Ana Quiroga
Ana Quiroga
Ana Quiroga
A que convocan estas jornadas que hoy se inician? Nos proponen el interrogarnos e intercambiar experiencias e ideas acerca de una cuestin que nos implica profundamente a todos y cada uno de nosotros: la salud mental. Al hablar de implicacin estamos incluyendo no solo lo conceptual, sino tambin lo vivencial, el estar comprometido subjetivamente-lo sepamos o no- en esa problemtica. Que es salud mental, que factores operan en ella, quien la gesta, quien la construye, que la daa, como analizarla en cada situacin concreta, quienes son los protagonistas de los procesos que la instituyen? Estas son solo algunas de las preguntas que nos movilizaron y movilizan a quienes organizamos este encuentro. Creemos que inquietudes cercanas o quizs semejantes son el motivo de su presencia aqu, La necesidad de repensar y repensarnos desde esa perspectiva nace de la tarea de sintetizar y elaborar terica y metodolgicamente , una vez mas y en la singularidad de este momento histrico, lo producido durante mas de cuatro dcadas de prctica profesional, en la que nos asumimos como trabajadores en el campo de la salud mental . Este hacer de la psicologa social, realizado en distintas regiones, en diferentes espacios culturales de nuestro pas y de Amrica latina tiene la riqueza de lo particular, lo especifico y tambin de lo heterogneo, como lo ha mostrado el video que acabamos de ver. Esa diversidad converge y se coherentiza en fundamentos y objetivos comunes, en una practica y conceptualizacin que hoy esta constituida como disciplina cientfica Sin embargo, creo que esa necesidad de la hablbamos , la que nos mueve a un encuentro destinado a interrogarnos y reflexionar acerca de la salud mental , tiene su origen mas profundo, mas primario, en nuestra condicin de sujetos de un orden sociohistrico conmocionado por una agudsima crisis. En esta crisis, quizs la mas grave del sistema capitalista, registramos hasta que punto el imprescindible sostn vincular, familiar, institucional y social -aquel que nos dara referentes y apoyatura, garanta de ser- nos muestra sus quiebres y fragilidades, cuando no su ausencia.
A la vez, en ese mismo orden social- y de all los aspectos positivos de la crisis- surgen movimientos creativos, de ruptura con lo instituido y hegemnico. En ellos se delinean nuevos caminos de bsqueda de libertad, autonoma, afirmacin de identidad y encuentro. Esto tambin nos conmueve e impulsa nuestros actuales intentos de respuesta y comprensin. En sntesis: es nuestra cotidianidad la que nos instala en la pregunta por la salud mental y su conflictivo destino de fortalecimiento o de progresiva destruccin. Y esto por qu? Porque ese proceso a la vez objetivo y subjetivo, ese conjunto de hechos y representaciones, al que denominamos salud mental, recorre nuestro da a da y le da forma y significacin.. Hace a nuestras condiciones de existencia, a la vez que contradictoriamente, emerge y es construido en todas las instancias de la vida social y sus instituciones. Qu decimos con esto? Afirmamos que la salud mental es un hacer y deshacer de la vida social, permanentemente en obra en las distintas prcticas sociales,
esta
Lo esta en el sentido de construccin, creatividad y desarrollo por conciencia, memoria, rescate y afirmacin de identidad, sostn recproco, elaboracin, simbolizacin y reparacin. Lo esta en la lucha por el reconocimiento , atencin y justicia para los sectores histricamente mas postergados y los grupos socialmente discriminados, lo esta en la bsqueda de un cambio profundo, radical ,en nuestras condiciones de existencia. Sin embargo la problemtica de la salud mental est tambin presente y operante en una direccionalidad opuesta, en situacin de deterioro y dao por mltiples formas de violencia y crueldad, terror, explotacin, abandono, aislamiento, fragmentacin. A esto se suma un intenso antagonismo, que se expresa en maniqueas confrontaciones, en las que grupos dominantes disputan el poder, inficionando de malestar, enojo, intolerancia y escepticismo, los distintos espacios de la vida social. Este acontecer coexiste y se potencia con situaciones de abuso, impunidad y descalificacin, lo que da lugar a vivencias de desamparo, fragilizacin e insignificancia de s y del otro. Estos factores de padecimiento, que acabo de nombrar, se legitiman algunas veces desde su naturalizacin y en otras desde un sistemtico y perverso maltrato simblico , el que se da a travs de la desmentida de la percepcin y el ocultamiento de estos hechos y su significacin social y subjetiva . La vida familiar, el trabajo , la justicia, la poltica ,el hbitat, la distribucin de bienes, la educacin, la salud, las formas de comunicacin, la sexualidad, las estructuras mediticas son entre otros - los escenarios en los que se despliega tanto ese deterioro y dao, esa vulnerabilizacin que nos indigna y acongoja, como la creatividad, el sostn y
fortalecimiento subjetivo, el reconocimiento de necesidades y derechos ,la solidaridad, as como la capacidad de aprendizaje y elaboracin..Todo aquello que da lugar a la esperanza. Es desde la interioridad de esa encrucijada vital que en estas jornadas se plantearan interrogantes acerca de distintos haceres e instancias de experiencia, siempre en el eje de la salud mental y su construccin colectiva. Quiero sealar que no es casual que en estas quintas jornadas latinoamericanas de psicologa social y sextas de homenaje a Enrique Pichon-Riviere se nos convoque a pensar acerca de la salud mental como construccin colectiva, y seamos invitados a examinar los aportes que a esa construccin hace la teora que elaborara Pichon Riviere. Teora a la que llam, con intencin polmica y sentando posicin: psicologa social No solo no es casual, sino que encontramos una profunda coherencia entre el desarrollo de esta temtica y las elaboraciones fundacionales del pensamiento desde el que trabajamos. La idea de construccin social, colectiva, hace al ncleo, a la identidad de esta teora psicolgica. E. Pichon Riviere penetra inicialmente en la dialctica salud enfermedad desde la llave maestra del vinculo, y de esa trama vincular que es la familia. Por qu entenda ya en la dcada del 50 que la comprensin del vnculo era una llave maestra que permita explorar lo hasta aqu desconocido, lo an no pensado? Esa indagacin de lo vincular, que naci en el terreno del trabajo con la patologa mental, particularmente la psicosis , lo condujo a comprender que el sujeto que enferma , no es el nico actor de ese proceso, no es el nico que ha quedado atrapado en una historia de padecimiento y de fracasados intentos de resolucin. Esa historia, si bien se particulariza en cada sujeto, recorre y da forma a ese grupo familiar. Es historia de dolor y sufrimiento que todos protagonizan, que a todos habita, construida entre todos, con distintas modalidades y potencialidades. Una historia en la que todos suelen resultar victimas y victimarios. Desde esa comprensin acua E. Pichon Riviere los conceptos de emergente y portavoz.. A qu nos remiten esos trminos, sino a una estructura y un acontecer compartido, colectivo?. Sin embargo, ese penoso acontecer puede ser transformado en su direccionalidad. esa transformacin solo se dar por obra de esos sujetos, quienes as como en un momento se relacionaron generando patologa , pueden llegar a realizar un intenso , temido y necesitado trabajo, de revisin de vnculos, redes comunicacionales, representaciones de s y del otro , de modalidades de interpretar la realidad., de significar lo vivido. En ese aprendizaje se realizan procesos de reparacin y gestacin de salud. Esas experiencias teraputicas dieron lugar a que sistematizara nuevas modalidades de intervencin en el campo de la unidad contradictoria entre salud enfermedad.
En primer termino sealaramos la consigna del situarse, para operar, en los escenarios en los se gesta o expresa el conflicto. All se manifiestan mltiples hechos significativos que no aparecen en el relato, y que muestran una complejidad que el discurso no abarca .Se transforma entonces la escucha y la mirada. Ese situarse implica una nueva modalidad aproximacin conceptual y emocional a las condiciones concretas en las emerge el padecimiento y en las que se despliega la mencionada contradiccin salud -enfermedad Este movimiento conduce a nuevos campos de exploracin e intervencin: lo grupal, lo institucional y lo comunitario. A la vez amplia el horizonte de trabajo, particularmente en lo que hace a la promocin de la salud jerarquizando y redimensionando este habitualmente oscurecido y postergado polo de la relacin salud enfermedad. Este posicionamiento, centrado en el trabajo de la gestacin colectiva de salud implica reconocer a los distintos actores sociales como productores de ese proceso complejo. La realidad de nuestros pases latinoamericanos, nos muestra en lo hechos ese creciente movimiento de creacin colectiva antagnico con la fragmentacin y pasividad que tantas veces ha sido y es lo dominante. Diramos que el modelo paradigmtico de esa construccin en Argentina es el de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la organizacin Hijos cuya existencia garantiza la continuidad de la lucha por verdad y justicia ,la de los ex combatientes de Malvinas ,los mltiples movimientos de vecinos que, ante el abandono estatal tomaron el problema de la salud en sus manos, trabajando en la desnutricin, la violencia de genero, el dao ambiental que desde la minera o las aguas contaminadas amenaza la vida de poblaciones enteras. Podemos incluir en ese movimiento algo quizs mas sencillo, pero que tambin modifica lo cotidiano y hace a la salud, como la convergencia de los habitantes de un barrio para tener un espacio pblico, una plaza, en la que hoy pueden encarar actividades comunitarias, reunirse en la celebracin de acontecimientos , escuchar voces que sino nunca tendran palabra En esa larga lista tienen presencia las madres del paco, las del dolor, sobrevivientes y familiares de las victimas de Cromaon y de Once. Estas nuevas formas de organizacin y su tarea constituyen una prueba fehaciente de que existe en muchos integrantes de la sociedad una conciencia activa de su lugar protagnico y compartido en la construccin de salud o de patologa. Esta forma de posicionarse en el mundo da cuenta de una transformacin sustancial en la autopercepcin, y en las posibilidades de construccin de tramas relacionales, cuyo sentido sea el logro de objetivos comunes, la satisfaccin de necesidades. Esas tramas y ese hacer otorga a quienes lo desarrollan la posibilidad de transitar de la victimizacin, o la pasividad, a asumirse como sujeto sociales de poder, como lo mostraron los trabajadores desocupados en el 2000 o 2001. Los criterios de salud mental hegemnicos en este orden social ,funcionales a la estructura y permanencia del mismo, operan como una ley no escrita pero de enorme vigencia y eficacia en la configuracin de subjetividad, ya que normalizan y modelan, desde la mas temprana infancia mltiples aspectos de la vida personal y vincular.
Estos criterios legitiman o descalifican modalidades de pensamiento, emocin y accin focalizan su anlisis exclusivamente en el sujeto, ubicando slo en l las causas de las vicisitudes de su vida psquica, y de su conducta. En el mejor de los casos se incluyen algunos aspectos de su contexto familiar, pero se secundarizan las relaciones sociales concretas de las que es parte, su condicin de clase, su hbitat, su cultura. Esto conduce, desde el discurso cientfico y aunque no se lo proponga, a reforzar un centramiento en lo individual y legitimar procesos de fragmentacin. En el camino que transitara Enrique Pichon Riviere y que recogemos, al pensar en trminos de salud mental, no ser el sujeto el nico interrogado. Interpelaremos tambin al orden social y sus instituciones en cuanto posibilitante u obstaculizador de que ese sujeto logre una integracin de si y con otros, que adquiera grados de conciencia de sus contradicciones, as como de las relaciones en las que esta inmerso y es actor Hablamos de un sujeto con capacidad crtica, autoconocimiento, elaboracin de duelos, reparacin, aprendizaje y creatividad. Dijimos que Pichon parti de la indagacin de lo vincular. En ella comprendera hasta que punto salud y enfermedad se gestan colectivamente en una interaccin familiar que compromete pasado y presente. All, en el seno de esa trama vincular se hara reconocible ,a la vez, la eficacia determinante de un orden social concreto. Inevitablemente E. Pichon Riviere ir mas all de esa indagacin inicial, intentando responder a los interrogantes con los que lo enfrentaba su prctica Elaborara entonces una concepcin de sujeto, de psiquismo, en que la presencia del orden social y la accin colectiva tiene un lugar fundante. . Entre esas preguntas quizs las ms significativas eran: Qu lugar ocupa el otro, los otros, los vnculos, las instituciones, el orden socio-histrico, lo que se da en la realidad objetiva, en las relaciones reales, en la configuracin de lo subjetivo? En ese interrogar estar crecientemente presente la condicin del hombre como ser de necesidades que solo pueden satisfacerse socialmente en relacin con otro-otros. Pichon focaliza en el sujeto su condicin esencial de productor, en su hacer, de su vida material y social. Habla entonces de sujeto productor y producido, a lo que agrega: nada hay en el que no sea resultante de la interaccin entre individuos, grupos y clases. Es, por tanto, el creador de un universo material, social y simblico, universo que a su vez, dialcticamente, lo alberga y constituye como sujeto. Este es entendido en este caso como actor, protagonista de la historia. Esta dialctica entre el orden socio-histrico y la configuracin y desarrollo de la subjetividad, ese proceso mutuamente instituyente, as como las mediaciones e instancias en las que se efectiviza, constituyen lo que esta disciplina define como su objeto- campo de conocimiento e intervencin, en el contexto de un trabajo interdisciplinario.
Esa concepcin de lo subjetivo, ese nivel de comprensin del vnculo y del grupo, marcara una transformacin radical en el pensamiento de Pichon Riviere, que el mismo caracterizar, mas tarde, como un trnsito que parti del psicoanlisis y arriba a la teora que define como psicologa social. Dada la centralidad del concepto de vnculo, en la elaboracin de Enrique Pichon Riviere as como la concepcin de sujeto que el vnculo implica, creo necesario establecer ciertas precisiones: Hoy da es habitual la referencia a configuraciones vinculares. Nos preguntamos, y lo haremos en funcin del trabajo en salud mental y la direccionalidad de la intervencin en ella: Lo que se denomina hoy configuraciones vinculares designan las mismas relaciones y procesos de los que hablaba Pichon? son visualizadas y tratadas desde la misma perspectiva? Entiendo que no. La investigacin del vnculo, y su comprensin del mismo, lo lleva a definirlo como una compleja estructura en el que objetivamente se articulan, interactuando , dos sujetos. En esa relacin se desarrolla una inscripcin recproca y una dramtica, una narrativa intrapsquica, Esta reconstruye, lleva en gran medida las seales de una relacin real, que se da en un mundo material y social, y en el que cada uno se mueve, en relacin a las necesidades del otro, hacia el reconocimiento o desconocimiento, con amor o con rechazo, aceptando o descalificando, gratificando o frustrando. Esos hechos, esos movimientos producen efectos configurantes en la dimensin interna del sujeto, en su interpretacin de la realidad A la vez, para Pichon, esa reconstruccin no es especular, no es mero reflejo, expresa un procesamiento personal, pero no es slo creacin subjetiva, ajena a las relaciones objetivas que condicionan la experiencia del sujeto. No es esta apertura ni el momento ni el lugar para desarrollar una polmica, pero si el de establecer diferencias, dejando planteadas, como dijimos, precisiones respecto de nuestro pensamiento, y nuestra lnea de trabajo. Para Pichon Riviere y para nosotros, sus discpulos, la existencia de .una realidad objetiva, aquello que existe independientemente de nosotros, de nuestro deseo y nuestra representacin, es una cuestin fundamental a tener en cuenta en el conocimiento psicolgico, que trata , entre otras cosas de indagar la relacin entre lo objetivo y lo subjetivo , problemtica no menor , en tanto que concierne especficamente a la salud mental al conocimiento, a nuestro ser-en-el mundo. (..) En estas jornadas nos encontramos habitantes de un continente en la que hace doscientos aos un movimiento de liberacin y descolonizacin irrumpi en forma casi simultnea en distintas regiones de Amrica. Quienes entonces lo llevaron adelante lucharon por una Amrica unida, una Patria Grande.
Los intereses que finalmente hegemonizaron esos procesos, eran antagnicos con esa propuesta inicial ,nos condujeron a la dispersin y a dolorosas confrontaciones, que no se dieron solo en el plano de las guerras fraticidas, sino tambin en lo mas profundo de lo subjetivo, lo que se expres en el sentimiento de ajenidad y el prejuicio hacia nuestros hermanos latinoamericanos. Esa fragmentacin era necesaria para que, lograda la descolonizacin, esos pueblos movilizados por la bsqueda de libertad, fueran sometidos por distintos imperialismos. Sin embargo hoy, tras una larga historia de luchas y salvajes represiones Algo distinto se mueve en nuestra Latinoamrica. Los gobiernos se acercan, algunos proyectos se articulan, se disean estrategias compartidas. Se han dado importantes pasos en ese sentido, como la creacin del Unasur y la Celac. Sin embargo, queda una tarea y una etapa histrica pendiente; la segunda y definitiva independencia. Como sujetos sociales y como trabajadores en salud mental, este proceso no puede resultarnos indiferente. Son condiciones de vida, formas de relacin y de subjetividad las que estn en juego..En lo personal, y entiendo que esto es compartido por mis compaeros de mesa, esa tarea nos convoca. Por que? La construccin de salud esta profundamente entrelazada con la autonoma, el reconocimiento de la propia identidad, el desprenderse de las marcas que sostienen subjetivamente la dependencia. Esa nueva etapa tiene que poder superar, el aislamiento y el desencuentro, ya que en nuestra diversidad, nos hermanan necesidades comunes. Para cerrar quiero compartir con Uds. una frase de Enrique Pichon Riviere, escrita en 1973, y habitualmente citada con un curioso recorte. Dice: en un proceso de liberacin, la lucha por la salud no es solo lucha contra la enfermedad, sino lucha contra los factores que la generan y refuerzan. Durante aos y me incluyo, se repiti esa frase para pensar la tarea en salud, pero omitiendo ese inicio: en un proceso de liberacin, concepto que le da una particular potencia y direccin a la idea.