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Tema 5 DS

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CarmenTienda13

Desarrollo Socioemocional

1º Grado en Psicología

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación


Universidad de Jaén

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 5
DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
1. TEMPERAMENTO Y DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD
1.1. TEMPERAMENTO
El temperamento son las diferencias individuales estables en la calidad e intensidad de la
reacción emocional (ej. niños activos o niños tranquilos). No se trata de qué hacen los niños,
sino cómo lo hacen.

Las diferencias en el temperamento se pueden establecer en función de tres parámetros:


1) Susceptibilidad emocional.
2) Fuerza y rapidez en las respuestas.
3) Constancia en el estado de ánimo.

El temperamento está determinado por la herencia genética y la historia ontogenética. No es


algo fijo e inmutable sino que varía en función de ciertas variables, tales como temperamento
de los cuidadores, prácticas de crianza y estilos educativos de los padres, comportamiento del
grupo de iguales…

Los padres tienen un papel fundamental en el desarrollo del temperamento, ya que son los que
disponen los estímulos a los que tendrá que responder el niño y aplican contingencias
diferenciales por su comportamiento (ej. si un niño no es muy sociable y sus padres no lo llevan
con otros niños o no lo refuerzan cuando interacciona con ellos, probablemente cada vez sea
menos sociable. Pero si se comportan de manera opuesta, el niño mejorará su socialización).

1.2. DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD


La personalidad es la forma de pensar, actuar o reaccionar de una persona, aquello que lo
diferencia de otras personas y que permita que exista cierta consistencia o estabilidad a través
de diferentes situaciones o circunstancias. Sería un concepto más global que temperamento, ya
que implica valores, creencias, gustos, preferencias….

También está determinada por la herencia genética y la historia ontogenética. Son muchos los
factores que influyen en el desarrollo de la personalidad, como historia personal, lugar que
ocupa entre los hermanos, aspecto físico, nivel cultural y socioeconómico de los padres, el grupo
de iguales…

El “yo” es la conciencia de uno mismo. Aquello que nos permite reconocernos, aunque cambie
nuestro aspecto, los roles que desempeñamos, nuestro estado de ánimo… Algunas terapias
psicológicas actuales como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) o la Psicoterapia
Analítico Funcional (FAP) diferencian distintas facetas o elementos del yo:
- Contenidos: nuestros pensamientos, emociones, sentimientos…
- Proceso: ser capaz de darme cuenta de que soy yo el que piensa o siente esas cosas.
- Contexto: el yo como observador de mí mismo, que me permite tomar perspectiva de los
contenidos o eventos privados.

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
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1.2.1. ¿CÓMO SE EXPLICA EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD DESDE UNA
PERSPECTIVA ANALÍTICO-FUNCIONAL?
Los modelos conductuales o analítico-funcionales apelan a la historia individual para explicar el
desarrollo de la personalidad. La personalidad no sería una variable causal del comportamiento,
sino un complejo patrón de comportamientos que debería explicarse.

Explica como estímulos nuevos pueden adquirir funciones reforzantes, aversivas,


discriminativas, motivacionales… de forma directa a través de las contingencias (ej. refuerzo o
castigo) o de forma indirecta por mecanismos relacionales o verbales.

1) DESARROLLO DE PREFERENCIAS POR CONDICIONAMIENTO DIRECTO


La comida sería un reforzador primario y elementos como olor de la madre, tono de voz, forma
de mirar… serían estímulos neutros.

La asociación repetida de dichos estímulos hará que el olor, el tono de voz, la forma de mirar de
la madre… se conviertan en reforzadores condicionados y el niño buscará el contacto.

Si posteriormente el contacto de los padres se asocia con estímulos (ej. comidas nuevas) o
actividades (ej. recoger juguetes) puede que éstos lleguen a adquirir una función reforzante.

También serviría para explicar el rechazo a ciertos estímulos o actividades. Por ejemplo, un
pinchazo es un estímulo aversivo incondicionado. Pero una bata blanca o un consultorio médico
son en principio estímulos neutros. Si ambos estímulos se emparejan, los estímulos inicialmente
neutros se volverán aversivos y el niño rechazará el ir al médico.

2) DESARROLLO DE PREFERENCIAS DE FORMA INDIRECTA


A un niño le dan de merendar plátanos y un día se atraganta con un trozo, por lo que el propio
plátano se convierte en un estímulo aversivo a través de condicionamiento directo.

En la guardería le enseñan que los plátanos y los melocotones son frutas.

Un día su madre le da de merendar melocotón y el niño se niega a tomarlo. El niño nunca ha


tomado melocotones. Los melocotones y los plátanos no tienen parecido físico, ni sabores
parecidos, ni textura parecida. Pero aun así el melocotón se ha convertido en un estímulo
aversivo de forma indirecta, a través de relaciones verbales.

3) DESARROLLO DE UN ESTILO RÍGIDO VS. UNO FLEXIBLE


Ambientes rígidos, con rutinas y hábitos estrictos en los que se permite poca variabilidad
conductual conducen a que las personas tengan gustos y preferencias escasos y poco variados
(ej. si a un niño se le ofrece una gama limitada de alimentos es probable que tenga gustos
limitados).

Ambientes más flexibles, aunque no permisivos, en los que las actividades y rutinas puedan
variar en función de las circunstancias, llevarán a que los niños exploren y se adapten mejor a
las circunstancias cambiantes.

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4) DESARROLLO DE UN ESTILO DEPENDIENTE
Si un niño desde su nacimiento pasa su tiempo casi únicamente con su madre, la cual está
extremadamente pendiente del niño, evitándole cualquier daño físico, frustración, error,
malestar… Esto se acompaña de palabras como “no pasa nada, estás con mamá”, “no te
preocupes, mama vuelve en un minuto”… Es probable que el niño evite cualquier situación que
le lleve a alejarse de su madre, volviéndose extremadamente dependiente de ella.

5) DESARROLLO DE UN ESTILO DEMANDANTE (NIÑOS TIRANOS)


Situaciones en las que los padres o maestros consideran que “hay que dejar libertad a los niños
para que desarrollen su propia personalidad y sean felices”, en las que se les procura dar “lo que
ellos no tuvieron”, en las que se les da o se les deja hacer lo que desean para que “no lo pasen
mal” llevarán a que los niños desarrollen pocas habilidades de autocontrol, de solución de
problemas, de tolerancia a la frustración y demora en la gratificación.

Situaciones en las que no hay normas claras, en las que padres e hijos se sitúan en una posición
de igualdad, en las que los niños eligen qué comer, cuándo y con quién dormir, cuándo y qué
ver en la tele, cuándo salir y cuándo entrar… situaciones en las que los padres nunca dicen “no”
o cuándo lo dicen no mantienen su postura ante las quejas y rabietas de los niños, llevarán a un
estilo de interacción demandante o tirano, en la que los niños querrán “salirse con la suya” a
toda costa, se negarán a realizar actividades que requieran esfuerzo, sus demandas serán cada
vez mayores y los medios para conseguir lo que quieren cada vez más agresivos.

2. RECONOCIMIENTO DE UNO MISMO


El reconocimiento del yo (percepción de uno mismo como un ser separado, distinto de otras
personas y de los objetos de alrededor) se desarrolla a lo largo de los dos primeros años.

Cuando nacen los niños no son conscientes de su separación con lo que les rodea (nosotros). Las
interacciones progresivas que establecen con los demás y con los objetos del entorno permitirán
el desarrollo de esta independencia (yo-tú).

Entre los 4 y los 6 meses se genera la llamada “efectancia” que implica darme cuenta de que
puedo provocar cambios en el entorno. Se complejizan las relaciones con los demás (figuras de
apego) y se da la conservación del objeto (las cosas existen al margen de que las estemos viendo
o no).

La capacidad para reconocerse ante el espejo no se consolida hasta los 18-24 meses, cuando
realizan con éxito la prueba de la mancha (habilidad básica de autoconocimiento que también
alcanzan algunos animales).

También serán capaces de reconocerse en fotografías y vídeos y de utilizar su nombre o un


pronombre personal para referirse a sí mismos.

Aparecen conductas y emociones secundarias, se produce una interiorización de las normas y


se da la fase de cabezonería y oposición.

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3. AUTOCONCEPTO
El autoconcepto es la suma total de atributos, habilidades, actitudes y valores que un individuo
cree que define quien es.

3.1. ENTRE LOS 18 Y 36 MESES


Los niños comienzan a describirse en base a algunas características como edad (ej. mayor), sexo
(ej. soy un niño), características físicas (ej. fuerte) y psicológicas (ej. bueno), capacidades (ej.
puedo hacer X), posesiones (ej. tengo X)… Esas primeras autodescripciones están basadas en las
descripciones de los niños que hacen padres y cuidadores, “ecoicas”.

3.2. ENTRE LOS 3 Y LOS 6 AÑOS


El autoconcepto se complejiza, aunque sigue centrado en características generales (ej. fuerte,
valiente, alto…) y en lo que hacen o tienen (ej. “voy a 2º de infantil”, “monto en bicicleta”, “tengo
unos patines”…). Normalmente hacen adoptan descripciones ideales, sin casi matices.

3.3. ENTRE LOS 6 Y LOS 11 AÑOS


En la edad escolar los niños van abstrayendo características de personalidad en base a lo que
hacen y a las descripciones que otros hacen de ellos y van incluyendo más términos psicológicos
en sus descripciones (ej. inteligente, tímido, honesto…).

También utilizan más sus capacidades para describirse (ej. “soy bueno en los estudios”, “se me
da bien hacer amigos”…).

También ocupan un lugar destacado descripciones que enfatizan la pertenencia a grupo (ej.
juego en el equipo X, voy al cole Y…).

Los niños escolares son menos rígidos. Empiezan a ser capaces de contextualizar sus propias
características e introducen términos no tan positivos (ej. “soy amistoso con la gente que
conozco”, “soy bastante honesto”, “se me dan bien los idiomas, pero en los deportes no soy tan
bueno”…).

3.4. ENTRE LOS 11 Y LOS 13 AÑOS


Comienzan a utilizar más abstracciones en las descripciones de sí mismos. Son importantes las
características relacionadas con los demás y las habilidades sociales. Se incluyen tanto términos
positivos como negativos. Una mayor abstracción conduce a una mayor generalización y eso
puede resultar problemático. Se da mucha importancia a la opinión de los demás.

3.5. ENTRE LOS 14 Y LOS 16 AÑOS


Se empiezan a establecer conexiones entre abstracciones, lo que permite relacionar diferentes
contenidos del yo. Puede aparecer confusión por la existencia de rasgos contradictorios (ej. si
soy abierto con mis amigos, pero reservado con las chicas ¿quién soy yo en realidad?).

3.6. ENTRE LOS 17 Y LOS 21 AÑOS


Emergen abstracciones de orden superior y se resuelven las contradicciones (ej. soy una persona
voluble). Rasgos y atributos relacionados con roles, valores y creencias personales. Visión más
equilibrada y realista.

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4. AUTOESTIMA
La autoestima es la valoración de uno mismo. Es subjetiva, que no arbitraria, y tiene una clara
relación con nuestras metas y la importancia que le damos a diversas áreas de nuestra vida.

También la distancia es subjetiva, lo que para unos es poca para otras es mucha:
- Distancia entre aspiraciones y realidad escasa: +
- Distancia entre aspiraciones y realidad grande: -

Los primeros modelos proponían que era una entidad unitaria. Actualmente muchos autores
defienden que la autoestima es una realidad psicológica multidimensional (autoestima física,
social y académica). El peso que otorgamos a cada área es diferente. Las dimensiones van
cambiando con la edad pasando de una menor diferenciación a una mayor complejidad.

En los años preescolares hay cierta idealización, ya que los padres suelen reforzar los logros y
características de los niños. A partir de los 8 años hay mayor realismo, los niños se comparan
con otros y evalúan sus propios logros.

Dinámica de la autoestima a nivel grupal (normativo). Gráfica de dientes de sierra:


- Muy elevada en edades tempranas.
- Baja aprox. 8 años.
- Aumento de los 9 a los 11.
- Bajada hacia los 12-13 aprox. (pubertad).
- Progresivo aumento a lo largo de la adolescencia.
- Bajada en torno a los 20 años (transición a la vida adulta).
- Adultez y vejez: subidas y bajadas en función de las circunstancias de vida.

A nivel individual, una vez alcanzado el realismo (8 años) se observa cierta estabilidad aunque
matizada por los cambios normativos (subidas y bajadas antes mencionadas) y las circunstancias
personales (que también pueden ser más o menos estables o cambiar radicalmente). El éxito o
el fracaso en la resolución de problemas diarios afectará a la autoestima.

4.1. ¿QUÉ FACTORES CONFIGURAN LA AUTOESTIMA?


• Estilos educativos de los padres: (afecto y control), el que contribuye a una mayor
autoestima es el democrático.
• Valoración de los otros:
- Los iguales (contexto escolar y fuera; espejo (a partir de los 8 años reflejamos las
valoraciones que hacen de nosotros).
- Los padres (estable incluso adolescencia).
- Profesor/a.
- Autovaloración (propias competencias).
• Mecanismos autodefensivos: dando más importancia a unas áreas o a otras o siendo algo
indulgentes con nuestras faltas.

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La relación de la autoestima con ciertos indicadores de ajuste y desajuste psicológico es
correlacional (no causa-efecto):
- Autoafirmación.
- Asertividad.
- Autoeficacia.
- Salud mental (relación inversa con depresión y otros trastornos y directa con diversos
indicadores de ajuste psicológico).

5. IDENTIDAD
Durante la adolescencia el autoconcepto se complejiza, dando lugar a nuevas capacidades
cognitivas y a nuevas realidades biológicas y psicosociales.

La tarea va más allá de describirse (características y atributo), integra de diversos “yoes”


(pasado, presente y aspiraciones de futuro) y plantea preguntas como ¿quiénes somos?, ¿qué
queremos?, ¿qué es importante?

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En la Teoría de los estados de la identidad (Marcia) existen cuatro estados: difusión, delegación,
moratoria y consecución.

- Crisis: debate entre diferentes alternativas.


- Compromiso: toma de decisión y asunción de responsabilidad respecto a la elección.

DIFUSIÓN DELEGACIÓN MORATORIA CONSECUCIÓN


CRISIS ausente ausente presente presente
COMPROMISO ausente presente ausente presente

Identidad fruto de:


- Búsqueda y crisis.
- Identificación con ciertos valores, ideologías, proyectos…

Estilo de identidad determinado por:


- Momento de la adolescencia.
- Estilos de relación familiar y de apego.
- Condiciones de vida y posibilidades de futuro.
- Momento histórico-cultural.

5.1. IDENTIDAD DE GÉNERO


La identidad de géneros es el sentimiento de pertenencia e identificación con el grupo de niñas
o de niños. En torno al año ya existe cierta diferenciación, como por ejemplo distinción de rasgos
externos o asociación de caras y voces. Aprox. entre los 18-30 meses comienzan a utilizar de
forma correcta etiquetas de género.

• Identidad de género (30 meses): los niños y las niñas ya se reconocen como tales (soy un
niño o soy una niña) y son capaces de categorizar a los demás en base a rasgos externos
prototípicos (ej. ropa o peinado).
• Estabilidad del género (3 años): entienden que el género es estable en el tiempo (soy niño
seré hombre). Pero creen que el género cambia si cambian los atributos externos (si me
pongo falda soy una chica).
• Constancia de género (6 años): no modificabilidad del género con independencia de ropa,
apariencia, comportamiento…

El desarrollo de la identidad de género depende del nivel de desarrollo cognitivo (pensamiento


lógico, conservación…).

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