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Hertz-Mano Derecha

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' / i ' I '- . R e p r e s e n t a c i n colectiva de la muerte

ancestros, pues al ser imposible la reunin, la espera no tiene sentido. La muerte durar siempre porque la sociedad conservar indefinidamente, respecto a esos malditos la actitud de exclusin que tom desde el principio. La interpretacin que proponemos permite comprender a la vez por qu, en una sociedad dada, se practican las dobles exequias, y por qu en otros casos no. Resumamos en pocas palabras los resultados de nuestra investigacin. Para la conciencia colectiva, la muerte en condiciones normales es una exclusin temporal del individuo de la comunin humana, que tiene como efecto hacerle pasar de la sociedad visible de los vivos a la sociedad invisible de los ancestros. El duelo es en origen la participacin necesaria de los sobrevivientes en el estado mortuorio de su pariente, y dura tanto tiempo como ese mismo estado. L n ltimo anlisis de la muerte como fenmeno social consiste en verla como un doble y penoso trabajo de desagregacin y sntesis mentales, que slo una vez concluido, permite a la sociedad, recobrada la paz, triunfar sobre la muerte. \
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LA PREEMINENCIA DE L A M A N O DERECHA: ESTUDIO SOBRE LA POLARIDAD RELIGIOSA

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Qu semejanza tan perfecta la de nuestras dos manos! , y, sin embargo, qu desigualdad ms irritante! Para la mano derecha son los honores, los comentarios ms lisonjeros, las prerrogativas. Ella acta, ordena y coge. Por el contrario, la mano izquierda es despreciada y reducida al papel de humilde auxiliar, sin que pueda hacer nada, por s misma, ms que asistir, secundar y sujetar. La mano derecha es smbolo y modelo de todas las aristocracias; la mano izquierda, de todas las plebes. Pe o, cules son los ttulos de nobleza de la mano derecha?, y, de dnde viene la servidumbre de la izquierda?
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Captulo I LA ASIMETRIA ORGANICA

Toda jerarqua social se pretende fundada sobre la naturaleza de las cosas pucei, ov V O L I G J , razn por la que se le atribuye vigencia eterna, escapando al devenir y a las disputas de los innovadores. Aristteles justificaba la esclavitud por la superioridad tnica de los griegos sobre los brbaros, y el hombre de nuestros das, turbado por las reivindicaciones feministas, alega la inferioridad natural de la mujer. Asimismo, segn opinin general, la preeminencia de la mano derecha resultara directamente de la estructura del organismo y no debera nada a las convenciones ni a las cambiantes creencias de los hombres. Pero, a pesar de las apariencias, cuando se trata de regular las atribuciones de las dos manos, el testimonio de la naturaleza no es ni ms claro que en los conflictos de razas o sexos, ni ms decisivo. Pero no por ello han faltado tentativas para asignar al dextrismo una causa anatmica. De todas las hiptesis emitidas slo una parece haber resistido la prueba de los hechos: la que vincula la preponderancia de la mano derecha en el hombre al mayor desarrollo del hemisferio cerebral izquierdo, que, como se sabe, enerva los msculos del lado opuesto. Lo mismo que el centro del lenguaje articulado se encuentra en esa pequea parte del cerebro, los centros
Se e n c o n t r a r una e x p o s i c i n y discusin de esto en Sir D a n i e l Wilson, Lcfthandedness, Londres, 1891, pp. 149 y ss.; D r . J . Jacobs, Onze Rechtshandigheid, Amsterdam, 1892, pp. 22 y ss.; J . Jackson, Ambidcxterity, Londres, 1905, pp. 41 y ss.
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iU8 L a preeminencia de la mano derecha

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L a asimetra orgnica 109

que presiden los movimientos voluntarios residiran ah principalmente. Como deca Broca, somos diestros de manos porque somos zurdos de cerebro. El privilegio de la mano derecha se hallara as fundado sobre la estructura asimtrica de los centros nerviosos, cuya causa, cualquiera que sea, es evidentemente orgnica . No cabe duda alguna sobre la correlacin existente entre la preeminencia de la mano derecha y el desarrollo superior del cerebro izquierdo. Pero de estos dos fenmenos, cul es la causa y cul el efecto? Qu nos prohibe invertir la proposicin de Broca y decir: Somos zurdos de cerebro por ser diestros de mano . Es sabido que el ejercicio de un rgano implica una nutricin ms abundante y, por consiguiente, un crecimiento de dicho rgano. As, la mayor actividad de la mano derecha, que implica un trabajo ms intenso de los centros nerviosos izquierdos, tiene necesariamente el efecto de favorecer su desarrollo . Si hacemos abstraccin de los efectos producidos por el ejercicio y los hbitos adquiridos, la superioridad fisiolgica del hemisferio izquierdo se reduce a tan poca cosa, que, a lo ms que se puede llegar, es a determinar una ligera preferencia en favor del lado derecho. La dificultad que se experimenta para asignar a la asimetra de las extremidades superiores una causa orgnica cierta y adecuada, unida al hecho de que los animales ms cercanos al hombre son ambidextros , ha conducido a algunos autores a negar todo fundamento anatmico al privilegio de la mano detecha, sosteniendo que tal privilegio no sera inherente a la estructura del genus homo, sino que debera su origen exclusivamente a condiciones exteriores al organismo . Esa negacin radical es cuando menos temeraria. No cabe duda de que la causa orgnica de la destreza es dudosa e insuficiente, y que resulta difcil discernir las influencias que se ejercen desde fuera sobre el individuo para educarle en ese sentido; pero sa. no es razn para negar dogmticamente la accin del factor fsico. Adems, en ciertos casos donde la influencia externa y la tendencia orgnica estn en conflicto es posible afirmar que la desigual destreza de las manos tiene una causa anatmica. A pesar de la presin enrgica, a veces incluso cruel, que la sociedad ejerce desde
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la infancia sobre los zurdos, stos guardan toda su vida una preferencia instintiva por el uso de la mano izquierda . Si estamos obligados a ver en ello la presencia de una disposicin congnita a la asimetra, es forzoso admitir que inversamente, en cierto nmero de hombres, el uso preponderante de la mano derecha resulta de la conformacin de su cuerpo. La opinin ms plausible puede ser expresada en una forma matemtica no demasiado rigurosa: de cada cien hombres, al menos dos son, por naturaleza, zurdos y rebeldes a toda influencia contraria, mientras que una proporcin sensiblemente mayor se compone de diestros hereditarios. Entre ambos extremos oscila la masa de hombres que, dejados a su impulso, podran servirse ms o menos igualmente de una u otra mano, con una ligera preferencia, en trminos generales, a favor de la derecha . As, pues, no es necesario negar la existencia de tendencias orgnicas hacia la asimetra; pero, salvo en casos excepcionales, la vaga disposicin a la destreza, que parece extendida en la especie humana, no bastara para determinar la preponderancia absoluta de la mano derecha, si influencias extraas al organismo no vinieran a fijarla y reforzarla. Pero aunque admitiramos que por un don especial de la naturaleza la mano derecha se sobrepone siempre a la izquierda en sensibilidad tctil, fuerza y habilidad, quedara an por explicar por qu un privilegio institucional viene a reforzar ese privilegio natural, por qu la mano mejor dotada es la nica entrenada y cultivada. Acaso la razn no aconsejara tratar de corregir, por educacin, la falta de firmeza del miembro menos favorecido? Bien al contrario, la mano izquierda es comprimida, mantenida en la inactividad, y metdicamente estorbada en su desarrollo. El doctor Jacobs nos cuenta que en el transcurso de sus giras de inspeccin mdica por las Indias holandesas observ a menudo que los hijos de los indgenas tenan el brazo izquierdo completamente atado, para aprender a n o utilizarlo . Nosotros hemos suprimido las ataduras materiales, pero nada ms. Uno de los signos que distinguen al nio bien educado es la incapacidad de su mano izquierda para cualquier accin independiente.
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V e r Wilson, pp. 18) y ss.; Baldwin, Dveloppement mental dans l'enfant et dans h race, pp. 67 y ss.; V a n Biervliet. L ' h o m m e droit et 1'homme gauc h e , en Revue phosophique, 1899, t. X L V I I , pp. 276 y ss. Jacobs, pp. 25 y ss. Bastan et Brown Sequard, en Wilson. pp. 193-194. Rollet, L a taille des grands singes, en Revue scientifique, 1889, p. 198; Jackson, pp. 27 > ss., y 71. Jacobs, pp. 30 y 33.
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7 Wilson, pp. 140 y 142. Wilson, pp. 127-128; Jackson, pp. 52 y 97. Este autor estima en un 17 por 100 el n m e r o de diestros por naturaleza, aunque no explica c m o ha obtenido esa cifra; Van Biervliet p p . 142 y 373) no admite la existencia de a u t n t i c o s ambidiestros. Segn l . el 98 por 100 de los hombres seran diestros, s j n q u e slo efectu mediciones entre adultos. L a palabra a m b i d i e s t r o tiene para el un sentido mucho ms restringido, donde lo que importa no son las dimensiones de los huesos o la fuerza de los m s c u l o s , sino la posible utilizacin de uno u otro miembro. Jacobs, p. 33.
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Captulo I I LA POLARIDAD RELIGIOSA

Es que todo esfuerzo para desarrollar las aptitudes de la mano izquierda est condenado de antemano al fracaso? La experiencia demuestra lo contrario. En los pocos casos en que, por necesidades tcnicas, la mano izquierda es convenientemente entrenada, rinde servicios ms o menos equivalentes a los de la mano derecha; por ejemplo, en el piano, el violn, en ciruga. Si un accidente priva a un hombre de su mano derecha, la izquierda, al cabo de un tiempo, adquiere la fuerza y destreza que le faltaban. El ejemplo de los zurdos es an ms concluyente, pues aqu la educacin combate, en vez de prolongar y acentuar, la tendencia instintiva a la unidextria, dando como consecuencia que los zurdos sean generalmente ambidextros y destaquen a menudo por su habilidad . Con cunta ms razn no se lograra tal resultado en la mayora de los hombres que no tienen una clara preferencia en uno u otro sentido, y cuya mano izquierda slo pide ejercer. Los mtodos de cultura bimanual que han sido aplicados desde hace algunos aos, concretamente en escuelas inglesas y americanas, han dado ya resultados concluyentes . Nada se opone a que la mano izquierda reciba una educacin artstica y tcnica parecida a la que ha siejo monopolio de la mano derecha hasta el momento. No es la falta de firmeza o impotencia lo que lleva a la mano izquierda a ser rechazada, sino todo lo contrario. Esa mano es sometida a una verdadera mutilacin que no por ejercerse sobre la funcin, y no sobre el rgano, no por ser fisiolgica, y no anatmica, es menos real. Los sentimientos que inspira un zurdo en una sociedad ruda son anlogos a los que inspira un no-circunciso en los pases donde la circuncisin es ley. Es decir, que la destreza no es simplemente aceptada o experimentada en forma de necesidad natural, sino que constituye un ideal al que debe ajustarse cada uno y hacia el que se nos impone un respeto social mediante sanciones positivas. El nio que se sirve activamente de su mano izquierda es reido, cuando no recibe un manotazo sobre la mano temeraria. Asimismo, el hecho de ser zurdo es un delito que atrae sobre el culpable el ridculo y una reprobacin social ms o menos explcita.
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La preponderancia de la mano derecha es obligatoria, impuesta por la fuerza, garantizada por sanciones, mientras que, por el contrario, sobre la mano izquierda pesa una verdadera prohibicin que la paraliza. Las diferencias de valor y funcin que existen entre los dos lados de nuestro cuerpo presentan, pues, al ms alto nivel las caractersticas de una institucin social, y el estudio que quiera dar cuenta de ello habr de insertarse en el mbito de la sociologa. Ms concretamente, se tratar de volver a trazar la gnesis de un imperativo mitad esttico y mitad moral. Ahora bien, los grandes ideales que, secularizados, dominan an hoy nuestra conducta han nacido y crecido bajo una forma mstica, o bajo el imperio de creencias y emociones religiosas. As pues, debemos buscar en el estudio comparado de las representaciones colectivas la explicacin del privilegio que goza la mano derecha Una oposicin fundamental domina el mundo espiritual de los primitivos: la de lo sagrado y lo profano . Algunos seres u objetos,
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Wilson, pp. 139 y ss., y 148-149, 203: el zurdo se beneficia de la destreza congnita de su mano izquierda y de la habilidad adquirida en su derecha. V e r Jackson. pp. 195 y ss.; Lydon, Ambidextrous drawing, Londres, 1900; Omer Buyse, Mthodes amricaines d'education, pp. 145 y ss. Existe en Inglaterra, desde hace a o s , una A m b i d e x t r a l Culture S o c i e t y . Cfr. (sobre los campesinos lombardos y toscanos) Lombroso, L e f t h a n d e d n e s s , en North American Review, 1903, p. 444. Lombroso cree haber justificado cientficamente el viejo prejuicio contra los zurdos.
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L a mayor parte de los hechos etnogrficos en los que se apoya este estudio provienen de los M a o r e s o, m s exactamente, de la muy primitiva tribu de T u h o e , cuyas representaciones han sido relatadas con admirable fidelidad por E l s d o n Best en sus artculos de las Transacitons of the New-Zealand Institute (en adelante Ir. N.-Z. /.) y del Journal of the Poiynesian Society (en adelante /. P. S.). Nuestra exposicin de la polaridad religiosa slo pretende ser un r p i d o esquema. L a mayor parte de las ideas contenidas a q u Je sern familiares al
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preeminencia de la mano derecha

L a pobridad religiosa

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en virtud de su naturaleza o de los ritos realizados, estn como impregnados de una esencia particular que los consagra y aparta, comunicndoles poderes extraordinarios y sometindolos, por otra parte, a un conjunto de reglas y estrechas restricciones. Las cosas o personas privadas de esta cualidad mstica no disponen de poder ni dignidad alguna, son comunes y libres, salvo, no obstante, en la prohibicin absoluta de entrar en contacto con !o que es sagrado. Todo acercamiento o confusin entre seres y cosas pertenecientes a clases opuestas sera nefasto para ambos; de ah la multitud de prohibiciones y tabes que, al separarlos, tambin los protegen. La anttesis de lo sagrado y lo profano recibe un significado diferente segn la posicin que ocupa en el mundo religioso la conciencia que clasifica y evala a los seres. Las potencias sobrenaturales no son todas del mismo orden: unas ejercen en armona con la naturaleza de las cosas y disfrutan de un carcter regular y iugusto que inspira veneracin y confianza; otras, por el contrario, violan y turban el orden universal y el respeto que imponen est hecho sobre todo de aversin y temor. Todi's esas energas presentan el rasgo comn de oponerse a lo profano, para quien todas son igualmente peligrosas y prohibidas. El contacto de un caYlver produce sobre el ser profano los mismos efectos que el sacrilegio. En ese sentido, Kobertson Smith tuvo razn al decir que la nocin de tab oculta a la vez lo sagrado v lo impuro, lo divino y lo demonaco. Pero la perspectiva del mundo religioso cambia si se afronta no desde el punto de vista de lo profano, sino desde el punto de vista de lo sagrado. A partir de ah, la confusin que sealaba Smith ya no existe. El jefe polinesio, por ejemplo, sabe bien que la religiosidad de la que se encuentra investido el cadver es radicalmente contraria a la que l lleva en s m i s m o ! Lo impuro se separa de lo sagrado para colocarse en el polo opuesto del mundo religioso. Por otra parte, lo profano ya no se define, bajo ese punto de vista, con caracteres puramente negativos, sino que aparece como el elemento antagonista que, por su solo contacto, degrada, disminuye y altera la esencia de las cosas sagradas. Es la nada, si se quiere, pero una nada activa y contagiosa, y la mala influencia que ejerce sobre los seres dotados de santidad slo difiere en intensidad de la que proviene de las potencias nefastas. Entre la privacin de los poderes sagrados y la posesin de poderes siniestros, la transicin es insensible . As, en la clasificacin que, desde el origen y cada vez
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ms, ha dominado la conciencia religiosa, hay afinidad de naturaleza y casi equivalencia entre lo profano y lo impuro. Ambas nociones se combinan y forman, por oposicin a lo sagrado, el polo negativo del mundo espiritual. El dualismo, esencial para el pensamiento de los primitivos, domina su organizacin social . Las dos mitades o fratras que constituyen la tribu se oponen recprocamente como lo sagrado y lo profano. Todo lo que se encuentra en el interior de mi fratra es sagrado y me est prohibido; por eso no puedo ni comer mi ttem ni derramar la sangre de uno de los mos y ni siquiera tocar su cadver ni casarme en mi clan. Por el contrario, la mitad opuesta es, para m, profana; a los clanes que la componen les corresponde proveerme de vveres, de mujeres y de vctimas humanas, enterrar mis muertos y preparar mis ceremonias sagradas . Dado el carcter religioso del que se siente investida la comunidad primitiva, la vida social tiene como condicin necesaria la existencia en la misma tribu, de una fraccin opuesta y complementaria, que puede libremente asumir las funciones prohibidas a los miembros del primer grupo . La evolucin social reemplaza este dualismo reversible por una estructura jerrquica y rgida . En lugar de los clanes, separados pero equivalentes, aparecen las clases o castas, de las cuales una, en la cumbre, es esencialmente sagrada, noble y abocada a obras superiores, mientras que la otra, en lo ms bajo, es profana o inmunda y se dedica a trabajos viles. El principio que asigna a los hombres su rango y funcin sigue siendo el mismo: la polaridad social es siempre reflejo y consecuencia de la polaridad religiosa.
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El universo entero se divide en dos mundos contrarios donde las cosas, los seres y los poderes se atraen o repelen, se implican o excluyen, segn graviten hacia uno u otro de los dos polos.
V a s e lo dicho anteriormente sobre la clase inferior, la tierra, la mujer y sobre el lado izquierdo. Sobre la dicotoma social, ver M c G c c , P r i m i t i v e n u r a b e r s , 19th., Anrt. Rep. Bur. of Amar. Ethn., pp. 836 y ss., 845, y D u r k h c i m y Mauss, D e quelques formes primitives de classification, en Anne sociologique, t. V I , pp. 7 y ss.
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lector que conozca los trabajos publicados en L'Anne Sociologique por M . M . D u r k h c i m , Hubert y Mauss. E n cuanto a los puntos de vista novedosos que pueda contener esta e x p o s i c i n , volveremos sobre ellos para prestar sus desarrollos y las pruebas necesarias. Encontraremos mas adelante varios ejemplos de esta inevitable c o n f u s i n .
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Para este l t i m o punto, ver sobre todo Spcncer y G i l l e n , Northern Tribes of Central Australia, p. 298. Observemos que las dos mitades de la tribu suelen estar localizadas en el espacio tribal ocupando respectivamente la derecha y la izquierda (en el campo, en las ceremonias..., etc.). Cfr. D u r k h c i m y Mauss, pp. 52 y ss.; Spcncer y G i l l e n , pp. 28 y 577. Algo semejante existe ya en el estadio primitivo: las mujeres y los nios forman, con relacin a los hombres adultos, una clase esencialmente profana.
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L a polaridad religiosa 115

En el principio sagrado residen los poderes que conservan y acrecientan la vida, dan la salud, la preeminencia social, el coraje en la guerra y la excelencia en el trabajo. Por el contrario, lo profano (en tanto que invade el mundo sagrado) y lo impuro son esencialmente debilitadores y letales, y de ambos provienen las influencias funestas que oprimen, aminoran y corrompen a los seres. Existe as, de una parte, el polo de la fuerza, del bien y la vida, y, de otra, el polo de la debilidad, del mal y la muerte, o, si se prefiere, en terminologa ms reciente, por un lado los dioses, y por otro, los demonios. Todas las oposiciones que presenta la naturaleza muestran ese dualismo fundamental. Luz y tinieblas, da y noche, oriente y medioda, por una parte, poniente y norte, por otra, traducen en imgenes y localizan en el espacio las dos clases contrarias de poderes sobrenaturales: por un lado, la vida resplandece y sube; por otra, desciende y se apaga. El mismo con liaste se produce entre lo alto y lo bajo, entre el cielo y la tierra: all arriba, la morada sagrada de los dioses y los astros que no conocen la muerte; aqu abajo, la regin profana de los mortales que se traga la tierra, y descendiendo ms an, las regiones tenebrosas donde se esconden las serpientes y la muchedumbre de los demonios El pensamiento primitivo atribuye un sexo a todos los seres del universo, incluso a los objetos inanimados. Todos ellos se reparten en dos grandes clases segn se Ies considere machos o hembras. Entre los Maores, la expresin tama tae, lado macho, designa las cosas ms diversas: la virilidad del hombre, la descendencia por lnea paterna, la fuerza que crea, la magia ofensiva, etc., mientras que la expresin opuesta, tama wahtne, lado hembra, vale para todos los contrarios . Ahora bien, esta distincin, de alcance csmico, encubre de hecho la anttesis religiosa primordial. En efecto, en trminos generales, el hombre es sagrado y la mujer profana. Excluida de las ceremonias del culto, la mujer no es admitida ms que para una funcin acorde con ella: cuando hay que levantar un tab, es decir, llevar adelante en las condiciones exigidas una verdadera profanacin . Pero si la mujer es en el orden religioso un ser impotente y
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Sobre la identidad del cielo con el elemento sagrado y de la tierra con el elemento profano o siniestro, cfr. (para los M a o r e s ) Tregear, The Maori race, pp. 408, 466 y 486; Best, en Ir. N.-Z. t. X X X V I I I , pp. 150 y ss.. 188, y en /. P. S., t. X V , p. 155. Comparar !a oposicin griega de las divinidades celestes y clnicas. V e r , sobre todo, Best, en /. P. S., t. X I V , pp. 206 y ss., y en Ir. N . - Z . /., t. X X X I V , pp. 73 y ss. Best, en /. P. S., t. X V , p. 26.
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pasivo, en el mbito de la magia toma su revancha, estando particularmente dotada para las obras de brujera. Del elemento hembra, dice un proverbio maor, vienen todos los males, la miseria y la muerte. As, los dos sexos corresponden a lo sagrado y a lo profano (o a lo impuro), a la vida y a la muerte. De ah el abismo que les separa y la rigurosa divisin del trabajo que reparte entre hombres y mujeres todas las ocupaciones de manera que no haya mezcla ni confusin posible . Este dualismo, a la vez que moldea todo el pensamiento de los primitivos, influye tambin sobre su actividad religiosa, sobre el culto. En ninguna parte esta influencia es ms patente que en la ceremonia del tira que con frecuencia aparece en el ritual de los maores y sirve a los fines ms diversos. El sacerdote levanta, sobre un terreno sagrado, dos pequeos montculos de los que uno, el macho, est dedicado al cielo, y el otro, la hembra, a la tierra; sobre cada uno de ellos plaa una varita: la primera, que lleva el nombre de varita de la vida y se encuentra en el este, es el emblema y el foco de la salud, de la fuerza y de la vida; la segunda, l a varita de la muerte, situada al oeste, es el emblema y el foco de los males. El detalle de los ritos vara segn el objeto especial que se persiga, pero el tema fundamental es siempre el mismo: se trata, por una parte, de arrojar hacia el polo de la muerte todas las impurezas, todos los males que han penetrado en la comunidad y que la amenazan, y, por otra, de fijar, reforzar y atraer hacia la tribu las influencias bienhechoras que residen en el polo de la vida. A l trmino de la ceremonia, el sacerdote abate la varita de la tierra, dejando en pie la del cielo. Se trata del deseado triunfo de la vida sobre la muerte, que trae consigo la expulsin y abolicin de Ies males, la salud de la comunidad y la ruina de los enemigos . De esta forma, la actividad ritual se orienta segn dos polos opuestos que tienen una funcin esencial en el culto, correspondiente a las dos actitudes contrarias y complementarias de la vida religiosa. Cmo podra el cuerpo del hombre, ese microcosmos, escapar a la ley de polaridad que rige todas las cosas? La sociedad, el universo entero tienen un lado sagrado, noble, precioso, y otro profano y comn, un lado macho, fuerte y activo, y otro hembra, dbil, pasivo o, en dos palabras, un lado derecho y un lado izquierdo. Habra de ser el organismo humano lo nico simtrico? Si lo pensamos bien,
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V e r , para los M . i o r e s , Colenso, en Ir. N.-Z /., t. I , pp. 348 y ss., y cfr. D u r k h e i m , L a prohibition de l'inceste, en Anne Sociologique, I , pp. 40 y ss., y Crawley, The Mystic Rose, Londres, 1902. Best, en Tr. N.-Z. I., t. X X X I V . p. 87, y en /. P. S., t. X V , pp. 161162; Tregear, pp. 330 y ss., 392, 515 C f r . Best, en /. P. S., t. V I I , p. 241.
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Captulo I I I LOS CARACTERES DE LA DERECHA Y DE LA IZQUIERDA

es imposible, pues tal excepcin no sera solamente una inexplicable anomala, sino que arruinara toJa la economa del mundo espiritual, pues al estar el hombre en el centro de la creacin, le corresponde manipular, para encauzarlas hacia lo mejor, las terribles fuerzas que hacen vivir o morir. Resultara, pues, concebible que todas estas cosas y poderes separados y contrarios, que se excluyen entre s, se confundieran abominablemente en la mano de un sacerdote o ele un artesano? Es una necesidad vital el que cada una de las manos ignore lo que hace la otra . El precepto evanglico no hace ms que aplicar a una circunstancia especial, esta ley de incompatibilidad de los contrarios vigente en todo el mundo religioso . Si la asimetra orgnica no hubiera existido habra tenido que inventarse.

El lenguaje refleja claramente los modos diferentes con que la conciencia colectiva encara y aprecia la derecha y la izquierda. Entre las palabras que designan los dos lados en las lenguas indo-europeas existe un llamativo contraste: mientras que para derecha existe un termino nico, ampliamente difundido y de gran estabilidad la idea de izquierda est expresada por varias denominaciones distintas, de pobre difusin que parecen destinadas a desaparecer sin cesar ante vocablos nuevos . Algunas de estas palabras son eufemismos manifiestos , otras de origen muy oscuro. Parece, segn M . Meil2 3

Se trata de la raz dcks- que se encuentra bajo formas diversas desde el indo iran dkstna hasta el celia dess pasando por el lituano, el eslavo, el alban s , el g e r m n i c o y el griego. Cfr. W a l d c , Mletnisches Etymologiscbes Wrter bucb, s.v. dcxler.
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Match. 6, 3; para la p r o h i b i c i n recproca, cfr. Burckhardt, Arabic Pro verbs, 2, p. 282.' M . M c G e e ha expuesto la estructura dualista del pensamiento primitivo con un punto de vista y una terminologa muy distintos de los nuestros. (Considera que la distincin entre derecha e izquierda est s o b r e a a d i d a al sistema primitivo, donde n i c a m e n t e sera pertinente la oposicin d e l a n t e / d e t r s . L s t a afirmacin nos parece arbitraria. Cfr. op. cit., pp. 843 y ss.
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Sobre estas denominaciones (skr. s a v y h , gr. Xaioc", gr. crxoaoc;, etc.), cfr. Schtader, Reallcxikon, s.v. Rechts und Unks\, L a t c i n i s c h e Etymol o g i c n , en Rhemischcs Musenm, t. X L I I I , 1888, pp. 3V9 y ss. G r . Eu>vuu.oc7 y apuJXEpoc;, zend vairya\tara ( = mejor) v.h.a. winistar (de wini, ami), rabe aisar (feliz, cfr. Wcllhauscn, Rcs/c Arabischcn ilcidcntums,2, p. 199), a los cuales habra que unir, segn Brugmann, el latino stmstcr. Segn G r i m m (Gcscbubtc dvr deulseben Spruebe, 3, pp. 681 y s s , y 689), y ms recientemente Brugmann {toe. cit), la izquierda h a b r a sido primitivamente, para los indoeuropeos, el laclo favorable. Pero estos fillogos fueron engaados por los artificios del lenguaje destinados a enmascarar la verdadera naturaleza de la izquierda. E n realidad p o d r a m o s hablar de antifrascs.
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Los caracteres de la derecha y de la izquierda

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let , corno si, al hablar del lado izquierdo, se evitara pronunciar la palabra apropiada y se tendiera a reemplazarla por diversos vocablos constantemente renovados. La multiplicidad e inestabilidad de los trminos que designan la izquierda, su carcter torcido y arbitrario, se explicara poi los sentimientos de aversin e inquietud que la comunidad siente respecto a dicha mano \l no poder cambiar la cosa, con la esperanza de eliminar o mitigar el mal, se cambia el nombre. Vano esfuerzo, pues hasta los nombres tic feliz significado que por antfrasis se le aplican a la izquierda se contaminan en seguida por ei objeto que expresan, contrayendo una cualidad siniestra que inmediatamente les hace objeto de prohibicin. As, la oposicin entre la derecha y la izquierda se manifiesta hasta en la diferente naturaleza y destino de sus nombres. El mismo contraste aparece, si consideramos el significado de las palabras derecha e izquierda. La primera sirve para expresar ideas de fuerza fsica y destreza, de rectitud intelectual y de buen sentido, de equidad y de integridad moral de felicidad y belleza, de norma jurdica, mientras que la palabra izquierda evoca la mayor parte de las ideas contrarias. Para poder aunar esta multiplicidad de sentido suponemos generalmente que la palabra derecha design en primer lugar nuestra mejor mano, y despus las cualidades de fuerza y habilidad que eran su patrimonio natural. Nada nos autoriza a afirmar que el antiguo nombre indoeuropeo de la derecha haya tenido primeramente un sentido exclusivamente fsico, y en cuanto a los nombres de formacin ms reciente, como nuestra palabra derecha o la armenia aJj , antes de ser aplicados a uno de los lados del cuerpo, expresaron la idea tic una fuerza que va directa a su objetivo, a travs de vas normales y seguras, por oposicin a lo tortuoso, oblicuo y fracaf'o. A decir verdad, en nuestras lenguas, productos de una civilizacin avanzada, los diversos sentidos de la palabra se presentan distintos y yuxtapuestos. Remontmonos por observacin comparada hacia la fuente originaria de don6 7

de se han derivado esas significaciones fragmentarias; las veremos fundirse en su origen, unas con otras, en el seno de una nocin que las envuelve a todas confusamente. Dicha nocin ya ha sido hallada: para la derecha es la idea de poder sagrado, regular y bienhechor, principio de toda actividad eficaz, fuente ce todo lo que es bueno, prspero y legtimo, y para la izquierda, la representacin ambigua de lo profano y de lo impuro, de un ser dbil e incapaz, pero tambin malhechor y temido. La fuerza (o la debilidad) fsica no es aqu ms que un aspecto particular y derivado de una cualidad mucho ms vaga y profunda. Para los Maores, la derecha es el lado sagrado, sede de los poderes buenos y creadores, y la izquierda el lado profano, que no posee virtud alguna, sino, como veremos ms adelante, ciertos poderes turbios y sospechosos . El mismo contraste reaparece, en el curso de la evolucin religiosa, bajo formas ms precisas y menos impersonales. La derecha es el lado de los dioses, sobre el que planea la figura de un ngel bueno tutelar, mientras el lado izquierdo est destinado a ser dominado por l . Incluso hoy, cuando la mano derecha es an designada como la mano buena, y la izquierda como la mala y villana , podemos discernir en esas locuciones pueriles el eco debilitado de las cualificaciones y emociones religiosas que durante largos siglos se han vinculado a los dos lados de nuestro cuerpo. Entre les Maores es corriente la nocin de la derecha como lado de la vida (y la fuerza), mientras el lado izquierdo es e l lado de la muerte (y la debilidad) Por la derecha y por el lado derecho es por donde nos entran las influencias favorables y vivificantes, y a la inversa, es por la izquierda por donde penetran en el corazn de nuestro ser la muerte y la miseria . As pues, hay que reforzar con amuletos protectores el poder de resistencia del lado particularmente expuesto y sin defensa. De hecho el anillo que llevamos en el cuarto dedo de la mano derecha tiene como primer objeto alejar de nosotros
s 9 , 0 , 2

E n una caita que tuvo o bien enviarme M . Mcillct, por la que le estoy muy agradecido, sealaba que esa explicacin ya haba sido apuntada por l en Qudques hypotbses sur les interdtetions de vocabulaire dans les langues indo europennes, pp. 1H y ss. Igualmente, y por la misma razn, los nombres de enfermedades y dolencias, como la cojera, ceguera y sordera, difieren de una lengua a o t r a ; Mcillet-, loe. cit. D e l bajo latn directum; cfr. Diez, Etymologisches Wrterbuch der roma nischen Sprachen, 5, p. 272, s.v. ritto Agregar al kr. sadhy, segn Liden, A r m o n i s c h c S t u d i e n , en Ctcborgs
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" Best, en /. P . S. t. X I , p. 25, y t. X I I , p. 236. V o n Mcyer, U e b c r den Ursprung von Rechts und L i n k s , en Verband ungen der Berlin, Gesellsch. f. Anthrop., t. V , 1873, p. 26; cfr. Gerhard, Deber die Gottheiten der lltrusker, pp. 54 y ss.; Pott, Die quinare und vigesimalc Zhlmethode, p. 260. Entre Griegos y Romanos, la derecha es invocada frecuentemente en las f r m u l a s de o b s e c r a c i n ; cfr. H o r a t , Y.p. I , 7, 94 y ss.: q u o d te per genium dextramque deosque penates obsecro et o b t e s t o r , ver Sittl., Die Gebrden der Griechen und Rmer, p. 29, n. 5.
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L a preeminencia de la mano derecha

Los caracteres de la derecha y de la izquierda

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las tentaciones y otras cosas malas . De ah deriva la importancia capital, que en la adivinacin tiene la distincin de los lados del cuerpo y del espacio. He sentido durante el sueo un temblor convulsivo, seal de que se ha apoderado de m u n espritu, y segn su presencia se haya manifestado en la d M c c h a o en la izquierda puedo esperar la felicidad y la vida o el infortunio y la muerte . La misma regla sirve, en general, para los presagios que consisten en la aparicin de animales portadores del destino. S i n embago, estos mensajes son susceptibles de dos interpretaciones contradictorias, segn se tome como punto de partida el hombre que mira o el animal que viene a su encuentro . Si ste aparece a la izquierda, presenta su derecha, pudiendo entonces ser considerado como favorable. Pero esas divergencias, cuidadosamente mantenidas por los augures para la confusin del vulgo y el acrecentamiento de su prestigio, no hacen ms que poner en evidencia la afinidad que existe entre la derecha y la vida, entre la izquierda y la muerte. Una concordancia n o menos significativa une los lados del cuerpo a las regiones del espacio. La derecha representa lo alto, el mundo superior, el cielo, mientras que\la izquierda sale del mundo inferior y de la tierra . No es casual que en las representaciones del Juicio Final, la mano derecha levantada del Seor indique a los elegidos la sublime morada, mientras la mano izquierda, bajada, muestra a los condenados las fauces abiertas del Infierno preparadas para tragarlos. Ms estrecha an y ms constante es la relacin que une la derecha al liste o al Sur, y la izquierda al Oeste o al Norte, hasta
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L a costumbre se remonta a la ms alta a n t i g e d a d (egipcia, griega y romana). E l metal (luerio primero, oro d e s p u s ) est dotado de una virtud saludable que preserva de la fascinacin, y los caracteres grabados sobre el anillo aumentan su poder. Los nombres dados al cuarto dedo izquierdo prueban su carcter y su funcin mgicas: es el dedo sin n o m b r e , el m d i c o , y, en galo, el dedo del hechi/o. V e r en el Dictionnaire tic Darcmberg y Sagho los a r t c u l o s A n u l u s y A m u l e t u m ; Pott, pp. 284 y ss., y 295; Ilofmann, U e b e r den Verlobungs- und der T r a u r i n g , en Sitzgih. d. Abad. d. Wissensch Wien, Ph.- Htsl C.I., t. I . X V , p. 850. Cfr sobre la palabra scaevola (de Siucvus, izquierda), que significa hechizo protector, Valeton, D e modis auspicaiuli Rom a n o r u m , en Mncmmyne, t. X V I I , p 319. Best, en /. P. .Y., I. VII, pp. 130 y ss.; Tregear. pp. 211 y ss. O , lo cjue es lo mismo, el dios que enva el mensaje. Esta e x p l i c a c i n , esbozad;! ya por los antiguos ( P l m , Qu. Rom, 78; Iestus, 17. s.v. tinistrac aves), fue definitivamente probada fx>r Valeton, op cit . pp 287 y ss. Las mismas ambivalencias se presentan entre los Ai abes; cfr. Wcll-l lausen, p. 202, y D o u t t , Mgie et religin dans l Afru/ue du Nord , p. 359. Los torneros derviches mantienen la mano derecha levantada, con la palma hacia arriba, para recoger las bendiciones celestes, mientras que la izquierda, dirigida hacia la tierra, las transmite al mundo inferior; Simpson, 1 he Buddhitt praymgwhcel, p. 138. Cfr. supra. p. 36.
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el extremo de que en muchas lenguas las mismas palabras designan los lados del cuerpo y los puntos cardinales . El eje que divide al mundo en dos mitades, la una radiante y la otra sombra, divide igualmente al organismo humano repartindolo entre el imperio de la luz y el de las tinieblas . La derecha y la izquierda sobrepasan los lmites de nuestro cuerpo para abrazar el universo. Segn una representacin muy exendida, al menos en el mbito ind^ europeo, la comunidad forma un crculo cerrado en cuyo centro se encuentra el altar, el arco santo, donde bajan los dioses y desde donde irradian las gracias. En el interior del recinto reinan el orden y la armona, mientras que ms all se extiende la vasta noche, sin lmite, sin ley, cargada de grmenes impuros y atravesada por fuerzas caticas. En la periferia del espacio sagrado, los fieles, con el hombro derecho girado hacia el interior, cumplen alrededor del fuego divino el circuito ritual Por una parte, pueden esperarlo todo, y, por otra, temerlo todo. La derecha es el dentro, lo perfecto, el bienestar y la paz asegurados; la izquierda es el fuera, lo inacabado, lo hostil, la perpetua amenaza del mal. Las anteriores equivalencias permitiran por s solas presumir que el lado derecho y el elemento macho, el lado izquierdo y el elemento hembra, participan de una misma naturaleza, siendo abundante la informacin etnogrfica que as lo testifica. Los Maores aplican a los dos lados del cuerpo las expresiones de tama tae y tama whahine cuya extensin casi universal ya hemos constatado. El hombre es un compuesto de las dos naturalezas, viril y femenina, siendo la primera atribuida al lado derecho y la segunda al lado izquierdo . En la tribu australiana de los Wulwanga, para marcar la cadencia durante las ceremonias, se sirven de una pareja de bastones de los cuales uno se llama el hombre y es tenido en la mano derecha, mientras que el otro, l a mujer, es sostenido con la izquierda, bien entendido que siempre es el hombre el que golpea y l a mujer quien recibe los
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V e r G i l , Myths and songs in the South Pacific, pp. 128 y ss., y 297 y ss. E l hebreo jamin, el snscrito dkshina, el irlands dess, designan a la vez la derecha y el sur; ver Schrader, s.v. Himmelsgegenden. Para los Griegos, el este es la derecha del mundo, el oeste la izquierda; cfr. S t o b e , Ecl., I , 15, 6. Por eso el sol es el ojo derecho de I l o r u s y la luna su ojo izquierdo. \x> mismo ocurre en Polinesia. Cfr. G i l , p. 153 E n las representaciones cristianas de la c r u c i f i x i n , el sol luce sobre la regin situada a la derecha de la cniz, donde triunfa la iglesia nueva, mientras que la luna ilumina el lado del mal l a d r n y de la sinagoga c a d a , ver Male, L'art religieux du XIII sicle en France, pp. 224 y ss., y 229. Ver Simpson, op. cit., v cfr. supra, p. 36. Best, en /. P. S., t. V I I , p. 123, y t. I X , p. 25; Tregear. p. 506.
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L a preeminencia J e la mano derecha

Captulo I V LAS FUNCIONES DE LAS DOS MANOS

golpes, la derecha quien acta, la izquierda quien padece . Encontramos aqu ntimamente combinados el privilegio del sexo fuerte y el del lado fuerte. Obviamente Dios tom, para formar a Eva, una de las costillas izquierdas de Adn, pues una misma esencia caracteriza a la mujer y a la mitad izquierda del cuerpo. Se trata de las dos partes, de un ser dbil y sin defensa, un poco turbio e inquietante, destinado, por su naturaleza, a un papel pasivo y receptivo, a una condicin subordinada . As, la oposicin de la derecha y la izquierda tiene el mismo sentido y alcance que esa serie de contrastes, diversos pero reductibles, que presenta el universo. Potencia sagrada, fuente de vida, verdad, belleza, vittud, sol naciente, sexo macho, y puedo aadir, lado derecho. Todos estos trminos, a! igual que sus contrarios, son intercambiables, y designan, bajo aspectos mltiples, la misma categora de cosas, una naturaleza comn y una misma orientacin hacia uno de los dos polos del mundo mstico . Acaso es creble que una ligera diferencia de grado en la fuerza fsica de las dos manos baste para dar cuenta de una^ heterogeneidad tan contrastada y profunda?
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F y l m a n n , Die Eingeborenen der Kolonie Sd Australiens, B e r l n , 1909, p. 376. ( D e b o el conocimiento de este hecho a la amabilidad de M . Mauss.) U n higienista c o n t e m p o r n e o formula ingenuamente la misma representacin, ver Liersch, Die linke liattd, B e r l n , 1893, p. 46. L a tabla de contrarios que, segn los P i t a g r i c o s , son equivalentes entre s y constituyen el universo, comprende lo acabado y lo inacabado, lo impar y lo par, la derecha y la izquierda, el macho y la hemb a, lo estable y lo m v i l , lo recto (p&v) y lo curvo, la luz y las tinieblas, el bien y el mal, lo alto y lo bajo; ver A r i s t t e l e s , Mtaph , I , 5, y cfr. Zellcr, Die Pbilosopbie der Griechen, , I , pp. 321 y ss. L a concordancia con la tabla que acabamos de establecer es perfecta. L o s pitagricos simplemente definieron y dieron forma a representaciones populares muy antiguas.
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Los diversos caracteres de la derecha y la izquierda determinan la diferencia de rango y funcin que existe entre ambas manos. Sabemos que muchos pueblos primitivos, en particular los Indios de Amrica del Norte, son capaces de conversar entre ellos sin proferir una sola palabra, con ayuda de movimientos de la cabeza y los brazos. En ese lenguaje las dos manos son activas, cada una segn su naturaleza. La mano derecha designa el y o , la izquierda el noy, los otros '. Para evocar la idea de lo alto, la mano derecha se coloca encima de la izquierda, que se mantiene horizontal c inmvil, mientras que la idea de lo bajo se expresa situando a la mano inferior por debajo de la derecha . La mano derecha alzada significa bravura, potencia, virilidad; por el contrario, la misma mano llevada hacia el lado izquierdo por debajo de la mano izquierda evoca, segn los casos, las ideas de muerte, destruccin, enterramiento . Estos significativos ejemplos bastan para mostrar que el contraste entre la derecha y la izquierda, y la posicin relativa de ambas manos tienen una importancia fundamental en la constitucin del lenguaje por gestos.
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W i l s o n , pp. 18-19. Mallcry, S i g n language among the North-Amcrican I n d i a n s , en Ann. Repors of the Burean oj hthnology, I , p. 364. Mallcry, pp. 414 y 416 y ss., y 420 y ss. Cfr. Quintiliano, X I , 3, 113 y ss., en Sittl, p. 358 (sobre el gesto que expresa la a b o m i n a c i n ) .
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124 L a preeminencia ele la m a r o derecha

Las

funciones de las dos manos

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Mas para la expresin de las ideas, las manos slo son accesorias, pues son, ante todo, instrumentos con los que el liotnbre acta sobre los seres y las cosas que le rodean. Es, por lano, en los diversos mbitos de la actividad humana donde habr que ver a las manos en accin. A travs del culto el hombre busca, ante lodo, comunicarse con las energas sagradas, a fin de alimentarlas, adecentarlas y derivar hacia l los beneficios de su accin. Para esas relaciones saludables slo est verdaderamente cualificado el lado derecho, pues participa de la naturaleza de las cosas y ios seres sobre los que deben actuar los ritos: los dioses estn a nuestra derecha, por eso nos dirigimos a la derecha para rezar ; el pie derecho es el que se ha de utilizar para entrar en el lugar santo ; es la mano derecha la que presenta a los dioses la ofrenda sagrada , y ella tambin la que recoge las gracias del cielo y las transmite en la bendicin . Para ayudar al buen efecto de una ceremonia, para bendecir o consagrar, los Hindes y los Celtas dan ti es veces la vuelta a una persona o un objeto, de izquierda a derecha, como hace el sol. presentando la derecha. As derraman sobre el ser encerrado en el crculo sagrado la virtud santa y bienhechora que emana del lado derecho. 1 * 1 movimiento y la actitud contrarios seran, en circunstancias similares, sacrilegos y funestos . Pero el culto no consiste solamente en la adoracin confiada de los dioses amigos. 1.1 hombre quiere olvidar las potencias siniestras que pululan a su izquierda, aunque no pueda lograrlo, pues ellas saben imponer su mencin con golpes mortales, amenazas que hay que eludir o exigen: ias que han de ser satislechas. Toda una pane del culto, y no la menos importante, tiende a contener y apaciguar a los seres sobrenaturales malvados o irritados, a desterrar y a destruir las influencias perjudiciales, y en este mbito es el lado izquierdo el
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que prevalece, pues todo lo demonaco le afecta directamente . E n la ceremonia Maor descrita e s la mano izquierda la que erige, y despus derriba, la vara de la m u e r t e ". Si hay que calmar a las almas de los muertos, o a los demonios vidos, con la ofrenda de un presente, la mano izquierda ser la indicada para ese contacto siniestro . Por la puerta izquierda se expulsa a los pecadores de la Iglesia . Y es dando la izquierda como, en los ritos funerarios y en los exorcismos, se cumple el ceremonial al revs . Y acaso no sera justo utilizar en ocasiones los poderes destructores del lado izquierdo contra los espritus malignos, que generalmente se sirven de ellos corri instrumentos? Al margen de la liturgia regular, abundan las prcticas mgicas, en las que la mano izquierda tiene su tarea, pues destaca e n la neutralizacin y anulacin de las malas suertes , aunque sobre todo sirva para propagar la muerte . Cuando bebemos con un natural (de la costa de Guinea), debemos siempre vigilar su mano izquierda, pues el simple contacto del pulgar con la bebida bastara para volverla mortal. Cada indgena, dicen, tiene escondida bajo la ua de dicho pulgar una sustancia txica que tendra casi la fulminante sutilidad del cido prsico . Ese veneno, obviamente imaginario, simboliza a la perfeccin los poderes mortales que residen en la mano izquierda. Como vemos, no se trata de fuerza o debilidad, destreza o torpeza, sino de funciones diversas e incompatibles, vinculadas a naturalezas contrarias. Aunque en el mundo de los dioses y los vivos la mano izquierda est avergonzada y humillada, lo cierto es que posee un mbito propio, del que est excluida la derecha y donde domina. Es ste u n mbito tenebroso e infame; su potencia tiene siempre
9 l2 , 3 M n ,6

Ver Schrader, s.v. Cruss.

Cfr. E l Bokhari, Les tiadittons

islamiques,

tr.

I l o u d a s y M a r c i s , I , p. 153. 5 VA Bokhari, I , p 157. A la inversa, se entra con el pie izquierdo en los lugares encantados por los djitins ( L a e , Modera Egyplians, p. 308). Cuando la mano izquierda interviene, no hace ms que seguir c imitar a la mano derecha: ver W h i t c , Ancient history of the Maoris, 1, p. 197. Y aun as es vista con malos ojos; cfr. Sitt!, p. 51, n. 2, y pp. 88 y ss., y Simpson, p. 291. Ver G n e s i s , 48, 13 y ss. Sobre el praJafalina y el dcasil, ver Simpson. pp. 75 y ss., 90 y ss. y 183 y ss., y sobre todo la m o n o g r a f a de C a l a n d , L c n Indogermaansch Lustratie G e b r u i k , en Vi-rsl. en MedcdeA d Kon Akad, v. Wctcmcb., AfJ. I.ctterk., I V , 2. Fncon tramos restos de esta o b s e r v a c i n en todo el m b i t o indo europeo.
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V e r P l a t n , Leyes, 4, 717, e n : T O ; x^ovioic, Oeo; . . . picrxzp. v i i u v pOxaTfx TO -cfjc, zvotfeac, a x e m o v TUYXAVOI; cf. Sittl, pp. 188 y ss. G u d g e o n , en ). P. S., t. X I V , p 125. K r u i j t , Het ammtsme in den Indiscben Arcbipel, pp. 259 y 380, n. 1. Marlene, De anttquis Ecclesiae ritibus, I I , p. 82; cfr. Middoth, en Simpton, pp. 142 y ss. V e r Simpson y Caland, loe. cit., y Jamieson, Etymological Dictionary of the Scottish language, 2, s.v. widdersinnis. L a s brujas presentan la izquierda al diablo para rendirle homenaje.
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'< Best, en J . P. S., t. X I I I , pp. 76 y ss., 236, t. X I V , p. 3; I d . , en Tr. N.-Z. I . , t. X X X I V , p. 98; G o l d i e . en Tr. N . - Z . /., t. X X X V I I , pp. 75 y ss. V e r Kausika stra 47, 4, en C a l a n d , A h i n d i s c h e s Z a u b e r r i t u a l , en Verh. d. Kon. Ak. v. Wetens, afd. Letterk., N . R., I I I , 2; cfr. ibtdem, p. 184. L a sangre e x t r a d a del lade izquierdo del cuerpo provoca la muerte: cfr. Best, en Tr. N . - Z . I . , t. X X X , p. 41. Por el contrario la sangre del lado derecho hace vivir, regenera (las llagas de Cristo crucificado e s t n siempre en su lado derecho).
1 5 : 1 6

Revue

Lartigue, R a p p o r t sur les comptoirs de G r a n d Bassam et d ' A s s i n i e , en coloniale, t. V I I , 1851, p. 365.

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Las funciones de las dos manos 127

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L a preeminencia de la mano derecha

algo de oculto e legtimo, inspira terror y repulsin. Sus movimientos son sospechosos hasta el punto de hacernos desear que perma nezca tranquila y discreta, escondida, a ser posible, entre los pliegues del vestido. De esa manera, su influencia corruptora no se expandir al exterior. De la misma forma que las personas de luto, envueltas por la muerte, deben cubrirse con un velo, descuidar su cuerpo y dejar crecer los cabellos y las uas, asimismo estara fuera de lugar cuidar demasiado la mano nociva, cortndole las uas o lavndola tanto como a la otra . Por eso la creencia en la profunda disparidad dlas dos manos llega, en ocasiones, a producir una asimetra corporal, aparente y visible. Incluso si su aspecto no la traiciona, la mano del maleficio es siempre la mano maldita. Una mano izquierda demasiado bien dotada y demasiado gil es signo de una naturaleza contraria al orden, de una disposicin perversa y demonaca. Todo zurdo es un brujo posible, del cual se desconfa, con razn '". Por el contrario, la preponderancia exclusiva de la derecha, la repugnancia a pedir algo a la izquierda, son la seal de un alma extraordinariamente inclinada hacia lo divino, cerrada a todo lo que es profano o impuro, tal como esos santos cristianos que, desde la cuna, llevaban la piedad al punto de rechazar el seno izquierdo de su madre . l e ah por que la seleccin social favorece a los diestros y la educacin se empea en paralizar la mano izquierda, mientras desarrolla la derecha.
,7 19

La vida en sociedad entraa una multitud de prcticas que, sin formar parte integral de la religin, estn vinculadas a ella estrechamente. Si la unin de las manos derechas hace el matrimonio, si la mano derecha presta juramento, contrata, toma posesin, presta asistencia, es que en el lado derecho del hombre residen sus poderes, la autoridad que da peso y valor a sus gestos, la fuerza con la que ejerce su dominio sobre las cosas . Cmo podra la mano izquierda cumplir actos vlidos y seguros estando desprovista de prestigio y de poder espiritual, puesto que no tiene fuerza ms que para la destruccin y el mal? El matrimonio concluido con la mano izquierda es una unin clandestina e irregular, de donde no saldrn ms que bas20

tardos. La mano izquierda es la mano del perjuro, de la traicin y del fraude . A l igual que el formalismo jurdico, las reglas de la etiqueta proceden directamente del culto, los gestos con los que adoramos a los dioses sirven para expresar sentimientos de respeto y afectuosa estima que sentimos los unos por los otros . Ofrecemos en el saludo y la amistad lo mejor que tenemos: nuestra derecha . El rey lleva en el lado derecho los emblemas de su soberana, y coloca a su derecha a los que l juzga ms dignos de recoger, sin mancillar, los preciosos efluvios de su flanco derecho. Debido a que la derecha y la izquierda tienen realmente un valor y una dignidad diferentes, es muy importante la atribucin de la una o la otra a nuestros huspedes, segn el grado que ocupen en la jerarqua social . Todos estos usos, que parecen hoy en da puras convenciones, se esclarecen y toman sentido si son referidos a las creencias que les dieron nacimiento. Descendamos ms an en lo profano. En muchos pueblos primitivos, las gentes, mientras permanecen en estado de impureza, durante el duelo, por ejemplo, no pueden servirse de sus manos, en concreto para comer, sino que han de ser alimentados como las aves o tomar los alimentos con la boca, como los perros, pues si los tocaran con sus manos manchadas tragaran su propia muerte . En ese caso, una especie de enfermedad mstica alcanza a la vez a las dos manos y las paraliza por un tiempo. Es una prohibicin del mismo orden que la que pesa sobre la mano izquierda; pero, como atae a la esencia misma de esa mano, la parlisis es permanente. Por ello es muy frecuente que slo la mano derecha intervenga activamente durante la comida. En las tribus del bajo Nger est prohibido a las mujeres servirse de la mano izquierda incluso cuando cocinan, bajo pena evidentemente de ser acusadas de tentativa de envenenamiento y maleficio . Por el contrario, al igual que los parias, sobre los que se descargan todas las tareas impuras, la mano izquierda tiene que ocuparse ella sola de las necesidades inmundas . Aunque nos encon21 22 23 24 25 2 21

Lartigue, loe. cit.; Burckhardt, p. 186; von Meyer, pp. 26 y 28. '* Por eso se representan como zurdos los seres reales o imaginarios a los que se cree dotados de poderes mgicos temibles: as, el oso entre los Kamtchadales y los E s k i m a l c s ; ver E r m a n , en Verhandl. d. Berln. Gesells. f. Anlhr., 1873, p. 36, y J . Rae, en W i l s o n , p. 60. Usener, Gttemamen, pp. 190-191. Los P i t a g r i c o s , cuando cruzaban las piernas, tenan cuidado de no poner jams la izquierda encima de la derecha; Plutarco, De vit. pud., 8. Cfr. E l Bokhari, I , pp. 75 y ss. Sobre la manus romana, cfr. Daremberg y Saglio, s.v. manus, y Sittl, pp. 129 y ss., y 135 y ss. L o s Romanos dedicaban la derecha a la Buena F e ; en r a b e el juramento lleva el nombre de jam'tn, la derecha (Wcllhausen, p. 186).
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E n persa, d a r la i z q u i e r d a quiere decir t r a i c i o n a r (Pictet, I I I , p. 227). Planto, Persa, I I , 2, 44: furtiica lacva. V e r Schrader, s.v. Gruss, y C a l a n d , Een ... l.ustrat'ieg'cbruik, pp. 314-315. Cfr. Sittl, pp. 27 y ss., 31, 310 y ss. (Sc^tucrOat, dextrae). Sobre la importancia de la derecha y de la izquierda, en la iconografa cristiana, ver Didron, Histoire de Dieu, p. 186, y Male, pp. 19 y ss. Cfr. (para los M a o r e s ) Best, en Tr. N.-Z. I., t. X X X V I I I , pp. 199 y 221. Leonard, The lower Niger and its Tribes, p. 310 U n a mujer tampoco debe tocar el rostro de su marido con la mano izquierda. Sobre el empleo exclusivo de la mano izquierda para la purificacin de las aperturas del cuerpo situadas e n c i m a del o m b l i g o , ver Lartigue, loe. cit.;
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Cfr.

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L a preeminencia tic la mano dci celia religionadie escapa se a

Las funciones de las dos manos

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r r e m o s l e j o s d e l s a n t u a r i o , el i m p e r i o d e las r e p r e s e n t a c i o n e s i n c l u s o en esos lugares atreve a Sin los nombrar. embargo, partee de haber una clase de y de actividad que frecuentados por los d e m o n i o s , q u e

sas es t a n p o d e r o s o q u e se h a c e s e n t i r e n e l c o m e d o r , e n la c o c i n a e

las i n f l u e n c i a s m s t i c a s . M e refiero diferentes de papeles enteramente carcter

a las a r t e s y a la i n d u s t r i a , d o n d e la i z q u i e r d a s e deberan dode de 1 al c o n c e p c i n d e s c o n o c e e l religiosidad y

la d e r e c h a

a cansas fsicas y utilitarias. las t c n i c a s antiguas,

i m p r e g n a d a s de Esta

m i n a d a s por el misterio.

Q u e hay de m s sagrado, por e j e m p l o , p a i a la c a z a ! i m p l i c a la p o s e s i n

l o s p r i m i t i v o s , q u e la g u e r r a o m s costoso de preservar. una enemigo. y disipa depsito so. el Lo lado

p o d e r e s e s p e c i a l e s y u n e s t a d o de s a n t i d a d , d i l c i l d e a d q u i r i r , y a n E l a r m a m i s m a es c o s a s a g r a d a , d o t a d a p o t e n c i a q u e , p o r s m i s m a , h a c e e f i c a c e s los g o l p e s a s e s t a d o s al D e s g r a c i a d o el g u e r r e r o su virtud! Ser posible tan p r e c i o s o ? mismo derecho que p r o l a n a su lanza o su espada confiar a est a la mano izquierda en de un el hs la un sacrilegio mujer monstruo-

Sin duda constituira una

s u c e d e r a ^permitiendo del hombre del el que

penetrar al dios

c a m p o d e b a t a l l a , es d e c i r , c o n d e n a r l e s a la d e r r o t a y a la m u e r t e , consagrado g u e r r a , es el mana hombro d e i e c l i o el q u e conduce

la l a n z a habr

h a c i a el o b j e t i v o quedar pir,

f i j a d o , e s , p u e s , sle la m a n o d e r e c h a la q u e
2 -

de llevar y manejar el a r m a

. S i n e m b a ) ' / , la m a n o i z q u i e r d a n o se a c i e r t a s n e c e s i d a d e s d e la v i d a i n t e n s a ha p o d i d o interrumguetan d e s t i n a d a a la a c c i n s i e n d o la d e f e n s a

paralizada, sino que a t e n d e r

p r o f a n a q u e ni s i q u i e r a u n a c o n s a g r a c i n y q u e la m a n o d e r e c h a , e s t r i c t a m e n t e
2 9

rrera, debe ignorar accin, podr parar

. D u r a n t e el c o m b a t e , a u n q u e n o p a r t i c i p e e n la los g o l p e s d e l adversario,

a c o r d e c o n s u n a t u r a l e z a , q u e s e r la m a n o d e l e s c u d o . M u c h a s v e c e s se h a i n t e n t a d o v e r e n el d i f e r e n t e m a n o s e n el c o m b a t e ( q u e vendra dado por n i s m o o p o r u n a e s p e c i e d e i n s t i n t o ) e l o r i g e n d e las s o b r e l a d e r e c h a y la i z q u i e r d a mentos concluyentes


3 0

p a p e l d e las d o s orgaarguaunque representaciones por

la e s t r u c t u r a d e l refutada

no deja de ser cierto que las funciones guerreras de las dos manos han podido, a veces, contribuir de rebote a determinar su carcter y sus relaciones. Imaginemos un pueblo agricultor que prefiere los trabajos pacficos al pillaje y la conquista, y que no recurra a las armas ms que para defenderse. La mano del escudo subir tanto en la estima colectiva como la mano de la lanza pierda de su prestigio. Esc es, notablemente, ei caso de los Zuis que personi fican los lados izquierdos y derecho del cuerpo en dos dioses hermanos. El primero, el mayor, es reflexivo, sabio y de buen consejo; el segundo es impetuoso, impulsivo, hecho para la accin . Por muy interesante que sea este desarrollo secundario que modifica sensiblemente la fisonoma de los dos lados, no debe hacernos olvidar la significacin, religiosa en principio, del contraste entre la derecha y la izquierda. Lo que es cierto para el arte militar vale tambin para otras tcnicas; as, un documento inestimable sobre los Maores nos da cuenta del porqu de la preponderancia de la derecha en la industria humana. Se trata de la iniciacin de una joven en el oticio del telar, grave asunto envuelto en misterio y lleno de peligros. La aprendiza est sentada en presencia del maestro, artesano y sacerdote, ante dos postes esculpidos, puestos en tierra, que fortnan un telar rudimenta rio. En el poste derecho residen las virtudes sagradas que constituyen el arte del tejedor y proporcionan ayuda eicaz en su trabajo, mientras que el poste de la izquierda es profano y vaco de todo poder. Cuando el sacerdote recita sus encantamientos, la aprendiza muerde el poste derecho para absorber su esencia y consagrarse a su vocacin. Quede bien entendido que slo la mano derecha entra en contacto Con el poste sagrado, cuya profanacin sera funesta para la iniciada, y la misma mano conduce transversalmente de izquierda a derecha el hilo, tambin sagrado. En cuanto a la mano profana, slo coopera humildemente y de lejos, a la obra augusta que se lleva a cabo . Sin
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. Esta

hiptesis,

, t o m a p o r c a u s a l o q u e es u n e f e c t o ,

Roth, N o t e s on the Jckris, en fourn. of the Anthrov lint., t. X X V I I f. p 122; Spieth, Die Ewhc Stamme, I , p 2 ) 5 ; [acota, p. 21 (sobre los Malayos); Lots de Manon, V , 1 32, 136; E l Bokhari. I , pp. 69 y 71; L a e , p. 18/. Best, en / /' 5., t. X I , p. 25, y Tregear, pp. 332 y ss. Tregear, loe. cit Por ejemplo, Carlyle, citado por Wiison, p 15; tambin F . I I . Cushing, M a n u a l c o n c e p i s , en American Anthropolog.nl, t. V , 1892, p 290. Se e n c o n t r a r una exposicin de esto en Jackson, pp. 51 y 54. Pero se le ha escapado el argumento mis serio. F.s muy probable, como lo han tiernos trado Deniker, Races el pea pies de la ierre, pp. 316 y ss., y Schurtz, Urg2 8 2 9 3 0 3 1

schichte der Kultur, pp. 352 y ss., que el escudo provenga del garrote de parar golpes, cuyo manejo s u p o n a una gran destreza. M s a n , no faltan pueblos que ignoran el uso del escudo, como es el caso de los M a o r e s (Pcrcy Smith, en /. P. S., t. I , p. 43, y Tregear, p. 316), donde sin embargo, la distincin entrederecha e izquierda se encuentra especialmente pronunciada.
:

V e r Cushing, po. cit., pp. 290-291, y Zui f e i c h e s , en Ann. Rep. of the Bur. of Ethn , I I , pp. 13 y ss. Cfr. un pasaje curioso del Mermes T r i m c gisto en S t o b e , Ecl., I , p. 59, y Brinton. L e f h a n d c d n e s s in North American aboriginal A r t , , en American Anthropologisi, 1896, pp. 176-177 (sobre los Chinos). D e la misma forma que no puede ser tocado por la mano izquierda, el poste sagrado no debe ser sorprendido, mientras est levantado, ni por la nexhe ni por un e x t r a o (profano). Ver Best, en Tr. N-Z. /., t. X X X I , pp. 627 y ss., 656 y ss., y Tregear (que le sigue), pp. 225 y ss.
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L a preeminencia de la mano derecha

Captulo V CONCLUSION

duda, esa divisin del trabajo se relaja cuando se trata de industrias ms groseras y profanas. Pero no es menos cicr'.o que, por regla general, las tcnicas consisten en poner er* movimiento, por una manipulacin delicada, fuerzas msticas y peligrosas. La mano sagrada y eficiente puede, por s sola, asumir una iniciativa arriesgada all donde la mano nefasta, de intervenir activamente, no hara ms que agotar la fuente del xito y viciar la obra iniciada \ As, de un extremo a otro de la humanidad, en todas partes una ley inmutable regula las atribuciones de las dos manos: tanto en los lugares sagrados, donde el fiel encuentra a su dios, como en los lugares malditos, donde se anudan los pactos diablicos; sobre el trono, como sobre el estrado de los testigos; en el campo de batalla, como en el apacible taller del tejedor. As como lo profano no puede mezclarse con lo sagrado, la izquierda no debe invadir la derecha. Un predominio de la actividad de la mano nociva sera ilegtimo o excepcional, pues no quedara nada del hombre ni de la totalidad, si lo profano pudiera prevalecer alguna vez sobre lo sagrado, y la muer tesobre ia vida. La supremaca, de la mano derecha es, a la vez, efecto y condicin necesarios del orden que rige y conserva la buena creacin.
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L a cuerda que lleva el brahmn debe estar tejida al derecho, es decir, de izquierda a derecha (cfr. m s arriba, p. 129); trenzada al revs, estara consagrada a los Padres y no p o d r a servir para un vivo; ver Simpson, p. 93.
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El anlisis de los caracteres y de las funciones atribuidas a la derecha y a la izquierda ha confirmado la tesis que la deduccin nos haba hecho entrever. La diferenciacin obligatoria de los lados del cuerpo es un caso particular y una consecuencia del dualismo inherente al pensamiento primitivo. Pero las necesidades religiosas, que hacen inevitable la preponderancia de una de las dos manos, no determinan cul ser ia mano privilegiada. De dnde viene que el lado sagrado est invariablemente a la derecha, y el lado profano a la izquierda? Segn algunos autores, la diferenciacin entre derecha e izquierda se explicara enteramente por las leyes de la orientacin religiosa y del culto solar. La posicin del hombre en el espacio no es ni indiferente ni arbitraria. El fiel en sus oraciones y sus ceremonias mira naturalmente hacia la regin de Levante, fuente de toda vida. La mayor parte de los edificios sagrados, en las diversas religiones, estn vueltos hacia el Este. Dada esta orientacin, las propias partes del cuerpo se reparten entre los puntos cardinales: el Oeste se encuentra detrs, el Sur a la derecha y el Norte a la izquierda. Desde ahora los caracteres de las regiones celestes se reflejan sobre el cuerpo humano. El pleno sol del medioda ilumina nuestro lado derecho, mientras que la siniestra sombra del norte se proyecta sobre nuestra izquierda. El espectculo de la naturaleza, el contraste del da y de las

(
132 L a preeminencia tic la mano dctcclia

Conclusin

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tinieblas, del calor y del fro, habran enseado al hombre a reconocer y a oponer su derecha y su izquierda \ Percibimos en esta explicacin la influencia de concepciones naturistas hoy da superadas. 1:1 mundo exterior, con sus luces y sus sombras, enriquece y precisa las nociones religiosas salidas del fondo de la conciencia colectiva, pero no las crea. No obstante, estara bien formular la misma hiptesis en un lenguaje ms justo, y restringir su alcance al punto que nos ocupa, aunque an tropezramos con hechos contrarios de influencia decisiva . Un realidad nata permite afirmar que las determinaciones que tienen por objeto el espacio sean anteriores a las que tienen por materia el cuerpo del hombre. Unas y otras tienen la misma procedencia: la oposicin de lo sagrado y lo profano. Ln consecuencia, a menudo ambas concuerdan y se justifican mutuamente, pero, con todo, siguen siendo independientes. Nns resulta, pues, forzoso buscar en la estructura del organismo la lnea divisoria que dirige hacia el lado derecho el curso bienhechor de las gracias sobrenaturales. Que no se vea una contradiccin o una concesin en este recurso final a la anatoma. Una cosa es explicar la naturaleza y el origen de una fuerza, y otra determinar e! punto donde sta se aplica. Las ligeras ventajas fisiolgicas que posee la mano derecha no son ms que la proyeccin de una diferenciacin cualitativa cuya causa yace ms all del individuo, en la constitucin de la conciencia colectiva. Una asimetra corporal casi insignificante basta para dirigir, en un sentido u otro, representaciones contrarias ya muy formadas. Despus, gracias a la plasticidad de! organismo, la coaccin social aade e incorpora a los dos miembros opuestos esas cualidades de fuerza y debilidad, de destreza y torpeza, que en el adulto parecen desprenderse espontneamente de la naturaleza .
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V e r von Meyer, pp. 27 y ss., y Jacobs, pp. 33 y ss. l . E l sistema de o r i e n t a c i n que postula esta teora, aunque goce le una gran generalidad y sea probablemente primitivo, est lejos de ser universal; cfr. Nisscn, Orien/ati.m ( B e r l n , 1907). 2 Las regiones celestes no estn uniformemente cualificadas; por ejemplo, el norte es para los h i n d e s y los romanos la regio fausta que habitan los dioses, mientras que el sur pertenece a los muertos. 3. Si las representaciones solares jugaban el rol que se les atribuye, la derecha y la izquierda d e b e r a n estar invertidas en los pueblos que ocupan el hemisferio austral. S i n embargo, la derecha de los Australianos y de los M a o r e s coincide con nuestra derecha.
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Se ha visto a veces en el desarrollo exclusivo de la mano derecha, un atributo caracterstico del hombre y un signo de su preeminencia moral, listo es cierto en un sentido. De hecho, durante muchos siglos la parlisis sistemtica del brazo izquierdo ha expresado, como otras mutilaciones, la voluntad que animaba al hombre de hacer prevalecer lo sagrado sobre lo profano, de sacrificar los deseos y el inters del individuo a las exigencias de la convivencia colectiva y de espiritualizar su propio cuerpo inscribiendo en l las oposiciones de valores y los contrastes violentos del mundo moral, ya que, por el hecho de ser un ser doble homo dplex posee una derecha y una izquierda profundamente diferenciadas. No es ste el lugar para buscar la causa y significacin de esta polaridad que domina la vida religiosa y se impone al organismo mismo. Ah queda una de las cuestiones ms graves que han de ser resueltas por la ciencia de la religin y la sociologa en general, ya que nosotros slo podramos abordarla sesgadamente. Quiz hayamos aportado a esta investigacin algunos elementos nuevos, pero en todo caso no carece de inters ver un problema particular reducido a otro mucho ms general. Tal como ha sido sealado por los filsofos , la distincin de lo derecho y lo izquierdo es una de las piezas esenciales de nuestra armadura intelectual. A partir de ahora ser imposible explicar el sentido y la gnesis de esta distincin sin tomar partido, al menos implcitamente, por una u otra de las doctrinas tradicionales sobre el origen del conocimiento. Qu disputas en otros tiempos entre los partidarios del innatismo y los de la experiencia! Qu hermoso choque de argumentos dialcticos! La aplicacin a los problemas humanos de un mtodo experimental y sociolgico pone trmino a ese conflicto de aserciones dogmticas y contradictorias. Los innatistas tienen el pleito ganado. Las representaciones, intelectuales y mor?.lcs, de lo derecho y lo izquierdo, son verdaderas categoras, anteriores a toda experiencia individual, puesto que estn ligadas a la propia estructura del pensamiento social. Pero los empiristas tambin tenan razn, pues no se trata de instintos inmutables ni de datos metafsicos y absolutos, ya que tales categoras no son trascendentales ms que en relacin con el individuo. Colocadas en su lugar de origen, que es la conciencia
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Esta presin ;C ejerce, no solamente en la educacin propiamente dicha, sino t a m b i n en los juegos, las danzas y los trabajos, que tienen, entre l>s primitivos, un carcter intensamente colectivo y r t m i c o ; cfr. Bcher, Arbt'it und Rytbrnus. P o d r a ser incluso que la presin y la seleccin sociales hubieran mollificado a la larga el tipo humano de haberse probado que la p r o p o r c i n de
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zurdos haba sido ms fuerte entre los primitivos que entre los civilizados. Pero los testimonios sobre este punto son vagos y de escaso alcance; cfr. Colenso, en Tr. N.-Z. I., I , p. 343; W i l s o n , pp. 66 y ss., y sobre los hombres de la E d a d de Piedra, Wilson, pp. 31 y ss., y Brinton, pp. 175 y ss. E n particular, Hamelin, Es sai sur les lements principaux de la represen tation, p. 76.
5

(
134 I.a preeminencia tic la mano dcrctha

BIBLIOGRAFIA

colectiva, aparecen como hechos naturales, sometidos al devenir y dependientes de condiciones complejas. Si, tal como parece, las atribuciones diversas de las dos manos, la destreza de la una y la torpeza de la otra, son, cu gran parle, obra de la voluntad de los hombres, el sueo de una humanidad dolada de dos manos derechas to tiene nada de quimrico Pero del hecho de que el ambidextrismo sea posible no se deduce que sea deseable. Las causas sociales que han llevado a la diferenciacin de las dos manos podran ser permanentes. Sin embargo, la evolucin que se produce ante nuestros ojos apenas justifica tal concepcin. La tendencia a nivelar los valores de las dos manos no es, en nuestra civilizacin, un hecho aislado o anormal. Las antiguas representaciones religiosas, que ponan entre las cosas y los seres distancias infianqueables y que, en particular, fundaban la pi.pondciancia exclusiva de la mano derecha, estn hoy en plena regresin. Aun suponiendo que haya para el hombre serias ventajas fsicas y tcnicas en permitir a la mano izquierda alcanzar, al menos, su pleno desarrollo, la esttica y la moral no sufrirn por esta revolucin. La distincin del bien y del mal, que fue durante' largo tiempo solidaria de la anttesis de lo derecho y lo izquierdo, no se desvanecer de nuestras concien cias el da en que la segunda mano aporte un concurso ms eficaz a la obra humana y pueda suplir, en ocasiones, a la mano derecha. Si durante siglos la presin de un ideal mstico ha podido hacer del hombre un ser unilateral y fisiolgicamente mutilado, una colectividad liberada y previsora se esforzar en dar mayor relieve al valor de las energas que duermen en nuestro lado izquierdo y en nuestro hemisferio derecho, y en asegurar, mediante una cultura conveniente, un desarrollo ms armonioso del organismo.

Slil AA ARB(A)E )(R)A1 JPS TITLV TNI TPNZI

A S B I B L I O G R A F I C A S U T I L I Z A D A S

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