Formación Histórica Del Estado en América Latina Elementos Teórico Metodológicos para Su Estudio.
Formación Histórica Del Estado en América Latina Elementos Teórico Metodológicos para Su Estudio.
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diciones sociales prevalecientes en su origen. Con esto estoy afirmando que a partir de la existencia de un Estado, se asiste a un proceso de creacin social en el que se originan entidades
y sujetos sociales que van adquiriendo rasgos diferenciables. Cmo se enhebran las circunstancias histricas para que tales sujetos y fenmenos sociales se constituyan? Qu racionalidad
superior, designio o -en el otro extremo- azarosa combinacin de variables determinan ciertos
rasgos constitutivos y no otros? Cul es la relacin funcional (en trminos de necesidad histrica) o lgica (en trminos de mera consistencia estructural) entre los rasgos que en su despliegue histrico presentan los distintos sujetos, entidades y fenmenos que componen esa
compleja realidad que se va conformando?
La especificacin histrica implicada en estos interrogantes exige previamente un acuerdo
mnimo sobre el sentido otorgado a las categoras analticas utilizadas, tarea que no est exenta de dificultades. Una de ellas es que al intentar reconstruir analticamente el proceso de creacin social coextensivo a la formacin del Estado, tendemos a manejarnos con conceptos que
presumen el pleno desarrollo de los atributos o componentes que definen a esos conceptos.
Es decir, intentamos rastrear un proceso evolutivo empleando categoras analticas que describen un producto histrico acabado (v.g. nacin, capitalismo). Una segunda dificultad deriva
del hecho de que los conceptos empleados para analizar estos procesos no son mutuamente
excluyentes sino que, por el contrario, se suponen recprocamente como componentes de su
respectiva definicin. As, nacin implica -entre otros atributos- existencia de un mercado;
ste, de relaciones de produccin, que remiten a la constitucin de clases sociales generadoras, a su vez, de un sistema de dominacin. Este ltimo evoca la nocin de Estado, vinculada -en tanto mbito territorial y referente ideolgico- a la idea de nacin.
Este complejo entrecruzamiento categorial, que no hace sino expresar una compleja realidad, seala la direccin que debe seguir el anlisis pero a la vez entraa un desafo: el proceso de formacin del Estado no puede entenderse sin explorar, simultneamente, la emergencia de esos otros fenmenos que no slo convergen en la explicacin de dicho proceso
sino que encuentran en el mismo un factor determinante de su propia constitucin como realidades histricas. Por otra parte, la dinmica de esta verdadera construccin social no se ajusta a un patrn normal, en el sentido que sus componentes se desarrollen respetando necesariamente proporciones, secuencias o precondiciones. Al contrario, esa dinmica se ve marcada por largos perodos de estancamiento, saltos violentos, hipertrofia de algunos de sus componentes o desarrollo contradictorio de otros que tienden a negar y transformar la naturaleza
del conjunto.
Avanzando un poco ms en esta tarea de desbrozamiento conceptual, quizs sea preciso
aclarar que no estoy preocupado por el Estado en abstracto sino por una de sus formas especficas: el Estado nacional3. Ms concretamente, me interesa estudiar la formacin del Estado
como proceso que presupone la existencia o paralela constitucin de una nacin formalmente independiente4. Esto introduce la complicacin adicional de establecer bajo qu circunstancias es posible considerar que la fusin de los dos elementos que otorgan especificidad a esta
categora -Estado y nacin- se ha producido. La existencia de una nacin es, al igual que en el
caso del Estado, el resultado de un proceso y no de un formal acto constitutivo. Ello hace difcil precisar no slo un momento a partir del cual puede afirmarse su respectiva existencia sino,
adems, aqul en que nacin y Estado coexisten como unidad.
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En un sentido ideal-abstracto concibo al Estado como una relacin social, como la instancia poltica que articula un sistema de dominacin social. Su manifestacin material es un conjunto interdependiente de instituciones que conforman el aparato en el que se condensa el
poder y los recursos de la dominacin poltica5. Este doble carcter del Estado encuentra un
cierto paralelismo en el concepto de nacin. En efecto, pese a las ambigedades y discrepancias que an rodean su definicin6, puede argumentarse que en la idea de nacin tambin se
conjugan elementos materiales e ideales. Los primeros se vinculan con el desarrollo de intereses resultantes de la diferenciacin e integracin de la actividad econmica dentro de un espacio territorialmente delimitado. En las experiencias europeas clsicas esto supuso la formacin de un mercado y una clase burguesa nacionales. Los segundos implican la difusin de
smbolos, valores y sentimientos de pertenencia a una comunidad diferenciada por tradiciones,
etnias, lenguaje u otros factores de integracin, que configuran una identidad colectiva, una
personalidad comn que encuentra expresin en el desarrollo histrico (Nairn, 1975).
Este doble fundamento de la nacionalidad no implica, claro est, que el surgimiento de intereses y valores haya sido simultneo, ni su desarrollo simtrico. Ms an, es probable que su
desigual arraigo y vigencia en diferentes momentos y experiencias nacionales podra explicar
parcialmente los variados ritmos y modalidades que histricamente observara el proceso de
formacin del moderno Estado-nacin. Es decir, las condiciones de constitucin de una dominacin estatal habran sido diferentes segn el predominio relativo que en el proceso de construccin nacional hubieran tenido sus componentes materiales e ideales. Por ejemplo, parece
cierto que el desarrollo de una economa de mercado territorialmente delimitada precedi, en
buena parte de las experiencias europeas, al desarrollo de una comunidad de sentimiento
(Gemeinschaft) basada en la autoconciencia de un destino compartido, de una nacionalidad
comn. En cambio, las guerras de la independencia latinoamericana contribuyeron a difundir
este sentimiento nacional antes de que se hubiera conformado plenamente un mercado nacional. La distincin, como veremos, no es trivial.
Una opinin generalizada sostiene que la construccin de las naciones europeas se produjo despus de la formacin de Estados fuertes (Tilly, C., 1975:70). Sin duda, esta afirmacin
alude ms al componente ideal de la nacionalidad que a su sustrato material. Definido el
Estado como instancia de articulacin de relaciones sociales, es difcil pensar en relaciones ms
necesitadas de articulacin y garanta de reproduccin que las implicadas en una economa de
mercado plenamente desarrollada, es decir, en un sistema de produccin capitalista. La existencia del Estado presupone entonces la presencia de condiciones materiales que posibiliten la
expansin e integracin del espacio econmico (mercado) y la movilizacin de agentes sociales en el sentido de instituir relaciones de produccin e intercambio crecientemente complejas
mediante el control y empleo de recursos de dominacin. Esto significa que la formacin de
una economa capitalista y de un Estado nacional son aspectos de un proceso nico -aunque
cronolgica y espacialmente desigual-. Pero adems implica que esa economa en formacin
va definiendo un mbito territorial, diferenciando estructuras productivas y homogeneizando
intereses de clase que, en tanto fundamento material de la nacin, contribuyen a otorgar al
Estado un carcter nacional.
En este punto la experiencia latinoamericana no se aparta del clsico patrn europeo. Es
decir, el surgimiento de condiciones materiales que hacen posible la conformacin de un mer-
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cado nacional es condicin necesaria para la constitucin de un Estado nacional. Pero ms all
de esta semejanza, la historia de Amrica Latina plantea diversos interrogantes cuya respuesta
contribuira a explicar la especificidad de sus Estados. Cul es el carcter de los Estados surgidos del proceso de emancipacin nacional? Qu significacin diferencial tuvieron los aparatos burocrticos heredados de la colonia y en qu sentido podran considerarse objetivacin
institucional del Estado? Qu clase de orden econmico o modalidades productivas debieron
superarse para instituir otras, congruentes con la implantacin de un Estado nacional?
Respecto de qu patrn de relaciones sociales se conform dicho Estado? Qu agenda de
cuestiones debi enfrentar y en qu medida la resolucin de las mismas afect su proceso
constitutivo?
Algunos de estos interrogantes sern explorados en las prximas secciones de este trabajo.
Entretanto, quisiera resumir lo expresado hasta ahora sealando que la formacin del Estado
nacional es el resultado de un proceso convergente, aunque no unvoco, de constitucin de
una nacin y de un sistema de dominacin. La constitucin de una nacin supone -en un plano
material- el surgimiento y desarrollo, dentro de un mbito territorialmente delimitado, de intereses diferenciados generadores de relaciones sociales capitalistas; y en un plano ideal, la creacin de smbolos y valores generadores de sentimientos de pertenencia que -para usar la feliz
imagen de ODonnell- tienden un arco de solidaridades por encima de los variados y antagnicos intereses de la sociedad civil enmarcada por la nacin. Este arco de solidaridades proporciona a la vez el principal elemento integrador de las fuerzas contradictorias surgidas del
propio desarrollo material de la sociedad y el principal elemento diferenciador frente a otras
unidades nacionales. Por su parte, la constitucin del sistema de dominacin que denominamos Estado supone la creacin de una instancia y de un mecanismo capaz de articular y reproducir el conjunto de relaciones sociales establecidas dentro del mbito material y simblicamente delimitado por la nacin.
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sistira en la identificacin emprica de su presencia y forma de adquisicin, lo cual implica vincular el proceso formativo con una serie de fenmenos sociales a los que pueden atribuirse
efectos determinantes en dicho resultado.
Este es el procedimiento propuesto por Schmitter y otros en un reciente trabajo (Schmitter,
Coatsworth, y Przeworski, s/f). Preocupados por establecer la especificidad del proceso de formacin estatal en Amrica Latina, frente a la ms conocida experiencia europea, estos autores
comienzan por distinguir, como atributos del Estado, su capacidad de: (1) externalizar su
poder; (2) institucionalizar su autoridad; (3) diferenciar su control; (4) internalizar una identidad colectiva. La primera cualidad se vincula con el reconocimiento de una unidad soberana
dentro de un sistema de relaciones interestatales, cuya integridad es garantizada por otras unidades similares ya existentes. La segunda implica la imposicin de una estructura de relaciones de poder capaz de ejercer un monopolio sobre los medios organizados de coercin. La tercera es la emergencia de un conjunto funcionalmente diferenciado de instituciones pblicas
relativamente autnomas respecto de la sociedad civil, con reconocida capacidad para extraer,
establemente, recursos de su contexto, con cierto grado de profesionalizacin de sus funcionarios y cierta medida de control centralizado sobre sus mltiples actividades. La cuarta cualidad consiste en la capacidad de emitir desde el Estado los smbolos que refuercen los sentimientos de pertenencia y solidaridad social que sealaba como componentes ideales de la
nacionalidad y aseguren, por lo tanto, el control ideolgico de la dominacin.
Vistos desagregadamente, estos atributos de la estatidad permiten empezar a distinguir,
comparativamente, momentos y circunstancias histricas en que los mismos fueron adquiridos
en las diversas experiencias nacionales, lo cual facilita la deteccin de conexiones causales con
otros procesos sociales. Adems, observados en forma combinada, estos atributos sugieren
fases o etapas diferenciadas en el proceso de formacin estatal. Por ejemplo, es evidente que
la gran mayora de los pases latinoamericanos adquiri -como primer atributo de su condicin
de Estados nacionales- el formal reconocimiento externo de su soberana. Producto del desenlace de las luchas de emancipacin nacional, este reconocimiento se anticip sin embargo a la
institucionalizacin de un poder estatal reconocido dentro del propio territorio nacional. Este
desfasaje, que en algunos casos perdur por varias dcadas, contribuy precisamente a crear
la ambigua imagen de un Estado nacional asentado sobre una sociedad que retaceaba el reconocimiento de la institucionalidad que aqul pretenda establecer.
Si aceptamos la idea de que la formacin del Estado es un gradual proceso de adquisicin
de los atributos de la dominacin poltica, los que suponen la capacidad de articulacin y
reproduccin de cierto patrn de relaciones sociales, la pregunta que surge naturalmente es:
qu factores confluyen en la creacin de condiciones para que dichos atributos se adquieran?
Lo cual equivale a plantear el tema de los determinantes sociales de la formacin del Estado.
El tema no es totalmente novedoso pero su tratamiento ha estado plegado de interpretaciones superficiales y mecanicistas. Desde ya parece prudente desechar aquellas que, desde posiciones deterministas (v.g. la inevitabilidad del desarrollo capitalista), han pretendido ver en
el origen y evolucin del Estado en Amrica Latina la respuesta a una necesidad histrica. O
aquellas otras, ms bien voluntaristas, que adjudican a determinados actores (v.g. la mano del
imperialismo o ciertos agentes providenciales tales como la Generacin del 80 argentina, los
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ricos al conjunto. Por otra parte, la ntida frontera que buena parte de la literatura ha tendido a
establecer entre el dominio de lo privado y lo pblico, debe ser reexaminada a la luz de una
realidad que muestra diversas y sutiles formas de interpenetracin entre actores civiles y estatales,
en las que se diluye el carcter de las relaciones formalmente establecidas11.
En su objetivacin institucional, el aparato del Estado se manifiesta entonces como un actor
social diferenciado y complejo, en el sentido de que sus mltiples unidades e instancias de decisin y accin traducen una presencia estatal difundida -y a veces contradictoria- en el conjunto de
relaciones sociales. El referente comn de su diversificado comportamiento, el elemento homogeneizador de su heterognea presencia, es la legtima invocacin de la autoridad del Estado que,
en su formalizacin institucional, pretende encarnar el inters general de la sociedad.
A pesar de las ambigedades que no resuelve, y quizs por mantenerlas, esta forma de conceptualizar al aparato estatal puede proporcionar algunas claves para entender su dinmica
interna y la trama de relaciones que histricamente establece con la sociedad civil.
Precisamente los dos elementos que introducen mayor ambigedad -v.g. su relativa incoherencia interna e identificacin externa- permiten concebir su mbito de competencia y accin
como una arena de negociacin y conflicto, donde se dirimen cuestiones que integran la agenda de problemas socialmente vigentes. El proceso histrico a travs del cual estas cuestiones
se problematizan, plantean y resuelven, da lugar a contradictorias relaciones entre sociedad
civil y Estado que, aumentan la heterogeneidad del aparato institucional de este ltimo, y tornan imprecisos los lmites entre ambas esferas12.
La interpretacin precedente sugiere que el origen, expansin, diferenciacin y especializacin
de las instituciones estatales, reflejan intentos de resolucin de la creciente cantidad de cuestiones
que va planteando el desarrollo contradictorio de la sociedad. Como expresa ODonnell (1977),
tal como el individuo factorea problemas, atendindolos uno por vez y aislndolos mediante la clusula de ceteris paribus de dimensiones ajenas al rudimentario esquema causal que utiliza, el crecimiento y diferenciacin de instituciones
estatales son el ceteris paribus colectivo de cuestiones y crisis. De la misma manera, la creacin de instancias de coordinacin y mando son intentos siempre subptimos de superar algunas de las consecuencias negativas de la dispersin institucional que resulta. Este fraccionamiento es consonante con el fraccionamiento de
la sociedad. En este sentido el mapa -la distribucin y densidad- de las instituciones estatales en cada caso histrico es el de los nudos de sutura de las reas que
las contradicciones subyacentes han rasgado en su superficie.
A lo largo de este simultneo proceso constitutivo, las instituciones estatales tienden a apropiarse de mbitos y materias de actuacin creados por el propio proceso de diferenciacin
social que tiene lugar paralelamente. En otras palabras, la ampliacin del aparato estatal implica la apropiacin y conversin de intereses civiles, comunes, en objeto de su actividad,
pero revestidos entonces de la ilegitimidad que le otorga su contraposicin a la sociedad como
inters general. Adems, este proceso conlleva -como contraparte material- la apropiacin de
los recursos que consolidarn las bases de dominacin del Estado y exteriorizarn, en instituciones y decisiones concretas, su presencia material. La expansin del aparato estatal deriva
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entonces del creciente involucramiento de sus instituciones en reas problemticas (o cuestiones) de la sociedad, frente a las que adoptan posiciones respaldadas por recursos de dominacin, que expresan variables grados de coercin o consenso. Estos actos de involucramiento
suponen al Estado como parte, lo cual implica reconocerle potestad para (1) invocar un inters superior que subordina a los de las otras partes, y (2) extraer los recursos que posibilitarn
sus intentos de resolucin de las cuestiones planteadas.
El grado de consenso o coercin implcito en estos actos de apropiacin depende de la particular combinacin de fuerzas sociales que los enmarcan. Pero en todo caso, siempre se hallan
respaldados por alguna forma de legitimidad, derivada del papel que el Estado cumple como
articulador de relaciones sociales, como garante de un orden social que su actividad tiende a
reproducir. No taxation without representation, la clsica frmula de la democracia liberal
norteamericana, supedita justamente la capacidad extractiva del Estado al reconocimiento de
reglas del juego poltico que aseguren la representacin -y eventual conversin en inters
general- de los intereses comunes de la sociedad civil. Cuales intereses resultan representados y satisfechos depende, obviamente, del contenido de la agenda de cuestiones socialmente problematizadas cuya vigencia sostiene, y resolucin influye, la particular estructura de
dominacin impuesta en la respectiva sociedad13. Como principal articulador de esta estructura de dominacin y como arena fundamental para dirimir el contenido y las formas de resolucin de las cuestiones que integran la agenda, el aparato institucional del Estado tiende a
expresar las contradicciones subyacentes en el orden social que se pretende instituir. Por lo
tanto, el anlisis de la evolucin histrica de las instituciones estatales es inseparable del anlisis de cuestiones sociales que exigen su intervencin mediante polticas o tomas de posicin.
La metamorfosis del aparato del Estado se ajusta as a los ritmos, instancias y modalidades que
asumen las formas de resolucin de tales cuestiones14.
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a un actor central, sino que adems su propia insercin en el proceso contribuy a constituirlo como tal o a modificar sensiblemente algunos de sus atributos.
Esta propuesta involucra una parcial respuesta metodolgica a los interrogantes planteados.
Para completarla y justificarla, es necesario introducir algunas complicaciones y argumentaciones adicionales. La propuesta postula una relacin de determinacin recproca entre adquirir
ciertos atributos de estatidad y resolver ciertas cuestiones sociales. El procedimiento analtico obvio sera entonces definir atributos y cuestiones, establecer tericamente sus conexiones
causales y verificar empricamente las circunstancias y modalidades con que se manifiesta la
relacin estipulada. Si bien este procedimiento no parece ofrecer reparos, puede conducir sin
embargo a interpretaciones excesivamente mecnicas. Ocurre que las propiedades que confieren estatidad al Estado y las cuestiones sociales que se problematizan y resuelven nunca se
vinculan, histricamente, en dadas perfectamente distinguibles. Por el contrario, ambos rdenes de variables se engarzan en la realidad de una manera dinmica y contradictoria. Y aun
cuando el tratamiento separado de cuestiones y atributos que efectuar en las prximas secciones sea un recurso analtico casi inevitable, recuperar la complejidad y riqueza explicativa
de los engarces requerir, adicionalmente, una interpretacin -aunque sea rudimentaria- del
juego recproco entre las cuestiones examinadas y los atributos adquiridos15.
Como ilustracin de esta abstracta propuesta, las asignaciones de recursos destinadas a fortalecer el aparato represivo de los nuevos Estados nacionales en Amrica Latina, tendieron en
numerosos casos a disminuir su viabilidad institucional (en tanto comprometan el desempeo
de otras funciones irrenunciables); pero en la medida en que ese fortalecimiento se tradujo en
la creciente legitimacin de un poder central, con efectivo dominio territorial y manifiesta capacidad para crear un orden estable, aumentaron en el largo plazo las posibilidades de asignar
recursos a apoyar el proceso de acumulacin capitalista.
Ahondar en este peculiar engarce entre las cuestiones que el Estado debe afrontar en su
etapa formativa tiene varias ventajas. Primero, como se ha visto, permite apreciar los impactos
y repercusiones que ciertas decisiones o polticas relativas a una cuestin tienen respecto de
las otras. Si el conjunto de cuestiones sugerido cubre satisfactoriamente el espectro de condicionantes fundamentales de la accin estatal, la dinmica generada por la simultnea atencin
de las mismas debera explicar buena parte del proceso de formacin del Estado.
Una segunda ventaja de este enfoque deriva de su posibilidad de superar las tpicas argumentaciones funcionalistas16 del Estado, en las que ste aparece desempeando un conjunto de
tareas o actividades que, o bien resultan naturalmente de su condicin de Estado capitalista
(posicin en la que se ubica una porcin no despreciable de la literatura marxista sobre el Estado)
o bien responden a cierta nocin de necesidad histrica cuyo fundamento no consigue evitar
razonamientos teleolgicos. En cambio, pensar la accin estatal como parte de un proceso social
tejido alrededor del surgimiento, desarrollo y resolucin de cuestiones que una sociedad (y ese
Estado) consideran cruciales para la reproduccin del orden social que se va conformando, constituye a mi juicio una concepcin ms sensible a las alternativas de la historia que materializaron
sus protagonistas. Sobre todo porque esas funciones, tpicamente inferidas mediante razonamiento post-hoc, no son ya vistas como recortes compartimentados de la actividad estatal, sino
como producto contradictorio y cambiante de una lucha a la vez social e intraburocrtica.
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En tercer lugar, este enfoque permite incorporar fcilmente al anlisis los cambios producidos en determinados parmetros (v.g. cambios de la demanda externa, disponibilidad y afluencia de capitales del exterior, innovaciones tecnolgicas), observando no slo sus consecuencias sobre el proceso de resolucin de cada cuestin sino, adems, sus efectos sobre la dinmica del conjunto. Si tenemos en cuenta la vertiginosidad de los cambios operados en estos
parmetros especialmente durante la segunda mitad del siglo XIX, advertiremos la ventaja de
relacionarnos con las diversas cuestiones y sus respectivos engarces.
En cuarto lugar, este enfoque nos alerta sobre el carcter contradictorio, no lineal, del proceso de formacin del Estado. Esto se vincula con la posibilidad de detectar fases y ciclos en
el proceso, es decir, momentos de condensacin de las diferentes cuestiones en que su peso
relativo frente a las otras, y sus efectos sobre las mismas, varan significativamente. En otras
palabras, si bien es posible afirmar que ciertas cuestiones estuvieron presentes e involucraron
al Estado en su resolucin, los avances en tal sentido tuvieron seguramente ritmos diferentes,
manifestndose en ciclos de atencin generalmente asociados con la significacin y vigencia
de cada cuestin en la coyuntura histrica considerada.
En ltimo trmino, si las cuestiones estudiadas permiten capturar haces de relaciones sociales en los que la accin del Estado se orienta, alternativamente, hacia la resolucin de problemas diferentes, debera ser posible conectarlas empricamente con diversos indicadores sobre
los que no es difcil hallar y sistematizar informacin: polticas estatales, respuestas de diferentes actores sociales, creaciones y reagrupamientos institucionales, cambios en la extraccin y
asignacin de recursos, manifestaciones de modificacin en las pautas de comportamiento
burocrtico, y as sucesivamente. Dems est decir que una historia de la formacin del aparato estatal es precisamente la historia de los cambios producidos en este tipo de variables y
su relacin con un conjunto de factores determinantes. En mi propuesta, estos ltimos seran
identificables en el proceso de surgimiento, desarrollo y resolucin de las que consideremos
como las cuestiones ms relevantes que el Estado en Amrica Latina debi enfrentar durante
su etapa formativa.
En lo posible, debera evitarse la tentacin de categorizar los cambios en la conformacin
del aparato institucional del Estado en funcin de las cuestiones elegidas. Si tomamos, por
ejemplo, las cuestiones del orden y el progreso -sobre las que me extender ms abajo-,
sera fcil asociar la intervencin del Estado en el proceso de resolucin de las mismas con el
relativo desarrollo de las instituciones centralmente involucradas en dicho proceso. Es decir, es
indudable que los ministerios de guerra constituyeron el principal mecanismo institucional para
la imposicin del orden; los de interior, obras pblicas o sucedneos, los ms directamente
vinculados al progreso17. Pero no sera correcto inferir que la significacin de cada uno de
ellos en diversos momentos histricos estuvo asociada exclusivamente a la resolucin de esas
cuestiones. La tentacin es mayor por cuanto las series estadsticas de gastos, de personal, de
organismos creados, permitiran medir el peso relativo, los ciclos de atencin, que cada cuestin recibi en diferentes momentos. Sin embargo, tal procedimiento presenta un doble inconveniente: primero, desconoce la multidimensionalidad de la mayora de las expresiones de presencia y actividad estatal, en el sentido de que si bien stas tienden a identificarse con determinado tipo de funciones o consecuencias, sus efectos sobre otras cuestiones oscurecen toda
ntida asociacin; segundo, desconoce el hecho de que las cuestiones pueden modificar, tanto
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su forma como su contenido, a medida que se van sucediendo tomas de posicin en torno a
las mismas, con lo cual cambia tambin el sentido o las manifestaciones de los cambios institucionales vinculados con los mismas18. Por ejemplo, no es igual el orden derivado de la
demostrada capacidad represiva del Estado a aqul que surge del reconocimiento de su papel
en la institucionalizacin y regulacin de relaciones de produccin capitalistas.
Planteadas las razones que justifican el enfoque propuesto, proceder a tratar separadamente algunas cuestiones comunes a la experiencia histrica de Amrica Latina, que juzgo centrales para entender el proceso de formacin de sus Estados. Dado el carcter especulativo y la
intencin esencialmente metodolgica de este ensayo, no intentar una interpretacin global
que muestre los engarces entre las diferentes cuestiones y la adquisicin, por parte del aparato institucional del Estado, de sus atributos fundamentales. Tal interpretacin debera ser ms
bien el eplogo de un concertado esfuerzo de investigacin comparada, basado en un anlisis
profundo de diferentes experiencias nacionales19.
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les preciosos) y el creciente aislamiento, que dificult el desarrollo e integracin de nuevos circuitos econmicos (Cfr. Cardoso, F. H. y Faletto, E., 1969)22. El perodo independentista se
caracteriz as por tendencias secesionistas que desmembraron los virreinatos y modificaron
drsticamente el mapa poltico de Amrica Latina. En tales circunstancias -como seala Furtadola estructuracin de los nuevos Estados se vio condicionada por dos factores: la inexistencia de
interdependencia real entre seores de la tierra, que se ligaran unos a otros o se someteran a
uno de entre ellos en funcin de la lucha por el poder; y la accin de la burguesa urbana, que
mantendra contactos con el exterior y explorara toda posibilidad de expansin del intercambio externo al cual se iran vinculando segmentos del sector rural. As, en la medida en que surgan posibilidades para una u otra lnea de exportaciones, el grupo urbano tendera a consolidarse al mismo tiempo que se integraba con algn subgrupo rural, crendose de ese modo condiciones para la estructuracin de un efectivo sistema de poder (Furtado, C., 1969:38).
Sin duda, la efectividad del sistema de poder estructurado -o sea, la concreta posibilidad de
constitucin de un Estado- dependi fundamentalmente del grado de articulacin logrado entre
los intereses rurales urbanos, lo cual a su vez estuvo relacionado con las condiciones existentes
para la integracin econmica del espacio territorial. La relativa homogeneidad regional de los
valles centrales de los actuales Chile y Costa Rica -a cuyo mbito se reduciran prcticamente las
manifestaciones de vida social organizada- podra explicar as la temprana consolidacin de un
Estado nacional en esos pases. El desarrollo en los mismos de una pujante y diversificada economa y la acomodacin de los grupos locales ms tradicionales a las nuevas posibilidades productivas, contribuyeron a un rpido afianzamiento del poder centralizado del Estado, evitando
la anarqua y el caudillismo que conocieron la mayora de los pases de la regin.
En el caso del Brasil, fue el aparato burocrtico y militar de la Corona, heredado por el
imperio, el agente social que contribuy a la constitucin del orden nacional, dando contenido a un Estado dbilmente asentado en los sectores productivos (Cfr. Cardoso, F. H., 1977;
1972: 263-37). La alianza de este estamento burocrtico militar con la surgiente burguesa paulista del caf, soporte de la Repblica Velha, permiti crear un sistema de dominacin relativamente estable, aun cuando la subsistencia de poderes regionales fuertes exigi mecanismos
equilibradores y polticas de compromiso que otorgaron caractersticas peculiares al rgimen
oligrquico instituido. En otros pases donde la extensin territorial tambin cre dificultades
para la articulacin interregional (v.g. Per, Mxico, Bolivia), el control de la actividad minera,
predominante desde la poca colonial, suministr en general una base de poder suficiente
como para ejercer el control del Estado nacional y desbaratar eficazmente otras fuerzas contestatarias. Naturalmente, esto no siempre condujo a una efectiva integracin nacional ni a la conformacin de un Estado que tuviera tal carcter. En Mxico, estas condiciones recin comenzaron a plasmarse con el Porfiriato, despus de medio siglo de intentos ms o menos frustrados, mientras que en el Per an se discute la existencia misma de una nacin y un Estado
nacional (Cotler, 1978). En Brasil, muchos an sostienen que slo a partir de los aos 1930s
puede hablarse de un Estado verdaderamente nacional.
Estas breves referencias histricas, por su misma insuficiencia, sealan que cualquier intento de interpretacin ms afinado debe incorporar necesariamente variables tales como el grado
de diversificacin del sistema productivo, en trminos de la persistencia de monocultivos, sucesivas sustituciones de exportables, etc.; la existencia de enclaves o el control nacional del prin-
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Lo que es menos conocido es el papel que los nuevos Estados nacionales desempearon
frente a estas transformaciones; bajo qu condiciones y empleando cules mecanismos afrontaron e intentaron resolver sus mltiples desafos. Es indudable que la propia existencia de
dichos Estados no fue ajena a -y adquiri nuevo sentido a partir de- la aparicin de condiciones en el mbito internacional que modificaron profundamente la extensin y calidad del abanico de oportunidades de actividad econmica potencialmente desarrollables en la regin.
Aun cuando las nuevas oportunidades de desarrollo capitalista movilizaron a los agentes econmicos y produjeron ajustes y desplazamientos en las actividades productivas tradicionales,
tal movilizacin encontraba prontamente lmites objetivos. Con mercados muy localizados,
poblacin generalmente escasa, rutas intransitables, anarqua monetaria, inexistencia de un
mercado financiero y vastos territorios bajo control indgena o de caudillos locales, las iniciativas vean comprometidas sus posibilidades de realizacin. Para los sectores econmicos
dominantes que encontraban en la apertura hacia el exterior creciente terreno de convergencia para la homogeneizacin de sus intereses, la superacin de tales restricciones pasaba por
la institucin de un orden estable y la promocin de un conjunto de actividades destinadas a
favorecer el proceso de acumulacin. Orden y progreso, la clsica frmula del credo positivista, condensaba as las preocupaciones centrales de una poca: aqulla en que comenzaban a difundirse en Amrica Latina relaciones de produccin capitalista. La garanta de expansin y reproduccin de estas relaciones no poda quedar librada a las propias fuerzas sociales que las engendraban. La dominacin celular23 ejercida en el mbito de la produccin,
resultaba insuficiente frente a la creciente nacionalizacin e internacionalizacin de la vida
econmica. Ante los sectores dominantes de la poca, el Estado nacional apareca como la
nica instancia capaz de movilizar los recursos y crear las condiciones que permitieran superar el desorden y el atraso. Resolver estas cuestiones exiga, necesariamente, consolidar el
pacto de dominacin de la incipiente burguesa y reforzar el precario aparato institucional
del Estado nacional.
Qu significaba la institucionalizacin del orden? Uno de los aspectos ms notables de la
etapa histrica que estamos considerando es la diversidad y simultaneidad de manifestaciones
de desorden que el Estado nacional deba afrontar. Por una parte, las mltiples instancias de
enfrentamiento armado, que en las distintas experiencias nacionales se expresaron en levantamientos de caudillos locales, rebeliones campesinas, incursiones indgenas, intentos secesionistas y otras formas de contestacin a la pretensin de concentrar y centralizar el poder de acuerdo con un determinado esquema de dominacin. Por otra parte, la tradicin conspiraba contra la centralizacin en el Estado de ciertos instrumentos de control social: registro de las personas, aparato educacional, prcticas comerciales uniformes, etc. A la vez, las unidades subnacionales (Estados, provincias, departamentos) continuaban manteniendo fuerzas regulares propias, emitiendo su propia moneda, estableciendo aduanas internas o administrando justicia
sobre la base de normas constitucionales y legales dispares. Imponer el orden implicaba regularizar el funcionamiento de la sociedad, hacer previsibles las transacciones, regular los comportamientos.
El orden apareca entonces, paradjicamente, como una drstica modificacin del marco
habitual de relaciones sociales. No implicaba el retorno a un patrn normal de convivencia sino
la imposicin de uno diferente, congruente con el desarrollo de una nueva trama de relaciones de produccin y de dominacin social.
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En consecuencia, durante la primera etapa del perodo independentista los esfuerzos de los
incipientes Estados estuvieron dirigidos a eliminar todo resabio de poder contestatario, extendiendo su autoridad a la totalidad de los territorios sobre los que reivindicaban soberana. La
reiterada y manifiesta capacidad de ejercer control e imponer mando efectivo y legtimo sobre
territorio y personas, en nombre de un inters superior material e ideolgicamente fundado en
el nuevo patrn de relaciones sociales, es lo que defina justamente el carcter nacional de
estos Estados. Esa capacidad se vea jaqueada por el enfrentamiento con intereses regionales,
con tradiciones de administracin localista, con formas caudillistas de ejercicio del poder local
y con variables proyectos federativos y tendencias disolventes que amenazaban la integridad
de los territorios pretendidamente acotados por la nacin. De aqu que en esta primera etapa
los nuevos Estados exteriorizaran su presencia fundamentalmente como aparatos de represin
y control social, lo cual se reflejaba en el mayor peso relativo de aquellas instituciones destinadas a la consolidacin y legitimacin del poder central (v.g. constitucin y mantenimiento
de milicias, apertura y mejoramiento de vas de comunicacin, desarrollo de instituciones y
mecanismos jurdicos de regulacin social).
Queda claro pues que la cuestin del orden, suscitada y privilegiada por sectores dominantes de la sociedad que al mismo tiempo estaban definiendo el carcter de su insercin en
la nueva estructura de relaciones sociales, acapar la atencin y recursos del Estado nacional
desde el momento de su constitucin. Resolverla representaba para el Estado una condicin
bsica de su supervivencia y consolidacin. Pero adems, constitua una premisa elemental
para el establecimiento de formas estables de relacin social, compatibles con las oportunidades y expectativas que surgan con la lenta pero creciente integracin de las economas latinoamericanas al mercado mundial. Por eso, la cuestin del progreso surgi como la contracara
del orden, como su natural corolario24. La frmula que las reuna sealaba un orden de prelacin que adquira el carcter de condicin necesaria para la plena realizacin de sus dos trminos. Orden y progreso, pero primero orden, luego progreso25.
Sin embargo, la coexistencia de ambas cuestiones en la agenda de las sociedades latinoamericanas de la segunda mitad del siglo pasado planteaba no pocas contradicciones desde el
punto de vista de las instituciones estatales. Un Estado capaz de imponer el orden y promover
el progreso era, casi por definicin, un Estado que haba adquirido como atributos la capacidad de institucionalizar su autoridad, diferenciar su control e internalizar una identidad colectiva. Ello supona un grado de presencia en estos diversos planos que la precariedad de los
nuevos Estados no estaba en condiciones de institucionalizar. Asignar sus escasos recursos al
orden restaba posibilidades de facilitar el progreso, con lo cual su legitimacin tenda a fundarse en la coaccin, resintindose su viabilidad institucional. Pero por otra parte, imponer
orden, efectivizarlo, creaba condiciones materiales para impulsar el progreso, libraba recursos para su promocin, aumentaba la capacidad extractiva y viabilidad del Estado y tenda a
fundar su legitimacin en su condicin de agente fundamental del desarrollo de relaciones
sociales capitalistas. A lo largo de un proceso en el que los trminos de esta ecuacin fueron
modificando alternativamente sus valores, el Estado se convirti en eje para la consolidacin
de nuevas modalidades de dominacin poltica y econmica. De aqu que tomar activa parte
en el proceso de resolucin de estas cuestiones represent para el Estado el medio de adquirir estatidad. Este es el sentido de la simbitica constitucin de Estado y sociedad como esferas distinguibles de un nico y nuevo orden social capitalista.
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Por supuesto, los ritmos que observaron en los diversos casos nacionales tanto el desarrollo capitalista como la expansin y diferenciacin del aparato estatal, fueron muy diferentes.
Los factores que contribuyeron a plasmar un particular sistema de instituciones estatales estuvieron estrechamente asociados al tipo de produccin econmica predominante, a la forma
de insercin en los nuevos mercados internacionales y a la trama de relaciones sociales resultante. En general, los Estados que emergieron del proceso de internacionalizacin de la economa mostraron una dbil capacidad extractiva y una fuerte dependencia del financiamiento externo, lo cual sumado a su papel en la formacin de un mercado interno, la consolidacin y ordenamiento jurdico de la propiedad de la tierra, el aliento a la produccin de materias primas y manufacturas con escasos requerimientos tecnolgicos y la canalizacin de
recursos hacia sectores primario-exportadores, mercantiles y financieros, reforzaron las caractersticas de un sistema productivo y un orden social subordinado frente a los centros del
capitalismo mundial.
Dependiendo principal, aunque no nicamente, de la naturaleza de los bienes primarios
exportables que constituyeron la base de insercin en el mercado internacional, se fueron conformando relaciones de produccin e intercambio que condicionaron las modalidades de intervencin del Estado. Su actividad y recursos se dirigieron hacia la creacin de condiciones que
favorecieran la expansin de la economa exportadora y mercantil. A su vez, estas actividades
y recursos reforzaron, modificndola, una dinmica de explotacin econmica que otorgaba
especificidad a la estructura social y a la modalidad de desarrollo capitalista que se iban configurando. Durante el ltimo tercio del siglo se llevaron a cabo importantes obras de infraestructura fsica -caminos, puentes, ferrocarriles, puertos, sistemas de comunicacin postales y
telgrafos-, especialmente en aquellos pases cuya produccin (agropecuaria o minera), para
ser competitiva, requera un fuerte abaratamiento de los costos de transporte. Con la expansin econmica se produjo un acentuado incremento en el valor y la compra-venta de tierras,
el volumen de las importaciones y las operaciones financieras. Ello dio origen a nuevas actividades intermediadoras (comerciales, bancarias, de transporte, etc.), lo cual exigi a su vez el
perfeccionamiento de la legislacin y la regulacin de las transacciones. La accin del Estado
result crucial para la materializacin de estos cambios. A travs de la inversin directa, el crdito oficial, la legislacin y la creacin de unidades administrativas a cargo de la produccin
de bienes, regulaciones y servicios, el Estado pudo ofrecer seguridad a personas, bienes y
transacciones, facilit las condiciones para el establecimiento de un mercado interno, extendi
los beneficios de la educacin y la preservacin de la salud y contribuy a poblar el territorio
y a suministrar medios de coaccin extra-econmica para asegurar el empleo de una fuerza de
trabajo a menudo escasa.
Las observaciones efectuadas sugieren que los Estados latinoamericanos, en su etapa formativa, fueron desarrollando sucesivamente sus aparatos de represin, de regulacin y de acumulacin de capital social bsico. Sus cristalizaciones institucionales -en forma de legislacin,
organismos pblicos, mecanismos administrativos y pautas de asignacin de recursos- reflejaron las diversas combinaciones a travs de las cuales el Estado procur resolver los problemas
del orden y el progreso. Pero todo esto exiga recursos. Es decir, el Estado deba desarrollar paralelamente una capacidad extractiva y un aparato de recaudacin y administracin
financiera que aseguraran su propia reproduccin, de modo de consolidar su poder, legitimarse y continuar sosteniendo las condiciones de expansin econmica.
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Naturalmente, el desarrollo de esta capacidad extractiva y la estructura de su aparato burocrtico se ajustaron, en cada caso nacional, a la importancia relativa de las diversas fuentes de
recursos existentes y al tipo de mecanismos requerido para su apropiacin. Sin embargo, es
posible observar ciertos rasgos comunes en la estrategia de viabilizacin generalmente empleada, resultantes de la subordinada incorporacin de los pases latinoamericanos al nuevo orden
capitalista mundial. Las condiciones de funcionamiento de una economa abierta, cuyas actividades productivas e intermediadoras deban alentarse sin gravar excesivamente el excedente
econmico, imponan parmetros bastante rgidos. Los recursos genuinos, derivados de rentas ordinarias, resultaban a menudo insuficientes para superar los apremios creados por la fuerte vulnerabilidad de una economa dependiente, y por lo tanto, inestable como fuente regular
de recursos.
La fuerte expansin de los mercados financieros en Europa -especialmente en Inglaterraque tuvo lugar despus de mediados de siglo, aument extraordinariamente la disponibilidad
de capitales vidos por encontrar colocaciones ms rentables que las que podan hallarse localmente (Ferns, H. S., 1968). Esta circunstancia proporcion el eslabn necesario para completar la frmula de viabilizacin estatal. La inversin directa en obras de infraestructura y actividades productivas fuertemente garantizadas por el Estado, as como los emprstitos contrados
por el mismo, suministraron los recursos adicionales necesarios para asegurar el funcionamiento de su aparato institucional. Al constituirse en activo agente de la acumulacin, el Estado
pudo dinamizar los circuitos econmicos y contribuy a aumentar el excedente social. De este
modo, consigui apropiar una moderada (aunque creciente) proporcin de este excedente a
medida que se expanda la actividad econmica, lo cual le permiti atender el servicio de la
deuda pblica. Ello reafirm su capacidad de crear y garantizar las condiciones de tal expansin, afianzando sus posibilidades de nuevo endeudamiento externo. Ambas condiciones aseguraron la reproduccin y crecimiento del aparato estatal.
Conviene aclarar que la alusin a estrategias de viabilizacin o mecanismos de reproduccin slo pretende sealar una cierta racionalidad seguramente presente en los clculos de los protagonistas del proceso histrico, an cuando los componentes de esa racionalidad fueran ms a menudo parmetros de sus opciones que variables controladas. En
otras palabras, la viabilizacin y reproduccin del aparato estatal no fue en ningn
momento el resultado de un proceso lineal u homeosttico. Para ilustrar este punto, resulta incontrovertible que las rentas aduaneras provenientes de gravmenes al comercio exterior, sumadas a los emprstitos peridicamente contrados, constituyeron durante dcadas
los recursos principales -y casi exclusivos- del Estado nacional. Del lado del gasto pblico, un anlisis econmico-funcional permitira demostrar claramente su efecto multiplicador sobre un tipo de produccin (v.g. bienes primarios exportables) cuya expansin se
hallaba positivamente correlacionada con la generacin de recursos tributarios adicionales. A partir de estos datos, la utilizacin de un esquema analtico de eslabonamientos
econmicos, fiscales, etc. -como el sugerido por Albert Hirschman (1977)- permitira, a un
cierto nivel de abstraccin, recrear la implcita ley de movimiento general del mecanismo de reproduccin Estatal. Sin embargo, a pesar de su innegable utilidad, una mecnica adopcin de este esquema presenta el riesgo de incurrir en falacias de determinismo
retrospectivo. O al menos, de ocultar las alternativas de un proceso de prueba y error, de
marchas y contramarchas, en el que el aprendizaje y la adaptacin continuos, al tiempo
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que resolvan las contradicciones surgidas del propio mecanismo de reproduccin, generaban rigideces y desviaciones que a la larga se constituan en nuevas fuentes de contradiccin. Muchas de las presuntas disfunciones del aparato estatal tienen su origen
precisamente en los intentos de adaptacin del mecanismo de reproduccin estatal. De
aqu la necesidad de establecer la especificidad de este mecanismo en las diferentes experiencias nacionales.
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fundas del orden social vigente. Pero iniciativas y respuestas son, a su vez, una forma de
alusin genrica a las mltiples modalidades de accin estatal, un modo de englobar las
distintas manifestaciones de su presencia institucional, que se expresan en el desarrollo de
una capacidad extractiva, en una estructura orgnica diferenciada, en funciones especializadas, en tendencias sistemticas, en la asignacin de recursos, en ciertos comportamientos rutinizados o en una determinada capacidad de produccin de smbolos. Todos estos
no son otra cosa que los atributos de la estatidad, adquiridos o consolidados como consecuencia -pero tambin como condicin necesaria- de los procesos enhebrados alrededor
de la agenda de cuestiones socialmente vigentes. Es en este sentido que el aparato estatal
es un producto contradictorio del desarrollo de un patrn, tambin contradictorio, de relaciones sociales.
Claro est que as como el capitalismo no se desarroll de igual manera en todas partes,
tampoco los aparatos institucionales del Estado evolucionaron siguiendo un patrn nico. La
especificidad de estos aparatos fue un reflejo (y uso el trmino con plena conciencia de sus
riesgos) de la especificidad de los respectivos capitalismos. Y esta ltima fue, a su vez, producto de las fuerzas desatadas por este sistema de produccin, apropiacin y dominacin; de las
clases y sectores surgidos de estas relaciones; de sus respectivas bases de recursos; y de su
movilizacin, a travs de alianzas y enfrentamientos, en torno a las cuestiones suscitadas por
el contradictorio desarrollo de este complejo sistema.
Desde esta perspectiva adquieren nuevo sentido ciertos rasgos comunes observables en
la evolucin histrica del aparato estatal en Amrica Latina. Uno es la correspondencia entre
el tipo de cuestin social suscitada y el tipo de mecanismo institucional apropiado para
resolverla28. Los organismos de seguridad social surgieron como intentos de resolver parcialmente la llamada cuestin social. Los organismos de expropiacin de tierras y desarrollo agrario fueron habitualmente creados como unidades especializadas para atender las
necesidades creadas por la reforma agraria y los mecanismos de regulacin cambiaria, tributaria, arancelaria y crediticia creados en la dcada del 30 constituyeron formas de paliar
los efectos locales de la crisis mundial. Otro rasgo comn, vinculado con el anterior, es el
crecimiento del aparato estatal a travs de tandas de organismos y recursos funcionalmente especializados, lo que en parte seala la vigencia alternada de cuestiones de determinado signo y especie. No causalmente hay pocas en que se crean masivamente empresas
pblicas de servicios, organismos de inteligencia y seguridad, institutos de ciencia y tecnologa o aparatos de planificacin. Estos casos ponen particularmente de manifiesto el papel
iniciador del Estado en la problematizacin social de ciertas cuestiones, frente a las que
su posicin se traduce muchas veces en la creacin o apropiacin de nuevos mbitos operativos. Un tercer rasgo comn es el carcter conflictivo que adquiere el propio proceso de
expansin estatal, como consecuencia de la constitucin de su aparato en arena de negociacin y enfrentamiento. Es habitual que ciertas cuestiones sociales den lugar a posiciones
incongruentes o contradictorias del Estado, en parte porque su accin se expresa a travs
de mltiples unidades, y en parte porque stas tienden a asumir o representar intereses
muchas veces encontrados29. Este fenmeno est en el origen de las dificultades en los
procesos de implementacin, de las repetidamente sealadas superposiciones institucionales, y de otras manifestaciones de organizacin o funcionamiento burocrtico presuntamente patolgicas.
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Notas
*
Versiones previas de este trabajo fueron utilizadas como documento de referencia en los seminarios organizados por
el Instituto Centroamericano de Administracin Pblica (ICAP) y diversas universidades centroamericanas, para la organizacin de un proyecto comparativo sobre la formacin histrica del Estado en esos pases (Tegucigalpa, Honduras,
Mayo 1978 y San Jos, Costa Rica, Julio 1978). Para un intento de interpretacin global vase Pomer, Len (1978).
Un buen ensayo sobre el tema, en el que se pasa revista a las diversas corrientes antropolgicas, es el de Krader,
Lawrence (1972). La perspectiva histrica se ha visto enriquecida en aos recientes con los fundamentales trabajos de
Wallerstein, Immanuel (1974); Tilly, Charles (comp.) (1975) y Anderson, Perry (1975). Vase tambin Heilbroner,
Robert L. (1964).
Quedan as excluidas otras formas histricas tales como los imperios, las ciudades-estados y aquellas modalidades primitivas de ejercicio de la dominacin que ciertas corrientes tambin identifican como Estado.
Formalmente, al menos, para no plantear aqu el problema de si la extraterritorialidad de la lgica social (o, en otros
trminos, la relacin de dependencia) hace dudoso el carcter nacional del Estado.
Sobre el Estado como relacin social (y en tal carcter, abstraccin real) diferente de su cosificacin como aparato,
vanse los sugerentes comentarios de Lechner, Norbert (1977). En igual sentido, ver ODonnell, Guillermo (1977). Esta
interpretacin difiere sustancialmente de la conceptualizacin ms tradicional, que tiende a identificar al Estado exclusivamente como un conjunto de instituciones. Cfr. al respecto Miliband, Ralph (1970).
Como seala Tilly, el concepto de nacin sigue siendo uno de los tems ms controvertidos y tendenciosos del lxico poltico.
Este enfoque tambin est implicado en la literatura sobre crisis y secuencias en la formacin del Estado, algunos
de cuyos aportes han sido recogidos en Tilly, Charles, (1975).
Con ello no pretendo desconocer la dificultad del problema. Existe una extensa polmica sobre los modos de produccin en Amrica Latina, algunos de cuyos textos fueron recogidos en Assadourian, Carlos S. y otros (1973). Para una posicin heterodoxa, que destaca el carcter feudal del modo de produccin dominante, vase Carmagnani, Marcello (1976).
Como bien sealan estos autores, aquellas administraciones con ms alto grado de burocratizacin, intervencionismo
y control se hallaban en regiones que haban alcanzado altos niveles de actividad econmica asociada a la extraccin
y exportacin de minerales y productos agrcolas imponibles (Mxico, Per y en menor medida Brasil). Podramos
quizs sugerir que la herencia administrativa recibida de la colonia debi haber sido ms significativa all donde el
aparato estatal cumpli un papel ms preponderante dentro de la economa colonial. En cambio, en otras regiones
por entonces marginales (como el Ro de la Plata), la maquinaria administrativa exigida por una economa pastoril,
recolectora e incipientemente comercial resultaba escasa, por lo que su peso en la etapa independiente debi haber
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14 Una discusin ms extensa de estos temas puede hallarse en Oszlak, Oscar (1977).
15 Esta tarea, sin embargo, deber posponerse hasta tanto se cuente con un nmero suficiente de estudios de caso como
para intentar una interpretacin mucho menos especulativa que la que puede avanzarse actualmente.
16 El entrecomillado significa que no estamos aludiendo necesariamente a los enfoques que caen dentro del estructuralfuncionalismo, sino a aquellos -incluyendo estos ltimos- que observan la actividad del Estado en trminos del desempeo de tareas o funciones. Para un reciente trabajo, ubicado en esta perspectiva, vase Kaplan, Marcos (1977).
17 Una asociacin bastante mecnica en tal sentido es la que se presenta en Wilkie, James W. (1970).
18 Este punto plantea el complejo problema de los diferentes significados que una misma cuestin puede tener para distintos actores sociales, lo cual altera no slo sus respectivas tomas de posicin frente a la misma, sino adems los
patrones de alianza y conflicto que caracterizan al sistema poltico. La consideracin de este problema resulta crucial
en el anlisis de experiencias histricas concretas.
19 A este propsito apuntan varias investigaciones terminadas, proyectadas o en curso, referidas a distintos casos nacionales. Vanse, al respecto, los trabajos de Uricochea, Fernando (1977); Oszlak, Oscar, Formacin Histrica del Estado
Argentino, 1862-1890 (en preparacin) y los proyectados estudios de casos centroamericanos que coordina el Instituto
Centroamericano de Administracin Pblica (ICAP).
20 La misin de estas instituciones -en su mayora heredadas del perodo colonial- consista en asegurar el abasto a las
ciudades, la seguridad de bienes y personas, proveer algunos servicios de salubridad e higiene, las obras pblicas, la
recaudacin aduanera, la administracin de justicia y el registro pblico de ciertas transacciones.
21 Sobre este punto vanse Halperin Donghi, Tulio (1969) y Furtado, Celso (1969).
22 Para el caso argentino, vase Corts Conde, Roberto, y Gallo, Ezequiel (1967). Sobre el aislamiento regional, pueden
tambin consultarse los clsicos por Alberdi, J.B., Bases y puntos de partida para la organizacin poltica de la
Repblica Argentina y Sarmiento, D. F., Facundo.
23 El concepto de dominacin celular est desarrollado en Anderson (1975). Una interesante contraposicin con el de
dominacin estatal, en relacin con una experiencia histrica Latinoamericana, puede hallarse en Cavarozzi, M. (1977).
24 Es interesante observar que la conjuncin de estas cuestiones no fue un hecho casual, sino que correspondi a una
definida etapa del desarrollo histrico. En efecto, si bien el orden como exigencia de la vida social organizada aparece planteado ya en la obra de Platn, la idea de progreso y su problematizacin social, tiene un origen mucho
ms reciente, coincidente con los comienzos de la revolucin industrial y la difusin del capitalismo. Sobre este punto,
vase Bury, J.B. (1932). Tambin puede consultarse el clsico ensayo de Polanyi, Karl (1957).
25 Como veremos enseguida, la consolidacin del capitalismo replante reiteradamente, con otros apelativos y manifestaciones, las cuestiones del orden y el progreso, con lo que en cierto modo tendieron a convertirse en tensiones
permanentes de este modo de organizacin social.
26 Me refiero al estudio en curso sobre la formacin del Estado argentino durante la segunda mitad del siglo XIX, cuyos
resultados sern publicados prximamente.
27 El entrecomillado destaca el carcter ambiguo del trmino, su insuficiencia para caracterizar las formas de accin del
estado y, sobre todo, la errnea connotacin de respuesta o accin reactiva que sugiere. Como en el contexto de esta
discusin no me resulta fcil reemplazarlo, propongo que al menos se tengan en cuenta sus limitaciones.
28 Esto no implica ninguna relacin mecnica, ya que la naturaleza de los mecanismos utilizados puede depender, desde
el grado de problematicidad de la cuestin, la ndole de los intereses afectados y la posicin del Estado hacia los mismos, hasta consideraciones menos sustantivas tales como modas organizacionales, tecnologa y recursos disponibles,
etc.
29 Esto se vincula con el tema de los anillos burocrticos planteado por Fernando H. Cardoso (1972).
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