Primero de Mayo
Primero de Mayo
Primero de Mayo
de la legislacin a la que debe someterse, en donde se sistematiza y reglamenta tanto el funcionamiento del sindicato como las limitaciones de la huelga. (Flores, 1993) En otras palabras, sucede que exista un movimiento popular, empapado principalmente por la ideologa anarquista, cuya lucha se realizaba al margen de la legalidad y adems, efectuaba una constante crtica al Estado y pugnaba por la organizacin de la sociedad al margen de este, o sea, luchaba por su abolicin porque ayuda a reproducir las condiciones de explotacin de los obreros; todas las huelgas hasta ese momento ocurran en esas condiciones y cada vez que tena lugar una, decantaba en inestabilidad poltica y crisis de legitimacin del Estado. Cmo reaccion el Estado ante esto? Sucede que se atac al movimiento social a travs de varias formas: primero, la represin y persecucin poltica tuvo lugar (no olvidemos que el gobierno de Ibez fue una dictadura) y purg de sus dirigentes anarquistas y comunistas a sindicatos y federaciones sindicales y se form la Confederacin Republicana de Accin Cvica (CRAC ), movimiento poltico que lleg a obtener cupos parlamentarios junto a los partidos, sin embargo, con Ibez cerciorndose de tener dirigentes adictos tanto en la CRAC como en estos ltimos. Segundo, y segn nuestra opinin, lo ms importante, Ibez lleva a cabo su programa de armona social, cuya principal herramienta es la legislacin social, que tiene su mxima expresin en el ya mencionado Cdigo del Trabajo de 1931, el mensaje es que a travs de este, la previsin social se extiende a todos los habitantes del pas; ideal poltico ms bien mesocrtico, que se contina con una poltica social o socialismo de Estado, en suma moderado. Raya para la suma, todas estas acciones se enmarcan en la concepcin de que el Estado debe poseer una actitud protectora con todos los estratos de la sociedad, y en la medida que estn involucrados el trabajo material y administrativo, se van creando nuevos organismos estatales o para-estatales (como ocurre en este caso con los sindicatos) y con ello se incrementa cuantitativamente la administracin pblica o burocracia (Gngora, 1981). En resumen, ante un movimiento social que levanta sus consignas y pugna por conseguirlas al margen de la legalidad y el Estado, que lleva como estandarte de lucha la abolicin de este, pues no se le considera necesario para mediar en las relaciones de produccin en condiciones de explotacin sino como un agente de las mismas que las reproduce, se intenta reforzar la idea tradicional y originaria del Estado, de que l es el principal y nico agente del bien comn. Ms adelante revisaremos qu consecuencias posteriores al gobierno de Ibez trajo esta poltica para el movimiento social, especficamente cuando surge con mayor fuerza nuevamente en los aos 60, por ahora no podemos dejar de mencionar que en lo inmediato, se vio totalmente diluido, teniendo como causas principales la violencia, censura y represin estatales y el reformismo legal, decantando, a su vez, solamente en este mismo al amparo de los partidos y el Estado; esto toma suma importancia si queremos revisar el estado actual de los movimientos sociales, ejercicio que realizaremos ms adelante. El carcter festivo del primero de mayo que a nosotros nos llega como un feriado provechoso y pintoresco para el cultivo de intereses personales, a fin de cuentas, obedece a la poltica de Estado que busca ante todo la armona social, donde una fecha que conmemore la lucha por subvertir el orden de explotacin de los trabajadores no tiene cabida o solo levemente sometida a sus trminos. Debemos agregar que hoy, el Da de los Trabajadores ni siquiera est estipulado en el cdigo del trabajo actual, sino que aparece en la ley 19.973, modificada a travs de la 20.215 en el ao 2007 durante el primer mandado de la actual presidenta, donde aparece,
finalmente, junto a otras festividades como el 18 y 19 de septiembre, el 25 de diciembre y 1 de enero. O sea, del 1 de mayo de Trivio, el de lucha y reafirmacin de esta, nada, al menos en el papel. A fines del s. XIX y a comienzos del s. XX los grmenes incipientes de las luchas populares fueron coaptadas por la fuerzas institucionales, dando a conocer la organizacin de trabajadores y trabajadoras como un hito legal, si bien esto en trminos abstractos puede parecer ameno para el movimiento popular, al momento de materializarse solo logr otorgar un mayor papel de incidencia al Estado sobre los sindicatos. Esto hace total relacin a la manera en que el poder institucional se legitima; mediante la burocratizacin y coaptacin de espacios, entendiendo el poder como un conjunto de relaciones sociales ejercidas entre clases esta jugada por parte del gobierno es brillante, ya que la organizacin ahora no dependa propiamente tal de los trabajadores, sino que ahora el Estado tenia total relacin con los sindicatos y poda manejarlos a diestra y siniestra. La institucionalizacin de las luchas obreras supuso una piedra en el zapato para la formacin del campo popular. Esto hasta comienzos de los aos 60 en los cuales se vivi un lgido levantamiento de las clases subalternas en pos de un sntesis mejor Dmosle una vuelta al contexto de estas movilizaciones: Durante la mitad del s. XX en la mayora de las sociedades occidentales se viva una fuerte dicotoma entre las posturas socialistas y capitalistas. Esto claramente reflejado en lo que fueron las protestas de mayo 68, las guerrillas de Latinoam rica y del frica, o la carrera armamentista entre la URSS y EEUU. Si bien el clima de la poca haca demostrar al mundo partido en dos, es necesario recalcar que la visin socialista no era igual en todos los lugares, particularmente en el caso de Chile, existan bloques importantes que diferan con las posturas soviticas dogmticas, otorgando un carcter ms humanista y heterodoxo desligado de las visiones axiomticas stalinistas. La adaptacin de las masas populares hacia los sindicatos institucionalizados decant en un fuerte cambio de paradigma, dejando de lado en gran medida la ideologa anarquista que prim en los inicios de los sindicatos, otorgando una metodologa nueva basada en horizontes tcticos y estratgicos. Es necesario recalcar, con el fin de no caer en una lgica determinista y mecanicista, que este no fue el nico suceso que hizo cambiar las lneas ideolgicas y metodolgicas, sino que adems hubo un trabajo constante para la articulacin del campo popular, tanto en trminos organizativos como de la superestructura de los sujetos. Con esto se llev a cabo un fuerte movimiento obrero y popular en Chile, de la mano del socialismo allendista y su contraparte radical mirista. Dentro del bloque ms conservador llamado UP (Unidad popular) la CUT jug un papel crucial como instrumento unificador de los trabajadores y trabajadoras a lo largo de la franja, siendo garante de los intereses proletarios. Si bien la CUT fue fundada por el dirigente mirista Clotario Blest, quien conoci en su juventud a Armando Trivio y lo recuerda como un anarquista ntegro (Orrego, 197?), la hegemona de los partidos comunista y socialista se hizo notar prontamente. Es por esto que los obreros de base diferan muchas veces con la CUT y tenan otra lectura ms avanzada del proceso, para materializar estos intereses se formaron como contraparte los cordones industriales; instrumentos que sirvieron para la unin de esta masa ms radicalizada, dotndola de una organizacin propia como germen de poder popular autnomo de las bases ideolgicas de los
aparatos estatales Como pueden ver no haba ambiente de celebracin, menos en los primeros de mayo, ms bien era un contexto mucho ms combativo y analtico que si bien conmemoraba el da de la mujer y el hombre trabajador, esto se vea reflejado durante toda la poca y no se simplificaba a un solo da de carcter festivo. Durante los aos 70 en Latinoamrica se vivi una serie de procesos dictatoriales de la mano del capitalismo fascista yanqui, los cuales mediante la violencia sistemtica destruyeron las concepciones ideolgicas imperantes dentro de la clase trabajadora de aquel entonces. Poco a poco los valores solidarios del compaerismo se fueron cambiando bajo la ptica capitalista del individuo competitivo y autosuficiente. La doctrina del miedo hizo mella en la gente, dejando de lado la organizacin comunitaria, salvo en algunas poblaciones ms combativas donde an se trataba de hacer frente al golpe ideolgico y poltico. Hay que dejar en claro que este golpe de Estado no fue al azar ni espontneo porque la situacin lo ameritara, sino que fue minuciosamente planeado y dividido en etapas como lo plantea Salazar (2013), empezado con un shock de violencia que deshumanizara totalmente a las personas, mediante la tortura y desapariciones, todo con el fin de poder destrozar las concepciones ideolgicas de la clase oprimida. Luego de este primer shock violentista (tanto fsico como simblico) se llev a cabo la introduccin de esta nueva ideologa capitalista de corte neoliberal, para finalizar con un proceso burocrtico de institucionalizacin que se vio reflejado en la constitucin de 1980 y algunos hechos procedentes de ella, como por ejemplo, la derogacin del Cdigo del trabajo de Ibez de 1931 por el Cdigo del trabajo de la Junta Militar en el 1987. Resulta al menos curioso que justamente, durante dos dictaduras, se haya revisado y estipulado en trminos gubernamentales el cdigo del trabajo, sumndole adems, el mismo proceso de extirpacin ideolgica al movimiento popular seguido de una profunda institucionalizacin del mismo; en este sentido, ambos procesos son similares, pero habra que hacer las salvaguardas correspondientes por ser dos contextos histricos dismiles. Frente a la coyuntura dictatorial y el cambio ideolgico de las masas populares, el movimiento por una mejor vida de la clase trabajadora reconfigur su foco estratgico, siendo la lucha primordial la abolicin de la dictadura. Todos los esfuerzos se subvirtieron hacia la lucha contra el cono de Pinochet, dejando de lado la concepcin de lucha de clases anteriormente expuesto. Esta nueva coyuntura poltica fue escenario propicio para que las fuerzas reformistas se instauraran como la alternativa predominante, todo esto representado por la alianza poltica llamada concertacin, la cual, dotada de un discurso progresista y un neoliberalismo camuflado, logr instaurarse como la ideologa predominante dentro de la mayora de la gente. Esto decant en una nueva oleada de luchas, pero ahora no dotadas de un carcter ideolgico o poltico, sino ms bien de una predisposicin economicista, mismo rumbo que tomaron en el 1933 con la fundacin del partido Socialista y el proselitismo que acarre. Hoy en da, si bien se ha logrado superar un poco este carcter, los movimientos actuales no han podido dotar de un contenido poltico serio ni unificador a las masas populares, pero aun as, se puede observar pequeos grmenes ms radicalizados en pos de mejoras estructurales para la clase trabajadora. Todo esto se puede ver reflejado dentro de la coyuntura actual, en la cual para el da de los trabajadores y trabajadoras se encuentran dos opciones acerca del carcter ideolgico que debe llevar el movimiento de la clase explotada. La primera opcin que sigue la lnea poltica de la concertacin, ahora bajo el nombre de la nueva mayora, se materializa a travs
de una marcha que sale desde Concepcin, la cual posee un carcter reformista y maquillador del modelo, utilizando para ello a la CUT como piedra angular y junto a ella una buena parte de los sindicatos institucionalizados; una CUT que ya no posee ni siquiera ese carcter socialdemcrata de la poca de la UP, sino que ahora est totalmente dotada una visin reformista neoliberal, de corte mesocrtico, y con un socialismo de Estado sumamente moderado. La segunda opcin, con una lnea poltica mucho ms radicalizada desde las bases, muestra el descontento de la gente frente al bloque conservador estatal. Esta opcin poltica se ha empezado a poner en la palestra desde los sectores ms radicalizados estudiantiles, agrupaciones sindicales ideologizadas, sectores portuarios, movimientos de no ms AFP y actores sociales pertenecientes a la FENATS, entre otros. Es necesario sealar que si bien se logra presentar una alternativa incipiente para hacer contraparte a los sectores reaccionarios, an es necesario trabajar arduamente en los ejes organizativos e ideolgicos para la rearticulacin del campo popular, una rearticulacin que haga recordar este da de los trabajadores y trabajadoras como una fecha de lucha y combate conmemorativo, que no quede enfrascado en un solo da sino que salga de las lgicas de festejo y celebracin, para pasar hacia una perspectiva de trabajo paulatino en el que los trabajadores y trabajadoras de Chile vuelvan a estar en boga de las discusiones por las luchas conmemorativas. Al llegar a este punto, muchos pensarn que desarrollamos esta exposicin como una herramienta casi panfletaria de lo que podra considerarse cierta ideologa, no obstante, nuestra preocupacin tiene su origen en varias cosas un tanto diferentes. Una de nuestras inquietudes fundamentales estriba en el significado social del acontecimiento, es decir, el primero de mayo al evidenciar coyunturalmente, como hemos expuesto, un conflicto social mucho ms amplio que una fecha concreta, nos entrega la posibilidad de abordarlo como tal en nuestro rol de estudiantes de antropologa; al referirnos a esto queremos ser bastante concretos: el ao pasado tuvieron lugar varios movimientos de conflicto laboral y social, por ejemplo, varios de los sindicatos de la CAP mantuvieron una movilizacin de aproximadamente un mes, lo mismo la mayora de los sindicatos de ASMAR y en Tom el sindicato de trabajadores de la empresa textil Crossville se mantuvo un poco ms de un mes en huelga. Entendemos, a partir de nuestra formacin, que estos acontecimientos representan una fuente de enriquecimiento recproco, para trabajadores y universitarios: se puede desarrollar, a modo de ejemplo, la antropologa de la empresa capitalista a travs de una observacin participante, en donde existen representaciones diferentes acerca del trabajo acorde a los intereses de las partes sociales, que se manifiestan resueltamente en un conflicto de intereses que deriva en una huelga como medida de presin para una negociacin colectiva; en medio, aparecen representaciones categoriales que se expresan, finalmente, en un modo de entender la realidad. Adems, por pertenecer a la misma comunidad, se puede a travs de diferentes gestiones, captar a las personas en el mismo trabajo cotidiano y reforzar el estudio de aquellas representaciones (Godelier, 1980). A partir de esto, se pueden realizar ejercicios de una antropologa ms activa, esto es, la formulacin de polticas que sean utilitarias a los diferentes actores en la resolucin de conflictos. Cabe mencionar, que Enrique Molina, ya en el 1945 haca mencin a la consideracin de ciertos aspectos de los fenmenos sociales, de aquellos que llevan en s significaciones concretas, prcticas, de problemas inmediatos (Molina, 1945) y para esta labor nombra los planes de estudio de Economa poltica, Poltica Econmica, Hacienda Pblica y Derecho del Trabajo, pero hace notar la
ausencia de la tica y la psicologa social, estudio que atribuye a las ciencias sociales, especficamente a la sociologa (en este ao no se ergua aun la antropologa institucionalmente) y aun en esta dice que no se desarrolla a cabalidad en cunto podemos decir que contribuimos a transformar esta situacin? Su anlisis se profundiza y seala que se les impugna a las ciencias sociales no marchar con el ritmo de los acontecimientos de la historia y de quedarse rezagadas y en respuesta dice que deben ser auxiliares indispensables y asiduos a este respecto, afirmacin que toma suma importancia para lo que vivimos actualmente: la situacin de conflicto social en la comunidad que nos encontramos inmersos y el vnculo relacional que tenemos con ella. Entonces, el llamado es a reflexionar y posicionarnos a este respecto qu queremos ser como escuela de Antropologa? Cmo llevamos a cabo nuestro rol universitario y por ende comunitario? Hacia dnde va enfocada nuestra formacin? Queremos cultivarnos en una posicin pasiva o tomaremos alguna va de accin? Finalmente, no debemos olvidar que, sumado a nuestro papel de estudiantes, podemos decir, nuestra actividad o rol social ms inmediato que aqu nos convoca, ocupamos una posicin como pobladores e hijos de trabajadores, y a este respecto podemos posicionarnos situacional e ideolgicamente, dado que, al fin y al cabo, terminaremos siendo tambin trabajadores y por esto nos concierne este primero de mayo. Dnde nos ubicaremos, de qu forma y por qu, es una pregunta que debemos cuestionarnos constantemente. Nuestra comunidad universitaria, el espacio cotidiano donde nos realizamos, no la componen simplemente estudiantes y docentes (quienes a su vez poseen tambin un rol como trabajadores con caractersticas propias a su labor), nos atrevemos a decir, que el funcionamiento pasa sobre todo por los trabajadores encargados de proporcionarnos las condiciones apropiadas de acuerdo a las disposiciones institucionales de la Universidad de Concepcin; no olvidemos que en nuestro espacio cotidiano se vitalizan constantemente las cuestiones que hemos planteado. La discusin queda planteada y abierta.
Bibliografa
Godelier, M. (1980). Una antropologa de la sociedad capitalista. Actas I Congreso espaol de Antropologa: 28 de marzo a 2 abril de 1977 (pgs. 15 - 22). Barcelona: Universidad de Barcelona, Departamento de Antropologa. Gngora, M. (1981). Ensayo histrico sobre la nocin de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Santiago: La ciudad. Molina, E. (1945). Ciencia e intuicin en el devenir social. Revista de Derecho(52), 131 - 150. Muoz, V. (2009). Armando Trivio: Wobblie. Santiago: Quimant. Orrego, C. (197?). Testigos del siglo XX. Clotario Blest. Santiago: Aconcagua. Rojas, J. (1993). La dictadura de Ibez y los sindicatos (1927 - 1931). Santiago, Chile: Universitaria. Salazar, G. (2013). Villa Grimaldi (Cuartel Terranova): Historia, testimonio, reflexin. Santiago: LOM.