los ms machos y pendejos de Alto Chijini y El Tejar, como la clientela era de poco fiar, los dueos atornillaban los ceniceros a las mesas para que no sean nacionalizados, a falta de vasos a los costados de las mesas hay pequeos jarritos de aluminio unidos por las asas a una cadena metlica clavada a la mesa. Los tragos son servidos en pequeas jarras plsticas, cuando entran clientes nuevos al local, el garzn, un cliente antiguo que gana sus pesos ayudando al dueo, lo primero que hace es limpiar con un trapo hmedo los bordes de los jarritos para mostrar que en las cadenas la higiene es lo primero. Cuando Las Cadenas estaban en su auge, los dueos abrieron una sucursal por el lado de Chamoco Chico, detrs del Cementerio General para satisfacer a la clientela.

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Victor Hugo Viscarra Las cantinas callejeras En las noches, muchas mujeres salen a las calles a vender a sus clientes habituales y a los que no lo son los afamados tes con tes que tanto ayudan a combatir el frio, se ubican en las aceras de las calles ms concurridas y soportando el frio venden sus tragos hasta las seis o siete dela madrugada. Los lugares preferidos por estas mujeres son: la plaza San Sebastin, ms conocida como Churubamba, la avenida Amrica, la plaza Vicenta Juaristi Eguino, la avenida Buenos Aires, la calle Tumusla, el cruce de Villa Copacabana y villa San Antonio; la parada del micro N 2 en Tembladerani, la plaza Garita de Lima y el parquecito ubicado frente al Cementerio General. No hay que confundirse, estos son los traguenos ambulantes y nada tienen que ver con las cantinas que funcionan entre cuatro paredes. Las dos cantineras ms destacadas entre las ms de cincuenta que salen a vender sus tragos cada noche serian doa Alicia y la mam de la Yaque. Doa Alicia era una mujerona que trabajo ms de veinte aos como Kola barata en el putero de doa Carmen Rosa, ubicado en el ex callejn Condehuyo, la retiraron porque cierto da se pele con la hija de la duea que tambin es flauta, y la dejaron cesante sin reconocerle los beneficios sociales las piernas a los clientes, desde el da de su jubilacin obligatoria, empez a vender sus tragos a los caas, que no faltan por la avenida Amrica y de paso aprovecha para ir un ratito a orinar a la calle Figueroa acompaada de un caa. Con la ganancia que le da el trago, adems de la que le da su ganapn doa Alicia vive ms o menos decentemente y, segn me contaba aora los tiempos en que los hombres le rogaban y no como ahora que los nicos que la solicitan son los caas ms desesperados, ya esta vieja y agotada incluso ya es abuela de no s cuntos nietos. El puesto de venta de la mam de la Yaque est ubicado en la calle Tiquina casi Evaristo Valle, cada noche sale a vender sus tragos y cuando entre sus clientes hay un chango ms o menos bien, se le despierta la calentura y ya noms lo hace chupar de la manga, a ver si despus se lo pasa por las armas en algn rincn oscuro, es sabido que cuando uno est verga y el llokalla molesto, cualquier agujero es bueno, aunque sea el de un carabinero. Alrededor de estas poncheras que venden sus tragos en la calle, aparte de los parroquianos habituales o aquellos que chupan solo los fines de semana, se juntan tambin humildes aparapitas, artilleros que tratan de manguear a quienes parecen estar con plata; las minas que hacen hora mientras consiguen clientes o las que ya han ido a tirar y quieren echarse algunos tragos antes de irse a dormir, los chisos que buscan el nervio duro de cada da, y algunos loquitos que pretenden hacer rer con sus huevadas solo por ganarse un trago. Las Catedrales Los habitantes del averno Ubicada frente al albergue del Ejrcito de Salvacin a una cuadra del mercado Rodrguez, El Averno es una delas cantinas con categora, en sus buenos tiempos era una verdadera antesala del infierno, all hubieron infinidad de asaltos, violaciones y peleas, atracos y uno que otro asesinato, eran tan violentas las noches de farra que a nadie extraaba ver el empedrado manchado de sangre, ni los jovenzuelos sin chompa ni zapatos que dorman en el suelo. Don Vctor, dueo de El Averno, se esmer en decorar apropiadamente su local haciendo pintar en sus paredes escenas sacadas de la Divina Comedia. Aqu se iniciaron las monas ms famosas de mi generacin, quiero mencionar en primer lugar a Sarita, que en su adolescencia fue tan hermosa que su padrastro la violo cuando tena doce aos. Don Vctor cuenta que daba gusto acariciar el cuerpo desnudo de Sarita, cuando era adolecente, antes era tan engreda que se iba con los que tenan quivo, ahora derrotada por la vida y avejentada antes de cumplir los 25 acepta irse a la cama o al bao con el que le invita unos tragos y le regala algunos pesos, tuvo cinco hijos pero solo viven dos. Otra mina que hizo furor en esa cantina es la Lupe, que tena los senos ms grandes de La Paz, vindola por atrs pareca un cargador o un levantador de pesas, de adelante destacaban sus pechos, al extremo de que estos eran los primeros en aparecer por la esquina, se peinaba cola de caballo, para mostrar aparatosamente la cicatriz que le prolonga la sonrisa. Uno de los clientes ms antiguo de El Averno es Braulio el Pegabonito, su especialidad: voltear muecos, en su dormitorio tena en calidad de trofeos infinidad de gorras y bastones de mando de oficiales y

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Victor Hugo Viscarra carabineros. Estuvo en la crcel por intento de homicidio a un oficial de la Guardia, es un tipo de pocas pulgas una vez que los Chisos disfrazados de bailarinas orientales llegaron a El Averno despus de una entrada de carnaval, y cuando la Barbarella se puso a danzar sobre la mesa el pegabonito dijo A m no me gustan los maricones y acto seguido volteo violentamente la mesa El Averno empez a funcionar a principios de los setenta y tuvo su auge entre el 75 y 80. Al principio funcionaba en una pequea pieza de seis por tres metros y era tal la afluencia de clientes que a falta de mesas, haba que tomar parado. No tena bao y los que salan a chojorar afuera corran el riesgo de no volver por que los volteos estaban a la orden del da, una noche sin dos o tres peleas era aburrida, ha corrido tanta sangre que ese callejn poda estar teido de rojo. Don Vctor tiene el aspecto de ser un transportista bien alimentado, de corta estatura el vientre prominente, la papada cada como de un chanchito siempre ha sabido mantener el orden en su cantina, parece que antes era piaco pese a su pinta siempre si hizo quedar las mejores atas que llegaban a su boliche la nica tipa fea que eligi pues por desventura ahora es su esposa, fue la Brigida. El revolver guardado en su mostrador le ayuda a imponer el orden, a veces es buen tipo pero generalmente es una mierda de gente, los nicos que le pararon el coche son los alfonsos. El Jaime y el Gonzalo dos ex cadetes de Polica, hijos de un Coronel activo, que sembraron buena fama en todas las cantinas de la zona. Altos y delgados, los alfonsos en vez de msculos tienen nervios, una madrugada en que estaban armando bronca en el Averno el dueo les prohibi definitivamente la entrada antes de salir Gonzalo el menor de los hermanos le dijo Vctor voz me gustas te voy a comer al horno cuando ests preparado como chancho. A los pocos das por la madrugada, los alfonsos vieron medio chupados vistiendo sus uniformes de Academia el menor abri la puerta de un puntapi y arrojo dentro del local una granada de gas lacrimgeno, se arm un gran despelote hasta el Vctor lloro, creo que por primera vez en su vida, y se arrepinti de haberlos tratado mal, ahora cuando los hermanos entran al boliche, les invita como cario de la casa, una botella de trago. La ola delictiva que sufre La Paz alcanzo a afectar al mismo Averno; un lunes por la madrugada, en el invierno del 84, amaneci con las puertas abiertas y Don Vctor casi se hace dar un ataque al comprobar que los choros se llevaron su aparato tres en uno , su revlver, dinero que tena guardado en el mostrador discos y acaso lo que ms le doli varias botellas de trago. Ofreci buena recompensa a quien diera datos, pero hasta la fecha no se sabe nada. La vida y la muerte en las carpas Las Carpas., ubicada en un sector por donde la gente teme trajinar de noche, es de esas cantinas que llaman de mala muerte. Bueno, es de muerte porque, por mis das de bohemia, murieron cinco o seis personas. Para ingresar hay que trasponer un pequeo corredor, estrecho y maloliente que desemboca en un patio con piso de cemento. Al fondo est la cantina propiamente dicha, y en el comedor que sirve de win, hay una media docena de, mesas en las que los mascapiscos se sientan para echarse sus chocolates. Las paredes disimulan su falta de pintura con cuadros de desnudas, Tras el mostrador hay un estante con botellas vacas y que sirven para que los mascameles que frecuentan su local tomen un trago. Ah se dan cita lo ms selecto y granado del hampa de la mafia y de las minas que aflojan rapidito y se meten tanto con el que tiene plata como con el que no la tiene tambin se dan cita homosexuales, lesbianas y alguno que otro limosnero del Ei prado. Entre los clientes habituales, llegan hijos de familia bien y alguno que otro K'epiri que ha venido a dejar por unos tragos las ganancias de una semana el ambiente es tan pesado que si uno no se mama con los tragos, lo hace con el tufo que circula por las piezas. Los dueos son cuatro hermanos (inicialmente eran cinco, uno de ellos muri con cirrosis), tres mujeres y un varn, se turnan cada 24 horas para atender poniendo cada uno sus botellas de alcohol y sus copas, la que gana ms es la Mechy, una tipa de unos 35 aos que en su juventud fue pintuda y ahora lo sigue siendo aunque se vea un poco gastadita. No faltan caseros del boliche que ms que beber solo van por observarla, Recuerdo al que le decamos El Filsofo que cuando atenda la Mechy , se iba al mostrador a tomar sus tragos. Cierta ves ella se molest de tenerlo ah, hecho una verga apoyado en su mostrador; le tiro un sopapo y lo boto, lo llame a mi mesa y le dije que era absurdo que estaba bien que se enamore pero no al extremo de aguantar los golpes de la duea me respondi que la Mechy lo quera que hasta el fuerte sopapo que le haba dado era con cario. Entre los clientes habituales del hampa puedo recordar al Choncho Paulino, El Toscanito, el Calaminas Mayor, el Chutis Billa, el Miliciano, el Loro, el Pekines, el Yango. Entre las mujeres del gremio y que tambin eran carteristas, iban la Cabezona, la Rosa Cory,

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Victor Hugo Viscarra la Julieta, la Huaychea, la Nela, la Rocky, la Mugue, entre las que solo llegaban a tomar, o sea las artilleras, estaban la Negra Betty, la negra Adela, (negra autentica) y muchas otras cuyos nombres no recuerdo pero eran ms chupacas que los hombres. Entre las lesbianas recuerdo a la Martha y la Mechy (otra mercedes no la duea). Entre los maricones que iban estaban el Pitter ms conocido como La Barbarella, y la Sandra o Pablo quien por una decepcin amorosa se dedic a la mendicidad y como ella dice al pueterio. Las Carpas es una especie de domicilio permanente de hombres que han perdido todo por su aficin a los tragos infames, los ms conocidos son el Sombras, que tiene el cuerpo totalmente hinchado, el Gaucho que escapo dos veces del pabelln Britnico del Hospital General, el Cubas, el Cabo Canqui, el Ceres el Amado muerto por intoxicacin alcohlica, el Mellizo, el Mario, todos ellos ayudaban al dueo a atender el local y adems de la propina como una manera de financiar su subsistencia, rastrillaban a los caas que se quedaban dormidos. Si estos no tenan dinero, les sacaban desde la chamarra a los calzados. Como el local es punto de reunin de los chorros, minas, palomillos y volteadores, la cana tambin hace visitas sorpresivas para atraparlos. Cuando chapan a uno, lo llevan hasta la esquina y ah le laburan todo el quivo que tenga guardado en sus enguillos y despus lo sueltan, las minas son las ms conchudas, porque no aflojan nada y como saben que para ellas no hay echada, se hacen el plato de los tiras al extremo de no prestarles la ms mnima atencin. Tambin es un lugar frecuentado por los tombos y como estos saben muy bien que si se pasan de conchudos les puede costar caro, se desquitan con los giles que nunca faltan en este local, las visitas de raybans y tombos se suceden todos los das y a los clientes que frecuentamos este antro casi no nos afecta en lo absoluto. Dos en un da No puedo olvidarme la ves que en el interior de Las Carpas, murieron dos personas en un solo da. Entre los que iban desde tempranas horas a echarse unos tragos estaba un Capitn de Trnsito; cada madrugada se tomaba sus cinco o seis tragos cargados antes de ir a su pega, por esos das llego de la Echada el Reynaldo, que para entonces estaba completamente enfermo y como era cuate de todos, ya que cuando tena plata invitaba tragos a todas las mesas , se acerc hasta donde estaba chupando el tombo y como si nada le dijo: Hermano, me puedes prestar tu revolver para matarme?. El tombo pensando que se trataba de una broma, le dijo que si, que lo poda sacar de su cinto. Cuando Reynaldo tuvo el arma en sus manos, le quito el seguro y tras apuntarse hacia la cabeza, se peg un tiro, el tombo se hizo pireli y la Norma, que atenda ese da, no saba si llamar a la Polica o a su abogado. Cuando llego la furgoneta de Homicidios y recogieron el cadver, tras llevarse con ellos a la duea a los garzones y unos clientes para que sirvan de testigos ordenaron que la cantina sea cerrada mientras se realizaban las investigaciones. No s si la duea meti plata o que hizo, lo cierto es que las Carpas ya estaba abierta al medio da y segua atendiendo como si ah no hubiera muerto ni una mosca. Don Jorge era un kaivito que de vez en cuando vena a echarse unos tragos a las carpas y comparta con los que tomaban a esas horas, como para salir de ese antro hay que bajar por algunas piedras grandes que sirven de gradas y tambin de bao para los que tienen flojera de ir a orinar a las latas del patio, cuando se recoga a eso de las nueve de la noche, don Jorge resbalo en una de las piedras y cayo de nuca contra una de ellas, falleci en el acto. Por segunda vez en el da tuvo que ir la furgoneta de Homicidios a recoger un cadver del interior de las carpas. Vida de artistas Los fortines Entre los fortines o lugares de reunin de los artistas, los ms conocidos son; Tembladerani, La Cancha Bolvar, el puente Abaroa, la cancha El Tejar, el parquecito de la Vita, el parque Huallparrimachi en Villa Victoria, la Ceja de El Alto, la avenida Amrica, l aplaza San Francisco, Churubamba , San pedro, el surtidor de kerosene de Chijini, la plaza Alexander, el puente de la autopista, el parque Riosinho, la calle Catacora, el cruce de Villa Copacabana, y Villa San Antonio, Villa Armona, la plaza de Obrajes, frente al Cementerio General y la plaza Garita de Lima, amn de otros lugares que no vienen a la memoria. Como no hay mesas donde poner los vasos, y como tampoco hay vasos, la manera de farrear en los fortines es la ms simple: se consigue una botella vaca de cerveza o de champan, o en su defecto una lata vaca de cerveza para comprar

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Victor Hugo Viscarra el alcohol de cualquier tienda de abarrotes, se mescla el alcohol con un poco de agua y ya est listo para ser servido a los que quieran hacerlo, que generalmente son todos los all presentes. Sera absurdo pensar que algn artista pueda rechazar un trago, all se lo bebe directamente de la botella o de la lata: Tal vez por falta de vitaminas o la mala alimentacin, lo cierto es que algunos artistas tienen los labios infectados, en las farras esto no representa ningn problema porque el alcohol es desinfectante y se supone que los microbios mueren en l. Algunos artistas Entre los artistas hay varios choros plantados que han colgado los guantes y prefieren pasarse el da bebiendo a fin de que la cana ya no los joda. Otros son los que han abandonado a sus familias (lo correcto es decir que os han abandonado) y viven completamente amargados. No faltan los que por una decepcin sentimental han cado de lleno en el trago y no se reponen anmicamente, como uno que fue luchador de cachascan, que al haber sido abandonado por su mujer dejo de trabajar y se tir a la bartola, no es raro encontrarlo en los parques de Chijini acompaado del Rochalo y del Julio, sus secretarios, y que tras acomodarse en un rincn ordene meticulosamente sus latas vacas y se ponga a tocar su batera improvisada, mientras canta esa vieja cumbia que dice Borrachera. Doa Maruja muri tambin por haber sido separada de sus hijos, a los que se los llevo el marido, como no saba dnde estaban, ella mataba su pena y su cuerpo tomando todos los das en Las Carpas y en lo del German, cuando el alcohol se apodero de ella, su marido le daba dinero para que siguiera el sueito despus del almuerzo, y no volvi a despertar. Entre los artistas as como hay grandes amistades, existen tambin grandes rivalidades, no resulta raro ver en plena calle a varios de ellos peleando como bestias, dilucidando violentamente cualquier diferencia, felizmente no pasan de algunos golpes bien dados y un poco de sangre derramada producto de un corte en el cuerpo o de un tabique roto, hay artistas que para financiarse los pesos que demanda su distraccin deambulan por las calles extendiendo las manos, otros salvan como sea la comida yendo a los mercados pasadas las horas de ms venta, para recoger las sobras que han dejado los parroquianos . Pero la mayora de los artistas, de los que prefieren andar en grupo, lo hacen todo en comunidad desde la compra de trago hasta compartir las negras, si es que las hay. Artista por amor El Ratn bota basura en los barrios residenciales, lo llamamos as por la carita que se gasta, pequeo melenudo, sus bigotes y su barba crecidos le dan aspecto de guerrillero fracasado, las cosas que le dan para botar a la basura, las vende en el Barrio Chino, aparta todo material impreso, especialmente peridicos que luego va a vender a los baos pblicos, como solo trabaja de da, por las noches se va a San Pedro para contemplar a la mujer que ama hace unos diez aos. La afortunada es doa Zaida, que tiene una cantina en la Plaza Belzu que atiende desde las siete de la noche hasta las dos de la madrugada, esta vieja tiene dos hijas en edad de merecer algo ms slido y efectivo que piropos, a pesar que esta algo pasada de moda, ella tiene su cual pario un hijo que muri a los pocos meses de nacido. El Ratn gasta en la cantina de la Zaida todo el dinero que gana en el da; desde las siete de la noche se pone a beber mientras contempla como su amada atiende su boliche. Ella tiene atrofiada la mano derecha, que le sirve solo para contar plata, y si acaso en su juventud despertaba las emisiones de muchos hombres, ahora solo despierta esas pasiones en su galn, que de mal nombre le decimos Bayo, y el Ratn que sufre por ella como un perro. Fantasas de borrachos No es de extraar que una gran mayora de los artistas, ya sea por el alcohol o buscando un motivo para beber, cuando estn caas siempre se ponen a hablar de sus proyectos o las cosas que nunca pudieron realizar y hablan de tal manera que si uno no los conociera, creera que lo que dicen es verdad. Por ejemplo hay cuates que a pesar de que cada noche sufren el frio y los rigores del tiempo, mientras queman cartones, hablan de sus casas, sus micros y camiones, cuando en realidad, los nicos micros que tienen son los piojos que los recorren desde la axila derecha a la izquierda.

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Victor Hugo Viscarra La casa de la Vitola Su verdadero nombre es Mara, fue la mujer de mi amigo el chino, un choro finado por la cana. Cuando se separaron l fue a vivir al Ejrcito de Salvacin, mientras ella dejo de vender caf en el comedor popular del mercado Rodrguez y se fue a la casa de su madre en la cancha Zapata, aunque no s si decir casa es correcto porque es una especie de pahuichi fabricado de latas y adobes partidos, como en las villa miseria. All se rene un grupo de artistas que le mete trago desde que amanece hasta que vuelve a amanecer. Su nica preocupacin es la de proveerse de trago, porque la comida est asegurada de antemano. En 1978, una madrugada fui hasta la cancha Zapata, con mi amigo Munachi, para continuar la farra que habamos interrumpido por la llegada intempestiva de la madrugada. En el camino compramos un ladrillo de un litro, que sera nuestra tarjeta de presentacin, cuando llegamos estbamos tan chupados que casi no vimos quienes estaban all. Creo que dorm un poco, pero al reaccionar seguimos echndole tupido hasta que lleg la hora de almuerzo y pareca que nadie tena ganas de almorzar. A eso de las dos de la tarde la mam de la Vitola pregunto quienes Ivn a buscar el almuerzo, dos de los presentes se incorporaron y tras agarrar una lata grande de esas de manteca, salieron del win. Yo cre que Ivn a comprar algo de comer para los ms o menos diez artistas que estbamos ah; la farra sigui como si nada, hasta que volvieron una hora despus la lata estaba llena de rancho; como no haba platos echaron el contenido de las latas en una batea vieja y a falta de cubiertos todos metan las manos para agarrar las presas de carne. Yo tambin met mi mano y empec a comer. Realmente estaba rica la comida; en una de esas, agarre lo que pareca un pedazo de carne, y cul no sera mi sorpresa cuando al estirarla supe que no era otra cosa que una servilleta desechable estrujada. Recin pude notar que entre la comida haba colillas de cigarrillos, mondadientes, palitos de fosforo, tapa coronas y una serie de macanas. Pregunte entonces donde haban ido a comprar esa comida a lo que me dijeron que all nadie compraba nada y lo que comamos eran las sobras que dejan quienes almuerzan en el Hotel Sheraton. La Vitola es de cuerpo menudo y lleno de carnes, en su juventud fue pintuda, cuando yo la conoc mantena todava gran parte de sus atractivos, habamos ido a tomar a su cuarto con mi amigo Munachi y la Vitola era concubina de un monrrero, el Perucho, creo que fue el segundo da, cuando tombamos entre unos cuatro, que el perucho se qued dormido en el suelo, completamente borracho, como todos ah ramos de confianza, la Vitola me pidi que me fuera a recostar en su camastro para descansar un poco, yo obedientemente me levante y tras acomodarme en la cama, ella se ech en mi encima y empez a quitarse sus ropas para mayor comodidad en aquella reafirmacin de nuestra amistad, ah noms le pusimos un par de cuernos, de esos bien ganados, a mi amigo Perucho que segua durmiendo mientras que yo y la Marina le dedicbamos un polvito. Los otros tampoco dijeron nada, so lo hacan corran el riesgo de que la Vitola les cortara algo ms que la amistad Las batidas de la Polica As como los agentes civiles realizan batidas para capturar choros que tienen cuentas pendientes con la cana, as tambin los uniformados realizaban hasta hace poco sus batidas diarias para capturar caas que chupan ms de la cuenta. En un caballo blanco los uniformados recorren las cantinas deteniendo tanto a los artilleros como caitas que se han quedado dormidos sobre las mesas, pecan toda clase de personas incluso universitarios que hacen sus primeras armas en el difcil arte de la artillera. Cuando el camin est lleno, conducen a los detenidos a las inmediaciones de la plaza San Pedro, donde los tombos dejan en libertas a los que pagan la suma estipulada como multa, a los que no tienen plata se los llevan hasta la Academia de Policas, donde les obligan a realizar toda clase de trabajos, a los que aparentar estar ms cagados por su vestimenta, los llevan al rio para que laven arena y recojan piedras, otro grupo est encargado del empedrado de la calle 15 de Obrajes hasta Alto Seguencoma, zona habitada exclusivamente por oficiales de Polica, los ms se quedan en lo que hoy es el regimiento policial N 4, para ayudar a los albailes que construyen las viviendas para dicho regimiento., los detenidos permanecen dos o ms das, de acuerdo al capricho del oficial que ha realizado la batida, adems de hacerles trabajar todo el da, rara vez les dan algo de comer, porque los policas aducen que con ese castigo un bebedor puede dejar de serlo. Cuando los dejan en libertad, las personas tienen que subir a pie desde Seguencoma a la ciudad, y a

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Victor Hugo Viscarra paso normal lo menos que se tarda es 120 minutos, es fulero caer en una de estas batidas; yo ca dos veces y no quisiera repetir esa experiencia. El buen mastique Comedores Populares En La Paz existen varios comedores populares los ms conocidos son: El comedor del Colegio San Calixto, administrado por el hermano Joaqun Salvado, el de la Garita de Lima que atienden las monjas de la capilla Exaltacin, el Cristo Rey que depende de la parroquia: el de Tembladerani, tambin atendido por un prroco en de la parroquia de Alto Lima y el de Munaypata. En la parroquia de San Agustn existe un grupo carismtico cuyos miembros, en la mayora de familias adineradas, organizan por la maana la distribucin de desayuno a las personas de escasos recursos, para esto han instituido un fondo especial. Desde tempranas horas los hermanitos preparan el desayuno que ser servido cuando finalice la misa de las ocho de la maana, para desayunar es requisito indispensable escuchar la misa completa (hay personas que controlan la asistencia); no se acepta quienes llegan solo a la bendicin final, esto no tendra nada de extraordinario si no fuera que los componentes de este grupo carismtico se pavonean de su obra social y no paran mientes cuando la mencionan. Una de las hermanas ms fieles y devota adems miembro de la hermandad del Seor de los Milagros y enemiga acrrima de los alcohlicos, siempre pide a los hermanitos que sean humildes como el Seor les ha enseado, eso no le impide que asista a sus reuniones luciendo imponentes aretes de oro, topos y anillos, y que los fines de semana su casa en Villa Victoria sea alquilada para matrimonios, prestes y fiestas, como si fuese poco. Da. Elena, desde hace aos separada de su marido, vive abiertamente con uno de sus primos, pero en las reuniones siempre reprende a las hermanitas que muestran mucho afecto por sus enamorados. En el comedor de San Calixto, se preparan diariamente ms de 4.000 raciones de comida, van all kepiris, lustrabotas, artilleros, desocupados, vendedores ambulantes, palomillos, escolares de ambos sexos, mujeres atiborradas de hijos en busca de un hombre que se anime a hacerse cargo de ellas y su prole, amn de una infinidad de hombres y mujeres que buscan en el comedor popular la solucin a sus problemas alimenticios. Mauricio es un cuate que trabaja de voluntario en el comedor de San Calixto, tras haber perdido su trabajo en la fbrica de jabones Patria, se dedic a la terea de asaltar borrachos por las noches, su trabajo es decir que trabaja en el comedor, pero especialmente los fines de semana se dedica a su gran vocacin; voltear caaverales como es encargado de controlar el ingreso a los baos, los comensales le dicen hermano y es tanta su popularidad que se concubino con una de las beneficiarias, al poco tiempo se separaron y cuando todo hacia presumir que Mauricio quedara soltero, Cristina, una muchacha de Alto Beni se fue a vivir con l a cambio de que se haga responsable de la criatura que ella tena. Desde muy temprano los comensales hacen fila para ser los primeros en recibir su alimento, porque se han dado casos en que los que iban pasado el medioda se encontraban con que el almuerzo se haba terminado, varios muchachos que ofician como ayudantes y gozan de la confianza del hermano Joaqun se encargan de vender las fichas para el almuerzo y para el pan, algunas mujeres compran almuerzos en grandes ollas supuestamente para su familia numerosa pero luego revenden ese almuerzo, que no es otra cosa que lagua de harina, en la avenida Buenos Aires, a precios similares al que cobran por un plato de sopa en los mercados. Los agachaditos Entre los noctmbulos del centro de la ciudad se ha vuelto famosa la pensin de los agachaditos, llamada as porque para comer all, hay que hacerlo agachado pues no hay ni una triste silla donde sentarse, en un principio estaban en la plaza Prez Velazco, luego fue trasladada a la calle Figueroa porque ofreca un aspecto deplorable para los turistas. Los agachaditos lo constituyen las vendedoras callejeras de comida que cobran mucho ms caro que una pensin. Como enseadas los nicos platos que preparan estas seoras es bist, falso conejo y aj de fideo uno no puede elegir otra cosa y sus vctimas propicias son los caas, a los que les cobran hasta tres veces, si el caa niega la deuda, como por ah

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Victor Hugo Viscarra deambulan cualquier cantidad de tombos, lo hacen encanar por consumir un tantazo de comida o romper platos y no querer pagar. Extracto de caldo En la esquina Santa Cruz y Sebastin Segurola, hay una seora de pollera que todas las noches vende caldo de cordero, pero sin carne, o sea que solo sirve caldo con unas papas y un poquito de arroz, una noche que venda como loca le dijo a su empleada que fuese a traer ms caldo, la imilla tomo en una de sus manos un bidn de plstico de la mesa donde estaban las ollas y con la otra mano agarro el baador en el cual estaba lavando los platos. Yo estaba ah pues poco antes haba tomado un plato de caldo de cordero. Casi sin sorprenderme vi ala imilla ocultarse tras unas tarimas y llenar el bidn con el agua del baador, al volver al lugar donde la seora serva, con la mayor naturalidad vaci el bidn en una de las ollas, mientras la gilada saboreaba como si nada los ricos caldos de cordero. Templos del amor De los prostbulos que hay en La Paz gran parte estn en villa Ftima y Chuquiaguillo, all estn asentados los famosos Redondo, el 111, la Chawalla, el Zepelin etc. Puteros donde hay que ir con el quivo loco, tambin hay puteros como los de doa Maruja o de puras criollas donde por menos dinero uno puede pasarla ms o menos bien en el peor de los casos estn aquellos puteros camuflados de cantinas donde uno debe garchar violentamente. Tambin en el centro, existen puteros de alto vuelo donde hay que gastar por montones, ya que las minas cobran un ojo de la cara para abrir sus piernas y uno puede tirar al comps de la msica que toca la orquesta. De los night clubs que me acuerdo y que en alguna oportunidad visite estn; El Acuario, el Pussy Cat, el Flamengo, el Pigalle, el Isidoro, el Dannys, El Planeta 2000. Estos tres ltimos pertenecen a mi amigo Anastasio; la mina ms pintuda en el Isidoro era la Gladys, que me dejo lindos recuerdos, amn de uno u otro rasguo. En el Prado, la plaza Perez Velazco, Churu-bamba, la calle Echavarra, la avenida Kennedy y en las puertas de los boliches La Oficina, el Lido Grill, la Quinta 14 de Septiembre, el Yungueito y otros, hay mujeres que estn a la caza de clientes que, adems de permitirles comer y beber les pueden salvar el pan de cada da. Gran parte de estas mujeres son jovencitas que an no han pasado los 18 aos. Tambin hay una legin de mocosas que trajinan toda la noche ofreciendo papitas fritas cigarrillos y chicles en las cantinas pero que en el fondo no son ms que prostitutas en ciernes ya que comprobaron que ganan ms dinero vendiendo su cuerpo, ni las discapacitadas se salvan de caer en la prostitucin, conozco a tres mudas que llevadas por su pobreza, abren sus piernas a cualquiera que les cancele lo establecido para el efecto. La calle del pecado Los veteranos del chaco cuentan que en otras pocas acostumbraban descargar sus conciencias en los prostbulos del callejn Virrey de Condehuyo, en Churubamba cerca de la iglesia de San Sebastian, all se encontraban los puteros ms baratos de la ciudad y las mujeres eran conocidas con el nombre de kolas peseteras y condehuyeras, pues bien, en la actualidad hay una tienda que mantiene vigente aquella tradicin, y que a pesar del tiempo transcurrido, sigue dndole el toque especial a esta calle que en sus buenos tiempos fufe conocida como la calle del pecado. All trabajan cuatro mujeres que, turnndose por horas, se dan modos para atender a los clientes que requieren sus servicios. Ellas son la moka Elena y la Rosita que son de pollera, la Teresa de pantaln y la Rina de vestido, hasta unos meses trabajaban la Dina y la Alicia pero la Dina se volvi a juntar con su ex marido y a doa Alicia la botaron por que se le ocurri decirle a la hija de la duea que era un flauta, la verdad es que la Janeth, que as se llama la hija de doa Carmen Rosa, cuando no hay quien atienda abre tambin sus piernas a quienes desean desahogarse. Este putero no est abierto expresamente para concertar citas para evitar sospechas de los vecinos (aunque creo que ya lo saben), hacia afuera ese cuarto no es ms que una humilde tienda cuya propietaria hace atender con otras personas, puesto que, corno es vieja, necesita que la ayuden. Para entrar, los clientes usan una especie de contrasea, El supuesto casero pide un refresco y agrega: "Puedo pasar a tomar adentro?", y penetra en la trastienda donde le espera la mujer de turno. Tras cancelarle el importe requerido, se echa con la mujer en el piso y comienza a jinetear. Cuando termina, la mujer le

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Victor Hugo Viscarra alcanza 'al casero un pedazo de papel higinico para que limpie su ropa y, para matar los residuos del encuentro, le roca sobre l llokalla un poco de alcohol blanco, La ms nueva entre las que trabajan all es la Teresa una tipa que ya debe andar por los treinta aos, de los cuales, me imagino, ms de diez los ha pasado en otros puteros. Tiene la espalda casi similar a la de una persona con joroba, pero eso no le impide trabajar, En sus buenos tiempos doa Carmen Rosa, trabaj tambin de prostituta en la misma calle y era, segn dice una de las ms cotizadas en el callejn Condehuyo. Su hija nunca pudo conocer a su Padre. El chume de San Jorge En la curva de San Jorge, a pocos metros de la gruta de la Virgen de Ftima, existen una serie de vertientes y matorrales donde las personas que no tienen dnde Lavar sus ropas, lo hacen all. En este lugar varias mujeres se prostituyen clandestinamente. Las ms antiguas son Las Tres Mudas (la muda vieja, la muda joven y la muda de pollera) ; la vieja Olimpia, la Ramonita, la Ch'isllosita y otras ms que de vez en cuando van a ganar sus pesos. La muda joven tiene unos treinta aos y el cuerpo maltratado tanto por la mala alimentacin como por todas las noches que pasa a la intemperie. No es raro verla por las inmediaciones de la Prez Velasco esperando que algn gil se la lleve. Tuvo cualquier cantidad de hijos, que siempre se los quitaban en el hospital ya que los mdicos saban que ella no iba a poder mantenerlos. Esas guaguas eran entregadas a CON A ME para que sea el Estado quien las cre: pero la ltima que tuvo, un varoncito, mal que bien ella lo est criando; ese t'una debe tener los pulmones acerados para aguantar el fro al que lo expone su madre, que sigue yendo de noche a la Prez Velasco a buscar clientes. Cuando es de da, ella lo acomoda entre las ch'ampas de San Jorge y all duerme mientras su madre trabaja. Nadie sabe de dnde ha salido esta muda; en sus tiempos era abusada hasta por los tombos que frecuentan el sector, en la actualidad creo que consigue clientes de milagro. La muda vieja tambin trabaja aos en este lugar; que yo sepa, nunca tuvo hijos, y si los tuvo me imagino que han corrido la misma suerte que los de la muda joven. La Anita es una cholita de unos treintaicinco aos; conoci a un veteco que se la llev para que viva en su casa. Se perdi meses, parece que el viejo no le haca ni cosquillas porque un da de esos regres al chume y se puso a trabajar como de costumbre. La vieja Olimpia, una tipa que dice ser comerciante del Barrio Chino, debe tener ms de cincuenta aos, usa vestido y tiene la costumbre de concubinarse con changos que no han cumplido los veinte. Le gusta memorizar las fechas y las cantidades de dinero, es as que a uno le cuenta que tal da a fulano se le ocurri pegarle hasta mandarla al hospital, o que tal fecha ella gast tanto de dinero para sacar de la cana a zutano, preso por haber cometido una fechora. Tiene cara de anmica, y a pesar de que ya est vieja, a los giles que se la quieren pasar por las armas, les cobra como si fuera la hermana menor de la Virgen Mara. ltimamente viva con el Vctor y parece que este cuate la estaba dejando ms pobre que una rata, porque ella frecuentaba el chume ms que antes. Todos los das vienen al chume k'olitas a lavar sus ropas, si uno se porta pendejo, chandoles bonito les puede hacer aflojar, metrselas entre las champas y chicoterselas un rato, No faltan los chicos que vienen a este lugar, que generalmente no consiguen giles y tiran pele. Los que vienen casi cada da son el kencha Adelio (que de machetero se volvi artillero) y el Enrique que a pesar de vestir pobremente. Es dueo de una peluquera en la calle Santa Cruz, donde emplea hasta tres operarios. Se le conoce en el chume como el chupadita noms puesto que advierte a los changos que no le gusta que le den por el escape. Las minas callejeras Del tantazo de minas que patinan en: las calles cuya mitad ms uno son mis amigas, la que me impresion un, cacho fue Silvia mocosa de unos quince aos y que trabaja en la avenida Amrica esquina Figueroa Se la encuentra a partir de la media noche y no hay taxista, carabinero o noctmbulo que no se la hubiera llevado Ella es petisita y su cuerpo a medio desarrollar, muestra claramente que es experta en la cama. La conoc una madrugada. Ella discuta con dos tombos luego al acercarse a la ponchera donde yo estaba, nos cont que a las cuatro de la madrugada deba entregar a

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Victor Hugo Viscarra los guardias 400.000 pesos, suma que le haban impuesto como multa por negarse a ir con ellos. Esa cantidad de dinero alcanza-va para ocho botellas de cerveza; Silvia deca que prefera pagarles el dinero a tener que acompaarles porque los tombos la obligaban a chuparles su pjaro. Nunca supe si tena o no familiares. Segn me contaron las poncheras, ella era madre soltera con un crio de meses. De Roxana, slo s el nombre y que su marido es un lagarto diplomado, tiene dos hijos que van a la escuela, y junta plata para poder registrarse como prostituta en la polica. As podr trabajar, sin temor de ser detenida en las batidas policiales. Su sueo era celebrar el cumpleaos de uno de sus hijos con una orquesta. Varias veces haba cado al hospital, para que le curen enfermedades venreas qu le dejaban sus clientes; siempre la curaron a tiempo, por lo que no le afect en su trabajo. Una noche fuimos a una cantina de la Chuqulsaca para echarnos unos tragos y ella me cont algo de su vida (alquila un cuartucho en la calle Echavarra. donde lleva a sus clientes). Nos quedamos bebiendo hasta pasada la media noche. Y cuando estbamos ms o menos ebrios me invito a su alojamiento para descansar mi borrachera La Alicia debe estar por los cuarentitantos trabaja junto a las gomas de la avenida Kennedy. Es noms atractiva cuando camina por las calles le gusta dickearse usando unos eretes de organo puro. Cuando el trabajo la aburre, llega a las Carpas para echarse a perder das ntegros. Elia no es de las que afloja de frontn. Si en Las Carpas uno se la quiere meter en el bao, tiene que pagarle la tarifa que ella establece se supone un poco ms barato que lo que cobra en la Kennedy si le pagan recin afloja y si no, manda al gil al diablo y sigue tomando. La Nora era una cholita amiga, tras conocer al Chuncho se regener y no volvi a pisar los antros donde buscaba clientes.-pero cuando se dedicaba a la mala vida haca furor. Por su culpa yo me hice encanar en la seccional del Puente Negro. Una noche estaba en el callejn Tapia en compaa del Cuchi Cuchi, el Leo Dan el Cafrune y el Jachalaco y al verla bebiendo sola la llamamos a nuestra mesa para que nos acompaara y, de ser posible siempre y cuando la cana no nos moleste para que nos quite la arrechera. Ella se sent a la mesa y nos pidi algunos .pesos para comer algo afuera Le dimos el dinero y sali a comer creo que unos pescaditos. Al volver, se fue a otra mesa a tomar con otros caas. Yo me molest y cuando quise traerla a nuestra mesa, ella me hizo encaar con unos tombos los que me encerraron como a un gran maleante. Qued en libertad al da siguiente, y lo primero que hice fue buscar a la Nora para Que me explicase porque se haba portado tan conchud. La encontr tomando en el Tambito me dijo que tuvo que hacerme encanar para hacer creer a los tipos con los que tomaba que era honrada a carta cabal y que no deban desconfiar de ella. Se haba dado cuenta que esos caas andaban con guita y que estuve a punto de echarle a perder su laburo. No pude hacer menos que perdonarla y sentarme a tomar con ella y me pag el alojamiento para recompensarme por lo de la encanada. Me cont que vivi unos aos terribles cuando se dedicaba a la prostitucin Se trasnochaba infinidad de veces; lleg a parar al Averno y creo que fue una de las primeras cholitas que piso ese antro Muchas veces la vi durmiendo, en las cantinas, acaso sea por eso que el Chunche, un choro que dice que se ha plantado aunque s que sigue choreando se compadeci de ella y la llevo a vivir a su cuarto. Tienen una hijita, algunas veces vienen a las cantinas de Chijini a echarse" sus traguitos y se recogen como buenos esposos. La Nela, de cuerpo delgado, piel blanca, cabello crespo y ensortijado, se escap muy mocosa de su casa inicialmente empez a juntarse con los chojcheros de la Buenos Aires. En los enjenos adems de hacerle florecer el trasero corno rosa, le ensearon a kolearse con thinner. Recuerdo que la vea caminar por las calles con otras minas y algunos palomillos, tena entre las manos un trapo empapado de thinner que llevaba a cada rato a su nariz. Se hizo mi amiga en una cantina e incluso fuimos al cine, no para llauk,arar sino como dos buenos amigos. Elega para vagabundear la plaza Prez Velasco y despus la zona de Chijini y la Buenos Aires. En una de esas apareci con la panza crecida y ni siquiera por esto dej de beber y k'olearse. No s si la guagua que pari vive o ha muerto, pero cuando la Nela se desembaraz del cro, volvi a la misma rutina. La Waldy es una de las pocas minas que, a pesar de la edad y de la mala vida que lleva, se mantiene joven y bien conservada. Siempre viste a la ltima moda, con los amigos es amable y aun cuando en una de sas ella est caando

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Victor Hugo Viscarra con algunos giles y hay un cuate que est en las dragas, lo llama a su mesa y lo hace farrear. Siempre patina en El Prado y los giles que acepta deben tener el quivo loco para gastar todo lo que a ella se le ocurre Conocindola mejor y viendo el cuartito que se gasta. Dudo que algn gil se niegue a aceptar sus caprichos, que van desde exigir- buena ropa. Hasta pagar un cuarto en un alojamiento de categora, pero todas esas nfulas, no impiden que frecuente las peores cantinas de Chijiji y Villa Victoria.

Debe ser fregado para ellas tener que ganarse unos pesos de esta manera, y mucho ms si a cambio deben soportar acciones fuera de lo normal. Una amiga me deca que tena un cliente que le pagaba muy bien pero que tena que hacer macana y media, desde la ms simple que era besarle una y otra vez el pjaro. Otros la obligaban a poses grotescas y a veces dolorosas. Pero conmigo ellas se portaron siempre muy bien y las veces que estoy largado de dinero y necesito que me hagan la gauchada, lo hacen sin cobrarme un centavo. Hay minas que, despechadas, se dedican al putero alma, corazn y vida v slo se calman cuando las enfermedades las botan al hospital. A Luca la conoc sus quince aos Fue en el chojcho del Marcelino Ella era morena, de cuerpo hasta se poda decir frgil le gustaba vestir con una faldita a fin de que no le dificulte el tiro. Una noche le propuse que se fuera conmigo, me dijo que era muy chango aunque ella era menor. Aos despus, el Loco 14 me propuso tirar un polvito con una minita de arranque. Le respond que no haba problema. Fuimos a la plaza Prez Velasco y el Loco 14 fue donde las vendedoras de joyas guardan sus vitrinas y sali con la atita que sola dormir all. Me cost reconocer a la Luca que yo haba conocido unos cinco aos atrs, Era una mujer quemada por las incontables noches de k'arapampeadas, mal vestida y pareca haber perdido la razn." Te acuerdas de m?", le pregunt. "S", me dijo, quieres irte a revolcar un rato por San Jorge?". Casi con lstima le dije que estaba cansado, y le ment que me haba amanecido. A lo que ella me dijo. "Pero si podemos descansar tambin, y cuando te animes le hacemos un polvito". Hacindome el loco me desped de los dos y me alej de la plaza. Suelo verla por las noches en la Prez Velasco, sentada en uno de los bancos esperando clientes que deseen funcar un poco.

No es nomas chicotear Incomodidades Eso de "ponernos al da", mirando quin viene, tiene sus incomodidades para las que tanto el hombre como la mina deben estar predispuestos. Por ejemplo si uno est en un boliche y no hay plata para pagar un alojamiento, lo nico que queda es meterse con la mina en el bao y tratar de salvar all la cuestin. Los baos de las cantinas son los lugares ms hediondos que uno se pueda imaginar. Ahora bien, como generalmente son pequeos, entonces hay que tirar de parado, y tras apoyarse en la pared luego de sacar una de las piernas del pantaln (si es que son de pantaln), la ata tiene que sostener la puerta para que nadie interrumpa la funcin, mientras que con la otra mano nos estrecha la espalda para que acabemos violentamente. Ei hombre es el que lleva la peor parte, porque, aparte de la incomodidad. y peor si la mina es petiza, acaba con los riones a la miseria, Cuando uno no quiere ponerse al da en el bao y conoce un callejn secreto donde chicotear sin que le molesten los vecinos, corre el riesgo de terminar resfriado; no hay peor cosa que tirar con el trasero a la intemperie, con el suelo fro del callejn como cochn. Hay que tener en cuenta que para llevar a una mina a estos callejones, uno debe esperar que pase la media noche y que no haya perros en los alrededores. Claro que, si uno tiene un amigo taxista que trabaja de noche, la cosa es ms fcil. Consiguiendo una mina para el cuate, este nos lleva en su cuarto hasta un lugar apartado de la ciudad y puede descalabrarse con la mina en el asiento trasero. Mientras que el cuate lo hace en el delantero. Hay minitas que no tienen dnde ir a dormir. Estas son las que aflojan con cualquiera que les ofrezca tan slo un techo y que en la maana les regale algunos pesos para comer algo. A estas atitas no se las puede llevar al cuarto donde uno vive, porque corren el riesgo de que cualquier noche vengan caas y en compaa de otro gil lo conveniente es llevarlas a un alojamiento porque puede que le roben a uno. Esto les pas a varios de los amigos que tengo.

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Victor Hugo Viscarra Condecoraciones Se llama Marina aunque se la conoce como la Camba. No s dnde vive y no me preocupa averiguarlo. Debe tener unos cuarenta aos y a ella no le interesa ocultarlo. Cuando farrea, toma como maldita durante semanas ntegras. De borracha 0arece que se le declarara una ninfomana galopante y a cada rato entra al bao para ponerse al da con los caas. Lo grave es que, cuando termina de tirar, ni se toma la molestia de limpiar su hachazo; son muchos los que han tenido que hacerse colocar inyecciones de penicilina a para curar la condecoracin que les dej la Camba. En el Chume y el ex-callejn Condehuyo tambin hubo muchos condecorados. Y como dicen que sucede hasta en las mejores familias, en los puteros de Villa Ftima, donde las minas son revisadas cada semana en el poli consultorio de la Garita de Lima, las condecoraciones estn a la orden del da. Las condecoraciones van desde una simple gonorrea hasta una sfilis galopante; son los gajes del oficio. Si uno tiene vergenza de ir a curarse al hospital, puede ir a la farmacia del doctor Ch'iso de la calle Yungas, quien con mucho cario lo cura a uno, cobrndole slo el valor de la inyeccin. El doctor Ch'iso es bien especial; pasa con el paciente a una especie de trastienda y, tras hacerle balar el pantaln. Toma el pjaro del enfermo y lamenta "Pobrecito mira cmo te trata el desconsiderado de tu dueo. Cuanto debes estar sufriendo...". Cuando termina la curacin. Siempre recomienda al condecorado: "Ya ves lo que te pasa por ir a lo de esas cochinas. En otra, cuando tengas ganas, ms te conviene que vengas aqu, te descalabras y sales del paso ganando algunos pesos ..". Don Guido personaje especial del que les hablar ms adelante es otro de los que cura enfermedades venreas, especialmente si los afectados son menores de veinte aos. Hay tambin un kilo de curanderos clandestinos que ejercen la medicina y que entre sus especialidades estn las venreas. Por dems estara agregar que las medicinas que utilizan son muestras mdicas que compran a los macheteros. De farra con atas En los boliches del centro uno puede encontrar atas que le acompaen a beber o a acostarse los fines de semana se puede elegir compaa en chicheras y traguenos de zonas populares tambin se puede ir a algunos locales de baile pero eso si hay que irse con quivo porque algunas minas especialmente si son empleadas domsticas de franco solo les gusta beber chicha y cerveza y parar ponerse al da exigen un alojamiento no quieren garchar en la intemperie Por dems estara agregar que en los alojamientos la falta de sabanas es crnica ya que siempre las estn lavando no hay que extraarse que tanto el colchn como las frazadas estn manchadas de sangre y estas parezcan almidonadas de tanto semen acumulado para dormir en esas camas necesariamente uno tiene que estar muy caa. La vida en rosa Se designa a los homosexuales con los nombres de chisos, maracuy, manilos, chisotes, marios, goyos, mariachis, frescos, ganapanes, etc. A las lesbianas se las conoce con los nombres de silpancheras, tortilleras o simplemente lesbis. Entre los chisos de La Paz hay marcadas diferencias sociales y es difcil que uno de la alta sociedad se meta con el hijo de una Chola pocas veces se han dado casos de chisos que han logrado vencer barreras sociales y se mesclaron con los que siendo del gremio manejan plata y llokallas como si fueran hojas de coca. La Panadera fue uno de estos casos, en los aos 75, 80 ayudaba a vender pan a una chola del mercado Lanza, era cosa normal verlo bajar por la calle Santa Cruz, cargando enormes canastas de panes recin salidos del horno, rumbo al mercado, fue entonces que nos hicimos amigos y este cuate que de por s tiene sentimientos maternales, parece que me vio con cara de nicovita (adicto al cigarrillo). Desde que nos presentaron, me regalaba unos pesos para cigarrillos. Entonces l o "ella", vesta como esas imillas que no se deciden si van a de ambas prendas usar vestido o pollera y terminan colocndose una mezcla. Un da de esos la Panadera se perdi de la Prez Velasco y nadie supo dnde se haba metido. Aos despus, la encontr completamente cambiada. Se haca llamar Pocha, y tena el aspecto de una mujer hecha y derecha. Gracias al maquillaje poda disimular sus rasgos varoniles y estaba vestida a la ltima moda. Se haba hecho teir el pelo y lo tena ondulado. Mirndola de espaldas, pareca una adolescente flaca y delicada; de frente, tena el aspecto de una prostituta experimentada en las lides amorosas. Se haba casado con un gil, que cada maana la recoga del final del Prado lugar donde trabajaba.

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Victor Hugo Viscarra Cada noche, frente a la fuente del final del Prado, se rene un grupo de homosexuales, vestidos como prostitutas de alto vuelo y que esperan la llegada de giles que deseen pasar momentos agradables. All se destacan la ex Panadera y la Lucha, que a principios de ao tuvo problemas con la Polica. Le descubrieron que acostumbraba a drogar a las caas que lo llevaban a sus cuartos y. tras hacerlos dormir, les robaba todo cuanto tenan. Tambin va la Pamela, que hace poco huy al interior del pas con un tantazo de dlares que haba robado a un gringo. La Katunga tambin va al Prado a ganarse la vida. Otra es la Cuqui, que para disimular trabaja en la pensin de su abuelo en la avenida Quintanilla Zuazo. Ella me contaba que lo que ms odiaba era encamarse con viejos, ya que estos demoraban mucho su polaco y eran de lo ms exigentes. Una noche la polica realiz una batida en el Prado para detener a todos los ch'isos que patinaban all. Cayeron ms de diez, entre ellas la Panadera. Cuando sali en libertad le pregunt cmo la pas, me cont que, aparte de sacarle fotografas de frente y de perfil, no le haban tocado un pelo; los agentes se haban mostrado comprensivos, prometindole que la visitaran en el Prado para conversar. Coincidimos en que esas charlas giraran en torno adinero. Su Majestad Barbarella I La primera vez que o hablar de la Barbarella yo tena unos diez aos. En esa poca Barbarella a quien le gusta que le digan Piter haba decidido hacerse coronar como "Su Majestad Barbarella 1". Prepar todo para que la coronacin tuviera gran xito. Mand las invitaciones respectivas, nombr a sus damas de compaa, que eran todos homosexuales; contrat una orquesta, compr las bebidas 'v se hizo confeccionar su traje de reina para lucir como tal durante la coronacin. La noche de la coronacin, efectivos de la Polica irrumpieron la fiesta para apresar a quienes estaban alii. Fueron conducidos hasta las dependencias de la DlN. All descubrieron que casi la totalidad de las invitadas eran homosexuales, y los varones recin se dieron cuenta que haban sido engaados. Entre las hazaas de la Barbarella destacan sus matrimonios con jvenes que ven en la boda la solucin de sus problemas econmicos. EI Piter es estilista graduado en el Brasil y, por lo tanto, experto en peinados y modelados y tantas vainas ms para que las mujeres conserven su belleza. Su saln, el Piter Gay, est lleno de mujeres de sectores pudientes, que pueden pagar precios muy elevados. ltimamente el Piter sali como protagonista de una fotonovela de mala muerte que titula "Amor a la boliviana". Hace el papel de una vedette llamada Debocan, que seduce a un gil que solo al final se da cuenta que su amada es un varn, de antemano el que escribi el guion es otro gil que adems de autoproclamarse el gran escritor boliviano hizo colocar su nombre ocho veces en las pginas de la revistilla y, por la forma en que alaba al Piter, ms que escribidor parece el amante de Barbarella. Las "sin cuenta Mil perversiones de don Guido Don Guido es un veteco de unos sesentaicinco aos, que vive en San Pedro. Cierta tarde caminaba con amigo Fernando, alias el Loro Chapista, cuando apareci este seor que seguro adivino que habamos farreado el da anterior y estbamos de chaqu, atentamente nos invit a su cuarto y una vez all saco dinero y nos llev hasta una tienda donde compro singani San Pedro una botella de Coca Cola, unas bolsitas de t, pan y cigarros, volvimos a, su cuarto don Guido preparo unas tasas de t que tomamos como precalentamiento antes de meterle al trago que habamos comprado, seran las cuatro o cinco de la tarde cuando empezamos a beber con tal intensidad que antes de una hora tuve que volver a la tienda a comprar otra botella de San Pedro, perd el hilo de la farra y solo reaccione al da siguiente cuando los tres Don Guido, Fernando y Yo nos dimos cuenta de que nos habamos quedado dormidos sobre las sillas esa maana don Guido nos curo la cabeza invitndonos salteas y otra botella de coca cola, una vez que hubo comido, y como soy viejo matrero para este tipo de vainas, me di cuenta que el veteco era del equipo de los indefinidos y que planeaba avanzarnos. Opte por pedirle que se portase buena gente y que nos invitara dos botellitas de vino para calmar el dolor de cabeza, el viejo acepto y tras darme 100 pesos (que era mucha plata ya que la cerveza costaba quince pesos),me mando a los puestos que estn detrs de la crcel de San Pedro para que comprara dos botellas de vino yo agarre el dinero y sal pero no para comprar el vino si no para echarme unos tragos, dejando a mi amigo en las garras del veteco, este cuate me haba hecho una chanchada y era la oportunidad de cobrrmela. A la semana un domingo en la tarde me

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Victor Hugo Viscarra choque con el viejo en la plaza San Pedro no me vio as que me acerque a saludarlo, cuando me reconoci se puso una fiera y me lanzo un sermn de esos que valen luca, so pedazo de maleante ese da usted se llev mis ltimos 100 pesos por su culpa me quede sin almorzar durante una semana yo me hice el loco y tras esperar que se le pasara la bronca, lo convenc de lo justo de mi actitud don Guido comprendi y quedamos como cuates, teniendo yo la obligacin de llevar a su cuarto a todos mis cuates que alguna vez me hubieran hecho una trastada, para que el me hiciera justicia a su manera, a partir de entonces el viejo se hizo mi cuate, me llego a tener confianza y poco a poco me conto algunas facetas de su vida. Era mdico de profesin, para entonces ya estaba jubilado, siendo an estudiante se haba comprado la obra que sobre perversiones sexuales haba escrito un mdico alemn de apellido Steckel(me imagino que as se escribe); l las haba practicado una por una en carne propia, una vez trabajando como forense, haban llevado a la morgue un cadver de un conscripto ; Don Guido, que no dejaba escapar la menor oportunidad, practico con el cadver la necrofilia. Flaquito me dijo, le pudo asegurar que fui el primero y el nico hombre en la vida de ese conscripto. Le dej el trasero florecido como rosa Me deca que su mximo deseo era reunir a diez de mis amigos, de esos maldadosos y sdicos, para que lo lleven a un lugar alejado de la ciudad, le hagan desvestirse a la fuerza, y una vez desnudo, le orinen en el cuerpo para de esa manera ducharse. La mayora de los changos de San Pedro lo conocen como el "Guido come caca" por su aficin a comer excrementos humanos, A veces se le suele ver en las gradas del subterrneo de la avenida Mariscal Santa Cruz, a la expectativa de los muchachos que entran al bao. Cuando ve a uno que le gusta, lo llama para ofrecerle comprar sus heces, y si el chango acepta, le alcanza una bolsita de nylon para que s las guarde ah. Al explicarme esta aficin, dijo que de todos los alimentos que recibe el cuerpo humano, aprovecha solamente el 30% del valor nutritivo, mientras que el restante 70% lo bota en las heces fecales. As que la caca es una especie de alimento concentrado. En 1984, lo visit con mi amigo Martn, que tena grandes deseos cie conocerlo, cuando llegamos al cuarto, el veteco se preparaba unas tortillas de harina amarilla y no s qu otras cosas. Nos invit a comer. Yo com despreocupadamente, pero Martn, aduciendo que ya haba comido, no quiso hacerlo. Lament que mi amigo rechazara lo que con tanto cario se le invitaba, y tras recibir un sermn del viejo, tuvo noms que comer mientras yo interiormente me rea, pues saba muy bien que el viejo coma mierda como un aditamento a sus comidas y que nunca las haca cocer. Al abandonar el cuarto, quise tranquilizar a mi amigo explicndole que no tena motivo para ponerse susceptible. Ahora el viejo esta achacoso y cansarlo, incluso tiene una de las manos atrofiadas por no s qu enfermedad al caminar por las calles arrastra uno de sus pies como si lo tuviera semiparalizado. Aun as, su cuarto es lugar de reunin para drogadictos que van a k'olearse sin el temor de que alguien los denuncie. Como este caballero era mdico, tambin practicaba abortos y sa era otra de las formas con que financiaba el dinero que gastaba para hacer beber y pagar a los changos, tambin curaba enfermedades venreas, por lo que no resultaba extrao ver sobre su mesa agujas hipodrmicas desechables y envases vacos de penicilina o bencetazil que haba utilizado para curar a sus amigos. Entre los que llegaban a su cuarto y a los que viejo respetaba y no los meta en sus bailes haba un muchacho recin graduado como mdico le tena un agradecimiento al veteco por que le haba ayudado muchsimo en sus estudios, otro es mi amigo Evaristo que estudia Derecho; de vez en cuando lo visita para que le ayude en una materia que se llama Medicina Legal, tambin me acuerdo de Vicky, que vive en la misma casa; le tiene lastima y los fines de semana se lo cocina para que el veteco no tenga que caminar a la pensin ms cercana, que est a dos cuadras de distancia. Como cualquier persona, a don Guido le gustaba los animales criaba una gata a la que le puso el nombre de Uvita, un da que fui a visitarlo vi que el pobre animalito tena los ojos llenos de lagaas amarillentas le pregunte al viejo que haba pasado a lo que l me contesto que los hijos de su vecina haban restregado los ojos de la gatita con tierra, se haban infectado y l le estaba curando con colirio. Un mes despus, fui al cuarto de Don Guido y me extrao no ver a la gatita, por ningn lado cuando le pregunte donde estaba, el viejo me dijo que nuevamente los hijos de la vecina la haban atrapado y metieron en una lata de agua hervida, tapndola con una madera. Yo cre lo que me dijo Don Guido, pero charlando con Vicky, me confeso que no fueron los hijos de la seora los que haban ahogado a la gata si no el viejo en persona, entonces record que el veterano, adems de pervertido tambin era sadomasoquista.

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Victor Hugo Viscarra El curita doble filo Entre los que buscan a jvenes para experimentar el verdadero amor libre, sin barreras ni fronteras, tengo amistad con monseor Juan Carlos. Varios das a la semana suele caminar a media noche por la Buenos Aires, buscando muchachos para que le acompaen a su casa porque siente fro cuando duerme slo. Busca la compaa de uno o dos adolescentes para que calienten su cama, de lo contrario se podra resfriar. Mi cuate el Pato me cont que una noche el cura lo haba pescado en la calle, y que, tras invitarle un caf con sndwich, lo convenci para ir a dormir en una cama antes que vagar por las calles soportando li fro. Una vez que llegaron, meti a mii cuate a la ducha para que no ensuciara sus sbanas. Al da siguiente, al momento de despedirse, el cura le pag una buena suma de dinero por el desgaste fsico que mi cuate sufriera, ya que habiendo ido a dormir, estuvo cabalgando toda la noche sobre el tata. Tambin se lleva a aquellos muchachos que llegan del campo, quienes, al no tener dnde ir a dormir por las noches, esperan los amaneceres sentados en cualquier puerta de la avenida Buenos Aires. ltimamente ha optado por no llevar a los muy pendejos, porque me contaban que varias veces le haban descuidado para robarle dinero. En busca de consuelo Cierta noche, echndole unos chuflays con el Camblta se acerc a nuestra mesa un tipo que dijo ser profesor y que, como estaba solo quera invitarnos a beber algunos tragos ms. Cuando ya estbamos ebrios, ste se puso a llorar porque su pasin por los hombres no lo dejaba tranquilo; no poda resistir una sola noche sin tener que ir a acostarse con uno de ellos. Este tipo no era tan taco para el trago, se emborrach pronto y nos cont que en su casa tena un perro grandote que a veces lo consolaba. Una vez que fuimos al cuarto donde el profesor viva, el Cambita y yo pudimos comprobar que lo que l deca era cierto. Haba otro cuate que tambin era profesor y de paso trabajaba en la renta. Frecuentaba la plaza Prez Velasco para convencer a los muchachos que deambulan por ese lugar a que le acompaen a su cuarto. Se llama Roberto y tambin sufre de calentura anal, por lo que no es raro que en su cuarto se den cita hasta diez muchachos. Cuando amanece los despacha pagndoles una especie de jornal por los servicios prestados. Las tortilleras La Alicia La Alicia es vizcacha (vende cosas robadas en el Barrio Chino). Cuando era dirigente de los vizcachas, el ao 78, fue gran militante de la Unin Nacionalista del Pueblo (UNP) que diriga el general Pereda. Como entonces estaba de moda ser de cualquier agrupacin poltica, ella afili a todos los rebusques, casqueros vizcachas, t'antakateros y galanes del Barrio Chino en los registros del tristemente clebre partido. Gan mucha plata en estos trajines, cada da reciba fuertes sumas de dinero para pagar a los "militantes" que iban a pegar afiches o a pintar paredes. Estos continuamente se quejaban de que la Alicia los mamaba porque les adeudaba por trabajos realizados y se haca la loca cuanto deba pagarles. A la Alicia le gusta farrear los fines de semana en la zona del Tejar, y como en los boliches siempre hay minitas que aflojan violentamente, ella las haca caar para llevarlas al alojamiento San Pablo, de la Buenos Aires All, aparte de hacerles la mjn, cuentan que se las pasaba por las armas y que para, esto tena un pene artificial consolador, con el cual las hacia vivir. Su amante favorita era una vieja de cabello teido con la cual vivi durante aos y de la que se separ al descubrir que la engaaba con el Pisco (un llokalla rebusque) para el cual qued embarazada La Alicia es demasiado gorda para los cuareintaitantos aos que tiene y las minitas solo se le acercan por que maneja el quivo loco, si cualquier extrao piensa que ese dinero es de ella, habra que decirle que es la plata de los giles a los que se los casquea como a sus hijos. Quien est bien enterado de la vida de la Alicia es el Pisco, porque l vivi varios meses en el cuarto y fue all donde se meti con la rubia y la embarazo. Ahora bien, si uno quiere comprar condones o revistas pornogrficas puede hablar con ella. La Antonia La Antonia debe haber pasado los cuarenta. Los que la conocen dicen que tiene hijos jvenes. A veces le gusta vestirse como hombre. Hace muchos aos que vive con la Mara, una canillita que venda peridicos por la calle Comercio, a la

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Victor Hugo Viscarra que no hay semana que no le rompa el alma porque es sabido que la Antonia se pasa de celosa, cuando farrea en las cantinas de Chijini son muy pocos los que se animan a molestarla porque tiene las manos deformadas como las de un peleador callejero; ms de un gil lamenta haberla enfrentado, es en las peleas cuando asume su papel varonil y rompe caras como romper nueces. Su mujer tampoco es una belleza antes que desearla uno siente lstima porque aparte de ser flaca siempre esta con los ojos amoratados o con la boca hinchada Una vez yo le dije que era absurdo que siguiera aguantando a las Antonia, me conto que las veces que lo haba intentado, estuvo a punto de mandarla al hospital a consecuencia de las terribles palizas que le propinaba. La Mechy A fines del ao 82, por los boliches de Chijini, me la presentaron a la Mechy. Sin sospechar nada, se podra decir que me impresion lo bastante como para pensar en arrastrrmela a un alojamiento. Estara por sus veintids aos, era una de las pocas muchachas de buen rostro y buen cuerpo que se dedican a la mala vida en las cantinas llamadas de mala muerte. No falto el comedido que me dijo que a ella tambin le gustaban las mujeres y aparte de eso era masoquista porque le encantaba que de borracha la castiguen. A pesar de las cosas que la vi hacer y de lo que me contaron, aun me resisto todava a creerlo. Junto a la Mary, con quien conviva, la Mechy venda sndwichs por las noches en la puerta del Avin. Parece que tenan noms venta, porque los caas, acababan con todo. A veces la Mary se entraba a caar al Avin entonces la Mechy se quedaba sola a vender. Entonces. Entre charla v charla, me contaba su vida a sus diecisiete aos haba parido una guagita, que estaba en poder de una de sus hermanas, quien no le permita que la visitase. Como no se llevaba bien con sus familiares, desde que dio a luz viva sola, en confianza me deca que slo cuando estaba muy borracha, se degeneraba y haca macanas; eso le favoreca porque los changos no intentaban llevrsela a cualquier lugar oscuro para aprovecharse. Reconoci que la Mary era algo as como su mujer y que en el cuarto que ocupaban, ellas se amaban apasionadamente. Una noche la encontr en la cantina de la Pacesa echndole sus tragos en compaa de la Marisol, ms conocida como Ojos de Gato. Entre los tres le echamos unos tragos ms, y cuando la Ojos de Gato se acerc a otra mesa, Mechy me dijo que quera ir a descansar en el cuartucho que yo tena cerca de San Francisco, porque el trago ya le haba subido. Disimuladamente salimos y nos fuimos a mi morada donde, promesa hecha, trataramos de dormir como hermanitos. Una vez que apagamos las luces, nos desahogamos como si hubisemos estado meses en ayunas. Hace algunos meses la encontr por las calles y me sorprend al verla con el estmago abultado. Le pregunt quin haba sido el afortunado que le haba dejado el encargo, a lo que me contest que era uno de esos que la pescaron desprevenida y que al saber que la haba embarazado se hizo el gil y no quiso saber ms del asunto. Habl con mi amigo Javier G. para ver cmo ayudarla, l me dijo que hablara con algunos de sus amigos con quivo para ver si alguno adoptaba a la criatura. Mechy estuvo de acuerdo con esto, pero, una vez que se enferm, desapareci del ambiente y hasta la fecha no la he vuelto a ver ni s qu ser de ella. La Mayra Entre las tortilleras que llegan a las cantinas de las inmediaciones de San Pedro, la ms famosa es la Mayra. Es de esas tipas que les gusta maquillarse como una vampiresa en decadencia. Debe tener ms de treinticinco aos. . y a pesar de ser petiza y flaca, se supone muy sexy. Alguien me deca que Mayra tena hijos ya jvenes y que su marido se separ de ella por sus inclinaciones !o que se es que cuando toma con los cuates uno puede besarla , apretarle los senos, meterle mano e inclusive introducirle un dedo. Pero si uno quiere ponerse al da con ella est jodido porque suele reaccionar violentamente Ella acepta de todo, pero nada que ver con que se la chicoteen, parece que eso est reservado slo para las atitas con las que duerme en los forrantes de la plaza Belzu. Las Cafeteras del mercado Rodrguez En una de las aceras del mercado Rodrguez, cada noche arman sus toldos una decena de mujeres que venden caf con sandwich tanto a los negreros (choferes que trabajan toda la noche y que en su mayora ni siquiera tienen brevet) como

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Victor Hugo Viscarra a los noctmbulos que aman la noche tanto como a las mujeres. Las ms conocidas son: la negra Antonia, la Ely, la Pascuala, la Nora, la Edith y la Naty (Natividad, para los que no la conocen). La negra Antonia era una mulata que, gracias al cuerpito que se gastaba, hizo furor entre los clientes que, ms que a consumir, venan por querer hacerle el ent re. Alta, robusta, con un cuerpo que muchas vedettes envidiaran, y de carcter extrovertido. Una noche me acerqu a su puesto y, tras haber tomado un caf puro (no tena plata para ms), ella me pidi que le cuidara su puesto mientras ella se iba a charlar con un chofer que la llamaba desde su taxi. Tard ms de media hora en volver, y cuando baj del vehculo, pein su cabello chiri con sus manos y me pregunt si tena novedades Le dije que unos clientes la haban esperado, y como ella no volva, se fueron prometiendo volver. Antonia me dijo que esos eran unos pobres giles, y que segurito vendran. Efectivamente volvieron y Antonia los trat como lo que eran: unos pobres giles. Cerca de la madrugada le pregunt por qu haba tardado tanto, a lo que me contest: Acaso no te imaginas?, o es que vos tambin eres un pobre gil? Haba temporadas en que ella se cambiaba la ropa y de la noche a la maana apareca vestida de cholita. Una buena temporada se perdi del mercado y las otras vendedoras decan que se haba juntado con un chofer que le prohibi que vendiera caf. Pero a los pocos meses regres, otra vez vestida como seora, y sigui atendiendo a sus caseros en el interior de sus movilidades. La Nora tambin era alegrona. Divorciada, y aunque no llegaba ni a la dcima parte de lo que era la negra Antonia, tena noms caseros que la molestaban toda la noche. Falleci a consecuencia de una pulmona que le dio por haberse hecho pescar con la lluvia una noche Como estaba borracha, haba dormido en la calle La Ely es la hermana de la Nora. Es gorda con ganas y hasta sus treintitantos aos no quiso concubinarse, en !arte por miedo a lo que le podan hacer, y tambin porque no haba un valiente que se animara a cabalgar sobre una bolsa de grasa. De los tombos que hacen sus recorridos por este sector, haba uno que disimulaba su impotencia hacindose el malo, cuando no era ms que un pobre tarado. Era uno de los que molestaban a la Ely, hasta el extremo de que un da de esos nos sorprendi a todos con la noticia de que se haba casado por lo civil con ella. Ella sigue vendiendo en el mercado Rodrguez; a su marido lo han destinado como guardia en uno de los tantos bancos que hay en la ciudad. Cuando nos pasamos con nuestras bromas, Ely suele amenazarnos recordando que su marido es guardia de un banco y que siempre anda armado. Pero creo que en el fondo, ella est un poco decepcionada de el. La Pascuala es una chola de ms de cuarenta aos. Dice que se ha divorciado de su marido porque era un vago, y que de un hombre lo que menos le gusta es que sea un vago. Cuando est, borracha, uno tiene que alejarse de su puesto porque la Pascuala lo agarra a uno y a la mala lo lleva a tomar unas cervezas y despus quiere que uno vaya a dormir a su cuarto, en Tacagua una zona que ni siquiera tiene calles, peor alumbrado. Cuando uno va con ella a su cuarto, puede ocurrir que lo bote en la madrugada y en el peor de los casos sin haberle hombreado por lo menos un polvo de sana, es otra huevda de gente, porque a uno lo trata como s fuera su amante, y si uno es gil, tiene que someterse a sus caprichos. Cualquiera puede pensar que ella en la cama sabe lo que tiene que hacer, pero esto es falso, porque slo abre las piernas y uno tiene que cargar con todo el trabajo entre las atitas que al no saber dnde ir a dormir y que se meten a trabajar con las cafeteras nocturnas, esta Edith, nadie sabe de dnde ha venido y adems ella nunca responde cuando se le pregunta acerca de esto. Debe andar por los 18 siempre viste pantalones y bien apretados como si quisiera demostrar a la gilada que tiene unas patas que causaran la envidia de un maricon en decadencia en principio ella trancaba con cualquiera pero despus que los tombos empezaron a hacerle el entre, se ech a perder, y ahora solo se mete con ellos, como si el ser amante de un polica, la elevara a un nivel ms alto. La Naty es otra cholita a la que le gustan tanto los tombos como los choferes a pesar de que todava es joven, ya le empiezan aparecer las primeras hullas de la vejez, tanto trabajar a la intemperie. Ella fue la que me dijo que haba que noms que ser amable con los clientes, porque si se portaba emputante, ellos se podran ir a consumir a otro lugar, y no ganara ni para comer. Cholitas a calzn quitado En El Alto, a pocas cuadras de la base Area , existe un local donde, cada fin de semana, turistas y noctmbulos pueden apreciar un show demasiado original, en horas de la noche, varias cholitas made in Chukiago, bailando alegremente al comps de la cumbia tabaco y ron, o Caballo viejo, en un escenario profusamente iluminado, se van despojando de su

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Victor Hugo Viscarra manta, sus chompas, blusa, pollera, mankanchas y dems vainas, hasta quedar desnudas, ninguna de ellas es una chota disfrazada hasta el ms gil se puede dar cuenta de que son cholitas netas, y si uno queda impresionado por el cuerpito que se gasta una de ellas lo que puede hacer es llamar a uno de los garzones y pedirle que invite a la cholita a la mesa del solitario. Un amigo que trabajo como chofer en taxi service me contaba que cierta noche, un gringo se aficiono tanto de una de las cholas, que quera llevrsela a los Estados Unidos como la cholita era una pendeja, al gringo le limpio todo el dinero que llevaba y se perdi del local durante semanas hasta que la cosa pase al olvido. De antemano en este local se venden tragos finos; lo ms barato es la cerveza aparte de las que bailan en el escenario, hay tambin cholitas que te hacen compaa a los caaverales y que cumplen la funcin de copetineras, siempre estn dispuestas a prolongar su compaa hasta uno de los cuartitos que hay en el patio. Las Revisteras de Churubamba Cuando el callejn Virrey de Condehuyo dejo de tener la fama que tena en los 40 entre los aos 70-75 aparecieron dos nigth clubs y una quinta la quinta era al famosa, El Rancho, los nigth clubs no eran otros que los mentalicemos, El Diamante Negro y El Caribe. Generalmente eran los viernes cuando la gente se iba al Rancho para echarle sus cervezas y los platos de comida que all servan y como no poda ser de otra manera, haba minas que hicieron furor entre los clientes. La ms mentada era la Sara, quien llego a convivir con jerarcas de la administracin pblica, puesto que era la ms conocida de todas las que frecuentaban la quinta. Actualmente ella tiene un puesto de revistas en la plaza de Churubamba, donde las alquila a quienes se entretienen leyendo historietas. Su hijo mayor ya anda por los veinticinco aos y la Sara ha perdido todos los encantos que hicieron furor entre sus galanes. Un vientre abultado reemplaza la cinturita de hormiga que tanto gustaban estrechar quienes saborearon sus encantos. Con el flete que cobra de las revistas, gana una suma ms o menos aceptable. Como no puede olvidar las grandes farras de sus aos mozos, los fines de semana en compaa de sus amigas, la Sara va a los bares de la Prez Velasco para tomar con los giles que se dejan engatusar. Lo que ms le disgusta, al igual que a todas las mujeres, es que le recuerden su edad, y si uno as lo hace, ella pierde el dominio y lo insulta como si fuera su entenado. Francamente hay mucha diferencia entre la Sara que conoc cuando estaba en su auge y la que se sienta todo el da a fletar revistas. Otra de las revisteras es la Pocha, una mujer de corta estatura y de constitucin delgada. Tiene dos hijos en edad escolar. Parece que se ha separado de su marido y que luego viva con un chofer de taxi. Lo cierto es que, cuando le echa sus tragos, pierde la cabeza fcilmente y es capaz de abrir sus piernas sobre la marcha. A los puestos de la Sara y la Pocha llegan las minitas que se ganan el pan de cada da en los bares, y posteriormente en los alojamientos del centro y que a manera de hacer hora, buscan algunas revistas. Los chojchos Los chojchos son salones de baile ubicados en las zonas populares, donde los viernes, sbado y domingo se dan cita, aparte de los llokallas giles de la zona, la casi totalidad de palomillos, escaperos, minitas y dems tucuymas, para bailar al comps del rock. Entre los famosos estn: El Gnesis (ex Escala B0), en la Antonio Gallardo casi esquina Buenos Aires. l Casanova Disco (ex Rod Stewart) de la avenida Baptista casi esquina Entre Ros. De una familia que gracias a las ganancias construyo una casa de cinco pisos. Eddy y sus Rebeldes, de villa Victoria ya cerrado porque casi todas las imillas de la zona perdieron la estampilla en ese local, Los Amigos de la calle Sagarnaga es el lugar preferido por las empleadas domsticas basta decirles mamita que bien bailas o que linda eres para que te ofrezcan hasta el trasero a quien les est rondando. Donato, en la plaza Garita de Lima, en una temporada realizaban sus bailes en el Hotel Litoral, de propiedad de cantante Jos Zapata, los cuadros de villa San Antonio, de saln de baile se transform en un fumadero de hierba y en putero camuflado a pocos pasos de la parada del micro J si es que no est clausurado funciona los fines de semana. De menor importancia son; Disco Power en Achachicala, Number One, tambin en Achachicala a media cuadra de la parada del micro 130, Tomy en la calle Vsquez cerca al puente de la autopista donde si uno va con un tanto de guita puede fumar seba y sacarse una minita que le haga olvidar la crisis econmica y de paso, como curarse la condecoracin (contagio venreo) que se llevara de recuerdo pero no todo es joda en los chojchos si bien las atitas corren peligro tambin los hombres se arriesgan a ciertos problemas, por ejemplo las batidas de la polica donde agarran hasta al que est pasando por la calle, los tiras de la subseccin de Menores entran en el local y con o sin

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Victor Hugo Viscarra motivo, agarran a cualquiera, con el fin de sacarle plata y mucho ms si la vctima es un choro. Tambin hay otro tipo de peligros, como el que est latente en el chojcho del Marcelino, porque es maricn y cuando le gustan algunos changos, los hace quedar a dormir con 1. Al da siguiente los despacha con algunos pesos en el bolsillo y la promesa de que por lo menos durante un mes no pagarn la entrada al chojcho. El Marcelino debe andar por los cincuentitantos aos y como de paso es gordo, ms que excitacin debe inspirar asco y hasta su manera de hablar produce repugnancia. Su local es administrado por una chola, a la que llama "su mujer", pero los chojcheros saben que el Marcelino no ha conocido mujer en su vida y en compensacin trata de conocer la mayor cantidad posible de hombres. (De paso les cuento que ha terminado de construir su bruta casa y adems tiene cinco puestos; de venta en el mercado Rodrguez, donde se vende caf con sandwich hasta la madrugada. Las vendedoras que alquilan los toldos del Marcelino, pagan el equivalente de un sueldo bsico al mes...). Cada chojcho es animado por una batera, un par de panderetas, un micrfono que nunca funciona y, en la amplia sala, un juego de luces que hace las delicias de llokallas e imillas que bailan como descosidos. Los animadores son hasta cuatro jovenzuelos que meten una bulla brutal, como si no fuera suficiente el ruido de los parlantes a todo volumen y que a uno lo deja ms sordo que una pared. Siempre hay un animador que agarra el micrfono y hace pantomima, como si cantara el tema que estn pasando. Negocios son negocios El Barrio Chino El Barrio Chino de La Paz es lugar de reunin de todos los que quieren vender las cosas que Ies sobran desde ropa usada hasta televisores a color. Ha; dos barrios chinos El de la maana y de la tarde al barrio chino de la maana en la esquina Isaac Tamayo y Sagarnaga, que funciona desde las seis o siete, van a vender sus cosas los volteadores que trabajaron toda la noche y que por la maana quieren reunir algunos pesos para aliviar sus gastos, tambin estn all los vizcachas que aprovechan la maana para comprar a precio nfimo cosas de valor elevado. Los caas que pasaron la noche en las cantinas de los alrededores, se dan una pasadita por all para vender sus relojes, chamarras, sacos, zapatos, etc. El dinero que consiguen les sirve para gastarlo en las cantinas de la zona, donde es probable que, en cuanto se duerman les roben lo poco de valor que les queda. Las comideras, que tambin van all a hacer su negocio, venden sus platos a precio de costo y son las que acaparan los artefactos de valor. Los platos que ms venden son aj de fideo, saice, pescado frito, huevo y bist, as como las salteas, tucumanas, snduchs de palta y sardina, empanadas, pasteles de dudosa preparacin, y los frescos de k'isa que de k'isa solo tiene el nombre. Pues no son otra cosa que agua recibida en el bao del Tambo San Antonio, endulzada y mezclada con un poco de t. En el Barrio Chino de la noche, hay quienes venden sndwichs de huevo, pero de huevo slo tienen una especie de telita blanca con una mancha amarilla en el centro, ah tambin se venden las famosas llameradas o platos de comida preparados con carne de llama, la competencia es grave ya que all solo quedan clientes hasta las nueve de la noche. Lo que produce dolor de estmago y que precisamente es lo que la gente compra ms, son las salteas y las tucumanas, que son las que no se han podido vender durante el da en las salteerias del centro, las venden en el Barrio Chino porque saben que all la gente compra todo, incluso la comida, a medio uso. Los Albertos Los principales compradores y vendedores de objetos usados, y por qu no decirlo, robados, son los llamados Albertos y/o vizcachas. Generalmente son gente que, llevada por sus necesidades econmicas le hallaron el gusto a la tarea de vivir con la plata de los giles. Para defenderse de las arremetidas de la Polica, se organizaron en un sindicato que, aunque parezca inslito, est afiliado a la Central Obrera Boliviana. El Secretario General del sindicato, cargo que ostenta desde los aos 70, es un caballero de unos 55 aos, conocido como El Sapo y cuya actividad principal es la compra y venta de relojes. Los otros miembros del sindicato son la Alicia (cuyas hazaas ya les cont); el Conejo Mayor, que vende aparatos electrnicos y que de vez en cuando mete relojes cascos a los giles; don Panchito, que ofrece herramientas y que es una especie de ferretera ambulante; y otros que han instalado puestos donde exhiben desde televisores a color y

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Victor Hugo Viscarra hasta aparatos tres en uno. La mayora de los vizcachas venden durante la maana en la calle Isaac Tamayo; pasado el medioda suben al Barrio de la tarde. All la gente acude a montones, se realizan los mejores negocios, en los que siempre pierden los giles, dada la astucia de los vizcachas, con ayuda de los galanes (colaboran al vendedor a convencer a los compradores). Una temporada estuvo de moda vender los famosos, cotencios, telas ordinarias que se venden como casimires importados de Inglaterra. En la venta de los relojes cascos, o sea ordinarios, las victimas propicias es la gente del campo, a ellos se les puede vender un reloj aseikon al precio de un seiko y un oriental como si fuera orient. A veces llegan agentes de Polica para pedir a los dirigentes una contribucin con algunos enseres para la institucin. Entonces los dirigentes charlan con los afiliados para pedirles una cuota y compran latas grandes de cera, virutilla de acero, media docena de escobas, ambientadores y dems implementos, que son llevados a Criminalstica, para ser entregados como donacin este suele pasar una vez al mes. ltimamente estaba de moda la venta de los cachos embolsados, que no son otra cosa que calzados deportivos refaccionados, los cuales, una vez cerrados y debidamente lacrados, son vendidos como nuevos. Tambin uno encuentra radios que parecen flamantes pero una vez adquiridas, slo funcionan un da. El arte del medio uso Hay vizcachas que compran a los choros todos los artefactos de valor que sustraen y que, como no pueden vender en el Barrio por temor a que la Polica se los decomise, los llevan a las ferias campesinas donde obtienen un buen precio. Los Albertos tambin compran a los t'ipidores (ladrones de aretes) las joyas que han sustrado. Las pagan a mitad de precio y luego las venden en las tiendas del ramo, obteniendo un precio ms o menos aceptable. Lo original de estas transacciones, es que cuando los t'iprdores caen presos, ni por san puta avisan que gran parte de las joyas robadas fueron vendidas a los vizcachas, porqu perderan a los intermediarios que les permiten deshacerse del botn pagndoles al chijchiqui y sin hacer preguntas. Gran parte de los zapatos que roban los volteadores, van a caer el Barrio Chino, y hay que reconocer que los calzados son lo que la gente ms busca. All tambin se puede encontrar desde ternos antiguos hasta los confeccionados segn los ltimos dictados de la moda; camisas a elegir; aros de autos; agujas de coser; libros y textos universitarios y hasta discos de moda, Los precios varan de acuerdo a la cara del comprador. Muchachos de linaje Canas y choros En enero de 1985 varios amigos disfrutbamos unos quemapechos infames en Las Carpas. Estaban presentes el Toscanito, el Chercho Paulino, el Chuncho, el Loro, la Nela, la Jaqueln, la Rosa Con, la Cabezona. La Hormiguita, el Pequins, el Sombras, el Ceros, el Cuba, al Cabo Canqui, la Julieta, la Negra Betty, la Mugue, la Chilindrina, el Gato Maula, el Judas y un tantazo d giles ajenos a la muchachada. En lo mejor de la farra vino la polica para apresar a los maldadosos que all estaban. Algunos de los giles se asustaron, pero los muchachos y las hamponas ni se inmutaron ante la presencia de los canas. Lzaro, agente de la polica al que siempre le gusta que le digan "seor Lzaro". se acerc a la mesa en la que yo beba y, tras mirar de frontn a los presentes, quiso detenerme. Dijo que nadie le sacaba de la cabeza que yo era un choro que me haca el gil y que mi trabajo era llevar libros bajo el brazo para aparentar que no choreaba como los amigos con los que andaba El Chercho Paulino, que estaba demasiado borracho, se levant y ti.as hacerme sentar, se encar con Lzaro y le dijo: "No se pase de conchudo. Si al amigo que en verdad es un gil, le gusta andar con choros, por qu supone que tiene que ser como nosotros? Si slo han venido a buscar plata, por qu no lo dicen de frente: muchachos, queremos tanto y, si nosotros queremos se la vamos a dar. Pero no se venga a mandar la parte con el cuate, que lo nico que ha robado es la amistad de los aqu presentes." Lzaro quiso decir algo, pero tras amenazarme, sali disimuladamente a consultar a sus compaeros. Creo que se dieron cuenta de qu estaban en inferioridad numrica, porque no volvieron a entrar. Cuando uno de nosotros, como quien sale al bao, fue a ver qu pasaba afuera, dijo que los tiras estaban en el boliche del Germn para laburar el susto a quienes caaban all. El Chercho Paulino le dijo entonces al Toscanito que la farra en Las Carpas ya estaba muerta y que l nos invitaba a un secreto (cantina camuflada) donde podramos seguir sin que los hambrientos de la cana sigan molestando. Salimos de Las Carpas y, mientras

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Victor Hugo Viscarra caminbamos a lo de doa Dora, uno de las broncas del Toscanito apareci por la calle y lo empez a molestar. ste ni corto ni aburrido se acerc a su bronca y, tras maletearlo como a su chola, le dej de recuerdo un hachazo fulero en la mejilla. Como si no hubiese pasado nada, el Toscanos se acerc a nosotros y seguimos caminando hasta la cantina de doa Dora, donde nos quedamos a beber hasta pasada la media noche" El humor ante todo Desde que lo conoc en el Patronato, el Tirulo ha sido uno de mis cuates ms fieles entre los maldadosos de La Paz. Hace algunos aos nos encontramos en la calle y como andbamos misios; me pidi que lo acompaara por el sector de las mujeres que venden coca frente al cine imperio, en la zona de Chijini. Al llegar, el Tirulo vio a una que contaba muy animada su plata. Me dijo que lo esperase en la esquina y en el momento en que lo viera correr, lo siguiese. Yo le dije Qr.re s, que hara tal como me lo peda. l se acerc hasta la mujer y sin darle tiempo a nada la empuj hacia atrs despojndola de su chuspa llena de plata y empez a correr en direccin a la posada de Chijini. La chola, se levant con una agilidad de atleta y se puso a gritar: "Agrrenlo al ratero, agrrenlo al ratero...!". La gente nos miraba correr y pareca que no tena ganas de perseguirnos. En la esquina d la seccional de Chijini, un agente nos detuvo para preguntarnos por qu corramos como desaforados. El Tirulo, sealando a la mujer que gritaba a ms o menos 200 metros, le dijo sin inmutarse: "A esa seora le han robado su plata y estarnos persiguiendo a los rateros". Algunos agentes corrieron hasta donde la mujer, mientras nos perseguamos a nosotros mismos. De pura alegra nos metimos en una pensin para celebrar con buena comida y unas chevas la fabulosa suma que el Tirulo haba ganado. Otra de las cosas que siempre me ha gustado de los muchachos, es su forma de contar sus desventuras matizndolas con ancdotas que hacen que el oyente no se amargue al escuchar historias que tranquilamente haran llorar a quienes no tengan los nervios templados. "Una vez que encan en el Centro (Central de polica) me contaba el Albaco una madrugada-los tiras me tiraron de prepo una miraba que me bot en el suelo llorando como una madre soltera a punto de parir mellizos. Haba que ver la cara de los tirantes cuando vean que yo no soltaba naranjas, y cuando se cansaron de romperme mi puta, me llevaron a la celda donde me botaron como a trapo viejo. Una vez all, vi que mi cuate el Fif haba estado de Jilakata y no me pidi el ingreso respectivo. Cuando le cont que una noche estaba a punto de apirermela a su hija, hubiesen visto la cara de emputado que puso, como si hubiese sido su agujero el que yo quera ponchear". El Fif es un muchacho mayor, de los antiguos, que tiene una hija llamada Mery que de paso es de porrista y a l no le gusta que se mencione su nombre en las celdas de la cana. Incluso su hija, que viaja al exterior como si fuera a Viacha, cada vez que mencionan la fama de su padre, se hace la ofendida. El porqu de los hachazos Parece que la maldicin que pesa sobre los choros, es la de llevar en la cara, manos, pecho y pies, una serie de cicatrices que, aparte de afearles el cuerpo, les da una especie de estatus Centro del mundo del hampa. Un palomillo, varias veces detenido en el Centro, me deca que la mayora de los choros tenan cicatrices porque en sus peleas entre ellos, era normal el uso del cuchillo o de hojas de afeitar, con las que se infringan tajos, y si stos eran profundos. Mucho mejor. Tambin conoc a otros muchachos como el Samuelito, que cada vez que ganaba lanceando un buen tantazo de quivo, en las cantinas donde festejaba, cuando ya estaba caa, se arremangaba un brazo y se lo hachaba como recuerdo del quivo robado. Tena tal cantidad de hachazos, que si se hubiese propuesto juntar toda la plata que rob, a estas alturas seria millonario. En sus brazos ya no haba espacio ni para un hachazo pequeito; me imagino que ahora se debe hachar sobre las cicatrices. El Rompe, conocido monrrero, inquilino permanente de las celdas policiales, en una farra por Chijini me contaba que a l le gustaba cortarles la cara a las minas que convivan con l, As mostraba que esas atas eran una especie Ce propiedad privada y si algn da, ellas se iban a vivir con otro gil, cuando ste les preguntase quin le haba afeitado la escaria, ella lo recordara. Al Chachapaquita, chacho firme de La Paz. Finado por tiras y tombos, parece que en su juventud ninguno de sus amigos le crea que era choro y que slo alardeaba. No tuvo ms remedio que buscar bronca con el primer choro con que se cruz, el cual para escarmentarlo le tir un hachazo fulero en la jeta. Recin entonces. El Chachapaquita qued satisfecho ya que nadie volvi a dudar de su palabra. La coleccin de hachazos creci y tena tantos que perdi la cuenta. A ese que me ha hachado la jeta me deca el Toyotas le voy a deshacer la cara van

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Victor Hugo Viscarra a tener que recoger sus pedazos de carne con cucharilla". Parece que cuando todava era un gil, un choro pendejo le tir un hachazo en plena jeta que lo marc para toda su vida. Ahora que es un choro de los ms pesados, que hasta lleg a ser Jilakata en la Echada, busca hace aos al choro que le dej uno de esos recuerdos que no se borran ni con sangre. Las hijas de nadie Las amigas que tengo en el hampa son fregadas de por s, liberales hasta decir basta, ya que se encaman con quien desean, y si no les gusta un tipo, lo mandan a la mierda, as ste tenga el quivo loco. Mal habladas como ellas solas, y cuando estn en cana, solidarias hasta cierto punto. Una temporada estuvo de moda un tema ranchero que titulaba "La hija de nadie". Trata de las amarguras de una muchacha, hija de madre soltera. Pues bien, cuando ellas se juntaban en una cantina para echarle sus tragos infames, todas sin excepcin lloraban al corear este tema. Acaso ellas tambin eran hijas de madres solteras y sus propios hijos tampoco tendran padre conocido. Puede que se explique de este modo que se desembaracen de sus hijos apenas stos tienen nocin de las cosas. Conozco a muy pocas que no se hubieran dedicado a la prostitucin por una buena temporada. Cuando son jvenes es frecuente verlas por las calles en busca de algn gil que las salve con algunos pesos. La Zenobia La Zenobia, por ejemplo, maldeca a sus padres, ya que de ellos ni siquiera haba recibido la instruccin escolar. Abandonada cuando an no tena diez aos, tuvo que trabajar de todas las maneras imaginables. Me cont que de mocosa ayudaba a una seora que venda comida en un mercado, de la que tuvo que escapar, pues no haba un slo da que no la castigase Cuando ya era jovencita, se enamor de un choro que, luego de desflorarla y vivir con ella varios meses, la abandon dejndola embarazada. Su guagua naci muerta, por lo que, para salir de la pobreza, se dedic a la prostitucin. Los aos no pasaron en vano. Ahora debe estar por los treinticinco; a veces se queja de dolores en la matriz e incluso le vienen hemorragias intensas. Quien la quiera conocer, puede buscarla en los antros de Chijini, porque ella siempre le echa sus tragos despus de amanecer por calles y cantinas vendiendo cigarrillos, dulces y chicles. Hace mucho que dej de patinar. No recuerdo quin me dijo que la Zenobia tena otros hijos que tambin haba abandonado; no s si ser cierto. Lo que s es seguro, es que, cuando tiene ganas de hacerse refrescar la entrepierna, busca un chango y se va con l a ponerse al da en un alojamiento. Eso s, es el chango el que debe pagar el cuartucho. La Lourdes A sus veintitantos aos era una mujer envejecida por la vida. Una noche de bohemia hice amistad con ella en un antro de la Buenos Aires. Al calor de los tragos me cont que se estaba separando de un gil que, tras joderle la existencia con tres cros, cada noche la pateaba. De paso el gil se pasaba de celoso y rio permita que hable ni con el panadero. El Chapuin el cuate que me la present, me deca que cuando era joven, haba hecho llorar a cualquier cantidad de giles, y como era muy atractiva, no faltaban tipos que quisieran juntarse con ella. La maternidad le arruin el fsico, un tantazo de rollos le afeaba el vientre. Durante la farra ella confes que de vez en cuando se ganaba sus pesos en el putero de doa Chepa, al final de la Buenos Aires. Cuando lo haca, entraba hasta con diez hombres en una sola noche. El quivo que ganaba, lo gastaba en antojos, sin importarle la situacin de sus hijos ni de su marido. Esa noche ella y el Chapuln se fueron a dormir al cuarto de ste. A veces, cuando estoy pataiperreando por Tembladerani, la veo pasar, siempre acompaada por un extrao. La hermanita de mi amigo Todas mis amigas fueron desfloradas antes de cumplir los quince. Unas por sus enamorados, otras por sus parientes, y en el peor de los casos por acostarse con un gil pensando ganar unos pesos. La hermana menor de un amigo de infancia escap hace pocos meses de la casa de su madre; por muchos das nadie supo de su paradero. Ella sola ayudar a su madre a vender frutas en la calle Almirante Grau casi esquina General Gonzlez. Como esa calle es ruta obligada de los chojcheros que van a los cines Murillo y Center, no falt un peine que la dulceo y a la menor oportunidad se la llev para

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Victor Hugo Viscarra encachufrsela por el hachazo inferior. Una maana la encontr en el parque Riosinho. Al principio se asust pensando que la llevara a su casa. Yo la tranquilic diciendo que, en lo personal, me importaba un bledo que haya o no abandonado su familia, pero no me gustaba que siendo tan t'una an no tena quince aos se haya dedicado al patinaje puesto que de otra manera, no se explicaba que estuviera bajando de la quinta 14 de Septiembre. Ella, que se haba pendejeado en pocos das, con una risa de flautita, me dijo que si no me importaba que abandonara su casa, tampoco debera importarme que se dedique al putero. Comiendo giles Las minas que se dedican al putero, si tienen buen cuerpo, pueden ir a los puteros donde un polaco cuesta el quivo loco Pero si son fuleras, no les queda otra que ser chola del primer delincuente que se les cruza, mientras aprenden a conchudearse y a afanar. En los bares, chicheras y cantinas, no es extrao ver cmo las mujeres de los choros que estn en cana, se van a chisintar con cualquier gil. Y puede ser que, pasada la borrachera, el gil quiera recordar los momentos erticos vividos, entonces la mina lo manda a la mierda. Para ellas gil comido es gil olvidado. Cierta vez el Paya, antes conocido como el Payaso cay preso en la cana y los tiras le pidieron 10.000 pesos de-refilo (coima) para salir en libertad. Este dinero deba ser entregado slo al agente que atenda el caso, y que no habra recibo. Cuando sucedi esto, la botella de cerveza costaba 100 pesos. La Marlene, otra mina que tambin era flauta, le aconsej al Paya que llegara a un acuerdo con el tira que atenda el caso. Si el agente se enamoraba de ella, tendra que aceptar cualquier propuesta que ste le hiciera. Parece que fueron a tirarle algunas chevas y unos platitos; lo cierto es que a la semana el Paya sali en libertad, no pagaron ninguna multa y los 10.000 pesos fueron olvidados. Kolo barato A cualquier hora del da uno puede encontrarse en las calles con mocosos de menos de quince aos, que llevan constantemente el puo de una de sus mangas a la nariz para inhalar un poco de thinner o gasolina, impregnados en pequeos trapos o pauelos. Son los famosos palomillos que, como an tienen miedo para cometer lgn oelito, se drogan para sacar coraje. Los k'olos siempre andan en grupo, es raro verlos caminando solos. Saben que as pueden ser presa fcil de agentes y tombos. Como han sido marginados de sus familias si es que alguna vez la tuvieron, duermen donde les pesca la noche. Son campeones para encontrar torrantes estratgicos y seguros, al punto que se pueden llevar minas para funcar. Una gran mayora vive por los ch'amperos de la avenida del Poeta, otros entre las tarimas del mercado Uruguay; los que gustan Voltear muecos duermen en las gradas del mercado Lanza, algunos en el callejn que baja de la Buenos Aires hasta la parte trasera del bao de la Rodrguez. Otros se la pasan caminando como huayronkos y de da le echan una pestaadita en el parque zoolgico o en la avenida del Ejrcito. El punto de reunin de la mayora es el parque Uruguay, donde se los puede hallar a cualquier hora comiendo aquello que ser su nica comida del da: un poco de aj de fideos servido en un pedazo de papel, o un plato de p'eske de quinua. L.as mujeres que gustan del thinner siempre estn hualaycheando con los hombres porque han descubierto que abriendo las piernas pueden ganar mucho ms que trabajando como bestias. La que maneja una gran cantidad de k'olitas es la Cabezna. Otra de las minas pesadas es la Nela, actual mujer del Toscanitos, la cual desde cacacha ha sentido las delicias del k'olo barato. Ahora bien. Para k'olearse, no es noms meterle thinner a la nariz como si fuera gasolina, eso puede traer complicaciones respiratorias. Un aprendiz, debe empezar a inhalar el thinner de lejitos, a unos cinco centmetros de la nariz. Despus se acerca el trapo empapado hasta tapar las fosas nasales e inhalar una sola vez. El dolor como quemadura dentro de la nariz es fulero pero para evitar que se prolongue, hay que volver a inhalar y botar el aire por la boca. Cuando el dolor en las fosas nasales pasa un poco, uno ya puede inhalar hasta tres veces seguidas sin apartar el trapo humedecido y botando siempre el aire por la boca. Algunos k'oleros me dicen que han llegado a volar como astronautas, pero lo ms seguro es que al que se k'olea le llegue una especie de borrachera y en pocos minutos se olvide por completo qu es el miedo. Cuando uno est k'olo, no siente hambre, y hasta se puede combatir el sueo. En algunos cuates el thinner o la gasolina actan como afrodisaco y en otros les produce una especie de impotencia. Hay quienes le tiran trago con k'olo, la audacia de los palomillos llega a extremos me consta que muchos lo han hecho incluso en las celdas de Criminalstica. El k'olo se lo consigue fcilmente y es relativamente barato, lo que ayuda a mantener el vicio.

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Victor Hugo Viscarra Otra de las minas antiguas que le gusta el k'olo es la Mugue, a quien, si bien ya pasa los treintaicinco, le gusta ir al ch'ojcho para bailar como una chiquilla. De paso se saca changos a los que lleva a Tembladerani para que, aprovechando la oscuridad, se la pasen por las armas. Alcoholismo y delincuencias El alcoholismo est muy ligado a la delincuencia, ya sea infantil, juvenil o de la pesada. No hay un solo choro que no sea afecto a echarle sus tragos por lo menos unos dos das a la semana, y si estos son quemantes, mucho mejor. No hay nada ms vergonzoso que un muchacho no le eche sus infames a lo macho. Adems, cuando estn yucas no tienen miedo ni a los tiras que pueden mandarlos a la echada, y si de matar se trata, lo hacen, sin que por eso les remuerda la conciencia. El Loro Madariaga, un monrrero, que fue enviado varias veces a la echada, aseguraba que si no fuera por el trago, los rayas nunca lo hubieran agarrado. Tambin se jactaba de que estando caa, haca los laburos ms firmes. Al Chunche lo conoc en junio de 1981, cuando estaba en la cana, incluso llev un recado para su hermana que tiene un puesto de venta en la calle lsaac Tamayo. Ella se hizo la loca y no quiso ni siquiera visitarlo Cundo el Guincho regres de su segunda echada, marid al diablo todo y se meti a la botella tupido. Hoy se lo puede ver vagando por la avenida Bapiista, siempre en compaa de artistas de esa zona. Por dems estara decir que, en una especie de venganza, el Chunche fue una noche a la casa de su hermana y le limpi todo lo de valor que tena. El To Max es uno de Ios vizcachas ms firmes que hay en el Mercado Chino. En sus aos mozos fue choro, las ltimas veces andaba por el Cullawas haciendo llorar de canto a los giles de la avenida Buenos Aires y del Alto. EI To Max tiene una hijita de unos ocho aos que vive con su madre. Desd que l se separ, no quiere saber nada de juntarse con otra. Hace poco, me contaba, haba vuelto a hablar con su ex mujer, no se haba dado cuenta que la segua queriendo, pero como ella no quera saber nada de l, el To Max ha vuelto a descolgar los guantes y de paso se ha metido de lleno a la botnica. El Tatake y el Vampiro: son otros dos que cada vez que hacen un lindo fato, se meten a la botella y no estn tranquilos hasta hacer humear sus ltimos quivos. Los vi manejar el quivo loco y a las pocas horas no tenan ni para comprar un refresco de k'isa. Ahora bien, tambin hay choros que no fuman ni beben ni tiran y nadie sabe qu es lo que hacen con su plata. Un ejemplo de esto es el Mario, que desde cacacho ha sido choro. Este cuate tiene la mandbula inferior desproporcionada, parece la quijada de un caballo, y como adems la cara no le favorece en nada, le pusieron el apodo de Mono. Hace poco que se ha vuelto medio Alberto, todos los das se lo ve en el Barrio Chino vendiendo macanas como agujas de coser, botones, collarcitos, crucifijos de plstico, agujas de mquina, etc. Los tiras que lo conocan, en especial Arce, creen que el Mono se ha plantado. Mejor que lo sigan creyendo, porque a m me consta que el Mono sigue laburando como en sus mejores tiempos. Nunca lo he visto caa. Es tan tacao que n! siquiera se compra un cigarrillo y como no tiene atita" es difcil que siquiera alguna vez hubiera tirado un polaco en su vida. Algunos conjeturan que toda su guita la tiene guardada en un banco, otros piensan que ha hecho cambiar su plata en dlares y que tiene su secretario que se lo comercializa en la avenida Camacho Nadie sabe qu hace con su plata. Y por si fuera poco, come lo ms barato que encuentra, y hasta para dormir prefiere el Ejrcito de Salvacin, donde vive hace ya muchos aos. El duro oficio La soledad En agosto de 1985, cuando yo estaba en cana, un muchacho pesado me contaba que el destino de un choro preso es el ms jodido que se pueda imaginar. Aparte de que a uno le pegan cuando les da la gana, vive con la incertidumbre de no saber qu puede pasarle en el futuro me contaba que las primeras veces que haba encanado sin contacto con sus familiares solo haba confiado en Dios para que le ayude a salir en libertad aqu uno realmente siente la presencia de Dios, me dijo cuando reza lo hace con devocin y no puede burlarse de nadie porque le puede ir peor. Por naturaleza los choros son desconfiados, si acaso llegan a contar algn secreto a alguien, siempre lo hacen pensando que tarde o temprano sern traicionados. Respecto a sus delitos si otro choro es testigo de uno de ellos y por cualquier problema lo denuncia, la venganza es terrible, ya que si no le hace una herida fulera, lo fardea en la cana y de eso no lo salva ni Santa

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Victor Hugo Viscarra Rita de Casia, la santa de los imposibles. Pero, qu es el fardazo? Cuando un choro cae en cana, y lo estn dianando, se acuerda de quin le ha hecho alguna maldad y considera que no es justo que slo l pague los platos y el otro est de lo ms chocho en la calle. Entonces "confiesa" que ha visto al otro acarrear un tantazo de bollos y que sabe de dnde los consigue. Empieza a inventar una serie de delitos inexistentes, hasta los cometidos por l mismo, y se los adjudica al otro para que los canadienses tomen en cuenta y, cuando el otro encane, le hagan cantar la Cumparsita en tiempo de rock. Las vctimas de un fardazo, siempre se han arrepentido por haberse hecho a los peines con los cuates, porque ante la imposibilidad de recoger los bollos de delitos inexistentes, tienen que aguantarse las peores torturas. Los muchachos mayores dada su experiencia prefieren caminar solos, ya que las veces que lo han hecho con otros, especialmente palomillos, siempre han encanado y hasta tuvieron que viajar a la Granja para trabajar como muas. Cuando uno les pregunta si laburan en grupos, los muchachos firmes siempre dicen que prefieren las soleadas, Va que es mejor gozar del bollo solo antes que compartirlo con piteadores. Y si un laburo les sale mal, entonces amn y a aguantrselas como hombre. Los monrreros, auteros, sequeros. Descuidistas, escamoteros y la mayora de los volteadores son los que necesariamente deben andar acompaados, por lo amplio de sus laburos. Pero eso s, siempre cuidan que el compaero sea un tipo de confianza para que no les haga la chanchada, porque en la cana la pagan fulero y no hay derechos humanos que les salven el pellejo. Las broncas Entre la muchachada, no es extrao que los monrreros tengan una bronca fulera contra los lanceros y que esta rivalidad se prolongue aun estando presos. La explicacin es sencilla: cuando los lanceros tiran cana, lo peor que les puede pasar es que, adems de machucarlos, los tiras les saquen el quivo que tengan, y sumado a la guita del refilo, los dejan en libertad. Pero si el que tira cana es un monrrero, la cosa es distinta, porque los tiras se esfuerzan por hacerles cantar todos los bollos que hubieran ganado desde que salieron en libertad tras su ltima encanada. Y si la lista de bollos no les satisface redoblan sus esfuerzos para que el choro cante hasta en chino. Los monrreros sufren en las celdas policiales una serie de torturas que van desde la consabida pateadura hasta el "submarino", el "honor a la bandera", "colgar al potro"; la "crucifixin", el "edificio", las consabidas "zarzamoras"... Entre los que se dedican a estas dos profesiones, los que tienen ms marcada las caras son los lanceros, porque de caas, se hacen afeitar con los ferroviarios (tambin llamados monrreros, porque manejan fierros para desviar candiles), quienes no los toleran ni en la misma cantina. Para un choro es de poca hombra ser lancero, es lo peor que alguien puede elegir. En cambio slo los machos trabajan como monrreros y como auteros, pues arriesgan hasta la vida por ganar unos pesos que invariablemente irn a los bolsillos de los dueos de cantinas y prostbulos Estos son los que al final se benefician, pues no hay choro que no le guste echarse un polaquito semanal y sus buenas farras, las que suelen durar semanas. He visto muchas peleas entre estos trabajadores, y puedo asegurar que los que ms pierden son los lanceros En su desesperacin, stos siempre sacan a relucir sus puntas ante la ch'iadura que reciben. Tambin hay que tener cuidado de los pesados, porque cuando se emputan, sacan sus puntas y no es raro que maten al que se les enfrente. Acaso sea por eso que cuando estn caas algunos fierros se jactan de haber medido el aceite a de un gil. Amores paternales y filiales "Mi madre slo se acuerda que yo soy su hijo cuando estoy en la cana, que es cuando viene a rogar a los rayas que me apaleen, o cuando agarro la guit, que es cuando quiere cobrar hasta por haberme parido'. Eso fue lo que me dijo el Pachi. Puede que esto de la familia sea una gran mentira. La mayora de los cuates que tengo, no recuerda qu es vivir en familia. Generalmente son personas ajenas al vnculo familiar os que se preocupan porque uno se hubiera dedicado a la mala. En la esquina de la Montes y pando, hay una pareja de canillitas no videntes, que adoptaron a dos mocosos que llegaron a querer como a sus verdaderos hijos. Uno de ellos era de piel blanca y el otro era negrito. Cuando yo iba a la escuela Montes a pasar clases, al pasar por esa esquina siempre vea a los mocosos. Despus, desaparecieron del lugar y nadie supo qu haba sido de ellos. Hace algunos aos, en el Averno me presentaron a un cuate apodado el Fierro, que recin haba llegado de la echada. Entre charla y charla, me cont que l era uno de los mocosos qu los ciegos haban criado. Me dijo que su hermano el negrito trabajaba en Santa Cruz. Yo pensaba ingenuamente que el Fierro guardaba

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Victor Hugo Viscarra alguna gratitud hacia sus padres adoptivos, me desencant el saber que lo ltimo que haba hecho antes de dejar el cuarto que ocupaban, era robar el dinero que los ciegos guardaban para comprar los peridicos del da siguiente. Tambin es frecuente que las minas manejen las guaguas que han tenido ms para salvarse de la cana que para amamantarlas. Cuando los tiras las quieren encaar, ellas pueden armar un escndalo en la calle gritando como desaforadas y pidiendo ayuda a la gente. La familia del joyero El ngel es joyero de profesin, es decir, le gusta robar joyas. Orureo de nacimiento, en los ltimos tiempos vive con su tercera mujer, el 2 de agosto cumpli cuarenta aos pero ese da estaba tan mala racha que ni siquiera pudo robar unos pesos para comprarse un trago de alcohol, su mujer es comerciante que viaja constantemente a Sucre, parece que le pone los cuernos a mi amigo porque siendo ella joven todava y con calentura vaginal, abandona a su marido hasta seis meses. De sus padres, el joyero no quiere hablar es como si no los hubiera tenido. Cuando se pone a conversar de su tercera mujer dice que es una santa y que ha tenido suerte al encontrarla. Pero cuando esta borracho dice que su mujer es la ms puta entre las putas y acostumbra abandonarlo para verse con sus amantes. La nueva generacin Cuando la nueva generacin se dedica a la bartola, todos hombres y mujeres programan sus actividades de tal manera que no les queda un da sin accin como son campeones para financiarse, los choros en ciernes hasta se dan el lujo de comprar ropa para la minita con la que salen y si les alcanza compran un tantazo de base para jalar, la base o yerba es solo para el antojo, la gasolina y el thinner son lo que les gusta, los martes son para ir en matin al cine Mxico, los Mircoles al cine Imperio, los Jueves al Murillo, los Viernes desde las tres, la pasan en uno de los chojchos de la Buenos Aires, los sbados en la maana a robar plata al mercado Rodrguez y en la tarde tambin desde las tres al chojcho a bailar tupido, los domingos por la maana a hacer llorar a la guada de la feria de Alto Lima o a la gente que hace sus compras en la Buenos Aires y por la tarde de vuelta al chojcho para bailar hasta las 10 de la noche, que es cuando cierran el local. Los lunes son para lavar un poco de ropa en el rio y las minas para lavar los ganapanes que tanto han remojado durante la semana. Todas las maanas, el parque Uruguay es lugar de cita forzosa para chojcheros y chojcheras. Mientras saborean un aj de fideo, comentan sus aventuras y las macanas que tuvieron que soportar, al menos las mujeres al tener que polaquear en la calle, a altas horas de la noche, pensando en la llegada de los tombos para interrumpir la funcin y, de paso, compartirla. Guardianes de la ley Para controlar "el orden y la tranquilidad" de los ciudadanos, la Polica tiene en La Paz cuatro regimientos, un batalln de Trnsito, un Grupo Especial de Seguridad, la Unidad de Radio patrullas, la Central de Criminalstica, la Subcentral que est a pocos pasos de la Ceja de El Alto un sin fin de comisaras y hasta una oficina centra! en la que los juzgados policiales supuestamente administran justicia. En todos estos lugares se diseminan los infaltables tombos, campesinos que se vinieron para trabajar en la guardia como simples carabineros Tambin trabajan all algunos elementos indeseables que camuflan con el uniforme sus fechoras. Con esto no quiero decir que todos sean desclasados, pero las tres cuartas parte ms uno s lo son. En horas de la noche, los tombos generalmente salen en parejas y frecuentan las cantinas para sacar plata a los giles que estn bebiendo, meterse sin que los llamen en las peleas de ebrios, voltear a las cholitas o minitas que caminan por las calles, molestar a las que venden caf en toldos y quioscos, patear a los k'epiris que duermen en las tarimas de los mercados, extorsionar a los palomillos que se k'olean por las calles cntricas, querer aprovecharse de las minas que patinan en la Prez Velasco y otros lugares estratgicos, tomar trago a la manga de las poncheras, rastrillar a los caas que duermen en las calles llenas de borrachos, charlar con los pericotes que conocen para preguntarles cmo les va en

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Victor Hugo Viscarra sus laburos, sacar la mierda a bastonazos a los que no quieren ser custodiados o someterse a sus "rdenes"... En fin, los tombos siempre cumplen su labor a cabalidad, nada ni nadie les puede decir que cometen injusticias, porque ellos son los que hacen y deshacen, y hay del que les diga algo. Puede sentir sobre su cuerpo el peso de la ley, materializado en el bastn de mando que siempre llevan colgado de sus cinturones. La Bruja A este cuate le pusimos de mal nombre la Bruja, porque era feo con ganas. Si fuese un poco ms inteligente, hubiera seguido un juicio criminal a sus padres por haberlo engendrado. Su especialidad era tak'abobos (ladrn de relojes) pero en una de esas apareci vistiendo uniforme. Lo haban aceptado en el Grupo Especial de Seguridad. Vestido de jerga quera pasarse de conchudo con los cuates, pero corno lo conocamos bien, siempre lo ponamos en vereda. El entonces cobraba su bronca a los giles que nunca faltan. La Bruja fue trasladado al Regimiento N' 3 de El Alto donde hizo tabla rasa con los giles que por las noches van a caar a los boliches de la Ceja, especialmente con los que van al putero de la Mara Mulata y al de la Katunga. No hay que olvidar que en El Alto hay ms robos que en La Paz y los choros ms conchudos s van a trabajar all. La Bruja pens aprovechar sus conocimientos sobre el hampa para sacar el mayor provecho posible, pero tuvo que frenarse cuando cierta tarde, en la cantina de don Pacifico, en el puente de Villa Victoria, un muchacho pesado le dijo que si se pasaba de pendejo, l se encargara de dejarlo para el perro. Borracho estaba, pero me acuerdo. Debido a sus reiteradas faltas y por haber sido sorprendido borracho y con uniforme, y otras macanas que le batieron sus cuates, la Bruja fue suspendido de la guardia y echado a la calle. Como no sabe trabajar honradamente, este to volvi a ser el mismo choro de antes, y hasta para dormir tuvo que volver al Ejrcito de Salvacin, de donde haba sido botado, cuando se descubri que tena chicata. En diciembre del 84, le dijeron a la Bruja que en Santa Cruz reciban gente para trabajar en la Guardia; sin pensarlo dos veces, recogi su libreta de servicio militar de la Polica y se fue a trabajar all, donde lo aceptaron sin mucho problema. Un cuate que lleg recin de Santa Cruz, me dijo que la Bruja es el mismo conchudo de antes y que all hace llorar a los giles que da miedo. El Bombolito Cuando trajinaba por los tambos del mercado Rodrguez conoc a un cuate que cargaba bultos. De mal nombre le pusimos el Bombolito y este tipo, adems de saber leer y escribir, no haca otra cosa. Cierta noche, caminando por la Buenos Aires junto al Ptete, una pareja de carabineros nos intercept a la altura del callejn Tapia" Los tombos haban salido de una cantina, y como seguramente no hallaron giles para laburarles el susto, creyeron que con nosotros se iban a hacer la tuti, El Ptete les dijo que l slo se recoga a su casa tras haberle echado algunos tragos. Uno de los tombos me dijo: "Yo a vos te conozco" Le dije que yo tambin lo conoca. "De dnde me conoces?". Grit el tombo, a lo que, sin contener la risa, le dije que desde el Bombolito del mercado Rodrguez. El tombo se turb y hacindose el loco nos pidi que siguiramos caminando, recomendndonos que tengamos cuidado porque a esa hora haba muchos choros. En esto tena mucha razn, porque cuando nos alejamos, comentbamos que va nos habamos cruzado con dos de ellos. Un caso tpico "A mi suegro lo voy a hacer rebotar como a pelota por hacerme separar de mi mujer", deca un Leopardo en una cantina de San Pedro. Su mujer, con la ayuda de su padre, estaba divorcindose de l porque ste tena una amante. Yo le dije que estaba mal que hubiera deschapado a su repuesto, esas cosas ni siquiera se silban. Me dijo que, como era hombre, y adems Leopardo de la Polica, las mujeres se le acercaban como moscas y l no poda evitarlo. Tambin se jactaba de las hazaas que haba tenido en el Beni en la lucha, contra el narcotrfico. Horas despus nos acompabamos rumbo a la Prez Velasco y se le ocurri comer un plato de aj de fideo en Los agachaditos. Yo no quise servirme porque cuando bebo soy poco afecto a la comida, pero l comi como hambriento, y cuando la vendedora le quiso cobrar, l aleg que ya le haba pagado y hasta amenaz con patearla ah mismo si ella no se retractaba de lo que haba, dicho. La mujer hizo un alboroto hasta que llegaron dos tombos del batalln de bomberos. La vendedola se quej ante "la autoridad" por la prepotencia del ebrio. Los guardias lo llevaron preso hasta el juzgado de la calle Pando para que all pagase lo adeudado.

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Victor Hugo Viscarra Cuando lo llevaban, el otro se identific ante sus camaradas, y stos, despus de recomendarle que se recogiese a su casa, lo dejaron en libertad. Kepiris y tombos Un aparapita viejo que siempre quema cartones en los basurales del mercado Rodrguez, contaba a los que queran orle, que su hijo menor haba trabajado con l en los tambos de Chjjini, descargando frutas de los camiones que llegaban de los Yungas. Cuando sali del cuartel, consigui trabajo como carabinero. Desde que empez a cobrar su sueldo mensual y aprendi que portndose malo los giles se amansaban, reneg hasta ci su padre, porque para l era una vergenza tener un padre cargador. Por la madrugada, los uniformados se acercan a los basurales donde los aparapitas queman cartones. Si es que no hay muchos, van a las tarimas de madera de los mercados para despertarlos a patadas. Una madrugada se acerc al basural del pasaje Tumusla una pareja de tombos que, sin que medie motivo alguno, empezaron a carajear a los que estbamos alrededor de la fogata. Nos trataron de borrachos, como si ellos no hubieran estado ms yucas que los caas que se calentaban junto a nosotros. Casi no hay k'epiri que no hubiera recibido una retada o una pateadura de parte de los tombos, especialmente entre los que duermen en las tarimas de los mercados. Es que, para soportar el fro paceo donde todas las noches son de invierno, tienen que echarle unos tragos en el cuerpo para as poder dormir. La muerte por Tembladerani En 1981, amparados en el famoso toque de queda, un grupo de soldados y carabineros al mando de un oficial de Ejrcito entraron violentamente al albergue del padre Daniel, sacaron a todos los que all dorman y los llevaron hasta una especie de canchita de ftbol que hay al lado del mercado Strongest. En ese lugar los obligaron a trotar por varias horas, y aparte de someterlos a ejercicios violentos, golpearon salvajemente a los que, por su debilidad, no podan hacerlo. Resultado: tres de los albergados fueron a morir al hospital. El padre Daniel reclam Justicia en todas partes. Cuando logr que el Arzobispo de La Paz y el Nuncio reclamaran ante las autoridades de la Polica, una tarde fue visitado en su parroquia por tres jefes policiales, quienes le sugirieron guardar silencio, porque si no poda salir del pas exiliado por ser un cura extremista. Estmagos eran los de antes En mi juventud me jactaba de tener un estmago de hierro. Ahora est a las dragas, al extremo que en junio del 83, tras una endoscopa me dijeron que tena una perforacin ulcerosa en el duodeno. Acaso esto se explique porque el" da 21 de julio de 1980, a cuatro das del golpe de Estado de Lus Garca Meza, me detuvieron unos soldados acuartelados en la escuela Holanda, detrs del Cementerio. Me pescaron distribuyendo panfletos de la COB que llamaban a la huelga general e indefinida y al bloqueo de caminos. Yo era militante de la Juventud Comunista desde 1968 y, tras el golpe, ni corto ni perezoso, me puse a distribuir el material que sacaba la COB en la clandestinidad. Me dieron cien volantes, de los cuales yo haba repartido 94, me quedaban seis, que pens distribuirlos en El Alto. Pero al ir all, un soldado me detuvo y, bajo la acusacin de subvertir el orden, me llevaron como a un gran terrorista, a la secretara del colegio donde me encerraron junto a otras dos personas que guardaban detencin desde la maana. La maana. Me tuvieron hasta eso de las nueve de la noche, hora en que empezaba el toque de queda; para entonces ya ramos nueve los detenidos. Entraron unos oficiales cambas, quienes empezaron a golpearnos sin previo aviso. Un teniente, pregunt por qu me haban detenido. a la cual un soldado contest que por distribuir panfletos en la plaza Garita de Lima. Me hicieron entregar a la mala los seis volantes y el oficial, todo maldoso, me orden que me los comiera uno por uno, caso contrario me ejecutaran. La primera hoja la tragu casi sin problema, pero con la segunda ya no fue lo mismo porque mi boca se haba secado y slo la pas con "ayuda" de un golpe en la boca del estmago. Cuando a duras penas pude terminar, ordenaron a un soldado que fuese a traer una botella de agua. El voluntarioso trajo una botella de litro y

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Victor Hugo Viscarra me ordenaron que la bebiese sin respirar hasta la ltima gota. Pude hacerlo y cuando termin mandaron a traer otra, esta vez slo pude beber hasta la mitad. Vino otro golpe en el estmago y no me qued ms remedio que terminarla. Despus me hicieron "colgar al chancho" y en esta posicin recib tal puntapi en la boca del estmago que me hizo revolcar en el suelo. Despus nos flagelaron, nos desnudaron y baldearon. Hicieron simulacros de fusilamiento, nos plantonearon en el patio y al que se mova lo pateaban como a su chola. Nos huasquearon y al final nos encerraron en la secretara de la escuela donde nos mantuvieron de plantn, amenazndonos con rompernos el alma si intentbamos abrigarnos o sentarnos. Nos soltaron pasadas las once de la noche. La ciudad pareca escenario de una revolucin por los continuos disparos. Escapamos como guanacos en busca de un lugar donde ocultarnos. Yo baj por la calle Los Andes; en uno de los callejones vi estacionado un colectivo de esos que realizan viajes interprovinciales, como estaba oscuro, me acomod debajo del colectivo; metido entre las dos llantas traseras, esper pacientemente a que amaneciera. Durante tres das no entr al bao y mi boca permaneca seca, continuamente tena que tomar lquidos para aliviar una increble sed. Desde entonces ya no me jacto tanto de la fortaleza de mi estmago; he aprendido a vivir con mis frecuentes malestares estomacales y con mi perforacin ulcerosa en el duodeno. Un amigo, sacerdote espaol, me cont que cuando era mocoso, dada la extrema pobreza en que viva, tena que ir a los basurales a buscar cualquier alimento. A raz de maltratar as su organismo, ahora, a los cuarenta aos, cada vez que come algo, aunque est delicadamente preparado, sufre dolores de estmago. A m me sucede otro tanto y hasta he llegado a perder el sentido del gusto. Me da lb mismo comer algo bien sazonado como las comidas que de alimento slo tienen agua hervida. A veces los dolores de estmago son tan intensos que debo tomar un trago para que dejen de molestarme, cuando me duele la ulcera, a regaadientes tomo un poco de leche a sabiendas de que la soporto solo cuando est preparada en sucumbe, bueno estos son gajes del oficio. Alojamientos cinco estrellas La central de Criminalstica Desde los aos 70, estas oficinas funcionan en la calle Sucre, sus departamentos ms importantes son; la subseccin Delitos contra la Propiedad, la de Menores, la de Arrestos y la de Registros y Matricula, esta ltima las minas de los puteros sacan las matriculas que las autorizan para trabajar. En la subseccin Arrestos uno est sujeto al capricho de los cabos para visitar a cualquier persona amiga detenida en las celdas. A veces se les ocurre serrar la reja media hora antes del horario establecido y si uno, les hace notar esto, son capaces de meterlo tambin en cana ah llevan una detallada relacin de los presos y estn al tanto de los choros que sern remitidos a las granjas de rehabilitacin. Subseccin Menores La seccin ms temida por los delincuentes juveniles. All se decide el futuro de los menores con problemas que generalmente terminan como delincuentes, los agentes de esta seccin se distinguen por su excesivo cario por los menores, al extremo de mandar a los varones de vacaciones a los Yungas, viajes de los cuales muy pocos regresan con vida. Los agentes de esta oficina son los que recorren la ciudad buscando palomillos, minitas, k'oleros baratos. k'olos firmes (de los que usan hierba, base y cristal) y merodean por los barrios residenciales para pescar a los jailones que consumen en parques y plazas. Como son quienes atienden casos de violaciones, nada les impide que a una atita pintuda a la que se la han pasado por las armas, tambin se la fusilen; al final" el castigado por desflorarla ser el muchacho acusado. A la hermana de un amigo le hicieron as; de nada valieron las protestas de sus padres, lo nico que lograron fue que el agente que la viol fuera cambiado a una seccional de barrio. No es de extraar que, a cualquier hora del da y especialmente en la noche, los menores detenidos en esta seccin sean llevados a las oficinas para ser interrogados. Estos interrogatorios se realizan a plan de golpes, sobre lo cual el menor afectado debe callar por temor a que su caso se complique. El que hace furor entre los palomillos es el mentado Joven Pablito, ahora detective de primera, que cuando est sin dinero obliga a los palomillos a robar dinero para 1. Una tarde en que iba por la calle Isaac Tamayo con el Heladero, el Joven Pablito lo llam para laburarle la guita que supuestamente tena enguillada en su tolan. Como el

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Victor Hugo Viscarra Heladero no tena ni cristo, el Joven Pablito lo llev al mercado negro para que laburase algo de valor. Y le previno que no se hiciese el gil, porque la prxima que lo detuviese, despus de romperle el alma lo mandara de prepo a la echada. El Heladero entr en el mercado y al poco rato se arm un quilombo entre las vendedoras porque lo haban pescado choreando una docena de pantalones Wangler, La gente estaba a punto de lincharlo, el Joven Pablito se meti en la trifulca y tras imponer su autoridad, rescat al choro, al cual prometi llevar preso hasta la Central para que all lo escarmentaran. Creo que una mujer le dio algo de dinero para que cancelara el taxi, Tras algunos golpes de rigor, el Joven Pablo se llev al Heladero con rumbo a la Polica, pero al llegar a la calle Figueroa, lo solt, exigindole que sea ms pendejo y que no se haga chapar con los giles. Si esto volva a suceder, l sera el primero en sacarle la mierda. Delitos contra la Propiedad Si el Patronato es la escuela de delincuentes, esta subseccin es la Universidad. Aqu el choro est obligado a perfeccionar sus mtodos de trabajo, corregir sus deficiencias y no cometer los errores que lo llevaron a ser detenido. Los agentes civiles y uniformados que trabajan en estas oficinas, son los verdaderos padrastros que llevan a sus entenados (los delincuentes) por los caminos del mal. Cuando el Cornelio, que fuera campen nacional de box, trabajaba en esta seccin, bajaba a las celdas para sacar a un choro que desee marcharse sin pagar su multa. Lo llevaba a las oficinas y all, en presencia de los agentes de servicio, enmanillaba al choro por la espalda, mientras uno de los agentes lo sujetaba de la chompa y las manillas, se colocaba unos guantes de box para entrenar un poco, usando el cuerpo del detenido como bolsa de arena. Si ste soportaba estoicamente el castigo, obtena la libertad prometida. Supe de un preso que antes de su detencin haba sufrido sendos cortes en las dos mejillas que apenas cicatrizaban. Cuando el Cornelio lo vapule, le abri las heridas y el choro volvi a las celdas baado en sangre. Una tarde, un agente de apellido Vega agarr en la calle a un choro que estaba bien junado. Lo llev a una casa comercial de la esquina Ballivin y Coln. Lo meti all, y tras mostrarle la tela que haba elegido, conmin al delincuente para que esa misma tarde se la llevara a un cierto lugar. Una vez, que tuvo la tela, el agente la llev a la sastrera para que le confeccionaran un terno Cuando el trabajo estuvo hecho, agarr a otro choro en la calle y le orden que cancelara la confeccin y le llevara el terno a la oficina. En su defecto, cagaria pilas. Hay das en que los tiras de Propiedades salen en comisin, y tras meterse a un taxi, recorren las calles del centro y barrios populares. Cuando ven a uno o varios delincuentes, los meten al vehculo y los llevan a un parque alejado. Una vez all, empieza el interrogatorio: si los choros "colaboran" y dejan satisfechos a los agentes, son puestos en libertad No es necesario aclarar que la tarifa del taxi corre a cargo de los delincuentes Galera de delincuentes En la oficina de Propiedades hay una pequea pieza vaca donde se realizan los interrogatorios. Las cuatro paredes estn casi cubiertas por enormes paneles de fotografas de delincuentes de ambos sexos. Han sido moneados de frente y de perfil. y clasificados de acuerdo a sus especialidades. Quienes entran all (no se permite el ingreso de investigadores particulares y personas ajenas), se convencen que la Polica cumple a cabalidad su labor de represin a la delincuencia. Un muchacho pesado me contaba que la mayora de los all retratados son giles, o, en su defecto, choros que no pudieron pagar el dinero exigido por los agentes para no retratarlos. Tambin se dan casos de muchachos moneados en dos oportunidades y que figuran en la galera con nombres y especialidades distintos. Tambin llama la atencin que la mayora de aquellas fotos son bastante antiguas y estn all presos que murieron en la echada y an figuran como si estuvieran en actividad. La vida, un teatro Los incomunicados En 1981, ultima Hora pblico la noticia sobre la captura de integrantes de una temida banda de asaltantes que operaban en Villa Adela y alrededores. Sobre ellos pesaba la acusacin del asesinato de dos mujeres, madre e hija, muertas tras haberlas violado, y el robo de sus pertenencias. Entre los acusados figuraban el Toms y el Jaime. Ambos cuidaban el Tambo del Mudo, y por ganar dinero fcil optaron por el duro oficio. En la fotografa que acompaaba la

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Victor Hugo Viscarra nota, se exhiban televisores y radios, supuestamente recuperados de manos de los cacos, decan que seran devueltos a quienes acrediten ser sus propietarios. Una tarde, que andaba cerca de la Polica, quise visitar a los dos cuates. En las celdas slo estaba el Toms, quien me cont que los agentes se haban propasado con el Jaime y lo dejaron en tal estado que ni siquiera poda abrir la boca. Aun as, por las noches, cuando quedan slo los funcionarios, entraban a la celda del Jaime para seguir machucndolo hasta que confiese Adems, lo pegaban brutalmente; porque sus compaeros de fechoras lo acusaron de ser quien mat a las mujeres en Villa Adela. Para evitar que familiares u otras visitas lo vean en ese estado, los agentes lo encerraron en una celda donde antes guardaban materiales de construccin, y all estuvo incomunicado casi un mes "mientras seguan las investigaciones del caso". Tambin le pregunt al Toms si era cierto que haban recuperado las cosas que aparecan en la fotografa publicada, a lo que me dijo que, cuando los detuvieron, las cosas ya estaban colocadas y que hasta el momento nadie haba recogido nada. No solo amenazas Criminalstica tiene varias celdas en las que encierran a las personas, de acuerdo a la gravedad de los casos o al capricho de los agentes. Los hombres son divididos en dos celdas, en una estn los presos comunes y en la otra los delincuentes prontuariados Las mujeres tambin son repartidas en dos celdas, en una se hallan las maosas, en la otra las comunes y las prostitutas que han cado por no tener matrcula. Frente a la reja de entrada a la seccin Arrestos, existe una celda en la que son recluidos los incomunicados. Aunque aparentemente los detenidos estn mejor que en sus casas porque disponen de un televisor y una grabadora para distraerse, la realidad es distinta. En esas celdas los presos reciben toda clase de amenazas y extorsiones y, como deca un detenido, uno slo confa en la ayuda divina para salir de sus problemas. En 1981, estuve en una celda y fui testigo de la siguiente escena: Penetraron tres detectives, uno de La Paz y dos de Santa Cruz. Tras hacer formar a los presos, les ordenaron que se presentaran. Uno por uno lo fueron haciendo; al final uno de los visitantes pregunt si alguno haba conocido al Monedas. Nadie contesto, y tuvo, que ser el Fifi quien responda a nombre de todos. El si conoca al Monedas, del cual le haban dicho que haba muerto en Santa Cruz. "Que estoy escuchando?", pregunt el agente, a lo que el Fifi dijo que al Monedas lo haban matado los agentes de Santa Cruz. Ei agente agrego. "Ya han odo? En Santa Cruz a los choros collas los matamos y all no hay arreglos ni charladas porque los collas no merecen vivir en una ciudad como Santa Cruz". Luego dijo que si vean a uno de ellos en la cana, los mataban directamente y ni a quien se queje. Creo que todos tomaron muy en cuenta esa amenaza. Oficio de Jilakata El jilakata es el preso ms antiguo de la celda y que de paso tiene un fsico que puede infundir temor entre los dems. Es adems quien ayuda a los agentes a mantener el orden dentro de las celdas: se encarga tambin de cobrar a los nuevos el "ingreso" respectivo. Controla las disputas entre los presos para que la sangre no llegue al rio y evita que se apelotonen en la reja cuando hay visitas. El "ingreso" es la suma que todo preso debe pagar al jilakata al momento de entrar, dinero que servir para el caf y pan de los presos que estn abandonados. Si un choro no tiene la suma estipulada, puede dejar en prenda algunas ropas, o venderlas. En horas de visita, algunas seoras llegan a comprar ropa de los presos, pagan precios muy bajos y ellos tienen que aceptarlos porque no. tienen otra manera de conseguir plata. ltimamente los jilakatas ya no se preocupan directamente a sus bolsillos. Si permanecen mucho tiempo en el cargo, pueden reunir el monto necesario para su refilo. Cuando dos choros quieren zanjar algn problema pendiente entre ellos, piden permiso al jilakata para tirarse algunos puetes. Si ste autoriza la pelea, varios presos van a la reja y all se ponen a charlar animadamente para evitar que los guardias se den cuenta. Los contendientes se trenzan a puetazos, quedando prohibido el uso de armas blancas, puntas, chavetas y gillettes. La pelea slo es suspendida cuando uno de los peleadores queda completamente baado en sangre o pide disculpas a su rival, o cuando el jilakata ve por conveniente suspenderla. Entonces, los que formaban la "cortina musical" abandonan la reja y todo vuelve a la normalidad. Queda prohibido que, mientras dure su reclusin, los contendientes vuelvan a pelear entre ellos. Algunos fines de semana el jilakata rene a los presos y los hace sentar en crculo para que todos y cada uno de los presentes, demuestren sus habilidades, ya sea para el canto, la poesa o el baile. Es obligatoria la participacin de todos los presos, los que se

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Victor Hugo Viscarra resisten se hacen pasibles a castigos que van desde palazos en las nalgas, hasta el "callejn oscuro" que es una tunda que le dan todos al que se hace el k'elli. El arte de recoger bollos Cada choro que cae preso, tiene la obligacin de hacer recoger la totalidad de los objetos que ha robado Si no lo hace por las buenas, seguramente tendr que hacerlo por las malas. El o los agentes que atienden su caso, se esfuerzan por recuperar la mayor cantidad posible de objetos sustrados. Cuando tiene la lista de cosas robadas, escoltan al preso al lugar donde han vendido dichos objetos, para recogerlos -y de paso sacar una buena multa a quien los ha comprado- y devolverlos a sus dueos. Los cuales suelen ser los mismos agentes... En Criminalstica hay una oficina que se llama "subseccin de especies recuperadas", que guarda objetos que hace aos se estn echando a perder. Son los objetos que colocan delante de los choros detenidos para mostrar a la prensa el botn que se pudo recuperar. A fines de 1983, el programa radial "Metro policial" denunci que en la subcentral de Criminalstica de El Alto, el propio jefe de esa reparticin escolt a un choro a recoger las cosas que haba robado para luego devolverle la libertad, siempre y cuando lo recuperado valga la pena. Para el efecto contrataron un camin, que se llen de objetos recuperados. El camin no llego a Criminalstica; se desvi en el camino, desconocindose su destino. Los familiares del preso armaron un alboroto porque el muchacho fue remitido a la granja de Miguillas. A pesar de las denuncias, pasadas unas semanas el asunto qued silenciado y todo volvi a la normalidad. Como la crisis obliga a la gente a invertir sus ahorros en objetos de valor, de igual manera obliga a los policas a mejorar la calidad de los objetos que recuperan. Lo que ms les gusta recuperar y por eso exigen a los choros que las roben son joyas, dlares, aparatos electrnicos y objetos sofisticados, para dejar luego en libertad al delincuente que entreg dicho botn a sus captores. Un muchacho que le gusta robar "chanchitos" (garrafas de gas), me contaba que en cierta oportunidad hizo recoger hasta diez garrafas. De stas, el agente vendi la mitad y el resto se llev a su casa. Escuelas de canto Un muchacho me confesaba: "Para nosotros da lo mismo que haya dictadura o se pregon nuestros derechos. Los policas igualito noms nos sacan la mierda hasta rompernos el alma. Ni siquiera te puedes quejar a alguien; si lo haces, y te agarran despus, lo ms seguro es que los tiras te maten. No habr quin saque la cara por vos...". Son variados los mtodos que tienen los agentes para hacer cantar a los choros. En primer lugar estn las amenazas de represalias fsicas. Luego vienen las pateaduras propiamente dichas. Y en tercer lugar las torturas. Entre stas las ms comunes son: El submarino.- Despus de enmanillar al preso con las manos en la espalda, lo llevan a un turril lleno de agua fra. EI agente toma con una de las manos los cabellos del delincuente y mientras sujeta con la otra las manillas. Despus sumerge con violencia la cabeza del choro, esto se repite hasta lograr la confesin. Colgar al potro.- Se enmanilla al preso. Despus se amarra el extremo de una soga a la cadenilla que une ambas manillas. Se pasa la soga por encima de una viga y se levanta al preso hasta dejarlo suspendido. Una vez colgado, el preso recibe golpes en las piernas, pecho, brazos y pies con objetos tales como mangos de picota, alambres de luz, fierros de acero revestidos de goma, mangueras, garrotes, cadenas de moto, cachas de revlver culatazos.." La gangochada.- Se mete al preso en un costal grande y tras colocarlo en posicin fetal, amarran el costal o gangocho y empiezan a golpearlo. Participan en la golpiza varios agentes, a los que la vctima no ve; tampoco los agentes saben qu parte de la humanidad del preso estn golpeando. El honor a la bandera.- Se enmanilla al preso con las manos a la espalda. Se ata el extremo de la soga a la cadenilla y se pasa el resto de la soga por la viga. Se suspende al preso a casi un metro de! suelo. Se lo tiene as como un minuto y

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Victor Hugo Viscarra luego se lo baja. Descansa unos instantes y nuevamente se lo levanta. En la segunda levantada los choros cantan hasta los delitos que no han cometido. Si el choro se niega a confesar, se balancea el cuerpo que cuelga y de rato en rato se le dan golpes bien dados. Los delincuentes sometidos a estas torturas, quedan sin poder mover brazos ni hombros por varias semanas; hasta les resulta casi imposible levantar una cuchara para comer. Y conste que los agentes suelen izar la bandera hasta dos veces en menos de una semana. L a crucifixin.- Cuatro agentes agarran a un choro, tendido en el suelo, de cada una de sus extremidades. Lo sujetan fuertemente, mientras otro golpea Si esto falla, lo cuelgan con los brazos separados y le aplican la picana elctrica. El edificio.- Se coloca al preso con las manos enmanilladas, tendido de espaldas en el piso. Sobre su cuerpo se pone una tabla ancha, dejndole libres slo la cabeza y los pies. Encima de la tabla, a la altura del pecho, se coloca una bolsa de cemento. Si el choro no canta, se coloca otra, y as sucesivamente, hasta que el detenido se anime a confesar antes que su corazn explote. Eliminar la competencia. Conozco el caso de varios lanceros que habiendo sido dedos de seda para laburar billeteras, fueron mutilados en las dependencias de la Polica. Los agentes les cortaron los dedos ndices y medio para que nunca ms roben billeteras. En el caso del Sojtallas, el remedio fue peor que la enfermedad, porque a falta de sus dos dedos ms queridos, el Sojtallas se volvi monrrero. Turismo recreacional De acuerdo a muchos testimonios, las macabras granjas de rehabilitacin no son precisamente quintas de recreo. De los choros que conozco y estuvieron all, ninguno se ha rehabilitado. Los que volvieron, si tuvieron esa ventura, lo hicieron con ganas de seguir delinquiendo. Pero, hay legiones de delincuentes cuyos restos sirven de abono a las plantas silvestres. An para los delincuentes ms avezados, el slo mencionar a la echada les produce terror. Los choros han hecho una y mil cosas con tal de no ser remitidos all, pero ni aun as conmueven a los rayas. El Robertito se cort la lengua con una gillette y a pesar de que se le hinch y no. poda cicatrizar, fue remitido a la granja de Miguillas sin ninguna atencin mdica. Hay choros que se inyectan kerosn con una aguja hipodrmica, lo que les produce hinchazones en el cuerpo. Tambin hay quienes toman cualquier cantidad de pastillas y medicamentos para producirse una serie de trastornos en el organismo y as evitar su envo a la echada. Cierta vez el Abarcas se cort el estmago con una hoja de afeitar; estaba a punto de morirse y un mdico le hizo una curacin violenta y asegur a los policas que ya estaba en condiciones para que lo enven a la echada. Mientras se elabora la lista de reclusos que sern enviados, en la celda de la muchachada se desarrolla una actividad febril. Si no consiguen ah, los elegidos encargan a sus visitas un par de abarcas r un mantel hecho con bolsas de harina, pues, dicen, son las nicas cosas que les servirn all adentro. Las abarcas son para soportar las caminatas a los lugares de trabajo; los manteles les servirn para cargar la produccin de la granja: walusa, maiz cubano, frutas, arroz, lejia, carbn, etc., y en las noches les servirn para dormir. Tambin se llevan algn dinero, porque no es de extraar que al llegar a la granja, deban pagar su ingreso, o que los cabos les exijan un pago para no ser "bautizados", como bienvenida a la granja. Los cadetes (los que van por primera vez a la echada) son ms temerosos. Ellos sern quienes sufran las peores represalias por ser primerizos en las experiencias rehabilitadoras. Para evitar los abusos de los antiguos, se buscan un colega para que les ayude en las labores de la granja. El collera es un muchacho antiguo y llega a ser una especie de protector del cadete. Como retribucin el cadete deber lavarle la ropa, estar siempre a su lado, algunas veces preparar su comida (cuando se consigue con que prepararla). Si el colega necesita una mujer, el cadete tiene que hacer el papel de mujer y satisfacer a su colega, porque quienes fueron cadetes, es preferible ser la mujer de uno solo de antes que de muchos. En la granja de Mi guillas, para el control de los presos hay un oficial que est siempre en el lugar y varios cabos, que hacen lo posible para que la fama de la granja no menge. Entre los cabos ms famosos estn:

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El cabo Zurita, que tena un cementerio particular donde enterraba a los delincuentes que victimaba. Algunas "tardes haca formar a los piratas (presos fugados y recapturados en la ciudad) a unos cien metros d la orilla del ro. Luego, prometa que quien llegue primero a la orilla, podra marcharse sin temor alguno. Cuando daba la orden de largada, sacaba su revlver y empezaba a disparar. Tena muy buena puntera, porque ninguno de los competidores llegaba a la orilla. El cabo montero, que cada vez que se emborrachaba o sea cada da sacaba la mierda al choro que le cayera antiptico Cmo era un desclasado, senta un odio mortal por los que tenan piel ms blanca que la suya. Una de sus vctimas fue el Javierito, que lo trajeron de Cochabamba y muri por los abusos del Montero Una temporada estuvo castigado en Radio patrullas, pero all se dieron cuenta que, lo que mejor haca era cuidar choros en la echada, por lo que volvi a Miguillas. El Miliciano, un muchacho que s conoce al dedillo todas las granjas del pas comentaba que de todos los cabos, el ms desgraciado era el cabo Chima, que trabajaba en la etnia Guaraya, odiaba todo lo que no le resultaba rentable; por ejemplo que un choro no tenga plata para pagarle sus vicios, la base entre ellos, debido a su ignorancias envidiaba a quienes eran ms instruidos y se expresaban mejor que l. El Miliciano deca tambin que el cabo ms bueno que haba conocido era el cabo Martn, de la granja de Chimore de Cochabamba. Llegaba a preocuparse por la alimentacin de los presos, pero si alguien intentaba una matufiada, reaccionaba fulero. Eso s, cuando estaba de buen humor era tan gente que daba ganas de besarle el poto palabras textuales del Miliciano.

Otros cabos cuyos nombres es mejor ignorar, tambin hacen de las suyas con los choros en Miguillas. Si se antojaba comer un pollito no hacan ms que mandar a un muchacho rana para que vaya a coger uno de los chacos vecinos, corno si no supieran que los campesinos de las inmediaciones de la granja tienen armas y prometieron matar al primer choro que sorprendan hurtndoles algo. Como Miguillas est en un lugar clido, produce una gran variedad de ctricos y pltanos, mas, como los presos estn all en calidad de castigo, no pueden comerlos so pena de ser castigados. El Diango me contaba que era tal su hambre, que una vez uno de sus compaeros logro robar uno de los pollitos que criaban en la granja, y comparti con l la mitad del animal. Como no podan hacer fuego para cocerlo, se lo tuvieron que comer crudo. Tambin hay muchachos que cran chanchos, son los que ya han pasado ms de seis meses en la granja y cuentan con alguna confianza de los cabos. Como el hijo prodigo dela Biblia, suelen robar la comida de los chanchos para tambin alimentarse. Un da, en las Carpas, mientras beba con otros muchachos, el Juan Carlos se puso a llorar porque record que en la hachada supo que su mujer se haba metido con otro gil, mientras l era cadete de una collera. La jornada de trabajo en la granja comienza a las cinco de la maana, tras el aseo de la cuadra en la que viven, los muchachos van a tomar el desayuno, que no es otra cosa que un jarro de maz cubano cosido o sea ese maz que se le da a los pollos y chanchos, luego se dividen en grupos para ir al monte acompaados de un cabo, donde realizan trabajos agrcolas hasta el medioda, a esa hora vuelven a la granja para comer un plato de lagua, y descansan una hora antes de volver al trabajo. La mayora de los presos van al monte con hachas y machetes. Unos desmontan el bosque, otros queman los troncos y los palos para reunir carbn, que ser vendido a quienes vienen a comprarlo en pequeos camiones. Otros grupos cuidan los pollos y pueden ser castigados si alguno se les muere. Los chancheros se dedican a engordar a los chanchos (algunos mantienen relaciones sexuales con stos), y los de ms confianza se quedan en la cocina a preparar tanto la comida de los presos como la de los cabos y el oficial. Los que estn a punto de cumplir su castigo, van a trabajar a los chacos vecinos para ganarse unos pesos. Y en las noches todos tienen que dormir en los cuarteles, encerrados con candado. Los sbados celebran all shows artsticos, los cadetes deben bailar vestidos de cholitas tienen un disfraz completo si no quieren que el jilakata los castigue. En agosto de 1984, una comisin de la Asamblea de Derechos Humanos viaj a la granja de Miguillas para observar las condiciones de vida de los presos. Como la visita fue anunciada con semanas de anticipacin, los encargados de la granja llevaron al pueblo a los enfermos. Hicieron pintar las cuadras y mejoraron la alimentacin de los presos incluso les dieron carne y fueron advertidos para no hablar mal del trato en la granja. Cuando lleg la comisin, todos los presos formaron en la canchita de ftbol y los visitantes pudieron comprobar que eran tratados con tolerancia y que las acusaciones de

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Victor Hugo Viscarra malos tratos eran falsas. Los visitantes preguntaron tambin por los enfermos que haban entre ellos para que el mdico que integraba la comisin los atendiera. El oficial encargado declar que no haba un solo enfermo en la granja. La comisin visit varias dependencias de la granja y quedaron complacidos por el trato humanitario a los internos, tras lo cual volvieron a La Paz a informar lo que haban visto. Al da siguiente, la rutina volvi a la granja. Dselo con msica Los muchachos siempre fueron devotos de todo lo que signifique msica. Entre sus preferencias estn los valses peruanos, las cumbias, las rancheras mexicanas y la msica boliviana Muchos de esos temas han sido parodiados, para expresar lo que sienten y, sin embargo, no pueden expresarlo libremente. La primera parodia musical que escuch, fue la que hicieron de la cancin de Leo Dan, "S que te amar": Soy un muchacho firme,/nadie me juna,/y voy buscando bollos/por no morguear./ Si algn tira me chapa/ yo me barajo,/ me le hago el plato,/ no me deschapo./ Me hago el gil,/ s que abollar,/ s que abollar,/ mucho ms, mi vida,/ mucho ms, te juro,/s que abollar, mi amor. Esta sera la traduccin: "Soy un delincuente de los mejores, ningn agente me conoce y voy buscando cosas para robar, antes que estar murindome de hambre. Si algn agente me captura, lo envuelvo y lo desenvuelvo a base de mentiras. Me hago la burla, no confieso nada y me hago el del otro viernes. S que robar, s que robar, mucho ms, mi vida, mucho ms, te juro, s que robar, mi amor." La parodia que hace llorar a [a mayora de choros que conocen la echada, est inspirada en una cancin que cantan Los Visconti, y que, aunque no est en coba, tiene mucho sentimiento. Dice as: Soy muchacho de la granja, tengo callos en las manos,/ mi vivienda es una celda y mi rancho un hogar./La pobreza de mi ropa, sin zapatos, con abarcas,/ djenme con mis harapos, que por algo soy muchacho./ Mientras unos se mantienen con coca,/otros fuman cigarrillos, ni siquiera billas dan./ Desde entonces yo me llevo un gran recuerdo:/ el machete y el hacha, chocolate y plantn. La irona tambin est presente en parodias, en especial las que hablan de las relaciones con mujeres que, en un arranque de celos o de cario, fueron marcadas en la cara por sus maridos. Del vals peruano "Propiedad privada" cantan lo siguiente: Para que todos sepan a quin t perteneces,/ con vidrio de botella te cortar la cara/ para que le respeten an con la mirada,/y al ver tu hachazo fulero guarden respetable distancia. De un viejo bolero, cantan: Me tienes, pero no me mantienes, /soy tuyo, me haces vender tocuyo, / mi vida, no me das ni la comida, /pero en tu corazn, que es el que siente amor /tan slo mando yo... La cueca de Nilo Soruco "La Caraquea", la o cantar a un muchacho que se emborrachaba en un antro de la cancha El Tejar. Deca ms o menos as: Qu lejos estoy de aquel laredo donde iba a ganar, encerrado aqu, comiendo maz a falta de pan. Ya llevo un ao a plan de palo, garrote y fusil. Cundo dejarn de ser abusivos conmigo. Nunca hubo choro que recibiera tanto castigo; ya me la pagarn, no llores, reina, yo me vengar. Estilos de muerte Cundo conviene morirse? Entre los alcohlicos, prostitutas, mendigos, Drogadictos aficionados al thinner y gasolina, delincuentes, aparapitas etc., se podra decir que hay un desprecio total a la vida. Da lo mismo vivir que estar muertos Un amigo dedicado desde su infancia a la delincuencia, me deca que si alguna vez la Polica lo mataba, a l le iba a dar lo mismo, pues para llevar la vida que llevaba, perseguido y torturado por los agentes, es preferible morir, una tarde me encontr con mi amigo el Toyotas para saber de los cuates remitidos a la granja policial de Miguillas. Cuando le pregunt por el Tepepas, el Toyotas record que se haba muerto, como si hablara de un bicho insignificante. Las muertes ms frecuentes entre los macheteros, se deben a enfermedades pulmonares, tal vez por el fro que deben soportar en las noches. Las prostitutas fallecen ms que todo por enfermedades venreas. Los alcohlicos, aparapitas y algunos delincuentes fallecen de cirrosis o por el fro que agarran mientras duermen en las calles, totalmente borrachos.

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Victor Hugo Viscarra De los delincuentes que conoc, pocos han llegado a los cuarenta aos, la mayora ha muerto en granjas correccionales, ya sea por, enfermedades tropicales, por debilidad y mala alimentacin, o porque simple y llanamente los carabineros los matan. Los k'oleros que gustan del thinner y la gasolina, siempre mueren porque sus pulmones ya no dan ms y porque, cuando se drogan se olvidan hasta de comer y slo les preocupa que no se les acabe el thinner. El artillero desconocido Tena un amigo de farra, del que nunca supe su nombre. Una madrugada de diciembre del 84, al pasar por la calle Sagrnaga, lo vi tendido en una de las aceras, sin calzados ni camisa. Aparte de haber sido asaltado por volteadores, se haba quedado dormido en la calle y el fro le haba hecho crujir no slo los huesos. Tratamos de reanimarlo con otros cuates, pero no responda, slo abri los ojos desmesurados y cuando trataba de abrir la boca no le sala ni una sola palabra. Estaba en posicin fetal, sus manos encogidas como si buscara algo dnde aferrarse. Entre nosotros estaba el Huancain Jaque, famoso entre la guada por las pastillas de yumbina casco y por los paquetitos de warmimunachis que acomoda entre los changos. Y como tambin es aficionado a doblar el codo, dijo que al tipo Ie haba dado un t'istapi con un resfro violento y que para hacerle reaccionar debamos darle una copa de alcohol con sal y pimienta. Fuimos a las carpas para pedirle a la duea (ese da atenda la Norma) que nos diera un trago para salvarle la vida a alguien que muchas veces haba gastado su plata en su local. La Norma nos dijo que si queramos la copa haba que pagarle al contado. No nos qued otro camino que pagar, y cuando llegamos donde estaba tirado, el cuate ya haba muerto. Tena los ojos abiertos como si estuviera a punto de lanzar un grito. La resignacin del Pingino En su juventud fue un choro de los ms pesados. Un da llego de una de sus tantas echadas enfermo y anmico. Tena en sus piernas heridas que por no ser curadas a tiempo se le haban infectado. Los mdicos dijeron que para salvarle la vida deban amputarle las dos piernas. El Pingino se neg rotundamente y ya no volvi a sus consultas mdicas, dedicndose ms bien a beber como maldito en las cantinas de Chijini. Despus, de mucho tiempo pregunt a un amigo si tena noticias de l, me contest que haba muerto y que era cuanto saba. Yo tampoco quise averiguar ms. El asesinato del Sandro Esa noche de domingo llova intensamente. El Brusli (Bruce Lee para los refinados), que era lo que llamamos un delincuente internacional, le punte con un pequeo cuchillo al Sandro, un vendedor ambulante que, envalentonado por los cuatro, tragos que haba bebido, lo provocaba demasiado. Tras el puntazo, el Sandro estuvo inconsciente unos cinco minutos, luego cay y el mismo Brusli se encarg de llevarlo a la asistencia pblica en un taxi. Muri en el trayecto y el Brusli se lav las manos dicindoles a los mdicos que l lo haba recogido herido en la calle y que solo hizo una obra de caridad llevndolo a que lo curen. La Maribel La Maribel era una negrita nacida, en los Yungas que se vino a La Paz para probar fortuna. Cuando la conoc, tena unos 1B aos y un cuerpo que despertaba en los hombres algo ms que simple admiracin. Se le ocurri enamorarse de Javier, hermano menor del Manotas (ex integrante de la pandilla Los Marqueses y, sobrino legtimo de un ex-Canciller de la Repblica entre otras cosas). Javier le ense a beber como beben los artistas: trago fuerte. Ella empez a conocer lo que era amanecerse en cantinas, en la calle y sin tener dnde dormir, pensando ingenuamente que l la quera. En realidad, Javier slo esperaba que vaya a putear con los caas y, con el dinero ganado, comprar ms trago. Este cuate se pasaba de desgraciado. Cuando el cuerpo le peda descanso, se iba a su casa tranquilamente dejando a la Negra durmiendo en las cantinas. Con el tiempo, la Negra se volvi una conchuda y haca llorar a los caaverales que se quedaban durmiendo en Las Carpas o en lo del Germn. Muchas veces el Germn, la hizo quedar a que le caliente la cama; pero cuando la vea cagada, la sacaba de su boliche a empujones y no le permita que ni siquiera le eche una roncadita. As noms pasaba su

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Victor Hugo Viscarra vida. En una de sas la vi en el surtidor de kerosn de Chijini, corneteando con los artistas que paran en ese sector; tena un ojo en tinta y varios moretones en las manos y los pies. Javier estaba con ella y dijo que le haba sacado la mugre a la Negra de puro gusto. En una de sas apareci con su panza crecida y todos estaban seguros que Javier la haba embombado. Un da de esos, este cuate la peg en plena calle con tal brutalidad que le encaj varios, puntapis en el vientre, mandndola al hospital. All muri. Como homenaje, los artistas con los que caaba, le echaron varios tragos por el eterno descanso de su alma. El Capulina Entre los koleros baratos de La Paz y terminaron de mala manera, me acuerdo del Capulina, un palomillo firme que haca llorar a los giles en el sector del Mercado Negro. Tendra quince aos, cuando se enamor de la Techy, una tipa mucho mayor que venda frescos de mok'ochinche . Todo lo que el Capulina robaba le daba a la Teresa, y cuando encanaba, le haca saber a ella para que lo saque. Un da de esos, el Capulina tir cana y por ms que le hizo saber a la Techy, ella no fue a visitarlo. Cuando el chango sali en libertad fue a buscarla, pero la Techy lo mand al diablo. Le dijo que ella no se ensuciaba con llokallas cagaleches y que ms le gustaban los hombres que la hacan vivir y por eso se haba concubinado con el Miliciano, un choro de unos 35 aos que haba prometido afeitarle la sacara al Capulina. Como ste se haba enamorado de verdad de la Teresa, al ver que ella lo botaba como a perro, se fue a caar, y cuando estaba hebreo, baj hasta la avenida del Poeta, y se suicid abrindose las venas con una gillette. El Cementerio de los Elefantes Tembladerani es la zona ms frecuentada por los artilleros de La Paz, y acaso sea por esto que all est la mayor cantidad de cantinas que venden los tragos ms infames. Para el que quiere tragos suaves hay cantinas que as lo sirven; para el que quiere tragos fuertes tambin hay especializadas', y para los que buscan morir al pie del can, es decir los que quieren suicidarse bebiendo sin parar, est el traguero de doa Hortensia, ms conocido entre los artistas como el Cementerio de los elefantes. Gran parte de los cadveres que la Polica recoge en la zona, a causa de una intoxicacin alcohlica son sacados en la madrugada de este traguerio y arrojados a alguna callejuela alejada para que sean recogidos por la furgoneta de Homicidios. Este lugar no es tan macabro corno parece. Al contrario, cuando uno va en el da, es una cantinita acogedora, y no resulta extrao ver a los artistas compartiendo animadamente sus tragos entre charlas y maldiciones. Atiende desde las cinco de la madrugada hasta las siete u ocho de la noche; pero el artista que, tras haber decidido suicidarse con trago, ha macheteado suficiente dinero para este fin, puede quedarse en el local. No para dormir sino para continuar la farruqueada toda la noche. Ms la tarraya no la realiza en el patio, porque en vez de morir intoxicado puede terminar resfriado, por lo que doa Hortensia hace entrar al suicida en un pequeo cuarto y ah lo acomoda para que el susodicho termine apaciblemente con su existencia. El cuarto en s no es gran cosa, lo nico que tiene es una mesa pequea, una silla a punto de pedir su jubilacin, una oxidada lata de manteca que sirve para orinar en un rincn y en otro de los rincones, un viejo colchn de paja para que el suicida pueda dormir lo indispensable mientras su cuerpo digiere el trago consumido. Como los bebedores tienen el pulso de pajero empedernido, doa Hortensia les vende el trago en un baldecito plstico en donde caben hasta dos litros de lquido. Para que beba, a falta de un vaso de cristal, les da un vasito vaco de yogurt, y para que el tipo no se eche atrs, una vez que le ha servido el primer balde de trago, le cierra la puerta con candado, cuya llave guarda en uno de los bolsillos de su pollera. El cuarto queda iluminado por un foco durante toda la noche, y como no hay ni siquiera un poco de msica que alegre el ambiente, el hombre puede meter su vasito en el balde, llenarlo de trago y bebrselo sin tener la obligacin de decir "salud" a nadie. Si en una de sas se le agota el balde de trago, no tiene ms que llamar a la puerta y doa Hortensia sobre el pucho te trae otro lleno, pero eso s, el trago no se lo da gratis, hay que pagarlo al contado y sobre la marcha, Dicen que la comida ayuda a combatir los

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Victor Hugo Viscarra estragos que hace el trago en el cuerpo, y como esto sera perjudicial para el negocio, al caa que entra al cuarto ni siquiera le da la hora; adems, cuando uno est borracho, la comida es lo que menos interesa. Me contaron que hubo tipos que duraron hasta dos semanas chupando como descosidos, sin meterle nadita de comida, y que murieron a duras penas Tambin ha habido otros que no duraron ni dos das; sea como sea, no hay semana en que por lo menos uno se presente voluntariamente para pedirle a doa Hortensia que le deje chupar sin descanso. Entre los artistas de Tembladerani, especialmente aquellos que van de madrugada a lo de doa Horte. para empezar su jornada, es normal enterarse que en el cuartito alguien le est echando como si el trago se acabara. Cuando hay necesidad de botarlo a la calle, a eso de las tres o cuatro de la madrugada, no faltan voluntarios para despus de dona Hortensia rastrilla los bolsillos del occiso llevarlo a cualquier callejn olvidado y ya de da que lo recoja la furgoneta de Homicidios, a veces es la misma duea la que llama al 110 diciendo que en tal lugar hay un hombre que parece muerto pero en general son los vecinos quienes comunican a la polica la ingrata noticia. El padre Daniel Strechtt, un curita extranjero que trabaja en La Paz con los artiileros, me contaba que en cierta oportunidad habl sobre el terna con oficiales de la Polica, preguntndoles por qu no clausuraban esa cantina. Le respondieron que para la Polica ese tipo de negocios era algo as como una ayuda porque, a su manera, reduca el nmero caballeros no saben que, por cada artillero muerto, hay otros diez para remplazarlo. Por las maanas y por las tardes, es decir dos veces al da, el 110 pasa por la puerta del Cementerio de los elefantes; pero no a impedir que los caas sigan chupando: van a sacarle plata a la duea para que el local siga funcionando. Los cuates cuentan que hay otros cementerios en el mismo barrio y eso puede ser cierto. No se explica de otra manera que cada semana aparezcan en slo ese sector tres o cuatro muertos a causa de una sospechosa intoxicacin alcohlica. Tres velorios Bambi y familia Los velorios a los que he asistido casi siempre han sido de personas que han muerto por intoxicacin alcohlica. El primero fue por los aos 73,74, cuando muri un ex-luchador del ring, llamado el Bambi. Este amigo habitaba un cuartucho semiderruido al final del callejn donde yo viva con mi padre. All tambin vivan su mujer, sus dos entenados (Juan de dieciocho aos y el otro de unos diez), el Santiaguito, de unos tres o cuatro aos, que era el encargado de buscar el trago en la tienda de don Valico: el Sapo, un alcohlico que era uno de los mejores amigos del Bambi; un chofer que deca ser primo carnal de la mujer del Bambi, y otras tres o cuatro personas que venan a echarle sus traguitos. El Bambi acostumbraba a perderse de su casa hasta una semana, para irse a emborrachar a las cantinas ms infames de la ciudad. En esa poca estaban en su auge las cantinas de las calles Coroico, Yungas y Castro. Y como esas escapadas eran frecuentes, su mujer no se preocupaba gran cosa. Ella segua emborrachndose en el cuartucho con los amigos de su marido. El hijo mayor de la seora era un choro avezado que no respetaba ni a los papas de sus amigos, con decir que hasta al mo lo asalt, una noche que se recoga tras festejar su infalible viernes de soltero. Era el que financiaba en parte las farras diarias de su madre. Su padrastro y los amigos que llegaban al cuarto. El Santiaguito era un mocoso que se gan el aprecio de los vecinos ya la vez su lstima, porque tena todo el pecho quemado con agua hervida, desde el cuello hasta el estmago. No s quin sera, el que recomend a sus padres que lo curaran con grasa sucia de autos que le ponan como pomada y despus le amarraban con una tela blanca a manera de babero. Sobre su cuerpo slo se pona un abriguito caf y como tena un sombrero pequeo, cuando iba por el callejn, pareca un caballero chapado a la antigua encogido repentinamente. Siempre llevaba en uno de sus bolsillos la botella plstica en la que compraba alcohol. Por las noches sus padres lo hacan dormir en un rincn de la nica cama, mientras los adultos seguan tomando como si nada. El otro hijo de la seora siempre paraba en la calle; como se haba vuelto palomillo, su madre tuvo que ir a sacarlo varias veces del Patronato adonde lo llevaban desde las celdas de la Polica Un da, uno de los vecinos avis a la seora que su marido estaba en una de las mesas de cemento de la morgue. Cuando averiguaron los pormenores del fallecimiento, se supo que al Bambi lo haban recogido, intoxicado. Algunos de los vecinos reunieron un poco de dinero para ayudar a la

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Victor Hugo Viscarra mujer en los gastos del entierro, mientras que los cuates que venan a farrear a su cuarto se encargaron de buscar el trago necesario para el velorio. Entonces yo tena quince aos y, aprovechando que mi padre no controlaba mis salidas, fui al cuarto del Bambi para velar su memoria y darte a la viuda el psame reglamentario. No se pudo recoger el cadver porque no haba alcanzado la plata. As que solamente se puso en una pequea banca la ropa, que al da siguiente se llevara a la morgue para vestir el cuerpo, llevarlo luego hasta el cementerio general y enterrarlo en una fosa comn. No recuerdo como se llamaba la viuda, pero s que ella estuvo llorando amargamente hasta pasada la media noche y el nico que la consolaba era su primo, que haba dejado de trabajar de chofer cuando su mujer lo bot de su casa por sus borracheras continuas. Muchos de los vecinos del callejn, todos varones, vinieron al cuarto de Bambi para darle el psame a la viuda y de paso ayudarla con algn dinero. Estaban un rato y luego se marchaban, y creo que el nico que estuvo hasta la madrugada fui yo, ya que nadie quera quedarse ms de lo necesario, por temor a las pulgas y piojos. En ese cuarto, construido sobre un morro de tierra, no haba luz elctrica, as que no era de extraar que el Bambi fuera velado a la luz de unas velas. Al da siguiente no pude ir al cementerio, porque el sueo no me permita tenerme en pie y tuve que irme a mi casa para dormir. Despert en la tard y a eso de las seis fui al el cuarto de la viuda para que me contara los pormenores del entierro. Cuando me vio se puso a llorar, diciendo que yo era uno de los pocos amigos que tenan ella y el difunto en el callejn, puesto que los dems los rechazaban por ser alcohlicos. Una vez que se hubo calmado, dijo que, gracias a Dios, el Bambi descansaba en paz y lo haban enterrado antes de que los estudiantes de medicina lo utilicen en sus prcticas. Me qued con ellos (la viuda, su primo el chofer, el Santiaguito y otro cuate que antes de echarse a perder haba sido relojero) hasta- eso de las nueve de la noche. Al retirarme me di cuenta de que la mujer del Bambi encontr consuelo en los brazos de su primo, puesto que esa noche se durmi con l. A partir de entonces l ocupaba el lugar que el Bambi haba dejado vaco. Meses despus, la seora enfermo de un mal venreo y la tuvieron que internar en el hospital, donde falleci sin que nadie la ayudara. La Polica, que fue llamada por los vecinos, vino a llevarse a! Santiaguito para internarlo en, el Patronato, donde falleci antes de cumplir los cinco aos. Alguien contrat cierto da a un albail para que demoliese el cuarto. Lo ltimo que supe de los otros hijos de la seora, fue que a Juan lo metieron en la granja correccional de Miguillas, y que su otro hijo se volvi un experto delincuente. Guio de una viuda En 1980 hubo un golpe de Estado que oblig a los noctmbulos a recogerse ms temprano para no caer presos, por el toque de queda. Una tarde me encontr en la plaza de San Pedro con mi amigo Julio, el cual me invit al boliche de la Zaida para hacerle algunos tragos mientras jugbamos cacho. Este cuate trabajaba en el Prado lavando carros, y como siempre yo pasaba por ese lugar, nos hicimos amigos. Ms o menos las diez de la noche, quise despedirme porque deba ir hasta Villa Pabn. Julio me dijo que no me preocupara, l saba que esa noche iban a velar a uno de sus amigos que haba muerto intoxicado, por lo que yo estaba invitado a asistir, acept y, tras quedarnos un rato ms en la cantina, nos fuimos caminando hasta la avenida Simn Bolvar, donde, en uno de sus innumerables callejones, el difunto haba vivido con su mujer y sus hijos En una tienda compramos una lata de alcohol, cigarrillos Astoria, bolsitas de t, media libra de coca, azcar y una cajita de fsforos. Esas cosas seran nuestra carta de presentacin ante los dolientes y amigos del que en vida fue. Al llegar a la casa, reconoc entre los presentes a varios amigos con los cuales tena una amistad de muchos aos, como el k'encha Adelio, un machetero ya veteco, cuya debilidad eran los hombres y no saba cmo disimularlo. Estaba tambin el Banzer, otro machetero que paraba en el surtidor de gasolina de la cancha Zapata. Era idntico a Banzer, desde la estatura y el color del cabello. La Vitola, su mam y su padre poltico eran otros que haban ido para farrear a costa del difunto. El padrastro de la Vitola va a machetear a la avenida 6 de Agosto, se sienta en la puerta del Snack Shop, y colocando su gorro entre sus piernas, mira con cara d dame un peso a las personas que entran a comer hamburguesas. Otro que estaba all era el Muru, que para entonces ya se haba separado de su mujer y estaba incorporado a la artillera pesada.

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Victor Hugo Viscarra El Muru dej de chupar una buena temporada tras saber que su padre haba muerto, y corno su viejo trabajaba en la Alcalda, fue encargado de tramitar todos los beneficios sociales que le correspondan al difunto. De paso vendi la casa de su padre y todo el dinero le entreg a su mujer, con la que se haba reconciliado, para que lo depositen en el banco a nombre Ce sus hijos. Algn mal amigo le hizo comenzar de nuevo; cuado volvi a agarrar la copa, empez a echarle tupido; su mujer, cansada, lo bot a la calle y ya no quiso aceptarlo. Al Mui, tambin lo recogieron de la calle completamente intoxicado, su mujer se neg a gastar en el entierro, ni quiso llevar luto por quien fue su marido. La duea de casa les haba prestado su sala para el velorio; como los familiares no haban podido recoger el cadver de la morgue, en medio de la sala estaba el atad vaco, rodeado de cuatro velas grandes encenderlas, y la ropa que al da siguiente le sera cambiada. Alrededor los amigos y amigas del difunto hablaban slo de las buenas acciones que en vida hiciera, que de antemano eran pocas; se olvidaban premeditadamente de las pateaduras que le daba a su mujer. Julio me contaba que el occiso se pasaba Ce celoso; cada vez que se recoga borracho buscaba a su mujer para pegarle por cualquier motivo y ella tena que escapar hasta el cuarto de la duea de casa para que la protegiese. Sera ms o menos la media noche cuando por centsima vez el K'encha Adelio se puso de pie y pidi a los presentes que elevaran al cielo una oracin por el eterno descanso del muerto. Todos rezamos varios padrenuestros y avemaras, y al terminar, el Adelio dijo: "Que se reciba la oracin", a lo que contestamos con un "amn". Nos volvimos a sentar y fue entonces que me di cuenta que la viuda no estaba tan amargada que se diga, ya que cada vez que la miraba, me sonrea de una manera que nada tena de desconsuelo. Como ya estaba borracho, en voz alta le dije a mi amigo Julio: "Esta viuda s que haba sido alegre, con un ojo llora mientras que con el otro me guia...". No recuerdo quin fue el que me lanz un puetazo en la cara. Al da siguiente aparec caminando por el estadio de Miraflores, y cuando volv a encontrarme con mi amigo en el Prado, l tampoco se acordaba del velorio. La soledad de don Jimmy En 1972, cuando estudiaba en primero medio, la materia que ms detestaba era el ingls. Como era materia obligatoria, tuve que ir al desquite. Como de ingls yo no saba naranjas, mi padre busc un profesor particular para que me enseara los rudimentos de ese idioma. Fue entonces que conoc a don Jaime, el cual me daba lecciones en su casa de la calle Graneros, en pleno Mercado Negro. l viva en una especie de conventillo, ocupando dos piezas. La que daba al patio la destinaba para que algunas vendedoras del Mercado Negro guardaran sus bultos de mercadera. La pieza del fondo era dormitorio de l, su mam y su hijo, al cual slo entraban amigos de confianza. Don Jaime se haba casado con una beniana, que lo abandon para irse con un tipo que hasta un tiempo antes haba trabajado en el cine imperio. Don Jimmy, como le decamos los amigos, se propuso criar a su hijo con la ayuda de su madre, Para entonces ya le gustaba echarle sus traguitos todos los fines de semana. Un da de esos regres su mujer, y sin que lo advirtiesen, rapt a su hijo y se lo llev a vivir con ella. Esto fue mortal para la abuela, que en pocas semanas se enferm de amartelo. No haba un solo da en que esta pobre seora no llorara la falta de su nieto, casi no coma y se pasaba el da p'ijchando coca y tomando sus traguitos. Un da la seora cay enferma y muri. Don Jimmy dej de trabajar como profesor de ingls y se dedic de lleno a la artillera pesada tomando como descosido. La duea de casa le pidi que le devolviera uno de los cuartos y don Jimmy tuvo que sacar su cama a la pieza que daba al patio. Hizo tapar con adobes la puerta que comunicaba ambas piezas, haciendo abrir otra puerta para la pieza del fondo, Don Jimmy tena una ta que, a cambio de un poco de comida, le prohibi que reciba bultos de las comerciantes para evitar que destine ese dinero a la compra de alcohol. La nica persona que guardaba sus bancos de madera era doa Carlota, que viva en la misma casa y venda comida en el Mercado Negro. Quien se dedica a la artillera pesada, aprende la manera de financiar sus tragos sin necesidad de trabajar. As, don Jimmy aprendi a conseguir dinero, con que compraba sus traguitos y, de vez en cuando, iba a ponerse al da a la avenida Kennedy donde buscaba a la Lina, una prostituta que era su casera haca muchos aos. Un da de esos, don Jimmy no se pudo levantar de la cama. Cuando lo visit, me mostr que sus piernas se haban hinchado. Con sus manos sucedi otro tanto, le costaba trabajo el sostener un jarro lleno de lquido. Lo internaron en el hospital y, al recuperar un poco, le dieron de alta. Don Jimmy volvi a su cuarto donde no haca otra cosa que hablar de su hijo y de su mam ausente. En la misma casa viva otro cuate que era de mi tanda, con l visitbamos a don Jaime y lo obligbamos a pasear las calles con nosotros. Fue en una de sas que don Jimmy se ech unos tragos, otra vez le agarr

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Victor Hugo Viscarra el gusto y ya no quiso saber de rehabilitarse. Otra vez el cuerpo empez a hinchrsele y cuando la inflamacin le llegaba a la rodilla, cay en cama y haba que ayudarle tanto para sentarse como para abrigarse. Su ta sigui Llevndole la comida y cada vez que iba al cuarto, le echaba un sermn al punto que, don Jaime me deca en confianza, le daba ganas de mandarla al diablo, porque slo vena a amargarle. En su cabecera pona una lata pequea que le serva de bacinica, y como no poda sostenerse de pie, el estmago empez a vencerlo en su propia cama. Poco a poco el mal olor empez a inundarlo todo y hasta doa Carlota dej de guardar sus bancos porque sus clientes se quejaban de que tenan olor a mierda. En los ltimos das, don Jimmy ya no poda comer nada slido y slo se alimentaba con un poco de t azucarado. Un domingo en la noche, tras una discusin con mi enamorada, me fui a una cantina a matar mi disgusto con unos tragos. Una vez mareado, perd la nocin de las cosas y recuper el conocimiento en el cuarto de don Jimmy. l me cont que haba llegado a eso de las dos de la maana y que de caa le haba contado mi problema con Elena, la causa de mis desventuras. En una de sas me haba quedado dormido, sentado sobre una silla vieja. Ese lunes me desped de don Jaime, con la promesa de visitarlo por la noche, pues deca que se senta muy solo. Volv a su cuarto a eso de las ocho de la noche y, al entrar, me llam doa Carlota para avisarme que don Jimmy haba muerto en la tarde y que en esos momentos lo estaban velando en la mutual EI Porvenir. En compaa de Elmer, el cuate que viva en la casa, fuimos a velarlo. All encontramos a los familiares de don Jaime y que slo aparecieron a la hora de su muerte. La morgue y ramas anexas All por 1975 tena un amigo de mal nombre Saquito de Yute. Era tan petiso que al andar con nosotros pareca nuestro hermanito menor. En las cantinas no lo queran atender porque pensaban que era menor de edad. l Saquito de Yute me present cierta tarde a Carlos que trabajaba en el Hospital General lavando coches y que era amigo del morguero. Una tarde que pasbamos por el hospital, buscamos al cuate que lavaba autos. Cuando charlbamos con l, vino el morguero y le dijo a Carlos que necesitaba ayuda para despachar a un alojado que se iba a cambiar de domicilio. Al vernos agreg: "Si tus amigos quieren, pueden venir tambin, as terminamos rpido". Fuimos a la morgue, que provisionalmente funcionaba en un pequeo cuarto detrs de la cocina del hospital mientras construan una nueva. All vimos un tantazo de gente que esperaba que el morguero arreglase a su muerto para llevarlo al cementerio. Una seora de pollera nos entreg un termo de agua hervida, un rollo d algodn ropa limpia, alcohol y cigarrillos, recomendando al morguero que limpiara, con cuidado las manchas de sangre del difunto. ste prometi hacerlo as y tras meternos al cuarto improvisado, asegur la puerta para trabajar sin que nadie nos moleste. Francamente me dio miedo estar entre cadveres que parecan mirarnos con malos ojos. El morguero desnud por completo al difunto y nos entreg una manguera para que lavramos al occiso con fuerza para sacarle las manchas de sangre. Al principio nos dio miedo, pero tras aprender cmo hacerlo, vencimos nuestro temor y comenzamos a limpiar como quien limpia un piso sucio. Una vez sacada la mugre, secamos el cuerpo con la ropa que luego le puso el morguero. Lo nico que le cambi fue la camisa y la corbata. Lo visti como si fuera un mueco, en una de sas le apret tanto la corbata que el difunto se puso morado. Una vez listo, lo acomodamos en el cajn y tras ponerlo cmodo, clavamos la tapa, abrimos la puerta e hicimos pasar a los dolientes para que se lo llevaran. Previo pago por haberlo acicalado decorosamente. Una seora nos pag una buena suma de dinero a cada uno y cuando pregunt cmo lo habamos limpiado le dijimos que lo hicimos con agua tibia y algodn. Cuando se marcharon, Carlos prepar unos traguitos para recomponer el cuerpo. Mientras brindbamos, el morguero le dijo a Carlos que poda llevarse la ropa que haban trado para cambiar al difunto, ya sea para venderla o para usarla. Cuando necesito un poco de paz para ordenar mis ideas y tratar de inspirarme algn rayazo, me voy hasta el cementerio. Me pierdo entre las tumbas y mausoleos hasta encontrar un lugar tranquilo y callado, all me siento sobre cualquier banca de madera y dejo volar mi imaginacin. Como los entierros son diarios, suelo encontrarme con algunos conocidos, entre ellos el padre Daniel que siempre est enterrando a algn alcohlico sin familiares que recen por l. Me imagino que la mayora de las misas que celebra, deben ser para !as almas de los que murieron en la calle y que en alguna oportunidad se alojaron en el albergue de Tembladerani, o los conoci en el hospital o la calle. Tambin me gusta entrar a la capilla del cementerio, especialmente durante las misas de cuerpo presente. Uno de los curas que celebra estas misas es el padre Maldonado, que vive en el callejn donde yo pas muchos aos cuando viva con mi pap Frente al Hospital General est la Facultad de Medicina, donde legiones de estudiantes aprenden los rudimentos que les

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Victor Hugo Viscarra permitirn ser buenos matasanos. En el fondo del edificio, en un segundo piso, se halla la sala de Morfologa. Una maana caminaba por las calles muerto de sueo y con la moral por los suelos, cuando se me ocurri ir a conversar con un cuate mdico que dicta clases all. Me dijeron que estaba en la sala de Morfologa. Fui al lugar que me indicaron y cuando entr mi moral tuvo una bajada brusca. Me encontr entre cadveres charqueados como ante un puesto de venta de carne. Haba cadveres de hombres, mujeres, nios, ancianos, inclusive fetos, de todos ellos colgaban unas latas, de las cuales salan unas mangueritas plsticas que entraban a los cuerpos. Seguramente las latas contenan formol. Algunos cuerpos haban sido cortajeados, sus venas, tendones, msculos y dems vainas estaban marcados con diversos colores, parecan la papeleta multicolor y multisigno. Creo que haba ms de veinte cadveres, trasladados secretamente de la morgue hasta esta sala. La mayora era gente humilde. De haber estado con otro estado de nimo, me habra interiorizado de los tejemanejes entre la morgue y esta sala, pero slo atin a abandonar el lugar. Los Vampiros Se llaman claneadores y bombeadores a las personas que por necesidades econmicas. o por mantener el vicio, venden su sangre. Muchos se han ido al cajn por exagerar. Conoc a uno que lo haca cada quince das. En menos de un ao se fue al cajn. En La Paz hay cualquier cantidad de laboratorios y clnicas que se dedican a la compra y venta de sangre humana. Entre los que trabajan legalmente, estn: la Clnica Americana, el Hospital General, la Clnica Santa Fe, el Hospital Obrero, la Clnica Aranda y el instituto del Trax. Pero tambin hay gente que se dedica a la compra de sangre en forma clandestina y la ms famosa es una ex empleada del Hospital General, que, sin siquiera haber sido estudiante de Medicina, le llaman la Doctora Lucila. Ha ganado tanto dinero que tiene una casa de tres pisos, y un automvil esperando en la puerta con chofer contratado. Los donadores antiguos que la conocen desde que trabajaba en el hospital como empleada del laboratorio de sangre, cuentan que la despidieron al sorprenderla sacando sangre a donadores rechazados por tener macoplito bajo, es decir aquellos que sufran anemia. Tras ser despedida, empez a llevar a todos esos donantes a su casa para sacarles el medio litro correspondiente de sangre. Cada maana se juntaban en su puerta hasta diez donantes, en su mayora jvenes, a los cuales les sacaba sangre pagndoles apenas un poco ms de la mitad del precio que pagan las clnicas legalmente establecidas. La sangre que ella sacaba la venda a clnicas y hospitales que no contaban con laboratorio propio (Hospital Juan XXlll, Clnica Tarnier, Clnica Urme, Clnica del Banco Central, etc.). Las veces que necesitaba un donante de un grupo especfico de sangre, se iba al alojamiento del Ejrcito de Salvacin, para conseguir la persona requerida. El ms buscado y cotizado por la vampira Lucila era el Pato, con sangre del grupo A. Otros vampiros clandestinos son: El doctor Aguilar, quien acostumbraba a sacar sangre a los donantes casi anmicos para transfusiones a pacientes que sufran de poliglobulia; el doctor Arralde, cuyo consultorio mdico atenda las 24 horas del da. Llev a trabar relaciones con donantes, a los que pagaba una tarifa casi similar a la que pagan en los hospitales. Otros son e! doctor Peredo, el doctor Rodrigo... El dos de enero de 1976, da de mi cumpleaos, sal del Ejrcito de Salvacin, sin un peso en el bolsillo, por lo que me anim a visitar a la doctora Lucila para venderle medio litro de sangre. Cuando llegu, sin hacerme ningn chequeo) mdico, me mand a que me echara sobre un sof. Tras extraerme la sangre, me pag ochenta pesos, que tan slo me serviran para pasarla ese da. Era el jornal de un ayudante de pintor de brocha gorda. Una vez que hube salido de su casa, fui al mercado Yungas para comer un plato de jak'onta. Todos los donantes anmicos van a este mercado porque la preparan como para resucitar muertos. Las vendedoras ya los conocen y por eso acostumbran a darles yapa con puro caldito. Llegando al mercado, antes de entrar busqu el dinero en mis bolsillos y casi me hago dar un ataque al comprobar que lo haba perdido. Busqu en la calle y por los lugares que haba caminado, pero fue intil, el dinero no apareci. Ese fue uno de los cumpleaos ms perros que he pasado. Estaba de hambre, sin dinero, con la moral baja y con medio litro de sangre menos. Por los aos 75-78, estaba de moda entre los alojados del Ejrcito de Salvacin y de los desocupados le la calle Yungas, el ir hasta el instituto del Trax para someterse a los experimentos del cataterismo. El dinero que reciban les aseguraba la alimentacin por lo menos durante dos semanas. Inicialmente, segn me contaron, tenan que buscar a un mdico francs, para que les tomara muestras de sangre. Posteriormente los voluntarios entraban en una habitacin

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Victor Hugo Viscarra llena de aparatos y bicicletas afirmadas en el piso, donde deban realizar ejercicios fsicos para que les midan la presin y el pulso. Despus de muchos ejercicios violentos, les hacan echar sobre unas mesas donde los anestesiaban, para hacerles luego un corte a la altura dc uno de los codos, por donde le introducan una sonda que llegaba hasta el corazn, por otra incisin a la altura de la vejiga, les metan otra sonda, que tambin llegaba al corazn. Luego les sacaban sangre para analizarla y sabe Dios para qu serviran los resultados. Mis dos amigos decan que, antes de someterse al experimento, una enfermera les haca firmar una hoja impresa en la que ellos declaraban que se sometan voluntariamente al experimento y que, en caso de que pasara algo imprevisto, el instituto no se responsabilizaba en lo ms mnimo. No s si todava se realizan estos experimentos, pues ya no he odo hablar de ellos entre quienes vivan tanto de vender sangre como de someterse al cataterismo. Cosas de locos En noviembre de 1984 me di cuenta que la exagerada ingestin de trago estaba haciendo tabla rasa con mis neuronas, al punto de intoxicar a la lombriz solitaria que tena en mi estmago. Alguien me dijo que con ese tren de vida, terminara loco. No digo que me asust, pero s me preocup bastante y quise buscar un freno ms o menos radical a mi problema. Lo primero que hice fue buscar a mi amigo Cecilio que trabajaba en el pabelln de Psiquiatra del Hospital General. Cuando le plante el motivo de mi visita, me recomend que me internase en el pabelln para poder estar en contacto permanente conmigo y de paso ver de cerca la manera de vivir de los enfermos mentales. Tuve que pensar mucho para decidir internarme. La primera semana de enero de 1985, llevando una bolsa con sueros y vitaminas, ingrese al pabelln de Psiquiatra. Una vez formalizada mi internacin, entregu a doa Modesta (una de las enfermeras) mis sueros y vitaminas y empec a recorrer el lugar que durante diez das habra de ser una especie de hogar para m. All vivan drogadictos, tarados, dementes y paranoicos de ambos sexos. A la entrada estaban los consultorios mdicos; al fondo del jardn, el comedor y el dormitorio de mujeres; atrs quedaba un pequeo patio que serva como lavandera adonde muy pocos tenan acceso para evitar que alguien tratara de escapar por ah. A la izquierda quedaba el dormitorio de varones, la sala de tratamiento y la enfermera. Todos los pacientes compartamos el mismo patio-jardn (el da que yo entr haba once varones y otro tanto de mujeres). Los pocos contactos que tenan los pacientes de ambos sexos para hablar entre ellos, eran en las terapias de grupo de cada maana. Entonces venan los bombillas (estudiantes del ltimo curso de Enfermera), para aliviarnos el aburrimiento del encierro. Entre los pacientes varones recuerdo a Julio, un alcohlico que haba sido internado muchas veces. Incluso, tras una operacin, le haban colocado una plaqueta de espiral en el estmago para atenuar su aficin por el alcohol. Parece que no dio resultado porque l tomaba con ms ganas que antes. Eulogio llevaba algo ms de tres meses interno: tal vez por la mala administracin de los medicamentos, su mal se agrav, se volvi un perfecto tarado que haba perdido la nocin de las cosas, y a lo que ms temor tena era a las pastillas que le daban. Vctor era un muchacho que no poda controlar su agresividad, en el pabelln le rompi el tabique nasal al loquero Paulino ya una de las enfermeras. Jorge, otro demente agresivo, siempre amenazaba pegar al primero que lo contradijera. Los loqueros le temblaban debido al fsico que se gastaba. Por las noches deban hacerlo dormir a plan de pastillas. El Fraile casi no hablaba; era el ayudante gratuito de los loqueros, quienes lo premiaban sobrndole un poco de comida en las ollas que despus deba lavar. Era un manitico por la limpieza y siempre estaba metido en los baos baldendolos, o llenando una tina vieja que haba en el pato y que serva para remojar los trapeadores. Los dos Monos llamados as porque haban perdido sus facultades mentales-- simplemente vegetaban en el pabelln sin que nadie se preocupara por ellos. El uno la pasaba sentado como chullpa rascndose la cabeza, incluso en las horas de la comida; el otro tena la costumbre de tragar los alimentos y, mientras caminaba igual que una vaca, haca volver la comida de su estmago a su boca y tranquilamente se pona a rumir. Su mana era buscar entre los veladores algo que se pudiese llevar a la boca" Si encontraba alguna cscara de pltano o naranja en la lata de basura, sin decir esta boca es ma se la coma sobre la marcha. Una vez le pregunt a Julio por qu los Monos estaban internados durante aos. Me dijo que eran los conejillos de indias para que los futuros psiquiatras ensayen algunos experimentos, ya que ellos perdieron la nocin de las cosas y lo nico que hacan era esperar la comida. Del Richard, contaban que su infancia y

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Victor Hugo Viscarra juventud las haba pasado en el exterior y que dominaba varios idiomas. Le colocaban no s qu inyecciones que lo mantenan con una ansiedad que no le permita sentarse tranquilo, siempre estaba caminando por el patio con la cabeza gacha v pensativo A momentos se detena y levantando una de sus manos haca el cielo gritaba:"No me atormente ms!". Despus, como si nada pasara, segua caminando alrededor del patio. La ltima vez que lo haban llevado a su casa. sus familiares lo encontraron en una de las piezas riendo histricamente mientras sostena un revlver y a sus pies yaca el gato acribillado a balazos. A la, Juana no se le poda captar si lo que nos hablaba era cierto o era tan slo desvaro. Fue internada un jueves; los del 110 la trajeron completamente mojada desde la terminal de buses donde la haban tenido que baldear para controlar su ataque de locura. Slo el sbado por la tarde se supo que tena un mal venreo en estado avanzado. Aun as ella segua molestando a los hombres como si quisiera encamarse con todos.

Cuando se descubri su enfermedad, pese a que haba una enfermera de turno, no se tom ninguna medida preventiva, ni siquiera en el uso de platos y jarros Slo la llevaron a la sala de tratamiento para hacerle un electroshock y un raspaje en las partes afectadas. As estuvieron-las cosas hasta que al da siguiente. Martes, dos estudiantes de enfermera la llevaron al pabelln de ginecologa para seguir con el trata miento respectivo. Juana sali de nuestro pabelln como si estuviese realmente jodida. Caminaba dibujando en su rostro un rictus de atormentada y las enfrmenlas tenan que sujetarla para que no se caiga. Cuando estuvo afuera dio un empujn a las dos muchachas y empez a correr como o qu realmente era: una loca. Cuando otra de las enfermeras trat de detenerla, Juana agarro una piedra y amenaz con arrojrsela s es que la detena Finalmente pudo escapar y no volvieron a internarla. Dos loqueros atendan a los pacientes. Paulino tena en uno de sus bolsillos un pedazo de cable con el que sonaba a los que se hacan dar su ataque. El otro, domingo, aunque ya estaba pasando los sesenta aos, tambin se haca respetar con los pacientes agresivos. Para las mujeres tambin haba dos viejas que atendan, les traan la comida y cuidaban que no pase nada anormal entre ellas. Por las noches, aparte del mdico internista, se quedaba con los pacientes otro sirviente que haca su turno de siete de la noche a siete de la maana. Permanentemente estbamos con hambre. En el desayuno tan slo nos daban una taza de t, en la hora del almuerzo un plato de maicena y otro de vainitas verdes cocidas. Para el t, otro Jarro de t puro, y a las cinco de la tarde, la hora de la cena, otro plato de vainitas verdes cocidas, con lo cual tenamos que estar conformes hasta las ocho de la maana del da siguiente que era la hora del desayuno: una taza de t... Los macheteros La Paz, como toda ciudad que se respete, y tiene una legin de mendigos ambulantes que atraviesan las calles buscando su sustento diario. Los macheteros pertenecen a los dos sexos, as como hay viejos, hay tambin adultos, jvenes y nios. Estos ltimos en nmero excesivo. Existen varias clases de macheteros; los que se sientan en las puertas de iglesias; los que se estacionan en las calles ms concurridas; los que trajinan por calles y mercados; los que tratan de volver pobres a los curas, monjas y pastores evanglicos; los que "trabajan" en embajadas, casas comerciales e importadoras; y los que se dedican nica y exclusivamente a buscar medicamentos. Payasito De los nios que machetean por la ciudad es frecuente verlos por calles y cantinas el ms conocido es el Payasito, un mocoso que an no debe tener diez aos. El Payasito tiene la mala costumbre de gastar sumas apreciables en juegos electrnicos y se ha vuelto experto en el uso de esas mquinas. Como all tiene que gastar dinero, el Payasito acta en la Prez Velasco como un cmico en ciernes. Al pblico le pide que le ayuden "con un granito de arena, con lo que les dicte su corazn", Si esto no da resultado, el Payasito se va a los bares del centro y se pone a cantar la cancin "Payaso", o "Volver, volver" y luego recorre las mesas para solicitar una colaboracin a los que estn caando Segn pude ver, al Payasito le est empezando a gustar el trag fuerte; dentro de poco ser todo un experto en tragos, porque no faltan caas que le invitan a beber y si no lo hace no le dan ni un quivo. Nadie sabe si tiene o no padres vivos, tampoco le interesa averiguarlo, no resulta raro verlo por la Prez Velasco en horas de la madrugada, abrigado apenas por una chompa y un pantaln, tan viejo, que no se cae slo por no mostrar que el Payasito no usa ropa interior.

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Victor Hugo Viscarra La Sandra La Sandra es un maricn que ya ha pasado los treinta aos y que a pesar de llamarse Pablo, trata de mostrarse como mujer. Su lugar de trabajo es la avenida Mariscal Santa Cruz, justo en la puerta del caf Verona, Cuando llega al lugar, se sienta en medio de la acera y, tapando sus piernas con un saquillo sucio, adopta una posicin tan dramtica, que si uno no la conociera, le dara algunos pesos como machete. Generalmente trabaja por la noche, que es cuando la gente no se da cuenta de su juventud; cuando "ella" ha reunido una suma apreciable de dinero, se va hasta Las Carpas, el Lauca o la Anglica a invitar a sus amigos a echarse unos tragos. La Sandra tiene una decepcin sentimental que la ha traumatizado de por vida. Dice que hace muchos aos, cuando an era joven, estuvo a punto de casarse con un muchacho y que el da de la boda, el futuro marido no apareci. Desde entonces ella resolvi no volver a pensar en el matrimonio: como una manera de vengarse de quien la traiciono, decidi ser ms puta que las k'olas de la Kennedy. Cada primero de mayo, fecha que haban fijado para la boda, ella se embriaga hasta perder el conocimiento. Lo nico que le consuela es que el hombre con el que deba casarse y que al final escapo con el dinero que ella haba reunido para la boda, siempre la respet, porque deca que la quera llevar virgen al altar. El dueo de casa El Dueo de Casa acostumbra conseguirse recetas en blanco del Hospital General, las llena con nombres de medicamentos relativamente caros como bencetacil de 2.400 000 unidades y va a los dispensarios mdicos o a los curas que los administran. Como generalmente este tipo de medicamentos no hay en esas instituciones, recibe el importe en efectivo del valor de la receta y se embolilla ese dinero. Tambin va al hospital y busca a los enfermos que tienen necesidad de medicamentos y no pueden comprarlos y les ofrece conseguirlos a mitad de precio. Cmo lo hace? Fcil, son los tatas o los pastores evanglicos los que surten el pedido. El Dueo de Casa anclaba mal de la vista y, como se preciaba de conocer todo lo referente a medicamentos, l mismo se recetaba y consegua las muestras mdicas de los dispensarios y consultorios mdicos. Por mala dosificacin de las gotas que se echaba, perdi la visibilidad del ojo derecho, y estaba a punto de perder el otro. El Roca A este cuate le viene el apodo del apellido. Ahora est por los sesenta aos, pero en sus buenos aos, fue un conocido alcahuete, al haber hecho trabajar a las mejores minas que frecuentaban la plaza de San Sebastin. De esa poca le queda su irrefrenable aficin por las minucas; en vez de vender caf en el mercado Rodrguez, podra estar en algn putero de Villa Ftima. Una de sus preferidas es Luisa, a la que de mal nombre le decimos la Negra o la africana. Es uno de los que ms hace llorar a los importadores de medicamentos; las medicinas que consigue las vende entre los enfermos del Hospital General y a quienes ejercen clandestinamente la profesin de mdicos y enfermeras. Sus compradores ms constantes son don Marcelino - un curandero que tiene su consultorio en la calle Illampu y que adems de colocar inyecciones practica el aborto -, y una veteca que tiene su casa en la sede de los canillitas en la calle Sagrnaga. Cuando el Roca est caando, se pone un abrigo viejo y deambula por las cantinas de Chijini, siendo sus preferidas la Anglica y el Lauca. A este jovato le gusta el trago fuerte y sus farras Curan generalmente una semana. Como para farrear no hay plata que aguante, cuando se le acaba, va a las cantinas o bares del centro y entre los parroquianos rene-dinero suficiente para mantener el vicio. Alfonsito y Chaskas El Alfonsito es uno de los ms ancianos que se alojan en el Ejrcito de Salvacin y el machetero que ms camina las calles de la ciudad. All por 1975 y 76, criaba a un muchacho que recogi en la calle y al que trataba como un hijo. Tiempo despus, este hijo, cuyo nombre de combate era el Chaskas, se dedic al robo. Cay en la cana, el Alfonsito lo visitaba en la Polica, y cuando supo que lo mandaron a la echada, llor de pena' Creo que fue la nica vez que entr a las iglesias y templos evanglicos a pedir por su hijo antes que ir a sacar plata a los curas y los pastores. Cuando l Chaskas sali de la granja, se fue al interior del pas y en Cochabamba conoci a un cuate que lo anim a viajar a las minas

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Victor Hugo Viscarra aurferas de Tipuani (La Paz), donde se cas con una vieja que era socia de una cooperativa. De la noche a la maana el Chaskas dej de ser un choro fulero y empez a manejar plata como si fuera coca, gastando el quivo loco en borracheras y comilonas. Cuando le preguntan por su padre, asegura que ha muerto y que no tiene ningn familiar. El Alfonsito sigue viviendo en el Ejrcito de Salvacin "y para subsistir sigue confiando en la generosidad de las personas, antes que en el reconocimiento de quien cri como hijo suyo. Prstamo de hijos menores Entre los artistas con lugares fijos para chupar, como la cancha Zapata, la cancha El Tejar o Tembladerani, conforman familias con varios hijos entre los siete u ocho aos. Entonces las mujeres se vuelven campeonas para machetear quivo a los giles. Como la gente las ve cargadas de guaguas, aflojan noms el dinero compadecindose por el estado macilento de los t'unas. Las viejas aflojan noms, y hasta los gerentes de fbricas y casas comerciales se dejan convencer, ms que todo por la tracalada de t'unas. Si una de las viejas ha descubierto que en cierto lugar hay un manso -como se dice a las personas ingenuas prestan los hijos menores de las comadres para presentarlos como propios y lograr una mayor utilidad. Esto de prestarse los hijos ha sido aprendido por los campesinos del Norte de Potos (taquipayas)que hace aos emigraron a la ciudad a consecuencia de la sequa y que deambulan las calles llevando cualquier cantidad de mocosos, dando la impresin de que en el campo las mujeres tienen hijos como si fueran conejos. Los Taquipayas Todos, los das estos campestres van a los comedores populares y por una suma mnima se alimenta toda la familia. En los tambos siempre rebuscan entre los desperdicios para encontrar frutos semi daados y que a ellos les cae de perillas en el momento del postre. Una campesina con una guagua en sus espaldas se acerc a la tienda de una seora, famosa por los platos de thimpu que vende y que a pesar del alto precio que cobra, siempre tiene una venta loca. Al presentarse con una lata vaca, la duea llen la lata con un plato completo de thimpu y le dijo que no se perdiera ya que nunca le iba a faltar comida. La mujer iba a diario, no se sabe si ella avis a otros campesinos o estos la descubrieron, lo cierto es que a los pocos das se formaba en las puertas de la tienda una fila mucho ms grande que la de los clientes. La duea tuvo que llamar a la polica para que despejara aquella multitud. Una gran mayora duerme en el Hogar Campesino de la calle Sagrnaga, en los corredores de la Federacin de Benemritos y en el Hogar Campesino de la calle Boquern, y los que padecen de insomnio se amanecen en la plaza Prez Velasco, donde miran la cara y los bolsillos de los caas que se acercan a comer los agachaditos que venden en ese sector. A las muchachas jvenes era casi normal verlas por el centro de la ciudad caminando a altas horas de la noche, buscando caas que las llevasen a cualquier lugar oscuro donde se entregaban como prostitutas profesionales. Ahora ya casi no se las ve y las que decidieron residir en La Paz hoy se visten como cholitas paceas, aunque se expresan en quechua. Los varones tambin han abandonado sus ropas de bayeta de la tierra y visten como campesinos del altiplano paceo. Los pajpacos y sus charles Conozco a ms de cincuenta p'ajpacos, la mayora varones. Unos se dedican a los juegos de azar, otros venden medicamentos sper milagrosos, hay quienes se proclaman clarividentes y psiclogos y leen la suerte a la guada; otros venden mercaderas ordinarias como si fueran importadas, y los hay quienes preparan desde jabones que eliminan la caspa hasta soldaduras que no necesitan cautil ni soplete. Haba un p'ajpacb que sola comprar jaboncillos defectuosos de la fbrica, los cuales los reelaboraba y tras colocarles un poco de perfume, los envolva en papel estaado y en la calle, con la debida ayuda de los galanes, los venda como la maravilla que haca perder la caspa, los granos de la cara, las manchas y las cicatrices. Otro cuate siempre vende alcohol teido de verde en ampolletas de anestesia. Asegura que es el famoso rayo que quita el dolor de muela y de paso mata el nervio del diente picado para que no les vuelva a doler. Hay uno que maneja una caja de lagartijas y vende una pomada supuestamente preparada con la grasa de estos animalitos y que cura todos los males fsicos. Los resultados de estas curaciones hay que verlos en coca, ya que, obviamente, ni l mismo los usa. Es difcil que un p'ajpaco trabaje solo, siempre tiene que haber otra persona que le ayude, pues en el momento preciso tiene que ser el primero en comprarle la mercadera, y si ve que La gente no ha entendido la charlada,

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Victor Hugo Viscarra como hacindose el tonto le pide al p'ajpaco que le explique cmo se debe manejar la vaina en cuestin. La persona que le ayuda recibe el nombre de "tanguero". Un matrimonio de clarividentes Hay un viejo que vive en el Palomar, ubicado en la calle Linares, cuyo hijo es oficial de la Polica. Trabaja en compaa de su mujer leyendo la suerte. A su mujer, que debe andar por los cincuenta aos, le cubre los ojos con una venda oscura y tras exponer ante su audiencia las virtudes parapsicolgicas de la "profesora graduada en las mejores universidades de Amrica", empieza la demostracin. Por ejemplo se acerca a una persona que tiene alguna ropa de color rojo y le pide a la profesora que adivine de qu color es la ropa que lleva puesta dicha persona. La mujer se concentra y, tras pensar un poco, responde: "La ropa que lleva esta persona es de color rojo". Luego el marido y ayudante se acerca a otra persona que lleva alguna prenda amarilla, y as sucesivamente, pasa al verde, blanco, negro, celeste... Y as seguirn las preguntas cuyas respuestas fueron acordadas de antemano. El plato fuerte es el momento en que ambos leen la suerte en la palma de la mano. Cmo no faltan giles que se dejan convencer, una vez vendidos sus horscopos, llevan a un grupo de personas previamente escogidas hasta un callejn discreto para convencerlas sobre los beneficios de una "curada" que les limpiar por completo de las acechanzas de los malvados. Su consultorio particular est en la casa que habitan y hay mucha gente que va a buscarlos. El chancho y su aceite de viborita "Yo no les vengo a vender nada porque no soy comerciante. Mrenme bien la cara y se van a dar cuenta que, a pesar de tener cincuenta y cinco aos, no hay arrugas ni manchas en mi cara. Tengo cinco mujeres y a cada una de ellas cada da les doy matinal, matin, tanda, noche y trasnoche, pero a m no me duelen los pulmones ni me ven con cara de debilucho. Es que yo traigo secreto de mi tierra, el cual, si es que sabes utilizarlo, puede darte lo que no se puede comprar as tengas plata para regalar: la salud. Si crees que yo te quiero vender algo, puedes marcharte, porque ya te he dicho que no soy comerciante. Guarda tu plata, lo nico que me vas a dar es cinco minutos de tu tiempo, y una vez que yo termine me vas a agradecer porque yo te, voy a ensear lo que ni en la universidad te pueden ensear: cmo curar el cuerpo sin necesidad de hacerte ver con los mdicos..." Son las palabras del Chuncho., uno de los p'ajpacos ms famosos de La Paz. Es un peruano que se ha hecho crecer la melena y para trabajar se desnuda de la cintura para arriba. Vende su "aceite de viborita" preparado, segn 1, a base de aceite de vbora, de tortuga, de caimn, de lagarto de monte y de taitet, con grasa de vaca, parafina, esencias vegetales y un poco de mentisn para darle un olor agradable. Cuando ven que l se hace cortes con navajas en las manos y que milagrosamente se curan al ser aplicado sobre la herida el aceite de viborita, le compran al precio que l fija. Tambin le gusta hacer demostraciones de fakirismo, no hay da que no se traspase el cuerpo con agujas y ganchos de acero. Como tiene vocacin de padrastro, siempre tiene de secretario a un mocoso de unos doce aos al que amenaza a cada rato porque no le alcanza a tiempo los implementos de trabajo. Sacar la suerte Los p'ajpacos que ms hacen llorar a la gilada son los que sacan la suerte. Exponen una variedad de mercaderas en el suelo y a cada cosa le ponen un cartn numerado, cuyo par supuestamente est entre los papelillos doblados al interior de la bolsita plstica que el charle lleva entre sus manos. Hacen sacar a personas que suponen con plata y les ofrecen gratis algunos papelitos para ver si realmente tienen suerte. Una vez que el incauto ha sacado los papelitos, como si la cosa no fuera tan importante, le ofrecen que los pague, y si el elegido no acepta, el p'ajpaco empieza a desenvolver uno por uno. Disimuladamente tapan con sus dedos uno de los nmeros del papel y cantan el nmero restante, que invariablemente est incluido en uno de los cartones con la mercadera expuesta. La guada se anima y casi siempre le compran un buen tantazo de nmeros que, lastimosamente, no estn entre los premiados. Piedritas milagrosas Como los p'ajpacos son aficionados al trago, sucede a veces que despus de una farra se quedan sin dinero. Entonces, hacen cualquier tipo de negocio. Cierta vez, uno de ellos estaba tan mismo, que s consigui en el ro unas piedritas

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Victor Hugo Viscarra blancas como la nieve. Las envolvi de dos en dos en papeles de celofn que haba sacado de las envolturas de cigarrillos arrojadas en la calle y se fue a la parte trasera del mercado Uruguay. Tras exponer las virtudes de las piedritas que, segn l haba trado desde el lejano Per y que las haba sacado del altar de no s qu Virgen, vendi las piedritas a un precio relativamente econmico, con tal demanda, que a los pocos instantes las termin. Como esa vez yo todava era un gil, tambin estaba entre los compradores. El Chinomunachi, de profesin: casquero Mi amigo Manuel Machicado es el famoso Chinomunachi. Quien juntamente con el Huancainjake, Leo Dan y otros, hacen llorar a los giles del campo y de las zonas populares vendindoles las famosas yumbinas y los no menos famosos warmimunachis Las yumbinas supuestamente son las pastillas que los ganaderos dan a los animales para procrear. Compran de las farmacias pastillitas de clorato de potasio que sirven para las irritaciones de la garganta, las tien con mercurio cromo para que tengan color rosado, las envuelven de dos en dos con celofn para darles un aspecto presentable. Siempre se guardan algunas pastillitas blancas, para imprevistos. que nunca faltan. Con la mercadera en las manos, caminan por los barrios populares buscando changos con cara de giles. Cuando han elegido a la vctima, se le acercan y, como si se tratara de algo prohibido o penado por ley, disimuladamente se la empieza a envolver como a su hijo: "Cuate, no quieres comprar yumbina?... Que para qu sirve? Son esas pastillas que les dan a las vacas para volverlas k'achilas y se hagan garchar con el toro. Con las mujeres hacen troya, si les das la mitad en el trago, en menos de cinco minutos, sin que vos les digas nada te van a pedir que te las tires debajo de la mesa...". Cuando el gil es desconfiado, se agarra una pastilla y se la raspa sobre una cajita de cerillos como quien enciende un palito de fsforo, como por arte de magia salen unas chispitas, y ah s no hay gil que se resista a comprarlas.-A veces hay quienes ya las probaron sin los resultados esperados, A esos se les muestra entonces las pastillitas blancas y sobre el pucho se les dice: "Como las pastillas rosadas son argentinas y vienen de contrabando, siempre hay algunas que se pasman, pero estas otras son alemanas, son ms fuertes y ms puras; con lo su resultado est garantizado, su precio es tambin elevado...". Entonces el gil paga un sobreprecio por desconfiado. Entre el sector campesino de la poblacin tiene mucha demanda el famoso warmimunachi, amuleto para lograr el amor de la persona anhelada, as sta no quiera verlo a uno ni en pintura. Quien se dedique a este tipo de amuletos, tiene que ir a la calle Santa Cruz, donde las chifleras venden los elementos indispensables: un sobrecito de chiwchis o figuritas de plomo derretido mezcladas con pedazos de celofn de colores; dos pares de tojlitos o pepas con forma de calaveritas; dos huayruritos, que son pepitas de color negro y rojo. y una pequea mechita de lana de diversos, :lores. Luego hay que conseguirse un pedazo de cartulina para fabricar dos pequeos sobrecitos. La lana se divide en dos partes y con cada una de ellas se hace una especie de niditos en los cuales se colocan los tojlitos y despus se vaca encima los chiwchis. Se cierran los sobres y listo: ya se tienen preparados dos warmimunachis para vender a la guada. Las mejores horas son al atardecer, en la noche y en la madrugada. Hay que apelar a todo el poder de convencimiento que uno tenga, porque hay giles que compran hasta dos paquetitos. "Amigo, no s si vos te puedes animar a comprar un paquete secreto de munachi. Sabes que el vender esto es peligroso v que incluso mucha gente est en la crcel por haberlo usado malamente con las mujeres. Te animas? La manera de usarlo es fcil. Te consigues alguna prenda de la mujer a la cual quieres conquistar. Puede ser una fotografa. Si ella es de pollera, consigues algunos hilitos de su manta, una trabita, algunos cabellos de ella, o en ltimo caso le prestas tu peine para que ella lo use y cuando te lo devuelva sacas toda la basurita y la vacas encima del paquetito. Una vez hecho esto, un manes o viernes, por la noche lo ch'allas con alcohol y rezas a la Pachamama. Despus, lo coses como si fuera una almohadilla y lo guardas en el bolsillo izquierdo de tu camisa, que es el lado donde est el corazn. Vas a ver que no pasan ni tres das, cuando la ata de por s te empieza a molestar. Cuando te aburres de la ata y -quieres arreglarte con otra, para que no haya resentimiento de la antigua, quemas el paquetito un martes o un viernes". Amigos perros Los perros son los nicos amigos feles que tienen los nocheros. Estos animales andan tanto con los macheteros como con los choros y siempre sacan cara por ellos. Basta recordar al que acompaa a la loquita que vive en ei parquecito de la avenida Armentia. o al que cada noche k'arapampea con el tojpi del parque Wallparrimachi en Villa Victoria... Haba un

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Victor Hugo Viscarra pastor alemn, que cada noche acompaaba a su dueo a la cantina de la Zaida, y aunque parezca mentira, al perro le gustaba tomar sus traguitos que le servan en un plato de plstico. Al cerrarse la cantina, amo y perro salan completamente caas Otros perros de confianza son los que cada noche vienen a los basurales a buscar comida, y que de tanto quemar cartones juntos se hacen cuates y cada vez que alguien llega, mueven la cola como si uno fuera su dueo. En el basural del mercado Rodrguez tena un cuate de cuatro patas que era caperuzo para hacer penar a las carniceras, ya que el rato menos pensado se llevaba por lo menos un quilito de pulpa que iba a comer detrs del bao del mercado Un roquefeller del que guardo lindos recuerdos es el Nern, al que conoc siendo cachorrito. Me gustaba agarrarlo de la espalda para hacerle dar vueltas; cuando lo soltaba, ni siquiera de cuatro patas se poda mantener firme. Varias veces lo han querido envenenar, pero el Nern se ha vuelto tan peine que parece saber cules son los bocados envenenados que le ponen los de la Alcalda. El Eloy, primo de mi amigo Guido tena un amigo canino que cada vez que lo vea borracho por las calles de Chijini, lo acompaaba al interior de las cantinas. Como el Eloy saba que el perro lo iba a cuidar, aprovechaba para mandarse la parte, usaba relojes que valan el quivo y llevaba en los bolsillos cualquier cantidad de plata. Nunca le robaron nada, y lo ms extrao era que el perro jams acept vivir en su casa. Cada vez que lo quera meter, el perro escapaba y no volva a aparecer hasta muy tarde en la noche, cuando iba a buscar comida al basural de Chijini Una madrugada en que estaba k'arapampeando en una plaza, se n-.e acerc un perro. El pobre animal tena la quijada, partida por la mitad; cuando le invit un pedazo de queso, l mascaba slo con las muelas de un lado, mientras el otro lado le colgaba como bandera, yo estaba tan cansado, que el sueo me renda, as que me acomod mejor en el banco en que estaba sentado. Entonces el perro se coloc a mis espaldas y tras sentarse en sus patas traseras, empez a mirar interesadamente a los alrededores como si me cuidara pata que nadie me robe los cuatro centavos que llevaba. Muchas veces volvimos a encontrarnos y cada vez que el animal me miraba, se me acercaba movindome la cola y tras acompaarme un rato, se marchaba nuevamente como si hubiese realizado tan slo una visita de cortesa. Esa visita era tan violenta que no pasaba del saludo y unas cuantas palabras Por las noches casi todos los perros vagabundos de la ciudad se renen en los basurales que son algo as como un restaurante para ellos, ya que all es donde se alimentan. He llegado a contar hasta treinta animales que buscan sustento en el basural de Chijini. Los hay de todas las razas conocidas y por conocer. De todos los tamaos y de todos los sexos Si una perra est en celo, triste es su vida porque todos los machos se la quieren desfilar Si la perra no se deja, le muerden hacindole entender que es mejor que se entregue por las buenas. En estos trances los que ms aprovechan son los perros grandes, porque a los petizos los hacen escapar a plan de mordiscos y tienen que estar mirando de lejitos. Se ha dado el caso de que en medio de los basurales nacieran perritos. Cuando esto sucede, los beneficiados son los p'ichiris de la Alcalda, ya que a la perra la conquistan con un poco de comida y se la llevan a sus casas donde la tienen hasta que los perritos abran los ojos. Cuando esto acontece, botan a palazos a la perra y a las cras las van a vender en el mercado Camacho, Recin conoc a una perra de gran tamao, a la que los artistas le haban puesto el nombre de Conchuda. Esta perra siempre est metida con ellos, incluso les acompaa a los lugares donde van a echarle sus tragos. Los dueos de las cantinas y de las tiendas donde compran el alcohol la conocen y no la botan. La Conchuda no es de esas perras a las que hay que estar dando de comer. Ella slita consigue su alimento y es una ms de las que logra sobrevivir gracias a lo que hay en los basurales. Epilogo Con cuarentaicuatro aos sobre los hombros, cuesta comprender que el 4 de mayo se hubieran cumplido los treinta aos de vivir como perrito abandonado, o como un monarca desterrado en un lugar donde no llegan las estrellas. Baudelaire escriba: Hay personas que viven un minuto en un minuto, y hay otras que viven tres minutos en uno. Partiendo de esta lgica, la existencia o la cotidianidad es tan slo una figura donde no se reflejan ni se vislumbran esperanzas ni ilusiones: o se vive, o se muere. Rememorar las cosas que uno ha vivido, ha visto y palpado de cerca, creo yo, est bueno para quienes pretenden salir del anonimato aunque no hayan hecho nada importante en sus existencias. Una tarea tan slo reservada a los bigrafos e historiadores. Mas, para una persona que ha caminado de la mano del infortunio y de la muerte, amn del alcohol, puede significar muchas cosas, entre ellas, retroceder en el tiempo, y sin proponrselo, abrir cicatrices que parecan cerradas para siempre, aunque la palabra no siempre tenga su real significado en el diccionario.^ Pero lo hecho, hecho est, y a llorar al ro. Cada uno asume todo cuanto desde un principio

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Victor Hugo Viscarra ha sostenido, y si el tiempo cura las heridas, ojala cure aquella que tienen todas y cada una de las personas con las que a lo largo de mi caminar he luchado. _ Desde 1985 quedaron truncas estas Obras; Borracho estaba, pero me acuerdo, en las memorias de un Vctor Hugo que siendo tocayo del autor Los Miserables, no es uno de sus personajes. Bastante trabajo tengo para soportarme tal como soy, como para servir de modelo a un escritor, por muy tocayo mo que sea. Y s muy bien que no se puede separar la literatura de la propia vivencia si no se reconoce los avalares y vicisitudes que uno ha vivido y bebido. Las vivencias personales son las que cuentan, y si estas memorias me ayudan a librarme de mis demonios, y a quienes las lean les sirva de algo, podr pensar que no fueron escritas en vano. No solicito ni pido comprensin a lo que expresan sus pginas. Eso sera un absurdo que ni de ebrio ni de sano lo cometera. Tan slo espero que el tiempo sea benevolente para quienes hemos vivido insertos en l. Muchos pasaron por mis ojos, y de todos ellos ah, memoria ma! pocos viven an en mis recuerdos. Los hechos, peripecias, aventuras, desventuras, y las incontables jornadas que pasamos esperando junto a ellos la nueva madrugada que tardaba en llegar, nos herman de tal manera, que, incluso, llegamos a compartir nuestras soledades con aquellos a los que Francisco, de Ass llamaba hermanos perros. Por estos y otros motivos ms, van estas memorias que, sin ser mas, son de los dems. La Paz, septiembre de 2002

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