Coda, Una Breve Historia de La Piratería
Coda, Una Breve Historia de La Piratería
Coda, Una Breve Historia de La Piratería
Introduccin
La historia de la piratera de medios que analizamos en este trabajo es sobre todo una historia de
la era digital. Las tecnologas digitales trajeron consigo una cada libre del costo de reproduccin
de muchos productos culturales y, por ende, del grado de control que ejercen los productores
sobre cmo y dnde circulan esos bienes. La crisis de este control fue tan rpida que no es
sorprendente que muchos la consideren una revoluciny sin duda, desde la perspectiva de
numerosos representantes de la industria, un desastre sin precedentes.
Pero una visin histrica de ms largo alcance sugiere que la actual crisis de los derechos de
autor, la piratera y el control tiene mucho en comn con perodos previoss de cambio y conflicto
entre productores culturales. Desde los tiempos en que se comerciaban libros en el siglo XV, los
mercados culturales se fueron perfilando a travs de acuerdos dentro de la actividad editorial
y con autoridades polticas acerca de quin poda reproducir obras y bajo qu condiciones. Al
mismo tiempo que las imprentas y las editoriales trataban de protegerse de la competencia, las
autoridades del Estado y la Iglesia procuraban controlar la circulacin de textos. La existencia
de regulaciones elaboradas para servir a estas metas produjo un comercio editorial altamente
centralizado en la mayora de los pases europeos, donde los editores preferidos del Estado
monopolizaban los mercados locales.
Esos monopolios atrajeron competidores de entre las filas de impresores menos privilegiados
y tambin de los mercados exteriores al local. En repetidas ocasiones, durante las dcadas
siguientes, surgieron empresarios que burlaron la censura estatal, los privilegios de imprimir
para la Corona y los derechos por los gremios. Ya en el siglo XVII, las editoriales establecidas
etiquetaron de piratas a esos editores, evocando el robo martimo y el botn resultante.
Esos conflictos no se limitaban a los mercados locales. Las imprentas piratas florecan en las
periferias geogrficas de los mercadosa menudo fuera de las fronteras, donde no llegaba el
poder de control del Estado. Las editoriales escocesas e irlandesas competan con las de Londres
por el pblico ingls; las editoriales holandesas y suizas impriman para el mercadofrancs
bajo el antiguo rgimen. En buena medida, la esfera europea de las letras surgi gracias a esta
explosin transnacional de imprentas.
Las editoriales piratas tuvieron dos roles claves en este contexto: publicaban textos censurados
e introducan reediciones baratas que llegaban a nuevos pblicos de lectores. Ambas acciones
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SOCIAL
SOCIAL
SCIENCE
SCIENCE
RESEARCH
RESEARCH
COUNCIL
COUNCIL
PIRATERA
MEDIA PIRACY
DE MEDIOS
IN EMERGING
EN LAS ECONOMAS
ECONOMIESEMERGENTES
5. En muchos de estos contextos, la piratera tiene tambin un claro rol poltico como
contrapeso del control centralizado de la informacinya sea a cargo de los Estados
o de intereses privados. La censura de textos en el periodo pre-moderno de Inglaterra
y Francia era continuamente socavada por las redes piratas. Como se ha dicho en este
informe, en la dcada de 1980, la piratera tuvo casi el mismo papel en Rusia y en
Sudfrica1.
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Este ltimo punto no es el foco principal de nuestros informes de pases pero merece atencin en el
contexto de las presiones actuales por un mayor control de la aplicacin de las leyes. En forma recurrente, la aplicacin de las leyes de derechos de autor se ha mezclado con motivos polticos o comerciales para reprimir los discursos. Esto no debera sorprender: los derechos de autor, por definicin, son
una forma de control sobre la expresin y sobre esa base, han estado sujetos a innumerables disputas
acerca del lmite adecuado para ese control. En la prctica, tanto en las sociedades liberales como en
las autoritarias, el garante ltimo de la libertad de expresin no han sido los derechos y protecciones formales, sino simplemente la ineficiencia de los sistemas de control. Tenemos pocas palabras en
nuestros sistemas polticos para valorar esta ineficiencia y la economa cultural, tan difcil de controlar,
que surge de sus grietas. Desde nuestro punto de vista, estas grietas no son menos importantes hoy,
en la era del crecimiento de la capacidad tecnolgica para el control y las demandas comerciales para
ejercerlo.
Introduccin
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El pirata Hills
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Alcerca de la coda
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Referencias
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1982, 2003). Las imprentas irlandesas tuvieron un sistema similar hasta que se produjo la
unin con Gran Bretaa en 1800 (Johns 2004). Las editoriales de Estados Unidos disearon
un sistema de derechos de autor sintticos para administrar la competencia por las obras
extranjeras, cuya propiedad intelectual, segn la ley nacional del siglo XIX, no estaba protegida
(Clark 1960; Khan y Sokoloff 2001). Las editoriales alemanas del siglo XVIII especificaban
las circunstancias en las que los miembros de la red comercial podan producir y poner a
circular ediciones piratas: [si] aumenta el precio del editor original [si] se rompen cdigos
de conducta, [si] se producen daos contra los colegas o el pblico, o si las ediciones piratas
se distribuyen slo en regiones donde el original mismo no se poda conseguir (Wittmann
2004). Los derechos de exclusividad de los editores individuales se garantizaban as dentro y a
travs de la comunidad editorial.
La relacin entre las reglas impuestas desde arriba y los acuerdos y normas iniciadas desde
abajo siempre fue compleja. Los marcos regulatorios surgidos en aquel momento a veces se
basaban en normas comunitarias y las explotaban, mientras en otros casos tenan por objetivo
la reconfiguracn de normas de comercio existentes. La mayora de los conflictos entre editores
legales y piratas ocurra cuando haba divergencias entre las normas del Estado y las de la
comunidad y se produca una violacin de las nociones comunitarias de competencia justa.
Estas divergencias se daban normalmente cuando algunos actores podan captar un favor
del Estado o una regulacin de una manera nueva, cuando algn recin llegado aprovechaba
las debilidades de la regulacin o de la capacidad de aplicarla, o cuando algn interesado clave
(como los autores o autoras) quedaban fuera de la negociacin de una forma que, a largo plazo,
desestabilizaba el sistema.
El caso de Roger Ward ilustra la escala del conflicto. En 1581-1582, Ward confes haber
impreso 10 mil libros del alfabetocifra muy alta en una poca en la que 1.500 ejemplares
constituan una gran tirada (Judge 1934:48-49). Otros registros muestran cifras similares:
cuatro mil libros de salmos impresos en un perodo de 10 meses; 10 mil libros de alfabeto ms
en ocho meses. Otro registro sobre el trabajo de 11 imprentas muestra que se imprimieron y
vendieron 10 mil libros de alfabeto y dos mil de salmos en menos de un ao. Las ventas fueron
lo suficientemente significativas como para afectar al mercado legal.
Despus de muchos aos de conflicto infructuoso, los detentores de privilegios cambiaron
de rumbo. Poco a poco adoptaron una estrategia de convenios y cooptacin de la oposicin
como forma de recuperar al menos parte del control del mercado de libros. Algunos piratas
simplemente se dejaban sobornar. John Wolfe, uno de los piratas ms famosos, recibi una
parte del redituable monopolio de Richard Day sobre The A.B.C. with Little Catechism y fue
aceptado en el gremio de los impresores (Stationers Company, Compaa de los Papeleros).
Pronto se convirti en su polica ms confiable. Para otros, la Stationers Company realiz
importantes concesiones: en 1583-1584 autoriz a impresores no pertenecientes al gremio a
imprimir una amplia variedad de obras, incluso algunos libros de derecho, versiones en escocs,
francs, holands e italiano de los salmos, una lista de 82 otros ttulos protegidos y todos los
libros cuyas ediciones estaban agotadas.
Esta estrategia de acuerdos result exitosa y mantuvo un cierto equilibrio en el mercado
de libros britnico que se prolong durante la mayor parte del siglo XVII. Pero hacia fines del
siglo, el Parlamento rompi el status quo.
El pirata Hills
En la dcada de 1690, la ley de licenciasla legislacin que gobernaba los privilegios de
publicacinrequera una revisin. Dicha ley era un acuerdo entre los impresores y la Corona,
que apoyaba los derechos de autor y los privilegios gremiales a cambio del apoyo del gremio a la
censura de la Corona. Entre los privilegios concedidos, la ley estableca un tope de 20 maestros
impresores en Inglaterra; regulaba el nmero de imprentas, oficiales y aprendices; restringa las
editoriales a Londres, Oxford, Cambridge y York; y limitaba la importacin de libros al puerto
de Londres (Astbury 1978). Para la Corona, la ley funcionaba como fundamento legal de la
censura en Inglaterra y tambin como mecanismo de censura por el control que ejerca sobre
los editores.
La perspectiva de la renovacin de la ley de licenciamiento gener importantes controversias.
John Locke plante argumentos muy apasionados contra la renovacin de su vigenciael ms
famoso fue en defensa de la libertad de prensa, que la ley restringa notablemente. Daniel Defoe
conect estos argumentos con los reclamos de la clase emergente de intelectuales que queran
ganarse la vida con su pluma, en lugar de tener mecenas. Otros comentadores argumentaron
contra el monopolio de los impresores por las consecuencias que ello tena para el mercado:
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precios altos para los libros y restriccin del acceso a los textos clsicos.
El Parlamento revoc la ley en 1695, lo que signific una gran victoria para la libertad de
prensa en la legislacin inglesa. La actividad editorial tambin se transform, aunque de una
forma que no se vio de inmediato. Los privilegios y los derechos de autor que se haban conseguido
en los aos anteriores se mantuvieron pero slo por derecho consuetudinario: la legislacin que
reconoca esos privilegios y brindaba un marco institucional y legal para su cumplimiento haba
sido abolida. Ya no haba lmites a la cantidad de impresores y editores y no se controlaba el
respeto de las restricciones que pesaban sobre los libros importados. Estos cambios prepararon
el terreno para un perodo breve pero turbulento en el que los viejos privilegios y derechos
de autor editoriales no se aplicaban y los editores insurgentes podan poner a prueba nuevos
modelos de venta de libros.
Al principio del siglo XVIII, los impresores todava consideraban que los libros eran
productos de lujo y provean a la clientela rica que poda pagar ediciones caras. Sin embargo,
varias categoras de libros gozaban de una circulacin ms amplia, como los libros de salmos, los
del alfabeto y los almanaques. Estos haban empezado a crear no slo una literatura ms amplia,
sino tambin un naciente mercado masivo de literatura ms diversa.
Los pequeos editores empezaron a reimprimir obras protegidas en grandes cantidades,
desafiando as la estructura del mercado y los precios de las editoriales titulares de los derechos.
Henry Hills el Pirata, como se lo llam, fue el ms famoso. A partir de 1707, Hills empez
a reeditar poemas populares, panfletos y sermones y los venda a entre medio penique y dos
peniquesapenas una fraccin del precio tpico de seis peniques. Hills public una compilacin
no autorizada de los primeros 100 nmeros de The Tatler, una de las revistas ms populares del
momento, aos antes de que se realizara la primera compilacin oficial. El lema de cada una
de las ediciones de un penique de Hills era testimonio de la aspiracin popular de su modelo
editorial: Para beneficio de los pobres. El clculo del nmero total de ejemplares impresos por
Hill llega a 250 mil (Solly 1885).
Fueron tres los factores que hicieron posible la fijacin de precios radicalmente ms bajos
de Hill: (1) ignor los reclamos de los titulares de derechos, (2) us los materiales ms baratos
que fuera posible y (3) su ganancia por ejemplar era mnima. El modelo de negocios resultante
era muy poderoso. Es probable que Hill fuera el primer hombre de negocios de la poca que
cultiv un modelo de mercado masivo para los libros, en base a grandes volmenes y mrgenes
de ganancia estrechos.
El segundo cambio, que como se vio ms adelante, tuvo muchas consecuencias para el
mercado de libros en general, fue el establecimiento de un perodo breve y fijo de validez de
los derechos sobre las obras. En el sistema anterior, registrarse en el Registro de la Compaa
garantizaba la propiedad perpetua del texto. Pero segn la ley de 1710, las obras nuevas slo
tenan proteccin por 14 aos (con la posibilidad de renovacin por otros 14 aos). Las obras
ya publicadas mantenan la proteccin de la propiedad intelectual por 21 aos. Esta restriccin
tan notable de los derechos sobre las obras reflejaba las intenciones de cambio de los juristas.
Las normas anteriores tenan por objetivo principal garantizar el control de la Corona sobre la
informacin, mientras el Estatuto de la Reina Ana pretenda regular el comercioy actuaba en
inters de la sociedad, impidiendo el monopolio y a favor del inters del editor, protegiendo a
las obras de la piratera (Patterson 1968:144).
La proteccin de las obras ya editadas haba sido un acuerdo con los editores de Londres,
que teman perder la propiedad que les otorgaban los derechos registrados por la Stationers
Company. Cuando el perodo de gracia de 21 aos llegaba a su fin, las editoriales renovaban
esfuerzos para conseguir los derechos perpetuos que estableca la ley comn anterior. Estos
esfuerzos se desencadenaron cuando los editores escoceses se precipitaron al mercado en busca
de obras cuyos derechos se vencan.
Aunque los editores de Escocia eran tratados como piratas en Londres, su situacin
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reflejaba un problema de pluralismo legal subyacente dentro del sistema ingls. El punto clave
era si el perodo limitado de validez de derechos que estableca la ley de 1710 prevaleca sobre
los derechos perpetuos que estableca la ley consuetudinaria inglesa, que no se aplicaba en
Escocia. As empez un nuevo perodo de controversia pblica y conflicto poltico en torno de
los derechos de autoresta vez entre las editoriales de Londres y las de Edimburgo. Como los
derechos de autor sobre las obras populares haban expirado en 1730, las editoriales escocesas
inundaron los mercados del norte de Inglaterra con reimpresiones baratas. Los editores de
Londres se opusieron a esta piratera de sus catlogos de ediciones agotadas fundndose en
los derechos perpetuos sobre las obras que estableca el derecho consuetudinario ingls. La
distancia favoreci a los editores de Edimburgo, que pronto se convirti en un importante
centro editorial. El conflicto se resolvi finalmente en 1774, cuando la Cmara de los Lores
fall contra la norma consuetudinaria en el caso de Donaldson v. Beckett.
Donaldson v. Beckett termin con el concepto de los derechos perpetuos sobre las obras
en la ley inglesa y afirm lo que conocemos como dominio pblicoel corpus de obras que se
pueden usar y reimprimir sin permiso. Segn estimaciones de los editores, la ley termin con
la propiedad de derechos otorgados por un valor de aproximadamente 200 mil. Sin embargo,
la disolucin del mercado de libros que pronosticaron los editores londinenses no ocurri. Por
el contrario:
La decisin de 1774 sirvi para transferir un enorme quantum de poder adquisitivo
de los fabricantes de libros a los compradores, gracias a la cada de los precios. Como
ingresaron nuevos actores a la actividad, se increment la competencia de precios y
redujeron casi a cero los precios de quienes pretendan tener derechos, la industria
britnica del libro en su totalidad pas a crecer a un ritmo mucho ms rpido. Se
triplicaron las quiebras, seal de auge, y toda la industria prosper como nunca antes.
Despus de 1780, el precio mnimo de los textos ms solicitados y que ya no
pagaban derechos de reproduccin baj a la mitad, y luego a la cuarta parte, de lo
que costaban antes. La tirada de las principales ediciones se multiplic por tres o por
cuatro y hubo muchas ediciones ms, a menudo en oferta al mismo tiempo En
el lapso de una generacin, la industria de la encuadernacin de libros duplic su
tamaoun indicador ms confiable del aumento de la produccin de libros que la
capacidad de impresin o los ttulos publicados Tambin se vio en ese perodo un
aumento de la tasa de crecimiento anual de los ttulos publicados de alcance nacional,
buena parte de la cual se deba a reimpresiones de viejos ttulos, y tambin hubo un
aumento en la tasa de crecimiento de las ediciones provinciales de libros, libreras en
provincias y circulacin en bibliotecas de provincias. Hubo un auge de las antologas,
los compendios, las adaptaciones y las versiones simplificadas y censuradas,
como tambin de los libros que se vendan en partes. Hubo tambin un rpido
crecimiento de una nueva industria de libros infantiles que se apoyaba en antologas
y compendios de autores cuyos derechos ya estaban vencidos y que, en pocos aos,
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Esas redes piratas inventaron, en forma colectiva, un sistema regulatorio de los derechos
de reproduccin de obras ms de un siglo antes de que la Convencin de Berna codificara las
relaciones de propiedad intelectual y derechos de autor a nivel internacional. La correspondencia
pirata y los acuerdos de caballeros limitaron la competencia desleal entre los miembros de la
red en los mercados locales en una poca en que el mercantilismo de Estado todava favoreca
la aplicacin de los reclamos locales y el robo de derechos de autor extranjeros.
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Hacia la segunda mitad del siglo XIX, la combinacin entre una alta tasa de alfabetizacin, la
cada del costo de impresin y el muy avanzado sistema de transporte que haba en el mundo
haba producido un rpido crecimiento en los mercados del libro y las revistas estadounidenses
(Beniger 1986). La literatura pirata barata ayud a fortalecer la industria editorial y educar al
pblico lector estadounidense, en proceso de rpida expansin:
La piratera haba creado pblicos y operaciones editoriales de gran escala, incluso
la elaboracin de las funciones de edicin, produccin y crtica. Y en el camino, la
disponibilidad de literatura britnica pirata debe haber estimulado el desarrollo de la
profesin autoral a largo plazo, adems de la creacin de temas distintivos y nuevas
formas y tcnicas literarias (Bender y Sampliner 1996-1997:268).
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reforzaba la proteccin de la PI cuando Estados Unidos y otros pases haban optado claramente
por tomar otro camino. Una estrategia simple fue sugerir que la correlacin positiva entre la
proteccin de la PI (o, a la inversa, las tasas de piratera) y otros indicadores ms amplios
del desarrollo socioeconmico es, en realidad, una relacin causal2y que una proteccin
ms fuerte de la PI fomenta el desarrollo. Pero correlacin no equivale a causalidad y muchos
comentadores han observado que la causa bien puede tener una direccin inversa, ya que
los pases ms ricos tienen ms capacidad y una mayor voluntad de proteger la propiedad
intelectual porque tienen una mayor porcin de su economa involucrada en ello (Thallam
2008).
Cada vez parece haber ms pruebas que sustentan esta ltima opinin. Ya casi no se
escuchan afirmaciones sin fundamento de que es necesario fortalecer la proteccin de la PI
para conseguir inversin extranjera directa (IED), quiz porque fueron contradichas por el
rpido crecimiento de las tasas de IED en muchos pases en proceso de industrializacin y
con altos niveles de piraterael caso ms notable es China, que ha avanzado en la escala de
valor industrial copiando masivamente productos y tecnologas extranjeras3. Por otra parte,
la afirmacin de que se necesita una fuerte proteccin de la PI para que crezca la industria
local es difcil de sostener en sectores como el cine, la msica y el software, donde las empresas
estadounidenses y multinacionales dominan la mayora de los mercados locales.
Como hemos argumentado en este informe, nuestro estudio sugiere que la diferencia
principal entre los mercados de medios bien provistos y relativamente accesibles (como por
ejemplo, en India o Estados Unidos) y los mercados anmicos, de precios altos, como sucede
en la mayor parte del resto del mundo en desarrollo, no son los ingresos sino la competencia,
y es probable que esta competencia sea ms fuerte cuando las empresas locales son las que
controlan grandes sectores de produccin y segmentos de distribucin. Es mucho ms probable
que las empresas locales, hablando en trminos amplios, compitan en forma agresiva por los
pblicos locales y sean innovadoras en la formacin de precios y prestacin de servicios. Las
multinacionales que operan en los mercados de bajo valor, en cambio, buscan principalmente
proteger sus mercados de alto valor y mantener su posicin mientras esperan que ocurra el lento
proceso del crecimiento econmico. Promover la propiedad, la proteccin y la competencia
interna dentro de los mercados nacionales de medios es, desde nuestro punto de vista, un
desafo clave para los gobiernos de los pases en desarrollo.
2
Para esto se tienen en cuenta varios indicadores socioeconmicos, muchos expresados en relacin al
PIB (Varian 2004), desarrollo institucional (Thallam 2008), inversin extranjera directa (Mansfield
1994) y percepcin de la competitividad nacional por parte de los lderes comerciales (Foro Econmico Mundial, 2010). Un ejemplo tpico de argumentacin causal es el documento de 2005 de la Cmara
de Comercio Internacional Intellectual Property: Source of Innovation, Creativity, Growth, and Progress (Propiedad intelectual: Fuente de innovacin, creatividad, crecimiento y progreso.
Al mismo tiempo, no parece haber bastantes razones como para pensar que los cambios
en la proteccin y vigilancia de la aplicacin de la PI puedan afectar significativamente este
terreno. Estos cambios no hacen mucho por alterar el equilibrio de poderes en los mercados
de medios locales y, como hemos mostrado, la facilidad con la que se cooptan recursos de
control tiende a reforzar esas desigualdades. Desde nuestro punto de vista, la pregunta clave
se parece bastante en los pases de bajos ingresos y en los de ingresos altos: cmo satisfacer
la demanda de un pblico ms amplio y nuevo, que la economa pirata cataliza? Para volver a
la formulacin que hace Robert Bauer del problema para MPAA: Nuestra tarea es aislar las
formas de la piratera que compiten con las ventas legtimas, tomarlas como representantes de
las demandas no cubiertas de consumidores, y encontrar la forma de satisfacer esa demanda4.
No debera sorprender que los argumentos econmicos a favor de un control ms estricto
tiendan a ignorar como se componen realmente los regmenes de PI. La historia de las
editoriales y la piratera de libros, por otra parte, nos dice algo sobre esa evolucin, en la que
la distribucin y la aplicacin de los derechos de PI no indican tanto un estado del desarrollo,
como un conjunto de relaciones de poder entre las empresas dentro de los mercados culturales.
En los perodos en que no hubo grandes transformaciones polticas, econmicas, culturales o
tecnolgicas que implicaran un desafo para el estatus quo, las leyes de propiedad intelectual
seguan las convenciones entre los productores dominantes y servan para reforzar y refinar el
orden hegemnico.
Pero si bien esos acuerdos tuvieron una larga vida, tambin eran frgiles y sucumban
fcilmente a la competencia proveniente de fuera de la jurisdiccin de quienes los hubieran
establecido, al cambio tecnolgico ysobre todoa la combinacin de ambos factores. En esos
casos, los operadores terminaban teniendo que asimilar a los piratas, junto con sus estrategias de
marketing, sus nuevos enfoques sobre la produccin y la distribucin, un pblico ms extenso
y, por encima de todo, con precios ms bajos. Ahora, 300 aos despus de la aprobacin del
Estatuto de la Reina Ana, nos encontramos en un momento en el que necesitamos algo similar.
Acerca de Coda
Este captulo se basa en fragmentos del libro Necessity Knows No Laws: the Role of Copyright Pirates
in the Cultural Ecosystem from the Printing Press to the File-Sharing Networks (La necesidad no respeta
ley: el papel de los piratas del copyright en el ecosistema cultural desde la imprenta hasta las redes
de intercambio de archivos), que se publicar en 2011 en hngaro. Este estudio revisa la historia de los
derechos de edicin desde la perspectiva de los piratas a fin de entender las funciones que cumplieron
en la produccin y circulacin del conocimiento.
4
444
Entrevista con Robert Bauer, director de planificacin estratgica de Motion Picture Association, 2009.
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SOCIAL
SOCIAL
SCIENCE
SCIENCE
RESEARCH
RESEARCH
COUNCIL
COUNCIL
PIRATERA
PIRATERA
DEDE
MEDIOS
MEDIOS
ENEN
LAS
LAS
ECONOMAS
ECONOMAS
EMERGENTES
EMERGENTES
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CAPTULO COUNCIL
2 RED DE
GOBERNANZA
Y USTR
SOCIAL SCIENCE RESEARCH
MEDIA
PIRACY IN
EMERGING ECONOMIES
Crditos
Captulo 1: Repensar la piratera
Joe Karaganis, director de programas, Social Science Research Council. Durante los ltimos 10
aos, dirigi los proyectos de medios, tecnologa y cultura del SSRC. Su investigacin se centra
en la relacin entre la convergencia digital y la produccin cultural, y hace poco incorpor
a su trabajo la adopcin de banda ancha y las polticas de datos. Es editor de Structures of
Participation in Digital Culture (2007) y The Politics of Open Source Adoption (2005). Desde
mediados de 2010, tambin es Vice Presidente de la American Assembly.
Agradecemos a
Jaewon Chung, asistente de programas del Social Science Research Council
Jinying Li, candidato al doctorado en el Departamento de Estudios Cinematogrficos, Tisch
School of the Arts, Universidad de Nueva York
Emmanuel Neisa, estudiante de posgrado de Ciencias Polticas
Sam Howard-Spink, profesor adjunto del Steinhardt School of Music and Performing Arts,
Universidad de Nueva York
Nathaniel Poor, investigador independiente
Pedro N. Mizukami, Centro de Tecnologa y Sociedad, Fundacin Getulio Vargas
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Mike Palmedo, director adjunto del Programa sobre Justicia de la Informacin y Propiedad
intelectual, Washington College of Law, American University
Susan Sell, profesora de Ciencias Polticas y Relaciones Internacionales, Elliot School of Foreign
Affairs, George Washington University
Captulo 3: Sudfrica
Natasha Primo, coordinadora de activismo en polticas nacionales de TIC de la Asociacin
para el Progreso de las Comunicaciones (APC). Su prctica en el rea de gnero y desarrollo,
y su inters en cuestiones ms amplias de polticas pblicas de TIC la llevaron a incorporarse
al equipo de polticas de TIC entre 2007 y septiembre de 2010. Antes, fue directora ejecutiva
de WomensNet, una iniciativa conjunta de la South African Non-Governmental Organisation
Network (SANGONeT) y la Commission for Gender Equality (CGE). Hace poco se retir de
APC y desde entonces trabaja como consultora de proyectos sobre gnero y comunicacin,
adems de supervisar y evaluar programas y proyectos desde una perspectiva de gnero. Vive
en Johannesburgo, Sudfrica.
Libby Lloyd, consultora de medios. Empez su carrera como periodista, sobre todo de radio,
en Capital Radio de Sudfrica, National Public Radio de Estados Unidos y BBC de Irlanda.
Estuvo muy activa en el proyecto de medios Speak y luego dirigi la formacin en radio del
Institute for the Advancement of Journalism de Johannesburgo. Consejera de la Independent
Broadcasting Authority (antecesora de Icasa) y directora ejecutiva fundadora de la Media
Development and Diversity Agency, de la que ahora es consultora y trabaja en proyectos sobre
polticas de medios y desarrollo, con el foco puesto en el gnero y la comunicacin. En 2005,
Vodacom la eligi Mujer del Ao en los Medios.
Contribuyeron
Tanja Bosch, Senior Lecturer, University of Cape Town.
Natalie Brown, investigadora adjunta, con una maestra reciente en Comunicacin y Cultura
de la Universidad de York, Toronto.
Adam Haupt, profesor de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Julian Jonker, profesor de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Nixon Kariithi, profesor adjunto de la Universidad de Witwatersrand.
Captulo 4: Rusia
Olga Sezneva, profesora asistente de Sociologa, Universidad de Amsterdam. Se uni al
Departamento de sociologa y antropologa de la Universidad de Amsterdam en diciembre
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de 2009, adems de ser miembro del Instituto de Estudios tnicos y Migratorios. Obtuvo
su doctorado (2005) en la Universidad de Nueva York, fue miembro de Harper y profesora
adjunta en la Universidad de Chicago (2005-2009). En 2008, fue invitada a integrar el grupo
Nueva Generacin del Centro de Estudios Transculturales de la Universidad de Pennsylvania.
Lo que ms le interesa es la interseccin entre los estudios urbanos y migratorios, con el foco
puesto en memoria social y espacio. Actualmente se dedica terminar el manuscrito del libro
My Place, Your Memory, que versa sobre las transformaciones del Knigsberg alemn en
el Kaliningrado ruso despus de la Segunda Guerra Mundial. El libro analiza las diferentes
estrategias de creacin de un pasado colectivo, los propsitos que cumplen dichas estrategias y
las consecuencias que tienen para el espacio y el diseo urbano.
Joe Karaganis, director de programas del Social Science Research Council
Equipo de Investigacin
Oleg Pachenkov, subdirector del Centre for Independent Social Research. Fue nombrado
subdirector de relaciones internacionales y desarrollo estratgico del CISR en 2001, cuatro aos
despus de haberse incorporado al Centro como investigador, en 1997. Tiene un doctorado
(2009) en sociologa de la Universidad estatal de San Petersburgo. Es miembro y codirector de la
plataforma de internet Open-air Market Network (www.openair.org) y forma parte del equipo
editorial del nuevo boletn de ciencias sociales Laboratorium: Revista rusa de investigacin
social. Sus intereses actuales incluyen el medio y el espacio urbano, la planificacin urbana,
las economas informales y callejeras, las minoras tnicas y los estudios sobre etnicidad y
migracin.
Irina Olimpieva, investigadora, Centre for Independent Social Research. Es investigadora y
directora del Departamento de estudios sociales e investigacin econmica del CISR. Tiene
un doctorado (1990) en sociologa econmica y sociologa laboral de la Universidad de
San Petersburgo. Fue acadmica visitante en el Junior Faculty Development Program de la
Universidad de Kansas (1999-2000) e investigadora del laboratorio de investigaciones laborales
del Instituto de Economa Kujbyshev (1986-1987). Sus principales temas de investigacin son las
relaciones industriales, la economa informal, los estudios organizacionales y la transformacin
post socialista.
Anatoly Kozyrev, director del Subdepartamento de Tecnologas de la Informacin, Instituto
de Fsica y Tecnologa de Mosc: Anatoly Kozyrev es un economista y matemtico ruso, autor
de dos libros sobre la propiedad intelectual y los activos intangibles. Es director del Centro de
Capital Intelectual del Instituto Central Econmico-Matemtico de la Academia de Ciencias de
Rusia, adems de dirigir el Subdepartamento de Tecnologas de la Informacin del Instituto de
Fsica y Tecnologa de Mosc, donde sus alumnos y alumnas fueron asistentes de investigacin
para este proyecto.
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Agradecemos a
Dmitry Pigorev, profesor del Instituto de Fsica y Tecnologa de Mosc
Captulo 5: Brasil
Pedro N. Mizukami, Centro de Tecnologa y Sociedad, Fundacin Getulio Vargas. Es
investigador de la Escuela de Derecho del Centro de Tecnologa y Sociedad de la Fundacin
Getulio Vargas (Fundao Getulio Vargas, FGV) de Ro de Janeiro, donde se ha dedicado a
trabajar en el rea de legislacin y licenciamiento de derechos de autor, regulacin de internet,
intercambio de archivos P2P y publicaciones de acceso abierto. Tiene una maestra en Derecho
Constitucional de la Pontificia Universidad Catlica de So Paulo.
Oona Castro, directora del Instituto Overmundo. Es la directora ejecutiva del Instituto
Sociocultural Overmundo, una institucin no gubernamental que desarrolla proyectos de
comunicacin digital tales como el sitio web Overmundo (www.overmundo.com.br) y realiza
estudios sobre economa de la cultura. El instituto fue creado para apoyar la produccin de
una cultura libre, libre acceso a la informacin y la cultura y proyectos que se caractericen por
modelos de propiedad intelectual innovadores.
Luiz Fernando Moncau, Centro de Tecnologa y Sociedad, Fundacin Getulio Vargas. Obtuvo
su LLB en la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Catlica de So Paulo. Desde 2006
trabaja como abogado y analista poltico en el Departamento de Actividades de Incidencia del
Instituto Brasileiro de Defesa do Consumidor (Idec), con nfasis en la investigacin de polticas
y el anlisis de la proteccin de consumidores y consumidoras, adems de haber sido el vnculo
de Idec con el Congreso, los medios y la prensa, y los seminarios sobre telecomunicaciones
y acceso al conocimiento. Antes de este nombramiento, trabajaba como empleado en el
rea de derecho de Idec, con nfasis en la proteccin de consumidores, acciones colectivas y
procedimientos judiciales. Actualmente integra el equipo de proyectos de Open Business del
Centro de Tecnologa y Sociedad de la FGV.
Ronaldo Lemos, Centro de Tecnologa y Sociedad de la Fundacin Getulio Vargas. Es profesor
principal de leyes de propiedad intelectual en la Escuela de Derecho de la Fundacin Getulio
Vargas y director del Centro de Tecnologa y Sociedad. Tambin dirige Creative Commons
Brasil e integra la junta de iCommons. Obtuvo su LLB y LLD en la Universidad de So Paulo
y su maestra en Derecho en la Escuela de Derecho de Harvard. Es autor de numerosos libros,
entre los que figuran Direito, Tecnologia e Cultura (2005) y Tecnobrega (2008). Coordina
varios proyectos, como el de Cultura Livre y el de Negocio Abierto, una iniciativa internacional
que se desarrolla en Brasil, Nigeria, Chile, Mxico, Sudfrica y el Reino Unido. Es uno de los
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fundadores del Instituto Overmundo y ganador del Nica de Oro de Comunidades Digitales,
que le otorg el Premio Ars Electronica 2007. Colabora semanalmente en Folha de So Paulo,
uno de los principales peridicos de Brasil.
Contribuyeron
Susana Abrantes, FGV Opinin
Olvia Bandeira, Instituto Overmundo
Thiago Camelo, FGV Opinin
Alex Dent, Departamento de Antropologa, Universidad George Washington
Joe Karaganis, director de programas, Social Science Research Council
Eduardo Magrani, Centro de Tecnologa y Sociedad, FGV
Sabrina Pato, FGV Opinin
Elizete Igncio dos Santos, FGV Opinin
Marcelo Simas, FGV Opinin
Pedro Souza, FGV Opinin
Captulo 6: Mxico
John C. Cross, socilogo. Ha publicado numerosos trabajos sobre la batalla poltica de los
vendedores callejeros y otros miembros del grupo de pobres urbanos de Ciudad de Mxico y
otros lugares. Su investigacin en Ciudad de Mxico empez con estudios sobre organizaciones
de vendedores, varios en Tepito, para su disertacin de doctorado. Se interes en el fenmeno
de la piratera cuando not que el barrio de Tepito se cambi radicalmente de la venta de
productos electrnicos a la piratera a fines de la dcada de 1990.
Captulo 7: Bolivia
Henry Stobart, profesor de la Universidad Royal Holloway de Londres. Es fundador y
coordinador del Seminario de Msica Latinoamericana del Reino Unido, miembro asociado
del Instituto para el Estudio de las Amricas y ex miembro del comit del British Forum
for Ethnomusicology. Estudi tuba y grab en el Conservatorio de Birmingham, toc con
numerosos grupos de msica barroca y ense msica en varios colegios antes de terminar
su doctorado (1996) en St Johns College, Cambridge, cuyo tema central fue la msica de una
comunidad agrcola y pastora, hablante de quechua, del norte de Potos, Bolivia. Trabaja
activamente como msico profesional con el grupo pionero en world music SIRINU, quienes
han dado un centenar de conciertos y grabaron discos en varias redes de radios europeas desde
la primera gira de Early Music Network, en 1992. Su investigacin actual est centrada en la
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Otros agradecimientos
Muchas personas nos brindaron su generosa ayuda como fuentes o como revisores de este
proyecto. Nos gustara mucho agradecerle a:
Robert Bauer, director de planificacin estratgica, MPAA
Shamnad Basheer, National University of Juridical Sciences, Kolkata, India
Pria Chetty, abogado jefe, Chetty Law, Sudfrica
David Cross, Departamento de Estudios Cinematogrficos y de Medios, Universidad Nacional
de Mxico
Willie Currie, director de investigaciones, Asociacin para el Progreso de las Comunicaciones
Maria Haigh, Departamento de Comunicacin, Universidad de Wisconsin
Kathryn Hendly, Departamento de Ciencias Polticas, Universidad de Wisconsin
Alex Kochis, FiveBy Solutions, Estados Unidos
Ramon Lobato, Universidad de Swindburne, Australia
Boris Mamlyuk, Universidad Ohio Northern
William Pomeranz, subdirectror, Instituto Kennan, Washington, DC
Igor Pozhitkov, IFPI Rusia
Andrew Rens, candidato SJD, Universidad Duke, abogado (Tribunal Supremo de Sudfrica)
Tobias Schonwetter, Unidad de Investigacin sobre Propiedad Intelectual, Universidad de
Ciudad del Cabo
Produccin y gestin del proyecto
Alyson Metzger, heroica edicin y correccin
Rosten Woo, diseo editorial y web
Zachary Zinn, apoyo web
Mark Swindle, ilustracin y formacin
Jaewon Chung, gestin de proyecto
Versin en espaol
Traductores: Clio Bugel y Guillermo Sabanas
Corrector de texto: Geraldine Jurez
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Financiadores
El International Development Research Center (IDRC) es una empresa pblica creada por
el Parlamento de Canad en 1970 con el fin de ayudar a los pases en desarrollo a usar la
ciencia y la tecnologa para encontrar soluciones prcticas y de largo plazo para los problemas
sociales, econmicos y ambientales que deben enfrentar. Ofrecemos apoyo directo a fin de
crear una comunidad de investigacin local cuyo trabajo ayude a construir sociedades ms
saludables, ms equitativas y ms prsperas. El centro apoya la investigacin en cuatro grandes
reas temticas: ambiente y gestin de recursos naturales; tecnologas de la informacin y la
comunicacin para el desarrollo; innovacin, poltica y ciencia; y poltica econmica y social.
Este proyecto le debe un agradecimiento especial a Phet Sayo, Khaled Fourati y Alicia Fichero,
que integran el equipo de programas del IDRC.
La Fundacin Ford, creada en 1936, es una organizacin mundial independiente, comprometida
con el apoyo a los y las lderes que forman la vanguardia del cambio social. Este proyecto le
debe un agradecimiento especial a los miembros del programa Alan Divack, Ana Toni y Jenny
Toomey.
The Open Society Foundations work to build vibrant and tolerant democracies whose
governments are accountable to their citizens. To achieve this mission, the Foundations seek to
shape public policies that assure greater fairness in political, legal, and economic systems and
safeguard fundamental rights. On a local level, the Open Society Foundations implement a
range of initiatives to advance justice, education, public health, and independent media. At the
same time, we build alliances across borders and continents on issues such as corruption and
freedom of information. The Foundations place a high priority on protecting and improving
the lives of people in marginalized communities.
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