Justo Armas
Justo Armas
Justo Armas
La primera certeza de la estadía de Armas en El Salvador se sitúa en 1871, cuando participó en una
donación de dinero para las fiestas patronales de San Salvador, apenas unos cuatro años después
del supuesto fusilamiento del emperador Maximiliano. Durante los primeros años en este país ,fue
acogido por familias pudientes de la época, especialmente por el vicepresidente Gregorio Arbizú.
Justo Armas fue apreciado por ser una persona culta, a pesar de haber llegado al país descalzo,
particularidad por la que sería siempre recordado. Según se sabe, el andar de esta manera se
debía –según sus palabras- para cumplir una promesa a la Virgen del Carmen por haberlo ayudado
a salir de un momento de peligro de muerte. Prometió además no revelar nunca su verdadera
identidad.
A través de los años manejó un negocio de alquileres. Según Pachita Tennant Mejía de Pike, quien
lo conoció cuando era todavía una niña en San Salvador, tenía además un negocio de atender
fiestas o catering. «La vajilla», que ofrecía era de porcelana de Sèvres. Las copas eran de bacaratt,
las sillas eran doradas al estilo del Imperio Austro-Húngaro y se dice que era un pariente muy
allegado, si no es que el hermano del Emperador Francisco José de Austria, a quien se parecía
enormemente. También daba clases de social graces y de protocolo, recién llegado a San Salvador.
Sus modales eran sumamente aristocráticos, lo mismo que su manera de hablar alemán, hasta el
punto de que en una ocasión vino una comisión de la Casa de Austria, quienes declararon en los
periódicos, que el habla de don Justo, era como de alguien que pertenecía a la realeza o a la corte.
Cuando murió, su gran amigo y confesor, Monseñor Belloso, arzobispo de San Salvador, expresó:
Los últimos años, los vivió en la casa de la familia Arbizú, quienes fueron sus herederos.
Su origen sigue siendo un enigma, una verdadera incógnita y sobre él se ha escrito mucho.
Rolando Deneke, quien ha sido un gran estudioso, experto en la vida de don Justo y ha estado
varias veces en Austria para investigar sobre su vida y recopilar datos, decía que no le cabe duda
de que don Justo era alguien muy de la familia imperial austríaca, cosa de la que daba pruebas en
sus conferencias.
[editar] La investigación
De ser un comentario cotidiano, ha pasado a convertirse en una investigación seria llevada a cabo
por el arquitecto salvadoreño Rolando Déneke. Estas pesquisas han comenzado desde el dudoso
fusilamiento de Maximiliano por órdenes de Benito Juárez: Al parecer no hay registros fidedignos
de este suceso, aparte de la historia oficial de que fue ejecutado en el Cerro de las Campanas en
1867. Según las hipótesis, Maximiliano habría sido perdonado al ser parte de la Logia Masónica
como lo era Juárez, añadido a las peticiones internacionales para su indulto . El derrocado
emperador buscaría después de esto al General Gerardo Barrios -también masón-, en El Salvador.
Asimismo, la madre del supuesto fusilado no reconoció el cadáver enviado ante su presencia como
el de su hijo Maximiliano.
Aparte de estas revelaciones, ha habido pruebas científicas para tratar de llegar a la conclusión
que Justo Armas y Maximiliano de Austria eran la misma persona, entre ellas exámenes craneo-
faciales, pruebas grafotécnicas y estudio de objetos personales. Y, principalmente, la prueba
definitiva por medio del ADN.
Singular indicio son unas líneas de un pasquín informativo de Benito Juárez que Déneke encontró
en un libro : «“ El archiduque Fernando Maximiliano José de Austria fue hecho justo por las armas
el 19 de junio de 1867…”»