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Responsabilidad Civil Del Medico

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Dr. Roberto A.

Vzquez Ferreyra

LA RESPONSABILIDAD CIVIL DE LOS MEDICOS INTRODUCCIN A nadie escapa que la responsabilidad civil ha cobrado un desarrollo notable en los ltimos veinte aos. Pues bien, dentro del Derecho de Daos en general, la responsabilidad civil de los profesionales del arte de curar en particular tambin se ha desarrollado de una manera inimaginable hace unas dcadas atrs. Si pasamos revista a cualquier repertorio jurisprudencia que tenga ms de treinta aos, difcilmente encontremos algn precedente judicial referido a la vulgarmente llamada mala praxis mdica. Por el contrario, en la actualidad no existe publicacin jurisprudencial en la que no encontremos algn fallo que analice la responsabilidad de los profesionales del arte de curar, en cualquier de sus especialidades. Este aumento notable de casos de responsabilidad mdica puede encontrar sus inicios cuando tom estado pblico el Proyecto de Cdigo nico de Derecho privado del ao 1987 en el que como se sabe, se encontraba el art. 1625 que se refera a la carga de la prueba de la culpa en la responsabilidad profesional. Tomamos como referencia esa fecha pues a partir de ah comenzaron a tener difusin en nuestro pas doctrina y jurisprudencia extranjeras que propiciaban un alivio de la carga probatoria de la culpa profesional.1 En todos estos aos son muchos los cambios que se han dado, sobre todo a nivel de la doctrina y de la jurisprudencia pues desde el punto de vista normativo no hubo grandes transformaciones. Podemos sintetizar estos cambios diciendo que se dio un verdadero juego pendular en el que se pas de un extremo a otro para ubicarnos definitivamente en el justo medio en lo que hace a la prueba de la culpa profesional. En un principio, la carga de la prueba de la culpa profesional estaba en cabeza del reclamante (el paciente o sus familiares) y al respecto no se admitan excepciones. A posteriori, fines de la dcada del 80, y por influjo de la doctrina y jurisprudencia extranjera se comenz a aplicar la doctrina de las cargas probatorias dinmicas, encontrndose algunos antecedentes jurisprudenciales que lisa y llanamente invertan la carga de la prueba de la culpa, poniendo en cabeza de los profesionales la prueba de su obrar diligente como regla general. En la actualidad se ha llegado a un punto medio segn el cual la regla sigue siendo que la culpa profesional debe ser probada por quien la alega, esto es el paciente o sus herederos. No obstante ello, en situaciones excepcionales se admite la aplicacin de la doctrina de las cargas probatorias dinmicas que pone la carga de la prueba en cabeza de aquel que se encuentra en mejores condiciones para acreditar determinados hechos. Asimismo se suele recurrir a la aplicacin de la prueba de presunciones que por lo general estn admitidas en los cdigos procesales.

Sobre el tema nos hemos ocupado in extenso en Prueba de la Culpa Mdica de Roberto A. VZQUEZ FERREYRA, Editorial Hammurabi, 2 edicin ampliada del ao 1993.

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En el sentido ltimo, al que damos todo nuestro apoyo, puede citarse un valioso precedente de la Sala D de la Cmara Nacional Civil de fecha 16 de julio de 1998 dictado en la causa Contreras, Juan c/ Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.2 En el fallo citado, entre otras consideraciones se expresa: En materia de responsabilidad mdica y a consecuencia de que el deber jurdico central asumido por el facultativo es por lo general de actividad, en principio incumbe al paciente (pretensor) la carga de demostrar la culpa de aqul (demandado). No basta pues, con revelar la mera infraccin estructural, o sea, la causacin del dao mdico para deducir sic et simpliciter el elemento subjetivo (culpa), aunque tal transgresin al alterum non laedere provoque antijuridicidad, que es asunto diverso... Cuando la responsabilidad profesional se funda en la culpa, sta debe ser en principio probada por el actor, sin perjuicio de que el juez tenga en cuenta la importancia de las presunciones judiciales, y del concepto de carga probatoria dinmica, cuyo funcionamiento es excepcional, que hace recaer la carga de la prueba en cabeza de aquel que se encuentra en mejor situacin para probar. Siguiendo con los grandes temas de la responsabilidad profesional mdica, o si se quiere del Derecho mdico, podemos decir que el desarrollo de la Biotica ha ejercido una marcada influencia en las decisiones de los tribunales. As por ejemplo el respeto cada vez mayor a la autonoma del paciente que se ve reflejado en la necesidad de obtener el consentimiento informado de ste, ha dado lugar a condenas basadas pura y exclusivamente en problemas de consentimiento. Dada la importancia que tiene hoy en da el tema del consentimiento informado, creemos oportuno dedicarle mas adelante un punto especial. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL O EXTRACONTRACTUAL Si bien en doctrina hay acuerdo en que deben borrarse las diferencias entre la responsabilidad contractual y la extracontractual, no es menos cierto que de lege data las diferencias, aunque limitadas, an existen. Las ms importantes sin duda alguna son las que tienen que ver con el plazo de prescripcin y con la extensin del resarcimiento. En lo que hace a la prescripcin vale recordar que el plazo es de 10 aos si se trata de responsabilidad contractual, mientras que se reduce a dos aos si estamos frente a un supuesto de responsabilidad aquiliana. En algunas jurisdicciones pueden tambin plantearse cuestiones de competencia como ocurre en las ciudades de Rosario y Santa Fe en donde existen Tribunales especficos para entender en cuestiones de responsabilidad civil extracontractual. Durante muchos aos se discuti acerca de la naturaleza de la responsabilidad profesional mdica, pero en la actualidad no existe divergencia en cuanto a que como regla general la responsabilidad del mdico frente a su paciente es de tipo contractual. No obstante ello, existen situaciones de excepcin en las que la responsabilidad tendr naturaleza extracontractual.
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El fallo fue publicado en Jurisprudencia Argentina 1999, Tomo II, pgina 495 y sgtes., con nota de Roberto A. Vzquez Ferreyra titulada La prueba de la culpa mdica: las cosas en su justo lugar.

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En sntesis, puede decirse que es criterio pacfico y virtualmente unnime en la doctrina nacional y extranjera considerar la responsabilidad emergente de la relacin mdico-paciente como de naturaleza contractual, sea cual fuere la esencia que se asigne a dicha relacin.3 Ahora bien, en determinados supuestos, la responsabilidad mdica puede tener carcter extracontractual. As por ejemplo en los siguientes supuestos: a- El de los servicios mdicos requeridos por una persona distinta del paciente, siempre y cuando, por lgica, aqulla no obligue contractualmente al ltimo en virtud de una representacin legal o voluntaria. b- Cuando se configura un delito del derecho criminal en cuyo caso es viable la opcin del art. 1107 del Cdigo Civil. c- Cuando el contrato celebrado entre el facultativo y el paciente es nulo. d- Cuando el servicio mdico es prestado por el facultativo espontneamente, sin intervencin alguna de la voluntad del paciente (ejemplo del mdico que auxilia a la vctima de un accidente en la va pblica). e- La atencin del mdico a un incapaz de hecho sin poder comunicarse con el respectivo representante legal. f- La actividad del mdico desarrollada en contra de la voluntad del paciente (asistencia al suicida). g- Cuando la relacin entre mdico y paciente es impuesta coactivamente al ltimo, a raz de la imperatividad de una disposicin legal o administrativa. h- Cuando el mdico acta con la intencin de causar el dao, es decir con dolo delictual, lo que configura un delito civil i- El caso en que el paciente fallece como consecuencia de la atencin mdica y quienes reclaman son sus familiares. En tal caso el reclamo debe ir por la va extracontractual4. NATURALEZA DEL CONTRATO MEDICO Es opinin mayoritaria la que considera que el contrato mdico es un contrato multiforme o proteiforme5cuyos principales caracteres son los siguientes: a- Es un contrato intuitu personae, esto es: un acto de confianza para las dos partes; principalmente, desde el ngulo del paciente que elige al mdico. b- De esa calidad de contrato intuitu personae deriva la rescindibilidad del mismo, a instancia de cualquiera de las partes.
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Cmara Nacional Civil, Sala G, 7 de abril de 1983; Rep. La Ley XLIII-A-I, 655, sum. 245. Sobre este punto en particular ver fallo de la Cm. Civil y Comercial de Rosario, Sala 2 de fecha 23 de junio de 1993 en autos Garay, Luis c/ Tarallo, G. J.A., semanario del 9 de marzo de 1994. 5 Ver Alberto J. BUERES Responsabilidad Civil de los mdicos vol. 1 Edit. Hammurabi, 1992, segunda edicin actualizada, corregida y ampliada, pg. 154.

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c- Con frecuencia el contrato mdico es de tracto sucesivo, mxime si se tiene por objeto la elaboracin del diagnstico o tratamiento del enfermo. d- El contrato en examen es bilateral (art. 1138 C.C.) cuando se pacta una remuneracin, al engendrar para las dos partes obligaciones en situacin de reciprocidad desde el momento de su celebracin. e- Si el contrato es bilateral ser a la vez oneroso (art. 1139 C.C.), desde el momento que en este aspecto hay coincidencia entre el sinalagma y la onerosidad. f- En el contrato existen dos obligaciones principales 1- el facultativo ha de satisfacer una prestacin de salud (asistencia mdica o intervencin quirrgica), y 2- el enfermo habr de pagar los honorarios (esta obligacin del paciente es de resultado). g- El negocio mdico es civil h- El contrato es de forma libre o no formal.6 OBLIGACIONES DE MEDIOS O DE RESULTADO Si bien no han faltado voces que han criticado al presente distingo clasificatorio, no es menos cierto que hoy en da tiene ms actualidad que nunca, sobre todo cuando se trata de juzgar la responsabilidad profesional de mdicos y abogados. Algunos autores han sostenido que se trata de un criterio clasificatorio que naci en Francia pero que hace ms de cincuenta aos que ha sido dejado de utilizar. Tal afirmacin no resiste el anlisis si se tiene en cuenta que los principales tribunales europeos en forma constante recurren a esta clasificacin cuando se trata de juzgar la conducta de los mdicos. En nuestro pas la jurisprudencia es constante en sostener que en el caso de los profesionales del arte de curar, la prestacin comprometida es de medios. As por ejemplo se ha dicho que al prestar asistencia mdica a un paciente, el profesional asume una obligacin de medios y no de resultados, es decir, que su obligacin consiste en poner al servicio del paciente el caudal de conocimientos cientficos que el ttulo acredita y prestarle la diligente asistencia que su estado requiere7 En algunas especialidades se ha puesto en duda la naturaleza de la prestacin que asume el profesional. As por ejemplo en materia de ciruga plstica. Se sostiene que los cirujanos plsticos asumen obligaciones de resultado pues de lo contrario el paciente no asumira el riesgo de la intervencin. Por nuestra parte creemos que en todos los casos los profesionales mdicos asumen obligaciones de medios pues el riesgo propio de todo acto mdico siempre est presente. Ello sin perjuicio de que en determinados casos sea ms fcil probar la culpa profesional o que la extensin del consentimiento informado sea ms amplia.

Para una ampliacin de estos caracteres ver la obra de Alberto J. BUERES antes citada, en pg. 154 y sgtes. 7 Cmara Nac. Civ. y Com. Federal, Sala II, 7 de julio de 1998 P., L c/ Estado Nacional El Derecho, diario del 12 de febrero de 1999.

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En sentido semejante al que propiciamos8 la jurisprudencia tiene dicho que Constituye un razonamiento simplista sostener, con base en que en los casos de ciruga plstica o esttica la la obligacin del cirujano es de resultado, que cuando en estas intervenciones no se logra el xito esperado suprimir la fealdad del paciente o de la parte de su cuerpo que la ostentaba- esa no consecucin del fin compromete, sin ms la responsabilidad del cirujano...Pero ello no quiere decir, de ninguna manera, que toda operacin de ciruga esttica haga surgir, fatal o necesariamente, una obligacin de resultado, ni que la sola no obtencin del embellecimiento perseguido produzca responsabilidad objetiva del cirujano.9 El hecho de considerar que la obligacin asumida por los mdicos es de medios implica necesariamente la presencia de un factor de atribucin subjetivo (culpabilidad) para que quede comprometida su responsabilidad civil. Sin culpa (comprensiva de la culpa latu sensu y del dolo) no hay responsabilidad civil mdica. Como qued dicho anteriormente en materia de responsabilidad mdica y a consecuencia de que el deber jurdico central asumido por el facultativo es por lo general de actividad, en principio incumbe al paciente (pretensor) la carga de demostrar la culpa de aquel (demandado). No basta pues, con revelar la mera infraccin estructural, o sea, la causacin del dao mdico para deducir sic et simpliciter el elemento subjetivo (culpa), aunque tal transgresin al alterum non laedere provoque antijuridicidad, que es asunto diverso.10 LA CULPA MEDICA Durante algn tiempo se sostuvo que los mdicos slo respondan frente a una falta grave. Frente a esa postura y como reaccin, otros autores comenzaron a sostener que la ms mnima negligencia compromete el accionar de estos profesionales. En la actualidad, y conforme la ms calificada doctrina y jurisprudencia no se habla de una culpa profesional como algo distinto de la culpa en general. Por lo tanto, la proteccin del profesional ya no pasa por la exigencia de una falta grave sino por la efectiva constatacin de su culpa, cualquiera sea su entidad, aunque tambin descartando una culpa intrascendente. En muchas ocasiones la jurisprudencia ha sostenido que no cabe distinguir la llamada culpa profesional de la culpa comn. As por ejemplo se ha sostenido que en lo referente a la individualizacin o apreciacin de la culpa de los mdicos, no es dable distinguir una culpa profesional (transgresin de las reglas de orden cientfico trazadas por el arte mdico) de otra supuesta categora identificada como culpa comn (los actes de soin o de fonctionnement de cierta doctrina francesa). Por consiguiente, la culpa de los mdicos est gobernada por las reglas generales orientadoras de la especie; el juez deber echar mano del art.
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Ver de Roberto A. Vzquez Ferreyra Daos y perjuicios en el ejercicio de la medicina Edit. Hammurabi, 1992, captulo VII dedicada a la Ciruga Plstica y a la Obstetricia. 9 Cm. Nac. Civil, Sala G, 19/3/99 S., A. C/ Accin Mdica Jurisprudencia Argentina, semanario del 27 de octubre de 1999.10 Cmara Nacional Civil, Sala D, 16/7/98 Contreras, J. C/ Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires Jurisprudencia Argentina 1999-II-496.

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512 del Cdigo Civil y merituar in concreto la naturaleza de la obligacin y las circunstancias de personas, tiempo y lugar11. En esta lnea de pensamiento, en diversos encuentros cientficos, y en base a ponencias presentadas por Alberto J. Bueres, se aprob el siguiente despacho: La culpa profesional es la culpa comn o corriente emanada, en lo esencial, del contenido de los arts. 512, 902, y 909 del Cdigo Civil. El tipo de comparacin abstracto ser variable y flexible, y corresponder al obrar de un profesional prudente y diligente de la categora o clase a la cual pertenezca el deudor en el caso concreto.12 En cuanto al modelo de comparacin, Bueres tiene dicho que en rigor el modelo nico a concretar con arreglo a las circunstancias es el correspondiente al mdico diligente, prudente, al buen profesional del ramo. Este ltimo modelo, por fortuna, es el que adopt la totalidad de la doctrina local en las diversas jornadas y congresos que se ocuparon del tema.13 En definitiva, se trata de la culpa comn debiendo descartarse modelos extremos que beneficien o perjudiquen a los profesionales del arte de curar. Debe tenerse en cuenta que al profesional mdico le es exigible todo el conjunto de curas y atenciones que un buen profesional debe prestar con arreglo al nivel actual de la investigacin. Con relacin a esto ltimo, en la doctrina Belga, se indica que la obligacin que incumbe al mdico implica su recurso a los medios que la ciencia pone a disposicin en el da de la prestacin o a los que un mdico de determinada categora debe normalmente conocer, habiendo resuelto la Corte de Apelacin de Bruselas que si el mdico tiene la obligacin de estar al corriente de los nuevos tratamientos en su especialidad a travs del estudio de las publicaciones cientficas correspondientes, se concibe que est obligado cuando dichos tratamientos han sido debidamente experimentados y no cuando no hay unas pruebas suficientes para imponer su aplicacin. En cuanto al anlisis de las conductas, diagnsticos y eventuales tratamientos o intervenciones, no pueden sino efectuarse de manera retrospectiva, es decir, valorando las conductas de conformidad a las circunstancias de tiempo y lugar. Bajo esta perspectiva tal como lo destacara mi distinguida colega doctora Highton- a efectos de evaluar la situacin de cada una de las responsabilidades, debe colocarse el juez en la situacin de las partes en el momento en que los hechos ocurran, pues la mirada restrospectiva de todo lo que pudo haberse hecho no ayuda a resolver la temtica. Deben colocarse el abogado y el juez en el lugar y tiempo en que el mdico actu y preguntarse si ste lo hizo por uno de los caminos posibles, si fue aceptable la conducta mdica en el marco de la circunstancias que rodeaban al caso en esa oportunidad concreta, etc. Pues

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Cmara Nacional Civil, Sala D, 28/10/82 J.A. 1983-II-677. Sobre la culpa profesional ver de Alberto J. BUERES la culpa profesional en el libro en homenaje al Dr. Luis O. Andorno Las responsabilidades profesionales Edit. Platense 1992, pag. 71 y sgtes. 13 Alberto J. BUERES La culpa profesional op. Cit. Pg. 103.

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es fcil el anlisis es post facto, sabiendo ahora lo que tena la paciente y la gravedad de su cuadro ante el hecho cierto de su fallecimiento.14 EL CONSENTIMIENTO INFORMADO EN LA PRACTICA MEDICA

Pese a la abundante bibliografa y a varios pronunciamientos judiciales existentes sobre el tema, los contornos del llamado consentimiento informado an no han sido bien dibujados15. En particular, no existe claridad respecto a los lmites de la informacin que todo profesional debe dar al paciente, y esto complica seriamente la relacin mdico paciente sobre todo si se tiene en cuenta que la prctica mdica ms sencilla encierra siempre todo tipo de riesgos para el paciente. La constante evolucin jurdica y filosfica ha llevado a un aumento considerable de los Derechos Humanos fundamentales. En el mbito de las ciencias de la salud, ste desarrollo ha repercutido de varias maneras. As por ejemplo: a) impulsando el desarrollo de las cartas de los enfermos, b) potenciando la biotica y c) poniendo en crisis el modelo tradicional paternalista. Hoy en da, la Dignidad de la persona resulta indiscutible y es fundamento de todo el ordenamiento. Su reconocimiento es expreso en todas las leyes supremas. De ello se deriva que el derecho al consentimiento informado est catalogado entre los ms importantes derechos humanos. En este camino, se dilatan los llamados derechos de los pacientes y as se pasa de una medicina paternalista a una medicina en donde prima el principio de autonoma. La exposicin de motivos de la Ley Gallega reguladora del Consentimiento informado y de la Historia Clnica de los pacientes aprobada el 8 de mayo de 2.001 indica que El cambio de cultura jurdica en la relacin mdico-paciente, evidenciado en la afirmacin del principio de autonoma de la persona, supuso dejar al margen una relacin caracterizada por un sentido paternalista y regida por el principio de beneficencia, para llegar a una nueva situacin acorde con los tiempos, en la que el paciente o sus derechos se configuren como protagonistas.

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Corresponde al voto del Dr. Posse Saguier. Cmara Nacional Civil, Sala F, 14 de junio de 2.000 R.,G c/ M.C.B.A. publicado en La Ley, diario del 23 de mayo de 2001 con nota de Roberto A. MENEGHINI Prdida de chance en la responsabilidad civil mdica. 15 Antonio FRAGA MANDIAN y Manuel Mara LAMAS MEILAN El consentimiento informado (El consentimiento del paciente en la actividad mdico-quirrgica) Edit. Revista Xurdica Galega, Espaa 1999 Elena I. HIGHTON y Sandra M. WIERZBA La relacin mdico-paciente: el consentimiento informado Edit. Ad Hoc, Bs. As. 1991 - Mara Patricia CASTAO DE RESTREPO El consentimiento informado del paciente en la responsabilidad mdica Edit. Temis, Bogot 1997 Amelia SNCHEZ GMEZ Contrato de servicios mdicos y contrato de servicios hospitalarios Edit. Tecnos, Madrid 1998, en especial el captulo 2 referido al dever de informacin - Julio Csar GALN CORTS El consentimiento informado del usuario de los servicios sanitarios Edit. Colex, Madrid 1997 - Howard BRODY El jefe de Clnica Mdica en pg. 63 y sgtes. del libro de Florencia LUNA y Arleen SALLES Decisiones de vida y muerte Edit. Sudamericana, Bs. As. 1995- Alfredo J. KRAUT Responsabilidad civil de los psiquiatras Edit. La Rocca, Bs. As. 1998, en especial captulos 11, 12 y 13-

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Hasta hace algunos aos, ni siquiera se hablaba del consentimiento informado y por lgica consecuencia, la jurisprudencia ni lo tena en cuenta. En esta lnea por cierto ya abandonada- podemos citar el fallo de la Cm. Nacional Especial Civil y Comercial, sala IV de fecha 11 de noviembre de 198516. En el caso se trataba de lo siguiente: el hijo del actor, menor de 15 aos, despus de padecer distintos trastornos mentales por los que fue objeto de atencin y cuidado en diversos institutos psiquitricos, fue finalmente sometido a una intervencin quirrgica a cargo del mdico demandado. La intervencin consisti en una hipotalamotoma bilateral con ciruga estereotxica. El padre del menor, en la demanda afirmaba que el mdico no lo haba informado acerca de los riesgos y peligros de esa operacin. El tribunal, analizando la ley 17.132 de ejercicio de la medicina en el orden nacional, consider que la ley no obliga especficamente al profesional a informar al paciente acerca de los riesgos de la operacin y si ello es as, no se alcanza a comprender qu tipo de responsabilidad, culpa o negligencia puede ponerse en cabeza del profesional que omite mencionar dichos riesgos. A criterio del Tribunal la obligacin de informar no es exigible al facultativo al extremo de imputarle culpa o negligencia grave en caso de omitirla. En el desarrollo del consentimiento informado, en un primer momento apareci la necesidad de requerir el mero asentimiento del paciente. El primer gran antecedente data en realidad de 1914 y fue dictado en la causa Schoendorff vs/ Society of New York Hospital. En dicho precedente judicial se sostuvo que todo ser humano adulto y sano mentalmente, tiene derecho a determinar qu es lo que el har con su propio cuerpo, debiendo responsabilizarse al cirujano que practique una operacin sin el consentimiento de su paciente. En el caso se trataba de una mujer operada de un fibroma. En realidad, en el caso se haca alusin simplemente al mero asentimiento del paciente. Como se puede ver, en este tema tambin encontramos el origen del concepto en el Derecho Anglosajn.17 Se ha dicho que el consentimiento informado implica una declaracin de voluntad suficiente efectuada por un paciente, por la cual, luego de brindrsele una suficiente informacin referida a la dolencia, al procedimiento o intervencin que se le propone como mdicamente aconsejable, ste decide prestar su conformidad y someterse a tal procedimiento o intervencin.18 La edicin de 1984 del Manual de tica del Colegio de Mdicos Americanos define al consentimiento informado de la siguiente manera: El consentimiento informado consiste en la explicacin a un paciente atento y normalmente competente de la naturaleza de su enfermedad, as como del balance entre los efectos de la misma y los riesgos y beneficios de los procedimientos teraputicos recomendados, para a continuacin solicitarle su aprobacin para ser sometido a esos procedimientos. La presentacin de la informacin al paciente
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Fallo dictado en los autos Piemonte, Agustn c/ Matera, Ral publicado en La Ley 1986-B77. 17 Segn explican Elena I. HIGHTON y Sandra M. WIERZBA en La relacin mdico-paciente: el consentimiento informado de Edit. Ad-Hoc, 1991, en pg.21, es probable que el xito y rpido desarrollo de la doctrina en los Estados Unidos, en comparacin a otros pases del mundo se haya debido a razones de ndole cultural y a la propia idiosincracia del pueblo norteamericano. 18 Elena I. HIGHTON y Sandra M. WIERZBA La relacin mdico-paciente: el consentimiento informado Edit. Ad-Hoc, 1991, pg. 11.

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debe ser comprensible y no sesgada; la colaboracin del paciente debe ser conseguida sin coercin; el mdico no debe sacar partido de su potencial dominancia psicolgica del paciente. La Ley Gallega reguladora del Consentimiento Informado y de la Historia Clnica de los pacientes aprobada el 8 de mayo de 2001 en su art. 3 expresa: A los efectos de esta ley, se entiende por consentimiento informado la conformidad expresada por el paciente, manifestada por escrito, y tras la obtencin de una informacin adecuada, para la realizacin de un procedimiento diagnstico o teraputico que afecte a su persona y que comporte riesgos importantes, notorios o considerables. El mismo artculo destaca que la prestacin del consentimiento informado es un derecho del paciente y su obtencin es un deber del mdico. Obviamente que la exigencia del consentimiento informado supone que alguien puede negarse a ser sometido a un tratamiento mdico, tal como qued visto con anterioridad. La exigencia del consentimiento informado y la validez de la negativa del paciente a someterse a una prctica mdica son cara y contracara de un mismo fenmeno. El consentimiento informado, salvo casos especficos como el del art. 13 de la Ley 24.193 de Trasplantes de rganos19 o del art. 19 inciso 3 de la ley 17.132., no viene impuesto en forma expresa por norma jurdica de carcter general, no obstante ello, puede decirse que en la actualidad, la exigencia del consentimiento informado forma parte de la lex artis mdica. En la actualidad, los tribunales exigen por parte de los profesionales de la salud que cumplan con la exigencia del consentimiento informado. En cuanto a la obtencin del consentimiento informado, debe partirse de la base de la ignorancia del paciente y de ah que el mdico no debe esperar a ser interrogado por el paciente sino que la informacin debe fluir de l. El mdico deber tambin cuidarse de manipular al paciente. Ello le resulta en principio relativamente fcil pues goza de una posicin de superioridad que viene dada por sus conocimientos. De fundamental importancia resulta registrar el consentimiento informado en algn documento escrito que el da de maana pueda ser presentado como prueba en juicio. En este sentido resultan de fundamental importancia las anotaciones registradas en la historia clnica o ficha mdica del paciente. Estas anotaciones formuladas de puo y letra tienen mucho ms valor que los tpicos formularios preimpresos que se hacen firmar al paciente con carcter genrico ante cualquier internacin. "En la actualidad existe una cierta psicosis en la clase mdica por dejar documentado el consentimiento de todo paciente que va a ser sometido a una intervencin quirrgica, por lo que desde ciertos sectores se preconiza el uso de protocolos especficos de informacin y consentimiento, estimando que les protegern, a modo de paraguas, contra futuras reclamaciones".20

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Sobre el particular ver de Fernando Alfredo SAGARNA Los trasplantes de rganos en el Derecho, Edit. Depalma, Bs. As. 1996 - Ricardo David RABINOVICH Rgimen de trasplantes de rganos y materiales anatmicos, Edit. Astrea, Bs. As. 1994. 20 Antonio FRAGA MANDIN y Manuel Mara LAMAS MEILN "El consentimiento informado..." op. Cit. Pg. 61.

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En la informacin que se da al paciente se deben incluir tanto los riesgos como las ventajas de la prctica mdica. El gran problema frente al cual se puede encontrar el mdico es que si informa absolutamente todo, es muy posible que el paciente lisa y llanamente se asuste y no quiera asumir el tratamiento mdico propuesto. Esto se complica si se tiene en cuenta que hasta el tratamiento mdico ms simple tiene sus riesgos. Se ha sealado que la informacin a dar al paciente debe incluir: a- descripcin del procedimiento propuesto, tanto de sus objetivos como de la manera en que se llevar a cabo, b- riesgos, molestias y efectos secundarios posibles, c- beneficios del procedimiento a corto, mediano y largo plazo, d- posibles procedimientos alternativos y sus riesgos y ventajas e- efectos previsibles de la no realizacin de ninguno de los procedimientos posibles, f- comunicacin al paciente de la disposicin del mdico a ampliar toda la informacin si lo desea, y a resolver todas las dudas que tenga, g- comunicacin al paciente de su libertad para reconsiderar en cualquier momento la decisin tomada, y h- los costes del tratamiento

La Ley Gallega de Consentimiento informado antes citada en su art. 5 se refiere a las caractersticas de la informacin previa al consentimiento. En este sentido dispone: 1) La informacin ser habitualmente verbal y constar por escrito en aquellos actos diagnsticos y teraputicos que entraen un riesgo considerable para el paciente. 2) La informacin ser comprensible, continuada, razonable y suficiente. 3) La informacin se facilitar con antelacin suficiente para que el paciente pueda reflexionar y decidir libremente. 4) La informacin ser objetiva, especfica y adecuada al procedimiento, evitando los aspectos alarmistas que puedan incidir negativamente en el paciente. 5) La informacin deber incluir: identificacin y descripcin del procedimiento, objetivo de ste, beneficios que se esperan alcanzar, aternativas razonables a dicho procedimiento, consecuencias previsibles de su realizacin, consecuencias de la no realizacin del procedimiento, riesgos frecuentes, riesgos poco frecuentes, cuando sean de especial gravedad y estn asociados al procedimiento de acuerdo con el estado de la ciencia. Riesgos personalizados de acuerdo con la situacin clnica del paciente. En un intento de clasificar los riesgos y su necesidad de ser informados, se lo ha hecho de la siguiente manera:21 1- Riesgos insignificantes pero de comn ocurrencia: deben ser informados 2- Riesgos insignificantes y de escasa ocurrencia: no es necesario que sean informados. 3- Riesgos de gravedad y comn ocurrencia: deben ser detalladamente informados
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Ver Mara Patricia CASTAO DE RESTREPO El consentimiento informado del paciente en la responsabilidad mdica op. cit., pg. 195 y sgtes.

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4- Riesgos graves de escasa ocurrencia: deben ser informados.

En Estados Unidos se han elaborado algunos criterios para determinar el grado de informacin que el mdico debe brindar al paciente: a) El criterio del mdico razonable que fue usado en 1960 en la causa Natanson c/ Kline. Atiende a lo aceptado por la comunidad mdica. Este criterio tiene un marcado tinte paternalista y responde al ejercicio de la medicina propio de la dcada del 60. b) El criterio de la persona razonable, que fue utilizado a partir de 1969 en la causa Berkey vs/ Anderson. Conforme esta tesis, el mdico deber revelar al paciente lo que una hipottica persona razonable deseara conocer en esas mismas circunstancias. c) El criterio subjetivo segn el cual el Juez pregunta al paciente que riesgos y qu complicaciones deseara haber conocido.

En cuanto a las excepciones, es decir a los supuestos en los cuales el mdico queda eximido de requerir el consentimiento informado, se enumeran las siguientes causas, que deben ser interpretadas en forma restrictiva: a) grave peligro para la salud pblica b) situacin de urgencia c) incompetencia del enfermo (en cuyo caso se deber recurrir a un familiar cercano) d) privilegio teraputico e) imperativo legal f) rechazo expreso de toda informacin por parte del paciente en forma voluntaria. En cuanto al privilegio teraputico, fue introducido por la jurisprudencia de Estados Unidos en 1972 en la causa Canterbury vs./ Spence. En dicha causa se estableci el criterio segn el cual: El mdico tiene un privilegio teraputico que le capacita para ocultarle informacin al paciente respecto a los riesgos del procedimiento al que va a ser sometido en el caso que fuera evidente que un reconocimiento mdico por un profesional juicioso demostrara que tal revelacin supondra una grave amenaza para la integridad psicolgica del paciente. De recurrir el profesional al privilegio teraputico, es aconsejable que se deje constancia fundada de ello en la historia clnica del paciente y se brinde la informacin del caso a los familiares. As como en las urgencias, el consentimiento informado se diluye e incluso puede llegar a desaparecer; se hace ms necesario en las cirugas programadas, y ms an cuando se trata de procedimientos mdicos o intervenciones quirrgicas que pueden ser postergadas o canceladas, como es el caso de algunas cirugas estticas. La doctrina penal considera que el grado de

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precisin con el que debe ser informado el paciente ha de estar en relacin inversa a la urgencia con la que la intervencin ha sido mdicamente indicada22 La Corte de Apelacin de Rouen, en sentencia del 17 de marzo de 1993 conden a un cirujano esttico que facilit una informacin insuficiente sobre los riesgos y secuelas de una tercera intervencin esttica, cuando en este campo la informacin debe ser particularmente rigurosa y comprender no slo los riesgos normales y graves, sino tambin los benignos y excepcionales. Sostiene el fallo que un cirujano, que no ha cometido ningn fallo personal, puede, sin embargo, incurrir en responsabilidad profesional por haber faltado a su deber de informacin al paciente".23 Ms reciente en el tiempo encontramos el fallo de la Corte de Casacin Civil de Italia, Seccin III, de fecha 6 de octubre de 1997 en la causa "Finocchiaro, Clelia. En dicha sentencia, entre otros considerando se lee: Tratndose de una intervencin quirrgica voluntaria, la validez del consentimiento del paciente depende de que el profesional requerido le informe sobre sus beneficios y modalidades, la eventual eleccin entre diferentes tcnicas y los riesgos previsibles. El citado deber de informacin es obligatorio en materia de ciruga esttica, supuesto en el que comprende tambin la posibilidad del paciente de obtener una efectiva mejora del aspecto fsico, que repercuta favorablemente en su vida profesional y de relacin... La caracterizacin de la obligacin del mdico como de medios slo tiene un efecto jurdico: el profesional no debe garantizar al paciente el resultado que ste pretende lograr. Empero, en el campo de la ciruga esttica, el deber de informacin del mdico se extiende tambin al resultado consistente en obtener una mejora de su aspecto fsico- con la finalidad de permitir al paciente decidir si se someter o no a la operacin... Consistiendo la intervencin quirrgica a la que fue sometida la actora, en la extraccin de una masa adiposa de aproximadamente cinco kilogramos y habindose verificado que la operacin fue practicada con esmero, las importantes e inevitables cicatrices que quedaron en el cuerpo de la paciente evidencian un dao resarcible, si no se le inform previamente acerca de ellas. Ello, en tanto la violacin del deber de informacin califica como dao a la integridad fsica a las consecuencias an inevitables de la operacin.24 Debe tenerse en cuenta que en Europa la proporcin de reclamaciones judiciales aumenta cuando el riesgo es bajo, y ello porque en las intervenciones de alto riesgo (oncolgicas, cardiovasculares, neurolgicas, etc.) el mdico suele mostrarse ms exhaustivo en la informacin que suministra al paciente y a sus familiares, y llevarse a efecto en grandes centros hospitalarios que suelen tener protocolizadas sus actuaciones, siendo consciente tanto el paciente como sus familiares del alto riesgo que la actuacin mdica implica y de su ineludible necesidad. En materia de consentimiento informado, uno de los problemas que se presenta es el referido a la extensin del resarcimiento, es decir al dao
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Julio Csar GALN CORTS El consentimiento informado del Usuario de los servicios sanitarios op. cit. pg. 48. 23 Antonio FRAGA MANDIN y Manuel Mara LAMAS MEILN "El consentimiento informado..." op. Cit. Pg. 99. 24 Ver el fallo in extenso en Revista de responsabilidad civil y seguros La Ley, Ao I N 3 Mayo-Junio de 1999, pg. 245 con nota muy interesante de Federico Gustavo PIZZETTI titulada Ciruga Esttica y responsabilidad profesional de los mdicos.

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que debe ser reparado en caso de que el paciente haya sido intervenido sin que previamente se le haya requerido el consentimiento informado. En otras palabras y ejemplificando. Un paciente es sometido a una coronariografa sin que previamente sea informado respecto al riesgo de que sufra algn tipo de incapacidad como consecuencia del procedimiento. En este caso, cul es el dao que el mdico deber indemnizar. Deber reparar todo el dao (la incapacidad) o slo el perjuicio de naturaleza extrapatrimonial derivado de la falta de obtencin del consentimiento informado?. Es que la omisin de obtener el consentimiento informado, si bien constituye una ofrenta a la autonoma del paciente y como tal una lesin a los derechos de la personalidad, ello no quiere decir que los mdicos hayan causado el dao pues la lesin no obedece a culpa de los profesionales sino que constituye un riesgo propio (caso fortuito) de esa intervencin. En estos casos bien se puede decir que no existe relacin de causalidad adecuada entre la no obtencin del consentimiento informado y el resultado final que obedece al riesgo propio de del tratamiento. Incluso los mdicos pueden llegar a probar vgr. a travs de una pericial psicolgica, que el paciente de haber sido correctamente informado y haberse obtenido as su consentimiento, igualmente se hubiera sometido a dicha prctica. No obstante todo ello, en la prctica tribunalicia, parece tener primaca el criterio elaborado por Roger Dalq segn el cual, cuando el mdico acta sin obtener la voluntad debidamente informada del paciente, asume unilateralmente los riesgos propios de su intervencin, an cuando no exista culpa en la produccin del dao.25 En este sentido el Tribunal Supremo Espaol, en sentencia del 23 de abril de 1992 tiene establecido que ..la no advertencia al paciente de los riesgos de la intervencin y sus alternativas hace que sea el cirujano quien asuma los riesgos por si solo, en lugar del paciente o de la persona llamada a prestar su consentimiento tras una informacin apropiada. De esta jurisprudencia se deduce que al no haberse desarrollado adecuadamente la informacin, corresponde a los profesionales cubrir las responsabilidades que la intervencin conlleve. Queda claro pues, que la precitada dificultad para establecer el nexo causal entre la falta de informacin y el dao, ha favorecido la adopcin de una postura segn la cual, la defectuosa informacin de los riesgos de una intervencin, especialmente cuando es de alto riesgo, supone tanto como la asuncin por parte del facultativo de aqullos, adems de ser determinante del deber de responder, incluso si la operacin se ha efectuado correctamente. Esta argumentacin lleva implcita la idea de que dichos riesgos constituyen por s mismos un dao, pero curiosamente, en caso de que se hubiera proporcionado informacin suficiente al paciente respecto a stos, no tendran tal carcter salvo, lgicamente, cuando la actuacin mdica se hubiese efectuado sin la diligencia debida.26
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Ver Mara Patricia CASTAO DE RESTREPO El consentimiento informado del paciente en la responsabilidad mdica op. cit., pg. 65. 26 Amelia SNCHEZ GMEZ Contrato de Servicios mdicos y contrato de servicios hospitalarios Edit. Tecnos, pg. 105.

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Por nuestra parte creemos que no se pueden adoptar soluciones generales y simplistas. Estimamos que como regla general, deber estarse a la teora de la causalidad adecuada que recoge sabiamente nuestro Cdigo Civil. En tal sentido, no cabe duda que la no obtencin del consentimiento informado puede significar una lesin a los derechos de la personalidad del paciente, pero de ah a responsabilizar ntegramente a los profesionales por un resultado daoso cuando ste no puede ser atribudo a culpa del profesional hay un trecho muy largo.27 En todo caso, corresponder tambin evaluar (incluso a travs de prueba pericial psicolgica) cual hubiera sido la decisin del paciente de haber sido correctamente informado y teniendo por supuesto en cuenta las particularidades del caso (gravedad de la enfermedad, urgencia del tratamiento, etc.). Con esto quiero decir que el mdico puede intentar probar que de haber informado correctamente al paciente, ste hubiera dado su consentimiento para el acto mdico en cuestin. De todas maneras, siempre se debe tener presente que el consentimiento informado no legitima conductas negligentes. Otro problema que puede presentar el tema propuesto es el del hallazgo mdico. Este se presenta cuando en el curso de una intervencin quirrgica, el cirujano encuentra que el paciente tiene otra dolencia que requiere tambin su intervencin, siendo que sta ltima no era conocida por el paciente y por supuesto no pudo haber sido informado al respecto ni mucho menos dado su consentimiento. La solucin es extremadamente casustica. En su bsqueda habr que tener especialmente en cuenta el criterio de beneficencia segn el cual el mdico debe hacer todo lo que est a su alcance para sanar al paciente, sumado al respeto por la autonoma de ste y a la urgencia de la nueva intervencin. De todas maneras siempre queda el recurso de consultar a los parientes del paciente que muchas veces se encuentran esperando fuera del quirfano. La jurisprudencia francesa considera que cuando en el curso de una intervencin quirrgica consentida, aparecen circunstancias nuevas que hacen ineludible y urgente una actitud teraputica distinta, que no permiten diferirla para una fase posterior, el mdico est legitimado y obligado, en el inters del paciente, a continuar y variar en su caso, el tratamiento inicialmente previsto, lo que en este caso resulta vital y, por ende, urgente e inaplazable.28 JURISPRUDENCIA NACIONAL EN MATERIA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO

Sobre el particular recomendamos la lectura de la obra Contrato de servicios mdicos y contrato de servicios hospitalarios Amelia Snchez Gmez, Edit. Tecnos, Madrid 1998, pg. 101 y sgtes. En donde analiza si el defecto de informacin es fuente de responsabilidad per se, como tambin la necesaria relacin de causalidad que debe existir entre ese defecto de informacin y el dao causado. 28 Sentencias de la Corte de Apelacin de Pars del 20 de febrero de 1946, 28 de junio de 1923 y 18 de diciembre de 1980; del Tribunal de Rouen del 17 de diciembre de 1970, del Tribunal de Nimes del 20 de octubre de 1953, etc.. Todas ella citadas por Julio Csar GALN CORTS en El consentimiento informado del usuario de los servicios sanitarios op. cit. pg. 42.

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Si bien a esta altura de los tiempos, cada da son ms los fallos de nuestros tribunales en los que se hace alusin al consentimiento informado, podemos citar tres antecedentes que se constituyeron en verdaderos leading cases. Son los que mencionaremos a continuacin: A- "Favilla, Humberto c/ Peeyro, Jos y otro"29 En este caso, la Cmara sostuvo que en una primera etapa, es decir, antes de decidir la realizacin de un tratamiento o una intervencin deber efectuar todos los estudios e investigaciones necesarias para llegar a un diagnstico cierto. Debe tener en cuenta los riesgos o secuelas que deriven del tratamiento o intervencin a efectuar y hacer conocer al paciente dichos riesgos. Hay que tener presente que su consentimiento es indispensable para justificar las consecuencias graves de una atencin mdica, por ejemplo, una mutilacin, y su ausencia torna ilegtimo el hecho mdico. En su dictamen, el Asesor de Menores haba sostenido que "...todo lo relativo a la informacin al paciente, a su autorizacin para determinados tratamientos y a la aceptacin de muchos resultados inesperados, tiene su fuente mediata en la pretensin de vasallaje que se mantiene en el nimo del mdico que dispone sobre el enfermo sin adecuada informacin de ste. Al da de hoy esta informacin, este derecho a la informacin, hace a la esencia del contrato de asistencia mdica porque la salud es un derecho personalsimo relativamente indisponible cuyo titular es el nico legitimado para aceptar determinadas terapias, especialmente cuando ponen en serio riesgo la vida, importan mutilaciones u otros resultados daosos..." B- "Dezeo, Jos c/ Guido, Oscar y otros"30 A raz de un accidente callejero el Sr. Dezeo sufri una fractura expuesta en su pierna. Por ello fue trasladado a un sanatorio cercano a efectos de su curacin. La clnica privada en cuestin, no tena convenio con la obra social de Dezeo quien era un albail jubilado. Los mdicos intervinientes informaron a Dezeo que no contaba con cobertura y que por ende iba a tener que pagar de su bolsillo el costo de la atencin mdica. Frente a ese cuadro Dezeo decidi trasladarse a un hospital pblico. A todo esto, haba transcurrido tiempo desde el accidente y la herida presentaba infecciones que no haban sido tratadas. En definitiva y debido a la infeccin, la pierna debi ser amputada. Los mdicos de la clnica privada y sta fueron demandados y en su defensa alegaron la negativa del paciente a ser atendido en ella.
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Cam. Nacional Civil, Sala I, 25 de octubre de 1990 publicado en La Ley, diario del 5 de agosto de 1991 con nota de Susana ALBANESE titulada "Relacin mdico paciente: el derecho a informar y el acceso a la historia clnica". De fundamental importancia resulta el dictamen del Asesor de Menores Dr. Alejandro Molina. 30 Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, 15 de diciembre de 1992, publicado en La Ley, diario del 4 de mayo de 1993 y en El Derecho, diario del 14 de julio de 1993.

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El tribunal hizo caso omiso de dicha excusa considerando que el actor no fue informado del riesgo que implicaba la demora en la realizacin de la "toilette quirrgica", que slo le advirtieron en cambio, la inexistencia de cobertura en el establecimiento, de su obra social, y que fue la imposibilidad de afrontar el alto costo de dicha intervencin, lo que motiv su pedido de traslado. Concluy el tribunal de segunda instancia que en las expresadas condiciones, la excusa basada en la falta de consentimiento del paciente no puede ser acogida, en tanto no constituy la expresin de la libre voluntad del sujeto. En otras palabras, el consentimiento del paciente para no ser atendido en esa clnica no fue un consentimiento informado, pues Dezeo slo fue puesto al tanto respecto del tema econmico, ms no del riesgo que su pierna presentaba y la necesidad de una urgente desinfeccin y tratamiento. Llegados los autos a la Corte Bonaerense, y en lo relativo al tema del consentimiento, al Alto Tribunal consider que la excusa dada por la clnica respecto a la negativa del paciente a ser atendido en sus instalaciones resultaba inatendible. La cuestin era que si el paciente hubiera sido atendido de urgencia y se hubiera realizado una limpieza quirrgica de la herida, seguramente o probablemente la infeccin no hubiera avanzado y de esta manera no hubiera sido necesaria la amputacin del miembro. Recordemos que la clnica privada donde -por la cercana- el paciente fue llevado de urgencia aleg que no lo atendi en salvaguarda del derecho personalsimo e invulnerable del damnificado de elegir el lugar donde ser asistido. La Corte juzg que la nica opcin que se present al herido fue la de ser atendido con la correspondiente premura pero sin el amparo de su obra social o elegir ser trasladado al establecimiento ms cercano, oficial y gratuito. Por el contrario, se encontr probado que al paciente no se lo anotici del riesgo de infeccin ni de la extrema urgencia de atender su lesin. El mximo Tribunal Bonaerense se pregunta si conforma una conducta antijurdica la negativa del mdico a brindar la asistencia en ese caso (cuyas pautas, por la misin social y de compromiso con el inters pblico que distingue a la profesin, trascienden el mbito contractual) a un enfermo portador de una lesin de extrema gravedad, por no poder sta pagarle sus servicios, como en el sub judice ocurri. "Obvio resulta a mi juicio que la respuesta ha de ser afirmativa por que continuando con la opinin de Mosset Iturraspe, estimo nos hallamos, atento la denegacin de los cuidados mdicos, no slo frente a una notoria falta tica, sino a un comportamiento pasivo abusivo sancionado por el art. 1071 del Cdigo Civil, particularmente grave (art. 902 C.C.), que contrara el ejercicio regular del derecho de abstenerse, la buena fe, la moral y las buenas costumbres, y que ha de generar responsabilidad civil fuera de un contrato, y precisamente por tratarse de una negativa injustificada de contratar con el paciente. Es por tanto una responsabilidad por acto ilcito (art. 1109 C.C.), por abuso del derecho de no contratar, siendo por otra parte, este ltimo precepto citado, el que sustenta el resarcimiento por dao".

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C- "P., R.H. c/ Estado Nacional, Ministerio de Defensa, Ejrcito Argentino s/ responsabilidad mdica".31 En el camino evolutivo hacia el pleno reconocimiento de la autonoma del paciente y de la importancia del consentimiento informado, cobra singular valor este precedente judicial en el que si bien se juzg que no existi culpa en el accionar de los profesionales, igualmente se conden a la institucin sanitaria por no tener organizado un sistema que asegure la obtencin del consentimiento informado de los pacientes en forma previa a cualquier intervencin mdica. El actor, un Coronel del ejrcito, estaba siendo atendido por el servicio de cardiologa del Hospital demandado. El actor presentaba una enfermedad arterial en varios sectores del organismo cuyas principales expresiones clnicas eran su claudicacin arterial intermitente de miembros inferiores, su enfermedad coronaria y la presencia de soplo carotdeo que hace presumir lesin cerebral por alteraciones anatmicas, arteriales de los vasos del cuello. Frente a ese cuadro era necesario a criterio de los cardilogos tratantes, la realizacin de la panarteriografa. Fue as que se le indic la necesidad de realizarse una arteriografa cerebral. La arteriografa fue practicada en el servicio de hemodinamia del mismo hospital. La arteriografa cerebral, segn el informe concordante de todos los peritos presenta un riesgo del 0,5% de dejar serias secuelas incapacitantes y hasta incluso producir la muerte del paciente, an cuando sea realizada conforme la lex artis y poniendo los profesionales la mayor diligencia. Fue as que en el caso concreto, este mnimo riesgo del 5 por mil (0,5%) se efectiviz y como consecuencia de ello, el paciente sufri lesiones que lo incapacitaron en forma total. Todos los peritos que intervinieron fueron concluyentes en afirmar que ante la jerarqua del rgano involucrado -el cerebro- es de correcta prctica diagnstica estudiar en forma objetiva el sector de los troncos supraarticos, y que ante un paciente con una enfermedad arterioesclertica con lesiones multifocales las actitudes e indicaciones de los profesionales mdicos fueron las adecuadas, por lo que ordenar una panarteriografa no fue una conducta imprudente. Ms an; el estudio hemodinmico era necesario y la mala conducta mdica hubiera consistido en no ordenarlo. Tambin concluy el Tribunal, con fundamento en los dictmenes periciales, que no hubo estrictamente mala praxis por parte de los profesionales intervinientes. Ahora bien, al no estar en duda el riesgo del procedimiento, el Tribunal se pregunta si el paciente fue advertido de tal riesgo. ""No cabe duda de que el servicio de cardiologa o el de hemodinamia deban advertir de ese riesgo al paciente, y la prueba de que el aviso fue practicado incumba al hospital". Seala el Tribunal que "un adulto tiene derecho de tomar por su propia cuenta aquellas decisiones que signifiquen adoptar un determinado plan de vida. Entre ellas figura la de elegir entre detectar una enfermedad a costa de un
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Cmara Nacional Civil y Comercial Federal, Sala I, 28 de diciembre de 1993 publicado en El Derecho, diario del 18 de noviembre de 1994 con nota de Susana ALBANESE titulada "El derecho de los pacientes a recibir informacin".

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gran riesgo, o la de evitar ese riesgo y permanecer en la ignorancia. En este caso, ante la ausencia de prueba, concluyo en que los mdicos -no se con precisin cul de ellos- eligieron por el paciente. Como seal el Dr. Prez Delgado en la causa que he citado, es un deber elemental del prestador del servicio mdico el advertir al paciente de los riesgos, pues ste es en definitiva quien debe decidir si vale la pena afrontarlos. Puesto que algn mdico -todos ellos dependientes del hospitaldeba cumplir con esa obligacin y ninguno lo hizo, el hospital debe responder". Se explica tambin que el tema no pasa por explicarle al paciente que va a ser sometido a un cateterismo, sino puntualmente -adems de aquelloque entre los riesgos de ese cateterismo, a la luz de sus antecedentes, poda quedar en la situacin que qued con una seria incapacidad. Sentado lo anterior, el tribunal se pregunta cul de todos los mdicos tratantes era el que tena el deber de informar al paciente sobre los riesgos del estudio al que iba a ser sometido. Al respecto en la sentencia se lee: "de modo que no puede decirse con precisin quien era el mdico encargado de advertir al paciente del riesgo que corra. Sin duda algn mdico del hospital tena tal responsabilidad, pero no puedo decir que fuera el cardilogo que orden el estudio ni que fuera quien lo practic. El hospital -como entidad- responde por la omisin de advertir ese riesgo, pero es imposible determinar con que mdico debe compartirla en especial. Durante los ocho das que transcurrieron entre que el examen fue ordenado y el mismo fue practicado el paciente permaneci internado en el hospital. Alguno de los mdicos durante ese lapso, debi advertirle el riesgo que correra -y, como luego veremos- omiti hacerlo". Lo que no pudo hacer el tribunal en base a las pruebas recolectadas en la causa, fue determinar cul de todos los mdicos en forma individual tena la obligacin de informar sobre los riesgos al paciente. No obstante ello, no cabe duda de que el servicio de cardiologa o el de hemodinamia deban advertir de ese riesgo al paciente, y la prueba de que el aviso fue practicado incumba al hospital. La falta de individualizacin del profesional que deba informar al paciente de los riesgos a que iba a ser sometido en el estudio indicado (obtencin del consentimiento informado) hizo que la demanda sea rechazada contra los profesionales en forma individual. Pero el Tribunal consider que "ambos servicios, en sus cabezas, y el resto de los facultativos, conforman, en las especialidades aludidas, la organizacin hospitalaria y si bien, como se seal, legalmente no haba obligacin de asentar la conformidad por escrito por que no se trataba de una mutilacin, s moral y humanitariamente, ciertamente estaba la obligacin de informar y dar la posibilidad de decidir al actor y/o su seora esposa, y la constancia escrita, hubiera servido como prueba irrefutable". En definitiva, si bien se rechaz la demanda contra los mdicos, el hospital fue condenado por no tener organizados sus servicios de manera tal que se asegure la obtencin del consentimiento informado de todo paciente que va a ser sometido a una prctica mdica.

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C- Pereyra, Miguel c/ B., J.M. s/ daos y perjuicios32 En este Fallo la Cmara, confirmando el pronunciamiento de primera instancia seala que el tema de la no obtencin del consentimiento informado debe integrar la demanda si se pretende que sea tratado en la sentencia. La parte actora, en su demanda nada haba dicho respecto de la no obtencin del consentimiento informado por parte de los profesionales demandados pues la imputacin de negligencia pasaba por la eleccin de un tratamiento equivocado. A posteriori, en etapa de alegar, pretendi introducir el tema del consentimiento informado, lo que mereci acertada respuesta por parte del Tribunal. En este sentido se lee en el fallo que un reclamo por violacin del deber de informacin necesariamente habra exigido defensas especficas del demandado y necesariamente la prueba habra transitado por otros carriles, tomando en consideracin que los daos que tendran relacin de causalidad con esta infraccin pueden ser distintos de los daos que se reclaman en esta causa. TODOS DE ACUERDO CON EL CONSENTIMIENTO INFORMADO? Llegados a esta parte, podemos afirmar que la teora del consentimiento informado ha cobrado cuerpo y en la actualidad es aplicada en forma constante por los tribunales de nuestro pas. Tan es as que como quedo visto, existen precedentes judiciales en lo que si bien no ha existido mala praxis mdica (culpa profesional y dao), igualmente la institucin mdica ha sido condenada por cuanto no se cumpli con el requisito de la obtencin del consentimiento informado del paciente como paso previo a cualquier intervencin mdica. Ahora bien, as como existen grandes defensores de la tesis del consentimiento informado, por otras razones estn tambin quienes siguen apegados a las viejas formas de ejercicio de la medicina, y por cierto, tienen tambin sus fundamentos. En este sentido, nunca nos cansamos de recomendar el trabajo de Howard Brody titulado El jefe de Clnica Mdica.33 En el caso que narra Brody, se trataba de un paciente que ingresa a un hospital debido a una serie de afecciones. El paciente fue estudiado por un grupo de mdicos, pero stos no podan hacer un diagnstico. No obstante ello, el paciente empeoraba da a da. A todo esto, los mdicos todava no saban cul era la condicin clnica del paciente. Temiendo la reaccin de los parientes del paciente, ordenaron a los mdicos residentes y a una estudiante de medicina que estaban siguiendo el caso no dar informacin sobre el empeoramiento y sus causas, ni al paciente ni a sus familiares. Cualquier pregunta debera ser dirigida a los mdicos tratantes quienes dieron slo las respuestas ms superficiales a los interrogantes de la familia, como hacen generalmente los mdicos cuando estn aterrorizados por la
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Fallo de la Sala 2 de la Cmara de Apelaciones Civil y Comercial de la ciudad de Rosario, indito. 33 Publicado en pg. 63 y sgtes. del libro Decisiones de vida y muerte eutanasia, aborto y otros temas de tica mdica de Florencia LUNA y Arleen SALLES, Edit. Sudamericana, Bs. As. 1995,-

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posibilidad de juicios por mala praxis, en resumen, actuaron aumentando las posibilidades de que realmente los demanden. No obstante las instrucciones recibidas, la estudiante de medicina, que vena siendo formada en las nuevas escuelas y en base a los nuevos principios bioticos de respeto por la autonoma de los pacientes, un da se acerc a los parientes del paciente y les cont la verdad, que nadie saba que tena el enfermo ni cmo curarlo y que en realidad estaba cada vez peor, y a punto de fallecer. Relata Brody que la estudiante mir a los familiares, amable y tristemente, les tom las manos y les dijo: su padre se est muriendo. Deben ir a verlo y estar con l para darle el ltimo adis. El tema lleg el Jefe de Clnica Mdica, quien ms que irritado por la actitud de la joven estudiante la llam para reprenderla. Comenz diciendo que haca ya algunos aos esperaba una situacin como la ocurrida en que una joven profesional o estudiante aplique las nuevas teoras segn las cuales se cuestiona a la autoridad, se imaginan derechos y se piensa que cualquiera que est en el poder es una amenaza. Luego el Jefe le dijo a la estudiante quiero que comprenda la enorme amenaza que usted significa para nosotros, a quienes nos importa la medicina y quienes debemos protegerla y llevarla hacia adelante. A continuacin, el Jefe de Clnica sigui diciendo: Usted ha venido a aprender cmo curar. Usted brindara esperanza y bienestar al enfermo y al moribundo. Pero usted ha venido para ofrecer estos grandes bienes slo a un pequeo nmero de privilegiados. Se sorprende por ello? No pens que vena para servir a todos, al pobre y desamparado como al rico e instruido?. Pero lo que le digo es as. Porque usted ofrece su particular forma de curar y su esperanza a los pocos privilegiados que, en la enfermedad, quieren pensar y actuar por s mismos. Busca al raro individuo que desea el poder para hacer elecciones cuando su propia vida y su muerte estn en juego, y a la persona aun ms rara que, habindosele concedido ese poder, sabe cmo emplearlo. Sus facultades para comunicar, educar, informar todas esas tareas de moda que tanto intrigan a los mal encaminados tontos que se jactan de instruirla - estn dirigidas a esos pocos privilegiados. Y, mientras usted ofrece comodidad y esperanza a esos cientos o miles de privilegiados, los millones de seres que no tienen ese poder irn a la tumba privados del consejo y la esperanza que tanto necesitan. Porque usted no puede seguir ambos caminos. Lo que es esperanza para unos pocos privilegiados, para las masas significa una profunda desesperacin. Las masas temen a la enfermedad y a la muerte, y quieren que el mdico anule esos temores. El mdico que les dice que tienen el poder de elegir frente a la enfermedad y la muerte, y que los alienta a optar, los llena de angustia. El mensaje de la libertad, para los millones de desesperados, es el ms vaco y carente de esperanza que podran escuchar...El mdico que insiste en que el poder, la eleccin, la libertad de todos modos no le pertenecen, destruye la ltima esperanza de millones de seres sufrientes...Millones de personas son muy felices de autoconsiderarse libres y ajustarse estrictamente a sus propias elecciones y a su poder de realizarlas, a pesar de nuestro consejo, vlido o pero slo cuando se sientan sanas y acten en consecuencia...Conocemos la mirada de angustia que aparece en los ojos del paciente al pedrsele que tome la ms simple decisin y el alivio que muestran cuando el mdico parece tener poder sobre la enfermedad...

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Finalmente, la actitud asumida por la estudiante del relato, a criterio del Jefe de Clnica hace perder a la medicina su propia magia que se presenta en forma de milagro, misterio y autoridad y que en ms de un caso ha permitido curas inexplicables. Como se puede apreciar, en el tema del consentimiento informado, no todo est dicho. En definitiva, dos maneras de ver la medicina que tal vez habr que compatibilizar por que ambas tienen algo de cierto. LA INSTRUMENTACIN DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO En principio, y salvo casos excepcionales, no existe obligacin de instrumentar por escrito el consentimiento informado. No obstante ello, la eventual necesidad de acreditar el cumplimiento del mismo en un futuro juicio, hace aconsejable que se lo documente por escrito, an cuando no exista obligacin legal al respecto. Debe tenerse en cuenta que la carga de la prueba corresponde al mdico, y ello de acuerdo con el criterio establecido en materia de informacin, en el sentido de que pesa sobre quien lo afirma la carga de la prueba de la prestacin, por cuanto de invertir tal carga y desplazarla sobre el paciente, se le impondra a ste una prueba diablica (probar un hecho negativo, esto es, que no se le dio la necesaria informacin, ni otorg el preceptivo consentimiento informado), mientras que para el mdico se trata de probar un hecho positivo, del que podra dejar buena constancia en la historia clnica...34. Por su parte, el Tribunal Administrativo de Estrasburgo, en sentencia dictada el 21 de abril de 1994, entiende que la prueba de que la informacin fue suficiente recae sobre el mdico. Ahora bien, la instrumentacin del consentimiento informado no puede pasar por esos formularios absurdos que generalmente se hacen firmar a todo paciente en el mismo momento en que ingresa a un establecimiento asistencial. Por empezar el consentimiento informado es un proceso prolongado que se va dando entre profesional y paciente y que luego deber instrumentarse en algn documento. El documento por excelencia para instrumentar el consentimiento informado es la historia clnica o la ficha mdica del paciente. Siempre insistimos que valen mucho ms unas lneas manuscritas en la historia clnica confeccionadas por el mdico tratante en las que se deja constancia de haberse informado al paciente de los riesgos y ventajas de un tratamiento y sus alternativas, que un formulario preimpreso de varias hojas que el paciente tuvo que firmar al ingresar al establecimiento. Se consideran de mucha mayor utilidad las anotaciones efectuadas por el mdico en la historia clnica del paciente. Las Cortes suelen atribuir gran importancia a estas anotaciones, especialmente cuando las mismas son progresivas y resulta claro que fueron efectuadas contemporneamente respecto de los hechos que registran. Asimismo, se les da mucho crdito cuando
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Julio Csar GALN CORTS El consentimiento informado del usuario de los servicio sanitarios op. cit. pg. 37.

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identifican cuestiones o aspectos especiales expresados por el paciente. Estas anotaciones no necesitan ser voluminosas ni ocuparle mucho tiempo al profesional: si en la historia clnica del hospital o consultorio se recogen elementos relevantes de la conversacin con el paciente, ello puede ser mucho ms creble que cualquier otra prueba aportada por las partes involucradas en el juicio.35 En sentido semejante se ha dicho que en ntima relacin con el deber de informar, la historia clnica constituye un documento de gran trascendencia a efectos probatorios, puesto que en l se refleja todo lo relativo a la enfermedad del paciente.36 Un verdadero especialista en estos temas como es el mdico espaol Simn Lorda, nos da algunas recomendaciones respecto a la elaboracin de formularios escritos de consentimiento informado. En primer lugar, todo formulario debe asegurar una cantidad inicial de informacin que sea adecuada y comprensible para el paciente. Tambin debe hacer saber al paciente que tiene del derecho de formular cuantas preguntas quiera para despejar dudas. Tambin tiene que establecer claramente la libertad absoluta del paciente para reconsiderar cualquier decisin que vaya a tomar. El formulario debe dividirse en dos grandes partes. En la primera se vuelca toda la informacin y en la segunda -de naturaleza ms burocrtica- los datos del paciente. Es fundamental que el formulario contenga estos puntos: a) objetivos del procedimiento (para que sirve), b) forma en la que se realiza (en qu consiste), c) beneficios esperados, d) molestias, riesgos y efectos secundarios posibles, incluidos los derivados de no hacer el procedimiento, e) alternativas posibles -incluida la de no efectuar la tcnica-con sus problemas, y explicacin breve del motivo que induce al sanitario a escoger este procedimiento y no el o los alternativos, f) disponibilidad a ampliar toda la informacin si el paciente lo desea, g) libertad total del paciente para retirar el consentimiento cuando lo desee y sin tener que dar explicacin alguna. En la elaboracin de estos formularios se recomienda usar frases cortas con abundantes puntos y aparte. Utilizar palabras sencillas evitando tecnicismos. En lo posible incluir dibujos por que una imagen vale ms que mil palabras. Propiciar una estructura iconogrfica atractiva, utilizando varios tipos de letra, cajas de texto, smbolos sombreados, negritas y subrayados, todo ello para hacer que sea agradable la lectura del texto. En todos los casos, los protocolos de consentimiento informado, que son de base genrica, deben completarse en funcin de las circunstancias propias de cada caso. De lo contrario no dejaran nunca de ser un simple contrato de adhesin. "Para obviar y destruir en caso de contienda judicial la alegacin de que la informacin suministrada por el mdico a efectos del consentimiento ha sido pobre o incomprensible, se han editado en los EEUU unos folletos, profusamente ilustrados con vietas en colores, a semejanza de un cmic, donde,
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Elena I. HIGHTON y Sandra M. WIERZBA La relacin mdico-paciente: el consentimiento informado. Op. cit., pg. 141. 36 Amelia SANCHEZ GMEZ El contrato de servicios mdicos y el contrato de servicios hospitalarios Edit. Tecnos, Madrid 1998, pg. 89.

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paso a paso y en lenguaje sencillo, ameno y claro, se explica al paciente la manipulacin diagnstica o de tratamiento que va a recibir, si consiente. La Asociacin Americana de Mdicos (A.M.A.) recomienda vivamente su utilizacin como medio de proteccin contra demandas infundadas".37 La importancia que ha tomado el tema del consentimiento informado en Espaa es manifiesta. Tan es as que el Gobierno de Navarra a travs de su Departamento de Salud y Servicio de Asistencia Sanitaria, en el ao 1997 edit una "Gua prctica sobre el Consentimiento Informado". Se trata de un folleto prolijamente editado en cuya presentacin se dice "Tengo la satisfaccin de presentar este documento, en el que se expone de forma clara, fcil y prctica el modo de hacer efectivos dos de los derechos de los usuarios de la asistencia sanitaria, que ms han contribuido en los ltimos aos a un cambio en la concepcin de la medicina y de la tica asistencial, el Derecho a la informacin y el Derecho a la participacin, que en conjunto se ve reflejado en el Derecho al consentimiento informado".38 Debe tenerse en cuenta que por ms que se haya cumplido estrictamente con el proceso de consentimiento informado, ello no constituye una patente de corso para el profesional, en el sentido de que siempre ser la actuacin mdica conforme la lex artis en cada caso la que sirva para juzgar su completa actuacin.

LA HISTORIA CLNICA En el punto anterior se hizo un anticipo sobre la importancia que tiene la historia clnica en el acto mdico, documento que en todo juicio de responsabilidad civil mdica es muchas veces una prueba decisiva tanto a favor como en contra del galeno. Si bien es cierto que el contrato de prestaciones mdicas es de forma libre o no formal 39 tambin es realidad que por lo general es de tracto sucesivo. Precisamente, el desarrollo de la vida de dicho contrato se refleja en un documento que se ir completando a lo largo del proceso de atencin mdica, y como tal servir para identificar en un futuro la calidad de dichos servicios, y muy particularmente se convertir en una herramienta probatoria de singular importancia a la hora de determinar responsabilidades civiles, penales o administrativas. En lo inmediato, su importancia viene dada porque asegura una adecuada prestacin de servicios, sirviendo como gua a los profesionales intervinientes. Es as que se insiste en el carcter de tracto sucesivo de
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Antonio FRAGA MANDIN y Manuel Mara LAMAS MEILN "El consentimiento informado..." op. Cit. Pg. 95. 38 Firma el prlogo de la obra Santiago CERVERA SOTO, Consejero de Salud del Gobierno de Navarra. 39 Ver BUERES, Alberto J., Responsabilidad civil de los mdicos, t. 1 p. 162, Ed. Hammurabi, 2 ed., 1992. Como bien aclara el profesor Bueres, ello es sin perjuicio de las exigencias que la ley establezca en determinadas circunstancias para la prueba del mismo.

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la prestacin mdica, y admitido ese carcter de continuidad, cuando sea necesaria su reanudacin, bastar con una consulta rpida a la historia clnica, al contenerse en ella todos los datos de inters del paciente. En definitiva, la historia clnica, adems de constituir un importante complemento del deber de informar, posee un indudable carcter instrumental respecto a la prestacin de asistencia mdica.40 Ese documento del que venimos hablando que en realidad se trata de una documentacin compleja, pues est compuesto por diversos elementos o partes, es la historia clnica, y reviste cada vez mayor importancia debido a los cambios operados en el ejercicio de la medicina tal como se ha visto en captulos anteriores. Es que el respeto cada vez ms exigido de la autonoma del paciente, abandonando las viejas formas paternalistas, exige la realizacin de una medicina documentada, y es precisamente la historia clnica, la mejor instrumentacin del actuar profesional. Es por ello que se ha afirmado que en ntima relacin con el deber de informar, la historia clnica constituye un documento de gran trascendencia a efectos probatorios, puesto que en l se refleja todo lo relativo a la enfermedad del paciente.41 La historia clnica ha sido definida como la relacin ordenada y detallada de todos los datos y conocimientos, tanto anteriores, personales y familiares, como actuales relativos a un enfermo, que sirve de base para el juicio acabado de la enfermedad actual42. Por nuestra parte juzgamos que tal definicin resulta insuficiente pues en el citado documento, obran o deben obrar no slo los antecedentes del paciente y su estado actual, sino tambin la ficha de anamnesis, los estudios ordenados y realizados, el diagnstico, la terapia o tratamientos a aplicar, la evolucin del paciente y los resultados logrados, la medicacin suministrada; en caso de ciruga, el correspondiente protocolo quirrgico donde deber constar detalladamente la integracin del equipo mdico interviniente, el parte anestsico, los estudios complementarios, la ubicacin del paciente dentro del establecimiento asistencial, el personal mdico y paramdico que lo ha atendido, etc. Es decir todos los datos que de una manera precisa y completa detallan el servicio mdico y auxiliar suministrado. Por ello resulta ms acertada la definicin que brinda el punto nmero 8 de la Carta de Derechos y Deberes de los Pacientes, del Plan de Humanizacin de Hospitales del Insalud (Espaa) segn el cual la historia clnica es la informacin realizada por escrito de todo el proceso mdico del paciente, incluyendo las pruebas realizadas en el mismo. En el Derecho Uruguayo, se ha dicho que la historia
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Amelia SNCHEZ GMEZ Contrato de Servicios Mdicos y Contrato de Servicios Hospitalarios Edit. Tecnos, Madrid 1998, pg. 89. 41 Amelia SNCHEZ GMEZ Contrato de Servicios mdicos y contrato de servicios hospitalarios Edit. Tecnos, Madrid 1998, pg. 89. 42 Diccionario Terminolgico de Ciencias Mdicas; 10 edicin, Edit. Salvat, Barcelona 1968.

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clnica ...se trata de un documento en tanto representa en forma permanente un hecho que era presente al confeccionarlo (en este caso, una sucesin de hechos), y que por ello adquiere significacin probatoria. Especficamente, este documento contiene una declaracin de ciencia, en cuanto consiste en la representacin de lo que se sabe o conoce respecto al estado del enfermo y a las medidas que se tomaron para atenderlo....43 Esta documentacin ha sido considerada por Fernndez Costales como absolutamente necesaria, e insiste sobre todo en que se desarrolle por escrito, a lo largo de las fases en que se desarrolla el contrato de servicios mdicos, ya que proporciona una mayor seriedad y seguridad cientfica, evitando posibles negligencias de accin u omisin. Esta documentacin debe realizarse desde el mismo momento del contacto personal del mdico y del paciente 44 En base a ello, se ha dicho que el carcter completo y permanente de la historia clnica de un paciente es en la medicina moderna una condicin de calidad de los cuidados mdicos o de la correcta asistencia facultativa45. Ghersi tambin pone el acento en la importancia de la instrumentacin de las distintas secuencias mdicas en la vida del paciente por su trascendencia para juzgar la responsabilidad por daos producidos en el enfermo, y sobre todo para darnos la clave en la relacin de causalidad 46. Por su parte, Andorno ha manifestado lo siguiente en un comentario a fallo Resulta de inters recordar que indudablemente, la instrumentacin de las distintas secuencias mdicas en la vida del paciente es de una importancia trascendente para juzgar la responsabilidad de daos producidos al enfermo, ya que puede darnos la clave de la mencionada relacin de causalidad. De all por tanto el valor que tiene en esta materia la denominada historia clnica47. No obstante la importancia que tiene este documento, en nuestro pas
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Sentencia N 8 del 18 de marzo de 1991 Juzgado Civil N 23 de Montevideo, citado por Dora ZAFIR y Beatriz VENTURINI en Responsabilidad mdica en el mercosur Fundacin de Cultura Universitaria, Montevideo, 1997, pg. 245. 44 FERNANDEZ COSTALES, Javier, El contrato de servicios mdicos, p. 196, Ed. Civitas, Madrid, 1988.
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RYCKMANS y MEERT-VAN DE PUT, Le droits et les obligations des medicins, p. 175, Bruselas, 1971. GHERSI, Carlos A., Responsabilidad por prestacin mdico asistencial, p. 97, Ed. Hammurabi, 1987.
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ANDORNO, Luis O., Responsabilidad civil mdica. Deber de los facultativos. Valor de las presunciones judiciales. Responsabilidad de las clnicas y establecimientos mdicos, JA, 1990-II-76.

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no existen parmetros legales para la confeccin de las historias clnicas48 En nuestro medio, y desde la ciencia jurdica, han prestado especial atencin al tema de la historia clnica Albanese y Zuppi, quienes manifiestan que el derecho a la informacin que tienen los pacientes significa que stos tienen derecho a consultar su historia clnica para comprobar la realizacin del tratamiento49. Para los autores citados, el deber de los mdicos de llevar la historia clnica se justifica no slo con fines teraputicos, sino tambin como elemento fundamental en la medicina informada, pues permite a la parte damnificada por un error mdico, recurrir a las informaciones que el profesional ha debido documentar, pudiendo concurrir as a los tribunales en pie de igualdad. En este sentido, la jurisprudencia tiene dicho que las anotaciones que los profesionales mdicos hacen en la historia clnica no son tareas administrativas sino de ndole profesional que, como tales, deben ser realizadas con rigor, precisin y minucia, pues de ello depende el correcto seguimiento de la evolucin del paciente, que es visitado por diversos profesionales que adecuan su tarea a la evolucin consignada. Por ello, un error o una omisin puede derivar en consecuencias graves y hasta fatales50 En cuanto al contenido de la historia clnica, dicen que est generalmente integrada por lo que se denomina resultados experimentales, tales como los anlisis clnicos, radiografas, resultados de laboratorio, etc., as como los informes escritos o magnetofnicos que constituyen lo que se llama el diagnstico clnico y la teraputica51. Obviamente que la historia clnica es el mejor medio en el cual instrumentar el consentimiento informado. Sobre el contenido de la historia clnica, la jurisprudencia ha dicho que la historia clnica no es el simple relato, la decisin de una enfermedad aislada; comprende adems el comentario, las consideraciones del mdico al
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Fernando G. MARIONA y Esteban SANDOVAL LUQUE Breves Reflexiones sobre la historia clnica en Jurisprudencia Argentina, semanario del 8 de julio de 1998. 49 ALBANESE, Susana y ZUPPI, Alberto L., Los derechos de los pacientes en el complejo sistema asistencial, LA LEY, 1989-B, 754. Ver tambin ALBANESE, Susana, Relacin mdico paciente: El derecho a informar y el acceso a la historia clnica, LA LEY, 1990-E, 248 y de la misma autora Relacin mdico paciente: el derecho a informar y el acceso a la historia clnica 2 parte, LA LEY, 1991-D, 114. Cam. Nac. Civil, Sala I, 19 de febrero de 1997 L.L. c/ Municipalidad de Buenos Aires publicado en La Ley, diario del 7 de mayo de 1998 con nota de Roberto A. VZQUEZ FERREYRA titulada Importancia de la historia clnica en la responsabilidad civil mdica. Puede verse tambin en Jurisprudencia Argentina, semanario del 4 de marzo de 1998. 51 ALBANESE, Susana y ZUPPI, Alberto, Los derechos de los pacientes en el complejo sistema asistencial, LA LEY, 1989-B, 761. Ms adelante en este trabajo, exponen que el objeto de llevar la historia clnica tiene dos explicaciones principales: a) la ms importante y evidente es la de llevar registro del diagnstico y del tratamiento y que permitir constatar los errores o desaciertos mdicos como prueba. Dentro de esta explicacin podemos agregar la funcin de consulta de otros profesionales que participen en el tratamiento o de los futuros mdicos que pueda consultar el paciente y b) por razones administrativas o fiscales.

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terminar de analizar el enfermo y valorar los datos recogidos segn su criterio; debe ser clara, precisa, completa y metdicamente realizada. Y su confeccin incompleta constituye presuncin en contra de la pretensin eximitoria del profesional52. En la historia clnica se debe dejar debidamente documentada toda la informacin al menos la ms importante que se d al paciente. De esta manera, y por escrito quedara constancia del cumplimiento del deber de informar tal como se ha explicado en lneas anteriores. Asimismo y para mayor tranquilidad en cuanto a la prueba, se debe pedir al paciente que estampe su firma y que por escrito d su consentimiento en los casos requeridos por ley o que lo aconseje la buena prctica mdica. Todo ello en documentacin que formar parte de la historia clnica. Incluso si existe informacin que a criterio de los mdicos y por distintas razones deba ser ocultada53 al paciente, tambin es aconsejable dejar constancia del motivo de tal proceder. Un mdico que se ha dedicado a analizar la historia clnica, la califica como el ABC del acto mdico. Este profesional, entre otros consejos, seala que la confeccin misma de la historia clnica es muy importante, pues hay que tener en cuenta que otras personas que acceden a este documento, no son mdicos, ms an quien finalmente dictaminar, en una controversia o investigacin penal, es precisamente una persona no mdica, por lo tanto es necesario que, tengamos presente la posibilidad real del impacto subjetivo que causar a dichas personas, quienes an inconscientemente harn un primer juzgamiento a priori de la posible personalidad de quienes hayan intervenido en su confeccin, sin que eso signifique que sean graflogos eruditos, cuando se observa cualquier manuscrito sucede as, no slo por las formas grafolgicas sino por el tipo de redaccin, la sintaxis, etc., se forma ineludiblemente una personalidad del autor sea finalmente cierta o no, pero que contribuye a inclinar la balanza en uno u otro sentido 54. En el mismo trabajo citado en la nota anterior se lee: Qu importante es tomar en cuenta respecto de la enfermedad actual el recuento minucioso y detallado de todo lo que surge de ello,cuntas veces no pocos profesionales se lamentaron omitir ciertos detalles que en su oportunidad los minimiz o no
CCivil y Com. San Nicols, 24/3/94 en autos Romang Ciuza, Ramona c. G., L., JA, semanario del 15/3/95. En cuanto a la informacin que se debe dar y la que es posible retener ver BUERES, Alberto J., Responsabilidad civil de los mdicos, t. 2, p. 204 y sigtes., 2 ed., Ed. Hammurabi, 1992. Relata Bueres v.gr. que en nuestro medio al igual que en Francia, entre otros pases, se oculta legtimamente al enfermo la informacin referida a un mal incurable que l pueda padecer. DE LA VEGA, Enrique, La historia clnica: El ABC del acto mdico, Revista del Colegio Mdico de Rosario, N 45, mayo de 1993.
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les dio la importancia necesaria. Ejemplificando no es lo mismo una enfermedad que comenz el mismo da de la confeccin de la historia clnica que otra que comenzara 30 das antes, como ocurre en los casos de sndrome febril prolongado por ejemplo donde seguramente ya hayan intervenido otros profesionales, a los que tambin les correspondera ser partcipes de lo que se llama responsabilidad mdica ... No est dems referirse al prrafo de antecedentes y sealar todos y cada uno de ellos, ya sean los personales, hereditarios o patolgicos. Hay que recordar siempre que: Lo que no se anota se da por obvio (es peor ya que constituye una omisin)En cuanto al examen semiolgico, cuando ms experto se hace uno, ms valora lo que nuestros profesores en su oportunidad nos imponan: El minucioso, ordenado y detallado paso (transcripcin) del prolijo examen anotando aun los valores o parmetros que se encuentran dentro de lmites fisiolgicos normales. Siempre ejemplificando; si se trata de un paciente cuya enfermedad de base es la hipertensin arterial, aunque en el momento del examen est normotenso y no se anote esta circunstancia y el bito (circunstancia posterior) sea consecuencia de un A.C.V., seguramente el juez inferir que hubo omisin en el mejor de los casosImaginemos que si de anotar lo menos posible se tratara, sera mejor no confeccionar la historia clnica. Con ello errneamente estamos siguiendo el consejo de legos que sostienen que escribir menos es sinnimo de errar menos, sin que ello signifique extralimitarse en divagar que ello s puede entraar en aumentar el riesgo del tema en cuestinEs casi condicin sine quanon hacer mayor nfasis en el aparato o sistema que se encuentre en estrecha relacin con el diagnstico presuntivo, con el auxilio indispensable del especialista correspondiente, no sin antes marcar puntualmente los sntomas y signos positivos que merecieron consideracin para su llamado a interconsulta, adems debe consignarse en la historia clnica, el pedido ste y la va de su notificacin a quien correspondiere aunque lleve el hecho de perder 30 segundos ms, que finalmente ser una segura ganancia55 . Una buena prueba de la necesidad de anotar todos los datos posibles en la historia clnica, aun los que reflejan estados normales, lo constituye un fallo de la sala F de la C.N. Civil, con voto del doctor Gustavo Bossert. En el caso se trataba de una nia que naci prematura estando internada cinco das en un hospital pblico, siendo derivada con posterioridad a una clnica privada donde estuvo 53 das. En ambos centros asistenciales permaneci en incubadora, recibiendo en todo momento oxgeno para facilitar su respiracin. Al poco tiempo de externada se comprob que la pequea tena una ceguera irreversible. La causa de la ceguera sin lugar a dudas obedeca a un exceso en el nivel de oxgeno en la sangre de la nia. Indudablemente esa dosis extra de oxgeno haba sido recibida mientras estaba en la incubadora de alguno de los dos centros asistenciales (o de ambos). Como no se pudo determinar en cul de los dos nosocomios se haba
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DE LA VEGA, Enrique, La historia clnica: El ABC del acto mdico, op. citado.

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cometido el error al suministrar oxgeno en demasa, el tribunal conden a ambos en forma solidaria. Y el fundamento para llegar a esa doble condena pasa por la confeccin insuficiente de las historias clnicas. As es que se lee en el fallo: Por cierto, en autos no tenemos una demostracin acabada de cul fue el momento en el que el oxgeno fue suministrado en proporcin indebida. Las historias clnicas de ambos hospitales demuestran que el control de presencia de oxgeno en sangre no slo no fue constante sino que tampoco se practic durante todos los das en que se realiz dicho suministroDe manera que lo decisivo aqu, para imputar responsabilidad a los nosocomios, es que no hubo control con la frecuencia indispensable respecto del nivel de oxgeno en sangre, para evitar que ese exceso produjera lo que en definitiva produjo. Ello surge, repito, de las historias clnicas56. Como se puede apreciar, distinta hubiera sido la solucin si en la historia clnica de alguno de los centros de salud se hubiera dejado constancia del control del nivel de oxgeno, aun cuando se hubiera tratado de valores normales. La falta de todo dato al respecto permiti inferir al tribunal con acierto que no haba existido control alguno. Plazo de conservacin, titularidad y acceso a la historia clnica Respecto al plazo de conservacin de las historias clnicas existe una resolucin de la Secretara de Salud del Ministerio de Salud y Accin Social de la Nacin de fecha 11 de setiembre de 1986. El origen de dicha resolucin lo constituye un oficio judicial librado en el incidente correspondiente a la subasta de una clnica que haba sido declarada en quiebra. En esta resolucin se fij un plazo de quince aos. Por considerarla de importancia transcribimos la citada resolucin: N 648/86. Buenos Aires, 11 de setiembre de 1986. Visto el trmite interno N 2020-505.050/86-4; y Considerando: Que por las citadas actuaciones tramita el oficio librado en los autos Clnica Marini S.A. s/ quiebra s/ incidente de subasta de bien inmueble del trmite del Juzgado Nacional de primera instancia en lo Comercial N 22, a cargo del doctor Rmulo E. Di Iorio, Secretara N 44 del doctor Roca, en el que solicitara informe sobre las disposiciones vigentes acerca del destino a darse a las historias clnicas y dems documentacin anexa que se encuentra en el referido establecimiento. Que a raz del citado requerimiento la Direccin de Asuntos Jurdicos propici mediante Dictamen N 2285/86, el dictado de una norma complementaria de la resolucin secretarial N 2385/80, por la que se
CNCiv., sala F, 16/9/93 en autos Ramrez, Ramn c. O.S.P.A.G., JA, semanario del 1/6/94.
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determina durante el lapso que debern conservarse las historias clnicas de los distintos establecimientos asistenciales privados, habilitados en cumplimiento de la citada resolucin. Que asimismo corresponde disponer el destino a darse a la citada documentacin en los casos en que, como el presente, cesa la actividad de un establecimiento asistencial. Que se acta en virtud de las facultades conferidas por el art. 2 del dec. 6216/67, que aprueba la reglamentacin de la ley 17.132 (Adla, XXVII-B, 1862; XXVIIA, 44). Por ello: El Secretario de Salud, resuelve: Art. 1 Fjase un plazo de 15 aos, para la conservacin de las historias clnicas en los distintos establecimientos asistenciales privados autorizados por la autoridad sanitaria nacional. Art. 2 En los casos que cese la actividad de un consultorio o establecimiento asistencial privado, las historias clnicas correspondientes a pacientes con cobertura social, debern ser remitidas a los respectivos entes de obra social y las de los dems pacientes a esta Secretara, facultndose a la Subsecretara de Regulacin y Control a determinar en cada caso el destino y lugar de guarda de las historias clnicas. Art. 3 Facltase al Subsecretario de Regulacin y Control para autorizar el archivo de las historias clnicas por sistema de computacin, microfilms o similares, siempre que los mismos garanticen la inalterabilidad de sus datos. Art. 4 Regstrese, comunquese, publquese, dse a la Direccin Nacional del Registro Oficial, cumplido, archvese. La resolucin transcripta que lleva el nmero 648 de fecha 11 de setiembre de 1986 fue publicada en el Boletn Oficial del 28 de octubre de 1986. Como lo dice la misma resolucin, su aplicacin abarca a los establecimientos asistenciales privados autorizados por la autoridad sanitaria nacional. Por ello, en los diversos mbitos provinciales no tiene eficacia, por lo que habr que estar a la regulacin local. En caso de no existir regulacin en el mbito provincial respectivo, consideramos que esta resolucin puede ser aplicada analgicamente. En el peor de los casos, estimamos que como mnimo la historia clnica debe ser conservada por diez aos por tratarse del plazo de prescripcin para las acciones por responsabilidad contractual. En un precedente judicial, y con referencia al parte anestsico, se sostuvo que Dado que por expresa disposicin legal los hospitales y establecimientos asistenciales privados estn obligados a custodiar el parte

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anestsico (art. 22, ley 17.132) y tienen la carga de aportarlo al expediente, a fin de dilucidar la verdad de los hechos (art. 388 Cd. Procesal), la falta de tal elemento de prueba justifica hacerlos responsables de los daos experimentado por los actores.57 Respecto a la propiedad de las historias clnicas, se trata de una cuestin de difcil solucin, pues sobre ella tienen derechos el ente asistencial, el mdico tratante y tambin el paciente. En el derecho comparado, por lo general no se reconoce a los pacientes el derecho de propiedad sobre su historia clnica, la que corresponde al mdico o establecimiento asistencial. Sin perjuicio de ello, es pacfica la opinin que reconoce al paciente el derecho a conocer el contenido de la misma, es decir el libre acceso a su historia clnica 58. Tal derecho del paciente no podra jams ser desconocido pues tratndose de datos que hacen a su salud, guardan estrecha vinculacin con el derecho a la intimidad por lo que juega aqu un rol fundamental toda la elaboracin jurdica formulada alrededor de este derecho de la personalidad, en especial, el derecho de acceso a la informacin que corresponda a los datos ntimos, en este caso del paciente. Al respecto son de especial atencin las conclusiones de la Comisin N 1 de las IX Jornadas Nacionales de Derecho Civil celebradas en 1983 en Mar del Plata, y las de la Comisin N 1 del Primer Congreso Internacional de Derecho de Daos celebrado en Buenos Aires en 1989 en homenaje al profesor doctor Jorge Mosset Iturraspe. Se trata en sntesis del derecho a la autodeterminacin informativa, el que es fruto de la reflexin doctrinal y de las elaboraciones jurisprudenciales que se han producido en el derecho nacional y comparado en relacin con el control, por parte del sujeto afectado, sobre las informaciones que se refieren a su persona o a su familia. Este derecho a la autodeterminacin informativa se construye a partir del derecho a la intimidad y ha dado lugar a nuevas instituciones tales como el habeas data 59. Recordamos que en la actualidad la figura del hbeas data se encuentra expresamente reconocida en el art. 43 de la Constitucin Nacional. A nuestro criterio, esta nueva figura constitucional tiene plena eficacia para lograr el acceso a una historia clnica 60.
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Cam. Nac. Civ. Sala H, 18 de septiembre de 1996, G.E. de L. C/ Obra Social del Personal de la Industria del Calzado y otro, La Ley, diario del 11 de junio de 1997.58 ALBANESE, Susana y ZUPPI, Alberto L., Los derechos de los pacientes en el complejo sistema asistencial, LA LEY, 1989-B, 763. 59 Ver el desarrollo in extenso en la obra de MURILLO, Pablo Lucas, El derecho a la autodeterminacin informativa, Ed. Tecnos, Madrid, 1990. Tenemos referencia de que la sala F de la CNCiv., en autos Bianchi de Surez c. Sanatorio en fecha 6/7/95 ha considerado improcedente al hbeas data para acceder a los datos consignados en una historia clnica. Como no hemos podido leer el fallo, nos reservamos nuestra opinin. Peyrano, Jorge considera viable la utilizacin del hbeas data para tomar conocimiento de los datos consignados en una historia clnica. Aseguramiento
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Generalmente, los pacientes no tienen libre acceso a la historia clnica, pues los establecimientos asistenciales y los profesionales de la salud no son muy adictos a permitir la lectura de estos documentos por parte de los enfermos. Por ello, es comn que toda cuestin relativa al enjuiciamiento de una prestacin mdica y muy especialmente en las causas por mala prctica comience con una medida de aseguramiento de prueba consistente en el secuestro de la historia clnica. Peyrano considera que la historia clnica tradicional tiene naturaleza de documento por lo que le son aplicables las normas relativas a la prueba documental. Aclara el autor citado que es perfectamente posible realizar un aseguramiento de prueba de la historia clnica, aun antes de promovido el juicio, pero en tal caso lo arreglado a derecho est conformado por la obtencin de las copias respectivas, dejando en su lugar a la historia clnica comprometida. Dichas copias debern ser certificadas por el funcionario judicial interviniente61. Nosotros pensamos que esta solucin muchas veces resulta insuficiente pues cuando el paciente tiene acceso a la historia clnica, sta puede haber sido fruto de algn cambio tendiente a favorecer la situacin de la clnica o del mdico. Adems exige al paciente a que recurra a un abogado para que lo patrocine o represente, con todo lo que ello puede significar. Para evitar estos inconvenientes pensamos que una buena prctica y muy aconsejable sera que una vez que el paciente es dado de alta, se le entregue bajo recibo copia certificada de la historia clnica. Tratndose de estudios de difcil reproduccin, la solucin sera entregar copia del resultado o dictamen elaborado en base al mismo. Sobre esto, y ms particularmente en relacin al alta mdica, en Espaa, la Exposicin de Motivos de la Orden Ministerial de 6 de setiembre de 1984 establece que es una prctica generalizada en la casi totalidad de los hospitales suministrar una informacin escrita al paciente, familiar o representante en la que se recoge el motivo del ingreso y el proceso de la enfermedad durante el mismo, as como el diagnstico y recomendaciones teraputicas; esta informacin es denominada informe de alta. Esta prctica ha sido confirmada legalmente por la ley General de Sanidad en su art. 10.11. Fernndez Costales dice que el informe de alta, por tanto se adecua al derecho a la informacin de los pacientes, convirtindose tambin por su naturaleza en un documento que permite evaluar externa e internamente la calidad de la asistencia prestada en el establecimiento, siendo asimismo una informacin necesaria y utilizable para la continuidad de la asistencia al paciente dado de alta, bien sea por otros niveles de atencin,

cautelar de las historias clnicas en Jurisprudencia Santafesina, N 14, noviembre de 1994, p. 159 y sigtes. Por nuestra parte coincidimos con Peyrano.
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PEYRANO, Jorge W., Aseguramiento cautelar de las historias clnicas, Jurisprudencia Santafesina, N 14, p. 159 y siguientes.

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fundamentalmente por el mdico general, o en otros hospitales62. Frente a historias clnicas ilegibles o que resultan inexplicables incluso para los peritos, aconsejamos a los profesionales que las practiquen en la forma ms prolija, detallada y exhaustiva. No se trata de volcar conocimientos o trminos cientficos en un lenguaje vulgar, sino que su lectura e interpretacin realizada por cualquier mdico permita tener una idea clara de todas las prestaciones y dems medios puestos a disposicin del paciente. Por ello resultan sumamente perjudiciales para los intereses del mdico aquellas historias clnicas en las cuales es frecuente encontrar sin mayor explicacin la palabra bito o fallece a continuacin de un tratamiento o intervencin que no implicaba mayor riesgo. As lo tiene decidido la jurisprudencia como lo veremos ms adelante. Es que los profesionales mdicos deben acostumbrarse a pensar que la historia clnica ha dejado de ser propiedad exclusiva de ellos y absolutamente reservada. Ahora, adems de la funcin fundamental que tiene asignada clsicamente esta documentacin, tambin se constituye en un elemento bsico para la efectivizacin de los derechos de los pacientes, y primordial medio de prueba en un juicio por responsabilidad civil mdica. En cuanto a los derechos del paciente sobre su historia clnica, Albanese y Zuppi, agregan que incluye el derecho de dejar constancia de eventuales errores y de solicitar su modificacin o la explicacin de los mismos, as como el derecho a ser informado sobre cualquiera que haya solicitado su historia clnica, sea cual fuere el ttulo invocado63. Por ltimo, agregamos que en caso de muerte del paciente, los derechos de ste sobre la historia clnica se traspasan a sus herederos y a toda otra persona que pudiera tener legitimacin activa en un eventual juicio por responsabilidad civil en el cual la historia clnica sirva de prueba. Sobre todos estos aspectos los tribunales han dicho: La historia clnica, ese documento mdico, es la mejor fuente de informacin para evaluar la calidad de la atencin mdica brindada al paciente, siendo un derecho de ste que se deje constancia en el mismo de todo lo que se realiza, para entre otros supuestos, ser en su momento evaluado, determinando segn su resultado el comportamiento mdico desde diferentes ngulos, tcnico, legal, administrativo (C. Civil y Com., sala 2, de Morn, 28/2/91, Juris, 87168).

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FERNANDEZ COSTALES, Javier, El contrato de servicios mdicos, p. 197, Ed. Civitas, Madrid, 1988. 63 ALBANESE, Susana y ZUPPI, Alberto L., Los derechos de los pacientes en el complejo sistema asistencial, LA LEY, 1989-B, 764.

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La jurisprudencia Existen mltiples fallos, tanto en materia civil como penal, en los cuales se han tratado cuestiones relativas a la historia clnica, en particular, referidas a su validez probatoria y a los efectos derivados de su inexistencia o irregularidad. As por ejemplo, en el ms alto nivel judicial de la provincia de Buenos Aires se ha sostenido que las historias clnicas no son informes periciales, ni por su forma ni por su contenido64. En algunos fallos se rest importancia a las irregularidades que presentaba la historia clnica. En un caso concreto la historia clnica careca de datos sumamente importantes tales como la constancia de la temperatura, frecuencia cardaca y diuresis del recin nacido muerto. En la oportunidad, el tribunal sostuvo: En los casos en que se acciona por responsabilidad del mdico, lo significativo no es el cumplimiento o no de determinadas reglas del arte mdico en el caso, omisiones en la historia clnica sino si ellas pudieron o no tener gravitacin en el desenlace fatal (C. N. Civ., sala C, 23/8/79, LA LEY, 1979-D, 335). Si la historia clnica elaborada por el mdico accionado es sumamente deficiente, al no reflejar la totalidad de las circunstancias que hubiesen permitido reconstruir con exactitud el cuadro clnico de la paciente, esa falencia, si bien podra constituir una presuncin en contra del citado profesional, que aunada a otros elementos puede llevar a la conviccin de la negligencia profesional, por s slo es insuficiente para establecer que no se practicaron las diligencias que el arte exiga, ms an si, como en el caso, el mdico tratante tuvo consultas con otros del elenco estable de la clnica y el propio accionante reconoce la realizacin de anlisis que estaran en su poder y que no present a juicio (C.N.Civ., sala E, 26/8/87, del voto del doctor Dupuis, ED, 126-449). Tratndose la historia clnica, de una documentacin elaborada exclusivamente por el mdico, la jurisprudencia le ha restado importancia como prueba decisiva cuando es ofrecida por ste en su descargo. As por ejemplo: La historia clnica irregularmente confeccionada resulta un medio de prueba de escasa eficacia frente a un cuadro general de graves, precisas y concordantes presunciones de conducta omisiva y deficiente del servicio de salud brindado por la entidad sanatorial demandada (C.Civil y Com., San Isidro, sala 2, 4/5/90, JA, semanario del 25/9/91).

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Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires , 30/4/91, LA LEY, 1991-E, 479.

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Si la historia clnica describe la existencia de un parto normal cuando en realidad, de las otras pruebas rendidas en la causa surge que existi sufrimiento fetal, con aspiracin de lquido amnitico meconial, que produjo a la postre la muerte de la recin nacida debe restarse valor probatorio a la misma. Ello as, por cuanto la historia clnica es un instrumento confeccionado por la propia parte accionada (es el mdico quien la confecciona); luego los elementos que de ella surjan, en principio, requieren para quien lo hizo el respaldo distinto y corroborante que demuestre la verdad de lo all estampado y escrito. En cambio, para la parte actora la misma constituira una verdadera confesin extrajudicial, en los trminos del art. 423 del Cd. Procesal (C2 Civil y Com. La Plata, 30/10/89, ED, 139-200). Los fallos mayoritarios juzgan en contra del profesional ante la inexistencia de historia clnica o la presencia de irregularidades en la misma. As lo recuerda Lorenzetti, cuando afirma que se ha llegado a afirmar que la falta de datos en la historia clnica, que es un recurso que muchas veces conduce a la imposibilidad de probar, constituye una violacin al deber de colaboracin procesal y conduce a un anlisis desfavorable de la conducta del demandado 65. Tambin Kemelmajer de Carlucci en un estudio de la jurisprudencia nacional expone que la prueba presuncional juega un rol importante, sobre todo, cuando se la extrae de una historia clnica mal llevada, o prcticamente inexistente 66. A continuacin transcribimos reseas de fallos en el sentido expuesto: En autos se prob fehacientemente que la historia clnica estaba plagada de deficiencias y de omisiones (sobre el tema cfr. Luna Maldonado, Aurelio, Problemas legales de la historia clnica en el marco hospitalario, en algunas cuestiones relacionadas con la titularidad y uso de las historias clnicas, Ed. Asociacin Igualatorio mdico quirrgico y de especialidades, Bilbao, Espaa, 1987, p. 5 y sigtes., y De Angel Yagez, Ricardo, Problemas legales de la historia clnica en el marco hospitalario, dem p. 13). Este hecho es imputable a todos los mdicos que intervinieron directamente en la atencin del menor y al mdico jefe de guardiaEstas razones, que suponen graves irregularidades, son suficientes para generar una presuncin judicial de culpa que impona a los demandados la prueba de su falta de culpa. Es ms; el favor probationis o la teora de las cargas probatorias dinmicas, ante tal cmulo de hechos y, a todo evento, se inclina ms all de todo elemento presuncional por poner la carga de la prueba de la inculpabilidad sobre la parte que est en mejores condiciones de hacerlo, mxime que la historia clnica es harto deficiente y los demandados integran un grupo mdico. (Del
LORENZETTI, Ricardo L., Responsabilidad civil del mdico y establecimientos asistenciales en el libro Derecho de daos en homenaje al profesor doctor Jorge Mosset Iturraspe, p. 527, Ed. La Rocca, 1989.
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KEMELMAJER DE CARLUCCI, Ada, Ultimas tendencias jurisprudenciales en materia de responsabilidad mdica, JA del 3/6/92.

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voto del doctor Alberto J. Bueres, C.N.Civ., sala D, 24/5/90, LA LEY, 1991D, 469). Frente al derecho del paciente a ser informado y a acceder a la historia clnica, surge como contrapartida la obligacin del mdico de llevar un correcto registro del tratamiento (C.N.Civ., sala D, 12/5/92, S, J.E. c. Entel, ED del 14/10/92). Tratndose de la actuacin de un profesional de la medicina no puede pensarse que los defectos de la historia clnica no puedan imputrsele o sirvan para desobligarlo, por cuanto hace a su responsabilidad la correcta, eficiente y positiva prestacin de sus servicios, para lo cual cuenta dados los avances de la ciencia con un equipamiento terico y tcnico cada vez ms idneo. En consecuencia la historia clnica debe imperiosamente contener una descripcin exacta de todos los estudios y anlisis que se hayan practicado y, en caso de operacin quirrgica, una descripcin plena de todos los sntomas que aconsejaron practicarlaLas omisiones en las anotaciones asentadas en una historia clnica deben ser valoradas en juicio como antecedentes contrarios a la posicin del mdico actuante en el acto quirrgico, ello considerando que la exacta y veraz aportacin de los datos demostrara acabadamente la existencia del cuadro que obligara a la realizacin de la intervencinLos profesionales de la medicina poseen el derecho de ampararse en una historia clnica veraz y completa. Asimismo, deben soportar las consecuencias adversas que pueden extraerse en caso de resultar la misma deficiente por cuanto las omisiones detectadas pueden aparecer como un eventual intento de proteger su propia posicin ante las falencias o defectos del diagnstico o del acto quirrgico practicado (C.N.Civ., sala J, 29/9/94, G. de J. c. R.A., LA LEY, 1995-D, 55067. Constituye una presuncin en contra del profesional la inexistencia de historia clnica o la existencia de irregularidades en la misma. En el caso, aqulla no consigna el diagnstico, habindose dejado constancia de que el estudio arteriogrfico no muestra malformaciones, lo que fue contradicho por el propio facultativo al declarar que aqul revelaba trombosis (C.Civil y Com. Junn, Gonzlez, Julin c. Centro Mdico de Chacabuco, 15/12/94, Zeus, Boletn del 9/8/95). Si la historia clnica ostenta importantes omisiones, es una situacin que en modo alguno puede perjudicar a la reclamante, pues reconocida la especial relevancia de los asientos mdicos, el obrar omisivo de la demandada dificulta o entorpece a la actora para determinar la culpa del galeno. Es decir, se ha quebrantado un deber de colaboracin del demandado en facilitar la prueba, sea del obrar culposo, fuese del obrar impecable, con lo que slo l puede perjudicarse en ausencia de acreditacin de uno u otro extremo, ya que el cumplimiento de la carga de la otra parte se vio obstaculizada por el accionar suyo, que de por s es negligente, dado que le era exigible la
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Este fallo mereci un comentario de COMPAGNUCCI DE CASO, Rubn H., La responsabilidad mdica y la omisin en la presentacin de la historia clnica, LA LEY, 1995-D, 550.

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aportacin de datos para coadyuvar a la difcil actividad esclarecedora de hechos de la naturaleza de los que se trata, incumplindose por otra parte el deber legal impuesto por la ley 17.132 (C.Civil y Com. Morn, sala 2, 10/4/90, del voto del doctor Conde, Juris, 87-168). Con lo que puede conocer la actora de las historias clnicas, con ello debe comenzar la mproba tarea de acreditar la culpa mdica de quienes la asistieron en el parto, practicaron la cesrea y le extrajeron el feto muerto. La situacin procesal de los demandados, no puede limitarse a una simple negativa, tienen que explicar por qu motivo, no se la intern de inmediato, por qu razn se le practic la cesrea, por qu muri el feto por falta de oxgeno. Los que llevaron a cabo la tarea, tienen el ineludible deber de detallar los pasos que se fueron dando, para la historia clnica, si sta, como en autos, peca de insuficiente sobre aspectos esenciales, que impiden prcticamente a la perito actuante, pese a lo intenso de su labor explicar, tramos esenciales de la labor desarrollada en la clnica demandada, las omisiones y defectos que contiene deben incidir sobre las acciones del recurrente y no sobre la actora (C. Civil y Com. Morn, sala 2, 10/4/90, del voto del doctor Venini, Juris, 87-168). En ausencia de historia clnica, cabe presumir que el paciente, que estaba slo afectado de un odo, el izquierdo, y poco tiempo despus sufre una otitis en el otro, las padeci como consecuencia de un tratamiento que sin duda se efectu aunque su extensin se encuentre discutida. Es por la existencia de esta discusin que la carga de la prueba ha de considerarse invertida, ya que no es el paciente el que puede llevar documentadamente prueba de las prcticas a que se le somete, y s el establecimiento asistencial a travs de la historia clnica. Los mdicos (las clnicas, los sanatorios) no estn obligados a curar, pero deben respetar la regla de oro de la medicina primun non necesere. En ausencia de constancias circunstanciadas en la historia clnica, la prueba de que el tratamiento no tuvo la extensin pretendida, debi producirla la demandada (C. N. Esp. Civil y Com., sala 2, 15/8/85, JA, 1986 -II-116). No cabe duda de la responsabilidad del cirujano y de la clnica donde ello ocurri ante los siguientes elementos de juicio; la absoluta irresponsabilidad que significa para la clnica codemandada haber entregado al esposo de la actora el original de la historia clnica carecindose de un valioso elemento de pruebaLa carencia de la historia clnica, cuyo original fue entregado al esposo de la paciente, sin extraer copia para archivar, lo que significa no contar con un elemento valioso de prueba en el juicio por daos y perjuicios deducido contra el mdico y la clnica, debe perjudicar a sta a quien le era exigible, como colaboracin en la difcil actividad esclarecedora de hechos de la naturaleza de los que se tratan en esta clase de juicios (C.N.Civ., sala E, 25/11/80, La Ley, 1981-D, 133). La carencia de la historia clnica priva de un elemento valioso para la prueba de la responsabilidad mdica y debe perjudicar a quien le era exigible como deber de colaboracin en la difcil actividad probatoria y

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esclarecimiento de estos hechos (C. Apel. Civil, Com. y Lab. Venado Tuerto, Santa Fe, acuerdo 31 del 14/4/92, indito). Ac, conforme la doctrina citada como media inexistencia de toda documentacin mdica se debe presumir la culpa del mismo y tenerse como que no hubo emergencia alguna, o estado de necesidad previo a la operacin, salvo la prueba en contrario a cargo del mdico que como vimos, no se produjo (C. Apel. Civil, Com. y Lab. Venado Tuerto, Santa Fe, acuerdo 31 del 14/4/92, indito). Existe un fallo muy interesante en el cual no se pudo determinar cul fue concretamente la causa de la muerte de una paciente, incertidumbre que fue imputable al hospital en razn de no haber conservado tal como era su deber el correspondiente parte anestsico. El tribunal se encarga de expresar que el accidente pudo obedecer a causas naturales de la anatoma o fisiologa de la paciente o a una mala prctica anestsica, cuestin que no pudo determinarse por faltar un elemento de juicio fundamental: El parte anestsico. Una de las cuestiones ms interesantes del fallo, y que el tribunal asume expresamente es lo relativo a la determinacin del dao indemnizable. Es que a raz de la falta del mencionado elemento, los peritos se vieron impedidos de emitir una opinin cientfica. Frente a ello el tribunal expresa: Podra afirmarse, acaso, que el hospital slo debera responder por la prdida de la prueba (una especie de chance) y no por prdida de la vida. Dicha solucin, que en un primer acercamiento al tema alguna seduccin presenta, debe ser desechada en mi opinin porque, en supuestos semejantes que parecen ser cada vez ms frecuentes bastarale a los sanatorios con ocultar la historia clnica o parte de ella para as disminuir el grado de su responsabilidad. En todos los casos, a la postre, los establecimientos asistenciales responderan por la chance de la prueba frustrada y no por la mala praxis que sera una prueba diablica sin la historia clnica con lo cual se generara una solucin axiolgicamente inaceptable (CNFed. Civil y Com., sala 2, 30/8/91, JA semanario del 29/4/92). Respecto al tema especfico de la responsabilidad del sanatorio por la falta del parte anestsico, el tribunal seal: Entrando ya a definir la situacin del estado Hospital Aeronutico cabe sealar primeramente que por expresa disposicin legal estaba obligado a custodiar el parte anestsico (art. 22, ley 17.132) y tena la carga de aportarlo al expediente a fin de dilucidar la verdad de los hechos (art. 388, Cd. Procesal), resultando pertinente extraer de su omisin presunciones en su contraLa falta de ese elemento de pruebacuya importancia destaqu anteriormente en razn de la posibilidad de que el accidente se vinculara en forma directa con el tratamiento anestsico dispensado, justifica hacerlo responsable de los daos experimentados por los actores, en base a la presuncin del art. 388 de la ley adjetiva, desde que una solucin contraria

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sera francamente disvaliosa. Por un lado dejara en total estado de indefensin a los familiares de la vctima y, por otro, quedara librado a la discrecionalidad del sanatorio o clnica la suerte de la contraparte al ser ocultada la constancia que puede tener decisiva influencia en el esclarecimiento de la verdad jurdica, norte de todo proceso, como lo tiene dicho la Corte Suprema (CNFed. Civil y Com., sala 2, 30/8/91, JA semanario del 29/4/92). Se advierte en consecuencia que si bien no se pudo establecer la responsabilidad de los mdicos intervinientes por resultar imposible practicar una pericia mdica en razn del extravo de la historia clnica, el sanatorio que tena la responsabilidad de conservar la historia clnica fue condenado a pagar el 100 % de la indemnizacin, y no la mera prdida de la chance 68. El verdadero alcance de las omisiones e irregularidades de la historia clnica. Como se ha visto hasta aqu, la jurisprudencia, en lneas generales, ha considerado que una historia clnica irregular, mal confeccionada, o lisa y llanamente la inexistencia de historia clnica importa un serio y grave indicio para tener por acreditada la negligencia profesional. De esta manera y a travs de la prueba de presunciones, esa historia clnica insuficiente se constituye en un indicio ms que deber ser tenido en cuenta por el tribunal a la hora de analizar las conductas de los profesionales. Pero claro est, una simple falta en la documentacin que venimos analizando no puede constituirse en prueba suficiente para tener por acreditada la culpa mdica, y mucho menos la relacin causal que es elemento de la responsabilidad distinto al factor de atribucin. Debe insistirse en esto ltimo. No se puede confundir relacin causal con culpabilidad; ambos son presupuestos distintos del deber de responder. En materia de responsabilidad civil mdica, muchas veces se incurre en esta confusin. Ello tal vez obedece al hecho de que ambos presupuestos generalmente van estrechamente unidos. En este sentido, en la Sala 1 del Tribunal Supremo Espaol, no faltan ocasiones en que la constatacin del nexo causal y de la culpa van tan estrechamente engarzadas que su delimitacin se convierte en una labor muy complicada. Precisamente como consecuencia de esta dificultad, el Tribunal Supremo ha confundido la relacin de causalidad con la culpa, llegando a fundamentar sus fallos en una falta de negligencia cuando en realidad lo que ocurra es que no se daba el nexo causal entre el acto mdico y el dao. Tal vez esto suceda porque como bien seala Gonzlez Morn, la jurisprudencia pone ms nfasis en el descubrimiento de la conducta culposa del agente que en establecer el nexo de causalidad.69 Lo expuesto en el prrafo anterior fue claramente desarrollado en un
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Sobre la prdida de una chance, ver el interesante trabajo de CHABAS, Franois, La prdida de una chance en el Derecho francs, JA semanario del 7/12/94. Calixto DAZ REGAN GARCA ALCAL El Rgimen de la Prueba en la Responsabilidad Civil Mdica Edit. Aranzadi, Pamplona 1996, pg. 250.

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fallo de la Cmara Nacional Civil, a travs de su Sala D con voto del Dr. Alberto J. Bueres.70 En la sentencia citada, Bueres explica que como paso previo al anlisis de la culpabilidad de los demandados se hace necesario analizar la relacin causal o de autora. Si no se prueba el nexo causal entre la conducta del demandado y el resultado lesivo, se hace innecesario discurrir sobre el asunto de la culpa mdica ya que el elemento subjetivo interesa para imputar jurdicamente (imputatio iuris) el dao al daante o daantes. En el caso concreto, se comprobaron algunos defectos en la confeccin de la historia clnica. Ello tal vez hubiera podido ser un indicio en la demostracin de la culpa galnica, pero insuficiente a falta de otros elementos- para tener por acreditada la relacin causal. Es cierto que una historia clnica irregular es un fuerte indicio para tener por acreditada la culpa profesional a travs del mecanismo de las presunciones, y ello a su vez puede constituir un primer paso para lograr una presuncin causal. Pero para que ese solo elemento tenga poder convincente debe estar conectado a otros indicios o presunciones. Por ello, y como bien se expone en el fallo de la Sala D, el criterio de probabilidad que debe tener en cuenta el juez, no se observa entonces, al ser el hecho de redactar una historia clnica con algunos defectos infrtil para deducir de l un elemento vital el de la causalidad de forma lisa y llana o, en su caso, el de la culpabilidad, y, a travs de ste, el de la causalidad-. En resumidas cuentas, la doctrina que puede extraerse del fallo en cuestin, al que adherimos en su totalidad, es que una historia clnica irregular puede constituir un fuerte indicio para tener por presumida la existencia de culpa por parte de los profesionales intervinientes, ms ello en principio no puede funcionar aisladamente, sino que se hace necesario conjugarlo con otros indicios cuya prueba deber aportar tambin el accionante. Lo mismo puede decirse de la relacin causal pues como regla general, sta no puede deducirse de la simple existencia de una historia clnica irregular. Ello sin perjuicio de la tesis de la creacin injustificada de un estado de riesgo que en determinados casos puede servir como instrumento para aligerar la prueba de la relacin causal.71 LA RESPONSABILIDAD CIVIL MDICA Y LA PRDIDA DE LA CHANCE

De la lectura de algunos fallos surge que el obrar negligente de los profesionales mdicos impidi al paciente tener una mayor posibilidad de curacin o probabilidad de salvar su vida. No obstante ello, al establecerse la cuanta indemnizatoria, no se tiene en cuenta que se est tan slo ante la prdida
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Cm. Nac. Civil, Sala D, 20 de octubre de 1998, Alzueta de Mercau, Silvia c/ Fundacin de Gentica Humana y otros publicado en El Derecho, diario del 10 de febrero de 1999 con nota de Roberto A. VZQUEZ FERREYRA titulada La insuficiencia de algunos defectos de la historia clnica como para tener acreditada la relacin causal en la responsabilidad civil mdica. 71 Ver de Roberto A. VZQUEZ FERREYRA La prueba de la relacin causal en la responsabilidad civil hacia un alivio de la carga probatoria-. La Ley 1996-D-988.

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de una chance y se manda a indemnizar el dao ntegramente, como si el profesional mdico hubiera sido el autor directo del perjuicio final muerte o enfermedad-. Algo as como que el mdico puso la enfermedad en el paciente o es el causante de la enfermedad. Este razonamiento, por cierto equivocado, que se advierte en muchas demandas por responsabilidad civil mdica72, lamentablemente encuentra muchas veces eco en algunas sentencias, que en todo momento hablan de la prdida de las probabilidades de curacin (prdida de la chance jurdicamente hablando), pero mandan a pagar el dao en su integridad, como si se hubiera probado en forma fehaciente la relacin causal entre la conducta mdica y la muerte del paciente. Como si el mdico hubiera sido el autor de la muerte. En estos casos de prdida de una chance no se puede imputar causalmente al profesional el resultado final que padece el paciente pues en gran parte obedece a un proceso natural73. No obstante ello, muchas veces los tribunales en forma equivocada al analizar el captulo de los daos indemnizables, pasan por alto el hecho de que se est slo frente a la prdida de una chance y se manda indemnizar el dao ntegro. Explica Trigo Represas que "la prdida de una oportunidad o chance constituye una zona gris o limtrofe entre lo cierto y lo incierto, lo hipottico y lo seguro; tratndose de una situacin en la que media un comportamiento antijurdico que interfiere en el curso normal de los acontecimientos de forma tal, que ya no se podr saber si el afectado por el mismo habra o no obtenido una ganancia o evitado una prdida de no haber mediado aqul; o sea que para un determinado sujeto haba probabilidades a favor y en contra de obtener o no cierta ventaja, pero un hecho de un tercero le ha

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No son pocas las demandas en las que an tratndose de una prdida de chance, la parte actora reclama como indemnizacin el total de los daos sufridos, sin tener en cuenta que no existe relacin de causalidad pues como quedar explicado en este trabajo, slo corresponde resarcir la prdida de la chance. Pero ello no es todo, es tambin comn ver demandas absolutamente disparatadas en cuanto a los montos reclamados. Tal vez ello sea consecuencia de un abuso por parte de los actores del beneficio de litigar sin gastos. En el ejercicio profesional nos ha tocado contestar varias demandas de casi tres millones de pesos, en las cuales, no slo se estaba ante la prdida de una chance, sino que adems esa chance era realmente nfima, o en el peor de los casos, el dao sufrido por el paciente era de menor importancia. Y ni mencionar los casos en los cuales se pasa por alto toda la regulacin que nuestro Cdigo Civil hace en cuanto a la legitimacin activa de las vctimas, ya sea directas o indirectas y tanto por dao moral como patrimonial. No es extrao ver reclamos por dao moral planteados por hermanos o sobrinos, ignorando en forma grosera lo dispuesto en el art. 1078 C.C. Nos ha tocado ver de cerca un caso en el cual un sobrino reclamaba indemnizacin por dao moral por la muerte de la ta. Como el sobrino no es heredero forzoso se opuso una excepcin de falta de legitimacin activa. El juez corri traslado de la defensa y la actora no tuvo mejor idea que contestarla cambiando todos los trminos de la demanda original. Pretendi argumentar que en realidad era la madre de la fallecida quien reclamaba y que lo del sobrino haba sido una simple mencin para que el Juez cuantifique el dao. Con muy buen criterio, el tribunal de oficio orden el desglose del escrito presentado por la actora en respuesta a la excepcin de falta de legitimacin por considerar que el ordenamiento procesal no contempla la contestacin a la contestacin de la demanda. Bien indic el Juez que la actora deba limitarse a contestar la excepcin y no cambiar sustancialmente los trminos de la demanda. Como vemos, todas estas situaciones requieren un activismo judicial que sepa poner lmites a los abusos que se esconden detrs del beneficio de litigar sin gastos. 73 Recomendamos la lectura del fallo de la Cm. Civ. Y Com. De Baha Blanca, Sala 1 del 3/12/98 en autos Urza, C. C/ Asociacin Italiana publicado en Jurisprudencia Argentina, semanario del 1/9/99.

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impedido tener la oportunidad de participar en la definicin de esas probabilidades".74 "La chance es la posibilidad de un beneficio probable futuro que integra las facultades de actuacin del sujeto, conlleva un dao aun cuando pueda resultar dificultosa la estimacin de su medida. En esta concurrencia de factores pasados y futuros, necesarios y contingentes existe una consecuencia actual y cierta. A raz del acto imputable se ha perdido una chance por la que debe reconocerse el derecho a exigir su reparacin. La doctrina aconseja efectuar un balance de las perspectivas a favor y en contra. Del saldo resultante se obtendr la proporcin del resarcimiento... La indemnizacin deber ser de la chance y no de la ganancia perdida."75 En el terreno mdico el profesor francs Chabas ejemplifica con un caso tpico: "Una mujer sufre hemorragias uterinas. El mdico consultado no diagnostica cncer, no obstante signos clnicos bastante netos. El mdico se obstina. Cuando la paciente finalmente consulta a un especialista es demasiado tarde: el cncer de tero ha llegado a su estadio ltimo. La enferma muere. No podra decirse que el primer mdico mat a la paciente. Ella hubiese podido, an tratada a tiempo morir de cualquier manera (la estadstica da el coeficiente abstracto de chances de curacin de un cncer tomado en su origen). Si se considera que el perjuicio es la muerte, no se podra ni siquiera decir que la culpa del mdico ha sido una condicin sine quanon de ella. Pero obsrvese que la paciente, comprometida en un proceso de muerte, tena chances de sobrevivir y la culpa mdica hizo perder esas chances... Tambin se trata de chances perdidas cuando un enfermo tiene posibilidades de sanar mediante un tratamiento o una operacin correcta. La estadstica, evidentemente abstracta, indica cules son esas chances. Por culpa del mdico, por ejemplo, por un error en la operacin, la enfermedad deviene definitiva. En todos estos casos, la situacin final (muerte, enfermedad definitiva) no puede serle imputada al agente, porque hay dos causas posibles: una causa natural o su culpa, y no se sabe cul es la verdadera...Cuando el perjuicio es la perdida de una chance de supervivencia, el juez no tiene la facultad de condenar al mdico a pagar una indemnizacin igual a la que se debera si l hubiese realmente matado al enfermo".76 En muchos de estos casos lo que lamentablemente mat al paciente fue su propio estado de salud y no el accionar mdico, an cuando este haya sido negligente. Seala con acierto Tanzi que "en cuanto a la responsabilidad profesional y la responsabilidad mdica en particular, se plantea con claridad la prdida de chance. La omisin de atencin adecuada y diligente por parte del mdico al paciente puede significar la disminucin de posibilidades de sobrevivir o sanar. Resulta indudable que una situacin de esa naturaleza configura una prdida de chance, dao cierto y actual que requiere causalidad probada entre
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Flix Alberto TRIGO REPRESAS "Reparacin de daos por mala praxis mdica" Edit. Hammurabi, pg. 241. 75 Silvia TANZI "La reparabilidad de la prdida de la chance" en la obra colectiva "La Responsabilidad" libro en homenaje al Prof. Dr. Isidoro Goldenberg, Edit. Abeledo Perrot, pg. 330. 76 Francois CHABAS "La prdida de una chance en el Derecho francs" publicado en J.A., semanario del 7/12/94.

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el hecho del profesional y un perjuicio que no es el dao integral sino la oportunidad de xito remanente que tena el paciente".77 En resumidas cuentas, cuando el dao consiste en la prdida de una chance de supervivencia, el tribunal no puede condenar al profesional a pagar una indemnizacin equivalente a la que se debera si l hubiese realmente matado al enfermo. Es que el mdico no "puso" la enfermedad en el paciente sino que simplemente no contribuy a tratar de detener a sta. El lmite de su responsabilidad estar dado por la prdida de la chance de curacin y no por el desarrollo definitivo de la enfermedad. Por ello lo que correspondera determinar en el peor de los casosa los efectos de la indemnizacin es la chance de curacin o de sobrevida que le fue privada al paciente por el accionar eventualmente irresponsable del demandado. Pero siempre teniendo en cuenta que la muerte, igual pudo haber ocurrido en tiempo ms o menos prematuro a causa del mal preexistente. Obviamente que la indemnizacin por prdida de chances ser siempre inferior a la que corresponda al padecimiento final que sufre el paciente como consecuencia del desarrollo de la enfermedad que lo aqueja. En estos casos, el dictamen pericial cobra singular importancia, sobretodo en cuanto deber determinar cul era la expectativa de curacin que tena el paciente de no haber existido negligencia por parte de los mdicos. Todos estos principios han sido muy bien aplicados en una reciente sentencia de la Sala D de la Cmara Nacional Civil con voto del Juez Alberto J. Bueres. Se trata de la sentencia de fecha 26 de febrero de 1999 dictada en autos BUZAGLO, P. I. c/ R., M.. En el caso concreto se trataba de una paciente que muri como consecuencia de un cncer, el que no haba sido diagnosticado en forma correcta. El cirujano le haba extrado a la paciente un ndulo de los pechos, el que fue remitido al anatomopatlogo para su anlisis histolgico. El anatomopatlogo elabor su informe que fue entregado en propias manos a la paciente. El resultado era un fibroadenoma (tumor benigno)78. A tenor de ese resultado, el cirujano control peridicamente a la paciente. Al tiempo, se descubre que la paciente tena cncer (que en definitiva le termin provocando la muerte). Tambin se descubri que el anatomopatlogo haba elaborado un segundo informe con diagnstico de cncer, el que envi al sanatorio donde la paciente era tratada. Recibido este segundo informe por el personal del sanatorio, se corrigi el protocolo cambindose el primer informe por el segundo que tena como resultado la presencia de un tumor maligno. En el caso qued probado que el anatomopatlogo no tom la precaucin dada la gravedad del caso- de comunicarse con el cirujano que atenda a la paciente para reportarle el error el primer informe diagnstico. Qued probado que cuando se entregaban estudios en la sede del sanatorio, stos no eran remitidos al mdico o paciente. Esta conclusin demostr una verdadera falla del sistema o falta del servicio que hace responsable a la entidad asistencial. Se trata de supuestos en los cuales la organizacin
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Silvia TANZI "La reparabilidad de la prdida de la chance" op. Cit. Pg. 333. Hemos comentado el fallo en cuestin en el ejemplar de La Ley del 3 de noviembre de 1999 bajo el ttulo Responsabilidad civil mdica: Error en el diagnstico patolgico. Valoracin de la culpa profesional. Prdida de la chance como dao indemnizable y otras interesantes cuestiones. En el mismo ejemplar se publica ntegramente el fallo en cuestin.

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empresarial debe responder an cuando no se llegue a individualizar al responsable personal.79 El tribunal con acertado criterio- consider inadmisible que en un sanatorio se reciban informes mdicos de vital importancia como es el resultado de una biopsia- y estos queden en manos de personal administrativo sin que se entreguen en forma inmediata al mdico tratante. De haberse organizado correctamente el servicio sanatorial, el segundo informe remitido por el anatomopatlogo al sanatorio, tendra que haber llegado en forma inmediata a manos del cirujano, quien hubiera podido actuar con otro tipo de terapia adecuada al mal que padeca la paciente. Al no contar con el segundo informe que daba cuenta de la malignidad de la enfermedad- mal pudo encarar un tratamiento para su cura, lo que en definitiva se tradujo en una real prdida de chance de curacin de la paciente. Ahora bien, el tribunal consider con buen criterio que la paciente tena cncer de mama, lgicamente no atribuible a la accin mdica. Y lo que se discurre en tal supuesto, en lo que hace al establecimiento de los daos, es la chance de curacin o de sobrevida de la que fue privada la paciente por el accionar mdico. Pero solo se trata de eso, de la prdida de la chance, pues absolutamente nadie puede asegurar que de haber sido correctamente atendida hubiera salvado su vida. En palabras del tribunal , lo que corresponde resarcir es solo la prdida de la chance de sobrevida ocasionada por una muerte acelerada, pero que tambin pudo haber ocurrido o no- en tiempo ms o menos prematuro, a causa del mal preexistente. Obviamente que en tales condiciones, el monto indemnizatorio otorgado se vio sustancialmente reducido conforme la chance perdida, y teniendo muy en cuenta el mal que aquejaba a la paciente. En otras palabras, la indemnizacin no corresponde fijarla en lo que comnmente se conoce como valor vida, sino tan slo respecto de esa prdida de chance. Lo expuesto tambin ha sido tenido en cuenta en fallo de la Sala E de la Cmara Nacional Civil de fecha 14 de junio de 2.000. En el caso, el tribunal sostuvo: si bien no dudo de que las horas transcurridas en el Hospital Argerich agravaron o complicaron el cuadro y la evolucin de la paciente lo que tambin se desprende de las estadsticas de mortalidad arrimadas por los expertos- forzoso resulta reconocer que no est acreditado, en forma inequvoca, que aqulla efectivamente hubiera sobrevivido de haber actuado los mdicos del citado centro asistencial de manera diligente. Sin embargo, el reproche que aqu se realiza consiste en habrsele privado a la menor de la probabilidad de superar el cuadro por el que atravesaba, a partir de haber quedado patentizado en autos que no hubo atencin mdica apropiada. O sea, se trata de una atribucin de responsabilidad que se funda en la ausencia de controles, exmenes y tratamientos a los que debi necesariamente ser sometida la menor, privndosela as de la oportunidad de sortear diligentemente el cuadro que representa.80 En el caso se otorg una indemnizacin a ttulo de chance. En otros casos, la propia enfermedad de la vctima fractura enteramente el nexo causal. En esta situacin Dora Gesualdi, en sentencia de fecha 4 de febrero de 2.000 consider que se est frente a un verdadero hecho de
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Ver Ada Kemelmajer de Carlucci Daos causados por los dependientes Edit. Hammurabi, pag. 36. 80 Cmara Nacional Civil, Sala F, 14 de junio de 2.000 R.,G c/ M.C.B.A. publicado en La Ley, diario del 23 de mayo de 2.001.

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la vctima, generado por su enfermedad de base que fractura el nexo causal, y por lo tanto no media responsabilidad alguna de la institucin ni de los mdicos demandados.81 Finalmente, y en lo referido a las indemnizaciones que se otorgan en juicios de responsabilidad civil mdica, tampoco puede perderse de vista que en muchos casos, el paciente concurre a la atencin profesional portando ya una severa incapacidad. As por ejemplo un paciente al que como consecuencia de una grave dolencia se le ha extirpado el bazo, se le hacen constantes transfusiones sanguneas, padece una situacin de debilidad manifiesta. Supongamos que en una de las transfusiones se le suministra sangre infectada ( VIH, hepatitis, etc.) . No cabe duda que existir responsabilidad civil por el contagio de la enfermedad (en la medida en que quede patentizada la culpa y la relacin causal). Ahora bien, esa nueva enfermedad produce un grado de incapacidad tal vez mayor a que ya tena, pero de la incapacidad defnitiva deber descontarse la que el paciente ya padeca como conscuencia de su propia enfermedad. La cuestin fue analizada y bien resuelta por el Dr. Jorge Alterini en un fallo de la Sala C de la Cmara Nacional Civil. En el caso se trataba de una infeccin intrahospitalaria sufrida por un paciente que fue sometido a una intervencin quirrgica. Pero en el expediente existan dictmenes periciales acerca de la ineptitud fsica de la que adoleca la vctima luego de sufrir la infeccin, la que se ubicaba entre un 75 y 80%. El Tribunal consider que de la incapacidad fsica total debe deducirse la que ya sufra el actor al tiempo de ingresar en la clnica demandada para someterse a tratamiento quirrgico. Dice la experta neurloga que presentaba un canal estrecho cervical, con un cuadro de espondioartrosis, al que se agrega una discopata C4 C5 y C6. Si no se hubiera operado el cuadro se agravara progresivamente, llevndolo a la cuadriplejia. Presentaba en el momento de la operacin una incapacidad parcial y permanente entre el 50 y 55%.... Si el actor portaba una incapacidad del 50 al 55% antes de asistirse en la clnica demandada, si se supone que una intervencin exitosa sin complicaciones infecciosas hubiera reducido la ineptitud a la mitad, puede inferirse que el grado de incapacidad concatenado con la responsabilidad de la demandada llega a un 50%.82

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Sentencia de la Juez Civil N 5 de la Capital Federal Dora Gesualdi de fecha 4 de febrero de 2.000 en autos Zarraga, Mara c/ Centro Gallego de Buenos Aires s/ daos y perjuicios. La sentencia de primera instancia fue confirmada por la Sala I de la Cmara Nacional Civil, en fecha 6 de marzo de 2.001, Acuerdo 7/01. 82 Cmara Nacional Civil, Sala C 5/9/2000, Parisi, Roberto c/ G., J. Jurisprudencia Argentina semanario del 4 de abril de 2001.

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