Migrana 16
Migrana 16
Migrana 16
de anlisis poltico
N16 / 2015
A 10 AOS DEL
PROCESO DE
CAMBIO EN
BOLIVIA
El proceso boliviano en
Breve balance
Transformaciones en la
clave regional
econmico y social
igualdad de gnero en
MAS-IPSP
Mariana Zeballos
Bolivia
Mara Eugenia Rojas
Contenido
Autor: Ricardo Rocha.
I seccin:
Para seguir pensando
el mundo desde Bolivia
Pg. 12
Pg. 24
Pg. 30
Acumulacin y violencia
(Elmar Altvater)
Pg. 34
Pg. 44
Pg. 48
Pg. 52
Pg. 56
II seccin:
Las democracias y el mar
III seccin:
Aportes revolucionarios y organizacin
Pg. 64
Pg. 71
Pg. 76
Pg. 82
IV seccin:
Democracia intercultural y
descolonizacin
Pg. 90
Pg. 94
Pg. 100
Pg. 106
V seccin:
Geopoltica y Derechos Humanos
Pg. 114
Pg. 118
Pg. 122
VI seccin:
Culturas y letras
Pg. 128
Pg. 130
Pg. 140
Pg. 144
IV seccin:
Ojo lector
Pg. 154
Editorial
8U
n ao ms se va y empieza otro. En
enero se cumplir el dcimo aniversario del inicio del proceso de cambio
en nuestro pas. Parecen muchos para
los periodos tormentosos y conflictivos que ha
vivido Bolivia en el pasado, que han transcurrido entre golpes de Estado militares que protegan los intereses de los sectores dominantes, y
democracias frgiles que cumplieron el mismo
papel. La alternancia en el poder fue casi una regla, pues muchos polticos del pasado pugnaron
por acceder al poder de Estado a fin de obtener,
desde all, pinges ganancias personales con las
que se enriquecieron a costa del sacrificio del
pueblo boliviano, al que siempre le toc poner
los muertos, el maltrato, la discriminacin y el
trabajo mal pagado.
Cuando las balas no podan detener las protestas
populares, surgan los periodos democrticos en
los que los partidos polticos se apropiaban del
escenario para ofrecer, electoralmente, inclusin,
trabajo y otras maravillas que aunque nunca se
cumplan, s alcanzaban su propsito de hacer
creer a las mayoras que ellas elegan y deci-
dan lo que ocurra en el pas. As transcurrieron muchos aos de vida republicana y 20 aos
de neoliberalismo en los que o bien estuvimos
intentando protegernos de las balas y de la desaparicin, o bien nos encontramos votando por
quienes, siendo de una condicin social diferente, recibieron el apoyo de la diversidad bajo la
ilusin de que podran cambiar Bolivia.
Tuvieron que pasar muchos gobiernos, para
convencernos de que en realidad ninguno de los
partidos tradicionales quera cambiar el pas y
que los cambios de maquillaje que algunos ensayaron, solo buscaban endulzar el proceso de
explotacin y exclusin para, al final, seguir convirtindonos en cada vez ms pobres. Por eso
el 2005 y durante 10 aos, el pueblo, el de esas
mayoras diversas y plurinacionales, vot por
alguien que lo representaba y proyectaba como
identidad colectiva para ser reconocido, en el exterior y en el propio pas, como el protagonista
de una revolucin en Democracia. Vot como
una afirmacin de su lucha, expresada en el presidente Evo, que vivi la miseria y la exclusin
como la mayora, alguien que le duele la condi-
cin del pas y est impulsando la transformacin del pas por razones polticas y de compromiso existencial con la vida de la mayora.
En fin, a partir de este contexto con el que decidimos iniciar nuestra reflexin, llegamos a la publicacin de nuestra revista Migraa 16, con la
que esperamos persistir en la deliberacin como
un factor importante para conocernos y reconocernos en nuestra diversidad. Continuamos con
la reflexin sobre el proceso de cambio, con interesantes reflexiones de jvenes acadmicos que
apuestan a ser parte del mundo de las ideas que
construyen pas. Desde el exterior del pas, tenemos artculos que apuntan a resaltar y reflexionar acerca de la revolucin en democracia emprendida en nuestro pas, que es observada en el
mundo entero que nos reconoce como interlocutores vlidos en este largo pero necesario camino
de la autodeterminacin de los pueblos. Otros
rescatan las experiencias del proceso boliviano
para repensar su propio pas, como Podemos de
Espaa que ha emprendido una ruta de victorias
que ya han quebrado el discurso unipolar de los
sectores dominantes del sistema.
10
I Seccin
Para seguir pensando el
mundo desde Bolivia
11
El proceso boliviano en
clave regional*
lvaro Garca Linera
12
Versin revisada de la ponencia brindada por el Vicepresidente, en el II Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) 2015:
"Democracias en revolucin: por la soberana y la redistribucin", realizado en Quito-Ecuador (29 de septiembre de 2015).
13
ra, de los pases del norte, tradicionalmente llamados democrticos, en los que apenas la mitad de
su poblacin elige gobernantes; y de esa mitad, ni
el 2 % participa en la toma de decisiones; y de ese
2 %, en realidad menos del 1 % tiene la fuerza de
decisin y de ejecucin de las decisiones.
Para nosotros, esas democracias fsiles del norte
no son ningn modelo a imitar o seguir. La democracia que estamos reinventando en Amrica
Latina es una democracia plebeya, de la calle,
de la accin colectiva, de la participacin y de la
movilizacin.
Y es, pues, precisamente en este escenario de la democracia concebida como creciente y permanente
participacin de la gente en la vida pblica y colectiva, en los asuntos comunes, familiares, educativos, mdicos, econmicos y presupuestarios, donde se define el carcter revolucionario y, al final,
socialista de cualquier proceso revolucionario.
14
El viejo debate del siglo XX acerca de cmo lograr hegemona estaba escindido en dos vertientes, referidas a los pases asiticos y a los pases
15
16
ama de casa, estudiante, dirigente, partido poltico, congresista) ordena, explica y se ubica en el
mundo para desenvolverse en l.
Hablamos, pues, de las ideasfuerza, de los esquemas mentales, lgicos y morales que tienden a naturalizar el hecho de la dominacin, a
volverlo cuerpo, carne y rutina; a convertirlo en
algo natural.
Si esto es as, entonces la revolucin (la lucha
contra el neoliberalismo) que requiere de golpes
de fuerza electoral y de fuerza social, colectivos y
movilizables, tambin precisa, en lo fundamental, de nuevas ideasfuerza, ideas esperanzadoras con la capacidad de generar movilizacin y
accin colectiva, con la posibilidad de territorializarse e irradiarse. Una lucha victoriosa contra
el neoliberalismo es imposible sin una lucha en
las ideas, antes, durante y, fundamentalmente,
despus de la toma del poder.
En este punto, quisiera hacer un llamado de atencin a las ms de 54 organizaciones polticas de
Amrica Latina (14 de Ecuador) a no descuidar la
lucha por las ideas despus de las victorias. De un
tiempo a esta parte, tras el gran ascenso de un intenso debate colectivo que ayud a posesionar y a
convertir en fuerza material un conjunto de ideas
progresistas revolucionarias sobre el mundo, hemos entrado en un periodo de estancamiento. Y
eso es muy peligroso, es peligrossimo. Tenemos
la necesidad permanente de renovar, enriquecer
y relanzar ese conjunto de ideas revolucionarias.
No podemos perder la bandera de la esperanza
de la sociedad. Una revolucin es una esperanza
movilizadora en movimiento prctico. Y en estos
quince aos hemos avanzado bastante, hemos
logrado muchas cosas nos ha costado muchsimo, pero an no es suficiente.
La batalla de las ideas es nuevamente decisiva
en las universidades, los peridicos, los medios
de comunicacin, las asambleas, reuniones y encuentros. No debe existir escenario donde el revolucionario no est dando batalla con su idea,
su pancarta, su frase, su peridico o su discurso.
En muchos lugares de Amrica Latina, los luchadores sociales que estbamos en el mbito sindical, gremial o acadmico, ahora hemos pasado a
la gestin de gobierno eso era necesario, por
supuesto, por lo que hemos dejado abandonada la retaguardia, y eso es muy peligroso.
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bin quiero resultados. Quiero tener agua potable, ver mi calle mejorada, tener una escuela o
un hospital. Y es ah donde debemos mostrar la
otra cara del revolucionario, en la capacidad de
gestin econmica de nuestro pas.
El futuro se va a definir ah. Lo que vaya a pasar en Amrica Latina en los prximos aos
(2015-2018), que es una etapa de transicin, va
a depender de cmo respondamos, actuemos
y generemos un conjunto de decisiones que le
brinden certidumbre a las personas en el mbito
econmico.
Ah tenemos que depositar toda nuestra fuerza,
porque es ah donde nos vamos a jugar nuestro
destino y donde el imperio, las fuerzas conservadoras locales e internacionales estn apuntando sus caones de permanente conspiracin. En
la economa es donde tenemos que obtener una
nueva victoria, a travs de una buena gestin y
administracin econmica.
No me detendr en todos los aspectos principales referidos a este tema en Bolivia, solamente
mencionar algunos que nos estn ayudando y
se relacionan con la exportacin (el mercado externo) y el mercado interno.
Cuando los precios estuvieron altos, crecimos
mucho gracias a la economa de exportacin. El
50 % de nuestras exportaciones provienen del
gas, y cuando subi el precio del petrleo (y del
gas), ingres mucho dinero a nuestra economa.
Pero como sabamos que eso era coyuntural e
inestable, porque cualquier rato poda caer ya
en el 2008 el precio del barril de petrleo haba
cado de 140 a 35 dlares, ms de cien dlares,
que uno no puede confiarse nicamente en la dinmica de exportaciones aunque por supuesto, hay que aprovecharla, sino que debe generar tambin una retaguardia, eso es, el mercado
interno, el crecimiento va dinmica interna o
mercado interno.
En Bolivia, el dinamismo del mercado externo
ha cado. En vez de crecer al 6 o 7 %, estamos
creciendo al 4.5 %. Y es un buen crecimiento porque hemos tomado la previsin de apuntalar
tambin a la dinmica del mercado interno, que
significa distribucin de la riqueza. No existe
fortaleza del mercado interno sin una distribucin de la riqueza.
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La teora econmica nos aconseja, primero, generar riqueza y, luego, distribuirla. Sin embargo,
nosotros no les hemos hecho caso a los economistas, esperando primero producir para luego
distribuir, sino que hemos distribuido y producido, producido y distribuido. A medida que
producamos, distribuamos y al distribuir producamos ms y mejor. De esa manera estamos
pudiendo remontar este momento adverso en el
mbito econmico.
Un segundo elemento importante es el control
del Estado sobre los resortes fundamentales de
la economa, de las empresas y de la generacin
del excedente del pas. Todo, tanto el crecimiento, la inversin como la distribucin de la riqueza, en funcin de la sociedad y para potenciar
la sociedad. La totalidad del aparato econmico
debe centrarse en torno al ncleo del empoderamiento y la mejora de las condiciones de la propia sociedad.
7. El extractivismo y la preservacin de la
Madre Tierra
20
Un sptimo problema y tensin que se est dando en nuestros procesos revolucionarios es el debate entre la generacin de mayor riqueza material y bienestar econmico, y la preservacin
o proteccin de la Madre Tierra. Se trata del famoso debate sobre los extractivismos, que se ha
puesto de moda en Amrica Latina. Claro! Ecuador, Venezuela y Bolivia arrastran una herencia
extractivista, que en el caso de nuestro pas se
remonta a 1570 cuando el virrey Toledo instaura
el trabajo obligatorio en el Cerro Rico de Potos y
nos convierte en un pas productor de materias
primas que son exportadas a la metrpoli.
Desde entonces, Bolivia y Amrica Latina quedan definidas, dentro de la distribucin planetaria de tareas al interior del capitalismo, como
productoras de materias primas. Son casi 450
aos que arrastramos esa herencia. Es cierto, esa
herencia est ah! Adicionalmente, las sociedades latinoamericanas tienen muchos problemas
de pobreza y necesidades inmediatas, porque
durante dcadas y siglos en el transcurso de la
colonia, la repblica, hasta el neoliberalismo
han estado abandonadas a su suerte.
Esa es nuestra herencia: el extractivismo histrico y las grandes necesidades materiales insatisfechas de nuestra gente. Y lo que tenamos que
hacer a fin de satisfacer las necesidades del pueblo, que vea en sus lderes y en su revolucin la
esperanza para salir de la pobreza y acabar con
su miseria y abandono, era producir en base a
esa herencia.
No obstante, tenemos a la vez otra herencia en
Amrica Latina, que es nuestra raz indgena,
en nuestra herencia familiar se encuentra un indio, porque somos indgenas y venimos de una
raz indgena que representa nuestra fuerza y
en la que se condensa no solamente una identidad e historia, sino la enseanza de un tipo de
Marx dira intercambio metablico con la
naturaleza, mutuamente procreativo.
Las tecnologas y la sabidura indgena, heredadas en tierras bajas y en tierras altas, en la Amazona y la sierra, corresponden a una tecnologa
y unos conocimientos productivos que siempre
intentaron dialogar con la naturaleza, porque
ella fue concebida como un ser vivo, un ser orgnico; y el ser humano como una prolongacin
orgnica de ese ser superior. Entonces, si el ser
humano depende y es una prolongacin de ese
ser vivo superior, no se lo puede matar, porque
para el indgena eso significara matarse a s mismo. Arrastramos esa herencia y venimos de esa
raz. Y, dado que hoy en el mundo el cambio climtico est afectando y transformando la siembra, la cosecha y el clima, una responsabilidad
del revolucionario es asumir esa raz como una
tarea para preservar la naturaleza.
Pero cmo hacer coincidir las dos herencias?
Cmo articularlas, especialmente en sociedades como la ecuatoriana o la boliviana, de vieja y
preponderante historia extractivista? Se trata de
un gran debate que ni Lenin ni Gramsci abarcaron, quien reflexion sobre eso fue Fidel Castro.
Si solo nos dedicamos a producir no importa
que sea de manera extractivista para satisfacer nuestras necesidades materiales, tendremos
xito y resultados econmicos, pero habremos
abandonado la raz y herencia comunitaria indgena que habilita un porvenir comunitario (porque el futuro socialista va a ser ecolgico o no va
a ser, ha de ser ecolgico o no va a poder existir).
Por otro lado, si solamente nos dedicamos a cuidar la naturaleza y a no tocarla, continuaremos
viviendo en la pobreza y la miseria. Y vendrn
los neoliberales a quienes no les importa preservar nada, ni los rboles ni los pajaritos que
se dedicarn a producir como puedan para satisfacer las necesidades de la poblacin. Y la poblacin con justo motivo nos abandonar.
Por ello, no podemos simplemente producir de
manera irreflexiva manteniendo el extractivismo, porque de esa forma renunciamos a nuestra
raz y porvenir. Pero tampoco podemos contentarnos con ser unos cuidadores de bosques, dejando a nuestra poblacin en la miseria colonial
en la que vive hoy, porque las condiciones de
vida de los pueblos indgenas, lejos de ser idlicas, son las condiciones de pobreza que han sido
construidas en los en los ltimos 500 aos de colonialismo. Y lo que nos propone ese medioambientalismo colonial como yo lo he denominado, es que los latinoamericanos dejen de
soar con el progreso, si quieren hacer algn
aporte a la humanidad, y se dediquen a cuidar
rboles y a generar oxgeno, mientras el norte
contina produciendo e inundando de C02 el
mundo, destruyendo los bosques y las reservas
naturales del planeta. Eso es lo que propugna el
mendioambientalismo colonial! Que los pases
del sur paguemos la plusvala ambiental, congelando nuestra produccin, desarrollo y futuro;
congelando nuestras condiciones de vida que
son coloniales. Eso, supuestamente, en aras de
preservar la naturaleza, mientras los del norte
continan con la orga destructiva del planeta.
Y nos atacan. Gobierno de Correa, extractivista!
Gobierno de Evo Morales, extractivista! Claro,
los que nos critican reciben un buen dinero de
esos organismos extranjeros para acusarnos y, a
la larga, sirven a esos intereses externos. Pues
no seores! Qu es lo que estamos haciendo
en Bolivia y en Ecuador (que sigo a distancia,
pero que considero es lo correcto)? Permtanme
explicarlo.
Tenemos que salir del extractivismo? Por supuesto que s, pero no congelando las condiciones de produccin o regresando a las condiciones de vida de la edad de piedra. Saldremos
de l utilizndolo temporalmente para crear las
condiciones culturales, organizativas y materiales que nos permitan dar un salto hacia la economa del conocimiento.
Sin embargo, de qu economa del conocimiento podemos hablar cuando tenemos compaeros que viven en el altiplano, en casas de
piedra, que caminan cinco horas para llegar al
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22
La verdadera y desbordante lucha de clases plebeya e indgena les resulta incomprensible a estos
caballeros y seoritas. La nica revolucin que
conocen es la que han visto resumida en History
Channel. Y, por ello, la multiforme a veces, desorganizada lucha plebeya real por el poder, les
resulta totalitaria, tirnica y autoritaria.
Son, pues, los radicales de palabra y timoratos
de espritu. Son los cmplices arrepentidos del
pasado neoliberal, devenidos hoy de manera sorpresiva en ultraradicales profetas del
inminente fracaso de los procesos revolucionarios. Portadores de teoras deslactosadas,
no tienen ninguna medida concreta, ni una sola
propuesta prctica enraizada en el movimiento
social que pueda hacer avanzar los procesos revolucionarios. Por tanto, son los mediocres corifeos internos de la nueva ofensiva imperial, que
busca desestabilizar a los procesos y gobiernos
progresistas.
Su pseudo radicalismo abstracto e inoperante
no apuntala ninguna movilizacin ni refuerza la
accin colectiva de los sectores populares, campesinos, obreros o indgenas. Pero eso s, su discurso aglutina el conservadurismo y racismo de
los sectores acomodados que, bajo el camuflaje
de un discurso pseudo izquerdista o pseudo ambientalista, buscan desprestigiar los procesos revolucionarios.
Al no impulsar la movilizacin autnoma de las
clases subalternas ni ser alternativa de poder
real, estos pseudo radicales trabajan para los restauradores del neoliberalismo. Son los idelogos del fin del relato del progresismo latinoamericano! Los conozco. Me toc vivir y estudiar un
proceso parecido en los aos 80 en Bolivia, con
el gobierno progresista de Juan Jos Torres, con
el gobierno progresista de la Unidad Demcrata
y Popular (UDP), con sus problemas y dificultades. Y, entonces, surge una oposicin de izquierda radical que les demandaba el comunismo, el
socialismo, el decreto, el nacionalizar los mercados; en fin, el hacer todo de inmediato y ya.
Lejos de ser alternativa o entrar al poder, los de
esa izquierda ms bien ayudaron a derrocar a los
gobiernos progresistas y lo que habilitaron fueron
diez aos de dictadura militar y veinte aos de
neoliberalismo. Pero, hoy, por suerte estamos vivos para aprender esa leccin de la historia y no
volver a repetirla ni permitir que estos tipos vuelvan a socavar los procesos revolucionarios, propiciando el regreso de las fuerzas conservadoras.
8. La cuestin de la cohesin nacional estatal
En trminos generales, podemos decir que el
neoliberalismo ha tenido dos fases o etapas a nivel mundial.
La primera, que va de los aos 80, con Ronald
Reagan y Margaret Thatcher, hasta el 2000 o
2005. Y, la segunda, desde el ao 2005 hasta la
actualidad no sabemos cunto ms, a nivel
mundial.
En la primera fase (1980 a 2005), el neoliberalismo captur, reform y utiliz al Estado nacional
para transferir el excedente (la riqueza pblica,
las empresas pblicas, los ahorros pblicos) a las
empresas privadas, a la propiedad privada local
y, fundamentalmente, extranjera. Las empresas
pblicas fueron privatizadas, se transfirieron recursos de los bancos a los sectores privados y se
entregaron los recursos naturales a la inversin
extranjera.
En esta fase, el Estado nacional jug el rol de regulador y transferente de lo pblico a lo privado,
Ambas variantes, va guerra civil o va recortamiento de la soberana, conducen a una implosin de los Estados y a una cohesin ideolgica,
ya no por parte de ellos, sino por parte de estructuras supraestatales y una nueva reparticin imperial de empresas, recursos y reas geogrficas.
23
Podemos y la
experiencia boliviana
24 S
Realizada en la sede de Podemos, Madrid, el 9 de julio de 2015. El presente artculo es solo un fragmento de dicha entrevista.
igo Errejn
25
26
derrota cultural de la izquierda, de sus smbolos, de sus banderas, de sus canciones, de su tejido asociativo. As es que cuando la gente sale a
protestar e impugnar lo que existe, sale por fuera
de los relatos tradicionales, de los smbolos que
haba disponibles en la izquierda para la contestacin de la existente, y para intentar superarlo.
Esto no tanto por una especie de escisin autnoma sobre la izquierda Es que para muchos
de los que salen a protestar ni siquiera es ya un
referente. Es ms, consideran que el ciclo poltico
se ha cerrado, y se ha cerrado tambin para los
que eran oposicin a ese ciclo poltico. Es decir:
ustedes no hicieron nada malo pero son parte de
lo viejo. Eso puede ser injusto en trminos ticos
o personales, pero me parece que informa o explica bien una parte de lo que est sucediendo.
Con esos elementos, nosotros hemos jugado a
alterar esa divisin simblica izquierda-derecha, e intentar construir una voluntad popular
por oposicin a los que mandan. Es un tipo de
construccin similar a la que ha hecho el Frente
Nacional en Francia, solo que con sentido ideolgico antagnico y lo digo con toda la voluntad polmica; totalmente diferente, en la medida en que no ponemos como chivo expiatorio
a los ms dbiles, a los migrantes, sino que el
afuera que permite construir ese pueblo son las
lites polticas entregadas a los sectores privilegiados, que ms han ganado dinero en la crisis
mientras a todo el mundo le iba peor. Y frente a
ellos intentamos construir un bloque alternativo
que tiene dos partes. Un ncleo fuerte compuesto por los sectores ms golpeados, por lo menos
ms golpeados en sus expectativas durante estos
aos; los perdedores de la crisis, digamos, y que
ese ncleo pueda articular en torno a s un acuerdo de pas diferente. (En) eso obviamente queda
mucho para recorrer, y no se agota en la pelea
electoral, de modo alguno.
Nosotros nos estamos centrando en la batalla
electoral porque es para lo que nacimos y porque identificamos que sin esa batalla tctica no
va a poder haber el resto de los combates estratgicos. Hay que intervenir en el ciclo electoral como una cua que evite que se cierre en
falso, y que ms o menos las lites y sus viejos
partidos lo cierren y restablezcan los equilibrios tradicionales. Pero la construccin de esa
voluntad popular nueva va mucho ms all y
tiene muchas tareas a las que nosotros no necesariamente llegamos y para las que hace falta
27
28
29
Acumulacin y
violencia*
Elmar Altvater
30
Extracto de su libro Los lmites del capitalismo. Acumulacin, crecimiento y huella ecolgica.
Elmar Altvater
En la concepcin de Rosa Luxemburgo, la capacidad de expansin del capital puede ser considerada como progreso hasta que las contradicciones inherentes al capitalismo la hacen imposible.
El capitalismo es la primera forma econmica con capacidad de desarrollo mundial.
1
31
32
dem, p. 363.
dem, p. 280.
Mike Davis no hace ms que subrayar lo antedicho cuando
se refiere a las hambrunas de finales del siglo XIX en Asia.
Davis, Mike, Los Holocaustos en la era victoriana tarda, Valencia, Universitat de Valencia, 2006.
Harvey, David, El nuevo imperialismo: Acumulacin por desposesin, traduccin de Ruth Felder, en: Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de Amrica Latina y el Caribe de la
red CLACSO, 2005. http://www.biblioteca.clacso.edu.ar/
33
Thomas Bernhard
Trabajamos hoy en la incertidumbre y la ignorancia del bien
34
Jacques Bouveresse
Grard Mauger
*
1
futuros posibles (profetizando el "fin de la historia" y pregonando urbi et orbi que "el neoliberalismo" es el horizonte insuperable de nuestro
tiempo). En suma, consiste en reforzar la ortodoxia, en particular haciendo que la doxa acceda
al estado de opinin y atribuyndole la legitimidad otorgada a la ciencia o a sus apariencias: "La
fuerza de la autoridad cientfica, que influye en
el movimiento social y llega hasta el fondo de las
conciencias de los trabajadores, es muy grande.
Produce una forma de desmoralizacin. Y una
de las razones de su fuerza es que se halla en manos de personas que parecen estar completamente de acuerdo entre s en general, el consenso
es un signo de verdad", declaraba Pierre Bourdieu en la sesin inaugural de los Estados Generales del Movimiento Social (Bourdieu, 1998).
Grard Mauger
Es director del Centro Europeo de
Sociologa (CSE). Sus intereses de
investigacin se refieren a la sociologa
de la juventud y la desviacin, las
polticas pblicas y las prcticas
culturales. Uno de los representantes
ms genuinos de la mejor herencia de la
sociologa de Pierre Bourdieu.
35
Consiste en racionalizar el ejercicio de la dominacin simblica, gracias al uso de instrumentos
de conocimiento construidos por las ciencias sociales1 o de simulacros que permiten atribuirse
los beneficios de la legitimidad cientfica2. En la
perspectiva inversa, se trata de desvelar los mecanismos3 y las estrategias de dominacin4 y de
contribuir as a contrarrestarlos, liberando las
fuerzas potenciales de resistencia y de rechazo
neutralizadas por el desconocimiento.
1
2
3
4
Sobre las diferentes modalidades del compromiso de los intelectuales, vase Grard Mauger (1995).
Pero quienquiera que haya pasado en l una temporada
suficientemente larga no puede desconocer completamente
un funcionamiento con frecuencia ms prosaico
son productos de la incorporacin de las estructuras del "mundo vivido", el habitus funciona
como fuerza de llamada al "topos del origen" (si
cada cual "se encuentra a s mismo", "se siente
como en casa", es porque ese topos est en l) y
"tiende a reducir las disonancias entre las anticipaciones y las realizaciones operando un cierre
ms o menos total de los horizontes" (Bourdieu,
1997: 275)10. La adhesin al orden establecido,
"la sumisin", "el conformismo" son resultado
de la interiorizacin duradera, sino indeleble,
de las estructuras sociales en forma de esquemas de percepcin (alto/bajo, masculino/femenino, blanco/negro, etc.), de disposiciones y de
creencias que escapan a la influencia (emprise)
de la conciencia. "Esta sumisin, escribe Pierre
Bourdieu, no es un acto de conciencia, una simple representacin mental susceptible de combatirse slo con la fuerza intrnseca de las ideas
verdaderas, sino una creencia tcita y prctica
hecha posible por la habituacin que nace del
adiestramiento (dressage) de los cuerpos" (Bourdieu, 1997: 205). Explica la facilidad, en ciertos
aspectos desconcertante, con la que, a lo largo de
la historia, con la excepcin de algunas situaciones de crisis, los dominantes imponen, sin errar
el golpe, su dominacin. En otros trminos, lo
problemtico es que, al margen de situaciones
excepcionales de crisis, el orden establecido no
es problemtico. Por ello, es vano creer en una
posible transformacin de las relaciones de dominacin en virtud de una simple "conversin
de los espritus (de los dominantes o de los
dominados) tras una logoterapia colectiva cuya
organizacin correspondera a los intelectuales.
De hecho, escribe Pierre Bourdieu, "la accin
simblica no puede, por s sola, y al margen de
toda transformacin de las condiciones de produccin y fortalecimiento de las disposiciones,
extirpar las creencias corporales, pasiones y pulsiones que permanecen por completo indiferentes a las conminaciones o las condenas del universalismo humanista" (Bourdieu, 1997: 215). La
creencia en las virtudes teraputicas de la sola
crtica sociolgica es tanto ms vana cuanto que
esas exhortaciones a la "toma de conciencia
obstaculizan la perpetuacin de la ilusin sobre
uno mismo (la cual permite salvaguardar una
forma tolerable de verdad subjetiva"), y que el
10 Puesto que el punto de vista del habitus es necesariamente "local", podemos preguntarnos por los efectos de un ensanchamiento del horizonte social: la sociologa tiene, entre
otras virtudes, la de intentar aprehender toda situacin "en
su conjunto".
37
38
El rea de la doxa
Si "la extraordinaria inercia que resulta de la
inscripcin de las estructuras sociales en los
cuerpos" (Bourdieu, 1997: 206) apenas incita a
creer en las virtudes de la "toma de conciencia",
la sociologa no puede ignorar sin embargo las
huelgas, las revueltas obreras y campesinas, las
11 "No podemos, evidentemente, contar con los empresarios,
los obispos o los periodistas para que elogien la cientificidad de trabajos que desvelan los fundamentos ocultos de
su dominacin, ni para que se esfuercen en divulgar sus
resultados", escriba Pierre Bourdieu (1984). Pero, como
cualquier otro imperio, el de la comunicacin tiene sus
fallas: de ah la importancia de la localizacin y de un uso
controlado de esos "eslabones dbiles".
revueltas estudiantiles (de la crtica de la familia y de la universidad a la del orden social), los
conflictos de generaciones en diferentes campos
del espacio social, entre "poseedores" (llevados
a la ortodoxia) y "aspirantes" (llevados a la hereja), las revueltas feminis-tas, etc., las resistencias
individuales y colectivas, ordinarias y extraordinarias, duraderas y puntuales, pasivas y activas,
en suma las rupturas al menos temporales
con el "orden de las cosas". Cmo es posible
sus-traerse a la violencia simblica, salirse de
la evidencia silenciosa de la doxa? Como seala Jacques Bouveresse, "Pierre Bourdieu siempre
busc [] a la vez explicar por qu [las cosas] son
tan difciles de cambiar y mostrar cmo pueden
o podran cambiar" (Bouveresse, 2002). De hecho, los instrumentos conceptuales construidos
por Pierre Bourdieu (habitus, campo, violencia
simblica, etc.), que permiten analizar la reproduccin, la inercia del orden social, permiten estudiar igualmente su cuestionamiento12.
El anlisis de las condiciones sociales de receptividad de la crtica sociolgica pasa por el anlisis sociolgico diferencial de las relaciones con el
mundo social o, ms concretamente, de las variaciones de la extensin del rea de la doxa y, por
tanto, tambin del rea de las opiniones heterodoxas. Si es cierto que las representaciones del
"mundo de los otros" (Hoggart, 1970) a travs
de esquemas de percepcin del ethos popular
(la dialctica "envidia/orgullo" descrita por Florence Weber, 1989) pueden, en ciertas condiciones, suscitar la indignacin, incluso la revuelta,
que la experiencia reiterada de diferencias entre
prestaciones y retribuciones puede, en ciertas coyunturas, despertar un sentimiento de injusticia,
que las diferencias entre discursos y prcticas,
entre promesas y realidades o las incoherencias
lgicas demasiado manifiestas pueden engendrar la ira, que los atentados a la dignidad, al
sentido del honor pueden provocar la rabia; a la
inversa, el sentimiento de impotencia, la llamada al orden de la necesidad y el estoicismo correlativo imponen una represin (refoulement)
ms o menos duradera, ms o menos eficaz de
la indignacin moral, de las revueltas lgicas o
de la ira: de ah la inestabilidad, la imprevisibilidad del humor de los dominados respecto de las
llamadas a la revuelta. Puesto que esas revueltas
12 "La fecundidad de esta concepcin de la accin se debe a
que se esfuerza en pensar el cambio y la conservacin con
los mismos instrumentos" (Mathieu y Roussel, 2002).
39
Qu hacer?
40
tivar disposiciones que las acciones de inculcacin anteriores han depositado en los cuerpos"
(Bourdieu, 1997: 277). En esta perspectiva, una
poltica del compromiso sociolgico puede movilizar la crtica histrica14, la trasgresin simblica15, y, finalmente, el Witz, que puede ejercer un efecto de catarsis expresado en una risa
liberada y liberadora. Porque si bien es cierto
que la mirada sociolgica de Pierre Bourdieu es
a veces desencantadora, puede tambin contribuir a edificar "un mundo en el que cada cual
podra mirar al otro riendo".
Bibliografa
Bourdieu, Pierre (1978): "Classement, dclassement, reclassement", Actes de la recherche
en sciences socia-les, n 24.
Bourdieu, Pierre (1984): Questions de sociologie,
Pars: Minuit, pp. 19-36 (traduccin: Cuestiones de sociolo-ga, Madrid: Istmo, 1999).
Bourdieu, Pierre (1984a): "Une science qui drange", Questions de sociologie, Pars: Minuit, pp. 19-36 (tra-duccin: "Una ciencia
que molesta", en Cuestiones de sociologa,
Madrid: Istmo, 1999, pp. 20-34).
Bourdieu, Pierre (1984b): "Lopinion publique
nexiste pas", Questions de sociologie, Pars: Minuit, pp. 222-235 (traduccin: "La
opinin pblica no existe", en Cuestiones
de sociologa, Madrid: Istmo, 1999, pp.
220-232).
Bourdieu, Pierre (1987): "Le sondage, une science sans savant", Choses dites, Pars: Mi14 "Slo la crtica histrica, arma capital de la reflexividad,
puede liberar al pensamiento de las constricciones que se
ejercen sobre l cuando, abandonndose a las rutinas del
autmata, trata como cosas construcciones histricas reifica-das", escribe Pierre Bourdieu (1997: 218).
15 "La transgresin simblica de una frontera social tiene
de por s un efecto liberador porque, en la prctica, hace
reali-dad lo impensable. Pero ella misma no es pensable, y
simblicamente eficiente, en lugar de ser rechazada como
un escndalo [], ms que si se cumplen ciertas condiciones
objetivas. Para que un discurso o una accin (iconoclastia,
terrorismo, etc.) que trate de cuestionar las estructuras
objetivas tenga alguna posibilidad de ser reconocido
como leg-timo [] y de ejercer un efecto de ejemplaridad,
es necesario que las estructuras cuestionadas de ese modo
estn a su vez en un estado de incertidumbre y de crisis que
favorezca la incertidumbre con respecto a ellas y la toma
de concien-cia crtica de su arbitrariedad y su fragilidad",
escribe Pierre Bourdieu (1997: 279).
les sciences sociales. En lhonneur de Pierre Bourdieu, Pars: Publications de La Sorbonne, pp. 13-20.
Bourdieu, Pierre (1997): Mditations pascaliennes, Pars: Seuil, 1997 (traduccin: Meditaciones pascalianas, Barcelona: Anagrama,
1999).
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Mauger, Grard (1996): "La Consultation nationale des jeunes. Contribution une sociologie de lilusionnisme social", Genses, n
25, diciembre, pp. 91-113.
41
II Seccin
Las democracias
42
y el mar
43
44
Antecedentes
El 24 de abril de 2013 Bolivia present a la Corte Internacional de Justicia una demanda contra Chile en relacin a la obligacin de Chile de
negociar de buena fe y de manera efectiva con
Bolivia con el fin de llegar a un acuerdo que otorgue a Bolivia un acceso plenamente soberano al
Ocano Pacfico.
Conforme al pargrafo 2 del Artculo 40 del Estatuto de la CIJ, el Secretario comunic inmediatamente la demanda al Gobierno de Chile. Dado
que la Corte no incluye a ningn juez de nacionalidad chilena o boliviana, cada parte procedi
a ejercer su derecho de designar un juez ad hoc
para que comparezca en el caso. Bolivia design a Yves Daudet (Secretario General de la Aca-
45
46
futuro a ser negociado de buena fe por las Partes. Asimismo Bolivia alega que no ha solicitado
a la Corte se pronuncie sobre la validez o no del
Tratado de 1904 y que no busca la revisin o anulacin de dicho tratado en este proceso.
En la sentencia de 24 de septiembre de 2015 la Corte identific el objeto de la controversia en base a la
demanda presentada por Bolivia, al respecto seal que Bolivia no invoca el Tratado de Paz de 1904
como fuente de su demanda ni solicita que se pronuncie sobre el estatus jurdico del mismo, en este
sentido la Corte concluy afirmando que el objeto
de la controversia es determinar si Chile est obligado a negociar de buena fe el acceso soberano de
Bolivia al ocano Pacfico y, si dicha obligacin exista, si Chile la ha incumplido. Una vez determinado
el objeto de la demanda la Corte pas a determinar
si era o no competente. La Corte observa que no es
aplicable el Artculo VI del Pacto de Bogot debido
a que las disposiciones del Tratado de Paz de 1904
no abordan ni expresa ni implcitamente la cuestin
relativa a la posible obligacin de Chile de negociar
el acceso soberano de Bolivia al mar.
Hecho este examen, la Corte rechaz la objecin
preliminar de Chile y concluy que si tiene jurisdiccin sobre la base del Artculo XXXI del Pacto
de Bogot.
Como puede verse la Corte no se pronunci sobre la controversia de fondo, primero porque
mediante su providencia de 15 de julio de 2014
la Corte suspendi el procedimiento sobre el
fondo, y segundo, porque ese no es el objeto ni
la naturaleza de este mini proceso de objeciones
preliminares. Lo nico que poda hacer la Corte, y as lo hizo, fue examinar su competencia en
atencin a lo sealado en el Artculo XXXII del
Pacto de Bogot, el cual seala que si las partes
no acuerdan si la Corte tiene competencia sobre
la controversia, la Corte decidir.
En la parte resolutiva del fallo la Corte no hace
ninguna consideracin respecto a los contenidos
y alcances de la demanda presentada por Bolivia,
simplemente rechaza la Objecin Preliminar presentada por Chile y establece su competencia para
conocer la totalidad de la demanda boliviana presentada a la Corte por Bolivia el 24 de abril de 2013.
La claridad del fallo de la CIJ de 24 de septiembre de 2015 deja muy poco margen a las interpretaciones.
47
48
Este fenmeno fue notado por intelectuales bolivianos, que ya desde los aos 1980 utilizan el
concepto de memoria colectiva para explicar los
ricos procesos de movilizacin social del pas.
En Oprimidos pero no vencidos (2003 [1986]), Silvia Rivera distingue dos tipos de memoria para
explicar la fuerza del entonces recin surgido
movimiento katarista: la larga, referente a las rebeliones anti-coloniales de fines del siglo XVIII,
y la corta, referente a la Revolucin del 1952.
En todo caso, la crisis de noviembre reprodujo de una manera casi fsica los trminos constitutivos tanto de la historia nacional-popular del pas como los recuerdos ms
conservadores dela clase dominante, o sea
que cada uno de los polos record su historia, como si lo de hoy no fuera sino la obligacin de lo que dorma en el pasado. Hace
cuatro siglos que el seoro practica un Proceso Mohoza contra los indios de Bolivia
(2009 [1983], p. 221).
Sue Yanamoto
49
cia, presupuesta en la obra de Zavaleta Mercado, entre los eventos que son entendidos como
sociolgicamente importantes, los momentos
constitutivos, y los eventos que son recordados
por los actores en la crisis (o en el periodo de
movilizacin social intensa). En este sentido, se
esperara, por ejemplo, que la Guerra del Chaco,
un momento constitutivo por excelencia en trminos zavaletianos, sera una memoria colectiva
mucho ms intensa que la Guerra del Pacfico, lo
que no sucedi en octubre de 2003.
Estas dos contribuciones tienen en comn un
entendimiento del pasado como un elemento
definidor del presente; es como si el pasado se
apoderara del momento actual, cobrando cuentas pendientes. Una otra perspectiva, quizs no
tan corriente en el anlisis sociolgico boliviano,
pero muy comn en otras tradiciones acadmicas, es entender el pasado como una funcin del
presente, o sea, el presente determina el pasado.
50
Quizs el trabajo que ms concentra este argumento sera la obra La invencin de la tradicin, organizada por Eric Hobsbawm y Terence Ranger.
El concepto de tradicin inventada aparece en
el libro para ilustrar situaciones en que instituciones modernas, normalmente el Estado, se utilizan de rituales relativamente nuevos, pero que
hacen referencia a tiempos inmemoriales, para
crear cohesin y legitimacin popular. Segn los
autores, una de las grandes utilidades del concepto es permitir una mirada crtica a la supuesta ancestralidad cultural defendida por los ms
diversos nacionalismos alrededor del mundo.
Los estudios sobre memoria colectiva, por su
parte, tambin estuvieran atados desde su momento fundacional a esta mirada que condiciona
el pasado al presente. Segn Maurice Halbwachs, socilogo francs que inaugura el concepto en el periodo entre la primera y la segunda
guerra mundial, la memoria colectiva est subordinada a las necesidades de los grupos que la
cultivan, o sea, el pasado no es preservado, sino
es reconstruido con base en el presente (1992,
p. 39-40). Para l, cualquier actividad de recuerdo es una actividad colectiva, porque seran las
colectividades las que ofrecen a los individuos
los soportes, como el lenguaje, para la reconstitucin de los eventos del pasado.
Con todo, la visin presentista, al enfatizar
tanto la agencia de los actores cuanto las condi-
La Paz promovido Katari, cuando los indios demostraron no solamente su fuerza de mayora,
pero tambin su importancia vital como productores y proveedores de alimento a la ciudad.
Estas narrativas prototpicas, adems de apuntar
a los sectores en conflicto (a hroes y sus adversarios), tambin traen una representacin espacial
poltica, de manera que estos conflictos aparecen
espejados en un espacio cotidiano conocido de
los actores sociales movilizados. De esta manera, la rebelin de Tupac Katari tambin es una
rebelin del campo en contra de la ciudad, en
la que los espacios de poder y contra-poder son
ubicados en la geografa recortada de la capital
pacea y El Alto.
Por fin, estas narrativas sobre el pasado contienen una poderosa metfora corporal, en que
algo que representada una totalidad fue roto,
desmembrado, en algn momento de la historia y necesita recomponerse. En este sentido, no
slo la promesa de retorno en millones de Katari
aparece como ejemplo, sino tambin la demanda
martima boliviana, ya que la recuperacin del
acceso al Pacfico ha sido vista por muchas generaciones de bolivianos como una condicin para
la promocin del desarrollo nacional. Hay mucho en comn entre la recomposicin del cuerpo
descuartizado de Katari y el retorno de la forma familiar del mapa, para citar a Jaime Senz.
En resumen, estos tres factores - la capacidad de
expresar desequilibrios de poder contemporneos; el enraizamiento en el espacio cotidiano de
Referencias
Halbwachs, M. On collective memory. Chicago:
The University of Chicago Press, 1992.
Hobsbawm, E.; Ranger, T. La invencin de la tradicin. Barcelona: Editorial Crtica, 2002.
Rivera Cusicanqui, S. Oprimidos pero no vencidos.
Luchas del campesinado queshwa y aymara
1900-1980. La Paz: Aruwiyri, 2003.
Zavaleta Mercado, R. Las masas en noviembre. En: Zavaleta Mercado, R; Tapia, L.
(compilador). La autodeterminacin de las
masas. Bogot: Siglo del Hombre Editores
y Clacso, 2009.
51
La invencin de la poltica
en Bolivia:
esbozo de una respuesta a la reeleccin
presidencia
52
ablar de poltica es hablar de democracia, y as lo ha sido desde la Grecia antigua, cuna de este rgimen. El
nacimiento y despliegue de la democracia ateniense revolucionan el campo de la poltica. La configuracin de este escenario no estaba dado por la unanimidad de opiniones, todo
lo contrario, estaba dado por la confrontacin y
la divisin del sujeto poltico; a pesar de ello, la
asamblea era el campo poltico donde se articulaban todas las diferencias para discurrirlas en
una decisin a favor del bien comn y el buen
vivir de la comunidad.
53
54
La invencin de la poltica
La transicin democrtica visibiliz que el pueblo an no estaba listo para elegir a un solo gobernante con mayora absoluta, pero tampoco
para seguir aguantando las medidas desacertadas de cada gobierno de turno.
En el ao 2000 y 20033 la poltica comienza a
surgir desde las calles, en forma de contestacin, de polmica y de conflicto. Nuevamente
el sujeto poltico se configura en su potencia
poltica, esa fuerza soberana que lo instituye
como [] el demos que no es ni la adicin de
los partenaires sociales ni la coleccin de las
diferencias, sino, todo lo contrario, el poder de
deshacer los partenairiats, las colecciones y ordenaciones.4 La poltica en Bolivia haba sido
puesta en escena nuevamente, irrumpiendo el
callado y excluyente transitar de la despolitizada democracia delegativa.
Un partido poltico joven con promesas y discursos que hacan referencia a la utopa olvidada, que visibilizaban las voces del descontento;
que reconstitua la democracia desde la resistencia, la emergencia de esa voz de disenso y discusin: en otras palabras, de lucha surga con el
apoyo de las mayoras populares, de esa poltica
3
Nos referimos en 2000 a la Guerra del agua en Cochabamba, donde se unieron campesinos y clases medias en
contra de la privatizacin del recurso ms escaso para ese
departamento: el agua. Y en 2003, a la Guerra del gas, a
travs de la cual el pueblo termina expulsando al presidente
de ese entonces, Gonzalo Snchez De Lozada, que, a consecuencia de su ltima medida desacertada, termina colmando la paciencia de la ciudadana ante el abuso poltico de los
mandatarios de Estado.
Rancire, Jaques. En los bordes de lo poltico. Ediciones La Cebra. Buenos Aires, 2010. Pg. 28.
Bibliografa
ODonnell, Guillermo. (1992). Democracia Delegativa. Journal of Democracy en espaol.
Gallego, Julin. (2003). La democracia en tiempos
de tragedia. Asamblea ateniense y subjetividad
poltica. Buenos Aires: Editorial Mio y Dvila.
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Mayorga, Ren A. (2003). Presidencialismo parlamentarizado y gobiernos de coalicin en
Bolivia. En: Tipos de presidencialismo y coaliciones polticas en Amrica Latina. Buenos
Aires: CLACSO.
55
lisis del texto: Las Tensiones Creativas de la Revolucin del Vicepresidente lvaro Garca Linera)
para entender el rol de los medios de comunicacin en esta construccin, en la primera parte se
explica el paso del Estado Colonial a la construccin del Estado Plurinacional a travs de cuatro
etapas del proceso revolucionario Boliviano desde el ao 2000 tomando en cuenta los principales
hitos para la identificacin de stas etapas. Para
luego explicar ya la consolidacin del Estado y
una vez ms qu rol desarrollan los medios de
comunicacin procurando plantear un anlisis
sobre la nueva construccin del sentido comn.
Comenzar con una contextualizacin del proceso Boliviano, (tomando algunos lneas de an-
57
58
Finalmente esta crisis del Estado tambin presenta el derrumbe de las instituciones de la sociedad, que se ve reflejado en las constantes manifestaciones y movilizaciones sociales en contra
de las acciones y decisiones polticas tomadas
promoviendo las nuevas ideas. Las movilizaciones, cabildos, asambleas, bloqueos pasan a ser
los espacios de deliberacin y de interpelacin al
conjunto de las que fueran las ideas dominantes
y de proposicin de las ideas emergentes.
Hechos marcados de esta accin social, plasmada en movilizaciones masivas y bloqueos son los
acontecimientos denominados "guerra del gas"
y "guerra del agua", que promovan ideas como
la nacionalizacin y el manejo de los recursos
naturales de Bolivia por y para los bolivianos.
2. Medios de comunicacin.
En cada una de estas etapas los medios de comunicacin jugaron un rol importante dentro
del cambio de ideas fuerza de la sociedad, en su
mayora desde una trinchera conservadora resguardando los intereses del bloque que tena el
dominio econmico y poltico del pas.
59
60
Conclusiones.
Entonces, vemos como los medios masivos de
comunicacin cumplen diferentes roles, pero
definitivamente muy ligados a la poltica, segn
el texto desarrollado:
Qu o quin determina lo que saldr y lo que
no en un medio de comunicacin? Al entender
a un medio de comunicacin sometido a la mercantilizacin, el rating, el consumo y el amarillismo meditico. Son los patrones de consumo los
que determinan que hace que un medio sea ms
visto, ms popular y ms exitoso. Por tanto que
tenga mayor llegada a la poblacin, y en base a
esto programar su contenido.
Quines son dueos de Comunicacin? De entrada no es malo ser dueo de un medio de comunicacin, para nada, lo que se cuestiona en
realidad es la intencionalidad de estos grupos
empresariales al ser dueos de los medios de comunicacin y pretender tergiversar los sucesos
pblicos en conveniencia de un sector.
En todo caso, si es la sociedad, los sectores sociales o sujetos polticos quienes acuden a los medios
de comunicacin masiva para amplificar su actividad, ideologa e influencia a travs del uso de
medios de comunicacin se est cumpliendo con
el fin de los medios, de comunicar algo a la sociedad, est siendo efectivamente un medio. Sin
embargo cuando son los propios medios los que
ayudan a organizar una accin poltica, que por
decisin del propietario privado pueden devenir
en actores polticos partidarios, convirtindose el
propio medio en un partido poltico, y engaando a la gente bajo la idea de "opinin pblica",
es cuando se tergiversa el uso de los medios de
comunicacin. Parece esto algo muy comn en la
actualidad, son los medios quienes salen a defender a uno u otro poltico, o a desprestigiar a uno u
otro, justamente tergiversando su rol de medio y
convirtindose en una agencia partidaria poltica.
Que adems, bajo el sndrome de "imparcialidad"
logran confundir a la gente entre lo que pasa en
un espacio y lo que el medio quiere generar.
Opinin Pblica vrs. sentido comn? Cmo vimos anteriormente la mal denominada "opinin
pblica" no es ms que la construccin desde los
privados o sectores especficos de una opinin
sobre algo pblico que se quiere sea aceptada
como un comn general. Es decir es la opinin
individual induciendo a travs de los medios de
comunicacin a que las personas crean que es la
opinin de todos, por tanto tambin su opinin,
la opinin pblica.
Contrario a esto, en la actualidad se construye un
sentido comn que se trata de las ideas fuerza
que impulsaran y sern las bases de los cambios
sociales y polticos, destituyendo otras ideas fuerza (en el caso de un proceso de cambio o revolucin) por ideas fuerza nuevas promovidas desde la
sociedad y aceptadas en un acuerdo de sentido comn. Es decir que el trabajar en estas ideas fuerza
hacen que la sociedad adopte ciertos criterios negando otros y a partir de esto si se pueda construir
una serie de pensamiento o idea conjunta, pasando a dejar de lado la "opinin pblica". Y es desde
los medios de comunicacin, los discursos, escritos, investigaciones y debates que se genera esta
disputa por el sentido comn de los grupos que
conforman parte de la construccin de las nuevas
ideas, en encuentro con las ideas aun vigentes de
un antiguo sistema que se quieren encarnar en la
sociedad mediante los medios masivos.
Bibliografa.
Garca Linera, LVARO. 2015. Existe objetividad
en los medios de comunicacin?
Ramos Andrade, EDGAR. 2011. Neoliberalismo
Meditico
J. Habbermas, 1981. Historia y critica de la opinin
pblica. La transformacin estructural de la
vida pblica.
Gramsci, ANTONIO. 1916. "Los peridicos y los
trabajadores".
Ch.S.STEINBERG.1958. The Mass Communicators. Version castellano: Los medios de comunicacin social. 1969.
Llorenti SACHA.2012. La verdad secuestrada. Medios de comunicacin privados y el proceso de
cambio Bolivia.
61
62
III Seccin
Aportes revolucionarios
y organizacin
63
Transformaciones en la
igualdad de gnero en
Bolivia
65
66
Los resultados y retos de la poltica social boliviana dan cuenta de algunos datos importantes
del Censo 2012. En Bolivia, durante la ltima
dcada, se ha experimentado positivamente un
proceso de reduccin de la pobreza, tanto moderada como extrema, pasando de 41,2% en 1996
a 21,6% en 2014, aunque manteniendo niveles
todava relativamente altos en el contexto rural,
con una variacin de 67,8% a 40,9% durante el
mismo periodo. No obstante, la desigualdad no
ha avanzado a la par que la reduccin de la pobreza. Una muestra de estos avances importantes es el alcance en 2015 de la primera meta de
los ODMs, relativa a la reduccin a la mitad, entre 1990 y 2015, de la proporcin de las personas
con ingresos inferiores a un dlar da, es decir,
en situacin de pobreza extrema. Sin embargo,
a nivel geogrfico y subnacional an quedan
desafos pendientes para que determinadas regiones tambin alcancen la mencionada meta.
Mirar la pobreza desde una perspectiva de gnero devela que son las mujeres quienes mayoritariamente engrosan los grupos de personas
viviendo en situacin de pobreza y pobreza
extrema. A pesar de sus condiciones de pobreza, las mujeres contribuyen de manera significativa a la economa, en el trabajo formal o informal, como empleadas o emprendedoras, o
realizando trabajo no remunerado en el hogar.
El aporte de las mujeres es esencial para el sostenimiento de sus familias y, en general, para
el bienestar y desarrollo de las comunidades y
sociedades. Sin embargo, el valor del trabajo y
la contribucin de las mujeres todava no son
reconocidos de manera completa, y aun cuando las mismas han aumentado sus credenciales acadmicas, sus oportunidades de acceder
a empleos de calidad y a puestos de toma de
decisin son restringidas. Segn naciones Unidas (2015), las condiciones de pobreza de las
mujeres estn asociadas con la discriminacin
de gnero, y sta tambin reduce su acceso a
la tierra, al crdito, a la asistencia tcnica y a
otros activos necesarios para el desarrollo y
bienestar de las personas.
La pobreza a nivel nacional medida por las Necesidades Bsicas Insatisfechas (NBIs) es mayor
en el rea rural (79,8%) que la pobreza urbana
(28,2%): 8 de cada diez personas son pobres en
el rea rural, mientras que en el rea urbana slo
lo son 2 de cada 10. En esa proporcin, el 28,0%
de las mujeres del rea urbana se encuentra en
esta situacin de pobreza frente al 28,3% de los
hombres, con una brecha a favor de las mujeres
del 0,3%. En el rea rural, donde la proporcin
de pobreza es mayor, esta diferencia disminuye inversamente, es decir, es ms desfavorable
para las mujeres que hombres, con una brecha
de -0,2%.
La pobreza a nivel nacional, medida por las
NBIs, refleja que el 44,12% de las mujeres se
encuentra en esta situacin frente al 45,73% de
los hombres, con una pequea brecha a favor de
las mujeres. En contraposicin, el 55,88% de las
mujeres se encuentra en condicin de no pobres
frente al 54,27% de los hombres, con una brecha
a favor de las mujeres del 1,6%.
En el Censo 2012 se registran 4 de cada 10
mujeres en condicin de pobreza.
El gasto social ha aumentado sobre todo en educacin y en proteccin social (Bonos) alrededor
de los 256 US$/per cpita; aunque el nivel de
gasto social per cpita sigue siendo muy bajo en
comparacin con el promedio regional. Se reconoce a nivel internacional que el pas ha logrado avances en el ltimo decenio, pero todava
hay que superar brechas grandes y disminuir
las desigualdades. Hasta la fecha se ha hecho
un esfuerzo para aumentar el gasto social en un
contexto fiscal y econmico favorable. La intervencin del Estado en la economa y la nacionalizacin de los hidrocarburos (2006), han dado
como resultado una mayor disponibilidad de recursos provenientes del Impuesto Directo a los
Hidrocarburos (IDH), dando continuidad a su
redistribucin en los niveles subnacionales.
El IDH se convierte en el respaldo financiero
para sostener parte de las polticas distributivas
del gobierno, especficamente las transferencias
directas y distribucin de la riqueza a travs de
los bonos: el Bono Juancito Pinto (2007), para garantizar la asistencia y permanencia escolar de
nios y nias; el Bono Juana Azurduy, dirigido
a madres y nios menores de un ao; y el Bono
Dignidad, para personas mayores de 60 aos.
La brecha global, que comprende el rea urbana y el rea rural, aun es desfavorable para
las mujeres con un -5.3.
La brecha intragnero es de -11.8, altamente
desfavorable para las mujeres del rea rural.
Segn la OMS/OPS, la equidad de gnero en
cuanto a salud no significa tasas iguales de mortalidad o morbilidad para ambos sexos, sino la
ausencia de diferencias evitables entre mujeres
y hombres en las oportunidades de sobrevivir y
disfrutar de salud y en la probabilidad de no padecer enfermedad, discapacidad ni muerte prematura por causas prevenibles.
Los datos al respecto muestran que en cuanto al
promedio de hijos/as declarados vivos/as, para
las mujeres entre 15-19 aos, tanto del rea rural como urbana, alcanza a 0,3%, es decir, es casi
nula. Entre los 25-29 aos, empieza a destacar la
diferencia entre el nmero de hijos/as del rea
urbana (1,6 hijo) y rural (2,4 hijos), con una tendencia creciente que ampla las brechas entre los
35 hasta los 60 aos, de entre 4 a 7 hijos.
La poblacin de mujeres que en el tramo de edad
entre 15 y 19 aos, declara no haber tenido hijos/
as alcanza al 41,8%. Asimismo la cantidad de mujeres que declaran no haber tenido hijas/os, para
el tramo de edad entre 20 y 39 aos, representa
el ms alto porcentaje en este grupo, el 48.4%; eso
significa que un alto porcentaje de mujeres jvenes
(89%) en edad frtil declara no haber tenido ningn
hijo/a. En contraste, la poblacin mayor de 40 aos
para arriba, que se encuentran en el mismo grupo
sin hijos/as, apenas representa el 9,8%.
La poblacin de mujeres que declara haber tenido un/a hijo/a, entre los 20 y 39 aos, representa
un mayor porcentaje (68.7%) que el de las mujeres entre 15 a 19 aos (11.5%).
En el grupo que declaran haber tenido de 2 a 3
hijos/as, la poblacin representativa de mujeres se encuentra en el tramo de edad entre 20
y 39 aos, cuyo porcentaje, elevado, representa
el 58.9%, aunque su tendencia decrece de 39%
a 9,5% al aumentar el nmero de hijos/as (de 4
hijos/as a ms). De igual manera, en el tramo de
edad de 15 a 29 aos, el nmero de mujeres desciende ante ms hijos declarados; esta tendencia
va de un 1,9% a 0%.
67
En general, la poblacin de mujeres que declaran no haber tenido ningn hijo aun tiende a
aumentar entre la poblacin ms joven, en contraste al de la poblacin de mujeres de 40 aos
para arriba que declaran haber tenido ms de
cuatro hijos; esta situacin tiende a incrementarse representando un 67%.
En Bolivia, las tasas de mortalidad materna
permanecen altas a pesar de todas las intervenciones que el pas ha venido realizando en los
ltimos aos, como los seguros de maternidad
y niez: el Seguro Nacional de Maternidad y
Niez (SNMN), 1996-1997; el Seguro Bsico de
Salud (SBS), 1998-2002; el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI), 2003 a la fecha. Desde el
ao 2009 se cuenta con el Bono Juana Azurduy
de Padilla, que consiste en una transferencia monetaria condicionada por el uso de prestaciones
que mejorarn la salud materna e infantil como
seala UDAPE (2015).
68
En trminos laborales, la distribucin de la poblacin se realiza segn la poblacin econmicamente activa (PEA) (personas de 10 aos o
ms, en edad de trabajar, que buscan trabajo),
que representan la fuerza laboral, y la poblacin econmicamente inactiva (PEI), que son
las personas que no trabajan ni buscan trabajo
(compuesta mayoritariamente por estudiantes,
amas de casa, jubilados pensionistas y rentistas),
segn el INE, 2015.
Esta continua integracin de las mujeres al mercado de trabajo responde a cambios econmicos
y sociales. La creciente necesidad de los aportes econmicos de ambos miembros de la pareja as como de hijos e hijas, principalmente en
los estratos menos favorecidos de la sociedad,
acompaa los procesos de migracin e insercin
urbana en un escenario laboral marcado por el
aumento del desempleo masculino, de la informalidad y precariedad de los trabajos.
69
Carcel y lucha en
el Pas Vasco
71
72
As incluso la legalizacin de la coalicin EHBildu hace cuatro aos tenemos que entenderlo que no fue ninguna concesin. Simplemente,
la relacin de fuerzas que habamos construido
con el cambio de estrategia hizo imposible que el
Estado adoptara cualquier otra decisin y legalizar la fuerzas independentistas. Pero dicho esto
me consta que la ilegalizacin de Bildu formaba
parte de la agenda del PP si este partido acceda
al gobierno, pero entre otras cosas la declaracin
de cese definitivo de la lucha armada por parte
de ETA y las sugerencias de la comunidad internacional frustraron esos planes. El sustrato de
estas actitudes por parte del Estado es algo que
lleva incorporado en su propio ADN poltico y
cultural y eso se entiende muy bien en la Gran
Amrica: a falta de cultura democrtica solo resta la amenaza y la fuerza. Pero la amenaza y la
fuerza como posicin son perfectas para el ring
de boxeo, en el ajedrez no valen los guantes, y si
te las pones tu naturaleza antidemocrtica queda al descubierto. As que aquel latiguillo de que
todo es posible sin violencia ha quedado retratado como lo que era: una autntica mentira,
una falacia.
En Euskal Herria/Pais Vasco no existe un proceso de paz porque para que pueda existir un
proceso de esa naturaleza es condicin imprescindible que las dos partes tengan voluntad e
inters para desarrollarlo; y el Estado tiene un
nico inters que el ciclo anterior se mantenga
abierto aunque sea de forma artificial. Lo repito
una vez ms: esa es la razn de nuestro encarcelamiento. Lo que hay en Euskal Herria es una
estrategia unilateral que desde la asuncin de las
vias pacificas y democrticas de construccin de
mayoras sociales busca avanzar en el proceso
de liberacin nacional y social de nuestro pas,
un proceso que indefectiblemente pasa por la
constitucin de un Estado vasco independiente.
El Estado dise durante aos una estrategia
global que le permiti la criminalizacin del independentismo vasco y el intento permanente
de reducir el conflicto poltico a una mera cues-
73
74
la construccin de una nueva poltica, una nueva economa y una nueva tica (modo de vida,
relacin con la naturaleza). La dinmica clsica de exigencia de una distribucin ms equitativa de la riqueza (mediante una poltica salarial o fiscal) es sin duda una necesidad, pero
sin perder de vista que el mito del crecimiento
ilimitado y de un consumo irresponsable nos
conduce al desastre una y otra vez y nos conducir al desastre final sino le ponemos remedio con urgencia. Las fuerzas de izquierda debemos as mismo hacer una profunda reflexin
interna.De qu vale plantear una nueva poltica, una nueva economa, una nueva tica, si
seguimos construyendo viejas organizaciones y
viejas formas de funcionamiento? De qu vale
plantear nuevos/viejos principios y valores, si
en nuestra vida diaria no tienen el reflejo necesario y coherente? Nuestras organizaciones y
nuestra vida (militante y personal) deben de ser
fiel reflejo de la alternativa que representamos y
defendemos. Porque no hay cambio social que
no empiece en nosotros/as mismos/as.
Y ah hay que colocar tambin el debate sobre la
llamada nueva poltica y el debate sobre entrar
en las instituciones para recuperarlas. Cul es la
dialctica institucin-calle, partido-movimiento,
gestin-cambio social? Hay adentro sin afuera?
Hay adentro sin afuera si lo que se plantea es
una dinmica poltica convencional, o dicho de
otra manera, si decides instalarte en el espacio
confort del sistema. Las instituciones, en una estrategia de transformacin social, ni pueden, ni
deben ser la vanguardia de los cambios sino y,
en todo caso, su retaguardia. El verdadero motor del cambio debe gestarse en el tejido social y
popular como consecuencia de una firme, tenaz
y paciente lucha ideolgica que cambie la escala
de valores de la gente. Los cambios que se producen como consecuencia de una mayora electoral siempre sern reversibles por una mayora
alternativa de distinto signo. Los cambios que se
producen en la escala de valores social se podrn
retrasar, reprimir, contener, pero acabarn siempre imponindose.
En definitiva, las fuerzas soberanistas y de izquierdas del mundo tenemos mucho trabajo
por hacer, mucho sobre lo que compartir y discutir entre nosotros pero nunca olvidemos que
tenemos muchos motivos para sonrer, porque
vamos a luchar y vamos a ganar y sobre todo
porque para tristes ya estn ellos/as.
75
76 E
Existen bastantes y diversos motivos que inciden en la alta popularidad del MAS-IPSP
durante todos estos aos. Se puede estudiar
el gobierno de Evo Morales y del MAS-IPSP
desde diferentes mbitos que particularizan su
gestin: sociales, econmicos, discursivos, polticos, simblicos, culturales, etc. Sin embargo,
aqu se realizar un breve acercamiento a los
mbitos econmico y social.
En estos mbitos se debe destacar el crecimiento
econmico reflejado en los ndices macroeconmicos; as como la disminucin de la pobreza y
la desigualdad. Entre los ndices macroeconmicos se destaca el crecimiento sostenido del PIB:
el promedio del crecimiento del PIB entre 2006
y 2014 ha sido de 5,1%, dos puntos porcentuales
por encima del promedio de crecimiento del periodo de 1985 a 2005 cuando se registr en un 3%.
No es menor afirmar que las dos nicas veces en
la historia que Bolivia tuvo el mayor crecimiento
econmico de la regin, fue durante el gobierno
de Evo Morales (Loza, 2014; Ministerio de Economa y Finanzas Pblicas, 2015). Tambin se ha
registrado un importante aumento en el PIB per
cpita, desde el 2005 al 2014 en promedio- una
persona recibe casi tres veces ms de lo que reci-
ba hace 9 aos, ya que el 2005 reciba 1.010 dlares y el 2014 el promedio registrado fue de 3.000
dlares por persona.
Se ha mantenido una estabilidad de precios y un
bajo nivel de inflacin ya que entre 1986 y 2005
que se registr un promedio de 11,62% de inflacin y entre 2006 y 2012 el promedio ha sido de
6,67%, es decir cuatro puntos porcentuales menos (Loza, 2014: 20-21).
El gasto pblico ha aumentado de 34,6% del PIB
en 2006 a 46% del PIB en 2012 (Loza, 2014: 13).
En cuanto a la inversin pblica, se ha registrado
un aumento. El promedio entre 1997 a 2005 fue
de 569 millones de dlares y el promedio entre
2006 y 2014 ha sido de 2.174 millones de dlares.
El ao 2005 se registr 629 millones de dlares
de inversin, el 2013 se subi a 3.781 millones
y el 2014 se invirti un total de 4.507 millones
de dlares (Ministerio de Economa y Finanzas
Pblicas, 2015).
Asimismo, se ha registrado un incremento en las
reservas internacionales: el 2005 se registr un
total de 1.714 millones de dlares; y el 2015 se
registr un total de reservas internacionales ne-
77
78
79
80
sentido, se puede afirmar que durante el gobierno de Evo Morales se ha incrementado significativamente la presencia de diferentes sectores sociales indgenas, campesinos y populares tanto
en la Asamblea Legislativa Plurinacional como
en el rgano Ejecutivo, en ministerios, viceministerios y direcciones. Cuantitativamente se ha
incrementado el nmero de campesinos indgenas en puestos dentro del Estado, pero tambin
es importante mencionar que cualitativamente
estos sectores ocupan puestos estratgicos en
cuanto poder y decisin para y segn el sector al
que representan. Es aqu donde se hace importante la pertenencia colectiva a los distintos sectores desde donde se desplazan y se movilizan a
partir de sus intereses. Por ejemplo, existira una
lite cocalera que no solamente ha ingresado a
la estructura institucional del Estado, sino que
adems dirige algunas instituciones importantes relacionadas con su sector, como el Viceministerio de la Coca y Desarrollo Integral, u otros
viceministerios estratgicos (Espinoza, 2015). A
partir del 2005 se empieza a dar la emergencia
de nuevas lites sectoriales que se constituyen
con otros marcos referenciales y se conforman
nuevas redes familiares y sociales que lo sostienen; lo que segn Espinoza no significa que las
antiguas lites hayan desaparecido pero, que la
pertenencia a una lite ya no podr ser heredada
a familias tradicionales ya que se han transformado los canales de acceso al poder.
Es decir, han ingresado personas de sectores
campesinos indgenas a la administracin del
Estado, adems debido a la creacin del Estado
Plurinacional, la Constitucin Poltica del Estado y la aprobacin de leyes fundamentales se
han creado y transformado las instituciones, ya
que han incorporando cuotas de participacin
indgena que si bien no reflejan numricamente el porcentaje de poblacin indgena del pas,
suponen mecanismos mnimos de incorporacin
de estos sectores a la institucionalidad estatal.
En el caso del rgano Ejecutivo durante los
nueve aos de gobierno del MAS-IPSP- en el
caso especfico de los ministros, la mayor cantidad de ellos proviene del sector que se le ha
denominado como invitados, es decir actores
que no vienen de ningn tipo de organizacin
social ni tienen trayectoria sindical, sino que
forman parte del MAS-IPSP a partir de una adscripcin ms individual y probablemente sean
personas provenientes de clase media.
Sin embargo, en el rgano Legislativo la presencia de sectores campesinos indgenas y sectores populares es mucho ms numerosa. De
los 166 representantes de la actual Asamblea
Legislativa Plurinacional, dos tercios, 113 representantes son del MAS-IPSP. La mayora
de dichos representantes son de organizaciones campesinas indgenas. Es decir de los 113
representantes la mitad (50,44%) provienen
del principal crculo de apoyo al MAS-IPSP
de organizaciones campesinas indgenas. En
segundo lugar vendran los representantes que
provienen de la direccin o de las juventudes
del MAS-IPSP que son un 21,24% de la bancada
del MAS-IPSP. Los representantes que pertenecen a organizaciones sindicales y populares
ocupan un 17, 7% de la bancada del MAS-IPSP
y solamente un 10,62% de los representantes
del MAS-IPSP son invitados en la actual Asamblea Legislativa Plurinacional.
Entonces, si bien se pueden identificar importantes logros durante el gobierno de Evo Morales,
que sin duda han incidido en sus altos ndices
de popularidad electoral y legitimidad en varios
sectores de la sociedad civil. Estas caractersticas
todava deben ser analizadas desde otros enfoques que tambin forman parte importante de
estos componentes. En este sentido, ser necesario evaluar la poltica econmica en un contexto de precios internacionales en el mercado
mucho ms bajos y por lo tanto menos favorables que durante estos nueve aos de gobierno.
Los avances sociales a partir de las grandes brechas de desigualdad que todava vive Bolivia y
lo convierte en uno de los pases ms desiguales de la regin y por lo tanto el anlisis de la
existencia de una verdadera movilidad social en
otros mbitos distintos al poltico. As como una
evaluacin del cambio de lites a un nivel cuali-
Bibliografa
Espinoza, Fran (2015) Bolivia nuevo sistema clientelar de lites? 6 Seminario Nacional de sociologa y poltica. Universidad Federal de
Paran.
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movilidad social en Bolivia (Sinopsis). La Paz:
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Loza, Gabriel (2014) Balance y perspectivas de
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Paz: PNUD
Ministerio de Economa y Finanzas Pblicas
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enero-abril 2015.
Paz, Vernica (2014) Nuevos caminos de la poltica
social en Bolivia. El rol de las transferencias en
efectivo 2006-2012. La Paz: CIS/PNUD
Unidad de Anlisis de Polticas Sociales y Econmicas UDAPE (2013) Sptimo informe de
progreso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en Bolivia La Paz: UDAPE/CIMDM.
81
Subjetividad y
subversin en poltica
Reactualizando la historia desde abajo
82 S
Asumiendo que la historicidad es una caracterstica ntima de la condicin humana, pretendemos hacer una genealoga, entendida, de
manera foucaultiana, como la visualizacin de
ciertos saberes histricos, propios de los sujetos que fueron acallados, y hacerlos capaces de
oposicin y lucha contra la coercin de un discurso formal.
La genealoga debe librar su combate, sin
duda, contra los efectos de poder, propios de
un discurso considerado como formal(Foucault, 1976).
83
84
de la consciencia o del pensamiento, cuestionando las tendencias teleolgicas, racionales y evolutivas del pensamiento humano1.Para esta nueva historia coexisten series histricas diferentes,
que no slo se suceden, sino que se yuxtaponen
y entrecruzan, sin que se las pueda reducir a un
esquema lineal pues evidencian la complejidad
de la propia condicin subjetiva.
Nos cuestionamos entonces, quin posibilita
las rupturas y las fragmentaciones sobre los saberes oficiales, justamente son los actores con
sus propias dimensiones subjetivas y sus testimonios quienes lo hacen. Por ello tambin nos
preguntamos qu actores y qu dimensiones
subjetivas seran relevantes registrar, a modo
de generar una memoria oral propositiva para
la reconstruccin histrica (Ticona Alejo, 2002).
Dando cabida a la narrativa e imaginarios de la
vida cotidiana de los sujetos, se hilvana una es1
El psicoanlisis con la interpretacin lacaniana de la propuesta de Sigmund Freud contribuye a argumentar esta posicin
cuando sustituye el planteamiento filosfico cartesiano pienso, luego existo por la proposicin soy donde no pienso y
pienso donde no soy. Al respecto ver: (Lacan, 2007).
Nuestra investigacin apunta a recrear una historiografa boliviana desde las voces de los sujetos
subalternos que hasta el advenimiento del Estado
Plurinacional transitaron un espacio marginal y
de acallamiento, aunque nunca de inactividad o
de poca relevancia social pues, como lo demuestran diversos autores, stos se constituyeron en
los mviles de devenir histrico. En la actualidad
parte de la subjetividad que yaca al margen, ha
pasado a ser el centro del discurso poltico hegemnico vigente4. Si bien esta ubicacin ha cobrado
nuevas caractersticas situadas por algunos crticos como contradictorias, su relevancia no deja de
ser central. La investidura de Evo Morales como
presidente de la nacin es el punto mximo al cual
llegaron los procesos de movilidad social, emplazamiento y desplazamiento del sujeto sub-alterno
desde situaciones marginales a centrales respecto
3
4
85
al poder. Sin embargo, este punto clmine ha supuesto un largo proceso en retrospectiva que nos
interesa reconstruir.
86
Bibliografa
87
88
IV Seccin
Democracia
intercultural y
descolonizacin
89
Democracia intercultural:
la experiencia de habitar
cuidando la diversidad
Miren Itxaso Arias Arana
90
DEWEY, J; Early Works. 1882-1898, 1967-1972. 14. p. 227. Citado en: BERNSTEIN R; Filosofa y democracia en Jhon Dewey.
Herder. Barcelona. 2010.p. 242.
91
92
Para Dewey, la experiencia vital, adquiere un carcter fragmentado y truncado en las condiciones de vida de la sociedad capitalista, en cambio,
la democracia como forma de vida permitir la
recuperacin de valores y vnculos perdurables
que mantienen unidas a las personas en una comunidad de genuina experiencia en comn. Por
ello, la concepcin de democracia de Dewey ha
sido ha sido denominada: democracia radical, social, socialista y tambin participativa.
5
7
8
Existe una conexin fundamental entre el cultivo de esa espiritualidad india y nuestra construccin como ciudadanos
democrticos ya que, la reciprocidad es una forma de responsabilidad cvica, un deber hacia nuestros hermanos y
hermanas que nos ayuda a alcanzar la madurez poltica.
Lo esencial es la socialidad de los seres humanos, y esto, no
slo tiene importancia descriptiva sino tambin normativa.
Por ello la democracia para Dewey es una forma tica de
vida cuando se asume esa dimensin normativa plenamente.
BERNESTEIN R; Filosofa y democracia en John Dewey. Herder. Barcelona. 2010.p. 253
El individuo perdido es el protagonista de una experiencia
truncada, la recuperacin de esa individualidad truncada
pasa por volverse un miembro distintivo de la comunidad,
es decir, partcipe de una experiencia compartida.
Entendiendo por experiencia: [] se trata de todos aquellos momentos en la historia de cada individuo en que uno
o varios procesos de su vida adquieren una intensidad y
unificacin en torno de un objeto, de un acontecimiento, de
una situacin especial. [] En comparacin con el tono habitual de la vida, esos momentos nos dan la sensacin de
vivir intensamente, nos dejan un recuerdo imborrable y se
integran en nuestra historia como episodios importantes de
ella. DEWEY J; El arte como experiencia. Fondo de Cultura
Econmica. Mxico.p.xi
Op.Cit..p. 233
93
La nacin en Bolivia:
una lectura de Fausto Reinaga
a la luz de Franz Fanon
L
94
a tradicin de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y
cuando stos aparentan dedicarse
precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en
estas pocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su
auxilio los espritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra,
su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar
la nueva escena de la historia universal ()
Es como el principiante que ha aprendido un
idioma nuevo: lo traduce siempre a su idioma nativo, pero slo se asimila el espritu del
nuevo idioma y slo es capaz de expresarse
libremente en l cuando se mueve dentro de
l sin reminiscencias y olvida en l su lenguaje natal.
95
96
Sin duda, la produccin terica de Reinaga recorre diversos debates que circulan por Amrica
Latina a partir del constante intercambio de correspondencias con colegas indianistas. Sea por
la posible apropiacin conceptual de Dos Pers, de Guillermo Hoke; por las convergencias
con Maritegui acerca de las crticas al programa poltico de la III Internacional, y el rechazo
a la idea de una necesaria revolucin democrtico-burguesa como etapa de la lucha por el socialismo (Escrzaga, 2012); o por la influencia
de las discusiones en torno al Black Power en su
Autor: Ricardo Rocha.
En su enfrentamiento con una naciente burguesa nacional que incentivaba las rivalidades tnicas, Fanon entenda que la conciencia nacional
era la forma ms elaborada de la cultura. Decir
que la lucha de liberacin nacional, la transformacin de las formas y los contenidos culturales
hacen desaparecer no solamente al colonialismo
sino tambin al colonizado, significa afirmar que
no se puede hablar de una cultura universalmente negra. Entendiendo la prctica como constituyente de valores, comportamientos, formas de
interaccin sociales, para Fanon la formacin de
la cultura es nacional, as como la propia nacin
se hace en la lucha por su emancipacin poltica.
No podra haber culturas rigurosamente
idnticas. Imaginar que se va a hacer una
cultura negra es olvidar singularmente
que los negros estn en vas de desaparecer, puesto que aquellos que los han creado estn contemplando la disolucin de su
supremaca econmica y cultural. No habr
cultura negra porque ningn poltico piensa tener vocacin para dar origen a repblicas negras. El problema est en saber el
sitio que esos hombres piensan reservar a
su pueblo, el tipo de relaciones sociales que
decidan instaurar, la concepcin que tienen
del futuro de la humanidad. Eso es lo que
97
98
las relaciones capitalistas como clave de anlisis (Walsh, 2007), no son pocas las crticas a Reinaga por dejar de lado esta forma de abordar
sus reflexiones.
Si bien se resalta la enrgica lucha en torno a la
forma de la propiedad de la tierra, apuntando
en direccin al uso colectivo de la tierra orientado por relaciones de reciprocidad del ayllu que
cuestiona la existencia de grandes propiedades
depredadoras; acorde a su crtica al marxismo,
Reinaga realiza referencias meramente descriptivas acerca de los procesos econmicos propios
del sistema capitalista.
Armando Bartra, crtico mexicano, dir que el
pensamiento del intelectual boliviano puede ser
clasificado a partir de una concepcin de choque de civilizaciones, en la que se conciben a
las sociedades nativas de manera apartada de la
sociedad moderna occidental, an cuando estas
se encuentran involucradas en las relaciones sociales capitalistas internacionales. Segn afirma
Bartra, el objetivo de la lucha se encuentra en el
reconocimiento en el mbito de la cultura y de la
ciudadana, sin comprometer todava la acumulacin del capital nacional e internacional. (Bartra, 2014).
A modo de conclusin
A partir de una lectura de Fausto Reinaga a la
luz de Franz Fanon, se intent captar algunos
elementos que estn presentes en el pensamiento social y poltico boliviano. Sin duda, entender
la raza como constituyente del poder y de la
formacin de los Estados-nacin en Amrica Latina, resulta un aporte clave a las perspectivas
terico-polticas vinculadas a la colonialidad del
poder y al pensamiento social y poltico boliviano. Sin embargo, el dilogo con el intelectual argelino nos desafa a nuevas preguntas.
Teniendo en cuenta la importancia del katarismo y los procesos polticos contemporneos, la
lucha contra la opresin colonial se direcciona al
Fausto Reinaga y Felipe Quispe. En: Revista Poltica y Cultura, n. 37, pp. 185-210,
Distrito Federal, Mxico, 2012.
En este sentido, esta propuesta comparativa pretende promover la reflexin acerca de las tensiones que atraviesan al presente del movimiento
indgena en Bolivia. Como ya fue dicho, este
trabajo fue motivado y pretende motivar a nuevos y ms profundos debates que aporten a la
lucha contra las dominaciones y dependencias
de nuestra Amrica Latina.
Referencias bibliogrficas
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Bartra, Armando. La conspiracin de los diferentes. En: El Hombre de Hierro: Limites sociales y naturales del capital. Editorial taca,
Ciudad de Mxico, 2014
Cruz, Gustavo R. Poder indio y poder negro: recepciones del pensamiento negro en Fausto Reinaga. En: conos, Revista de Ciencias Sociales, n.51, enero-febrero, pp. 29-46,
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Quito, Ecuador, 2015.Escrzaga, Fabiola. Comunidad indgena y revolucin
en Bolivia: el pensamiento indianista de
99
La alternativa educativa:
Por qu la educacin es
una alternativa?
Juan ngel Caldern Cabrera
P
100
Ante semejante pregunta, me resta re-conceptualizar lo que entiendo por educacin y lo que
he vivido dentro y fuera de la educacin para
tratar de intuir una alternativa posible.
As pues, puedo decir que la educacin y las relaciones pedaggicas son como un correr transversal que se presenta en todas las relaciones
humanas; que no se ve pero que est presente
en cada gesto, en cada palabra y cada acto de la
vida. Se presenta en todos los encuentros y situaciones; en el grupo primario, el callejero, los
grupos escolares, el trabajo, el grupo deportivo,
la asociacin civil, el partido poltico, la empresa y los medios de informacin. La educacin
no es slo la accin de las generaciones adultas sobre las no maduras para la vida social; es
tambin la accin ejercida por las generaciones
no maduras a las adultas, por la accin de las
maduras hacia las maduras y las jvenes hacia
las jvenes. La educacin es de todos para todos y en todos los lugares. Todos nos educamos
influidos por el mundo. Es esa mediatizacin
la que hace que el fenmeno educativo sea un
hecho social; un hecho que transmite y reconstruye en las realidades concretas las creencias,
valores, y costumbres. En este sentido la educacin es para la socializacin.
Es socilogo de la Universidad
Nacional Autnoma de Mxico
(UNAM). Tiene un posgrado en
Educacin Didctica y conciencia
histrica de la Universidad Autnoma
de la Ciudad de Mxico. Realiza talleres
de lectura a padres y madres de la
delegacin Benito Jurez de la ciudad
de Mxico. Ha sido formador de varias
generaciones de jvenes en la disciplina
y filosofia del deporte.
101
cimientos ordenados y sistematizados. Esta situacin empieza con el espritu racionalista instrumental del siglo XVIII hasta llegar a nuestros
das. Sin duda, el hecho educativo visto como
institucionalizacin es parte de la conformacin
del Estado occidental moderno; Estado burgus
que surge a partir de algunos fenmenos econmicos, polticos, sociales y culturales; los cuales
parten, adems, de rupturas violentas como la
Revolucin Inglesa, la Revolucin Francesa y la
Revolucin Industrial. Estos hechos cambiaron
aceleradamente las formas de vida de los seres
humanos, sacndolos de sus asentamientos y
llevndolos a otros nuevos, transformando sus
procesos laborales, sus ideas y su moral y, con
ello, las formas de la educacin. As, para justificar el nuevo orden burgus bajo una actitud aparentemente neutral, el Estado-nacin moderno
que se expandi sin medida se convirti en un
factor de equilibrio y regulador de energas dispersas y elaborador de la conciencia y la unidad
nacionales. El nuevo ciudadano se estaba creando y haba que darle una forma y una conciencia
con respecto a la nacin burguesa. La educacin
Autor: Ricardo Rocha.
102
hecho presentndolo como una autoridad legtima. Esto es lo que en conjunto, Pierre Bourdieu
llama violencia simblica dentro de la accin
pedaggica.
Ante este planteamiento, la visin de la educacin como un hecho socializante e histrico
puede resultar incongruente con la complejidad del hecho educativo; tan inconsistente como algunos planteamientos de la teora
de la correspondencia cuando menciona que
la escuela es el pilar de la reproduccin de la
fuerza de trabajo y su comportamiento. Desde
que el marxismo plante que la conciencia es
el producto de las condiciones de la vida diaria del ser humano, de su trabajo diario y de su
actividad, se han hecho muchas interpretaciones que se quedan en un nivel mecnico y lineal diciendo que la postura marxista se reduce a la determinacin de la estructura sobre la
superestructura y que, el Estado es quien ejerce un control social y educativo total; con sujetos sumisos, amputados, limitados, dciles e
incapaces de ver ms all de su tarea inmediata. No obstante esta visin, algunos marxistas
como Louis Althusser ya observaban que la resistencia de las clases explotadas se expresaba
en los mismos aparatos ideolgicos de Estado
a travs de diversas formas de expresin utilizando las contradicciones existentes dentro
de las mismas instituciones escolares. Por su
parte, Lenin tambin interpretaba esta idea
de forma ms detallada cuando planteaba la
relacin existente entre educacin burguesa y
aparato poltico; agregando que la clase que
tuviera el control poltico tena la posibilidad
de tener la violencia concentrada y organizada
del conjunto social.
La educacin, bajo esta perspectiva, ya no puede
ser vista desde la socializacin o como una accin ejercida por las generaciones adultas a las
jvenes o la funcin equilibrada del Estado con
el fin de socializar e integrar al individuo en su
contexto histrico social.
La educacin es, adems de esto, un aparato de
Estado, es decir, un hecho social e histrico subordinado al poder. Quien ejerce el poder poltico es quien orienta la educacin y quien le da un
carcter de acuerdo a su propia ideologa. Bajo
esta concepcin, la educacin es un hecho social,
histrico y poltico, entendido esto ltimo como
una relacin entre dominantes y dominados.
103
Como se puede observar, en este planteamiento se desarrolla una nueva y vieja problemtica
que consiste en cmo plantear la participacin
del sujeto como modificador de su realidad. En
qu momento el sujeto puede adoptar una actitud reflexiva alrededor de su vida cotidiana, alrededor de ese micropoder que se ejerce en todas
las relaciones pedaggicas? En qu momento el
sujeto puede oponer resistencia a la cultura dominante desde la misma escuela o, mejor an,
desde afuera? Qu es lo que tiene que suceder
para que ese proceso se traslade a la realidad
concreta? Cmo lograrlo si hay un abismo entre
su vida cotidiana y los contenidos educativos?
Es desde esta perspectiva que pretendo retomar
la teora de la resistencia y su complemento que
se ha denominado teora del sujeto en su momento histrico.
Considero que el sujeto es en su circunstancia y
que por lo tanto, pensar en una teora acabada
sera caer en los mitos de la ciencia y las leyes
Autor: Ricardo Rocha.
104
105
Crnicas del
desmantelamiento de
Bolivia
Victor H. Romero
L
106
gobierno de Vctor Paz Estenssoro, las investigaciones que se estn realizando han establecido
que se han realizado tres olas de privatizaciones
en tres periodos distintos y gobiernos distintos,
que adems explican el desarrollo de la revolucin boliviana que luego culminara con el inicio, avance y futura consolidacin del Proceso
de Cambio.
Privatizacin I
La Primera Ola se inicia en el periodo de 19911993, con el acuerdo patritico gobierno que funciona en base a la alianza entre el MIR y ADN,
siendo sus representantes directo Hugo Banzer
Surez y Jaime Paz Zamora, raz poltica de Juan
Del Granado (MBL, MNR, MSM) y de Samuel
Doria Medina (UN, UD) y Tuto Quiroga (ADN,
Podemos, PDC).
En este gobierno que cruza los ros de sangre y
sella alianza entre perseguidos y torturadores, se
emite la Ley 1330 de Privatizacin, el gobierno
boliviano vende las empresas estatales a las que
considera en quiebra o ineficientes a intereses
econmicos extranjeros y nacionales conformados por la elitocracia burguesa y partidaria del
momento.
Las empresas que se privatizan en este periodo
pertenecan a las nueve corporaciones de desarrollo regionales que existan, con el fin de for-
Victor H. Romero
107
108
Tarija perdi trece empresas: la Planta Industrializadora de Leche PIL, la Fbrica de Alimentos
Balanceados, el Centro Vitivincola CEVITI, las
Industrias Avcolas de Tarija, el Programa Avcola
de Oleoginosas y Maz PAOM, la Empresa Tarijea de Gas EMTAGAS, Industrias Agrcolas de
Bermejo IAB, Fbrica de Cemento El Puente, Empresa Forestal Pecuaria Tariquia, Fbrica de Envases de Vidrio Cristalera scar Alfaro, la Fbrica
de Sal Yodada, la Fbrica de Aceites Comestibles
Villamontes y la Industria Papelera de Tarija.
Santa Cruz perdi doce empresas: la Planta industrializadora de leche PIL, la Hilandera Santa
Cruz, Planta Elaboradora de Queso San Javier,
Cabaa Lechera Santos Pas, Hotel Asahi, Fbrica
de losetas Montero, Fbrica de cermica roja Camiri, Fbrica de cermica Robor, Proyecto Ganadora Todos Santos HIRTNER, Ingenio Azucarero Guabir, Productos Alimenticios de Maz
Mairana PAM, Fbrica de Alimentos Balanceados Portachuelo ALBAPOR.
Beni perdi ocho empresas: Planta de Silos SACHOJERE, Aserradero Chimanes San Borja, Empresa Procesadora de Semillas Mejorada EPSM,
la Empresa Ganadera FONBENI-COTESU, Empresa Ganadera REMES, Fbrica de Cermica
Roja Trinidad, Planta Laminadora de Goma LA-
Consecuencias
Leyendo a la lista de las empresas vendidas uno
puede darse cuenta de lo mucho que Bolivia ha
perdido con este proceso, en comparacin a lo
que ahora impulsa el Proceso de Cambio, prcticamente se est reconstruyendo el desarrollo
nacional a partir de la creacin y generacin de
empresas estatales. Vale aclarar que la venta de
estas empresas tambin incluy el despido de
decenas de empleados, que tuvieron que perder
su trabajo, mientras que otros se subordinaron
a las nuevas administraciones bajo condiciones
distintas que implicaban un sometimiento laboral y que atentaba a sus derechos.
Realizados hoy los balances, se concluye que el
estado boliviano en este primer periodo privatizados, no slo perdi sus empresas, sino que
109
110
En estos tres periodos de privatizacin, el comprendido entre 1991 y 1993, como tambin el
segundo 1993-1997 y el final 1997 hasta el 2000,
particip la vieja casta poltica que fue expulsada del pas con el voto luego de la cada de
Gonzalo Snchez de Lozada que continuaba subordinndose a las polticas que imponan los
Estados Unidos en concordancia con el Banco
Mundial. En toda esta dcada de desmantelamiento el pueblo boliviano a travs de sus organizaciones y movimientos sociales impuls
una resistencia que fue reprimida duramente
generando que muchas personas pierdan la vida
especialmente en los conflictos en el altiplano
boliviano y el Chapare tropical.
Fuentes:
Breve Historia del Neoliberalismo, David Harvey.
Archivo hemerogrfico.
111
112
V Seccin
Geopoltica y
Derechos Humanos
113
Mapeas o te
mapean: (geo)poltica
de un instrumento de
gobierno en Bolivia*
Louca Lerch
M
114
Articulo adaptado del publicado por Diplomacia Parlamentaria, N2, 2015, Publicacin anual de la Direccin General de Relaciones
Internacionales del Honorable Senado de la Nacin de la Repblica Argentina, Buenos Aires.
Louca Lerch
Es Doctor en Geografa de la
Universidad de Ginebra (Suiza). Trabaja
en Bolivia desde 2008 al desarrollo de
una Infraestructura de Datos Espaciales
para el Estado Plurinacional desde la
Vicepresidencia del Estado y dedic su
tesis doctoral al papel de la cooperacin
internacional y las tecnologas de la
informacin geogrfica en la polticas
territoriales y de desarrollo en este pas.
115
fronterizas y potencialmente cocaleras, estratgicas en el marco de una economa de la captura del carbono para los Estados Unidos; zonas
rurales tnicas emisoras de migrantes pobres y
potencialmente conflictivas, para la cooperacin
esencialmente europea. La ilustracin 2 muestra
un anlisis de la sobre posiciones entre proyectos de saneamiento de tierras de la cooperacin
internacional y elementos de inters geopoltico
en el territorio boliviano (concesiones, corredores biocenicos) ms ampliamente desarrollado
en Lerch (2014). Sin sorpresas, el anlisis confirmo que el financiador que mas se dedico a
mapear la tenencia de tierras en reas de inters
geoeconmico son los Estados Unidos. Sin entrar en mas anlisis en este corto texto, se trata
aqu de mostrar la importancia de desarrollar
una mirada geopoltica sobre lo que el filosofo
Michel Foucault (Foucault 2004a) llama la gubernamentalidad, es decir todo lo que permite
un manejo desagregado orientado a forma de
coercin blanda de la poblacin y su territorio.
116
Pero a la hora de romper con el proyectorado Qu hacer con una cartografa totalmente
dispersa, heterognea y dependiente de
financiamientos externos? Qu hacer con la gubernamentalidad neoliberal? Estos interrogantes inspiraron la propuesta de Infraestructura de
Datos Espaciales (IDE) del Estado Plurinacional
de Bolivia, GeoBolivia, desarrollada por la Vicepresidencia a partir de 20101.
GeoBolivia
El proceso se inici a partir de la recuperacin
de datos que se encontraban dispersos en todas
las dependencias del Estado. Para permitir su
uso, se implement un conjunto de tecnologas,
datos y acuerdos institucionales que permiten
la difusin en lnea de informacin geoespacial.
Esta informacin es compartida entre diferentes
instituciones y asociada a un sistema de catalogacin estndar que permite en todo momento
identificar, entre otros, la fuente y la fecha de
creacin de esta informacin.
Referencias.
Foucault, Michel, 2004
Scurit, Territoire,
Population, Cours Au Collge de France
(1977-1978). Hautes Etudes. Paris: Seuil.
Foucault, M. (2004). Naissance de la biopolitique. Cours au Collge de France, 19781979. Paris: Gallimard Seuil.
Lerch, L. (2014). The Geopolitics of Land: Population, Security and Territory Viewed
from the International Financing of the
Land Survey in Bolivia. Journal of Latin American Geography, 13, 137 - 168.
http://muse.jhu.edu/login?auth=0&type=summary&url=/journals/journal_of_latin_american_geography/
v013/13.1.lerch.html
117
Imperio, Imperialismo y
Extractivismo
Atilio Born
118
Atilio Born
No ese fenmeno es totalmente diferente. Lenin habla de la fusin del capital bancario y el
capital industrial, en este caso, lo que se est
hablando es de un crecimiento totalmente desorbitado del capital financiero. Es algo que no
estaba previsto que ocurriera en ese sentido,
hasta en la misma obra de Lenin o Hilferding,
y que hace que hoy en da sea la fraccin hegemnica del capitalismo a escala mundial. Creo
que la importancia que debe drsele est fuera de toda cuestin, es un elemento decisivo
del capitalismo contemporneo, no podemos
entenderlo al margen del capitalismo financiero porque el capital financiero plantea sus
exigencias y por como modula el proceso de
acumulacin capital a escala mundial, es la
fraccin hegemnica que somete y subordina
a la fraccin productiva o el capital agrario.
-En la hegemona del capital financiero Se abandona la teora del valor de Marx?
Yo personalmente pienso que el fenmeno apenas fue visto por Marx y Engels, no olvidemos
que Marx muere en 1883 y Engels muere en 1895
a principios del siglo XX, cuando el fenmeno de
la expansin colonialista estaba en sus primeras
etapas. Yo creo que ms que abandonar la teora
del valor, cosa que Lenin no lo hizo nunca, explica como que hay otras fuentes de acumulacin
de capital que se complementan con la expansin imperialista.
119
-Retomando los 5 rasgos del imperialismo de Lenin. Nos puede hablar de los nuevos rasgos en el
capitalismo contemporneo.
Cuando ellos mencionan este tema -me refiero
a Negri y Hardt- de alguna manera lo insinan
en su libro, pero no le dan la transcenda fundamental que tiene en el capitalismo contemporneo, ya que posee toda una industria cultural
con sus medios de comunicacin, con sus estudios de psicolgicos del consumidor logrando
armar un dispositivo de control ideolgico muy
importante. Han logrado formar perfectamente las conciencias, es decir cules son los valores que deben ser incorporados, cmo pueden
vender sus productos; no solo se produce en el
capitalismo contemporneo: pastas de dientes
o automviles sino productos polticos. En ese
sentido, la industria cultural y el papel que tiene
Hollywood que no podemos dejar de lado, para
m es un tema fundamental.
120
121
Entendiendo la
diplomacia de los pueblos
122
Diplomacia Clsica
La diplomacia es quiz una disciplina tan antigua como la misma poltica, porque esta ultima
desarrolla una compleja serie de estrategias con
*
Diplomacia contempornea
En la prctica diplomtica contempornea se
pueden distinguir cuatro formas de diplomacia
oficial, todas estas formas practicadas exclusivamente por los sujetos de derecho internacional
pblico que son el presidente, el ministro de re-
CONVENCION DE VIENA SOBRE RELACIONES DIPLOMTICAS, 18 DE ABRIL DE 1961. Ratificado por Bolivia:
Adhesin el 28 de Diciembre de 1977. Entr en vigor el 24
de Abril de 1964.
123
en principios y valores para una nueva diplomacia cercana a la Diplomacia de los Pueblos.
El primer aspecto clsico de la diplomacia que se
sigue enseando, se sigue reproducido por todos
los autores que teorizan y hacen doctrina, en mi
opinin doctrina clsica arcaica y sin valor real en
el contexto social internacional, de la ciencia de la
diplomacia es que: LA DIPLOMACIA DEBE SER
OFICIAL, es decir, practicada nica y exclusivamente por los sujetos de derecho internacional pblico que son los nicos considerados oficiales.
La Diplomacia de los Pueblos destroza completamente esta mxima ya que se constituye en la forma de ejercer presin para conseguir las justas reivindicaciones internacionales de un pueblo, ejerce
oposicin cuestionando y rechazando las polticas
que afectan a los pueblos del mundo como el imperialismo, colonialismo, neo colonialismo, terrorismo financiero y violacin de derechos humanos.
124
Ejercen la Diplomacia de los Pueblos los movimientos sociales mundiales, que comparten el mismo
sentimiento de rechazo a las malas prcticas polticas internacionales de su propio o de otro gobierno
y que comparten a su vez el mismo sentimiento de
reivindicaciones sociales internacionales histricas
de los pueblos del mundo. Todo eso de forma no
oficial ya que los movimientos sociales no gozan de
personera jurdica internacional, es decir, no son
considerados sujetos de derecho internacional pblico, no gozan de inviolabilidad y privilegios diplomticos, ni de todas las comodidades propias de un
agente diplomtico. Sin embargo gestionan, organizan y combaten a travs de las protestas que conglomeran a todos los sectores sociales populares y de
forma especial a la juventud para exigir y gritarle al
mundo el respeto a la vida, el respeto a los Derechos
Humanos, reclamar las justas reivindicaciones histricas de los pueblos, rechazar las polticas econmicas de imposicin por parte de organismos internacionales como el fondo monetario internacional,
rechazar las intervenciones militares aprobadas en
el consejo de seguridad de ONU, expresar su repudio a polticas expansionistas y genocidas haciendo
poltica internacional de cambio y rebelin contra la
represin de toda poltica neoliberal. Todo esto sin
ser agentes diplomticos oficiales.
Nuestra legislacin2 teoriza a la Diplomacia de
los Pueblos de la siguiente manera:
2
I. La Diplomacia de los Pueblos procura entender, dialogar y trabajar para todos, y no para algunos
sectores privilegiados, priorizar los intereses de la nacin
sobre los intereses de cualquier sector, promover y facilitar no slo el relacionamiento entre cancilleras sino
tambin entre pueblos y valorizar el respeto a los Derechos Humanos y principios de la vida por sobre criterios
exclusivos de mercado y capital.
II. El respeto a la Madre Tierra, el principio
de la vida y los Derechos Humanos constituyen los
fundamentos para las relaciones entre los pueblos del
mundo con soberana y dignidad.
eligen a sus representantes y ejercen presin poltico-social hacia su propio gobierno al identificarse
con esta justa reivindicacin de Mar para Bolivia,
reivindicacin histrica no solamente boliviana
sino latinoamericana y mundial.
Otro ejemplo claro de praxis de Diplomacia de los
Pueblos se dio con el movimiento social mundial
#todosSomosPalestina4. El mundo queda horrorizado con la masacre hacia el pueblo palestino en
la Franja de Gaza, masacre imposible de ocultar.
Qu es lo que se hace, qu medidas se toman? En
todo el mundo se producen protestas contra el genocidio gestado por el sionismo israel y en apoyo
al pueblo palestino. Otra vez por la sociedad civil
organizada a travs de los distintos movimientos
sociales que tampoco son agentes diplomticos
oficiales, pero que al persistir con las protestas
obligaron a los gobiernos de sus propios pases
a tomar medidas diplomticas oficiales contra el
genocidio en la Franja de Gaza. Excluyendo las
polticas diplomticas oficiales uruguayas y venezolanas abordare solamente lo que paso en Bolivia, se determin solicitar Visa a todos los israeles
que pretendan viajes hacia nuestro pas, medida
diplomtica oficial que respondi a las protestas
nacionales, es decir el pueblo boliviano organizado en los distintos movimientos sociales demostr
y expreso su indignacin contra las polticas internacionales genocidas y expansionistas del estado
sionista israel. Estas protestas nacionales si fueron tomadas en cuenta y si produjeron decisiones
diplomticas oficiales esa es la Diplomacia de los
pueblos. Que el clamor del pueblo respecto a una
poltica internacional no se quede simplemente
en un bonito enunciado de apoyo o rechazo, sino
que produzca realmente posiciones diplomticas
nacionales oficiales. Que el pueblo materializado
en los movimientos sociales participe en la poltica
internacional del estado. Que el pueblo se transforme en un agente diplomtico oficial, las decisiones
del pueblo sean decisiones de la poltica internacional del estado, esa es la Diplomacia que se ejerce
por el pueblo, esa es la Diplomacia de los Pueblos.
Conclusin
Se entiende este nuevo paradigma denominado
Diplomacia de los Pueblos como la democratizacin de las polticas internacionales mundiales
para todos los pueblos del mundo, para todos
los actores sociales.
4
Fuentes bibliogrficas
Convencin de Viena sobre Relaciones Diplomticas; 18 de abril de 1961; Ratificado por
Bolivia: Adhesin el 28 de Diciembre de
1977. Entr en vigor el 24 de Abril de 1964.
Ley de Celebracin de Tratados No. 401; Entra
en vigor el 18 de septiembre de 2013.
125
126
VI Seccin
Culturas y letras
127
128
No cabe duda que el comunicarse es una necesidad. El comunicar e informar es una necesidad humana y por eso el lenguaje es un hecho colectivo,
social, y no personal. Una persona aislada, sola, no
genera lenguaje; somos las personas que vivimos
en colectividad, en sociedad (en un barrio, una comunidad, una ciudad) las que necesitamos de l.
investigador social (antroplogo, economista, politlogo, socilogo), que analiza lo que sucede en
el mundo estableciendo los parmetros del comportamiento social, necesita someter al debate colectivo sus investigaciones y reflexiones tericas,
pues solamente de esa manera podr validar la
fuerza de su anlisis y de sus hiptesis, y la importancia de su investigacin para otras personas.
En ese sentido, tanto para un matemtico o fsico, como para un antroplogo, politlogo o historiador, el escribir se presenta como una necesidad imprescindible y obligada para dar cuerpo a
lo que ha estudiado y para poder validar y comprobar los resultados de sus estudios.
Versin revisada de la participacin del vicepresidente en el acto de Inauguracin del VIII Encuentro Internacional de Escritores,
realizado en la ciudad de Tarija, el 26 de octubre de 2015.
La segunda ley de la termodinmica hace referencia, en general, a que todos los procesos son irreversibles y degenerativos, y se la podra asociar con el principio de la entropa
(desorden en un sistema).
129
130 E
Antecedentes
La versin original del presente artculo fue una Tesis de Maestra presentada y aprobada en la Universidad Mayor
Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, en el mes de agosto de 2013 en la ciudad de Sucre. e-mail:
qualityworld_qw@yahoo.com.
Es Magister en Comunicacin
Intercultural como aporte al
Desarrollo - Universidad Mayor Real
y Pontificia de San Francisco Xavier de
Chuquisaca, Licenciado en Ciencias de
la Comunicacin - UTO. Especializado
en Produccin para Radio y Televisin
Universidad de Madison WisconsinS.
Conferencista en: Pittsburg University,
Cornell University, Vassar College,
Ithaca College, Universidad Autonoma
de Mxico UNAM ExtensinCanad, Laval University Quebec,
Museo Antropolgico de Basel
Suiza, University of Central Florida,
Gainesville University Florida.
131
Dicho de otra manera, la presencia del indio defini la estratificacin social y es en la negacin
de lo indgena que las lites dominantes instauraron como tales. Significa que el elemento indio
invisibilizado en procesos histricos y relatos
formales de la historia de Bolivia; el arte, lo convirti en elemento de reflexin social, como una
temtica importante de inclusin social.
Situacin problmica
Entre las preocupaciones actuales, abordar el arte
desde la perspectiva de la comunicacin es una
gran preocupacin, esto significa analizar lo que
Schramm1 refiere; que la comunicacin de masas
confiere status a sus protagonistas, quienes como
actores se hacen muy conocidos en una especie de
1
Wilbur Schramm naci en Ohio (USA) en 1907. Es uno de los autores principales de los MASS COMMUNICATION RESEARCH, cuyo
estudio recogido en su obra PROCRESS AND EFFECTES OF MASS
COMMUNICATION FUNCIONAMIENTO DEL MODELO DE
SCHRAMM (1954), toma el modelo de Shannon y Weaver, he identifica
que los procesos de codificacin y de decodificacin, se remiten a un campo
de experiencias que no son del todo coincidentes. Y Propone cinco efectos
en la comunicacin: el efecto primario, el efecto de los diferentes canales,
la compresin del significado, la codificacin de las actitudes y opiniones
adems de los efectos en funcin a los grupos.
En: PYE, Lucian W. (comp.) Evolucin poltica y comunicacin de masas,
Troquel, Buenos Aires, 1969
cambios de perspectiva precisamente en tiempos de cambio, eliminando las actitudes estereotipadas que se muestran en la televisin por
ejemplo, para ellos el concepto de interculturalidad esta en mostrar en la pantalla chica, una
simptica cholita como presentadora que intenta a todas luces parecerse a la presentadora de
vestido, de pelo teido, bien pintadita, y lo que
es peor utilizando las mismas muletillas y
contenidos occidentocentrista. Por tanto; representar una tarea pendiente en la comunicacin para la construccin de un periodismo
intercultural en Bolivia.
En ese contexto; revisando histricamente los
contenidos de los medios; sean escritos, televisivos o radiales, el elemento indio fue tratado de
manera superficial ya sea en su idioma u otras
formas de expresin.
133
134
comunicativo Esto significa, quiz, que la comunicacin o mejor, las teoras que se refieren a
la comunicacin, pueden explicar el arte?
Evidentemente, Cecilio Guzmn de Rojas pint bellos cuadros de indios pero los mismos
carecan de referente emprico, incapaces de
establecer Vasos comunicantes con la misma
realidad del indio de entonces; corroborando
esta valoracin, Pedro Querejazu (1989), sentenci que Guzmn de Rojas evidentemente
planteo el indigenismo como esttica nacional,
reivindicando la imagen del indio, pero sin
considerar al hombre como tal ni su problemtica social.
Arturo Borda; se atrevi a revelar tanto lo grotesco del poder, como la belleza latente de lo que
era supuestamente considerado como vulgar,
(Sanjins Javier, 2005) significa que este pintor
paceo, propuso un arte crtico, antagnico a
la obra de Guzmn de Rojas demostrando que
ninguna imagen esttica es casual, cada una de
ellas genera epistemes discursivas comunicacionales, es decir existe un orden verbal de discurso
"Bartolina Sisa" Autor: Mario Vargas.
136
Marco Contextual
Para comprender cualquier obra de arte es necesario ubicarla en el contexto histrico. Los
factores que intervienen en su creacin con la
sociedad, que estimula la corriente artstica, el
artista, que interpreta las necesidades de su sociedad y responde a ese estmulo y el espectador, como el observador de la obra de arte. Pero
que adems, esta contextualizacin nos permite aproximarnos a escribir la historia del arte
orureo, porque son muchos los artistas que
aportaron con su arte para interpretar la realidad. Independientemente de lo bello y lo esttico, est el contenido, algunos de los artistas
fueron militantes polticos y que por el arte de
inclusin que desarrollaron sufrieron el exilio,
o fueron encarcelados. Por tanto a continuacin
describimos, los hitos histricos que permiten
contextualizar el trabajo de los artistas a propsito de nuestro estudio.
con larga experiencia artstica en Jujuy Argentina, les caracteriza y preocupa primordialmente
un objetivo preciso; ubicar el hecho plstico en
una dimensin humana.
La revolucin del 52
Sin duda otro importante artista es Valerio Calles Choque, siendo un extraordinario dibujante,
hace representaciones estticas basadas en los
Supay Koyas, que no son otra cosa que figuras
de mineros fornidos, robustos, mitad humanos
mitad diablos, con factura slida en el empaste del color y el dibujo, utiliza alto relieves en
el lienzo, donde el cuadro pareciera salir de su
interior para penetrar en la retina espectador.
Lamentablemente tras su fallecimiento (1989) se
revela que muy poca obra haba dejado el artista.
Restauracin de la democracia
Hasta aqu se renen en esta antologa ideas
diversas por conducto de las cuales los artistas
orureos han respondido de manera acertada o
no a problemas donde se entrelazan lo artstico,
137
138
A manera de conclusin
En nuestra investigacin, se inicia un camino
hacia la necesidad de reconocer lo mestizo en la
poblacin boliviana adems de consolidar una
identidad nacional con la presencia de la imagen del indio, en las obras analizadas de los cuatro artistas seleccionados, legitima su presencia,
pero para que su imagen pueda transgredir las
normas sociales es necesario que se incorpore
elementos nuevos a su propia expresin sgnica.
Esa transgresin se traduce en que los smbolos
creados, independientemente de lo esttico incorporan presencias que cuestionan al sistema,
significa mirar el entorno, tanto de sus rasgos
fsicos como sus vestiduras para que los artistas vean la forma de pintarlo y de reproducir su
existencia oculta, invisibilizada, enmascarada
BIBLIOGRAFA
BOURDIEU, Pierre, SOCIOLOGA DEL ARTE,
Barcelona, Edit. Pados, 1998.
CALVO, Marcelo, MISTICA Y PAISAJE, Ensayos sobre la Obra de Cecilio Guzmn de
Rojas, Edit. Juventud, La Paz, 1986
CONTRERAS, Pilar, REVOLUCIN EN PAREDES Y LIENZOS, En: Tincazos, PIEB,
La Paz, Febrero, 2002
CANCLINI, G. Nstor, DIFERENTES DESIGUALES Y DESCONECTADOS: Mapas
de Interculturalidad, Edit. Gedisa, Barcelona 2006.
CALDERN, Fernando, En: NUEVA SOCIEDAD Nro.116, Noviembre- Diciembre
1991, PP. 146-152
139
140
deado en tiempos de las dictaduras en Amrica del Sur y luego profundizado en el exilio
europeo, el Teatro del Oprimido (TdO) del
brasileo Augusto Boal (1931-2009) aspira ser
un teatro popular liberador y deselitizado para,
por y con los y las oprimidos, inspirado en las teoras y prcticas emancipadoras del gran educador
brasileo Paulo Freire, del visionario dramaturgo
comunista Bertolt Brecht y del eternamente inmortal Carlos Marx. Compuesto por seis tcnicas
teatrales altamente participativas e interactivas de
dilogo, entre ellas el reputado Teatro Foro, y basado en una tica humanista de solidaridad incondicional con los condenados de la tierra, el Teatro
del Oprimido, hoy practicado en ms que 70 pases y en todos los continentes, devuelve los medios
de produccin teatrales al pueblo y le entrega simultneamente una herramienta de accin transformadora y una autntica forma de vida.
3
De ah que las siguientes seis tesis pretenden
ser un aporte a la discusin de las posibilidades transformadoras del Teatro del Oprimido por parte de todos los y las militantes que
apostamos por un Abya Yala todava ms democrtico, independiente, justo y prspero en
el futuro.
4
Tesis 1: El TdO radicaliza la democracia. Promueve una permanente y creciente participacin
de la sociedad mediante la ampliacin de espacios y mecanismos democrticos que fomentan
la democracia directa, nutrida de una ecologa
de saberes que permite el dilogo entre las vctimas de las injusticias del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Es un teatro de la calle,
plebeyo que busca constantemente la produc-
141
cin de posibles alternativas al sistema imperante, apostando por las capacidades amaticas de
cada uno de nosotros.
Tesis 2: El TdO democratiza el poder. Mediante actividades teatrales interactivas se cultivan
nuevas esferas de autonoma. Se democratiza la
toma de decisiones y fortalece la auto-representacin poltica hacia la construccin de un genuino poder popular. En el TdO, la sociedad toma
por si misma decisiones y contribuye a que el
propio pueblo vaya asumiendo su papel protagnico en la creacin de una nueva cotidianidad.
Tesis 3: El TdO incentiva la participacin social
en la definicin de las polticas pblicas. En su
formato Teatro Legislativo, el TdO involucra al
Autor: Ricardo Rocha.
142
5
En resumen: en un mundo que sigue siendo
escandalosamente desigual (Boaventura de
Sousa Santos) el TdO es una verdadera arma
para la profundizacin de nuestras revoluciones continentales en tiempos de renovados
ataques de la derecha internacional. Convoca
al pueblo a ensayar, experimentar y prepararnos de manera encarnada para las luchas
concretas de hoy y maana. Simultneamente
crea espacios realmente existentes en los que
es posible convertirse en una mejor versin
de uno mismo y disfrutar del otro y todas sus
facultades emotivas e intelectuales plenamente desarrolladas, respetadas y promovidas. El
TdO impulsa un ser humano nuevo capaz de
crear un mundo nuevo en el que todos quepamos y todos seamos reconocidos como hombres y mujeres merecedores de una vida digna. En otras palabras, un mundo nuevo en el
que el Suma Qamaa/Sumak Kawsay se haya
convertido finalmente en una utopia hecha
realidad para todos y todas.
143
Sicko de Michael
Moore
Introduccin.
Sicko proviene de la palabra en ingls sick que significa enfermo, padecer enfermedad, etc. La palabra completa sick-o
hace referencia a una persona o sujeto que est mentalmente enfermo o perturbado, asociado a conductas de sadismo,
perversin o locura. La pronunciacin correcta es [siccou] a
diferencia de [saico], error que se incurre comnmente en
Latinoamrica aludiendo a la palabra en ingls psycho de
psicpata. El ttulo del documental de Moore hace referencia a ambos significados simultneamente, es decir, padecer
de enfermedades que afectan la salud y a su vez, la exploracin del enfermizo mundo de la medicina privatizada norteamericana que est manejada por gente perversa.
Michael Moore es un cineasta norteamericano nacido en
Flint, Michigan conocido mundialmente por sus documentales Bowling for Columbine (El tiroteo y masacre en la escuela secundaria de Columbine), Fahrenheit 9/11 (Los atentados del 11 de septiembre, la invasin a Irak y la poltica
blica de Bush) Sicko (la presente obra analizada) y Capitalismo: Una historia de amor (Critica a la crisis financiera de
2008 generada por los banqueros en Nueva York). Moore es
un crtico del sueo americano y de la american way of life (la
forma de vida norteamericana), escribi 8 libros de activismo poltico y es ganador del premio Oscar del ao 2003 por
mejor documental (Bowling for Columbine).
Existe una gran variedad de cines y de producciones cinematogrficas alrededor del mundo, no es nuestra labor
evaluar si la europea es superior a la latinoamericana o s la
asitica es ms interesante que la hind, lo definitivo es que
las producciones hollywoodienses siempre han sido y son
las ms influyentes, quiz no son las mejores, segn cinfilos probablemente sean las ms mediocres pero lo innegable es que el mainstream norteamericano est difundido por
todo el globo. En el caso de Bolivia, un 90% de las pelculas proyectadas en salas de cine y de las que pasan por los
canales de televisin nacionales de seal abierta e incluso
cerrada, corresponden al cine hollywoodiense. En el caso
de las series de televisin y telenovelas, actualmente las
producciones mexicanas, brasileras, colombianas se disputan la audiencia con las series norteamericanas, a diferencia
de aos atrs donde haba un dominio de las producciones
mexicanas. Interesantemente las producciones asiticas se
abren paso en el bufet de opciones para mirar televisin.
145
146
147
Moore entrevista al golfista y le pide una explicacin para la gratuidad de la atencin mdica en
Canad, el hombre le responde que es un sistema donde todos contribuyen para el beneficio de
quien necesite tratamiento mdico. Moore provocativamente le pregunta eres una especie de
socialista, eres miembro del partido socialista?
El hombre le responde: para nada, soy miembro
del partido conservador! Pero aqu en Canad
nos preocupamos por los dems, cuidamos de
quienes menos ingresos tienen
Ridiculez en sentido de algo tan sorprendente que no puede creerse que sea cierto.
abandonan en medio de las calles cuando verifican que no tienen recursos para pagar la cuenta
de hospital. Se entrevista a pacientes con lesiones graves y gravsimas que interrumpiendo su
tratamiento o curacin, fueron sacados violentamente de su habitacin para ser despachados
en taxi hacia otro hospital, la calle o al domicilio
del paciente, todo esto realizado por las enfermeras bajo las rdenes de la administracin de
las clnicas u hospitales. Las cmaras de seguridad captaron a una mujer adulta mayor en bata
y totalmente inconsciente deambulando por las
calles de alguna ciudad estadounidense. Cmo
llegamos a esto? dice Moore.
149
polticos afirmando que en la prisin de Guantnamo existen condiciones humanitarias para los
presos por terrorismo las cuales incluyen atencin mdica gratuita y de calidad. Nuevamente
en otro acto provocativo, Moore alquila un bote
y junto a estos tres rescatistas del 11 de septiembre emprenden el viaje hasta Guantnamo para
solicitar la famosa atencin mdica gratuita. En
esta peligrosa travesa, las autoridades policiales
o militares armadas ignoran otorgar cualquier
respuesta y encienden la alarma de la prisin,
los cuatro ciudadanos temiendo por su seguridad deciden dar vuelta atrs.
Se le ocurre a Moore aprovechar que estn tan
cerca de Cuba e ir a explorar el infame sistema
comunista de salud pblica, para sorpresa de todos, all descubre que el Hospital de la Habana
les brindara a los tres rescatistas exactamente la
misma atencin mdica que otorga a cualquier
cubano, es decir de calidad y gratuita. Los rescatistas norteamericanos estallan en lgrimas al
www.michaelmoore.com
150
Conflicto de intereses
Ya que la profesin mdica sera la ms sacrificada de todas, hagamos una comparacin con
otras profesiones. En el caso de la abogaca existe una larga tradicin que rige ticamente el ejercicio de sta profesin, por ejemplo, si un abogado trabaja en cualquier institucin pblica, de
por s est prohibido de trabajar para el mbito
privado. El abogado debe escoger entre trabajar
para el Estado o para un particular y eso por el
principio de que nadie puede ser juez y parte al
mismo tiempo, habra un fuerte conflicto de intereses, si se permitira que por ejemplo un abogado trabaje para el Ministerio de Economa y
que simultneamente est atendiendo la causa
de un banco privado, se desatara un caos, una
desconfianza infinita, se ejercera un monopolio
y poder absoluto sobre el Estado y sobre el privado, sin embargo en el mbito mdico en Bolivia esto ocurre cada da y es defendido por los
mdicos, laboratoristas y algunos trabajadores
de la salud en general.
Pongamos el caso del Colegio de Auditores o
Contadores Pblicos de Bolivia el cual regula
el ejercicio de la profesin del auditor, sucede
lo mismo que los abogados, no pueden trabajar
simultneamente para el Estado u entidades pblicas y para el mbito privado. Si lo permitiran
estaran quebrantando el principio de lealtad en
la profesin, una dimensin racional y tica que
el fuero mdico se niega a incorporar.
Este monopolio no solo afecta a la poblacin
tambin es perjudicial para los propios profe-
151
152
recompensas donde los mdicos se llevan beneficios extra, es decir ganan incluso ms dinero si
logran por ejemplo que sus pacientes dejen de
fumar o bajen el colesterol, todo como parte de
las medidas de salud preventiva que aplica e impulsa ese pas. Segn relata ste joven, l es un
profesional mdico promedio.
153
154
VII Seccin
Ojo lector
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157
El Estado Absolutista
Perry Anderson
Giles Deleuze
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Leviatn,
Este libro rene los cursos dictados en la escuela
de Altos Estudios de Pars por Alexander sobre
la Fenologa del Espritu, cursos que constituyen, hasta hoy, la ms lucida, coherencia y reveladora exgesis del pensamiento hegeliano.
La presente obra comienza con una impecable
traduccin comentada del captulo IV, seccin A,
de la Fenomenologa la dialctica del amo y del
esclavo-, se extiende luego en el tratamiento de
otros temas fundamentales, como el atesmo racional e insistente sobre el papel del artista y del
intelectual en el mundo moderno. No hay duda
que esta obra facilita un provechoso acceso al
pensamiento hegeliano y ha de constituirse en
un irremplazable manual para los estudiosos de
las ciencias polticas y filosficas.
Disponible en la Biblioteca y Archivo
Histrico de la Vicepresidencia del
Estado Plurinacional de Bolivia.
Figuras de Disenso
Terry Eagleton
Prometeo, 2012
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Prometeo, 2014
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Los pensamientos de la identidad suelen ser solidarios con las polticas utpicas. Los pensamientos de la multiplicidad, por el contrario, suelen
preferir las micropolticas. Mientras las macropolticas aspiran a transformar el mundo, las micropolticas apuntan a conseguir transformaciones a nivel molecular: instituciones, relaciones
personales, prcticas grupales no piramidales.
Se trata de lograr aplicaciones no coercitivas del
poder, resistencias creativas, acciones liberadoras mnimas, cotidianas, constantes, personales
y sociales. Esta postura militante es coherente
con la concepcin de Foucault, donde la verdad
surge de las prcticas sociales de cada cultura.
Esto es, de los dispositivos de poder. Dichos dispositivos semejan redes por las que circula el poder. Poder que no se posee, que se ejerce y que
configura un reticulado en el que todos participamos. Las ramificaciones de la rede funcionan
como vasos comunicante. Esto posibilita que, en
caso de movilizacin, el poder se perturbe, incluso desde zonas que se suponen faltas de poder.