TUERCAS Y TORNILLOS de Jon Elster

El objetivo explcito de Jon Elster en este libro es introducir al lector en los mecanismos causales que sirven
como unidades lgicas bsicas en las ciencias sociales.
En la introduccin queda patente la explicacin de por qu se centran sus explicaciones en los mecanismos y
no en leyes universales. A veces estas ltimas no nos indican la verdadera causa de un acontecimiento ni
presentan una correlacin con los hechos; su explicacin , por tanto, se nos queda corta .Sin embargo, segn
Elster, si mi argumento se basa por lo general en citar un acontecimiento anterior como la causa del
acontecimiento que se desea explicar y junto a ella aado el mecanismo causal que relaciona a ambos,
dejaremos mucho menos espacio a las malinterpretaciones y nuestra argumentacin tendr una base ms
slida.
Conviene distinguir, antes de entrar en materia, las explicaciones causales de las declaraciones causales
acertadas que no ofrecen un mecanismo causal; de las aseveraciones sobre correlacin; de las aseveraciones
acerca de condiciones necesarias; de las narraciones de historias y finalmente de las meras predicciones a
secas.
Sera intil aplicar leyes universales, seala Elster, cuando en realidad lo nico que podemos hacer es aislar
tendencias, propensiones y mecanismos y en cuanto reconozcamos uno de ellos explicar la conducta que
genera, pero no los podemos predecir con leyes puesto que estamos tratando relaciones humanas es una
lstima que este sea el nico momento del libro en el que por lo menos lo parezca.
Dividiremos el libro en dos partes a sugerencia del autor, que diferencia accin humana de interaccin, es
decir, una repeticin de las consabidas accin individual y colectiva.
En un principio se nos habla de deseos y oportunidades .Por qu elegimos hacer una cosa y no otra?. Elster
ve la accin como el resultado de dos operaciones de filtracin. En la primera descartamos las acciones que no
podemos emprender por restricciones fsicas, econmicas, legales o psicolgicas. Las acciones coherentes con
esas restricciones forman un conjunto de oportunidad. El segundo filtro es un mecanismo que determina qu
accin que est dentro del conjunto de oportunidad ser realizada realmente. Los principales mecanismos a
considerar son la eleccin racional y las normas sociales (que se analizan ms tarde por, segn explica el
autor, considerarlas de menor importancia).
Desde esta perspectiva las acciones son explicadas por las oportunidades y los deseos; por lo que la gente
puede hacer y por lo que desea hacer. Pasa entonces a ensearnos toda una diseccin acerca de las posibles
relaciones entre oportunidades y deseos: las que estn influidas ambos por una causa comn, en las que los
deseos influyen sobre las oportunidades y en las que las oportunidades influyen sobre los deseos.
En cuanto a la eleccin racional, que ya hemos sealado como gua de nuestras acciones, Elster no deja lugar
a dudas: la eleccin racional es instrumental, est guiada por el resultado de la accin y a su vez pueden servir
como medio ms o menos eficiente para otro fin.Cuando se enfrentan varios tipos de accin la gente suele
hacer lo que cree que es probable que tenga el mejor resultado general. Aparentemente esto puede parecer
lgico y hasta que raya en lo obvio, pero no debe ser as cuando, una vez pronunciada su sentenciateora,
utilizar el resto del apartado acciones humanas para matizarlo, puntuarlo y a veces hasta para contradecirse a
s mismo por lo controvertido de su tesis.Se encuentra aqu ante la enorme tarea de explicar toda esa parte
pasional , estpida, incorregible...irracional de cada ser humano y reinterpretarla en clave racional, que no es
poco.
Comenzamos precisamente por cuando fracasa la racionalidad. Para Elster una accin racional es el
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resultado de tres decisiones ptimas: la primera, debe ser el mejor medio para realizar el deseo de una persona
dadas sus creencias; segundo, esas creencias deben ser ptimas dada la prueba de que dispone la persona; y
tercero, debe reunir una cantidad ptima de pruebas, ni demasiadas ni muy pocas. sta puede fracasar por
indeterminacin : la indeterminacin de la accin dados los deseos y creencias de uno cuando a menudo
surgen mltiples ptimos o cuando no hay ninguna opcin ptima para las creencias y deseos dados o cuando
la gente no puede comparar y clasificar todas las opciones o cuando son todas igual de buenas... En todos
estos casos lo que sucede normalmente es que las consideraciones perifricas pasan a primer plano. Otras
formas de irracionalidad deben ser tenidas en cuenta como puede ser, aparte de la indeterminacin, el que la
gente no elija lo que cree que es el mejor medio para realizar sus deseos deliberadamente, cosa que achaca
Elster a una especie de falta de voluntad (como cuando quiero dejar de fumar y fumo); sin embargo, si esto
sucede por error (oprimir el botn equivocado) no tiene por qu ser irracional.
En el captulo de miopa y previsin Elster se mete en el engorroso tema de explicar por qu no vivimos en el
estado de naturaleza. Esto considerando, claro est, que el autor tiene claro cul es nuestro estado de
naturaleza y por eso deduce que no vivimos en l; lstima que ni siquiera sugiri argumentacin alguna sobre
esto. Bsicamente se enuncia en el captulo una explicacin que servir a su vez para justificar el altruismo y ,
en el plano colectivo, la cooperacin.
La previsin es para el autor la capacidad para ser motivado por las consecuencias a largo plazo de la accin.
Es por esto que el hombre se domina y no desata sus instintos propios del anteriormente citado estado de
naturaleza. Siguiendo con el argumento de la eleccin racional como eleccin instrumental explicamos, en
plano individual ,la previsin por ser le eleccin que ms beneficio nos reporta (estrategia del tipo un paso
atrs, dos pasos hacia delante) as como el altruismo cuando interaccionamos con otra persona o con una
institucin . Segn esto la sociedad civilizada depende de la posesin de instituciones que hacen que sea del
propio inters racional de la gente decir la verdad, cumplir las promesas y ayudar a otros ; cuando hacemos
feliz a alguien desinteresadamente es por que nos estamos haciendo felices a nosotros mismos al ver feliz a
esa persona. De la misma forma cuando colaboramos lo hacemos siempre en pos de nuestro propio inters y
de los beneficios que podemos sacar con esa colaboracin.
Es conmovedor ver que tras tanta racionalidad, diseccin y frialdad de grficos Elster nos deleita con el
captulo de las emociones, acerca de cuya existencia ya tenamos serias dudas viendo el curso que tomaba el
libro.Las emociones , dice, son la materia de la vida. Subjetivamente se las experimenta como dominantes, no
elegimos tenerlas pero estamos en su poder. Dejmonos de sentimentalismos y vayamos a la diseccin.
Podemos dividir las emociones en dos tipos emociones ncleo y emociones parasitarias. Las primeras son las
que derivan de mis experiencias, no de las de los dems y ests relacionadas con mi presente no con
expectativas del futuro ni logros del pasado.Las segundas surgen de la contemplacin de ocasiones anteriores,
futuras o posibles para las emociones ncleo o de la experiencia de otras personas. De la contrastacin de
ambas surgen las emociones contrafactuales. Nuevamente stas se pueden descomponer en efectos de
dotacin y efectos de contraste . Las uniones se producen dentro del conjunto de emociones ncleo, entre
emociones ncleo y parasitarias y dentro de stas ltimas (orgullo y vergenza, depresin y euforia, esperanza
y temor...)
Mencin especial tiene la observacin de que la cesacin de un estado emocional no nos devuelve al plano
emocional anterior ( es decir, que las emociones dejan huella para bien o para mal). Sin duda todo est en la
mente pero sta no es un tablero de control con una llave para cada emocin. La creencia de que uno puede
tener el poder motivador de las emociones sin su poder distorsionador es en s mismo una falacia. Las
emociones proporcionan un significado y un sentido de direccin a la vida pero tambin nos impiden ir
firmemente en esa direccin.
Para explicar por qu la conducta de la gente se adapta a sus circunstancias se puede sostener que la gente que
no se adapta no sobrevive. En este captulo de seleccin natural y social, Elster trata de complementar su
teora social con la teora de seleccin natural haciendo un pequeo guio a la sociobiologa aunque sin
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posicionarse a favor. La teora biolgica de la evolucin por seleccin natural se basa en dos mecanismos.
Primero requiere un mecanismo que genere variedad: materia prima para la seleccin. Luego requiere un
mecanismo para seleccionar y retener las pocas mutaciones que resultan tiles. Pero esto suele chocar en
algunos casos con elementos de lo que podramos llamar la seleccin social. Por ejemplo, el hecho de que la
seleccin natural opera en el presente, a diferencia de la eleccin racional que puede ser guiada por el futuro;
o que lo que cuenta en la seleccin natural es el xito absoluto y no el relativo, no da lugar a matizaciones.
Obviamente el principal obstculo de la sociobiologa es que la gente no se comporta de la manera rgida y
estereotipada como lo hacen la mayora de los animales. No sabemos, dice Elster, qu lmites pone la
naturaleza humana al grado de calma, altruismo o monogamia que puede ser fomentado por instituciones
sociales adecuadas. Tampoco se nos puede escapar de las manos la importancia de la creatividad de los seres
humanos y de su capacidad general para solucionar los problemas. Y remata con una frase de concordia: los
sociobilogos no pueden ofrecer una explicacin rival sino complementaria.
En el captulo siguiente Elster sugiere que el mecanismo de refuerzo no tiene mayoras probabilidades de
forzar una conducta ptima. La clave est en que el autor distingue el refuerzo de la eleccin racional de
manera que en el primer caso las consecuencias no se buscan deliberadamente. Tambin se apunta que la
mayora de las situaciones sociales tiene demasiada poca regularidad y demasiado ruido para que el refuerzo
modele la conducta afinadamente. La principal excepcin son los casos en los que los refuerzos se producen
dentro de un grupo de gente que vive muy estrechamente unida (padres hijos, matrimonio).
Pasamos en este punto a la segunda parte del libro, la de la interaccin , y comenzamos con las consecuencias
no intencionales. Las cosas no siempre resultan como esperamos y muchos acontecimientos se producen sin
ninguna intencin. Por una parte est la idea de las acciones individuales que interfieren unas con otras
produciendo un resultado no intencional y por otra est la idea que se ampla en el siguiente captulo del
ajuste mutuo entre planes individuales que permite que todos se realicen sin distorsin. Dentro del primer
grupo tenemos dos tipos de resultados no intencionales: los positivos y los negativos, es decir, la
contrafinalidad y la mano invisible de los que se discuten varios ejemplos en los que la tnica es qu hago yo
en relacin a qu van a hacer los dems o lo que espero yo que vayan a hacer, siempre de acuerdo con mi
propio beneficio.
El captulo del equilibrio guarda bastante relacin con el problema mencionado anteriormente acerca de si
vivimos en un estado de naturaleza, ms bien del hecho de por qu no vivimos en ese estado y a qu se debe
este orden aparente de nuestras sociedades. Bien, cada problema puede resolverse de dos maneras. Por una
parte la coordinacin y la cooperacin pueden surgir mediante la accin descentralizada y no forzada. Por otra
parte pueden ser impuestas centralmente por instituciones sociales respaldadas por la fuerza. La distincin, no
obstante, es menos ntida de lo que podra parecer. El desastroso legado del enfoque biolgico de la sociedad
es la suposicin de que las sociedades son estables. Segn esta visin todo desvo del equilibrio pone en
movimiento fuerzas que lo restablecen, que lo devuelven a la normalidad. Pero las sociedades no son como
organismos, no hay ningn motivo para considerarlas tan magnficamente diseadas que todo desvo del
equilibrio se cancele automticamente.
A diferencia de la accin racional, las normas sociales no estn orientadas hacia los resultados. El autor pone
sobre la mesa en este captulo la pregunta de si las normas sociales sirven a un propsito ulterior y si lo hay
debiramos concluir que existen porque sirven a ese propsito? Algunas normas sociales son una especie de
convenciones sin un sentido utilitario aparente, otras adoptan la forma de cdigos de honor, otras indican a la
gente que coopere en situaciones del tipo del Dilema del Prisionero... Pero cmo las relacionamos con el
propio inters, que al fin y al cabo es por lo que aboga el libro? Algunos sostienen que las normas son
herramientas de manipulacin y se las emplea para cubrir el propio inters con un aspecto ms aceptable. Esto
puede ser vlido para algunos casos pero para otros como el de la venganza entendida como norma social no,
ya que obviamente superan el propio inters. En estos casos Elster apunta a la interiorizacin de esas reglas de
tal manera que no necesiten siquiera de la amenaza de un castigo o una recompensa para ser cumplidas ( la
vergenza o la previsin de vergenza suele ser una sancin interna suficiente).Tambin influye el miedo a la
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desaprobacin del resto, pero parece en todos estos casos que al autor le cuesta reconocer esa parte de
irracionalidad de las normas y las reglas que tanto choca con toda su argumentacin instrumentalista y
teleolgica, dira yo, que busca por todos los medios apoyarse en un fin racional. Fin que no encuentra en la
mayora de sus explicaciones acerca de las normas sociales sencillamente porque no se rigen por esos
principios que l apunta. La racionalidad puede ser parte del principio explicativo de nuestra conducta pero
evidentemente no todo, de tal manera que Elster deja muchos frentes descubiertos y cabos sin atar como bien
queda reflejado en su sincera conclusin de este captulo : Lamentablemente no puedo proponer ninguna otra
explicacin de las normas. En mi opinin las normas son el resultado de propensiones psicolgicas a cerca de
las cuales sabemos poco .
En el siguiente captulo volvemos a temas ms manejables para el autor, los que se pueden medir, cuantificar
y ejemplificar con grficos. En los casos en que la cooperacin universal no tiene sentido debe haber tambin
un mecanismo para decidir a quin se le debe permitir la ventaja. Cada problema puede resolverse de manera
descentralizada o centralizada. El mecanismo descentralizado que es el tema de este captulo es la
negociacin. Los problemas de negociacin pueden presentarse en multitud de variantes, desde los que ataen
a dos personas hasta los que involucran a varios pases. Hay que tener en cuenta que negociar entre ms de
dos personas es cualitativamente diferente a negociar entre dos porque permite la formacin de coaliciones y
aunque no se forme ninguna, la mera posibilidad puede modelar el resultado de la negociacin.
Las instituciones sociales que se analizan en el captulo 15 son, por contraposicin, los mecanismos
centralizados de negociacin. Impiden que la sociedad se desmorone siempre que haya algo que impida que se
desmoronen las instituciones. Suelen presentar dos caras: actan, eligen y deciden como si fuera un
mandamiento individual pero tambin son creadas y estn compuestos por individuos. Pueden ser privadas o
pblicas segn la naturaleza de las sanciones. Las primeras incluyen firmas, gremios, organizaciones
religiosas y universidades y la principal sancin de que disponen es la expulsin del grupo. Para lograr que la
gente ingrese ofrecen una serie de beneficios de signo variado. Las pblicas apoyan sus sanciones en el
sistema de imposicin de la ley e incluyen subsidios, impuestos, multas y encarcelamientos.
Modificar la conducta mediante el uso de la fuerza es el aspecto ms notable de las instituciones. Esa fuerza
vara dependiendo del tipo de institucin que se trate y puede ir desde un reproche por escrito hasta la pena de
muerte en el caso de algunos Estados. La induccin por su parte funciona haciendo menos costosa una
conducta deseada. Algunas instituciones son establecidas para permitir que la gente haga ciertas cosas en
lugar de disuadirlas o inducirlas, simplemente les da credibilidad y respeto (matrimonio, contrato vinculante).
Finalmente las instituciones pueden afectar la conducta al alterar el contexto de negociacin para los
individuos. Cuando las instituciones afectan el bienestar de las personas pueden mejorar las condiciones de
todos, pueden mejorar las condiciones de algunos a expensas de otros o hacer que todos estn peor. Claro est
que cada uno de estas posibilidades se explica de manera pormenorizada con grficos, variables y multitud de
ejemplos.
En el siguiente captulo el autor pone de manifiesto la opinin anteriormente mencionada de que las
sociedades son dinmicas y por lo tanto cambian. Este cambio social nunca es puntual, ms bien es algo lento
y progresivo y sus efectos se pueden ver mejor a medida que nos distanciamos de l. Seala que estos cambios
pueden ser positivos o regresivos y basa sus argumentaciones en un recorrido interpretativo por la historia
universal de la mano de pensadores como Marx o Toqueville.

Como ya ha quedado patente en el resumen del libro, creo que la opinin que argumenta este seor es
claramente insuficiente y en consecuencia as lo es su anlisis a lo largo del libro. La teora racionalista ofrece
una serie de respuestas a determinados mbitos de la realidad que se adecuan bastante bien a ella y nos son
muy tiles para tratar de encontrar respuestas a determinadas preguntas. De hecho los captulos del libro que
se relacionan con estos mbitos son coherentes, profundos y bien estructurados como puede ser el de la
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negociacin. Sin embargo otros temas est presentados de una manera bastante incompleta y con argumentos
forzados, con multitud de notas al margen y excepciones. Coinciden stos normalmente con captulos como
los de las normas sociales en los que hace falta algo ms que una teora racionalista para contentar nuestro
ansia de respuestas. Hay realidades ms complejas que no se cien a la teora de la accin racional y que no se
pueden explicar en base al costobeneficio de su ejecucin.
Por centrarnos en una de las muchas ligerezas argumentativas que tiene el libro, la de la accin racional me ha
parecido estupenda. Elster propone que una accin racional es el resultado de tres decisiones ptimas: la
primera, debe ser el mejor medio para realizar el deseo de una persona dadas sus creencias; segundo, esas
creencias deben ser ptimas dada la prueba de que dispone la persona; y tercero, debe reunir una cantidad
ptima de pruebas, ni demasiadas ni muy pocas.
Bien, parece algo razonable a primera vista pero ahora pensemos en alguna de esas creencias a las que hace
mencin el autor, como por ejemplo la creencia en un dios cualquiera. Pongamos por caso que un palestino ha
tomado la decisin de inmolarse. Primer paso: Es el mejor medio para realizar su deseo dadas sus creencias?
Parece que s, aunque se trata de un caso extremo, su fin es aterrorizar a un puado de israeles y adems est
en perfecta consonancia con sus creencias ya que Al le promete un paraso alentador despus de la masacre.
Segundo paso: Son ptimas esas creencias dada la prueba de que dispone nuestro palestino en cuestin?
Pues... eso ya es algo bastante ms subjetivo.Obviamente para el palestino se dan las pruebas suficientes : la fe
y algn que otro milagrillo de la virgen de Lourdes que podamos extrapolar al caso musulmn. Sin embargo
para mi o para otra persona pueden no ser pruebas suficientes. Pero no nos preocupemos por que para eso
viene el ltimo paso, el definitivo; Ha reunido el palestino una cantidad ptima de pruebas, ni demasiadas ni
muy pocas? Esto ya lo aclara todo! Pero... un momento, cuntos milagros de Lourdes se consideran ptimos
para creer en Jess? cuntos parasos prometidos para creer en Al? qu significan exactamente ni
demasiadas ni muy pocas?
Puede parecer que a travs de este ejemplo hemos llegado al ms completo de los absurdos y la respuesta es
que s y la razn es que hemos seguido desde el principio un sistema absurdo que constrie cualquier tipo de
accin humana a la lgica,
bastante limitada, de la accin racional . Una accin racional que existe en la realidad, que Elster no se inventa
, pero que no sirve de nada si no tenemos en cuenta esa parte irracional que caracteriza a todo ser humano, que
no se puede reducir a diagramas y teoras de juegos. Y sobre todo, no sirve de nada si no tenemos en cuenta ,
y este libro parece un buen ejemplo de ello, la importancia de las normas sociales en nuestra conducta y que
en buena medida nos daran una respuesta ms aproximada de por qu se ha inmolado nuestro palestino.