Revista La Migraña N16 PDF
Revista La Migraña N16 PDF
Revista La Migraña N16 PDF
de anlisis poltico
N16 / 2015
A 10 AOS DEL
PROCESO DE
CAMBIO EN
BOLIVIA
BREVE BALANCE
TRANSFORMACIONES EN LA
REGIONAL
ECONMICO Y SOCIAL
IGUALDAD DE GNERO EN
MAS-IPSP
MARIANA ZEBALLOS
BOLIVIA
MARA EUGENIA ROJAS
Diseo
Gabriel Snchez
Ilustracin portada
Ricardo Rocha
Artes
Ricardo Rocha
El contenido de los artculos publicados en La Migraa es
de entera y exclusiva responsabilidad de sus autores.
Distribucin gratuita
Impreso en Bolivia
2015
CONTENIDO
Autor: Ricardo Rocha.
I SECCIN:
PARA SEGUIR PENSANDO
EL MUNDO DESDE BOLIVIA
Pg. 12
Pg. 24
Pg. 30
Acumulacin y violencia
(Elmar Altvater)
Pg. 34
Pg. 44
Pg. 48
Pg. 52
Pg. 56
II SECCIN:
LAS DEMOCRACIAS Y EL MAR
III SECCIN:
APORTES REVOLUCIONARIOS Y ORGANIZACIN
Pg. 64
Pg. 71
Pg. 76
Pg. 82
Pg. 90
Pg. 94
Pg. 100
Pg. 106
IV SECCIN:
DEMOCRACIA INTERCULTURAL Y
DESCOLONIZACIN
V SECCIN:
GEOPOLTICA Y DERECHOS HUMANOS
Pg. 114
Pg. 118
Pg. 122
VI SECCIN:
CULTURAS Y LETRAS
Pg. 128
Pg. 130
Pg. 140
Pg. 144
IV SECCIN:
OJO LECTOR
Pg. 154
Editorial
8U
n ao ms se va y empieza otro. Se
cumplir en enero el dcimo aniversario del inicio del proceso de cambio en nuestro pas. Parecen muchos
SDUD ORV SHULRGRV WRUPHQWRVRV \ FRQLFWLYRV
que ha vivido nuestro pas en el pasado, que
ha transcurrido entre golpes de Estado militares que protegan los intereses de los sectores
dominantes y democracias frgiles que cumplieron el mismo papel. La alternancia en el
poder fue casi una regla pues fueron varios los
que pugnaban por acceder al poder de Estado y
desde all lograr pingues ganancias personales
con las que muchos polticos del pasado se enriTXHFLHURQDFRVWDGHOVDFULFLRGHOSXHEOREROLviano, al que siempre le toco poner los muertos,
el maltrato, la discriminacin y el trabajo mal
pagado. Cuando las balas no podan detener
las protestas populares aparecan los periodos
democrticos en los que los partidos polticos
se apropiaron del escenario, para ofrecer electoralmente inclusin, trabajo y otras maravillas
que nunca se cumplan, pero que haban cumplido su propsito de hacer creer a las mayoras
de Espaa que ha emprendido una ruta de victorias que ya han quebrado el discurso unipolar
de los sectores dominantes del sistema.
Tambin queremos ponderar en medio de todas
las colaboraciones y aportes, la de Oaki que nos
escribe desde una celda en el pas vasco, para
compartir su compromiso poltico y sus sueos
plenamente vlidos para seguir construyendo la
autodeterminacin de nuestros pueblos. Esperamos de verdad que sigamos viviendo tiempos
LQWHUHVDQWHV TXH QRV KDJDQ FDGD YH] PiV DUmados en nuestra diversidad y al mismo tiempo
con un Estado Plurinacional que nos expresa y
nos muestre orgullosos de tanta diversidad que
somos capaces de expresar como pas. Que le
encontremos el gusto permanente a leer y escribir para seguir existiendo y trascendiendo como
escribe el Vicepresidente, para que nos preparemos a una democracia cada vez ms intercultural, ms nuestra, que nos prepare el camino para
el Socialismo Comunitario. Es nuestro compromiso desde la Migraa, seguir aportando para
que nuestra utopa sea posible.
10
I SECCIN
PARA SEGUIR PENSANDO EL
MUNDO DESDE BOLIVIA
11
El proceso boliviano en
clave regional*
lvaro Garca Linera
12
1. La reivindicacin de lo democrtico
como el espacio de la revolucin
Un primer elemento que quisiera destacar es la
UHVLJQLFDFLyQGHODGHPRFUDFLDHQORVSURFHVRV
revolucionarios.
En el siglo anterior, muchos de nosotros (de
nuestros profesores, de la izquierda de la que
emergemos, que nos hered sus glorias y sus
derrotas) habamos concebido a la democracia
como un escenario sospechoso digmoslo
as y hasta cierto punto incmodo, que tena
que ser utilizado de manera instrumental para
alcanzar y llegar a la revolucin, para conseguir
y llegar al socialismo.
En general, el siglo XX estuvo marcado, en las izquierdas, por una mirada esquiva respecto a los
procesos democrticos. Y estos ltimos 15 aos
han mostrado, a partir de lo que ha sucedido
inicialmente en Venezuela, Ecuador, Argentina,
Brasil, Bolivia, Uruguay, Nicaragua, posteriormente en El Salvador, de que la democracia no es
una etapa temporal o un puente que nos conduce, necesariamente, hacia una nueva sociedad.
El aporte que Amrica Latina est incorporando
al debate de las izquierdas en el mundo es que
la democracia no es solamente un mtodo, sino
Versin revisada de la ponencia brindada por el Vicepresidente, en el II Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) 2015:
"Democracias en revolucin: por la soberana y la justicia social", realizado en Quito-Ecuador, el 29 de septiembre de 2015.
Naci en Cochabamba-Bolivia. Es
licenciado en Matemticas por la
Universidad Nacional Autnoma de
Mxico (UNAM). A su regreso a Bolivia
se dedic a la organizacin y aporte
ideolgico en el Ejrcito Guerrillero Tpac
Katari (EGTK), conciliando la teora
indianista con el marxismo y generando
una praxis revolucionaria-comunitaria.
En 1992 fue encarcelado durante cinco
aos; en 1997 sale de prisin por no haber
sentencia en su contra. Dict ctedra en
la Universidad Mayor de San Andrs
(UMSA) y otras universidades.
En el ao 2005 fue invitado por
el presidente Evo Morales como
vicepresidente para las elecciones
en las que triunfaron. Actualmente
es vicepresidente del Estado
Plurinacional de Bolivia.
Entre sus publicaciones destacan:
De demonios escondidos y momentos de
revolucin. Marx y la revolucin social
en las extremidades del cuerpo capitalista
(1991); Reproletarizacin. Nueva clase
obrera y desarrollo del capital industrial en
Bolivia (1952-1998) (1999); Sociologa de
los movimientos sociales en Bolivia (2004);
Estado multinacional (2005); Forma valor
y forma comunidad (2009); La potencia
plebeya (2010); Las tensiones creativas
de la Revolucin (2011); Geopoltica de
la Amazona, poder hacendal patrimonial
y acumulacin capitalista (2012);
Identidad boliviana. Nacin, mestizaje y
plurinacionalidad (2014).
13
Y es, pues, precisamente en este escenario de la democracia concebida como creciente y permanente
participacin de la gente en la vida pblica y colectiva, en los asuntos comunes, familiares, educativos, mdicos, econmicos y presupuestarios, donGH VH GHQH HO FDUiFWHU UHYROXFLRQDULR \ DO QDO
socialista de cualquier proceso revolucionario.
14
normas y procedimientos que le dan una forma csica) es ms que eso. Es una relacin entre las personas, una manera de vincularnos cotidianamente
en torno a cosas que nos involucran a todos: la vialidad, la educacin, el intercambio de productos, la
sanidad, el respeto, los procedimientos lgicos, los
procedimientos morales, etc. El Estado es, pues, el
espacio de lo comn, lo colectivo y universal que
tiene una sociedad.
Su fuerza radica en eso, en que nos atraviesa, nos involucra y nos contiene a todos; si no, no sera universal (ms bien sera particular). Y, en la medida en que
nos involucra a todos (an a los que no queremos
nada y, por tanto, huimos de l), el Estado es una relacin viva entre las personas, es lo que ellas tienen
en comn (aunque vivan en diferentes barrios, ciudades o departamentos; en el caso del Ecuador, en
Quito o Guayaquil, en la sierra o la Amazona).
Entonces, el Estado es pues tambin el espacio y la
gestin de lo comn, de lo universal y colectivo estatizado que tiene una sociedad. Sin embargo, si bien
es lo comn y colectivo, tambin es su concentracin,
su monopolizacin; es decir, tambin es monopolio.
Y Marx tena una frase fantstica que resuma esta
paradoja estatal, la de comunidad ilusoria2. Ilusoria, porque no est objetivamente construida a partir
del encuentro entre las personas libremente asociadas; pero al mismo tiempo es una comunidad real,
vigente (de ah que el Estado es una comunidad ilusoria). Es as que el Estado gestiona lo comn, pero
al mismo tiempo lo monopoliza; es una relacin paradojal: material e ideal, colectiva y monopolizada,
universal e individualizada. En eso radica su magia.
Por lo tanto, si el Estado es ms que una cosa (ms
que instituciones y procedimientos), si es tambin lo
comn, los preceptos lgicos y morales con los que
integramos nuestra vida en comn, personas que vivimos en lugares muy distintos, pero que nos sentimos partcipes de una misma comunidad histrica
en el mundo; entonces hay que tomarlo! Hay que
tomar y conquistar esa relacin.
No nos podemos quedar al margen del poder porque
HVRDORV~QLFRVTXHEHQHFLDHVDTXLHQHVHVWiQHQ
l y van destrozando a la sociedad a partir de l. No
puede haber izquierda revolucionaria que no opte
por la toma del poder ese es un falso debate,
2
pero esa izquierda debe entender que si bien el Estado es comunidad (una comunidad ilusoria) tambin es
monopolio, y no puede contentarse nicamente con
tomar el poder. No; sino que est obligada (antes, en
medio y como continuacin del proceso) a transformar, democratizar y construir el poder, porque si solamente nos dedicamos a tomarlo sin transformarlo,
sin construir el poder social que democratice la toma
de decisiones, a la larga devendremos en una nueva lite. Pero, si solo nos contentamos con construir
HOSRGHUH[WHUQDPHQWHDO(VWDGRDOQDOHVWDUHPRV
dejando tranquilas a las lites para que gobiernen
durante 500 aos ms, y el poder se volver nuevamente en contra de la sociedad.
Entonces, si el Estado es una institucin paradojal,
las revoluciones contemporneas tambin son paradjicas. El destino de una revolucin se juega en la
dialctica de la toma y la construccin del poder, de
la ampliacin y la concentracin del poder.
3. La construccin hegemnica:
proceso cultural de convencimiento o
asalto frontal al Estado
Una tercera enseanza y complejidad de la revolucin latinoamericana en marcha, est relacionada a la
cuestin de la hegemona, entendida como liderazgo
intelectual, moral, tico, lgico y organizativo de un
bloque social sobre el resto de la sociedad, a partir
del cual todos vemos el porvenir, el horizonte y la
sntesis de lo que somos. Esa es la idea general, en
sentido gramsciano, de la hegemona.
El viejo debate del siglo XX acerca de cmo lograr hegemona estaba escindido en dos vertientes referidas
a los pases asiticos y a los modernos (occidentales).
En los pases asiticos, poseedores de una sociedad
civil supuestamente muy frgil y amorfa, haba que
tener una guerra de movimientos, de asalto frontal al
Estado. En cambio, en los pases occidentales, con
una sociedad civil e instituciones pblicas fuertes,
haba que tener una mirada menos audaz, ms lenta y difusa, una guerra de posiciones, para asediar las
slidas casamatas que tiene el Estado y la sociedad
civil contempornea. Guerra de movimientos o guerra
de posiciones, asalto frontal o largo proceso cultural de
convencimiento y seduccin para llegar al poder. Ah
estaba el viejo debate.
Y en esa mirada paradojal que quiero resaltar de los
procesos revolucionarios porque si no fueran para-
15
16
Pero qu pas despus? Aquello ya no era toleraEOH FUHtEOH QL YHULFDEOH 3RFR D SRFR HVH RUGHQDmiento neoliberal del mundo, esas ideasfuerza que
ordenaban la organizacin cotidiana del mundo en
nuestra sociedades fueron cuestionadas, se fueron
resquebrajando y siendo debatidas, por dirigentes
polticos, sindicales, acadmicos, por el ama de casa
y el estudiante. Algo no cuajaba ni encajaba en este
KRUL]RQWHGHOQGHODKLVWRULD3 al que todos, tarde
o temprano, tenamos que ceirnos para conseguir la
IHOLFLGDGXQDIHOLFLGDGTXHQROOHJDEDXQQGHOD
historia que no se presentaba como tal; y un paraso
SURPHWLGRTXHKDEtDVLGRVXVWLWXLGRSRUXQLQHUQR
cotidiano para lograr conseguir el sustento diario y
una fuente de ingresos.
Aqu, en Ecuador, acaso no se ha tenido que derrotar, primero en las urnas y luego en las calles, a la
oposicin golpista para consolidar el proceso revolucionario? En Bolivia, acaso no hemos tenido que
derrotar electoral, poltica y militarmente a los separatistas y a la derecha que queran dividir el pas para
recin consolidar el proceso revolucionario?
17
18
6.
Una sexta leccin que sacamos de nuestra experiencia revolucionaria, est vinculada con el papel de la gestin econmica.
Cuando uno est en la gestin de gobierno, entiende la profundidad de los textos del Che
debatiendo, entre otros, con Charles Bettellheim
sobre la economa en Cuba4RODVUHH[LRQHVGH
Lenin acerca de la nueva poltica econmica en
"Ms vale poco pero bueno"5, etc. Mientras que
cuando uno est en oposicin lo que importa es
tanto su capacidad de movilizacin como la de
crear ideasfuerza articuladoras que generen un
principio de esperanza social en torno a liderazgos individuales y colectivos. Eso es lo central, y
uno se juega diez, veinte, treinta, cuarenta aos
si es que no la vida entera para que todo
esto se consolide en un proceso revolucionario,
como acontece hoy en Amrica Latina.
Sin embargo, una vez que el proceso revolucionario (que emerge desde la sociedad) se vuelve
gestin de gobierno, evidentemente se necesita
capacidad de movilizacin, de seduccin y de
convencimiento, pero tambin y esto es lo
nuevo capacidad de gestin econmica.
Los procesos revolucionarios latinoamericanos
4
7. El extractivismo y la preservacin de
la Madre Tierra
Un sptimo problema y tensin que se est dando en nuestros procesos revolucionarios, es el
debate entre la generacin de mayor riqueza material y bienestar econmico, y la preservacin
de la Madre Tierra. Se trata del famoso debate
sobre los extractivismos, que se ha puesto de
moda en Amrica Latina. Claro! Ecuador, Venezuela y Bolivia arrastran una herencia extracti-
19
20
Pero cmo hacer coincidir las dos herencias?Cmo articularlas, especialmente en sociedades
como la ecuatoriana o la boliviana, de vieja y
preponderante historia extractivista? Se trata de
un gran debate que ni Lenin ni Gramsci abarcaURQ4XLHQUHH[LRQyVREUHHVRIXH)LGHO&DVWUR
Si solo nos dedicamos a producir no importa
que sea de manera extractivista para satisfacer
nuestras necesidades materiales, tendremos xito
y resultados econmicos, pero habremos abandonado la raz comunitaria, la herencia comunitaria
indgena que habilita un futuro o porvenir comunitario (porque el futuro socialista va a ser ecolgico o no va a ser ni va a poder existir). Por otro
lado, si solamente nos dedicamos a cuidar la naturaleza y a no tocarla, continuaremos viviendo
en la pobreza y la miseria. Y vendrn los neoliberales a quienes no les importa preservar nada,
ni los rboles ni los pajaritos
que se dedicarn a producir como puedan para satisfacer las
necesidades de la poblacin. Y la poblacin con
justo motivo nos va abandonar.
Entonces, no podemos simplemente producir de
PDQHUD LUUHH[LYD PDQWHQLHQGR HO H[WUDFWLYLVmo, porque de esa forma renunciamos a nuestra raz y porvenir. Pero tampoco podemos contentarnos con ser unos guardabosques, dejando
a nuestra gente, a los pueblos indgenas, en la
miseria colonial en la que viven hoy, porque sus
condiciones de vida, lejos de ser idlicas, son las
condiciones de pobreza que han sido construidas
en los en los ltimos 500 aos de colonialismo. Y
eso es lo que nos propone ese medioambientalismo colonial como yo le he denominado,
que propugna que los latinoamericanos dejen
de soar con el progreso si quieren hacer algn
aporte a la humanidad, y se dediquen a cuidar
rboles y generar oxgeno, mientras el norte
contina produciendo e inundando de C02 el
mundo, destruyendo los bosques y las reservas
naturales del planeta. Eso es lo que propugna el
mendioambientalismo colonial! Que los pases
del sur paguemos la plusvala ambiental, congelando nuestra produccin, desarrollo y futuro;
congelando nuestras condiciones de vida que
son coloniales. Eso supuestamente en aras
de preservar la naturaleza, mientras los del norte continan con la orga destructiva del planeta.
Y nos atacan. Gobierno de Correa, extractivista!.
Gobierno de Evo Morales, extractivista! Claro,
los que nos critican reciben un buen dinero de
21
22
Al no impulsar la movilizacin de las clases subalternas ni ser alternativa de poder real, estos
pseudos radicales trabajan para los restauradoUHVGHOQHROLEHUDOLVPR6RQORVLGHyORJRVGHOQ
del relato del progresismo latinoamericano! Los
conozco. Me toc vivir un proceso parecido en
los aos 80 en Bolivia, un proceso progresista
cuando estaba el gobierno de Juan Jos Torres,
con el gobierno progresista de la Unidad Demcrata y Popular (UDP), con sus problemas y
GLFXOWDGHV<HQWRQFHVVXUJHXQRSRVLFLyQGH
izquierda radical que le demanda el comunismo,
el socialismo, el decreto, el nacionalizar los merFDGRVHQQHOKDFHUWRGRGHLQPHGLDWR\\D
Ellos no fueron alternativa ni entraron al poder,
ms bien ayudaron a derrocar a los gobiernos
progresistas y lo que habilitaron fueron diez aos
de dictadura militar, veinte aos de neoliberalismo. Sin embargo, como por suerte estamos vivos
para sacar lecciones de la historia y no volver a
repetirla ni permitir que estos tipos vuelvan a socavar los procesos revolucionarios, propiciando
el regreso de las fuerzas conservadoras.
8. La cuestin de la cohesin
nacional estatal
En trminos generales, podemos decir que el
neoliberalismo ha tenido dos fases o etapas a nivel mundial.
La primera, que va de los aos 1980s (con Ronald Reagan y Margaret Thatcher) hasta el 2000
o 2005. Y, la segunda, desde el ao 2005 hasta la
actualidad no sabemos cunto ms, a nivel
mundial.
En la primera fase (1980 a 2005), el neoliberalismo captur, reform y utiliz al Estado nacional
para transferir el excedente (la riqueza pblica,
las empresas pblicas, los ahorros pblicos) a las
empresas privadas, a la propiedad privada local
y, fundamentalmente, extranjera. Las empresas
S~EOLFDVIXHURQSULYDWL]DGDVVHWUDQVULHURQUHcursos de los bancos a los sectores privados y se
entregaron los recursos naturales a la inversin
extranjera.
En esta fase, el Estado nacional jug el rol de regulador y transferente de lo pblico a lo privado,
pero tambin asumi el papel de cohesionador
cultural de la sociedad en torno a la privatizacin. Es decir, cumpli las funciones de privatizar, transferir lo pblico a lo privado, y adems
de brindar la cohesin cultural o ideolgica el
cemento, dira Louis Althusser para mantener
la percepcin de la sociedad articulada a las decisiones gubernamentales.
Hoy nos encontramos ante una nueva fase del
neoliberalismo, en la que los Estados plurinacionales son un estorbo y me atrevo a decir
que han sacado la leccin de lo que ha pasado
en Amrica Latina para no repetirla y empezar a
operar en el mundo rabe y Europa de manera
distinta; una fase distinta en la que los Estados
nacionales ya no le son cmodos, funcionales ni
tiles al neoliberalismo.
Se ha pasado a una etapa de desmembramiento,
debilitamiento y fraccionamiento de los Estados,
con dos variantes. La primera, la formacin de
oposiciones polticas movilizadas, la creacin de
reas extraterritoriales del Estado (pueden ser
parques nacionales), el fraccionalismo regional
en algn pas y, posteriormente, la promocin de
guerras civiles e intervencin militar extranjera
(es el caso de Irak, Afganistn, Libia, Tnez, Siria; no sabemos an si el caso de Ucrania puede
entrar tambin en este modelo).
La segunda variante tiene que ver con el impulso a las privatizaciones, la ampliacin del endeudamiento pblico, la prdida de soberana tributaria y monetaria de esos Estados y el recorte de
reas de intervencin estatal. El ejemplo de Grecia es aqu paradigmtico en esta otra modalidad de derrumbe de la soberana estatal Lo que
ha hecho Europa, Merkel en Alemania, el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Bundesbank,
con el pueblo griego es paradigmtico.
Es importante que no olvidemos que los procesos revolucionarios nos son permanentemente
ascendentes, sino por oleadas (avanzan, se consolidan, se estancan, retroceden, caen, vuelven a
levantarse), en un proceso continuo de avances
y retrocesos.
En el fondo, la lucha del pueblo y solo la luFKDHVODTXHGHQLUiHOIXWXURFXUVRKLVWyULFR
del continente y el mundo.
23
Podemos y la
experiencia boliviana
Acerca de la construccin de un nuevo
proyecto espaol de voluntad popular
Salvador Schavelzon (entrevistador)
24 S
DOYDGRU6FKDYHO]RQ&XiOHVWXUHH[LyQ
sobre el sujeto poltico y las implicancias de plantearlo en trminos de clases
populares o de un pueblo ms genrico. Llevando este debate al objeto de tu tesis de
GRFWRUDGR %ROLYLD YHPRV XQD GHQLFLyQ PX\
interesante de pueblo boliviano como conformado por naciones y pueblos indgena originario campesinas, con las naciones y los sujetos
colectivos que complejizan una idea de pueblo
ms clsica en la tradicin poltica populista. Por
otra parte, en Bolivia y Amrica del Sur aparece
la idea de la clase media como una nueva identidad en la que tambin los indgenas se integran
cada vez ms. En este sentido, Cmo construir
o tener un pueblo como interlocutor en un
contexto donde ste se concibe como compuesto
por ciudadanos y no necesariamente como las
masas populares o indgenas que encontramos
en Bolivia y en otros lugares de Sudamrica?;
Cmo estn viviendo esa discusin, en parte
tctica y en parte de proyecto poltico, que pasa
tambin la cuestin de la composicin del propio Podemos? Cmo ordenas esos elementos:
pueblo, clases populares, clase media, en lo tc-
Realizada en la sede de Podemos, Madrid, el 9 de julio de 2015. El presente artculo es solo un fragmento de dicha entrevista.
igo Errejn
25
26
derrota cultural de la izquierda, de sus smbolos, de sus banderas, de sus canciones, de su tejido asociativo. As es que cuando la gente sale a
protestar e impugnar lo que existe, sale por fuera
de los relatos tradicionales, de los smbolos que
haba disponibles en la izquierda para la contestacin de la existente, y para intentar superarlo.
Esto no tanto por una especie de escisin autnoma sobre la izquierda Es que para muchos
de los que salen a protestar ni siquiera es ya un
referente. Es ms, consideran que el ciclo poltico
se ha cerrado, y se ha cerrado tambin para los
que eran oposicin a ese ciclo poltico. Es decir:
ustedes no hicieron nada malo pero son parte de
lo viejo. Eso puede ser injusto en trminos ticos
o personales, pero me parece que informa o explica bien una parte de lo que est sucediendo.
Con esos elementos, nosotros hemos jugado a
alterar esa divisin simblica izquierda-derecha, e intentar construir una voluntad popular
por oposicin a los que mandan. Es un tipo de
construccin similar a la que ha hecho el Frente
Nacional en Francia, solo que con sentido ideolgico antagnico y lo digo con toda la voluntad polmica; totalmente diferente, en la medida en que no ponemos como chivo expiatorio
a los ms dbiles, a los migrantes, sino que el
afuera que permite construir ese pueblo son las
lites polticas entregadas a los sectores privilegiados, que ms han ganado dinero en la crisis
mientras a todo el mundo le iba peor. Y frente a
ellos intentamos construir un bloque alternativo
que tiene dos partes. Un ncleo fuerte compuesto por los sectores ms golpeados, por lo menos
ms golpeados en sus expectativas durante estos
aos; los perdedores de la crisis, digamos, y que
ese ncleo pueda articular en torno a s un acuerdo de pas diferente. (En) eso obviamente queda
mucho para recorrer, y no se agota en la pelea
electoral, de modo alguno.
Nosotros nos estamos centrando en la batalla
electoral porque es para lo que nacimos y porTXHLGHQWLFDPRVTXHVLQHVDEDWDOODWiFWLFDQR
va a poder haber el resto de los combates estratgicos. Hay que intervenir en el ciclo electoral como una cua que evite que se cierre en
falso, y que ms o menos las lites y sus viejos
partidos lo cierren y restablezcan los equilibrios tradicionales. Pero la construccin de esa
voluntad popular nueva va mucho ms all y
tiene muchas tareas a las que nosotros no necesariamente llegamos y para las que hace falta
27
28
29
Acumulacin y
violencia*
Elmar Altvater
30
Extracto de su libro Los lmites del capitalismo. Acumulacin, crecimiento y huella ecolgica.
Elmar Altvater
En la concepcin de Rosa Luxemburgo, la capacidad de expansin del capital puede ser considerada como progreso hasta que las contradicciones inherentes al capitalismo la hacen imposible.
El capitalismo es la primera forma econmica con capacidad de desarrollo mundial.
1
31
32
dem, p. 363.
dem, p. 280.
Mike Davis no hace ms que subrayar lo antedicho cuando
VHUHHUHDODVKDPEUXQDVGHQDOHVGHOVLJOR;,;HQ$VLD
Davis, Mike, Los Holocaustos en la era victoriana tarda, Valencia, Universitat de Valencia, 2006.
Harvey, David, El nuevo imperialismo: Acumulacin por desposesin, traduccin de Ruth Felder, en: Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de Amrica Latina y el Caribe de la
red CLACSO, 2005. http://www.biblioteca.clacso.edu.ar/
33
Thomas Bernhard
Trabajamos hoy en la incertidumbre y la ignorancia del bien
exacto (del mal tambin, por desgracia) que podemos hacer.
34
Jacques Bouveresse
Grard Mauger
*
1
IXWXURV SRVLEOHV SURIHWL]DQGR HO Q GH OD KLVtoria" y pregonando urbi et orbi que "el neoliberalismo" es el horizonte insuperable de nuestro
tiempo). En suma, consiste en reforzar la ortodoxia, en particular haciendo que la doxa acceda
al estado de opinin y atribuyndole la legitimidad otorgada a la ciencia o a sus apariencias: "La
IXHU]DGHODDXWRULGDGFLHQWtFDTXHLQX\HHQ
el movimiento social y llega hasta el fondo de las
conciencias de los trabajadores, es muy grande.
Produce una forma de desmoralizacin. Y una
de las razones de su fuerza es que se halla en manos de personas que parecen estar completamente de acuerdo entre s en general, el consenso
es un signo de verdad", declaraba Pierre Bourdieu en la sesin inaugural de los Estados Generales del Movimiento Social (Bourdieu, 1998).
Grard Mauger
Es director del Centro Europeo de
Sociologa (CSE). Sus intereses de
LQYHVWLJDFLyQVHUHHUHQDODVRFLRORJtD
de la juventud y la desviacin, las
polticas pblicas y las prcticas
culturales. Uno de los representantes
ms genuinos de la mejor herencia de la
sociologa de Pierre Bourdieu.
35
Consiste en racionalizar el ejercicio de la dominacin simblica, gracias al uso de instrumentos
de conocimiento construidos por las ciencias sociales1 o de simulacros que permiten atribuirse
ORVEHQHFLRVGHODOHJLWLPLGDGFLHQWtFD2. En la
perspectiva inversa, se trata de desvelar los mecanismos3 y las estrategias de dominacin4 y de
contribuir as a contrarrestarlos, liberando las
fuerzas potenciales de resistencia y de rechazo
neutralizadas por el desconocimiento.
1
2
3
Sobre las diferentes modalidades del compromiso de los intelectuales, vase Grard Mauger (1995).
Pero quienquiera que haya pasado en l una temporada
VXFLHQWHPHQWHODUJDQRSXHGHGHVFRQRFHUFRPSOHWDPHQWH
un funcionamiento con frecuencia ms prosaico
son productos de la incorporacin de las estructuras del "mundo vivido", el habitus funciona
como fuerza de llamada al "topos del origen" (si
cada cual "se encuentra a s mismo", "se siente
como en casa", es porque ese topos est en l) y
"tiende a reducir las disonancias entre las anticipaciones y las realizaciones operando un cierre
ms o menos total de los horizontes" (Bourdieu,
1997: 275)10. La adhesin al orden establecido,
"la sumisin", "el conformismo" son resultado
de la interiorizacin duradera, sino indeleble,
de las estructuras sociales en forma de esquemas de percepcin (alto/bajo, masculino/femenino, blanco/negro, etc.), de disposiciones y de
FUHHQFLDV TXH HVFDSDQ D OD LQXHQFLD HPSULVH
de la conciencia. "Esta sumisin, escribe Pierre
Bourdieu, no es un acto de conciencia, una simple representacin mental susceptible de combatirse slo con la fuerza intrnseca de las ideas
verdaderas, sino una creencia tcita y prctica
hecha posible por la habituacin que nace del
adiestramiento (dressage) de los cuerpos" (Bourdieu, 1997: 205). Explica la facilidad, en ciertos
aspectos desconcertante, con la que, a lo largo de
la historia, con la excepcin de algunas situaciones de crisis, los dominantes imponen, sin errar
el golpe, su dominacin. En otros trminos, lo
problemtico es que, al margen de situaciones
excepcionales de crisis, el orden establecido no
es problemtico. Por ello, es vano creer en una
posible transformacin de las relaciones de dominacin en virtud de una simple "conversin
de los espritus (de los dominantes o de los
dominados) tras una logoterapia colectiva cuya
organizacin correspondera a los intelectuales.
De hecho, escribe Pierre Bourdieu, "la accin
simblica no puede, por s sola, y al margen de
toda transformacin de las condiciones de produccin y fortalecimiento de las disposiciones,
extirpar las creencias corporales, pasiones y pulsiones que permanecen por completo indiferentes a las conminaciones o las condenas del universalismo humanista" (Bourdieu, 1997: 215). La
creencia en las virtudes teraputicas de la sola
crtica sociolgica es tanto ms vana cuanto que
esas exhortaciones a la "toma de conciencia
obstaculizan la perpetuacin de la ilusin sobre
uno mismo (la cual permite salvaguardar una
forma tolerable de verdad subjetiva"), y que el
10
Puesto que el punto de vista del habitus es necesariamente "local", podemos preguntarnos por los efectos de un ensanchamiento del horizonte social: la sociologa tiene, entre
otras virtudes, la de intentar aprehender toda situacin "en
su conjunto".
37
38
El rea de la doxa
Si "la extraordinaria inercia que resulta de la
inscripcin de las estructuras sociales en los
cuerpos" (Bourdieu, 1997: 206) apenas incita a
creer en las virtudes de la "toma de conciencia",
la sociologa no puede ignorar sin embargo las
huelgas, las revueltas obreras y campesinas, las
11
revueltas estudiantiles (de la crtica de la familia y de la universidad a la del orden social), los
FRQLFWRVGHJHQHUDFLRQHVHQGLIHUHQWHVFDPSRV
del espacio social, entre "poseedores" (llevados
a la ortodoxia) y "aspirantes" (llevados a la hereja), las revueltas feminis-tas, etc., las resistencias
individuales y colectivas, ordinarias y extraordinarias, duraderas y puntuales, pasivas y activas,
en suma las rupturas al menos temporales
con el "orden de las cosas". Cmo es posible
sus-traerse a la violencia simblica, salirse de
la evidencia silenciosa de la doxa? Como seala Jacques Bouveresse, "Pierre Bourdieu siempre
busc [ ] a la vez explicar por qu [las cosas] son
tan difciles de cambiar y mostrar cmo pueden
o podran cambiar" (Bouveresse, 2002). De hecho, los instrumentos conceptuales construidos
por Pierre Bourdieu (habitus, campo, violencia
simblica, etc.), que permiten analizar la reproduccin, la inercia del orden social, permiten estudiar igualmente su cuestionamiento12.
El anlisis de las condiciones sociales de receptividad de la crtica sociolgica pasa por el anlisis sociolgico diferencial de las relaciones con el
mundo social o, ms concretamente, de las variaciones de la extensin del rea de la doxa y, por
tanto, tambin del rea de las opiniones heterodoxas. Si es cierto que las representaciones del
"mundo de los otros" (Hoggart, 1970) a travs
de esquemas de percepcin del ethos popular
(la dialctica "envidia/orgullo" descrita por Florence Weber, 1989) pueden, en ciertas condiciones, suscitar la indignacin, incluso la revuelta,
que la experiencia reiterada de diferencias entre
prestaciones y retribuciones puede, en ciertas coyunturas, despertar un sentimiento de injusticia,
que las diferencias entre discursos y prcticas,
entre promesas y realidades o las incoherencias
OyJLFDV GHPDVLDGR PDQLHVWDV SXHGHQ HQJHQdrar la ira, que los atentados a la dignidad, al
sentido del honor pueden provocar la rabia; a la
inversa, el sentimiento de impotencia, la llamada al orden de la necesidad y el estoicismo correlativo imponen una represin (refoulement)
PiVRPHQRVGXUDGHUDPiVRPHQRVHFD]GH
la indignacin moral, de las revueltas lgicas o
de la ira: de ah la inestabilidad, la imprevisibilidad del humor de los dominados respecto de las
llamadas a la revuelta. Puesto que esas revueltas
12
39
Qu hacer?
40
tivar disposiciones que las acciones de inculcacin anteriores han depositado en los cuerpos"
(Bourdieu, 1997: 277). En esta perspectiva, una
poltica del compromiso sociolgico puede movilizar la crtica histrica14, la trasgresin simblica15\QDOPHQWHHO:LW]TXHSXHGHHMHUcer un efecto de catarsis expresado en una risa
liberada y liberadora. Porque si bien es cierto
que la mirada sociolgica de Pierre Bourdieu es
a veces desencantadora, puede tambin contriEXLUDHGLFDUXQPXQGRHQHOTXHFDGDFXDO
podra mirar al otro riendo".
Bibliografa
Bourdieu, Pierre (1978): "Classement, dclassement, reclassement", Actes de la recherche
en sciences socia-les, n 24.
Bourdieu, Pierre (1984): Questions de sociologie,
Pars: Minuit, pp. 19-36 (traduccin: Cuestiones de sociolo-ga, Madrid: Istmo, 1999).
Bourdieu, Pierre (1984a): "Une science qui drange", Questions de sociologie, Pars: Minuit, pp. 19-36 (tra-duccin: "Una ciencia
que molesta", en Cuestiones de sociologa,
Madrid: Istmo, 1999, pp. 20-34).
Bourdieu, Pierre (1984b): "Lopinion publique
nexiste pas", Questions de sociologie, Pars: Minuit, pp. 222-235 (traduccin: "La
opinin pblica no existe", en Cuestiones
de sociologa, Madrid: Istmo, 1999, pp.
220-232).
Bourdieu, Pierre (1987): "Le sondage, une science sans savant", Choses dites, Pars: Mi14 6yOR OD FUtWLFD KLVWyULFD DUPD FDSLWDO GH OD UHH[LYLGDG
puede liberar al pensamiento de las constricciones que se
ejercen sobre l cuando, abandonndose a las rutinas del
DXWyPDWDWUDWDFRPRFRVDVFRQVWUXFFLRQHVKLVWyULFDVUHLca-das", escribe Pierre Bourdieu (1997: 218).
15 "La transgresin simblica de una frontera social tiene
de por s un efecto liberador porque, en la prctica, hace
reali-dad lo impensable. Pero ella misma no es pensable, y
VLPEyOLFDPHQWH HFLHQWH HQ OXJDU GH VHU UHFKD]DGD FRPR
un escndalo [ ], ms que si se cumplen ciertas condiciones
objetivas. Para que un discurso o una accin (iconoclastia,
terrorismo, etc.) que trate de cuestionar las estructuras
objetivas tenga alguna posibilidad de ser reconocido
como leg-timo [ ] y de ejercer un efecto de ejemplaridad,
es necesario que las estructuras cuestionadas de ese modo
estn a su vez en un estado de incertidumbre y de crisis que
favorezca la incertidumbre con respecto a ellas y la toma
de concien-cia crtica de su arbitrariedad y su fragilidad",
escribe Pierre Bourdieu (1997: 279).
les sciences sociales. En lhonneur de Pierre Bourdieu, Pars: Publications de La Sorbonne, pp. 13-20.
Bourdieu, Pierre (1997): Mditations pascaliennes, Pars: Seuil, 1997 (traduccin: Meditaciones pascalianas, Barcelona: Anagrama,
1999).
Weber, Florence (1989): Le travail -ct. tudes dethnographie ouvrire, Pars: INRA-EHESS.
Mauger, Grard (1996): "La Consultation nationale des jeunes. Contribution une sociologie de lilusionnisme social", Genses, n
25, diciembre, pp. 91-113.
41
II SECCIN
LAS DEMOCRACIAS
42
Y EL MAR
43
44
Antecedentes
El 24 de abril de 2013 Bolivia present a la Corte Internacional de Justicia una demanda contra Chile en relacin a la obligacin de Chile de
negociar de buena fe y de manera efectiva con
%ROLYLDFRQHOQGHOOHJDUDXQDFXHUGRTXHRWRUgue a Bolivia un acceso plenamente soberano al
2FpDQR3DFtFR
Conforme al pargrafo 2 del Artculo 40 del Estatuto de la CIJ, el Secretario comunic inmediatamente la demanda al Gobierno de Chile. Dado
que la Corte no incluye a ningn juez de nacionalidad chilena o boliviana, cada parte procedi
a ejercer su derecho de designar un juez ad hoc
para que comparezca en el caso. Bolivia design a Yves Daudet (Secretario General de la Aca-
45
46
futuro a ser negociado de buena fe por las Partes. Asimismo Bolivia alega que no ha solicitado
a la Corte se pronuncie sobre la validez o no del
Tratado de 1904 y que no busca la revisin o anulacin de dicho tratado en este proceso.
En la sentencia de 24 de septiembre de 2015 la CorWHLGHQWLFyHOREMHWRGHODFRQWURYHUVLDHQEDVHDOD
demanda presentada por Bolivia, al respecto seal que Bolivia no invoca el Tratado de Paz de 1904
como fuente de su demanda ni solicita que se pronuncie sobre el estatus jurdico del mismo, en este
VHQWLGROD&RUWHFRQFOX\yDUPDQGRTXHHOREMHWR
de la controversia es determinar si Chile est obligado a negociar de buena fe el acceso soberano de
%ROLYLDDORFpDQR3DFtFR\VLGLFKDREOLJDFLyQH[LVta, si Chile la ha incumplido. Una vez determinado
el objeto de la demanda la Corte pas a determinar
si era o no competente. La Corte observa que no es
aplicable el Artculo VI del Pacto de Bogot debido
a que las disposiciones del Tratado de Paz de 1904
no abordan ni expresa ni implcitamente la cuestin
relativa a la posible obligacin de Chile de negociar
el acceso soberano de Bolivia al mar.
Hecho este examen, la Corte rechaz la objecin
preliminar de Chile y concluy que si tiene jurisdiccin sobre la base del Artculo XXXI del Pacto
de Bogot.
Como puede verse la Corte no se pronunci sobre la controversia de fondo, primero porque
mediante su providencia de 15 de julio de 2014
la Corte suspendi el procedimiento sobre el
fondo, y segundo, porque ese no es el objeto ni
la naturaleza de este mini proceso de objeciones
preliminares. Lo nico que poda hacer la Corte, y as lo hizo, fue examinar su competencia en
atencin a lo sealado en el Artculo XXXII del
Pacto de Bogot, el cual seala que si las partes
no acuerdan si la Corte tiene competencia sobre
la controversia, la Corte decidir.
En la parte resolutiva del fallo la Corte no hace
ninguna consideracin respecto a los contenidos
y alcances de la demanda presentada por Bolivia,
simplemente rechaza la Objecin Preliminar presentada por Chile y establece su competencia para
conocer la totalidad de la demanda boliviana presentada a la Corte por Bolivia el 24 de abril de 2013.
La claridad del fallo de la CIJ de 24 de septiembre de 2015 deja muy poco margen a las interpretaciones.
47
48
Este fenmeno fue notado por intelectuales bolivianos, que ya desde los aos 1980 utilizan el
concepto de memoria colectiva para explicar los
ricos procesos de movilizacin social del pas.
En Oprimidos pero no vencidos (2003 [1986]), Silvia Rivera distingue dos tipos de memoria para
explicar la fuerza del entonces recin surgido
movimiento katarista: la larga, referente a las reEHOLRQHVDQWLFRORQLDOHVGHQHVGHOVLJOR;9,,,
y la corta, referente a la Revolucin del 1952.
En todo caso, la crisis de noviembre reprodujo de una manera casi fsica los trminos constitutivos tanto de la historia nacional-popular del pas como los recuerdos ms
conservadores dela clase dominante, o sea
que cada uno de los polos record su historia, como si lo de hoy no fuera sino la obligacin de lo que dorma en el pasado. Hace
cuatro siglos que el seoro practica un Proceso Mohoza contra los indios de Bolivia
(2009 [1983], p. 221).
Sue Yanamoto
49
cia, presupuesta en la obra de Zavaleta Mercado, entre los eventos que son entendidos como
sociolgicamente importantes, los momentos
constitutivos, y los eventos que son recordados
por los actores en la crisis (o en el periodo de
movilizacin social intensa). En este sentido, se
esperara, por ejemplo, que la Guerra del Chaco,
un momento constitutivo por excelencia en trminos zavaletianos, sera una memoria colectiva
PXFKRPiVLQWHQVDTXHOD*XHUUDGHO3DFtFROR
que no sucedi en octubre de 2003.
Estas dos contribuciones tienen en comn un
entendimiento del pasado como un elemento
GHQLGRU GHO SUHVHQWH HV FRPR VL HO SDVDGR VH
apoderara del momento actual, cobrando cuentas pendientes. Una otra perspectiva, quizs no
tan corriente en el anlisis sociolgico boliviano,
pero muy comn en otras tradiciones acadmicas, es entender el pasado como una funcin del
presente, o sea, el presente determina el pasado.
50
Quizs el trabajo que ms concentra este argumento sera la obra La invencin de la tradicin, organizada por Eric Hobsbawm y Terence Ranger.
El concepto de tradicin inventada aparece en
el libro para ilustrar situaciones en que instituciones modernas, normalmente el Estado, se utilizan de rituales relativamente nuevos, pero que
hacen referencia a tiempos inmemoriales, para
crear cohesin y legitimacin popular. Segn los
autores, una de las grandes utilidades del concepto es permitir una mirada crtica a la supuesta ancestralidad cultural defendida por los ms
diversos nacionalismos alrededor del mundo.
Los estudios sobre memoria colectiva, por su
parte, tambin estuvieran atados desde su momento fundacional a esta mirada que condiciona
el pasado al presente. Segn Maurice Halbwachs, socilogo francs que inaugura el concepto en el periodo entre la primera y la segunda
guerra mundial, la memoria colectiva est subordinada a las necesidades de los grupos que la
cultivan, o sea, el pasado no es preservado, sino
es reconstruido con base en el presente (1992,
p. 39-40). Para l, cualquier actividad de recuerdo es una actividad colectiva, porque seran las
colectividades las que ofrecen a los individuos
los soportes, como el lenguaje, para la reconstitucin de los eventos del pasado.
Con todo, la visin presentista, al enfatizar
tanto la agencia de los actores cuanto las condi-
La Paz promovido Katari, cuando los indios demostraron no solamente su fuerza de mayora,
pero tambin su importancia vital como productores y proveedores de alimento a la ciudad.
Estas narrativas prototpicas, adems de apuntar
DORVVHFWRUHVHQFRQLFWRDKpURHV\VXVDGYHUVDrios), tambin traen una representacin espacial
SROtWLFDGHPDQHUDTXHHVWRVFRQLFWRVDSDUHFHQ
espejados en un espacio cotidiano conocido de
los actores sociales movilizados. De esta manera, la rebelin de Tupac Katari tambin es una
rebelin del campo en contra de la ciudad, en
la que los espacios de poder y contra-poder son
ubicados en la geografa recortada de la capital
pacea y El Alto.
3RU Q HVWDV QDUUDWLYDV VREUH HO SDVDGR FRQtienen una poderosa metfora corporal, en que
algo que representada una totalidad fue roto,
desmembrado, en algn momento de la historia y necesita recomponerse. En este sentido, no
slo la promesa de retorno en millones de Katari
aparece como ejemplo, sino tambin la demanda
martima boliviana, ya que la recuperacin del
DFFHVRDO3DFtFRKDVLGRYLVWDSRUPXFKDVJHQHraciones de bolivianos como una condicin para
la promocin del desarrollo nacional. Hay mucho en comn entre la recomposicin del cuerpo
descuartizado de Katari y el retorno de la forma familiar del mapa, para citar a Jaime Senz.
En resumen, estos tres factores - la capacidad de
expresar desequilibrios de poder contemporneos; el enraizamiento en el espacio cotidiano de
Referencias
Halbwachs, M. On collective memory. Chicago:
The University of Chicago Press, 1992.
Hobsbawm, E.; Ranger, T. La invencin de la tradicin. Barcelona: Editorial Crtica, 2002.
Rivera Cusicanqui, S. Oprimidos pero no vencidos.
Luchas del campesinado queshwa y aymara
1900-1980. La Paz: Aruwiyri, 2003.
Zavaleta Mercado, R. Las masas en noviembre. En: Zavaleta Mercado, R; Tapia, L.
(compilador). La autodeterminacin de las
masas. Bogot: Siglo del Hombre Editores
y Clacso, 2009.
51
La invencin de la poltica
en Bolivia:
esbozo de una respuesta a la reeleccin
presidencia
Veo una multitud innumerable de hombres, iguales y semejantes,
que giran sin cesar sobre s mismos para procurarse placeres ruines y vulgares,
con los que llenan su alma. Retirado cada uno aparte, vive como un extrao
al destino de todos los dems, []: se halla al lado de sus conciudadanos
52
ablar de poltica es hablar de democracia, y as lo ha sido desde la Grecia antigua, cuna de este rgimen. El
nacimiento y despliegue de la democracia ateniense revolucionan el campo de la poOtWLFD/DFRQJXUDFLyQGHHVWHHVFHQDULRQRHVWDba dado por la unanimidad de opiniones, todo
lo contrario, estaba dado por la confrontacin y
la divisin del sujeto poltico; a pesar de ello, la
asamblea era el campo poltico donde se articulaban todas las diferencias para discurrirlas en
una decisin a favor del bien comn y el buen
vivir de la comunidad.
53
54
La invencin de la poltica
La transicin democrtica visibiliz que el pueblo an no estaba listo para elegir a un solo gobernante con mayora absoluta, pero tampoco
para seguir aguantando las medidas desacertadas de cada gobierno de turno.
En el ao 2000 y 20033 la poltica comienza a
surgir desde las calles, en forma de contestaFLyQ GH SROpPLFD \ GH FRQLFWR 1XHYDPHQWH
HO VXMHWR SROtWLFR VH FRQJXUD HQ VX SRWHQFLD
poltica, esa fuerza soberana que lo instituye
como [] el demos que no es ni la adicin de
los partenaires sociales ni la coleccin de las
diferencias, sino, todo lo contrario, el poder de
deshacer los partenairiats, las colecciones y ordenaciones.4 La poltica en Bolivia haba sido
puesta en escena nuevamente, irrumpiendo el
callado y excluyente transitar de la despolitizada democracia delegativa.
Un partido poltico joven con promesas y discursos que hacan referencia a la utopa olvidada, que visibilizaban las voces del descontento;
que reconstitua la democracia desde la resistencia, la emergencia de esa voz de disenso y discusin: en otras palabras, de lucha surga con el
apoyo de las mayoras populares, de esa poltica
3
Nos referimos en 2000 a la Guerra del agua en Cochabamba, donde se unieron campesinos y clases medias en
contra de la privatizacin del recurso ms escaso para ese
departamento: el agua. Y en 2003, a la Guerra del gas, a
travs de la cual el pueblo termina expulsando al presidente
de ese entonces, Gonzalo Snchez De Lozada, que, a consecuencia de su ltima medida desacertada, termina colmando la paciencia de la ciudadana ante el abuso poltico de los
mandatarios de Estado.
Rancire, Jaques. En los bordes de lo poltico. Ediciones La Cebra. Buenos Aires, 2010. Pg. 28.
Bibliografa
ODonnell, Guillermo. (1992). Democracia Delegativa. Journal of Democracy en espaol.
Gallego, Julin. (2003). La democracia en tiempos
de tragedia. Asamblea ateniense y subjetividad
poltica. Buenos Aires: Editorial Mio y Dvila.
Mar, Silvina. (2014). Dos modos de retornar
a los clsicos: las aproximaciones de Leo
Strauss y Jaques Racire a la cuestin de
la democracia . En Griegos en disputa. Buenos Aires: Editorial Eudeba.
Rancire, Jaques. (2010). En los bordes de lo poltico. Buenos Aires: Ediciones La Cebra.
Mayorga, Ren A. (2003). Presidencialismo parlamentarizado y gobiernos de coalicin en
Bolivia. En: Tipos de presidencialismo y coaliciones polticas en Amrica Latina. Buenos
Aires: CLACSO.
55
lisis del texto: Las Tensiones Creativas de la Revolucin del Vicepresidente lvaro Garca Linera)
para entender el rol de los medios de comunicacin en esta construccin, en la primera parte se
explica el paso del Estado Colonial a la construccin del Estado Plurinacional a travs de cuatro
etapas del proceso revolucionario Boliviano desde el ao 2000 tomando en cuenta los principales
KLWRVSDUDODLGHQWLFDFLyQGHpVWDVHWDSDV3DUD
luego explicar ya la consolidacin del Estado y
una vez ms qu rol desarrollan los medios de
comunicacin procurando plantear un anlisis
sobre la nueva construccin del sentido comn.
Comenzar con una contextualizacin del proceso Boliviano, (tomando algunos lneas de an-
57
58
Finalmente esta crisis del Estado tambin presenta el derrumbe de las instituciones de la soFLHGDGTXHVHYHUHHMDGRHQODVFRQVWDQWHVPDnifestaciones y movilizaciones sociales en contra
de las acciones y decisiones polticas tomadas
promoviendo las nuevas ideas. Las movilizaciones, cabildos, asambleas, bloqueos pasan a ser
los espacios de deliberacin y de interpelacin al
conjunto de las que fueran las ideas dominantes
y de proposicin de las ideas emergentes.
Hechos marcados de esta accin social, plasmada en movilizaciones masivas y bloqueos son los
acontecimientos denominados "guerra del gas"
y "guerra del agua", que promovan ideas como
la nacionalizacin y el manejo de los recursos
naturales de Bolivia por y para los bolivianos.
2. Medios de comunicacin.
En cada una de estas etapas los medios de comunicacin jugaron un rol importante dentro
del cambio de ideas fuerza de la sociedad, en su
mayora desde una trinchera conservadora resguardando los intereses del bloque que tena el
dominio econmico y poltico del pas.
59
60
En Bolivia, por ejemplo, est el Grupo Monasterio, dueos de: UNITEL, Banco Ganadero, ZOFROMAQ, Curtiembre Sausalito, Frigor S.A.,
BBO, entre otras empresas. Grupo Kuljis: Red
Uno, Banco Sol, FRIDOSA, Hipermaxi, Empacar
S.A, entre otras varias.2 Eso slo por mencionar
GRVSDUDHMHPSOLFDU
Entonces, son estos dueos y los directores de
medios quienes manejan una lnea comunicacional que responder a sus intereses corporativos,
asociativos y de "negocios". Al poseer ellos un
medio de comunicacin tienen la posibilidad de
LQXLUHQTXHSLHQVDODJHQWHHQODFRQVWUXFFLyQ
de la "realidad pblica", lo que aparece en los
medios y lo que no, que se informa y que no,
etc. De acuerdo a lo que ellos consideren importante o conveniente. En base a este imaginario y
las ideas que se construye a partir de los medios
masivos de comunicacin, la gente construir
sus ideas tambin.
El trmino "opinin pblica" tiene sentidos e
implicaciones que suelen escapar a las consideUDFLRQHV SRFR UHH[LYDV ORV DQiOLVLV OOHYDGR D
J. Habbermas, 1981.+LVWRULD\FULWLFDGHODRSLQLyQS~EOLFD/D
WUDQVIRUPDFLyQHVWUXFWXUDOGHODYLGDS~EOLFD
Conclusiones.
Entonces, vemos como los medios masivos de
comunicacin cumplen diferentes roles, pero deQLWLYDPHQWHPX\OLJDGRVDODSROtWLFDVHJ~QHO
texto desarrollado:
Qu o quin determina lo que saldr y lo que
no en un medio de comunicacin? Al entender
a un medio de comunicacin sometido a la mercantilizacin, el rating, el consumo y el amarillismo meditico. Son los patrones de consumo los
que determinan que hace que un medio sea ms
visto, ms popular y ms exitoso. Por tanto que
tenga mayor llegada a la poblacin, y en base a
esto programar su contenido.
Quines son dueos de Comunicacin? De entrada no es malo ser dueo de un medio de comunicacin, para nada, lo que se cuestiona en
realidad es la intencionalidad de estos grupos
empresariales al ser dueos de los medios de comunicacin y pretender tergiversar los sucesos
pblicos en conveniencia de un sector.
En todo caso, si es la sociedad, los sectores sociales o sujetos polticos quienes acuden a los medios
GHFRPXQLFDFLyQPDVLYDSDUDDPSOLFDUVXDFWLYLGDGLGHRORJtDHLQXHQFLDDWUDYpVGHOXVRGH
medios de comunicacin se est cumpliendo con
HO Q GH ORV PHGLRV GH FRPXQLFDU DOJR D OD VRciedad, est siendo efectivamente un medio. Sin
embargo cuando son los propios medios los que
ayudan a organizar una accin poltica, que por
decisin del propietario privado pueden devenir
en actores polticos partidarios, convirtindose el
propio medio en un partido poltico, y engaando a la gente bajo la idea de "opinin pblica",
es cuando se tergiversa el uso de los medios de
comunicacin. Parece esto algo muy comn en la
actualidad, son los medios quienes salen a defender a uno u otro poltico, o a desprestigiar a uno u
otro, justamente tergiversando su rol de medio y
convirtindose en una agencia partidaria poltica.
Que adems, bajo el sndrome de "imparcialidad"
logran confundir a la gente entre lo que pasa en
un espacio y lo que el medio quiere generar.
Opinin Pblica vrs. sentido comn? Cmo vimos anteriormente la mal denominada "opinin
pblica" no es ms que la construccin desde los
SULYDGRV R VHFWRUHV HVSHFtFRV GH XQD RSLQLyQ
sobre algo pblico que se quiere sea aceptada
como un comn general. Es decir es la opinin
individual induciendo a travs de los medios de
comunicacin a que las personas crean que es la
opinin de todos, por tanto tambin su opinin,
la opinin pblica.
Contrario a esto, en la actualidad se construye un
sentido comn que se trata de las ideas fuerza
que impulsaran y sern las bases de los cambios
sociales y polticos, destituyendo otras ideas fuerza (en el caso de un proceso de cambio o revolucin) por ideas fuerza nuevas promovidas desde la
sociedad y aceptadas en un acuerdo de sentido comn. Es decir que el trabajar en estas ideas fuerza
hacen que la sociedad adopte ciertos criterios negando otros y a partir de esto si se pueda construir
una serie de pensamiento o idea conjunta, pasando a dejar de lado la "opinin pblica". Y es desde
los medios de comunicacin, los discursos, escritos, investigaciones y debates que se genera esta
disputa por el sentido comn de los grupos que
conforman parte de la construccin de las nuevas
ideas, en encuentro con las ideas aun vigentes de
un antiguo sistema que se quieren encarnar en la
sociedad mediante los medios masivos.
Bibliografa.
Garca Linera, LVARO. 2015. Existe objetividad
en los medios de comunicacin?
Ramos Andrade, EDGAR. 2011. Neoliberalismo
Meditico
J. Habbermas, 1981. Historia y critica de la opinin
S~EOLFD /D WUDQVIRUPDFLyQ HVWUXFWXUDO GH OD
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Gramsci, ANTONIO. 1916. "Los peridicos y los
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Ch.S.STEINBERG.1958. The Mass Communicators. Version castellano: Los medios de comunicacin social. 1969.
Llorenti SACHA.2012. La verdad secuestrada. Medios de comunicacin privados y el proceso de
cambio Bolivia.
61
62
III SECCIN
APORTES REVOLUCIONARIOS
Y ORGANIZACIN
63
Transformaciones en la
igualdad de gnero en
Bolivia
Un breve anlisis de los
cambios y brechas de gnero
Maria Eugenia Rojas Valverde
65
66
Los resultados y retos de la poltica social boliviana dan cuenta de algunos datos importantes
del Censo 2012. En Bolivia, durante la ltima
dcada, se ha experimentado positivamente un
proceso de reduccin de la pobreza, tanto moderada como extrema, pasando de 41,2% en 1996
a 21,6% en 2014, aunque manteniendo niveles
todava relativamente altos en el contexto rural,
con una variacin de 67,8% a 40,9% durante el
mismo periodo. No obstante, la desigualdad no
ha avanzado a la par que la reduccin de la pobreza. Una muestra de estos avances importantes es el alcance en 2015 de la primera meta de
los ODMs, relativa a la reduccin a la mitad, entre 1990 y 2015, de la proporcin de las personas
con ingresos inferiores a un dlar da, es decir,
en situacin de pobreza extrema. Sin embargo,
D QLYHO JHRJUiFR \ VXEQDFLRQDO D~Q TXHGDQ
desafos pendientes para que determinadas regiones tambin alcancen la mencionada meta.
Mirar la pobreza desde una perspectiva de gnero devela que son las mujeres quienes mayoritariamente engrosan los grupos de personas
viviendo en situacin de pobreza y pobreza
extrema. A pesar de sus condiciones de pobre]DODVPXMHUHVFRQWULEX\HQGHPDQHUDVLJQLcativa a la economa, en el trabajo formal o informal, como empleadas o emprendedoras, o
realizando trabajo no remunerado en el hogar.
El aporte de las mujeres es esencial para el sostenimiento de sus familias y, en general, para
el bienestar y desarrollo de las comunidades y
sociedades. Sin embargo, el valor del trabajo y
la contribucin de las mujeres todava no son
reconocidos de manera completa, y aun cuando las mismas han aumentado sus credenciales acadmicas, sus oportunidades de acceder
a empleos de calidad y a puestos de toma de
decisin son restringidas. Segn naciones Unidas (2015), las condiciones de pobreza de las
mujeres estn asociadas con la discriminacin
de gnero, y sta tambin reduce su acceso a
la tierra, al crdito, a la asistencia tcnica y a
otros activos necesarios para el desarrollo y
bienestar de las personas.
La pobreza a nivel nacional medida por las Necesidades Bsicas Insatisfechas (NBIs) es mayor
en el rea rural (79,8%) que la pobreza urbana
(28,2%): 8 de cada diez personas son pobres en
el rea rural, mientras que en el rea urbana slo
lo son 2 de cada 10. En esa proporcin, el 28,0%
de las mujeres del rea urbana se encuentra en
esta situacin de pobreza frente al 28,3% de los
hombres, con una brecha a favor de las mujeres
del 0,3%. En el rea rural, donde la proporcin
de pobreza es mayor, esta diferencia disminuye inversamente, es decir, es ms desfavorable
para las mujeres que hombres, con una brecha
de -0,2%.
La pobreza a nivel nacional, medida por las
1%,V UHHMD TXH HO GH ODV PXMHUHV VH
encuentra en esta situacin frente al 45,73% de
los hombres, con una pequea brecha a favor de
las mujeres. En contraposicin, el 55,88% de las
mujeres se encuentra en condicin de no pobres
frente al 54,27% de los hombres, con una brecha
a favor de las mujeres del 1,6%.
En el Censo 2012 se registran 4 de cada 10
mujeres en condicin de pobreza.
El gasto social ha aumentado sobre todo en educacin y en proteccin social (Bonos) alrededor
de los 256 US$/per cpita; aunque el nivel de
gasto social per cpita sigue siendo muy bajo en
comparacin con el promedio regional. Se reconoce a nivel internacional que el pas ha logrado avances en el ltimo decenio, pero todava
hay que superar brechas grandes y disminuir
las desigualdades. Hasta la fecha se ha hecho
un esfuerzo para aumentar el gasto social en un
FRQWH[WRVFDO\HFRQyPLFRIDYRUDEOH/DLQWHUvencin del Estado en la economa y la nacionalizacin de los hidrocarburos (2006), han dado
como resultado una mayor disponibilidad de recursos provenientes del Impuesto Directo a los
Hidrocarburos (IDH), dando continuidad a su
redistribucin en los niveles subnacionales.
(O ,'+ VH FRQYLHUWH HQ HO UHVSDOGR QDQFLHUR
para sostener parte de las polticas distributivas
GHOJRELHUQRHVSHFtFDPHQWHODVWUDQVIHUHQFLDV
directas y distribucin de la riqueza a travs de
los bonos: el Bono Juancito Pinto (2007), para garantizar la asistencia y permanencia escolar de
nios y nias; el Bono Juana Azurduy, dirigido
a madres y nios menores de un ao; y el Bono
Dignidad, para personas mayores de 60 aos.
La brecha global, que comprende el rea urbana y el rea rural, aun es desfavorable para
las mujeres con un -5.3.
La brecha intragnero es de -11.8, altamente
desfavorable para las mujeres del rea rural.
Segn la OMS/OPS, la equidad de gnero en
FXDQWRDVDOXGQRVLJQLFDWDVDVLJXDOHVGHPRUtalidad o morbilidad para ambos sexos, sino la
ausencia de diferencias evitables entre mujeres
y hombres en las oportunidades de sobrevivir y
disfrutar de salud y en la probabilidad de no padecer enfermedad, discapacidad ni muerte prematura por causas prevenibles.
Los datos al respecto muestran que en cuanto al
promedio de hijos/as declarados vivos/as, para
las mujeres entre 15-19 aos, tanto del rea rural como urbana, alcanza a 0,3%, es decir, es casi
nula. Entre los 25-29 aos, empieza a destacar la
diferencia entre el nmero de hijos/as del rea
urbana (1,6 hijo) y rural (2,4 hijos), con una tendencia creciente que ampla las brechas entre los
35 hasta los 60 aos, de entre 4 a 7 hijos.
La poblacin de mujeres que en el tramo de edad
entre 15 y 19 aos, declara no haber tenido hijos/
as alcanza al 41,8%. Asimismo la cantidad de mujeres que declaran no haber tenido hijas/os, para
el tramo de edad entre 20 y 39 aos, representa
el ms alto porcentaje en este grupo, el 48.4%; eso
VLJQLFD TXH XQ DOWR SRUFHQWDMH GH PXMHUHV MyYHQHV
HQ HGDG IpUWLO GHFODUD QR KDEHU WHQLGR QLQJ~Q
hijo/a. En contraste, la poblacin mayor de 40 aos
para arriba, que se encuentran en el mismo grupo
sin hijos/as, apenas representa el 9,8%.
La poblacin de mujeres que declara haber tenido un/a hijo/a, entre los 20 y 39 aos, representa
un mayor porcentaje (68.7%) que el de las mujeres entre 15 a 19 aos (11.5%).
En el grupo que declaran haber tenido de 2 a 3
hijos/as, la poblacin representativa de mujeres se encuentra en el tramo de edad entre 20
y 39 aos, cuyo porcentaje, elevado, representa
el 58.9%, aunque su tendencia decrece de 39%
a 9,5% al aumentar el nmero de hijos/as (de 4
hijos/as a ms). De igual manera, en el tramo de
edad de 15 a 29 aos, el nmero de mujeres desciende ante ms hijos declarados; esta tendencia
va de un 1,9% a 0%.
67
En general, la poblacin de mujeres que declaran no haber tenido ningn hijo aun tiende a
aumentar entre la poblacin ms joven, en contraste al de la poblacin de mujeres de 40 aos
para arriba que declaran haber tenido ms de
cuatro hijos; esta situacin tiende a incrementarse representando un 67%.
En Bolivia, las tasas de mortalidad materna
permanecen altas a pesar de todas las intervenciones que el pas ha venido realizando en los
ltimos aos, como los seguros de maternidad
y niez: el Seguro Nacional de Maternidad y
Niez (SNMN), 1996-1997; el Seguro Bsico de
Salud (SBS), 1998-2002; el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI), 2003 a la fecha. Desde el
ao 2009 se cuenta con el Bono Juana Azurduy
de Padilla, que consiste en una transferencia monetaria condicionada por el uso de prestaciones
que mejorarn la salud materna e infantil como
seala UDAPE (2015).
68
En trminos laborales, la distribucin de la poblacin se realiza segn la poblacin econmicamente activa (PEA) (personas de 10 aos o
ms, en edad de trabajar, que buscan trabajo),
que representan la fuerza laboral, y la poblacin econmicamente inactiva (PEI), que son
las personas que no trabajan ni buscan trabajo
(compuesta mayoritariamente por estudiantes,
amas de casa, jubilados pensionistas y rentistas),
segn el INE, 2015.
Esta continua integracin de las mujeres al mercado de trabajo responde a cambios econmicos
y sociales. La creciente necesidad de los aportes econmicos de ambos miembros de la pareja as como de hijos e hijas, principalmente en
los estratos menos favorecidos de la sociedad,
acompaa los procesos de migracin e insercin
urbana en un escenario laboral marcado por el
aumento del desempleo masculino, de la informalidad y precariedad de los trabajos.
69
Carcel y lucha en
el Pas Vasco
"Reflexiones en voz alta
Desde una celda de aquel Imperio
que Uds. Vencieron"
71
72
As incluso la legalizacin de la coalicin EHBildu hace cuatro aos tenemos que entenderlo que no fue ninguna concesin. Simplemente,
la relacin de fuerzas que habamos construido
con el cambio de estrategia hizo imposible que el
Estado adoptara cualquier otra decisin y legalizar la fuerzas independentistas. Pero dicho esto
me consta que la ilegalizacin de Bildu formaba
parte de la agenda del PP si este partido acceda
al gobierno, pero entre otras cosas la declaracin
GHFHVHGHQLWLYRGHODOXFKDDUPDGDSRUSDUWH
de ETA y las sugerencias de la comunidad internacional frustraron esos planes. El sustrato de
estas actitudes por parte del Estado es algo que
lleva incorporado en su propio ADN poltico y
cultural y eso se entiende muy bien en la Gran
Amrica: a falta de cultura democrtica solo resta la amenaza y la fuerza. Pero la amenaza y la
fuerza como posicin son perfectas para el ring
de boxeo, en el ajedrez no valen los guantes, y si
te las pones tu naturaleza antidemocrtica queda al descubierto. As que aquel latiguillo de que
todo es posible sin violencia ha quedado retratado como lo que era: una autntica mentira,
una falacia.
En Euskal Herria/Pais Vasco no existe un proceso de paz porque para que pueda existir un
proceso de esa naturaleza es condicin imprescindible que las dos partes tengan voluntad e
inters para desarrollarlo; y el Estado tiene un
nico inters que el ciclo anterior se mantenga
DELHUWRDXQTXHVHDGHIRUPDDUWLFLDO/RUHSLWR
una vez ms: esa es la razn de nuestro encarcelamiento. Lo que hay en Euskal Herria es una
estrategia unilateral que desde la asuncin de las
YLDVSDFLFDV\GHPRFUiWLFDVGHFRQVWUXFFLyQGH
mayoras sociales busca avanzar en el proceso
de liberacin nacional y social de nuestro pas,
un proceso que indefectiblemente pasa por la
constitucin de un Estado vasco independiente.
El Estado dise durante aos una estrategia
global que le permiti la criminalizacin del independentismo vasco y el intento permanente
GHUHGXFLUHOFRQLFWRSROtWLFRDXQDPHUDFXHV-
73
74
la construccin de una nueva poltica, una nueva economa y una nueva tica (modo de vida,
relacin con la naturaleza). La dinmica clsica de exigencia de una distribucin ms equitativa de la riqueza (mediante una poltica saODULDORVFDOHVVLQGXGDXQDQHFHVLGDGSHUR
sin perder de vista que el mito del crecimiento
ilimitado y de un consumo irresponsable nos
conduce al desastre una y otra vez y nos conGXFLUiDOGHVDVWUHQDOVLQROHSRQHPRVUHPHdio con urgencia. Las fuerzas de izquierda deEHPRVDVtPLVPRKDFHUXQDSURIXQGDUHH[LyQ
interna.De qu vale plantear una nueva poltica, una nueva economa, una nueva tica, si
seguimos construyendo viejas organizaciones y
viejas formas de funcionamiento? De qu vale
plantear nuevos/viejos principios y valores, si
HQ QXHVWUD YLGD GLDULD QR WLHQHQ HO UHHMR QHcesario y coherente? Nuestras organizaciones y
nuestra vida (militante y personal) deben de ser
HOUHHMRGHODDOWHUQDWLYDTXHUHSUHVHQWDPRV\
defendemos. Porque no hay cambio social que
no empiece en nosotros/as mismos/as.
Y ah hay que colocar tambin el debate sobre la
llamada nueva poltica y el debate sobre entrar
en las instituciones para recuperarlas. Cul es la
dialctica institucin-calle, partido-movimiento,
gestin-cambio social? Hay adentro sin afuera?
Hay adentro sin afuera si lo que se plantea es
una dinmica poltica convencional, o dicho de
otra manera, si decides instalarte en el espacio
confort del sistema. Las instituciones, en una estrategia de transformacin social, ni pueden, ni
deben ser la vanguardia de los cambios sino y,
en todo caso, su retaguardia. El verdadero motor del cambio debe gestarse en el tejido social y
SRSXODUFRPRFRQVHFXHQFLDGHXQDUPHWHQD]
y paciente lucha ideolgica que cambie la escala
de valores de la gente. Los cambios que se producen como consecuencia de una mayora electoral siempre sern reversibles por una mayora
alternativa de distinto signo. Los cambios que se
producen en la escala de valores social se podrn
retrasar, reprimir, contener, pero acabarn siempre imponindose.
(Q GHQLWLYD ODV IXHU]DV VREHUDQLVWDV \ GH L]quierdas del mundo tenemos mucho trabajo
por hacer, mucho sobre lo que compartir y discutir entre nosotros pero nunca olvidemos que
tenemos muchos motivos para sonrer, porque
vamos a luchar y vamos a ganar y sobre todo
porque para tristes ya estn ellos/as.
75
76 E
Existen bastantes y diversos motivos que inciden en la alta popularidad del MAS-IPSP
durante todos estos aos. Se puede estudiar
el gobierno de Evo Morales y del MAS-IPSP
desde diferentes mbitos que particularizan su
gestin: sociales, econmicos, discursivos, polticos, simblicos, culturales, etc. Sin embargo,
aqu se realizar un breve acercamiento a los
mbitos econmico y social.
En estos mbitos se debe destacar el crecimiento
HFRQyPLFRUHHMDGRHQORVtQGLFHVPDFURHFRQymicos; as como la disminucin de la pobreza y
la desigualdad. Entre los ndices macroeconmicos se destaca el crecimiento sostenido del PIB:
el promedio del crecimiento del PIB entre 2006
y 2014 ha sido de 5,1%, dos puntos porcentuales
por encima del promedio de crecimiento del periodo de 1985 a 2005 cuando se registr en un 3%.
1RHVPHQRUDUPDUTXHODVGRV~QLFDVYHFHVHQ
la historia que Bolivia tuvo el mayor crecimiento
econmico de la regin, fue durante el gobierno
de Evo Morales (Loza, 2014; Ministerio de Economa y Finanzas Pblicas, 2015). Tambin se ha
registrado un importante aumento en el PIB per
cpita, desde el 2005 al 2014 en promedio- una
persona recibe casi tres veces ms de lo que reci-
ba hace 9 aos, ya que el 2005 reciba 1.010 dlares y el 2014 el promedio registrado fue de 3.000
dlares por persona.
Se ha mantenido una estabilidad de precios y un
EDMRQLYHOGHLQDFLyQ\DTXHHQWUH\
TXHVHUHJLVWUyXQSURPHGLRGHGHLQDcin y entre 2006 y 2012 el promedio ha sido de
6,67%, es decir cuatro puntos porcentuales menos (Loza, 2014: 20-21).
El gasto pblico ha aumentado de 34,6% del PIB
en 2006 a 46% del PIB en 2012 (Loza, 2014: 13).
En cuanto a la inversin pblica, se ha registrado
un aumento. El promedio entre 1997 a 2005 fue
de 569 millones de dlares y el promedio entre
2006 y 2014 ha sido de 2.174 millones de dlares.
El ao 2005 se registr 629 millones de dlares
de inversin, el 2013 se subi a 3.781 millones
y el 2014 se invirti un total de 4.507 millones
de dlares (Ministerio de Economa y Finanzas
Pblicas, 2015).
Asimismo, se ha registrado un incremento en las
reservas internacionales: el 2005 se registr un
total de 1.714 millones de dlares; y el 2015 se
registr un total de reservas internacionales ne-
77
78
79
80
Sin embargo, en el rgano Legislativo la presencia de sectores campesinos indgenas y sectores populares es mucho ms numerosa. De
los 166 representantes de la actual Asamblea
Legislativa Plurinacional, dos tercios, 113 representantes son del MAS-IPSP. La mayora
de dichos representantes son de organizaciones campesinas indgenas. Es decir de los 113
representantes la mitad (50,44%) provienen
del principal crculo de apoyo al MAS-IPSP
de organizaciones campesinas indgenas. En
segundo lugar vendran los representantes que
provienen de la direccin o de las juventudes
del MAS-IPSP que son un 21,24% de la bancada
del MAS-IPSP. Los representantes que pertenecen a organizaciones sindicales y populares
ocupan un 17, 7% de la bancada del MAS-IPSP
y solamente un 10,62% de los representantes
del MAS-IPSP son invitados en la actual Asamblea Legislativa Plurinacional.
(QWRQFHVVLELHQVHSXHGHQLGHQWLFDULPSRUWDQtes logros durante el gobierno de Evo Morales,
que sin duda han incidido en sus altos ndices
de popularidad electoral y legitimidad en varios
sectores de la sociedad civil. Estas caractersticas
todava deben ser analizadas desde otros enfoques que tambin forman parte importante de
estos componentes. En este sentido, ser necesario evaluar la poltica econmica en un contexto de precios internacionales en el mercado
mucho ms bajos y por lo tanto menos favorables que durante estos nueve aos de gobierno.
Los avances sociales a partir de las grandes brechas de desigualdad que todava vive Bolivia y
lo convierte en uno de los pases ms desiguales de la regin y por lo tanto el anlisis de la
existencia de una verdadera movilidad social en
otros mbitos distintos al poltico. As como una
evaluacin del cambio de lites a un nivel cuali-
Bibliografa
Espinoza, Fran (2015) Bolivia nuevo sistema clientelar de lites? 6 Seminario Nacional de sociologa y poltica. Universidad Federal de
Paran.
Informe de Desarrollo Humano IDH (2011) Los
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PNUD
Loza, Gabriel (2014) Balance y perspectivas de
la poltica econmica del gobierno de Evo
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Paz: PNUD
Ministerio de Economa y Finanzas Pblicas
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Paz, Vernica (2014) Nuevos caminos de la poltica
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efectivo 2006-2012. La Paz: CIS/PNUD
Unidad de Anlisis de Polticas Sociales y Econmicas UDAPE (2013) Sptimo informe de
progreso de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en Bolivia La Paz: UDAPE/CIMDM.
81
Subjetividad y
subversin en poltica
Reactualizando la historia desde abajo
82 S
Asumiendo que la historicidad es una caracterstica ntima de la condicin humana, pretendemos hacer una genealoga, entendida, de
manera foucaultiana, como la visualizacin de
ciertos saberes histricos, propios de los sujetos que fueron acallados, y hacerlos capaces de
oposicin y lucha contra la coercin de un discurso formal.
La genealoga debe librar su combate, sin
duda, contra los efectos de poder, propios de
un discurso considerado como formal(Foucault, 1976).
83
84
de la consciencia o del pensamiento, cuestionando las tendencias teleolgicas, racionales y evolutivas del pensamiento humano1.Para esta nueva historia coexisten series histricas diferentes,
que no slo se suceden, sino que se yuxtaponen
y entrecruzan, sin que se las pueda reducir a un
esquema lineal pues evidencian la complejidad
de la propia condicin subjetiva.
Nos cuestionamos entonces, quin posibilita
las rupturas y las fragmentaciones sobre los saEHUHV RFLDOHV MXVWDPHQWH VRQ ORV DFWRUHV FRQ
sus propias dimensiones subjetivas y sus testimonios quienes lo hacen. Por ello tambin nos
preguntamos qu actores y qu dimensiones
subjetivas seran relevantes registrar, a modo
de generar una memoria oral propositiva para
la reconstruccin histrica (Ticona Alejo, 2002).
Dando cabida a la narrativa e imaginarios de la
vida cotidiana de los sujetos, se hilvana una es1
El psicoanlisis con la interpretacin lacaniana de la propuesta de Sigmund Freud contribuye a argumentar esta posicin
FXDQGRVXVWLWX\HHOSODQWHDPLHQWRORVyFRFDUWHVLDQRSLHQso, luego existo por la proposicin soy donde no pienso y
pienso donde no soy. Al respecto ver: (Lacan, 2007).
Nuestra investigacin apunta a recrear una historiografa boliviana desde las voces de los sujetos
subalternos que hasta el advenimiento del Estado
Plurinacional transitaron un espacio marginal y
de acallamiento, aunque nunca de inactividad o
de poca relevancia social pues, como lo demuestran diversos autores, stos se constituyeron en
los mviles de devenir histrico. En la actualidad
parte de la subjetividad que yaca al margen, ha
pasado a ser el centro del discurso poltico hegemnico vigente4. Si bien esta ubicacin ha cobrado
nuevas caractersticas situadas por algunos crticos como contradictorias, su relevancia no deja de
ser central. La investidura de Evo Morales como
presidente de la nacin es el punto mximo al cual
llegaron los procesos de movilidad social, emplazamiento y desplazamiento del sujeto sub-alterno
desde situaciones marginales a centrales respecto
3
4
85
al poder. Sin embargo, este punto clmine ha supuesto un largo proceso en retrospectiva que nos
interesa reconstruir.
86
Bibliografa
87
IV SECCIN
DEMOCRACIA
88
INTERCULTURAL Y
DESCOLONIZACIN
89
Democracia intercultural:
la experiencia de habitar
cuidando la diversidad
Miren Itxaso Arias Arana
90
DEWEY, J; Early Works. 1882-1898, 1967-1972. 14. p. 227. Citado en: BERNSTEIN R; Filosofa y democracia en Jhon Dewey.
Herder. Barcelona. 2010.p. 242.
91
92
Para Dewey, la experiencia vital, adquiere un carcter fragmentado y truncado en las condiciones de vida de la sociedad capitalista, en cambio,
la democracia como forma de vida permitir la
recuperacin de valores y vnculos perdurables
que mantienen unidas a las personas en una comunidad de genuina H[SHULHQFLD HQ FRP~Q Por
ello, la concepcin de democracia de Dewey ha
sido ha sido denominada: democracia radical, social, socialista y tambin participativa.
7
8
Existe una conexin fundamental entre el cultivo de esa espiritualidad india y nuestra construccin como ciudadanos
democrticos ya que, la reciprocidad es una forma de responsabilidad cvica, un deber hacia nuestros hermanos y
hermanas que nos ayuda a alcanzar la madurez poltica.
Lo esencial es la socialidad de los seres humanos, y esto, no
slo tiene importancia descriptiva sino tambin normativa.
Por ello la democracia para Dewey es una forma tica de
vida cuando se asume esa dimensin normativa plenamente.
BERNESTEIN R; Filosofa y democracia en John Dewey. Herder. Barcelona. 2010.p. 253
El individuo perdido es el protagonista de una experiencia
truncada, la recuperacin de esa individualidad truncada
pasa por volverse un miembro distintivo de la comunidad,
es decir, partcipe de una experiencia compartida.
Entendiendo por experiencia: [] se trata de todos aquellos momentos en la historia de cada individuo en que uno
o varios procesos de su vida adquieren una intensidad y
XQLFDFLyQHQWRUQRGHXQREMHWRGHXQDFRQWHFLPLHQWRGH
una situacin especial. [] En comparacin con el tono habitual de la vida, esos momentos nos dan la sensacin de
vivir intensamente, nos dejan un recuerdo imborrable y se
integran en nuestra historia como episodios importantes de
ella. DEWEY J; El arte como experiencia. Fondo de Cultura
Econmica. Mxico.p.xi
Op.Cit..p. 233
12
ALB X; 2011,56
M. HEIDEGGER; Construir, Habitar, pensar. 1951. Los
trabajos de Heidegger vinculados con la nocin de habitar
son la base de algunas propuestas elaboradas desde la llamada ecologa profunda.
Del alemn bauer.
HEIDEGGER, Op.Cit.p.3
HEIDEGGER, Op.Cit. p.4
Para Heidegger: En salvar la tierra, en el recibir el cielo, en la
espera de los divinos, en la conduccin de los mortales, acontece
de un modo propio el habitar como el cudruple cuidar (velar por)
de la Cuaternidad. Cuidar (velar por) quiere decir custodiar la
cuaternidad en su esencia. HEIDEGGER, Op.Cit.p. 4
17
18
Op.Cit.p.38
Op.cit.p.26
93
La nacin en Bolivia:
una lectura de Fausto Reinaga
a la luz de Franz Fanon
L
94
a tradicin de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y
cuando stos aparentan dedicarse
precisamente a transformarse y a transformar las cosas, a crear algo nunca visto, en
estas pocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su
auxilio los espritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra,
su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar
la nueva escena de la historia universal ()
Es como el principiante que ha aprendido un
idioma nuevo: lo traduce siempre a su idioma nativo, pero slo se asimila el espritu del
nuevo idioma y slo es capaz de expresarse
libremente en l cuando se mueve dentro de
l sin reminiscencias y olvida en l su lenguaje natal.
95
96
Sin duda, la produccin terica de Reinaga recorre diversos debates que circulan por Amrica
Latina a partir del constante intercambio de correspondencias con colegas indianistas. Sea por
la posible apropiacin conceptual de Dos Pers, de Guillermo Hoke; por las convergencias
con Maritegui acerca de las crticas al programa poltico de la III Internacional, y el rechazo
a la idea de una necesaria revolucin democrtico-burguesa como etapa de la lucha por el soFLDOLVPR (VFiU]DJD R SRU OD LQXHQFLD
de las discusiones en torno al Black Power en su
Autor: Ricardo Rocha.
En su enfrentamiento con una naciente burguesa nacional que incentivaba las rivalidades tnicas, Fanon entenda que la conciencia nacional
era la forma ms elaborada de la cultura. Decir
que la lucha de liberacin nacional, la transformacin de las formas y los contenidos culturales
hacen desaparecer no solamente al colonialismo
VLQRWDPELpQDOFRORQL]DGRVLJQLFDDUPDUTXH
no se puede hablar de una cultura universalmente negra. Entendiendo la prctica como constituyente de valores, comportamientos, formas de
interaccin sociales, para Fanon la formacin de
la cultura es nacional, as como la propia nacin
se hace en la lucha por su emancipacin poltica.
No podra haber culturas rigurosamente
idnticas. Imaginar que se va a hacer una
cultura negra es olvidar singularmente
que los negros estn en vas de desaparecer, puesto que aquellos que los han creado estn contemplando la disolucin de su
supremaca econmica y cultural. No habr
cultura negra porque ningn poltico piensa tener vocacin para dar origen a repblicas negras. El problema est en saber el
sitio que esos hombres piensan reservar a
su pueblo, el tipo de relaciones sociales que
decidan instaurar, la concepcin que tienen
del futuro de la humanidad. Eso es lo que
97
98
las relaciones capitalistas como clave de anlisis (Walsh, 2007), no son pocas las crticas a Reinaga por dejar de lado esta forma de abordar
VXVUHH[LRQHV
Si bien se resalta la enrgica lucha en torno a la
forma de la propiedad de la tierra, apuntando
en direccin al uso colectivo de la tierra orientado por relaciones de reciprocidad del ayllu que
cuestiona la existencia de grandes propiedades
depredadoras; acorde a su crtica al marxismo,
Reinaga realiza referencias meramente descriptivas acerca de los procesos econmicos propios
del sistema capitalista.
Armando Bartra, crtico mexicano, dir que el
pensamiento del intelectual boliviano puede ser
FODVLFDGRDSDUWLUGHXQDFRQFHSFLyQGHFKRque de civilizaciones, en la que se conciben a
las sociedades nativas de manera apartada de la
sociedad moderna occidental, an cuando estas
se encuentran involucradas en las relaciones soFLDOHVFDSLWDOLVWDVLQWHUQDFLRQDOHV6HJ~QDUPD
Bartra, el objetivo de la lucha se encuentra en el
reconocimiento en el mbito de la cultura y de la
ciudadana, sin comprometer todava la acumulacin del capital nacional e internacional. (Bartra, 2014).
A modo de conclusin
A partir de una lectura de Fausto Reinaga a la
luz de Franz Fanon, se intent captar algunos
elementos que estn presentes en el pensamiento social y poltico boliviano. Sin duda, entender
la raza como constituyente del poder y de la
formacin de los Estados-nacin en Amrica Latina, resulta un aporte clave a las perspectivas
terico-polticas vinculadas a la colonialidad del
poder y al pensamiento social y poltico boliviano. Sin embargo, el dilogo con el intelectual argelino nos desafa a nuevas preguntas.
Teniendo en cuenta la importancia del katarismo y los procesos polticos contemporneos, la
lucha contra la opresin colonial se direcciona al
Fausto Reinaga y Felipe Quispe. En: Revista Poltica y Cultura, n. 37, pp. 185-210,
Distrito Federal, Mxico, 2012.
En este sentido, esta propuesta comparativa preWHQGHSURPRYHUODUHH[LyQDFHUFDGHODVWHQVLRnes que atraviesan al presente del movimiento
indgena en Bolivia. Como ya fue dicho, este
trabajo fue motivado y pretende motivar a nuevos y ms profundos debates que aporten a la
lucha contra las dominaciones y dependencias
de nuestra Amrica Latina.
Referencias bibliogrcas
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Bartra, Armando. La conspiracin de los diferentes. En: El Hombre de Hierro: Limites sociales y naturales del capital. Editorial taca,
Ciudad de Mxico, 2014
Cruz, Gustavo R. Poder indio y poder negro: recepciones del pensamiento negro en Fausto Reinaga. En: conos, Revista de Ciencias Sociales, n.51, enero-febrero, pp. 29-46,
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Quito, Ecuador, 2015.Escrzaga, Fabiola. Comunidad indgena y revolucin
en Bolivia: el pensamiento indianista de
99
La alternativa educativa:
Por qu la educacin es
una alternativa?
Juan ngel Caldern Cabrera
P
100
Ante semejante pregunta, me resta re-conceptualizar lo que entiendo por educacin y lo que
he vivido dentro y fuera de la educacin para
tratar de intuir una alternativa posible.
As pues, puedo decir que la educacin y las relaciones pedaggicas son como un correr transversal que se presenta en todas las relaciones
humanas; que no se ve pero que est presente
en cada gesto, en cada palabra y cada acto de la
vida. Se presenta en todos los encuentros y situaciones; en el grupo primario, el callejero, los
grupos escolares, el trabajo, el grupo deportivo,
la asociacin civil, el partido poltico, la empresa y los medios de informacin. La educacin
no es slo la accin de las generaciones adultas sobre las no maduras para la vida social; es
tambin la accin ejercida por las generaciones
no maduras a las adultas, por la accin de las
maduras hacia las maduras y las jvenes hacia
las jvenes. La educacin es de todos para todos y en todos los lugares. Todos nos educamos
LQXLGRV SRU HO PXQGR (V HVD PHGLDWL]DFLyQ
la que hace que el fenmeno educativo sea un
hecho social; un hecho que transmite y reconstruye en las realidades concretas las creencias,
valores, y costumbres. En este sentido la educacin es para la socializacin.
Es socilogo de la Universidad
Nacional Autnoma de Mxico
(UNAM). Tiene un posgrado en
Educacin Didctica y conciencia
histrica de la Universidad Autnoma
de la Ciudad de Mxico. Realiza talleres
de lectura a padres y madres de la
delegacin Benito Jurez de la ciudad
de Mxico. Ha sido formador de varias
generaciones de jvenes en la disciplina
\ORVRDGHOGHSRUWH
101
cimientos ordenados y sistematizados. Esta situacin empieza con el espritu racionalista instrumental del siglo XVIII hasta llegar a nuestros
das. Sin duda, el hecho educativo visto como
institucionalizacin es parte de la conformacin
del Estado occidental moderno; Estado burgus
que surge a partir de algunos fenmenos econmicos, polticos, sociales y culturales; los cuales
parten, adems, de rupturas violentas como la
Revolucin Inglesa, la Revolucin Francesa y la
Revolucin Industrial. Estos hechos cambiaron
aceleradamente las formas de vida de los seres
humanos, sacndolos de sus asentamientos y
llevndolos a otros nuevos, transformando sus
procesos laborales, sus ideas y su moral y, con
HOORODVIRUPDVGHODHGXFDFLyQ$VtSDUDMXVWLcar el nuevo orden burgus bajo una actitud aparentemente neutral, el Estado-nacin moderno
que se expandi sin medida se convirti en un
factor de equilibrio y regulador de energas dispersas y elaborador de la conciencia y la unidad
nacionales. El nuevo ciudadano se estaba creando y haba que darle una forma y una conciencia
con respecto a la nacin burguesa. La educacin
Autor: Ricardo Rocha.
102
hecho presentndolo como una autoridad legtima. Esto es lo que en conjunto, Pierre Bourdieu
llama violencia simblica dentro de la accin
pedaggica.
Ante este planteamiento, la visin de la educacin como un hecho socializante e histrico
puede resultar incongruente con la complejidad del hecho educativo; tan inconsistente como algunos planteamientos de la teora
de la correspondencia cuando menciona que
la escuela es el pilar de la reproduccin de la
fuerza de trabajo y su comportamiento. Desde
que el marxismo plante que la conciencia es
el producto de las condiciones de la vida diaria del ser humano, de su trabajo diario y de su
actividad, se han hecho muchas interpretaciones que se quedan en un nivel mecnico y lineal diciendo que la postura marxista se reduce a la determinacin de la estructura sobre la
superestructura y que, el Estado es quien ejerce un control social y educativo total; con sujetos sumisos, amputados, limitados, dciles e
incapaces de ver ms all de su tarea inmediata. No obstante esta visin, algunos marxistas
como Louis Althusser ya observaban que la resistencia de las clases explotadas se expresaba
en los mismos aparatos ideolgicos de Estado
a travs de diversas formas de expresin utilizando las contradicciones existentes dentro
de las mismas instituciones escolares. Por su
parte, Lenin tambin interpretaba esta idea
de forma ms detallada cuando planteaba la
relacin existente entre educacin burguesa y
aparato poltico; agregando que la clase que
tuviera el control poltico tena la posibilidad
de tener la violencia concentrada y organizada
del conjunto social.
La educacin, bajo esta perspectiva, ya no puede
ser vista desde la socializacin o como una accin ejercida por las generaciones adultas a las
jvenes o la funcin equilibrada del Estado con
HOQGHVRFLDOL]DUHLQWHJUDUDOLQGLYLGXRHQVX
contexto histrico social.
La educacin es, adems de esto, un aparato de
Estado, es decir, un hecho social e histrico subordinado al poder. Quien ejerce el poder poltico es quien orienta la educacin y quien le da un
carcter de acuerdo a su propia ideologa. Bajo
esta concepcin, la educacin es un hecho social,
histrico y poltico, entendido esto ltimo como
una relacin entre dominantes y dominados.
103
Como se puede observar, en este planteamiento se desarrolla una nueva y vieja problemtica
que consiste en cmo plantear la participacin
GHOVXMHWRFRPRPRGLFDGRUGHVXUHDOLGDG(Q
qu momento el sujeto puede adoptar una actiWXGUHH[LYDDOUHGHGRUGHVXYLGDFRWLGLDQDDOrededor de ese micropoder que se ejerce en todas
las relaciones pedaggicas? En qu momento el
sujeto puede oponer resistencia a la cultura dominante desde la misma escuela o, mejor an,
desde afuera? Qu es lo que tiene que suceder
para que ese proceso se traslade a la realidad
concreta? Cmo lograrlo si hay un abismo entre
su vida cotidiana y los contenidos educativos?
Es desde esta perspectiva que pretendo retomar
la teora de la resistencia y su complemento que
se ha denominado teora del sujeto en su momento histrico.
Considero que el sujeto es en su circunstancia y
que por lo tanto, pensar en una teora acabada
sera caer en los mitos de la ciencia y las leyes
Autor: Ricardo Rocha.
104
105
Crnicas del
desmantelamiento de
Bolivia
Victor H. Romero
106 L
Privatizacin I
La Primera Ola se inicia en el periodo de 19911993, con el acuerdo patritico gobierno que funciona en base a la alianza entre el MIR y ADN,
siendo sus representantes directo Hugo Banzer
Surez y Jaime Paz Zamora, raz poltica de Juan
Del Granado (MBL, MNR, MSM) y de Samuel
Doria Medina (UN, UD) y Tuto Quiroga (ADN,
Podemos, PDC).
En este gobierno que cruza los ros de sangre y
sella alianza entre perseguidos y torturadores, se
emite la Ley 1330 de Privatizacin, el gobierno
boliviano vende las empresas estatales a las que
FRQVLGHUD HQ TXLHEUD R LQHFLHQWHV D LQWHUHVHV
econmicos extranjeros y nacionales conformados por la elitocracia burguesa y partidaria del
momento.
Las empresas que se privatizan en este periodo
pertenecan a las nueve corporaciones de desa-
Victor H. Romero
107
prometen privatizar todas las empresas y cumplir con los lineamientos internacionales de los
Estados Unidos y del Banco Mundial, segn inIRUPDFLyQSHULRGtVWLFDGHHVDpSRFD$QHVGH
1991, Samuel Doria Medina, quin fue Ministro
de Planeamiento del gobierno de Jaime Paz Zamora que cogobernaba con Hugo Banzer Surez
el ex dictador, era jefe de la delegacin boliviana
ante el grupo Consultivo de Pars, grupo que se
compromete a privatizar las empresas nacionales en un plazo de dos aos.
Quienes tambin conformaban esta comisin,
aparte del actual candidato/empresario Samuel
Doria Medina que era el jefe de la misma, era los
ministros David Blanco y el adenista Fernando
Kieffer y aqu viene el dato, quin tambin participaba en este proceso era un joven Tuto Quiroga, como viceministro del rea. En ese periodo
Doria Medina proyectaba la medida como positiva prometiendo que era lo mejor para el pas,
asumiendo como efectivo el desmantelamiento
de la empresa estatal productiva. Bajo esos preceptos se vendieron en este primer periodo sesenta empresas bolivianas.
108
Tarija perdi trece empresas: la Planta Industrializadora de Leche PIL, la Fbrica de Alimentos
Balanceados, el Centro Vitivincola CEVITI, las
Industrias Avcolas de Tarija, el Programa Avcola
de Oleoginosas y Maz PAOM, la Empresa Tarijea de Gas EMTAGAS, Industrias Agrcolas de
Bermejo IAB, Fbrica de Cemento El Puente, Empresa Forestal Pecuaria Tariquia, Fbrica de Envases de Vidrio Cristalera scar Alfaro, la Fbrica
de Sal Yodada, la Fbrica de Aceites Comestibles
Villamontes y la Industria Papelera de Tarija.
Santa Cruz perdi doce empresas: la Planta industrializadora de leche PIL, la Hilandera Santa
Cruz, Planta Elaboradora de Queso San Javier,
Cabaa Lechera Santos Pas, Hotel Asahi, Fbrica
de losetas Montero, Fbrica de cermica roja Camiri, Fbrica de cermica Robor, Proyecto Ganadora Todos Santos HIRTNER, Ingenio Azucarero Guabir, Productos Alimenticios de Maz
Mairana PAM, Fbrica de Alimentos Balanceados Portachuelo ALBAPOR.
Beni perdi ocho empresas: Planta de Silos SACHOJERE, Aserradero Chimanes San Borja, Empresa Procesadora de Semillas Mejorada EPSM,
la Empresa Ganadera FONBENI-COTESU, Empresa Ganadera REMES, Fbrica de Cermica
Roja Trinidad, Planta Laminadora de Goma LAMIGOSA, Empresa Nacional de Castaa ENACA.
La Paz perdi seis empresas; Planta Industrializacin de Leche PIL, Industrias Metlicas
INMETAL, Fbrica Nacional de Vidrio Plano
)$19,3/$1)ULJRUtFR/RV$QGHV3ODQWD,Qdustrializacin de T Chimate y la Planta Industrializadora de Quinua PIQUIN.
Oruro perdi seis empresas: Fbrica de Cermica Roja Oruro, Fbrica de Objetos de Peltre,
Centro Agropecuario de Desarrollo del Altiplano CADEA, Hotel Terminal, Terminal de Buses,
Fbrica de Cadenas, CASAM Oruro.
Cochabamba perdi cinco empresas: Planta Industrializadora de Leche PIL, Planta de T Chapare, Proyecto de Produccin de Harinas Compuestas TARHUI, Proyecto de Granja Pisccola Piusilla
y la Fbrica Boliviana de Cermica FABOCE.
Chuquisaca perdi cinco empresas: Taller de Cermica, Fbrica de Cemento sucre FANCESA,
Planta de Industrializacin de Leche PIL, Planta
de Aj y la Planta de Pollos BB.
Pando perdi cuatro empresas: Sistema de Agua
Potable Cobija APC, la Fbrica de Cermica Roja
Cobija, Telfonos Automticos COTECO, Servicios de Energa Elctrica SEC Pando.
Finalmente Potos perdi una empresa la Lnea
Area Imperial, LAI Potos.
Consecuencias
Leyendo a la lista de las empresas vendidas uno
puede darse cuenta de lo mucho que Bolivia ha
perdido con este proceso, en comparacin a lo
que ahora impulsa el Proceso de Cambio, prcticamente se est reconstruyendo el desarrollo
nacional a partir de la creacin y generacin de
empresas estatales. Vale aclarar que la venta de
estas empresas tambin incluy el despido de
decenas de empleados, que tuvieron que perder
su trabajo, mientras que otros se subordinaron
a las nuevas administraciones bajo condiciones
distintas que implicaban un sometimiento laboral y que atentaba a sus derechos.
Realizados hoy los balances, se concluye que el
estado boliviano en este primer periodo priva-
109
110
Fuentes:
Breve Historia del Neoliberalismo, David Harvey.
Informe Asamblea Plurinacional de Bolivia.
$UFKLYRKHPHURJUiFR
111
112
V SECCIN
GEOPOLTICA Y
DERECHOS HUMANOS
113
Mapeas o te
mapean: (geo)poltica
de un instrumento de
gobierno en Bolivia*
Louca Lerch
M
114
Articulo adaptado del publicado por Diplomacia Parlamentaria, N2, 2015, Publicacin anual de la Direccin General de Relaciones
Internacionales del Honorable Senado de la Nacin de la Repblica Argentina, Buenos Aires.
Louca Lerch
Es Doctor en Geografa de la
Universidad de Ginebra (Suiza). Trabaja
en Bolivia desde 2008 al desarrollo de
una Infraestructura de Datos Espaciales
para el Estado Plurinacional desde la
Vicepresidencia del Estado y dedic su
tesis doctoral al papel de la cooperacin
internacional y las tecnologas de la
LQIRUPDFLyQJHRJUiFDHQODSROtWLFDV
territoriales y de desarrollo en este pas.
115
fronterizas y potencialmente cocaleras, estratgicas en el marco de una economa de la captura del carbono para los Estados Unidos; zonas
rurales tnicas emisoras de migrantes pobres y
SRWHQFLDOPHQWHFRQLFWLYDVSDUDODFRRSHUDFLyQ
esencialmente europea. La ilustracin 2 muestra
un anlisis de la sobre posiciones entre proyectos de saneamiento de tierras de la cooperacin
internacional y elementos de inters geopoltico
en el territorio boliviano (concesiones, corredores biocenicos) ms ampliamente desarrollado
en Lerch (2014). Sin sorpresas, el anlisis conUPR TXH HO QDQFLDGRU TXH PDV VH GHGLFR D
mapear la tenencia de tierras en reas de inters
geoeconmico son los Estados Unidos. Sin entrar en mas anlisis en este corto texto, se trata
aqu de mostrar la importancia de desarrollar
XQD PLUDGD JHRSROtWLFD VREUH OR TXH HO ORVRIR
Michel Foucault (Foucault 2004a) llama la gubernamentalidad, es decir todo lo que permite
un manejo desagregado orientado a forma de
coercin blanda de la poblacin y su territorio.
116
Pero a la hora de romper con el proyectorado Qu hacer con una cartografa totalmente
dispersa, heterognea y dependiente de
QDQFLDPLHQWRVH[WHUQRV"4XpKDFHUFRQODJXbernamentalidad neoliberal? Estos interrogantes inspiraron la propuesta de Infraestructura de
Datos Espaciales (IDE) del Estado Plurinacional
de Bolivia, GeoBolivia, desarrollada por la Vicepresidencia a partir de 20101.
GeoBolivia
El proceso se inici a partir de la recuperacin
de datos que se encontraban dispersos en todas
las dependencias del Estado. Para permitir su
uso, se implement un conjunto de tecnologas,
datos y acuerdos institucionales que permiten
la difusin en lnea de informacin geoespacial.
Esta informacin es compartida entre diferentes
instituciones y asociada a un sistema de catalogacin estndar que permite en todo momento
LGHQWLFDU HQWUH RWURV OD IXHQWH \ OD IHFKD GH
creacin de esta informacin.
A esta regulacin de la informacin, se suman
estrategias de regulacin por la informacin. La
Constitucin boliviana establece el derecho de
toda la ciudadana a ejercer un control social
sobre la accin gubernamental y para ello se necesita una cartografa del proyectorado que
permita restablecer un control democrtico sobre las polticas de desarrollo.
Ilustracin 2: Analisis de sobreposiciones entre origen del
QDQFLDPLHQWRGHOFDWDVWURFRQFHVLRQHVGHH[SORWDFLyQGH
recursos naturales y corredores de transporte internacional.
Fuente Lerch 2014. Datos INRA 2008; VMT 2008; GeoBolivia
2013; SITAP 2011; ESRI 2013; LSIB 2013.
Referencias.
Foucault, Michel, 2004
Scurit, Territoire,
Population, Cours Au Collge de France
(1977-1978). Hautes Etudes. Paris: Seuil.
Foucault, M. (2004). Naissance de la biopolitique. Cours au Collge de France, 19781979. Paris: Gallimard Seuil.
Lerch, L. (2014). The Geopolitics of Land: Population, Security and Territory Viewed
from the International Financing of the
Land Survey in Bolivia. Journal of Latin American Geography, 13, 137 - 168.
http://muse.jhu.edu/login?auth=0&type=summary&url=/journals/journal_of_latin_american_geography/
v013/13.1.lerch.html
117
Imperio, Imperialismo y
Extractivismo
Atilio Born
118
Atilio Born
No ese fenmeno es totalmente diferente. Lenin habla de la fusin del capital bancario y el
capital industrial, en este caso, lo que se est
hablando es de un crecimiento totalmente desRUELWDGRGHOFDSLWDOQDQFLHUR(VDOJRTXHQR
estaba previsto que ocurriera en ese sentido,
hasta en la misma obra de Lenin o Hilferding,
y que hace que hoy en da sea la fraccin hegemnica del capitalismo a escala mundial. Creo
que la importancia que debe drsele est fuera de toda cuestin, es un elemento decisivo
del capitalismo contemporneo, no podemos
HQWHQGHUOR DO PDUJHQ GHO FDSLWDOLVPR QDQFLHUR SRUTXH HO FDSLWDO QDQFLHUR SODQWHD VXV
exigencias y por como modula el proceso de
acumulacin capital a escala mundial, es la
fraccin hegemnica que somete y subordina
a la fraccin productiva o el capital agrario.
(QODKHJHPRQtDGHOFDSLWDOQDQFLHUR6HDEDQdona la teora del valor de Marx?
Yo personalmente pienso que el fenmeno apenas fue visto por Marx y Engels, no olvidemos
que Marx muere en 1883 y Engels muere en 1895
a principios del siglo XX, cuando el fenmeno de
la expansin colonialista estaba en sus primeras
etapas. Yo creo que ms que abandonar la teora
del valor, cosa que Lenin no lo hizo nunca, explica como que hay otras fuentes de acumulacin
de capital que se complementan con la expansin imperialista.
119
-Retomando los 5 rasgos del imperialismo de Lenin. Nos puede hablar de los nuevos rasgos en el
capitalismo contemporneo.
&XDQGR HOORV PHQFLRQDQ HVWH WHPD PH UHHUR
a Negri y Hardt- de alguna manera lo insinan
en su libro, pero no le dan la transcenda fundamental que tiene en el capitalismo contemporneo, ya que posee toda una industria cultural
con sus medios de comunicacin, con sus estudios de psicolgicos del consumidor logrando
armar un dispositivo de control ideolgico muy
importante. Han logrado formar perfectamente las conciencias, es decir cules son los valores que deben ser incorporados, cmo pueden
vender sus productos; no solo se produce en el
capitalismo contemporneo: pastas de dientes
o automviles sino productos polticos. En ese
sentido, la industria cultural y el papel que tiene
Hollywood que no podemos dejar de lado, para
m es un tema fundamental.
120
121
Entendiendo la
diplomacia de los pueblos
Gabriel Alejandro Villalba Prez
122
Diplomacia Clsica
La diplomacia es quiz una disciplina tan antigua como la misma poltica, porque esta ultima
desarrolla una compleja serie de estrategias con
*
HO Q GH FRQTXLVWDU HO SRGHU HMHUFHUOR PDQWHnerse en el mismo y desarrollar una compleja
gama de acciones para lograr que el desarrollo
de las ideas de poder y gobierno se hagan reales y efectivas. A su vez la diplomacia persigue
consolidar objetivos e intereses en el mbito
internacional, las polticas internacionales, en
relacin con otros estados u organismos internacionales. La nocin ms clsica que se tiene
GH GLSORPDFLD HV DTXHOOD TXH OD GHQH FRPR
El arte de la negociacin.
Esta diplomacia clsica surge histricamente
desde el momento en que los pueblos quisieron
negociar. En la antigedad, por ejemplo, ejercan
la diplomacia los emisarios de los reyes o de los
grandes imperios como el egipcio o el imperio
persa que mantenan relaciones con otros pueblos, reyes o imperios. En el siglo XV cuando se
empiezan a constituir los estados nacin, en el
continente europeo surge una diplomacia quiz ms organizada pero incipiente y aun arcaiFD HQ OR TXH UHULy D VX LQVWLWXFLRQDOLGDG /RV
SULPHURVDOERUHVGHODGLSORPDFLDRFLDOVXUJHQ
en 1815 en Viena con el primer congreso sobre
diplomacia, Austria es el primer estado nacin
en el cual el diplomtico pasa a convertirse en
funcionario pblico. De este desarrollo histrico surge la diplomacia clsica como instrumento
para la consolidacin de los objetivos de la poltica internacional de cada estado.
Diplomacia contempornea
En la prctica diplomtica contempornea se
pueden distinguir cuatro formas de diplomacia
RFLDOWRGDVHVWDVIRUPDVSUDFWLFDGDVH[FOXVLYDmente por los sujetos de derecho internacional
pblico que son el presidente, el ministro de re-
123
en principios y valores para una nueva diplomacia cercana a la Diplomacia de los Pueblos.
El primer aspecto clsico de la diplomacia que se
sigue enseando, se sigue reproducido por todos
los autores que teorizan y hacen doctrina, en mi
opinin doctrina clsica arcaica y sin valor real en
el contexto social internacional, de la ciencia de la
diplomacia es que: LA DIPLOMACIA DEBE SER
OFICIAL, es decir, practicada nica y exclusivamente por los sujetos de derecho internacional pEOLFRTXHVRQORV~QLFRVFRQVLGHUDGRVRFLDOHV
La Diplomacia de los Pueblos destroza completamente esta mxima ya que se constituye en la forma de ejercer presin para conseguir las justas reivindicaciones internacionales de un pueblo, ejerce
oposicin cuestionando y rechazando las polticas
que afectan a los pueblos del mundo como el imperialismo, colonialismo, neo colonialismo, terroULVPRQDQFLHUR\YLRODFLyQGHGHUHFKRVKXPDQRV
124
Ejercen la Diplomacia de los Pueblos los movimientos sociales mundiales, que comparten el mismo
sentimiento de rechazo a las malas prcticas polticas internacionales de su propio o de otro gobierno
y que comparten a su vez el mismo sentimiento de
reivindicaciones sociales internacionales histricas
de los pueblos del mundo. Todo eso de forma no
RFLDO\DTXHORVPRYLPLHQWRVVRFLDOHVQRJR]DQGH
personera jurdica internacional, es decir, no son
considerados sujetos de derecho internacional pblico, no gozan de inviolabilidad y privilegios diplomticos, ni de todas las comodidades propias de un
agente diplomtico. Sin embargo gestionan, organizan y combaten a travs de las protestas que conglomeran a todos los sectores sociales populares y de
forma especial a la juventud para exigir y gritarle al
mundo el respeto a la vida, el respeto a los Derechos
Humanos, reclamar las justas reivindicaciones histricas de los pueblos, rechazar las polticas econmicas de imposicin por parte de organismos internacionales como el fondo monetario internacional,
rechazar las intervenciones militares aprobadas en
el consejo de seguridad de ONU, expresar su repudio a polticas expansionistas y genocidas haciendo
poltica internacional de cambio y rebelin contra la
represin de toda poltica neoliberal. Todo esto sin
VHUDJHQWHVGLSORPiWLFRVRFLDOHV
Nuestra legislacin2 teoriza a la Diplomacia de
los Pueblos de la siguiente manera:
2
I. La Diplomacia de los Pueblos procura entender, dialogar y trabajar para todos, y no para algunos
sectores privilegiados, priorizar los intereses de la nacin
sobre los intereses de cualquier sector, promover y facilitar no slo el relacionamiento entre cancilleras sino
tambin entre pueblos y valorizar el respeto a los Derechos Humanos y principios de la vida por sobre criterios
exclusivos de mercado y capital.
II. El respeto a la Madre Tierra, el principio
de la vida y los Derechos Humanos constituyen los
fundamentos para las relaciones entre los pueblos del
mundo con soberana y dignidad.
Conclusin
Se entiende este nuevo paradigma denominado
Diplomacia de los Pueblos como la democratizacin de las polticas internacionales mundiales
para todos los pueblos del mundo, para todos
los actores sociales.
4
Fuentes bibliogrcas
Convencin de Viena sobre Relaciones DiploPiWLFDVGHDEULOGH5DWLFDGRSRU
Bolivia: Adhesin el 28 de Diciembre de
1977. Entr en vigor el 24 de Abril de 1964.
Ley de Celebracin de Tratados No. 401; Entra
en vigor el 18 de septiembre de 2013.
125
VI SECCIN
CULTURAS Y LETRAS
126
127
128
No cabe duda que el comunicarse es una necesidad. El comunicar e informar es una necesidad humana y por eso el lenguaje es un hecho colectivo,
social, y no personal. Una persona aislada, sola, no
genera lenguaje; somos las personas que vivimos
en colectividad, en sociedad (en un barrio, una comunidad, una ciudad) las que necesitamos de l.
En ese sentido, tanto para un matemtico o fsico, como para un antroplogo, politlogo o historiador, el escribir se presenta como una necesidad imprescindible y obligada para dar cuerpo a
lo que ha estudiado y para poder validar y comprobar los resultados de sus estudios.
de una manera armoniosa y poderosa, la experiencia. Una experiencia frente a la cual la imagen
queda miserable, frente a la cual incluso el relato
VRFLROyJLFRVHPXHVWUDLQVXFLHQWHSRUTXHVHWUDta de una experiencia del espritu y del alma.
La poesa y la literatura tienen esa virtud, la de
transmitir a los lectores lo que los escritores experimentan en los lugares ms alejados del mundo; experiencias que son capaces de plasmar, de
manera poderosa, condensada y comprimida,
en algunos versos, prrafos o captulos de alguna novela u otro texto literario.
No existe relato lgico ni video mucho meQRVHOUHVXPHQWHOHJUiFRGHXQPHQVDMHGHIDcebook o twitter que pueda imitar el podero
de esa imagen escrita que no llega solamente al
cerebro, sino que lo perfora para alcanzar el corazn y atravesar el alma.
Entonces, cuando uno rehye o deja de lado el
conocimiento de esa experiencia, est dejando
de lado un pedazo del mundo sensible del escritor, que nunca va a poder experimentar. En
cambio, si nos acercamos a ese conocimiento y
lo leemos, de cierta manera nos apoderamos del
alma del poeta o literato. Y cuantos ms poemas,
relatos literarios o novelas leamos, ms nos habremos acercado, apropiado y apoderado de las
almas y experiencias de esas personas a las que
nunca conoceremos y de esos lugares a los que
nunca llegaremos. Y, sin duda, esa experiencia
HQULTXHFHLQQLWDPHQWHQXHVWUDDOPD\HVStULWX
En cada poema y libro estn depositadas las experiencias sensibles del escritor. En ese sentido,
el escribir es justamente una forma de decirle al
mundo: esto es lo que soy, esto es lo que vivo, esto
es lo que he comprendido. Por ello el anhelo de
XQHVFULWRULQYHVWLJDGRURFLHQWtFRHVTXHHOGtD
La segunda ley de la termodinmica hace referencia, en general, a que todos los procesos son irreversibles y degenerativos, y se la podra asociar con el principio de la entropa
(desorden en un sistema).
129
Antecedentes
130 E
La versin original del presente artculo fue una Tesis de Maestra presentada y aprobada en la Universidad Mayor
5HDO\3RQWLFLDGH6DQ)UDQFLVFR;DYLHUGH&KXTXLVDFDHQHOPHVGHDJRVWRGHHQODFLXGDGGH6XFUHHPDLO
qualityworld_qw@yahoo.com.
Es Magister en Comunicacin
Intercultural como aporte al
Desarrollo - Universidad Mayor Real
\3RQWLFLDGH6DQ)UDQFLVFR;DYLHUGH
Chuquisaca, Licenciado en Ciencias de
la Comunicacin - UTO. Especializado
en Produccin para Radio y Televisin
Universidad de Madison WisconsinS.
Conferencista en: Pittsburg University,
Cornell University, Vassar College,
Ithaca College, Universidad Autonoma
de Mxico UNAM ExtensinCanad, Laval University Quebec,
Museo Antropolgico de Basel
Suiza, University of Central Florida,
Gainesville University Florida.
131
Situacin problmica
Entre las preocupaciones actuales, abordar el arte
desde la perspectiva de la comunicacin es una
JUDQSUHRFXSDFLyQHVWRVLJQLFDDQDOL]DUORTXH
Schramm1UHHUHTXHODFRPXQLFDFLyQGHPDVDV
FRQHUHstatus a sus protagonistas, quienes como
actores se hacen muy conocidos en una especie
1
Wilbur Schramm naci en Ohio (USA) en 1907. Es uno de los autores principales de los MASS COMMUNICATION RESEARCH, cuyo
estudio recogido en su obra PROCRESS AND EFFECTES OF MASS
COMMUNICATION FUNCIONAMIENTO DEL MODELO DE
6&+5$00WRPDHOPRGHORGH6KDQQRQ\:HDYHUKHLGHQWLFD
TXHORVSURFHVRVGHFRGLFDFLyQ\GHGHFRGLFDFLyQVHUHPLWHQDXQFDPSR
de experiencias que no son del todo coincidentes. Y Propone cinco efectos
en la comunicacin: el efecto primario, el efecto de los diferentes canales,
ODFRPSUHVLyQGHOVLJQLFDGRODFRGLFDFLyQGHODVDFWLWXGHV\RSLQLRQHV
adems de los efectos en funcin a los grupos.
En: PYE, Lucian W. (comp.) Evolucin poltica y comunicacin de masas,
Troquel, Buenos Aires, 1969
El P. Josef EstermannPLVLRQHUROyVRIR\WHyORJRVXL]RKDHVFULWRHO
libro FILOSOFA ANDINA. Estudio interculturalidad de la sabidura
autctona andina, como una forma de dar voz y expresin a los que fueron acallados por el ruido triunfador de las concepciones importadas e
impuestas por la fuerza, como un deber de devolucin de lo propio,
maltratado, negado y supuestamente extinguido, como una protesta
contra la situacin escandalosa del pueblo andino que sufre las consecuencias de la globalizacin. Opta para ello por un enfoque intercultural al
TXHHQWLHQGHFRPRXQDDFWLWXGFRPSURPHWLGD\FRPRXQDUHH[LyQVREUH
las condiciones y los lmites de un dilogo (o pollogo) entre culturas.
En: Solar, n. 4, ao 4, Lima 2008
cambios de perspectiva precisamente en tiempos de cambio, eliminando las actitudes estereotipadas que se muestran en la televisin por
ejemplo, para ellos el concepto de interculturalidad esta en mostrar en la pantalla chica, una
simptica cholita como presentadora que intenta a todas luces parecerse a la presentadora de
vestido, de pelo teido, bien pintadita, y lo que
es peor utilizando las mismas muletillas y
contenidos occidentocentrista. Por tanto; representar una tarea pendiente en la comunicacin para la construccin de un periodismo
intercultural en Bolivia.
En ese contexto; revisando histricamente los
contenidos de los medios; sean escritos, televisivos o radiales, el elemento indio fue tratado de
PDQHUD VXSHUFLDO \D VHD HQ VX LGLRPD X RWUDV
formas de expresin.
133
134
/DPLUDGDGHXQVRORRMRGH6DQMLQpVUHHUHD
los indios que plasma en el lienzo Guzmn de
Rojas parten no de la vivencia real del sujeto que
es representado en la obra (el indio), sino que
SDUWHQGHVGHODPLUDGDLGHDOL]DGDVLQVXUDVQL
contradicciones, que tiene el pintor del indio.
(Sanjins, J. 2005)
136
Marco Contextual
Para comprender cualquier obra de arte es necesario ubicarla en el contexto histrico. Los
factores que intervienen en su creacin con la
sociedad, que estimula la corriente artstica, el
artista, que interpreta las necesidades de su sociedad y responde a ese estmulo y el espectador, como el observador de la obra de arte. Pero
que adems, esta contextualizacin nos permite aproximarnos a escribir la historia del arte
orureo, porque son muchos los artistas que
aportaron con su arte para interpretar la realidad. Independientemente de lo bello y lo esttico, est el contenido, algunos de los artistas
fueron militantes polticos y que por el arte de
inclusin que desarrollaron sufrieron el exilio,
o fueron encarcelados. Por tanto a continuacin
describimos, los hitos histricos que permiten
contextualizar el trabajo de los artistas a propsito de nuestro estudio.
con larga experiencia artstica en Jujuy Argentina, les caracteriza y preocupa primordialmente
un objetivo preciso; ubicar el hecho plstico en
una dimensin humana.
La revolucin del 52
Sin duda otro importante artista es Valerio Calles Choque, siendo un extraordinario dibujante,
hace representaciones estticas basadas en los
6XSD\.R\DVTXHQRVRQRWUDFRVDTXHJXUDV
de mineros fornidos, robustos, mitad humanos
mitad diablos, con factura slida en el empaste del color y el dibujo, utiliza alto relieves en
el lienzo, donde el cuadro pareciera salir de su
interior para penetrar en la retina espectador.
Lamentablemente tras su fallecimiento (1989) se
revela que muy poca obra haba dejado el artista.
Restauracin de la democracia
Hasta aqu se renen en esta antologa ideas
diversas por conducto de las cuales los artistas
orureos han respondido de manera acertada o
no a problemas donde se entrelazan lo artstico,
137
138
A manera de conclusin
En nuestra investigacin, se inicia un camino
hacia la necesidad de reconocer lo mestizo en la
poblacin boliviana adems de consolidar una
identidad nacional con la presencia de la imagen del indio, en las obras analizadas de los cuatro artistas seleccionados, legitima su presencia,
pero para que su imagen pueda transgredir las
normas sociales es necesario que se incorpore
elementos nuevos a su propia expresin sgnica.
Esa transgresin se traduce en que los smbolos
creados, independientemente de lo esttico incorporan presencias que cuestionan al sistema,
VLJQLFD PLUDU HO HQWRUQR WDQWR GH VXV UDVJRV
fsicos como sus vestiduras para que los artistas vean la forma de pintarlo y de reproducir su
existencia oculta, invisibilizada, enmascarada
BIBLIOGRAFA
BOURDIEU, Pierre, SOCIOLOGA DEL ARTE,
Barcelona, Edit. Pados, 1998.
CALVO, Marcelo, MISTICA Y PAISAJE, Ensayos sobre la Obra de Cecilio Guzmn de
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1991, PP. 146-152
139
140
(Augusto Boal)
Hjalmar Jorge Joffre-Eichhorn
En Amrica Latina el TdO est presente en casi todos los pases y se aplican sus diferentes tcnicas
a un sinnmero de problemas sociales, polticos,
econmicos, culturales e incluso ambientales en
la urgente necesidad de mejora y transformacin.
Asimismo, se puede constatar una creciente reH[LyQFUtWLFDVREUHODPHWRGRORJtDHQIRUPDGH
publicacin de libros, tesis de Maestra y DoctoUDGR6LQHPEDUJRHVODPHQWDEOHDUPDUTXHHO
TdO, a pesar de sus grandes mritos y aportaciones, an no ha logrado ser reconocido dentro de
los movimientos sociales y/o por los gobiernos
progresistas del continente. Parecera que se lo
considera una mera herramienta nicho. Por consiguiente, se hace necesario, desde la ptica de los
y las que practicamos el TdO, discutir su contribucin al fortalecimiento y la profundizacin de
las grandes luchas polticas que se estn dando
en este momento tan crucial en nuestra Amrica.
deado en tiempos de las dictaduras en Amrica del Sur y luego profundizado en el exilio europeo, el Teatro del Oprimido (TdO) del
brasileo Augusto Boal (1931-2009) aspira ser
un teatro popular liberador y deselitizado para,
por y con los y las oprimidos, inspirado en las teoras y prcticas emancipadoras del gran educador
brasileo Paulo Freire, del visionario dramaturgo
comunista Bertolt Brecht y del eternamente inmortal Carlos Marx. Compuesto por seis tcnicas
teatrales altamente participativas e interactivas de
dilogo, entre ellas el reputado Teatro Foro, y basado en una tica humanista de solidaridad incondicional con los condenados de la tierra, el Teatro del
Oprimido, hoy practicado en ms que 70 pases y
en todos los continentes, devuelve los medios de
produccin teatrales al pueblo y le entrega simultneamente una herramienta de accin transformadora y una autntica forma de vida.
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De ah que las siguientes seis tesis pretenden
ser un aporte a la discusin de las posibilidades transformadoras del Teatro del Oprimido por parte de todos los y las militantes que
apostamos por un Abya Yala todava ms democrtico, independiente, justo y prspero en
el futuro.
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Tesis 1: El TdO radicaliza la democracia. Promueve una permanente y creciente participacin
de la sociedad mediante la ampliacin de espacios y mecanismos democrticos que fomentan
la democracia directa, nutrida de una ecologa
de saberes que permite el dilogo entre las vctimas de las injusticias del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Es un teatro de la calle,
plebeyo que busca constantemente la produc-
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cin de posibles alternativas al sistema imperante, apostando por las capacidades amaticas de
cada uno de nosotros.
Tesis 2: El TdO democratiza el poder. Mediante actividades teatrales interactivas se cultivan
nuevas esferas de autonoma. Se democratiza la
toma de decisiones y fortalece la auto-representacin poltica hacia la construccin de un genuino poder popular. En el TdO, la sociedad toma
por si misma decisiones y contribuye a que el
propio pueblo vaya asumiendo su papel protagnico en la creacin de una nueva cotidianidad.
Tesis 3: El TdO incentiva la participacin social
HQODGHQLFLyQGHODVSROtWLFDVS~EOLFDV En su
formato Teatro Legislativo, el TdO involucra al
Autor: Ricardo Rocha.
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5
En resumen: en un mundo que sigue siendo
escandalosamente desigual (Boaventura de
Sousa Santos) el TdO es una verdadera arma
para la profundizacin de nuestras revoluciones continentales en tiempos de renovados
ataques de la derecha internacional. Convoca
al pueblo a ensayar, experimentar y prepararnos de manera encarnada para las luchas concretas de hoy y maana. Simultneamente crea
espacios realmente existentes en los que es posible convertirse en una mejor versin de uno
mismo y disfrutar del otro y todas sus facultades emotivas e intelectuales plenamente desarrolladas, respetadas y promovidas. El TdO
impulsa un ser humano nuevo capaz de crear
un mundo nuevo en el que todos quepamos
y todos seamos reconocidos como hombres y
mujeres merecedores de una vida digna. En
otras palabras, un mundo nuevo en el que el
Suma Qamaa/Sumak Kawsay se haya conYHUWLGR QDOPHQWH HQ XQD XWRSLD KHFKD UHDOLdad para todos y todas.
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Sicko de Michael
Moore
El documental que explora las
crudas realidades del sistema de salud
norteamericano.
Javier Garca Bellota
Introduccin.
Existe una gran variedad de cines y de producciones ciQHPDWRJUiFDV DOUHGHGRU GHO PXQGR QR HV QXHVWUD ODERU
evaluar si la europea es superior a la latinoamericana o s la
DVLiWLFDHVPiVLQWHUHVDQWHTXHODKLQG~ORGHQLWLYRHVTXH
las producciones hollywoodienses siempre han sido y son
ODVPiVLQX\HQWHVTXL]iQRVRQODVPHMRUHVVHJ~QFLQplos probablemente sean las ms mediocres pero lo innegable es que el mainstream norteamericano est difundido por
todo el globo. En el caso de Bolivia, un 90% de las pelculas proyectadas en salas de cine y de las que pasan por los
canales de televisin nacionales de seal abierta e incluso
cerrada, corresponden al cine hollywoodiense. En el caso
de las series de televisin y telenovelas, actualmente las
producciones mexicanas, brasileras, colombianas se disputan la audiencia con las series norteamericanas, a diferencia
de aos atrs donde haba un dominio de las producciones
mexicanas. Interesantemente las producciones asiticas se
abren paso en el bufet de opciones para mirar televisin.
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Ridiculez en sentido de algo tan sorprendente que no puede creerse que sea cierto.
hasta el punto donde existe una especie de polica mdica, es decir una patrulla tipo policial que
la maneja un mdico y atiende emergencias en
domicilios particulares a cualquier hora del da e
incluso portando con walkie talkie y una radio en
el automvil. Moore decide acompaarlo en lo
que espera ser una dura noche de trabajo y una
gran cantidad de situaciones dramticas, para
su sorpresa, la nica emergencia que atendieron
apresuradamente era la de un hombre con dolores abdominales al cual se le recet y provey
medicamentos para la indigestin.
Ms ridculo aun, entrevista a ciudadanos y ciudadanas francesas que reciben vacaciones en las
playas del sur de Francia para combatir el stress
post traumtico y ser reincorporados con una
completa renovacin a sus puestos laborales,
todo esto pagado en un 70% por el Estado y en
un 30% por el empleador. En el caso de la mujer quien recientemente tuvo a su hijo, el Estado
le enva una especie de trabajadora social que
no solamente le ayuda a cuidar al nio dndole
una capacitacin de cmo atender a menores de
edad sino tambin cocina y hace la lavandera.
Moore estalla en risas de no poder creer que literalmente el Estado francs hace la lavandera de
una mujer que acaba de dar a luz.
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Conicto de intereses
<DTXHODSURIHVLyQPpGLFDVHUtDODPiVVDFULcada de todas, hagamos una comparacin con
otras profesiones. En el caso de la abogaca existe una larga tradicin que rige ticamente el ejercicio de sta profesin, por ejemplo, si un abogado trabaja en cualquier institucin pblica, de
por s est prohibido de trabajar para el mbito
privado. El abogado debe escoger entre trabajar
para el Estado o para un particular y eso por el
principio de que nadie puede ser juez y parte al
PLVPRWLHPSRKDEUtDXQIXHUWHFRQLFWRGHLQtereses, si se permitira que por ejemplo un abogado trabaje para el Ministerio de Economa y
que simultneamente est atendiendo la causa
de un banco privado, se desatara un caos, una
GHVFRQDQ]DLQQLWDVHHMHUFHUtDXQPRQRSROLR
y poder absoluto sobre el Estado y sobre el privado, sin embargo en el mbito mdico en Bolivia esto ocurre cada da y es defendido por los
mdicos, laboratoristas y algunos trabajadores
de la salud en general.
Pongamos el caso del Colegio de Auditores o
Contadores Pblicos de Bolivia el cual regula
el ejercicio de la profesin del auditor, sucede
lo mismo que los abogados, no pueden trabajar
simultneamente para el Estado u entidades pblicas y para el mbito privado. Si lo permitiran
estaran quebrantando el principio de lealtad en
la profesin, una dimensin racional y tica que
el fuero mdico se niega a incorporar.
Este monopolio no solo afecta a la poblacin
tambin es perjudicial para los propios profe-
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VII SECCIN
OJO LECTOR
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El Estado Absolutista
Perry Anderson
Siglo Veintiuno editores, 2011
En la primera parte de la obra se analizan las estructuras generales del absolutismo como sistema de estado, en Europa occidental, a partir del
Renacimiento; y se discute la difcil cuestin de
las relaciones de la monarqua y nobleza que se
institucionalizan a travs del Estado Absolutista,
para cuya transformacin en el tiempo el autor
propone un esquema general de periodizacin.
La segunda parte emboza una perspectiva comparativa del absoluto en Europa Oriental, para
tratar de comprender las razones por las que las
distintas condiciones sociales de la mitad ms
atrasada del continente desembocan, no obstante, en formas polticas aparentemente similares
a las occidentales. La obra se cierra con una discusin de la posicin especial que ocupa el desarrollo europeo en la historia universal., haciendo
KLQFDSLp HQ HO VLJQLFDGR GH OD KHUHQFLD GH OD
Antigedad clsica.
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Figuras de Disenso
Terry Eagleton
Prometeo, 2012
Ni los progresistas ni los conservadores pueden
quejarse cuando sufren crticas de parte de los
radicales; eso sucede todo el tiempo. Nuestros
oponentes polticos deben recordar que hay muchos ms de ellos que de nosotros; tambin deben tener presente que entre ellos se intercamELDQVXFLHQWHPHQWHHORJLRV\TXHHVRVHORJLRV
les permiten prescindir de los nuestros. Por cada
voz de izquierda que se atreve a sugerir que
W.B. Yeats sola ser un tonto de antologa, o que
Isaiah Berlin no fue un genio absoluto de la leyenda progresista, hay un enorme grupo de comentaristas preparados para gritar elogios a voz
en cuello. Espero que estas crticas tambin sean
testigo del hecho de que pende sobre nosotros,
aunque sea como vestigios, una especie de esfera pblica en la cual uno puede intentar escribir
amistosamente sobre cuestiones complejas.
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Los pensamientos de la identidad suelen ser solidarios con las polticas utpicas. Los pensamientos de la multiplicidad, por el contrario, suelen
preferir las micropolticas. Mientras las macropolticas aspiran a transformar el mundo, las micropolticas apuntan a conseguir transformaciones a nivel molecular: instituciones, relaciones
personales, prcticas grupales no piramidales.
Se trata de lograr aplicaciones no coercitivas del
poder, resistencias creativas, acciones liberadoras mnimas, cotidianas, constantes, personales
y sociales. Esta postura militante es coherente
con la concepcin de Foucault, donde la verdad
surge de las prcticas sociales de cada cultura.
Esto es, de los dispositivos de poder. Dichos dispositivos semejan redes por las que circula el poder. Poder que no se posee, que se ejerce y que
FRQJXUDXQUHWLFXODGRHQHOTXHWRGRVSDUWLFLSDPRV/DVUDPLFDFLRQHVGHODUHGHIXQFLRQDQ
como vasos comunicante. Esto posibilita que, en
caso de movilizacin, el poder se perturbe, incluso desde zonas que se suponen faltas de poder.