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Barbie

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Siglo

Barbie
MS HILOS ROSAS AL DESCUBIERTO
ARTE Getty Center

escriben: Sergio Sarmiento. Foro de competitividad, pag. 4 Gaby Vargas. Cuidado con los filtros..., pag. 10 Adela Celorio. Lo que nos mata..., pag. 17
Ao 7 N 172 Publicacin catorcenal 1 9
de enero de 2013

nuevo
ca da pgin a un mund o cada pgina, un mundo

Sobreviviendo a

El Siglo de Torren

en entrevista Cristina Rivera Garza

Siglo nuevo

directorio / editorial
Director-Editor
Olga de Juambelz y Horcasitas
Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Editora
Adriana Ortega Caldern

Coeditora
Ivonne Gmez Ledezma

Coeditora de fotografa
Ada Moya Ruelas

Coeditor grfico
Amauri Sols Valadez

Colaboracin Adela Celorio / Alfonso Nava Anglica Lpez / Antonio lvarez Arturo Gonzlez / Cecilia Lavalle Fidencio Trevio / Frino / Gaby Vargas Gregorio Muoz / Jacinto Faya Juan Manuel Torres / Luis Rey Delgado Mayela Villarreal / Roberto Iturriaga Roberto Prez / Sergio Sarmiento Silvestre Faya / Socorro Muoz

Publicidad Torren: Susana Gonzlez Tel: (871) 757-49-90 Publicidad Durango: Lorena Romero Tel: (618) 813-70-44

nidas lograremos todo, verdad, Barbie!, escuchaba en 1987 toda una generacin de nias y adolescentes frente al televisor, mientras admiraban la nueva Barbie Aerbica pedaleando una bicicleta estacionaria en el flamante gimnasio de la Barbie. Para entonces, la rubia ms popular del planeta llevaba conquistando los ojos y el corazn de millones de nias ms de 20 aos, y el de sus padres tambin, pues stos encontraron en la escultural mueca una encantadora cmplice del entretenimiento de sus pequeas. Hoy es una realidad que el rosa de Barbie ya no brilla como lo hizo en dcadas pasadas, pues actualmente son inagotables los juegos y artefactos que protagonizan el imaginario de los nios. No obstante, Barbie no ha dejado de ser el icono que a lo largo de ms de 50 aos sigue generando polmicas e inspirando artistas. S, polmicas tan gastadas como su aparente negativa influencia en la alimentacin de mujeres de todo el mundo, e inspiracin de artistas como el mismo Warhol; sin embargo hay muchos otros hilos rosas detrs y alrededor de Barbie que han sido ignorados, al igual que la opinin de especialistas que insisten en lo absurdo que ha resultado adjudicarle una buena o mala influencia a la mueca (y su marca Mattel) sobre la humanidad, lo cual ha complacido sobremanera las demandas de minoras y mayoras. Lo invitamos a conocer las historias, fbulas y realidades que hay detrs de Barbara Millicent Roberts. En este mismo nmero, un reportaje del Getty Center, referente obligado para los adoradores del arte y los recintos que lo promueven y resguardan. Tambin, una entrevista a Cristina Rivera Garza en la cual la escritora e historiadora habla de su oficio, sus obras e incluso de Twitter. Disfrute la edicin.

Apdo. Postal 19 Torren, Coahuila Tel/Fax: (871) 759-12-00 Ext. 1169 Correo-e: siglonuevo@elsiglodetorreon.com.mx Consltenos en Internet: http://www.elsiglodetorreon.com.mx

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Preprensa e impresin CELSA IMPRESOS S.A. DE C.V. Calle Cuencam #108 Parque Industrial Gmez Palacio Gmez Palacio, Dgo. CP 35070. Tel: 871-159-1135 / 1136

Siglo Nuevo es una publicacin catorcenal de Cia. Editora de La Laguna, S.A. de C.V. Tiene una circulacin de 47 mil ejemplares verificados, distribuidos en los tiros completos de los diarios El Siglo de Torren y El Siglo de Durango. La reproduccin total o parcial del material publicado est estrictamente prohibida. Los editores declinan cualquier responsabilidad sobre la veracidad y legitimidad de los mensajes contenidos en los anuncios. El contenido de los artculos y notas periodsticas es responsabilidad de su autor.

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NDICE
SIN ALCOHOL, PRUBALO!
En nuestro pas, al asistir a f iestas o reuniones elcmun de las personas busca disfrutar de una buena bebida con alcohol. Yesta constumbre no es daina en s misma, pero no tendra por qu ser indispensable y para algunos va adquiriendo ese...
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SOBREVIVIENDO A BARBIE MS HILOS ROSAS AL DESCUBIERTO Aunque ya no circula en sociedad como antes, sigue siendo la rubia ms conocida del planeta. En algn momento de sus vidas, incontables mujeres la consideraron su mejor amiga; sus padres vieron en ella una invaluable aliada para el entretenimiento en casa. Esa fama le gan crticas, burlas e incluso ataques, pero tambin prestigio, porque pese a su inofensivo aspecto se convirti en el centro...
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COMO LAS ACEITUNAS


Cecilia Lavalle
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MS ALL DE LA CONDENA
Todo ser humano lleva consigo caractersticas fsicas, actitudes y conductas no saludables. Heredadas o aprendidas, estn en l. Qu hacercon ellas? En un extremo la nada: resignarse, aceptar las circunstancias como una condena. Pero hay otra alternativa.
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LOS FAMOSOS PUNTOS

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Getty Center. Palacio de la memoria


El Getty Center se ha especializado en preservar y compartir con el pblico una de las ms importantes colecciones de arte clsico europeo, as como notables creaciones de la fotografa. Cuando se sabe de l, se vuelve obligatorio conocerlo.

Hoy en da, prcticamente cualquier transaccin que ef ecta con su tarjeta de crdito le da acceso a los llamados puntos, un sistema diseado por los bancos para...
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EL TEMA: SEXO
Si alguna vez le ha tocado convivir con una persona que no habla ms que de sexo, coincidir en que puede ser bastante f astidioso. Ytal vez se haya preguntado a quse debe esa tendencia; de ser as, este artculo le resultar de utilidad.
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UNA ESTRELLA EN GESTACIN


Pref iri el cine a la universidad... y no se equivoc. A base de talento y una atinada seleccin de proyectos, la inglesa Carey Mulligan ha comenzado a construir un...
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Siglo
Barbie
MS HILOS ROSAS AL DESCUBIERTO
ARTE Getty Center

Ao 7 N 172 Publicacin catorcenal ( 0  ; <  < E < I F  ; <  ) ' ( *

NUESTRO MUNDO
La obligacin de la falsa alegra Jacinto Faya Su propio camino Antonio lvarez Mesta La droga contra la guerra Solidaridad y cooperacin Luis Rey Delgado Las utopas y onirismos del escritor Fidencio Trevio Maldonado Oscar Niemeyer Gregorio Muoz Realidades de una novela Frino
pginas 44-50

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Sobreviviendo a

LA ADICCIN DE CRISTINA
Poseedora de un gran talento, Cristina Rivera Garza ha llamado la atencin de lectores, crticos y escritores. Carlos Fuentes opin que...
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RINCONES TATUADOS
En los ltimos aos los tatuajes han cobrado auge, cada vez ms personas se animan a colocar una de estas marcas permanentes en su piel. Pero al hacerlo no basta con tomar en cuenta eldiseo o el profesional al que acudirn, tambin es preciso pensar en qu parte del cuerpo quedar el trazo.
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El Siglo de Torren

en entrevista Cristina Rivera Garza

LIBROS
Nadar desnudas La cuerda del pozo

Foto de portada: Coresta Mattel

LA TRIVIA
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REFLEXIONES...
Archivo Siglo Nuevo

Creo que Barbie siempre ser exitosa. Ruth Handler Sabes que has triunfado cuando hacen de ti una miniatura de plstico. Pero conociendo lo que le hacen los nios a las muecas Barbie, es un poco espeluznante. Cate Blanchett Los primeros 10 aos en la vida de las nias, pasan el tiempo jugando con Barbies. Los siguientes 10 aos los pasan tratndose de ver como una. Annimo Deja de ser una Barbie y vulvete real. Ella Rojas No estaba obsesionado con Barbie. Creo que mi madre fue mi Barbie. Michael Kors Algunas veces deseara volver a los das en que mi mayor problema era decidir qu vestido ponerle a Barbie. Annimo Si Barbie es tan popular por qu tienes que comprarle amigos? Annimo Cuando el nio destroza su juguete, parece que anda buscndole el alma. Victor Hugo Algunas personas son tan falsas que hacen que Barbie se vea real. Annimo Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla. Gilbert Keith Chesterton Los hombres confan en s mismos porque crecen identificndose con los superhroes. Las mujeres tienen mala autoimagen porque crecen identificndose con Barbie. Rita Rudner

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a Barbie
MS HILOS ROSAS AL DESCUBIERTO
aliada para el entretenimiento en casa. Esa fama le gan crticas, burlas e incluso ataques, pero tambin prestigio, porque pese a su inofensivo aspecto se convirti en el centro de sonadas polmicas y hasta en inspiracin para connotados artistas. Su nombre: Barbie, la mueca que rebas el estatus de juguete, pues a pesar de que hace tiempo dej de ser la favorita de las nias, contina presente en el imaginario popular y ms an, puede presumir de ser un icono del siglo XX.

Sobreviviendo

unque ya no circula en sociedad como antes, sigue siendo la rubia ms conocida del planeta. En algn momento de sus vidas, incontables mujeres la consideraron su mejor amiga; sus padres vieron en ella una invaluable

POR: ALFONSO NAVA

FOTO: ARCHIVO SIGLO NUEVO

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l juego inicia as: hay que elegir un buen look, luego una profesin, un escenario, una trama posible. La siguiente parte es hacer un simulacro de la existencia y las opciones son muchas: salir por un caf o conseguir un novio, ir al trabajo, pretender un da ordinario o hasta una situacin pica. Complejidades aparte, este juego se parece a

la vida misma, pero en l hay licencia de hacer todo ms extraordinario, ms feliz, ms llevadero; es decir, disociar la realidad. Por minutos, quiz horas, podemos imaginar que no existen imposibles. All su maravilla y su potencia. Pero hay una restriccin: no ser el jugador quien protagonice la trama sino Barbara Millicent Roberts, una rubia originaria de Willows, Wisconsin. Claro, se le puede dar otro nombre, aunque eventualmente ella impondr casi sin querer el peso de su propio y conocidsimo epteto: Barbie. Hablamos de alguien que desde su nacimiento el 9 de marzo de 1959, cambi para siempre la dinmica de los

juegos infantiles. Antes de su llegada se buscaba dotar a la realidad con una atmsfera recreativa y ldica: jugar a la guerra, a la casita, a la mam, a ser grande. Cuando ella an no exista, haba otros juguetes que acentuaban tal modelo. No obstante, Barbie adquiri preponderancia al conferir esa misma dinmica con un espritu aspiracional, manifiesto en el eslogan con el que se anunci por primera vez: S quien t quieres ser.

Realidad apastelada
as ltimas dos dcadas del siglo XX fueron la poca de esplendor en el reinado de Barbie. En dicho periodo se calculaba que la nia norteamericana pro-

Barbie. Diseo de Kate Spade (Collector, 2003).


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medio posea un mnimo de 10 Barbies y el resto de Occidente no se quedaba muy atrs. El xito de la mueca marc el origen y despegue de Mattel; a lo largo de los aos la franquicia Barbie signific para dicha empresa la tercera parte de sus entradas globales. Hoy los nmeros no son tan optimistas. Los videojuegos, las redes sociales y los medios electrnicos (del iPod a las tabletas) atraen cada vez con ms fuerza al sector que en aos anteriores an estaba en edad de tener juguetes. Barbie cedi ante esas transformaciones (aunque ha logrado insertarse con xito), pero tambin tiene detrs una competencia frrea en la que otras muecas han buscado desbancarla. Y si bien los nmeros indican que ya no es un fenmeno de ventas como en los noventa, lo cierto es que su nombre e importancia estn ms all del mundo del juguete. Es, todava, mucho ms que un objeto. Barbie inici una revolucin: la existencia como juego. Una inocente tarde de muecas se convirti en una jornada de creacin de estilos de vida, historias que han poblado el imaginario de millones de nias alrededor del mundo. A lo largo del reinado de Barbie tres elementos se han combinado en cada tanda de recreo: primero, dado que es la sustancia del juego, est la realidad con sus respectivos cambios y exigencias; luego viene la jugadora o jugador con su imaginacin, anhelos y desplazamientos; y finalmente Barbie con su apariencia y valores implcitos. Cada factor tiene fuerza e inercia propias, por tanto las preguntas

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seran, a final de cuentas, qu elemento se impone?, quin juega con quin?, anota el Psiclogo Jos Juan Cabrera. En esa dinmica tripartita Barbie ha sido blanco de toda clase de manifestaciones a favor y en contra. Inspiracin y objeto de repudio. Consentida por generaciones, fetiche de coleccionistas y diseadores, motivo de estudio psicolgico y sociolgico. Ha resistido ataques y ha sabido adaptarse al transcurrir de los aos. No es slo el juguete ms popular de la Historia -seala el documental Barbie Nation: An Unauthorized Toursino un examen de Roschard por s misma, que revela actitudes relativas a lo sexual, imagen corporal, roles de gnero y creatividad. Eduardo vila, coleccionista y conocedor de la popular mueca, considera que sta ha sido en diferentes sentidos espejo de realidades complejas y diversas de varias dcadas: En Barbie se han proyectado los deseos e ideas de las nias que han jugado con ella por generaciones. Ha experimentado cambios, se ha transformado de manera simultnea al mundo; ha sido pretexto para analizar inquietudes y problemticas siempre presentes. Cada cambio, crtica y poca le han dado una vida nueva y puesto en perspectiva todo lo que se ha dicho o se dice de ella, positivo o negativo. Fuera de controversias eso es lo que la ha constituido en un icono: la idea (chocante para muchos) de que un juguete pueda ser, para bien o para mal, espritu de los tiempos y no un simple objeto de entretenimiento.

La primera Barbie (1959).

El espejo de Barbie
l nacimiento mismo de Barbie estuvo marcado por el conflicto. La mueca fue concebida en 1959 por Ruth Handler (esposa de un empresario juguetero) tras un viaje a Alemania. El ancestro directo de Barbie fue Bild Lilli, una mueca alemana que representaba al personaje de un cmic: una prostituta. Bsicamente era un juguete para adultos, se venda en tabernas y tabaqueras. Aun as, la existencia de Lilli es circunstancial, pues slo sirvi como base del diseo. Y si bien es verdad que no fue deliberado, el tema sexual s se pos entre las polmicas

iniciales. El tamao de los senos de la primera Barbie escandaliz a los padres de familia en 1959. Ya en los sesenta, en medio de diversas transformaciones culturales en Norteamrica, no pocos paps consideraron daina la posibilidad de que al jugar con Barbie sus hijas se identificaran con el rol adulto y adoptaran una conducta precoz. El Socilogo Daniel Jurez, especialista en historia de la cultura, afirma que el tema sexual era inherente a la poca en cuestin, en diversos sentidos, primero por la revolucin sexual de los sesenta que no slo se centr en el tratamiento de salud reproductiva y redefinicin

moral, sino en trminos de rol de gnero. Es decir, fue un periodo en el que se origin una nueva concepcin activa y amplia respecto de la posicin de la mujer en las sociedades modernas. En tal contexto es comprensible que Barbie haya sido insertada en discusiones de este tipo y ms an, es tambin natural su creacin en un momento en el que tales temas estaban en el tintero. En tal medida, Barbie nuevamente queda expuesta como espejo de su tiempo. Sin embargo, no fue esa presuncin la que gener los siguientes debates. Sin contar a quienes hoy la elogian y los que la repudian, algunos creen que gener conflictos por su ambivalencia. El Psiclogo Cabrera afirma que Barbie pudo ser laureada como un modelo libertario, mas esa funcin aspiracional no acab de cuajar porque bsicamente era una clara expresin de lo que se denomina WASP (blanco, protestante, anglosajn, por sus siglas en ingls), el american dream, esa postura pseudomstica que implica una idea de esfuerzo moral y laboral como condiciones del xito, del favor de Dios. Barbie poda representar a la mujer independiente que busca realizacin profesional sin necesidad de un hombre. Pero sus tcitas escalas de valor (sugeridas en su color de eleccin, su ideal de familia y de hogar, sus dinmicas amis-

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tosas, su pertenencia a una clase privilegiada) eran evidentemente conservadoras. Sin embargo, tal ambivalencia podra no existir ms que en la mente de quien busca respuestas mayores en un simple objeto de diversin: Barbie, en su naturaleza estricta de juguete, no tendra por qu presentar un mensaje social deliberado, ataja vila. Aun as Mattel, la empresa de Handler, modific patrones de la mueca y entr incluso sin querer a las grandes discusiones femeninas del siglo XX.

Promocional de los accesorios para el modelo Baby-Sits (1963).

La delgada linea rosa


a polmica ms recurrente en la que ha estado involucrada Barbie se refiere a su constitucin corporal, su idea implcita de culto a la imagen y el efecto que esto podra provocar en quienes jugaran con ella. A la fecha el debate contina, pero con matices. Para muchos es exagerado y reduccionista culparla como causa de desrdenes alimenticios, falsa apreciacin corporal y problemas de autoestima. El tema es ya un lugar comn y un estigma sobre la mueca. Hay hechos indudables sobre este tpico, ntimamente ligados al origen mismo de Barbie. La mayor contro-

versia se dio con dos modelos de 1963, la Baby-Sits y la Slumber Party, que incluan un minilibro titulado How to lose weight (cmo perder peso), en cuya contraportada se lea la frase Dont eat! (no comas!). Investigaciones diversas llegaron a conclusiones similares: que las proporciones fsicas de Barbie eran exageradamente delgadas; que eran poco saludables (en 1964 la Universidad del Hospital Cen-

Barbie Farrah Fawcett (Collector, 2011).

tral en Helsinki seal que al- dable: la lnea Belly Button. guien con sus medidas carece- Sin embargo la empresa no ra de entre el 17 y el 22 por cien- dej de producir muecas to de la grasa corporal nece- famlicas, hecho que han jussaria para menstruar); en re- tificado como una diversifisumen, que distorsionaban la cacin del mercado. Existen realidad sobre la apariencia. varias ediciones que no son Mattel escuch y ajust su precisamente para nias, sino patrn de diseo. A partir de para el coleccionista adulto. 1997 se lleg a un estndar de Por ejemplo las Barbie Colmedidas corporales que res- lector (que incluyen rplicas pondieron a una figura salu- de cantantes, actores, perso-

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Lnea de la serie de tv Mad Men (Collector, 2010).

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najes de series de TV); las Model Muse (que utilizan el prototipo de las modelos profesionales y son mucho ms delgadas que las muecas regulares) o el modelo Tokidoki (una Barbie tatuada).

Moldeable, complaciente
ay que reconocerlo: Barbie ha sabido adaptarse a las pocas, ir de la mano con ellas. Ha sido quiz el primer juguete moderno de la Historia, aludiendo al concepto sociolgico y filosfico que implica la ruptura constante con las tradiciones heredadas, con la idea del porvenir como condicin para redimensionar balanzas morales, visiones culturales, etctera. Esta postura viene a colacin de quienes afirman que Mattel ha tenido el acierto de corregir, en favor de la salud del consumidor, el diseo de Barbie, y a la vez ha buscado segmentar el mercado para conservar su creacin original. As como en el rengln de la imagen corporal (el fantasma ms riguroso en su mundo), la mueca ha sufrido otros reveses que Mattel ha amortizado con inteligencia. Muy publicitada discusin fue la causada por la constitucin caucsica de Barbie, an en sus versiones pelirroja y castaa. En los primeros aos esa poca diversidad tnica se interpret como un nimo segregacionista e incluso un reforzamiento de los valores WASP. La obvia correccin fue el lanzamiento de Francie en 1967, de tez oscura... y rasgos caucsicos. Al ao siguiente se present Christie, de piel

Francie (1967).

oscura y facciones afroamericanas, con la que se apacigu la crtica. Igualmente debatible fue la apertura de la compaa a lanzar una mueca con alguna discapacidad fsica, bajo el argumento de que no haban considerado a ese sector de la poblacin. Share a Smile Becky, en silla de ruedas, fue la solucin, pero pronto recibi un reproche: una joven hizo notar que la silla no caba en los pasillos y elevadores de las mansiones de Barbie. La contrarrespuesta fue la promesa de que las casas seran

rediseadas en el futuro, con rampas y accesos amplios. En 1992 el modelo Teen Talk Barbie fue juzgado por albergar casi 300 frases al estilo de vamos a comprar

ropa o las matemticas son difciles. Ante la crtica relacionada con la proyeccin del arquetipo bimbo (modismo para rubia boba), Mattel ofreci el mismo ao una Barbie candidata presidencial. Para Eduardo vila, ste ha sido el factor que convierte a Barbie en el gran icono de la cultura pop del siglo XX: la posibilidad de ser a la vez una fuente de inquietudes y el ensayo de respuesta; de saber corregirse y con ello responder bien a su tiempo: Es un objeto que an hoy adquiere vida cuando alguien con su imaginacin la dota con un universo ldico o uno de prejuicios. La existencia rosa o la oscura depende de quien sostiene a la mueca. En el mismo tenor Adrienne Fontanella, jefa de la divisin Mattel para nias, afirm alguna vez que el secreto de la juventud de Barbie es la reinvencin. La genialidad de la marca radica en que Barbie es un reflejo de sus pocas. Si las manos que juegan definen a la Barbie, el valor de sta durante su reinado de ms de medio siglo podra residir en el empoderamiento del consumidor: su capacidad de crear juegos o bien controversias a partir de una simple mueca. Segn esa premisa, Barbie sera un icono cultural por incentivar la imaginacin y tambin la discusin.

Virus y antivirus

l socilogo Daniel Jurez coincide en que tal vez Barbie ha sido el chivo expiatorio
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para la consignacin de ciertos temas de importancia; incluso, considera, podra ser reduccionista pensar en ella como una fuente mayor de problemas. Sin embargo, si Barbie incentiva la creatividad, sta se halla acotada: Barbie no es en s una hoja en blanco. Y es que cada una de sus versiones est predeterminada por oficios, situaciones y hasta por conmemoraciones o ediciones especiales. Tales definiciones indican un marco de referencia, pero no estricto. vila remarca un punto clave de Barbie: Es una mujer poderosa que fue astronauta en el 65, cirujana en el 73, candidata presidencial en 1992. Al final de cuentas, a las nias no les importa si su mueca es doctora o maestra; ellas juegan como quieran. Pero parten de una base que, a mi juicio, es positiva. En efecto, ninguno de los modelos presenta una connotacin negativa, de ah que muchos defiendan a este juguete. Fuera del ejemplo que proyecta o de una involuntaria pretensin pedaggica, Mattel subraya que el ya mencionado lema primigenio de Barbie apela a la libertad e invita a la creatividad. Para Daniel Jurez, el capitalismo de consumo opera del mismo modo: habla de libertad de eleccin, de acceso a oportunidades, bienes y servicios, de participacin ciudadana dinmica para quien pueda empoderarse por la va del consumo. Ser parte activa del universo Barbie y vivir la experiencia de ser quien t quieres ser dependera entonces de comprar la mayor cantidad de accesorios posibles. Desde la mueca de 1959, los propios diseadores de
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Barbie basquetbolista (1999).

Barbie maestra (2002).

Barbie dentista (1997).

las estrategias de mercadeo para Barbie han reconocido que generaron un modelo de consumo sostenido relacionado de que la adquisicin de una Barbie fuera el gancho de una compra subsecuente: los accesorios que se venden por separado, la versin que mejora a la presentacin anterior. La idea de acumulacin de complementos como prueba de salud econmica, del xito que Barbie refleja hacia su consumidor y viceversa. La famosa parodia de Los Simpson en 1994, Lisa vs Malibu Stacy, donde un simple sombrero de la mueca Stacy (remedo del icono de Mattel) genera un frenes por comprar el nuevo modelo, es la representacin de ese misma dinmica de marketing. En teora, el jugador manipula a la Barbie; pero las reglas las pone ella de manera

tcita. Su sola apariencia define un imaginario, una nocin sugerida de sus valores y normas. Un jugador cualquiera puede trastocar y modificar muchas cosas (es decir, elige ceirse o no a la biografa que proporciona Mattel), pero no

puede pasar encima de hechos como que Barbie es guapa, siempre sonre, tiene una linda figura, su ropa est a la moda. Esas son normas implcitas cuyo cauce o posibilidades concomitantes son fciles de adivinar. Barbie s

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ha planteado formas de vida y problemticas de consideracin por su efecto en consumidores susceptibles. Si Mattel luego corrigi o se sensibiliz, podemos aplaudirlo. Pero tambin podramos sospechar que su correccin slo ha sido un nuevo objeto de consumo, que las soluciones son accesorios que se venden por separado. Como el paradigma de los programadores que se hacen ricos creando el virus y vendiendo el antivirus, dice Jurez.

Andy Warhol junto a su obra Barbie (1985).

Mark Ryden, Saint Barbie (1994).

Inspiracion en caja

olmicas aparte, es indudable que Barbie ha constituido un fenmeno cultural de diversas proporciones. Si como juguete incentiv la fabulacin, como objeto ha logrado influir a artistas de diversas disciplinas. Por vas naturales, se integr a la imaginera del arte pop. Con la misma naturalidad, ha inspirado a ms de 70 diseadores de alta costura. Si como sugiere George Steiner una condicin del gran arte implica que una pieza puede en s misma remitirnos a su crtica, su negacin y su origen, entonces Barbie puede ser un objeto absolutamente valedero para la ejecucin creativa. El catlogo de obras surgidas a partir de ella es amplsimo y abarca desde el abordaje respetuoso hasta estrictas parodias. La ms antigua y ms significativa es el retrato que realiz Andy Warhol en 1985, tanto por la importancia de este creador como por la ratificacin de la imagen de Barbie en la iconografa de la cultura pop. Otros vieron en la mueca

David Levinthal, Sin ttulo, de la serie Barbie! (1998).

Chris Jordan, Barbie Dolls, de la serie Running the numbers (2006).

Recmara principal de la Mansin de Barbie en Malib (Estados Unidos, 2009).

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Simon Tyszko, Suicide Bomber Barbie (2002).

un objeto de apreciacin. El artista multidisciplinario Chris Jordan produjo en los noventa una popular serie fotogrfica, Barbie Dolls, que mostraba mosaicos hechos con muecas. Tambin en foto, la serie Barbie!, de David Levinthal, explota esa sugerida aura sensual y sexual de la mueca, en piezas de gran formato que buscan dotar al plstico con una textura carnal. Peter Max, uno de los pioneros del arte psicodlico, pint en 1994 su Futuristic Barbie, quiz el segundo cuadro ms

clebre despus de Warhol. Desde 1989 la aplaudida Carol Peligian ha dedicado buena parte de su trabajo grfico a la reflexin sobre Barbie, en especial sobre los diseos de los sesenta; su serie Icon es un estudio de retratos de la primera mueca. Muchas de estas piezas pertenecen al propio acervo de Mattel y estn emplazadas en la Mansin de Barbie en Malib, una especie de museo. Otras ms fueron recopiladas o comisionadas para los festejos por el 50 aniversario de la

rubia en 2009, cuando junto a diversas instancias culturales, la empresa organiz muestras en donde se incluan creaciones que claramente hacan mofa de su juguete estrella. Entre las piezas pardicas destacan la inolvidable Saint Barbie (1994) de Mark Ryden. O The Colossus of Barbie, del arquitecto Robert Sterne, con el que a partir de una proyeccin de Barbie como templo faranico, critica a la arquitectura y la cultura californianas. Una serie fotogrfica de Charles von Wip, creada en 1969,

surge del lenguaje de la publicidad televisiva y recrea una pesadilla consumista como si se tratara de un largo comercial. Tambin los britnicos Simon Tyszko y Banksy, cada uno con su estilo, han hecho burla de Barbie y su concepcin de multiprofesionista. Un ejemplo: la Suicide Bomber Barbie de Tyszko, que desde 2002 se ha exhibido como pieza artstica en diferentes partes del mundo. Segn el propio artista la suicida se pondr a la venta por primera vez, en una edicin limitada de

Barbie. Diseo de Paul Frank (Collector, 2004).


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Barbie. Diseo de Versace (Collector, 2004).

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1,000 piezas con un precio de 1,000 libras cada una. La difusin del arte sarcstico en torno a la mueca es un asunto raro, porque Mattel cuida tanto la marca Barbie que adquiri los derechos de Bild Lilli para desaparecerla. Supongo que la intencin (de divulgar esas obras) fue solidificar la idea de que ha rebasado la barrera del objeto. Es una fuerza mayor: ms que un nombre o un bien de consumo, es un fenmeno cultural, analiza vila. La mueca ha sido valorada incluso como una pieza que, dependiendo de su poca, posee un valor histrico importante. En 2006 una Barbie de 1965 impuso el rcord mundial del juguete con la puja ms alta en la historia de las subastas de Christies en Londres: 9,000 euros. La de 1959 ha llegado a ofertarse en e-Bay hasta en 25 mil dlares. Ante este segmento de apreciacin, Mattel ha generado lneas exclusivas en las que han participado importantes diseadores industriales y de alta costura, como Vera Wang o Calvin Klein. Son, entonces, juguetes para adultos: justo como Bild Lilli.

yora de las Barbies terminan mutiladas, quemadas, descabezadas u olvidadas en un bal. Visto as existe alguien que verdaderamente quisiera ser como ella? La propia Barbie cumple con su lema de ser quien quiere ser? Investigaciones ms recientes se han encargado de definir si hay motivos psicolgicos o de comportamien-

to que expliquen por qu los nios mutilan y daan a sus muecas, a menudo con un inusitado lujo de rudeza. Algunos estudios han concluido que tal dinmica es un ritual simblico con el que un consumidor rompe su alienacin frente a Barbie, con su pasado y con la idea de perfeccin de sta. Para otros lo que se expresa es una conducta vio-

lenta que puede ser fruto de un resentimiento, de la baja estima que les ha provocado. Con una que otra variante extra, hay anlisis que arrojan esas mismas conclusiones. Igualmente est el ala que exonera a la mueca: tal acto destructor se podra expresar con cualquier objeto, como una mera actitud irreflexiva donde el artefacto daado

No tan plastica

anto en sus orgenes como en la actualidad Barbie presenta una disonancia importante; es una mueca feliz y exitosa en su proyeccin, pero cargada de tragedias en su background, llena de controversias y agitaciones, de acusaciones terribles que la hacen ver perversa, mala influencia, una bimbo superficial e insensible; objeto de burlas. La maSn 41

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no es causa de la accin, slo depositario. Por otro lado, aunque la suma de infortunios que rodearon a la popular mueca no se menciona en la semblanza articulada por Mattel, s forma parte de sus races. Algunas biografas de la familia Handler, los dueos de la compaa y cuya matriarca cre a Barbie, parecen configurar una trama en donde la mueca qued bien parada mientras la ellos, en sus

sacrificios, se despearon, se rompieron, se alienaron de los mismos principios de Barbie. Es como si ella hubiera jugado con los Handler, compara Jos Juan Cabrera. El asunto es que Barbie s ha sido generadora de un eventual desencanto. Afirma el psiclogo: Esa es su desgracia casi humana: la perfeccin que ostenta se revela eventualmente falsa; no resulta suficiente para sostener un universo que en el fondo

(con los Handler) o en las historias colaterales (se sabe de mujeres que se han sometido a cirugas plsticas para lucir como Barbie) revela su potencial trgico, lo costoso que es perseguir esa vida rosa.

Leyenda rubia

omo ya se mencion, el periodo de mayor esplendor comercial para Barbie fue entre los ochenta

y los noventa, cuando se deca que cada dos segundos se venda una mueca en el mundo. Y si bien la franquicia sigue generando millones, su frecuencia de venta ha bajado considerablemente. Aun as su permanencia podra estar asegurada, pues ante la competencia gran parte de sus ejes se dirigen hacia los coleccionistas, un sector que encuentra en ella un ornamento ms que la posibilidad de juego.

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Siglo nuevo

Esta segmentacin de mercado, que ha posicionado a la mueca ms como objeto de apreciacin y fetiche, responde a un criterio comercial pero tambin a la multiplicidad de significaciones que Barbie ha generado a lo largo de su historia. Son muchas sus facetas y justamente por ello puede decirse que estamos frente a una fuente inagotable para la creacin de sueos y pesadillas. Ese es otro de sus valores como icono cultural: de e-

lla hablan tan bien y tan mal, como de muchas divas del cine, por ejemplo, compara Eduardo vila. Los fenmenos culturales abarcan asimismo la derrota. Las figuras en las que se fij Warhol para su mosaico del arte pop, los personajes y acontecimientos del siglo XX, brillan no slo en su importancia histrica y la grandeza de sus sucesos, sino igualmente en sus potenciales fracasos. No podemos concebir

memorables historias de xito sin la desventura que las acompaa o precede. Como apunta Jurez: Las grandes leyendas modernas de Occidente tienen de fondo el paradigma del final feliz, que para ser tal debe vencer dificultades. Si Barbie fuera puramente feliz sera un simple juguete hecho de plstico. Si la acompaan la polmica, la desdicha, el cambio, entonces deja de ser artificial. Los mitos clsicos tienen esa marca dual, las historias del capitalismo boyante y las utopas del idealismo social poseen esa ambivalencia. Tambin eso hace de Barbie un signo de esta poca: es un smbolo perfecto de la trage-

dia que se enmascara en la libertad. Quienes inventaron y lanzaron a Barbie; quienes han jugado con ella; las mentes que la pusieron al centro de la polmica; los investigadores que la colocaron en la mesa de diseccin; todos han dejado un poco de s mismos en la mueca. Se han decantado y proyectado en ella. Barbie es una efigie de nuestros tiempos porque mltiples manos y corazones han depositado en ella algo de su propia humanidad.

Fuentes: Psiclogo Jos Juan Cabrera; Eduardo vila, coleccionista de Barbie; Socilogo Daniel Jurez, especialista en historia de la cultura y fenmenos culturales.

BARBIE EN NMEROS
_ 70 diseadores de alta costura han creado outfits para Barbie. _ 9,000 euros es el rcord impuesto en subasta por un juguete: una Barbie creada en 1965. _ 27,000 dlares es el precio ms alto alcanzado por Barbie en una puja de e-Bay.

VIAJERA DEL ESPACIO Y EL TIEMPO


Barbie ha sido incluida a manera de imagen de los tiempos en archivos como el disco dorado del Voyager I, lanzado en 1977, que contena material sobre la civilizacin humana, por si lo encontraba alguna civilizacin extraterrestre. _ Tambin se incluy en dos clebres cpsulas del tiempo conmemorativas: la de 1976, por el bicentenario de Estados Unidos, y una titulada Historia de la salud de la mujer, enterrada en 2010.
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