Captulo 2 (1) .Animalesqueintentanhablar
Captulo 2 (1) .Animalesqueintentanhablar
Captulo 2 (1) .Animalesqueintentanhablar
A juzgar por lo que dicen los peridicos y los cuentos populares, hay un gran nmero de
animales que hablan: desde los periquitos hasta los delfines, e incluso algunos peces:
Ana, corre, ven;
hay un pez hablando en la sartn!
WALTER DE LA MARE
Segn esto, cabe interpretar como comunicativas actividades de muy diverso signo, por ejemplo, la
cpula de dos peces, el bufido de un gato, una pelea entre conejos y as indefinidamente. Alguna vez
se ha sugerido que este problema se podra resolver si se escogieran nicamente casos en los que el
animal pretende intencionadamente transmitir informacin. Sin embargo, es muy difcil establecer
esta distincin, tanto en humanos como en animales. Supongamos que un hombre se alisa el pelo en
el momento en que una atractiva mujer entra en la sala. Se trata de una respuesta inconsciente, o lo
hace a propsito para llamar la atencin de ella? En el mar, los llamados cangrejos gigantes
pueden producir fuertes crujidos al cerrar bruscamente sus pinzas. Dado que estos crujidos pueden
perjudicar los sistemas navales de snar, los bilogos marinos se afanan por averiguar las
circunstancias que llevan a estos cangrejos a producirlos. Sin embargo, nadie ha descubierto todava
su significado. Puede que sea una conducta informativa o puede que no. No hay manera de saber
cundo se ha dado con la interpretacin adecuada a este extrao fenmeno.
Una vez esbozados los problemas fundamentales, y habiendo visto que las conclusiones que
se pueden extraer son slo provisionales, podemos regresar al tema principal: la comparacin entre
el lenguaje humano y la comunicacin animal. Cmo enfrentamos a esta cuestin?
Un primer paso puede ser el de definir la nocin de lenguaje, lo que no es tan fcil como
parece. La mayora de las definiciones que encontramos en los libros de texto son demasiado
amplias. Por ejemplo, un lenguaje es un sistema de signos vocales arbitrarios en virtud de los
cuales puede darse cooperacin en un grupo social (Bloch y Trager, 1942, p. 5). Esta definicin
podra servir para una manada de lobos aullando a coro.
Quiz el enfoque ms prometedor es el que sugiri el lingista Charles Hockett. En una serie
de artculos escritos en un perodo de diez aos, Hockett trat de definir los diversos rasgos de
diseo que caracterizan al lenguaje. Por ejemplo, la intercambiabilidad, segn la cual los miembros
adultos de cualquier comunidad de hablantes pueden ser tanto emisores como receptores de las
seales lingsticas; o la retroinformacin completa, bajo la cual el emisor de una seal lingstica
es al mismo tiempo receptor del mensaje (Hockett, 1963, p. 9). Naturalmente, este enfoque no es
perfecto. Toda lista de rasgos puede llamar a engao, ya que procede de un conjunto arbitrario de
observaciones que pueden no ser coherentes de manera obvia. Emplear una lista para definir el
lenguaje es algo parecido a tratar de definir a un hombre diciendo que tiene un par de brazos, dos
piernas, una cabeza, un ombligo, que sangra cuando se le rasga la piel y que chilla cuando le pisan
un callo. Pero a pesar de todo, la definicin de lenguaje basada en rasgos de diseo o caractersticas
esenciales es la ms til de las que se han propuesto hasta la fecha.
Cuntas caractersticas es preciso tomar en consideracin? Dos? Diez? Cien? El nmero
de rasgos de diseo que Hockett ha estimado importantes ha ido cambiando a lo largo de los aos.
La lista ms larga contiene diecisis (Hockett y Altmann, 1968). Tal vez haya quien piense que diez
rasgos son suficientes para reflejar la naturaleza esencial del lenguaje, y que no todos ellos han sido
enunciados por Hockett. Una propuesta as incluira los siguientes: uso del canal vocal-auditivo,
arbitrariedad, semanticidad, transmisin cultural, uso espontneo, empleo de turnos al hablar,
dualidad, desplazamiento, dependencia de la estructura y creatividad. Algunos de estos rasgos son
bastante generales y se encuentran en muchas especies del reino animal. Otros son ms
especializados y se refieren al modo en que est organizado el lenguaje.
Reflexionemos un poco sobre cada uno de estos rasgos con el fin de descubrir si se hallan
presentes en la comunicacin animal. Si un animal posee de forma natural todos los rasgos de diseo
del lenguaje humano, entonces es evidente que ese animal habla.
El empleo del canal auditivo-vocal es tal vez la caracterstica ms evidente del lenguaje. Que
los sonidos se producen con los rganos vocales y que se reciben a travs de un mecanismo auditivo
es un hecho bastante comn y no especialmente sorprendente. El uso del sonido como medio de
comunicacin est bastante extendido entre las especies animales. Una ventaja de ello es que los
mensajes pueden transmitirse en la oscuridad o en mitad de un espeso follaje. Sin embargo, no todas
las seales sonoras son vocales; as, el pjaro carpintero golpea la madera y la serpiente de cascabel
tiene un aparato que chasquea en la cola. Con todo, las seales vocales-auditivas son bastante
comunes y las emplean las aves, las vacas, los simios y los zorros, por citar slo unos pocos casos.
Las ventajas de este mtodo de produccin de sonido son que permite realizar simultneamente otras
actividades corporales y al mismo tiempo requiere un esfuerzo fsico relativamente pequeo. No
obstante, no cabe duda de que este rasgo de diseo no es exclusivo de los humanos y ni siquiera es
Palabras onomatopyicas como CUCO, BOMBO, MIAU o BISBISEO son excepciones a esta regla
general. Sin embargo, no hay muchas de estas palabras en las lenguas. Por otro lado, en los animales
se observa, en general, una estrecha conexin entre el mensaje que se emite y la seal que se emplea
para transmitirlo. Para transmitir un mensaje de agresin, el cangrejo extiende una de sus pinzas
grandes. Un cangrejo menos irritado, en cambio, tan slo extiende una pata. Extender un
calpedo mayor resulta ms eficaz que levantar una pata para provocar la retirada o el regreso del
otro cangrejo a su caparazn (Marshall, 1970). No obstante, los smbolos arbitrarios tampoco son
privativos del hombre. Por ejemplo, en ocasiones las gaviotas muestran una actitud agresiva
alejndose de su adversario y arrancando hierba del suelo con el pico. Esto nos obliga a concluir que
la arbitrariedad tampoco marca una distincin crtica entre la comunicacin humana y la animal.
La semanticidad, tercero de los rasgos antes atribuidos al lenguaje humano, es el empleo de
smbolos para significar o referirse a objetos y acciones. Para un individuo humano, SILLA
significa superficie que se sostiene sobre cuatro patas y se emplea para sentarse. Los humanos
podemos generalizar el uso de esta palabra para aplicarla a toda clase de sillas y no slo a una en
particular. Adems, la semanticidad se aplica no slo a los objetos, sino tambin a las acciones. Por
ejemplo, SALTAR significa accin de impulsarse por el aire. Algunos autores consideran que la
semanticidad es un rasgo exclusivamente humano. Para ellos, los animales slo pueden comunicarse
acerca de situaciones globales. Cuando una gallina emite una seal de peligro al ver acercarse a un
zorro transmite seguramente un mensaje del estilo de Cuidado, un terrible peligro se acerca!, y
no emplea la seal para referirse a UN ZORRO. Sin embargo, segn vimos antes al hablar de las
llamadas de los monos vervet cuando emiten ciertos sonidos especficos ante amenazas concretas,
esta conclusin se antoja algo aventurada. De momento, pues, no podemos descartar la presencia de
este rasgo en la comunicacin animal.
La transmisin cultural por tradicin significa que en los seres humanos el lenguaje pasa de
una generacin a otra. El papel desempeado por la enseanza en la comunicacin animal, sin
embargo, no est del todo claro y vara de unas especies a otras, e incluso dentro de una misma
especie. Se dice que el canto de los tordos es en gran medida innato, aunque puede modificarse
ligeramente por aprendizaje, mientras que el de las alondras se supone casi enteramente aprendido.
El caso del pinzn es particularmente interesante: las pautas bsicas de su canto parecen ser innatas,
aunque ciertos aspectos concretos del mismo y buena parte del timbre y el ritmo se adquieren por
experiencia (Thorpe, 1961, 1963). Con todo, aunque la distincin entre el hombre y los animales no
es ntida en lo que respecta a este rasgo, s parece que en la comunicacin animal hay una
proporcin sensiblemente mayor que en la humana de aspectos genticamente determinados. Un
nio que se cra aislado de los seres humanos no adquiere lenguaje. Por el contrario, los pjaros que
se cran en cautividad y aislados de sus congneres emiten un canto que en ocasiones puede ser
reconocido (aunque casi siempre es anmalo).
Los rasgos quinto y sexto son sociales, en tanto en cuanto estn relacionados con el modo en
que se usa el lenguaje. El uso espontneo indica que los humanos utilizan el lenguaje libremente. La
conducta de hablar no se produce nicamente bajo presin, como le sucede al perro que se levanta
sobre sus patas traseras cuando alguien sostiene una galleta por encima de su cabeza. Este rasgo no
es propio nicamente de los humanos, ya que hay muchos animales capaces de emplear con libertad
sus sistemas de comunicacin. El otro rasgo de carcter social, el empleo de turnos al hablar,
significa exactamente lo que dice: la conversacin tiene lugar en turnos sucesivos. En la mayora de
las conversaciones, cada persona no habla al mismo tiempo que los dems ni compite con ellos por
el uso de la palabra. Por el contrario, uno espera educadamente a que le llegue el turno, como queda
ilustrado en la siguiente breve conversacin que sostienen dos personajes de la novela de P. G.
Wodehouse Carry on Jeeves:
Y bien?, dije yo
Y bien?, dijo Motty.
Y bien? Y bien?
Y bien? Y bien? Y bien?
Como puede apreciarse, Motty y el narrador no saben qu decirse el uno al otro, aunque s saben
que, digan lo que digan, deben hacerlo en turnos. La organizacin de la actividad conversacional en
turnos comienza a una edad muy temprana. Ya el beb y su madre se alternan en el uso de la
palabra cuando intercambian slabas sin sentido. Sin embargo, como ocurre con los dems rasgos,
esta caracterstica no es exclusivamente humana, ya que en ocasiones los pjaros tambin entonan
duetos. Uno canta unos cuantos compases, ya continuacin hace una pausa mientras el otro canta. A
este tipo de canto se le denomina antfona.
La sptima propiedad, la dualidad o doble articulacin, significa que el lenguaje est
organizado en dos estratos: las unidades sonoras elementales del habla, tales como /p/, /a/, /n/,
carecen, en general, de significado por s solas, y nicamente lo adquieren cuando aparecen
combinadas en secuencias, como por ejemplo p-a-n. A veces se dice que esta propiedad es
especfica de los humanos, aunque eso no es del todo cierto. La dualidad tambin es caracterstica
del canto de las aves, en el cual cada nota individual carece de significado por s misma, mientras
que la combinacin de varias notas constituye un mensaje significativo. As pues, an no hemos
dado con la diferencia esencial entre los animales y los humanos en lo que respecta al uso de este
rasgo.
Una caracterstica ms importante del lenguaje es el desplazamiento, o capacidad para
referirse a hechos que no se hallan espacial o temporalmente presentes. Las personas suelen decir
cosas como Mi ta Matilde, que vive en Buenos Aires, se fractur la rtula la semana pasada.
Posiblemente, un animal sea incapaz de transmitir un mensaje de este tipo. Con todo, y al igual que
sucede con otros rasgos de diseo, a veces resulta difcil determinar si el desplazamiento se halla o
no presente en ciertos sistemas de comunicacin animal. Con frecuencia ciertas aves siguen
emitiendo gritos de alarma hasta mucho despus de que haya desaparecido el gato que les acechaba.
Se trata de un caso de desplazamiento? La respuesta no es del todo clara. Aunque es difcil
encontrar ejemplos concretos de desplazamiento, ste se halla sin duda presente en la comunicacin
entre las abejas (Von Frisch, 1950, 1954, 1967). Cuando una obrera encuentra una fuente de nctar,
regresa a la colmena y ejecuta una danza compleja con la que informa a las dems abejas de su
localizacin. Si el nctar se encuentra cerca de la colmena, realiza una danza en crculos, mientras
que si est lejos, efecta una danza agitada en la que menea la cola de un lado a otro. Las dems
abejas estiman la distancia a partir del ritmo del balanceo de la cola y descubren la clase de flor que
han de buscar por el olor que emana de la abeja obrera. Una vez concluida la danza, el enjambre se
dirige sin titubeo hacia el lugar sealado, aun cuando ste se encuentre a varios kilmetros de
distancia y oculto por una colina.
La danza de las abejas es una habilidad bastante inhabitual, aunque pese a todo posee un
grado de desplazamiento considerablemente menor al que es caracterstico del lenguaje humano. La
abeja no puede informar a sus congneres de otras cosas que no sean el nctar que acaba de
encontrar. No puede decirles cosas como Anteayer visitamos un precioso macizo de flores; vamos
a ver si an siguen all, sino simplemente Venid conmigo al nctar que acabo de encontrar.
Tampoco puede comunicar nada que se refiera a algo que se halle espacialmente lejano. No podra
decir Me pregunto si habr buen nctar en Siberia. As pues, el desplazamiento en la
comunicacin de las abejas se cie estrictamente a los pocos kilmetros que le permite trasladarse su
autonoma de vuelo y al tiempo que tarda en hacer el viaje. Parece que por fin hemos dado con un
rasgo importante del lenguaje humano que slo est presente de forma muy limitada en la
comunicacin animal.
El noveno rasgo, la dependencia de la estructura, ya fue objeto de reflexin en la captulo 1.
Los seres humanos no utilizan estrategias sencillas de reconocimiento o recuento cuando se
comunican verbalmente, sino que reconocen automticamente la naturaleza pautada del lenguaje y
manipulan fragmentos estructurados de habla. Por ejemplo, saben que un grupo de palabras a
veces puede ser el equivalente estructural de una sola, como en:
ELLA
LA ANCIANA SEORA
QUE LLEVABA
UN GORRO BLANCO
y que pueden organizar estos fragmentos conforme a una reglas muy precisas; por ejemplo:
UNA ZANAHORIA
LE FUE DADA
AL BURRO
POR LA ANCIANA
SEORA QUE
LLEVABA UN
GORRO BLANCO
Que yo sepa, los animales no hacen uso de operaciones dependientes de la estructura. Todava no
hay suficientes datos sobre la comunicacin de todas las especies animales para poder asegurar esto,
aunque tampoco se ha constatado hasta ahora ningn caso.
Finalmente, hay un rasgo de importancia capital que slo se da en el lenguaje humano. Se
trata de la capacidad de comprender y producir un nmero infinito de enunciados nuevos. Esta
propiedad del lenguaje se conoce bajo diferentes nombres. Chomsky la denomina creatividad
(captulo 1), mientras que otros autores la llaman apertura o productividad. Los seres humanos
pueden hablar sobre cualquier cosa que deseen -por ejemplo, de un ornitorrinco que se cae de
espaldas escaleras abajo- sin crearse ni crear a sus interlocutores ningn tipo de problemas. Pueden
decir lo que quieran cuando quieran. Si suena un trueno, no tienen por qu pronunciar
automticamente una frase apropiada a este suceso, como por ejemplo Hay tormenta, corramos a
buscar cobijo. Tambin pueden decir No te encantan las tormentas?, o Hay que meter al
perro, o incluso Segn una leyenda china, el trueno lo provoca el choque de dos dragones en una
tina.
En contraste con ello, la mayor parte de los animales tienen un nmero fijo de seales
mediante las cuales transmiten un nmero tambin fijo de mensajes que emplean en circunstancias
claramente definidas. La cigarra de Norteamrica slo puede emitir cuatro seales. Cuando es
agarrada, aprisionada o engullida, emite un chillido de peligro. La llamada de convocatoria la
usa para reunir a sus compaeras a cantar en coro todas juntas. La llamada preliminar de cortejo (tal
vez una invitacin) la emite cuando hay una hembra a poca distancia. Por ltimo, la llamada
definitiva de cortejo (quiz un zumbido de triunfo) se produce cuando la hembra est a su alcance
(Alexander y Moore, citados en McNeill, 1970). Incluso el impresionante mono vervet slo dispone
de un repertorio de treinta y seis sonidos vocales diferenciados, y, dado que entre ellos figuran el
estornudo y el vmito, el nmero real de los que usa para comunicarse comprende unos cuantos
menos. Dentro de esta gama, las posibilidades de eleccin son limitadas, ya que por lo general las
circunstancias indican cul es la llamada que se debe usar. La cra separada de su madre emite el
grito rrah de soledad. La hembra que quiere ahuyentar a un macho que la requiere emite el grito
anti-copulatorio de queja (Struhsaker, 1967).
Sin embargo, quiz resulte injusto centrarse nicamente en las cigarras y los monos. En
comparacin con estos animales, las abejas, los delfines y los pjaros poseen sistemas de
comunicacin extremadamente sofisticados. Pese a ello, los investigadores se obstinan en concluir
que incluso estas especies son incapaces de comunicar informacin nueva. Las abejas fueron
investigadas por el famoso etlogo Karl von Frisch (1954), quien descubri que las obreras suelen
suministrar informacin acerca de la distancia y la direccin horizontales hacia la fuente de nctar.
Si la comunicacin entre las abejas es abierta en algn sentido, las obreras tambin debern ser
capaces de informar a sus congneres sobre la direccin y la distancia verticales cuando sea
necesario. Von Frisch someti a prueba esta idea colocando un panal al pie de un radiofaro con un
depsito de agua azucarada encima. Las abejas a las que se les mostr el agua azucarada fueron
incapaces de transmitir a las dems dnde estaba. Ejecutaron convenientemente una danza
circular, para indicar que la fuente de nctar se hallaba en las cercanas del panal, a continuacin de
lo cual sus compaeras estuvieron varias horas volando en todas direcciones en busca del alimento,
excepto en direccin vertical. Al cabo de ese tiempo, abandonaron la bsqueda. Segn indic Von
Frisch, las abejas carecen de la palabra 'arriba' en su idioma. Las flores no estn en las nubes (Von
Frisch, 1954, p. 139). La incapacidad de comunicar este elemento adicional de informacin nos
indica que la comunicacin entre las abejas no puede considerarse abierta en el mismo sentido en
que lo es el lenguaje humano.
Los experimentos con delfines llevados a cabo por el doctor Jarvis Bastian fueron mucho
ms entretenidos, aunque a la larga resultaron igualmente desalentadores. Bastian intent ensear a
un delfn macho llamado Buzz y a otro hembra llamado Doris a comunicarse a travs de una barrera
opaca.
En primer lugar, estando juntos los dos delfines, se les enseaba a apretar una pala cuando
apareca una luz. Si la luz se mantena encendida, tenan que apretar la pala situada a la derecha,
mientras que si parpadeaba, deban apretar la que estaba a la izquierda. Cuando realizaban esta tarea
correctamente, se les recompensaba dndoles un pez.
Una vez que hubieron aprendido a manipular las palas, se separ al macho de la hembra. En
su nueva situacin, ambos podan orse, pero no se vean. Las palas y las luces se disponan de la
misma forma que antes, con la salvedad de que la luz que indicaba qu pala haba que apretar
primero slo la vea Doris. No obstante, para obtener los peces, los dos delfines tenan que apretar
las palas en el orden apropiado. Doris tena que decirle a Buzz de qu pala se trataba, ya que slo
ella poda ver la luz. Sorprendentemente, los delfines exhibieron una ejecucin casi perfecta
durante miles de ensayos en esta tarea (Evans y Bastian, 1969, p. 432). Pareca que los delfines
podan hablar! Doris transmita informacin nueva a travs de una barrera opaca.
Sin embargo, ms tarde se comprob que la hazaa de los delfines no haba sido tan
inteligente, ya que incluso estando de nuevo juntos, Doris se haba acostumbrado a emitir cierta
clase de sonidos ante la luz parpadeante y otros sonidos diferentes ante la luz continua. Al separarlos
otra vez, persista este hbito. Y, naturalmente, Buzz haba aprendido a asociar cada clase de sonidos
con la luz correspondiente. As pues, Doris no hablaba de forma creativa.
Doris ve la luz
Palas
Palas
Buzz
Doris
Doris le dice a
Buzz qu pala
tiene que apretar
primero
Ambos delfines
aprietan las palas
en el orden
adecuado
Los delfines
obtienen un pez
Por ltimo, est el caso de los pjaros. Tampoco se observa en ellos indicio alguno de
lenguaje creativo. Cabra esperar que pudieran compartir informacin sobre una gran variedad de
situaciones, habida cuenta de que las notas individuales del canto de los pjaros se pueden combinar
de infinitas formas. Sin embargo, a juicio de los investigadores, el canto de los pjaros trata sobre
todo de dos aspectos de su experiencia: el cortejo a la hembra y la delimitacin del territorio
(Nottebohm, 1975). Lo que a los odos humanos parece un aria de pera en la que se cantan los
placeres de la vida resulta ser en realidad un aviso a otros pjaros de que se abstengan de penetrar en
la zona del bosque dominada por el cantor.
En suma, todo indica que los animales no son capaces de enviar mensajes verdaderamente
novedosos a sus congneres, algo que el poeta Ogden Nash expres tan breve como acertadamente
en el siguiente verso:
El canto del canario
nunca cambia
La misma verdad expresaba la Alicia de Lewis Carroll en su queja contra los gatitos:
Un hbito bastante inconveniente de los gatitos es que, les digas lo que les digas, siempre ronronean. Si al
menos ronronearan para decir s y maullaran para decir no; o siguieran alguna otra regla parecida, se
podra mantener una conversacin con ellos. Pero, cmo se puede hablar con alguien que siempre dice las
mismas cosas? [LEWIS CARROLL)
las secuencias de signos de Washoe se asemejan a las emisiones de un nio humano. Las peticiones
de Washoe, como MAS DULCE o MAS COSQUILLAS, parecen similares a las de los nios que
dicen ms leche o ms columpio. Sin embargo, hay una diferencia importante. Los nios suelen
mantener un orden fijo de palabras. Los nios angloparlantes anteponen el sujeto o el agente de una
oracin a la palabra que designa la accin, corno en mam ven, Eva lee, Adn pone o
Coche se ha ido. En cambio, Washoe no siempre se preocupaba del orden en que daba los signos.
Lo mismo poda decir DULCE IR que IR DULCE para significar Llvame a las matas de
grosellas.
Hay unas cuantas posibles explicaciones de este hecho. Por un lado, el excesivo entusiasmo
de los investigadores que trabajaban con Washoe. Su deseo de animar a Washoe a hablar era tan
intenso que les llevaba a recompensar cada respuesta del animal, por mnima que fuera. Corno
DULCE IR e IR DULCE slo pueden tener una interpretacin (que Washoe quiere grosellas),
inmediatamente lo entendan y gratificaban a la chimpanc. Por ello, es posible que jams se le
llegase a ocurrir la idea de que el orden de las palabras es un factor necesario. Tal vez si Washoe
hubiera experimentado alguna dificultad a la hora de hacerse entender, habra puesto ms cuidado en
la estructura de sus secuencias.
Otra posibilidad es que sea ms sencillo producir sonidos vocales en secuencia que mantener
un orden fijo con los signos manuales. Algunos estudios sugieren que los adultos sordos son
bastante inconstantes en la ordenacin del lenguaje de signos.
Una tercera posibilidad es que el orden fluctuante de los signos de Washoe fuera
simplemente una etapa transitoria intermedia a la que le segua el dominio de las secuencias fijas de
signos. Esto es lo que los Gardner pensaban. Segn cuentan, ms tarde Washoe adquiri el orden
normal de los signos tpicos de los hablantes adultos del ingls (ya que, por supuesto, las personas
ms prximas a Washoe empleaban el orden de palabras del ingls cuando utilizaban el lenguaje
signado en su presencia).
Hay, sin embargo, otra posible explicacin del orden variable de los signos de Washoe, y es
que el animal no poda comprender la naturaleza pautada del lenguaje. En el caso que estamos
analizando, Washoe no entenda ni utilizaba operaciones dependientes de estructura, una de las
pruebas clave para determinar la capacidad para hablar. No obstante, es difcil asegurarlo, y
posiblemente nunca llegaremos a saberlo, ya que esta chimpanc no vive ya rodeada de seres
humanos cuya principal ocupacin sea la de mantener conversaciones con ella. Washoe creci tanto
que se convirti en una amenaza potencial, por lo que los Gardner decidieron enviarla a vivir a una
estacin primatolgica. Aunque el perodo de contacto con el lenguaje de signos ya pas, algunos
investigadores la visitan de vez en cuando y hablan con ella. Tras abandonar el hogar de los
Gardner, Washoe sigui utilizando signos de manera creativa; una vez utiliz espontneamente el
signo PAJARO AGUA para referirse a un cisne, aunque dado que se encontraba junto a un ro en el
momento de producir esta combinacin, es posible que ejecutara dos signos distintos, uno para
referirse al agua y el otro al cisne. En su nuevo hogar, se le entreg en adopcin un beb chimpanc
llamado Louis, a quien Washoe intent ensear algunos signos. En cierta ocasin, Washoe coloc
una silla delante de Louis y ejecut ante l el signo SILLA-SENTAR cinco veces. En la actualidad,
Louis ya cuenta con su propio repertorio de signos adquiridos de Washoe y de otros chimpancs
signantes a los que imitaba (Fouts, Hirsch y Fouts, 1982; Fouts, 1983). El que Washoe
transmitiera de forma espontnea sus signos a otros chimpancs es un hecho interesante y notable,
aunque ello no convierte estos signos en lenguaje. En suma, hemos de concluir que aunque el
lenguaje de Washoe sea creativo y d muestras de semanticidad y desplazamiento no ha demostrado
ser dependiente de estructura.
Veamos ahora el caso de Sarah. Sarah inici su adiestramiento en 1966, bajo el cuidado del
doctor David Premack en la Universidad de California en Santa Brbara. A diferencia de Washoe,
que ocupaba su vida en jugar, Sarah fue sometida a un adiestramiento disciplinado a base de
mtodos parecidos a los empleados por Skinner con sus ratas. Viva en una jaula y fue instruida en
manipular fichas de plstico dispuestas sobre un tablero magntico. Cada ficha representaba una
palabra. Un tringulo de color malva significaba manzana, un cuadrado rojo, pltano, una ficha
negra en forma de T denotaba el color amarillo y una estrella de color azul celeste significaba
meter. Sarah lleg a comprender ms de cien de estas palabras, incluyendo ideas complicadas
como color de, igual, diferente y si ... entonces. Por ejemplo, si se le daba a escoger entre
una manzana y un pltano, y se le deca SI MANZANA, ENTONCES CHOCOLATE, escoga
correctamente" la manzana para obtener el chocolate, que era su alimento preferido. Sarah demostr
ser capaz de manipular smbolos arbitrarios dotados de semanticidad. No obstante, el que Sarah
comprendiera el concepto lgico de si ... entonces no demuestra que hubiera adquirido el
lenguaje. La relacin entre la lgica y el lenguaje no est del todo clara.
La comunicacin de Sarah era, adems, bastante peculiar. No mantena conversaciones como
las de Washoe. Se sentaba en la jaula y de vez en cuando sus cuidadores la sometan a distintas
pruebas. La mayora de estas pruebas eran de comprensin. Sarah obedeca rdenes tales como
SARAH METER MANZANA PLATO, Y cuando se le deca que pusiera VERDE EN ROJO,
colocaba el smbolo del verde encima del smbolo del rojo. Si se le preguntaba PREGUNTA TAZA
IGUAL CUCHARA (Es la taza lo mismo que la cuchara?), responda correctamente con la ficha
de NO. Cuando suministraba una respuesta correcta, se le daba una recompensa, generalmente un
pedazo de chocolate. Asimismo, se le entren a manejar mensajes con un orden fijo de palabras,
retirndose le la recompensa hasta que diera con el orden apropiado. Hay quien opina que Sarah no
entenda lo que haca, y que posiblemente responda a ciertas claves de la conducta del interlocutor.
Los animales, lo mismo que las personas, suelen adivinar la respuesta correcta a partir de la
expresin facial de quien hace la pregunta (Sebeok y Rosenthal, 1981). Es, pues, difcil asegurar en
qu medida Sarah comprenda realmente. Sin embargo, sus consecuciones son demasiado complejas
para poder explicarlas exclusivamente en trminos de las claves conductuales de sus
interlocutores.
Tal vez la razn por la que no es posible evaluar la significacin de la conducta de Sarah
reside en que en los seis aos que dur su adiestramiento jams aprendi a iniciar conversaciones,
cosa que hacemos todos los seres humanos normales.
Los experimentos de Washoe y Sarah no ofrecen resultados concluyentes. Por una parte, los
sistemas que aprendieron son menos complicados que el lenguaje humano. Esto lo pone de
manifiesto el hecho de que los nios con retraso mental severo que se muestran incapacitados para
adquirir normalmente el lenguaje pueden aprender el sistema de Sarah con bastante xito (Premack
y Premack, 1974). Por otra parte, los dos chimpancs examinados en este apartado exhiben algunas
de las caractersticas bsicas de diseo del lenguaje que anteriormente se consideraban exclusivas de
la especie humana.
Morado
TIM
TIM
MAQUINA
MAQUINA
Azul
DAR
DAR
DAR
DAR
Morado
LANA
LANA
Rojo
CAF
ZUMO
COCA-COLA
LECHE
dnde podra uno refugiarse en caso de lluvia. Koko eligi el rbol, lo que, bajo los criterios
convencionales de correccin, se considera una respuesta incorrecta, aunque resulte ms natural para
los gorilas refugiarse en un rbol que en una casa. Dado que los nios que poseen un CI semejante al
de Koko adquieren el lenguaje sin dificultad, el caso de Koko puede servir para mostramos hasta
qu extremo el lenguaje en los humanos depende de la inteligencia general (a pesar de que algunos
autores mantienen cierto escepticismo en tomo a las afirmaciones que Patterson hizo sobre la
inteligencia de Koko).
Koko es, sin lugar a dudas, la campeona de los monos en materia de vocabulario. Segn los
informes, su repertorio de elementos lxicos alcanz, en un perodo de cinco aos y medio de
adiestramiento, la cifra de 645, de las que aproximadamente 375 constituan su vocabulario activo.
Un signo se daba por adquirido si Koko lo utilizaba una vez al da al menos durante quince das del
mes, siendo necesario un registro independiente de dos observadores. Koko es capaz de hacer
generalizaciones, exactamente igual que los chimpancs; por ejemplo, primero usaba el signo de
paja para referirse. a las pajas para beber, y ms tarde lo generaliz a los cigarrillos, a los tubos de
plstico y a las antenas de los automviles. Patterson seala que Koko tambin generaliz el signo
de rbol a los esprragos y a los puerros, puesto que lo empleaba para nombrar cualquier objeto
verde que fuera largo y grueso y se presentara en posicin vertical. Para aquellos que, como yo, no
nos impresionan gran cosa los gorilas gesticulantes, puede que Koko estuviera cometiendo un error:
un adiestrador a veces se ve tentado, como cualquier progenitor orgulloso, a creer que su prole es
ms inteligente de lo que en realidad es.
Koko tambin es creativa: utilizaba espontneamente secuencias como SOMBRERO OJOS
para una mscara, TIGRE BLANCO para una cebra y GALLETA PIEDRA para un caramelo
duro. Una vez hizo el signo YO LLORAR ALLI al ver una fotografa de un gorila en una baera, lo
que se interpret como un grito de compasin, ya que odiaba que la baaran. Otro da, en un ataque
de furia, produjo el signo PENNY BAO SUCIO DEMONIO para demostrar su enfado hacia
Penny, su adiestradora. La conversacin ms asombrosa de Koko tuvo lugar cuando pidi disculpas
por haber mordido a su cuidadora tres das antes. Cuando se le ense la seal de un mordisco en el
brazo de Penny, hizo los siguientes signos: PERDON MORDER HERIDA. MORDER MALO.
Por qu morder?, inquiri Penny. PORQUE ENFADADA, respondi Koko. Por qu
enfadada?, insisti Penny. NO SE, replic la gorila.
Incluso admitiendo cierto grado de exageracin por parte de los adiestradores de Koko, da la
sensacin de que su lenguaje es creativo y tiene cierto grado de desplazamiento. Sin embargo, no
hay suficientes pruebas de que sus emisiones sean estructuradas. Koko no mantena un orden
definido en sus secuencias de signos, y las dificultades a la hora de analizadas se complican an ms
por su tendencia a ejecutar dos signos al mismo tiempo, uno con cada mano.
Vamos a ocupamos ahora de Nim Chimpsky, un chimpanc macho que estuvo varios aos
bajo el adiestramiento de Herbert Terrace en la Universidad de Columbia en Nueva York.
Paradjicamente, las capacidades de este chimpanc slo empezaron a interesarles a los
psicolingistas una vez que el proyecto se quedara sin fondos y Nim tuviera que ser devuelto a una
colonia de chimpancs en Oklahoma. Al no tener que ocuparse de Nim, Terrace pudo dedicar ms
tiempo a analizar el material que haba recogido hasta entonces. En consecuencia, los datos del
Proyecto Nim han sido objeto de un examen ms detallado que los de los restantes casos. En
ausencia de Nim, Herbert Terrace se dedic a organizar y clasificar los datos que haba acumulado
durante los cuatro aos anteriores.
A primera vista, las secuencias de signos de Nim eran muy elaboradas. De las 20.000
registradas, aproximadamente la mitad eran combinaciones de dos signos, y 1.378 de estos eran
diferentes. Un anlisis superficial de los signos le llev a Terrace a afirmar que eran estructurados
(Terrace, 1979a, p. 72). Por ejemplo, un 78 por ciento de las secuencias de dos signos que contenan
la palabra MAS llevaban esta palabra al principio, como en MAS COSQUILLAS o MAS BEBER,
Y el 83 por ciento de las secuencias de dos signos que llevaban un verbo transitivo (es decir, un
verbo que lleva complemento directo), dicho verbo anteceda al complemento, como en
COSQUILLAS NIM o ABRAZAR NIM. Sin embargo, un anlisis ms pormenorizado revel que la
estructura no pasaba de ser una mera apariencia. Nim mostraba una preferencia estadstica a colocar
ciertas palabras en determinadas posiciones, preferencia que no se manifestaba en otros casos. Nim
tenda a colocar la palabra MAS al principio de sus secuencias, lo mismo que los alimentos que
peda, y la palabra NIM al final de las mismas. Sin embargo, la distribucin de otras muchas
palabras era aleatoria. Pongamos por caso la palabra COMER, un elemento de elevada frecuencia en
su vocabulario. Esta palabra apareci en las posiciones que se indican en las siguientes tablas, con
sus correspondientes frecuencias, en secuencias de dos, tres y cuatro signos.
Hara falta una buena dosis de imaginacin y un empeo ms que notable para descubrir una
estructura coherente en esta coleccin de signos. En las secuencias de dos signos, observamos que
COMER NIM, NIM COMER Y YO COMER son casos muy comunes, lo que hace imposible hablar
de un orden fijo sujeto-verbo o verbo-sujeto. Algo parecido ocurre en las secuencias de tres signos,
donde COMER YO NIM, NIM YO COMER, YO NIM COMER Y COMER NIM YO se repiten un
Secuencias de dos signos
COMER NIM
MAS COMER
YO COMER
NIM COMER
COMER BEBER
CHICLE COMER
UVAS COMER
302
287
237
209
98
79
74
48
46
37
33
27
26
22
21
20
19
19
17
17
15
15
15
15
7
4
4
4
4
4
3
3
3
3
3
3
signos: COMER BEBER COMER BEBER, COMER NIM COMER NIM, BEBER COMER
BEBER COMER, NIM COMER NIM COMER Y YO COMER YO COMER. La secuencia ms
larga de Nim fue una compuesta por diecisis signos que tan slo contena cinco signos diferentes:
DAR NARANJA YO DAR COMER NARANJA YO COMER NARANJA DAR YO COMER
NARANJA DAR YO TU. Con esta evidencia, parece incuestionable la conclusin de que lo
caracterstico del lenguaje de signos de los primates son las secuencias repetitivas con una estructura
inconsistente (Pettito y Seidenberg, 1979, p. 186).
Terrace hall algunas otras diferencias entre el lenguaje signado de Nim y el autntico
lenguaje. Por ejemplo, cuando Nim tena poco ms de dos aos, el 38 por ciento de sus emisiones
eran imitaciones totales o parciales. Casi dos aos despus, la cifra de imitaciones haba ascendido
hasta el 54 por ciento. A medida que iba creciendo, Nim produca ms imitaciones, justo al contrario
de lo que ocurre en los nios humanos. Por otra parte, Nim se mostraba incapaz de comprender el
toma-y-daca de las conversaciones, y su conducta no se ajustaba a la toma de turnos. Adems,
rara vez iniciaba l mismo una conversacin. Solamente un 12 por ciento de sus emisiones eran
genuinamente espontneas, mientras que el 88 por ciento restante se ejecutaban en respuesta a sus
instructores. Por consiguiente, hemos de concluir que Nim no utilizaba sus signos de la forma
estructurada, creativa y social que caracteriza a los nios humanos. Parece, pues, razonable concluir,
tal Y como haca Terrace, que sera prematuro afirmar que las combinaciones del chimpanc
muestran la misma estructura que se hace evidente en las emisiones del nio (1979, p. 221), Y que
la conducta signante de Nim con sus instructores slo guarda una semejanza superficial con las
conversaciones del nio o la nia con sus padres (Terrace, 1983, p. 57).
Curiosamente, sin embargo, esta conclusin ha sido criticada ferozmente. Los adversarios de
Terrace aducen que Nim era un joven chimpanc gravemente trastornado. Debido a los frecuentes
cambios en el personal dedicado a su adiestramiento, Nim se mostraba inseguro y desadaptado.
Todos coinciden en sealar que los logros de Nim son mucho menores que los que podra haber
alcanzado un animal normal. Por su parte, otros autores han sealado que un anlisis que no tenga
en cuenta la situacin en la que tienen lugar las emisiones del chimpanc ha de producir
inevitablemente resultados anmalos. Resultados negativos como los obtenidos con Nim son de
esperar cuando uno se limita a
amontonar las emisiones producidas durante cuatro aos, suprimiendo los contextos verbal y no verbal y
sometindolas a un anlisis de ordenador en busca de regularidades estadsticas. [GARDNER y
GARDNER, 1980, p. 357]
tampoco inician espontneamente una conversacin, aunque hay esperanzas de que eso ocurra en el
futuro (Richards, Wolz y Herman, 1984).
Los primates, sin embargo, siguen siendo las estrellas de los animales parlantes. Vamos
a resumir las conclusiones sobre el lenguaje de los primates. Lo primero es reconocer que poseer un
lenguaje no es cuestin de todo o nada. Es, por tanto, equvoco considerar el lenguaje igual que
la virginidad, algo que o se tiene o no se tiene (Miles, 1983, p. 44). Todos los simios examinados
manejan smbolos arbitrarios dotados de semanticidad, y utilizan un lenguaje con cierto grado de
desplazamiento y creatividad. As pues, satisfacen algunas de las caractersticas de diseo del
lenguaje que hasta hoy han venido siendo consideradas privativas de la especie humana. No
obstante, sus habilidades no van mucho ms all. Los animales enjaulados pueden ejecutar
operaciones sencillas de rellenado de huecos, siempre y cuando se les recompense debidamente. Los
adiestrados en un entorno natural no exhiben sensibilidad a la estructura, sino que se limitan a
mostrar cierta preferencia por colocar unos signos al principio o al final de la secuencia. Por
consiguiente, puede que Chomsky tenga razn al afirmar que los primates superiores carecen
aparentemente de la capacidad de desarrollar incluso los rudimentos de la estructura computacional
del lenguaje humano (1980, p.57).
As pues, no podemos estar de acuerdo con la adiestradora de Koko cuando proclamaba que
el lenguaje ya no es un dominio exclusivo de la especie humana (Patterson, 1978, p. 95), ni con
los adiestradores de Lana cuando afirmaban que ni el uso de herramientas ni el lenguaje sirven ya
como criterios para establecer una separacin cualitativa entre el hombre y la bestia (Rumbaugh,
1977, p. 307).
Para finalizar, hemos de advertir que aunque los animales inteligentes tengan la capacidad de
dominar algunas de las caractersticas rudimentarias del lenguaje humano, no muestran ninguna
predisposicin natural a hacerlo. Como ha sealado hace poco un autor, Lo mismo que cuando
observamos en el circo a un caballo caminando sobre sus patas traseras, uno no puede evitar la
sensacin de estar contemplando a una especie mal adaptada a la comunicacin simblica haciendo
esfuerzos por realizar una tarea antinatural (Marshall, 1987, p. 310). En el caso de los pjaros,
ocurre algo parecido (Thorpe, 1963). Algunos son capaces de aprender el canto de otra especie. Sin
embargo, esta tarea les resulta difcil. En cambio, cuando se les separa de esta especie extraa y se
les vuelve a colocar entre los suyos, los pjaros aprenden el canto normal con extrema rapidez.
Parece que tienen una predisposicin innata hacia un canto y no hacia otro.
La aparente facilidad con la que los humanos adquieren el lenguaje, en comparacin con los
primates, abona la hiptesis de que se hallan programados para ello. En el prximo captulo se
analiza si existe alguna evidencia biolgica de esta adaptacin, aparentemente nica, al lenguaje.