El Ultimo Teorema - Arthur C. Clarke
El Ultimo Teorema - Arthur C. Clarke
El Ultimo Teorema - Arthur C. Clarke
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Lo cierto es que Clarke no tena que haber estado sirviendo en la RAF pues
ocupaba, en calidad de funcionario del Ministerio de Hacienda de su majestad,
un puesto reservado. Sin embargo, sospechando, no sin razn, que tal privilegio no
iba a durar mucho, decidi escabullirse un buen da y presentarse como
voluntario en el puesto de reclutamiento de las fuerzas areas ms cercano. Y lo
hizo en el momento ms oportuno, y a que, semanas ms tarde, el ejrcito se
puso a buscarlo por prfugo con el fin de reclutarlo para el cuerpo de sanidad!
Dado que no soportaba ver derramar sangre, y sobre todo si era la propia, huelga
decir que tuvo una suerte tremenda.
En aquel tiempo, Arthur Clarke era y a un entusiasta aficionado al espacio que
haba ingresado en la Sociedad Britnica Interplanetaria en 1933, poco despus
de su creacin, y al verse al mando del radar ms potente del mundo, capaz de
producir ray os de slo una fraccin de grado de amplitud, no dud en dirigirlo
hacia la Luna y contar hasta tres segundos para ver si reciba alguna seal de
vuelta.
Por desgracia, no ocurri nada, y de hecho, an habran de transcurrir aos
antes de que alguien lograra hacer regresar de la Luna las ondas emitidas por un
radar. A pesar de ello, y aun cuando entonces nadie poda haberlo sabido, caba la
posibilidad de que hubiese ocurrido algo muy diferente.
SEGUNDO PREMBULO
Del puo de Frederik Pohl
H ay dos elementos de mi vida que tienen, a mi ver, cierta relacin con el tema
del presente libro, y tal vez sea ste un buen momento para ponerlos por escrito.
En primer lugar, poco despus de cumplir la treintena, me haba visto
expuesto al aprendizaje de no pocas materias del mbito de las matemticas
(lgebra, geometra, trigonometra, clculo elemental), tanto en el Instituto
Tcnico de Brookly n, en donde durante un breve perodo de mi juventud pens
de forma errnea que me convertira en ingeniero qumico, como durante la
segunda guerra mundial, en la Escuela de Meteorologa de la base area militar
Chanute, sita en Illinois, cuy o profesorado trat de transmitirme conocimientos
relativos a los principios matemticos de los fenmenos atmosfricos.
Nada de ello me produjo una gran impresin; pero a principios de la dcada
de los cincuenta, le en el Scientific American un artculo que hablaba de un
gnero de matemticas del que jams haba odo hablar y que lo cambi todo.
Aquella disciplina, llamada teora de los nmeros , versaba sobre la
descripcin y catalogacin de aquella unidad bsica de todas las matemticas, el
nmero, y logr encender mi imaginacin.
Envi enseguida a mi secretaria a la librera ms cercana para que comprase
un ejemplar de cada uno de los libros que se citaban en aquel trabajo, y
ley ndolos, me volv adicto a la materia. Durante el ao siguiente y los meses
que lo sucedieron, dediqu todo el tiempo que pude arrancar a mi ajetreada vida
a llenar de clculos resmilla tras resmilla de papel (recuerde el lector que
estamos hablando de los aos cincuenta, y que en aquella poca no disponamos
ni de ordenadores personales, ni siquiera de calculadoras de bolsillo: si quera
tratar de hallar submltiplos a un nmero que, a mi entender, poda ser primo,
haba de emplear el mismo mtodo de que se haban servido Fermat o Kepler, o
de hecho, quiz tambin el mismsimo Aristarco, consistente en repetir hasta la
saciedad tediosas operaciones aritmticas).
Jams llegu a dar con la demostracin perdida de Fermat, y tampoco a
resolver ningn otro enigma matemtico. Ni siquiera avanc demasiado en la
nica empresa en la que, segn cre durante un tiempo, poda embarcarme con
cierto xito, y que no era otra que la de descubrir una frmula generadora de
nmeros primos. Lo que s logr (poca cosa para tamao empeo) fue inventar
un par de muestras de lo que podramos considerar trucos de saln matemticos.
Uno de ellos constitua una tcnica diseada para contar con los dedos (cosa que,
pensar el lector, puede hacer todo el mundo; pero hasta 1.023?) y el otro
consisti en completar una tarea en apariencia imposible. El verboso enunciado
que lo acompaa es el siguiente:
Por aquel entonces, los fotones de aquel raqutico destello de radar que
enviara a la Luna el joven Arthur Clarke haban recorrido un largo tray ecto
desde el lugar de la galaxia en que se haba encontrado la Tierra en el momento
de lanzarlos. Cunto? Veamos: haban transcurrido unos treinta aos desde que
haba regresado el haz de su radar sin proporcionar dato alguno. La luz (como las
ondas de radio o cualquier suerte de radiacin electrnica) viaja, como y a
sabemos, a unos trescientos mil kilmetros por segundo, y aquellos fotones se
haban alejado cada ao un ao luz, lo que los haba hecho recorrer los sistemas
planetarios de varios centenares de estrellas. Muchas de ellas tienen planetas;
algunas, planetas capaces de albergar vida, inteligente en una fraccin reducida
de los casos.
Los humanos jams llegaron a saber qu seres de otros soles detectaron por
vez primera lo que estaba ocurriendo en la Tierra. Los de Groombridge 1.618,
quiz? Los de Centauri B (o y a puestos, A)? Los de Lalande 21.185, los de
Eridani o acaso los de Ceti? Nunca lo supieron, y tal vez fuera mejor as, y a que
slo habra servido para inquietarlos. Fuera cual fuere el sistema planetario que
hubiesen habitado, los astrnomos que haba entre aquellas criaturas (quienes, por
cierto, no se denominaban astrnomos, sino catalogadores de exterioridades)
prestaron no poca atencin a aquella pulsacin que, aunque dbil, los dej
preocupados.
Aunque su aspecto no se asemejaba, en absoluto, al del hombre, posean, sin
lugar a dudas, emociones casi humanas, entre las que se contaba algo similar
al miedo. A la propagacin de microondas procedentes de la Tierra, primer
motivo de desasosiego con que toparon, fueron a unirse los estallidos, mucho ms
brillantes, que llegaran poco despus desde White Sands, lugar en que se
efectuaron las primeras pruebas nucleares; desde Hiroshima y Nagasaki, y desde
otras muchas partes. Tales destellos llevaron a aquellos observadores
extraterrestres del firmamento a mantener acaloradas discusiones entre ellos,
pues daban a entender que haba problemas, y de los gordos.
No puede decirse que aquellos primeros espectadores tuviesen miedo de lo
que estaba haciendo la humanidad en el pequeo y remoto planeta en que viva:
tanto se les daba lo que pudiese ocurrirle a la Tierra; lo que los preocupaba era
que aquel hemisferio radiactivo en expansin no se extinguiera una vez que
sobrepasase su estrella y siguiera viajando por la galaxia, pues ms tarde o ms
temprano, topara con otros individuos que s iban a tomrselo mucho ms en
serio.
CAPTULO I
El pen de Svmi
A unos veinte aos luz de all, sobre la faz de un planeta tan corrompido y
sucio que apenas cabe imaginar que pudiese vivir en l criatura orgnica alguna,
subsista, sin embargo, una raza constituida por seres de aspecto extrao
conocidos como unoimedios. Y la pregunta que bulla en su mente colectiva
mientras se disponan a acatar las rdenes ineludibles de sus seores, los grandes
de la galaxia, no era otra que cunto tiempo iban a ser capaces de prolongar su
supervivencia.
Cierto es que an no haban recibido las instrucciones pertinentes para
ponerse en marcha; pero saban bien lo que estaba a punto de ocurrir, pues
tambin ellos haban detectado las lamentables emisiones procedentes de la
Tierra al ver pasar cerca de ellos las sucesivas oleadas de fotones. Asimismo,
saban en qu momento iban a alcanzar stas a sus seores y, por encima de todo,
conocan bien cul iba a ser la reaccin ms probable de los grandes de la
galaxia, y la sola idea de lo que comportara tal cosa para ellos bastaba para
hacer que se estremecieran dentro de su armadura.
La nica esperanza real que les quedaba a los unoimedios consista en ser
capaces de llevar a trmino cuanto les exigieran los grandes de la galaxia. No
obstante, una vez acabada su misin, an habra de quedar con vida el nmero
necesario de congneres para mantener la existencia de la raza.
CAPTULO II
La universidad
Ocurri al final de una de las clases de sociologa que tanto haba aborrecido.
El profesor, por el que siempre haba sentido una aversin todava may or, era un
tal doctor Mendis. Cuando se dispona a salir del aula, se lo encontr de pie ante la
puerta, sosteniendo el cuaderno de tapas negras en el que anotaba las
calificaciones.
Acabo de repasar los resultados del examen de la semana pasada lo
inform, y los suy os me han parecido muy poco satisfactorios.
Para Ranjit, tal cosa no constituy sorpresa alguna.
Lo siento respondi con aire distrado mientras vea desaparecer a la
carrera a sus compaeros. Intentar mejorar aadi, resuelto a salir tras
ellos.
Pero el doctor Mendis no haba acabado.
Quiz no lo recuerde dijo, pero al principio del semestre dej claro
cmo pensaba calcular la nota final. Voy a tener en cuenta el examen parcial de
mitad de evaluacin; las preguntas formuladas en clase de cuando en cuando; la
asistencia y participacin, y el examen final, conforme a una proporcin del
veinticinco, el veinte, el veinticinco y el treinta por ciento respectivamente. Y he
de comunicarle que su comportamiento y las respuestas que ha ido ofreciendo en
clase distan tanto de la media aceptable que, a menos que obtenga un resultado
razonable en el parcial, habr de superar usted el ochenta por ciento del examen
final si quiere raspar el suficiente. Si he de serle sincero, dudo que sea capaz de
lograrlo. Tras estudiar por un instante las anotaciones que haba ido recogiendo
en su cuaderno, lo cerr de golpe mientras meneaba la cabeza. En
consecuencia, le recomiendo que estudie la posibilidad de abandonar la
asignatura. Dicho esto, alz la mano como si quisiese atajar las objeciones de
Ranjit, aunque l no tena intencin de plantear ninguna. Ya s que con un No
Presentado va a ser muy difcil que pueda renovar la beca; pero estar de
acuerdo conmigo en que es mejor eso que un suspenso. O no?
El muchacho no tuvo ms remedio que asentir, aunque se neg a complacer
al doctor Mendis hacindolo en voz alta. Cuando al fin sali de la clase, no
quedaba en la residencia ms alumno que una estudiante burguesa, bastante
agraciada y algo may or que l. Ranjit saba que estaba con l en el curso de
sociologa, aunque la haba tenido por poco ms que una de las piezas del
mobiliario de que estaba dotada el aula. Nunca se haba relacionado demasiado
con los burgueses o burghers, que era como se denominaban los individuos de la
reducida fraccin de ciudadanos ceilaneses que descenda de alguno de los
colonizadores europeos de la isla; y en particular con los integrantes de sexo
femenino.
Aquel integrante en particular estaba hablando por telfono, aunque cerr el
mvil al verlo acercarse.
Subramanian? le pregunt.
S? respondi con un gruido Ranjit, que no estaba de humor para
conversaciones triviales.
Me llamo My ra de Soy za le anunci ella, sin dar la impresin de haberse
ofendido ante el tono que haba empleado l. He odo lo que te ha dicho el
doctor Mendis. Piensas seguir su consejo de no presentarte?
Molesto de verdad con ella, contest:
Supongo que no. Por qu iba a hacerlo?
Es que no deberas hacerlo, lo nico que necesitas es que alguien te eche
una mano. No s si te habrs dado cuenta, pero y o he estado sacando
sobresaliente en todo; y si quieres, podra darte clases particulares.
Aquella proposicin, por completo inesperada, lo hizo recelar de inmediato.
Y qu te mueve a hacer algo as? inquiri.
Ella, fuera cual fuere el motivo real quiz slo el que Ranjit era un joven
apuesto, respondi:
Que creo que Mendis no est siendo justo contigo.
As y todo, la contestacin de l pareca haberla defraudado, y aun se dira
que la haba ofendido, a juzgar por la brusquedad con que aadi:
Si no quieres que te ay ude, no tienes ms que decirlo. Pero deja que te
informe de que lo que el doctor Mendis llama sociologa no es ms que
memorizar lo que dice el libro, y casi siempre, las partes que se refieren a Sri
Lanka. Yo podra explicrtelo todo con tiempo de sobra para el examen final.
El muchacho sopes por unos instantes la oferta.
Gracias dijo al fin, pero creo que puedo arreglrmelas. E inclinando
la cabeza a fin de mostrar el reconocimiento suficiente para no parecer
desconsiderado, se dio la vuelta y se march.
Aun as, no pudo hacer caso omiso de lo que le haba dicho la joven que haba
dejado tras s. Lo cierto es que no andaba errada: a fin de cuentas, quin era
aquel profesor para decirle que no iba a ser capaz de obtener un buen resultado
en el examen final? Aquel maestrucho cingals y aquella burguesa no eran los
nicos que conocan la historia de Sri Lanka, y l estaba convencido de saber de
un lugar concreto en el que se almacenaba dicha informacin, as como de que
los encargados estaran encantados de compartirla con l.
Y lo cierto es que aprob, y no con el ocho sobre diez que el doctor Mendis
consideraba imposible y que tan divertido pareca resultarle, sino con un nueve
con uno (lo que situaba la suy a entre las cinco calificaciones ms elevadas de
aquel ao). Algo que decir, doctor Mendis?
Ranjit haba confiado en que el hecho de que su padre no le hablara no
comportase que fuera a negarse a ay udar a su hijo, y haba estado en lo cierto.
Tras exponer a Surash, el monje que haba atendido su llamada, lo que
necesitaba, haba recibido la respuesta que esperaba:
Debo consultar con el superior haba dicho el anciano con cautela.
Vuelve a llamar dentro de una hora.
Sin embargo, sabedor de antemano de cul iba a ser la contestacin, l y a
haba metido en su mochila el cepillo de dientes, una muda limpia y las dems
cosas que iba a necesitar para quedarse en Trincomali antes de volver a
telefonear.
S, Ranjit haba dicho el religioso: Ven en cuanto puedas, que vamos a
darte lo que necesites.
El nico modo que haba hallado para viajar a Trincomali haba sido subiendo
a dedo en un camin que ola al curri del conductor y a su carga de aromtica
canela. Aquello haba hecho que llegase al templo mucho despus de la
medianoche. Su padre, claro est, llevaba tiempo dormido, y el sacerdote
auxiliar que haba quedado en vela no se ofreci a despertarlo. S se mostr, en
cambio, dispuesto a otorgar al joven todo cuanto pidi: una celda y un lecho en
que dormir, tres comidas al da (sencillas aunque apropiadas) y acceso al archivo
del edificio.
Los documentos no se hallaban escritos en pergaminos antiguos ni en vitela tal
como haba temido Ranjit: el templo de su padre, siempre al da, contaba con
todo gnero de artculos modernos. Y as, cuando se despert al da siguiente, se
encontr con que, sobre la mesilla situada al lado del catre, haban dejado un
ordenador porttil con el que poder consultar toda la historia de Sri Lanka, desde
los das de los vedas tribales, primeros habitantes de la isla, hasta su presente.
Haba mucha ms informacin de la que haba mencionado su profesor; pero
Ranjit se haba preocupado de llevar consigo el libro de texto, no para estudiar,
sino con la intencin de tener una idea de cules eran las partes del pasado de la
nacin de las que poda hacer caso omiso sin temor. Slo dispona de cinco das
antes de tener que regresar a la universidad, y sin embargo, aquel tiempo
resultaba ms que suficiente para un joven tan brillante y motivado como Ranjit
Subramanian si consagraba toda su atencin al estudio de aquella asignatura
(puesto que no se haba dejado arrastrar por la diversificacin de actividades: un
punto para la teora del sndrome de GSSM). Tambin haba aprendido cierto
cmulo de cosas que no iban a aparecer en el examen final, como el expolio del
ingente tesoro de perlas y oro que haban perpetrado los portugueses en el templo
de su padre antes de derribarlo. Asimismo, haba descubierto que en determinada
ocasin, los tamiles haban ejercido su gobierno sobre toda la isla durante
cincuenta aos, y que el general que los haba derrotado para liberar a su
pueblo segua gozando, como era de esperar, de un gran respeto entre los
cingaleses modernos (incluida la familia del mismsimo Gamini, dado que a su
padre, Dhatusena Bandara, le haban puesto su nombre).
Cuando la furgoneta del templo lo dej en la universidad, Ranjit se dirigi de
inmediato a la habitacin de su amigo. Al llamar a la puerta, se sonri pensando
que sera divertido hacrselo saber. Sin embargo, le fue imposible, porque
Gamini no estaba. No dud en despertar al conserje nocturno, quien, adormilado,
lo inform de que el seor Bandara haba abandonado la residencia dos das
antes. Para visitar la casa de su familia en Fort? No, no: para viajar a Londres,
capital de Inglaterra, en donde tena planes de completar sus estudios.
Cuando, al fin, lleg a su propia habitacin, top con que lo aguardaba una
carta que le haba dejado Gamini para comunicarle lo que l y a saba: que
haban adelantado unos das su vuelo al Reino Unido; que iba a tomarlo, y que lo
echara de menos.
Aqulla no fue la nica desilusin de Ranjit, pues si bien poda entender que el
personal del templo no hubiese querido molestar a su padre a su llegada a tan
altas horas de la noche, no le pareca tan normal que l tampoco hubiera querido
molestarse siquiera en ir a verlo en los cinco das que haba estado alojado en el
edificio que diriga.
Al ir a apagar la luz que tena al lado de la cama, pens que resultaba casi
cmico que no lo hubiese perdonado por la estrecha relacin que lo una a
Gamini Bandara cuando, en realidad, ste se encontraba a nueve mil kilmetros
de distancia. Haba perdido a sus dos seres ms queridos, y se preguntaba qu iba
a hacer con su vida en adelante.
Ranjit Subramanian decidi hacer cuanto pudiese por vivir ajeno a todas
aquellas cosas, pues le estaban echando a perder el verano, un tiempo precioso
que, al no hallarse sometido a programa alguno, le permita hacer lo que se le
antojara. De hecho, tena muy claro a qu lo iba a dedicar; pero cuando
consigui atrapar al doctor Christopher Dabare en su despacho, el profesor de
matemticas se sinti ofendido.
Si no le he permitido usar mi clave de acceso durante el ao acadmico,
qu le ha hecho concebir la idea descabellada de que voy a permitrselo
mientras estoy en Kuwait?
En Kuwait?
S, en Kuwait, en donde me contratan cada ao para dar clases de verano a
los hijos de los jeques del petrleo, a cambio, por cierto, de una remuneracin
bastante ms jugosa que la que recibo aqu por tratar de meter en la mollera de
estudiantes como usted los principios matemticos ms rudimentarios.
A esto, Ranjit no pudo sino responder, tras pensar con rapidez:
Vay a! Lo siento: no saba que fuese a estar fuera. Que tenga buen viaje.
Y dicho esto, sali en busca del ordenador ms cercano. Si aquel dichoso
doctor Dabare no pensaba confiarle su contrasea, tendra que recurrir a otras
posibilidades, y en particular a las que se presentaban en caso de que un docente
decidiera viajar a un par de miles de kilmetros con el objetivo de hacerse de
oro, de las cuales pensaba aprovecharse gracias al plan que haba concebido de
inmediato.
El primer paso que deba dar era sencillo: la universidad dispona de una
breve biografa archivada de cada uno de cuantos la componan, y Ranjit apenas
necesit unos instantes para hacerse con la de Dabare. Diez minutos despus, se
alejaba de all guardndose en un bolsillo la copia impresa de los sustanciosos
datos preliminares con que echar a andar su proy ecto: la fecha de nacimiento del
profesor, la extensin telefnica de su despacho, su direccin de correo
electrnico, su pasaporte, el nombre de su esposa (y de los padres de ella), el de
sus padres y aun el de su abuelo paterno, al que haban incluido en la resea por
haber sido alcalde de cierto municipio del sur. Tambin llevaba apuntado el
nombre por el que atenda su terrier Jack Russell, Millie, y la direccin de la casa
que tena en la costa de Uppuveli. Ah no acababa todo, y lo ms seguro es que ni
siquiera bastase con eso; pero sin duda constitua una buena porcin de datos para
empezar.
La pregunta que quedaba por resolver era dnde encontrar un lugar en el que
ejecutar las aplicaciones adecuadas. Era evidente que no iba a poder servirse de
ninguno de los terminales que sola emplear para hacer sus trabajos acadmicos,
pues estaban demasiado expuestos al pblico. Saba muy bien que, una vez que
acabase de programarlo, el ordenador iba a necesitar un tiempo considerable
para efectuar las combinaciones y permutaciones deseadas, y no quera que
nadie de cuantos pasasen por all llegara a preguntarse en qu deba de estar
ocupado aquel aparato.
S que haba un sitio ideal! El que haban descubierto Gamini y l en la
Facultad de Derecho Indgena sin acabar! Sin embargo, al llegar all se llev un
buen sobresalto. Utiliz el camino que acostumbraba hacer con su amigo, su
atajo, y se alegr de comprobar que los dos ordenadores seguan all y
arrancaban a funcionar al pulsar el botn de encendido. Pero tambin percibi
una msica distante, del gnero de basura de moda muy poco meldica que tanto
odiaban los dos, y cuando se asom al recibidor se encontr nada menos que con
la recepcionista, una mujer may or algo metida en carnes que se preparaba una
taza de t para llevarse con una publicacin sensacionalista en la mano. Como si
tuviese el odo de un murcilago, alz la mirada y la dirigi hacia el lugar en que
se haba agazapado el joven.
Hola? pregunt. Hay alguien ah?
Ranjit pens por unos instantes que tendra que buscar otro sitio para sus
intrigas informticas, aunque luego result que la recepcionista no tena por uno
de sus cometidos el de velar por la seguridad del edificio. Se present como la
seora Wanniarachchi, y l, desplegando no poca imaginacin, dijo llamarse
Sumil Bandaranaga. Ella se mostr feliz de tener compaa entre las estanteras
de aquel lugar apartado. Dio por supuesto que el seor Bandaranaga deba de
tener, cuando menos, una optativa de religin comparada, y l le asegur que as
era. Y ah qued todo: la seora Wanniarachchi se despidi con un gesto amistoso
y volvi a sumergirse en la lectura de sus chismes, y Ranjit pudo disfrutar de la
libertad que le ofreca aquella biblioteca.
Todo segua igual: los dos terminales estaban all, listos para usarse, y a Ranjit
apenas le cost poner en marcha su programa e introducir los retazos de
informacin que haba ido reuniendo. Cuando se dispuso a marcharse, la mujer
de la recepcin, de pie y a y a punto de ponerse el chubasquero, le pregunt en
tono distrado:
Lo ha apagado todo, verdad?
Claro que s le asegur l. Lo cierto era que no, aunque el ordenador se
apagara una vez que hubiera dado con la contrasea que estaba buscando el
joven, o si se vea incapaz de generarla a partir de los datos que le haba
suministrado. Por la maana, podra volver a por los resultados.
Tal como haba temido, no haba nada: el programa no haba tenido suficiente
informacin para completar su tarea. Sin embargo, a esas alturas y a tena ms
detalles con que alimentarlo, pues aquella noche haba pasado una hora
revisando, disfrazado de trapero, la basura que haba sacado la familia del doctor
Dabare para quienes tenan de veras por oficio recoger cuanto desechaban los
dems. Casi todo lo que encontr fueron cosas sin ningn valor pero
desagradables al olfato; aunque tambin dio con varias docenas de hojas de papel
de no poco inters: extractos de cuentas de diversos establecimientos y
proveedores, ofertas de viajes, alquiler de coches y prstamos en lnea, y lo
mejor de todo: un puado generoso de cartas personales. Por desgracia, la
may or parte estaba escrita en alemn, lengua oficial del pas en que haba
cursado estudios de posgrado y que a l le resultaba tan ininteligible como el
esquimal-aleutiano o el iroqus. Aun as, tom, de las que estaban redactadas en
ingls o cingals, el nmero de su permiso de conduccin, su altura exacta en
centmetros y la clave de su tarjeta de crdito. Esto lo llev a preguntarse si no
sera justo hacerse con unas mil rupias por todas las molestias que le estaba
causando Danbare, aunque lleg a la conclusin de que no lo sera: un acto
semejante era execrable e ilegal; aun as, resultaba divertido pensar en ello.
Era evidente que haca muchsimo que el ordenador se haba detenido tras
agotar todas las permutaciones posibles. En consecuencia, Ranjit introdujo todas
las nuevas opciones, y tras pulsar el botn que volvera a poner en marcha el
aparato, se ausent de nuevo. Cierto: poda ser que se estuviese separando del
mundo real; pero la verdad era que ste tena muy poco que ofrecer a un
muchacho tamil sin amigos al menos de forma temporal y sin padre.
Entonces, al llegar a su habitacin para tomar el reposo que tanto tiempo
haba postergado, top con que lo esperaba algo que ilumin todo aquel da: un
sobre con matasellos de Londres remitido por Gamini.
E n el transcurso de las seis semanas que quedaban para el comienzo del nuevo
curso escolar, Ranjit se encontr ahogndose casi, por primera vez en su vida,
bajo la afluencia de la clase precisa de informacin que tanto haba deseado
obtener.
De entrada, tuvo acceso a las publicaciones peridicas de teora de los
nmeros: dos de gran relieve en ingls y alguna que otra en francs, alemn y
aun chino, aunque desde el principio mismo decidi que no iba a molestarse en
estudiar nada para lo cual fuera necesario encargar una traduccin. Y cuntos
libros! Todos estaban a su alcance gracias al servicio de prstamo
interbibliotecario. Algunos parecan interesantes pese a no ataer, quiz, de
manera directa al asunto de su investigacin. Uno de ellos era la traduccin de
Von Fermat bis Minkowski, de Scharlau y Opolka, o la misma Basic Number
Theory de Weil, que al decir de las reseas no era precisamente elemental (y de
hecho, pareca demasiado complejo hasta para l). Menos prometedores, aunque
todo apuntaba que haban sido escritos para un pblico ms profano que Ranjit,
resultaban El enigma de Fermat, de Simon Singh, y la Invitationaux
mathmatiques de Fermat-Wiles, de Yves Hellegouarch, as como el volumen de
Cornell, Silverman y Stevens titulado Modular Forms and Fermats Last Theorem.
La lista y a poda considerarse dilatada si se contaban slo los libros y se haca
pretericin de los artculos relativos al ms clebre de los misterios matemticos
que se haban publicado, a cientos, tal vez a miles, en todas partes: en la inglesa
Nature y la estadounidense Science, en revistas especializadas supervisadas por
expertos y respetadas que circulaban por todo el planeta y en las de
universidades desconocidas de lugares como Nepal, Chile o el ducado de
Luxemburgo, carentes quiz de todo prestigio.
No sin cierto pesar, repar en que no dejaba de encontrar detalles curiosos
que le habra encantado compartir con su padre. Todo apuntaba a que en los
escritos hindes podan hallarse no pocos elementos de la teora de los nmeros
y a desde el siglo VII, y aun antes, tal como poda verse en la obra de
Brahmagupta, Varahamihira, Pingala y, sobre todo, en el Lilavati de Bhaskara.
Tambin abu al-Fath Umar bin Ibr-hm al-Jay m, personaje rabe de
importancia fundamental, ms conocido por todos aqullos que haban odo
hablar de l en algn momento (y entre los que hasta entonces no se haba
incluido Ranjit Subramanian) como 'Umar al-Jay m, autor de la extensa
coleccin de cuartetas Rubiyt.
Nada de esto daba la impresin de serle de gran ay uda en su terca bsqueda
de Fermat. Ni siquiera el renombrado teorema de Brahmagupta tena significado
alguno para l, pues poco poda importarle que, en determinado gnero de
cuadriltero, una clase concreta de perpendicular pudiese bisecar siempre el lado
opuesto al punto de partida. Sin embargo, al dar con la cuarta o quinta mencin
del tringulo de Pascal y la obtencin de races cuadradas en relacin con al-
Jay m, no dud en redactar un mensaje de correo electrnico para su padre a
fin de ponerlo al corriente de lo que haba descubierto. A continuacin, se detuvo
unos instantes con el dedo sobre el botn que pondra en marcha el envo, y al fin,
con un suspiro, opt por cancelar la operacin, considerando que si Ganesh
Subramanian deseaba mantener alguna clase de relacin social con su hijo, era
obligacin suy a, y no de ste, dar el primer paso.
Cuatro semanas ms tarde, Ranjit haba ledo, cuando menos en parte, los
diecisiete libros y los casi ciento ochenta artculos que tena en su bibliografa. Y
lo cierto es que semejante labor apenas haba sido gratificadora, pues albergaba
la esperanza de hallar alguna idea capaz de aclararlo todo sin ambages, y en
lugar de eso, se haba encontrado recorriendo una docena de callejones sin salida
diferentes; y de forma reiterada, y a que los matemticos que firmaban los
distintos trabajos haban seguido el mismo reguero de artculos que l mismo.
As, se vio reexaminando cinco o seis veces los exponentes relativamente primos
de Wieferich, as como la obra de Sophie Germain acerca de ciertos nmeros
impares, la de Euler, claro est, y por supuesto, la del resto de matemticos que,
incautos, haban topado con el tentador lago de asfalto del teorema de Fermat,
donde haban quedado atrapados para siempre, rugiendo de miedo y de dolor
como los lobos, mastodontes o tigres de dientes de sable que tambin haban
cado all.
El plan no estaba dando resultado: faltaba menos de una semana para el
comienzo del ao acadmico, y Ranjit segua tratando de abordar la cuestin
desde demasiados ngulos a la vez, tal como hacan los afectados del sndrome
de GSSM del que lo haba advertido Gamini. En consecuencia, se resolvi a
simplificar la acometida. Como era de esperar, dado su carcter, lo hizo
cargando de frente contra la demostracin, tan odiada por l como prolija, de
Wiles, la cual slo se haba atrevido a asegurar que entenda un puado de los
matemticos ms destacados del planeta.
Apretando los dientes, se puso manos a la obra. Los primeros pasos no fueron
difciles, pero a medida que avanzaba en la engorrosa sucesin de razonamientos
de Wiles, la tarea comenz a resultarle digamos que no ardua exactamente
(algo impensable entre los del temperamento de Ranjit Subramanian), sino
laboriosa, al menos, por cuanto exiga un gran esfuerzo de concentracin en la
lectura de cada lnea. Ello es que haba llegado al momento en que Wiles
comenzaba a considerar las ecuaciones correspondientes a curvas en el plano x-y
y a curvas elpticas, as como las muchas soluciones de la ecuacin relativa a la
modularidad. Aqul fue el instante en que Wiles logr demostrar, por vez
primera en la historia de las matemticas, la validez de lo que se denomin la
conjetura de Taniyama-Shimura-Weil, es decir, la condicin modular de cualquier
clase infinita de curvas elpticas. En tanto que Gerhard Frey y Kenneth Ribet
haban demostrado que podan darse curvas elpticas no modulares, Wiles pudo
probar que tenan que serlo necesariamente.
Aj! Acababa de dar con una contradiccin manifiesta! La contradiccin
era el tesoro que, en ocasiones, aguardaba al final de algunas sendas
matemticas en apariencia interminables, el objeto a cuy a bsqueda
consagraban con gusto su vida los matemticos, puesto que, si las deducciones
lgicas que se desprenden de determinada ecuacin de partida desembocan en
dos conclusiones incompatibles, sta debe de ser errnea.
Y as fue como se demostr o se pretendi haber demostrado que
Fermat tena razn. El cuadrado era el lmite: no haba dos cubos cuy a suma
fuese un tercer cubo, y otro tanto caba decir del resto de exponentes que existan
a este lado del infinito. Sin embargo, Ranjit no se hallaba ms cerca del hallazgo
de su propia comprobacin amedrentadora de lo que Fermat haba mencionado
con tamaa despreocupacin siglos antes.
Y huelga decir que ni siquiera sospechaba que alguien pudiese estar
fotografiando cuanto haca.
E l curso de Astronoma 101 no se daba en un aula como las dems, sino en una
semejante a un teatro en miniatura en cuy os bancos curvos poda acomodarse un
centenar de alumnos. Casi todos los asientos estaban ocupados, desde arriba hasta
el nivel del suelo, en donde se ubicaban una mesa, una silla y un profesor que no
pareca mucho may or que el propio Ranjit. Se llamaba Joris Vorhulst, y si su
condicin de burgus saltaba a la vista, no pareca menos obvio que haba optado
por licenciarse fuera de la isla.
Ranjit tambin qued impresionado por la relacin de los centros a los que
haba asistido, lugares que gozaban de la veneracin de los astrnomos de todo el
mundo. El doctor Vorhulst haba cursado estudios de posgrado en la Universidad
de Hawi en Hilo, en donde haba hecho prcticas en los colosales telescopios del
viejo observatorio de Keck, y se haba doctorado en el Instituto Tecnolgico de
California, el Caltech, lo que le haba permitido, por si fuera poco, trabajar en el
JPL, el Laboratorio de Propulsin a Chorro de Pasadena. En este ltimo, haba
formado parte del equipo encargado del Faraway, la nave que haba pasado por
Plutn para internarse en el cinturn de Kuiper (o en el resto del cinturn de
Kuiper, tal como lo habra expresado Vorhulst, leal a la decisin, adoptada por el
comn del gremio, de despojar a aqul de su condicin de planeta y convertirlo
en una ms de las incontables bolas de nieve que conforman el cinturn). De
hecho, Vorhulst haba aseverado a la clase que, a esas alturas, el Faraway haba
atravesado la regin de cuerpos menores de Kuiper y se aproximaba a los
confines ms inmediatos de la nebulosa de Oort.
A medida que el profesor explicaba lo que eran todas aquellas realidades
desconocidas (cuando menos para Ranjit), el muchacho no pudo menos de
quedar fascinado. Entonces, a punto de concluir la clase, particip a los alumnos
una buena noticia al anunciar que todos tendran el privilegio de mirar por el
mejor telescopio de Sri Lanka: el del observatorio instalado en la ladera del
Pindurutalgala.
Tiene un excelente reflector de dos metros asegur, regalo del
Gobierno del Japn, que nos lo dio en sustitucin del que nos haba concedido con
anterioridad.
El alumnado recibi sus palabras con un sonoro aplauso, que sin embargo,
qued corto ante el que le otorgaron cuando dijo:
Ah!, por cierto: mi clave personal de entrada a la red es Faraway, y os
invito a usarla para acceder a todo el material astronmico que hay recogido en
ella.
De los vtores que se lanzaron tras estas palabras, pocos fueron tan
clamorosos como los que profiri el muchacho cingals que ocupaba el asiento
contiguo al de Ranjit. Cuando Vorhulst, mirando el reloj de la pared, anunci que
dedicara los diez minutos restantes a responder las preguntas que quisiesen
plantear, Ranjit fue uno de los primeros en levantar la mano.
S dijo el docente mientras estudiaba la tarjeta de identificacin que
descansaba sobre su pupitre, Ranjit?
El joven se puso en pie.
Me estaba preguntando si ha odo hablar de Percy Molesworth.
De Molesworth? Vorhulst coloc la mano a modo de visera a fin de
verlo con ms claridad. Eres de Trincomali? Y ante el gesto afirmativo del
alumno, aadi: All es donde est enterrado, no? S: he odo hablar de l. Has
visto alguna vez el crter lunar que lleva su nombre? Pues hazlo: con Faraway
puedes acceder a la pgina del JPL.
Y eso fue precisamente lo que hizo no bien acab la clase. Corri a la hilera
de ordenadores del vestbulo y localiz de inmediato el Laboratorio de Propulsin
a Chorro en la Red, tras lo cual descarg una imagen esplndida del crter
Molesworth. Aquella depresin de casi doscientos kilmetros de dimetro
resultaba de veras impresionante. Pese a presentarse como poco menos que una
simple planicie, contena en su interior una docena de crteres menores de los
autnticos, provocados por meteoritos, y entre ellos haba uno con un magnfico
pico central. No pudo menos de recordar las visitas que haba hecho con su padre
a la tumba del astrnomo, y pensar en lo maravilloso que habra sido participarle
que haba tenido oportunidad de ver el crter lunar. Sin embargo, esto ltimo
pareca imposible.
Huelga decir que el resto de las asignaturas no era, ni mucho menos, tan
interesante como la de Astronoma 101. Se haba matriculado en un curso de
antropologa con el convencimiento de que le sera fcil aprobarlo sin tener que
pensar demasiado en el contenido, y aunque si bien era cierto que no revesta una
gran complejidad, tuvo ocasin de averiguar que, adems, resultaba tedioso hasta
lo sumo. Tambin haba escogido psicologa con la intencin de conocer ms
detalles acerca del sndrome que, al parecer, padeca. Sin embargo, el profesor
le haba dejado claro y a en la primera clase que no crea en el GSSM, con
independencia de lo que pudiesen afirmar los docentes de otros cursos.
Si la circunstancia de hacer muchas cosas a la vez los volviera estpidos
haba sentenciado, cmo se las iba a ingeniar ninguno de ustedes para acabar
la licenciatura?
Por ltimo, se haba inscrito en filosofa porque daba la impresin de
pertenecer al gnero de materias en las que era posible capear el temporal sin
estudiar demasiado. Y se haba equivocado: el profesor De Silva era aficionado a
preguntar en clase semana s, y semana tambin, y si tal hecho poda llegar a
resultar tolerable, Ranjit se haba dado cuenta enseguida de que perteneca a la
clase de docentes que exigan a sus alumnos la memorizacin de datos. Al
principio, trat de interesarse por la asignatura, convencido de que ni Platn ni
Aristteles constituan, en el fondo, una prdida de tiempo. Sin embargo, cuando
el profesor De Silva se intern en la Edad Media y la obra de gentes como Pedro
Abelardo o santo Toms de Aquino, la cosa fue empeorando. Tanto se le daba a
l la diferencia entre la epistemologa y la metafsica, la existencia de Dios o lo
que era en realidad la realidad! As que la dbil llama de su inters acab por
apagarse del todo.
Aun as, el placer de explorar los otros mundos del sistema solar no dejaba de
tornarse cada vez ms maravilloso. En particular cuando, durante la segunda
clase, el doctor Vorhulst seal que era posible visitar algunos planetas (quiz,
cuando menos, uno o dos de los menos inhspitos), y los repas uno por uno.
Mercurio, no: quin iba a querer viajar a un astro tan ardiente y seco, por
factible que fuera dar con agua (o ms bien con hielo) en uno de sus polos? Venus
resultaba an menos deseable, dado que el manto de dixido de carbono que lo
envolva tena la virtud de atrapar el calor.
Se trata de la misma clase de capa les comunic el profesor que est
provocando aqu, en la Tierra, el calentamiento del planeta, del que espero que
seamos capaces de librarnos algn da. Por lo menos, de los efectos ms
negativos.
Se refera, segn aadi, a la temperatura que haba alcanzado en
consecuencia la superficie venusiana, capaz de derretir el plomo.
A continuacin se hallaba la Tierra.
sa y a no hace falta que la colonicemos brome Vorhulst, porque todo
apunta a que alguien o algo y a lo hizo hace mucho tiempo. Y sin dar tiempo
siquiera a que ninguno de sus alumnos reaccionase ante el comentario, prosigui
: Pasemos, pues, a Marte. Nos interesa visitarlo? O lo que es ms interesante:
hay vida all? El hombre lleva aos plantendose esta pregunta.
El astrnomo estadounidense Percival Lowell se haba persuadido no slo de
que la haba, sino de que quienes habitaban el planeta eran gentes por dems
civilizadas poseedoras de sorprendentes avances tecnolgicos que les haban
permitido construir la gigantesca red de canales que haba observado sobre su faz
Giovanni Schiaparelli. Sin embargo, la llegada de telescopios ms potentes, y la
ay uda del capitn Percy Molesworth, cuy o cuerpo y aca en Trincomali, dieron
al traste con aquella idea al demostrar que los canali del italiano no eran sino
marcas casuales que su ojo haba tomado por lneas rectas. Al final, las tres
primeras misiones del programa Mariner de la NASA zanjaron el debate al
fotografiar su superficie rida, fra y llena de crteres.
Sin embargo concluy el profesor, desde entonces se han tomado
instantneas ms precisas del planeta que muestran indicios de la existencia de
corrientes de agua. No es que las hay a an, claro; pero s que las hubo, con
certeza, en algn punto del pasado. Los partidarios de la existencia de vida en
Marte volvan a tener motivos para estar eufricos despus de que el pndulo
volviese a estar de su lado. Y quin tiene razn? Tras recorrer con la mirada a
la concurrencia, concluy sonriente: Creo que el nico modo de determinarlo
consistir en enviar a un grupo de exploracin, dotado, a ser posible, de
herramientas de excavacin.
Dicho esto, se detuvo antes de continuar:
Supongo que ahora os estaris preguntando: Y en busca de qu van a
excavar? . Pero antes de responder, quisiera saber si alguien piensa que nos
hemos saltado algn planeta en la lista que hemos hecho hasta ahora.
El silencio se apoder de la sala mientras el centenar de alumnos contaba con
los dedos (Mercurio, Venus, la Tierra, Marte), hasta que una joven de la primera
fila inquiri:
Se refiere a la Luna, seor Vorhulst?
Mirando su nombre en la placa de identificacin, inclin la cabeza a tiempo
que reconoca:
Eso es, Roshini. Pero antes de visitar la Luna, os voy a ensear unas fotos
de un lugar en el que s he estado y o. Me refiero a Hawi.
A continuacin se volvi hacia la pantalla que tena desplegada a sus espaldas,
y en la que y a poda verse una instantnea nocturna de una oscura loma que
descenda hasta el mar. Se mostraba salpicada de manchas de color rojo
encendido como las fogatas del campamento de un ejrcito, y en el punto en que
alcanzaban la costa se apreciaban violentos fuegos de artificio producidos por los
ardientes meteoritos que saltaban sobre su superficie.
Esto es Hawi anunci el profesor, la isla. El volcn Kilauea ha
entrado en erupcin, y lo que veis es la lava que corre hacia el mar. Cada uno de
los ros comienza a solidificarse por la parte de fuera a medida que desciende,
con lo que forma una tubera de piedra endurecida por la que fluy en las
dey ecciones. De cuando en cuando, eso s, la lava rompe el conducto. Veis las
manchas de materia incandescente?
Dej transcurrir unos instantes a fin de dar tiempo a la clase a preguntarse
qu hacan observando Hawi cuando tenan que tratar de la Luna, y acto
seguido volvi a accionar el mando para hacer aparecer en la pantalla una
fotografa en la que apareca l mismo con una joven de no poco atractivo
provista de un exiguo traje de bao. Ambos se hallaban a la entrada de lo que
pareca una cueva plagada de maleza en medio de una selva tropical.
La que est conmigo es Annie Shkoda hizo saber a los alumnos, mi
directora de tesis en Hilo. Y que nadie se imagine nada, porque un mes despus
de la foto se cas con otro. Aqu estamos a punto de entrar en lo que los
estadounidenses llaman el tnel volcnico de Thurston . A m me gusta ms la
denominacin Hawaiana de Nahuku, porque, en realidad, el tal Thurston no tena
nada que ver con aquella formacin: fue slo un editor de peridico que hizo
campaa en favor de la creacin del Parque Nacional de los Volcanes. En fin: lo
que ocurri fue que, hace quiz cuatrocientos o quinientos aos, entr en erupcin
el Kilauea, o tal vez el Mauna Loa, ms antiguo. La lava que despidi form
conductos, y al apagarse el volcn, la materia que permaneca en estado lquido
sigui deslizndose hasta salir de ellos, en tanto que aquellas gigantescas caeras
de piedra quedaron en el sitio. Con el tiempo, fueron a cubrirse de barro, tierra y
Dios sabe qu ms; pero seguan all. Se detuvo y alz la vista para mirar a las
filas de alumnos. Alguien se atreve a adivinar qu tiene que ver todo esto con
la Luna?
Como movidas por un resorte, se levantaron al instante veinte manos. Vorhulst
eligi al muchacho que haba sentado al lado de Ranjit.
Dime, Jude!
El joven se puso en pie con gesto de entusiasmo.
En la Luna tambin haba volcanes.
El profesor asinti con la cabeza.
Que no te quepa la menor duda. En tiempos recientes, no, y a que la Luna
es muy pequea y se enfri hace mucho; pero an salta a la vista que los hubo,
y de unas proporciones tremendas! Los ros de lava basltica que vemos an se
extienden por cientos de kilmetros cuadrados, y la Luna est llena de colinas (en
terreno llano o en el interior mismo de los crteres) que pueden ser de origen
volcnico. Si hay regueros y elevaciones, es porque hubo lava, y si hubo lava,
tuvo que haber qu?
Tneles volcnicos! exclam a un tiempo una docena de estudiantes,
entre quienes se encontraba Ranjit.
En efecto: tneles volcnicos convino Vorhulst. En la Tierra, los
tneles como el Nahuku raras veces alcanzan ms de un par de metros de
dimetro; pero la Luna es harina de otro costal. Dado que all la gravedad es
insignificante, pueden tener diez veces el tamao de los de aqu, lo que los hara
comparables al tnel que une Inglaterra y Francia por debajo del canal de la
Mancha. Y all siguen, esperando a que se presente cualquier ser humano, cave
hasta dar con uno de ellos, lo selle a conciencia y lo llene de aire para alquilarlo a
inmigrantes llegados de la Tierra. Dicho esto, y viendo que la luz que haba
sobre la pantalla a fin de indicar el tiempo restante de clase haba comenzado a
parpadear tras pasar del verde al mbar y al rojo, anunci: Hemos terminado
por hoy.
Tal cosa fue, sin embargo, imposible, porque an haba al menos una docena
de manos alzadas. En consecuencia, el doctor Vorhulst mir compungido a la
implacable luz roja y acab por ceder.
Est bien: una pregunta ms.
Los alumnos bajaron la mano para mirar con entusiasmo al muchacho que
Ranjit haba visto cerca de Jude, el compaero que tena al lado.
Doctor Vorhulst dijo enseguida, como si hubiese estado aguardando la
oportunidad de hacerlo, a algunos de nosotros nos gustara saber cul es su
opinin respecto de cierto asunto. A menudo da la impresin de que est
convencido de que en la galaxia sea algo comn la vida inteligente. Es eso lo que
cree?
El profesor lo mir con gesto socarrn.
Venga, hombre! Cmo s y o que ninguno de vosotros no tiene un cuado
periodista, y que si digo lo que queris que diga no vamos a leer un titular que
rece: Astrnomo universitario revela la existencia de incontables razas
aliengenas dispuestas a competir con la humanidad ?
Pero lo cree? El estudiante segua en sus trece.
Vorhulst solt un suspiro.
Est bien dijo: Una pregunta razonable merece una respuesta
razonable. No conozco motivo cientfico alguno por el que en nuestra galaxia no
pueda existir cierto nmero, tal vez bastante amplio, de planetas habitados por
seres vivos, ni tampoco por el que parte de stos no puedan haber desarrollado
civilizaciones dotadas de avances cientficos significativos. sa es la verdad, y y o
nunca la he negado. No hace falta que diga agreg que no estoy hablando de
los individuos sobrenaturales de los tebeos, chalados que quieren convertir a los
humanos en sus esclavos, cuando no exterminarlos por completo. Como
Cmo se llamaban los enemigos de Supermn, a los que captur su padre antes
de que reventara su planeta para meterlos en una prisin espacial flotante que
pareca un pisapapeles cbico, hasta que ocurri algo que los sac de all?
Apenas haba acabado cuando se elev de las ltimas filas una voz que deca:
Se refiere usted al general Zod?
A sta fue a sumarse otra que aadi:
Y Ursa, la mujer!
Tras lo cual completaron la informacin media docena ms de estudiantes
que gritaron a una:
Y Non!
El profesor sonri.
Me alegra comprobar que sois muchos los que estis versados en los
clsicos. De cualquier modo, quiero que confiis en mi palabra cuando digo que
no existen; ningn aliengena espacial de aspecto repugnante va a proponerse
exterminarnos. Y ahora, ms nos vale ir saliendo antes de que llamen a la polica
del campus.
Por cierto deca: Tengo que asistir a algn que otro curso de
verano, pero mi padre quiere que vuelva a casa unos das para ver a mi
abuela antes de que nos deje, porque parece que no anda bien de salud.
As que estar unos das en Lanka. Dnde vas a estar t? No s si
tendr tiempo de ir a Trinco, aunque quiz podamos vernos en otro
lugar.
Esa s que era una buena noticia! Aun as, hubo de moderar su exultacin
ante la necesidad de devolver la llamada a su padre.
ste cogi el telfono a la primera, y respondi con voz jovial, afectuosa y
satisfecha:
Ranjit, hijo! Por qu ocultas informacin a tu padre? No me habas
dicho que Gamini Bandara se haba ido a Inglaterra!
Aunque no haba nadie presente, el joven puso los ojos en blanco. Si haba
omitido el dato, haba sido slo porque estaba convencido de que sus
observadores se haban asegurado de hacrselo llegar. Lo que s lo haba
sorprendido fue que hubiera tardado tanto en saberlo. Ranjit sopes unos instantes
la conveniencia de anunciarle que su amigo iba a volver, si bien durante un breve
perodo, al pas, y al final, tras decidir que lo mejor era dejar la labor de
informacin al personal de la residencia, repuso con cautela:
S: se ha ido a estudiar a la Escuela de Economa y Ciencias Polticas de
Londres. Su padre opina que es la mejor del mundo, creo.
S que lo es convino el sacerdote. Al menos, para cierta clase de
estudios. S que debes de echarlo de menos, Ranjit; pero tambin tengo que
confesar que a m me ha quitado un peso de encima, porque a nadie le va a
preocupar que tengas lazos tan estrechos con un muchacho cingals habiendo un
ocano o dos de por medio.
Al no saber qu responder a ello, el joven tuvo la sensatez de permanecer
callado.
El caso prosigui su padre es que te he echado mucho en falta, Ranjit.
Sabrs perdonarme?
l no tuvo que pensar la respuesta.
Te quiero, pap dijo al punto. No hay nada que perdonar: entiendo que
tuvieses que actuar as.
En ese caso, vas a venir a Trinco a pasar las vacaciones de verano?
Ranjit le asegur que estaba desendolo, aunque comenzaba a sentirse
incmodo por el cariz delicado que estaba tomando la conversacin. Por
consiguiente, no pudo por menos de alegrarse al recordar una duda que su padre
tal vez poda despejar:
Pap, han detenido en Colombo a un hombre de Trinco, un tal Kirthis
Kanakaratnam, y tengo la sensacin de conocerlo de algo. Sabes quin es?
Ganesh Subramanian dej escapar un hondo suspiro, si bien su hijo fue
incapaz de determinar si le haba resultado alarmante la pregunta o era
simplemente que, como a l, lo aliviaba el haber cambiado de asunto.
Claro que s. No te acuerdas de Kirthis, Ranjit? El inquilino aquel que tena
tantos hijos pequeos, y una mujer algo delicada de salud Normalmente
trabajaba de conductor de autobs para uno de los hoteles de la play a, y su padre
haca chapuzas en el templo antes de morir
Ya me acuerdo!
No menta: era un hombre menudo y tan oscuro de piel como l mismo, y
haba ocupado, junto con toda su familia, la casa diminuta que haba en uno de
los confines de la propiedad de Ganesh Subramanian: un edificio en el que el ms
optimista no habra podido contar ms de tres habitaciones en total (para dos
adultos y cuatro renacuajos) ni dar con instalacin alguna de fontanera. A su
memoria acudi con claridad la imagen de la madre lavando la ropa de los hijos
en un barreo metlico gigantesco con aire abatido y la de las criaturas que
gimoteaban a su alrededor, ensucindose y ensuciando cuanto llevaban puesto.
Despus de colgar, Ranjit se prepar para irse a dormir, reconciliado al fin
con el mundo. Todo pareca ir a pedir de boca: haba hecho las paces con su
padre; iba a ver a Gamini, aunque fuese brevemente, y adems, haba resuelto el
misterio de la identidad de aquel tal Kirthis Kanakaratnam, de quien jams iba a
tener que preocuparse en el futuro. O al menos, eso pensaba.
Y tan fantstico artilugio era slo una de las posibilidades. En cierta ocasin,
uno de los alumnos quiso saber si no sera ms recomendable algo semejante al
acelerador de Lofstrom. ste haca innecesario el requisito de poner en rbita un
satlite gigantesco, por cuanto quedaba instalado sobre la faz de la Tierra, desde
donde lanzaba al cielo las cpsulas espaciales.
No obstante, el doctor Vorhulst puso coto a las conjeturas de sus alumnos.
Y la friccin? No lo olvidis. Tened presente lo que supuso para un buen
nmero de las naves espaciales primitivas el hecho de volver a entrar en la
atmsfera terrestre. De emplear un acelerador de Lofstrom, sera necesario
hacer que la cpsula alcanzase la velocidad de escape de once kilmetros por
segundo de la que hablamos el otro da antes de soltarla, y la friccin del aire la
calcinara.
Se detuvo y dej vagar la mirada por entre los alumnos, con la expresin
amable de siempre, aunque con cierto brillo que hizo a Ranjit esperar la llegada
de una nueva sorpresa.
En fin aadi en tono sociable; ha pensado alguno de los aspirantes a
astronauta qu clase de propulsin va a llevar su nave?
Ranjit no haba pensado en nada ms complejo que la combinacin clsica
de combustible y oxidante, y sin embargo, prefiri mantener la boca cerrada,
sabedor, por el simple hecho de haber sido l mismo quien haba planteado la
pregunta, de que el profesor y a tena la respuesta en la cabeza. Su compaero,
pese a ser tambin consciente de esto, reaccion de un modo distinto.
No est usted pensando dijo alzando la mano en un cohete qumico,
verdad, seor Vorhulst? De qu se trata, entonces?; de uno impelido por
energa nuclear, tal vez?
Buen intento respondi el profesor, aunque no creo que sa sea la
mejor opcin. Al menos, lo que tengo en la mente no es el gnero de energa
nuclear que t te imaginas. Ya s que hay quien ha diseado cohetes impulsados
por bombas atmicas destinadas a estallar en sucesin, y podemos hablar de
ellos, si quieres; pero creo que para ir de la rbita terrestre baja a Marte existen
dos posibilidades mucho mejores. Las dos son idneas para emplearlas con
alguna clase de ascensor espacial que las lleve hasta la OTB, y a que ambas son
demasiado dbiles para propulsar nada de la superficie de la Tierra al espacio.
Una de ellas es la vela solar, y la otra, el cohete elctrico.
Diez minutos ms tarde, el doctor Vorhulst haba aducido motivos tan
convincentes como sucintos para evitar el uso de explosiones nucleares a fin de
impeler un cohete. Por un lado, tal cosa haca necesario instalar complejos
sistemas destinados a proteger a los astronautas de tan terribles radiaciones, y por
el otro, qu sentido tena lanzar al espacio varios centenares de bombas
atmicas? Por su parte, las velas solares, a las que haba que reconocer
numerosas ventajas, resultaban lentas en extremo y no muy manejables. Sin
embargo, el cohete elctrico, pese a tardar tambin en cobrar velocidad, no
requera almacenamiento de energa ni provocaba consecuencias no deseadas.
De dnde provena la electricidad? Vorhulst admiti que era posible construir a
bordo una central nuclear, aunque no resultaba ms complicado obtenerla
directamente del Sol; del Sol tal como se ve en el espacio, en donde no existen las
noches ni los nublados que le impidan mostrar siempre todo su esplendor.
Y qu hacer con toda esa energa? Pues emplearla para ionizar un fluido o
un gas como, por ejemplo, el xenn. Al arder, saldra impelido por las toberas de
nuestro cohete a una velocidad altsima, y all vamos!
Se detuvo para tomar aliento.
S reconoci: Ya s que un cohete elctrico no iba a ser muy rpido en
tomar velocidad.
Sin embargo, s podra incrementar dicha aceleracin tanto como se deseara,
y aumentar a cada paso su marcha. Cuanto may or fuese aqulla, ms notable
sera sta. La tripulacin podra ir acelerando hasta alcanzar la mitad del
tray ecto, y a continuacin, dar media vuelta e ir desacelerando hasta llegar al
planeta de destino. Alguien se haba percatado de lo que comportaba tal cosa?
El profesor dej unos instantes para que reflexionasen, pero nadie dio con la
respuesta.
Significa les revel que cuanto ms prolongado sea el viaje, tanto
may or ser la velocidad que alcance la nave. No tiene sentido emplear un cohete
elctrico para llegar a la Luna: el tray ecto es muy corto, y no da lugar a tomar
aceleracin; pero para Marte resulta ideal. Y para planetas ms alejados del
Sol pongamos Urano o Neptuno no bamos a tardar mucho ms en hacer el
viaje! Si, adems, queremos llegar a una regin remota de verdad, como la
nebulosa de Oort, la aceleracin sera tal que convertira en factible un recorrido
tan monstruoso!
Entonces guard silencio con una sonrisa.
En fin prosigui; no quiero presentaros el cohete elctrico como algo
perfecto, porque lo cierto es que tiene un fallo importante: que no disponemos de
ninguno. Haciendo caso omiso del rumor provocado por los gruidos de
decepcin, aadi: La teora es vlida, claro; pero nadie ha llegado a construir
uno, porque jams va a funcionar si tiene que partir de la superficie de la Tierra:
necesita algo que lo eleve hasta la rbita terrestre baja antes de poder ponerse a
menear el palmito. Algo como el ascensor espacial de Artsutanov, que como y a
sabis, an no ha llegado a hacerse realidad.
A continuacin, con gesto triste, aunque sin dejar de sonrer, les prometi:
Algn da lo tendremos, y cuando llegue ese da, vamos a poder contar con
tropecientos mil cohetes elctricos. Apostara lo que fuese a que ms de uno de
vosotros los usar para viajar a toda clase de lugares extraos y maravillosos.
Pero ahora, no; porque en el presente no existen.
Bastaba detenerse a pensar en ello para reparar en que era cierto, cuando
menos en lo que respectaba a la escasa cantidad de espacio ms cercano a la
Tierra. Aun as, no iba a ser necesario esperar mucho tiempo.
Por curioso que pueda resultar, en aquel mismo instante, algunos de los
grandes de la galaxia (cuando no todos ellos, pues raras veces resultaba posible
determinar tal cosa) hacan por inculcar una leccin similar, en cierto sentido, a
un filo de seres vivos totalmente distinto. Claro est que estas ltimas criaturas no
eran tortugas, si bien tenan en comn con ellas la dureza de sus caparazones y lo
limitado de su cociente intelectual. En lo que estaban tratando de instruirlas los
grandes de la galaxia era en el manejo de ciertas herramientas.
sa era una de las muchas, muchsimas ocupaciones que se haban impuesto
los grandes. Los humanos la habran calificado de afn por aumentar la calidad
de cuantos seres vivos habitaban la galaxia. A los primeros, sea como fuere, los
mova el convencimiento de que, aprendiendo a usar una palanca, un anzuelo o
una piedra con la que golpear, aquellos seres duros de caparazn podan estar
haciendo sus primeros pinitos en direccin al despertar de la inteligencia. Una vez
alcanzado tal estadio, no iba a ser difcil hacerlos avanzar ms an bajo la
estrechsima tutela de los grandes de la galaxia. De hecho, podan llegar a cotas
altsimas en el mbito de la tecnologa sin descubrir jams distracciones tan
indeseadas como la suby ugacin, la explotacin o la guerra.
Verdad es que semejante proy ecto poda tardar mucho en completarse; pero
tambin lo es que los grandes tenan tiempo de sobra, y que, a su entender, vala
la pena intentarlo: ningn empeo habra sido vano si, en un futuro remoto de la
historia del universo, se lograba que una sola especie fuera capaz de evolucionar
lo bastante para dominar elementos tales como la transmisin de la materia y la
creacin de colonias espaciales sin haber aprendido en el proceso el arte de
matar. Y es que, si los grandes de la galaxia eran, sin lugar a duda, seres
inteligentes y poderosos, en ocasiones tambin podan ser muy ingenuos.
CAPTULO IX
Das de holganza
S opesndolo bien, Ranjit tena que reconocer que poda estar satisfecho de aquel
verano. El trabajo no era difcil, y a nadie pareca importarle que lo llevase a
cabo acompaado de sus cuatro polluelos. Aunque Dot haba insistido en que slo
deba molestarse en cuidar de ellos los das que ella no tuviese ms opcin que
ausentarse de la vivienda, lo cierto era que los das as no escaseaban, y a porque
ella necesitara buscar trabajo (sin demasiado xito, a decir verdad), y a porque
tuviese que vender una porcin ms de sus posesiones a fin de alimentar y vestir
a sus hijos.
Ranjit no pas por alto que las ausencias se hacan cada vez ms frecuentes,
y pens que Dot deba de estar tomando confianza con l. Con todo, no le
import: por inters o slo por cortesa, los pequeos parecan embelesados con
sus historias y sus trucos matemticos. Los aos que haba pasado desgranando
los misterios de la teora de los nmeros no haban sido estriles por completo,
pues con sus compaeros haba aprendido modos de jugar con las cifras
desconocidos por entero para los ms de los profanos.
Entre ellos se hallaba, por ejemplo, la llamada cuenta del campesino ruso.
Como quiera que, de entrada, dio por sentado que la nica que haba avanzado en
la escuela lo bastante para aprender a operar con factores era Tiffany, empez
por decir a los dems:
No tenis que preocuparos por no saber multiplicar: antiguamente, haba un
montn de adultos, sobre todo en sitios como Rusia, que tampoco saban hacerlo.
Por eso inventaron este truco de la multiplicacin rusa. Primero hay que escribir
los dos nmeros, uno al lado del otro. Vamos a suponer que queremos multiplicar
veintiuno por treinta y siete.
Y sacando del bolsillo el cuaderno que haba tenido la previsin de llevar
consigo, escribi lo siguiente para mostrrselo a los nios:
21 37
Entonces, sabis duplicar un nmero? Muy bien, pues multiplicamos por
dos el de la izquierda, que es el veintiuno; dividimos por la mitad el de la derecha,
y escribimos los resultados debajo; de modo que tenemos
21 37
42 18
Al dividir el de la derecha, nos sobra una unidad; pero no pasa nada: la
olvidamos, y y a est. Entonces, repetimos la operacin con los nmeros que han
quedado abajo, y con los que resultan de stos, y as hasta que el de la derecha se
hay a reducido a la unidad.
21 37
42 18
84 9
168 4
336 2
672 1
Y ahora, eliminamos todas las lneas que tengan un nmero par en la
columna de la derecha:
21 37
84 9
672 1
Y sumamos los que han quedado en la de la izquierda:
21 37
84 9
672 1
777
Culminada la operacin, escribi triunfante bajo ella:
21 x 37 = 777
Y aqu tenis la respuesta! exclam.
Guard silencio en espera de la reaccin de los nios, y no obtuvo una, sino
cuatro distintas: Betsy, la ms pequea, rompi a dar palmadas, emocionada por
la proeza de Ranjit; Rosie lo mir con gesto de satisfaccin desconcertada;
Harold frunci el entrecejo, y Tiffany, educada, quiso saber si poda tomar
prestados sus tiles de escritura. Entonces se puso a hacer nmeros bajo la atenta
mirada del joven, quien se asom por encima del hombro de ella para verla
apuntar:
37 x 2 = 74
21 : 2 = 10,5
10,5 x 74 = 777
Querido Ranjit:
Voy a estar aqu unos das. Crees posible que nos veamos para
tomar una taza de t o cualquier otra cosa?
H ubo de pasar ms tiempo del que haba dado a entender Kanakaratnam antes
de la liberacin de Ranjit. Tanto que tuvo ocasin de recibir comida (de no poca
calidad, todo sea dicho, pues no en vano se encontraban a bordo de un crucero)
varias veces, y al menos en dos ocasiones se qued dormido, pese al desasosiego,
en el duro catre que haba pegado al mamparo. El somal lo dej solo ms de una
vez, aunque siempre tuvo cuidado de echar la llave tras salir. El joven se lo pens
mucho antes de arriesgarse a tentar la puerta, para comprobar, al cabo, que se
hallaba cerrada a cal y canto. Kanakaratnam se asom en un par de ocasiones, a
hacer visitas de cortesa, al parecer. No opuso reparo alguno a la hora de ponerlo
al corriente de cuanto estaba ocurriendo en cada instante. El segundo da, los
piratas (pues no otro trmino emple el propio prfugo) asaltaron el puente de
mando y, tras desarmar a los integrantes de la tripulacin que an no se haban
aliado a ellos, anunciaron que el buque iba a mudar el rumbo para poner la proa
al puerto de Bosaso, sito, en efecto, en Somalia. Antes de que l pudiese salir de
su confinamiento, saquearon cuanto haba de valor en la caja fuerte de la
embarcacin y los objetos que podan transportarse con facilidad de los
camarotes de los pasajeros, a quienes se hizo saber que regresaran a sus hogares
en breve e ilesos, siempre que sus familiares o amigos abonasen el rescate
pertinente.
Te sorprendera apostill Kanakaratnam lo que estn dispuestos a
pagar algunos por su abuela.
En cuanto a la nave, si lograban atracar sanos y salvos en Somalia, una mano
de pintura y algn que otro documento falso bien amaado la trocaran en un
artculo con no poca salida en el mercado.
Todo pareca seguir un plan metdico. De hecho, tal como le explic
Kanakaratnam, no difera mucho de cualquier otra empresa comercial. Desde
los albores del siglo XXI, la piratera se haba convertido en un negocio muy
fructfero que contaba con sus propias casas de corretaje dispuestas a cobrar
rescates y hacerlos llegar a quienes los imponan, a cambio de lo cual
garantizaban el regreso seguro de los secuestrados.
No exagero confi satisfecho a Ranjit su captor: Lo de que me cazara
este junco robado ha sido lo mejor que me ha pasado nunca. Parece que el tipo
que comparta celda conmigo en Batticaloa estaba en el ajo, aunque lo cogieron
preso por otra cosa. El caso es que me habl de esto; as que cuando vi la
oportunidad de poner pies en polvorosa, tuve claro adonde tena que ir.
Hasta la piratera metdica tena, claro, sus elementos desagradables. Ranjit
no dudaba de que uno de ellos deba de ser la eliminacin de todo tripulante que
se resistiera con demasiado empeo (el silencio que guard Kanakaratnam
cuando le pregunt al respecto constituy para el joven una respuesta harto
elocuente).
Cuando Kanakaratnam le comunic que haba culminado la toma y poda
salir a cubierta, Ranjit supo que haba habido, cuando menos, un captulo
desagradable, provocado por el sentido del deber excesivo de que haba dado
muestras el capitn al negarse a entregar las llaves de la caja fuerte. El
problema, claro est, haba quedado resuelto de inmediato: los piratas lo haban
fusilado en la pista destinada a jugar al tejo para luego ascender al primer oficial,
quien haba demostrado estar mucho ms dispuesto a colaborar. ste fue quien
tom lo que tanto codiciaban del bolsillo del difunto para ofrecerlo a los captores.
1
2
4
8
16
32
64
128
256
+512
Que sumado nos da:
1.023
Lo que quiere decir que habis contado con los dedos hasta mil veintitrs!
Ranjit se par a recorrer con la mirada a su auditorio, y comprob que no
haba logrado el efecto deseado. El nmero de los que lloraban se haba elevado
a cuatro o cinco, y la expresin que se trasluca en el rostro de los dems iba de
la simple confusin al desconcierto resentido. A continuacin, poco a poco,
comenzaron a formularse preguntas.
Quieres decir que?
Un momento, Ranjit. Ests diciendo?
Y por fin, se oy un gratificante:
Vamos a ver si lo he entendido. Supongamos que estamos contando peces.
En ese caso, lo que significa el nmero uno de un extremo de la mano derecha es
que tenemos un pez; el de al lado, que tenemos un montn con dos, y ms all,
otro con cuatro, otro con ocho y as hasta el montn que representa el nmero
uno del otro extremo, el que tiene quinientos doce peces. As, si juntamos todos
los montones, tenemos mil veintitrs peces. Es eso?
S confirm el joven, satisfecho a su pesar; satisfecho a pesar de que los
nicos nios que haban sido capaces de responder siquiera hubiesen sido los hijos
de Dot y Kirthis Kanakaratnam, y de que la nica que lo haba entendido de
veras hubiera sido, por descontado, Tiffany.
Al propio cabeza de familia no pareci importarle demasiado la indiferencia
con la que haba sido recibida su exposicin, tal como hizo patente cuando, al
unirse a l para comer (el men ofreca dos clases de sopa, tres ensaladas
distintas y al menos media docena de entrantes), coment en tono de aprobacin:
Lo has hecho muy bien hoy.
Aunque no dijo a qu se refera, Ranjit, que tambin haba visto fugazmente
el cadver acribillado del capitn tendido sobre cubierta, pudo hacerse una idea.
Al regresar a su lado, una hora ms tarde, Kanakaratnam fue ms explcito:
Tienes que seguir demostrando a mis amigos que ests colaborando con
nosotros comunic al muchacho. Hay quien ha estado preguntando Te
cuento de qu va el asunto: necesitamos obtener informacin de cada uno de los
pasajeros para saber en cunto podemos fijar el rescate Y casi ninguno de
nosotros habla ningn idioma que puedan entender ellos. Ah es donde t puedes
echar una mano. Podrs?
Si el tono de la ltima frase poda hacer pensar en una pregunta, lo cierto es
que la realidad de la situacin a que se enfrentaba el joven haca evidente que no
lo era. Persuadido de que slo poda soar con sobrevivir si resultaba til a los
piratas, pas parte de los dos das siguientes interrogando a parejas de ancianos
(aterrorizados algunas veces, y beligerantes las ms) acerca de sus cuentas
bancarias, sus pensiones, sus posesiones inmobiliarias y la existencia de algn
familiar acaudalado. Sin embargo, aquello slo dur un par de das, hasta que
sobrevinieron las complicaciones.
Haba, claro est, otras muchas formas de hacer que un detenido se aviniera
a colaborar; pero huelga decir que ninguna de ellas le hizo confesar crimen
alguno, y a que no tena crimen alguno que confesar. Tal cosa no hizo sino
exasperar a sus interrogadores.
Nos ests haciendo quedar muy mal, Ranjit, o Kirthis, o comoquiera que te
llames rezong el hombre al que haba bautizado como el Bizqueras.
Escchame: todo te va a resultar mucho ms fcil si dejas de negar que eres
Kirthis Kanakaratnam.
Ranjit trat de aceptar el consejo, y en adelante, su situacin mejor, aunque
slo un tanto.
CAPTULO XIV
Rendirse al mejor postor
No hace falta decir que los captores de Ranjit podan haberle proporcionado
informacin de haberlo deseado; pero lo cierto es que no quisieron.
Despus del primer da sin recibir castigo alguno, no volvi a ver a Bruno, el
tipo de las manotadas en el estmago y el cable elctrico; pero con el Bizqueras
s trat a menudo, aunque slo despus de haberle prometido que dejara de
preguntarle por qu lo haban torturado y si pensaban liberarlo algn da. De
hecho, l no le permita solicitar la respuesta de ninguna de las cuestiones que de
verdad le interesaban. Aunque s es verdad que despej una de sus incgnitas:
Bruno? Bueno, pues lo han ascendido a la planta de arriba. Lo nico que
sabe hacer con los prisioneros es hacerles dao, y todo parece indicar que a ti no
vamos a tener que volver a tratarte de ese modo.
Ranjit hubo de reconocer que aqul no era un dato nada desdeable, pues
supona una gran mejora respecto del rgimen de palos y ahogamientos a que lo
haban sometido hasta entonces. Sin embargo, la situacin se volvi bastante
aburrida (y ms an cuando el Bizqueras dej de visitarlo por causa de su
incapacidad para mantener la promesa de dejar de hacer preguntas
comprometidas). El muchacho no qued privado por entero de compaa
humana, pues haba un vejete cojo que le llevaba comida y retiraba el orinal. No
obstante, de nada serva esmerarse por trabar conversacin con l, pues si bien
deba de hablar un idioma concreto u otro, no era ninguno que conociese l.
No supo precisar el momento en que comenz a mantener largos monlogos
con sus amigos. Sus amigos ausentes, se entiende, dado que ninguno de ellos se
hallaba fsicamente en su celda. Es obvio, por lo tanto, que ninguno lleg a or
jams lo que les deca, aunque no habra dejado de resultar interesante en el caso
de My ra de Soy za, por ejemplo, o el de Pru Sinapellido. No tanto, verdad es, en
el de Gamini Bandara, ntimo suy o de toda la vida, a quien, despus de referirle
algn pormenor de su vida ociosa, vaca y montona, no tuvo ms que decir
aparte de que lo que tena que haber hecho era dedicarle a l, a Ranjit, ms
tiempo en lugar de entretenerse con una estadounidense a la que, al fin y al cabo,
nunca iba a volver a ver.
Algunos de los amigos ausentes ms queridos eran gentes que no haba
llegado a conocer en carne y hueso. Entre ellos se contaba, por ejemplo, el
difunto Paul Wolfskehl, magnate alemn decimonnico del mundo empresarial
que haba sufrido un desengao al ver cmo la persona amada rechazaba su
propuesta de matrimonio. Aquel hecho provoc que, a pesar de toda su riqueza y
su poder, perdiese todo inters por vivir y se resolviera, en consecuencia, a
suicidarse. Semejante plan se frustr, sin embargo, cuando, aguardando al
momento exacto de ponerlo en prctica, cogi, por hacer algo, un libro y se puso
a leer.
Aquel volumen result ser un tratado sobre el ltimo teorema de Fermat
escrito por un tal Ernst Kummer. Segn parece, el enamorado haba asistido a un
par de conferencias del autor sobre la teora de los nmeros, y la curiosidad lo
llev a leer aquel trabajo recin publicado.
Y como ocurri a otros muchos matemticos aficionados antes y despus que
l, qued conquistado de inmediato. Desech toda idea de quitarse la vida,
menester para el que no le qued tiempo despus de sumergirse en el
desentraamiento de los misterios que encerraba aquella a al cuadrado que,
sumada a b al cuadrado, era igual a c al cuadrado, y la paradoja de que, de estar
las cantidades elevadas al cubo, jams se realizaran.
Tambin tena entre sus amistades a Sophie Germain, muerta mucho antes
que el alemn, pues pas la adolescencia en los tiempos aterradores de la
Revolucin francesa. Aunque no resulta del todo claro por qu contribuy tal
circunstancia a hacer que consagrara su vida a las matemticas, todo apunta a
que fue as. Lo que s es manifiesto es que aqulla no era empresa sencilla para
una mujer, tal como lo expres en cierta ocasin Isabel I de Inglaterra, quien
sostuvo que sobre Sophie pesaba la maldicin de poseer hendidura en lugar de
festn, y que, por ende, haba de esforzarse en todo cuanto se propona
muchsimo ms que sus colegas festoneados.
Entonces, cuando fue perdiendo vigor la conversacin de sus interlocutores
imaginarios, comenz a asaltarlo algo que haba dicho My ra de Soy za. Pero qu
era? Se trataba de algo relativo a las herramientas que posean otros
matemticos en el momento en que Fermat hizo aquella dichosa anotacin
engreda en el margen de su libro?
Y qu herramientas eran? Record que de Sophie Germain se deca que era
la primera persona, de uno u otro sexo, que haba hecho algn progreso en lo
tocante a la demostracin del teorema de Fermat. Pero qu era lo que haba
conseguido?
Evidentemente, l no tena modo alguno de averiguarlo. En la universidad,
pertrechado con una clave de acceso, slo habra necesitado pulsar unas cuantas
teclas del ordenador que hubiese tenido ms a mano para hacerse con los escritos
que pudiera haber publicado aquella mujer de Dios en toda su vida. Pero all slo
dispona de su memoria, y no poda asegurar que estuviese a la altura de tamaa
tarea.
S que recordaba lo que era un nmero primo de Sophie Germain : todo
nmero primo p en el que se diera la circunstancia de que 2p+1 fuese tambin
primo. El 3 era el ms pequeo de todos, siendo as que 3x2 + 1 = 7, y 7 era un
nmero primo; pero la may ora de los dems eran demasiado grandes para
resultar divertidos. Ranjit no pudo por menos de congratularse por recordar
aquello, aunque, por ms vueltas que le diese, no vea el modo cmo el nmero
primo de Sophie Germain poda llevarle a la solucin del problema de Fermat.
An haba otra cosa: tras mucho trabajar, Germain haba elaborado su propio
teorema: siendo x, y y z nmeros enteros, si x 5 + y 5 = z5, x, y o z deban ser
divisibles por 5. Como todas las dems piedras angulares que haba conseguido
extraer de la cantera de su cerebro, sta result decepcionante. La ecuacin no
tena sentido, pues si todo el teorema de Fermat demostraba, supuestamente, la
inexistencia de una igualdad como x 5 + y 5= z5, qu utilidad poda tener?
Tal vez s que pudiera ser til, siempre que hiciera caso omiso del teorema en
s, que descartaba por inservible, para preguntarse cmo haba llegado a l la
matemtica francesa. Y no era eso mismo lo que le haba propuesto My ra en la
fiesta del doctor Vorhulst, en la poca en la que poda asistir a fiesta alguna?
An haba otra persona (o algo semejante) con la que jams haba tenido
trato alguno, al menos hasta entonces, y que poda proporcionarle datos muy
tiles. Y acaso ha llegado el momento de que pasemos algn tiempo ms con l
(o con ellos, si no con ello o aun con ella).
CAPTULO XV
Presentacin de uno (o ms)
de los grandes de la galaxia
En aquel momento slo haba una persona en todo el mundo con la que
quisiera hablar, tanto que la tuvo al otro lado del telfono antes de que Gamini
tuviese tiempo de salir de casa de los Vorhulst. Era Surash, el anciano monje, que
se mostr exultante al or su voz. Su alegra se apag, claro est, al tratar de la
muerte de Ganesh Subramanian, aunque, por curioso que pueda resultar, no
pareca hallarse demasiado triste al respecto.
S, Ranjit le confi, tu padre estuvo removiendo cielo y tierra para dar
contigo, y creo que eso lo fue extenuando. Fuera lo que fuese, lo cierto es que
una de las muchas veces que fue a ver a la polica, volvi quejndose de
encontrarse cansado, y a la maana siguiente lo encontramos muerto en su
cama. En realidad, llevaba tiempo arrastrando ciertos problemas de salud,
sabes?
No; no lo saba reconoci con tristeza. Nunca me dijo nada.
No quera preocuparte. No sufras, Ranjit, pues sujiva va a ser recibida con
honor, y se le otorg un buen funeral. Dado que nos haban arrebatado tu
presencia, fui y o quien hizo las plegarias, y me asegur de que no faltasen flores
ni bolas de arroz en el fretro. Adems, una vez incinerado, me encargu de
llevar sus restos al mar. Con la muerte no se acaba todo, sabes?
S, lo s confirm Ranjit, pensando ms en el religioso que en su propia
opinin.
Quiz no necesite siquiera volver a nacer. Y si lo hace, estoy convencido de
que ser encarnado en alguna persona o criatura cercana a ti. Por cierto: cuando
ests en condiciones de viajar, ven a vernos, por favor. Tienes abogado? Tu
padre ha dejado una modesta herencia, y aunque te pertenece ntegramente, por
supuesto, hay que presentar ciertos documentos.
Aquello lo dej un tanto inquieto, dado que no gozaba de semejante servicio.
Sin embargo, cuando se lo hizo saber a mevrouw Vorhulst, ella respondi que no
haba problema alguno, y desde entonces, Ranjit tuvo abogado. Y no uno
cualquiera, sino uno de los socios del despacho del padre de Gamini, por nombre
Nigel de Saram. Lo que le resultaba mucho ms preocupante era el hondo
sentimiento de culpa que lo atormentaba, pues si no haba tenido antes noticia de
la muerte de su padre haba sido, sin ms, porque no se haba molestado en
preguntar por l.
Trat de consolarse pensando que haba tenido un millar de cosas que
atender; pero no pudo dejar de preguntarse si el sacerdote se hubiera olvidado de
l de haber estado en su pellejo.
Sin contar con los sirvientes, mevrouw Vorhulst fue la nica persona que lo vio
en el transcurso de los primeros das; pero ms tarde no pudo por menos de
insistir en que ninguna visita iba a poder provocarle un agotamiento psquico
comparable al de los carceleros jvenes y fuertes que lo aporreaban estando en
prisin, y los mdicos hubieron de coincidir con l. En consecuencia, se
redujeron los obstculos para ir a verlo, y a la maana siguiente, mientras Ranjit
experimentaba con los aparatos del gimnasio de sus anfitriones, entr en la sala el
may ordomo para anunciar, tras aclararse la garganta:
Seor, tiene usted visita.
Hay mensajes para m? quiso saber l, que haba estado con la cabeza
en otra parte. El criado dej escapar un suspiro.
No, seor. De recibirse alguno, se le har llegar de inmediato tal como ha
pedido. Pero el seor De Saram solicita verlo. Desea que lo haga pasar?
Ranjit se puso enseguida uno de los inagotables albornoces de los Vorhulst, y
el abogado no tard mucho ms en hacerse cargo de la situacin. No daba la
impresin de ser muy joven (deba de tener cincuenta o sesenta aos, si no ms),
ni dejaba lugar a dudas sobre su aptitud. No necesit informacin alguna acerca
del legado del padre de su cliente, pues a pesar de que apenas haban transcurrido
cuarenta y ocho horas desde el momento en que se le haba encomendado la
gestin de los asuntos legales del joven, y a haba tenido tiempo de verificar sus
detalles biogrficos en el tribunal pertinente de Trincomali y se haba formado
una idea bastante acertada de la monta de la herencia.
No llega a veinte millones de rupias, seor Subramanian manifest,
aunque tampoco queda muy por debajo de dicha cantidad. Ronda, conforme a
los tipos de cambio vigentes, los diez mil dlares estadounidenses. La may or
parte est conformada por dos propiedades inmobiliarias: el hogar de su padre y
una casa de menores dimensiones que se halla desocupada en el presente.
La conozco le confi Ranjit. Qu tengo que hacer y o?
Por el momento, nada; aunque existe cierta posibilidad sobre la que tal vez
desee meditar. Al seor Bandara le hubiese encantado brindarle sus servicios en
persona, pero, como sabe, se encuentra participando en cierto asunto por dems
secreto de las Naciones Unidas.
Lo s, aunque no conozco demasiados detalles.
Por supuesto. El caso es que, en condiciones normales, tendra usted la
potestad de presentar una demanda por daos y perjuicios contra los sujetos
que mmm que han obstaculizado durante tanto tiempo su regreso a casa;
pero
S, lo s repuso Ranjit: No debemos hablar de ellos.
Exacto declar De Saram aliviado. Sea como fuere, an queda una
va que quiz desee explorar. Est usted en situacin de entablar una demanda
judicial contra la compaa del crucero fundndose en que no deba haber
permitido que su embarcacin cay ese en manos de los piratas. La suma no sera
tan cuantiosa como en el primer caso, por supuesto, tanto porque es algo ms
difcil de demostrar su responsabilidad como porque su solvencia no es
Espere un momento lo interrumpi Ranjit. Le roban un barco a bordo
del cual me encontraba y o debido slo a mi propia estupidez, y ahora voy a
denunciarlos por dejar que ocurra algo as? No parece que sea muy justo.
El abogado sonri por vez primera con gesto amistoso.
El seor Bandara me advirti de que dira usted eso anunci. En fin,
me parece que mi coche debe de estar casi listo
Y de hecho, en ese preciso instante llamaron a la puerta, y Vass, el
may ordomo, les comunic que el vehculo estaba, en efecto, esperando al seor
De Saram. Entonces, antes de que pudiese decir nada, el criado le hizo saber sin
ambages:
No hay mensajes para el seor. A lo que aadi: Y si me permite
No he querido importunarlo antes, seor, pero nos ha apenado a todos saber de la
muerte de su padre.
Aun as, haba algo que s poda hacer, o que deba haber hecho mucho
tiempo atrs, y llegado el sexto da de su estancia en la casa de los Vorhulst, pidi
al fin, y recibi, una copia de aquel escrito frentico que haba redactado a la
carrera en el avin. La estudi con el mismo ojo crtico, exigente y calculador,
de que se habra servido un profesor de redaccin novato para calificar el trabajo
de final de curso de uno de sus alumnos. Si contena algn error de los que podan
desautorizarlo, estaba seguro de que lo iba a encontrar. Y as fue, pues con no
poca frustracin, dio con varios: dos a primera vista, luego cuatro y, ms tarde,
uno o dos pasajes que, no siendo errneos por completo, tampoco estaban del
todo claros.
Era perdonable, pues todo era fruto de aquellas ltimas siete u ocho semanas
durante las cuales haba completado, al fin, la demostracin en su cabeza (cuanto
le haba sido posible, claro est, sin papel, tinta ni ordenador) y se haba
consagrado a repetirla, paso por paso, atenazado por el terror que le produca la
posibilidad de olvidar algn punto fundamental. Aun as, una vez liberado haba
de resolver lo que deba hacer con aquellos errores. Estuvo cavilando al respecto
todo el da y buena parte de la noche. Deba enviar a la revista un catlogo de
enmiendas? Pareca lo ms sensato, y sin embargo, en aquel momento se
interpuso su orgullo: tales errores (si as podan llamarse) eran, al fin y al cabo,
insignificantes; cualquier matemtico decente los localizara de inmediato y
sabra enseguida subsanarlos. Y le causaba horror la idea de mostrarse
implorante.
Al final, no remiti comunicacin alguna a Nature, aunque las ms de las
noches, mientras trataba de dormir, volva a asaltarlo la duda de si habra sido
mejor hacerlo. Confiaba en estar en lo cierto respecto de lo que haca una
publicacin como Nature con artculos como el que l haba enviado, pues estaba
seguro de que, de tener la menor intencin de publicarlo, lo primero que haran
los redactores sera enviar a tres o cuatro expertos en aquel mbito particular
sendos ejemplares del escrito a fin de que comprobasen que no hubiera en l
equivocaciones manifiestas.
Pero cunto iba a tener que esperar? No lo saba, aunque s poda decir que
la respuesta estaba tardando y a mucho ms de lo que l hubiese deseado. En
consecuencia, cada vez que llamaba el may ordomo al objeto de anunciar una
visita, echaban a volar sus esperanzas, y cada vez que aqul expona el propsito
trivial del visitante, volvan a estrellarse contra el suelo.
CAPTULO XVIII
Compaa
Cada una de ellas puede darnos la cara o la cruz; lo que significa que
tenemos cuatro resultados posibles: cara y cara; cara y cruz; cruz y cara, y cruz
y cruz. Y si tenemos tres
las posibilidades sern ocho: cara, cara y cara; cara, cara y cruz; cara
Ranjit lo interrumpi My ra sonriente, sin que en su voz pudiese
detectarse el menor atisbo de irritacin, Ada sabe muy bien cunto es dos
elevado al cubo.
Por supuesto; por supuesto dijo l en tono sumiso. Pues vamos all:
toma este palo y aade tantas monedas como quieras a esta hilera sin que y o las
vea. Luego, cuando acabes, me comprometo a averiguar, en diez segundos o
menos, el nmero exacto de resultados que podra darse en caso de que las
lanzsemos al aire. Y aadi alzando un dedo para hacerlo ms interesante,
voy a dejar que tapes el nmero de monedas que quieras, a partir del extremo
que t elijas, para que me sea imposible saber cuntas hay.
Ada, que haba estado escuchndolo con atencin, exclam:
Anda y a! De verdad puede hacer eso, ta My ra?
No respondi ella con firmeza. A no ser que lo mire a hurtadillas o
haga trampas de cualquier otro modo. Y a Ranjit: No vas a mirar?
No.
Y sin saber el nmero de monedas que hay en la fila
Apretando los labios, l contest:
Yo no he dicho nada de lo que puedo saber; pero no: sin saberlo.
En ese caso, es imposible declar ella.
Aun as, cuando Ranjit la invit a ponerlo a prueba, no dud en hacer que se
volviera mientras pona a Ada a vigilar sus ojos para asegurarse de que no haca
uso de ninguna ventana a modo de espejo. Entonces, borr con rapidez la may or
parte de las monedas que haba estado dibujando la nia para dejar slo tres, y
lanzando un guio a su sobrina, tendi sobre ellas la toalla de tal manera que
ocultase dos de ellas, as como todo un metro de arena en el que no haba nada.
Hecho esto, dijo:
Cuando quieras.
Ranjit se dio la vuelta con lentitud, como quien dispone de todo el tiempo del
mundo, y Ada no pudo evitar chillar:
Date prisa! Slo tienes diez segundos! Cinco, ahora No! A lo mejor
slo dos
No te preocupes pidi sonriendo con gesto tranquilizador, y a
continuacin, se inclin hacia delante y mir por vez primera al lugar en que
haba estado la lnea de crculos, tom el palo y traz una lnea recta en el
extremo de la fila. Acto seguido, mientras retiraba la toalla, anunci: Ah tienes
la respuesta y volvi a sonrer. Vay a! aadi al ver el resultado. Qu
astucia!
Esper a ver cmo reaccionaba My ra ante el dibujo que haba quedado en la
arena:
1000
Ada Labrooy se hallaba con ellos aquel da, y tambin su niera, que no
dejaba de mirar al soslay o a My ra y a Ranjit, a quien acab por persuadir de
que deban llevar escrito en la cara cuanto haba ocurrido la vspera. Todo se
haba desarrollado con normalidad (si se excepta el hecho de que, a su llegada,
la anfitriona lo bes en los labios en lugar de en la mejilla como siempre); hasta
el momento en que, de vuelta de su excursin por la play a, se disponan a tomar
su refrigerio en albornoz.
Ada vio algo. Con la mano colocada a modo de visera a fin de protegerse del
sol, pregunt:
No es aqul el hombre que trabaja para los Vorhulst?
Ranjit se puso en pie para ver mejor, y comprob que, en efecto, se trataba
del may ordomo, que corra en su direccin con una presteza inusitada mientras
sostena en una mano un puado de papeles. Pareca nervioso; no y a nervioso,
sino impaciente por entregrselos a Ranjit. Tanto que, al encontrarse an a cinco
o seis metros de l, no pudo evitar gritar:
Seor! Creo que puede ser lo que estaba esperando!
Y s que lo era.
O al menos, algo semejante: se trataba de un anlisis prolijo de su artculo, o
ms bien, de cinco diferentes, elaborados, a todas luces, por otras tantas personas
annimas que haban comentado (con detalle riguroso y casi ilegible) cada uno
de los pasajes en los que l haba detectado y a algn error o imprecisin.
Adems, haban dado con no menos de once partes de su exposicin que, pese a
requerir enmienda, haba pasado l por alto al examinarla. En total haba
cuarenta y dos pginas, llenas todas de palabras y ecuaciones. A medida que
hojeaba cada una de ellas y pasaba con premura a la siguiente, se las iba dando a
My ra al tiempo que arrugaba cada vez ms la frente.
Por Dios bendito! exclam al fin. Qu es esto? Una declaracin de
los motivos que tienen para rechazar mi condenado escrito?
My ra se morda el labio mientras lea por cuarta o quinta vez la ltima
pgina. Entonces, asom a su rostro una amplia sonrisa.
Cario dijo mientras tenda la hoja a Ranjit, sin que ninguno de los dos se
percatara, por la emocin del momento, de que era la primera vez que se diriga
a l con tal apelativo. No has ledo la ltima palabra del mensaje?
l le arrebat la hoja.
Qu palabra? quiso saber. sta de aqu abajo? Enhorabuena ?
sa confirm ella con una sonrisa tan franca y tierna como la ms dulce
que jams habra podido desear ver l en el rostro de My ra de Soy za.
Conoces a alguien al que hay an felicitado nunca por un fracaso? Van a
publicrtelo, Ranjit! Estn convencidos de que lo has conseguido!
CAPTULO XIX
La fama
P ese a haberse convertido en todo cuanto poda haber soado con ser, es decir,
un hombre libre, renombrado y casado con My ra de Soy za, Ranjit tena la
impresin de que su mundo personal no dejaba de prosperar mejoras. Con todo,
en un plano mucho ms general an haba elementos que seguan
entrometindose en sus meditaciones privadas, y eso resultaba negativo en
muchos sentidos.
Ah estaba, por ejemplo, la situacin de Corea del Norte. Si bien es cierto que
se haba producido un cambio de rgimen Kim Jong-il, dirigente fanfarrn y
gran amigo del lujo, haba pasado a la historia, tal noticia tena tambin su lado
negativo; siendo as que, por chiflado que estuviese Kim Jong-il, haba que
reconocer que era de los que siempre se lo pensaban dos veces poco antes de
emprender un ataque a gran escala contra sus vecinos. Sin embargo, el elemento
que haba ido a ocupar su cargo Se haca llamar el Dirigente Adorable. Si tena
nombre y apellidos como est mandado, al parecer stos deban de ser
demasiado valiosos para compartirlos con el decadente mundo occidental.
De cualquier modo, si su identidad segua siendo un secreto, no poda decirse
lo mismo de sus actos. Los cohetes nucleares que acababa de construir eran
capaces, al decir de sus generales, de atravesar sin dificultad las regiones
septentrionales del ocano Pacfico, lo que haca posible acometer suelo
estadounidense (Alaska, cuando menos, y aun el rea del estado de Washington
ms cercana al norte). Por si fuera poco, aquellos mismos estrategos se
permitan jactarse de la total infalibilidad de aquellas armas, y semejantes
baladronadas estaban haciendo que las naciones vecinas se mostraran cada vez
ms nerviosas. De hecho, las que an no disponan de su propio arsenal nuclear
comenzaban a sentirse compelidas a hacerse con uno.
El resto del mundo tampoco se encontraba mucho mejor. El continente
africano, por ejemplo, pareca haber regresado a los peores das del siglo XX.
Una vez ms podan verse ejrcitos de nios guerreros que en ocasiones ni
siquiera haban entrado en la adolescencia. Sentaban plaza despus de haber visto
morir a sus familias y luchaban por el censurable comercio de diamantes o por
el ms execrable an de marfil
Un panorama de lo ms desalentador.
Para My ra, elegir el primer sitio al que deban ir era lo ms sencillo. Y as,
determin que, antes de nada, viajaran al criadero de tortugas de Kosgoda, lugar
que le haba encantado de pequea y que, adems, se hallaba lo bastante cerca
para empezar; luego, a Kandy, majestuosa ciudad inmemorial de la isla. Con
todo, una semana ms tarde, cuando volvieron a la residencia de los Vorhulst
despus de haber visitado aquellos dos lugares, ninguno de ellos fue capaz de
ofrecer una respuesta entusiasta cuando el servicio quiso saber si les haban
gustado. Al llegar al primero los haban reconocido, y haban pasado el da
acosados por una modesta multitud que los haba seguido a todas partes. Y en
Kandy haba sido peor an, pues la polica local les haba enseado la ciudad en
uno de sus vehculos, y aunque la haban visto de cabo a rabo, no haban podido
pasear a voluntad por ella.
Durante el almuerzo, Beatrix Vorhulst escuch comprensiva a Ranjit decir
que, aunque no poda quejarse de que lo hubiesen llevado y trado en coche de un
lado a otro, lo que de verdad le habra gustado era confundirse entre el gento.
No s le contest con un suspiro si eso va a ser posible. Te has
convertido en el mejor monumento que pueda verse por esas calles. El problema
es que en Sri Lanka andamos algo escasos de celebridades. T eres todo lo que
tenemos.
No exageres objet My ra, tenemos tambin al escritor
S, vale; pero apenas sale de su casa. Y no es lo mismo! Si estuvisemos
en uno de esos sitios plagados de estrellas de cine y toda suerte de famosos, como
Los ngeles o Londres, bastara con que salieses a la calle con gafas de sol para
pasar totalmente inadvertido. Al decir esto, mud por completo el gesto. Y
ahora que lo pienso, por qu no?
Cuando logr captar la atencin de todo el mundo, se explic:
Te han llegado invitaciones de todo el planeta, Ranjit. Por qu no aceptas
unas cuantas?
l pestae al or la propuesta y, volvindose a My ra, pregunt:
Qu opinas t? Quieres que hagamos un viaje de novios de verdad? Por
Europa, Amrica Por donde te apetezca.
Ella lo mir y, con aire pensativo, recorri con la vista a cuantos estaban
sentados a la mesa antes de decir:
Me parece estupendo, Ranjit. Pero si vamos a hacerlo, tiene que ser cuanto
antes.
l la observ con curiosidad, aunque enseguida se volvi para preguntar sobre
las invitaciones disponibles. De hecho, estaban y a a punto de irse a dormir
cuando se le ocurri preguntarle:
Te hace ilusin, no? Porque si no quieres
Ella lo hizo callar colocndole un dedo sobre los labios y besndolo a
continuacin de forma inesperada.
Lo que pasa es que si vamos a hacer un viaje largo, creo que ser
preferible que lo hagamos pronto. Ms tarde podra ser ms complicado. No
tena intencin de decrtelo hasta que lo confirmase el mdico, pero como no voy
a verlo hasta el viernes, te dir que estoy casi segura de estar embarazada.
CAPTULO XXI
Luna de miel, segunda parte
Comoquiera que no pareca haber nadie dispuesto a hacer tal cosa, tras pasar
varias horas abrigndose para recorrer el espacio que mediaba entre el vestbulo
del hotel y un taxi, y desde ste hasta el vestbulo de cualquier otro edificio, se dio
por vencido. En consecuencia, despus de hablar en privado con sir Triq y
poner conferencia telefnica con su abogado, anunci a My ra:
Nos vamos a Estados Unidos, a lo que llaman las Tres Aes y Una Ce (la
Asociacin Americana para el Avance de la Ciencia, no?). El mes que viene
celebran la convencin nacional, y De Saram lo ha organizado todo para que
asistamos a ella. No quiero decir que vay amos a abandonar Londres, My ra. Al
menos, de forma permanente: haremos todo lo que nos queda pendiente aqu,
pero cuando mejore el tiempo.
Por lo tanto, embarcaron en primera clase (merced a otra de las generosas
aportaciones de la Real Sociedad, que aceptaron prodigando sinceras muestras de
agradecimiento a sir Triq) en el vuelo de la empresa resultante de la fusin de la
American Airlines y la Delta que parta hacia el aeropuerto neoy orquino John F.
Kennedy a las dos de aquella tarde. A las dos y veinte minutos dejaban atrs
Inglaterra para aproximarse a la costa oriental de Irlanda.
Ranjit se deshaca en gestos de solicitud.
No te he hecho correr demasiado, verdad? No te habrs?
La mueca elocuente que hizo con la boca bast para que ella se echara a rer.
Alzando su vaso para que el auxiliar de vuelo lo rellenase de zumo de naranja,
cosa que ste hizo con diligencia, asever:
Me encuentro perfectamente. Y es verdad que podemos volver a
Inglaterra cuando haga ms calor. En junio, por ejemplo. Pero ests seguro de
que lo mejor es viajar a Estados Unidos?
Ranjit acab de untar en un bollo nata cuajada y mantequilla de fresa y se
ech el resultado a la boca.
Claro que s respondi cuando an no haba dejado de masticar. He
consultado las previsiones meteorolgicas de Nueva York. Ahora mismo tienen
una mnima de nueve, y esperan alcanzar una mxima de dieciocho. Hasta en
Trinco bamos a pasar ms fro!
Sin saber bien si rer o llorar, My ra dej el vaso y dijo:
Cario, t nunca has estado en Norteamrica, verdad?
Inquieto de sbito, Ranjit se volvi para mirarla a los ojos.
Qu quieres decir con eso?
Ella alarg la mano para acariciar la suy a.
Slo que parece que no te has dado cuenta de que, en determinados
aspectos, siguen haciendo las cosas a la antigua. Por ejemplo, siguen
empendose en medir la distancia por millas y no por kilmetros, y espero que
esto no te siente mal, pero para la temperatura an se aferran a la escala
Fahrenheit en lugar de hablar en grados Celsius como el resto del planeta.
CAPTULO XXII
El Nuevo Mundo
A la colosal decepcin trmica que supuso para Ranjit el clima de Nueva York
fue a sumarse lo desalentador, ms an de lo habitual, de las noticias
internacionales, que no paraban de irrumpir en la suite, bien provista de aparatos
de televisin. Sudamrica, por ejemplo, haba puesto fin a la relativa tranquilidad
de que haba disfrutado en lo tocante a la guerra. Segn explic a My ra y Ranjit
uno de sus anfitriones norteamericanos, lo que haba cambiado era que Estados
Unidos haba rebajado la may or parte de los crmenes relacionados con la droga,
y de delitos graves haba pasado a considerarlos, a lo sumo, faltas. Tal mudanza
haba despenalizado casi todas las mercancas de los traficantes colombianos, y
en consecuencia, haba hecho posible que cualquier adicto estadounidense
adquiriese las sustancias que necesitaba en la farmacia ms cercana, de un modo
barato y sin que hubiesen de mediar las mafias, quienes, por consiguiente, haban
acabado por quebrar. Asimismo, haba dejado de tener sentido que los camellos
de barrio regalasen muestras del material a los nios de doce aos, pues tal cosa
y a no les garantizaba una cartera de clientes dependientes para el futuro, dado
que a ninguno de cuantos pudieran llegar a engancharse se le iba a ocurrir
emplearlos de proveedor. De ese modo, la proporcin de adictos estadounidenses
fue menguando con lentitud a medida que moran o se rehabilitaban los antiguos
sin ser reemplazados por otros nuevos en nmero considerable.
Sin embargo, sta era slo la cara amable de la legalizacin de las drogas. De
entre las consecuencias negativas, la peor era que los carteles, privados de los
beneficios procedentes de sus plantaciones de coca, pusieron la mira en la
sustancia, igualmente adictiva, que estaban exportando sus vecinos venezolanos.
A fin de cuentas, el petrleo mova ms dinero del que haba habido jams en el
mbito de la droga. Y en consecuencia, los reductos de narcotraficantes que
quedaban en Colombia comenzaron a infiltrar grupos armados en los
y acimientos del pas contiguo. El ejrcito de Venezuela, relativamente pequeo,
y a menudo fcil de comprar, haca ver en ocasiones que estaba resistiendo; pero
la verdadera motivacin se hallaba del lado de los colombianos, y otro tanto
ocurra con casi todas las victorias.
A todo esto haba que sumar, claro est, las ltimas diabluras protagonizadas
por la Corea del Norte del Adorable Dirigente, amn de los brotes de violencia
que haban vuelto a manifestarse en los fragmentos irreconciliables de lo que
otrora haba sido Yugoslavia, o los conflictos cada vez ms brutales que estallaban
en diversas partes de la antigua Unin Sovitica, en Oriente Prximo
Todos aquellos elementos negativos tenan su compensacin en la ciudad
misma de Nueva York, tan distinta de Trincomali o aun de Colombo, y de hecho,
de Londres.
Es tan vertical coment Ranjit a su esposa mientras la contemplaban
de pie ante el ventanal de su habitacin de hotel, situada en la planta sexagsimo
sexta. Quin me iba a decir a m que iba a dormir a estas alturas?
Aun as, en la urbe que se extenda ante ellos poda verse al menos una
docena de edificios mucho ms altos, y cuando caminaban por sus calles, no
eran raras las ocasiones en que el sol apenas se vea por causa de ciclpeos
muros de hormign que slo lo dejaban asomarse cuando se hallaba en lo ms
alto.
Pero, eso s: tiene un parque hermossimo seal My ra con la vista
clavada en el lago de Central Park, los gigantescos apartamentos que bordeaban
su permetro a lo lejos y los techos remotos del zoolgico.
No, si no me quejo repuso Ranjit, quien en realidad tena poco por lo que
protestar. Aunque para llegar al despacho de que dispona Dhatusena Bandara en
el edificio de las Naciones Unidas apenas haba que atravesar la ciudad, el titular
se encontraba en otro lugar, consagrado a una misin sobre la que nadie haba
tenido a bien ofrecer detalles. As y todo, su oficina haba puesto a disposicin de
la pareja a una joven seorita que los haba hecho subir a la ltima planta del
Empire State y probar el suntuoso deleite de la sopa de ostras que servan en la
vieja estacin de ferrocarriles Grand Central, y se haba ofrecido a sacarles
entradas para cualquier espectculo de Broadway que quisieran ver. La idea no
result demasiado atractiva a Ranjit, quien no haba visto jams ms
interpretaciones que las de la pantalla; pero My ra estaba encantada. Y eso bast
para complacerlo a l, quien, por otra parte, haba descubierto el Museo de
Historia Natural a escasas manzanas de all. La institucin era maravillosa por
derecho propio en cuanto dechado de las construcciones musesticas a las que
tanto se haba aficionado el joven, y contaba adems con un planetario de
grandes dimensiones que ocupaba toda la zona septentrional. En realidad, la
estructura erigida en Central Park West superaba con creces cuanto uno pudiese
imaginar por planetario .
Ojal estuviese aqu Joris! exclam l en ms de una ocasin mientras
recorran las salas en que se hallaban expuestos los objetos apasionantes que
conformaban la coleccin.
Entonces, cuando haca y a mucho que Ranjit haba dejado de tener
esperanzas en verla aparecer, se present, de improviso, la nica persona capaz
de convertir en inolvidable una visita agradable. Al ir a abrir la puerta de la suite,
persuadido de que quien haba llamado no poda ser sino una camarera
pertrechada con un juego de toallas limpias, se encontr con que al otro lado del
umbral se hallaba, sonriente, Gamini Bandara sosteniendo en una mano un ramo
de rosas para My ra y en la otra una botella de buen aguardiente de cocotero
ceilans para compartir con l. Como era la primera vez que estaban juntos
desde la boda, tuvo lugar un rpido bombardeo de preguntas. Les haba gustado
Inglaterra? Qu opinaban de Estados Unidos? Cmo andaban las cosas por Sri
Lanka? Iban los hombres por la tercera ronda de licor cuando My ra repar en
que toda la conversacin se haba reducido a responder ella y su esposo las
interrogaciones que formulaba su amigo.
Y t, Gamini? dijo al fin. Qu ests haciendo en Nueva York?
Sonriente, extendi los brazos.
Asistir a una puetera reunin tras otra. A eso me dedico!
Pero intervino Ranjit no estabas en California?
S, es verdad; pero est pasando de todo en el mbito internacional, y aqu
est la sede de las Naciones Unidas, no? Tras apurar de un trago la tercera
copa, adopt un gesto ms serio. En realidad, he venido a pedirte un favor.
T dirs respondi enseguida l.
No te precipites le reproch Gamini. Supone estar comprometido un
tiempo, aunque tampoco es mal cometido. As que, si no te importa, voy a ir al
grano. Durante tu estancia en Washington, se va a poner en contacto contigo un
tal Orion Bledsoe, un tipo sacado de una pelcula de cine negro que ocupa un
puesto significativo en una seccin del Gobierno de la que la gente normal no
sabe nada. Su hoja de servicios no es de risa: estuvo en la primera guerra del
Golfo, en todos los follones que hubo en lo que era Yugoslavia y en la segunda del
Golfo, la que tuvo lugar en Iraq y fue mucho peor que la primera. En todos estos
conflictos recibi, por este orden, la herida que le vali la prdida del brazo
derecho, la medalla del Corazn Prpura, la Cruz de la Armada y, por fin, el
cargo que ocupa ahora.
Es decir? quiso saber Ranjit cuando vio que Gamini haca ademn de
detenerse.
Su amigo mene la cabeza.
Venga, Ranj! Eso voy a dejar que te lo cuente l mismo. Tengo que
respetar ciertas reglas, sabes?
Pero se trata de un puesto de trabajo de verdad?
Gamini volvi a guardar silencio.
S, s asever al fin. Lo que pasa es que tampoco puedo decirte ahora
en qu consiste. Lo importante es que vas a hacer algo til para la humanidad. A
Bledsoe slo lo necesitamos para que te proporcione la habilitacin de seguridad
que necesitas.
Qu necesito para qu?
Sonriendo, su amigo volvi a cabecear, y a continuacin un tanto turbado,
seal:
Tengo que advertirte que Bledsoe es uno de esos carrozas que parecen de
los tiempos de la guerra fra, y que es un poco capullo. Pero una vez que ests
metido en el ajo, no tendrs que volver a verlo mucho. Adems aadi, y a
que cuando estoy en Estados Unidos suelo alojarme a menos de media hora de
coche de esa parte del mundo, lo ms seguro es que nos veamos mucho ms, si
es que eso te parece soportable. Y tras hacer un guio a My ra, se disculp
haciendo saber que llegaba tarde a otra de sus dichosas reuniones en la punta
opuesta de la ciudad, expres su deseo de volver a verlos cualquier da en
Pasadena y se march.
Ranjit y su esposa se miraron.
Dnde est Pasadena? pregunt l.
En California, si no me equivoco respondi My ra. Crees que es all
donde vas a trabajar? Si aceptas el empleo, claro.
l sonri con cierta exasperacin.
Quiz no estara mal pedir al padre de Gamini que nos diese ms
informacin.
Ranjit y My ra se miraron.
Es el hombre del que nos habl Gamini en Nueva York anunci l, y ella
lo corrobor agitando la cabeza con gesto enrgico.
Claro que s. Venga: ve a verlo, entrate de qu es lo que quiere y ven
luego para contrmelo todo.
E n otra parte del cosmos, lejos, muy lejos de all No puede decirse que los
grandes de la galaxia se hubieran olvidado de los revoltosos terrcolas, y a que,
por constitucin, eran incapaces de olvidar nada. Lo que ocurra era, sin ms, que
haban relegado al planeta Tierra al ltimo recoveco de su mente colectiva para
centrar su atencin en asuntos ms importantes o, cuando menos, ms
interesantes.
Bill, por ejemplo, deba ocuparse de su huerta (tal vez debamos entrecomillar
el trmino, por cuanto en ella no creca nada que pudiera considerarse orgnico).
Resulta extrao ver a los grandes de la galaxia como horticultores; pero lo cierto
es que fomentaban determinados cultivos, y no deja de ser curioso que los
campesinos humanos de la Edad Media hiciesen algo muy parecido en sus
modestas parcelas.
El bancal que haba suscitado a Bill el inters suficiente para ir a visitarlo era
cierto volumen de espacio de varios aos luz de lado. A simple vista, cualquier
astrnomo podra haber pensado que no era ms que una extensin vaca. De
hecho, no otra cosa haban supuesto los expertos humanos al observarlo por
primera vez. Sin embargo, no se hallaba del todo desierta. Observaciones ms
precisas, efectuadas una vez que el hombre logr dar con mejores telescopios,
demostraron que haba algo que desviaba la luz y refractaba un espectro azul en
una direccin, y otro rojo, en la otra. Y ese algo , que los grandes de la galaxia
conocan desde siempre, no era otra cosa que polvo interestelar.
Aqulla no era, claro, la primera visita que haca Bill a la huerta. No haca
mucho (apenas unos cuantos millones de aos antes) la haba explorado con
detenimiento para hacer inventario de las partculas de polvo (conforme a la
expresin que habran empleado los humanos) y determinar qu porcentaje
representaban las que medan menos de una centsima de micra, as como el
resto de categoras que iban desde sta hasta la may or, constituida por partculas
de diez micras o an ms. Asimismo, tom nota de su composicin qumica, del
nmero de neutrones que las conformaban y de su estado de ionizacin.
Si bien aqulla era una de las partes ms sencillas de los deberes que se
haban impuesto los grandes de la galaxia, Bill la haba tenido siempre entre las
que podan calificarse de ms agradables. Al fin y al cabo, el registro que estaba
efectuando iba a contribuir a uno de los grandes objetivos que se haban
propuesto.
El zoolgico, por supuesto, result ser una gozada, aunque en el resto del
mundo las cosas no haban mejorado en absoluto. Qu estaba ocurriendo? Pues
en Argentina, por ejemplo, el ganado vacuno, tan copioso en la regin, sucumba
a millares por causa de una nueva variante del virus de la lengua azul. Se
acababa de confirmar que la plaga la haba producido una cepa modificada para
emplearse como arma biolgica, aunque an no se saba quin la haba desatado.
Algunos de los de la agencia atribuan la responsabilidad a Venezuela o a
Colombia, por cuanto las autoridades argentinas haban tenido no poco peso en la
fuerza internacional que estaba tratando de separar a los ejrcitos de ambas
naciones, cuy a inquina se haban atrado pese al escaso xito de la empresa. El
resto del planeta segua tan alterado como siempre. En Iraq, las explosiones de
coches bomba y las decapitaciones ponan de relieve que las dos ramas
enfrentadas del islamismo pretendan garantizar la existencia de un solo credo
mahometano mediante el exterminio del otro. En frica, el nmero de guerras
reconocidas con carcter oficial haba aumentado a catorce, exclusin hecha de
varias docenas de refriegas tribales. En Asia, la Corea del Norte del Dirigente
Adorable publicaba un comunicado tras otro a fin de acusar al resto de estados de
propagar infundios en su contra.
Sin embargo, en Pasadena no haba nadie luchando contra nadie, y la
pequea Tashy Subramanian no dejaba de ser la delicia de sus padres. Qu otra
criatura intentaba darse la vuelta en la cuna a una edad tan temprana? Y cul
dorma de forma tan precoz casi toda la noche de un modo tan continuado? My ra
y Ranjit no abrigaban la menor duda de que Natasha estaba llamada a ser una
persona de gran inteligencia, por ms que el doctor Jingting Jian, el pediatra que
haban encontrado gracias a la ay uda del servicio consultivo de la agencia,
asegurase que no caba decir nada del intelecto de un nio hasta que hubiera
alcanzado, cuando menos, los cuatro o los cinco meses de edad.
Pese a las lagunas que pareca tener acerca de aquel particular, el doctor Jian
resultaba ser un especialista muy confortador, siempre dispuesto a dar consejos
relativos a la diagnosis del llanto infantil e indicarles qu variantes exigan la
actuacin inmediata de los padres y cules requeran hacer caso omiso de la
criatura hasta que se hubiese cansado de llorar. Aun tena grabaciones de muchos
de los estilos posibles de llanto para ay udarlos a distinguir unos de otros. De
hecho, el equipo asesor haba hecho todo cuanto caba hacer por My ra y Ranjit.
Haban puesto a su nombre el hermoso apartamentito en que vivan, situado en
una urbanizacin cerrada y dotado de cuatro habitaciones, lavadora y secadora,
acceso a la piscina comunitaria y una terraza ornada de flores con vistas a la
ciudad de Los ngeles, as como de uno de los elementos ms necesarios en los
tiempos que corran: un servicio de vigilancia de veinticuatro horas encargado de
comprobar todas las salidas y entradas. Por si fuera poco, los haban ay udado a
elegir la mejor lavandera, el mejor establecimiento de reparto de comida
rpida, los mejores bancos y las mejores agencias de alquiler de automviles
(cosa necesaria hasta que se decidieran a adquirir un par de vehculos propios,
momento que, sin embargo, no haba llegado todava).
Incluso haban proporcionado a My ra el nombre de tres agencias distintas de
asistentas, pero a la postre ella las haba rechazado a todas.
El apartamento no es muy grande dijo a Ranjit. Qu hay que hacer:
pasar la aspiradora, cocinar, hacer la colada, lavar los platos? No es gran cosa,
para nosotros dos.
l estuvo de acuerdo.
Seguro que te las arreglas anunci, hacindose as merecedor de una
mirada glacial de ella, quien corrigi:
Seguro que nos las arreglamos. Veamos: y o voy a encargarme de la
cocina, que se me da mejor que a ti, y t podras lavar despus la vajilla,
verdad? En cuanto a la ropa Sabes cmo funcionan la lavadora y la secadora,
no? De todos modos, en las instrucciones lo explican todo a la perfeccin. Y en
lo que respecta a cambiar a la nia y darle de comer, cuando ests en casa
podemos turnarnos, y cuando no, lo hago y o.
Uno a uno, fueron repasando todos los quehaceres domsticos, desde cambiar
bombillas o reponer los rollos de papel higinico hasta el pago de las distintas
facturas. No result difcil, pues ninguno de ellos deseaba tener al otro atado a
una labor que lo mantuviese alejado de s un minuto ms de lo necesario y lo
privara as de su voz y su compaa.
Y estaba en lo cierto. Tres das despus, Ranjit (que haca cuanto poda por
hallar unos cuantos nmeros primos ms con los que pudiesen manejarse los
criptgrafos, dado que su conciencia apenas lo dejaba trabajar) oy un gran
tumulto provocado por la mitad del personal, que trataba de acceder a la sala
situada al fondo del pasillo. Todos se arracimaban en torno a las noticias, que
mostraban una procesin de veintenas de vehculos militares que atravesaban un
hueco abierto en una valla desconocida.
Es Corea inform uno de los que estaban ms cerca de la pantalla a fin
de acallar las preguntas. Estn entrando en Corea del Norte. Callaos, que
oigamos lo que dicen.
En efecto: estaban irrumpiendo en tierras del Dirigente Adorable, y ninguna
de las unidades de su ingente ejrcito pareca tener el menor inters en
detenerlos.
Pero qu locura es sta? quera saber el hombre que haba al lado de
Ranjit. Ha tenido que pasar algo gordo.
Aunque no haba mirado a Ranjit en busca de la respuesta, ste contest
sonriente:
Seguro que s: algo muy gordo.
CAPTULO XXV
El Trueno Callado
En realidad, tal cosa no es del todo cierta, pues en los dominios gobernados
por el Dirigente Adorable murieron algunos enfermos de corazn que, por
desgracia para ellos, llevaban marcapasos en el momento de la explosin
electromagntica, portadora de ms energa que un relmpago (con todo, los
nicos norcoreanos que disfrutaban de la posibilidad de adquirir avances
tecnolgicos tan costosos tan occidentales eran, casi en su totalidad,
oficiales de alta graduacin a los que, por cierto, nadie ech de menos). Tambin
hubo un puado de desventurados que volaban en avioneta en aquel momento y
tambin perecieron al estrellarse en consecuencia (y que, al ocupar puestos tan
elevados como los anteriores, tampoco fueron objeto de duelo). En total, el
ltimo cambio de rgimen de Corea del Norte se produjo con muchas menos
vctimas que las que tenan lugar cualquier fin de semana en las carreteras de
Occidente.
Bast una fraccin de segundo para que quedasen inutilizados todos los
sistemas telefnicos del Dirigente Adorable. Las ms de sus lneas elctricas
sufrieron cortocircuitos, y toda arma de complejidad may or que una escopeta
qued condenada a no efectuar jams un solo disparo (y el pas posea una
cantidad ingente de todo gnero de armas). Sin telfono ni radio, nadie poda
saber lo que estaba ocurriendo sino hasta donde alcanzaba la voz. La nacin haba
dejado de ser una amenaza para nadie, porque en aquel trozo de tierra no haba
quedado nada que pudiese considerarse nacin en toda regla.
En aquella guerra inexistente se dio, cierto es, una batalla de escasa
envergadura. El causante fue un coronel obstinado apostado en las afueras de
Kaesong. Incapaz de comprender, claro, lo que estaba ocurriendo, reconoci al
menos que sus fuerzas se hallaban en peligro, e hizo lo que habran hecho muchos
de cuantos gozaban de su misma graduacin: reparti entre sus hombres los
pocos fusiles y pistolas que an estaban en condiciones de hacer fuego y les
orden atacar en direccin a la frontera.
No llegaron muy lejos. De hecho, ni siquiera pudieron alcanzar la mitad de
los densos campos de minas que protegan la lnea de demarcacin entre
naciones. Media docena de cuantos avanzaban en primera lnea murieron al
estallar stas, y una veintena ms, cuando las tropas surcoreanas comenzaron a
disparar al verla aproximarse. Poco despus bajaron las armas al ver que los
atacantes seguan acercndose, pero con paso mucho ms lento y cauto y las
manos sobre la cabeza.
A esas alturas, todo el planeta haba empezado a tener noticia de cuanto
estaba ocurriendo. Y tambin fuera de nuestro planeta estaban tomando nota.
Lo hizo, y llev flores para My ra, un sonajero chino gigante para la pequea,
una botella de whisky coreano para Ranjit y un cargamento de disculpas para
todos.
Siento haber tardado tanto dijo mientras daba a My ra un beso pudoroso
en la mejilla, reservando un abrazo para su amigo. No quera dejaros
colgados, pero estaba en Py ongy ang con mi padre, asegurndome con l de que
todo marchase segn lo esperado, y luego tuvimos que viajar a la carrera a
Washington. El presidente est que trina con nosotros.
Ranjit no pudo por menos de preocuparse ante tal afirmacin.
Est enfadado? Me ests diciendo que no quera que atacaseis?
No, no, qu va! Pero resulta que en la frontera misma, en una zona difcil
por lo accidentado del terreno, haba un par de hectreas llenas de material
defensivo de Estados Unidos y Corea del Sur que ha quedado tan malparado
como las armas de los norcoreanos. Encogindose de hombros, agreg: En
fin: no pudimos evitarlo. El viejo Adorable tena buena parte de lo ms mortfero
de su arsenal precisamente en aquel lado de la lnea de demarcacin, que, por
cierto, es bastante estrecha, y tenamos que asegurarnos de que no se nos
escapaba nada. El presidente lo sabe, por supuesto; pero alguien cometi el error
de garantizarle que Estados Unidos no sufrira ningn dao, y ahora se encuentra
con que parte de las armas de tecnologa punta ms temibles, valorada en
catorce mil millones de dlares, ha quedado inservible. Qu, Ranjit? No piensas
abrir esa botella?
El interpelado, que haba estado mirando completamente embelesado a su
amiguete de infancia, obedeci mientras My ra iba por vasos. Al escanciar el
licor, pregunt:
Y eso os va a acarrear problemas?
Para preocuparse, no. Lo superar. Por cierto, ahora que hablamos de l,
me ha dado algo para ti.
Se trataba de un sobre que llevaba estampado el sello oficial de la Casa
Blanca, que Ranjit abri, una vez servidos todos, despus de tomar un sorbo y
hacer una mueca. Rezaba:
Natasha tuvo, aquella noche, menos tiempo para jugar del que sola, aunque,
a pesar de hacer saber a sus padres con algn que otro sollozo que no haba
pasado por alto aquel hecho, no tard en quedarse dormida; de modo que My ra y
Ranjit pudieron centrarse en las tareas que les haba puesto Gamini.
Haba dos series de papeles. Una consista, al parecer, en una propuesta de
constitucin para (supusieron) el pas que haba sido la Corea del Norte de uno u
otro dictador. Los dos la ley eron con atencin, claro, aunque la may or parte
estaba conformada por cuestiones de procedimiento que la hacan semejante a la
estadounidense que haban conocido en la escuela. Con todo, haba ciertas
diferencias, pues el documento contena un par de prrafos que hacan imposible
toda comparacin. En uno de ellos se declaraba que la nacin no podra entrar en
guerra en ninguna circunstancia (lo que haca pensar en la Constitucin que
Estados Unidos redact para el Japn despus de la segunda guerra mundial); en
otro, que no estaba presente en ningn otro cdigo del que tuvieran noticia, se
describan algunos mtodos, un tanto inslitos, de seleccin de altos funcionarios
que dependan en gran medida de la informtica; y en el tercero se dispona que
todas las instituciones del pas (incluidas no slo las gubernamentales, fuera cual
fuere su categora, sino tambin las educativas, cientficas y aun las religiosas)
habran de permitir el acceso de observadores a todas y cada una de sus
funciones.
Supongo que debe de ser esto a lo que se refera Gamini al hablar de
transparencia! seal Ranjit.
El otro documento versaba sobre cosas ms tangibles, y as, describa el
modo como el secretario general haba resuelto, con la may or reserva posible, la
creacin de un consejo independiente, formado por veinte personas, a fin de
dirigir Pax per Fidem. En la relacin de integrantes figuraban representantes de
diversas naciones, que iban desde las Bahamas, Brunei y Cuba hasta Tonga y
Vanuatu (a quienes preceda tambin Sri Lanka). Adems, el escrito se mostraba
ms preciso en relacin con el concepto de transparencia (en latn, el trmino
fides que integraba la denominacin del organismo equivala en general a todo
aquello que hace digno de confianza a alguien). En pro de ella, el organismo
deba crear un cuerpo de inspectores respecto del cual se exiga la misma
diafanidad.
Supongo que querrn que formes parte de ese cuerpo de inspectores
dijo My ra mientras apagaba la luz.
A lo mejor contest l tras un bostezo; pero antes de comprometerme
a nada, tendrn que dejarme ms claro qu es lo que se espera de m.
A la maana siguiente, Gamini hizo cuanto estuvo en sus manos por responder
a todas sus preguntas.
He hablado con mi padre para intentar averiguar el grado de libertad que te
van a otorgar, y te puedo asegurar que no va a ser poco. l est convencido de
que vas a poder moverte a voluntad por toda la organizacin y observar cuanto
estamos haciendo, con la nica excepcin de lo que tiene que ver con el Trueno
Callado. Es decir, que no podrs saber de cuntas armas disponemos ni para qu
las queremos, porque sa es informacin a la que slo tienen acceso los del
consejo. Sin embargo, estars al corriente de todo lo dems. De hecho, podrs
estar presente en la may ora de las sesiones del consejo, y hacer llegar a sus
miembros cualquier queja o sugerencia.
Y si da con algn fallo y el consejo no hace nada por enmendarlo?
terci My ra.
En tal caso, tendr la facultad de exponerlo ante la prensa mundial
respondi Gamini con presteza. Por eso hablamos de transparencia. Bueno,
qu te parece? Quieres saber algo ms antes de darme una respuesta?
Un par de cosas dijo su amigo con suavidad. El consejo ese qu
asuntos trata cuando se rene?
Sobre todo, se dedica a hacer planes frente a cualquier contingencia. No
puedes efectuar un cambio de rgimen sin asegurarte de que la poblacin
dispondr de una sociedad viable despus de la transformacin. Hemos
aprendido de lo que ocurri en Alemania despus de 1918 y en Iraq tras 2003, y
sabemos que no se trata slo de garantizar que el pueblo tendr alimento y
recuperar el suministro elctrico lo antes posible, ni de asegurarse de poner en
accin un cuerpo de polica que evite el pillaje; sino de ofrecerle la oportunidad
de formar su propio Gobierno. Adems, por supuesto, hay que pensar en el
futuro. Hay un buen nmero de guerras menores y de amenazas de nuevos
conflictos, y el consejo est pendiente de todos.
Espera lo interrumpi My ra. Ests diciendo que pueden volver a usar
la cosa esa, el Trueno Callado, en otras partes del mundo?
Gamini le dedic una sonrisa cariosa.
My ra, amor mo le dijo, qu te ha hecho pensar que bamos a
detenernos en Corea del Norte?
Entonces, advirtiendo el gesto que haba asomado al rostro de sus amigos,
aadi en tono herido:
Qu pasa? No ser que no confiis en nosotros, verdad?
Fue ella quien respondi, o ms bien replic, por cuanto no puede decirse que
fuera una contestacin precisa a la precisa pregunta que se le haba planteado:
Gamini, has ledo, por casualidad, 1984? La public, en Inglaterra, a
mediados del siglo pasado, un hombre llamado George Orwell.
Claro que la he ledo! contest l ofendido. Mi padre es un gran
admirador suy o. Ests tratando de compararnos con el Gran Hermano? Porque
debes tener presente que el secretario general ha contado con la aprobacin
unnime del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para cada uno de los
pasos que hemos dado.
No es eso, Gamini, cario; estoy pensando, ms bien, en la manera como
se divide el mundo en la novela. En ella hay slo tres potencias, porque el resto
ha quedado sometido a ellas por conquista: Oceana, con lo que Orwell se refiere,
sobre todo, a Estados Unidos; Eurasia, es decir, Rusia, que an era la Unin
Sovitica, y Estasia, o sea, China.
Gamini no hizo nada por disimular su enojo.
Pero, My ra! No creers que las naciones que han creado Pax per Fidem
tienen la intencin de dividirse el planeta, no?
Una vez ms, ella opt por responder con una pregunta:
No tengo ni idea de lo que puede estar planeando ninguna de ellas, Gamini.
Espero que no sea el caso; pero si lo es, qu va a detenerlas?
Aquellas aulas universitarias tenan para Ranjit algo muy extrao: cuando
haba deseado sobre todas las cosas salir de ellas, le haban parecido angostas y
opresivas, y en aquel momento, que entraba a ellas en calidad de profesor sin
haberse tenido que enfrentar nunca a una clase, se le haca semejante a una
tribuna de dimensiones colosales en la que se aglomeraba un jurado compuesto
por jvenes de uno y otro sexo vidos de procesarlo, cuy os ojos seguan
infalibles cada uno de sus movimientos, en tanto sus odos aguardaban con
impaciencia las grandes revelaciones que iba a transmitirles acerca de los
secretos ms recnditos del mundo de los matemticos.
Lo que lo desconcertaba no era slo cmo deba dar de comer a aquella
nidada de polluelos hambrientos, sino con qu iba a alimentarlos. Cuando el
departamento de personal de la universidad le haba dado la bienvenida, haba
tenido la generosidad de dejar a su albedro la naturaleza exacta de su cometido.
Y lo cierto era que no saba qu hacer. Era muy consciente de que necesitaba
ay uda, y concibi la esperanza de encontrarla en el doctor Davoodbhoy, el
hombre que haba desplegado un proceder tan ejemplar durante el episodio del
robo de la contrasea. Result que aqul no slo segua en el centro, sino que,
debido al desgaste natural producido por fallecimientos y jubilaciones, haba
subido un grado o dos en la escala de autoridad. De cualquier modo, no haba
gran cosa que ofrecer.
Mira, Ranjit le dijo. Puedo tutearte, verdad? Ya sabes cmo
funcionan todas estas cosas. Nuestra modesta universidad no abunda
precisamente en celebridades mundiales. El departamento de personal est loco
de alegra por tenerte aqu, pero no tiene ni idea de lo que hacer contigo. Te hars
cargo de que, en realidad, no se te est pidiendo que te centres demasiado en la
docencia. Tampoco tenemos muchos profesores especializados en la
investigacin, aunque existe tal posibilidad.
Vay a! exclam pensativo Ranjit, y sigui meditando un momento antes
de aadir: Supongo que podra echar un vistazo a alguno de los problemas que
quedan sin resolver: las hiptesis de Riemann, Goldbach, Collatz
Por supuesto respondi Davoodbhoy , pero no renuncies a ensear
antes de haberlo probado. Por qu no organizamos un par de seminarios rpidos
que puedan servirte de prctica? Cosas as pueden anunciarse sin mucha
antelacin.
Entonces, cuando el joven se dispona a abandonar el despacho, considerando
aquella idea, aadi:
Otra cosa, Ranjit. Tenas razn en lo relativo a Fermat, y y o estaba
equivocado. En toda mi vida, he tenido que decir esto muy pocas veces, y eso
me hace muy proclive a confiar en tu criterio.
Tena razn: no poda decirse que los estudiantes estuviesen contentos, tal
como reconoci aquella noche Ranjit durante la cena.
Algunos dicen que, en lugar de matemticas, slo les he enseado trucos de
prestidigitador de sala de fiestas hizo saber a su esposa y a su anfitriona, y
casi todos han dejado claro que no les hace gracia que les cuenten, sin ms, lo
que pueden encontrar en los manuales.
Pues y o tena entendido que se lo haban pasado bien con las curiosidades
apunt mevrouw Vorhulst frunciendo el ceo.
Supongo que disfrutaron en cierto sentido; pero dicen que no era eso lo
que buscaban cuando se matricularon. Comenz a pelar una naranja con aire
lgubre. Eso y a puedo imaginrmelo; pero el problema es que no s qu es lo
que quieren.
My ra le dio unos golpecitos en la mano y acept de l un gajo.
Bueno dijo; por eso organizasteis el seminario, no? Para ver si se te
daba bien. Y si ha resultado que no, puedes probar otra cosa. Enjugndose el
zumo de los labios, se inclin hacia delante y le bes la coronilla. Vamos a
baar a Tashy, y luego podemos darnos un chapuzn en la piscina para alegrar
esos nimos.
Y as lo hicieron, y cierto es que la experiencia result reconfortante. A decir
verdad, en la residencia de los Vorhulst todo pareca alentador. El servicio estaba
orgulloso, a ojos vista, de tener all a tan ilustres invitados, y huelga decir que
todos haban convertido a Natasha en la nia de sus ojos. Y aunque My ra segua
invirtiendo una hora o dos al da en buscar un piso al que pudieran mudarse los
tres, hasta entonces no haba sido capaz de dar con ninguno. Los haba que
resultaban prometedores a primera vista, pero su ta se ofreca diligente, en cada
uno de los casos, a poner de relieve los defectos que hubiese podido pasar por
alto: la calidad del vecindario, la distancia que lo separaba de la universidad, el
tamao de las habitaciones, la escasez de luz Haba mil y un aspectos que
podan convertir un piso en poco apto para los Subramanian, y Beatrix Vorhulst se
mostraba muy ducha en encontrarlos todos.
Lo nico que quiere, claro haba comunicado My ra a su marido cierta
noche, mientras charlaban y a acostados, es que nos quedemos aqu con ella.
Sin Joris, supongo que se encuentra sola.
Dormitando, Ranjit le haba contestado:
Aj Y tras un bostezo, haba aadido: Desde luego, hay cosas
mucho peores que permanecer en esta casa.
Lo cual era una verdad indiscutible: en la residencia de los Vorhulst podan
satisfacer sin el menor esfuerzo cada una de sus necesidades a un precio del que
no podan quejarse. Aunque l haba rogado a la familia que le permitiera
reembolsar al menos los gastos que conllevaba el hecho de tenerlos all
hospedados, la seora de la casa se haba negado (en tono carioso, s, pero
irrefutable).
En fin dijo Ranjit aquella noche de holganza al lado de la piscina. Si le
da gusto consentirnos de este modo, por qu se lo vamos a impedir?
Lo que deseaba era que el mundo exterior fuese tan placentero como el que
tenan de puertas adentro; pero no: pese al ejemplo coreano, el globo terrestre
segua acribillado de guerras menores y actos de violencia. A raz de la irrupcin
del Trueno Callado se haba dado cierta pausa hiposa cuando asalt a los
combatientes de todo el planeta la duda de si no iban a ser ellos los prximos. Y al
ver que aquel nuevo ingenio guardaba silencio, apenas hizo falta un mes para que
volviesen a sonar como de costumbre el fragor de los caones y las bombas
fuera de las fronteras de Corea del Norte.
De cuando en cuando, Ranjit experimentaba el deseo de recibir una visita de
Gamini Bandara e informarse as de la visin que se tena de todo aquello entre
bastidores. No obstante, su amigo deba de estar muy ocupado enderezando la
situacin de los antiguos dominios del Dirigente Adorable. De hecho, all estaba
ocurriendo de todo: las lneas de transmisin del pas volvan a funcionar, y las
granjas que haban quedado abandonadas por haber tenido que sentar plaza en el
ejrcito quienes trabajaban en ellas volvan a labrarse. Hasta comenzaban a
fabricarse algunos bienes de consumo y se reciban informes desconcertantes
acerca de proy ectos de futuros comicios, rumores singulares que ni los
Subramanian ni el resto de cuantos con ellos hablaban llegaban a entender por
entero. Todo apuntaba a que los medios informticos iban a tener un papel
fundamental en el proceso, aunque nadie saba con exactitud de qu manera.
Con todo, My ra y Ranjit hubieron de admitir, cuando dialogaban de noche,
abrazados, que la may ora de cuanto ocurra a su alrededor daba la impresin de
estar mejorando algo, o al menos no estar empeorando tanto, respecto de los
tiempos que haban precedido al derrocamiento del rgimen norcoreano. La
may ora, claro; y en ella no se inclua necesariamente la tray ectoria acadmica
docente de Ranjit.
El problema radicaba en que no acababa de ponerla en marcha. Despus de
la psima acogida que haba tenido su primer seminario, se resolvi a no sufrir
semejante suerte en su segundo intento. Pero qu poda hacer? Tras mucho
pensar, lleg a la conclusin de que poda presentar al alumnado una
recapitulacin de la larga historia de la relacin, fructuosa a la postre, que haba
mantenido con el legado de Fermat. El doctor Davoodbhoy se avino a ofrecer el
curso, asegurndole con cierta tibieza que vala la pena intentarlo.
Los estudiantes, sin embargo, no opinaban lo mismo. Deba de haberse
corrido la voz de lo insulso de su primer seminario, y aunque hubo algunos
matriculados, fueron muchos ms los que hicieron preguntas y, tras pensrselo
mejor, rehusaron inscribirse. La may ora opinaba, adems, que Ranjit y a haba
expuesto con suficiencia aquel tema en particular en conferencias y entrevistas.
Por consiguiente, acab por suspenderse el curso.
A continuacin, estuvo considerando consagrarse a investigar. De entrada,
poda abordar cualquiera de los siete clebres problemas sin resolver que haba
propuesto el Instituto Clay de Matemticas en los albores del siglo XXI y que,
adems de ser interesantes de suy o, traan aparejados, gracias a la generosidad
de dicho organismo, una remuneracin de un milln de dlares para quien
solventara uno de ellos. En consecuencia, busc la relacin y la evalu con
detenimiento. Algunos resultaban bastante abstrusos hasta para l, y aun as,
poda centrarse en otros como la conjetura de Hodge o las Hiptesis de Poincar
o Riemann No, no, una porcin de ellos y a se haba aclarado, y el autor de la
solucin haba recogido y a su premio. Quedaba, claro, el may or enigma de
todos: el de N es igual a NP.
Por ms que reflexionara sobre ellos, sin embargo, no dejaban de parecerle
ajenos: ninguno le provocaba el gnero de sensacin que se haba apoderado de
l cuando ley por vez primera lo que haba escrito Fermat en aquel margen.
My ra aventur una teora:
Quizs entonces te mova tu juventud.
Pero no era eso: la demostracin del teorema de Fermat haba sido otro
cantar muy distinto. Ni siquiera se le haba planteado como un problema que l
hubiese de resolver. Uno de los may ores cerebros de la historia de las
matemticas se haba preciado de tener la prueba de que aquel ltimo teorema
era correcto, y lo nico que l haba tenido que hacer era adivinar cul era dicha
prueba.
Has odo hablar pregunt a su esposa con la intencin de hacrselo
entender de un hombre llamado George Dantzig? En 1939 era estudiante de
posgrado en la Universidad de California en Berkeley. Un da que lleg tarde a
clase, se top con dos ecuaciones que haba escrito el profesor en la pizarra.
Convencido de que eran tareas para casa, las copi y las resolvi.
Pero no eran tareas: el profesor las haba usado como ejemplo de
problemas de estadstica matemtica que nadie haba sido capaz de resolver.
My ra apret los labios.
Lo que intentas decirme seal es que, de haberlo sabido, Dantzig no
habra sido capaz de dar con la solucin, no?
l se encogi de hombros.
Quiz.
Ella se vali de la respuesta favorita de su marido ante cualquier comentario
desconcertante:
Aj
Semejante gesto lo hizo sonrer.
Bien repuso l, pues vamos a dar a Tashy su cursillo de natacin.
Lo que sucedi llevaba por nombre el de Joris Vorhulst. Cuando Ranjit entr
en la casa despus de pasar un da ms sentado en su reducido despacho de la
universidad, tratando de averiguar un modo de hacerse merecedor del salario
que estaba percibiendo, llegaron risas a sus odos. Las ms elegantes y maduras
eran, por supuesto, de mevrouw Vorhulst; las menos cohibidas, de su amada
esposa, y las masculinas de bartono
Ranjit corri ms que anduvo la docena de metros que lo separaba del
mirador en que se hallaban reunidos.
Joris! exclam. Digo seor Vorhulst! No sabe lo que me alegra
verlo.
Apenas lo dijo, par mientes en que no exageraba en absoluto: llevaba das
deseando hablar con alguien como su antiguo profesor de Astronoma 101.
Bueno, no, no con alguien como l, sino con el mismsimo Joris Vorhulst, el
hombre que fue capaz de hacer de la suy a la nica clase para la que Ranjit
hubiese ansiado jams poder adelantar el reloj, y que acaso pudiera ay udarlo a
resolver sus propios problemas docentes.
Lo primero que dej claro fue que deba dejar de tratarlo de usted.
Al fin y al cabo adujo, t eres profesor igual que y o, por ms que
lleve tiempo trabajando, en comisin de servicio, en el ascensor espacial
Sky hook.
Ni que decir tiene que tal cosa lo pona en la obligacin de dar a todos cuenta
de los progresos que se iban efectuando en aquel montacargas csmico. Y les
asegur que el proy ecto iba viento en popa.
Ya hemos empezado a desplegar el microcable. Cuando logremos un
resultado decente, tenemos planeado duplicarlo, y es entonces cuando todo va a
ir sobre ruedas, porque podremos usar la estructura misma para hacer llegar el
material a la rbita terrestre baja y dejar de depender de todos esos dichosos
cohetes. No es aadi enseguida que no nos estn ay udando de lo lindo. Si la
cosa avanza es porque no hay pez gordo que no hay a arrimado el codo: Rusia,
China y Estados Unidos han consagrado sus programas espaciales en hacer que
funcione el ascensor. Yo llevo dos meses supervisando todas sus pistas de
lanzamiento. Tendi el vaso para que se lo rellenaran. Y y a se han puesto en
marcha en la terminal de tierra de la costa sudeste. Por eso estoy hoy en Sri
Lanka, porque tengo que ir all a preparar un informe para los tres presidentes.
Sera fantstico poder ir a verlo! dese Ranjit en tono melanclico.
Y vas a poder; t y todos los dems alumnos de Astronoma 101, espero.
Pero no vay as ahora, lo nico que encontrars es un par de centenares de
excavadoras y mquinas similares, y creo que cerca de tres mil trabajadores de
la construccin chocando entre s. Espera unos meses, e iremos juntos de visita.
Adems, ahora es todo secretsimo: al parecer los estadounidenses temen que los
bolivianos, los pascuenses o cualquier otro les roben las ideas y construy an su
propio ascensor. Para acceder all ahora, necesitaras habilitaciones de seguridad
de muy alto grado.
Ranjit estaba a punto de poner en conocimiento de su antiguo profesor que
dispona de la ms elevada que pudiera expedirse cuando refren la lengua al
preguntarse si no la habran invalidado a esas alturas. Para entonces, Vorhulst y a
le estaba preguntando:
Y t, Ranjit, qu has estado haciendo, aparte de dar con la demostracin
del teorema de Fermat y casarte con la especialista en inteligencia artificial ms
guapa de la isla?
Result que Joris Vorhulst estaba al tanto de buena parte de las aventuras que
haba corrido su antiguo alumno; pero quera conocerlas todas. Y a ello se
consagraron hasta la hora de cenar. Ranjit no acababa de decidirse a pedirle
ay uda delante de todos, y de cualquier modo, la ta Beatrix haba estado viendo
las noticias y tena no pocas preguntas que formular.
Estn enviando gabarras cargadas de carros de combate viejos, caones
autopropulsados y cosas as al mar de China para lanzarlos al mar inform al
grupo, y dicen que es para crear falsos arrecifes en los que puedan criarse
peces.
Y han sacado imgenes de algo parecido a las guillotinas de la Revolucin
francesa, aunque con cinco plantas, que estn usando para destruir sus misiles
balsticos intercontinentales. Supongo que primero les sacarn el combustible y la
carga explosiva.
S, y tambin extraen todo el metal reciclable le hizo saber su hijo. He
visto trenes enteros transportndolo a Siberia. Los rusos lo consideran parte de la
satisfaccin que corresponde a Corea del Norte. Habis odo hablar de las
elecciones que han programado?
Or hablar, s respondi My ra; pero entenderlas, ni jota.
A m me ha pasado lo mismo seal Joris con una sonrisa compungida
; pero en China conoc a una mujer que haba estado all, y trat de
explicrmelo. Para empezar, la unidad bsica para la votacin no es la ciudad o
el distrito electoral del votante, sino un grupo arbitrario de diez mil personas de
todo el pas nacidas el mismo da. De sos, hay un conjunto de treinta y cinco
elegido al azar por un ordenador y destinado a dirigir al grupo. Se renen durante
una semana al mes en algn punto de Corea, y deciden cul de ellos habr de
presidirlos (algo as como un alcalde) y quines de ellos conformarn el cuerpo
legislativo, que se encargar de cosas como conceder permisos y planificar
proy ectos de construccin. Adems, nombran a los jueces, eligen a los
representantes del legislativo nacional, etc.
Parece complicado coment su madre. Y eso de confiar la seleccin
a un ordenador, no la propuso hace treinta aos ms o menos un escritor de
ciencia-ficcin?
Joris asinti con la cabeza.
Al parecer, ellos casi siempre tienen las mejores ideas, verdad? De todos
modos, un sistema as no puede funcionar hasta que recuperen las
comunicaciones, y para eso faltan an, creo, un mes o dos. A lo mejor a esas
alturas lo entendemos mejor.
Despus de cenar, los ufanos padres de Natasha tuvieron que presumir ante
Joris de las habilidades natatorias de su pequea, y Beatrix se empe en que su
hijo se retirase a dormir a la vez que la criatura, pues, dado que haba recorrido
medio mundo en avin desde la ltima vez que haba visto una cama, y a era hora
de que descansara.
En consecuencia, Ranjit no tuvo oportunidad de pedir su asesoramiento.
Cuando Tashy y su esposa se sumieron en un sueo profundo, se puso a ver con
inquietud las noticias, sentado en el vestidor y con el volumen lo bastante bajo
para no despertarlas. El Consejo de Seguridad haba hecho pblica una nueva
serie de advertencias severas a las naciones que se hallaban sumidas en una de
aquellas guerras menores o parecan estar a punto de entablar una, y aunque no
mencion de forma explcita el Trueno Callado, a Ranjit no le caba la menor
duda de que ninguno de los beligerantes haba pasado por alto tamaa amenaza.
No pudo por menos de preguntarse si no habra errado al declinar la oferta de
Gamini. Todo pareca indicar que Pax per Fidem se hallaba donde estaba la
accin, cosa que no poda decirse, precisamente, de Colombo.
Irritado, apag las noticias, y pens que bien poda tratar de descansar y
hablar con Joris a primera hora del da siguiente, antes de que tuviese que
marchar de nuevo al lugar donde se estaba construy endo la terminal. En aquel
momento, no obstante, lleg a l una msica tenue de origen desconocido, y
decidi ponerse la bata e ir a investigar. Sentado en la terraza que daba al jardn
se hallaba su antiguo profesor, bebiendo de un vaso largo y observando la Luna
mientras sonaba suave la radio. Al ver a Ranjit, le sonri con cierto embarazo.
Me has pillado. Estaba pensando en qu lugar me gustara aterrizar De
aqu a cinco o seis aos, claro, cuando est operativo el Sky hook y pueda viajar
hasta all. Al mare Tranquilitatis, o al Crisium, o quizs a algn lugar de la cara
oculta, por darme pisto. Sintate, Ranjit. Te apetece tomar algo?
S que le apeteca, y Joris tena all todo lo necesario. Al recibir el vaso que le
ofreca ste, Ranjit seal con un gesto el satlite, que se mostraba punto menos
que en lleno, y tan claro que casi permita leer a su luz.
De verdad crees que vas a poder hacer eso? le pregunt.
No lo creo: lo garantizo le prometi Vorhulst. Tal vez el ciudadano
medio vay a a tardar ms tiempo en tener la posibilidad de comprar un billete;
pero no es mi caso. Yo tengo un puesto importante en el proy ecto, y el cargo
tiene sus privilegios. Tomando nota de la expresin algo burlona que haba
asomado al rostro de Ranjit, aadi: Qu pasa? No te esperabas que fuese
capaz de aprovecharme de mi posicin para conseguir algo que anso? Pues que
sepas que para la may ora de los casos es as; sin embargo, los viajes espaciales
son otro cantar: si para ir a la Luna hubiese que robar bancos, all que ira y o a
asaltarlos.
Ranjit mene la cabeza.
Ojal a m me gustase mi trabajo como a ti el tuy o observ, sintiendo
una punzada que slo poda calificar de envidia.
El doctor Vorhulst estudi con la mirada al joven que, en otro tiempo, se haba
sentado entre sus alumnos.
Tmate otra copa le ofreci, y a continuacin, mientras combinaba los
ingredientes, agreg: Y y a que estamos aqu, por qu no me cuentas cmo te
va en la universidad?
A algunos aos luz de all, las vidas de los ciento cuarenta mil unoimedios que
conformaban la flota destinada a acabar con la poblacin terrcola se hallaban
tambin a punto de experimentar un cambio de consideracin.
Conforme a los clculos de los archivados que ejercan de navegantes suy os,
a aquella expedicin de asalto apenas le quedaban trece aos terrestres para
emprender su ataque a la malhadada especie humana. Aquel detalle no era de
desdear para los unoimedios, por cuanto significaba que haba llegado el
momento de dar principio a una accin importante.
En consecuencia, en toda la flota, en el ltimo rincn de cada una de las
naves, pudieron verse representantes de la dotacin tcnica comprobando cada
uno de los instrumentos y las mquinas que se encontraban en marcha en
aquellos instantes, a fin de desactivar la may or parte. Sistema principal de
propulsin: apagado; lo que quera decir que la flota qued navegando a la deriva
en direccin a la Tierra, aunque haba alcanzado y a una velocidad tal que, en
virtud de las ley es de Einstein, resultaba por dems difcil y punto menos que
superfluo lograr una aceleracin may or. Filtros de residuos areos: apagados; por
lo tanto, las exhalaciones de los unoimedios comenzaran de inmediato a
contaminar el aire que respiraban. Cargadores de transformadores: apagados.
Haces de bsqueda: apagados; y tambin quedaron inactivos los instrumentos que
supervisaban el funcionamiento de toda la maquinaria que no poda apagarse
siquiera brevemente.
De sbito, la expedicin haba dejado de ser una flota de naves de guerra que
avanzaban a plena marcha con rumbo a un lugar de conflicto para transformarse
en una coleccin de aparatos abandonados a su suerte, casi impotentes y
cercanos al punto en el que bien podan embestir unos contra otros por causa del
azar. Aquella situacin no poda mantenerse mucho tiempo, aunque los
unoimedios no necesitaban prolongarla demasiado: no bien anunci la tripulacin
que haba quedado desconectado cuanto poda quedar inactivo, los ocupantes de
las naves comenzaron a desprenderse de todas las piezas de las armaduras que
los protegan y del resto de elementos que los ay udaban a vivir para dar rienda
suelta a sus deseos sexuales del modo ms desenfrenado que hubiese podido
imaginar ninguno de los de su raza.
Y as estuvieron durante una hora aproximadamente. Entonces, aquellas
plidas criaturas orgnicas volvieron a encaramarse con precipitacin al interior
de sus protecciones, y la dotacin tcnica de cada una de las naves deshizo a la
carrera los pasos que haba seguido a fin de volver a activar cuanto haba dejado
apagado, poniendo as fin a la orga.
Qu los haba llevado a conducirse de ese modo? Algo que a la may ora de
los humanos no le habra costado entender. Pese a que el aspecto de los
unoimedios, y a estuvieran revestidos de su coraza, y a desprendidos de ella hasta
quedar al aire sus menudos cuerpos orgnicos atrofiados, no se asemejaba en
nada al de los humanos, lo cierto es que unos y otros tenan algn que otro rasgo
en comn. Y as, ninguno de aqullos quera morir sin dejar descendientes que
ocuparan su lugar. En la contienda que los esperaba haba probabilidades claras
de que perdieran la vida algunos de ellos, si no todos, y de aquel apareamiento
colectivo saldran muchas (tal vez la may ora, con un poco de suerte) hembras
preadas. Los quince aos terrestres que faltaban para aquel conflicto final
constituan el tiempo mnimo que iban a necesitar ellas para dar a sus
desdichados engendros a las mquinas de cra, y stos para crecer y madurar
hasta alcanzar la pubertad.
Confiados en este hecho, sus padres podan permitirse lanzar el ataque. Los
humanos, sin embargo, desconocan todo esto, y en consecuencia, cada uno de
los nueve mil millones de almas que integraban su especie sigui inmersa en sus
quehaceres diarios habituales, sin saber que quienes nacieran en adelante en su
seno apenas podan albergar la esperanza de experimentar las primeras
vislumbres de madurez sexual antes de que los barriesen de la faz de la Tierra.
CAPTULO XXIX
Un episodio esperanzador
En esta ocasin no haba sido un solo Estado el que se haba visto postergado
al perodo anterior a la electrnica, sino dos. Y as, tanto en Venezuela como en
Colombia resultaba y a imposible or sonar un telfono, encender una luz
apretando un interruptor o ver imagen alguna en un televisor. En consecuencia,
durante el resto de la comida se habl poco del seminario de Ranjit o aun de la
habilidad con que Natasha sostena la cuchara. Todas las pantallas de la sala, que
jams se usaban estando todos a la mesa por considerarlo ta Beatrix un acto
brbaro, se hallaban encendidas.
Tal como haba ocurrido en el caso de Corea, no se ofrecieron imgenes de
ninguno de los pases recin sometidos, y a que haban quedado intiles todas las
instalaciones nacionales. Lo nico que podan verse eran escenas lacnicas de los
aviones de carga de Pax per Fidem (dotados de mecanismos de despegue y
aterrizaje cortos, a fin de poder eludir a los aeroplanos que haban quedado
inmovilizados en las pistas) que transportaban el mismo gnero de tropas y
provisiones que haban atravesado la frontera en direccin a Corea del Norte. En
la may or parte de las televisiones slo aparecan presentadores, periodistas y
comentaristas que decan, poco ms o menos, lo que haban dicho acerca de
Corea, as como imgenes de archivo que mostraban los acontecimientos que
haban provocado el desastre.
El siglo XXI no haba sonredo a ninguna de las dos naciones. En Venezuela,
por la poltica, y en Colombia, por las drogas, haban imperado la violencia y las
frecuentes crisis gubernamentales, coronadas por la resolucin, adoptada por los
antiguos seores del narcotrfico, de hacerse con el negocio petrolero de sus
vecinos, mucho ms rentable que el suy o propio.
Si Pax per Fidem embisti primero contra Corea del Norte fue porque no
contaba con ningn aliado real comunic Ranjit a su esposa, y esta vez ha
acometido a dos naciones a la vez porque cuentan con amigos diferentes: Estados
Unidos ha apoy ado a Colombia desde la dcada de los noventa, y Venezuela
tena buenas relaciones con Rusia y con China.
Pero ahora hay muchas menos muertes refiri pensativa mevrouw
Vorhulst, y eso es muy bueno.
Y crees que vamos a estar mejor cuando todo el mundo est gobernado
por Oceana, Eurasia y Estasia? repuso My ra tras soltar un suspiro.
CAPTULO XXX
Una noticia excelente
A cabado el seminario, ninguno de los participantes haba logrado dar con una
demostracin rigurosa de la infinitud de los primos gemelos; pero Ranjit y a haba
contado con ello. Tampoco haba abrigado esperanza alguna de que as fuera el
doctor Davoodbhoy, quien, no obstante, se mostr, durante la reunin de
evaluacin que mantuvo con l, muchsimo ms contento que en la anterior.
Sonriendo de oreja a oreja, agit ante aqul los comentarios del alumnado.
Escucha esto le dijo: He tenido la impresin de estar aprendiendo no
slo a hacer matemticas, sino lo que siente de veras quien las hace . Una
gozada: en lugar de tratarnos como a nios, el doctor Subramanian hace que nos
sintamos parte de su equipo de investigacin . Puedo matricularme tambin
en su prximo seminario? Y qu me dices aadi, mirando la ficha una vez
ms de la seorita Ramy a Salgado?
S quin es respondi l con cierta turbacin: Ha sido de los que ms
han participado en el seminario. Quiz si necesitamos alumnos para rellenar la
clase
Ja! replic el doctor Davoodbhoy . Me parece que no vas a tener que
preocuparte por eso. Porque querrs hacer otro seminario, verdad? Has
pensado en el contenido? La hiptesis de Riemann, tal vez?
sa tiene y a sus demostraciones le record Ranjit.
Pero hay quien no las juzga convincentes. Acurdate de que tambin
exista una demostracin del teorema de Fermat, la de Wiles, y eso no te impidi
a ti dar con una mejor.
Tras meditarlo, Ranjit neg con la cabeza.
Me temo que Riemann es demasiado complicado para que pueda lidiar con
l nadie que no sea un matemtico profesional. Cmo vamos a poner al alumno
medio a tratar con el modo como se distribuy en los ceros en la funcin zeta de
Riemann? No, no: hay otras conjeturas mejores. El planteamiento que hizo Euler
de la de Goldbach, por ejemplo: sa es una verdadera joy a. No hay nmero
entero, positivo y par may or que cuatro que no pueda expresarse como la suma
de dos primos . Seis es igual a tres ms tres; ocho, a cinco ms tres, diez, a cinco
ms cinco o a siete ms tres, si se prefiere. Es algo que puede comprender
todo el mundo, pero que nadie ha demostrado hasta el momento.
Tras pensarlo una fraccin de segundo, Davoodbhoy concluy :
Adelante, Ranjit. Quizs hasta me tengas a m de oy ente durante una de las
sesiones.
Con los aos, Ranjit comenz a darse cuenta de que le gustaba de veras la
docencia. Con cada semestre llegaba una bandada nueva de estudiantes llenos de
ilusiones, y adems, tena que ocuparse de las revisiones del escalafn que se
hacan cada mes. Natasha, por su parte, iba pasando de niita joven y
prometedora a niita algo may or que prometa llegar a mucho. Si en todo el
mundo haba alguien que comparta las preocupaciones que albergaba My ra
respecto de la posibilidad de que los tres valedores de Pax per Fidem se
repartiesen el planeta entre ellos, lo cierto es que deba de guardrselas para s. El
Trueno Callado haba hecho en Sudamrica un trabajo tan impecable como el de
la pennsula de Corea, y la relacin de vctimas no haba sido mucho may or. El
problema de alimentar y cuidar a la poblacin que, de la noche a la maana, se
haba visto privada de todos sus productos tecnolgicos se haba resuelto con
rapidez, en tanto que el resto de los terrcolas observaba, entablaba debates y
pareca inferir que Pax per Fidem haba devenido en algo razonablemente
positivo.
Ranjit no ignoraba que los resultados favorables se deban, en parte, al
carcter meticuloso de la planificacin previa. Semanas antes del ataque, se
haba embarcado en los dos portaaviones de que an disponan los
estadounidenses todo lo necesario para efectuar las labores pertinentes,
suministrado en su may or parte por Rusia y China. Una vez bien pertrechadas las
embarcaciones, las haban enviado al golfo de Mxico (para llevar a trmino
misiones de adiestramiento , segn el comunicado que haba publicado el
Departamento de Defensa), y de hecho, estaban en posicin de comenzar a
ofrecer ay uda de emergencia antes casi de que se hubiese extinguido el eco de
las explosiones nucleares del Trueno Callado. Incluso My ra hubo de admitir que
los efectos no haban sido del todo negativos.
Los tres se hallaban en el jardn, recrendose con un ocioso desay uno
dominical. Ranjit estaba repasando en una pantalla algunas ideas para sus clases;
My ra segua sin demasiada atencin las noticias en otra, y Natasha, a la que
faltaba poco para cumplir doce aos, perfeccionaba en la piscina su tcnica de
natacin a espalda.
Parece ser anunci My ra a su esposo, levantando la mirada con un
suspiro que Kenia, Egipto y los dems pases que dependen de las aguas del
Nilo estn llegando a un acuerdo.
Saba que lo haran dijo Ranjit con una sonrisa de oreja a oreja. En
realidad, haba expresado con contundencia tal parecer seis meses antes a lo
sumo, en el momento en que cada uno de los dos estados ms prominentes haba
movilizado sus ingentes fuerzas militares a fin de intimidar al otro y el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas los haba obsequiado con una de sus
advertencias, expresada en trminos de gran firmeza.
El miedo al Trueno Callado ha hecho que tengan ms respeto al Consejo de
Seguridad reflexion My ra.
l demostr ser un marido inteligente al omitir un: Te lo dije , y responder,
en cambio, con un:
Me alegra que lo estn solucionando. Oy e agreg a continuacin, qu
pensaras si te dijese que mi prximo seminario va a estar dedicado a la hiptesis
de Collatz?
Ella adopt una expresin perpleja.
Creo que de sa no he odo hablar nunca.
Quiz no convino l; como la may ora de la gente, de hecho. El bueno
de Lothar Collatz jams recibi la publicidad que mereca. Mira y diciendo
esto, orient la pantalla de tal manera que quedase a la vista de los dos. Di un
nmero. Que tenga menos de tres dgitos: funciona tambin con nmeros
may ores, pero con ellos se alarga la cosa demasiado. Lo tienes?
S. Qu tal el ocho? tante ella.
Estupendo. Ahora, divdelo entre dos, y sigue dividindolo mientras el
resultado sea un nmero entero.
Ocho, cuatro, dos, uno. As?
S, exactamente. Espera, que lo escribo Bien; esto es lo que vamos a
llamar regla nmero uno: si se trata de un nmero par, deber dividirse entre dos
mientras se obtenga un nmero entero. Ahora, dime uno que sea impar.
Mmm El cinco?
De acuerdo repuso l con un suspiro: Vamos a hacerlo con nmeros
facilitos. Aplicamos la regla nmero dos: si es impar, deber multiplicarse por
tres y sumar uno al resultado.
Quince Diecisis calcul My ra.
Bien. Volvemos a tener un nmero par; de modo que podemos aplicarle la
primera regla. Deja que lo escriba
Mientras introduca con ligereza los nmeros ocho, cuatro, dos y uno al lado
del resultado, My ra arque las cejas.
Aj dijo. La serie es casi idntica.
l respondi con una amplia sonrisa:
Ah est la gracia. Da igual el nmero que tomemos, que puede ser el
may or que seas capaz de imaginar; si seguimos esas dos reglas de dividirlo entre
dos en caso de ser par y multiplicarlo por tres y aadir uno si impar, llegaremos
al uno siempre al final. Da igual que el nmero con el que empieces sea enorme.
Espera y vers.
Acto seguido, tecle una secuencia de instrucciones e introdujo el nmero
veintisiete para comenzar. Entonces, aplicando las reglas primera o segunda
segn la que procediese en cada momento, la pantalla fue mostrando lo siguiente:
81 82 41 123 124 62 31 93 94 47 141 142 71
213 214 107 ; hasta que la apag.
Ves que los nmeros van oscilando arriba y abajo? Resulta hermoso de
ver, y en ocasiones se hacen de veras largos (en la Carnegie Mellon hay quien
los ha obtenido de ms de cincuenta mil dgitos); pero a fin de cuentas, siempre
se resuelven en la unidad.
Seguramente seal ella sin ms. Por qu no?
Ranjit le lanz una mirada encendida.
Los matemticos no traficamos con obviedades intuitivas. Queremos
pruebas! El bueno de Collatz formul en 1937 la hiptesis segn la cual todos los
nmeros, sean cuales sean, hasta el infinito, responden igual a estas dos reglas;
pero jams se ha llegado a demostrar.
My ra asinti con gesto ausente.
Parece prometedor. Y luego, colocando la palma de la mano a modo de
visera mientras miraba hacia la piscina, alz la voz para decir: Ser mejor
que hagas un descanso, Tashy ! Si no, vas a acabar agotada.
Ranjit corri a ofrecer una toalla a su hija, aunque sin apartar la vista de su
esposa.
My ra dijo al fin. Pareces distrada. Te pasa algo?
Ella respondi con una mirada cariosa y una carcajada.
No; nada, Ranj. Es slo Bueno, todava no he ido al mdico; pero estoy
casi segura de estar embarazada otra vez.
CAPTULO XXXI
El ascensor espacial
Tanto My ra como Ranjit crey eron, de hecho, haber ganado el premio gordo
cuando naci Robert Ganesh Subramanian. Despus de aquellos dos hijos, no
podan pedir ms a la fortuna. Aquel recin nacido proclamaba a gritos su salud e
iba adquiriendo peso y fuerza a la medida del deseo de sus padres. Trat de
volverse en la cuna antes an que Natasha, y aprendi a ir al bao slito teniendo
casi los mismos meses que ella. Todos sus amigos declararon que era el nio ms
guapo que haban conocido, y es de reconocer que no mentan, pues Robert
perteneca al gnero de criaturas por cuy a imagen habran pagado con
esplendidez los fabricantes de alimentos infantiles a fin de hacerla figurar en el
etiquetado de sus productos.
Si haba alguien que quisiese al chiquitn ms an que sus padres, se trataba,
sin lugar a dudas, de la pequea Natasha, quien y a apenas poda calificarse de tal
y comenzaba a demostrar una aptitud considerable para el atletismo, los estudios
y el arte de conseguir de sus padres cuanto pudiera proponerse. Tambin, claro,
su aprobacin para cuidar a su hermano. No, por supuesto, en todas las
situaciones, y menos todava en las que olan mal de veras; pero s a la hora de
vestirlo, empujar la sillita de paseo, jugar con l Natasha solicit que le fuese
concedido el privilegio de ocuparse de dichos quehaceres, y tras vacilar un tanto,
My ra acab por dar su consentimiento.
Y lo cierto es que no se le daban nada mal, y as, cuando Robert lloraba, o
bramaba, era ella quien mejor saba poner fin a sus protestas. Luego, cuando se
lo llevaba su madre, siempre tena cosas que hacer: si no estaba en el colegio ni
acuda a su entrenamiento diario de natacin, sola pasar el tiempo con sus
amigos. Eso si no optaba, como sola, por combinar sus intereses, lo que supona
invitar a sus amistades a la piscina o dejar que Robert durmiese a su lado
mientras estudiaba verbos ingleses o la historia de la India y sus naciones
satlites.
Todo esto, huelga decirlo, resultaba muy beneficioso para My ra, pues al
relevarla Natasha de buena parte del trabajo de criar a Robert, poda evitar
quedarse atrs respecto de los ms sabiondos del campo de la inteligencia
artificial con tanta rapidez como haba temido. Y si lo era para My ra, lo era
tambin (qu duda cabe?) para Ranjit, quien profesaba a su esposa el mismo
amor que el da de su casamiento y segua teniendo, como entonces, la de vivir
con ella por una experiencia emocionante por lo impredecible.
En general, la vida sonrea a Ranjit Subramanian. El doctor Davoodbhoy slo
le peda que se hiciera cargo de un seminario al semestre; pero se haba
asegurado, de igual modo, de que fuera memorable. En consecuencia, mud su
aula por el mismo coliseo monumental en el que se haba entusiasmado l con las
historias de los mundos que conformaban el sistema solar expuestas por Joris
Vorhulst. Tampoco tena y a a esas alturas veinte alumnos, sino un centenar, lo
que, segn el rector, le daba derecho a contar con una ay udante (que no era otra
que Ramy a Salgado, la joven que tanto haba hecho por enriquecer su segundo
seminario y que haba obtenido y a la titulacin que le permita ejercer como tal)
y con la libertad de llevar a trmino su propia investigacin durante el resto
de cada semestre. Davoodbhoy dio a entender que esta ltima medida tena por
objeto dejarle el tiempo necesario para obtener cierta ventaja sobre los alumnos
del curso siguiente en cualquiera que fuese la demostracin que tuviera pensado
asignarles.
Ranjit no ignoraba que tena ante s la oportunidad perfecta de explorar su
pas nativo tal como haba deseado hacer desde que My ra le haba censurado su
excesivo provincianismo. La idea resultaba ms atractiva que aos atrs, pues
hasta el turismo exterior se haba vuelto ms seductor en el mundo que haba
surgido tras la irrupcin del Trueno Callado. Tal circunstancia les permita, por
ejemplo, emprender un crucero por el Nilo, tal como haba anhelado My ra
desde los diez aos, pues tanto Egipto como Kenia haban licenciado a buena
parte de sus militares, en tanto que los ecologistas de todos los pases que beban
del ro haban dado con medios de reducir el gasto de agua. Los Subramanian
tenan la oportunidad de llevar a sus hijos a Londres (o a Pars, Nueva York,
Roma) para ensearles lo que era una gran ciudad. Tambin podan decidirse
por los fiordos noruegos, los montes suizos o las selvas de la Amazonia, o de
hecho, por casi cualquier rincn del planeta. Sin embargo, an estaban estudiando
folletos de agencias de viaje cuando recibieron un texto de Joris Vorhulst que
deca:
Y particip.
Aunque no de inmediato, claro: an quedaba mucho camino antes de la
celebracin de los primeros juegos olmpicos lunares de la historia. Quedaba
mucho por hacer en la Luna para que fueran posibles, y tambin en el ascensor
espacial para que pudiese transportar pasajeros con cierta probabilidad de que
llegasen vivos a su destino. Los textos informativos se haban vuelto ms
esclarecedores, y Ranjit los devoraba tan pronto los reciba, sintiendo renacer en
su interior la fiebre de cadete espacial que haba encendido en otro tiempo Joris
Vorhulst.
Por fortuna para su paz espiritual, el mundo pareca haber mejorado. La
segunda dosis de Trueno Callado haba logrado refrenar a algunos de los
dirigentes mundiales ms revoltosos. Sus seminarios seguan siendo lo bastante
prometedores para tener satisfecho al doctor Davoodbhoy, y su familia no haba
dejado nunca de ser una fuente inagotable de gozo; en particular, Natasha. El
hecho de hallarse a escasos aos de la universidad no pareca suponerle dificultad
alguna, aunque los juegos olmpicos lunares que le haba prometido el profesor
Vorhulst eran otro cantar, pues el entrenamiento no era nada sencillo, y dejaba al
de los atletas convencionales a la altura de los diez minutos de abdominales
matinales destinados a mantener a ray a los michelines.
Huelga decir que Natasha no era la nica que se estaba preparando para
aquella modalidad sin precedentes. En todo el planeta haba deportistas jvenes
preguntndose si seran capaces de adquirir la forma fsica necesaria para
participar en aquellas carreras de vuelo. Dado que los ejercicios preparatorios
estaban sometidos a la tirana de la inflexible gravedad terrestre, equivalente a g,
se requera no poca inventiva para llevarlos a cabo.
Haba dos modos de abordar el problema del vuelo con propulsin muscular:
los partidarios de la globstica apoy aban el uso de bolsas de gas de varias
formas que permitiesen al atleta mantenerse en el aire sin esfuerzo y concentrar
toda su fuerza en accionar la manivela que haca funcionar el propulsor, en tanto
que los aerociclistas preferan hacerlo todo sin ms ay uda que la de sus
msculos. Los fabricantes de material deportivo haban creado para ellos toda
una coleccin de artilugios dotados de hlices. Merced a los nanotubos de
carbono-60, las mismas molculas que haban trocado, en el caso del
montacargas espacial, un sueo infundado en un medio eficaz de transporte, se
haban construido aparatos tan ligeros que bastaba una mano para levantarlos aun
estando en la Tierra (o un simple dedo en caso de estar en la superficie lunar).
De lo que no dispona ninguno de aquellos ambiciosos atletas era de un
verdadero estadio de un sexto de la gravedad terrestre en el que practicar. En
consecuencia, deban ingenirselas como pudiesen, lo que por lo comn
comportaba el uso de equipos diseados para contrarrestar la diferencia. Dicho
de otro modo: a la inventiva haba que aadir una buena cantidad de dinero.
Aunque algo as exceda el poder adquisitivo de un profesor universitario con un
margen considerable, lo cierto es que las necesidades de Natasha gozaban del
apoy o de determinados ceilaneses situados en puestos de relieve, siendo as que
aun quienes no mostraban un inters particular en los acontecimientos deportivos
se sentan inclinados a hacer notar el hecho de que Sri Lanka se hubiese
convertido en el umbral que comunicaba el planeta con el espacio exterior. Por
consiguiente, se concedieron los fondos necesarios para construir un gimnasio de
gravedad lunar de grandes dimensiones en los aledaos de Colombo, y en l pudo
practicar aerociclismo a su gusto.
Comoquiera que las instalaciones se hallaban a diez minutos en coche de su
casa, no era extrao que sus padres y su hermano estuviesen presentes en calidad
de espectadores. De hecho, en ocasiones adoptaban una funcin ms activa, pues
Robert, a quien cautivaba observar a su hermana may or abrindose paso a travs
del cielo del gimnasio, aprovechaba el menor instante en que quedaba libre
alguna de las mquinas para probar tambin l a volar.
Y es que, claro est, Natasha no era la nica que poda hacer uso de aquel
gimnasio de gravedad baja: de toda la isla se haban recibido solicitudes firmadas
por aspirantes esperanzados que ansiaban la oportunidad de poner a prueba sus
habilidades en aquellos aparatos, y el nmero de admitidos rebasaba la treintena.
Sin embargo, ninguno de ellos superaba de forma sistemtica a sus adversarios
como ella.
As, el da en el que se congreg, al fin, el equipo ceilans en la terminal del
ascensor espacial, las esperanzas de victoria de la isla descansaban sobre los
hombros de Natasha Subramanian.
Aunque el viaje de regreso a la Tierra fue tan largo y tan restringido como el
de ida, al menos en aquella ocasin los acompaaba Natasha, quien a su vez
llevaba consigo los galardones de la victoria, que, sumados, resultaban por dems
impresionantes. Su pantalla personal no llegaba a apagarse jams, pues tantos
eran los mensajes de felicitacin de todos y cada uno de sus conocidos, as como
de un nmero ingente de extraos que reciba. Los presidentes de Rusia, China y
Estados Unidos se contaban entre sus admiradores, por no mencionar a los
dirigentes de casi todos los estados adscritos a las Naciones Unidas. Tambin
prodigaron parabienes el doctor Dhatusena Bandara, de parte de Pax per Fidem,
sus antiguos profesores, sus amigos y los padres de stos, y por supuesto, sus
seres ms queridos, como Beatrix Vorhulst y todo su servicio. Tampoco faltaron
quienes se pusieron en contacto con ella para solicitar algo: periodistas en busca
de entrevistas, representantes de varias docenas de movimientos y organismos
benficos que deseaban verla apoy ando su causa El mismsimo Comit
Olmpico Internacional prometi a la recin laureada un puesto en la
competicin de aeronaves propulsadas por velas solares que tena previsto
celebrar tan pronto existiese en la rbita terrestre baja el nmero suficiente de
stas para destinar algunas a labores diferentes de las necesarias para colonizar el
sistema solar.
Eso es que estn recibiendo ms presin de los tres grandes seal My ra
. Qu os apostis? Quieren tenerlo todo en funcionamiento para sus propios
fines.
Su marido le dio unas palmaditas en el hombro.
Y qu fines son sos? inquiri en tono condescendiente. Segn t, y a
les pertenece casi todo.
Ella arrug la nariz.
Ya vers sentenci, sin explicitar nada ms.
Estaban a punto de internarse y a en el cinturn superior de Van Allen cuando
se redujo el nmero de llamadas lo bastante para que sus compaeros de viaje
pudiesen ponerse en contacto telefnico con sus hogares. En aquella ocasin
compartan cpsula con diecisis personas: dos familias blgaras acomodadas
(cuy a riqueza no haba logrado entender del todo Ranjit de dnde proceda) y un
puado de canadienses poco menos acaudalados (en su caso, la gallina de los
huevos de oro haba sido el petrleo de las arenas bituminosas de Athabasca).
Ranjit se sinti en la obligacin de disculpar ante el resto de los pasajeros el modo
como haba acaparado su hija los circuitos de comunicacin; pero todos
estuvieron de acuerdo en que la joven no necesitaba dispensa alguna.
Que Dios la bendiga! exclam la ms anciana de los canadienses.
Cosas as no son frecuentes en la vida de una nia. Y de todos modos, los canales
de noticias han estado disponibles todo el rato, aunque se han pasado casi todo el
tiempo hablando de esa nueva avalancha de historias de platillos volantes. Han
odo lo de Egipto y Kenia?
Los Subramanian no saban nada al respecto, si bien no tardaron en tener la
oportunidad de regocijarse tanto como los dems al saber que las dos naciones,
amn de avenirse a compartir de forma justa las aguas del Nilo, haban
convocado un plebiscito a la carrera para unirse de forma voluntaria al pacto de
transparencia.
Eso es excelente! seal Ranjit.
Sin embargo, en aquel preciso instante saltaron las alarmas que avisaban de
que haba llegado el momento de volver a entrar en el refugio. En consecuencia,
se prest a acceder el primero con un suspiro, asiendo a My ra de la mano y
seguido de Natasha, que conversaba con una de las jvenes del Canad.
Los veinte viajeros tardaron unos minutos en comprobar el estado de sus
literas, y durante todo ese tiempo estuvieron sonando las alarmas. Ahuecando
estaba My ra aquella ridiculez que tenan por almohada cuando, detenindose,
mir a su alrededor y pregunt:
Dnde est Robert?
Hace un minuto respondi una de las canadienses estaba al lado de la
puerta.
Apenas haba acabado de hablar cuando Ranjit, tras salir del refugio,
comenz a llamar a su hijo por encima del estrpito de los avisos. No le cost dar
con l: estaba inmerso en la contemplacin del borrn irisado del cinturn de Van
Allen, que se mostraba a travs de la ventana. Tampoco tard en arrastrarlo al
interior del refugio y cerrar la puerta una vez all.
Est bien tranquiliz al resto de la familia, mientras los otros,
preocupados tambin, se congregaban en torno a la entrada. Le he preguntado
qu diablos estaba haciendo, y me ha dicho sin ms: El pez .
Entre los suspiros de alivio de todos, se oy a la abuela canadiense decir tras
apretar los labios:
Le ha parecido ver un pez? Segn las noticias, los que han observado
objetos volantes desde el ascensor espacial dicen haber visto formas metlicas
que se estrechaban hacia los extremos. Supongo que una cosa as debe de
asemejarse a un pez.
Todo el mundo dice haber visto algo as confirm su y erno. Pensaba
que era otra de las locuras de la gente, aunque ahora no s: es posible que se trate
de algo real.
T odo pareca indicar que las aguas del Nilo no volveran a amenazar jams la
paz mundial, porque tanto Egipto como Kenia aprobaron con nota la votacin de
ingreso en Pax per Fidem. Incluso antes de que estuviesen apostadas las fuerzas
militares de pacificacin, se haban comenzado a destinar equipos de hidrlogos
kenianos en las instalaciones de supervisin existentes en torno a la presa alta de
Asun, y las dos naciones haban dejado paso franco a las autoridades
internacionales para que inspeccionasen los (raquticos) emplazamientos de sus
misiles. La transparencia no tard en imponerse tambin en la industria pesada
de ambas.
Su caso, adems, no fue el ltimo. Tres de los cuatro pases del frica
subsahariana que haban estado disputndose las aguas de cierto lago de mediana
extensin tuvieron oportunidad de ver lo que le ocurri al que decidi enviar una
fuerza militar con la intencin de ahuy entar a sus rivales. stos se unieron al
organismo citado despus de que su enemigo, tras hacer caso omiso de las
advertencias pertinentes, sufriera en su propio territorio los efectos del Trueno
Callado.
A todo esto hay que sumar un acontecimiento que supuso un avance de
primer orden. La Repblica de Alemania, tras mucho debatir y discutir, acab
por celebrar un colosal plebiscito en sus propios confines, y despus de que los
terribles recuerdos de violentas batallas perdidas que haban quedado grabados en
la conciencia nacional se impusieran al sentido del destino germnico que tan
problemtico haba resultado en ocasiones, el pas se uni tambin al proy ecto
internacional, abriendo sus fronteras a las Naciones Unidas, licenciando las
fuerzas armadas simblicas que haban conservado y suscribiendo el borrador de
constitucin mundial que haba creado Pax per Fidem.
El planeta Tierra viva tiempos gozosos. Y sin embargo, los Subramanian
tenan dos motivos para templar su jbilo. El primero no era exclusivo de su
familia, sino que afectaba a toda la humanidad, y no era otro que aquellas latosas
apariciones que no dejaban de manifestarse en las ciudades por la noche, en el
firmamento que se extenda sobre las embarcaciones que surcaban los mares
aun a plena luz del da y tambin en el espacio (como el pez del pequeo
Robert). Algunos los llamaban pltanos de bronce ; otros, submarinos
volantes , y otros empleaban denominaciones que se prestan mucho menos a
aparecer en letras de molde. Pero nadie saba con exactitud qu eran. Los
uflogos los consideraban la prueba definitiva de la existencia real de los platillos
volantes, y los ms escpticos sospechaban que uno o ms de los estados
soberanos de la Tierra deba de estar desarrollando una arma misteriosa
diferente de todo cuanto se haba visto con anterioridad.
Sea como fuere, haba algo en lo que todos tenan que estar de acuerdo, y era
que ninguno de aquellos objetos haba hecho dao palpable alguno a ningn ser
humano. Esta circunstancia llev a los humoristas a hacer chistes al respecto, y lo
cierto es que el hombre nunca ha sido capaz de profesar un gran miedo a las
cosas de las que ha aprendido a rerse.
Sin embargo, en el caso de los Subramanian quedaba an otra causa de
afliccin.
No hizo falta que dijera mucho ms, pues, como no poda ser de otro modo,
My ra y Ranjit estaban al tanto de cuanto haba ocurrido all, y saban que los
cubanos estaban a punto de celebrar su propio referendo en lo tocante a Pax per
Fidem.
Todo apuntaba a que la respuesta del pueblo iba a ser afirmativa. Cuba no
haba tenido que vivir los horrores propios del tercer mundo, pues por
considerable que hubiese sido el dao causado, haba que reconocer que Fidel
Castro haba hecho cosas muy positivas por su gente, y as, la nacin poda
presumir de tener una poblacin culta; un buen nmero de mdicos, enfermeras
y dems profesionales de la salud bien formados, y un cuerpo nada desdeable
de expertos en lucha contra las plagas, a lo que haba que sumar ms de medio
siglo sin un solo caso de muerte por desnutricin.
Sin embargo, el dirigente tambin haba exaltado las pasiones partidistas, y
entre los hijos y nietos (e hijas y nietas) de los cubanos que haban salido al
extranjero y haban muerto por la revolucin mundial en una docena de pases
distintos, los haba que no estaban dispuestos a olvidar. Algunos de los
combatientes seguan, de hecho, con vida, y por ms que fuesen cuando menos
octogenarios, an eran perfectamente capaces de apretar un gatillo o prender la
mecha de un explosivo. Su nmero, no obstante, era demasiado escaso para
condicionar el resultado del plebiscito, y de hecho, el cmputo de votos demostr
que quienes deseaban el desarme, la paz y una nueva constitucin representaban
ms del ochenta por ciento del electorado. Sin embargo, los viejos defensores del
socialismo, que a despecho de la edad no haban olvidado cmo disparar una
arma, haban atacado a doce miembros de Pax per Fidem y alcanzado a nueve,
de los cuales haban muerto dos.
Una noticia trgica, sin duda resolvi Ranjit tras unos instantes; pero
qu tiene que ver con Sri Lanka?
Tiene que ver con Estados Unidos respondi con rabia su amigo, y con
Rusia y China, que no hacen nada por evitar que los estadounidenses enven a
Cuba unas seis compaas de soldados de su ejrcito. Soldados! Con armas de
repeticin y seguro que tambin con tanques. Cundo Pax per Fidem se rige por
el principio fundamental de no servirse jams de instrumentos mortales!
Los tres guardaron silencio unos momentos.
Entiendo dijo My ra al fin, para volver a callar a continuacin.
Fue Ranjit quien finalmente habl:
Vamos, My ra; tienes todo el derecho del mundo a decir: Mira que os lo
advert! .
CAPTULO XXXIV
Pentomins y coches
N atasha Subramanian estaba practicando con las ondas que alzaba el viento en
las aguas de escaso braceaje que se extendan en los aledaos de la residencia
familiar cuando vio aquel automvil amarillo de apariencia extraa. Avanzaba
por una de las vas que desembocaba en la play a, y pareca dudar en cada una
de las intersecciones. Cuando al fin se decidi, fue para enfilar la calle de los
Subramanian. Desde donde se encontraba, de pie en su tabla de vela, no
alcanzaba a ver la casa, aunque s el cruce que haba tras ella, y dado que no vio
aparecer el coche, dedujo que deba de haberse detenido en una de las viviendas
de su manzana, y no pudo por menos de preguntarse si no habra sido en la suy a.
Como quiera que, adems, se acercaba la hora de comer, determin que
aqul pareca un momento propicio para salir del agua. Al llegar a casa, pudo
comprobar que el vehculo amarillo se hallaba, en efecto, aparcado frente a la
entrada Sin embargo, en el lapso que haba tardado ella en llegar all, el coche
haba experimentado una transformacin peculiar: buena parte del asiento
delantero, incluido el espacio reservado para el conductor, haba desaparecido.
Al entrar en la cocina, se encontr con un hombre viejo, muy viejo, con atuendo
monacal que, sentado a la mesa, observaba a Robert hacer uno de sus
rompecabezas. A su lado descansaba la fraccin que le faltaba al automvil,
colocada en equilibrio sobre dos ruedas de goma mientras emita un suave
zumbido.
Aunque llevaba aos sin ver al anciano religioso, lo reconoci de inmediato.
T eres Surash, el monje que le cambiaba los paales a mi padre. Cre que
estabas moribundo.
Su madre le lanz una mirada asesina, pero el visitante se limit a sonrer
mientras saludaba a Natasha con una palmadita en la cabeza.
Y lo estaba afirm. En realidad, lo sigo estando, como lo estamos
todos, aunque y a no estoy confinado. Y todo desde que me dieron esto.
Bajando a Robert de su regazo, seal el aparato con ruedas que tena tras el
respaldo de su silla. He prometido ensear a tus padres cmo funciona. Ven,
Natasha.
Fue al trasladarse al asiento de aquel chisme de dos ruedas cuando la hija de
los Subramanian repar en lo frgil y tambaleante que se mostraba en realidad el
anciano. Sin embargo, una vez all, gir el volante con mano firme e hizo avanzar
el vehculo de un modo enrgico en direccin a la puerta que su padre se haba
apresurado a abrir.
Cuando Surash acopl aquel aparato en el vaco que haba quedado en el
vehculo aparcado, todos pudieron percibir un ruido rpido de engranajes. De la
seccin principal del automvil surgieron entonces poderosas pinzas que anclaron
al conjunto aquella silla de dos ruedas, y una vez completa la operacin, el motor
emiti un silbido apagado que coincidi con la salida de una nube de color blanco
inmaculado por el tubo de escape.
Si queris, podis poner un dedo delante les dijo. Todo lo que lleva este
cacharro por carburante es, sencillamente, hidrgeno.
Ya conocemos los coches de hidrgeno le hizo saber Ranjit.
El monje asinti con un gesto benigno.
Y esto tambin lo conocis? pregunt mientras haca una demostracin
de cmo, una vez fundidas las dos partes, aquel conglomerado se haba
convertido en un vehculo capaz de circular por carretera y transportarlo con
comodidad conforme a su voluntad.
My ra insisti en que haba llegado la hora de comer. Y tambin de conversar,
y mucho. Surash no quera dejar pasar un solo detalle relativo al trabajo de
Ranjit en la universidad, as como de las esperanzas que albergaba Natasha de
emplear parte de sus habilidades nuticas en la gran carrera espacial de naves
propulsadas por velas solares que iba a celebrarse en poco ms de un ao; de la
sorprendente habilidad que haba adquirido Robert para hacer rompecabezas, y
del afn con que My ra estaba tratando de no quedarse atrs respecto de los
numerosos profesionales de su gremio. Asimismo, estaba deseando ponerlos al
corriente de cuanto haba ocurrido en el gran templo de Trincomali, de los
lugares que haba visitado gracias a su coche nuevo (de hecho, se jact de haber
recorrido buena parte de la isla a fin de completar la peregrinacin que llevaba
aos deseando hacer a los templos hindes ms clebres del pas) y, por encima
de todo, de cmo se haba comportado el vehculo.
Al preguntarle por la procedencia de aquella maravilla, no dud en
responder:
Viene de Corea. Acaban de sacarlo al mercado, y uno de los nuestros ha
conseguido hacerse con ste para m. Qu gozada!, verdad? No es fantstico
que, ahora que dedicamos mucho menos tiempo a declarar guerras y
prepararnos para las que puedan estallar, podamos hacer tantas cosas ms en
otros terrenos? Cosas como ese chisme que llaman detector de resonancia
nuclear cuadripolar y que sirve para encontrar minas enterradas, o eso otro que
es como un robot que anda sobre orugas y las desentierra para evitar que puedan
daar a nadie. A estas alturas, han despejado y a casi todos los antiguos campos
de batalla de alrededor de Trinco. Adems, estn usando ese insecticida de
hormonas creadas por empalme gentico para que coincidan con el ADN de los
mosquitos portadores de la artritis epidmica para acabar con ellos fumigndolos
con avionetas autnomas, y muchas otras cosas. Debemos tanto a ese Trueno
Callado!
Ranjit hizo un gesto de asentimiento mientras miraba a su esposa, quien
sacudi la cabeza diciendo:
Yo nunca he dicho que fuese malo. O s?
Los mecnicos que, ms arriba, tenan casi montadas y a las velas solares, no
estaban solos. Ninguno de ellos haba advertido la presencia de las naves
diminutas de los enepodos, dado que haca tiempo que haban vuelto a activar el
transformador de fotones. Sin embargo, las dotaciones de estas ltimas estaban
casi tan estupefactas como el propio Joris Vorhulst, si bien por algo totalmente
distinto. Para qu podan ser aquellos siete vehculos casi completos? No
parecan montar armamento alguno Y aunque esto ltimo aliviaba en parte su
preocupacin, seguan sin tener la menor idea de cul poda ser el objeto de
aquellas naves espaciales, y no les haca mucha gracia tener que informar de
ello a sus seores, los grandes de la galaxia.
CAPTULO XXXVII
La carrera
A bordo del Diana, ninguno de los sentidos del cuerpo de Natasha percibi
cambio alguno. De hecho, tampoco haba esperado que ocurriese nada: lo nico
que daba muestras de la existencia de cierta propulsin era la esfera del panel de
mandos, que haba registrado una aceleracin de casi una milsima parte de la
gravedad terrestre.
Se trataba, claro est, de una medida nfima, ray ana en lo absurdo. Y aun as,
superaba lo que hubiese alcanzado hasta aquel momento ningn velero solar
guiado por el hombre, tal como haban prometido los diseadores y constructores
del Diana. Aceleraciones as slo se haban logrado con maquetas a escala
hasta entonces. A aquel ritmo (segn calcul a la carrera, sonriendo al ver
aparecer el resultado en el panel), slo iba a necesitar dar dos vueltas a la Tierra
a fin de ganar la velocidad suficiente para abandonar la rbita terrestre baja y
poner rumbo a la Luna. Entonces, podra contar con toda la fuerza de la radiacin
solar.
Toda la fuerza de la radiacin solar
Natasha segua sonriente mientras pensaba en todas las veces que se haba
afanado en exponer los principios de aquel gnero de navegacin a un pblico
formado por potenciales patrocinadores y gentes que, sin ms, tenan inters en
la materia.
Tended las manos en direccin al Sol con las palmas hacia arriba les
peda. Qu sents? Entonces, al no recibir ms respuesta que un ocasional:
Calorcito , les encajaba los fundamentos de aquella disciplina: Pero hay
algo ms: presin. No mucha; de hecho, tan poca que no podemos percibirla.
Quiz las palmas de nuestras manos estn recibiendo un empuje de mucho
menos de un miligramo; pero mirad lo que es capaz de hacer.
Y dicho esto, sacaba unos cuantos metros cuadrados del material con el que
estaba confeccionado el velamen y lo lanzaba hacia el auditorio. Aquella pelcula
argntea ascenda a la deriva como una voluta de humo en direccin al techo por
accin de la columna de aire clido formada por la temperatura corporal de los
presentes.
Como podis ver prosegua, la lmina es ligersima: el kilmetro
cuadrado que har navegar el velero no llega a pesar una tonelada; pero basta
para recoger dos kilos de presin procedente de la radiacin solar. Estos
impulsarn el velamen y harn avanzar al Diana con l. La aceleracin, claro,
ser diminuta, pues ni siquiera alcanzar la milsima parte de un g. Sin embargo,
resulta sorprendente lo que puede llegar a hacer un empuje tan insignificante.
Durante el primer segundo, el Diana avanzar, ms o menos, medio
centmetro. Ni siquiera eso, en realidad, y a que la jarcia se estirar lo suficiente
para que ese primer movimiento resulte imposible de medir.
A continuacin, se volva en direccin a la pantalla instalada en el lienzo de la
sala para encenderla haciendo chasquear los dedos. En ella apareca entonces la
extensin semicilndrica de la vela, vastsima aunque casi impalpable, y el plano
general se transformaba en un primer plano de la cpsula del pasajero, no
mucho may or que el habitculo en que se hallaba instalada la ducha de un hotel
de carretera, que hara las veces de hogar de Natasha durante semanas.
Despus de un minuto, sin embargo, el movimiento se volver bastante
fcil de detectar. A esas alturas, habremos recorrido veinte metros y alcanzado
una velocidad de poco menos que un kilmetro por hora. Tras lo cual slo nos
quedarn unos cuantos centenares de miles ms para alcanzar la rbita lunar.
Llegados a ese punto, sonrea con cordialidad ante la risita que sola elevarse
entre el pblico y esperaba a que la sala volviese a estar en silencio para
continuar:
Aunque pueda parecer lo contrario, no est nada mal: tras la primera hora,
estaremos a sesenta kilmetros del punto de partida, y viajaremos y a a cien
kilmetros por hora. No olvidis que se trata del espacio, y que all la friccin es
nula. Una vez que imprimimos movimiento a un objeto, ste seguir avanzando
de forma indefinida, sin ms desaceleracin que la que pueda comportar la
gravedad de los objetos distantes. Os sorprender saber que, transcurrida su
primera jornada, nuestro velero habr alcanzado una velocidad de casi tres mil
kilmetros por hora, gracias a la aceleracin de una milsima de g propiciada por
el empuje casi imperceptible de la presin de la luz solar.
Al final, haban acabado por convencerse. En realidad, todo el mundo se
haba convencido, o al menos todos cuantos ocupaban puestos de relieve y tenan,
por lo tanto, capacidad de decisin. Fundaciones, particulares y los erarios de tres
grandes naciones (as como de docenas de otras ms modestas) se haban unido a
fin de sufragar tan oneroso acontecimiento. No obstante, semejante empeo
econmico iba a quedar amortizado con creces, pues la carrera de vuelo libre
que se haba celebrado en aquel tnel de lava volcnica haba conseguido abrir la
espita del turismo lunar, y aquella nueva competicin contaba y a con la may or
expectacin de la historia. Por otra parte, los peces gordos haban comenzado a
encargar naves de prospeccin a fin de investigar la abundancia de materias
primas del sistema solar, y muchas de ellas avanzaban por obra de velas solares.
Y en medio de todo ello se encontraba la joven Natasha de Soy za
Subramanian.
El Diana haba empezado la carrera con buen pie, y Natasha pudo permitirse
dedicar cierto tiempo a otear a sus oponentes. De entrada, se despoj de buena
parte de su vestimenta, toda vez que no haba nadie en los alrededores que
pudiese observarla. Entonces, con movimientos muy cautos, pues si bien la nave
dispona de sistemas de amortiguacin entre la cpsula de mando y el delicado
aparejo del velamen, no tena intencin de correr riesgo alguno, se situ ante el
periscopio.
All estaban los dems, como extraas flores de plata crecidas en los oscuros
campos del espacio. El Santa Mara, velero sudamericano montado por Ron
Olsos, se encontraba a slo ochenta kilmetros de distancia, semejante a una
cometa que midiese ms de mil metros de lado. Ms all navegaba el Lbedev,
de la corporacin rusa Cosmodine. Tena una forma cercana a la de una cruz de
Malta, puesto que, como no ignoraba Natasha, los ingenieros haban dividido el
velamen en cuatro gruesos brazos a fin de facilitar su gobierno. Por el contrario,
el Woomera, proveniente de Australia, consista en un sencillo paracadas redondo
de los antiguos, aunque de cinco kilmetros de circunferencia. El Arachne, de la
General Spacecraft, era idntico, tal como poda colegirse por el nombre, a una
tela de araa, y de hecho, estaba construido conforme a los mismos principios.
Para ello se haban empleado autmatas lanzadera que haban recorrido la
estructura en espiral partiendo desde el centro. El Gossamer de Eurospace posea
el mismo diseo, aunque un tamao algo menor. Y el Sunbeam de la Repblica
Popular de China estaba conformado por un anillo plano con una abertura central
de un kilmetro de ancho, que giraba con lentitud a fin de aprovechar la fuerza
centrfuga. La idea no era nueva, aunque hasta aquel momento nadie haba
logrado hacerla funcionar. Natasha, de hecho, estaba convencida de que la nave
asitica iba a tener problemas cuando comenzase a girar.
Para ello, eso s, haba que esperar an seis horas ms. Transcurridas stas,
los siete veleros solares habran completado la primera cuarta parte de las
veinticuatro horas de su rbita geosincrnica. En aquel estadio inicial de la
carrera, los participantes avanzaban en direccin contraria al Sol, pues
navegaban viento solar en popa. Cada uno de ellos deba sacar el may or partido
posible de aquella primera vuelta antes de que las ley es del movimiento orbital
los llevasen a girar alrededor de la Tierra. Alcanzado aquel punto, quedaran
encaminados directamente hacia el Sol, y entonces habra que poner en juego la
competencia de los pilotos.
Pero an no haba llegado ese momento, y nada haba que pudiese preocupar
a Natasha en lo referente a la navegacin hasta entonces. Con ay uda del
periscopio, examin el velamen con cuidado, comprobando cada uno de los
puntos por los que se una al aparejo. Los obenques, angostas bandas de pelcula
plstica sin platear, habran sido invisibles de no haber estado recubiertos con
pintura fluorescente. A travs de la lente de Natasha, se mostraban como lneas
tirantes de luz de color que se hacan ms pequeas a medida que recorran los
cientos de metros del velamen. Cada uno de ellos dispona de un tensor elctrico
no mucho may or que el carrete de la caa de quien practica la pesca con mosca.
Manejadas por el ordenador, se hallaban en constante movimiento a fin de tensar
o soltar la obencadura mientras el piloto automtico orientaba las velas al Sol.
Para Natasha, resultaba por dems hermoso observar el jugueteo de la luz del
astro con la gran superficie espejada que impulsaba su nave, y que ondulaba con
majestuosidad mientras reflejaba innmeras imgenes de aqul que la
atravesaban hasta desvanecerse en los extremos. Semejantes oscilaciones no
constituan, por supuesto, contrariedad alguna, pues no pasaban de ser vibraciones
calmosas, y por lo comn inofensivas, inevitables en una estructura tan vasta y
ligera. Aun as, Natasha las escrutaba con atencin, siempre alerta ante cualquier
indicio que pudiese hacer pensar que iban a trocarse en las ondas catastrficas
conocidas como serpenteos, capaces de rasgar una vela hasta hacerla aicos. Sin
embargo, el ordenador la tranquiliz al garantizar que en aquel momento no
exista peligro alguno.
Cuando, al fin, estuvo segura de que todo se hallaba en orden, y no antes, se
permiti acceder a su pantalla personal. Dado que cuanto llegaba a su nave haba
pasado antes por la de apoy o, y la dotacin de sta se afanaba por no hacerle
llegar ms mensajes que los que coincidieran con la nmina de remitentes que
haba elaborado con anterioridad, poda confiar en que no tendra que hacer
frente al aluvin inacabable de correspondencia destinada a desearle suerte o
solicitar de ella un favor u otro. En consecuencia, slo recibi una nota de su
familia, otra de Gamini y otra de Joris Vorhulst. Y se acab. Le alegr recibirlas,
y ninguna de ellas requera contestacin.
Por un momento, sopes la idea de irse a dormir: aunque la carrera no haba
hecho ms que empezar, deba racionar bien las horas de sueo. El resto de
veleros contaba con una tripulacin de dos personas, que bien podan turnarse
para gobernar la nave; pero Natasha no tena a nadie que la relevase. Ella misma
lo haba querido as, pensando en Joshua Slocum, aquel otro navegante solitario
que haba dado la vuelta al mundo en su diminuta balandra Spray. Si l haba
podido hacerlo, ella no iba a ser menos. Adems, tena otra buena razn para
intentarlo: el rendimiento de un velero solar era inversamente proporcional a la
masa que hubiera de trasladar, y una segunda persona, ms todos sus pertrechos,
habra supuesto aadir trescientos kilogramos a la carga, peso que bien poda
representar la diferencia entre ganar y perder.
Tras ceirse la cintura y las piernas con las bandas elsticas del asiento de la
cabina, vacil unos instantes, considerando que poda ser una buena idea echar un
vistazo a algn noticiario, sobre todo por ver si haba habido algn astrnomo
capaz de explicar la aparicin de aquel fenmeno que, sin ser una supernova, se
haba manifestado con un resplandor pasmoso en el cielo meridional para volver
a desaparecer, sin ms, a continuacin.
El sentido de la disciplina, sin embargo, pudo ms, a la postre, que la
curiosidad. Natasha, por tanto, aplic a su frente los electrodos del inductor de
sueo, y programando el temporizador para tres horas, se dispuso a relajarse.
Comenz a sentir entonces, con gran suavidad, las pulsaciones hipnticas que
palpitaban en los lbulos frontales de su cerebro, y tras sus prpados cerrados
empezaron a expandirse en direccin al infinito espirales de luz de colores. Y
luego, nada.
V einticuatro horas antes, My ra Subramanian habra jurado que slo haba una
cosa que necesitase en el mundo: saber que su hija se encontraba sana y salva
contra todo pronstico. Y al fin haba recibido la noticia que tanto anhelaba. No
slo eso: pudo conocer tambin el informe de los servicios de rescate que haban
acudido de inmediato a la llamada de socorro de Natasha. Por radio,
comunicaron al mundo expectante que la joven perdida no slo estaba viva y,
hasta donde podan determinar ellos, en buen estado de salud, sino que, a esas
alturas, tambin estaba a salvo, por cuanto haba embarcado y a en su cohete y se
diriga con ellos a la terminal del Sky hook en la rbita terrestre baja.
A My ra, sin embargo, y a no le bastaba con eso: lo que quera era tener a su
hija entre sus brazos, y no a miles de kilmetros de distancia; pero no haba
posibilidad fsica alguna de tenerla en casa antes de las semanas que tardara en
llevarla all el ascensor espacial.
Entonces, aquella noche, mientras examinaba los canales de noticias con la
esperanza de dar con algn asunto que no fuese ni atemorizador ni
incomprensible, exhal un grito que hizo a su marido acudir a su lado a la
carrera.
Mira! exclam mientras sealaba con gesto agitado la imagen que se
mostraba en la pantalla.
Ranjit tambin estuvo a punto de chillar al ver lo que estaba observando ella,
que no era otra cosa que su hija, Natasha, y no aquel remedo irreal de su Tashy
que haba pasado ms de cincuenta horas interrogando a todos aquellos
miembros de la especie humana.
Sin saber ni importarle siquiera en aquel momento lo que estaba diciendo la
recin rescatada, Ranjit se dirigi a su estudio acompaado de My ra, dejando
ambos tras de s la pantalla que transmita su imagen. No perdi el tiempo
tratando de poner una conferencia telefnica con la cpsula del montacargas
espacial en que viajaba la Natasha verdadera, la que volva al fin a casa, pues en
calidad de integrante de la junta consultiva del Sky hook gozaba de ciertos
privilegios, y no dud en hacer uso de los canales reservados a los que tena
acceso dada su condicin. No haba transcurrido un minuto cuando tuvo ante s a
su autntica hija, que los miraba desde la diminuta litera del compartimiento
protegido contra la radiacin. Algo ms de tiempo necesit Natasha para
convencer por entero a su madre de que aquella joven de cabellos despeinados y
con el sujetador manchado, tan diferente de la otra Natasha inmaculada, era la
que tanto haba ansiado ver ella.
Tambin logr que, al fin, se convencieran de que estaba viva e ilesa, por ms
que fuese incapaz de explicar cmo haba acabado dentro de la cpsula en la
que, sin lugar a dudas, no haban hallado rastro alguno suy o durante el registro
efectuado tras el accidente.
Aunque todo aquello resultaba maravilloso, no lo era lo suficiente para
satisfacer a My ra, quien y a haba perdido a su hija en una ocasin, de un modo
aterrador y en apariencia irremediable, y no estaba dispuesta a renunciar a aquel
contacto. De hecho, habra estado hablando horas enteras con Natasha si no
hubiese sido precisamente su hija quien puso fin a la conversacin. Alzando la
vista de la cmara, primero irritada, sobresaltada a continuacin y al fin punto
menos que aterrorizada, grit:
Dios mo! sa es la copia de m misma de la que hablan todos? Mirad las
noticias!
Eso hicieron, y acto seguido regresaron al principio del mensaje que haba
emitido aquel ser. Sin ms introduccin que un fogonazo, la figura con forma de
Natasha comenz a hablar, diciendo:
Hola, sujetos de la especie humana de la Tierra. Tenemos tres asuntos que
comunicarles, que son los siguientes:
En primer lugar, el miembro de los grandes de la galaxia que hasta hace
poco se encontraba en los alrededores se ha ausentado de esta rea astronmica,
con la intencin, segn suponemos, de reunirse de nuevo con sus iguales. No se
sabe cundo volver ni lo que har tras su regreso.
En segundo lugar, los integrantes del rgano ejecutivo han llegado a la
conclusin de que probablemente les resultar ms fcil conversar con nosotros
si conocen nuestro verdadero aspecto. Por consiguiente, mostraremos imgenes
de las cincuenta y cinco razas ms activas de cuantas estn sometidas a los
grandes de la galaxia, para lo cual comenzaremos con la nuestra, la de los
enepodos.
En tercer y ltimo lugar, a los unoimedios les resulta imposible regresar a
su planeta natal en el presente por causa de la escasez de suministros, y dado que
los archivados prefieren no partir sin ellos, se ha decidido que ambas especies se
instalen en el planeta de ustedes, la Tierra. Las tres especies mencionadas son las
nicas a las que se ha encomendado la misin de resolver los problemas que
ustedes han generado. Aun as, no tienen por qu alarmarse: los grandes de la
galaxia han revocado la orden de esterilizar su planeta. De cualquier modo,
cuando lleguen los unoimedios, tienen previsto ocupar zonas que ustedes no usan.
Con esto acaba la presente comunicacin.
Y as fue. La pareja se mir con aire perplejo.
Qu zonas crees que piensan ocupar? quiso saber My ra.
Ranjit ni siquiera intent responder, pues tena una pregunta ms acuciante
que formular.
Qu crees que quieren decir cuando hablan de esterilizar nuestro
planeta?
C uando la flota de los unoimedios lleg por fin a la faz de la Tierra, lo hizo
acompaada de un colosal espectculo de pirotecnia que, sin embargo, no
responda a las mismas razones que habran motivado algo similar durante el
regreso de un grupo de naves espaciales tripuladas por humanos. Cuando las
cpsulas del proy ecto Mercury y del Soy uz y los transbordadores espaciales
entraban en la atmsfera al volver a casa, lo hacan envueltos en un resplandor
de fuego que daaba la vista por un motivo muy simple: porque no tenan ms
remedio. Necesitaban reducir la velocidad para volver a entrar en ella, y el nico
medio de hacerlo en grado suficiente para garantizar un aterrizaje seguro era la
friccin con la capa de aire que envolva al planeta.
Las aeronaves de los unoimedios, por su parte, no requeran tal rozamiento,
dado que el mecanismo empleado para disminuir su descenso era totalmente
distinto. Lo nico que tenan que hacer era poner en marcha sus cohetes inicos,
a mxima potencia y dirigidos hacia delante, a fin de que hicieran las veces de
freno. El aterrizaje se haca as menos brusco, y resultaba ms sencillo
determinar con precisin el lugar de destino. Y si bien es cierto que este mtodo
requera una cantidad muchsimo may or de energa, tambin lo es que aqulla
haba dejado de ser una preocupacin prioritaria para los unoimedios.
Uno de los problemas a los que se enfrentaban los observadores humanos era
adivinar la ubicacin en que haba elegido posarse la flota. Al principio se dio por
hecho que se habran decantado por alguna regin del desierto de Libia, quiz por
una de sus play as mediterrneas. Poco despus, se pens en algn punto situado
ms al nordeste, tal vez en las provincias despobladas de las reas del noroeste de
Egipto. Los expertos de los canales de noticias no necesitaron mucho tiempo para
dar con el topnimo definitivo: la depresin de Qatra.
Menos an tuvieron que dedicar My ra y Ranjit para hallar con sus
buscadores informacin relativa al lugar.
Parece que es la quinta de las depresiones ms marcadas del planeta
anunci ella mientras lea los textos que mostraba su pantalla. Est nada menos
que a ciento treinta y tres metros por debajo del nivel del mar.
Y a slo cincuenta y seis kilmetros de la costa aadi Ranjit sin apartar
la vista de la suy a. Espera! En cierto sentido, es la may or concavidad
terrestre que hay en el mundo, pues tiene ms de cuarenta mil kilmetros
cuadrados bajo el nivel del mar.
Los dos supieron al mismo tiempo que no tena ms habitantes que las tribus
errantes de beduinos y los rebaos que las acompaaban, ni posea valor evidente
alguno para nadie, o al menos, para ningn ser humano. Lo nico destacable al
respecto para el hombre pareca haber sido la gran importancia que haba
revestido durante un puado de semanas en el marco de una de las guerras del
siglo XX: la que entablaron alemanes y britnicos. Aquel terreno intransitable
haba dejado a los primeros, inmovilizndolos, a merced de los segundos, quienes
les haban infligido un nmero elevado de vctimas en lo que se conoci como la
batalla de El Alamein.
Llegados a este punto, My ra y Ranjit abandonaron la bsqueda por
considerarla improductiva.
No creo que sea se el motivo por el que han elegido el lugar esos
aliengenas declar al fin l. Me refiero al hecho de que sea fcil de
defender frente a un ejrcito atacante.
Entonces? quiso saber ella.
Su marido frunci el ceo sin ofrecer respuesta alguna. Pasaron el cuarto de
hora siguiente inventando razones cada vez ms inverosmiles, hasta que los
interrumpi el noticiario. El locutor les comunic que acababa de llegar de El
Cairo el primer comunicado oficial, formulado en un tono por dems beligerante.
Quiz no sea ste el mejor modo de presentar la realidad de aquel suceso,
pues si bien la transmisin proceda de la capital egipcia, el emisor no era cairota,
sino el mismo embajador estadounidense. Segn inform al mundo, el Gobierno
de Egipto le haba rogado que expresase en su nombre la respuesta oficial. La
regin conocida como depresin de Qatra era, segn manifest, parte integrante
del Estado soberano de la Repblica rabe de Egipto. Los intrusos, por ende, no
tenan derecho alguno a estar all, motivo por el cual se les conminaba a
abandonar aquellas tierras en el acto si no queran sufrir las consecuencias.
Era evidente que se haban mantenido ciertas reuniones secretas, y las
palabras que pronunci a continuacin el legado diplomtico no dejaban lugar a
dudas acerca de cul haba sido el asunto que se trat en ellas.
La Repblica rabe de Egipto proclam es uno de los aliados ms
antiguos y queridos de Estados Unidos. Los intrusos, por lo tanto, habrn de hacer
frente no slo a su podero militar, sino tambin al de las fuerzas armadas
estadounidenses.
No, por todos los santos! mascull Ranjit. Esto lleva el sello de T.
Orion Bledsoe.
Qu Dios nos coja confesados! exclam aquella mujer irreligiosa a su
esposo, an ms ateo que ella.
Habra facilitado mucho las cosas el que los seres que acababan de instalarse
en el planeta se hubieran molestado en anunciar lo que pensaban hacer a largo
plazo. Sin embargo, no ofrecieron explicacin alguna al respecto. Tal vez aquellos
extraterrestres fueran incapaces de hacer ms de dos cosas al mismo tiempo (o
pensasen tal cosa de la especie primitiva que poblaba la Tierra), pues no se
cansaban de cumplir, una y otra vez, su promesa de mostrar a la humanidad
cada una de las variadas razas que existan en la galaxia.
Aquel catlogo detallado, que haba resultado interesante las primeras veces,
se haba convertido y a en parte del pasado, y si alguien segua pendiente de su
emisin eran slo los productores de pelculas de miedo de bajo presupuesto,
ansiosos por dar con ideas con las que iluminar a los encargados de maquillaje, y
lo que quedaba del cuerpo, cada vez menos nutrido, de taxonomistas del planeta,
de los cuales no haba uno solo que no hubiese quedado embriagado de pronto por
la fabulosa posibilidad de erigirse en el nuevo Linneo del siglo XXI, especialista
en biota extraterrestre.
Huelga decir que nada de esto supona un motivo de preocupacin para la
especie humana. Sin embargo, s que planteaba cierta dificultad, que adems,
constaba de dos partes. En primer lugar, las emisiones suponan una carga por
dems onerosa al ancho de banda de las comunicaciones humanas. El problema
no radicaba tanto en la simple transmisin de la nmina de seres racionales de la
galaxia como en la atenta costumbre de los aliengenas de emitir cuanto queran
comunicar en una porcin considerable de las ms de seis mil novecientas
lenguas del mundo. A esta circunstancia, que apenas caus molestias a otro
colectivo que al que se vio privado de la contemplacin de su programa concurso
favorito, hay que unir una mucho ms seria: las interferencias que sufrieron las
comunicaciones, y en particular, las que hacan posibles las negociaciones que
emprendi entre bastidores una porcin considerable de las fuerzas militares del
planeta.
Una rpida llamada a Gamini Bandara fue a confirmar lo que Ranjit y a saba
de sobra: las jactanciosas declaraciones del embajador estadounidense no
respondan a ninguna decisin que hubiese adoptado de manera voluntaria el
Gobierno egipcio. Hamd al-Zasr, viejo amigo de Dhatusena Bandara convertido
en legado diplomtico de Egipto en Sri Lanka, se lo haba explicado todo.
Se las ingeni para establecer una llamada telefnica personal con mi
padre. Al parecer, no han podido hacer nada frente a la presin de Estados
Unidos. Se ve que hay mezclado en ello un tipo norteamericano con aspiraciones
de matn, segn me ha dicho mi padre.
Pues claro que s! Ten por seguro que es tu amiguito el coronel Bledsoe.
Quizs ests en lo cierto seal Gamini algo sobresaltado. De todos
modos, al-Zasr dice que Egipto no ha olvidado las obligaciones contradas con
Pax per Fidem, aunque an no las ha puesto en prctica del todo. Todava no se
ha completado la transicin, y el pas es demasiado pobre para andar a malas
con Estados Unidos. Parece ser que hay en juego miles de millones de dlares.
Dios santo! exclam Ranjit.
Lo mismo dijo My ra cuando ste la inform de la conversacin.
Debamos haberlo imaginado aadi. Esperemos que la cosa no
empeore.
CAPTULO XLIII
Los inmigrantes recin aterrizados
El primer ministro de Sri Lanka no fue el nico dirigente mundial que opt por
reunir algo semejante a un grupo de sabios. De hecho, las personas ms
inteligentes e informadas del planeta se hallaban batallando con las mismas
cuestiones. Pax per Fidem haba convocado sus propios congresos, y en su
cuartel general estaban deliberando qu satlites podan emplearse para hacerse
con las voces mejores y de ms erudicin.
Quin sabe? Tal vez podan haber salido victoriosos, si Estados Unidos no
hubiese tenido un as en la manga. Se trataba de una declaracin presentada como
un asunto de trmite por la portavoz habitual del Gobierno, aunque sus efectos
fueron demoledores.
El presidente desea que se entienda seal aqulla, mirando a la cmara
con la misma sonrisa de persona afable que la haba ay udado a hacer pblico un
centenar de anuncios desagradables que Estados Unidos tambin est en su
derecho de reclamar la indemnizacin correspondiente a los daos, tan graves
como innecesarios, que se han infligido a su flota de pacificacin.
CAPTULO XLV
En busca de una solucin
S i haba una paciente por la que la doctora Ada Labrooy habra echado toda la
carne en el asador, se trataba, sin lugar a dudas, de su queridsima ta My ra. Aun
as, no todo dependa de ella. Por fortuna, tena al alcance de la mano los
aparatos encargados de hacer el trabajo, pues se estaban preparando para
transformar al viejo Surash en el compendio de s mismo que vivira para
siempre en el interior de las mquinas. Sin embargo, an no le haba dado tiempo
a ensamblar las piezas. Algunas se hallaban almacenadas en la sala que haba
ante la habitacin de hospital del religioso; otras, en pals colocados en el patio, y
un par de ellas seguan cargadas en los camiones que las haban transportado
desde el ascensor espacial. Montarlas todas no iba a ser coser y cantar, todo
necesitaba su tiempo.
Y mientras tanto, los inexorables agentes encargados de la descomposicin se
afanaran por hacer inservible el cuerpo de My ra. Tenan que ganar tiempo, y
slo haba un modo de hacerlo. Cuando, a base de intimidaciones, logr abrirse
paso hasta la sala en la que estaban tratando lo que quedaba de su esposa, Ranjit
entendi al fin por qu haban querido impedir su entrada con tanto ahnco. My ra
no estaba en una cama de hospital, sino sumergida en un tanque de agua en cuy a
superficie flotaban cubos de hielo a medio derretir. En el cuello y el bajo vientre
le haban colocado sendas bandas de goma a fin de poder aplicarle las tcnicas
de conservacin pertinentes, fundadas en la iny eccin de algn lquido helado en
el cuerpo de la paciente, en tanto que su sangre escarlata iba cay endo a un a
un inodoro? S, all era adnde estaba y endo a parar!
A sus espaldas, oy una voz que deca:
Ranjit.
An llevaba el horror impreso en el rostro cuando se dio la vuelta. La doctora
Ada Labrooy lo mir con un gesto severo que contrastaba con el tono amable
que haba empleado para llamarlo.
No deberas estar aqu. Nada de esto es muy agradable. Entonces, tras
examinar un cuadrante, aadi: Creo que an estamos a tiempo, pero deberas
salir de aqu y dejarnos trabajar.
Ni siquiera replic; y a haba visto cuanto era capaz de soportar. A lo largo de
un matrimonio tan largo como feliz, haba admirado un nmero incontable de
veces el cuerpo desnudo de su esposa, rosado y rebosante de salud. Sin embargo,
le resultaba imposible volver a mirar aquella sombra violcea de lo que haba
sido.
El tiempo de espera se le hizo infinito, hasta que, por fin, lleg a su final.
Ranjit se hallaba sentado en una antesala, con la mirada fija en el vaco, cuando
entr la doctora Labrooy con gesto arrebatado y aun feliz.
Todo est saliendo bien, Ranjit asegur mientras tomaba asiento a su lado
. Hemos conseguido colocar todas las interfaces; de modo que slo queda
esperar a que se complete la transferencia de datos.
l intent traducirlo a algo ms inteligible para s mismo.
Eso quiere decir que la estis archivando en la mquina? No tendra que
haber alguien presente mientras se lleva a cabo la operacin?
Estoy y o, Ranjit. Levantando el brazo, dej ver una pantalla de pulsera
. As superviso todo el proceso. Tenemos suerte de que los grandes de la
galaxia posean la costumbre de almacenar unas cuantas muestras de cada una de
las especies que exterminan: los archivados y a se estaban preparando para
hacerlo antes de llegar aqu.
Ranjit arrug la frente.
Qu quieres decir con almacenar ? Vais a usar algo as como no
s alguna clase de atad o urna?
Ella le devolvi el gesto ceudo.
No has estado viendo las noticias, Ranjit? No tiene nada que ver con eso.
Va a quedar en un estado semejante al de los archivados, que son lo que
podramos llamar mquinas de estadio dos. El estadio uno consiste en hacer
copias exactas de las personas y guardarlas para obtener muestras, y el dos, en
darles vida en el interior de la mquina. Espera! exclam al percibir un sonido
casi inaudible semejante al de una campana. Con la mirada fija en las noticias
de la pantalla, alz el brazo y se puso a hablar por el artilugio que llevaba en la
mueca. Acto seguido, se apag la pantalla. Cuando volvi a encenderse, Ranjit
sinti que el corazn dejaba de latirle al ver en ella a su esposa tal como la haba
contemplado por ltima vez, con el traje de buceo, aunque inmvil en una mesa
de operaciones
Inmvil? No! Estaba abriendo los ojos, y adoptando un gesto asombrado
aunque lleno de inters mientras levantaba una mano y la giraba a fin de
examinar los dedos.
La ests viendo sumida en su simulacin le comunic Ada con
satisfaccin. Ms tarde, aprender a configurar cualquier entorno que desee, y
a interaccionar con otros. Volvi a susurrar algo al cacharro de pulsera, y la
pantalla se oscureci de nuevo. No es justo que le hagamos esto; mejor ser
que respetemos su intimidad mientras se hace a la idea de lo que le ha ocurrido.
Mientras, por qu no nos tomamos una taza de t e intento responder a todas tus
preguntas, si es que tienes alguna?
a 2 + b2 = c 2
T anto sir Arthur C. Clarke como Frederik Pohl han obtenido un buen nmero de
galardones por su obra. Ambos han sido proclamados Maestros Egregios de la
Ciencia Ficcin por la Science Fiction Writers of America (SFWA), la
organizacin oficial de autores de ficcin cientfica, y aunque a lo largo de su
vida han colaborado con otros escritores, nunca haban escrito una novela juntos.
Notas
[1] Quien desee leer una exposicin ms completa del ltimo teorema de
Fermat, puede consultarla al final del presente volumen, en el Tercer eplogo. <<