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EDUCAR AL SOBERANO

LOS LIBROS ESCOLARES, LUGARES DE MEMORIA, 1880-1890
























Licenciatura en Historia.
Universidad Nacional de Tres de Febrero.










Marta Mercedes Poggi

2004

Uso autorizado para los cursos a cargo de Fernando Jumar
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
ndice

Introduccin..........................................................................................................2
1. Los libros y el proyecto educativo.................................................................4
2. Presente: la construccin de la memoria........................................................8
3. Pasado: la sociedad nacional........................................................................11
4. Futuro: la expansin de la ciudadana..........................................................13
Conclusiones......................................................................................................16
Apndice............................................................................................................18
Bibliografa .......................................................................................................21
2
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Introduccin
A partir de 1880 se implement en la Argentina un vasto proyecto de modernizacin
promovido por el Estado y sustentado en su integracin a la economa mundial como pas
agroexportador. El proceso de modernizacin poltica requera ciudadanos y el de
modernizacin econmica requera transformar a los inmigrantes en argentinos. El proyecto
cultural y educativo emprendido por la generacin del ochenta fue considerado fundamental
para la concrecin de las transformaciones inherentes al proceso de formacin de la Nacin
argentina.
La educacin, en especial la primaria, tuvo un papel clave en la expansin de la
ciudadana y de la nacionalidad. Entre 1880 y 1900 se puso en prctica una poltica
educacional coherente de prolongada vigencia que expandi tempranamente la escolaridad
bsica segn el modelo europeo.
1
Ambito propicio para la generacin de adhesiones
emocionales a la patria, la enseanza primaria se constituy en uno de los mejores
instrumentos para la construccin de la nacionalidad.
2

En el proceso de educacin primaria participan elementos tan diversos como escuelas,
maestros, planes de estudio, programas de asignaturas, mtodos de enseanza, textos
escolares. El proyecto implementado actu sobre todos estos elementos y busc la efectiva
coordinacin de los mismos. Los libros escolares, pautados al igual que los programas y en
concordancia con stos, ocuparon un destacado lugar en este proceso constituyndose en el
mejor rastro del proyecto educativo.
El examen de los textos escolares permite observar algunos de los objetivos de la
enseanza, especialmente la transmisin de valores que transformaran a los argentinos en
ciudadanos y a los extranjeros en argentinos. Para Pierre Nora, que los estudi en Francia,
discernir el lugar que estos libros ocupan en la mentalidad individual y colectiva no puede ser
una operacin inocente, ni indiferente, al contribuir a establecer el inventario de nuestra
memoria. Fenmeno siempre actual, vulnerable a las manipulaciones y tan susceptible de
largos perodos de latencia como de sbitas revitalizaciones, "la memoria se enraza en lo
concreto, en el espacio, el gesto, la imagen y el objeto."
3
A partir de este concepto de
memoria, Nora elabora la nocin de "lugar de memoria". Formas extremas que subsisten de
una conciencia conmemorativa en una historia que parece ignorarlas estos lugares son restos
construidos, secretados, establecidos por una colectividad en transformacin y renovacin.
Surgen y persisten por un sentimiento que plantea, ante la ausencia de una memoria
espontnea, la necesidad de crear archivos, mantener aniversarios, organizar celebraciones.
4

Materiales, simblicos y funcionales simultneamente pero en grado diverso, los manuales
escolares, puramente funcionales, entran en la categora si son objeto de culto y los libros de
historia son objetos de memoria si se constituyen en breviarios pedaggicos o fundamentan
una revisin de la historia.
5

Los textos utilizados por el sistema escolar argentino han sido objeto en los ltimos
aos de mltiples investigaciones que destacan su valor como instrumentos de sociabilizacin

1
Tedesco (1986), 263. Para el proyecto educativo de la generacin del ochenta ver Tedesco (1986); Weinberg
(1984); Puiggrs (1990); Albergucci (1996); Ramallo (1999).
2
Bertoni (1993), 45-47. Con respecto a la relacin entre construccin de la nacionalidad y educacin ver
tambin Bertoni (1992); (1996); (2001); Oszlak (1999); Devoto (2002).
3
Nora (1984), XIX.
4
Nora (1984), XXIV.
5
Nora.(1984), 281.
3
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
formal, informantes de los contenidos de ideacin oficiales, efectivos aparatos ideolgicos y
soporte fsico de contenidos culturales.
6
El carcter nacional de los contenidos, la difusin de
libros autorizados de autores nacionales y la subordinacin de la escritura de la historia a los
intereses polticos son relacionados en estos estudios con problemas que eran considerados
prioritarios, como la conformacin del Estado y la conciencia nacional.
7
Se afirma asimismo
que estos libros al impactar fuertemente en el comportamiento individual y colectivo
contribuyeron a construir la Nacin, favoreciendo la formacin de un imaginario compartido
que garantiz un mnimo de cohesin.
8
Queda pendiente tras estos estudios, y este es el
objetivo de la presente investigacin, determinar la contribucin de los textos escolares
utilizados en la dcada del ochenta a la construccin de la ciudadana y la memoria.
El proyecto educativo y cultural de la generacin del ochenta se estudia en este trabajo
a travs de los libros de texto y lectura utilizados en la enseanza primaria en la dcada del
ochenta y de El Monitor de la Educacin Comn. Esta publicacin oficial y peridica del
Consejo Nacional de Educacin, de distribucin gratuita y difusin nacional, comenz a
publicarse en noviembre de 1881. Los textos utilizados son los de la educacin primaria, pero
slo los aprobados o recomendados por las autoridades, cuya fecha de publicacin o reedicin
corresponde al perodo y cuyo tema (historia, geografa) permite estudiar el modelo de
ciudadano y la construccin de la memoria colectiva. En la primera seccin se analiza la
importancia otorgada a los textos escolares en este proyecto y al empeo puesto por las
autoridades en controlar y uniformar los libros utilizados en la escuela primaria;
posteriormente, se analizan los textos para detectar en la segunda seccin algunos de los
contenidos correspondientes a la construccin de la memoria y del pasado nacional; en la
tercera, aquellos relativos a la sociedad nacional del presente y en la cuarta, los referidos a la
construccin de la futura ciudadana. El perodo investigado abarca la etapa inicial del
proyecto hasta la consolidacin y articulacin de los mecanismos de control implementados.
La centralizacin llevada a cabo desde el Estado nacional en este lapso incluy obviamente al
mbito educativo, por tal motivo, la informacin recabada abarca al territorio nacional.

1. Los libros y el proyecto educativo
En la Argentina, desde fines del siglo XIX, los libros escolares fueron difundidos,
controlados y uniformados por las autoridades educativas. Ya en 1871 el uso de los textos en
las escuelas primarias preocupaba a los responsables del rea que pretendieron promover su
adquisicin subvencionando a las provincias.
9
A la preocupacin por difundir la utilizacin de
los libros escolares se agregaba el inters del presidente Sarmiento por fomentar la
publicacin de libros que favorecieran las prcticas republicanas.
10

En el contexto de los cambios educativos emprendidos en la dcada del ochenta se
acentu la atencin prestada a los textos y stos constituyeron un motivo de inquietud para la
administracin escolar. En El Monitor de la Educacin Comn son constantes las referencias
a compras de libros, las menciones de textos recomendados u obligatorios, los concursos de

6
Wainerman y Heredia (1999), 23. Rodrguez y Dobao Fernndez (2001), 5.
7
Riekenberg (1991), 15, 60; Bertoni (1993), 45-47.
8
Escud (1990), XVI; Braslavsky (1994), 76.
9
Para la Ley Nacional de subvenciones escolares de 1871 y posteriores decretos reglamentarios ver Portnoy
(1937), 127-144 y Campobassi (1942), 284-286, 347-348, 404.
10
Mabragaa (1910), t. III, 376-378. Con respecto al proyecto educativo de Sarmiento, sus diferencias con
Alberdi y la filiacin del proyecto del ochenta, ver Tedesco (1986), 25-35; Puiggrs (s.f.), 63-64.
4
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
lectura, etc. Tanto en ponencias presentadas en el Congreso Pedaggico
11
, como en informes
de inspectores nacionales de escuelas se destacaba el carcter anrquico de una situacin que
implicaba, paralelamente, la ausencia de textos aprobados en las escuelas y la diversidad de
los que estaban en uso. Mltiples fueron los pedidos de ordenamiento y uniformidad, acciones
consideradas claves para el progreso de la educacin. En forma elocuente y reiterada, los
inspectores pusieron el acento en los muchos inconvenientes que acarreaba la variedad de
textos en circulacin. Numerosos informes comprendan listados de los libros utilizados en
institutos escolares de la capital y de las diferentes provincias, y tambin, recomendaciones
para el uso o rechazo de algunos textos.
12

Esta gran variedad de libros en uso fue considerada como un problema y concentr
atencin y esfuerzos por parte de las autoridades educativas. En 1882, se cre una comisin
cuyo objetivo era organizar una exposicin que reunira y exhibira objetos escolares. Esta
comisin, al referirse a los textos escolares presentados en la exposicin, seal que fueron
pocas las provincias que enviaron libros para su apreciacin y destac especficamente los
mritos de algunas obras, como el mtodo de lectura de Marcos Sastre, la historia argentina de
Juana Manso y el curso de higiene del Dr. Wilde.
13
La provisin de textos para el ao 1883 se
realiz en base a un informe presentado por una comisin reunida especficamente a tal fin.
Su tarea result ardua pues no exista una organizacin previa que le sirviera de punto de
partida, debiendo esta comisin preparar un muestrario de libros para su anlisis.
14
La
informacin obtenida en las escuelas puso en evidencia que se utilizaban libros no aprobados
por la autoridad pertinente. La adopcin de textos era competencia del Consejo Nacional y el
desorden percibido hizo que se considerara en juego el principio de autoridad. Este informe
fue la base de una licitacin destinada al abastecimiento escolar de textos.
15

Los esfuerzos por homogeneizar los textos escolares continuaron con la Ley 1.420 de
Educacin Comn en la Capital, Colonias y Territorios Nacionales de 1884. Esta ley dispona
la adopcin de los libros de texto ms adecuados para las escuelas pblicas, su edicin y
mejoramiento por medio de concursos u otros estmulos, y su difusin uniforme a precios
mdicos, por un trmino no menor de dos aos.
16
Paralelamente, continuaba el envo de
subvenciones a las provincias como permiten constatar los pedidos, facturas y registros de
envo que incluyen listados con mencin de los textos vigentes.
17
El Monitor de la Educacin

11
El Congreso Pedaggico Sudamericano (1882) fue convocado, a instancias de Sarmiento, por decreto del
Poder Ejecutivo Nacional en diciembre de 1881 y sesion en Buenos Aires con representantes nacionales y
extranjeros.
12
Algunos informes de inspectores, a modo de ejemplo, se encuentran en El Monitor de la Educacin Comn, t.
I, N 19 (1882), 603; t. II , N 32 (1883), 404-405; t. III, N 42 (1883), 41-45; N45 (1883), 135-138; t. III, N
52 (1884), 356-360; t. IV, N 64 (1884), 104-106; t. VI, N 97 (1886), 1234.
13
El Monitor de la Educacin Comn, t. I, N 6 (1882), 161-164. El caso de Juana Manso resulta especial hasta
el extremo de ser una de las pocas mujeres, cuyo nombre apareci en el Anuario Bibliogrfico de la Repblica
Argentina. Ver Sagastizbal (2002), 158.
14
El Monitor de la Educacin Comn, t. II, N 24 (1883), 157-158.
15
El Monitor de la Educacin Comn, t. II , N 27 (1883), 259-261.
16
Con respecto a libros de textos en la legislacin del perodo ver Reglamento General para las Escuelas
Comunes de la Provincia de Buenos Aires de 1876, en El Monitor de la Educacin Comn, t. II, N 37 (1883),
563-588. Ley 1420: Captulo IV, artculos 36, inciso 3 y 42, inciso 4; captulo VI, artculo 57, incisos 15,
18, 19, 26; captulo VII. Ley 2737 de Fomento de la Instruccin Primaria en las provincias de 1890, artculos
3 y 5, en Albergucci (1996), 241-256.
17
Son muchos los ejemplos al respecto que encontramos en El Monitor de la Educacin Comn; se indican
algunos a continuacin: t. I, N 9 (1882), 260; N 14 (1882), 428 y N 15 (1882), 448; t. II, N 30 (1883), 359;
N 35 (1883), 527 y N 38 (1883), 627-630; t. IV, N65 (1884), 157-158; N 66 (1884), 183 y N 68 (1884),
243; t. V, N 75 (1885), 460 y N 76 (1885), 499.
5
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Comn permite identificar los textos utilizados en cada provincia y comprobar similitudes y
diferencias entre los mismos. Ante la diversidad de obras en uso, las autoridades nacionales
implementaron medidas tendientes a la homogeneizacin de los libros escolares.
18
Estas
abarcaban aprobaciones de textos, recomendaciones de los mismos a los maestros, listados de
los depsitos a los que los preceptores deban recurrir para aprovisionarse, envos a provincias
y territorios nacionales y pagos a los editores.
19
Las licitaciones se sucedieron y tendieron a
abastecer por plazos de dos aos a las escuelas con los textos necesarios; en las mismas se
verifican las nminas, los valores y las cantidades, pero las carencias siguieron pesando y la
calidad de los textos resultaba insatisfactoria.
20

El consenso de las autoridades educativas con respecto a la necesidad de controlar y
uniformar a los libros escolares se fue acrecentando con el transcurso de la dcada. En este
proceso resulta fundamental el decreto orgnico del 18 de enero de 1887, que dispuso que el
Consejo Nacional de Educacin prescribiera y autorizara los libros de textos ms adecuados.
El Consejo deba favorecer la edicin de textos y mejorar su calidad con concursos y
estmulos, pues "se requiere una resolucin de carcter general que asegure la adopcin
uniforme de los textos, por un trmino no menor de dos aos, como la ley lo prescribe."
21
La
multiplicidad de textos vigentes hizo necesaria la constitucin de varias comisiones a fin de
evaluar las obras presentadas por autores, editores e introductores de textos en el concurso
abierto para los aos 1888-1890. Se establecieron siete comisiones, cada una de tres
integrantes, dos de los cuales deban pertenecer al profesorado y tener ttulo universitario.
22

Una vez aprobados los textos, se publicara una lista de los mismos y stos seran los nicos
que podran utilizarse en las escuelas, derogndose toda aprobacin anterior. Los preceptores
quedaban autorizados a elegir entre los libros adoptados por materia y corresponda a los
inspectores tcnicos y a los Consejos de distrito verificar el cumplimiento de lo establecido.
Las razones presentadas para justificar estas decisiones fueron la necesidad de establecer un
orden en el magisterio, contribuir a la economa familiar y evitar problemas a los alumnos que
debieran trasladarse de una escuela a otra. Tambin se consideraba beneficioso para los
autores y editores pues les daba garanta de colocacin y un plazo razonable que compensara
la inversin realizada.
23

Los informes de los inspectores daban cuenta de la gran cantidad de textos extranjeros
utilizados en las escuelas. En el llamado a concurso de 1887 se puso especial nfasis en atraer
a autores americanos para "ordenar, en fin, una frmula espontnea, y si se nos permite la
expresin, nacional, que sea a la vez prctica, filosfica y de avance", pero en sesiones

18
La importancia que adquirieron los textos obligatorios en la educacin pblica en este perodo qued
registrada en el Anuario Bibliogrfico de la Repblica Argentina. Ver Sagastizbal (2002), 16-17.
19
El Monitor de la Educacin Comn, t. II, N 27 (1883), 259-261; N 32 (1883), 429; N 33 (1883), 451-453;
t. III , N 50 (1884), 317; N 52 (1884), 356-360, 367, 370; t. IV, N64 (1884), 119; t. V, N 81 (1885), 691; N
82 (1885), 740; t. VI, N 96 (1886), 1195; N 98 (1886), 1266-1269; t. VIII, N 108 (1887), 238-239; t. IX, N
139 (1888), 914-915.
20
Para la licitacin de los textos para el ciclo lectivo 1884, ver El Monitor de la Educacin Comn, t. III, N 50
(1884), 308-309; para los correspondientes al ciclo lectivo 1887, ver El Monitor de la Educacin Comn, t.
VIII, N 110 (1887), 316-317) y para los correspondientes al ciclo lectivo 1887, El Monitor de la Educacin
Comn, t. VIII, N 120 (1887), 752 y ss.
21
El Monitor de la Educacin Comn, t. VIII, N 108 (1887), 235-236. Con respecto a la Comisin evaluadora
de 1887, ver Bertoni (2001), 45-47.
22
Las comisiones eran: Lectura y escritura; moral e Instruccin Cvica; Gramtica e Idioma extranjero; Historia
y geografa; Aritmtica y nociones de ciencias matemticas; Nociones de ciencias fsico-naturales; Dibujo y
msica.
23
El Monitor de la Educacin Comn, t. VIII, N 111 (1887), 333-335. Para editores e impresores en este
perodo, ver Sagastizbal (2002).
6
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
posteriores, y ante la falta de calidad y adecuacin a los programas de muchos de los textos
presentados, se ampli el concurso a los libros escritos en francs, ingls e italiano, que en
caso de ser aceptados seran traducidos a satisfaccin del Consejo.
24
Incluso las comisiones
podan indicar otros que juzgaran adecuados y que no hubiesen sido presentados a concurso.
25

Hacia el final de la dcada los avances logrados en la homogeneizacin de los textos
eran considerables y se pretendi poner en evidencia los logros alcanzados y el progreso en
ciernes al que la administracin escolar contribua con su accionar.
26
Pero las dificultades
persistan. Los informes de las comisiones con respecto a los textos concursados plantearon,
para historia y otras reas, resultados tan poco satisfactorios que la licitacin para los aos
1888-1890 incluy unos pocos libros aprobados y un gran nmero de textos, "los menos
inadecuados", autorizados.
27

El anlisis de las licitaciones efectuadas entre 1883 y 1888 y del listado de los libros
presentados en la Exposicin de Pars de 1889 permite establecer el origen, la autora y la
vigencia de los mismos. (Ver Apndice) Ms de un 60% de los textos mencionados fueron
publicados en el pas y todos stos, menos uno, fueron editados en Buenos Aires. Los
publicados en el exterior provenan de Pars, Nueva York, Leipzig y Madrid. La incidencia de
autores extranjeros era alta, incluso en la seleccin de textos enviada a representar al pas en
la exposicin de Pars. En el conjunto predominan los textos de formacin moral y los de
lectura; entre estos ltimos se incluyen tambin los carteles y cartillas que complementaban
los diferentes mtodos de enseanza. Hacia el final de la dcada se verificaron algunos
reemplazos en los textos utilizados. Las obras de Francisco Berra, Andrs Ferreyra y Alfredo
Vzquez Acevedo desplazaron en la enseanza de las primeras letras a las de Marcos Sastre y
Domingo F. Sarmiento y la Geografa de Juan Mara Gutirrez fue sustituida por otras, entre
ellas, la de Benigno Martnez. Ambos, Gutirrez y Martnez, fueron autores tanto de textos de
geografa como de historia. La historia general estaba representada por la traduccin y
adaptacin de Juan Tufr de Le petit Lavisse,
28
en tanto para la historia argentina la oferta era
ms amplia que satisfactoria si tenemos en cuenta los juicios emitidos por la Comisin
Evaluadora reunida en 1887. Esta Comisin juzg muy favorablemente al Compendio de
Juana Manso y destac los mritos de este texto que mantuvo su vigencia en toda la dcada.
29

La influencia de estos libros se extenda, fuera de los lmites institucionales, alcanzando a los
hogares. Gutirrez daba a su Geografa la doble opcin de texto de estudio y de lectura; ms
an, Manso consideraba a su Compendio "[...] el mentor del hogar, para los padres que
aspiren instruir sus hijos, cimentando en sus corazones el amor la patria y el respeto la
memoria de las viriles generaciones que la redimieron de la esclavitud colonial, para labrar
costa de mil sacrificios la independencia patria."
30


24
El Monitor de la Educacin Comn, t. VIII, N 111 (1887), 333-335.
25
El Monitor de la Educacin Comn, t. VIII , N 119 (1887), 716.
26
El Monitor de la Educacin Comn, t. IX, N 139 (1888), 914-915.
27
El Monitor de la Educacin Comn, t. XI , N 153 (1889), 679-680 y N 154 (1889), 713-714.
28
Le Petit Lavisse fue el principal manual escolar utilizado durante la III Repblica francesa. Nora lo ubica en
un lugar privilegiado entre los lugares de memoria y destaca que ste aportaba pruebas tendientes a la
legitimacin de dicha Repblica, realizando su apologa e identificndola progresivamente con la patria. Nora
(1984), 265 y ss.
29
El Monitor Escolar, t. VII, N 140 (1888), 954-955. Avalado por Mitre el Compendio se public en 1862 y
fue reeditado varias veces. Tras la muerte de Manso (1875) sus hijas y albaceas lo actualizaron y completaron el
perodo 1874-1881. Lewkowicz (2000), 149
30
Gutirrez, (1877); Manso (1881), VI. Con respecto a Juana Manso, ver Lewkowicz (2000). Para el
Compendio, ver Armoux (1992); Santomauro (1984).
7
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Los libros de texto primarios constituyeron una preocupacin constante para las
autoridades y funcionarios del rea en este perodo. Su carencia, su dispar calidad y su falta de
uniformidad provocaban gran inquietud. Los concursos, licitaciones, subvenciones,
aprobaciones, recomendaciones y rechazos se sucedieron a lo largo de toda la dcada con el
objeto de homogeneizar los textos en uso.
31
El inters por la difusin de los textos escolares y
las tareas emprendidas para su control y uniformidad estaban vinculados con la construccin
de la memoria colectiva, la definicin de la sociedad nacional y la expansin de la ciudadana.

2. Pasado : la construccin de la memoria
La historia argentina fue incluida en los programas escolares de la enseanza primaria
al iniciarse la dcada del sesenta. Las autoridades nacionales consideraban que la sociedad
contempornea requera de ejemplos y modelos y el pasado fue la fuente proveedora de los
mismos. La historia nacional fue, en consecuencia, adquiriendo gradualmente una mayor
presencia en los libros que utilizaban los alumnos con competencias de lectura comprensiva.
La difusin de las glorias argentinas y las biografas de sus hijos ilustres en las obras
dedicadas a la enseanza primaria se ponderaban como verdaderos servicios patriticos a la
Nacin.
32
Un texto de lectura que "describa los hechos del pasado unidos al espectculo del
presente" fue el objetivo que se propuso Mariano Pelliza al resear los acontecimientos ms
notables de la historia patria y los progresos de los ltimos aos.
33
Consideraba este autor que
"conmemorar los grandes aniversarios, engolfarnos algunos momentos en la corriente de la
historia, beber en el raudal de las tradiciones gloriosas es acercarnos siquiera con el
pensamiento a las ilustres figuras del pasado" y que esta actividad era imprescindible en
pueblos poco numerosos y destinados a recibir grandes corrientes inmigratorias.
34
Calificado
como un elemento vigorizador de la nacionalidad, el conocimiento popular de la historia fue
uno de los objetivos fundamentales de la educacin primaria.
Los prceres y un pasado militar glorioso eran considerados como los basamentos que
sustentaban al progreso de la Nacin.
35
Esta opinin de Pelliza, representativa para este
perodo, confirma la influencia de la Galera de Celebridades y de la Historia de Belgrano de
Bartolom Mitre entre los autores de textos escolares.
36
En la introduccin de la Galera,
publicada en 1857, Mitre estableca que "la gloria de estos hombres es la ms rica herencia
del pueblo argentino, y salvar del olvido su vida y sus acciones, es recoger y utilizar esa
herencia, en nuestro honor y nuestro provecho."
37
Iniciaba, y los textos con l, la historia
argentina con Sols y no olvidaba el origen americano de Hernandarias pero afirmaba que las

31
La decisin de homogeneizar los textos se mantuvo hasta principios del siglo XX; para 1905 las crticas al
sistema y la defensa de la libertad de eleccin de los docentes provocaron cambios sustanciales en la poltica
oficial. Ver El Monitor Escolar, t. XII-XIII, N 245 (1894), 775-776; t. XX, N 383 (1904), 300-303.
32
Pelliza (1888), prlogo de Lamas, XI-XV.
33
Pelliza (1896), proemio de la primera edicin. Con respecto a este texto ver Braslavsky (1994), 79. Para la
importancia otorgado a la enseanza de la historia en la construccin de la Nacin, ver Bertoni (1992), 109.
34
Pelliza (1888), 39.
35
Pelliza (1896), 114.
36
Los libros de historia de este perodo evidencian la influencia, explcita en algunos autores, de Bartolom
Mitre y su obra historiogrfica. Ver Manso (1881), 170; Fregeiro (1881), 6, 162; Larrain (1885), advertencia,
100; Pelliza (1888), prlogo de Andrs Lamas, XI-XV. Para la incidencia de Mitre en la historiografa argentina
y en los libros de texto ver Riekenberg (1991), 15; Shumway (1995), 211-230; Buchbinder (1996), 59-81;
Assuno y Ravina (1999), 31-41; Palti (2000), 92, nota 40; Devoto (2002), 4-13.
37
Mitre (1857), 1-2 .
8
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
invasiones inglesas y, especialmente, la Revolucin de Mayo eran los fundamentos de un
pasado nacional heroico.
38
En consecuencia, los textos escolares presentaban a las invasiones
inglesas como jornadas preparatorias de la revolucin y destacaban la actuacin valerosa y
posterior entusiasmo de los habitantes de Buenos Aires.
39
Asociadas a ellos se encuentran las
primeras menciones referidas a los argentinos, que pronto devienen en "patriotas".
40
Manso
no ahorraba elogios ante un proceso revolucionario que, consideraba, haba pretendido
"cambiar la faz de un mundo" constituyendo una empresa grandiosa que inmortaliz a los
hombres de 1810.
41
La dimensin del 25 de Mayo se extremaba al juzgar que inaugur el
glorioso perodo de la independencia de todo el continente. En los tiempos que, segn Manso
el vulgo denominaba "los tiempos de la patria", los ancestros de temple marcial y republicano
no desmayaron ni un instante en los quince aos de guerra heroica que el pueblo y el
Gobierno de las Provincias Unidas necesitaron para asegurar la independencia. Los textos
abundan en estos ejemplos que buscaban reforzar la adhesin emocional a la patria de sus
lectores..
42

Los adjetivos se multiplicaban tanto en alabanza de los revolucionarios, como
peyorativos con respecto a los espaoles.
43
Los ejemplos militares y la descripcin de batallas,
que se deca templaron el espritu de los americanos, prevalecen en los libros escolares que
mencionan asiduamente el herosmo de los patriotas, del ejrcito patriota, de la heroica ciudad
de Buenos Aires, las heroicas provincias de Mendoza, Jujuy y Salta.
44
Pero es en los porteos
que la versin escolar de la Revolucin de Mayo centr la atencin. En sta, "la Junta de
Buenos Aires" sin medir riesgos haba emprendido una lucha desigual para sostener la
emancipacin que el pueblo le haba confiado.
45
Los textos utilizan a Paraguay como
contraejemplo, remarcando que repeli a la revolucin sin comprenderla y que su libertad fue
producto de la guerra de independencia argentina.
46
El valor de los porteos y la difusin
ideolgica que stos realizaron se contrapone a una visin que indica que "gracias a este golpe
de egosmo local, el Paraguay pudo vivir libre de preocupacin, y quedar sujeto al xito final
de la contienda, sin haber contribuido con el ms pequeo esfuerzo."
47
Siguiendo esta misma
lnea de razonamiento Nicanor Larrain concluye que "estuvimos solos en la lucha, y no hay
un solo pueblo cuya libertad se haya regado con ms sangre que la nuestra."
48
Alabanzas y
crticas contribuyen a construir un pasado original y grandioso, al mismo tiempo que permiten
identificar a los actores y destacar su actuacin.

38
Manso (1881), 35-39; Martnez (1888a), 25-32; Cambn (1884), 12-13; Larrain (1885), 38-40.
39
Pelliza (1896), 19-21; Martnez (1888a), 44-50. Los autores, al plantear estos temas, utilizaron en forma
indistinta pueblo, pueblo revolucionario, revolucionarios, patriotas, criollos, gente, ciudadanos de toda
condicin, ciudadanos en masa, la multitud. Ver Manso (1881), 65-80, 114-115; Pelliza (1896), 22-25; Larrain
(1885), 89.
40
Para la Revolucin de Mayo como lugar de memoria, ver Assuno y Ravina, (1999).
41
Manso (1881), 100-101, 172.
42
"La patria era entonces una divinidad misteriosa, que dominaba los corazones, subordinando todos los
intereses materiales individuales su podero". Manso (1881), 176; Pelliza (1896), 31.
43
Manso (1881), 87, 99, 157.
44
Pelliza (1896), 25-27, 35-37, 43-47; Larrain (1885), 103,138, 152.
45
Martnez (1888a), 56-57.
46
Manso (1881), 263.
47
Fregeiro (1881), 155.
48
Larrain (1885), 81. Manso opinaba que "En cuanto la Confederacin, nunca debi reconocer la
independencia del Paraguay, como no debi reconocer la del Estado Oriental, ni desprenderse de sus provincias
de Tarija y la Paz para formar Bolivia, sino conservar la integridad y trazar la nueva Repblica sobre el padrn
del antiguo Virreinato", en Manso (1881), 264-265.
9
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
En estos textos los actores individuales se destacan sobre los colectivos, con elogios
recurrentes a Moreno, Belgrano, Rivadavia y San Martn.
49
Generosidad, amor a la patria,
desprendimiento, talento extraordinario, nobleza, genio superior, abnegacin, noble entereza
son algunas de las cualidades relevantes que se presentaban ante los nios. Para conservar el
"fuego sagrado de la tradicin y las glorias de la patria" los ejemplos y las comparaciones
resultaban tiles pues atraan la atencin y fijaban en las memorias y corazones los contenidos
transmitidos.
50
Pero qu queda en el presente de tanta grandeza? se preguntaba Pelliza,
concluyendo que slo el recuerdo de los hroes, mientras que Manso casi no encontraba
virtudes semejantes en sus contemporneos.
51
El pasado prximo les permiti retomar el hilo
heroico entre las generaciones y la guerra contra Paraguay fue presentada como la guerra
contra un tirano, que violando tratados cometi felonas contra "mi patria". Esta conflicto
blico permiti destacar la entereza de los capitanes argentinos, dando continuidad al valor
demostrado por las generaciones anteriores en la defensa de la patria.
52

Poco disenso se nota entre los autores analizados con respecto a los modelos
presentados. Los elogios hacia los jefes militares y la descripcin de sus triunfos tienen un
lugar destacado en estos textos escolares.
53
En cambio, la imagen de Rosas como ejemplo
negativo es unnime en los libros analizados para este perodo. Manso, antes de referirse a l,
explica el significado de dictadura como sinnimo de tirana, despotismo, usurpacin.
54
La
figura de Rosas y la de los diferentes caudillos son asociadas con el atraso. Manso acusa a los
caudillos de alucinar a las masas y provocar conflictos que distraan hombres y recursos de los
objetivos primordiales de la patria, privilegiando intereses particulares.
55
Tanto Artigas como
Ramrez o Lpez son atacados por no someterse a la supremaca de la ley, provocar la
anarqua, ser jefes de montoneras de sangriento recuerdo y famosos por sus crmenes.
56
Un
claro ejemplo es la presentacin de la muerte de Pealoza como paso necesario para la
extensin del ferrocarril y la conquista del desierto. La tranquilidad poltica que posibilitaba el
desarrollo de la riqueza quedaba asociada, en este caso como en otros, a la eliminacin del
elemento perturbador que bloqueaba con su mezquino accionar al progreso que los hroes del
panten nacional haban buscado o que los prohombres contemporneos buscaban.
57
Con
respecto a los caudillos y su accionar es Clemente Fregeiro quien quiebra la unanimidad de
las crticas. Fregeiro defiende a Artigas como apstol de la federacin y a caudillos, como
Ramrez y Lpez, por haber intentado fundar un rgimen constitucional.
58
Al referirse al
elemento popular este autor seala que "inculto, pero sano y vigoroso, su accin dependa
slo de la buena o mala direccin que le imprimiese" y que fue un gran error combatirlo

49
Para M. Moreno ver Manso (1881), 114-115, 127; Martnez (1888a), 56; Fregeiro (1881), 143-145, 181. Para
Belgrano ver Manso (1881), 64, 98, 174, 178-180,185; Martnez (1888a), 55. Larrain, por su parte, seala que
Belgrano no tena dotes militares pero s el valor comunicado por el patriotismo. Ver Larrain (1885), 90. Para
San Martn ver Martnez (1888a), 56; Fregeiro (1881), 177, 205; Manso (1881), 202. Para Rivadavia ver Manso
(1881), 135,143, 221-222; Martnez (1888a), 77; Fregeiro (1881), 219; Larrain (1885), 133-136.
50
Con respecto a la utilizacin de comparaciones, biografas y efemrides como recursos didcticos y modelos
de identificacin, ver Wainerman y Heredia (1999), 26-40; Sagastizbal (2002), 59-60.
51
Pelliza (1888), 38; Manso (1881), 202. Para el patriotismo y las '"fiestas mayas" ver Bertoni (2001), 84-86
52
Diez Mori (1879), 164-167. Segn Manso, la guerra fue pedida a gritos por las calles, y el Presidente Mitre,
empujado por la opinin pblica, tuvo que aceptarla. Ver Manso (1881), 265.
53
Fregeiro (1881), 150-152; Pelliza (1896), 35; Pelliza (1888), 72; Larrain (1885), 103, 138, 152.
54
Manso (1881), 233-250. Ver tambin Martnez (1888a), 79-81; Fregeiro (1888), 196.
55
Manso (1881), 211-212.
56
Manso (1881), 188, 191, 196. Ver tambin Larrain (1885), 108, 116, 119, 121, 123, 125, 128; Martnez
(1888a), 69, 75. Para la influencia de Mitre en la conceptualizacin del caudillaje ver Mitre (1857), 2.
57
Manso (1881), 262. Al analizar las gestiones de Mitre y Sarmiento, Martnez destaca la obra realizada, a pesar
de las montoneras y revoluciones que debieron enfrentar. Martnez (1888a), 83-84.
58
Fregeiro (1881), 184-185.
10
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
desconociendo su peso en la sociedad colonial. El desprecio por las multitudes y sus caudillos
fue, a su criterio, la causa de que grandes revolucionarios y patriotas como San Martn,
Belgrano o Rivadavia apoyaran ideas monrquicas, descartando a la inmensa mayora del pas
e impidiendo su influencia en el gobierno.
59
La opinin oficial fue tajante al respecto; la
Comisin Evaluadora que deba definir los textos a utilizar para 1888-1890 rechaz al texto
de Fregeiro.
60

En los textos escolares que circularon y fueron aprobados en este perodo el pasado
fue obra de grandes hombres, destacables por virtudes que les permitieron alcanzar la gloria.
Adems de la transmisin de esta imagen, en concordancia y consolidando a la misma, los
libros escolares inventariaron lo que era necesario saber de la Argentina y constituyeron un
relato identificatorio en el que un pasado glorioso resultaba imprescindible. As lo
comprendieron quienes hicieron de este perodo un importante momento de construccin de
una nueva memoria histrica que sera el fundamento de la sociedad nacional que se buscaba
conformar.

3. Presente: la sociedad nacional
Los libros de texto coadyuvaron a la construccin y difusin de un relato
identificatorio que aunaba el pasado nacional con la sociedad del presente a la que daba
sustento. En este relato la composicin tnica de la sociedad argentina, especialmente la
contempornea constituy un tema central. La supremaca de la raza blanca o europea est
claramente establecida en atlas y textos de geografa general de la poca, al igual que la
exclusividad de la religin catlica apostlica y romana como nica verdadera, resultando
fundamental la asociacin de ambas variables.
61
Consecuentemente el carcter europeo de la
poblacin argentina y la influencia de la inmigracin eran destacados por los libros escolares.
Mientras Acisclo Vallin y Bustillo, autor extranjero, seala que la poblacin local se compone
de una mitad de europeos, otra de indgenas civilizados e indios salvajes y pocos individuos
de raza africana, Manso afirma categricamente que los argentinos descienden en su mayor
parte de los europeos.
62
Otros autores nacionales tambin privilegiaban el carcter europeo de
la poblacin e ignoraban prcticamente la existencia de indgenas, mestizos y mulatos al
extremo de comparar a la Nacin argentina con otras naciones sudamericanas, reclamando el
primer rango para esta Repblica por contar "con 91% de individuos pertenecientes a la raza
caucsica siendo los 9 restantes indios y mestizos."
63
Esta visin se potenci con el ingreso
masivo de inmigrantes que, segn se proclamaba, favoreca el crecimiento de la poblacin
activa e inteligente del Ro de la Plata.
64


59
Fregeiro (1881), 162.
60
La Comisin Evaluadora considero que el texto de Fregeiro era un buen compendio elemental pero
inconveniente por "poner ideas muy marcadamente favorables al caudillo Artigas". Ver El Monitor Escolar, t.
VII, N 140 (1888), 954-955
61
Vallin y Bustillo (1881), apartado 39.
62
Vallin y Bustillo (1881), apartado 25 de la Seccin "Repblica Argentina".
63
Martnez (1888b), 81. Manso (1881), 7; Cosson (1896), 84.
64
Vallin y Bustillo (1881), nota del apartado 25 de la Seccin "Repblica Argentina".
11
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Los textos de esta poca presentan la imagen de una Argentina blanca y europea; una
excepcin en el contexto latinoamericano.
65
Se proclamaba en estos libros que los extranjeros,
amparados por las generosas garantas constitucionales en un pas donde no privaba el
nativismo brusco, tenan una posicin distinguida y amplias posibilidades de empleo.
66
Las
colonias, aseveraba Gutirrez, reunan en paz y uniformidad a todas las razas, nacionalidades
y creencias cristianas. De esta manera,
una raza sana, fuerte y laboriosa resultar del comercio y relacin entre
argentinos, suizos, franceses, italianos, alemanes, ingleses que pueblan las colonias. Esa
raza que vendr a ser la argentina, ser naturalmente mas apta para la prctica de las
instituciones que el pas ha creado en su constitucin poltica, las cuales tienen por base la
mas amplia libertad de que sea dado gozar al hombre, en cuanto al empleo de su actividad
fsica y al ejercicio de su razn.
67

Influan en esta visin las ideologas racialistas de fines del siglo XIX, netamente
etnocntricas y denigratorias del mestizaje que permitieron colocar la diversidad en una escala
jerrquica marcando desigualdades y as, este proyecto articulado con un criterio
europeocntrico de la civilizacin, marc lmites y estrech considerablemente al proceso
formativo.
68
Permiti, adems, reforzar jerarquas establecidas puertas adentro que
diferenciaban a la poblacin del litoral de origen europeo de la indgena de las provincias del
interior.
Los mestizos no tenan cabida en esta visin europeizante. Muy pocas son las
referencias que se pueden encontrar en los textos al respecto.
69
Mientras que Gutirrez se
limita a resaltar la belleza de los mestizos con sangre guaran y espaola con respecto a otros
grupos mestizos, Larrain asevera que en un censo de poblacin realizado en 1744 en Buenos
Aires "dominaban los negros y mestizos" pero no le otorga continuidad al tema.
70
La
originalidad y supremaca que los autores adjudicaron a la Nacin argentina entre las naciones
sudamericanas implicaba la ausencia de mezclas y una modificacin en los componentes
tnicos de la poblacin que la inmigracin hara posible. Resultado de esta visin fue la
negacin del mestizaje y su exclusin de los saberes trasmitidos por los textos escolares.
Los indgenas ocupan un lugar considerable en los textos que incluyen tanto
apreciaciones positivas como negativas de esta poblacin en el pasado y una notable
coincidencia en el apoyo a la expansin militar y econmica de la frontera en la poca
contempornea. Los primitivos pobladores de Amrica eran denominados indistintamente
indios, indgenas, naturales, pero tambin naciones brbaras o salvajes.
71
La poltica de la
corona espaola fue juzgada duramente por algunos autores, que criticaron la crueldad y
tirana de los encomenderos, la mita minera y otras formas de explotacin, estableciendo que
el terror fue la base de la subordinacin de Amrica.
72
Otros, plantearon una visin netamente
negativa de los indgenas, considerando que los abusos que algunos sealaban no opacaban la
trascendencia de la conquista para la historia de la humanidad, que permiti remplazar la

65
La Argentina fue concebida como pas latinoeuropeo y los textos apoyaron los intereses legitimadores,
glorificaron el movimiento independentista y plantearon una visin optimista del progreso, en Riekenberg
(1991), 14.
66
Gutirrez (1877), 9, 12.
67
Gutirrez (1877), 56-57.
68
Ver Scarzanella (1999), 10-18, 207-209.
69
No hacen mencin explcita de los mismos Manso (1881); Cambn (1884); Fregeiro (1881); (1888).
70
Gutirrez (1877), 43. Cita a D'Orbigny. Larrain (1885), 47.
71
Manso (1881); Martnez (1888); Larrain (1885).
72
Manso (1881), 45, 61-62; Larrain (1885), 15, 20; Martnez (1888a), 7-23.
12
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
barbarie indgena, o la semi-civilizacin de algunos lugares por la civilizacin espaola.
73
La
defensa de los indgenas se limita al pasado y a los abusos que les infligi la corona espaola.
Utilizada como argumento patritico contra Espaa, esta defensa no interfiri en la
interpretacin del presente y la visin de la conquista del desierto como necesaria y justa.
Gutirrez, por ejemplo, rescataba a los calchaques puros como agricultores y artesanos y
consideraba que deban cultivarse las lenguas indgenas pero, paralelamente, alababa el
avance militar de la frontera que dejaba para la "poblacin civilizada" hermosos terrenos de
pastoreo y labranza ocupados hasta el momento por nmades que vivan en el ocio, eran
enemigos de la civilizacin y estaban interesados solamente en invadir.
74
Vallin y Bustillo,
categrico, opinaba que la conquista del desierto era el hecho de armas ms importante para la
civilizacin desde la conquista espaola.
75

El tratamiento de la poblacin de origen africano ocupa poco espacio en los textos de
esta poca. Son escasos los datos presentados y en ningn caso se ahonda en un tema que
parece ajeno, sin relacin con la historia o con la Nacin argentina. En algunos textos tambin
esta temtica es utilizada para criticar a Espaa.
76
En otros, las referencias son ms difusas,
como cuando Alfredo Cosson establece que "esta desgraciada comarca (Guinea septentrional)
ha suministrado durante largo tiempo un gran nmero de esclavos las colonias de Amrica"
o que "los negros transportados de Africa como esclavos, componen hoy una gran parte de la
poblacin de Amrica."
77
"Ha suministrado" o "transportados" son expresiones que parecen
liberar al autor de toda consideracin inconveniente sobre el trfico de esclavos y la poblacin
de tal origen.
El tratamiento de la composicin tnica de la sociedad nacional en los textos escolares
analizados resulta altamente homogneo. Con la presencia de indgenas, mestizos, negros,
mulatos reducida al mnimo alentaron la integracin del inmigrante pues consideraban que
favoreca la desaparicin del tipo nativo y el surgimiento de un nuevo tipo social, propiciando
la regeneracin de la sociedad anhelada por la elite gobernante.

4. Futuro: la expansin de la ciudadana
Programas, contenidos y libros escolares, coordinados, dieron continuidad durante
todo el ciclo primario a la difusin de valores que se consideraba imprescindible transmitir en
el marco del proyecto de Nacin implementado. La formacin del ciudadano y el habitante
fue parte esencial de los contenidos de los textos de lectura, historia y geografa. La enseanza
de la historia y la formacin moral se extenda a los libros de lectura, nicos libros utilizados
durante los primeros aos de escolaridad. Asociados a carteles y cartillas, estos textos
marcaban con intensidad al aprendizaje.
78


73
Fregeiro (1881), 59. El autor seala que su aspecto miserable no permita suponer la existencia de ningn
gnero de cultura, ni de riqueza. Fregeiro (1881), 13. Tambin Cambn (1884), 5-12.
74
Gutirrez (1877), 12, 29. En un mismo prrafo aparecen mencionados guanacos y tehuelches. Gutirrez
(1877), 131.
75
Vallin y Bustillo (1881), 23. Visin que se acompaaba con considerar a los patagones como los indgenas
ms incultos.
76
Tufr (1890), 79. Se compraron negros en Africa, y este trfico inhumano fue iniciado por los espaoles y
continuado por portugueses, franceses e ingleses. Manso (1881), 45-46.
77
Cosson (1896), 27, 52- 70
78
La alta tasa de desercin escolar de la poca hizo que las autoridades incrementaran en los primeros aos de
13
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Los libros primarios de lectura, historia y geografa de este perodo incluan nociones
referidas al Estado, la Nacin y la patria y utilizaban al respecto distintas formas de
aproximacin, argumentos y niveles de apelacin sentimental.
79
En algunos de estos textos la
Nacin es, paralelamente, el territorio donde respiramos por primera vez y donde querramos
que se depositara nuestro cuerpo y una entidad que protege y gua con sus leyes sabias y
justas.
80
En otros, es una asociacin de hombres libres gobernados por una constitucin
republicana y federal. Esta Nacin, seala Gutirrez, que "nuestros padres" hicieron
independiente, debe ser conservada, defendida y engrandecida en carcter de absoluta
propiedad hereditaria.
81
Un importante espacio se dedica, particularmente en los textos de
historia y lectura, a los smbolos nacionales y a la Declaracin de la Independencia.
82
Cosson
destaca el carcter federativo de la repblica y resalta la independencia de las provincias en
pginas en que destaca tambin la liberalidad de la constitucin con respecto a los extranjeros,
la fecundidad del suelo y el desarrollo de la industria y el comercio como focos de atraccin
para los inmigrantes.
83

La inmigracin y el potencial desarrollo econmico estn presentes en los distintos
autores, si bien cada uno de ellos remarca algunas cuestiones ms que otras. Los avances
educativos y culturales o la extirpacin de los vicios coloniales, que permiti superar las
guerras civiles y poner los cimientos de las libertades pblicas, son algunos de los aspectos
subrayados como agentes favorables para el desarrollo del comercio y la industria, el aumento
de la riqueza pblica y el bienestar general.
84
El progreso era sinnimo de ferrocarriles y
telgrafos, de desarrollo del comercio y, tambin, de escuelas y bibliotecas. La afluencia de la
inmigracin y el inmejorable crdito disponible eran presentados como indicadores de la
importancia que el mercado y la estabilidad de las instituciones argentinas tenan para Europa.
La paz, el aumento de la poblacin y el progreso quedaban indisolublemente ligados en estos
escritos, que los hacan depender de que el vapor invadiera el desierto y se colonizaran las
tierras incultas.
85
La conquista del desierto se plantea como el cierre de un combate de
trescientos aos sin tregua contra los salvajes y resultado "de las fuerzas activas puestas al
servicio de las ideas que impulsan el progreso argentino", al permitir que las tierras fuesen
entregadas a la civilizacin marcando una brillante pgina en los anales argentinos.
86
Con
estos presupuestos se evaluaba como fecunda a la administracin de Sarmiento y se instaba al
pueblo argentino a agradecer a Roca por su laudable inters por fomentar la inmigracin
extranjera, principal fuente de riqueza y prosperidad para la Repblica.
87
Adems se situaba a

enseanza los contenidos de carcter histrico y moralizante a fin de acercarlos a una mayor cantidad de
educandos. Para la relacin entre libros de historia y de lectura, ver Riekenberg (1991), 61.
79
Con respecto a Nacin-Estado, su equivalencia y problemtica en este perodo, ver Bertoni (2001); Devoto
(2002); Palti (2002).
80
Diez Mori (1879), 128.
81
En la introduccin se refiere a la Nacin considerada poltica y geogrficamente, describe su organizacin y
hace referencia explcita a la obligacin del gobierno de asegurar los beneficios de la libertad para los argentinos
y para todos los hombres que quisieran habitar aqu Gutirrez (1877), 9-10.
82
Pelliza incluye el texto del himno nacional, una reproduccin del escudo y textos alusivos a ambos y a la
bandera. Tambin transcribe el acta de la independencia sealando la importancia de que los nios comprendan
los mucho que le deban a los que les dieron una patria libre, en Pelliza (1896), 44-51.

Con respecto al Himno
Nacional, ver Buch (1994).
83
Cosson (1896), apndice.
84
Vallin y Bustillo (1881), 31 Tufr (1890), 179. Para defensa de la propiedad privada, ver Cambn (1884), 18.
Para libertad de comercio, ver Cambn (1884), 23.
85
Manso (1881), 271-273.
86
Pelliza (1896), 114.
87
Manso (1881), 274- 276.
14
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Buenos Aires como la cabeza de una repblica que marchaba a paso rpido por la senda del
progreso y se la comparaba con las principales ciudades europeas.
88

En los textos analizados las menciones referidas al Estado derivan rpidamente hacia
el progreso y la prosperidad. La educacin del pueblo era considerada como un medio que, al
evitar las oscilaciones polticas, contribuira a la estabilidad de las instituciones. Esta
estabilidad era clave para acceder al crdito, a los mercados y a la inmigracin europea que
transformaran completamente al territorio, en el marco de una patria presentada como una
divinidad misteriosa que dominaba los corazones y subordinaba a su podero todos los
intereses particulares.
89

En este singular arreglo de la memoria, el orden resultaba condicin indispensable
para el progreso. Sastre lo plantea claramente al expresar que "todos deben obedecer, respetar
y ayudar al gobierno y todas las autoridades y todos deben estar dispuestos defenderlo. El
gobierno sostiene el orden y la paz en las ciudades y en los campos; castiga los delitos por
medio de los jueces; distingue al ciudadano virtuoso, y ampara todos."
90
Por su parte,
Salvador Dez Mori se preguntaba qu sera de las masas libradas a su capricho?, para
responder que la autoridad haca obedecer la ley y al castigar reparaba el orden moral. Ni la
anarqua que haba enfrentado a hermanos como fieras indmitas, ni la demagogia tenan
razn de ser en una sociedad con autoridad sabia y justa y, por ende, prspera.
91
En esta
sociedad la poblacin es convocada para trabajar y participar activamente en la defensa de la
nacin.
92
Orden, paz, progreso se corresponden con las expectativas de los fundadores de la
patria, con un gobierno fuerte y un glorioso futuro en ciernes.
Los textos escolares proveen un material muy rico para el anlisis de los vnculos de
subordinacin que se pretenda establecer para asegurar el orden. Los primeros textos que
utilizaban los nios eran los dedicados al aprendizaje de la lectura y ya en ellos ocupan un
espacio significativo los mensajes tendientes a inculcar obediencia y sumisin al maestro y
honra a maestros y padres.
93
Estos libros promovan el respeto y amor a Dios, quien otorgaba
religin, educacin y gobierno, y resaltaban a la sumisin como virtud. Adems, equiparaban
al gobierno con un buen padre al que haba que obedecer, ayudar, respetar y defender, puesto
que se le deba todo lo que uno posea, incluso la educacin.
94
Reconocidos autores de la
poca insistan en la obediencia y la veneracin hacia padres, maestros y mayores, destacando
que as como el padre natural hace al hombre, el padre por lecciones forma ciudadanos.
95
Ms
directa era la asociacin en Dez Mori que consideraba a la patria como una madre cariosa
que amamanta con la leche/sangre de sus entraas, a la que hay que defender y dar mil vidas
por ella.
96
Tambin en La conciencia de un nio, que Sarmiento tradujo del francs, aparecen
algunas sentencias significativas como "no juzguis al superior por lo que ves, l tiene otros

88
Diez Mori (1879), 34- 39. Martnez (1888b), 82-83. Una excepcin con respecto a la visin centrada en
Buenos Aires y el litoral es el texto de Larrain (1885), VIII, 53-57, 85, 87.
89
Manso (1881), 176, 209, 272.
90
Sastre (1897), 52.
91
Diez Mori (1879), 122-123.
92
Para el trabajo como virtud, ver Diez Mori (1879), 47-57, 114-115, 148; Mndevil (1876), 47; Sastre (1897),
39, 48.
93
Sarmiento (1952), 93-97.
94
Sastre (1897), 48-52. Las mximas son reforzadas con relatos moralizantes; al respecto ver "El nio Aguirre"
en Sastre (1897), 38-39. Anagnosia tuvo una gran difusin y para 1887 contaba con treintisiete ediciones,
Sagastizbal (2002), 130.
95
Mndevil (1876), 54-55; Mantilla (1888), 126
96
Diez Mori (1879), 128.
15
Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
fines que tu no sabes" o "si eres sbdito, obedece pronto y con buen modo".
97
Esta tendencia
se mantuvo incluso entre los autores que se consolidaban al finalizar la dcada como
Francisco Berra que inclua en sus libros lecturas con enseanzas moralizadoras y Andrs
Ferreyra que, en los cuadros que se utilizaban en las aulas y complementaban su mtodo,
presentaba oraciones que hacan evidente la intencionalidad del proceso educativo.
98

El valor otorgado a la sumisin como virtud y la relacin establecida entre padres,
maestros, gobierno y Dios conformaron un vnculo, consolidado y consagrado por la religin,
que reafirmaba la sumisin debida por el nio en el mencionados y por el habitante y
ciudadano en el futuro.
99
Resulta claro a travs de los ejemplos presentes en muchos de estos
libros que, en este perodo, el laicismo avalado por la legislacin no alcanz a los contenidos
de los textos primarios.
100
Tambin es posible encontrar en los textos menciones favorables a
los gobiernos fuertes, que supieron imponer una direccin firme a los negocios del Estado, y
crticas a aquellos gobiernos en los que nadie confiaba, pues el prestigio de la autoridad estaba
quebrantado.
101
Los textos, en conjunto, sealan la conveniencia de concentrar el poder en
pocas manos y resaltan la importancia del orden como condicin indispensable para el
progreso. Los libros escolares fueron considerados eficientes instrumentos para ordenar una
sociedad cambiante y en convulsin hasta poco tiempo atrs y para establecer las
caractersticas y pautas de una ciudadana en construccin y expansin.

Conclusiones
La generacin del ochenta puso en marcha un proyecto cultural y educativo de gran
trascendencia tanto por sus logros como por su permanencia. En este proyecto los libros de
texto para la educacin primaria constituyeron una preocupacin constante para la autoridades
y funcionarios del rea. Las carencias, la falta de uniformidad, la dispar calidad, provocaron
gran inquietud y motivaron la implementacin de medidas tendientes a subsanar dichos
problemas. Los concursos, las licitaciones, las subvenciones, las aprobaciones, las
recomendaciones y los rechazos se sucedieron a lo largo de toda la dcada analizada. El
accionar de las autoridades confirma tanto el inters por difundir el uso de los textos
escolares, como por avanzar en su control y uniformidad. Esta tarea encontr obstculos.
Algunos de ellos derivaban de la necesidad de articular a los textos con otros aspectos del
problema educativo, tales como los planes y los programas de estudio. Pero, ms all de las
limitaciones, el anlisis de la dcada permite verificar la intencin permanente por parte de las
autoridades educativas de uniformar y controlar los textos utilizados en la escuela primaria.
Los mecanismos implementados a tales fines fueron ajustndose y coordinndose hasta
concretar los listados de libros autorizados y la exclusin, por lo menos terica, de los
considerados como no aptos o no recomendables.
Algunos de los contenidos difundidos por los textos en relacin con el modelo de
ciudadano y habitante propuesto desde el Estado son la consideracin y promocin de la
sumisin como virtud; la legitimacin de la obediencia ante el gobierno asociando en la
mente infantil a padres, maestros, gobierno y Dios; la utilizacin de ejemplos que

97
Sarmiento (1885), 102.
98
Berra (1890), 24; Ferreyra (1890), cuadro N 6. Estos cuadros quedaban en las aulas a la vista cotidiana de los
alumnos.
99
Ver Sarmiento (1952), 93-97; Sarmiento (1876), 54-55; Mantilla (1888), 10-20.
100
Ver Pelliza (1888), 11; Manso (1881), 10-12, 23, 142, 234; Larrain (1885), 7, 10.
101
Manso (1881), 138-139, 160, 245-246; Fregeiro (1881), 156-158; Larrain (1885), 86, 101-102.
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Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
privilegiaban a Buenos Aires y al litoral sobre el interior; la relegacin de la poblacin nativa
ante el aporte destacado de la inmigracin europea y la vinculacin de la autoridad y el orden
con el bienestar y el progreso.
Los textos escolares fueron tiles instrumentos de transmisin ideolgica. En tal
carcter favorecieron la difusin de contenidos oficiales, algunos de los cuales permiten
entrever el dilema de una elite que consideraba a la educacin como un medio adecuado para
dejar atrs peligros que pudieran interferir con su accionar, tales como la demagogia y el
poder de los caudillos, pero que al mismo tiempo buscaba articular al proceso educativo con
su proyecto poltico y econmico. Educar requiere definir fines y es esta definicin la que
pone en evidencia las dificultades enfrentadas por un proyecto que se debata entre formar
ciudadanos aptos para una repblica liberal, que permitiera cerrar captulos conflictivos de un
pasado an vigente a fines del siglo XIX, y formar argentinos en momentos en que el caudal
inmigratorio hacia sentir ya su fuerte influencia en el seno de la comunidad nacional. Esta
conformacin de la ciudadana argentina se concret a travs de explicaciones exitosas que
fundan en un mismo trayecto un pasado glorioso y un futuro prspero y que fueron
compartidas voluntaria e involuntariamente por la mayora.
Entidades significativas del patrimonio memorstico de nuestra comunidad los textos
escolares contribuyeron eficientemente a la construccin y transmisin de una determinada
imagen de la Argentina, inventariaron lo que haba que saber sobre ella y conformaron un
relato identificatorio. Los contenidos manifiestos y los excluidos adquieren un valor
equivalente y a las vez complementario en el proceso formativo. Quienes se educaron en el
contexto del proyecto cultural y educativo de la generacin del ochenta asumieron una imagen
de la Argentina y un corpus de conocimientos referidos a sta como nacin blanca y europea
con un origen y un destino que la segregaban de Latinoamrica. El anlisis de los libros
escolares de este perodo permite sostener que uno de sus objetivos era favorecer la
homogeneizacin de la poblacin y crear una idea de Nacin argentina ligada a un pasado
comn en el que prevaleca la gloria obtenida por algunos pocos individuos, en general, por el
uso de las armas y la fuerza. El espacio a ocupar por los habitantes estaba restringido a las
necesidades emanadas del proyecto econmico, a travs del trabajo, y a la defensa de la
patria, por medio de las armas.
Los libros escolares primarios como lugares de memoria, partes de un proceso de
apropiacin social, pueden ser considerados tanto materiales como simblicos y funcionales,
pero sus contenidos al formar parte de una operacin de construccin de la memoria por parte
del Estado les otorgan una fuerte carga de intencionalidad. Una intencionalidad surgida de un
Estado que buscaba con esa visin del pasado tanto legitimarse como proyectarse hacia el
futuro. Un pasado que defina a quienes deban liderar a una Nacin marcada por un destino
de grandeza desde sus orgenes. Pasado, presente y futuro quedaban ligados as por un
proyecto de lectura nica, exclusivo, que asignaba de antemano lugares y funciones a sus
integrantes y que marc profundamente a la historia nacional.
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Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Los libros de texto, 1880-1890
Autores y ttulos
Licitacin
1883 (1)
Licitacin
1884 (2)
Licitacin
1886 (3)
Licitacin
1887 (4)
Licitacin
1888 (5)
Libros aprobados y
libros declarados
"admisibles" 1889 (6)
Exposicin de
Pars- 1889 (7)
Albino y Grita. Lecciones de geografa. SI SI
Alcntara Garca, Pedro. Moral Prctica. SI SI
Barran. Moral Prctica. SI SI SI
Bastinos y Puig. Mosaico literario. SI SI SI SI
Berra, Francisco. Carteles de lectura y logografa SI SI SI
Cambn, Lecciones de Historia Argentina. SI
Caprile, El rudimentalista. SI SI SI SI
Carreo. Moral y urbanidad. SI SI
Cosson, Geografa fsica y poltica. SI SI SI SI SI SI
Curto, Julia S. De. El buen lector SI
Delapalme. Adolescencia. SI SI SI SI
Delapalme. Infancia. SI SI SI SI SI
Diez Mori. Conversaciones Instructivas SI
Diez Mori. Moral y urbanidad. SI
Diez, Gabriel. Cantos escolares. SI SI
Dupuis. Lecturas infantiles. SI SI
Duruy, Historia Sagrada. SI
Echeverra. Moral prctica. SI
Echeverra. Enseanza moral SI SI
Estrada, Jos M. Historia Argentina. SI SI
Ferreyra, Andrs. El Nene.
Franck. Elementos de Moral. SI SI
Fregeiro. Historia Argentina. SI SI SI SI SI
Fregeiro, Vidas SI
Geikie. Geografa fsica. SI SI SI SI SI
Grondona. Geografa Nacional. SI SI SI SI SI
Guerrini. Nociones de geografa. SI SI
Gutirrez, Geografa. SI

SI
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Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Los libros de texto, 1880-1890
Autores y ttulos
Licitacin
1883 (1)
Licitacin
1884 (2)
Licitacin
1886 (3)
Licitacin
1887 (4)
Licitacin
1888 (5)
Libros aprobados y
libros declarados
"admisibles" 1889 (6)
Exposicin de
Pars- 1889 (7)
Gutierrez. Historia Argentina. SI SI SI SI SI
Lamadrid. Nociones de moral prctica SI SI SI
Larrain, Historia Argentina SI SI SI compendio
Mandevil. Libro de lectura 1, 2 y 3. SI SI SI SI SI SI
Manso, Juana, Historia Argentina. SI SI SI SI
Mantilla . Libro de lectura. 1 y 2. SI SI SI SI SI SI SI
Martnez, Benigno T, Geografa. SI SI SI
Martinez. Nociones de historia SI SI SI
Mata Gayoso. Lecturas populares. SI SI* SI* SI*
Montoy, El raudal de lectura. SI
Nez, Abelardo. El lector americano. SI
Ortega. Instruccin Cvica. SI SI SI
Ortz, Pedro. Educacin Popular. SI
Oyuela. Lecturas selectas. SI SI
Panizza. Cantos escolares. SI SI
Pelliza. El argentino. SI SI SI SI
Pelliza. Glorias argentinas. SI
Quiroga. Manual del ciudadano. SI SI SI SI
Rocheroles. Lecturas infantiles. SI SI
San Juan. Gua de la mujer. SI SI
Santa Olalla, Carteles de lectura. SI SI SI SI
Santa Olalla, Cartilla. SI SI
Sarmiento, D.F. Conciencia de un nio. SI SI
Sarmiento, D.F. Mtodo de lectura gradual. SI
Sastre, Marcos. Anagnosia. SI SI
Sastre, Marcos. Carteles de lectura. SI
Sastre, Marcos. El tempe argentino. SI SI SI SI
Smith, Geografa. SI SI SI SI
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Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
Los libros de texto, 1880-1890
Autores y ttulos
Licitacin
1883 (1)
Licitacin
1884 (2)
Licitacin
1886 (3)
Licitacin
1887 (4)
Licitacin
1888 (5)
Libros aprobados y
libros declarados
"admisibles" 1889 (6)
Exposicin de
Pars- 1889 (7)
Triana. Libro de lectura. SI
Tufr, Juan. Historia general. SI SI SI
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Advertencia: No constan en El Monitor de la Educacin Comn los datos bibliogrficos completos de las obras citadas; adems, en mltiples
oportunidades la grafa de los apellidos vara de mencin en mencin (por ejemplo, Nata Gayoso o Mata Gayoso; Balestinos y Puig o Bastines o
Bastion), es comn la ausencia de nombres de pila y la versin reducida de los ttulos.
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Marta Mercedes Poggi EDUCAR AL SOBERANO. Los libros escolares, lugares de memoria. 1880-1890
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