Eugenio Nkogo Ondó - AFRICANOS, AFRODESCENDIENTES O LA SIMETRÍA HISTÓRICA Y CULTURAL
Eugenio Nkogo Ondó - AFRICANOS, AFRODESCENDIENTES O LA SIMETRÍA HISTÓRICA Y CULTURAL
Eugenio Nkogo Ondó - AFRICANOS, AFRODESCENDIENTES O LA SIMETRÍA HISTÓRICA Y CULTURAL
. G. W. Friedrich Hegel, La raison dans lhistoire, dit. 10/18, Paris, 1979, p. 251. . Arthur Schopenhauer, Fragmentos sobre la historia de la filosofa, Ediciones SARPE, Madrid, 1964, p. 117. 3 . Joseph Ki-Zerbo, Histoire de lAfrique noire, ditions Hatier, Paris, 1978, p. 11 4 . Cheikh Anta Diop, Nations ngres et culture I et II, troisime dition, Prsence Africaine, 1979, y Antriorit des civilisations ngres, mythe ou vrit historique ? , Prsence Africaine, 1967.
2 Si el viejo colono se esforz por confundir la historia africana con la historia del colonialismo, en el nuevo mundo confundi la historia afroamericana con la historia de la esclavitud, lo que, a estas alturas, constituye una aberracin o una amnesia casi incurable. Frente a ella, quisiera evocar mi ltima experiencia en la universidad de Sevilla, el 1 de junio del ao en curso, en el congreso sobre frica Emergente en el que intervine con una ponencia que tuvo el ttulo de El pensamiento negro africano y horizonte del maana. Respetando siempre el margen limitado del tiempo que es habitual en tales ocasiones, tuvo lugar un interesante debate, en el que una de las asistentes requiri mi opinin sobre esas caractersticas negroides que sobresalen en las culturas antiguas de Amrica del Sur, y mi respuesta, sin duda emotiva, me trajo a la memoria la imagen viva del ilustre profesor e investigador afroguayans, el Dr. Ivan Van Sertima, a quien yo mismo tuve el honor de conocer en Washington D. C., el 10 de mayo de 1981, en una de la charlas organizadas por la Howard University. Empleando una terminologa aristotlica, lo he calificado finalmente en la Sntesis como la primera causa o el motor inmvil que impulsaba el movimiento que inspiraba la revolucin de la investigacin de las culturas y civilizaciones africanas en el continente americano. Tras recibir la noticia de su fallecimiento acaecido en la ciudad de Nueva York, el 25 de mayo de 2009, quise rendirle mi ltimo y particular homenaje, en el que, en un breve artculo, que se public en dos medios digitales y se colg en mi Web: www.eugenionkogo.es, dise las mltiples orientaciones de su obra, entre las cuales simboliz el eco del primer descubrimiento de Amrica. En esa lnea, subraya, en una de sus investigaciones pioneras, que los habitantes del poderoso imperio Mandingo, el actual Mal, descubrieron Amrica casi dos siglos antes que Coln. Entre 1310 y 1311, zarpan de sus costas sendas expediciones con una flota de grandes barcos, bien equipados de agua y de alimentos y abordan triunfalmente la Espaola (Hait y Repblica Dominicana). Los aborgenes de la zona, los mismos Indios, dieron un especial testimonio del hecho al navegante espaol, asegurndole que tenan trato comercial con los Negros que haban llegado ah, que estos llevaban lanzas puntiagudas hechas de un metal que llamaban gua-nn. Ciertamente, dicho trmino procede de lenguas mande del Oeste africano, a travs de los Mandingo, Kabunga, Toronka, Kankanka, Bambara, Vai... En esta ltima, tenemos la forma ka-ni, cuya variante dara guann. De ah que en el diario de Coln el oro aparece como coa-na y guann como una isla donde abunda el oro. Ante semejante confusin, el erudito Fray Bartolom de las Casas puso al margen esa anotacin: Este guann no es una isla, sino el oro que, segn los Indios, tiene muchsimo valor.5 Como se observa, esa correccin no tuvo ninguna trascendencia dado que no sirvi para corregir el error de la historiografa posterior, en la que qued escrito hasta la fecha que Guanahan fue la primera isla del suelo americano que pis Coln el 12 de octubre de 1492. Aunque l mismo la hubiera bautizado con el nombre de San Salvador, prevalece todava la denominacin anterior. En dicha Isla, los Mandingo obtuvieron un rotundo xito y continuaron su expansin hacia el norte de la costa de Mxico, expansin que, como caba esperar, ser uno de los focos de gran inters para el investigador. De esta manera, en el extenso captulo 6 de la misma obra, Mandingo traders in medieval Mexico, ha podido
5
. Ivan Van Sertima, They came before Columbus, the African presence in ancient America, Random House, 1976, p. 11, 12 y 103.
3 analizar, entre otros temas, los significados de ciertas expresiones o palabras bambaras y mexicanas. Por ejemplo, entre los Bambara, se designaba o se designa todava con el trmino nama el culto mitolgico al hombre-lobo (were-wolf), cuyos sacerdotes eran los nama-tigi o aman-tigi, que en Mxico se convirti o se convierte en el ritual al dios de la amanteca, etc.6 Once aos ms tarde, otro investigador , tomando el hilo de la cuestin, presentar un estudio pormenorizado tanto de la grafa como de la significacin del oro en distintas culturas de frica del oeste, en las que el vocablo especfico reservado al preciado metal era casi el mismo: kane (para los Sarakole, Sonink y Gadsago); kani (para los Vai y Mende); kanie (para los Kissi); kanine (para los Kono); kanne (para los Peul). Incluyendo la sustitucin de la k por la s, tendramos: sni (para los Mandinga y los Dyla); sano (para los Malink); sanu (para los Khassonk y seni (para los Bambara). Tras este exhaustivo recorrido lingstico, llega a la siguiente conclusin: El quann que llevaron los Negros a la Espaola era una mezcla de oro ms generalizada en el Oeste Africano, conocida con el mismo nombre y compuesta de idnticas proporciones de plata y de cobre. Hacia 1275, Al-Quazwini, refirindose al oro que se produca en esas tierras del frica Occidental, en aquella poca bajo el auspicio de la autoridad de Mal, escribi: Ghana es el pas de Oro, de oro deriva su nombre. El quann mencionado por los espaoles es el plural de la transcripcin arbico-bereber de ghana, que es ghann.7 Estos dos trminos se conservan todava en las lenguas vernculas de esas regiones. Rumbo hacia el sur, pasando por el Istmo de Daro (Panam) y Colombia, hasta otras reas centrales y costeras de Abis Yala, los Mandingo dejaron la huella imborrable de su cultura. Sus asentamientos proliferaron ms all de los aos 1407 y 1425, lo que constituye una de las mejores pruebas de que estos fueron realmente los descendientes de los emigrantes de aquellos siglos en esas zonas. Lo expuesto hasta aqu nos pone de manifiesto que estamos ante un prembulo del tratado de la Africanidad en el continente americano. No slo la presencia negra en ese continente se remonta a la Edad Media, sino tambin a la era Antigua o A. C., cuyo testimonio se confirma en el captulo 9, African-Egyptian presences in ancient America8. Si nos percatamos de que el Egipto antiguo, Aithiopa o Pas de los Negros para los griegos, que en mis escritos aparece repetidamente como el Egipto de la Negritud y origen de la filosofa griega, cuyos tres grandes y largos imperios fueron gobernados por 25 dinastas de faraones negros, alguien intuir fcilmente el poder intelectual y creativo que la herencia negra de la poca esparci en ese subcontinente americano, donde es visible no slo el arte piramidal sino tambin las estatuas egipcias. El que tenga la curiosidad de entrar de lleno en el estudio de las civilizaciones mayas, siguiendo la ruta de los hallazgos de la Antropologa fsica, se topar con una serie de evidencias, que a cada paso le confirmarn que el 13, 5 % de los habitantes olmecas de Tlatilco eran negroides, que en el Cerro de las Mesas era de 4,5% en el perodo clsico9. Por esa va abierta por la
6 7
. Ivan V. Sertima, They came before Columbus, o. c. p. 94, 95 y 99. . Harold G. Lawrence (Kofi Wangara), Mandinga voyages across the Atlantic, in African presence in early America, Ivan Van Sertima, editor, Journal of African Civilizations Ltd., Inc., 1987, p. 212. 8 . Ivan Van Sertima, They came before Columbus, o. c. p. 143-179. 9 . Keith M. Jordan, The African presence in ancient America: evidence from Physical Anthropology, in African presence in early America, o. c. p. 140.
4 paleontologa humana, es obvio recordar la antigua presencia negra en algunas de las ciudades de la pennsula de Yucatn., tal como la encontramos hoy en Calakmul; Yaxchiln; Piedras Negras; Palenque; Tonin; Copn; Quirigu; etc.10 Este breve esquema histrico nos propone emprender la ardua tarea que nos lleve al encuentro con nosotros mismos, con el fin de alcanzar un conocimiento ms objetivo de lo que hemos sido, de lo que somos y, sin duda, de nuestra proyeccin hacia el futuro. No queremos negar ni olvidar la realidad de los hechos. De la misma manera que es necesario aceptar que el colonialismo y la esclavitud fueron hechos histricos, los ms abominables de la humanidad, es preciso admitir que ni la historia africana ni la afroamericana pueden confundirse ni mucho menos identificarse sin ms con la historia colonial y la historia de la esclavitud. Por el contrario, hemos aprendido de la verdadera historia, no de la falsa, que El Negro empieza su carrera en Amrica no como esclavo, sino como maestro y que los restos arqueolgicos de los Negros o Negroides hallados en Mxico y en Guatemala en el perodo arcaico o preclsico se extienden a Panam, a Colombia, a Ecuador y a Per.11 Apoyndonos en esos pilares que sostienen el edificio de la herencia cultural que construy el Negro africano en Amrica en la edad antigua, slo hara falta echar una mirada retrospectiva al otro lado del ocano Atlntico y del mar Mediterrneo. Se sabe que la sociedad del mundo clsico griego fue una tpica sociedad esclavista, situacin que Aristteles defendi, en La poltica, en oposicin a su maestro Platn. Se sabe que el Imperio romano, en su colonizador avance de la romanizacin, esclaviz a otras culturas. El trmino esclavo, tal como se ha usado hasta hoy viene de eslavo, por el hecho de que los eslavos de la Europa occidental eran especialmente vendidos en la Edad Media. Hemos visto del mismo modo que los esclavos blancos estaban al servicio del Emperador de Mal.12 Es una constante de la historia universal, el que cada civilizacin haya tenido que pasar por pocas horribles y gloriosas. Llegu a New York a principios de octubre de 1980 e inmediatamente me traslad a Newark, capital del pequeo Estado de Delaware, y resid en casa de una ascendiente juda de la Alemania nazi hasta finales de enero de 1981, cuando abandon la localidad para vivir en Washington D. C. La seora me narr un da en una de nuestras conversaciones la humillacin del pueblo judo no slo en Europa sino tambin en los Estados Unidos, donde pensaba sacudir rpidamente el yugo que lo unca por el cuello... Si la historia de ninguna de esas culturas o civilizaciones que han sido esclavizadas durante siglos se ha identificado exclusivamente con esas etapas atroces, tampoco ser posible confundir o identificar la historia afroamericana con la historia de la esclavitud, confundir o identificar la historia africana con la historia del colonialismo. Que el impacto producido por esos fenmenos en otras culturas desde los inicios de la era moderna haya hecho mella hasta el presente, no es motivo de que se erijan en la nica causa motriz, a partir de la que habra que examinarlas indefinidamente. Desde el umbral del siglo XX, el imperialismo se manifiesta de formas diversas y su nico fin es el control y la dominacin de los ms dbiles. En contra de su anhelo
10
. Simon Martin, Nikolai Grupe, Crnica de los reyes y reinas mayas, la primera historia de las dinastas mayas, Editorial Crtica, S. L., Barcelona, 2002, p. 101; 117; 139; 155; 175; 191; 215. 11 .R. A. Jairazbhoy, Ancient Egyptians and Chinese in America, London, 1974. Alexander von Wuthenau, Unexpected Faces in Ancient America, Crown Publishers, New York, 1975, citados por Ivan Van Sertima, They came before Columbus, p. 261. 12 . Joseph Ki-Zerbo, Histoire de lAfrique noire, o. c. p. 208.
5 vehemente de absorber al mundo entero, en 1917, Vladimir Ilitch Oulianov, alias Lenine, escribe Limprialisme stade suprme du capitalisme, essai de vulgarisation, y en 1965, Kwame Nkrumah publica, a su vez, Neocolonialismo, ltima etapa del imperialismo, que, por sus mtodos, es ms peligroso que el colonialismo... Estamos rodeados por todas partes, de un mismo, renovado y continuo proceso de alienacin y de explotacin del hombre por el hombre. Si el colonialismo tuvo sus defensores, hoy en da el neocolonialismo y el capitalismo, que se camuflan en la globalizacin, han creado ejrcitos de partidarios en todos los rdenes: poltico, econmico, militar y meditico, esparcidos por las cuatro esquinas del globo terrqueo...En los Estados Unidos de Amrica, el Negro atrapado por el sistema del capitalismo totalitario o totalitarismo capitalista, objeto de estudio de mi obra Lhumanit en face de limprialisme, no ha juzgado oportuno plantear en serio el tema de su autntica liberacin, ni descubrir su verdadera historia, sino lamentarse de su esclavitud. En este caso est claro que no ha tenido inters en divulgar la investigacin sobre la presencia de la civilizacin negra en el continente americano desde haca milenios o siglos antes de la deshonra. En lugar de celebrar los aniversarios o centenarios del primer descubrimiento de Amrica efectuado por los Negros, prefiere celebrar los de Cristbal Coln. Ni siquiera ha querido prestar atencin al dato revelador que le han servido en bandeja, por el que se demuestra que el nombre de California (Califurnam), Estado del Oeste americano, deriva de la palabra Mande Kalifa-nami, como lo ha demostrado Kofi Wangara, en el ensayo que ya hemos citado en la nota 7. En Obama, Narmer o Mens de los Estados Unidos, un artculo legible en mi Web, he explicado a los americanos que, de acuerdo con sus races africanas, el actual inquilino de la Casa Blanca, el presidente Obama, es un fang keniata, que su nombre, que significa gaviln, es tan tpico entre los Fang. As, por ejemplo, podramos recordar a Jean Hilaire Obama, antiguo ministro gabons de Asuntos Exteriores, durante el rgimen de Len Mb, a Paulin Nguema Obama, un filsofo contemporneo, de la misma nacionalidad, a Antonio Obama Ndong, actual viceministro de Defensa Nacional de la Guinea Ecuatorial, a Ildefonso Obama, arzobispo de Malabo, etc. Es obvio que la noticia no ha sido motivo de inters para los Negros americanos. Desde el mes de marzo de 2007 hasta la fecha, hace ms de cuatro aos, la reedicin de la Sntesis sistemtica de la filosofa africana obra en poder de la Library of the African Studies, Nortwestern University Library, Evanston, Illinois, pero a pesar de la insistencia del Dr. Adolfo Obiang Bik, uno de los intelectuales y polticos de la oposicin al actual rgimen dictatorial de la Guinea Ecuatorial, en que era urgente su traduccin al ingls, dado que debera ser una lectura de referencia en todas la universidades del mundo, su ttulo ha pasado totalmente desapercibido entre los intelectuales negros de Amrica del Norte. Es evidente que la alienacin de los negros norteamericanos no ha favorecido su reencuentro con frica ni con la problemtica de sus habitantes. En este sentido, es preciso traer a la memoria un suceso de singular relevancia, a travs del cual descubriremos que los esclavos liberados, guiados por la Sociedad norteamericana de colonizacin, hacia 1822, emprendieron el camino de regreso a frica, creando en 1847 el Estado de Liberia, cuya capital recuerda el nombre del presidente Monroe. En lugar de velar por la liberacin de sus hermanos, transplantaron en el nuevo pas el sistema esclavista que ellos mismos haban sufrido, cuyo resultado fue la inauguracin del duro y vergonzoso colonialismo negro en el seno de la tierra madre, protegido lgicamente por todos los gobiernos americanos. De forma reciente, cualquier observador, aunque
6 fuera el menos crtico, dar testimonio del hecho de que Colin Powell y Condoleeza Rice, habiendo formado parte del equipo de G. Bush y habiendo practicado la poltica reaccionaria del Partido Republicano, se convirtieron en los grandes defensores del neocolonialismo americano en frica. Del mismo modo, Obama, aunque reconociendo su ascendencia keniata, al participar activamente en la guerra que Francia ha desencadenado contra Libia, causando un gran nmero de bajas civiles entre las cuales se encuentran las de las poblaciones negras del sur, y confiscar los fondos que Muhamar El Gadafi haba destinado a la puesta en marcha de diversos proyectos africanos, ha perjudicado a toda frica ms que ningn otro presidente estadounidense.13 Empleando toda la artillera de la OTAN en la guerra de Libia, Francia ha provocado simultneamente otro conflicto de dimensiones incalculables y destrutivas para toda frica, logrando fcilmente el apoyo incondicional de Obama y de todo el Occidente para que la ONUCI secundara la intervencin militar de las fuerzas francesas de la Licorne en el golpe de Estado electoral que ha impuesto a Alassane Ouattara, que perdi las elecciones del 28 de noviembre de 2010, en la presidencia de la Repblica de Costa de Marfil, por ser uno de los mejores defensores de los intereses occidentales en la superexplotada Franafrique.14 Teniendo en cuenta los trucos de la nueva forma de dominacin, llmese neocolonialismo, capitalismo, neoliberalismo o globalizacin, es urgente denunciar no slo su accin en s misma, sino tambin la de sus adeptos, encargados de justificarla en los medios de comunicacin, es preciso vituperar a todos estos que se apian en formar parte de esa rbita de satlites, a los que J.-P. Sartre tachaba de intelectuales falsos o vendidos, quienes, so pretexto de criticar el sistema establecido, se declaran partcipes de sus postulados y de 15 sus mtodos de opresin a la humanidad. Me es grato reconocer que este puente de comunicacin fluida y permanente, que acaba de ser inaugurado entre los hermanos afrodescendientes colombianos y yo, nos ha brindado la mejor oportunidad para profundizar en esa herencia que nos funde en un abrazo fraterno y nos advierte del riesgo que habra que correr si nos viramos influidos por la desazn del doble juego de los jefes polticos proclives a la permanencia del rgimen y de los trasfondos econmicos externos o de los que se dejan caer fcilmente en la tentacin de prestar tan poca atencin a la investigacin acadmica e histrica que permita desmitificar acontecimientos y verdades impuestas, como lo puntualiza Carlos Manuel Zapata. Por supuesto, el intento de reproducir la dialctica sofstica de Sedar Senghor en lugar de participar en el ideal revolucionario del panafricanismo de Kwame Nkrumah, una confrontacin que nos recuerda el ensayista, sera dar al traste con el esfuerzo inicial y los objetivos esenciales propuestos por el movimiento afrocolombiado o afroamericano en general. Slo quisiera aadir aqu que el camino a seguir en la desmitificacin de acontecimientos y verdades impuestas es largo, no empieza en la Edad Moderna,
13
. Jean-Paul Pougala, Les vraies raisons de la guerre en Libye , Genve, 28/03/2011. Jean-Paul Pougala, Les mensonges de la guerre de lOccident contre la la Libye , Le Temos, le 25 mai 2011. Thierry Meyssan, La Libye et la fin des illusions occidentales , Voltairenet, 15/8/2011. 14. Professeur Molefi Kete Asante, Temple University, Rvlations sur la Cte dIvoire (22.5), vidoconfrence, IVORIAN.NET. Eugenio Nkogo Ond, Francia contra Laurent Gbagbo , Diario de Lon, 10 de febrero de 2011, accesible en la Web del autor.
15
. Jean-Paul Sartre, Plaidoyer pour les intellectuels, Collection Ide, ditions Gallimard, 1972, p. 53-54.
7 cuando se produce la esclavitud, sino en las Edades Antigua y Medieval, cuyas huellas abundantes han cado en manos de excelentes hermeneutas, que han sido capaces de proyectar un rayo de luz sobre ellos. A propsito de la interesante sugerencia de Carlos Manuel Zapata Carrascal, quisiera detenerme brevemente en el vocablo ORIKA que, segn me comenta, es el nombre de la hija del hroe cimarrn, nuestro Benkos Bioho, de quien Manuel Zapata Olivella en La rebelin de los genes dice provena de un pueblo africano cerca de la desembocadura del ro Niger, y Orica u Orico denominacin de una legendaria jefatura indgena habitante de una regin baja del ro Sin, donde se encuentra localizada Lorica, de la cual parece depender el nombre de la ciudad. Desde esa pista trazada por el recordado y reconocido escritor Zapata Olivella, es posible considerar un par de hiptesis que nos permitiran viajar a la repblica de Nigeria, con el fin de aterrizar en medio de los enclaves suroeste y sureste, habitculos de las inmensas y dinmicas culturas de los Yoruba y de los Ibo, respectivamente. Se sabe que estos ltimos, extendindose en las proximidades de las orillas del ro Niger, posean una estructura ultra-democrtica que favoreca la iniciativa individual, en la que la unidad socio-poltico era el pueblo, como lo encontramos en el resto de las civilizaciones africanas. Este es el fundamento de lo ha sido reconocido generalmente como la democracia tradicional africana. De la fuente del saber de esa herencia cultural beber sin saciar el Dr. Nnamdi Azikiwe, quien habiendo nacido en Zungeru, curs sus primeros estudios en Onitsha, y posteriormente en las universidades de Lincoln y Pensylvannia, en USA, donde permaneci durante nueve aos. De regreso, tras haber ejercido tantos cargos de alto rango poltico, accedi a la Jefatura del Estado Federal, en la proclamacin de la independencia del pas en 1963. Otra mirada retrospectiva al entorno, nos revela que los Ibo se agrupaban bajo los auspicios de una misma divinidad o del jefe de linaje que ostentaba el ttulo de Okpara. Aunque estaban esparcidos en distintas reas, sin embargo, conservaban estrechos vnculos de integracin, tales como la exogamia, los mercados principales, cuyas vas de acceso hacen objeto de trabajos colectivos y anuales, los cultos comunes como el del gran orculo choukou, en Aro-Choukou, y el orculo de Agballa en Awka, donde los adeptos, herreros itinerantes, hacan una propaganda muy activa.16 Es probable que una pequea transformacin fontica de Aro-choukou diera Aro-kou, que estara cerca de Orica u Orico, de donde derivara Lorica. Esa primera hiptesis no descartara la segunda, esta procedera de otra orilla, de parte de los Yoruba, quienes, partiendo de la adoracin a Olorun u Olodumare, el ser Supremo, denominan Ori al espritu protector que vela por el destino de cada individuo, como se observa en La visin csmica de los Yoruba, apartado 5, de la Tercera Parte de la Sntesis. Una eventual evocacin a esa intercesin de Ori podra quizs estar en el origen de Orica u Orico... En ltima instancia, con o sin la deseada verificacin de esas hiptesis, siempre prevalecer ese vnculo indubitable de la simetra histrica y cultural que une al continente africano no slo con los afrodescendientes del otro lado del Atlntico, sino tambin con los de otros continentes. Len, 25 de agosto de 2011.
16