San Cirilo de Alejandría
San Cirilo de Alejandría
San Cirilo de Alejandría
Categora: Biografas
carta-encclica
de sus ideas. Pero todo fue en vano. Ante la difcil situacin creada en Oriente
y, despus de haber cruzado sin xito algunas cartas, Nestorio y C. apelan al
arbitraje del papa Celestino, quien convoc un concilio en Roma para estudiar
la cuestin. Este snodo declar a Nestorio incurso en hereja y le
profundo sentido y respeto del misterio que se oculta en esta unin. A todo ello
se une la dificultad de encontrar los trminos adecuados para expresar esta
unin de naturaleza: la teologa griega no aportaba expresin alguna precisa
para designar las dos naturalezas unidas en la nica Persona de Cristo. C.
rehye toda explicacin que parezca puede comprometer de alguna manera
esta unin; no quiere hablar de una simple "inhabitacin" o de una
"conjuncin" o de una "relacin". Entre las dos naturalezas no existe solamente
un acercamiento o un contacto (synpheia), como decan los antioquenos.
"Nosotros, escribe C. a Nestorio, rechazamos el trmino synpheia porque no
es propio para significar la unin (nosis) ". El mismo trmino "unin" le parece
insuficiente, pues no preserva a los telogos contra la tentacin de decir que
Cristo es un hombre "teforo". Hace falta precisar, segn l, y hablar de "unin
segn la hypstasis" (nosis kat'hypstasin) o "unin segn la naturaleza"
(nosis kat physin), pues las dos palabras, hypstasis y physis, son, ms o
menos, intercambiables en el lenguaje de C. Se trata, en definitiva, segn l,
de una "unin fsica" (nosis physike) y no "moral".
Todas estas expresiones de C. para designar la unin existente en Cristo
deban, sin embargo, originar numerosas disputas, por la imprecisin de
vocablos con que tropezaba la teologa griega para designar esta unin nica,
que no tena precedente alguno ni equivalente posible en las realidades
humanas. Especial recelo deba suscitar la frmula preferida de C.: "La nica
physis encarnada de Dios Verbo" (mia physis tou Theou logou sesarkomnee)
(Epst. 17; Epst. 46), frmula que l crea provenir de la autoridad de S.
Atanasio (v.), cuando en realidad proceda de Apolinar de Laodicea. Tomada en
sentido obvio, dicha frmula tiende a favorecer el apolinarismo (v.), es decir, a
mutilar la humanidad de Cristo. Pero, interpretada en el sentido en que la
entiende C., no hay tal: la humanidad de Cristo, que es bien real, no existe ni
subsiste sino en la nica hypstasis o physis del Verbo. Anlogamente a como
en el compuesto humano hay dos realidades diferentes, que no existen
independientemente la una de la otra, y, sin embargo, no hay ms que un solo
hombre, as en Cristo no hay ms que una naturaleza-hypstasis, la del Verbo
que se ha hecho carne. En Cristo, por consiguiente, no hay ms que una
physis, la del Verbo encarnado. Es esta physis la que sostiene la humanidad de
Cristo y la hace obrar; a esta persona nica de Cristo hay que referir todas sus
operaciones humanas. C. no dice jams: "la carne de Cristo ha sufrido", sino
ms bien: "el Verbo ha sufrido en su carne".
Ello no obstante, debemos confesar que las frmulas de C. podan
prestarse a confusin. De hecho, los monofisitas (V. EUTIQUES; MONOFIsismo)
abusaron de ellas y, al amparo de stas, negaron la distincin de naturalezas
en Cristo despus de la unin, cosa que C. nunca hizo. En realidad, la teologa
del obispo de Alejandra, entendida como l la entendi, lejos de caer en el
error, apunta ya hacia una teologa de la unin hiposttica (V. t. JESUCRISTO III,
2; ENCARNACIN; CRISTOLOGA 3).
b) Mariologa:
C. es el gran defensor de la maternidad divina de Mara. En este punto,
ms que en ningn otro de su doctrina, podemos afirmar categricamente que
el obispo alejandrino es; con justa razn, el portaestandarte de la fe
catlica. C. hace de la palabra Theotkos (Madre de Dios), contra el
trmino Kristotokos (Madre de Cristo) de los nestorianos, la seal y
divisa para conocer la verdadera doctrina. En el vocablo Theotkos se
compendia toda la sana cristologa, pues esta expresin presupone en
Cristo la unidad de persona y la dualidad de naturalezas. Decir, en
efecto, que Mara es la Madre de Dios equivale a afirmar que en Cristo
no hay ms que una persona, la del Hijo de Dios, y que es a esta
persona a la que Mara ha dado nacimiento en el tiempo: "Como la
santa Virgen engendr segn la carne a Dios unido personalmente a la
carne, por eso decimos de ella que es la Madre de Dios, no en el
sentido de que la naturaleza del Verbo tomara de la carne el comienzo
de su existencia... sino porque, como hemos dicho antes, habiendo
asumido personalmente la naturaleza del hombre, acept el ser
engendrado de su seno segn la carne" (Epst. 17,11) (v. t. MARA II, 1).
A la conclusin de la legitimidad de esta expresin llega C. tras su
afirmacin de la "comunicacin de idiomas" que se da en Cristo: las dos
naturalezas, la divina y la humana, son en Cristo independientes e
inconfundibles. Pero, habiendo en Cristo una sola Persona divina, puede
predicarse de ella todo lo que es propiedad de la naturaleza humana: Dios
nace, Dios padece, Dios muere, ya que suya es la humanidad que
padeca, suyo era el cuerpo y suya el alma. Luego, si Dios es el que
nace, Mara es verdadera Madre de Dios, pues el hombre que ella dio
a luz es Dios.
4. Juicio crtico. Es muy difcil emitir un juicio objetivo acerca de la
actividad desplegada por el Patriarca de Alejandra, as como de su obra
teolgica. Son incontables las acusaciones dirigidas contra l y las polmicas
que suscit su actuacin. De su carcter especial ya hemos hablado al
principio. En cuanto al C. literato o escritor, habra que distinguir al polemista y
al telogo. En el primer campo es indudablemente un maestro y en l muestra
un estilo vigoroso, preciso e incisivo. En el segundo campo, junto a grandes
cualidades, presenta algunos defectos: su estilo es a veces afectado y
excesivamente difuso; su terminologa tiene en ocasiones las imprecisiones
sealadas. Pero esos lmites son secundarios. Consideradas bajo el aspecto
teolgico-dogmtico, la obra y la figura de C. adquieren proporciones de
verdadera grandiosidad. El Patriarca alejandrino aparece como el gran doctor,
destinado providencialmente a defender la doctrina de la unidad personal de
Cristo, lo mismo que un siglo antes otro obispo de Alejandra, S. Atanasio (v.),
haba tenido por misin defender la doctrina de la divinidad de Cristo. C. es un
Concilio de Calcedonia
El Concilio conden el eutiquianismo (forma radical del monofisismo),
doctrina defendida por el monje bizantino Eutiques que afirmaba que
Jesucristo posee una sola naturaleza (la divina) y carece de naturaleza
humana
NOVACIANO
Novaciano (200-258), telogo romano y segundo antipapa (desde 251).
Novaciano, uno de los lderes del clero romano, adopt la doctrina del
montanismo (Los montanistas ensearon que la segunda venida de Cristo
era inminente y que un alejamiento de la gracia no poda redimirse )
provocando el cisma novaciano. San Cornelio, que favoreci una actitud poco
severa con estos cristianos idlatras, fue elegido papa en 251 y Novaciano
respondi nombrndose a s mismo antipapa. Sus partidarios cayeron en la
hereja al negarse a imponer penitencia a los pecadores y en 251 fueron
excomulgados por el Papa. Establecieron entonces su propia Iglesia hasta que
en 325 volvieron a integrarse formalmente en la Iglesia catlica en el concilio
de Nicea. Se cree que Novaciano fue martirizado durante las persecuciones del
emperador romano Valeriano.