Cuento Del Respeto
Cuento Del Respeto
Cuento Del Respeto
CUENTO
DE HUMILDAD
CUENTO DE SENCILLEZ
Un verano sin juguetes
humildad, sencillez, valorar lo que tenemos
CUENTO DE LA TOLERANCIA
Cuentos infantiles sobre la tolerancia
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Era su segundo da de clase. Henry se sent en el primer pupitre del aula, al
lado de la ventana, como le recomend su mam. La profesora entr en clase y
les dijo "buenos das". Hoy vamos a estudiar algunos animales. Comenzaremos
con el asno, ese animal tan til a la humanidad, fuerte, de largas orejas, y...
- Como Henry!, la interrumpi una voz que sala de atrs del saln.
Muchos nios comenzaron a rer ruidosamente y miraban a Henry.
- Quin dijo eso?, pregunt la profesora, aunque saba bien quin lo haba
dicho.
- Fue Quique, dijo una nia sealando a su lado a un pequen pecoso de cinco
aos.
- Nios, nios, dijo Mily con voz enrgica y poniendo cara de enojo. No
deben burlarse de los dems. Eso no est bien y no lo voy a permitir en mi
saln.
Todos guardaron silencio, pero se oa algunas risitas.
Cuentos cortos para nios sobre la tolerancia
Un rato despus una pelota de papel gole la cabeza de Toms. Al voltear no vio
quien se la haba lanzado y nuevamente algunos se rean de l. Decidi no hacer
caso a las burlas y continu mirando las lminas de animales que mostraba Mily.
Estaba muy triste pero no llor. En el recreo Henry abri su lonchera y comenz
a comerse el delicioso bocadillo que su mam le haba preparado. Dos nios que
estaban cerca le gritaron:
- Orejn, oye orejn, no comas tanto que va a salirte cola como un asno, y
echaron a rer.
Otros nios a su alrededor lo miraron y tocando sus propias orejas, sonrean y
murmuraban. Henry entendi por primera vez, que de verdad haba nacido con
sus orejas un poco ms grandes. 'Como su abuelo Manuel', le haba odo decir a
su pap una vez.
De pronto se escucharon gritos desde el saln de msica, del cual sala mucho
humo. Henry se acerc y vio a varios nios encerrados sin poder salir, pues
algn nio travieso haba colocado un palo de escoba en los cerrojos.
A travs de los vidrios se vean los rostros de los pequeos llorando, gritando y
muyasustados. Dentro algo se estaba quemando y las llamas crecan.
Los profesores no se haban dado cuenta del peligro, y ninguno de los nios se
atreva a hacer nada. Henry, sin dudarlo un segundo, dej su lonchera y corri
hacia la puerta del saln y a pesar del humo y del calor que sala, agarr la
escoba que la trababa y la jal con fuerza. Los nios salieron de prisa y todos se
pusieron a salvo.
Henry se qued como un hroe. Todos elogiaron su valor. Los nios que se
haban burlado de l estaban apenados.
En casa, Henry cont todo lo sucedido a su familia,
por lo que todos estaban orgullosos de l. Al da
siguiente, ningn nio se burl de Henry. Haban
entendido que los defectos fsicos eran slo
aparentes, pero en cambio el valor de Henry al
salvar a sus compaeros era ms valioso y digno de
admirar.
CUENTO DE ORDEN
El genio chapuzas
Hubo una vez un genio, de esos que sala de lmparas maravillosas concediendo
deseos, que se hizo tristemente famoso por sus chapuzas. Cada vez que alguien
frotaba la lmpara, y el sala a responder "Qu deseas?", surga una gran nube
de humo y volaban cientos de cosas por los aires. Y si alguno de sus amos
quedaba con ganas de pedir un deseo, al concedrselo, el regalo sala entre una
nube
de
porquera
cubierto
de
polvo.
Tantas y tan penosas eran sus chapuzas, que nadie deseaba tener un genio as.
Su lmpara termin sirviendo slo para dar patadas, como un bote cualquiera, y
el genio estuvo aos sin salir, triste y deprimido. Hasta que un nio solitario
encontr la lmpara y pudo escuchar los lamentos del genio. Entonces decidi
hacerse su amigo, y su nico deseo fue poder entrar y salir de la lmpara para
estar con l. ste se mostr encantado, pero en cuanto el nio puso el pie en la
lmpara, comprendi el problema de aquel genio chapuzas. No es que fuera un
mal genio, es que no poda ser ms desordenado! Todo estaba tirado por
cualquier sitio, sin importar si se trataba de joyas o libros, barcos, o camellos, y
se notaba que no haba pasado un plumero en aos. Como era un genio, tena
de todo, y como la lmpara tambin era pequea, estaba todo tan apretujado
que era normal que saltara por los aires en cuanto se mova la lmpara y el
genio trataba de conseguir algo.
El nio se llev las manos a la cabeza, y el genio se excus diciendo que el
trabajo de un genio era muy importante y no tena tiempo para esas cosas, Pero
su amigo, que recordaba los buenos consejos de su madre, le explic que
cuanto ms importante fuese su trabajo, ms orden deba guardar con todas sus
cosas, y juntos se dedicaron a dar un buen repaso a la lmpara. Les llev unos
cuantos das, pero al terminar, todo estaba reluciente y cada cosa tena su sitio
especial. Resultaba facilsimo encontrar cualquier regalo y cogerlo sin
romper nada.
CUENTO DE LA OBEDIENCIA
Obediencia, aprendizaje
Diego tena muchas ganas de probar el pastel de chocolate que su mam estaba
preparando para la fiesta de cumpleaos de to Pedro. To Pedro era el to favorito
de Diego.
To Pedro era un tipo muy peculiar. Se pasaba el da encerrado en un viejo pajar al
que llamaba su superlaboratorio ultrasecreto. Nadie saba muy bien qu haca all,
aunque era mejor no entrar, por si acaso. Por lo que se poda or, ver e incluso oler
desde fuera en aquel lugar poda pasar cualquier cosa.
-Diego, deja de merodear por aqu -dijo mam-. No vas a probar la tarta hasta
maana.
Pero a Diego eso de esperar no le haca ninguna gracia, as que, cuando su madre
se fue de la cocina, Diego aprovech para colarse y abrir la nevera.
-Vaya, qu alta est la tarta! -pens Diego-. Tendr que usar algo para subirme.
Diego cogi una silla y se subi a ella para poder llegar con el dedo y untarlo de
chocolate. Pero justo cuando iba a tocar la tarta, la silla se cerr. Del susto Diego
se agarr con las dos manos a la tarta. Eso no evit que se cayera al suelo con
tarta y todo.
-Oh, no! -se lament Diego-. Qu voy a hacer ahora?
En ese momento entr to Pedro en la cocina.
-Qu ha pasado aqu? -pregunt.
Diego le cont lo que haba hecho, entre llantos y lamentos.
-Tengo justo lo que necesitas -dijo to Pedro-. La verdad, no
s si funcionar, pero esta me parece la ocasin perfecta
para probar mi nuevo invento.
-Esto solo se arregla rebobinando la historia -dijo Diego.
-Eso es justo lo que vamos a hacer -dijo to Pedro-. Vamos a
volver al pasado.
Diego hizo lo que su to le dijo. En cuestin de cinco minutos se baj de la mquina.
-Creo que esto ya est -dijo Diego-. Cmo lo comprobamos?
-Vamos a ver la nevera -dijo to Pedro.
CUENTO DE LA SINCERIDAD
Cuentos para nios. Sara y Luca
CUENTO DE FELICIDAD
El velocmetro
Dani estaba muy disgustado con Pap Noel. Era un nio muy bueno, pero le
molestaba tremendamente ver que casi todos los aos muchos otros nios,
claramente ms malos, reciban ms juguetes por Navidad. Y fueron tantas sus
quejas, que una noche el propio Pap Noel apareci con el trineo en su
habitacin, y le llev con l al Polo Norte.
- Quiero ensearte el mayor de los secretos -le dijo Pap Noel-. Si vienes te
mostrar cmo decidimos cuntos juguetes recibe cada nio en Navidad.
Cuando llegaron, Santa Claus le mostr algunos raros artilugios, mientras le
explicaba:
- Esto fue nuestro primer medidor de juguetes. Era una balanza, y los juguetes
se regalaban por peso. Dejamos de usarlo cuando un nio recibi tantos globos
que
al
explotar
derrumbaron
las
paredes
de
su
casa.
- Ese otro con forma de molde se llamaba "igualator". Serva para asegurarnos
de que todos los nios recibieran los mismos juguetes, pero como luego no tena
gracia cambiarlos con otros nios, nadie los quera... Puff, casi me quedo sin
trabajo, hubo un ao que apenas recib unas pocas cartas y tuvimos que
cambiarlo a toda prisa...
Y as fue hablando de los inventos que haban utilizado; algunos realmente
ridculos, otros un poco simplones, hasta que finalmente dijo:
- .. pero todo se arregl con este invento, y desde entonces cada ao recibo
muchos ms millones de cartas que el anterior. Se llama Felicmetro, y sirve
para medir la felicidad de los nios. Cuando visitamos un nio, ponemos en el
felicmetro todo lo que tiene, y automticamente nos dice los mejores regalos
para
l.
- Pues debe estar estropeado, a m siempre me tocan pocos regalos...- protest
el
nio.
- Qu va! funciona perfectamente. Los nios que como t tienen muchos
amigos, unos paps y hermanos que les quieren mucho, son generosos y no
buscan la felicidad en las cosas tienen miles de puntos en el felicmetro, y
regalarles muchos juguetes slo podra bajrselos. Sin embargo, los nios que
estn ms solos, o cuyos paps les hacen menos caso, o que no tienen
hermanos ni amigos, tienen tan pocos puntos que da igual cuntos regalos
aadamos al felicmetro: nunca pasan de la mitad... se es el gran secreto del
felicmetro: reciben ms quienes de verdad menos tienen.
Como no pareca terminar de creerlo, aquella Navidad Dani acompa a Santa
Claus en su trineo llevando el felicmetro, comprobando l mismo cmo quienes
ms regalos reciban eran los menos felices de todos. Y no pudo evitar
llorar cuando vieron un nio muy rico pero muy triste,
que despus de haber abierto cien regalos, pas la
noche solitario en su habitacin...
Y sinti tanta pena por esos nios, que ya nunca ms volvi a
envidiar sus regalos y sus cosas, y se esforz cada da por
hacerles llegar a aquellos nios una pequea parte de su gran
felicidad.
CUENTO DE PERDON
Los tres hermanos
Jacinto y su hermano menor Javier eran dueos de una zapatera llamada La
Suela de Oro. All vendan todo tipo de calzado, desde mocasines para caballero
y zapatillas para dama hasta tenis para nios y pantuflas para todos. Ambos se
llevaban bien y dividan las ganancias en partes iguales. Pero un da, uno de
ellos acus al otro de haber tomado dinero de la caja sin avisarle. ste le replic
que no era cierto y aprovech la oportunidad para reclamarle al otro que no
CUENTO DE HONESTIDAD
Un fin de semana de acampada
Pablo y Fer eran dos hermanos gemelos idnticos. La gente los confunda,
porque lo nico que les diferenciaba era una mancha que Fer tena en la mano.
Pero, aunque Pablo y Fer eran iguales fsicamente, tenan personalidades
distintas. Pablo era un nio muy bueno y Fer era bastante cafre.
Bueno, he traido mi vida personal. Todo con tal de que los nios estn felices
y sanos. Todo lo hago por ellos. Hace algn tiempo un buen hombre me pidi
matrimonio pero no me cas. Cmo les voy a traer un padrastro a casa?
Tambin dej el trabajo que me gustaba porque no era cerca de casa. Ahora
trabajo como niera en un jardn de infantes para poder vigilar, cuidar
y alimentar a mis hijos. Todo sea por los nios! Yo no necesito nada.
S que te entiendo. Yo quiero sacrificar mi relacin de pareja. Sabes? hace
tiempo que todo se acab con mi esposo, l incluso tiene a otra mujer, y bueno,
yo tambin encontr a otro hombre, como parece, pero.... Si mi marido se fuera
de casa primero! pero l no se va con ella! Llora y me dice que est
acostumbrado a vivir conmigo, y a mi me da lstima. Es que llora y no puedo!
Y as vivimos.
Se abre la puerta y se oye una voz que dice Nmero 852, pase por favor
Bueno, es mi turno, estoy tan nerviosa! y si no reciben mi sacrificio?
La nmero 853 se encoge y espera su turno.
El tiempo pasa lentamente y la nmero 852 al fin sale de la oficina
Bueno, y como te fue? qu te dijeron? aceptaron tu sacrificio?
No.. Resulta que hay un tiempo de prueba, me enviaron a casa a pensarlo
mejor.
verdad? por qu? por qu no de una vez?
Pues, me preguntaron ya lo ha pensado bien? Recuerde que es para
sempre! Y yo les respond Si, no pasa nada, los nios crecern y valorarn
lo que su madre ha sacrificado por ellos. Y en ese momento me dijeron
sintese y mire a la pantalla Y lo que mostraron fu una locura, era acerca
de mi vida: era como si mis nios ya hubiesen crecido. Mi hija se haba casado
muy lejos de aqu, y mi hijo me llamaba slo una vez al mes como obligado,
su novia hablaba de fondo y yo le deca Pero qu te pasa hijito,por qu eres
as conmigo? que te he hecho?" y l me respondi No te metas en nuestra
vida mam, por favor, es que no tienes nada que hacer? Y qu mas iba
yo a hacer?, adems de cuidar a mis hijos nunca hice nada mas. Pues cmo
te parece que mis hijos no valoraron mi sacrificio. Ser que me esforz
en vano?
Desde la oficina se escucha otra vez la voz que dice Siguiente, nmero 853,
pase por favor
Es mi turno!.. oye, me has dejado impresionada...cmo puede ser? Vale,
ya estoy aqui, as que all voy...
Siga usted, sintese. Que ha traido para ofrecer en sacrificio?
Mi relacin de pareja
Vale, cuntenos.
CUENTO DE BONDAD
La cueva
Por fin llegaron las vacaciones y Mario y Pablo fueron al
campamento de verano. All hacan cada da un montn
de cosas divertidas, pero lo que ms les gust fue
participar en la gran gymkhana.
En ella tuvieron que superar un montn de difciles
pruebas, hasta que encontraron un cartel que pona:
Al lado del ro, en un sitio donde no llueve nunca, all encontraris la siguiente
pista...
- Un sitio donde no llueve nunca? pregunt Mario.
- UhmmmSer un sitio con techo - respondi Pablo
- Claro! La cueva del ro! Vamos! gritaron los dos
Pablo y Mario fueron corriendo a la cueva pero, al entrar, oyeron un ruido muy
fuerte y, muy asustados, preguntaron:
- Hola? Hay alguien ah?
Pero el ruido se escuch ms fuerte an y los dos huyeron corriendo a contar al
resto de nios lo ocurrido.
- Anda ya! Os lo estis inventando porque no habis ganado la gymkhana!
les decan los dems.
Pablo y Mario no podan dejar de pensar en qu sera lo que haba en la cueva
as que volvieron una vez ms, pero esta vez llevaron un montn de comida por
si tenan que pasar all la noche o por si se trataba de un animal y quera
atacarles.
Cuando llegaron, oyeron de nuevo aquel ruido pero dejaron en la entrada de la
cueva la comida y se escondieron para ver qu pasaba.
Pasaron horas y ms horas esperando y estaban tan cansados que incluso se
quedaron dormidos. Al despertar, vieron como la comida haba desaparecido.
- No sabemos lo que hay ah dentro, pero sea lo que sea est claro que tiene
hambre. Vayamos a por ms comida! comentaron.
Los dos fueron a por ms comida y, mientras la dejaban en la entrada, un
animal gigante sali de la cueva y se acerc a ellos. Muertos de miedo, se
subieron a un rbol de un salto.
CUENTO DE SOLIDARIDAD
Un cuento infantil para los nios que habla del valor de la solidaridad. Una
bonita manera de ensear valores a los nios es a travs de los cuentos y de sus
mensajes. Un cuento sobre la solidaridad. Hace fro
El invierno es un viejito que tiene una barba blanca, llena de escarcha que le
cuelga hasta el suelo. Donde camina deja un rastro de hielo que va tapando
todo.
A veces trae ms fro que de costumbre, como cuando sucedi esta historia:
Haca tanto, pero tanto fro, que los rboles parecan arbolitos de Navidad
adornados con algodn. En uno de esos rboles vivan los Ardilla con sus cinco
hijitos.