4-La Montaña de Los Vampiros
4-La Montaña de Los Vampiros
4-La Montaña de Los Vampiros
LA SAGA DE DARREN
SHAN
LA MONTAA
DE LOS
VAMPIROS
Para:
LosEstrafalarios Fitzes: Ronan, Lorcan,
Kealan, Tiernan y Meara... Viva el pelotn
de la chabola!!!
La OES (Orden de las Entraas Sangrientas):
Ann La Monstruovadora Murphy
Moira La Mediatrix Reilly
Tony Giggsy Purdue
Cmplices en el crimen:
Liam y Biddy
Gillie y Zoe
Emma y Chris
PRLOGO
Haz el equipaje dijo Mr. Crepsley una noche, ya tarde, mientras
iba hacia su atad. Maana nos vamos a la Montaa de los Vampiros.
Ya estaba acostumbrado a las inesperadas decisiones del vampiro
(que no se crea en la obligacin de consultarme cuando se le pasaba
algo por la cabeza), pero aquello fue una sorpresa incluso para m.
A la Montaa de los Vampiros? exclam, corriendo detrs de l
. Qu vamos a hacer all?
A presentarte ante el Consejo dijo. Ha llegado el momento.
Al Consejo de los Generales Vampiros? pregunt. Por qu
tenemos que ir? Por qu ahora?
Vamos porque es lo correcto dijo. Y vamos ahora porque el
Consejo slo se celebra cada doce aos. Si nos perdemos la reunin de
este ao, tendremos que esperar bastante hasta la siguiente.
Y eso fue todo lo que dijo. Hizo caso omiso al resto de mis preguntas,
y se meti en el atad antes de que saliera el Sol, dejndome en vilo
durante todo el da.
***
Me llamo Darren Shan. Soy un semi-vampiro. Era humano hasta hace
unos ocho aos, cuando mi destino se cruz con el de Mr. Crepsley, y
tuve que convertirme en su asistente a regaadientes. Me cost
adaptarme al vampiro y sus costumbres (especialmente a beber sangre
humana), pero al final lo hice, acept mi situacin y segu con mi vida.
Formbamos parte de un espectculo ambulante de asombrosos
artistas de circo, liderados por un hombre llamado Hibernius Tall.
Viajbamos por todo el mundo, presentando increbles nmeros para el
pblico que apreciaba nuestros extraos y mgicos talentos.
Haban pasado seis aos desde aquella vez que Mr. Crepsley y yo
dejamos el Cirque Du Freak. Tuvimos que ir a detener a un vampanez
loco llamado Murlough, que tena aterrorizada a la ciudad natal del
vampiro. Los vampanezes eran un grupo disidente de vampiros que
mataban a los humanos cuando se alimentaban de ellos. Los vampiros
no hacen eso. Nos limitamos a tomar slo la sangre que necesitamos, y
nos vamos sin hacer ningn dao a aquellos de los que bebemos. La
mayor parte de los mitos sobre vampiros que leemos en los libros o
vemos en pelculas en la actualidad, comenzaron con los vampanezes.
Aquellos seis aos haban sido estupendos. Me convert en un artista
habitual del Cirque, actuando con Madam Octa (la araa venenosa de
Mr. Crepsley) cada noche, asombrando y aterrorizando al pblico.
Aprend tambin unos cuantos trucos mgicos, que introduje en nuestro
nmero. Me llevaba bien con todos los miembros del Cirque. Me
acostumbr a aquel estilo de vida errante, y haba sido una buena poca.
Ahora, tras seis aos de estabilidad, tenamos que emprender otro
viaje hacia lo desconocido. Saba algo acerca del Consejo y la Montaa
de los Vampiros. Los vampiros estaban regidos por unos soldados
llamados Generales Vampiros, que se aseguraban de que se cumplieran
sus leyes. Ejecutaban a los vampiros locos o malvados y mantenan a
raya al resto de los no muertos. Mr. Crepsley haba sido un General
Vampiro, pero renunci mucho tiempo atrs, por razones que nunca
haba revelado.
Una vez cada cierto tiempo (ahora saba que era cada doce aos), los
Generales se reunan en una fortaleza secreta para discutir sobre lo que
quiera que fuese que esas criaturas nocturnas bebedoras de sangre
discutan cuando estaban juntas. No acudan solamente los Generales
(haba odo que los vampiros corrientes tambin podan ir), pero la
mayora lo eran. Yo no saba dnde estaba esa fortaleza, ni cmo se iba
hasta all, ni por qu tena que presentarme ante el Consejo... pero lo
iba a descubrir!
CAPTULO 1
La perspectiva del viaje me tena excitado y ansioso a la vez (me
dispona a aventurarme en lo desconocido, y tena la sensacin de que
no iba a resultar un viaje placentero), as que pas todo el da ocupado,
preparando mi mochila y la de Mr. Crepsley, para que el tiempo
transcurriera ms deprisa. Los vampiros completos moriran si se
expusieran al Sol durante unas horas, pero a los semi-vampiros la luz
solar no nos afecta. Como no saba a dnde bamos, no se me ocurra
qu tenamos que llevar o dejar. Si en la Montaa de los Vampiros haca
un fro invernal, necesitara ropa gruesa y botas; si por el contrario haca
un calor tropical, sera mejor ir en camiseta y pantalones cortos.
Les pregunt a algunos de los miembros del Cirque al respecto, pero
no saban nada, excepto Mr. Tall, que me aconsej llevar ropa de
invierno. Mr. Tall era la clase de persona que pareca saber de todo.
Evra estuvo de acuerdo con l en eso.
Dudo que los vampiros, que tanto temen al Sol, tengan su base en
el Caribe! objet, riendo con sarcasmo.
Evra Von era un nio-serpiente, con escamas en lugar de piel. O
mejor dicho, fue un nio-serpiente. Ahora era un hombre-serpiente.
Haba crecido en aquellos seis aos, y se haba hecho ms alto y
robusto, y mayor. Yo no. Como semi-vampiro, yo slo creca uno de
cada cinco aos. As que, aunque haban pasado ocho aos desde que
Mr. Crepsley me dio su sangre, yo pareca slo un ao mayor.
Me disgustaba mucho no poder crecer a un ritmo normal. Evra y yo
solamos ser los mejores amigos, pero ya no. Seguamos siendo buenos
amigos, y compartamos la misma tienda, pero ahora l era un hombre
joven, ms interesado en la gente (especialmente en las mujeres) de su
misma edad. En realidad, yo slo era un par de aos ms joven que
Evra, pero l me vea como a un nio, y le resultaba difcil tratarme
como a un igual.
Ser un semi-vampiro tena sus ventajas (era ms fuerte y ms rpido
que cualquier ser humano, y tena una vida ms larga), pero habra
renunciado a ellas con tal de poder aparentar mi verdadera edad, y llevar
una vida normal.
Pero aunque Evra y yo no fusemos tan ntimos como antes, segua
siendo mi amigo, y estaba preocupado por mi partida a la Montaa de
los Vampiros.
CAPTULO 2
Mr. Crepsley despert malhumorado (detestaba levantarse antes del
que el Sol se hubiera ocultado por completo), pero dej de quejarse
cuando le expliqu la razn por la que haba turbado su sueo.
Mr. Tiny.
Suspir, y se rasc la larga cicatriz que recorra el lado izquierdo de
su cara.
Me pregunto qu querr.
No lo s respond, pero dijo que no nos furamos hasta que
hubiese hablado con usted. Y bajando la voz, susurr: Podramos
escabullirnos sin que nadie nos viera si nos damos prisa. Falta poco para
el crepsculo. Usted podra aguantar una hora de Sol si vamos por la
sombra, verdad?
Podra admiti Mr. Crepsley, si saliera huyendo como un
perro con el rabo entre las patas. Pero no lo soy. Me enfrentar a
Desmond Tiny. Treme mi mejor capa. Me gusta estar presentable para
las visitas. Eso era lo ms cercano a una broma que el vampiro se
poda permitir. No tena mucho sentido del humor.
Una hora despus, cuando el Sol se puso, nos encaminamos a la
caravana de Mr. Tall, donde Mr. Tiny entretena al propietario del
Cirque Du Freak con historias sobre lo que haba visto en un terremoto
reciente.
Ah, Larten! exclam Mr. Tiny. Tan puntual como siempre.
Desmond salud Mr. Crepsley framente.
Toma asiento dijo Mr. Tiny.
Gracias, pero prefiero quedarme de pie. A nadie le gustaba
sentarse cuando Mr. Tiny estaba cerca... por si haba que emprender una
veloz retirada.
He odo que os marchis a la Montaa de los Vampiros dijo Mr.
Tiny.
Nos vamos esta noche confirm Mr. Crepsley.
Es el primer Consejo al que acudes despus de cincuenta aos,
verdad?
Ests bien informado gru Mr. Crepsley.
Me mantengo al tanto.
Alguien llam a la puerta, y Mr. Tall dej pasar a dos Personitas. Una
andaba cojeando. Haba estado en el Cirque Du Freak casi tanto tiempo
como yo. Le llamaba Lefty*, aunque slo era un apodo, porque ninguna
Personita tena un verdadero nombre.
Listos, chicos? pregunt Mr. Tiny. Las Personitas asintieron.
Excelente! Le sonri a Mr. Crepsley. El camino a la Montaa de
los Vampiros sigue siendo tan peligroso como siempre, verdad?
No es fcil admiti Mr. Crepsley cautamente.
Peligroso para una menudencia como el seor Shan, quieres
decir?
Darren puede cuidar de s mismo dijo Mr. Crepsley, y yo sonre
con orgullo.
Estoy seguro de ello repuso Mr. Tiny, pero no es habitual que
alguien tan joven haga un viaje como ste, verdad?
S dijo secamente Mr. Crepsley.
Por eso voy a enviar a estos dos como protectores. Mr. Tiny hizo
un gesto hacia las Personitas.
Protectores? ladr Mr. Crepsley. No los necesitamos! He
hecho este viaje muchas veces y puedo cuidar de Darren yo mismo!
Claro que puedes arrull Mr. Tiny, pero una ayudita nunca
viene mal, no crees?
Slo nos estorbarn refunfu Mr. Crepsley. No los quiero.
Estorbar, mis Personitas? Mr. Tiny pareci muy sorprendido.
Slo existen para servir! Sern como pastores, velando por vosotros
mientras dorms.
An as insisti Mr. Crepsley, no quiero...
Esto no es una oferta le interrumpi Mr. Tiny. Aunque hablaba
con suavidad, la amenaza en su voz era inconfundible. Irn con
vosotros. Fin de la historia. Ellos mismos se procurarn su alimento y su
cobijo. Lo nico que tendris que hacer es aseguraros de que no se os
pierdan en algn pramo nevado por el camino.
Y qu haremos con ellos cuando lleguemos? barbot Mr.
Crepsley. Acaso esperas que los haga entrar? Eso no est permitido!
Los Prncipes no lo tolerarn!
S que lo harn discrep Mr. Tiny. No olvides cules fueron
las manos que construyeron las Cmaras de los Prncipes. Paris Skyle y
los dems saben a quin deben adular. No pondrn ninguna objecin.
N. de la T: Lefty significa Izquierdista, un apodo asignado a esa Personita por cojear de la
pierna izquierda.
*
CAPTULO 3
Me despert poco antes del anochecer, estir mis agarrotados huesos
(lo que habra dado por una cama o una hamaca!), y sal de la cueva a
contemplar las tierras baldas por las que viajbamos. No tuve la ocasin
de admirar el paisaje mientras viajbamos durante la noche. Slo poda
detenerme a echarle un vistazo en estos momentos de tranquilidad.
An no habamos alcanzado las zonas nevadas, pero ya habamos
dejado atrs la mayor parte de la civilizacin. Haba pocos humanos por
aqu, donde el suelo era rocoso y hostil. Incluso los animales
escaseaban, pero haba algunos lo suficientemente fuertes para
sobrevivir, en su mayor parte ciervos, osos y lobos.
Habamos estado viajando durante semanas, tal vez un mes... Haba
perdido la nocin del tiempo despus de las dos primeras noches.
Cada vez que le preguntaba a Mr. Crepsley cuntas millas debamos
recorrer an, l sonrea y deca:
Todava falta.
Me hice unos feos cortes en los pies cuando el suelo se hizo ms
duro. Mr. Crepsley me aplic en las plantas savia de hierbas que
encontr en el camino, y carg conmigo un par de noches mientras me
cicatrizaba la piel (ms rpido que en los humanos). Desde entonces,
estuve bien.
Una noche le dije que si era una lata llevar con nosotros a las
Personitas, poda cargarme sobre su espalda y cometear (los vampiros
pueden correr a una velocidad extraordinaria, mgica, deslizndose por
el mundo como estrellas fugaces por el espacio. Lo llaman cometear).
l respondi que si bamos despacio no era por culpa de las Personitas.
No est permitido cometear durante el viaje a la Montaa de los
Vampiros me explic. Este viaje es una forma de eliminar a los
ms dbiles. En ciertos aspectos, los vampiros son despiadados. No
estamos dispuestos a cuidar de quienes no saben cuidarse a s mismos.
Eso no es muy considerado que digamos observ. Qu pasa
con los que son viejos o estn heridos?
Mr. Crepsley se encogi de hombros.
O no emprenden el viaje, o mueren intentndolo.
Qu estupidez dije. Si yo pudiera cometear, lo hara. Nadie lo
sabra.
El vampiro suspir.
No comprendes nuestras costumbres dijo. No sera noble
engaar a nuestros camaradas. Somos seres orgullosos, Darren, y nos
regimos por cdigos severos. Para nosotros, es preferible perder la vida
que el orgullo.
Mr. Crepsley hablaba mucho del orgullo y la nobleza, y de confiar en
uno mismo. Los vampiros eran muy estrictos, deca, y vivan tan cerca
de la naturaleza como les era posible. Raras veces llevaban una vida
fcil, y as era como les gustaba vivir.
La vida es un desafo me dijo una vez, y slo quienes aceptan
el desafo conocen realmente el significado de la vida.
Me haba acostumbrado a las Personitas, que nos seguan cada noche
en silencio, distantes y eficientes. Se procuraban su propio alimento
durante el da, mientras nosotros dormamos. Para cuando nos
despertbamos, ya haban comido y dormido algunas horas, y estaban
listos para proseguir el viaje. Su paso era siempre el mismo. Marchaban
en retaguardia, a pocos pasos de nosotros, como robots. Cre que el que
cojeaba lo tendra difcil, pero si se senta cansado, hasta el momento no
haba dado mostrado ningn signo de ello.
Mr. Crepsley y yo nos alimentbamos sobre todo de ciervos. Su
sangre era caliente, salada y rica. Tenamos botellas de sangre humana
para mantenernos (los vampiros necesitaban dosis regulares de sangre
humana para conservar la salud, y aunque preferan beber directamente
de una vena, podan embotellar sangre y almacenarla), pero la bebamos
en pequeas dosis, reservndola para una emergencia.
Mr. Crepsley no me permiti hacer una hoguera en el exterior (podra
atraer la atencin), pero s en las estaciones de paso. Las estaciones de
paso eran cuevas o cavernas subterrneas donde se almacenaban botellas
de sangre humana y atades. Eran lugares de descanso, donde los
vampiros podan refugiarse un da o dos. No haba muchos (se tardaba
alrededor de una semana en llegar de uno a otro), y algunos haban sido
ocupados o destrozados por animales desde la ltima vez que Mr.
Crepsley haba estado en ellos.
Cmo es que nos dejan utilizar estaciones de paso, pero no nos
permiten llevar cuerdas ni calzado? le pregunt un da, mientras nos
calentbamos los pies ante la hoguera y asbamos un pedazo de carne de
venado (que casi siempre comamos cruda).
Las estaciones de paso se crearon tras la guerra con los
vampanezes, hace setecientos aos dijo. Muchos de los nuestros
perecieron combatiendo a los vampanezes, y cayeron an ms frente a
CAPTULO 4
Mientras yo me debata intilmente, con mi vida en manos de quien
quiera que fuese que me haba atrapado, Mr. Crepsley saltaba con los
dedos extendidos de la mano derecha como si empuara una espada.
Lanz una estocada por encima de mi cabeza. Mi atacante me solt y se
agach al mismo tiempo, dejndose caer bruscamente al suelo mientras
Mr. Crepsley maniobraba. Cuando el vampiro giraba sobre sus pies y se
dispona a asestar un segundo golpe, el hombre que me haba agarrado
rugi:
Detente, Larten! Soy yo..., Gavner!
Mr. Crepsley se detuvo y yo me apart gateando, tosiendo del susto,
pero ya ms tranquilo. Me volv y vi a un hombre fornido con un rostro
lleno de cicatrices y manchas, y ojos de pestaas oscuras. Iba vestido
como nosotros, con un gorro calado hasta las orejas. Le reconoc de
inmediato: Gavner Purl, un General Vampiro. Le haba conocido aos
atrs, justo antes de mi confrontacin con Murlough.
Gavner, puetero estpido! grit Mr. Crepsley. Te habra
matado si llego a alcanzarte! Por qu te acercas con tanto sigilo?
Quera sorprenderos dijo Gavner. Os he estado siguiendo casi
toda la noche, y me pareci el momento perfecto para acercarme. No
esperaba que estuviera a punto de perder la cabeza al hacerlo gru.
Deberas prestar ms atencin a lo que ocurre a tu alrededor, y
menos a Darren y a m dijo Mr. Crepsley, sealando la pared y el
suelo manchados de sangre.
Por la sangre de los vampanezes! sise Gavner.
En realidad, es sangre de vampiro le corrigi Mr. Crepsley con
sequedad.
Tienes idea de quin? pregunt Gavner, apresurndose a probar
la sangre.
No dijo Mr. Crepsley.
Gavner merode por la cueva, examinando la sangre y el atad
destrozado, en busca de ms indicios. No encontr ninguno, volvi a
nuestro lado y se rasc la barbilla pensativamente.
Es probable que lo atacara algn animal salvaje medit en voz
alta. Un oso (o tal vez ms de uno) le atrapara durante el da,
mientras dorma.
CAPTULO 5
El lobo me estudi en silencio, con el morro fruncido sobre los
puntiagudos colmillos, como olfatendome. Cuidadosamente, dej a un
lado mi cantimplora, sin saber muy bien qu hacer. Si peda ayuda, el
lobo podra asustarse y huir... o por el contrario, atacar. Si me quedaba
quieto, podra perder el inters en m y desaparecer... o podra tomarlo
como un signo de debilidad y disponerse a matarme.
Estaba intentando desesperadamente decidir qu hacer, cuando el
lobo tens las patas traseras, baj la cabeza y salt, sorteando la
corriente de un enorme brinco. Aterriz en mi pecho, tirndome al suelo.
Trat de apartarme a rastras, pero el lobo se haba sentado sobre m y
pesaba demasiado para quitrmelo de encima. Mis manos buscaron
frenticamente una roca o un palo, algo con lo que golpear al animal,
pero no haba nada que agarrar, excepto nieve.
El lobo era una visin terrible de cerca, con su cabeza gris oscura y
sus oblicuos ojos amarillos, su hocico negro, y los blancos dientes de
dos o tres pulgadas de largo al descubierto. Le colgaba la lengua a un
lado de la boca, y jadeaba pesadamente. Su aliento ola a sangre y a
carne cruda.
No saba nada de lobos (excepto que los vampiros no podan beber de
ellos), as que no tena ni idea de cmo reaccionar: golpear su cabeza o
su cuerpo? Seguir all tendido y esperar a que se fuera, o gritar y quiz
ahuyentarlo? Y mientras me devanaba los sesos, el lobo baj la cabeza,
extendi la lengua larga y hmeda... y me lami!
Me qued pasmado, all tumbado, con los ojos clavados en las
mandbulas del temible animal. El lobo me lami otra vez, y entonces se
apart de m, se volvi hacia el arroyo, meti las patas en el agua y
bebi a lengetazos. Me qued tumbado donde estaba un poco ms, y
luego me levant y me sent para verle beber, reparando en que era un
macho.
Cuando el lobo hubo bebido suficiente, se incorpor, levant la
cabeza y lanz un aullido. Desde la arboleda de la orilla opuesta del
arroyo surgieron tres lobos ms, se acercaron cautelosamente a la ribera
y se pusieron a beber. Eran dos hembras y un cachorro, ms oscuro y
pequeo que los dems.
El macho observ a los otros mientras beban, y luego se sent a mi
lado, arrimndose a m como un perro, y antes de que me diera cuenta,
ms, mirndome con sus ocultos ojos verdes, antes de reunirse con su
hermano (siempre pensaba en ellos como hermanos).
Veo que has conocido a algunos de nuestros primos dijo Mr.
Crepsley, acercndose despacio a los restos de la hoguera, con las
palmas de las manos hacia arriba, para no alarmar a los lobos. Le
grueron, pero una vez que percibieron su olor, se relajaron y se
sentaron, aunque sin perder de vista a las Personitas que masticaban
ruidosamente.
Primos? pregunt.
Los lobos y los vampiros son parientes explic. Las leyendas
cuentan que una vez fuimos iguales, como originariamente lo fueron el
hombre y el mono. Algunos aprendimos a andar sobre dos patas y nos
convertimos en vampiros..., mientras los otros siguieron siendo lobos.
Eso es cierto? pregunt.
Mr. Crepsley se encogi de hombros.
Tratndose de leyendas, quin sabe? Se agach ante Streak y lo
observ en silencio. Streak se sent erguido, levant las orejas y eriz la
pelambrera. Un ejemplar magnfico dijo Mr. Crepsley, acariciando
el largo hocico del lobo. Un lder nato.
Yo le llamo Streak, porque tiene una raya negra en la barriga
dije.
Los lobos no necesitan nombres me inform el vampiro. No
son perros.
No seas aguafiestas dijo Gavner, situndose junto a su amigo.
Deja que les ponga nombres si quiere. No hace ningn dao con eso.
Supongo que no convino Mr. Crepsley. Extendi una mano
hacia las lobas y se acercaron a lamerle la palma, incluso la tmida.
Siempre se me han dado bien los lobos dijo, incapaz de disimular el
orgullo en su voz.
Cmo es que son tan amistosos? inquir. Crea que los lobos
se asustaban de la gente.
De los humanos dijo Mr. Crepsley. Los vampiros somos
distintos. Nuestro olor es parecido al suyo. Nos reconocen como
espritus afines. No todos los lobos son amistosos (estos deben haber
tenido trato antes con los de nuestra especie), pero ninguno atacara
nunca a un vampiro, a menos que est murindose de hambre.
Has visto ms? pregunt Gavner. Mene la cabeza. Es
probable que se dirijan tambin a la Montaa de los Vampiros, a
reunirse con otras manadas.
CAPTULO 6
Procedimos con cautela durante las primeras noches que siguieron al
hallazgo de la cueva salpicada de sangre. Pero al no encontrar ningn
rastro del asesino del vampiro, nuestra inquietud mengu, y disfrutamos
de los placeres esenciales del camino lo mejor que pudimos.
Correr con los lobos era increble. Aprend mucho observndolos y
hacindole preguntas a Mr. Crepsley; se consideraba a s mismo algo as
como un experto en lobos.
Los lobos no eran muy veloces, pero nunca se cansaban, aunque
recorrieran veinte o treinta millas al da. Generalmente cogan animales
pequeos cuando iban a cazar, pero a veces perseguan presas mayores,
trabajando en equipo. Sus sentidos (vista, odo, olfato) eran poderosos.
Cada manada tena un lder, y compartan equitativamente el alimento.
Eran excelentes escaladores y podan sobrevivir en todo tipo de
condiciones.
Cazamos mucho con ellos. Era tan maravilloso correr junto a ellos
bajo la clara noche estrellada, sobre la nieve reluciente, a la caza de un
ciervo o un zorro, y compartir la ardiente y sangrienta matanza... El
tiempo pas ms rpido junto a los lobos, y las millas se deslizaban bajo
nuestros pies casi sin percatarnos de ello.
***
Una fra y clara noche, llegamos a un espeso zarzal que cubra el
suelo de un valle protegido por dos altsimas montaas. Las espinas eran
tan largas y puntiagudas que podan atravesar incluso la piel de un
vampiro completo. Nos detuvimos en la entrada del valle mientras Mr.
Crepsley y Gavner decidan cmo continuar.
Podramos trepar por una de las montaas medit Mr. Crepsley
, pero Darren no tiene tanta experiencia escalando como nosotros.
Podra descalabrarse si se resbalara.
Y si damos un rodeo? sugiri Gavner.
Nos llevara demasiado tiempo.
Podramos excavar un tnel por debajo? pregunt.
CAPTULO 7
Atravesamos a buen paso lo que quedaba del zarzal, sin hacer caso de
las punzantes espinas. Nos detuvimos al otro lado para vestirnos, y
luego continuamos sin pausa. Haba cerca una estacin de paso a la que
Mr. Crepsley estaba decidido a llegar antes del amanecer. A paso
normal, nos habra llevado algunas horas llegar hasta all, pero lo
conseguimos en dos. Una vez dentro y a salvo, los vampiros iniciaron
una acalorada discusin. Nunca se haban encontrado evidencias de la
actividad de los vampanezes en esta parte del mundo. Exista un tratado
entre ambos clanes, que prohiba tales incursiones en territorio ajeno.
Tal vez fuera un vampanez vagabundo sugiri Gavner.
Hasta el ms chiflado de los vampanezes sabe que es mejor no
acercarse por aqu discrep Mr. Crepsley.
Y qu otra explicacin hay? inquiri Gavner.
Mr. Crepsley consider el problema.
Podra ser un espa.
Crees que los vampanezes se arriesgaran a provocar una guerra?
Gavner no pareca muy convencido de ello. Qu les interesara
saber que justificara tal riesgo?
Quiz van detrs de nosotros dije en voz baja. No pretenda
interrumpirles, pero sent que lo haba hecho.
Qu quieres decir? pregunt Gavner.
Quiz descubrieron lo de Murlough.
El rostro de Gavner palideci y los ojos de Mr. Crepsley se
estrecharon.
Cmo podran haberlo hecho? pregunt bruscamente.
Mr. Tiny lo saba le record.
Mr. Tiny sabe lo de Murlough? sise Gavner.
Mr. Crepsley asinti lentamente.
Pero aunque l se lo hubiera dicho a los vampanezes, cmo
podan saber que tomaramos este camino? Podamos haber elegido
muchas otras rutas. No podran predecir por cul iramos.
Puede que estn vigilando todos los caminos dijo Gavner.
CAPTULO 8
El oso me habra matado si no hubiera sido por Rudi. El cachorro
salt del rbol, aterrizando en la cabeza del oso, cegndolo
momentneamente. El oso rugi y lanz un zarpazo al cachorro, que lo
esquiv y le mordi una oreja. El oso volvi a rugir y sacudi la cabeza
furiosamente de un lado a otro. Rudi se aferr a l durante un par de
segundos, antes de salir despedido hacia la espesura.
El oso reanud su ataque contra m, pero en el tiempo que el cachorro
haba ganado, yo ya haba rodeado el rbol y estaba corriendo hacia la
cueva tan rpido como poda. El oso se bambole detrs de m, pero
cuando se dio cuenta de que ya estaba demasiado lejos para poder
alcanzarme, rugi rabiosamente, se dio la vuelta y fue a por Rudi.
Me detuve al escuchar un ladrido lastimero. Mir por encima del
hombro y vi que el cachorro haba vuelto a subir al rbol, cuya corteza
el oso estaba ahora arrancando con sus garras. Rudi no corra un peligro
inmediato, pero tarde o temprano resbalara o el oso lo hara caer, y eso
sera su fin.
No dud ms que un segundo, y entonces me volv, cog una piedra y
el palo ms grueso que pude encontrar, y regres a toda velocidad a
intentar salvar a Rudi.
El oso se apart del rbol cuando me vio venir, irguindose sobre sus
patas traseras, aceptando mi desafo. Era una bestia enorme, de tal vez
unos seis pies de altura; su pelaje era negro, tena una marca blanca en
forma de medialuna en el pecho, y un hocico plido. Sus fauces
destilaban espuma y sus ojos salvajes parecan posedos por una rabiosa
locura.
Me detuve ante el oso, y golpe el suelo con el palo.
Vamos, grizzly*! gru.
Rugi y sacudi la cabeza. Le ech un vistazo a Rudi, esperando que
fuera lo bastante listo para bajar sigilosamente del rbol y echar a correr
hacia la cueva, pero se qued donde estaba, petrificado, incapaz de
moverse.
El oso me lanz un zarpazo, pero me apart de la trayectoria de su
enorme pataza. Se alz sobre las patas traseras y se dej caer sobre m,
con la intencin de aplastarme con su peso. Volv a esquivarle, pero esta
vez por los pelos.
*
Lanzaba estocadas con la punta del palo al hocico del oso, apuntando
a sus ojos, cuando las lobas acudieron precipitadamente. Debieron
escuchar el chillido de Rudi. El oso aull cuando una de las lobas salt y
le clav profundamente los colmillos en el hombro, mientras la otra se
aferraba a sus patas traseras, desgarrndolas con las uas y los dientes.
Se sacudi de encima a la loba que tena en la espalda, y se agach sobre
la que tena a los pies, y en ese momento le arroj el palo, hincndoselo
en la oreja izquierda.
Deb hacerle dao, porque perdi todo inters en las lobas y se lanz
contra m. Me apart de su camino, pero una de sus macizas patazas me
golpe la cabeza y ca al suelo, aturdido.
El oso se dio la vuelta y fue a por m, dispersando a las lobas a
zarpazos. Retroced gateando, pero no fui lo bastante rpido. De repente,
el oso estaba sobre m, erguido, rugiendo triunfalmente... Me tena
exactamente donde quera! Le golpe en el estmago con el palo, y le
tir la piedra, pero no pareci acusar golpes tan insignificantes. Con una
mirada maligna, empez a descender...
Fue entonces cuando las Personitas cayeron sobre su espalda,
hacindole perder el equilibrio. Su llegada no poda haber sido ms
oportuna.
El oso debi pensar que el mundo entero conspiraba contra l. Cada
vez que me tena acorralado, alguien ms se interpona en su camino.
Rugiendo con todas sus fuerzas, sacudindose furiosamente de encima a
las Personitas. La que cojeaba se apart de su camino, pero la otra qued
atrapada debajo de l.
La Personita levant sus cortos brazos y los apoy contra el torso del
oso, intentando empujarlo a un lado. La Personita era fuerte, pero no
tena ninguna oportunidad contra tan pesado enemigo, y el oso cay
sobre ella y la aplast. Hubo un horrible crujido, y cuando el oso se puso
en pie, vi a la Personita yaciendo despedazada, con los huesos
destrozados sobresaliendo de su cuerpo, retorcidos en ngulos
sangrientos.
El oso alz la cabeza y lanz un rugido al cielo, y entonces clav en
m una mirada hambrienta. Se dej caer sobre sus cuatro patas, y
avanz. Las lobas saltaron sobre l, pero se las sacudi como si fueran
moscas. Yo an me encontraba aturdido por el golpe, incapaz de
levantarme. Empec a arrastrarme por la nieve.
Mientras el oso se me acercaba para acabar conmigo, la segunda
Personita (la que yo llamaba Lefty) se coloc frente a l, cogindolo por
las orejas, y le propin un cabezazo! Era la cosa ms loca que haba
CAPTULO 9
Mr. Crepsley, Gavner y Streak haban estado inspeccionando un
laberinto de tneles en lo alto de un acantilado cuando escucharon los
dbiles ecos del fragor de la batalla. Regresaron a toda prisa, llegando
unos quince minutos despus de que yo hubiera dado muerte al oso. Se
quedaron atnitos cuando les expliqu lo que haba ocurrido y les dije lo
de Harkat Mulds. La Personita haba reemplazado su toga y su capucha,
y cuando le preguntaron si era cierto que poda hablar, se qued en
silencio durante un rato tan largo que pens que no dira nada. Entonces
asinti, y respondi con voz ronca:
S.
Gavner incluso retrocedi varios pasos de un salto al or hablar a la
Personita, y Mr. Crepsley mene la cabeza, asombrado.
Hablaremos de esto ms tarde dijo. Primero, cuntame cmo
te enfrentaste al oso.
Se agach junto al oso muerto y lo examin de arriba abajo.
Descrbeme cmo te atac dijo, y le cont la sbita aparicin del
oso y su salvaje acometida. No tiene sentido. Mr. Crepsley frunci
el ceo. Los osos no se comportan de tal modo a menos que estn
nerviosos o muertos de hambre. El hambre no fue el motivo (mirad lo
bien alimentado que est), y si no hiciste nada que lo molestara...
Echaba espuma por la boca dije. Creo que estaba rabioso.
Pronto lo sabremos.
El vampiro se sirvi de sus afiladas uas para realizar un corte en el
estmago del oso. Acerc la nariz y olfate la sangre que rezumaba de la
herida. Tras unos segundos, hizo una mueca y se levant.
Y bien? inquiri Gavner.
El oso estaba loco dijo Mr. Crepsley, pero no a causa de la
rabia... Bebi sangre de un vampanez!
Cmo? boque.
No estoy seguro repuso Mr. Crepsley, y mir al cielo.
Tenemos tiempo antes de que amanezca. Seguiremos las huellas de este
oso y tal vez descubramos algo ms por el camino.
Qu hacemos con la Personita que ha muerto? pregunt Gavner
. Deberamos enterrarle?
CAPTULO 10
Mr. Crepsley y Gavner no me explicaron enseguida el significado del
mensaje de Harkat (estaban demasiado anonadados para hablar) y tuve
que escuchar la historia dosificada durante las siguientes tres o cuatro
noches, la mayor parte por boca de Gavner Purl.
Tena que ver con lo que Mr. Tiny haba dicho a los vampiros haca
siglos, cuando los vampanezes se apartaron de ellos. Una vez que los
enfrentamientos cesaron, visit a los Prncipes en la Montaa de los
Vampiros y les dijo que los vampanezes no contaban con una
estructura jerrquica (un trmino de Mr. Crepsley), lo cual quera
decir que no haba Generales ni Prncipes Vampanezes. Nadie reciba ni
daba rdenes.
Fue una de las razones por las que se apartaron de nosotros dijo
Gavner. No les gustaba la manera de hacer las cosas de los vampiros.
Pensaban que era injusto que los vampiros corrientes tuvieran que
responder ante los Generales, y stos ante los Prncipes.
Bajando la voz para que no le oyera Mr. Crepsley, aadi:
Para serte sincero, estoy de acuerdo con eso. Es hora de cambiar.
El sistema de los vampiros ha funcionado durante siglos, pero no
significa que sea perfecto.
Quiere decir que preferira ser un vampanez? pregunt,
escandalizado.
Claro que no! ri. Son asesinos, y permiten que vampanezes
chiflados como Murlough campen por ah a sus anchas. No son en
absoluto mejores que los vampiros. Pero eso no significa que algunas de
sus ideas no deban ser tenidas en cuenta.
No cometear durante el camino a la Montaa de los Vampiros, por
ejemplo: es una norma ridcula, pero slo puede ser cambiada por los
Prncipes, quienes no tienen que cambiar algo si no quieren, pese a lo
que el resto de nosotros pensemos. Los Generales deben hacer todo lo
que los Prncipes digan, y los vampiros corrientes estn obligados a
obedecer a los Generales.
Aunque los vampanezes no creen en lderes, Mr. Tiny dijo que una
noche se presentara un campen. Sera conocido como el Lord
Vampanez, y los vampanezes le seguiran ciegamente y acataran su
voluntad.
CAPTULO 11
Cruzamos sobre la abertura de la que el arroyo flua atropelladamente
de la montaa. El ruido resultaba ensordecedor, especialmente para los
sper sensitivos odos de un vampiro, as que nos dimos toda la prisa
que pudimos. Las rocas estaban resbaladizas, y en algunos puntos
tenamos que formar una cadena. Gavner y yo resbalamos en una zona
muy helada. Yo iba delante, sujetndome de Mr. Crepsley, pero la
atraccin de la cada me hizo soltarme. Afortunadamente, Harkat agarr
a Gavner y nos subi a los dos.
Llegamos a la entrada de un tnel un cuarto de hora despus. No
habamos tenido que trepar demasiado, pero al mirar abajo comprob lo
empinada que haba sido la escalada. Me alegr de no tener que subir
por una montaa ms alta.
Mr. Crepsley entr primero. Yo fui tras l. El interior del tnel estaba
oscuro. Iba a preguntarle a Mr. Crepsley si sera conveniente detenernos
a encender unas antorchas, pero mientras avanzbamos cautelosamente,
advert que ms adelante el tnel adquira luminosidad.
De dnde viene la luz? pregunt.
Es liquen luminoso repuso Mr. Crepsley.
Eso es un trabalenguas o una respuesta? rezongu.
Es una clase de hongo que emite luz explic Gavner. Crece en
ciertas cuevas y en el fondo del ocano.
Ah, vale. Crece por toda la montaa?
No en todas partes. Utilizamos antorchas en las zonas donde no lo
hay.
Delante de nosotros, Mr. Crepsley se detuvo y solt una maldicin.
Qu ocurre? inquiri Gavner.
La entrada de la cueva suspir. ste no es el camino.
Eso significa que no podemos entrar por aqu? pregunt,
alarmado ante la idea de tener que desandar el camino despus de haber
avanzado tanto.
Hay otros caminos dijo Gavner. La montaa est llena de
tneles. Slo tenemos que volver y buscar otro.
Pues ser mejor que nos demos prisa dijo Mr. Crepsley. No
tardar en amanecer.
CAPTULO 12
Uno de los guardias vestidos de verde nos escolt a la Cmara de
Osca Velm, que era una Cmara de bienvenida (la mayora de las
Cmaras llevaban los nombres de vampiros famosos). sta era una
pequea gruta de paredes llenas de protuberancias y negras del mugre y
el holln acumulados durante dcadas. Era clida y estaba iluminada por
un par de candelabros, de los que se desprenda un humo que inundaba
gratamente la estancia (el humo sala lentamente de la caverna a travs
de grietas naturales y agujeros del techo). Haba varias mesas
toscamente talladas y banquetas, donde los vampiros que llegaban
podan sentarse a descansar o a comer (las patas de las mesas estaban
hechas de huesos de animales grandes). Junto a las paredes haba cestas
hechas a mano llenas de zapatos, que los recin llegados podan utilizar.
Tambin podas informarte de quin asista al Consejo: haba una gran
losa negra sobre una pared, con el nombre de cada vampiro que iba
llegando grabado en ella. Mientras nos sentbamos a la larga mesa de
madera, vi a un vampiro subirse a un escabel y aadir nuestros nombres
a la lista. Tras escribir el de Harkat, aadi entre parntesis una
Personita.
No haba demasiados vampiros en la tranquila y neblinosa Cmara:
slo estbamos nosotros, algunos ms que haban llegado haca poco, y
un par de aquellos guardias de los uniformes verdes. Un vampiro de
largos cabellos, sin camisa, se acerc a nosotros con dos barriletes
redondos. Uno estaba repleto de barras de pan duro, y el otro, medio
lleno de ternillosos pedazos de carne cruda y tambin cocida.
Cogimos cuanto quisimos y nos sentamos a la mesa (all no haba
platos), empleando las uas y los dientes para arrancar los pedazos. El
vampiro volvi con tres grandes jarras llenas de sangre humana, vino y
agua. Ped un vaso, pero Gavner me dijo que deba beber directamente
de las jarras. Era difcil (me empap de agua la barbilla y el pecho
cuando lo intent por primera vez), pero era ms divertido que beber de
una copa.
El pan estaba rancio, pero el vampiro trajo unos cuencos de caldo
caliente (los cuencos haban sido esculpidos en los crneos de diversas
bestias), y tras partirlo en trozos y mojarlo en el caldo oscuro y espeso
uno segundos, saba muy bien.
Est delicioso dije, masticando ruidosamente mi tercer pedazo.
Puede hablar?
Espera a or lo que tiene que decir dijo Mr. Crepsley
sombramente. Luego se volvi hacia m y me present: Y ste es
Darren Shan... mi asistente.
Bienvenido, Darren Shanme sonri Seba, y mir a Mr. Crepsley
extraado. T, Larten... con un asistente?
Lo s carraspe Mr. Crepsley. Siempre dije que nunca tendra
uno.
Y tan joven murmur Seba. Los Prncipes no lo aprobarn.
La mayora, probablemente no admiti Mr. Crepsley
tristemente. Luego dej a un lado su melancola. Darren, Harkat, ste
es Seba Nile, el intendente de la Montaa de los Vampiros. No os dejis
engaar por su edad: es tan astuto, inteligente y taimado como cualquier
vampiro, y hasta aventaja a quien intente superarle.
Cosa que sabes por experiencia ri Seba entre dientes.
Recuerdas cuando te propusiste robar media cuba de mi mejor vino y
reemplazarlo por otro de mala calidad?
Por favor dijo Mr. Crepsley con expresin dolida. Por aquel
entonces era joven y estpido. No necesito que me lo recuerdes.
Qu ocurri? pregunt, encantado ante el malestar del vampiro.
Cuntaselo, Larten dijo Seba, y Mr. Crepsley obedeci a
regaadientes, como un nio pequeo.
Primero sac el vino refunfu. Vaci la cuba y lo reemplaz
por vinagre. Me beb media botella antes de darme cuenta. Me pas toda
la noche vomitando.
No! Gavner se ech a rer.
Era joven gru Mr. Crepsley. No lo conoca bien.
Pero aprendiste, eh, Larten? recalc Seba.
S sonri Mr. Crepsley. Seba fue mi tutor. l me ense casi
todo lo que s.
Los tres vampiros se pusieron a hablar de los viejos tiempos, y me
sent a escucharlos. La mayor parte de las cosas que decan no
despertaron mi inters (nombres de personas y lugares que no
significaban nada para m), y al cabo de un rato me recost y me
dediqu a contemplar la caverna, observando las parpadeantes luces de
los candelabros y las formas que el humo trazaba en el aire. Slo me di
cuenta de que me estaba quedando dormido cuando Mr. Crepsley me
sacudi suavemente y abr los ojos de golpe.
El muchacho est cansado observ Seba.
CAPTULO 13
Harkat estaba de pie en su atad cuando me despert, con sus ojos
verdes completamente abiertos. Me desperec y le di los buenos das.
Tras una breve pausa, sacudi la cabeza y me mir.
Buenos das respondi.
Desde cundo ests despierto? pregunt.
Me despert... ahora. Cuando t... me has hablado. Me qued
dormido... de pie.
Frunc el ceo.
Pero tienes los ojos abiertos.
l asinti.
Siempre estn abiertos. No tengo prpados... ni pestaas. No
puedo cerrarlos...
Cuanto ms aprenda sobre Harkat, ms raro me pareca.
Entonces, puedes ver cosas mientras duermes?
S, pero... no me doy... cuenta de ello.
Gavner apareci en la entrada de nuestra habitacin.
En pie, chicos! tron. La noche avanza. Hay trabajo que
hacer. Alguien quiere un caldito de murcilago?
Ped ir al servicio antes de comer. Gavner me llev ante una
puertecita con las letras WC grabadas en ella.
Para qu es esta caseta? pregunt.
Es el servicio me inform, y aadi: No te caigas dentro!
Pens que era una broma, pero cuando entr comprend que su
advertencia era fundada: no haba lavabo ni retrete, sino un agujero
redondo en el suelo que llevaba a la gorgoteante corriente que discurra
bajo la montaa. Mir dentro (no era lo bastante grande como para que
un adulto se escurriera por l, pero s para alguien de mi tamao), y me
estremec al ver el agua oscura e impetuosa al fondo. No me gustaba
nada la idea de agacharme sobre el agujero, pero como no tena ms
remedio, lo hice.
Todos los servicios son como ste? pregunt al salir.
S ri Gavner. Es la forma ms sencilla de deshacerse de los
residuos. Hay un par de grandes arroyos que salen de la montaa, y los
CAPTULO 14
Tras el desayuno, Mr. Crepsley y yo fuimos a ducharnos, para
quitarnos de una vez la mugre del camino. Me dijo que no tendramos
muchas oportunidades para asearnos mientras estuviramos all, as que
era aconsejable darnos una buena ducha de entrada. La Cmara de Perta
Vin-Grahl era una enorme caverna con modestas estalactitas y dos
cascadas naturales, ubicadas ambas cerca de la entrada, a la derecha. El
agua caa desde lo alto en el interior de un estanque construido por los
vampiros, y flua hacia un agujero que haba cerca del fondo de la
caverna, por el que desapareca para unirse a las corrientes subterrneas.
Qu te parecen las cascadas? pregunt Mr. Crepsley, alzando la
voz para hacerse or por encima del bullicio del agua corriente.
Son preciosas dije, admirando la forma en que la luz de las
antorchas se reflejaba en el agua. Pero dnde estn las duchas?
Mr. Crepsley sonri sdicamente y comprend dnde bamos a
darnos el bao.
Ni hablar! grit. El agua debe estar congelada!
As es admiti Mr. Crepsley, quitndose la ropa, pero no hay
otro sistema en la Montaa de los Vampiros.
Comenc a protestar, pero se ech a rer, camin hacia la cascada
ms cercana y se sumergi bajo la rociada. Me dio fro slo de ver al
vampiro ducharse, pero estaba deseando darme un bao, y saba que l
se mofara de m todo el tiempo que durase nuestra estancia si me
echaba atrs. As que, tras despojarme de mis ropas, camin hasta el
borde del estanque, prob el agua con los dedos de los pies (uagh!), y
entonces me met de un brinco y me entregu al abrazo de la segunda
cascada.
Oh, to! rug, impactado por fro. Esto es una tortura!
Desde luego! exclam Mr. Crepsley. Entiendes ahora por
qu tan pocos vampiros se molestan en baarse mientras dura el
Consejo?
Acaso tienen alguna ley contra el agua caliente? chill,
frotndome furiosamente el pecho, la espalda y los brazos a toda
velocidad para acabar cuando antes con el bao.
Claro que no respondi Mr. Crepsley, saliendo de su cascada y
pasndose una mano por su mechn pelirrojo, antes de sacudirse como
Con pinzas?
No... Con las uas.
Auch!
Mr. Crepsley asinti.
Le ped que dejara de hacerlo... que ya no quera imitarle... pero no
me hizo caso. Crea que haba que acabar lo que se empieza. Tras varios
meses de aguantar que me arrancara los pelos de la nariz, tuve una idea
genial, y me los chamusqu con un hierro candente (algo que te
aconsejo que no intentes hacer!), para que no volvieran a crecer.
Y qu pas?
Mr. Crepsley se ruboriz.
Empez a arrancarme los pelos de otro sitio an ms sensible.
De dnde? inquir ansiosamente.
El vampiro enrojeci an ms.
No te lo dir... Es demasiado embarazoso.
Ms tarde, cuando me encontr a Seba y se lo pregunt, se ech a rer
perversamente y respondi: De las orejas!
Mientras nos ponamos los zapatos, un vampiro rubio y esbelto con
un traje de color azul intenso irrumpi violentamente en la habitacin,
cerrando de golpe la puerta tras l. Se apoy contra ella, jadeando, sin
percatarse de nuestra presencia, hasta que Mr. Crepsley le habl.
Kurda, eres t?
No! chill el vampiro, agarrando el pomo. Entonces se detuvo
y volvi la cabeza por encima del hombro. Larten?
S asinti Mr. Crepsley.
Eso es diferente.
El vampiro se relaj y fue a nuestro encuentro. Cuando se acerc lo
suficiente, repar en las tres pequeas cicatrices rojas que tena en la
mejilla. Me resultaron vagamente familiares, pero no saba por qu.
Te andaba buscando. Quiero que me hables de ese Harkat Mulds y
su mensaje... Es cierto?
Mr. Crepsley se encogi de hombros.
Slo he escuchado rumores. No nos cont nada mientras venamos
hacia aqu.
Mr. Crepsley no haba olvidado la promesa hecha a Harkat.
Ni una palabra? inquiri el vampiro, tomando asiento sobre un
barril tumbado.
Nos dijo que el mensaje era slo para los Prncipes dije yo.
El vampiro me mir con curiosidad.
T debes ser Darren Shan. He odo hablar de ti. Me estrech la
mano. Yo soy Kurda Smahlt.
De qu huas? le pregunt Mr. Crepsley.
De las preguntas rezong Kurda. Tan pronto como empez a
circular la noticia de la presencia de esa Personita y su mensaje, todo el
mundo me ha perseguido para que les confirmara si era verdad.
Y por qu tendran que preguntrtelo a ti? inquiri Mr.
Crepsley.
Porque s ms sobre los vampanezes que la mayora. Y por mi
ordenacin... Es increble cunto llegan a esperar de uno en cuanto sube
de estatus...
Gavner Purl me lo cont. Felicidades dijo Mr. Crepsley, con
cierta frialdad.
No ests de acuerdo observ Kurda.
No he dicho eso.
No tienes que hacerlo. Est escrito en tu cara. Pero no me importa.
No eres el nico que tiene objeciones. Estoy acostumbrado a ser objeto
de polmica.
Disculpe dije, pero qu es una ordenacin?
Es el ascenso en la escala de la organizacin me explic Kurda.
Hablaba en un tono ligero, y, tanto en sus labios como en sus ojos,
afloraba una perenne sonrisa. Me recordaba a Gavner, y de inmediato
simpatic con l.
Y a qu cargo lo han ascendido? pregunt.
Al ms alto sonri. Voy a ser Prncipe. Habr una gran
ceremonia y un lo tremendo. Hizo un mohn. Me temo que ser
muy aburrido, pero no hay forma de evitarlo. Los siglos de tradicin, el
cumplimiento de las normas y todo eso.
No deberas hablar tan a la ligera de tu ordenacin gru Mr.
Crepsley. Es un gran honor.
Ya lo s suspir Kurda. Lo nico que quiero es que la gente
no haga una montaa de un grano de arena. No he hecho nada
grandioso.
Y por qu le nombran Prncipe Vampiro? pregunt.
Por qu lo preguntas? replic Kurda, con un brillo en los ojos
. Planeas ponerlo en prctica?
encontrarnos una vez que se haya calmado todo este caos y charlar
tranquilamente.
Me gustara dije.
Larten salud a Mr. Crepsley.
Kurda.
Sali de la estancia.
Kurda es simptico coment. Me gusta.
Mr. Crepsley me mir de reojo, se rasc la larga cicatriz que surcaba
su mejilla izquierda, dirigi una mirada pensativa a la puerta por la que
Kurda haba salido y volvi a gruir.
Hum.
CAPTULO 15
Pasaron dos noches largas y tranquilas. Harkat haba tenido que
quedarse en la Cmara de los Prncipes para responder a sus preguntas.
Gavner tuvo que atender sus asuntos como General, y slo le veamos
cuando se arrastraba hasta su atad a la hora de dormir. Pas la mayor
parte del tiempo con Mr. Crepsley, en la Cmara de Khledon Lurt (tena
que ponerse al da hablando con viejos amigos a los que no haba visto
en muchos aos), o visitando los almacenes con l y con Seba Nile.
El viejo vampiro estaba ms preocupado que la mayora por el
mensaje de Harkat. Era el segundo vampiro ms viejo de la montaa (el
ms viejo de todos era un Prncipe, Paris Skyle, que tena ms de
ochocientos aos) y el nico que haba estado aqu cuando Mr. Tiny los
visit y realiz su profeca cientos de aos atrs.
Muchos de los vampiros actuales no creen en las viejas historias
dijo. Piensan que la advertencia de Mr. Tiny es un cuento que
inventamos para asustar a los jvenes vampiros. Pero yo recuerdo cmo
fue. Recuerdo el modo en que retumbaron sus palabras en la Cmara de
los Prncipes, y el miedo que nos embarg a todos. El Lord Vampanez
no es una simple leyenda. Es real. Y ahora, al parecer, se est acercando.
Seba se sumi en el silencio. Haba estado bebiendo una jarra de
cerveza tibia, y de repente pareca haber perdido todo inters en ella.
An no ha llegado dijo Mr. Crepsley fervientemente. Mr.
Tiny es tan viejo como el mismo tiempo. Cuando dice que la noche se
acerca, puede que se refiera a que sea dentro de unos cientos o quiz
miles de aos.
Seba mene la cabeza.
Ya hemos tenido cientos de aos: siete siglos enfrentndonos a los
vampanezes, resistindonos a ellos. Tendramos que haberlos
exterminado a todos, cualesquiera que fueran las consecuencias. Habra
sido mejor dejarnos llevar al borde de la extincin por los humanos que
ser aniquilados por los vampanezes.
Eso es una estupidez mascull Mr. Crepsley. Yo prefiero
enfrentarme a ese mtico Lord Vampanez que a un humano real
blandiendo una estaca. Y t tambin.
Seba asinti abatidamente y dio un sorbo a su cerveza.
CAPTULO 16
Las Cmaras Deportivas eran unas cuevas gigantescas, llenas de
escandalosos, alborotadores y entusiastas vampiros. Eran exactamente lo
que necesitaba para animarme despus de la inquietante visita a las
Cmaras de Cremacin y de la Muerte.
En cada una de las tres Cmaras tenan lugar varias competiciones.
En su mayora eran pruebas de combate fsico (lucha, boxeo, krate,
levantamiento de pesos, y cosas as), aunque el ajedrez tambin gozaba
de gran aceptacin, ya que agudizaba los reflejos y el ingenio.
Kurda encontr asientos para nosotros junto al corro que
contemplaba la lucha, y nos pusimos a ver a los vampiros intentando
inmovilizar a sus oponentes o lanzarlos fuera del ring. Haba que ser
rpido de vista para seguir sus movimientos, pues los vampiros son
mucho ms veloces que los humanos. Era como ver una pelea grabada
en video con el botn de avance rpido presionado.
Las contiendas no eran solamente ms rpidas que sus equivalencias
humanas, sino tambin ms violentas. Huesos rotos, rostros
ensangrentados y contusiones estaban a la orden de la noche. A veces,
me dijo Kurda, el dao era an peor: los vampiros podan llegar a
matarse tomando parte en esos juegos, o resultar tan gravemente heridos
que el viaje hacia la Cmara de la Muerte era lo nico que deseaban.
Por qu no utilizan protecciones? pregunt.
No creen en ellas dijo Kurda. Preferiran romperse el crneo a
llevar casco. Suspir con disgusto. A veces pienso que nunca
entender del todo a mi gente. Quiz me hubiera ido mejor si hubiese
seguido siendo humano.
Nos dirigimos a otro ring. En ste, unos vampiros se pinchaban con
lanzas el uno al otro. Era algo parecido a la esgrima (haba que pinchar o
cortar al adversario tres veces para ganar), slo que mucho ms
peligroso y sangriento.
Es horrendo manifest con voz ahogada, mientras un vampiro al
que le haban abierto de un tajo la mitad superior de un brazo rea como
si nada y felicitaba a su contrincante por tan buen golpe.
Deberas verlos cuando luchan en serio dijo alguien a nuestra
espalda. Esto slo es un ejercicio de calentamiento.
Tienes que mantenerte firme sobre tus pies, y estar listo para el
siguiente. Y a veces es mejor encajar un golpe que esquivarlo.
Tonteras resopl Kurda. T esquiva todos los que puedas,
Darren. No quiero devolverte a Larten en camilla!
Pero ella no me har dao en serio, verdad? pregunt,
alarmado.
Vanez se ech a rer.
Claro que no! Kurda slo te est liando. No te lo va a poner fcil
(Arra no conoce el significado de esa palabra), pero seguro que no se
pasar demasiado contigo. Alz la mirada hacia Arra y murmur en
voz muy baja: Al menos, eso espero.
CAPTULO 17
Me quit los zapatos y me sub a las barras. Tard uno o dos minutos
en acostumbrarme a ellas, caminando a lo largo, concentrndome en
mantener el equilibrio. Sin el bastn era fcil (los vampiros poseemos un
gran sentido del equilibrio), pero con l, la cosa se complicaba. Amagu
algunos golpes para probar, y estuve a punto de caerme.
Golpes cortos! mascull Vanez, corriendo a sostenerme.
Los giros largos sern tu fin!
Segu el consejo de Vanez y pronto le cog el truco. En un par de
minutos ms, ya saltaba de una barra a otra, agachndome y brincando,
y estaba listo.
Nos situamos en medio de las barras y entrechocamos nuestros
bastones a modo de saludo. Arra sonrea: era obvio que no crea que
tuviera la ms mnima posibilidad contra ella. Nos apartamos y Vanez
dio una palmada para que diera comienzo el combate.
Arra atac inmediatamente y me golpe en el estmago con el
extremo de su bastn. Mientras intentaba evitarla, traz un amplio
crculo con su bastn en busca de mi cabeza: un aplasta-crneos! Me
las arregl para alzar mi bastn al mismo tiempo y desviar el golpe, pero
el impacto estremeci todo mi cuerpo, obligndome a doblar las rodillas.
El bastn se me resbal de las manos, pero logr retenerlo antes de que
cayera.
Es que pretendes matarlo? grit Kurda, furioso.
Las barras no son para niitos incapaces de defenderse repuso
Arra con sarcasmo.
Pues se acab! resopl Kurda, acercndose a zancadas hasta
m.
Como desees dijo Arra, bajando el bastn y volvindome la
espalda.
No! rug, ponindome en pie y levantando el bastn.
Kurda se par en seco.
Darren, no tienes por qu...
Quiero hacerlo le interrump. Luego, me volv hacia Arra:
Vamos... Estoy listo.
Arra me encar con una sonrisa, pero ahora no expresaba burla, sino
admiracin.
El semi-vampiro tiene carcter. Me alegra saber que el chico no es
un redomado pusilnime. Ahora, veamos hasta dnde te lleva tu espritu.
Atac de nuevo sin previo aviso, lanzando golpes cortos y cortantes
de izquierda a derecha. Los bloque lo mejor que pude, aunque tuve que
encajar alguno en los brazos y los hombros. Retroced hasta el extremo
de la tabla, lentamente, protegindome, y entonces, la esquiv de un
salto en el momento en que trazaba un amplio arco hacia mis piernas.
Arra no haba previsto aquel salto y perdi el equilibrio. Aprovech
para lanzar mi primer ataque en aquella prueba y golpearla con
contundencia en el muslo izquierdo. No dio la impresin de que le
hubiera hecho mucho dao, pero aquello la cogi por sorpresa y lanz
un rugido de sorpresa.
Un punto para Darren! grit Kurda, entusiasmado.
Esto no va por puntos gru Arra.
Ser mejor que tengas cuidado, Arra dijo Vanez, ahogando una
risita, con su nico ojo centelleando. Me parece que el chico es capaz
de vencerte, y nunca podras volver a aparecer por las Cmaras si un
semi-vampiro adolescente llega a derrotarte en las barras.
La noche en que me supere alguien como l, dejar que me metas
en una de las jaulas de la Cmara de la Muerte y que me lances contra
las estacas gru Arra. Ahora estaba furiosa (no soportaba las
provocaciones de quienes la observaban desde el suelo), y cuando se
volvi nuevamente hacia m, su sonrisa haba desaparecido.
Me mov cautelosamente, consciente de que un buen golpe no
significaba nada. Si me confiaba y bajaba la guardia, ella acabara
conmigo en un abrir y cerrar de ojos. Mientras avanzaba hacia m, yo
retroced poco a poco. La dej acercarse un par de pasos, y entonces
salt a otra barra. Volv a retroceder, y salt a otra, y luego a otra.
Esperaba sacarla de quicio. Si consegua alargar el duelo, quiz
lograra hacerla perder los estribos y cometer un error. Pero la paciencia
de los vampiros es legendaria, y Arra no era la excepcin. Me persigui
como una gata a un pajarillo, ignorando las pullas de quienes se haban
congregado bajo las barras para contemplar la lucha, tomndose su
tiempo, permitindome continuar con mis tcticas evasivas, esperando el
momento justo para atacar.
Al final me acorral y no tuve ms opcin que pelear. Le lanc un
par de golpes bajos (tratando de golpear sus pies y sus rodillas, como me
haba aconsejado Vanez), pero no eran lo bastante fuertes y los encaj
sin pestaear. Mientras me agachaba para golpear sus pies una vez ms,
salt a la barra contigua y descarg la parte plana de su bastn sobre mi
espalda. Rug de dolor y me dej caer de bruces. El bastn se me cay al
suelo.
Darren! grit Kurda, precipitndose hacia m.
Djalo! exclam Vanez, sujetndolo.
Pero est herido!
Sobrevivir. No lo avergences delante de todos. Djale luchar.
A regaadientes, Kurda obedeci a Vanez.
Arra, mientras tanto, haba decidido que ya haba acabado conmigo.
En lugar de golpearme, meti la punta roma de su bastn bajo mi
estmago e intent empujarme fuera de la barra. Volva a sonrer. Dej
rodar mi cuerpo, pero me sujet a la barra con las manos y los pies para
no caer. Di la vuelta por completo hasta que qued colgando al revs, y
entonces recuper mi bastn del suelo y golpe a Arra entre las
pantorrillas. Con un sbito giro, la hice caer. Lanz un chillido, y
durante una fraccin de segundo tuve la certeza de que la haba tirado y
vencido, pero se agarr a la barra y se mantuvo all, como yo haba
hecho. Sin embargo, su bastn haba cado al suelo y rodaba fuera de su
alcance.
Los vampiros que se haban reunido a presenciar el combate (ahora
haba unos veinte o treinta alrededor de las barras) aplaudieron
entusisticamente, mientras nos incorporbamos sin dejar de vigilarnos
el uno al otro. Alc el bastn y sonre.
Parece que soy yo ahora el que lleva ventaja apunt con
fanfarronera.
No por mucho tiempo dijo Arra. Voy a arrancarte ese bastn
de las manos y a partirte la cabeza con l!
Ah, s? sonre. Pues adelante... Intntalo!
Arra extendi las manos hacia m. En realidad, no me esperaba que
fuera a atacarme sin el bastn, y no estaba seguro de lo que deba hacer.
No me gustaba la idea de golpear a un contrincante desarmado, y menos
a una mujer.
Pues recoger el bastn, si quieres le ofrec.
No est permitido abandonar las barras replic.
Pues que te lo alcance alguien.
Eso tampoco est permitido.
Retroced.
Por su tono, supe que si lo haca no lograra que tuviera una opinin
precisamente elevada de m.
Sacud la cabeza. Habra dado cualquier cosa por tener un bastn,
pero no poda pedir un trato especial, no cuando Arra no lo haba hecho.
Est bien dije. Luchar sin l.
Darren! aull Kurda. No seas estpido! Retrate si no
quieres otro bastn. Has luchado bravamente y has demostrado tu valor.
No tienes por qu avergonzarte si te retiras ahora agreg Vanez.
Mir a Arra a los ojos y vi que ella esperaba que me resignara y
abandonara.
No dije. No me retirar. No bajar de estas barras hasta que
me arrojen de ellas.
Me adelant, inclinndome, como haba hecho Arra.
Parpade, sorprendida, y, alzando el bastn, se dispuso a concluir la
lucha. No perd el tiempo. Par su primer golpe con la mano izquierda,
encaj el segundo en el estmago, esquiv el tercero, y desvi el cuarto
con la mano derecha. Pero me dio de lleno con el quinto en la cabeza.
Dobl las rodillas, aturdido. Percib el silbido del bastn de Arra
cortando el aire antes de impactar en el lado izquierdo de mi rostro, y
me estrell contra el suelo.
Lo siguiente que supe fue que estaba mirando fijamente al techo,
rodeado de vampiros preocupados.
Darren? deca Kurda con la angustia temblando en su voz.
Ests bien?
Qu... ha pasado? resoll.
Te noque dijo. Has estado inconsciente durante cinco o seis
minutos. Ya bamos a pedir ayuda...
Me sent, sobreponindome al dolor.
Por qu da vueltas la habitacin? gem.
Vanez se ech a rer y me ayud a incorporarme.
Se recuperar dijo el instructor. Ningn vampiro ha muerto
nunca por una pequea conmocin. Se recobrar y volver a estar como
nuevo.
An falta mucho para llegar a la Montaa de los Vampiros?
pregunt dbilmente.
El pobre chico no sabe ni dnde est! barbot Kurda, y se
dispuso a cogerme en brazos.
CAPTULO 18
Dos noches despus de mi encuentro con Arra Sails, Mr. Crepsley y
yo fuimos llamados a presencia de los Prncipes. Yo an me senta
entumecido por el combate, y Mr. Crepsley tuvo que ayudarme a
vestirme. Gem mientras levantaba los brazos sobre la cabeza: la piel
estaba negra y azul all donde haba recibido los golpes de Arra.
No puedo creer que hayas sido tan estpido para desafiar a Arra
Sails suspir Mr. Crepsley. No haba dejado de tomarme el pelo al
respecto desde que se enter, aunque en el fondo yo saba que se senta
orgulloso de m. Hasta yo me lo habra pensado antes de enfrentarme
a ella en las barras.
Supongo que eso significa que soy ms valiente que usted dije,
con una sonrisa de satisfaccin.
Estupidez y valor no son lo mismo me amonest. Podas
haber salido seriamente herido.
Habla como Kurda dije, enfurruado.
Hay ciertas cosas con las que no estoy de acuerdo con Kurda (l es
un pacifista, lo cual va contra nuestra naturaleza), pero tiene razn
cuando dice que a veces es mejor evitar la lucha. Cuando una situacin
es desesperada y no tiene sentido pelear, slo un estpido insistira en
combatir.
Pero no era desesperada! exclam. Estuve a punto de
derrotarla!
Mr. Crepsley sonri.
Es imposible razonar contigo. Pero as son la mayora de los
vampiros. Es seal de que ests aprendiendo. Ahora, acaba de vestirte y
ponerte presentable. No debemos hacer esperar a los Prncipes.
***
La Cmara de los Prncipes se encontraba en el punto ms alto del
interior de la Montaa de los Vampiros. Slo tena una entrada, un tnel
largo y ancho custodiado por un batalln de Guardias de la Montaa.
Nunca haba subido hasta aqu, pues nadie poda utilizar el tnel a
menos que tuviera asuntos que resolver en la Cmara.
S.
Bien, pues mediante el sistema de la triangulacin tambin
podemos buscar y encontrar a otros con los que no tenemos ningn lazo,
a travs de la Piedra.
Triangu... qu? gru, exasperado.
Han de hacerlo vampiros completos cuya sangre haya sido
absorbida por la Piedra dijo. Cuando un vampiro le entrega su
sangre, tambin le confa su nombre, por el cual la Piedra y los dems
vampiros le reconocern a partir de entonces. Si yo quisiera buscarte una
vez que le hayas dado tu sangre a la Piedra, slo tendra que poner mis
manos sobre ella y pensar en tu nombre. En unos segundos la Piedra me
permitira conocer tu localizacin exacta en cualquier lugar de la Tierra.
Aunque yo no quiera que me encuentren? pregunt.
S. Pero conocer tu localizacin no servira de mucho: para cuando
yo llegara a donde estabas cuando realic la bsqueda, t ya te habras
ido. Por eso es necesaria la triangulacin, en la cual deben participar tres
personas. Si quisiera encontrarte, podra contactar con alguien con quien
mantuviera un vnculo mental (Gavner, por ejemplo), y transmitirle tu
paradero. Yo le guiara a travs de la Piedra de Sangre, y as l podra
seguir tu rastro.
Lo medit en silencio durante un rato. Era un sistema ingenioso, pero
le encontraba algunos inconvenientes.
Cualquiera podra utilizar la Piedra de Sangre para encontrar a un
vampiro? indagu.
Cualquiera con la habilidad mental para realizar una bsqueda
respondi Mr. Crepsley.
Incluso un humano o un vampanez?
Hay muy pocos humanos que posean una mente lo suficientemente
avanzada como para utilizar la Piedra dijo, pero los vampanezes
pueden hacerlo.
Entonces, la Piedra es peligrosa, no? suger. Si un vampanez
pusiera las manos en ella, no podra seguir el rastro de cada vampiro (o
al menos el de aqullos cuyos nombres conozca) y guiar a sus
compaeros hasta ellos?
Mr. Crepsley sonri sombramente.
La paliza que te dio Arra Sails no ha afectado a tu capacidad de
razonamiento. Tienes razn: la Piedra de Sangre podra ser el fin para
toda la raza de los vampiros si cayera en manos equivocadas. Los
vampanezes nos daran caza hasta exterminarnos. Tambin podran
CAPTULO 19
Los tres Prncipes Vampiros que asistieron al Consejo eran Paris
Skyle, Mika Ver Leth y Arrow* (el Prncipe ausente se llamaba Vancha
March).
Paris Skyle luca una gran barba gris, un largo y suelto cabello
blanco, y le faltaba la oreja derecha. Con sus ochocientos aos terrestres,
o ms, era el vampiro viviente ms viejo. Era venerado por todos, no
slo por su avanzada edad y posicin, sino tambin por las hazaas que
haba llevado a cabo cuando era ms joven. Segn la leyenda, Paris
Skyle haba estado en todas partes y hecho de todo. Muchas de las
historias eran exageradas: se deca que haba viajado con Coln a
Amrica e introducido el vampirismo en el Nuevo Mundo, que haba
luchado junto a Juana de Arco (al parecer, una simpatizante de los
vampiros) e inspirado a Bram Stoker su infame Drcula. Pero eso no
quera decir que aquellas historias no fueran ciertas: los vampiros eran,
por su mera existencia, criaturas sorprendentes.
Mika Ver Leth era el Prncipe ms joven, con tan slo doscientos
setenta aos de edad. Tena un brillante cabello negro y unos ojos
penetrantes, como los de un cuervo, y vesta enteramente de negro.
Pareca an ms severo que Mr. Crepsley (su frente estaba surcada de
arrugas, al igual que las comisuras de sus labios), y me dio la sensacin
de que rara vez sonrea, si es que lo haca.
Arrow era un hombre fornido y calvo, con grandes flechas tatuadas
en sus brazos y sienes. Era un temible luchador, y su odio hacia los
vampanezes era legendario. Haba estado casado con una humana antes
de convertirse en General, que fue asesinada por un vampanez que vena
a enfrentarse a Arrow. Regres al clan, hosco y retrado, y se entren
para convertirse en General. Desde entonces se dedic con devocin a
su trabajo, sin importarle nada ms.
Los tres Prncipes eran hombres fuertes y musculosos. Incluso el
anciano Paris Skyle pareca ser capaz de cargar un toro sobre sus
hombros con una sola mano.
Bienvenido, Larten le dijo Paris a Mr. Crepsley, acaricindose la
larga barba y contemplndole con ojos clidos. Me alegra verte en la
Cmara de los Prncipes. No esperaba volver a verte.
*
CAPTULO 20
Se hizo un largo y deliberativo silencio.
S murmur Paris finalmente. Pongamos a prueba al chico.
Dije que no quera que involucrarais a Darren en esto! objet
Mr. Crepsley.
No le contradijo Mika. Dijiste que no queras que le
castigramos. Bien, no lo haremos: una prueba no es un castigo.
Es justo, Larten convino Paris. Si el chico se prueba a s
mismo, daremos por vlida tu decisin de convertirle y el asunto
quedar zanjado.
Y el deshonor ser suyo si fracasa aadi Arrow.
Mr. Crepsley se rasc la larga cicatriz.
Es una solucin honesta reflexion, pero la decisin es de
Darren, no ma. No le obligar a someterse a ninguna prueba.
Se volvi hacia m.
Te sientes preparado para probarte ante el clan y limpiar nuestro
nombre?
Me remov nerviosamente en mi silla.
Hum... De qu tipo de prueba estn hablando exactamente?
pregunt.
Buena pregunta dijo Paris. No sera justo pedirle que se
batiera contra uno de nuestros guerreros, un semi-vampiro no es rival
para un General.
Y encargarle una bsqueda llevara demasiado tiempo dijo
Arrow.
Entonces, slo quedan los Ritos murmur Mika.
No! grit alguien a nuestra espalda. Me gir y descubr el rostro
enrojecido de Kurda, avanzando a zancadas hacia la tarima. No voy a
permitirlo! El chico no est preparado para los Ritos! Si os empeis
en someterle a ellos, tendris que esperar a que crezca!
No habr que esperar gru Mika, levantndose y dando varios
pasos hacia Kurda. Somos nosotros quienes ostentamos aqu la
autoridad, Kurda Smahlt. An no eres un Prncipe, as que no actes
como si lo fueras.
CONTINUAR...
LA ORDALA DE LA MUERTE
Cerca, a mi derecha, se escuch un sibilante sonido. Salt a un lado
mientras el fuego invada el espacio, reprendindome a m mismo:
aquella rfaga haba estado cerca, pero no me alcanz. Debera haberme
quedado donde estaba, o apartarme cautelosamente. Al moverme como
lo haba hecho, podra haber tenido un serio problema.
Ahora las llamas danzaban en rpidas oleadas por toda la Cmara. El
aire se haba vuelto terriblemente caliente, y ya me costaba respirar. A
mi derecha, a escasas pulgadas de mis pies, un agujero empez a silbar.
No me mov cuando brot el fuego y mordi mi pierna: poda soportar
una pequea quemadura. Detrs de m, un agujero ms ancho escupi
una rfaga mayor. Me mov ligeramente hacia delante, evitando lo peor
de su mordisco con un suave balanceo. Sent las llamas lamer la piel de
mi espalda, pero ninguna me quem.
Lo peor era cuando dos o ms giseres brotaban de golpe de agujeros
muy prximos entre s. No haba nada que pudiera hacer cuando
quedaba atrapado entre un grupo de fieras columnas, excepto encoger el
estmago y pasar con sumo cuidado a travs de la pared de llamas ms
delgada.
Al cabo de unos minutos, mis pies agonizaban, pues reciban las
peores quemaduras. Escup en la palma de mis manos y frot la saliva
sobre las plantas, lo que me produjo un pequeo alivio temporal. Podra
haber andado sobre las manos, para darles un respiro a mis pies, pero
eso habra expuesto al fuego mi cabeza y mi cabello...
No haba modo de saber cunto tiempo haba transcurrido. Deba
concentrar hasta el ltimo atisbo de mi atencin en el suelo y en el
fuego. La ms mnima distraccin tendra consecuencias fatales...
Comenc a retroceder por donde haba venido, pero los agujeros an
estaban escupiendo fuego y me cerraban el paso. A regaadientes, di un
rodeo hasta la esquina, listo para aprovechar la primera oportunidad que
se me presentara. El problema fue... que no la hubo.
El gorgoteo de los conductos a mi espalda me indujo a detenerme.
Las llamas brotaron del suelo detrs de m, abrasndome la espalda.
Hice una mueca de dolor, pero no me mov: no tena a dnde. El aire era