Crisis Socioambiental
Crisis Socioambiental
Crisis Socioambiental
y cambio climatico
Secretario Ejecutivo
Pablo Gentili
Director Cientfico
Alberto D. Cimadamore
Directora Acadmica
Fernanda Saforcada
Comit Cientfico
Thomas Pogge
Chair of CROP Scientific Committee
Leitner Professor / Philosophy and International Affairs
Yale University, USA
Julio Boltvinik
Professor / Centro de Estudios Sociolgicos, El Colegio
de Mxico, Mxico
Atilio Boron
Professor / Programa Latinoamericano de Educacin a
Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Argentina
Jean Comaroff
Professor / Department of Anthropology, University of
Chicago, USA
Bob Deacon
Professor / Department of Sociological Studies
University of Sheffield, UK
Shahida El Baz
Dr. / The National Center for Social and Criminological
Research (NCSCR), Egypt
Sara Hossain
Lawyer / Supreme Court, Bangladesh
Asuncin Lera St. Clair
Professor / Department of Sociology, University of
Bergen, Norway
Karen Obrien
Professor / Department of Sociology and Human
Geography, University of Oslo, Norway
Adebayo Olukoshi
Director / United Nations African Institute for Economic
Development and Planning (IDEP), Senegal
Isabel Ortiz
Associate Director / UNICEF
Shahra Razavi
Research Co-ordinator / United Nations Research
Institute for Social Development (UNRISD)
CLACSO
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Conselho Latino-americano de Cincias Sociais
CROP
Comparative Research Programme
on Poverty
Coleccin CLACSO-CROP
Crisis socioambiental
y cambio climatico
Gian Carlo Delgado, Mayra Espina,
Hctor Sejenovich
(coordinadores)
Carla A. Espsito Guevara
Hans Zandvliet
Jacqueline Laguardia Martnez
Daniel Panario
Ofelia Gutirrez
Mara Carman
Elizabeth Jimnez
Alejandro Romero
Jere Gilles
Corinne Valdivia
Enrique Rivera Vela
Jere Gilles
Clovis Bailn
Adriana Gmez Bonilla
Francisca Maldonado
Lilian Ruiz
Patrick W. Guimares
Rogrio de O. S
Sandra C. de M. Bonjour
Coleccin CLACSO-CROP
Directores de la coleccin Emir Sader, Director de Relaciones Internacionales de CLACSO
y Alberto D. Cimadamore, Director de CROP
Coordinadores de la Coleccin Carolina Mera, Coordinadora del rea de Relaciones Internacionales de
CLACSO y Hans Egil Offerdal, Coordinador del Programa Amrica Latina y Caribe de CROP
Asistentes Dolores Acua (CLACSO) y Santiago Kosiner (CROP)
rea de Produccin Editorial y Contenidos Web de CLACSO
Coordinador Editorial Lucas Sablich
Coordinador de Arte Marcelo Giardino
Arte de tapa Ignacio Solveyra
Produccin Fluxus estudio
CLACSO
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Cincias Sociais
Estados Unidos 1168 | C1101AAX Ciudad de Buenos Aires, Argentina
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Primera edicin en espaol
Crisis socioambiental y cambio climatico (Buenos Aires: CLACSO, agosto de 2013)
ISBN 978-987-1891-68-9
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Queda hecho el depsito que establece la Ley 11723
Patrocinado por la Agencia Noruega de Cooperacin para el Desarrollo
No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su almacenamiento
en un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier
medio electrnico, mecnico, fotocopia u otros mtodos, sin el permiso previo del editor.
Este libro est disponible en texto completo en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO
<www.biblioteca.clacso.edu.ar>
Los contenidos de este libro han sido evaluados por dos especialistas externos a la institucin en un
proceso de revisin por pares.
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artculos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a
los autores firmantes, y su publicacin no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretara Ejecutiva de CLACSO.
ndice
Presentacin
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23
53
77
105
Mara Carman
Explorando la oposicin pobres-naturaleza. Dos estudios de caso
en Buenos Aires
139
171
195
221
247
273
Presentacin
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Presentacin
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Presentacin
15
se convoc al Seminario Internacional CLACSO - CROP - CIPS - FANJNH sobre Pobreza, Ambiente y cambio climtico que se celebr
en La Habana entre los das 11 y 13 de noviembre del 2010 y cuyos
resultados se recogen en este volumen.
Los cambios que el ser humano est provocando en el planeta
debido a las dimensiones, modalidad y ritmos del uso de energa y
materiales, o dicho de otro modo del metabolismo social propio del
actual sistema de produccin, estn ya transformndolo a tal punto que algunos expertos sugieren que estamos ante una nueva poca
geolgica: la del Antropoceno (Crutzen, 2002). Ello debido a que las
modificaciones son de gran calado y puesto que su impacto es ya observable a escala global con perspectivas a futuro inciertas y, de seguir
la tendencia actual, probablemente irreversibles.
Como resultado de la cada vez ms compleja y agresiva relacin con la naturaleza el medio ambiente, ya es evidente la alteracin de los ecosistemas y, en s, del funcionamiento de los ciclos
biogeoqumicos del planeta. Las implicaciones son mltiples, siendo el calentamiento global de tipo antropognico slo una. Se suma
la trasgresin de los lmites del ciclo del nitrgeno y del fsforo, la
acidificacin de los ocanos, la destruccin de la capa de ozono, el
intenso cambio de uso y cobertura del suelo, la prdida creciente de
biodiversidad, entre otras.
En particular, el cambio climtico es producto sobre todo de la
quema indiscriminada de combustibles fsiles en tanto que emiten
gases de efecto invernadero (GEI) a la atmsfera. Otras fuentes emisoras de gases de efecto invernadero (GEI) son tambin relevantes.
Por ejemplo, las generadas por la agricultura (metano y nitrgeno)
aportan a la canasta mundial de GEI un 14% del total; las resultantes
del cambio de uso de suelo sobre todo porque deja de ser captado un
buena cantidad de dixido de carbono suman poco ms del 18% de
ese total; mientras que las contribuciones producto de la generacin
de residuos (metano) llega a ser de 3.6% a escala global.
Los datos precisan que las emisiones globales por la quema de
combustibles ms que se duplicaron de 1971 a 2008 al pasar de 14
GtCO2 en 1971 a 29.3 GtCO2 en 2008 (IEA, 2010). Ese ltimo ao, el
43% de ese tipo de emisiones fueron originadas por la quema de carbn, 37% de petrleo y 20% de gas, siendo los sectores ms relevantes
-en trminos de su contribucin-, el de la electricidad y la calefaccin
(41%) y el del transporte (22%) (Ibid).
Causalmente, se corrobora que la concentracin de CO2 ha aumentado. sa pas en los ltimos 10 mil aos de unas 280 partes por
milln (ppm), a 360 ppm en 1998, y a 391 ppm a fines de la primera
dcada del siglo XXI. El incremento acumulado es de 39%, alcanzn-
16
Presentacin
17
18
Presentacin
Los captulos 6, 7 y 8 abordan la problemtica del cambio climtico y sus implicaciones en un contexto de pobreza para la zona Andina.
El captulo 6 (Gilles, Jimnez, Romero y Valdivia) aborda el caso de
las implicaciones del cambio climtico en la preservacin de la diversidad de la papa, alimento ciertamente clave para el altiplano boliviano. Las implicaciones de la prdida de condiciones climticas para
preservar tal diversidad biolgica es analizada en trminos de sus implicaciones sociales y culturales, incluyendo la potencial erosin del
conocimiento local. El captulo 7 (Rivera, Gilles y Bailn) indaga las
percepciones de la poblacin acerca del cambio climtico, tratando
de recuperar el conocimiento popular sobre los cambios presenciados
en el clima, a partir de la cotidianidad. El esfuerzo es valioso en tanto
pone sobre la mesa la visin y preocupacin de los pueblos en torno a
lo que asumen que est en juego ante el cambio del clima: la seguridad
alimentaria y con ello su subsistencia. Un inters adicional del artculo radica en que muestra cmo la presencia de actores externos en
el entorno local (ONGs e instituciones religiosas) puede influir sobre
esas percepciones en direcciones diferentes.
El captulo 8 (Gmez) revisa las alternativas que la autonoma zapatista en Mxico construye de cara a las afectaciones ambientales y a
lo que desde su percepcin son ya efectos del cambio climtico que los
colocan en una potencial situacin de vulnerabilidad. Para ello, con
cierto contenido de gnero, la autora analiza el caso del Municipio Autnomo Rebelde Zapatista Ricardo Flores Magn en las caadas de la
Selva Lacandona. El anlisis parte de las nociones de decolonialidad y
construccin contrahegemnica, como perspectivas crticas que pueden proveer instrumentos alternativos en la relacin naturaleza sociedad y de enfrentamiento al cambio climtico, as como el llamado de
atencin sobre la relacin cambio climtico y vida cotidiana.
El captulo 9 (Maldonado y Ruz) precisa el estado de situacin
socio-ecolgico de Chile dando cuenta de las conflictividades y vulnerabilidades sociales. A partir de hacer una auscultacin del contexto institucional, se sostiene que se es parte clave de la problemtica socioambiental de Chile. Los casos de la termoelctrica Huasco y
Punta Chorros donde se encuentran cuatro centrales de produccin
de energa elctrica son vertidos de manera bien lograda como casos representativos de la problemtica y conflictividad ambiental. Las
autoras articulan una critica al productivismo a partir de dar cuenta
de que la produccin de energa suele darse bajo esquemas de nodos
productivos que potencia no slo la tan buscada competitividad econmica de las polticas de gobierno, sino tambin los costos ambientales y sociales. De ah que se concluya que lo que se encuentra en la
base del problema es la discusin sobre la dicotoma productividad /
19
sustentabilidad. El texto propone el enlace de tres variables de especial utilidad para el diseo de polticas en el entorno de la relacin
pobreza-ambiente:institucionalidad ambiental, vulnerabilidad social
y conflictividad socio-ambiental.
El captulo 10 (Guimares, de O. S, y Bonjour) ofrece un estudio
que busca establecer una relacin de causalidad entre el cambio climtico, la vulnerabilidad y la pobreza para el caso de Brasil. Para sostener dicha relacin, los autores ofrecen resultados de investigacin
estadstica y economtrica para el caso del Noroeste de Brasil segn
diversos escenarios factibles.
Ledos de conjunto, los textos que se incluyen en este libro tienen
el valor de proporcionar al lector un panorama amplio, aunque ciertamente inconcluso dada la complejidad del tema que los convoc, de
las multiplicidad de aristas y escalas que configuran la relacin pobreza- ambiente y, consecuentemente, de la urgencia de incluir el cambio
climtico, la definicin de riesgos y vulnerabilidades, las acciones de
adaptacin y mitigacin como parte sustantiva de las polticas sociales y de cualquier agenda de desarrollo.
Si bien se puede decir que an debemos profundizar este campo urgente y significativamente, para quienes desean evaluar las
dcadas de trabajo y lucha en las ciencias sociales y las humanidades en su interaccin con la naturaleza se puede decir que el libro
revela una avance muy significativo desde la teora, la accin y las
transformaciones que son necesarias para que las postulaciones de
un buen vivir sin marginacin y con armona y co-evolucin con la
naturaleza se inserten cada vez mas en las banderas populares de
nuestra Amrica.
Septiembre de 2011
Referencias
Cimadamore, A. y Cattani, A. 2007. La construccin de la pobreza
y la desigualdad en Amrica Latina: una introduccin en
Cimadamore, A. y Cattani , A. (organzaidores) Produccin de
Pobreza y desigualdad en Amrica Latina. (Buenos Aires: CLACSO /
Porto Aegre: Tomo Editorial).
Crutzen, Paul. 2002. Geology of Mankind. Nature 2002. Vol. 415 N
23.
IEA. 2010. CO2EmissionsFrom Fuel Combustion (Pars: International
Energy Agency).
20
Presentacin
21
Introduccin
Parecera redundante empezar este trabajo explicando qu es el cambio climtico, habiendo corrido ya tanta tinta sobre el tema. No obstante, para el entendimiento de su dimensin poltica, es fundamental
partir del principio bsico de que se trata de un problema estructural,
provocado en gran medida, por la continua explotacin de combustibles fsiles por parte de los pases industrializados, desde la revolucin industrial. Por tanto, es un fenmeno profundamente vinculado
al desarrollo de los modelos industriales. (Reyes, 2009)
Existen varios tipos de GEI1, como el dixido de carbono (CO2), el
metano (CH4), el xido nitroso (N2O) y los clorofluorocarbonos (CFC).
*
Sociloga titulada de la Universidad de San Simn de Cochabamba con estudios de Maestra en la Universidad de la Cordillera de La Paz. Actualmente
trabaja en la Misin de Bolivia ante la ONU en temas ambientales.
23
24
Emisiones
Anuales
Emisiones
Acumuladas
Emisiones Nacionales
1) [Gtm/a]
2) [Gtm]
3) [tm/a/cp]
4) [tm/cp]
dos sub-grupos de pases: los del Anexo II y los pases en transicin. Ambos grupos tienen la obligacin de reducir sus emisiones de GEI.
5 Gtm/a = gigatonelada mtrica por ao; tm/a/cp = tonelada mtrica anual per cpita.
25
pertenecen a los Pases del Anexo I. Por no ser los responsables mayores de las emisiones de GEI, no tienen obligaciones concretas para reducir sus emisiones6.
26
15
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Grupos de
Pases de la
CMNUCC
Industrializado
en Desarrollo
Desarrollado
en Transicin
1750
1760
1770
1780
1790
1800
1810
1820
1830
1840
1850
1860
1870
1880
1890
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
CO2 [Gtm/a]
Grfico 1
Emisiones Nacionales Anuales desde 1750
27
2005
2000
1995
1990
1985
1980
1975
1970
1965
1960
1955
1950
CO2 [tm/a/cp]
CO2 [Gtm]
700
600
Poblacin [millones]
Grupos de
Pases de la
CMNUCC
800
Industrializado
Desarrollado
en Desarrollo
en Transicin
500
400
300
200
1750
1760
1770
1780
1790
1800
1810
1820
1830
1840
1850
1860
1870
1880
1890
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
100
800
28
p]
700
600
Desarrollado
Industrializado
en Transicin
Grupos de
Pases de la
CMNUCC
29
Grfico 3
Crecimiento Poblacional desde 1950
5.500
Poblacin [millones]
5.000
Grupos de
Pases de la
CMNUCC
en Desarrollo
Industrializado
Desarrollado
en Transicin
4.500
4.000
3.500
3.000
2.500
2.000
1.500
1.000
500
2005
2000
1995
1990
1985
1980
1975
1970
1965
1960
1955
1950
30
1750
1760
1770
1780
1790
1800
1810
1820
1830
1840
1850
1860
1870
1880
1890
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2
1
0
Grupos de
Pases de la
CMNUCC
Fuente: elaboracin propia en base a datos del CDIAC (2010) 4) Emisiones Acumuladas per Cpita.
31
2005
2000
1995
1990
1985
1980
1975
1970
1965
1960
Desarrollado
Industrializado
en Transicin
en Desarrollo
1955
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1950
CO2 [tm/a/cp]
Grfico 4
Emisiones Anuales per Cpita desde 1950
1
1750
1760
1770
1780
1790
1800
1810
1820
1830
1840
1850
1860
1870
1880
1890
1900
1910
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2
1
0
Grupos de
Pases de la
CMNUCC
CO2 [tm/cp]
Desarrollado
Industrializado
en Transicin
en Desarrollo
2005
2000
1995
1990
1985
1980
1975
1970
1965
1960
1
1955
14
13
12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1950
CO2 [tm/a/cp]
Grfico 5
Emisiones Acumuladas per Cpita desde 1950
La gran importancia del concepto de emisiones acumuladas per cpita radica en que seala con mucha claridad los diferentes grados de
responsabilidad sobre las emisiones globales de CO2 y los diferentes
grados de ocupacin atmosfrica del desarrollo econmico. Por eso
un trato climtico justo debera incorporar el anlisis de estas emisiones acumuladas per cpita tambin.
La tabla 2 ampla los detalles numricos de los 15 pases emisores
ms grandes del mundo, ordenados de acuerdo a sus emisiones acumuladas per cpita (columna 7). Los grupos de pases de la CMNUCC
se encuentran al final de la tabla, los pases industrializados equivalen
la suma de los pases desarrollados y los pases en transicin.
Tabla 2
Emisiones de CO2 de Origen Fsil de 2006
1
Poblacin
Nacionales
Anuales
Anuales
per Cpita
Nacionales
Acumuladas
Acumuladas
per Cpita
[millones]
[Gtm/a]
[tm/a/cp]
[Gtm]
[tm/cp]
Pas o
Regin
Grupo de
CMNUCC
Reino Unido
Desarrollado
60,6
0,57
9,39
72,5
1.197
EE.UU.
Desarrollado
303
5,75
19,0
334
1.104
32
2
Grupo de
CMNUCC
Pas o
Regin
Poblacin
Nacionales
Anuales
Anuales
per Cpita
Nacionales
Acumuladas
Acumuladas
per Cpita
[millones]
[Gtm/a]
[tm/a/cp]
[Gtm]
[tm/cp]
Alemania
Desarrollado
82,2
0,81
9,79
80,9
983
Canad
Desarrollado
32,6
0,54
16,7
25,0
765
Federacin Rusa
en Transicin
143
1,56
11,0
89,3
626
Francia
Desarrollado
61,1
0,38
6,27
33,3
546
Japn
Desarrollado
126
1,29
10,3
50,2
398
Italia
Desarrollado
59,0
0,47
8,03
19,0
322
Sudfrica
en Desarrollo
47,3
0,41
8,76
14,6
309
en Desarrollo
48,4
0,48
9,83
9,67
200
Irn
en Desarrollo
70,4
0,47
6,64
9,18
131
Mxico
en Desarrollo
105
0,44
4,14
13,3
126
China
en Desarrollo
1.311
6,10
4,66
101
77,4
Brasil
en Desarrollo
189
0,35
1,87
9,58
50,8
India
en Desarrollo
1.113
1,51
1,36
30,4
27,3
887
11,4
12,8
687
774
485
379
2,97
7,86
184
1.266
14,4
11,3
870
687
5.294
14,3
2,71
311
58,7
6.560
28,7
4,38
1.181
180
Existen muchas semejanzas entre los grficos previos y la tabla 2: los valores de 2006 de los grficos 1, 2, 3, 4 y 5 corresponden respectivamente
con las columnas 4, 6, 3, 5 y 7. Por falta de espacio para este artculo,
dejamos los detalles nacionales al examen de los lectores. La tabla 3
resume las emisiones de las regiones de la CMNUCC de la tabla 2, como
porcentajes de las emisiones mundiales. Estas cifras no dejan duda sobre qu pases son los responsables de las emisiones que provocan el
calentamiento global y los daos climticos y ambientales consecutivos.
Tabla 3
Comparacin Porcentual de Emisiones de CO2 de Origen Fsil de 2006
Regin
Poblacin
[millones]
Emisiones Anuales
[%]
[Gtm/a]
[%]
Emisiones Acumuladas
[Gtm]
[%]
Pases Desarrollados
887
14%
11,4
40%
687
58%
Pases en Transicin
379
6%
2,97
10%
184
16%
33
Regin
Poblacin
Emisiones Anuales
[millones]
[%]
[Gtm/a]
[%]
Emisiones Acumuladas
[Gtm]
[%]
Pases Industrializados
1.266
19%
14,4
50%
870
74%
Pases en Desarrollo
5.294
81%
14,3
50%
311
26%
Total Mundial
6.560
100%
28,7
100%
1.181
100%
34
Ilustracin 1
Mapa del Flujo de Emisiones, Plasmado en el Comercio Internacional
Las flechas indican la direccin y la magnitud del flujo y los nmeros representan megatoneladas de CO2 por
combustibles fsiles. (Davis y Caldeira, 2010).
Recin Steve Davis y Ken Caldeira hicieron un trabajo de monjes, utilizando los datos de produccin y comercio del GTAP7 para calcular
el flujo de emisiones, incorporado en los productos de 57 sectores industriales de 113 pases y regiones. Por la complejidad de los clculos
nunca ser posible hacer los clculos exactos y seguir eternamente
el debate sobre las imprecisiones de los mismos. Sin embargo, los clculos toman en cuenta las diferencias entre los parmetros nacionales
del consumo de energa por dlar de PIB producido (E/$PIB) y de las
emisiones de CO2 por cantidad de energa producida (CO2/E), los cuales son dos parmetros claves para definir la eficiencia productiva de
un sector industrial de un pas. (Davis y Caldeira, 2010)
El anlisis de Davis y Caldeira demuestra que los pases desarrollados han externalizado una significante porcin de emisiones hacia los pases en desarrollo. Solamente pudieron calcular los datos de
2004, entonces no se puede comparar las emisiones acumuladas por
el consumo con las emisiones acumuladas por la produccin de las
perspectivas 2 y 4. Sin embargo, s se puede comparar los datos de
emisiones anuales por el consumo con los datos de emisiones anuales
por produccin de las perspectivas 1 y 3.
7 GTAP = Global Trade Analysis Project. Su base de datos ms reciente (GTAP-7
Data Base) es de 2004: https://www.gtap.agecon.purdue.edu/
35
36
Desarrollado
Desarrollado
Desarrollado
en Desarrollo
Desarrollado
Desarrollado
en Transicin
en Desarrollo
en Desarrollo
en Desarrollo
en Desarrollo
en Desarrollo
en Desarrollo
Reino Unido
Alemania
Japn
Italia
Francia
Federacin Rusa
Irn
Sudfrica
Mxico
China
Brasil
India
295
1.087
184
1.308
106
47,2
68,8
144
60,3
58,0
47,6
128
82,7
59,5
32,0
37
5.149
6.404
27.106
12.788
14.318
2.857
11.461
1.360
341
5.100
408
415
420
1.500
392
470
494
1.310
822
555
554
5.800
[Mtm/a]
1.824
6.186
4,23
4.363
407
3.955
107
60,0
279
104
32,7
47,5
103
252
214
152
468
423
348
160
1.220
[Mtm/a]
0,97
0,35
3,48
1,07
4,52
0,10
0,33
0,21
0,98
0,69
0,69
0,72
4,18
3,69
3,19
3,66
5,11
5,85
5,00
4,14
[tm/a/
cp]
Importacin
2,48
11,4
7,51
13,1
1,25
1,85
3,90
3,85
8,79
6,10
10,4
6,50
8,10
10,4
10,2
9,94
9,33
17,3
19,7
[tm/a/
cp]
Produccin
381
1.255
875
Desarrollado
[millones]
Poblacin
Desarrollado
Canad
Grupo de
CMNUCC
Pas o Regin
EE.UU.
6.188
3.531
2.657
819
1.838
206
88,2
1.430
82,0
172
42,0
389
81,8
98,0
135
185
190
94,9
184
520
[Mtm/a]
0,97
0,69
2,12
2,15
2,10
0,19
0,48
1,09
0,77
3,64
0,61
2,70
1,36
1,69
2,84
1,45
2,30
1,59
5,75
1,76
[tm/a/
cp]
Exportacin
27.102
11.081
16.022
2.441
13.581
1.260
313
3.950
430
276
426
1.210
562
586
511
1.600
1.050
808
530
6.500
11
4,23
2,15
12,8
6,41
15,5
1,16
1,70
3,02
4,06
5,85
6,19
8,40
9,32
10,1
10,7
12,5
12,7
13,6
16,6
22,0
[tm/a/
cp]
Consumo
[Mtm/a]
10
Tabla 4
Emisiones de CO2 de Origen Fsil, por Produccin y Consumo de 2004
13
14
-1,79
-1.708
1.706
-411
2.117
-99,0
-28,2
-1.151
22,0
-139
5,50
-286
170
116
17,0
283
233
253
-24,0
700
[Mtm/a]
0,00
-0,33
1,36
-1,08
2,42
-0,09
-0,15
-0,88
0,21
-2,95
0,08
-1,99
2,82
2,00
0,36
2,21
2,82
4,25
-0,75
2,37
[tm/a/
cp]
0,00%
-15,4%
10,6%
-16,9%
15,6%
-7,86%
-9,01%
-29,1%
5,12%
-50,5%
1,29%
-23,6%
30,3%
19,8%
3,33%
17,7%
22,2%
31,3%
-4,53%
10,8%
[%] del
Consumo
12
Tabla 5
Comparacin Porcentual de Emisiones por Produccin y Consumo en 2004
Regin
Emisiones por
Produccin
Poblacin
[milln]
[%]
[Mtm]
[%]
Emisiones por
Consumo
[Mtm]
[%]
Pases Desarrollados
875
14%
11.461
42%
13.581
Pases en Transicin
381
6%
2.857
11%
2.441
50%
9%
Pases Industrializados
1.255
20%
14.318
53%
16.022
59%
Pases en Desarrollo
5.149
80%
12.788
47%
11.081
41%
Total Mundial
6.404
100%
27.106
100%
27.102
100%
38
La manera de compensar esta deuda es que los pases industrializados devuelvan el exceso de espacio atmosfrico que estn ocupando, a travs de una reduccin substancial de sus emisiones cambiando
sus patrones de produccin y consumo, para alcanzar un nivel acorde
con la actual capacidad de la Tierra, de modo de permitir a los pases
en desarrollo crecer sin llevar al mundo a una catstrofe ecolgica.
Asimismo los pases desarrollados deberan pagar a los pases en
desarrollo los costos que suponen las tareas de adaptacin al cambio
climtico, ya que, debido a su nivel de emisiones, son ellos los mayores responsables del cambio climtico. Diversos informes, incluido el
IPCC, demuestran que los efectos del cambio climtico no sern los
mismos para todos. Aunque los pases en desarrollo no lo causaron,
sern quienes ms sufrirn sus efectos debido, entre otras cosas, a la
falta de recursos, la baja capacidad institucional y a la dependencia de
sus economas de rubros ms sensibles al clima como la agricultura.
De hecho ya se prevn serias alteraciones de la seguridad alimentaria
que empeorarn las condiciones de vida en la mayora de los pases
en desarrollo. El nmero de personas en riesgo de hambre increment de 300 millones en 1990 a 1.000 milln en 2010. Por otra parte
la CMNUCC calcula que los costos por adaptacin de la agricultura
fluctuarn entre 11,3 y 12,6 mil-millones por ao hasta el 2030. Las
consecuencias fsicas directas del cambio climtico ya han empezado
a afectar tambin el acceso a elementos bsicos para la vida como el
agua debido al derretimiento de los glaciares. Al mismo tiempo los
cambios en la temperatura provocarn enormes prdidas en la biodiversidad, daos en la salud y en la infraestructura aun no calculados.
Por tanto los costos de adaptacin a estos cambios constituyen una
deuda con los pases en desarrollo que debe ser mitigada por los pases desarrollados a travs de la transferencia de recursos financieros
y tecnologa hacia los pases en desarrollo. (FAO, 2009; Parry, 2009)
Un acuerdo justo entre pases industrializados y en desarrollo,
debera reconocer esta deuda climtica, no obstante las negociaciones
en la CMNUCC tienden cada vez ms a alejarse de esta perspectiva
y en su lugar los nuevos acuerdos internacionales estn transfiriendo gran parte de los costos del cambio climtico y de las responsabilidades de reduccin de emisiones a los pases en desarrollo. Esto
se ha materializado a travs de diversos mecanismos, contenidos ya
embrionariamente en el Acuerdo de Copenhague y luego aprobado
con leves cambios en Cancn. Estos acuerdos agregarn una nueva y
enorme carga econmica a los pases en desarrollo y anulan el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas reconocido
hasta ahora en la CMNUCC. As, mientras los costos de este exceso de
emisiones sern repartidos entre todos los pases del globo con ma-
39
40
El Protocolo de Kyoto sobre el cambio climtico fue hasta la Conferencia de Copenhague el acuerdo internacional que brindaba el marco
para las reducciones de emisiones de los pases desarrollados en un
porcentaje aproximado de al menos un 5%, dentro del periodo que
va desde 2008 al 2012 en comparacin a las emisiones del ao de referencia de 1990. Estas metas no se cumplieron, debido entre otros
problemas, a que el Protocolo contiene algunos mecanismos de evasin de responsabilidades que permite a los pases desarrollados eludir sus compromisos, uno de stos son los mecanismos de Aplicacin
Conjunta , que permite a pases con bajas emisiones vender derechos
a pases con altas emisiones. Este mecanismo fue muy utilizado por
Europa, que resulto beneficiada por las bajas emisiones del ex bloque
oriental. (UNFCCC, 1997)
Rusia por ejemplo, debido al colapso econmico de 1990 baj
tanto sus emisiones desde el ao de referencia de 1990, que stas resultaron mucho menores que sus obligaciones para el primer perodo
41
de compromiso del Protocolo de Kyoto. Entonces, opt por comercializar sus reducciones excedentes con otros pases de Europa occidental. Estos negocios no resultaron en la disminucin de un solo gramo
de dixido de carbono, pero si en grandes ganancias en las bolsas de
carbono. As Rusia no tiene ningn incentivo para reducir sus emisiones, aunque todava emite 11,0 tm/a/cp por su ineficiente patrn
productivo.
Estas Aplicaciones Conjuntas, si bien fueron muy bien utilizados
por Europa, para bajar el promedio de sus emisiones globales, pero
jams pudieron ser utilizados por los EEUU, quizs por ello nunca
ratificaron el Protocolo de Kyoto, menos la haran en un periodo de
crisis econmica con, China disputndole la hegemona econmica
mundial.
El primer periodo de compromisos del Protocolo de Kioto llega
a su fin el 2012, por eso la tarea de la Conferencia de Copenhague
era establecer un segundo periodo de compromisos de reduccin de
emisiones para los pases industrializados, que debera durar hasta el
2020, en el que deban reducir mayores cantidades de GEI, teniendo
en cuenta que los principales objetivos del Protocolo permanecen todava incumplidos.
Pero los pases industrializados aprovecharon esta revisin para
plantear oportunamente la creacin de un nuevo rgimen mundial
sobre el clima, ms flexible, con menos compromisos vinculantes
para los pases industrializados pero con nuevos compromisos voluntarios para los pases en desarrollo, especialmente para los pases
BASIC10, que fueron calificados en base a los datos analizados antes,
como los nuevos grandes contaminantes.
El acuerdo goz de amplio apoyo entre las grandes economas mundiales, quienes lo aceptaron con el argumento de que por fin los EUU se
sumara l, aunque en realidad se trataba de una estrategia para dar
muerte al Protocolo de Kyoto y cambiarlo por otro acuerdo ms flexible,
acorde con las nuevas necesidades de los pases industrializados.
En efecto, el Acuerdo de Copenhague lo que hace es debilitar
el Protocolo de Kyoto como tratado multilateral e instrumento que
impone compromisos obligatorios de reduccin de emisiones para los
pases industrializados, sustituyndolo por un rgimen voluntario de
compromisos, autorizando a los pases industrializados hacer lo que
quisieran en trminos de reduccin de emisiones. El nuevo Acuerdo
se limita simplemente a solicitar a las Partes del Anexo I, presentar los
objetivos nacionales de emisin de reduccin que estn voluntariamente dispuestos a asumir. Quizs el resultado ms vergonzoso de la
10 BASIC = Brasil, Sudfrica, India y China
42
43
No obstante el contraste entre pases desarrollados y en desarrollo es abrumador. Podra decirse que el mundo puede dividirse entre pases que estn desarrollando una capacidad para adaptarse al
cambio climtico y los que no lo hacen. El gran peligro es que las
desigualdades a la hora de adaptarse slo reforzarn y profundizarn
otros motores de la pobreza en la medida en que los costos incrementales que trae consigo el cambio climtico son una carga econmica
impuesta a sociedades ya afectadas por una pobreza generalizada y
aguda vulnerabilidad que no tienen capacidad, ni econmica ni institucional para asumir esta nueva amenaza (UNDP, 2007).
La desigualdad en las estrategias de adaptacin interacta con
otras desigualdades ms amplias y los pases con capacidades ms
limitadas de adaptacin sufrirn los efectos ms adversos en cuanto
al desarrollo humano y crecimiento econmico. El gran peligro es que
las desigualdades a la hora de adaptarse slo reforzarn y profundizarn otros motores de la pobreza en la medida en que los riesgos costos incrementales que trae consigo el cambio climtico son una carga
econmica impuesta a sociedades ya afectadas por una pobreza generalizada y aguda vulnerabilidad, que no tienen capacidad, ni econmica ni institucional para asumir esta nueva amenaza. (UNDP, 2007)
Todava no hay acuerdo entre las Partes de la CMNUCC sobre la
magnitud de recursos que estas tareas demandarn, las cifras varan
segn la fuente y muchas de ellas las han subestimado. En su reporte
Martin Parry, estima un costo global de adaptacin al cambio climtico de 49 a 171 mil-millones de dlares anuales globales hasta 2030,
de los cuales, corresponderan a los pases en desarrollo entre 26 a
66 mil-millones de dlares anuales. Los sectores considerados en este
reporte incluyen: agua, salud, infraestructura, zonas costeras y ecosistemas. Sin embargo los propios autores del reporte reconocen que
esta estimacin se hizo precipitadamente y no incluy sectores claves
tales como el energtico, la manufactura, las ventas al menudeo, la
minera, el turismo y los ecosistemas. Con ellos el costo sera quizs
de 2 a 3 veces ms elevados12. (Parry, 2009)
Otro gran problema para los pases en desarrollo radica en que
los fondos financieros para adaptacin son casi voluntarios y no estn
bajo la administracin de la CMNUCCC, lo que supone un control casi
12 El informe del Banco Mundial del 2006 calcula montos entre 9 a 41 mil-millones
de dlares hasta el 2015, por su parte, The Stern Review of the Economics of Climate Change (2006), ms conservador, estima cifras entre 4 y 37 mil-millones hasta
el 2015, Oxfam (2007) estima un cerca de 50 mil-millones por ao hasta el 2015, el
PNUD (2006) por su parte calcula inversiones de 86.000 a 109.00 millones de dlares
por ao hasta el 2015, sin especificar sectores, lo que hace presumir que se tratara
de los sectores ms sensibles al clima. (Parry, 2009)
44
45
los programas tipo REDD y la iniciativa TEEB (Economa de los Ecosistemas y la Biodiversidad, por sus siglas en ingls) contenida en el
Nuevo Acuerdo Verde Global del G20 (Global Green New Deal) (Bello,
2008; UNEP, 2009b).
De aplicarse este tipo de acuerdos, los pases en desarrollo, quedarn, en trminos econmicos, en condiciones mucho ms desventajosas que las actuales, pues no solo tendrn que asumir costos de
adaptacin al cambio climtico, sino tambin nuevas tareas de mitigacin en condiciones de privatizacin de gran parte de los bienes
medio ambientales como el agua13 y los bosques. Cada uno de estos
mecanismos, son proyectos de mercantilizacin y privatizacin tanto
de los bienes naturales como del carbono, que suponen la creacin de
mercados altamente gananciables para los pases desarrollados administrados por instituciones privadas, quienes lejos de reducir emisiones, lo que hacen es premiar a los mayores contaminadores o cuando
mucho se limitan a desplazar las reducciones hacia donde resulta ms
barato hacerlo, manteniendo los mismos niveles de contaminacin en
sus propios pases.
El sistema cap and trade que es el mecanismo de reduccin de
emisiones del Acuerdo de Copenhague, es un complejo rgimen comercial de derechos de emisin que funciona a partir del reparto de licencias para contaminar (permisos de emisin) con los cuales se crea
un mercado de derechos de emisin. Los centros industriales que superan sus compromisos de reduccin de emisiones pueden vender sus
excedentes y aprovechar la oportunidad para ganar dinero vendiendo
los crditos que les sobran y las empresas que deseen seguir contaminando pueden comprar esos crditos a un precio muy barato sin tener
que modificar sus prcticas. Es decir, se trata de un sistema que trata
a la contaminacin como cualquier otra mercanca que puede intercambiarse, venderse y circularse y producir ganancias, sin disminuir
las tasas de carbono en el ambiente. Pero su mayor caracterstica es
que brinda a las empresas un mayor margen de maniobra para eludir
sus compromisos de emisiones. (Gilbertson y Reyes, 2010: 11-13)
Por su parte el programa REDD lanzado por la ONU y el BM14.
Permite a fundaciones privadas y empresas contaminadoras, adquirir
13 El proyecto Economa Verde calcula que el mercado de agua y saneamiento crecer de US$253 mil-millones a 658 mil-millones hasta el 2020, generando beneficios
econmicos de 38 mil millones. (UNEP, 2009b)
14 Reduccin de Emisiones por Deforestacin y Degradacin. Programa creado por
PNUD, PNUMA y el Banco Mundial. Aunque el Banco Mundial, sin esperar que la
ONU adopte un marco de aplicacin para REDD, ya ha puesto en marcha sus propios
programas tipo REDD, llamados R-PIN.
46
concesiones para la administracin de bosques en los pases en desarrollo, a cambio de derechos de emisin, los mismos que pueden ser
invertidos en los mercados especulativos de la bolsa, generando otro
fructfero mercado. Este tipo de programas es una alternativa barata a
las tareas de mitigacin de los pases desarrollados. As los pases desarrollados pueden invertir muy poco en administrar los bosques en
los pases en desarrollo dejando de invertir en sus propios pases en la
mejora de sus sistemas de produccin. Estos proyectos lejos de proteger los bosques crearn otra burbuja financiera dentro del mercado de
carbono que proveer de recursos mnimos e inciertos a los pases en
desarrollo. Actualmente los proyectos tipo REDD ya existen en el mercado voluntario de carbono sin un marco que proteja los derechos de
los pueblos indgenas a sus tierras y bosques, pudelo que hace prever
desplazamientos, desalojos y conflictos con las poblaciones indgenas
dependientes ellos. (UN-REDD, 2010)
Los mecanismos mencionados forman parte de otro Proyecto
ms general denominado Economa Verde que contiene proyectos
como la iniciativa TEEB ideada por el G8 para poner dentro del mercado ciertos aspectos de la biodiversidad y funciones de los ecosistemas que no estaban en l 15 Esta iniciativa ha sido vendida a las
poblaciones indgenas como una oportunidad para convertirse en los
empresarios de la biodiversidad, que ha generado conflictos entre y
dentro las comunidades que se disputan quien la propiedad o quin
llega primero a vender el servicio. Aunque es claro, muchas de ellas
terminaran perdiendo su acceso a la biodiversidad que quedar en
manos de propietarios privados. (Riveiro 2010).
La Economa Verde, proyecto ideado por el PNUMA. Consiste en un plan de reestructuracin econmica global pensado para
dar respuesta conjunta a la crisis financiera, energtica y climtica.
Plantea que la crisis ambiental del capitalismo se debe a la invisibilidad econmica del capital natural, considerado como bien pblico
gratuito, por tanto para que el capitalismo funcione debe reconocerse en todas sus dimensiones: econmica, financiera y natural.
Esto significa dar precio a los ecosistemas, cuyo funcionamiento
se concibe como servicios ambientales, los mismos que deben funcionar en el mercado. Sin duda, con la crisis econmica, la valorizacin de los ecosistemas y la biodiversidad aparece como una
gran oportunidad frente al derrumbe de otros mercados financieros.
(UNEP, 2009b; Bishop, 2010)
15 Paradjicamente, el nombre del Global Green New Deal, viene del famoso programa proteccionista que el ex presidente Roosevelt alent luego de la Gran Depresin
de los aos 30 en los EEUU para reactivar su economa.
47
Todos estos mecanismos forman parte de lo que podramos llamar un nuevo capitalismo verde que, lejos de verdear la economa lo
que har es mercantilizar la biodiversidad, creando una nueva moneda verde que circular en un nuevo mercado financiero basado en el
respaldo material de la biodiversidad de los pases en desarrollo. Esta
reforma verde est orientada a impulsar un nuevo ciclo de acumulacin capitalista, basado en la privatizacin de los bienes ambientales y
sus funciones. En ese sentido la Conferencia de Cancn del 2010 jug
un rol fundamental porque se deshizo de los principios bsicos de los
acuerdos previos y traz un mapa de ruta para el establecimiento de
estos nuevos mecanismos de mercado.
Desmontar los compromisos internacionales que han funcionado
en la ltima dcada y reemplazarlos por nuevos acuerdos que profundicen el libre mercado en una poca en que ste ha demostrado serias
fallas para resolver la pobreza y mantener la sostenibilidad ambiental,
es un proyecto que requiere sin duda de una alta dosis de autoritarismo. Este autoritarismo se refleja en un sistema particular de construccin interna de acuerdos en la ONU que empez ya a ponerse en
marcha en Copenhague, caracterizada cada vez ms por la diplomacia
de grupos como el G8 y el G20, por el estrechamiento de los espacios
democrticos para los pases en desarrollo y por la promocin de una
nueva gobernanza global cada vez ms autoritaria y justificada por la
lucha antiterrorista.
Esta tendencia antidemocrtica fue elocuentemente expresada
por el enviado especial para el cambio climtico de los EEUU, Jonathan Pershing, que en una entrevista realizada en New York, el 18
de enero del 2010 deca. Las discusiones futuras deberan centrarse
alrededor de los ms contaminantes del mundo en lugar de intentar
hacerlo a travs del proceso de la ONU. [] Es imposible imaginar
una negociacin de enorme complejidad donde tienes una mesa de
192 pases involucrados en todos los detalles. (Goodman, 2010; traduccin propia)
La forma en que el Acuerdo de Copenhague fue concebido, es
solo una muestra del nuevo sistema de produccin de acuerdos cada
vez menos democrtico que se est imponiendo en la ONU, que tiende
a concentrar cada vez ms las grandes decisiones en manos de grupos
de pases como el G20 y el G8, quienes cada vez de manera ms abierta avanzan hacia la instrumentalizacin de la ONU en funcin de sus
propios intereses econmicos.
Qu camino seguir?
Probablemente la gran falla de las negociaciones del cambio climtico, ms all de la escasez de compromisos con los pases en desa-
48
16 Michael Mann es director del Earth System Science Center de la Penn State
University de Pennsylvania, EEUU y un cientfico de modelos climticos. Elabor el
grfico del calentamiento del hemisferio norte de los ltimos mil aos. Por su aspecto
concordante el grfico famoso fue bautizado el palo de hockey. El 2001 fue adoptado
por el IPCC. (IPCC, 2001)
49
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Hansen, James E. 2009 Storms of My Grandchildren: the Truth about
the Coming Climate Catastrophe and Our Last Chance to save
Humanity (New York: Bloomsbury USA).
50
51
52
53
54
55
56
57
4
Son varios los estudios que profundizan en el anlisis del concepto de
desarrollo sostenible desarrollado en el Informe Brutland. Consltese, por ejemplo,
el libro de Riechmann et al. citado en la bibliografa.
59
Sus mejores aos se ubican en los noventa del pasado siglo; con la
llegada del nuevo milenio resulta cada vez menos usual hablar de desarrollo sostenible. El trmino cae en desuso ante el fracaso evidente
de sus postulados se verifica un empeoramiento de la situacin ambiental global- y es absorbido, casi por completo, por paradigma del
desarrollo humano5 que propone un enfoque ms abarcador. No obstante su superacin, proponemos una mirada a sus principios fundamentales con el propsito de identificar las relaciones que entre medio
ambiente y pobreza estableci, pues dichos postulados permanecen
vigentes y se reproducen en el discurso global actual.
La construccin del desarrollo sostenible, de manos de la visin
hegemnica capitalista, pas por el reconocimiento de tres dimensiones fundamentales: la sostenibilidad econmica, la sostenibilidad
ambiental y la sostenibilidad social. Sus objetivos esenciales podran
resumirse en alcanzar: (i) la eficiencia en la utilizacin de los recursos
y mayores ndices de crecimiento econmico; (ii) la preservacin de
los sistemas fsicos y biolgicos que sirven de sustento al conjunto de
los seres vivos; y (iii) la lucha contra la pobreza y por la equidad social, respectivamente. Esta relacin entre pobreza y medio ambiente
5
Los aos correspondientes a la dcada de 1990 fueron el marco de las
redefiniciones y orientaciones del desarrollo, la pobreza y la poltica social. Por lo
que corresponde al desarrollo entendido a partir de entonces como desarrollo
humano los objetivos se orientaron hacia el logro de la sustentabilidad, inclusin,
equidad y democracia, considerando a la participacin social como elemento
imprescindible.(Mota, 2005). El paradigma de desarrollo, combina medidas
econmicas de cuo neoliberal, desregulacin de relaciones laborales y reforma del
estado (descentralizacin y privatizacin de servicios pblicos) con el denominado
desarrollo humano (satisfaccin de necesidades bsicas y desarrollo de capacidades
humanas). El Desarrollo Humano (DH) sintetiza las preocupaciones que se venan
delineando en dcadas pasadas: las necesidades bsicas y las capacidades humanas. A
las representaciones de la pobreza, como un problema heterogneo y a la vez especfico y
a la pobreza vulnerable, se suma la pobreza multidimensional. Es entonces importante
or las voces de los pobres. Se hace necesario una visin cualitativa que de cuenta
de la forma que los pobres utilizan sus recursos para no sucumbir. En este contexto,
tienen cada vez menor relevancia los anlisis de las condiciones sociales y econmicas
que generan y agudizan la pobreza () El primer indicio de la aparicin del discurso
del DH fue la propuesta de la UNESCO en 1989 de un ajuste con rostro humano. En
1990, el PNUD publica el primer Informe sobre el Desarrollo Humano donde aparece
el ndice de DH (producto bruto per capita, ms expectativas de vida y analfabetismo),
el que se sintetiza como el cambio del desarrollo econmico en trminos de mediciones
de producto a polticas centradas en la gente (lvarez Leguizamn, 2001).
60
-- Los pobres son ms vulnerables ante las situaciones de catstrofes y degradacin ambiental.
-- Los pases pobres/emergentes basan su industrializacin, generalmente, en obsoletas tecnologas altamente contaminantes
que importan desde las naciones ms ricas. Son, en consecuencia, altamente responsables por el aumento de las emisiones de
dixido de carbono en la atmsfera.
Resumiendo: los pobres son muy perjudicados por el deterioro ambiental. No obstante, al igual que los no pobres, son responsables de
la degradacin ambiental global y tambin han de sacrificarse en aras
del mejoramiento ambiental global. La pobreza influye negativamente
62
63
64
65
en aras de cumplir con los ODM, priorizando las estrategias de reduccin de la pobreza.
Quines integran esta Alianza? A continuacin la lista de su
membresa: (i) agencias bilaterales de Blgica, Canad, Dinamarca,
Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Japn, Pases Bajos, Noruega,
Suecia, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos; (ii) agencias multilaterales: Banco de Desarrollo Africano, Banco de Desarrollo Asitico,
Comisin Europea, FAO, Global Environment Facility, Banco de Desarrollo Interamericano, Fondo Internacional para el Desarrollo Agrcola, FMI, OCED, Departamento de Naciones Unidas para los Asuntos
Econmicos y Sociales, PNUD, PNUMA, Banco Mundial y OMS; y (iii)
ONG internacionales: Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo, IUCN-The World Conservation Union, World Resources Institute, WWF Internacional. Esta simple enumeracin nos
revela que la PEP no se distanciar, significativamente, del discurso
dominante que ha dibujado las relaciones entre pobreza y medio ambiente. No es ms que un nuevo intento para dinamizar el debate y las
acciones con el objetivo de avanzar en las metas propuestas dentro
de los ODM sin proponerse un cambio sustancial en los enfoques,
las estrategias y las polticas diseadas desde los centros ejecutores
del poder mundial. Asombra adems en la lista anterior la ausencia
casi absoluta de instituciones representativas de los pases para que
hablar de los pueblos- del Tercer Mundo; ms bien parece un club
mundial de ricos y expertos internacionales.
Para conocer un poco ms de las propuestas de la PEP y de su
visin sobre los pobres en sus vnculos con el medio ambiente, analicemos una de sus publicaciones disponible en internet Sustaining the
Environment to Fight Poverty and Achieve the MDGs: the Economic
Case and Priorities for Action. La misma parte del supuesto que los
progresos en la eliminacin de la pobreza solo sern posibles a partir de la extensin de inversiones ms efectivas y focalizadas para la
gestin ambiental, como medio para alcanzar los ODM. Se subraya la
importancia econmica del medio ambiente para la reducir la pobreza e impulsar un crecimiento pro-pobre (pro-poor growth). Entre sus
mensajes claves destacamos los siguientes los que, junto a las certezas
antes apuntadas, recrean el conjunto de creencias que sobre pobreza y
medio ambiente se promueven e imponen en la actualidad al igual que
aquellas formas de intervencin social sobre los pobres.
asalarizacin de las relaciones de produccin, polticas fiscal y monetaria que
propiciaran la industrializacin y la generalizacin de las relaciones capitalistas, la
promocin del desarrollo agrcola a partir de la extensin de la frontera agrcola y la
intensificacin de las relaciones de intercambio y del comercio internacional.
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-- Instituciones y liderazgos locales fuertes son claves para mejorar la gestin ambiental de la pobreza y su fortalecimiento
debe ser un objetivo central del desarrollo de las capacidades.
ismos para alentar inversiones pro-pobres para la gestin ambiental y para la provisin de servicios ambientales tales como
agua y servicios sanitarios, en especial en asociacin con el
capital privado9.
es crucial para atraer inversiones pro-pobres en activos ambientales y tambin para ayudar a guiar el desarrollo y la implementacin de las polticas pro-pobres.
las economas en desarrollo. Un estudio del Banco Mundial estima que la riqueza ambiental representa el 26% del total de
riquezas que poseen los pases de bajos ingresos, contra el 13%
en los pases de medianos ingresos y solo el 2% en los pases
miembros de la OCED.
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mente, en la toma de las mismas. Por ltimo, se recomienda la creacin de una coalicin global que una al Norte y al Sur interesante
apropiacin de trminos- y a ricos y pobres, en la consecucin de los
objetivos antes apuntados.
Esta nueva iniciativa no significa transformaciones radicales en
el enfoque sobre la pobreza y el medio ambiente impulsada desde el
paradigma del desarrollo sostenible, construido a favor del dominio
del capitalismo trasnacional y componente del sistema ideolgico
del neoliberalismo. La misma se inserta en la visin institucionalista
que sobre la pobreza se promueve desde el Banco Mundial y otras
agencias internacionales, que asocia la produccin de pobreza al mal
funcionamiento de las instituciones y del libre mercado - mirada que
combina una visin relativista que defiende la importancia de or las
voces de los pobres10 con la medicin cuantitativa de la pobreza hasta
la saciedad.
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tecnologas para el uso de la tierra, y el establecimiento de los marcos institucionales y de los requisitos de enseanza para llevarlos a
la prctica. La absorcin excesiva de recursos y los desperdicios que
significa el sobre-consumo deberan moderarse al mismo tiempo que
se incremente la produccin de los bienes esenciales que deben recibir los sectores ms pobres de la poblacin. Ya en Modelo Mundial
Latinoamericano demostr que los recursos naturales son suficientes
para satisfacer las necesidades de la poblacin mundial en la medida
que se distribuyan equitativamente.
Aclaracin importante: las acciones encaminadas a una transformacin de los patrones de produccin y consumo, hacia una distribucin de los recursos ms equitativa o hacia un modelo social ms
participativo no significan, necesariamente, la superacin del sistema
social capitalista -si bien sostenemos que la radicalizacin consecuente de estas prcticas amenazara su hegemona y sostenimiento. Sin
embargo, el camino hacia este objetivo de ms largo alcance podra
iniciarse desde iniciativas concretas, posibles y deseables en las coyunturas actuales, procesos de deconstruccin y desmantelamiento
que debern estar acompaados por otros anlogos destinados a cons
truir nuevos modos de ver y de actuar. (Escobar, s.f.). La posibilidad
de su planeacin y ejecucin efectiva dentro de los marcos del funcionamiento de las sociedades capitalistas depender de la relacin de
fuerzas que dentro de la sociedad se establezcan, de la consolidacin
de los movimientos sociales y ambientales, del fortalecimiento de los
Estados nacionales frente a los monopolios y trasnacionales y de las
alianzas geopolticas que logren consolidarse.
El desarrollo sostenible que proponemos ha de transitar de la limitada concepcin de medio ambiente hacia ambiente, entendiendo
este ltimo como un todo integrado y articulado donde se relacionan
e interactan con su individualidad y mediaciones los elementos naturales y sociales a travs de leyes especficas que surgen de los diferentes niveles de organizacin de la materia (Sejenovich, 2007). Hablar
de ambiente y no de medio ambiente significa una incursin en lo social que el discurso hegemnico no est dispuesto a emprender, pues
de hacerlo habra de considerar la pobreza masiva y el deterioro ambiental como manifestaciones de un proceso nico de la organizacin
social y no como fenmenos aislados para cuya solucin recomienda
enfoques reduccionistas que se intentan a partir de estrategias separadas con vnculos ocasionales entre s.
Esta reinvencin requiere tambin de la reconstruccin de los
vnculos entre sociedad y naturaleza, economa, pobreza y ambiente,
cuya comprensin integral necesita del rearme del conjunto de las
ciencias naturales y sociales que suelen avanzar sendas separadas y
70
desarticuladas. Algunos ms osados reclaman una reconstitucin total a partir de la creacin de una ciencia ambiental que tendra por
objetivo: la reorganizacin de los conocimientos actuales y el aprovechamiento de los avances cientficos para analizar con un criterio
global el proceso ambiental. Los tericos de la ciencia ambiental
producirn conocimientos nuevos, por un lado, y al mismo tiempo
orientarn, promovern y sugerirn, a los especialistas de cada disciplina cientfica, determinadas investigaciones que contribuirn al
enfoque global de la realidad. La nueva ciencia analizar al hombre
como parte indisoluble del ambiente pues ninguna de las ciencias actuales, incluidas las sociales, ha podido comprender que el hombre
est dentro del ambiente y que su evolucin est condicionada (mas
no determinada) por la naturaleza. Mientras el hombre se cree cada
da ms independiente y autnomo, ms se fortalecen sus relaciones
de dependencia con la naturaleza. La crisis ecolgica de la sociedad
contempornea -con sus secuelas de insuficiencia energtica, contaminacin y radiacin nuclear- es una clara manifestacin de dicho
aserto (Vitale, 1983). Esta vocacin multi, inter y transdiciplinaria
ha de extenderse al diseo de las polticas pblicas, la planificacin
econmica y el ordenamiento territorial, entre otras esferas.
Aunque guiados por el propsito de fundamentar el desarrollo
sostenible sobre una teorizacin de la totalidad de las experiencias y
los saberes humanos, se vale comenzar desde metas ms modestas.
Entre estas subrayamos la urgente recomposicin de la ciencia y prcticas de la economa, sostn bsico en la formulacin del desarrollo
que ha de postular que ni el crecimiento econmico, ni el comercio o la
inversin, ni la tecnologa son positivos o negativos en s mismos, sino
que estos responden a objetivos sociales determinados. No son fines,
sino medios y por cierto, muy tiles. Conscientes de su no neutralidad,
de lo que se trata ahora es de incluirlos en un funcionamiento social
diferente que persiga no la maximizacin de la ganancia sino de la calidad de vida y el bienestar de las personas y la naturaleza, categoras
estas que tambin habrn de ser redefinidas a partir de la creacin de
satisfactores alternativos acordes con nuevos patrones de produccin y
consumo sostenibles -tanto ambiental como socialmente.
Los cambios econmicos han de ser muchos, aqu solo llamaremos la atencin sobre otros cuatro que me resultan particularmente interesantes. El primero se refiere a la propuesta de reformar la
tradicional divisin sectorial para incluir un sector preprimario, destinado a dotar de una oferta ecosistmica sustentable de recursos al
resto de la actividad econmica que practica una suerte de intercambio
desigual con la naturaleza al utilizar sus recursos y su hbitat sin ocuparse de la reproduccin de los ecosistemas. La concepcin de la valua-
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Consideraciones finales
En el contexto actual, caracterizado por la diversidad de y enfrentamiento entre paradigmas que buscan alzarse como inspiradores de
las futuras sociedades, la visin que se proponga sobre los vnculos
entre pobreza, desarrollo y medio ambiente es fundamental. De ah
la importancia de rescatar la visin original de desarrollo sostenible e
incluirla en las construcciones de modelos de desarrollo alternativos
a la dominacin del capital trasnacional compatible con el modelo
neoliberal. El desarrollo sostenible, a partir de la defensa de la naturaleza como aliada y no como esclava, y como patrimonio del presente
y el futuro, complementa las luchas por la justicia social, los derechos
humanos y la diversidad cultural, entre otros reclamos de los pueblos.
Sin negar la validez de aspirar a mayores niveles de crecimiento,
las propuestas alternativas tienen que trascender los procesos crecientes de economizacin de lo social inmersos en una visin econo73
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Introduccin
Los procesos asociados al cambio climtico constituyen un desafo
mayor para la educacin, en la medida en que no afectarn por igual
a todos, y quienes fueron sus responsables lo sufrirn menos, en relacin a quienes ms lo habrn de padecer, que son los pobres en general y en particular aquellos que habitan en los pases pobres. Ajustar
medidas de adaptacin lleva tiempo y esfuerzo, aun sabiendo que es
lo que debe hacerse, pero si no se conocen bien las tendencias climticas de una regin, difcil es prepararse para mitigar sus efectos. Se
trata de un tema en el que abundan los comportamientos no lineales,
y donde toda prediccin es difcil, pero lo ser ms an en aquellos
lugares donde escasea la informacin de base.
* Ingeniero Agrnomo, Universidad de la Repblica (UdelaR), Uruguay. Profesor Geomorfologa, Director del Instituto de Ecologa y Ciencias Ambientales (IECA), Coordinador de la Maestra en Ciencias Ambientales, Facultad de Ciencias, UdelaR, Montevideo, Uruguay, daniel.panario@gmail.com panari@fcien.edu.uy.
**
Licenciada en Geografa, Universidad de la Repblica (UdelaR), Uruguay; Magister en Ciencias Ambientales, UdelaR, Uruguay; DEA en Gestin y Conservacin del Medio Natural, UNIA, Espaa. Profesora Asistente, UNCIEP, Instituto de
Ecologa y Ciencias Ambientales (IECA), Facultadde Ciencias, Universidad de la
Repblica Montevideo, Uruguay, gutierrez.ofelia@gmail.com oguti@fcien.edu.uy.
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Cambio climtico
El Cambio Climtico actual, a diferencia de los ocurridos en el pasado
geolgico, que se debieron a forzantes astronmicas o endgenas, es
mayoritariamente consecuencia de la emisin de gases por diferentes actividades antrpicas (Cowie, 2007; Duarte et al., 2009, Letcher,
2009). De estos gases el ms importante, pero no el nico, es el anhdrido carbnico (CO2) que emitimos cuando utilizamos combustibles
fsiles, pero tambin estn los que emiten los suelos cuando pierden
materia orgnica por efecto de la agricultura y la biomasa de los ecosistemas que se deforestan; adems emitimos otros gases incluso ms
activos, como el metano (CH4) con los cultivos agroindustriales de
arroz, el ganado vacuno, los basurales, etc., o los xidos de nitrge80
que como los antes mencionados, sus relaciones con el clima son bien
conocidas, existen otros cuyas interacciones lo son menos. Por ejemplo, el agua en la atmsfera (en conjunto con el CO2, y otros gases),
es el principal responsable del efecto invernadero (natural) gracias al
cual existe la vida en la tierra, pero sta funciona diferente segn sean
gotas pequeas o grandes, sea de da o de noche, segn la altura a que
se encuentren, etc.; en efecto, las nubes de gotas pequeas son ms
blancas y reflejan la luz del sol, las de gotas grandes reflejan menos, de
da todas reflejan buena parte de la energa recibida, pero de noche retienen el calor emitido, las de partculas pequeas dependen en mayor
medida de la generacin de ciertos compuestos que funcionan como
ncleo de condensacin y cuya generacin dependen de la actividad
biolgica en los ocanos. Esta variedad de comportamientos genera
grandes incertidumbres, las que dificultan las proyecciones a futuro
de los modelos, nadie sabe an con certeza, que devendr de un mundo en el que globalmente llover ms como consecuencia del ascenso
de la temperatura, pero con extensas reas en las que llover menos
y sobre todo, nadie sabe cmo enfrentar una variabilidad climtica
incrementada, que es lo que develan las tendencias observadas.
Adems existen otras fuentes de incertidumbre que pueden generar cambios catastrficos, como las corrientes marinas que son las
grandes distribuidoras de energa del planeta. La Corriente del Golfo
es un caso paradigmtico dado que ya ha estado en el pasado debilitada parcialmente e incluso detenida, con los consecuentes cambios
climticos y ambientales. El derretimiento de los glaciares puede volver a detenerla o al menos debilitarla, y cosas similares pueden suceder con otras corrientes del ocano. Tambin las erupciones volcnicas pueden modificar el clima de la tierra por perodos ms o menos
prolongados. Otros factores de emisin de CO2 son la eliminacin de
bosques, el incremento de la respiracin microbiana en los suelos,
el derretimiento del hielo de los suelos permanentemente helados, el
derretimiento de los glaciares, la muerte masiva de algas en el ocano,
etc. todos estos, procesos que pueden hacer aumentar dramticamente los contenidos de carbono en la atmsfera y a su vez algunos de
ellos pueden hacer aumentar tambin dramticamente el nivel de los
mares. La subida del nivel del mar que ya se manifiesta ms rpida
que las previsiones de los modelos ms pesimistas, puede alcanzar en
estas circunstancias varios metros, los cambios ya no seran graduales
como lo prevn los modelos, sino catastrficos como ya ha ocurrido
en el pasado geolgico reciente, quizs ocurra en dcadas. As es que
tenemos pocas certezas hacia el futuro, quizs lo ms cierto es que
se seguir emitiendo CO2 por quema de combustibles fsiles a tazas
crecientes, dado que los pases desarrollados que son los principales
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se tiende a analizar los procesos de mejoramiento econmico, sin tener en cuenta la inmensa dislocacin social que conllevan, adems de
no contemplar otras consecuencias macroecolgicas que han emergido con fuerza en los ltimos tiempos. Como dice Polanyi (2003 [1957]:
123), si se permitiera que el mecanismo de mercado fuese el nico
director del destino de los seres humanos y de su entorno natural [...],
se demolera la sociedad.
Una perspectiva neoliberal del mundo y su funcionamiento a travs de mercados parciales, no solucionarn los problemas a los que se
enfrenta la humanidad, ms aun pueden conducirnos a la catstrofe
cuando desde un positivismo cerril se intenta implementar cambios
utilizando la ingeniera para el manejo de la biosfera, la denominada
geoingeniera. Estas manipulaciones pueden provocar variaciones de
las que no conocemos sus efectos indirectos e incluso tenemos pocas
evidencias de los directos (Keit, 2000; Graedel y van der Voet, 2009;
Victor, 2008; Allenby, 2010; Hemming y Hagler, 2011), tal como lo demuestran los fracasos ya experimentados.
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tal a sus modos de apreciacin y clasificacin de los problemas sociales en los que se ven involucrados; problemas que no constituan, a
priori, necesariamente, un conflicto ambiental. Sin embargo, considera que esto puede ser en ocasiones una ambientalizacin estrtegica
(parafraseando la expresin de Spivak) o bien de un uso instrumental
de un background ambiental para defender su territorio o sus mltiples modos de vivirlo. Sin embargo, creemos que para muchos de estos grupos en que la naturaleza esta implcitamente internalizada en
su cultura, lo novedoso es que deban exteriorizar en nuestros trminos la disconformidad con una utilizacin irracional de los territorios
que son el sustento de su forma de vida. Quienes pusimos el nombre
de conflictos ambientales a estos conflictos de intereses, fuimos los
occidentales, y ellos los internalizan en el discurso para poder comunicarse con la ideologa dominante.
Ahora bien, en el marco de tanta incertidumbre, qu lineamientos podemos trazar en relacin a la enseanza tcnica en un escenario de Cambio Climtico, o mejor an de Cambio Global? Un Rector
de la Universidad de la Repblica, escribi un libro cuyo ttulo era
Formar para lo desconocido, o dicho de otro modo para escenarios
de incertidumbre.
El problema no es el cambio, que es la constante en la naturaleza,
sino la aceleracin del cambio.
De esta forma, la agricultura y forestacin agroindustrial va desalojando a productores campesinos y homogeneizando el ambiente
creando desiertos verdes de monocultivos.
La industria vinculada a estos emprendimientos suele estar asentada en los pases centrales o en parasos fiscales (zonas francas) de
pases del Tercer Mundo y con una captacin de empleo local casi despreciable como lo atestigua la localizacin de las pasteras en Uruguay
entre otros ejemplos (Panario y Gutirrez, 2007).
En ese panorama es dable esperar que los campesinos se reciclen
a obreros agrcolas o agropecuarios mientras dure el ciclo de estas
commodities. A diferencia del empleo fabril, el empleo agrcola implica una cierta trashumancia de la poblacin masculina que se asienta
algunos meses o aos en un sitio y genera familias efmeras, dejando
cuando se marchan mujeres solas con hijos y sin posibilidades de insercin laboral en las pequeas localidades rurales.
La consecuencia en el mediano plazo es la prdida de la cultura agrcola, es decir de los conocimientos trasmitidos de generacin
en generacin para producir alimento; esto ha sucedido en el pasado
por ejemplo en Nicaragua con el algodn. Los campesinos, llevados a
trabajar como obreros en los algodonales, tras solamente una generacin, perdieron su cultura agrcola, y por lo tanto la capacidad de
generar su sustento, siendo luego expulsados a los barrios marginales
de los centros poblados, donde muchos de ellos como autoafirmacin,
adquieren una cultura reactiva y desafiante a la cultura dominante, y
con valores generados por oposicin a ella, y no pocas veces ajenos a
los valores ticos universales.
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buena parte del Hemisferio Norte y el mar baj 120 metros; hace unos
10 mil comenz nuevamente a aumentar significativamente la precipitacin y temperatura, es seguro que esta zona del mundo ya estaba
habitada cuando el clima comienza a fluctuar con cambios radicales
en los ltimos milenios, incluso es posible que estos cambios hayan
sido los que desencadenaron la generalizacin de la agricultura en
forma casi simultnea en las ms diversas regiones del mundo. Hace
9 mil se endurecen nuevamente las condiciones, hace 7 mil aos se
torna nuevamente ms clido y hmedo; alcanzando el mar ms 5
metros sobre el actual hace 6 mil aos. Luego nuevamente se aridiza.
Por ejemplo, en la poca de la conquista por el 1700 o un poco antes,
se produjo la denominada Pequea Edad del Hielo, que dur hasta el
1800, y desde esa fecha el clima se viene tornando ms clido pero
seguramente este proceso se aceler durante el siglo pasado, sobre
todo desde 1970, y posiblemente haya tenido una nueva aceleracin
en lo que va de este siglo, en fin cmo hicieron esos pueblos a los que
llamamos primitivos para sobrevivir a esos cambios radicales?
Seguramente no fueron los pueblos andinos los que tuvieron las
mayores dificultades. Desde los principios de la agricultura conocieron
los pisos ecolgicos que les proporcionaban las variaciones climticas
que se asocian a cambios de altitud, seguramente la adaptacin era posible por una estructura social que permita esa flexibilidad, diferente
es cuando el sistema capitalista introduce la propiedad individual de
la tierra, impidiendo la migracin en el territorio an en distancias reducidas como lo son los pisos ecolgicos en ecosistemas de montaa.
Sin embargo, es interesante transcribir lo que establece el Panel
Intergubernamental de Cambio Climtico (IPCC) en estos temas:
En la poca actual, habida cuenta de las variaciones caprichosas
del tiempo y del clima, agravadas por el creciente efecto invernadero y
por la retraccin de los glaciares (Carey, 2005; Bradley et al., 2006), sera muy conveniente reexaminar y actualizar estas medidas de adaptacin. La educacin y formacin de los miembros de las comunidades
actuales en el conocimiento y habilidades tcnicas de sus antepasados
podra representar un gran paso adelante. Los procedimientos de la
CEPAL para la gestin del desarrollo sostenible (Dourojeanni, 2000),
a la hora de la gestionar las condiciones climticas extremas de las
tierras altas, remiten a las estrategias de riego precolombinas (Bates
et al., 2008: 107).
Coincidimos con Rist (2002 [1996]) quien sostiene que la introduccin de la dimensin cultural en el discurso referido al desarrollo,
lejos de proponer una nueva perspectiva para pensar el desarrollo,
constituye la bsqueda de la ampliacin de la lgica del mercado a
travs de otros medios, arguyendo que el desarrollo cultural es una
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Conclusiones/recomendaciones
Frente a estos escenarios de incertidumbre resulta claro que la formacin tcnica articulada a la adaptacin al Cambio Climtico es un
desafo intelectual de primer orden.
No podemos pensar en un tcnico que pueda actuar en todos los
frentes, que sepa de energas alternativas, de riego en zonas de montaa, de cultivos y cultivares adaptados para cada piso ecolgico o nueva situacin climtica; que sepa seleccionar variedades, de ordenacin
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no expropian las cuevas de Al Bab. Pero quiz desencadenen la alegra de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre
la realidad y cambiarla aunque sea un poquito, es la nica manera de
probar que la realidad es transformable. (Eduardo Galeano)
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Figura 1
Diferencias entre la precipitacin media estacional simulada entre los perodos 2070-2099 y 1970-1999. La
curva de nivel es de 1 mm da. Los valores negativos estn marcados en lneas punteados y el contorno de
cero ha sido omitido. Las reas con valores positivos que son significativos estadsticamente al 90% de un
Test T de Student, aparecen sombreadas en gris oscuro, y los valores negativos en gris claro
101
Figura 2
Se muestra el cambio en los regmenes de precipitacin. Arriba, las tendencias que prevn cambios positivos;
abajo, las tendencias que prevn cambios negativos, en los modelos representados en la Figura 1
102
Figura 3
Proyeccin de la distribucin de los biomas naturales en Amrica del Sur para 2090-2099 a partir de 15
AOGCMs (Coupled Atmosphere-Ocean General Circulation Model) para el escenario A2 de emisiones. El mapa
de la esquina superior izquierda representa el potencial actual de los biomas (representa biomas potenciales
para cada regin, y no la distribucin de la vegetacin real, la que es resultado del uso del suelo y el cambio
histrico de ocupacin del territorio)
103
Cuando la humanidad tuvo acceso a fuentes altamente condensadas de energa, su expansin y complejidad tuvo lugar como
nunca antes. La escala global de tal fenmeno incluy lo espacial,
lo poblacional y desde luego, lo energtico. Mientras ms energa se
dispuso, ms espacio se ocup, siendo la ciudad cono de tal proceso
(Mumford, 1961). En ese sentido, el crecimiento poblacional no se disparhasta la segunda mitad del siglo XX, pues hasta el siglo XVI haba
500 mil habitantes,a principios del siglo XIX unos mil millones, y dos
mil millones para la dcada de 1930. Despus se sumaranmil millones
de personas para cada uno de los siguientes aos: 1960, 1974, 1987 y
1999 (Homer-Dixon, 2007: 61). Hoy da la poblacin mundial suma
ms de6,700 millones de habitantes, siendoyams de la mitad urbana.
As, la sociedad contempornea cada vez mayor y ms urbanizadase ha perfilado como aquella crecientemente insostenible en tanto
que toma ms y msrecursos de la naturaleza, muchos de ellos finitos, y desecha en esa misma proporcin grandes cantidades de resi* Doctor en Ciencias Ambientales por la Universidad Autnoma de Barcelona, Espaa. Investigador de tiempo completo del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
Integrante del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnologa de Mxico.
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As, slo para el caso del CO2, se observa que la concentracin, que
se mantuvo constante en los ltimos 10 mil aos en unas280 partes por
milln (ppm), pas en 1998 a 360 ppm, para 2006a 383 ppm (Heinberg,
2003: 32) y para principios de 2011 hasta 391 ppm (www.co2now.org).
El incremento acumulado es de39%, alcanzndose ya una concentracin riesgosadado que, como se precisa en laTabla 1, se trata de un
nivel muy por arriba de la frontera ecolgica planetaria y que, de profundizarse, podra implicar cambios multivariados e irreversibles.3Por
lo pronto, lo que se constata es un inequvoco aumento de la temperatura de 0.74 C en el periodo de 1906 a 2005, incremento que en 44% se
gest tan slo de 1990 a la fecha (UN-HABITAT, 2011: 5).4
Debe advertirse sin embargo que la situacin actual es producto
de una contribucin desigual en las emisiones de GEI en tanto que
slo el 20% de la poblacin mundial (la ms acaudalada)ha generado
el 90% de sos en trminos histricos (Godrej, 2001: 95). Lo dicho se
corrobora al dar cuenta, por ejemplo, que los pases de la OCDE contribuyen al da de hoy con el 43.8% del consumo energtico mundial
mientras que, Amrica Latina slo anota el 5.2%, Asia (excepto China)
el 11.6% y frica el 5.7% (IEA, 2010)5. Ntese adems quemientras
los pases de la OECD tienen una poblacin de unos 950 millones de
habitantes, las regiones sealadas cuentan con 4.2 mil millones de habitantes (sin considerar a China). Las dimensiones de las disparidades
mencionadas son pues notorias y establecen una diferencia de consumo energtico per capitade 1 a 10 si se ajustan los datos al excluir a
Mxico y Chile del rubro de pases de la OECD y se integran a los de
la regin latinoamericana.6
contribuyentes, los arrozales, la actividad ganadera, la quema de biomasa y los
residuos orgnicos. Debe sumarse al CO2 y al CH4, el oxido nitroso (N2O) cuyo tiempo
de vida es de unos 114 aos. Su concentracin preindustrial era de 270,000 ppm pero
actualmente est arriba de las 319,000 ppm.
3 As lo califica, por ejemplo, James Hansen del Instituto Goddard para el estudio
del Espacio de la NASA (EUA). Una concentracin por arriba de las 450 ppm se
estima comenzara a generar consecuencias irreversibles e impredecibles.
4 Los escenarios indican que habra un aumento de 0.1 C por dcada an si se
mantienen los niveles de particulado del ao 2000. El llamado a reducir las emisiones
de GEI es ms que un imperativo (UN-Habitat, 2011: 5).
5 Por ejemplo, entre los mayores importadores de petrleo, segn datos de 2008
estn EUA, Japn, China, India, Corea, Alemania, Italia, Francia, Espaa y Holanda.
Mientras que los mayores exportadores para ese mismo ao son Arabia Saudita,
Rusia, Irn, Emiratos rabes Unidos, Nigeria, Angola, Noruega, Kuwait, Irak y
Venezuela (IEA, 2010). De notarse es que en este panorama, sean los pases de OCDE
los que concentren el 53.2% de la capacidad de refinacin de petrleo (Ibid).
6 Los datos deben ajustarse pues Mxico y Chile son miembros de la OECD y son
contabilizados tambin para el caso de Amrica Latina. De no considerarse como
107
Tabla 1
Fronteras Ecolgicas Planetarias
Frontera planetaria
Cambio Climtico
(alteracin del ciclo del
carbono)
Frontera propuesta
CH4
Estado actual
CO2
CH4
CO2
CO2
CH4
280
partculas
por milln
715,000
partculas
por milln
< 350
partculas
por milln
391
partculas
por milln
(al 2010)
1,744,000
partculas
por milln (al
2005)
Acidificacin Ocenica*
3.44 arag*
2.75 arag
2.90 arag
Capa de Ozono
0 toneladas / ao
35 millones de toneladas
/ao
1 milln de toneladas
/ ao
11 millones de toneladas
/ ao
4,000 km3
2,600 km3
Bajo
15%
11.7%
Prdida de Biodiversidad
(tasa de prdida de
especies)
Contaminacin qumica
inexistente
Desconocida***
Desconocido***
108
7 Existe un debate sobre los datos pues segn Satterhwaite (2009), las ciudades
emiten directamente solo el 35% de los gases de efecto invernadero. No obstante, el
dato que estima un 80% no es descabellado si se asume una contabilidad de los costos
ambientales resultantes de la entrada y salida de materiales y energa de las ciudades
como un todo. Y es que es una contabilidad que incluye tales emisiones, pero que no
se limita a ello. Al considerar las implicaciones ambientales o la mochila ecolgica
de tales flujos, se puede dar cuenta de los efectos sinrgicos de dichos costos, en
trminos asociados y no-asociados a la emisin de gases de efecto invernadero. As,
nmeros ofrecidos por UN-HABITAT (2011) sostienen que en 2006 las ciudades
consumieron el 67% de la energa y emitieron el 71% del CO2 y entre el 40 70% de
las emisiones totales de GEI a nivel mundial. Proyecciones de ese mismo organismo
para el 2030 indican porcentajes del 73%, 76% y 43 70% respectivamente (Ibid: 51).
8 Se reconoce que el crecimiento de los espacios urbanos responde a tres
cuestiones principales: 1) el aumento de la poblacin, 2) la migracin rural hacia
las ciudades (mucha como producto de la aplicacin de polticas neoliberales) y
3) la reclasificacin de los asentamientos rurales a urbanos debido a la expansin
territorial de ciudades existentes (Platt et al, 1994: 1). Es de precisarse que el aumento
del nmero de ciudades con poblacin mayor a un milln de habitantes pas de 75
en 1950 a 447 en 2011. Para 2020, se estima que sas sern 527 (UN-HABITAT, 2011).
Al mismo tiempo, se sabe que las 100 ciudades ms grandes del orbe pasaron de
una poblacin promedio de 2 millones a 7.6 millones, pero para el 2050 sa estar
entorno a 8.5 millones (Ibid).
109
110
112
113
pionero en trminos empricos y el que de hecho emplea por vez primera el concepto en cuestin. El autor analiz entonceslos flujos de
entrada y salida de una ciudad hipottica de EUA de un milln de
habitantes, advirtiendo correctamentela complejidad y variabilidad
sos. Pese a ello, Wolman identifictres flujos clave de entrada (agua,
alimentos y combustibles) y tres de salida (aguas residuales, residuos
slidos y contaminantes atmosfricos).
De notarse en este punto es que desde la perspectiva del cambio
climtico, el llevar recursos a la ciudad o hacer posibles los flujos de
entrada, requiere de un consumo energtico importante que contribuye en un grado u otro con la emisin de gases de efecto invernadero.
Lo mismo sucede con todo el movimiento y uso interno de dichos recursos, as como con la salida de algunos desechos (dgase la recolecta
de basura). A lo anterior se deben sumar las emisiones asociadas ya
no al consumo de energa para la movilidad de los desechos, sino las
referentes a la putrefaccin de desechos orgnicos, a la incineracin
de los inorgnicos o al tratamiento de agua. Aunque desde luego, las
afectaciones ambientales no se limitan a las emisiones de GEI. Estn
las relacionadas a diversos contaminantes del aire, agua y suelos.
Ahora bien, complejizando a Wolman y yendo ms all de slo
sumar otros rubros de flujo y/o stock (e.g. materiales de construccin,
papel y cartn, etctera)11, vale indicar la necesidad de analizar de
modo desagregado cada flujo de entrada y salida, as como de valorarlos de modo ms amplio, no slo en trminos cuantitativos sino
cualitativos. Pero msan, de realizar una apreciacin que de cuenta
de los aspectos sociales, en el sentido por ejemplo de identificar qu
dimensin del metabolismo urbano corresponde a las clases sociales
ms acaudaladas y cunto a las ms pobres, cules son los conflictos
ecolgicos distributivos y cules las desigualdades presentes. Y es que
desde el punto de vista meramente climtico, Satterthwaite (2009) tiene razn al precisar que la responsabilidad de emisin de gases de
efecto invernadero no necesariamente se debe asociar al crecimiento
urbano o poblacional per se en negativo (si no se crece, no se aumentan las afectaciones) sino a los patrones de consumo per capita diferenciados.12 Esto dado que hay ciudades de pases ricos que no han
11 Se estima que la cantidad de materiales que entran a las ciudades en el rubro
de construccin y transporte ronda en promedio las 25 toneladas per capita, siendo
la madera un 12%, el cemento un 10% y el hierro un 3%. El coste energtico detrs
de esos flujos se estima en ms de 2.5 veces el consumo exosomtico de las mismas
(Bettini, 1998: 122).
12 El uso de datos per capita promedio no son tiles pues, como con el PIB per capita,
se oculta la polarizacin de la riqueza y, en el caso en cuestin, la emisin de gases
de efecto invernadero. Esto es vlido no solo en trminos comparativos de espacios
114
115
en adelante, tendr implicaciones mayores tanto positivas como negativas para el clima y el medio ambiente en general.
Ante tal situacin, el reto no es el lograr una ciudad sustentable,
lo que conceptual y estrictamente en principio es incorrecto y en la
prctica un punto an por ser demostrado, sino ms bien encontrar
los modos para organizar mejor y de manera ms eficiente e integrada
los asentamientos humanos de tal suerte que se tienda a minimizar
su metabolismo,no slo en trminos per capita, sino sobre todo en
trminos globales. Para el caso de las emisiones de gases de efecto
invernadero, estamos hablando de alcanzar un nivel promedio de
2.2toneladas de CO2eq per capita para el 2050 (UN-HABITAT, 2011)13,
umbral que es ya sobrepasado hoy da por pases ricos como EUA,
los europeos y el grueso de pases petroleros de Medio Oriente, pero
tambin por aquellos asiticos maquiladores mundiales como China
e India (Satterthwaite, 2009).14
En esta coyuntura el estudiometablico de los asentamientos humanos se torna claramente relevante. Y si bien ya se han realizado
algunos intentos para el caso de Hong Kong, Bruselas o Pars (Duvigneaud y Denayeyer-DeSmet, 1975; Hanya y Ambe, 1976; Newcombe,
1978; Koenig y Warren-Rodhes, 2001; Barles, 2009), otros propiamente
desde una visin sectorial, dgase de la huella hdrica urbana (Guerrero, 2008), entre otros (Gandy, 2004; Brunner, 2007; Bai, 2007; Kennedy
et al, 2007), seconsidera creciente la necesidad de anlisis cada vez
ms finos, actualizados y comparables. Ello incluye desde luego el caso
de Amrica Latina donde se identifica una importanteescases de sos.
116
15 Los espacios urbanos del pas consumen el grueso de la energa a nivel nacional.
Tan slo el consumo residencial representa el 25% del consumo total nacional. En
2006 se fue equivalente a poco ms de 160 mil GWh (BM, 2008). Las ciudades
mexicanas tambin son fuertes generadoras de desechos. Ese mismo ao expulsaron
36.1 millones de toneladas de residuos slidos (Ibid).
117
bladas del mundo a la par de Tokio o Nueva York, stas no aparecen entre las que ms riqueza producen (en trminos del PIB), por el contrario
en este caso son reemplazadas por ciudades metropolitanas de menor
envergadura poblacional y espacial. Esto indica que en efecto hay una
brecha no slo entre individuos ricos y pobres, sino entre los espacios
urbanos de pases ricos y de pases pobres y hacia adentro de sos.
Tal divergencia queda evidenciada cuando se da cuenta del tipo de
urbanizacin en cada caso. Los datos son contundentes. En el mundo
hay alrededor de 250 mil barrios bajos o zonas de alta miseria (slums,
colonias populares, favelas, etc) en los cuales viven casi el 32% de la
poblacin urbana mundial (Davis, 2006: 26; Bolay, 2006: 287; UN-HABITAT, 2008: XII).16 En el caso de los pases pobres, en promedio el 43% de
su poblacin urbana vive en dichos espacios, pero casos como el Chad,
Etiopia o Afganistn, entre otros, rondan el 98% 99.4%. En contraste,
en los pases ricos, los barrios pobres cubren en promedio tan slo el
6% de sus espacios urbanos (Davis, 2006: 23; Bolay, 2006: 287). En AL
el porcentaje de poblacin que viven en zonas de alta marginacin es
del 27% en promedio (UN-Habitat, 2009: 35), aunque es variable pues
se estima en el orden del 19.6% Mxico; en 36.6% en Brasil; en 33.1% en
Argentina; o en 68% en Per, por dar algunos ejemplos (Davis, 2006: 24).
Los datos develan adems que el proceso de ampliacin de las
zonas urbanas de alta marginacin se acentu a partir de la dcada de 1990 cuando se registr un aumento de 36% de la poblacin
ah emplazada, misma que,de seguir la tendencia actual,se duplicar para el 2040 (Ibid). Lo indicado es de importancia desde el punto
de vista del cambio climtico, y en particular de lajusticia climtica,
pues los principales responsables en trminos individuales- de la
emisin directa e indirecta (mediante el consumo de productos con
118
119
120
Biocapacidad
Global
2.7
1.8
Argentina
2.5
7.5
Brasil
2.9
Mxico
1.5
La huella ecolgica de las ciudades ayuda en cierto modo a ejemplificar dicho fenmeno, an cuando se exprese limitadamente en trminos
de superficie territorial requerida para tomar recursos y desechar residuos. Estimaciones para 29 ciudades de Europa Bltica ubican su huella ecolgica entre 565 y 1130 vecesel tamao territorial de las mismas
(Folke et al, 1997). En contraste y considerando que la huella ecolgica
mundial en relacin a la biocapacidad del planeta ha aumentado desde
entonces (el doble en 2007 comparada con la de 1966 segn estimaciones de WWF (2010)), un clculo19 aproximado de la huella ecolgica para las principales megaurbes de AL, marcadamente ms densas,
arroja resultados llamativos y, pese a todo,ciertamente ejemplificadores
del mencionado carcter parasitario de las ciudades. Y es que con base
en datos de 2007 (Tabla 3), para el caso de la Ciudad de Mxico la huella
ecolgica sera conservadoramente del rango de 179 veces la superficie
territorial de la misma; para Sao Paulo de 209 veces; para Rio de Janeiro 147 veces; y para Buenos Aires 369 veces (clculos con base en: Ibid).
19 Se toma la huella ecolgica nacional como dato promedio para la ciudad, lo que
de entrada se sabe es muy conservador pues las ciudades son precisamente las que
concentran los ndices ms elevados de consumo y desecho.
121
122
Energa
El consumo energtico de
la ciudad ronda los 370
peta joules. El cual es en
un 27.1% de la produccin de energa; 36% por
el sector transporte; 23%
residencial (compuesto
por 1.47 millones de
viviendas); 10.6% comercial; y 3.2% industrial.
En el sector elctrico el
consumo es 35% de tipo
residencial, 31% comercial y 18% industrial, el
restante corresponde a
otros rubros de servicio
pblico o gobierno (Delucchi, sin fecha). El sistema
elctrico produce energa
mediante centrales trmicas. Adems importa
electricidad. Tiene una
potencia instalada de
2110 MW y est compuesto por 30,940 km de
lneas de transporte de
diversa tensin, siendo la
de132 Kv la de mayor
Agua
La principal fuente es el
Ro de la Plata y algunas
fuentes subterrneas de
muy baja significancia
(acufero Puelchense). El
lquido es potabilizado
en dos ubicaciones, la de
Palermo y en General Belgrano. La primera logra
una produccin de 3 millones de m3/da y cuenta
con 13 bombas elevadoras. La segunda tiene una
capacidad de 1,3 millones
de m3/da. Ambas suman
un potencial adicional de
1.3 millones de m3/da
(Delucchi, sin fecha).
La produccin de agua
total de la zona metropolitana es de 535 litros/
habitante/da. El consumo de agua promedio es
de 370 litros/habitante/
da, aunque hay consumos pico en zonas
acomodadas (media-alta)
como lo son algunas en
Alimentos
El consumo nacional
para 2007 se estim en
1,281.7 kg/hab/ao (faostat.fao.org). Esto significa
que la zona metropolitana
de Buenos Aires requiere
un flujo de alimentos
anual de 15.3 millones de
toneladas.
Slo la ciudad cuenta con
un mercado comunitario,
tres centros de abastecimiento y dos mercados
intendentes. Adems, hay
poco ms de dos centenares de supermercados
de cadenas mayores y
medianas; varios centenares de otros supermercados o tiendas de abasto; y 10 ferias itinerantes
de abastecimiento barrial.
GEI
Las emisiones en 2008 se
estiman en 15 millones de
toneladas de CO2/eq/ao
(APA, 2011) 5 toneladas
per capita de CO2/eq/ao.
5.7 millones o el 35%
son emitidas por el sector
transporte, mismo que
para 2030 podra emitir 7
millones de CO2/eq/ao.
El 80% de la contaminacin del aire es generada
por el parque automotor
cuya dimensin es de
1.07 millones de unidades
(80% automviles privados) (adefa.com.ar) y para
2030 podra representar
el 90% de esa contaminacin (APA, 2011).
La emisin de GEI por residuos orgnicos en 2008
fue de 5.4 millones de
toneladas de CO2/eq/ao
(Ibid).La relacionada al
consumo elctrico fue de
527 kg de CO2per capita/
ao o casi el triple
Aguas residuales
El desecho de agua es
de 500 litros/hab/da e
incluye fugas de agua,
de lluvia, entre otras
fuentes emisoras irregulares o ilegales.
El sistema de alcantarillado est compuesto por
7,252 km de caeras
colectoras y colectores,
57 km de caeras de
impulsin, y 236 km de
cloacas mximas (Delucchi, sin fecha).
Slo 39% de la poblacin cuenta con
conexin a la red de
alcantarillado. Las zonas
al lmite de su capacidad
son Villa Lugano, Villa
Soldati, Pompeya y La
Boca.El grueso de aguas
residuales son vertidas
al Ro de la Plata, la
mayora sin tratamiento
alguno pues la capacidad total de los plantas
de tratamiento es para
Residuos slidos
Se calcula un flujo de residuos, slo de la ciudad
autnoma, de unas 5,200
toneladas diarias o unos
606 kg/hab/ao (Friederich y Langer, 2010).
Esto es alrededor de 1.9
millones de toneladas al
ao (APA, 2011). Slo el
sector de la construccin
emite unas 2 mil toneladas diarias, de las cuales
se reciclan 7 mil toneladas al ao (Ibid).
La composicin de los
residuos, segn datos
de 201, es 38% residuos
orgnicos (5% poda y
jardn); 24% papel y cartn; 14% plsticos; 5%
vidrio; 5% textiles, cuero,
madera; 4% paales; 2%
metales ferrosos y no
ferrosos; 2% materiales
de construccin; y el resto
miscelnea (www.ccgsm.
gov.ar).
BUENOS AIRES
La zona metropolitana de Buenos Aires, o el Gran Buenos Aires, cubre una superficie de 3,833 km2 con una poblacin de ms de 12 millones de habitantes. La Ciudad
Autnoma de Buenos Aires en cambio comprende poco ms de 3 millones de habitantes en una superficie de 203 km2. Se produce ah la cuarta parte del PIB del pas.
La densidad de poblacin es de 15 mil hab/km2.
Tabla 2
Flujos energtico-materiales de las principales megaurbes de Amrica Latina
Crisis socioambiental y cambio climatico
123
Energa
En trminos generales, en 1990 la
ciudad consumi 443 peta joules.
En 2006 fueron 545 peta joules.
De sta, el 43% fue gasolina;
23.6% gas natural; 19.2% gas
licuado; y 14.2% diesel (SMAGDF, 2008b). En lo que respecta
a electricidad, el consumo total
para 2010 fue de 14 millones
de megawatts-hora (70% para
la industria y el sector servicios;
25% para uso domstico; 2.3%
para bombeo de aguas potables
y negras; 2.2% para alumbrado
pblico) (INEGI, 2010). La generacin de GEI de este tipo de energa
registra unos 318 kg de CO2 per
capita (Friederich y Langer, 2010).
Para alimentar a la ciudad de
energa elctrica, la ciudad cuenta
con 6 centrales y 9 unidades de
generacin tipo termoelctrico as
como 6 centrales y 9 unidades de
generacin de turbogas. En conjunto, producen 420 giga wattshora de energa elctrica (INEGI,
2010). Se suman 6 subestaciones
de transmisin, 48 subestaciones
de distribucin y 42 mil transformadores de distribucin.
Agua
El agua de la ciudad proviene en 71% de fuentes
subterrneas (con un ritmo
de extraccin 140% arriba
de la capacidad de recarga). El liquido se obtiene
en un 26.5% del sistema
Lerma-Cutzamala, y del ro
Magdalena en un 2.5%.
Dado que la ciudad se
encuentra a 2,240 msnm,
el agua trasvasada debe
ser bombeada 1,100m, lo
que demanda energa y
emite GEI.
Se consumen 63m3/s en
1.12 millones de tomas
formales y con un ndice
de fugas del 30%, siendo
el consumo per capita de
180 litros/da.
El sistema de distribucin
se conforma por 1,100
km de tuberas primarias
y 12,300 km de tuberas
secundarias (Perl y
Gonzlez, 2009).
La ciudad cuenta con 41
plantas potabilizadoras con
capacidad total de 2,776
litros/s (INEGI, 2010).
Alimentos
El consumo nacional para
2007 se estim en 1326.4
kg/hab/ao (faostat.fao.
org). Esto significa que la
zona metropolitana de la
ciudad de Mxico requiere
un flujo de alimentos
anual de 29.1 millones de
toneladas.
El costo ambiental de la
produccin, embalaje y
transporte (el grueso por
carretera) es relevante en
tanto que se importa 40%
50% de los alimentos,
muchos de EUA.
La infraestructura est
conformada por 350
supermercados, 312
mercados pblicos, poco
ms de mil tianguis y una
central de abasto (Torres,
2010).
GEI
Las emisiones totales
se estiman entorno a 43
millones de toneladas de
CO2/eq/ao o de unas 4.8
toneladas per capita/ao.
El sistema de transporte,
con 5 millones de unidades 94% de tipo
privado contribuy en
2006 con 21.6 millones de
toneladas de CO2/eq, o el
50% de total de emisiones. El sector industrial,
compuesto por unas 52
mil industrias, sum 10.3
millones de tonelada o el
23% del total de emisiones. Unas 4.6 millones de
unidades residenciales
y comerciales aadieron
4.3 millones de toneladas
o el 13% de emisiones
totales; y los residuos
slidos y otras fuentes el
14% restante (SMA-GDF,
2008b).
La ciudad tiene unos 7 m2/
hab de espacios verdes
(debajo de los 9 m2 recomendados por la OMS).
Aguas residuales
La ciudad genera 45m3/s
de aguas residuales,
de las cuales slo 4m3
son tratadas. El resto es
arrojada directamente al
medio ambiente, buena
parte al Valle del Mezquital
en el estado de Hidalgo
(SMA-GDF, 2008).
La red de drenaje tiene
una longitud de 12,400
km, de los cuales, 2,131
son de tipo primaria. La re
de agua residual tratada
tiene slo una longitud de
848 km.
Residuos slidos
La Ciudad de Mxico
produce 12,500 toneladas
de residuos slidos (60%
inorgnicos) diariamente
o el equivalente al 13% de
ese tipo de residuos a nivel
nacional (SMA-GDF, 2008;
Banco Mundial, 2008),
siendo la generacin media
de basura 511 kg/hab/ao.
Se suman 7 mil toneladas
diarias de residuos de la
construccin de las cuales,
mil 400 toneladas no tienen
control alguno.
El crecimiento de la ciudad
abona 130 toneladas diarias
adicionales. El nico destino
de este flujo material urbano
es el relleno sanitario Bordo Poniente cuya vida til
ya ha sido sobrepasada.
Del total de basura de la
ciudad se recicla, en el
mejor de los casos, entre el
5 y 10% (SMA-GDF, 2009).
CIUDAD DE MXICO
Tiene 8.85 millones de habitantes en 1,400km2. La Zona Metropolitana del Valle de Mxico (ZMVM) concentra 22 millones en una superficie de 4,900 km2 y
oficialmente con unos 4 millones de personas viviendo en reas de alta marginacin.En los ltimos 60 aos, la ciudad ha crecido una hectrea por da
(SMA- GDF, 2008: 36). El 59% del suelo es de conservacin.
124
Energa
La produccin de agua en
2008 fue de 1,085,300 mil
m3/ao de 2877120 m3/
da. Ello requiri un consumo energtico, incluyendo
tratamiento, de 949,443
MWh (armazemdedados.
rio.rj.gov.br). Datos de 2004
precisan que en promedio
el consumo percapita fue
de 226 litros per capita
(www.snis.gov.br). Al ser un
consumo mayor que Sao
Paulo, se puede observar
la importante huella hdrica
que tiene el turismo.
La red de distribucin tiene
una extensin de 9,200
km. El agua perdida por
fugas para 2004 fue de
1,545 millones de litros al
da (Ibid).
En 2008 se recogieron
378,348,000 m3 de aguas
residuales de las cuales se
trataron el 85%.
La red de drenaje urbano
tiene una extensin de
7,249 km. La red de cloacas
cubre 4,308 km de longitud.
RIO DE JANEIRO
Ro de Janeiro y su zona metropolitana albergan a poco ms de 11 millones de habitantes en una superficie de 5,645 km2.
Slo la ciudad tiene 6,0994,183 habitantes en unos 1,200 km2.
Agua
Alimentos
GEI
Aguas residuales
Residuos slidos
125
126
Agua
La capacidad de produccin
se estim para 2007 en 71.6
m3 (Whately y Toledo, 2009).
El 75% del agua se produce
en los sistemas Cantareira,
Guarapiranga/Taquacetuba
y Ro Grande/Billings. El
restante proviene en 21% Del
sistema Alto Tiete y Ro Claro,
as como de otras fuentes
(Ibid). En 2006 se produjo una
media de 5.7 mil millones de
litros al da o 66m3/s, esto
es el equivalente a 290 litros
per capita al da (Ibid), aunque
debido al alto grado de fugas,
se estima un consumo real de
191 litros hab/da para la zona
metropolitana (Ibid).Debe
notarse que el 14% del agua
es consumida por asentamientos irregulares, mismos
que concentran el 30% de la
poblacin (Nobre et al, 2010).
La red de distribucin tiene
una extensin de 31,500 km
y cuenta con 6 centrales de
control sanitario.
Energa
GEI
La emisin per capita se estima en 1.5 toneladas de CO2/
eq/ao (UN-Habitat, 2011).
Slo el sector de energa genera partes de las emisiones
(de sas, 68% por quema de
gasolinas y diesel), mientras
que la disposicin de residuos
un 22% de las mismas.
Para toda la regin metropolitana, la emisin de GEI del
parque automotor se calcula
en 2,4 millones de ton/ ao y la
de contaminantes atmosfricosen el orden del 40% del total
de sos (Nobre et al, 2010).
Las 40 mil industrias presentes
en la regin metropolitana
emiten el 10% de contaminantes atmosfricos y el 67% de
las emisiones de SO2(Ibid).
Vale agregar que hay casi 4
millones de viviendas particulares de las cuales, 350 mil
estn desocupadas aspecto
que indica que hay un importante stock material-energtico
urbano en desuso pero que
continua su dinmica entrpica
(lo que constituye estrictamente un desperdicio de recursos)
(www.ibge.gov.br/cidadesat).
Alimentos
El consumo nacional para 2007
se estim en 1322.9 kg/hab/
ao (faostat.fao.org). Esto significa que la zona metropolitana
de Sao Paulo requiere un flujo
de alimentos anual de unos
26.4 millones de toneladas.
Datos de 2006 indican una
recoleccin de aguas residuales del orden de 15.4 m3/s
para la ciudad de Sao Paulo
y de 25.4 m3/s para la zona
metropolitana.
La red de drenaje metropolitana tiene una extensin de poco
ms de 22 mil km cubriendo
el 77% de los habitantes y el
80% de las aguas residuales
(Whately y Toledo, 2009).
Se trata casi el 70% del agua
residual en una red de 28
estaciones de tratamiento
(site.sabesp.com.br).
Aguas residuales
Residuos slidos
SAO PAULO
Tiene 11 millones de habitantes en 1,522 km2. Considerando su zona metropolitana, la poblacin aumenta a 20 millones en una superficie total de 8 mil km2,
no obstante, la urbanizacin es prcticamente continua, al incluir la regin metropolitana de la Bajada Santista y la regin metropolitana de Campias.
En conjunto suman ms de 24 millones de habitantes en alrededor de 14 mil km2
128
129
130
131
mite un amplio uso de tecnologas de produccin energtica alternativas. En concreto un nuevo marco legislativo implica que los gobiernos
locales necesitarn formular e implementar estrategias integradas de
flujo de recursos sobre la base de nuevas estructuras organizativas y
de gobernanza, as como de nuevas herramientas y mtodos de planeacin, por ejemplo, que permitan mapear los flujos de recursos de
la ciudad y la regin (Newman et al, 2009: 81). En tal sentido, el estudio serio y sistematizado de flujos metablicos se tendr que convertir
en un estndar de la planeacin integral urbana.
Desde luego, se advierte la importancia de poner mucha atencin
a las personas y al desarrollo de la comunidad en el proceso de cambio
pues es clave que la gente entienda y haga propios tales procesos, a
todas las escalas y niveles. De ah la relevancia de acciones en educacin, comunicacin y concientizacin social.
Conclusiones
Las capacidades de adaptacin y mitigacin de los espacios urbanos
de pases ricos es incomparablemente mayor que la de los pases pobres. No slo porque cuentan con los medios econmicos para ello,
sino porque adems se pueden permitir exportar muchos de los costos ambientales asociados. En contraste, la cuestin urbana en pases
pobres, como los latinoamericanos, es ms problemtica y compleja
en tanto la limitada o comprometida capacidad de toma de medidas
y acciones ante el cambio climtico. Ah, como se precis, los medios econmicos son restrictivos y las condiciones polticas altamente complejas y deficientes comparativamente hablando. Se trata de
un escenario en donde adems, la variable de la pobreza, sobre todo
en los cinturones de miseria, pero tambin de las zonas rurales de la
ciudad,representan un enorme reto para cualquier tipo de reconfiguracin de lo urbano.
Ante la creciente urbanizacin de la sociedad del siglo XXI tanto
en pases ricos como pobres, la construccin de soluciones, pero incluso de medidas efectivas de adaptacin-mitigacin, debera tender con
toda su complejidad y pluralidad, ala toma de decisiones que busquen
la construccin de otras modalidades de desarrollo. De aquel ms humano, ambientalmente armnico y culturalmente diverso. Esto, ms
all de soluciones tecnolgicas o de tinte individualizado que si bien
tienen sus rasgos positivos, no permitirn solucionar a fondo el reto
ante el que estamos.
La idea que aboga por ms desarrollo econmico como la nica
plataforma para la toma de acciones contra los impactos ambientales
del megaurbanismo contemporneo se considera errada puesto que
es comprobable que ms desarrollo econmico implica ms consumo
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de recursos y ms afectacin ambiental sin que necesaria y automticamente ello signifique mejora alguna, mucho menos en trminos de
justicia social. En el mismo tenor, debe tenerse claro que consumir
mucha y cada vez ms energa no es un prerrequisito para el bienestar
social (aunque s una necesidad hasta un cierto punto).
Otros tipos de desarrollo y que no necesariamente generarn ms
riqueza econmica pero s material, humana y ambiental, debern, en
sntesis, construirse desde un replanteamiento a fondo del sistema de
produccin, distribucin y consumo imperante, y tomando nota de
la diversidad y complejidad de lo local, lo que incluye por supuesto,
relaciones con lo regional y lo global.
En tal sentido, las propuestas alternativas se visualizan, desde su
aspecto econmico-biolgico como sistemas abiertos a la entrada de
energa y materiales y a la salida de residuos y calor disipado. Por el
lado social-poltico-cultural, como aquellos que se construyen en
armona con la naturaleza desde la perspectiva de la vida de todos
y cada uno de sus individuos; que consideran desde la colectividad y
desde la autonoma de los pueblos, la complejidad de los contextos de
cada espacio o regin; y que aprovechan y conservan la diversidad y
riqueza cultural y de conocimientos ah existentes.
Se trata de esquemas en los que fundamentalmente lo local se reposiciona a contracorriente de la globalizacin del capital pues otros
tipos de desarrollo no se pueden manifestar en lo concreto mas que
en tal dimensin.
Tales alternativas requieren de la iniciativa, el compromiso y la
imaginacin colectiva necesaria para cubrir los objetivos sociales y
para poner en evidencia las soluciones especficas susceptibles de
realizarse en un contexto de justicia social. Esto es, ver los espacios
urbanos como un bien comn y no como objeto de realizacin de ganancias y de consumo individualizado (Bettini, 1998: 161).
Estamos ante todo un reto que obliga a una reflexin interdisciplinaria, especfica y propia de cada regin, de cada pas y de cada
ciudad. El asunto circunscribe, adems de la construccin de polticas
pblicas alternativas, la valoracin sobre la pertinencia y viabilidad
del uso de nuevas formas de construccin, de conocimiento tradicional/popular, de tecnologas alternativas, de transporte pblico y sus
caractersticas, de mecanismos de ahorro de energa y materiales diversos (y en su caso, de su reciclaje), de aumento de la autosuficiencia y adaptabilidad de las diversas zonas urbanas que componen las
ciudades, de preservacin de los cinturones verdes, de restauracin
ambiental de la periferia urbana, de cuidado y recuperacin de ros,
canales y cuencas de inundacin; entre otras acciones e instrumentos
que permitan reconvertir las urbes latinoamericanas en espacios cada
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Mara Carman*
Explorando la oposicin
pobres-naturaleza
Dos estudios de caso en Buenos Aires
Introduccin
En este trabajo interesa revisitar crticamente la concepcin hegemnica de que los pobres daan la naturaleza. Para ello he de comentar
dos estudios de caso realizados durante seis aos en villas miseria ribereas de la ciudad de Buenos Aires la Villa Rodrigo Bueno y la Villa
Gay que han sido parcial o totalmente desalojadas por el gobierno local para la ampliacin de la Reserva Ecolgica, y para la construccin
de un nuevo corredor de parques frente al Ro de la Plata.
A partir de la comparacin de estos dos estudios de caso, he de
analizar 3 concepciones de contaminacin implicadas en estos procesos de segregacin socio-espacial, en los cuales pobres y naturaleza se
construyen discursivamente como opuestos y mutuamente excluyentes: la contaminacin ambiental que incluye una retrica altruista y
otra deshumanizante; la contaminacin moral, y la contaminacin
en tanto profanacin de algo sagrado. Por otra parte, he de analizar
dichas concepciones en articulacin con el sufrimiento ambiental que
estos sectores populares padecen al radicarse en espacios vacantes de
la ciudad contaminados, aunque este no siempre logre erigirse como
un problema social.
* Doctora en Antropologa, docente en la Universidad de Buenos Aires e investigadora del CONICET.
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Por un lado, el gobierno porteo, que alude a la recuperacin de espacio pblico para el goce de toda la ciudadana, y que oportunamente
haba postulado a la franja costera de Buenos Aires (incluyendo esta
villa) como paisaje cultural de la UNESCO2. Por otro, la Reserva Ecolgica y una ONG ambientalista que exhorta a sacar a esa gente de
ah, [] y devolverle a la reserva tierras que pertenecen a la reserva3.
Por ltimo, la empresa constructora IRSA, que proyecta desarrollar
un emprendimiento inmobiliario de 600 millones de dlares en los terrenos aledaos. En dichos terrenos, a los que se accede desde la villa
con solo cruzar un riacho, se planea erigir una fastuosa urbanizacin
de 70 hectreas con parques, centros comerciales, zonas nuticas y
reas residenciales.
La villa pas prcticamente desapercibida hasta hace unos 5 aos,
cuando el ex Director de la Reserva denunci que sus habitantes afectaban la biodiversidad de la Reserva. Tras el estallido de este escndalo, el Poder Ejecutivo local comenz a instrumentar el desalojo de sus
habitantes en 2005 a partir de la aceptacin de subsidios monetarios,
mediante el cual un porcentaje minoritario de la poblacin regres a
sus provincias de origen o se desplaz al Gran Buenos Aires. El proceso de desalojo de esta villa nunca fue concluido, ya que un recurso
de amparo presentado en la justicia por los vecinos lo interrumpi.
El debate acerca de su erradicacin definitiva sigue, no obstante, a la
orden del da, y fue retomado por la actual gestin del gobierno local.
La Aldea gay, por el contrario, s logr ser desalojada definitivamente en 2006. Asentada sobre terrenos ganados al ro en la Ciudad
Universitaria de Buenos Aires, la Aldea Gay debe su nombre a la comunidad que fund all un grupo de cartoneros gays y travestis que
viva en la calle. A esta primera poblacin se suman, con el correr
de los aos, familias provenientes de otras villas, hasta completar un
total de 90 familias. Luego de que sus pobladores sufrieran un abandono estatal casi absoluto, amn de reiterados desalojos compulsivos
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y hasta violaciones sexuales por parte de la Polica, la villa fue desalojada por el gobierno local, tambin a partir de la entrega de subsidios
monetarios. El argumento central que justific dicha expulsin fue la
necesidad de ultimar la concrecin del Parque Natural y el Parque de
la Memoria que se estaba construyendo sobre ese predio, para honrar
a los desaparecidos de la ltima dictadura militar.
La concepcin deshumanizante
Los argumentos de expulsin de sectores populares de diversos espacios emblemticos de la ciudad hacen fuerte hincapi en las ventajas patrimoniales, culturales y ambientales que se obtienen tras la
recuperacin pblica de esos espacios. En las noticias difundidas
por el poder local para la poca de ambos desalojos, el nfasis no
estuvo puesto en el destino incierto de las familias a las que prcticamente no se mencion, sino en el logro ambiental y cultural:
la construccin de un nuevo corredor de parques frente al ro, y la
culminacin del proyecto de la Memoria. Los principales detractores de estas villas conciben a tales espacios como un intersticio, una
grieta en las narices de un mundo ultramoderno, cuyos (nobles?)
salvajes ni siquiera podran autonomizarse de una relacin primaria con la naturaleza. Citemos la nota firmada por el ex director de
la Reserva Ecolgica que inici el fuego cruzado respecto de la Villa
Rodrigo Bueno:
Una nueva amenaza se cierne sobre la Reserva Ecolgica Costanera
Sur. [] Son pocos los que saben que en una de las reas de mayor
biodiversidad, como lo es el borde del canal y el ceibal all asentado, ms de mil quinientas personas se apian desde hace aos
junto a un canal contaminado, donde obtienen bogas enfermas y
coipos protegidos como alimento. Su urbanizacin cortara la libre
circulacin de especies entre el canal con el resto de la Reserva,
afectando el ecosistema y el desarrollo de la vida de los animales
(La Nacin, 2/12/2004).
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poraciones transnacionales, tambin apelan al discurso de la biodiversidad y del desarrollo sustentable para justificar o embellecer sus
acciones, pero esta temtica excede nuestros propsitos8.
La concepcin altruista
El Poder Ejecutivo porteo invoca la defensa del medio ambiente
como justificativo para la expulsin de los indeseables, pero invirtiendo parte de la argumentacin antes comentada: se trata de batallar contra el carcter infrahumano de las condiciones de vida de
sus pobladores. Esta expresin refiere a un estado por debajo de lo
humano, si no ontolgico, al menos de su ardua existencia cotidiana.
En pleno conflicto meditico desatado por el descubrimiento9
de la villa y el posterior anuncio de desalojo, el entonces secretario de
Desarrollo Social declar su intencin de sacar a estas personas de
las condiciones de vida infrahumanas que soportan en este lugar (La
Nacin, 18/01/05). Este alegato altruista retoma el dolor de los habitantes para legitimar la accin estatal10. La nica plenitud constatable de
estos pobladores sera, valga la paradoja, la de sus mltiples carencias,
que impulsaran a estos habitantes a perpetrar el dao a la naturaleza.
Los actores que impulsan la erradicacin de las personas asentadas sobre el pequeo basural acuden a un discurso impregnado de
simplicidad, de la transparencia del sentido comn, apoderndose del
lenguaje inequvoco de la naturaleza (Bourdieu, 1985: 93-97). Los funcionarios del gobierno local transmiten su preocupacin por la salud y
el bienestar de los habitantes de la villa: ellos no deberan vivir en tierras contaminadas, ni baarse en aguas servidas. Se est resguardando, efectivamente, su calidad de vida, o bien la de las clases medias y
altas con quienes esos intrusos comparten espacios pblicos y donde
se evidencian intereses contrapuestos11? No se vislumbra tanta preocupacin por las condiciones de salud de los habitantes de otros barrios
de la ciudad por fuera del circuito de consumo de las clases acomodadas, como Lugano, Villa Soldati o Mataderos. Como lo demuestran
8 Cfr. al respecto Redclift, 2006; Guimaraes, 1994; Zhouri, 2006; Azuela, 2006 y Leff
2005, 2008.
9 Todo descubrimiento tiene algo de imperial, arguye Santos (2003: 69-70): Lo
que se descubre est lejos, abajo y en los mrgenes, y esa ubicacin es la clave
para justificar las relaciones entre descubridor y descubierto. El acto emprico de
descubrir es precedido, sostiene el autor, por la idea que se tiene de aquello que se
descubre, que invariablemente ocupa una posicin de inferioridad.
10 Cfr. Das, 1995: 138 citado en Auyero y Swistun, 2008: 38.
11 Tanto los habitantes de la villa como los residentes de Puerto Madero y otros
vecinos de la ciudad utilizan el multipremiado Parque MicaelaBastidas, as como la
Reserva Ecolgica.
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La doble mancha
Amn de la acusacin ambientalista, el otro argumento inapelable
para justificar la expulsin de ambas villas se construy en torno al
ideal de recuperacin del espacio pblico. Se esgrime que la comisin
de un delito la usurpacin impide el goce de un derecho: el uso
del espacio pblico por parte de todos los ciudadanos. Se trata de un
argumento por extensin: los habitantes de las villas depredan la naturaleza y adems agreden el espacio pblico.
En agosto de 2005, el jefe de Gobierno firma el decreto por el cual
se crea el Programa de Recuperacin de Terrenos de la Reserva Ecolgica Costanera Sur bajo los siguientes considerandos:
Que [] dicho asentamiento poblacional no posibilita el pleno desarrollo ambiental de la Reserva Ecolgica Costanera Sur, impactando
negativamente en su ecosistema, el cual resulta de vital importancia
para la ciudad y sus habitantes;
Que, asimismo, estos ltimos se ven imposibilitados de apreciar la mencionada reserva en su plenitud en virtud del asentamiento poblacional existente [y] ven restringido su derecho a un espacio libre de contaminacin.
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Como ya comentamos respecto de la Reserva Ecolgica Costanera Sur, la biodiversidad del Parque Natural a emplazarse sobre la
ribera de Ciudad Universitaria es vislumbrada, bajo estas miradas,
como un bien patrimonial. La naturalidad de dicho espacio en plena
ciudad resulta valiosa en un doble aspecto: por su carcter intocado
e incidental, y por su carcter raro (o bien nico), de naturaleza
real15. La presencia de ocupantes, por extensin, sera una suerte de
artificio que resta autenticidad a ese paisaje nativo.
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enfrentamos, a mi entender, con un doble desafo a la hora de inscribir ese peculiar vnculo sujetos-naturaleza en una etnografa.
Por un lado, en el vnculo entre los habitantes de la aldea y su
entorno natural aparecen aspectos silenciosos u opacos a la aprehensin del observador forneo, asociados a la relacin prctica de estos
actores con su mundo20. El primer desafo consiste en aceptar el hecho
ineludible de que parte de esa experiencia con la naturaleza resulta intraducible, y con frecuencia somos nosotros, los antroplogos, quienes
traducimos esa experiencia para poder comprenderla. Pero tambin
los habitantes en cuestin traducen parte de esa vivencia al saberse
acusados del dao a la naturaleza, y ser amenazados con la expulsin.
Y aqu es donde comparece el segundo desafo a la hora de inscribir ese vnculo entre estos habitantes y el mundo de la naturaleza, ya
que ellos manipulan constantemente su discurso en pos de la coyuntura y los interlocutores involucrados. No corresponde extendernos
aqu sobre las infinitas aristas de esta temtica, arduamente trajinada
en las ciencias sociales, respecto al carcter ficcional de todo relato.
Sabemos que este arte del decir no es exclusivo de los habitantes de
la Aldea Gay. El comentario resulta pertinente, no obstante, para remarcar que dicha manipulacin se vuelve ms compleja y sutil frente
a la amenaza externa.
Frente a los enunciados previos que remarcan el dao que ellos
causan a la naturaleza, algunos habitantes de la Aldea Gay destacan la
relacin de cuidado e intimidad que ellos mantienen con su hbitat.
V: () Nosotros () cuidamos la naturaleza ms que ellos [el Gobierno].
A: () Se vienen a llevar las palmeras
V: Yo no acepto que nadie venga a cazar aqu.
A: [Los responsables de la obra del Parque Natural] Tiraron muchos
rboles. Esta zona tena todo rboles
V: Dec que los parbamos, porque sino los tiraban encima de nosotros! (Vicente y Alfredo).
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o de pura compenetracin, tal como parecen idealizar ciertos ecologistas a los grupos aborgenes21. Antes bien, solo quiero sealar cierta
afinidad entre el paradigma comunalista y la visin que los habitantes
de la aldea transmiten de su vnculo con la naturaleza.
Si la impureza de los aldeanos es atribuida a su dao a los bienes
de la naturaleza y de la memoria, ellos tambin anan ambas argumentaciones en su rplica. Lo oscuro de esa naturaleza se debe a que
el Estado es el principal actor contaminante, y no ellos:
Han tirado cajones de mercaderas, bateras de celular, cualquier
cosa es re contaminante. De todo. Ac abajo hay de todo. Hasta
cuerpos humanos de la dictadura. Por eso rellenaron. Esto no fue para
ganarle espacio al ro (Alfredo).
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respectivos consulados, en el caso de los extranjeros. Uno de los mayores logros de los habitantes fue el recurso de amparo judicial que
gestionaron con el apoyo de la Asamblea Permanente de los Derechos
Humanos, y que logr interrumpir la operatoria de desalojo.
El destino de las 160 familias que optaron por el subsidio resume
el fracaso de la poltica implementada: algunos perdieron muy pronto
el dinero en hoteles-pensin; otros se trasladaron a casas tomadas
o villas. Hubo tambin quienes terminaron viviendo en una carpa,
en los vestuarios abandonados del balneario municipal, debajo de un
puente o en la calle. Uno de ellos muri all, al poco tiempo de cobrar
el subsidio.
En el caso de la Aldea Gay, sus habitantes haban organizado en
2002 la cooperativa de vivienda Vecinos Unidos, con la ayuda de organismos de derechos humanos y profesores universitarios. Se consolida el proyecto de construir un barrio en unos terrenos del Gran
Buenos Aires: el Gobierno aporta terreno y materiales, y los vecinos
su mano de obra.
Simultneamente a la conformacin de la cooperativa, siguen
prosperando los dos proyectos a desarrollarse en aquellos terrenos: el
Parque de la Memoria y el Parque Natural25.
En mayo de 2006 se incendia una casilla en Aldea Gay. Mueren
tres personas, entre ellas un beb. La Ministra de Derechos Humanos
y Sociales del Gobierno de la Ciudad aclara entonces que las casi 90
familias de la villa estn organizadas, y sern trasladadas en breve a
25 El Parque de la Memoria fue motorizado por los organismos de derechos
humanos, y su emplazamiento all fue votado por ley en 1998. Su finalidad es rendir
homenaje a las vctimas del Terrorismo de Estado tanto a partir de un conjunto de
esculturas como de un inmenso monumento en zigzag que, como una herida abierta,
se introduce en el paisaje ribereo y lleva inscriptos los nombres de las vctimas. El
Parque de la Memoria representa la tumba que los desaparecidos no tienen, el sitio
para llevarles una flor, e incluso el sitio que muchos de sus familiares eligen hoy
da para que sean dispersadas sus cenizas al morir. Si bien en 2000 comenzaron las
obras, estas se vieron interrumpidas y an no ha sido inaugurado en su totalidad.
El Parque de la Memoria se completa simblicamente, a mi parecer, con el Espacio
para la Memoria del ex centro clandestino de detencin de la Escuela de Mecnica
de la Armada (ESMA). Ambos espacios se encuentran prximos y han sido abiertos
en la primavera de 2007. Si el Parque de la Memoria reinterpreta una porcin del
ro en funcin de la celebracin de la memoria, el Espacio de la ESMA resignifica
aquel espacio de exterminio como un centro cultural y de promocin de los derechos
humanos. Esta poltica de la memoria y el patrimonio se proyecta tambin en otros
ex centros clandestinos de detencin del pas que, revalorizados como bienes de
nuestra historia reciente, son reabiertos al pblico, u objeto de investigaciones y
excavaciones. El funcionamiento mixto del Parque de la Memoria una comisin
integrada por el Estado y los organismos de derechos humanos fue posteriormente
imitado por otros centros clandestinos de detencin recuperados para uso pblico,
como el caso del Atltico.
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Lo animal y lo humano
En su apasionante estudio sobre las nuevas formas de sacralizacin
de la naturaleza, Juan (2001a) aborda el caso de la multiplicacin
de asociaciones de proteccin de animales en los pases de cultura
anglosajona, donde se han desarrollado, tambin con mucha fuerza,
los movimientos ecologistas. El autor supone cierta relacin entre la
tica protestante-capitalista-ecolgica, asentada sobre un individualismo acentuado, y las diversas formas de militancia a favor de los
derechos de los animales. Esta tendencia de diversas sensibilidades
ecolgicas contemporneas expresa la capacidad de identificarse con
los no humanos en funcin de su supuesto grado de proximidad con la
especie humana. Si los animales ms cercanos al hombre pueden obtener ciertos derechos, es interesante pensar cmo, en forma anloga,
pareciera que solo los hombres ms prximos a un ideal civilizatorio
merecen gozar de los derechos consagrados para todos.
As como ciertos grupos ecologistas utilizan trminos usualmente
reservados a los seres humanos para referirse a los animales tales como
decencia o dignidad, en nuestros casos bajo estudio sucede lo contrario.
Expresiones que describen conductas animales como saciar el instinto
son usadas para aludir a los humanos considerados inferiores.
Segn sus detractores, los habitantes de Rodrigo Bueno sacian
su hambre con animales enfermos o protegidos por ley. Sabemos por
Lvi-Strauss (1975: 153) que prohibir determinadas especies es un
modo de reafirmar que estas son significativas. El tab infringido remarca no solo la persistencia de un comportamiento animal en ciertos
humanos, sino tambin el carcter excepcional de la presencia de esa
especie el coipo, por ejemplo en pleno corazn de la ciudad.
Lo que prevalece aqu es una elptica indiferenciacin entre lo
animal y lo humano: si ellos no pueden discernir ciertos tabes alimentarios que son evidentes para el resto de los ciudadanos, la mano
protectora del Estado ha de asistirlos en su traslado hasta que encuentren un destino acorde a esa mnima agencia imputada a sus prcticas.
Algunos habitantes de ambas villas son denostados adems por
ofrecer o haber ofrecido en un tiempo incomprobable sus servicios
sexuales, o incluso por haber transformado su apariencia fsica hasta
hacerla compatible con su subjetividad.
El nfasis en el sexo y los alimentos no apunta simplemente, desde mi punto de vista, a mostrar un uso desviado de ambos, sino
a sealar que las actividades distinguibles de estos grupos humanos
remiten a las dos funciones clave de la vida animal28.
28 Cfr. al respecto el anlisis de estas funciones animales, la reproduccin y la
nutricin, en orden a la conservacin del individuo o de la especie (Agamben, 2007b:
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Si los defensores de los animales incurren en un naturalismo ahistrico (Juan, 2001a), aqu estamos frente a una supersimplificacin de
la cultura (McKinnon, 2001). La paradoja es que existiran animales
provistos de cierta tica y, simultneamente, ciertos humanos brbaros pueden acogerse a una categorizacin ms animal29.
La civilizacin occidental concibi tradicionalmente al hombre
como ser cultural, y al animal, como pura biologa. Para los detractores de la Villa Rodrigo Bueno, dicho espacio funciona casi a la inversa: pareciera que sus habitantes son meros seres biolgicos, y que
los animales de la reserva estn defendidos y protegidos por sus atributos culturales.
Mi supuesto es que esta indiferenciacin de lo animal y lo humano comparece tanto entre los defensores de animales que ponderan la
persona animal, como entre los actores que denostan a los sectores
populares y les niegan su universo simblico.
Como todas las culturas, nosotros tambin construimos los colectivos humanos, no humanos y divinos30. Para los amantes de la
reserva, las especies animales y vegetales protegidas conforman un
conjunto pseudodivino. La tarea de purificacin de los preservacionistas consiste en pensar la naturaleza como un paisaje originario, exterior, pasando por alto las mediaciones y traducciones a las cuales esta
es sometida. Se trata de una naturaleza trascendente, prstina, que
parece existir en forma independiente de las acciones y voluntades
humanas. Simtricamente, ciertos humanos ni siquiera adscribiran,
valga la redundancia, a una mnima condicin de humanidad. Como
apunta Juan (2007), el darwinismo ha aportado una garanta cientfica a este antiguo procedimiento, que consiste en animalizar a los seres
humanos econmicamente inferiorizados.
El modo en que los actores preservacionistas perciben lo natural
no es ajeno a su concepcin de los sectores populares involucrados en
41). El lazo metafrico entre relacin sexual y relacin alimenticia fue abordado
por Lvi-Strauss (1975: 157-158): la analoga que el pensamiento humano concibe
entre el acto de copular y el acto de comer es tan profunda que muchas lenguas los
designan con la misma palabra.
29 Cuando se denigra cierto comportamiento humano, se acusa al responsable de
haber actuado guiado por sus instintos, vale decir, como un animal. Para un mayor
detalle del uso y las implicancias de esta expresin en culturas no occidentales, cfr.
Strathern (1980: 198-199).
30 Latour, 2007: 155. Agamben (2007b: 47-49) postula que la determinacin de
la frontera entre lo animal y lo humano es una operacin metafsico-poltica
fundamental que a su vez produce y define la naturaleza del hombre: Si vida
animal y vida humana se superpusieran perfectamente, ni el hombre ni el animal y
tal vez, ni siquiera lo divino seran pensables.
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Estos sectores relegados se ven compelidos a reafirmar su no animalidad, en tanto otros actores les imputan una mayor precariedad en su
condicin humana; como si ellos estuviesen modelando para s mismos, por pura eleccin, un rostro bestial. O como si libraran en su
interior una constante batalla entre su humanidad y animalidad, en la
cual la victoria sobre esta ltima no est garantizada.
Una trabajadora social recurri a una de estas metforas zoolgicas para referirse a su primera impresin de la aldea: Cuando vi
cmo vivan, como ratas, me quera morir. Estas expresiones son
reveladoras de la distancia que perciben ciertos actores respecto de
31 Con esta operacin no se corren riesgos ya que ningn animal puede ser esnob,
apuntara con sorna Kojve (citado en Agamben, 2007b: 23). Solo como curiosidad,
recordemos que Lvi-Strauss (1975: 134) describe a los indios australianos como
verdaderos esnobs, pese a su nivel de vida material rudimentario.
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Eplogo
A lo largo del trabajo, problematizar los discursos locales sobre lo natural nos permiti comprender sus implicancias sobre ciertas polticas sociales. Uno de mis objetivos consisti en demostrar aquellos
modos en que se expropia la condicin humana a los considerados
habitantes indeseables de la ciudad con el objeto de justificar el ejercicio de la violencia pblica.
Como vimos, se asocia a los pobres al caos, el desorden y la contaminacin, presumiendo que ellos habitan un universo puramente
fsico, centrado en la actividad prctica y el inters utilitario35. Esta
mirada evolucionista acta como fundamento no visible de prcticas represivas sobre los humanos supuestamente desprovistos de
cultura. Legitimado en distintas narrativas, el neoevolucionismo
incluso provee un soporte cientfico para polticas sociales conservadoras, separatistas y con frecuencia discriminatorias (Greenfield, 2001). Ya lo sostuvo Polanyi (2003: 7) medio siglo atrs: el naturalismo sigue siendo una explicacin vlida para la mantencin
de la miseria36.
En el caso de las villas analizadas, los argumentos esgrimidos especialmente puertas adentro construyen una oposicin y un extraamiento entre ciertos humanos y una Naturaleza con maysculas. Los
humanos que en apariencia son portadores de una moralidad o una
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Introduccin
El cambio climtico es a diario uno de los principales temas de debate
a nivel mundial. En peueas comunidades rurales del Altiplano boliviano, sus efectos se sienten cada vez con mayor intensidad y se manifiestan de varias maneras, incluyendo abundantes precipitaciones
pluviales cuyas riadas se llevan todo, hasta periodos muy secos que
dejan sin el lquido elemental al ganado e interrumpen drsticamente
el desarrollo de las plantas.
Estas constantes amenazas, sumadas a la vulnerabilidad de las
poblaciones rurales, incrementan el riesgo sobre la produccin y en
muchos casos derivan en desastres frente a los cuales las poblaciones
de pequeas comunidades rurales como las del Altiplano Boliviano
se ven sorprendidas e impotentes. Las consecuencias de estas altera
** Candidato a MA en Desarrollo rural CIDES Postgrado en Ciencias del Desarrollo, Universidad Mayor de San Andrs. La Paz-Bolivia.
*** Profesor asociado del Departamento de Sociologa Rural de la Universidad de
Missouri.
**** Profesor asociado del Departamento de Economa Aplicada de la Universidad
de Missouri.
171
172
el uso del conocmiento local en la toma de decisiones sobre la produccin. Cada familia cuenta con un portafolio de variedades que
incluyen a las nativas, las mejoradas y aquellas de reciente introduccin que tienen mayor demanda de mercado (Jimnez y Romero,
2011). Las diversas formas de produccin y distribucin de la cosecha de variedades de papa, responden a varios factores incluyendo
las estrategias de reduccin del riesgo e incertidumbre climtico, a
las necesidades de consumo, las oportunidades de comercializacin,
los sistemas de uso de la tierra y el acceso a diversos pisos ecolgicos, entre otros.
Un reciente estudio en esta zona del Altiplano demuestra que hay
una muy alta correlacin entre el uso de abono orgnico y el uso de
indicadores naturales de prediccin (Gilles, et.al 2011). Esta asociacin de prcticas tradicionales demuestra que el mantenimiento de
la biodiversidad no es una prctica aislada sino mas bien es parte de
un conjunto de estrategias adoptadas que incluyen el uso de abonos
orgnicos (en lugar de los qumicos) y el uso del conocimiento local
reflejado en indicadores naturales.
Se est reducindo la produccin de variedades nativas/locales
en esta regin del Altiplano y porqu? Hasta que punto la posible
reduccin puede ser atribuida a os impactos del cambio climatico y porqu? Este artculo busca analizar los posibles impactos
del cambio climtico sobre la mantencin de la biodiversidad en la
produccin de la papa en esta regin. Para tal efecto se utiliza una
base datos panel elaborada por el Proyecto SANREM en el 2006 y
el 2009 con 330 familias pertenecientes al altiplano norte y central
de Bolivia.
El contexto
De acuerdo con sus caractersticas agroecolgicas, el altiplano boliviano se divide en norte, central y sur. En la regin norte, circundante
con el lago Titicaca, se encuentra el municipio de Ancoraimes entre
los 3856 y 4313 msnm. Sus precipitaciones pluviales oscilan los 481
mm y la temperatura anual promedio es de 8C. El municipio de Umala, se encuentra en el Altiplano Central, ubicandose entre los 3850 y
3950 msnm con precipitaciones anuales por debajo de los 400 mm
y con una temperatura que oscila los 11C. El clima en el altiplano
central es mas seco que en el altiplano norte, y esto se refleja en el
ecositema que caracteriza ambas regiones.
173
Figura 1
Ubicacin de los municipios en el altiplano norte y central
174
175
te argentino habra incrementando su poblacin de manera significativa gracias a que termina su desarrollo dentro del tubrculo lo que le
permite escapar a las condiciones climticas externas, mientras que el
gorgojo de los andes lo hace en el suelo expuesto al clima generalmente seco lo que aumenta su probabilidad de perecer.
Las enfermedades de plantas tambin sufren cambios a consecuencia de la variacin climtica. El estudio de Garret et al.(2011),
sugieren que el aumento de la temperatura y la humedad favorecen
el desarrollo de aparatos reproductores en especial las de tipo moho
(oomycete) como el tizn de la papa, reduciendo as los refugios libres
de enfermedad para variedades susceptibles.
Los cambios en las temperaturas y la frecuencia de las precipitaciones afectan tambien la capacidad productiva de los suelos. El
estudio de Montavalli et al. (2011) en el altiplano boliviano demuestra
que el aumento de la temperatura acelera la evaporacin del suelo,
incrementa la frecuencia e intensidad de las sequas, reduce la cobertura vegetal y acelera la desertificacin. El mismo estudio estima que
el 45% de los suelos en el altiplano estn gravemente afectados por la
erosin hdrica, mientras que otro 35% por el viento. Las altas temperaturas aceleran el proceso de descomposicin y por lo tanto inducen
a la prdida de materia orgnica en el suelo y por consecuencia a la
reduccin de su fertilidad (Altieri y Nicholson, 2009).
El cambio tecnolgico es otro factor de riesgo para la sostenibilidad de la produccin en el altiplano. Callisaya (2005) demostr que la
introduccin de paquetes tecnolgicos basados en el uso de insumos
qumicos para la produccin de papa, provoc dependencia de estos
insumos adems de eliminar la poblacin microbiolgica de sus suelos e incrementar los costos de produccin. Estos procesos ligados a
polticas de uso intensivo del suelo, tienden a cambiar la actividad que
durante aos ha significado el sostn de los hogares, por otras a las
que la variacin climtica (hablando del calentamiento) ha favorecido
como la adaptacin de ganado lechero mejorado y el incremento en el
cultivo de forrajes en ambas zonas de estudio.
Hasta que punto estos factores estan afectando los niveles de
produccin de la papa y la mantencin de la biodiversidad en el Altiplano Boliviano? Para responder a esta pregunta se analiza los cambios en los niveles de produccin, en el destino de la misma y en las
variedades producidas por las poblaciones estudiadas en en Altiplano
Norte y Central de Bolivia.
2009). La reduccin en los niveles de produccin de la papa est tambin presente en las dos zonas de este estudio. La figura 2 compara los
volmenes de produccin y extensin en hectareas utilizadas para la
produccin de papa en ambas regiones de estudio y para el perodo
comprendido entre el 2006 y 2009. Como se puede ver, en el 2009 la
produccin de papa medida por volmen asi como por extension de
tierra utilizada se ha reducido significativamente en relacin al 2006.
Esta reduccin se observa tanto para el Altiplano Norte como para
el Altiplano Central donde el cambio es todava mas significativo. La
disminucin en el volumen de produccin de casi un 50 porciento en
el altiplano central que se observa an cuando la extensin de tierra
cultivada se ha mantenido constante refleja un significativo descenso
en los niveles de rendimiento del cultivo (produccin por hectarea) y
productividad de la tierra tambien han disminuido. ,La comparacin
de los niveles de produccin en ambas zonas de estudio parece reflejar
una tendencia a la reduccin lo que sin duda podra tener impactos
negativos sobre la propia seguridad alimentaria de la regin y del pas.
Figura 2
Produccin media de papa y superficie familiar cultivada
Superficie cultivada de papa (ha)
Produccin de papa en @
457
1,20
1,28
273
57
49
2006
2009
Altiplano norte
2006
2009
0,12
0,18
2006
2009
Altiplano norte
Altiplano central
2006
2009
Altiplano central
93,4
94,8
70
30,7
60
50
40
30
20
10
2006
2009
Altiplano norte
2006
2009
Altiplano central
2006
2009
Altiplano norte
2006
179
2009
Altiplano central
Indic
na t
73
63
34
15
2006
009
Altiplano norte
27
Altiplano central
8
2009
Altiplano norte
ral
2,8
92
84
,28
2006
2009
Altiplano central
Wayc
180
50
45
40
35
30
25
30
20
20
15
10
181
Cuadro 2
Variedades de papa cultivadas durante la gestin 2009 en el altiplano norte y central
Altiplano central
Altiplano norte
variedades para
variedades de consumo
variedades para
variedades de consumo
transformacin
transformacin
Ajahuiri
Waycha
Sacampaya
Waycha
Wislulo
Luk'i
Alpha roja
Imilla negra
(papa negra)
Sak'o
Imilla negra
(papa negra)
Ajahuiri
Sutamari
Ticoma
Wila Imilla
Sutamari
Wila Imilla
Sak'o
Chunchu
Gendarme
Sani
Khullu
Sani
Pali o pala
Chujru Largo
Yocallito
Kuli
Khati
Sani negra
Luk'i
Alpha
holandesa
Pali o pala
Desire
Tunari
Phureja
Solico
Wiswaraya
Sani imilla
Katawi
Imilla blanca
Khati
Duraznillo
Alpha
holandesa
Kuli
Isla
Kheni
Isla
Pituwayaca
Yocallito
Pituwayaca
Pituwayaca
negra
Tatitoconcori
Surico Kati
Yari
Imilla blanca
Saytu
Choque
Ojo azul
Chunchu
Huanku sillo
TOTAL
25
19
Como se puede ver, en el Altiplano Central se han identificado un total de 34 variedades producidas mientras que en Altiplano Norte el
nmero de variedades reportadas alcanza a 24. En ambas regiones,
la mayor produccin se concentra en la variedad waycha seguida
por la sani o desire. Ambas variedades son introducidas es decir
no son variedades locales o nativas, fueron introducidas en la region por proyectos de desarrollo logrando adaptarse no solo a los
cambios de temperatura, sino a diversos tipos de suelo con distintos
niveles de fertilidad y erosin. Estas variedades tienen mayor demanda al mercado debido a su tamao y forma que contrasta con
el de las variedades locales generalmente mas pequeas, de diversas
formas y colores
182
. fuera
e la
unida d
Figura 4
Variedades de mayor demanda segn percepciones de los productores
Altiplano norte
Altiplano central
0%
Waycha
10%
20%
Sani
30%
40%
50%
Imilla negra
60%
70%
80%
Desire
90%
otras*
183
100%
Altiplano norte
Altiplano central
Altiplano central
Figura 5
Produccin media (%) de variedades con mayor demanda y variedades para transformacin
Variedades con mayor demanda
93,4
94,8
70
30,7
69,3
60
77,2
22,8
50
40
30
6,6
20
5,2
10
2006
2009
Altiplano norte
2006
2009
Altiplano central
2006
2009
Altiplano norte
2006
2009
Altiplano central
184
Ind
n
des con mayor demanda en el mercado mientras que se redujo la produccin de variedades nativas/locales producidas para la transformacin. La ms significativa reduccin en la produccin de variedades
locales se observa en el Altiplano central donde entre el 2006 y el 2009
la produccin de variedades nativas disminuye en aproximadamente
un 8 porciento.
Balderrama y Terceros (2008), citados por Zeballos et al. (2009)
describen a las ecorregiones de altura como las de mayor diversidad
de papa nativa, lo cual tambin se encuentra asociado con niveles altos de pobreza y menor productividad. Claveras y Quispe (2002) citados por Gutirrez (2008), confirman que la biodiversidad de papas
nativas est ms vinculada al autoconsumo y a la seguridad alimentaria de la comunidad, precisamente all donde los riesgos climticos y
los niveles de pobreza son ms altos, como en la regin de Puno-Per.
1,28
2009
ntral
Figura 6
Uso de diversas fuentes de informacin climtica (%) en el altiplano central para el ao 2009
70
Altiplano central
60
22,8
2009
al
50
40
30
20
10
0
Indica dores Indica dores
na tura les
biologicos
Vecinos de Fa m. en la
la
comunida d
comunida d
Ra dio
Alma na que
bristol
Vecinos de
otra s com.
Fa m. fuera
de la
comunida d
186
Altiplano norte
Altiplano central
Wa
Altiplano central
0% observacin
10%
20% de
30%
40%
50% y60%
70% por
80% ejemplo
90%
100%
nidad o a sola
sus decisiones
accionar,
en el momento
siembran.
Waycha o la fecha
Sani en que Imilla
negra
Desire
otras*
Figura 7
Uso de diversas fuentes de informacin (%) en dos aos de encuesta para el altiplano norte
50
Altiplano norte
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Indicadores
naturales
Fam. en la Vecinos de la
comunidad comunidad
Indicadores
biologicos
Radio
Almanaque
bristol
Fam. fuera
de la
comunidad
Vecinos de
otras com.
187
los factores que conllevan a la prdida de este conocimiento. Los cambios en el medioambiente, incluyendo la variabilidad y cambio climtico, al margen de generar desequilibrios en el rea rural, tambin han
modificado la respuesta o las seales de los indicadores, provocando
incertidumbre y confusin, lo cual puede explicar el porqu muchos
productores afirman que ya no existe certeza en sus predicciones. Al
respecto, Claveras (s.f.) reporta similar experiencia en Puno-Per, en
donde los cambios en el comportamiento de la flora y fauna silvestre a
consecuencia del calentamiento, todava no pueden ser interpretados
por los campesinos.
Cambios en los sistemas de produccin han contribuido tambin
a la perdida del uso de indicadores. La reduccin de los periodos de
descansos y el uso del tractor han resultado en la desparacion o escasez de ciertas especies de indicadores como la thola. En el Altiplano
central el uso de los tractores provoca que la mayoria de los productores no pueden decidir cundo siembran porque esta decision ahora
depende del turno que les toque para alquilar el tractor. Si uno no
puede escoger el momento de la siembra la mayoria de los indicadores
biolgicas no tienen valor. En otras areas el cultivo de la papa, que es
el enfoque principal de los sistemas de pronostico, ha perdido su importancia en comparacin a la produccin de hortalizas o a la lechera.
Otra factor identificado tiene que ver con la falta de seguimiento
e inters de las nuevas generaciones de familias, que se encuentran
cada vez ms ligados con los centros urbanos ya sea por cuestiones de
trabajo o educacin. La migracin es sin duda otra de las razones que
inevitablemente ha contribuido a la erosin de estos conocimientos.
En los ltimos cuatro aos, el xodo de al menos un miembro en cada
hogar del altiplano norte, ascendi de 37 a 50%, mientras que en el
altiplano centro subi de 26 a 36%. La incertidumbre aumenta a medida que son menos los expertos locales en el tema.
Gran parte de estos conocimientos, son acumulados por las personas de mayor edad, pero la disminucin de la fuerza productiva los
limita para continuar con la observacin de estas seales. Estos mismos problemas parecen repetirse en otras zonas similares del Per y
cercanas con el Titicaca. Un estudio reciente Claveras (s.f.) atribuye
esta prdida al empobrecimiento rural y a la necesidad de insertarse
a los mercados a travs de la diversificacin de actividades sobre todo
no agrcolas. El mayor tiempo y energia usados en la insercin urbana
limita el contacto y conocimiento que se pueda acumular con la naturaleza y que se requiere para el uso de estos indicadores.
Un paradoja presente es que el uso de indicadores biolgicos y
naturales esta disminuyendo al mismo tiempo que la comunidad cientfica los esta revalorizando y enfatizando su importancia. Por ejemplo
188
Conclusiones
En los ltimos aos se han realizado varios avances en la modelacin del comportamiento climtico a nivel global como regional. Estos anlisis representan un gran aporte para la toma de decisiones
en el futuro, especialmente en polticas de prevencin. Estos avances
tienen limitados impactos para pases como Bolivia debido fundamentalmente al hecho de que utilizan una escala muy grande y por
tanto sus resultados no pueden utilizarse para interpretar procesos de
mitigacin y adaptacin local. Un reciente estudio (Seth et all, 2010)
confirma que la escala utilizada en estos modelos es de 120*120 kilmetros; si a esto aadimos la gran variacin topogrfica encontrada
en esta regin se puede concluir que los resultados encontrados no
pueden ser utilizados para identificar formas de adaptacin local.
El poder desarrollar modelos y anlisis a menor escala y que
efectivamente puedan servir para describir y predicir cambios a nivel local requiere necesariamente de mayores inversiones, incluyendo el establecimiento de muchas estaciones climticas, y la recopilacin sistemtica y organizada de la informacin relacionada a la
variabilidad y cambio climtico. Desafortunadamente, este tipo de
inversiones se encuentran todavia lejos del alcance de una economa
como la boliviana.
Las limitaciones econmicas continuarn dificultando un anlisis ms puntual del comportamiento climtico para cada regin. En
este sentido, el conocimiento local, an con las limitaciones descritas
anteriormente, continuar siendo el principal referente en las estrategias productivas de la zona andina. El reto est en producir adecuadas sinergias entre las predicciones de la ciencia moderna y aquellos
generados en las comunidades bajo un enfoque integral de gestin de
riesgos. Por lo tanto, debe ser prioridad en las instituciones que trabajan el tema, la descentralizacin de la informacin que generan las
estaciones meteorolgicas para su anlisis y debate en cada vez ms
comunidades, en donde ms se sienten los efectos del clima.
189
La discusin continua de estos temas con la informacin adecuada, podr contribuir a la generacin de medidas apropiadas (el seguro
agrcola por ejemplo) de mitigacin y adaptacin en el futuro. . Ciertamente, los agroecosistemas tradicionales son menos vulnerables a la
prdida catastrfica porque, en caso de prdidas, la amplia diversidad
de cultivos y variedades en los diferentes arreglos espaciales y temporales generan compensaciones (Altieri y Nicholls, 2009) aunque con
menores excedentes.
El incremento en la poblacin de plagas mejor adaptadas a las
nuevas condiciones, supone actualizar las estrategias de control desarrolladas hasta ahora. Lo contrario, incrementara la vulnerabilidad
de los productores al igual que la demanda y abuso de insumos qumicos para su combate. La capacitacin en estos temas, es la mejor
estrategia para reducir tales riesgos al igual que la pobreza.
La conservacin de la diversidad no es nada fcil en un entorno
donde el mercado sigue ganando. El cambio en los hbitos de consumo hacia una o dos variedades principales continuar desplazando
al resto de las variedades si no se revalorizan las muchas cualidades
que guardan. El rescate, mantenimiento y mejora de las variedades
nativas con los agricultores pueden acompaar estos propsitos, considerando que la falta de renovacin en la papa semilla, ha incrementado su vulnerabilidad al ataque de diversas plagas. Incentivar la conservacin in situ (bancos de semilla locales) desde los conocimientos
locales puede coadyuvar en su preservacin convirtindose en una
oportunidad para la seguridad alimentaria.
El nuevo contexto climtico exige tambin, repensar el sistema
de produccin en el altiplano, que cada vez incorpora menos materia
orgnica al suelo por el cambio tecnolgico hacia el uso de insumos
qumicos. El tratamiento de los residuos orgnicos (compostaje por
ejemplo) para su reincorporacin en suelos degradados puede ayudar
a mitigar los efectos del calentamiento, por las propiedades que tiene
para retener por ms tiempo la humedad.
El inters por conservar la diversidad de papa nativa no es completo si no se tratan otros problemas ligados a su produccin como el de
garantizar la disponibilidad de agua para el consumo humano as como
para el desarrollo de los cultivos, mediante programas para el adecuado
aprovechamiento de afluentes o la cosecha de este lquido vital.
La conservacin de biodiversidad no es un proceso facil. Como
se ha podido ver a lo largo de este ensayo, la conservacin de variedades nativas/locales de papa es en realidad parte de un conjunto de
practicas tradicionales relacionadas al uso de materia orgnica para
la fertilizacin del suelo (estircol) y la permanencia de sistemas de
manejo de riegos climticos basados en conocimientos locales. Lo in-
190
teresante de esta conclusin es que el mantener la biodiversidad regional en comunidades como las del Altiplano de La Paz requiere de
un conjunto de acciones, interrelacionadas y que tienen que ver con la
preservacin del ecosistema y la valorizacin y uso del sistema local
de conocimientos y prcticas
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193
Introduccin
Las condiciones de vida de las comunidades del Altiplano peruano,
no son del todo favorables, la marginacin histrica que han sufrido
desde la presencia hispnica, la escasa preocupacin que han mostrado hacia ellas los gobernantes de turno y la frecuente incidencia
de fenmenos climticos a lo largo del ao, las han convertido en zonas pobres y altamente vulnerables. Estas comunidades, segn el piso
ecolgico en el que se ubican, se dedican a actividades agrcolas, pecuarias o a una combinacin de ambas y sus pobladores mantienen
patrones tradicionales de la cultura aimara y quechua.
En el caso de las comunidades aimaras de Santa Mara y Apopata; la primera, es una comunidad donde se practican actividades
agropecuarias, y la segunda un comunidad exclusivamente pecuaria
donde predomina la crianza de alpacas. Es en dichas comunidades
donde entre el 2006 y el 2009 se ejecut el proyecto de investigacin
Desarrollo de capacidades para la adaptacin al cambio climtico y
* Magster en Antropologa, docente en la Universidad Nacional del Altiplano de
Puno - Per.
** PhD en Sociologa del Desarrollo, docente en la Universidad de Missouri - USA.
*** Ingeniero Agrcola por la Universidad Nacional del Altiplano de Puno - Per.
195
Metodologa
El presente estudio se da dentro del marco del mencionado proyecto,
que forma parte del Programa de Apoyo a la Investigacin Colaborativa para la Agricultura Sostenible y el Manejo de los Recurso Naturales
(SANREM-CRSP), cuyo fin fue el identificar las estrategias de vida
que los pequeos productores del Altiplano generan en respuesta a
los cambios de clima y mercado usando el enfoque de medios de vida
(Valdivia y Gilles, 2006).
Las tcnicas empleadas en la investigacin, corresponden tanto
a la metodologa cuantitativa como a la cualitativa. Cuantitativamente, se ha tomado informacin de la base de datos de la encuesta de
salida1 aplicada en junio de 2009 en la comunidad de Santa Mara y
en octubre del mismo ao en Apopata. Cualitativamente, el equipo de
investigadores realizamos talleres de diagnstico participativo de los
recursos naturales en ambas comunidades, en setiembre de 2006 en
Santa Mara y en marzo de 2007 en Apopata. Adems se ha recurrido
a la tcnica de la entrevista con la cual se logr recoger testimonios
de los pobladores sobre las percepciones que tiene del cambio climtico y, a tcnicas de observacin participante, visitando reiteradamente
ambas comunidad en distintas fechas durante los aos de duracin
del proyecto.
Contexto
Las comunidades de Santa Mara y Apopata estn localizadas en la provincia El Collao, en el departamento de Puno, en la zona sur del Per.
1 Al iniciarse el proyecto Desarrollo de capacidades para la adaptacin al cambio
climtico y de mercado en comunidades del Altiplano se aplic una encuesta de
entrada que permiti elaborar la lnea de base sobre la situacin de las comunidades
en aspectos como: ingresos econmicos, actividades productivas, acceso al mercado,
prcticas para contrarrestar los fenmenos climticos, entre otros. Como parte culminante del proyecto se aplic una segunda encuesta, la encuesta de salida, con los
mismos tems, para permitir identificar cambios ocurridos en el lapso de tres aos.
Para los fines del presente estudio solo empleamos algunos resultados de esta ltima.
196
2 La menor temperatura mnima absoluta registrada en una estacin meteorolgica del Per se present en la estacin de Mazocruz, con -25,2C, el da 30 de junio
de 1966 (Servicio Nacional de Meteorologa e Hidrologa del Per-Ministerio de Agricultura 2005: 22).
3 El chuo es el resultado de la deshidratacin de la papa a travs de un proceso en
el que el tubrculo debe ser colocado a la interperie para que la helada acten sobre
ste. La conversin de papa en chuo, permite su conservacin por periodos largos.
4 Es el chuo de color blanco.
197
198
199
Las percepciones que los productores tienen sobre el clima son muy
similares en ambos casos; as se refleja en el siguiente cuadro:
Cuadro 1
Percepciones sobre el clima en Santa Mara y Apopata
Comunidad
En el pasado
En el presente
El futuro
Santa Mara
- Llueve poco.
- Cae granizada (grande)
- Mucho calor y fro
- Bastante viento.
- Bastante helada.
- Cae poca nevada.
- Desfavorable.
Apopata
- Desfavorable.
Fuente: informes de los talleres sobre recursos naturales en Santa Mara y Apopata.
* Es la msica que se ejecuta con los chacallos, unas flautas de 30 a 40 centmetros de longitud.
200
Con referencia al presente, la percepcin es que el clima ha cambiado para peor, mientras que en Santa Mara identifican los cambios
con la disminucin de lluvias, la cada de granizo (de mayor tamao),
el aumento de valores extremos en la temperatura, vientos fuertes y
mayor incidencia de heladas; en Apopata anotan que en la actualidad
tambin ha aumentado el calor, el fro y los vientos, y la casi desaparicin de la nevada.
Las percepciones sobre cmo ser el clima en el futuro, son negativas en ambas comunidades:
Va a cambiar totalmente. No va a haber lluvia, nada, porque todas
esas fabricas que hay, [] el cemento de Caracoto, ac en las minas de
Aruntaya, eso es lo que va a eliminar el clima (varn, 69 aos, Santa
Mara).7
Es necesario anotar que en Apopata casi 40% de la poblacin es integrante de una iglesia evanglica cristiana, por lo que la percepcin
existente del cambio climtico, para muchos, est fuertemente influenciada por las creencias propias de sus creencias religiosas. As es
la opinin de una hermana:
7 A fin de no ser repetitivos, los autores de los testimonios sern identificados segn
gnero y edad.
201
- De tres aos dice que ya no va haber agua, como oro va a ser agua
dice.
- Quin ha dicho eso?
- As nos est hablando la gente. En la Biblia dice que ya no va a haber
agua, nada. Tres
aos noms vamos a estar bien: ahora, este ao, al ao ya no va a
haber agua, va a
correr sangre.
- Y t crees en eso?
- S, en la Biblia siempre dice as (mujer, 55, Apopata).
202
- La temperatura ha cambiado bastante en estos aos ya, porque anteriores aos no era as; templadito era.
- Hace cuantos aos?
- Ms o menos de 20 aos, 15 aos. Ahora es ms fro en la noche, ms
caliente en el da (varn, 41, Apopata).
La temperatura ms que todo en estos ltimos aos ha cambiado totalmente; por ejemplo, de da hace calor, de noche la helada. A veces corre
ventarrn fuerte (varn, 53, Santa Mara).
Los cambios en la temperatura afectan no solo a los recursos naturales y a la produccin agropecuaria de las comunidades, sino que estn
causando algunos malestares en la poblacin: cuando calienta el sol,
ya quema; como usamos ropa sinttica, ya sentimos mucho calor (varn, 43, Santa Mara), e inclusive cierto tipo de alergias o malestares a
la piel: era diferente, cualquiera andbamos sin chompa, pero ahora
ya nos quema [] cuando nos quema de ah empezamos a rascar la
piel (mujer, 49, Santa Mara). Otros pobladores muestran similares
preocupaciones, que, acompaadas con informaciones recibidas a
travs de los medios de comunicacin, estn creando cierta ansiedad
relacionada con los efectos del cambio climtico sobre las condiciones de salud.
Estas son algunas de las ideas que se estn generando a partir de
la experiencia de los pobladores sobre el cambio de temperatura. Recurramos ahora a la informacin cientfica sobre el punto. De acuerdo
a la informacin proporcionada por el Servicio Nacional de Meteorologa e Hidrologa (SENAMHI) de la ciudad de Puno, de las estaciones
climatolgicas de San Miguel llave y de Mazocruz8 es posible afirmar
la existencia de variaciones en las condiciones de la temperatura en la
regin. Revisando la informacin sobre temperaturas mximas registradas en ambas estaciones en la ltima dcada, encontramos que las
temperaturas ms altas se registraron entre los meses de setiembre y
diciembre, y que el 2008 fue el ao ms caluroso de la ltima dcada.
En el caso de la estacin de Mazocruz, se tiene registrada como temperatura mxima 21,5 C en el mes de noviembre, equiparable nicamente a temperaturas similares en octubre de 2006 (20,6C) y no-
8 Se toman como referencia estas dos estaciones por ser las ms prximas a la
comunidad de Apopata (estacin de Mazocruz) y de Santa Mara (estacin San Miguel de llave). En ambos casos, las estaciones se encuentran a unos 15 kilmetros de
distancia de las comunidades, por lo que las temperaturas que se darn a conocer no
corresponden exactamente a las que se experimentan en ellas, pero, por su cercana,
contribuyen a tener ideas ms claras sobre los cambios registrados en las temperaturas, as como en las precipitaciones.
203
La lluvia representa el tipo de precipitacin ms frecuente en las comunidades y tal vez sea el elemento climtico mejor percibido. Entre
los comuneros existe la idea generalizada de que las lluvias no son
como antes, que en aos pasados llova continuamente durante los
meses de verano, y que, en la actualidad, estas han disminuido considerablemente en cantidad y duracin.
Antes eran suave noms, poquito llova, bien despacio; ahora fuerte
llueve, rpido cae, y riachuelos; cae rpido, pasa tambin as (varn,
69, Santa Mara).
- La cada de lluvias definitivamente eso es muy poco. La temporada
cuando cae lluvia no cae bien: cae dos semanas y despus pasa as una
semana sin lluvia y eso dificulta el crecimiento de pasto.
- Y antes cmo era?
- Yo recuerdo cuando era joven, cuando era nio, era cerrado los tres
meses (varn, 47, Apopata).
204
205
caer la helada, este ao, febrero, en compadres ha cado en muchas comunidades, pero de nosotros est bien, s, algunas partes
ha caminado como gente, ha caminado unas partes ha helado,
otras partes no. Por ejemplo, esta partecita est helado. Entonces,
ms allacito no est helado. Otra partecita tambin est helado.
Ms allacito no, est floreciendo.
- Siempre ha sido as?
- No, no sabe ser as []. Antes haba menos, menos...
Al manejar escasa informacin cientfica para explicar este y otros
tipos de fenmenos climticos, y al intentar dar una explicacin de los
mismos, observamos que los pobladores utilizan metforas mediante
las cuales los fenmenos climticos reciben atributos humanos, que
corresponden a una percepcin de carcter mtico, propio de culturas
tradicionales como la aimara. La percepcin que se tiene de la helada es que esta se presenta como un manto o como un ro que sigue
una trayectoria y que afecta los cultivos por donde discurre. De esta
manera se explica por qu, en una misma parcela, un sector puede
ser afectado y otro no. En el caso presentado, donde la helada ha caminado como gente, afectando nicamente los sembros que habra
pisado, la explicacin tcnica indica que el hecho de que la helada
afecte a los sembros depende de factores como tipo y humedad del
suelo, variedad de la especie y su estado fenolgico, la ubicacin de los
cultivos, entre otros. De este modo, en una misma parcela, donde, por
lo general, se siembran distintos productos y hasta distintas especies,
existe la posibilidad de que la helada afecte solo aquellos espacios o
cultivos de mayor vulnerabilidad al intenso fro.
La granizada
206
207
12 Praderas nativas de corta extensin que se forman por encima de los 3 800 metros
de altura, donde las planicies almacenan agua provenientes de las precipitaciones
pluviales, los deshielos o afloramientos superficiales de aguas subterrneas.
208
bros de granos (cebada, avena y quinua) cuando estos estn por alcanzar la madurez, tal como ocurri en 2008.
En casos de granos, el ao pasado no hemos cosechado. Ahora s recin noms. No s si madurar tambin, si va estar o no []. Nos ha
azotado la granizada, toda la comunidad. Ningn grano hemos recogido (mujer, 33).
Pese a que en 2009 muchos sembros de comunidades aledaas a Santa Mara fueron afectados por la cada de granizadas y heladas durante los primeros dos meses del ao, ello no afect sustancialmente a los
de la comunidad, al parecer, por estar ubicada en una zona protegida
por cerros de mediana elevacin. Cuando se visit la comunidad para
realizar las entrevistas,13 se observ que los cultivos de granos y papa
ya estaban empezando a madurar, aparentemente sin problema alguno, pero la poblacin se mostraba angustiada por la posibilidad de
que se volviera a presentar otra granizada, una helada, o de que se
prolongara la temporada de lluvias. En 2008 la comunidad fue asolada por una fuerte granizada:
El ao pasado nos ha cado como en el mes de mayo. Todava no hemos recogido las cebadas. Todito esa cebada lo ha chancado. Ya no
tenamos forraje, total para este ao. Tambin empezando el mes de
enero ha cado fuertecito como el huevo del pajarito, s, grande ha
cado (mujer, 49).
209
la alimentacin de los animales: si no tenemos alfalfares, no podemos criar ms. Si tuviramos alfalfares, bien []. Antes, tres, cuatro
cortes al ao en este mes; ahora, como no ha cado lluvia, apenas
tenemos un corte (mujer, 33).
De manera directa, el clima tambin afecta a los animales, sobre
todo la lluvia y el fro:
Cuando hay mucho fro, mucha lluvia, el ganado tiembla y baja de peso
rpidamente, pero como ya tenemos un poco de cobertizo, siquiera ya
estamos recuperando. Antes, cuando no tenamos, caa lluvia, empieza
a temblar, baja de peso rpido, ataca enfermedades, tos (varn, 43).
14 De acuerdo con los resultados de la encuesta aplicada en Santa Mara, la neumona se presenta en el 42,9% de los casos.
15 La construccin de cobertizos durante en 2008 se hizo gracias al apoyo de la
municipalidad de San Miguel de Ilave, como parte del presupuesto participativo de
dicho ao.
210
Frente a una produccin que no permite satisfacer todas las necesidades de las familias, la baja calidad de sus animales y la poca
produccin de fibra, ahora se suman los avatares del mercado y del
clima, que, segn la opinin de los productores, est afectando negativamente su principal fuente de ingresos.
Existe la percepcin generalizada de que la alteracin de los
elementos (lluvia y temperatura) y de los fenmenos climatolgicos
(heladas), est afectando la produccin pecuaria. En primer lugar, se
menciona la falta de lluvias, que impide que los pastos crezcan como
en antao; al ser la nica fuente de alimento para el ganado, existe
incertidumbre sobre si se contar o no con los pastos necesarios para
alimentarlos. Otra preocupacin est en relacin al aumento de la
temperatura en horas de la maana y a su disminucin en horas de la
noche. Se ha generalizado la idea de que la temperatura experimenta
mayores descensos, que el calor quema la fibra y que est afectando
su calidad, porque al resecarse por la accin de los rayos del sol, le
quita brillo y grasa. As lo expresa un productor de 47 aos: antes yo
vea que la mecha de la alpaca era enterito, completito, pero ahora no,
ya no. La parte de arriba, la mecha veo que est requemada [] hace
ver que la fibra pareciera gruesa.
La preocupacin no es solo por las altas temperaturas, sino tambin por las bajas, pues, para muchos, estas estn ocasionando malestares en la salud de los animales:
- Yo he observado este ao las alpacas. La mayora tena as como especie de moco; tosan, supongo que es como una gripe crnica.
- Y antes?
- Nunca se vea a las alpacas con moco; jams se ha visto. Este ao
estoy viendo eso (varn, 45).
Otro hecho que causa ansiedad es la presencia de heladas en temporadas inusuales: ahora ya estamos en setiembre y siguen fuertes heladas. Antes, en este tiempo, ya bajaba. Ya no se puede esquilar (varn,
33). Este fenmeno viene perjudicando, tambin, el normal desarrollo
de las alpacas: [] cuando cae la helada, fuerte helada, a las alpacas
enflaquecen (varn, 55).
De una u otra manera, el cambio climtico ya es percibido por los
pobladores de Apopata y viene generando preocupacin, pues esta situacin, acompaada por la incertidumbre que viven desde hace tres
aos por la cada del precio de la fibra en el mercado mundial, dibujan
una situacin futura incierta para la continuidad de la produccin
alpaquera en la comunidad y por ende hacia la seguridad alimentaria
de sus familias.
211
Pobreza en la regin
Segn la informacin propagada por el Instituto Nacional de Estadstica e Informtica (INEI), en 2009 la pobreza en el Per afect al
34,8%, de la poblacin total, siendo las poblaciones de sierra (23,8%)
y de la selva (16,9%) los lugares de mayor incidencia.
A nivel nacional las regiones ms pobres se ubican en las regiones ubicadas en la sierra, siendo Huancavelica la regin ms deprimida con una tasa de pobreza de 77,2%, seguido de Apurmac (70,3%),
Hunuco (64,5%), Ayacucho (62,6%) y Puno (60,8%). En el siguiente
cuadro es posible observar la manera como ha evolucionado la pobreza en la regin Puno entre el 2004 y el 200916.
Cuadro 2
Evolucin de la pobreza en la regin Puno
Sector
Urbano
Rural
Total Puno
2004 %
2005 %
2006 %
2007 %
2008 %
2009 %
Pobre
Situacin
60,30
51,16
53,92
45,83
42,16
Pobre extremo
16,99
13,65
11,32
11,69
10,37
Pobre
87,25
87,42
87,45
77,82
72,94
Pobre extremo
57,14
59,58
56,77
38,95
35,69
Pobre
78,26
75,20
76,5
67,16
62,80
60,8
Pobre extremo
43,75
44,10
41,59
29,86
27,35
Al revisar el cuadro observamos que la pobreza en esta regin ha disminuido paulatinamente en los ltimos aos, motivado, entre otros,
por el crecimiento econmico sostenible que est experimentando el
pas, y/o por el desarrollo de programas sociales emprendidos por el
Estado, entre ellos el Programa Nacional de Apoyo Directo a los ms
Pobres JUNTOS, que otorga un bono de $ 33.50 dlares americanos
(S/. 100.00 nuevos soles) mensuales a las familias que se encuentran
en extrema pobreza.
Para el INEI se considera pobre a todas las personas residentes
en hogares particulares, cuyo gasto per cpita valorizado monetariamente, no supere el umbral de la lnea de pobreza o monto mnimo
necesario para satisfacer necesidades alimenticias y no alimentaria,
siendo el valor de la lnea de pobreza para el 2009 de [] S/. 257
212
Seguridad alimentaria
Una de las mayores preocupaciones de las civilizaciones y pueblos de
todos los tiempos es asegurar la alimentacin de sus habitantes. De
acuerdo a los estudios histricos, en el antiguo Per, la alimentacin
no represent un problema, pues la poblacin de la poca supo destinar las tierras ms adecuadas para la actividad agrcola, adems de
haber desarrollado una tecnologa agrcola y pecuaria que permiti
asegurar la alimentacin para toda la poblacin, inclusive en pocas
de sequas y otros fenmenos climatolgicos muy frecuentes en estas
regiones. En la actualidad, aunque no se registran periodos prolongados de escasez, la situacin ha cambiado, muchos de los terrenos
aprovechados para la agricultura en la antigedad, han sido abando-
213
nados o se utilizan para otros fines y parte de la tecnologa agropecuaria antigua, ha desaparecido. La situacin de la mayora de las comunidades de la serrana peruana es de pobreza y extrema pobreza, por
lo que no es de extraar que su seguridad alimentaria se vea amenaza
por un sinfn de factores: bajos niveles de ingresos, inadecuado uso de
los alimentos, fenmenos climatolgicos, entre otros.
La manera como se alimentan las poblaciones que viven en las
comunidades campesinas del Altiplano peruano, sigue un patrn similar, las ligeras variaciones se presentan segn lo que producen y/o
por las diferencias en el poder adquisitivo de las familias. En el caso
de la comunidad de Santa Mara, por lo general la alimentacin empieza luego de levantarse hacia las cinco de la maana con la ingesta
de un mate preparado con algunas hierbas del lugar; luego hacia las
7 de las maana toman el desayuno, que usualmente consiste en un
caldo con papas y chuo, si cuentan con carne de cordero o res, preparan un segundo; hacia el medio da consumen el fiambre, que suele
ser ingerido en el campo cuando realizan las faenas agrcolas o estn
cuidando al ganado, se trata de una comida fra en base a chuo, papa
y/o maz sancochado, cuando se puede, carne asada o sancochada; la
ltima comida se sirve aproximadamente a las 7 de la noche, por lo
general es un caldito similar al preparado para el desayuno. A diferencia de lo que ocurre en mbitos urbanos, el consumo de pan no es
cotidiano, en su lugar suelen preparar quispios (especie de panecillos hechos con harina de caihua21 o quinua sancochados) y caucas
(especie de buuelos de harina fritos en aceite). La alimentacin con
verduras, hortalizas, frutas y carnes blancas es escasa en estos lugares;
como se grafic anteriormente, la alimentacin se centra en el consumo de papa, chuo y carnes rojas, adems de productos adquiridos en
el mercado: arroz, fideos, aceite, harina, etctera.
La situacin de la seguridad alimentaria es distinta en las dos
comunidades, si bien su produccin es a nivel de subsistencia, encontramos diferencias importantes por ser la primera una comunidad
agropecuaria y la segunda pecuaria. Segn la FAO (2007: 6):
La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas en todo
momento tienen acceso fsico o econmico a alimentos nutritivos,
inocuos y suficientes para satisfacer las necesidades dietticas y de su
preferencia para una vida activa y saludable. Para lograr la seguridad
alimentaria, los cuatro componentes en su totalidad deben ser adecuados. Ellos son: disponibilidad, estabilidad, accesibilidad y utilizacin.
21 Cereal andino, su tamao es menor que el de la quinua y tiene un alto valor nutricional.
214
215
216
Conclusiones
Las percepciones que tienen los pobladores de Santa Mara y Apopata sobre los efectos del cambio climtico en la produccin agropecuaria y pecuaria, respectivamente, son, en todos los aspectos, negativas. De acuerdo con estas, mientras que en el pasado el clima era
ms favorable para las actividades agropecuarias, en el presente, las
temperaturas extremas, la disminucin de lluvia, la mayor presencia de granizada y helada, la casi desaparicin de la nevada, entre
otros, son fenmenos que se presentarn con mayor frecuencia con
el transcurrir de los aos, lo que har cada vez ms vulnerable su
produccin, generando ansiedad y preocupacin ente los productores por el futuro de sus familias y comunidades.
A pesar de que en ambas comunidades las percepciones son
similares, encontramos algunas diferencias entre ellas. Estas diferencias responden a aspectos relacionados con los conocimientos
adquiridos y las prcticas religiosas de los pobladores. Mientras que
Santa Mara es una comunidad frecuentada por ONG e instituciones
estatales, la comunidad de Apopata ha tenido escasa influencia de
ellas. De otro lado, en Santa Mara es escaso el porcentaje de comuneros que se han convertido a una fe distinta a la catlica, mientras
que en Apopata, al menos el 40% de la poblacin, se ha convertido a
217
Bibliografa
Equipo de investigacin Proyecto SANREM-CRST 2006 Informe del
Taller sobre recursos naturales en la comunidad aimara Santa
Mara
2007 Informe del Taller de diagnstico participativo de los recursos
naturales de la comunidad de Apopata - Puno
2010 (a) Comunidad de Apopata. Resultado de encuesta.
2010 (b) Comunidad de Santa Mara. Resultado de encuesta.
FAO 2006 Informe de polticas Seguridad Alimentaria, N 2 en
<ftp://ftp.fao.org/es/ ESA/policybriefs/pb_02_es.pdf> acceso 29
de setiembre de 2010.
FAO 2007 Cambio climtico y seguridad alimentaria. Un documento
marco en <ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/010/i0145s/i0145s00.pdf>.
218
219
El cambio climtico
Alternativas desde la autonoma zapatista
Introduccin
Actualmente, la humanidad ha desarrollado avances cientficos y tecnolgicos, que le permiten identificar los escenarios sobre los efectos
del cambio climtico. No obstante, una parte alta de la poblacin del
planeta, se encuentran en una situacin de pobreza extrema, por lo
que no tiene las condiciones bsicas de vida, enfrentan hambre, no
tienen servicios de salud ni de educacin elementales, ni tampoco poseen una vivienda adecuada, todo esto asociado a las dificultadas para
el ejercicio de derechos, la convierten en una poblacin que es altamente vulnerable a los efectos del cambio climtico.
Una parte de esta poblacin vive en zonas rurales de los pases en
vas de desarrollo, que a pesar de que, habitan en territorios de gran
importancia y riqueza ecolgica, esto no se refleja en su calidad de
vida. Un ejemplo son los grupos indgenas de la Selva Lacandona, en
el sur de Mxico, donde despus del levantamiento zapatista en 1994,
se evidenciaron las condiciones de pobreza en que vivan los pueblos
indgenas, razn por la cual se integraron al Ejercito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN).
* Candidata a Doctora en Desarrollo Rural por la Universidad Autnoma Metropolitana-Xochimilco (Mxico).
221
En este sentido, el zapatismo se ubica dentro del grupo de movimientos sociales latinoamericanos que han surgido en los ltimos 20
aos, entre los que se encuentran los Sin-Tierras en Brasil, las luchas
campesinas en Paraguay y los levantamientos indgenas en Ecuador
y Bolivia o algunos de corte urbano como los piqueteros en Argentina
(Stahler-Sholk et al., 2008). Estos movimientos son expresiones del
rechazo a la implantacin del neoliberalismo y sus consecuencias econmicas, polticas y sociales (Seoane et al., 2006).
Entre las caractersticas que presentan estos movimientos sociales est la reapropiacin del espacio de la vida comunitaria, que
incluye tanto formas de lucha y organizacin como la ejecucin de
experiencias de autogestin productiva, de resolucin colectiva de necesidades sociales como educacin, salud, vivienda y gestin de los
asuntos pblicos, siempre de manera autnoma al Estado, lo cual
se puede considerar como una forma alternativa y emancipatoria de
combatir la pobreza (Seoane, 2006).
Las formas de lucha y de organizacin antes mencionadas, tienen
un aspecto vinculado a la defensa los recursos naturales, as como a
contrarrestar las consecuencias que tienen la destruccin de la naturaleza sobre las poblaciones. De igual forma, hay un cuestionamiento de
los efectos del modelo de apropiacin privada de estos recursos y de la
reparticin de los beneficios derivados de su explotacin (Seoane, 2006).
Una de las consecuencias que tienen los procesos iniciados por
estos movimientos sociales, es la posibilidad de generar mecanismos
alternativos y no hegemnicos, que adems de enfrentar la pobreza,
sirvan para detener el deterioro ambiental, as como aportar lecciones
que permitan una adaptacin y mitigacin de los efectos del cambio
climtico, desde visiones no hegemnicas que conduzcan a que este
fenmeno no slo represente una oportunidad para el mercado, sino
para trascender a formas de convivencia ms justas y equitativas.
Este trabajo es un anlisis acerca de la forma en que el cambio
climtico puede afectar el proceso de autonoma zapatista, y cmo
este proceso puede generar alternativas para enfrentarlo. Se parte de
la premisa de que el cambio climtico representa un reto la consolidacin del proceso de autonoma zapatista. Al mismo tiempo, que abre
posibilidades de que las estrategias organizativas desarrolladas por
los zapatistas para enfrentar la marginacin y la pobreza, sirvan para
adaptarse y mitigar los efectos del cambio climtico de forma distinta
a lo que propone el sistema neoliberal.
Los objetivos de este trabajo son explorar que visin tienen los
zapatistas del cambio climtico y los efectos que ha tenido y que lo
vuelven un reto para lograr la autonoma zapatista. Asimismo, identificar las acciones derivadas del proceso autonmico que han servido
222
diferentes en cada sitio. Principalmente, el cambio climtico, es consecuencia de la emisin de gases de efecto invernadero derivados de
actividades humanas. De estos gases, el ms importante, es el bixido
de carbono (CO2) que desprende mayormente al utilizar combustibles
fsiles, pero, tambin se genera en los suelos por la deforestacin.
Adems, se producen otros gases como el metano con la ganadera, o
los xidos de nitrgeno de los fertilizantes (IPCC, 2007).
Los efectos esperados por el cambio climtico son el ascenso de
temperatura en la atmsfera, que se transfiere a la tierra y a los mares,
lo cual afectan a los glaciares y disminuyen la energa reflejada hacia
el espacio exterior, al mismo tiempo que se calientan las aguas marinas, y con ello captan menos CO2. Lo anterior afectar a todos, de ah
que se le considera como un fenmeno global. Sin embargo, quienes
enfrentarn las mayores consecuencias sern los ms pobres del planeta (Lekhi y Newell, 2006).
En este sentido, el Panel Intergubernamental en Cambio Climtico (IPCC), menciona en su reporte publicado en el ao 2007, que los
grupos humanos, cuyos sistemas de vida se basan, principalmente,
en el uso de recursos naturales, se encuentran entre los ms afectados por los efectos del cambio climtico. Los pueblos indgenas por
tener las caractersticas anteriores constituyen uno de los grupos ms
vulnerables frente a este fenmeno. No obstante, casi no han sido tomados en cuenta en las discusiones acadmicas y polticas sobre esta
temtica, realizadas en los ltimos aos (Salick y Byg, 2007).
De igual forma, gran parte de las propuestas de solucin, se basan en reformas superficiales de los regmenes gubernamentales, incluidos los reglamentos, la voluntad poltica y los procedimientos de
decisin, pero el modelo econmico y poltico que causan el cambio
climtico se mantienen intacto (Navarrete, 2010). En este sentido,
la autonoma zapatista propone alternativas contrahegemnicas que
buscan construir otro modelo de vida y convivencias entre los humanos y de estos con la naturaleza (Gonzlez-Casanova, 2003). Por lo
tanto, podra aportar lecciones para enfrentar el cambio climtico.
Se eligi hacer un anlisis desde la decolonialidad,1 ya que permite
identificar visiones no nicas y no hegemnicas, y explorar concepciones
1 El pensamiento decolonial plantea, que para romper con la colonialidad es
necesario dejar las implicaciones racializadas y capitalistas provenientes del
pensamiento occidental eurocntrico Busca construir un proyecto desde la visin
de los pueblos colonizados, y completar la descolonizacin iniciada con los procesos
de independencia, logrando visibilidad y respeto para formas de pensamiento no
eurocentricas. Asimismo, esto no implica sustituir lo occidental por lo indgena o
lo latinoamericano de manera fundamentalista, sino permitir la diversidad para
dialogar en igualdad de condiciones (Dussel, 2000; Grosfoguel, 2007).
224
no dicotmicas del medio ambiente y los recursos naturales, lo que permite que surjan posibilidades, ms all de aquellas que consideran que
el medio ambiente slo puede estar conservado o no, esto lleva a cambios en las ideas extremas sobre las relaciones sociedad-naturaleza,2
por una visin donde exista cabida a la diversidad, la equidad y la autonoma en el manejo de los recursos naturales, lo cual vinculado al
cambio climtico implica visualizar formas alternas de enfrentarlo y
cuestionar las bases del sistema econmico que lo est produciendo.
Un proceso descolonizante sobre el medio ambiente, supone el
reconocimiento del derecho a la autonoma para los indgenas, que
conlleva que puedan manejar los recursos naturales de sus territorios,
como consideren adecuado. Sin tener que responsabilizarse desigualmente de cuidar el medio ambiente, que implica ser afectados por
las consecuencias del cambio climtico, pero sin los beneficios de la
industria que lo genera.
225
Para los zapatistas los cambios en el clima se refieren a la precipitacin y la temperatura. Sobre la precipitacin, las percepciones son
contradictorias. Algunos opinan que hay un aument en la precipitacin en relacin al pasado, mientras que para otros ha disminuido, en
ambos casos argumentan sus respuestas a partir de su cotidianidad.
Para quienes hay ms lluvia, mencionan que ahora los ros llevan ms
agua. A diferencia, de aquellos que piensan que ha disminuido, tienen
como referencia la escasez de agua que afecta sus milpas.
White (1985) sugiere que para entender las percepciones sobre
el clima, hay que recurrir a los datos climatolgicos, para identificar
correspondencias entre lo que se percibe y los datos empricos. En
este sentido, a partir del registro histrico del clima, hay anlisis que
sealan que para la Selva Lacandona de 1951 al 2000, cambi la precipitacin. En la zona que corresponde al norte del MAREZ, se present
un aumento entre 200 y 300 mm por ao. Mientras que en el resto la
precipitacin disminuy 200 mm por ao (Ramos, 2010).
Adems, de lo anterior 1998 se report como ms seco en los ltimos 50 aos, debido al fenmeno del Nio,3 lo que afect uniforme3 El Nio y La Nia son condiciones anmalas de temperatura en el Pacfico
tropical del este. El Nio corresponde a un aumento de la temperatura de la
superficie del mar, que provoca que aumente la temperatura en los ecosistemas
227
228
menos, se encuentran aquellos derivados de la vegetacin y los animales para usos alimenticios, medicinales, ornamentales, as como
combustibles y materiales para la construccin. Basan su percepcin
en hoy, tienen que ir ms lejos y dedicar ms tiempo para conseguir
madera, lea, plantas o animales. Asimismo, consideran que la prdida de estos recursos se relaciona con el desmonte de los cerros, ya
que es donde habitan los animales y las plantas: as como lo expresa
el siguiente testimonio.
No, ya no hay animales ni plantas, ya no hay tantos como ms antes,
cuando llegamos aqu, sala aqu cerca y encontrabas animales, si no
andabas con cuidado se metan a la casa. Pero, ahora para encontrarlos hay que ir muy lejos. Si quieres plantas para la enfermedad o la
comida ya no muy se encuentran. Ahora, las mujeres casi no van a
la montaa, mejor les dicen a los compaeros que ellos vayan por las
plantas, luego ellos se ponen de acuerdo con otros y van cazar, si hay
buen perro, pero ya luego ni as se hayan animales, ya no como antes,
desde que se acabaron las montaas los animales se fueron (Renata,
entrevista, agosto de 2009).
De igual forma, los zapatistas piensan, que bajo el discurso del cambio climtico, las dependencias gubernamentales y conservacionistas
promueven proyectos de desarrollo sustentable, los cuales, no resuelven los problemas, ni sociales ni ambientales, ya que lo nico, que
puede detener el cambio climtico y el deterioro ambiental es una
modificacin profunda en las formas de gobierno; como muestra el
siguiente testimonio.
Los malos gobiernos quieren meter sus proyectos, dicen que con eso
se va a acabar la pobreza y que la montaa va a estar bien cuidada,
y hasta le van a pagar a los campesinos, indgenas de Chiapas para
que no la destruya. Pero eso no es cierto, los malos gobiernos no muy
quieren que los indgenas tengan una vida digna, que vivan bien con
todas las demandas resueltas, solo quieren que ya no usen la montaa,
para poder usarla ellos con sus proyectos de turismo y palma africana
(Conclusin de un grupo focal, agosto de 2008).
229
respecto, los zapatistas identifican que algunos no zapatistas que tena terrenos conservados o acahuales los talaron para sembrar palma
africana. A cambio el gobierno ofreci 800 pesos (75 USD) por cada
hectrea de monocultivo. Asimismo, consideran que esta palma tiene
desventajas; daa los suelos, ya que pierden fertilidad y absorbe mucha agua, adems estos cultivos no crecen si no se utilizan agroqumicos. Otro aspecto negativo es el bajo precio al que compran los frutos,
el kilo lo pagan en 50 centavos (menos de 5 centavos de USD) y la cosecha es muy pesada, ya que es una planta que muy alta y con espinas.
No sirve de nada esa palma, crece muy lento, tarda, tarda mucho. Y la pagan muy mal, slo cincuenta centavos el kilo. Eso es proyecto de gobierno, afecta mucho la tierra y la montaa, luego dicen que son los campesinos y los indgenas los que destruyen la montaa. La palma esa se chupa
el agua y si no se le echa qumico no crece (Entrevista, Juan, 2008).
Los cultivos de palma africana han sido presentados por las dependencias gubernamentales mexicanas, como una alternativa para combatir la pobreza en las comunidades rurales (Castro, 2009). Al mismo
tiempo que forman parte de los planes para mitigar el cambio climtico, ya que derivado de acuerdos internacionales como el Protocolo de
Kyoto, se busca la reduccin de los gases de efecto invernadero, por lo
que se promueve la sustitucin combustibles fsiles por biocombustibles (Hazlewood, 2010).
A medida que crece la demanda de los biocombustibles, aumenta
la extensin de cultivos que sirvan como materia prima. En el caso de
la palma africana, desde 2003 se ha impulsado en la zona de estudio.
Sin embargo, es una contradiccin que se busque producir biocombustibles como mecanismo de mitigacin, ya permite disminuir el uso
de combustibles fsiles, a pesar del deterior ambiental que generan
este tipo de opciones.
El argumento de quienes los promueven, es que son sumideros
de carbono. Sin embargo, existen evidencias que demuestran lo contrario. Hay autores como Verwer et al., (2008) que encontraron que s
se analiza de manera parcial el ciclo de carbono, sustituir un bosque
o selva por una plantacin, sta ltima absorber ms CO2, aparentemente. No obstante, al analizar el ciclo completo, se observa que las
plantaciones, no slo no absorben CO2, sino que lo generan.6 Por lo
esta palma se extrae un aceite, el cual se ha utilizado en la industria desde hace ms de
50 aos, pero recientemente se emplea para producir biocombustibles (Castro, 2009).
6 Debido a que una parte significativa del carbono (componente del CO2) se
encuentra en la cantidad de biomasa que tienen los bosque o selva, la cual es ms
alta en comparacin con las plantaciones, por lo tanto, en una plantacin con una
230
tanto, en trminos globales la materia prima para producir biocombustibles producen ms CO2, que lo que se podran disminuir al sustituir a los combustibles fsiles (Verwer et al., 2008).
Asimismo, sobre estos monocultivos, algunos autores consideran
que no son una opcin para combatir el cambio climtico, ya que tienen graves problemas ecolgicos, como una alta vulnerabilidad a las
plagas y que no tienen mecanismos que permitan la resiliencia frente
a eventos climticos extremos, como podran tener los ecosistemas
diversificados (Altieri, 2009).7
En este sentido, es contradictorio que se promueva la palma africana para biocombustibles que buscan mitigar el cambio climtico.
Sin embargo, se puede entender que la promocin de la palma africana en Chiapas obedece a varios factores; porqu produce ganancias
altas, emplea poca mano de obra, no requiere de muchos insumos,
poco riesgo para los empresarios. Por lo general los campesinos son
quienes aportan la tierra y la mano de obra. Sin embargo, no controlan el proceso productivo, slo la extraccin del fruto (WEM, 2006;
Castro, 2009).
Los zapatistas estn conscientes de las consecuencias y los intereses que estn detrs de los monocultivos como los de palma africana,
por lo cual se han opuesto y una de las reglas que tienen es no aceptar este tipo de cultivos. Asimismo, promovido la discusin a nivel
de las comunidades para informar de las consecuencias de este tipo
de proyectos, junto con la construccin de opciones que permitan la
satisfaccin de las necesidades bsicas.
Para los zapatistas, el rechazo se debe a que consideran que son
propuestas que complican la consolidacin de la autonoma, ya que
necesitan muchos insumos externos y daan el medio ambiente. Asimismo, estos proyectos son una forma de explotacin, tanto de la tierra como de la mano de obra, y que no contribuye a mejorar las condiciones de vida de las comunidades que viven en la Selva Lacandona.
Estos monocultivos ejemplifican como las comunidades ms pobres del planeta, son las ms afectadas tanto por el deterioro ambiental y el cambio climtico, como por los mecanismos que se plantean
para enfrentarlo (Hazlewood, 2010). En este sentido, hay un debate
fuerte alrededor de la efectividad de estas acciones.
231
Los zapatistas manifiestan una preocupacin porque el cambio climtico, se convierta en una estrategia ms para tratar de
desalojarlos de sus territorios, como sucedi con los argumentos
conservacionistas, a partir de los cuales se plantearon proyectos,
que no resolvieron la pobreza ni detuvieron el deterioro ambiental,
pero si desplazaron a algunas comunidades que aunque no eran
zapatistas, s eran indgenas.8 En este sentido, el cambio climtico inquieta a los zapatista, pero slo por sus efectos ecolgicos la
cotidianidad y en la calidad de vida, sino que puede reforzar el
proyecto hegemnico.
Al respecto, algunos autores sugieren que el concepto de cambio
climtico tiene una carga ideolgica, y puede representar un mecanismo opresivo, aunque se presenta como neutral, y sin sealar las
conexiones histricas entre la economa de carbono, el colonialismo,
el capitalismo y una explotacin desmedida de los recursos naturales.
Sin embargo, tambin puede ayudar a visualizar las resistencias, las
posibilidades y las alternativas que se generan a partir de las acciones
de los movimientos sociales que luchan contra el sistema hegemnico
(Hazlewood, 2010; Sandberg y Sandberg, 2010).
232
trando la forma en que aspectos como el gnero, ocasionan diferencias en la vulnerabilidad, as como las respuestas a sta.
De acuerdo al atlas de vulnerabilidad hdrica en Mxico ante el
cambio climtico global (Soares et al., 2010), la zona donde est el
MAREZ sera vulnerable, debido a que se prev una disminucin en
la precipitacin y un aumento en la temperatura, lo que afectar la
disponibilidad de agua, pondr en riesgo la soberana alimentaria, favorecer el aumento de plagas y enfermedades, tanto de los cultivos
como de los humanos, as como la prdida de biodiversidad, entre
otros (Ramos, 2010).
En cuanto a la vulnerabilidad en el presente, en este MAREZ, los
efectos del cambio climtico afectan varios aspectos de la vida cotidiana; como la produccin de alimentos, la generacin de recursos econmicos, la presencia de enfermedades, dificultades en la obtencin
de agua de la calidad y limitacin en la comunicacin.
La produccin de comida y la generacin de recursos ha sido
afectada, ya que con el exceso o falta de lluvia disminuye la productividad de la milpa, incluso en algunos casos se han perdido las cosechas. Otro cultivo afectado, es el caf, que permite que las comunidades obtengan recursos econmicos, el cual ha sido perjudicado, ya sea
por el aumento de plagas como la broca, o porque el incremento en la
temperatura disminuy las cantidades cosechadas. De esta forma, la
reduccin en la productividad de los cultivos, debido a los cambios en
el clima, ha provocado que se necesite un esfuerzo mayor para obtener las mismas cantidades.
Con el aumento de la temperatura, se presentan ms casos de
enfermedades diarreicas, mientras que con si disminuye, las comunidades padecen problemas respiratorios. Junto con esto, cuando se
intensifica la lluvia, se dificulta la obtencin de agua de calidad, ya
que por lo general, aquella que es para consumo humano proviene
de ros o arroyos cercanos, lo cuales despus de lluvias intensas, se
azolvan y el agua tiene tierra. De igual forma la comunicacin se dificulta, ya que el exceso de ocasiona que se formen charcos y lodo en
las comunidades, pero tambin en algunas ocasiones provoca deslaves que bloquean las carreteras y caminos. As como muestra el
siguiente testimonio.
Con las lluvias qued muy sucio (azolvado) el ro, y el agua traa
mucho lodo, as no sirve, con esa agua no se puede ni lavar, ni hacer
la comida, ni nada, hay que esperar a que se asiente el ro, pero luego no muy se asienta, porque vuelve a llover recio (fuerte) Cuando
llueve mucho ni se puede salir de la casa, hay mucho lodo y es difcil
caminar slo con botas, pero si sigue lloviendo se tapa el camino. Esta
carretera, ya se cay tres veces, y no se puede salir de la comunidad, y
233
Se debe sealar que lo descrito en los prrafos anteriores, est vinculado con las implicaciones que tiene para las mujeres, pertenecer
9 Palenque es una ciudad cercana a las comunidades de estudio.
234
235
Estrategias de adaptacin
Para entender las estrategias de adaptacin, es necesario sealar que
las comunidades indgenas zapatistas que se encuentran en la Selva
Lacandona, no son originarias de esta zona.11 Sino que antes de colonizarla, alrededor de la dcada de los aos sesentas, eran peones en
fincas con condiciones ambientales diferentes (generalmente zonas
fras)12. Por lo tanto, en poco tiempo cambiaron de clima y desarrollaron estrategias para adaptarse, adquirieron nuevos aprendizajes y
ajustaron los que ya tenan.
Adicionalmente, es comn que los grupos indgenas y campesinos, utilicen la multi-estrategia como sugieren Toledo et al., (2003),
la cual consiste en un conjunto variado de habilidades, que permiten
que estos grupos realicen diferentes actividades a partir del aprovechamiento de diversos sistemas ecolgicos; los indgenas en las caadas de la Selva Lacandona pueden ser agricultores, horticultores,
cafetaleros, cran ganado, cazan y pescan.
La subsistencia a partir de la multi-estrategia, puede permitir
adaptarse a los cambios en el clima, al poder explorar sistemas ecolgicos con caractersticas distintas. Aunque, debido a la magnitud que
puede tener este fenmeno, en las comunidades indgenas desorganizadas, quiz no sea suficiente. Sin embargo, la ventaja que tienen los
zapatistas, es que como son parte de un movimiento social y poltico,
tienen posibilidades de desarrollar no slo estrategias de tipo tcnico,
sino tambin poltico derivadas formas distintas de pensar la relacin
entre los humanos y de stos con la naturaleza. Aunque, es un proceso
incipiente y en construccin.
En el contexto de la autonoma que implica estar en resistencia,
la multi-estrategia se ha incrementado, ya que al no recibir ningn
tipo de recurso proveniente del Estado mexicano y sus instituciones,
despus de casi 17 aos, los zapatistas ha aumentado el uso y conocimiento sobre los recursos naturales, pero al mismo tiempo, han
construido una idea de sustentabilidad ecolgica que garantice que
el proyecto de autonoma tendr un futuro. As como muestran los
siguientes testimonios.
El zapatista est en la resistencia y no recibe nada del mal gobierno, al
principio nos decan los prijistas (los no zapatistas), que no bamos a
poder, que nos bamos a rajar, y ve! ya cuantos aos llevamos, y aqu
236
237
Ejemplos de la multi-estrategia adaptativa, son algunos proyectos impulsados desde del proceso de autonoma, planteados una alternativa
para enfrentar la pobreza que hay en la zona, pero tienen un impacto
ambiental bajo y se han reajustado frente a las variaciones que ha presentado el clima. Estas opciones incluyen: colectivos de mujeres que
establecen huertos y un proyecto para comercializar caf. Estas dos
opciones tienen como objetivo contribuir a lograr la subsistencia de
las comunidades zapatistas, slo que la primera es para autoconsumo
de las familias, mientras que la segunda se enfoca en un proceso ms
amplio que busca lograr un comercio justo.
Los huertos para mujeres fueron promovidos desde un proyecto
de salud y nutricin, el trabajo colectivo se convirti en un espacio
de encuentro, donde las mujeres pudieron reflexionar sobre la alimentacin, la sustentabilidad y la autonoma. Asimismo, les permiti
encontraran una forma de resolver colectivamente, las adversidades
que enfrent el proyecto, entre las que estuvieron escasez de lluvia y
aumento de la temperatura.
Este proyecto, tambin fue una experiencia para reflexionar sobre su participacin en la toma de decisiones en la familia y la comu-
238
nidad, lo cual en un futuro puede ser til para enfrentar los efectos
del cambio climtico, ya que ser ms fcil que se organicen para
acciones concretas, e incluso que puedan exigir a sus comunidades el
respaldo para llevarlas acabo desde esquemas ms equitativos.
El proyecto de comercializacin de caf busca la consolidacin de una cooperativa de productos orgnicos (aunque por el momento slo se enfoca en caf), dentro de los esquemas de comercio
justo. La idea no es nicamente obtener mayores recursos econmicos, sino la forma de hacerlo, ya que si bien, implica involucrarse con
el mercado, es bajo reglas distintas, tratando de lograr relaciones donde se rompa con la subordinacin.
Este proyecto permiti que los productores de caf de este MAREZ, se encontraran e intercambiaran experiencias sobre la produccin de caf. La particularidad, fue intercambiaron conocimientos,
tanto de nueva incorporacin como tradicionales. Asimismo, encontraron soluciones a algunos problemas como las plagas y las formas
que se deba cultivar bajo diferentes condiciones climticas, sobre esto
ltimo, hay que mencionar, que el MAREZ tiene diferencias regionales en clima, por lo que algunos productores tienen ms experiencia
con climas ms fresco y hmedos, mientras que otros con climas ms
clidos y secos. Asimismo, compartieron las opciones de cmo haban
enfrentado los aos muy secos como los del Nio de 1998.
El proceso es lento. Sin embargo, abre posibilidades de lograr
fortalecer la autonoma y un cambio en las relaciones comerciales.
Al mismo tiempo que se convierte en una opcin con consecuencias
positivas para el medio ambiente, y permite el intercambio de conocimientos que pueden ser tiles para enfrentar el cambio climtico.
La incorporacin de nuevos conocimientos y rescate de los tradicionales, desde una idea de sustentabilidad sirve para adaptarse al
cambio climtico. Sin embargo, esto adquiere relevancia, al formar
parte de un proyecto de autonoma zapatista, ya no slo da respuestas inmediatas al fenmeno, sino propone modificaciones en el modelo econmico y poltico que lo genera, y desde la cotidianidad de
las comunidades va creando alternativas, para construir una vida
digna, es decir una vida sin pobreza ni marginacin, a partir de prcticas sustentables, lo cual las volver menos vulnerables y mayor capacidad adaptativa.
Estrategias de mitigacin
De acuerdo con el IPCC (2007), la mitigacin son las acciones que
realizan los humanos para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero, as como para mejorar o mantener los sumideros. En
este sentido, los zapatistas no han desarrollado un proyecto especfico
239
240
En cuanto a la tala excesiva, la alternativa ha sido identificar quienes talaban, y las razones, en la mayora de los casos eran parte de la
poblacin, que viva en las mismas comunidades, por lo que en ese
caso se negociaron no permitir que siguieran talando, si reincidan,
el caso se arreglaba con las autoridades autnoma, a travs de una
comisin encargada de impartir justicia, la cual dictaba como sancin
la reparacin del dao. El testimonio ejemplifica esta situacin.
No pueden cortar los rboles para vender, slo que sea por enfermedad u otra cosa grave. Hay compaeros que no respeten los acuerdos,
hay castigo, tienen que sembrar hasta 20 arbolitos y cuidarlos. Si fue
por enfermedad que vendieron el rbol, tiene que sembrarlos tambin,
pero ah le ayudan los compaeros de su comunidad o los del municipio, porque lo hizo por necesidad y no para hacerse rico (Entrevista
base de apoyo, noviembre 2008).
241
mexicano que era el proveedor. Sin embargo, se dieron cuenta que los
fertilizantes no eran necesarios, si utilizaban la misma materia orgnica que sala de la milpa o el cafetal, ya que despus de unos aos,
seguan teniendo buenas cosechas, a diferencia de los no zapatistas
que disminua el rendimiento de su milpa. En trminos de mitigacin
es importante sealar el rechazo a los agroqumicos, tiene un efecto,
ya que contienen nitrgeno, el cual contribuye a formar los gases de
efecto invernadero, que provocan el cambio climtico (IPCC, 2007).
Tanto las acciones como las prcticas anteriores, que son parte
del proyecto de autonoma zapatista, pueden ayudar a mitigar el cambio climtico, ya que las primeras vinculadas a los acuerdos para evitar el desmonte, permiten mantener y recuperar el sumidero de carbono que representa la vegetacin de la selva. En cuanto a las prcticas,
el control de incendios ayuda a disminuir un tipo de aporte de CO2.
Asimismo, dejar de usar agroqumicos reduce el aporte de nitrgeno.
Consideraciones finales
Los zapatistas cuestionan el modelo econmico y poltico, que ha llevado a que un porcentaje alto de la poblacin del planeta padezca la
pobreza, y que de igual forma es la causa principal del cambio climtico, ya que el capitalismo se basa en una industria que para mantenerse produce una cantidad excesiva de gases de efecto invernadero, que
resulta imposible que los sistemas ecolgicos la absorban.
Los zapatistas, adems de cuestionar este modelo, han comenzado
a construir alternativas desde la cotidianidad, que se concretizan en el
proyecto autonmico, ya que ante la falta de resolucin de necesidades
bsicas por parte del Estado mexicano, los zapatistas optaron por ser
ellos mismos quienes las resuelvan. Lo anterior, vinculado al cambio
climtico, permite proponer opciones que contribuyan a enfrentarlo, de
forma diferente a lo que se sugieren desde los intereses hegemnicos.
El proyecto de autonoma, no se enfoca directamente en el cambio climtico, sino en la construccin de una alternativa que permita superar la pobreza, las desigualdades sociales y las prcticas que
destruyen la naturaleza. Este proyecto tiene la caracterstica de ser
decolonial, ya que da voz a opciones que desde la visin hegemnica
son invisibilizadas, porque estn basadas en esquemas de pensamiento distintos y generan resistencias ante el capitalismo.
Un ejemplo es la identidad zapatista, es lo que mantiene y fortalece ideas, como que a travs de la resistencia (no recibir nada del Estado), se pueden lograr que en el futuro, se supere la pobreza. Aunque,
esto implica que en el presente, hay que hacer esfuerzos extraordinarios e incluso por momentos enfrentar una mayor pobreza en comparacin con otros grupos polticos que no estn en resistencia.
242
Bibliografa
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sobre la biodiversidad en Emanuelli Mara, Jennie Jonsn y
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Azucar_Roja_Desiertos_Verdes.pdf acceso 4 de marzo de 2010
Castro, Gustavo 2009 Los efectos de la palma africana en
Emanuelli Mara, Jennie Jonsn y Sofa Monsalve Surez
243
244
245
246
Institucionalidad ambiental,
vulnerabilidad social
y conflictividad
socio-ambiental en Chile
Interrelaciones, evoluciones
y estancamientos
Introduccin
La situacin ambiental del planeta ha sido evaluada por numerosos
cientficos de las ciencias naturales como crtica en trminos de los
impactos que el efecto invernadero ha generado con el pasar de los
aos. En funcin de este diagnstico, cientistas sociales han aportado
interesantes aproximaciones al fenmeno, situando como parte relevante del problema tambin a los seres humanos, las comunidades
y la sociedad en su conjunto. Lo que se ha desprendido de ello es el
surgimiento del concepto de cambio climtico y la potencial solucin
del problema: el desarrollo sustentable, en tanto desarrollo econmico que tiene como condicin fundamental el no poner en peligro futu *
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249
250
1988
Petrleo crudo
1998
1999
2000
2001
2002
Carbn
2003
2004
2005
Hidroelectricidad
2006
2007
Lea y otros
Fuente: elaboracin propia en base a datos publicados por la Comisin Nacional de Energa (CNE).
Al observar ms detalladamente los momentos histricos en que surgen los casos Huasco y Punta de Choros, es posible identificar, adems
del contexto energtico general, otros elementos distintivos: ambos estn marcados por un fuerte aumento en la demanda energtica nacional y por un contexto poltico favorable a la proliferacin de proyec-
251
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253
254
255
A finales de 2008, la movilizacin social en contra de las centrales tom forma de participacin institucional al norte de la comuna, mientras se desarrollaba de forma violenta al sur de la misma. El
primer resultado obtenido fue la desistencia de la central termoelctrica Farellones a principios de 2009, a partir de lo cual se produce
una articulacin entre los movimientos del norte y del sur, y entre sus
prcticas de resistencia. Desde ese momento y a pesar de la constante
prdida de pobladores que decidieron negociar con las empresas,
el movimiento social toma fuerza e involucra individuos ajenos a las
localidades, pero interesados sobre todo en la preservacin del ecosistema nico de la zona. En este sentido, cabe destacar el accionar de
ciertos individuos no oriundos del lugar, pero que viven y desarrollan
actividades productivas en el mismo; ellos toman el papel de mediadores entre los habitantes de la comuna y el resto de los participantes del
movimiento, y entre el movimiento y la contraparte institucional del
mismo (CONAMA y COREMA). En trminos concretos, estos sujetos
se dedican a comunicar masivamente cada uno de los eventos sucedidos en la zona, al mismo tiempo que propician una excelente comunicacin con la institucionalidad ambiental a nivel local y nacional,
basada en la utilizacin de un lenguaje muchas veces tcnico, similar
al usado por esta ltima. Esto es especialmente relevante considerando que uno de los problemas que se detecta en la relacin ciudadana
institucionalidad es la poca admisibilidad, dentro de esta ltima, de
argumentos expresados en lenguajes convencionales.
El movimiento social que surge en el caso Punta de Choros decanta el da 24 de Agosto de 2010, luego de que el organismo pertinente decidiera habida cuenta de los constantes cuestionamientos de los
argumentos tcnicos presentados por la empresa aprobar la construccin de la Central Termoelctrica Barrancones. Ese mismo da y
en una accin sin precedentes dentro del movimiento ambiental chileno se logra convocar, mediante la utilizacin de redes sociales como
Twitter y Facebook, a ms de 10.000 manifestantes en todo el pas, con
el objetivo de expresar el desacuerdo con la decisin institucional. La
discusin pblica en torno al conflicto inund noticiarios, medios de
prensa escritos y redes sociales en general, y se propag como parte
de la campaa en contra de las centrales el compromiso pblico de
rostros de televisin, polticos y otros personajes.
Finalmente, y luego de ser tema central en la opinin pblica por
dos das, es Sebastin Piera Presidente de la Repblica quien zanja el conflicto: He pedido, y hemos acordado con Suez, cambiar la
ubicacin de la Central Termoelctrica Barrancones, de forma tal de
alejarla del sector de Punta de Choros, Isla Damas e Isla Gaviota, y
proteger ese maravilloso Santuario de la Naturaleza, no solamente
256
para nuestra generacin, sino que tambin para las generaciones que
vendrn (Sebastin Piera, 26 de Agosto de 2010).
257
de la estructura econmica, social, cultural y poltica en pos de sistemas ad hoc a la produccin energtica local.
Debe entenderse, en este sentido, que la generacin de nodos de
produccin energtica se ha desarrollado en territorios pequeos, con
poblacin reducida y estructuras econmicas y laborales deficientes,
limitadas o inestables, como es el caso de Huasco a principios de los
noventa, cuando la base productiva pesquera y agrcola de pequea
escala dependa fuertemente de las vicisitudes del clima y las mareas,
y era, por tanto, relativamente frgil. Otras caractersticas que Huasco
y dems territorios comparten son una poblacin con bajo nivel de
escolaridad, un limitado acceso a servicios como salud, educacin y
transporte, y una desvalorizacin generalizada de sus modos de vida
por no adecuarse a los patrones de desarrollo tradicionalmente definidos por el modelo econmico liberal. Estas caractersticas vuelven a
los territorios vlidamente sacrificables es pos del progreso econmico del pas y/o de ciertas actividades productivas de una rentabilidad
mayor; permiten la descartabilidad de las vidas humanas, la mercantilizacin de los recursos naturales y, en general, la definicin de los territorios como socialmente viciables (Maristella Svampa, 2008:212).
As las cosas, la instalacin de megaproyectos se facilitan en la medida
en que ellos dan respuesta real o aparente a las falencias que los
sistemas econmicos territoriales supuestamente poseen, en que no es
posible prever los procesos sociales que les siguen y que, en el caso de
Huasco, terminan por dar estabilidad y permisividad a las empresas
tras los proyectos a pesar de sus malas prcticas ambientales.
Los impactos provocados por centrales generadoras de energa sobre tierra, aire y mar limita la capacidad productiva de las actividades
que esos recursos sustentan, expulsando mano de obra escasamente
calificada y limitadamente absorbida por parte de las empresas generadoras de energa. Si bien estas requieren un nmero relativamente
alto de trabajadores para su operacin, la especificidad de la misma
obliga a insertar mano de obra proveniente de otras zonas geogrficas.
Se produce como consecuencia un movimiento migratorio de entrada
y salida que desarticula los espacios comunitarios y organizaciones
tpicas de territorios reducidos, producindose desarticulacin social
e incluso, en algunos casos, enfrentamientos entre nuevos y antiguos
pobladores. Finalmente, todo lo anterior tiene su correlato dentro de
los sistemas de representacin poltica, en los cuales los antiguos lderes son desplazados o cooptados por nuevos representantes y demandas, fuertemente vinculados a la nueva constitucin territorial y, por
ende, a la centralidad de las centrales generadoras de energa.
Con todo lo descrito, no es trivial la decisin poltica, tcnica o
econmica de constituir un nodo de produccin energtica en de-
258
cin o rechazo, las partes ciudadana, institucionalidad y empresariado se posicionan en puntos contrarios, pero sin que se configure
conflictividad social; para que ello se desencadene, ellas deben hacer
explcitas sus posiciones. As, an cuando los proyectos instalados en
Huasco y que pretendieron instalarse en Punta de Choros coinciden
en la afeccin negativa de localidades aledaas; slo en el segundo se
genera un conflicto, y slo en ese caso es posible aspirar a una resolucin positiva para las aspiraciones de la sociedad civil.
La posicin institucional en problemticas ambientales reguladas
por un Sistema de Evaluacin Ambiental es siempre clara: se aprobar un proyecto siempre y cuando cumpla con todos los cnones
normativos exigibles a l. La posicin de la ciudadana, cuando no
comparte este argumento y aspira a la negacin de un proyecto independientemente de las normas regulatorias aplicables, y amparndose en lo poco estricto o reducido de las mismas o en otro argumento,
debe ser comunicado aunque el espacio dispuesto para ello la participacin ciudadana dentro de la evaluacin de impacto ambiental de
cada proyecto slo est dispuesto a procesar argumentos tcnicos de
la lnea de la posicin institucional.
Por lo anterior es que la generacin de conflicto supone, en primer lugar, la comunicacin de la postura ciudadana: la institucionalidad ambiental debe acusar recibo de la posicin contraria de la
sociedad ante un proyecto, siendo dicho elemento el que al menos en
Chile no est garantizado normativamente. La legislacin ambiental
chilena, similar a la de la algunos de los pases latinoamericanos,
slo garantiza el derecho a consulta de la poblacin eventualmente
afectada por el accionar de un proyecto, pero no su derecho a expresar una opinin legtima de modo vinculante; por este motivo,
muchas comunidades se ven en la obligacin de comunicar su postura por vas alternativas como las manifestaciones callejeras, las
acciones violentas, o la vinculacin con otros actores principalmente polticos que s tienen la capacidad de incidir en las decisiones
institucionales, entre otras.
En segundo lugar, que la ciudadana genere un conflicto y aspire a imponer una posicin especfica implica una argumentacin; es
decir, que el contenido de sus comunicaciones tenga la legitimidad
suficiente como para constituirse en causas de una accin determinada. En trminos generales, los discursos que suelen enfrentarse al
momento de revisar un proyecto con incidencia ambiental son el binomio productividad / sustentabilidad: mientras una parte defiende
la necesidad de ser eficientes econmicamente hablando (un discurso
especialmente poderoso en contextos empobrecidos como los territorios donde suelen residir los proyectos con incidencia ambiental), la
261
otra busca preservar los recursos naturales, su uso responsable y limitado, y la vigencia de los modos de vida tradicionalmente vinculados
a ellos (Maldonado: 2009).
Considerando las evidencias que actualmente existen respecto a
las consecuencias negativas que pueden tener algunos mega-proyectos productivos, la defensa de la sustentabilidad ambiental tradicionalmente vinculada a movimientos ciudadanos ha cobrado fuerza en
los ltimos aos, aunque ello no determina la renuncia a la eficiencia
econmica. Actualmente, la mantencin de la sustentabilidad ambiental convive en un equilibrio precario con la necesaria productividad en virtud de tres respuestas sociales importantes: una poltica, la
fiscalizacin ambiental; una econmica, las medidas compensatorias;
y una tcnica, las medidas mitigadoras.
Finalmente, debe destacarse que la constitucin de conflictividad social tiene relacin con su condicin de posibilidad, determinada, como se ha mencionado, por la capacidad de la poblacin de
emitir comunicaciones social y polticamente legtimas. Uno de los
hallazgos realizados en el estudio Sociedad civil y Sistema de Gestin Ambiental en el marco de un conflicto socio-ambiental. El caso
de la comuna de la Higuera (caso Punta de Choros) realizado por
las autoras fue que el lenguaje altamente tecnificado que se utiliza
en los espacios de decisin ambiental (concretamente, dentro de las
instituciones que componen el sistema de gestin ambiental) dificulta, si no imposibilita, la real comunicacin entre las partes; para ser
vlidos, las comunidades deban comunicarse en el mismo idioma
que su contraparte. La posibilidad de realizar aquello en un contexto de alta vulnerabilidad y exclusin social es limitada, pero existe.
Comprender cmo es que existe hace necesario remitir a lo planteado
por Katzman y Filgueira respecto de la vulnerabilidad social y que ya
se enunci previamente.
La capacidad de utilizar la estructura de oportunidades dispuesta en Chile y configurada por una reducida y no vinculante participacin ciudadana en la evaluacin de impacto ambiental de cada
proyecto; por las dificultades comunicacionales existentes, y por la
capacidad limitada de activacin y movilizacin poltica en pos de
la gestin territorial del espacio fsico ocupado, depende del capital
humano y social con que una comunidad cuenta. Este capital humano puede estar distribuido en la comunidad en general o, como
en el caso Punta de Choros, concentrado en actores especficos que
marcan el devenir de los procesos de resistencia a la instalacin de
centrales generadoras de energa.
La existencia de individuos con capital humano y social capaz
de hacer uso de una estructura de oportunidades precaria no es un
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263
265
8. Consideraciones finales
Uno de los principales elementos a destacar en el marco del anlisis
de la relacin entre institucionalidad ambiental, vulnerabilidad social
y conflictividad socio-ambiental, es el concepto de nodo (productivo)
que se ha examinado en el texto. En el caso de las grandes actividades productivas, como es el caso de la generacin energtica, los
nodos no slo concentran una serie de empresas generadoras, sino
tambin centralizan gran parte de los impactos ambientales, sociales, econmicos y culturales que ellas producen, poniendo muchas
veces en riesgo la estabilidad y sustentabilidad de los territorios. La
constitucin de tales nodos est poderosamente ligada a la condicin
de vulnerabilidad de una zona, pues la posibilidad de movilizacin y
defensa frente a eventuales amenazas, o frente a la profundizacin de
los efectos negativos producidos por la instalacin y crecimiento de
industrias productivas, est condicionada negativamente tanto por la
precariedad de la estructura de oportunidades ofrecidas a la ciudadana, como por la incapacidad de los pobladores de hacer uso de sta
a pesar de su precariedad. Esta incapacidad, cuando existe y como se
revis anteriormente, proviene de la falta de activos radicados en los
territorios afectados, resultado de las caractersticas de los mismos y
de la posicin social en la que se encuentran.
Complementariamente, la consolidacin y potenciacin de los
mismos nodos (luego su constitucin) surge como un proceso recursivo, a modo de bucle, en el que la vulnerabilidad social inicial que
266
267
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269
270
271
Introduccin
Una caracterstica notable en la literatura que analiza el cambio climtico y sus efectos sobre los indicadores sociales es la falta de consenso sobre algunas hiptesis establecidas. En principio, podemos
afirmar que no hay desacuerdo entre los investigadores, las figuras
pblicas y los pases y sus gobiernos sobre el hecho de que el clima
est cambiando. Sin embargo, existe un menor consenso a medida
que se hace una reflexin bsica sobre las causas de estos cambios.
Dos temas clave son el punto de partida para este debate: la accin
antrpica (o antropognica) est cambiando realmente el medio ambiente, o este cambio climtico global es natural?
Los adeptos a la Teora de la Complejidad, al cuantificar esa accin antrpica, establecen que todas las acciones humanas se pueden
* Becario posdoctoral (CAPES/PNPD) asociado a la Facultad de Economa de la
Universidad Federal de Mato Grosso (UFMT/FE), licenciando en Fsica (UFMT/
IF) y beneficiario auxiliar en sus investigaciones de CAPES y FAPEMAT.
** Funcionario pblico de la Secretara de Planificacin de Mato Grosso (SEPLAN/MT) y magster por el Programa de Agronegocios y Desarrollo Regional
de la Universidad Federal de Mato Grosso (UFMT/FE).
*** Profesora adjunta en la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad
Federal de Mato Grosso (UFMT/FE).
273
traducir como procesos de transformacin de energa, y tales procesos generan un cierto impacto sobre el medio ambiente correspondiente a una cierta cantidad de dixido de carbono (CO2). Desde esta
perspectiva, los automviles, las usinas termoelctricas o incluso la
respiracin humana inyectan carbono en la atmsfera y causan un
impacto ambiental directo sobre el medio ambiente.
Por otro lado, hay una lnea de investigacin que sostiene que el
cambio climtico posee en general un carcter cclico y tales ciclos
pueden tener diferentes frecuencias. Segn se elija uno u otro de estos
horizontes de anlisis, las respuestas encontradas sobre el cambio climtico pueden producir resultados muy diferentes y, a veces incluso
opuestos. Un ejemplo clsico de ciclo de largo plazo en relacin directa con el proceso del cambio climtico son los llamados ciclos de
Milankovitch o ciclos orbitales.
Los ciclos de Milankovitch son llamados as en homenaje al astrofsico serbio Milutin Milankovitch (1879-1958), quien en 1920 public
una teora que postul que la radiacin solar produce alteraciones
climticas en la Tierra en funcin de otros astros. Debido a las influencias gravitatorias de otros planetas del Sistema Solar, algunos
parmetros astronmicos del movimiento de la Tierra en el espacio
cambian cclicamente a lo largo del tiempo.
Estos parmetros son los siguientes: a) la excentricidad de la rbita de la Tierra: esto est relacionado con el hecho de que la rbita
terrestre no es exactamente un crculo, es decir, su forma es ligeramente elptica, y este hecho produce ciclos con un perodo aproximado de 90 mil a 100 mil aos, b) la oblicuidad del eje de la Tierra: la
variacin de la oblicuidad de la eclptica (de 22,1 a 24,5) en torno al
valor promedio de 23,4 con un perodo de unos 41 mil aos, modula
la estacionalidad a grandes altitudes, y c) la precesin de los equinoccios: se refiere a la precesin del eje de rotacin de la Tierra, con
consecuencias entre el momento de los equinoccios y de los solsticios
en relacin al momento de mayor o menor distancia de la Tierra al
Sol; esto produce ciclos de alrededor de 22 mil aos (Imbrie e Imbrie,
1979; Kepler y Saraiva, 2004).
La combinacin de los tres ciclos de variacin de estos parmetros, con sus diferentes frecuencias e intensidades, producen variaciones complejas entre la cantidad de radiacin solar recibida por la
Tierra en cada latitud y en cada estacin del ao. Adems, debe tenerse en cuenta que cada uno de los tres ciclos de Milankovitch puede
independiente dar lugar a diferentes efectos climticos en cada latitud
del planeta (Snchez, 2009).
Otra contribucin histrica al estudio del cambio climtico fue la
estimacin del efecto de variacin de la concentracin de CO2 sobre
274
275
276
Adems, hay que considerar que cada uno de esos subsistemas intervienen en el comportamiento del sistema climtico en una escala de
tiempo caracterstica, es decir, si la intencin del anlisis es describir
el sistema climtico en intervalos de tiempo de horas a semanas, la
aproximacin de considerar apenas al subsistema atmsfera es razonable; para intervalos ms largos, de meses a aos, es necesario incluir
a los ocanos (ms all de la atmsfera); si la escala de tiempo considerada es del orden de las centenas de aos, es necesario referirse
tambin a la crisfera; y, finalmente, si la escala utilizada es del orden
de los millones de aos es necesario incluir la litsfera (Santos, 2007).
Este ejemplo muestra que existe una relacin entre la escala de
tiempo del anlisis y la complejidad del modelo necesario para describir el proceso de cambio climtico. Esta complejidad hace que las
respuestas a muchos de estos fenmenos estn en una frontera transversal respecto a las reas clsicas de conocimiento. En las ciencias
sociales, por ejemplo, una pregunta recurrente es si el cambio climtico representa una amenaza para el logro del desarrollo sostenible3 y
un obstculo importante a la reduccin de la pobreza.
La respuesta a esta pregunta depende del resultado de la interaccin entre el cambio climtico a nivel mundial y a nivel regional. El
Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climtico (IPCC Intergovernmental Panelon Climate Change) creado por la Organizacin
Meteorolgica Mundial en 1988 y vinculado al Programa Ambiental
de las Naciones Unidas ha proporcionado respuestas a esta pregunta
a nivel mundial.
El IPCC est compuesto por delegaciones de varios pases (un total de 130) y tiene como objetivo promover una evaluacin cientfica,
tcnica y socioeconmica del problema del cambio climtico sobre una
base objetiva, integrada y transparente. En este sentido, el IPCC, ya con
las distintas evaluaciones (IPCC, 1995, 2001, 2007), desde su origen ha
contribuido a estimular decisivamente a los gobiernos a adoptar y aplicar polticas de mitigacin y adaptacin en respuesta al cambio climtico, as como tambin determinar las causas de tales cambios.
Una de las principales causas del cambio climtico4 es la liberacin excesiva de gases de efecto invernadero en la atmsfera, especialmente el dixido de carbono (CO2). Estos gases son generados princi3 Hay varios enfoques tericos que difieren en cuanto a la definicin de desarrollo
sostenible. El sentido utilizado en este trabajo es el que concilia los aspectos
econmicos, sociales y ambientales (Veiga, 2008).
4 El cambio climtico es definido por el IPCC como cualquier cambio en el clima
durante un perodo de tiempo, independientemente de si es causada por una
variacin natural o por el resultado de la actividad humana.
278
279
al contrario de la mitigacin, parece ms plausible a escala local y regional, resultado de las pocas proyecciones realizadas a esas escalas.
Morengo (2009) seala que sin las proyecciones de cambios climticos
regionales, parece poco probable que las estrategias regionales de adaptacin se desarrollen o implementen. Por eso, las proyecciones regionales
pueden ser ajustadas a la realidad de la comunidad y, de alguna manera,
muestran la convergencia con las proyecciones de los modelos globales.
En respuesta a los escenarios proyectados por el IPCC, publicado
en 2007, un grupo de investigadores brasileos present un estudio sobre La economa del clima, con el fin de cuantificar y elevar los costos
y oportunidades generadas por el cambio climtico y sus efectos en Brasil y sus regiones: Norte, Nordeste, Sudeste, Sur y Centro-Oeste (Margulis y Dubeux, 2010). El anlisis busc evaluar los impactos ambientales, econmicos y sociales, teniendo en cuenta el cambio climtico en
Brasil, a travs de diferentes escenarios. Tambin se identificaron las
principales vulnerabilidades de la economa y la sociedad brasileas, y
se presentaron algunas formas de mitigar y adaptarse a este fenmeno.
La Figura 1 presenta una visin de las relaciones que se articulan
entre los mdulos (ambiental, econmico y social) que fueron analizados. Esta red relaciona los principales agentes implicados en la propagacin del calentamiento global, evaluando sus impactos ambientales, econmicos y sociales, a travs de un modelo macroeconmico
de equilibrio general (equilibrio general computable).
Figura 1
Red de relaciones articuladas entre los mdulos ambiental, econmico y social
280
La red de relaciones en la Figura 1 se utiliz para establecer proyecciones medias para Brasil, teniendo en cuenta los resultados de los
modelos A2 y B2 publicados por el IPCC en 2007, basados en hiptesis
sobre el comportamiento prospectivo de la economa global. Las proyecciones realizadas para Brasil demuestran ser consistentes con los
distintos modelos del tercer y cuarto informe publicados por el IPCC.
Los resultados indican una mayor incertidumbre sobre el pronstico
de lluvias, sobre todo en las regiones Sudeste y Centro-Oeste. Esto
impactar evidentemente en las regiones donde el nivel de precipitaciones es bajo, como es el caso de la Regin Nordeste. Y este hecho
implica un clima ms clido en el futuro, haciendo rida a la regin y,
por tanto, afectando a la agricultura de subsistencia.
Los resultados principales del cambio climtico en Brasil tendrn
los siguientes impactos econmicos, ambientales y sociales (Margulis
y Dubeux, 2010):
a. el cambio climtico (escenarios A2-BR y B2-BR) puede reducir
el PBI de Brasil entre 0,5% y 2,3% en 2050 (esto en precios de
2008 es equivalente a R$15,3 trillones y R$16 trillones, respectivamente para cada uno de los dos escenarios);
b. entre 2071 y 2100, la temperatura puede variar entre 4 y 8 C
(escenario A2) y entre 3 y 5 C (escenario B2) en la Amazonia;
y en la Regin Nordeste la temperatura puede variar 4 C (en
escenario pesimista A2) y de 2 a 3 C (escenario optimista B2);
c. las regiones ms vulnerables al cambio del clima en Brasil
seran la Amazonia y el nordeste. En la Amazonia, el calentamiento de 7 a 8 C en el ao 2100 podra causar un cambio radical en la selva amaznica, con el surgimiento de sabanas. En
el nordeste, la precipitacin podra disminuir de 2 a 2,5 mm/
da en 2100, con el consecuente impacto sobre la produccin
agrcola. El sistema de produccin ganadera bovina (pastorilextensivo) tendra un dficit hdrico y reducira en un 25% la
capacidad de pastura para este tipo de sistema de produccin,
lo que resultara en bajo rendimiento e inviabilidad econmica
de esta actividad en la regin;
d. la reduccin de las precipitaciones afectara a los principales
ros y cuencas del Nordeste (Parnaba y Atlntico Este) en la
produccin de energa, con una reduccin de hasta un 90%
entre 2070 y 2100, y, finalmente,
e. se dara una disminucin significativa de la agricultura en todos los Estados brasileos.
281
El informe indica que segn los diversos estudios sectoriales realizados la Regin Nordeste sufrir un gran impacto debido al cambio
climtico. Los posibles cambios en el clima de Brasil (escenario pesimista A2) para la segunda mitad del siglo XXI, indican que el clima
en el nordeste ser entre 2 y 4o C ms clido y entre 15 y 20% ms
seco. Este hecho puede afectar a la biodiversidad de la caatinga, con
graves impactos sobre la agricultura de subsistencia y la salud de
la poblacin, principalmente en la regin semirida (CEDEPLAR /
FIOCRUZ, 2008).
Esta prediccin para la regin semirida nordestina, donde las
precipitaciones son escasas y la precipitacin media es de solo 600
mm por ao y con poca frecuencia, puede ser aun ms drstica. El
medioambiente puede parecerse al de un desierto: con la disminucin
de las precipitaciones menos agua penetrar en el suelo, esto implicar una reduccin de hasta el 70% de la recarga acufera de la regin,
afectando directamente a unos 20 millones de personas que viven all.
Basndonos en los escenarios proyectados sobre el abastecimiento de
agua, el nordeste sufrir probablemente impactos en la oferta alimentaria y la salud de la poblacin. Como resultado, aumentarn los casos
de desnutricin infantil y mortalidad infantil por diarrea en Maranho, Alagoas y Sergipe. En 2040, el gasto en salud pblica puede llegar
a R$4,35 billones, alrededor de R$1,43 billones ms que el gasto de
2005 (Margulis y Dubeux, 2010; CEDEPLAR / FIOCRUZ, 2008).
Se prev que la tasa de crecimiento del PBI en el Nordeste baje
un 11,4% y provoque un aumento en la tasa de migracin entre 2030
y 2050, en hasta un 24% de la poblacin en las zonas ms pobres
hacia los centros urbanos de su propia regin y de otras regiones del
pas (CEDEPLAR / FIOCRUZ, 2008). En la agricultura, el aumento de
la temperatura y la reduccin del suministro de agua pueden causar
un gran impacto en la produccin de maz, porotos, arroz, algodn y
girasol. Por ejemplo, las zonas agrocultivables en Cear pueden reducirse un 79,6%, en Piau un 70,1%, en Paraba un 66,6% y en Pernambuco un 64,9% (Margulis y Dubeux, 2010).
El informe del IPCC (2007) presenta una serie de medidas y oportunidades de mitigacin y adaptacin, tales como la mejora gentica
de las plantas y los granos, el uso de fuentes de energa de gas natural,
el secuestro de carbono mediante la forestacin, y utilizando biocombustibles. As, el estudio presenta una serie de posibilidades de aplicacin de las medidas de mitigacin y de adaptacin para un balance de
los riesgos, que podran ocurrir en el futuro con el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero y por lo tanto, con el cambio climtico que alcanzara especialmente a los ms pobres, especialmente
a la poblacin de la Regin Nordeste.
282
283
en los estudios sobre desastres naturales (natural hazards) y evaluacin de riesgos (risk assessment). En este enfoque, la vulnerabilidad
puede ser vista como la interaccin entre los riesgos existentes en un
determinado lugar (hazards of place) y las caractersticas y el grado
de exposicin de la poblacin residente y, por lo tanto, las personas o
grupos sociales (o lugares) ms vulnerables seran los ms expuestos a
situaciones de riesgo o estrs, ms sensibles a estas situaciones y con
menor capacidad de recuperacin (Cutter, 1994, 1996; Moser, 1998;
Sherbinin et al., 2007).
El informe del IPCC de 2007 seala que la mayor parte de la presente y futura vulnerabilidad al cambio climtico se materializar en
los pases pobres y en desarrollo, especialmente en poblaciones de
bajos ingresos (IPCC, 2007). Cabe sealar que aunque pobreza y vulnerabilidad no son sinnimos, ambos conceptos estn estrechamente
relacionados, ya que muchas familias pobres son ciertamente vulnerables a una serie de atributos que les garanticen un nivel mnimo
de bienestar social. Un aspecto importante es que la evaluacin de la
vulnerabilidad es un fenmeno ex-ante y depende de la profundidad
de los impactos a los que est expuesto el individuo o la familia.
La vulnerabilidad se puede abordar desde diferentes aspectos,
sistemas o procesos de produccin. En relacin con las reas de pastura y la ganadera existe una gran incertidumbre sobre los efectos
del cambio climtico global en el sistema de produccin, dado que los
pastos sufren de la estacionalidad de agua (lluvia) y los escasos nutrientes del suelo, y esto hace que estos sistemas sean ms vulnerables
(Lima y Alves, 2008). La vulnerabilidad alimentaria puede ser entendida como la probabilidad de que se produzca una fuerte disminucin
en el acceso a los alimentos para el consumo, en relacin con los valores crticos que definen los niveles mnimos de bienestar humano;
otra definicin se relaciona con la probabilidad de perder la seguridad
alimentaria (CEPAL, 2003; Thornton et al., 2006). La vulnerabilidad
puede todava ser abordada teniendo en cuenta la proporcin de personas que tienen menos recursos, en relacin con el cambio climtico,
por ser estas ms vulnerables (Kaztman, 1999a).
La medicin de la vulnerabilidad es especialmente importante para
el seguimiento del bienestar de las familias pobres que ms a menudo
son ms vulnerables debido a su ubicacin y sus caractersticas (viven
en laderas, poseen menos acceso a seguros, y menos a los servicios pblicos). Adems, las personas pobres con respecto a las no-pobres sufren un mayor impacto del cambio climtico y poseen menos medios
para mitigar este problema frente a una condicin ms vulnerable.
Estos ejemplos muestran que de un modo anlogo al concepto de
cambio climtico, la vulnerabilidad posee un aspecto multidimensio-
284
Procedimientos metodolgicos
Los procedimientos metodolgicos utilizados en este artculo para
probar la relacin de causalidad entre los efectos del cambio climtico y la mayor condicin de vulnerabilidad de la poblacin afectada,
y los indicadores de pobreza, son dos: el procedimiento para poner a
prueba la raz unitaria y la prueba de causalidad de Granger.
La prueba de raz unitaria7 es un procedimiento inicial esencial y
necesario en el intento de establecer relaciones entre variables a partir
de datos de series temporales, analizando una por una si las variables
consideradas son estacionarias en el tiempo8. Cuando una variable
se dice que es estacionaria, esto implica que en el tiempo esta converge hacia una solucin de equilibrio de largo plazo y ese tipo de
comportamiento es fundamental para modelar la relacin entre las
variables. Sin embargo, la mayora de las series econmicas no son
estacionarias, lo que resulta en la necesidad de utilizar herramientas
para eludir esta restriccin, tales como la diferenciacin de las series.
En este contexto, la prueba de raz unitaria comprueba el orden
de integracin de las series temporales analizadas, es decir, el nmero
de diferencias necesarias para que la serie se convierte en estacionaria. Una vez que se encontr que una serie es generada por un proceso
estacionario, esto implica que los impactos sern transitorios y se disiparn en un horizonte de corto plazo, y este comportamiento hace
285
que sea posible establecer relaciones de largo plazo entre las variables.
Cabe sealar que este procedimiento de poner a prueba la raz unitaria en las series analizadas a lo largo de este estudio es independiente
y anterior a la prueba de causalidad de Granger, es decir, para examinar si existe la causalidad en las variables es necesario asegurar que
todas las variables son estacionarias, y solo a partir de ese momento
se empieza a probar la causalidad que existe entre ellas.
El concepto de causalidad se relaciona con la idea de la precedencia temporal, es decir, si x causa y, entonces los cambios en x preceden
a los cambios en y. Para probar la precedencia temporal o causalidad
se utilizar en este estudio la prueba de Granger. Las especificaciones
utilizadas para las pruebas de causalidad de Granger, teniendo como
hiptesis que las series son estacionarias, son las siguientes:
p
yt = k0 + a j yt j + 0t (01)
j=1
xt = k1 + bi xti + 1t (02)
i=1
j=1
l=1
yt = k2 + c j yt j + dl xtl + 2t
q
i=1
g=1
xt = k3 + ei xti + fg ytg + 3t
(03)
(04)
Las especificaciones (01) y (02) son modelos autorregresivos, mientras que las especificaciones (03) y (04) representan modelos mixtos,
que implican componentes autorregresivos y desfase distribuido. Para
saber si hay precedencia temporal de x en relacin a y, debemos determinar si los valores pasados de x contribuyen a explicar las innovaciones del proceso estocstico de y. Si la respuesta es afirmativa,
se dice que x causa y en el sentido de Granger. La prueba utiliza las
ecuaciones (01) y (03).
Para realizar la prueba es necesario ajustar las ecuaciones (01) y
(03) y obtener sus varianzas residuales (nombradas, respectivamente,
2
2
como: y/y y y/y,x ). Si x ayuda a explicar el proceso estocstico de
y, entonces la varianza de (03) deber ser inferior a la de la ecuacin
286
2
F = ln 2y/y (05)
y/y,x
La hiptesis nula de que H0: Fxy = 0 (es decir, x no causa y en el
sentido de Granger) puede ser probada a travs de las estadsticas F
2
arriba presentadas, asociadas con la siguiente distribucin de :
^
n F xy ~ 2 ( p)
donde: n = nmero de observaciones
en la muestra, p = nme
ro de desfases adoptado. La estadstica
se obtiene de la siguiente
ecuacin:
RRSS
F = ln URSS
(06)
en la que: RRSS = suma de los residuos cuadrticos de la ecuacin restringida; URSS = suma de los residuos cuadrticos de la ecuacin no restringida. Para probar si existe precedencia temporal de y
con respecto a x se debe comprobar si los valores pasados de y contribuyen a explicar las innovaciones del proceso estocstico de x. Si la
respuesta es afirmativa, se dice que y causa x, en el sentido de Granger.
La prueba consiste en las ecuaciones (02) y (04), y los procedimientos
adoptados para la prueba son similares a los discutidos anteriormente. La prueba de Granger puede llevar a cuatro resultados, a saber:
xy; xy; xy; y tambin que no existe una relacin causal entre x
e y. Las restricciones en el uso de la metodologa de Granger residen
en el hecho de que es muy sensible al nmero de desfases utilizados
en el modelo y de que la prueba proporciona apenas una medida de
retroalimentacin lineal entre dos variables.
En relacin a esta causalidad lineal deben hacerse algunos comentarios. La perspectiva de complejidad para modelar cambios climticos implica mltiples interacciones y las retroacciones en este
contexto no se inscriben en una causalidad lineal (en el sentido de
que tal causa produce tal efecto) y exige que se tengan en cuenta relaciones causales recursivas y se desarrollen dentro de un contexto de
no-linealidad (Vasconcellos, 2002).
287
A partir de esta especificidad Morin (1990: 125) presenta una tipologa que distingue tres tipos de causalidad que permean todos los
niveles de organizacin compleja: a) causalidad lineal (aquella en la
cual cada causa produce directamente sus efectos); b) causalidad circular retroactiva (aquella cuyos productos generan informaciones que
sern reinsertadas en el proceso, pudiendo estimularlo o interferir en
l); y finalmente c) causalidad recursiva (aquella en la cual los efectos
y productos son necesarios para el proceso que los genera. El producto es productor de aquello que produce).
La metodologa de causalidad de Granger solo permite probar
las causalidades enumeradas en (a) y (b) y representa en este contexto una aproximacin bien simplificada del proceso que involucra las
relaciones entre cambio climtico y las medidas de desigualdad que
implica el tipo de causalidad que figura en (c). Esta limitacin es importante para tener en cuenta el alcance de los resultados obtenidos
con este estudio y las conclusiones establecidas.
288
(07)
10 En relacin a los dos escenarios utilizados, el A2 y el B2, ambos siguen las directrices propuestas por el informe del IPCC en 2007 (IPCC, 2007) y se presentan como los
ms adecuados para describir la realidad brasilea.El escenario A2 (ms pesimista,
con emisiones de carbono ms altas y cambio climtico ms intenso) pronostica que
el mundo seguir consumiendo energa generada principalmente por combustibles
fsiles, lo que provocar un aumento desde 2 hasta 5,4 grados Celsius en la temperatura.El B2, un escenario ms optimista, apuesta por el surgimiento de una matriz energtica mundial ms equilibrada, con igualdad de participacin de fuentes renovables y
combustibles fsiles, lo que ocasionara un aumento de 1,4 a 3,8 grados Celsius.
11 El ndice de Desarrollo Humano (IDH) fue creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y es una combinacin de tres dimensiones: a)
longevidad (medida por la esperanza de vida al nacer); b) educacin (medidapor la
combinacin de la tasa de alfabetizacin de adultos, con una incidencia de 2/3, y la
tasa de matrcula en los tres niveles de enseanza, con una incidencia de 1/3; y, finalmente, c) ingreso (medido por el PBI per cpita expresado en dlares PPA, o paridad
de poder adquisitivo).El valor del IDH va desde 0 (ningn desarrollo humano) y 1
(desarrollo humano total).
289
desde 1992 hasta 2007. A partir de estas medidas, para cada Estado
se genera un factor promedio que representa el comportamiento de la
Regin Nordeste de Brasil de acuerdo a la informacin contenida en
las Tablas 1 y 2. La Tabla 1 presenta el Factor de Cambio Climtico
(FMC_A2) para los Estados del nordeste de Brasil y para la Regin Nordeste (RNE), teniendo en cuenta el escenario ms pesimista (A2) en
relacin al cambio climtico.
Tabla 1
Factor de Cambio Climtico (FMC_A2) para los Estados del nordeste de Brasil y la Regin Nordeste (RNE)
durante el perodo 1992-2007, teniendo en cuenta el escenario A2
MA
PI
CE
BA
SE
AL
PE
PB
RN
RNE
1992
0,087
0,114
0,389
0,272
0,043
0,224
0,304
0,000
0,068
0,162
1993
0,082
0,111
0,374
0,263
0,040
0,222
0,298
0,000
0,068
0,158
1994
0,080
0,108
0,362
0,255
0,040
0,214
0,286
0,000
0,065
0,152
1995
0,077
0,105
0,350
0,248
0,039
0,207
0,275
0,000
0,062
0,147
1996
0,075
0,104
0,346
0,240
0,037
0,207
0,269
0,000
0,061
0,145
1997
0,075
0,101
0,332
0,234
0,037
0,200
0,267
0,000
0,060
0,141
1998
0,071
0,097
0,320
0,225
0,035
0,199
0,255
0,000
0,058
0,136
1999
0,070
0,096
0,313
0,221
0,035
0,195
0,254
0,000
0,057
0,134
2000
0,069
0,093
0,302
0,214
0,035
0,194
0,247
0,000
0,055
0,131
2001
0,065
0,090
0,294
0,210
0,034
0,186
0,241
0,000
0,054
0,128
2002
0,064
0,087
0,288
0,205
0,032
0,184
0,238
0,000
0,053
0,125
2003
0,065
0,087
0,291
0,205
0,032
0,182
0,241
0,000
0,054
0,125
2004
0,063
0,085
0,283
0,201
0,031
0,182
0,232
0,000
0,052
0,122
2005
0,063
0,083
0,277
0,194
0,031
0,178
0,226
0,000
0,050
0,119
2006
0,059
0,078
0,269
0,185
0,029
0,165
0,214
0,000
0,049
0,114
2007
0,055
0,073
0,251
0,175
0,028
0,153
0,206
0,000
0,047
0,107
290
Tabla 2
Factor de Cambio Climtico (FMC_B2) para los Estados del nordeste de Brasil y la Regin
Nordeste (RNE) durante el perodo 1992-2007, teniendo en cuenta el escenario B2
MA
PI
CE
BA
SE
AL
PE
PB
RN
RNE
1992
0,000
0,094
0,389
0,134
0,083
0,233
0,338
0,080
0,111
0,167
1993
0,000
0,091
0,374
0,130
0,077
0,230
0,331
0,074
0,111
0,162
1994
0,000
0,089
0,362
0,126
0,076
0,222
0,318
0,072
0,106
0,157
1995
0,000
0,086
0,350
0,122
0,075
0,214
0,306
0,070
0,102
0,151
1996
0,000
0,085
0,346
0,118
0,071
0,215
0,299
0,070
0,100
0,149
1997
0,000
0,083
0,332
0,115
0,071
0,207
0,297
0,066
0,097
0,145
1998
0,000
0,080
0,320
0,111
0,068
0,206
0,284
0,063
0,094
0,140
1999
0,000
0,079
0,313
0,109
0,068
0,202
0,282
0,062
0,092
0,138
2000
0,000
0,077
0,302
0,105
0,068
0,201
0,275
0,063
0,090
0,134
2001
0,000
0,074
0,294
0,104
0,065
0,193
0,268
0,062
0,088
0,130
2002
0,000
0,072
0,288
0,101
0,062
0,191
0,264
0,060
0,086
0,128
2003
0,000
0,072
0,291
0,101
0,061
0,189
0,268
0,060
0,088
0,128
2004
0,000
0,069
0,283
0,099
0,060
0,188
0,258
0,058
0,086
0,125
2005
0,000
0,068
0,277
0,095
0,059
0,184
0,251
0,056
0,081
0,122
2006
0,000
0,064
0,269
0,091
0,056
0,171
0,238
0,054
0,080
0,116
2007
0,000
0,060
0,251
0,086
0,053
0,158
0,230
0,050
0,077
0,110
Por ltimo, son utilizados dos ndices que describen la situacin de las
personas consideradas pobres en la Regin Nordeste de Brasil durante el perodo 1992-2007: la proporcin de personas indigentes (o en
situacin de pobreza extrema) y la proporcin de personas pobres (de
acuerdo con la Tabla 9 del Apndice). Estos ndices fueron tomados
del Instituto de Estudios del Trabajo y la Sociedad (IETS) y son establecidos haciendo uso de la Encuesta Nacional de Hogares (PNAD).
Es de destacar que para la determinacin de estos ndices se utiliza
una lnea de pobreza que es el doble de la lnea de indigencia o extrema pobreza, la cual se define como el costo de una canasta bsica de
alimentos que contemple las necesidades mnimas de caloras de un
individuo. Este clculo de la lnea de pobreza vara entre los Estados
de la Regin Nordeste analizados y esta variabilidad se tiene en cuenta
en la formacin de los indicadores que reflejan el comportamiento de
la regin en su conjunto.
Con la definicin de Factor de Cambio Climtico para los dos
escenarios y los dos indicadores que reflejan las variaciones en el n-
291
Resultados y discusin
La primera cuestin a ser determinada cuando se hace uso de series
de tiempo es la determinacin del nivel de desfase de las variables utilizadas. Para ello, se utilizan los criterios de AIC y SC para las series de
variables: Factor de Cambio Climtico para el escenario A2 (FA2NE),
Factor de Cambio Climtico para el escenario B2 (FB2NE), proporcin de personas indigentes (PP0NE) y proporcin de personas pobres
(P0NE). Este resultado se presenta en la Tabla 3.
Tabla 3
Resultados de los criterios AIC y SC para las series de Factor de Cambio Climtico para el escenario A2
(FA2NE), Factor de Cambio Climtico para el escenario B2 (FB2NE), proporcin de personas indigentes (PP0NE)
y proporcin de personas pobres (P0NE)
Nmero de
desfases
FA2RNE
FB2RNE
PP0NE
P0NE
-101,70
-103,30
-47,13
-52,12
-114,30
-115,95
-45,89
-53,95
Nmero de
desfases
FB2RNE
PP0NE
P0NE
-99,78
-101,38
-45,21
-50,20
-111,75
-113,39
-43,34
-51,39
Los resultados del Tabla 3 muestran que las series Factor de Cambio
Climtico para el escenario A2 (FA2NE), Factor de Cambio Climtico para el escenario B2 (FB2NE) y proporcin de personas pobres
(P0NE) son descritas por un proceso autorregresivo de orden dos AR(2). Por otro lado, la serie proporcin de personas indigentes (PP0NE) es descrita por un proceso autorregresivo de orden uno - AR(1).
Partiendo de esta formulacin general, se mantuvieron en el modelo
utilizado en la prueba de raz unitaria (ADF) solo los desfases que presentaban coeficientes significativos (como se muestra en la Tabla 4).
Despus de la identificacin de la orden del proceso autorregresivo de las series utilizadas, se pas a la realizacin de la prueba de
Dickey-Fuller Aumentada (ADF) para estas variables, y la hiptesis a
292
probar es relativa a la estacionariedad. El anlisis de la Tabla 4 muestra que hay dos variables estacionarias (FB2RNE y FA2RNE) - I(0) y
dos variables que se vuelven estacionarias al tomarse su primera diferencia (D.P0NE y D.PPONE) - I(1) y en este contexto tales series son
integradas de orden uno.
Tabla 4
Prueba de Dickey-Fuller Aumentada (ADF) para determinar la estacionariedad de las
series FA2NE, FB2NE, PP0NE y P0NE en el perodo 1992-2007
Variable
Desfase
Constante
Tendencia
Valor crtico
5%
10%
P0NE
01
No
No
08
-1,950
-1,600
-1
D.P0NE
00
No
No
08
-1,950
-1,600**
-1
FB2RNE
00
No
No
11
-1,950*
-1,600
-5
FA2RNE
00
No
No
11
-1,950*
-1,600
-5
PP0NE
00
No
No
11
-1,950*
-1,600
-1
D.PP0NE
00
No
No
08
-1,950
-1,600**
-1
293
02
Prueba F
Probabilidad
Rechazo de H0
45,9005
0,00001
1,2697
0,32700
No
17,8374
0,00074
2,0727
0,18200
No
La Tabla 5 tambin presenta los resultados de la prueba de causalidad entre la variable Factor de Cambio Climtico para el escenario
A2 (FA2NE, menos optimista) y la proporcin de personas indigentes
(D.PP0NE) considerada en su primera diferencia. Los resultados son
similares a los obtenidos con la otra medida de desigualdad (P0NE),
es decir, la hiptesis nula de que el Factor de Cambio Climtico no
causa indigencia (proporcin de personas indigentes, PP0NE) fue rechazada, y por otro lado no se puede rechazar la hiptesis de que la
medida de la indigencia en la primera diferencia (D.PP0NE) no causa
el Factor de Cambio Climtico (FA2NE). La relacin de causalidad es
unidireccional y se produce en el sentido FA2RNED.PP0NE.
El escenario A2 (FA2NE, menos optimista) nos permite evaluar
cun vulnerables son las personas indigentes al cambio climtico, habida cuenta de que estos grupos tienen una serie de carencias (falta de
recursos monetarios y dificultad para acceder a los servicios pblicos)
y de que se trata, en su mayora, de personas que viven en lugares de
riesgo. Cabe destacar que en este contexto los efectos que impactan
directamente en las personas pobres pueden ser causados por el estrs
ocasionado por la variabilidad climtica y por los eventos extremos
que les causan un dao irreparable.
Finalmente, la Tabla 6 presenta los resultados de la prueba de
causalidad entre la variable Factor de Cambio Climtico para el escenario B2 (FB2NE, ms optimista) en comparacin con la proporcin
de personas pobres (D.P0NE) y la proporcin de personas indigentes
(D.PP0NE), consideradas en su primera diferencia. Cabe sealar que
294
02
Prueba F
Probabilidad
Rechazo de H0
11,147
0,00370
1,685
0,23900
No
6,230
0,02000
2,307
0,15500
No
Conclusiones
Un aspecto importante que se destaca a lo largo de este artculo es que
la mayor parte de la vulnerabilidad actual y futura al cambio climtico se materializar en los pases pobres y en desarrollo, especialmente
en poblaciones de bajos ingresos. Esta consideracin genera grandes
desafos para los investigadores del cambio climtico y responsabilidad para los gestores polticos, ya que de sus esfuerzos por desarrollar
medidas de mitigacin y adaptacin dependen las posibilidades de las
personas de bajos recursos de no caer en la miseria o la pobreza.
Tratando de contribuir con este esfuerzo, este artculo cre un indicador sinttico del cambio climtico (Factor de Cambio Climtico)
295
capaz de dar cuenta de algunos aspectos relevantes de la vulnerabilidad de las poblaciones pobres a travs del tiempo, y que contribuye
a que los responsables de las polticas pblicas posean mecanismos
simples para actuar sobre la relacin entre el cambio climtico y el
deterioro de los indicadores sociales (pobreza y miseria).
Los resultados obtenidos muestran causalidad en la variacin del
indicador sinttico del cambio climtico (Factor de Cambio Climtico) y los ndices de pobreza considerados (pobreza y extrema pobreza). Ms especficamente, esta causalidad es unidireccional, en el
sentido del Factor de Cambio Climtico hacia la medicin de la pobreza (FMC A2 o B2 ndices de pobreza). Un aspecto interesante
del establecimiento de esta relacin causal fue el hecho de que cuanto ms pesimista fue el indicador sinttico de los cambios climticos
considerado (Factor de Cambio Climtico A2 o B2) mayor fue la importancia del ajuste obtenido, y esto puede poner de relieve un hecho
muy importante debatido en la literatura sobre el tema: el vnculo del
aspecto global con el regional en los cambios climticos.
Cabe sealar que el trmino unidireccional de la prueba de causalidad simplemente establece que la causalidad no es circular y no
retroalimenta al proceso analizado (las relaciones entre el indicador
sinttico establecido de cambio climtico y los ndices de pobreza) y
que las relaciones que se consideraron fueron de tipo lineal y no hubo
ningn intento de medir recursividad, puesto que el mtodo empleado
no lo permite. Esta es una limitacin que debe ser tenida en cuenta en
futuros estudios, y tambin en el anlisis realizado.
Otro punto importante se refiere al hecho de que las medidas de
la desigualdad parecen poseer un importante factor regional y no son
capaces de influir en los indicadores globales a gran escala, y de ah se
deriva el sentido unidireccional de causalidad. Por otro lado, los factores de cambio climtico producidos en este artculo parecen tener una
influencia que va mucho ms all del contexto regional (por ejemplo,
los efectos de aumento de la temperatura) y son capaces de generar
un impacto en los ndices de desigualdad a lo largo del tiempo. Este
resultado es algo pesimista, pues lleva a pensar hasta qu punto los
factores regionales pueden influir en la mejora global, y tal vez por la
limitacin de los mtodos utilizados en este estudio y por la complejidad del tema no haya una respuesta definitiva a esta controversia.
Por ltimo, a lo largo de este estudio queda en evidencia la limitacin de relacionar el cambio climtico y sus impactos sociales con
las personas consideradas ms pobres. Estas limitaciones se refieren
a las falsas dicotomas entre la perspectiva antrpica y la variabilidad
climtica natural, la simplificacin de los mtodos utilizados o incluso
la dificultad para modelar la complejidad de las relaciones y la falta de
296
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Cutter, S. L. 1994 Environmental Risks and Hazards (Londres:
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297
298
299
APNDICE
Apndice 1. Prueba de raz unitaria
AIC = ln 2 +
SC = ln 2 +
2
(Nmero de parmetros)
N
ln N
(Nmero de parmetros)
N
(0A)
(0B)
Siendo s2 la suma de los cuadrados de los residuos estimados del proceso autorregresivo de orden p y N el nmero de observaciones. El
modelo ms apropiado es el que tiene el valor ms bajo para los criterios de AIC y SC.
En este trabajo, para realizar las estimaciones necesarias para obtener los valores relacionados a los criterios de AIC y SC, se presupone
que el orden mximo del modelo es equivalente al 10% de la muestra
(pmx= 2). Hecha esta eleccin, se implement el procedimiento secuencial descrito por Enders (1995: 257) para verificar la importancia
de los componentes deterministas e identificar la presencia de raz
unitaria en las series utilizadas en el anlisis, y se us la prueba de
Dickey-Fuller Aumentada (ADF) segn el orden del proceso autorregresivo considerado (AR [p]). Este procedimiento puede ser descrito
por las ecuaciones (0C, 0D y 0E):
p 1
y
(0C)
y .t .y
t
t 1
i t i t
i 1
12 Se pueden ms detalles encontrar en Ltkepohl (1991).
300
p 1
y
y .y
t
t 1
i t i t
i 1
p 1
y
y .y
t
t 1
i t i t
i 1
(0D)
(0E)
El sistema utilizado para aplicar la prueba ADF es tambin el de iniciar el proceso mediante la estimacin del modelo ms general, pasando a los modelos ms simples a medida que los trminos deterministas se presenten no-significativos13. Asegurada la estacionariedad
de las series se realiza la prueba de causalidad.
Apndice 2. Factor de Cambio Climtico e ndices de pobreza
IVG_pB2
Maranho
0,20
0,00
Piau
0,28
0,23
Cear
1,00
1,00
Bahia
0,75
0,37
Sergipe
0,12
0,23
Alagoas
0,55
0,57
Pernambuco
0,80
0,89
Paraba
0,00
0,20
0,19
0,31
13 Una consideracin importante es que las series a ser testeadas en cuanto a la raz
unitaria no deben tener ciclos o comportamiento estacional. Por lo tanto, cuando sea
necesario, las series deben ser desestacionalizadas antes de realizar la prueba.
301
Tabla 8
ndice de Desarrollo Humano (IDH) de los Estados del nordeste de Brasil en el perodo 1992-2007
MA
PI
CE
BA
SE
AL
PE
PB
RN
1992
0,563
0,592
0,611
0,638
0,640
0,592
0,620
0,602
0,641
1993
0,589
0,605
0,626
0,650
0,665
0,596
0,628
0,628
0,641
1994
0,601
0,615
0,638
0,660
0,670
0,611
0,643
0,640
0,657
1995
0,613
0,626
0,650
0,670
0,675
0,624
0,656
0,651
0,672
1996
0,624
0,630
0,654
0,680
0,691
0,623
0,664
0,651
0,679
1997
0,625
0,639
0,668
0,688
0,691
0,636
0,666
0,670
0,686
1998
0,645
0,653
0,680
0,700
0,705
0,638
0,681
0,685
0,696
1999
0,651
0,656
0,687
0,706
0,706
0,645
0,683
0,692
0,702
2000
0,655
0,667
0,698
0,715
0,706
0,648
0,691
0,685
0,710
2001
0,675
0,677
0,706
0,720
0,717
0,662
0,699
0,688
0,716
2002
0,679
0,688
0,712
0,727
0,730
0,665
0,703
0,699
0,721
2003
0,677
0,688
0,709
0,727
0,736
0,669
0,699
0,702
0,715
2004
0,686
0,698
0,717
0,732
0,741
0,670
0,710
0,709
0,724
2005
0,683
0,703
0,723
0,742
0,742
0,677
0,718
0,718
0,738
2006
0,707
0,721
0,731
0,754
0,756
0,700
0,733
0,729
0,742
2007
0,724
0,740
0,749
0,767
0,770
0,722
0,742
0,752
0,753
Fuente: CEPAL / PNUD / OIT (2008) para el perodo 1992-2005 y Banco Central do Brasil para el perodo 2006-2007 (Banco Central do
Brasil, 2009).
Nota: Las abreviaturas que se utilizaron para los Estados fueron: Maranho (MA), Piau (PI), Cear (CE), Baha (BA), Sergipe (SE),
Alagoas (AL), Pernambuco (PE), Paraba (PB) y Rio Grande do Norte (RN).
302
Tabla 9
Proporcin de personas indigentes (PP0) y proporcin de personas pobres (P0) en la
Regin Nordeste de Brasil en el periodo 1992-2007
Proporcin de personas indigentes (PP0)
1992
0,444
0,716
1993
0,468
0,726
0,657
1995
0,357
1996
0,377
0,658
1997
0,380
0,662
1998
0,349
0,640
1999
0,356
0,650
2001
0,353
0,642
2002
0,336
0,637
2003
0,354
0,647
2004
0,320
0,626
2005
0,283
0,589
2006
0,237
0,529
2007
0,222
0,505
Fuente: Instituto de Trabajo y Sociedad (IETS, <www.iets.org.br>), basado en la Encuesta Nacional de Hogares (PNAD).
303